El improvisador - Orientación al Estudiante | Facultad de...
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El improvisador
AUTOR: Pettoruti, Emilio. Nacionalidad Argentina (Argentina, La Plata, 1892 – Francia, París,
1971).
FECHA: 1937.
ORIGEN: Adquisición al autor.
GÉNERO: Figura.
ESCUELA: Argentina S.XX.
TÉCNICA: Óleo.
OBJETO: Pintura.
ESTILO: Cubismo.
SOPORTE: Sobre tela.
UBICACIÓN: Sala 28 - Arte internacional y argentino 1920 - 1945 - Los lenguajes modernos.
Emilio Pettoruti nace en la ciudad de La Plata, Argentina, el 1 de octubre de 1892. Alentado en el
dibujo y la pintura, estudió Bellas Artes en su ciudad natal, y en 1913 obtiene una beca para ir a
Europa. Su primer contacto con las vanguardias vino de la mano del futurismo, antes de finalmente
dedicarse al cubismo, movimiento dentro del cual se enmarca la obra elegida, realizada en 1937,
cuando el pintor estaba nuevamente radicado en la Argentina.
Dentro del Museo Nacional de Bellas Artes, El improvisador se encuentra en el segundo piso, que
cuenta con ambientes amplios y bien iluminados, a diferencia de aquellos del primer piso que se
caracterizan por una luz mucho más tenue. En comparación, el ambiente que enmarca a las obras
del Siglo XIX es mucho más oscuro, da más lugar a la reflexión, al análisis detallado de cada pieza,
sin mencionar que está mucho más poblado por esculturas o pequeños objetos hechos a mano. En
el recorrido por el museo, las obras vanguardistas nos predispusieron de una forma más dinámica,
por las luces, y el recorrido en el espacio entre sala y sala, que estaba unido por más de un pasillo,
en contraposición con el recorrido del primer piso que obliga a entrar y salir de cada habitación.
Además de la iluminación, las obras del Siglo XX estaban en salas pintadas de blanco o colores
claros, mientras que en la otra exposición había colores mucho más apagados, en tonos de verde,
rojo o azul oscuros. Creemos que se nota la intención de diferenciar ambas épocas más allá de las
obras en sí mismas, ambientando las exposiciones conforme lo que expresan sus artistas y
movimientos de acuerdo a las etapas históricas.
A ambos lados de la obra se pueden observar otras dos pinturas del mismo artista, Sol Argentino y
Arlequín, pertenecientes también al movimiento cubista, cuyos principales referentes son Pablo
Picasso y Geroge Braque, además de Cézanne, que es considerado el precursor del estilo:
El cubismo es una revolución específicamente pictórica, que nada tiene que ver con teorías físicas o
filosóficas con las que a veces la crítica ha querido establecer relaciones de causa/efecto. Ya Cézanne
había introducido distorsiones espaciales en sus bodegones, intentando dar la máxima información
posible sobre el objeto pintado. Ese antecedente se suma a la impresión que causaron en Picasso la
primitiva escultura ibérica y las máscaras africanas, que le enseñaron la evidencia de modos de
representación sintéticos y no naturalistas desconocidos en la tradición europea. al incorporar esas
lecciones en Las señoritas, el pintor malagueño cruza el umbral que hay entre pintar las cosas tal como
uno las ve y representar lo que conoce de ellas. (Globus Comunicación, 1994, p. 1)
Tomando como punto de partida esta definición, las características del cubismo pueden apreciarse
fácilmente en la obra de Pettoruti, más allá de que las figuras son reconocibles y aluden a personas,
objetos, y ambientes de la realidad, su representación se aleja de forma contundente de ser una
representación fiel a esta última. Se pueden observar tres hombres, vestidos como músicos o
arlequines de una corte. Esta obra no es la única en la cual el pintor utiliza como motivo a músicos
o artistas, sino que por el contrario, posee en su haber diferentes representaciones de arlequines con
acordeones o bandas con diferentes instrumentos (La canción del pueblo, Quinteto, La última
serenata, entre otros). Más allá de la temática, la distorsión de la figura humana y de los objetos es
claramente visible, tanto en las proporciones de las extremidades (por ejemplo, el largo de los
brazos) como en los mismos instrumentos (las concavidades y extensiones de las partes de cada
objeto): “Pero el cubismo llegará más lejos. Sus descubrimientos permiten establecer una nueva
relación entre pintura y realidad: lo que percibimos junto puede representarse separado: aquello que
vemos cóncavo puede pintarse convexo, y viceversa” (Globus Comunicación, 1994, p. 3). Eric
Hobsbawm, en su obra A la Zaga, expresa que el cubismo “ofrecía diferentes aspectos de los
objetos dando simultáneamente una visión multidimensional de lo que en realidad eran: una
naturaleza muerta o el rostro humano, por ejemplo” (Hobsbawm, 1998, p. 32). De esta manera, no
quedan dudas de la influencia del movimiento en la obra de Pettoruti.
Bajo otro orden, pero de igual manera siendo consecuente con las características del cubismo, todas
las figuras son angulares, rígidas, bien definidas. Se aprecia cada línea, cada límite que divide una
figura de otra, que aunque forman entre todas un conjunto, también tienen sentido por separado. En
una de las fuentes consultadas se cita:
Como consecuencia de ello, el cuadro genera un orden propio, delgado del orden de la realidad percibida
por los sentidos, y esa organización se extiende no sólo a los objetos representados, sino a la
representación misma del espacio vacío entre ellos. No debe tomarse literalmente esa expresión según la
cual el pintor cubista pinta un objeto como si se moviera en torno a él; no es que se intente introducir el
tiempo como cuarta dimensión en la pintura, sino que se parte de una idea, una imagen mental del
motivo para reproducirla según leyes estrictamente pictóricas. Es inútil intentar reconstruir el motivo de
un cuadro cubista como quien compone un cuerpo geométrico sólido a partir de su desarrollo en el
plano; lo que sí es posible es reconocerlo, y para ello el pintor deja una serie de pistas figurativas a las
que el espectador puede atenerse. (Globus Comunicación, 1994, p. 1)
Está claro que la ausencia de detalles en cuanto al lugar y la identidad de los protagonistas del
cuadro nos anulan la posibilidad de realizar afirmaciones certeras, pero más de un elemento nos
permite inferir diferentes aspectos de la situación representada. Los instrumentos son fácilmente
identificables, y aunque a la figura humana le falte precisión, al igual que al espacio que la contiene,
se puede deducir que el lugar es un escenario, en especial por la dirección de la cual parece provenir
la luz, lejana, alta, y de frente al hombre en el medio del cuadro, muy similar a la de un reflector.
Hay un juego de colores opuestos y complementarios en los personajes de los extremos, vestidos
con tonos verdes y rojos, y cuyos antifaces curiosamente se oponen al color de la indumentaria que
llevan. En cuanto al hombre que se encuentra en el medio, se aprecian tonos cálidos y neutros, que
ayudan a la sensación de que la luz proviene desde algún lugar en frente de él.
En este caso, el contraste se percibe por la relación figura-fondo, lograda por el ángulo y la
dirección de la luz, que pone en primer plano al personaje que se encuentra en el centro del cuadro,
y deja en el fondo, con tonos y colores mucho más oscuros, a los otros dos. En otro punto de
análisis, no se evidencia el uso de perspectiva, sino que se le da un tratamiento plano al espacio.
El material, como fue citado anteriormente, es óleo sobre tela, y la pincelada no es distinguible,
simplemente define las líneas que separan una parte de otra dentro de todo el conjunto.
Bibliografía
• (1994). Grandes Pintores del Siglo XX: Picasso. Madrid: Globus Comunicación S.A., y
Ediciones Polígrafa, S.A.
• Hobsbawm, E. (1998). A la Zaga: decadencia y fracaso de las vanguardias del Siglo XX.
Barcelona: Editorial Crítica, S.L.
Online
• Art Experts, recuperado dewww.artexpertswebsite.com/es/pettoruti.php
• Museo Nacional de Bellas Artes, recuperado de www.bellasartes.gob.ar/coleccion/obra/1876
• Wikipedia, recuperado de es.wikipedia.org/wiki/Emilio_Pettoruti