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LA ÉPICA GRECORROMANA: UN MUNDO HEROICO
Autor: Jenny Holguin Berrio
Resumen:
La cultura grecorromana ha dejado como herencia un legado épico fundamental en la literatura,
aportando la filosofía de los héroes, el perfecto estilo épico escritural. Las primeras formas de épica
se dieron al interior de la cultura griega, que luego se conocieron a través de la tradición oral y hoy
continúan vigentes los arquetipos heroicos.
Palabras claves: Épica, tradición oral, Homero, Legado Clásico, Literatura Grecorromana.
La épica se constituye por narrar hechos heroicos en verso y es una de las primeras expresiones
literarias de una civilización. Al inicio de la edad heroica, la concepción del mundo de la
aristocracia guerrera, profana e individualista, da nuevos conocimientos a la primitiva poesía
griega que pierde su carácter ritual y colectivo. La épica se conforma por poemas que contienen
información bélica y son crónicas de acontecimientos que narran las noticias de guerreros
triunfantes.
Flores Santamaría, define el héroe como representante de toda una civilización y de todo un
pueblo, constituía un arquetipo a imitar (SANTAMARÍA). El arquetipo se define como un
modelo mítico cultural que posee unas características virtuosas y divinas.
Los héroes de Grecia del siglo XII a. C. fueron realmente piratas, ladrones y asaltantes en las
ciudades. Se descubrió en la poesía una nueva forma de entretenimiento y de satisfacción máxima
del deseo: alcanzar la gloria. El objeto de esta poesía era narrar las batallas victoriosas y los
botines conquistados. La antigua poesía ritual perdió sus características líricas para convertirse en
épica. El propósito de la épica es exponer los ciclos de todos los acontecimientos de una acción
determinada.
Quienes escriben épica abordan hazañas heroicas individuales o colectivas, se basan en materia
prima legendaria o real que conforman un legado de tradiciones orales de un pueblo específico.
La épica se caracteriza por su forma y contenido, sus piezas conforman cantos de tradición oral
que luego son pasados a escritura en verso. Esta forma poética le otorga gran musicalidad, lo que
facilitó su memorización por parte de los juglares, que eran personas que se encargaban de
divulgar las historias culturales por medio de la oralidad. En la épica se exalta el valor y la
heroicidad de los guerreros en las batallas, se festejaban hechos gloriosos de los antepasados y
daban noticia, como en las crónicas, de temas mitológicos e históricos. Las piezas épicas son
universales debido a que fueron escritas por la mayoría de los pueblos antiguos tanto orientales
como occidentales.
Flores Santamaría afirma que la poesía épica se distingue en dos grandes grupos: la narración
épica primitiva o heroica y el poema épico propiamente dicho o épica culta. La primera está
conformada por los poemas populares, compuestos en la oralidad y se recitaban a modo de
cántico, eran acompañados por música. En estos se reflejaba el mundo de un pueblo específico y
su objetivo fundamental era interesar a sus contemporáneos e incitarles a la emulación de las
glorias de sus antepasados. En este sentido, las epopeyas primitivas nos ofrecen un perfil de
espíritu nacional, manifestado en la cotidianidad hogareña, en las costumbres y relaciones
sociales, en la guerra y la paz, en sus focos de interés, en las artes, en sus necesidades
intelectuales, siendo, en general, la expresión del pensamiento de un pueblo en todas sus formas y
manifestaciones. (SANTAMARÍA)
Es importante señalar que “la épica mejor conocida y estimada de muchos pueblos sitúa la
narración en una edad heroica, quizá muy remota, aunque quepa pensar que la edad de ciertos
poemas se remonte, tal vez, a la propia edad heroica” (SANTAMARÍA). La épica es una
narración heroica situada en los orígenes de la literatura griega.
El poema épico es una obra de un autor individual, que es consciente de sus intenciones y de los
recursos de su arte, además ‘inventa’ el tema, como podría hacerlo cualquier escritor moderno.
(SANTAMARÍA)
García de Rivera afirma que los elementos que componen la poesía griega y medieval son tanto
estilísticos, léxicos como formales, conservando el héroe como personaje central en la obra
(Rivera, 2013). Por consiguiente, Flores Santamaría explica que la épica culta, es decir la
epopeya, se convierte de oral en escrita, de tradicional en culta, de colectiva en individual.
(SANTAMARÍA).
García de Rivera (2013), expone que el mundo presentado en la poesía griega como los poemas
homéricos conjugan un hecho único didáctico y moralizante que caracteriza la épica griega,
además desarrolla también ciertos elementos fijos que muestran la psicología y su época, por
ejemplo la aparición de dioses (independientemente de su carácter humano, corrupto y
caprichoso), como artífices causantes de todas las acciones de los hombres, es decir, la
humanidad fijada por la voluntad divina (predestinación); la seguridad y conciencia de los héroes
sobre el fracaso de su destino que se tornaría siempre a la muerte; la exposición de una época
remota de un pasado mítico, heroico y magnífico que siempre fue mejor y que conforma la
historia mítica funcional de los pueblos griegos y helenísticos; la valentía de los personajes
(periplo), cuya meta es el honor y la vida tras la muerte, dejando un recuerdo glorioso, el periplo
está constituido por el conjunto de hazañas por las que debe pasar el héroe para lograr su objetivo
heroico, de acuerdo a su filosofía de vida; el periplo exterioriza el héroe como un humano que a
pesar de realizar hazañas inimaginables sufre y llora de igual forma que el receptor de los poemas
y se les conoce por sus aventuras, sufrimientos y pensamientos, no existiendo ninguna
descripción física real por parte del narrador, quien es omnisciente, es decir que todo lo sabe a
pesar de no poseer vínculo personal con la narración; por último se incluyen las mujeres
ejemplares, tanto en la perfección como en corrupción y la maldad. (Rivera, 2013)
Habría que decir también que “la obra de Homero y su épica, como sabemos bien, fue heredada
por los griegos en épocas posteriores, siendo destacables la obra de Hesíodo más o menos un
siglo después, y las Argonáuticas de Apolonio de Rodas en época helenística (siglo III a. C.).
Pero si la obra de Homero y sus características han llegado hasta nuestros días es gracias a
Roma, y en primer lugar a la recreación y traducción de la Odisea por Livio Andrónico en su
Odusia (siglo III a. C.), Nevio por su obra épica Bellum Poenicum (siglo II a. C.), y Ennio por
sus Annales (siglo II a. C.)” (Rivera, 2013). En este punto se puede analizar que “toda la poesía
narrativa oral posee rasgos en común y la épica oral presenta una elevada proporción de
analogías aun en pueblos muy diferentes entre sí. Sería atractivo en este sentido, como indíca
Deyermond, la conclusión de que tales semejanzas derivan, en último término, de un tronco
ancestral común, pero una explicación más probable es que las circunstancias básicas de
composición y difusión oral entre un auditorio popular tienden a producir idénticos resultados
dondequiera que aquellas se dan.” (SANTAMARÍA)
García de Rivera, aclara que la estética del poema es enorme, el uso del idioma de Homero para
explicar el pasado remoto griego, definió la poesía épica para la posterioridad. Además el punto
de culminación de la poesía épica latina que tomó y mantuvo las formas homéricas fue Virgilio
en época augustea (imperio de los Augustos) con su Eneida, obra esencial que toma directamente
ya no la Ilíada pero sí la Odisea de Homero, en los hechos acaecidos a Eneas en su periplo hacia
la Península Itálica. Odiseo fue el giro esencial que se heredaría posteriormente en época
medieval para los héroes (cambio que ha supuesto constantes debates y dudas sobre la autoría de
esta obra), un héroe cuyas características se definirían de esta forma: dentro de su valentía en la
guerra, Odiseo era el ejemplo de la inteligencia y la astucia, pero en su periplo de vuelta al hogar
desarrolla una nueva personalidad basada en la humanidad y realidad que suscita, realidad que se
impondría de manera constante mediante situaciones penosas a las que debió sobreponerse para
ganar la gloria y la vuelta al hogar. (Rivera, 2013)
Por otro lado, Flores Santamaría señala que se ha debatido si los antiguos latinos poseyeron una
épica en su edad heroica, a semejanza de los poemas épicos griegos, cuya culminación serían la
Ilíada y la Odisea. Si bien es cierto que no conocemos ninguno de estos poemas, ni siquiera de
referencia, los propios autores romanos hablan, en ciertas ocasiones, de poemas dedicados a
enaltecer las hazañas de sus antepasados. (SANTAMARÍA, pág. 263)
Por último, a manera de conclusión es importante traer a colación lo que Flores Santamaria dice
sobre la épica culta, al contrario que la heroica, es obra de elevada meditación, de profundo
estudio, sin concesiones a la improvisación, y aunque comparte algunas características narrativas
con la poesía heroica, pocos son, en cambio, los rasgos estilísticos comunes y escasa la
dependencia directa de aquélla con respecto a la tradición literaria, lo que, unido al remamiento
del público al que va dirigido, la alejan de los poemas épicos que cantaban al pueblo las hazañas
de sus héroes. La diferencia esencial, entre la épica culta y la heroica, no se sitúa tanto de parte
del autor o del tema, sino que hay que buscarla, más bien, por que atañe al público y a la tradición
literaria en que los poetas se hallan inmersos. En definitiva, García de Rivera, señala que la Ilíada
y la Odisea de Homero serán, el ejemplo a seguir desde Grecia, pasando por Roma, la
Antigüedad Tardía hasta el Medievo (y hasta la actualidad): ejemplo de léxico, de forma, de
poesía, de literatura, de valentía, de heroicidad, de mitología, de pasado y de Historia.
Bibliografía
Rivera, H. A. (2013). Una visión de conjunto: la épica homérica en la literatura medieval.
Homéricos y anti homéricos, y los casos europeos. Vínculos de Historia, num. 2, 187.
SANTAMARÍA, P. F. (s.f.). LA ÉPICA. En P. F. SANTAMARÍA, LA ÉPICA. PRIMITIVA
FLORES SANTAMARIA.