El pensamiento de José Antonio. Agustín del Río Cisneros

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EL fiel recuerdo de José Antonio y el propósito de airear su mensaje a la luz dela actualidad y de cara al futuro han promovido la confección y edición de este libro"EL PENSAMIENTO DE JOSE ANTONIO". Se ofrece a los lectores con honestasencillez y buena fe. Para unos será simplemente un motivo de rememoración yreflexión renovada, para otros, de conocimiento y enseñanza estimables, pero siemprehabrá -quizá jóvenes o extranjeros- para quienes José Antonio seguirá siendodescubrimiento, sorpresa y prodigio de verdad, de justicia y de belleza. Habrátambién quienes sin rendirse a la sugestión de su estilo y sus ideas, cambien, noobstante, la primaria actitud de hostilidad y de prejuicio por otra más gentil detolerancia y de respeto a la radical autenticidad y honradez, a la leal entereza con quesupo José Antonio asumir su destino. El volumen comprende dos partes: tina, quesirve de introducción, estudia la concepción políticomoral de José Antonio y suproyección en la comunidad española; y otra, que, a través de una sistematización detextos, muestra su visión dinámica de la crisis social de la edad moderna.La introducción desarrolla el tema "José Antonio y la nueva sociedad", bajo losepígrafes siguientes:I. Autenticidad en el pensamiento y en la acción.II.Síntesis de Tradición y Modernidad.III. Sentido prospectivo de la historia.IV. Valores humanos y vida comunitaria.

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EL PENSASAMIENTO DE JOS ANTONIOINTRODUCCIN Y SISTEMATIZACIN DE TEXTOS

AGUSTN RIOS CISNEROS

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INDICE GENERAL Pgs. Nota preliminar ...................................................................................................13 INTRODUCCION : JOSE ANTONIO Y LA NUEVA SOCIEDAD ................15 I. AUTENTICIDAD EN EL PENSAMIENTO Y EN LA ACCIN II. SNTESIS DE TRADICIN Y MODERNIDAD. III. SENTIDO PROSPECTIVO DE LA HISTORIA. IV. VALORES HUMANOS Y VIDA COMUNITARIA. V. ORDEN ESPIRITUAL Y REVOLUCIN SOCIAL. VI. SISTEMA DE IDEAS ESENCIALES. VII. MISIN DEL MOVIMIENTO. VIII. RUMBOS DE ACTUALIZACIN. SISTEMATIZACION DE TEXTOS DE JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA .....................................................36 El proceso histrico de las ideas polticas. I. ESCEPTICISMO.............................................................................................37 1. UNIDAD EN DIOS Siglo XIII. Europa. 2. PRDIDA DE LA FE Siglo XVIII. Vuelta a la Naturaleza. 3. LA DUDA Y LA IRONA El escepticismo en el proceso histrico. 4.S O M B R A S TUTELARES DE ROUSSEAU Y SMITH Siglos XVIII Y XIX. 5. SIGLO XIX, DISGREGACIN Prdida de creencias. II. LIBERALISMO .............................................................................................40 6. ROUSSEAU El contrato social. La verdad poltica. Razn y voluntad. 7. ROUSSEAU Voluntad soberana. Sufragio. 8. ROUSSEAU Negacin de verdades absolutas. Categoras de voluntad. 9. ROUSSEAU-2-

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Romanticismo y angustia de la Naturaleza. 10. EL CONTRATO SOCIAL La voluntad soberana. 11. ADAM SMITH Economista escocs. 12. ADAM SMITH Liberalismo econmico. 13. SISTEMA LIBERAL Prdida de la unidad espiritual. Logro de la mayora. 14. ESTADO LIBERAL Esclavitud econmica. Libertad y miseria. 15. ESTADO LIBERAL No cree en nada. 16. ESTADO LIBERAL SIN FE Libertad, igualdad, fraternidad. 17. ESTADO LIBERAL Libertad. Opresin de la mayora. Tirana democrtica. 18. ESTADO LIBERAL Libertad e igualdad. Nacimiento del socialismo. 19. ESTADO LIBERAL Fraternidad. Divisin y odio. 20. LIBERALISMO El derecho y la justicia. 21. LIBERALISMO Herencia de la lucha de clases. 22. LIBERALISMO Libertad y garanta econmica. Orden econmico. 23. LIBERALISMO Igualdad ante la Ley. Gran poca. 24. LIBERALISMO POLTICO Y ECONMICO Estupor de los desengao Siglo xx. 25. CAPITALISMO Y LIBERALISMO Rivalidad y divisin enconadas. 26. LIBERALISMO Y SOCIALISMO-3-

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Nacin y justicia social. 27. LIBERALISMO ECONMICO ESPAOL 28. LIBERTAD VERDADERA El hombre, portador de valores eternos. Palabrera liberal. 29. DERECHOS INDIVIDUALES Y HAMBRE III. PARTIDOS POLTICOS..............................................................................51 30. PARTIDOS POLTICOS Unidades naturales. Familia, Municipio y Sindicato. 31. PARTIDOS POLTICOS Divisin de los pueblos. Prdida de la verdad y de la unidad. 32. PARTIDOS POLTICOS Ruptura de la Unidad. 33. PARTIDOS POLTICOS Mquina electoral. Supresin de los partidos polticos. 34. PARTIDOS POLTICOS Crtica. Teora de las unidades naturales. IV. LUCHA DE CLASES ..................................................................................55 35. LUCHA DE CLASES 36. LUCHA DE CLASES El nuevo Estado. De la superacin de la lucha de clases. 37. LUCHA DE CLASES Empresa comn de la produccin. V. SEPARATISMO............................................................................................58 38. SEPARATISMO LOCAL Lo espontneo y lo histrico. 39. SEPARATISMO Partidos y lucha de clases. 40. SEPARATISMO-4-

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VI. CAPITALISMO ...........................................................................................61 41. CAPITALISMO Fracaso social Crtica de Marx al capital. 42. FIGURA DE CARLOS MARX Cumplimiento de las previsiones sobre el capitalismo. La dictadura comunista. 43. MARX Y CAPITALISMO Vaticinio de Marx 44. MARX Y CAPITALISMO Ley de aglomeracin del capital 45. MARX Y CAPITALISMO Proletarizacin. 46. MARX Y CAPITALISMO Desocupacin. 47. CAPITALISMO Desplazamiento del hombre por la mquina. 48. CAPITALISMO Quiebra tcnica. Crisis peridicas. 49. CAPITALISMO Crisis y paro. Deshumanizacin. 50. CAPITALISMO Perspectivas para Europa: la guerra y el comunismo. 51. CAPITALISMO Quiebra universal Situacin infrahumana 52. CAPITALISMO El hombre reducido a la miseria. 53. CAPITALISMO Desmontaje del sistema. Capitalismo y marxismo. 54. AGONA DEL CAPITALISMO Invasin de los brbaros. 55.AGONA DEI. ORDEN CAPITALISTA Y LIBERAL Deshumanizacin 56. MERCADO DE ESCLAVOS-5-

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Miseria humana. 57. DESEMSEMBOQUE DEL CAPITALISMO EN COMUNISMO 56. CAPITALISMO Distincin entre propiedad privada y capitalismo 59. CAPITALISMO Fracaso social. 60. CAPITALISMO Fracaso Social y tcnico. VII. SOCIALISMO.............................................................................................72 61. SOCIALISMO Nacimiento justo. Descarro materialista. Lucha de clases. 62. SOCIALISMO Lucha de clases. Carlos Marx. 63. SOCIALISMO Deshumanizacin. Materialismo. Marxismo. Rusia. 64. SENTIDO MATERIALISTA DE LA REVOLUCIN SOCIALISTA Destructor de la civilizacin occidental cristiana. 65. SOCIALISMO Desespiritualizacin. 66. SOCIALISMO Contrafigura del capitalismo. VIII. COMUNISMO MATERIALISMO ........................................................76 67. COMUNISMO Ruso Dictadura del proletariado. Deshumanizacin. 68. RGIMEN RUSO EN ESPAA Versin infernal del afn hacia un mundo mejor. 69. SENTIDO MATERIALISTA DE LA EXISTENCIA Lucha. 70. LENIN Y LIBERTAD 71. DERECHA E IZQUIERDA Comunismo? 72. BOLCHEVIQUISMO Actitud materialista.-6-

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73. LAs IZQUIERDAS Y MATERIALISMO Burguesa. Intelectuales y proletariado. 74. LAS DERECHAS Y MATERIALISMO Privilegios e insolidaridad. IX. DISTINCION DEL FASCISMO Y DEL TOTALITARISMO....................81 75. NUESTRO MOVIMIENTO Y LAS ENTRAAS GENUINAS DE ESPAA 76. NUEVA FE ESPAOLA 77. CONSTANTE DE ESPAOLIDAD Distincin del fascismo. 78. NO SOMOS IMITADORES 79. FALANGE ESPAOLA DE LAS J. O. N. S. NO ES UN MOVIMIENTO FASCISTA 80. PRETENDIDAS SOLUCIONES Socialdemocracia. Estados totalitarios. 81. EL NUEVO ORDEN HA DE ARRANCAR OTRA VEZ DEL INDIVIDUO 82. LA REORGANIZACIN TOTAL HA DE EMPEZAR POR EL INDIVIDUO 83. NI ANARQUISMO NI TOTALITARISMO 84. LAS PALABRAS ORDENADORAS DEL NUEVO TIEMPO Tarea reservada a Espaa. 85. LA FALANGE ESPAOLA DE LAS J. O. N. S. NADA TIENE QUE VER CON EL FASCISMO ESPAOL X. INVASION DE LOS BARBAROS - LUCHA DE DOS CONCEPCIONES ....................................................................................88 86. EUROPA DE 1914 Nueva invasin de los brbaros. 87. INVASIN DE LOS BRBAROS Tesis catastrfica. Tesis de salvacin. 88. TAREA ANTE EL COMUNISMO RUSO Abnegacin y solidaridad. 89. INVASIN DE LOS BRBAROS

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Revolucin rusa y grmenes negados de un orden futuro. 90. MILITARES Y LA INVASIN COMUNISTA 91. FRENTE DE LA REVOLUCIN RUSA Y FRENTE NACIONAL Lucha de dos concepciones. 92. ACTITUD FRENTE AL comunismo 93. DOS CONCEPCIONES DEL MUNDO Concepcin espiritual cristiana. Concepcin materialista rusa. XI. MOVIMIENTO ............................................................................................92 94. NUESTRO MOVIMIENTO Manera de pensar y de ser. Actitud humana. 95. MOVIMIENTO Poesa y poltica. 96. MOVIMIENTO NACIONALSINDICALISTA Ni capitalismo ni comunismo. 97. MOVIMIENTO NACIONALSINDICALISTA Patria, Pan y Justicia. Frente a capitalismo y comunismo. 98. MOVIMIENTO NACIONAL Sin derechas e izquierdas. 99. MOVIMIENTO NACIONAL Temple heroico. 100. SERVICIO Y SACRIFICIO 101. DEVOLVER A LOS HOMBRES SUS VALORES MORALES 102.CREENCIA EN ESPAA Unidad de destino 103. IDEA PERMANENTE DE ESPAA Camino del remedio. 104. ESTADO CREYENTE Y CON MISIN El Estado del siglo xx. 105. ASPIRACIONES DEL NUEVO ESTADO Unidad. Solidaridad. 106. ESTADO E INDIVIDUO-8-

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Soberana y destino. 107. SINDICATOS Estado y Sociedad. 108. CAPITAL Y TRABAJO Sindicatos. 109. IDEA DEL DESTINO 110. IDEA DEL SERVICIO Misin. 111. JEFATURA Y HUMILDAD 112. NI DERECHA NI IZQUIERDA Destino integrador. XII. REVOLUCION ........................................................................................101 113. MUNDO EN RUINA MORAL. 114. ORDEN NUEVO Funcin de Espaa. 115. ORDEN NUEVO Libertad dentro de un orden. Individuo. Sin pantesmo estatal. 116. ESPAA, CHATA, ZAFIA Y TRISTE. 117. CONCEPTO DE REVOLUCIN 118. CAMINO DE LA REVOLUCIN Patria y justicia social. 119. ESPAA Y LA REVOLUCIN Pesimismo histrico e injusticia social. 120. REVOLUCIN Espaa de las hambres y sequas. Anticlsica. 121. REVOLUCIN Cauce del torrente bronco. Empresa de todos. 122. NUESTRA GENERACIN Y LA REVOLUCIN 123. REVOLUCIN INESQUIVABLE 124. LA REVOLUCIN Y LA MASA 125. LA SNTESIS DE LA REVOLUCIN Y LA TRADICIN 126. LA REVOLUCIN TOTAL, SIN PANTESMO ESTATAL Sobre la persona.-9-

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127. REVOLUCIN Y TRADICIN Patria y justicia social. 128. BASE MATERIAL Y FE EN UN DESTINO NACIONAL Lnea de combate. 129. BASE MATERIAL Y FE COLECTIVA Patria. No nacionalismo. 130. COMUNIDAD SERIA Convidados y ociosos. XIII. SENTIDO ESPIRITUAL.........................................................................109 131. ESPIRITUALIDAD Frente a materialismo. Catolicidad. Lo espiritual. 132. LA CONDUCTA 133. EL ESPRITU RELIGIOSO Y EL ESTADO 134. LA RAZN, LA JUSTICIA Y LA PATRIA 135. DISGREGACIONES Pensamiento de unidad. 136. SABORES ANTIGUOS DE LA NORMA Y EL PAN 137. VOCACIN Autenticidad. 138. REAJUSTE DEL MUNDO Pensamiento y accin. 139. EL INTELECTUAL Y LA POLTICA Funcin religiosa y potica del conductor. 140. VENA HEROICA Y MILITAR 141. EJRCITO E HISTORIA Tarea de salvacin. 142. ESPRITU DE LOS NIOS 143. LA MUERTE Acto de servicio. 144. ACTITUD ANTE LA MUERTE Testamento. 145. LA SAA Y LA ANTIPATA

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Testamento. 146. ESPERANZA DE PAZ PARA EL PUEBLO ESPAOL 147. ACTITUD ANTE LA MUERTE Testamento. XIV. EL HOMBRE, PORTADOR DE VALORES ETERNOS. .....................118 148. CONCEPTO DEL HOMBRE Libertad, Dignidad, Integridad. Autoridad, Jerarqua, Orden. 149. DIGNIDAD FEMENINA 150. SEORITO Y SEOR 151. RUPTURA DE LA ARMONA DEL INDIVIDUO CON LA COLECTIVIDAD Edades clsica y media. 152. HOMBRE DESARRAIGADO Destino individual y colectivo. 153. INTEGRACIN DEL HOMBRE Y DE LA PATRIA 154. PRDIDA DE LA ARMONA DEL HOMBRE Dos actitudes. Superacin. XV. LA PATRIA - LA NACIN - UNIDAD DE DESTINO EN LO UNIVERSAL .......................................................................................123 155. PATRIOTISMO SENSUAL E INTELECTUAL 156. PATRIA Destino y empresa. 157. NACIN, UNIDAD DE DESTINO EN LO UNIVERSAL 158. TESIS ROMNTICA DE NACIN 159. SEPARATISMO-NACIONALISMOS Vuelta a la naturaleza. 160. PATRIOTISMO Lo espontneo y lo difcil. 161. LIBERTAD INCONDICIONADA Nacionalismo y guerra europea. 162. IRONA CORROSIVA Y TOSCA FALSIFICACIN Adulteraciones del espritu espaol.

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163. PATRIA Ejecutora de un gran destino. 164. EL PAN Orden econmico de justicia. 165. JUSTICIA Revolucin nacional.

NOTA PRELIMINAR EL fiel recuerdo de Jos Antonio y el propsito de airear su mensaje a la luz de la actualidad y de cara al futuro han promovido la confeccin y edicin de este libro "EL PENSAMIENTO DE JOSE ANTONIO". Se ofrece a los lectores con honesta sencillez y buena fe. Para unos ser simplemente un motivo de rememoracin y reflexin renovada, para otros, de conocimiento y enseanza estimables, pero siempre habr -quiz jvenes o extranjeros- para quienes Jos Antonio seguir siendo descubrimiento, sorpresa y prodigio de verdad, de justicia y de belleza. Habr tambin quienes sin rendirse a la sugestin de su estilo y sus ideas, cambien, no obstante, la primaria actitud de hostilidad y de prejuicio por otra ms gentil de tolerancia y de respeto a la radical autenticidad y honradez, a la leal entereza con que supo Jos Antonio asumir su destino. El volumen comprende dos partes: tina, que sirve de introduccin, estudia la concepcin polticomoral de Jos Antonio y su proyeccin en la comunidad espaola; y otra, que, a travs de una sistematizacin de textos, muestra su visin dinmica de la crisis social de la edad moderna. La introduccin desarrolla el tema "Jos Antonio y la nueva sociedad", bajo los epgrafes siguientes: I. Autenticidad en el pensamiento y en la accin. II.Sntesis de Tradicin y Modernidad. III. Sentido prospectivo de la historia. IV. Valores humanos y vida comunitaria.

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V. Orden espiritual y Revolucin social. VI. Sistema de ideas esenciales. VII. Misin del Movimiento. VIII. Rumbos de actualizacin. La sistematizacin de textos de Jos Antonio, que lleva por denominacin general "El proceso histrico de las ideas polticas", analiza el curso de los acontecimientos humanos de los ltimos siglos hasta llegar a la encrucijada moderna y a la catstrofe de la comunidad espaola en 1936, sealando la ruta de salvacin para remontar la gran crisis planteada al mundo por la descomposicin liberal y la subversin comunista. La antologa est formada por una coleccin de fichas de textos de Jos Antonio, numeradas y clasificadas por temas o conceptos de acuerdo con el esquema de sistematizacin Cada una de ellas lleva el tema ms amplio como ttulo y debajo varias ideas de contraste o de asociacin que matizan el concepto. Estas fichas van numeradas y registradas en el indice general del libro, de manera que puedan ser consultadas con facilidad. El hilo cronolgico de las ideas y de los procesos sociales que ordena la seleccin de textos permite captar el sentido dinmico de los hechos histricos anotados. La sistematizacin desarrolla el siguiente esquema, que vale de sumario de captulos: I. Escepticismo. II. Liberalismo. III. Partidos polticos. IV.Lucha de clases. V. Separatismo. VI. Capitalismo. VII. Socialismo. VIII. Comunismo-Materialismo. IX. Distincin del fascismo y totalitarismo. X.Invasin de los brbaros. Lucha de dos concepciones. XI. Movimiento. XII. Revolucin. XIII. Sentido espiritual. XIV. El Hombre, portador de valores eternos. XV.La Patria - La Nacin - Unidad de destino en lo universal. La publicacin de esta obra se realiza bajo el patrocinio de la Secretara General del Movimiento y comparece a la luz pblica en memoria de Jos Antonio y en servicio de su doctrina, que gana con el tiempo -y frente a las tensas realidades del mundo- cada vez mayor validez. Madrid, octubre de 1962- 13 -

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INTRODUCCION JOSE ANTONIO Y LA NUEVA SOCIEDAD

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I. AUTENTICIDAD EN EL PENSAMIENTO Y EN LA ACCION La vida y la muerte de Jos Antonio, su espritu y su obra forman una unidad de trascendencia histrica. "Su sacrificio por Espaa -hemos comentado en otro momento de recuerdo y de fidelidad sigue iluminando la ruta de las generaciones jvenes, dando rumbo y esperanza a los mejores hombres de su Patria. Su vida se nos ofrece como estilo ejemplar de humanidad espaola; su doctrina, como fuente de inspiracin y mensaje irrenunciable; su obra, como empresa incitante que reclama culminacin; su alma, como inefable presencia que estimula, aconseja y vela el ms noble afn de la comunidad espaola, y su pensamiento, abierto a las ms fecundas posibilidades, da sentido a toda una poca histrica de Espaa. Y la abnegacin de Jos Antonio al entregar su vida como tributo a la verdad y a la justicia dio a su existencia la ltima y extremada nota de autenticidad, de profunda y trascendente significacin. La conducta de Jos Antonio se defini siempre, en todo instante, por esta caracterstica: la autenticidad. Desde que acept voluntariamente su difcil misin en la tarea de salvar a Espaa, vio la senda de sacrificios y la lnea dramtica de su existencia. Si su clarividencia no se lo hubiera advertido anticipadamente, la dolorosa realidad de los primeros cados frente a la saa enemiga le llevaba inexorablemente a entender la muerte -con sencillez, pero con gravedad al mismo tiempo- como un acto de servicio, cuyo turno lo elega el peligro, el azar y el odio del enemigo. Jos Antonio presinti su trgico e ineludible destino en los comienzos de su empresa poltica. No hay, sin embargo, titubeos, frivolidad ni improvisacin en su trayectoria. Sus actos, sus gestos y sus palabras guardan siempre una adecuacin exacta a las circunstancias que los promueven, y por su agilidad, gracia o matiz dan la sensacin de espontaneidad -porque responden justamente a un estilo definido y preciso-, pero no revelan nunca improvisacin ni sorpresa. Jos Antonio avanz, como los grandes personajes clsicos de la historia, de cara al destino, con los ojos abiertos por entero a la propia realidad y a la verdad del mundo. Y aqu reside la clave de su seduccin y de su perenne lozana. Jos Antonio fue la armona de la inteligencia, de la cordialidad y de la gallarda. Vino a ser el arquetipo humano de su poca. Frente a la sequedad de alma de cierto tipo intelectual deformado, frente al desbordamiento sentimental del romntico decadente y frente a la timidez o medrosidad de ambos, surga un tipo humano cabal, equilibrio de cabeza, corazn y virilidad. Alegre, sin frivolidad; inteligente, sin pedantera; cordial, sin sensibleras; valiente, sin fanfarronadas; espiritual, sin melindres; religioso, sin beateras; patriota, sin faramallas; tradicionalista, sin ranciedades; revolucionario, sin plebeyeces. Era el nuevo estilo de la Falange en pugna con la derecha y la izquierda de la vida espaola de entonces. Era la exigencia de una autenticidad inicial para encontrar el verdadero modo de ser espaol, adulterado por la irona corrosiva de la izquierda y por la tosca falsificacin de la derecha. Jos Antonio advierte y define el Movimiento en el discurso fundacional en los siguientes trminos: "Pero nuestro Movimiento no estara del todo entendido si se creyera que es una manera de pensar; es una manera de ser. No debemos proponernos slo la construccin, la arquitectura poltica. Tenemos que adoptar ante la vida entera, en cada uno de nuestros actos, una actitud humana, profunda y completa." Se han repetido mucho estas palabras con distintos fines, de propaganda, de formacin o reflexin poltica. Ahora quiero llamar la atencin sobre ellas, precisamente en- 15 -

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relacin con esa actitud de autenticidad inicial, indispensable para el pensamiento y la accin poltica. Y sealar que si la autenticidad fue virtud fundamental de Jos Antonio para su concepcin poltica y para la lucha en el terreno concreto de los hechos, sigue siendo decisiva para culminar su empresa en el tiempo actual. El sentido de la autenticidad de Jos Antonio ha concedido a su obra la proyeccin histrica, merced a la cual conserva vigencia su pensamiento. Jos Antonio quiso ser verdadero, frente a muchas ficciones y falsificaciones de su tiempo. Tuvo vocacin real por la verdad, porque era un alma limpia y noble. Tuvo talento para encontrar la verdad de su poca y goz la fruicin intelectual de su hallazgo, pero no de manera egosta, sino generosamente dndola a sus camaradas y con ellos a todos los espaoles de buena voluntad. Tuvo sensibilidad potica -el arte precisopara trasmitir bellamente sus ideas. Y tuvo carcter heroico: sinceridad y rectitud de conciencia, solidaridad generosa, valenta, tenacidad y abnegacin para luchar y defender una concepcin justa de la vida, de la poltica y de la HIstoria, salvando as la nica posibilidad de la existencia de Espaa. El mtodo de Jos Antonio fue, como vemos claramente ahora, la bsqueda honrada de la verdad y de la justicia, a travs de la selva o de la maraa de las confusiones, de los errores, de las arbitrariedades y de las iniquidades de una poca disolvente del espritu y de la patria y la resuelta entrega al servicio de esa verdad y de esa justicia encontradas amorosamente, aunque el hacerlo implicara sacrificios, riesgos y, finalmente, la muerte. Por eso la lnea del pensamiento y de la accin poltica de la Falange es difcil, como todas las cosas verdaderas y justas en el mundo. Hay siempre que vencer, adems de los enemigos declarados y abiertos y de las resistencias naturales en toda obra colectiva, ambiciosa y grande, la secreta complicidad de la mentira, de la falsedad y de la injusticia que alienta en los pliegues corrompidos de un mundo convencional, hostil a todo intento ideal de perfeccionamiento humano. Las notas del pensamiento y de la accin de Jos Antonio son, pues: autenticidad, claridad, sinceridad, generosidad y virilidad. Y una fe inextinguible, pese a todo: a la engaosa euforia de los triunfos, como a la transitoria pesadumbre de los momentos adversos. La victoria ser inevitablemente de Espaa, como lo soara Jos Antonio.

II. SINTESIS DE TRADICION Y MODERNIDAD Jos Antonio define, el 29 de octubre de 1933, el sentido y el estilo del Movimiento que habr de levantar el fervoroso afn de Espaa. Desde el momento fundacional, Falange Espaola nace con vocacin de Movimiento. Es un Movimiento de integracin y de unidad del pueblo espaol al servicio de la verdad y de la justicia. No es un partido supeditado a los intereses de grupo o de clase. Es el ms noble intento de dar una conciencia poltica a la comunidad espaola, hacindola capaz de responder a los problemas y al lenguaje de su tiempo. Jos Antonio inspira al Movimiento naciente de un nuevo sentido de la vida y de la historia -claro en el alma-, fuente de ideas y formulaciones polticas. No se trata de un programa o catlogo de recomendaciones episdicas, sino de una perspectiva

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histrica, de una norma espiritual y de un sentido de los hechos humanos con validez universal. "Antes, en otras pocas ms profundas -dijo Jos Antonio, en el inicio de su discurso fundacional-, los Estados que eran ejecutores de misiones histricas tenan inscritas sobre sus frentes, y aun sobre los astros, la justicia y la verdad." Para la nueva poca que Jos Antonio inaugura -con la fecundidad de su servicio y sacrificio, la aspiracin de justicia y de verdad constituye el eje decisivo de todo pensamiento o actitud. La doctrina de Jos Antonio contiene el mensaje de verdad y de justicia para los hombres de Espaa. El hizo su bsqueda dolorida y entraable y la ofreci generosamente a su pueblo. Pero este mensaje, como todo lo que es autntico y es vida, no se transmite por simple y pasiva donacin, sino que exige -como imperativo ineludible- el ser recobrado, reconquistado o rer descubierto en ley de amor por cada quien a la luz de cada maana. Y en esta fidelidad, con nimo de adivinacin o recreacin y no de remedo o simple rutina, reside la virtud de su vigencia; es decir, de su permanente, vlida y frtil actualidad. De aqu nuestro compromiso de lealtad esencial y de mxima eficacia, consistente en encontrar la lnea de conducta que responda mejor, en cada momento y ante la inesquivable realidad, a la ambicin formulada por Jos Antonio hacia la unidad, la grandeza y la libertad de Espaa, por el camino de la Patria, el Pan y la Justicia; es decir, por el camino de la Revolucin Nacional. Jos Antonio se plante el problema de Espaa con suma sinceridad y clarividencia. Su pensamiento se caracteriza por una genial aptitud de sntesis, de superacin de antagonismos perniciosamente habituales en la vida espaola. Jos Antonio supo hacer la sntesis de tradicin y de modernidad. Supo aunar la fidelidad a los valores espirituales y a las constantes histricas de Espaa con las conquistas irrenunciables del tiempo nuevo. Supo conjugar la defensa de la civilizacin cristiana -radicalmente amenazada por el materialismo comunista- con la apertura a nuevas formas de ordenacin poltica, social y econmica, de acuerdo con la exigencia de justicia y solidaridad humanas en la nueva era tcnica del siglo XX. Comprendi que si queramos salvar la libertad verdadera del hombre era necesario establecer un sistema de seguridad econmica y de justicia social, sistema que el liberalismo, en crisis, era incapaz de ofrecer. Vio claramente el gran disturbio producido en la sociedad moderna por la hostilidad abierta entre el capitalismo y el comunismo. Analiz la gnesis de este antagonismo y la nica posible solucin: superar los trminos opuestos de capitalismo y comunismo, dando lugar a una nueva sociedad, en una ordenacin comunitaria en que los principios espirituales prevalecieran sobre el esquema materialista del absoluto juego econmico en las relaciones sociales. Frmula de esta superacin fue la tesis poltica, econmica y social del Nacional-Sindicalismo. En esta misma lnea de sntesis, de solucin por arriba de las enconadas contradicciones de la existencia espaola, anul por nociva la divisin en izquierdas y derechas, en conservadores y progresistas, tradicionalistas y revolucionarios, abriendo una amplia va para la integracin y la coincidencia en metas comunes, en afanes solidarios de salvacin, en tareas constructivas de engrandecimiento nacional y prosperidad colectiva, de resurgimiento de la patria y de elevacin del nivel de vida de la comunidad. Jos Antonio formul una empresa sugestiva para todos los espaoles, repudiando los motivos de escisin o separatismo. Este fue el espritu de

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unidad de su convocatoria para el rescate de la Patria, y sigue siendo vlido para nosotros en las tareas de transformacin y engrandecimiento nacionales. Viejos o nuevos motivos de discordia merecern el mismo tratamiento de unidad y de sntesis superadora. Ahora bien, Jos Antonio formul la sntesis de Tradicin y Modernidad en los aos 30, y de cara a su tiempo traz el eje dialctico de superacin de la anttesis capitalismo-comunismo. Queda para nosotros aplicar su mtodo, ejercer su estilo de pensamiento frente al escenario poltico de nuestra poca. Una guerra civil propia y una guerra mundial separa nuestro tiempo del momento fundacional. Entre tanto, una revolucin cientfica y tcnica est transformando el mundo en todos sus aspectos, convirtiendo el futuro en concurrencia de fantasas posibles. Simultneamente, y como consecuencia de la ltima gran guerra, una fascinante tensin poltica configura el mundo en torno a los dos polos: occidental y sovitico, en sistema de guerra fra o paz beligerante, a punto de explotar en universal guerra civil ideolgica y de hegemona planetaria. La crisis de la sociedad, cuyo proceso haba abierto la revolucin francesa, acelera su ritmo impulsada por el progreso tcnico y por el impulso debido a la irrupcin de las masas -en cualquiera e independientemente de las formas polticas- al plano econmico y poltico. Sigue el antagonismo abierto de capitalismo y comunismo, pero ambos en su desarrollo, y dentro del paralelismo de su oposicin, han sufrido transformaciones en su estructura y en sus relaciones con el cuerpo social correspondiente, impulsados por un afn de permanecer y responder a sus respectivos emplazamientos geogrficos y sociolgicos. Nuestra lnea de superacin y de rectificacin habr de tener en cuenta estos cambios. Igual podramos decir respecto al liberalismo y al socialismo, obligados a ponerse a tono con el tiempo tratando de salvar la gran crisis de las ideologas que el mundo contemporneo ha planteado ante los nuevos hechos, nuevas realidades y panoramas de la sociedad moderna. Dado el curso acelerado de transformacin de la sociedad moderna y de los cambios que la lucha poltica -en competencia realista- y de los avances tcnicos vienen produciendo a su vez, resulta necesario el ajustar la visin del panorama actual con una perspectiva dinmica de futuro. Sin abandonar el presente, como mbito ineludible, hay que mirar el porvenir y el dinamismo social que nos lleva a l. Es necesario prefigurar las lneas de accin poltica compatibles con el desarrollo de una comunidad nacional conectada con el mundo, insertada en los ejes de despliegue histrico, sin que esto implique ceder ante las corrientes o presiones exteriores, pero tampoco el ignorarlas o desdearlas, pues ambas cosas implicaran lamentables y peligrosos errores.

III. SENTIDO PROSPECTIVO DE LA HISTORIA Respuesta a la crisis poltico-social del siglo XX El pensamiento de Jos Antonio no se limita al rea de la poltica, sino que tiene, sobre todo, una dimensin histrica. De ah su fecundidad y su permanencia. El- 18 -

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mrito esencial de Jos Antonio es el de haber acertado, desde una perspectiva histrica, desde una elevada sensibilidad para la comprensin de lo universal, a elaborar la respuesta que la crisis de valores producida por el liberalismo primero, por el socialismo despus, haba hecho necesaria y urgente. Y precisamente por ese nivel histrico que ostenta su pensamiento, tiene Jos Antonio una perenne vigencia al contemplar los problemas y las soluciones de la poltica. Desde varios aspectos hay que ordenar la sistematizacin de esa respuesta joseantoniana: en primer lugar, exponiendo su actitud ante los problemas con que se encuentra; en segundo lugar, con su crtica al liberalismo; seguidamente, mediante el estudio de su actitud ante el socialismo; luego, estudiando su postura intelectual y poltica ante los movimientos de autoridad, tales como el fascismo italiano y el nacionalsocialismo alemn; por ltimo, aludiendo a la sntesis afirmativa de valores en que se funda la Revolucin Nacional. Actitud histrica de Jos Antonio Jos Antonio es un hombre de su tiempo. Posee una slida formacin intelectual, universitaria, que le permite el acceso a las cuestiones ms elevadas, ms trascendentes de su poca. Se conjugan en l la capacidad dialctica, la riqueza del lenguaje, la formacin jurdica que le impulsa al hallazgo de la norma exacta, el conocimiento y el amor a la Historia. Pero hay que decir que, para l, la Historia no es algo previamente determinado, no es algo fatalmente escrito, sin apelacin posible. Jos Antonio entiende que la Historia es una empresa abierta en la que cada pueblo, cada nacin, puede asumir con responsabilidad, alegra y esfuerzo un destino de plenitud. La Historia es, pues, algo por hacer, que ha de enfocarse desde un sentido prospectivo, de permanente realizacin y conquista. Desde este sentido contempla Jos Antonio los acontecimientos, las grandes corrientes polticas, la suerte de las grandes ideas. Pero tambin desde un punto de vista, desde una perspectiva muy concreta: desde el patriotismo. Jos Antonio acepta y siente ntegramente el condicionamiento de su intransferible perspectiva espaola ante la Historia. Y es precisamente al aceptar radicalmente ese compromiso realista y cordial cuando, merced a l, Espaa adquiere sentido dinmico; Espaa, por decirlo as, vuelve a hacerse posible como gran unidad histrica, como proyecto, como empresa. Nada hay en Jos Antonio de nacionalismo romntico, nada, tampoco del falso patriotismo con que solan embozarse las catstrofes y excusarse la tarea de procurar los remedios. Jos Antonio profesa un patriotismo crtico pero salvador, realista pero iluminado por la polar de un ideal que no es otro que el de ganar la plenitud para esa empresa histrica que es la Patria. Rigor intelectual y patriotismo como perspectiva se conjugan en una actitud personal, tica, moral de salvacin. Nos encontramos ante un hombre con capacidad de anlisis y de crtica, no con un derrotista; con un hombre que potencia al mximo su capacidad de amar, que es tanto como decir su capacidad de salvar, de ver las cosas en su dimensin positiva. Sabe negar el error y sealar el defecto con realismo; pero est profundamente implicado en aquello que critica y seala; quiere salvarlo, iluminarlo, recuperarlo en su imagen ms perfecta y ms pura. Jos Antonio es un intelectual generoso, un hombre animado por el clido sentimiento de que es necesario, urgente, irrenunciable, proceder a salvar su circunstancia, que es la de su pueblo.

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Una profunda formacin intelectual, una inteligencia clara, una exigencia inagotable de rigor y de exactitud; la conviccin de que la Historia puede determinarse, hacerse desde el esfuerzo colectivo, sin ceder a tentaciones derrotistas o decadentes; un patriotismo veraz, exigente, depurado de sensualidad y de imperfeccin; el sentido clsico de que cada hecho histrico, cada doctrina, cada hombre, pueden ser salvados en alguna medida e integrados en una empresa colectiva de esfuerzo y de verdad: he ah los componentes de la actitud histrica profesada por Jos Antonio. Y desde esa actitud, que tan bien supo comunicar a su obra, a la obra del Movimiento Nacional, Jos Antonio se enfrenta con los problemas decisivos de su poca: la descomposicin del sistema liberal capitalista (que lleva en lnea recta a la injusticia y a la anarqua) y la amenaza subversiva de la revolucin marxista. Crtica al sistema liberal-capitalista Jos Antonio nace a la vida poltica espaola en un momento crtico para nuestra Patria. En efecto, tanto los ltimos tiempos de la Monarqua como los breves aos de la II Repblica, a ms de las experiencias negativas del siglo xix, haban demostrado con toda claridad un hecho evidente: que el sistema poltico liberal era incapaz para afrontar los problemas reales de Espaa, de su sociedad, de su economa, de su convivencia y de su dignidad exterior. El sistema liberal supuso varias cosas para Espaa: la paralizacin operativa en torno a los problemas, el enfrentamiento de los hombres a travs de la lucha de los partidos, la prdida progresiva de la conciencia nacional, el pesimismo histrico, el escepticismo, la derivacin hacia la anarqua, el debilitamiento de la autoridad y, consecuentemente, la poca eficacia del poder ejecutivo. Asimismo, el liberalismo, a travs de su consecuencia econmica, el capitalismo, haca cada vez ms profunda la zanja que separaba a las clases sociales, provocando el germen de una subversin como reaccin natural, casi mecnica, de las clases menos dotadas. Todo lo arriba dicho lo vive Jos Antonio en su propia persona; lo percibe directamente de su contorno; ve los efectos de la vieja poltica en contraste con los brotes de una poltica nueva, tal como la que quiso realizar el General Primo de Rivera. Pero hay algo ms; hay la dimensin jurdica, doctrinal, filosfica del liberalismo, que se inspira, ciertamente, en una de las ideas ms elevadas y nobles que se han proyectado sobre la Humanidad: sobre la idea de la libertad del hombre, sobre el concepto de igualdad ante la Ley. Naturalmente, este principio de libertad e igualdad sirve de base a un despliegue de la iniciativa privada. El liberalismo inaugura una era de grandes aventuras humanas tanto en el terreno del pensamiento como en el de la creacin de riqueza. La ambicin, el afn de lucro, son grandes palancas mediante las cuales los pueblos dan grandes pasos (irreversibles pasos) hacia adelante. Pero, a la vez, el liberalismo desemboca en dos grandes defectos, en dos lacras que suponen una de las ms graves corrupciones de la democracia: el individualismo y el capitalismo; ambos, atentatorios contra la base misma en que el liberalismo se apoya: contra la libertad. De nada sirve, en efecto, proclamar que todos los hombres son libres e iguales, si luego no se arbitran los mtodos, los sistemas mediante los cuales esas libertades se traduzcan en estados sociales con realidad, en hechos histricos. Como es lgico, la tarea de arbitrar dichos mecanismos corresponde, principalmente, al Estado. Y ste es el taln de Aquiles del liberalismo. Porque sucede que en el sistema liberal el Estado no tiene ms papel que el de espectador de las luchas entre las distintas ideas, personas e intereses. El Estado liberal es un Estado

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gendarme, ocupado ton slo en la formalidad institucional. Ahora bien, su supuesta imparcialidad es falsa, puesto que su pasividad en la lucha no produce otro resultado que el de facilitar la victoria de los ya poderosos. El resultado es consecuente con el planteamiento: se desarrolla el capitalismo, se afirma la ineficacia operativa del poder, se debilita la autoridad, se agrandan las diferencias irritantes entre las clases sociales y, adems, se va abriendo la puerta a cualquier tentativa ms o menos audaz de asalto abierto al poder, que carece casi de recursos para defenderse. El Estado liberal es un Estado carente de misin y apenas puede cumplir sus funciones. La sociedad que vive bajo ese Estado es cada vez menos solidaria, tiene ms motivos de enfrentamiento, ms argumentos para la insolidaridad y la lucha. De ah que sea un campo excelentemente abonado para que surja, con empuje y fuerza, el socialismo. Crtica al sistema marxista-comunista. "Por eso tuvo que nacer, y fue justo su nacimiento (nosotros no recatamos ninguna verdad), el socialismo. Los obreros tuvieron que defenderse contra aquel sistema, que slo les daba promesas de derechos pero no se cuidaba de proporcionarles una vida justa. Con estas palabras, pronunciadas en el famoso discurso del Teatro de la Comedia, Jos Antonio plantea su visin del socialismo. Es ste un fenmeno que impacta su inteligencia y su sensibilidad. No obstante, Jos Antonio descubre de inmediato en el socialismo marxista su detecto fundamental, su error insoslayable. El socialismo, que naci como un propsito de reivindicacin justa, se pervierte por su contenido materialista, por su filosofa negativa ante todo lo que es ms propio y entraable en el hombre, por su deificacin del Estado. En buenas cuentas, lo nico que hace el socialismo es sustituir la empresa privada por la empresa estatal. Y, por ende, elimina lo que en el hombre es ms sustantivo, ms ntimo, ms esencial: la dimensin espiritual, la dimensin nacional y el goce de la libertad. El socialismo marxista lleva a cabo, con respecto al liberalismo, una perfecta verificacin de la ley del pndulo: se pasa, sin solucin posible de continuidad, de un extremo a otro, de un error prcticamente absoluto, a otro error de igual consideracin, de igual tamao. El marxismo niega el espritu, la religin, la patria y la libertad. Es indudable qu sus postulados son de todo punto inaceptables. Por la sencilla y elemental razn de que, dentro del concepto de libertad, como dentro del concepto de justicia, no puede prescindirse de la idea y de la consideracin de la dignidad humana. Slo hay un concepto capaz de salvar por arriba la contradiccin, y es el de considerar al hombre como portador de valores eternos; como sujeto de libertad, de dignidad y de integridad. Ni el liberalismo ni el socialismo han conseguido realizar la sntesis necesaria, sugestiva, veraz, de ambos conceptos. Sin embargo no se le puede negar al socialismo la justicia de su nacimiento y la emocin profunda que fue capaz de sentir por los trabajadores, por los desvalidos, por los menos favorecidos por la fortuna. El marxismo alude a los proletarios, a los obreros, a los que nunca haban tenido tan siquiera el consuelo de una idea, de un concepto del que ser histricamente protagonistas. Pero, del mismo modo que la Revolucin Francesa, que predicaba la Libertad y la Igualdad y la Fraternidad, se qued en la doctrina y en el sistema aptos para el establecimiento y la potenciacin de una clase (la burguesa), as el socialismo, que haba elaborado intensas promesas para los desheredados, se qued en el mecanismo de entronizacin del Estado Comunista, del agostamiento de todos los resortes espirituales; se qued, en suma, en la entronizacin

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de una nueva clase que practicaba y practica idnticos despotismos, idnticos esquemas de privilegio, unidos a la supresin total de la libertad. El dilema esencial est, pues, sumamente claro. Sin embargo, a partir de 1922 aparecen en Europa unos mtodos polticos (los fascismos en sus diversas formas) que pretenden dar solucin y respuesta a la contradiccin planteada. El fascismo italiano y el nacionalsocialismo alemn, sobre todo, cuentan a su favor con su imperio sobre las masas, con el prestigio de lo nuevo, con la audacia innegable de sus dirigentes, con la vala de corte clsico de uno de ellos (Mussolini). Pinsese en la fecha de 1933, cuando el fascismo llevaba tan slo once aos de desarrollo. Sus planteamientos, su apelacin a las masas, su emocin por lo nacional, su sentido espiritual y potico de las cosas haban de conmover, por necesidad, la atencin de un hombre de su tiempo, de un hombre al da como fue Jos Antonio. Veamos, no obstante, cul fue su actitud ante los fascismos, ante el fascismo como corriente amplia y general de su poca. Actitud ante el fascismo Para Jos Antonio, el fascismo aporta valores en principio aceptables en alguna medida, tales como la vuelta a la esencia de cada nacin, la repudia ante el individualismo liberal, la afirmacin de que es necesario un Estado fuerte capaz de autoridad y de eficacia, la repudia, tambin, ante el materialismo comunista. Sin embargo, Jos Antonio advierte casi de inmediato la incapacidad que el fascismo tiene no slo de ser exportado y aclimatado en ambientes diversos, sino, fundamentalmente, advierte el fallo capital del fascismo; es ste: el fascismo carece de una doctrina, de una idea, de un concepto claro acerca de lo que puede y debe ser la nueva sociedad, la nueva organizacin civil de los pueblos. El fascismo se plantea a nivel de una forma de Estado, pero desatiende la estructura social. Por eso se coloca sin quererlo, pero sin poderlo a la vez evitar, al margen de las corrientes de promocin social, de participacin, de acceso del pueblo al poder. Jos Antonio ve esto con toda claridad. De ah su tajante afirmacin de que l no es fascista, as como la paralela de que FE de las JONS no es un Movimiento fascista. De otro lado, Jos Antonio respetaba lo suficiente el concepto que l mismo haba acuado de la Patria como empresa universal para aceptar el compromiso de cualquier internacional, fuera sta cual fuere. Respet siempre a Mussolini como clsico de la poltica. Pero sus ambiciones, sus ambiciones y sus esperanzas, fueron por muy otro camino que el ofrecido por el fascismo entonces en boga. Slo con estos antecedentes podremos valorar en todo su alcance histrico la negativa joseantoniana a asistir al Congreso Fascista de Montreux. Ahora bien, Jos Antonio es fiel a su teora de ver la Historia con una perspectiva salvadora. As salva del fascismo su afn de recobrar los valores patrios, su afirmacin de que es necesario un Estado fuerte (si bien l no es, ni con mucho, totalitario), su creencia de que se puede llegar a la justicia sin necesidad alguna del marxismo. Pero Jos Antonio, ntimamente, mantiene su reproche al fascismo: el de haber olvidado la construccin, el perfil de un nuevo modo de sociedad, de un estilo nuevo de convivencia. Lo que se ha venido llamando "estilo fascista, resida tan slo en el Estado. Desperdiciando as los valores residentes en la sociedad, en el pueblo. Desde el punto de vista econmico, el fascismo no elimina las contradicciones, limitndose, por el contrario, a arbitrarlas. Lo cual equivale, casi siempre, a una manera final de servir los intereses del capitalismo liberal, tan criticado por el pensamiento de Jos Antonio.

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Hemos visto cuatro datos sustantivos para entender el pensamiento de Jos Antonio Primo de Rivera. Cuatro elementos que nos dan la imagen de su propia figura: su rigor intelectual, su crtica al liberalismo y al socialismo y, finalmente, su actitud ante el fascismo. Ahora bien, estos cuatro elementos no se unen en Jos Antonio de una manera casual: se articulan, por el contrario, de un modo coherente, sistemtico, riguroso. Una mente mediocre hubiera ejercitado el eclecticismo sobre estos cuatro elementos. Pero hemos dicho que Jos Antonio estaba ms en la Historia que en la poltica; hemos dicho que era intelectual, de fino pensamiento, de sensibilidad delicada y veraz. Jos Antonio, en ningn caso practica un pragmtico eclecticismo de circunstancias; realiza otra cosa: un proceso, una sntesis integradora y superadora. Dispone para ello de dos cosas: de los datos que le aportan las crticas realizadas y de su slida y acrisolada vocacin intelectual. De ah, como dijimos antes, su capacidad de respuesta; y su capacidad, tambin, de que esa respuesta sea permanente, perennemente vlida. Veamos ahora los elementos de esa sntesis. Es evidente que Jos Antonio, ante las contradicciones, ante los dilemas que le planteaba su claro pensamiento, tuvo que optar: o entre escoger una va tibia, circunstanciada, coyuntural, o bien un camino nuevo, realmente superador e integrador: el camino, en suma, de la Revolucin Nacional. Veamos en qu consiste sta, cul es su eje ideolgico y doctrinal. Sntesis de valores; Revolucin Nacional La respuesta joseantoniana a la crisis de su tiempo, al dilema histrico-poltico de la poca, cuyos rasgos esenciales hemos expuesto, se inicia con una tajante afirmacin de fe en Espaa. Para Jos Antonio, Espaa es una unidad intangible, una empresa histrica que posee una metafsica, una realidad trascendente a cualquier circunstancia negativa. El primer paso para la regeneracin, para la salvacin, es, pues, la fe resuelta en Espaa, en su Historia, en sus valores, en su pasado, en su pueblo y en su porvenir. Y desde esa fe es preciso implantar la voluntad activa y dinmica de una Revolucin Nacional. Revolucin que ha de desarrollarse a partir de un ncleo de ideas, de un sistema de pensamiento. Ms adelante exponemos una sistematizacin bastante amplia de esas ideas; pero no puede soslayarse, ahora, una exposicin de los tres puntos decisivos, de las tres ideas clave para entender no slo el pensamiento de Jos Antonio, sino tambin la Historia espaola de nuestro tiempo. Esas tres ideas son: la unidad nacional, la dignidad humana y la justicia social. Como consecuencia de las crticas y actitudes antes citadas, Jos Antonio realiza una triple salvacin; salva la libertad del sistema liberal, rescata la justicia del sistema socialista, asume la idea de autoridad y de Estado nuevo de los movimientos polticos fascistas. El pensamiento de Jos Antonio demuestra claramente cmo es inexacto e impreciso el que slo en los sistemas liberales se respete y se guarde devocin por la libertad; asimismo, proclama que puede llegarse a la justicia social, en grados de cumplimiento mucho ms elevados, por caminos muy diversos del marxismo comunista; de igual modo afirma que la autoridad no es ni tiene por qu ser totalitaria, siendo necesario que se d en justa armona con la libertad y las formas representativas de la sociedad. Esto supone, naturalmente, una idea del hombre, una idea del Estado y una idea de la sociedad. Una idea del hombre nacida del profundo sentimiento trascendente, espiritual ante la vida. Una idea del Estado derivada del concepto de empresa universal, de misin histrica que cumplir. Una idea de la sociedad nueva, que ha de- 23 -

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estructurarse sobre formas de representatividad y de participacin del pueblo en la vida pblica, pero que ha de saber asimismo eliminar las causas que conducen a la decadencia, los motivos de insolidaridad y disgregacin. De ah la teora de las unidades naturales de convivencia y el esquema orgnico de la democracia y del nacionalsindicalismo. Pues bien, todo este pensamiento toma forma dialctica, dimensin afirmativa, en los conceptos de unidad, dignidad y justicia. Veamos en qu consiste cada uno de ellos: Unidad nacional Jos Antonio siente a Espaa como una unidad de destino en lo universal. Y sabe, al tiempo, trasladar a la obra y a la doctrina del Movimiento esa idea de unidad que ya en los textos fundacionales se afirma "sobre todas". Pero la unidad tiene varios planes, varias dimensiones sobre las que se realiza y sustenta. La primera de ellas es la unidad entre las tierras de Espaa, amenazada por los separatismos disolventes de las mejores entidades histricas. La unidad de las tierras es, desde luego, algo sagrado que hay que defender desde la esfera poltica, desde el Estado. Pero esa unidad requiere tambin la aplicacin de una dialctica de redencin de aquellas zonas de Espaa ms atrasadas, ms olvidadas durante siglos de abandono. El segundo plano de la unidad es el de las relaciones civiles, el de la convivencia poltica: la unidad entre los hombres, que no han de verse enfrentados por los esquemas de los partidos polticos. La unidad de los hombres se gana mediante el ejercicio de la democracia orgnica, mediante la renuncia a cualquier tentacin que pueda introducir la insolidaridad y el enfrentamiento. El tercer plano de la unidad es el social: unidad entre las clases sociales, que deben renunciar a la lucha entre s como sistema para ganar mejores condiciones de bienestar, de seguridad en el trabajo, de posibilidades de promocin a la riqueza. La lucha de clases era uno de los defectos sustantivos que Jos Antonio vio en el marxismo, y esa lucha slo puede superarse con una idea funcional de la economa, con la presencia de un sindicalismo fuerte, capaz de corregir los excesos del poder econmico y de formular la imagen econmica y social de un mundo nuevo. As, pues, la unidad entre las tierras, entre los hombres y entre las clases se sintetizan en la unidad de destino, cuyo cumplimiento es la consecuencia ms elevada, ms alta, ms decisiva de la Revolucin Nacional. Dignidad humana Todo el sistema de Jos Antonio se apoya en su consideracin del hombre como portador de valores eternos. Valores que son la dignidad, la integridad y la libertad, que han de alcanzar toda su plenitud individual, personal, intransferible, precisamente cumpliendo ampliamente su funcin social. El hombre ha de realizarse en plenitud para proyectarse en la sociedad, para participar en la empresa colectiva de su pueblo. Y slo cuando se tiene esa conciencia de funcin debida a la colectividad puede alcanzarse en realidad la plenitud de los valores trascendentes del hombre. Adems, la dignidad humana obliga al cumplimiento inexcusable de un mandato imperativo: el de realizar esa sociedad nueva, ese Estado de Derecho, ese esquema representativo orgnico, esa Revolucin Nacional que exige proyectarse y cumplirse en varios planos; precisamente en los planos a los que alude la justicia social.

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Justicia social La idea de la justicia social es la ms viva, la ms transformadora, la ms genuinamente revolucionaria del pensamiento de Jos Antonio. Es, en l, emocin espaola sentida ante las condiciones deficientes del pueblo; pero es, sobre todo, proyecto resuelto de eliminar las causas del atraso, de la miseria, de la ignorancia, de la explotacin desde uno u otro campo, material y moral, a que se ve sometida la sociedad espaola de su tiempo. La ambicin de justicia no se reduce al cumplimiento de unos programas ocasionales, sino que se traduce en propsitos firmes, en metas de permanente elevacin y ascenso. Naturalmente, Jos Antonio contempla en su da y de cara al porvenir los planos en que esa justicia social ha de ser realizada. Resumiendo su pensamiento, podremos aludir a tres dimensiones esenciales de la justicia: la que tiene que ver con la economa, la que se refiere a la cultura y la que tiene como objeto la participacin del pueblo en el poder. He aqu, pues, el amplio camino que Jos Antonio abre al cumplimiento progresivo de la justicia social. De un lado, el fomento y la creacin de fuentes de riqueza que permitan, luego, una justa distribucin de sus bienes y de sus frutos. De otro lado, el empeo de conseguir que la cultura, la educacin, la enseanza, sean realmente bienes sociales al alcance de aquellos con vocacin y merecimientos, al alcance de todo el pueblo, de todos los hombres de Espaa, sin discriminaciones de ningn gnero. Finalmente, la voluntad de convertir la libertad no en una palabra vaca de sentido, nufraga en la mecnica complicadsima del sistema de privilegio que son los partidos polticos; hacer que la libertad sea la consecuencia de la convivencia civil, amparada por la ley, proyectada (mediante los cauces naturales de la familia, el municipio y el sindicato) hacia los mbitos ms elevados de la responsabilidad y del poder. He aqu, pues, las lneas maestras de la respuesta joseantoniana a la crisis de su tiempo, su camino de resolucin del dilema liberalismo-capitalismo, por una parte; marxismo-comunismo, por otra. La afirmacin rotunda de su fe en Espaa, la creencia en la eterna metafsica de la Patria. La instalacin de su pensamiento en la Historia, en una dilatada perspectiva de universalidad. La afirmacin (como sntesis superadora) de las ideas de unidad nacional, dignidad humana y justicia social. Precisamente las ideas que han configurado no un partido, no una clase, no un sector de la sociedad espaola, sino un Movimiento poltico, una actitud histrica que, basada en la afirmacin de los valores humanos, ha de crear una nueva vida colectiva, nacional, comunitaria.

IV. VALORES HUMANOS Y VIDA COMUNITARIA As, la construccin ideolgica de Jos Antonio se ajusta exactamente a la denominacin del Movimiento. No es un molde, sino una lnea cursal de actitudes. Una manera de ser. Tambin un entendimiento de la poltica como tarea potica, pero de un lirismo escueto y ajustado: de un lirismo clsico. Frente a la frialdad mecnica de las falsamente jurdicas posturas liberales y frente a la deshumanizacin comunista, la Falange es una cancin, un gesto amplio y abierto de esperanza y buena voluntad. Pero no es slo msica, sino arquitectura. Orden construido armnicamente.

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Sobre dos ideas fundamentales se construye la doctrina poltica joseantoniana: sobre un concepto del hombre y sobre una valoracin de la Patria; es decir, sobre valores humanos que se realizan en la vida comunitaria. Estos son los cimientos de un airoso proyecto de convivencia, y en ellos habremos de detenernos con sosiego. Para el pensamiento liberal, el hombre es portador de derechos subjetivos y abstractos. Con ser importante y, hasta cierto punto, revolucionariaesta definicin, al cabo de la peripecia liberal, se descubre que tal idea es, por lo pronto, incompleta y, adems, incapaz de dar razn exacta de la esencia de la vida humana, que no es slo vida individual, sino tambin vida comunitaria, sistema de relaciones sociales. El mbito individualista no basta para determinar la esfera total de la hombreidad. Los derechos personales no se cumplen en la esfera individual totalmente, sino en relaciones sociales que derivan de una instancia comunitaria, en un sentido, y de una instancia trascendente, en otro. El hombre es individuo, y tambin miembro de una comunidad, y tambin sujeto de su destino, artfice de su propia historia y de la historia de la Humanidad. Sus derechos no se agotan en la reivindicacin mnima del sufragio universal o de las garantas constitucionales, sino que se extienden hasta un lmite espiritual superior. La idea liberal ha llevado a un fraude, porque se agota en su puro enunciado. El sistema liberal se limita a decir: "Usted es ciudadano y, como tal, tiene derecho a votar y a que se le juzgue lealmente." Pero cuando se traslada la definicin liberal a la realidad candente de la vida cotidiana, se descubre que la condicin definida no ha bastado para hacer que el hombre, por ejemplo, pueda tener una vivienda o atender a sus necesidades econmicas y culturales, o disponer de su libertad de trabajo. Como dice Jos Antonio, el liberalismo, "mientras encumbraba a unos, suma en la ms horrenda desesperacin a los obreros, que no podan llevar a su casa lo necesario para la vida de sus familias... " Esto, porque cierta incapacidad funcional del liberalismo impeda que se cumpliesen sus propias normas. En contraposicin a esta idea truncada del hombre, los socalismos le concibieron exactamente al revs. Para los socialistas, el hombre era un ser que se terminaba en sus necesidades materiales. La injusticia material del liberalismo va a ser superada: el hombre va a tener vivienda y alimento. Pero ya no es sujeto de derechos individuales. Su condicin va a quedar subsumida en la pura multitud. El hombre va a ser un nmero, un dato estadstico, un es clavo de la colectividad. La efigie del hombre socialista es atroz. Superando estos dos conceptos antagnicos e incompletos, Jos Antonio salva, sin embargo, las vertientes positivas de ambos. El hombre joseantoniano es libre, sujeto de derechos inalienables, igual a los dems hombres. Tambin es un ser al que hay que otorgar la posibilidad de ejercicio de sus derechos y la satisfaccin de sus necesidades de acuerdo con su dignidad personal. Pero es algo ms, y en este algo es donde, precisamente, se integran las dos dimensiones parciales de la humana condicin: "el hombre es portador de valores eternos". Este vector espiritual es lo que da sentido, por una parte, a su personalidad jurdica -idea liberal- y lo que evita -por otra- que su figura se limite al puro materialismo -idea socialista-. Por eso no puede decirse que el concepto del hombre en Jos Antonio es una postura mixta, eclctica. Jos Antonio no "combina" los dos viejos conceptos, sino que los "integra" en una unidad superior, en una sntesis fecunda. En los Puntos Programticos, Jos Antonio afirma: "La dignidad humana, la integridad del hombre y su libertad son valores eternos e intangibles." Pero aade en el prrafo siguiente: "Pero slo es de veras libre

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quien forma parte de una nacin fuerte y libre." El segundo gran fundamento del pensamiento poltico joseantoniano, la nacin, se anuncia en esta frase. Tambin el concepto de "nacin" en Jos Antonio es un esfuerzo de superacin. Hay dos ideas incompletas de nacin, que preceden en el tiempo al concepto falangista. Por una parte, en secuela del romanticismo, el de los que creen que la nacin es simplemente una unidad natural de convivencia, condicionada por la circunstancia geogrfica y fsica y por la remembranza histrica. La nacin, para stos, es el paisaje y la costumbre. La idea lleva a la postura zarzuelera y blanda del patrioterismo. A igual resultado llegan los segundos, los que piensan que la nacin es nada ms que una abstraccin jurdica. Para stos, la nacin es un ente normativo de convivencia, pero no un destino colectivo. Jos Antonio recoge ambas ideas y las eleva hasta un concepto unitario. Tambin aqu su operacin intelectual es una integracin. La nacin ser, s, un cordial vnculo de la naturaleza y de la historia, del paisaje y la costumbre, de la norma y el destino. El amor con que Jos Antonio habla de la Espaa varia y plural y su redescubrimiento del paisaje espaol, dan testimonio de su entraable vinculacin con la naturaleza. Pero Espaa "es una unidad de destino en lo universal" -idea sustantiva-, Espaa es "irrevocable", es "sntesis indivisible", es "catlica", es "armoniosa". A estas dimensiones esenciales de la espaolidad sirve una nocin jurdica -el Estado-'"servidor del destino patrio". El concepto va a ser enunciado as de manera total y certera: "La Patria es una unidad total, en que se integran todos los individuos y todas las clases; la Patria no puede estar en manos de la clase ms fuerte ni del partido mejor organizado. La Patria es una sntesis trascendente, una sntesis indivisible, con fines propios que cumplir, y nosotros lo que queremos es que el movimiento de este da, y el Estado que cree, sea el instrumento eficaz, autoritario, al servicio de una unidad indiscutible, de esa unidad permanente, de esa unidad irrevocable que se llama Patria. " V. ORDEN ESPIRITUAL Y REVOLUCION SOCIAL A la vista de estos dos conceptos fundamentales -el hombre y la Patria-, Jos Antonio plantea su construccin del orden nuevo. Aqu termina su fundamentacin metafsica, y comienza la poltica. Pero el camino constructor del nuevo orden habr de ser un camino revolucionario. Necesariamente revolucionario. No se trata, una vez ms, de parchear las grietas del edificio poltico con un remedio urgente y temporal, que sirva para cubrir, cojeando, otro perodo renqueante de la Historia. Se trata de establecer un sistema de convivencia definitivo. "El que echa de menos una revolucin suele tener prefigurada en su espritu una arquitectura poltica nueva, y precisamente para implantarla necesita ser dueo... de todos los instrumentos de edificar." La Espaa chata, zafia y triste, que Jos Antonio contempla, no puede levantarse con una conducta hbrida y carente de decisin. Se trata de superar la Espaa de las sequas, del hambre, del pesimismo, de la injusticia, de la falta de sentido histrico, de la desunin, la corrupcin y la incultura. Se trata de iniciar una limpieza total, y una reconstruccin total. La revolucin falangista va a ser absoluta. "Todas las revoluciones han sido incompletas hasta ahora, en cuanto ninguna sirvi, juntas, a la idea nacional de la Patria y a la idea de justicia social. Nosotros integraremos estas dos cosas ..." Por este camino decidido y armnico, "llegaremos a entendernos con los que ahora andan a tiros con nosotros".

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Jos Antonio, pues, preconiza una revolucin. Pero seala cmo las revoluciones pueden ser negativas y positivas. Negativas, las que estn movidas slo por el resentimiento que produce la injusticia social -caso del comunismo-- y que por tal camino llevan a la destruccin intil y brutal. Esta es la revolucin que subvierte sin edificar. Caldeadas por un ansia revanchista de igualacin, no se proocupan de dar aliento constructivo a su accin. Por eso el socialismo, desde su impregnacin marxista, NO HA PRETENDIDO ALCANZAR LA JUSTICIA ECONMICA EN LAS SOCIEDADES LIBERALES, sino fabricar atmsferas de rencor y descontento, de desesperacin y violencia, para estallar el orden establecido y dar paso a la dictadura sovitica. El primitivo afn de justicia del comunismo queda soterrado, desvirtuado, y el gran paraso marxista se aleja cada vez ms de las posibilidades y de las esperanzas. La Falange no pretendi jams lanzar al pueblo espaol por esta pendiente destructiva. La revolucin preconizada no era negativa. La Falange ambicionaba una Revolucin limpia y posible, necesaria y constructiva, que integrase en su voluntad de empresa las metas espirituales, las metas nacionales y las metas sociales de un orden nuevo. La Revolucin falangista, .implacablemente anticapitalista y anticomunista", nace con una sugestiva proposicin de aventura: es una empresa, una construccin poltica firme, sobria, equilibrada, no una salida desesperada y destructiva. Por una parte, se extender por los caminos de la economa. Sin cuidar y sin aumentar la riqueza nacional, el reparto de bienes ser siempre una tarea cicatera y mnima: se repartir la miseria. Tan revolucionario es descubrir una vena de riqueza en la explotacin nacional, concertar con acierto intercambios de comercio exterior o aumentar las instalaciones industriales, como velar por los salarios justos o mantener el nivel adquisitivo de la poblacin trabajadora. Junto a este ejercicio, ser necesario garantizar un campo de accin ilimitado para la iniciativa humana, para la emocin del riesgo y la alegre satisfaccin del xito. La Falange no quiere una sociedad planificada, una sociedad-colmena, sino una sociedad abierta y creciente, esperanzada y briosa. Pero toda la tarea revolucionaria econmica carecera de sentido si se limitase a su puro ejercicio mecnico. La economa no es un fin en s mismo- creerlo as fue el error del capitalismo y del marxismo-, sino un instrumento encaminado a la consecucin de lo que constituye la gran clave del edificio poltico de Jos Antonio: la justicia social. "Repudiamos el sistema capitalista, que se desentiende de las necesidades populares, deshumaniza la propiedad privada y aglomera a los trabajadores en masas informes, propicias a la miseria y la desesperacin. Nuestro sentido espiritual repudia tambin el marxismo. Orientaremos el mpetu de las clases laboriosas, hoy descarriadas por el marxismo, en el sentido de exigir su participacin directa en la gran tarea del Estado nacional." No se trata, pues, de un nuevo y simple modo de prctica econmica. Se trata de un entendimiento total de la convivencia humana, que tiene una finalidad esencial: la garanta de una vida digna para el hombre. Al servicio de esta dignidad, Jos Antonio configura un sistema ya netamente poltico. Por designio providencial, el poder poltico corresponde al pueblo. La democracia estriba en admitir tal cosa. Pero de lo que trata la poltica honesta es de establecer los cauces necesarios para que ese poder revierta de manera autntica a su propietario, y no se quede en una pura elucubracin terica. El liberalismo intent ser uno de estos medios. Instaur para ello el rgimen de partidos, a travs del cual, y por un camino representativo, se pretenda hacer ascender la voluntad popular hasta el vrtice del poder. Pero el sistema era intil. Los partidos polticos no representan- 28 -

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nada. Son un marco estrecho y artificial, una construccin de gabinete, insuficiente para recoger el autctono impulso de la comunidad. Por eso Jos Antonio vuelve su mirada hacia otro sistema representativo. "El hombre -dir- no nace miembro de un partido poltico." Nace, empero, miembro de una familia, vecino de un Municipio, y se inserta en una corporacin profesional, en un Sindicato. En este triple cruce s que estn las aspiraciones humanas verdaderamente representadas. Aqu s que el hombre no est condicionado a decidir sobre problemas abstractos e inconcretos, de los que est alejado su natural inters y su voluntad. A travs de las instituciones espontneas de convivencia, el hombre decide sobre lo que conoce, sobre su propia vida, sobre sus intereses ms rigurosos, sobre lo que esencialmente le configura como individuo y miembro de una sociedad. "Los partidos polticos son una inmundicia", un fraude al hombre, que intenta ver en ellos una manera de participar en la gestin de los problemas que le ataen, y que no la encuentra. Pero este sistema representativo que Jos Antonio preconiza necesita de una infraestructura esencial para ser vlido y eficaz. Esta infraestructura es la unidad. Unidad armnica, "unidad de las tierras y de los hombres de Espaa", unidad frente a los separatismos disgregadores de la sustancia fsica de Espaa; unidad frente a la lucha de partidos, disgregadores del espritu nacional; unidad frente a la lucha de clases, disgregadora de la entidad social. He aqu, pues, la estampa completa del esquema poltico joseantoniano: una idea positiva y esperanzada de la Historia, servida por la conciencia de destino. Este destino se manifiesta en el aliento espiritual de la entidad nacin, y en el impulso magnfico de la libertad humana. A su consecucin, en el orden individual, sirven los engranajes de justicia del Estado, y, en el orden nacional, la conciencia de destino comn, plasmada en la unidad fsica y espiritual. A la vigencia del sistema ha servido su original camino histrico. Es, por eso, una idea dinmica de la convivencia, no un juego de nostalgias. Su valor est, precisamente, en la proyeccin hacia el futuro, nunca en la consideracin de lo ya conseguido. En este instante de la vida espaola, cuando un estallido de propsitos sociales se manifiesta vigorosamente, cuando existe una vocacin de grandeza, de justicia y de bienestar emocionante, que slo los empecinados se niegan a ver, las palabras de Jos Antonio, semilla de un orden siempre nuevo, constituyen el afn positivo del Movimiento, su razn de futuro. Tambin su exigencia de esperanza, de decisin y de estilo sugestivo.

VI. SISTEMA DE IDEAS ESENCIALES Jos Antonio abre una nueva Era de la vida espaola. El asom a una Espaa en ruina moral. "As resulta que cuando nosotros, los hombres de nuestra generacin dice en el discurso de fundacin, el 29 de octubre de 1933-, abrimos los ojos, nos encontramos con un mundo en ruina moral, un mundo escindido en toda suerte de diferencias; y por lo que nos toca de cerca, nos encontramos una Espaa en ruina moral, una Espaa dividida por todos los odios y todas las pugnas. Una Espaa dividida y adulterada por la disgregacin de los separatismos regionales, por la pugna de los partidos polticos y por el rencor de la lucha de clases.- 29 -

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La vida espaola haba sido deformada y confundida por un .doble proceso: por la tosca falsificacin de las derechas -vacua grandilocuencia patriotera de las derechas, sin sensibilidad para la justicia social- y por la irona corrosiva y destructora de las izquierdas, que bajo los lemas de las reivindicaciones sociales azuzaban todas las corrientes de deslealtad y de disolucin de la patria. Derecha que era negarse a la elevacin moral y material del pueblo espaol, cerrando las vas de la necesaria transformacin social, e izquierda que era cisma y entrega de nuestra soberana nacional; en la ltima etapa histrica, al imperialismo sovitico-ruso. Frente a una revolucin negativa era necesaria otra revolucin creadora. Frente al hundimiento de Espaa, su elevacin en todos los rdenes. En esta empresa sacrific Jos Antonio su vida y nos dej un mensaje: el ejemplo humano de su conducta y una doctrina de salvacin. Este mensaje de Jos Antonio requiere ser acogido con rigor, con dolor y con amor. Con rigor que ajuste sincrnicamente a nuestro tiempo la promesa de transformacin; es decir, con actualidad. Con el dolor y la inconformidad que suscita lo injusto, defectuoso o falso. Esto significa una permanente devocin y vocacin por la verdad, la justicia y el bien, y la repulsa constante de la mentira, la injusticia y el mal. Toda imperfeccin, corrupcin o claudicacin ha de aguzar nuestro dolor y merecer nuestra inconformidad. Aqu se fundamenta el amargo camino de la crtica de que hablara Jos Antonio: "Tambin nuestro patriotismo ha llegado por el amargo camino de la crtica." Pero no a la manera como vino ejerciendo la crtica la izquierda espaola a travs de nuestro histrico declive, que era una morbosa manera de lacerar y exhibir -sin piedad ni remedio las lacras nacionales. Porque este dolor de Espaa ha de acompaarse de un amor a Espaa, de una abnegacin para el servicio y el sacrificio. Sobre esta visin total de la necesidad de un cambio en la existencia espaola fund Jos Antonio el patriotismo revolucionario, que habra de armonizar estas tres notas mencionadas antes: el Rigor, el Dolor y el Amor de Espaa.

CINCO IDEAS La concepcin poltica de Jos Antonio podra reducirse, en un intento de comprensin sencilla y esquemtica, a cinco ideas, perfectamente entrelazadas: 1.El hombre, como portador de valores eternos. 2. Espaa, como unidad de destino en lo universal. 3. La Justicia social, como base inexorable de la existencia colectiva. 4. La estructura sindical, que va de la ordenacin econmica a la representacin poltica: nacional-sindicalismo; y 5. El Estado, como instrumento de servicio al hombre y a la Patria, al destino individual de la persona humana y al destino colectivo de la unidad histrica nacional. ****

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1. En cuanto al Hombre, trata de salvar la dignidad humana en esta poca de crisis social. Es necesario crear una nueva sociedad, corrigiendo los defectos del individualismo, del colectivismo y del anarquismo de masas que han llegado a sus ltimas consecuencias en nuestro tiempo. Salvar la libertad del liberalismo y la justicia del colectivismo absoluto. Hacer posible la libertad autntica frente a las posibilidades de naufragio de dicha libertad, que derivan al libertinaje. No slo en el plano abstracto de los principios, sino en el de las realidades concretas, ha de tener desarrollo eficaz una poltica permanente de elevacin moral y material del hombre. 2. En cuanto a la unidad de destino, terminar con los motivos de escisin antiguos, ms los nuevos -sin caer en centralismos sofocantes de la lcita vitalidad singular de las comarcas y sectores de la vida nacional-. Soberana y personalidad internacional, frente a la mediatizacin y coloniaje de los grandes Poderes Mundiales. 3.En cuanto a la Justicia social, aqu est la clave de la Revolucin nacionalsindicalista, que se plantea en los rumbos siguientes: a) Econmico, como participacin en los bienes materiales, como justa distribucin de la riqueza nacional. La Funcin social es Poseer. b) Poltico, como participacin en el poder y en la administracin, como protagonista histrico de la patria. La funcin social es Representacin como cauce de Poder. c) Cultural, como participacin en los bienes morales y espirituales. La funcin social es Saber, tener conciencia de su misin en la comunidad y en el mundo. Del pensamiento de Jos Antonio podemos lcitamente extraer la siguiente consigna: Elevacin moral y econmica de los trabajadores y ejercitacin progresiva en la responsabilidad del mando. Luchar contra los enemigos de un flanco y de otro. Por la derecha, la lucha contra la avaricia e injusticia. Por la izquierda, contra el escepticismo y el rencor. Y especialmente contra los enemigos de la Justicia social y del adelanto social, que son: la miseria, la ignorancia, la iniquidad, la adversidad y el infortunio. Necesitamos hacer esto por imperativo de la justicia, pero, adems, porque lo necesitamos para que no se enrede en la marcha ascendente de Espaa la situacin deprimente de masas que viven por debajo de todo nivel humano. 4. En cuanto a la estructura sindical, hemos de decir que es la caracterstica de nuestra concepcin poltica. La descomposicin espiritual y poltica de la sociedad moderna llev a la disolucin de la comunidad en una atomizacin individualista, de lucha de todos contra todos -ltima fase del liberalismo desintegrador-, y ms tarde, como reaccin a los Estados totalitarios, como el fascismo y el nacionalsocialismo, en que tambin desaparece el mbito de la personalidad humana, o a caer en el abismo de los comunismos soviticos, ms o menos rusos. Me refiero a las ltimas modalidades de los comunismos nacionales. Para vencer el fracaso definitivo del liberalismo -que, adems, en Espaa fue demasiado ensayado, con trgicos experimentos recientes, como sucedi antes del 36- y para evitar la esclavitud social del sovietismo, nos queda slo un camino: el dar una nueva estructura a la sociedad, que permita al hombre un margen lcito de libertad y tambin una seguridad econmica, que el liberalismo no le dio, y este camino puede ofrecerlo el NacionalSindicalismo. El Nacional-Sindicalismo significa:- 31 -

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a) La ordenacin sindical de la produccin y distribucin econmica; y b) La participacin poltica en las funciones representativas de la organizacin gremial y del Estado, a fin de que el pueblo no sea el testigo aburrido de los ensayos de una minora dirigente -caprichosamente elegida- ni tampoco el menor de edad indefinido que acepta, desganado unas veces y a regaadientes otras, la tutela de un Estado o de un Gobierno, al cual no se siente vinculado en el afn y en la responsabilidad. 5. Y llegamos as al Estado, entendido como un instrumento, como un medio y no como un fin, que est al servicio del bien comn, del inters pblico nacional. O ms exactamente en nuestro lxico, al servicio del destino del hombre, de sus intereses y esperanzas, y del destino patrio, que no puede ser otro que el comn destino de todos y cada uno de los que integramos la comunidad espaola. Este Estado -segn la idea joseantoniana- no ha de padecer la indiferencia social del antiguo Estado liberal, al cual todo le daba lo mismo, bajo el lema tab "laissez faire, laissez passerH. Est obligado a velar por la justicia en la comunidad y por la comunidad del conjunto de las tierras y sectores humanos que componen Espaa, imponiendo una ley de amor en la convivencia social y sirviendo los intereses espaoles en el mundo: su rango moral y sus conveniencias espirituales y materiales concretas. Pero esta conciencia de misin del Estado, que corresponde a una norma tica y al compromiso de servir en todo momento el bien comn de la sociedad, no tiene nada que ver con las formas totalitarias o pantestas del Estado, que merecieron la crtica y el repudio de Jos Antonio, ya que tales sistemas sofocan toda iniciativa individual y toda atmsfera lcita de libertad necesaria para la vida de los hombres y para el progreso del espritu humano. Sin libertad se asfixia nuestra vida social y cultural, como se asfixian los seres biolgicos sin oxgeno en las atmsferas enrarecidas o confinadas.

VII. MISION DEL MOVIMIENTO Ahora bien, slo el Movimiento puede garantizar hoy este camino de libertad. Slo el Movimiento puede hacer compatible el afn revolucionario de Justicia y la eterna aspiracin del hombre a su verdadera libertad. Slo el Movimiento puede dar estabilidad al orden social, sin que vuelva Espaa a sufrir la anarqua, el barullo y la amenaza de una nueva trgica escisin social como la de 1936-, ofreciendo, por el contrario, un cauce atractivo y esperanzador a las inquietudes y ambiciones sociales. Por eso el Movimiento, no slo tiene actualmente la gloria de haber salvado a Espaa de la ms tremenda hecatombe y haberla luego servido eficazmente a travs de encrucijadas histricas difciles -como fueron la segunda guerra mundial y la posguerra, con su hostil bloqueo-, sino tambin tiene hoy el compromiso de remontar un tiempo spero de transicin hasta llegar a la conquista definitiva de las metas ansiadas y proclamadas en el mensaje y con el sacrificio de Jos Antonio, que llega hasta nosotros con la pureza original y con la ms actual vigencia para conducir nuestros pasos hacia la definitiva Victoria de la Patria, del Pan y de la Justicia. Con impaciencia para no perder el ritmo y con paciencia para no desertar o claudicar.- 32 -

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Con audacia para clavar las flechas de la Revolucin en los objetivos previstos y con prudencia para no ofrecer nuestros flancos -ingenuamente- a nuestros enemigos. A los enemigos de la derecha, de la tosca falsificacin y de la reaccin, y a los enemigos de la izquierda, del escepticismo insidiosoy del tremendismo rebelde propicio a todas las incitaciones destructivas que vienen de dentro o de fuera de Espaa. Frente a la lnea del entusiasmo y de la esperanza colectiva suelen oponerse dos actitudes extremas, igualmente nocivas: Una, que dice ya est hecho todo. Es una satis. faccin paralizante. Todo marcha bien. Es la postura reaccionaria. Otra, de decepcin amarga. Ni se ha hecho la Revolucin ni se har. Es un propsito histrico frustrado. Es la postura tremendista, pero estril. Ni una ni otra. Ni cantamos a coro la adulacin servil a las situaciones convencionales de la poltica, porque nos repugna la ficcin y no va con la sobria austeridad de nuestro estilo, ni formamos en la comparsa de los ariscos y agrios por sistema, de los jeremfacos de la impotencia y del abandono, porque no queremos perder nuestro tiempo murmurando o exprimiendo amarguras o melancolas que no van a ningn sitio ni consiguen hacer avanzar una pulgada la lnea fronteriza de nuestras aspiraciones revolucionarias. Queremos creer, si no con la fe ingenua de los tiempos fundacionales, s con la fe madura -tambin ardiente- de las experiencias polticas cumplidas por el Movimiento. Y queremos fundamentalmente ser fieles a Jos Antonio, que nos manda servir cada da a esta Espaa que vemos y tenemos con tantas faltas e imperfecciones -aunque tambin con avances estimables- hasta que podamos decir -si es posible, algn da- que la amamos porque nos gusta de verdad.

VIII. RUMBOS DE ACTUALIZACION Considerado ya a grandes trazos el panorama general, convendra precisar ahora algunas lneas de direccin fecunda para la accin poltica interior, propugnando rumbos y tendencias: 1) En el sentido que viene sealando el Movimiento Nacional, deber procurarse que la poltica sea cada vez ms popular y representativa. El Movimiento ha nacido para servir, para integrar y para elevar al pueblo espaol en su conciencia poltica y en su nivel de vida. El propsito del Movimiento es crear una nueva sociedad, mediante una ordenacin poltica y econmica que permita la participacin responsable del pueblo en las tareas pblicas. Con tal fin ha abierto las vas de representacin familiar, municipal y sindical. Se trata de un proceso poltico de progresivo perfeccionamiento sobre los cauces de capacitacin y ejercicio iniciados. Dejando atrs los vicios polticos del sistema liberal y de los partidos polticos y evitando el repetir viejos errores que llevaron a la anarqua, la estructura orgnica de la sociedad permitir avanzar en la creacin de una nueva, ms eficaz y autntica democracia: la democracia orgnica. La organizacin sindical de la comunidad ofrece grandes posibilidades de participacin e intervencin directa del pueblo espaol en la gestin poltica y econmica en el mbito local, provincial y nacional. El Movimiento ha sentado las bases de una democracia sindical que garantiza un orden poltico y- 33 -

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civil, en el que el pueblo espaol podr configurar de una manera autntica su personalidad poltica. Las etapas ya recorridas con xito, venciendo las mayores dificultades iniciales, hacen augurar un magnfico futuro parael sindicalismo nacional. Es necesario ganar el clima de confianza y esperanza en la representacin de nuestro orden poltico, estimulando y conquistando bajo el signo poltico nacionalsindicalista la batalla de la representacin. 2) Hay que intensificar la lnea poltica de transformacin nacional en todos los rdenes. Todas las grandes reformas y nuevas creaciones que transmuten la realidad nacional hacia su mayor potencial deben encontrar el estmulo y el apoyo del Movimiento Nacional. Slo mediante la modificacin radical de las estructuras econmicas y sociales de nuestro pas ser posible una gran poltica de dignificacin de la vida espaola. La Revolucin Nacional tiene a este fin dos ambiciones conectadas entre s: aumento de la produccin de la riqueza nacional y mejora de la distribucin de bienes al pueblo. Poltica de riqueza y poltica de justicia social son dos palancas en necesaria armona para conseguir un buen ritmo de transformacin social. Hay que proseguir el desarrollo econmico equilibrado, con industrializacin creciente, creacin de puestos de trabajo, capacitacin profesional y avances tcnicos. Es necesario contar con el natural desarrollo demogrfico y calcular una poltica de largo alcance capaz de resolver los problemas de crecimiento y de elevacin de vida, por lo menos a diez aos vista. 3) De extraordinario inters resulta el incorporar la Tcnica a la vida espaola en los niveles que exige el desarrollo moderno de la misma. Es necesario dar en este sentido una verdadera batalla de urgencia y aceleracin, ya que al retraso industrial y tcnico que produjo a Espaa el quedar al margen de la primera revolucin industrial, puede aadirse ahora el que la moderna revolucin tcnica puede significar en este final de siglo El Rgimen ha hecho un gran esfuerzo por dotar al pas de grandes recursos energticos e industriales, que han empezado a dar sus frutos, pero todava no es suficiente. Hay que movilizar todos los medios, desde la educacin general a la preparacin tcnica especializada, intensificando la curiosidad cientfica de nuestra juventud. Debe promoverse una tendencia calificada hacia lo! distintos aspectos de la tcnica en sus diversas aplicaciones, fomentndose una preocupacin de vanguardia. Hay que considerar que el potencial humano de una nacin est directamente relacionado con la preparacin y la avidez tcnica, tanto para la paz como para la guerra, si sta fuera contingencia inevitable. Uno de los frentes de competencia entre el mundo occidental y el sovitico se debate precisamente sobre el terreno tcnico. Existe toda una problemtica poltica, incluso de repercusin internacional, basada en el orden tcnico de los pueblos: el de las reas de subdesarrollo. El hecho tcnico condiciona hasta las formas polticas y sociales de convivencia, y su personalidad internacional. La tcnica es el destino de nuestro siglo. 4) Y como constante del Movimiento debe proyectarse el sentido social en todas las actividades y preocupaciones nacionales. Ahora bien, este sentido social ha de librarse de una excesiva teorizacin o doctrinarismo inoperante, as como de la retrica demaggica. Hay que buscar planteamientos concretos de las mejoras sociales, tanto en la participacin de la cultura como en los bienes econmicos y en la funcin representativa. Fomentar todos los rumbos que conduzcan a una mayor participacin del pueblo espaol en el saber, en el poseer y en el poder, mediante una va de madurez y perfeccionamiento. Tenemos la conviccin de que vivimos un- 34 -

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trnsito social, en el que se modifican conceptos y estructuras que repercuten en el tipo de sociedad. Ha de formularse una permanente poltica de mejora de elevacin de vida del pueblo espaol con un criterio realista y efectivo, consiguiendo ventajas y conquistas en mbitos concretos de su existencia. La lucha contra la miseria, la pobreza, la necesidad y la ignorancia ha de ser inexorable. Es preciso perfeccionar un sistema de seguridad que garantice a los hombres contra la adversidad, pero tambin es necesario crear ventanas de esperanza y de ambicin para una vida mejor por el esfuerzo y el trabajo. No slo la idea de seguridad social, cosa indispensable en una sociedad de masas, sino tambin cauces de perfeccionamiento y de ascenso social en un orden de concurrencia abierto al talento y al trabajo. Un clima de igualdad de oportunidades ante el mrito y el afn de triunfo puede significar la aspiracin colectiva de mejora. Hay que configurar una sociedad abierta a la esperanza de las generaciones que asoman, ofreciendo un nuevo horizonte a la vida espaola. (15-VI-1968) AGUSTIN DEL RIO CISNEROS

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SISTEMATIZACION DE TEXTOS DE JOSE ANTONIO El proceso histrico de las ideas polticas

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I-ESCEPTICISMO

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1.UNIDAD EN Dios Siglo xiii. Europa. Estamos ahora cabalmente al fin de una edad que sigui, tras la Edad Media, a la edad clsica de Roma. Destruida Roma, empieza como un barbecho histrico. Luego empiezan a germinar nuevos brotes de cultura. Las races de la unidad van prendiendo por Europa. Y llega el siglo xili, el siglo de Santo Toms. En esta poca, la idea de todos es la "unidad" metafsica, la unidad en Dios; cuando se tienen estas verdades absolutas, todo se explica, y el mundo entero, que en este caso es Europa, funciona segn la ms perfecta economa de los siglos. Las Universidades de Pars y de Salamanca razonan sobre los mismos temas en el mismo latn. El mundo se ha encontrado a s mismo. Pronto se realizar el Imperio espaol, que es la unidad histrica, fsica, espiritual y teolgica. (Espaa y la barbarie. 3 de marzo de 1935.)

2. PRDIDA DE LA FE Siglo XVIII. Vuelta a la Naturaleza. Hacia la tercera dcada del siglo xvill empiezan las congojas, las inquietudes; la sociedad ya no cree en s misma; ya no cree tampoco, con el vigor de antes, en ningn principio superior. Esta falta de fe, en contraste con la pesadumbre, de una sociedad otra vez perfecta, impulsa a los espritus dbiles a la fuga, a la vuelta a la Naturaleza. (Espaa y la barbarie. 3 de marzo de 1935.)

3. LA DUDA Y LA IRONA El escepticismo en el proceso histrico. Vamos a pensar que estamos, por un instante, en el ltimo tercio del siglo xviii. Del siglo xiil al xvi, el mundo vivi una vida fuerte, slida, en una armona total; el mundo giraba alrededor de su eje. En el siglo xvi empez esto ya a ponerse en duda. El siglo xvii introdujo el libre examen, se empez a dudar de todo. El siglo xviii ya no crea en nada; si queris, no crean en nada los ms elegantes, los ms escogidos del siglo xviii; no crean ni siquiera en s mismos. Empezaron a asistir a las primeras representaciones, a las primeras lecturas en que los literatos y los filsofos de la poca se burlaban de esa misma sociedad afanada en festejarlos. Vemos que las mejores stiras contra la sociedad del siglo xviii son aplaudidas y celebradas por la misma sociedad a la que satirizaba. En este ambiente del siglo xviii, en este siglo xviii que todo lo reduce a conversaciones, a ironas, a filosofa delgada, nos encontramos dos figuras bastante distintas: la figura de un filsofo ginebrino y la figura de un economista escocs. (Ante una encrucijada en la historia poltica y econmica del mundo. 9 de abril de 1935.)

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4. SOMBRAS TUTELARES DE ROUSSEAU Y SMITH Que asistimos al final de una poca es cosa que ya casi nadie, como no sea por miras interesadas, se atreve a negar. Ha sido una poca, esta que ahora agoniza, corta y brillante; su nacimiento se puede