El Hechizo de Un Sueño. Platón, Fedon - Maria Del Carmen Cabrero

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Faventia 1611, 1995 39-50 El hechizo de un sueño. Platón, Fedon, 60e-6 1 a Maria del Carrnen Cabrero Departamento de Humanidades. Universidad Nacional del Sur Bahía Blanca, Argentina Lacónico El dolor de la muerte me abrasó tanto que mi brillo volvió al sol. É1 me envia ahora a la perfecta conjunción de la piedra y al cielo. Adema's, SOY el que estaba buscando. La vida paga el óbolo de la hoja de olivo y, de noche, entre insensatos, confirma otra vez mediante un pequeño grillo la legitimidad de lo Inesperada. Odysseus Elytis Seis y Un Remordimiento por el cielo (1960) Sumario Marco teórico Bibliografia Análisis textual Marco teórico La actitud filosófica comienza cuando el ser humano se da cuenta de que todo acontecimiento y todo ente no pueden ser explicados por sí mismos. Su presencia, sin embargo, le asombra, le lleva al thaumázein, a la interrogación, en un intento por captar sus destellos y devolverlos en interpretación o apretarlos en la malla de su filosofar. Este preguntar, que la filosofia hace extensivo a todo 10 existente, en el exterior o en el interior del ser humano, adquiere especial dramaticidad cuando 10 pregun- tado es el eci práttein -la relación entre el conocer y el obrar, la ciencia y la vir- tud-, del cua1 tenemos una de las experiencias mis íntimas y a la vez más trascendentes.

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Análisis del Fedón

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  • Faventia 1611, 1995 39-50

    El hechizo de un sueo. Platn, Fedon, 60e-6 1 a

    Maria del Carrnen Cabrero Departamento de Humanidades. Universidad Nacional del Sur Baha Blanca, Argentina

    Lacnico El dolor de la muerte me abras tanto que mi brillo

    volvi al sol. 1 me envia ahora a la perfecta conjuncin de la piedra

    y al cielo. Adema's, SOY el que estaba buscando.

    La vida paga el bolo de la hoja de olivo y, de noche, entre insensatos, confirma

    otra vez mediante un pequeo grillo la legitimidad de lo Inesperada.

    Odysseus Elytis Seis y Un Remordimiento

    por el cielo (1960)

    Sumario Marco terico Bibliografia

    Anlisis textual

    Marco terico La actitud filosfica comienza cuando el ser humano se da cuenta de que todo acontecimiento y todo ente no pueden ser explicados por s mismos. Su presencia, sin embargo, le asombra, le lleva al thaumzein, a la interrogacin, en un intento por captar sus destellos y devolverlos en interpretacin o apretarlos en la malla de su filosofar.

    Este preguntar, que la filosofia hace extensivo a todo 10 existente, en el exterior o en el interior del ser humano, adquiere especial dramaticidad cuando 10 pregun- tado es el eci prttein -la relacin entre el conocer y el obrar, la ciencia y la vir- tud-, del cua1 tenemos una de las experiencias mis ntimas y a la vez ms trascendentes.

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    Estas consideraciones nacen de la interpretacin de un mensaje particular: el relato de Scrates, en el Fedn de Platn, 60e-61b.

    Cuando Scrates explica su decisin de poner en musica el Himno n Apolo y las Fbulas de Esopo, justifica su poesis a travs de un argumento cuya formulacin original no es lingstica sino onrica. Esto nos plantea el anlisis de un tip0 de lenguaje cuya validez es privada y no debe ser confundida con la tensin del dis- curso objetivo, donde si puede y debe darse la relacin de reciprocidad herme- nutica.

    Nos interesa hacer una exploracin del sentido de este mensaje onric0 que no se reduzca a la mera descripcin del contenido filosfico que trasmite, sino que, incluyndolo, pueda dar cuenta tambin de un proceso mucho mis totalizador, que es el de la significacin.

    Desde este punto de vista y para llegar a 61, es necesario precisar el nivel de anlisis donde entendemos situarnos. Por eso, diremos que buscamos en nuestro corpus una respuesta en un nivel del discurso filosfico que nos lleva al de las representaciones onricas de la psique y al del compromiso lingstica-pragmAtico.

    Uno de 10s aportes fundamentales del psicoanlisis fue demostrar que la acti- vidad psquica inconsciente otorga un sentido al sueo y que el inconsciente se revela en el sueo solamente despus de haber sido objeto de una transformacin.

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    dientes: comparacin con las unidades semejantes (que podran por consiguiente reemplazarla, pues pertenecen al mismo paradigma), relacin con las unidades coexistentes (que pertenecen al mismo sintagma),,, la nocin de inconsciente no esta todava en juego. Ni tampoco 10 esta cuando el rnismo Jakobson extiende su campo de estudio y afirma que esta dualidad est dotada de una generalidad mxi- ma y puede aplicarse a toda una serie de operaciones entre las cuales pueden cla- sificarse 10s procesos metafricos y metonmicos. Sin embargo, es a partir de esta extensin que puede esbozarse una fructuosa reflexin interdisciplinaris.

    La retrica clsica colocaba la metfora y la metonimia entre las principales figuras del discurso. La lingstica moderna ha vuelto a definirlas en una pers- pectiva que tiende a hacer de estos procesos, no un desvio respecto de una prcti- ca supuestamente normal del lenguaje, sino un elemento propiamente existencial de institucin del lenguaje.

    Segn observan O. Ducrot y T. Todorov (1983: 396) al explicar las definicio- nes de Jakobson y de Lacan: ((Es en las dimensiones de la cadena significante donde debe leerse el paso de la frmula de Jakobson (metfora y metonimia [selec- cin y combinacin] son 10s dos ejes del lenguaje) a las dos frmulas de Lacan: La condensacin es una metfora donde se dice como sujeto el sentido reprimido de su deseo y el desplazamiento es una metonimia donde se marca aquello que constituye el deseo, deseo de otra cosa que siempre falta. Pues el principio que gobierna ambas frmulas es que para hacer un tropo no basta poner una pala- bra en lugar de otra en virtud de sus significados respectivos. Ms exactamente, la metfora es el surgimiento, en una determinada cadena significante, de un sig- nificante que llega desde otra cadena: este significante franquea la barrera del algoritmo para perturbar con su "irrupcin" el significado de la primera cadena, donde produce un efecto de no-sentido al testimoniar que el sentido surge desde antes del sujeto. En cuanto a la metonimia, su funcin es mucho menos remitir de un trmino a otro, contiguo, que marcar la funcin esencial de la ausencia en el interior de la cadena significante: la conexin de 10s significantes permite reali- zar el "viraje" en un discurso desde aquello que, sin embargo, no deja de ser en 61 una ausencia, es decir, en definitiva, el g0ce.s

    Nosotros no pretendemos hacer una interpretacin clnica del sueo socrtico en s rnismo, sino que trabajamos a partir del texto del relato del sueo. El lenguaje del deseo, y no el deseo como tal, es el que determina las isotopas del corpus. Hay que hacer un desvio, por 10 tanto, previamente por el lenguaje para luego inter- pretar 10s contenidos isotpicos (A. J. Greimas, 1982: 227; 1971: 105-106).

    Analisis textual Veamos cmo responde nuestro corpus a estos conceptos.

    En primera instancia, partimos de la traduccin del prrafo 60e - 61b:

    60e nohhdrxtq pot rpott8v t o u6to kv-

    5 ~ Z V L O V kv t@ n u ~ ~ h ~ v t t Pip, hhhot' kv hhhq 6 9 ~ 1 cputv-

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    Maria del Carmen Cabrero

    ~ E V O Y , tdl a6tdl ai: hyov, (

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    No es, como 10 llama Freud, un espectculo 10 que Scrates tiene de si mismo; ni tampoc0 una mirada sobre mi, como diria Sartre. La esencia del t en el discurso onirico es la de ser el nico que puede responder a cierto tipo de mensajes que el yo le dirige. El ensueo se abre para el sujeto Scrates como un llamado a una vivencia que s610 le puede llegar de su propio ser.

    La imprecacin del enypnion debe inscribirse en un contexto lingistico y en una situacin intrasubjetiva, para que su formulacin pueda tener sentido. Es por un acto de decir, de dar respuesta -emoli dd tocto prttontos (ccesto es 10 que yo hago)))--, que procede de un hablante determinado +I filsofo Scrates-, que se produce la articulacin entre el punto de vista de la poesis, 10 producido, y el punto de vista de la intencin del sujeto, laprfixis. Este acto de decir encierra el ger- men de toda la problemtica de la referencia que opera la transicin hacia el enfo- que ontolgico, segn el cua1 el propio lenguaje aparece como un modo de ser que pertenece al sujeto.

    La tarea filosfica de Platn se puede calificar como una continua tarea de reflexin. Rehace una y otra vez el trayecto ascendente-descendente de la Caverna que 10 lleva ms alli del cogito hacia un ser profundo. Por eso, su dialctica es un camino hacia la ontologia. Filosofar es para Platn un modo de ser antes que un modo de conocer.

    La tonalidad general del mensaje onirico est% dada por una metonimia que se constituye como la primera isotopia: mousikn poei kai ergzou (haz msica y ejectala).

    Scrates con su interpretacin nos conduce a la segunda isotopia que se expre- sa mediante una metfora in praesentia: hos philosophas mdn oses megstes mou- sik2s (ccpuesto que la filosofia es la ms grande msica,,).

    Y finalmente una tercera isotopia no hace ms que traducir con otra metoni- mia aquell0 que signific la irmpcin a nivel consciente de las imgenes encerra- das en el lenguaje onirico del inconsciente: khr2nai ei ra pollkis moi prostttoi td enypnion taten tdn demde mousikn poiein, m6 apeithsai poiein (ccsi acaso muchas veces el sueo me ordenara crear esta msica vulgar, era necesario no desobedecerle, sino crear),).

    Si nos preguntamos cules fueron las motivaciones de uno y otro proceso, advertimos que, en tanto la metfora es claramente percibida por Scrates y Cebes, su interlocutor, no sucede 10 mismo con las metonimias. Scrates cambia su forma de respuesta al significado del sueo; Cebes le pide que le explique las razones de ese cambio.

    Para elaborar la metfora, Platn otorga a la msica la misma rnisin que a la filosofia: educar el alma. De esta idea nace la metfora, que implica asi en una cadena significante manifiesta toda otra cadena latente, que es imprevisible en sus manifestaciones lingsticas por depender del inconsciente del sujeto deseante. La metfora no destaca un lugar o elemento fundamental que sustituya al otro, sino la sustitucin misma, el propio transcurrir de la vida de Scrates:

    / Hacer filosofia / es / Hacer msica 1 poiein

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    Esa cadena latente est5 presente an con mayor fuerza en el proceso de moti- vacin de la metonimia. Es por eso que las relaciones del inconsciente con el pro- ceso metonimico plantean problemas ms complejos.

    La primera isotopia consiste en un desplazamiento de significantes y culmi- na en la supresin de algunos segmentos de la cadena discursiva que hubieran remitido al significado esencial de mousik. Pero es interesante sealar que el significante desplazado no remite a un objeto que colmara el deseo, sino que designa y enmascara al mismo tiempo la ausencia que el deseo marca en el inte- rior de la cadena significante: la entrega delfilsofo al poder de mousik, poten- cia divina.

    En la imprecacin del ensueo est presente toda la seduccin de la palabra potica que se expresa mediante 10s placeres del canto, la medida y 10s ritmos. Pero Scrates se resiste a su hedon, no percibe hasta 10s momentos finales de su vida la voz de la Mofisa que le dice: Djame visitarte.

    La Mofisa es una de esas potencias religiosas que sobrepasan al hombre en el mismo momento en que ste siente interiormente su presencia (Vernant, 1983: 90). ~ C u l es, en este registro, el lugar y el valor de mousik y qu relacin guarda con las Mofisas, hijas de Mnemosyne, ya que la palabra cantada es inseparable de la inspiracin y la memoria? Numerosos testimonios nos penniten pensar que Mofisa, en su acepcin no vulgar, coincide aqu con el mbito de Mousik. Tanto Melpmene como las viejas musas del Helicn, Melet, Mnme y Aoid, portan en su nombre un aspecto esencial de la funcin potica: atencin, capacidad de recitacin e impro- visacin y el producto, el canto, el poema acabado.

    Ubicada en el sitio an vaco de cualquier representacin, mousik es, en esta primera isotopia, sustento, condicin de posibilidad. Tocando el campo de las rela- ciones de la memoria y la inspiracin, con una metfora radiante ilumina un espa- cio nuevo: el de la palabra cantada y su cualidad de potencia eficaz. En ella aflora el viejo sustrato mgico religioso en el que no hay distancia entre palabra y acto. La mousik provista de eficacia no est5 dividida de su realizacin: c e 0 Scrates, mousiken poei kai ergasou* (ccHaz musica y ejecutala,,). De entrada esta isotopia es realidad, realizacin, accin. Las raices del idioma descienden hasta la capa de 10 preespiritual, de 10 instintivo, para definir10 y ordenarlo.

    La oculta sabidura de la lengua, fluyendo siempre de la vieja unidad indoeu- ropea, estableci claramente una diferencia fundamental de enfocar la realidad por la palabra.

    Es posible acceder a esta experiencia a travs del juego con 10s verbos de hacer que en nuestro contexto discursiva establecen esa relacin entre un hacer subjeti- vo -prttein, y un hacer objetivo -poiein, entre el conocer y el obrar.

    As, 10s lexemas poei y ergzou que integran la predicacin onrica concen- tran la atencin en el resultado de la accin.

    Poiein es el tnnino ms genrico que se emplea para hacer. Inicialmente tiene el sentido de

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    hombren, paralela a la accin creativa natural de laphysis (Chantraine, 1983: 934; Camarero, 1977: 26-37).

    Todo el formalismo retrico se vale de este campo semntico que hace de la poesis un principio activo -un poema-, del poema, un principio pasivo -un canto o parte de un poema- y del poiets, el agente de la accin -el poeta- (Filodemo de Gadara: pap. 1425).

    Ergdzesthai, la segunda predicacin onrica, es acto, ejecucin, trabajo mec- nico. Es la accin misma, la funcin propia de algo, la ejecucin en sentido fisico y tico (Chantraine, 1983: 365). ticamente, Platn y Aristteles relacionan esta funcin -rgon- con la virtud -aret-, para la perfeccin de un hacer.

    Frente a estos dos lexemas -poiein y ergzesthai- que insisten sobre todo en el obrar, se recorta un tercer trmino, prttein. Prttein ccatravesar, perforar,, alude al hecho subjetivo con especial atencin al agente. Se piensa en la elabora- cin de la accin, en 10 que atraviesa el sujeto para llegar al resultado (Chantraine, 1983,934).

    La enrgeia de la poesis est% en 10 producido, en tanto que la de la pr6xis se halla en el agente y su intencin, por 10 que llega a significar: conducta, manera de obrar o de ser.

    La relacin del poiein con mousik se halla en Grecia tan unido a 10 musical que es perfectamente factible la fusin de las dos actividades. Veamos, tan slo, cmo 10 concibe Platn en otro dialogo datado en la misma poca del Fedn, el Banquete, 205 b-c:

    Sabes que la creacin -poesis-- es algo muy grande, pues la causa de que una cosa cualquiera marche del no ser al ser es poesis, de modo que las producciones de todas las tcnicas sonpoesis y todos 10s artesanos sonpoiets o creadores ... sin embargo no se 10s llama crpoetas,,.

    Este pasaje es bien explicito acerca de la unidad inseparable que implica el poei kai ergzou mousikn, y anula la polrnica de quienes quieren demostrar que Scrates puso msica a un texto potico o compusopoesa. Como elementos divi- didos, ritmo, melodia y texto son abstracciones modernas.

    Llegamos asi a nuestro punto de partida: la articulacin de la pr6xis con lapo- esis, fulgor inconsciente, tan escurridizo que necesita situar su acontecer sobre una ficcin --el relato del sueo- dentro del discurso de Scrates. En l se despliega la enunciacin de las condiciones necesarias para que se produzca la conjuncin del filsofo -Sujeto Deseante- con su objeto de valor t2n demde mousikn a partir de la oposicin fundamental que constituye la clave del mensaje:

    1 poein 1 vs. I prattein I

    En qu consiste t2n demde mousikn, duende enigmtico que realiza el gozo, colma el deseo del sujeto para luego esfumarse?

    Abierta en el vaco inmediato a la cspide final de su vida, demde mousik indica la presencia del thaumzein, la seduccin del ei? prttein socrtico.

    El griego ha expresado la unidad de todos 10s momentos del lenguaje en la palabra mousik, trmino que posee una significacin mucho ms amplia que

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    inuestra palabra msica. Para nosotros son fenmenos separados y nos cuesta ~concebirlos como algo unitario. Thrasybulos Georgiades, historiador de la msi- ca y del griego antiguo, en su libro Greek Music, Verse and Dance, explica esta tdificultad basndose en la diferente estructura del idioma griego primitiva con relacin a las lenguas modernas. Seala para el10 el siguiente hecho: en las len- guas modernas la extensin de las siabas es indeterminada, es decir, que pue- den ser largas o cortas segn el estado de nimo del que habla, por 10 que 10s versos, en un idioma moderno, se someten sin violencia a su musicalizacin, o sea, a una trasposicin musical. Pero esto no sucedia en el griego antiguo. Las slabas de cada palabra tenian una duracin propia, establecida para siempre e indepen- diente del estado afectivo, circunstancial, del que habla. Habia una luz objetiva que era propia del idioma: el ritmo, y ste naca de la estructura misma del idio- ma. Georgiades seala (1956: 72): ccEse hablar rigido contiene en el ritmo est- tico del cctiempo cumplido>> algo de inmodificable que asusta, pero justamente por eso se presenta tambin con carcter liberador. Ese hablar crea la realidad al nombrarlaa.

    El idioma griego es, pues, inseparable de la msica, es msica desde su ori- gen. Y por ell0 10s hombres, inmersos en 61, no hacen el ritmo sino que ste produce al Sujeto al ser sustento y sustrato del lenguaje. Si, segn el mandato del ensueo, ser sujeto implica sujecin (jal poder de la Mofisa?), sta consiste en la fijeza de un ritmo que encadena en la doble condicin de un ritmo-cadena que retiene (me esti- mulaba en aquell0 que ya estuba haciendo) y de una serie de producciones nue- vas (crear y ejecutar msica en sentido vulgar), que eslabn a eslabn genera un sujeto. Se escucha el eco de Prometeo a quien 10s grillos inmovilizan mantenin- dolo ritmado a 10s peascos:

    h6d' errythmismai (Esq. Pr. Enc. v. 241) Y aquel ms viejo de Arquioco (frag. 21 1 (67 D), R. Adrados,l990: 96) ggnoske d'hoios rhytms anthropous chei. ccconoce el ritmo que mantiene a 10s hombres en sus limites>>.

    El mandato del sueo es, pues, interpretado por Scrates como una invitacin a recuperar esa unidad original en una poca en que ya se haba quebrado, y verso, ritmo y msica se hallaban desprendidos de sus conexiones con el todo. Al acep- tar y crear -demde mousiken poie^n--, este hacer se presenta para Scrates como reflejo musical del mundo, como melodia originaria que busca una imagen paralela del ensueo y se abandona a ella en un gesto de purificacin: aposisasthai poi- santa poimata kai peithomenon t6i enypnoi (ccy ms seguro me pareci, en efec- to, no marcharme antes de purificarme haciendo 10s poemas y obedeciendo de esta manera al sueo>>).

    Mousik encierra la isotopia global que entronca con 10 ahistrico y con la vin- culacin de la psiquis con el mbito de 10 sagrado. El deseo expresa su testimonio

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    en esa inmediatez de 10 inmediato que es la msica segn la estima de Kierkegaard (1969: 132).

    (Th. Georgiades, 1956: 91). Los comienzos de esta extensa mutacin se encuentran hacia fines del siglo VI aC, poca en que surgi el ditirambe y con 61 la msica comenz a adquirir independencia respecto del todo. Es aqu donde pro- bablemente comenz la divisin entre el acto de escribir poesia y el de componer msica. (Th. Georgiades, 1956: 97).

    .

    De ahi 10s problemas que ha ocasionado la traduccin del participi0 enteinas (60 d) con el que Cebes se refiere a la tarea ejecutada por su maestro. Entendemos que es acertada la versin de Eggers Lan (1976: 86, nm. 18) ->-, pues pone asi de manifiesto la relacin fundamental existente entre la Poesia y la Msica, la palabra y el sonido. La palabra, la imagen, la idea, encenadas en el Himno a Apolo y la fbula de Esopo constituian una expresin anioga a la msi- ca y eran permeables para expresar, ahora, gracias a ese acto de obediencia -mt apeichtenai poiein- el poder dominador de la msica.

    Rechazamos, por otra parte, la tesis de quienes traducen poner en verso, porque se mueven en base a la falsa oposicin de que Scrates ha compuesto, o bien poe- sia, o bien msica. Al abstenernos del compromiso realista o figurativo, permitimos que la accin de Scrates permanezca en inmediatez con 10 real.

    En cuanto a mousik, algunos traductores no van ms all de interpretar10 como el Arte de las Musas en general, sin advertir que, si Platn le otorg un poder edu- cativo primordial es porque se plantea conscientemente el problema de si es leg- tima o no la primacia sobre las otras artes que la tradicin de la paideia griega reconoce a 10 msico. Werner Jaeger en su Paideia (1980: 603) advierte clara- mente que el

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    > (Repblica, 401d).

    .

    Es por 10 que una persona educada en 10 msico, a causa de haberlo viven- ciado espiritualmente, palpa dentro de si y en una fase inconsciente an de ges- tacin

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    Desde el punto de vista filosfico, se justifica que Scrates hable de una vul- garizacin del hacer musical. Al mismo tiempo que realza la sustancia formal del mensaje por medio del adjetivo demde, la segunda metonimia completa la fun- cin referencial primitiva del sema mousik, superponiendo a la designacin de la realidad ya descrita una informacin sobre la forma especial en que el hablante concibe esa realidad. Con un movimiento regresivo nos conduce a las fuentes ms- ticas que conciben la msica como un elemento sacro, ordenador, en el que todas las potencias estaban ligadas a un orden comn. La elige, pues, como sema isot- pico, que a travs de 10s ejes de sustitucin / combinacin revele ese arch que en un principio era thes, e10 divino,).

    Con un movimiento progresivo, de toma de conciencia del tlos del mensaje onirico, descubre que mousik connota ahora +n su poca- el damon propio, la potencia que ordena pero individualizada. De esta manera, pues, 10 divino seper- sonaliza, se hace patente en un mundo individual y se expresa a travs del arte.

    Nietzsche (1967: 80), tras considerar este pasaje del Fedn, nos dice tarnbin que Scrates duvo de vez en cuando el sentimiento de una omisin, de una lagu- na, de un pesar, de un deber quiza incumplido. Estos sueos de Scrates y esta aparicin son el nico indicio de una lucha, de una preocupacin sobre 10s limi- tes de la naturaleza lgica; quiz se debi decir a si mismo, 10 que no es com- prensible para mi no es necesariamente 10 incomprensible. Quiz hay un limite de la sabidura de donde est desterrada la lgica. Quiz sea el arte un correlativo, un suplement0 obligatori0 de la ciencia,,.

    Asi demde mousik constituye un primer escaln intermedi0 entre 10 perfec- to y 10 irnperfecto: la msica como la ms importante de las artes nos apoya en nuestro esfuerzo por recobrar la tensin hacia el Camino de la Verdad, hacia la propia realizacin humana. Este saber hacer no es ms que la permanente bs- queda de Scrates:

    [. . .] cuando oigo discurrir acerca de la virtud o acerca de algn modo de sabiduria a un hombre que es verdaderamente hombre y digno de las palabras que dice, me regocijo al contemplar cm0 se adecan y armonizan entre si el que habla y 10 que dice y tal hom- bre me parece ser 61 un verdadero msico que ha obtenido la ms bella de las armon- as no en la lira u otro instrumento sino en el vivir verdaderamente 61 rnismo un gnero de vida en que se armonizan las palabras con 10s actos. (Laques, 188 c-d)

    La via de acceso sigue siendo la del esfuerzo, la Via de la Melet, de la larga ciskesis, del ejercicio de la Memoria. Las Musas son la palabra de la Memoria. Ellas reivindican su privilegio de decir la verdad. Son las que dicen c

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    En esa radical heterotopia de sonido y silencio adviene mousik: al igual que la vida del filsofo, es efecto de la imperiosa metfora que se despega de un tras- fondo opaco. Equivalencia que lleva a desembocar en una permutacin atrevida: el meridiano del ser es msica y la intensidad de la vida est% en funcin de la mayor o menor sintonia con este eje.

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