El pueblo uruguayo que salvó su cine - Diagonal

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El pueblo uruguayo que salvó su cine Publicado en Periódico Diagonal (https://www.diagonalperiodico.net) El pueblo uruguayo que salvó su cine Enviado por pabloelorduy el Mié, 05/15/2013 - 15:35 Artículos relacionados portada: Una red de película en Palma de Mallorca Foto portada: Sección principal: Culturas Cuerpo: “Qué te voy a decir. Aquí veníamos a mirar y a ser mirados. No exagero si digo que un alto porcentaje de noviazgos y matrimonios de nuestra generación se generaron en torno al cine Helvético ”, relata Nelson Silva. Desde que el cine de la localidad uruguaya de Colonia Suiza abrió sus puertas el 15 de enero de 1915, se convirtió en punto de encuentro. Su sala para centenares de personas se abarrotaba los fines de semana y las fotos muestran los bailes que armaban tras retirar las sillas de la Página 1 de 4

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El pueblo uruguayo que salvó su cineEnviado por pabloelorduy el Mié, 05/15/2013 - 15:35 Artículos relacionados portada: Una red de película en Palma de MallorcaFoto portada:

Sección principal: CulturasCuerpo:

“Qué te voy a decir. Aquí veníamos a mirar y a ser mirados. No exagero si digo que un altoporcentaje de noviazgos y matrimonios de nuestra generación se generaron en torno al cineHelvético”, relata Nelson Silva.

Desde que el cine de la localidad uruguaya de Colonia Suiza abrió sus puertas el 15 de enero de1915, se convirtió en punto de encuentro. Su sala para centenares de personas se abarrotaba losfines de semana y las fotos muestran los bailes que armaban tras retirar las sillas de la

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platea. Por eso, cuando echó la persiana en 1983, siguiendo a otras instalaciones de pueblosvecinos en el retroceso de la pantalla grande frente al vídeo o la televisión, para muchos cerrabaalgo más que un cine.

La historia del Helvético es un Cinema Paradiso mezclado con Fuenteovejuna. El relato de películade un pueblo unido que compra el cine que vertebró la vida social de la comunidad antesde que, tras una subasta, termine demolido y convertido en un supermercado o en una iglesia desalvación. Tres miembros de la comisión que lo gestiona en la actualidad recuerdan en diferido yproyectan en digital. El día que se produce la entrevista (martes 16 de abril de 2013) haceexactamente 15 años que se reinauguró la sala.

Un vetusto proyector Philips cinemascope del 55 de origen holandés es testigo mudo de la charla.Por sus tambores pasaron las bobinas de películas argentinas, los éxitos del mexicano Cantinflas ylas obras maestras de Charles Chaplin. Algunas veces tardaban hasta cuatro años para queconsiguieran estrenarse aquí. Desde las paredes también vigilan recortes de prensa y fotos deaquellas películas, desempolvadas cuando abrieron de nuevo las puertas del Helvético.

Colonia Suiza de Nueva Helvecia es el nombre completo de este apacible pueblo de 11.000habitantes del interior del país en el que los nombres de las calles cruzan apellidos alpinos ypróceres de la patria y en el que los escudos heráldicos representan los cantones suizos. Su plazacentral debe ser de las pocas, si no la única, en “el paisito” que no está presidida por la estatua dellíder de la independencia José Artigas, sino por un monumento a los hoscos campesinos que hace151 años fundaron en pleno cono sur este reducto helvético. De la misma forma, con terquedad eilusión, fue que los vecinos decidieron tomar las riendas del abandonado cine.

El Helvético de todos

La dueña del mítico cine no quería saber nada más de él. Por una parte le apenaba que el proyectode su marido se redujera a escombros, pero por la otra sus acciones se dirigían a que el edificio endesuso terminara en una subasta de la que ganar mayor beneficio. Una comisión de vecinosapuntalada sobre recuerdos quiso frenar el remate en el que concurrirían, entre otros, unsupermercado y una iglesia de salvación.

“Durante el proceso de recuperación de la sala estábamos todos chochos [contentos]. No sabíamospara qué lo queríamos, pero lo importante era recuperarlo”, cuenta Nelson, que participa en lacomisión desde los inicios. Cinco años antes, un jardín de infancia había abierto esporádicamente lasala para recaudar fondos.

Nelson relata cómo, durante los 14 años que estuvo abandonado, nadie nunca rompió unsolo vidrio. “Cuando entramos por primera vez tras firmar la compra, era de noche y no habíaelectricidad. Encontramos todo tal y como está ahora, pero más sucio”. Aparecieron las máquinasque antaño pasaron las películas de su adolescencia y juventud, recortes de películas para probarlos proyectores, algunas fotos viejas y “unos documentales espantosos de la época de la dictadura”.

La fachada art decó del Cine Helvético se mantiene igual que tras la última reforma de 1955. Lomismo ocurre con el resto del edificio. Nada se ha quitado, sólo se ha añadido y mejorado. Trasconseguir colaboraciones y firmar un crédito, hace un par de años consiguieron saldar todas lasdeudas. El Helvético funciona ahora como una sociedad civil sin ánimo de lucro. Los miembros de lacomisión, como Isabel, Nicolás y Nelson, le echan tiempo y ganas de forma honoraria mientras locompatibilizan con sus trabajos.

Titanic fue la primera película en proyectarse aquel 1998. Naufragó igual que el barco. El equipo deaudio explotó en mitad de la sesión. “La gente nos perdonaba cualquier cosa”, ríe Nelson.

Soñando en digital

Nicolás Leal apenas recuerda las veces que pisó ese mismo recinto acompañado de adultos, siendoniño. La memoria la reconstruye en base a los relatos de sus padres y abuelos. Para él, que se definecomo un cinéfilo, el Helvético son fotos en blanco y negro y sobre todo, el Helvético es presente.

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La sala abre ahora únicamente los fines de semana, pero compagina las películas con otroseventos de teatro, conciertos, talleres, exposiciones. “Queremos que sea un espacio abierto”,señala Isabel Álvarez. Consiguen sobrevivir “de a puchitos”, con los pocos socios que les apoyanmensualmente, las entradas y las ventas del kiosko. Con eso pueden pagar a los tres únicostrabajadores del cine: el portero, la limpiadora y el técnico que pasa las películas. Gracias apremios de empresas y entidades públicas, logran hacer las grandes inversiones, como cambiar elsonido a Dolby surround. Su mayor sueño y desafío es ahora conseguir financiación para evolucionaral cine digital. “El sistema 35 milímetros tiene los días contados, es mejor adelantarnos”, apuntaNicolás.

Una lucha continua en la que también ha habido momentos de querer tirar la toalla. “Hubomomentos de duda pero había que seguir para adelante y mantenerlo, se lo debíamos a toda lagente que participó y apoyó esto”, señala Isabel. Por eso, para Nelson, el mayor logro es lacontinuidad, “que cada año siga abierto y que esté un poco más lindo que el anterior”. Felizcumpleaños, entonces. Y que cumpla muchos más.

Temáticos: Cine

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autogestiónNúmero 197Geográficos: UruguayEdición impresa:

Licencia: CC-by-SAPosición Media: Columna derechaCompartir:

Tipo Artículo: NormalInfo de la autoria: Colonia Suiza (Uruguay)Autoría: Paula Vilella

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