EL MEDITERRÁNEO ACTUAL lo 1969)descirrollo que en ci aío 1955 ascendía a 193 mii millones d lirci...

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CE SEDE N EL MEDITERRÁNEO ACTUAL (De lo “RJVIStO Mor tttrn&’ enero 1969) Marzo, 1969 BOLET1N DEINFORMACION NUM, 34- IV

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CE SEDE N

EL MEDITERRÁNEO ACTUAL

(De lo “RJVIStO Mor tttrn&’ enero 1969)

Marzo, 1969 BOLET1N DE INFORMACION NUM, 34- IV

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Entre los muchos y graves accntedmentos que en los tLo5 veinte años han —

afectado directamente y con profundas transformaciones al Mediterr6neo el que ha logrado reclamar la atenci6n de Occidente sobre este mar y sobre su funci6n hist6rico de zonaestratgicci clave en el juego do la poli!co internacional — polica condicionada actualmente y durante muchos años ain por las relaciones, o m6s claramente, por la competencia de intereses entre Oriente y Occidente— ha sido el estallido dci conflicto 6rabe—is—raetíde junio de 1967 y la sir.-iult6nea presencia de una importante fuerza naval soviti—ca en el Oriente Medio.

Con ello nos encontramos ya en el tercer acto do la nueva historia del Medite—rr6noo. El primero se había iniciado con la Conferencia de Yaitct en lo que porFiendoen

1 .. .—. f .—.

dos a Europa, se habia permitido a la Union Sovietica asornarso al I-¼drlatlco; el segundocon la corta guerra de Suez en octubre de 1 956 que, proporcionando un nuevo motivo ola gran revoluci6n africana y 6rabe, señal6 el ocaso definitivo de los antiguos imperioscoloniales europeos y cort6 la arteria vital que los unía a Oriente.

Diversas causas han contibuiclo a infrovaluar, hasta ahora, ci problema del Me—ditorrc5nco o, cuando menos, a relegarlo a un segundo plano. En primer lugar, lo situa—ción de trciriciuilidad y seguridad en que se encontraba este mar cuando se cre6 la NATO,pu6s contituía entonces una zona do comunicaciones segura y apoyada en una extensa redde bases y de instalaciones militares libremente utilizables por la alianza; posteriormente,su alejamiento del foco de la tensi6n internacional en el sudeste asi6tico y lo “coexistencia1t entre las dos superpoten cias opuestas, impuesta por el equilibrio nuclear y aconsejacia por la ctparici6n de la China surgida corno elemento de disuasi6n para ambos conten—diontés. Y por último, la notable pluralidád y diversidad do intereses políticos, econ6—micos y militares de tos Paises de la Alianza presentes en este mar, que hizo difícil la estimaci6n oportuna de fc situaci6ri r6pidamonte evolutiva y la coordinaci6n r6pida de cualquier acci6n preventiva o represiva.

Los sucesos de junio del 67, decíamos, han reclamado la aten ci6n de Occidenteen tonos dran6ticos.

Co.icntando la presencia naval sovi6tica en el Meditcrrcinco, consolid dose yampiindosc desde entonces, el Embajador de los Estados Unidos en la NATO ha dicho:“No es que sea el fin del Mundo pero realmente es el final de una era”.

Constituye esta una conclusi6n cuya validez y alcance rebasan los confines me—ditorr6noos para afectar ala escena político y a la estrategia mundiales.

La Uni6n SovicSticci ha dejado de ser efectivamente une potencia exclusivamentecontinental, si bien de primerísir.lo orden, basada esencalrionte en la posesi6n do una —

formidable ccipacidod nuclear, para convortirse en uno potencia mundial, firmemente de

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cidida a extender su influencia y sus intereses a cualquier parte del mundo, en abierta ydecidida competencia çon los Estados Unidos y con cualquier otra de las naciones m& desarrollodcis en el plano ¡ndustrial y comercial. —

Para apoyar el nuevo curso do su política exterior, iniciado por Kruschev hacepoco ms de diez años, la Uni6n Sovitica debía adquidr necesariamente —y la crisis deCuba fue pal-a ello una excelente lecci6n— un poderío marítimo adecuado, capaz de permitirle açtuar en ios mares abiertos del mundo que no pertenecen ci nadie y que cubrenl70% de la superficie del globos Y lo ha adquirido, es justo reconocerlo, con la estimaci6n correcta do todos los aspectos que contribuyen a constituir tal poderío, aunque conalguna desorientcicin inicial rcpidamente superada y con algunas lagunas an existentes,si bien en vías de ser llenadas, en la componente naval militar; perfectamente justificabies, unas y otras, dada la tradici6n característica “terrestre’ de esta naciSn.

La Marina de Guerra, qte en la era staliniana tenía una nisin defensiva comocomplemento de las fuerzas de tierra y se había orientado esencialmente hacia el arma —

submarina en su funcin ofensiva y de defensa avanzada hasta el extremo de conttuir lamayor flota submarina que ¡am& había poseido en tiempo de paz naci6n alguna, ha ¡doevolucionando hacia otras concepciones y realizaciones en corrclacin con los nuevos objeHvos y m6s amplios horizontes. Una breve referencia do tal evDluci6n puede encontrarse en el artículo publicado por Estrella Roja de 30 de julio de 1967, del que es autor elComandante en Jefe de la Marina SoviStica, el Almirante Kasatonov: “El Comité Centralha definido claramente la fon ci6n de la Marina en la defensa del país y ha indicado el —

camino a seguir para la constituci6n de una flota ocenica moderna con capacidad paramisiles nucleares, en condiciones de asumir las misiones ofensivas ostratgicas de la guerra moderna”.

En la actualidad la Unin Sovi&ica posee ya un instrumento naval de primeramagnitud, inferior inicamente al de los Estados Unidos, moderno, eficaz y armnicdmente cqiilibrado. Es un instnimcnto que, según la edicin reciente del Jane’s FghtingShips do septkmbre del 68, comprende a grandes rasgos: 380 subnarinos de bs :jue 55 son depropulsi6n nuclear (destinados a dupticarse estos 3ltimos en los pr6ximos 5 años), 25 cruceros, 1 00 cazatorpederos, 1 00 fragatas, 300 unidades costeras, 350 lanchas torpederas,1 25 lanchas cañoneras misilísticcis, 230 buques de desembarco y 350 dragaminas. Esta flota est6 servida por unos 500.000 mil hor,,bres y apoyada por una fuerte aviaci6n naval dems de 850 aviones. Muchas de las unidades van armadas con misiles superficie—superficiey superficie—aire, cuyo nivel de perfeccionamiento y eficacia ha sido elocuentemente domostrado en ocasi6n del hundimiento del cazatorpederos israelí Eilath por una lanchci cañonora misilística cedida a Egipto por la Unin Sovitica

De algunos años a esta parte, las fuerzas soviéticas do alta mar, de superficie ysubmarinas, han abandonado los fondeaderos habituales del Artico, del Báltico, del MarNegro y del Pacífico s?ptentrional para lanzarse a los ocSanos y a todos lós mares del —

mundo, procedidos y sostenidos por un programa intensivo do invostigacion oceanograficay de reconocimientos hidrográficos, asi como un gran n6mero de naves especializadas en

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la obten çi6n do informaciones, Van acompañados de novios para el roabosteçjmiento logístico y do asistencia tcnica1 dotados do todo coanto puede ser ofrecido en bs puntosdo ayuda o do apoyo que lo poiflica de ponetraci6n de los sovi6iicos ha ido croando, yçontint5a reforzando, en varios países ostrat6gicamente importantes,. mediante las ayudasmiUtaros, en formo do svminisro de amias, equipos,. piezas de recambio y personal t6c—nico.

¡.provochand la caraçtorística peculiar de las fuerzas navales, cual es la movlicicid, la Uni6n Soviética ha logrado romper las tradicionales limitaciones de su situaci&geogr6ficci y entrar çon dimensiones mundiales en la gran çompetcQcia poIflco, econ6mica e ideol6gica. que carocterizci la fase actual de la Historia. —

Para mejor odaptarso a la nueva funci6n cstratgica, la Marina sovi6tica dcci—d6 reorganizar en 1 964 el Cuerpo de infantería de Marina y ost6 incrementando sus fuerzas anfibios, por ahóro limitadas a una Divisi6n y ai5n no en condiciones de desarrollaroperooncs de alto nivel,

No ha emprendido todavía la construcci6n de portaviones, indispensables parauna potencia naval que quiera imponer su presencia con cierta afectividad en cualquierparto del mundo, incluso alli donde no puedo disponer de bases a6reas seguras y al alcance do la mano. La oposici6n a estas unidades, que se. remonki ci los tiempos de Stalinno ha desaparcddo atn, principalmente por causa del firmo convencimiento de su granvulnerabilidad, especialmente en esta era de los misiles y de las cabezas nucleares.

Sin embargo, la Uni6n Sovi6tica ha construido algunos portaheltc6pteros de grantonelaje, capaces de proporcionar un valioso apoyo en operaciones anfibias y de lucha —.

cntsubmarinci. Hay que prescindr de su posible empleo, en un futuro pr6ximo, como porfaviones parci aparatos de despegue vertical o corto, cuando menos dentro de las limitaciones de construcci6n de tales aviones que apenas han salido a6n de la fase experimental.

Las nuevas orientaciones constructivas y de doctrina, inspiradas por el refuerzoy empleo do la Marina sovicStica,no solo reflejan el nuevo rumbo de la política mundial,sino tambi6n la exigencia de una ni6s amplia gama de posibflidcides cia respuesta flexibley adocuada ci los diversos tipos de cuestiones que la situaci6n mundial pueda plantear ——

efecflvamente,

Lu flota mercante sovi6tica —el otro pilar fundamental del poder marítimo— ha —

subido de 604 unidades en 1955, con un total de 2,4 millones de toneladas, a 1 .746 unidados con un total de 9,9 millones de toneladas en 1965. El XXIV Congreso del PartidoComunista ha establecido que para 1930 dicha flota se aumentar6 hasta unas 4.400 unidades con m6s de 27 millones do toneladas, para llevarla al primer puesto, primerísimo puesto, de las marinas del mundo, no s6lo por el n6rnero sino tanbi6n, y de modo principal,por lo r,iodemo de su construcci6n.

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El primer resultado concreto en el plano econ6mico ha sido el de una ofensivacomercial sin precedentes en la historia de Rusia, posible consecuencia de la adqutsici6nde la componente mercante del poder marítimo. En el quincuon1o 1 9591 963 el total delcomrcio interior en el bloque comunista ha aumentado en un 66 %- con los países de fuero del bloque comunista ha aumentado en un 88% alcanzando un vdoi casi -triple con -

respecto al de 1 953. El volumen de cxportgciones importecLoncc entre la Uni Sovitice y los países en ‘o4e. descirrollo que en ci aío 1955 ascendía a 193 mii millones dlirci (unos 21 ,5 mil millones de pesetas al cambio actual), se ha elevado en 1963 a 904mil millortes 000,7 mil millones de pesetas).

Actualmente la Uni6n Sovi&ica mantiene trafico marítimo con m& de 90 paí—sos o introduçc sus naves en el mercado internacional de los flatos en condiciones corn—potitivc1s Lo que resulta fcilr.icnte comprensible dado el control que ol Estado ejerce sbre toda ic Marina Mercante. Son muy do considerar la trascendente importancia quetiene en al plano militar un control centralizado semejante, a los fines operativos y a losde las previsiones a tomar en la construcci6n de los barcos para ser tenidos en cuenta encaso de amorgando; una clara prueba da ello se ha tenido en el caso de la crisis do Cuba, cuando numerosos barcos perfectamente adaptados para el transporte de misiles balístiços, do aviones y de otros materiales b6licos, recibieron y cumplimotaron oportunamente la ¿rdenos de cambio do ruta dimanadas del mando central.

Con la flota mercante hay que incluir la pesquera, Ici mas fuerte y moderna delmundo. Las 4,000 y m6s unidades que la componen, estEirt presentes actualmente en todas las zonas pesqueros, desde el Artico al Ant6rtko, con uno produci6n que en 1964ha sido de unos 5 millones do toneladas (el doblo de la de los Estados Unidos).

Pero existen atn otros aspectos, que at5n siendo secundarios, son altamente royoladoros del vivo interes ydel decidido ompoo puesto por Ici Unin Sovitica hacia losmares.

Actualmente ms de 4.000 cientíFicos y tnicos sovitis desarrollan actividades do estudio e investigaci6n ocoanogr6fica, vaIindose de una flota especializada constituída por ns de 1 00 barcos. Los objetivos son muy variados: dosde los que tienen rdacian con la industria pesquera Ci los rs estrictamente militares relativos al emo de lasfuerzas de superficie y submarinas.

Anualmente se graduan en ks Universidades sovi6tiças 900 ingenieros y arquitectos navales; cifra esta superior en gran medida a la do cualquier otra de la naciones matimas, inclufdo Estados Unidos.

* * *

El nuevo con€pto pol(tico—estrat&co de la Unión Sovi6tica, expresado esencialmente en la adquisici6n de un fuerte poder marítimo y movido por la firme resolucicn

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de emplear oste instrumento do valor impar o los fines de prestio, penetracin y pre —

sliSn, ha encontrado en el Mediterr&tco una zona de ¡nte1ignte aplfcaci&1. altamentefavorable y rentable.

Hay que tener presento que cuando se hable del Mediterr6noo es preciso refe—rirse ci su entidad geopolítica, a tóda la regi6n que se extiende desde Gibraltar a las —

costas occidentales del Cáucaso, a los orientales del Golfo P&sico y, por el Sur, hasta Aden, como queda demostrado ampliamente en el curso de la listoria por las influencias recíprocas de los acontecimientos acaecidos en estas zonas. Esta entidad es la qu’confiere al tvtodterr&eo, caso tnico entre todas los cuencas do nuestro Planeta, su característica peculiar de pivote sobre el que giran tres continentes en los que se desarrlIen profundos perturbaciones y sobre los que act3an presiones contrapuestas que afectanm6s o menos directamente a oste mar.

La oxtensi6n que so pretende dar o este artículo y la finalidad prevista para elmismo no permiten un detallado anUss de los aspectos geopolíticos de la regi6n medi—ten-Einea, de gran importancia en cuanto a su posible futura evolucicn; baste señalar alefecto que ¡.frica es mirada no s6lo por la Europa occidental y la oriental —la una porexigencias de expansi6n pacfllca impuestas por lo estrochez de su espacio vital y por ladensidad do sus poblaciones, la otra por la competencia o intereses políticos, econ6micos, militares— hacia Africa riira tambiSn el inmenso continente asicfico con sus 1 850millones do habitantes oprimidos por la miseria secular y el hambre.

La presencia china —en forma de ayuda tcnica, r1iilitar y financiera— en Tanzania, Zambia y otros países africanos, aunque actualmente se puede entender po rsimples motivos de competencia ideol6gica, puede ser un indicador de la orientaci6n —

antes apuntada.

Si reparamos en el examen do las repercusknes do carctor estratgco que prosonta el Meditcrr&eo en sus aspectos políticos y geo—hidrogr6ficos, de’ sobra conocidos,sor suficiente poner de relievo lo siguiente:

— El Canal de Suez no puede considerarse disponible con seguridad, por lo queel t’inico acceso, esencial para la vida de las naciones mcditerrneas, lo constifuye Gibraltar.

— El bloque occidental no dispone ya prácticamente do ninguna base en toda lafaja costera norteafricana, lo cuai ha adquirido el car6ctor de frontera marítir.ia delicada por su inestabilidad.

El Canal de Sicilia y la Isla de Malta contintan desompoiando una funci6n deimportancia extrema para el control, del trafico entre las cuencas occidentaly oriental, por los motivos tarnbin nuevos que se seficilcin ms adelante.

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Decíamos que el Meditorrnco os la zona en la que el nuevo rumbo políticode lo Unin Sovhtica ha cosechado mayores éxitos.

Su ponetracn ha sido llevada y ha progresado en dos direcciones: a lo largodo todo el Oriente Medio hacia el Mar Rojo, el Golfo P6rsico y el Ocano Indco, —

una de ellas; a lo largo de la faja costera norteafricana la otra.

Los resultados obtenidos han bastado para justificar la cor.,Gn estimaci6n de ungiro del flanco sur de la Alianza, puesto ya en ejecuck&i si bien ain en forma parcial.

La Uni6n Sovktica est6 hoy materialmente presente en Siria y en Egipto. Est.presente en el Yemen y ha establecido contactos concretos con al nuevo Estado de Arabia Meridional sucesor del Protectorado ngls de Aden.

En al subcontinente indio y su ociSano adyacente se ha intensificado 1 a accicSnpolítica sovi6tica simultneamente a la retirada inglesa y se ha concretado en resultados positivos obtenidos princpalriento en la India y Pakist6n.

Fuerzas navales sovi6ticas surcan el oc&zno Indico, donde han visitado redentomento los puertos de Madrcs, flornbay y Mogadixo con el indudable prop6sito de ponerdo manifiesto el intars soviético hacia aquella pgrte del mundo y poner de relieve supropia potencia naval en unos mares que hasta hace poco eran Casi del dominio exclusiyo de los pacs occidentale. —

Con una estrategia do “saltos de rano” aplicada con perseverancia, oportuni —

dad y a largo plazo en todos los sectores: polílico, econámico, ideolágko o, mejor ain,psicologico y militar —este ultir.io en forma de poderosas ayudas en equipos, aviones, —

barbos y personal tácnico— la Uni6n Sovitica ha conseguido desterrar a Occidente desus antiguas posiciones, suplantando su propia influencia, y ha obtenido prácticamenteel soñado acceso al Mediterráneo, al Ocáano Indico y a la ruta del Extremo Oriente.Es esto una ruta que bs más autorizados geopolíticos consideran esencial para la UniánSoviátca, para el pleno desarrollo do sus relaciones con los países de Asia Meridionaly para los contactos comerciales o de otra naturaleza menos amistosa, segin sean lasgrandes decisiones que la Historia haya do tomar, con la crocientó potencia china, considorando también la extrema dificultad e incapacidad de las cor.unicaciones terrestresa travás del continente asiático.

A lo largo de la falo costera norteafricana, la labor do penetracián soviáti caha obtenido resultados menos concretos y menos profundos —oxccpcián hecha naturalmente do Egipto— en cuanto no tonOan relaci&’i con el área del Oriento Modio. En esta zono, efectivamente, el conflicto con Israel ha proporcionado a la Unián Soviática rozonos y oportunidades suficientemente valiosas para condicionar la política de los paísesárabes directamente implicados ci travás de un abierto apoyo en el plano diplomático, —

de la csistencia econámica y sobre todo de la reposicián del aparato militar casi totalmente destruido en el curso de la guerro breve. Por el contrario, en los países árabes

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centro—ocidentaies dci Norte do Africa, ademas de los recelos que se derivan de lamentalidad y de los sentimientos religiosos escasamente compatibles con las ideas marxistas, ostt Ici conciencia do la contribuci6n que el Occidento puado aportar,. princi —

palmente en el plano econ6mico, en t6rninos de asistencia financiera e ¡ndusf rial as(corno ç1oten,inados mercados ¡rportantos d absarckn de sus productos,. el petrIeo enparticular.

Do aqurse deduce que en el Norte de Africa dispone ci Occidente de un ampijo margen para equilibrar la expansi6n sovi&fica, siempre que sepa desplegar r6pidycerteramente su propia acci6n polrtica, dentro del 6mbito de la Alianza, perocon iniciativas concretas de apertura y contactos bilaterales, que ic: propia Alianza noprohibe ni puedo prohibir ya que resultan altamente remunerativos a los fines de su propia seguridad. —

La independencia efectivo y la no clinccci6n de los pasos norteafricanos deLi cuenca cditorr6nect centro—occidental dependen esencialmente dol deseo y de la ccpacidarJ de Cccidente para ayudar a estos pascs en su actuc proceso laborioso de odcnaci6n y supcroci6n de sus precarias situaciones internas especialmente en lo econmico.

Et ccci&, es premisa indispensable para restablecer aquoHa ‘Pax meditorr—ncc” en la que únicamente so podrn resolver los graves problorc. planteados. Pero hade ser sostenida por un ¡nstrur.icnto militar defensivo adecuado, capaz de disuadir a laUni6n Soviticc en sus intentos do imponer por la fuerza su influencia y sus intereses —

do potencia mundial. En dicho instrumento, la componente aeronaval desempeña hoyun papel de primer orden en cuciquier parte, pero especialmente en ci Mediterr&’eo.La situaci&1 y la lgica lo ir.iponon.

En afecto, la Uni6n Zoviticc, plenamente consciente del costo inaceptableen destrucciones materiales y en vidas humanas que supone la guerrc: nuclear, se ha visfo obligada c adoptar nuevas tcticcs para conseguir sus objetivos y, corno consecuen—cia inmediata, a hacerse con un poderío aeronaval apropiado que ha sido inmedictcimente utilizado.

Dcdc los primeros momentos del conflicto &cbe—isracl, en junio del 67, ha.procedido a reunir las rns modernas y eficaces unidades basadas en el Mar Negro conlas limitadas fuerzas navales que anteriormente ya venían siendo enviadas en rotcci6n

ci Moditerrnco con misiones do dos meses de duracin como mxino.

La escuadro sovi6ticc del Meditcrrneo, instclndosc yc: de forma establc, conuna constituci6n y una zona do despliegue mejor definidas y mcs claramente indicadoras de sus funciones, comprende actualmente: una quincena de buques mayores de superficic (cruceros y cazatorpederos), gran parte de ellos armados con nissiles antiareosy antinavfos; una deceno de submarinos (algunos de ellos lanzornisi Les y de propulsi6nnuclear); una veintena de unidades de diversos tipos para apoyo do submarinos, abaste

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cimientos tcn ¡co—logísticos, obten ci6n de informaciones, reconocimientós oceanogrficos y transporto de unidades de Infantería de Marina. A estas unidades se ha unido re:cienternonte el portaho1icptcros ¡Aovska dotado de unos 30 holicpteros y con seis rampas lanzarnisiles de diversos tipos.

La funci6n de esta fuerza naval es eminentemente política, dirigida principalmente a consolidar la influencia adquirida así como las nuevas rclaçiones de equilibrio conseguidas, y para subrayar con la presencia de su bandera el elevado mters qeatribuye la Urii6n Soviticc al Oriento Medio y al Canal de Suez.

En el plano militar, objetivamente hablando, el conjunto de las fuerzas quela componen no tienen todavía entidad corno para llevar a cabo operaciones militaresdegran envergadura y alcance, por las innegables limitaciones debidas a la carencia delnecesario apoyo directo aéreo, por la falta de una salida capaçldad do reparaciones yde asistencia técnico—logística basada en tierra aparte de la n6vil, y por las caracterísficas mismas del armamento misilístico de gran alcance, muy eficaz en “orden” nuclearpero menos en el convencional.

Sin embargo, esto no debe inducir a ¡nfraestmar sus posibilidades operaHvasdichas limitaciones est6n en vías de reducci6n y de superaci6n.

Lcis unidades de la escucdra sovttica del Meditorr&eo no estén detenidas —

ms que si acaso fondeadas en los fondeaderos inmediatos a las aguas territoriales de T5nez,deCiren6ica, de Malta, del Egeo nord—occidentaL,de Creta ydo donde sea ne.cesorio paracontrolar los movimientos de la VI Flota de los Estados Unidos y estar en disposici6n deseguir y observar desde lo m6s cerca posible los ejercicios navales aliados; actualmentese acogen, y por largos períodos, a los puertos de Siria y Egipto, posiblemente para suavizar la situaci6n delicada de aquella zona e ¡rnpedir las iniciativas poco deseables.

Si real y verdaderamente fose puede hablar de adc1uiskin de bases, por raz6nde consonancia con la reiterada popagando contra lasbases que osEstcdos Unidos tieneninstaladas en el extran ¡ero y por razones de oportunidad dirigidas a demostrar a las nacionesarabes que las vuerzasnavales sovieti cas estan dispuestas a e1ercorsus,wnclones sin vuncu(aciones porjudicialesenel planooperativoni implicacionesdirectc1s para los países a ——

quienes apoyan, es indudable que dichas fuerzas disponen ya, y mucho ms ain dispon —

drn rnaana,de notables ventajas logísticas y técnicas en materiales y personal.

Una política similar se viene desarrollando, y ya con resultados concretos,eflel sector areo. Los aviones de bombardeo “Badger TU 16” “visitan” peri6dicamente losaeropuertos de El Cairo y de Damasco en los que viven y trabajan centenares de tcnicos enviados en concepto de ayudas r,Wtares. Por otro lado, el masivo puente aereopuesto en acci6n despus de ici guerra de junio del 67 para reponer el aparato militaregipcio, proporciona un indicio elocuente de las posibilidades de incrementar el sosténaéreo en caso do necesidad.

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Y oste os el aspecto nilitar ms considerable, equiparable, si no mayor aón,al que suponen los modemo submarinos en una cuenca tan reducida como la del Medi—

terr6neo.

En la evaluación de la potencialidad del aparato aeronaval sovitico actualmente presento en el Mediterrnoo, es necesario tambin tenor en cuenfa

— la posible aportaci6n do fuerzas adaptadas desde otras zonas rnarítimós, especialmente del Mar Negro, en el caso de una crisis gradualmente creciente;aportaci6n que el propio concepto estrat6gico defensivo de. la Alianza, basado en la respuesta a la iniciativa del adversario, haría difícilmente afrontb lo con oportunidad;

— la probable cooperacicSn cia las unidades navales, en especial con las unidades ligeras armados con misiles, y con los aviones adcjuirklos mediante la decidida ayuda soviética, por los países mediterráneos alineados; su entidad naturaleza constituyen un ulterior y nada despreciable factor de alteraci6ndo le relac&, actual de fuerzas.

Tal rolacicn es ari decididamente favorable a Occidente y ello contribuyea expUcar las razones por las que la Uni6n Sovitica, en varias situaciones explosivas,ha evitado y parece dispuesta ci evitar un enfrentamiento militar directo. Si se desea,y ello os do necesidad, mantener para siempre esta postura de eludir el enfrentamientodirecto por parto de la Unin Soviética, la Alianza ha de conservar a toda costa estasuperioridad aeronaval, igual6ndolay rcforzndoia.

En un artículo aparecido recientemente en la revista “Las 15 Naciones de laNATO”, un destacádo especialista en problemas estratgicos, F.O. Miksche, ha escri—fo “Resulta cada voz ms evidente que ci Mcditerrneo, ¡unto con el vecino Orienterepresenta el espacio geopolítico decisivo para la Europa Occidental. No es tras el —

tcl6n de acoro, sino entro el Golfo Prsico y las costas atlnticas de Marruecos dondese decidirci nuestro destino”.

Lo que el Mediterrnoo supone para Occidente es cosa de todos sabida. Solamente quisiera señalar con algunos cifras su funci6n ms destacada.

Esto mar os la vía indispensable que alimenta y da vida, trabajo y progreso alos 200 millones de personas que pueblan su litoral y 1as tierras inmediatas de la EuropaMeridional.

Diariamente se encuentran en el Mediterráneo 2600 barcos, 11 00 en puertoylSOO navegando.

E! 95°/ aproximadamente de las mercancías que entran en Italia y ms del 65%

de las que de allí salen, utilizan este mar; para Grecia y Turquía ci porcentaje ascien —

de en conjunto cd 99,9%.

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El incesante ritmo do expansitn y de desarrollo ha producido un incrementoprodigoso do los transportes marrtimos italianos. Desde poco ncs de 70 millonesde toneladas cJo movimiento en los puertos italianos en 1 956 so ha llegado o casi 240 —

millones en 1967.

Aun a çosta de imponer severas restriccione para los consumos no indispensables, solamente Italia tendrra neccsklod permanente, para poder sobrevtvk en casodo conflicto, de importar cuando nonos 50 millones de toneladas; esto supone un convoy de msdo 20 barcos de arribada y otro análogo de barcos descargados en parHda —

cada tres dicis.

El ¡Acditerr6neo es ademús la gran cinta portadora del petrúleo procedentede Oriente ¡‘Aodio y de Africa. La suporproduccin mundial, los perfeccionamientostécnicos de la explotaci6n y prospccci6n de nuevos yacimientos pueden hacer que Europa dopenda menos del potrcleo orcbico y africano. Pero aun cuando esto pueda resuRtar cierto en tiempo do paz, puede sorio mucho menos en situaciones de emergencia enlas que los factores de tiempo y distanck adqueren una ran ¡mportcincia.

De los 422 millones do toneladas de crusos importados por Europa en 1966 ,

unos 220 millones han sido suninktrados por ci Oriente Medio y m& do 1 00 mil Ionesprocedran del norte de Africa. olamonte Italia importa 80 millones de toneladas delas que 45 millones fueron absorbidas por el consumo interior.

Estas enormes cantidades han llegado a través del Moditerr6neo y una granparto do ollas por el Canal do Suez que en 1966 ha visto pasar 167 millones de tone ladas de potrúleo sobre un total do 242 millones do toneladas de nercancras, algo asr co

e’ -. —. • —mo ci 16 dci 1rafuco maritirno mundial.

Los datos citados nos llevan a hacer las siguientes consklcraciones:

— la importancia que conserva aún el Canal de Suez a pesar de las actuales —

tendencias hacia las construcciones navales gigantescas con capacidad docarga que compensa incluso la ruta mcSs larga del Cabo do Buena Esperanzoy que el Canal, con sus calados actuales, no estc en condiciones de admitiry ci pesar de la construccin del colosal oleoducto entro Eilath y Ashold queen 1970 podrán conducir bien 60 millones de toneladas de crudos;

— la gravedad de la situad&i que puede crearla inestabilidadde las fuentesde cnergra del Oriente Modio y la probable seria oposici&i a que serfo se

guramente sometido el abastecimiento de tales fuentes, en caso de conflicto, por parte de las fuerzas submarinas del adversario, tanto sobre la ruta —

tradicional del Meditarrnco como por la del Cabo de Buena Esperanza;

— ci inestimable valor de las nuevas fuentes de petrúloo situadas en la orillaafricana del Moditerrúneo centro—occidental, al alcance de la mano y capo

Page 12: EL MEDITERRÁNEO ACTUAL lo 1969)descirrollo que en ci aío 1955 ascendía a 193 mii millones d lirci (unos 21 ,5 mil millones de pesetas al cambio actual), se ha elevado en 1963 a

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ces de satisfacer ya en esta su fase ¡nical de prospoccin y explotaci6n el25% de las exigen cias curopeás y la casi totalidad de la de los países del *

sur de Europa.

El cuadro trazado. tan complejo y cargado de agitaciones peligrosas esta —

agravado en la actualidad por los conocidos aspectos delicados de la especial situoci6nde las nacionos.europeas asomadas al Mediterr&ieo Occidental, la cuestliSn chipriota yla situaci6n de Malta. Ello quedaría sin embargo incompleto si no so incluyesen laspreocupaciones y las enseñanzas derivadós de los mis recientes acontecimientos de Europa Central La ¡ntervenci6n soviético en ‘Checoslovaquia ha requerido una evalua —

ci6ri rns cuidadosa y considerada de los verdaderos límites puestos a la “coexistencia”y a la “distensi6n”, sin que por ollo pierdan su alto valor tales objetivos que merecenser, perseguidos con todo esfuerzo; ha demostrado de forma elocuente que el equilibrionuclear no, ha eliminado el peligro do guerras limitadós (el Mcditorrnco y los vecinosBalcanes figbran entro las zonas n6s vulnerables); ha confirmado la absoluta necesidadpara Occidente de mantener y reforzar el sistema defensivo conjunto que ha servido —

para proporcionarle vein1itrs aííos de seguridad, durante los cuates ha podido resurgirdo las destrucciones de la guerra iltirna y dosarrolbrse m6s de cuanto era de esperar.

El cuadro trazado, como es natural, afecta profundamente altalia —la llamada por la fuerza de los hechos, vococ&i, virtud y capacidad de sus gentes, pero tam—bi&i por razones de vida y de progreso a asumir un, papel decisivo en el restablecimiento de une ordenada, fecunda y pacífica colaboracicSn entre todos los pueblos del Medi—terrnco.

Este compromiso orienta ya la política exterior de Italia en armonía con lapolítica general de la Alianza poro sensible también a los deseos de desarrollo de lospaíses de la orilla opuesta y con plena conciencia de la responsabilidad de proteger —

. , . / , •1las comunidades italianas que ahi viven y ctuon asi como los intereses Cliii promoviaospor el trabajo italiano.

Ello debo orientar tanbin su política miUtar para conplotar y adecuar elaparato defensivo nacional —fundido en arm6nico conjunto: terrestre, naval y areo— ala rtuevd situc!ci6n creada en el ¡editerrneo, con la urgencia que la propia situaci6nrequiero, y en formo de incluirlo con el debido peso dentro del dispositivo de la Alianza.

De una forma m6s explícita, es necesario ‘proporcionar ci oste aparató ccipccidad suficiente para defender las fronteras terrestres, marítimas y arcas del país, la integridad de su territorio peninsuipr e insular, la libertad de sus tr6ficos y la protecai6nplena de sus instituciones libros, Todo ello, naturalmente, dentro de los límites ini —

puestos por los recursos que puedan dodicarse realmente a ello, línilos que os obligadosin embargo buscar y establecer con pleno conocimiento de la funci6n que el aparatodefensivo asune y que condiciono toda otra actividad.