El Grito No.1

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Odalís G. Pérez “La crítica ha sido históricamente la pariente pobre de la república de las letras”. Miguel Piccini "El guionista resuelve conflictos dramáticos, incluso cuando duerme ". N.º 1, año 1. Febrero, 2013. "Hace tiempo que no tengo sueños, solo realidades...".

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La revista El Grito © se compromete con la difusión del conocimiento, la reflexión, la crítica, el análisis, el desarrollo del pensamiento, la promoción de la lectura y la consciencia social; en disociación con los actuales paradigmas que rigen una cultura avasallada que golpea toda representación individual con una estampida inicua de desaprobación.

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Odalís G. Pérez“La crítica ha sido históricamente la pariente

pobre de la república de las letras”.

Miguel Piccini"El guionista resuelve conflictos dramáticos,

incluso cuando duerme ".

N.º 1, año 1. Febrero, 2013.

"Hace tiempo que no tengo sueños, solo realidades...".

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La revista El Grito © se compromete con la difusión del conocimiento, la reflexión, la crítica, el análisis, el desarrollo del pensamiento, la promoción de la lectura y la consciencia social; en disociación con los actuales paradigmas que rigen una cultura avasallada que golpea toda representación individual con una estampida inicua de desaprobación.

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Estudiando los rasgos que caracterizan la sociedad de hoy día, nos planteamos en paralelo la sociedad que retrata el antropólogo británico Edmund Leach, en su libro Un mundo en explosión, editado por Editorial Anagrama, en donde retrata una sociedad basada en la agresión, la violencia y la indiferencia. El texto reúne seis conferencias de Leach que causaron escándalo en Gran Bretaña por sus ideas de cambio y su sentido crítico a formas de pensamiento que se habían convertido en usuales, rutinarias, nocivas y hasta retrógradas.

Para Leach, no se entiende cómo es que las llamadas instituciones sociales contribuyan necesariamente a la estabilidad del sistema social. Por eso propone lo que se conoce como “revolución ininterrumpida”, que debería ir a todos los niveles y contra los intereses creados, las tradiciones, la burocracia

Nos vemos inevitablemente parados frente a ese espejo: un país que ha de tomarse en serio lo que hoy está sucediendo y plantearse como camino un cambio en el rumbo a seguir en todos los estamentos y paradigmas, especialmente el de la política.

No nos atreveríamos a preguntar si las instituciones sociales de la República Dominicana han contribuido o contribuyen a la estabilidad, pues todos sabemos la respuesta. Pero sí deberíamos cuestionar: ¿Qué tanto han contribuido a la inestabilidad? ¿Cuáles no han cumplido con su papel? ¿Cuáles son realmente necesarias? Llamarlas por nombres y apellidos y fiscalizar sus acciones y su razón de ser podría resultar un ejercicio no complicado de aritmética elemental, que nos ofrecería resultados incongruentes.

De cualquier modo, de seguir a este ritmo, la explosión ha de venir. La agresión, la violencia y la indiferencia forman parte de nuestro presente: una sociedad que se ha acostumbrado al mito y que prefiere vivir en la mentira y el engaño a asumir una postura crítica, aunque sea con un mínimo grado de responsabilidad. Por desgracia, habrán de pagar justos por pecadores.

En este panorama incierto, proponemos repensar la cultura, asumiendo un nuevo compromiso y reafirmando nuestras ideas de progreso y modernidad. Ningún pueblo debe apartarlas de su accionar; antes bien, debe convertirlas en su “modus vivendi”.

Nos amparamos bajo esta sombrilla de cambios que han de producirse y sobre ánimos renovados compartimos con todos nuestros amigos la salida de El Grito, una publicación mensual concebida como espacio cultural alternativo para la difusión del conocimiento, la reflexión crítica y el libre debate crítico de las ideas y las experiencias.

Esta publicación cuenta con un equipo editorial y de colaboradores, comprometidos con la cultura y con la clara intención de realizar un trabajo serio y profesional.

Apostamos a repensar la cultura y verla como el mejor soporte de una mejor nación. Esperamos contar con todos ustedes. Gracias por permitirnos ser parte de ustedes.

La cultura es de todos.

EDITORIAL

Una sociedad en explosion

Repensar la cultura

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CONTENIDO

Clara Silvestre //Directora. Jonathan Bueno S. //Editor de diseño, concepto gráfico y corrección ortoestilística. Agradecimientos especiales en este primer número: David González, Odalís G. Pérez, Fidel Munnigh, Rogelio Obaya, Miguel Piccini, Miguel Collado, Otto Sosa, Alfredo Scaroina y César Pinedo.

Santo Domingo, República Dominicana.

Contacto:809.413.5251 809.881.8686

[email protected]

De la vida loca. Por Fidel Munnigh.

Crítica de la literatura y Crítica de la cultura en R.D. Por Odalís G. Pérez.

Alfredo Scaroina: consciencia crítica, símbolo y lenguaje. Por Clara Silvestre.

Sección:

Imágenes. Relato de lo cotidiano.

Entrevista a David González. “La mayor parte de la gente ha

perdido su humanidad”.

El libro que vendrá. Por Rogelio Obaya.

El oficio desdeñado. Por Miguel Piccini.

Sobre Antonin Artaud y el Teatro de la Crueldad. Por Clara Silvestre.

Sección:

Fanático de las historias. Literatura y audiovisuales.

Por Jonathan Bueno.

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EdiciónRedacción de TextosCorrección de Estilo

Diseño EditorialImpresión

Comunicación EstratégicaRelaciones Públicas

PublicidadPrensa

EventosFotografía

Video

Santo Domingo, R.D. - (809)[email protected]

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En portada EL GRITO

El autorEdvard Munch (1863-1944) es el pintor no-ruego de mayor trascendencia internacional. Vivió una atormentada vida que se vio refle-jada en su obra. Sus trabajos pictóricos, jun-to a los de Van Gogh, sirvieron de base para corrientes más modernas, sobretodo la del expresionismo alemán.

La obraEl Grito es un concepto del pintor noruego Edvard Munch que fue reproducido en cua-tro versiones idénticas. Ésta, en específico, fue terminada en 1893. Dicha obra representa la soledad y la desolación del hombre de cara a un nuevo siglo y al cambio definitivo.

En la República Dominicanaha surgido un nuevo espacio digital

en el que podrás estar informado de todo el acontecernacional e internacional

del mundo cultural...

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Consejos de un insensato al volante: conducir a toda prisa, acelerar y tocar bocina como un loco temerario, despreciar al transeúnte, violar todos los semáforos en rojo, odiar tener que colocarse el cinturón de seguridad…En resumen: no someterse a regla alguna, transgredirlas todas. Y si con ello se provoca un accidente o una desgracia, jamás lamentarlo. Nunca sentir la propia culpa. Siempre pensar que el insensato culpable es el otro.

Fidel Munnigh es profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Filósofo y escritor.

Nuestra respuesta a la vida: un sí y otro sí y otro sí, nunca total, nunca entusiasta, nunca demasiado convencido.

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1Todas nuestras locuras e insensateces son como las cabezas de la hidra de Lerna: renacen siempre a medida que se las va cortando.

2Un entusiasmo desbordante por la vida es señal de buena salud. En demasía, conduce al desenfreno y al extravío. Toda pasión vital (toda vida pasional), si es auténtica, ha de afirmar y conservar siempre la vida, nunca aniquilarla. “Nunca en demasía”, fórmula de los estoicos, parecer ser una buena máxima para un sabio goce de la vida.

No vivir ni muy rápido ni muy lento. La vida tiene su cadencia, su propio ritmo, que nos impone y debemos respetar. Cualquier cambio introducido en ella, tendente a acelerarla o aminorarla, es resultado de nuestra injerencia en un proceso que se desvía de su cauce natural. El error consiste en querer imprimirle a la vida un ritmo distinto al suyo y en identificar falsamente intensidad con plenitud.

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4Dejemos de envidiar la vida loca. Descubramos la trampa: que una vida intensa y agitada no es sinónimo de una vida más plena. La vida activa de una artista popular o de un yuppie posmoderno de la gran urbe no es más completa que la contemplativa de un monje tibetano o trapense.

5La vida, mal que nos pese, no es para nada una obra de arte. Y tampoco podría serlo. Sólo el esteticista cree lo contrario. Pero éste es un patético extravagante que, condenado a morir, como afirma Walter Pater, prefiere “arder en una hermosa hoguera”. El arte existe para corregir la vida, su imperfección, su esencial carencia, su falta de plenitud.

6“Live fast, love hard, die young”. He aquí para los jóvenes un intense programa de vida, de amor…y de muerte. La consigna que los hippies hicieron suya glorifica el exceso y el desvarío. La filosofía del “ir más allá de los límites”, hasta el extremo mismo, resume una especie de carpe diem nihilista que sólo puede conducir a la autoaniquilación.

7Considero las soluciones extremas y desesperadas al problema de la existencia: el alcohol, la droga, el crimen, la locura, el suicidio. Autosuprimirse puede ser en ocasiones una salida decorosa (piénsese ahora en el decorum de los romanos de la decadencia, en las venas abiertas en la tina de baño justo antes de que irrumpa el verdugo), aunque jamás recomendable. Respeto profundamente al suicida, pero no le perdono su prisa desesperada por querer acabar pronto, ni ese gusto que le regala a un mundo que no lo merece. El suicidio o la locura no constituyen soluciones legítimas al problema del existir aquí y ahora porque terminan imposibilitando la vida, cuando de lo que se trata es justamente de afirmarla y enriquecerla, de intentar llevarla a su plenitud.

8Aun rodeados de muerte, vivimos de necedades, de caprichos, de pasiones inútiles, de ilusiones, de mentiras y autoengaños. ¿No serán nuestras vidas otra cosa que un largo ejercicio de la insensatez?

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DE LA VIDA LOCAPor Fidel Munnigh

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La literatura dominicana es un fenómeno moderno que nace ligado, unido a su historia y su cultura bajo una doble dependencia: superestructural y sobre todo política. Bajo la tutela de la crítica y la historia, lo literario y sobre todo lo poético, se han desarrollado como práctica verbal, asi-milando narraciones ideológicas, religiosas, racialistas, pa-trióticas, sobre una identidad que se ha ido fragmentando bajo la historia misma del Estado, la política, las institucio-nes sociales y culturales y el poder.

Como ya hemos puesto de relieve en nuestra obra Nacio-nalismo y Cultura en República Dominicana (Editora Mana-tí, Santo Domingo, 2003, p.31):

“Pero desde la mirada rota no hay orden que valide la sus-tancia histórica ni los lenguajes de la resistencia pública en una sociedad como la nuestra, donde los signos de la hegemonía pretenden “apabullar” las voces de la cultura oprimida, las voces de la memoria social, en fin, las voces colectivas y ardientes de la cultura dominicana.”

La cardinal proclive a un argumento crítico sobre la cultu-ra y la literatura dominicana, la hemos puntualizado en un significado que ha sido señalado como crítica de la memo-ria y de la historia:

“En este sentido, asistimos a una ceremonia de la entrega y destitución de la memoria pública. Pues lo que se quiere expulsar es la diferencia, el contraargumento, aquello que se lee en las raíces de un espacio fundador de la cultura histórica y política dominicana.” (Op. cit. pp. 31-32)

¿Qué nos ha revelado la literatura desde la crisis de la his-toria y la cultura en la República Dominicana? La novela ha sido un espejo a lo largo del camino de la nación y la

nacionalidad, una ficción pavorosa que presenta la tensión democracia versus dictadura y viceversa: Dictadura contra Democracia.

Pero no se trata de presentificar solamente el significante político y el intérprete literario a través de un discurso do-minicano anclado en su propia política de la interpretación que se ha pronunciado como crisis en el Enriquillo de Ma-nuel de Jesús Galván, en La Sangre y Sangre Solar de Tulio Manuel Cestero; en La mañosa de Juan Bosch; en Over de Ramón Marrero Aristy, en Guazábara de Alfredo Fernández Simó, en Los carpinteros de Joaquín Balaguer o en las Tres leyendas de colores, Cuando amaban las tierras comuneras y la Historia del Hambre de Pedro Mir.

Los grandes relatos literarios e ideológicos de la moderni-dad en República Dominicana, reproducen los ideologe-mas y culturemas de la dictadura contra la democracia; la cultura desde arriba en contra de la cultura desde abajo; el tutumpotismo contra el machepismo, según Juan Bosch, la crisis contra la razón; el poder contra la consciencia históri-ca. Por eso José Ramón López ha sido injustamente señala-do y tildado de pesimista.

La crítica ha sido históricamente la pariente pobre de la república de las letras. El argumento crítico ha perdido su vigencia en las coyunturas histórico-políticas, donde se ha ensayado en un laboratorio de la dictadura, la dependen-cia y la autoridad o el autoritarismo político, tal y como se ha observado en el contexto de fundación de la primera república. La clase ilustrada dominicana se ha inventado siempre a un dictador a lo largo de la historia moderna do-minicana con bases en el Estado-nación:

Crítica de la literatura y Crítica de la cultura en la República Dominicana

Por Odalís G. Pérez

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“El juramento duartiano no es igual en ningún caso, ni en contexto estratégico, al primer manifiesto político lanzado desde la ciudad de montecristi, en fecha de 24 de abril de 1930, donde aparece la iconografía y la hagiografía del dis-curso de la autoridad y del progreso totalitario en la Repú-blica Dominicana.” (Op. cit. p.32, Odalís G. Pérez)

Las imágenes de mundo que producen otras imágenes de la literatura y el arte en el país, se nutren de esa visión social y cultural que, en los diversos relatos políticos documen-tados por la historia, aparecen en la consciencia moderna dominicana como crítica y crisis de lo real. Como clínica y cauce de lo real. Este fenómeno se ha repetido desde múlti-ples cuadrajes o en márgenes de lo literario y lo artístico en la República Dominicana.

Pero ese mismo proceso se ha hecho visible en la poesía, el cuento, la novela, el relato memorial, el testimonio y la cró-nica, la filosofía, el teatro, la música y otros ritmos y tiempos cardinales de la superestructura ideológico-política domi-nicana. Los Cuentos de política criolla, reunidos por Emilio Rodríguez Demorizi (y publicados por Ed. Librería Domini-cana, Santo Domingo, 1977), panoramizan lo que ha sido el significante político y cultural dominicano en once cuadra-jes normativos, imaginados, escritos y re-escritos por José Ramón López, Joaquín M. Bobea, Lorenzo Justiniano Bobea, Víctor M. de Castro, Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, O. Vigil Díaz, Ramón Emilio Jiménez, Rafael Damirón, Jafet D. Hernández, Max Henríquez Ureña y Agustín Aybar.

En el “Prólogo a un libro de cuentos” escrito por Juan Bosch para esta edición de los Cuentos de política criolla, nuestro escritor puntualiza el hecho de que la tesis del cuento de política criolla Rodríguez Demorizi la fundamenta en que “el género de cuento que el autor llama de política criolla “na-ció” sin dudas con las contiendas políticas entre santanistas y baecistas.” (Op. cit. p.10)

Para la consciencia histórico-política dominicana, Pedro San-tana y Buenaventura Báez constituyeron, en el trazado de los orígenes del Estado moderno dominicano el anexionismo, el protectoralismo y la juntura políticamente dependiente en la historia y la cultura dominicana modernas. Este enmar-que histórico, político, literario y filosófico, ha sido fecundado también por el liberalismo doctrinario de vertiente jurídica metropolitana, española y francesa, acogido en toda la Amé-rica continental como fuente, base, filosofía, consciencia conservadora y revolucionaria, apocalíptica e integrada, tole-rante e intolerante, esclava y rebelde, moral y amoral, en una axiología positiva y negativa que se ha impuesto y divulgado en condiciones ideológicas de opresión y liberalidad.

Ese relato que ha primado en las escrituras políticas del desastre en la República Dominicana, ha servido también para asumir una distancia de la teoría y del lenguaje críticos, puestos en duda por la hegemonía intelectual dominicana, predominante en toda la historia, republicana moderna y contemporánea.

Crítica y crisis. Crítica de la literatura y critica de la cultura han tenido su expresión, no solo en pensadores, sino tam-bién en relatos gubernamentales, en narradores de crisis; en creadores literarios que se han pronunciado mediante el texto literario y cultural de las políticas criollas justificadas en identidades regionales, difusas e infusas, tal como po-demos leer en José Ramón López, donde encontramos los

signos de las voces caracterizadas por ideologemas y cul-turemas que encontramos en cuentos como: “Al pobre no le llaman para cosa buena” (pp. 37-40); “Nepotismo” (pp.41-43); “¡Pa’la caise!” (pp. 53-56); “La política no tiene entrañas” (pp.57-60); “Las Mujeres políticas” (pp. 61-62); “Moralidad social” (pp.77-81).

En efecto, la crítica de la cultura se expresa en estos textos sociales como crítica de la literatura, desarrollándose de esta suerte una tensión entre tradición y modernidad, que acusa o sanciona a toda imagen del mundo en la conscien-cia histórica y política dominicana (1844-1865; 1865-1898; 1900-1924; 1924-1930 y 1930-1961).

¿Qué ha sucedido con la cultura y la literatura dominicanas, luego de 31 años de totalitarismo, autoritarismo y represen-tación dictatorial? ¿Qué se ha imitado y rescatado de los 31 años de dictadura y relato unipersonal? ¿Qué se ha negado, forcluído y tomado como modelo político, institucional y cultural en el trazado estimado como posdictadura?

La clase ilustrada dominicana ha sido la responsable de que no se haya estimulado ni creado una focalidad crítica y di-ferencial en el país. Hemos visto cómo las dictaduras domi-nicanas (Véase Juan Bosch: Las dictaduras dominicanas, Ed. Alfa y Omega, Santo Domingo, 1988), se han forjado como solución y pensamiento a partir de una clínica de lo real y desde un argumento de autoridad en el marco de una crisis de la razón política dominicana.

Las tensiones del archivo ideológico, estético, literario y cul-tural dominicano, se pronuncian en los discursos verbales y figurales de ese espacio ideológico, textual, difuso e infuso, predominante en la historia intelectual dominicana de co-mienzos de siglo XX, de finales de siglo XX y de comienzos de siglo XXI.

¿Qué podemos decir de las historias de la literatura y del en-sayo crítico, de la misma historia de la crítica a-crítica en la República Dominicana así como de las cardinales de atrofia, simulación y determinación historicista? ¿Qué ha significa-do para la cultura y la literatura dominicanas la crítica como desgracia del sujeto y como insurgencia ideológica? ¿De qué manera le ha hablado la crítica a la clínica o crisis de lo social, a la gubernamentalidad y a la práctica del biopoder en el país?

Estas preguntas adquieren valor si bajo un cuestionamiento diasincrónico y recesivo, leemos los escritos críticos, intelec-tuales y fundadores de César Nicolás Penson, Pedro Henrí-quez Ureña, Apolinar Tejera, Américo Lugo, José Ramón Ló-pez, Federico García Godoy, Juan Bosch, Joaquín Balaguer y otros que, en parte, han querido organizar y legitimar un pensamiento dominicano bajo tendencias peninsulares, eurocéntricas, caribeñas y dominicanas.

Tal y como hemos sugerido en Literatura Dominicana y Memoria Cultural. Ritmos y tiempos de la alteridad (Editora Manatí, Santo Domingo, 2005):

“Desde la formación ideológica republicana la función inte-lectual comienza a dividirse. Las sentencias y argumentos sobre las estructuras gubernativas y burocráticas, dividen las voces representativas en los diversos conocimientos de la vida pública, jurídica y cultural. Usuarios de funciones le-gales y depositarios de la constitucionalidad estatal repre-sentan culturalmente el país. Pero también lo representan

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las diferentes clases y grupos sociales que personifican la razón mediante el discurso jurídico-político y sus efectos en la sociedad” (Op. cit. P.17).

Si, como hemos podido observar, la intelectualidad domini-cana es una estructura ideológica dividida, ha sido la misma clase ilustrada dominicana compuesta por médicos, aboga-dos, ingenieros, financistas , economistas, administradores, poetas, novelistas, críticos, historiadores, profesores, educa-dores sociales y publicistas, quien ha empoderado mayor-mente las dictaduras dominicanas, bajo diversos grados de servidumbre ideológica, adaptando su función a una prácti-ca biopolítica vigente en esta “bioisla” o isla de supervivencia.

“Todos los foros estratificados por los niveles de incursión microestructural y macroestructural, así como el tratamien-to de las leyes que funcionan en la incorporación de las ideas sociales, jurídicas, históricas y morales, atestiguan la socialidad intelectual dividida desde su orígenes.” (Ver, Lite-ratura Dominicana y Memoria Cultural, Op. cit. Ibídem).

Es desde un foco de la fragmentación y de la des-focaliza-ción de la crítica como se ha movilizado la doxa imperante de la historia y de la historiografía literaria y política en la historia de las ideas, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, cuando autores como Manuel de Jesús Galván, José Gabriel García, Alejandro Angulo Guridi, Félix María del Monte, Fernando Arturo de Meriño, Pedro Francisco Bonó, Manuel Rodríguez Objío, Ulises Francisco Espaillat y Grego-rio Luperón, entre otros, van construyendo imágenes de mundos políticos que serán recuperadas , en parte, por la tercera república y por cierto presidencialismo de comien-zos del siglo XX, impulsado por las ideas peninsulares que se hacían eco en la América continental de habla española (Ver algunos escritos de Manuel de Jesús Peña y Reinoso, Federico García Godoy, Manuel de Jesús Galván, R. Abreu Licairac y otros).

Toda la crítica culturalista de la primera mitad del siglo XX, hizo de la historia, del pensamiento panamericanista y anti-llanista un espacio ligado a la creación literaria, donde poe-tas, cuentistas, novelistas, ensayistas y memorialistas, fun-damentaron la idea de literatura, pensamiento y sociedad que se hicieron visibles y estuvieron vigentes en el periodo de las principales tendencias de opresión constituidas en América latina y el Caribe, puntualizadas en diversos núme-ros de las revistas La Cuna de América y Baoruco, Paladión y El día estético y otras.

En el caso dominicano está pendiente el estudio de los orígenes modernos de la crítica literaria y cultural y cómo influyeron en el contexto literario desde la crítica social, la crítica política, la crítica sociológica, crítica poética, la crítica feminista, la crítica testimonial, la crítica histórica, la crítica filosófica, y si hubo o hemos tenido crítica semiótica, crítica estructuralista, crítica funcionalista, crítica psicoanalítica, crítica psicológica, mitocrítica o sociocrítica en la segunda mitad del siglo XX.

Los planteamientos más bien doctrinarios y parasitarios o dependientes de cierta crítica periodística practicada en el país, deben ser analizados para destacar sus alcances y lí-mites, así como su incidencia en la academia y la cultura de nuestros días. Una historia crítica de la crítica dominicana está pendiente aun hoy de ser escrita. Las posibilidades del comentario crítico-cultural han creado en los últimos vein-

te años algunos ajustes y a la vez serios desajustes cuando quiere ejercer poder en el ámbito de la lecturabilidad públi-ca y académica del país.

Dos prácticas de divulgación literaria han funcionado en el contexto sociocultural del siglo XX: la del crítico depen-diente y la del crítico independiente. Ambas han partici-pado de una doxa analítica conservadora, la del primero, e involutiva, la del segundo. El universo crítico dependiente se limita a repetir fórmulas, modelos opacos y lugares co-munes de lectura como tipo de tratamiento literario y de poder. El universo del crítico independiente posiciona su comentario a favor de un análisis en construcción, una críti-ca involutiva que desacraliza y resemantiza el texto literario y cultural en contexto de diálogo y lenguaje. (ver los ejem-plos posicionales de Eugenio García Cuevas, Fernando Vale-rio, Manuel García Cartagena, Pedro Conde Sturla, Santiago Castro Ventura, Silvio Torres Saillant).

En efecto, el grado de influencia de los ismos críticos o ten-dencias de la crítica contemporánea, está por estudiar en su proceso y en sus resultados; pues hace falta una enciclope-dia y una antología general de la crítica literaria y cultural en la República Dominicana. Un esfuerzo importante sobre el pensamiento crítico de la República Dominicana, ha sido y es el más reciente número de la revista Tomo y Lomo, pu-blicada por la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña (Santo Domingo; Año 1, números 2-3, Julio 2010-febrero 2011), titulado Critica a la crítica. Críticos Dominicanos en ascuas. El volumen monográfico de 238 páginas constituye un documento que podría ser un punto de partida motiva-dor para un estudio crítico de la crítica literaria dominicana.

En tal sentido, el 1er seminario internacional de la crítica literaria en la República Dominicana llevado a cabo bajo los auspicios del Ministerio de cultura los días 24 y 25 de febrero de este año en curso (2012), en Santo Domingo, constituye también una memoria con ponencias y exposi-ciones de 19 críticos dominicanos y extranjeros, y donde se debatieron aspectos generales y particulares del discurso o los diversos discursos de la critica con puntos de interés en el ecosistema de la crítica y la literatura dominicana.

Veintinueve puntos temáticos agendados en programa constituyeron el debate, los exempla y temas de discusión en torno a la doxa crítica en la República Dominicana, Amé-rica Latina y el Caribe. Enumeramos a continuación los 5 objetivos del seminario, sólo para proponer el argumento que conformó el programa, pero que es, además, el rutario de las metas a estudiar y entender como marco de com-prensión del fenómeno de la crítica como clínica de saberes textuales en la República Dominicana.

1. Estudiar y analizar el desarrollo y conformación de la crítica literaria dominicana y su proceso de renovación y transformación.

2. Desarrollar hipótesis de lectura sobre los autores y sus obras, estableciendo las relaciones entre sus textos y contextos de creación.

3. Enfocar las cuestiones fundamentales de la teoría y la crítica para aportar instrumentos y métodos de formación en los estudiantes y lectores en ge-neral, procurando la discusión de los valores, usos y pertinencias de sus creaciones literarias.

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4. Propiciar la generación de producciones que arro-jen luz sobre los temas esenciales de la experiencia crítica y creativa.

5. Trazar un recorrido por la narrativa, la poesía, el en-sayo y el teatro dominicano, mediante la selección de un corpus textual de nuestros autores funda-mentales y canónicos. [Ver, Programa, 1er semina-rio… Viernes 24 y sábado 25 de febrero de 2012; Hotel Internacional V Centenario, Santo Domingo.]

El programa, en cambio, no se respetó por completo, pues la propuesta de temas y objetivos se “individualizó” en las expo-siciones orales y “leídas” de algunas “figuras” intelectuales de renombre que se alejaron del temario de base.

La propuesta que hemos trazado en torno a la crítica de la literatura y la crítica de la cultura tienen su punto de partida en los siguientes trabajos nuestros:

• ¿Para qué sirve la crítica literaria?, en Boletín Calasanz, Nº58, año 7, Enero, 1999, Santo Do-mingo pp.6-7.

• La turbulencia crítica. Elementos para un me-talenguaje de la crítica literaria Dominicana, en El Siglo, suplemento Coloquio, Sábado 23-3-1991, pp. 6-8.

• Cultura nacional: El espacio vivo de la con-tradicción, en Suplemento Areíto, Periódico hoy, p. 6, 2004.

• Las ideas literarias en la República Domini-cana, Ed. Amigo del Hogar, Santo Domingo, 1993.

• Literatura dominicana y memoria cultural. Ritmos y tiempos de la alteridad (2005)

• República Dominicana: El mito político de las palabras, (2004).

• La identidad negada, los caminos de la patria montonera, (2003).

• La miseria de la razón política (2012).

El autor es investigador y catedrá-tico universitario en el área de las Humanidades y las Artes. Doctor en Filología y Semiótica por la universi-dad de Bucarest, Rumanía.

anuncia su próxima publicación de la autoría

del escritor Miguel Collado:

El Centro Dominicano de Estudios Hostosianos

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En una secuencia de ideas dispuestas sin orden aparente, Al-fredo Scaroina convida a comulgar en un universo cargado de signos, símbolos y discursos psicológicos y estéticos. Un espacio referente marcado por la simbología, identificando al signo como ese elemento distintivo aunado al sujeto, sea creador de la obra, sea espectador, y entendiéndose que como unidad inseparable del todo, expuesto y develado. 

En su trabajo se descubre una evidente preocupación por lo que sucede a su alrededor, seguida por el deseo de asumir la responsabilidad de ser un ente social propiciador de cam-bios. Es así que, con la mayor naturalidad, enarbola su pro-testa, esbozando esas connotaciones del propio desgarra-miento, la irracionalidad de la guerra, la sobrevivencia desde el caos; todo concebido desde la propia experiencia y razón de ser expresado, asimilado y convertido en materia. De esta forma, Scaroina se apodera y empodera de lo cotidiano, del ritual de cada día, edificando y construyendo, desde los ci-mientos de la conciencia, una retórica libre y rica en matices, que abraza los cánones del expresionismo y la abstracción. A simple vista, los códigos concitan y arropan el espacio, como fórmulas construidas desde la concesión misma del ser que observa, cuestiona y discute con franqueza desde los confi-nes de su mundo personal y espiritual.

Como ha reconocido, su trabajo explora los entrecejos de la abstracción, y en un romance de formas y colores Scaroina

Alfredo Scaroinaconsciencia crítica, símbolo y lenguaje

Por Clara SilvestreMiembro ACDA/AICA

“El hombre no vive, como las bestias salvajes, en un mundo de cosas meramente físicas, sino en un mundo de signos y símbolos”. Pitigrilli

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recorre y compara con los diversos efectos emocionales y psi-cológicos que devienen de la cultura, percibidos en la llamada consciencia o alma colectiva (referido por el psicólogo y sociólo-go francés Gustave Le Bon).

En esta nueva serie, el artista revaloriza sus experiencias per-sonales, enfocando vertientes inequívocas de urbanismo y la modernidad: entiéndase, que éste se interna en el proceso, uti-lizando materiales identificados como “no convencionales”, para luego descomponer lo concebido y, a partir de este análisis ex-haustivo, recomponer todo en un nuevo lenguaje de símbolos convergentes. Scaroina prepara esos materiales hasta convertir-los en recursos idóneos: periódicos de archivo, polímero sintéti-co, polvo de metal, arena, yeso negro, hilo, carbón y grafito… los escudriña entre sus manos y los enfrenta hasta conseguir una respuesta, una verdad, única, natural y sintética.

Del mismo modo utiliza lo que reconoce como herramientas de poder u objetos encontrados con retazos de lino y telas, trapos y papeles, en vez de tradicionales pinceles, creando incluso sus pigmentos particulares.

Es oportuno hacer alusión, dentro de la obra de Scaroina, al esti-lo caligráfico que refería Cy Twombly; la incorporación de núme-ros y letras del alfabeto como elementos significativos a la mane-ra de Jaspert Johns; la característica utilización de materiales no

tradicionales, visto el papel periódico entre otros como recurso de soporte de la obra de Robert Rauschenberg: tres artistas es-tadounidenses que ayudaron a definir nuevos horizontes dentro del arte del siglo XX. Por otro lado, y con igual consideración, po-demos citar los alemanes Beuys y Kiefer. Joseph Beuys mostró un rechazo evidente a toda forma de violencia, cuestionando el concepto mismo de la guerra. Anselm Kiefer, alumno de Beauys, trabajaba con gruesas capas de color y fuego o ácidos, que luego mezclaba con materiales como madera o vidrio.

Cuando Alfredo Scaroina afirma: “en mi cabeza siempre está pa-sando algo y eso tiene conexión directa: se refleja en la obra”, lo asiente también con sus manos y toda posibilidad existente de lenguaje. Cuando expresa: “el proceso te va dictando lo que viene. Pinto y cuando comienza a desarrollarse la obra, comienzo a des-truirla” se prueba a sí mismo, y utiliza herramientas diversas para provocar nuevas formas de la llamada gestualidad expresiva.

 En esta oportunidad, expone 30 obras de diversos tamaños y formatos, de la mano de la importante galerista Deborah Colton, representante del artista en los Estados Unidos.  Actualmente, el artista dominicano Alfredo Scaroina reside en la ciudad de Hous-ton, Texas, desde donde realiza una activa labor artística carga-da de lenguajes y formas que trascienden las fronteras físicas y culturales.

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Imágenes (relato de lo cotidiano)

César Pinedo

Más de sus fotografías en:

• cesarpinedophotography.blogspot.com/

• www.flickr.com/photos/cpinedo/

• cesar.photopoints.com/main/photos/photographer.aspx?ID=41

Arquitecto de profesión y oficio, fotógrafo por decisión y herencia, amante de la naturaleza y las Bellas Artes.

Dónde encontrarlo:

• www.facebook.com/cesar.pinedos

• cesarpinedo100.blogspot.com/

• cpinedo.blogspot.com/

• porelamoramitierra.blogspot.com/2009_05_01_archive.html

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David GonzálezPor Clara Silvestre

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David GonzálezPor Clara Silvestre

“La mayor parte de la gente ha perdido su humanidad”.

Me gusta entrar en ese interesante juego de preguntas y respuestas, supongo que hierve en mi sangre eso que se reconoce como voca-ción periodística. De hecho, me encanta enfrentarme al tú a tú, por supuesto, con un buen entrevistado, como en este caso. Podría decir-se que en los poemas busco contenido, en las entrevistas también. No cabe la menor duda que, entrevistando a un poeta como David González, espero encontrar contenido en ambas partes. De hecho, cuando afirma: “caigo en la cuenta de que no sé hacer nada más apar-te de escribir”, pienso entonces: “exacto, por eso lo hace tan bien. Por-que se ha dedicado a la escritura, a la palabra”; pero entonces rebus-co y encuentro otra afirmación suya: “ya no creo en la palabra, ya no creo en el hombre”. Y no es para menos, el panorama que vemos cada día no es muy alentador, y de eso se nutre su poesía: de lo que siente la gente, de lo que ve a su alrededor, de las vivencias en un mundo hostil, cada vez más inhumano.

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CS: En algún momento que te has referido a la temáti-ca de tu obra, también hablas del lado más jodido de la vida, ¿qué te mueve a ver ese “lado más jodido”, e incluso dejando ese registro en tus textos?DG: Lo que me mueve a ver ese “lado más jodido” es, senci-llamente, que yo llevo viviendo en ese lado casi toda mi vida, aunque también he de decir que en mi obra también hay poe-mas en que hablo de otros lados, digamos, más benévolos.

CS: Como te he visto abogar, o apostar, por una sociedad con menos desigualdades, entiendo también que no te sientes cómodo con los acontecimientos de los últimos tiempos, sumado a la individualidad y la indiferencia de la gente que cada día va en aumento. ¿Quieres comentar-nos al respecto?DG: La verdad es que no me siento nada cómodo con los acontecimientos de los últimos tiempos, sobre todo porque creo que la mayor parte de la gente ha perdido su humani-dad, es decir, en el vocabulario de muchas personas, no de todas por suerte, no existe la palabra “solidaridad”, es decir, cada uno va a lo suyo sin pensar ni por un momento que en una sociedad tan injusta, tan desigual, cualquier persona puede verse abocada en cualquier momento a la miseria, al exilio, a la guerra, etcétera. Pienso que vivimos en una socie-dad en que lo único que importa parece ser es el dinero, el vil metal. En mi país, en esta triste España, tanto la llamada clase media como la clase obrera como, por supuesto, los más desfavorecidos de la sociedad están viviendo tiempos de incertidumbre, tiempos en los que se camina a paso agi-gantado hacia la pobreza, hacia la miseria, tiempos en que los que tienen poco cada vez tienen menos, tiempos en los que se está perdiendo ese mal llamado estado de bienestar, tiempos en que para salir de la crisis que nos asola (que, en realidad, no es más que un atraco a mano armada por parte de los más poderosos) los políticos, tanto si son de izquierdas como de derechas, exprimen al máximo a los más pobres. Y, claro, una sociedad que recorta el derecho a la educación, a la sanidad y a una vivienda digna, una sociedad así está con-denada al fracaso.

CS: A tu juicio, ¿qué hace valioso un texto poético?DG: Lo que hace valioso un texto poético es, en primer lugar, que dicho texto esté bien escrito gramaticalmente hablando, pero sobre todo lo que lo hace valioso, en mi modesta opi-nión, es la verdad de su contenido, pues yo soy de los poetas que opinan que la forma de un texto poético ha de estar su-peditada al contenido y que ese contenido ha de estar supe-ditado a la verdad.

CS: ¿Consideras que el libro impreso pudiera desaparecer?DG: No solo es que lo considere, es que estoy convencido de que así sucederá en un futuro no demasiado lejano. Como es evidente, los clásicos de la literatura mundial seguirán impri-

miéndose en papel pero únicamente en ediciones de lujo o de coleccionista.

CS: ¿Qué opinión tienes respecto al libro digital?DG: A mí, personalmente, el libro digital me encanta. Y ello por varias razones: al principio el coste de los libros se aba-ratará al eliminar de la cadena de producción a los inter-mediarios; por otro lado, en un e-book puedes almacenar prácticamente todos los libros impresos que uno tiene en su biblioteca y en mi caso debo de tener cerca de 6000, así que la comodidad de llevarlos todos en un solo dispositivo y poder consultarlos esté donde esté me parece, como lector y como escritor, un gran adelanto.

CS: ¿Cuáles han sido los temas por los que te has sentido más motivado a escribir?DG: Los temas que yo mismo he vivido en carne y hueso.

CS: ¿Existe algún tema del que entiendes no escribirías nunca?DG: Quizá cualquier tema que tenga que ver con las religio-nes, a no ser que sea para criticarlas. Considero que la mayor parte de las religiones han causado un daño irreparable al ser humano. Uno debería tener fe en la vida y no en lo que haya o no haya después de la muerte. Uno debería tener fe en el ser humano y no en los supuestos dioses de los que nos hablan las religiones.

CS: ¿Satisfacciones?DG: La única satisfacción que encuentro al escribir es cuando termino un poema o un relato. La literatura, salvo algún que otro viaje, como el que hice a tu país en el año 2007, y salvo alguna persona interesante que he tenido la suerte de cono-cer, me ha producido muy pocas satisfacciones, más bien me ha causado muchos disgustos, casi siempre por decir o escri-bir lo que pienso.

CS: ¿Cómo describes los últimos tiempos?DG: Los describiría como tiempos de lucha y sinsabores, con pequeños, mínimos, destellos de felicidad.

CS: ¿En qué proceso se encuentra el proyecto de tu novela?DG: Se encuentra en proceso de escritura. No será una novela al uso y por ello me está costando un gran esfuerzo. Aparte de que ya no creo demasiado o más bien poco en la palabra, en su valor para cambiar no ya el mundo sino para cambiar-me a mí mismo y a los que me rodean.

CS: ¿Tendría la novela la misma línea conceptual que tu poesía?DG: Sí.

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• Una palabra que has hecho tuya… Supervivencia.

• Un camino por recorrer… El camino de la vejez.

• Un sueño… Hace tiempo que ya no tengo sueños: solo realidades.

Dibujo de David González, de la autoría del reconocido dibujante dominicano Julián Amado.

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CS: ¿Ya puede revelarse su nombre?DG: No soy partidario de revelar los títulos de mis libros ya que hasta que no escribo la última línea siempre barajo va-rios nombres. En este caso, como título provisional barajo este: “Siguiendo los pasos del hombre que se fue”.

CS: ¿Podríamos decir que cada uno de los títulos de tus libros representan un período o momento de tu vida?DG: Sí que se podría decir, sí. Como soy un escritor autobio-gráfico, cada libro representa un período de mi vida.

CS: ¿Podrías compartir con nosotros en qué momento de tu vida te encuentras actualmente?DG: Me encuentro en un momento de decepción, un mo-mento bastante depresivo, al ser consciente de que cosas que me gustaría mucho hacer no dependen en absoluto de mí. Cuando empecé a escribir renuncié a un trabajo de esos para toda la vida, de hecho renuncié a muchas de las cosas en las que otra gente empeña su vida, no sé, renuncié al amor por ejemplo o mejor dicho: renuncié a formar una familia, ya que la escritura por sí sola y más si no eres uno de esos escri-tores de entretenimiento, de best-sellers, no da para vivir y como es natural no entra dentro de mi conciencia condenar a mi posible mujer y a mis posibles hijos a una vida de pobreza.

CS: ¿Cuéntanos de las experiencias como soporte de tu trabajo poético?DG: No hay mucho que contar. Las experiencias son el sopor-te de mi trabajo poético. No concibo escribir sobre historias que yo no he vivido, no porque no sea capaz de escribirlas sino porque no me parece honesto hacerlo. Me explico: mi vida y la de las personas que me rodean me parecen lo sufi-cientemente interesantes para escribir sobre ellas sin necesi-dad de inventarme personajes de ficción que nunca han exis-tido realmente. De hecho, me parecería muy triste cuando me llegase la hora de morir pensar que lo que voy a legar en mi obra son historias que no han sucedido protagonizadas por personajes que nunca han existido, independientemen-te de que esa obra de ficción fuese condenadamente buena.

CS: ¿Cuál entiendes es el futuro de la poesía?DG: El futuro de la poesía entiendo que será el mismo que su pasado y que su presente. La poesía siempre estará ahí, porque la poesía, a diferencia de otros géneros literarios, no entra en el engranaje industrial, es decir, la poesía no depen-de de las ventas.

CS: ¿A qué entiendes que se enfrenta la poesía y los poe-tas en tiempos del 3D, los juegos electrónicos y la reali-dad virtual?DG: Se enfrenta quizá a un mayor ostracismo, pero cuando los juegos electrónicos o la realidad virtual dejen paso a otros avances tecnológicos la poesía seguirá estando ahí. De he-cho, la poesía me parece que es el género literario que mejor se ha adaptado a los dispositivos tecnológicos, la que mejor se ha adaptado a las redes sociales y solo hace falta echar un vistazo a Facebook por ejemplo.

CS: ¿Qué opinas de las redes sociales? Beneficios y/o ven-tajas.DG: Bueno, para un escritor, las redes sociales suponen una buena plataforma para promocionar sus obras, aparte del contacto que dicho escritor puede tener con sus posibles lectores, y para una persona que no sea escritor o artista las redes sociales suponen una fuente de conocimiento, supo-nen, al menos de momento, una buena forma de informarse de aquellas noticias sobre las que el Sistema, sea el que sea, no nos informa o directamente nos oculta.

CS: ¿Prefieres el día o la noche?DG: Antes, y cuando digo antes me refiero a hace relativa-mente poco, quizá un año, prefería, sin duda alguna, la no-che. Ahora, sin embargo, como ya conozco en profundidad lo que me puede deparar la noche, prefiero mucho más el día.

CS: ¿Escribir en el ordenador o con lápiz de carbón?DG: Escribo con bolígrafo, de color negro, y escribo a mano. El ordenador solo lo utilizo para pasar a limpio lo que escribo. Al escribir a mano tengo la sensación de que las palabras salen directamente de mi cuerpo.

CS: ¿Dónde y cómo haces tus anotaciones?DG: Las hago en mi memoria.

Algunos poemas de David González.

ESPALDA MOJADA

in usa: en usa:

empire: imperio

of english language del habla inglesa:

and also empiree imperio también

of the letters: de las letras

of the keyboards de los teclados:

i am: yo soy:

la eñe:

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POÉTICA

escribo a mano: igual que si cavase mi propia tumba:

FLORES en memoria nuestra

6 de agosto de 1945: a las ocho y cuarto de la mañana, hora japonesa: un tremendo relámpago: como una sábana de luz solar, atravesó el cielo de hiroshima ensentidoeste–oeste: desde la ciudad hacia las colinas:

no se escuchó ninguna explosión:

luego: el crespúsculo:

¿por qué es ya de noche:

¿dónde están los demás:

mi marido está en esas cenizas:

de los 150 médicos de hiroshima: 75 habían muerto:

de las 1780 enfermeras de hiroshima: 1650 habían muerto:

de los 245000 habitantes de hiroshima: 100000 habían muerto:

sobre la piel de los cuerpos de algunas mujeres: las formas de las flores estampadas en sus quimonos:

ayer, dijo un superviviente, mis zapatos eran mi posesión más valiosa: hoy no me importan: con un par tengo bastante:

lo sé, dijo otro: yo empecé a traer conmigo mis libros, pero luego pensé:

no hay tiempo para libros:

SALPICADERO

me tengo por un hombre, con todo lo que ello implica: así que puedo ponerme en el lugar de padre:

quiero decir que puedo entender por qué esconde esa fotografía: por qué lleva años haciéndolo:

escondiéndola en una carpeta negra:

en la guantera de todos sus coches: desde el que, con setenta años, conduce ahora: un renault 19: hasta el primero: un seiscientos:

desde antes quizá: desde la vespa en que paseaba a madre: embarazada de mí:

desde antes, en efecto: desde que hizo la mili en aranjuez: ciudad de la que era natural esa fotografía en blanco y negro:

el pelo a lo garçon:

el suéter de verano:

y la falda de tubo por encima de las rodillas:

una chavala guapa a rabiar: que sonríe al objetivo: padre: como solo a esa edad el amor sabe

sonreír:

como madre le sonreía:

me tengo por un hombre, con todo lo que ello implica: así que puedo ponerme en el lugar de padre:

pero no en el de madre:

en el de madre no:

una buena mujer que besa el suelo que pisa un hombre que lleva décadas engañándola: de obra al inicio de los tiempos:y de pensamiento desde entonces:

con una chavalita de aranjuez por la que no pasan los años:

mientras ella:

madre:

la pobre:

envejece:

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MY GENERATION:

rellena esquelas como crucigramas:

y cuando en los entierroso en los funerales diluvia:

my generation

se pone gafas de sol: espejos: negros: así nadie nota que no ha derramado una triste lágrima:

my generation

no busca el aplauso: se conforma con la palmadita en la espalda:

y su palabra: la palabra de

my generation,

tiene la propiedad de la escrita a lápiz: cuando mejor le parezcao le convenga:

la borra:

ESPEJO

casi 48:

y todavía puedo mirarme

a la cara: a los ojos: en el espejo, sin que éste se empañe:

SÉ QUE MIENTEN LOS PERIÓDICOS

si se produce: asume la derrota antes del disparo terminal:

asúmela: hazme caso:

y acalla las armas: toca a retirada:y exíliate en otras realidades:

asúmela te digo:

más épica que la victoriay más inminente que la derrota:

la vida:

empezando por la tuya propia:

TESTIGOS

se acerca ya la hora del relevo: presientes la línea de metay será entonces cuando habrás de

ceder

el testigo:

entregárselo a otros hombres y mujeres de palabra:

escritores y escritoras de no ficción a ser posible:

ellos y ellas le protegerán:

al testigo:

de cargo:

para que siempre que tenga ocasión declare antes sus lectores:

sus semejantes:

la verdad que solo él conoce sobre los crímenes que presencióo sobre aquellos otros en los que él mismo empuñó

el arma homicida:

COSECHA

siembro poesíay cosecho granizo: las hojas caen:

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El libro que vendrá

Por Rogelio Obaya

El libro electrónico es un tópico de estos días, así como la discu-sión sobre la pervivencia de su equivalente de papel. Una temática afectada más por el rumor que por la reflexión seria.

Lo principal a destacar es que, según se afirma, el libro en su for-mato tradicional tiene los días contados, como pasó con el CD y el disco de vinilo en la música o con el papiro en la propia historia del libro. Pero hay que recordar que no todo es como parece.

A fuerza de repetición, cualquiera llegaría a creer que existe una línea evolutiva necesaria entre el libro impreso y el e-book, fren-te a la cual no cabe oposición alguna, salvo la que vendría del fetichismo nostálgico de unos pocos remisos. Y, puesto que cual-quier tiempo futuro fue mejor, habría que aceptar sin boquitas el designio inapelable de la historia y el progreso.

Pura falacia, hermana gemela de otra, a saber, que es apenas un cambio de soporte. Es decir, que el libro puede sobrevivir al cambio de soporte y seguir siendo precisamente eso, un libro. He aquí un ejemplo del valor del eufemismo en función de la publicidad.

A la lista de falacias que pululan en este respecto habría que añadir la que guarda relación con un conservacionismo hipócrita.

Antes de ver que renunciemos totalmente al uso del papel como materia prima en las más disímiles (y de seguro menos justifi-cadas) formas de producción, nos gustaría conocer el impacto real que tendrá sobre el medio ambiente la basura tecnológica de una industria basada en el criterio del desecho y de lo provi-sional.

Ya no estamos hablando del árbol que se corta y se puede sem-brar de nuevo para mantener el ciclo de vida de los bosques, sino de materiales cuya extracción y degradación posterior son un dialelo insuperable para un equilibrio natural mortalmente amenazado.

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Es difícil escapar al efecto predatorio de lo novedoso, y el en-candilamiento termina imponiéndose, desgraciadamente.

Tan curioso como ridículo resulta encontrarnos a diario con personas para quienes la lectura ha sido o es cualquier cosa menos un hábito, queriéndonos convertir a la arrolladora secta del e-reader. Gente que de pronto sabe más que nadie del solitario y placentero oficio de lector, solo porque un idiota artilugio que se las da de inteligente promete hacer menos solitario y más placentero el acto de leer.

No es posible negar el milagro tecnológico de dicho arte-facto: ofrece facilidades indiscutibles, relacionadas todas con las limitaciones de espacio y de tiempo de la vida pre-sente. En tal sentido, está a tono con la prisa y con el uso de la información, acaso los factores determinantes reales del éxito de la letra digital.

No obstante, la superioridad tecnológica supone, ante todo, una generación anterior, como ocurre con los mode-los de smartphone y las tabletas que invaden el mercado.

Los modelos (repárese en la raíz de esta palabra: moda, muda, mudar, cambiar…) consisten en sucederse; son obsolescentes por naturaleza; no les está permitido durar. Es lo que hemos visto desde el surgimiento del primer aparato electrónico de lectura, y no veremos nada diferente en mucho tiempo.

Mas no es el caso, como decíamos. No hay tal línea evoluti-va. El libro no es tecnología, como se entiende el término

en la era del ordenador. Está más cerca del arte que de la industria, aunque su producción y distribución hoy

disten mucho del prototipo de Gutenberg, mal que ha de pesarle.

Producto de la más cruel ironía es que, ade-más de tratarse de un fenómeno casi exclu-sivamente norteamericano y absolutamente comercial y publicitario, el debate decisivo acerca del futuro del libro tiene lugar en las sociedades occidentales desarrolladas.

Al margen de las enormes sumas de dinero invertidas en modificar un modo de vida y de paso en hacer colapsar economías vinculadas a la tradición, está la escandalosa realidad de un mundo sumido en el analfabetismo a ra-zón de tan solo un 20% de su población con capacidad para leer, radicada en su mayoría, como es lógico, en las naciones aludidas.

Se objetará que igualmente con la crea-ción de la imprenta coexistía una gran masa de analfabetos, pero no tiene res-

puesta que seis siglos después, en el tiem-po de los viajes a Marte, esa realidad conti-

núe prácticamente invariable.

Semejante contraste social entraría por jus-ticia en un diálogo comprometido con la re-

levancia que el tema finge reclamar para sí a través del flujo mediático que se le asigna, pero

parece no contar para nada cuando se enarbola la categoría demiúrgica del invento.

Se omite por igual la despiadada competencia de mons-truosas compañías transnacionales, las batallas legales por los contenidos y el monopolio, el peligro y la vulneración de los derechos, y todo un traspatio sin desperdicio.

Paralelamente, la crisis que arropa a buena parte del conti-nente europeo sirve de combustible a la condición coyun-tural que define este contexto, y no parece muy realista que países como España, por ejemplo, de un rol determinante para el libro impreso y para su comercialización en Latinoa-mérica, pueda remontar los graves obstáculos económicos que enfrenta sin modificar profundamente los esquemas de planificación y desarrollo de su gestión editorial.

Durante años, he seguido con dedicación este tema, día tras día, noticia a noticia, y una cosa me parece clara: si el li-bro tradicional desaparece, como aseguran los profetas del naufragio, no será sustituido por nada superior a él, sino por el vacío que él mismo ha dejado.

Habrá sido consecuencia de una transformación cultural, pero nunca de una evolución.

Con la muerte de este amigo como lo hemos conocido des-de el siglo XV asistiremos también al entierro de una forma de lectura que va quedando atrás junto con los valores sa-grados de la libertad y de la dignidad de la persona, con el impulso creador y con la belleza.

Asistiremos al triunfo del mercado, determinado por el con-trol de los gustos y el consumo de la mayoría.

No solo habremos dejado olvidado el origen del hombre moderno, en la libre impresión, distribución y lectura de las Tesis de Lutero y de la Biblia, sino que ese mismo hombre habrá cedido hasta abdicar del espíritu soberano que se ha-cía valer mediante la venta de enciclopedias en los albores de la Revolución Francesa. A este paso no quedará espacio para la sorpresa, para la auténtica novedad.

No quedará espacio siquiera para la buena literatura. Por cuanto se publicará solo lo que vende, tanto si se distribuye por el canal electrónico como por lo que aún se lleve a los tipos móviles, tendrá que cumplir con el requisito indispen-sable de traducirse inmediatamente en best-seller, en bene-ficios millonarios, tendrá que venderse, para decirlo de una vez. Se busca el riesgo cero que proporcionan los datos ex-traídos del inofensivo aparato, el mismo que registra y revela de manera siniestra todo movimiento sobre el texto, el histo-rial que habla de tus ritmos de lectura, de tus consultas en el diccionario en línea y de tus notas y comentarios al margen.

Esta es mi modesta manera de aguarles la fiesta a los após-toles del nuevo triunfalismo. Las distopías descritas por Orwell o Bradbury podrían parecer superadas por el rasero redentor de la técnica en su aspecto más lúdico, pero este no despeja el fantasma de fondo del poder totalitario, bur-lonamente cada vez más a salvo de las llamas con que anta-ño solía reducirse a cenizas la memoria.

El autor es escritor, teólogo y bibliófago empedernido; conoce-dor de diferentes tópicos relacionados con la literatura, el arte y la historia. Actualmente, es gerente en Centro Cuesta del Libro.

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Aunque no pretenda contagiar la euforia que desbordan muchos artículos sobre el cine en República Dominicana, admito que aquel sueño candoroso de Francisco Palau (pionero de nuestra cinematografía) es por fin una realidad donde ya germinan los artistas y técnicos necesarios para despegar como industria. Hace apenas seis años, la filmación simultánea de varias películas era inusual. Hoy sucede y, por si fuera poco, cada estreno confirma que existe un público no formidable, pero sí interesado en historias con etiqueta «erredé».

El futuro infunde aliento. La entrada en vigencia de la Ley 108-10 para el Fomento de la Actividad Cinematográfica que, entre otros objetivos, aspira convertir nuestro país en un destino seguro para filmar, así como la esperadísima apertura de Pinewood Indómina Studios —el complejo de rodaje más completo del Caribe—, son pruebas irrefutables de que nuestro cine importa, progresa y algún día será un negocio rentable.

Hasta aquí todo luce esperanzador. La resistencia a producir cintas dramáticas (La lucha de Ana, Bladimir Abud) está desapareciendo. Nuestras películas ganan premios (La hija natural, Leticia Tonos, tercer lugar del Audience Choice Award del Festival de Cine de Chicago). Y desde su portal de Internet, la Dirección General de Cine (DGCINE) ofrece un catálogo de profesionales vinculados al quehacer cinematográfico: editores, gaffers, encargados de vestuario, etcétera.

Podría aplaudir de satisfacción, pero mientras el trabajo de directores y actores se reconoce públicamente, los guionistas seguimos siendo esos parientes desconocidos del álbum cinematográfico, gente nombrada únicamente cuando algún crítico dice: «Nuestro cine necesita buenos escritores». Aunque 2012 fue productivo en número de películas, para mí representó un tanteo. En otros

países, la figura del director-autor no es regla,

pero la mayoría de productores dominicanos aún

respaldan esta idea.

Si piensas que exagero, echa un vistazo a los filmes

del pasado año: la mayoría fueron escritos por sus

directores o son resultado de «colaboraciones»

(Jaque Mate, El rey de Najayo). La perspectiva para

2013 se vislumbra idéntica, pues salvo contadísimas

excepciones (Biodegradable, ópera prima de Juan

Basanta, con guión de Jorge Luis Pascal), nos

esperan muchas películas escritas, dirigidas y hasta

producidas por la misma persona.

Cada vez que comparto con aspirantes a guionistas

me entra la curiosidad. Vender un guión en

República Dominicana es complicado; y nuestro

oficio, fatigoso. ¿Por qué anhelan entonces

escribir para cine o televisión? Si es por glamour

o reconocimiento, perderán su tiempo: pocos

guionistas recorren la alfombra roja o son laureados

por un primer guión como Diablo Cody.

Cuidado: no intento que renuncien (imposible, si la

necesidad de contar es auténtica), pero me resulta

inevitable desmitificar al tipo que crea la «historia

perfecta» mientras acaba una cajetilla de cigarrillos

y, sin mucho esfuerzo, consigue productor. Ojalá

fuera tan simple. El guionista escribe libretos que

nunca se filman. El guionista acepta cada revés

narrativo y sigue creando. El guionista resuelve

conflictos dramáticos, incluso cuando duerme.

Abrir un documento de Final Draft, escoger

un lugar insólito para desarrollar la acción y

soltar dos o tres diálogos ingeniosos no te hace

un escritor cinematográfico. Para ejercer este

oficio indispensable y, lamentablemente, poco

comprendido, hay una serie de requisitos además

de la cinefilia.

El oficio desdeñadoPor Miguel Piccini

John Laroche: Look, we're not lost.“Adaptation”

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Leer no, devorar libros. Es el primer gran error de un principiante: creer que la lectura sobra al momento de escribir películas. El guionista lee. Mucho. Y además de filmes y series completas de televisión, consulta libros sobre dramaturgia, psicología (¿o cómo crees que inventamos personajes creíbles?), historia, etcétera. Los manuales para formatear guión, esos How to tan populares en Estados Unidos, son útiles, pero hacen falta pesos pesados para superar bloqueos creativos: Arte Poética, de Aristóteles; La vida del drama, de Eric Bentley; o El arte de la escritura dramática, de Lajos Egri, por ejemplo.

Paciencia. ¿Sabes por qué muchas películas dominicanas resultan frustrantes? Porque llegan a la gran pantalla con errores básicos de guión: un primer acto demasiado largo, personajes trillados, final predecible o chocante (¿recuerdas la Biblia que sujeta Manuel —Hensy Pichardo— para enfrentar al espíritu maligno en Andrea?). A veces pienso que nuestros cineastas no desean compartir buenas historias, sino llenar salas de cine. Esto explicaría la urgencia de filmar, aun sabiendo que el guión contiene fallos. Un guionista respeta los ciclos creativos, entrega la historia acabada y, cuando es necesario, escribe una nueva versión o tratamiento.

Cultivar ideas. Con frecuencia, la intención de escribir guiones surge así: «¡Tengo una idea buenísima!». Y como escribir novela es tedioso, el «próximo» Paul Haggis dice: «Mejor escribiré una película». ¡Felicidades! Supongo que, además de esa idea única, estupenda y «costosa», tendrás al menos otras 800 para incorporarte al staff de una productora, redactar biblias de series, crear personajes inolvidables, escribir decenas de tratamientos, pulir diálogos en pleno rodaje, pasar de un género a otro… En definitiva, vivir nuestro oficio.

Disponibilidad 24/7. Es obligatoria cuando formas parte de un equipo de escritores. Los guionistas de telenovela, por ejemplo, cumplen calendarios de entrega muy estrictos: un libreto diario. Llevar a efecto estos cronogramas implica trabajar los fines de semana y, sobre todo, de madrugada. Tu adaptación debe ser rápida, pues te aguarda otro ajetreo: «incubación de ideas». Durante la cumbre de guionistas celebrada en Ciudad México, la

doctora Linda Seger —autora de La escritura subtexto: lo que está abajo, y consultora de guiones para CBS, ABC, NBC y Disney Animation— explicó que la creatividad es circular, por tanto «tiene que haber tiempo de procesamiento inconsciente». En otras palabras: las ideas no respetan horarios, emergen mientras friegas, trotas, cenas…

Escribir por encargo. Así funciona este negocio: un director envía su argumento y tú desarrollas el guión; un productor compra los derechos de una serie exitosa y te encarga la adaptación. Si tus únicos intereses son musicales, comedias románticas o historias de zombis, empieza a documentarte un poco más. El guionista sabe qué ocurrió durante la Guerra Fría y siente sin reparos las emociones de un asesino. ¿Que cuándo escribirás tus guiones originales? Mientras llega el siguiente proyecto.

En Escritos sobre cine, una compilación de entrevistas y artículos dedicados a la obra documental de René Fortunato, el autor de la trilogía El poder del jefe señala que, aunque alentador, el panorama actual del cine dominicano es también preocupante: «Mientras predomine la “farándula cinematográfica” en el Gobierno y en una parte del conglomerado del sector cine, difícilmente se pueda establecer en nuestro país una industria cinematográfica con bases sólidas».

Comparto esta observación y, de hecho, la puedo extrapolar a nuestro oficio. Así como existe la falsa creencia de que cualquiera puede interpretar un papel, también es falso que cualquiera puede escribir una buena película. Sin guionistas, seguiremos como una «familia cinematográfica», pero jamás nos convertiremos en industria. Si en verdad quieres contar historias, el futuro del cine dominicano te pertenece. Tarde o temprano, los productores reconocerán la importancia de nuestro trabajo. Una producción exitosa es idéntica a una constelación: brilla porque suma talentos.

El autor es guionista, egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) del Ins-tituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE).

@MiguelPiccini

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Mientras los seguidores de Artaud lo calificaban de poeta visionario y creador genial, otros lo calificaban de enfermo mental, debido a los diagnósticos rela-cionados con esquizofrenia y sus crisis que le lleva-ron a pasar largas estadías en sanatorios. Ya se ha ha-blado de que lo uno y lo otro no sean incompatible, más bien partes de un todo: genialidad y locura.

En un artículo publicado por Mónica Ferrado, en El País (2007), titulado “La frontera entre la genialidad y la locura”, expone que el catedrático Francisco Mora y el escritor Vicenç Altaió, coincidieron en afirmar: “Ni todos los genios están locos, ni todos los locos son genios”.

Según Mora, “el genio es una persona con extraordi-narias capacidades, focalizadas en alguna materia, y con capacidad para alumbrar ideas abstractas nue-vas y expresarlas, es decir, de crear”. Mora puntualizó que existen personas con buenas ideas, aunque no serían considerados como genios: “el genioide es el que puede concebir ideas, pero no puede expresar-las. El talento lo tiene el que puede acabar creando”.

En cuanto al mito sobre la relación entre genialidad y enfermedad mental, Mora dejó claro: “el genio no es un enfermo, hay de todo, aunque es cierto que en el caso de existir enfermedad, sabe aprovechar sus bro-tes de locura para crear cosas fantásticas”. Esta tesis viene apoyada por estudios que han permitido ver que “las facultades creadoras ya existen antes de ma-nifestarse la enfermedad”.

De la locura poética refiere Derrida a propósito de Artaud. Susan Sontag lo consideró la figura más sig-nificativa del artista subyugado “víctima de su cons-ciencia”, afirmando que nadie ha representado de un modo tan riguroso y detallado “la microestructura del dolor mental”, ni nadie ha sido tan consciente de la falsificación de la literatura en cuanto que el dolor se convierte en energía, en benigna obra de arte.

En su primer manifiesto de El Teatro de la Crueldad, expone: “No podemos seguir prostituyendo la idea del teatro, que tiene un único valor: su relación atroz y mágica con la realidad y el peligro”. Por este escrito de 1932, es que es conocido como el creador del teatro de la crueldad. En él, alude o reclama un espectáculo integral, donde se suprime la escena, la sala, el decora-do y donde pide luces tenues, y ruidos insoportables y

desgarradores.

Para Artaud era trans-cendental que el públi-co que observa sea haga consciente de la violencia que domina su propio in-terior y las fuerzas naturales, de ahí que su propuesta se centre en el gesto, la danza y el movimiento, y no en la acción o la palabra. Es entonces que se resalta la tarea del director escénico, no así del dramatur-go, y el texto pierde valor. Toda intención dirigida a su concepción de que el teatro debía afectar a la audiencia tanto como fue-ra posible.

A su juicio, las palabras no representan el centro del teatro, constituyéndose solamente en una herra-mienta, entendiéndose que se trata de un lenguaje puro que puede existir sin las palabras, como se da en las pantomimas, las que por sí solas se elevan por la gran carga poética que dejan en el espacio.

Artaud exploró distintos géneros litera-rios, todos dirigidos hacia un “arte absolu-to y total”. Sus primeros poemas los escribe cuando llega a París en 1920, y luego haber sido internado, durante su adolescencia, por desequilibrios mentales. Ya en 1921, era actor de la troupe de l`Atelier de Charles Dullin, traba-jando con Pitoëff y Jouvert. En octubre de 1918, cuando Georges Pitoëff funda su compañía: el Teatro Pitoëff contaba con Artaud entre sus actores.

“Tric-Trac del cielo” y “El ombligo de los limbos”, los publica entre 1923 y 1925, ya perteneciendo al grupo surrealista, obras que demues-tran la entrega que tuvo hacia ese movimiento. Así tam-bién, en “El pesa nervios”,

Sobre Antonin Artaud y el Teatro de la Crueldad

Por Clara Silvestre

“No ha quedado demostrado, ni mucho menos, que el lenguaje de las palabras sea el mejor posible”. Antonin Artaud

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hace alusión a sus intentos por encontrar la vida de adentro, sin anquilosarse en “segmentos en

cristaloidoes”.

Cuando Artaud afirmó: “No tengo más que una ocupa-ción, rehacerme” o cuando dijo: “Sufro que el Espíritu no esté en la vida y que la vida no esté en el espíritu”, nos muestra ese hombre que sentía la realidad como algo espiritual. Una frase a mi juicio impactante es: “El espíritu no necesita del ali-mento físico para vivir, pero cumplir a rajatabla con el camino contradictorio del hombre implica la muerte”, planteada en “Pablo los pá-jaros o el lugar del amor”.

Al incursionar en el movi-miento surrealista, conoce

a Breton al que considera su maestro. En las obras que escribe

en esa época se manifiesta la pa-sión con que asumió estas discipli-

nas. Pero, más tarde Bretón encamina sus ideas al servicio de la Revolución, exhortando a Artaud, entre otros miembros, a corregir sus enfoques orientalistas. De ahí, más tarde, Ar-taud escribe una carta que titula “El gran anochecer o el bluff surrealista”, donde advierte que el movimiento

se había hecho artificial y donde asegura: “Lo que me separa de

los surrealistas es que ellos aman la vida tanto como yo

la desprecio”.

Entendiéndose que para com-

prender a ciencia

c ier-t a

las ideas expuestas por Artaud habría que entender-se su concepto o conceptos significantes a la cruel-dad, fue que Lee Jamieson aludió cuatro formas posibles: Primero, que lo ocupó metafóricamente para describir la esencia de la existencia humana, donde Artaud “creía que el teatro debe reflejar su visión nihilista del universo, formando una inespe-rada conexión entre su propio pensamiento y el de Nietzsche. La definición de Nietzsche sobre la crueldad forma la del propio Artaud, declarando que todo arte encarna e intensifica las brutalidades subyacentes de la vida para recrear la emoción de la experiencia. Aunque Artaud no cita formalmente a Nietzsche, [sus escritos] contienen una autoridad persuasiva familiar, una exuberante fraseología si-milar, y motivos en extremo·”

También, Jamieson dice: “Artaud construía el uso de la palabra, en una forma de disciplina. Aunque ne-cesitaba el rechazo de formas e incitar al caos, ade-más promovía una disciplina estricta y un método de rigor para el espectáculo”.

Antonin Artaud fue conocido con este seudónimo, aunque su nombre real fue Antoine Marie Joseph Artaud. Nació el 4 de septiembre de 1896 en Marse-lla, Francia, y murió el 4 de marzo de 1948, en París.

Cuando era niño padeció una meningitis que le dejó dolorosas secuelas y ya siendo adolescentes pasó largas temporadas recluido en sanatorios. Tartamudeaba y sufrió contracciones de los nervios faciales que le causaban mucho dolor, por lo que le resultó difícil hablar y escribir.

Con un historial de dificultades y dolencias no era de extrañar su vida en una lucha constante consigo mismo y, en ese recorrido es que decide entonces escribir no solamente sus ideas y pensamientos, sino también sus luchas y contradicciones.

Fue poeta, dramaturgo, actor, director de teatro. Trabajó en 22 películas durante los años 20 y 30, en-tre las que se destacaron Napoleón de Abel Gance y La pasión de Juana de Arco, de Carl Theodor Drever. No puede discutirse la gran influencia ejercida por las ideas de Artaud en la historia del teatro mundial.

En definitiva, y eso se ha entendido, Artaud propo-ne que el arte recobre su función sagrada, como en sus inicios. David Dickinson, lo expresa muy bien: “Artaud sabe que el hombre occidental lleva mu-cho tiempo muerto, y que el nacimiento siempre es doloroso, el cambio de un estado a otro implica un chorro de sangre. Por eso le pide al artista incle-mencia, brutalidad, crueldad. Hay que propinar un durísimo golpe al hombre dormido tantos siglos,

y que se ha habituado tanto a la vida que ya no reconoce ninguna realidad más que el de las apa-

riencias, el de la estupidez, el de la comodidad de un trascurrir apagado. Atrás de la cortina

del pensamiento y de los fenómenos, sabe Artaud del fundamento que a todos

mantiene entre la vigilia y el sueño”.

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Fanático de las historias (Literatura y audiovisuales)

Libros:

El invierno del mundo

Ken Follett es un autor británico de un éxito más que probado desde 1989, año en que publicó su best-seller “Los pilares de la tierra”, libro que aún hoy sigue estando en las listas de los libros más vendidos en el mundo. En esta ocasión te presentamos la segunda parte de la trilogía “The Century”, cuya primera entrega es “La caída de los gigantes”.

Tras el enorme éxito mundial de La caída de los gigantes, Ken Follett presenta la segunda entrega de la trilogía «The Century». En esta novela narra la historia de los hijos de las cinco familias protagonistas desde los años anteriores a la Se-gunda Guerra Mundial hasta los inicios de la Guerra Fría. El nazismo, la invasión de la Unión Soviética, el ataque a Pearl Harbor, la guerra civil española y el desarrollo de la bomba atómica son algunos de los acontecimientos que marcarán sus vidas. «La trilogía “The Century” es la historia de mis abuelos y de los vuestros, de nuestros padres y de nuestras propias vidas. De alguna forma es la historia de todos nosotros.» Ken Follett

El túnel de Sábato

Ernesto Sábato y su libo El túnel siempre han ocupado un espacio especial en mi biblioteca por su insondable sentido de lo huma-no, por su concepción retraída del amor, por sus vuelcos y vuel-tas, por esa símil con el hombre

mismo, porque cuando dice: «en todo caso había un solo túnel, os-curo y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infan-cia, mi juventud, toda mi vida. Y

en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles; y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ven-

tanas y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad» no está hablando en realidad de todos nosotros.

Una experiencia imperdible que todo bibliómano que se respete debe ahondar entre sus olas de hojas de papel hasta el final ya previamente insinuado pero que mientras más se lee más interesa.

Virgilio Díaz Grullón y la idiosincracia nacional

Cuando las personas hablan del "cuento dominicano" inmediata-mente mencionan, prácticamen-te a unanimidad, al profesor Juan Bosch y sus famosos Dos pesos de agua. Con rara extrañeza se pre-sencia la mención de algún otro narrador, y mucho menos la de Virgilio Díaz Grullón, para mí una joya nacional en lo que respecta a narrativa dominicana, pues consi-

dero que poseía una capacidad innata para narrar la profundidad del alma humana sin importar qué tan honda o superficial esta fuera. A través de esta antología podemos conocer al escritor, mo-tivado por razones superiores a lo mundano, tratando de describir lo que es y ha sido el hombre dominicano con una calidad mag-nífica y llena de finales supuestos que dan al lector la necesidad imaginativa de ver más allá guiado por los hechos ya expuestos.

Como pasa con mucho de nuestro talento, el tiempo y la edu-cación inferior hace que se olvide de la conciencia colectiva el recuerdo de dominicanos que deberían servir de motivación y aliento para las nuevas y viejas generaciones.

Breve historia de la medicina

Breve historia de la medicina es un libro que me encantó desde que lo encontré en una de esas andanzas ilusionadas por la cada vez más limitada Feria del Libro, pero en la que con algo de es-fuerzo y no sin pasar calor, se pue-den encontrar pequeñas joyas a precios, aunque sea, ligeramente mejores que en la costumbre bi-bliomercantil.

Breve historia de la medicina es un resumen existoso en el que po-demos viajar por el tiempo en lo que será sin duda una experiencia enriquecedora. ¿Qué enfermedades han aquejado a la humanidad desde sus inicios? ¿Cómo eran tratadas? ¿Qué consideraciones tenían los antiguos humanos sobre la sangre? ¿Sobre las primeras transfu-siones? ¿Cuándo se inventaron los antibióticos y cuál fue la situación que llevó a su descubrimiento? ¿Cuándo podemos hablar de una medicina "moderna"? Todas estas incógnitas y muchas otras se en-cuentran en este modesto libro de 280 página (de contenido al me-nos), plagado de ilustraciones e imágenes pertenecientes, muchas veces, a los momentos históricos y que nos aclaran mucho sobre cómo pensaba el hombre y sobre la siempre interesante imaginación que nos caracteriza..

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Cine: Los Miserables y su nueva adaptación.

Series:

Los miserables, la mítica obra escrita por el poeta y escritor francés Víctor Hugo, y que se dice es la obra más representativa y trascendente del siglo XIX, se ha visto representada innumerables veces desde su publicación en 1862. Musicales y películas han sido el deleite de todos por más de un sig-lo, viéndose representada en el cine más veces de la que he podido verlo. En esta ocasión, hablamos de la más reciente adaptación, consistente en

una película de alto presupuesto donde el actor Hugh Jackman intrep-retará al legendario Jean Valjean, Russel Crow al inspector Javert, y que contará con otras estrellas como Helena Bonham Carter, Anne Hathaway, Amanda Seyfreid y el siempre peculiar Sacha Baron Cohen. Aquí les dejo los afiches promocionales de esta adaptación que se estrenó la pasada navidad en los Estados Unidos y que aún no vemos en nuestros cines..

Breaking Bad Face Off¿Qué tan lejos podemos ir por quienes amamos? ¿Cuánto podemos dejar en este mun-do? ¿Existe algo seguro bajo el sol que arde y nos castiga? Éstas son algunas de las pre-guntas que pueden llegar a no-sotros al ver la serie dramática de Sony que ha ganado 2 de 16 nominaciones desde su estre-no el 20 de enero de 2008. Su protagonista, Walter White (Bry-an Cranston), es un profesor de

química en una escuela secundaria, con una esposa embarazada y un hijo discapacitado, que se ve frente a una realidad ineludible: tiene cáncer terminal. Ésto le hará sentir impotente, viendo que su vida fue desperdiciada y no posee nada que dejarle a su adorada familia. Es así como Walter decide entrar en el negocio de la pro-ducción de metanfetamina utilizando sus bastos conocimientos químicos, ejecutando un paracaidismo moral que lo llevará a una ruptura entre lo que és y lo que necesita ser.

Face Off es un programa “reality” competitivo en el que un grupo de profesion-ales del maquillaje prosté-tico deben emplear todo su conocimiento y creatividad en la creación del maquillaje completo de un personaje que debe ir acorde a un tema predefinido y para el que sólo cuentan con 3 días. Esta premisa nos lleva a una ac-tiva oferta televisiva que nos

regala horas y horas de entretención sana y maravillante, y que nos acerca un poco a ese fascinante mundo cinematográfico.

La serie pertenece a la cadena de cable Syfy, especializada en te-mas de ciencia ficción, fantasía, horror y lo sobrenatural. Face Off se estrenó el 26 de enero de 2011 y cuenta con 3 temporadas, las primeras 2 de 10 capítulos, y la última se encuentra actualmente en el capítulo 11.

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AL CAMPESINO: EN SU UNICA CANCION A LA HORA DE LA COSECHA.A Baronio Eusebio, mi padre, por su origen.

La tierra se agrieta a golpes de machetes madrugadores.Es tu pertenencia, raíz y origen. Manto suave para tus pies

descalzocuando si cruje, todos  sus latidos son ecos que reconoces.

Una gota es instilante, es futuro redivivo en cada hoja.Alguna tórtola perdida dice que la luz tiene caminos.

 Y reinventas su vientre como tarde ya gris para la lluvia por

eso estruja. 

Tus arrugas, a veces tu encorvada esbeltez,es aliento nutricio que expele aire de cosechas.

Recuerdos muchos mayos, lo sé,pero sólo uno mojó tus surcos.

Cayó como dolor de tierra dormida en tu entrecejodespertando semillas que esperabas sudores matinales.Hubo hambre, entonces, en el pasado mañana de una

siembra.A pesar, todavía existe ese sol que no se dobla.Espacio temporal donde respira olor a monte

como si vinieras de acostarte con la noche. 

II 

Toda mañana es redonda y fulgente,meretriz aguardándote en su lecho.

La posees, así como se tiene pan vaginal abandonado en la memoria

abierto a la niebla cuando amaneces con el olor a leña quemada que viene desde lejos.

 si extiende la vista, otro sol colgado de un árbol:semáforo campestre estacionado en tus pupilas,

espejeante, como día tomado con boca sucia en un café amargo.

Pacientemente, a duros golpes,llenas todos los estómagos que ignoran los meses de espera

para sentir la tierra parturienta.Todo justificas, y por eso al que agredes, ceñando alambrado,

algo le quitas al mundo de las conservas que exhibes en superficie.

Le intranquiliza su dios, a patada

sangrando esa extensura marróndonde la única nación es tu esfuerzo

la patria que dueña en usufructo:trigo que siembras y pan que mastican los otros.

madera que cortas para que ellos edifiquen sus moradas.Oro que descubres/ como burla de tu imagen/ diminuta y

distante/reflejándoseen monedas sin curso legal establecido.

Y si dices: ahí está el hierro, el cobre o la bauxita;te inventarán a estocadas la edad de piedra.

Sobre tu cabeza construirán esta iglesia, hijo nacido de tu hijo.

                                  III 

Tienes como privilegio doblegar el polvo sonrosado de tus huesos.

Mostrarle la historia en azadas golpeantes cada vez más transparentes.

Cosechar los frutos sin dividir hermanos.Ser condición extraída  de partes de rama de árboles.

Saberte hombre que amanece con olor a tabacoy un yunque a la espalda; arado para rayar la tierra

en una escritura cuyos signos son analfabetos. 

IV 

Cuando agobiado preguntas, nadie sabe el camino que camino conduce a las ciudades.

Te niegas las luces, el asfalto rezumante, los automóviles vacíos de jornadas,los tibios amaneceres, humeantes,

como se toma café envuelto en una niebla vaporosa.

Comprenderás que la tierra es tu única diosa material,atardeceres mugrientos, pero con hojas verdes,

balanceándose en una luminosidad escasa, pero propietaria.Pródiga como caldo esperado en ayunas.Tu espejo en la virgen superficie del río:

dibujando los sueños que han de resguardar tus pesadillas.Ungüento para los dolores en tu rostro

que envejece como  planta sin agua y de cara al viento oloroso a yerbabuena,

a raíz de tronco centenario con sabor a casabe amargo,pan de fruta o  cundeamor.

Ella es tu único cielo. Guarida donde cada semillanace espontánea como la hiedra.

Enrique Eusebio (1948-2012)poeta, escritor, crítico, profesor universitario.

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