El Don de Ciencia

5
el don de ciencia. Cuando se habla de ciencia, el pensamiento va inmediatamente a la capacidad del hombre de conocer siempre mejor la realidad que lo circunda y de descubrir las leyes que regulan la naturaleza y el universo. Pero la ciencia que viene del Espíritu Santo no se limita al conocimiento humano: es un don especial que nos lleva a percibir, a través de la creación, la grandeza y el amor de Dios y su relación profunda con cada criatura. Cuando nuestros ojos son iluminados por el Espíritu Santo, se abren a la contemplación de Dios, en la belleza de la naturaleza y en la grandiosidad del cosmos, y nos llevan a descubrir cómo cada cosa nos habla de Él, cada cosa nos habla de su amor. ¡Todo esto suscita en nosotros gran estupor y un profundo sentido de gratitud! El don de la ciencia nos pone en profunda sintonía con la Creación y nos hace partícipes de la limpidez de su mirada y de su juicio. Y es en esta perspectiva que logramos captar en el hombre y en la mujer el culmen de la creación, como cumplimiento de un designio de amor que está impreso en cada uno de nosotros y que nos hace reconocernos como hermanos y hermanas. Teología El don de ciencia es un hábito sobrenatural, infundido por Dios con la gracia santificante en el entendimiento del hombre, para que por obra del Espíritu Santo, juzgue rectamente, con lucidez sobrehumana, acerca

description

dones del espiritu santo

Transcript of El Don de Ciencia

el don de ciencia. Cuando se habla de ciencia, el pensamiento va inmediatamente a la capacidad del hombre de conocer siempre mejor la realidad que lo circunda y de descubrir las leyes que regulan la naturaleza y el universo. Pero la ciencia que viene del Espritu Santo no se limita al conocimiento humano: es un don especial que nos lleva a percibir, a travs de la creacin, la grandeza y el amor de Dios y su relacin profunda con cada criatura.Cuando nuestros ojos son iluminados por el Espritu Santo, se abren a la contemplacin de Dios, en la belleza de la naturaleza y en la grandiosidad del cosmos, y nos llevan a descubrir cmo cada cosa nos habla de l, cada cosa nos habla de su amor. Todo esto suscita en nosotros gran estupor y un profundo sentido de gratitud!El don de la ciencia nos pone en profunda sintona con la Creacin y nos hace partcipes de la limpidez de su mirada y de su juicio. Y es en esta perspectiva que logramos captar en el hombre y en la mujer el culmen de la creacin, como cumplimiento de un designio de amor que est impreso en cada uno de nosotros y que nos hace reconocernos como hermanos y hermanas.Teologa

El don de ciencia esun hbito sobrenatural, infundido por Dios con la gracia santificante en el entendimiento del hombre, para que por obra del Espritu Santo, juzgue rectamente, con lucidez sobrehumana, acerca de todas las cosas creadas, refirindolas siempre a su fin sobrenatural. Por tanto, en la consideracin del mundo visible, el don de ciencia perfecciona la virtud de la fe, dando a sta una luminosidad de conocimiento al modo divino (STh II-II,9).

Segn esto, el hbito intelectual deldon de cienciaes muy distinto de laciencia natural,que a la luz de la razn conoce las cosas por sus causas naturales, prximas o remotas. Es tambin diverso de laciencia teolgica,en la que la razn discurre, iluminada por la fe, acerca de Dios y del mundo.

El don de ciencia conoce profundamente las cosas creadas sin trabajo discursivo de la razn y de la fe, sino ms bien por una cierta connaturalidad con Dios, es decir, por obra del Espritu Santo, con rapidez y seguridad, al modo divino. Ve y entiende con facilidad la vida presente en referencia continua a su fin definitivo, la vida eterna.

El don de ciencia, pues, trae consigo a un tiempo dos efectos que no son opuestos, sino complementarios. De un lado, produceuna dignificacin supremade la vida presente, pues las criaturas se hacen ventanas abiertas a la contemplacin de Dios, y todos los acontecimientos y acciones de este mundo, con frecuencia tan contingentes, tan precarios y triviales, se revelan, por as decirlo, como causas productoras de efectos eternos. Y de otro lado, al mismo tiempo, el don de ciencia muestrala vanidad del ser de todas las criaturasy de todas sus vicisitudes temporales, comparadas con la plenitud del ser de Dios y de la vida eterna.

No es fcil encarecer suficientemente hasta qu puntoes necesario para la perfeccin el don de ciencia.Y hoy ms que nunca. Todos los cristianos, los nios y los jvenes, los novios y los matrimonios, los profesores, los polticos, los hombres de negocios, los prrocos y los religiosos, los obispos y los telogos, necesitan absolutamente del don de ciencia para que nuestras mentes, dciles a Dios, queden absolutamente libres de los condicionamientos envolventes del mundo en que viven.

Si pensamos que un cirujano que padece ofuscaciones frecuentes en la vista o que un conductor de autobs que sufre de vez en cuando mareos y desvanecimientos, no estn en condiciones de ejercer su oficio, de modo semejante habremos de estimar que aqullos que reciben importantes responsabilidades de gobierno, si no poseen suficientemente el don de ciencia, causarn sin duda grandes males en la sociedad y en la Iglesia.

Disposicin receptiva

Con la gracia de Dios, dispongmonos a recibir el precioso don de ciencia con estas prcticas y virtudes:

1.La oracin,la meditacin, la splica. Siempre la oracin es premisa primera para la recepcin de todos los dones del Espritu Santo, pero en stos, como el don de ciencia, que son intelectuales, parece que es an ms imprescindible.

2.Procurar siempre ver a Dios en la criatura.Ignorar u olvidar que el Creador no slo le da el ser y el existir, sino que la mantiene a cada instante en el ser, le da el obrar y la lleva a su trmino (Catecismo 300), es dejar el alma engaada, necesariamente envuelta en tinieblas y mentiras, en medio de la realidad presente.

3.Pensar, hablar y obrar con perfecta libertad respecto del mundo.Es decir, no tener ningn miedo a estimar quela mayora-tambin la mayora del pueblo cristiano-, en sus criterios y costumbres, est en la oscuridad y en la tristeza del error, al menos en buena parte. Aqu se nos muestra otra vez la mutua conexin necesaria de los dones del Espritu Santo: el don de ciencia, concretamente, no puede darse sin el don de fortaleza.

4.Ver en todo la mano de Dios providente.Aprender aleeren el libro de la vida -en los peridicos, en lo que sucede, en lo que le ocurre a uno mismo-, pero aprender a leer ese libro con los ojos de Cristo. l es nuestro nico Maestro, el nico que conoce el mundo celestial, y el nico que entiende el mundo temporal, el nico que comprende lo que sucede, lo que pasa, es decir, lo quees pasando.

5.Guardarse en fidelidad y humildad. El don de ciencia, efectivamente, es don de Dios, pero es un don que Dios concede a los humildes, a los que, recibiendo la gracia de la humildad, le buscan, le aman y guardan fielmente sus mandatos:

Tu mandato me hace ms sabio que mis enemigos, siempre me acompaa. Soy ms docto que todos mis maestros, porque medito tus preceptos. Soy ms sagaz que los ancianos, porque cumplo tus leyes (Sal 118,98-100).

Final del formulario