El Otro Foucault - Alfredo Zavaleta

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El oh(?) José Alfredo Zavaleta Foucault no desdeñaba la propuesta de técnicas o dispositivos políticos y legales alter- nativos, pero, convencido de que un intelectual no tiene derecho a hablar en nombre de los otros, ni de todos los temas, sustituyendo a las víctimas y los domi- nados, se negaba a ofrecernos un programa político. José Alfredo Zavaleta es doctor en Sociología; investigador nacional, nivel 1; integrante del Grupo de Trabajo Paradojas de la Seguridad Ciudadana en América latina, de GLAcso. ¿Cuál es el interés central en esa nueva tecnología del po- den esa biopolítica, ese biopoder que está estableciéndose? FOUCAULT (2008) El otro Foucault, el desconocido N o el historiador de los regímenes de poder y saber de la locura, las enfermedades, el encie- rro, la sexualidad; no el que habló alguna vez en tono sartreano de la "red de secuestro de la existen- cia", ese dispositivo de relaciones de poder estatales e infraestatales que sujetan a los individuos; no el filóso- fo de la inquietud de sí, preocupado por el uso de los placeres. No, refiero el otro, sí, el imprescindible, el historia- dor del biopoder y la biopolítica, el investigador preocu- pado por el Estado y la gubernamentalidad moderna. En efecto, las generaciones recientes de académi- cos latinoamericanos pensamos que la obra de Michel Foucault se limitaba a describir los regímenes y los mi- cropoderes sobre el cuerpo, el otro Foucault perma- neció desconocido. Los críticos liberales americanos estaban seguros de que sus trabajos "anarquistas" eran inútiles para la vida pública, porque no reconocían el carácter positivo de la ley ni del gobierno. Ahora sabemos que Foucault no desdeñaba la pro- puesta de técnicas o dispositivos políticos y legales alter- nativos, pero, convencido de que un intelectual no tiene derecho a hablar en nombre de los otros, ni de todos los temas, sustituyendo a las víctimas y los dominados, se negaba a ofrecernos un programa político. Decía: ...no puede haber sociedad sin relaciones de poder [...] El problema no es, entonces, tratar de disolverlas en la utopía de una comunicación transparente, sino darse las reglas de derecho, las técnicas de gestión y también la moral, el ethos, la práctica de sí, que permitirán en estos juegos de poder, jugar con el mínimo posible de domina- ción (Foucault, 2005). Asimismo, ahora, con la divulgación de sus últimos cursos publicados bajo los títulos: Genealogía del racis- mo, En defensa de la sociedad y Seguridad, población y te- rritorio sabemos del. interés del filósofo e historiador francés acerca de Tos Estados racistas en la sociedad contemporánea. En los cursos de 1977-1978 del Colegio de Francia, Foucault propuso investigar el nacimiento de la bio- política moderna. El académico francés no fue el pri- mero en hablar acerca del control político de la vida, pero sí el primero en caracterizar al Estado nacional- socialista y al Estado socialista como racistas. LA PALABRA Y EL HOMBRE • 39

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Breve ensayo sobre el biopoder y la biopolítica en Foucault.

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El oh(?)

José Alfredo Zavaleta

Foucault no desdeñaba la propuesta de técnicas o dispositivos políticos y legales alter-

nativos, pero, convencido de que un intelectual no tiene derecho a hablar en

nombre de los otros, ni de todos los temas, sustituyendo a las víctimas y los domi-

nados, se negaba a ofrecernos un programa político.

José Alfredo Zavaleta es doctor en Sociología;

investigador nacional, nivel 1; integrante del Grupo de

Trabajo Paradojas de la Seguridad Ciudadana

en América latina, de GLAcso.

¿Cuál es el interés central en esa nueva tecnología del po-

den esa biopolítica, ese biopoder que está estableciéndose?

FOUCAULT (2008)

El otro Foucault, el desconocido

N o el historiador de los regímenes de poder y saber de la locura, las enfermedades, el encie-rro, la sexualidad; no el que habló alguna vez

en tono sartreano de la "red de secuestro de la existen-cia", ese dispositivo de relaciones de poder estatales e infraestatales que sujetan a los individuos; no el filóso-fo de la inquietud de sí, preocupado por el uso de los placeres.

No, refiero el otro, sí, el imprescindible, el historia-dor del biopoder y la biopolítica, el investigador preocu-pado por el Estado y la gubernamentalidad moderna.

En efecto, las generaciones recientes de académi-cos latinoamericanos pensamos que la obra de Michel Foucault se limitaba a describir los regímenes y los mi-cropoderes sobre el cuerpo, el otro Foucault perma-neció desconocido. Los críticos liberales americanos estaban seguros de que sus trabajos "anarquistas" eran

inútiles para la vida pública, porque no reconocían el carácter positivo de la ley ni del gobierno.

Ahora sabemos que Foucault no desdeñaba la pro-puesta de técnicas o dispositivos políticos y legales alter-nativos, pero, convencido de que un intelectual no tiene derecho a hablar en nombre de los otros, ni de todos los temas, sustituyendo a las víctimas y los dominados, se negaba a ofrecernos un programa político. Decía:

...no puede haber sociedad sin relaciones de poder [...] El problema no es, entonces, tratar de disolverlas en la utopía de una comunicación transparente, sino darse las reglas de derecho, las técnicas de gestión y también la moral, el ethos, la práctica de sí, que permitirán en estos juegos de poder, jugar con el mínimo posible de domina-ción (Foucault, 2005).

Asimismo, ahora, con la divulgación de sus últimos cursos publicados bajo los títulos: Genealogía del racis-mo, En defensa de la sociedad y Seguridad, población y te-rritorio sabemos del. interés del filósofo e historiador francés acerca de Tos Estados racistas en la sociedad contemporánea.

En los cursos de 1977-1978 del Colegio de Francia, Foucault propuso investigar el nacimiento de la bio-política moderna. El académico francés no fue el pri-mero en hablar acerca del control político de la vida, pero sí el primero en caracterizar al Estado nacional-socialista y al Estado socialista como racistas.

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En los años ochenta, en México conocimos un en-sayo secundario de su obra que abordaba estos temas: La gubernamentalización. Desafortunadamente, entonces no se traducían los ahora célebres cursos dedicados a la biopolítica. El uso del Foucault de los micropode-res ha sido muy productivo, pero ahora no lo es tan-to como las posibilidades académicas y políticas que abren sus investigaciones acerca de la biopolítica. Esto no significa que debamos olvidarnos del uso previo, coyunturalmente secundario.

La expresión de Gilles Deleuze para referirse a la obra foucaultiana: "¡Por fin algo nuevo!", daba cuenta del entusiasmo de quienes pensamos que en esos años era necesaria una observación de lo social, sin expli-carlo todo desde la perspectiva del Estado, atenta a las subjetividades producidas por las relaciones de poder y saber en diferentes instituciones.

Esa era nuestra forma local de elevarnos por enci-ma del problema de las determinaciones sociales que pesan sobre los individuos. Era, en sentido estricto, la forma como los marxistas en repliegue teórico con-tribuían a la politización de los social, "desde abajo", incluidas las relaciones de género, mientras los acadé-micos liberales aplicaban el modelo de la sociedad ci-vil a las sociedades colonizadas como las nuestras.

¿Qué lugar ocupa el tema de la biopolítica en su obra? ¿Cuál es su utilidad académica y política?

Puede pensarse que Foucault escribió El sujeto y el poder para aparentar la coherencia de su proyecto de investigación. Puede decirse algo similar de su preocu-pación última por la biopolítica, pero, observadas con atención las cosas, quizá sea más exacto pensar que en sus últimos cursos recupera una problemática pendiente, o bien, que sus preocupaciones "biopolí-ticas" son la reiteración discontinua de un fragmen-to de obra (Foucault, 2012). Respecto de este punto Foucault decía retrospectivamente: "En realidad, un análisis en términos de micropoderes coincide sin di-ficultad alguna con el análisis de problemas como los del gobierno y el Estado" (Foucault, 2008: 341).

Es evidente que en la línea de investigación bio-política la discontinuidad es borrada con el enuncia-do: "sin dificultad alguna", pero se trata, en todo caso, en esta obsesión por la coherencia académica, de una coincidencia de fragmentos diferentes. Abordemos a continuación las líneas generales del proyecto biopolí-tico de Foucault sin olvidar esta advertencia.

I. La genealogía del Estado moderno y sus aparatos

La respuesta a las preguntas referidas arriba obliga a las siguientes reflexiones.

El otro Foucault, el del biopoder, el de la biopolí-tica, piensa en los vacíos de la filosofía que ha aban-donado las problemáticas teóricas de las relaciones institucionales entre la autoridad paterna y el Estado; el papel de la disciplina laboral en el control social, para después reinterpretar la idea de la voluntad de poder y la idea weberiana de la dominación estatal como la imposición de la voluntad desde una perspec-tiva histórica y empírica.

En estas circunstancias, la idea de Foucault, antes de los cursos 1977-1978, era cómo describir "desde abajo" las relaciones múltiples de poder y saber que se condensan en el Estado. Decía: "una observación diferente de los aparatos estatales [...] dibujo gene-ral que toma forma en aparatos, leyes y hegemonías" (Foucault, 1977).

Por lo contrario, en la perspectiva biopolítica de Foucault, el Estado es observado "desde arriba". Para tal efecto, este es conceptuado como una categoría sin "esencia", no universal, que integra contingentemente una multiplicidad de relaciones de fuerza, una guber-namentalidad.

No es por tanto homogéneo, ni un Estado de clase. La idea de Foucault es describir al Estado como

una serie de regímenes gubernamentales que depen-den de otras relaciones de fuerza o bien, en sus pro-pias palabras, "una historia de la gubernamentalidad" (Foucault, 2008).

Desafortunadamente, Foucault no desarrolló una genealogía sistemática de lo estatal; las referencias a este proyecto se encuentran en fragmentos de obra y en algunas clases de sus cursos.

Pueden consultarse para tal efecto algunos apar-tados de La vida de los hombres infames, La genealogía del racismo y, por supuesto, En defensa de la sociedad.

Las historias de Foucault sobre el Estado lo des-criben como un conjunto de dispositivos para gober-nar, para asociar lo diferente, lo uno y lo múltiple, por ejemplo: el poder pastoral, la diplomacia y la policía, dispositivos que establecen históricamente los límites entre lo estatal y lo no-estatal. Decía:

Lo que ahora querría hacer sería algo que llama-ría una historia de la gubernamentalidad. Con la palabra... quiero decir tres cosas. Por guber-namentalidad entiendo el conjunto constituido por las instituciones, los procedimientos, análisis y reflexiones, los cálculos y las tácticas que per-miten ejercer esta forma tan específica, tan com-pleja, de poder, que tiene como meta principal la población, como forma primordial de saber, la economía política, y como instrumento técnico esencial, los dispositivos de seguridad (Foucault, 2007: 213).

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A contrapelo de las hipótesis marxistas del Estado ab-solutista o de las ideas weberianas sobre la adminis-tración estatal moderna, Foucault ofrece la opción metodológica de la observación de aparatos, disposi-tivos y regímenes estatales que predominan y se im-ponen, no sin resistencia, a los cuerpos y la vida de los modernos en lo que denomina "sociedad de la seguri-dad" (Foucault, 2007:51).

Esta perspectiva teórica nos indica que es más útil analizar las relaciones entre series de prácticas socia-les en "lucha" con los dispositivos gubernamentales que suponer la dominación de clase de una "junta de administración de la burguesía". Quizá esta haya sido la contribución adyacente de Foucault, "desde afue-ra", a la vieja polémica acerca de la teoría marxista del Estado.

11. El biopoder y la biopolítica

Ni los biógrafos ni los comentaristas advirtieron en las décadas pasadas la centralidad de la biopolítica en la obra de Foucault.

El Foucauft de Paul Veyne, un libro que relanza en Francia el tema Foucault, muestra la obra de nuestro autor en sus justos términos, pero no destaca el tema del biopoder y la biopolítica. Ni Didier Eribon en Mi-chel Foucault, ni James Miller en La pasión de Michel Fou-

cault, dos biografías del autor de marras, equidistantes, diferentes en intenciones, atisban la problemática.

Desde la referencia a la biopolítica realizada por los sociólogos críticos hasta la problematización poscolo-

nial del biopoder y la biopolítica (Lemm y otros, 2012), han sucedido muchas cosas en el debate académico y político acerca de la obra última de Foucault. Voy a re-ferirme a ellas en lo que sigue.

Esposito (2011), en Bíos, es quien mejor ubica las implicaciones de esta nueva problemática que liga la vida a los dispositivos estatales. Dice:

De la guerra de y contra el terrorismo a las mi-graciones masivas, de las políticas sanitarias a las demográficas, de las medidas de seguridad preven-tivas a la extensión ilimitada de las legislaciones de emergencia, no hay fenómeno de relevancia internacional ajeno a la doble tendencia que si-túa los hechos aquí mencionados en una única línea de significado: por una parte, una creciente superposición entre el ámbito de la política, o del derecho, y el de la vida; por la otra, según parece, como derivación, un vínculo igualmente estrecho con la muerte... ¿por qué, al menos hasta hoy, una política de la vida amenaza con volverse acción de muerte? (Esposito, 2011:16).

En efecto, Michel Foucault define al biopoder como una relación de fu.e-rzá‘ "no disciplinaria" del cuerpo, sino para el control de la vida; define a su vez a la bio-política como un tipo de gobierno para controlar la vida de la población: los nacimientos, la fecundidad, la salud y la mortalidad.

Por supuesto que las relaciones de poder del cuer-po coexisten con los dispositivos estatales para el control de las necesidades de la población, tales como la migra-

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ción, la salud, las carreteras, los alimentos, las guerras, las razas, la delincuencia. Respecto de este punto dice:

Es perfectamente posible hacer la genealogía del Estado moderno y sus aparatos, no precisamente a partir de una llamada ontología circular del Estado que se autoafirma y crece como un monstruo enorme o una máquina automática. Se puede hacer la genealo-gía del Estado moderno y de sus diversos aparatos a partir de una historia de la razón gubernamental. Sociedad, economía, población, seguridad, libertad: esos son los elementos de la nueva gubernamentalidad cu-yas formas, creo, aún conocemos en sus modifica-ciones contemporáneas (Foucault, 2008: 337).

En tales circunstancias, la biopolítica es representada como "estatalización de lo biológico", es descrita en su historicidad como "el derecho a hacer vivir o a ha-cer morir", una tecnología estatal para fabricar sujetos productivos y desechar los segmentos de población improductivos, anormales (Foucault, 1992).

...una tecnología no disciplinaria del cuerpo [...] se aplica a la vida de los hombres, o mejor, no se apropia del cuerpo-hombre sino del hom-bre viviente [...] Donde haya sociedad de norma-lización, donde haya un poder que en primera instancia [...] sea un biopoder, el racismo resulta indispensable para poder condenar a alguien a muerte (Foucault, 1992: 265).

Actuaron [...] en el terreno de los procesos eco-nómicos, de su desarrollo, de las fuerzas involucra-das en ellos y que los sostienen; operaron también como factores de segregación y jerarquizaciones so-ciales [...] garantizaron relaciones de dominación y efectos de hegemonía (Foucault, 1977).

Desde este prisma puede reflexionarse acerca de los abusos de poder y las "resistencias a los gobernantes que abusan de los derechos de los hombres". Foucault, el antiuniversalista, llamaba a finales de los años ochen-ta a la defensa de las víctimas contra los abusos de poder en contra de cualquier ciudadano y en cualquier parte del mundo. Puede entenderse cómo el Estado, el de la gubernamentalización de las necesidades de la pobla-ción y la estatalización de la vida, se vuelve "homicida", cómo el nacionalsocialismo y el socialismo burocrático utilizan la estatalización de lo político y ejercen el dere-cho de hacer vivir y hacer morir mediante los campos de concentración, las cámaras de gas y el gulag. Respec-to del Estado socialista dice: "según la cual [...] se tiene la función de gestionar la vida, de organizarla, de mul-tiplicarla, de compensar los imprevistos [...] con todas las consecuencias que esto comporta [...] desde el mo-mento en que nos encontramos que un Estado socialis-ta que debe ejercer el derecho de matar o eliminar, o el derecho de desacreditar" (Foucault, 1992: 271).

Es importante considerar que Foucault no proble-matiza sustantivamente las políticas neoliberales produ-cidas por la privatización y el libre mercado (Lemm,

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2012). Quizá sus ideas apliquen más para la descrip-ción de los regímenes nacionalsocialista y socialista an-tes de la implosión del socialismo burocrático y menos para los ciclos de crisis del Estado de bienestar y las políticas del globalismo contemporáneo.

III. La biopolítica localizada

Ahora bien, la perspectiva biopolítica de Foucault ha tenido en los últimos años una recepción tardía pero afortunada.

Los cursos sobre el racismo, la gubernamentalidad y el derecho a dejar vivir han inspirado otras líneas de investigación subsidiarias en los campos de la filosofía y las ciencias sociales.

La lectura "europea" de las reflexiones foucaultia-nas acerca de la biopolítica condujo a la idea de "Es-tado de excepción" y la "vida nuda" entendidos como la "suspensión del derecho en el derecho mismo" y el desprecio por las garantías y derechos civiles de algu-nos grupos sociales considerados "minorías" (Agam-ben, 2010).

Giorgio Agamben —quien problematiza la crítica de la violencia realizada por Walter Benjamin— se ha propuesto una "arqueología" del derecho para com-prender el Estado de excepción, no la dictadura. Esta perspectiva es muy útil para pensar lo que otros au-tores problematizan como "daños colaterales" o "ar-chipiélago de excepciones": el "otro" como peligroso, migrantes de las excolonias, musulmanes, refugiados, gitanos (Bauman, 2011).

La lectura "latinoamericana" es distinta. El uso lo-cal de las reflexiones de Foucault, el otro Foucault, el aún desconocido, es crítico.

De acuerdo con Fuentes y otros (2012), en las socie-dades latinoamericanas existen trabajos teóricos que se proponen utilizar la propuesta de análisis biopolítico de Foucault en el marco de una estrategia decolonial. Fuentes y otros (2012) sostienen que las categorías de biopoder y biopolítica son útiles para pensar nuestra historia de la colonización, pero al mismo tiempo, li-mitadas para entender las realidades específicas de los países colonizados tales como las sociedades latinoa-mericanas y africanas. Para tal efecto, proponen des-hacerse del eurocentrismo de tales categorías, y pensar los procesos de colonización mediante la localización de la idea foucaultiana de "Estado homicida" realizada por Achille Mbembe, que conduce al necropoder y la necropolítica.

Esta estrategia teórica es similar a la utilizada por Boaventura de Sousa Santos, quien refiere la impor-tancia de la obra de Foucault para la superación de los

regímenes de verdad imperiales pero sin haber pro-blematizado la epistemología de las víctimas.

Esta operación teórica les permite pensar cómo el Estado se deshace de ciertos grupos sociales, cómo "se administra gradualmente la muerte" como parte de los procesos de colonización o "coloniaje" de negros, esclavos, indios, maras, narcotraficantes, considerados sujetos desechables, mediante el ejercicio del derecho "soberano" de hacer vivir, hacer morir.

Particularmente, de esta lectura crítica llaman la atención los trabajos latinoamericanos no eurocéntri-cos que utilizan el concepto de campo de concentración no desarrollado teóricamente en la perspectiva biopo-lítica foucaultiana.

El trabajo de Bilder adapta el concepto referido para describir cómo la dictadura argentina de los años setenta concentró —como alguna vez lo hicieron los nazis con los gitanos, judíos y homosexuales, antes de desaparecerlos— a los disidentes y presos políticos. Esta crítica latinoamericana, decolonial, necropolítica, es productiva pero, para ser justos, no debe olvidarse que el mismo Foucault anticipaba: "Intenté hacer cosas que implicaran un compromiso personal, físico y real [...] que plantearan los problemas en términos concretos, precisos, definidos en el marco de una situación dada" (Fou-cault, 2008:16). Ese era su proyecto biopolítico alterna-tivo descrito como "defensa de la sociedad". 0.

REFERENCIAS

Agamben, Giorgio. Estado de excepción. Pre-textos, España, 2010.

Bauman, Zygmunt. Archipiélago de excepciones. Katz, España, 2005.

Esposito, Roberto. Bíos. Biopolítica y filosofía. Amorrortu, Ar-gentina, 2011.

Foucault, Michel. El poder, una bestia magnífica. Siglo XXI, México, 2012.

- Seguridad, territorio y población. Akal, España, 2008. - Defender la sociedad,.ttE, México, 2002. - Genealogía del racismo. La piqueta, España,1992. - Historia de la sexualidad. La voluntad de saber. Siglo XXI,

México, 1977. Fuentes, Antonio et aL Necropolítica, violencia y excepcionalidad

en América Latina. BUAP, México, 2012. Lemm, Vanessa el aL Foucault, neoliberalismo y biopolítica. Die-

go Portales, Chile, 2012.

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