Éric Laurent - Occupy Terror. Las Plazas y El Agujero. (15.01.15)

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 Psicoanálisis Inédito www.psicoanalisisinedito.com 1 Oc cupy Te rr or  : las plazas y el agujero *  É ri c L a urent El domingo quedé prácticamente inmovilizado con mi familia por una muchedumbre compacta cerca de la Place de la République. Así que estábamos, poco después de las cinco de la tarde, en el recorrido de los vehículos de la gendarmería que abandonaban la Place de la République y atravesaban la muchedumbre para llegar a tomar posición alrededor de la Gran Sinagoga de Pa- rís, previendo la ceremonia que iba a tener lugar. Oímos entonces un original y resonante «¡Va- mos los Azules!» aclamando su paso, más allá de los aplausos que acompañaban a la caravana. Ese grito deportivo y popular evocaba otro momento de unión nacional en torno al equipo negro- blanco-árabe 1  durante la Copa del mundo de fútbol. Vamos los Azules aclamaba al equipo que había ganado contra la angustia que había apoderado a todos frente a la matanza de inocentes a la que habíamos asistido y de la que habíamos escapado (la escuela de Montrouge). Ese grito tomaba el relevo del llamado más frecuente que se escuchaba hasta ese momento: «¡Libertad!».  Aquí tienen los dos términos ligados. Libertad y seguridad se llamaban el uno al otro, luego del terror atravesado que velaba su aporía. *  Texto original en francés publicado en Lacan Quotidien N° 456  del día jueves 15 de enero de 2015, dispo- nible en: http://www.lacanquotidien.fr/blog/wp-content/uploads/2015/01/LQ456.pdf  1  N. de la T.: La expresión black-blanc-beur  se popularizó en 1998 cuando el equipo de fútbol multirracial de Francia ganó la copa del mundo.

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Una mirada psicoanalítica de la movilización post atentado a la editorial Charly Hebdo

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    Occupy Terror: las plazas y el agujero*

    ric Laurent

    El domingo qued prcticamente inmovilizado con mi familia por una muchedumbre compacta

    cerca de la Place de la Rpublique. As que estbamos, poco despus de las cinco de la tarde, en

    el recorrido de los vehculos de la gendarmera que abandonaban la Place de la Rpublique y

    atravesaban la muchedumbre para llegar a tomar posicin alrededor de la Gran Sinagoga de Pa-

    rs, previendo la ceremonia que iba a tener lugar. Omos entonces un original y resonante Va-

    mos los Azules! aclamando su paso, ms all de los aplausos que acompaaban a la caravana.

    Ese grito deportivo y popular evocaba otro momento de unin nacional en torno al equipo negro-

    blanco-rabe1 durante la Copa del mundo de ftbol. Vamos los Azules aclamaba al equipo que

    haba ganado contra la angustia que haba apoderado a todos frente a la matanza de inocentes a

    la que habamos asistido y de la que habamos escapado (la escuela de Montrouge). Ese grito

    tomaba el relevo del llamado ms frecuente que se escuchaba hasta ese momento: Libertad!.

    Aqu tienen los dos trminos ligados. Libertad y seguridad se llamaban el uno al otro, luego del

    terror atravesado que velaba su apora.

    * Texto original en francs publicado en Lacan Quotidien N 456 del da jueves 15 de enero de 2015, dispo-

    nible en: http://www.lacanquotidien.fr/blog/wp-content/uploads/2015/01/LQ456.pdf

    1 N. de la T.: La expresin black-blanc-beur se populariz en 1998 cuando el equipo de ftbol multirracial de

    Francia gan la copa del mundo.

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    La tensin entre Seguridad y Libertad, heredada de las Luces,2 ha sido especialmente actualizada

    por Zygmunt Bauman, socilogo nacido en 1925 en Polonia, quien no solo ha inventado la liqui-

    dez moderna sino que ha escrito mucho sobre las relaciones entre la Shoah y la modernidad.

    Haba servido durante la guerra en la primera armada polaca libre y obtenido la cruz militar del

    valor. Adems, luego de la guerra volvi a ensear en Varsovia, la cual no abandon hasta 1968,

    debido a persecuciones anti-judas y anti-intelectuales de un rgimen asediado. En 2012, hacien-

    do la apertura de un ciclo organizado por la Universidad de Amsterdam sobre el tema En m, la

    paradoja de la libertad, se apoy en Freud y en su Massenpsychologie para decir que hoy en da

    estamos en la transaccin entre las exigencias de la civilizacin y las de la aspiracin a la libertad

    de satisfacer sus pulsiones, en una situacin inversa a la de los contemporneos de Freud. No

    opona la sociedad de la interdiccin que conoci Freud y nuestras sociedades permisivas. Tena

    en cuenta la aspiracin de las sociedades democrticas, luego del 11 de septiembre, luego de los

    atentados de Londres, luego del 11/M3 de Madrid, a un retorno al orden de otro tipo que el que

    conoci Europa en el perodo de entreguerras.

    En tiempos de Freud y de sus escritos, la queja ms comn era el dficit de libertad; sus con-

    temporneos estaban dispuestos a renunciar a una parte considerable de seguridad para eliminar

    las restricciones impuestas a las libertades. Y lo obtuvieron. Ahora, sin embargo, se multiplican los

    indicios segn los cuales cada vez ms gente cedera de buena gana una parte de su libertad a

    cambio de poder emanciparse del espectro aterrador de la inseguridad existencial. 4 En una en-

    trevista dada un poco antes, precisa cmo funciona especialmente esta transaccin luego de los

    atentados terroristas: la gente tiene numerosas razones para tener miedo Se podran enume-

    rar miles de estos elementos lquidos de la realidad de hoy que amenazan con hundirlos. Son el

    origen de una especie de angustia generalizada Tiene una gran ventaja transferir este nivel ge-

    neral de incertidumbre existencial al nivel ms concreto de la seguridad personal: es que entonces

    sabemos qu hacer Luego de cada asesinato, cada bomba, cada acto de terrorismo La gente

    encuentra objetivos y una ocupacin concreta sobre los cuales pueden concentrar su atencin.5

    Bauman tiene el gran talento de partir de la angustia, que intenta hacer entrar en el marco de la

    Massenpsychologie freudiana.

    2 Un pueblo dispuesto a sacrificar un poco de libertad por un poco de seguridad no amerita ni una ni otra,

    y termina perdiendo ambas. Benjamin Franklin

    3 Es as como los espaoles recuerdan los atentados de la estacin de Atocha del 11 de marzo del 2004.

    4 Bauman, Z., Liberty and security: a case of Hassliebe (2012). Le debo a Gustavo Dessal, colega y amigo

    de Madrid, haber tomado conocimiento de este texto, puesto de relieve en el libro escrito a dos manos con

    Zygmunt Bauman, El retorno del Pndulo, Sobre el psicoanlisis y el futuro del mundo lquido, Fondo de

    Cultura Econmica de Argentina, 2014, p. 22.

    5 Galecki, L., The unwinable war: an interview with Zygmunt Bauman, opendemocracy.net

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    Con lo que nos las vemos hoy, es precisamente con la angustia, la de los ciudadanos franceses

    en su conjunto, que se sienten designados como vctimas potenciales, como la inscripcin Not

    afraid lo subraya. Es la de 4 millones de manifestantes de todas las creencias, la de los judos

    amenazados, la de los musulmanes horrorizados por estos actos, la de quienes no han podido o

    querido reunirse all. Como lo dira Z. Bauman, se podra enumerar esta diversidad incluso ms. El

    domingo, este afecto ha podido teirse de una ligera euforia que daba el sentimiento culposo de

    estar vivo, juntos. Es una angustia que colectiviza de un modo diferente al de una epidemia hist-

    rica. Lacan define la angustia como lo que no engaa, a condicin de salir del marco freudiano

    del Nombre del Padre. La angustia est del lado del goce que se sita por fuera de las referencias

    al orden simblico. Es lo que produce desorden en lo simblico, lo que no puede encontrar all su

    lugar y su lazo. La subjetividad moderna se define por un rgimen del sujeto como corte que solo

    tiene relacin con un agujero. La relacin del sujeto con el corte y el vaco est fuera de sentido,

    pero como lo dice Lacan, puede ser contabilizada como No-Uno. En el nivel del deseo, el

    sujeto se cuenta.6

    Este nivel del deseo es tambin el de la operacin del fantasma, en el que el sujeto se capta en su

    desaparicin. Eso define un funcionamiento de la psicologa de las masas distinto al de la identifi-

    cacin positiva a un rasgo tomado del Otro tal como Freud lo propuso, anticipando en los aos 20

    lo que iba a ser el funcionamiento del partido totalitario de los aos 30.

    La oposicin entre el lazo social fundado en una identificacin a un rasgo unario, o a un bigotito, y

    el lazo social fundado en el fantasma como respuesta ante la angustia original, nos permite consi-

    derar de otro modo la manifestacin del domingo. Esta se inscribe en la serie de respuestas a la

    Crisis que se han formulado en movimientos espontneos, sin lema unificador, en Europa latina

    bajo el significante indignados, en los Estados Unidos y en los pases anglosajones como Oc-

    cupy. Se trata sin duda de ocupar un lugar incluso ms indefinido, el de una enunciacin en la

    cual el sujeto pueda recuperarse en una desaparicin. Se trata de un grito del sujeto contra el Otro

    infernal que hace que no tengan ms lugar en el mundo. Este mismo grito es una enunciacin

    pura, el lugar en el que estos sujetos se captan en su prdida. Los partidos polticos tienen mu-

    chas dificultades para dar a este movimiento la forma clsica de un programa comn de reivindi-

    6 Lacan, J., El Seminario, Libro XIX, o peor, Paids, Buenos Aires, 2012.

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    caciones. Cuanto ms el poder afirma, bajo la forma ms simptica y sonriente, Yes we can! o

    Podemos, ms se extiende la sospecha de la impotencia del poder contemporneo. En este

    sentido, esta protesta tiene una fuerza, una energa y una presencia pulsional y fantasmtica for-

    midable.

    El clculo hay que pensarlo como lo que opera a partir de la prdida, de la imposibilidad de ocupar

    realmente el lugar que no es Wall Street ni la Puerta del Sol, sino una puerta abierta al terror como

    lo que tom la forma de diecisiete muertos en los atentados contra Charlie y el hipermecado kos-

    her de Vincennes. Como respuesta a la angustia, se trata de escribir algo de nuevo, algo que

    marque un sitio [place],7 como lo han hecho los 4 millones de manifestantes entre la Place de la

    Rpublique y la de la Nation. Esta plaza no es solamente la de la Repblica o la de la Nacin, sig-

    nificantes amo de la historia nacional. Es el sitio que deja abierto el agujero en lo simblico que el

    sujeto intenta ocupar para recuperarse. Resta saber hacia dnde se dirige esta marcha. Se

    encamina hacia un nuevo Dios, como Houellebecq o Rgis Debray lo exponen? Hacia una ley,

    que viniese de una vez por todas a dar respuesta, un Patriot Act definitivo, que viniese a suturar

    el llamado que se ha abierto? Es un llamado a un nuevo Leviatn que viniese a garantizar la plu-

    ralidad de creencias del multiculturalismo con su mano de hierro? Es, por el contrario, la posibili-

    dad de una manifestacin, en la que el silencio trabaje en sentido opuesto a la pulsin de muerte,

    en un malentendido vivo que nos desve de la transaccin fatal entre Libertad y Seguridad?

    Traduccin: Lorena Buchner.

    7 N. de la T.: place remite al mismo tiempo a una plaza y a un lugar, un sitio. El autor lo utiliza en ambos

    sentidos, tambin implcitos en el ttulo de este artculo.