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<http://tremedica.org/panacea.html> Tribuna Panace@. Vol. XVII, n. o 44. Segundo semestre, 2016 157 * Universidad de Santiago de Compostela (España). Dirección para correspondencia: [email protected]. ** Licenciados en Derecho. El Plumero Neologismos médicos con fundamento Fernando J. Ponte Hernando*, Javier Ponte Sánchez** y Miguel Ponte Sánchez** Resumen: Se da cuenta de errores comunes en la formación griega de palabras científico-médicas, tanto novedosas como consagradas por el uso, con ánimo de corregir esta tendencia, desenfrenada en ese momento, 1906, por los avances constantes de la ciencia, que amenaza, según el comentarista y el autor del artículo principal, con que para estudiar medicina haya que rodearse de diccionarios técnicos de tres o cuatro gruesos volúmenes. Palabras clave: gramática, griego, medicina, neologismos, Sakorraphos. Medical neologisms with proper grounding Abstract: This paper describes some common errors in the formation based on Greek of scientific and medical words, including both new words and words that have become enshrined through usage. The intention is to correct a runaway tendency of that time (1906), stemming from the then ongoing scientific advances, that threatens to force medical students to surround themselves with technical dictionaries consisting of three or four thick tomes each, according to the commentator and the author of the main article. Key words: grammar, Greek, medicine, neologisms, Sakorraphos. Panace@ 2016; 17 (44): 157-159 Recibido: 21.IX.2016. Aceptado: 10.X.2016. Aunque los psiquiatras nos advierten de que el uso de neo- logismos es un síntoma propio de determinadas psicosis, la creación de palabras nuevas en griego y latín ha sido un im- perativo secular en medicina que ha facilitado extraordinaria- mente la comunicación entre facultativos de diversas lenguas y países. No obstante, en ocasiones, la construcción de estos términos se ha hecho de un modo más funcional o eufónico que riguroso. Y esto no solo en referencia a vocablos vincula- dos a los nuevos descubrimientos clínicos, de laboratorio o a novedosas creaciones instrumentales, sino también a algunos largamente sancionados por el uso. En este sentido hemos encontrado en la Revista Española de Veterinaria de octubre de 1907 una reseña que sirve de avi- so a navegantes del lenguaje. Escrita por el médico militar y veterinario Pedro Farreras Sampere, redactor y fundador junto con su hermano José de dicha revista, dirigida en ese momento por Ramón Turró, en ella se ocupa de un trabajo del profesor agregado de la Facultad de Medicina de Atenas y médico de la policlínica universitaria M. Sakorraphos —no estamos se- guros de si se trata de Giorgios M. Sakorraphos, lingüista que aparece, no raramente, en trabajos filológicos de fines del xix y principios del xx—. Hace referencia la reseña citada a una publicación de este autor en La Semana Médica del 26 de di- ciembre de 1906 —realmente hemos comprobado que se trata de la edición francesa de este título, La Semaine Médicale, y no de la versión española fundada en 1894 con el mismo título—. Comienza D. Pedro cargando contra su propia especie, los médicos, cuando dice: «Ya ni los mismos griegos entienden las palabras técnicas que los médicos inventan con audacia y furor cada vez mayores», refiriéndose a la crítica que emite el profe- sor heleno «con sobrada razón». Sakorraphos, posiblemente el autor de dos ediciones de tragedias de Eurípides, califica a los médicos de «lexicólogos felices» y denuncia «la desafortunada tendencia de algunos autores para formar nuevos términos téc- nicos con un compuesto americano y uno griego». Expone que no se debe decir amyatrofia, amyataxia ni amyastenia porque la primera a de amya, y la primera de ata- xia, astenia y atrofia son dos negaciones. Se debe decir, pues: myatrofia, myataxia y myastenia. Refiere que decir abraquia para señalar la ausencia congé- nita de brazos es un error, porque en griego abraquia significa ‘sin peñascos’, pues deriva de a-, ‘sin’, y brakos, ‘peñasco’. Braquiotomia, tenotomia y tenorrafia son términos erró- neos, porque se elaboran con el genitivo de la partícula que corresponde a la primera parte, que no es braquio ni teno, sino braquion y tenont, por lo que debería ser, por tanto, bra- quionotomia, tenontotomia y tenontorrafia. En cuanto a palabras de uso más común, Sakorraphos nos sorprende con que no debemos decir acromegalia ni esple- nomegalia, porque los griegos las construyen con el adjetivo delante del sustantivo, por lo que deberíamos decir megala- cria y megaloesplenia. Tampoco es adecuado el uso de acinesis o aquinesis, ya que lo que se quiere indicar es la dificultad de los movimien- tos, no la ausencia absoluta de los mismos. Por ello, lo propio es decir dyscinesia. Y se debe terminar en sia, según recoge

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Panace@. Vol. XVII, n.o 44. Segundo semestre, 2016 157

* Universidad de Santiago de Compostela (España). Dirección para correspondencia: [email protected].** Licenciados en Derecho.

El Plumero Neologismos médicos con fundamentoFernando J. Ponte Hernando*, Javier Ponte Sánchez** y Miguel Ponte Sánchez**

Resumen: Se da cuenta de errores comunes en la formación griega de palabras científico-médicas, tanto novedosas como consagradas por el uso, con ánimo de corregir esta tendencia, desenfrenada en ese momento, 1906, por los avances constantes de la ciencia, que amenaza, según el comentarista y el autor del artículo principal, con que para estudiar medicina haya que rodearse de diccionarios técnicos de tres o cuatro gruesos volúmenes.Palabras clave: gramática, griego, medicina, neologismos, Sakorraphos.

Medical neologisms with proper groundingAbstract: This paper describes some common errors in the formation based on Greek of scientific and medical words, including both new words and words that have become enshrined through usage. The intention is to correct a runaway tendency of that time (1906), stemming from the then ongoing scientific advances, that threatens to force medical students to surround themselves with technical dictionaries consisting of three or four thick tomes each, according to the commentator and the author of the main article.Key words: grammar, Greek, medicine, neologisms, Sakorraphos.

Panace@ 2016; 17 (44): 157-159 Recibido: 21.IX.2016. Aceptado: 10.X.2016.

Aunque los psiquiatras nos advierten de que el uso de neo-logismos es un síntoma propio de determinadas psicosis, la creación de palabras nuevas en griego y latín ha sido un im-perativo secular en medicina que ha facilitado extraordinaria-mente la comunicación entre facultativos de diversas lenguas y países. No obstante, en ocasiones, la construcción de estos términos se ha hecho de un modo más funcional o eufónico que riguroso. Y esto no solo en referencia a vocablos vincula-dos a los nuevos descubrimientos clínicos, de laboratorio o a novedosas creaciones instrumentales, sino también a algunos largamente sancionados por el uso.

En este sentido hemos encontrado en la Revista Española de Veterinaria de octubre de 1907 una reseña que sirve de avi-so a navegantes del lenguaje. Escrita por el médico militar y veterinario Pedro Farreras Sampere, redactor y fundador junto con su hermano José de dicha revista, dirigida en ese momento por Ramón Turró, en ella se ocupa de un trabajo del profesor agregado de la Facultad de Medicina de Atenas y médico de la policlínica universitaria M. Sakorraphos —no estamos se-guros de si se trata de Giorgios M. Sakorraphos, lingüista que aparece, no raramente, en trabajos filológicos de fines del xix y principios del xx—. Hace referencia la reseña citada a una publicación de este autor en La Semana Médica del 26 de di-ciembre de 1906 —realmente hemos comprobado que se trata de la edición francesa de este título, La Semaine Médicale, y no de la versión española fundada en 1894 con el mismo título—.

Comienza D. Pedro cargando contra su propia especie, los médicos, cuando dice: «Ya ni los mismos griegos entienden las

palabras técnicas que los médicos inventan con audacia y furor cada vez mayores», refiriéndose a la crítica que emite el profe-sor heleno «con sobrada razón». Sakorraphos, posiblemente el autor de dos ediciones de tragedias de Eurípides, califica a los médicos de «lexicólogos felices» y denuncia «la desafortunada tendencia de algunos autores para formar nuevos términos téc-nicos con un compuesto americano y uno griego».

Expone que no se debe decir amyatrofia, amyataxia ni amyastenia porque la primera a de amya, y la primera de ata-xia, astenia y atrofia son dos negaciones. Se debe decir, pues: myatrofia, myataxia y myastenia.

Refiere que decir abraquia para señalar la ausencia congé-nita de brazos es un error, porque en griego abraquia significa ‘sin peñascos’, pues deriva de a-, ‘sin’, y brakos, ‘peñasco’.

Braquiotomia, tenotomia y tenorrafia son términos erró-neos, porque se elaboran con el genitivo de la partícula que corresponde a la primera parte, que no es braquio ni teno, sino braquion y tenont, por lo que debería ser, por tanto, bra-quionotomia, tenontotomia y tenontorrafia.

En cuanto a palabras de uso más común, Sakorraphos nos sorprende con que no debemos decir acromegalia ni esple-nomegalia, porque los griegos las construyen con el adjetivo delante del sustantivo, por lo que deberíamos decir megala-cria y megaloesplenia.

Tampoco es adecuado el uso de acinesis o aquinesis, ya que lo que se quiere indicar es la dificultad de los movimien-tos, no la ausencia absoluta de los mismos. Por ello, lo propio es decir dyscinesia. Y se debe terminar en sia, según recoge

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el Dr. Farreras, porque las voces abstractas, al combinarse con otras que no son preposiciones, cambian siempre de este modo. Por eso decimos astasia o dispepsia y deberíamos decir artrolisia, hystolisia, nefroptosia, gastroptosia y he-mostasia, en vez de artrolisis, hystolisis, nefroptosis, gas-troptosis y hemostasis. No obstante, son correctas parálisis y paracinesis porque los primeros miembros de estas voces son preposiciones.

Siguiendo la línea de no dejar títere con cabeza, el emi-nente griego nos sorprende con que no se debe decir asistolia ni anemia por indicar falta absoluta de sístoles o de sangre. Se debería decir más bien dysistolia y olighemia.

Carece también de lógica hablar de diplocefalia o diplo-somia para referirse al hecho de tener dos cabezas o dos cuer-pos; debería ser dicefalia y disomia. No es correcto atetosis, sino atesia, del mismo modo que decimos atrepsia.

Debe decirse heteroquiria y heterocinesia en vez de alo-quiria y alocinesia, pues la dualidad, la pareja, la expresan por heteros y no por allos. Aun cuando estén hoy en día vi-gentes, son incorrectas mycosis, actinomicosis, botriomyco-sis y sacaromycosis, pues deben construirse con el genitivo de myces, que es mycetos, de modo que lo adecuado sería mycetosis, actinomycetosis y botriomycetosis. Los griegos no dicen anorquidia, sino anorquia. Más llamativo resulta saber que no existen los sustantivos fobia y algia, sino fobus y al-gos, como tophus, tonus, ronchus, tiphus, etc.

De las personas que tienen oído fino se dice que tienen euecoia, no hyperacusia, y para los más duros de esta fa-cultad no se debe decir que tienen hipoacusia, sino dysecoia.

No se debe usar polaquiuria para referirse a la emisión frecuente de orina, sino sychnuria, de syknos, ‘a menudo’.

De «solecismo monstruoso», así, sin ambages, califica el insigne filólogo griego la voz fagocitosis, por cuanto los griegos expresan la idea de destrucción mediante derivados de los verbos foeirein (destruir), fagein, (comer) y kteinein (matar), por lo que se debería llamar bacterioftoras, bacte-rioctonas o bacteriofagas a las células que destruyen a otras, y a su acción, bacterioftoria, bacterioctonia o bacteriofagia y, si vencen las bacterias, se produce celulofagia. En lugar de microbio, que significa ‘vida corta’, debería hablarse de bac-teria o bacilo. También son criticables bacilemia, estercore-mia, escribomanía, radiografía, radioscopia y radioterapia, porque la primera mitad de tales voces es latina y la segunda, griega, por lo que se deberían sustituir, a fin de evitar lo que este profesor califica de incorrección y pedantería, por: bac-teriemia, copremia, grafomanía, actinografía, actinoscopia y actinoterapia, respectivamente.

No cayeron en saco roto las admoniciones del profesor Sakorraphos, pues en el Diccionario de los Términos Técni-cos usados en Medicina de Garnier y Delamare —tercera edi-ción, de 1915, no así en la primera de 1907; no hemos tenido acceso a la segunda— figuran varios de los vocablos a los que nos hemos referido, de la siguiente manera: «Atesia. S. f. (Sakorrafos) (sic) véase atetosis», o «Aloftalmía. S. f. (Sako-rraphos) Término con que más propiamente se designan las anomalías que se conoce (sic) con el nombre de heteroftalmía (véase esta palabra)». También otra de las citadas la encontra-

mos así: «Miatrofia, s. f. (Sakorraphos) Término propio que debería sustituir a amiotrofia» y en muchas otras, entre ellas bastantes de las citadas. Al parecer, este autor gozaba de cier-to predicamento en la época.

Termina Sakorraphos su alegato en la versión francesa del trabajo proponiendo que se reúna un congreso de sabios ad hoc para imponer una reforma terminológica que evite que, con los avances de la ciencia en ese momento, para estudiar medicina haya que ayudarse de un diccionario técnico «en tres o cuatro volúmenes». Este cónclave, sugiere, podría pro-ceder a formar los nuevos términos según las reglas correctas de la gramática y a retirar los erróneos.

Ha resultado instructivo saber que, en el uso de palabras clásicas que tantas veces hemos manejado, construidas por unos antepasados que, en términos generales, tenían mejor formación griega y latina que nosotros, no siempre todo lo que relucía era oro.

Portada de la tercera edición española del Diccionario de los términos técnicos usados en medicina de Garnier y Delamare (1915)

NotaAgradecemos al Prof. D. Ángel Ruiz Pérez, del Departamento de Latín y

Griego de la Universidad de Santiago de Compostela, la aportación de algunos datos sobre G. M. Sakorraphos.

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Creativitat al poder (I)*TERMCAT

Quan pensem en terminologia i creació de mots, la primera idea que ens ve al cap és el manlleu, el préstec lingüístic. Hi ha vida, però, més enllà dels manlleus en el món de la terminologia. Molta vida, per sort. I és bo que sigui així, perquè la vitalitat d’una llengua depèn en gran mesura de la seva capacitat per a donar nom amb recursos propis a les noves realitats.

Aquí teniu, resumits i amb exemples, els principals recursos propis de creació de mots del català. Com que són uns quants, us els exposem en dues parts, perquè pugueu assaborir-los de mica en mica. En aquest primer entremés ens fixem en l’especialització, la metàfora, l’habilitació i la conversió, i en el segon parlem de derivació, composició, composició culta i sintagmació.

Si ho voleu veure de manera ben gràfica, ho teniu resumit en aquest vídeo. I trobareu tots els exemples esmentats a la Neoloteca, el nostre diccionari de termes normalitzats, amb moltes formes pròpies al costat d’alguns manlleus.

1) Especialització o extensió semàntica: consisteix a adaptar el significat d’un mot de la llengua general al significatespecífic d’un àmbit, partint d’uns trets bàsics comuns.

Exemples: • baixar, captura [de pantalla], comunitat virtual, enllaç i fitxer, en informàtica • expressió gènica, en biologia • mercat, opció i ordre [de borsa], en economia i empresa.

2) Metàfora: consisteix a utilitzar mots o expressions que literalment tenen un sentit per a expressar un altre sentitdiferent, amb el qual, però, es pot establir una certa semblança o relació.

Exemples: • peatge de cordó i via pacificada, en mobilitat • informàtica en núvol i xarxa de zombis, en informàtica • àngel inversor i capital flotant, en economía.

3) Habilitació: consisteix a donar una categoria lèxica diferent a un mot ja existent, sense canviar-ne cap morfema.

Exemples: • Els substantius cridat | cridada (del participi de cridar) i il·lícit (a partir de l’adjectiu il·lícit -a), en dret • Els substantiu obert (del participi de obrir), en esports.

4) Conversió: consisteix a donar una categoria lèxica diferent a una paraula ja existent per mitjà d’una adequaciódels morfemes flexius, és a dir, dels morfemes que expressen gènere, nombre, temps, etc.

Exemples: • El verb clonar (del substantiu clon), en biologia • El verb biopsiar (del substantiu biòpsia), en medicina • Els substantius atac (del verb atacar), refús (del verb refusar) i toc (del verb tocar), en esports.

© TERMCAT, Centro de Terminología <www.termcat.cat>

Referencias bibliográficasFarreras Sampere, P. (1907): «Cómo hay que formar los neologismos

médicos derivados del griego. Ref. P. Farreras Sampere», Revista Veterinaria de España. Octubre: 77-79.

Garnier, M. y V. Delamare (1907): Diccionario de los términos técnicos usados en medicina (1.a ed.). Madrid: Bailly-Bailliere.

Garnier, M. y V. Delamare (1915): Diccionario de los términos técnicos usados en medicina (3.a ed.). Madrid: Bailly-Bailliere.

Sakorraphos, G. M. (1906): «Comment on doit former les Néologis-mes Médicaux dérivant du Grec», La Semaine Médicale, 1906: 614-615.

* El texto procede de un apunte publicado previamente por TERMCAT en su sitio web en forma de comentario terminológico breve, en catalán.Los casos escogidos para su publicación en Panace@ se centran en términos y criterios del ámbito de las ciencias de la vida y la salud.