El Gran Saqueo

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TRIBUNA: RAFAEL ARGULLOL El gran saqueo RAFAEL ARGULLOL 12/05/2009 Vota Resultado 192 votos Como comprenderán fácilmente, no tengo la costumbre de leer informes del Parlamento Europeo ni de ningún otro Parlamento; sin embargo, a instancias de un amigo jurista, he leído un documento que les recomiendo si les gusta la literatura de terror: se trata del informe elaborado por la diputada danesa Marguete Auken sobre "el impacto de la urbanización extensiva en España en los derechos individuales de los ciudadanos europeos, el medio ambiente y la aplicación del Derecho comunitario". Es un texto de 30 páginas que se puede leer tanto como un relato espeluznante cuanto como un pequeño tratado acerca de las peores conductas en materia política y moral. La noticia en otros webs webs en español en otros idiomas La devastación del litoral español escandaliza al Parlamento Europeo Con el PP en Valencia o el PSOE en Andalucía, el pillaje ha sido masivo De hecho, yo introduciría el informe de la señora Auken como lectura obligatoria en escuelas y universidades, y además, exigiría su conocimiento detallado previo a todo

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TRIBUNA: RAFAEL ARGULLOL

El gran saqueoRAFAEL ARGULLOL 12/05/2009

 

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Resultado 192 votos

 

Como comprenderán fácilmente, no tengo la costumbre de leer

informes del Parlamento Europeo ni de ningún otro Parlamento; sin

embargo, a instancias de un amigo jurista, he leído un documento

que les recomiendo si les gusta la literatura de terror: se trata del

informe elaborado por la diputada danesa Marguete Auken sobre "el

impacto de la urbanización extensiva en España en los derechos

individuales de los ciudadanos europeos, el medio ambiente y la

aplicación del Derecho comunitario". Es un texto de 30 páginas que

se puede leer tanto como un relato espeluznante cuanto como un

pequeño tratado acerca de las peores conductas en materia política y

moral.

La noticia en otros webs

webs en español

en otros idiomas

La devastación del litoral español escandaliza al Parlamento Europeo

Con el PP en Valencia o el PSOE en Andalucía, el pillaje ha sido

masivo

De hecho, yo introduciría el informe de la señora Auken como lectura

obligatoria en escuelas y universidades, y además, exigiría su

conocimiento detallado previo a todo candidato a ocupar un cargo

público. Ustedes se preguntarán por qué muestro tanto entusiasmo

por ese documento redactado con la falta de gracia que caracteriza a

este tipo de escritos, y la respuesta es que puede considerarse un

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espejo contundente que refleja, sin florituras ni hipocresías, la

abyección incrustada sórdidamente en nuestra vida pública.

Lo que de entrada llama más poderosamente la atención es la

conspiración del silencio que rodea al asunto y que se explica por la

vergonzosa alianza de los eurodiputados socialistas y populares

españoles en el momento de rechazar el informe de Auken que, no

obstante, fue aprobado por el Pleno del Parlamento Europeo a finales

del pasado mes de marzo por 349 votos contra 110, con 114

abstenciones. Una arrolladora mayoría a la que se opusieron hasta el

final populares y socialistas, tan lamentablemente estos últimos que,

según informaron los periódicos al día siguiente de la votación,

Michael Cashman, socialista también él y autor de un informe previo

sobre el tema, acabó votando a favor de la resolución.

Leído el escrito no extraña en absoluto aquella conspiración de

silencio, pues son tantos quienes quedan retratados que apenas es

comprensible que un escándalo de tales dimensiones haya podido

oscurecerse con permanente disimulo durante décadas. Fíjense,

además, que, condenada España severamente por la impunidad que

ha rodeado a la corrupción, tampoco con posterioridad nuestros

foros parlamentarios se han hecho eco de la resolución europea y,

cómplices entre sí los diversos partidos, ha continuado la alegre

política de poner la cabeza bajo el ala.

Personalmente, la sensación más desagradable que me ha quedado

tras la lectura del informe Auken es que el gran saqueo, la

devastación sistemáticadel litoral español, y no sólo del litoral -una

devastación que afectará a varias generaciones, las cuales señalarán

a la nuestra como culpable-, es algo acaecido durante la democracia

y no antes, en el franquismo. Los destrozos heredados de éste se han

multiplicado, en las décadas democráticas, hasta límites

insoportables. La conclusión no es difícil: nuestra democracia ha sido

tan débil y tan poco vigilante que ha aupado una auténtica

antidemocracia que pone en cuestión, como actualmente se está

comprobando, muchos de nuestros supuestos avances.

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Esta idea inquietante se desarrolla exhaustivamente en el informe

con una relación minuciosa de hechos igualmente inquietantes cuyos

protagonistas tienen en común la codicia, una concepción mafiosa de

la política y un sentimiento de impunidad que resulta tanto más

irritante por el descaro con que se manifiesta. De hacer caso a

Auken, y al Pleno del Parlamento Europeo, la responsabilidad del

desastre se propaga por todos los círculos del Estado español, desde

el más general al más local. En este peculiar relato de terror se cita

con la misma dureza a la Generalitat valenciana en manos de los

populares que a la socialista Junta de Andalucía, tuteladora de

diversos pillajes en Almería y sustentadora, por acción u omisión, de

esa peculiar joya de la corona de la corrupción que ha sido Marbella.

Al igual que sucede con todo buen relato de terror hay también en el

texto pasajes cómicos, como las trampas que diversos funcionarios

tienden a las comisiones de investigación enviadas desde Bruselas o

las aireadas protestas de castizos alcaldes quejosos con la

intromisión de las narices nórdicas en las suculentas recalificaciones

de los terrones mediterráneos.

A estas alturas, y con murallas de hormigón por todos lados,

sabemos perfectamente que sólo a la sombra de políticos ventajistas

ha podido tejerse la telaraña de especulación y codicia de la que

ahora parecemos lamentarnos. Sin embargo, lo grave es que ya lo

sabíamos. Estos años de destrucción del territorio del patrimonio han

transcurrido a la vista de todos. Bastaba coger el Euromed para

comprobar lo que ocurría en la costa castellonense o alicantina;

bastaba atender al vértigo de los precios de las viviendas, presentado

a menudo como signo de nuestro progreso colectivo, para percibir

que algo nauseabundo se cocinaba a nuestro alrededor.

¿A nuestro alrededor? Con su crudeza estilística Marguete Auken

pone el dedo en la llaga al describir la corresponsabilidad de los

ciudadanos en la callada aceptación del delito. Es cierto que a la

cabeza del cortejo de la corrupción han marchado políticos vendidos,

especuladores o avariciosos y prestamistas fraudulentos, pero ¿y tras

ellos? Conchabados promotores inmobiliarios, concejales e

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instituciones financieras, ¿qué hacían los jueces? Según Auken, poco,

y lo poco que hacían lo hacían tan lentamente que es como si no

hicieran nada. La policía iba en consonancia con los jueces. Pero

tampoco los otros estamentos ciudadanos ofrecieron resistencia. Los

medios de comunicación han reaccionado tarde y los ciudadanos han

acabado horrorizándose como consumidores más que como

ciudadanos.

Hasta aquí el relato de terror con que la señora Auken ha descrito

vivamente, con ingenuidad nórdica y con toda la razón del mundo, el

gran saqueo de lo que pertenecía al futuro por parte de nuestros

modernos depredadores. Casi nada más se puede añadir al cuadro

trazado que, en buena medida, explica las dramáticas percepciones

sobre la actual crisis económica.

Aunque bien pensado, quizá sí se puede añadir algo: el gran saqueo

material de todos esos años, generador de enormes fortunas y de

daños irreparables, no habría sido posible si, paralelamente, no

hubiéramos incurrido en el gran saqueo de las conciencias al que

ahora denominamos "falta de valores", "novorriquismo" y cosas

semejantes, pero que en los años opulentos, o que creíamos

opulentos, estableció una férrea cadena de complicidades entre

estafadores y futuros estafados, vinculados unos con otros por el

sueño del dinero -sueño, luego, pesadilla para las víctimas- y por la

confusión entre bienestar y beneficio. Gracias, señora Auken.

Rafael Argullol es escritor.

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