El Observador de la Actualidad 754

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Periodismo Católico El Observador DE LA ACTUALIDAD 20 de diciembre de 2009 AÑO 15 No. 754 $8.00 Fundado en 1995 www.elobservadorenlinea.com PÓRTICO SOLOSUCHIAPA POR JAIME SEPTIÉN / [email protected] Los que nacen en cunas de oro colgadas de seda, que le imiten y aprendan humildes a amar la pobreza. Los que nacen en cuna de pajas, sus ojos conviertan al humilde portal de la humilde Belén de Judea. Es preciso que el mundo lo escuche, que el mundo lo sepa; que lo digan la espada y la pluma, la lira y la lengua; la campana y el órgano grave, la voz de la Iglesia, la cristiana legión que el divino Misterio hoy celebra; y los mismos angélicos coros que al mundo trajeran —¡mensajeros benditos del Cielo!— la divina nueva. Ha nacido el que es Rey de los Cielos y Rey de la Tierra, reclinado en un pobre pesebre... ¡Señor, no más pruebas!... No la aguda corona de espinas, no la Cruz a cuestas, no el escarnio de inicuos verdugos, la injuria y la afrenta... No muriendo en la Cruz, des al mundo de tu amor nuevas pruebas; que, naciendo en un pobre pesebre las distes inmensas... . . . . . . . . . . Los que nacen en cuna de pajas, amen su pobreza. Los que nacen en cuna de oro, que aprendan, que aprendan... José M. Gabriel y Galán (Poeta español, 1870-1905) La cuna del Niño Dios En el norte del estado de Chiapas, en zona mon- tañosa, se encuentra un territorio de misión que, desde hoy, El Observador toma como suyo y lo invita a usted, amiga y amigo lector, a hacerlo suyo también. Déjeme explicarle un poquito. Hace un mes recibí la amable visita del padre Ri- cardo Vargas en las oficinas del periódico. Me contó la historia de su encuentro con esta región, prepon- derantemente zoque, del norte chiapaneco. Ahí lo destinó el arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, monseñor Rogelio Cabrera. No hay parroquia (la Misa se celebra en la capilla de una monjitas que atienden hace algunos años a la comunidad); no hay casa del párroco (vive el padre Ricardo en un pequeño cuarto que le prestan) y tam- poco hay un centro de servicios de catequesis. Como en todo el estado de Chiapas, la penetración de algu- nas confesiones protestantes es enorme. El panora- ma es difícil, pero nunca imposible para un sacerdote misionero, como lo es el padre Ricardo. Y él mismo me pidió ayuda para, en un terreno de una hectárea, poner un centro parroquial que dé ser- vicios de todo tipo a la comunidad de Solosuchiapa. En principio, una persona de la comunidad se la ven- día en 45 mil pesos, pero la ha bajado a 20 mil. Y yo me dije (y le dije al padre Ricardo): «¿qué mejor rega- lo de Navidad para mis hijos, para nuestros lectores, para nuestras familias católicas que forman la comu- nidad de El Observador que aprovechar esta opor- tunidad, ayudar a comprar el terreno y darle vida católica a la misión de Solosuchiapa, haciendo con ella un contacto permanente? La Navidad, que ya toca a la puerta, debe tocar, también, nuestros corazones. Cristo se hizo pobre para redimir a los hombres. Vamos a hacernos uno para construir la misión de Solosuchiapa. Son 20 mil pesos de inicio. La cuenta está a nombre de Ricardo Vargas, en Banamex, 5204 1641 9200 8990. Las niñas y el niño de la foto son Cristo que nace hoy. ¡Feliz y santa Navidad a todos!

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La verdadera Navidad - Año 15 No. 754 Periodismo católico Versión impresa

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Periodismo Católico

El ObservadorDE LA ACTUALIDAD

20 de diciembre de 2009

AÑO 15

No. 754

$8.00

Fundado en 1995

www.elobservadorenlinea.com

�PÓRTICO

SOLOSUCHIAPAPOR JAIME SEPTIÉN / [email protected]

Los que nacen en cunas de oro

colgadas de seda,

que le imiten y aprendan humildes

a amar la pobreza.

Los que nacen en cuna de pajas,

sus ojos conviertan

al humilde portal de la humilde

Belén de Judea.

Es preciso que el mundo lo escuche,

que el mundo lo sepa;

que lo digan la espada y la pluma,

la lira y la lengua;

la campana y el órgano grave,

la voz de la Iglesia,

la cristiana legión que el divino

Misterio hoy celebra;

y los mismos angélicos coros

que al mundo trajeran

—¡mensajeros benditos del Cielo!—

la divina nueva.

Ha nacido el que es Rey de los Cielos

y Rey de la Tierra,

reclinado en un pobre pesebre...

¡Señor, no más pruebas!...

No la aguda corona de espinas,

no la Cruz a cuestas,

no el escarnio de inicuos verdugos,

la injuria y la afrenta...

No muriendo en la Cruz, des al mundo

de tu amor nuevas pruebas;

que, naciendo en un pobre pesebre

las distes inmensas...

. . . . . . . . . .

Los que nacen en cuna de pajas,

amen su pobreza.

Los que nacen en cuna de oro,

que aprendan, que aprendan...

José M. Gabriel y Galán(Poeta español, 1870-1905)

La cuna del Niño Dios

En el norte del estado de Chiapas, en zona mon-tañosa, se encuentra un territorio de misión que, desdehoy, El Observador toma como suyo y lo invita austed, amiga y amigo lector, a hacerlo suyo también.Déjeme explicarle un poquito.

Hace un mes recibí la amable visita del padre Ri-cardo Vargas en las oficinas del periódico. Me contóla historia de su encuentro con esta región, prepon-derantemente zoque, del norte chiapaneco. Ahí lodestinó el arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, monseñorRogelio Cabrera.

No hay parroquia (la Misa se celebra en la capillade una monjitas que atienden hace algunos años a lacomunidad); no hay casa del párroco (vive el padreRicardo en un pequeño cuarto que le prestan) y tam-poco hay un centro de servicios de catequesis. Comoen todo el estado de Chiapas, la penetración de algu-nas confesiones protestantes es enorme. El panora-ma es difícil, pero nunca imposible para un sacerdotemisionero, como lo es el padre Ricardo.

Y él mismo me pidió ayuda para, en un terreno deuna hectárea, poner un centro parroquial que dé ser-vicios de todo tipo a la comunidad de Solosuchiapa.En principio, una persona de la comunidad se la ven-día en 45 mil pesos, pero la ha bajado a 20 mil. Y yome dije (y le dije al padre Ricardo): «¿qué mejor rega-lo de Navidad para mis hijos, para nuestros lectores,para nuestras familias católicas que forman la comu-nidad de El Observador que aprovechar esta opor-tunidad, ayudar a comprar el terreno y darle vidacatólica a la misión de Solosuchiapa, haciendo conella un contacto permanente?

La Navidad, que ya toca a la puerta, debe tocar,también, nuestros corazones. Cristo se hizo pobrepara redimir a los hombres. Vamos a hacernos unopara construir la misión de Solosuchiapa. Son 20 milpesos de inicio. La cuenta está a nombre de RicardoVargas, en Banamex, 5204 1641 9200 8990. Las niñasy el niño de la foto son Cristo que nace hoy. ¡Feliz ysanta Navidad a todos!

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PALABRAS2 El Observador20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754

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El ObservadorDE LA ACTUALIDAD

DE LA ACTUALIDADDE LA ACTUALIDAD

ENSAYOS CRISTIANOS

HOMO VIATORPOR EL PADRE JUAN JESÚS PRIEGO / San Luis Potosí

Nada es nuestro. Todo lo que tenemos nos ha sidodado en préstamo. ¡Somos los más pobres de los seres!

Me decía una vez un esposo, desconsolado: «¿Porqué Dios me ha quitado a mi mujer, por qué me la haquitado si era mía?». Yo me limité a callar, pero por den-tro me decía a mí mismo: «Nada es nuestro, nada. Todolo tenemos como prestado. Incuso la mujer, incluso loshijos, también los amigos. Todo». El poeta náhuatl lodijo todavía mejor que Rilke:

Sólo un instante el festín dura,por tiempo breve la gloria es...¡Nadie es tu amigo ciertamente;sólo por tiempo breve se dan en préstamoflores hermosas!...

Y también:

Como una flor sólome estimo a mí mismo en la tierra.Por muy breve instanteestamos prestados unos a otros.Gozaos. ¡Yo me pongo triste!

El hombre es un caminante, un peregrino, un nómadaque a cada paso que da, se va. «Tiene el aspecto dequien dice adiós», dice de él lleno de nostalgia RainerMaria Rilke (1875-1926), el poeta de Praga.

No le ha sido dado al hombre bañarse dos veces en elmismo río, ni reflejarse dos veces en ciertas pupilas. Comoen la canción de Agustín Lara, todo es para él «una veznada más».

Nada se repite: ni este momento que quisiéramos eter-no, ni este día que la noche —celosa de su luz— apaga-rá, ni esta voz que un día la muerte hará callar. Las jorna-das de los hombres son como él: nómadas, caminantes,peregrinas, y nunca nadie las volverá a ver jamás. «¡De-tente, eres tan bello!», gritaba Goethe al instante que seiba. Grito inútil, porque en este río caudaloso que es lavida nada puede detenerse: la corriente del tiempo seencarga de empujar todas las cosas.

De Rilke son también estos versos que, aunque sedirigen a Dios como una plegaria, hablan del terrible se-creto de los hombres:

No debes tener miedo, Dios. Ellos dicen míoa todas esas cosas, tan pacientes.Son como el viento que roza las ramasy dicen: árbol mío…Así dicen: mi vida, mi mujer,mi perro, mi hijo, y sin embargo sabenque todo: mujer, vida, perro y niñoson extrañas imágenes, contra las que, cual ciegos,van a chocar, con manos que tantean…

Eternos viajeros, nada nos pertenece; nómadas incura-bles, nada poseemos. Llamamos «nuestras» a las cosasque todavía no han partido, que todavía están ahí, cerca denosotros, merced a su paciencia. Todo lo que llega a nues-tra vida lo hace en calidad de huésped. ¿Cuándo se irá?Nuestros pobres corazones son hostales que diariamenteven partir lo que ya amaban. Los que llegaron, un día semarcharán. Porque también ellos tienen que vivir —lejos,en otra parte, bajo otro cielo, en otro hostal—, o porque noslos arrebatará el tiempo, la distancia o la muerte.

Sí, estamos sólo prestados. Por eso, mientras losotros aún estén hay que tratarlos con la ternura conque trataríamos a un ser que se despide, como a unextranjero que quizá mañana partirá.

Que no se haga tarde y la ternura se nos pudradentro; que no nos pase lo que al pobre Doutreval enla novela Cuerpos y almas que, cuando ha perdido aMariette por haberse ido de este mundo, llora a causadel tiempo desperdiciado: «Pienso —escribe el narra-dor, es decir, Maxence van der Meersch— en las pe-queñas alegrías que le pudo proporcionar, en todo loque pudo hacer, y no había hecho, para que ella fueradichosa. Ahora estaba muerta y él no podía ya hacernada».

«No tenemos en esta tierra casa permanente»,dijo el Apóstol. Somos, en este mundo, viajeros. Hayque aprovechar el tiempo y decir las palabras del amorantes de que la paciencia ajena se agote, antes de quese haga tarde y nos quedemos solos. Porque viene lanoche y quizá no haya otro crepúsculo.

Ognuno sta solo sul cuor della terratrafitto da un raggio di sole:ed è subito sera.

(«Cada uno está solo en el corazón de la tierra/ heridopor un rayo de sol/ y, de pronto, anochece»).

¡Cómo es bella esta poesía de Salvatore Quasimodo(1901-1968), el poeta italiano! El último verso produce elefecto de un telón que cae como una piedra, y por eso escasi intraducible. En el segundo verso todo estaba llenode sol y ahora todo son tinieblas: de un segundo al otro,de una palabra a la siguiente, de una línea a otra, comosucede en la vida. Sí, hay que desconfiar de los rayos delsol, pues pronto se hará de noche y habrá que dormir.Homo viator. El hombre es un nómada incurable. Nadatiene. Nada es suyo, sino sólo lo que le fue prestado porun tiempo muy breve. Tal es el motivo por el que debedarse prisa, y no dejar para mañana las bellas palabrasque pueda decir hoy.

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3El Observador 20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754 NATIVIDAD

Lo que debe a México la fiesta tradicional de NavidadLa Navidad, fiesta del mundo cristiano, casi es una fiesta universal, y aun en los pueblos no

cristianos debe a México más de un motivo de regocijo, más de un motivo de lucimiento,universalmente aceptados dondequiera que se celebre el advenimiento de Cristo.

POR F. IBARRA DE ANDA / El Galano Arte de Leer (1955)

buena alternando con velas deparafina. Estas velas, simbólicasde la Nochebuena, fueron en tiem-pos antiguos de estearina, princi-pio graso que se extraía especial-mente de las ballenas. La esteari-na, por esta razón, era cara y la usa-ban solamente los ricos para susbanquetes nocturnos; daba luzblanca, de escaso humo y de olor

menos mareanteque la cera. Era

un lujo de ri-cos. Porm u c h otiempo las

rituales ve-litas de nues-

tras «posadas» fueronde sebo; la estearina ni siquiera seconocía por el pueblo, pues hastael nombre le parecía exótico y de-cía: «esterina»; y lo mismo queocurría en México ha de haber su-cedido en los demás países. Perobrotaron los pozos de petróleo, fi-gurando México entre los paísespetroleros del mundo; se descu-brió que, a pesar de su negrura, elchapopote tiene parafina, y ahoracualquier proletario puede darse ellujo, por unos cuantos centavos,de iluminar su mesa con velas deparafina, tan luminosas, tan blan-cas, tan decentes como las de es-tearina, y, gracias a la parafina ex-traída del petróleo mexicano, po-demos en México realizar nuestras«posadas» con centenares de ve-litas que dan alegría y color a lafiesta familiar. Así pues, también lassimbólicas velas de Navidad, cuan-do menos su popularización, sedebe en buena parte a México.

los comen los blancos, los more-nos, los amarillos, los negros, losaristócratas y los plebeyos; lossoberanos y los esclavos; y enNavidad andan en las manos y bo-cas de todos. ¡Y esto también sedebe a México!

En los Estados Unidos, enCuba, en Centroamérica y en Eu-ropa hay hasta canciones com-puestas en honor del «maní» ocacahuate, indicio de lagran popularidad deque goza tan apetitosagolosina. Se vendencrudos, tostados, que-mados; en confites, enturrón, en cajeta, con cás-cara o sin cáscara, con sal,con chile, con miel, en bolsas o enla mano, y constituyen uno de losprincipales negocios en Navidad.Por las vitaminas y calorías quecontienen son alimento ideal para

el invierno.Y, si del aspecto uni-

versal que ofrece la pre-dilección de que gozael cacahuate en Navi-dad, pasamos al pun-to de vista económico,aquí sí que podemosdecir que una Navi-dad sin cacahuates no

parecería Navidad sencillamente.¿Cómo salir del compromiso de las«posadas»? ¿Con qué llenar laspiñatas? ¿Cómo condimentar laensalada de Nochebuena? ¿Cómoconcurrir a la Misa del Gallo sinlos bolsillos repletos de cacahua-tes?

La parafina

No tan popular como los caca-huates, aunque sí mas necesariapara las fiestas de Navidad, es laparafina. En torno de las estampas,exornando las tarjetas de Navidady en las alegorías alusivas, apare-cen casi siempre flores de Noche-

la botánica y fue él quien clasificóla flor, la transplantó a los EstadosUnidos y la dio a conocer en elmundo entero como flor de Navi-dad por producirse en diciembre.En los textos de botánica de las

escuelas estadouniden-ses la indígena flor de

Nochebuena seconoce con elnombre de «po-insseta», en ho-nor del yanquique la clasificara.

De todas ma-neras, la flor de

Navidad se debe aMéxico.

Los chocolates

Casi tan indispensables comoel pavo son los bombones, turro-nes, confites, pasteles, postres,budines, etc., en que entra comoprincipal elemento el cho-colate. Las famosascestas de Noche-buena no salende ningún alma-cén, de ningunacasa de comercioo particular, sinlos imprescindiblesbombones entre loscuales la mayor parte son de cho-colate dulce, amargo, con leche osin ella, con pasas, con almendras,etc. ¿Y dónde se inventó el choco-late si no en México? ¿Y de dóndelo llevaron los españoles a Europasi no del Anáhuac?

Los cacahuates

Puede haber noches de Navi-dad, las de los pobres, sin pavo,sin flor de Nochebuena, sin bom-bones de chocolate, sin turronesni pasteles, ¿pero sin cacahuates?¡Imposible! Sabroso y nutritivofruto que se ha adueñado de todoel globo terrestre! Los cultivan y

dos de Estados Unidos y de Euro-pa, de imaginarse que la vianda entorno a la cual gira toda la celebra-ción de Navidad se debe a los az-tecas!

La flor de Navidad

Mas no solamen-te el pavo se debea México; tam-bién la flor deNochebuena,esa flor que seha extendidopor todo elmundo comosímbolo de Navi-dad, figurando entodas las alegorías,en todos los adornos,en todos los obsequios, en todaslas tarjetas. ¿Se imagina alguienuna cena de Nochebuena sin quela mesa esté adornada con la sim-bólica y extraña flor? Ésta —ori-ginaria de México, y que solamen-te se produce en invierno, rara porsu forma y peculiaridades, puessiendo de tierra caliente brota entiempo de fríos— parece provi-dencialmente destinada a simboli-zar la Navidad. Los aztecas la co-

nocieron como una de tan-tas plantas de ornato;

los mexicanos dela Colonia nota-

ron que sola-mente flore-cía en di-ciembre y elespíritu reli-gioso de losmestizos co-menzó a en-

galanar los «na-cimientos» con aquella flor.

Poco después, ya en la épocaindependiente, vino a México mis-ter Joel Poinsset en calidad de ple-nipotenciario estadounidense. Erahombre observador y aficionado a

¿Se puede concebir la celebra-ción de la Nochebuena sin el pavotradicional? Las hogareñas fiestasque empiezan en Navidad siguenhasta el Año Nuevo, y el pavo si-gue figurando también lo mismo enlas comidas del hogar que en lasque ofrecen los restaurantes entodos esos días. Primero, el pavode rigor, y después todo lo demás.Lo mismo en Berlín que en París,en Londres que en Moscú, en Was-hington o en Madrid, y hasta enTokio y Pekín, que han comenza-do a introducir la Navidad obliga-dos por las colonias extranjeras, elpavo al horno, el pavo trufado, elpavo al pastor es obligatorio en lacena de la última semana del añocristiano.

El pavo, cócono, guajolote omeleagris mexicano, como se lla-ma científicamente, se debe a Méxi-co. Antes de Cortés, el mundo ig-noraba la existencia de ese bípedocuya carne proporciona un exqui-sito manjar; los vasallos de Moc-tezuma lo descubrieron un día, enestado salvaje, en las selvas vír-genes de Anáhuac y ofrendaron eldescubrimiento al magnífico mo-narca, como cosa digna de dioses,y, de las tierras de Moc-tezuma el Magnífico,se propagó a todoel orbe la ex-quisita vian-da comoúnica dignade celebrarla fiesta deDios. Sin el«hueyxólotl»de los aztecas, laNavidad cristiana parece-ría a muchos desabrida, insípida.

El Día de Gracias, fiesta religio-sa de los yanquis, se celebra ex-clusivamente con el imprescindi-ble pavo. ¡Qué lejos están los mag-nates, los millonarios, los potenta-

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4 El Observador20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754NATIVIDAD

Esa broma sagradaPOR FRAY PHIL BLOOM /Párroco de La Sagrada Familia, en Seattle, EU

Navidad sin regalos¿TE IMAGINAS UNA NAVIDAD

SIN CONSUMISMO?

Ya he colocado las felicitaciones de Navidad que van llegando. Allívan luciendo en mi sala, variadas en sus motivos y formatos. Me llamanla atención esos tarjetones que, para ser «asépticos», se envían muchasveces desde empresas o instituciones. Tarjetones que tienen como mo-tivo un paisaje nevado, unos ositos o un payasete con pinta afeminada.Parece que no se quieren herir sensibilidades, no vaya a ser que quienreciba la felicitación le tenga alergia a Cristo o, al ver una imagen piado-sa, se le revuelva el estómago al pensar que la Navidad no es sólo lalotería, el turrón y alguna que otra intoxicación etílica. Parecen esostarjetones un intento de hacer una Navidad light donde hubiera quedejar de lado el nacimiento de Cristo.

¿Te imaginas una Navidad sin consumo y sin gastos desorbitados?Parece difícil pero se da en muchos lugares donde la Iglesia está presen-te minoritariamente, donde está perseguida o en la clandestinidad y enpaíses de misión. También en muchos corazones de consagrados y con-sagradas que vivirán estos días en la capilla de su convento, y en mu-chas familias que descubren el verdadero sentido de la celebración delnacimiento de Cristo. Sí, es posible una Navidad sin consumo.

¿Te imaginas una Navidad sin Cristo? Parece difícil pero es la reali-dad que se da en muchos lugares de la Tierra donde llenamos las callesy hogares de luces, adornos y guirnaldas, y llenamos las mesas de cor-deros, langosta y demás viandas pero se nos olvida bendecir la mesa,rezar en familia o asistir a la Santa Misa.

Navidad es el tiempo del nacimiento de Dios-con-nosotros, y Él es elúnico importante en estos días y, por Él, toda la humanidad.

Si te deslumbran las luces, los ositos o los payasetes y te sientestentado de abandonar ahora —casi al final— a la Virgen y a san José,aprieta fuerte la mano de María y no te despistes del camino.

Fuente: Archimadrid

plemente ocurrió. Y es que yo le quise soltar el comen-tario con toda la normalidad del mundo, pero ¡no meimaginé que para ella iba a ser como una bomba atómi-ca!

—No. En mi familia no acostumbramos regalarnosnada por Navidad —digo sin ocultar el orgullo queeso me da.

¡Sombras de la noche que borran el horizonte deun zarpazo! ¡Tinieblas del abismo que se ciernen so-bre el espíritu perdiéndole el rumbo! ¡Oscuridad totalque, cual terremoto, destruyes el piso sobre el que seasienta la seguridad de la vida! Pobre mujer. Abrió losojos como nunca olvidaré, y me miró como si le hubie-ra dicho: «Por las noches me convierto en iguana», o«El problema es que mi hermana aún no regresa de

Venus». Me lanzó una miradatal, como si le hubiera descritola más increíble de las cosasque pueden pasar sobre la Tie-rra. «¡¿Sin regalos?!», estoy se-gurísimo de que pensó. Abrióla boca a punto de comerse losaretes; abrió los ojos tanto, quelogré ver de su corazón espan-tado lo que ni todos los noviosque ha tenido en su vida po-drían juntos describir.

O sea: cataplum.Cuando me di cuenta de que

le había provocado corto circui-to, le solté alguna excusa que ladevolviera a la realidad con de-licadeza, y me fui sin más trámi-te, sin voltear a ver si alcanzó aaterrizar del pequeño viaje aotras galaxias, a donde la enviésin querer.

Fuera de bromas, ¡qué dife-rencia de paradigmas! ¿En ver-dad es tan difícil aceptar que laNavidad no tiene nada que vercon los regalos ni con la unidadfamiliar ni ninguna de esas co-sas, sino con el nacimiento delSalvador del mundo? Les juroque simplemente basta un pe-queño esfuerzo. No es tan difí-cil, créanme.

Fuente: http://fueradebromas.blogspot.com

Voy al supermercado a comprar pilas para el mini-disc. Y veo por ahí algo que me llama mucho la aten-ción: una chica ofreciendo whisky a la gente. Degus-tación, ¿vio? Y como uno tiene su corazoncito esco-cés, en un santiamén alcanzo a la chica en la mesitadesde donde lo reparte.

Llego donde la chica y no dudo ni un segundo:de inmediato me pongo a «trabajarla», así decimospor aquí al operar sobre alguien con el sutil arte de lapalabra. En este caso, ya se imaginan: darle cuerda ala vendedora, hacerle pensar que uno está interesa-do... esas cosas. Y como cae en la trampa, tengo quesoplarme un rato de su cháchara. Es que los vende-dores también tienen su método para trabajarlo a uno.Primero empiezan haciendo un vínculo, haciéndosetus amigos, hasta que, ¡zas!,lanzan la primera estocada. Y lachica lo hace bastante pronto.Luego de un rato de hablarmetonteras, va al grano.

— Mira, el whisky está enoferta. ¡Llévatelo, anda! ¡Va-mos! Es una buena oferta.

Cierto, reconozcámolo. Peroyo no tenía dinero para com-prarme un whisky en esos mo-mentos... ni lo tengo ahora, je,je... Estoy en las vacas flacas.Yo fui por la degustación, ¿vio?Y si hubiera querido comprar-me un whisky hubiera ido poruno mejor todavía, de mejormarca.

—No —le digo muy since-ro, como siempre—, no tengoplata. Voy a ver si convenzo amis papás para que me lo rega-len —esto sí lo dije simplemen-te por salir del paso.

Los ojos se le iluminan: cual-quier cosa sirve para la venta:

—-¡Claro! Como un regalode Navidad de tus padres.

Entonces sucedió. Queconste que yo no tuve la culpa.En mi defensa diré que fue sinalevosía ni premeditación, asíque no quiero correr con gas-tos por daños y perjuicios. Sim-

Que conste que yo no tuve

la culpa. En mi defensa diré

que fue sin alevosía ni

premeditación, así que no

quiero correr con gastos por

daños y perjuicios. Yo le

quise soltar el comentario

con toda la normalidad del

mundo, pero ¡no me imaginé

que para ella iba a ser como

una bomba atómica!

Cuando decimos que Navidades una broma, requiere explica-ción. Estamos acostumbrados abromas malas, chistes que ofen-

den o dañan a otros. Cuando de-cimos que algo es una broma, ge-neralmente nos referimos a bro-mas malas. Pero hay bromas salu-dables y buenas, chistes que noshacen reír y sentirnos mejor enrelación a otros. Navidad es esetipo de chiste, o, como dice Ches-terton, una broma sagrada.

Pues, no les diré si el sacerdo-te fuera yo, pero querría comenzarcon un cuento de humor porqueconecta con el tema de esta homi-lía de Navidad. El autor inglés Gil-bert K. Chesterton refirió a la Na-vidad como una «broma sagrada».Una broma reúne cosas opuestasen una forma inesperada. El chisteque les conté contiene la contra-dicción de la piedad sencilla delsacerdote y su deseo por otro tra-go de whisky. Nos reímos —o almenos sonreímos— porque reco-nocemos contradicciones seme-jantes dentro de nosotros.

Navidad junta las cosas másopuestas: Dios, que deja su poderpara ser un Niño débil. El que viveen la libertad de la eternidad se ataal tiempo. Dios toma nuestra carnecorruptible. Y todo esto para sal-varnos. Es la mayor broma. Ches-terton lo expresa así: De esa bro-ma sagrada depende toda la cris-tiandad.

Hay un cuento de buen humorsobre un sacerdote que pasó se-manas preparando su homilía deNavidad. El sacerdote tenia ner-vios, así que tomó un trago dewhisky para tranquilizarse. Luegoacabó tomando un segundo tragoy un tercero. Fue a su dormitoriopara vestirse y al regresar a su es-critorio, el sacerdote no podía en-contrar la homilía. Buscó en los ca-jones del escritorio y en todos losestantes, sin éxito. Después depasar media hora buscando, el sa-cerdote estaba desesperado. LaMisa iba a comenzar y no podíadar la homilía sin el texto escrito.Finalmente, el sacerdote levantólos ojos al cielo y rezó: «Señor, ayú-dame a encontrar mi homilía. Si lohaces, te prometo que jamás toma-ré otra gotita de whisky». Cuandomiró para abajo, como si fuera unmilagro, vio su homilía. Levantó losojos al cielo. «No te preocupes,Señor. Yo mismo la encontré».

Es importante reconocer queuna broma es como un juego. Ju-gar o bromear no es necesario enla manera en que la comida o eltecho son necesarios. No obstan-te, un juego o una broma puedeser una cosa muy buena. Igual-mente, no era necesario para Dioscrear el mundo, pero lo hizo —y lepareció bueno—. Y, para salvar-nos, Dios no tenía que ser un be-bito, pero lo hizo —y los ángelescantaron «Gloria a Dios en losCielos»—.

Ser cristiano requiere un ciertosentido de humor. Tenemos que verlo extraño en el mundo y en nues-tra vidas. El Papa Benedicto hablósobre esto cuando fue entrevista-do por televisión un verano pasa-do. Durante la entrevista hizo estecomentario: «El buen humor esimportante para mí. No soy unopara hacer muchos chistes, perono se debe tomar la vida muy enserio. Hay un dicho: ‘los ángeles

pueden volar porque no se tomanmuy pesada y seriamente’».

Si la Navidad puede hacernosreír —o al menos sonreír— esta-mos en el camino para descubrir elsentido de nuestras vidas.

En algún sentido nuestras vi-das son una broma, pero no unabroma mala, sino una broma queDios quiere que entendamos.Quiere que participemos en la bro-ma, pero hay una sola forma deentender el chiste: hacer el saltode fe.

Ahora estamos por celebrar lamayor broma de todo, la broma sa-grada de Navidad. Tú y yo quere-mos participar en ella, queremossaber el propósito de nuestras vi-das. Al acercarnos al pesebre, ¿porque no pedirle a Él que nos conce-da un buen sentido de humor, lacapacidad de participar en esa bro-ma sagrada? Les invito a ir conmi-go a Belén. Reírnos —o al menossonreírnos— ante el Niño Dios.

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5El Observador 20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754 NATIVIDAD

Calculando la Navidad: no fueron los cristianosquienes asumieron una fiesta pagana, sino al revés

Muchos protestantes creen que el cristianismo celebra el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre porque los Padres de

la Iglesia se apropiaron de la fecha de un festival pagano, y ya no quieren celebrar el nacimiento de Jesús.

POR WILLIAM J. TIGHE / Mercaba.org

Los cristianos latinos del sigloII querían establecer la fecha his-tórica en la que murió Jesús. En laépoca de Tertuliano ( 155 -220 d.C.)habían concluido que murió el 25de marzo del 29 (hoy consta queello es imposible, pues el 25 de mar-zo del 29 no cayó en viernes).

Edad IntegralAsí pues, en el este tenemos el

6 de abril, y, en el oeste, el 25 demarzo. Llegados a este punto, de-bemos introducir una creencia quese propagó en el judaísmo en eltiempo de Cristo, la de la «edadintegral», según la cual los profe-tas de Israel murieron en la mismafecha que la de su nacimiento o suconcepción.

Los primeros cristianos aplica-ron esta idea a Jesús. Existe algu-na prueba fugaz de que al menosalgunos cristianos en los siglos Iy II consideraron el 25 de marzo yel 6 de abril como la fecha del naci-miento de Cristo, pero rápidamen-te prevaleció la asignación del 25de marzo como la fecha de la con-cepción de Cristo, convirtiéndoseasí en la fiesta de la Anunciación.Ahora bien, ¿cuánto dura un em-barazo? Nueve meses. Si contamosnueve meses a partir del 25 de mar-zo, el alumbramiento es el 25 de di-ciembre, tal como la Iglesia celebraen occidente. Y si se cuenta a par-tir del 6 de abril, el nacimiento es el6 de enero, fecha en la que, hastael día de hoy, las Iglesias orienta-les celebran la Navidad.

Una fiesta cristianaAsí pues, el 25 de diciembre

como fecha del nacimiento de Cris-to no está en absoluto en deudacon las influencias paganas en lasprácticas de la Iglesia durante odespués del tiempo de Constanti-no. Es totalmente improbable quefuera la fecha exacta del nacimien-to de Cristo, pero surgió estricta-mente de los esfuerzos de los pri-meros cristianos latinos para ave-riguar la fecha histórica de la muer-te de Cristo.

ber caído en viernes. Las posibili-dades son, por tanto, el 7 de abrildel 30, o el 3 de abril del 33.

Sin embargo, dado que la Igle-sia primitiva fue forzosamente se-parada del judaísmo, entró en unmundo de calendarios distintos ytuvo que instaurar sus propiosmomentos para celebrar la Pasióndel Señor, en parte también paraindependizarse de los cálculos ra-bínicos de la fecha de pascua. Porotra parte, como el calendario ju-dío era un calendario lunar que

constaba de 12 meses de30 días cada uno, cadapocos años debía añadir-se un mes decimoterceropor un decreto del Sane-drín, para mantener el ca-lendario sincronizado conlos equinoccios y los sols-ticios, así como para evi-tar que las estaciones sefueran «desviando» haciameses inapropiados.

Aparte de la dificultadque debieron tener loscristianos en investigar, oquizás en ser bien informa-dos sobre las fechas pas-cuales en un determinadoaño, el hecho de seguir uncalendario lunar diseñadopor ellos habría dispuesto

en su contra tanto a judíos como apaganos.

El siglo II vio fuertes disputassobre si la Pascua cristiana teníaque caer siempre en domingo o encualquier día de la semana dos díasdespués del 14 de Nisán. Pareceser que los cristianos griegos qui-sieron encontrar una fecha equi-valente al 14 de Nisán en su pro-pio calendario solar y, dado que elNisán era el mes en el que teníalugar el equinoccio de primavera,eligieron el día 14 de Artemision.Alrededor del 300 d.C., el calenda-rio griego fue solapado por el ro-mano y, como las fechas de princi-pio y final de los meses en estosdos sistemas no coincidían, el 14de Artemision se convirtió en el 6de abril.

hay pruebas del Este griego y delOeste latino de que los cristianosintentaban averiguar la fecha delnacimiento de Cristo mucho antesde que lo empezaran a celebrar deuna forma litúrgica, incluso en lossiglos II y III. De hecho, las prue-bas indican que la atribución de lafecha del 25 de diciembre fue unaconsecuencia de los intentos pordeterminar cuándo se debía cele-brar su muerte y resurrección.

¿Y cómo ocurrió todo esto? Pa-rece haber una contradicción en la

fecha de la muerte del Señor entrelos evangelios sinópticos y el desan Juan. Los sinópticos la situa-rían en la pascua de los judíos, mien-tras que Juan la describiría en lavíspera de la pascua judía, en elmomento en que los corderos eransacrificados en el templo para elágape que tendría lugar despuésde la salida del sol ese mismo día.

La primitiva Iglesia se acomo-dó a Juan y no a los sinópticos y,por tanto, creyó que la muerte deCristo había tenido lugar el 14 deNisán. Por cierto, los estudiososmodernos se muestran de acuerdoen que la muerte de Cristo podríahaber tenido lugar en el año 30 oen el 33 d.C., ya que éstos son losúnicos años de esa época en losque la vigilia de pascua podía ha-

forzosamente un significado paga-no antes de haber sido cristiano.

Pero, en realidad, la fecha nohabía tenido ningún sentido reli-gioso en el calendario festivo pa-gano en tiempos anteriores a Au-relio, y el culto al sol tampoco des-empeñaba un papel importante.

Había dos templos del sol enRoma. Uno de ellos celebraba sufestival de consagración el 9 deagosto, y el otro el 28 de agosto.Sin embargo, ambos cultos caye-ron en desuso en el siglo II, en quelos cultos solares orien-tales, como el mitraísmo,empezaron a ganar adep-tos en Roma. Y en cual-quier caso, ninguno deestos cultos, antiguos onuevos, tenían festivalesrelacionados con solsti-cios o equinoccios.

Lo que ocurrió real-mente fue que Aurelio,que gobernó desde el año270 hasta su asesinato en275, era hostil hacia el cris-tianismo, y está docu-mentado que promocionóel establecimiento del fes-tival del «Nacimiento delSol Invicto» como méto-do para unificar los diver-sos cultos paganos delImperio Romano alrededor de unaconmemoración anual del sol. Suintención era que el día 25, en elque comenzaba a alargarse la luzdel día y a acortarse la oscuridad,fuera un símbolo del «renacimien-to» o eterno rejuvenecimiento delImperio Romano, resultado de laperseverancia en la adoración delos dioses cuya tutela (segúncreían los romanos) había llevadoa Roma a la gloria y a gobernar elmundo .

Una consecuenciaEs cierto que la primera prueba

de una celebración cristiana en 25de diciembre como fecha de la Na-tividad del Señor se encuentra enRoma, algunos años después deAurelio, en el año 336 d.C., pero sí

Muchos protestantes creenque el cristianismo celebra el naci-miento de Cristo el 25 de diciembreporque los Padres de la Iglesia seapropiaron de la fecha de un festi-val pagano. Algunos grupos lo in-terpretan como que ello conviertea la Navidad en festival pagano.

Sin embargo, resulta interesan-te saber que la opción del 25 dediciembre es el resultado de losintentos realizados por los prime-ros cristianos para averiguar la fe-cha del nacimiento de Jesús, ba-sándose en cálculos que nada te-nían que ver con los paganos.

Fue más bien al contrario, yaque el festival pagano del «Naci-miento del Sol Invicto», instituidopor el emperador romano Aurelioel 25 de diciembre de 274, fue casicon toda certeza un intento decrear la alternativa pagana a unafecha que ya gozaba de cierta im-portancia para los cristianos roma-nos. Así pues, «los orígenes pa-ganos de la Navidad» son un mitosin fundamento histórico.

Un errorLa idea de que la fecha fue sa-

cada de los paganos se remonta ados estudiosos de finales del si-glo XVII y principios del XVIII.Paul Ernst Jablonski, un protestantealemán, pretendía demostrar que lacelebración del nacimiento de Cris-to el 25 de diciembre era una de lasmuchas «paganizaciones» del cris-tianismo que la Iglesia del siglo IVhabía adoptado, como una de lasmuchas «degeneraciones» quehabían transformado el cristianis-mo apostólico puro en catolicismo.

Por su parte, Dom Jean Hardo-uin, un monje benedictino, intentódemostrar que la Iglesia católica síhabía adoptado festivales paganospero con fines cristianos, sin pa-ganizar el Evangelio. En el calen-dario juliano, creado en el año 45a.C. bajo Julio César, el solsticiode invierno caía en 25 de diciem-bre y, por tanto, a Jablonski y aHardouin les pareció evidente queesa fecha debía haber contenido

Según los cálculos de la época, la

crucifixión de Jesús podría haber

sido un 25 de marzo. Aplicando a

Cristo la creencia de la «edad

integral», según la cual los profetas

de Israel murieron en día y mes

coincidente con el que nacieron o

fueron concebidos, entonces si el

Señor fue concebido el 25 de marzo,

luego entonces su nacimiento habría

tenido lugar el 25 de diciembre

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6 El Observador20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754TEMAS DE HOY

La Virgen nos acompaña a la NavidadPOR MONSEÑOR RODRIGO AGUILAR MARTÍNEZ, OBISPO DE TEHUACÁN

ternidad. ¡Y qué maternidad: ser lamadre del Mesías, largamente es-perado! Así, María sintetiza y ple-nifica la esperanza del pueblo deIsrael, anunciada por los profetas,el último de ellos Juan Bautista.

Oh, María, llena de gracia,preservada de todo pecado desdeel primer instante de tu concep-ción, abogada de gracia y ejem-plo de santidad, intercede pornosotros ante tu Hijo, para queseamos santos e irreprochables asus ojos, por el amor, acogiendo ycelebrando el don de la vida hu-mana, desde su concepción hastasu término natural.

Madre de Guadalupe, quedesciendes al Tepeyac para en-tregarnos a tu Hijo, te nos dascomo Madre y nos acoges entu regazo; recibe este pue-blo tuyo y derrama todo tuamor, compasión, auxilio ydefensa. Ayúdanos a escu-char a tu Hijo Cristo Jesús,a seguirlo como discípulosperseverantes y anunciarlocomo ardorosos misioneros.Con tu intercesión, queremosprofundizar en nuestra fe ybuscar el progreso de nues-tra patria por caminos de jus-ticia y de paz.

María, Madre Buena, que-remos caminar contigo y cre-cer en la esperanza que noslleva a la Navidad, para cele-

Quien más espera y anhela elnacimiento del bebé es, ordinaria-mente, la mamá, pues ella lo ha es-tado sintiendo crecer en su inte-rior. Más todavía, el vínculo no essólo físico, sino también afectivoy espiritual.

La Virgen María es la que másespera la Navidad, el nacimientode Cristo Jesús. Tras el «sí» que lehizo a Dios en el diálogo que tuvocon el arcángel Gabriel, ella paula-tinamente empezó a sentir dentrode su cuerpo cómo empezó a for-marse el cuerpecito de Jesús.

Sabemos que María quedóembarazada sin participación devarón; pero la gestación de Jesússe realizó según el proceso natu-ral. De modo que el óvulo fecun-dado por el Espíritu Santo, rápida-mente se fue desarrollando en sumultiplicación celular, hasta llegara sentir María la presencia de unnuevo cuerpo humano dentro delsuyo, con todas las emocionesque esto significa para la mamá.José no hallaba qué actitud asumirante el hecho, pensando dejar aMaría en secreto, hasta que Diosle avisa que no dude en aceptar aMaría y lo que ha sucedido en ella.José mismo tendrá parte en estamisión.

María había ofrecido a Dios suvirginidad; ella no se imaginabaque Dios le aceptaría dicha ofren-da, pero también le regalaría la ma-

brar gozo-sos elf r u t obendi-to de tuv i e n -tre, Je-sús.

VILLANCICOS NAVIDEÑOSPOR MARÍA VELÁZQUEZ DORANTES

Cuando llega la navidad se entonan entrañables melodías denomina-das villancicos; pero, ¿realmente sabemos el origen de esta hermosamúsica?

Según los datos históricos, el villancico es una de las manifestacio-nes más antiguas de la lírica popular castellana, que en sus orígenesconsistía en una breve canción estrófica con estribillo. Esta denomina-ción apareció en el siglo XV y se refería a una canción en lengua vulgar,

que se apoyaba en las formasestróficas responsoriales comoel virelai, el zéjel, la ballata olas cantigas paralelísticas.

Hacia el siglo XVI, debidoa que las autoridades eclesiás-ticas empiezan a considerar laconveniencia de introducir enla liturgia composiciones encastellano como una forma deacercar al pueblo a los miste-rios de la fe católica, el villan-cico poco a poco va cambian-

do su temática sobre el amor cortés para ir centrándose en temas de tiporeligioso. De esta manera, en los albores del siglo XVII, se empieza autilizar en los responsorios de maitines de las principales fiestas litúrgi-cas como la Navidad.

Durante el siglo XVII, la interpretación de villancicos se hace cadavez más frecuente, a pesar de las prohibiciones por parte de las institu-ciones conservadoras. Los villancicos se habían convertido en una prác-tica cada vez más usual de cancioncitas con forma de diálogo que recrea-ban la sorpresa de los pastores ante el misterio del nacimiento de Jesús.Temas como éste se convertían en un excelente pretexto para realizardivertidas parodias, en las que se hacía la burla correspondiente depersonajes arquetípicos de diversas nacionalidades.

Hoy con la palabra villancico hacemos referencia a la canción deNavidad, que tiene sus orígenes en distintas culturas populares de cual-quier nacionalidad. El villancico que estamos acostumbrados a oír enestas fechas tiene una estructura melódica y armónica sencilla, y normal-mente suele estar interpretado en las voces por coros de niños, suelentener melodías facilonas y poco elaboradas armónicamente.

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7El Observador 20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754 NATIVIDAD

DILEMAS ÉTICOS

JESÚS DE NAZARETPOR SERGIO IBARRA / [email protected]

No fue de balde que Jesús fuesede Nazaret. Esta gente, en su tiempo, fue portadorade lo auténtico, y no se «arrugaba» fácilmente antelos desafíos que enfrentaba. El mismo libro del Deu-teronomio, en sus conclusiones, regresa nuevamentea esta reflección y promesa: «Pero no surgió enIsrael otro profeta como Moisés, con quien el se-ñor trataba cara a cara…» (34, 10). Con esta re-flexión se establece que, quien viniese en tiempos

posteriores, cuyo al-cance fuese sufi-ciente para ser com-parado con Moisés,ya no sería un pro-feta más, sino al-guien que ha trata-do con Dios cara acara, como el amigocon el amigo; conello, alguien que tie-ne el particular pri-vilegio de ser partede Dios.

Desde su naci-miento, la vida de Je-sús deja de mani-fiesto que está acom-pañado de personasdispuestas a llevar acabo la voluntad deDios. Y que parte deeste cometido esconfrontar a las muydifíciles situacionespor las que pasansus padres durantesu desarrollo en elseno de la VirgenMaría, su nacimien-to y su infancia. Esolo sabían quienes lorodeaban. Y lo su-pieron cuando cre-ció y se manifestó.

Celebramos uncumpleaños más de

Jesús. Quienes somos sus seguidores no necesita-mos ver su acta de nacimiento, el análisis de ADN desus padres, la evidencia de la «posada» en la quenació, el diagnóstico clínico de su Madre, por que dealguna forma queremos ser como Él, como los oriun-dos de Nazaret: auténticos, genuinos, bravos.

Esta columna le desea a nuestros lectores queesta Navidad del 2009 en el seno de su familia y consus seres queridos se refrende la fe y el espíritu deNazaret que Él nos encomió asumir.

Sus padres tuvieron que caminar y huir errantes.Buscar una «posada», sitio donde les pudiesen daralbergue, les obligó, junto con el rechazo de la socie-dad, a caminar y caminar..

Se sabe que Jesús nació en un establo. Un esta-blo, que fue la «posada» que encontraron José y laVirgen María, no es esa historia tierna del portal deBelén. El país en que nació Jesús no era la primerapotencia de su tiempo, mas bien era una colonia ex-plotada por el imperioromano, sujeta a lasdecisiones centralesde Roma. Era un paíspobre, sin recursos,integrado por comu-nidades, como mu-chas que aún tenemosen nuestro país en el2009, sin caminos, sinurbanización, sinagua, sin luz —eso niexistía—, sin cons-trucciones lujosas. Y,por si fuera poco, lue-go de su nacimientotuvieron que poner asalvo a Jesús delmonstruo Herodes.

La gente de Naza-ret, por lo que se sabe,era gente brava quecuestionaba y con-frontaba. Digamosque no eran ningunos«dejados». Ésa fue latierra que identificó aJesús. Su llegada aeste mundo estabaanunciada o al menossugerida en el libro delDeuteronomio: «ElSeñor, tu Dios, te sus-citará un profetacomo yo de entre tushermanos. A él escu-charéis» (18,15). Estono es sólo el anuncio de la llegada de un profeta. Espertinente señalar que la crítica a los falsos aparecereiteradamente en el Antiguo Testamento, a los queaparecen en el papel de divinos, a los que se compor-ten como si fuesen auténticos. Asunto que nos debeponer al tanto en el entorno en el que hoy vive lagente común y corriente, como usted, yo y el de en-frente. ¿Cuántas asuntos anuncian hoy los medios decomunicación con la certeza absoluta de conocer, in-terpretar y sintetizar con corrección?

Celebramos un cumpleaños más deNuestro Señor Jesucristo. Quienes somossus seguidores no necesitamos ver su actade nacimiento, el análisis de ADN de suspadres, la evidencia de la «posada» en laque nació, ni tampoco el diagnósticoclínico de su Madre, Santa María, porquede alguna forma queremos ser como Él,como los oriundos de Nazaret: auténticos,genuinos, bravos.

VÍGÍA

¿ADELANTAR LA«MISA DE GALLO»?POR JAVIER ALGARA / San Luis Potosí

Casi no hay país, fuera de los que están más directamente some-tidos a la hierocracia musulmana o al comunismo a ultranza, que nocelebre la Navidad. Incluso países tradicionalmente ajenos al cristia-nismo, o que apenas cuentan con minorías cristianas, como Japón yCorea, se ponen de fiesta en Navidad. Gentes que jamás han escu-chado el Evangelio van de compras para regalar a sus parientes algocon ocasión de la fiesta.

Es cierto que en algunas naciones, entre las cuales está nuestrocatolicísimo México, el famoso refrancillo de «Feliz Navidad» ha ve-nido siendo transformado secularmente por un insípido «Felices fies-tas»; sin embargo, lo que Benedicto XVI llama la realización intrahis-tórica del «derroche de amor de Dios por la humanidad», concretiza-da inicialmente en la encarnación de su Hijo, Jesús el Cristo, en Be-

lén, es un acontecimiento quedifícilmente podría pasar inad-vertido mundialmente y que,lógicamente la Iglesia no debedejar pasar inadvertido ante símisma y ante el mundo.

Obviamente, para la Igle-sia las luces de colores, losarbolitos, los nacimientos, lascenas familiares, el envío detarjetas alusivas y demás tra-diciones de la temporada na-videña son sólo el telón de

fondo sobre el cual se lleva a cabo hoy la verdadera celebración delmisterio de la Encarnación: la liturgia. En ella los fieles no sólo recuer-dan el nacimiento del Niño Jesús en la cueva; el recuerdo se convier-te en acontecimiento tan históricamente real como el que es motivode las festividades. La Palabra de Dios, el Verbo que estaba con Éldesde el principio, se hace carne sacramental en la liturgia. ¿Quémejor forma de conmemorar la Natividad que celebrando la liturgia?

Ahora bien, los signos litúrgicos tienen como finalidad acercar alos fieles a la realidad del misterio celebrado, por lo que se debeintentar preservar su fuerza intrínseca. Esto lo reconoce y recomien-da la misma Iglesia. Entre las cosas que ayudan en este sentido estála hora de la celebración. Lo que conocemos popularmente como«Misa de Gallo» se llama, en la liturgia, Misa de Media Noche. Isaíasdice, en la primera lectura: «El pueblo que caminaba en tinieblas viouna gran luz; sobre los que vivían en tierra de sombras, una luzresplandeció». «Al mediar la noche su carrera, tu Palabra todopo-derosa, Señor, vino desde el trono real de los cielos», dice la Litur-gia de las Horas del día 26. El celebrar la liturgia en el momento en quela oscuridad de la noche es más profunda, para indicar que Dios llega—como en la Pascua— al hombre hundido en la negrura del pecadoy de la muerte, tiene un sentido propio que debería ser conservado.Adelantar el horario de esta Misa con el simple motivo de facilitarque los fieles se vayan a casa a cenar y compartir sus regalos ¿noserá una concesión innecesaria? ¿Realmente salimos beneficiadoscon ello? Una seria reflexión sobre la Navidad y la Encarnación, y sucelebración litúrgica nos ayudará a recuperar plenamente la razón denuestra alegría navideña.

Adelantar el horario paraque los fieles se vayan acasa a cenar y compartirsus regalos ¿no será unaconcesión innecesaria?¿Realmente salimosbeneficiados con ello?

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NATIVIDAD8 El Observador20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754

Las lecciones de Belén: sus personajes, sus lugares, sus símbolosPOR JESÚS DE LAS HERAS MUELA / Catholic.net

HOY NUESTRA TAREA CONSISTE EN RESCATAR LANAVIDAD DE LA FRIVOLIDADPOR GILBERT K. CHESTERTON

CON PERMISO

REIVINDICO

LA NAVIDADPOR MIGUEL ARANGUREN /

www.miguelaranguren.com

Reivindico laNavidad. La Navi-dad por lo que es,por lo que rememo-ra, por lo que noshace volver a vivir. En este sentidobienvenidas sean las luces de colo-res, el esplendor de los escaparates(de aquellas tiendas que siguen abier-tas, pobrecitos comerciantes…), losárboles conmemorativos que en Ma-drid diseñan no se sabe qué elegi-dos por el dedo poderoso del Ayun-tamiento, las cenas de empresa (aun-que este año sean de pan y agua), elchampán, el chimpún y lo que uste-des quieran. Pero reivindico la Navi-dad, la natividad, el nacimiento de unniño en el silencio de la Historia paracambiar la misma Historia y dar sen-tido al sinsentido con el que los hom-bres construimos nuestra propia vida.

Reivindico la Navidad de esa fa-milia que va a celebrarla en ausenciade un ser muy querido, un padre talvez. Será una Navidad de lágrimasfurtivas, de añoranzas, de un lugarvacío en la mesa. Así que reivindicoque en ese lugar vacío pueda sentar-se el Niño, ahora con mayúscula.

Reivindico la Navidad de los hos-pitales, especialmente de aquellosque, por seguir las indicaciones dealgún servicio administrativo, no dis-ponen ni de un pequeño belén con elque apaciguar la angustia de sus pa-cientes. Tal vez el Niño se cuele en laUnidad de Cuidados Intensivos. Talvez al Niño le dé por velar la agoníade un bebé en la UVI infantil. Tal vezal Niño le dé por colarse en la mor-gue para besar la frente fría de alguienque ha muerto sin compañía.

Reivindico la Navidad de los asi-los, sobre todo de aquellos en que alos ancianos no se les permite rom-per la rutina de todas las noches. Alas diez, luces apagadas. Pero losceladores no se han dado cuenta deque hay un Niño que susurra villan-cicos en los oídos de una mujer quehace años perdió la memoria.

Reivindico, en fin, la Navidad delos niños. Porque no se les complicala vida por creer a pies juntillas loque cuentan los Evangelios. Porquellevan semanas preparando —consus renuncias pequeñas, con sus be-neficencias también pequeñas— unpesebre mullido y caliente. Porque laimaginación les transporta a aquellaaldea pobre, a la cuadra o a la cuevadonde se verificó el milagro de losmilagros. Y la imaginación les poneen las manos un corderito de patasatadas para ofrecerlo al Niño, metá-fora de lo que el Niño será tres déca-das después.

Reivindico la Navidad. Tu Navi-dad. Mi Navidad. La Navidad dequien deposita un beso en un piece-cito de barro, convencido de que lorecibe un piececito por el que bulle laprimera sangre caliente.

La Navidad, que en el siglo XVII tuvo queser rescatada de la tristeza, tiene que ser res-catada ahora de la frivolidad. La Navidad, comotantas otras creaciones cristianas y católicas,es una boda. Es la boda del más indómito es-píritu de gozo humano con el máselevado espíritu de humildad y sen-tido místico. Y el paralelo de unaboda es bien válido en más de unamanera; porque este nuevo peligroque amenaza a la Navidad es el mis-mo que hace tiempo ha vulgarizadoy viciado las bodas. Es lógico quehaya pompa y gozo popular en unaboda; de ninguna manera estoy deacuerdo con los que querrían quefuera algo privado y personal, comola declaración de amor o el compro-miso de matrimonio. Si una personano está orgullosa de casarse, ¿de quépodrá enorgullecerse?, ¿y por quése empeña entonces en casarse?Pero en casos normales todo estejolgorio que se organiza está subor-dinado al matrimonio porque existe“en honor” del matrimonio. Fuerona ese lugar a casarse, no a alegrarse;y se alegran porque se han casado.Sin embargo, en tantas bodas de fa-mosos se pierde de vista por com-pleto este serio objetivo y no quedanada más que la frivolidad. Porquela frivolidad es el intento de alegrar-se sin nada sobre lo que alegrarse.El resultado es que al final hasta lafrivolidad como frivolidad empiezaa desvanecerse. Quienes empezarona juntarse sólo por diversión acaban hacién-dolo sólo porque está de moda; y no queda nisiquiera la más débil sugestión de regocijo,sino tan sólo de ruido y alboroto.

De manera parecida, la gente está perdien-do la capacidad de disfrutar la Navidad por-que la ha identificado con el regocijo. Una vezque han perdido de vista la antigua sugestión

de que es por alguna cosa que ocurre, caennaturalmente en pausas en las que se pregun-tan con asombro si es que ocurre algo de ver-dad. Que se nos diga que nos alegremos el díade Navidad es razonable e inteligente, pero

sólo si se entiende lo que el mismo nombre dela fiesta significa. Que se nos diga que nosalegremos el 25 de diciembre es como si al-guien nos dice que nos alegremos a las once ycuarto de un jueves por la mañana. Uno nopuede ser frívolo así, de repente, a no ser quecrea que existe una razón seria para ser frívo-lo. Un hombre podría organizar una fiesta si

hubiera heredado una fortuna; incluso podríahacer bromas sobre la fortuna. Pero no haríanada de eso si la fortuna fuera una broma. Nosería tan bullicioso si le hubiera dejado puña-dos de billetes bancarios falsos o un talonario

de cheques sin fondos. Por diverti-da que fuera la acción del testador,no sería durante mucho tiempo oca-sión de festividades sociales y ce-lebraciones de todo tipo. No se pue-de empezar ni siquiera una franca-chela por una herencia que es sóloficticia. No se puede empezar unafrancachela para celebrar un mila-gro del que se sabe que no es másque un engaño de milagro. Al des-echar el aspecto divino de la Navi-dad y exigir sólo el humano, se estápidiendo demasiado a la naturale-za humana. Se está pidiendo a losciudadanos que iluminen la ciudadpor una victoria que no ha tenidolugar.

Hoy nuestra tarea consiste enrescatar la festividad de la frivoli-dad. Es la única manera de que vuel-va a ser festiva. Los niños todavíaentienden la fiesta de Navidad: al-gunas veces festejan con excesoen lo que se refiere a comer una tar-ta o un pavo, pero no hay nuncanada frívolo en su actitud hacia latarta o el pavo. Y tampoco hay lamás mínima frivolidad en su actitudcon respecto al árbol de Navidad oa los Reyes Magos. Poseen el sen-tido serio y hasta solemne de la gran

verdad: que la Navidad es un momento delaño en el que pasan cosas de verdad, cosasque no pasan siempre. Pero aun en los niñosesa sensatez se encuentra de alguna maneraen guerra con la sociedad. La vívida magia deesa noche y de ese día está siendo asesinadapor la vulgar veleidad de los otros trescientossesenta y cuatro días.

La Navidad es la boda del

más indómito espíritu

de gozo humano con el

más elevado espíritu de

humildad y sentido

místico. Si

una persona no

está orgullosa de

casarse, ¿por

qué se

casa? La gente

está perdiendo la

capacidad de disfrutar

la Navidad porque

no se puede celebrar un

milagro

si se

cree que

éste es un

engaño

Dios, envuelto en pañales, naci-do en la precariedad y en el silen-cio y rigor de la noche. Pero otroscercanos, como los poderosos deaquel entonces de Israel, no lo-graron reconocer al Niño, adorar-le y seguirle. Estaban demasia-dos ensimismados en sus segu-ridades, en su poder.

Las grutas de Belén.- En lasgrutas de la basílica de la Nativi-dad de Belén tenemos huella ymemoria de los Magos. Tres ma-gos de Oriente siguieron una es-trella. Y la estrella se posó en elportal de Belén. Entraron y reco-nocieron al Niño y entendieronel misterioso lenguaje de la es-trella. Adoraron al Niño y le ofre-cieron lo mejor: el oro al que esRey, el incienso a quien es Dios,y la mirra a quien también es Hom-bre. Los magos de Oriente sim-bolizan a los de «lejos»: paraellos también nació Jesús. Y enlos Magos aprendemos a volver,tras un encuentro con Jesús, porun camino nuevo y mejor.

las grandes ofertas consumistasde nuestra sociedad occidental.Belén es pobreza, es paradoja, escontradicción. Es gracia. Esa gra-cia que Dios descubre a los sen-cillos y a los humildes. Esa gra-cia que no perciben los sabios ylos potentados de nuestro mun-do autosuficiente y hedonista.

Dios se esconde en la pobre-za de la gruta de Belén, de la es-trella que señala su nacimiento.Es una estrella de catorce pun-tas, bien rociada del aceite de lasvelas y de los cirios, bien perfu-mada del incienso y bien rodea-da de los besos y de las lágrimasde los fieles.

El campo de los pastores.- Esotro de los lugares de la peregri-nación a Belén. Y, en el fondo,significa lo mismo: la Navidad espara los sencillos, para los quesirven, para los que son limpiosde corazón, para los pobres, paralos que perdonan y los que aman.

Los pastores de Belén fueronlos primeros en reconocer al Niño

otro de los simbolismos y de lasparábolas de la peregrinación aTierra Santa. Desde la Edad Me-dia esta puerta mide poco más deun metro de altura. Sólo los peque-ños, sólo los niños pueden pasarpor ella. Los pequeños y los ni-ños, y también los que son comoellos, pues sólo los que son comoellos entrarán en el Reino de losCielos.

La puerta de Belén es enton-ces la puerta de los sencillos, delos humildes, de los pobres, de losque se agachan y se doblegan. Yes que sólo podemos acceder almisterio del nacimiento del Hijo deDios si lo hacemos con estas acti-tudes. Dice una canción: «Lo bus-caba poderoso, y un pesebre fuesu cuna. Lo esperaban Rey de Re-yes y servir fue su reinar. A Belénse va y se viene por caminos dealegría y de justicia y Dios naceen cada hombre que se acerca alos demás».

Belén no es, pues, un espectá-culo de la gran meca del cine ni de

Mañana hablaré del caminoque lleva a Belén. Que ya no escamino sino muro. Ahora prefie-ro hablar de las lecciones de Be-lén. Son lecciones de sus perso-najes, de sus lugares, de sus sim-bolismos. Son lecciones perma-nentes. Son lecciones de graciay de paradoja, de contradiccióny de sabiduría.

La Casa del Pan.- La primerade ellas es el mismo nombre de laciudad. Belén significa «la casadel pan». Y precisamente es loque es Belén: la casa del Pan deVida. En Belén se amasó el PanVivo y Verdadero. Es Pan de laEucaristía. Es Pan del Amor.

Belén es casa, es hogar, es fa-milia. Es la casa de Dios, es el ho-gar de Dios, es la familia de Dios.Y por eso Navidad es hogar, esfamilia. No hay Navidad sin ho-gar. Familia es también el nombrede la Navidad.

La puerta de la gruta de Be-lén.- La puerta de acceso a la ba-sílica de la Natividad en Belén es

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DEBATE 9El Observador 20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754

Clarísimo retorno al paganismo: adiós a la Navidad,hoy la moda es celebrar el solsticio de invierno

POR DIANA R. GARCÍA B.

Hace algunos años, cuando eramuy común enviar tarjetas posta-les de felicitación en el mes de di-ciembre, algunas de ellas eran cla-ramente navideñas, es decir, teníanalguna imagen alusiva al nacimien-to de Jesucristo; muchas otras, sibien ostentaban el letrero de «felizNavidad», se olvidaban pictórica-mente del acontecimiento de Be-lén pues mostraban paisajes neva-dos, muñecos de nieve, escarcha,etc. Pero había un tercer grupo detarjetas, muy reducido, que eranenviadas por los masones a susamigos y conocidos; ellas llevabanesta leyenda: «Feliz solsticio deinvierno».

La celebración de los masonesLa religión masónica, inventa-

da durante la Edad Media, incom-patible con el cristianismo y des-crita por la beata Ana Catalina Eme-rich como «comunión de los incré-dulos», «falsa iglesia sin Reden-tor, en la que el misterio es no te-ner misterio», tuvo que echarmano de la naturaleza para teneralgo que celebrar. Dice el masónmexicano Luis Alejandro Yáñez-Arancibia(www.freemasons-freemasonry.com): «Los masonestambién festejamos la ‘navidad’,pero a diferencia de otras filoso-fías festejamos el ‘culto a la natu-raleza’, celebrada en cuatro oca-siones: los dos equinoccios y enlas dos etapas del solsticio de ve-rano e invierno». Más aún, «lasfiestas solsticiales... son el momen-to simbólico donde los masonesnos recogemos hacia el interior denuestro microcosmos y adverti-mos nuevas verdades morales ynuevas realidades espirituales paracontinuar con la obra suprema, enun nuevo comienzo».

Para justificar la celebraciónactual del solsticio de invierno, elseñor Yáñez-Arancibia describecómo numerosos pueblos paga-nos europeos, americanos, asiáti-cos y africanos lo celebraron has-ta el grado de llegar a creer que el

sol era un dios y, por tanto, dignode ser adorado.

El paganismo es mundialPero el retorno abierto al pa-

ganismo relacionado con la natu-raleza hoy ya no es sólo patrimo-nio de la masonería. Hay toda unapromoción para que las culturasaborígenes de cualquier parte delplaneta retornen a las antiguasprácticas pagano-religiosas. Ypara quien no pertenezca a unacultura ancestral politeísta, siem-pre está la opción de adherirse alas modernas corrientes new ageadoradoras de la naturaleza.

En 2007 —y seguramente en2008 también—, en la explanadaque está entre la Catedral y el pre-

hispánico Templo Mayor (zócalo)de la ciudad de México, y con elapoyo del gobierno socialista deMarcelo Ebrard, se realizó la ma-ñana del 22 de diciembre un ritoreligioso del «nacimiento del nue-vo sol, la muerte y resurrección del

dios Huitzilopochtli». La ceremo-nia incluyó la «petición de permi-so a los cuatro Rumbos [¿?] y a lostres Corazones [¿?] para tender elTlalmanall Conjunto [¿?] y encen-der los 13 fuegos [¿?] de Quetzal-cóatl» —¿qué no era una fiesta deHuitzilopochtli?—, así como dan-zas y ofrecimiento de flores «paracompartir la vida del sol nuevo».

En diciembre de ese mismo año,pero en Sevilla, España, la alcaldía—también socialista— anuncióque ya no pondría alumbrado na-videño: «pondremos alumbrado desolsticio de invierno».

Una mujer de nombre Olga Cal-duch, miembro de un grupo espa-ñol promotor de la «energía de losmayas galácticos», invitaba por

internet (www.doomha.es) en di-ciembre de 2008 a celebrar el sols-ticio de invierno a través de un ri-tual New Age que, entre otras co-sas, incluía la preparación de unplato con tierra, un vaso con agua,una vela e incienso; luego había

que darle gracias a «los dioses dela tierra, del agua, del aire y del fue-go» por todo lo recibido duranteel año, confiando en que «sus el-fos y hadas» se encargarían de«mimar» el siguiente año a sus ado-radores.

Entre los adherentes de la Nue-va Era no todos profesan lo mis-mo; pero parece que una de lascreencias qué más se extiende a ni-vel mundial es la de que el 21 dediciembre desciende «el espíritude la navidad», aunque sólo ellossaben a qué se refieren con las pa-labras «espíritu» y «navidad».

Paganismo involuntarioMas no hace falta andar en

esas movidas para dejarse imbuir

por la «navidad» pagana. De he-cho, millones de familias que jamásle bailan a los dioses ni le rindenpleitesía a los cuatro elementos, yque incluso en los censos de susrespectivos países dicen profesaralgún tipo de religiosidad cristia-na — «somos católicos», asegurala mayoría en México—, en reali-dad no celebran la Navidad (conmayúscula) sino el invierno (aun-que el masón Yáñez-Arancibiatenga el descaro de llamarlo «na-vidad», lo mismo que algunos newagers, pero siempre con minúscu-la).

Navidad es...Porque la palabra Navidad, que

es contracción de Natividad, pro-veniente a su vez del latín nativi-tas que significa «nacimiento» o«natalicio», fue acuñada para re-ferirse al nacimiento de Jesucris-to, no para la muerte y renacimien-to del dios azteca Huitzilopochtli,ni para adorar al romano dios de laagricultura Saturno, ni para la fies-ta de año nuevo inca, ni la del diossol de los celtas, ni para el partode la diosa egipcia Isis, o el naci-miento del dios Mitra de los per-sas. Todas esas festividades pa-ganas —y muchas otras más rela-cionadas con el solsticio de invier-no— tienen sus nombres propios:Panquetzaliztli, Saturnalia, Capac-Raymi, etc. No se llaman Navidady nunca, nunca serán Navidad.

Santacloses, aldeas nevadas,renos, trineos, bosques inverna-les: fiesta del invierno.

Misa de Gallo, Nacimiento,Sagrada Familia, María Madre deDios, Magos de Oriente: fiesta dela Natividad de Cristo, el Señor.

Simplemente, sin Jesús no hayNavidad.

¿Qué celebra con su familia?

¿El invierno? ¿O la Navidad?

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DEBATE10 El Observador20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754

Ni te imaginabas a Frosty, elmalvado muñeco de nieve

POR MARÍA VELÁZQUEZ DORANTES / [email protected]

LOS VALORES DE LOS MEXICANOS

Y TÚ, ¿QUÉ CELEBRAS?POR ANTONIO MAZA PEREDA / [email protected]

que otros! No hay nada de malo en todoesto. Sólo que eso no es el sentido autén-tico de la Navidad. Navidad es la celebra-ción del nacimiento de Jesús, de nuestraredención, del momento luminoso en queDios se hace hombre para ganarnos el Cie-lo. Para los cristianos, eso es la Navidad.

Es nuestra fiesta, y es importante quele demos su sentido profundo. Si otros no

se lo dan, si aprovechaneste tiempo para cele-brar otras cosas, muybuenas pero diferentes,está bien. Pero es ne-cesario que no perda-mos el sentido original

de esta celebración.Celebremos nuestra Navidad, no ne-

gando la alegría, ni la familia, ni los niños,pero dándole el sentido que tiene. No ce-lebramos la alegría por la alegría, sino porAquél que nos hace alegres: Dios hechoNiño. No damos regalos nada más porquetoca; lo hacemos porque recordamos elmayor regalo que Dios le hizo a la humani-dad: ¡Su mismo Hijo! Festejamos a los ni-ños, en recuerdo del Niño que vino a sal-varnos.

¡Feliz Navidad!

¿Cómo que qué celebro? Pues ¡la Na-vidad! ¿Qué no te has dado cuenta? ¡Sidesde principios de noviembre ya todoslos adornos se venden en los súpers y enlas tiendas! ¡Las calles y casas ya estánadornadas! ¡Ya todos están llenando lastiendas, comprando millones de regalos!¡Ya hace mucho que hubo preposadas, po-sadas, celebraciones en las empresas! ¡Na-vidad, por supuestoque celebro la Navi-dad!

Pues sí, amiga yamigo. Me doy cuenta.Celebramos la Navidad.De lo que no estoy se-guro es de qué celebramos en Navidad.Celebramos muchas cosas: la felicidad, laalegría de los niños, la reunión en familiade los que pocas veces nos reunimos…cosas todas muy buenas. Otras, tal vez me-nos navideñas: las comilonas, los brindis,los bailes, que bien podrían ocurrir en cual-quier momento del año. Algunas, hasta ri-sibles, como ciertas costumbres importa-das: la nieve, el Santa Claus… hasta, comodice una canción muy conocida: «Navi-dad, traes en tu blancura la felicidad»¡Como si un color nos hiciera más felices

No celebramos la alegría

por la alegría, sino por

Aquél que nos hace

alegres: Dios hecho Niño

la sonrisa de los demás y que es un charla-tán.

No obstante, la difusión del famoso mu-ñeco de nieve tiene que ver más bien con losmedios de comunicación y la creación de uncortometraje en el que se enfrenta Jesús encontra de Frosty; este último es el nombredel muñeco de nieve. La historia se vuelcaen un guión donde se cuenta cómo cuatroniños construyen un muñeco de nieve lla-mado Frosty y, cuando le colocan un som-brero en la cabeza, éste cobra vida. Desafor-tunadamente, Frosty se vuelve malo y peli-groso, brotándole numerosos tentáculos.Esto ocasiona que uno de los niños diga una

de las frases más famosasde South Park: «¡Oh Diosmío! ¡Frosty ha matado aKenny!». Los chicos pidenayuda a Santa Claus; sinembargo, se trata de Frostydisfrazado de él, y asesinaal homólogo de Kenny. Losdos chicos restantes huyen,y se topan con una repre-sentación navideña de Je-sucristo, quien se enfrenta

al muñeco de nieve y lo derrota con su au-reola mágica. Después de esto, uno de losniños dice otra de las frases más célebres:«¿Sabes?, hoy he aprendido algo». Los doschicos descubren el «verdadero significado»de la Navidad: los regalos. Y acuden a casapara llevarles regalos a sus padres.

El asunto aquí es cuestionarnos esta ideaque exportan los Estados Unidos, porque elcristiano debe saber que el verdadero signi-ficado de la Navidad no es el regalo material;la Navidad no es una cosificación cultural,como se nos quiere transmitir.

¿Qué significado tienen algunos elemen-tos que adornan nuestros hogares en épo-cas decembrinas? Pensemos, por ejemplo, enel muñeco de nieve, el cual está presente enlugares donde nunca cae una pizca de nieve.

La Navidad es un momento de recogi-miento interior y familiar, y la rodeamos desímbolos que muchas veces no tienen nadaque ver con ella y con el verdadero objetivo:el nacimiento de Jesús.

Es a través de las leyendas y las fábulascomo el muñeco de nieve ha llegado a nues-tra sociedad. Nos sobran vocablos para des-cribir su presencia; entre ellos encontramosaquel que lo ha catalogado como el «padre»del invierno.

No obstante, el significa-do particular del muñeco denieve está estrechamente re-lacionado con los países enlos que, evidentemente, nie-va, y donde también está li-gado con concepcionesideológicas. Es el caso deLituania, donde el muñecode nieve es denominado«hombre sin cerebro». Uncaso en particular se dio en el 2005, cuandose construyeron 141 muñecos de nieve cer-ca del Parlamento como muestra de las pro-testas contra el gobierno.

Otra de las historias del muñeco de nieveestá ligada con el hombre más frío del plane-ta, que se supone vive en un reino encanta-do, donde la tierra siempre está cubierta deblanca y fresca nieve, en el que no existenlos niños malos, donde las cunas están he-chas de algodón dulce. Todos juegan jun-tos, los animales son amigos de los niños.Pero también existe ese hombre frío que roba

VÍGÍA

DE NACIMIENTOS YSANTACLOSESPOR JAVIER ALGARA / San Luis Potosí

ravillosa como inesperada. Sobre todo anosotros, tan acostumbrados a que el queofrece experiencias y felicidades navide-ñas únicas es el ubicuo santaclós, dis-puesto siempre a robar nuestra corazón deconsumistas. ¿Qué felicidad genuina nospuede dar quien a cambio de ella nos hace

sacar la tarjeta de crédito?Santaclós no espera de no-sotros una mirada, sino uncheque. Tampoco nos es-pera en el silencio, sino enla vocinglería de los prego-nes comerciales, entre lu-ces de neón y campanas de

plástico no degradable. Sabe que sus re-galos junto al arbolito iluminado no lo-grarán hacer que decidamos ser nosotroslos que salgamos por ahí a regalar a lospobres. Ni intenta convencernos de pre-ferir llegar tarde al intercambio de regalosen la fiesta navideña para poder mirar agusto al Niño en la liturgia de Nochebue-na. Mucho menos espera el sonrientehombre de rojo que el encuentro de sumirada con la nuestra nos haga decidiramarlo sobre todos los regalos que él nosofrece.

Mejor hay que buscar la mirada delSeñor frente al nacimiento.

Santa Teresa de Ávila recomienda: «Noquiero más que le miréis. ¿No podéis mirarla cosa más hermosa que se puede imagi-nar? Mirad que no está aguardando otracosa sino que le miréis». Se refiere, obvia-mente, al Señor Jesús, quien nunca, ni si-quiera cuando nuestro pecado nos ha con-vertido en sus enemigos,nos deja de mirar. Tenía ra-zón, entonces, el Pobrecillode Asís cuando elaboró elprimer nacimiento hace yaalgunos siglos.

La imagen del Niño, re-costada en pesebres de pa-jilla rodeados de heno y papel pintado, entreperegrinos, pastores y reyes de barro, ma-dera o porcelana, genial tradición del mun-do cristiano, no es sólo un adorno más delos que pueblan nuestro mundo navide-ño. Es, en cierto modo, la ayuda más efec-tiva con que contamos, fuera de la liturgia,para poder practicar el consejo teresiano.La artesanía popular, apoyada en la fe, pue-de abrirnos los ojos para contemplar la ma-nifestación más hermosa del amor de Dios,con la condición que deseemos mirarlo.

Un rato de silencio, frente al nacimien-to familiar o parroquial, la Biblia a la mano,puede brindarnos una experiencia tan ma-

Santaclós no

espera de nosotros

una mirada, sino

un cheque.

Guerra al Niño Jesús: ya existen losbelenes «laicos» y los belenes «gay»

POR DIANA R. GARCÍA B.

nació el Niño Jesús. La supuesta «virgen»fue un personaje voluptuoso, con escanda-loso escote, minifalda, rizada peluca rubia yabundancia de maquillaje, que hacía alardede su desplante fumando un cigarrillo al tiem-po de cargar al «niño», representado por unmuñeco. San José y los demás personajes

tenían cierto aire de soldados romanos apesar de sus modernas y sugerentes vesti-mentas de cuero.

Los organizadores de esta desagrada-ble parodia invitaban a la gente a acercarsepara tomarse una foto con los personajesde la «simpática» —así la describieron al-gunos medios de comunicación— represen-tación.

Las organizaciones católicas de la ciu-dad se quejaron de inmediato ante el Ayun-tamiento de Ámsterdam solicitando que re-tiraran el disparatado «belén» por tratarsede una burla de los valores cristianos a losque se refiere la Navidad. Pero sus organi-zadores argumentaron que no pretendíanofender a nadie, sino sólo promocionar lacapital holandesa como destino gay.

Si usted creía que ya lo ha visto todo,quizá se sorprenda al descubrir que en añosrecientes ya tuvo lugar la invención de losbelenes o nacimientos «laicos» y los «gay».A fin de cuentas, éstos no son sino unaexpresión más del rechazo —disfrazado detolerancia— hacia el Niño Jesús, Dios Sal-vador del mundo.

En España, diversos lecto-res del semanario católico Alfay Omega vienen denunciandodesde hace tiempo la exhibiciónde belenes «laicos» pr parte deautoridades socialistas. Escribe,por ejemplo, Santiago BarreroPríncipe, desde Madrid:

«Belenes laicos, la verdad,no había visto ninguno, hastaeste año. El lugar: la estaciónde Atocha, en Madrid... Comosi se tratase de un auténtico be-lén, sobre una amplia tarima con luces y nie-ve artificial, se puede comprobar el espectá-culo: unos cuantos árboles navideños, mu-ñecos de nieve, más y más nieve y, en me-dio, un número considerable de bolsas ypaquetes de algunas firmas comerciales.¡Ahí está la decoración navideña para sercontemplada por todo el que pasa!».

Pero el asunto está mucho peor en Ho-landa. El año pasado, en Ámsterdam, se ce-lebró la Pink Christmas, a fin de promocio-nar el estilo de vida homosexual. Para ellose montó, no en terreno público sino a laentrada de una discoteca pero en sitio bienvisible para todo el que pasaba por la calle,un «nacimiento» gay.

La escenografía del «belén» viviente notenía nada de la humildad del establo donde

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El Observador 20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754 CONTEXTO ECLESIAL 11

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO

«Dichosa tú que has creído» (Lc 1, 39-45)POR EL PADRE UMBERTO MARSICH, M.X. / [email protected]

proclamarlo: «Dichosa tú, que hascreído». María, una vez más, esproclamada dichosa por su enor-me fe. Es la creyente por excelen-cia, y lo es en contraste con Zaca-rías, esposo de Isabel, quien nocreyó en el poder de Dios. En fin,María es dichosa gracias a la feque ha prestado a la Palabra deDios comunicada por el ángel.También Isabel brilla por su granfe. Además, está persuadida deque se cumplirá, en María, todocuanto le ha sido dicho por partede Dios. Reconoce en María la di-cha de colaborar con los designiosde Dios: «Dichosa tú, que has creí-do, porque se cumplirá cuanto tefue anunciado de parte de Dios».

Conclusión

Hoy hemos contemplado la vi-sitación de María a su prima Isa-bel. Nos hemos asociado al rego-cijo de Isabel por tan extraordina-ria visita. También hemos percibi-do la trascendencia del encuentroentre dos niños no nacidos aún;sin embargo, llamados a protago-nizar hechos extraordinarios de sal-vación.

Caemos en la cuenta de quetoda vida, ya desde su inicio en elseno materno, ha sido querida porDios para la realización de algúnmisterioso proyecto. Desde luego,debemos aprender a respetarlasiempre, incluso desde el seno dela madre. Cada vez, por lo tanto,que Dios «besa» la Tierra, a travésdel amor de un hombre y una mu-jer, y nace una creatura humana, aesa pequeñez de creatura le debe-mos igualmente respeto y amor. Encada niño que nace se hace pre-sente Dios.

que María está gestando, consti-tuye ya un esbozo de adoracióndel Hijo de Dios. Desde este mo-mento, por cierto, el seno de Maríase convierte en el primer sagrariodel mundo e Isabel, reconociendocomo «su Señor» al niño que Ma-

ría lleva en su seno, se convierteen su primera adoratriz: «¿Quiénsoy yo para que la madre de miSeñor venga a verme?».

¡Dichosa tú, que has creído!

Dios elige a dos sencillas mu-jeres de pueblo para realizar sumagno proyecto de salvación hu-mana. La mano divina, de hecho,con todo su poderío, se revela enlas dos maternidades: en la virgi-nal de María y en la infértil de Isa-bel. Mujeres dotadas de inmensafe. Con respecto a María, el ángelya había apreciado su fe y con-fianza; sin embargo, también suprima Isabel siente la necesidad de

«En aquellos días —nos rela-ta el evangelista Lucas— Maríase encaminó presurosa a un pue-blo de las montañas de Judea y,entrando en la casa de Zacarías,saludó a Isabel». La razón de suvisita es que también Isabel, suprima, está prodigiosamente espe-rando un hijo. El hecho revela tam-bién la prontitud de María, cuan-do se trata de socorrer a otros, ysu docilidad a las mociones delEspíritu Santo. Sabiendo, en efec-to, por el ángel, que Isabel estabaesperando un hijo, María va a todaprisa a brindarle su compañía y susservicios. Su humildad y genero-sidad la ha conducido a la grande-za del servicio desinteresado a Isa-bel. También nosotros, por cierto,tenemos que ser conducidos alservicio desinteresado y genero-so, hacia aquellos que lo necesi-tan, convirtiéndonos así en manos,brazos y corazón del amor de Dios.Exactamente como María.

El primer sagrario del mundo: María

El don de la vida de dos bebés,Juan y Jesús, es lo más sobresa-liente de este tiempo pre navide-ño. El momento de su encuentrodesata asombro y produce saltosde alegría en el hijo de Isabel. Estesalto, en efecto, es la expresiónde la alegría mesiánica: «En cuan-to Isabel oyó el saludo de María—nos señala el evangelista— lacriatura saltó en su seno». Suce-sivamente, es la prima Isabel quien,llena de Espíritu Santo, explota enimportantes exclamaciones profé-ticas: «¡Bendita tú entre las muje-res y bendito el fruto de tu vien-tre!». El reconocimiento, por partede Isabel, de la magnitud de la vida

El Niño es Luz de LuzQueridos hermanos y hermanas:Cuando Jesús nació en la gruta de Belén, una «gran luz» apare-

ció sobre la Tierra; una gran esperanza entró en el corazón de cuan-tos lo esperaban: «lux magna», canta la liturgia del día de Navidad.

Ciertamente no fue «grande» según el mundo, porque, en unprimer momento, sólo la vieron María, José y algunos pastores,luego los Magos, el anciano Simeón, la profetisa Ana: aquellos queDios había escogido. Sin embargo, en lo recóndito y en el silenciode aquella noche santa se encendió para cada hombre una luz es-pléndida e imperecedera; ha venido al mundo la gran esperanzaportadora de felicidad: «el Verbo se hizo carne y nosotros hemosvisto su gloria» (Jn 1,14)

«Dios es luz —afirma san Juan— y en Él no hay tinieblas» (1 Jn1,5). En el libro del Génesis leemos que cuando tuvo origen el uni-verso, «la tierra era un caos informe; sobre la faz del Abismo, latiniebla». «Y dijo Dios: “que exista la luz”. Y la luz existió» (Gn1,2-3). La Palabra creadora de Dios —Dabar en hebreo, Verbum enlatín, Logos en griego— es Luz, fuente de la vida. Por medio delLogos se hizo todo y sin Él no se hizo nada de lo que se ha hecho(cfr. Jn 1,3). Por eso todas las criaturas son fundamentalmente bue-nas y llevan en sí la huella de Dios, una chispa de su luz. Sin embar-go, cuando Jesús nació de la Virgen María, la Luz misma vino almundo: «Dios de Dios, Luz de Luz», profesamos en el Credo. EnJesús, Dios asumió lo que no era, permaneciendo en lo que era.Aquel que es el creador del hombre se hizo hombre para traer almundo la paz. Por eso, en la noche de Navidad, el coro de los ánge-

les canta: «Glo-ria a Dios en elcielo / y en latierra paz a loshombres queDios ama» (Lc2,14).

«Venid, na-ciones, adoradal Señor». ConMaría, José ylos pastores,con los magos yla muchedum-

bre innumerable de humildes adoradores del Niño recién nacido...El Señor, que ha hecho resplandecer en Cristo su rostro de mise-

ricordia, os colme con su felicidad y os haga mensajeros de subondad. ¡Feliz Navidad!

Extractado del mensaje de Navidad del 25 de diciembre 2007

La voz del vicario de Cristo

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HISTORIAS NAVIDEÑAS12 El Observador20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754

LA PRIMERA NAVIDADNo podía imaginar que alguien pudiera estar tan loco como para renunciar a

estar presente en Belén para el nacimiento de Jesús de Nazaret.

POR LEO BUSCAGLIA / Amorpostales.com

mujer que está siendo amenazada con golpearla yaun matarla, si no paga las deudas de su padre. Unavez más Artabán ofrece la perla, su última posesión,a cambio de la vida de la mujer.

Ahora realmente no le queda nada. Todo lo quetuvo la intención de entregar en adoración lo ha dadoal servicio de la humanidad. Para aumentar sus tribu-laciones, Artabán recibe el golpe de una piedra quecae de una estructura que se estaba derrumbandodebido al terremoto que acompañó a la crucifixión.Está seguro de que morirá sin ver jamás a su Señor.Pero mientras yace sangrando y moribundo, escuchauna débil voz desde muy lejos.

— En verdad os digo, todo lo que habéis hecho almás pequeño de mis hermanos, lo habéis hecho Con-migo.

Al oír esto Artabán, el cuarto ReyMago, muere feliz sabiendo que susregalos sí fueron recibidos por suSeñor.

Por fin comprendí. Al principiopensé que el Rey Mago no habíasido tan sabio al perder la oportuni-dad de dar testimonio de la primeraNavidad por regalar todos sus bie-nes, por haber pasado toda la vidaatendiendo a los demás, pero depronto lo entendí. Artabán cierta-mente era el más sabio y el másjusto de todos los Reyes Magos.

Tarde se me hacía para narrarla historia a papá y mamá. Elloshabían establecido la costumbrede contar cuentos y escuchaban

con mucha atención. Al terminar, se miraron uno alotro durante un rato en silencio. Luego habló mamá:

— Qué bonito cuento —dijo—, y es verdad. Cuan-do das lo que tienes para ayudar a los demás es comodárselo a Dios.

Papá preguntó:— ¿Qué vas a darle a la simpática señora de la

biblioteca?«Caray —pense—. No tengo nada que darle».— Ya sé —dijo mamá— , le haré un buen plato de

ravioles.— ¡Ravioles! —grité. Estaba seguro de que mi

preciosa amiga, que acababa de darme un regalo tansofisticado, se mofaría de los ravioles de mamá. Yoquería darle rubíes, incienso o cuando menos mirra(¡ni siquiera sabía lo que era eso!).

Como de costumbre, mis protestas no tuvieronmucho peso y pronto me encontré camino a la bi-blioteca con un platón lleno de ravioles hechos encasa y una jarra de rica salsa roja, todo envuelto enbolsas de papel café. En el camino pensé en todaslas maneras en que podría deshacerme del regalo.Mis padres nunca lo sabrían. Pensé en echar losravioles por la coladera, en tirarlos atrás del merca-do de alimentos o aventarlos al basurero. Pero mibuena conciencia prevaleció y me dirigí hasta la bi-blioteca. Allí encontré a mi amada sentada detrásdel escritorio.

— Leo —me saludó con afecto cuando entré.— Le traigo un regalo —expliqué, ofreciéndole

las bolsas de papel—. Es un poco tonto —tartamu-deé—, es algo para que lo coma después.

Ella tomó el paquete con ansias y se asomó a labolsa que contenía el platón de ravioles. Sus ojos seiluminaron:

— ¡Ravioles! —exclamó— ¡Me encantan los ra-violes! Muchas gracias. Y no es un regalo tonto. Esun verdadero tesoro, más valioso que las joyas.

«¿Más valioso que las joyas?», pensé.Sí... Por supuesto... Por fin entendí realmente La

historia del otro Rey Mago. Los ravioles de mamáadquirieron un significado muy especial.

Cuando era niño perdí la «chaveta» por una bi-bliotecaria. Cada semana ella se encargaba de la horade los cuentos en el jardín de la biblioteca de nuestrobarrio. Nos leía maravillosos cuentos de aventura, fan-tasía y belleza. Yo nunca faltaba a estas sesiones. Dehecho, con frecuencia llegaba con horas de anticipa-ción para asegurarme una silla en la primera fila y noperderme una sola palabra.

Recuerdo vívidamente aquella Navidad cuandoleyó La historia del otro Rey Mago, de Henry VanDyke. Yo tenía ocho años. Por lo general, ella leíamuchos cuentos durante la hora asignada, pero enesta ocasión sólo leyó uno.

Al terminar de leer nos abrazó a todos, deseándo-nos una feliz Navidad. Se arrodilló a mi lado y sonrió.

— Tengo un regalo de Navidad para ti. Quieroregalarte el libro que acabo de leer –—y me en-tregó su copia de La historiadel otro rey mago

— ¿Te gustó este cuento?—me preguntó.

Francamente, yo no habíaentendido el cuento pero, porsupuesto, no se lo iba a decir. Encambio le respondí:

— Sí, me pareció muy intere-sante.

En realidad, el cuento me ha-bía desconcertado. No podía ima-ginar que alguien pudiera estar tanloco como para renunciar, por cual-quier motivo, a estar presente enBelén para el nacimiento de Jesúsde Nazaret. Tampoco podía com-prender que una persona regalaralos rubíes y perlas que supuestamente serían el rega-lo de cumpleaños de Cristo a los crueles soldados y alos intrigantes cobradores de adeudos.

Recuerdo que me dirigí directamente a la casa, conel librito en la mano, decidido a leerlo una vez más. Sia mi maravillosa amiga le gustaba el libro, a mí tambiénme habría de gustar.

Como muchos saben, la historia narra el viaje má-gico de los tres Reyes Magos de Oriente, cómo viaja-ron desde muy lejos, guiados por una estrella, parallevar regalos a un Rey recién nacido que estaba enun pesebre en Belén. Pero sugiere que había un cuar-to Rey, del cual yo nunca había sabido, quien tambiénvio una estrella en el Oriente e inició el largo y penosoviaje para reunirse con los otros Reyes, cargando susvalioso regalos.

Según la historia, los tres Reyes Magos no tuvie-ron dificultad alguna para llegar a Belén; sin embargo,el cuarto, Artabán, sólo tuvo problemas. En primerlugar encontró a un exiliado hebreo enfermo, solo ymuriéndose en el desierto. Lleno de compasión, Arta-bán se detiene y atiende al enfermo. Esta demora oca-siona que falte a su cita con los otros Reyes Magos y,en consecuencia, no está presente en el pesebre aque-lla primera Navidad llena de magia.

Sin embargo, él sigue viajando. Poco después en-trega uno de los regalos que eran para el Niño reciénnacido para salvar la vida de otra criatura que, deacuerdo con el decreto de Herodes, fue condenada amorir. Una y otra vez Artabán se detiene para atendera los enfermos, consolar a los oprimidos y a los pre-sos y dar de comer a los hambrientos.

Al final de la historia Artabán está desesperadoy cansadísimo. Comprende que ha dedicado treintay tres años a la búsqueda y que al final se encuentrasolo en el Gólgota. Aquí descubre que el Hijo deDios, a quien se dedicó a buscar muchos años an-tes, ha sido condenado a morir en la cruz. De inme-diato piensa en su última posesión, una perla. Estáseguro de que ésta comprará la libertad de Cristo.Pero aún en el camino hacia el lugar encuentra a una

AQUELLA SEÑORA NOTENÍA ZAPATOSPOR EL P. JOSÉ MARTÍNEZ COLÍN / Cunavidad.com

En ocasiones pensamos que nuestros problemas son los más gran-des del mundo.

Algo parecido le sucedió a un muchacho llamado Francisco, hastaque le sucedió un encuentro inesperado con una señora.

Francisco siempre había sido un buen estudiante y deportista. Ensus estudios, era un alumno sobresaliente.

Le gustaba el básquetbol y sabía jugarlo. En su casa le llamaban «elatleta de la temporada» y él se sentía feliz.

Se había preparado especialmente para jugar la próxima temporada.Incluso había comprado unos zapatos tenis muy suaves y cómodospara jugar. Tal vez por esa situación tan halagadora le produjo un grandolor cuando al leer la lista de los seleccionados no se encontró en ella.

Lleno de esperanzas buscaba frenéticamente su nombre, pero noestaba.

Ese día sintió como si hubiera dejado de existir, como si se hubiesevuelto invisible.

Muy triste salió de los vestidores, tratando de encontrar una explica-ción a su exclusión del equipo.

Caminó durante un buen rato, pero nada lo consolaba.Duró varios días de mal humor, no queriendo hablar con nadie y

respondiendo mal a sus padres cuando intentaban acercársele.Nada le agradaba.

Pero un día de mucho frío y lluvia tomó el autobús de costumbre y sesentó cerca del chofer.

Una mujer muy adelantada en su embarazo con paso lento subió alcamión y se sentó detrás del asiento del chofer.

Entonces el chofer le preguntó en voz alta:— ¿Dónde están sus zapatos, señora? Porque afuera habrá sólo diez

gradosde temperatura.Francisco no se había fijado, pero, efectivamente, la señora iba sólo

con unas calcetas medio mojadas.La señora le contestó al chofer:— No puedo darme el lujo de tener zapatos. Subí al autobús sólo

para calentarme los pies. Si no le importa viajaré con usted un rato.El chofer se rascó su cabeza calva y exclamó:— Sólo dígame cómo es que no puede permitirse unos zapatos.La señora le dijo:— Tengo ocho hijos. Todos tienen zapatos. No quedó dinero para

mí. Pero está bien, el Señor cuidará de mí.En ese momento Francisco miró hacia abajo, observó sus nuevos

tenis Nike de básquetbol.Sus pies estaban cálidos y cómodos, igual que siempre. Y entonces

miró a la mujer: sus calcetas estaban desgarradas.Pensó que esa persona era «invisible» en otro sentido. Era una

señora marginada y olvidada por la sociedad.Él siempre podría darse el lujo de tener zapatos. Ella, tal vez, nunca.En un momento se quitó los tenis.Pensó que tendría que caminar tres cuadras, pero el frío nunca le

había molestado.Cuando el autobús se detuvo en la parada final, Francisco esperó

hasta que todos se hubieran bajado. Entonces recogió sus tenis, seacercó a la mujer y se los entregó diciéndole:

— Tenga, señora, usted los necesita más que yo.No esperó a que le diera las gracias, sino que bajó de prisa sin darse

cuenta que caía en un charco.No importaba, no sen-

tía el frío.En eso escuchó a la se-

ñora que desde la ventanadel autobús le decía:

— Mira, ¡me quedanperfectos!

A la vez, el chofer le pre-guntaba:

— ¿Cómo te llamas, mu-chacho?

—Francisco.— Muy bien, Francis-

co. En mis veinte años dechofer nunca he visto algo semejante.

La mujer, llorando, le decía al chofer:— ¿Ya ve? Le dije que el Señor cuidaría de mí.Y, volviéndose, dijo:— Gracias, Francisco.— No hay de qué. No es gran cosa; además, es Navidad— respon-

dió el muchacho, quien se dirigió a su casa con los pies helados pero conel corazón contento y riéndose por haberse preocupado de no jugar conla selección ese año.

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13El Observador 20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754 HISTORIAS NAVIDEÑAS

Amarillo y rosaUn encuentro entre el sacerdote católico don Camilo, cura del pueblo, y Pepón, el alcalde comunista

POR GIOVANNI GUARESCHI / Extractado de la novela El pequeño mundo de Don Camilo

mente el Niño Jesús.Pepón se encontró en la mano la estatuita, sin saber

cómo, y entonces tomó un pincelito y empezó a trabajar conesmero.

— Es un mundo cochino —dijo Pepón—. Uno no puedeconfiar en nadie si quiere decir algo.

Don Camilo estaba muy absorbido en su trabajo: habíaque rehacer todo el rostro de la Virgen. Cosa fina.

— ¿Y en mí, tienes confianza? —preguntó don Camilo.— No lo sé.— Haz la prueba de decirme algo y así lo sabes.Pepón acabó los ojos del Niño: la cosa más difícil. Des-

pués repasó el rojo de los pequeños labios.— Quisiera plantar todo —dijo—. Pero no se puede.— ¿Tienes miedo?— ¡Nunca tuve miedo en la vida!— Yo sí, Pepón. Algunas veces tengo miedo —don Ca-

milo suspiró—. La bala me pasó a cuatro dedos de la frente.Si no hubiera echado hacia atrás la cabeza, precisamente enese instante, quedaba seco. Ha sido un milagro.

Pepón había concluido el rostro del Niño y estaba repa-sando el color rosa del cuerpo.

— Siento haberle errado —masculló Pepón—. Pero es-taba demasiado lejos y había de por medio los cerezos.

Don Camilo paró de pintar.— Desde hacía tres noches —explicó Pepón— el Brus-

co daba vueltas alrededor de la casa de Pizzi para impedirque el otro matase al muchacho. El muchacho debe habervisto al que disparó desde la ventana contra su padre, y elotro lo sabe. Yo, mientras tanto, daba vueltas alrededor desu casa. Porque yo estaba seguro de que el otro sabía quetambién usted conoce al matador de Pizzi.

— ¿Quién, el otro?— No lo conozco —respondió Pepón—. Lo he visto de

lejos acercarse a la ventana de la capillita. Pero no podíatirarle antes de que hiciese algo. Apenas disparó, disparétambién yo. Le erré.

— Agradezcamos al Señor —dijo don Camilo—. Sé cómotiras, y entonces puedo decir que los milagros han sido dos.

— ¿Quién será? Sólo usted lo sabe y el muchacho.Don Camilo habló lentamente:— Sí, Pepón, lo sé; pero no hay cosa en el mundo que

pueda hacerme violar el secreto de la Confesión.Pepón suspiró y siguió pintando.— Hay algo que no marcha —dijo sombríamente—, pa-

rece que todos ahora me miran con ojos distintos. Todos,también el Brusco. Me siento como en la cárcel.

— Siempre hay una puerta para escapar de cualquiercárcel de esta tierra —sentenció don Camilo— . Las prisio-nes son solamente para el cuerpo. Y el cuerpo cuenta poco.

Ya el Niño estaba concluido, y así, frescamente pintado,rosa y claro, parecía resplandecer en medio de la enormemano oscura de Pepón.

Pepón lo miró y tuvo la impresión de sentir en la palma latibieza del cuerpecito. Y se olvidó de la cárcel.

Depositó con delicadeza al Niño rosado sobre la mesa ydon Camilo lo puso al lado de la Virgen.

— Mi hijo está aprendiendo el villancico de Navidad—anunció con orgullo Pepón— . Oigo todas las noches a lamadre hacérselo repetir antes de que se duerma. Es un fenó-meno.

— Lo sé —admitió don Camilo— . También la poesíapara el obispo la había aprendido maravillosamente.

Pepón se crispó y exclamó: — ¡Ésa fue una de sus mayo-res bribonadas! Ésa, usted me la paga.

— Para pagar y para morir siempre hay tiempo.Junto a la Virgen inclinada sobre el Niño, puso la estatui-

ta del asnillo.— Éste es el hijo de Pepón, ésta la mujer de Pepón y éste

es Pepón —dijo don Camilo, tocando por último al asno.— ¡Y éste es don Camilo! — exclamó Pepón, tomando la

estatuita del buey y poniéndola en el grupo.— ¡Bah! Entre animales siempre nos entendemos

— concluyó don Camilo.Saliendo, Pepón volvió a hallarse en la noche oscura,

pero ahora estaba tranquilo porque aún sentía en la palmade la mano la tibieza del Niño rosado.

del proletariado, los agrarios explotadores. El clero fal-so. El gobierno oscurantista. América. La plutocracia...”

“¿ Qué quiere decir plutocracia? ¿Por qué ése habla deplutocracia si no sabe tampoco qué quiere decir?”, pensabaPepón. Pensó en el Brusco, el fidelísimo, y buscó su mirada,pero el Brusco estaba en el fondo con los brazos cruzados yla frente baja.

“... pero sepan nuestros enemigos que el espíritu de laResistencia no se ha debilitado en nosotros. Las armasque empuñamos un día para defender la libertad...”.

Ahora Pepón oyó que estaba gritando como un loco.Pero el aplauso lo hizo recobrarse.

— Así va bien —le susurró Spocchia mientras sa-lían—. Ya sabes, Pepón: basta un silbido y empezamos. Losmuchachos están prontos. De aquí a una hora, si es preciso.

— ¡Bravo, bravo! —respondió Pepón golpeándole elhombro con la mano. Pero de buena gana le habría trituradola cabeza. Vaya uno a averiguar por qué.

Quedaron solos él y el Brusco, y durante un rato calla-

ron.— ¿Y entonces? — gritó súbitamente Pepón— ¿No me

dices siquiera si he hablado bien o no?— Has hablado muy bien —respondió el Brusco—. Muy

bien. Mejor que todas las otras veces.Después, entre los dos cayó de nuevo la cortina del

silencio.Salieron ya de noche; pareció como que Pepón hubiera

querido decirle algo al Brusco. Pero abrevió.— Entonces, nos vemos mañana.— Mañana, jefe. Buenas noches.— Adiós, Brusco.Se avecinaba Navidad y ya era menester sacar de la caja

las estatuitas del pesebre, limpiarlas, retocarlas con el pin-cel, reparar las machucaduras. Era ya tarde, pero don Camiloestaba todavía trabajando en su casa. Oyó golpear a la ven-tana, y cuando vio que era Pepón fue a abrir.

Pepón se sentó mientras don Camilo volvía a su queha-cer. Ambos callaron un largo rato.

— ¡Viejo Dios! —exclamó de pronto Pepón.— ¿No se te ocurrió otro sitio que la casa parroquial para

blasfemar?—preguntó don Camilo sin alterarse— ¿No po-días hacerlo mientras estabas en el comité?

— ¡Ya ni blasfemar se puede en el comité! Porque tam-bién si uno blasfema debe dar explicaciones.

Don Camilo se aplicó a la barba de san José.— ¡En este cochino mundo un hombre de bien ya no

puede vivir! — exclamó Pepón al rato.— ¿Y qué te importa? —preguntó don Camilo— ¿Te has

vuelto acaso un hombre de bien?— Siempre lo he sido.— ¡Ah, qué cosa! Nunca me lo habría imaginado —don

Camilo siguió retocando a san José.— ¿Le falta todavía mucho? —se informó Pepón con

enojo.— Si me das una mano, acabamos pronto.Pepón era mecánico y tenía las manos grandes como

palas y dedos enormes que se doblaban con esfuerzo. Perocuando alguien tenía que arreglar un cronómetro, érale pre-ciso acudir a Pepón. Porque así son las cosas, y justamentelos hombrachones están hechos para las tareas minúscu-las.

— ¡Es lo que faltaba! ¡Que ahora me meta a pintar san-tos! — refunfuñó.

Don Camilo pescó en el fondo de la caja y sacó unacosita de color rosa, grande como un gorrión, y era precisa-

La ventana a través de la cual habían disparado dabasobre un campito de propiedad de la iglesia; allí estaban eljefe de los carabineros y don Camilo estudiando el asuntodetrás de la capillita.

— Aquí está la prueba —dijo el oficial indicando cuatroagujeros que resaltaban sobre el revoque claro, dos palmosdebajo del antepecho de la ventanita famosa —. Según miparecer, la cosa es sencilla: el tipo estaba apostado lejos yha disparado una ráfaga de ametralladora contra la ventanailuminada. Cuatro balas han acabado aquí, en el muro, y unaagujereó la ventana y entró.

El oficial empezó a husmear por los alrededores y por finencontró algo sobre el tronco de uno de los cerezos planta-dos a cinco o seis metros a un costado de la iglesia.

— Una de las balas ha cortado la corteza —se rascó lacabeza, perplejo —. Bueno, hagamos el policía científico.

Don Camilo lo alcanzó, y comenzaron a explorar el suelo.Buscaron poco. Don Camilo, a los cinco minutos dijo “Aquíesta”. Era un cartucho de ametralladora. Después encontra-ron los otros tres.

— Esto prueba cuanto dije —exclamó el oficial.Don Camilo meneó la cabeza.— Yo no entiendo de fusiles-ametralladoras, pero sé que

en los otros fusiles las balas no hacen curvas. Vea ustedmejor. Si usted disparase, ¿dónde iría a dar el tiro?

Era un cálculo para niños; partiendo de allí y debiendopasar a través de la ventanita de la capilla, una bala, cuandomás, habría llegado a dar en el primer confesionario a laderecha, a tres metros de la puerta de la iglesia.

— A menos que no fuera una bala amaestrada, ésa nopodía pasar por el altar por más voluntad que pusiera —concluyó el oficial—. ¡Lo que significa, don Camilo, quecuando usted aparece mezclado en un asunto, resulta un líocomo para arrancarse los pelos! ¿No le bastaba que le dis-parara uno solo? No, señor: quiere dos. Uno que le tiradesde la ventana y otro que le tira desde un cerco distanteciento cincuenta metros.

— ¡Bah! Yo estoy hecho así —respondió don Camilo.¡No me fijo en gastos!

Por la tarde Pepón reunió en el comité a todo el estadomayor. Estaba sombrío.

— Compañeros —dijo—, un nuevo suceso ha venido acomplicar la situación local. Un desconocido ha disparadoesta noche contra el llamado párroco, y la reacción aprove-cha este episodio para levantar cabeza y arrojar nuevo fan-go sobre el partido. La reacción, vil como siempre, no tieneel coraje de hablar claro; sin embargo, como hemos sabido,murmura en los rincones y nos atribuye la responsabilidadde este atentado.

El Largo levantó una mano y Pepón le hizo señas de quepodía hablar.

— Ante todo —dijo el Largo—, podríamos decirle a laseñora reacción que empiece por demostrarnos que se haproducido el atentado contra el cura. Porque, hasta estemomento, solamente él lo dice. Y como no había testigos,puede haber sido muy bien el señor reverendo en personael que disparó el tiro de revólver para poder luego escribiren su inmundo diario infamias contra nosotros.

— ¡Bien! —aprobó la asamblea. El Largo tiene razón.Pepón volvió a tomar la palabra.— ¡Un momento! Lo que dice el Largo es justo, pero no

debemos excluir la posibilidad de que el hecho sea cierto.— Compañero Pepón —interrumpió Spocchia, el jefe de

la célula de Molinillo—, ¡recuerda que el cura es siemprecura! ¡A ti te embroman los sentimentalismos! Si me hubie-ras hecho caso, su inmundo diario no habría salido, y hoy elpartido no habría sido perjudicado por las infames insinua-ciones a propósito del suicidio de Pizzi. ¡No hay que tenerpiedad de los enemigos del pueblo! ¡El que tiene piedad delos enemigos del pueblo traiciona al pueblo!

Pepón dio un puñetazo sobre la mesa.— ¡No tengo ninguna necesidad de tus lecciones de

moral!— vociferó. Luego siguió hablando. De repente leocurrió una cosa extraña que jamás le había sucedido. Pe-pón se escuchó. Le parecía que él, Pepón, estaba en el fon-do de la sala escuchando lo que Pepón iba diciendo: “... lacarne vendida, la reacción asalariada por los enemigos

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JÓVENES14 El Observador20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754

Feliz Natividad enveinte idiomas

En todas las lenguas del mundo hay frases de

felicitación por las festividades de diciembre,

pero no todas hacen referencia específica a la

Natividad, es decir, al nacimiento de Cristo.

Albanés: Gëzuar Krishlindjet

Alemán: Frohe Weihnachten

Catalán: Bon Nadal

Esperanto: Gajan Kristnaskon

Francés: Joyeux Noël

Gallego: Bon Nadal

Griego: Kala Christougenna

Inglés: Merry Christmas

Italiano: Buon Natale

Latín: Natale hilare

Nepalí: Krist Yesu Ko Shuva Janma Utsav KoUpalaxhma Hardik Shuva

Polaco: Wesolych Swiat

Portugués: Feliz Natal

Reto-Romano: Bella Festas daz Nadal

Rumano: Craciun fericit si un an nou fericit

Ruso: Pozdrevlyayu s prazdnikom Rozhdestva

Serbio: Sretan Bozic

Siciliano: Bon Natali

Sudanés: Wilujeng Natal

Swahili: Krismas Njema

Oración de JuanPablo II al Niño Dios

Limpia, Niño Jesús, las lágrimas de los niños.Acaricia al enfermo y al anciano.Impulsa a los hombres a deponer las armas y aunirse en un abrazo universal de paz.Invita a los pueblos, misericordioso Jesús, ademoler los muros creados por la miseria y ladesocupación, por la ignorancia y laindiferencia, por la discriminación y laintolerancia.Tú eres, Divino Niño de Belén, quien nos salvasliberándonos del pecado.

Tú eres el verdadero yúnico Salvador que lahumanidad busca atientas.Dios de la Paz, don depaz a toda la humanidad,ven a vivir en el corazónde todo hombre y todafamilia.Sé Tú nuestra paz ynuestra alegría.Amén.

HumorHumor

HumorHumor

La fiesta navideña de una empresaserá utilizada para preparar los distintos platos, asíque sugerimos a las personas con problemas de hi-pertensión que los prueben antes de comérselos.Habrá fruta fresca para los diabéticos, pero el res-taurante no puede ofrecer postres sin azúcar, ¡losiento mucho!

De: Pepita López, de Recursos HumanosA: Todos los empleadosObjeto: Fiesta navideña, 5ª comunicaciónFecha: 8 de diciembreMe han informado que el 22 de diciembre es el

solsticio de invierno. ¿Y yo qué puedo hacer?Las medidas anti-incendio en el «Asador de Pe-

dro» prohíben el rito de la quema de hierbas aromá-ticas para nuestros empleados adoradores de laMadre Naturaleza, pero intentaremos darles gustoalquilando un chamán que toque el tambor en círcu-los mientras la banda descansa.

De: Pepita López, de Recursos HumanosA: Todos los empleadosObjeto: Fiesta navideña, 6ª comunicaciónFecha: 9 de diciembreSe les comunica que la empresa ha cambiado de

idea y ya no hará ninguna comunicación importantedurante la fiesta. La información, sin embargo, nosla notificarán a cada uno de los empleados vía co-rreo terrestre a nuestros respectivos domicilios.

De: Pepita López, de Recursos HumanosA: Todos los empleadosObjeto: Fiesta navideña, 7ª comunicaciónFecha: 10 de diciembreNo tengo ni idea de qué se trataba el importante

comunicado. ¡Por favor, ya dejen de preguntarme!Además, ya se les dijo que recibirán esa informa-ción en sus domicilios.

Si se les ocurre cambiar de dirección ahora, sonhombres muertos. No se permitirá ningún otro cam-bio de dirección en esta oficina. ¡Intenten venirmecon que se cambiaron de casa y los colgaré por losdedos de los pies!

Referente a los vegetarianos, ¡ya he tenido sufi-ciente! La fiesta se hará en el «Asador de Pedro»tanto si les gusta como si no, así que sólo siéntenseen la mesa mas alejada de la «parrilla de la muerte»,como la llaman ustedes, porque la empresa no va agastar más montando un buffet de ensaladas, inclu-yendo jitomates deshidratados. ¿Es que no sabenustedes que ellos también tienen su sensibilidad?Los pobres jitomatitos también chillan cuando losdeshidratan; yo los he oído, ¡y ustedes se los co-men!

Espero que tengan unas desagradables fiestas.Si beben, por favor manejen, ¡a ver si de una

vez se estrellan por ahí!

De: José Pérez, director generalA: Todos los empleadosObjeto: Pepita López y la fiesta navideñaFecha: 14 de diciembreCreo hablar en nombre de todos cuando deseo

de todo corazón a Pepita una pronta mejoría de suenfermedad debida al estrés. Pueden seguir envián-dole postales al sanatorio mental, ya que cuando selas leen, parece que reacciona algo (las enfermerasme comentan que mueve bastante el rostro en esosmomentos).

Referente a la comida de fin de año, la DirecciónGeneral ha decidido cancelar la fiesta y darles a to-dos la tarde del 23 libre. ¡Feliz Navidad!

Adaptado de http://www.forodeseguridad.com/artic/humor/hum_1024.htm

De: Pepita López, de Recursos HumanosA: Todos los empleadosObjeto: Fiesta navideñaFecha: 1 de diciembreLess comunico con muchísimo gusto que la fies-

ta navideña de la empresa tendrá lugar el 23 dediciembre y empezará al mediodía en la Sala de Ban-quetes del «Asador de Pedro». ¡El vino lo pone lacasa!

Tendremos una pequeña banda que nos tocarácanciones navideñas tradicionales (quien se quie-ra apuntar a cantar es bienvenido).

Nuestro jefe tiene una importante comunicaciónque hacernos y aprovechará la ocasión.

El árbol de Navidad lo encenderemos a la 1:00PM. El intercambio de regalos entre los empleadosse podrá hacer a cualquier hora, pero los regalosno deberían costar mas de mil pesos para que estono pese en el bolsillo de nadie.

Feliz Navidad a todos ustedes y a sus familias.

De: Pepita López, de Recursos HumanosA: Todos los empleadosObjeto: Fiesta navideña, 2ª comunicaciónFecha: 2 de diciembreDe ninguna manera mi correo de ayer quería

excluir a nuestros empleados judíos (sabemos queellos no celebran la Navidad cristiana). Es más, re-conocemos la importancia del Hanukah, que suelecoincidir normalmente con Navidad. Lo mejor seráque, a partir de ahora, hablemos de la «fiesta de lasvacaciones de diciembre».

Para evitar que alguien pudiera sentirse ofendi-do, no habrá árbol de Navidad. Tampoco se canta-rán canciones tradicionales navideñas, pero ten-dremos otro tipo de música para amenizar la velada.

De: Pepita López, de Recursos HumanosA: Todos los empleadosObjeto: Fiesta navideña, 3ª comunicaciónFecha: 3 de diciembreCon referencia a la nota que he recibido de un

miembro de Alcohólicos Anónimos pidiendo unamesa donde no se beba, la empresa estará encanta-da de poder satisfacer esta petición; pero si se poneun cartelito en la mesa que rece «sólo AA», ya noserá anónimo... ¿Cómo resolver esto? ¿Alguien mepuede ayudar?

Olvídense del intercambio de regalos; el sindi-cato cree que mil pesos es demasiado dinero, y alos ejecutivos les parece muy poco.

De: Pepita López, de Recursos HumanosA: Todos los empleadosObjeto: Fiesta navideña, 4ª comunicaciónFecha: 7 de diciembre¡Que grupo tan variado somos! No tenía ni idea

de que el 20 de diciembre empieza el mes musulmándel Ramadán, que prohíbe comer o beber mientrashaya luz del día. Esto complica mucho la fiesta.

Somos conscientes de cuánto una comida deempresa en esta época del año puede herir la sensi-bilidad de nuestros empleados musulmanes.

Quizás el «Asador de Pedro» pueda esperar aservir los platos al final de la fiesta, aprovechandoque los días son más cortos en esta época del año.

Mientras tanto, les informo que ya he arregladolas cosas para que los miembros de los Gordos Anó-nimos se sienten lo mas lejos posible del carro depostres, y las mujeres embarazadas cerca de loslavabos. Se servirá comida baja en calorías paraaquellas personas que están a dieta; lamentable-mente, no podemos controlar la cantidad de sal que

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15El Observador 20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754 FAMILIA

LA MEJOR NAVIDAD DE MI VIDACuando mi único hijo dijo que no pasaría la Navidad conmigo, no quise

quedarme sola: reuní a un grupo de extraños entre sí, e hice «familia» con ellos.

No hace falta gastar muchopara la cena de NavidadLas tradiciones familiares nacen de las

experiencias de amor vividas en las

circunstancias más inesperadas

En una víspera de Navidad, un exitosohombre de negocios se apuraba a llegar a lacarnicería antes de que cerraran.

— ¿Vas a comprar tu pavo de Navidad?—le preguntó un amigo.

— No. Hot dogs —respondió.Después explicó cómo, años atrás, de-

bido a un fracaso rotundo en sus negocios, había perdido toda su fortu-na. Había tenido que enfrentar la Navidad sin trabajo ni dinero pararegalos, y con menos de un dólar para comprar comida.

Ese año, él, su esposa y su hija pequeña oraron para dar graciasantes de cenar y comieron hot dogs.

— Toda una jauría de ellos —rió.Su esposa le había puesto a cada salchicha unos palillos de dientes

que simulaban piernas de animalito, y pajitas para las colas y los bigotes.Su hija estaba fascinada, y contagió su alegría a todos. Después de lacena dieron gracias de nuevo por el momento más amoroso y festivo quehabían tenido jamás.

— Ahora es una tradición —dijo el hombre—. Hot dogs para la Navi-dad nos recuerda ese feliz día cuando nos dimos cuenta de que nostenemos los unos a los otros y de nuestra capacidad de reír y celebrar.

Recordemos que Jesucristo, quien dio origen a la Navidad, debe sernuestro motivo para vivir la unidad familiar

Fuente: Amorpostales.com

Observé la mesa hermosamente adornada. Enton-ces puse el asado dentro del horno y fui a recoger a miamigo Kelly. Poco después de nuestro regreso, el res-to de mis huéspedes especiales comenzaron a llegar.Siendo que ninguno de ellos se conocía entre sí, su-puse que las cosas podrían ser difíciles —y lo fue-ron—. Desde la cocina me esforcé en escuchar unaque otra palabra ocasional, ya que era bastante obvioque todos se sentían incómodos.

En ese momento Bill me preguntó dónde estaba eltelevisor, porque deseaban ver jugar a los Osos y a

los Vikingos. Contestédébilmente: «No tengotelevisor». «¿Qué? —sesorprendieron— ¿Notienes TV?».

Se produjo un silen-cio doloroso. Mi queri-do y dulce Gil lo rompiópara decir: «Pienso quevamos a tener que ha-cer algo inusual paranosotros: conversar».

La pequeña Cristinaanunció orgullosamen-te que había llegado elmomento de cenar yuno a uno mis huéspe-des ocuparon sus luga-res alrededor de la

mesa. Tomándonos las manos, rezamos un Padre-nuestro. Fue hermoso. Tal vez fue aquello lo quecambió el tono del momento, no lo sé; pero mis invi-tados comenzaron a hablar entre ellos. Uno a unocontaron sus historias, cuidadosamente al principio,pero luego conectándose al ir compartiendo su vidacon personas que habían sido extrañas momentosantes. Cinco horas después nuestra hermosa reuniónllegó a su fin y mis invitados se prepararon para irse.Ya no eran extraños, se abrazaron entre sí y lloraronsin tapujos. La humanidad se hizo sentir en toda suplenitud.

Pero fue Kelly quien lo dijo mejor: «¡Nunca olvi-daré el día de hoy porque fue la mejor Navidad quejamás tuve!».

Ha pasado mucho tiempo desde esa reunión navi-deña, pero todos los años, cuando pongo el arbolitocon sus adornos, mis pensamientos vuelven a esaNavidad tan especial y siempre se me hace un nudoen la garganta cuando recuerdo las palabras que Ke-lly nos dijo a todos en aquella noche: «¡Nunca olvida-ré el día de hoy, porque fue la mejor Navidad quejamás tuve!».

Y yo agrego que ¡también llegó a ser mi mejor Na-vidad!

Fuente: La Familia Primero

Suspiré mientras ponía la mesa para mis seis ami-gos y yo. Seis amigos que no se conocían entre sí,que estaban enfrentando desafíos físicos o emocio-nales, iban a disfrutar de la cena de Navidad junto amí.

Me sentí desilusionada cuando Tim, mi único hijode 32 años de edad, me llamó anunciando que pasa-ría las Navidades con July, su novia, y su familia, envez de conmigo.

Quizá fue por autocompasión que llamé a Gil, miamigo de 78 años de edad que sufre del mal de Geh-ring de Lou, y lo invitéa la cena. Viviendo enun asilo de ancianos,se alegró de tener laoportunidad de salir deaquel lugar duranteunas pocas horas.Cuando le pregunté siTom, su enfermero, se-ría quien lo traería, Gilme sorprendió: no sólovendría Tom, sino tam-bién su hija de 9 añosde edad, Cristina,quien estaba pasandocon él las vacacionesnavideñas y que tam-poco tenían a dónde iren aquella fecha.

Esa misma tarde vi a Bill en el correo. Divorciadoluego de un breve matrimonio y luchando con el cán-cer, probablemente estaría solo. «¿Qué harás para laNavidad, Bill? —le pregunté— ¿Por qué no vienes acenar a mi casa? Tengo algunos amigos invitados ytú serás muy bienvenido». Su sonrisa y rápida res-puesta me sorprendieron: «Me encantaría ir».

Dos días después vi a Sharon. Ella también iba apasar las Navidades sola. Sabía que las cosas habíansido difíciles para Sharon luego de su accidente auto-movilístico. Sin embargo, luego de 14 cirugías y unaderivación permanente de la cabeza, aún lograba son-reir y salir adelante. «¡Será entretenido!», me dijo y,tocando mi brazo, agregó: «Gracias por invitarme, Lin-da».

El miércoles vi a Kelly. Es discapacitado y viveen la calle. Nos habíamos encontrado en un lugardonde les servimos comida caliente a los que notienen hogar y donde soy voluntaria. Así que, mien-tras visitaba el lugar, le pregunté: «Si vengo a bus-carte, ¿considerarías cenar conmigo y algunos ami-gos en mi casa para la Navidad?». Entre dientes mur-muró que no tenía ropa adecuada, pero finalmenteestuvo de acuerdo en ir a cenar a mi casa. «Yo terecojo aquí a tal hora», le contesté. «Aquí estaré»,me aseguró.

Un regalo muy especialLa historia relata que un hom-

bre castigó a su hija de cincoaños de edad por desper-diciar una hoja de papeldorado, ya que era muycostosa. La niña tomó di-cho papel para decorar unacaja y ponerla debajo del ár-bol de Navidad. En su ino-cencia y llena de amor, la niña letrajo la caja de regalo a su padre: «Estoes para ti, papito. Feliz Navidad».

Ante esta actitud, el padre estaba avergonzadopor su reacción. Pero, al abrir la caja y viendo que estaba vacía,volvió a enfurecerse con su hija, a la que le dijo: «¿No sabes, joven-cita, que cuando das un regalo a alguien, se supone que debe haberalgo dentro?».

La niñita lo miro con lágrimas en sus ojos y le dijo: «No, papito,no esta vacía, le puse besitos hasta que se llenó».

El padre no pudo creer lo que estaba escuchando, quedó destro-zado. Cayó de rodillas, abrazó a su pequeña hija y le rogó que loperdonara por su innecesario enojo.

Fuente: ACI digital

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NIÑOS16 El Observador20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754

Chispitas

Laberinto

Completa el dibujo

¿Qué le regaló Batman a sumamá para Navidad?

Una bati-dora.

— ¡Leero-lero! —canturreó elguajolote toda la mañana dandovueltas al rededor del puerco en lavíspera de Navidad — ¡Mañanate van a matar, lero-lero!

Fastidiado, finalmente elpuerco le pregunta:

—¿Por qué dices que ma-ñana me van a matar?

— Porque hoy escuchéque el granjero le decía a su

esposa: «Mañana le daremoschicharrón al guajolote para lacena de Nochebuena».

El profesor dice:— Los cuerpos con el

calor se dilatan y con el fríose contraen. A ver, Jorgi-to, dame un ejemplo de loque acabo de explicar.

— Pues muy fácil.Las vacaciones en ve-rano, al dilatarse, du-ran dos meses; encambio, en Navidad,con el frío, se con-traen y sólo duran dos se-manas.

¿QUÉ ES IMPORTANTE ENLA NAVIDAD?POR CLAUDIO DE CASTRO / Panamá

El amor. Cantar villancicos. Pasarla enfamilia. Armar un nacimiento. Ir a las posa-das. Compartir nuestro tiempo. Ayudar atodo el que podamos. Hacer visitas, llevan-do alegría y entusiasmo. Tener momentosespeciales para la oración. Contemplar alrecién nacido.

Mi vida le pertenece a este pequeño Niño que ha de nacer. Él será lomás importante para mí.

Cuando le cargue en mis brazos, ¿cómo estará mi alma? ¿Tendré pues-tas mis mejores vestiduras? ¿Podré atraerlo a mí sin temor?

Es tan pequeño e indefenso que casi da miedo apretarlo contra mipecho.

Sí, podré hacerlo. Le besaré su frente. Y lo miraré a los ojos. Él memirará. Tocará mi rostro con sus manitas y me sonreirá.

Encontrará mi alma dispuesta. Mi corazón a la espera. En mis labiosuna oración.

UN NACIMIENTO ESPACIALPOR XAVIER ILUNDAIN / Revista Gesto

Daría cualquier cosa por viajar en unanave espacial. Estar en el espacio y tenerla sensación de que vuelas sin esfuerzo,como los ángeles, tiene que ser genial. Y,si el viaje coincidiese con los días de Na-vidad, me llevaría las figuras del portal paracolocar el primer Nacimiento espacial dela historia.

La figura del Niño Jesús se moveríapor el aire como si hubiese aprendido muy de prisa a volar nada másnacer. No necesitaría traje de astronauta como nosotros, porque Él esdiferente. María y José le seguirían por toda la nave, porque los padrestemen siempre que a los hijos les pase algo. Luego, nosotros, los tripu-lantes, tendríamos que pegar las figuras a alguna mesa para que ni Ma-ría, ni José, ni el Niño se pasasen el viaje flotando.

Como las cámaras de la NASA graban todos estos viajes, los habi-tantes de la Tierra que no hubiesen oído hablar de Jesús jamás, se ente-rarían en ese momento de que nuestro Dios un día decidió venirse a laTierra para enseñarnos el camino del Cielo.

Cantaríamos en la nave un villancico y anunciaríamos a toda la Tierraque Jesús siempre camina o vuela o nada con nosotros.

Los luceros se asomarían por el cristal de la cabina y se morirían deganas de entrar, y la estrella de los magos con su cola de luz escribiría enel espacio: «Que vienen los Magos a adorar al Niño», y los astronautasde la nave pensaríamos: «Cuando aterricemos vamos a encontrar unaTierra en la que se quiere a Jesús más que cuando salimos de viajeespacial», y ojalá fuese porque vieron nuestro viaje y nuestro Nacimien-to. ¡Gloria a Dios en las alturas!