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    U N IV ER SID A D C EN TR O A M ER IC A N A“JO SE SIM EÓ N C A Ñ A S”

    LA C O N STR U C C IÓ N D E LA FEM IN ID A D EN LA ÉPO C A D E O R OD EL C IN E M EX IC A N O . EL PEN SA M IEN TO FILO SÓ FIC O D E

    SIM O N E D E BEA U V O IR Y EL C IN E D E EM ILIO “IN D IO ”FER N Á N D EZ

    TESIS PR EPA R A D A PA R A LAFA C U LTA D D E PO STG R A D O S

    PA R A O PTA R A L G R A D O D EM A ESTR A EN FILO SO FÍA IBER O A M ER IC A N A

    PO R

    N A TH A LY ESM ER A LD A G U ZM Á N V ELA SC O

    O C TU BR E D E 2009

    A N TIG U O C U SC A TLÁ N , EL SA LV A D O R , C .A .

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    RectorJosé María Toje ira , S .J .

    Secre tar io Genera lRené Alberto Zelaya

    Decana de la Facul tad de PostgradosLidia Salamanca

    Direc tor de la Maest r ía en Fi losof ía IberoamericanaDr. Héctor Samour

    Direc tor de TesisDr. Carlos Mol ina

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    La construcción de la feminidad en la época de oro del cine mexicano. El pensamientofilosófico de Simone de Beauvoir y el cine de Emilio “Indio” Fernández

    Índice

    Introducción……………………………………………………………………….. p. 7

    Capítulo I……………………………………………………………………….… p. 14 Discusión teórica

    1. La importancia de examinar la construcción dela feminidad en el cine mexicano de la época de orodesde el pensamiento filosófico de Beauvoir …………………………………….. p. 14

    2. Conceptos que desarrolla Beauvoir para analizar lacondición de la mujer y la relación que estos guardancon el cine mexicano de la época de oro …………………………………….…… p. 20 

    2.1. La mujer: el “Otro” ………...…………………………………………….….. p. 22

    2.2. La feminidad construida …………………………………………….…….… p. 26

    2.3. Los mitos sobre el eterno femenino:la discusión sobre el “misterio femenino” yla mujer como “naturaleza” ………………………………………………..….…. p. 35

    2.4. La situación de la mujer ………………………………………...……….….. p. 38

    3. Acerca del entramado analítico sobre la representaciónde lo femenino en el cine y su relación con el pensamientofilosófico de Simone de Beauvoir …………………………………………….… p. 44

    Capítulo II ………………………………………………………….………....... p. 53 El “otro” y la feminidad construida: la estructura

    del perfil “natural” de la mujer en el cine de Emilio Fernández

    1. El planteamiento de las temáticas relativas a la mujer ………………………. P. 56 

    2. El “Otro”, la mujer como objeto-incompleto ……………………………...… p. 63

    2.1. Las características del “Otro” del hombre …………………………..……... p. 63

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     2.2. El establecimiento del vínculo entre el“Otro” y el hombre ……………………………………………………….…… p. 71

    3. Los elementos de la feminidad construida ………………….……………… p. 78

    3.1. En búsqueda de una explicación: la rutina deconceptualización simbólica de la feminidad ………………….…………..….. p. 78

    .3.2. La feminidad: características culturalmente asignadasy mecanismos de control social ……………………………………..………... p. 88

    Capítulo III ………………………………………………………...……….… p. 99El eterno femenino y la situación de la mujer enel cine de Emilio Fernández

    1. 

    Los mitos del “eterno femenino”: la discusiónsobre el “misterio femenino” y sobre la mujercomo “naturaleza” …………………………………….……………………….. p. 99

    1.1. El mito del misterio femenino:del esplendor al declive ……………………………………………..…………. p. 104

    1.2. El mito de la mujer como naturaleza ……………………………..……….. p. 117

    2.  La mujer y los elementos que configuransu situación en el cine de Emilio Fernández ……………………..……………. p. 129

    2.1.La situación de la mujer “decente” ………………………..…………….… p. 140

    2.2.La situación de la mujer “cualquiera” ………………………………...….... p. 145

    Conclusiones ...................................................................................................... p. 152 

    Bibliografía ………………………………………………………………….…. p. 162

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    ÍNDICE DE CUADROS

    Cuadro No. 1 ………………………………………………………….……… p. 67

    La forma en que las identidades del “Otro” respondenal interés del hombre en las películas de Emilio Fernández

    Cuadro No. 2 ………………………………………………………………… p. 84 

    Ocupaciones y/o roles asignados a hombres ymujeres en las películas de Emilio Fernández

    Cuadro No. 3 …………………………………………………….………….. p. 90

    Identificación de las características del hombre y dela mujer a partir de la feminidad y la masculinidad

    como construcciones sociales y culturales

    Cuadro No. 4 .................................................................................................. p. 92

    La configuración de la feminidad desde la cultura patriarcal: representaciones y acciones mostradas enlas películas de Emilio Fernández

    Cuadro No. 5 ………………………………………………………………. p. 95

    Representaciones de las principales figurasfemeninas en las películas de Emilio Fernández

    Cuadro No. 6 ……………………………………………………………… p. 103Los mitos colectivos de la mujer de acuerdo con Simonede Beauvoir, que resumen al misterio femenino ya la mujer como naturaleza

    Cuadro No. 7 ………………………………………………………….….. p. 113

    La encarnación del misterio femenino en las figurascentrales del cine de Emilio Fernández: apogeo y declive

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    Cuadro No. 8 …………………………………………………….……….. p. 122Las características de la mujer como naturaleza y surepresentación en los diálogos cinematográficos

    Cuadro No. 9 ……………………………………………………………... p. 128Canciones incluidas en las películas que muestran lasrepresentaciones de la feminidad construida de lasmujeres-misterio y de las mujeres-naturaleza queconcibe la mentalidad de los personajes masculinos

    Cuadro No. 10 ………………………………………………………….... p. 137Elementos que hace falta considerar para entenderla situación de la mujer de acuerdo con Beauvoir

    Cuadro No. 11 ………………………………………………………..…. p. 139La imagen que la mujer tiene de sí misma estádeterminada por su situación en la sociedad

    Cuadro No. 12 …………………………………………………...……… p. 148La imagen de la “cualquiera” se crea desde su situación

    Cuadro No. 13 ………………………………………………….……….. p. 158Los estereotipos, los mitos y las ambivalencias de lamujer en la sociedad patriarcal de acuerdo al planteamientoque hace Simone de Beauvoir en “El segundo sexo”

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    Introducción

    Con frecuencia la filosofía aborda cómo la sociedad está estructurada en torno a grandes

     problemas políticos, institucionales y económicos, pero la manera en la que el género se

    asume en la vida cotidiana también determina en gran medida la forma como las instanciasinstitucionales funcionan y cómo estas responden a unos patrones de decisión legal,

    económica y política que tienen sus bases en esa vida diaria. Por ello la filosofía no puede

    obviar el problema sobre cómo las personas asumen sus roles y entran en carácter para

    hacerse cargo de sus vidas dentro de los parámetros mostrados como aceptables.

    Desde una perspectiva filosófica, Simone de Beauvoir plantea que la feminidad es un

    fenómeno que se construye en sociedad; que no se nace femenina, sino que una mujer

    adquiere a lo largo de su vida una serie de indicaciones sobre  formas de actuar y de

    comportarse que la sociedad patriarcal le inculca. Este es un proceso de educación

     permanente que tiene la intención de reiterar cómo interactuar de manera “apropiada” con

    los demás, especialmente con respecto a la relación que se genera con los hombres y la

     posibilidad de formar una familia. Ese “deber ser” apropiado tiene que ver simbólicamente

    con la adopción de una actitud de espera, de autocensura; con sentimientos de culpa y con

    el temor al pecado. Pero también está vinculado a la apropiación de códigos específicos de

    vestimenta, formas de arreglo personal, estilos de caminar, manejo de gestos “femeninos”,

    uso de un lenguaje apropiado y actividades “propias” de la mujer.Desde la década de 1920 hasta la fecha de hoy, México ha sido el país que más ha

    logrado distribuir sus producciones cinematográficas y televisivas en el continente

    latinoamericano. Por ello el interés de este estudio es abordar las perspectivas filosóficas de

    Simone de Beauvoir sobre la cuestión del género y la mujer y enlazarlas con el análisis

    sobre la construcción de la feminidad en el cine mexicano de la época de oro, un período

    que comprende importantes producciones cinematográficas realizadas aproximadamente

    entre 1939 y 1952. Este contraste permitirá identificar qué patrones de conducta de lo

    femenino constituyen los referentes principales que proporciona y reitera la línea de cine –y

    más delante de la televisión– que tradicionalmente se ha consumido más en El Salvador.

    Este estudio toma como referente algunas de las películas más importantes de Emilio

    “Indio” Fernández, uno de los directores mexicanos más conocidos y reconocidos a nivel

    mundial. Las figuras femeninas de la cinematografía de Fernández se rigen bajo un código

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    de comportamiento muy específico en contextos de sociedades patriarcales, y por ende

     proporciona representaciones comunes y predominantes sobre la mujer; roles, ocupaciones

    y aquellas actividades propias del género; estereotipos aceptables que son premiados, y

    estereotipos peligrosos que representan esos lugares de donde no hay posibilidad de

    retorno.

    Si bien el cine mexicano de la época de oro no es el único referente cinematográfico

    que tiene la sociedad salvadoreña, sí es de hecho uno de los cines más vistos a lo largo del

    tiempo, primero en la gran pantalla, durante la época específica ya mencionada, y luego

    hasta el día de hoy a través de la televisión local y del sistema de cable. Este tipo de

     productos mediáticos se ha posicionado como uno de los pilares fundamentales del

    imaginario social y ha planteado tópicos y estereotipos de conducta sobre las relaciones de

    género, la imagen de la mujer y lo que debe ser “natural” en ella, los valores universales dela familia nuclear y todos aquellos aspectos que luego se recrean en la telenovela mexicana,

    un producto que tiene más de 50 años de permanencia en el mercado de consumo cultural

    mediático.

    Por ende, las bases conceptuales del cine mexicano de la época de oro respecto a la

    imagen de la mujer han trascendido a su propio tiempo, a su género y a su medio de

    difusión. De ahí que esta modalidad cinematográfica haya planteado, establecido y

    alimentado códigos referenciales e imaginarios metafóricos sobre la identidad de la mujer

    en las sociedades latinoamericanas. El cine mexicano de la época de oro, en resumen, pone

    sobre la mesa los referentes básicos de una cultura de dominio patriarcal respecto a lo que

    debe ser una mujer, en función de qué y de quiénes debe serlo, y cómo validar su existencia

    en la sociedad y no actuar de forma “anti-natural”. Por ello es más que un material de

    referencia útil para estudiar los planteamientos filosóficos de Simone de Beauvoir, ya que

    los discursos que los medios de difusión tienden a reproducir sobre la mujer no están

    relacionados con tópicos elegidos al azar, sino que constituyen representaciones

     particulares del entorno y del orden social que tienden a fomentar y a reforzar la

    construcción de las identidades y las implicaciones que devienen de una conducta

    “inapropiada”.

    En este estudio, por ende, se tomará en cuenta cuáles son las implicaciones morales de

    no apegarse a lo que se plantea como “natural” desde la vida cotidiana a partir de los

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     planteamientos del cine mexicano de la época de oro y de los conceptos de Simone de

    Beauvoir. Sin embargo, la intención no es describir moralejas o desmitificar situaciones

    aceptadas socialmente. Tampoco se pretende dar una solución para vivir una vida inmune a

    la fachada del género. Lo que se intenta examinar es desde qué aspectos filosóficos se

     puede uno aproximar a una cultura de relaciones de poder que se plantea como natural,

    donde la sexualidad, el patriarcado y los estereotipos juegan un rol fundante en la

    construcción y el planteamiento del género femenino y de las representaciones que lo

    refuerzan.

    El objetivo general de este estudio es identificar  desde qué aspectos filosóficos es

     posible aproximarse a una cultura de relaciones de poder que se plantea como natural y en

    la que destaca la estructuración social del género femenino, para analizar la construcción de

    la feminidad y de los estereotipos predominantes de la mujer que presenta la cultura patriarcal. Y los objetivos específicos pretenden: primero, interrelacionar las categorías de

    análisis de filosófico sobre el género femenino que plantea Beauvoir con los contenidos del

    cine mexicano de la época de oro para caracterizar la perspectiva del genero que plantea

    esta cinematografía y el catálogo de conductas que se presentan como aceptables o

    reprobables; y, segundo, identificar y analizar desde el punto de vista de la construcción

    social del género el planteamiento de las representaciones de lo femenino, de sus ámbitos

    de acción, de la institucionalidad que las sustenta, de los sistemas de valores que validan o

    reprueban la conducta requerida y de la construcción de significados que predomina en el

    cine mexicano de la época de oro, de manera que se pueda esclarecer un poco qué es lo que

    se concibe como lo “femenino” desde una caracterización mediática tan compleja que ya

     parece simplista y familiar.

    El trabajo está estructurado en tres capítulos. El primero intenta mostrar el entramado

    teórico desde el que se pretende abordar el problema, así como las categorías de análisis de

    Simone de Beauvoir que se han seleccionado para el análisis en cuestión: la mujer como el

    “Otro” del hombre, la feminidad construida, el mito del eterno femenino y la situación de la

    mujer. Los textos de Beauvoir que se toman en cuenta para la realización de este trabajo

    son dos ensayos: “El segundo sexo” (1949) y “La ética de la ambigüedad” (1947). Para esta

     parte también se ha tomado en cuenta el trabajo de autoras que analizan la forma en que el

    cine plantea la imagen de lo femenino, como Julia Tuñón, Teresa de Lauretis, Laura

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    Mulvey y Sue Thornham, entre otras; y de autoras que estudian el problema del género en

    sociedad, como Judith Butler y Debra Bergoffen, entre otras más. A la vez, este apartado

    hace un esbozo sobre la relación que se puede establecer entre los planteamientos de

    Beauvoir y el cine mexicano de la época de oro.

    El segundo capítulo analiza la construcción de la feminidad en el cine de Emilio

    Fernández desde la perspectiva de la mujer como el “Otro” y desde el fenómeno de la

    feminidad construida. En el primer bloque de contenidos se hace un planteamiento de las

    temáticas relativas a la mujer; luego se trabaja con el concepto del “Otro”  para establecer la

     posición de la figura femenina en sociedad y sus modalidades de interacción en el

    entramado cinematográfico de Fernández. En el segundo bloque se trabajan los elementos

    de la feminidad construida y se establece una rutina de conceptualización simbólica sobre

    la misma para identificar las características culturalmente asignadas y mecanismos decontrol social que se pueden percibir desde la cinematografía de Fernández. El tercer

    capítulo examina las variantes del mito del eterno femenino y de la situación de la mujer en

    el cine de Emilio Fernández. Se discute en primer lugar el “misterio femenino” y la imagen

    de la mujer concebida como “naturaleza”. En segundo lugar se analizan los elementos que

    configuran la situación de la mujer a partir de las figuras femeninas planteadas por el

    director: la mujer decente y la mujer “cualquiera”.

    Para el segundo y el tercer capítulo del presente estudio se tomaron en cuenta cinco

     películas de Emilio “El Indio” Fernández de la época de oro del cine mexicano. Entre 1944

    y 1950, Emilio Fernández dirigió y elaboró los guiones de varias películas que ahora se

    cuentan entre las cien mejores del cine mexicano de todos los tiempos: “Las

    abandonadas” (1944), “Enamorada” (1946), “Salón México” (1948), “La malquerida” 

    (1949) y “Víctimas del pecado” (1950).

    “Las abandonadas” (1944)1 narra la historia de Margarita, una mujer engañada

    que se prostituye para mantener a su hijo y hacer de él un gran hombre. Ella es una

     pueblerina de inicios de siglo XX a la que su novio, Julio, promete matrimonio; su pareja

     prepara una boda falsa, la hace su mujer y luego la abandona dejándola solo con un

    supuesto certificado de matrimonio. Su padre la hecha de la casa y ella se prostituye. Por su

    1 Ocupa el lugar # 93 en la lista de las 100 mejores películas según el Instituto Tecnológico y de EstudiosSuperiores de Monterrey (ITESM), http://cinemexicano.mty.itesm.mx/peliculas/abandonadas.html

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     belleza, logra llegar a una casa de citas de “calidad” de donde la saca un falso general

    llamado Juan, que la lleva a vivir con él y la llena de joyas. La noche que le pide

    matrimonio, la policía lo arresta por formar parte de una banda de ladrones y los agentes

    acaban con su vida cuando él intenta desenfundar su arma. Margarita va a dar a la cárcel

     por complicidad y deja a su hijo en un orfanato. Ocho años más tarde, después de purgar su

     pena, regresa al orfanato a reclamar a su hijo; sin embargo, uno de los maestros la disuade

     para que le dé la oportunidad al muchacho de ser “un hombre de bien”. Ella vuelve a rodar

     por las calles para pagar por los estudios de su hijo, quien se convierte en un gran abogado

    que a la vez ignora que su madre vaga por los barrios de México pidiendo limosna para

     poder sobrevivir.

    En “Enamorada” (1946)2, el general José Juan Reyes se toma la ciudad de Cholula

     junto a sus tropas zapatistas y arresta a todos los ricos del pueblo. En la calle conoce aBeatriz, mujer de carácter fuerte e hija del hombre más pudiente de la región. Ella abofetea

    a José Juan cuando él le lanza un piropo y vaticina que esa será su mujer. Beatriz está

    comprometida con un norteamericano, pero a José Juan no le importa y decide cortejarla.

    Lo primero que hace es liberar a Don Carlos, el padre de Beatriz, luego le lleva serenata. En

     privado ella se muestra alagada, pero en público lo agrede verbalmente y lo abofetea.

    Cansado de su hostilidad, el general José Juan la golpea cuando Beatriz lo humilla frente a

    la iglesia del pueblo. Después de ese día ella no vuelve a agredirlo. Él le pide perdón, pero

    ella está a punto de casarse con un norteamericano. El día de la boda, Beatriz deja plantado

    al novio al escuchar que el general y sus tropas se retiran del pueblo. Corre hasta alcanzar a

    José Juan y marcha tras su caballo como cualquier otra soldadera.

    Salón México (1948)3 cuenta la historia de Mercedes, una mujer que tiene una

    doble identidad. Los domingos, se viste como una empleada elegante que visita a su

    hermana en un prestigioso internado para señoritas; mientras que por las noches es una

    fichera4 más del Salón México que trabaja para pagar los estudios de su hermana. Su rufián,

    2 Ocupa el lugar # 12 en la lista de las 100 mejores películas según el ITESM,http://cinemexicano.mty.itesm.mx/peliculas/enamorada.html3 Ocupa el lugar # 28 en la lista de las 100 mejores películas según el ITESM,http://cinemexicano.mty.itesm.mx/peliculas/salon1948.html4 Una fichera es una mujer que trabaja en una cantina, en un bar o en un salón de baile y su trabajo es hacerconsumir bebidas alcohólicas a los clientes. Cuando ella entra al establecimiento de trabajo, se le entreganvarias fichas de plástico. Ella recibe una comisión por cada ficha que usa el cliente. Una fichera sólo estáobligada a beber y a bailar, pero también puede dedicarse a la prostitución si el cliente lo solicita.

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    Paco, la explota y la golpea; y el policía del Salón México, Lupe López, la protege de los

    maltratos del rufián. El sueño de Mercedes es ver graduada y casada a su hermana para

    desaparecer de su vida y que esta nunca se entere que ella es en realidad una “mujer de la

    calle”. Paco comete un salto, es aprehendido, pero escapa de la cárcel sólo para buscar a

    Mercedes y pedirle que huyan juntos; esta se niega y cuando él la amenaza con decirle toda

    la verdad a su hermana, Mercedes lo apuñala y Paco la mata con los últimos tiros de su

     pistola.

    En “La Malquerida” (1949)5 Acacia, hija de Raymunda, se muestra hostil ante la

     presencia de su padrastro y le reprocha a su madre el haberse casado después de enviudar.

    Raymunda se justifica diciéndole que necesitaban a un hombre que las protegiera, pues a

    las mujeres solas nadie las respeta. Acacia decide irse de la casa y le pide a un pretendiente,

    Faustino, que llegue a pedir su mano. Su madre se rehúsa ante la petición y su padrastro,Esteban, accede; sin embargo cuando Faustino se retira de la casa, Esteban amenaza con

    matarlo si llegan a realizar el matrimonio. Acacia decide huir con Faustino, pero su

     padrastro los embosca y le dispara al joven. Esteban le confiesa su amor a su hijastra

    mientras que se comporta distante con su mujer. Acacia le dice que ese sentimiento es

    correspondido. Pronto madre e hija se disputan al mismo hombre, quien decide irse de la

    casa. Sin tolerar permanecer lejos de Acacia, Esteban regresa para llevársela, pero puede

    más el amor de hija que la pasión, y Esteban, derrotado, decide salir de la casa de

    Raymunda sabiendo que los hermanos de Faustino lo esperan para darle muerte.

    “Víctimas del pecado” (1950)6 revela el drama de una rumbera, Violeta, que se ve

    obligada a prostituirse cuando el dueño del cabaret donde trabaja la despide por haber

    recogido de la basura al hijo recién nacido de una de sus ficheras. La joven subsiste

    vendiendo su cuerpo en un miserable cuarto, hasta que el padre del niño, Rodolfo, la

    encuentra para proponerle que trabaje para él en otro cabaret; cuando ella se rehúsa, él la

    golpea y la amenaza con matar al niño. Las prostitutas vecinas oyen los gritos y la rescatan.

    Rodolfo es aprehendido por la policía tras las declaraciones de Violeta, quien confiesa los

    crímenes que este ha cometido en el pasado. Ella acude a buscar trabajo en un cabaret de

    5 Ocupa el lugar # 92 en la lista de las 100 mejores películas según el ITESM,http://cinemexicano.mty.itesm.mx/peliculas/malquerida.html6 Ocupa el lugar # 20 en la lista de las 100 mejores películas según el ITESM,http://cinemexicano.mty.itesm.mx/peliculas/victimas.html

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    tercera categoría, pues el dueño, Santiago –uno de sus clientes– ya le había ofrecido sacarla

    del arrabal si algún día se le ofrecía “cambiar de vida”. Juntos forman una pareja y crían a

    Juanito, el niño que ella recogió. Pasan los años y Rodolfo sale de la cárcel, asesina a

    Santiago y saca del internado a Juanito sólo para martirizarlo. Violeta mata a Rodolfo para

    liberar al niño y es condenada a prisión. Juanito se convierte en indigente y rueda por las

    calles vendiendo periódicos, hasta que un día su madre adoptiva sale de prisión y juntos

    deciden enfrentar al mundo de nuevo.

    Al final del trabajo se proporcionan algunas conclusiones que pretenden resumir por

    qué las categorías filosóficas de Simone de Beauvoir son apropiadas para analizar este

    fenómeno cultural, por qué son vigentes y cómo dan cuenta del proceso de construcción

    social del género femenino. Vale la pena preguntarse ¿Por qué la sociedad sacraliza esta

    concepción unidireccional de género? ¿Por qué prevalece la ideología de la domesticidad?¿Por qué la diferencia es vista como elemento desestabilizador cuando no se apega a las

    convenciones culturales establecidas? Las caracterizaciones femeninas del cine de

    Fernández y el manejo de los discursos reguladores entre los que se desplazan promueven

    una construcción de género determinada. Toda esta mitificación que se excusa y que

    descansa en lo “natural” es el mecanismo que sostiene los preceptos de género más

    elementales como verdades incuestionables, y los medios de difusión han sido pilares

    fundamentales de esta construcción a través del tiempo.

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    Capítulo I

    Discusión teórica

    1. La importancia de examinar la construcción de la feminidad en el cine mexicanode la época de oro desde el pensamiento filosófico de Beauvoir

    Muchos consideran que el análisis sobre las representaciones de lo femenino en los

     productos culturales cinematográficos comienza con lo que ahora se conoce como la teoría

    feminista fílmica ( feminist film theory), la cual inicia su desarrollo principalmente durante

    la década de 1970. Sin embargo, fue Simone de Beauvoir quien en 1959 realizó un ensayo

    sobre la representación de lo femenino en el cine titulado “Brigitte Bardot y el síndrome de

    Lolita”7, en el que presenta una crítica sobre los mitos asociados con la sexualidad

    femenina y describe qué tipo de planteamientos cinematográficos muestran a Bardot como

    un símbolo erótico y como un ejemplo clave del “eterno femenino” a partir de la

     perspectiva de la mirada masculina. Estas temáticas ya las venía discutiendo Beauvoir

    desde un punto de vista filosófico, antropológico, literario e histórico en su obra “El

    segundo sexo”, publicada en 1949.

    Hoy día el mito de la mujer como objeto sexual, pasivo o agresivo, es más vigente

    que nunca en todo tipo de productos culturales. El eterno femenino al que hizo alusión

    Beauvoir en múltiples ocasiones es ya desde hace muchos años toda una industria no solo

    cultural sino también mercantil y multimillonaria que crece todos los días. La imagen de

    mujer que se asocia con el mito de lo erótico sigue definiendo, categorizando y validando

    las formas de percepción social que dividen a las mujeres entre malas y buenas, santas y

     pecadoras, sexuales y asexuadas, y sumisas y rebeldes. El objetivo de Beauvoir con su

    estudio sobre el género femenino no era lamentarse de la condición de víctima que sufre

    una mujer inocente condenada por el machismo de la sociedad patriarcal. Lo que Beauvoirhace es establecer una discusión sobre cómo se sostienen las estructuras de poder social,

    7 Tidd, Ursula. “Simone de Beauvoir”. Routledge, London, 2004, pp. 45-46. Originalmente titulado “BrigitteBardot et le syndrome de Lolita”, el ensayo fue traducido al inglés por B. Fretchman y publicado como “TheBrigitte Bardot and the Lolita Syndrome”, por la editorial Deutsch/Weidenfeld and Nicholson de Londres, en1979.

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    cómo se inculcan y cómo se reproducen desde las relaciones de los sexos con o sin la

    complicidad tanto de hombres como de mujeres.

    Ursula Tidd, una profesora y conferencista de la Universidad de Manchester, en

    Inglaterra, indica que hoy día las obras de Beauvoir, principalmente “El segundo sexo”, se

    consideran textos fundamentales para el feminismo moderno y para la crítica cultural

    feminista. Tidd8 plantea que el análisis de Beauvoir sobre cómo la mujer es considerada el

    “Otro” de la sociedad y el objeto de la mirada masculina ha estado presente en la disciplina

    de los estudios sobre cine y género precisamente desde los años setenta hasta la fecha.

    Desde el marco académico de análisis cinematográfico norteamericano y europeo con

    enfoque de género, Sue Thornham, directora de la Unidad de Estudios Culturales y

    Mediáticos de la Universidad de Sunderland en Inglaterra, apunta que desde hace más de

    30 años el cine ha sido un terreno vital desde el cual se han realizado los debates feministasacerca de la cultura, las representaciones y la identidad.

    Thornham explica que “Sin herramientas teóricas, uno no puede comenzar a

    transformar los mitos ni las prácticas existentes, y las feministas que surgieron a partir de

    Simone de Beauvoir han identificado al cine como uno de los referentes claves de los mitos

    culturales contemporáneos. Es a través de estos mitos –que se encuentran en las religiones,

    tradiciones, lenguajes, narrativas, canciones y películas, como argumenta Beauvoir en ‘El

    segundo sexo’– que nuestras existencias materiales pueden percibirse y vivirse”9. En lo que

    respecta a un contexto más amplio sobre los estudios de género, Tidd 10 también considera

    que Beauvoir ha influido en las críticas que se hacen a la heterosexualidad como institución

     política, en la discusión sobre la subjetividad sexuada y la corporeidad, en los estudios post-

    coloniales, en el análisis sobre el uso de los estereotipos femeninos en la literatura y en el

    ámbito de la teología feminista. A su vez, Donna Haraway, ha comentado en su texto “The

     Haraway Reader”, que fue Beauvoir quien estableció en “El segundo sexo” la noción de

    que la mujer es más que su cuerpo y que puede por ende trascenderlo11, una afirmación

    retomada directa o indirectamente por el movimiento feminista. Por otra parte, la filósofa

    norteamericana Judith Butler, considerada como una de las teóricas más importantes en el

    8 Tidd, Ursula, op. cit., p.124.9 Thornham, Sue (editora), “Feminist Film Theory”. New York University Press, New York, 2006, p.10.10 Tidd, Ursula, op. cit., pp. 123-125.11 Haraway, Donna, “The Haraway Reader”. Routledge, Londres, 2003, p. 154.

    15

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    tema del género desde la perspectiva post-estructuralista, ha desarrollado y actualizado a

     partir de diversas temáticas la noción de Beauvoir sobre “llegar a ser una mujer”12, la mujer

    en situación y el reconocimiento del cuerpo. Para Butler 13  también ha sido muy útil la

    distinción de Beauvoir entre el sexo biológico y la feminidad construida socialmente. Eso le

    ha permitido explorar cómo es que se puede “actuar” el género a través del cuerpo y cómo

    eso reafirma o desmiente las convenciones sociales inculcadas relativas al tema.

    Desde cualquier perspectiva que se quiera retomar para discutir la vigencia de

    Beauvoir, todo conduce a la importancia que tiene su aporte para el ámbito de discusión de

    la filosofía, la ética y la antropología, y para el tema de las representaciones de género que

    se divulgan a partir de la cultura cinematográfica. La cultura mediática tiene un papel

    decisivo en la constitución de la subjetividad y en la construcción de las representaciones

    de género, pues la diferencia sexual es siempre una de las diferencias fundamentales sobrela que se construye el sistema de valores de una sociedad, y uno de los mecanismos de

    reproducción y de exposición de ese sistema de valores es el cine.

    Por ello, en términos de lo que concierne específicamente a este estudio, Simone de

    Beauvoir también ha influido en el trabajo de la investigadora Julia Tuñón, profesora del

    Programa Interdisciplinario de Estudios de las Mujeres de El Colegio de México. Tuñón ha

    analizado las representaciones de los personajes femeninos de la época de oro del cine

    mexicano en general y del cine de Emilio Fernández, y en su trabajo refleja la perspectiva

    filosófica de Beauvoir en la medida que retoma de esta última temáticas como la

    representación polarizada de la mujer como ángel o demonio, la construcción simbólica y

    cultural de un grupo sexual, las estructuras simbólicas y materiales de poder que ejercen

    opresión sobre la mujer, la comparación de la mujer con la naturaleza y toda la discusión

    respecto a los roles, como el de la madre y la prostituta, y en relación a los supuestos

    instintos naturales de la mujer, entre otros aspectos que se discutirán más adelante.

    Para el análisis sobre la construcción de lo femenino en el cine, especialmente en el

    caso de El Salvador, es importante tener en cuenta que la mayor parte de películas que se

    consumen ya sea a través de la televisión o en las salas cinematográficas provienen

     principalmente de los Estados Unidos y de México. La época de oro del cine mexicano,

    12 De Beauvoir, Simone. “El segundo sexo”. Tomo II. Ediciones Siglo Veinte. Buenos Aires. 1987. p. 13.13 Butler, Judith. “El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad”. PAIDÓS, México,2001, p. 41.

    16

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    desde esta perspectiva, no sólo tuvo una presencia fuerte en El Salvador durante las décadas

    de 1940 y 1950 –cuando los salvadoreños ya hablaban del síndrome Pedro Infante y del

    síndrome Marga López14, para referirse a los modelos de ser hombre y de ser mujer que

     planteaba el cine de ese período, un tema que se retomará más adelante–, sino que, con la

    llegada de la televisión, el melodrama y la comedia mexicana de la era dorada del cine

    mexicano han estado presentes por casi 70 años en el imaginario colectivo salvadoreño.

    Este estudio pretende identificar cuáles son los principales puntos de discusión

    filosófica sobre las representaciones de la mujer, su situación y sobre la construcción social

    del género que establece Beauvoir en sus obras “El segundo sexo” y “La ética de la

    ambigüedad” que le dan solidez teórica al análisis de la imagen de lo femenino en las

     películas de Emilio Fernández que se realizaron durante la época de oro del cine mexicano,

    específicamente a lo largo de la década de 1940. En este estudio se retoma a Beauvoir porque es ella quien establece las bases del entramado filosófico que ha permitido

    comprender una clara y detallada sistematización de cuáles son las percepciones que

    existen en la sociedad respecto a la mujer, un ser visto como el Otro de la sociedad

     patriarcal, donde ocupa un segundo lugar de importancia respecto al hombre. Con esto no

    se intenta decir que todos los problemas de género deberán ser simplemente referidos al

     patriarcado como si así se pudiera justificar permanentemente que existen ciertas

    desventajas que pueden localizarse de inmediato.

    La relevancia de examinar las principales representaciones cinematográficas en torno a

    lo femenino desde una perspectiva filosófica es que un ejercicio tal permite comprender

    cómo se ha definido socialmente a la mujer desde la perspectiva del patriarcado, y cómo

    esto se ha cristalizado en un producto mediático de gran aceptación y popularidad. El cine

    mexicano de la época de oro recrea los comportamientos, la vida cotidiana, la forma de

     pensar y el imaginario social más representativo de Latinoamérica, debido a su amplia y

    constante difusión y a la conexión que logra con las audiencias, quienes gozan y sufren con

    las temáticas de la vida diaria, el amor y la justicia que abordan los melodramas. Para Julia

    14 Dato obtenido de una entrevista con el escritor salvadoreño Francisco Andrés Escobar, catedrático delDepartamento de Letras de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” de El Salvador.

    17

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    Tuñón, por ejemplo, el cine de Emilio Fernández “tiene pretensiones didácticas (…) intenta

    transmitir un código de valores que rija las conductas (…)”15.

    El cine reproduce la expresión de aspectos válidos de la ideología social: las conductas

    aceptables o reprochables, los modelos de ser hombre y de ser mujer, las situaciones de la

    vida cotidiana, el apego a la moralidad, el respeto ante la religión, la valorización de la

    familia y las formas de lidiar con los conflictos que surgen al interior de las relaciones

    interpersonales. Para Julia Tuñón, “(…) el cine mexicano muestra el código de conducta

    debida, un sistema de ideas estructurado y consciente que la ideología dominante plantea

     para la sociedad en su conjunto, aunque únicamente un sector de clase tenga los elementos

    reales para ejercerla en su práctica cotidiana”16. Los planteamientos filosóficos de Beauvoir

    ayudan a determinar cuáles son los supuestos desde los que se parte para construir la

    imagen de lo que debe ser una mujer. En Latinoamérica, al igual que en otras partes delmundo, las producciones cinematográficas revelan de alguna manera el concepto de género

    que manejan los directores, los guionistas y los productores; también los valores que estos

    desean transmitir y las características de la sociedad en la que viven.

    La importancia de analizar productos culturales como el cine también radica en el

    hecho de esclarecer, no tanto tipos de consumo, sino las razones por las cuales las

    audiencias establecen con el cine mecanismos de claves de identificación y de conexión

    que contribuyen a sostener y a prolongar indefinidamente las representaciones de género

    inculcadas por la sociedad patriarcal latinoamericana. Una vez que la gente reconoce

    ámbitos, sonidos y situaciones, de acuerdo con Carlos Monsivais, “(…) las audiencias

    felizmente aceptan la mecánica del chantaje emocional, las fórmulas que se repiten hasta el

    infinito (…)”. Para Monsivais, “Durante la ‘era dorada’ del cine mexicano (1935-1955), el

     público plagiaba elementos de la cinematografía tanto como le era posible: formas de

    hablar y de gesticular, el sentido del humor, el respeto hacia las instituciones y la

     percepción típica de los deberes y de los placeres se derivaba del cine. De hecho, esta no

    fue una ‘era dorada’ para el cine, sino para el público, el cual, entre otros aspectos, confiaba

    en que sus ídolos le explicarían cómo sobrevivir (…). Los fines de semana, las familias

    15 Tuñón, Julia. “Los rostros de un mito. Personajes femeninos en las películas de Emilio Indio Fernández”.Editorial Arte e Imagen, México, 2000, p.164.16  Tuñón, Julia. “Mujeres de luz y sombra en el cine mexicano. La construcción de una imagen, 1939-1952”.El Colegio de México. Instituto Mexicano de Cinematografía. México, D.F., 1998.

    18

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    iban al cine para buscar un entretenimiento que les brindara experiencia, un sentimiento de

    la unidad familiar, ‘honor’, una sexualidad ‘tolerable’, la belleza de los paisajes y de las

    costumbres y el sentido del respeto por las instituciones”17.

    La gente no sólo busca soñar con el cine, sino aprender actitudes ante la vida,

    formas de sobrellevar el dolor, indagar sobre su propia condición o reafirmarla y resignarse

    muchos a su situación precaria con dignidad. Según Monsivais, los devotos del melodrama

     buscaban “aprender cómo desarrollar ciertas habilidades, dejar atrás sus inhibiciones, sufrir

    y ser consolados con estilo, envidiar las elites sin sentir ningún dolor, resignase con

    felicidad a la pobreza, reírse de los estereotipos y ridiculizarlos, para entender en qué

    sentido ellos eran parte de la nación. En esta escuela en la oscuridad se educaba para sufrir

    y relajarse”18.

    Así, la inocencia rural, los personajes justicieros por la patria, el instinto maternalnato, el eterno sufrimiento de la madrecita santa, el pecado seductor de la prostituta, el

    amor incondicional de la mujer a su hombre y el romance imposible pero eterno, entre otras

    cuestiones, son temáticas muy descriptivas del tipo de sociedad patriarcal de Latinoamérica

    y de los valores asociados con las formas de ser hombre y de ser mujer. Beauvoir

     proporciona en ese sentido criterios y alternativas filosóficas para abordar esta temática y

    sus implicaciones en situaciones determinadas del ejercicio de las relaciones de poder, la

    desigualdad, la construcción del género y la visión del Otro. La importancia de estudiar este

    ámbito de la cultura mediática desde una perspectiva filosófica de género radica también en

    el hecho de que, con el tiempo, estos valores se han ido modificando de manera cosmética,

     pero en esencia han permanecido al interior de las convicciones más intimas de la gente y

    se han convertido de formas diversas en los hilos más finos que sostienen aquellas

    relaciones de poder social desde las que se imponen las reglas de la vida cotidiana.

    17 Monsivais, Carlos. Mithologies, “Mexican Cinema”. Trinity Press, Worcester, UK, 1995, p. 117.18  Ibidem. Pág. 118.

    19

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    2. Conceptos que desarrolla Beauvoir para analizar la condición de la mujer y la

    relación que estos guardan con el cine mexicano de la época de oro

    “Lo que no es un tema de disputa es que ‘El segundo sexo’ de Beauvoirnos proporcionó el vocabulario para analizar las construcciones sociales de

    la feminidad y la estructura para criticar estas construcciones. Desde una perspectiva fenomenológica la frase más famosa de ‘El segundo sexo’ –  Nose nace mujer: llega una a serlo – le da seguimiento a la primera regla de lafenomenología: suspender juicios, identificar sus presuposiciones, tratarlas

    como prejuicios y dejarlos de lado; no traerlos a colación hasta que nohayan sido validados por la experiencia”.

    DEBRA BERGOFFEN19 

    A través de su obra, la escritora francesa Simone de Beauvoir se enfrenta con la sociedad,

    la historia, la política, la religión y la humanidad desde un punto de vista tanto filosófico

    como feminista, pues su trabajo es un estudio y una denuncia minuciosa sobre el papel que

    se le asigna socialmente a la mujer a partir de todos los preceptos estructurados desde el

     patriarcado. Ya en 1945 De Beauvoir ocupaba un lugar muy importante como autora de

    artículos, ensayos y novelas, y poseía una visión crítica respecto a las estructuras de poder y

    a la misma sociedad de su tiempo. Su obra aborda temas como la ética, la naturaleza de la

    libertad, existencia, la situación y la condición de la mujer. Este último tópico es el de

    mayor relevancia para el presente análisis, pues consiste en una reflexión propia sobre lo

    que significa el hecho de ser mujer, una pregunta por las imposiciones sociales que recaen

    en el género y sus consecuencias: hablar apropiadamente con un lenguaje moderado, nocaer en pecado, obedecer al padre y al esposo y todas esas “buenas costumbres” ya

    cotidianas que todavía se califican de apropiadas para el sexo femenino. A Beauvoir le

    interesaba plantear cómo la mujer podía constituirse en un ser trascendente, en un sujeto a

    través de sus propios méritos; pero también le interesaba identificar los obstáculos

     personales, sociales y culturales que le impedían lograrlo.

    En su niñez vivió como casi cualquier hija de familia, acatando las órdenes de sus

     padres, preguntándose en quién se convertiría al crecer y temiendo caer en pecado. Pero en

    su juventud comenzó a preguntarse cómo conjugar el sentido del deber con sus inquietudes

    sobre el sentido de la vida, el erotismo, la política y el abandono de las expectativas de los

    demás para buscar una identidad propia. Su adolescencia y su adultez marcaron su vida

    intelectual y su obra, puesto que se encontraba rodeada de patrones de ser mujer cuya

    19 Profesora de filosofía y de estudios sobre la mujer en la Universidad de George Mason, en Virginia.

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    máxima expresión era llegar a convertirse en made y esposa. En ese entonces la mujer tenía

    muy pocos métodos anticonceptivos a su disposición, el tema de la expresión sexual

    femenina era un tópico vedado, y la mayor parte del sexo femenino no contaba con la

    oportunidad de alcanzar la independencia financiera necesaria para subsistir. Sería una

    visión muy ingenua pensar que las mujeres no trabajaban en ese entonces. Hay que recordar

    que las labores domésticas en muy pocas ocasiones son remuneradas o siquiera reconocidas

    como “trabajo”, que en el mercado laboral las oportunidades en la década de 1930 eran

    todavía más escasas que en el presente y que la discriminación era más intensa que hoy. Por

    ello puede decirse que su contexto influyó para que su obra estuviera impregnada de

    conciencia política, puesto que cuestiona las dinámicas del poder y el vínculo que estas

    guardan con las relaciones interpersonales del día a día.

    El enfoque bajo el cual trabajó principalmente esta autora existencialista estaba muyrelacionado –como ya se mencionó– con la ética, y de ahí que la diferencia entre ella y

    otros existencialistas era que Beauvoir se encontraba sobre todo preocupada o interesada

     por la forma en que se vive la vida más que con la naturaleza del ser, por ello consideraba

    que el ser humano “(…) es bueno o malo según asuma su libertad o la niegue. El bien y el

    mal aparecen más allá de la naturaleza, más allá de toda determinación (…)”20. Su obra

    comprende novelas, como “La invitada” (1943), “Los mandarines” (1954) y “La mujer

    rota” (1968), entre otras; memorias como “La plenitud de la vida” (1960) y “Memorias de

    una joven formal” (1958), entre varias más; y ensayos, como “El Segundo sexo” (1948) y

    “La ética de la ambigüedad” (1947), entre otros.

    Para el análisis de la imagen de la mujer en el cine mexicano de la época de oro en las

     películas de Emilio Fernández, en este estudio se retomarán cuatro conceptos claves que

    desarrolla Beauvoir desde sus planteamientos filosóficos sobre la condición de la mujer:

    2.1. La mujer: el Otro

    2.2. La feminidad construida

    2.3. Los mitos sobre el eterno femenino: la discusión sobre el “misterio femenino” y la

    mujer como “naturaleza”

    2.4. La situación de la mujer

    20 De Beauvoir, Simone. “El existencialismo y la sabiduría popular”. Ediciones Siglo Veinte, Buenos Aires,1969, p. 33.

    21

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    Los textos de Simone de Beauvoir que se tomarán en cuenta para este estudio son dos

    de sus ensayos: “El segundo sexo”, como referente esencial pues analiza minuciosamente

    lo relativo a la construcción de la feminidad, y “La ética de la ambigüedad” como referente

    de los planteamientos sobre las nociones éticas de Beauvoir para definir la relación con los

    otros y de su concepto de “situación”. A partir de ellos se abordan las temáticas que

    conciernen a esta investigación y que dan cuenta del punto de vista filosófico desde el cual

    Beauvoir plantea los conceptos anteriormente enumerados. Asimismo, se indicará la

    relación que existe entre el desarrollo de los conceptos del planteamiento filosófico de

    Beauvoir y las particularidades del manejo de la imagen de lo femenino en el cine

    mexicano de la época de oro, específicamente en el cine de Emilio “Indio” Fernández.

    Beauvoir estaba particularmente interesada en indagar sobre la condición del género

    femenino porque sintió la necesidad de conocer más sobre sí misma, y eso quedademostrado no sólo con la aparición de “El segundo sexo” en 1949, sino también con su

    trabajo literario autobiográfico sobre las distintas etapas de su vida. Desde su perspectiva

    sobre la situación de la mujer en el entramado social, en “El segundo sexo” Beauvoir se

    centra en el estatus al que queda relegado el género femenino al ser considerado como el  

    “Otro” de la sociedad –la mujer como objeto intrascendente– respecto a un concepto de

    “hombre” considerado como un “sujeto” universal y trascendente; y en su planteamiento

    sobre que la feminidad no es un “rasgo” natural con que nace un mujer sino una serie de 

    características que se construyen socialmente y que se adquieren a través del proceso de

    socialización. En “Ética de la ambigüedad” por otra parte, Beauvoir hace énfasis en la

    libertad potencial de todo ser para superarse a sí mismo más allá de sus aparentes

    limitaciones personales, materiales y culturales.

    2.1. La mujer: el “Otro”

    El Otro es la mujer (objeto) vista desde la perspectiva de la mirada masculina, y el hombre

    es el sujeto. “La mujer se determina y diferencia con relación al hombre, y no este con

    relación a ella; esta es lo inesencial frente a lo esencial. Él es el sujeto, él es lo absoluto:

    ella es el Otro”21. Para Beauvoir, ser el Otro significa tener una posición desventajosa en

    sociedad con respecto al hombre, puesto que la cultura tiende a valorar a la mujer más que

    21 De Beauvoir, Simone. “El segundo sexo”, Tomo I. Ediciones Siglo Veinte, Buenos Aires, 1987, p.12.

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    nada por su capacidad de traer hijos al mundo (siempre y cuando sea al interior del

    matrimonio) y a partir del grado de servicio que le preste a su pareja; mientras que el

    hombre es valorado por su capacidad de constituirse en un ser que puede ser exitoso en

    distintos ámbitos y en niveles que sobrepasan el contexto de lo doméstico. En el cine

    mexicano de la época de oro se puede apreciar las diferencias entre el hombre y el Otro; por

    ejemplo los hombres, sea cual sea su origen, tienen una incidencia más dinámica en el

    ámbito de los proyectos personales o laborales: son militares con poder, revolucionarios

    libertadores, agentes de la ley, propietarios de negocios y sin necesariamente tener una

    familia a su lado. Sin embargo, por su parte, las mujeres que carecen de familia deben

     buscar su suerte en la calle, ya sea prostituyéndose, empleándose como domésticas o

    insertándose en el sector informal de las ventas callejeras; las que poseen una familia deben

    realizar a toda costa un matrimonio que pueda proporcionarles la posibilidad de tener su propio hogar y luego deben dedicarse al cuidado de la casa.

    Beauvoir indica que la sociedad constantemente señala que una mujer que no está

    de acuerdo con su rol, corre el peligro de quedar al margen de disfrutar de una vida plena y

    llena de satisfacciones. “Negarse a ser el Otro, negar la complicidad con el hombre sería,

     para ellas, renunciar a todas las ventajas que les puede conferir la alianza con la casta

    superior. El hombre-soberano protegerá materialmente a la mujer-vasallo, y se encargará de

     justificar su existencia; junto con el riesgo económico, la mujer esquiva el riesgo metafísico

    de una libertad que debe inventar sus propios fines sin ayuda”22. Con el concepto del Otro,

    Beauvoir realiza un estudio sobre cómo funcionan los discursos que buscan afirmar que las

    diferencias sexuales son algo natural, sin más; y que la mujer debe valorarse a sí misma (y

    ser valorada por la sociedad) en la medida que se convierta en la compañera incondicional

    del hombre. Beauvoir considera que esta concepción muestra la construcción de un vínculo

    sin plantearse la reciprocidad, pero que con frecuencia, muchas mujeres de todas maneras

    se complacen en desempeñar su papel de Otro. En el cine de Emilio Fernández se verá

    cómo la mujer es glorificada en su esfuerzo de concretarse como el complemento del

    hombre, aunque no siempre logre establecer una relación sólida y duradera. También se

     podrá apreciar cómo la mujer se convierte en objeto sexual para sobrevivir cuando no

    22  Ibídem. Pág. 13.

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    cuenta con un hogar ni con la protección de un hombre, sea este un padre, un esposo o un

    compañero de vida.

    Para Beauvoir era importante determinar qué tipo de situaciones constituyen un

    obstáculo para la libertad de la mujer, de qué manera la mujer supera o cede ante tales

    limitaciones, en qué sentido es cómplice de la sociedad patriarcal y cómo influye esto en

    sus propias circunstancias; qué contextos le están vedados y cuáles se consideran sus

    ámbitos de acción desde la mirada masculina, y en qué sentido puede la mujer superar los

    conflictos que limitan su libertad. Por ello, indica que para analizar este tema de las

    imposiciones sociales es necesario adoptar la perspectiva de la moral existencialista, es

    decir, considerar que “Todo sujeto se plantea concretamente a través de los proyectos,

    como una trascendencia; no cumple su libertad sino por su perpetuo desplazamiento hacia

    otras libertades; no hay otra justificación de la existencia presente que su expansión haciaun porvenir infinitamente abierto”23. A Beauvoir le interesó desde sus inicios el tema de las

    relaciones interpersonales y el papel que juega la libertad en el establecimiento de las

    mismas y en la identificación de los mecanismos de la subjetividad. Este interés en los otros

    interpela, según Beauvoir, la forma en que se actúa y lo que podría ocurrir si se adoptan

    conductas diferentes de acuerdo con la situación y con la forma como una persona se

    relaciona con otras24.

    Sin embargo, la autora aclara que en el caso particular de la mujer, aunque esta sea

    una “libertad autónoma”, la misma se encuentra situada en un mundo sonde son los

    hombres los que le imponen que se asuma como el Otro; así entonces “pretenden fijarla

    como objeto y consagrarla a la inmanencia, puesto que su trascendencia será

     permanentemente trascendida por una conciencia esencial y soberana. El drama de la mujer

    es ese conflicto entre la reivindicación fundamental de todo sujeto, que se plantea siempre

    como lo esencial, y las exigencias de una situación que la constituye como inesencial”25. En

    el cine de Emilio Fernández se podrá apreciar que la mujer constantemente reflexiona,

    aunque sea solo por fracciones de segundo, sobre el tipo de decisiones que debe tomar, ya

    que al ser identificada con propiedades similares a las de la naturaleza tiene la cualidad de

     predecir el mal o de sentir deseos de seguir su propio curso. No obstante casi siempre

    23  Ibídem. Pág. 25.24 De Beauvoir, Simone. “Ethics of Ambiguity”. Kengsington Publishing Corp. New York, 2003, p. 39.25 De Beauvoir, Simone. “El segundo sexo”, Tomo I, op. cit., p. 25.

    24

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     predominará su deseo por consolidarse como un ser aceptable para su compañero

    sentimental o para la sociedad. Beauvoir define las oportunidades de la mujer en términos

    de libertad y el cine mexicano de la época de oro las define en términos de felicidad o de

    dignidad (una dignidad muchas veces asociada con el sacrificio y no con la superación de

    obstáculos).

    A Beauvoir le interesaba, en otras palabras, plantear que el Otro, especialmente en

    el contexto de las relaciones de género, es alguien con quien se debería mantener una

    relación de igual a igual, puesto que una relación de reciprocidad promueve la libertad y la

     posibilidad de acción para unos y otros26. En “El segundo sexo”, Beauvoir explora las

    relaciones de opresión que afectan al género femenino (consentidas o no por la misma

    mujer), pero ya anteriormente en “La ética de la ambigüedad” había planteado las

    situaciones de opresión en diferentes grupos desde una perspectiva política y racial. Esta perspectiva le permitió identificar, de acuerdo con Ursula Tidd27  que las mujeres, por

    ejemplo, experimentan o reflejan su propio reconocimiento corporal (o proceso de

     personificación externa-encarnación) y sus deseos de forma ambigua28 (Beauvoir se opone

    a las definiciones fijas e inamovibles sobre el cuerpo de la mujer que se dictan desde la

    sociedad patriarcal, por eso para ella “ambiguo” tiene un significado relacionado con la

    multidimensionalidad de las situaciones y la libertad), pero también le permitió explicar de

    qué manera es posible que se materialice la opresión29, una dinámica que se detalla en las

    temáticas sobre la feminidad construida que se discuten en el presente estudio. Por ello el

    enfoque ético de Beauvoir se centra en la definición de unas relaciones recíprocas y en la

     posibilidad de buscar una oportunidad para que las personas que se encuentran en una

    condición de opresión tengan la iniciativa de liberarse30. Este tema se analiza de forma más

    específica en el caso de la relación entre la sociedad patriarcal y la opresión de la mujer en

    “El segundo sexo”.

    26 De Beauvoir, Simone. “Ethics of Ambiguity”, op. cit., pp. 40-42.27 Tidd, Ursula, op. cit., p.38. (Ella usa “embodiment”, que traduje como “reconocimiento corporal”).28 Consulta vía correo electrónico con el Dr. Salvador Alfaro, de la Universidad de Regina, en Canadá. Deacuerdo con el Doctor Alfaro, el concepto “embodiment” derivado del original francés que se refiere a la“encarnación” se asocia con el marco filosófico existencialista, y Beauvoir lo usa en el sentido propuesto porMerleau-Ponty; es decir un "lugar especifico del ser" en un contexto de relaciones. La experiencia subjetivade nuestro cuerpo es diferente a la imagen objetiva, científica o fisiológica del mismo. A su juicio, también

     puede decirse “proceso de personificación externa”.29 De Beauvoir, Simone. “Ethics of Ambiguity”, op. cit., p. 82.30  Ibidem. Pág. 37.

    25

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    2.2. La feminidad construida

    Beauvoir había abordado el tema del Otro desde su visión particular, un Otro ubicado en

    una situación ambigua que le permite entender que la existencia no es un punto fijo sino un

     juego de situaciones encontradas31. Para Beauvoir, la mujer es un ser tan trascendente como

    el hombre. Pero la sociedad le adjudica un rol marcado por la inmanencia en el que ella

    queda básicamente sujeta a un ámbito más cerrado, pasivo y privado; mientras que el

    hombre sí es más reconocido en sociedad como un sujeto trascendente: activo, creativo,

    expresivo y productivo. Bajo estas circunstancias, el hombre decide, la mujer acata; el

    hombre se desplaza, la mujer lo sigue; el hombre alcanza metas y la meta de la mujer es el

    hombre. Beauvoir opina que toda esta situación se apega muy poco a los preceptos de la

    ética, y este tema le interesa pues su pregunta con respecto a la condición de la mujer tieneque ver sobre todo con las dinámicas de poder que entran en juego en el ejercicio del

    control social y con el tipo de comportamientos que se dan entre los géneros a partir de las

    reglas impuestas que tanto hombres y mujeres asimilan y reproducen.

    Beauvoir sostenía que no existe un destino biológico predeterminado, pero que la

    sociedad insiste en que el sentido de la vida de la mujer está regido por su capacidad de

    formar una pareja, dar a luz y dedicarse a las actividades propias de la maternidad (que es

    un instinto natural que tiene toda mujer por naturaleza, de acuerdo a la mentalidad

     patriarcal) y el hogar para validar el sentido de su propia existencia desde el ámbito

    doméstico. Beauvoir considera que el género se construye socialmente, que no existe una

    feminidad o una masculinidad natural, que la mujer se hace mujer (feminidad construida)

    a medida que va interiorizando los patrones culturalmente asignados que responden a las

    exigencias de la sociedad patriarcal, y que por ello decir que una mujer es una matriz y un

    ovario que puede denominarse como “hembra” (así como el hombre se jacta de llamarse

    “macho” a sí mismo) es encerrarla dentro de los límites de su sexo.

    Para Judith Butler, la formulación de Beauvoir distingue el sexo del género, y

    sugiere que este último es un aspecto de la realidad que se adquiere gradualmente, “La

    distinción entre sexo y género ha sido crucial para el esfuerzo permanente que ha realizado

    el feminismo en aras de acabar con la afirmación sobre que la anatomía es un destino. El

    31  Ibídem, pp. 57-58.

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    sexo tiene que ver con los aspectos invariables, anatómicamente diferenciables y fácticos

    del cuerpo femenino, mientras que el género es el significado cultural y la forma que el

    cuerpo adquiere, los modos variables de la aculturación del cuerpo”32. Butler piensa que a

     partir de esta distinción es posible considerar si realmente se puede hablar de

    comportamientos naturales o de comportamientos no-naturales.

    A continuación de su frase más célebre, “No se nace mujer: llega una a serlo”,

    Beauvoir afirma “Ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste

    en el seno de la sociedad la hembra humana; la civilización en conjunto es quien elabora

    ese producto intermedio entre el macho, el castrado al que se califica como femenino”33.

    Aquí básicamente lo que Beauvoir rechaza no es la diferencia entre hombres y mujeres,

    sino que los argumentos de la biología –por ejemplo– se utilicen para sentenciar a la mujer

    a un destino inamovible. En el cine mexicano de la época de oro, la maternidad erasantificada como una cualidad natural. Las mujeres que tenían hijos y los regalaban

    recibían el castigo de la soledad y del desprecio social, puesto que se planteaba la idea que

    toda mujer “normal” ya nace con un instinto maternal que la dignifica. Incluso se mostraba

    la imagen de mujeres que sin tener hijos poseían el instinto de protección hacia el huérfano

    o hacia algún miembro de menor edad de su familia del que debían hacerse cargo. A

    algunas prostitutas la maternidad o la adopción les otorgaba un rasgo de humanidad, pero al

    final debían ajustar cuentas con el destino por haber pecado. La mujer “decente” tenía

    mayores posibilidades de ser feliz puesto que la maternidad le insufla calor al hogar desde

    la perspectiva patriarcal, aunque la crianza de los hijos implique todo tipo de sacrificios.

    ¿Qué tipo de características le asigna entonces la sociedad a la feminidad? De

    acuerdo con Beauvoir, según lo que inculca la sociedad, ser femenina es mostrarse débil,

    trivial, coqueta, hermosa (o bien arreglada) y dócil o sumisa, sobre todo si se es joven, pues

    es cuando la mujer está a la espera del hombre34; y luego también se le exige a la mujer

    mantener esas características cuando ya tiene pareja para “conservar” al hombre a su lado.

    Beauvoir critica el hecho de que la sociedad le inculque a la mujer el esperar por un hombre

     para que la proteja, que escoda sus deseos sintiendo un mínimo de vergüenza, que se

    32 Butler, Judith. “Sex and Gender in Simone de Beauvoir’s Second Sex”. Yale French Studies No. 72, YaleUniversity Press, 1986, p.35.33 De Beauvoir, Simone. “El segundo sexo”, Tomo II, op. cit., p.13.34 De Beauvoir, Simone. “El segundo sexo”, Tomo I, op. cit., p. 37.

    27

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    muestre frágil pero determinada a formar un hogar o dispuesta a defenderlo si ya lo tiene.

    Beauvoir indica que una de las conductas ante la vida que más se promueven al interior de

    la sociedad patriarcal tiene que ver con “El privilegio económico de los hombres, su valor

    social, el prestigio del matrimonio y la utilidad de un apoyo masculino comprometen a las

    mujeres a desear ardientemente el agradar a los hombres. En conjunto, todavía se

    encuentran en situación de dependencia. Se sigue de ello que la mujer se conoce y elige, no

    tanto en cuanto ella existe para él, sino tal cual el hombre la define”35. La sociedad tiende a

     promover como algo positivo el que la mujer deba aspirar al calor y a la protección de un

    hogar provisto por un esposo. El problema no es cuestionar si esa aspiración es legítima o

    no, sino el hecho de que se presente como la opción “natural” de toda mujer “normal”. En

    el cine mexicano de la época de oro la unión con una pareja era la consolidación de la

    mujer si se trataba de un hombre de buenos sentimientos; y era su perdición si se trataba deun sujeto sin escrúpulos.

    La perspectiva social que critica Beauvoir queda configurada entonces en un

     principio a partir de cuestiones anatómicas y biológicas que luego determinan

    históricamente una diferencia entre hombres y mujeres, y que colocan a estas últimas en

    una posición desventajosa al convertirlas en seres sometidos a condiciones de opresión por

     parte de los primeros, incluso en muchos casos contando con al aprobación de ellas

    mismas. Para Beauvoir, “El ‘destino anatómico’ del hombre y la mujer, por lo tanto, es

     profundamente distinto. Su situación  moral y social no lo es menos. La civilización

     patriarcal ha destinado a la mujer a la castidad; se reconoce más o menos abiertamente el

    derecho del macho a satisfacer sus deseos sexuales, en tanto que la mujer está confinada en

    el matrimonio: para ella, el acto de la carne, si no ha sido santificado por el código o el

    sacramento, es una falta, una caída, una derrota, una debilidad, pues debe defender su

    honor, su virtud, y si ‘cede’, si ‘cae’, suscita el desprecio, en tanto que la misma censura

    que se dirige a su vencedor está llena de admiración”36. En el cine mexicano de la época de

    oro, cualquier unión que no esté aprobada por el padre de la mujer y consumada bajo los

     preceptos de la ley es una unión que no vale para la sociedad. Si la mujer desobedece a la

    35  Ibídem. Pág. 183.36 De Beauvoir, Simone. “El segundo sexo”, Tomo II, op. cit., p. 120.

    28

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    instancia privada (la ley del padre vale para la ley de Dios) y pasa por encima de las

    instancias públicas (la ley institucional) debe ser repudiada y expulsada del hogar paterno.

    Este estado de sometimiento sexual y social se perpetúa porque los valores de la

    sociedad patriarcal se inculcan de forma constante a lo largo de la vida. Los roles de

    género les son asignados a las personas desde su nacimiento y con el paso del tiempo se

    van reforzando las actitudes que se consideran apropiadas y aceptables. Beauvoir defiende

    la idea de que no existe una esencia femenina “natural”, sino que la mujer aprende a ser

    “mujer” en sociedad, donde se le asignan tareas “propias” de su género y se le inculcan

     patrones de conducta que deben estar de acuerdo con las características de su sexo. La

    gente se va identificando con sus roles asignados por imposición social, no porque esté en

    su naturaleza actuar como hombres o como mujeres. De acuerdo con Beauvoir, a la mujer

    se le educa para pensar que la renuncia a dirigir su propia vida es la única forma de alcanzarla aceptación y el respeto de todos. No obstante, Simone de Beauvoir no niega las

    diferencias que existen entre los sexos, sino que su intención es identificar esas diferencias

    creadas y reforzadas culturalmente y cuestionar los mecanismos a través de los cuales se

     justifica la inferioridad de la mujer o su sometimiento respecto al hombre.

    Por lo tanto, en “El segundo sexo” Beauvoir muestra cuáles son los diferentes

    comportamientos sexuales que se le asigna culturalmente a cada género. Aborda

     principalmente las representaciones más aceptadas en sociedad: mujeres pasivas, sumisas, a

    la espera del cortejo masculino; hombres muy activos sexualmente, con capacidad de

    iniciar la conquista y con autorización para “degustar” a distintas parejas sexuales. Lo que

    en el hombre es experiencia, en la mujer es ligereza. Beauvoir critica el hecho de que en

    esta relación entre seres considerados como activos unos (emprendedores) y pasivos otros

    (a la espera del destino) la sociedad no está promoviendo la igualdad de género, sino que

    está manejando una doble moral y una anulación de la reciprocidad. Para ella, esto no

    constituye la reproducción de las relaciones éticas e igualitarias que la sociedad dice

     promover.

    Biológicamente los dos rasgos esenciales que caracterizan a la mujer indican que

    “su aprehensión del mundo es menos amplia que la del hombre y la mujer está sujeta más

    estrechamente a la especie. Pero esos hechos adquieren un valor completamente distinto

    según sean las circunstancias económicas y sociales. En la historia humana, la aprehensión

    29

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    del mundo no se define jamás por el cuerpo desnudo (…)”37. Beauvoir sostiene que la

    corporalidad de la mujer es una cosa y su trascendencia es otra, pero que la cultura

     patriarcal se empeña en ver a la mujer como un objeto y por ello destacan más las mujeres

    con mejores atributos físicos, de ahí que muchas tienden a reducir las posibilidades de su

    trascendencia a lo físico para convertirse en los objetos de deseo del género masculino.

    Considera que tradicionalmente, a partir de la mirada masculina, la mujer “es para el

    hombre una compañera sexual, una reproductora, un objeto erótico, un Otro a través del

    cual él se busca a sí mismo”38. En el cine mexicano de la época de oro, la belleza física es

    considerada como un valor esencial en la mujer. Por su belleza, las mujeres son deseadas y

    elegidas por el hombre. Si son abandonadas, su belleza les permitirá ganarse la vida al

    quedar sin hogar, y sólo cuando pierdan su belleza es que perderán entonces cualquier

    alternativa de subsistencia o sobrevivencia. Si logran sobrevivir hasta cierta edad con ladignidad que les otorgó el matrimonio y el hogar, pero han perdido ya su belleza, la mujer

    debe dedicar su vida al martirio y al sacrificio para hacer méritos, pues ya no son deseadas

    sexualmente y han perdido también todo su misterio.

    Para Beauvoir, la biología, el psicoanálisis y el materialismo histórico son tres

    ámbitos que permiten entender cómo la sociedad justifica las formas de representar la

    feminidad a partir de la visión de un destino predeterminado. La biología, como ya se

    indicó, se utiliza para destacar las diferencias sexuales que sirven de base para justificar la

    opresión de la mujer. El psicoanálisis, por otra parte, le interesa a Beauvoir debido a que

    considera que el tópico de la sexualidad es sumamente relevante para explicar la

    construcción de las subjetividades, comprender el tipo de identidades que representan los

    géneros (o las identidades que se le asignan a los géneros); para analizar las vivencias de las

    mujeres y la forma como la sociedad patriarcal interviene en la construcción de tales

    vivencias. Y le parece importante abordar el materialismo histórico para desarrollar y

    argumentar sobre su idea acerca de que lo femenino es un producto cultural construido por

    la sociedad, y no el resultado de una esencia natural dada.

    Sin embargo, así como no está de acuerdo con todos los preceptos de la biología,

    que influyen en una visión “natural” de las características de los sexos, Beauvoir le critica a

    37 De Beauvoir, Simone. “El segundo sexo”, Tomo I, op. cit., p. 76.38  Ibídem. Pág. 82.

    30

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    la perspectiva psicoanalítica es que no es posible querer explicar la sexualidad femenina

    relacionándola únicamente con la envidia de no poseer un pene y el sentido de inferioridad

    que esto puede ocasionar. Para Beauvoir “Así como no basta decir que la mujer es una

    hembra, tampoco es posible definirla por la conciencia que adquiere de su feminidad en el

    seno de la sociedad de la que forma parte. Interiorizando el inconsciente y toda la vida

     psíquica, el lenguaje mismo del psicoanálisis sugiere que el drama del individuo se

    desenvuelve en él”39. De ahí que Beauvoir considera que el psicoanálisis no logra explicar

     por qué la mujer es el Otro de la sociedad, puesto que no toma en cuenta que a las

     preguntas que tiene cada individuo sobre su propio cuerpo y si situación se le añaden los

    comportamientos aprehendidos en sociedad, como la vergüenza personal ante el cuerpo que

    se le inculca a las mujeres durante las etapas de formación de su vida. “El psicoanálisis

    fracasa en la explicación de por qué la mujer es el otro. Porque el mismo Freud admite queel prestigio del pene se explica por la soberanía del padre, y confiesa que ignora el origen

    de la supremacía del macho”40.

    Beauvoir piensa que no es posible omitir todos los elementos culturales que

    configuran al padre de familia como la figura predominante de la sociedad patriarcal. En el

    cine mexicano de la época la figura paterna es central para personificar el símbolo de la ley

    del hombre entre grupos sociales determinados. El padre hacendado es el dios de las

     parcelas de producción rural, el amo de los obreros y la autoridad del hogar. El indígena de

    mayor edad es el ser más respetado de toda comunidad, incluso los sacerdotes no dan su

    aprobación para los matrimonios si a los padres de familia –indígenas o ladinos– no se les

    consulta primero, como ya se indicó. A partir de la autoridad representada por el modelo de

    la figura masculina, en el cine también con frecuencia se puede apreciar cómo las mujeres

    cuando intentan rebelarse ante la imagen paterna o ante la falta de respeto de sus deseos,

    estas tienden a adoptar conductas agresivas para mostrar determinación y neutralizar ante

    los demás una imagen de segundo nivel de importancia. De acuerdo con Beauvoir, “Un

     psicoanalista interpretará todas las reivindicaciones sociales de la mujer como un fenómeno

    de ‘protesta viril’”41.

    39  Ibídem. Pág. 72.40  Ibídem Id.41  Ibídem. Pág. 83.

    31

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    Para Beauvoir esa autoridad que da el cuerpo concebido como categoría sexual, la

    figura del padre, del hombre y del amo, no es un valor que solo existe en la mente del

    individuo al irse dando cuenta de su sexualidad, sino que la autoridad está enraizada en toda

    una serie de convenciones sociales construidas, pactadas y predeterminadas entre personas.

    “El existente es un cuerpo sexuado; por lo tanto, en sus relaciones con los otros existentes,

    que también son cuerpos sexuados, la sexualidad se encuentra siempre comprometida; pero

    si cuerpo y sexualidad son expresiones concretas de la existencia, también a partir de esta

    es posible descubrir su significado: falto de esta perspectiva, el psicoanálisis da por

    sentados hechos sin explicación”42. Beauvoir descarta la perspectiva de la biología como

    factor que pueda dar cuenta de las diferencias entre hombres y mujeres puesto que sólo

    toma en cuenta las características de la especie y deja de lado los factores socioculturales

    que condicionan las diferencias; pero también descarta las explicaciones del psicoanálisis porque estas a pesar de tomar en cuenta la subjetividad de las relaciones humanas se

    centran en el tema de la castración y por ello, entre otras razones, estarían abordando la

     problemática desde una perspectiva masculina. En este estudio se identificará cómo el cine

    estructura la sexualidad de manera simbólica a partir de la cultura y de las relaciones entre

    hombres y mujeres, y de qué manera se construyen las situaciones desde una tendencia a

    universalizar las explicaciones que se proporcionan sobre la convivencia y las reglas de

    interacción humana a partir de la mirada masculina.

    Respecto al materialismo histórico, Beauvoir explica que así como la biología

    tiende a establecer que existen hechos naturales que determinan el rol de los géneros

    también el ámbito económico y el ámbito social se presentan como factores que apoyan

     precisamente en la mayoría de los casos los supuestos de la biología, por ejemplo, en el

    ámbito laboral, en relación al tipo de tareas que se le pueden o no asignar a la mujer y las

    razones por las cuales se toma este tipo de decisiones. De acuerdo con Beauvoir, reivindicar

     para la mujer “todos los derechos y todas las oportunidades del ser humano en general no

    significa que haya que cegarse acerca de su situación singular. Y para conocerla hay que ir

    más allá del materialismo histórico”43. Beauvoir considera que el materialismo histórico

    tiene la capacidad de conocer cuál es la situación económica que atribula a la mayoría de

    42  Ibídem. Pág. 69.43  Ibídem. Pág. 83.

    32

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    mujeres; sin embargo, piensa que no es suficiente con definir a la mujer sólo desde ciertas

     posibilidades materiales, y apunta que la totalidad de la realidad humanad no puede dejarse

    de lado. Por ello en este trabajo se analiza también más adelante el concepto de

    “situación”, bajo el cual Beauvoir intenta explicar de forma más integral cómo comprender

    la serie de elementos que influyen en la configuración de las posibilidades de la mujer al

    interior de la sociedad patriarcal.

    Para Beauvoir, a las mujeres no se les puede definir únicamente como trabajadoras,

    como empleadas o como mera fuerza laboral; pero tampoco se les puede hacer a un lado

     para que sólo se dediquen a tener hijos. De acuerdo con Ursula Tidd, Beauvoir consideraba

    que muchas mujeres quedan marginadas de la fuerza de trabajo y de la sociedad cuando se

    les reduce a un rol reproductivo44. Tidd considera que hoy día este es un problema vigente

    desde una doble perspectiva, puesto que la mayoría de mujeres, principalmente las quehabitan en los países en vías de desarrollo, se les coloca en puestos de trabajo mal

    remunerados y a la vez son vistas como las encargadas de producir la futura fuerza laboral

    que eventualmente será también explotada. Un empleo mal remunerado impide que la

    mujer o que cualquier ser humano pueda llevar una vida digna, sobre todo si se tiene en

    cuenta que muchos hogares en Latinoamérica están siendo sostenido solamente por mujeres

    que no cuentan con la ayuda de un esposo o de un compañero de vida. Para Beauvoir era

    muy importante tener claro que el hecho de que muchas mujeres tengan que dedicarse a

    labores menores no implica que las mismas tengan capacidades limitadas45  para

    desenvolverse en el ámbito laboral, sino que simplemente se carece de una igualdad de

    oportunidades, de un nivel aceptable de preparación o de capacitación laboral.

    En el cine mexicano de la época de oro, la mayor parte de los personajes femeninos

    se dedican a labores del hogar y del cuidado de la familia (cocinar, planchar, hacer la

    limpieza, cuidar de los hijos, etc.); se desempeñan en ocupaciones como sirvientas, niñeras,

    meseras, vendedoras ambulantes, despachadoras de tienda, costureras, propietarias de

     puestos de comida, artesanas, vendedoras del mercado; o se lanzan a la prostitución como

    forma de subsistencia. En el caso de las mujeres que se dedican a las labores del hogar, esto

    les es posible debido a que cuentan con un esposo que se encarga de llevar el sustento a la

    44 Tidd, Ursula, op. cit., p. 63.45 De Beauvoir, Simone. “El segundo sexo”, Tomo I, op. cit., p. 78.

    33

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    casa o porque han recibido una herencia. Las que trabajan en el sector formal o informal

    dedicándose a labores menores lo hacen porque la economía de sus hogares anda muy mal

    y ellas deben colocarse en lo que sea para salir adelante con los gastos del día a día de sus

    respectivas casas. Generalmente se trata de personas de escasos recursos que forman parte

    de una familia en la que todos los miembros deben trabajar. El salto fatal de un empleo

    común a la prostitución sólo lo dan aquellas que carecen de familia. Sus ganancias las

    deben compartir con sus rufianes, por lo que generalmente están escasas de dinero y viven

    en los dormitorios de los burdeles o alquilan un cuarto en alguna vecindad. En el cine de

    Emilio Fernández predominan el primer caso y el último.

    Beauvoir indica que “Para descubrir a la mujer no rechazamos ciertas

    contribuciones de la biología, del psicoanálisis o del materialismo histórico, pero

    consideramos que el cuerpo, la vida sexual y las técnicas no existen concretamente para elhombre sino en cuanto este los capta en la perspectiva global de su existencia. El valor de la

    fuerza muscular, del falo o de la herramienta no podrán definirse sino en un mundo de

    valores: ese valor es determinado por el proyecto fundamental del existente, que se

    trasciende hacia el ser”46. Una cosa es que a Beauvoir le parezcan insuficientes estas

    explicaciones, y otra que las diferencias establecidas a través de los ya mencionados

    criterios se hagan presentes en el imaginario de la cinematografía que aquí está en

    discusión, precisamente, como los principales ejes de justificación sobre la condición de la

    mujer.

    Las representaciones sobre la mujer de época de oro del cine mexicano están

    estructuradas en torno a los valores del patriarcado y por ello Beauvoir tendría mucho que

    decir al respecto. Este cine encierra todos aquellos preceptos que según la autora minan la

    independencia de la mujer caracterizándola, en términos de lo ideal, como pasiva –o bajo la

     posibilidad de sucumbir tarde o temprano ante la mirada masculina– y a la espera de que el

    hombre resuelva el conflicto, la conquiste o le pida que lo siga hasta el fin del mundo

    siempre y cuando sea digna de él. En el cine de Emilio Fernández además de analizar el

    tipo de vínculos y alianzas que se establecen entre hombres y mujeres también se

    examinarán las representaciones sobre la mujer en torno al tipo de ocupaciones más

    46  Ibídem. Pág. 83.

    34

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    frecuentes en las que se emplean las mujeres, las razones por las que lo hacen, los ámbitos

    en los que se insertan, la visión del hombre y de la sociedad respecto al tipo de función que

    desempeñan, el nivel de marginación o aceptación por parte de las personas con las que

    estas se relacionan, y cómo la misma mujer se percibe respecto al tipo de actividad que

    ejecuta o que se ve obligada a realizar.

    2.3. Los mitos sobre el eterno femenino: la discusión sobre el “misterio femenino” y la

    mujer como “naturaleza”

    Otro tema importante en la discusión que establece Beauvoir acerca de la

    co