El Logos en La Literatura Sapiencial

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EL LOGOS EN LA LITERATURA SAPIENCIAL Al principio ya existía el logos y el logos estaba junto a Dios y Dios era el Logos Tres fases fundamentales describen el ser divino eterno, preexistente del logos. El logos sobre ele que informa el himno es la <<palabra>> mediante la cual Dios creó todo (V 3) pero esta palabra rebaza el <<habla>> de Dios en la mañana de la creación, es la palabra personal, que en una hora histórica se hizo carne Jesucristo. Al <<principio>> dice más que en el relato de la creación. Esta expresión no quiere marcar el comienzo de la existencia del mundo creado, sino expresar en ser pre mundano el logos no fue creado en absoluto, sino que <<era>>, es decir, existió ya entonces, absolutamente intemporalmente eterno. Es una preexistencia real, personal. La frase del prólogo joánico encarece de declaración <el logos estaba junto a Dios>> hasta elevarla a la categoría de confesión de su propia naturaleza divina, es decir de su plena divinidad. Ahora bien, como el himno al logos se limita a empalmar con esto y rebasa las aserciones veterotestamentaria con el concepto personal y absoluto del logos. - La participación de la sabiduría en la creación como espectadora y maestra de obras (Prov. 8, 27-30; Sb 9) como consejera (Sb 8, 4) artífice (Sb8,6) y creadora (Sb 7, 12; cf. Prov. 3, 18; Eclo 24,3) avanza ya lo especulativo pero no desborda lo figurado. Cuando los padres equiparan la <<sabiduría>> al logos, interpretan ya aquellas aserciones a la luz de la idea cristiana del logos. Los padres griegos adoptaron la idea de causa ejemplar y describían al logos conforme a su relación intratrinitaria.

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EL LOGOS EN LA LITERATURA SAPIENCIAL

Al principio ya existía el logos y el logos estaba junto a Dios y Dios era el Logos

Tres fases fundamentales describen el ser divino eterno, preexistente del logos. El logos sobre ele que informa el himno es la <<palabra>> mediante la cual Dios creó todo (V 3) pero esta palabra rebaza el <<habla>> de Dios en la mañana de la creación, es la palabra personal, que en una hora histórica se hizo carne Jesucristo.

Al <<principio>> dice más que en el relato de la creación. Esta expresión no quiere marcar el comienzo de la existencia del mundo creado, sino expresar en ser pre mundano el logos no fue creado en absoluto, sino que <<era>>, es decir, existió ya entonces, absolutamente intemporalmente eterno. Es una preexistencia real, personal. La frase del prólogo joánico encarece de declaración <el logos estaba junto a Dios>> hasta elevarla a la categoría de confesión de su propia naturaleza divina, es decir de su plena divinidad.

Ahora bien, como el himno al logos se limita a empalmar con esto y rebasa las aserciones veterotestamentaria con el concepto personal y absoluto del logos.

- La participación de la sabiduría en la creación como espectadora y maestra de obras (Prov. 8, 27-30; Sb 9) como consejera (Sb 8, 4) artífice (Sb8,6) y creadora (Sb 7, 12; cf. Prov. 3, 18; Eclo 24,3) avanza ya lo especulativo pero no desborda lo figurado. Cuando los padres equiparan la <<sabiduría>> al logos, interpretan ya aquellas aserciones a la luz de la idea cristiana del logos. Los padres griegos adoptaron la idea de causa ejemplar y describían al logos conforme a su relación intratrinitaria.

Con el v. 4 se inicia una nueva estrofa del himno que describe la relación del logos con el mundo del hombre. La vida que había en el logos significa para los hombres la luz, el v. 9a-b se subraya con más fuerza esta trascendencia. Él era la luz que ilumina todo hombre. En el mismo sentido dice el Jesús joánico: el que me sigue…tendrá la luz de la vida (8-12) vida, por tanto, viene la luz que es un dador de vida. Para comprender la acción del logos en el hombre, descrita bajo el simbolismo de la luz, tenemos en nuestra disposición la especulación sobre la sabiduría. También la sabiduría es descrita como luz primordial, como reflejo de la luz eterna ( Sb 7, 26), como una luz que sobrepuja a toda luz creada. Es una potencia que actúa en los hombres, comunicándoles vida espiritual divina, vida santa, bienaventurada: “permaneciendo la misma, todo lo renueva”.

En todas las edades entra en las almas santas. Hace de ellas amigos de Dios y profetas (Sb 7,27). Dos ideas tienen aquella importancia: el poder renovador de la sabiduría (que comunica la vida) y su acción en las almas, en todas las épocas. También el logos en

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nuestro himno ha de llenar en los hombres la vida divina espiritual correspondiente a su ser, vida que los distingue del resto de la creación (irracional) vida que consiste tanto en el conocimiento de su naturaleza a fin a Dios, como en la dicha en su unión con Dios y una santidad de su comportamiento. En el logos estaba esa fuerza de fuerza divina en toda su plenitud, como en una fuente inagotable que viene alimentada de las profundidades de la corriente vida divina (Cf. Jn 5,26) y él mismo tiene la misión de comunicar esta vida a los hombres. Así como en él <<había>> vida divina sin ningún genero de restricción temporal, así “era” el también para siempre en el plan de Dios la “luz de los hombres”.Al logos se le reconoce en el himno cristiano, al igual que en la literatura extra cristiano, esa capacidad de proporcionar la luz, la vida divina; pero el logos no es aquí una potencia o una figura mítica, sino una persona divina, que luego se hizo hombre en Jesucristo para desempeñar su función en favor de los hombres. El paralelismo entre creación y redención que se percibe también en los textos extra cristianos aparece aquí también claro; lo que el logos había de ser para los hombres según el plan de la creación, lo fue efectivamente para los hombres en su misma historia. Jesús es la luz del mundo.