El uso moderno de las formas en «·ra)) y «·Se» del subjuntivo

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El uso moderno de las formas en «·ra)) y «·Se» del subjuntivo I. ESTADO DE LA CUESTIÓN. Al revisar la bibliografía cleelicacla al u so y función ele las formas en -ra y -se del imperfecto y pluscuamperfecto ele sub - j un ti vo en el español moderno, encontramos opiniones muy di- versas y a menudo contradictorias. Mientras que Andrés Bello había mantenido que predomina la forma en -se', Rufino J. Cuervo, en sus N atas a la Gramática ele aquél, localizaba el uso ele esta forma principalmente en España, donde la consideraba ir en aumento a expensas ele la forma en -ra, "q ue tiende a desaparecer", añadiendo que, " por el contrario, en América (a lo menos en Colombia) es ele raro uso la en -se en el habla or- clinaria, y en lo escrito lo la emplean lo s que imitan adrede el len gua je ele los libros españoles" (Nota 94) . Es lo que todavía seguirá pensando Lenz al decir que "algunos literatos [hispa- Au nque también dice que la elección entre ambas formas "parece at·b itraria ". Bello y Cuervo, Gra·mática de la lengtta castellana, ed. anota - da por N . AlcaZamora (Buenos Aire s, 1958), pág. 217 . En otro lugar incluso censura el uso vicioso de -se en lugar de -ra en la prótasis de las oraciones condicionales, fenómeno que él había podido ob se rvar entre la gente de Valencia (Es pai1a), Buenos Aires y Chile. (Obms completas, V. OpiÍswlos gr amaticales, Sa ntiago de Chile, r884, págs. 474- 475 .)

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El uso moderno de las formas en «·ra)) y «·Se» del subjuntivo

I. ESTADO DE LA CUESTIÓN.

Al revisar la bibliografía cleelicacla al uso y función ele las formas en -ra y -se del imperfecto y pluscuamperfecto ele sub ­j un ti vo en el español moderno, encontramos opiniones muy di­versas y a menudo contradictorias. Mientras que Andrés Bello había mantenido que predomina la forma en -se', Rufino J. Cuervo, en sus N atas a la Gramática ele aquél, localizaba el uso ele esta forma principalmente en España, donde la consideraba ir en aumento a expensas ele la forma en -ra, "que tiende a desaparecer", añadiendo que, " por el contrario, en América (a lo menos en Colombia) es ele raro uso la en -se en el habla or­clinaria, y en lo escrito sólo la emplean los que imitan adrede el lenguaje ele los libros españoles" (Nota 94) . Es lo que todavía seguirá pensando Lenz al decir que " algunos literatos [hispa-

Aunque también dice que la elección entre ambas formas "parece at·bitraria " . Bello y Cuervo, Gra·mática de la lengtta castellana, ed. anota­da por N . Alcalá Zamora (Buenos A ires, 1958), pág. 217. En otro lugar incluso censura el uso vicioso de -se en lugar de -ra en la prótasis de las oraciones condicionales, fenómeno que él había podido observar entre la gente de Valencia (Espai1a), Buenos Ai res y Chile. (Obms completas, V. OpiÍswlos gramaticales, Sant iago de Chile, r884, págs. 474-475.)

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noamericanos] creen que lo más raro será más elegante, y es­

criben a menudo -se" 2. Como veremos en este trabajo, ese "a

menudo " c.arece de fundamento entre los escritores actuales.

Como criterio diferenciador, Cuervo indica sólo que en los clá­

sicos la forma en -ra predomina en la apódosis y "en frases que

pudiéramos llamar potenciales, en las cuales se representan los

hechos como meramente posibles" 3. Más tarde, N iceto Alcalá­

Zamora, en sus notas a las ele Cuervo, agrega que "La forma

en -se es más precisa, terminante y adecuada para expresar los

supuestos antecedentes e hipótesis, y la forma en -ra para sig­

nificados más vagos, inciertos, ele conjeturas o eventualidad " '·

Por su parte, la Real Academia Española, que se venía limi­

tando a señalar la equivalencia semántica ele ambas formas cuan­

do tienen valor ele subjuntivo, agrega en el Esbozo de una nueva

gramática que "El predominio ele una u otra depende ele estilos

o preferencias individuales o colectivas. En el habla corriente

predomina generalmente -se; pero -m tiene mucho uso en la

lengua culta y literaria" 3 . Tal opinión parece derivada ele Gili

Gaya, quien ya la había expresado casi en los mismos términos,

aunque sólo como " creencia" suya y aplicada únicamente a Es­

paña G. En cambio, R. K. Spaulcling, que también considera las

dos formas intercambiables en la práctica (aunque algunos auto­

res prefieran una u otra ele ellas). piensa que en la lengua ha­

blada "it is probable that the form -ra is commoner nowaclays".

Y cuando concurren dos imperfectos ele subjuntivo en construc-

2 Cit. por L. O. Wright en "Further notes on -ra ancl -se", Hispa.m:a,

9 (1926), 20!. Es la opinión reflejada a fines de siglo en obras didácticas como la de Peter E. Traub, al decir simplemente que las dos formas son equivalentes, pero que se da preferencia a -se (T he S panish V erb, N ew York. 1900, pág. ró).

a Loe. cit. 4 Op. cit., pág. 237. 5 Gmn1ática de la lengua espaí'iola (Madrid, 1959), págs. 273-274.

Esbozo de la nu.eva gra111ática de la lengna espa.Fíola. (Madrid, 1973),

pág. 48!. G Curso snpen:o1' de sintaxis espa.!lola., 9" ed. (Barcelona, 1970),

págs. r8o-r8r.

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ción paralela, añade que lo común es variar la forma para efecto estilístico 7

Salvo contadas excepCiones, como la ele E. Alarcos Llorach, para quien las dos formas son "perfectamente equivalentes, no sólo en el sistema, sino en el uso lingüístico " 8 , los lingüistas más recientes tienden a destacar diferencias semánticas entre -ra

y -se, pero con resultados a veces contradictorios. Para Criado ele Val 0

, la forma en -m tiene un significado desiderativo o ele hipótesis más o menos realizable, mientras que la forma en -se

tiene un sentido más general, menos preciso, ele hipótesis menos probable, además ele un sentido comparativo con "como si" . Por otro lado, F. D. Bolinger llega también a la conclusión ele que la variación entre una forma y otra no es libre : -ra es más desiderativo y probable; -se es más hipotético, improbable, vago y remoto 10

. Aceptando la validez ele esta diferencia semántica sugerida por Bolinger, D. L. Bastianutti 11 ha buscado su con­firmación estadística con ejemplos ele obras dramáticas ele 20 autores españoles, estrenadas en los años 1950-52 y 1959-62. Aunque su investigación se basa en un corpus similar al que nosotros hemos utilizado aquí, y sus porcentajes del uso ele -ra y -se coinciden sustancialmente con los nuestros, no refle­jan el considerable aumento ele -ra en la segunda mitad del s. xx por predominar los autores de una generación anterior. Ni tam­poco sus conclusiones, basadas en interpretaciones discutibles ele ejemplos aislados, son muy valederas como criterio general ele distinción semántica. Otros dos investigadores habían ya ini ­ciado este tipo ele análisis estadístico ele frecuencias relativas: F. B. Lemon (1925). cuyo examen ele cuatro piezas dramáticas

7 S:vntax of the Spanish Ve1·b (Liverpool, 1958), pág. 59· s Aparte de los usos indicativos de -m, exclusivos de esta forma.

Estttdios de gramática f~mcional del espaíiol (Madrid, 1970), pág. 68. o Fisonomía. del idiama cspw~al (Madrid, 1954), págs. rr8-1 19; El

verbo espaíiol (Madrid, rg6g), pág. 359· 1o "Subjunctive -ra ancl -se: Free Variation ?". I-Iispania, 39 (1956),

345-348. u "Tendencias en el empleo del imperfecto de subjuntivo en sus dos

formas en el teatro español en las últimas décadas" , Espaí"íol Actual, 22 (1972), rr-18.

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españolas del primer cuarto de siglo le muestra la gran prepon­derancia ele -ra (172) sobre -se (26), en contraste con el uso tra­di cional hasta el s. xx, cuando la forma propiamente subjun­tiva en -se predominaba sobre -ra en una proporción ele 38 % y 30 %, respectivamente ; y L. O. Wright (1933), quien exami­na 38 textos ele narración, verso y drama a partir de 18oo para llegar a la conclusión ele que el imperfecto con -se no ocurre en la apódosis de oraciones condicionales, pero sí a veces en el plus­cuamperfecto, en lugar del -ra usual (como en "Si yo hubiera tomado el libro ayer, lo hubiese mirado ") 12

.

En contraste con Bolinger, Pottier observa sólo brevemente que -se "domina si se trata ele un acontecimiento que ha tenido lugar, o que está muy considerado", mientras que -ra es más frecuente ''si hay más duela '' o con una negación' a Coincide en el lo con Togeby, qui en en su valioso libro sobre el verbo español sostiene la expansión ele -ra en el español moderno, por oposición al español clásico. señalando como prueba de su equi­valencia con -se el aparecer alteradas en oraciones coordinadas, con un fin estilístico ele variación: pero " la form e en -m parait plus potentielle que -se, paree qu'elle a le privih~ge de remplacer le conditionnel simple dan s les propositions principales" •·•. Al valor semántico ele cada fo rma, agregan las investigaciones ele V. Bejarano 1 ·' el interrogante ele si el uso preferido ele una u otra forma está adscrito a determinada región, clase ele estilo o nivel lingüístico. Pero la afirmación ele la preponderancia ele -se

en la lengua literaria o con pretensiones de tal , y también en

L2 F. B. Lcmon, " The relative frequency of the Subjunctive form s in -se ancl -m" , 1-Iispallia. 7 (r925) , 300-302.

L. O. Wright. " The -se verb form in the apoclosis" . Hispanic R eview.

I ( r933), 335-336. Con el mi smo método, éste estudia las numerosas fun ­ciones verbales ele -1·a en The -ra ·uerb forlll ·in Spain . Berkeley. I932.

1 3 En otros términos, -ro. representa lo "inactual " (equivalente al imperfecto ele indicativo y al potencial) frente a -se, que expresa la "ac­tualidad". Bernarcl Pottier, Gramática del espa.i'íol, trad. A. Quilis (Ma­clricl , IC)7I) , págs. I2I-I23.

14 Knucl Togeby, Jl1 o de. aspect el temps e11 espagnol (Copenhague, !953), págs. I3- II4, T28.

' " "Sobre las dos formas del imperfecto ele subjuntivo y el empleo ele -se con valor ele indi cativo ", Stre11a.e (Salamanca, r962), 77-86.

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el habla de las personas no instruidas de zonas rurales, pierde mucho de su valor documental al aclarar en una nota que "nues­tra impresión provisional se basa en la observación de un mate­rial bastante variado .. (desde cartas a novelas y ensayos filosó ­ficos), sin facilitar datos identificadores.

Tres indagaciones más recientes aportan, desde ángulos di­ferentes, interesantes esclarecimientos lingüísticos al problema. El estudio de Carmen Salaün '" analiza el estado actual de -ra y -se y su alcance semántico en el habla ele Madrid. Si bien la autora no establece con precisión la procedencia del material con que elabora las 52 frases del cuestionario que somete a la con­sideración ele tres categorías ele hablantes, según edad y con di ­ción social, concluye afirmando la preponderancia ele -ra, admi­tiendo la inexistencia ele una motivación en el uso preferencial de -m (contra lo sostenido por Pottier), y desechando la posi­bilidad de interferencia de factores sociológicos en la selección ele una u otra forma. Deja establecido que las dos formas se­miológicas del subjuntivo asumen la captación, el porte y el trans­porte del pensamiento del hablante que opera inconscientemente en la selección.

Con el simple título ele "Cantara o cantase", Vida! Lamíquiz reali za un sólido trabajo de investigación lingüística 17

. Se basa en 250 formas en -1'·a y -se de empleos "concretos" en el len­guaje oral y periodístico (sin identificar su procedencia), que forman un corpus en el cual la tendencia seleccionadora del ha­blante se manifestaría más espontánea, y tambi én ofrece ejem­plos iiterarios que corroboran los resultados del habla culta o popular. Las conclusiones del trabajo coinciden con las de otros investigadores al señalar la preponderancia ele -m en la Penín­sula e Hispanoamérica (aunque tampoco cita el material del que obtiene tal afirmación) . Igual que Pottier. ve una oposición entre -se y -ra basada en la "actualidad " de -se frente a la "inac­tualidacl" ele -ra 18

, de lo que resulta la falta de equivalencia entre las dos formas. y el hecho ele que -se pueda ser sustituido

lG Espw1ol Actual, 23 (1972). I4-I7. 17 En Revista de Filolo.r;ía Espaíiola, LIV (1970), r-II.

18 Como ilustrarían los ejemplos : "Le ordenó que se fuese inme­diatamente··. en que -se presenta un nivel act·nal, marcado tempora lmen-

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por -ra, pero no al revés, lo cual hace previsible una posible desaparición futura de -se pero no ele -ra. Aparte de esta dife­rencia funcional, Lamíquiz atribuye a -ra un valor optativo, como supuesto realizable, y a -se un mayor valor subjuntivo; pero aunque estima que los hablantes clan preferencia a una u otra forma (pudi éndose hablar ele raí..stas y seístas), no se llega a una ex el u si vi dad total.

E l último y uno ele los más originales estudios sobre el tema es el ele Mauricio Molho, quien considera las dos formas igual­mente en vigor en E spaña, sin que quepa "concederse preva­lencia a ninguna ", pero aclarando que aunque no hay diferencia sensible en apariencia, o desde un punto ele vista normativo, "una observación atenta del discurso hace ver que la di stinción exi ste y que provoca un juego ele alternancias casi libre, aunque limitado por interclicciones e incompatibilidades en muy reducido número ". Añade que la elección ele los hablantes "se halla ele hecho condicionada por impresiones ele una fugacidad extrema y, por tanto, rebeldes a todo análisis" 19

• A pesar ele ello, su tesis, basada en ejemplos sueltos del español clásico (especial­mente Cervantes) y moderno, es que la forma en -ra ofrece una hipótesis pretérita, gratuita, infundada e inactualizable, cuyas consecuencias no se quieren considerar porque se concibe como incapaz ele producirlas, o sea que pertenece al campo ele lo "irreal" (como en "Si tu padre viviera ya habría hecho contigo lo que te mereces"). Por contra, la forma en -se enuncia una hipótesis susceptible ele realizarse, es un pasado virtual (" Or­denó que al momento se partiesen ... ") 20

. De hecho, Molho tiende a atribuir usos distintivos a cada forma sobre la base limitada ele ejemplos aislados y sin referencia estadística a su relativa frecuencia ni tener en cuenta la realidad lingüística ele Hispanoamérica. Si se admite la equivalencia semántica y gra­matical ele ambas formas, cualquier discriminación que se haga

te; y "El que llegara primero, tenía que telefonea d e" , en que -ra pre­senta un nivel inactual, no marcado temporalmente.

19 Siste·lnátt:ca del verbo espaiiol (Aspectos, modos, tiempos) , t . II (Madrid, I97S), págs. 633, s87, 627-628.

20 Ibíd. , I, pág. 355. Esto es, lo contrario de lo que opinan Bolinger y otros.

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entre ellas será válida solamente en términos ele la relativa fre­cuencia ele cada uso particular. Tal ha sido, en efecto, el fun­damento metodológico del trabajo que aquí presentamos.

Pese al interés teórico que ofrecen algunas de las explicacio­nes anteriores, no suelen dar cuenta convincente del uso efectivo ele ambas formas por el limitado alcance del corpus lingüí stico con que han operado, en algunos casos basado solamente en in­terpretaciones impresionistas. De ahí los resultados a veces con­tradictorios entre las diversas explicaciones, o su falta ele con­firmación en muchos ele los casos registrados en nuestra inves­tigación. Precisamente lo que aquí hemos hallado es la imposi­bilidad ele trazar una demarcación absoluta y objetiva ele valores semánticos distintos para -se y -m, ya que en todos los casos anali zados se clan empleos intercambiables, no sólo entre dife­rentes autores, sino a veces en el mismo autor. Ante tales he­chos, las únicas conclusiones válidas a que se puede llegar son las ele frecuencia relativa en las distintas funciones semánticas y sintácticas donde ambas formas aparecen en concurrenc-ia. Con tal fin se han examinado r r 5 obras dramáticas de España e His­panoamérica como género más apropiado para percibir los usos ele la lengua hablada 21

. Se hace además una comparación en el uso relativo ele -se y -ra entre los autores consultados para de­terminar qué grados ele diferencia presentan respecto al prome­dio , y hasta qué punto el uso preferente ele una u otra forma puede obedecer a la idiosincrasia individual.

La selección reali zada es como sigue:

a) Un total de 6r piezas escritas por 34 autores españoles, entre los cuales se incluyen ocho obras ele sendos dra­maturgos del s. xrx para fines comparativos con los

21 En su comparación de cuatro piezas dramáticas con tres novelas de principios de siglo en España, F. B. Lemon halló en el artículo ci­tado que la diferencia ele casos con -se y -ra era mucho menor en las novelas (195 con -se y 260 con -ra), reflejando, sin duda, la influencia del uso tradicional en el estilo narrativo. Es significativo también que en el libro Afis conversaciones con Franco (1976), del teniente general F. F ranco Salgaclo-Araujo, su autor. que no es literato. utilice mayor número ele -se que ele -m a l reproducir los diálogos en un estilo clara­mente afectado por el lenguaje literario convenciona l.

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contemporáneos. A fin ele observar también posibles cambios a lo largo del siglo actual, se han distinguido tres grupos generacionales : r. 0 ) Seis autores nacidos ha­cia r86o-8o, con siete obras estrenadas entre rgoo y

1930. 2. 0 ) Nueve nacidos hacia rgoo-rs, con 24 obras aparecidas entre 1930 y 1950. 3°) Once nacidos des­pués ele 1915, con 23 obras presentadas desde 1950.

b) Un total de 52 piezas dramáticas por 46 autores ele 19 países hispanoamericanos, casi todas escritas después ele 1950, con algunas entre 1920 y 1950. Dado el uso casi exclusivo de -m en América, la indagación aquí se ha limitado a los raros casos ele empleo ele -se, en busca ele una posible explicación semántica que tan elusiva ha resultado hasta ahora. La consideración del uso en His­panoamérica quedará por ello relegada al final ele este trabajo como un caso especial.

Para precisar un poco los distintos aspectos lingüísticos del uso ele ambas terminaciones verbales del sub juntivo se han cla­sificado en categorías sen·¡.ánticas, según el valor desiderativo (positivo o negativo), hipotético, concesiyo o causal ele la oración, y categorías sintácticas, indicando la proporción ele -se y -m que corresponde al pluscuamperfecto ele subj untivo y a las perífrasis verbales en comparación con el imperfecto ; los casos en que el subjuntivo en -m y -se resulta equivalente al condicional o a tiempos pasados del indicativo ; los usos ele ambas formas en oraciones independientes y subordinadas, y los usos ele dos o más subjuntivos en -ra y -se que aparecen en la misma oración, simple o compuesta, así como en oraciones contiguas pero in­dependientes, a fin de determinar la posible influencia de facto­res eufónicos o estilí sticos en la elección ele una u otra forma verbal.

2. PROPORCIÓN 1\'Uivl ÉRIC.\ DE -se Y -ra.

De los r .OitJ. ejemplos registrados en 31 obras españolas es­trenadas en la primera mitad del siglo actual, corresponde a -m el 71 ,5 ;Po y a -se el 28,5 %. La proporción en las ocho obras

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del s. xrx (con 295 ejemplos anotados) es ligeramente di stinta a favor ele -se (32%), pero con diferencias notables entre los autores, algunos ele los cuales usan -ra exclusiva o casi exclusi­vamente, y otros, la mayoría, lo usan sólo un poco más que -se,

diferencias que no guardan relación con la cronología, como parece ocurrir en el s. xx. Dentro del siglo actual, la compara­ción entre las tres generaciones indicadas ofrece estos resulta­dos: hasta 1930 (siete comedias con 271 ejemplos), correspon­den a -m el 76% y a -se el 24 ro; entre 1930-50 (24 piezas con 743 ejemplos), el 67 ro son ele -ra y el 33 % ele -se; des­ele 1950 (22 obras con 647 ejemplos), pertenece el 87 % a -ra

y el 13 % a -se. Es decir, que en la generación más reciente, cuya obra comienza a mediados ele siglo, se observa un notable aumento ele -ra y clecreciniiento consiguiente ele -se .

Las diferencias entre autores individuales son también inte­resantes y en parte complementan los resultados anteriores, pnes hallamos en el tercer grupo hasta cuatro autores que no emplean nunca -se (Sastre, Salom, Bellido y Diosclaclo ), o lo emplean sólo una vez (Millán y "Moneada), mientras que en el grupo se­gundo sólo hay un escritor que no emplea -se (Ruiz Iriarte) y uno (Pemán) que lo usa dos veces, frente a 62 casos ele -ra.

Igualmente, en el grupo primero hay dos autores sin -se (Azorín y Benavente) y uno (Unamuno) con un -se único, aunque el menor número el e autores y obras examinados aquí puede res­tar algo ele peso estadístico a esta comparación. En todo caso es evidente que la explicación ele un posible andalucismo, cer­cano al uso hispanoamericano, en casos como Pemán, no resulta aceptable en vista ele otros casos como los ele Benavente, Azorín y Sastre. Inversamente, sólo hay dos autores cuyo uso ele -se

resulte clesproporcionaclamente alto respecto al promedio gene­racional: Calvo Sotelo con 6o% y Buero Vallejo con 58 ro .

2.1. El pluscuamperfecto de subjuntivo.

La frecuencia del pluscuamperfecto es, como podía esperar­se, sólo un 24% del total ele subjuntivos registrados en el siglo actual, si bien aquí las diferencias individuales oscilan mucho,

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con algunos autores que lo emplean más del 30 % y otros me­nos del r 5 %. La proporción resulta menor en las obras cleci­monónicas, con sólo un r8 %, pero aquí también la frecuencia varía según obras y autores, con un sainete ele Ricardo ele la Vega donde no se usa nunca el pluscuamperfecto y un drama ele Echegaray en que llega al 29 %.

La frecuencia ele -m y -se en el presente siglo es ele 78 o/o y 22 %, respectivamente, casi la misma que para el imperfecto ele subjuntivo. En cambio, en el s. xrx la proporción respecti­va era 87 % y 13 %, o sea con una frecuencia ele -ra mucho mayor y una frecuencia ele -se mucho menor que para el im­perfecto ele subjuntivo, lo que suponía una marcada tendencia a preferir la fo rma en -ra con el pluscuamperfecto. E jemplos ele ambas formas se clan en la prótasi s y apódosis ele oraciones condicionales :

"Si ahora me hubieras rechazado ... , no sé lo que hubiera sido ele mí " (Jareliel, I).

"Si la hnb-iese habido te la hubiera co11lprado" (Nevi ­lle, III) .

Igual mente aparecen ambas formas en oracion~s independientes ele carácter ponderativo y disicierativo:

"Claro que no hubiese resistido un examen pericial ... " (Calvo Sotelo, I).

"Pero ¿qué otra hubiese 1nuerto por V d. ?" (López Ru­bio, II).

"¡Pero yo hubiera quer·ido tener un niño . .. ! Y h·ubiese querido que él no fuese como era ... " (Buero Vallejo, I).

2 .2. Usos indicativos d el i1n.perfecto d e subju.ntivo.

Una consideración necesaria al examinar la sintax is del im­perfecto ele subjuntivo es la que concierne al valor indicativo (pretérito o pluscuamperfecto, condicional o potencial) que di­cho tiempo puede asumir, a fin ele constatar tanto la frecuencia ele tal uso no subjuntivo como la relativa concurrencia ele las

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formas -ra y -se. Aunque E . Lorenzo nota una creciente difu­sión en España ele -ra. con funciones ele indicativo, si bien ad­mite que tal uso se siente como afectado 2

", sólo hemos hallado algún caso aislado de dicha funció n, como "¿Crees que he pa­gado bien lo malo que te hiciera ?" (Ardavín), y nunca ocurre después de r950. La explicación es, sin duela, el sabor literario de tal uso, inapropiado en el lenguaje hablado o escénico 23

En cambio, el empleo del imperfecto de subj untivo con valor condicional o potencial (equivalente a -ría) muestra una ligera disminución desde el s. XIX (22 %) al xx (IS %), siendo tres veces más frecuente en los tiempos compuestos que en los sim­ples. Por supuesto, la proporción de -ra es muy superior a -se, tanto en tiempos simples como compuestos (94 % y 6 ro' res­pectivamente). Incluso se-ístas como Calvo Sotelo emplean -se con valor ele -ría muchas menos veces que -ra (ejemplos suyos como "Claro que me hubieses perdido" son menos frecuentes que "Hace un mes me hubiera reído de hablar así"). Ya Cuer­vo había observado una " increíble" expansión en España de -se en la apódosis de oraciones condicionales desde los tiempos de Bello, viéndolo como "abuso" debido al paralelismo con -ra y la consiguiente tendencia a equiparar las dos formas 24

. Más tarde, R. K . Spaulding 25 lo encuentra aún común en escrito­res de fines del XIX y principios del xx, pero casi exclusiva­mente usado en el pluscuamperfecto, con la prótasis expresa o sin ella ("Víctor le hubiese envidiado") .

Si distinguimos entre el uso potencial y condicional del sub­juntivo (equivalente a -ria), hallamos que el promedio ele fre­cuencia es mucho más alto con el verbo auxiliar haber que con el verbo principal (70 ro y 30 %, respectivamente), mientras que en las obras del s. xrx no había apenas diferencia entre la

22 El espwlol de hoy, ll'ngua l'n cbttllic-ión (Mad rid, 1966), pág. rzr. n Recuérdese cómo Baroja decía no haberlo usado porque él nunca

lo había oído. Sobre estos usos indicativos ele -ra, véase el artícu lo ele ]. Mallo, "La discusión sobre el empleo ele las formas ve rba les en 'ra' con funci ón ele tiempos pasados de indicativo" , Híspa11ia, 33 (1950), 126-139.

2 ·1 Op. cit., nota 99. 25 "An inexact analogy : T he -ra form as a substitute for the -rfa " ,

I-fispauia, rz (1929), 374·

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forma simple y compuesta del verbo. En el caso del verbo auxi­liar predomina muchísimo el uso ele -m en el siglo actual (83 % ), pudiéndose observar un aumento progresivo que llega al 99 % a partir ele 1950. Y en cuanto al verbo principal, el predominio ele -ra es aún mayor (97,5 ?'o), llegando a excluir por completo a -se en la segunda mitad de este siglo.

E jemplos ele -m y -se en el pluscuamperfecto con valor po­tencial o condicional , como apódosis (equivalente a -ría):

"¡ Si hubiera seguido enamorada ele L. , no te digo que no lo hub-iese sentido !" (López Rubio, Il) ; "¡Claro que me hubieses perdido!" (Calvo Sotelo, I).

"Pero yo hubiera bebido con vosotros" (Sastre, I); "Si te hubieras casado conmigo, te hubiera edu cado ele otra forma" (N evi lle, I).

2.3. El subfuntivo en la perífrasis verb al.

Junto a los verbos simples, vale la pena considerar también el uso del subjuntivo en perífrasis verbales ("pudiera volver ", ' 'hubiera podido volver") para comprobar si esta construcción sintáctica afecta a la frecuencia relativa ele -ra y -se . Diacróni ­camente se observa un marcado descenso en este uso del sub­juntivo desde el s. X IX (2I %) al xx (IO %). Paralelamente evoluciona la proporción relativa ele -ra, que aumenta ele un 84 % en el xrx a un 94 % en la segunda mitad del xx; y la de -se, que desciende del r6 ?'o al 5 % en los mismos períodos. Los ejemplos siguientes pueden ilustrar este uso perifrástico del imperfecto ele subj untivo:

-ra. "En Vd. me atrae tocio lo que debiera repelenne" (Calvo Sotelo, II).

"Siento como si eso tuviera qu e decirlo muy bajito para que no me oigan " (Paso, I ).

-se. "Por eso pedí a D. Ángel que volviese a verm.e" (Calvo Sotelo, I).

"Sería un crimen que se de fas e vencer por la tris­teza" (López Rubio. I).

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USO MODERNO DE LAS FORMAS EN «-RA» Y «-SE» DEL SUBJ UNTIVO 209

24. El subjunti·vo en oracwnes independientes y subordinadas.

La proporción ele imperfectos ele subjuntivo en oraciones in · dependientes y subordinadas se mantiene casi constante a lo lar­go ele las épocas examinadas, con promedio ele 25 ro en las pri­meras y ele 7 5 ro en las segundas. Entre las dos terminaciones, la proporción global ele -ra es mucho mayor en las oraciones

independientes (90 ro) que en las subordinadas (63 ro), como era ele esperar dado el carácter optativo o potencial que tiene en oraciones como "Quisiera hablarle", equivalente suavizado ele "querría". En cambio, la proporción se invierte en el caso ele -se, mayor en la cláusula subordinada (37 ro) que en la prin­

cipal ( IO ro). La frecuencia relativa ele -se en oraciones independientes y

subordinadas se mantiene constante hasta la segunda mitad del s. xx, en que disminuye ele acuerdo con el desuso general ele

esta forma : del 3 ro al I ro en las independientes )' del 29 o/o al r2 ro en las subordinadas. La proporción relativa ele -ra en oraciones independientes no acusa cambios significativos, coi n­

ciclienclo el porcentaje ele la primera y última época (25 ro y 26 ro); mientras que en posición subordinada se observa una

marcada tendencia a aumentar en la segunda mitad del siglo

actual (del 42 ro al 6o ro), r eflejo también del predominio ge­

neral ele -ra sobre -se.

En cuanto a la posición relativa ele ambas formas en ora­

ciones compuestas, lo más usual es que la cláusula subordinada

con -se siga a la principal o subordinada con -m ("Cada uno

que di.fe·ra !o que fuese su gusto", Pemán, II) 26. Pero también

se da la forma inversa, con -se en la apódosis y -ra en la pró­

tasis ele oraciones condicionales ("Si yo me hub iera ido contigo,

hubiese visto ya tu estudio". Nevi lle. III).

En las oraciones independientes hallamos, junto al uso pre­

dominante ele -ra (explicable por su frecuente valor optativo y

26 Tendencia que se hace invariable en locuciones como ·' pasat·a lo que pasase·· (Paso, I), donde la inversión resultaría anómala.

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2 10 BOLETÍN DE LA REAL ACADEM IA ESPAÑOLA

potencial, equi valente a -ría), como en "Pues pudiera ser ' ' (Cal­vo Sotelo, II) . también el uso ocasional, incluso por el mi smo autor, ele -se con valor ponderativo : "Si tú s11pieses cómo se vivía en aquella casa . .. " (Ídem).

2-5- El factor de contigüedad en el 11so de -ra y -se.

Como la contigüeclad ele las formas en -ra y -se pudiera pa­recer un factor determinante del uso ele una u otra forma por motivos eufónicos o estil ísticos, conviene hacer un cómputo ele los casos en que ambas se repiten o no cuando entran dos o más subjuntivos en la misma oración o en oraciones consecu­tivas. Los casos ele dos o más imperfectos ele subjuntivo en una misma oración (simple o compuesta) no son muy numerosos (12 o/a ), ni ofrecen diferencias apreciables entre las generacio­nes. Tanto si hay dos o más formas ele este t iempo en proxml J­cl acl , la repetición ele la mi sma, sea -Ta o -se, ocurre con más frecuencia que la alternancia. Y en las series de tres, la reite­ración ele -ra aparece con más frecuencia que ninguna combi­nación mixta. Como es natural, a medida que aumenta la pro­porción ele -m durante el siglo actual, su reiteración en la misma oración se hace más frecuente. V éanse los ejemplos siguientes ele di stintas secuencias.

2.5 . I. Dos o más sub juntivos con terminación igual en ora­ción simple o cornpuesta (donde -se es mucho menos frecuente) :

"Sólo con que se desp ertase y s11piese que está Vd. aquí. los gritos se oían en Cuenca " (Paso, II ).

"Y hnbiese querido que él no fuese como era ... y que el niño se le hubiese parecido" (Enero Vallejo, I).

" Como si acabáTamos ele nacer y ningún pasado jJ/Idiera atormentarnos " (Sastre, II).

"No es que estuviera muy convencido ele que eso fu era muy importante, pero no le gustaba que le t11vieran por un ogro .. . " (Pemán, IV).

2.5 .2 . Dos o más subjuntivos con terminación di stinta en

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USO MODERNO DE LAS FORMAS EN «-RA» Y «-SE» DEL SUBJUNTIVO 2II

una oración simple o compuesta, donde la combinación con -ra

inicial es más común que con -se:

" ¡ Si hubiera seguido enamorada ele L., no te digo que no lo hubiese sentido! " (López Rubio, II).

"Si un día un agente se colase aquí, y le diera en la nariz quién es, te pondrían a la sombra .. . " (Jarcliel Poncela, II).

"Yo quisiera que no dra111atizásnnos esta situación, ni la sacásem.os ele su cauce natural" (Neville, II).

"Parece como si estuviésemos una clase ele hombres .. . en un callejón ... Como si g1"itára.rnos y una buena manada ele cerdos . .. no quisieran escucharnos" (Paso, III) .

En cuanto a oraciones contiguas pero inclepenclientes, la pro­porción ele imperfectos subjuntivos es muy semejante a la an­terior (ro ro), y aquí también los casos de repetición ele la mis­ma forma sobrepasan con mucho a los casos mixtos (76 ro y 24 %, respectivamente) . A veces tal repetición obedece a la necesidad de enlazar las réplicas ele los clialogantes. Estadísti­camente, pues, no hay base para suponer que el efecto eufónico o la variación estilí stica influyen en la colocación consecutiva ele una u otra forma, al menos no en el esti lo hablado que el teatro quiere reflejar. Véanse los ejemplos siguientes.

a) Con formas iguales : "Como si no hu.b iem pasado nada. Como si hu.biéram.os encontrado al volver una esquina. Como si hubiéramos caído el uno en brazos del otro por sorpresa. Como si acabáranws ele nacer y ningún pasado pudiera ator­mentarnos" (Sastre, II).

b) Con formas diferentes en secuencia dialogada : "Si su­

pieses cómo me alegra, Amalia . .. - Sin embargo, nada te hu­biese detenido ... - Porque hubiera. sido un engaño hablar con él como si nada . . . -¿Y si él . . . se hubiese vuelto atrás ?" (Calvo Sotelo, I) .

3· V ALORES SEMÁNTICOS DE -ra Y -se.

Frente a la tendencia reciente de algunos lingüistas, como los ya mencionados, a encontrar ciertas diferencias ele matiz se­mántico entre las formas -ra y -se, tradicionalmente consicle-

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2I2 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

radas equivalentes, conviene constatar si tales contrastes operan sólo en los ejemplos ad hoc con que suelen ser ilustrados, o tienen validez en términos generales y sobre un amplio corpus ele referencia. Como ya hemos podido observar al ocuparnos ele los usos sintácticos de -ra y -se, resulta poco convincente la contraposición ele estas formas con carácter exclusivo dada la posibilidad ele encontrar ejemplos ele ambas en contextos equi­valentes. Lo único que cabe afirmar con cierta seguridad es su mayor o menor frecuencia en cada uno ele los valores semánticos con que aparecen usadas en un amplio sector ele textos repre­sentativos, como los examinados aquí. Damos a continuación los principales valores semánticos encontrados en dichos textos.

3· r. V a.lor hipotético y desiderativo.

E l mayor número ele ejemplos registrados (un 84% del to­tal ), tanto en oraciones independientes como subordinadas, ex­presan un valor hipotético, potencial, desiderativo, o pondera­tivo, bien sea con una actitud positiva ante algo deseable o realizable, bi en en actitud negativa ante hechos indeseables, inesperados, o cuya existencia real o hipotética se niega o pone en duela. En tal categoría corresponde a -ra. un promedio ele go ro y a -se ele 20 %. proporción que se mantiene aproxima­damente igual en los tres grupos genen,cionales ele este siglo, pero con cierta tendencia a aumentar el uso ele -ra. a expensas ele -se desde 1950 (89 % frente a r r 7o ). En los ejemplos si­guientes ele ambas formas se apreciará tanto su equivalencia semántica en la mayoría ele los casos como su diferencia ele ma­tiz en algunos otros.

3· I.I. Ambas fo rmas aparecen usadas para la expresión ele un deseo realizado en: "consiguió .. . que riñeran entre sí mu-chos países, y que otros . . . pelearan heroicamente y se dejaran

el pellejo en la batalla ... " (Grau). "¡Qué ganas tenía ele que llegase este momento ... !" (Ni ihura, II).

3· r .2. La reali zación o no realización del deseo pudiera ex-

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USO MODERNO DE LAS FORMAS EN «-RA>> Y «-SE» DEL SUBJUNTJVO 213

plicar la elección de -se o -ra en los dos ejemplos siguientes del mismo autor (Gala) :

"Lo sabías, pero querías que te lo (hiera" (realizado).

" [él] quería que tu madre se quedase conmigo" (no reali­zado).

Pero es aventurado dar validez general a tal explicación por­que abundan los casos en que -se y -ra se usan indistintamente para expresar la no realización de un deseo o posibilidad de­seada, como est·os ejemplos de un mismo autor :

"¡ Si en esta casa se hubiese llorado un poquito 1" (J ardiel Poncela, I).

"¡Siempre he lamentado que mi s padres no me ensefíaran a bordar!" (Ídem).

3· 1.3. La expresión ele un deseo contrario a una posibilidad futura, o de una reacción contrana a un hecho pasado o pre­sente, se hace igualmente con -ra y -o·e:

" les dio Zamora . .. con la condición . .. de que no se ca­sasen en la vida" (Gala).

"Se opuso a que M. viniera" (Jarcl iel Poncela. I).

"Ella no quería que nadie se enterase" (Mihura, II).

"Ni por amenazas de muerte hubiem cumplido lo proyec­tado" (Jardiel Poncela, I).

3· L¡_. En las oraciones o ¡;tativas. el subjuntivo en -m sue­le darse en oración independiente, generalmente exclamativa ("¡Quién fuera Vd.!"); o en forma hipotética (con "si") equi­valente a la prótasis ele una oración condicional pero con carác­ter independiente y valor desiderativo más que condicional ("¡Si yo fuera rica ... ! ") ; o bien puede tener valor · potencial, como equivalente suavizado ele la forma en -ría, del presente y del imperfecto indicativos ("Yo no quisiera molestar . .. "). Pero. aunque escasos (cinco ejemplos), no faltan usos semán­ticamente equivalentes con -se (" ¡ Ojalá no lo supiese!") : o en forma seudo-condicional con un "si" equivalente a ofalá ("¡Ah,

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214 BOLETÍN DE LA REAL ACA DEMIA ESPAÑOLA

si p·u.diese quererte !"), donde se indica el mismo firme deseo. Prueba tambi én ele equivalencia es el uso ele ambas formas en construcción paralela, con el mismo grado ele deseo y ele posi­bilidad: "¡Pero yo, hu.biera querido tener un niño ... ! Y hu­

biese querido que él no fuese como era . . . y que el niño se le hubiese parecido " (Buero Vallejo, I ).

J .I. s. Muy semejante es el uso ele -ra y -se en orac10nes ponderativas, ya que en muchos casos la expresión desiderativa tiene la forma exclamativa y el efecto intensificaclor ele la pon­derativa ("¡Eso quisiera yo!" ). Lo más frecuente es el empleo ele -ra en casos como " ¡Ni que el volver a vivir fu era un pre­mio !" (López Rubio, II) , aunque también se clan algunos ejem­plos equivalentes con -se (siete), como en " Pero ¡qué otra hu­

biese muerto por V el . ! " . También en estas oraciones predomi­na, igual que en las optativas, la construcción potencial con "si", pero sin apódosis, lo que puede explicar el uso ele -se por analo­gía con las oraciones propiamente condicionales, donde ya hemos visto que esa forma alterna con -ra, aunque en proporción mu­cho menor. Así hay completa equi valencia semántica (posibilidad deseable pero no actuali zable) entre:

" ¡Ay, si su pieseis cuánto me alegraría poder decíroslos !" (Calvo Sotelo, I ).

"¡Si tú v iems la alegría que le daba a mi abuela cuando yo llegaba a casa . .. !" (Mi hura, I ) .

3.2. Va lor aseverativo .

i\Jucho más reducido es el uso del sub juntivo con una fun­ción meramente aseverativa ( r6 % ), ya sea para expresar ne­g-ación ele un hecho, posibilidades no reali zadas, eventualidades dudosas o improbables, y comparaciones hipotéticas. La fre­cuencia ele -ra es exactamente doble (66 %) que la ele -se, y tambi én se registra aquí el prog-resivo aumento de -ra, desde

principios ele siglo, del 49 % antes ele 1930 al 65 % entre I9JO­I 9SO. y 85 % después ele 1950. Ambas formas aparecen como equivalentes en los casos siguientes:

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USO MODERNO DE LAS FORMAS EN «-RA» Y «-SE» DEL SUBJUNTIVO 2 I 5

3.2. I. Negación ele un hecho real o hipotético :

"N un ca he pretendido insinuar que V el. o ella h u.bierais matado a Isabel " (Buera Vallejo, V).

"Yo no creo que hubiese diferencia" (Arclavín).

3.2.2. Eventualidad dudosa o improbable:

"Antes quería V el. convencerme para que me convirtiera en el rey ele Inglaterra" (Ruiz Iriarte, I) .

"¿Cree Vd. que me hubiese llegado a enterar?" [el ha­blante lo duela] (López Rubio, II).

3. 2 . 3. Po si biliclacl pasada sin actualizar :

"Con Julián hubiera sido más fácil; él hub1:era adminis­trado esos celos que yo . . . no tengo ... " (N eville, I ).

"F. se hubiera levantado a darme escolta . . . y ya no hu­biésemos vuelto al salón ninguno ele los dos" (Jarcliel Pon­cela, I).

En este último caso, son muy raros los ejemplos ele -se, de­bido, sin duela, a la preferencia por -ra como equivalente del potencial (-da) con valor indicativo.

3.2-4- En comparaciones hipotéticas (con cmno si o sus equi­valentes cual si, parece que) usadas con gran frecuencia en las acotaciones escénicas (*) :

a) Como hipótesis real (con una referencia plausible):

"Me ha parecido .. . Como si me rozasen la cara" (Ló­pez Rubio, II).

"cuando ibas sobre un caballo blanco, como si fu eras ele puerta en puerta, repartiendo pan" (Pemán, I).

':'"H. avanza lentamente, como si se saliese ele la terra­za sin objetivo fijo" (Jarcliel Poncela, II).

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2 16 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

b) Como hipótesis irreal o metafórica :

*''se expresa siempre ele un modo dominante, como si se hallase colocada a 1. 200 metros sobre el nivel del mar" (Jardiel Poncela, I ).

" ¡ Les gusta tanto a los hombres exhibí r su decisión ... , como si hubieran hecho un juego ele manos !" (López Rubio, I ).

"Hervirá como si la hubiesen calentado todos los dia­bl os . .. " (Pemán, II).

Para comparar la relativa frecuencia ele -se y -ra en este caso, se han tenido en cuenta sólo autores del s. xx que usan ambas formas, resul tando significativo que las dos alternan en la misma proporción y sin diferencia semántica alguna, contra la opinión ele los que señalan una diferencia basada en el mayor o menor g rado ele pl ausibilidad o el e irrealidad.

3·3 · Valor condicional.

En las obras del s. xx examinadas se halla un total ele -JL J. oraciones condicionales. tanto simples como compuestas, inclu­yendo algunas en que la consecuencia de la condición (apódosis) queda implícita (como en "¿Y si yo te lo pidiera ... ?") . La mayo r proporción el e subjuntivos (imperfecto y pluscuamper­fecto ) corresponde a la prótasis (84 ro), con g ran predominio ele -ra (72 ro) en tal posición . Asimi smo, en la apódosis lo más frecuente es hallar -m (83 ro) .

Comparando estos resultados con los ele los ocho dramatur­gos del s. x rx . se acentúa la mayor proporción el e subjuntivos en la prótasis (94 %), pero Ja frecuencia el e -ra es algo menor (66 ro), mi entras que en la apódosis no se encuentra ningún caso ele -se.

Para comprobar si hay o no diferencia de matiz semántico entre el uso ele -se y -m en las oraciones condi cionales (incluidas las oraciones incompletas, con apódosis omitida pero implícita), hemos comparado todos los ejemplos hallados en obras ele este siglo, donde ambas formas aparecen en alternancia. es decir, sin tener en cuenta los autores que son exclu siva o casi exclusiva-

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USO MODERNO DE LAS FORMAS EN «-RA » Y «-SE» DEL SUBJUNTIVO 2 17

mente raístas, adoptando como criterio diferenciaclor el mayor o menor grado de intensidad volitiva, ele plausibilidad o ele irrea­liclacl hipotética. E l resultado es que en un total el e 90 ejemplos con -ra, se clan 82 que representan un mayo r grado ele deseo o probabilidad ; mient ras que en un total ele 83 ejemplos con -se, la proporción es menor (SS casos), pero lo suficiente para in­validar la tesis ele una contraposición precisa entre ambas for­mas. De hecho está clara la tendencia a usar ambas formas con valor semántico equivalente algo más frec uentemente que con valor diferente.

La diferencia de matiz se puede apreciar en oraciones con­tiguas como "Y yo sé que el complejo ele viejecita me pasarí a si yo enco ntrase a mi abuela'' (Mihura, I) y "¡Y si yo la e·n­contrara, si la tuviera junto a mí, estaría curado . . . 1'' (ídem), donde a la hipótesis poco probable con -se de la primera oración se añade un tono más desiderativo con -ra en la siguiente. O bien, en una mi sma oración como " Imagínate qué cataclismo ... si se d espe¡-fasen todos los que han muerto y recla1'1wra n sus

antiguos derechos" (Arclavín), donde -se parece sugerir una hi ­pótesis más remota t ras la cual la hipótesis siguiente con -ra se hace más plausible. Tal alternancia ele fo rmas en una mi sma oración no es atribuible a motivos eufónicos o estilí sticos, ya

que la repetición es también frec uente (" j)//diera suceder que no ·uolviera nunca" (Arclavín); "Eso sería si no me quisiese o si hubiese visto en mí solamente una rica heredera" (Calvo So­teJo, I ). De todos modos, la explicación apuntada de un mayor grado ele plausibilidad con -Ta no sería aplicable en otros casos, como "Si un día se e1·nanC'i ¡;m-an y formasen gobi erno, sería el jefe ele ese gobierno" (G rau), donde el orden el e! ejemplo an­terior se invierte y -m sugiere una posibilidad más hipotética, mientras que la acción con -se resulta más plausible como con­secuencia de la anterior. Como ilustración ele la frecuente equi­valencia semántica ele ambas formas pueden serYir los ej emplos sigui entes : "Si supieras cómo me alegra, Amalia . . . " (Calvo So­telo, I ); "¡Si tú vieras la alegría que le daba a mi abuela cuan­do yo ll egaba a casa!" (Mihura. I) . O en la mi sma secuencia: "¿Y si fuera el sargento? ¿Y si no volviese?" (Buero Valle­jo, V).

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218 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

34 Valor conceswo.

En las oraciones concesivas, con imperfecto o pluscuamper­fecto ele subjuntivo en la cláusula subordinada ("Aunque qui­siera, no podría"), el uso ele -m es también muy dominante (82 ?'o) y en el s. XIX es exclusivo. La equivalencia semántica entre -m y -se es aquí completa, con una misma actitud nega­tiva (explícita o implícita) en la cláusula principal que se opone a la concesión hipotética ele la cláusula suborclinacla, sin que pueda apreciarse un mayor grado ele probabilidad o plausibili­clacl en -ra que en -se. Compárense, en efecto, los ejemplos si­

guientes:

"Aunque me dejasen, yo no me atrevería a salir a la calle" (Calvo Sotelo, I).

"Aunque esa grosería fuese verdad, vuelvo a repetirle: a V el. ¿qué?" (ídem, II).

"Aunque quisiera, no podría" (Ardavín).

"Por lo demás, aunque tú hubieras tenido un pasado tur­bulento, nunca hubiera sido tan turbulento como el mío" (Jardiel Poncela, II).

3.J. Valor cansa/ o final.

En las oraciones ele causa o finalidad también predomina -m en el cómputo total ele los textos examinados, pero -se es usado más frecuentemente que en las oraciones concesivas (32 % fren­te a r8 %, respectivamente). Este mayor uso ele -se resulta más significativo si se tienen en cuenta solamente autores que em­plean ambas formas con relativa frec uencia, quedando entonces la proporción invertida en favor ele -se (70 % ). Semánticamen­te, tampoco cabe hacer di stinción entre -se y -m, usándose am­bas para expresar un propósito concreto y plausible con más frecuencia que uno metafórico o irreal, como ilustran los ejem­plos siguientes:

"Era preciso escribirla para que tuviese algún valor " (Ló­pez Rubio, III).

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USO MODERNO DE LAS FORMAS EN «-RA» Y «-SE» DEL SUBJUNTIVO 2 19

"Siempre me había visto en la obligación ele repetirlo para que se me entendiese" (Calvo Sotelo, 1).

*".Media vicia hubiera ciado porque me los hubieran escri­to " (Calvo Sotelo, 11).

"N o hay motivo .. . y si lo hubiese .. . los muros tiraría para que salieses antes" (Linares Rivas).

También en estas oraciones se clan a veces las dos formas contiguas y en construcción paralela, sin diferencia semántica alguna, como en " Fue suficiente que te p1'esentases tú para que te conoáera. y te rindiese honores . .. " (Calvo Sotelo, 11). Como ya hemos visto en otras ocasiones, tal alternancia ele -se v -m no puede atribuirse a razones estilí sticas, puesto que el otro ejemplo citado de Calvo Sotelo (*) indica que éste era capaz de repetir la forma en -m en la misma oración, pese a su mar­cado seís11w.

4· EL CASO DE HISPANOAMÉRI CA .

Entre las 53 piezas hispanoamericanas que se han examina­do, se cuentan las ele autores ele r6 países. desde México a la Argentina, tocios ellos del s. xx (la obra más antigua es de 1920

y la más reciente ele 1973). Como era de esperar, el uso de -se es muy esporádico, sin que quepa dilucidar claros criterios cli­ferenciaclores en aquellos pocos casos en que aparece. E l cóm­puto de la forma en -se da sólo 63 ejemplos, lo que representa menos del 2 % el el total ele tiempos pasados del subjuntivo. Se confirma así la tendenci a observada hace medio siglo por C. I. Dale (su cómputo era ele 28 : r a favor ele -m), quien con­sideraba la forma en -se "passing out of general use in Spani sh America" y predecía su probable extinción en dicha zona 27

,

2 7 '· The Imperfect Subjunctive ··, Hispa11ia, 8 (1925), 127- 129. Su co-mentario respecto al uso ele ambas formas es que el ele -se es "casua l and based on no definite rule or selection ", mientt·as que el ele -m es ·'natural ancl free".

Aunque las conclusiones de Da le, basadas en traducciones periodís­ticas a l español, fueron rebatidas por M. W. Graham [" The Imperfect Subj unctive in Spani sh Ame rica", l-l·is pa11ia, 9 ( 1926), 46-49], con datos

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220 BO LETÍN D E LA REA L ACAD EMIA ES PA ÑOLA

predicción luego reiterada por Kany en su American Sj>anish

Syntax (1945) . A unque sea aven turado generali zar sobre la base el e una se­

lección ele autores y obras como la hecha aquí , sí vale la pena observar que ni nguno ele los dramaturgos cubanos (tres), vene­zolanos (tres) y peruanos (dos) usa -se una sola vez 28

• E ntre los ocho dramaturgos ele M éxico consultados, sólo tres usan -se,

y aun éstos no lo hacen en todas sus obras, o lo empl ean um­camente una vez en cada obra 2

".

Desde el punto ele vista sintáctico , la tendencia es, como en España, a usar -se con mucha mayor fr ecuencia en cláusulas subordinadas que en oraciones independi entes (82 % frente a r8 %) ; pero, a diferencia ele España, se da un ligero predomi­

nio del pluscuamperfecto (53 %) sobre el imperfecto (46 % ). En general , puede afirmarse que las dos fo rmas resultan equi ­valentes, tanto en su función sintáctica como en valor semán­tico. Así, en estas acotaciones escénicas, donde la hipótesis com­parativa es frecuente : "Es como si estuv iese ante la imagen ele una antigua fotografía a la que hub iese caído encima un aguace­ro" (C. J. Reyes) . Y en la misma obra : " Los personaj es mi ­ran hacia arriba como si hubieran sido descubi ertos en una ac­ción aberrante" . Aunque a veces el empleo ele las dos formas en orac iones paralelas y contiguas pudiera obedecer a razones ele variedad estilí stica o eufonía, la explicación tampoco resulta sufi ciente aquí, ya que la repeti ción el e -ra ocurre con suma

estadí sticos derivados ele ensayos y narraciOnes del s. x rx y principios del xx, en que la proporción ele -sr era mucho más elevada (más del 30 %), la diferencia puede at ribuirse a la época y a l estilo " litera rio" de los escri tores seleccionados por Graham.

~s Ni siquiera la presencia de dos pe rsonajes españoles en una pieza peruana (El fabr·ica.nte de deudas, de Salazar Boncly) da pie a l uso de -sr.

A título corroboraclor, cabe mencionar en este caso que el peruano Var ­gas Llosa emplea -se sólo una vez en La casa 11erde, entre un tota l apro­ximado de 140 casos ele pasados subjuntivos, y ello ocurre en oraciones coordinadas y para lelas como forma alternativa de -ra y con igual va lor semántico C' No era raro que J. B. cnco 11.frasr •a la joven ... ; no era raro que un lustrabotas o un mendigo .. le dijemn ... ") .

20 Usigli. p. ej .. no emplea esa forma en ninguna ele las dos obras examinadas.

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USO MODERNO DE LAS FORMAS EN «-RA» Y <<-SE» DEL SUBJUNTIVO 22 1

frecuencia, y hasta se clan casos aislados ele repetición ele -se,

como el anterior. Los dos usos más frecuentes ele -se son como hipótesis com­

parativa (43 %), del tipo "como si en verdad te qu:isiese", y como hipótesis en la prótasi s ele oraciones condicionales (32 ;fa) (" ¡ Si hubiésemos tenido un hijo sería ya diferente! ... ", Moock). En menor número ele casos ( 12 %) se usa -se para la consecuencia previsiva ele un verbo optativo ("Qui siera que fnese como vos decís", Eichelbaum). Pero repitamos que en ninguno ele estos casos es exclusivo el uso ele -se, sino que siem­pre aparece en concurrencia con -ra 30

.

S· r. Valor semántico de -se.

En comparación con España, es aquí menor la proporción ele -se ( 64 %) en oraciones que expresan un valor desiderativo o hipotético, una actitud positiva ante hechos deseables o reali­zables y una reacción contraria a algo indeseable o cuya exis­tencia se niega o se pone en duela. Dentro de esta categoría predominan los usos ele signo negativo (38 %) sobre los posi­ti vos (26 % ), mientras que entre los autores españoles ele la misma época (desde 1930) la proporción es la inversa : 29 ;fa y 53 %, respectivamente. Sirvan como ejemplos ele ambas ca­tegorías:

a) "Yo no sé razonar mucho. Pero hubiera deseado que no me hubieses elegido, sino que me hubieras querido ... como los míos decidieron que te quisiera" (Eichelbaum). Aquí el uso ele -se en serie con varios casos ele -m pu­diera explicarse como expresión ele una reacción con-

:w La supuesta frecuencia que Dale hallaba (art. cit.) en el caso de la apódosis de oraciones condicionales con -se, según él superior al uso de España, no resulta confirmada en nuestro análisis, donde sólo se re­gistra un caso aislado entre los 63 ejemplos de -se, y ello en alternancia con -ra ("Si no es por él . ¿te imaginas? . . . ¡Y yo hu.biese tenido la culpa! .. . No me hnbiem perdonado nunca! ... ", Steiner). En cambio, tal uso en España, aunque infrecuente, alcanza un r7 %.

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222 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

traria a un hecho realizado pero no deseado. Sin em­bargo, en otros casos la diferencia no existe, como en "Nunca le permitiría al amor que la destru.yese, ni per­

turbara la paz ele los demás" (Belaval). b) La equivalencia ele -se y -ra es completa en las series

mixtas ele los ejemplos siguientes: "Yo habría prefe­rido que se ío hubiese contado a mi padre, que me echa­ran ele la casa, que me hubieran molido a palos ... , pero no elijo nada ... " (Gallegos). "Con deseos ele hacer bru­jerías, que volvieran bueno al blanco, para que el látigo doliera menos, para que el día acabase y el negro dur-

1'lli e1'"G ... " (Agullera-l\1alta).

Parecido al ele España es el uso proporcional ele -se (35 o/a) para la aseveración ele posibilidades fallidas, de hechos dudosos o ele comparaciones hipotéticas, como en " los muebles habrán aumentado ele volumen como si quisieran salirse ele sí mismos, y las paredes respiraran como si tuviesen tí sicos pulmones" (Reyes). En este ejemplo también la equivalencia sintáctica y

semántica ele -ra y -se es completa, expresando ambas una com­paración hipotética ele t ipo metafórico. Otros ejemplos ele esta categoría:

" Imagine usted una mañana en que cada hombre se sin­t-iese con derecho a amanecer enfermo, ¿ qué podríamos hacer ... ? Sería la hecatombe" (Reyes).

"¿Y si él hubiese logrado algún día ese mundo mejor?'' (Solórzano, I,I).

E n parte por su frecuente uso en acotaciones escénicas, el mayor número ele ejemplos con -se corresponde a las compa­raciones hipotéticas (43% del total ele ejemplos con -se), pu­diéndose añadir a los ya citados dos que ilustran tanto el uso reali sta como irreal o metafórico ele la hipótesis:

" entonces regresan a la mesa como si se hubiesfn olvidado algo muy importante '' (Reyes).

"Es como si el cielo se hwnd·iese bajo mi s pies" (Solórza­no. II).

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USO MODERNO DE LAS FORMAS EN «-RA» Y «-SE» DEL SUBJ UNTIVO 223

Por supuesto que con el mi smo sent ido metafórico abundan aún más los usos ele -ra ("como si la muerte tuviera un sentido inan imado .,, Solórzano, II ).

S· CoNCLUSIONES.

E l análisis ele la frecuencia y función ele las formas en -ra

y -se del subjuntivo en 6r obras dramáticas españolas ele los siglos xrx y xx, y 52 obras hi spanoamericanas del siglo actual, permite llegar a las conclusiones siguientes :

N o es posible marcar zonas semánticas que pertenezcan ex­clusivamente a -m o -se, y sólo cabe hablar del relativo pre­dominio ele una u otra forma en cierto campo ele significación, resultando poco productivo esforzarse en trazar líneas ele matiz diferencial que ni son fáciles ele percibir por su í nclole subj etiva ni tienen validez general por tratarse sólo ele usos más o menos frec uentes. Como tampoco se puede olvidar el elemento ele es­pontaneidad inconsciente que entra en el uso ele dichas formas y que hace sospechoso cualquier intento ele racionalización por parte del hablante. Lo más indicado es reconocer que el uso del imperfecto ele subjuntivo viene pasando hace tiempo por una transición en favor ele -m, cuya frecuencia proporcional aumen­ta progresivamente desde el s. xrx (67 %) hasta la segunda mi­tad del xx (86 %), y que la coexistencia ele -se en proporción decreciente tiene sólo un valor residual con mínima o, más a menudo, escasa significación semántica. Ante tal situación tran­sitoria, la única diferencia positiva que se puede observar es la clara tendencia estadística a emplear -ra a expensas ele -se en el habla peninsular, al menos tal como se refleja en el teatro. Aunque tanto en el s. x rx como en el xx hay algún autor ais­lado que no emplea nunca -se, su número ha aumentado con­siderablemente a partir ele 1950 (cuat ro en un grupo ele once autores). Esta tendencia sugiere una evid ente aproximación a la práctica general ele H ispanoamérica, donde todavía se pueden rastrear casos esporádicos ele -se que son claramente residuales y siempre usados en concurrencia con -ra. Solamente 21 ele los 46 autores examinados emplean -·se, con un promedio ele tres

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224 BOLETÍN DE LA REAL ACADI'JIIJA ESPAÑOLA

casos por obra. Es un claro indicio ele que, tanto en la Penín­sula como en Hispanoamérica, se va hacia la probable desapa­ri ción del dualismo desinencia! por falta el e una clara función expresiva que lo justifique.

A pesar ele ser eí género dramático el que refleja con mayor objeti vidad el canon del lenguaje hablado en cada época, es de notar la gran discrepancia individual en el uso predominante ele una u otra forma entre los autores, algunos ele los cuales usan exclusivamente la forma en -ra (seis raístas), mientras que no hay scístas puros y sólo unos pocos (cuatro) que emplean -se con mayor frecuencia. (Véase el Apéndice.) La diferencia no obedece tanto a razones semánticas como a una idiosincrasia del autor que opera insensiblemente. Aunque la procedencia geográ­fica puede ser un factor determinante de tal idiosincrasia per­sonal, como lo indicaría la marcada o completa preferencia por -ra en los andaluces (Pemán), no faltan autores de otras re­giones (como Azorín y Sastre) que muestran la misma ten­dencia 31

.

31 Como colofón de este trabajo, deseo expresar 1111 agradecimiento al Reseauh Board ele la Universidad ele Toronto por la ayuda material que ha facilitado su realización.

Dmco .iVI :1Rb:. Universidad ele Toronto (Canadá).

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USO MODERNO DE LAS FORMAS EN «-RA» Y «-SE» DEL SUBJUNTIVO 225

APÉNDICE

CóMPUTO DE AUTORES Y OBRAS

A) España. I. (Siglo XIX).

DICENTA, ]. : Juan José (I895). ECHEGARW, J.: La duda (I898). GoROSTIZA, NI. E. : Contigo pan

3' cebolla (I833) .. . ... ... L\RRA, M. J. : N o más mostra-

dor (I83I) ... ... ... ... ... PÉREZ GALDÓS, B.: La de San

Quintín (I894) ... ... ... ... RAMOS C.~RRIÓK, lVJ. y Vrr.-\L

AzA: Zaragiieta (I894) ... TA;IIAYO y BAUS, M.: Un dra-

111a nuevo (I867) .. . ... .. . VEGA, RICARDO DE LA: Pe¡;a

la Frescachona (I886)

2. (1900-1930) .

AzoRÍN: Old Spain (I926) BEN.\ VENTE, J. : Los malhecho­

res del bien ( I90S) .. . .. . GR.\U. J.: El señor de Pigm.a-

fión (I92I) ........... . .. . LT"'ARES Rrv.\S, JVJ. : El abo­

lengo (I904) .. .... l\!L\RTÍNEZ SIERRA, G. : Sueí1o

de una noche de agosto (1918) .. . .. . .. . .. .

UNAMUNO, M. DE: Lo venda (I899): El hermano Juan (1934) . .. .. ' . .. .. . . ..

-se

29

I8

6

23

2

2

IS

o

95 (32 %)

2

21

ll

I6

IS

66 (24 %)

-ra

35 20

39

35

23

8

I9

2I

200 (68 %)

l4

89

I4

24

so

l4

205 (76 %)

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226 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

3· \1930-1950 ). -se -ra

C\LVO-SOTELO, J.: I. La mu-ralla ( 1954) ; II. Historia de u.n resentido (1956): III. El inocente (1968) ... r1~ J 65

C\SOXA , A.: I. L a swena va-rada (1929); II. Siete gri-tos en el mar (1952); III. El caballe1'0 de las espuelas de oro (1964) ... . .. ... ... 2 49

F~RNÁNDEZ ARDAVÍN, L.: La so1nbra pasa. (1949) ... ... 18 75

}.-\RDIEL PoNCETA E.: I. Eloísa está de bajo de un al1·nendro (1940); II. Los ladrones so-mos gente honrada (1941). 33 53

LóPEZ Rumo, J.: I. Una ma-deja de lana azul celeste (1951); II. La otra o-rilla (1954): III. Un trono fHtra C-r-isty (1958) ... ... ... ... 42 55

NÜHURA, M. : I. El caso del seíior vestido de violeta ( 1954) ; II. Carlota (1957). 22 15

NEV1LLE, E . : I. El baile (1952); II. Ra.jJto ( 1954) : III. La vida en u.n hüo ( 1959) ... ... ... ... ... ... 6 97

Pr-:i\11\N, J. lVI. : I. Los tres etc . de Don Simón (1958); II. La coqueta y Don Si-lnón (1960); III. H ombre nue-vo (1962); IV. Tres tes ti-gas (1970) .. . ... ... ... . .. 2 62

Rmz lRIARTE, V.: I. El tan-dó de se1s caballos (1950); II. El carrusel (1964) : III. El pa:raguas bajo la 1/uvia (1965) ... ... .. . ... ... o 32

240 (33 %) 503 (67 %)

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USO MODERNO DE LAS FORMAS EN «-RA» Y «-SE» DEL SUBJUNTIVO 227

4· (rgso-1973). -se -ra

ALONSO M1LLAN, J. J.: Stra-tojet 991 ( 1971) ... ... .. . 2S

BELLIDO. J. M. : Tren a "F" ... (1960); El úmpatizante (1966) : No ray s¡n cabos ( I97I) ... ... ... .. . .. . ... o 37

BUERO VALLEJO, A.: I. His-toria de una escalera (1949); II. Irene. o el tesoro (19S4): III . Las cartas boca abajo (I9S7); IV. Un soiiador para 1111 fJIIeb!o ( l9S8) ; V. Aventura en lo gris (1963) . s8 44

D1oSDADO, ANA : El o lw¡n· (1972) .. . ... ... ... .. . .. . o 34

GALA, A.: Anillos para una danw (1973) ... .. . S 26

l\f~ ÑAS , A. : La historia de los Taran/os (1962) ... ... ... S 37

l\!IoNC\ DA. S. : .Tuegos de me-dianoche ( I97I) ... ... ... 68

ÜLMO, L.: La camtsa (rg62): El cuerpo ( rg66) ... ... ... 4 37

P .\SO, A. : I. Los pobrecitos (I9S6) : II. Rebelde (r962) , III. La corbata (r 963) ... 8 63

S \LOM, J.: La casa de las Chi-vas (r 968) ... .. . ... ... ... o ro8

S.-\STRE, A.: I. Escuadra hacia la muerte (r9s2): II. Ana Kleiber (r9SS); III. En la red ( I9S9) ... ... .. . .. . o 86

82 (13 %) s6s (87 %)

ToTAL ... .. . ... 483 (2s %) 1-473 (7S %)

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228 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

B) H ispanoamérica. Argentina. -se

A LS1NA, A.: La rnarca. de fuego (1926) ...... E1 CI-1ELBAUM, S.: D·i~·orcio nupc·ial (1941) .. . 7 GoROSTIZA . CARLOS : El jJan de la locura

(1 958) ... . .. ... . .. ... .. . . .. ... ... ... 1 N ALE Roxw. C.: Una viuda difícil (1 944) . .. o

FRANCOV1 CH, G.: Un pu.íial en la noche (1954) .. . ... ... ... ... . .. o

RozsA, J.: Hm,nbre (1967) . .. ... .. . ... 3

Col01nbia.

BuENAVENTURA, E.: En la diestra de Dios Padre (1960); El menú (1960-65 ?) o

REYES, C. J. : M eta·morfosis ( 1 966) . .. .. . .. . 5

Costa Rica.

GALLEGOS, D.: La colina (1960-65 ?) ...... Rov1NSKI, S.: Gobierno de alcoba (1967)

Cuba.

3 o

ARRUFAT, A.: La repetición (1953) . .. ... ... o Cm PÉREZ, J.: Hombres de dos mu.ndos

(1945) ... ... ... .. . . .. . .. ... . .. .. . o FELIPE. C. : El travieso linuny (1950) . .. .. . o

Chile .

AcuiRRE, l.: Los papeleros (1960-65 ?) MoocK, A.: La serpiente (1920) . ... . . vVoLFF, E. : Los invasores (1962) .. ... .

Ecuador.

Acuru:R,\-iVhLTA, D.: Infierno negro (1959) .

o 6 o

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USO MODERNO D E LAS FORMAS EN «-RA» Y «-SE>> DEL SUBJ UNTIVO 229

El Salvador. -se

BENEKE, W. : Funeral hom.e (1956) . . . . . . . . . o

MENÉNDEZ, R. A.: L a úa del cordero (1958). 4

G uate1nala (México).

SoLÓRZANO, C.: I. E l hechicero (1954); II. Las 1'na.nos de Dios (1956) . .. . .. . . . . . . . . . ro

M.é:rico .

B\SURTO, L. G.: Cada quien su. vida (1954) . o GoROSTIZA, CELESTINO: El color de nuestra

piel ( r952) .. . . . . .. .... ..... . .. . ........ . IBARGÜENCOITIA, J.: S usana y los jóvenes

(1954) .. . .. . . .. .. . .. . .. . ... . .. . .. . .. o Ló PI::Z ARELLA NO, J. : E l soplete (1973 ?) o R EVUELTAS, J.: I sra el (1948) . . . ... ... ... 2

TovAR. J.: Markheim (1971) ... .. . ... ... o UsiGLI, R.: E l gesticulador (1937); Corona

de so·mbra. (1943) ... ... . .. ... ... ... .. . o VILLAURRUTIA, X . : Parece m.entira (1933);

En qué piensas (1934) .. . .. . .. . .. . .. . . .. o

Nicaragua.

C uAJJR,\ , P. : Por los caminos z¡an los campe-sinos (r965 ?) .. . ... . .. ... .. . .. . ... .. . .. . o

STEI NER. R. : La trilogía del matrimonio (r968) ..... . .. . .. ... .... ........... ... .

Pana'lllá (Nicaragua).

M ARTÍNEZ . J. D lé J.: Enemigos (1962) .. . .. . o

Panamá.

CoRDERO CANDEL\RTO, G. : Contrato (1970?). 2

KoSTA, L.: La farsa del a.r¡uijón (1971) ... .. . r Ros .. \RIO, A. DEL : A veces esa palabra (1973) . 2

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230 BOLETÍN DE LA REAL ACADEM IA ESPAÑOLA

Paraglf.a'y. -se

H ALLEY MoRA, :M.: Interrogante (I969) : Un rostro fJara Ana (I970) ... ... ... ... .. . o

Pu, JosEFINA : Historia de un número (I949) . 2

Pení.

Dhz, G. : Los de/. 4 (I968) .. . .. . .. . .. . .. . o SAL\ZAR BoNDY , S. : El fa.bTicante de deudas

(1 962) .. . .. . .. . .. . ... .. . .. . .. . .. . .. . .. . o

Puerto Rico .

BELWAL. E. S .: La vida (I 963) .. . .. . .. . .. . 4 RIVERA ÁLVAREZ, E. : El cielo se Tindió al

a.nwnecer (I963) .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . 3

República Dominicana.

DoMÍNGUEZ, F.: El últún.o instante (I960-70 ?) . 3 GARCÍA G u ERRA. I.: Don Quijote de todo el

1nundo (1 964) .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . .. . o

Untguay.

BENEDETTI, M.: Ida y vuelta (I9SS) ..... . S RosENCOF, M. : Los cabalfos (I967) ..... . o

Venezuela.

CHILB.-IUD. R.: Las pin::;as (I96o-7o?) ... ... o RENGTFO. C.: Lo que dejó la tempestad

(I961) ; Las torres y el viento (I976) o

TOTAL . . . . . . 67