El Encuentro Que No Fue 2

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EL ENCUENTRO QUE NO FUE Segunda Parte: Memoria de la esperanza Los hijos de Colón – hijos de espíritu – siempre estuvieron bien organizados. De no ser porque incontables veces se mataron entre ellos para ver quién tenía más poder hubieran acabado con este continente tan rápido como el Viejo Mundo acabó con África. De no ser porque su codicia los demoró en competencias y guerras por puñaditos de oro el ocultamiento de identidades originarias y la destrucción ambiental de América serían una totalidad, sin dudas. Cosas de la historia, ventajas de no haber sido conquistados de entrada por la voraz corona inglesa. Porque es cierto, en términos de avaricia, que en la conquista España hizo todo mal: perdió la mayor parte de los tesoros – que había robado a los aborígenes – y perdió extensos territorios – que había robado también a los aborígenes –. Bien merecido, claro, después de todas las atrocidades que cometieron a nuestros nativos en nombre del capitalismo naciente, o de dios, o de quien sea. Pero los hijos de Colón siempre estuvieron organizados. Porque luego vinieron las “independencias”. O nuevas dependencias, mejor dicho. España fue echada a patadas, nos llenamos de heroicos próceres – heroicos y ejemplares, sin duda – y llegamos a ser “libres”. Libres de que Inglaterra y luego los Estados Unidos y la Unión Europea instalen sus reglas de mercado basadas en la estafa, el despojo y la subordinación de los países nacientes. Para los pueblos originarios nada cambió. A los males instaurados por la conquista ahora se sumaban límites estatales que partían en pedazos a pueblos milenarios: los guaraníes, una de las naciones más antiguas de Sudamérica, quedaron divididos por las nacientes Bolivia, Argentina, Brasil y Paraguay. Las sucesivas constituciones de los jóvenes estados reconocieron al aborigen como ciudadano, o sea, como individuo, negándole así siglos de identidad colectiva y su naturaleza comunitaria. Y nada de andar compartiendo tierras como los “salvajes”: las independencias consolidaron la propiedad privada para placer de unos pocos. Es que los hijos de Colón siempre estuvieron bien organizados.

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Artículo periodístico sobre el debate en torno al 12 de octubre y las diversas miradas sobre la conquista de América

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EL ENCUENTRO QUE NO FUE

EL ENCUENTRO QUE NO FUE

Segunda Parte: Memoria de la esperanzaLos hijos de Coln hijos de espritu siempre estuvieron bien organizados. De no ser porque incontables veces se mataron entre ellos para ver quin tena ms poder hubieran acabado con este continente tan rpido como el Viejo Mundo acab con frica. De no ser porque su codicia los demor en competencias y guerras por puaditos de oro el ocultamiento de identidades originarias y la destruccin ambiental de Amrica seran una totalidad, sin dudas. Cosas de la historia, ventajas de no haber sido conquistados de entrada por la voraz corona inglesa.

Porque es cierto, en trminos de avaricia, que en la conquista Espaa hizo todo mal: perdi la mayor parte de los tesoros que haba robado a los aborgenes y perdi extensos territorios que haba robado tambin a los aborgenes . Bien merecido, claro, despus de todas las atrocidades que cometieron a nuestros nativos en nombre del capitalismo naciente, o de dios, o de quien sea. Pero los hijos de Coln siempre estuvieron organizados.

Porque luego vinieron las independencias. O nuevas dependencias, mejor dicho. Espaa fue echada a patadas, nos llenamos de heroicos prceres heroicos y ejemplares, sin duda y llegamos a ser libres. Libres de que Inglaterra y luego los Estados Unidos y la Unin Europea instalen sus reglas de mercado basadas en la estafa, el despojo y la subordinacin de los pases nacientes.

Para los pueblos originarios nada cambi. A los males instaurados por la conquista ahora se sumaban lmites estatales que partan en pedazos a pueblos milenarios: los guaranes, una de las naciones ms antiguas de Sudamrica, quedaron divididos por las nacientes Bolivia, Argentina, Brasil y Paraguay. Las sucesivas constituciones de los jvenes estados reconocieron al aborigen como ciudadano, o sea, como individuo, negndole as siglos de identidad colectiva y su naturaleza comunitaria. Y nada de andar compartiendo tierras como los salvajes: las independencias consolidaron la propiedad privada para placer de unos pocos. Es que los hijos de Coln siempre estuvieron bien organizados.

Pasaron 500 aos y la sucesin de Don Cristbal llev al mundo al borde de la destruccin. Los que antes degollaban hombres, mujeres y nios por un poco de oro y plata ahora asesinan a millones a travs de la megaminera contaminante, las fumigaciones con agroqumicos, los desmontes desertificantes, la polucin industrial. Plan de conquista global disimulado a travs de los medios de comunicacin que les pertenecen y garantizado por la compra de gobiernos de turno.

Los recientes informes sobre calentamiento global advierten que el problema no es solo ambiental, sino que es tambin poltico, econmico y, fundamentalmente, cultural. Las pautas culturales impuestas desde el arribo de las carabelas a estas tierras individualismo, especulacin, maltrato a la naturaleza, frivolidad, desintegracin social, consumismo, etc. son inservibles. Es imprescindible reconstruir la memoria de la esperanza.No son acaso los pueblos originarios en su pasado y presente el mejor ejemplo de desarrollo en armona con la tierra? Qu mejor comunin que la de aquellos pueblos prehispnicos donde nadie mora de hambre por causas humanas? No es ejemplar una lucha de cinco siglos por un mundo mejor para todos?

No planteamos aqu para nosotros, los globalizados, una vuelta al pasado, sino que lo invocamos como memoria activa para pensar mejor el futuro. Lo que s sostenemos es la certeza de sumarnos a la batalla por un ambiente sano y una sociedad justa, por acabar con las modernas formas de conquista. Las visiones de las machis mapuches anuncian que esta es la ltima oportunidad que tenemos, que no habr otra. La esperanza de los pueblos originarios nos lleva algo ms de cinco siglos de ventaja.