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    Establecer las diferencias que existen entre la observacin y laexperimentacin a nivel literario es el mtodo esencial para delimitar la confusafrontera existente entre el realismo clsico y el naturalismo de Zola. Para ste, larealidad es muy superior a la imaginacin, y los protagonistas de sus novelas noson entes abstractos sino individuos de carne y hueso en continua lucha con suentorno fsico-sociolgico. A la defensa de estos principios se consagran los textosreunidos en este volumen programtico.

    mile Zola (Pars, 1840-1902), creador de la escuela naturalista, es autor deuna gran novela cclica (Les Rougon-Macquart). Es tambin autor de importantesobras de crtica de arte (douard Manet) y de crtica literaria (Le roman exprimental).Atrado por las teoras socialistas y evolucionando hacia una visin mesinica del

    futuro (Les Quatre vangiles), tom partido en las luchas polticas de su pas(Jaccuse).

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    mile Zola

    El naturalismo

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    Ttulo original:Le naturalisme

    mile Zola, 1880

    Seleccin, introduccin y notas: Laureano Bonet

    Traduccin: Jaume Fuster

    Editor digital: IbnKhaldun

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    Introduccin

    por

    LAUREANO BONET

    La esttica naturalista cuya interpretacin crtica y creativa tan malafortuna tuvo, salvo algn caso solitario, en las diversas literaturas hispnicas de losltimos decenios del pasado siglo contina estando hoy ensombrecida con unsinfn de confusiones. En efecto: ante nosotros se levantan palabras con doblesentido, ideogramas pretendidamente aclaratorios, lugares comunes, etc., que unay otra vez afloran en la mayora de los manuales como si se tratase de ungigantesco cogulo que entorpeciera nuestra visin de un movimiento literario que,en su momento, fue delimitado con rigor casi matemtico por mile Zola suterico ms importante en diversos ensayos, manifiestos y artculos polmicos.

    En su hbil prlogo aLa cuestin palpitante(1883), de Emilia Pardo Bazn,Leopoldo Alas plante de modo ante todo didctico la existencia del naturalismoa partir, precisamente, de lo queno eradicho movimiento esttico, dado que lasinterpretaciones hostiles o favorables existentes entre nosotros apenas guardabanalgn punto de contacto con el programa terico dibujado por mile Zola endiversos documentos periodsticos y cuya mxima virtud repito era sucristalina claridad. Escribe as, por ejemplo, Clarn: No es lo peor que elnaturalismo no sea como sus enemigos se lo figuran, sino que se parezca muy poco

    a la idea que de l tienen muchos de sus partidarios.[1]

    Lo irnico del caso tal como el lector puede adivinar radica en el hechode que esta actitud del autor deLa Regentacontina siendo vlida en 1972, aunqueahora lgicamente sea a modo de un simple debate acadmico dado que elnaturalismo ya no es, ni por asomo, la cuestin palpitante de casi cien aos atrse incluso la sensibilidad de la hora presente, con su culto a la imaginacin como

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    herramienta de trabajopor parte del escritor, se halle en los antpodas de unaescritura montada sobre un realismo pretendidamente cientificista y sociolgico.No obstante, permanecen flotando en nuestro horizonte cultural diversos tpicossobre esta modalidad o tcnica narrativa. De ah que la ya lejana actitud de purga

    mental llevada a cabo por Leopoldo Alas mediante sucesivos y cada vez msperfilados crculos concntricos de orden negativo sobre diversasinterpretaciones tpicas del naturalismo sea hoy tan vlida, estticamentehablando, como en 1882.

    Incluso, como luego veremos, estos confusos desdoblamientos designificados que el trminonaturalismoentraa para el lector de 1972 tuvieron yasus races disolventes en el propio desarrollo tan laborioso de esta corrienteliteraria. Me refiero, sobre todo, a la imposibilidad que casi siempre se dio entre elnaturalismo entendido comocorpus terico ysu desarrollo comopraxis creativaen el

    terreno fctico de la novela. Un crtico por lo general tan perspicaz como la propiaEmilia Pardo Bazn se percatara de ello al sugerir cmo el Zola moralizador ydidctico que aparece con significativa frecuencia a lo largo de losRougon-

    Macquartcontradice al Zola terico deLe roman exprimental.Escribe efectivamentela novelista gallega: El simbolismo de Zola es ms utilitario y docente queartstico; y, en efecto, ese escritor, a quien se ha llamadocerdo,fue un porfiadomoralista, un satrico melanclico, pecando en esto tambin contra losmandamientos del naturalismo, que no se cuida de ensear ni de corregir. Sisupusisemos el novelistaexperimentalsoado por Zola, uno que experimenta

    sobre el alma humana como el qumico o el fisilogo en su laboratorio sobre lamateria, lo primero que le atribuiremos es la indiferencia moral del sabio, el cualciertamente no pretende desarraigar las viciosas inclinaciones de una sal de cobre,ni modificar la censurable conducta de un conejo de Indias. La pasin de moralista,tan dominante en Zola, es inconciliable con sus teoras estticas.[2]

    Y para citar a un ejemplo ms cercano al propio Zola, Ferdinand Brunetire,el famoso crtico deLa Revue de Deux Mondes,indica sin duda de manera untanto desabrida que es intil que nuestro autor se proclame raliste o

    naturaliste porque comme romancier, sinon comme critique, il na jamais rien decommun avec les doctrines quil professe.[3]O conforme advierte el propioBrunetire en otro artculo, ahora de modo ms comedido y preciso, eltemperamento creador de Zola a t plus fort que ses conseils. Tout en continuantdailleurs de dfendre violemment ses doctrines [el novelista] enfermaitsoigneusement ses regles sous six cls, comme lautre, quand il ajoutait unnouveau tome lhistoire de ses Rougon-Macquart. Plus il prchait lenaturalisme,

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    plus il retournait auromantisme,do il tait sorti, dailleurs, et dans lequel ilfinira.[4]

    Esta contradiccin, efectivamente; surge de modo imprevisto en la propiaobra narrativa de mile Zola puesto que en ella anida un curiossimo fenmenoque podramos expresar del siguiente modo: La imposibilidad por parte delescritor de cumplir fielmente con los diversos preceptos estticos que se impuso enun principio. Hecho, por cierto, muy comn en el terreno de la literatura y el arte.Y por otra parte habra que destacar la rara coincidencia de estosmomentosdelibertad o espontaneidad creadora (momentos a veces involuntarios), rotas ya lasligaduras preceptivas, con los ms altos niveles de calidad que alcanza la ficcinzolesca. Cuando, en efecto, el sistema terico que Zola se impone a s mismo nologra inmovilizar la fuerza expansiva del propio material literario la palabra enplena efervescencia vence de este modo al concepto establecido de antemano nos

    encontramos, por lo general, con los momentos ms logrados, repito, de la ampliaobra del novelista francs.

    Si este fenmeno tpico en el proceso gestador del texto literario tanbuenos resultados dio en el repertorio narrativo de Zola, da, por el contrario, laidentidad del naturalismo entendido como escuela o, mejor, comomovimientoliterario (tal como el novelista de Mdan gustaba escribir). De ah surgen lamayora de los males que los diversos autores naturalistas no pudieron contener, allado de las confusas ambigedades como lgica secuela que dicha tendencia

    literaria sufri ya desde un principio y arrastrara a lo largo de los aos. En efecto,ante el fenmeno naturalista coexisten dos imgenes, dos concepciones literarias,que se pretende emparejar entre s. Por una parte tenemos el naturalismoqumicamente puro, casi una abstraccin (dibujado tericamente por mile Zola)que entraara un fuerte doctrinarismo esttico, para algunos incluso un engorrosodogmatismo que muy bien puede atentar contra la propia calidad de la obraartstica. Un autor tan poco sospechoso de simpatas idealistas como Clarn aludepor ejemplo a la ideologa positivista y fisiolgica que subyace enLe romanexprimentalel documento terico ms importante del movimiento naturalista

    como esta exageracin sistemtica de Zola.[5]

    Y, por otra parte, surge frente a ese purismo propugnado por el autor deGerminalun naturalismo ms flexible, no tan dogmtico defendido entrenosotros por Narcs Oller, Josep Yxart, Rafael Altamira, U. Gonzlez Serrano,Galds y Emilia Pardo Bazn, menoszolesco,en suma, que se acercarapeligrosamente al realismo clsico, hasta confundirse con l en algunos momentos.

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    Hecho significativo: este naturalismo heterodoxo es el nico modo de novelar queacepta un escritor como Juan Valera, tan alejado de laley de la verosimilitud,leyesencial para entender la narrativa del pasado siglo. As, pongo por caso, el autordePepita Jimnezaceptara un naturalismosensatoen una carta dirigida a Narcs

    Oller, con motivo de la salida a la luz pblica de la versin castellana deLapapallona.Escribe Valera lo siguiente, por ejemplo: Todas las obritas que contieneel tomo me parecen preciosas, aunque reconozco que con la traduccin, poresmerada que sea, deben de perder no poco. Hallo que en el buen sentido y comoyo gusto del naturalismo, es Ud. naturalista. Quin, en dicho sentido, no lo es, enteora? El que no lo es, en la prctica, es porque no puede; o bien por falta de ojospara ver, o bien por falta de corazn para hacer suyo lo que ha visto y por falta delengua para expresarlo con claridad y limpieza. Usted tiene ojos, corazn y lengua,y es escritor legtimo y no de pega. Escriba Ud., pues, cuanto se le antoje, dejndoseir, y todo ser original y bueno. Este consejo, digno de Pero Grullo, es, en mi sentir,el resumen de toda la Ley y de todos los Profetas, en este negocio de la escritura.[6]

    A este propsito y a modo de decisivotest es til recordar tambin loque sobre el naturalismoaparentede Narcs Oller escribir mile Zola a AlbertSavine, el traductor deLa papallonaa la lengua francesa: Nosotros [los naturalistas]somos positivistas y deterministas, o por lo menos tratamos de no hacer con elhombre ms que experimentos, y l, Oller, es ante todo un narrador a quien supropia narracin conmueve, y que lleva hasta el ltimo extremo la emocin,aunque sea a expensas de la verdad.[7]Y Gaziel en su prlogo a lasMemries

    literriesdel autor cataln nos brinda diversas alusiones al naturalismo pocoriguroso, relleno de ingredientes costumbristas, de Narcs Oller, precisando porejemplo que la definicin que ste da de la escuela naturalista como basada en laobservacin del natural es insuficiente y perogrullesca. De ah, concluye el propioGaziel, que los caminos creativos de Zola y Oller fueran tan dispares y con tanescasos puntos de contacto entre s: Oller i Zola perseguien realitats tan diferents,que eren irreductibles entre elles.[8]

    Que el naturalismo no coincide forzosamente con el realismo ms clsico

    qued ya clarificado por el propio Zola en diversos textos tericos (y es curiosocomprobar cmo ante este problema conforme plasmara entre nosotrosLeopoldo Alas tambin el autor deLassommoirintent aprisionar la huidizaimagen del naturalismo mediante sucesivas negaciones). Siguiendo un criteriohistoricista, Zola advierte en efecto que, si sacrificamos las frmulas naturalistasque posibilitan la floracin de la novela decimonnica a favor de un conceptotradicionalista del realismo, corremos el riesgo de negar el progreso y desarrollo de

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    la literatura, cuyocrecimiento cualitativoest siempre condicionado por el trasfondosociolgico, poltico y moral inserto en el propio ritmo mvil de la Historia. Esteconcepto, sin duda, contina siendo vlido hoy da por discutible que puedaparecernos desde una perspectiva estructuralista que ponga slo nfasis en el

    desarrollo autnomo de lapalabra escrita.Y vlido, sobre todo, en un gneroestticamente tan impuro como es la novela, repleto de grumos extraliterarios ycuyas races se hunden en una tierra muchas veces innoble, vulgar eintrascendente, no propicia para excesivos ejercicios esteticistas, como reconoci E.M. Forster enAspects of the Novel.

    Todo ello queda apuntado en las siguientes lneas del propio Zolacontenidas en su ensayoLe naturalisme au thatre,que incluimos en la presenteantologa: Homre est un pote naturaliste, je ladmets un instant; mais nosromanciers ne sont pas naturalistes sa manire, il y a entre les deux poques

    littraires un abme. Cest juger dans labsolu, cest effacer lhistoire dun trait, cesttout confondre et ne tenir aucun compte dvolution constante de lesprit humain.Il est certain quune oeuvre ne sera jamais quun coin de la nature vu travers untemprament. Seulement, si nous en restons l, nous nirons pas loin. Ds que nousaborderons lhistoire littraire, il nous faudra bien arriver des lments trangers,aux moeurs, aux vnements, aux mouvements des esprits, qui modifient, arrtentou prcipitent les littratures.[9]Y unas lneas despus Zola clarifica esehistoricismo culturalista con el ejemplo de la Revolucin Francesa que, con sudinamitacin de le vieux monde constituido por una moral y unas costumbres

    ms que marchitas, ha hecho posible la floracin del naturalismo, adivinado yapor Balzac, Stendhal y, sobre todo, Flaubert.

    De este modo, concluye Zola, el naturalismo y sus aspiraciones tico-estticas se fusionan en buena parte con los anhelos de la nueva sociedad

    burguesa, superado ya el universo asfixiante del Antiguo Rgimen: Jlargis cemot de naturalisme, parce quil est rellement le sicle entier, le mouvement delintelligence contemporaine, la force qui nous emporte et qui travaille aux siclesfuturs.[10]Leopoldo Alas indicara algo parecido en su brillante ensayoDel

    naturalismo, publicado en 1882 en la revista madrileaLa Diana.Escribe, porejemplo, el crtico asturiano que esta escuela literaria ha nacido por la evolucinnatural del arte y obedeciendo a las leyes biolgicas de la cultura y de lacivilizacin en general, y en particular del arte.[11]Y ms adelante aade Clarnque es cierto que [el naturalismo] sigue la corriente general de la vida moderna,que fuera del dogma estrecho de la negacin de la metafsica, ajena esteexclusivismo, tiende en todos los rdenes a preocuparse ms con la realidad y a

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    estudiarla y aprovechar eficazmente atendiendo a lo que ella es, y no a lo queapriorise supone que sea.[12]

    Por ltimo, Leopoldo Alas subraya de nuevo el paralelismo existente entrelos anhelos realistas o positivistas de la poca y la profunda desconfianza ante unexacerbado idealismo por parte de la novela naturalista. Confiesa, efectivamente,que Este desconfiar de la idealizacin, este prurito de recoger y estudiar los datossensibles, esta tendencia general a ocuparse en la vida real, con sus pormenores,que tienen ms inters del que supone un idealismo sin valor, toda esta tendenciageneral la representa en el arte el naturalismo, y por esto es el modo artsticopropio de nuestros das, y esto es lo que pretende y nada ms.[13]

    Mas cul fue el cdigo esttico que acu Zola y del que segregara laamplia materia fabuladora constitutiva del ciclo de losRougon-Macquart? Vemoslo

    rpidamente, aunque sea de modo muy sinttico y sacrificando, por lo tanto,detalles importantsimos para la obtencin de un conocimiento ntido de unaescuela artstica, repito, tan contradictoria. Y ello quiz porque Zola pretendeplasmar un maridaje a todas luces imposible entre un esqueleto terico de cortecientificista hijo de las nuevas luces burguesas y una materia tan gelatinosa,tan huidiza, como siempre ha sido la literatura. Recordemos que el propio Zolaescribi a este respecto que la novela naturalista es une consquence fatale delvolution scientifique du sicle.[14]

    Como es ya un lugar comn en los manuales de literatura, laIntroduction lamdcine experimentalde Claude Bernard (1865) constituye la piedra angular deorden ideolgico alrededor de la cual mile Zola hilvanar su teora delnaturalismo. En efecto, Claude Bernard indica nuestro escritor tablit dabordles diffrences qui existent entre les sciences dobservation et les sciencesdexprimentation.[15]Establecer precisamente esas diferencias ahora a nivelliterario entraar el mtodo decisivo que ilumine, con luces imprevistas, la tanconfusa frontera existente entre el realismo clsico y el naturalismo zolesco.Escribe, as, lo siguiente Claude Bernard:

    On donne le nom dobservateur celui qui applique les procdsdinvestigations simples ou complexes ltude des phnomnes quil ne fait pasvarier et quil recuille par consquent tels que la nature les lui offre; on donne lenom dexprimentateur celui qui emploie les procds dinvestigations simplesou complexes pour faire varier ou modifier, dans un but quelconque, lesphnomnes naturels et les faire apparatre dans des circonstances ou dans des

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    conditions dans lesquelles la nature ne les prsentait pas.[16]

    Es decir, el escritor realista clsico anterior al naturalismo y, hecho curioso,posterior a ste: encontramos ramificaciones suyas en la narrativa socialrealista eincluso en elnouveau roman lograra con su escritura una instantnea fotogrficade lo que en literatura hemos convenido en llamar vida, historia o simplemente,realidad.La mirada de este escritor clsico resbalara con mayor o menormorosidad en la epidermis de dicha realidad, por as decirlo, sin querer perforar sucorteza ms visible. A lo sumo inyectar en dicha apariencia algunas creenciaspersonalsimas, lo que es escandaloso desde el ms estricto punto de vista zolesco,pues encierra el riesgo de contaminar esta realidad ahora convertida en imagenliteraria con el propio universo metafsico del autor.

    Ya hemos visto, en este sentido, las palabras de Zola sobre Narcs Oller

    criticando la simpata, piedad y emocin de ste hacia los contenidos de supropia narracin, con lo cual queda sacrificada la verdad segn la entendan losnaturalistas: se desmorona, pues, laimpersonalidad,condicin imprescindible parael buen novelista experimental. As Adolfo Posada, hablando dePot-Bouille,destacar esaimpasibilidad narrativaque defendi mile Zola y que algunas veces no siempre consiguiera plasmar en sus mejores novelas. Afirma, en efecto,Posada que en dicha obra no hay ese artificio en la accin que exagera lassituaciones culminantes para conmover y dominar con ms facilidad; no hay esosconflictos y desastres, esas catstrofes que son la vida de otras novelas, no; enPot-

    Bouilletodo se realiza con esaimpasibilidad,con esa lgica fatal con que en la vidavemos se realizan los hechos: leyendoPot-Bouille,parece como que est unopresenciando realmente aquellas escenas tan primorosamente escritas.[17]

    Por el contrario, Josep Yxart en un artculo sobreVilaniu,del mismo NarcsOller, desechara esa condicin naturalista, dado que la impasibilidad narrativa estima fuera de ser difcil de alcanzar, es de todo punto antiptica, pues porgrande que sea el genio de un hombre, forzosamente inspira repulsin verledisecar la humanidad como quien diseca un cadver, aparentando ser ajeno a ella.[18]

    Sin embargo, a pesar de una repulsa abierta o implcita frente al impersonalismozolesco por parte de algunos de nuestros escritores de la Restauracin quedefendan a lo sumo, un naturalismo cordial, esa frialdad narrativa quesostiene el autor deLassommoirser decisiva para la gestacin de gran parte de lamoderna novela en la que el narrador o locutor desaparece frente al lector, paradejar paso as a la propia accin ficticia. Accin o lnea narrativa que, a modo depoderoso escorzo, se impondr por s misma, sin las tpicas y tan molestas

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    muletillas explicativas que encontramos en el relato clsico.

    Muy al contrario y aqu radica una de las aportaciones estticas msdecisivas de Zola el literato experimental o naturalista no se contenta con unosclissexternos, sino que aspira a profundizar en esa realidad e intenta descubrir lasleyes que la rigen. Leyes que, teniendo en cuenta el campo visual en que se mueveel escritor fundamentalmente la sociedad y el hombre: el constante jugueteodialctico entre ambos factores, sern en buena parte de orden econmico,poltico, fisiolgico y psicolgico. Esto es, el novelista debiera observar con ojoslimpios de creencias subjetivas la realidad, o fragmento de realidad, que quieretrasplantar a moldes literarios.

    Profundizando an ms en tal cuestin: el escritor ha de desentraar lasleyes que rigen los diversos fenmenos de orden sociolgico o psquico, incluso

    creando hiptesis situaciones inditas en las que emplazar a un personaje, paraver cmo ste reacciona para luego anotar de manera minuciosa las curvas odiagramas de variaciones de un determinado conflicto colectivo o individual. Este

    juego curvilneo de diversos factores que influyen entre s, se mezclan, se alejan yconfluyen de nuevo ser la historia en el doble sentido de la palabra: comofbula y como realidad que el novelista teje incansablemente. O sea, el relatoliterario. Entendemos as los speros ataques de mile Zola contra la imaginacinentendida comoinstrumento de trabajoen manos del escritor y la defensa, comocontrapartida, de un relato que sea, ante todo, una historia lgica.

    Para nuestro escritor, ciertamente, la realidad es muy superior a laimaginacin y, a lo sumo, aqulla se disfraza de fantasa para convertirse enficcin literaria. Razona Zola, por ejemplo, enLe naturalisme au thatre:Jai ditque le roman naturaliste tait simplement une enqute sur la nature, les tres et leschoses. Il ne met donc plus son intrt dans lingniosit dune fable bien inventeet dveloppe selon certaines rgles. Limagination na plus demploi, lintrigueimporte peu au romancier, qui ne sinquite ni de lexposition, ni du noeud, ni dudnouement; jentends quil nintervient pas pour retrancher ou ajouter la ralit,

    quil ne fabrique pas une charpente de toutes pices selon les besoins dune ideconue lavance.[19]Y aade, acto seguido, estas significativas palabras, quecortan todo posible engarce entre novela e imaginacin, sacrificando, al mismotiempo, cualquier rasgo ldico o evasivo que la primera pudiera an contener:Nous voil loin du roman tel que lentendaient nos pres, une oeuvre de pureimagination, dont le but se bornait charmer et distraire les lecteurs.[20]Por eso,en suma, una pieza teatral o una novela debieron ser, ante todo, una histoire relle

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    et logique.[21]O, como indica el mismo Zola enLe roman exprimental,le roman estdevenue une enqute gnrale sur la nature et sur lhomme.[22]

    En todo lo dicho en las anteriores lneas late una de las ms sustancialesaportaciones del naturalismo a la historia del arte narrativo y que podramosdefinir del siguiente modo: el hombre que protagoniza el relato zolesco no es unente abstracto, un cerebro tal como an ocurre en Stendhal sino, muy alcontrario, un individuo de carne y hueso, con sentimientos e instintos, y enperpetua lucha siempre con un entorno fsico-sociolgico en el cual influye y, almismo tiempo, es influido. De ah que en el importante artculo Stendhal publicado entre 1880 y 1881 Zola considere de modo sin duda un tanto tajanteque para el autor deLe rouge et le noirlhomme est uniquement compos duncerveau, les autres organes ne compten pas.[23]Esto es, Stendhal sera un novelistaabstracto, lgico, que observa al hombre comofenmeno solitario,recortando la

    psiquedel resto de su personalidad. Un rasgo sintomtico de todo ello sera, porejemplo, que este autor desdea las influencias del medio ambiente sobre elpersonaje literario: en Stendhal jamais le paysage, le climat, lheure de la journe,le temps quil fait, la nature en un mot ninterviendra et nagira sur lespersonnages.[24]Y concluye Zola con la siguiente afirmacin: Prenez unpersonnage de Stendhal: cest une machine intelectuelle et passionnelleparfaitement monte. Prenez un personnage de Balzac: cest un homme en chair eten os, avec son vtement et lair qui lenveloppe. O est la cration la pluscomplte, oie est la vie? Chez Balzac, videmment.[25]

    Entendemos, as, que para mile Zola sea con mucho la novela el mscomplejo de los gneros literarios a los cuales engloba y, al mismo tiempo, supera,convirtindose de este modo en la mirada ms profunda que posee el escritorpara analizar la vida, la naturaleza, y trasplantarlas en moldes narrativos.Hablando de Balzac indica, por ejemplo, que Il devait se produire juste aumoment o la littrature classique se mourait danmie, o la forme du romanallait slargir et englober tous les genres de lancienne rhtorique, pour servirdinstrument lenqute universelle que lesprit moderne ouvrait sur les choses et

    sur les tres.[26]

    Todas las ideas zolescas citadas hasta aqu muestran en su mayor parte como observar posteriormente el lector de la presente antologa un carcter untanto calcreo, demasiado fro y cientfico, excesivamente rgido, sin ese trasfondosubjetivo que surge del juego siempre imprevisto, siempre nuevo, elaborado conlas sensaciones y los fantasmas imaginativos que encierra el ejercicio artstico de la

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    palabra por parte del escritor. El sedimento positivista que encontramos en lapotica del naturalismo tal como la dise Zola es desde luego un posodemasiado denso que deba en parte ahogar este nuevo estilo narrativo, segn hesugerido ya antes.

    Por eso el Zola que ha logrado sobrevivir,llegarhasta nosotros es decir,que an contiene este ingrediente sorpresivo conformador de una de las razonesde ser de toda la buena literatura es el Zola que, repito,no cumplial pie de laletra con sus propios preceptos tericos o que, en un esplndido gesto, logrsacar imprevistos chispazos poticos de una determinada simbologa cientificistaque hoy se nos antoja un poco rancia.

    As Nan, la prostituta que protagoniza la novela del mismo ttulo,constituye un precioso ejemplo de esa dicotoma entre loliterario y lo cientficoque

    atisbamos en muchas pginas de losRougon-Macquart.El aleteo vital, primerovivaz, luego agnico, de esta mosca de oro como la describe Zola con metforasorprendente interesa ms a los lectores que se enfrentan libremente con untexto literario que las consecuencias didcticas, moralizantes o fisiolgicas quepodamos extraer de dicho libro. Sin duda, los mrgenes de lo que en novela eslcito son muy amplios, pues se trata de un gnero en el que todo cabe al decir deBaroja, ms an, en el quesiempredebiera caber todo al ser la plasmacin plsticadel mximo horizonte mental y emotivo a que puede aspirar el hombre de cadapoca. No obstante, se impone admitir que el denso lgamo constituido por el

    anacronismo imprescindible tan visible siempre en toda novela dicho sea conel trmino de George Lukcs slo puede ser redimido con este quiebroimprevisto, inesperado, que constituye el brillo jams marchito de la imaginacin.Y la narrativa zolaesca, lastrada por un cientificismo demasiado spero para elgusto actual, cumple holgadamente con dicha ley.

    En estos ltimos aos estamos asistiendo, sin duda, a un justo descrdito delrealismo entendido la modedecimonnica tal como en diversas y explosivaspolmicas ha sostenido entre nosotros Juan Benet, quien parece contraponer la

    literatura catastral de un Balzac o un Galds a una superior literaturaliteraria(estructuralista) limpia de impurezas sociolgicas.[27]Nada podemos objetar a ello.Se impone, desde luego, una profunda cuaresma esttica que logre disolverdefinitivamente en la novela peninsular las tan recargadas costras ochocentistasque la imposibilitan de tomar ms amplios vuelos. Estn hoy sometidos a cidacrtica conceptos que antao creamos inamovibles como los de laverosimilitud olanovela considerada como una historia coherente y ordenada de modo

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    cronolgico. En este laberinto confuso y contradictorio constituido por el actualmomento de la narrativa occidental, la llamada verdad conforme escribe CarlosFuentes nos amenaza por los cuatro costados. No es la mentira el peligro; es laverdad que espera adormecernos y contentarnos para volver a imponerse.[28]

    No obstante, sera injusto eliminar de un plumazo esta tradicin anescasamente aeja constituida por la tupida novela ochocentista. Quiz seimponga, por el contrario, una fra investigacin de los supuestos estticos quealimentaron dicho pasado a partir, precisamente, de las orientaciones sugeridaspor la sensibilidad de nuestro tiempo. Una sensibilidad que estamos en camino derecuperar a partir de nuestro no a la verdad oficial oestableciday que los sueosde la ciencia han convertido en una pegajosa pesadilla que atenta contra nuestraintimidad ms quebradiza. Debemos aprender averms, aorms, asentirms, aconseja Susan Sontag al hombre actual en afanosa bsqueda por una

    mayor pureza perceptiva de la realidad que le rodea, viciados definitivamente losclsicos canales de conocimiento que ha esgrimido hasta hoy da.

    Y ser entonces a partir de un instrumental perceptivo ms sutil cuandodescubramos laotra caradel realismo y el naturalismo decimonnicos, porparadjico que pueda ello parecemos: cara an oscura, de facciones mal dibujadas,que escap no sin heridas ante los propsitos pretendidamente racionalistas de losgrandes fabuladores del siglo XIX. Recordemos que en el penetrante ensayotituladoDu RomanZola afirma, acaso con nimo de escandalizar al lector, que

    Tous les efforts de lecrivain tendent cacher limaginaire sous le rel.[29]

    Nopuede constituir una apasionante aventura para el crtico de nuestro tiempo la

    bsqueda de las corrientes imaginativas ms subterrneas ilegales, cree Zolaque alimentan el tejido narrativo de losRougon-Macquart? Se tratara de detectar,repito, aquellos momentosinvoluntarioso romnticos segn creyeron algunoscrticos como Brunetire, Valera o Pardo Bazn que eluden el voluntarismocientificista de mile Zola y constituyen, significativamente, las pginas mshermosas, ms sugestivas, de su universo narrativo.

    L. B.

    Barcelona, 4 de junio de 1972

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    Nota sobre la presente edicin

    Le roman experimentalcomprende una serie de ensayos reunidos sin respetarun orden cronolgico que mile Zola public enEl Mensajero de Europaimportante revista liberal de San Petersburgo y, posteriormente, enLe Bien PublicyLe Voltaire,ambos peridicos parisienses.

    El Mensajero de Europa(Vestnik Evropy) era una publicacin dirigida porM. Stassulvitch, intelectual progresista ruso. mile Zola entr en contacto con estepublicista a travs de Ivan Turgueniev, quien haba trabado amistad con el autor de

    Nanaen las veladas literarias ofrecidas por Flaubert. Turgueniev se convirtipronto en admirador de Zola, alentndole a que colaborase en esta revista de SanPetersburgo: les unan parecidas creencias ideolgicas y estticas, que el autor dePadres e hijoshaba bebido en los textos tericos de V G. Bielinski, el terico msimportante del realismo materialista ruso de mediados del siglo XIX.

    La colaboracin de mile Zola enEl Mensajero de Europafue copiosa: sesentay cuatro textos entre 1875 y 1880 entre los cuales cabe destacar diversos fragmentosdeLassommoiry el estudio tituladoLe roman exprimental.Este amplio ensayo indispensable para conocer los fundamentos doctrinales del naturalismo fueprobablemente escrito en 1879 y apareci en la revista rusa en septiembre delmismo ao para, posteriormente, ser publicado enLe Voltaire,diario de tendenciarepublicana. Entre las pginas de este denso estudio encontramos, por ejemplo,una de las ms conocidas definiciones zolescas sobre el oficio de novelista: lascience entre done dans notre domaine, nous romanciers, qui sommes cetteheure des analystes de lhomme, dans son action individuelle et sociale.

    LaLettre la jeunessees anterior aLe roman exprimental:se trata de unsustancioso texto terico inserto enEl Mensajero de Europaen mayo de 1879 y enLe

    Voltairelos das 17, 18, 19, 20 y 21 del mismo mes. Constituye una apasionadadefensa del trasfondo cientfico que estima Zola est implcito en la nuevanarrativa naturalista, as como de las consecuencias morales y didcticas (en elsentido sociolgico del trmino) que dicho mtodo intelectual encierra. Y digointelectual, porque, para nuestro autor, el naturalismo es algo mucho msimportante que una simple frmula literaria: se trata de un mtodo de pensamiento

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    y visin de la vida que todo escritor puede, luego, encajar en su personalsimosistema retrico.

    Le naturalisme au thatresali a luz pblica en enero de 1879 enEl Mensajerode Europay la primera parte fue reproducida porLe Voltaire,el 29 de abril delmismo ao. Sobresale en este ensayo la definicin que ofrece Zola de la novelacomo gnerototala modo de sntesis y superacin de los otros gneros literariosacomodndose por otra parte gracias a su notable elasticidad formal a lasexigencias de los diversos temas planteados. Seala tambin Zola como tantosotros escritores y crticos de la poca la curiosa afinidad existente entre el sigloXIX y el gnero novelstico: Si le dix-septime sicle est rest le sicle du thtre, ledix-neuvime sicle sera le sicle du roman.

    Largent dans la littratureapareci tambin enEl Mensajero de Europaen

    marzo de 1880 y, ms tarde, enLe Voltaire,los das 23, 24, 25, 26, 28, 29 y 30 de juliodel mismo ao. Este ensayo es un penetrante estudio sociolgico del estatus delnovelista en la entonces an nueva sociedad capitalista, con las consecuenciasprofesionales (el dinero como va liberadora para el escritor) y estticas(democratizacin del gusto literario) que encerraba dicha situacin histrica.

    Los estudios agrupados bajo el ttulo genrico deDu romanaparecieronnicamente enLe Voltaire.Son los siguientes:Le sens du rel(20 de agosto de 1878),Lexpression personnelle(27 de agosto de 1878),La formule critique applique au roman

    (27 de mayo de 1879) yDe la description(8 de junio de 1880). En su afn por liberaral relato literario de toda posible servidumbre imaginativa, Zola esboza en estosartculos una brillante aunque peligrosa paradoja: puede ser ya impropio enpleno siglo XIX el uso del trmino novela para definir losdocumentos de anlisis yexperimentacinque elaboran los nuevos escritores naturalistas. Dice, efectivamentemile Zola, en sus intentos por elaborar el mapa terico de lo que hoy podramosllamarantinovela, que il es fcheux dabord que nous nayons pu changer ce motroman, qui ne signifie plus rien, appliqu nos oeuvres naturalistes. Ce motentrane une ide de conte, daffabulation, de fantaisie, qui jure singulirement

    avec les procs-verbaux que nous dressons.

    La presente antologa est basada en la siguiente edicin: mile ZOLA,Leroman exprimental,G. Charpentier, diteur, Pars, 1880, cuarta edicin. El ensayoLe roman exprimental que da ttulo al libro comprende las pgs. 1-53.Lettre a la jeunesse, pgs. 57-105. Le naturalisme au thatre, pgs. 109-156.Largent dans la littrature, pgs. 159-201. Y, por ltimo, Du roman, pgs. 205-

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    Nota a la segunda edicin

    Aprovechando la oportunidad que se me brinda con esta reedicin de losensayos tericos de Zola antologa preparada por m en 1972, a propuesta delllorado amigo Xavier Fbregas, a cuya memoria dedico la nueva singladura dellibro he credo conveniente realizar diversas enmiendas estilsticas en la ya viejaintroduccin ma, aunque sin alterar en ningn punto los contenidos ideolgicosdel texto. Hoy formulara de manera muy distinta tambin con otro lenguaje ms

    repleto de matices los planteamientos que, con mayor o menor fortuna, esbochace casi veinte aos. Aquel prlogo fue en buena parte sntesis apretada dediversos enfoques que por entonces estaba desarrollando en mi tesis doctoralElrealismo en la novela de Jos Mara de Pereda,tesis defendida en la Universidad deBarcelona en otoo del 74. Lo que deba haber sido un estudio preliminar muchoms ambicioso de las ideas de Zola se plasm, desgraciadamente, en un brevepuado de hojas escritas con cierta precipitacin: eran permtame el lector estaconfidencia momentos de difcil asentamiento profesional en Barcelona, tras unalarga estancia por las universidades anglosajonas. Se entiende as mi actual

    insatisfaccin ante estas pginas repletas, insisto, de deficiencias, lagunas e inclusorigideces estilsticas.

    Quizs el nico punto que cabra rescatar de dicho estudio fuese mi interspor descubrir, de entre la urdimbre cientificista del naturalismo, determinadosfilamentos de ndole romntica o simbolista: Zola, recordmoslo, se defini a smismo y a los restantes miembros del grupo de Mdan como enfants plus omoins rvolts du romantisme.[30]Esa inquietud ma, de carcter ante todoacadmico, vena siendo estimulada, en primer lugar, por el hecho de que, en elltimo tercio del pasado siglo, un reducido grupo de intelectuales espaoles

    inspirados en parte por los escritos de Ferdinand Brunetire perciban yaclaramente esemurmulloneorromntico en las mejores pginas del propio Zola,murmullo quizs involuntario, y de ah su pureza e intensidad, libre de cualquieratadura racionalista. Me refiero conforme indico en mi propio trabajo a crticosy novelistas como Urbano Gonzlez Serrano, Juan Valera y Emilia Pardo Bazn.Pero a estos nombres debiera aadir ahora el del institucionista Rafael Altamira

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    quien, en su amplio ensayoEl realismo y la literatura contempornea, nos habla a suvez de ese hervor romntico que se desparrama por algunos relatos zolescos:Ferdinand Brunetire como acicate, ciertamente, mas sin desdear el fermentokrausista que an bulla por la conciencia literaria hispnica de los ltimos lustros

    del siglo XIX.

    Un segundo motivo que puede muy bien explicar aquel inters mo porintroducirme en las grietas romnticas existentes en el autor deGerminalfue elmomento (contra) cultural que imperaba fuera y dentro de Espaa, en los umbralesya de los aos setenta. Tras las revueltas estudiantiles de Berkeley, el mayo del 68, olas reflexiones filosficas de Herbert Marcuse por recuperar las fibras ms sutilesde la sensibilidad humana, una cosa pareca cierta: el mito antao inamovible de larazn pura se desangraba rpidamente comenzando, con ello, a ceder la fe puestaen un concepto intelectualista, tecnolgico, del progreso surgido tras los glidos

    aos cuarenta. En cierto modo vivamos anticipadamente unnuevo fin de sicleencuyo seno, adems, se repetan actitudes, creencias, recelos que, de manera directao indirecta, impregnaban mis modestsimas apostillas a la potica de Zola.Recordemos al respecto que ya en 1896 un Leopoldo Alas cuestionara no sinalguna importante matizacin la validez del hombre abstracto, para, por elcontrario, abogar por el desvelamiento del hombre entero, con su corazn, su vidaesttica, sus revelaciones morales.[31]En el caso particular de la literatura espaola,y situndonos otra vez en 1970, ese peculiar clima cultural y as lo sugiero en mipropia introduccin propiciara tanteos narrativos, poemticos, ensaysticos,

    distanciados ya de los viejos postulados realistas: pienso ahora en los laberintosimaginativos de Juan Benet, los destellos modernistas de losnovsimoso en unterreno ms especulativo la bsqueda de la subjetividad filosfica por parte deFernando Savater

    Hoy esos modos neorromnticos son ya moneda corriente en la llamadacultura activa. Quizs incluso podamos percibir en esta ltima un cierto despegohacia dicho imaginativismo defendindose, por el contrario, una implacableironizacin de las formas artsticas vigentes: tal sera la posmodernidad como

    nuevo talante que probablemente encierre un cansanciourbanopor las viejasformulaciones estticas. Por el contrario, la cultura acadmica o universitaria con ritmos siempre ms lentos muestra actualmente un abierto entusiasmo porlas formulaciones neorromnticas y pretende as, con un depurado instrumentalcrtico, localizar los tejidos sensoriales ms secretos del arte. Pienso, por ejemplo,en la recoleccin de algunossignossimbolistas en la obra zolesca iniciada por HenriMitterand; en el asedio por Georges Poulet de aquellos estados anmicos ms

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    oscuros que laten en la literatura europea de los ltimos siglos; en el anlisis de lossentimientos indefinibles insertos en la narrativa clariniana que estdesarrollando Gonzalo Sobejano o, finalmente, en la sutil visin de la propia obraclariniana como un juego de tensiones entre lo idealista y lo racionalista que

    hallamos en los trabajos de Yvan Lissorgues.

    Para la nueva edicin del libro, y con el propsito de enmarcar mejor lateora del naturalismo, aado una breve bibliografa sobre el novelista francs y elimpacto de su potica en las literaturas hispnicas, impacto en buena parteambiguo, confuso,anmalo, segn atestiguan sus mejores protagonistas: Galds, L.Alas, Pereda, Pardo Bazn, J. O. Picn, Narcs Oller, Joan Sard o Josep Yxart. Hoyafortunadamente cosa que no ocurra en 1972 abundan ya los observadoresatentos de las experiencias realistas del pasado siglo: as lo confirmaran loscongresos que sobre tales cuestiones han venido convocndose estos ltimos aos

    por las universidades de Barcelona, Oviedo, Madrid, Athens, Harvard y Toulouse-le Mirail, con nfasis, especialmente, en la obra galdosiana y clariniana.

    LAUREANO BONET

    Barcelona, 5 de septiembre de 1988

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    La novela experimental

    A menudo he hablado, en mis estudios literarios, del mtodo experimentalaplicado a la novela y al drama. El retorno a la naturaleza, la evolucin naturalistaque arrastra consigo el siglo, empuja poco a poco todas las manifestaciones de lainteligencia humana hacia una misma va cientfica. La idea de una literaturadeterminada por la ciencia slo puede sorprender si no se precisa y se comprende.Me parece til decir, pues, claramente lo que se debe entender, en mi opinin, pornovela experimental.

    Slo tendr que hacer un trabajo de adaptacin, ya que el mtodoexperimental ha sido establecido con una fuerza y una claridad maravillosas porClaude Bernard en suIntroduction ltude de la mdecine exprimentale.Este libro,escrito por un sabio cuya autoridad es decisiva, va a servirme de base slida.Encontrar en l toda la cuestin tratada, y me limitar a dar las citas que me seannecesarias como argumentos irrefutables. Se tratar, pues, de una compilacin detextos; ya que cuento escudarme, en todos los puntos, detrs de Claude Bernard. Amenudo me bastar con remplazar la palabra mdico por la palabra novelista

    para hacer claro mi pensamiento y darle el rigor de una verdad cientfica.

    El hecho de que precisamente la medicina, a los ojos, de un gran hombre, seatodava un arte como la novela, ha determinado mi eleccin y la ha detenido en laIntroduction.Claude Bernard ha buscado y ha combatido durante toda su vida parahacer entrar la medicina en una va cientfica. Asistimos, as, a los balbuceos de unaciencia que se va desprendiendo poco a poco del empirismo para fijarse en laverdad, gracias al mtodo experimental. Claude Bernard demuestra que estemtodo aplicado en el estudio de los cuerpos brutos, en la qumica y en la fsica,debe serlo igualmente en el estudio de los cuerpos vivos, en fisiologa y en

    medicina. Voy a intentar demostrar a mi vez que, si el mtodo experimentalconduce al conocimiento de la vida fsica, tambin debe conducir al conocimientode la vida pasional e intelectual. Se trata solamente de una cuestin de grados en lamisma va, de la qumica a la fisiologa, despus de la fisiologa a la antropologa ya la sociologa. La novela experimental est en la meta.

    Para mayor claridad, creo que debo resumir brevemente aqu laIntroduction.

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    Ser ms fcil captar las aplicaciones que har de los textos s se conoce el plan dela obra y las materias de que trata.

    Claude Bernard, despus de haber declarado que la medicina entra, en losucesivo, en la va cientfica apoyndose en la fisiologa y gracias al mtodoexperimental, establece, de entrada, las diferencias que existen entre las ciencias dela observacin y las ciencias de la experimentacin. Y llega a concluir que laexperiencia en el fondo no es ms que una observacin provocada. Todo elrazonamiento experimental est basado en la duda, ya que el experimentador nodebe tener ninguna idea preconcebida frente a la naturaleza y tiene que guardarsiempre su libertad de espritu. Acepta simplemente los fenmenos que seproducen cuando estn probados.

    Acto seguido, en la segunda parte, aborda su autntico tema al demostrar

    que la espontaneidad de los cuerpos vivos no se opone al empleo de laexperimentacin. La diferencia proviene nicamente de que un cuerpo bruto seencuentra en el medio exterior y comn, mientras que los elementos de losorganismos superiores se hallan en un medio interior y perfeccionado, pero dotadode propiedades fsioqumicas constantes, al igual que el medio exterior. A partir deello, existe un determinismo absoluto en las condiciones de existencia de losfenmenos naturales, tanto para los cuerpos vivos como para los cuerpos brutos.Bernard llama determinismo a la causa que determina la aparicin de losfenmenos. Esta causa prxima, como la llama, no es otra cosa que la condicin

    fsica y material de la existencia o de la manifestacin de los fenmenos. Elprincipio de la medicina experimental, el trmino de cualquier investigacincientfica es, pues, idntico, tanto para los cuerpos vivos como para los cuerpos

    brutos: consiste en encontrar las relaciones que vinculan un fenmeno cualquieracon su causa prxima, o, dicho de otra manera, en determinar las condicionesnecesarias para la manifestacin de dicho fenmeno. La ciencia experimental nodebe inquietarse por elporqude las cosas; slo explica elcmo.

    Despus de haber expuesto las consideraciones experimentales comunes a

    los seres vivos y a los cuerpos brutos, Claude Bernard pasa a las consideracionesexperimentales especiales en los seres vivos. La gran y nica diferencia es que enlos organismos de los seres vivos hay que considerar un conjunto armnico defenmenos. Trata, acto seguido, de la prctica experimental sobre los seres vivos,de la viviseccin, de las condiciones anatmicas preparatorias, de la eleccin de losanimales, del empleo del clculo en el estudio de los fenmenos, y por ltimo, dellaboratorio del fisilogo.

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    Despus, en la ltima parte de laIntroduction,Claude Bernard da ejemplosde investigacin experimental fisiolgica, para apoyar las ideas que ha formulado.Ofrece, acto seguido, ejemplos de crtica experimental fisiolgica. Y terminaindicando los obstculos filosficos con los que topa la medicina experimental. En

    primer trmino, expone la falsa aplicacin de la fisiologa en la medicina, laignorancia cientfica, as como ciertas ilusiones del espritu mdico. Por otra parte,concluye diciendo que la medicina emprica y la medicina experimental no sonincompatibles sino, por el contrario, deben ser inseparables una de otra. La ltimafrase del libro es que la medicina experimental no responde a ninguna doctrinamdica ni a ningn sistema filosfico.

    ste es, por encima, el esqueleto de laIntroductiondespojado de su carne.Espero que esta rpida exposicin bastar para colmar los vacos que mi manera deproceder producir fatalmente; ya que, naturalmente, slo tomar de la obra las

    citas necesarias para definir y comentar la novela experimental. Lo repito, slo setrata de un terreno sobre el que me apoyo, el terreno ms rico en argumentos y enpruebas de todas clases. La medicina experimental que empieza a balbucear puededarnos una idea exacta de la literatura experimental que, todava en el huevo, noha llegado ni siquiera al balbuceo.

    I

    Ante todo, la primera pregunta que parece plantearse es sta: en literatura,en la que hasta hoy la observacin parece haber sido empleada en exclusiva, esposible la experiencia?

    Claude Bernard discute largamente sobre la observacin y la experiencia.Existe, de entrada, una limpia lnea de demarcacin. Es sta: Se da el nombre deobservadora quien aplica los procedimientos de investigaciones simples o complejas

    al estudio de fenmenos que no hace variar y que recoge, en consecuencia, talcomo la naturaleza se los ofrece; se da el nombreexperimentadora quien emplea losprocedimientos de investigaciones simples o complejas para hacer variar omodificar, con un fin cualquiera, los fenmenos naturales y los hace aparecer encircunstancias o en condiciones en las que la naturaleza no los presentaba. Porejemplo, la astronoma es una ciencia de observacin porque no se concibe a un

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    astrnomo que acte sobre los astros; mientras que la qumica es una ciencia deexperimentacin, pues el qumico acta sobre la naturaleza y la modifica. Tal es,segn Claude Bernard, la nica distincin verdaderamente importante que separaa un observador de un experimentador.

    No puedo seguirle en su discusin de las diferentes definiciones dadas hastahoy. Como ya he dicho, termina por concluir que la experiencia, en el fondo, no esms que una observacin provocada. Cito: En el mtodo experimental, el examende los hechos, es decir, la investigacin, se acompaa siempre con un razonamientode manera que, ordinariamente, el experimentador hace un experimento paracontrolar o verificar el valor de una idea experimental. Entonces se puede decir quela experiencia es una observacin provocada con un propsito de control.

    Por lo dems, para llegar a determinar lo que puede haber de observacin y

    de experimentacin en la novela naturalista, slo tengo necesidad de los pasajessiguientes:

    El observador constata pura y simplemente los fenmenos que tiene antesus ojos tiene que ser el fotgrafo de los fenmenos; su observacin deberepresentar exactamente a la naturaleza escucha a la naturaleza y escribe bajo sudictado. Pero una vez constatado y observado el fenmeno, llega la idea, intervieneel razonamiento y aparece el experimentador para interpretarlo. El experimentadores quien, en virtud de una interpretacin ms o menos probable, pero anticipada,

    de los fenmenos observados, instituye la experiencia de manera que, en el ordenlgico de las previsiones, dicha experiencia ofrezca un resultado que sirva decontrol a la hiptesis o a la idea preconcebida A partir del momento en el que elresultado de la experiencia se manifiesta, el experimentador se enfrenta a unaautntica observacin que ha provocado y que hay que constatar, como cualquierobservacin, sin idea preconcebida. El experimentador debe entonces desaparecero ms bien transformarse inmediatamente en observador; y slo despus de haberconstatado los resultados de la experiencia igual que si se tratara de los de unaobservacin ordinaria, volver su espritu para razonar, comparar y juzgar si la

    hiptesis experimental est verificada o invalidada por los mismos resultados.

    Todo el mecanismo est aqu. Es un poco complicado y Claude Bernard se veobligado a decir: Cuando todo eso sucede a la vez en la mente de un sabio que seentrega a la investigacin en una ciencia tan confusa como lo es todava lamedicina, se produce entonces una confusin tal entre lo que es resultado de laobservacin y lo que pertenece a la experiencia, que sera imposible y por otra

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    parte intil querer analizar en esta mezcla inextricable cada uno de estostrminos. En suma, se puede decir que la observacin muestra y que laexperiencia instruye.

    Pues bien, volviendo a la novela, vemos igualmente que el novelista es, a lavez, observador y experimentador. En l, el observador ofrece los hechos tal comolos ha observado, marca el punto de partida, establece el terreno slido sobre elque van a moverse los personajes y a desarrollarse los fenmenos. Despus,aparece el experimentador e instituye la experiencia, quiero decir, hacer mover alos personajes en una historia particular para mostrar en ella que la sucesin dehechos ser la que exige el determinismo de los fenmenos a estudiar. Se trata casisiempre de una experiencia por ver, como la llama Claude Bernard. El novelistasale a la bsqueda de una verdad. Tomar como ejemplo la figura del barn Hulot,en laCousine Bettede Balzac. El hecho general observado por Balzac es el estrago

    que el temperamento amoroso de un hombre provoca en l, en su familia y en lasociedad. Desde el momento en que ha elegido su tema, parte de unos hechosobservados y despus instituye su experiencia sometiendo a Hulot a una serie depruebas, hacindole pasar por determinados medios para demostrar elfuncionamiento del mecanismo de su pasin. Es evidente, pues, que en esta novelano hay solamente observacin, sino que existe en ella tambin experimentacin,puesto que Balzac no se comporta nicamente como fotgrafo ante los hechos porl recogidos, ya que interviene de manera directa para colocar a su personaje enunas condiciones en las que l sigue siendo el amo. El problema est en saber lo

    que una pasin determinada, actuando en un medio concreto y en unascircunstancias determinadas, producir desde el punto de vista del individuo y dela sociedad; y una novela experimental, laCousine Bettepor ejemplo, essimplemente el proceso verbal ante los ojos del pblico de la experiencia que elnovelista recibe. En suma, toda la operacin consiste en tomar los hechos en lanaturaleza, despus en estudiar los mecanismos de los hechos, actuando sobreellos mediante las modificaciones de circunstancias y de ambientes sin apartarsenunca de las leyes de la naturaleza. Al final, est el conocimiento, del hombre, elconocimiento cientfico en su accin individual y social.

    Sin duda, estamos muy lejos aqu de las certezas de la qumica e incluso dela fisiologa. No conocemos todava los reactivos, que descomponen las pasiones yque permiten analizarlas. A menudo, en este estudio, recordar que la novelaexperimental es ms joven que la medicina experimental, la que, no obstante, acabade nacer apenas. Pero no pretendo constatar los resultados conseguidos sino quedeseo simplemente exponer con claridad un mtodo. Si el novelista experimental

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    avanza todava a tientas en la mayor oscuridad y en la ms compleja de las ciencias,ello no impide que esta ciencia exista. Es innegable que la novela naturalista, talcomo la comprendemos en este momento, es una experiencia autntica que elnovelista hace sobre el hombre, ayudndose con la observacin.

    Por otra parte, esta opinin no es solamente la ma, sino que es tambin la deClaude Bernard. Dice en alguna parte: En la prctica de la vida, los hombres nodejan de experimentar unos sobre otros. Y, lo que es ms concluyente, he aqutoda la teora de la novela experimental. Cuando razonamos sobre nuestrospropios actos, tenemos un gua cierto, puesto que tenemos conciencia de lo quepensamos y de lo que sentimos. Pero si queremos juzgar los actos de otro hombre ysaber los mviles que le hacen actuar es completamente distinto. Sin duda,tenemos ante nuestros ojos los movimientos de este hombre y sus manifestacionesque son, estamos seguros de ello, los modos de expresin de su sensibilidad y de

    su voluntad. Adems, admitimos todava que hay una relacin necesaria entre losactos y su causa; pero cul es esta causa? No la sentimos en nosotros, no tenemosconciencia de ella como cuando se trata de nosotros mismos; nos vemos, pues,obligados a interpretarla, a suponerla, segn los movimientos que veamos y laspalabras que oigamos. Entonces debemos controlar y contrastar los actos de estehombre; consideramos como acta en tal circunstancia y, en una palabra,recurrimos al mtodo experimental. Todo lo que he avanzado ms arriba estresumido en esta ltima frase que es la de un sabio.

    Citar todava esta imagen de Claude Bernard, que me ha impresionadofuertemente: El experimentador es el juez de instruccin de la naturaleza.Nosotros novelistas, somos los jueces de instruccin de los hombres y de suspasiones.

    Ved qu primera claridad brota cuando nos colocamos en el punto de vistadel mtodo experimental aplicado a la novela con todo el rigor cientfico que lamateria soporta en la actualidad. A nosotros, escritores naturalistas, se nos hace elestpido reproche de querer ser nicamente fotgrafos. Tenemos a bien declarar

    que aceptamos el temperamento, la expresin personal, pero, a pesar de ello,siguen respondindonos con argumentos imbciles sobre la imposibilidad de serestrictamente veraces, sobre la necesidad de arreglar los hechos para constituir unaobra de arte cualquiera.

    Pues bien!, con la aplicacin del mtodo experimental en la novela, terminatoda querella. La idea de experiencia lleva consigo la idea de modificacin.

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    Partimos de hechos verdaderos que son nuestra base indestructible; pero, paramostrar el mecanismo de los hechos es necesario que produzcamos y dirijamos losfenmenos; sta es nuestra parte de invencin, de genio en la obra.

    De esta manera, sin tener que recurrir a cuestiones de forma, de estilo, queexaminar ms adelante, constato a partir de ahora que debemos modificar lanaturaleza, sin salir de la naturaleza, cuando empleemos en nuestras novelas elmtodo experimental. Si nos ceimos a esta definicin: La observacin muestra, laexperiencia instruye, podemos, desde ahora, reclamar para nuestros libros estaalta leccin de la experiencia.

    El escritor, lejos de ser disminuido, crece singularmente. Una experiencia,incluso la ms simple, est siempre basada sobre una idea, nacida a su vez de unaobservacin. Como dice Claude Bernard: La idea experimental no es arbitraria ni

    puramente imaginaria; tiene que tener un punto de apoyo en la realidadobservada, es decir, en la naturaleza. Sobre esta idea y sobre la duda se basa todoel mtodo. La aparicin de la idea experimental, dice ms adelante, es espontneay su naturaleza individual; se trata de un sentimiento particular, unquid propiumque constituye la originalidad, la inventiva o el genio de cada uno. Acto seguidoconvierte la duda en la gran fuerza cientfica. Quien duda es el verdadero sabio;slo duda de s mismo y de sus interpretaciones, pero cree en la ciencia; admite,incluso, en las ciencias experimentales, un criterio o un principio absoluto, eldeterminismo de los fenmenos que es absoluto, tanto en los fenmenos de los

    cuerpos vivos como en el de los cuerpos brutos. De esta manera, pues, en lugar deencerrar al novelista en lmites reducidos, el mtodo experimental le deja con todasu inteligencia de pensador y todo su genio de creador. Le ser necesario ver,comprender, inventar. Un hecho observado deber hacer brotar la idea de laexperiencia a realizar, de la novela a escribir, para llegar al conocimiento completode una verdad. Despus, cuando habr discutido y completado el plan de estaexperiencia, juzgar en cada momento los resultados con la libertad de espritu deun hombre que acepta los hechos nicamente conforme al determinismo de losfenmenos. Ha partido de la duda para llegar al conocimiento absoluto; y slo deja

    de dudar cuando el mecanismo de la pasin, desmontado y montado por l denuevo, funciona segn las leyes fijadas por la naturaleza. No hay tarea ms ampliani ms libre para el espritu humano. Veremos ms lejanas las miserias de losescolsticos, de los sistemticos y de los tericos del ideal, al lado del triunfo de losexperimentadores.

    Resumo esta primera parte repitiendo que los novelistas naturalistas

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    observan y experimentan y que toda su labor nace de la duda en la que se colocanfrente a unas verdades mal conocidas, a unos fenmenos inexplicados, hasta queuna idea experimental despierta un da bruscamente su genio y les empuja arealizar una experiencia, para analizar los hechos y convertirse en sus amos.

    II

    Tal es, pues, el mtodo experimental. Pero durante largo tiempo se hanegado que dicho mtodo pueda ser aplicado a los cuerpos vivos. ste es el puntoimportante de la cuestin que voy a examinar con Claude Bernard. El

    razonamiento ser de los ms simples: Si el mtodo experimental ha podido sertrasladado de la qumica y de la fsica a la fisiologa y a la medicina, lo puede serde la fisiologa a la novela naturalista.

    Cuvier, para no citar ms que a este sabio, pretenda que la experimentacinaplicable solamente a los cuerpos muertos no poda serlo a los cuerpos vivos; lafisiologa, segn l, deba ser puramente una ciencia de observacin y dededuccin anatmica. Los vitalistas admiten todava una fuerza vital que estara,en los cuerpos vivos, en lucha incesante con las fuerzas fsico-qumicas y queneutralizara su accin. Claude Bernard, por el contrario, niega toda fuerzamisteriosa y afirma que la experimentacin puede aplicarse en todos los casos. Mepropongo dice establecer que la ciencia de los fenmenos de la vida no puedetener otras bases que la ciencia de los fenmenos de los cuerpos muertos y que noexiste, bajo este aspecto, ninguna diferencia entre los principios de las ciencias

    biolgicas y los de las ciencias fsico-qumicas. En efecto, la meta que se propone elmtodo experimental es la misma en todos los casos; consiste en relacionarmediante la experiencia los fenmenos naturales con sus condiciones de existenciao con sus causas prximas.

    Me parece intil entrar en las explicaciones y en los razonamientoscomplicados de Claude Bernard. He dicho que insista sobre la existencia de unmedio interior en el ser vivo. En la experimentacin sobre los cuerpos muertos dice slo hay que tener en cuenta un slo medio, el medio csmico exterior;mientras que en los seres vivos elevados, existen por lo menos dos medios aconsiderar: el medio exterior o extraorgnico y el medio interior o intraorgnico. La

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    complejidad debida a la existencia de un medio orgnico interior es la nica raznde las grandes dificultades que encontramos en la determinacin experimental delos fenmenos de la vida y en la aplicacin de unos medios capaces demodificarla. Y parte de esto para establecer que existen unas leyes fijas para los

    elementos fisiolgicos sumergidos en el medio interior, al igual que existen leyesfijas para los elementos qumicos del medio exterior. A partir de ello, se puedeexperimentar sobre el ser vivo al igual que sobre el cuerpo bruto; se tratasolamente de ponerse en las condiciones requeridas.

    Insisto, porque, lo repito, el punto importante de la cuestin es ste. ClaudeBernard, hablando de los vitalistas escribe: Consideran la vida como unainfluencia misteriosa y sobrenatural que acta arbitrariamente librndose decualquier determinismo, y tachan de materialistas a todos aquellos que hacenesfuerzos para llevar los fenmenos vitales a unas condiciones orgnicas y fsico-

    qumicas determinadas. stas son ideas falsas que no es fcil extirpar una vez quese han posesionado de un espritu; solamente los progresos de la ciencia las harndesaparecer. Y pone este axioma: En los seres vivos, al igual que en los cuerposmuertos, las condiciones de existencia de cualquier fenmeno estn determinadasde manera absoluta.

    Me limito para no complicar demasiado el razonamiento. ste es, pues, elprogreso de la ciencia. En el siglo pasado, una aplicacin ms exacta del mtodoexperimental crea la fsica y la qumica, que se desligan de lo irracional y de lo

    sobrenatural. Se descubre que hay leyes fijas gracias al anlisis. El hombre se hacedueo de los fenmenos. Despus se da un nuevo paso. Los cuerpos vivos, en losque los vitalistas admitan todava una influencia misteriosa, son a su vezconducidos y reducidos al mecanismo general de la materia. La ciencia prueba quelas condiciones de existencia de todo fenmeno son las mismas en los cuerposvivos que en los cuerpos muertos y, desde entonces, la fisiologa toma poco a pocolas certezas de la qumica y de la fsica. Pero vamos a detenernos aqu?Evidentemente no. Cuando se haya probado que el cuerpo del hombre es unamquina en la que se podrn desmontar y montar de nuevo, algn da, los

    mecanismos a gusto del experimentador, ser necesario pasar a los actos pasionalese intelectuales del hombre. A partir de este momento entraremos en un dominioque hasta hoy perteneca a la filosofa y a la literatura; sta ser la conquistadecisiva para la ciencia de las hiptesis de los filsofos y de los escritores. Tenemosla fsica y la qumica experimentales; tendremos la fisiologa experimental; mstarde todava, tendremos la novela experimental. sta es una progresin que seimpone y cuyo ltimo trmino es fcil de prever desde ahora. Todo encaja; era

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    necesario partir del determinismo de los cuerpos muertos para llegar aldeterminismo de los cuerpos vivos; y, puesto que sabios como Claude Bernarddemuestran en la actualidad que unas leyes fijas rigen el cuerpo humano, podemosanunciar sin temor a equivocarnos la hora en que las leyes del pensamiento y de las

    pasiones sern a su vez formuladas. Un mismo determinismo debe regir la tierrade los caminos y el cerebro del hombre.

    Esta opinin se encuentra en laIntroduction.Nunca repetir bastante quetomo mis argumentos de Claude Bernard. Despus de haber explicado que unosfenmenos especiales pueden ser el resultado de la unin o de la asociacin cadavez ms compleja de elementos orgnicos, escribe: Estoy persuadido de que losobstculos que rodean el estudio experimental de los fenmenos psicolgicos sondebidos en gran parte a dificultades de este orden; ya que, a pesar de su naturalezamaravillosa y de la delicadeza de sus manifestaciones, es imposible, en mi opinin,

    no hacer entrar los fenmenos cerebrales, como todos, los fenmenos de loscuerpos vivos, en las leyes de un determinismo cientfico. Esto est claro. Mstarde, sin duda, la ciencia encontrar este determinismo de todas lasmanifestaciones cerebrales y sensuales del hombre.

    A partir de este momento, la ciencia entra, pues, en nuestro dominio denovelistas, que somos en esta hora analistas del hombre, en su accin individual ysocial. Continuamos, mediante nuestras observaciones y nuestras experiencias, lalabor del fisilogo que ha continuado la del fsico y la del qumico. Hacemos, en

    cierta manera, psicologa cientfica para completar la fisiologa cientfica; y slodebemos, para acabar la evolucin, llevar a nuestros estudios de la naturaleza y delhombre la herramienta decisiva del mtodo experimental. En una palabra,debemos operar sobre los caracteres, sobre las pasiones, sobre, los hechos humanosy sociales, como el qumico y el fsico operan sobre la materia inerte, como elfisilogo opera sobre los cuerpos vivos. El determinismo lo domina todo. Lainvestigacin cientfica y el razonamiento experimental combaten, una a una, lashiptesis de los idealistas y reemplazan las novelas de pura imaginacin por lasnovelas de observacin y de experimentacin.

    Ciertamente, no pretendo aqu formular leyes. En el estado actual de laciencia del hombre, la confusin y la oscuridad son todava demasiado grandespara que podamos arriesgarnos a la ms mnima sntesis. Todo lo que puededecirse es que hay un determinismo absoluto para todos los fenmenos humanos.A partir de ello, la investigacin es un deber. Tenemos el mtodo, debemos avanzarincluso si una vida entera de esfuerzos no alcanza ms que la conquista de una

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    pequea parcela de verdad. Ved la fisiologa: Claude Bernard ha hecho grandesdescubrimientos y ha muerto declarando que no saba nada o casi nada. En cadapgina, confiesa las dificultades de su tarea: En las relaciones fenomenales dice tal como la naturaleza nos las ofrece, reina siempre una complejidad ms o

    menos grande. Bajo este aspecto, la complejidad de los fenmenos minerales esmucho menor que la de los fenmenos vitales; es por ello que las ciencias queestudian los cuerpos muertos han podido constituirse ms rpidamente. En loscuerpos vivos los fenmenos son de una complejidad enorme, y adems lamovilidad de las propiedades vitales los hace mucho ms difciles de captar y dedeterminar. Qu decir entonces de las dificultades con las que debe encontrarsela novela experimental, que toma del fisilogo sus estudios sobre los rganos mscomplejos y ms delicados, que trata de las manifestaciones ms elevadas delhombre como individuo y como miembro social? Evidentemente, el anlisis aqu secomplica mucho ms. Pues, si la fisiologa se constituye hoy, es natural que lanovela experimental est solamente en sus primeros pasos. Lo podemos prevercomo una consecuencia fatal de la evolucin cientfica del siglo; pero es imposible

    basarla sobre leyes ciertas. Cuando Claude Bernard habla de unas verdadesrestringidas y precarias de la ciencia biolgica, podemos confesar que lasverdades de la ciencia del hombre, desde el punto de vista del mecanismointelectual y pasional, son ms precarias y ms restringidas todava. Balbuceamos,somos los ltimos que han llegado; pero ello no ha de ser ms que un aguijn quenos impulse a estudios exactos, desde el momento en que tenemos el instrumento,el mtodo experimental, y desde el momento en que nuestro objetivo es muy claro,

    conocer el determinismo de los fenmenos y hacernos amos de estos fenmenos.

    Sin arriesgarme a formular leyes, creo que la cuestin de la herencia tienemucha influencia en las manifestaciones intelectuales y pasionales del hombre.Tambin doy una importancia considerable al medio ambiente. Tendramos queabordar las teoras de Darwin; pero esto no es ms que un estudio general sobre elmtodo experimental aplicado a la novela y me perdera si quisiera entrar endetalles. Simplemente dir algunas palabras sobre el medio ambiente. Acabamosde ver la importancia decisiva que da Claude Bernard al estudio del medio

    intraorgnico, medio que hay que tener muy en cuenta si se quiere encontrar eldeterminismo de los fenmenos en los seres vivos. Pues bien, en el estudio de unafamilia, de un grupo de seres vivos, creo que el medio social tiene, igualmente, unaimportancia capital. Un da la fisiologa nos explicar sin duda el mecanismo delpensamiento y de las pasiones; sabremos cmo funciona la mquina individual delhombre, cmo piensa, cmo ama, cmo pasa de la razn a la pasin y a la locura;pero estos fenmenos, estos hechos del mecanismo de los rganos actan bajo la

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    influencia del medio interior, no se producen en el exterior aisladamente y en lavida. El hombre no est solo, vive en una sociedad, en un medio social y paranosotros, novelistas, este medio social modifica sin cesar los fenmenos. Nuestrogran estudio est aqu, en el trabajo recproco de la sociedad sobre el individuo y

    del individuo sobre la sociedad. Para el fisilogo, el medio exterior y el mediointerior son puramente cuestiones qumicas y fsicas, lo cual le permite encontrarfcilmente leyes. Todava no ha llegado el momento de probar que el medio socialsea, tambin, cuestin fsica y qumica. Seguramente lo es, o ms bien, es elproducto variable de un grupo de seres vivos, los cuales estn totalmentesometidos a las leyes fsicas y qumicas que rigen tanto los cuerpos vivos como loscuerpos brutos. A partir de aqu, veremos que se puede influir sobre el mediosocial actuando sobre los fenmenos, de los que nos haremos dueos en el hombre.Esto es lo que constituye la novela experimental: poseer el mecanismo de losfenmenos en el hombre, demostrar los resortes de las manifestacionesintelectuales y sensuales como nos los explicar la fisiologa, bajo las influencias dela herencia y de las circunstancias ambientes, despus de mostrar al hombre vivoen el medio social que l mismo ha producido, que modifica cada da y en el senodel cual manifiesta, a su vez, una transformacin continua. As pues, nos apoyamosen la fisiologa, tomamos al hombre aislado de las manos del fisilogo paracontinuar la solucin del problema y resolver cientficamente la cuestin de sabercmo se comportan los hombres desde que viven en sociedad.

    Estas ideas generales son suficientes para guiarnos en la actualidad. Ms

    adelante, cuando la ciencia haya adelantado, cuando la novela experimental hayadado resultados decisivos, algn crtico precisar las cosas que hoy solamenteindico.

    Por otra parte, Claude Bernard confiesa cun difcil es la aplicacin delmtodo experimental en los seres vivos. El cuerpo vivo dice, sobre todo en losanimales superiores, no es nunca indiferente, fisicoqumicamente hablando, con elmedio exterior, posee un movimiento incesante, una evolucin orgnica, enapariencia espontnea y constante, y aunque esta evolucin tenga necesidad de

    circunstancias exteriores para manifestarse, es, no obstante, independiente en suavance y en su modalidad. Y concluye como ya he dicho: En resumen, solamenteen las condiciones fsico-qumicas del medio interior encontraremos eldeterminismo de los fenmenos exteriores de la vida. Pero, cualesquiera que seanlas complejidades que se presenten, e incluso cuando se produzcan fenmenosespeciales, la aplicacin del mtodo experimental sigue siendo rigurosa. Si losfenmenos vitales tienen una complejidad y una apariencia diferente que la de los

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    cuerpos brutos, solamente ofrecen esta diferencia en virtud de las condicionesdeterminadas o determinables que les son propias. Pues, si bien las ciencias vitalesdeben diferir de las otras por sus aplicaciones y por sus leyes especiales, no sedistinguen en su mtodo cientfico.

    Todava me falta por decir unas palabras sobre los lmites que ClaudeBernard traza a la ciencia. Segn l, ignoraremos siempre elporqude las cosas;solamente podremos saber elcmo.l mismo lo expresa en estos trminos: Lanaturaleza de nuestro espritu nos impulsa a buscar la esencia o elporqude lascosas. En esto, tendemos ms all del lmite que podemos alcanzar; pues laexperiencia nos ensea pronto que no debemos traspasar el cmo, es decir, la causaprxima o las condiciones de existencia de los fenmenos. Ms adelante pone esteejemplo: Si no podemos saberporquel opio y sus derivados hacen dormir,podemos conocer el mecanismo de este sueo y sabercmoel opio o sus derivados

    hacen dormir; puesto que el sueo slo tiene lugar porque la sustancia activa sepone en contacto con ciertos elementos orgnicos que modifica. Y sta es suconclusin prctica: La ciencia tiene precisamente el privilegio de ensearnos loque ignoramos, substituyendo el sentimiento por la razn y la experiencia yensendonos claramente el lmite de nuestro conocimiento actual. Pero, por unamaravillosa compensacin, a medida que la ciencia rebaja nuestro orgullo,aumenta nuestro poder. Todas estas observaciones son estrictamente aplicables ala novela experimental. Para no extraviarse en especulaciones filosficas, parareemplazar las hiptesis idealistas por la lenta conquista de lo desconocido, debe

    atenerse a la investigacin delporqude las cosas. ste es su papel exacto, y de ahextrae, como vamos a ver, su razn de ser y su moral.

    He llegado, pues, a este punto: la novela experimental es una consecuenciade la evolucin cientfica del siglo; contina y completa la fisiologa, que a su vez seapoya en la qumica y en la fsica; substituye el estudio del hombre abstracto, delhombre metafsico, por el estudio del hombre natural, sometido a las leyes fsico-qumicas y determinado por las influencias del medio ambiente; es, en unapalabra, la literatura de nuestra era cientfica, al igual que la literatura clsica y

    romntica ha correspondido a una era escolstica y teolgica. Ahora paso a la grancuestin de aplicacin y de moral.

    III

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    El objeto del mtodo experimental, en fisiologa y en medicina, es estudiarlos fenmenos para aduearse de ellos. Claude Bernard vuelve sobre esta idea encada pgina de laIntroduction.Como declara l mismo: Toda la filosofa natural seresume en esto: conocer la ley de los fenmenos. Todo el problema experimental sereduce a esto: prever y dirigir los fenmenos. Ms adelante, pone un ejemplo:Tanto para el mdico experimentador como para el mdico emprico, no sersuficiente saber que la quinina cura la fiebre; sino lo que les interesa por encima detodo es saber qu es la fiebre y darse cuenta del mecanismo por medio del cual laquinina la cura. Todo esto interesa al mdico experimentador porque, desde elmomento en que lo sepa, el hecho de la curacin de la fiebre por la quinina dejarde ser un hecho emprico y aislado para convertirse en un hecho cientfico.Entonces, este hecho se unir a unas condiciones que le vincularn a otros

    fenmenos y, as, seremos conducidos al conocimiento de las leyes del organismo ya la posibilidad de regular sus manifestaciones. El ejemplo es asombroso en elcaso de la sarna. En la actualidad, cuando la causa de la sarna es conocida ydeterminada experimentalmente, todo se ha vuelto cientfico, el empirismo hadesaparecido Se cura siempre y sin excepcin cuando el enfermo es colocado enlas condiciones experimentales conocidas para alcanzar este objetivo.

    Tal es el objetivo y tal es la moral en la fisiologa y en la medicinaexperimentales: hacerse amos de la vida para dirigirla. Admitamos que la ciencia

    haya adelantado, que la conquista de lo desconocido sea completa: la edadcientfica que Claude Bernard ha visto en sueos se habr hecho realidad. A partirde entonces, el mdico ser amo de las enfermedades; curar infaliblemente,actuar sobre los cuerpos vivos a favor de la felicidad y del vigor de la especie. Seentrar en un siglo en que el hombre todopoderoso habr dominado a lanaturaleza y utilizar sus leyes para que sobre esta tierra reine la mayor cantidadde justicia y libertad posible. No existe objetivo ms noble, ms elevado, msgrande. Nuestro papel de seres inteligentes est ah: en penetrar en el porqu de lascosas para convertirnos en superiores a las cosas y reducirlas al estado de medios

    obedientes.

    Pues bien, este sueo del fisilogo y del mdico experimentador es tambinel sueo del novelista que aplica el mtodo experimental al estudio natural y socialdel hombre. Nuestro objetivo es el suyo: tambin queremos ser dueos de losfenmenos de los elementos intelectuales y personales para poderlos dirigir.Somos, en una palabra, moralistas experimentadores que demuestran por la

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    experiencia cmo se comporta una pasin en un medio social. El da en queconozcamos el mecanismo de esta pasin podremos intentar reducirla o, por lomenos, hacerla lo ms inofensiva posible. En esto reside la utilidad prctica y laelevada moral de nuestras obras naturalistas que experimentan sobre el hombre,

    que desmontan y montan de nuevo, pieza por pieza, la mquina humana con el finde hacerla funcionar bajo la influencia de los medios. Cuando los tiempos hayanadelantado, cuando se posean las leyes, si se quiere llegar al mejor de los estadossociales, solamente se tendr que actuar sobre los individuos y sobre los medios.As hacemos sociologa prctica y as nuestra tarea ayuda a las ciencias polticas yeconmicas. No conozco, lo repito, trabajo ms noble ni de ms amplia aplicacin.Ser amo del bien y del mal, regular la vida, regular la sociedad, resolver a la largatodos los problemas del socialismo, aportar sobre todo bases slidas para la justiciaresolviendo por la experiencia las cuestiones de la criminalidad, todo ello no esacaso ser los ms tiles y los ms morales obreros del trabajo humano?

    Que se compare por un instante el trabajo de los novelistas idealistas con elnuestro; y aqu la palabra idealistas indica a los escritores que se apartan de laobservacin y de la experiencia para basar sus obras en lo sobrenatural y loirracional, que admiten, en una palabra, unas fuerzas misteriosas ms all deldeterminismo de los fenmenos. De nuevo Claude Bernard hablar por m: Loque distingue el razonamiento experimental del razonamiento escolstico es lafecundidad de uno y la esterilidad del otro. Es precisamente el escolstico, que creetener la verdad absoluta, el que no consigue nada; esto se comprende puesto que,

    por medio de un principio absoluto, se coloca fuera de la naturaleza, en la cualtodo es relativo. Por el contrario, el experimentador, que siempre duda y que nocree poseer la certeza absoluta sobre nada, llega a dominar los fenmenos que lerodean y a extender su poder sobre la naturaleza. En seguida volver sobre estacuestin de lo ideal que no es, en resumidas cuentas, ms que la cuestin delinterdeterminismo. Claude Bernard dice con razn: La conquista intelectual delhombre consiste en hacer disminuir y en rechazar el indeterminismo a medida que,con la ayuda del mtodo experimental, gana terreno en el determinismo. sta esnuestra verdadera tarea, novelistas experimentadores: ir de lo conocido a lo

    desconocido para hacernos amos de la naturaleza; mientras que los novelistasidealistas permanecen dentro de lo desconocido, por todo tipo de prejuiciosreligiosos y filosficos, bajo el pretexto asombroso de que lo desconocido es msnoble y ms hermoso que lo conocido. Si nuestra tarea, a veces cruel, si nuestrosterribles cuadros tuvieran necesidad de excusarse, encontrara en Claude Bernardeste argumento decisivo: No se llegar nunca a generalizaciones verdaderamentefecundas y luminosas sobre los fenmenos vitales mientras no se haya

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    experimentado sobre s mismo y movido dentro de los hospitales, los anfiteatros ylos laboratorios, dentro del terreno ftido o palpitante de la vida Si se tuviera quehacer una comparacin que expresara mi sentimiento hacia la ciencia de la vida,dira que es un saln soberbio, resplandeciente de luz, al cual no se puede llegar si

    no se atraviesa una larga y espantosa cocina.

    Insisto sobre las palabras moralistas experimentadores que he utilizado paradesignar a los novelistas naturalistas. Una pgina de laIntroductionme hasorprendido en especial, la pgina en la que el autor habla decirculusvital. Cito:Los rganos musculares y nerviosos cuidan la actividad de los rganos quepreparan la sangre; pero la sangre, a su vez, alimenta los rganos que la producen.Existe una solidaridad orgnica o social que mantiene un movimiento perpetuo,hasta que la descomposicin o el cese de accin de un elemento vital necesariorompa el equilibrio o provoque un desorden o un paro en el juego de la mquina

    animal. El problema del mdico experimentador consiste, pues, en encontrar eldeterminismo simple de una descomposicin orgnica, es decir, en captar elfenmeno inicial Veremos cmo una dislocacin del organismo o unadescomposicin en apariencia de las ms complejas puede ser reducido a undeterminismo simple inicial que a continuacin provoque los ms complejosdeterminismos. Ahora slo hay que cambiar las palabras del mdicoexperimentador por las del novelista experimentador y todo este pasaje puedeaplicarse exactamente a nuestra literatura naturalista. Elcirculussocial es idnticoalcirculusvital: tanto en la sociedad como en el cuerpo humano, existe una

    solidaridad que une a los diferentes miembros, los diferentes rganos entre s, demanera que, si un rgano se pudre, muchos otros son alcanzados y se declara unaenfermedad muy compleja. A partir de ah, en nuestras novelas, cuandoexperimentamos sobre una plaga grave que envenena la sociedad, actuamos comoel mdico experimentador, intentamos encontrar el determinismo simple inicialpara llegar a continuacin al determinismo complejo del cual se ha seguido laaccin. Vuelvo a tomar el ejemplo del barn Hulot, en laCousine Bette.Vase elresultado final, el desenlace de la novela: una familia entera destruida, todo tipo dedramas secundarios se han producido bajo la accin del temperamento apasionado

    de Hulot. En este temperamento se encuentra el determinismo inicial. Un miembro,Hulot, se gangrena, e inmediatamente todo se deteriora a su alrededor, el crculosocial se desquicia y la salud de la sociedad se pone en peligro. De qu manera hainsistido Balzac sobre la figura del barn Hulot, con qu escrupuloso cuidado lo haanalizado! La experiencia se realiza sobre l porque se trataba de hacerse amo delfenmeno de esta pasin para dirigirla; admitamos que se pueda curar a Hulot o,por lo menos, reprimirle y hacerle inofensivo; entonces el drama ya no tiene razn

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    de ser, se restablece el equilibrio o, mejor dicho, la salud del cuerpo social. Aspues, los novelistas naturalistas son, en efecto, moralistas experimentadores.

    Y llego al gran reproche con el cual se cree descubrir a los novelistasnaturalistas tratndolos de fatalistas. Cuntas veces se ha intentado probarnosque, desde el momento en que no aceptamos el libre albedro, desde el momentoen que el hombre ya no es ms que una mquina animal que acta bajo lainfluencia de la herencia y de los ambientes, caemos en un vasto fatalismo,relegamos a la humanidad al rango de una manada que camina bajo la vara deldestino! Hay que precisar: no somos fatalistas, somos deterministas, que no es enabsoluto lo mismo. Claude Bernard explica muy bien estos dos trminos: Hemosdado el nombre de determinismo a la causa prxima o determinante de losfenmenos. No actuamos nunca sobre la esencia de los fenmenos de la naturaleza,sino slo sobre su determinismo, y por el hecho de que actuamos sobre l, el

    determinismo difiere del fatalismo, sobre el cual no se puede actuar. El fatalismosupone la manifestacin necesaria de un fenmeno, independientemente de suscondiciones, mientras que el determinismo es la condicin necesaria de unfenmeno cuya manifestacin no es obligada. Una vez que la bsqueda deldeterminismo de los fenmenos est puesta como el principio fundamental delmtodo experimental, ya no existe ni materialismo, ni espiritualismo, ni materia

    bruta ni materia viva; no hay ms que fenmenos cuyas condiciones hay quedeterminar, es decir, las circunstancias que desempean el papel de causasprximas en relacin a dichos fenmenos. Esto es decisivo. No hacemos ms que

    aplicar este mtodo en nuestras novelas; somos, pues, deterministas que,experimentalmente, intentan determinar las condiciones de los fenmenos sinsalirse, en sus investigaciones, de las leyes de la naturaleza. Como muy bien diceClaude Bernard, desde el momento en que podemos actuar y actuamos sobre eldeterminismo de los fenmenos, por ejemplo modificando los medios, no somosfatalistas.

    He aqu, pues, el papel moral del novelista experimentador perfectamentedefinido. A menudo he dicho que no tenemos que sacar una conclusin de

    nuestras obras, y esto significa que nuestras obras llevan la conclusin en smismas. Un experimentador no tiene que concluir, puesto que, precisamente, laexperiencia concluye por l. Cien veces, si es necesario, el experimentador repetirla experiencia delante del pblico, la explicar, pero no tendr que indignarse nique probar nada personalmente: tal es la verdad, tal es el mecanismo de losfenmenos. Es la sociedad quien tiene que producir o dejar de producir estefenmeno, segn el resultado sea til o peligroso. No se concibe, ya lo he dicho en

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    otra parte, a un sabio enfadndose contra el nitrgeno porque sea inadecuado parala vida; el sabio suprime el nitrgeno cuando es nocivo y en ninguna otra ocasin.Como nuestro poder no es el mismo que el de este sabio, como somosexperimentadores sin ser practicantes, debemos contentarnos en buscar el

    determinismo de los fenmenos sociales y dejar a los legisladores, a los hombresde prctica, el cuidado de dirigir, tarde o temprano, estos fenmenos, de maneraque se desarrollen los buenos y se reduzcan los malos, desde el punto de vista de lautilidad humana.

    Voy a resumir nuestro papel de moralistas experimentadores. Enseamos elmecanismo de lo til y de lo nocivo, desligamos el determinismo de los fenmenoshumanos y sociales a fin de que un da se pueda dominar y dirigir estosfenmenos. En una palabra, trabajamos con todo el siglo en la gran obra de laconquista de la naturaleza y el poder multiplicado del hombre. Vase, al lado de la

    nuestra, la tarea de los escritores idealistas, que se apoyan en lo irracional y en losobrenatural y cuyos impulsos van seguidos de una profunda cada en el caosmetafsico. Nosotros tenemos la fuerza, nosotros tenemos la moral.

    IV

    Como ya he dicho, lo que me ha hecho elegir laIntroductionha sido el hechode que muchas personas todava consideran la medicina como un arte. ClaudeBernard prueba que debe ser una ciencia, espectculo muy instructivo en s mismoy que nos demuestra que el dominio cientfico se ampla y gana para s todas lasmanifestaciones de la inteligencia humana. Puesto que la medicina, que era un arte,se est convirtiendo en una ciencia, por qu la literatura no ha de convertirsetambin en una ciencia gracias al mtodo experimental?

    Hay que subrayar que todo est relacionado, que si el terreno del mdico

    experimentador es el cuerpo del hombre en los fenmenos de sus rganos, en elestado normal y en el estado patolgico, nuestro terreno, el de los novelistas, esigualmente el cuerpo del hombre en sus fenmenos cerebrales y sensuales, enest