ESCRITOS DE FORMACIÓN Número 60 – Enero de 2016 E A S

LOS PROFETAS Y LAS PEQUEÑAS COMUNIDADES EAS - ISAÍAS

El comité de Formación genera documentos periódicamente para beneficio de los EAS y su formación. Estos escritos se basan en recopilaciones de documentos de diversos autores, incluyendo personas de los EAS, sometidos en algunos casos a adaptaciones que los hagan más afines y prácticos para los EAS, bajo la responsabilidad del comité. Son bienvenidos los comentarios y los aportes.

Nuestro fundador Antonio Hortelano nos ha dejado un conjunto impresionante de obras y de inspiraciones. Una de ellas, editada en Colombia, es la BIBLIA DIA A DIA. Consideramos que hay que rescatar el legado de Antonio y darle vida entre nuestras comunidades. Con este objetivo hemos preparado este escrito de formación, en el cual tratamos el tema de ser profeta en la vida actual, con base textual en los escritos de Antonio, organizados por el editor de este escrito y en algunas de las citas del Antiguo Testamento recomendadas por él. Las hemos complementado con algunas ilustraciones del mundo del arte y con algunos comentarios, que aparecen en cursivas. Ojalá que estos escritos sean meditados y considerados por las pequeñas comunidades, contribuyendo a la misión evangelizadora y profética que todo cristiano debe emprender en el seno de su realidad personal, familiar y social.

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LOS PROFETAS Y LAS PEQUEÑAS COMUNIDADES EAS - ISAÍAS

El profetismo

El profetismo constituye una de las grandes revoluciones del mundo occidental. Occidente llega a la supremacía mundial gracias a la sistematización del pensamiento. El hombre occidental no sólo se cuestiona como cualquier “homo sapiens”, sino que cuestiona la cuestión de un modo sistemático. Con los griegos desarrolla la lógica y la deducción mediante el proceso causa-efecto, medio-fin. ¿Esto, por qué?, ¿Esto para qué?Los judíos cultivaron la vocación histórica. ¿Qué nos pide Dios que hagamos? Y responden a esa pregunta apasionante soñando utopías y comparándolos con la realidad. A esto se dedican los profetas. Creen en un mundo utópico soñado por Dios, pero son lo suficientemente realistas para saber que los hombres somos de carne y hueso. Y por eso se balancean dialécticamente entre sueños y realidades. Cuando el hombre está abajo le invitan a levantar la cabeza y cultivan los sueños, y cuando se encarama en las utopías le descubren las limitaciones de la realidad. Gracias a este proceso el mundo occidental se ha puesto a la cabeza de la historia.

Los profetas (Nabim) no son los que adivinan el futuro, sino los que caen como un pedrusco en la sopa denunciando las escrituras injustas y anacrónicas. Y, cuando las cosas se ponen mal, como habían anunciado, no se relamen con un “ya lo había dicho yo”, sino

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que alientan a los fracasados, dándoles ánimos y esperanza, y cuando se trata de recomenzar, anuncian nuevos horizontes, sostienen a los débiles, e infunden una esperanza a prueba de bombas. En una palabra, los profetas denuncian y anuncian. Un profeta que sólo denuncia se convierte en ave de mal agüero. Y un profeta que no denuncia no pasa del color rosa. Los verdaderos profetas saben denunciar y anunciar al mismo tiempo.Hoy, en ésta época de cambios trascendentales que estamos viviendo, hacen falta más que nunca verdaderos profetas. ¿Por qué tu no? Dios te pregunta como a Isaías o a Jeremías si quieres ser profeta. No le digas que no.Tenemos acá una invitación en lenguaje directo para hacer parte de esta tradición de profetas, con base en la inspiración espiritual, para buscar las utopías que nos orienten hacia un mundo mejor. En comunidad se pueden compartir estas inspiraciones, para que el Señor se manifieste en medio de nosotros

Alrededor de ochocientos años antes de Cristo aparecen las escuelas proféticas y con ellas los profetas escritores. Los predecesores de los profetas iban por lo libre, y no dejaban detrás de ello una escuela ni escribían. Se contentaban con hablar. Con la consolidación de la Monarquía en tiempos de David y Salomón todo tiende a institucionalizarse, desde la política y la administración hasta el sacerdocio y el profetismo. Después de David y Salomón aparecen así las escuelas proféticas que adoptan en general el nombre de su iniciador, como, por ejemplo Isaías, unos ochocientos años antes de Cristo.Y es en estas escuelas donde surgen los profetas. Hay profetas que hablan, hay discípulos que guardan y transmiten su palabra y hay codificadores que dan el toque final a los escritos proféticos.Los cuatro profetas mayores son: Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel y los doce profetas menores son: Óseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías.Nunca podremos valorar suficientemente la trascendencia de este grupo sensacional de profetas bíblicos. Todavía hoy influyen decisivamente en la marcha de la humanidad.Ojalá hoy pudiéramos contar con unas escuelas proféticas como aquéllas y con unos profetas como aquellos. Veríamos el futuro de la historia con más optimismo.Pero hoy, como en tiempos de los profetas bíblicos, los hombres no aceptan a los profetas; como entonces nuestros contemporáneos han matado a muchos profetas: Bonhöfer, Gandi, Martín Luther King, Oscar Romero, Ellacuría y sus compañeros jesuitas del Salvador, y muchos profetas anónimos.

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También ahora Jesús nos podría decir lo que dijo a los judíos de su tiempo: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que Dios te envía! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus pollitos bajo las alas, pero no quisiste! Pues miren, el hogar de ustedes va a quedar abandonado” (MT 23, 37-38).¿Pueden los EAS constituir una escuela profética? Calor que sí, si atendemos el llamado de Antonio. Como él dice, veríamos el futuro de la historia con más optimismo. Podemos considerar a Antonio como el fundador de nuestra escuela, y proceder a enfrentarnos a las tareas, trabajando proféticamente los temas esenciales del ideario, los temas que en este mismo escrito que estamos desarrollando, Antonio nos sugiere.ISAIAS – EL PROFETA POR EXCELENCIA

Isaías es el gran profeta por excelencia, sin duda el más importante de todos. En la biblioteca de Qumram aparece un texto completo de Isaías en hebreo, lo que da a entender que es un libro básico de la comunidad. Y Jesús se inspira básicamente en Isaías, como hace cuando se presenta por primera vez en público en Nazaret.

En realidad hay tres Isaías: el primero (1-39), el segundo (40-55) y el tercero (56-66). Técnicamente se conocen como proto-Isaías, deútero-Isaías y trito-Isaías. En el primer Isaías se denuncia las estructuras injustas. En el segundo Isaías se consuela a los exiliados

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de Babilonia y en el tercer Isaías se da ánimos a los que han regresado a Jerusalén y Judá para llevar a cabo la reconstrucción.Aquí tenemos el esquema completo de lo que debe ser un auténtico profeta. Este tiene la obligación de denunciar las estructuras injustas y anacrónicas y poner en evidencia a los poderosos responsables de ellas. Pero un verdadero Profeta no debe quedarse ahí, contentándose con ser un permanente aguafiestas. Hay también que saber consolar a los afligidos cuando se cumplen los negros presagios anunciados por el Profeta. No hay que restregar en las heridas de quienes sufren, echándoles en cara el “Ya os lo había dicho yo”. Y por fin, hay que anunciar un futuro mejor y animar a la gente a arrimar el hombro para realizar entre todos un futuro más humano y más trascendente. Si queremos ser profetas de nuestro tiempo, y ojalá nos animemos a ello, tenemos que seguir el ejemplo de los tres Isaías: el primero, el segundo y el tercero.Pasa ahora Hortelano a hacer un magnífico recorrido por textos escogidos de Isaías, poniéndolos en contexto desafiante con las realidades del mundo actual, asumiendo esa tarea de profeta entre nosotros

ISAÍAS Y LAS TAREAS DEL PROFETA

TEXTO Isaías 2, 1-5 Éstas son las profecías que Isaías, hijo de Amós, recibió por revelación acerca de Judá y Jerusalén:

En los últimos tiempos quedará afirmado el monte donde se halla el templo del Señor. Será el monte más alto, más alto que cualquier otro monte. Todas las naciones vendrán a él; pueblos numerosos llegarán, diciendo: «Vengan, subamos al monte del Señor, al templo del Dios de Jacob, para que él nos enseñe sus caminos y podamos andar por sus senderos.»

Porque de Sión saldrá la enseñanza del Señor, de Jerusalén vendrá su palabra. El Señor juzgará entre las naciones y decidirá los pleitos de pueblos numerosos. Ellos convertirán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces. Ningún pueblo volverá a tomar las armas contra otro ni a recibir instrucción para la guerra. ¡Vamos, pueblo de Jacob, caminemos a la luz del Señor!

Los profetas denuncian las estructuras injustas y anacrónicas de la sociedad. Pero, si no quieren perder credibilidad, deben hacer un análisis honesto y real de lo que pasa. No pueden manipular los datos, ni ver la realidad desde un solo punto de vista. Antes de nada Isaías quiere poner los píes en la tierra y conocer el terreno en que se mueve.

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Isaías es un joven brillante, acomodado, tiene grandes cualidades y es un hombre integral. Para descubrir la realidad de su tiempo acude a la poesía y la sociología. Como poeta que es, compara a su pueblo con una viña. Uno de los productos agrícolas más cotizados en el Medio Oriente era el vino y en Israel había buenos viñedos.

TEXTO Isaías 5, 1-7

Voy a entonar, en nombre de mi mejor amigo, el canto dedicado a su viñedo.

Mi amigo tenía un viñedo en un terreno muy fértil. Removió la tierra, la limpió de piedras y plantó cepas de la mejor calidad. En medio del sembrado levantó una torre y preparó también un lagar donde hacer vino.

Mi amigo esperaba del viñedo unas uvas dulces, pero las uvas que éste dio fueron agrias. Ahora, habitantes de Jerusalén, gentes de Judá, digan ustedes quién tiene la culpa, si mi viñedo o yo. ¿Había algo más que hacer a mi viñedo? ¿Hay algo que yo no le haya hecho? Yo esperaba que diera uvas dulces, ¿por qué entonces dio uvas agrias? Pues bien, les voy a decir que pienso hacer con mi viñedo: voy a quitarle la cerca para que lo destruyan, voy a agrietarle el muro, para que lo pisoteen, voy a dejarlo abandonado. No lo podarán ni lo desyerbarán y se llenará de espinas y maleza. Voy a ordenar a las nubes que no envíen su lluvia sobre él. El viñedo del Señor Todopoderoso, su sembrado preferido, es el país de Israel, el pueblo de Judá. El Señor esperaba de ellos respeto a su Ley y sólo encuentra asesinatos. Esperaba justicia y sólo escucha gritos de dolor.

Nada que hacer, el pueblo no tiene remedio. Algunos le pueden objetar a Isaías que exagera. Y entonces Isaías recurre a la sociología, presentando un cuadro muy gráfico de las injusticias del pueblo.

TEXTO Isaías 5, 8-23

¡Ay de ustedes que compran casas y más casas, que consiguen campos y más campos, hasta no dejar lugar a nadie más, como si fueran los únicos en el país! El Señor Todopoderoso me ha jurado. Muchas casas serán destruidas y por grandes y hermosas que sean, nadie las habitará. Tres hectáreas plantadas de uvas no rendirán más que un barrilito de vino. Diez costales de semilla sólo rendirán uno de trigo. ¡Ay de ustedes que madrugan para emborracharse y al calor del vino se quedan hasta la noche! Todo es música de arpas, salterios, tambores y flautas y mucho vino en sus banquetes, pero no se fijan en lo que hace el Señor, no toman en cuenta sus obras. Por eso, por no querer entender, mi pueblo ira al destierro. Todo el pueblo con sus

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jefes morirá de hambre y sed... ¡ay de ustedes, que con mentiras arrastran la maldad, que arrastran el pecado como el que tira de un carro! ustedes que dicen: Qué Dios haga pronto sus cosas para que las veamos, que el Dios Santo de Israel cumpla deprisa sus planes, para que los conozcamos. ¡Ay de ustedes que llaman bueno a lo malo y malo a lo bueno, que convierten la luz en oscuridad y la oscuridad en luz, que convierten lo amargo en dulce y lo dulce en amargo! ¡Ay de ustedes que se creen sabios y se consideran inteligentes... Ustedes que por dinero declaran inocente al culpable y desconocen los derechos del inocente.

El cuadro sociológico de Isaías sobre la situación de Judá en el siglo VIII a.C. es tan realista que vale para todos los tiempos: el acaparamiento de la riqueza en pocas manos, la frivolidad y el despilfarro consumista, la crisis de los valores morales y el abandono de Dios. Al terminar la descripción de ésta negra realidad, el desánimo puede cundir en nuestros corazones. ¡No tiene remedio la humanidad! ¿No nos quedará sino cruzarnos de brazos y asistir pasivamente al espectáculo prodigioso de la injusticia y la marginación? ¿No hay nada que hacer contra la corrupción generalizada?

Jesús, cuya buena nueva se inspira en gran parte en Isaías, retomará la metáfora del viñedo y nos consolará diciendo que Dios, en vista de nuestro fracaso, enviará a la tierra a su propio hijo para salvar el viñedo. Pero los hombres, inconscientes y perversos, mataron al enviado de Dios. El fracaso termina en deicidio. Más tarde Juan encontrará definitivamente la solución. Al hombre no se le puede salvar desde fuera, sino desde dentro. Jesús es, dice, la verdadera vid. “Yo soy la vid y vosotros los sarmientos”. Estamos injertados en Cristo y en Cristo podemos conseguir lo que para nosotros es imposible. Solo así el viñedo podrá salvarse y salvarse en plenitud.

Los profetas no viven en un tiempo mítico, sino que tienen los pies en la tierra. Son hijos de su tiempo y viven para su tiempo, aquí y ahora.

“El año que murió el Rey Ocías vi al Señor”, dice Isaías hablando de su vocación (Is 6,1). El Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, el Dios de Moisés, es un Dios personal, que nos conoce por nuestro nombre y nos llama. Este Dios rompe todos los moldes humanos. Es el “Santo, Santo, Santo”, no en el sentido moralizante, sino en cuanto es él “totalmente otro” porque ha existido siempre y lo es todo.

Ante la visión de este Dios trascendental, Isaías se dice a sí mismo: “¡Ay de mi, voy a morir! He visto con mis ojos al Rey, al Señor todo poderoso; yo que soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios impuros”. (Is 6,5). Pero Dios no tiene en cuenta las limitaciones de Isaías. En aquella época no existía la

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penicilina y se evitaba la gangrena cauterizando con fuego las heridas. Es lo que hace Dios con Isaías: “Mira, le dice el Señor, esta brasa ha tocado tus labios. Tu maldad ha sido quitada, tus culpas ya han sido perdonadas” (Is 6,7).

Una vez resuelto este obstáculo, Dios, como quien no dice nada, y, sin dirigirse directamente a Isaías, pregunta al público: “¿A quién enviaré? ¿Quién será nuestro mensajero?” (Is 6,8). Isaías podía haberse hecho el tonto, mirando a otro lado y haciéndose el desentendido, pero, no. Es valiente y generoso, se da cuenta de las maravillas que puede hacer como instrumento de Dios. Sabe que le va a costar mucho y que la factura va a ser altísima, pero no duda en dar un paso adelante y decirle a Dios que sí con todas las consecuencias: “Yo respondí: - Aquí estoy yo, envíame a mí” (Is 6,8). “Y él me dijo: - Anda y vete de mi parte al encuentro del pueblo” (Is 6,9).

¡Cuántos jóvenes y no jóvenes se han quedado a mitad de camino por no haberse atrevido a decirle a Dios que sí! Lástima por ellos y por el mundo, que se ha visto así privado de alguien que pudo haber sido como Isaías, profeta del pueblo.

Continuamente nos llegan estas palabras desafiantes a nosotros mismos.

ISAÍAS Y EL PAPEL DE LAS MINORÍAS

TEXTO Isaías 1, 1-3

Profecías que Isaías, hijo de Amós, recibió por revelación acerca de Judá y Jerusalén, durante los reinados de Ozías, Jotam, Ahaz y Ezequías en Judá.

Cielo y tierra, escuchen lo que el Señor dice: «Crié hijos hasta que fueron grandes, pero ellos se rebelaron contra mí. El buey reconoce a su dueño y el asno el establo de su amo; pero Israel, mi propio pueblo, no reconoce ni tiene entendimiento.»

El pueblo rechaza las denuncias proféticas de Isaías. “Pide al Señor, tu Dios, le dice Isaías al Rey Acaz, que haga una maravilla a favor vuestro. Pero el Rey respondió: No quiero nada con Dios”. “Entonces, Isaías, enojado le dice al pueblo: De modo que no queréis tener relaciones con Dios que es vuestro esposo legítimo, pues ¿sabéis lo que va a hacer Dios con vosotros? Os va a violar y, aunque sea a la fuerza, tendréis un hijo de Dios el Emmanuel, que quiere decir: Dios con nosotros” (Is 7,10-17).

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Dios nos ama tanto que, aunque nosotros le digamos que no, el no desiste y realiza sus planes de un modo u otro, incluso a pesar nuestro (Is 7,10-14).

Israel será arrasado, las ciudades destruidas, los campos pisoteados, y el pueblo esclavizado o muerto. Pero se salvará un pequeño resto, el resto de Israel, “unos cuantos del pueblo de Jacob se volverán hacia el Dios invencible... en ese día dice el Señor a Israel, se te quitará la carga que han puesto sobre tus espaldas y será quebrado el yugo que le han puesto en la nuca” (Is 10,20-27).

El judeo-cristianismo ha puesto siempre de relieve el papel de las minorías. Pequeños grupos fuertes y dotados de una gran mística pueden cambiar el rumbo de la historia, como ocurrió con los judíos deportados a Babilonia y con las pequeñas comunidades cristianas de la iglesia primitiva. Hoy también los pequeños grupos tienen mucho que hacer para liberar a la masa de la dictadura de la media estadística que no nos deja crecer como hombres integrales ni resolver adecuadamente el problema de la marginación y el subdesarrollo.

Más que nunca creemos en los “restos” y en las minorías de soñadores. Están bien las computadoras, pero necesitamos ante todo hombres que sepan programarlas y manejarlas adecuadamente. “¡Como si el bastón que no es más que un palo, fuera quien moviera al hombre que lo tiene en sus manos!” (Is 10,15. El palo está al servicio del hombre y no al revés. Con un puñado de hombres dispuestos a todo podremos salvar al mundo.

Al principio Dios humilló a Galilea, tierra de Zabulón y de Neftalí, región vecina a los paganos, que se extiende desde el otro lado del Jordán hasta la orilla del mar; pero después le concedió mucho honor.

¿Son las comunidades EAS expresión de este trabajo de minorías o somos parte de la media estadística? ¿Cómo podemos expandir nuestra acción en temas tan esenciales como la amistad y el compartir cristianos para siempre, pase lo que pase o el poder de la pequeña comunidad para redefinir al mundo y darle sentido profundo a la vida?

ISAÍAS Y EL NIÑO DIOS

TEXTO Isaías 9, 1-4; 6-7

El pueblo que andaba en la oscuridad vio una gran luz; una luz ha brillado para los que vivían en tinieblas.

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Señor, has traído una gran alegría; muy grande es el gozo. Todos se alegran delante de ti como en tiempo de cosecha, como se alegran los que se reparten grandes riquezas. Porque tú has deshecho la esclavitud que oprimía al pueblo, la opresión que lo afligía, la tiranía a que estaba sometido.

Porque nos ha nacido un niño, Dios nos ha dado un hijo, al cual se le ha concedido el poder de gobernar.

Y le darán estos nombres: Admirable en sus planes, Dios invencible, Padre eterno, Príncipe de la paz.

Se sentará en el trono de David; extenderá su poder real a todas partes y la paz no se acabará; su reinado quedará bien establecido, y sus bases serán la justicia y el derecho desde ahora y para siempre.

Muchas veces hay que esperar un cambio de generaciones para iniciar una nueva etapa histórica. Los viejos ya no sirven. Es lo que pasó con los veteranos judíos que salieron de Egipto con Moisés. No están capacitados para la conquista de la tierra prometida. Y por eso, Moisés, que era un estratega genial, entretuvo a los hebreos durante cuarenta años hasta que estuvo preparada la nueva generación.

Ahora también en tiempos de Isaías va a ocurrir algo parecido. De los judíos sobrevivientes en el destierro, “el resto”, como dice Isaías, saldrá un niño que será el salvador del pueblo escogido y del mundo entero. El pueblo, que andaba en la oscuridad, vio una gran luz, una luz ha brillado para los que vivían en tinieblas.

Esta profecía de Isaías va en contra de toda la lógica humana. Para cuando esto ocurra, Judá estará destruido, el pueblo esclavizado y sus líderes en el destierro de Babilonia. Pero contra todos los pronósticos,

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Dios salvará a su pueblo por “el ardiente amor” que le tiene. Del resto de supervivientes saldrá un salvador, un nuevo David que promoverá la justicia y el derecho y que hará maravillas en su pueblo y en el mundo.

Será admirable en sus planes, poderoso casi como Dios. Un padre definitivo y príncipe de la paz. Su reino estará firmemente asentado y reinará la paz por siempre jamás. Y, lo que es más maravilloso, esto lo hará un niño – nuevas generaciones – y oriundo de Galilea, una región pobre y marginada.

Nada de extraño que los evangelios y la liturgia cristiana apliquen este texto de Isaías a Jesús, un niño, oriundo de Galilea, sin poder aparente, pero que será “una gran luz, para un mundo que andaba en la oscuridad”.

Hoy necesitamos de este niño “Príncipe de la Paz” en un mundo que tiene más ciencia y técnica que nunca, pero que es incapaz de resolver los grandes problemas sociales de nuestro tiempo como son: el hambre, la sed, la marginación, el desempleo, la soledad y el vacío existencial y que no sabe en última instancia de dónde venimos y a dónde vamos.

Esperamos confiadamente que el ardiente amor del Señor Todopoderoso nos ayude a recuperar a este niño, hijo de Dios en medio de los pobres.

ISAÍAS Y LAS UTOPÍAS

TEXTO Isaías 11, 1-9

De ese tronco que es Jesé, sale un retoño; un retoño brota de sus raíces. El espíritu del Señor estará continuamente sobre él, y le dará sabiduría, inteligencia, prudencia, fuerza, conocimiento y temor del Señor.

Él no juzgará por la sola apariencia, ni dará su sentencia fundándose en rumores. Juzgará con justicia a los débiles y defenderá los derechos de los pobres del país. Sus palabras serán como una vara para castigar al violento, y con el soplo de su boca hará morir al malvado. Siempre irá revestido de justicia y verdad.

Entonces el lobo y el cordero vivirán en paz, el tigre y el cabrito descansarán juntos, el becerro y el león crecerán uno al lado del otro, y se dejarán guiar por un niño pequeño. La vaca y la osa serán amigas, y sus crías descansarán juntas. El león comerá pasto, como el buey. El niño podrá jugar en el hoyo de la cobra, podrá meter la mano en el nido de la víbora. En todo mi monte santo no habrá quien haga

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ningún daño, porque así como el agua llena el mar, así el conocimiento del Señor llenará todo el país.

El salvador de Israel propondrá grandes utopías, es decir, sueños en apariencia imposibles. ¡Imposible, imposible, imposible! Evidentemente se trata de una serie de metáforas en cadena para anunciar que será posible soñar en la paz y asentarla sólidamente en Israel y el mundo entero. Esto se hará a base de sabiduría, inteligencia, prudencia, fuerza, conocimiento y amor de Dios. Este salvador extraordinario será “un retoño” de Israel, un nuevo David, el mejor rey que había tenido Israel hasta entonces, el que terminó la conquista de la tierra prometida y asentó la paz fundando la ciudad de Jerusalén o ciudad de la Paz.

Nada aparece por generación espontánea. Hay que agradecer por eso a los que nos han precedido. Aunque hayan muerto, quedan sus raíces, gracias a las cuales nacen nuevos retoños. En este sentido los cristianos debemos recordar que somos retoños salidos del tronco común que es el judaísmo.

Es cierto que, como dice Pablo a los romanos, somos “ramas de olivo silvestre, pero estamos injertados en el viejo olivo del Judaísmo y por eso hemos llegado a tener parte en la misma raíz y en la misma vida del olivo”. No podemos olvidar, concluye Pablo, que “el libertador, nuestro libertador vendrá de Sión”, como anuncia Isaías (Is 59,20; RM 11,17).

El cristianismo no es una religión diferente del judaísmo. Jesús era judío de raza y religión y no se salió del judaísmo. Poco antes de morir se despidió de sus apóstoles, doce, en alusión a las tribus de Israel, precisamente celebrando la pascua judía. Judíos y cristianos estamos llamados a entendernos a reconciliarnos y a reunirnos en el nombre del Señor Yavé, que está con nosotros y se compromete con nosotros.

ISAÍAS Y LA SALVACIÓN

TEXTO Isaías 42, 1-7

Aquí está mi siervo, a quien sostengo, mi elegido, en quien me deleito. He puesto en él mi espíritu para que traiga la justicia a todas las naciones. No gritará, no levantará la voz, no hará oír su voz en las calles, no acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Verdaderamente traerá la justicia. No descansará ni su ánimo se quebrará, hasta que establezca la justicia en la tierra. Los países del mar estarán atentos a sus enseñanzas.

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Dios, el Señor, que creó el cielo y lo extendió, que formó la tierra y lo que crece en ella, que da vida y aliento a los hombres que la habitan, dice a su siervo:

Yo, el Señor, te llamé y te tomé por la mano, para que seas instrumento de salvación; yo te formé, pues quiero que seas señal de mi alianza con el pueblo, luz de las naciones. Quiero que des vista a los ciegos y saques a los presos de la cárcel, del calabozo donde viven en la oscuridad.

Muchos creen equivocadamente que el mejor camino, sino el único, para conseguir algo es la violencia. No están en lo cierto, la violencia crea violencia en cadena. Matar o exterminar es el recurso de los que no tienen fe en lo que anuncian. No son capaces de convencer a los demás y por eso quieren vencerlos con la fuerza. La violencia es el atajo de los inseguros y de los prepotentes.

El libertador de Israel y del mundo será pacífico, pero no inactivo. Anunciará con su conducta a los futuros campeones de la no violencia activa de todos los tiempos. Y, sin embargo, a pesar de este pacifismo el libertador de Israel, estará plenamente comprometido con su misión. Verdaderamente traerá la justicia. No descansará, ni su ánimo se quebrará, hasta que establezca la justicia en la tierra y los países del mar estarán atentos a sus enseñanzas. Esta es la misión que Dios le ha confiado y que él cumple religiosamente.

El siervo de Dios, nuestro libertador, hará maravillas. Muchos antes y ahora dirán que todo esto son puras ilusiones fuera de la realidad. Pero el Señor nos asegura que estos sueños se van a realizar, siempre que prescindamos de los falsos ídolos y dejemos que Dios ejerza de Dios.

“Yo soy el Señor, ese es mi nombre, y no permitiré que den mi gloria a ningún otro, ni que honren a los ídolos en vez de a mí. Miren como se cumplió todo lo que antes anuncié y ahora voy a anunciar cosas nuevas; se las hago saber a ustedes antes de que aparezcan” (Is 42,8-9).

TEXTO Isaías 53, 1-12

¿Quién va a creer lo que hemos oído? ¿A quién ha revelado el Señor su poder? El Señor quiso que su siervo creciera como planta tierna que hunde sus raíces en la tierra seca. No tenía belleza ni esplendor, su aspecto no tenía nada atrayente; los hombres lo despreciaban y lo rechazaban.

Era un hombre lleno de dolor, acostumbrado al sufrimiento. Como a alguien que no merece ser visto, lo despreciamos, no lo tuvimos en

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cuenta. Y sin embargo él estaba cargado con nuestros sufrimientos, estaba soportando nuestros propios dolores. Nosotros pensamos que Dios lo había herido, que lo había castigado y humillado. Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud.Todos nosotros nos perdimos como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, pero el Señor cargó sobre él la maldad de todos nosotros. Fue maltratado, pero se sometió humildemente, y ni siquiera abrió la boca; lo llevaron como cordero al matadero, y él se quedó callado, sin abrir la boca, como una oveja cuando la trasquilan. Se lo llevaron injustamente, y no hubo quien lo defendiera; nadie se preocupó de su destino. Lo arrancaron de esta tierra, le dieron muerte por los pecados de mi pueblo. Lo enterraron al lado de hombres malvados, lo sepultaron con gente perversa, aunque nunca cometió ningún crimen ni hubo engaño en su boca.

El Señor quiso oprimirlo con el sufrimiento. Y puesto que él se entregó en sacrificio por el pecado, tendrá larga vida y llegará a ver a sus descendientes; por medio de él tendrán éxito los planes del Señor. Después de tanta aflicción verá la luz, y quedará satisfecho al saberlo; el justo siervo del Señor liberará a muchos, pues cargará con la maldad de ellos. Por eso Dios le dará un lugar entre los grandes, y con los poderosos participará del triunfo, porque se entregó a la muerte y fue contado entre los malvados, cuando en realidad cargó con los pecados de muchos e intercedió por los pecadores.

Este texto de Isaías es impresionante y están de sobra todos los comentarios. Muchos creen equivocadamente que el mundo es de los triunfadores y exitosos. Y aquí se nos presenta al libertador como “el varón de dolores”.

Y lo que es más impresionante es que esta predicción de Isaías se aplica al pie de la letra a Jesús muerto en la cruz “lo que resulta algo ofensivo a los judíos y a los no judíos les parece una tontería” (1 Co 1,23).

Esta extraordinaria generosidad producirá sus frutos. “Por medio de él tendrán éxito los planes del Señor” (Is 53,9).

ISAÍAS, LA PACIENCIA Y LA PREPARACIÓN DEL CAMINO DEL SEÑOR

TEXTO Isaías 48, 9-11

Pero tuve paciencia por respeto a mí mismo, por mi honor me contuve y no te destruí. Yo te purifiqué, pero no como se hace con la plata, sino que te probé en el horno del sufrimiento. Por mi honor, por

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mi honor lo he hecho, pues mi nombre no puede ser profanado. No permitiré que den mi gloria a ningún otro.

En el mundo actual hay muy poca paciencia, no estamos dispuestos a soportar a los que no nos cumplen. Reaccionamos violentamente contra ellos o, por lo menos, los mandamos a paseo y no queremos ni volver a oír hablar de ellos.

Dios tenía hartos motivos para enojarse con Israel, por su rebeldía. Es una reacción fantástica de Dios. Nada ha hecho Israel para conseguirse la simpatía y el amor de Yavé. Pero Dios ha hecho un pacto para siempre con Israel y no va a ser él quien falle. Estará con su pueblo, pase lo que pase, aunque, eso sí, Dios hará lo posible para que el pueblo cambie.

TEXTO Isaías 48, 9-11

El Dios de ustedes dice: Consuelen, consuelen a mi pueblo; hablen con cariño a Jerusalén y díganle que su esclavitud ha terminado, que ya ha pagado por sus faltas, que ya ha recibido de mi mano el doble del castigo por todos sus pecados.

Una voz grita: Preparen al Señor un camino en el desierto, tracen para nuestro Dios una calzada recta en la región estéril. Rellenen todas las cañadas, allanen los cerros y las colinas, conviertan la región quebrada y montañosa en llanura completamente lisa.

Entonces mostrará el Señor su gloria, y todos los hombres juntos la verán. El Señor mismo lo ha dicho. Una voz dice: Grita, y yo pregunto: ¿Qué debo gritar? Que todo hombre es como hierba, ¡tan firme como una flor del campo! La hierba se seca y la flor se marchita cuando el soplo del Señor pasa sobre ellas. Ciertamente la gente es como hierba. La hierba se seca y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece firme para siempre. Súbete, Sión, a la cumbre de un monte, levanta con fuerza tu voz para anunciar una buena noticia. Levanta sin miedo la voz, Jerusalén, y anuncia a las ciudades de Judá: ¡Aquí está el Dios de ustedes! Llega ya el Señor con poder, sometiéndolo todo con la fuerza de su brazo. Trae a su pueblo después de haberlo rescatado. Viene como un pastor que cuida su rebaño; levanta los corderos en sus brazos, los lleva junto al pecho y atiende con cuidado a las recién paridas

¿Quién ha medido el océano con la palma de la mano, o calculado con los dedos la extensión del cielo? ¿Quién ha puesto en una medida todo el polvo de la tierra, o ha pesado en balanza las colinas y montañas?

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Es muy difícil caminar campo a través. Nos podemos tropezar, caer en un hoyo, equivocarnos de dirección y ser asaltados por fieras o bandoleros. Que lo digan los descubridores españoles del Siglo XVI que sin mapas ni caminos, recorrieron toda América de Norte a Sur escalando montañas, atravesando ríos y desiertos, internándose en la selva tropical. Solamente Cabeza de Vaca, el caminante número uno de América del Norte, atravesó el continente americano desde Florida a California durante ocho años, aprendió varias lenguas indígenas, hizo de curandero (era médico cirujano) y descubrió entre otras cosas el Río Misisipi.

Por eso los hombres, para comunicarse más fácilmente entre sí, han hecho caminos y puentes. Hay que destacar en este afán las calzadas romanas, los caminos reales de la España colonial y las modernas autopistas.

Isaías nos dice que debemos preparar un camino en el desierto por el que vendrá el Señor y los desterrados. A veces la vida se presenta muy dura. No sabemos qué camino escoger o nos equivocamos de rumbo o nos sentimos exhaustos después de una larga marcha. Qué drama los caminos de Europa, cuando los alemanes en 1940 invadieron uno tras otro los países de Europa Occidental. Multitudes de hombres, mujeres y niños hambrientos llevando en destartalados coches o carros los pocos enseres que habían podido salvar. Algo parecido ha ocurrido recientemente en la región de los grandes lagos de África. Es el drama de los refugiados.

Dios nos invita a preparar caminos para los sin hogar. Colaboremos con él, que es el viajero trascendental.

ISAÍAS, LA RECONSTRUCCIÓN DEL MUNDO Y LOS NUEVOS DIRIGENTES

TEXTO Isaías 49, 8-13

El Señor dice: Vino el momento de mostrar mi bondad, y te respondí; llegó el día de la salvación, y te ayudé. Yo te protegí para establecer por ti mi alianza con el pueblo, para reconstruir el país, para hacer que tomen posesión de las tierras arrasadas, para decir a los presos: “Queden libres”, y a los que están en la oscuridad: “Déjense ver.” Junto a todos los caminos encontrarán pastos, y en cualquier monte desierto tendrán alimento para su ganado. No tendrán hambre ni sed, ni los molestará el sol ni el calor, porque yo los amo y los guío, y los llevaré a manantiales de agua. Abriré un camino a través de las montañas y haré que se allanen los senderos. ¡Miren! Vienen de muy lejos: unos del norte, otros de occidente, otros de la región de Asuán. ¡Cielo, grita de alegría! ¡Tierra, llénate de gozo! ¡Montañas, lancen

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gritos de felicidad! Porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha tenido compasión de él en su aflicción.

Al fin de la Segunda Guerra Mundial, Europa entera se entregó de lleno a su reconstrucción. Todo estaba en ruinas: ciudades, fábricas, trenes, carreteras. Gracias al esfuerzo de todos se produjo el famoso “milagro europeo”, que convirtió la utopía en realidad. Algo parecido ocurrió en Jerusalén y Judá en tiempos de Isaías. Todo estaba en ruinas: el Templo, las murallas, el Acueducto, los campos circundantes. Pero ocurrió el milagro. Isaías lo describe con dramatismo y tierna emoción al mismo tiempo.

hay hoy en día muchas manchas negras en el mundo de la marginación en África, Asia, América Latina. ¿Hasta cuándo Señor, esperarás para liberarnos?

La culpa no es tuya, Señor, sino nuestra, Dios actúa a través de nosotros. Nos hacen mucha falta profetas como Isaías y políticos como el rey Ciro (liberador de Israel), que hagan suya la causa de los pobres y defiendan con valor y entusiasmo la libertad y la justicia.

TEXTO Isaías 32, 1-8

Habrá un rey que reinará con rectitud y gobernantes que gobernarán con justicia. Cada uno de ellos será como refugio contra el viento y protección contra la tempestad, como canales de riego en tierra seca, como la sombra de una gran roca en el desierto. Tendrán los ojos bien abiertos y estarán dispuestos a escuchar con atención; no actuarán con precipitación sino con prudencia, y dirán las cosas con toda claridad.

La gente no llamará noble al canalla ni tratará al pícaro como persona de importancia. Porque el canalla habla como canalla y en su mente hace planes malvados; busca cometer el crimen y habla mentiras contra el Señor; deja ir con las manos vacías al hambriento y no da de beber al que tiene sed. El que es pícaro se vale de artimañas y trama cosas infames; perjudica con mentiras a los pobres y al necesitado que pide justicia.

En cambio, el que es noble tiene planes nobles, y en esos planes se mantiene firme.

Israel y Judá se hundieron ante los pueblos mesopotámicos por falta de dirigentes honestos e idealistas. No supieron seguir los pasos del gran Rey David. Isaías añora un nuevo David, que sea capaz de salvar al pueblo escogido por Dios.

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Jerusalén, es cierto, será destruida por los babilonios. Pero el poder creador del Señor, vendrá de nuevo. Todo ello será posible gracias a un Rey, que será un nuevo David y que se convertirá en ejemplo para todos los gobernantes del mundo.

Este retrato del dirigente lo deberían tener en su despacho de trabajo todos los gobernantes del mundo. Escasean los políticos de raza con una visión realista de lo que ocurre en la calle, honestos de verdad y abiertos a los signos de los tiempos.

ISAÍAS, LA FORTALEZA Y LA LUZ DE LOS HOMBRES Y DE TODAS LAS NACIONES

TEXTO Isaías 32, 1-8Israel, pueblo de Jacob, ¿por qué te quejas? ¿Por qué dices: El Señor no se da cuenta de mi situación; Dios no se interesa por mí? ¿Acaso no lo sabes? ¿No lo has oído? El Señor, el Dios eterno, el creador del mundo entero, no se fatiga ni se cansa; su inteligencia es infinita. Él da fuerzas al cansado, y al débil le aumenta su vigor. Hasta los jóvenes pueden cansarse y fatigarse, hasta los más fuertes llegan a caer, pero los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas y podrán volar como las águilas; podrán correr sin cansarse y caminar sin fatigarse.

No es fácil estar a la altura de las circunstancias, muchas veces cuesta vivir. Se junta todo en contra: enfermedades, exceso de trabajo, falta de recursos económicos, desempleo, privación de libertad, injusticias sociales, corrupción política y administrativa, estrés, frustración afectiva, soledad, falta de sentido en la vida, eclipse de Dios. En esos momentos muchos sienten la tentación de tirar la toalla y de bajarse del tren de la existencia.

Es lo que debieron sentir muchos judíos al ver destruida Jerusalén y ser enviados como esclavos al destierro de Babilonia. ¿A quién recurrir en esas circunstancias? Estaban excluidos de todo y por todos. Eran unos apestados. Ni siquiera Dios, el Rey de Israel, se hacía ver y sentir. Es en ese momento cuando Isaías habla al pueblo de parte de Dios para consolarlo.

TEXTO Isaías 49, 1-7

Óiganme, países del mar, préstenme atención, naciones lejanas: El Señor me llamó desde antes de que yo naciera; pronunció mi nombre cuando aún estaba yo en el seno de mi madre. Convirtió mi lengua en espada afilada, me escondió bajo el amparo de su mano, me convirtió en una flecha aguda y me guardó en su aljaba. Me dijo: Israel, tú eres

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mi siervo, en ti me mostraré glorioso. Y yo que había pensado: He pasado trabajos en vano, he gastado mis fuerzas sin objeto, para nada. En realidad mi causa está en manos del Señor, mi recompensa está en poder de mi Dios. He recibido honor delante del Señor mi Dios, pues él ha sido mi fuerza. El Señor, que me formó desde el seno de mi madre para que fuera su siervo, para hacer que Israel, el pueblo de Jacob, se vuelva y se una a él,dice así: No basta que seas mi siervo sólo para restablecer las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo haré que seas la luz de las naciones, para que lleves mi salvación hasta las partes más lejanas de la tierra.

El Señor, el redentor, el Dios Santo de Israel, dice al pueblo que ha sido totalmente despreciado, al que los otros pueblos aborrecen, al que ha sido esclavo de los tiranos: Cuando los reyes y los príncipes te vean, se levantarán y se inclinarán delante de ti porque yo, el Señor, el Dios Santo de Israel, te elegí y cumplo mis promesas.

El siervo de Yavé, dice Isaías, será luz para todas las naciones. Se ha discutido mucho si los judíos forman un pueblo cerrado o abierto. Es cierto que a veces los judíos han tendido a encerrarse en los guetos o juderías, pero casi siempre ha sido porque los demás los han encerrado. El judaísmo es un fenómeno eminentemente universal. Abraham, su padre fundador, es un judío errante, que sale de Mesopotamia, llega en sus correrías hasta Egipto, y termina por asentarse en Canaán.

Desde muy pronto los judíos se van a la diáspora por propio impulso: Fenicia, Yemen, Etiopía, Judea y numerosas ciudades de Grecia y Roma hasta la lejana Tarsis (España). Son desterrados por la fuerza a Nínive y Babilonia y después de la destrucción de Jerusalén el año 70

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de nuestra era, se ven obligados a iniciar una nueva diáspora, todo a lo largo y ancho del Imperio Romano. Más tarde en tiempos de la Cristiandad, los judíos son expulsados de Inglaterra, Alemania, Francia y España. Con Colón, que es judío y posteriormente muchos judíos emigran a la América Hispana y más tarde a Estados Unidos, acuciados por los progroms rusos y la persecución nazi (Holocausto).

El cristianismo, es un hijo indiscutible del judaísmo, hereda de éste el espíritu universal, y lo lleva a su máxima expresión hasta el punto de que, como dice el judío converso J.M. Lustiger, Arzobispo de París, el cristianismo no es sino la plena universalización del judaísmo.

Los judeo-cristianos han inventado la política internacional del “salto”. Los otros pueblos, incluido el expansionista mundo musulmán, se extienden como una mancha de aceite más allá de sus fronteras, por simple contagio. En cambio los judeo-cristianos emigran viajando a lejanas tierras. Son ellos, los judeo-cristianos, los que han inventado las figuras del descubridor, el conquistador y el misionero y últimamente el concepto de “Aldea Global”. Esto es sin duda lo que ha hecho que la cultura occidental judeo-cristiana sea la más agresiva y expansionista.

Hay que tener, sí, un espacio de intimidad, para que se desarrolle en profundidad nuestro Yo, como decía la judía conversa Teresa de Jesús, pero hay también que abrirse al mundo entero en círculos concéntricos cada vez más amplios. El agua estancada se corrompe.

Jesús, el judío universal por excelencia, pide a sus discípulos que se vayan hasta el confín de la tierra para anunciar la buena noticia del Evangelio. La misión del libertador de Isaías coincide plenamente con Jesús.

ISAÍAS Y FORMA PRÀCTICA PARA ALCANZAR LAS UTOPÍAS

Cada siete días, uno será de descanso, alegría y conversión a Dios. Y cada 50 años (7 x 7 = 49) los israelitas vivirán un año de gracia.

“El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha consagrado, me ha enviado a dar buenas noticias a los pobres, a aliviar a los afligidos, a anunciar libertad a los presos, libertad a los que están en la cárcel, a anunciar el año de gracia del Señor, el día en que Dios nos vengará de nuestros enemigos. Me ha enviado a consolar a todos los tristes, dar a los afligidos de Sión una corona en vez de ceniza, perfume de alegría en vez de llanto, cantos de alabanza en vez de desesperación. Los llamarán “robles victoriosos”, plantados por el Señor para mostrar su gloria. Se reconstruirán las viejas ruinas, se levantarán los edificios destruidos hace mucho y se repararán las ciudades en ruinas” (Is 61, 1-4).

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Puras utopías, pero las utopías se hacen realidad, si dejamos que Dios ejerza de Dios y nosotros arrimamos el hombro, colaborando con Dios. En el capítulo 55 Isaías nos dice como hemos de colaborar con Dios para realizar la utopía.

“Todos los que tengan sed vengan a beber agua, los que no tengan dinero, vengan, consigan trigo de balde y coman; consigan vino y leche sin pagar nada. ¿Por qué dar dinero a cambio de lo que no es pan? ¿Por qué dar su salario por algo que no deja satisfecho? Óiganme bien y comerán buenos alimentos, comerán cosas deliciosas. Vengan a mí y pongan atención, escúchenme y vivirán. Haré con ustedes un pacto eterno, cumpliendo así las promesas que por amor hice a David. Yo lo puse a él como testigo para las naciones, como ejemplo instructor de los pueblos. Tu llamarás a pueblos desconocidos, pueblos, que no te conocía irán corriendo a ti, porque Yo, tu Señor, el Dios Santo de Israel, te he honrado.

Busquen al Señor mientras puedan encontrarlo, llámenlo mientras está cerca... ustedes saldrán de allí (Babilonia) con alegría, volverán a su país con paz. Al verlos, los montes y las colinas estallarán en cantos de alegría y todos los árboles del campo aplaudirán. En vez de zarzas crecerán pinos, en vez de ortigas crecerán arrayanes; esto hará glorioso el nombre del Señor, será una señal eterna, indestructible” (Is 55, 1-13).

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“Al principio Dios creó el cielo y la tierra”. Así comienza la Biblia. A lo largo de la evolución del Cosmos ha habido cosas maravillosas, pero también grandes catástrofes naturales y guerras sangrientas entre los hombres.

A los judíos deportados en Babilonia se les habían hundido las esperanzas. Al final de su libro, Isaías quiere devolverle las ganas de vivir.

Dios, se dice en el Tercer Isaías, creará un nuevo cielo y una nueva tierra, porque lo antiguo ya no sirve. Hay que volver a comenzar desde la raíz, hay que recrear el mundo.

“Miren dice el Señor, Yo voy a crear una nueva tierra y un nuevo cielo. Lo pasado quedará olvidado. Nadie se volverá a acordar de ello. Llénense de gozo y alegría para siempre por lo que voy a crear, porque voy a crear una Jerusalén feliz y un pueblo contento que viva en ella. Yo mismo me alegraré por Jerusalén y sentiré gozo por mi pueblo. En ella no se volverá a oír llanto, ni gritos de angustia. Allí no habrá niños que mueran a los pocos días ni ancianos que no completen su vida. Morir a los cien años será morir joven y no llegar a los cien años será una maldición. La gente construirá casas y vivirá en ellas, sembrará viñedos y comerá sus uvas. No sucederá que uno construya y otro viva allí o que uno siembre y otro se aproveche. Mi pueblo tendrá una vida larga, como la de un árbol. Mis elegidos disfrutarán del trabajo de sus manos. No trabajarán en vano, ni tendrán hijos que mueran antes de tiempo, porque ellos son descendientes de los que el Señor ha bendecido y lo mismo serán sus descendientes. Antes que ellos me llamen Yo les responderé, antes que terminen de hablar, Yo los escucharé. El lobo y el cordero comerán juntos, el león comerá pasto, como el buey, y la serpiente se alimentará de tierra. En todo el Monte Santo no habrá quien haga ningún daño. El Señor lo ha dicho”. (Is 65, 17-25).

Esta nueva Jerusalén será una especie de “ciudad encantada”. “Levántate, Jerusalén, envuelta en resplandor, porque ha llegado la luz y la gloria del Señor brilla sobre ti. La oscuridad cubre la tierra, la noche envuelve a las naciones, pero el Señor brillará sobre ti y sobre ti aparecerá su gloria.

Las naciones vendrán hacia tu luz, los reyes vendrán hacia el resplandor de tu amanecer. Levanta los ojos y mira a tu alrededor; todos se reúnen y vienen hacia ti. Tus hijos vendrán desde lejos, tus hijas serán traídas en brazos. Tú, al verlos estarás radiante de alegría, tu corazón se llenará de gozo; te traerán los tesoros de los países del mar, te entregarán las riquezas de las naciones. Te verás cubierta de caravanas de camellos, que vienen de Madiá y de Efá, vendrán todos

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los de Sabá, cargados de oro y de incienso y proclamarán las acciones gloriosas del Señor ...

¿Quiénes son esos que vuelven como nubes, que van como palomas a sus palomares? Son barcos que vienen juntos, con las naves de Tarsis a la cabeza, trayendo de lejos a tus hijos, con su oro y su plata, en brazos de tu Señor, el Dios Santo de Israel, que te hizo gloriosa, gente extranjera reconstruirá tus murallas, y sus reyes te servirán, pues, aunque en su huida el Señor te castigó, ahora en su bondad te ha tenido compasión.

Tus puertas estarán siempre abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que puedan traerte las riquezas de las naciones y entren los reyes con su comitiva...ya no necesitarás que el sol te alumbre de día y que la luna te alumbre de noche, porque Yo, el Señor, seré tu luz eterna. Yo, tu Dios, seré tu esplendor. Tu sol no se ocultará jamás, ni tu luna perderá su luz, porque Yo, el Señor, seré tu luz eterna. Tus días de luto se acabarán. Todos los de tu pueblo serán gente honrada. Serán dueños de su país por siempre, retoños de una planta que yo mismo he plantado, obra que he hecho con mis manos, para mostrar mi gloria.

Este puñado tan pequeño, se multiplicará por mil. Este pequeño número será una gran nación. Yo soy el Señor, Yo haré que se realice pronto a su debido tiempo” (Is 60, 1-22).

Todo esto causará una gran alegría entre los que aman a Dios.

“Alégrense con Jerusalén, llénense de gozo con ella todos los que la aman; únanse a su alegría todos los que han llorado por ella y ella, como una madre, los alimentará de sus consuelos hasta que queden satisfechos. Porque Yo, el Señor, digo: Yo haré que la paz venga sobre ella como un río, y las riquezas de las naciones como un torrente desbordado. Ella los alimentará a ustedes, los llevará en sus brazos y los acariciará sobre sus rodillas. Como una madre consuela a su hijo, así los consolaré Yo a ustedes, y encontrarán el consuelo en Jerusalén. Cuando ustedes vean esto, su corazón se alegrará y su cuerpo se renovará como la hierba” (Is 66, 10-14).

El mundo quedará impresionado ante estas maravillas y dirigirá sus miradas a la nueva Jerusalén.

“Entonces vendré yo mismo, dice el Señor, a reunir a todos los pueblos y naciones y vendrán y verán mi Gloria. Yo les daré una señal, dejaré que escapen algunos y los enviaré a las naciones: a Tarsis, a Libia, país donde saben manejar el arco, a Tubal, a Grecia y a los lejanos países del mar, que nunca han oído hablar de mí ni han

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visto mi gloria. Ellos anunciarán mi gloria entre las naciones y harán venir de todas las naciones a todos los compatriotas de ustedes, a caballo, en carros, en literas, en mulas y en camellos. Será una ofrenda para mí en Jerusalén, mi Monte Santo, como las ofrendas que traen los israelitas en vasos limpios a mi Templo. Yo, el Señor, lo he dicho.” (Is. 66, 17-20).

Este nuevo cielo y nueva tierra no volverán a hundirse como el anterior. Existirán para siempre. Yo, el Señor, lo he dicho. Así como el nuevo cielo y la nueva tierra que yo voy a crear durarán para siempre, así también durarán tus descendientes y tu nombre, Jerusalén.” (Is. 66, 22).

En estos momentos de desafío bien vale la pena sentir estos impulsos utópicos y proféticos y sentir la fuerza del Señor en medio de nuestras pequeñas comunidades EAS

Referencias imágenes

1-http://www.laminas-y-posters.es/media/images/popup/buonarroti-michelangelo--sixtinische-kapelle-791240.jpg

2- https://theopolisinstitute.com/wp-content/uploads/2015/09/isaiah-commission.jpg

3- http://www.marysrosaries.com/collaboration/images/8/88/Prophet_Isaiah_003.jpg

4- https://500questions.files.wordpress.com/2014/04/isaiah-icon.gif

5-https://s-media-cache-ak0.pinimg.com/236x/7a/0a/cc/7a0acc7ae2336c17f208194c4f096264.jpg

6- http://farm6.staticflickr.com/5167/5351240034_cce62b4fd0.jpg

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