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    VIEL ESTADO, EJE DEL PROYECTO NACIONAL

    EL ESTADO EMPRESARIOLAAGUDArisis econmica experimentada a comienzos de la dcada de 1930tuvo, dada la creciente internacionalizacin de la economa, un impacto abru-mador en casi todos los lugares del orbe. Una de las consecuencias ms relevan-tes de la Gran Depresin consisti en precipitar el descrdito y consiguienteabandono del liberalismo econmico por un lapso de casi medio siglo. Para sus-tituirlo, se recurri a modelos de desarrollo que implicaron un cambio en laspolticas econmicas y un abandono de los principios que hasta entonces ha-ban inspirado el rgimen de libre mercado. Se postul que la planificacin eintervencin estatal directa en las variables econmicas y en las relaciones so-ciales haran posible el saneamiento de la economa y, por aadidura, la estabi-lidad social. Esto deba traducirse en la aprobacin de una legislacin que favo-reciera la recuperacin tanto industrial como agrcola, y en la generacin demodernos sistemas de seguridad social, dando vida a lo que una dcada mstarde sera conocido como "Estado de Bienestar". Este programa buscaba sa-near, mediante la participacin del Estado, todas las facetas de la economa, ascomo tambin las condiciones sociales de los trabajadores: la situacin laboralen las fbricas, la desocupacin, los jornales y las horas de trabajo. Los influyen-tes planteamientos del economista britnico John Maynard Keynes, quien propug-naba el intervencionismo estatal con miras a garantizar el pleno empleo -formasta de generar un aumento de la demanda interna que activara la produccin,a la vez que neutralizara posibles estallidos sociales derivados del alto nmerode desocupados-, inspiraron el radical cambio de orientacin econmica. Supropuesta implicaba la regulacin por parte del Estado, al tiempo que el est-mulo a toda actividad empresarial, con miras a dinamizar la economa y vigori-zar el consumo. Si bien este intento no tuvo todos los resultados esperados,pues se reiter la tendencia depresiva de los ciclos capitalistas, lo cierto es que

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    marc un giro en las polticas econmicas adoptadas por muchos de los pasesgolpeados por la Gran Depresin. En esta lnea se situ elNew Deal, impulsadodesde 1933 por el Presidente Franklin D. Roosevelt en los Estados Unidos, epi-centro de la crisis de 1929.

    Por ltimo, la Unin Sovitica, a la sazn no slo inclume a los efectosde la crisis, sino adems inmersa en un acelerado proceso de industrializacinapoyado en la aplicacin de planes quinquenales, fue muy influyente a la horade establecer los nuevos modelos econmicos en el resto del mundo. El primerplan quinquenal se puso en marcha en 1928, y tuvo como objetivo una rpidaindustrializacin del pas, a travs de la electrificacin e introduccin de tcni-cas modernas en la produccin. Los resultados fueron sorprendentes. A slocuatro aos -uno antes de lo presupuestado y en circunstancias que la GranCrisis haca tambalearse a las economas de Occidente-, la produccin en laUnin Sovitica superaba en tres veces y media las cifras previas a la PrimeraGuerra Mundial, y en dos y media a aqullas registradas cuando se inici laaplicacin del plan. A este respecto resulta interesante que el vocablo "planica-cin"se haya convertido, a partir de esta poca, en un tnnino cada vez ms utili-zado en todos los crculos polticos. Cabe sealar que en vez de hacer referenciaa la drstica ejecucin de rgidas metas de produccin de las economas socia-listas, el concepto se asociaba con planes de inversin y desarrollo que ofrecanperspectivas de crecimiento econmico armnico y sostenido enel tiempo.

    De hecho, ya desde antes, las mismas circunstancias impuestas por lacrisis no haban dejado ms alternativa que el cierre de las economas naciona-les al comercio exterior, convocando a la participacin directa del Estado en lasolucin de los problemas ms urgentes. En efecto, la dislocacin econmicaproducida por la Gran Depresin conllev la puesta en prctica de polticas quese alejaban notoriamente del paradigma liberal. As pues, desde el Estado secontrolaron las variables financieras, del comercio internacional y del mercadolaboral. En septiembre de 1931, Inglaterra abandon la convertibilidad moneta-riay estableci restricciones cambiarias. Por su parte, afectados por la deflacin,el desempleo y la depresin, en abril de 1933 los Estados Unidos abandonarontambin el padrn oro, medida impulsada por el recin electo gobierno deRoosevelt que apost a lograr la recuperacin con una poltica inflacionaria. Deesta manera, a comienzos de los aos treinta se puso fin al sistema de conver-tibilidad en la economa mundial. De ah que se produjera una regionalizacinmonetaria, de manifiesto en el realineamiento de los pases del globo con arre-glo a las distintas reas de influencia; la libra esterlina reinaba en los dominiosdel Imperio Britnico y en la Comunidad Britnica de Naciones, el marco ale-mn predominaba en el centro de Europa, el yen en Asia y el dlar en AmricaLatina. Se advierte el mismo fenmeno en las transacciones del comercio inter-nacional, lo que para Amrica Latina, signific la prdida del mercado britnicoy, consecuentemente, la creciente dependencia de sus productos de exporta-cin respecto del mercado norteamericano, restringido a su vez por la imposi-cin de polticas proteccionistas.

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    El abandono del padrn oro vino tambin acompaado de regulacionescambiarias y comerciales que tenan el propsito de evitar los movimientosdescontrolados de capitales que tanto dao haban hecho a la economa capita-lista mundial en los primeros aos de la crisis. Los bancos centrales de cada pascontrolaron el flujo de divisas, con lo cual el intercambio de stas deba pasarobligadamente por sus manos a precios fijados por los respectivos gobiernos, yno por el mercado. La falta de divisas y la sobrevaluacin de las monedas en losvalores fijados por cada gobierno, oblig a controlar los flujos comerciales paraproteger las fuentes productivas locales. Por su parte, los controles comercia-les, que incluan tarifas, cuotas, prohibiciones y licencias de importacin, elimi-naron el comercio multilateral. De este modo, en 1935, el comercio mundial sehaba reducido a un tercio del nivel de 1929. Los pases establecieron acuerdosfinancieros y comerciales bilaterales, evitando incluso, en ocasiones, la mone-tarizacin de las transacciones, tal como ocurri, por ejemplo, entre Alemania yBrasil, que optaron por intercambiar carbn por caf, respectivamente.

    Cada pas busc liberarse de la interdependencia econmica mundial quehaba caracterizado a la expansin capitalista a contar del siglo XIX. El aisla-miento econmico les permiti introducir medidas expansivas tendientes a crearempleo y aumentar los ingresos, proteger sus industrias, incrementar los recur-sos pblicos y as, eventualmente, poder pagar la deuda externa e ir normali-zando las relaciones econmicas internacionales. Pero la normalidad tard enllegar. Con la Segunda Guerra Mundial, el aislamiento y el control nacional de laeconoma se acentuaran, agudizndose la tendencia hacia la planificacin in-terna y, conforme a lo anterior, el fortalecimiento de la intervencin estatal.Posteriormente, el Plan Marshall, que signific un enorme flujo de dlares des-de los Estados Unidos a Europa occidental para asegurar su reconstruccindespus de la Segunda Guerra Mundial, prest impulso a la planificacin esta-tal, toda vez que asign dichos recursos a travs de instituciones pblicas, conel fin de que stas operaran segn planes de inversin.Chile no estuvo al margen de este proceso mundial. Como en todos lospases de Occidente, la crisis se enfrent inicialmente a travs de la aplicacinde polticas ortodoxas. Habiendo reintroducido la convertibilidad monetaria conla creacin del Banco Central en 1925, se recurri a las reservas de oro de estaentidad para poder paliar los dficits en la balanza de pagos que la crisis trajoconsigo. Al secarse totalmente las fuentes de prstamos extranjeros, en 1931no se pudo pagar el servicio de la deuda externa; el pas, por consiguiente, dejimpagos sus compromisos internacionales a mediados de ese ao. Al mismotiempo, se introdujo el control de cambios para detener la salida de reservas deoro, pues la balanza comercial continuaba siendo deficitaria, y se fij un valordepreciado para el peso, con el objeto de asegurar la adquisicin de las importa-ciones esenciales. Esta disposicin benefici a la industria manufacturera local,la que inici tempranamente su recuperacin. Con estas medidas concluy elperodo deflacionario de la crisis en Chile, y se inici la etapa inflacionaria quese mantendra por muchas dcadas.

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    Como en el resto del mundo, la respuesta de Chile a la crisis tendi a laautosuficiencia, reduciendo su dependencia de los mercados externos. Para ellose aplicaron las medidas que la teora econmica en boga impona en todo elmundo capitalista, a saber: fijacin de tarifas aduaneras proteccionistas; esta-blecimiento de cuotas y licencias de importacin, que en ocasiones fueron cam-biadaspor cuotas de divisas y depsitos previos, adems de la elaboracin delistasde importaciones permitidas y prohibidas; control cambiario con fijacindevalores diferenciados para las divisas (cambio mltiple), segn stas se dis-pusieran para exportaciones o importaciones, y dependiendo de qu productosde importacin se tratase; control del intercambio de divisas; permisos de ex-portacin para asegurar el retorno de stas; y prohibiciones de exportacindecretadas, por ejemplo, para los casos del trigo, de la harina y de las papas,con el propsito de asegurar el abastecimiento interno. As, a fin de evitar elgasto superfluo de dlares y materializar los afanes proteccionistas, en esteperodo se establecieron cuotas de importacin a textiles, ampolletas, sacos,vidrios,automviles, radios y t, entre otros. La Comisin de Cambios Interna-cionales estuvo a cargo de la distribucin de las divisas, debiendo asegurar laimportacin de materias primas para la industria nacional, de artculos de pri-mera necesidad y de medicamentos. Este organismo era el encargado de auto-rizar las exportaciones, debiendo velar tambin por el retorno de su valor alpas. Hacia 1939 haba cinco tipos de cambio diferentes, desde el dlar oficial aldel mercado negro, cuyos valores variaban segn su procedencia y su destino.

    Chile tampoco estuvo ajeno a los tratados bilaterales de comercio, enespecial con aquellos pases con los que tena deudas impagas desde 1931, comoera el caso de Francia, Alemania, Blgica, Holanda, Espaa y Suiza. Se ha calcu-lado que en 1936 un 60% de las importaciones y un 25% de las exportacionesdel pas, corresponda a estos tratados compensatorios. Tambin se recurri alintercambio comercial no monetarizado, por ejemplo con Japn, China, UninSovitica, Finlandia, Argentina, Per, Ecuador, Guatemala y Costa Rica.

    A partir de 1932 se introdujo el control de precios internos. As la Juntade Exportacin Agrcola fijaba el precio del trigo, de la harina y del pan; unComit ad-hoc fijaba el precio del petrleo y sus derivados, a la vez que racio-naba su venta -sobre todo durante la Segunda Guerra Mundial, coyuntura enque se agudiz su escasez- para asegurar el abastecimiento del transporte p-blico y de los camiones. En 1939, el gobierno del Frente Popular hizo uso de lasdisposiciones legales del Comisariato General de Subsistencias y Precios crea-do por el gobierno de Carlos Dvila (1932), para fijar el valor comercial, al pormenor lo mismo que al por mayor, de una veintena de productos, tales como t,papas, tallarines, yerba mate, velas y papel, as como para estipular el precio delos arriendos residenciales y comerciales, entre otros temes. Posteriormente,en 1942, se cre la Junta Nacional de Abastecimientos, con amplios poderespara la importacin, distribucin -comprendido el racionamiento- y fijacin deprecios de los productos esenciales, incluidos el hierro, los qumicos, los pro-ductos farmacuticos, el rayn, el caucho y los materiales de construccin. Como

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    era de esperarse, todos estos controles de las variables econmicas debieronser acompaados de la creacin de instancias fiscales para su aplicacin, susci-tando por tanto un aumento del empleo pblico y la burocracia.En resumidas cuentas, el colapso del comercio internacional derivado dela crisis mundial impuso un cambio radical del modelo econmico imperante enel pas. El "desarrollo hacia afuera" basado en la exportacin de recursos natu-rales en el contexto de polticas de libre mercado, sucumbi al cerrarse losmercados, siendo entonces reemplazado por el denominado "desarrollo haciaadentro". El instrumento fundamental del nuevo paradigma, en la considera-cin de las elites de la poca, fue la industrializacin basada en la sustitucin deimportaciones. Para alcanzarla fue necesario recurrir a la intervencin estatalde las principales variables de la economa y a la transformacin del sector p-blico en un agente productivo. As pues, la adopcin de este modelo econmicorespondi, en buena medida, a la necesidad de insertarse en las nuevas condi-ciones de la economa mundial que se extendieron hasta bien avanzada la se-gunda postguerra.Es necesario sealar, en todo caso, que las disposiciones inicialmenteaplicadas en el pas tuvieron un carcter preferentemente reactivo, de cara alas circunstancias externas, puesto que la crisis, al dislocar casi todas las reasde la economa, forz el empleo de medidas urgentes orientadas a morigerar losefectos expansivo s de la debacle mundial. En este sentido, la poltica de lostreinta, ms que responder a una estrategia industrializadora propiamente tal,se orient al mejoramiento de la balanza de pagos, la que dada la abrupta cadade los trminos del intercambio, oblig a un control directo sobre las importa-ciones. A raZ de esto, el pas tendi al aislamiento econmico, lo que a su veztermin por favorecer la actividad industrial interna. En definitiva, la rpidarecuperacin de las manufacturas, alentada por la poltica cambiaria, las tarifasaduaneras, las cuotas de importacin y la expansin del gasto pblico, ayud aarraigar la idea que asignaba a la industrializacin la funcin de eje central deldesarrollo econmico; al fin y al cabo, como hemos hecho notar anteriormente,ya en 1934 las manufacturas haban alcanzado los niveles de 1929, superandocon holgura, en materia de reactivacin, a la minera y a la agricultura.Previsiblemente, la injerencia estatal en los asuntos econmicos y socia-les represent otra de las lneas bsicas del nuevo paradigma de desarrollo. Loanterior, resultante tambin de medidas improvisadas ante los estragos de laGran Depresin, no era, al igual que en el caso del proceso de industrializacin,completamente novedoso en el pas. Segn hemos visto, ya desde fines de ladcada de 1920, en tiempos de la administracin de Carlos Ibez del Campo,se haba impuesto un sello modernizante a la administracin estatal, consisten-te en la aplicacin de un modelo de Estado con nuevas atribuciones y compe-tencias. Esto supuso la creacin de instituciones encaminadas a hacer ms efi-ciente la gestin pblica, a la par que se promovi la inversin fiscal y la genera-cin de organismos de apoyo crediticio y tcnico a los diferentes sectores de laproduccin nacional; simultneamente, se continu en la senda del desarrollo

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    de grandes obras pblicas, tal y como se haba venido haciendo desde la segun-da mitad del XIX.Tal vez uno de los hechos ms innovadores y de mayor relevancia respec-

    to a la gestin de polticas econmicas, fue la incorporacin de un importantecontingente de ingenieros en puestos claves dentro del aparato estatal. DesiderioGarcaAhumada, Flavin Levine Bawden, Roberto Wachholtz Araya, GuillermodelPedregal Herrera, Guillermo Moore Montero y Rodolfo Jaramillo Bruce, fue-ron algunos de los profesionales que colaboraron estrechamente con PabloRamrez, ministro de Hacienda del gobierno de Carlos Ibez del Campo. Mu-chosde ellos continuaran participando en las administraciones siguientes, dn-dole continuidad al contenido tecnocrtico en las polticas econmicas, espe-cialmente, como veremos ms adelante, en lo tocante a la gestacin del proyec-to CORFO. Bajo el auspicio de este grupo de profesionales provenientes de laUniversidad de Chile y vinculados al Instituto de Ingenieros de Chile, se realizelprimer inteste ,. cin, materializado con laformacin e 31 el onsejo de Economa Nacional, rganismo encargado depropiciarel . ento e la produccin agropecuaria, industrial y minera. Sibien ste dejara de sesionar a consecuencia de la cada de Ibez y del poste-rior desorden poltico imperan te , resulta instructivo anotar que Pedro AguirreCerda, en cuyo gobierno se creara la CORFO, actu como secretario generaldelConsejo.

    Pese a los contratiempos de este ltimo, el influjo ejercido en las polti-caspblicas por el grupo de ingenieros antes aludido, fue cada vez mayor debi-do a su capacidad profesional y tcnica. A la luz de sus aportes, resaltaron lasfalencias de un sistema en el cual los dirigentes polticos dominaban sin contra-pesos en la resolucin de materias especializadas en manos del Estado. La in-corporacin en la toma de decisiones de este grupo de profesionales, hacia fi-nes de la dcada de 1920, signific la estructuracin de un concepto de Estadomoderno, centrado en la gestin administrativa y tecnocrtica, en oposicin alas prcticas partidistas sustentadas en el clientelismo poltico hasta entoncespredominantes. Su actuacin, adems de perdurable en el tiempo, prob serdecisiva respecto a la imposicin del curso de accin a seguir por el Estado.Durante la dcada de 1930, los ingenieros determinaron que todo progreso eco-nmicorequer~a el desarrollo de una poltica de electrificacin nacional-comosever, uno de los objetivos prioritarios de la CORFO- y el establecimiento demedidas de proteccin estatal a la industria chilena, a la cual se defini como laactividad fundamental para dinamizar la economa.

    Con todo, las iniciativas orientadas a impulsar una estrategia de fomentoycoordinacin de las diferentes actividades econmicas, no slo provinieron desectores pertenecientes o afines a la administracin estatal. La recin creadaConfederacin de la Produccin y el Comercio, que desde inicios de los treintaaglutinaba a las principales asociaciones empresariales (la Sociedad NacionaldeAgricultura, la Sociedad de Fomento Fabril, la Sociedad Nacional de Mine-ra,la Cmara de Comercio), fue enftica en diagnosticar que las falencias de la

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    economa se deban en lo medular a la inexistencia de un plan central que coor-dinara las polticas proteccionistas de modo de armonizar el desarrollo de losdiferentes sectores productivos. En atencin a este diagnstico se llevaron acabo algunas' . 'ativas -como el restablecimiento del Consejo de Economa

    . , ~ Nacional, 1934, condenadas sin embargo al fracaso, producto de las limita-) (~daS prerro tiva que coartaban su accin. Paradjicamente, la demanda em-"- presarial po poltica de fomento de la produccin a largo plazo, lideradadesde el Estado, coincidi con los propsitos estipulados en el programa polti-co de la candidatura del Frente Popular, el que -no est de ms recordar- ade-ms de congregar a las fuerzas de centro e izquierda, cont con el apoyo decidi-

    do de los obreros organizados en la Confederacin de Trabajadores de Chile.EL PROYECTO CORFO

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    IESTACONCURRENCIAe intereses de diferentes grupos de opinin tan dismilesredund, hacia fines de la dcada de 1930, en un acuerdo en torno a la gesta-cin de un modelo de desarrollo. ste es tal vez el ltimo en merecer el califica-tivo de proyecto nacional, en atencin a la confluencia de actores sociales ypolticos tan diversos -en la prctica todos los sectores organizados- en pos deuna idea comn de pas. Dicho proyecto se sustent en la accin del Estado enprogramas de fomento en pos de la industrializacin y el nacionalismo econmi-co. Esta aspiracin se materializ en la Corporacin de Fomento de la Produc-cin (CORFO), la que tuvo por objeto el desarrollo racional y armnico de todoslos rubros productivos a lo largo del pas, con el fin de elevar los niveles de vidade la poblacin, tan menoscabados en los ltimos aos por efecto de la crisis;mejorar la desfavorable situacin de la balanza de pagos internacionales, enaras de reducir la dependencia econmica externa; y lograr el desarrollo esta-ble en el futuro prximo.Las repercusiones de una nueva fase depresiva de la economa norte-americana, desencadenada en 1938, contribuyeron a apresurar las gestionespara la puesta en marcha de este proyecto, pues quedaba otra vez en evidenciala vulnerabilidad de la economa chilena frente a los vaivenes de los mercadosmundiales. Todos los sectores productivos padecieron sus efectos, a excepcinde la industria manufacturera, que slo hacia el final del ciclo exhibi bajassustantivas en sus niveles de produccin. En suma, las alteraciones que seguapresentando la economa mundial, contribuyeron a la instalacin de un proyec-to consensuado que descansaba en un ideal de industrializacin concebido comoeje del desenvolvimiento de la economa, es decir, en un modelo de desarrollocentrado en la sustitucin de importaciones, diferencindose del impulso ma-nufacturero de la segunda mitad del siglo XIX que se haba dado en el marco deun modelo econmico basado en las exportaciones. Como sealara el boletn dela SOFOFA en septiembre de 1932, "la consolidacin industrial del pas es lamejor expresin de su soberana econmica. Sin una industria propia, no hay

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    verdadera independencia", premisa tambin avalada por los hacendados agr-colas,quienes saludaron la expansin industrial comprendiendo que sta per-mitiraliberar recursos pblicos al reducir gastos en artculos importados y au-mentara la demanda de materias primas de origen agrcola y de alimentos. LaConfederacin de Trabajadores de Chile tambin brind su apoyo al proyectoindustrializador, considerando que ste, adems de absorber los altos nivelesde cesanta, contribuira a robustecer la sindicalizacin obrera. La Confedera-cinparticip tempranamente en los programas gubernamentales del FrentePopular tendientes a dinamizar el proceso de industrializacin, y no slo tomparteactiva en las reuniones con los representantes del gobierno y del empresa-riado,sino que adems, en pos del buen desenvolvimiento del proyecto, tam-binpuso freno a las manifestaciones huelgusticas.Aun cuando los primeros indicios respecto a la formacin de una institu-cinde fomento con amplias facultades datan de principios de la dcada de1930,fue el terremoto del 24 de enero de 1939 con epicentro en Chilln, lo queprecipitla creacin de la CORFO. La magnitud del desastre, que afect a am-pliasregiones del centro y sur del pas, impuls al gobierno, apremiado por lascircunstancias, a tomar medidas urgentes entre las que destaca el envo al Con-gresode un proyecto de ley de Reconstruccin y Auxilio, Fomento de la Pro-ducciny Habitacin para Obreros. En la discusin parlamentaria se separ lorelacionadocon la reconstruccin, del proyecto de fomento de la produccin.Aunqueeste ltimo traduca las aspiraciones del conjunto del empresariadochileno,de los trabajadores organizados, ingenieros civiles y miembros del go-bierno,se plantearon desacuerdos polticos en relacin con el alcance y [mancia-mientode la nueva institucin.

    Segn lo establecido por el proyecto gubernamental, una nica entidadestatalasumira en forma explcita funciones que por vez primera respondan aldiseode polticas de largo aliento, a propsito de las cuales el Estado emergeracomoun agente econmico rector. Sus intervenciones se centraran en otorgarapoyocrediticio a los distintos sectores productivos, as como en la puesta enprcticade una labor de tipo empresarial; ambas dimensiones se desarrollaranmedianteinversiones pblicas, tanto directas como indirectas, en actividadesproductivas,excediendo as la forma como tradicionalmente se comprenda laintervencinestatal. El proyecto de creacin de empresas pblicas constituyunafuente de preocupacin para los empresarios industriales, los cuales temie-ronque stas pudieran representar una competencia desleal a sus propias ac-tividades.

    Por su parte, tanto el financiamiento de la Corporacin, que involucraraaumentostributarios, como el control de esta institucin que tendra ampliosgradosde autonoma, fueron los aspectos que inquietaron a la oposicin. Enrelacincon el tema del financiamiento se acord, despus de una intensa dis-cusinparlamentaria, la eliminacin de algunos gravmenes propuestos por elgobierno,en tanto que la mayora de las tributaciones aprobadas fueron acepta-dasslopor un perodo de cinco aos. A modo de compensacin se estableci

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    un impuesto adicional del 10% a las utilidades de las empresas norteamericanasproductoras de cobre, con lo cual el financiamiento se traslad desde el sectorcapitalista nacional al internacional. Por ltimo, se autoriz al Presidente delaRepblica a recurrir a crditos bancarios con cargo a los emprstitos en mone-da extranjera. Para ello, en 1940, se abri una oficina filial de la CORFOenNueva York, la que se aboc a gestionar crditos con el Export-Import Bank,adems de intervenir en la adquisicin de equipos, mquinas, insumos y mate-rias primas. En lo tocante a los grados de autonoITade la Corporacin, hay quesealar que sta qued supeditada a la elaboraciI\ de proyectos de ley y a laejecucin de leyes aprobadas, quedando de este mdo sometida al control delCongreso Nacional. -

    El proyecto que cre a la CORFO fue finalmente aprobado en abril de1939, otorgndole a la institucin una estructura que le garantiz amplia repre-sentacin al empresariado en su directorio. Slo as se disip la desconfianza dela derecha ante el funcionamiento y gestin de esta entidad que tendra tantosrecursos y atribuciones en materias econmicas. De este modo, el directorio dela CORFO comprendi tres ministros de gobierno, cuatro parlamentarios, diezpresidentes de instituciones pblicas (tales como el Banco Central, la CajadeCrdito Hipotecario, la Caja Autnoma de Amortizacin, La Caja de CrditoAgrario o el Instituto de Crdito Industrial), los presidentes de las cuatro aso-ciaciones empresariales (la SNA, la SOFOFA, la Sociedad Nacional de Minerayla Cmara de Comercio de Chile); el presidente del Instituto de Ingenieros deChile; y el Secretario General de la Confederacin de Trabajadores de Chile. Noobstante la amplia representacin de los grupos de inters, la CORFO se distin-gui por mantener un carcter tcnico y profesional de primer orden, asegura-do por la enorme gravitacin del grupo de ingenieros que detent puestos cla-ves al interior de la institucin.

    Es usual encontrarse con el argumento segn el cual el Frente Popularnegoci con los partidos de derecha su respaldo legislativo para aprobar el pro-yecto de ley de creacin de la CORFO a cambio de impedir la formacin desindicatos rurales. Sustenta este argumento el hecho de que ambas decisionesse hayan tomado simultneamente y, sobre todo, la conviccin de los analistasde que algo de suma importancia debi de haber estado en juego para que lospartidos de izquierda aceptasen la prohibicin de sindicalizar el agro. Sin em-bargo, las cosas deberan verse de otro modo si tomamos en consideracin cunimportante era para el empresariado, estrechamente vinculado a los partidosde la derecha, la creacin de un ente estatal dedicado al fomento productivo.Ms an, el mismsimo proyecto CORFO cont con el apoyo tanto de la Socie-dad Nacional de Agricultura como del empresariado industrial. Comprendere-mos mucho mejor el perodo en estudio si separamos ambas negociaciones -lade la sindicalizacin campesina y la de la CORFO- y las tratamos como doscuestiones independientes entre s. Como se ha sealado, en efecto, lo que laderecha tema de la creacin de esta nueva institucin pblica eran dos cosas,fundamentalmente: quin la controlara, dado el enorme poder que sta tendra

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    enladistribucin de escasos recursos de inversin pblica, y cmo se financia-ra,sin recurrir para tales efectos a medidas tributarias en detrimento de laempresa privada. Como hemos visto, resolvieron ambos problemas favorable-mente. Qu razn podan tener entonces para traer el asunto del agro a lamesade negociaciones?

    Por otra parte, es muy probable que la cuestin de la sindicalizacin cam-pesinahaya tenido autonoma respecto a la discusin anterior. Como sealra-mosen el captulo nterior, la negociacin se dio fundamentalmente con losdirigentes radicales, a uiene se convenci sobre todo con argumentos parti-distas.Si se organizaban sindicatos rurales, qu partidos de la alianza frente-populista saldran fortalecidos con nuevos contingentes electorales? Porque adecirverdad, no era evidente que en ese contexto el Partido Radical perderasuposicin hegemnica en el conglomerado? Cuando los sindicatos de campe-sinospresionaran por alzas salariales, quin pagara el aumento de los costos,yportanto de los precios de los alimentos? Sin duda, los sectores medios urba-nos,base del electorado de los radicales, lo que presurniblemente redundaraenunafuerte prdida de apoyo a su partido. Qu sucedera con los costos de laindustrializacin, proyecto prioritario del Frente Popular, si los ms altos pre-ciosagrcolas producto de las alzas del salario campesino, se tradujeran en au-mentodel costo de la mano de obra industrial? Ypor ltimo, y no menos impor-tante,los dirigentes ms pudientes del Partido Radical -los terratenientes delsurque [manciaban las campaas de su colectividad- bien podan imaginar quesuspredios no quedaran al margen de la presin sindical, en caso de perntirselaorganizacin de sindicatos rurales. Por lo tanto, no era necesario utilizar ladiscusindel proyecto de ley que creaba la CORFO para paralizar la sindicaliza-cincampesina, arriesgando con ello la creacin de una institucin que contabaconel entusiasmo del empresariado.

    La puesta en marcha de este proyecto de fomento requiri el desarrollodeuna estrategia para recabar informacin, paso previo este a la formulacindeplanes de largo aliento capaces de armonizar los diferentes mbitos de laproduccinnacional, cometido prioritario de la Corporacin. El dficit de regis-trosestadsticos respecto a los recursos naturales existentes en el pas, a losrequerimientos ms urgentes de consumo, ya las necesidades de insumo y ca-pitalizacinde las reas productivas, sirvi de incentivo a la realizacin de unambiciosoplan de investigaciones y prospecciones de los recursos naturales, alqueluego se agregaran estudios relativos al ingreso nacional, a las fmanzas delEstadoy al comercio exterior. Concurri a este esfuerzo la adjudicacin de cr-ditosexternos para financiar tanto la elaboracin de informes sobre los diferen-tesmbitos de inters de la Corporacin, como para proveer a la especializa-cinde personal calificado para la realizacin de estos catastros. En palabras deGuillermodel Pedregal, vicepresidente ejecutivo de CORFO, registradas en 1942porElMercurio: "faltaban en el pas muchos antecedentes indispensables. Noexistancensos industriales ni agropecuarios adecuados. No tenamos ningunaideaordenada y completa sobre la riqueza de nuestro suelo ni, en general, de

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    nuestras posibilidades. No conocamos tampoco, de manera ms o menos cier-ta, la utilizacin racional de los recursos de las distintas regiones del pas. Laspropias estadsticas eran y son deficientes". No caba duda, el rea de investiga-cin y realizacin de catastros sobre los recursos naturales y las posibilidadesde desarrollo que presentaba el pas, resultaban vitales para llevar a cabo unaplanificacin econmica perdurable en el tiempo.

    Paralelamente, se i ici una fase experimental que se extendi desde1939 a 1943, c o objeti o era la elaboracin de Planes de Accin Inmediataque, en el corto p spondieran a las necesidades econmicas ms urgen-tes de cada sector productivo para, en una segunda fase, elaborar una estrate-gia a largo plazo de industrializacin y fomento de la produccin. Los Planes deAccin Inmediata se centraron en la creacin de infraestructura bsica y en eldesarrollo de algunas industrias consideradas esenciales, las que por su magni-tud y consiguientes requerimientos materiales, no resultaban posibles de reali-zar para el sector privado sin apoyo estatal. Con este fin se constituyeron cincoreas de operacin: el desarrollo de la energa y los combustibles; la expansinde algunas ramas industriales tendientes a sustituir importaciones y aumentarlas fuentes de empleo; el impulso al desarrollo minero; la mecanizacin del agroy de la pesca; y la diversificacin del comercio, los servicios y el transporteareo, martimo y terrestre. En este esfuerzo concurrieron intereses tanto p-blicos como privados, destinndose cuantiosos recursos a la formacin de lassociedades mixtas y particulares que propendieran a dicho objetivo.

    La CORFO tuvo un papel altamente dinamizador en todos los mbitos dela economa. En relacin con la cuestin energtica, tan fundamental a la horade incentivar otras reas productivas y, en particular, la industria, se estableciun plan que comprenda el apoyo inicial, a travs de prstamos, a pequeasempresas elctricas, as como la inversin destinada a construir nuevas centra-les en Ovalle, La Serena, Copiap, El Salado y Tocopilla. A continuacin se con-templaba la instalacin de nueve centrales cuya ubicacin geogrfica responde-ra tanto a la demanda generada por las industrias aledaas como a la localiza-cin de las compaas distribuidoras privadas o mixtas. As, se comenz la cons-truccin de la Central Sauzal sobre el ro Cachapoal, en aras de abastecer a laCompaa General de Electricidad Industrial y a otras empresas, adems dedistribuir energa a las provincias de O'Higgins y Colchagua posibilitando la elec-trificacin de algunos tramos ferroviarios en la zona; de la Central Abanico,construida sobre el ro Laja, para suministrar energa desde Chilln hastaTraigun, alimentando las ciudades de Concepcin, Talcahuano y Lota; y de laCentral Pilmaiqun, que, aparte de venderle energa a la Compaa Austral deElectricidad y a otras empresas e industrias, deba abastecer las zonas de LaUnin, Osomo y Puerto Montt. En 1943, el Consejo de la CORFO acord lacreacin de la Empresa Nacional de Electricidad S.A. (ENDESA), con el fin decoordinar los estudios, construccin y explotacin de los sistemas elctricos.La actividad de la ENDESA fue profusa, llegando a construir entre los aos1944 y 1952 nada menos que ocho centrales generadoras de energa. En cuanto

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    almbito de los combustibles, la CaRFa inici una serie de estudios relaciona-doscon la prospeccin de petrleo, los que culminaron en 1945 con el descubri-miento del yacimiento de Manantiales en Magallanes. Dada la magnitud y volu-mende la acti 'dad petrolera, se form en 1950 la Empresa Nacional del Petr-leo (ENAP) que t va bajo su responsabilidad los trabajos de explotacin, ex-traccin, refinaci y comercializacin del mineral.

    La activida industrial tambin recibi un importante respaldo directo; afin de cuentas constitua una de las reas de mayor dinamismo econmico,aadavalor a regado a las materias primas nacionales, inyectaba bienes en elmercado interno y generaba fuentes de trabajo. Con el fin de apoyar la industriachilenase privilegi el uso de productos de fabricacin nacional en las empre-sasafiliadas, y se impuls una campaa propagandstica en favor del uso de losbienesproducidos en el pas; se le entreg, asimismo, apoyo tcnico, crditos yaportes directos a las diferentes iniciativas industrializadoras. De esta manera,las empresas particulares y semifiscales recibieron importantes incentivos. Eldesarrollo de empresas estatales, por su parte, constituy ms bien una excep-cin;stas se redujeron exclusivamente a aquellos mbitos en donde los priva-dosno tuvieron participacin, debido a la magnitud y envergadura que signifi-cabasu instalacin y funcionamiento.

    Las reas industriales privilegiadas por la CaRFa fueron la metalurgia,principalmente en el mbito de la siderrgica. La accin del Estado consisti enaumentar la capacidad de la ya existente usina de Corral; luego, en la creacin,concurriendo tambin capitales privados, de la Compaa de Acero del PacficoS.A.(CAP), en 1943; y en el inicio en 1947 de las obras en Huachipato, sin dudaelproyecto industrial ms importante de la dcada. En la industria textil, por suparte, se prest especial atencin a la produccin de algodn, lana, yute, sisal,linoy seda. Es ms, se apoy a la agro industria en general, as como tambin losproductos qumicos, e insumos claves para la construccin. La elaboracin delazcarde betarraga alcanz particular inters, crendose, en 1952, la IndustriaAzucarera Nacional S.A. (IANSA). En los sectores maderero y pesquero, dadalamagnitud de las reservas del pas y la escasez de datos estadsticos, se proce-dia impulsar estudios que abarcaran reas tales como la extraccin, almace-namiento y transporte de los mismos. Por aadidura, se elaboraron programasdeatencin y apoyo a pequeas industrias. En un primer momento, el desarro-lloalcanzado por el rea fabril fue en verdad notable. Considrense las cifrascorrespondientes al perodo. Entre 1940 y 1953, el sector industrial creci a unritmo anual de 7.5%, aumentando su contribucin al ingreso nacional de un13.8%entre 1925y 1929, a un 21.7% entre 1948y 1952. Sin embargo, en losiniciosde la dcada de 1950, este desenvolvimiento industrial tendi a estan-carse como resultado de constricciones econmicas que sern analizadas msadelante.

    Si bien la actividad de la CaRFa ha sido relacionada de preferencia conelfomento industrial, sta no pas por alto otros mbitos del desarrollo econ-mico.Es poco sabido que la poltica agropecuaria ocup un sitial privilegiado de

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    Tcara a otras reas de la economa; por ejemplo, respecto a la actividad minera.Incidieron en esta referencia los agudos problemas de suministro de produc-tos agrcolas y gana eros, los que por entonces no alcanzaban a proveer al pasen sus requerimie os mnimos. De all que se haya establecido un plan agrope-cuario, que compr ndi programas de enseanza tcnica, mejoramiento de se-millas, mecanizaci 'n de la agricultura, expansin de las reas de regado, desa-rrollo de nuevos cultivos e importacin de animales reproductores. Llaman laatencin los recursos financieros destinados al desarrollo de este rubro; en com-paracin con las otras ramas de la economa, stos figuraban en el segundolugar, siendo slo superados por los fondos aportados a la industria manufactu-rera. Esto invalida la percepcin generalizada respecto a la marginalidad de laactividad agropecuaria dentro del marco conformado por las polticas de laCaRFa. El Campesino, publicacin dependiente de la SNA, seal en 1939que "la ley de fomento y la Corporacin que ella ha puesto en ejercicio hanimpulsado planes de ayuda a la economa agraria, cuyo estudio y ejecucin selleva a cabo bajo la direccin atinada de los seores Ministros de Hacienda yAgricultura". El apoyo orientado al rea agropecuaria se extendi en el tiempo.Entre 1943 y 1952, se impuls el fomento de la produccin lechera y frutcola,se experiment en los suelos salinos de la Pampa del Tamarugal, y se crearonnuevos programas de regado. Es interesante mencionar a este respecto el im-pacto que signific la produccin de remolacha para la industria azucarera(IANSA), cultivo que demand mayores exigencias tcnicas a la agricultura dela zona central y sur.

    El Plan de Accin Inmediata para la Minera oper sobre la base de laasistencia financiera que otorgaba la Caja de Crdito Minero. Descollaron enaqul, por su magnitud y relevancia, dos importantes iniciativas: el estableci-miento de una Fundicin Nacional de Minerales de cobre y oro en Paipote, alsur de Copiap, y la construccin de una planta de refinacin electroltica decobre, que absorbera la produccin de las fundiciones de Chagres y Natulma.Al mismo tiempo, se foment la extraccin y el procesamiento de la minerametlica, se estimul la produccin de materiales utilizados en la construccin,y se otorg asistencia tcnica a establecimientos productores de minerales nometlicos.

    Por ltimo, los mbitos del comercio y del transporte tambin recibieronatencin por parte de la CaRFa, dado que el crecimiento econmico requera deltraslado y la comercializacin de la produccin, tanto en el interior del pas comopara la exportacin. Con este propsito, se cre una red de almacenes frigorficos,se otorgaron crditos destinados al mejoramiento del almacenaje y de la distribu-cin, se asegur el financiamiento para la importacin de material rodante paraferrocarriles, la Corporacin particip en la creacin de la Empresa Nacional deTransportes Colectivos, se concedieron crditos a la Lnea Area Nacional CLAN),y se constituy un fondo destinado al desarrollo del turismo nacional.

    En suma, la CaRFa se constituy en una institucin clave para el desa-rrollo de las nuevas polticas econmicas del Estado. La sustitucin de importa-

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    ciones,cometido o/ncipal del modelo de "desarrollo hacia adentro", encontrunimportante rrspaldo en las iniciativas tendientes al incentivo a la produc-cin;en respuesta a los programas de la CORFO, el sector privado se ci a unproyectode desarrollo debidamente articulado, en el que se involucraron todaslasreas de la economa. En efecto, contrariando una idea sostenida con fre-cuencia,el proyecto CORFO, como hemos visto, no se restringi a impulsar laactividadindustrial sino que vertebr el desarrollo del conjunto de la economa,enbusca de un desenvolvimiento armnico y vigoroso. Ello dio pbulo, hastamediadosde los aos 50, a pronsticos optimistas respecto a las posibilidadesdedesarrollodel pas. Fueron las monumentales construcciones de cemento yacerodestinadasal rea productiva industrial-fbricas, centrales hidroelctri-cas,usinas siderrgicas-, las que, por su grandiosidad, causaron el mayor im-pactoen la conciencia nacional, contribuyendo a legitimar la presencia de unEstadoen pujante expansin.

    EL ESTADO PROVEEDORLACRECIENTEnjerencia del Estado no se limit al mbito econmico. Sin perjui-ciode que ste represent uno de los mayores frentes de actividad estatal du-ranteel perodo, tambin son dignos de atencin los alcances de su actividad enlaesferasocial. Las polticas de proteccin a las clases menesterosas aplicadasdurantelas primeras dcadas del siglo XX, haban resultado insuficientes decaraa las ~xigencias que generaban los nuevos escenarios sociales. Result en-toncesperentorio elaborar disposiciones de carcter ms global, que contem-plaranla entrega de beneficios referidos a los mbitos de la salud, vivienda,educaciny previsin, y por esta va instaurar mecanismos capaces de respon-dera las crecientes demandas sociales. La idea era fortalecer el aparato institu-cional,a fin de que ste generara una estructura capaz de atender las necesida-desms apremiantes de la poblacin, en particular de los sectores popularesurbanos,con miras a evitar eventuales estallidos sociales. Tampoco estuvieronausentesde las polticas sociales los sectores medios, grupo cuyo crecimiento yconsolidacinno se entiende sin la expansin de la educacin pblica, el au-mentodel propio aparato estatal, y la progresiva terciarizacin de las activida-deseconmicas.

    Surgi, de este modo, lo que se ha designado como Estado proveedor. Sedistinguapor priorizar la proteccin y los cuidados bsicos de la poblacinmediantela inversin de altos porcentajes del presupuesto fiscal en todo tipodematerias de beneficio social, lo que devino en un fuerte asistencialismo esta-tal.Entre la dcada de 1930 y 1950, en efecto, el Estado chileno ms que tripliclainversin del gasto fiscal en los programas sociales, cuya puesta en marchasupusotambin un notable incremento del personal burocrtico ocupado entalesactividades. Segn cifras entregadas por Jos Pablo Arellano, si en 1925 elEstadodestinaba slo un 2.1% del Producto Geogrfico Bruto al gasto pblico

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    social, en 1945 este porcentaje se haba elevado a un 8.0%, alzndose a un 14.9%en 1955. En cuanto a las proporciones del empleo en el sector social, ste as-cendi desde el 1.3% del total de empleados fiscales, vlido para 1925, a un13.5% en 1935, ya un 31.7%, en 1955. Adems, se crearon instituciones desti-nadas a velar por los sectores populares en cuanto consumidores; valga de ejem-plo el Comisariato de Subsistencias y Precios, creado en 1932 por la administra-cin de Carlos Dvila, el que estaba facultado para controlar precios, clausurarempresas que transgredieran los valores ya fijados, e incluso requisar bienes atodos los que no respetasen las normas antiespeculativas impuestas para favo-recer el debido suministro de los bienes de primera necesidad.

    Pese a estas medidas de carcter general, la actividad benefactora estu-vo dirigida, preferentemente, hacia aquellos sectores de trabajadores que, or-ganizados en sindicatos o gremios, posean capacidad de presin poltica yafuese directamente o mediatizados por los partidos a los cuales se vinculaban.Hubo, en este sentido, una estrecha relacin entre la capacidad de presin delos grupos organizados y la respuesta que obtenan a sus demandas. Conformea estas reglas, claro est, tanto los cesantes como aquellos trabajadores infor-males que no adheran a ningn tipo de asociacin, quedaban excluidos de losbeneficios sociales. Al respecto, resulta elocuente el caso del salario mnimo. Sibien ste fue una exigencia de la mayora de los trabajadores, su aplicacin sefue dando en forma paulatina, conforme al grado de presin ejercido por lasdistintas agrupaciones de trabajadores. En 1934 se instituy para los obrerosdel salitre; en 1937, para los empleados particulares; en 1951, rega para lostrabajadores del cuero, molinos, panificadores y grficos; y slo en 1956 se otor-g tal derecho a todos los obreros industriales. Aparte de estas diferencias tem-porales, la relacin entre satisfaccin de demandas y capacidad de presin or-ganizada tambin se aprecia en las variaciones de los montos sancionados comosalario mnimo, los que guardaron estrecha correspondencia con el poder co-lectivo de cada conglomerado.

    El mayor incremento del gasto social se verific en materia previsional.Si en 1935 el porcentaje del gasto fiscal social destinado a previsin alcanzaba aun 10%, en 1945 lleg a un 26.9%, aumentando a un 28.5% para 1955. Losbeneficios previsionales se tradujeron, por ejemplo, en asignaciones familiaresy subsidios de cesanta, pensiones por antigedad, invalidez y muerte para losempleados particulares, as como tambin en subsidios de maternidad otorga-dos a los hijos legtimos y eventualmente a los naturales reconocidos, pero nun-ca a los ilegtimos, en atencin a la voluntad de reforzar una estructura socialedificada sobre una base familiar tradicional, entendida sta como pilar del or-den social digno de ser reforzado mediante polticas pblicas; por lo mismo,para recibir las prestaciones estipuladas, las familias deban estar formalmentelegalizadas. Tambin el gasto en salud experiment un notable incremento. En1938 se organizaron los servicios destinados a ofrecer cuidado mdico preven-tivo a los trabajadores, extendiendo este beneficio, en el caso de los obreros, ala atencin curativa de la madre y el nio. En 1952 se cre el Servicio Nacional

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    deSalud (SNS) a travs del cual se otorg atencin mdica a todas las familiasdelos trabajadores -obreros y empleados-, lo que increment el gasto sectorialen casi un 100%. Tanto los sistemas previsionales como el rea de salud sefinanciaron con aportes obligatorios de empleadores y trabajadores, adems decontribuciones estatales en el caso de los obreros.En cuanto al mbito educacional, ste continu experimentando el cre-cimiento iniciado en las dcadas anteriores. El nmero de alumnos matricula-dos en la educacin primaria aument de 500.000 en 1925, a 797.600 en 1950;lomismo sucedi en la educacin secundaria, la cual, en idntico lapso de tiem-po, se alz de los 63.500 estudiantes matriculados, a la suma de 148.900. Porltimo,en lo referente a la educacin universitaria, el incremento fue de 6.200alumnos a 11.000, tomando como parmetro las mismas fechas. Nunca est dems subrayar la gr::tuidad de la educacin en todos sus niveles, situacin quefavoreCael ingreso de todos cuantos tuvieran las capacidades mnimas exigi-das, sin mediar impedimento econmico alguno. Es ms, en 1953 se cre laJunta Nacional de Auxilio Escolar, mediante la cual se asista con alimentos ytiles a los estudiantes de los sectores ms pobres, a fin de crear condicionespropicias para su efectiva educacin. En respuesta a las nuevas necesidadesque surgan del programa industrializador, el Estado cre en 1947 la Universi-dad Tcnica del Estado (UTE), a partir de la fusin de diferentes entidadesdocentes tales como la Escuela de Artes y Oficios, la Escuela de IngenierosIndustriales, las Escuelas de Minas de Copiap y La Serena, las Escuelas Indus-. triales de Concepcin y Valdivia, la Escuela Industrial de Temuco y el InstitutoPedaggico Tcnico.La accin estatal tuvo tambin un fuerte impacto en la construccin deviviendas. Su escasez representaba uno de los conflictos ms candentes de lapoca, por lo que era menester abordar el problema cuanto antes. Dada la ace-leracin del proceso de urbanizacin, ya en marcha veloz desde el siglo XIX, elporcentaje de poblacin urbana super, hacia la dcada de 1930, al porcentajedepoblacin rural, agudizndose con esto el dficit y los conflictos habitacionalesen las ciudades. En un anlisis sobre esta materia, la Asociacin Chilena deArquitectos revel, en 1934, que un tercio de la poblacin chilena careca deviviendaadecuada; en 1951, la revista Ercilla denunciaba que "las necesidadestotales del pas [...] son de unas 28 mil casas anuales, y slo se construyen unas5milcasas. Por consiguiente, cada ao que pasa aumenta el dficit en unas 18mil [...] cada ao van quedando en Chile unas 100 mil personas ms sin casahabitable". No obstante estas denuncias, hubo un evidente esfuerzo de partedel Estado para revertir esta dramtica situacin. La creacin de la Caja deHabitacinPopular en 1936, reorganizada siete aos despus a fin de darle mayorpodery potencialidad econmica, la promulgacin de la ley que a raz del terre-motode 1939 fund la Corporacin de Reconstruccin y Auxiliodestinada aconstruir viviendas, obras de emergencia y obras pblicas en general, as comola creacin del Comit -luego Fundacin- de Viviendas de Emergencia, diezaosms tarde, son ejemplos que dan cuenta de esta preocupacin. Al igual

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    que el resto de las prestaciones y beneficios dimanados del Estado, los progra-mas habitacionales tambin favorecieron a los segmentos ms organizados delos trabajadores, y entre stos, incluso, slo a un nmero reducido. Nuevamen-te, fue la revista Ercilla el medio que denunci, en 1950, que de la Caja deEmpleados Particulares slo "el siete por ciento de los imponentes han compra-do casa, y [...] este reducido nmero de imponentes ha ocupado el 40 por cientode las reservas de la institucin [...] cada imponente que compra casa ocupa susfondos ms los fondos de seis afiliados [...] Slo un 10 por ciento o un 20 porciento de los imponentes podr comprar casa. El resto, nunca".

    Sin perjuicio de lo anterior, fueron numerosas las nuevas viviendas cons-truidas tanto para los sectores obreros como para los empleados particulares ypblicos. Respondan stas a un modelo arquitectnico que testimoniaba la pre-eminencia del Estado en las polticas habitacionales, a la vez que pona de mani-fiesto un sentido culturalmente democratizador, apreciable en la homoge-neizacin y simplificacin de las mismas. Ilustrativa resulta, en este sentido, laconstruccin en Santiago de las poblaciones Juan Antonio Ros y Gonzlez Videla.El hecho de que se les designara con los nombres de los Presidentes en ejerci-cio, ya da cuenta de la gravitacin del aparato estatal, que se haca presente atravs de los mximos representantes del Poder Ejecutivo. Las nuevas pobla-ciones exhiban viviendas amplias, slidas y con buena ventilacin, de un piso,con fachadas sencillas y continuas, semejantes unas de otras, contaban con pa-tios traseros independientes, servicios higinicos y cocina; un centro comunita-rio, cuyo eje era la plaza, reuna a un conjunto de edificios de uso pblico, gene-ralmente de dos pisos, donde destacaba el teatro, la escuela y los locales comer-ciales. De modo que la pretensin de quienes impulsaron esta solucin arqui-tectnica representaba no slo el anhelo de proveer viviendas, sino que tam-bin la intencin de las elites de que el Estado contribuyera a la moralidad yfelicidad de la poblacin. En efecto, la casa propia se convirti en el smbolo dela felicidad, en el espacio por excelencia para dar vida a un proyecto familiaridealizad0. Al respecto, resulta elocuente el relato publicado en 1950 por larevista Zig-Zag, con motivo de la inauguracin de la poblacin Gonzlez Videla:"vimos los nios contentos y risueos, las mujeres luciendo blancos delantales,las muchachas haciendo el aseo de sus casas. Los hombres corriendo tempranoa sus trabajos [...]Ypensar que stos eran los mismos que hace poco vivantambin en las srdidas poblaciones callampas!". La comparacin es reveladoray concuerda con el reglamento de la Caja de Habitacin Barata, el cual estipula-ba la exclusin de postulantes que mantuvieran uniones ilegales, o bien de fa-milias con alguno de sus integrantes afectado por una enfermedad infecto-con-tagiosa. En resumidas cuentas, el Estado no slo se hizo patente mediante in-tervenciones legales, sino tambin a travs de su impronta en la configuracindel paisaje urbano y del ideario social, expresando de este modo el papel rectorque por entonces desempeaba en el concierto de la vida nacional.

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