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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA Unidad Iztapalapa MÉXICO 2002

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA

METROPOLITANA Unidad Iztapalapa

MÉXICO 2002

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A 4 .

etal y tinta en piel, la alteración y decoración corporal: perforaciones y tatuajes en jóvenes urbanos

Alfredo Nateras Domínguez

R e s u m e n

Este ensayo inicia ubicando al tatuaje y las perforaciones corporales como una de las prácticas y expresiones culturales de la alteración y decoración de los cuerpos que han acompañado la existencia humana con sus particularidades, históricamente situadas, en la creación de sen­tidos y significados. Para esto se realiza una cartografía, o incipiente estado del arte, con respecto al conocimien­to producido considerando algunas investigaciones realizadas en México (básicamente de tatuajes) desde disciplinas como medicina-psiquiátrica, sicología, psicoanálisis, sociología y co­municación; ya que son las que más visiblemente han tratado el asunto en cuestión. Considerando lo anterior, se señalan una serie de categorías de análisis, a partir de las cuales se propone "mirar" la práctica del tatuaje junto con las perforaciones corporales, como una de las manifestaciones socioculturales más espectaculares en una parte de jóvenes urbanos de los noventa, hombres como mujeres. Además, dichas prácticas se consideran un estado de ánimo colectivo asociadas a nuevas modalidades en los usos y apropiación de los cuerpos juveniles urbanos como una decisión de sí. Junto con las categorías de análisis se trabajan y dan cuenta de una serie de voces y tes­timonios de ciertos actores, con respecto a la oferta del tatuaje y las perforaciones (tatua­dores y perforadores) y la demanda (tatuados y perforados), a partir de considerar la prácti­ca cultural del tatuaje y las perforaciones corporales dentro de los estudios del consumo cultural.

Para mí el tatuaje tiene tres significados: uno es el ¡...¡ que se hace por {...] d gusto [...] otro [...]

por querer una obra de arte [...] El último es el que se pone uno con una idea,

porque trae un significado ¡...¡ Los mejores tatuajes que puede haber

son los que diseña uno y los que se ponen con una intención [...]

EL FANTASMA1

L A P R Á C T I C A y e x p r e s i ó n cul tural de alterarse y decorarse el cuerpo de distintas maneras: ya sea pintarse, incrustarse objetos, hacerse perforaciones y tatuarse, está siendo m u y recurrente en los espacios urbanos de las grandes ciudades del país; especialmente en las corporalidades juveniles urbanas. Dichas prác t icas , ade-

1 Testimonio tomado del texto de María Elisa Lagunas y María Laura Sierra, Transgresiones, creación y encierro. En­cuentros, U I A / F O N C A , Méx ico , 1997, p. 222.

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más de estar relacionadas entre sí, se llevan a cabo ind iv idua l c o m o colect ivamen­

te en determinados contextos y situaciones, cargadas de una gran diversidad de

sentidos y significaciones valorativas. Y precisamente en f u n c i ó n de entender los

eventos sociales, el hombre ha procurado comprender todas aquellas práct icas y

expresiones de sí mismo, a t r i b u y é n d o l e s u n sinfín de explicaciones: en este m o ­

mento es cuando se construyen, entre otras, las diferentes disciplinas con sus respec­

tivos discursos cient íf icos. Así, cada una de las disciplinas edifican un determinado

conoc imien to y saber que " lucha" con otros saberes para tratar de i m p o n e r sus

sentidos, en este caso, en la práct ica cultural del tatuaje y las perforaciones corpora­

les urbanas. Así, interesa explorar distintos saberes y sentidos que se han construi ­

do a través de algunos estudios en M é x i c o , b á s i c a m e n t e con respecto al tatuaje, al

in te r io r de disciplinas m é d i c a s (la p s iqu ia t r í a ) y l o que p o d r í a m o s referir c o m o

las ciencias sociales y humanas (s icología c l ín ica , ps icoanál is i s , soc io log ía y c o ­

m u n i c a c i ó n , pr inc ipa lmente) .

Transitemos por el t i empo a c a d é m i c o , en la c r eac i ó n de diversos sentidos y

u b i q u é m o n o s a finales del siglo x i x en M é x i c o . Y quizás para sorpresa de muchos

de nosotros, el p r i m e r acercamiento a c a d é m i c o que se reporta con respecto a la

práct ica del tatuaje en nuestro país, está fechado en 1899, es decir, más de u n siglo

de existencia y fue realizado por el m é d i c o - m i l i t a r , doc tor Francisco M a r t í n e z

Baca, t i tulado, Los Tatuages.2 Tal estudio cons i s t ió en u n acercamiento p s i c o l ó -

g i c o - m é d i c o - l e g a l considerando a dos muestras de sujetos: delincuentes y m i l i ­

tares del estado de Puebla. Se realizaron entrevistas a los sujetos de ambas mues­

tras, concluyendo lo siguiente: no existe re lac ión entre el oficio del ind iv iduo y el

signo tatuado y n i entre el delito y el signo. Refiere que las causas más importantes

por las que se ta túan están circunscritas al in te r io r de un orden moral , donde tiene

que ver el temperamento, lo pasional y sentimientos p r imi t ivos . Estos aspectos

configuran dos tipos de causas: principales (remotas) y accesorias (p róx imas ) . Las

principales aluden a la fuente de tatuarse; el atavismo y las accesorias, a la ociosi­

dad, holganza y el no tener q u é hacer. A l respecto M a r t í n e z es m uy claro al decir:

En efecto, la ociosidad es, entre las causas próximas, la que más influye en el ánimo del delincuente para producirse esos tremendos grabados que, no obstante su desvulnerabi­lidad, han debido costarles muchos dolores primero, y muchas contrariedades después. La ociosidad es causa de malos hechos, porque la actividad física inconsciente y la psicológica espontánea, buscan fatal y necesariamente un empleo, so pena de insorpor-table contrariedad para el sugeto (Martínez, 1899, p. 104).

2 En el texto original aparece así: "Los Tatuages". Cñ*. Francisco Martínez Baca, Los Tatuages. Estudio psicológico y médico-legal en delincuentes y militares. Tipografía de la Oficina Impresora del Timbre. Palacio Nacional, Puebla, México, 1899.

Incluso, revisando el texto, el lector encontrará la palabra sujeto escrita como "sugeto", acentuada la á y demás usos del español antiguo.

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Este discurso entre m é d i c o - s i c o l ó g i c o es m u y interesante en tanto se cons­truye en f u n c i ó n del orden social que imperaba en esa é p o c a : la del pensamiento posit ivo (positivista) y el desarrollo industr ial . D e tal suerte que en pleno por f i r i s -m o la idea de progreso, la r a z ó n y p r i m a c í a del trabajo, son los baluartes de la vida púb l ica en de t r imento de la vida privada de los Sujetos: el elemento subjetivo. Así, a los " i nd io s " y "delincuentes" se les consideraba, po r naturaleza, " f lo jos" y por tanto, contrapuestos a la civi l ización y vida pacífica, m á x i m e con los atavismos del cuerpo: los tatuajes.

Creemos que l o impor t an t e de este fundante estudio, se es té de acuerdo o no con él, es contar con los primeros datos e i n fo rmac ión en re lac ión con la p rác t i ­ca cultural del tatuaje desde disciplinas particulares. A d e m á s no es fortui to, en tanto que en esa é p o c a ocurren dos sucesos importantes ligados entre sí: la p r e o c u p a c i ó n de la medicina por su rigurosidad científica asociada al á m b i t o de la delincuencia y el i n i c i o de la industr ia del tatuaje en Europa y A m é r i c a del N o r t e . Así , algo valioso es que el autor ubica el significado e t io lóg ico de la palabra tatuaje. 3 A d e m á s , realiza un recorr ido h i s tó r ico del uso del tatuaje y la deco rac ión del cuerpo, desde el hombre p r i m i t i v o pasando por las islas de O c e a n í a (Malasia, Polinesia, Marque ­sas) y el cont inente americano. M e n c i o n a su ca rác te r de guerra, o r n a m e n t a c i ó n y rel igiosidad. Así , para este autor, la costumbre de tatuarse n a c i ó con u n sent i­m i e n t o e s t é t i co y a t áv ico .

A part ir de aqu í , se transita en u n ampl io espacio que p o d r í a m o s caracterizar c o m o de " l i m b o " , en tanto no se encuentran, lo cual no quiere decir que no existan, m á s estudios e investigaciones reportadas y publicadas en l o que a t a ñ e al tatuaje como una exp re s ión de la a l te rac ión y d e c o r a c i ó n corporal . Y no es hasta la d é c a d a de los setenta y desde la s i c o l o g í a c l í n i c a - c r i m i n a l que aparecen dos textos de la doctora H i l d a M a r c h i o r i , vinculando, delincuencia, encierro y tatua­jes. E n el l i b ro , Psicología criminal (1975), H i l d a M a r c h i o r i establece al tatuaje como una de las vías de c o m u n i c a c i ó n del l ad rón . D e esta premisa intenta relacio­nar el contenido de la marca con determinados rasgos de personalidad. A l respec­to refiere que los tatuajes m á s frecuentes e s t á n v inculados c on problemas de ident i f icac ión . Así, para M a r c h i o r i , a través del tatuaje, el l a d r ó n comunica sus d i ­versos conflictos y e s p e c í f i c a m e n t e alude a que la conducta del tatuaje puede ser u n indicador de la presencia de la personalidad ps i copá t i ca , en otras palabras, u n desadaptado social (March io r i , 1975). C o n respecto al segundo texto de la doc to ­ra H i l d a M a r c h i o r i , Personalidad del delincuente (1978) , vue l ve n a aparecer las carac te r í s t i cas p s i c o p a t o l ó g i c a s de personalidad del del incuente vinculadas c on marcas en su cuerpo, es decir, el tatuaje. Agrega a d e m á s que dicha p rác t i ca es u n

3 Pareciera que es ya un consenso atribuir el origen oceánico de la palabra tatuaje. Viene de una frase de la poline­sia "Tatau"; donde "Ta" es dibujo y de "Tau" piel, por lo tanto alude al dibujo o impresión en la piel. También el tér­mino deriva de "Tatawo", al cual los nativos de Tahití designan a la práctica del dibujo en la piel. Cfr. M.A.R. Caries. Y . Javierre y M . A . M . Sabortes, Arte efimero y espacio estético, Anthropos, España, 1988, pp. 235-246.

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acto de a u t o d e s t r u c c i ó n y al teración corporal. Asimismo, intenta una suerte de u b i ­

c a c i ó n t emá t i ca del tatuaje. A d e m á s , en el espacio de la cárcel —continúa diciendo

la autora- , la p rác t i ca de marcar el cuerpo está asociada a una s i t u a c i ó n de "aisla­

miento social". Refiere que la re lación entre el que tatúa y el tatuado es sadomaso-

quista e, incluso, aquellos que se a u t o t a t ú a n los clasifica c o m o masoquistas. Por

ú l t i m o , atribuye ciertos significados p s i c o l ó g i c o s c on respecto al tatuaje c o m o :

relación permanente con los objetos, au toa f i rmac ión , temor a la pérd ida , pertenen­

cia al g rupo , b ú s q u e d a de iden t idad , e x p r e s i ó n de confl ic tos y autocastigo. E n

palabras de M a r c h i o r i , hablando del p s i cópa t a :

Marca su cuerpo a través de tatuajes y cortes que son conductas de identificación y autodestrucción. La influencia del tatuaje como alteración del esquema corporal es importante, y sumamente significativa. La temática del tatuaje consiste generalmen­te en: tatuarse iniciales [ . . . ] con los nombres de familiares [ . . . ] con figuras huma­nas [ . . . ] tatuajes objetos [ . . . ] y especialmente tatuajes con dibujos en forma de corazón [ . . . ] T a m b i é n se observan [ . . . ] de fechas y de animales (Marchiori , 1978, pp. 12-13).

C o m o se apreciará , ambos estudios desde la c r i m i n o l o g í a cl ínica, usan la teo­r i z a c i ó n ps icoana l í t i ca de una forma silvestre, m e c á n i c a , l ineal y del t i po causa-efecto. Q u i z á s una de sus grandes deficiencias es que descontextualiza a los su­jetos y se centran de una manera llana en el signo del tatuaje, o l v i d á n d o s e de la red de s ign i f icac ión . A d e m á s , queda la s e n s a c i ó n de que al leer u n o de estos es­tudios, por previsibles, u n o ya l eyó todos los d e m á s , es decir, no t ienen m á s que decir; y por el contrario, abonan en la c o n s t r u c c i ó n de estereotipos sociales que des­favorecen la c o m p r e n s i ó n de esa p r á c t i c a cul tura l en la a l t e r a c i ó n de las c o r p o ­ralidades.

En la década de los ochenta y t a m b i é n desde el " m i r a r " de la s icología c l ín ica , tenemos dos trabajos (tesis de licenciatura) que t ienen que ver, nuevamente, c on reclusos tatuados y caracter ís t icas de personalidad; aunque desde otras "miradas", empiezan a esbozarse sencillos e importantes acercamientos s o c i o l ó g i c o s . E n la inves t igac ión de M a r t h a Al i c i a G o n z á l e z (1983), Estudio exploratorio en un grupo de reclusos tatuados, intenta establecer una c o r r e l a c i ó n entre el t i po de tatuaje (te­mát i ca ) por g rupo de reclusos y la p s i c o p a t o l o g í a que éstos presentan. Tal inves­t i g a c i ó n se l l evó a cabo en el Rec luso r io Preventivo Or i en t e , considerando a 50 sujetos del sexo masculino. U t i l i z a ron entrevistas, test proyectivos y de personali­dad ( M M P I ) . Conc luye que no existe c o r r e l a c i ó n entre t ipo de tatuaje y psicopa­to log ía , aunque l o que sí describe son rasgos de personalidad confl ict iva ( G o n ­zález, 1983). Por lo que toca a la otra inves t igac ión , no difiere de la anterior. E l trabajo de Laura Elena O c h o a Islas (1985), denominado , Algunas características de reclusos tatuados, es u n estudio explora tor io de ca rác te r comparativo para de t e r m i -

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nar diferencias significativas entre dos grupos de tatuados: el p r i m e r o acusado de robo y el segundo, de diversos delitos menos el robo. Se l l evó a cabo en u n R e ­clusorio Preventivo de la Ciudad de M é x i c o . La muestra cons is t ió en 70 reclusos tatuados. E l marco t e ó r i c o usado parte de la teor ía psicoanalí t ica retomando el s im­bolismo desde S. Freud, C.G. Jung, E. F r o m m y j . Jacobi, con la finalidad de hacer una ana log ía entre s imbol ismo y tatuaje en el entendido de que el tatuaje repre­senta u n valor s i m b ó l i c o para el que lo posee. Su h ipótes is cons is t ió en considerar a los reclusos tatuados acusados del de l i to de robo c on mayor grado de p e r t u r ­b a c i ó n y con f l i c t i va . Los in s t rumen tos fue ron entrevistas d i r ig idas , pruebas psicológicas , test de frases incompletas de Sack, del á rbol y de animales. A d e m á s se rea l izó u n análisis es tadís t ico de X i cuadrada. Las motivaciones p o r la que se ta­t ú a n , s e g ú n la autora, son necesidad de afecto, p r o t e c c i ó n , iden t i f i cac ión , e x h i b i ­c ionismo y sadomasoquismo. Se concluye que el valor s i m b ó l i c o del tatuaje tiene que ver con la necesidad de afecto, p r o t e c c i ó n y b ú s q u e d a de re l ac ión pe rmanen­te con el objeto. A d e m á s , existe asoc iac ión entre reclusos tatuados y delincuentes po r sent imiento de culpabi l idad, es decir, el tatuaje desde este referente es una expres ión s imból ica de conflicto ps icopát ico que obedece a mecanismos de i m p u l ­sos inconscientes (Ochoa, 1985).

E n este m o m e n t o de las investigaciones realizadas en re lac ión con la prác t ica del tatuaje, es claro que la c o n f i g u r a c i ó n de los estudios en espacios del encierro vinculados con el á m b i t o de la del incuencia impregnan una v i s i ó n de s i co log ía individual is ta , en donde la e x p l i c a c i ó n in ic ia y t e rmina en el i n d i v i d u o . D e tal suerte que no se toman en cuenta ca tegor ías de análisis que den cuenta de ciertos trayectos o pasajes en el proceso de vida de los sujetos investigados.

V i r a n d o la "mi rada" disciplinar hacia la soc io log ía , ligada c on la a n t r o p o l o g í a social, se empieza a tener una m í n i m a presencia en l o que a t a ñ e al tatuaje y las denominadas culturas juveni les , o identidades juveniles urbanas. Los denomina ­dos t e ó r i c o s de la j u v e n t u d o j u v e n ó l o g o s m á s renombrados de nuestro pa í s , empiezan a investigar con respecto a tatuajes en la g e n e r a c i ó n de j ó v e n e s de los años ochenta (y noventa), aunque no han establecido categor ías de análisis amplias y diversas en sus estudios, c o m o por ejemplo, po r citar só lo dos de las que p o d r í a n considerarse: la de g é n e r o y el cuerpo. Y en lo que se refiere a las perforaciones cor­porales n o hay nada o casi nada publ icado al respecto. U n o de los t e ó r i c o s m á s citados, s o c i ó l o g o de f o r m a c i ó n , en estudios juveniles de cholos y bandas en la frontera nor te es J o s é M a n u e l Valenzuela. E n su texto de 1988, ¡A la brava ése! Cholos , punks , chavos banda, refiere algo del tatuaje: su acercamiento es des­cr ip t ivo e interpretat ivo. Valenzuela asocia el tatuaje a u n o de los grupos j u v e n i ­les de su interés : los cholos quienes lo retoman del espacio de la cárcel y la mil ic ia estadounidense. As imismo, la t e c n o l o g í a es casera y las i m á g e n e s o dibujos que resaltan son los de pavorreal, flores (rosas) y lágr imas debajo del ojo, con sentidos y significados particulares: "Algunos cholos, cuando desean manifestar que han

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tenido una pena o un sufrimiento profundo, se t a túan una l á g r i m a debajo del ojo, c o m o si la estuvieran ver t iendo permanentemente" (Valenzuela, 1988, p. 95) .

Esta m e n c i ó n de Valenzuela es reveladora ya que remi te a considerar que la c o n s t r u c c i ó n de significados particulares es m u y impor tan te en f u n c i ó n no só lo de referentes socioculturales diversos sino t a m b i é n a espacios y á m b i t o s en los que se transite o es té . Así , una l á g r i m a tatuada debajo del o jo en el c i r cu i to de las correccionales para menores y la cárcel , alude t a m b i é n a, haber sido objeto de v i o ­l ac ión sexual, así c o m o u n ra tonci to cerca del ano.

En la década de los noventa, podemos aventurar que los estudios empiezan a diversificarse más , desde disciplinas c o m o la soc io log ía , la c o m u n i c a c i ó n , el arte, inc luyendo al ps icoanál is is lacaniano, po r l o que la forma de " m i r a r " va encami ­n á n d o s e al aspecto subjetivo de los usuarios del tatuaje. Así t a m b i é n , l o referente a considerar al tatuaje c o m o un texto, la r eapa r i c ión del cuerpo c o m o escenario u hor izonte ar t ís t ico y la ac t ivac ión de mecanismos de la ident idad grupal . D e igual manera se empieza a nombra r a los tatuadores, aunque todav í a no se alcanza a reconocerlos c o m o ofertantes de un bien cul tural s i m b ó l i c o . Así , desde el á m b i ­to de la c o m u n i c a c i ó n y siendo una de las t eó r i ca s j u v e n ó l o g a s importantes refe­rente a bandas e identidades urbanas, tenemos a Rossana R e g u i l l o q u i e n en su texto de 1991, En la calle otra vez. Las bandas: identidad urbana y usos de la comuni­cación; realiza un breve y proposit ivo acercamiento al uso del tatuaje y los tatuado-res. Regu i l lo considera a los tatuajes como u n texto visual, en este sentido, a través de u n análisis s e m i ó t i c o , se p ropone una t i p o l o g í a del tatuaje que lo considera vá l i do para la banda de los olivos y otras de la localidad. U b i c a dos ca tegor ía s : l o supraterrenal y terrenal a part i r de las cuales asocia una serie de s í m b o l o s . C o n ­sidera que en cierta medida los tatuajes es tán al servicio de la ident idad, en pala­bras de R e g u i l l o : " [ . . . ] el tatuaje es una f o r m a de c o m u n i c a c i ó n exclusiva (nosotros frente a los otros), que exter ior iza una ident idad, s i r v i é n d o s e del cuer­po c o m o medio de c o m u n i c a c i ó n y de ciertos s í m b o l o s que son valorados por el g rupo . S í m b o l o s que nos hablan de una fo rma cul tura l específ ica (Regu i l l o , 1991 , p. 227)" .

Desde el á m b i t o c l í n i c o - p s i q u i á t r i c o , se tiene el trabajo de Francisco P á e z , Rebeca Robles, Josune Tejero y colaboradores (1995), denominado Conducta cri­minal de alta peligrosidad: personalidad y tatuajes.4 En dicha inves t i gac ión se evalúa la re lación entre el n ú m e r o y contenido de los tatuajes con dimensiones de perso­nal idad. E l estudio se l l e v ó a cabo en el C e n t r o de R e a d a p t a c i ó n Social de A l m o l o y a de J u á r e z , cá rce l de alta seguridad. D e 505 sujetos, 195 (38.6 po r ciento) tienen tatuajes de 1 a 71 por sujeto. Se hace una clasificación de tatuajes y su contenido. Refieren que los acusados de h o m i c i d i o presentan mayormente ta-

4 En este estudio participaron investigadores del Instituto Nacional de Psiquiatría (INI'). Secretaría de Goberna­ción (SG) y la Universidad Anáhuac (UA).

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tuajes diaból icos; los de daños en propiedad y delitos contra la salud, rostros de per­sonas. La inves t igac ión concluye que existe una asoc iac ión entre tatuaje y tenden­cias ps icopá t i cas y esqu izof rén icas (Páez , Robles, T i j e ro et al., 1995).

C o n respecto a uno de los textos de J o s é M a n u e l Valenzuela, Vida de barro duro. Cultura popular juvenil y graffui (1997), aparece de nuevo la referencia al tema del tatuaje. In ic ia remarcando el uso del tatuaje po r los cholos, hombres-mujeres y los "chavos(as)" cariocas. Para Valenzuela, el tatuaje tiene que ver c on una cultura del cuerpo. Dicha cultura es u n c ó d i g o de expres ión s imból ica y marca de i den t i f i c ac ión que conlleva c ó d i g o s colectivos, a d s c r i p c i ó n a grupos y agre­gaciones. A l respecto Valenzuela es claro al menc ionar que: " E l tatuaje es una marca de i d e n t i f i c a c i ó n , mediante el cual construye l ími t e s s i m b ó l i c o s de ads­c r i p c i ó n , referentes de lealtad, de pertenencia . Conl leva elementos de adscrip­c i ó n colectiva y p o r l o tanto, funciona c o m o frontera exc luyente" (Valenzuela, 1997, p. 101).

C o n respecto a estudios que l igan la p rác t i ca del tatuaje con espacios e s p e c í ­ficos del encierro (la cárcel) y la exp res ión artística, se cuenta con el l ib ro de M a r í a Elisa Lagunas y M a r í a Laura Sierra (1997), Transgresión, creación y encierro. En­cuentros. D i c h o l ib ro es una recop i l ac ión de expresiones artísticas variadas hechas po r los reclusos en el espacio de la cárcel : p intura , poes í a , cuentos, teatro, co r r i ­dos, grafEti y tatuajes. Se presentan 99 testimonios de hombres y mujeres. La valía del trabajo, entre otros aspectos, estriba precisamente en recuperar los sentidos y significados que los propios reclusos le a t r ibuyen a sus tatuajes, tanto hombres c o m o mujeres y aunque tiene c o m o escenario la cárce l y a personas de l incuen­tes, " m i r a n " de una forma distinta: desde fuera del discurso c r i m i n a l í s t i c o - c l í n i -co -ps iqu i á t r i co . A u n q u e en cierto sentido las autoras desperdician la riqueza de los datos c o m o e x p r e s i ó n oral (los test imonios) , en tanto no l levan a cabo u n a n á l i ­sis interpretativo-comprensivo. Sin embargo, hay que decir que el citado l i b r o 5 es­t é t i c a m e n t e es m u y bel lo y al final de cada c a p í t u l o viene u n escrito ref lexionan­do sobre el mater ia l presentado.

Desde el psicoanálisis lacaniano, se e n c o n t r ó el l ibro, Sujeto y estructura, de H e l í Mora les Ascencio (1997) y si b i e n es u n t ex to c on respecto a Lacan, el psicoa­nálisis y la modern idad , hay u n apartado denominado; Intersecciones: tatuajes y rayas,6 donde se aborda t e ó r i c a m e n t e el asunto de los tatuajes. D e l o impor tan te a resaltar, es la m e n c i ó n a la r e v a l o r a c i ó n del cuerpo hecho galer ía , el acto s ingu­lar y colectivo en la c r eac ión del tatuaje y la relevancia del " o t r o " c o m o diferente y similar a uno. A l respecto Morales comenta:

En la actualidad, el cuerpo que había sido reprimido y velado por las religiones judeo-cristianas, vuelve a portar los trazos en la carne. Los tatuajes se han convertido en

5 E l texto está armado basándose en cinco capítulos evocando sensaciones y sentidos: el olor del silencio, el sabor de las formas, la textura de las voces, el sonido de los aromas y la mirada de los ecos.

6 E1 mismo escrito, "Tatuajes y rayas", se puede encontrar en el libro de M.A. Lagunas y M . L . Sierra, op. oí. , pp. 162-165.

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un modo de ejercer simulacro no místico y de producir una estética en movimien­to. Con ello, el cuerpo se puede convertir en tapiz, en espacio doloroso de moda, en museo ambulante, en graffiti epidérmico o en práctica de fieros pintores que con­vierten a cualquier ciudadano en un hombre ilustrado (Morales, 1997a, p. 163) (Morales, 1997b, p. 184).

U n a vez que hemos transitado por la cartografía incipiente de tinta y piel , la pr imera s ensac ión e imagen a trasmitir es que p r á c t i c a m e n t e no existen estudios de inves t igac ión en M é x i c o acerca del tatuaje y nada con respecto a perforacio­nes corporales. Los m í n i m o s y por su p r i m a c í a en " m i r a r " , p s i co lóg ica , c r i m i ­nalística e hiperreduccionista, son pobres y más que predecibles. Esto ha llevado a la c o n s t r u c c i ó n de u n saber que ha edificado toda una serie de estereotipos, mitos y prejuicios sociales con respecto a la o r n a m e n t a c i ó n de los cuerpos urbanos que llenan de contenido a los imaginarios urbanos. Este "mapa" disciplinar paradig­m á t i c o dominante claramente es lo c l í n i c o - p s i q u i á t r i c o desplegado en el espacio del encierro con u n personaje central: los presos. Estos estudios edifican u n dis­curso e i m p o n e n sentidos objetivados al considerar al tatuaje como estigma, pasan­do por los atributos de salud mental de sus usuarios, hombres totalmente, asociado con d e s ó r d e n e s de personalidad t ipo ps i copa t í a s , esquizofrenia y sadomasoquis-mos. E n otras palabras, tales estudios descriptivos, individual izan y psicologizan lo social y desocializan lo i n d i v i d u a l y m á s a ú n , la p r á c t i c a del tatuarse la des-cul tura l izan. A d e m á s , en n i n g u n o de estos trabajos, en t é r m i n o s de d i s e ñ o de inves t igac ión , se realiza u n con t ro l con respecto a los grupos, es decir, comparar a u n g rupo de sujetos tatuados no delincuentes y sujetos no tatuados, n i d e l i n ­cuentes, por ejemplo. T a m b i é n es más n o t o r i o la inexistencia del corte de análisis del g é n e r o femenino c o m o elemento de diferencia en la c o n s t r u c c i ó n de s igni f i ­cados con respecto a lo masculino, sea desde el lugar de usuaria c o m o de ofertan­te de este b ien cul tura l s i m b ó l i c o .

Es en la década de los noventa, donde disciplinas c o m o sociología , psicosocio-logía , c o m u n i c a c i ó n y a n t r o p o l o g í a empiezan a incorporarse abiertamente en la lucha de c o n s t r u c c i ó n de saberes y sentidos con respecto al tatuaje y las perfora­ciones corporales; m u y inclinadas al asunto de las identidades juveniles urbanas o de las culturas juven i l e s . As í , u n o de los armazones puestos en escena es el cuerpo, cons t ru ido po r la b iogra f ía i nd iv idua l y desplegado en el espacio de l o urbano.

Categorías de análisis (rutas y mapas)

M á s allá de la incipiente cartografía de tinta y piel , p o d r í a m o s formular las siguien­tes interrogantes: ¿ D e s d e q u é lugares resignificar la p rác t i ca del tatuaje e x t r a y é n ­dola de los paradigmas dominantes c l í n i c o - p s i q u i á t r i c o - c r i m i n a l í s t i c o ? ¿ C ó m o

1 9 4 A L F R E D O N A T E R A S D O M Í N G U E Z

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resignificar la p rác t i ca cul tural del tatuaje y las perforaciones corporales en la ge­n e r a c i ó n de los j ó v e n e s urbanos, hombres-mujeres, de los noventa? Considera­mos que una de las vías para responder provisoriamente a las anteriores i n t e r r o ­gantes es plantear algunas ca tegor ía s de análisis interrelacionadas entre sí, a fin de trabajarlas y transitarlas; ya que van decantando en horizontes interpretat ivos y comprensivos. Dichas categor ías se nutren de ida y vuelta con algunos datos cons­truidos con base en entrevistas a profundidad, tanto individuales c o m o grupales, insertas dentro de una inves t igac ión r e c i é n terminada c on respecto al tatuaje y las perforaciones corpora les . 7 As í , se i n c o r p o r a n trozos de t es t imonios tan to de usuarios del tatuaje (fundamentalmente hombres) , c o m o de aqué l los quienes los ofertan: los tatuadores. Se arman y presentan, por c u e s t i ó n de espacio, tan solo tres ca tegor ías de análisis: las subjetividades, el campo y las identidades.

Las subjetividades

Las i m á g e n e s e iconograf ías artísticas plasmadas y grabadas en una parte de las cor­poralidades juveniles urbanas, a través de los tatuajes y las perforaciones, conllevan una velocidad y fugacidad tal que aunque perduran en l o que envejece la p ie l , o muere la persona, fenecen desde el m o m e n t o en que son plasmados. L o que queda v ivo , entre otros aspectos, es el valor s i m b ó l i c o y las construcciones de sentido de la figura o el d ibu jo que se halla impreso en la p ie l para siempre, el t ipo y lugar de la pe r fo r ac ión corporal , los v í n c u l o s afectivos entre tatuador-perfo-rador y el sujeto j o v e n que consume ese b ien cultural , e s tab lec iéndose así, una re­lac ión entre subjetividades c o m o acto comunicat ivo. Y he ahí , pr incipalmente, la riqueza de la vida s imból ica en el espacio y los escenarios de la prác t ica cul tural de alterarse y decorarse los cuerpos, a t ravés del tatuaje c o m o de las perforaciones:

Lo que pasa es que hay mucha gente que sí llega y la verdad que sí cae bien, enton­ces aunque no conozcas a la persona pero se forma un vínculo entre el tatuador y el cliente y es buena onda, ¿no? Hay clientes chidos que confían en t i y les gusta dejar un trabajo bien hecho, ¿no? Pero lo feo es cuando no se da ese vínculo, cuando llegan así muy altaneros y quieren que los atiendas como si fueras un mesero, ¿no? (Chanoc). 8

[ . . . ] una vez perforé a una chica; ella estaba supernerviosa, era su primera perfo­ración, no nos conocíamos y después de que t e rminó la perforación quedó super-satisfecha, me abrazó, me dijo gracias y eso lo valoro mucho, más de lo que cobré (Horacio B ) . 9

7 La mencionada investigación se denomina, La estética de tos cuerpos: tatuajes y perforaciones urbanas en jóvenes, hom­bres y mujeres. Al respecto se agradece la invaluable ayuda y colaboración de "Juan sin Miedo" (Black Dragón, Tatoo Es­tudio), quien posibilitó el acceso a personajes como: "Lucas Adiction" (Perforaciones Perversas, Estudio); "Chanoc" (Dermafilia, Estudio); "Horacio" (Zemca, Estudio); Rogelio Barraza Martínez; Pablo Ash (Dermafilia, Estudio). Ade­más, también se agradece a Natalia Aguilera, la primera mujer usuaria de tatuaje que logré entrevistar.

8 Entrevista grupal del 25 de julio de 1998 realizada en un restaurante-bar en el Tianguis Cultural del Chopo a "Chanoc" y "Lucas Adiction".

'Entrevista individual realizada el lo . de agosto de 1998 en el Tianguis Cultural del Chopo a "Horacio B" .

M E T A L Y T I N T A E N P I E L 1 9 5

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A d e m á s , en esta r e l a c i ó n in tersubjet iva se da una suerte de n e g o c i a c i ó n

entre l o que el sujeto desea marcarse en su cuerpo o perforarse y l o que le sugie­

re el tatuador o perforador, m á x i m e de que estos ú l t i m o s dependen del cliente, en

el entendido de que se conducen por tatuajes o perforaciones, regularmente en­

cargadas y por lo tanto con previa cita. Así , algunos tatuadores reiteran en las c o n ­

versaciones con su cliente en tu rno , el aspecto permanente del d ibujo y la obra

que van a "marcar" en su cuerpo, i m p r i m i é n d o l e de ya, determinadas caracte­

rísticas de su m u n d o in t e rno : su part icular fo rma de vivirse y recrearse c o m o ta­

tuador. D e tal manera que de lo deseado por el cliente a lo sugerido y tatuado por

el profesional de la a l t e r a c i ó n corpora l hay u n cambio y diferencia labrado pre­

cisamente a t r avés del v í n c u l o in te r sub je t ivo establecido: "Pues m á s b i e n la

gente que se quiera tatuar que l o piense b i en y que busque u n m o t i v o que de

veras sienta que se va a identif icar con él toda la vida, ¿no? , que le va a decir algo

(Chanoc) . " 1 0

E n este sentido, el tatuaje se ubica c o m o una p rác t i ca cul tural casi i r rever­

sible en tanto permanece a l o largo de toda la vida, incluso si de spués el sujeto se

" d e s t a t ú a " po r la p r e s i ó n social (familiar, de pareja, o laboral) y aun con toda la

tecnología méd ica disponible y cara (rayo láser), siempre quedará una marca o cica­

t r iz real c o m o s i m b ó l i c a en la corporal idad urbana correspondiente. Este c a r á c ­

ter del tatuaje c o m o permanente, no así con respecto a las perforaciones c o r p o ­

rales, es cargado fue r t emen te de va lo r afect ivo p o r algunos tatuadores que

ofertan este bien cultural s imbó l i co , por lo que se le contrapone a la idea de moda.

Y desde ese razonamiento o postura, el tatuaje trasciende l o relacionado a l o efí­

mero c o m o vac ío de sentido. Y a q u í vale afirmar que el tatuaje c o m o p rác t i ca

cul tural urbana en la a l t e r ac ión de las corporalidades no se le puede considerar

c o m o una moda , sino l o que se conv ie r t e en m o d a po r el uso cada vez m á s

masivo y colec t ivo , son los dibujos y las i c o n o g r a f í a s , deb ido p r i n c i p a l m e n t e

a la l óg i ca del mercado y a las industrias culturales: aqué l las dirigidas a los sec­

tores juven i les : " [ . . . ] hay el que te pregunta si hay t in ta que dura dos o tres

meses, cuando sabes que el tatuaje es u n p r o c e d i m i e n t o irreversible, p roba ­

blemente las haya [ . . . ] pero no nos interesa adquirirlas n i hacerlas para que esto no

se convierta solamente en negocio y una moda que se convierta en algo e f í me ro

(Pablo)." 1 '

Por ello, el tatuaje supone t a m b i é n , la parte subjetiva de los sujetos: la idea

de los valores escenificados en los d i s eños tatuados. Para algunas personas que se

t a túan se hace indispensable tomar en cuenta los significados y valores inamovibles

contenidos en el tatuaje. Así, lo que sobrevive, a esta expres ión artística fugaz, es la

fuerza de ciertos valores s i m b ó l i c o s y mot ivaciones enclavados en la b iogra f í a

"'Entrevista citada. nEntrevista individual realizada el lo. de agosto de 1998 a "Pablo Ash", en el Tianguis Cultural del Chopo.

1 9 6 A L F R E D O N A T E R A S D O M Í N G U E Z

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i n d i v i d u a l del sujeto que l o l levaron en a l g ú n m o m e n t o de su proceso de v ida

a tatuarse o perforarse como prác t ica cultural . A d e m á s , la irreversibilidad del ta­

tuaje (descontando la " d e s t a t u a c i ó n " ) , pareciera que t a m b i é n inf luye para que

algunos sujetos decidan y ub iquen el lugar del l ienzo corporal en donde se h a r á n

el tatuaje, ya que se anticipa la posibi l idad de arrepent imiento. E l l o hace necesa­

r i o ubicar al tatuaje en una zona que pueda ocultarse si así se desea: " L o p r i m e r o

que me t a tué después fue la pantorr i l la derecha, u n poco porque ten ía la duda de

si me queda r í a b ien o mal , entonces yo pensaba que era más fácil cubr i r lo y andar

con p a n t a l ó n el resto de m i vida o cualquier cosa (Juan Sin M i e d o ) . " 1 2

Esto conlleva i r perfi lando posiblemente que t a m b i é n el aspecto pr ivado, en

el sentido de guardar y ocul tar el tatuaje en la galer ía corpora l , depende de la

belleza o no del d ibu jo (de su calidad es té t ica) . D e ah í t a m b i é n el hecho, en a l ­

gunos casos de "sobretatuarse", es decir, de colocar u n tatuaje sobre o t ro con la

finalidad de tapar el p r imero . Vendr í a a ser algo así c o m o corregi r u n defecto en

la p ie l o incluso una m a l f o r m a c i ó n estética; m u y usual en aquellos j ó v e n e s que se

tatuaron m u y "chavos" c o m o los que por t an i conogra f í a s con t écn i ca s y p i n t u ­

ra que ya no se ut i l iza o que ha sido rebasada. Esto se articula o engrana con los

espacios y lugares donde y c o n q u i e n se exh iba , en el en t end ido de que las

marcas en el mapa del cuerpo son para enseña r l a s y que o t ro (a), u los otros (as)

lo vean, aunque a veces, no se muestra a cualquiera, n i en cualesquier lugar. Así

el tatuaje al perfilarse c o m o u n adorno en el cuerpo, desde uno de sus m ú l t i p l e s

significados, es la gana y deseo a táv ico , po r el simple gusto de traerlo, para verse

b i e n y n o necesariamente atraviesa p o r a l g ú n t i p o de signif icado m á s intenso

o profundo que haya que d e s e n t r a ñ a r desde su complejidad comunicativa; s imple­

men te es: " N o m e clavo t amp o co en darles u n significado m u y p ro fundo , son

i m á g e n e s que y o qu ie ro y c o n las que qu ie ro adornar el brazo y ya ( R o g e l i o

Barraza)." 1 3

Así , el tatuaje construye u n sentido de ga ler ía ambulante que se requiere

mostrar al o t ro y los otros: es la r e c o n s t r u c c i ó n de los cuerpos en u n sentido

es té t i co y de arte. D e ahí que exista u n interjuego entre las s imet r ías y as imet r ías

corporales que transita los ejes ar r iba /abajo ; izquierda/derecha; l uz ( c o l o r ) /

sombras (negro): t o d o co n la finalidad e i n t e n c i ó n de lograr una determinada

a r m o n í a ante sí mismo y la "mirada" del o t ro y los d e m á s . Dichas s imetr ías y asi­

m e t r í a s dialogan o es tán vinculadas con respecto a los lugares y espacios c o r p o ­

rales elegidos para la i m p r e s i ó n de las i conogra f í a s c o m o en la cantidad de tatua­

jes que se vayan marcando en el cue rpo . D e ta l manera que nos encon t ramos

con una especie de c o n f i g u r a c i ó n de una geograf ía corpora l donde el aspecto de

1 2Entrevista individual realizada el 30 de julio de 1998, ajuan Sin Miedo, "Black Dragón", Tatoo Estudio, en una cantina de Ermita-Iztapalapa.

1 3 Entrevista individual del 6 de agosto de 1998 a Rogelio Barraza, llevada a cabo en mi casa.

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la l óg i ca del e q u i l i b r i o de y entre los tatuajes es impor tan te , así c o m o el t ipo y

formas de los dibujos:

Para m i gusto el tatuaje es estético y es romper la simetría natural del cuerpo (Hora­cio B ) . 1 4

Pues había pensado en la espalda, abajo del otro tatuaje pero si me hago el t r iángu­lo ya voy a tener tres tatuajes en el mismo eje y como que estaba muy saturado (Natalia). 1 5

Algunos lo ven como una cierta forma de equilibrio, si se hacen en un lado se hacen el otro en la misma postura [ . . . ] (Pablo). 1 6

i

Así, el lugar, espacio y t e r r i t o r i o donde se c o l o c a r á el tatuaje, asemeja una

especie de recinto, c o m o una c o l e c c i ó n privada, donde cada una de las i m á g e n e s

impresas en la p ie l , en algunos casos, guardan una r e l a c i ó n en f u n c i ó n al lugar

donde es tén las otras marcas: si hay una figura en claro-oscuro es porque existe

otra con más luz y b r i l l o . D e tal suerte que u n tatuaje le va dando sentido y exis­

tencia a los otros y estos otros se le otorgan entre sí. Esta a r m o n í a estét ica t a m b i é n

se configura a partir de u n elemento cognit ivo de a u t o p e r c e p c i ó n del sujeto c o n ­

siderando su propia estructura corporal: dimensiones, tonalidades y todo el equ i -

pamento corporal con el que se cuenta. Tal a r m o n í a y equi l ibr io no só lo está pre­

sente en el tatuaje, sino t a m b i é n en las perforaciones, aunque de manera distinta:

La elección de los tatuajes es arbitraria totalmente, no tienen algo de específicos los diseños [ . . . ] sino más bien en relación a la estética del lugar, en donde se van a poner y el tipo de diseño (Juan sin M i e d o ) . 1 7

[ . . . ] estéticamente me gusta y también creo un poco en la disparidad, por ejemplo el otro no tiene nada absolutamente, la otra oreja y es parte de eso, ¿no? Lo mismo que me gustaría hacerme un tatuaje que me evocara un equilibrio en m i cuerpo, ¿no? (Pablo). 1 8

A d e m á s de los aspectos es t é t i cos -a r t í s t i cos y en algunas situaciones, t a m b i é n

se encuentran una especie de sucesos y acontecimientos en la vida cotidiana de

determinados sujetos j ó v e n e s que se los plasman y t a túan en la piel ; por l o que se

pueden reconstruir ciertas trayectorias de vida siguiendo la secuencia oral o del

discurso con respecto a los sentidos que subyacen en cada u n o de los tatuajes cor­

porales.

1 4Entrevista citada. 1 5Entrevista individual realizada el 27 de julio de 1998, en la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapala-

pa, a Natalia Aguilera, en un cubículo. 1 6 Entrevista citada. "Idem. '«Idem.

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E l campo

Aventuramos la idea de considerar estás prácticas artísticas del tatuaje y las perfora­ciones como un campo cultural, al estilo de como lo reflexiona Bourd ieu . Este autor parte de la idea en teorizar a lo social c o m o u n campo. 1 9 Así , la v ida social en general está armada po r diferentes campos (campo cul tural , po r e jemplo) , donde se dan tensiones, relaciones y conf l ic tos . Esto depende del lugar en que los agentes (o podemos releer c o m o actores sociales) se ubican o posicionan con res­pecto a ellos y otros, tanto al i n t e r io r c o m o al ex ter ior del y, otros campos. Es o son en estos campos donde se despliegan las luchas de y po r el poder. A d e m á s , este posicionamiento tiene que ver con los distintos capitales con los que cuentan los actores sociales, a saber, el e c o n ó m i c o , el cultural, el social y el s imból ico . Así, la lucha se da en la tendencia de imposiciones de sentido, es decir, en el á m b i t o de l o s i m b ó l i c o , lo que impl ica el interjuego de distintas representaciones que di fe­rentes actores sociales despliegan y tratan de imponer a los otros. Así, al tatuaje y las perforaciones corporales siendo expresiones artísticas y prácticas culturales de la de­c o r a c i ó n y a l t e r a c i ó n corporal , se les ubica c o m o campo cultural20 cons t i tu ido por la industr ia de la oferta, es decir, los agrupamientos de tatuadores-perforadores y los usuarios de este b ien cul tura l s i m b ó l i c o , j ó v e n e s urbanos (hombres y m u ­jeres), entre otros: "La industria del tatuaje es mundia l , es m u y grande y lo mismo encuentras material que te ayuda a desarrollarte é t i c a m e n t e como cosas de higiene que puedas encontrar en algunas revistas. Si no cursos, p o r l o menos algunos re­portajes de c ó m o puedes mantener la higiene en t u trabajo (Pablo)." 2 1

D i c h o campo no está exento de tensiones y conflictos po r parte de los que lo componen c o m o de la p o s i c i ó n que ocupan cada uno de ellos. U n ejemplo de esto es la d i f icul tad de reconocerse entre sí, las distancias con respecto a las aso­ciaciones conformadas, los grupos y subgrupos, los que crean sus propios dise­ñ o s , o los que só lo copian una imagen, o los que saben dibujar y los que no, los hombres y las mujeres, los que trabajan en estudios o en espacios callejeros y los que organizan eventos t i p o expo-tatuajes; dan cuenta de esta s i t uac ión :

C o m o en cualquier país, cualquier estado de aquí de la R e p ú b l i c a , siempre hay alguien que está [ . . . ] en el "bisne", ¿no? o sea, lo que sucede aquí en el D.F. , todo ese rollo está en manos de gente que de verdad con trabajos habla español, o sea de verdad, o sea, apenas hablan lo necesario para ganar dinero, hacer "bisne" y bla, bla,

1 9 C o n respecto al campo social, Bourdieu lo define así: " E l campo social se puede describir como un espacio pluridimensional de posiciones tal que toda pos ic ión actual puede ser definida en función de un sistema pluridimensional de coordenadas" (Bourdieu, 1990, p. 283).

2 0 E l concepto de cultura en su acercamiento sociosemiótico ha alcanzado consenso. Se define a la cultura retomando acuerdos interdisciplinarios de las ciencias sociales desde la línea temática, principalmente, de los consumos culturales. Al respecto Néstor García Canclini menciona: "Coincidiendo con otras disciplinas o tendencias de las cien­cias [...] sociales, muchos antropólogos y sociólogos definen a la cultura como el ámbito de producción, circulación y consumo de significaciones. Hay un consenso internacional al respecto" (García, 1991, p. 24).

2 1 Entrevista citada.

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bla y se van por el mundo estafando gente, luego lo peor traen tatuadores jóvenes que tienen deseos de superarse y que tatúan dos, tres, los contratan y los explotan un rato [ . . . ] (Chanoc). 2 2

E l c i r cu i to de los estudios conformados t a m b i é n esta armado a t ravés de la lucha po r los sentidos, con respecto a los que l o hacen solamente p o r d inero o aquellos que l o consideran c o m o arte y fo rma de vida . Desde a q u í , el tatuador (como el perforador) se va construyendo una imagen de sí mismo, en la medida en que es pe rc ib ido o reconoc ido po r el o t ro u los otros, es decir, en f u n c i ó n de la imagen que los otros de su g remio le devuelven de sí. Así , u n tatuador al parecer va cobrando prestigio y fama en el ambiente, entre otros aspectos, por la o r ig ina l idad de sus figuras y comple j idad t é c n i c a de sus tatuajes. U n tatuador artista de i n i c i o sabe dibujar y crea sus propias i m á g e n e s o figuras. A d e m á s , el tatuador probablemente tiene u n recor r ido por distintas formas de la e x p r e s i ó n artística: haber sido o ser graffitero, perforador, aerógrafo , performancero, dibujan­te o p in to r : " [ . . . ] l o m á s favorable que puedes llegar a tener c o m o artista en el med io es que la gente te busque po r t u estilo y no porque eres la ú n i c a persona que conocen que, saben que haces tatuajes, ¿no? (Juan Sin M i e d o ) . " 2 3

E n a l g ú n espacio o territorio de ese campo cultural se da u n despliegue que se expande para i r considerando una incipiente industria cultural en México del ta­tuaje y las perforaciones. Tal industria está alimentada por: revistas, libros, equipo t écn ico , lugares para tatuarse (estudios-tianguis callejeros), expos 2 4 y en sí, todas las redes conformadas. E n esta industria se ubican quienes ofertan el b ien s imbó l i co del tatuaje-perforaciones y los usuarios o consumidores de estos productos cu l tu ­rales, es decir, los sujetos tatuados-perforados, tanto hombres c o m o mujeres. "Bueno la finalidad de estas expos desde u n p r i n c i p i o que se planearon fue p r o ­mover el uso del tatuaje en M é x i c o [ . . . ] Hay p ú b l i c o de todo t ipo, de todas las edades [ . . . ] Durante su desarrollo se fue viciando u n poco y las expos ahora más b ien son u n negocio para los organizadores Quan Sin M i e d o ) . " 2 5

La industria cul tural del tatuaje conlleva ubicar c ier to t ipo de p ú b l i c o s usua­rios que transitan y activan sus procesos de identidades colectivas. Estos p ú b l i c o s usuarios b á s i c a m e n t e son j ó v e n e s urbanos y a d e m á s t ienen la caracterísi t ica o cua­lidad de ser m u y diversos, h e t e r o g é n e o s y distintos entre sí. D e tal manera que al mismo t i empo los sentidos y significados que se construyen en la p rác t i ca de a l ­terarse y decorarse el cuerpo, t a m b i é n es m ú l t i p l e y abierta. Las investigaciones, fundamentalmente a n t r o p o l ó g i c a s , con respecto a los consumos culturales, han

2 2 Idem. ^Idem. 2 4 De las Expos más importantes que se llevan a cabo en nuestro país están las de: Guadalajara, Jalisco (septiem­

bre). Puebla, Puebla (noviembre), Distrito Federal (diciembre) y Monterrey, Nuevo León (marzo), con algunas va­riaciones de tiempo-espacio-mes.

- 5 Entrevista citada.

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alcanzado mucha impor tanc ia para el análisis y c o m p r e n s i ó n c o n t e m p o r á n e a de las culturas urbanas y las identidades juveni les . E n este sentido, estamos ante u n campo complejo , donde concur ren bienes materiales, s i m b ó l i c o s y consumido ­res, con mecanismos de p r o d u c c i ó n , c i r cu l ac i ó n y a p r o p i a c i ó n (desigual) de esos bienes. E n otras palabras: ¿será que a t ravés de los consumos culturales ( juven i ­les) estamos presenciando la r eed ic ión de las desigualdades sociales, en este caso, en d icho sector? A l respecto vale ubicar una de f in i c ión elaborada po r N é s t o r Garc ía Canc l in i , con respecto a los consumos culturales:

El consumo es el lugar en el que los conflictos entre clases, originados por la de­sigual participación de la estructura productiva, se cont inúan a propósito de la distri­buc ión de los bienes y la satisfacción de necesidades. Es también el concepto clave para explicar la vida cotidiana, desde el cual podemos entender los hábi tos que organizan el comportamiento de diferentes sectores, sus mecanismos de adhesión a la cultura hegemónica o distinción grupal, de subordinación o resistencia (García, 1984, p. 77).

Este v í n c u l o entre la oferta (tatuadores-perforadores) y los usuarios (tatuados o perforados) tiene cierta independencia en sí, aunque se van construyendo y re­construyendo mutuamente. Por ejemplo, es a partir de la lóg ica del mercado y las industrias culturales dirigidas a los j ó v e n e s , hombres-mujeres que van emergiendo las modas en las i m á g e n e s y los usos colectivos de las i c o n o g r a f í a s . Así , en esta lóg ica entre el usuario (la demanda) y el tatuador-perforador (la oferta), se ubica c o m o una p rác t i ca asociada con la i n t e r a c c i ó n con el o t ro u los otros y no c o m o una prác t ica indiv idual , en este sentido, adquiere u n carác te r vincular identif icato-r i o y de estados de á n i m o o emotividades desplegadas: " H a y cosas m á s i m p o r ­tantes que nada m á s el mero tatuaje. Te las haces más del alma, ¿no? Son cosas con tu idea y d i s eño . E l m í o está m á s chido que una tarjeta, ah í está el p r emio y dices óra le y porque a d e m á s me lo h ic ie ron mis amigos (Lucas ad ic t ion) . " 2 6

Pensemos, part icularmente en el tatuaje: u n tatuador incorpora cierto t ipo de d i b u j o s - i m á g e n e s (por e jemplo: los tribales), e induce y construye u n valor per­sonal al respecto, de tal suerte que el usuario acepta "marcarse" el cuerpo con de­te rminado t ipo de tatuaje. Sin embargo, el sujeto tatuado l o hace suyo y p rop io cuando le agrega algo de él o ella, no solamente una m o d i f i c a c i ó n en la figura o forma, sino bás i camen te : afectividad, recuerdo, suceso. Así entonces, la moda del t r iba l , siguiendo nuestro ejemplo, transita y habita la b iograf ía i nd iv idua l y social del sujeto, aunque su c o n s t r u c c i ó n haya sido colectiva:

Tratamos de establecer primero un v íncu lo con la persona [ . . . ] tratas de captar la idea que tienen, de lo que quieren hacer. Si pensamos que es la correcta y no

*>ldem.

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con esto queremos decir que somos quien la va a orientar, le recomendamos que lo piense más de una vez al hacerse algo por el aspecto de la idea que tiene (Pablo). 2 7

i

E n este sentido, al tatuaje, en algunos casos, t a m b i é n se le considera c o m o una "marca" impor tan te en el proceso de vida y en los avatares de la co t id i an i ­dad de los sujetos que l o consumen, por ello t a m b i é n adquiere u n significado de ident idad vivencial en la b iograf ía o historia ind iv idua l del sujeto, tanto hombre c o m o mujer:

El primer tatuaje que me hice estaba con m i novio y él fue el que me a c o m p a ñ ó y me ayudó. El segundo tatuaje que me hice ya había terminado con él [ . . . ] fue un poco como decir: bueno con un tatuaje estaba con fulanito y con el segundo pues ya pasó y ya, ya hab íamos terminado, fue un poco como el comienzo y el fin (Natalia). 2 8

Este aspecto t a m b i é n aparece en la p rác t i ca de las perforaciones, en ciertos usuarios: "S í me gustan las perforaciones pero t a m b i é n pienso m u c h o cuando las adquiero, tengo m u y pocas pero representan unos momentos m u y importantes de m i vida y que han servido para aprender algo y la idea es que todo m u n d o apren­diera algo de lo que obtiene (Pablo)." 2 9

Las i d e n t i d a d e s

Así, el consumo cultural aparece y atraviesa la c o n f o r m a c i ó n de identidades aun­que no sería el e lemento cons t i tu t ivo en sí mismo. Digamos que el tatuaje y las perforaciones pasan, transitan y están al servicio de varias categorías de identidad: ju­venil, grupal y nacional, entre otras.

E n lo que se refiere a la(s) identidad(es) juvenil(es), par t icularmente se han re­conoc ido una serie de c a t e g o r í a s en su c o n s t i t u c i ó n . Veamos: re tomamos de Valenzuela dos (1997). Primera. Las identificaciones gregarias, en la cual el aspec­to cultural es central y contiene i m i t a c i ó n de expresiones, estilos, gustos, preferen­cias. Se incluye la industria del consumo cultural j u v e n i l , en tanto establece modas y necesidades en las estéticas del cuerpo y vestimenta. Y quizás los tatuajes y per­foraciones, ser ían u n ejemplo de l o anter ior en tanto inscri to cada vez m á s en una gran diversidad de cuerpos, grupos y sectores juveniles, pr incipalmente urba­nos. A u n q u e hay que volver a aclarar que el tatuaje en sí mismo no es una moda, ya que es irreversible, es decir, l o que en todo caso se hace moda y usa colectiva-

* Man. »Mtm.

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mente en la sociedad de masas, son los dibujos e i c o n o g r a f í a s que aparecen en determinados per iodos m á s frecuentes que en otros: j u s to p o r la inf luencia del mercado y las industrias culturales dirigidas a los j ó v e n e s .

Hay quien se tatúa porque su ídolo o el modelo que tienden a seguir está tatuado y quieren ser como él, quieren parecerse a él. Hay quienes se ta túan porque sus amigos más cercanos están tatuados todos y se sienten todos excluidos [ . . . ] en ambos casos, no importa q u é se ta tué simplemente quieren estar tatuados (Juan Sin Miedo) . 3 0

Y la segunda ca tegor ía es lo relacionado al g rupo de pares, en tanto fundamen­

tal en la c o n s t i t u c i ó n de la ident idad j u v e n i l . Así , el grupo, en la m a y o r í a de las

circunstancias u ocasiones, es u n e lemento m u y fuerte de in f luenc ia y p r e s i ó n

social con respecto a las acciones de sus integrantes. La identidad (grupal) (juvenil)

es activada con respecto a las manifestaciones artíst icas aunque n o se reducen a

ellas. E n este sentido, la ident idad posibil i ta, considerando una de sus d imens io ­

nes, establecer diferencias inter e intragrupales a part ir del uso del espacio p ú b l i c o ,

la vestimenta y estéticas corporales varias. A u n q u e u n "chavo(a)", traiga una per­

f o r a c i ó n o tatuaje " i g u a l " al o t ro u las otras; a cada cual le queda la s e n s a c i ó n de

su part icularidad y de que le pertenece a él o ella, aunque sea similar al o t ro u otra

en la figura o forma. Así , la identidad y mejor a ú n , las identificaciones, en una de

sus adjetivaciones, se viste de nacional. Y con las pocas evidencias que tenemos, es

incorporada p o r una parte de integrantes del g remio de tatuadores y perforado­

res, como t a m b i é n por cierto usuarios y usuarias de este b ien cultural s imbó l i co .

Ahora , es interesante que la defensa a lo mexicano atraviesa por cierta amenaza del

afuera, en el en tend ido de acabar c o n las ra íces culturales del adentro, es decir,

de uno . T a m b i é n se engrana con la p e r c e p c i ó n de que del lado de algunos usua­

rios se desconocen, no sólo los significados profundos del tatuaje t ipo t r ibal , sino

hasta la propia cul tura mexicana:

M e gustaría que tratemos de fomentar la cultura no del tatuaje sino la cultura mexi ­cana en cues t ión de conocimiento, de que somos producto de una raza y de un crisol de culturas muy ricas y que gracias a varias razones, o varios aspectos como la colonización y la enajenación de varios, muchos hemos empobrecido esas raíces (Pablo). 3 1

Así, una de las vetas es considerar o representar al tatuaje c o m o prác t ica y uso

de cierta resistencia cul tural , ante los embates "colonizadores" de otras culturas.

L o interesante es el d iá logo que los dibujos, arquetipos e i m á g e n e s , por m á s c o n -

3°/<fem. 31 Idem.

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t radic tor ios o d i s í m b o l o s sean entre sí, establecen al compar t i r el espacio de u n

cuerpo y geografía cultural globalizada: " H a y muchos países que no t ienen n i tan-

tita ident idad, p o r ejemplo en muchos países ven que salen tatuajes mexicanos y

dicen, ¡ah!, son mexicanos, porque el tatuaje mexicano sí tiene una ident idad en

el m u n d o y luego, luego l o ident i f ican (Chanoc) . " 3 2

La identidad, contemplando otras de sus dimensiones, es la parte subjetiva de

los sujetos u actores sociales, de tal suerte que éste es u n o de los á m b i t o s centra­

les a partir del cual impor ta deconstruir los signos y significados que los usuarios,

hombres y mujeres, le dan al tatuaje o las perforaciones corporales c o m o una

forma de la a l t e r ac ión y d e c o r a c i ó n de los cuerpos.

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