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KOBIE (Serie Anejos). Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N. º 6 (vol. 1), pp.111 a 124 , año 2004. ISSN 0214-7971 EL PALEOLÍTICO COMO PRETEXTO TREINTA AÑOS EN TORNO A LA ARQUEOLOGÍA The paleolithic period as a pretext. 30 years of archaelogy Amelia Baldeón (*) RESUMEN Juan María Apellániz ha sido durante las tres últimas déc¡idas un referente para la Arqueología de Bizkaia, a la que se ha venido dedicando apasionadamente como investigador, docente y conservador. Su incorporación a la docencia en la Universidad de Deusto y la creación de la Escuela Práctica de Arqueología del País Vasco permitieron la aproximación a esta disciplina, a sus métodos y conceptos, a muchos universitarios entre ellos a buena parte de quienes hoy practican esta actividad profesionalmente y gestionan el patrimonio arqueológico del País Vasco. Además, con la creación y consolidación de la serie Cuadernos de Arqueología de Deusto ase- guró la difusión ante la comunidad científica de las investigaciones realizadas y a cambio una información pun- tual de cuanto acontece en esta materia. · Las excavaciones en la Cueva de Arenaza (San Pedro de Galdames. Bizkaia) constituyeron una novedad en cuanto a objetivos y métodos y una cantera de estudiosos de los diversos aspectos y períodos del Paleolítico. El arte, también presente en dicha cueva, fue objeto de la apertura de una nueva línea de investigación a la que progresivamente el profesor Apellániz se dedicó con mayor interés hasta llegar a constituir el núcleo central de sus investigaciones. Palabra clave: Homenaje, Apellániz, Paleolítico, Bizkaia ABSTRACT Juan María Apellaniz has been a referent for the Archaeology in Biscay during the last three decades, acti- vity to which he has devoted himself passionately as a researcher, teacher and curator. Its incorporation to tea- ching at the University of Deusto and the creation of the Practice School of Archaeology of the Basque Country allowed many University students the approach to this discipline, its methods and its concepts; and among them, an important part of those who practice this activity professionally and mange the archaeological herita- ge of the Basque Country nowadays. Besides this, the creation and the consolidation of the series Deusto's Archaeology Notebooks ensured the spreading of the realized investigations before the scientific community and punctual information about what occurs in this matter in exchange. The excavations in Arenaza's Cave (San Pedro de Galdames) constituted a novelty in terms of aims and met- hods and a source of experts on the different aspects and periods of the Palaeolithic. Art, also present in this cave, was the cause of the opening of a new line of investigation to which, little by little, Professor Apellániz would devote himself with an increasing interest until it became the central essence of his investigations. Key word: Homage, Apellániz, Palaeolithic, Biscay. (*) Museo de Arqueología de Álava. [email protected].

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KOBIE (Serie Anejos). Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N. º 6 (vol. 1), pp.111 a 124 , año 2004. ISSN 0214-7971

EL PALEOLÍTICO COMO PRETEXTO TREINTA AÑOS EN TORNO A LA ARQUEOLOGÍA

The paleolithic period as a pretext. 30 years of archaelogy

Amelia Baldeón (*)

RESUMEN

Juan María Apellániz ha sido durante las tres últimas déc¡idas un referente para la Arqueología de Bizkaia, a la que se ha venido dedicando apasionadamente como investigador, docente y conservador. Su incorporación a la docencia en la Universidad de Deusto y la creación de la Escuela Práctica de Arqueología del País Vasco permitieron la aproximación a esta disciplina, a sus métodos y conceptos, a muchos universitarios entre ellos a buena parte de quienes hoy practican esta actividad profesionalmente y gestionan el patrimonio arqueológico del País Vasco. Además, con la creación y consolidación de la serie Cuadernos de Arqueología de Deusto ase­guró la difusión ante la comunidad científica de las investigaciones realizadas y a cambio una información pun­tual de cuanto acontece en esta materia. ·

Las excavaciones en la Cueva de Arenaza (San Pedro de Galdames. Bizkaia) constituyeron una novedad en cuanto a objetivos y métodos y una cantera de estudiosos de los diversos aspectos y períodos del Paleolítico. El arte, también presente en dicha cueva, fue objeto de la apertura de una nueva línea de investigación a la que progresivamente el profesor Apellániz se dedicó con mayor interés hasta llegar a constituir el núcleo central de sus investigaciones.

Palabra clave: Homenaje, Apellániz, Paleolítico, Bizkaia

ABSTRACT

Juan María Apellaniz has been a referent for the Archaeology in Biscay during the last three decades, acti­vity to which he has devoted himself passionately as a researcher, teacher and curator. Its incorporation to tea­ching at the University of Deusto and the creation of the Practice School of Archaeology of the Basque Country allowed many University students the approach to this discipline, its methods and its concepts; and among them, an important part of those who practice this activity professionally and mange the archaeological herita­ge of the Basque Country nowadays. Besides this, the creation and the consolidation of the series Deusto's Archaeology Notebooks ensured the spreading of the realized investigations before the scientific community and punctual information about what occurs in this matter in exchange.

The excavations in Arenaza's Cave (San Pedro de Galdames) constituted a novelty in terms of aims and met­hods and a source of experts on the different aspects and periods of the Palaeolithic. Art, also present in this cave, was the cause of the opening of a new line of investigation to which, little by little, Professor Apellániz would devote himself with an increasing interest until it became the central essence of his investigations.

Key word: Homage, Apellániz, Palaeolithic, Biscay.

(*) Museo de Arqueología de Álava. [email protected].

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LABURPENA

Juan María Apellániz azkenengo hiru hamarkadetan zehar erreferente bat izan da Bizkaiko arkeologiarako, alor honetan ikertzaile, irakasle eta artatzaile bezala gartsuki jardun duelarik. Deustuko Unibertsitatean irakas­kuntzari lotzeak eta Euskal Herriko Arkeologia Eskola Praktikoaren sorkuntzak unibertsitate ikasle askori auke­ra eman zien diziplina honetara eta bere metodo eta kontzeptuetara hurbiltzeko. Haien artean, gaur egun jardue­ra hau profesional moduan landu eta Euskal Herriko arkeologia ondarea kudeatzen duten asko daude. Gainera, Cuadernos de Arqueología de Deusto izeneko saila sortu eta sendotzearekin, burututako ikerketak komunitate zientifikoaren aurrean zabaltzea eta, horren truke, alor honetan gertatzen den guztiaren inguruko informazio zehatza bermatu zuen.

Arenazako haitzuloan (San Pedro de Galdamesen) egindako indusketek berritasunak ekarri zituzten helburu eta metodoen aldetik, eta Paleolitikoaren alderdi eta aldi desberdinen aztertzaile asko sortu ziren handik. Arteak, bera ere aurkitu baitzen haitzulo horretan, ikerketa-bide berri bat ireki zuen, eta honi gero eta interes handiagoz lotuko zaio Apellániz irakaslea, bere ikerketa-lanen erdigunea bilakatzeraino.

Gako-hitzak: Omenaldia, Apellániz, Paleolitikoa, Bizkaia

EL SEMINARIO DE ARQUEOLOGÍA DE LA UNIVERSIDAD DE DEUSTO

En el curso 197111972 la Universidad de Deusto incluyó en los planes de estudio de la licenciatura de Filosofía y Letras las materias de Arqueología y Pre­historia, que serían impartidas por el Dr. Juan María Apellániz, y en Febrero de 1972 comenzaba para los alumnos de 4º curso un Seminario cuatrimestral de Arqueología.

Este seminario despertaría un notable interés entre un grupo de estudiantes, tanto por el nuevo for­mato en que se presentaba la disciplina como por su contenido. En efecto, la arqueología era para noso­tros una materia nueva en la que descubríamos un enorme potencial de infinitas preguntas, una ciencia joven, moderna en métodos, de equipo, multidiscipli­nar, en suma una ciencia atrayente. Por ello aquel verano del 72 fuimos un grupo numeroso los que acudimos a una primera visita a la Cueva de Arenaza (San Pedro de Galdames. Bizkaia) en la que se nos presentó el proyecto de investigación arqueológica. Un grupo numeroso aceptamos participar en las excavaciones que en dicho yacimiento dirigiría el Dr. Apellániz aquel mismo verano. Este primer contacto real con la arqueología iba a trastocar los planes de algunos de nosotros, que nos preparábamos para ser licenciados en Historia contemporánea y acabaría­mos trabajando en arqueología, haciendo de ella en unos casos nuestra profesión o bien siendo la activi­dad científica principal para otros.

De aquellas primeras campañas de excavación en la Cueva de Arenaza surgió el grupo de arqueólogos que hoy formamos la plancha de participantes del

área destinada al paleolítico en este homenaje: Eduardo Berganza, José Luis Arribas, Margarita Muñoz y yo misma. 30 años después firmamos fre­cuentemente trabajos en colaboración y somos ami­gos. El Dr. Jesús Altuna también tiene su sitio espe­cial en Arenaza y entre nosotros. Amigo personal de J.M. Apellániz y especialista en arqueozoología, y por tanto representante de esa arqueología multidisci­plinar que se nos enseñaba, nos transmitió, con un talante de verdadero maestro, su visión de una arqueología científica y sin embargo próxima que tanto ha influido en nuestros trabajos personales.

La excavación de la Cueva de Arenaza se presen­taba como un proyecto cuyo objetivo era conocer la población prehistórica -paleolítica principalmente­de cavernas del país vasco al norte de la divisoria de aguas cantábrico-mediterránea. Era necesario con­tar con un centro de operaciones en la universidad, lo que impulsó la creación de un Seminario de Arqueología que, en palabras del propio Apellániz, "tuvo como finalidad original la de promover el estudio y la investigación sobre la Prehistoria y la Arqueología del País Vasco entre los alumnos, ayu­darles a especializarse básicamente, a construir sus tesis de fin de carrera y a proveerles de los métodos de trabajo".

Este Seminario de Arqueología se convertiría en 1979 en la Escuela práctica de Arqueología del país vasco, un proyecto ideado para formar a futuros arqueólogos en técnicas de campo en tomo a un "yacimientos escuela: la cueva de Arenaza" com­plementadas necesariamente con los trabajos de laboratorio y documentación a realizar en la Univer­sidad.

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El Seminario de Arqueología tuvo pronto un órga­no de difusión científica propio: los Cuadernos de Arqueología de Deusto fundados por el prof. Apellá­niz en 1974 dentro de las publicaciones de dicha Uni­versidad. Las líneas maestras de esta publicación se explicitan por su director en la presentación del pri­mer número y son:

a) los Cuadernos de Arqueología de Deusto serían una "serie" que de forma continuada aunque sin periodicidad concreta publicaría los materiales de tra­bajo producidos por el Seminario de Arqueología, b) "dedicada fundamentalmente a los temas del País Vasco pero abierta a otros que, por su interés, merez­can la pena ser publicados aunque no se limiten a él", c) "destinada a temas arqueológicos, no exclusiva­mente prehistóricos" y d) "una publicación de traba­jos preferentemente en relación con Deusto y con el Seminario de Arqueología pero abierta a cuantos deseen utilizar sus páginas mientras los trabajos guar­den el rigor científico necesario".

Hasta la actualidad se han publicado 19 volúme­nes que han atendido temas muy variados respon­diendo a la misión de la serie: desde las recopilacio­nes que constituyeron los dos volúmenes de la Carta Arqueológica de Vizcaya hasta investigaciones pun­teras sobre temas concretos, pasando por tesis de doc­torado o memorias científicas de yacimientos. Los últimos volúmenes se h~n centrado en investigacio­nes sobre arte paleolítico, con aportaciones importan­tes desde la estadística o la experimentación. En suma, los Cuadernos de Arqueología de Deusto han tenido un papel importante en el desarrollo de la investigación prehistórica y paleolítica del País Vasco que esperamos siga cumpliendo.

EL VIAJE DE J.M. APELLÁNIZ POR LA ARQUEOLOGÍA HASTA 1972

Cuando J.M. Apellániz impulsó la creación del Seminario de Arqueología de Deusto lo hizo con un amplio bagage como arqueólogo. Ya en 1960 partici­pó junto a J. Altuna e I. Barandiarán en las excavacio­nes que J.M. de Barandiarán dirigía en Aitzbitarte IV (Renteria. Gipuzkoa). Y si efectivamente estas prime­ras campañas se referían al paleolítico, pronto mostra­rá un interés mayor por el mundo megalítico y por los yacimientos en cueva de la prehistoria con cerámica.

En Álava desarrollará un intenso trabajo de campo que comienza con la excavación en 1962 del túmulo megalítico de Sendadiano. A continuación trabaja con J.M. de Barandiarán y D. Fernández Medrano en el Dolmen de El Sotillo en 1963, en 1964 en Las Cam-

pas Este, Las Campas Oeste y Las Campas de Oletar (de la estación de Añes) y en 1968 en Las Campas de la Choza junto a A Llanos y J. Fariña.

También trabajó (1964/65) en las estaciones dol­ménicas vizcaínas de Eskatxabel y Armañón y en Gipuzkoa y en compañía de Jesús Altuna excavó en los túmulos de Arrolamendi y Jentiletxe, en Venta de Zárate y Andatza (estación de Andatza) y Pozontarri­ko lepoa (Adarra-Mandoegi).

Además de estos trabajos en dólmenes y túmulos su investigación le conduce a recabar información de las cuevas, tanto sepulcrales como de habitación, de la prehistoria con cerámica. En Bizkaia, y junto a Ernesto Nolte, Apellániz excava Kobeaga I, Gue­rrandijo y Las Pajucas, Aldeacueva, Guetaleuta, Txotxinkoba y Cuesta la Viga. En Álava y junto a A. Llanos y J. Fariña lo hace en las cuevas de Arralday, el Lechón y Gobaederra y posteriormente en la cueva de Arratiandi ya en solitario.

Ya con mucha información y datos obtenidos en las diferentes cuevas estudiadas, Apellániz inicia la excavación que le permitirá estudiar la población vasca de cavernas de la prehistoria con cerámica. Él mismo definirá así la evolución de su proyecto: "El estudio que comenzó por el fenómeno megalítico y continuó por lo funerario en general, en todo el País Vasco, me llevó a buscar una estratigrafía más deta­llada y más segura que la de Santimamiñe para orde­nar y fechar el material de los conjuntos funerarios. Desgraciadamente no conseguí este objetivo en la zona montañosa y costera del País Vasco, pero lo logré en la llana y continental. Esto era Los Husos.(Se refiere a la cueva de Los Husos, en Laguardia, Álava). Pero la comparación de cuanto aparecía en relación con Los Husos con lo que aparecía en la zona norteña me sugirió no sólo la idea, sino la nece­sidad de profundizar en las diferencias que veía apa­recer entre estas dos regiones del País Vasco. De ahí salieron dos Grupos" (APELLANIZ,1974).

Entre 1965 y 1970 lleva a cabo excavaciones en este yacimiento, de amplia secuencia producida entre el Neolítico y la Edad del Hierro, que le permitirá estructurar el comportamiento, evolución y cambios culturales de la población vasca al sur de la divisoria de aguas cántabro-mediterránea. Con ello concluye y presenta su tesis de doctorado, ya mencionada, sobre la evolución de las culturas prehistóricas con cerámi­ca en la población de cavernas del país vasco, que publicaría desmembrada en 2) Corpus de materiales de las culturas prehistóricas con cerámica de la población de cavernas del País Vasco meridional (Munibe 1973. Supl. 2) El grupo de Los Husos

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durante la prehistoria con cerámica en el País Vasco (Estudios de Arqueología Alavesa, 1974) y 3) El grupo de Santimamiñe durante la prehistoria con cerámica en el País vasco (Munibe 1975).

Nos hemos detenido en exponer esta trayectoria por su relación con Arenaza, para entender mejor la madurez con que abordaba el nuevo proyecto. El pro­grama de trabajo que Apellániz se proponía llevar a cabo en dicho yacimiento representaba una profunda innovación en el paisaje del paleolítico existente. Veamos cuál era ese paisaje.

EL PALEOLÍTICO EN BIZKAIA HASTA 1972 4

La investigación sobre el Paleolítico en Bizkaia hasta 1972, al igual que en Guipuzkoa, fue obra de D. José Miguel de Barandiarán. Hasta él, las referencias son escasas: hay una cita que hace referencia a unas catas practicadas por Jaggor en 1886 en la cueva de Balzola; en 1904, el P. Lorenzo Sierra descubrió unos grabados en Venta Laperra (Carranza), a los que en 1906 se le unirán otros descubiertos por H. Breuil. Es el momento en que la cornisa cantábrica tiene un alto interés paleolítico por los proyectos de investigación de l'Institut de Paleontologie Humaine que patroci­naba el príncipe de Mónaco. En 1912 A. de Gálvez Cañero publica la existencia de yacimientos prehistó­ricos (paleolíticos) en las cuevas de Atxurra, Azkon­do y Balzola, donde realizó algunas catas.

En 1916 un grupo de muchachos descubre las pin­turas rupestres de la cueva de Santimamiñe, que el abate Breuil visita en 1917. En 1918 J.M. de Baran­diarán descubre el yacimiento arqueológico del portal de la cueva e inicia su excavación junto a Telesforo de Aranzadi y E. Eguren en la que trabajará hasta 1926, por encargo y patrocinio de la Diputación de Bizkaia.

A partir de 1920 la actividad de J.M. de Baran­diarán será muy fructífera en descubrimientos e investigaciones: en 1921, descubre Lumentxa, que posteriormente excava entre 1926-29; en 1929 des­cubre Atxurra y Silibranka, que excavará en 1930, y Atxuriko koba, donde lo hará a partir de 1960. En 1931 descubre el yacimiento arqueológico de la cueva de Venta Laperra y el de Bolinkoba. Excava­rá ambos yacimientos junto a T. Aranzadi, en 1931 y 1932-33 respectivamente; en 1932 realizan una cata en Balzola y descubre el yacimiento de Axlor, que excavará décadas más tarde. En 1934 y 35 los mismos Barandiarán y Aranzadi excavan Atxurra. En 1935 descubre Goikolau, que también excavará décadas más tarde.

En el intervalo marcado por la guerra civil espa­ñola y el exilio de J.M. de Barandiarán, hay algunos intentos sobre todo por parte de las Diputaciones de mantener una aparente actividad arqueológica nor­mal. Pero no funcionará plenamente hasta su retorno, en 1953. Su reincorporación a los trabajos arqueoló­gicos es el verdadero detonante de un nuevo impulso para la arqueología, tanto por lo que él mismo realiza como por los equipos que promueve. De hecho se pone al frente de los trabajos de todo el Paleolítico vasco. Aunque resulte prolijo, puede ser interesante referir el listado de todos los yacimientos descubier­tos y/o excavados en Bizkaia por Barandiarán a lo largo de las dos décadas siguientes a su incorpora­ción:

1959: Descubre y excava Atxeta (Guemica) 1950-60: Excava Kurtzia (Barrica-Sopelana) en

colaboración con A. Aguirre y Mario Grande. 1960-61 y 62: dirige una excavación en Santima­

miñe para salvar parte del antiguo testigo dejado en 1926.

1960-61: Excava la cueva de Atxuri. 1962: Excava Goikolau 1963-64: Reemprende la excavación de Lumen-

txa, tras las campañas de 1926-29. 1964: Descubre Santa Catalina 1965-1966: Excava en Abittaga. 1967: Inicia las excavaciones en Axlor, que con­

cluirán en 1974 y que suponen el fin de los trabajos de campo de J.M. de Barandiarán que en aquel momento tiene 84 años.

Prácticamente el repertorio de cuevas excavadas por Barandiarán es el mismo que el catálogo de cue­vas paleolíticas existentes en Bizkaia. Sólo quedaron al margen las de Arenaza I, descubierta por Ernesto Nolte en 1966 y, también entre las principales, la de Santa Catalina, que excavará Eduardo Berganza a partir de 1982.

EL PALEOLÍTICO EN BIZKAIA A PARTIR DE 1972: LA CUEVA DE ARENAZA (SAN PEDRO DE GALDAMES)

La excavación y estudio de la cueva de Arenaza (San Pedro de Galdames), constituían para J.M. Ape­llániz un nuevo proyecto de investigación de largo recorrido. Él mismo lo expresa así "En espera de nue­vas excavaciones y estudios de detalle que reformen o confirmen esta hipótesis (se refiere a su tesis sobre los Grupos de Santimamiñe y Los Husos), me ha parecido que se podría comenzar una revisión de los datos antiguos referentes al Paleolítico Superior. Con

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ello se llegaría a aprovechar estos datos y con nuevas excavaciones se alcanzarían otros nuevos que ilustra­ran aquellos y con todos se podría llegar a la elabora­ción de una hipótesis general que sirviera para la investigación de los próximos años." (APELLANIZ, 1974).

Efectivamente, la exhaustiva relación de niveles arqueológicos aportada por J.M. de Barandiarán nos informaba de la existencia de una población paleolí­tica bien representada en la divisoria cantábrica del País Vasco de la que teníamos evidencias sin solución de continuidad desde, al menos, el Paleolítico Medio hasta los epígonos del Paleolítico Superior.

Pero la investigación tiene precisamente su misión en una renovación y mejora constante de métodos, recursos y objetivos. Conocíamos cual era la secuen­cia pero se trataba de precisar la historia de aquellas poblaciones. Aproximamos a una explicación casi etnográfica de sus habitantes. En palabras textuales de Apelláníz: "No hay que excavar para descubrir la con­tinuidad de las distintas culturas prehistóricas que se han dado a lo largo del tiempo (estratigrafía .. ) ... hay que analizar cómo han sido las ocupaciones humanas en las cuevas y de qué modo se ha organizado el terri­torio en los lugares de habitación .. "

Así comenzó la excavación de Arenaza, dirigida los primeros años por J.M. Apellániz junto a Jesús Altuna y en 1981-82 junto a José Luis Arribas. En 1990 le acompaña en la subdirección José Antonio Femández Lombera quien dirigirá las últimas campa­ñas XX y XXI (1992 y 1993 respectivamente). Una cueva que ofrecía buenas expectativas por su. situa­ción, amplitud y "previsiblemente de gran potencia (estratigráfica). Esta elección se vio confirmada por el hallazgo de pinturas y grabados paleolíticos .. "

La boca de la cueva de Arenaza se hallaba muy alterada al comenzar las excavaciones por su uso como polvorín, mina y refugio durante la guerra y realmente la historia reciente condicionó pesada­mente el desarrollo de las investigaciones, hasta el punto de suponer unas limitaciones a veces difícil­mente superables. Ello, unido a la escrupulosidad de Apellániz en seguir las exigencias del yacimiento, aunque le llevara por derroteros no deseados o muy incómodos, condicionaría el desenvolvimiento del proyecto.

Arenaza era un proyecto innovador en la prehisto­ria vasca: a) Era una propuesta de estudio etnográfico de una población prehistórica. b) El levantamiento de tierras y la toma de registros contaban con una nueva metodología y c) Existía una vocación claramente

multidisciplinar: "Cuan importante es la presencia durante la excavación de un paleontólogo" , escribe APELLANIZ (1976) en el documento inédito titula­do "Contribución al método de excavación" al que luego nos referiremos. De alguna manera se reedita­ba, en otro tiempo y con otra formación, metodolo­gía, recursos, etc .. el conocido equipo Barandiarán, Aranzadi y Eguren.

A. Arenaza. Una propuesta de estudio etnográfico de poblaciones prehistóricas.

El mismo año en que comenzaban las excavacio­nes en Arenaza, 1972, se publicaba la obra "Fouilles de Pincevent. Essai d'analyse etnographique d'un habitat magdalenien" de LEROI-GOURHAN y BREZILLON, referidas a la sección 36 del horizon­te IV del citado yacimiento de Pincevent (Monte­reau. Seine et Marne). El prestigio de A. Leroi­Gourhan, ya sobresaliente con motivo de sus estu­dios sobre la prehistoria del arte occidental, se acre­centaba con las excavaciones de Arcy -sur -Cure y posteriormente con las de Pincevent. En todos los ambientes paleolitistas de Europa se hablaba de estas excavaciones. La Sección 36, a la que alude la publicación citada se excavó en 600 m2

• El levanta­miento de tierras fue modélico, así como el registro fotográfico ortogonal de absolutamente todo lo que ocurría en el yacimiento, pero sobre todo nacía una nueva disciplina, la etnología de las poblaciones prehistóricas, una metodología que "no sacrifica los yacimientos en el altar de la estratigrafía" (LEROI­GOURHAN, 1972).

Arenaza fue uno de los sitios beneficiados por los progresos de la investigación de A. Leroi-Gourhan y el objetivo era el estudio de sus poblaciones prehistó­ricas: "Consiste en descubrir no sólo la secuencia estratigráfica de las culturas sino también la forma peculiar de ordenar los espacios habitables de las poblaciones prehistóricas correspondientes''. (APELLANIZ, 1981) El área excavada de Arenaza en 1984 era de 165 m2

, algo impensable hasta enton­ces en las excavaciones prehistóricas y sobre todo paleolíticas. Hay que tener en cuenta que la extensión total de la boca de la cueva era de unos 400 m2

B. Ltl excavación. El levantamiento de tierras y la toma de registros.

En 1976 J.M.Apellániz escribe un texto titulado "Contribución al método de excavación". Es un documento inédito que distribuyó entre colaborado­res y discípulos. En realidad era una puesta a punto del método de G. Laplace de excavación por coorde­nadas cartesianas con una serie de precisiones que

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pretendían mejorar el levantamiento de tierra en un yacimiento y la toma de datos y recogida de eviden­cias durante las excavaciones. Qué hacer y qué no hacer en las excavaciones paleolíticas. En el docu­mento se precisa que esta metodología se refiere a la excavación de cuevas prehistóricas, fundamental­mente de habitación, con una densidad de hallazgos normal y sobre todo para el paleolítico.

Entre las novedades propuestas por Apellániz están: el lecho como unidad de excavación. Consiste en levantar el yacimiento en la forma en que éste se sedimentó, superando la vieja forma de levantar capas artificialmente de un determinado espesor fija­do a gusto del excavador. (la excavación por tallas o semitallas de 10 o 5 cm. respectivamente). Apellániz denomina "lecho" a cada "capa". Se trataría de llegar a la base del primer objeto encontrado y unir éste con la base del segundo, dando esa superficie como pri­mera base del lecho, que después mostrará su buza­miento, grosor y dirección. Los materiales son deja­dos in situ hasta tomar los registros documentales y gráficos. Aconseja numerar los lechos, sin hablar de niveles, que podrán ser. articulados al final de la exca­vación. Además de los objetos típicamente "arqueo­lógicos" se registran todos aquellos datos de tipo geo­lógico y estructural que se observan. Muchas veces la orientación y buzamiento de piedras y huesos largos, así como las manchas de carbón, los remontes de pie­zas u otros dan indicios útiles sobre la identificación de los lechos. También recoge el autor ciertas dificul­tades de aplicación del método. (estratificación inver­sa, zonas residuales, cenizales, cementaciones, etc.)

Otra novedad radicaba en la excavación por secto­res. Se desechó abrir sondeos como avanzadillas de la estratigrafia, en primer lugar porque ésta no era un fin primordial y, sobre todo, porque es sabido que los datos de los sondeos tienen difícil articulación poste­rior con el entorno. De ahí que se establecieran secto­res que se excavaban alternativamente, de modo que en el fondo servían como testigos de la excavación posterior. "Los testigos presentan secciones que sir­ven para guía de la excavación de éstos cuando ya se han excavado los primeros. Además permiten corre­gir los posibles errores cometidos en la excavación de los anteriores. No se excavan los testigos hasta que la excavación de los primeros ha alcanzado un estrato diferenciable de aquel en el que se trabaja. (APELLANIZ. 1977. 43).

En cuanto al registro de datos se incorporaba la microtopografía ya utilizada por Leroi-Gourhan, que obligaba a dejar in situ todos los vestigios, haciendo una recogida en plano de todos los elementos cuando finalizaba la excavación de un cuadro o cuadrante, lo

que permitía observar conexiones, relaciones, con­centraciones o ausencias, que no se evidenciaban cuando se van recogiendo los restos en cuanto apare­cen.

Además, en la excavación se utilizó el cribado al agua lo que permitía una recogida minuciosa de todos los restos, incluso los de menor tamaño, y a partir de la VI campaña también la flotación para recoger evi­dencias que permitieran la reconstrucción del medio vegetal.

C. Arenaza, una excavación multidisciplinar.

Las excavaciones de Arenaza contaron desde el principio y durante los primeros años con la presen­cia de J. Altuna. La arqueozoología ofrecía una inse­parable relación con las disciplinas que estudiaban las industrias, al igual que el medio y la necesidad de considerar el medio actual. Otros especialistas se incorporaron al proyecto y visitaban con frecuencia los trabajos de campo, como el Dr. Manuel Hoyos, entre otros. Se hacía patente por tanto una nueva forma de hacer en arqueología, donde la arqueozoo­logía, la geología, la palinología, etc., eran insepara­bles del estudio de las industrias de forma que todo ello pasaba a integrarse en una historia que el arqueó­logo, como historiador, estaba obligado a escribir.

D. Los datos aportados por las excavaciones de Are­naza

Arenaza se excavó a lo largo de 17 campañas de 1 mes o mes y medio de duración entre los años 1972 y 1993. Los niveles exhumados fueron:

O. Utilizaciones históricas. Mineros. Ferrería en la misma cueva. Alteración grave.

l. Vasco-romano. Nivel superficial, en muchas áreas revuelto. (s. IV d.C.)

2. Bronce. Difícil de definir. Utilización como necrópolis. (l.100/800 a.C.). En algunas oca­siones mezclado por pisoteo. En otras intacto.

3. Fase de abandono. Inundación. 4. Eneolítico I, arcaico, semejante al del Grupo de

los Husos. Base ± 3.000 a.c. 5. Neolítico. Influencias mediterráneas transmiti­

das a través del Ebro. 6. Aziliense. Destacan los huesos con marcas. 7. Protoaziliense o fase antigua del Aziliense.

La amplitud del área excavada (165 m2) para los

niveles superiores permitió interesantes datos de ocu­pación del espacio para las etapas de la Prehistoria con cerámica.

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El yacimiento -todos los yacimientos- se imponen, implacablemente, a los proyectos de los ihvestigado­res. Sólo hay que estar atento a lo que nos dice para darnos cuenta de que normalmente nuestros planes son superados por aquél. Y la Arenaza real se impuso al proyecto de estudio de poblaciones paleolíticas pre­visto por Apellániz. La extensión, dificultad, y otras circunstancias se empeñaban en hacer interminable la llegada al Paleolítico. Y Apellániz no es científico que pretenda "domesticar" al yacimiento, sino seguir sus directrices. Sus intentos de comprensión del mundo paleolítico simplemente tomaron otros derroteros: los estudios sobre el arte, que al fin y al cabo son otra forma de conocer aquellas poblaciones.

Con todo, diremos que Arenaza fue una buena cantera de profesionales, una escuela de arqueología. Todas las excavaciones posteriores en el País Vasco se harán ya en extenso, normalmente por lechos y con enfoques multidisciplinares. La concurrencia multi­disciplinar que propició esta excavación favoreció la formación de equipos de investigación que elabora­ron proyectos colegiados, por ejemplo los de Erralla, Amalda, Aitzbitarte III ( J. Altuna, A. Baldeón, K.

. Mariezkurrena); los estudios sobre el Paleolítico Superior Final-Epipaleolítico-Neolítico alavés con­cretado en los yacimientos de El Montico de Charra­tu, Kukuma y Berniollo (A. Baldeón y E. Berganza), Laminak /I (J.L. Arribas, y E. Berganza) y el estudio de Urratxa III (M. Muñoz y E. Berganza).

Sin embargo, los resultados científicos de las excavaciones de Arenaza, la conversión de esos afa­nes en historia está aún sin publicar, lo que esperamos se produzca pronto.

En tomo a 1976 creció en J.M. Apellániz un pode­roso interés por conocer los resortes del arte paleolí­tico. Y a ello dedicó la mayor parte de sus energías. Su proyecto seguía siendo tan apasionante como los anteriores a los que nos tenía acostumbrados y él mismo lo explica de una forma muy clara y resumí~ da: "Los estudios con que contamos hasta ahora en el arte prehistórico, lo mismo rupestre que mobiliar, han ido preferentemente a desarrollar los aspectos crono­lógicos, fundados en la estratigrafía del arte mueble y aplicados al arte parietal. Después, en los estudios genéricos, se ha supuesto que había varios estilos, se les ha definido de una manera global y muy poco detallada y entonces se ha construido un sistema con el cual se trabaja ahora. Al aspecto simbólico o inter­pretativo se ha dado una enorme importancia; por ejemplo, si los tipos de figuras de animales estaban juntos, si estaban separados, si aquello tenía un prin­cipio de comportamiento, etc. Pero todos estos, espe­cialmente los últimos de carácter interpretativo, han

partido del supuesto de que los paneles que ya están pintados eran los que ya se habían pintado originaria­mente, de manera que no se ha distinguido bien entre lo que debe ser de una época y de otra, o lo de un individuo o de otro, o lo de un grupo o de otro, por lo cual yo creo que para continuar en el trabajo de arte prehistórico hace falta dejar, de momento, los asuntos de orden cronológico, porque no hay nuevas excava­ciones con arte mueble que nos permitan variar los supuestos antiguos, sobre todo los de carácter inter­pretativo. (APELLANIZ. Tomado del diario El Correo, 9 de marzo de 1984).

A partir de ahí Apellániz se dedica con todas sus fuerzas al estudio del arte prehistórico, a las autorías, a las "manos" discernibles en aquel arte. Sus investi­gaciones en este campo son puntualmente publicadas: "El arte del País Vasco y sus vecinos" "Las figuras paleolíticas de la cueva de Altxerri (Guipuzcoa)", "Las figuras paleolíticas de la cueva de Ekain (Deva, Guipuzcoa), "Modelo de análisis de la autoría en el arte figurativo del paleolítico", "El análisis de la autoría y la autentificación de las pinturas de Zubial­de (Álava)", "La forma del arte paleolítico y la esta­dística", "La abstracción en el arte naturalista del Paleolítico", La autoría y la experimentación en el arte decorativo del Paleolítico", etc .. normalmente publicados en colaboración con otros especialistas. Estamos tal vez ante la más contundente aportación del Prof. Apellániz a los estudios prehistóricos por la novedad del método, así como el rigor y la sistemati­zación aplicada.

EL PALEOLÍTICO EN BIZKAIA 1972-2002

Junto a las excavaciones de Arenaza (1972- 1993) se realizó en la década de los 70 la excavación del abrigo de Axlor (1967-1974) por J.M. de Barandia­rán. En lo que fue su último trabajo de campo sacó a la luz una rica estratigrafía que colmataba el abrigo integrada por 8 niveles arqueológicos fértiles, atribui­dos por su excavador, basándose en criterios geológi­cos y tipológicos al Musteriense, de acuerdo con su publicación en el vol XVII de sus obras completas. (­BARANDIARÁN, J.M. 1980).

Este yacimiento fue estudiado posteriormente por A. Baldeón, aportando estudios tipológicos y de dis­tribución espacial de las distintas ocupaciones huma­nas, hogares, zonas de combustión e incorporación de datos de fauna aportados por J. Altuna para estable­cer aprovisionamientos y sistemas de explotación.

Axlorse presentaba como un relleno lento, reflejo de una ocupación continuada, sin soluciones de con-

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tinuidad evidentes, favorecida por un entorno de bio­topos diversos y una explotación equilibrada de todos ellos. Los cambios ambientales y cierta evolución industrial van caracterizando sus diversos niveles.

Los primeros habitantes de Axlor ocuparon el abrigo en una estadía breve, en un momento templa­do y húmedo, cazaron en los bosques próximos y se aprovecharon del carácter rocoso y agreste del sitio para aprovisionarse también de especies de roquedo (Nivel 8). Hay un momento de abandono y de nuevo una serie de hogares muestran la presencia allí de otros grupos humanos que se nutren de especies alpi­nas y de espacios abiertos en un ambiente más frío (Nivel 7). La industria del nivel 6 se compone de pie­zas cortas y anchas, de filos constantemente retoca­dos. Es el complejo industrial denominado Muste­riense tipo Quina o Charentiense. Se aprovechan todos los biotopos: bosque, pradera y alta montaña en un ambiente templado y húmedo. El nivel 5 ofrece importantes concentraciones de útiles y restos de comida y fuegos como evidencia de una ocupación humana intensa y prolongada, con algunas novedades industriales, fruto de intercambios, como los cuchi­llos de dorso y las limaces. El nivel 4 es también rico, fruto de ·ocupaciones sucesivas e intensas, de clima más frío que los anteriores, con el mismo aprovecha­miento indiferenciado del medio. Las piezas son cor­tas, espesas, anchas, señalando que han soportado muchos reavivados. Se aprecia, a medida que se avanza en el tiempo, que entre las rocas utilizadas el sílex va ganando terreno. El nivel 3, con menor apro­vechamiento del bosque, seguramente por el frío más intenso, da paso al Paleolítico superior. Los niveles superiores que pudo excavar Barandiarán estaban vaciados en parte. (BALDEON, 1999).

En 1982 E. Berganza inició las excavaciones en la cueva de Santa Catalina (Lekeitio), yacimiento des­cubierto por J.M. de Barandiarán. El objetivo de las excavaciones es conocer "la evolución y formas cul­turales del mesolítico costero, especialmente en sus fases finales".La excavación en extenso de sus nive­les a lo largo de la superficie de la cueva ha llevado hasta el momento quince campañas de excavación, realizándose su levantamiento por lechos. Se han determinado 3 niveles:

a) un conchero Aziliense con industria de arpones planos, dorsos y puntas azilienses y en cuanto a fauna ciervo y especies marinas.

b) un Magdaleniense Final, muy rico, en el que se ha excavado un amplio hogar o área de com­bustión, de industrias líticas laminares donde predominan los buriles y una producción ósea muy rica integrada por arpones, azagayas, vari­llas, una espátula decorada, e incluso algún ele-

mento artístico de notable calidad. Fechado en el 11 º milenio a. C.

c) un Magdaleniense Final, con una industria semejante pero mostrando un cambio notorio en la provisión de recursos por la ausencia de moluscos. Domina el ciervo y aparece reno, indicando un período muy frío. Como curiosi­dad se cita la presencia de foca y pingüino y restos de cetáceo (debido al aprovechamiento de carroña). Hay unas fechas de Cl4: 12.405 ± 95 y 12.425 ± 90 B.P. para este nivel.

d) Nivel estéril, que se extiende a toda la superfi­cie excavada.

En 1983 M. Muñoz dirigió la excavación de la cueva de Urratxa /JI (Orozko). Se trataba de salvar el yacimiento existente en dicha cavidad, sometido a constantes visitas de montañeros y a remociones por éstos que pretendían acomodar la cueva como refu­gio. Se determinaron tres niveles

a) nivel cerámico. Edad del Bronce b) Epipaleolítico. 6.944 ± 75 y 6.955 ± 80 B.P. c) Aziliense. Se halló un canto pintado. del tipo

aziliense e industria adscribible a este período. (10.200 ± 100 B.P.)

El estudio del yacimiento ha sido publicado con informaciones interdisciplinares muy completas (estudio cerámicos, industriales, análisis litológicos, tecnología, arqueozoología, antropología .. ) compo­niendo un ejemplo de interpretación histórica de un yacimiento.

En 1984 comenzaron las excavaciones de Kurtzia y Lumentxa. Con el nombre de Kurtzia conocemos un amplio yacimiento al aire libre, constituido por varias estaciones con hallazgos arqueológicos, situado en Barrica - Sopelana - Getxo ). Descubierto en 1955 por A. Aguirre, fue excavado en 1959 por J.M. de Baran­diaran junto a su descubridor y Mario Grande. Se trata de una superficie constituida por terrenos de coluvión, arenosos, en la actual línea de costa, en los que existe sílex natural en el subsuelo (una playa de esa zona se llama "Pedernales"). A. Baldeón estudió, como parte de su tesis de doctorado los materiales existentes en el Museo etnográfico Arqueológico e Histórico vasco de Bilbao, incluso alguna reducida y seleccionada colección particular con bifaces y pun­tas musterienses de muy buena factura (BALDEON, 1990).

En 1984 Margarita Muñoz inició excavaciones arqueológicas en el yacimiento, que se extendieron a lo largo de seis campañas hasta 1989. Se excavó por lechos y se aprovechó una zanja abierta para la

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extracción de cantos para estudiar los niveles. Las evidencias aparecidas son sólo líticas y muestran un yacimiento al que su excavadora atribuye las caracte­rísticas de taller, con abundancia de sílex natural, depositado en dos niveles sedimentarios que mues­tran prácticamente la misma gama de evidencias industriales. Todavía no se ha publicado la memoria científica.

El mismo año 1984 José Luis Arribas inició la excavación de la cueva de Lumentxa (Lekeitio) que había descubierto en 1921 J. M. de Barandiarán y la había excavado entre 1926 y 1929 en compañía de T. Aranzadi y E. Eguren. Posteriormente volvería a excavarla en solitario entre 1963 y 1964 para recupe­rar el testigo dejado durante la primera intervención y que corría riesgo de destrucción.

Destacaremos que J.L. Arribas plantea un objeti­vo que marca un cambio cualitativo respecto a las etapas anteriores -o al menos es el primero que lo explicita en los informes de los trabajos-. Se propone como objetivos:

a. Revisar y completar la secuencia de Barandia­rán

b. Determinar en lo posible áreas de ocupación y estructuras de habitat en los niveles arqueológicos.

c. "Integrar la ocupación de Lumentxa en el espa­cio geográfico y arqueológico de la cuenca fluvial del Oiz-Lea".

Es decir, no sólo se supera el criterio estratigráfi­co, sino también el de nivel de ocupación y se amplía al concepto de "territorio". Esta arqueología territo­rial que empieza a trabajarse en los 80, marcará una nueva trayectoria en arqueología general y paleolítica en particular.

Lumentxa se excava a lo largo de ocho campañas, hasta 1993, trabajándose en los niveles cerámicos concretamente en los de la Edad del Bronce. Está iné­dito.

En 1987 y 1988 E. Berganza y J.L. Arribas prac­ticaron un sondeo estratigráfico en el yacimiento de Laminak JI (Berriatúa). Este yacimiento había sido violado y recuperadas indiscriminadamente sus pie­zas. El objetivo del trabajo de campo era tratar de recuperar ordenadamente los restos conservados aún en el covacha y, si hubiera alguna zona intacta, exca­varla para organizar una secuencia estratigráfica que permitiera integrar los materiales. Efectivamente, esto último se logró y se extrajo el máximo partido de interpretación histórica de una ocupación Magdale­niense Final aparentemente perdida.

Se detectaron en la zona intacta 3 niveles geológi­cos diferentes. La industria lítica de talla laminar y en la que predominan los buriles, es abundante. En la ósea dominan los fragmentos de azagaya. Se recupe­ró un interesante colgante decorado con puntos y 3 perforaciones. Es abundante la microfauna. La macrofauna refleja una dieta compuesta sobre todo por ciervo, jabalí y caballo. Anátidas cazadas en la desembocadura del río están también presentes, así como una importante recolección de moluscos mari­nos. Hay muchas vértebras de peces sobre todo en los niveles I y II.

La cueva fue ocupada de forma estacional por cazadores y pescadores en los momentos finales del Magdaleniense Final. Una completa memoria cientí­fica se ha publicado de este yacimiento con participa­ción de disciplinas diversas (tecnología, arqueozoolo­gía, malacología etc.) (Arribas y Berganza, 1988).

Habrá que esperar al final de la década de los 90 para asistir al inicio de nuevos proyectos. Se tratará en todos los casos de trabajos cuyas expectativas van más allá de la lectura del yacimiento, como ocurre en las nuevas campañas que se llevarán a cabo en los yaci­mientos de Axlor y Ventalaperra, yacimientos excava­dos por J.M. de Barandiarán y en los que ahora se tra­ta de recoger y contrastar datos de un hecho del máxi­mo interés en los momentos actuales. Es sabido que la extinción de los neandertales y su sustitución por los hombres modernos no es un hecho abrupto, sino un largo y complejo período en el que se perciben matiza­ciones regionales y de destrezas que contrastan con el antiguo reparto de capacidades favorable en exclusiva al horno sapiens. En tomo a 10.000 años pervivieron los neandertales tras las primeras presencias de sapiens en Europa y la Península Ibérica parece ser el hogar de los últimos ejemplares de aquellos.

El País Vasco puede tener una importancia estra­tégica en este interesante tema de investigación. En este marco se integran las excavaciones de Axlor (Dima), dirigidas por J.E. González Urquijo y J.J. Ibañez Estévez. En 1999 se realizó la primera campa­ña como una acción de salvaguarda para recuperar el sedimento arqueológico que se hallaba fuera de la verja que actualmente protege el sitio. En 2000/2002 se ha ampliado la zona excavada por Barandiarán, con el objetivo ya mencionado de "estudiar las for­mas de vida de los últimos neanderthales y los prime­ros Sapiens en el país vasco". Axlor cuenta ya con restos humanos considerados neandertales. (GON­ZALEZ e IBAÑEZ, 2002)

El yacimiento de Ventalaperra (Valle de Carran­za), cuya excavación han retomado Rosa Ruiz y

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Francesco d'Errico, se integrará en el mismo marco de investigaciones: una contribución a la cuestión tan presente hoy como es "en qué momento, cómo y por qué aparecen los humanos modernos en Europa" sobre la que Ventalaperra, yacimiento en el que exis­ten indicios del comienzo del Paleolítico Superior. (RUIZ y D'ERRICO. 2002) puede resultar del mayor interés.

Otro proyecto importante es el denominado "Evo­lución paleoambiental, disponibilidad de recursos y organización del territorio de Urbaidai desde el Pleistoceno superior a inicios del Holoceno", dirigi­do por Mikel Aguirre y Juan Carlos López Quintana.

Los objetivos, en palabras de sus autores, "son determinar el modelo de evolución paleoambiental y las respuestas adaptativas de los grupos humanos en ese marco geográfico desde el último tercio del Pleis­toceno superior hasta una fase avanzada del Holoce­no, es decir del 35.000 al 3.200 b.p." Las secuencias estratigráficas que lo sustentan son las de los yaci­mientos de: Antoliñako koba (Gautegiz-Arteaga) Pareko Landa (Busturia/Bermeo) y Kobeaga II (Ispáster), que completan esos casi 30.000 años de historia humana, a los que se unen una serie de esta­blecimientos al aire libre del primer Holoceno.

En la cueva de Antoliña se han documentado refe­rencias climáticas del estadial Würm III, el interesta­dial Würm III/IV y el estadial Würin IV, con ocupa­ciones humanas asignables al Auriñaciense, Grave­tiense, Solutrense y Magdaleniense.

Pareko Landa es un yacimiento de montaña, al aire libre, que toma el relevo una vez ya en el Holo­ceno, con una secuencia al aire libre determinable cli­máticamente desde el Preboreal al Atlántico, con ocupaciones que se adscriben al Epipaleolítico anti­guo, al Epi paleolítico pleno o Mesolítico y el último a una fase antigua del Neolítico.

Kobeaga II complementa la presencia humana del fin del Boreal y el Atlántico, en este caso desde una cueva del litoral, por lo que reflejará la explotación de los recursos marinos propios de un biotopo litoral. Sus niveles indican ocupaciones del Mesolítico y al final un momento antiguo del Neolítico.

Finalmente, " una serie de ocupaciones al aire libre localizadas en Urdaibai, así como estructuras megalíticas y las cuevas sepulcrales conocidas poseen suficientes elementos industriales para ser atribuidos al Neolítico avanzado y a los primeros epi­sodios de la Edad de los Metales, el Calcolítico y los

estadios iniciales de la Edad del Bronce. (AGUIRRE et alii. 2001).

Hemos tratado de recoger de forma abreviada las referencias al Paleolítico en Bizkaia a lo largo de todo el siglo pasado con una especial referencia al papel de J.M. Apellániz en su desarrollo. Pero su trayectoria no se limita a su faceta como investigador, destacan­do especialmente su papel en la formación de las pos­teriores generaciones de arqueólogos y concretamen­te paleolitistas.

Aunque se trate de un aspecto tangencial a esta ponencia, pero dado que no sabemos de otra que lo recoja, vamos a tratar la figura del Apellániz profesor y conservador del patrimonio arqueológico.

DOCENCIA Y DIFUSIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO

J.M. Apellániz cultivó la labor difusora y docente. La Escuela Práctica de Arqueología del País Vasco puede ser considerado su proyecto más ilusionante como profesor. Esta escuela es heredera del Semina­rio de Arqueología de Deusto y adquiere rango oficial en dicha Universidad tras su "fundación" el 6 de abril de 1984. En realidad ya funcionaba con carácter experimental desde 1979. Se constituye como:

- Un centro de formación técnica e investigación - Que desarrolla docencia sistemática y progresi-

va. - Dedicado a la formación de investigadores y

técnicos en excavación, reproducción, trata- · miento y publicación de materiales arqueológi­cos.

Las materias impartidas son: topografía, sedimen­tación, fotografía técnica, técnicas de clasificación, estadística aplicada, etc. Las clases se complementan con conferencias, cursos monográficos y otras activi­dades. Terminados los cursos ( 4 cursos de 50 horas cada uno) se exigía una prueba que permitía conocer el grado de conocimiento que, superado, daba derecho a un certificado. Esta Escuela llegó a tener, en 1984, 187 alumnos. Sin duda se trató de un proyecto pione­ro, antecedente de la actual oferta de masters y cursos especializados tan prolífica en nuestro entorno.

Existe una faceta de Apellániz divulgador del patrimonio arqueológico poco conocida. Nos referi­mos a una forma de difusión más general y didáctica, pero muy eficaz para la concienciación de las comu­nidades rurales por el aprecio a su patrimonio arqueo-

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lógico. Baste con mencionar el dato de que en 1978 Apellániz colaboró en una exposición celebrada en el pueblo de San Pedro de Galdames donde se expusie­ron reproducciones de las pinturas y grabados paleo­líticos así como algunos materiales arqueológicos hallados· en la cueva. Esto, que hoy parece normal, no lo era en 1978 y causó un favorable impacto entre los vecinos.

Pero volvamos a Apellániz y su relación con el Paleolítico vasco esta vez en su faceta de conservador del patrimonio arqueológico de Bizkaia y relacionado también con la investigación, exposición y difusión del mismo. A partir de 1979 en el Museo Arqueoló­gico, Etnográfico e Histórico Vasco de Bilbao se pone en marcha una nueva estructura según la cual los fondos, se articulaban en tres departamentos o secciones: Arqueología, Etnografía e Historia, que contarían con un conservador para cada una de ellas. La Junta del Patronato del Museo convocó un concur­so público por el que Apellániz accedió a la plaza de conservador de la sección de Arqueología y por tanto responsable de la gestión de dicho patrimonio.

Entre sus primeras acciones está la disposición de espacios para la investigación, el inventariado de fon­dos y su ordenada distribución. También se puso en marcha un laboratorio de restauración y la adecua­ción de los fondos para albergar las colecciones. Pronto se reordenaron las salas de acuerdo con crite­rios científicos en colaboración con el Departamento pedagógico del mismo Museo. Como novedad propu­so mostrar los resultados de las excavaciones en curso anualmente y renovarlas cada año, así como exponer la Historia de los descubrimientos y las publicaciones. Por otro lado, dispuso la protección de los yacimientos con arte rupestre mediante cierres así como cuevas y abrigos con yacimiento como Arena­za, Axlor, etc.

En 1983, en colaboración con J. Altuna, A. Bal­deón, A. Llanos y M. González de San Román, parti­cipa en una exposición con finalidad plenamente didáctica, constituida fundamentalmente por material gráfico, titulada "150. 000 años de Prehistoria Vasca". Se trataba de presentar, mediante los yaci­mientos y las piezas más significativas halladas en el país vasco, una lectura de la prehistoria fácil, amena, que motivara al espectador y le aproximara al cono­cimiento de esta disciplina que tan poco sitio había ocupado en los manuales de texto y en general entre las realidades culturales de la comunidad vasca. Esta exposición que itineró por diversas ciudades del país fue una primera llamada hacia el interés social por su patrimonio arqueológico.

Pocos años más tarde, en 1990, se conmemoraba el centenario del nacimiento de J.M. de Barandiarán y prácticamente aquel mismo equipo organizó una amplia exposición como homenaje a quien tanto había aportado a la prehistoria vasca. Esta exposición significaría el estado de conocimiento sobre esta materia aportado desde Barandiarán hasta el presen­te. En ella se expondrían los materiales más significa­tivos argumentados por los últimos estudios y expuestos al público con la ayuda de los recursos téc­nicos más especializados y vanguardistas. El equipo científico organizador y responsable del proyecto estaba compuesto por los Drs: J. Altuna, J.M. Apellá­niz y A. Baldeón. El diseño y coordinación corres­pondía al Dr. M. González de San Román.

En la preparación de aquel ambicioso proyecto que incluía una exposición (que se itineró por las tres capitales vascas y Madrid), videos, programas didác­ticos, puntos de documentación informatizada y un catálogo, los miembros del equipo disfrutamos junto a D. José Miguel de Barandiarán de momentos inol­vidables, aportando todo nuestro capital de conoci­miento, imaginación y esfuerzo en homenaje a aque­lla figura imprescindible de la prehistoria vasca. Pre­cisamente para este proyecto, y en los capítulos escri­tos por Apellániz, se pueden leer algunos de los tex­tos más hermosos escritos sobre la Prehistoria vasca.

Y ahora que el homenajeado es el propio Juan María Apellániz, propongo la relectura de uno de los textos escritos por él con motivo del catálogo de aquella exposición, que refleja la pasión por el cono­cimiento que tan bien supo transmitir el profesor Apellániz a los que nos consideramos, simplemente por eso, sus discípulos.

"Nos sentíamos vivos porque experimentábamos la alegría y el dolor. Contemplábamos el mundo que' nos rodeaba con una inquietud mezcla de admiración por su belleza y de temor por su poder. Aquel gran-· dioso ser inabarcable nos proporcionaba la vida, la luz y la compañía y a la vez nos abandonaba en la soledad de nuestras preguntas sin respuesta. Sabía­mos por dentro que íbamos a desaparecer en el dolor y hasta en la desesperación, porque así había desa­parecido nuestra madre y la madre de ésta. Sentía­mos una irremediable tristeza ante un futuro incierto y vacío, sobre todo cuando nuestras fuerzas comen­zaban a flaquear y presentíamos muy cerca el gran dolor. Pero nos preguntábamos si todos aquellos dolores y todas aquellas alegrías habrían de extin­guirse sin más, como las hojas muertas que veíamos caer de los árboles que rodeaban nuestra cueva ... " (APELLÁNIZ, 1990)

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