El valor de los glaciares argentinos

Los glaciares son la fuente de agua, casi exclusiva, nueve meses al año para poblaciones andinas desde Jujuy hasta la Patagonia.

Si bien la Ley Nº 26639 no discrimina categorías ni clasificaciones: “art. 2: Definición. A los efectos de la presente ley, se entiende por glaciar toda masa de hielo perenne estable o que fluye lentamente, con o sin agua intersticial, formado por la re-cristalización de nieve, ubicado en diferentes ecosistemas, cualquiera sea su forma, dimensión y estado de conservación. Son parte constituyente de cada glaciar el material detrítico rocoso y los cursos internos y superficiales de agua. Asimismo, se entiende por ambiente peri-glacial en la alta montaña, al área con suelos congelados que actúa como regulador del recurso hídrico. En la media y baja montaña al área que funciona como regulador de recursos hídricos con suelos saturados en hielo”, es menester explicitar las diferencias apreciables entre los diferentes cuerpos criogénicos, muchos de ellos imperceptibles a simple vista, que suman más de 4000 km2 de superficie.

Glaciar de escombros de El Aguilar, con caminos e infraestructura de la empresa minera.

Según nuestra clasificación genética hay glaciares blancos, con una capa blanca visible, que yacen y se desplazan por gravedad; Glaciares de Roca, cubiertos de sedimentos eólicos y mezclados en proporciones entre 40 y 60 % con material y Glaciares de Escombros, producto de remociones en masa, quedaron en el fondo de valles intermontanos mezclado material con hielo intersticial en proporciones iguales a los de roca.

El glaciar de roca El Quemado, Susques, Jujuy. Al pie de su valle se encuentra la ciudad de Purmamarca.

También están encuadrados en los criterios de la Ley el Permafrost, suelos congelados y las Vegas de altura, que reúnen las mismas condiciones: sufren procesos de congelamiento – descongelamiento, son reserva de agua, y liberan agua líquida superficial con frecuencia diaria.

Vega de altura en las Serranías de El Aguilar.

En las Serranías de El Aguilar hay un complejo sistema criogénico integrado por glaciares de escombros activos, permafrost y vegas de altura, que proveen de agua al occidente a cuatro Comunidades aborígenes, Río Grande, Santa Ana, Abralaite y Agua de castilla.

Otra clasificación significativa es geográfica, los glaciares tropicales, al norte de 30º Latitud Sur y los australes, al sur de esa línea imaginaria.

Los australes son de mayor envergadura, son cabecera de grandes ríos que alimentan los oasis productivos cuyanos y patagónicos que tienen

producción comercial para exportación y mercado interno. También están relacionados al turismo local y extranjero.

Los tropicales son cabecera y/o afluentes de extensos ríos permanentes que alimentan quebradas y valles donde se asientan poblaciones con producción campesina y turismo, como el río Grande de Jujuy o el Santa María, de los valles calchaquíes, auténticos nilos regionales.

Paisaje periglaciar en las Serranías de El Aguilar.

También, únicos proveedores de agua, nueve meses al año, (gran parte de las estaciones meteorológicas andinas informan una concentración de más del 90 % de precipitaciones entre diciembre y febrero), de pequeños valles, habitados por comunidades aborígenes cuyos ancestros se asentaron hace miles de años. Estos pobladores son autosuficientes, sin desocupación, con hacienda de camélidos y otros, producción hortícola, cosecha de hierbas medicinales y aromáticas, a la espera de la entrega de sus territorios según previsión de la última reforma constitucional.

Los glaciares argentinos, cuerpos resilentes de la última glaciación, guardan en altura agua de excelente calidad para proveer a regiones con precipitaciones estivales y escasas el resto del año. Su utilización para otros fines, como megaminería hidroquímica o evaporítica a cielo abierto implica la contaminación, evaporación o endicamiento de agua, inutilizándola para uso y consumo humano, doméstico y silvestre.

La ablación antrópica pondrá en riesgo de remociones en masa catastróficas, como las ocurridas a fines del Pleistoceno, que modelaron el paisaje actual, de magnitud tal que está relacionada a la extinción de la mega fauna andina. La diferencia es que al pie de ellos viven miles de seres humanos, sus viviendas y emprendimientos económicos.

Ambiente periglaciar activo en Serranías de El Chañi.

Los glaciares tropicales afectan a la climatología por su particular forma de entregar humedad, en estado líquido y gaseoso, morigerando las amplitudes térmicas, que no solo inciden sobre la salud humana sino a sus producciones agropecuarias, a la población silvestre y al suelo.

Por su disposición cumbral, en algunos casos, hace de barrera orográfica a vientos prevalentes, dando abrigo a zonas, lo que permite la supervivencia de especies arbóreas comerciales y silvestres de valor ecológico.

A diferencia de los acuíferos subterráneos, que requieren de tecnología para elevar agua a la superficie, los glaciares liberan gradualmente, todo el año, (por milenios en el pasado y con reservas para hacerlo por lo menos todo el actual siglo), por fricción en la base o ablación del sol y viento, agua líquida apta para el consumo. Se debe considerar que en los últimos once mil años la economía hídrica ha sido negativa, por lo que la mayoría se encuentra en retroceso, atribuibles al Cambio Climático, fenómeno global cuyas consecuencias son impredecibles con nuestro actual estado de conocimiento y tecnología

Cada Glaciar tiene su valle, por donde discurre un arroyo, con su ecosistema, y al pie del mismo uno o más asentamientos humanos, que usufructúan algunos hacen miles de años, y sus emprendimientos económicos con los que se sustentan. La escala es variable, desde decenas a cientos de miles de personas; como ejemplo: las ciudades de Salta y Jujuy, disponen de agua para su población de cursos superficiales y napas subterráneas provenientes del Sistema Glaciar de las Serranías del Chañi.

Valle occidental de las Serranías de El Aguilar, regado por los glaciares activos, al frente, la Laguna de Guayatayoc.

Sin embargo, el ambiente glaciar es frágil, la ablación o contaminación antrópica puede destruir o inutilizarlo, aún permanecen en su curso antiguos diques de cola mineros, en suelos de mediana a alta sismicidad.

Modificación definitiva del paisaje de la minería a cielo abierto.

La mayor amenaza es la mega minería a cielo abierto, práctica destructiva del paisaje, que requiere cantidades descomunales de agua, capaz de privar a poblaciones, que después dejan en el terreno diques de cola de agua contaminada, sin remediación posible, amenazantes.

La cuenca del río Andalgalá tiene proyectos mega mineros a cielo abierto, Filo Colorado y Agua Rica, siendo un ambiente glaciar, y al pie de la misma se halla la ciudad de Andalgalá, que se provee del curso para su población y su producción agropecuaria.

Ya actualmente, las poblaciones circundantes a las explotaciones de La Alumbrera y El Aguilar informan una considerable merma en el recurso hídrico, considerado culturalmente como bien común.

Lic. Néstor Omar Ruiz