El Mercantilismo I

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    TEMA 6: EL MERCANTILISMO I : Primeras manifestaciones Prof. Dr. Eduardo Escart ín González

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    1.- GENERALIDADES

    Se denomina mercantilismo a la corriente del

     pensamiento económico correspondiente a un conjunto

    heterogéneo de escritores que, extendiéndose por Europa

    desde finales del siglo XVI y a lo largo del siglo XVII y

    los tres primeros cuartos del siglo XVIII, propugnaban el

    enriquecimiento de la nación mediante el desarrollo del

    comercio exterior, principalmente.

    La idea básica de los mercantilistas era que la

    riqueza de la nación se lograba acumulando metales

     preciosos como resultado de un saldo positivo de la

     balanza comercial. Supusieron que en el ámbito nacional

    debería ocurrir lo mismo que en el personal: los

    individuos se hacían ricos atesorando dinero.

    Siendo esta la concepción fundamental, algunos

    autores se centraron en la defensa del comercio interior,

     proponiendo el desarrollo de las estructuras productivas

    nacionales y la remoción de las barreras que lo

    dificultaban.

    El nexo de unión entre los mercantilistas es la

    concepción de la balanza comercial con superávit como

     procedimiento de enriquecer a la nación mediante la

    acumulación de dinero en metálico. Esto constituyó una política económica denominada bullionista1

    A partir del Renacimiento, la difusión de la cultura

    laica, más libre de ataduras morales, y la asunción del

    ideal nacionalista arraigaron en todas las capas sociales.

    Un elenco de autores, cultos y eminentemente prácticos,

    con profesiones variopintas (hombres de negocios,

    comerciantes, funcionarios, políticos, juristas, militares, periodistas, filósofos, entre otros) sintieron la necesidad

    de orientar a los gobernantes sobre la mejor forma de

    conseguir el engrandecimiento de la nación a través del

    desarrollo económico y fundamentalmente del comercio

    internacional. Para ello, el Estado, mediante eficaces

    medidas políticas , debía intervenir promoviendo y

    dirigiendo la actividad económica.

    , que

    también defendieron algunos autores españoles del siglo

    XVI.

    1 Del latín, bulla-ae = bolita de oro; y del inglés, bullion= lingote. Al noexistir en castellano un vocablo apropiado para designar este conceptose ha optado por usar un anglicismo. 

    Por lo general, el pensamiento económico de los

    mercantilistas sólo abarcaba aspectos parciales de la

    economía y al carecer de una visión de conjunto, en

    ocasiones incurrían en contradicciones; sus puntos de

    vista y recomendaciones sólo eran aplicables dentro dellimitado contexto al que se circunscribían. Por eso, las

     proposiciones de los mercantilistas han sido tildadas de

    medias verdades. Adam Smith (en su  Riqueza de las

     Naciones, p.437) criticó severamente a la clase

    mercantil, porque con sus argumentos sofísticos lograba

    actuaciones políticas favorables a sus intereses, pero

    contrarias a los del pueblo. Además, señala que “con

    arreglo a las máximas del sistema mercantil, el interés

    del consumidor se sacrifica constantemente al del

     productor” (ibídem, p.588-589).  Y en efecto, los

    comerciantes y manufactureros exentos de prejuicios

    morales tendieron a justificar prácticas monopolísticas

    (para así obtener ganancias personales, antes que

    atender al beneficio general) con la excusa de favorecer

    los intereses nacionales.

    La profusión de literatura mercantilista se compone

    mayormente de breves artículos, panfletos y opúsculos

    referentes a temas concretos de la economía. No

    obstante, de vez en cuando aparecen tratados másgenerales y sistemáticos que llegaron a consolidar la

    terminología de economía política para referirse a la

    ciencia que estudia el enriquecimiento económico de la

    nación.2

    La metodología de los autores mercantilistas solía

    carecer de rigor científico y, en la mayor parte de las

    veces, se limitaba a una especulación basada en la

    experiencia personal del autor. Pero, entre las obras de

    algunos de ellos, también se encuentran instrumentos de

    análisis económico.

    Un propulsor del método experimental, en esta

    época, fue el filósofo Sir Francis Bacon  (barón de

    Verulam y vizconde de Saint Albans, 1561-1625) noble,

    filósofo, abogado y político inglés. Su padre fue el

    guardasellos de la reina Isabel I y él también llegó a ser

    Lord Guardián del Gran Sello y Gran Canciller (1618),

    2 El primer autor en utilizar el término economía política fue el francésAntoine de Montchrestien, quien tituló su libro Tratado de economía política (1615).

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    después de haber sido fiscal general de la corona.

    Estudió derecho en Londres y obtuvo un escaño

     parlamentario en la Cámara de los Comunes. La

    moralidad de su filosofía estuvo a una altura muy

    superior a la que demostró en la práctica, puesto que en1621 fue acusado por el Parlamento de cohecho,

    depuesto de su cargo y encarcelado; no obstante, el Rey

    lo indultó. Inhabilitado para ejercer cargos públicos, en

    el forzado retiro de sus últimos años, prosiguió su labor

    filosófica y científica.

    La metodología filosófica de Bacon consistió en

    desmoronar el método aristotélico y escolástico, en la

     parte basada en el apriorismo y la deducción, para

    sustituirlo por otro fundamentado en la experiencia y lainducción. Su pretensión era obtener leyes generales

    inferidas de la experimentación.

    La fama y difusión que posteriormente alcanzaron

    sus escritos, creó un prejuicio contra la aplicación de los

    métodos racionales de deducción en el campo de las

    ciencias sociales.

    En el tema de la Economía fue uno de los primeros

    autores en usar el concepto de balanza comercial,

    expresándose en los siguientes términos: "pongamos los fundamentos de un comercio ventajoso, haciendo que

    las exportaciones de artículos del interior exceda en

    valor a la importación de artículos extranjeros; con

    ello, aseguraremos el incremento de las reservas del

     Reino, pues la balanza comercial deberá ser saldada en

    dinero" (citado por Spiegel, p. 125).

    2.- EL MERCANTILISMO ESPAÑOL

    En España el pensamiento mercantilista se

    desenvolvió en unas circunstancias muy peculiares que

    lo diferenciaron nítidamente del de otros países. España,

    después de la conquista de gran parte del continente

    americano tuvo acceso a inmensas riquezas en oro y

     plata que llegaban con regularidad a la metrópoli.

    El problema, pues, no era cómo conseguir un tesoro

    que engrandeciera a la nación, sino cómo evitar perderlo.

    La medida legal adoptada en España de sancionar con la

    muerte a quien exportara oro y plata tenía escaso sentidocuando eran los propios reyes quienes los gastaban en el

    exterior del reino, a un ritmo superior al de las

    afluencias, en el sostenimiento de una política

    imperialista que les obligaba a mantener costosos

    ejércitos y guerras. Otra fuente de gastos consistía en la

    importación masiva de productos, debido al abandonode la agricultura y la artesanía (excepto la relativa a

    materiales bélicos) originado por el despoblamiento

    consiguiente a la colonización de América y a la sangría

    de las guerras. Una causa adicional de la pérdida de

     parte del tesoro americano se debió a la codicia de los

     piratas y de las potencias beligerantes contra España

    (Francia e Inglaterra) que vendían patentes de corso,

     practicando, así, una subrepticia y lucrativa política de

    guerra logística de desgaste.

    De muy poco sirvieron las recomendaciones de

    Luis Ortiz y las denuncias del Padre Mariana (autores

    estudiados en el Tema 5).

    En realidad, puede afirmarse que en la propia

    facilidad de alcanzar las riquezas de metales preciosos

    se encuentra la causa de la decadencia y el

    empobrecimiento del Reino de España; esas riquezas no

    se supieron aprovechar para la creación de una sólida y

    solvente estructura económica, a pesar de la insistencia

    de los mercantilistas españoles en que la verdadera

    riqueza no se encontraba en el oro y la plata, sino en la

    laboriosidad humana aplicada a todos los sectores de la

    economía: la agricultura, la industria y el comercio

    fundamentalmente. Los mercantilistas españoles más

    sobresalientes son:

    Sancho de Moncada, sacerdote y catedrático de

    Sagradas Escrituras en Toledo, fue un economista del

    siglo XVII autor de un único libro. Su interés por el

    desarrollo económico de España le impulsó a proponerla creación de una Universidad dedicada a la ciencia

     política en la capital del reino (Madrid) y a divulgar sus

    opiniones, en su obra Restauración política de España 

    (1619) que alcanzó una notoria fama, incluso en el siglo

    XVIII en que se reeditó (1746). Consta de varias

    disertaciones sobre las cuestiones económicas más

    importantes de entonces: riqueza, rentas regias,

     población, moneda, impuestos, etc.

    Moncada, aunque sólo escribió esa obra (más bienopúsculo), mereció el elogio de los «ilustrados» del

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    siglo XVIII y de los economistas de la posguerra civil

    del siglo XX. Hasta tal punto llegó la admiración por

    este economista que se ha llamado «Sancho de

    Moncada» al Instituto de Economía del Consejo

    Superior de Investigaciones Científicas. Es posible quese escogiera a este autor debido a la coincidencia del

     pensamiento de Moncada con una de las bases de la

     política económica del general Franco durante la primara

    etapa de su régimen: la autarquía. Empero, el profesor

    Velarde, en una consulta personal, niega tal conjetura y

    atribuye tal denominación a una pura casualidad electiva

    entre varios candidatos, todos ellos economistas antiguos

    de fama reconocida.

    Moncada siguió el análisis del dinero de tipocuantitativista (iniciado por los autores españoles del

    siglo anterior) y sus efectos sobre el nivel de precios: “Y  

    con la abundancia de plata y oro ha bajado su valor

    (como suele bajar con la abundancia de cuanto hay) y

    consiguientemente ha subido el de lo que se compra con

    la moneda; y así se estima el oro y plata en poco, y se

    gasta pródigamente, y se introducen altos precios en

    todas las cosas” (citado por Perdices de Blas, 1999, p.

    464). Por otra parte, no dejó de apreciar que la cuantiosa

    salida de metales preciosos hacia el extranjero provocaba una carencia de metal acuñable3

    Las causas, según Moncada, de la depresión

    económica se encontraban en el despoblamiento de la

    nación; el descuido de la producción agrícola; la escasez

    de producción manufacturera; la inadecuación del

    sistema impositivo y la asunción del comercio por parte

    de extranjeros (Martín, 1999,a, p. 382). En lo que a esto

    último se refiere, estimaba que los forasteros

    desempeñaban las cinco sextas partes del comercio

    interior y las nueve décimas partes del comercio con las

    Indias (Moncada, 1619, p.111).

    que agravaba

    la depresión económica.

    El comercio desempeñado por los extranjeros era

    sumamente perjudicial para España, ya que se llevaban

    las materias primas y los metales preciosos, con lo cual

    quedaba desabastecida la industria y se impedía la

     prosperidad española en beneficio de los extranjeros.

    Véase en el tema anterior «la revolución del cobre» en Juan deMariana. 

    Aunque este mal ya había sido denunciado por Ortiz

    (autor estudiado en el Tema 5) medio siglo antes, en la

    España de la época de Moncada se había agudizado

    hasta extremos en los que era patente el abandono de la

    agricultura y la industria (en aquella época las artes yoficios). El gran paro (holgazanería) que azotaba a

    España era debido a la inexistencia de actividad

     productiva en el interior, ya que los comerciantes

    extranjeros traían todos los bienes necesarios del

    exterior, los cuales incorporan mucho valor añadido, es

    decir, “gran porte de obraje” (citado por Martín, 1999,

    a, p. 383).

    Para evitar estas situaciones perjudiciales a los

    intereses económicos nacionales, recomendó un proteccionismo totalmente férreo, mediante barreras

    arancelarias que impidieran la importación de productos

    manufacturados. Para otorgar mayor eficacia al control

    del comercio exterior recomendó su supervisión por un

    tribunal seglar que actuase al modo del Tribunal del

    Santo Oficio de la Inquisición (Moncada, 1619, p. 127).

    En lo concerniente a las cuestiones demográficas,

    Moncada adoptó una postura poblacionista, es decir

    fundamentó la riqueza y grandeza del reino en una

     población numerosa: “porque no habiendo gente no hay

     Reino [...] , porque faltando la gente, falta la defensa del

     Reino [...] , porque  [ sin gente]  faltan los oficios,

    comercio, agricultura, y todo lo que mana de la

    industria de la gente, y con ella todo anda bien, y así el

    derecho tiene por más rico al Reino por la gente, que

     por el oro ni plata, y vemos pobre a España, porque no

    tiene gente, y a otras provincias ricas por tener mucha”

    (citado por Perdices de Blas, 1999, p. 466). 

    Las demás propuestas, aparte de las medidas decarácter comercial, las orientó hacia el desarrollo

    económico de la nación en todos los sectores; en

    concreto propuso la intensificación de la explotación

    agrícola, sobre todo la de regadío, la industrialización

    del país, y la formación de un área de comercio interior

    exenta de aranceles de tránsito entre todos los reinos de

    España, incluidos los extrapeninsulares como Nápoles y

    Sicilia (Martín, 1999, a, p. 383).

    Para Moncada, el desarrollo de la industria y elcomercio en el interior del país, eficazmente protegidos

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    de la competencia extranjera, tenía gran importancia. Por

    este procedimiento se impediría que el dinero saliera al

    extranjero y serviría para promover el desarrollo

    económico; así se aumentaría el gasto nacional en

    materias primas y productos autóctonos, crecería elempleo y con el tiempo disminuirían los costes de

     producción. Además, al gastarse el dinero en España,

     pasando sucesivamente de mano en mano, con las

    muchas ventas también la hacienda real lograría altos

    ingresos por la alcabala (Moncada, 1619, p.162).

    Como se aprecia, Sancho de Moncada tiene una

    clara percepción de conceptos claves para el análisis

    económico: la interdependencia de los fenómenos

    económicos; el producto nacional íntimamente vinculadoal valor añadido; y la velocidad de circulación del dinero

    como atributo intrínseco a la naturaleza del dinero, el

    cual es fundamentalmente un stock  que circula de mano

    en mano.

    Su mercantilismo (y anteriormente el de Ortiz) se

    anticipó al que, posteriormente, Colbert llevó a la

     práctica en Francia.

    Pedro Fernández Navarrete, sacerdote, político y

    economista español del siglo XVII, ejerció comocanónigo en Santiago de Compostela y como consultor

    del Santo Oficio de la Inquisición. Tuvo un cierto

    ascendiente en la corte pues llegó a ser secretario y

    confesor del rey Felipe III.

    Fernández Navarrete escribió unos comentarios al

    informe emitido en 1619 por el Consejo de Castilla4

    El estudio que este autor realiza de la economía

    española, sus ideas y propuestas son muy similares a las

    de Sancho de Moncada, pero, en la docta opinión de

    Schumpeter (1954, p. 210), con una profundidad de

    sobre el estado económico de la monarquía española;

    con ellos adquirió fama. Estas glosas o comentarios

    fueron publicados con el título de  Discursos políticos 

    (1621), libro editado sin su consentimiento; decidió

    revisarlo y publicarlo con un nuevo título: Conservación

    de monarquías y discursos  políticos (1626).

    4  Este informe fue solicitado, el año anterior, al Consejo de Castilla por el duque de Lerma en nombre del Rey pidiendo soluciones al estadocatastrófico, casi de colapso, de la economía del Reino de Castilla(Martín, 1992, a, p. 380).

    análisis muy superior a la de su coetáneo.

    Por ejemplo, como causas del decaimiento de la

    economía y el abandono de la agricultura Navarrete

    contempla, además del despoblamiento general por la

    emigración a las colonias, la expulsión de los moriscos

    decretada en 1609 (unas 300.000 personas tuvieron que

    abandonar España); la excesiva presión fiscal; la

    constitución de mayorazgos; el elevadísimo número de

    religiosos; el desprecio por el trabajo que sentían los

    hidalgos y las clases medias; así como por el elevado

    número de vagos y mendigos. Fundamenta su propuesta

    de industrialización en el valor añadido que el trabajo

    incorpora a las manufacturas. En su opinión, el aumento

    de valor sobre las materias primas es mucho másimportante que el oro y la plata; asimismo, la supresión

    de trabas ayudaría al desarrollo económico (Martín,

    1999, b, p. 510; Perdices de Blas, 1999, p. 479).

    Respecto a las soluciones para lograr el desarrollo

    económico, a diferencia de Sancho de Moncada que

    concedía prioridad al sector industrial, Fernández

     Navarrete era partidario de promocionar en primer lugar

    el sector agrícola y luego el industrial (Perdices de Blas,

    1999, p. 468).

    Para este autor el asentamiento de propietarios en

    las explotaciones agrarias era la mejor forma de

    conseguir un aumento demográfico, puesto que, según

    dice “las heredades son como ciertos grillos que

    detienen en su patria a los hombres”  (citado por

    Perdices de Blas , 1999, p. 470). En efecto, una de las

    causas del despoblamiento rural eran los onerosos

    tributos, censos y arrendamientos que pesaban sobre los

    campesinos, quienes ni en años de buena cosecha (por la

    disminución de los precios de los productos agrarios)obtenían rendimientos suficientes para malvivir. El

    fomento de la agricultura debía pasar por una reforma

    fiscal que disminuyera el gravamen  per cápita. Para

    ello, había que repartir la carga fiscal entre todos los

    reinos de España, pues era Castilla la que soportaba la

    mayor parte; y, además, rebajar los impuestos de los

    campesinos para evitar que emigraran del campo,

     porque “cuando los labradores ven que el rédito de las

    heredades no es suficiente a la paga de la renta que han

    de dar al señor, y a la de los censos que sobre ella

    tienen tomados, y a los pechos y tributos que les están

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    impuestos, con facilidad se resuelve a abandonarlas,

    buscando el sustento o en la limosna o en mudarse a

    otras tierras donde la carga sea más ligera” (Martín,

    1999, p. 377). En lo concerniente a los impuestos,

     Navarrete dice que el primer propósito del rey debe serla búsqueda de la prosperidad de sus súbditos, porque

    “no puede haber rey pobre de vasallos ricos” (citado

     por Perdices de Blas, 1999, p. 479).

    Otra contribución al crecimiento económico

    consistía en el desarrollo de las artes y oficios. Navarrete

    no observa dificultades para la promoción del sector

    industrial, en lo que respecta a la infraestructura, pues

    España es rica en todas las materias primas necesarias

     para la industria. El verdadero problema era la carenciade gente que se dedicara a esas ocupaciones. El fomento

    de las artes y oficios atraería a las personas, en especial a

    extranjeros en cuyos países no dispusieran de materias

     primas suficientes. Con el objeto de dar cohesión al

    imperio español tan dilatado, en el que el comercio era

    indispensable, también propuso formar una potente

    marina.

    Fernández Navarrete, como se ha podido apreciar,

    es decididamente poblacionista. Ortiz también lo fue,

     pero en su época (medio siglo antes) no era tan

    ostensible el despoblamiento como a principios del siglo

    XVIII. Navarrete fue más lejos que Sancho de Moncada

    en sus propuestas demográficas. A este respecto siguió

    las directrices de Ortiz, al proponer la repoblación con

    extranjeros; eso sí, de religión católica (Perdices de Blas,

    1999, p. 470).

    El análisis monetario de Navarrete, como ya era

    tradicional entre los autores españoles, también era de

    tipo cuantitativista y tampoco consideró que laacumulación de oro y plata fuera la verdadera riqueza

    del país. Ésta en realidad consistía en todas las cosas

    útiles que se producen en la nación: “la importante a las

     provincias es la natural de los frutos de la tierra [...] Y

    así no se debe llamar más rica la provincia que tiene

    más oro y plata, si en ella cuestan más caras las cosas” 

    (citado por Sureda, 1999, p. 535).

    Jerónimo de Uztáriz  (1670-1732), político

    español y economista, residió durante su juventud enFlandes y estudió en diversos países europeos logrando

    una excelente formación, especialmente en cuestiones

    económicas. En la guerra de sucesión española luchó en

    los ejércitos de Flandes a favor de Felipe V (rey de

    España y nieto de Luis XIV de Francia) lo que le supuso

    ser nombrado caballero de la Orden de Santiago. A suregreso a España desempeñó varios cargos públicos en

    calidad de experto en asuntos económicos, hasta llegar a

    secretario de la Junta de Comercio y finalmente a

    ministro de Comercio y de Moneda. A través del primer

    ministro de Felipe V, el cardenal Alberoni, influyó

    grandemente en la política económica del reino ya que

    los programas industriales y de armamento que se

    llevaron a cabo entre 1717 y 1719 coinciden con los

    señalados en el libro de Uztáriz Teórica y práctica de

    comercio y de marina  (1724) que alcanzó fama y

    difusión al ser reeditado varias veces y traducido al

    francés y al inglés.

    Este libro es un tratado al típico uso mercantilista

    de la época, en el que la práctica se basa en la

    consideración de muchos datos empíricos y la teórica se

    limita a especulaciones críticas y recomendaciones de

    diversas políticas económicas, entre ellas la de

    industrialización (Schumpeter, 1954, pp. 211 y 212).

    Su estudio (que como se ha dicho de teórico no

    tiene nada, según se entiende hoy la teoría económica)

    se basa en las prácticas de política económica adoptadas

     por varios países, fruto de las apreciaciones y

    documentos que obtuvo en sus viajes y en la legislación

    de contenido económico promulgada en España hasta el

    reinado de Felipe V (Martín, 1999, a, p. 391).

    En función de todos esos datos intenta buscar las

    soluciones a los problemas económicos españoles y

    efectúa sus propuestas, en el fondo, similares a la de losautores que le precedieron; pasó por alto los problemas

    agrarios y se centró en el desarrollo del comercio y de la

    industria (Martín, 1999, a, p. 391).

    Propuso una estricta reglamentación del comercio

    con las Indias, y una potenciación de la marina a la vez

    que la supresión de los monopolios y la reducción del

    sistema tributario indirecto (Perdices de Blas, 1999, p.

    466 y 475).

    Bernardo de Ulloa (nacido en Sevilla en 1682,murió en Madrid en 1752). Fue alcalde mayor de Sevilla

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    y procurador mayor de esta ciudad en Madrid.

    Admirador y divulgador de la obra de Uztáriz,

    expone unas ideas similares a las de éste en base a un

    mercantilismo de tipo colbertista, o mejor dicho, de tipo

    español al estilo de Sancho de Moncada, Fernández de

     Navarrete y Martínez de Mata (arbitrista español que

    escribió  Memorial en razón del remedio de la

    despoblación, pobreza y esterilidad de España (1650),

    donde niega que los metales preciosos constituyan la

    riqueza de la nación; en cambio ésta se fundamenta en el

    trabajo del hombre aplicado a todas las ramas de la

    economía).

    A Bernardo de Ulloa se le considera el último

    representante del mercantilismo español. Escribió Restablecimiento de las fábricas y comercio español 

    (1740) que contiene, además, una interesante historia del

    comercio y de la industria españoles a lo largo del siglo

    XVIII.

    Ulloa no aportó ningún avance teórico sobre las

    cuestiones económicas, en relación a los logrados por los

    economistas que le precedieron. No obstante, su estudio

    de la situación económica de España es muy realista y

    minucioso. Su análisis es eminentemente empírico; y lassoluciones que propone también. Recomienda adoptar

    las medidas económicas llevadas a cabo por los países

    más desarrollados de su época: Inglaterra y Holanda

    (Anés, 1992, p. XXI).

    Este autor centró el desarrollo económico de

    España en el fomento de la industria y el comercio. Éste

    era indispensable para llevar la riqueza a todos los sitios;

     para resaltar la importancia del comercio, comparó la

    riqueza de una nación con la sangre del cuerpo humano,

    siendo el comercio el motor que la hace circular (Anés,

    1992, p. XXI).

    Bernardo de Ulloa, al igual que otros autores

    españoles, consideró que el origen del decaimiento

    económico de España se encontraba en la gran afluencia

    de oro y plata de las Indias. La abundancia de dinero

    aumentó la capacidad de gasto de los españoles que

    aplicaron principalmente sobre los productos extranjeros

    más baratos y deslumbrantes que los españoles (Anés,

    1992, p. XXII). La carestía de la vida en España era unade las principales causas del encarecimiento de sus

     productos, ya que los altos salarios no admitían

    reducción por estar ya al límite de la subsistencia. Otra

    era un inadecuado sistema fiscal que gravaba

    excesivamente los artículos nacionales. Otra el elevado

    costo de los transportes, debido a la pésimainfraestructura viaria, fluvial y marítima. Por otra parte,

    las leyes prohibitivas de las importaciones resultaban

    ineficaces debido a que la baratura de los productos

    foráneos franqueaba todas las barreras a través del

    contrabando. En consecuencia, las soluciones tenían que

     basarse en la reducción de los costes de la producción

    nacional, mediante reformas en la infraestructura, la

    estructura económica y el sistema fiscal (Anés, 1992,

     pp. XXIII a XXV).

    Respecto a la infraestructura, propuso la mejora de

    la red viaria terrestre, la construcción de canales, la

    mejora de la navegabilidad de los ríos y el fomento de la

    marina; con todo ello se reducirían los tremendos costes

    del transporte. En lo referente a la estructura, la rebaja

    de los salarios ayudaría a proveer subsistencias a bajo

     precio y el aumento de la producción a fomentar las

    industrias. La reforma fiscal debía ser no inhibitoria de

    la producción; así, las aduanas interiores y muchos

    impuestos indirectos tendrían que suprimirse, enespecial los de ventas al por mayor, los que gravaban las

    materias primas (incluso las de importación) y los

    consumos intermedios. El proteccionismo arancelario de

    la industria nacional sólo debía afectar a los productos

    terminados de origen extranjero (Martín, 1999, a, pp.

    393 y 394).

    Como es obvio, el objetivo contemplado por Ulloa

    era conseguir una producción nacional más barata que la

    foránea; de este modo se sustituirían las importaciones

     por artículos nacionales, se fomentaría la exportación y,

    con el aumento de la producción y las ventas al por

    menor, no se perderían ingresos para el fisco (Martím

    1999, c, pp. 607 y 608).

    3.- LOS PRIMEROS MERCANTILISTAS IN-

    GLESES

    Thomas Milles (c.1550-c.1627) fue un funcionario

    de aduanas y diplomático inglés. Pudo observar, por suexperiencia personal como funcionario de aduanas, la

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    TEMA 6: EL MERCANTILISMO I : Primeras manifestaciones Prof. Dr. Eduardo Escart ín González

    Τ6 − 82

    anarquía en la que se desenvolvían los mercaderes y su

     preeminencia, con la que obtenían concesiones y

     privilegios, en una época en la que prácticamente habían

    desaparecido las regulaciones comerciales medievales.

    Debido al cargo que desempeñaba y a su

    consideración de que el principal objetivo del comercio

    exterior de la nación era la importación de oro y plata,

     prefería el mantenimiento de las antiguas instituciones

    mercantiles, que servían para controlar e inspeccionar el

    comercio y los cambios de moneda; también deseaba

    conservar el estatuto de empleo, normativa por la que

    se impedía a los comerciantes extranjeros llevarse a su

     país el dinero obtenido con sus ventas obligándoles a

    adquirir con ese dinero productos nacionales(Schumpeter, 1954, p. 392).

    En forma alegórica, Milles dice que el oro en metal

    es el sol, las monedas son sus rayos y el cambio es la luz

    verdadera (Schumpeter, 1954, p. 414).

    Al parecerle escandalosa la forma en que se

    realizaban los negocios, en varios opúsculos, acusó a la

     prepotente compañía de los  Merchant Adventures  de

    monopolizar el comercio y a los banqueros de manipular

    el control de cambios y a todos ellos de ambición y deinfluir en las decisiones regias, hasta tal punto que

    "convierten a los reyes en súbditos y a los vasallos en

    reyes" (citado por Spiegel, p. 126) .

    John Wheeler, secretario de Merchant Adventures,

    se vio en la obligación de justificar la actividad de esta

    sociedad en su obra Tratado del Comercio (1601).

    La principal obra de Milles es  El misterio de la

    iniquidad  (1611).

    Gerard de Malynes  (1586-1641), mercader,

    funcionario y economista inglés. Las aventuras

    comerciales que emprendió le llevaron a la cárcel por

    deudas. Ello no le impidió ocupar importantes cargos

     públicos en el Gobierno y en la Casa de la Moneda

    (también fue asesor económico de la reina de Inglaterra)

    debido a su gran ilustración en economía que también le

    sirvió para escribir una prolífica obra sobre este tema.

    Además de las que se citarán en el texto, entre las de

    mayor relevancia se encuentran: Conservación del libre

    comercio de acuerdo con tres partes esenciales del

    tráfico (1622), un amplio tratado de derecho mercantil y

    marítimo titulado Consuetudo vel lex mercatoria  (es

    decir, Derecho mercantil consuetudinario, 1622) y su

     primer escrito San Jorge por Inglaterra, alegóricamente

    descrito (1601).

    En este breve opúsculo, San Jorge es el rey, su

    riqueza áurea es una dama rubia que se encuentra

    raptada por un dragón (la usura) cuyos coletazos son los

    vaivenes del tipo de interés. El dilema de San Jorge es

    que si mata al dragón, en su caída, aplastaría a la rubia

    dama que no podría salvarse (Spiegel, p. 127).

    Su pensamiento económico se elevó por encima de

    los panfletistas propios del mercantilismo y contiene

    auténtico análisis económico; aunque, en ocasiones, le

    condujeran a conclusiones erróneas, quizá debido a suanimadversión contra los banqueros, causantes, para él,

    de casi todos los males económicos de la nación.

    Malynes lamentaba que el dinero, de simple medio

    de cambio y unidad de medida del valor de las cosas, se

    hubiera convertido en una mercancía más que se

    compraba y vendía para lucro de los banqueros.

    Una de sus preocupaciones fue el tipo de cambio

    que consideraba usurario; propuso su control para

    mejorar la balanza comercial y una limitación de lasganancias proporcionadas por el cambio de dinero. Para

    facilitar la entrada de metales preciosos en el país,

    recomendó el aumento de los impuestos a la importación

    y la prohibición de exportar lingotes de oro y plata.

    La talla de analista de este autor se refleja en su

    teoría sobre el tipo de cambio y en su concepción de

    un incipiente sistema de ajuste automático del mismo,

    que expone en su libro Tratado sobre el cáncer de la

     Economía de Inglaterra  ( A Treatise of de Canker of England's Commonwealth, 1601).

    Uno de los males que arruinan a la economía

    nacional es el exceso de las importaciones sobre las

    exportaciones (o sea, manteniendo en el comercio

    exterior unos gastos superiores a los ingresos) que

     pueden ocurrir por tres motivos (según Spiegl, p. 128):

    1º.- Exportación de monedas o lingotes de oro y plata.

    2º.- Venta barata de las exportaciones.

    3º.- Compra cara de las importaciones.

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    Τ6 − 83

    Por esos motivos se origina un desequilibrio que

    "en realidad se debe al precio de los artículos y no a su

    cantidad o calidad" (cita de Spiegel, p. 128). Podemos

    observar que Malynes se expresa en términos de lo que

    hoy día denominamos relación real de intercambio:RRI = (PX ⋅ t) / PM; siendo PX, el índice de precios de las

    exportaciones expresado en moneda nacional, PM, el

    índice de precios de las importaciones expresado en

    moneda extranjera y t, el tipo de cambio expresado por

    el número de unidades monetarias extranjeras que se

    obtienen por una unidad monetaria nacional.

    Malynes argumenta (según el cuantitativismo

    monetario) que esa RRI se ha deteriorado para Gran

    Bretaña, porque los precios extranjeros (los de lasimportaciones) habían subido relativamente más con

    respecto a la elevación de los precios nacionales debido

    a la propagación por Europa del tesoro procedente de las

    Indias Occidentales y también a las adulteraciones de las

    monedas extranjeras. Para evitar ese deterioro de la RRI,

    no es partidario de la solución recomendada por otros

    autores de devaluar la moneda inglesa (que causaría la

    consiguiente inflación interior o incremento de PX)

     porque si bien es cierto que los precios interiores

    subirían igualmente lo sería que los precios extranjerostambién subirían, pero en mayor proporción (Spiegel, p.

    128), porque los países extranjeros recibirían el oro que

    saldría del país que había devaluado su moneda (por la

    ley de Gresham). Además, la propia devaluación hace

    más caros los precios de las importaciones expresados en

    moneda nacional.

    Explica la influencia del tipo de cambio en ese

    deterioro de la RRI. Si la moneda de un país (ins-

    trumentada en forma de letras, pagarés, etc.) cae pordebajo de la paridad metálica, la moneda metálica irá

    saliendo de la nación, y si esta depreciación  es

     pronunciada, tanto que compense el coste del transporte,

    seguro y recargos de acuñación, el oro y la plata en

    lingotes también saldrán del país (Spiegel, p. 129). En

    consecuencia, hoy sabemos que los precios bajarán en el

    interior y subirán en el exterior, debido al efecto del

    teorema de la cantidad.

    Para comprender mejor el pensamiento de Malynes,

    quizás convenga recordar primero la moderna teoría del

    tipo de cambio bajo un patrón oro. Supóngase que la

    demanda y la oferta de euros (según las curvas ab y cd

    de la figura) se equilibran a su paridad oficial, que por el

    contenido de oro de las respectivas monedas está

    establecido al tipo de cambio t=1,2 dólares por euro).

    Igualmente es preciso recordar que la demanda de

    euros proviene de la necesidad de pagar en euros dentro

    de la Unión Europea ora por sus exportación de bienes y

    servicios ora por la importación de capitales a la misma.

    La oferta de euros es debida a la importación de bienes

    y servicios procedentes de Estados Unidos de América y

    a las exportaciones de capital desde Europa a USA.

    Si, permaneciendo constate la oferta, la demanda

    de euros fuera aumentando hasta ef el euro se

    fortalecería y su tipo de cambio se elevaría; pero no

    subiría de tM, pues, suponiendo que 0,3 $ por € fueran

    los gastos de transporte del oro de USA a Europa (por

    fletes, seguro, acuñación), quien demanda euros no

     pagaría más dólares que tM ya que a este precio lograríalos euros trasladando por su cuenta su oro a Europa. Por

    eso tM se denomina «punto de importación de oro».

    Si, continuando fija la demanda, la oferta de euros

    se incrementara hasta gh la cotización del € bajaría; pero

    no descendería de tX, pues, con los mismos gastos de

    transporte que antes, quien ofrece euros no estaría

    dispuesto a recibir menos dólares que tX ya que éstos

    son los que obtendría si transportara directamente su oro

    europeo a USA. Análogamente, tX es conocido como el«punto de exportación de oro».

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    Volviendo a nuestro personaje, Malynes demostró

    tener una clara visión teórica del punto de exportación

    del oro, del papel que desempeñan los tipos de cambio

    en el equilibrio de la balanza comercial y una intuición

    del proceso del ajuste automático de la misma a travésde la elevación de precios en el país que recibe oro y

     plata y el descenso de los precios en la nación que

    entrega esos metales. Como se ha mencionado, propuso

    la necesidad del control de cambios para mejorar la RRI.

    Sin embargo, no tuvo la agudeza suficiente para captar

    que la fluctuación del tipo de cambio es una

    consecuencia del comercio internacional (y también de

    las partidas invisibles de la balanza de pagos que no

    contempló) y ofuscado por su creencia en las

    manipulaciones de los banqueros, para incrementar sus

     beneficios, les responsabilizó de la depreciación del tipo

    de cambio y de la salida del oro (Spiegel, p. 129).

    De lo que tampoco se dio cuenta es del punto de

    importación del oro causado por una apreciación del

    tipo de cambio suficientemente significativa, porque, en

    este caso, opinaba que los productos extranjeros se

    importarían en mayor cuantía al resultar más baratos en

    moneda nacional; así sería más ventajoso comprarlos

    que importar el dinero obtenido con las exportaciones y,al aumentar la demanda de artículos de importación

    (equivalente a un aumento de la oferta de moneda

    nacional en el mercado de divisas), crecerían las

    importaciones con lo que se provocaría un mayor

    desequilibrio de la balanza comercial (ibídem, p. 130).

    Como se observa, Malynes se encuentra en un

    círculo vicioso del que ni sabe salir ni halla una

    explicación adecuada. Su única solución es eliminar las

    fluctuaciones del tipo de cambio estabilizándolo en tornoa su paridad mediante su control. En su defecto, la

     propia exportación del oro haría bajar los precios

    nacionales y subir los del extranjero; según sus propias

     palabras: "nuestra moneda, concurriendo con las

    monedas de otros países, causará plétora, con lo cual se

    aumenta el precio de las mercancías extranjeras"

    (citado por Schumpeter, 1954, p. 396).

    Es conveniente poner de relieve que los argumentos

    de Malynes en los dos casos de la fluctuación del tipo de

    cambio (depreciación y apreciación) se centran en la

    demanda nacional de productos extranjeros, o sea, en la

    oferta de moneda nacional en el mercado de divisas; no

    considera la posibilidad de que su demanda se desplace

    como consecuencia de alteraciones en la demanda

    extranjera de productos ingleses. Es posible que la

    considera inamovible; esto último es lo que se puedeinterpretar de su frase: "nuestras mercancías son muy

    necesarias y demandadas en todas partes" (citado por

    Schumpeter, 1954, p. 396). 

    Malynes predice los efectos que se derivarían de la

     puesta en práctica de sus propuestas. Si se consiguiera

    atraer el oro hacia Inglaterra vendiendo más artículos de

    exportación y limitando las importaciones, los precios

    nacionales subirían y con el tipo de cambio controlado

    (es decir, fijo) mejoraría la relación real de intercambiocon lo que se "habría proporcionado trabajo a mucha

    gente" (citado por Spiegel, p. 130).  Según Keynes

    (1936, pp. 305-306), Malynes en su Lex Mertcatoria nos

    advierte de la falacia de la baratura: “Procurar no

    competir con otros malbaratando para daño de la

    república, con el pretexto de aumentar el comercio;

     porque el comercio no aumenta cuando los bienes son

    muy baratos, porque la baratura procede de la corta

    demanda y la escasez de dinero, que hace las cosas

    baratas; de tal manera que lo contrario aumenta elcomercio, cuando hay abundancia de dinero y los

    bienes se vuelven más caros al ser demandados”. En el

    fondo, tras esta apreciación de Malynes nos parece ver

    el principio de las ventajas relativas en el comercio, ya

    que unos precios altos no impiden que determinados

     productos nacionales se vendan en el extranjero.

    Puesto que fue uno de los primeros autores en

    relacionar el incremento de precios en la nación con la

    disminución del paro y el aumento de la actividad

    económica, conviene hacer una reflexión sobre algunos

    autores de esta época que se pueden exceptuar del

    vituperio general que en épocas posteriores recayó sobre

    los mercantilistas (como se ha comprobado, Malynes,

    concretamente, fue reivindicado por Keynes en su

    Teoría General, pp. 305-306).

    A los mercantilistas, entre otros defectos, se les

    imputó el haber incurrido en la contradicción de

    considerar nefasto para la economía el aumento general

    de los precios y, a la vez, postular el enriquecimiento de

    la nación mediante la acumulación de metales

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     preciosos.5

    Sin embargo, ciertos autores propugnaron la afluen-

    cia de metales preciosos con el objetivo de crear una

    reserva para hacer frente a grandes contingencias,

     principalmente la guerra. Bajo esta perspectiva, no

     pasaba a incrementar la circulación monetaria todo el

    dinero obtenido por la nación, quedando así gran parte

    de él esterilizado en el tesoro público y sin

    consecuencias, por lo tanto, en lo relativo al aumento de

     precios. Pero algunos autores, más bien pocos y entre

    ellos Malynes, adujeron importantes motivos

    económicos para que parte del dinero entrante fuera a

     parar a la circulación monetaria, aunque con ello se

    elevaran los precios. En primer lugar, porque la subidade los precios no era instantánea y en segundo lugar,

     porque la mayor cantidad de dinero y el alza de los

     precios estimulaban la actividad económica. El

    consiguiente desarrollo económico crearía más empleo.

    Malynes intervino en una polémica con Misselden

    que preconizaba una política monetaria discrepante con

    la suya. En la exposición de este último autor se alude

     brevemente a dicha polémica.

    Edward Misselden  (1608-1654), mercader yeconomista inglés, fue miembro del comité permanente

     para la investigación de la decadencia del comercio que

    con el tiempo daría lugar al  Board of Trade (Junta de

    Comercio).

    Era uno de los numerosos mercaderes asociados en

    la  Merchant Adventures  que se consideraron

    discriminados por los privilegios concedidos a la  East

     India Company, fundada recientemente, en 1600. En su

    libro Comercio libre o el medio de conseguir un

    comercio floreciente  (1622) atacó a la  East India

    Company6

     

    5  A este respecto, es preciso recordar que los mercantilistasespañoles, por lo general, supieron apreciar en qué consistía laverdadera riqueza de una nación: en el desarrollo integral de laeconomía del país y no en la acumulación de oro y plata. 

     por ejercer un comercio en régimen de

    monopolio, para el cual se le había concedido el

     privilegio de exportar un cierto contingente de plata con

    el que importaba productos procedentes de la India. A la

    Aunque cambió de parecer posteriormente cuando se produjo unacercamiento entre él y Mun (director de la East India Company). 

    vez, comparó este comercio con el que practicaban los

    miembros de su asociación (Spiegel, p. 131).

    Reclamaba libertad de exportación para la

     Merchant Adventures, ya que en eso consistía su

    concepción del libre comercio, en que a su compañía

    también se le otorgaran privilegios (Schumpeter, 1954,

     p. 409). Dado su concepto de libre comercio, no captó

    que su asociación practicaba un régimen comercial

    oligopolista. En su opinión, su compañía contribuía al

    enriquecimiento de la nación al importar el oro y la plata

    que obtenía vendiendo en el extranjero los productos

    ingleses, principalmente tejidos de excelente paño de

    lana; en cambio, la East India Company hacía todo lo

    contrario: importaba mercancías exportando metales preciosos, sin la posibilidad de que ese dinero regresara

    al país y, además, ejercía un estricto monopolio.

    Para fomentar el comercio exterior y conseguir

    entradas de metales preciosos, propuso la devaluación

    de la moneda inglesa, mediante un "aumento del valor

     facial"  (citado por Spiegel, p. 133). Además, opinaba

    que no era necesario efectuar un control del tipo de

    cambio, ya que las salidas de metal dinerario no se

    debían a las manipulaciones de los banqueros, como

    decía Malynes, sino al resultado de un comercio

    internacional desequilibrado (Spiegel, p.131).

    Su propuesta de devaluar la moneda implicaba un

     posterior incremento de los precios interiores, que él

    nunca negó, pero supuso que subirían en menor

     proporción que la dimensión de la devaluación y que,

    mientras subían, el aumento del dinero en circulación

    favorecería la producción y, sobre todo, la exportación

    de mercancías con lo que se lograría la entrada de oro y

     plata en el país. Esto sería así porque a los extranjerosles saldría más barata la mercancía procedente del país

    que devaluó.

    La crítica de Misselden a la política monetaria de

    Malynes indujo a éste a replicarle escribiendo un

    opúsculo: Conservación del libre comercio con tres

     partes esenciales del tráfico (1622), en el que sostiene

    sus tesis anteriormente expuestas. Por su parte, al año

    siguiente, Misselden publicó su folleto  El círculo del

    comercio (1623) donde proseguía con sus críticas contraMalynes, metafóricamente y en un tono más áspero. En

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    esencia, Misselden explicaba que en el centro del círculo

    del comercio se encontraba "la balanza comercial" 

    (Schumpeter, 1954, p. 407n), siendo ésta la primera vez

    que se empleaba por escrito esta terminología para

    designar el resultado de las exportaciones eimportaciones de mercancías (según Spiegel, p. 133; sin

    embargo Schumpeter, 1954, p. 397n, cita casos

    anteriores del empleo de dicha nomenclatura).

    La contrarréplica de Malynes no tardó en

     publicarse: El centro del círculo del comercio (1623); en

    ese centro estaba el beneficio que era el móvil esencial

    del comercio y no la balanza comercial que era un

    resultado, pero nunca un fundamento del comercio

    (Spiegel, p. 133).Sir Thomas Mun (1571-1641), director de la East

     India Company desde 1615, es considerado el máximo

    representante del mercantilismo inglés, por su libro

     póstumo  La riqueza de Inglaterra por el comercio

    exterior   (1664), donde se recogen varios artículos

    escritos por este autor hacia 1630.

    Previamente había publicado un breve ensayo,

     Discurso sobre el comercio entre Inglaterra y las Indias

    Orientales (1621), en defensa de la East India Company,cuando al poco de su fundación surgieron las críticas por

    su posición de monopolio y privilegio, así como por

     privar a Inglaterra de plata que se podría haber empleado

    en usos monetarios.

    En su Discurso, Mun aduce una serie de motivos

     para demostrar que el comercio ejercido por su

    compañía con las Indias era sumamente beneficioso para

    Inglaterra:

    1º.- Todas las especias, drogas, seda, índigo yrestantes artículos muy preciados que se importaban de

    la India resultaban más baratos para los ingleses que si

    se compraran a los turcos, quienes hasta entonces

    controlaban ese tráfico con oriente y dominaban las rutas

    mediterráneas del Próximo Oriente (Mun, 1621, pp. 164

    a 167). Además, se empleaban barcos y mano de obra

    inglesa en ese comercio (ibídem, p. 169).

    2º.- El cupo de plata asignado a la Compañía

    (siempre en monedas foráneas, mayormente españolas, y

     jamás en moneda inglesa) para su exportación nunca se

    había utilizado en su integridad (ibídem, p. 174) y

    siempre se había traído anualmente tanta plata como la

    que se exportaba (ibídem, p. 175). Además, la parte de

     plata empleada siempre había sido compensada con

    creces por el valor obtenido mediante la posterior venta

    de esas mercancías importadas directamente (ibídem, pp. 176 a 178).

    3º.- La Compañía había colaborado en la apertura

    de nuevos mercados para los productos ingleses, (en

     particular, telas finas, estambres, quincalla, plomo y

    algunas otras mercancías inglesas). De los productos

    importados de la India más de sus tres cuartas partes,

     posteriormente, Inglaterra los reexportaba obteniendo

    unos excedentes (que se materializaban en la afluencia

    de un tesoro al reino de Inglaterra) que superaban a losconseguidos con todo el comercio restante (ibídem, pp.

    174 y 178).

    4º.- Se construían barcos para el comercio y para la

    guerra y con ello se empleaba mano de obra, madera,

    otras materias primas inglesas y se aumentaba el número

    de artesanos (ibídem, p. 182). Por otra parte, el stock  de

    mercancías, materiales y barcos que este comercio

    generaba podía ser muy útil en caso de guerra (ibídem,

     p. 184).

    5º.- El tráfico directo con las Indias había causado

    una disminución de los precios de las especias y demás

    artículos importados que permitía un gran ahorro al

    reino (ibídem, p. 197).

    6º.- El abandono del comercio con la India sería

    aprovechado rápidamente por otros países (en concreto,

    Holanda, donde también se había creado una Compañía

    de Indias Orientales en 1602) y sería mucho peor, ya

    que la compra de los productos necesarios procedentes

    de las Indias habría que pagarlos más caros y provocaría

    mayor salida de metales preciosos a la par que un

    debilitamiento del poderío naval por falta de comercio

    (ibídem, pp. 200 y 201).

    Para Mun, las causas de la depresión económica no

    eran debidas a la exportación de plata de su compañía,

    sino a la devaluación de las monedas y la depreciación

    del tipo de cambio que originaban una fuga de las

    monedas inglesas sobrevaloradas (ibídem, pp. 203 y

    204). Por eso, no era partidario de devaluar la monedainglesa ya que saldrían del país las monedas con buen

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     peso quedándose las de bajo peso (ibídem, p. 205).

    Las soluciones que él contempla son: una mayor

    frugalidad en el consumo interior para que se originen

    excedentes exportables (ibídem, p. 208); un menor

    consumo de importaciones; un aumento de la producción

    de bienes para la exportación y de bienes sustitutivos de

    importaciones (ibídem, pp. 207 a 209); y el fomento de

     pesquerías. Mun (p. 136) recoge de la proclamación de

    los Estados Generales de los Países Bajos el apelativo

    con que los holandeses se refieren a la pesca:

    "importante mina de oro" .

    En  La riqueza de Inglaterra por el comercio

    exterior, desde el punto de vista del comercio en

    general, en lugar del particular de la Compañía de Indias,expone esas mismas ideas y otras consideraciones.

     Nada más comenzar el libro, parte Mun (1664, p.

    58) de la regla de oro para lograr la riqueza de la nación:

    "vender más anualmente a los extranjeros en valor de lo

    que consumimos de ellos"  . Este objetivo se logra con la

    sobriedad en el consumo de importaciones, laboriosidad

    y el incremento de la producción de manufacturas

    ("riquezas artificiales" ) para el consumo interno y,

    mejor, para la exportación, en lugar de exportar materias primas ("riquezas naturales" ) que deben conservarse

    (ibídem, p. 59). La adopción de estas medidas originan

    "empleo para el pobre" (ibídem, p. 134). De paso, hace

    un panegírico de lo que es el valor añadido: "compárese

    nuestro vellón con nuestras telas, que requieren la

    trasquila, el lavado, el cardado, el hilado, el tejido, el

    bataneo, el teñido, el aderezo y otros arreglos, y

    encontraremos que esas manufacturas son más

     provechosas que la riqueza natural"  (ibídem, p. 67).

    La política de los precios, cuestión a la que

    concede gran importancia, la expone de un modo que,

    actualmente, se puede identificar el concepto de

    elasticidad de la demanda (o cociente existente entre la

    variación porcentual de la cantidad demandada y la

    variación porcentual del precio, de modo que si tal

    cociente es menor que la unidad la demanda se dice que

    es rígida o poco elástica y si es mayor que la unidad,

    entonces, la demanda es elástica).

    El precio de los productos deberá fijarse en funciónde las características de la demanda extranjera. Las

    mercancías muy necesarias para los extranjeros, que no

     puedan encontrar en otros mercados, se pueden vender

    caras, "hasta tanto que el precio alto no ocasione una

    menor salida en cantidad"  (ibídem, p. 60). Las restantes

    mercancías que no se encuentren en esa situacióntendrán que venderse baratas antes que "perder el

    mercado de tales efectos"   (ibídem, p. 60). A este

    respecto, Mun (ibídem, p. 61) considera que un 25% de

    reducción en el precio de las lanas, telas y otras

    mercancías origina un incremento del 50% en la

    cantidad exportada.

    Fue uno de los primeros autores en prestar atención

    a las denominadas "partidas invisibles" de la balanza

    de pagos, o sea, a la exportación de servicios; de ellosda una lista, destacando por su especial relevancia los

    fletes (o derechos por el transporte de mercancías) y los

    seguros (ibídem, pp. 61 y 82).

    Los impuestos, deben contribuir al mejoramiento

    de la balanza comercial; para ello, los impuestos a la

    exportación deberían ser bajos para evitar un incremento

    excesivo del precio de venta en el exterior que

    desalentaría la demanda; incluso sería conveniente la

    exención de este impuesto a las manufacturas

    exportables realizadas con materias primas extranjeras.

    En cambio, los impuestos a la importación de

    mercancías para consumo interno tendrían que ser altos

    (ibídem, pp. 65 y 66).

    Los impuestos son necesarios para la constitución

    de un tesoro al que acudir en caso de guerra (ibídem, pp.

    121 y 122) y para convertir al país en una potencia

    militar ( ibídem, p. 130). Sin embargo, la acumulación

    anual al tesoro no debe exceder el valor del saldo de las

    exportaciones e importaciones porque, en caso contrario[por falta de liquidez] se contraería la actividad

    económica debido a la escasez de la circulación

    monetaria (ibídem, p. 128-129).

    Mun distingue claramente lo que es riqueza (la

    natural y la artificial) de lo que es un tesoro, o

    acumulación de dinero, que no sirve de nada si no se

     puede trocar por las provisiones y avituallamientos

    necesarios en el momento preciso (ibídem, p. 131).

    La circulación del dinero y la proporción de sucantidad en relación con el tráfico comercial y con los

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    TEMA 6: EL MERCANTILISMO I : Primeras manifestaciones Prof. Dr. Eduardo Escart ín González

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     precios es otro de los temas que merecen su atención.

    El dinero no debe dejarse ocioso en el interior de la

    nación, excepto el exceso antes mencionado del saldo

    entre exportaciones e importaciones, ya que el buen uso

    del dinero consiste en establecer un ciclo: dinero-

    mercancías-dinero. Primeramente se emplea para

    comprar mercancías, a continuación se venden y se

    vuelve a obtener dinero con el que iniciar nuevamente el

    ciclo; de este modo se multiplica el dinero y se logra el

    enriquecimiento (ibídem, p. 71).

    Si el dinero se queda en el interior del país, su

    abundancia hará subir los precios por lo que disminuirán

    las exportaciones (ibídem, p. 72). Por eso, el dinero

    también es exportable (ibídem, p. 68) para evitar elincremento de precios, ampliar el comercio y facilitar la

    afluencia de productos extranjeros con el objeto de

    elaborar nuevas manufacturas y luego reexportarlas; con

    todo ello se aumenta la riqueza de la nación. Mun hace

    una sagaz comparación entre la exportación de oro en el

    comercio exterior y la siembra en la agricultura: “Así, si

    contemplamos los actos de un labrador en la siembra,

    cuando arroja el grano abundante y bueno en la tierra,

    lo tomamos más bien por un loco que por un labrador,

     pero cuando pensamos en su tarea en la época de la

    cosecha, que es el final de sus esfuerzos, descubrimos el

    mérito y pingüe producto de sus actos” (ibídem, p. 75).

    En realidad, para cubrir las necesidades de cada

    cual, las personas no precisan disponer de gran cantidad

    de dinero en efectivo; "el resto debe pasar

    continuamente de hombre a hombre en intercambio,

     para su beneficio, por lo cual podemos concebir que un

     poco de dinero rige y distribuye grandes negocios

    diariamente para todos los hombres en su justa

     proporción"  (ibídem, p. 86). Como se aprecia en esta

    frase, Mun es un precursor de la teoría implícita en la

    ecuación de cambios (aquélla que iguala el valor de un

    flujo monetario –constituido por un stock de dinero

    multiplicado por su velocidad de circulación– con el

    valor de un flujo de transacciones), ya que se puede

    identificar en su exposición los conceptos de volumen de

    las transacciones por periodo de tiempo, cantidad de

    dinero y, en cierto grado, su velocidad de circulación.

    Al igual que Malynes, opina que no es conveniente

    la devaluación de la moneda aduciendo un argumento

    similar al de aquel autor, o sea, que no proporcionaría

    los resultados deseados ya que los demás países pronto

    reaccionarían adoptando la misma medida (ibídem, p.

    86). Pero, además, aportó una nueva y sólida razón: la pretensión de revalorizar el tesoro público mediante una

    devaluación a quien realmente beneficia es a España que

    es la propietaria del tesoro americano (ibídem, p. 85); es

    decir, la devaluación de la moneda implica un aumento

    del valor del oro en lingotes y, por lo tanto, un país

     productor de oro resultaría beneficiado.

    Respecto al tipo de cambio  opina que sus

    fluctuaciones obedecen a las variaciones del comercio

    exterior, por lo que su causa se encuentra en laabundancia o escasez de la moneda nacional en los

    mercados de divisas (ibídem, p. 97). Critica a Malynes,

    no porque considerara la salida del dinero inglés a

    consecuencia de la devaluación de la moneda, sino por

     proponer para evitarlo el mantenimiento del tipo de

    cambio por la autoridad pública, cuando, en realidad la

    devaluación de la moneda inglesa contribuía a que no

    saliera del reino todo el dinero que debería exportarse

    (si se mantuviera el tipo de cambio a la par) debido a un

    saldo comercial deficitario (ibídem, pp. 98 y 99). Hoysabemos que la explicación de esto es que si no se

    devalúa la moneda nacional resulta favorecida; es decir,

    apreciada en los mercados de divisas con lo que tiene un

    alto poder de compra en el extranjero y por eso tiende a

    salir. Para Mun (ibídem, p. 150) “Es una norma

    verdadera de nuestro comercio exterior que en aquellos

    lugares en donde nuestras mercancías exportadas son

    superadas en valor por mercancías extranjeras traídas

    a este reino, allí nuestro dinero esta devaluado en el

    cambio, y en donde lo contrario de esto sucede, allí

    nuestro dinero es sobreestimado.” 

    El tipo de interés  y el comercio se encuentran

    íntimamente relacionados, ambos suben o bajan a la vez,

     por tanto no es cierto “que el comercio decrece cuando

    la usura aumenta” (ibídem, p. 118): los tipos de interés

     bajos no estimulan los negocios (en contra de la opinión

    de otros autores), están bajos porque no hay demanda de

    dinero debido a un decaimiento de la actividad

    económica; entonces, los comerciantes  no puedenutilizar sus propios medios, por lo que de ninguna forma

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    tendrán que recurrir a los préstamos de los demás, de los

    ricos que  “no saben como emplear su dinero, si el

    comerciante no lo toma a interés (aunque sea a tipo

    bajo)” (ibídem, p. 118). En terminología moderna,

     podríamos decir que en esta ocasión presenta una teoríade la demanda de dinero en función de los beneficios

    esperados; o sea, la tasa de beneficios debe ser superior

    al tipo de interés. En principios económicos similares vio

    Keynes (1936, p. 305) un esbozo anticipado de la

    eficiencia marginal del capital como algo distinto del

    tipo de interés

    También colaboró en precisar el concepto de la

    balanza comercial nacional, o general, que distingue

    de la balanza comercial particular con un país

    considerado individualmente (ibídem, p. 96). Para Mun

    lo verdaderamente importante era que la balanza general

    arrojara un superávit, aunque particularmente la balanzacon un país concreto tuviera un déficit comercial

    (ibídem, pp. 64 y 82). También tuvo en consideración la

    ganancia en general para la nación aunque algún agente

    económico particular, como su compañía, arrojara un

    saldo comercial deficitario con el extranjero (ibídem,

     pp. 64 y 82).

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