El Lobo o la Muerte - Luis Felipe Camacho€¦ · una lluvia de agujas clavadas sobre nuestra...

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El Lobo o la Muerte Luis Felipe Camacho Blanco Guadalajara, 2019

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El Lobo o la Muerte

Luis Felipe Camacho Blanco

Guadalajara, 2019

Para Arcadia

Hay algo de adicción en esperar lo que no llega

IHay algo de adicción en esperar lo que no llega,en derramar sobre el suelo monedas y trofeos; besos, caricias y recuerdos:abandonar el botín en una isla desierta.Despellejarse con las manos desnudas esa cara, esos brazos, esas piernas,todo lo que el espejo proyecta:el trauma, la infancia, la pérdida,los pies descalzos sobre el mármol quebrado,las cortinas rasgadas que en el marco vacilan,la flor marchita que cubre las vergüenzasy ese brillo apagado que traspasa las almas.

Guardé mis circonitas en un arcón bajo el divándonde borracho, en la noche, no pudiese encontrarlas.¡Pequeñas alhajas, orbes malditos! Esconden en su núcleoel recuerdo de algaras, la pesadumbre de mis éxitos:aquellas palomas que volaron más allá del horizonteen busca de entornos más cálidos, de otros cadáveres.

Yo que he vivido siempre fuera de mí mismocomo un trozo de madera flotando sobre el mar,a la espera de varar en una playa volcánicapara en su negra arena escribir la palabra hogar;ahora me veo remar hacia distintas orillascon la frente quemada por las soledades,con el pelo cano del salitre y de la brea,y esas olas que otrora me llevaban más allá,ahora sacuden este cuerpo reencarnado:lo mandan al fondo del océano, al centro de un mundo que me cansé de vislumbrar.

Mundo loco, éste. Mundanos los seres que lo habitan,inmundas sus injusticias; siempre mudas sus virtudes.Lo veo más desde fuera. Más distante, desarraigado.Más desde la hoja que mira la rama que la sostiene,mañana la dejará caer sobre el limo,

dejará la rama que la hoja desaparezcay ninguna percibirá lo maldito y lo perverso.Así lo veo yo: morir inconsciente, vivir inconsciente,

no llegar a la playa, no llegar al mar,diluirse en una marea que por nada se detiene.

IIEsperar, sí, esperar; y ver a lo lejos la Osa Mayor,o cómo aquellas pequeñas luces en la oscuridadalumbran más lo mental que lo físico,cómo pintan con sus colores brillantescuadros pluscuamperfectos, mas no terminados:tal y como somos nosotros. Como tú y yo, lector,como todos los seres que no nos conocen.

Tú que me conoces solo a partir de mis palabras,tal vez te diría que crees conocerme, ingenuo,y, sin embargo, podría decirlo también de mí:en el reflejo de los escaparates un muñeco de trapome observa y sonríe con su peine de cobre;nos vemos los hilos caer del cielo en la noche,una lluvia de agujas clavadas sobre nuestra espalda.

Tal vez mis palabras, mis letras, estas líneas que uno,sean lo suficiente claras para darme voz y forma.Más importantes serán los vacíos y los silencios,en ellos nuestra imaginación se hace poderosa.Me dibujarás con ellos una cara y una vida,me situarás en un lugar y en un tiempo simulados,y yo seré feliz por estar por fin en algún sitio,por librarme de las cadenas de la realidad.Tú, imaginándome, me habrás liberado.

IIIEn la línea púrpura del horizonteestá el punto que une lo inalcanzablecon aquello que podemos tocar y sentir.Ironía de la vida, frontera de la consciencia:si yo tuviera una amada, una musa siquiera,diría que ella se encuentra en esa línea.

He tocado muchos cuerpos, he movido muchas tierras,¡Pero, oh, el cielo! ¡Qué lejos se encuentra!

Pan blanco he comido en dulces manos,me he ahogado en profundos abrevaderos,

he admirado las lunas negras del techo;pero las almas, esas no las he tocado.He visto cómo la mirada se perdía tras la cortinay un espectro desaparecía dejando su estela.Nunca he llorado, o lo he hecho ¿Qué importa?Sé que más allá de esas manos, de esas lunas, de esa mirada, de esa estela, nada había.

O tal vez era la cerveza junto al puerto,el susurro oportuno, la caricia reposada,el resplandor de la persiana por la mañana,los buenos días y el aroma a café molido.Quizás es todo más sencillo, mundano,y es inane salir al encuentro de quimeras.

IVFuturo: llegar a ser.Presente: dasein.Pasado: una pelota enorme y azul sobre la costa mediterránea.

VVuelo ahora sobre el mar tempestuoso,no son las olas mis enemigos, y el vientoeleva mis alas de albatros sobre las mareas.Ligero como la vela de un champánno preocupan ya los horizontes ni el más allá,voy de isla en isla recuperando mis tesoros.Ya no espero, fluyo mecido por la existencia,por esta corriente vital de luz y feromonas,por este torrente de putrefacción y milagro.

Me he enraizado en la naturaleza cruel.Un semillero es mi cuerpo rebosante;colmado de deseos y pulsiones satisfechas,se derrama sobre el mundo que se atisba.

Ni mío ni de los otros, libre y desposeído,me columpio sobre un péndulo de orocuando el tiempo no es ya una amenaza.Y me muevo, créeme que lo hago, lector,impulsado por los claros de la luna,por pensamientos hechos de nube blanca.Atravieso viejos trigales verdes y húmedos,

la lluvia del regadío ya no moja mi piel,y aunque a veces pienso que ya no soy,de hecho soy realmente, más que nunca.La madera empujada por las olas,el reflejo triste del escaparate,el albatros heroico que llega a la playa,tu poderosa imagen que me inventa;esas son algunas caras de este prismapor el que atraviesa la luz y se transforma.Soy un dado lanzado al aire, un destino incontenible.

Tiernas noches

Tiernas noches hay de arrullohechas de espejismo y milagro.

Tiernas noches, pequeñas estrellastras mis cortinas blancas brillan,tras el humo la música suena.

Y son tiernas, en su extraña forma,tal vez al evocarme antiguas palabrasen sus voces primigeniasde sus bocas originales.

Hace años, cuando se pronunciaron,hicieron temblar la Tierra,y aún hoy, los ecos distantesagrietan las paredes de mi cuarto.

Noches tiernas agitadas como un crótalo,capiteles cordobán para mis días largos,prefacio del olvido de mis derrotas;este barco que navega sin pena ni gloria.

Es la oscuridad en derredor a mi casauna pizarra pintada con mis memorias,luces que forman nombres de nieve;y en cada copo se oculta una puerta,y cada puerta esconde una historia,el motor de esta mano que escribe en estas noches tiernas.

- Aquellos abismos verdes -

Cuando todos duermen, otros sueñan.¿Dónde dormirán ellas, mis mentiras?¿Abrazadas a qué montón de carne?¿Bajo qué techo, quizás el cielo, abrevanfrías soledades o penas sin explicación?

En estas tiernas noches sin Lunallena de espejos a los que enfrentarse,llega el milagro de la inspiración.Y todo lo demás también.

Otoño eterno

No han parado de llorarse los abedules,aquellos soldados tercos que esperan al crepúsculo,y aun así recuerdan con incierta calidez el día en que te fuiste,el día que nos dejaste solos.Yo he tratado de salvarlos:he podado sus ramas, he lavado sus hojas,he tallado en sus troncos nuestras memorias;y a veces ellos me regalan su sonrisa quebrada,esa sonrisa vacía que nace de la desesperanza.Cuando eso ocurre siento que todo está perdidoy que solo tú, a tu vuelta, podrás salvarnos.Me acuerdo, entonces, de cómo cogías un puñado de flores,las hacías flotar frente a ellosy todos, sentados junto al río, nos enamorábamos de tu magia.

El aire obedecía tus órdenesy tú te alimentabas con nuestros suspiros.

Sé que hago mal en regar con ilusiones sus raíces,pero si al girar la próxima curvade esta senda que nunca terminano esperase tras ella tu fantasma,ellos no podrían sostenersey yo me volvería loco.Así hemos supervivido a la ausencia,esa ausencia tuya que es ausencia de todo,a la espera en este otoño eternocon nuestras hojas a modo de venda,una venda cada día menos verde.

La Caverna

Solo me atraen los cuerpos lejanos,prohibidos, de almas desnudas,impenetrables, indómitas,presas en la celda de la distanciao custodiadas por el compromiso.Extender la mano a manos inasibles,ofrecer carnaza a encarnadas ideas,a tiburones voraces de experiencias;simples impresiones, caricias veladascon las que desdeñar los pactos tácitos.

A las que me han tratado con benevolencialas he correspondido con conmiseración.A las demás, esas han sido mayoría,les he ofrecido mi corazón extendido.No he buscado más en ellas:la simple aventura de los inicios,una ilusión preliminar y volátil;sucios polvos llevados por el viento,veneno derramado por sus colinas.

A veces incluso amor.

En algunos casos, por razones del destino,he alimentado con bonitas palabrasegos henchidos de falso orgullo,y lo he hecho con poco interés;dejaba caer las cortesías. Escapaban.

En otros, había razones más profundas,he ignorado los protocolos implícitos;he sido un cretino apático y desterradoque emponzoñaba lo mágico y lo purocon ofertas de colores grises, y nada más.

Es esa dicotomía trágica pero azarosalo que me empuja al ascetismo:fuego soy apartado, espada puesta lejos;luces de barcos alejándose de Ítaca,flechas que orillan las sienes y los corazones.

Soy humo blanco que en el horizonte se disipa.

Mis refugios son largos pasadizos,laberintos en forma de espiral;

tallados en sus muros de aceroherméticos los jeroglíficos esperan.Y a pesar de todo, lo más difícil:encontrar la puerta, lo hace el Teseo.

Detrás de mí quedan oníricos cadáveres,las cáscaras inanes, el légamo ya estéril. Quedan las calles largas, allí las sombrasse amamantan de los pechos del frío.

Delante puedo ver mi caverna platónica,sus enormes llamas desgarrar mis costillas,las siluetas llevándome a las profundidades,hacia aquel lugar donde ya he estado y del que otros nunca han salido.

Catasterismo

Nadie ve las mismas estrellas,ni el mismo Sol, aún menos la Luna.Se proyecta en el cielo lo mundanocon nombres de dioses y leyendas;allí arriba, como un astrífero icono,se muestra nuestra debilidad:

esa necesidad inherentede depositar el destino en las manos ajenas;lejos, en la oscuridad,soslayamos el miedo a los psicopompos.

Y así alcanzamos la paz,en esa poderosa burbuja llamada ignorancia.

Araucaria

Junto a la vereda vemos de nuevo la nieve,el manto blanco que cubre la que era mi casa.Se ven aún nuestros pasos pintados de escarcha,el viejo puente, a lo lejos, recuerdos de la mañana.

Recuerdos de cafés a las afueras, sin luz, sin alma,y de temidas peleas que terminaban en la cama.Recuerdos de inmerecidas y poderosas lágrimas,las tuyas; las mías río débil, río que muere en calma.

Bajo las estrellas te desnudas y hablas de tristezas,tristezas que llegan frías, tristezas que están descalzas,pero no tristezas tristes, recuerdos de tu infancia,son tiernas y duras, son tristezas de pan de hogaza.

Cuentas que el mar no siente el pasear de las olas,que están allí en su piel, pero que él no las nota.Sobre sus aguas barcos de acero, púas y caña,dejan atrás las rocas y nunca llegan a la playa.

Olemos los tomillos secos, perdidos en los encinares,el sulfuro y el azogue desde las barras de los bares,y esas noches en los parques, en esencia incendiarias,nos procuran las heridas sin todavía cerrarlas.

Qué bonitas eran las luces reflejadas en tu mirada,aquellas luces que veíamos al dar las últimas caladas.Eran crepúsculos de cenicero, bólidos y copas,de llegar tarde o temprano sin pensar en las horas.

Vemos en la vereda cómo se separan nuestros pasos,líneas hacia el horizonte sobre la palma de las manos,acuérdate de mí cuando por fin nos hayamos ido,me acordaré de ti, araucaria, al encontrar mi camino.

El Lobo Azul

Poco hay más lejano:el deslumbrar de las luces traseras,el humo que sale mientras aceleray me consume la oscuridaden este bosque que desconozco.Y esa sensación de desesperanza.Un perro abandonado entre gemidos agoniza.Sin guía debe haber algo de supervivencia,el último estertor de la conciencia

la cual también se me marcha.

Mientras todo en derredor me arde,pergeño un infame plan de vida.Con pequeños retales de realidadcoso enormes conatos de existencia,prendas con las que taparme,máscaras con las que confundirme;y sé que no soy mejor que el lobo o la hienacuando asalto las dehesas a golpe de cuchillo,pues como ellos yo fui hombre un día,y como ellas también fui sustraído de mi hogar,

arrojado al mundo.

Ahora lo recuerdo con más estima,la normal, tampoco mucha,aparte de eso, ¿qué me queda?Tal vez colarme en las fiestas,compartir la presa con las fieras,ser un disoluto y despojar los días de su valor primario.Esto es: olvidar la vida y la muerte,dar la mano a lo superfluo y lo animal,aquella parte enterrada bajo mi piel,una piel que poco a poco se escama.

Si acaso pudiese compartirmeen pequeños trocitos afilados o romos, en piezas de una máquina ya oxidada,una máquina que funcionó un día no sé cómo;en átomos, quizás, y parasitar los cuerpos,fecundar las paredes con mis yedras.

Si acaso pudiese yo compartirme,en fragmentos de polvos y ceniza,estar siempre así a medio camino entre la esencia y la ausencia:acariciar con el viento la piel,encender con el sol el aire,cantar con otra voz a la luna;al filo del ser y no-ser;justo en la frontera entre el aúllo y la calma.

Si pudiese yo compartirme,quizás sobreviviría en este bosque oscuroy también en esa luz que se aleja.

Kintsugi

Así como la gota de lluviaresbala por la rugosa rejay luego se deja caer al lodo.Así, y no de otra manera,caeremos nosotros:con estriada suavidadacariciando cicatrices.

Reflexión

Seguimos los arañazos de nuestro pechocomo quien transita un callejón oscuroy a tientas acaricia el duro hormigón,sintiendo la aridez que dejan las sombras.

Seguimos las heridas de nuestra espalda,avanzamos en nuestros amargos pozos;arriba, en la luna azul de nuestro techo,el aire era tan denso como una risa jadeante.

Seguimos las grietas de nuestros labiosvareando la pesadumbre de sus besos,convertidos en quejumbrosas criaturassubrayamos algunos días del calendario.

En ellos, nos alimentamos de fantasmas,oímos crujir nuestras soledades grises,descalzos paseamos sobre tu osariopisando los ecos de tus viejas victorias.

Y después, en mi turno, miramos al futuro,vimos solo el vacío de lo aún no creadocon ese vértigo que sienten los que exploran,ellos saben que cada paso lleva a lo insólito, lo nuevo permanece un instante.

¿Con qué crípticos lenguajes, en este día,hablamos de los misterios de las almas,aquellas que a nuestro alrededor nos mirany no ven más que dos caparazones susurrantes,

si después, cuando ellas no nos comprendan,vendrán buscando estos nuestros cadáverescomo el niño que pincha un pájaro putrefactoy aprehende que no hay dignidad en la muerte, a pesar de las alas?

Cuando no seamos parte de la misma máquina.Cuando nuestros fragmentos se separen, algún día,miraremos el legado de tus glorias reverberantes,la negra y lejana luz de mis estrellas moribundas,

para llegar a la dolorosa y temida consciencia,a esa fría llama que nos alimenta en el día a día,

de saber que la tierra siguió girando a nuestro pesar,que aquello que seguimos, impertérritos y obstinados,

no era el camino que nos preparaba el destino.Y, sin embargo, envueltos en nuestras miserias,siendo yo ya una jaula de vértebras en tu osarioy tú, yesca que prende el fuego de mi nostalgia; volamos alto.

Tan alto como nos permitió nuestro espíritu,por encima de los verdugos y sus hachas de rubíes.Lejos del fango temible de la concupiscencia,en aquel Olimpo que solo habitan los soñadores.

Cuando todo ello ocurra – temo que sea inevitable –, aprovechando el combustible de nuestra memoriaincendiaremos los bosques de nuestra locuray construiremos con ella, aunque ya todos nos teman,

nuevos palacios de ceniza.

Molinos

Mis molinos son gigantes.A cada vuelta me matan,una y otra vez, sin parar,con sus aspas color violeta,astillas cenicientas al alba,dagas que mi piel cincelan.

No es éste un grito de socorro,otros han tratado de salvarmey sin éxito yacen con su heridademasiado débiles para la lid,crédulos ante la indefensión;es, si acaso, una derrota más,tal vez ésta sea la última,¿Dejaréis de pensar en mí,pequeñas golondrinas,negras aves de convento?

Dondequiera que terminequemad también mi recuerdo.Hagamos entonces ese juego:yo nunca estuve, nunca fui,como vosotras, alas nocturnas,como los gigantes de aspas púrpuras.Veremos entonces si cambia algo,veremos entonces que nada cambia.

El milagro de la existencia

Soterrada bajo las calles de esta ciudadcontinúa la guerra y devora las almas.En nuestro broche vive la maldición,iracunda grieta siempre en los corazones,brecha desde la que el aliento se encasquillasin encontrar la salida de esta nansadonde nos hundimos. Ha de ser así: sentir nuestras casasdesaparecer bajo el barro réprobo;alimentar a los que vendrán mañana,ver a todos siendo tragados por el tiempo.Una y otra vez hasta que todo estalle,para ser al final lo que siempre fuimos:olvidados.

Y así el mundo se derrama poco a poco:espíritus que se decantan;y una vez separados los cuerpos,ningún valor, ningún sentido,para ser al final lo que siempre fuimos:

Nada.

Delirios

Te mentiré nuevamente,como lo he hecho cada díabajo el abrigo de este año tempestuoso.

Y ruego que no nos miremos a la cara,y que tus ojos ya se hayan desvanecidoel día en que despierte sin ganas de mundo.

Para que no padezcas mis huidas,para que podamos seguir sufriendo:tú la vida, yo el lobo.

El Fruto Prohibido

¡Qué suculento el fruto prohibido!¡Qué dulce la mordaza! ¡La soga!El tacto mudo de nuestras miradas,el beso tierno que no sabe a nada.Este pequeño desastre alrededor,la tela que ondea junto a la ventana.El pequeño pálpito,el minúsculo parpadeo,la ínfima boca, qué callada.El colapso de nuestro edificio,la energía que queda atrapada.

¡Qué bonita la presencia vacía!Cerca, muy cerca, qué cálida.Brillante su luz se ahoga,helada su tez se apaga.Acompañado me siento solo,solo el mundo me abraza.La gran hoguera,la enorme chispa,la gigante brasa, qué sabia.Y este momento terriblelleno de energía que escapa.

¡Qué lejos están nuestras manos!Cuando se tocan así, qué lejanas.La poesía triste sin sus labios,la prosodia rota de su voz calmada.Ese temblor, iracundo y distante,que nos viste cuando estás cansada.El empequeñecido,el ser ahora diminuto,la desnudez fría, qué clara.Energía que se trasluce desvanecida,qué amable, qué sensata,qué siempreviva,qué desastre,qué dulcey qué lastima.

El Sénex y el Lobo

Junto a la orilla de Ungría,algo cerca de Lupiana,el sénex a mano tejíacestas de mimbre y aralias.

Cantaba viejas canciones,versos de belleza ajada,al sonar de los bordonesque la dicha regalaba.

Y no pensaba en los reyes,menos amaba a las damas,solo a sus cachorros fieles,compañeros sin palabras.

Fue un día de estos felicescuando a su vera llegóun grupito de aprendicesque sin más le preguntó:

- «Usted, señor, no ha vividolas miserias de la Guerra,¿Cómo puede estar tranquilo?¿Cómo puede amar su tierra?»

- «¿No es el río belicoso?¿No es amarga la mañana?¿No asesina a nuestros corzosla Naturaleza vaga?

He caminado estas tierrasdesde que tengo memoria,he visto cómo ella entierra,cómo sigue con su historia.

Relatos de amor y muerte,de agonizante derrota,pájaros de mala suerteque se llevan en la alforja.

No he escuchado aquellas bombas,no he sentido aquel esplín,pero he admirado la auroraponiendo a todo su fin.»

Y así se fueron los jóvenessin decir una palabracon esos aires burlones,con su sonrisa macabra.

Una noche ya al ocasoel sénex se recogíacuando un lobo peliblancole miraba con insidia.

- «¿Qué quieres tú, viejo lobo?¿Vienes, maldito, a llevarme?¿Eres de esos psicopompos,almas vacuas de la tarde?»

Y el lobo quieto mirabala piel anciana del hombre,con la mirada cansada,las venas llenas de azogue.

- «¿Serás, lobo, algún espírituo solo un ser terrenal?Verás, ya no tengo el ímpetupara obligarte a marchar.

He vivido en plenitud,de nada puedo quejar.Si esta ya es mi última luzsolo me queda esperar.»

Y el lobo quieto mirabalos colores de la tarde,la última cima aún clara,el bosque lleno de sangre.

Una mutua compasiónun feliz desasosiego;dos almas y un corazóncelebraban el encuentro.

- «Ya lo entiendo, viejo lobo,compañía es lo que buscas,parecemos unos locosa quien estar solo asusta.

Pero esta es mi última nochepiensa con tenacidad,no valdrá ningún reprochey no podrás regresar.»

Y el lobo quieto mirabala mano que le tendían,tomó una cesta del asade las que el viejo tejía.

- «Cuando crucemos la senda,hombre vetusto y burlón,yo desgarraré tus prendas,sacaré tu corazón.

Lo llevaré en esta cestaa las puertas de tu hogar,prepararán una fiestay después te olvidarán.»

Y el sénex calmo miróde la fiera la quijaday muy tranquilo sonriópor la nada que esperaba.

Y el lobo quieto mirabaa aquel hombre caminar,a su víctima calmadasu fatal sino aguardar.

Una vez la senda andada,justo al final del camino,ambos seres se enfrentaban,admirando su destino.

- «Hemos llegado, maldito,ésta es tu hora de matar.»- «Así sea el veredictotras tu última voluntad.»

- «Cuida lobo de estas tierrascomo yo mando guardar,sean los ríos y sierrasahora tu propiedad.

Protege siempre al más débil,nunca ignores al capaz,no sea tu poder vilni tu palabra falaz.

Desde el águila al conejocustodia con voluntad,no ignores ningún consejono pienses que tú eres más.

Aprende de los mayores,escucha a la juventud.Unos serán tus mentores,otros serán tu virtud.

No cometas el errorde retener el poder,aunque hoy seas ganador,mañana podrás perder.»

Tras del lobo la embestida,con las aralias ya tronchadas,el sénex vencido yacíajunto a sus cestas bordadas.

Y nadie en su antigua casase acuerda de su locura,solo el lobo cuando pasaa cuidar su sepultura.

El Lobo o la Muerte

Pregunté a los más sabiosy viví bajo su ala difunta,durante largo tiempo fui su rémora,juntos perseguíamos a las presas,lamíamos sus tuétanos de forma despiadada.Ellos, después de nuestro encuentro,no fueron nada para mí,como yo soy para los demás:un espectro, una puerta entreabierta.

Interpelé a los disolutos,aquellos que viven al día,quienes esconden sus miseriasjunto a sacos de amianto y cal.Pasamos noches sin sabor,mañanas de remordimiento,tardes de olvido y desencuentro.De ellos aprendí todo lo que sé.A pesar de ello, no me odian menosde lo que se odian a sí mismos.

Amé a las rotas cortesanas,las del infinito amor,las del inmensurable deseo.Tomé de ellas el fruto de la carne,el suero dulce del alma oscura;¡Tanta y tan ágil era su entrega!En su pecho el mundo era una espina,pero heridas en lo más profundo de su egoaún buscaban miserias, decepciones y sueños.

Me entregué a las damas buenas,acaricié sus manos apolíneas,lamí sus pies angelicales.Comí en el jardín con sus padres,llené su casa de promesas,de postales futuras, de colegios concertados.Y después de un tiempo ya cansadome despojé de todas las máscarasy quedó un Pedrolino negro,porcelana quebrada para pies descalzos.

Me entregué a los libros,únicos seres que no se quiebran al tacto.Comprendí que una bibliotecano es más que un cementeriocuando los fantasmas emergíande esta mente mía, cada día más enferma;de este cuerpo putrefactosin descanso en su sepultura.

Y tras mi búsqueda inacabable,lleno de fastidio universal,agarrado a la cornisa de la vivencia,se volvió a dar en mí la dualidad:la dominada salvadorao el descanso eterno.

Tú o yo:

El lobo o la muerte.

Tierra

Las olas de clementina y ceniza rompen en las arenas del serrallo.¿Qué mente permanecerá para hacerpalacios con los granos del tiempoapilando una a una su humedad eternacuando yo me haya ido de esta costa y haya dejado mi esqueleto en su espigónalimentando con mi carneuna carne más joven?

Fijada en la roca como un tatuajedejaré la huella de mi mano. Inmortalidadde un Perseo que mira siempre a los ojos.Una espada con el filo romo, añil, blandidaal aire hasta llegar a mi pecho.Una estocada artística, sofisticada,propia de esta patria, que no es míay gusta de regocijarse en el dolor.

Extraño es el geranio que crece en tu ventana.Me recuerda que todo tiene su sitio,que todo permanece más allá de la muerte.Tú,que sentiste la brisa morderte las mejillas,ahora no olvidas a qué sabe mi nombre.Recorro sin propósito las playas,dejo señales para que me encuentren.Y sin nada a lo que aferrarmevago por cada orilla, por cada desencuentro.Quiero esparcir mi cadáverpor las orillas del tiempo.

Sorgina

Bruja mía, que fuiste el manantialdonde curé mis heridas sin todavía cerrarlase injustamente te juzgué como gasao como la cerveza al anochecer que tú no bebías,no te dí el derecho a amarmeni abrí mi maraña de secas ramas.Tú forrajeaste entre mis piltrafas,encontraste hermosas gemas,todas ellas sin pulir, desperdigadas,y me recordaste que estaban allí,me las devolviste sin pedirme nada.Yo te dí mi música, ella se fue contigo.Tuvo así la oportunidad de brillary escapar de esta cárcel a la que la sometí,a la áspera calidez de mis fracasos,esa calidez de la que tú formas parte.

Las bibliotecas, aun en su silencio,ya nunca están calladas.El eco de antaño, desde el norte,trae tus melodías.

Ónfalo

He permitido a la vida que pase por míy ésta lo ha hecho sin que yo la sintiese,sin que fuera mía.Me he parado frente a su paso carnavalescocon un corazón a modo de cuencoy he atrapado sus caramelos y peladillas.Dádivas que se lanzan desde sus carrozas,con sus disfraces, con sus botargas;y el sonido de los cencerrosque nos recuerdan la maníade aquellos que se dan importancia.

Yo, mero espectador sin máscara,uno-masa, anónimo nombrado,marbete del cuadro en blanco,epitexto del libro vacío;he puesto en mí el centro del mundoy todo ocurre alrededorapenas sin rozarme.

De esa manera es el ónfalo,punto desde el que todo se identificay, sin embargo, es indistinguible.

Amor

Amor ¿eh? No el amor cortés, en esencia adultero, platónico y egoísta; ni elamor clásico, fundamentalmente mitológico y aparente, pero racional y sesudo.Tampoco el amor idealista, el del hombre trascendental que adora a la humanidad deforma ajena y distante; o su amor romántico, siempre suicida. Mucho menos el amorcapitalista: posesivo, cursi y consumista, es decir, ese amor que lleva inexorablementeal uroxicidio y al mariticidio, ya sea de forma física o psicológica. Ni siquiera el amorpostmoderno, deconstruido para ser el manicomio de disolutos y filofóbicos, aquellosque solo saben satisfacer sus propios placeres y no ven más allá de sus gónadas. Nuncael amor religioso: amor esquizofrénico a la nada, amor que segrega, aliena y juzga. Noel amor que mata ni que muere, no el amor que hiere y cura, ni el que engaña yperdona. No el amor simbionte, tampoco el parásito. No el “amor”. No tu amor. No suamor. No, mi amor.

Amor que embiste tu cuerpo como el agua de un río y te arrastra ineludiblemente almar del desasosiego. Amor bestial y salvaje al que te enfrentas vulnerable ydesarmado, sin miedo a nada. Amor honesto, puramente sincero y natural, que no esmovido por lo espurio, por aquello que ha de ser escondido. Amor verdaderamentelibre, no libertino como el semental indómito que trota orgulloso por los pradosbuscando a la hembra fértil, sino libre como el polen que cae de forma inocente sobre elpistilo. Así de libre, así de poseído, así de encontrado. Amor incontrolado. Amor loco.Amor perro. Amor, porque no necesitamos los huevos. Amor sin corazón. Amor a pesardel corazón. Amor que sabe a todo. Amor que no sabe nada.

Amor, como nuestras cervezas junto al mar aquellos días lluviosos.

Mañana

¿Mañana?¿Qué vendrá mañana?La pequeña luz:la brisa,no otra cosa,el cielo azul,mi rostro frente al maru otro campo de trigo.

El Espejo

Agotar el tema de la vidano es sinónimo de prepararse para la muerte.Igual que cuando se termina el enamoramientoqueda el cariño o el amante que prende la llama,así es enfrentarse al tedio: buscar lo nuevo.Pero lo nuevo no es siempre venturoso,todo depende de cómo se interprete.Aquello que nos interpela cambia a cada paso.Como cambiará este poema algún día,cuando lo leas dentro de un tiempo.