El lenguaje de Medina Galeote

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Trazo a trazo, el artista va ganando su batalla. Línea a línea, camina hacia la dirección que tiene en su cabeza. En su interior, él sabe dónde va; pero desde fuera hay un momento en el que nada parece tener sentido, que camina hacia ninguna parte. Luego todo cambia: la obra surge, se completa, se entien- de. Se disfruta. Su mente no deja de maquinar. La guerra está ganada. Y, en una esquina, queda la huella de quien una vez pasó por allí: JMG. Lo de la firma es lo de menos. El trabajo detrás de esas iniciales es el de un José Medina Galeote cada vez más reconocible, más personal, más suyo. Pero en el que, lejos de estancarse, el artista antequerano –aunque nacido en Gerona– sigue evolucionando. Y toma su arma, un pincel, un rotulador, un lápiz. Y vuelve a disparar interviniendo espacios en los que se mimetiza, en los que sus trazos lo inundan todo. Horas y horas frente a una gran pared en blanco con un arsenal de rotuladores acrílicos en el bolsillo. Lo hizo hace unos meses en el Centro de Arte Con- temporáneo de Málaga –con su trabajo titulado 'Artista Invisible Dispara', donde intervino en 280 metros cua- drados– y lo acaba de hacer hace unos días en un espacio tan singular como la Polígono Gallery de Marbella –con un nombre tan simbólico como claro: 'En mi hambre mando yo'–. Mientras, una parte de su trabajo, cuadros, dibujos y libretas se muestras hasta mediados de noviembre en la malagueña Galería JM, donde elude el conflicto: Quiero que esta guerra sea más pacífica. 2011 está siendo un año de gran intensidad para Medina Galeote, que también ha empezado a dirigir el Centro Unicaja de Cultura (CUC) antequerano. Pero 2010 tampoco se quedó atrás, entre otras historias por su exposición en el Museo de Huelva ('El año de Belem') o el original proyec- to 'Studio #10', en el que trasladó todo su estudio –libro a libro, pincel a pincel, EL LENGUAJE DE MEDINA GALEOTE POR NACHO SáNCHEZ. 15 lienzo a lienzo– al interior de la Real Colegiata de Santa María, en Anteque- ra. Es en esta ciudad donde, alejado del ruido y de la presión, prefiere haber mutado en artista periférico. «Estar aquí es trabajar con más tranquilidad, aunque en detrimento de la visibilidad de allí. Pero estoy convencido de que también así se pueden provocar ruidos, que provienen de un trabajo realizado desde la calidad, independientemente del lugar en donde éste sea concebi- do», asegura. Es entre las paredes de su precioso estudio y la gran cristalera que le da luz natural donde ha ido afinando esos tra- zos, horas y horas de silencio en las que ha conseguido convertirlos en palabras de su propio idioma. Fue con su trabajo 'I am bored', en 2006, donde empezó a atisbar su lenguaje y es ahora donde ha puesto las reglas a la gramática, la ortografía y los acentos de sus líneas. «Todo es trabajo en progresión. Cuando quieres darte cuenta, mane- jas un lenguaje al que le has dedicado muchas horas para construirlo y darle forma», explica Medina Galeote, que sigue añadiendo, quitando y haciendo evolucionar su obra: «El trazo está tan vivo como nuestra lengua». Dice que no sabe si fue él el que encontró al arte o el arte el que le en- contró a él. «El caso es que desde hace unos años está alojado en mi vida y, por ahora, tiene intención de quedar- se», asegura. Pronto llegarán nuevos proyectos. Nuevos trazos. Nuevas batallas. Que sean muchas más. Elperfil 14

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Perfil del pintor antequerano José Medina Galeote. Revista: Manual de Uso Cultural. Málaga. Noviembre de 2011.

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Trazo a trazo, el artista va ganando su batalla. Línea a línea, camina hacia la dirección que tiene en su cabeza. En su interior, él sabe dónde va; pero desde fuera hay un momento en el que nada parece tener sentido, que camina hacia ninguna parte. Luego todo cambia: la obra surge, se completa, se entien-de. Se disfruta. Su mente no deja de maquinar. La guerra está ganada. Y, en una esquina, queda la huella de quien una vez pasó por allí: JMG.

Lo de la firma es lo de menos. El trabajo detrás de esas iniciales es el de un José Medina Galeote cada vez más reconocible, más personal, más suyo. Pero en el que, lejos de estancarse, el artista antequerano –aunque nacido en Gerona– sigue evolucionando. Y toma su arma, un pincel, un rotulador, un lápiz. Y vuelve a disparar interviniendo espacios en los que se mimetiza, en los que sus trazos lo inundan todo. Horas y horas frente a una gran pared en blanco con un arsenal de rotuladores

acrílicos en el bolsillo. Lo hizo hace unos meses en el Centro de Arte Con-temporáneo de Málaga –con su trabajo titulado 'Artista Invisible Dispara', donde intervino en 280 metros cua-drados– y lo acaba de hacer hace unos días en un espacio tan singular como la Polígono Gallery de Marbella –con un nombre tan simbólico como claro: 'En mi hambre mando yo'–. Mientras, una parte de su trabajo, cuadros, dibujos y libretas se muestras hasta mediados de noviembre en la malagueña Galería JM, donde elude el conflicto: Quiero que esta guerra sea más pacífica.

2011 está siendo un año de gran intensidad para Medina Galeote, que también ha empezado a dirigir el Centro Unicaja de Cultura (CUC) antequerano. Pero 2010 tampoco se quedó atrás, entre otras historias por su exposición en el Museo de Huelva ('El año de Belem') o el original proyec-to 'Studio #10', en el que trasladó todo su estudio –libro a libro, pincel a pincel,

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lienzo a lienzo– al interior de la Real Colegiata de Santa María, en Anteque-ra. Es en esta ciudad donde, alejado del ruido y de la presión, prefiere haber mutado en artista periférico. «Estar aquí es trabajar con más tranquilidad, aunque en detrimento de la visibilidad de allí. Pero estoy convencido de que también así se pueden provocar ruidos, que provienen de un trabajo realizado desde la calidad, independientemente del lugar en donde éste sea concebi-do», asegura.

Es entre las paredes de su precioso estudio y la gran cristalera que le da luz natural donde ha ido afinando esos tra-zos, horas y horas de silencio en las que ha conseguido convertirlos en palabras de su propio idioma. Fue con su trabajo 'I am bored', en 2006, donde empezó a atisbar su lenguaje y es ahora donde ha puesto las reglas a la gramática, la ortografía y los acentos de sus líneas. «Todo es trabajo en progresión. Cuando quieres darte cuenta, mane-jas un lenguaje al que le has dedicado muchas horas para construirlo y darle forma», explica Medina Galeote, que sigue añadiendo, quitando y haciendo evolucionar su obra: «El trazo está tan vivo como nuestra lengua».

Dice que no sabe si fue él el que encontró al arte o el arte el que le en-contró a él. «El caso es que desde hace unos años está alojado en mi vida y, por ahora, tiene intención de quedar-se», asegura. Pronto llegarán nuevos proyectos. Nuevos trazos. Nuevas batallas. Que sean muchas más.

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