EL RETABLO MAYOR Y COLATERALES DE LA IGLESIA DE SAN ANDRES DE ELCIEGO

0.- INTRODUCCION

Hasta la mitad del siglo XVII los dineros ingresados por la parroquia se habían dedicado, fundamentalmente, a la construcción de un nuevo templo. Un soberbio edificio para una aldea pujante en el que tres generaciones de canteros de la familia Emasabel, dedicaron cuerpo y alma a esta obra arquitectónica. La construcción de esta nueva parroquia, se acomete en la década de 1540 prolongándose a lo largo de noventa años hasta finalizar, su fábrica externa, con el remate de los tejados.

La demora en el remate de la construcción del edificio, que se prolonga durante casi cien caños, se debe a los desacuerdos que surgen entre los responsables del dinero destinado al mantenimiento de la Parroquia, denominado “Fábrica”, y los herederos de la familia de canteros por el cobro de los trabajos realizados. La principal fuente de este conflicto surge al terminar la obra de las cubiertas del edificio, llevando a la Iglesia y a la familia Emasabel a mantener un conflicto que continúa hasta la mitad del siglo XVII.

Junto al desembolso que suponen los remates de cantería y los tejados, surgen otra serie de pagos menores para complementos de carpintería, ornamentaciones, allanamiento y enlosado de suelos, accesorios para el culto, vestimentas, utensilios…..sin olvidarnos del órgano para la liturgia, que desde el inicio siempre estuvo presente en el nuevo templo. Los dineros de los diezmos y primicias, fuente principal de ingresos de la nueva parroquia, son generosos; principalmente a través del vino, quien en función de la mejor o peor cosecha, va marcando el ritmo de los pagos y compras.

(1576.- documento de cantería con las firmas de Juan Domingo, Domingo y Juan de Emasábel)

Los ingresos de la Parroquia venían fundamentalmente de las Primicias y de éstas , la uva y su venta en vino, fueron las principales proveedoras de reales y maravedíes para los gastos que se ocasionaran. Así que el ritmo de construcción, finalización de las

labores de cantería y la Fábrica de la parroquia caminaban a la par que los ingresos que proporcionaba la Primicia. Podríamos metaforizar con que el templo parroquial, se fue construyendo con sillares extraídos de las entrañas de la tierra y que su ritmo constructivo lo fue marcando el mismo terreno, a través de la generosidad, mayor o menor, de cereales y vino.

Con la colocación de las cubiertas entramos en la década de 1630 donde, los responsables de la parroquia, deciden dirigir todos los esfuerzos y dineros al adecentamiento interno del edificio (remates de cantería, nivelación de suelos, ordenamiento y armonización de las tumbas del propio templo, enlosado, acondicionamiento del altar mayor...) Junto a esta actividad, las reclamaciones de los Emasabel, fueron sangrando las arcas parroquiales.

Las visitas de los prelados de la diócesis y, en ocasiones, del propio obispo intensificaron el ritmo del final de la construcción del templo y su ornamentación. Esta fue la dinámica de la década de 1630, y todo este movimiento estuvo coordinado y representado por la figura del propio cura, el Bachiller Don Pedro Ibáñez

En la Visita Diocesana de 1633, el Prelado es riguroso con el tema del remate de la construcción del edificio; y al conocer las cantidades pagadas y que se han de pagar a los herederos de los Emasabel, no permite que se lleven más de lo que sea necesario. Este mandato del obispado es tomado con energía por el Bachiller Pedro Ibáñez, cura y beneficiado de la parroquia, quien contrata los servicios de un cantero afamado en la zona: Joan Setién Venero. Natural de la Trasmiera cántabra, su fama está extendida en la otra parte del Ebro, donde tras una estancia por tierras albaceteñas, se trasladó a Alberite (donde construye lagos), trabaja en la sacristía de Alcanadre, en Fuenmayor , Baños de Río Tobía y Murillo ( donde reconstruye el puente).

(1633 Firma del Bachiller Don Pedro Ibáñez)

En 1634 se demandan sus servicios en Elciego para concluir trabajos en la recién construida iglesia, estableciendo en la villa su residencia por una buena temporada. Se le encarga el remate de la capilla y media naranja del Altar Mayor, junto con las gradas de acceso al mismo; aparte del propio enlosado del templo. Todo esto y otras nimias labores, estarán finalizadas en tres años. Serio fue el trabajo y el compromiso entre el cura Pedro Ibáñez y el cantero Setién Venero, quienes tras acabar el primer contrato firman otro en 1638 para el arreglo definitivo de los tejados, ya que las aguas de las lluvias en el templo estaban ocasionando muchos problemas

(1638.-Pagos a Juan de Setién Venero.-Libro de Fábrica de la Iglesia Parroquial)

En este mismo año de 1638 el máximo responsable del clero local, Pedro Ibáñez, en su papel de rematador de obras y adecentador del interior del templo, da cumplimiento a lo ordenado por la Diócesis y pone orden en las sepulturas del interior del templo. Para ello convoca a reunión a todos los vecinos y particularmente a las personas que tienen derecho a la sepultura dentro de la Iglesia. Establece siete hiladas de sepulturas tanto a la parte del Evangelio como a la de la Epístola, teniendo como referencia el Altar Mayor. El ordenamiento de las sepulturas lleva consigo también el enlosado y nivelado de las mismas, para poder tener un suelo adecentado, homogéneo e igualado en el interior del templo. Obra que la realiza este mismo año el maestro cantero Juan de Setién Venero que lleva trabajando en el interior del templo desde septiembre de 1635.

Las cosechas de estos años son generosas y permiten afrontar todas estas obras y remates; así como afrontar proyectos de mayor envergadura y en consonancia con la hechura del propio edificio.

Pedro Ibáñez toma las riendas de toda la ornamentación interior del templo, y expide certificados y pagos como estos de 1.500 reales y otro en 1640 de 1.000 reales

(1638.-Pagos a Juan de Setién Venero.-Libro de Fábrica de la Iglesia Parroquial)

Con este panorama llegamos a la década de 1640, en la que la ornamentación y acondicionamiento del interior de la parroquia no se completará hasta la construcción de un retablo, acorde con la elegancia y calidad del templo construido. Los Visitadores del Obispado impulsaron la confección de retablos para ornar, acondicionar y adecuar al nuevo programa iconográfico los interiores de los templos. Estos retablos, también constituyeron una manifestación de religiosidad de la población con la divinidad y un instrumento pedagógico y propagandístico del espíritu Contrarreformista promulgado por la Iglesia Católica en este momento. El Obispo impulsaba, autorizaba, daba licencias y hasta dirimía en situaciones de pleito; pero era la propia Parroquia la que contrataba y satisfacía todos los pagos que ocasionaba esta segunda gran obra.

Seguramente también influiría en los responsables locales la construcción de retablos en otras poblaciones que no tenían la impronta y el empuje de Elciego, primera aldea que se independiza de Laguardia en 1583. La sana envidia local podría estar en Elvillar, aldea reseñable donde hacía ya varias décadas había dejado un soberbio retablo con la firma de un gran artista: Guiot de Beaugrant. Villabuena y Yécora plasmaron en retablos esa manifestación religiosa en torno a 1600, con artistas reconocidos en la zona como Pedro González de San Pedro. Laguardia en 1618 ornamentó la Parroquia de Santa María de los Reyes con las firmas de reputados retablistas como Mendieta, Juan Bazcardo o Diego Jiménez. Oyón, a su vez, ornó su iglesia en 1624 con la impronta de Pedro Jiménez y Juan Bazcardo. Incluso la aldea de Lapuebla tenía en 1638 una manifestación artística realizada por Mendieta, Mateo Fabricio, Juan Bazcardo y Diego Jiménez. Es muy probable que los responsables de la Parroquia de Elciego fueran sintiendo en su piel este retraso en relación con otras poblaciones de la zona; pero los dilatados gastos ocasionados con el remate del templo y las familias de los canteros, no dejaron otra opción que retrasar el comienzo de esta gran obra del interior.

1.- DECADA DE 1640

1.1.- Economía de la Fábrica de la Iglesia

Las cuentas de la fábrica de la Iglesia parroquial son un delicado ejercicio básico de contabilidad entre ingresos, gastos y remanentes que se van manteniendo para poder acometer obras importantes; como es en este caso el del retablo del altar mayor y los colaterales.

Los ingresos provienen de artículos muy limitados, siendo la base de todo ello impuestos eclesiásticos como la Primicia ( que establecía la entrega de los primeros frutos de la tierra o de los animales a la Iglesia) y el Diezmo ( que consistía en el pago a la Iglesia de la décima parte de los beneficios del trabajo de los fieles para el mantenimiento del culto y del ejercicio del ministerio eclesiástico) . La población entregaba a la parroquia ambos tributos por medio de uva, cebada, trigo, avena y corderos. En años posteriores y con más abundancia agrícola, se apreciarán entregas de habas, legumbres, centeno, comuña, lino,…pero con muy poca incidencia en el montante general de los ingresos.

La presencia de la uva en entrada y del vino en salida es superior a la de los cereales; no pudiéndose especificar detalladamente cuanto supone cada partida en esta década, ya que el concepto anotado en los libros aparece únicamente como “primicia”. En décadas posteriores, especificando lo correspondiente al vino y contemplando las ampliaciones que tienen que realizar para acoger la uva y vinificarla, veremos que el vino fue el gran motor económico de la Iglesia. La fábrica de la Iglesia y posteriormente denominada Parroquia era la mayor empresa vinícola de la villa, tanto en la producción como en la comercialización a través de los remates.

La diferencia notable entre el porcentaje de un año y otro va a estar determinada por el cobro de algún censo pendiente; pero se ve claramente que la Primicia era la fuente de ingreso de los dineros de la Iglesia.

1640 1641 1642 1643 1644 1645 1646 1647 1648 1649% 78,96 97,56 88,61 98,06 97,21 83,05 87,98 73,8 88,63 97,5(Cuadro elaborado a partir de los datos obtenidos en el Libro de Fábrica de la Parroquia)

Otras fuentes de ingresos, y por este orden de importancia, fueron el cobro de un censo de unos lagos de la Iglesia ( 2.431 mvds anuales), los corderos de la primicia

( que oscilaban entre mil y tres mil maravedíes al año), la renta de la ermita de San Vicente (1.496 mvds anuales) y la limosna del vacín, que osciló entre los 300 y los 1000 mvds.

Como podemos comprobar, las cuentas de la Fábrica de la Iglesia dependen por completo de las Primicias, y más concretamente de la generosidad de las cosechas anuales. En este cuadro se reflejan los ingresos, los gastos y el remanente o alcance que se queda para el ejercicio posterior.

1640 1641 1642 1643 1644 1645 1646 1647 1648 1649Ing 213.145 260.297 318.450 312.035 267.461 221.561 270.497 304.046 181.191 244.079Gast 275.672 165.161 406.691 89.006 306.016 207.722 240.124 377.600 175.226 131.570Alc 158.890 253.420 162.000 389.029 350.064 363.903 394.354 320.809 332.089 409.482

(Cuadro elaborado a partir de los datos obtenidos en el Libro de Fábrica de la Parroquia)

En cuanto al capítulo de los gastos, éstos van a variar sustancialmente de unos años a otros, debido a atenciones urgentes que tienen que acometer o a proyectos de largo calado, como es el caso retablo, iniciado en esta década.

Como gastos fijos importantes estarían:

- Aceite para las lámparas (que oscilan entre 6.000 y 10.000 mvs anuales)- Campanas, tanto en construcción (19.000 mvs) o aderezamiento y

mantenimiento. Un gasto frecuente es la reparación o reposición de la soga para tocar el badajo desde el propio interior del templo.

- Canteros: enlosado de la Iglesia, sacristía, tejados. Aparecen los nombre de los canteros Joan de Setién Venero y Joan de Pucheta.

- Cera: blanca y amarilla (entre 10.000 y 20.000 mvds anuales)- Carpintería: cajones, candeleros, entarimados…En esta década trabaja Juan

Alonso Calderón (156.000 mvs en 1640 y otros cobros posteriores de menos de cien mil mvds)

- Incienso: entre mil y tres mil maravedíes anuales- Libros: manuales, específicos de canto o encuadernaciones o pretaderas para los

mismos. Son gastos muy diversos, pero que varios oscilan entre diez mil y veinte mil maravedíes.

- Monumento: para la Semana Santa. Gasto anual que ronda los dos mil maravedíes

- Oblaciones: gastos diversos generalmente en compra de vino para celebrar remates de cuentas, remates de primicias u otros acontecimientos. Rondan los gastos entres dos mil y cuatro mil maravedíes

- Organista: uno de los gastos mayores y fijos desde décadas anteriores. En esta década apenas hay gastos menores de aderezamiento del instrumento; pero el sueldo del organista es sustancioso: en torno a veinte mil maravedíes anuales. Organistas de esta década son Juan Dávalos y Antonio Zaldívar

- Ornamentos: son varios los gastos menudos referentes a compras de telas, roquetes, manteles, cíngulos y otros; pero hay un gasto importante de 56.000 mvds por la compra de un terno en 1646

- Pleitos: pagos diversos al escribano, procuradores, viajes a Burgos o Calahorra…

- Reloj: tanto en aderezamiento como en arreglo de maquinaria. Son pagos entre mil y dos mil maravedíes; apareciendo nombres de relojeros como Lorenzo de Medina o Juan de Momediano, vecino de Briones.

- Sacristán: gastos anuales que oscilan entre tres mil y hasta casi diez mil maravedíes

- Subsidio: o pago que la Iglesia hace a la Diócesis de Calahorra. Oscila en torno a 10.000 maravedíes anuales

- Vino: gasto anual del utilizado para los actos litúrgicos como para las oblaciones por fiestas específicas o para la Semana Santa. Cantidades que oscilan entre tres mil y seis mil maravedíes anuales. Se detalla y diferencia entre vinos blancos, de Ribadavia y tintos, los más utilizados.

- Habría también un conjunto de gastos menudos, algunos fijos y otros que surgen con la propia necesidad ocasional como serían: algodón, betún, bota para el vino, cal, cerrajas, costurera, sedas, entonador, herrero, hilo, jabón, lavandera, lienzo, manteles, platero, pendones, puntas, visita del obispo o visitador, vidrios,..

Con este entramado contable de la década de los cuarenta, se van originando unos remanentes con la finalidad de cometer el siguiente gran proyecto de la Parroquia: el Retablo del Altar Mayor y los colaterales.

1.2.- Construcción del Retablo

Al comienzo de la década de los años cuarenta el Cabildo está constituido por cuatro o cinco clérigos, no todos naturales de la villa. Las familias más pudientes y notables del pueblo organizaban sus posesiones y bienes raíces en torno al “Mayorazgo”, disponiendo que entre los segundos y siguientes hijos (“segundones”) se cursasen estudios eclesiásticos para ocupar puestos relevantes dentro de la curia local o de cualquier otro orden Esta práctica lleva a que en los Mayorazgos se establezca una cantidad económica para los estudios y formación de sus jóvenes, tanto en la vertiente civil como en la eclesiástica. Detalle que influye positivamente en el desarrollo urbanístico e institucional de la villa, ya que, la formación académica de sus gobernantes, deja una impronta de calidad en la mayoría de órdenes sociales. De esta manera vamos a encontrar la presencia de estudiantes de Elciego en centros de bachilleres o de estudios universitarios como Iratxe, Valladolid o Salamanca. Estudiantes que posteriormente tomarán las riendas civiles y eclesiásticas de la villa o de otras entidades superiores. Es el caso de los Mayorazgos de Sancho González, Ibáñez, Sáenz Navarro, Navarrete Ladrón de Guevara, Ruiz de Ubago, Ramírez de la Peciña,….

En esta década es relevante la figura del cura Pedro Ibáñez, perteneciente a uno de los linajes más importantes de Elciego y unido por vínculos matrimoniales a otras familias notables del ámbito local y comarcal. El Bachiller Pedro Ibáñez, como le gustaba denominarse en los escritos recalcando su categoría académica y social, era propietario de viñedos muy importantes y extensos ( 100 obradas en Los Losares, 50 obradas en El Prado, 14 obradas en Rioseco) aparte de otros muchos menores; tierras de pan, huerta extensa de dos fanegas y media en la zona del río y otras tierras yermas. Gozaba de buena casa con cueva, veleces, corral y trujal, aparte de otra cueva en el barrio de Barrihuelo, donde vinificaba y acomodaba los vinos para la comercialización. Muchas de estas propiedades eran del Mayorazgo de Sancho González, quien se lo había pasado su hermano el licenciado Fernando Ibáñez y lo dejó en testamento a su sobrino, también clérigo y beneficiado en la Parroquia de Elciego, Pedro Ibáñez.(1655.- Testamento del Bachiller Pedro Ibáñez.- AHPA escribano Andrés Ramírez. Protocolo 8369)

Aparte de estas propiedades y actividades relacionadas con la agricultura, comercializaba con el dinero excedente, como reflejan varios censos hipotecarios en la población. Este patrimonio personal que dejó en gran medida a su sobrino Francisco Ibáñez, fue el embrión del mayorazgo que llevaría su apellido.

(Libro de Fábrica de la Paroquia.-Firma del Bachiller Pedro Ibáñez en la década de 1640)

Varios factores influyen en la acometida de la gran obra de ornamentación interna del templo: el remate definitivo de las cubiertas y el acondicionamiento básico del interior de la iglesia, la intensa actividad “retablista” en la zona, el capital acumulado al no existir gastos tan fuertes como en décadas anteriores, la liquidación de la deuda con la familia Emasabel (canteros dedicados a la construcción del edificio), las recomendaciones de las visitas pastorales y la propia impronta del clero local, encabezados por el Bachiller Pedro Ibáñez.

Otro hecho a resaltar es que tanto Elciego como Elvillar eran las dos aldeas más destacadas de la zona. Comarca donde la actividad retablista estaba en pleno auge en muchas polaciones limítrofes debido a las nuevas normas dictadas por la iglesia y al prestigio que suponía, para la población en cuestión, tener un retablo configurado con los principios estéticos del momento. Pese a su importancia, en Elciego todavía no se había iniciado el proceso de ornamentación del nuevo templo tal y como apremiaba la autoridad eclesiástica, el gusto que la época requería y lo que el nuevo criterio litúrgico demandaba.

Elvillar, aldea pujante en toda la Tierra y Villa de Laguardia (no constituída todavía como villa independiente de la misma, lo hizo en 1667), ya tenía, desde hacía varias décadas y firmado por un gran artista como fue Guiot de Beaugrant. Villabuena o Villaescuerna, como se le denominaba en esta época, tenía también un retablo adecuado al templo construido a finales del XVI por Alvarado y Gómez de Bárcena. Otra aldea pequeña de la comarca como Yécora, había adornado su templo con un retablo de Martín de Nalda y del artista afamado Pedro González de San Pedro. A finales del XVI Lanciego ornamentó con un buen retablo su recién construida parroquia. Laguardia, como villa central y núcleo neurálgico de toda la Sosierra de Navarra había acometido en 1618 la obra de su retablo en la Iglesia de Santa María con los artistas Mendieta, Juan Bazcardo y Diego Jiménez. Oyón en 1628 proyecta su retablo con famados maestros escultores de la zona: Pedro Jiménez y Juan Bazcardo. Lapuebla de Labarca, aldea dependiente de Laguardia, estaba realizando su retablo a partir de 1638 con los artistas Mendieta, Mateo Fabricio, Bazcardo y Diego Jiménez. Esta situación de actividad artística en las poblaciones limítrofes tuvo que causar cierto recelo en el clero local y también en las familias más pudientes de la primera villa que se separó de Laguardia en 1583, al contemplar su soberbio templo sin la ornamentación interior.

Al inicio de la década, las continuas visitas del Obispo o del Delegado de la Diócesis de Calahorra demandan la necesidad de acometer una ornamentación acorde con la categoría del edificio construido. Las cuentas con sus remanentes de 1640 y de 1641 estaban preparadas para acometer esta nueva andadura y así al finalizar el año de 1642, el cura Pedro Ibáñez, firma un remate con el maestro de arquitectura Mateo Fabricio, para la construcción de un relicario o sagrario por 400 ducados y 100 reales (4.500 reales), con el propósito de acabarlo para el día de San Juan de 1644.

“Yo el dicho Bachiller Pedro Ibáñez cura y beneficiado en la Iglesia parroquial de San Andrés de esta villa del Ciego, en veinte y dos de diciembre de mil seiscientos y cuarenta y dos años comisión que tengo de los dineros debe objeto del remate el relicario del altar mayor en Mateo Fabricio maestro de arquitectura en cuatrocientos ducados y cien reales con condición que las mejoras que llevare el relicario se le habían de pagar porque en las condiciones se le añadieron algunas cosas particulares

y cosas de que se obligó a hacerlas y en esta condición se le remató la obra y la había de dar hecha y acabada para el día de San Juan del año que viene de mil seiscientos y cuarenta y cuatro y para que ese día se le había de acabar de pagar la dicha obra del dicho relicario y para ese día se le había de acabar de pagar la dicha obra del dicho relicario de la dicha iglesia y altar mayor. De lo que se obligó a le poner a su costa en la forma de ella en el altar mayor por los dichos cuatrocientos y se le dieron de contado con más cien reales que pidió de gracia para traer el dicho relicario y a las personas que le habían de traer y se los ofrecieron al cabildo y ayuntamiento y se los dieron con a las personas que se obligaron a traerlo y por verdad lo firmé de mi nombre en la villa del Ciego a diciembre de 1642. Pedro Ibáñez”

(Libro de Fábrica del Archivo Parroquial.- 1642)

Es en este momento cuando las instituciones eclesiásticas se someten a un profundo proceso de renovación, por medio de una serie de actuaciones denominadas “Contrarreforma” para evitar el avance de las doctrinas protestantes surgidas en este siglo. Estas actuaciones afectan a todos los órdenes, incluidos el litúrgico y el artístico, lo que origina un nuevo estilo estético al servicio de los dogmas y mensajes que esta iglesia Contrarreformista, quiere inculcar en sus fieles. Para unificar los criterios de actuación, se celebra un Concilio en Trento, en el que se aprueban una serie de decretos, normas y órdenes que serán las pautas seguidas por todos los estamentos eclesiásticos en este periodo.

En Trento, se destaca la función propagandística y doctrinal de las imágenes así como la importancia de la eucaristía (atacada por el protestantismo) por lo que, dentro de la nueva concepción de liturgia que surge a raíz de este Concilio, eucaristía e imágenes cobrarán una nueva dimensión.

Con estas dos ideas se entiende la importancia que adquieren tanto el retablo como telón de fondo de la liturgia y la eucaristía como eje central de la misma.

Por lo tanto, en la nueva concepción del espacio interior de las iglesias y dentro de los retablos, los relicarios o sagrarios; adquieren una nuevo protagonismo y concepción.

Serán espacios más amplios y resaltados. Con banco adosado que hará las funciones de pequeño altar para la consagración, con mueble para guardar los útiles de la eucaristía y, en ocasiones, con custodia.

Este mueble será conocido como sagrario o relicario, aunque este segundo término será el más utilizado ya que, en Trento, se da la idea (como contraposición a los ataques luteranos) de que el sacramento eucarístico es una conmemoración del sacrificio de Cristo y que, la comunión representa su cuerpo y debía ser tratada como una reliquia en si misma.

En el caso del retablo de Elciego, entendemos la importancia de este mueble al ser la primera pieza contratada (y a un coste muy elevado) para ornamentar el altar. No se trata, por tanto, de un mero elemento decorativo; es un elemento necesario e indispensable para la parroquia y para los fieles.

Mateo Fabricio fue uno de los artistas más destacados de toda la zona a mitad del siglo XVII. Cuando se compromete a realizar este Relicario para la iglesia de Elciego estaba en el auge de su carrera artística. Nacido en Burgos a finales del s. XVI desarrolló su aprendizaje y carrera bajo el nombre de “el flamenco”, posiblemente por la influencia de algún artista flamenco instalado en Burgos. Realizó los retablos mayores de las iglesias parroquiales de Vivar del Cid (1635) y de Santa María Rivarredonda (1637), pasando posteriormente a tierras riojanas donde trabajó en el retablo de Lapuebla de Labarca (1638-1648). Cuando se compromete a realizar el relicario para la Iglesia de Elciego, aparte de su compromiso con Lapuebla de Labarca, estaba trabajando en el retablo mayor del monasterio de San Millán de la Cogolla, donde fijó su residencia.

Trajeron el relicario desde el Monasterio de san Millán dos porteadores del pueblo quienes cobraron por el traslado 1.124 reales. También ocasionó un pequeño gasto de 8 reales (720 mvs) la comisión constituida para el traslado del relicario y para organizar una fiesta tras su montaje e instalación. (Libro de Fábrica de la Parroquia 1643)

En 1644 se le pagan a Mateo Fabricio los 4.500 reales pactados por la construcción del relicario. Este gran desembolso se afrontará con el dinero reservado de los años anteriores. Aparte de gastos menudos para la cerraja y cordel del mismo, también fue necesario comprar distintos materiales para “armar el relicario”.

(1644 Libro de Fábrica de la Parroquia)

La importancia de este pago no sólo está reflejada en los registros parroquiales. Se registra mediante escritura pública por medio del escribano Martínez Heras, el cual confecciona una carta de pago por los 4.500 reales rubricada y fechada el uno de agosto de este mismo año.(ANEXO I)

Mateo Fabricio se había formado en el estilo del primer barroco bajo unas formas más sobrias y clasicistas por lo que, el sagrario que hace para la parroquia de Elciego, tiene una traza con formas más serenas que las contenidas, posteriormente, por el retablo. Adquiere una forma semicircular con columnas adosadas a cada uno de sus frentes, flanqueando tres hornacinas en las que se disponen otras tantas esculturas. Las columnas constan de fustes acanalados en un desarrollo helicoidal rematados, en su parte inferior, por una del delicada decoración de motivos vegetales.

Las imágenes que aparecen en este relicario, no siguen un programa narrativo. La Contrarreforma demanda la preferencia por imágenes exentas con sus atributos identificativos con la finalidad de fomentar la religiosidad y piedad de los que las contemplan. Por tanto, Fabricio, concibe un mueble eucarístico con pocos elementos iconográficos que hagan referencia a la eucaristía, excepto por los dos ángeles que flanquean un cáliz consagrado en la parte superior de la puerta y que indican al espectador el carácter sacro de este elemento. Mediante este recurso se potencia la idea de protección del misterio del rito eucarístico.

En la puerta del relicario, en la hornacina dispuesta para tal fin, aparece la figura del Salvador en majestad y, a cada uno de los lados del relicario, las figuras de San Pedro y San Pablo con los elementos necesarios para su reconocimiento. Cabe destacar que, según diversas teorías, Mateo Fabricio no consta en los contratos como maestro escultor, sino como “ensamblador” excepto en la documentación relativa al retablo de Lapuebla; donde aparece como “entallador”. Por ello existe la posibilidad de que estas esculturas fuesen realizadas por alguno de sus oficiales en su taller. Sea como fuere la calidad de las mismas es notable y se pueden considerar, estas tres figuras como las de mayor valor escultórico de todo el posterior retablo al que se adosó este mueble.

En la crónica que reseña la inspección del Visitador de la Diócesis de 1646, está presente la monumental obra que se va a efectuar en la Parroquia: ornar Altar Mayor y parte del interior del templo mediante retablos.

La intervención, supervisión y control de la Iglesia en todo el proceso de construcción de un retablo era total. Las Diócesis (en este caso, la de Calahorra- La Calzada dependiente, a su vez, del Arzobispado de Burgos) marcaban todas las pautas y normas a seguir mediante las Constituciones Sinodales, que compilan toda la normativa y reglamento para cada uno de los estamentos que constituyen esa diócesis. En el aspecto retablístico, pautan el programa iconográfico (sometido a los criterios estéticos, morales y religiosos fijados en el Concilio de Trento) y los pasos constructivos del mismo, privando al escultor o arquitecto de libertad creativa.Con estas disposiciones, se aseguran la uniformidad de acción, estilo y ejecución; así como la preservación del decoro de las imágenes y del mensaje devocional que pretenden transmitir.

Así pues, tal y como se marca en esas constituciones, es necesaria la solicitud de licencia ante el tribunal eclesiástico para comenzar con el proceso de trazado, contratación y remate del retablo. Suele solicitarla el propio Visitador diocesano, el párroco de la iglesia que acometerá la obra, o el Mayordomo de la misma. El Tribunal solicita una serie de informes con el fin de evaluar la necesidad de acometer esa obra. Si los informes, hechos por los Visitadores, son positivos, se otorga la licencia que, en el caso de Elciego, se concede en el año de 1646. Tal y como se cita en dichas memorias, se la considera “obra de mucha necesidad” y se anuncia su contratación a almoneda y remate (subasta) para comodidad de las cuentas de la Fábrica de la parroquia y por las grandes posibilidades económicas de las que disponía en el momento.

Los dineros que se van reservando para los pagos del retablo necesitan estar depositados en lugar seguro. Por ello, el Visitador del Obispado, ordena fabricar un arca de tres cierres y llaves para guardar en ella el dinero de la fábrica. Los claveros, las personas que custodiaban las llaves, serían el cura de la Iglesia, el mayordomo eclesiástico y el mayordomo secular. Sin la presencia de los tres a la vez, no se podría ni sacar ni introducir dinero en dicha arca, era la garantía y seguridad de la época.

Este mismo el Visitador de la Diócesis manda componer el capitel de una de las torres que un rayo derribó, originando una entrada importante de agua cuando arreciaran las lluvias. A Juan Setién Venero, el cantero que viene trabajando desde hace años en el remate definitivo de los tejados y enlosamiento de la Iglesia, le recuerda que “tiene obligación de losar el pórtico de dicha iglesia y otras obras y divertir el agua de los canales por el daño que causan en la dicha sacristía..”. Le indica que ya ha recibido todo el dinero pactado, pero que él no ha cumplido aún su mandato.

Con el proyecto del nuevo retablo, algunas efigies que ornamentaban el altar, necesitarán ser cambiadas. En esta visita se habla de una imagen de Santa Lucía, que está muy deteriorada y causa indecencia a la Iglesia; ordena el Visitador que se entierre.

En todo este contexto aparecen los primeros datos del inicio del retablo. Se reflejan los primeros pagos a Juan de Sopeña, que trabaja con Sebastián de Oyarzábal, y aparece el pago a Pedro de Margoteo, maestro de Arquitectura vecino de Nájera, por la realización de unas trazas para el retablo, por valor de 60 mrs en dos pagos.

Con la licencia otorgada y las trazas del retablo establecidas, se anuncia la subasta o remate de los retablos fijada para el 16 de Diciembre de 1646 en Calahorra.

La contratación por medio de remate, supone un procedimiento más caro que la contratación directa así que sólo podían afrontarla las parroquias que disponían de suficientes caudales. Este acto supuso en sí un gasto a los dineros de la fábrica de la iglesia de 24.000 maravedíes.

Con la traza hecha, se mandan bandos a los distintos focos de trabajo de los posibles interesados (maestros escultores o arquitectos). En esos bandos se anunciaba la hora, fecha, lugar y condiciones del remate como: tamaño, estructura, programa, etc. El día fijado para el remate supone un acontecimiento muy importante y lo que allí se dilucida es de gran interés para la Iglesia y para el planteamiento de la economía de los siguientes años por lo que acuden, no sólo los maestros escultores y arquitectos interesados, si no las personas relevantes del ámbito local como el cura, mayordomos, oficiales y otras personas del séquito; los comitentes, quienes requieren los servicios del artista, fijan el precio y disponen las condiciones (en este caso la Diócesis). También se requiere el servicio de algún otro artista que no interviene en la subasta, con el fin de tasar la obra. En este remate participó Juan de Sopeña, afamado maestro de arquitectura vecino del valle de Liendo, como experto en la tasación de la obra. Cobró por este trabajo 5.440 maravedíes.

El remate se celebra, habitualmente, en la plaza o en el pórtico de la iglesia. Se anuncian las condiciones a los concurrentes y se les muestra la traza para que evalúen y sopesen sus posibilidades. Esto suponía un proceso largo ya que, las trazas, eran estudiadas minuciosamente por cada uno de los interesados.Tras esta evaluación se inicia la subasta encendiendo una candela para controlar la duración del procedimiento. El precio máximo fijado por los comitentes irá bajando a cada puja y, a la muerte de la candela, el remate, debía estar otorgado.Todo este proceso culmina con la firma del contrato, donde aparecen los compromisos de las partes así como las pautas a seguir en la obra (tipos de imágenes, precios, materiales, plazos, etc...)

El remate del Retablo Mayor y los colaterales lo consiguen Sebastián de Oyarzábal, natural de Briones y perteneciente al taller de Santo Domingo de la Calzada y Don Pedro Jiménez Castrejana, con residencia en Logroño; pero muy relacionado con el taller de Viana-Cabredo. No es extraño que dos maestros retablistas se asocien a la hora de concurrir a un remate, esto les otorga una serie de ventajas y facilidades a la hora de conseguir esa obra y llevarla a cabo. Un total de 5.000 ducados es la cifra en que se tasa la obra. Una auténtica cifra que hacía temblar economías y proyectos. 5.000 ducados equivalían a 55.000 reales y a su vez a 1.870.000 maravedíes. Se necesitarían al menos cerca de veinte años para poder sacar los excedentes necesarios y afrontar ese importante proyecto; siempre y cuando la entrada de ingresos siguiese su curso habitual, la economía espartana lo asegurara y que no se originase ningún otro pago extraordinario .

(1.649 Libro de Fábrica de la Parroquia )

Así dejó reflejado el Cura Pedro Ibáñez en el libro de cuentas de la Fábrica de la Parroquia este acontecimiento

“Así mismo en diez y seis de diciembre de mil seiscientos y cuarenta y seis años fui yo el Bachiller Pedro Ibáñez cura y beneficiado en esta iglesia de San Andrés de la villa del Ciego y Pedro Ramírez de Isla vecino de esta dicha villa y mayordomo presente de la fábrica de la Iglesia de esta Villa ala cuenta de la obra del remate de los retablos de la dicha iglesia por comisión y que hice el dicho cura del provisor (….) y se remató la dicha obra de los retablos del altar mayor y los cuatro altares colaterales en Sebastián de Oyarzábal maestro de arquitectura, vecino de la villa de Briones en cinco mil ducados al cual se adhiere(¿) al remate Pedro Ximénez Castrejana clérigo y arquitecto natural de la ciudad de Logroño y el remate se hizo en Calahorra y se obligaron a hacer la dicha obra y el dicho Sebastián ha puesto trescientos colaterales y de ello doy fe y lo firmo de mi nombre en la villa del Ciego seis días del mes de febrero de mil y seiscientos y cuarenta y nueve años. Pedro Ibáñez.”(1.649 Libro de Fábrica de la Parroquia )

Sebastián de Oyarzábal fue uno de los maestros arquitectos retablistas más reseñables del grupo generado en torno a Santo Domingo de la Calzada a finales del XVI y mitad del XVII. Cuando participa en el remate del retablo de Elciego estaba trabajando en el retablo mayor de la Parroquia de Briones, su villa natal. Tenía estrecha amistad artística y personal con otros dos personajes clave en este taller y que posteriormente trabajarán en el Retablo de Elciego: Diego de Ichaso y Bernardo Elcaraeta.

Don Pedro Jiménez reside en Logroño y es uno de los escultores más afamados de la diócesis de Calahorra en esta época. Hijo de otro afamado escultor, Diego

Jiménez (denominado en muchos estudios como “Diego Jiménez I”), trabajó y perfeccionó su aprendizaje con Gregorio Fernández, donde participó en su taller de Valladolid como oficial, aportando al regresar a nuestra zona un nuevo estilo barroco.

Al siguiente año, Don Pedro Jiménez pasa sus derechos sobre el retablo a su sobrino Diego Jiménez, quien había actuado como fiador de la obra (aquél que da palabra y fianza ante los comitentes de que, el retablista, cumpliría plazos y demás apartados especificado en el contrato), dejando a éste parte de la actividad en Elciego.

“yo el dicho Diego Jiménez como fiador me obligo con mi persona y bienes muebles y raíces derechos y acciones habidos y por haber de que el dicho Don Pedro Jiménez vecino de la dicha villa de Logroño cumplirá con la postura y remate que en el dicho Don Pedro Jiménez se hizo, el dicho Diego Jiménez como tal su fiador….cumplirá con la dicha condición en todos y por todo como en ella se contiene sin faltar en cosa alguna” (ANEXO II) (AHPA.-1647 Juan Viñaspre Protoc. 7830 )

(Copia en mal estado- AHPA. 1647 Juan Viñaspre Prot 7830)

Diego Jiménez.- Denominado en muchos tratados como Diego Jiménez II, para diferenciarlo de su abuelo Diego Jiménez I, natural de Viana, es sobrino de Don Pedro Jiménez, en quien se había rematado la obra del retablo. Diego Jiménez II estaba casado con Micalea Bazcardo, hija de uno de los los mayores escultores del taller de Viana-Cabredo Juan Bazcardo, navarro de Caparroso. Pedro González de San Pedro, junto con su yerno Juan Bazcardo impulsan el centro de artistas de Viana-Cabredo, que tendrá mucho protagonismo en los retablos de la zona y de una manera particular en el de Elciego. Cuando Diego Jiménez toma el encargo de trabajar en el retablo de Elciego, ya había trabajado en el retablo de Lapuebla de Labarca y en el mismo de Briones, junto a Sebastián de Oyarzábal. Siempre estuvo a la sombra de su suegro Bazcardo, quien le fue cediendo trabajos e intentó imitar su estilo sin lograrlo; sus imágenes carecieron de la expresividad y fuerza de las de Bazcardo.

El libro que se conserva en el Archivo de Protocolos de Alava (AHPA) del escribano Juan de Viñaspre de 1647 está muy mutilado y lo que queda, en condiciones

de dificultosa lectura. En los papeles de ese año y con fecha de 21 de marzo debería estar una escritura de obligación entre Sebastián de Oyarzábal y Don Pedro Jiménez, por la cual se repartieron el trabajo de la siguiente manera: Oyarzábal haría cuatro retablos colaterales, una urna y una cama para dicha Iglesia y el Licenciado Don Pedro Jiménez el retablo para el altar mayor, según las trazas que para ellos les dieron. Se obligaron a cumplirlo en un plazo de seis años ( 1654). Así consta reflejado en el documento de 1654-05-17 del escribano Juan Martínez Heras ( ANEXO XVII)

Con este panorama comienzan los primeros pagos de la Fábrica de la Iglesia en 1647 a los artistas, quedando reflejados de la siguiente forma

(Libro de Fábrica del Archivo Parroquial.-1647 pago 221.000 maravedíes- a Pedro Jiménez y Sebastián Oyarzábal)

Pedro Jiménez y Sebastián de Oyarzábal reciben 6.500 reales (221.000mvs) por lo que ya han comenzado a hacer del retablo. Al ser una obra de gran envergadura, son muchos los pagos que deben ser afrontados: a Pedro de Margoteo por las trazas (11.560 maravedíes= 340 reales ), a otras personas que hicieron posturas al retablo, oficiales que vinieron a hacer las escrituras de los retablos con las dietas y comidas correspondientes, etc…. En estos mismos libros de cuentas también quedan reflejados unos gastos relacionados con los retablos por un valor de 1.700 maravedíes (50 reales) y otro pago a Francisco Ibáñez, por seis días que se ocupó del remate en Calahorra, que cobró 2.482 maravedíes (72 reales). También hubo un pequeño gasto de 28 reales a un cantero llamado Irazábal, seguramente para acomodar algo de cantería al inicio de la obra del retablo, o por actuar como asesor técnico en el remate.

(Libro de Fábrica del Archivo Parroquial .-1647 pago de 600 reales a Pedro Jiménez)

En años posteriores, en más de una ocasión, el pago a los artistas se hará a través del propio remate de la Primicia. Éste tenía un valor específico pactado entre la Iglesia y los artistas. Posteriormente éstos podrían hacer negocio con la venta de la propia Primicia. Una prueba más de que los talleres de maestros de arquitectura y escultura, suponían una auténtica industria económica. Una especie de empresas constructoras actuales en siglos anteriores. Un primer ejemplo es la primicia de 1647 donde los tres artistas implicados, Oyarzábal, Don Pedro Jiménez y su sobrino Diego Jiménez, recogen el remate de la Primicia en 6.500 reales

“y el dicho Juan de Vergara como mayordomo y en nombre de la dicha Iglesia se han rematado en seis mil y quinientos reales lo cual tienen los dichos Don Pedro y Diego Jiménez y Sebastián de Oyarzábal conforme el remate que se hizo de la dicha primicia… que el dicho Juan de Vergara y Umatigui…dicha Iglesia dijo que deban en venta… la dicha primicia y frutos de ella”……”el dicho licenciado Don Pedro Jiménez dio todo su poder y cumplimiento a las Justicias de su santidad para que se competan a lo en esta escritura contenido y los dichos Sebastián de Oyarzábal y el dicho Diego Jiménez dieron todo su poder cumplido a las justicias y jueces del rey nuestro señor para que nos competan a lo en esta escritura contiene“

(ANEXO III) (AHPA.-1647 Juan Viñaspre Protoc. 7830)

(Copia en mal estado- AHPA. 1647 Juan Viñaspre Prot 7830)

En el libro de cuentas de 1648 continúan registrándose pagos a Sebastián de Oyarzábal y a Diego Jiménez, que como vecino de Viana, maestros arquitectos y escultores que están trabajando en las partes acordadas de los retablos.

En un documento fechado el 2 de Julio de este año, Sebastián de Oyarzábal y Diego Jiménez acuerdan y organizan las partes de la construcción entre sí. Oyarzábal ejerce como dinamizador misma, reconociendo que la escultura no es arte de su cometido, por lo que la acuerda con Diego Jiménez. El artista del taller de Viana-Cabredo realizará las imágenes por un pago de cien ducados cada año, hasta llegar a los 860 totales acordados. Para ello el escultor cuenta con el aval de otro artista del taller de Viana-Cabredo, Jerónimo de Chávarri.

“por cuanto la otra de escultura de ellos no es de su profesión ni arte y por lo que le toca por la mitad de ella, digo hará de escultura, se ha contenido y concordado

con Diego Jiménez, vecino del lugar de Marañón, residente al presente en esta villa en que la hará y la dará dentro de dicho término a que el dicho Sebastián de Oyarzábal es obligado por el remate de la dicha, será a darla hecha y puesta en la dicha Iglesia como consta la dicha escritura…”…” obligado le tengo que dar y pagar en la conformidad dichos ochocientos y sesenta ducados pagados ciento en cada un año”

(ANEXO IV) (AHPA 1648 .- Juan Martínez Heras, Protoc 7865)

(AHPA 1648 .- Juan Martínez Heras, Protoc 7865)

La actividad de los artistas por las iglesias de la zona fue impresionante. Los talleres intentaban atar el máximo número de obras posibles; luego hacían acuerdos entre ejecutores del mismo taller o procuraban a otros nuevos a sus encargos pudiendo llegar a cumplir plazos y entregas. Esta intensa actividad no estaba ajena a las dificultades de los cobros, puesto que en ocasiones los dineros no eran suficientes para pagar en su momento lo estipulado y las reclamaciones eran pertinentes, antes de llegar a los propios tribunales. En este año de 1648 Diego Jiménez reclama a la Iglesia de Lapuebla de Labarca los dineros que se le deben por los trabajos realizados en el retablo. Curiosamente en el mismo documento aparece la viuda de Mateo Fabricio, constructor del sagrario del Retablo Mayor de Elciego, que también había participado en el retablo de Lapuebla, reclamando dineros pendientes. En el documento especifica que se halla estante en Elciego y lo realiza ante el escribano público de esta villa Martínez Heras.

(Anexo V) (AHPA 1648 Martínez Heras.- Prot 7563)

Mientras se realizan los trabajos para los retablos de Elciego, la Iglesia hace encaje de disposición de reales y maravedíes para pagar a los maestros en 1649; realiza la Visita el propio obispo de Calahorra y La Calzada, D. Juan Juániz de Echalaz, que había tomado el báculo de la diócesis el año pasado, al dejar la de Mondoñedo. Pone énfasis en la organización del interior del templo y refleja en el acta la “disconformidad con la alineación y raseado de las sepulturas, que siguen sin haberse cumplido y es trabajo necesario para acoger una obra tan importante como es la del retablo” que se está haciendo para ubicarlo en la concha del Altar Mayor. Al igual que las sepulturas,

los bancos y las achas y velas que se colocan junto a ellos, deben mantener un orden para evitar la gran deformidad que causan.

No hace ninguna advertencia sobre la construcción del retablo en el propio templo, puesto que los trabajos se realizan en los talleres y no tienen ningún tipo de presencia en el interior del templo.

(Libro de Fábrica de la Parroquia .- 1649.-Firma del Obispo en el acta de la Visita)

Un detalle a señalar en el acta de esta visita es que manda que el día de la Visitación de la Nª Sª “para siempre jamás, el Cura, Cabildo y Beneficiados de ella digan y hagan decir con toda solemnidad con diácono y subdiácono la misa y procesión y el día antecedente, vísperas solemnes haciendo tocar con toda solemnidad, como antiguamente se ha hecho y la misa la haya de decir el beneficiado que le tocara..” Este apunte va en consonancia con el plafón central del actual retablo, que representa este acontecimiento. Durante este siglo la fiesta patronal de la villa era la de Santa Isabel, que lo siguió siendo durante el siguiente. En la actualidad se sigue conmemorando esa antigua fiesta tradicional, aunque ligada, sin razón cronológica, con la celebración de la independencia de Elciego de Laguardia y su constitución como villa.

A los pocos días de la estancia del Obispo en la villa, el cura Pedro Ibáñez firma en el libro de pagos que ha leído y publicado los autos y mandatos que el Sr. Obispo ha dejado en la visita. Especificando que fueron leídos en la misa mayor, al tiempo del ofertorio y desde el púlpito..

(Libro de Fábrica de la Parroquia.-1649)

A lo largo de este año Sebastián de Oyarzábal está en plena ocupación con la estructura de los retablos colaterales. En una de sus venidas desde Briones, donde están los talleres con las distintas personas especializadas en detalles de los retablos, le encarga el Cabildo de Elciego un aderezamiento de los cajones de la sacristía que estaban caídos y deformados tal y como consta en los registros parroquiales.

Durante estos años los dineros disponibles de Fábrica de la Iglesia, sobrepasan los 500.000 maravedíes. Más de la mitad de esta cantidad se viene acumulando como remanente para afrontar los pagos de los retablos. Más de 200.000 son los que aportan los remates de la primicia, a los que hay que añadirle entre los 2.000 y 3.000 que aportan la venta de los corderos por el mismo concepto primicial. El censo de la venta de los lagos, desde hace unas décadas, aporta anualmente 2.431 mvs a los que hay que añadirle los poco más de 500 mvs anuales que la limosna popular depositaba en el vacín.

Entre los gastos fijos están los aproximadamente 10.000 mvs que se gastaban en aceite para el alumbrado del templo, los poco más de 20.000 mvs de cera para las velas y achas, los cerca de 2.000 para el incienso, los aproximadamente 20.000 que cobraba anualmente el organista Antonio Zaldívar, los cerca de 10.000 que se le vienen pagando al sacristán, poco más de 10.000 mvs en concepto de subsidio que se le daba a la Diócesis y los casi 4.000 en gasto de vino para los oficios y oblaciones. En esta economía espartana, todo dependía de los ingresos de la primicia para poder afrontar los proyectos de mejora y construcción de los retablos y del remanente que se va dejando cada año como ahorro: entre 300.000 y 400.000 mvs.

Entre las idas y venidas que Oyarzábal hace desde Briones, el propio Ayuntamiento le oferta un contrato para ornamentar la ermita de la Virgen de la Plaza. La efigie de la patrona, proveniente del templo anterior necesita un decoro acorde con los tiempos que se están viviendo. Por eso aprovechan la presencia del maestro arquitecto de Briones para proponerle la realización de un retablo acomodado a la imagen y conforme a arte. Para ello realizan una escritura pública el 9 de noviembre de 1649 entre Domingo González, mayordomo de la ermita y Sebastián de Oyarzábal. Así se va definiendo en ese documento el estilo y la traza de la obra:

“ha de hacer un retablo para la ermita de Nuestra Señora de la Plaza para el altar en donde está la santa imagen la cual ha de tener la caja principal donde ha de estar la virgen con una peana conforme la altura de la virgen y lo crea menester conforme arte y con sus labores de piedras y agallones y hojas y que las dichas columnas en la manera que está en una traza corintia que estará firmada del reverendo Pedro Ibáñez cura de esta villa; la caja y los pilares han de ser en la conformidad corintia conforme muestra la traza hacen que el friso y talla que está a la mano izquierda ha de tener todo el retablo con sus resaltos de manera que la caja ha de estar debajo y así mismo en la caja los vacíos que están en ella triangulados han de que ser que en ellos anden dos florones según arte y el frontispicio que está en la traza es con el que se ha de rematar el altar. Y ha de llevar a los lados otros florones que correspondan a los de la caja. “

(ANEXO VI )(AHPA 1649 JUAN MARTINEZ HERAS Protocolo 7865)

La obra deberá estar finalizada para la fiesta de septiembre de 1650 y el pago que le abonará el Ayuntamiento será de 1.950 reales.

(Actual estado del retablo badaquino de la ermita de la Virgen de la Plaza, retocado posteriormente con figuras de ángeles)

ANEXOS

ANEXO I

1644-08-01 CARTA DE PAGO A MATEO FABRIZIO

En la Villa del Ciego a primero día del mes de agosto de mil cuatrocientos cuarenta y cuatro años ante mí el escribano público y testigos pareció Mateo de Fabrizio residente en el Convento de San Millán de la Cogolla y estante en esta villa del Ciego (=confesó haber realizado=) de cuyo decoro el mayordomo de la fábrica de la Iglesia parroquial de San Andrés de la Ribera de esta dicha villa cuatro mil quinientos reales los cuales me ha dado y pagado en cuenta de pago por el relicario que he hecho confesó haber hecho y puesto en el altar mayor de la dicha parroquial en conformidad que de mí (¿) ha hecho con la dicha Iglesia Cabildo y justicia de la dicha villa y me obligo por los haber recibido en una cobranza dada por el Mayordomo en Cristóbal Gómez alcalde ordinario de la dicha villa por cuenta de la primicia que el dicho (¿) debe a la Iglesia de no los volver a pedir (¿) y a mi en algún tiempo debiendos y en razón (¿) pena de no ser deben la hizo en fuerza de ley de pagar las costas y daños intereses y menoscabos que se les siguieren a la fábrica de la dicha iglesia por dicha razón porque se confesó estar pagado con la dicha cantidad en caso que no se ha tasado el dicho relicario en mostrar y dar que lo que me concede en acordar (¿?) que son mil seiscientos reales que acordaron con la dicha iglesia me los ha de hacer recibidos y para que se cumpliere lo dicho doy mi poder a las………conforme a derecho……….

Firmas de Mateo Fabrizio y el escribano.

AHPA.- 1644 .-.-Escribano Martínez Heras. Protocolo 7577

ANEXO II

1647 FIANZA A DIEGO JIMENEZ MAESTRO ARQUITECTO

En la Villa del Ciego a tres días…..mil seiscientos cuarenta y siete presente Diego Jiménez maestro de escultura y arquitectura vecino de la villa….en la iglesia parroquial de la villa….obra del retablo principal….los colaterales, urna cama…..condiciones que en ella se hicieron….se remató en la Iglesia Don Pedro….maestros arquitectos y escultura….y setenta ducados y los susodichos….y hacer cada uno lo que le toca por….escritura por testimonio del escribano…se obligan de dar fianzas y el….haberlas dado cumpliendo con la dicha es…..quedara por fiador al dicho Diego Jiménez…para el cual lo cumplo y cumpliendo con lo susodicho yo el dicho Diego Jiménez como fiador me obligo con mi persona y bienes muebles y raíces derechos y acciones habidos y por haber de que el dicho Don Pedro Jiménez vecino de la dicha villa de Logroño cumplirá con la postura y remate que en el dicho Don Pedro Jiménez se hizo, el dicho Diego Jiménez como tal su fiador y habiendo como desde luego hace de esta forma deuda suya(¿) propia y entre ambos dos juntos y demancomunados de uno y de ellos de por si y por ello de insolidum…renunciando como desde luego renunciamos….leyes de la mancomunidad y las de….devendi y la auténtica presente de….con todas las demás cláusulas….acostumbradas se obligan y obligarán con sus personas….bienes muebles y raíces habidos y por haber…el dicho Don Pedro Jiménez hará la dicha obra y….según y de la manera que constara por la ….remate que en razón de ello se hizo….Juan Sánchez decos(¿) notario….episcopal de este obispado según….que en ella se debsará(¿) sin faltar…alguna que hará que por expresa….que en ella se debe tasar sin faltar….que hará aquí por expresadas…quisieren ser competidos por todo rigor….hasta qué fecha me deben….y acabada toda la dicha obra según….quien la escritura de obligación…dicho Don Pedro Jiménez está obligado y se obligará y para ello que su ejecución y cumplimiento dieron todo su poder cumplido a las justicias y jueces de su magestad competentes a los de su fuero y jurisdicción y el dicho Don Pedro Jiménez a las de su santidad

conforme a derecho para que a esto les competan y apremien por todo rigor de derecho como si fuera sentencia definitiva de juez competente confiamos dada y pasada en cosa juzgada sobre que renunciaron las leyes de su favor con la general y derechos de ella que no les valga y con declaración que hace el dicho Diego Jiménez que hay una condición que se haya de

remarcar en esta (¿) cumplirá con la dicha condición en todos y por todo como en ella se contiene sin faltar en cosa alguna y la otorgamos en fianza la presente….siendo testigos el bachiller…Don García de Guerra….

AHPA.- 1647.- Escribano Juan

Viñaspre. Protocolo 7830

ANEXO III

1647 CARTA DE PAGO A LA IGLESIA

En la villa del Ciego a tres días….. seiscientos y cuarenta y siete años… testigos parecieron presentes el…. vecino de la villa de Logroño y Sebastián de …. arquitectura y escultura y Diego Jiménez vecino de la ciudad de Viana, asimismo maestro de arquitectura y escultura y Juan de Vergara Umatigui mayordomo de la fábrica de la Iglesia parroquial de la dicha villa y el dicho Juan de Vergara como mayordomo y en nombre de la dicha Iglesia se han rematado en seis mil y quinientos reales lo cual tienen los dichos Don Pedro y Diego Jiménez y Sebastián de Oyarzábal conforme el remate que se hizo de la dicha primicia… que el dicho Juan de Vergara y Umatigui… dicha Iglesia dijo que deban en venta… la dicha primicia y frutos de ella a los….y Diego Jiménez y Sebastián de Oyarzábal…..y se obliga de que la dicha renta…y frutos no le serán quitados por más ni….tanto que dicha persona por ello y los ….Sebastián de Oyarzábal y Diego Jiménez….se dieron por contentos y entregados de la ….y bienes de suelos y acciones habidos Y por….dicha cantidad asentó estar rematada….y demás obra que han de haber en la …por dicha de lo que han de haber de la dicha obra….y dieron por contentos pagados a su voluntad de los dichos seis mil qui….y de ellos hicieron carta de pago en forma de ….y obligan que le serán vueltos a …ni en ningún tiempo alguno so pena de pagar….y para lo cumplir y pagar. Y nos obligamos….personas y bienes muebles y raíces derechos….habidos y por haber y el dicho licenciado Don Pedro Jiménez dio todo su poder y cumplimiento a las Justicias de su santidad para que se conpetan(¿) a lo en esta escritura contenido y los dichos Sebastián de Oyarzábal y el dicho Diego Jiménez dieron todo su poder cumplido a las justicias y jueces del rey nuestro señor para que nos competan a lo en esta escritura contiene como si fuerasen… pasada en cosa juzgada de que no haya lugar apelación suplicación ni otro pedimento alguno sobre que renunciamos las leyes de nuestro favor y lo otorgamos ansí ante el presente escribano siendo testigos el Bachiller Pedro Ibáñez cura y beneficiado de la Iglesia parroquial

de la dicha villa, Pedro de…Juan Bonilla y Don García Guerra…y estando en la dicha villa y los otorgantes a los que yo el escribano doy fe de conocerlos…

Pedro Jiménez – Diego Jiménez – Pedro Ibáñez – Juan de Vergara

AHPA.- 1647.- Escribano Juan Viñaspre. Protocolo 7830

ANEXO IV

1648 OBLIGACION ENTRE SEBASTIAN DE OYARZABAL Y DIEGO JIMENEZ

En la villa de Elciego a dos días del mes de Julio de mil seiscientos cuarenta y ocho años, ante mí el presente escribano público, digo parecieron presentes de una parte Sebastián de Oyarzábal, vecino de la villa de Briones, maestro arquitecto y dijo que por cuanto en el año pasado de seiscientos cuarenta y seis, se remataron en él los retablos principal y colaterales de la iglesia parroquial de la dicha villa y porque la parte de la mitad de dichos retablos los tiene dados a Don Pedro Jiménez, vecino de la ciudad de Logroño y este alcance (¿) se quedó con la dicha mitad y por cuanto la otra de escultura de ellos no es de su profesión ni arte y por lo que le toca por la mitad de ella, digo hará de escultura, se ha contenido y concordado con Diego Jiménez, vecino del lugar de Marañón, residente al presente en esta villa en que la hará y la dará dentro de dicho término a que el dicho Sebastián de Oyarzábal es obligado por el remate de la dicha, será a darla hecha y puesta en la dicha Iglesia como consta la dicha escritura,

que será de hecho y conforme (¿) por el escribano Juan de Viñaspre de este nuestro señor de número de esta dicha villa a la cual se remite y cumpliendo con el dicho trato y concierto se da desde hoy la dicha obra de escultura que está por cuenta del dicho Sebastián de Oyarzábal en virtud de contrato que tiene con Don Pedro Jiménez, vecino de la dicha ciudad de Logroño y no cediendo de dicho trato el dicho Diego Jiménez ha de hacer la dicha escultura de santos y la ha de dar hecha dentro del término que él está obligado según sus escrituras a que es obligado a la dicha fábrica e iglesia de esta dicha villa con que en cada año el susodicho haya de hacer cien ducados de obra y entregándolo a la dicha iglesia y a sus mayordomos le han de dar cien ducados en

dineros, estos pagados por cuenta de (¿???) ducados que dicha Iglesia está obligada

a pagarme a mí por la dicha obra por virtud de las dichas escrituras en virtud y de remate de la dicha mi obra y para que los cobre en mi nombre según vaya entregando obra y no de otra fuerza, ley y poder en causa propia y le dé el derecho y razón que tengo a la dicha, será contra la dicha Iglesia para que en cada un año entregándolo en obra cobre de la dicha Iglesia y de sus mayordomos cien ducados que desde luego en virtud o de escritura me obligo a lo pasar y tomar en cuenta a dicha Iglesia y a sus mayordomos en su nombre constando en el recibo de ellos el dicho Diego Jiménez cumpliendo siempre las condiciones de la escritura principal del dicho remate a que yo estoy obligado sin que tenga el dicho Diego Jiménez recurso o contra mí a pedirme los cien ducados cada un año sino a la dicha Iglesia y a sus mayordomos porque desde luego le cedo y doy mi poder cumplido para su cobranza y me aparto del derecho y acción que a ellos tengo y podía tener en esta causa contra dicha Iglesia y sus mayordomos en forma y para en pagamendo de toda la obra de escultura que el dicho Diego Jiménez ha de hacer y traer para la obra del dicho retablo mayor y colaterales (¿) y obligado le tengo que dar y pagar en la conformidad dichos ochocientos y sesenta ducados pagados ciento en cada un año como dijo que da (¿) ni que pueda obligar (¿) se pague por dicha obra más cantidad que los dichos ochocientos sesenta ducados y además del contrato que el dicho Diego Jiménez ha de dar y pagar (¿??) con una de cuatro partes que hicieron (¿?) estos del remate que de su parte les deban treinta y siete ducados y medio, los cuales se le han de ratear y pagarlos en el discurso de en años que durase el recibir dicho dinero digo suyo de contado a la primera paga y de ellos en dejarme carta de pago y en todo cumplir con la obligación que tengo hecha de dicho remate.

Y si por caso el dicho Diego Jiménez no cumpliere con el tenor de esta escritura yo desde luego haya de detenerle la cantidad o cantidades de dinero que haya faltado de entregar cobrar en la dicha Iglesia. Y el dicho Diego Jiménez principal que presente el trabajo digno de mejora y haya de (¿) en la aprobanza de su presencia. Y Jerónimo de Chavarri vecino del lugar de Cabredo, maestro de escultura y arquitectura, junto juntamente(¿) y mancomunado de cada uno de por si (¿??) renunciando las leyes de Derecho y (¿) las tendrá presentes ….lo que da en el oficio de la restitución…. (¿) como

principal fiadores y a los pagadores haciendo oído la obligación y concierto otorgado por el dicho Sebastián de Oyarzábal maestro en quien se remataron los retablos de la obra de la parroquia de la dicha Iglesia, dijeron que se obligaban y obligaron con sus personas y bienes habidos e por obligados al dicho Sebastián de Oyarzábal a hacer la dicha escultura para los dichos retablos se harán y serán trayendo obra cada año y cobrarán en pago de la dicha Iglesia y de sus mayordomos cien ducados y de ellos darán carta de pago y además pagará los treinta y siete ducados y medio de gasto que hicieron los dichos maestros y en dicho cumplirán a lo que en lo susodicho estar obligados y no cumpliendo se les embargue la cantidad de dineros que en cada año han de ir recibiendo como dicho queda. Y si por caso por falta del dicho Sebastián de Oyarzábal o de otras personas no le entregasen la cantidad de ochocientos sesenta ducados por dicha escultura pagados (¿) a cada año al dicho Diego Jiménez de quedar obligar al susodicho, se los dé y pague y se los haga pagar y que se los pague la Iglesia como fuere entregando obra pena de ir contrario o no cosa por su cuenta los daños que de no entregar obra y cumplir con esta escritura a la Iglesia (¿) se recibieren en forma y cada uno de todos los dichos otorgantes desde luego por lo que ha sido principal y fiadores se obligan a cumplir y mantener y guardar esta escritura y que ha hecho y acabado porque de ello se obliguen para lo que sea con persona y bienes habidos por haber y dará su poder en cumplido de las justicias y fiel del dicho nuestro señor que de esta causa que pueden y deban conocer conforme a derechos y nuevo remate como así lo dicho. Si era de (¿) por ser tenería apoyada en cosa delgada cerca de la cual remunera rentas (¿) le es defustada con la que provee el saber (¿??).. dijo que siendo testigos como es caso Don Juan de (¿) y Pedro Ramírez de esta, vecinos de esta villa nos digan (¿) fe de reconocimiento de los fiadores se convengan el dicho Sebastián de Oyarzábal y al dicho Diego Jiménez..(¿)..y se hará para la cobranza de las dichas pagas en cada año en el plazo que en ella está en el principal del remate está confinado y señalada por la Iglesia de esta dicha villa. Los otorgantes los firmaremos como presentes y los no un testigo

Diego Jiménez Jerónimo de Chávarri Diego de Mayoral

AHPA.- 1648.- Escribano Juan Martínez Heras. Protocolo 7865

ANEXO V

1684

Es de como yo Diego Jiménez, vecino de la ciudad de Viana, maestro de escultura, estante al presente en la villa del Ciego y lo tengo y concedo por esta presente carta que doy mi poder, cumplir …..poderes a Francisco Berriz procuradores de causas de…..episcopal de este obispado de Calahorra a los dos y juntamente y a cualquiera de ellos….para que por mí y en mi nombre y representando mi persona que han seguir y sigan mis pleitos y causasw civiles y criminales movidos e promoviesen especial para que por mí en mi nombre puedan parecer y parezcan ante el señor provisor de este obispado ante dichas y reales jueces y justicias de sus Santidad y ordinarias y puedan seguir y sigan y contradecir un pleito que pretendo tirar contra la iglesia parroquial de dicha villa de La Puebla junto a su mayordomo en razón de que me pague la dicha iglesia los maravedíes que me debe por el trabajo del retablo que en mí está rematado y tengo obligación hacer de la escultura del altar mayor. Y asimismo esté atento este año de mil seiscientos cuarenta y ocho el cura y mayordomo de la dicha iglesia parroquial me deban en remate la primicia de la dicha iglesia en cuatro mil reales en pago de la dicha obra de la cual tengo dada carta de pago al dicho cura y mayordomo prevista de la dicha obra y hubieron dicha primicia por mi cuenta le di a Martín de Zárate vecino de esta villa que di el derecho que tenía de ella en la misma cantidad y habiendo los susodichos di a premior(¿) al dicho Martín de Isla, persona a quien le pertenece por la decisión ha venido a administrar que por parte de Catalina de Badarán, viuda de Mateo Fabricio Concolor (¿) de que dice le debe la dicha iglesia algunos maravedíes d ela obra quedicho su marido hizo en el retablo de la dicha Iglesia

y un sinestrea (¿) hayando letras y mandamiento del Señor Provisor para que le habitan(¿) con los suelos de la dihca primicia y le han notificado al dicho Martín de Isla mi cesonario para que acuda con el dinero que me debe de la dicha primicia a la susodicha. Y porque es mía propia por la rzón dicha también le dio contrapoder para que contradiga el pedimento que en la dicha rzón estuvieren ellos por la susodicha y pidan revocación de las hechas y ganadas a su instancia y pídanlo que en mi favor convengan contradiciendo su dicho pedimento que no se le acuda a la susodicha en la dicha persona en su nombre que tenga derecho a la arquitectura que sin derecho en dicho retablo lo tiene cobrado más de lo que le toca conforme los plazos de la escritura que se hizo en dicho retablo y condiciones de ella hasta que suyo sea pagado de lo que a mí se me debe y que el poder equipara a los dichos tengo se les de y condición de mis derechos y acciones sin reserva en mí ninguna sobrerazón de lo que le parezcan en juicio hagan pedimento y requerimientos y protestas en las jurisdicciones de las de ellos e renunciones, prisiones, recusaciones contradicciones, conclusiones y consentimientos apelaciones suplicaciones cobranzas de estas tasaciones de ellas y los demás autos judiciales y extrajudiciales que convengan de fe hacer y así podría que siendo presente que el poder que tengo o se le concesión de mis derechos con cláusula de sustituir a su poder en uno dos o más procuradores revocar los susodichos pareceres de nuevo y a todos los indifivudos en fianza y me obligo con mi persona y bienes habidos y por haber Diego More (¿) y Francisco Benito lo que aquí será de ellos en solitario o los por ellos sustitutos y a ello me obliguen en la forma y para lo cumplir doy mi poder cumplido a las leyes del Rey nuestro Señor que de esta causa puedan y deban conocer conforme a derecho y reciban prematica amodis ….fuera llevado y sentencia en cosa pasada cerca de la cual renuncio las leyes de mi favor ocn la general del Reino en ella en forma y lo digan con que es hecho en la villa del Ciego veintisiete días del mes de octubre de mil seiscientos ochenta y cuatro años siendo testigos Cristóbal Gómez del Castillo, Diego Ibáñez mayor y Martín de Isla vecinos y estantes en la dicha villa y le otorgan lo que por ley….

(AHPA 1648 Martínez Heras .- Prot 7563)

FOTOS

FOTO 1(Figura del Salvador en la puerta del Sagrario.- Fotografía de Pablo Cañas)

FOTO 2

(Figura de San Pedro en la parte izquierda del Sagrario.- Fotografía de Pablo Cañas)

FOTO 3

(Figura de San Pablo en la parte derecha del Sagrario. Fotografía de Pablo Cañas)