Ensilajes tecnicas. cuba 22 y clon 51
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Ensilajes
El ensilado es un proceso de conservación del forraje basado en una
fermentación láctica del pasto que produce ácido láctico y una
disminución del pH por debajo de 5. Permite retener las cualidades
nutritivas del pasto original mucho mejor que el henificado, pero precisa
de mayores inversiones y conocimientos para conseguir un producto de
calidad. También se denomina así al forraje obtenido mediante este
proceso. Existen varias maneras de almacenamiento y conservación de
forrajes: La vía seca cuyo resultado es el heno. La conservación es
posible gracias a la desecación, bien únicamente bajo la acción del sol
(secado natural) o complementándose con aire caliente producido por
quemadores que llevan a un porcentaje de humedad de alrededor del 15%
en el forraje, lo que asegura su estabilidad. La vía húmeda llamada
«ensilado», que se aplica tanto a las gramíneas forrajeras como al maíz y,
eventualmente, a subproductos alimenticios como la pulpa de remolacha,
los bagazos de cerveza, etc. Es difícil tener éxito con algunos forrajes
como la alfalfa, bajos en azúcares y con alto contenido en nitrógeno
soluble, que produce malos olores.
Tecnica
Con alrededor del 50% de materia seca, obtenemos el « haylage », cuya
conservación implica silos torre para limitar el contacto con el aire. Es el
espesor del conjunto lo que garantiza el anaerobismo (privación de aire u
oxígeno). La técnica desarrollada en los Estados Unidos requiere una
importante inversión (silo, mecanismo de désilage, soplador) y sigue
siendo bastante poco común en Europa. Un efecto similar se obtiene hoy
empacando en balas redondas (la anaerobiosis se consigue mediante el
empacado con un plástico de cada bala redonda).
Por debajo del 40% de materia seca, se puede hablar realmente de
ensilaje. La técnica más utilizada es la de silo en corredor. El forraje se
introduce picado en partículas cuya longitud será de unos pocos
centímetros, se almacena en el fondo, en capas sucesivas sobre una zona
entre dos muros de hormigón, y luego se compacta usando un tractor
para expulsar el máximo aire intersticial y por último se pone en
anaerobiosis definitiva recubriéndolo mediante una capa de polietileno.
La misma técnica se puede utilizar cuando no se tienen paredes para
delimitar el silo (común para la pulpa de remolacha). El porcentaje de
materia seca varía ampliamente en el ensilaje, pero es posible establecer
los valores óptimos para tratar de llegar a un forraje de mejor calidad. En
cuanto al maíz, el óptimo está entre el 30 y el 35% de materia seca. Es un
valor obtenido por la maduración natural de la planta entera. En esta
etapa, el contenido de azúcares solubles, el equilibrio entre el grano y el
tallo, la facilidad de compactación y el desarrollo anaeróbico son más
favorables. En cuanto a las gramíneas forrajeras y mezclas de hierbas
leguminosas, sí son deseables valores similares, pocas veces es posible
porque el contenido de materia seca de la hierba es sólo del 12 al 15%.
Mediante un secado en el campo (prehenificado) se puede aumentar este
nivel hasta un 20 o 25%; este logro puede comportar riesgos debido a
que requiere un mínimo de tres días soleados seguidos (lo que no
siempre se logra a finales de abril o principios de mayo). En caso de
imposibilidad, es posible el ensilado directo de gramíneas, pero un
contenido de materia seca inferior al 20% dará lugar a la pérdida de los
jugos después de la construcción del silo. El ensilado de gramíneas
forrajeras en primavera, si bien produce forrajes más ricos que el heno es
también más difícil de llevar a la práctica. La riqueza en proteínas y en
azúcares solubles disminuye muy rápidamente en primavera. Demorar la
cosecha debido a condiciones climáticas desfavorables conduce a una
disminución en la calidad del forraje. En todos los casos, la producción
de forraje de calidad está condicionada por el contenido de azúcares
solubles, que son transformados en ácido láctico y propiónico, por las
bacterias lácticas presentes de forma natural en el forraje, por la calidad
de la compactación, por la rapidez de la formación del silo y por el
desarrollo de la acidificación anaerobia. Otro factor de calidad es el
tamaño de los forrajes que se guardan. Los forrajes conservados de esta
manera se destinan a la alimentación de los rumiantes. Forrajes
demasiado cortos, sobre todo en lo que respecta al maíz (con una media
inferior a un centímetro), no permite una buena rumia de los animales
cuyo principal alimento es el ensilado y puede conducir a una alteración
metabólica denominada acidosis.
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