Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

35
Enrique Gaspar La can-canomanía 2003 - Reservados todos los derechos Permitido el uso sin fines comerciales

Transcript of Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

Page 1: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

Enrique Gaspar

La can-canomanía

2003 - Reservados todos los derechos

Permitido el uso sin fines comerciales

Page 2: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

Enrique Gaspar

La can-canomanía Sátira en un acto dividido en tres cuadros PERSONAJES: DOÑA MATILDE DÍEZ. DOÑA O, mamá de FLORA y TITA. ESTRELLA, dama de La vida es sueño. ROSAURA, personaje de dicha comedia. LA SOMBRA -de Calderón. SEGISMUNDO, héroe de la obra citada. DON VITO, esposo de doña O. DON JOVITA, señorito, media lengua. DON JOSÉ, empresario. DON BRAULIO, su representante. ASTOLFO, duque de Moscovia. BASILIO, rey de Polonia. CLOTALDO, viejo. UN SOLDADO. UNO. VENDEDORES 1.º, 2.º y 3.º CABALLEROS 1.º y 2.º EL TRASPUNTE. A la Señora Doña Matilde Díez y los Señores D. Manuel Catalina y D. Juan Catalina A ustedes, que en todas ocasiones, pero muy en especial en esta época de perversión literaria, rinden al arte el holocausto merecido; a ustedes, que anteponiendo a la conveniencia y al lucro el decoro del artista, prefieren arruinarse con el aticismo a especular con las carcajadas de la indignación; a ustedes, con cuya amistad tan honrado me considero, debo dedicar esta sátira, siquiera sea por participar juntos de algún sinsabor, ya que juntos hemos compartido algunos triunfos. Enrique. Cuadro primero

Page 3: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

Los voluntarios del can-cán. Sala con puertas laterales y balcón al foro. En sitio conveniente un magnífico tremó algo escorzado, con el fin de que el público distinga las imágenes que en él se reflejan. Escena I DOÑA O, TITA, FLORA y D. VITO. DON VITO.- ¿Pero ustedes se han figurado que yo no soy nadie en esta casa? ¿Creen ustedes que como un segundo Espartero, voy a someterme a la voluntad del pueblo soberano? Pues se equivocan de medio a medio. Hasta hoy he sido manso; rectifico, bonachón; pero en adelante trato de hacer honor a mis pantalones, porque hoy soy el amo y el padre y el marido. DOÑA O.- Y el... DON VITO.- Mira, O, no me vengas con suspensivos. DOÑA O.- Y el Nerón de tu familia. DOÑA FLORA.- Sí, papá; tu proposición es inadmisible. DON VITO.- Flora, mi proposición se acatará. TITA.- Pues yo me sublevo. DON VITO.- Bueno, sublévate. Ya te lo dirán de misas. FLORA.- Tita tiene razón; nos vas a pervertir. DON VITO.- ¿Yo? DOÑA O.- Tú, su padre, tú, Vito, que tratas de desmoralizar a este par de ángeles, cuya educación tantos afanes me ha costado. DON VITO.- Pero O de mi alma, cuarta vocal del alfabeto, perpetua, cantárida de mi existencia, ¿dónde está esa corrupción que supones? DOÑA O.- En el baile de casa de Mendoza, a donde te empeñas en llevar a tus hijas. DON VITO.- ¡Si el hombre me ha pasado invitación! Además hay bufet y nos ahorramos la cena.

Page 4: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

TITA.- Calla, papá, ¿te parece que iríamos nosotras a satisfacer el apetito como pudiéramos hacerlo en casa? DON VITO.- Ya sé que vosotras apenas tomaríais un dulcecito; pero yo me encargaría del lastre; y si no, acuérdate de la última soiré en casa de Viñarta, cuando me escondí medio pavo trufado en el bolsillo del frac. DOÑA O.- Aquí la cuestión es de moralidad, de decencia: yo no puedo permitir que mis hijas asistan a ese ni a ningún baile de sociedad. DON VITO.- Pues bien te gustaban cuando soltera. En uno de ellos me pescaste. DOÑA O.- Pero entonces era yo una niña que tenía los ojos cerrados. DON VITO.- Como un plato sopero habrías cada uno cuando te apretaba la mano en la cadena del rigodón. FLORA.- Además, entonces no se bailaban polkas íntimas. DON VITO.- Y los pollos eran más comedidos. DOÑA O.- ¡Ahora se acercan de un modo! La otra noche bailé con Viñarta una mazurca, y sus patillas me iban barriendo los polvos de tal manera, que me dejaron la cara como una lápida de la Constitución. FLORA.- Creelo, papá; es una diversión obscena. TITA.- Sufre mucho la reputación de una señorita. DOÑA O.- Desaparece el encanto de la inocencia. En fin, no iremos. LAS TRES.- ¡Jamás, jamás, jamás! (Muy marcado.) DON VITO.- Señor, si no lo viera no lo creería. Tanto escrúpulo por asistir a una reunión de personas decentes, y hasta con viruelas locas ha habido noche que se han levantado de la cama, para no perder el abono en el teatro del can-cán. TITA.- ¿Qué tienes tú que decir del can-cán? FLORA.- El baile más artístico... DOÑA O.- Y el único que tiene cachét. (Como se escribe.) TITA.- Como que es francés. DOÑA O.- Y lo bailan separados.

Page 5: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

DON VITO.- Sí; pero aunque no se arriman, abusan de la libertad de enseñanza. FLORA.- Calumnias de sus detractores. TITA.- Todas van vestidas. DON VITO.- Sí; pero se visten de desnudas. DOÑA O.- Porque el espectáculo lo requiere así. DON VITO.- Pero mujer ¿y el decoro? DOÑA O.- Ante todo la verdad histórica. ¡Bueno fuera que por decoro de los que van a misa a San Sebastián, le pusieran al santo un paletó! DON VITO.- No, si a mí me gusta el can-cán. DOÑA O.- Y más cuando lo baila la Des Mollets jeune.(Como se escribe.) ¿Verdad? (Con intención.) DON VITO.- Lo mismo. TITA.- Pues la otra noche que me tocó a papá al lado, ¡pasé una vergüenza! Creí que iba a dormirse. Porque así que empezó el baile, se arrellanó de un modo en la butaca... DOÑA O.- (Aparte a VITO.) ¡Ah, bribón! DON VITO.- Sí, sí; tenía un poco de sueño. FLORA.- Yo te lo conocí; pues sin duda para despabilarte habrías tanto los ojos. DOÑA O.- (Aparte.) ¡Señor libertino! DON VITO.- Era que cansado de tener siempre la misma postura... Pero en fin... ¿Vamos o no vamos a casa de ese señor? LAS TRES.- Nunca, nunca, y... DON VITO.- Es que... (Levantando la voz.) DOÑA O.- (Dándole un grito.) ¡Vito! DON VITO.- (Aparte.) Me aplastó: y me pegaría también. DOÑA O.- Es la primera vez que me levantas el gallo.

Page 6: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

Escena II Dichos y DON JOVITA. DON JOVITA.- (Afectadamente elegante.) Señora doña O, tengo la honda de ponedme a sus pies y a los de sus amabes niñas. DOÑA O.- ¡Señor don Jovita! TITA y FLORA.- ¡Caballero! DON VITO.- ¡Amigo mío! ¿Cómo va? JOVITA.- Gasias; bien. DOÑA O.- ¿Qué tal se ha pasado desde nuestra vista? DON JOVITA.- Gasias; bien. TITA.- ¿Cómo se encuentra usted de su aneurisma? FLORA.- ¿No era hipertrofia? DON JOVITA.- No; pedicadditis. Gasias; bien. DOÑA O.- Tome usted asiento. (Se sientan.) DON JOVITA.- Queí no poded llegad a esta casa en toda da noche. TODOS.- ¿Por qué? DON JOVITA.- Podque ed inmenso gentío que invade esa pasa. DON VITO.- ¿Hay jarana?

Page 7: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

DON JOVITA.- No señod. DOÑA O.- ¿Manifestación tal vez? DON JOVITA.- Que yo sepa sodo va a manifestadse un misionedo españod que ha yegado de da China de pedicad ed Evangedio, y a quien tatan de dad una sedenata. Vive ahí en da fonda de da esquina. TITA.- ¡Ay, qué gusto! FLORA.- La oiremos perfectamente. DOÑA O.- ¿Sabe usted si tocarán l'oeil crevé? (Como se escribe.) TITA.- ¡Mujer, por Dios! ¿Habían de tocarle el can-cán a un misionero? DON JOVITA.- No señoda; ejecutadán la pegadia ded Moisés, adgo ded pofeta, ed quedo ded Podiuto y... DOÑA O.- ¡Jesús qué antiguallas! TITA.- ¡Qué fastidio! FLORA.- Nos vamos a aburrir soberanamente. DON JOVITA.- Pues qué, ¿no van ustedes ad esteno ded teato de da Comedia? DOÑA O.- ¿Hay estreno? Lo ignoraba. TITA.- Nunca leemos los anuncios de ese teatro. FLORA.- ¡Como no hay baile! DON JOVITA.- Pues señodas ¡si es un acontesimiento! TODOS.- ¿De veras? DON JOVITA.- Está da pasa intasitabe por da gente que hay agomedada en ed despacho. DOÑA O.- ¿Y qué dan? DON JOVITA.- Siete camiyas yevaban cuando yo venía. TODOS.- ¡Jesús!

Page 8: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

DON VITO.- ¡Alguna desgracia! DON JOVITA.- ¡Qué! de das odeadas ded gentío han deventado a seis pedsonas y a un agente de podisía. DON VITO.- ¡Ave María Purísima! TODOS.- ¡Qué, horror! DOÑA O.- ¿Pero qué función es esa? TITA y FLORA.- Sí, hable usted. DON JOVITA.- Ed can-cán, señodes. TODOS.- ¡El can-cán! DON JOVITA.- Ed can-cán baidado por dos pimedos adtistas ded adte damático. DOÑA O.- ¡Ahí tiene usted! ¡Y luego dicen que el público desatiende la literatura! Que le llamen con obras del repertorio moderno y verán si contesta. TITA.- Será una cosa brillante. DON JOVITA.- ¡Como que en ese teato es todo cásico! Figúdesese usted... FLORA.- ¡Ay qué bonito, mamá! El can-cán en toda su pureza. DON VITO.- ¿Y qué tal las niñas? DON JOVITA.- Ya ve usted, por tadisión se de yama ed teato de das buenas fodmas; conque deben sed modocotudas. TITA.- ¡Ay, mamá, vayamos! FLORA.- ¡Sí, sí, vayamos! DOÑA O.- ¡Pues no faltaba más! Iremos. Vito, al momento traenos un palco. DON VITO.- Mujer, si no habrá ya ni una entrada. DON JOVITA.- Pod supuesto. A das dose tomé yo da mía, y sodo quedaban dos más. Mid quinientos deades me ha costado. DON VITO.- Ya lo oyes. Además, es muy tarde.

Page 9: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

DON JOVITA.- Pod eso no, podque hasta ed finad no bailan. Pimedo hasen una comedia. DOÑA O.- ¿Cuál? DON JOVITA.- La Vida es sueño. TITA.- ¡Ay qué título tan gracioso! DOÑA O.- ¿Será bufa? FLORA.- ¿Es bonita? DON JOVITA.- No da conosco: debe sed nueva. TITA.- Pero aunque la perdamos... DON JOVITA.- Yo tampoco da quiedo ved. DOÑA O.- Vito, vete. FLORA y TITA.- Sí, anda, papá. DON VITO.- ¡Caramba! que don Jovita ha visto siete camillas, y si me despachurran... LAS TRES.- No importa. DON VITO.- Pues a mí sí. TITA.- ¡Un favor que te pedimos! FLORA.- ¡Sabiendo lo que nos gusta! DOÑA O.- ¡Con tanta gente como habrá comm'il faut! (Como se escribe.) FLORA.- Eres un ogro. Ya no te quiero. TITA.- No te bordaré las zapatillas. Rabia. DOÑA O.- ¡La ves llorar y aún te resistes! Vito, tú no eres su padre... DON VITO.- ¡Canario! DOÑA O.- Si no su verdugo. (Consuela a sus hijas.) DON VITO.- ¡Ah! ¡Viva España con honra!

Page 10: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

DON JOVITA.- Sea usted amabe, vamos, sea usted amabe. DON VITO.- (Aparte a JOVITA.) ¿Conque morrocotudas, eh? DON JOVITA.- (Aparte a VITO.) Chipé. DON VITO.- Hijas, enjugad vuestras lágrimas. No creáis que soy vuestro verdugo, y persuadíos de que soy vuestro padre. DOÑA O.- ¿Al fin accedes? DON VITO.- Sí; accedo. TITA.- ¡Papá de mi alma! (Le abrazan todos.) FLORA.- Deja que te abrace. DOÑA O.- Pero anda, anda pronto. FLORA.- Sí, no te detengas. TITA.- Mina todo Madrid. (Le van empujando.) DOÑA O.- Vuelve en seguida. TITA.- Te esperamos ansiosas. DOÑA O.- Anda, hijo, anda. Palco o muerte. DON VITO.- ¡Ay! ¡qué porvenir de camilla! (Vase.) Escena II Dichos menos DON VITO.

Page 11: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

DON JOVITA.- Ad fin han conseguido ustedes su objeto. TITA.- Sí, pero falta lo más difícil, la localidad. DON JOVITA.- ¡Pobe don Vito! de compadesco. Y ad pinsipio se oponía. DOÑA O.- Siempre sucede lo mismo, pero concluye por darnos gusto en todo. Tiene un carácter angelical. Hago de Vito lo que quiero. FLORA.- ¡Ay, mamá! Pues haz un palco para esta noche. TITA.- ¡Cuánto tarda en volver! DOÑA O.- ¡Por Dios, hija! TITA.- Pues para bajar al teatro... DON JOVITA.- ¡Ni que fuese un ten de dos Estados Unidos! DOÑA O.- ¿Andan mucho? DON JOVITA.- Vuedan: mide usted: de sinco en sinco miyas hay un guadda que hase así (Corriendo la mano de izquierda a derecha una sola vez.) pada indicad que puede pasad ed ten; y desde que sube usted hasta que baja, no ve ased más que esto. (Repitiendo el movimiento muchas veces seguidas y con precipitación.) DOÑA O.- ¡Usted sabe cuántos guardas habrá! TITA.- Aún no vuelve. FLORA.- Tonta, mejor, señal de que hay palco. DON JOVITA.- O de que de han hecho todtiya. FLORA.- ¡Ay, pobre papá! no veríamos el estreno. DOÑA O.- Pues, señor, ya era tiempo de que el coliseo de la comedia entrase en un período de regeneración. Ahora verá usted cómo el público rinde tributo al arte. DON JOVITA.- Es naturad. Si nos quitan a dos chicos ed enteacto ente bastidodes sucumbe da ditedatuda damática. DOÑA O.- Mucho daño va a hacerle al teatro del can-cán aquella empresa. DON JOVITA.- Muede, muede.

Page 12: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

DOÑA O.- ¿Qué muerde? DON JOVITA.- No; que espida. DOÑA O.- ¡Ah! ¡sí! Y mire usted, a mí me gusta la Des Mollets; la jeune por supuesto. DON JOVITA.- Está muy bien codtada. (Las niñas miran por el balcón con marcada impaciencia.) DOÑA O.- Ha enflaquecido algo. DON JOVITA.- No señoda. DOÑA O.- Pues me pareció más delgada la última vez. DON JOVITA.- ¿Cuándo da vio usted? DOÑA O.- El lunes. DON JOVITA.- ¡Ah! ya. Es que esa noche baidó con das pantodiyas de su hedmana. DOÑA O.- ¡Cómo! DON JOVITA.- Sí; podque das suyas se das estaban deyenando. Son de adgodón. DOÑA O.- ¿De algodón? ¡Ahí tiene usted lo que es la malicia! ¡Luego dicen que el can-cán es tan libre! DON JOVITA.- Yo da didé a usted.- Los que hemos estado en Padís sí que de encontamos adgo; podque no peddemos ni un detaye. Pedo en España se puede baidad impunemente, en dason a que da gasia, do picante de dos baides fanseses son dos cadambudes, y aquí pasan desapersibidos. DOÑA O.- Desde mañana, maestro de francés. TITA.- Ya ha entrado papá. FLORA.- Ya sube. DOÑA O.- Trae el palco. TITA.- Viene corriendo. FLORA.- ¡Ay! ¡qué ansiedad! TODOS.- Ya está aquí. (Viéndole.) ¡Jesús!

Page 13: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

Escena IV Dichos D. VITO, con todo el sombrero apabullado, la levita hecha girones y las botas rotas. DON VITO.- Otra vez que quieran ustedes ir al teatro, o se buscan las localidades, o mandan a un eunuco. FLORA y TITA.- ¡Pobre papá! DOÑA O.- ¿Pero qué te ha pasado? DON JOVITA.- Tae usted das botas dotas. DON VITO.- Pues figúrese usted cómo estarán los inquilinos. (Por los pies.) DOÑA O.- Te has empeñado en ir. DON VITO.- (Aparte.) No te mato porque hay visita. DON JOVITA.- ¿Ha vito usted cómo estaba ed despacho? DON VITO.- ¡Ay, amigo mío! Me empeñé en meterme entre la turba, y unas veces de pie, y otras de cabeza, pero ninguna sobre el suelo, llegué hasta la rejilla en alas de ese océano borrascoso que me recibió con forma humana, y me ha arrojado copia fiel de la estatua del presupuesto. LAS TRES.- ¿Pero hay palco? DON VITO.- Sí; para el año que viene. DOÑA O.- ¡Cómo! DON VITO.- Como que está todo vendido hasta el mes de junio. TITA.- Y estamos en diciembre.

Page 14: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

DON JOVITA.- Sí, a tes. FLORA.- ¡Qué desgracia! DOÑA O.- ¡Ah! (Se deja caer desmayada en brazos de su marido.) DON VITO.- ¡Demonio! ¡Pues esto solo me faltaba! ¡O! ¡O!... Hay palco, hija, hay palco. DOÑA O.- (Levantándose.) ¿De veras? TITA.- ¿Será posible? FLORA.- ¡Oh dicha! DON JOVITA.- ¡Adeduya! ¡Adeduya! DOÑA O.- ¿Pero cómo? DON VITO.- Afortunadamente me acordé de que el galán de ese teatro es muy amigo mío. Subí a su cuarto; hice que me presentara al empresario, y después de mil duros afanes y sesenta de plata, conseguí de éste que me pusieran una barandilla en la primer caja de bastidores. He aquí la orden. (Sacando un papel.) DOÑA O.- (Abrazándole.) ¡Bendito seas! TITA.- (Idem.) ¡Si eres el mejor de los padres! FLORA.- (Idem.) El modelo de todos. DON VITO.- Al que se arrime le saltó un ojo. DON JOVITA.- Yo me idé con ustedes podque me gusta mucho pod dento. (Se oye una banda que ejecuta la plegaria del Moisés.) DOÑA O.- ¿No habrá necesidad de vestirnos? TITA.- No: nadie nos ha de ver. FLORA.- Así no perderemos tiempo. DON VITO.- La comedia debe ser muy bonita, porque el galán iba vestido de pieles; parecía un borrego. DOÑA O.- ¡Jesús! ¡qué maldita música, no nos deja oír una palabra! (Se oyen fuertes silbidos.)

Page 15: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

DON JOVITA.- Es da sedenata ded misionedo. DON VITO.- ¡Sesenta duros! (Contemplando la orden.) TITA.- ¡Y silban! DOÑA O.- ¡Es claro! ¡tocan piezas tan selectas! (Óyese gran gritería pidiendo can-cán; la música complace al auditorio.) FLORA.- Piden can-cán. DOÑA O.- Eso es ya otra cosa. TODOS.- ¡Qué bonito! ¡Bravo, bravo! DON VITO.- ¡Mil doscientos reales! (Contemplando la orden.) DON JOVITA.- Yo no puedo contenedme; en cuanto do oigo tocad se me van los pies. (O, TITA y FLORA, se dirigen al balcón con gran entusiasmo, y se balancean al compás de la música: D. JOVITA se pone a bailar desesperadamente el can-cán, delante del tremó, y D. VITO, que absorto contempla con dolor la orden que tiene en mano, recibe una patada de aquél, que le obliga a caer de bruces.) . Cuadro segundo Dame pan y llámame tonto

Page 16: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

Decoración corta. Contaduría del Teatro de la Comedia. A la izquierda, puerta que comunica con las dependencias del palco escénico. A la derecha, otra cerrada que se supone estar al fin de una escalera para el servicio público. Esta puerta tiene en su mitad superior una reja con dos hojas de madera practicables para poderse cerrar a su tiempo. Escena I VARIOS REVENDEDORES y DOS CABALLEROS, agarrados de los hierros de la reja, y cabalgando unos sobre otros. En la escena, D. BRAULIO, y a poco D. JOVITA. LOS DE FUERA.- (Gran confusión.) ¡Eh! ¡oiga usted! ¡a mí primero! DON BRAULIO.- Señores, señores, ya he dicho a ustedes que yo no soy más que el representante y no tengo atribuciones para nada. LOS DE FUERA.- Pues que suba el empresario; el empresario. DON BRAULIO.- Ya le he pasado aviso. REVENDEDOR 1.º.- Hace una hora que le estamos esperando. DON BRAULIO.- ¡Don José! (Llamando en la puerta de la izquierda.) LOS DE FUERA.- ¡Don José! (En son de burla.) DON BRAULIO.- Vamos, ya está ahí. LOS DE FUERA.- ¡Ah!... (Siguiendo la burla.) DON JOSÉ.- ¿Qué es esto? ¿Por qué no ha cerrado usted la reja como le previne? DON BRAULIO.- Don José, si la han invadido.

Page 17: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

DON JOSÉ.- Fuera de ahí todo el mundo. UNOS.- ¡Eh!... ¡eh!... OTROS.- ¡Que baile! ¡que baile! DON JOSÉ.- ¡Insolentes! DON BRAULIO.- Repare usted que ese es el público que paga. DON JOSÉ.- Es verdad. Vamos, digan ustedes lo que desean. UNOS.- Un palco que dice el señor... (Gran confusión.) OTROS.- Un abono de palco que... DON JOSÉ.- ¡Eh! poco a poco, que no están ustedes en el Congreso. DON BRAULIO.- Yo lo explicaré. Estos señores desean abonarse; y habiéndoles expuesto que sólo nos queda disponible un palco, le solicitan todos alegando derechos que yo por mí no puedo apreciar para hacer la adjudicación. DON JOSÉ.- ¿Es así? TODOS.- Sí, sí. DON JOSÉ.- Pues don Braulio es un cernícalo que me representa indignamente. DON BRAULIO.- ¡Don José! DON JOSÉ.- Ese palco está reservado para mi familia. LOS DE FUERA.- Primero es el público. UNO.- Han dicho que estaba disponible. DON JOSÉ.- Es usted un mentecato. (A DON BRAULIO.) DON BRAULIO.- Señor, yo no soy más que el representante de la empresa. DON JOSÉ.- Enhorabuena. Que cada cual alegue sus derechos y... (Gritería en los de fuera.) ¡Silencio! Yo interrogaré. (Al CABALLERO 1.º) ¿Usted, caballero?... REVENDEDOR 2.º.- Oiga usted, ¿qué los de Castora valen más que nosotros para ser los primeros? DON BRAULIO.- Cállate, Zurdo.

Page 18: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

REVENDEDORES.- Tiene razón. DON JOSÉ.- Chito, o cierro la reja. (Al CABALLERO.) Hable usted. CABALLERO 1.º.- Mi objeto al venir aquí, no es el abono en cuestión, sino que he escrito una piececita que me la han celebrado mucho en casa, y quería ver si a usted le convendría... TODOS.- ¡Fuera, fuera! REVENDEDOR 3.º.- Miste que este señorito es el que escribía en las revistas del Figle aquello de que el galán joven tenía un seis doble por dentadura. CABALLERO 1.º.- Miente usted. REVENDEDOR 3.º.- ¿YO? (Le da un apabullo en el sombrero.) CABALLERO 1.º.- ¡Ay! ¡ay! TODOS.- ¡Eh! ¡eh! (Silban al CABALLERO 1.º y desaparece.) DON JOSÉ.- (Al 2.º) Usted, caballero, ¿qué títulos alega? CABALLERO 2.º.- Yo sono muy rico. DON JOSÉ.- Pues me alegro mucho; pero... CABALLERO 2.º.- É pagueró bene la locanda. DON JOSÉ.- ¿Es usted extranjero? CABALLERO 2.º.- No, caro amico; sono nato in il barrio de Maravilli; ma il trato con gli artisti italiani, m'a fato olvidare la mia lingua. REVENDEDOR 1.º.- Diga usted que es un abonado eterno del teatro de la Ópera, que nunca nos ha dado a ganar un cuarto a los artistas de verso. TODOS.- ¡A la calle! ¡que lo ahorquen! (Todos le dan empellones, y el CABALLERO 2.º se escapa como puede.) DON JOSÉ.- Vamos, ya estáis los revendedores en primera fila. REVENDEDOR 1.º.- Don José, démelo usted a mí y partiremos. REVENDEDOR 2.º.- No, don José: que él ya tiene cincuenta y cuatro butacas y es soltero. Démelo usted a mí que mantengo a siete hijos.

Page 19: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

REVENDEDOR 3.º.- No, don José, que el Zurdo es un facioso, que come todos los viernes de vigilia. REVENDEDOR 2.º.- ¿Y qué? REVENDEDOR 3.º.- Y a mí, a mí, que soy voluntario del sexto. REVENDEDOR 1.º.- Ya salió Chapalangarra. REVENDEDOR 2.º.- No quiere acordarse de cuando era cívico y me sacó medio duro de multa. REVENDEDOR 3.º.- ¿A que os corto la geta? REVENDEDOR 2.º.- Puede. REVENDEDOR 3.º.- ¡Ea! ¡ya se armó la gran culebra! (Emprende a bofetones con ellos, quienes a su vez le contestan del mismo modo. Todos gritan, y el ruido de las bofetadas produce una especie de redoble que se va perdiendo según se alejan.) REVENDEDOR 1.º.- ¡Que me lo como! Escena II D. JOSÉ y D. BRAULIO. DON JOSÉ.- (Cerrando la reja.) ¡Ay! respiro. ¡Gracias a Dios! DON BRAULIO.- ¡He pasado un miedo! ¿Oye usted, oye usted cómo aplauden? DON JOSÉ.- Sí, con una ovación como esa se volvía usted loco.

Page 20: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

DON BRAULIO.- ¿De alegría? DON JOSÉ.- No, de bofetadas. ¡Si es la cachetina! DON BRAULIO.- ¡Jesús, qué bárbaros! DON JOSÉ.- Déjelos usted que se las compongan como puedan. Conque don Braulio, ya toca usted los resultados de mi nuevo plan, ayer con El café se recaudaron diez y ocho pesetas, y hoy se han devuelto ciento y pico de entradas. La lista del nuevo abono tiene kilómetro y medio. DON BRAULIO.- Ya a ser imposible satisfacer tantos compromisos. DON JOSÉ.- ¡Si la compañía quisiera trabajar en la Plaza de Toros! DON BRAULIO.- Pero don José. ¿Y el arte? ¿Qué dirían Calderón, Maiquez y Rita Luna, si levantaran la cabeza? DON JOSÉ.- Pero don Braulio de mi alma, Calderón, Maiquez y Rita Luna, comían, y un empresario tiene estómago como los demás mortales. Por lo tanto, aunque yo soy amigo de rendir tributo al genio, si el genio no me mata de hambre, busco la manera de defender los garbanzos. Ahí tiene usted si no el ejemplo. Toda la temporada llevamos estrenando obras a cuyos autores pagamos un dineral para que el público las silbe. Pues se hace una comedia del teatro antiguo, nos ahorramos los derechos: y con un can-cancito al final se da el público de bofetadas por entrar en el teatro. DON BRAULIO.- Pero don José, poner un can-cán en La Vida es Sueño, me parece un poco... DON JOSÉ.- ¡Si lo he arreglado perfectamente! En vez de acabar con aquellos versos de... Pidiendo de nuestras faltas perdón, pues de pechos nobles, es tan propio de perdonarlas, he puesto estos otros en boca de Segismundo. Y pues está aquí la banda

Page 21: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

que nos toquen un can-cán y estiraremos las patas. DON BRAULIO.- (Aparte.) En cuatro debías tú andar. DON JOSÉ.- Debe hacer mucho efecto, porque como es obra de trajes y tiene tanto aparato... DON BRAULIO.- (Aparte.) Uno de gas te hace a ti falta en la mollera. DON JOSÉ.- Después de La Vida es Sueño, pondremos el Purgatorio de... DON BRAULIO.- ¿De Calderón? DON JOSÉ.- No; de San Patricio... DON BRAULIO.- Por eso digo, de Calderón. DON JOSÉ.- Justo, suya es; y allí el baile tendrá lugar en el acto de la cueva. DON BRAULIO.- ¡Cómo! ¿Cuándo está el santo con los ángeles? DON JOSÉ.- Precisamente. Los ángeles los harán dos muchachas con alitas de movimiento y toneletes muy cortos, porque el can-cán, si no se ejecuta algo ligero de ropa, no le gusta al público. DON BRAULIO.- Entonces lo mejor sería que usted que hace versos escribiese una comedia titulada, «La Creación», para que en el Paraíso pudiesen bailar Adán y Eva el paso de la manzana. DON JOSÉ.- ¡Hombre! ¡gran idea! Y yo creo que la dama no tendrá inconveniente. (Óyese rumor por la izquierda.) ¡Eh! ¿qué es eso? ¿Son los revendedores que nos acometen por ese lado? DON BRAULIO.- No señor, es el galán seguido de mucha gente. Escena III

Page 22: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

Dichos y el actor encargado de SEGISMUNDO, armado de punta en blanco para hacer la última escena de «La Vida es sueño.» Seguido de DOÑA O, FLORA, TITA, D. JOVITA y D. VITO. DON JOSÉ.- ¿Usted por aquí? ¿pues qué ocurre? SEGISMUNDO.- (Por D. VITO.) Que este caballero, a quien sólo conozco de vista... DON JOSÉ.- ¡Ah! ¡el del palquito entre bastidores! DON VITO.- Sí señor, el de los sesenta duros. DOÑA O.- Por cierto que estamos en él como sardinas en banasta. TITA.- No vemos nada. FLORA.- Y nos asomamos todo lo que podemos. SEGISMUNDO.- Pues este caballero con su respetable familia, ha invadido mi cuarto para traerme ante usted en volandas, a fin de que por mi mediación se le conceda un abono de palco. DON JOSÉ.- Pues es absolutamente imposible. TITA.- ¡Ay! Sí, ande usted. DON JOSÉ.- Señora, déjeme usted que esté parado. FLORA.- Haga usted un esfuerzo. DON JOSÉ.- ¡Hem! (Haciendo un esfuerzo.) Está usted servida. DON VITO.- ¡Qué graciosos son los empresarios! DOÑA O.- Si nos le da usted le echaremos coronas a los artistas. SEGISMUNDO.- ¡Señora!

Page 23: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

DON JOVITA.- Y yo taeda muchos poyos, porque hubieren ustedes unas obas muy bonitas. ¿De quién es la de esta noche? DON BRAULIO.- De don Pedro Calderón... DON JOVITA.- ¡Ah! sí, Pedicoj Cadedón, un muchacho dubio que yeba unos cueyos abiedtos a da inguesa. DOÑA O.- ¿El administrador de loterías? DON BRAULIO.- No; si murió. DON JOVITA.- ¡Ca! Todas das noches tomamos ed café en la Ibedía. DOÑA O.- Puede que haya muerto sin saberlo nosotros. DON JOVITA.- Yo do avediguadé mañana. SEGISMUNDO.- ¡Oh! ¡arte! ¡Oh grandes hombres! FLOR.- (A D. JOSÉ.) Pero vamos, sea usted complaciente. DON VITO.- Se lo suplica a usted un padre de familia. TITA.- Exíjanos usted cualquier sacrificio. DOÑA O.- ¡Por favor! Es lo único que nos distrae. DON JOSÉ.- Señores; innumerables son los compromisos que tengo, y en mi deseo de complacer a todo el mundo; voy a introducir un nuevo sistema de abono, con el que creo que todos estarán conformes, pues es el único medio asequible. TODOS.- ¡Ay! diga usted. DON JOSÉ.- ¿Se contentan ustedes con medio turno de siete? DOÑA O.- ¡Un día a la semana! TODOS.- Sí, Sí. DON JOSÉ.- No; eso es un turno de siete, y yo sólo ofrezco medio. DON VITO.- Entonces es una vez cada catorce días. TODOS.- Es, poco, es poco.

Page 24: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

DON JOSÉ.- ¡Señores, por Dios! vendrán ustedes al teatro una vez por semana, pero no verán más que la media función primera o la media segunda alternativamente. DOÑA O.- No, no; porque el can-cán se baila al final, y por ese sistema no disfrutábamos de él más que de catorce en catorce días. TODOS.- Es poco, es poco. DON JOSÉ.- Lo verán ustedes siempre, porque para que haya equidad, se harán comedias en cuatro actos, con can-cán, en el segundo y último. TODOS.- ¡Ah! bien, así bien. SEGISMUNDO.- ¡Cómo se entiende! ¿Y quién ha dispuesto eso? DON JOSÉ.- Yo que pago. SEGISMUNDO.- Pues no será. TODOS.- ¿Cómo? Escena IV Dichos y el TRASPUNTE, con la candileja y el ejemplar. EL TRASPUNTE.- ¿Está el galán aquí? SEGISMUNDO.- Voy. EL TRASPUNTE.- No tarde usted. DON VITO.- ¿Éste es el alumbrador?

Page 25: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

SEGISMUNDO.- ¡Qué sé yo! ¿En qué están? EL TRASPUNTE.- Ahora está haciendo Clarín el paño. (Vase.) DON VITO.- (Aparte.) ¡El paño! ¡Qué buen teatro! Tienen fábrica y todo. SEGISMUNDO.- Lo digo y lo repito, no será. Si por mera complacencia, aunque con repugnancia, tiernos accedido a los deseos de usted, en pro de sus intereses, los artistas españoles estimamos en mucho nuestro decoro para convertirnos en juglares de un público extraviado, aunque poco numeroso, por fortuna, para dar la norma en el criterio literario de la patria de Cervantes. (Vase.) TODOS.- ¿Pero qué es esto? DON BRAULIO.- Muy bien dicho. DON JOSÉ.- ¿También usted? Estallo de cólera. ¡Oh! bailarán. (Paseándose, todos le siguen.) DON BRAULIO.- ¿Pero don José? DON JOSÉ.- Bailarán. TODOS.- Es que si no, no hay nada de lo dicho. DON JOSÉ.- (A D. BRAULIO.) Y usted también. DON BRAULIO.- ¿Yo? TODOS.- ¡Y sería una lástima! DON JOSÉ.- Yo pago... y... bailarán. (Vase.) TODOS.- (Siguiéndole.) Sí; que bailen, que bailen. Cuadro tercero La profanación Selva para representar el final de «La Vida es Sueño.» En la primera caja de la derecha una barandilla, tras de la cuál se ve hacinada a la familia de D. VITO, con la que forma un grotesco grupo la figura de D. JOVITA. Escena I

Page 26: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

El REY, ASTOLFO y CLOTALDO. ASTOLFO Clotaldo, señor, te habla como prudente varón que madura edad alcanza; yo, como joven valiente. Entre las espesas matas de ese monte, está un caballo veloz aborto del aura. Huye en él, que yo entre tanto te guardaré las espaldas. BASILIO Si está de Dios que yo muera, o si la muerte me aguarda, aquí hoy la quiero buscar esperando cara a cara. (Tocan al arma.) Escena II Dichos, SEGISMUNDO, ESTRELLA, ROSAURA, DAMAS, GUARDAS, SOLDADOS, MÚSICOS y ACOMPAÑAMIENTO. SOLDADO En lo intrincado del monte entre sus espesas ramas, el rey se esconde. SEGISMUNDO Seguidle; no quede en sus cumbres planta que no examine el cuidado tronco a tronco y rama a rama.

Page 27: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

CLOTALDO Huye, señor. BASILIO ¿Pare, qué? ASTOLFO ¿Qué intentas? BASILIO Astolfo, aparta. CLOTALDO ¿Qué quieres? BASILIO Hacer, Clotaldo, un remedio que me falta. Si a mí buscándome vas, ya estoy, príncipe, a tus plantas; sea de ellas blanca alfombra esta nieve de mis canas; pisa mi cerviz y huella mi corona; postra, arrastra mi decoro y mi respeto; toma de mi honor venganza; sírvete de mí cautivo; y tras prevenciones tantas cumpla el hado su homenaje cumpla el cielo su palabra. SEGISMUNDO Corte ilustre de Polonia, que de admiraciones tantas sois testigos, atended, que vuestro príncipe os habla. Lo que está determinado del cielo y en azul tabla Dios con el dedo escribió, de quien son cifras y estampas tantos papeles azules que adornan letras doradas. Nunca engañan, nunca mienten, porque quien miente y engaña es quien para usar mal de ellas las penetra y las alcanza. Mi padre que está presente,

Page 28: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

por excusarse a la saña de mi condición, me hizo un bruto, una fiera humana. De suerte que cuando yo, por mi nobleza gallarda, por mi sangre generosa, por mi condición bizarra, hubiera nacido dócil y humilde, sólo bastara tal género de vivir, tal linaje de crianza a hacer fieras mis costumbres. ¡Qué buen modo de estorbarlas! Si a cualquier hombre dijesen: alguna fiera inhumana te dará muerte, ¿escogiera por remedio despertarlas cuando estuvieran durmiendo? Si dijeran: esta espada que traes ceñida ha de ser quien te dé la muerte, vana diligencia de evitarlo fuera entonces desnudarla y ponérsela a los pechos. Si dijesen: golfos de agua han de ser tu sepultura en monumento de plata, mal hiciera en darse al mar cuando soberbio levanta rizados montes de nieve, de cristal crespas montañas. Lo mismo le ha sucedido que a quien, porque le amenaza una fiera, la despierta, que a quien teniendo una espada la desnuda, y que a quien mueven las ondas de una borrasca; y cuando fuera (escuchadme) dormida fiera mi saña, templada espada mi furia, mi rigor quieta bonanza. La fortuna no se vence con injusticia y venganza, porque antes se incita más. Y así quien vencer aguarda, a su fortuna ha de ser con cordura y con templanza.

Page 29: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

No antes de venir el daño se reserva ni se aguarda quien le previene; que aunque puede humilde (cosa clara) reservarse de él, no es sino después que se halla en la ocasión, porque aquesta no hay camino de estorbarla. Sirva de ejemplo este raro espectáculo, esta extraña admiración, este horror, este prodigio, pues nada es más que llegar a ver con prevenciones tan varias, rendido a mis pies un padre y atropellado un monarca. ¡Sentencia del cielo fue! Por más que quiso estorbarla él no pudo, y ¡podré yo, que soy menor en las canas, en el valor y en la ciencia, vencerla! Señor, levanta, dame tu mano, que ya que el cielo te desengaña de que has errado en el modo de vencerle, humilde aguarda mi cuello a que tú te vengues. Rendido estoy a tus plantas. BASILIO ¡Hijo, que tan noble acción otra vez en mis entrañas te engendra, príncipe eres; y a ti el laurel y la palma te se deben; tú venciste, coronaste tus hazañas. TODOS ¡Viva Segismundo, viva! SEGISMUNDO Pues que ya vencer aguarda mi valor grandes victorias, hoy ha de ser la más alta vencerme a mí. Astolfo dé la mano luego a Rosaura, pues sube que de su honor

Page 30: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

es deuda y yo he de cobrarla. ASTOLFO Aunque es verdad que la debe obligaciones, repara que ella no sabe quién es, y es bajeza y es infamia casarme yo con mujer... CLOTALDO No prosigas, tente, aguarda, porque Rosaura es tan noble como tú, Astolfo, y mi espada la defenderá en el campo; que es mi hija y esto basta. ASTOLFO ¿Qué decís? CLOTALDO Que yo hasta verla casada, noble y honrada, no la quise descubrir. La historia de esto es muy larga pero en fin, es hija mía. ASTOLFO Pues siendo así, mi palabra cumpliré. SEGISMUNDO Pues porque Estrella no quede desconsolada, viendo que príncipe pierde de tanto valor y fama de mi propia mano yo con esposo he de casarla, que en méritos y fortuna si no le excede le iguale. Dame la mano. ESTRELLA Yo gano en merecer dicha tanta. SEGISMUNDO A Clotaldo, que leal

Page 31: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

sirvió a mi padre, le aguardan mis brazos con las mercedes que él pidiera que le haga. UNO Si así a quien no te ha servido honras, a mí que fui causa del alboroto del reino y de la torre en que estabas te saqué, ¿qué me darás? SEGISMUNDO La torre; y porque no salgas de ella nunca hasta morir, has de estar allí con guardas, que el traidor no es menester siendo la traición pasada. BASILIO Tu ingenio a todos admira. ASTOLFO ¡Qué condición tan mudada! ROSAURA ¡Qué discreto y qué prudente! SEGISMUNDO ¿Qué os admira, qué os espanta? Si fue mi maestro un sueño, y estoy temiendo en mis ansias que he de despertar y hallarme otra vez en mi cerrada prisión. Y cuando no sea, el soñado sólo basta, pues así llegué a saber que toda la dicha humana, en fin, para como sueño, y quiero hoy aprovecharla el tiempo que me durare. (Los tres versos que siguen los dice con repugnancia.) Y pues está aquí la banda que nos toquen un can-cán y estiraremos las patas. Escena III

Page 32: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

Todos los personajes de la obra (excepto la SOMBRA DE CALDERÓN, DOÑA MATILDE DÍEZ, los REVENDEDORES y los CABALLEROS) que irán saliendo según lo indiquen las acotaciones. LOS DEL PALCO ¡Ay! ya va, ya va. DON JOVITA Yo no sé si podé contedme. TODOS Ni yo, ni yo. 200 (La banda empieza a tocar un can-cán y la comparsería se pone en movimiento. Los personajes de ¡La vida es sueño! muestran marcada repugnancia en el baile.) LOS DEL PALCO ¡Bravo, bravo! DON JOVITA No puedo más. TODOS ¡Sublime! (Salta D. JOVITA la barandilla y avanza en actitud cancanesca, D. JOSÉ y D. BRAULIO, desde la caja de bastidores opuesta, le llaman al orden.) DON JOSÉ y DON BRAULIO ¡Eh, caballero! ¡joven! DON JOVITA Ustedes dispensen. (Volviéndose al palco. Al ir a romper el baile, óyese un golpe de campana chipa.)

Page 33: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

TODOS ¿Qué es eso? VOZ (Dentro, de CALDERÓN.) Huid, infames mercadores. DON JOSÉ ¿Quién grita? ¿qué pasa? TODOS ¡Oh, Calderón!... (Al ver la sombra de CALDERÓN, se consternan y caen de rodillas.) Escena IV Dichos, menos los PERSONAJES DEL PALCO, que huyen; la SOMBRA DE CALDERÓN, con un bolsillo de cuero en una mano, y una corona de laurel en la otra; después DOÑA MATILDE DÍEZ. CALDERÓN (Después de contemplarlos.) En tan solemnes instantes la saña en mi labio excusa, que en caracteres brillantes el carmín de los semblantes vuestra vergüenza me acusa. A ofreceros vengo el don que opuesto poder conquista. Optad pues al galardón; el oro para el histrión, (Arrojando el bolsillo a un lado del teatro.) el laurel para el artista. (Tremolando la corona.) MATILDE (Saliendo.) ¡Jamás el arte sucumba! ¡El laurel! (Apoderándose de él.) TODOS Sí. MATILDE Ten la saña ante ese clamor que zumba.

Page 34: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

CALDERÓN ¡Duerme en paz, Lope, en la tumba, que aún vive el arte en España. (En este momento la eminente actriz DOÑA MATILDE DÍEZ, como representación del Teatro Español, avanza al proscenio, y dirigiéndose a los retratos que adornan el boca-porte, dice las siguientes décimas.) DOÑA MATILDE DÍEZ Sombras de ilustres varones, Rojas, Moreto, Alarcón, Lope, Tirso y Calderón, rasgad ya vuestros crespones. (Rásganse éstos dejando ver los retratos de tan ilustres hombres.) Cesen aquí las ficciones que la sátira inventó, que al arte que me arrulló no harán agravios impíos mientras existan los míos y en tanto que aliente yo. Poco importa que abatida la dramática española hoy errante, triste y sola vaya perdiendo la vida. Si muerta encierra su herida, la fama con su clarín del uno al otro confín vengar puede su memoria, con sólo contar su historia desde Lope a Moratín. Cohorte inmensa de gigantes, que a la española Talía dio el ser con su fantasía en la lengua de Cervantes, yo en tan solemnes instantes, inspirada con tu ejemplo, por cuanto grande contemplo, vengo a tus pies a jurarte antes morir con el arte que ver profanar tu templo.

________________________________________

Page 35: Enrique Gaspar - biblioteca.org.ar

Súmese como voluntario o donante , para promover el crecimiento y la difusión de la

Biblioteca Virtual Universal.

Si se advierte algún tipo de error, o desea realizar alguna sugerencia le solicitamos visite el siguiente enlace.