EL TRICENTENARIO DE DON JOSE. OVIEDO y BAÑOS Baños...

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EL TRICENTENARIO DE DON JOSE. OVIEDO y BAÑOS A casi una centuria de fundada Caracas la gentil y de dos de ser pisadas las costas de Venezuela, le nace el historiador de su Provincia, Don José Oviedo y Baños en diciembre de 1671, bautizado en el dfa 26 de dicho mes. Nacido en la ciu- dad de Santa Fe de Bogotá, de muy pequeño se avecina en Lima y huérfano de padre se viene, o lo traen a ser vecino de Santiago de León de Caracas, a vivir bajo la solera del Obispa- do, en la protección del tío Obispo Don Diego de Baños y Sotomayor, sin las dulzuras de la madre que se queda en Li- ma cuidando parte de la prole y habitando en el centro de una pequeña ciudad que todavía tiene el rostro como el pin- tado por el Gobernador Pimentel, con una escasa población viviente en más de veinte manzanas, muy diferente a la opu- lenta y virreinal Lima y a la friolenta, pero también cercana a la virreinal Bogotá. Pero la edad es proclive a olvidar anti- guos amores terrenales y a que se adentre en la pupila el pai- saje de la mole vecina del Avila, a los sentidos el espectáculo de una tierra todavía virginal, a la que le cantan los pájaros y las aguas y las mujeres ensueñan con el calor y delicias del trópico, el Sexo caraqueño, que se esconde y desaparece cuando las vírgenes se encierran en 105 conventos para servir a Dios, o hace multiplicar el poblador de la nueva explosión demográfica que se va creando en la colonia, y se sienta el solo contorno desde Maracapana al Cabo de la Vela y hacia el Sur la regló orinoquense, la Tierra de Gracia, la Provincia de Caracas y de Venezuela, sin más ni menos, donde está 61

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EL TRICENTENARIO DEDON JOSE. OVIEDO y BAÑOS

A casi una centuria de fundada Caracas la gentil y dedos de ser pisadas las costas de Venezuela, le nace el historiadorde su Provincia, Don José Oviedo y Baños en diciembre de1671, bautizado en el dfa 26 de dicho mes. Nacido en la ciu­dad de Santa Fe de Bogotá, de muy pequeño se avecina enLima y huérfano de padre se viene, o lo traen a ser vecino deSantiago de León de Caracas, a vivir bajo la solera del Obispa­do, en la protección del tío Obispo Don Diego de Baños ySotomayor, sin las dulzuras de la madre que se queda en Li­ma cuidando parte de la prole y habitando en el centro deuna pequeña ciudad que todavía tiene el rostro como el pin­tado por el Gobernador Pimentel, con una escasa poblaciónviviente en más de veinte manzanas, muy diferente a la opu­lenta y virreinal Lima y a la friolenta, pero también cercanaa la virreinal Bogotá. Pero la edad es proclive a olvidar anti­guos amores terrenales y a que se adentre en la pupila el pai­saje de la mole vecina del Avila, a los sentidos el espectáculode una tierra todavía virginal, a la que le cantan los pájarosy las aguas y las mujeres ensueñan con el calor y delicias deltrópico, el Sexo caraqueño, que se esconde y desaparececuando las vírgenes se encierran en 105 conventos para servira Dios, o hace multiplicar el poblador de la nueva explosióndemográfica que se va creando en la colonia, y se sienta elsolo contorno desde Maracapana al Cabo de la Vela y haciael Sur la regló orinoquense, la Tierra de Gracia, la Provinciade Caracas y de Venezuela, sin más ni menos, donde está

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todavía enclavada la tierra del uti posidetis juris, nuestra na­ción conquistada, colonizada, en sus coordenadas conocidase independizada en la misma trayectoria que le señaló

Oviedo. Es quinceañero cuando se avecinda en nuestra pe­queña metrópolis. Y el ambiente lo hace caraqueño por exce­lencia, y pone basamento nacional a nuestra historia cuandoescribe los primeros cien años de nuestra gesta creadora, laescribe desde la ciudad de Caracas, a doscientos años de aque­lla primera nacional, y sólo alcanza a pintar hasta 1600.Qué fuerza cósmica tiene este valle caraqueño en su fluir te­lúrico para que en su planicie, cumbre o contorno discipli­nado por las filas de los montes haga feliz vivir el autócto­no y el que viene de fuera, el citadino como el regional ysea crisol suigéneris donde se avive esta palingenesia que da­rá en buena hora al nuevo venezolano, injerto de rama ex­traña en árbol de reciedumbre criolla, o siembra nueva desarmientos de climas lejos donde florecen, que es trasplantetotal para parcela venezolana, con el colonizador que se hahecho criollo, o del propio nacido en el país. Algunas vecesrelampaguea el cielo y caen lluvias estruendosas; los caucesde los riachuelos se llenan de agua y piedras y se oye el zum­bido del trueno; surcan neblinas por las cumbres y se desli­zan hacia ambas fronteras; asoma el sol siempre desde lasbardas y entre las lloviznas se aparece el arco-iris como unrayo colorido de paz. Esto todo le pasó a Don José deOviedo y Baños.' A mis veinte años, cuando empezaba a ras­trear la literatura venezolana, me atrajo y me fue interesantela figura de este egregio y me arrastraron a su vinculación, noporque fuera joven salido de los diálogos de Platón; no por­que se distinguiera en nuestros anales con cargos concejiles ode regidor, cargos privilegiados en la época dados a su, perso­na, su ascenso en la escala social no por tener las virtudes cí­vicas o humanas sino porque la fortuna y la riqueza le dabanasiento de galardón en la sociedad de su tiempo; nada por es­to se me irradiaba como estrella de magnitud; sólo porqueveíalo de intelectual, por el oficio espiritual, sin saber el) quédía se le apareció la diosa de la Historia, lo llevó de la mano

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para que estudiara y escudriñara el período de nuestro descu­brimiento, conquista y poblamiento, y lo cuadrara en un li­bro magistral, que abarca los primeros cien años de nuestravida histórica 1.500. 1.600 Y dentro de este cuadro, el gobe­lino de Caracas, lo que había sido la ciudad fundada por Lo­zada 1.567 - 1.600; Y lo que de los archivos sacó, de Caracasy de otras regiones, los fundió, sintetizó y los coloreó con suestilo de artista para darnos la sinfon ía del trópico en notasde melodiosos cantos, en medio de las luchas de conquista ylas faenas de poblamiento. Yen el Ateneo alrededor del año34, delinié aquella figura en una evocación juvenil para oyen­tes cargados de juventud, como experimentando con él unaruta de aprendizaje y nacionalismo en nuevo Ulises sobre losmares de la historia, sin temores de arrecifes ni cantos de si­rena, cuando constru íamos con Oviedo nuestro velero de en­soñaciones de patria grande: Tanta anime era condere gentes.

Se hizo a la luz como intelectual Oviedo y por esocompartimos sentimientos de recuerdo y veneración al cum­plirse los trescientos años de su nacimiento. Ya se ha hechoinmortal su persona y clásica su obra, de Olimpo aquella eincunable ésta, pero su obra ha dado perennidad a sus he­chos individuales y su amor a ella como al Avila no ha cam­biado en el venezolano y en el caraqueño.

Don José de Oviedo y Baños nace en Santa Fe deBogotá en diciembre de 1671 , no se conoce el día fijo, perosi el de bautismo el 26 de ese mismo mes y año. Pasa losquince primeros años de su vida entre aquella ciudad natal yLima y después es enviado al cuidado paternal de su tío elObispo Don Diego de Baños-y Sotomayor, donde llega a Ca­racas en el año de 1686. Templó su ánimo juvenil la suntua­ria Lima y se perfeccionó y abundó en frutos en la pequeñaCaracas donde al elevarse sus capacidades individuales desa­rrolla el proceso de su vida intelectual. Aquí es donde vienea culminar su personalidad y cogemos el fruto sazonado desu pensamiento en una vida total que se ha descompuesto

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en estudios jurídicos, filosóficos y literarios, que conformansu pureza de pensamiento, de matrimonio y paternidad,abundante de asentar en amor su linaje pobre pero hidalgosobre el linaje metropolitano hidalgo y rico, de alcalde va­rias veces, regidor otras, de propietario de casas y haciendascon bienes patrimoniales bastantes, que le dan para vivir derenta, comprar oficios venales, darse el gusto exquisito de lalectura y el aprendizaje de cultura, escudriñar y leer los do­cumentos viejos que constituyen el tesoro de los registrosprivados, municipales y de la iglesia, sostener justicia en susactos y defender derechos poi íticos o ciudadanos cuando sehan opuesto a aptitudes contrarias por autoridades, con he­ráldica propia, escudo de nobleza, capilla propia, la delPópulo para cubrir sus huesos. Pareciera que estuviera des­puntando el período de la ilustración entre nosotros cuandoel hombre que llena sus quehaceres materiales con la rutinade los bienaventurados de la tierra coge su tiempo para lapreparación del intelecto, para dejar obra escrita, para radiarentre sus contemporáneos lo que piensa de una rama del sa­ber. Paz de espíritu para crear en medio de paces octavia­nas. Regularizada la vida colonial, explotada la agricultura yla cría sin la democratización de la tierra, todavía hay escla­vos, indios, sucesión de encomiendas, limpieza de sangre, vidaimpositiva para todo, hay una riqueza en función de hegemo­nía, el latifundismo ha echado sus raices profundamente des­de los conquistadores, hay fortuna religiosa y civil, el datoeconómico trasciende como flor hechizada en el jardín colo­nial. El ve de lejos la decadencia de la monarqu ía españoladurante su vivir, el vive el reinado de los últimos Felipes, deCarlos el hechizado por la rama de los Austrias, y el primerBorbón Felipe Quinto, que al venir con ideas nuevas traídasde Francia, esta rama parece que va a levantar la decaída mo­narqu fa. En este último período publica su obra: año de1723. en Madrid en la Imprenta de Don Gregorio Hermosi­lIa. A m-i me parece que mientras seguía hundiéndose Españametropolitana la provincia de Venezuela adelantaba en más,

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porque se le daba tarde lo que a otras ya se tmbía adelantadoo porque era ya una colonia en vías de desarrollo.

Para darnos cuenta del ciclo de vida de Oviedo vea­mos como le corresponde su larga actuación en Venezuelabajo el régimen eclesiástico: Don Diego de Baños y Sotoma­yor, su tío a quien le debe la mayor parte de lo que es. Viósucederse en el Obispado de Caracas después de aquel a Fran­cisco Rincón, Escalona y Calatayud hasta Valverde. Yen lopoi ítico abarca una larga lista de gobernadores y CapitanesGencrales: Mela de Maldonado, Marqués del Casal, Berrote­rán, Aponte y Hoyo, Rojas y Mendoza, Cañas y Merino, AI­varcz de Abreu, Diego Portales, Carrillo, García de la Torre,Lardizábal, Zuluaga. Monarcas pocos, Obispos igual, porqueeran vitalicios, Más Gobernadores porque estos duran un pe­ríodo corto. Para los que conocen historia nacional e historiade la ciudad y para quienes la desconocen o la han olvidado,refrescar en la linfa pura del agua que se despeña de lo alto,vecino al Avila, cabe los montes seculares, en las rías ya lán­guidas de Catuche, Caroata o Anauco, cansadas miradas delacontecer y radiarlas desde este centro abundoso y elocuentehacia los contornos de la nacionalidad, se hará aclarar eseperíodo que ha vivido Oviedo y que el mismo le ha dado vi­da pcrennal o perdió la veta deslumbrante de aquel sucedergrandioso para los dioses que enaltecían el gentilicio. Tres su­cesos elocuentes y enaltecedores que dejaron en I~ historiacolonial honda huella, cuyas motivaciones llenaron de activi­dad a los hombres que la emprendieron hasta consumarlas,dieron prez de titulados a quienes la alcanzaron, pudierontener encontradas reacciones una como afianzamiento de loeconómico y financiero dentro de lo nacional y fructíferacambió en la escala de los valores económicos; la conocen elestablecimiento de la Cornpañ ía Guipuzcoana con carácterde monopolio dc los intereses económicos- del país "a la quepodrían atribuir los progresos y los obstáculos que han alter­nado en la regeneración poi ítica de Venezuela" r0mo con

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dialéctica señ~ el Calendario Manual expresándolo "como

el acto más memorable del Reinado Felipe V en la América".

Tuvo el corto tiempo de diez años para apreciar las

primeras actividades monopol ísticas de la Compañ ía. Ya diezy siete años antes había asistido al solemne espectáculo dela creación de la Universidad de Caracas, venero inagotablede sabiduría y modeladora de las generaciones que han en­grandecido al patrimonio espiritual de la República, y pudodarse cuenta de este emporio que bajo la advocación de SantaRosa y del Angélico nutrió y sigue nutriendo como alma rna­

ter la inteligencia venezolana.

Y. entre ambos sucesos de importancia singular en losanales patrios, aparece la primera edición de su Obra Historiade la Conquista, y Población de la Provincia de Venezuela,encomendada a la Imprenta de Don Gregario Hermosilla, enla Calle de Los [ardincs, en enero o febrero de 1723. Estosdos acontecimientos se sucedieron también bajo el reinadode Felipe V.

¿Por qué ha hecho privativo el Concejo Municipal deCaracas la celebración del trincentenario del nacimiento deOviedo y Baños? Por haber sido vecino de la ciudad por másde cincuenta años, tiempo más que suficiente para haberledado carta de ciudadan ía, quien llegando de quince arios, vivey especula su honesto vivir ciudadano, a quien se le ha dadosolar y tierra para que construya casa de amor y amorosolabrantío, porque ha compartido funciones de ritual err loslímites de la ciudad y ha regido riendas de gobierno que lohan consustanciado con el pueblo en el común y la aristocra­cia en sus extremos, porque la gens citadina se ha enriquecidocon su sangre venida a más, porque surca un cerebro que sealumbra en su propia inteligencia, porque en el crisol de laprosapia caraqueña, la clase social alta, lo ha hecho multipli­carse en fecunda alcurnia de nuevos apellidos, porque vivióy murió en intramuros y all í está su tumba en la Capilla del

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Pópulo de nuestra Catedral, al lado de su tío que lo enraizócon Caracas y' por ende con Venezuela, y él por qué. se hahecho tan caraqueño y tan venezolano por una empresa dela tonalidad y factura de la que se encomendó como escritor:dejar escrita la Historia de la Provincia de Venezuela, porque'no obstante que en ella se crían intelectos capaces y suficien­tes para esta empresa de titanes, el, descuido de los hijos, noha dado tiempo para tan señalada actividad, y que él activoy diligente gastó su entendimiento y cinceló la prosa paracantar los hechos heroicos, la arquitectura colonial que ibahaciendo a la par que las nuevas ciudades el perfil del hombrede antaño para la estatura del hombre de hogaño, detalladotodo aquello que simpatiza con la vida y da posición de altu­ra a los pueblos, narraciones de hechos y acontecimientos-que merecen haber sido fatiga de buriles como expresó él

mismo cual nuevo Leonardo de las Letras- y dejar estampadoel monumento literario por excelencia, que trascribe la prosa­pia de la gens antigua en los palimpsestos de la nacionalidad;all í dan gritos de libertad los casiqucs heróicos en la defensade sus bienes, de sus hijos, de sus tierras y sementeras, de susdioses prosaicos pero tímidos, pero consustanciados a suscreencias primitivas, dando prioridad a las guerras y guazába­ras porque está por medio la servidumbre y a la flecha untadacon la savia vengativa del curare se opone la lanza en ristre,el caballo, el arcabúz, todo lo moderno de quien adelantadode la civilización opresora, viene a hacer finalizar una culturapara asentar la suya que será la nueva progenitora del progre­so. Pero lo interesante de esta historia es que se ha hecho laconcresión de todo aquello que se encontraba desperdigadoen otros relatos, que se han investigado más a fondo los acon­tecimientos conocidos para perfeccionarlos y Se ha dado per­fil de simetría a todo aquello que iría a constituir una historiaorgánica de los acontecimientos sucedidos en nuestros límitescomarcales, con proceso ascendente que va constituyendono ya la galaxia inexpresiva sino la serie constelativa de unsistema propio y claro vidente para el espíritu. Los nombrespropios que figuran son los de hombres que han vitalizado en

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nuestra tierra los acontecimientos dignos de contarse, porque

constituyen esencia de la historia y genealogía de nuestrusancestrus mavores ; tierra dunde se asienta el madrigal de lahistoria es la tierra venezolana conocida y nuestra, que hamusical izado nuestra existencia, es el hogar propio, nuestramonarqu (a propia, nuestra república propia, significada enfastos y anales que constituyen nuestra esencia en el viviry en el quehacer para la humanidad; cuando se pinta la tierraen esta historia siente uno la arena o la piedra propicia paraconstruir las Pirámides y se siente hablar de Araya, Goagirao Paraguaná, o es la tierra apta para todo lo fecundo y sobresale Aragua, Caracas, Barinas, o son las ciudades que empie­zan a dar historia en sus tropiezos y andanzas, y sueña conalrn (bar de miel soterrada Caracas, Valencia, Coro, Tocuyoy San Sebastián de Lus Reyes; y se suceden los hechos enforma cronométrica y en grandes lienzos y hasta 1.600, esla nomenclatura formal y específica de los primeros años

de existencia, el sometimiento de las tribus y ralas autócto­nas y el poblamiento de las más importantes ciudades; lagerminación de la existencia y la consumación de los prime­ros periplos; pero así Oviedo y Baños ha nacionalizado la his­toria con nombre prupio y patrio, le ha dadu a lo venezolanojunto a lo viril de la vida, emblema típico con estirpe de na­ción. La ha separado de la historia común americana paradarle figura normativa y vida aparte, con nuestros héroes na­tivos, españoles e indios, cun límites auténticos que no he­mos podido conservar intocados.

Cuando los siglos han pasado y se han pasado y se haacrecentado el amor a lo nuestro revivimos a aquellos queacrecentados en este mismo amor, dejaron obra de perenni­dad como la de Oviedo y Baños. Asf se lo dijeron los elogio­sos de su contemporaneidad, que sabran el esfuerzo empeña­do para prender aquella luz que servra para alumbrar el oscurocamino de nuestros grandes acontecimientos: por ello su me­moria es eterna y ello logrará lo que qucr ia el licenciadoAlonso Escobar: revivir, renacer, volar cual Phenix porque su

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papel ha sido justipreciado artísticamente: que una piedra,aún no labrada, no debe tanto al cantero, cuando al artíficeinfiero, que la pule y no la parte.

Dfas de incienso en adoraciones apoteósicas; calenda­rios de amor sucédense para el espíritu; historias deslumbran­tes se desgranan en cielos estrellados; fulguran los entusias­mos ante la evocación de esplendores idos que gravaron este­las de costelaciones en nuestro pasar histórico; en estos últi­mos años se han celebrado efemérides ligadas a nuestro eter­no ser; el cuatricentenario de la ciudad de Caracas, los dos­cientos cincuenta años de establecimiento de la Universidady los trescientos hoy del nacimiento de Oviedo y Baños,

La de Oviedo debemos idealizarla, aún más, para queconstituya la elevación del hombre a una posición en el C()S­

mas que alumbra todavía al recorrido de la aventura del pen­samiento nacional. Porque se han ocupado de sus obras yde su vida los otros escritores nacionales, para alabarlo o cri­ticarlo en aspectos m ínimos, a lo que está 'expuesto todo es­critor; pero nadie puede dudar que nos dió un todo concate­nado, el basamento de nuestra historia y el estilo claro y de­sapasionado, espontáneo y moral, y de una tonalidad de esen­cia musical, corre a través de todo lo escrito; lo que le ha da­do la importancia de saberse leído en todas las épocas, de ha­ber permanecido en fresca perdurabilidad, Porque es que to­davía, aún estando en esta etapa que los economistas llamanen vía de desarrollo, nuestra tierra con su fauna y flora; nues­tras montañas y lagos, el ambiente nacional, tiene una retros­pectiva con muchos tonos singulares en la Obra de Oviedo,como un espejo que ha alongado el panorama de la patriaprimera: el primer cap ítulo, del Libro Primero de Historiade la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela esun lienzo de magnificiencia de una colonia que ha sido con­ceptuada como pobre y sin mayores riquezas comparativas,conjugable en la fé devota de quien piensa hacer la homil ía desu pueblo y de su patria. Que no se pierda la memoria de los

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hechos "pues los mármoles que separó la fama para materiade sus trofeos, en las Indias sólo sirven de loza para el sepul­cro donde se sepultan las hazañas y nombres de sus dueños".Verdad grande como una montaña. Las sierras y los pastos,los valles y las siembras, las maderas preciosas, el ganado y elcabrío, los pájaros y las minas, el caballo que se cr ía puedecompetir con los chilenos y los andaluces y mulas" cuantasbastan para el traj ín de toda la provincia, sin mendigar so­corro cn las estrañas ".

Las aguas son muchas, claras y saludables pues no hayamagarnicnro de serran ía, ni ceja de montaña que no brotecristalinos arroyos".

De leerse 'totalmente el capítulo deja en el csp intu

un sabor de consagración de la primavera, del mismo para ISO

encontrado por Colón, de tierra de gracia, de naturaleza e his­toria en una combinación maravillosa, entre dulce y abraza­dora como la miel de las aricas, o que esconde en trasfondo loque Canairna estereotipó en un pórtico de aguas para entraren lo que no parcela tampoco para aquel tiempo obra a per­derse lo que se hiciera en la Guayana, que parec ía infernal. Ycuando va haciendo el itinerario normal de la historia venez o­lana deja frases tan bien hechas que son improntas del devenircon fecundación para lo pósiero: "Al poniente de la ciudadde Coro, y cuarenta leguas de ella, formó la naturaleza unhermosu gulfo de aguas dulces, llamado cornunmcn tc, lagunade Maracaibo, por el nombre de un Cacique que hallaron enella los primeros españoles que la descubrieron ... formase larnostruosa corpulencia de este lago de caudal de muchosr íos ... y pudieran surcarlos galeones de alto bordo, según esde fondable, si lo permitiera la barra de su entrada ... halla­ron grandes poblaciones de indios formadas dentro del aguapur todas sus orillas; y de aqur tornaron motivo para llamarlaVenezuela ... nombre que se extendió después a tuda la pro­vincia ... ". Se van nacionalizando los términos con una sua­vidad anecdótica: "atravesó la serran (a que llaman de los Ito-

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tos, y salió al Valle de Upar, donde sin hacer reparo que sehallaba fuera de los límites de gobernación, por perteneceraquel distrito a la jurisdicción de Santa Marta (habla de AI­finger ... siguiendo las corrientes del río Cesaré (en este mis­mo territorio está hoy el Departamento del César o Cesar dela República vecina). Y de los Belzares singulariza su no habi­lidad poi ítica para la colonización con estas certeras palabrasdesprendidas del Príncipe: "pero como los alemanes, consi­derándose extranjeros, siempre recelaron de que el domici­lio de la provincia no les podía durar por mucho tiempo, másatendieron a los intereses presentes, aunque fuese destruyen­do, que a las conveniencias futuras." Quisiera hacer una digre­sión singular respecto a la obra de Oviedo y Baños. Este pri­mer tomo, o primera parte, según sus propias palabras finales"añadiendo sólo la muerte del señor Obispo doctor Fr. Pedrode Salinas, que sucedió el mismo año de seiscientos en laciudad del Tocuyo, daremos a fin a esta primera parte dejan­do con el favor de Dios, para materia del sequndo tomo losacontecimientos, y los sucesos de todo el siglo subsecuente".Por este segundo tomo es que se han traido tantos sucesoshistoriales para confirmar la existencia suya, corno la desapa­rición o no escritura, o por lo menos no publicación. Y sehan expuesto las teorías más variables para sostener las tesismás diferentes. Lo que hay de seguro que hasta el presentees que no contamos con el precioso legado que nos cuentelos sucesos de años hasta el setecientos o hasta 1736 las cer­can ías en 1738 año de la muerte de Oviedo. Pero él expresósu deseo de historiar hasta esta última fecha. Y su Tesoroque hoy publica el Concejo para rememorar la fecha tricen­tenaria es una prueba de ello. Y he visto la evidencia de aqueldeseo en la propia Historia de la Conquista, y la Poblaci6n dela Provincia de Venezuela En ella, a pesar de ql!e el primertomo debe alcanzar hasta el 1.600, y en contra de la didácticade la sistematización que el mismo Oviedo se-auto limita, haycapítulos que tratan hechos y acontecimientos sucedidos aentrada del siglo XVIII. Y ello nos indica que tenía cuantio­so material para el segundo tomo; que pod ía tenerlo cornpi-

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lado y redactado, dado la forma como lo expone. Son pie­zas que pertenecen a otra colección que él ama con perdura­ble ardimiento. Son pequeñas formas de una moda nuevaque inserta en la vestimenta conque arropa los rayos de nue­vos días y el siglo que relata secuelas claridades de horas sub­secuentes.

Nos señala por lo menos cierta postura de historiadorde su contemporaneidad cuando cifrada su postura para rela­tar hasta el 1.600, hace lucir con deseo de inmortalidad actossiguientes:

y así lo deja señalado para la posteridad: "comprendehoy la provincia en su distrito las ciudades de ... cuyos tem­perarnentos, sitios y calidades iremos dando razón en el dis­curso de esta historia, según los tiempos en que se ejecutaronsus fundaciones'. Y en estas miniaturas, intercaladas en mu­chos cap rtslos, nos descubre maravillas que él ha visto en susúltimos tiempos, y no sé porqué razón desconocida o algúnpresentimiento, nos deja para la época que describe -1.600­murallas donde se ven piedras que no tienen la pátina de losprimeros tiempos si no parecen haber sido tocadas o labradaspor sus propias manos, en presente. Son broches de oro y enlas que el estilo cm bruja, sobre todo cuando se trata de la des­cripción de las ciudades venezolanas, de lo que infiero hizodecir tal vez a un escritor, no se si el de Los Navíos de Ilustra­ción, Don Ramón Basterra:"con sus casas regulares que insi­núan la idea de que toda Caracas está dicha en octásílabos decal, floridos de reja, portones y patios".

Recojamos para el tiempo y para el oído de los morta­les, ciertas de esas frases temporales para la inmortalidad, queagarren un minuto de la existencia de algo patrimonial de Ve­nezuela, para que contrariando a Quevedo y parodiándolo"no huya lo que es firme y solamente,lo fugitivo permanezcay dure".

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"Esta ciudad en diez grados de altura septentrional,en un temperamento cálido, y en extremo seco, distante dela marina media legua, su terreno arenoso y falto de aguas,su comarca abundante, y regalada; criase en ella mucho ga­nado vacuno y cabrio, y considerable porción de buenasmulas; tiene abundantes salinas, y por el mucho trata conCartagena, Santo Domingo, Caracas, y otras partes, transpor­tante a ellas gran cantidad de quesos, mulas, y cordobanes,es lugar rico, aunque su vecindad es corta, su iglesia fue cate­dral desde el año de quinientos y treinta y dos, la erigió elseñor don Rodrigo de Bastidas, su primer Obispo, hasta elaño de seiscientos y treinta y seis, en que por recelo de lasinvasiones enemigas, la trasladó a la ciudad de Santiago elseñor Obispo don Juan López Aburto de la Mata; s írvase hoypor dos curas Rectores, y un sacristán mayor, y el lugar man­tiene un convento corto de la Orden de San Francisco, y lHU

ermita, dedicada a San Nicolás Obispo". Habla aSI de Coro.

Una pedrerra de la naturaleza y de la mano del hom­bre es el Tocuyo y Valencia a la que pregona su futura opu­lencia y su rivalidad con Santiago "que le arrastra lo I1ldS'

granado de su veci ndad ".

He dejado para último las pagrnas sobre Trujilloy Caracas porque rivalizan en donosura, perspicacia y amory portaran toda una época, toda una vida: "tornaron porabogada, y patrona de la ciudad á nuestra Seriara de la Paz,é hicieron la última mudanza al sitio en que hoy permanece,que es un valle de temperamento sano, y muy templado, ycorre de Norte á Sur cuasi una legua; pero de Leste á Oestetan angosto, que sólo da capacidad para dos calles hasta Idmitad de la ciudad, donde estrechándose algo rn.is, s<'Jlo pcr­rnitc la restante en una; y parece les sirvió la protección quebuscar a en el arnparo de la Vi rjen San t Isima de la Paz parasu comun quietud, pues fenecidos los disturbios que tantolos molestaron, se ha mantenido aquella república h.rst.i lostiempos presentes con tan general sociego, y unión entre los

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vecinos, que sólo por cumplimiento necesitan de justicia;pues en igual conformidad unos con otros, ni saben 19 que eslitigio, ni conocen la discordia; y deben tal beneficio al benig­no influjo de su cielo, que basta saber, que uno ha nacido enTrujillo, para que en la comun estimación sea refutado porde afable natural, de noble trato, y de intención sana y sin

malicia.

Determinados, pues, á mantener la ciudad en aquelvalle, empezaron á fabricar costosas casas, unas de piedra de

sillería, y otras de ladrillo, y tapia; y llevados de aquella vani­dad con que los hombres procuran eternizar su fama para laposteridad, 'adornaron las portadas de vistosos escudos consus armas¡ vinculando la memoria del ilustre de su nobleza; ypusieron tal cuidado en el aumento, y forma de su nueva po­blación, que llegó con brevedad á ser una ciudad muy opulen­tal por el mucho trato de sus frutos, principalmente de cacao,á cuya labor se dedicaron sus vecinos, plantando en los valles

de Pocó cuantiosas arboledas de este jénero, que conducidopor la laguna de Maracaibo á Jibraltar, los hacía poderosos,por las grandes porciones de plata, que producja su retorno;pero trocada después la felicidad en contratiempos, experi­mentó esta ciudad tales desdichas, que á fuerza de sus mu­chos infortunios, apenas conserva hoy la sombra de lo quefué, pues perdidas las arboledas de cacao con las inundacio­nes del río, quedó sin trato, ni comercio, faltándole el nervioprincipal que producla su riqueza: trabajo á quien siguió ladesgracia de saquearla el año seiscientos y sesenta y ocho elpirata frances Monsiur Gramon, con tanta inhumanidad, quesin que le moviese á compasión lo suntuoso de sus fábricas,quemó los edificios, reduciendo á cenizas su hermosura; perono obstante es habitada al presente de más de trescientos ve­cinos, muchos de ellos de notoria calidad y conocida nobleza,y entre ellos un mayorazgo, que goza la familia de los caballe­ros Cobarruvias, descendientes de Gaspar Cornielles, uno desus pobladores.

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Mantiene una iglesia parroquial, asistida de dos curasRectores; dos conventos de religiosos, uno del órden de San­

to Domingo, y el otro de Salí Francisco, con un templo á lomoderno de vistosa, y galana arquitectura; una ermita denuestra Señora de Chiquinquirá, donde está fundado un hos­pital, y un monasterio de Monjas Dorn (nicas, sujetas al ordi­nario, que siendo un erario de virtudes, es un primor de curio­sidades, por las muchas que fabrican sus religiosas, con espe­cialidad en costuras, y labores de pita: es lugar muy regalado,y abundante, por la gran fertilidad de su comarca, y los mu­chos indios que tiene en su distrito; produce trigo en abun­dancia, cebada, maíz, algodón, garvanzos, y otras semillas; l,i­brase mucho, y regalado azúcar, de que se fabrican csquisitasconservas, dansc hcrmos ísimos repollos, lechugas, y demásverduras todo el año, todas las frutas de la América, y muchasde las de Europa, como son manzanas, membrillos, granadas,higos, y uvas; cr ia en sus pastos muy buenos carneros, mu­cho ganado de cerda, gallinas, pabos, y otras aves, sin que lefalte cosa de cuanto se puede apetecer para el regalo; pero enmedio de tantas conven iencias padece un defecto grande esaciudad, que algunos atribuyen á sus aguas, y yo soy de esaopinión, y es criarse en las gargantas de sus habitadores, prin­cipalmente en las mujeres, hinchazones, ó paperas, con tantajencralidad, que es rara la persona que se ve sin ellas, y algu­nas tan crecidas, y .diforrnes, que causa horror el mirarlas".

"En un hermoso valle, tan fértil corno alegre, y tanameno como deleitable, que de Poniente á Oriente se dilatapor cuatro leguas de longitud, y poco mas de media de lati­tud, en diez grados y medio de altura septentrional, al piede unas altas sierras, que con distancia de cinco leguas la di­viden del mar en el recinto que forman cuatro ríos, que por­que no le faltase circunstancia para acreditarla paraíso, lacercan por todas partes, sin padecer sustos de que la anequen:tiene su situación la ciudad de Caracas en su temperamentotan del ciclo, que sin competencia ese el mejor de cuantostiene la América, pues además de ser muy saludable, parece

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que lo escojió la primavera para su habitación continua, puesen igual templanza todo el año, ni el fria molesta, ni el calorenfada, ni los bochornos del estío fatigan, ni los rigores delinvierno aflijen: sus aguas son muchas, claras y delgadas, pueslos cuatro ríos que le rodean, á competencia la ofrecen suscristales, brindando al apetito en su regalo, pues sin recono­cer violencias del verano, en el mayor rigor de la can rculamantienen su frescura, pasando en el Diciembre á mas quefrias: sus calles son anchas, largas y derechas, con salida, ycorrespondencia en igual proporción á todas partes; y comoestán pendientes, y empedradas, ni mantienen polvo, ni con­sienten lodos: sus edificios los mas son bajos, por recelo delos temblores, algunos de ladrillo, y lo comun de tapias, perobien dispuestos, y repartidos en su fábrica: las casas son tandilatadas 'en los sitios, que casi todas tienen espaciosos patios,jardines, y huertas, que regadas con diferentcs acequias, quecruzan la ciudad, saliendo encañadas del río Catuche, produ­cen tanta variedad de flores, que admira su abundancia todoel año; herrnoscanla cuatro plazas, las tres medianas, y laprincipal bien grande, yen proporción cuadrada".

"Fuera de la inúmerable multitud de negros y mula­tos que la asisten, la habitan mil vecinos españoles, y entreellos dos tttulos de Castilla que ilustran, y ennoblecen: suscriollos son de agudos, y prontos Intentos, corteses, afablesy políticos; hablan la lengua castellana con perfección, sinaquellos resabios con que la vician en los mas puertos de lasIndias; y por lo venebolo del clima son de airosos cuerpos,y gallardas disposiciones, sin que se halle alguno contrahecho,ni con fealdad disforme, siendo en jeneral de espíritus biza­rros, y corazones briosos, y tan inclinados á todo lo que espolítica, que hasta los negros (siendo criollos) se desdeñan deno saber leer, y escribir y en lo que mas se extreman es enagasajo con que tratan á la jente forastera, siendo el agradocon que la reciben atractivo con que la detienen, pues el quellegó á estar los meses en Caracas no acierta después a salir deella: las mujeres son hermosas con recato, y afables con seño-

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do, tratándose con tal honestidad, y tan gran recojimiento,que de milagro entre la [ente ordinari se ve alguna de carablanca de vivir escandaloso, y esa suele ser venida de otraspartes, recibiendo por castigo de su defecto el ultraje, y des­precio con que la tratan las otras".

"A los lados de la puerta principal, que cae á la plaza,en la que mira al norte se levantó una elevada torre, que sus­tenta diez campanas de voces muy sonoras y en el que miraal sur se esticnde sobre el altosano de capilla del Apostol S.Pedro, fabricada a expensas de su ilustre cofradía, tan desaho­gada, y capaz, que separada, por sí sola pudiera pasar por igle­sia en otra part~, según el ámbito que ocupa, y 'sirve junta­mente de Sagrario á los Curas para la administración de laparroquia".

"Para la educación de la juventud tiene un colejioseminario bajo la protección de Sta. Rosa de Lima, que em­pezó a fundar en la plaza mayor el arlo de seiscientos y se­senta y cuatro el ilustrísimo Sr. D. Fray Antonio Gonzálezde ACUl;a; y después lo acabó, y puso en perfección el ilus­trísimo Sr. Obispo D. Diego de Ba110s, tio del autor: su fá­brica es de alto con viviendas muy desahogadas, y clases muycapaces para la lección de cinco cátedras que en él se cursan,las dos de teolojía, una filosofía y dos de gramática, dondecultivados los injenios, como por naturaleza son claros, yagudos, se crian sujetos muy cabales, así en lo escolástico, ymoral, como en lo positivo".

"Pero la joya mas preciosa que adorna esta ciudad,y de que pueden vanagloriarse con razon, teniéndola porprenda de su mayor felicidad, es el convento de monjas de laConcepción verjel de perfecciones, y cigarral de virtudes: nohay cosa en él, que no sea santidad, y todo exala fraganciade cielo; dotáronlo, aplicando toda su hacienda para su fá­brica, y cóngrua, DOI;a Juana de Villcla, natural de Palos enel Condado de Niebla! viuda del Capitan Lorenzo Martfnez

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natural de Villacastin, vecino encomendero que fue de estaciudad, y Doña Mariana de Villela, su hoja, viuda del RejidorBartolomé Masabel, el año de seisientos y diez y siete, aun­que, por los accidentes que referimos en llegando al año desu fundación, se dilató esta hasta el de seiscientos treinta ysiete, en que siendo su primera Abadesa Doña Isabel de Tie­dra, (que de relijiosa del convento de Sta. Clara de la ciudadde Sto. Domingo vino por maestra, y hortelana de este nuevoplantel) víspera de la Concepción les puso la clausura el Sr.Obispo D. Juan Lopez Aburto de la Mata, dando el hábitoá las primeras azucenas, que se consagraron á Dios en su reco­jimiento; estas fueron,Doña Mariana de Villela, su fundado­ra, y como tal, por nombramiento suyo Doña Francisca Vi­lIela, Doña Ana Villela, Doña María Villela, Doña María dePonte, Doña Juana de Ponte, Doña Luisa de Ponte, sobrinassuyas, María de Urquijo, Doña Ines de Villavicencio, y DoñaElvira de Villavicencio: mantienen al presente sesenta y dosángeles en otras tantas relijiosas de velo negro, que en conti­nuas vijilia~, y mortificaciones viven tan en Dios, y ajenas delo que es mundo, que a cualquiera hora de la noche que sepase por las puertas de su iglesia se oyen los ecos de sus ás­peras penitencias, y los tiernos suspiros con que claman alcielo desde el coro ".

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