El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

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Universidad Nacional de Tucumán Facultad de Filosofía y Letras Lic. en Ciencias de la Comunicación Tesina de Licenciatura El diario como actor político El caso de Clarín y la Ley de Medios Tesista Bustamante, Oscar Marcelo Tutor Lic. Ricardo Bocos 2013

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Universidad Nacional de Tucumán

Facultad de Filosofía y Letras

Lic. en Ciencias de la Comunicación

Tesina de Licenciatura

El diario como actor político El caso de Clarín y la Ley de Medios

Tesista

Bustamante, Oscar Marcelo

Tutor Lic. Ricardo Bocos

2013

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AAGGRRAADDEECCIIMMIIEENNTTOOSS

En primer lugar un agradecimiento fundamental a toda mi familia que, a pesar de

la distancia, estuvo a mi lado en los momentos más difíciles no sólo de mi vida entera sino

también en la etapa más estresante de la redacción de esta tesis. Mario, Leila, Juani y

María Leila.

A la familia de mi novia, que me apoyó en momentos difíciles e insostenibles. A

Natacha, Martita y Caty.

A todos mis amigos y compañeros que estuvieron pendientes del proceso y los

resultados de este trabajo y por comprender lo difícil que fue para mí. Galo, Paco, Pedro,

Agus, Nacho y Anto.

En lo académico y también en lo personal, un profundo agradecimiento a Ricardo

Bocos, tutor de esta tesis que no sólo aportó todo su profesionalismo y racionalidad sino

que, a su vez, fue un motivador permanente y una persona muy comprensiva y tolerante

de mis inconsistencias.

Desde luego, gracias a todos los que acompañaron y se interesaron en este

trabajo y depositaron su entera confianza en mis capacidades.

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3

Dedicado al amor de mi vida,

María Florencia Barreiro

In Memoriam

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4

ÍÍNNDDIICCEE

Precisiones

I. Objeto de estudio 7

II. Fundamentación 7

III. Objetivos 8

IV. Marco Teórico 9

V. Metodología 10

VI. Selección de la muestra 10

VII. Organización del trabajo 11

1. Perspectivas

1.1. Introducción 14

1.2. Prensa, su nacimiento y condicionamientos 16

1.3. Prensa, Poder y Opinión Pública 20

1.4. Prensa y Empresa 23

1.5. Prensa y Política en Argentina 26

1.6. Perspectivas de análisis 34

2. Leyes

2.1. Las primeras “leyes de medios” 37

2.2. Ley de la dictadura vs Ley de la democracia 58

2.2.1. Contextos 58

2.2.2. Motivos 64

2.2.3. Rupturas y Continuidades 70

2.2.3.1. Radiodifusión no. Comunicación sí. 70

2.2.3.2. ¿Pluralidad de voces? 73

2.2.3.3. Concentración, Mercado y Licencias 76

2.2.3.4. Autoridad de Aplicación 82

2.2.3.5. Medios Públicos 85

2.2.4. Vacíos 90

3. Excurso Teórico

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3.1. La prensa: Institución, Empresa y Actor 96

3.2. La importancia de la opinión en el periódico 104

3.3. Del periodismo de opinión como Discurso y del Análisis Crítico del Discurso

como herramienta para desentrañar el carácter de actor político del diario

108

4. Clarín

4.1. Expresión o Extorsión 117

4.2. Lesiones e intimidaciones 133

4.3. Construyendo Medios 157

4.4. Nueva Ofensiva 161

5. Conclusión(es)

5.1. El gran diario argentino 167

5.2. Un debate necesario 171

6. Anexos

6.1. Cronología del tratamiento parlamentario de la Ley de Servicios de

Comunicación Audiovisual 176

6.2. Editoriales 180

7. Bibliografía 197

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6

PPRREECCIISSIIOONNEESS

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7

PPRREECCIISSIIOONNEESS

Dadas las características narrativas y de redacción que presenta este trabajo y, a

los fines de brindar una lectura comprensiva y abarcativa, resulta imperioso e ineludible

plantear ciertas precisiones al respecto y librar de ambigüedades a su lectura y abordaje.

II.. OOBBJJEETTOO DDEE EESSTTUUDDIIOO..

La presente tesis de licenciatura, El diario como actor político. El caso de Clarín y

la ley de medios, se inscribe en el marco del estudio de los medios de comunicación y, en

específico, del estudio de la prensa gráfica argentina y sus géneros de opinión. Asimismo,

pretende ser una contribución a dichos estudios, haciendo foco en el Editorial, género a

través del cual, el diario se dirige a la opinión pública estableciendo su punto de vista

sobre ciertos acontecimientos de relevancia social.

La temática, delimitada espacio-temporalmente, apunta al abordaje de la Ley de

Servicios de Comunicación Audiovisual en los editoriales del diario Clarín mientras el

proyecto de ley se debatía en el Congreso de la Nación, es decir, entre el 27 de agosto y

el 10 de octubre de 2009.

El enfoque del trabajo está centrado en desentrañar la postura ideológica de Clarín

frente al debate suscitado en el Poder Legislativo y la construcción discursiva realizada

del hecho.

IIII.. FFUUNNDDAAMMEENNTTAACCIIÓÓNN

Existen tres criterios claros que fundamentan el presente trabajo.

El primero de ellos es el criterio de la relevancia social y política que revistió el

conflicto desatado entre Clarín y el Gobierno Nacional, que hizo pública una discusión que

hasta entonces había quedado circunscripta al interior de los claustros académicos: la

discusión sobre el papel que desempeñan los medios de comunicación en la sociedad y

la intervención del Estado para regular el campo audiovisual.

El segundo criterio es cultural ya que aborda dos elementos claves de la

participación ciudadana y la práctica cultural: la prensa y la ley. La prensa, desde su

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aparición ha contribuido con creces a la alfabetización social y la formación de la opinión

pública. Aún hoy, en la época del desarrollo de las telecomunicaciones y la convergencia

tecnológica, la prensa se destaca como formadora de opinión. La ley, en cambio,

constituye una herramienta de control implementada por el Estado que incide de manera

directa sobre los modos y la calidad de vida de las personas. Afecta sus acciones, las

compromete, las sanciona, y con ello afecta también sus prácticas culturales.

El tercer y último criterio que fundamenta esta investigación es académico. Como

se indicó arriba, la tesis pretende ser un aporte; una contribución al estudio de los géneros

de opinión de la prensa gráfica argentina a través de una aproximación al Análisis Crítico

del Discurso Periodístico. Por otra parte, durante la etapa de búsqueda de antecedentes,

se constató la existencia de numerosas investigaciones sobre los géneros de información

en la prensa argentina mas no así sobre los géneros de opinión que, por el contrario, son

escasos y poco profundos. En este sentido, el estudio de los editoriales constituye una

tarea de gran importancia ya que contribuye a nuevos enfoques y perspectivas sobre los

medios de comunicación y su función social. La Ley de Servicios de Comunicación

Audiovisual, analizada y explicada por el Diario Clarín en sus editoriales, representa un

caso ejemplar para llevar a cabo la investigación sobre la postura de un medio frente a los

hechos de la realidad; el sesgo que le imprime a sus noticias y cómo su posicionamiento

puede llegar incidir en el curso mismo de los acontecimientos, adoptando así el rol de

actor político.

IIIIII.. OOBBJJEETTIIVVOOSS

En íntima relación con la fundamentación se encuentran los objetivos que pretende

satisfacer este trabajo. Como objetivo general, se proponen realizar aportes significativos

que contribuyan al estudio de la prensa a través de los géneros de opinión. Y, a partir de

ello, el abordaje de sus editoriales. Por su parte, entre los objetivos específicos de trabajo

se encuentran: identificar los atributos del texto de la ley que el diario considera relevantes

y/o polémicos, poner de manifiesto la referencia lingüística empleada por Clarín hacia la

ley de medios y el gobierno que la promueve y, por último, explicitar las estrategias y

recursos discursivo-ideológicos empleados en los editoriales.

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IIVV.. MMAARRCCOO TTEEÓÓRRIICCOO

En base a los objetivos planteados y la temática a tratar, el marco teórico reviste

una doble perspectiva. Un compendio de conceptos y autores específicamente ligados al

universo periodístico y de estudios de la prensa, y otro en relación a la metodología de

trabajo.

Del primer grupo, se destaca, en primer lugar, el filósofo y sociólogo marxista

Jürgen Habermas, figura destacada de la segunda generación de la Escuela de Frankfurt,

quien en su libro Historia y crítica de la opinión pública, explica el surgimiento de la prensa

en el contexto del nacimiento del capitalismo al cual liga su desarrollo. El enfoque de

Habermas, enfatiza la importancia que une el capitalismo y sus características a la lógica

de funcionamiento de la prensa. Por otra parte, historiza el proceso de surgimiento y

formación de la Opinión Pública, concepto clave para entender las relaciones establecidas

entre la prensa y sus lectores, en medio de las cuales fluctúa la influencia.

A su vez, la prensa es abordada en tres aspectos: en su faceta económica, social

y política. Es decir, como Empresa, Institución Social y Actor Político. Respecto del primer

aspecto, Habermas es un gran aporte, al igual que Marafioti que, en sus respectivos

casos utilizan las categorías de empresa e industria periodística. Además, la prensa es

comprendida como institución social a través de la formación de la opinión pública, de la

lectura de sus consumidores. En ello repara, indirectamente, Lorenzo Gomis cuando

explica la función social del periodismo “como marco social de referencia”. Gomis,

considera al periodismo como una actividad atravesada por la interpretación de la realidad

social en donde el periodista cumple el rol de “operador semántico”. El periodismo, en ese

intento de interpretar y explicar la realidad asume un papel político, un rol de actor político

que media imbricado en la dinámica de los conflictos sociales. Aquí se destaca el

concepto de “actor político” planteado por Héctor Borrat, que resulta de fundamental

importancia a los fines de este trabajo.

Por otra parte, para el caso específico de los editoriales, revisten singular

importancia el estudio de los géneros de opinión desarrollados por Armañanzas y Díaz

Noci en Periodismo y Argumentación y, Santamaría Suárez y Casals Carro en La Opinión

Periodística. Ambos libros son de gran utilidad a la hora de la definición y clasificación de

géneros de opinión y para el análisis de los argumentos y juicios empleados en ellos.

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10

Del segundo grupo, el marco teórico comprende las herramientas conceptuales

para poder alcanzar los objetivos específicos señalados arriba. En este sentido, la lectura

de Teun van Dijk es imprescindible para definir conceptos claves como discurso, ideología

y el mismo Análisis Crítico del Discurso que ha de ser la herramienta metodológica

empleada en este trabajo. En misma sintonía con los aportes de van Dijk, están los de

Fairclough y Wodak, tomados por Narvaja de Arnoux en Análisis del discurso. Asimismo,

resulta fundamental el concepto de discurso dominante que propone Alejandro Raiter en

Lenguaje y sentido común, y los planteos teóricos de Roger Fowler en el estudio del

lenguaje de la prensa.

VV.. MMEETTOODDOOLLOOGGÍÍAA

Al tratarse de una temática y un abordaje puramente cualitativos, la metodología

empleada debe ser capaz también de brindar respuestas cualitativas. Como ya se indicó,

el Análisis Crítico del Discurso (ACD) es el enfoque metodológico cualitativo que permite

un acercamiento más profundo al objeto de estudio, mediante el análisis de las unidades

léxicas, gramaticales, sintácticas y semánticas. Ello permite una aproximación más directa

a la construcción discursivo-ideológica que, implícita o explícitamente, está presente en

todo editorial.

El enfoque, parte de la base de considerar a los editoriales como discursos, es

decir, como una práctica social, atendiendo a los aspectos dinámicos del concepto. En

este sentido, el análisis no se encuentra circunscripto al estudio de una secuencia de

signos lingüísticos, por el contrario, toma en cuenta el contexto social y los hechos que

tienen lugar en el seno de la sociedad. Es por ello que el análisis de los editoriales implica

abordar un doble contexto, el de la realidad social y el de la estructura del periódico, es

decir, el de sus propias noticias. De esta manera, el ACD se inmiscuye en la coyuntura

político-social del debate parlamentario por una nueva ley de radiodifusión que opone a

dos sectores diferenciados, Clarín y el Gobierno.

VVII.. SSEELLEECCCCIIÓÓNN DDEE LLAA MMUUEESSTTRRAA

La temática de esta tesis posee una delimitación espacio temporal que comprende

el lapso transcurrido entre los días 27 de agosto y 10 de octubre de 2009, fechas entre las

cuales se llevó a cabo el debate parlamentario de la nueva ley de medios en el Congreso

de la Nación. En esta investigación, se trabaja con la edición impresa del diario Clarín, la

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cual tiene periodicidad diaria, es decir que en el lapso señalado hay un total de 45

ediciones publicadas. Lo que a su vez indica que se publicaron 45 editoriales, de los

cuales sólo algunos abordan a la ley de medios o la coyuntura que envuelve el

tratamiento del proyecto.

Por ello, los editoriales que forman parte de la muestra, fueron clasificados en

base a que contemplen, en su texto, a palabras claves como “ley”, “medios”, “ley de

medios”, “medios de prensa”, “medios de comunicación”, “medios periodísticos”,

“periodismo”, “Clarín”, “Grupo Clarín”, “libertad de prensa”, “libertad de expresión”,

“pluralismo”, “proyecto”, “proyecto de ley”, “proyecto oficial”, entre otros términos

familiarizados con el asunto.

De esta manera, los textos que componen la muestra sobre la cual se trabaja son:

� “Lo que molesta es la impotencia para controlar y manipular a los

medios” 28/08/09

� “Lesiones a la libertad de prensa” 31/08/09

� “Intimidación a la libertad de prensa” 05/09/09

� “Operativo de intimidación a los medios de prensa” 11/09/09

� “Signos de peligro para la ciudadanía” 16/09/09

� “Un proyecto que habilita presiones sobre los medios” 20/09/09

� “Incertidumbre por el deterioro de la seguridad jurídica” 27/09/09

� “64 años creyendo en el país y construyendo medios argentinos”

04/10/09

� “Nueva ofensiva oficial contra la libertad de prensa” 09/10/09

VVIIII.. OORRGGAANNIIZZAACCIIÓÓNN DDEELL TTRRAABBAAJJOO

La organización del trabajo guarda una estrecha relación con la metodología

empleada.

El primer capítulo, Perspectivas, es de un contenido teórico-historicista que busca

aportar una serie de conceptos y relaciones históricas claves entre los principales tópicos

que rodean al tema de investigación planteado. Por ello, indaga en los orígenes de la

prensa y los condimentos que posibilitan su aparición, su faceta de formadora de la

opinión pública, sus vínculos económicos y políticos, entre otros.

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El segundo capítulo, Leyes, consta de dos partes. En la primera, se establece una

reseña histórica de las numerosas leyes implementadas en el país con fines de

regularizar la actividad de los medios de comunicación, desde 1810 hasta 1980, año en

que fue sancionada la última ley de radiodifusión y que constituye el último antecedente

de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. La segunda parte del capítulo,

emprende un análisis contrastivo entre la ley sancionada durante la última dictadura

militar y la ley sancionada en 2009, en democracia. Este análisis no está ceñido a la mera

comparación entre cada texto sino que incorpora los datos contextuales de cada caso, las

razones que impulsaron la aparición de cada ley y las rupturas y continuidades presentes

en ellas. El estudio de ambas leyes es de suma importancia a la hora del análisis de la

posición de Clarín frente al debate parlamentario de la nueva ley; es imprescindible para

comprender aquello acerca de lo que Clarín habla.

El tercer capítulo es un Excurso Teórico en el que están desarrolladas las ideas

complementarias a las volcadas en el primer capítulo de la tesis. El excurso es una

bisagra en la lectura del trabajo ya que complementa lo expuesto en el primer capítulo y

desarrolla las categorías teóricas fundamentales para comprender el Análisis Crítico del

Discurso a desarrollarse en el cuarto capítulo, Clarín, dedicado exclusivamente al

abordaje crítico de los editoriales del diario comprendidos entre el 27 de agosto y el 10 de

octubre de 2009.

Luego de un repaso histórico y teórico sobre determinadas características de la

prensa, del estudio en profundidad de las leyes en materia de medios de comunicación

con la consecuente contextualización político-social-histórica y, habiendo establecido las

precisiones teóricas pertinentes del caso, es posible atender a una lectura crítica del

análisis del discurso de los editoriales de Clarín. Los resultados están expuestos en las

Conclusiones, las cuales no pretenden dar por concluido y agotado el tema, sino que se

presenta como un lugar de crítica y reflexión que abre nuevas discusiones, posibilidades,

interpretaciones e hipótesis para posteriores investigaciones.

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13

11.. PPEERRSSPPEECCTTIIVVAASS

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14

11..11 IINNTTRROODDUUCCCCIIÓÓNN

En la inextinguible rutina a la que se encuentra sometido el hombre diariamente se

encuentran actividades como comer, dormir, y mantenerse informado. Inexorablemente el

hombre necesita de información que le permita desarrollar sus tareas con la mayor

precisión y el menor margen de error posible. Un corredor de bolsa de Wall Street, un

piloto de avión de aerolíneas internacionales o un empresario petrolero son agentes sin

estrechas relaciones entre sí que necesitan de información de manera permanente para el

desempeño de su labor profesional. La necesidad de información por parte del ser

humano merece ser considerado como parte de sus necesidades vitales y los medios de

comunicación forman parte integral en la satisfacción de dichas necesidades humanas. La

prensa, la radio, la televisión y los derivados de Internet fueron y son las herramientas a

través de las cuales el hombre busca comprender la realidad y aprehenderla. El

catedrático Gustavo Martínez Pandiani dice en su interesante Homo Zapping “… la

televisión ocupa, junto al trabajo y el sueño, la mayor parte de la vida cotidiana de un

considerable número de personas. Para ellos, la TV constituye una fuente primordial de

información al momento de buscar respuestas a las preguntas que, como ciudadanos, se

plantean”1. La misma lógica de razonamiento puede aplicarse a los diferentes medios de

comunicación existentes como la prensa o la radio.

En la vida en sociedad, el hombre es un ser necesitado de información, por lo que

la información es de un valor inestimable. A través de la comunicación busca, obtiene y

procesa el conocimiento que le permite y le ha permitido, a lo largo de la historia de la

1 Martínez Pandiani, Gustavo. Homo Zapping: política, mentiras y video. Bs. As.: Ugerman, 2004 p. 45

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humanidad, alcanzar las instancias más sofisticadas del progreso científico, económico,

político, social y cultural.

En el siglo IV AC, Aristóteles exponía en su Política:

“[…] es, pues, evidente, que la ciudad-estado es una cosa natural y que el hombre es

por naturaleza un animal político o social; [....] Y la razón por la que el hombre es un

animal político (zôon politikón) en mayor grado que cualquier abeja o cualquier animal

gregario es evidente. La naturaleza, en efecto, según decimos, no hace nada sin un

fin determinado; y el hombre es el único entre los animales que posee el don del

lenguaje. La simple voz, es verdad, puede indicar pena y placer y, por tanto, la poseen

también los demás animales -ya que su naturaleza se ha desarrollado hasta el punto

de tener sensaciones de lo que es penoso o agradable y de poder significar esto los

unos a los otros-; pero el lenguaje tiene el fin de indicar lo provechoso y lo nocivo y,

por consiguiente, también lo justo y lo injusto, ya que es particular propiedad del

hombre, que lo distingue de los demás animales, el ser el único que tiene la

percepción del bien y del mal, de lo justo y lo injusto y de las demás cualidades

morales, y es la comunidad y participación en estas cosas lo que hace una familia y

una ciudad-estado”2.

Las referencias de Aristóteles se destacan en dos aspectos: el carácter

eminentemente político del ser humano y su capacidad de comunicarse a través del

lenguaje; cualidad ésta que le da, a su vez, la condición de político.

En la actualidad, de manera análoga a la del filósofo griego puede pensarse al

hombre como animal comunicativo en el mismo sentido que lo plantea el pasaje de La

Política. El centro del eje comunicativo/informativo está centrado en el papel

preponderante que juega el lenguaje en estas relaciones. Así como el hombre toma

partida ante diferentes y particulares acontecimientos de la realidad, y se involucra

políticamente; en los modos de comunicación en los cuales está inserto el ser humano es

imposible escapar a la lógica que plantean los medios de comunicación masivos y la

información/mensajes que éstos transmiten.

Desde su nacimiento hasta la actualidad del siglo XXI, los medios masivos de

comunicación han alcanzado una importancia y una trascendencia inconmensurable al

2 Aristóteles. La Política. Libro Primero; Capítulo Primero. (1253 A). Las cursivas son mías.

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punto que representan una insoslayable parte integrante de los diferentes procesos

políticos y culturales que tienen lugar en el seno de la sociedad.

El ininterrumpido aumento de las nuevas tecnologías en el servicio de la

comunicación masiva y de las múltiples herramientas que posibilitan sus diversas

aplicaciones, el consumo y la disponibilidad de los contenidos de los medios masivos de

comunicación han crecido de forma paralela. Con ello, los mass media han acrecentado,

desde luego, su área de influencia y su presencia en distintos puntos de contacto con sus

consumidores. En este sentido, la relación que une al hombre con los medios de

comunicación como parte ineludible de su vida, es clara. Lo coloca como actor

comunicativo en el mismo sentido que Aristóteles aplica al hombre desde el punto de vista

político.

El estudio de los medios de comunicación y sus mensajes forman parte también

de un análisis político en cuanto involucra el aspecto discursivo y lingüístico del hombre

como condición de animal político.

11..22 LLAA PPRREENNSSAA,, SSUU NNAACCIIMMIIEENNTTOO YY CCOONNDDIICCIIOONNAAMMIIEENNTTOOSS

Si se atiende al nacimiento de la prensa, a la coyuntura histórica y las condiciones

que posibilitan su aparición, se podrá constatar que, lejos de ser un medio objetivo y

situado por fuera de los acontecimientos sociales, su tarea está transversalmente

atravesada por múltiples factores y relaciones que exceden lo estrictamente informativo.

El filósofo alemán Jürgen Habermas sitúa el surgimiento de la prensa en la

coyuntura internacional de la apertura de los mercados y el gran comercio cercanos al

siglo XIII. Para él, el nacimiento de la prensa escrita es una consecuencia lógica del

crecimiento capitalista de las grandes ferias comerciales a nivel mundial.

“Con el temprano capitalismo financiero y comercial, irradiado a partir del siglo XIII

desde las ciudades norteitalianas hacia la Europa occidental y nórdica, surgen primero

los emporios de los Países Bajos (Brujas, Liejas, Gante, etc.) y aparecen luego las

grandes ferias en las encrucijadas de las rutas comerciales largas; con él se dan los

elementos para la formación de un nuevo orden social. […] Nos referimos a los

elementos del nuevo marco de relaciones: el tráfico de mercancías y noticias creado

por el comercio a larga distancia del capitalismo temprano.

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“[…] Con el comercio a larga distancia, para el cual […] la ciudad era ya sólo una mera

base operativa, surgen mercados de otro tipo. Se consolidan como ferias periódicas, y

pronto se establecen, con el desarrollo de las técnicas financieras capitalistas como

bolsas.

“De igual modo ocurre con el tráfico de noticias desarrollado sobre las vías del tráfico

mercantil. Los cálculos del comerciante orientado en el mercado necesitaban, como

consecuencia de la extensión del comercio, de información más frecuente y más

exacta sobre hechos y antecedentes especialmente lejanos. […] Las grandes

ciudades comerciales son al mismo tiempo centros de tráfico de noticias, cuya

permanencia se hizo urgente en la medida en que el tráfico de mercancías y de

papeles-valor se hizo también permanente”3.

Sin embargo, y a pesar del incipiente inicio de la prensa, aún no era posible decir

que hubiera existido prensa en el estricto sentido de la palabra hasta que los contenidos

se hiciesen públicos y asequibles de ser compartidos por el público en general. Esto

recién sucede a mediados del siglo XIII: “las noticias profesionalmente vendidas no son

todavía dadas a la publicidad; las novedades irregularmente publicadas no se materializan

todavía como noticias. Los primeros periódicos en sentido estricto, (…) aparecen con

periodicidad semanal al principio, diariamente ya a mediados del siglo XVII”.

La expansión de la prensa está fuertemente ligada al desarrollo del capitalismo, en

consecuencia, en el siglo XVII “el tráfico de noticias se desarrolla no sólo en relación con

las necesidades del tráfico mercantil: las noticias mismas se han convertido en

mercancías. La información periodística profesional obedece, por tanto, a las mismas

leyes del mercado, a cuyo surgimiento debe ella su propia existencia”4.

Aquí, es necesario hacer un breve paréntesis y remarcar la trascendencia de lo

establecido por Habermas. El nacimiento de la prensa es eminentemente comercial, por lo

tanto, la lógica de operaciones de un diario está ceñida, más allá de los lineamientos

estrictamente periodísticos, a la lógica del mercado y específicamente del capitalismo a la

órbita de la oferta y la demanda. En efecto, al respecto de los albores de la prensa no se

habla de diarios en el sentido actual de la palabra, sino de red de comercio de noticias.

Roberto Marafioti es claro cuando señala el proceso de expansión comercial del siglo XVII

en conjunto con la ampliación de la prensa: “Hacia 1620, además de ser un centro de

3 Habermas, Jürgen. Historia y crítica de la opinión pública. Ed. GG MassMedia, 4 ed. Pp 53 y ss. 4 Ibid, nota anterior.

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comercio internacional, Ámsterdam se había convertido en el núcleo de una rápida

expansión del comercio de noticias. Había un creciente interés público en la Guerra de los

Treinta Años, por ejemplo, y esto brindó un importante estímulo al desarrollo de la

industria periodística.”5 La sentencia de Marafioti sobre la expansión de la prensa en el

XVII no ahorra en eufemismos y, de hecho, le aplica el mote de ‘industria periodística’.

A partir del momento en que la incipiente prensa adquiere características

comerciales e incrementa su potencial económico puede decirse que ingresa en una fase

de crecimiento sostenido de poder de influencia y, con ello, mayor presencia a nivel

social. De hecho, un medio de comunicación adquiere mayor poder cuando, de manera

simultánea, acrecienta sus ingresos económicos. Es decir, cuenta con mayores recursos

con los cuales acceder y procesar la información de la mano de sus periodistas en la

elaboración de la noticia. Es entonces cuando la prensa incorpora en su haber un status

dentro del sistema político que es innegable y a partir de allí que defiende intereses

particulares e incluso antagónicos con los del poder del Estado.6

En síntesis, el poder de los medios de comunicación, surgidos al calor de la

apertura de los mercados a escala mundial, es un poder, más allá del de tipo mediático,

de tipo económico. Dice Julio De Zan, al respecto, en su Libertad, Poder y Discurso “¿En

qué sentido se puede incluir el poder mediático en el concepto económico de poder? Esa

extrañeza podría disiparse quizás si se tiene en cuenta que uno de los medios

fundamentales de la lucha competitiva en el mercado es la propaganda, que busca influir

sobre el comportamiento de los consumidores, desplazar las preferencias del público a los

competidores, etc., y esta es una de las formas como se ejerce el poder económico”.7 De

Zan destaca el rol manipulador y propagandístico de los medios de comunicación y en

este sentido sigue la lógica de las teorías que magnifican el poder de los mass media.

Además, la lógica de razonamiento para considerar a los medios de comunicación en su

faz imperativa sigue el pensamiento de Max Weber. Para el sociólogo alemán, “poder

5 Marafioti, Roberto. Sentidos de la Comunicación. Ed Biblos, Bs As: 2005. p 127

6 Un ejemplo claro de ello lo representa el antagonismo establecido entre el gobierno de Cristina Fernández

de Kirchner con el Grupo Clarín desde el año 2008. Tema éste que ha motivado el presente trabajo y que será desarrollado exhaustivamente y de forma pormenorizada en los capítulos siguientes. 7 De Zan, Julio. Libertad, Poder y Discurso. Bs As: Almagesto, 1993. p.113

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significa la chance de imponer la propia voluntad en una relación social, aún contra la

resistencia de otros”.8

Resulta imposible aislar el poder económico del político ya que de hecho en la

lógica de la prensa en su sentido, quiérase o no, comercial es evidente que el primero

determina el segundo.

En cuanto al poder político de la prensa y su ligazón con el poder establecido, la

circulación de diarios estuvo fuertemente condicionada por quienes representaban la

autoridad durante los siglos XVII, XVIII y cada vez menos hacia el XIX. “A lo largo del siglo

XVIII en toda Europa se controló a la prensa de diferente modo. En Francia, un sistema

centralizado y restrictivo de licencias, supervisión y censura existió hasta la Revolución de

1789; un breve período luego de la Revolución con absoluta libertad de prensa culminó

con Napoleón, quien estableció un sistema estricto de control y censura. En los Estados y

principados de Alemania e Italia el grado de control oficial varió de un Estado a otro, pero

los diarios fueron generalmente menos controlados cuando se referían a noticias

extranjeras que cuando debatían cuestiones internas”9. A medida que las autoridades

comprendieron la dinámica política de la prensa en los siglos mencionados,

paulatinamente menguó la censura de sus contenidos Por supuesto, el poder de los

medios y el poder de las autoridades fueron negociándose de manera permanente. Dado

el incremento de los medios y recursos de la prensa, las autoridades fueron cediendo

parte de su “soberanía” en manos de aquellos que incrementaron su capital para

desarrollar la cotidiana tarea de informar.

El desarrollo y la ampliación de las ‘industrias periodísticas’ se debieron, en gran

parte, a los colosales avances de la técnica y los métodos de producción de la prensa.

Dice Marafioti “En el inicio del siglo XIX comenzó la transformación de las instituciones

mediáticas en empresas comerciales de gran escala. (…) Esto se debió en parte a la serie

de innovaciones tecnológicas en la industria editorial, y en parte a la gradual

transformación de las bases financieras de las industrias de los medios y a sus métodos

de valorización económica”10.

8 Max Weber, Wirtschaft und Gesellschaft, Bd. I, Kap, 1, 16, y Bd. II, Kap. 9, 1. Citado en De Zan, Julio.

Libertad, Poder y Discurso. Ed cit. p. 112. 9 Marafioti, Roberto. Op. Cit. p. 129

10 Op. Cit. Nota anterior, p. 130.

Page 20: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

20

11..33 PPRREENNSSAA,, PPOODDEERR YY OOPPIINNIIÓÓNN PPÚÚBBLLIICCAA

De forma paralela a la conformación de los medios de comunicación en la Europa

de los siglos XVII y XVIII las formas de vida se modificaron cualitativamente. La aparición

de la prensa en el órgano social de la apertura de los mercados y el intercambio cultural

suscitado como consecuencia de ello tendió a modificar considerablemente las

estructuras de lo público y lo privado. Los periódicos, sino posibilitaron, al menos

intensificaron las discusiones de lo acontecido en el espacio social. Las sociedades

burguesas de países como Inglaterra, Francia o Alemania del siglo XVIII son partícipes de

un proceso de conformación de poder público opuesto al poder de la autoridad imperante.

Se crea, así, una polarización entre el ámbito del Estado y el de la sociedad.

Por un lado, el poder de influencia público del Estado es diferente del poder

público de la sociedad que, todavía sin decidir de forma autónoma e independiente,

adquiere un poder de formación de opinión surgidos del debate público en los cafés y

salones literarios. Se modifica claramente el concepto de publicidad; se oponen a partir de

la discusión pública de eventos sociales, la publicidad real o de la autoridad y la publicidad

de origen civil o social. Se abre el proceso de irrupción y proliferación de lo que Habermas

denomina “instituciones de la publicidad”.

“Antes de que la publicidad, emplazada en un campo de tensiones entre el Estado

y la sociedad, se hiciera expresamente cargo de funciones políticas, la subjetividad nacida

en el ámbito de intimidad de pequeñas familias, forma, de todos modos, por así decirlo, su

propio público. Aún antes de que la publicidad se volviera pugnaz respecto del poder

público –para acabar completamente distanciada de él -, a través del raciocinio político

de las personas privadas, se formó bajo su manto una publicidad de configuración

impolítica: el embrión de la publicidad políticamente activa. (…) El ámbito público se limita

al poder público –aún contamos a la corte en él-. La publicidad propiamente dicha hay que

cargarla en el haber del ámbito privado, puesto que se trata de una publicidad de

personas privadas. En el seno del ámbito reservado a las personas privadas distinguimos,

por consiguiente, entre esfera privada y publicidad. La esfera privada comprende a la

sociedad burguesa en sentido estricto, esto es, al ámbito del tráfico mercantil y del trabajo

social; la familia con su esfera íntima, discurre también por sus causes. La publicidad

política resulta de la publicidad literaria; media, a través de la opinión pública, entre el

Page 21: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

21

Estado y las necesidades de la sociedad”11. Es a partir de este momento en que empieza

a formarse una masa de ciudadanos que paulatinamente se congregan a discutir

cuestiones que los afectan más o menos directamente. Queda abierto así, el proceso de

formación de la opinión pública.

El concepto de Opinión Pública lleva consigo numerosas disputas y su definición

deambula todavía en medio de una nebulosa. A pesar de la inexistencia de consenso en

referencia a su conceptualización, las principales teorías e investigaciones sobre la

opinión pública destacan que es el conjunto de opiniones sobre cuestiones de actualidad

de relevancia social que posee la potestad de movilizar o presionar a un sector

determinado del sistema político. Es dable agregar, además, su fuerte condición dinámica,

esto es, modificable a lo largo del tiempo y de composición heterogénea. Tomando como

punto de partida esta simple caracterización, el análisis de los medios de comunicación

lleva implícito el desarrollo del análisis de la Opinión Pública. En efecto, pensar a los mass

media como espacios generadores de información e iniciadores del flujo comunicativo a

gran escala lleva inserto en sí mismo el desencadenante lógico de la receptividad de los

mensajes que éstos comunican sobre inconmensurables capas de la sociedad.

En síntesis, pensar a los medios masivos de comunicación es también pensar a

sus públicos, la influencia de los primeros sobre los segundos y el proceso de mediación

entre ambos. Esto, en mayor o menor medida, ha sido desarrollado por las diversas

Escuelas que contribuyeron a la Teoría de la Comunicación.

Jürgen Habermas describe muy bien cómo las sociedades burguesas de los

países europeos en las décadas precedentes a la Revolución Francesa paulatinamente

fueron discutiendo temas actuales y de repercusión pública. Fue en aquel momento

cuando empezó a gestarse el proceso de formación de la opinión pública surgida al calor

de numerosos y extensos debates de los cuales la prensa fue un articulador fundamental;

de hecho, muchas de las cuestiones discutidas eran aquellas dadas a conocer a través de

la prensa. Con ello no sólo se discutía lo que los periódicos dijesen sino que, además, el

periódico mismo era puesto en discusión. “En su discurso los medios se autoproclaman

11 Habermas, Jürgen. Historia y crítica de la opinión pública. Ed. GG MassMedia, 4 ed. Pp 67-68

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22

representantes y servidores de la opinión pública y tienden a promover, por esto, la idea

de que son un instrumento vital para el funcionamiento de la democracia”12.

El hecho de que los medios de comunicación se juzguen a sí mismos como

portadores de la Opinión Pública merece especial atención ya que indica que son

conscientes de su poder en la estructura de la sociedad y reclaman para sí atributos de

ese mismo poder, intervienen de manera continua en la formación y modificación en los

modos de pensar de la sociedad. Es en este sentido que los periódicos merecen ser

considerados como actores del sistema político. El investigador y catedrático español

Héctor Borrat, quien ha escrito numerosas publicaciones tendientes a explicar el carácter

político activo de un periódico, explica: “Si por actor político se entiende todo actor

colectivo o individual capaz de afectar el proceso de toma de decisiones en el sistema

político, el periódico independiente de información general ha de ser considerado como un

verdadero actor político. Su ámbito de actuación es el de la influencia, no el de la

conquista del poder institucional o la permanencia en él. El periódico pone en acción su

capacidad para afectar el comportamiento de ciertos actores en un sentido favorable a

sus propios intereses: influye sobre el gobierno, pero también sobre los partidos políticos,

los grupos de interés, los movimientos sociales, los componentes de su audiencia. Y al

mismo tiempo que ejerce su influencia, es objeto de la influencia de los otros, que alcanza

una carga de coerción decisiva cuando esos otros son los titulares del poder político.

“(…) El periódico se perfila, junto con la empresa editora de la que depende, como

un grupo de interés que, para lograr sus objetivos, necesita narrar y comentar la

actualidad política, social, económica y cultural ante una audiencia de masas. Tal

actuación pública hace de él un agente de socialización que influye sobre sus lectores

tanto desde la superficie redaccional como desde la superficie publicitaria de los temarios

que publica, tanto cuando pretende «formar» a su audiencia como cuando se propone

«informar» o «entretener»”.13

La relación que une a los medios masivos de comunicación, la opinión pública y la

autoridad política de una sociedad es evidente. Representan una tríada que está

permanentemente atravesada por los conflictos sociales y donde la idea de poder es eje

12

Sánchez, María Carolina. “Prensa y Opinión Pública: historia de un desencuentro” en Aproximaciones al periodismo, Ricardo Bocos (Comp.) Tucumán, Universidad Nacional de Tucumán, 2007 p. 33 13

Borrat, Héctor. El periódico, actor del sistema político. Análisi 12, 1989 pp 67-68 Disponible en: http://www.raco.cat/index.php/analisi/article/viewFile/41078/89080

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23

central. En un sistema político determinado cada uno de estos tres elementos tiene un

poder que es legitimado en diferentes oportunidades. Un gobierno, por ejemplo, es

legitimado en primera instancia bajo la elección de sus ciudadanos si se tratase de una

democracia; un medio de comunicación se legitima a partir de la credibilidad que éste

ostenta, interpelado por la opción de los públicos consumidores de acceder a sus

contenidos y, la opinión pública se legitima en el poder social que implica su movilización,

presión o indiferencia ante los acontecimientos de su realidad circundante. La prensa en

la actualidad ha adquirido semejante poder que los gobernantes y los públicos están cada

vez más atentos dado los condicionamientos que operan sobre ellos mismos. En

consecuencia, la relación de los medios de comunicación con los otros componentes de la

tríada ha tendido a modificarse de manera exponencial. Los medios de comunicación han

pasado a ser legitimadores de los sistemas y regímenes de gobierno a escala global y con

ello en firmes condicionantes de la opinión pública dando lugar a singulares

acontecimientos.

Umberto Eco ilustra esta idea en un ensayo publicado en 1983 llamado “Para un

guerrilla semiológica”:

“No hace mucho tiempo que para adueñarse del poder político en un país era

suficiente controlar el ejército y la policía. Hoy, sólo en los países subdesarrollados los

generales fascistas recurren todavía a los carros blindados para dar un golpe de

estado. Basta que un país haya alcanzado un alto nivel de industrialización para que

cambie por completo el panorama: el día siguiente a la caída de Kruschev fueron

sustituidos los directores de Izvestia, de Pravda y de las cadenas de radio y televisión;

ningún movimiento en el ejército. Hoy, un país pertenece a quien controla los medios

de comunicación”14.

11..44 PPRREENNSSAA YY EEMMPPRREESSAA

Que los medios de comunicación con el tiempo hayan incrementando su poder, se

debe en parte a dos elementos. Por un lado, adoptaron la postura de ser fieles

transmisores de la realidad. Para ello lograron imponerse como “objetivos”, es decir

estrictamente informativos, sin opinión y sin intereses mediatos en las noticias. Por otro

lado, el carácter cada vez más marcadamente comercial-capitalista de la prensa que

hacía las veces de medio informativo y otras veces de corporación con sus intereses

14 Eco, Umberto. La estrategia de la ilusión. Bs. As.: Ed. Lumen, Ed. de la Flor, 1987 p. 181

Page 24: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

24

mediando en sus productos. Una síntesis entre estos dos segmentos que conforman el

acrecentamiento del poder de los medios de comunicación puede pensarse en que la

estructura económica financiera de un medio de comunicación como empresa tiende a

condicionar, sino determinar, las modalidades de la práctica del periodismo.

En efecto, a lo largo de la historia, el periodismo modificó sus modelos y

perspectivas de acuerdo a los considerables cambios surgidos en el seno de la empresa

mediática y sus vinculaciones con el mercado. Así, existen tantas etapas como modelos

empresariales dentro del ámbito de los medios de comunicación.

En los albores de la prensa en Europa, el periódico poseía una única función:

informar en cuestiones puntuales como, por ejemplo, las modificaciones de precios de

diferentes productos en la otra costa del océano, catástrofes naturales, bodas y

cuestiones relacionadas a las tareas de la sociedad. La característica más precisa de este

modelo periodístico fue bautizada con el nombre de “prensa de noticias”. Por supuesto, la

estructura económica del momento implicaba este ordenamiento periodístico. Como bien

reflexiona Habermas “Surgido del sistema de correspondencias privadas; y auspiciado por

ellas durante mucho tiempo, el negocio periodístico estaba en sus comienzos organizado

al modo de la pequeña industria artesana; los cálculos se orientaban en esa primera fase

de acuerdo con los principios de una maximización moderada, tradicional en el

capitalismo temprano, de los beneficios; el interés del editor por la empresa es puramente

crematístico. Su actividad se limitaba en sustancia a la organización del tráfico de noticias

y a la clasificación de éstas. A este momento meramente económico se fue añadiendo un

momento nuevo, político en el amplio sentido de la palabra, en cuanto comenzó a

transformarse la prensa de noticias en una prensa de opinión, y de la correspondencia de

anuncios surgió una correspondencia en el periodismo de escritores”15.

La mutación de un tipo de prensa de noticias a uno de opinión es singular, ya que

es operado a partir de los cambios económicos acaecidos en la época. Ello demuestra

cómo la estructura económica condiciona, al punto de determinar, los modos de hacer de

la prensa. Si bien en la prensa de noticias los periódicos son de carácter eminentemente

informativo esto responde a una lógica necesariamente comercial. Al producirse el

traspaso hacia una prensa de opinión, las características estrictamente comerciales son

dejadas de lado para así el periódico adquirir una posición marcadamente política por 15

Habermas, Jürgen. Historia y crítica de la opinión pública. Ed. GG MassMedia, 4 ed. p 209 y ss. Las cursivas son mías.

Page 25: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

25

sobre la económica. “La prensa de opinión […] como institución de la discusión del

público, se preocupa primariamente por afirmar su función crítica; y así, el capital de la

empresa se convierte en asunto secundario, si es que llega a invertirse con fines de

valorización”16.

Recién a partir de la consolidación del Estado y con la legitimación política de la

mano de la publicidad es que se produce el tercer giro en los modelos de acción de la

prensa. Es el momento del pasaje de la prensa de opinión a la prensa-negocio. “«Cobra

el periódico el carácter de una empresa productora de espacios para anuncios

publicitarios, espacios que se convierten en una mercancía de fácil salida gracias al

paralelo espacio cubierto por la redacción con que van acompañados». Estos primeros

ensayos de prensa comercial moderna devolvieron al periódico el inequívoco carácter de

empresa lucrativa privada (…).

“Si en una prensa de motivaciones primariamente políticas [prensa de opinión]

existía sólo remotamente la posibilidad de planteamientos empresariales exclusivamente

comerciales, pronto habrían de convertirse, en cambio, esos planteamientos en una

necesidad imperiosa [prensa-negocio]”17. A medida que la prensa fue adquiriendo cada

vez más características comerciales-empresariales fue que aumentó su área de influencia

y que sus intereses también cambiaron. “Pero no sólo se robustecen los intereses

económicos privados de la propia empresa; ocurre también que el periódico –en la

medida en que se convierte en una empresa capitalista– se precipita en el terreno de los

intereses ajenos a la empresa, intereses que intentan conseguir influencia sobre él. La

historia de los grandes periódicos diarios en la segunda mitad del siglo XIX prueba que la

prensa se hace manipulable en relación a su grado de comercialización”18.

En la actualidad, y desde mediados del siglo XX, puede pensarse a los diarios y

periódicos como una síntesis de las tres fases que describe Habermas. Los medios de

comunicación si bien están basados en el principio de la información y lo noticioso, es

indudable que mantienen una férrea labor interpretativa y opinativa además de su carácter

empresarial. Porque, en consecuencia, el éxito editorial que representa un diario reside

precisamente en que sea leído/consumido y que a raíz de ello se garantice su

permanencia en el rubro. En otras palabras, un diario no sólo busca ser un buen medio

16

Ibíd. 17

Ibíd. nota anterior p.212 18 Ibíd. p 213

Page 26: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

26

informativo y de gran labor periodística, busca también ser comprado y consumido. Estas

tres etapas enmascaradas en un solo modelo de prensa hacen del medio un actor político

fundamental ya que adopta características eclécticas y no delimitadas. Por ejemplo, en las

noticias, de carácter estrictamente informativo, es usual observar altas dosis de

interpretación y opinión que están soslayadas pero que dicen mucho acerca del

pensamiento no sólo del diario o del periodista que suscribe la nota, sino también del

posicionamiento político-editorial de la empresa periodística. Es a partir de allí que la

prensa busca intereses que sobrepasan su labor informativa, en donde la lectura de un

medio de comunicación como prensa pasa a ser pensado como empresa.

11..55 PPRREENNSSAA YY PPOOLLÍÍTTIICCAA EENN AARRGGEENNTTIINNAA

Si bien las características desarrolladas a lo largo de la historia de la prensa y los

medios de comunicación son pensadas desde los diarios surgidos en Europa y países

desarrollados, como Estados Unidos, el proceso en Latinoamérica y, particularmente, en

Argentina demuestra compartir interesantes coincidencias.

Mientras en los siglos XVII y XVIII el desarrollo de la prensa era cada vez más

avanzado en Europa, en Sudamérica, en cambio, todos los territorios eran colonias de

países europeos. Nacidas al calor de las ansias expansionistas de las potencias europeas

y sus necesidades económico-comerciales aparecen, en las colonias, los primeros

escritos con fines públicos como las “gazetas” manuscritas que contenían noticias sobre

los destinos de los productos, novedades en las técnicas de producción, vínculos

comerciales, entre otras.

Así sucede en el Virreinato del Río de la Plata. Recién sobre el inicio del XIX surge

la prensa propiamente dicha. En 1801 aparece El Telégrafo Mercantil, Rural, Político,

Económico e Historiográfico del Río de la Plata. El 7 de junio de 1810, pocos días

después del acontecimiento revolucionario más importante del entonces virreinato, surge

La Gazeta de Buenos Ayres de la mano de Mariano Moreno. Manuel Belgrano, otro de los

activos revolucionarios, integró la plantilla de periodistas de la época al fundar el Correo

de Comercio.

El tipo de prensa surgida luego de la Revolución de Mayo es de tipo panfletaria y

difusora de ideas. A diferencia de los modelos de prensa de Europa, en América la prensa

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27

tuvo un efímero paso de corte comercial. De esta manera “cuando se inicia la etapa

posrevolucionaria, diarios como La Gazeta, impulsada por Mariano Moreno, resultaron

fundamentales para difundir las ideas jurídicas y legales alrededor de la nueva

organización de poderes, así como la instalación de otros asuntos de interés para la

flamante nación: necesidad de distanciarse de España; difundir conceptos como

soberanía, igualdad y libertad; consolidar la apertura del comercio y arraigar costumbres

cotidianas. Todo estaba por hacerse y muchos se habían cerciorado ya de que los diarios

podían ser un excelente vehículo. A partir de 1810 comenzó a gestarse una forma de

opinión pública que era, según Félix Luna, «expresada en los diarios mediante artículos

editoriales, críticos o con desarrollo de tipo conceptual, como los de Mariano Moreno. Por

primera vez los diarios ponían sobre el tapete ideas revolucionarias, estimulantes»”19.

Más allá de la posibilidad de difusión de ideas a través de la prensa, el alcance de

las mismas fue limitado; la sociedad lectora de la naciente nación formaba parte de una

minoría considerable. Recién sobre fines del siglo XIX puede decirse que la influencia de

la prensa deja de estar situado sobre las esferas intelectuales y de elites formadas para

pasar a ser de carácter masivo. Un importante impulso para el desarrollo de la prensa a

escala masiva en el país fue la fuerte y rápida alfabetización producto de la Ley 1420 de

Educación Común de 1884. Pero entre 1810 y 1884 diferentes sucesos en la historia

político-social de la Argentina modificaron las relaciones de la prensa con el poder político

de tal forma que la una y la otra establecieron enlaces indisociables.

A cada período histórico de la nación le correspondió un determinado modelo de

prensa. Los políticos y la práctica periodística formaron parte de un binomio simbiótico; en

efecto, muchas de las plumas que forjaron el periodismo nacional fueron también los

grandes forjadores del curso de la historia del país. Explica el periodista Osiris Troiani que

“en algunas épocas la Argentina fue gobernada por periodistas: Moreno, Dorrego, Mitre,

Sarmiento y otros como Alberdi y Hernández han plasmado buena parte de la fisonomía

espiritual del país”20. En el mismo sentido que Troiani, Domingo Faustino Sarmiento,

prócer en lo político y lo periodístico de la Argentina, le otorgaba a la prensa un carácter

político inminente equiparándolo con el poder de cualquier político singular: “El sistema

constitucional ha dado por la elección directa o indirecta expresión a la voluntad o a la

inteligencia de la mayoría de los asociados. Hay diputados por cada departamento,

19

Ulanovsky, Carlos. Paren las rotativas I (1920-1969). Bs As: Emecé, 2005 p 13-14 20 Ídem

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28

municipalidades elegidas por cada localidad; presidente nombrado por toda la república.

Hay empero otro funcionario que nadie ha elegido, que el mismo se elige, y que con una

prensa que toma bajo su dirección por vocación política y por industria, legisla, gobierna,

juzga, dirige, embaraza o echa por tierra los trabajos de los funcionarios elegidos. El diario

domina la opinión pública, la extravía o la conduce a su antojo, según sus preocupaciones

o sus intereses, rompe el mandato de los electos del pueblo, hace su vuelco en la opinión

dominante y cambia la situación de los negocios públicos. […] En vano el pueblo elige un

presidente, cámaras, jueces, municipalidades. Un editor de diario puede elegir un

redactor, que habla diariamente con la nación, la subleva contra ese presidente que no

habla; desmoraliza todos los poderes, reúne todas las resistencias, ataca todos los puntos

débiles, y con maña, habilidad, energía, verdad o mentira, gobierna la nación”21.

Desde sus orígenes, la prensa nacional estuvo ligada fuertemente al poder político

establecido y a sus órganos de gobierno. La relación entre ambos induce a pensar que los

límites entre uno y otro son difíciles de precisar. Ya en 1810 con la fundación de La

Gazeta de Buenos Ayres se pensó a ésta como el órgano difusor de la Junta tras la

revolución. En tiempos en que la Argentina se había independizado fehacientemente de

España, la organización nacional tuvo un fuerte impulso a través de la prensa. En la

esfera social, las tensiones entre la capital, el puerto y el interior del país se agudizaron

con la aparición de Rosas en Buenos Aires y los caudillos provincianos en el interior del

país. La prensa, en la puja entre unitarios y federales, jugó un activo rol en la construcción

del imaginario social sobre estos dos bandos políticos. Fue aquí cuando la prensa

nacional adquirió un carácter netamente doctrinario e incluso partidario. Por supuesto, el

contenido de las publicaciones era eminentemente editorializante; el eje de los escritos

estaba basado pura y exclusivamente en captar adeptos, sobre todo de aquellos

indecisos. En este contexto político y social surge El Monitor desde 1833 hasta 1834 con

el firme objeto de ser un órgano gubernamental, sostén ideológico del gobierno rosista.

Aparecen también periódicos cuyos nombres son claras alusiones a Rosas: El Defensor

de los Derechos del Pueblo y El Restaurador de las Leyes. Los defensores de la posición

unitaria, por su parte, también tuvieron sus ámbitos de expresión, lo que agudizaba las

disputas ideológicas y políticas en el plano de la prensa. Tal es así, que Sarmiento, “uno

de los más activos antirrosistas y que sería más adelante presidente de la República,

21

Sarmiento y el periodismo. La Plata, Universidad Nacional. Escuela de Periodismo, 1962. pp 29-31Las cursivas son mías.

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29

inició su experiencia periodística en su provincia de origen, San Juan, donde editó, en

1839, El Zonda”22.

Incluso luego de la disputa Unitarios-Federales, la prensa no había abandonado su

costado interpretativo y editorializante; sí, en efecto, su carácter partidario mas no su

propósito “pedagógico”. Con la caída de Rosas, el advenimiento de Urquiza y la

elaboración de la Constitución Nacional, la prensa sigue lineamientos políticos

encarnados en los valores que representan diferentes figuras políticas, pero no

abiertamente como en los años de la Confederación rosista. En 1853 aparecen “La

Reforma Pacífica, dirigida por Tomás Calvo, que defendió la unidad entre partidos y la

coexistencia pacífica, y La Prensa, que la emprendió contra Sarmiento. […] En 1859, El

Comercio del Plata, en el que participaron Nicolás Avellaneda y José María Gutiérrez, se

pronunció contra la política de Mitre”23. Por aquél entonces, los diarios más importantes

son La Prensa y La Nación, ambos con profundas intenciones políticas, como toda la

prensa argentina desde su nacimiento. El primero, fundado por el doctor José Paz y el

segundo, de mucha más trascendencia, aún hoy vigente, fundado por Bartolomé Mitre en

1870, dos años después de haber ejercido la presidencia de la nación. Es llamativo el

motivo bajo el cual es presentado en sociedad. “La editorial del primer número afirmaba

su intención de ser un periódico doctrinal”24. El mismísimo Mitre admitía “La Nación

Argentina fue una lucha. La Nación será una propaganda”25. La coyuntura política de la

época y los modos de hacer de la prensa tan ligados a la política de manera explícita

permitían que las formas de presentación de los diarios sean tan abiertamente

tendenciosas, cuestión ésta que en la actualidad merece críticas y es ejemplo de una

incorrecta labor periodística.

Carlos Pellegrini y Roque Sáenz Peña, en 1885, antes de convertirse en

presidentes, tuvieron su paso por la prensa al asumir la dirección de Sudamérica. Joaquín

V. González, por su parte, fue editorialista de La Nación antes de convertirse en

gobernador de La Rioja. En 1890, a la prensa tradicional y ligada al poder político se le

unieron diversas publicaciones humorísticas que vinieron a inquietar la complicidad

22

Álvarez, Jesús Timoteo y Martínez Rizza, Ascensión. Historia de la prensa hispanoamericana. Madrid: Mapfre, 1992. p 102. 23

Ídem nota anterior. 24

Álvarez, Jesús Timoteo y Martínez Rizza, Ascensión. Historia de la prensa hispanoamericana. Edición citada. p 155. 25 Citado en Ulanovsky, Carlos. Óp. Cit. p 22

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establecida entre el binomio prensa-gobierno. Leandro N. Alem, prócer del radicalismo y

uno de los activos revolucionarios del ’90, afirmaba a mitad de camino entre broma y

seriedad que “la revolución la hicieron las armas y las caricaturas”. Embajadores del

humor político argentino de fines de siglo XIX fueron publicaciones como El Mosquito,

Don Quijote y Caras y Caretas.

Sobre inicios del siglo XX, se modifican los modos de concebir la práctica

periodística, aparece un nuevo tipo de prensa. La relación política-poder-prensa no se

modifica abruptamente pero se evidencia un cambio de paradigma, principalmente debido

a la marcada inserción comercial de la prensa. Una vez más el interés económico

modifica la estructura de los medios de comunicación. A pesar de ello, las mediaciones

entre la política y la prensa siguen vigentes. Es significativa la aparición, por ejemplo, de

La Razón en 1905. Es el primer diario argentino que a partir de 1911, a 6 años de su

creación, es conducido por un periodista y no por un político26. Otra sorpresa aparece

cuando surge Crítica, creado por Natalio Botana en 1913.

Con Crítica, la prensa de tipo comercial y soslayadamente partidaria jugaba, por

primera vez en la historia, un papel determinante en el ascenso y descenso de un

presidente. Se dio el primer caso en la Argentina en que un diario influía de manera tan

condicionante en el curso de la historia. Natalio Botana fue, además del fundador del

diario Crítica, un político que operaba en las sombras del poder actuando a favor o en

contra de diferentes políticos. Un caso ejemplar lo representa la caída de Hipólito

Yrigoyen en 1930 con el primer golpe militar de la historia argentina. Agustín P. Justo, uno

de los más característicos representantes del conservadurismo de las primeras décadas

del siglo XX, fue también uno de los más activos golpistas contrarios a las políticas

populistas de Hipólito Yrigoyen durante su segunda presidencia. Además fue uno de los

políticos más ligados a los medios de comunicación, accionista del diario Crítica,

mantenía excelentes relaciones con Botana, lo que le permitió llegar a grandes masas

para difundir sus propósitos. Cuenta el sociólogo argentino Juan José Sebreli: “Las tres

primeras veces que Justo, como presidente, se dirigió al país, lo hizo desde las columnas

de Crítica, prefiriéndolo a los diarios serios, lo que le valió el repudio tanto de

conservadores como de nacionalistas. El propio Botana tenía algo en común con Justo:

pertenecía a la clase patricia del Uruguay y en la Argentina comenzó su carrera con la

26

La Razón fue creada un 1° de marzo de 1905 por Emilio B. Morales. Fue vendida al periodista José Cortejarena quien a partir de entonces dirige el diario.

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protección del caudillo conservador Marcelino Ugarte. Curiosamente Crítica, en su

primera etapa, 1913-1922, fue un diario conservador, que en vísperas de las elecciones

en las que triunfaría Yrigoyen se manifestaba en contra del ‘voto secreto’. Atacaba por

igual al radicalismo y al socialismo, a los que oponía el partido conservador, postulando

como conductor del mismo la figura de Ugarte”27. El historiador Félix Luna va más allá

incluso cuando afirma que “las oficinas de Crítica eran el centro de reunión de los

conspiradores”28 en momentos en que se gestaba el golpe militar contra “El Peludo”29 en

septiembre de 1930. Tras consumarse la caída del primer presidente radical en su

segundo gobierno, y accediendo a la primera dictadura cívico-militar de la Argentina, el

diario Crítica fue cerrado por el entonces presidente de facto José Félix Uriburu. En 1932

a propósito de las elecciones y con el diario de Botana nuevamente en la calle, “Crítica

hizo campaña –continúa Sebreli- a favor de Justo como presidente. […] Tras la ascensión

de Justo al poder […] Crítica se hizo vocero del oficialismo. […] Fue en defensa del

gobierno que Botana, tal vez en complicidad con el propio Justo, realizó una de las

operaciones de manipulación de masas más audaces: la transformación de la muerte de

Gardel en un delirio colectivo que permitiera distraer la atención del asesinato del senador

Enzo Bordabehere”30.

Lo que demuestran los ejemplos precedentes es que los límites entre la prensa y

la práctica periodística, por un lado, y la política y el ejercicio del poder, por el otro, nunca

estuvieron separados por completo. La prensa argentina fue, en el siglo XIX, abiertamente

opinativa e incluso partidaria. Recién cuando adquirió dotes comerciales y masivas, sobre

inicios del siglo XX, empezó a mostrar su faceta “objetiva” y paulatinamente fue dejando

de lado su carácter de permanente editorialista.

Las barreras que separan a lo político de lo periodístico son imprecisas.

En Argentina, a diferencia de los grandes países europeos, el surgimiento de la

prensa tuvo un carácter eminentemente político por sobre el comercial. De hecho se dio

así en la mayoría de los países y ex colonias del continente americano. Sin embargo, la

particularidad de la prensa argentina reside en que su propósito es mucho más

revolucionario que en los demás: mientras en Puerto Rico, Perú o Cuba entre 1810 y

27

Sebreli, Juan José. Crítica de las ideas políticas argentinas. 7ed. Bs. As: Sudamericana, 2004 p.56 28

Luna, Félix, Golpes militares y salidas electorales. Bs. As: Sudamericana, 1983 p.20 29

Sobrenombre peyorativo con el cual se deslegitimaba la figura del presidente Yrigoyen. 30 Sebreli, Juan José. Op. cit. p 57

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1825 proliferan las publicaciones periódicas de tipo oficialista, funcionando la prensa

como mero emisor de información gubernamental, en Argentina, a partir de 1810 la

prensa opera como transmisora de ideas revolucionarias y, posterior a 1816, como

difusora de los ideales nacionalistas. En efecto, la prensa adquiere un carácter

profundamente activo en la promoción de los acontecimientos emancipatorios y en el

establecimiento del ideario nacional.

Sobre mediados de siglo XIX, la prensa se dirime en la disputa entre unitarios y

federales. El espectro de las publicaciones se encuadraba en uno u otro bando, sin

medias tintas. Tras la derrota de Rosas y la conformación de la Constitución Nacional, la

prensa adquiere una nueva modalidad; ahora, la finalidad es forjar ideas republicanas y

democráticas, el orden y el progreso. La prensa, si bien sigue con un gran impulso

partidario y doctrinario, está cada vez menos abiertamente ligada a un personaje en

particular, proceso que en parte se da por la incipiente alfabetización donde cada vez más

gente es capaz de leer, y los dotes masivos y comerciales producto de ello que hacen una

ciudadanía más crítica y atenta a la responsabilidad política de los diarios.

A inicios del siglo XX los modos de hacer de la prensa se modifican sin necesidad

de invertirse. Las novedades tecnológicas en la imprenta hacen que aumenten las tiradas

sumando a esto la gran afluencia de inmigrantes que ven en la prensa una manera de

integrarse a ese nuevo órgano social que los cobija. Se abre la era de los partidos

políticos modernos con una gran participación en una democracia de tipo restringida hasta

la ascensión del radicalismo tras la aprobación de la Ley Sáenz Peña. Es la época en

donde nace la radio, un medio de comunicación considerado, por entonces, de

vanguardia. La prensa adquiere cada vez más dotes comerciales producto también de la

necesidad de expandir su área de influencia. Los políticos ven en ello una oportunidad

también de ampliar sus alcances en una sociedad para nada extendida, donde los

acontecimientos a uno y otro lado del país no se conocen con inmediatez y donde las

acciones del Estado son, a su vez, poco difundidas. Así, el tándem prensa-política ingresa

en una nueva etapa. La aparición de Crítica representa todo un paradigma en este nuevo

esquema publicístico, convirtiéndose en un fuerte e influyente actor en los

acontecimientos que echan por tierra el gobierno de Yrigoyen y abren paso al primer

gobierno cívico-militar. A partir de Crítica la prensa deja de ser lo que fue en todo el siglo

XIX, y se convierte en un actor del sistema político sin caer en el partidismo.

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A mediados del siglo XX, aparece en escena un periódico que también, como

Crítica en su época, modifica los modos de concebir a los medios de comunicación. El 28

de agosto de 1945 Roberto J. Noble funda en Buenos Aires el diario Clarín. Este diario se

suma a los grandes diarios nacionales sobrevivientes del siglo pasado como La Prensa y

La Nación. Es, quizás, el más comercial de todos, posee la tirada nacional más grande y

es uno de los más leídos de habla hispana. Desde que nació, su relación con la política

estuvo atravesada por los diferentes gobiernos militares que rigieron el país. Su

responsabilidad política y social traspasa los límites que cualquier otro medio de

comunicación se haya impuesto. Clarín ha logrado imponerse como un medio de

comunicación de referencia que en sus diferentes aspectos ha pasado, de ser visto como

un diario importante a ser considerado todo un paradigma de periodismo nacional, sobre

todo luego de la segunda mitad del siglo XX. Su influencia sobre la opinión pública es

comparable a la de Crítica en las primeras décadas del siglo, posee un poder económico

y político de gran importancia que se refleja en su influencia sobre la formación de la

opinión pública. Con ello, se ha convertido en un actor insoslayable de los procesos

políticos y sociales de la Argentina contemporánea. Sobre todo es posible atender a esta

aserción cuando se analizan sus puntos de vista, vislumbrados a través de sus editoriales,

cuando se refiere a diferentes acontecimientos de la vida pública. Un caso paradigmático

lo representa la polémica suscitada tras el debate parlamentario sobre la nueva ley de

Servicios de Comunicación Audiovisual y el abordaje de Clarín sobre esta situación.

Centrar la atención del análisis en un diario de la magnitud de Clarín sobre sus

editoriales conlleva la tarea de indagar en los modos de pensar la política y la sociedad

del diario y sus modos de insertarse en la sociedad a través de su discurso ideológico. La

importancia de los editoriales en diarios de estas características lleva consigo el

posicionamiento del diario frente a los diversos acontecimientos públicos que inciden de

manera directa e indirecta sobre el curso de la vida de los ciudadanos. Es un género

periodístico particular. Ocupa una parte ínfima del diario pero su escritura, su manera de

decir de las cosas, sus intereses expuestos y contrapuestos son ítems que hacen ver que

un diario no es sólo un diario, que es un actor político, que lo que dice su editorial y su

política editorial se verá reflejada en todo el producto, en todo el diario y su contenido.

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34

11..66 PPEERRSSPPEECCTTIIVVAASS DDEE AANNÁÁLLIISSIISS

La extensa introducción precedente no pretende constituir el marco teórico, que

será desarrollado más adelante, sino establecer algunas perspectivas de análisis que

guiarán la lectura de todo el trabajo. Entre ellas:

• Que la prensa nace con un firme propósito comercial y corre paralelo al

desarrollo del capitalismo. En palabras de Jürgen Habermas: “…La

información periodística profesional obedece, por tanto, a las mismas leyes

del mercado, a cuyo surgimiento debe ella su propia existencia”.

• En consecuencia, es el punto de vista económico lo que determina el punto

de vista político y, en efecto, la lógica de la prensa no escapa a esta regla

ya que emana, precisamente, de la lógica del mercado.

• Que la prensa en tanto medio de comunicación, no sólo opera en ese

sentido sino también como empresa mediática, como industria periodística

y en relación a sus contenidos como industria cultural.

• Que la prensa es una institución social, y como tal, un actor del sistema

político que interviene y actúa en la realidad social. Como expresa Borrat,

el medio es, además, un agente de socialización.

• Que en tanto actor político, un diario muestra su posición ante los

acontecimientos de la realidad a través de sus noticias, sus tapas, títulos y

por sobre todo, su línea ideológica y política a través de los editoriales que

representan tanto la posición del medio como de la empresa.

• Que la relación del diario con la opinión pública varía de acuerdo a los fines

establecidos en relación con la política de turno respecto de sus intereses.

• Que la prensa en Argentina surge con fines marcadamente políticos, y esta

relación nunca ha sido abandonada, sino que por el contrario, ha sido

intensificada o menguada de acuerdo a los objetivos de la empresa

mediática.

• Que la relación política-prensa en Argentina es interdependiente y

simbiótica. Muchos de los grandes políticos del país fueron periodistas y

viceversa; y que los periodistas aún hoy ocupan roles políticos claros a

pesar de no ser políticos en el sentido expreso de la palabra.

• Que un medio de comunicación con gran poder económico y político

consolidado puede influir de manera condicionante los modos de pensar de

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la opinión pública, tal como se analizó con Crítica y como se abordará con

Clarín.

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36

22.. LLEEYYEESS

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37

22..11 LLAASS PPRRIIMMEERRAASS ““LLEEYYEESS DDEE MMEEDDIIOOSS””

“Las leyes de la comunicación son las leyes de la cultura”

Umberto Eco

Las legislaciones sobre medios de comunicación en la historia de la argentina

tienen precedentes que anteceden a la conformación de la nación resultante de la

revolución de mayo y los procesos independentistas de 1816. Las primeras regulaciones

versan sobre la actividad de la imprenta y la difusión de la prensa, heredadas en principio

de los decretos promovidos por las Cortes de Cádiz, como la libertad de imprenta

aprobada el 10 de noviembre de 1810.

En el periodo colonial, tanto la instalación de la imprenta como la apertura de

diarios y periódicos, necesitaban del permiso especial de la autoridad representante de la

corona; el Virrey. Este permiso fue solicitado por el español Francisco Antonio Cabello y

Mesa en 1800 ante el Virrey Marqués de Avilés, para abrir el periódico El Telégrafo

Mercantil, considerado el primer periódico argentino y su fundador el primer periodista del

Rio de la Plata31.

Una vez desatados los procesos independentistas, las calles del naciente país

vieron circular nuevos periódicos con la explicita intención de dotar a la masa lectora de

un sentido colectivo e inclusivo en el proyecto nacional. En paralelo, fueron surgiendo

decretos tendientes a cohesionar la práctica periodística con un marco jurídico específico.

El 20 de abril de 1811 la Junta de Gobierno, presidida por Cornelio Saavedra, dictó el

primer reglamento sobre libertad de imprenta que establece la libertad de “escribir, 31 C. Galvan Moreno. El periodismo argentino. Bs. As: Claridad, 1942 p.28-30

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imprimir y publicar ideas sin necesidad de licencia o autorización alguna”. Con ello

también se abolieron los tribunales de censura. Esta reglamentación constituye el primer

antecedente normativo, en la historia del país, sobre la libertad de expresión y prensa

que luego admitiría el texto de la Constitución de 1853. El artículo 14 señala que los

habitantes de la nación gozan del derecho “de publicar sus ideas por la prensa sin

censura previa” mientras que el artículo 32, establece que “el Congreso Federal no dictará

leyes que restrinjan la libertad de imprenta…”. De las sucesivas reformas constitucionales

estos dos artículos jamás fueron modificados, suprimidos o corregidos. Sin embargo,

desde 1811 hasta la Batalla de Caseros en 1852 que da por tierra la Confederación

Rosista e inicia el proceso constitucional de la Argentina, la ley de imprenta sufrió diversas

modificaciones de acuerdo a los intereses de los gobiernos que se sucedieron en el poder

y los avatares políticos a los cuales se vio sometida la nación.

Iniciado el orden constitucional, en 1852 se decreta la reapertura de todas las

imprentas clausuradas bajo el gobierno de Rosas. Recién dos décadas después el orden

de las legislaciones toma en cuenta algún medio de comunicación que no sea sólo la

prensa. En 1875 se sanciona la Ley de Telégrafos Nacionales32 durante la presidencia de

Nicolás Avellaneda. A partir de allí se inicia el camino de las discusiones parlamentarias

que devinieron en leyes que regularon el campo de la comunicación y el espectro

radioeléctrico. No obstante, para el nacimiento de un marco regulatorio que contemple

específicamente a los nuevos medios de comunicación masivos como la radio o la

televisión, tendrán que pasar las tres primeras décadas del siglo XX ya que, hasta

entonces, las regulaciones en comunicación estuvieron ligadas al telégrafo y el correo,

tarifas postales o las primeras construcciones de redes de comunicación telefónicas. En

1933, durante la primera dictadura militar de la Argentina, es sancionado el decreto

21.044 bajo la presidencia del Gral. Agustín P. Justo. Se trata del Reglamento de

Radiocomunicaciones, una “primitiva” ley de medios.

Quizás el primer decreto tendiente a establecer una intervención sobre los medios

de comunicación en relación a la transmisión de información sea el decreto 101.394 del

año 1941, que “autoriza a Transradio Internacional Cía. Argentina de Telecomunicaciones

S.A., para realizar [el] servicio de transmisión de partes noticiosos a múltiples destinos,

32

Se trata de la Ley 750 sancionada el 30 de septiembre de 1875 y promulgada el 6 de octubre del mismo año. Al respecto véase: Historia Legislativa de la Radiodifusión de la República Argentina (1875-2002) – Base de Datos. Por Rodolfo Morone y Sergio Arribá. Disponible en: www.catedras.fsoc.uba.ar/mastrini/investigaciones/historia_legislativa_actualizada.doc

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39

mediante estaciones radioeléctricas”33. Ocurrió bajo la presidencia de Roberto M. Ortiz,

que se extendió desde 1938 hasta 1942, año en que por problemas de salud se vio

obligado a dejar el cargo en manos de su vicepresidente Ramón Castillo que, a su vez,

tuvo un breve paso por la presidencia debido a un nuevo golpe de Estado consumado el 4

de junio de 1943.

El frágil orden constitucional de la nación se veía violentado una vez más. La

presidencia fue ejercida por el Gral. Pedro P. Ramírez, que ocupaba el cargo de Ministro

de Guerra bajo el gobierno de Castillo. Tenía lugar la segunda dictadura militar de la

Argentina. En este período, la naturaleza de las disposiciones legales que intervinieron el

sector de los medios de comunicación, no estuvieron asentadas sobre discusiones

parlamentarias sino bajo decretos con la firma del presidente de facto, una tradición

ampliamente difundida a lo largo de todo el siglo XX. Por entonces, la radio era un medio

en profundo desarrollo y muchas de las instalaciones radiales no contaban con licencias

permanentes para su funcionamiento ya que no atendían a criterios claros y precisos. En

este contexto, el decreto 584 del año 1943 “dispone que se proceda al estudio de los

antecedentes de los permisos precarios otorgados para la explotación de los servicios de

radiodifusión”34 que constituye una de las primeras medidas destinadas a organizar el

espectro radioeléctrico. Un año más tarde, el decreto N° 8523 fija la provisión de un

suministro de información nacional e internacional a las estaciones de radiodifusión de

todo el país como parte de la propuesta de la Agencia Noticiosa Argentina. También en

1944, bajo el decreto 7618 es creado el Estatuto Profesional del Periodista.

Hasta aquí, la presencia de organismos que regulen y controlen el sector, con

autonomía de las esferas políticas que gobiernan la nación, es inexistente. La mayoría de

las decisiones referidas a regular la comunicación son tomadas por el PEN u oficinas

organizadas en torno a él. El decreto 21.418, por ejemplo, deja en manos de la

Subsecretaría de Informaciones, Prensa y Propaganda la supervisión y el control de los

servicios de radiodifusión; tareas que más tarde serían desempeñadas por entidades

como el ex - COMFER o el actual AFSCA. El arbitrario manejo que la dictadura se

permitía sobre los medios de comunicación se evidencia en el cierre definitivo de diarios y

33

Ibíd. 34

Ibíd. A partir de ahora, todas las citas sobre las leyes que no se encuentren con nota al pie de página, corresponden a Historia Legislativa…citada en la nota 32.

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40

talleres de impresión de folletos, libros y prensa35 entre 1944 y 1945.

1945 es un año clave tanto en términos políticos como en términos de

innovaciones mediáticas. Políticamente, nace el Peronismo. Y en materia de medios, se

da lugar a las primeras pruebas sobre tecnología de punta: el decreto 12.909 habilita la

creación de una licencia para la instalación y funcionamiento de una estación

experimental de televisión.

Perón llegó a ocupar cargos en la Secretaría de Trabajo y Previsión, el Ministerio

de Guerra y la Vicepresidencia de la dictadura que tomó el poder en 1943. A partir de allí

organizó a la clase trabajadora sin tradición sindical, “les hizo estatutos, les organizó las

asambleas, les proveyó de locales, les facilitó en toda forma la posibilidad del

reconocimiento y creó así un movimiento en que lealtades hasta entonces vacantes se

concentraron en su figura”36. El 17 de Octubre, quedaría demostrado que Perón contaba

con una amplia base social que le permitiría encarar las elecciones de 1946 para disputar

la presidencia. Una vez en el poder, creó, en primer lugar, la “Coordinación de

Informaciones de la Presidencia de la Nación”37 y, en segundo lugar, en diciembre de

1946 bajo la Ley 12.908 creó un nuevo Estatuto del Periodista Profesional reemplazante

del anterior, creado tan sólo dos años antes.

Durante la década del 40, veinte años después de su nacimiento en Argentina, la

radio se encontraba en pleno apogeo y era el medio de comunicación de vanguardia.38

Consciente de ello, el gobierno peronista adoptó, en 1947, la iniciativa de estatizar todas

las estaciones de radiodifusión del país. Las radios pasan a ser, así, propiedad del

Estado; “cadenas informativas que cubren el territorio nacional y comienzan a depender

informativa y administrativamente de la Subsecretaría de Prensa y Difusión del gobierno

de la revolución que lideran Perón y Evita.”39

35

Entre los diarios cerrados en este período se encuentran: Momento Argentino, Argentina Libre e Il

Repubblicano. 36

Luna, Félix. Historia de los argentinos. Bs As: Planeta, 1994. Tomo II p 334 37

Decreto N° 337 con fecha 13 de junio de 1946 y publicada el 17 de julio del mismo año. 38 La noche del 27 de agosto de 1920, sobre el techo del Teatro Coliseo se dio lugar a la primera transmisión radial en la historia del país con la reproducción de la obra Parsifal de Richard Wagner, en manos de Enrique T. Susini, un pionero de la radiofonía mundial.

39 García, Martín. “El peronismo y su relación con los medios de comunicación” en Revista Peronistas p.150

Disponible en: http://www.cepag.com.ar/pdf/peronistas_5/garcia.pdf

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41

En 1951, meses antes del inicio del segundo ciclo presidencial del peronismo, se

produce un suceso de trascendental importancia en la historia de los medios de

comunicación masiva en la Argentina: el 17 de octubre con motivo de conmemorarse el

sexto aniversario del Día de la Lealtad Peronista se realiza la primera transmisión

televisiva en un multitudinario acto en que Evita habla a las masas concentradas en Plaza

de Mayo. Queda inaugurado así Canal 7, llamado por aquel entonces LR3 Radio Belgrano

TV.

Desde 1952 hasta la interrupción ilegítima de su gobierno, Perón fue partícipe de

nuevas normativas sobre medios de comunicación social. La más importante sin duda fue

la sanción de la primera ley de Radiodifusión en la historia del país. “La irrupción de la

televisión lleva al Poder Ejecutivo Nacional a proponer una nueva ley para regular

jurídicamente la radio y a la TV. La Ley de Radiodifusión N° 14.241 se dicta en el

Congreso de la Nación en 1953, y es la primera […] ley de radiodifusión promulgada por

un gobierno constitucional que organiza legalmente los servicios.”40

A partir del año ’53 la eficaz política del peronismo fue decreciendo y el contexto

económico y social de los años 1946-1949 no fue el mismo en lo sucesivo. Creció la

inflación y, en ocasiones, hubo desabastecimiento. Las diferencias entre adeptos y

opositores al régimen peronista exponían claros casos de violencia social. Entre los

grupos sociales significativos de la oposición se encontraba la fuerte presencia de la

Iglesia Católica y el levantamiento de algunos sectores militares. Un 16 de junio de 1955

aviones de la Marina bombardearon Plaza de Mayo con el fin de derrocar a Perón. La

acción se sumaba al anterior intento golpista contra el gobierno peronista ocurrido un 28

de septiembre de 1951. Meses después del bombardeo de Plaza de Mayo que dejó un

saldo de más de 300 muertos, Perón caía derrocado y obligado al exilio que lo mantuvo

fuera del país por 18 años.

El 16 de septiembre de 1955 derrocado Perón, comienza la etapa pos-peronista en

manos de una nueva dictadura militar, autodenominada Revolución Libertadora. El 23 de

septiembre del ’55 el jefe del golpe, el Gral. Eduardo Lonardi se hizo cargo del Poder

Ejecutivo. Una característica que identifica a la nueva dictadura militar es la adopción de

medidas diametralmente contrarias a las implementadas desde 1946 por el peronismo. El

gobierno de facto le cedió derechos a los opositores a Perón, declinó la reforma

40 Ibíd. Martín García. Óp. Cit. p. 152

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42

constitucional del ’49 y se alineó a los principales organismos internacionales que eran

aborrecidos por el peronismo. Claro está, la política de medios de comunicación de la

dictadura no fue ajena a estos lineamientos.

Si durante el peronismo la participación de opositores en las radios era escasa

porque éstas pertenecían al Estado y eran manejadas por la Secretaría de Informaciones

de la Presidencia, la dictadura antiperonista sentó las bases para que las redes privadas

de radiodifusión pudieran explotar sus servicios.41 Muchas de las leyes y decretos

sancionados por el gobierno peronista sobre medios de comunicación fueron luego

derogadas por la Libertadora. Tal es el caso de la Ley 14.021 que en 1951 disponía la

expropiación de los bienes de la sociedad colectiva “La Prensa”, derogada en noviembre

de 1955 bajo el Decreto-Ley N° 4.360.

A pesar de los cambios en el gobierno de la Revolución Libertadora nada provocó

que se tomen diferentes rumbos en la política comunicacional de la dictadura. Lonardi se

mantuvo al frente del ejecutivo durante 51 días. Fue sucedido por el Gral. Pedro Eugenio

Aramburu secundado, a su vez, por el Almirante Isaac Rojas. A dos años del golpe, “el 25

de noviembre de 1957 nace la TV privada por el Decreto 15.460 del gobierno

contrarrevolucionario. En abril de 1958, tres días antes de entregar el gobierno, Pedro

Eugenio Aramburu firma un decreto mediante el cual se adjudican las primeras licencias

para establecer canales de televisión privados. Se pone en el aire el Canal 9 (CADETE),

con el aporte financiero de la cadena norteamericana NBC, vinculada con la productora

de cine Emelco-Lowe”42. La dictadura antiperonista no sólo consintió el ingreso de

empresas privadas en la explotación de los servicios de comunicación audiovisual sino

que permitió que éstas contaran con el apoyo de cadenas de televisión extranjeras.

En 1958 la Revolución Libertadora llegaba a su fin. El trípode Lonardi-Rojas-

Aramburu había logrado depurar las instituciones peronistas, prohibido el uso de

símbolos, insignias y valores culturales del justicialismo e infundió a su régimen la idea de

libertad frente a las proscripciones del peronismo. Cometió violentos y gravísimos excesos

como los fusilamientos de José León Suárez, luego investigados por el periodista Rodolfo

Walsh y plasmados en su libro “Operación Masacre”. La dictadura “libertadora” culminaba

su ciclo y en febrero de 1958 se celebraron elecciones presidenciales en las cuales

resultó electo el radical Arturo Frondizi. 41

Así lo permite el Decreto N° 686 en 1955. 42 Ibíd. nota 41. Martín García. “El peronismo y su relación con los medios de comunicación” p. 153

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43

Por esos años, los acontecimientos más importantes en materia de comunicación

estuvieron vinculados a la televisión. El 1 de octubre de 1960 iniciaron las transmisiones

de Canal 13 con el respaldo de la CBS y el 21 de julio de 1961 aparece en escena Canal

11 con el apoyo de la ABC, también norteamericana. La gestión de Frondizi (1958-1962)

no modificó la estructura mediática heredada de la saliente dictadura y no se sancionaron

leyes o decretos tendientes a modificarla en los años sucesivos. No obstante, otros

asuntos políticos preocupaban a las cúpulas militares que fiscalizaban cada acción del

nuevo gobierno. Entre ellas, que Frondizi haya accedido al poder tras un pacto con Perón,

quien desde el exilio digitaba la acción de sus adeptos43, las leyes de amnistía y la

devolución de la CGT a una comisión intersindical con mayoría de peronistas que sugería

la integración legal del peronismo a la vida política del país. Por si fuera poco, el 18 de

agosto de 1961, Frondizi mantuvo una reunión secreta con Ernesto “Che” Guevara que a

los militares perturbó sobremanera. El 29 de marzo de 1962, Frondizi fue destituido y

recluido en la prisión de la Isla Martín García. Ante tal coyuntura, el senador José María

Guido, vicepresidente primero del Senado, se hizo cargo del poder ejecutivo hasta 1963

cuando una nueva elección llevó a la presidencia a Arturo Illia.

El paso de Illia por el poder ejecutivo (1963-1966) pareció más efímero de lo que

fue, no por los años en el poder sino por la mesura que aplicaba a cada decisión de

gobierno que le valió el epíteto peyorativo de “tortuga”. La medida que cabe destacarse en

materia de comunicación en este gobierno radical está relacionada con la reglamentación

de la ley que permitió la privatización de la televisión; la ley 15.46044 sancionada por la

dictadura de 195545.

Illia, a diferencia de Frondizi, no gobernó tan condicionado por los militares sino

por una diversidad de sectores y grupos sociales, entre ellos “empresarios y obreros,

estancieros e industriales, liberales y nacionalistas, peronistas y antiperonistas,

sindicalistas de las dos alas de la CGT, organizaciones como la Sociedad Rural, la Unión

Industrial y la Cámara Argentina Comercio”46. Estas relaciones conflictivas debilitaron la

autoridad del gobierno y guiaron la tendencia en considerar inmóvil al gobierno en la

resolución de los conflictos sociales. Las fuerzas armadas se hicieron eco de ello;

43

Los peronistas -proscriptos como partido- votaron por Frondizi por orden de Perón. 44

Este decreto-ley permitió la creación de la Comisión Nacional de Radio y Televisión (C.O.N.A.R.T.) primer antecesor del sucesivo COMFER y el actual AFSCA. 45

Se trata del decreto 5490 fechado el 12 de julio de 1965 y publicado en el Boletín Oficial 4 días después. 46 Sebreli, Juan José. Crítica de las ideas políticas argentinas. 7ed. Bs. As: Sudamericana, 2004 p 311

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44

consideraban que con Illia existía un “vacío de poder” en el gobierno nacional. El 28 de

junio de 1966 la experiencia radical de mediados de siglo XX llegaba a su fin tras un

nuevo golpe en manos de los militares.

De nuevo, otra “revolución” militar interrumpía un gobierno electo

democráticamente. Esta vez era el turno de la Revolución Argentina, encabezada por el

Gral. Juan Carlos Onganía que, a diferencia de las precedentes, no se fijó a sí misma

plazos de gobierno. La estructura mediática no sufrió cambios radicales. La televisión

estaba en manos privadas, los disidentes a la dictadura no tenían lugar en las radios o

espacios en la prensa, el peronismo continuaba proscripto y el marco jurídico era el

heredado de los cambios introducidos por la Revolución Libertadora.

En 1967, a un año de establecido el nuevo régimen, se asienta la ley de facto

17.282 que modifica el art. N° 14 y sustituye el ar t. N° 17 y 18 del Decreto-Ley N°

15.460/5747 sancionada por la Libertadora. La ley establece la modificación al régimen de

los servicios de radiodifusión y televisión en la adjudicación de licencias. Tres años más

tarde, el 8 de Junio de 1970, la conducción de Onganía llega a su fin. “El Cordobazo de

1969, las movilizaciones insurreccionales en todo el país, el descontento del sector

agropecuario con la política de modernización industrialista y el nacimiento de la guerrilla,

acaban con Onganía”48. La conducción política del país queda en manos del Gral.

Roberto M. Levingston luego sucedido por el Jefe del Ejército Alejandro Lanusse desde

marzo de 1971 hasta mayo del ‘73.

En 1972, Lanusse sanciona la Ley Nacional de Telecomunicaciones49 que además

de versar sobre temas como telegrafía, telefonía o radiocomunicaciones, también aborda

la Radiodifusión, la actividad de los Radioaficionados; y crea el Comité Federal de

Radiodifusión, que en lo sucesivo será la autoridad de aplicación en lo concerniente a las

actividades de radiodifusión. A su vez, ya en 1973, mediante el Decreto-Ley 20.180 se

deroga el inciso “a” del artículo 80 de la ley 19.798 lo que posibilita, nuevamente, la

privatización de las emisoras estatales.

El 25 de mayo de 1973 llega a su fin la Revolución Argentina en el contexto de la

guerra fría y la lucha contra la subversión armada que en Argentina empezaba a hacer

47

Es la ley que permitió la instalación de redes privadas de televisión. 48

Verbitsky, Horacio. Medio siglo de proclamas militares. Bs As: La Página, 2006 p 111 49 Se trata de la Ley 19.798

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estragos. Inspiradas por la revolución cubana, el surgimiento de guerrillas urbanas y

campesinas empezaron a delinear un fenómeno político social que culminaría en las

páginas más sangrientas de la historia argentina. En esta coyuntura, la dictadura

incorporó la Doctrina de la Seguridad Nacional difundida por la Escuela de las Américas

de los Estados Unidos en la búsqueda de la erradicación de las ideologías cercanas al

comunismo a los fines de garantizar el orden interno y evitar una escalada de

revoluciones en Latinoamérica. Ya en 1971 el régimen preparó la salida electoral que le

permitiría retirarse del esquema político con el “honor” de no haber sido desplazados por

la movilización popular. El gobierno militar propuso entonces el Gran Acuerdo Nacional

que establecía el llamado a elecciones50, la restitución de los partidos políticos y la

provisión de fondos para que éstos pudieran desarrollar sus actividades de agitación en

campaña.

Las elecciones finalmente se produjeron el 11 de marzo de 1973 resultando electa

la fórmula Cámpora-Solano Lima bajo el lema “Cámpora al gobierno, Perón al poder”.

Cámpora ejerció su mandato durante tan sólo 51 días y fue sucedido por el presidente de

la Cámara de Diputados Rául Alberto Lastiri. La composición social del peronismo

depuesto y proscripto en la década del 50 había mutado considerablemente en gran parte

debido a la radicalización de las agrupaciones peronistas en la conformación de las

guerrillas y su objetivo político de la instauración de una “patria socialista” en reemplazo

de la “patria peronista”. A su vez, el panorama mediático era radicalmente diferente del

legado por el gobierno peronista interrumpido por la dictadura del ‘55. En 1972, Lanusse

dispuso la derogación del decreto 5490/65 de forma parcial a través del Decreto 6708/72,

el cual establecía que las licencias otorgadas para la explotación de espacios televisivos,

de una duración de 15 años, cobraban valor desde el momento en que fueran otorgadas y

no desde el momento en que iniciaran efectivamente sus transmisiones51, ante lo cual,

caducaban en 197352. En lo concreto, esto implicaba que el nuevo gobierno debía

disponer qué hacer con las mismas. El decreto fue considerado como una concesión de la

saliente dictadura a los partidos que participarían en los comicios presidenciales aunque,

por otra parte, era una clara muestra de que los militares evitaban adoptar una decisión

de tanta complejidad.

50

Sin Perón exiliado y todavía proscripto. 51

Las licencias habían sido otorgadas en 1958 por la dictadura antiperonista de Aramburu. 52 Las licencias de los canales 9, 11, 13, 7 y 8 caducaban el 28 de abril de 1973.

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46

Quedaba en manos de Lastiri, entonces, decidir qué hacer con las licencias

caducas. El dilema consistía en “volver a adjudicarlas a empresarios privados comerciales

o por el contrario, constituir un servicio público de radiodifusión dejando esas emisoras y

las que a futuro fueran caducando sus licencias en la órbita estatal”53. Ante ello, el

gobierno peronista adoptó dos medidas. A través del decreto 1761/73 estableció la

caducidad de las licencias de las canales 9,11 y 13 de la Ciudad de Buenos Aires, canal 7

de Mendoza y canal 8 de Mar del Plata. Por otra parte, “dispuso la intervención de esos

canales de televisión designando para tal fin a Omar Gómez Sánchez en Canal 9, a Jorge

Conti en Canal 11 y a Pablo Rodríguez de la Torre en Canal 13, de manera tal que se

hicieran cargo de los “equipos técnicos, bienes inmuebles y la planta transmisora

asegurando la continuidad de los servicios”. No obstante, dos días después y ante la

“intranquilidad” expresada por la Asociación de Teleradiodifusoras Argentinas (ATA), se

cambió la figura del “Interventor” por la de “Delegados Veedores” y se extendió por ciento

ochenta días la administración de las licencias por parte de los empresarios privados. Por

otra parte, a través del Decreto 1764/73 se derogó parcialmente el Decreto-Ley 20180 de

febrero de 1973, a través del cual se convocaba a re privatizar las 34 emisoras de radio

que estaban en manos del Estado y al Canal 7”54.

1973 fue un año clave en materia de cambios político-sociales no sólo por la vuelta

a la democracia tras una seguidilla de golpes de estado sino por la reinserción del

peronismo en la vida política legal de la Argentina, dando por terminado un ciclo de 18

años de proscripción. “Cámpora al gobierno, Perón al poder” fue la consigna que

identificaba al gobierno electo tras la dictadura del 66-73, que enarbolaba el proyecto del

retorno de Perón al país y su posibilidad de conquistar la presidencia una vez más.

Quedaba claro, entonces, que el paso presidencial de Cámpora, durante 51 días en

ejercicio de la presidencia, y de Lastiri, durante casi tres meses, constituía un gobierno de

transición para celebrar la segunda jornada eleccionaria del año, esta vez con la

presencia de Perón como candidato.

El 20 de junio de 1973 Perón retorna al país y se presenta a elecciones junto a su

tercera esposa María Estela “Isabel” Martínez. La fórmula Perón-Perón resultó electa con

el 62% de los votos el 23 de septiembre de 1973, asumiendo el poder el 12 de octubre.

53

Bulla, Gustavo. La Comunicación en tiempos de radicalización política: peronismo y televisión (1973/1976) p 2 y 3. Disponible en: http://catedras.fsoc.uba.ar/gpost/material/003.doc 54 Ibíd. p3

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47

Una vez instalado en el poder Perón no tomó ninguna medida fundamental concerniente a

los medios de comunicación cuando se abría una posibilidad inédita, en democracia, de

reordenar el campo de las producciones audiovisuales: las licencias de televisión. “(…) ya

con Perón en el Gobierno, los permisionarios volvieron a recibir una prórroga desde abril

hasta la finalización de junio de 1974. Durante ese período se intensificaron los debates

sobre qué hacer con los canales de TV y se fue consolidando la idea al interior de las

organizaciones sindicales de los trabajadores de los medios de comunicación de que

había que ir hacia algún formato de servicio público de radiodifusión. Esta decisión

implicaba no sólo la estatización de la explotación de las frecuencias, sino también la

nacionalización de la producción de los contenidos. (…) A fines de mayo Perón convocó a

los sindicatos a una reunión para analizar la situación de los canales concesionados, allí

el viejo líder habría sostenido argumentos contradictorios respecto del camino a seguir.

Por una lado habría transmitido una impresión muy elogiosa respecto de las bondades del

servicio público europeo con el cual había tomado contacto en su largo exilio y por el otro

lado habría relativizado la importancia respecto de que el Estado se hiciera cargo de los

canales de TV”55. El inmovilismo de Perón respecto de una decisión contundente que

modificara la explotación de los servicios audiovisuales tuvo corto plazo. El 1° de Julio de

1974 el país se desayunaba con la increíble noticia de su muerte.

En semejante coyuntura, el vacío de poder era notable. La guerrilla continuaba

implacable, la “pacificación nacional” que anheló Perón no pudo concretarse y las

contradicciones entre la ortodoxia peronista y la juventud maravillosa se hicieron cada vez

más evidentes. La incertidumbre ante la investidura de Isabel Perón en el poder debido a

su escasa o nula trayectoria política hacía pensar que el suyo sería un gobierno de

concertación: “Asumo constitucionalmente la primera magistratura, para que me ayuden a

conducir los destinos de la patria hacia la meta feliz que Perón soñó para todos los

argentinos”56, exclamó. En efecto, Ricardo Balbín al frente de la UCR se mostraba

dispuesto a colaborar con este gobierno. Sin embargo, la presencia de López Rega tan

cercano a la presidente, inquietaba al arco opositor que percibía que el país necesitaba de

soluciones inmediatas57. Los radicales finalmente terminaron alejándose del gobierno tras

55

Ibíd. p 4 56

Citado en Sáenz Quesada, María. Isabel Perón. Bs As: Planeta, 2003 p11. Las cursivas me pertenecen. 57

“La presidente disfrutaba en esas primeras semanas de la solidaridad de la clase política, expresada en la consigna ‘Todos junto a Isabel’. Por debajo de dicha consigna estaba la intención de los distintos grupos de aprovechar su inexperiencia para ocupar espacios de poder. Por su parte, la JP había condicionado su apoyo a que desplazara a López Rega y al vandorismo”. Óp. Cit. p 168

Page 48: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

48

los manejos de los interventores en los canales de televisión y sobre todo cuando el 22 de

julio esos mismos canales (9 y 11) fueron tomados violentamente por patotas sindicales.

De hecho, los radicales se oponían a los proyectos para estatizar la televisión. En este

contexto, la presidente adoptó sus primeras y únicas dos medidas referentes a la

regulación de los medios de comunicación. El 31 de julio, a 30 días del fallecimiento de

Perón, firmó el Decreto 340 “que amplía las facultades de los interventores

extendiéndolas, incluso, sobre las productoras que abastecían sus pantallas. El 1º de

agosto, la TV pasa totalmente a manos estatales, sus licenciatarios son eyectados y sus

líneas gerenciales desmembradas en pocas semanas.

“La ley de expropiación tardaría más de un año en salir del Congreso (18/7/75), pero en

realidad se trata de una confiscación lisa y llana, puesto que el gobierno no tiene voluntad

de resarcir nada”58. La segunda medida adoptada por Isabel Perón fue la ley 20.966,

sancionada en junio de 1975, que expropiaba las productoras de contenidos de los

canales cuyas licencias ya estaban en manos del estado. Lo que siguió fue una fuerte

censura y la penetración de allegados59 a López Rega en los medios de comunicación. De

hecho, ya desde 1974 regía la ley 20.840 “que, en nombre de la seguridad nacional,

imponía prisión de dos a seis años a quien ‘divulgara, propaganadizara o difundiera

noticias que alteren o supriman el orden institucional y la paz social de la Nación’. Todo

daba miedo, y los periodistas y el periodismo no sabían que estaban parados en la boca

de un volcán. Todos, de un modo u otro, sufrieron la censura y su prima hermana, la

autocensura”60. El marco para que se desarrollara un periodismo independiente brillaba

por su ausencia. En efecto, proliferaron las publicaciones partidistas o abiertamente

defensoras de diferentes modelos políticos. La guerrilla, en general, contaba con sus

propias publicaciones al igual que las corrientes que de una u otra forma buscaron

posicionarse dentro del gobierno del difunto Perón. Sin embargo, todo empeoraría para el

periodismo y la sociedad en general con la llegada de un nuevo golpe militar en 1976.

El gobierno de Isabel Perón llegaba a su ocaso producto de la intensificación de la

violencia política no sólo en manos de la guerrilla sino también del accionar de la Triple A.

A ello se le sumaba el desorden económico, la censura a la prensa, el asesinato de

58

La Nación, 29 de abril de 2012. “Una historia que vuelve a empezar” por Pablo Sirven. En:http://www.lanacion.com.ar/1468995-una-historia-que-vuelve-a-empezar 59

No sólo fueron personas fieles al lopezrreguismo sino miembros de la organización paramilitar Triple A creada y comandada por el mismo López Rega, secretario privado de Perón y de su tercera esposa. 60 Ulanovsky, Carlos. Paren las rotativas 1970-2000. Bs As: Emecé, 2005 p 63.

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periodistas61, la clausura de periódicos62, los secuestros extorsivos, el descontento de la

clase trabajadora por la caída del salario, la inflación, los múltiples cambios en el

Ministerio de Economía, la devaluación de la moneda, el aumento de los combustibles, de

la energía, del transporte, las leyes antisubversivas, las toma de fábricas y la represión a

la protesta social.

El 24 de marzo de 1976 una Junta Militar integrada por la Armada, la Fuerza Aérea

y el Ejército, depuso el gobierno de Isabel Perón sin resistencia alguna con el objetivo de

eliminar la subversión y recomponer la economía. Se autodenominó “Proceso de

Reorganización Nacional” y estuvo presidida, en primera instancia, por Jorge Rafael

Videla. La dictadura utilizó de manera sistemática la represión, que fue mucho más

intensa que en las dictaduras y gobiernos precedentes. También sistemática fue la

censura y la persecución a la prensa libre. La junta militar consciente del grado de

politización de la sociedad y de la convulsión social producto del accionar de la guerrilla,

adoptó medidas respecto a los medios de comunicación con la finalidad de elaborar un

discurso propagandístico que le permitiera soslayar las acciones subversivas y, a su vez,

exaltar el accionar del nuevo gobierno. Para ello, a meses de tomar el poder, mediante el

decreto 1632 creó la Secretaría de Información Pública63 cuya labor consistía en seguir y

controlar el contenido de las publicaciones: qué informaban, cómo, con qué fines, etc.

Constituía una fuerte herramienta para garantizar que nada de lo que se publique sea

contraproducente a la política de la dictadura. En conjunto con ello, se elaboró el decreto

21.264 que establecía la Pena de Muerte y la creación de Consejos de Guerra en todo el

territorio nacional. En el primer artículo del decreto se lee: “El que públicamente por

cualquier medio, incitare a la violencia colectiva y/o alterare el orden público, será

reprimido por sola incitación, con reclusión hasta diez años". La arbitrariedad con la que

se desempeñaban las autoridades imperantes hacía que cualquier línea publicada pudiera

considerarse como subversiva o incitadora de actos violentos. Lo cual conllevaba en sí

61

Entre los periodistas asesinados durante el tercer gobierno peronista antes de la llegada de la dictadura se encuentran: David Kraiselburd, Pedro Leopoldo Barraza, Jorge Money, Alejandro Martín Almeyda, Guillermo José Espinosa, Nebio Ariel Melo Cuesta, José Domingo Colombo, Julio César Fumarola y Rodolfo Ortega Peña. 62

Los diarios Crónica, El Mundo, Noticias, La Calle, Respuesta Popular, El descamisado, Militancia y Primicia fueron cerrados por disposición del Poder Ejecutivo. Misma suerte corrieron las revistas de humor Satiricón y Chaupinela. 63

Para una referencia de las diferentes denominaciones que adquirió la Secretaría de Información Pública desde su creación en 1943 véase: http://www.humanrightsarchives.org/secretaria-de-medios-de-comunicacion-presidencia-de-la-nacion;isaar

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50

mismo la carga de la autocensura por parte de los trabajadores de prensa. Asimismo, el

decreto 21.272 establecía penas de prisión de hasta diez años a quienes injuriaran “a

personal militar, fuerzas de seguridad, policiales y/o penitenciarias”. Durante la dictadura,

las decisiones en torno a los medios de comunicación y el ejercicio del periodismo fueron,

al mismo tiempo, decisiones en torno a la censura y el control. Cuenta Carlos Ulanovsky:

“Durante el día inicial de la larga dictadura militar, los editores y directores de diarios y

revistas fueron informados por los militares acerca de qué era lo que se esperaba de ellos

en la nueva etapa. Durante un lapso que algunos recuerdan como de no más de 48 horas

y otros como de dos semanas, los responsables de publicaciones escritas debían acercar

cada página a una oficina ubicada en la Casa de Gobierno para que personal de

inteligencia -según algunos- u oficiales de la Marina -según otros- les autorizaran la

publicación. El comunicado 19 de la Junta Militar era muy claro ‘Será reprimido con

reclusión de hasta diez años el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare

comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar la

actividad de las Fuerzas Armadas, de seguridad o policiales’”64. Mientras la persecución a

cualquier línea de tinta publicada en la prensa gráfica era llevada a cabo por oficinas

dependientes de servicios de inteligencia del ejército, miles de personas desaparecían,

eran torturadas y recluidas en centros de detención clandestina.

Lo que sucedió con la televisión fue diferente a la prensa gráfica. El gobierno militar

“heredó” los medios de comunicación audiovisuales tras el interregno peronista, con lo

cual no era necesaria la sigilosa mirada sobre sus contenidos ya que los interventores

fueron cambiados y los canales de televisión repartidos entre las tres fuerzas: “canal 7

(denominado ATC a partir de 1978) permaneció bajo la órbita de la Presidencia de la

Nación; canal 13, de la Armada; canal 11, de la Fuerza Aérea, y canal 9 del Ejército. La

censura temática se fue imponiendo lentamente, y en 1977 apareció en cada canal la

figura del Asesor Literario, que leía los guiones de todos los programas antes de su

grabación. Por otra parte, desde el COMFER (Comité Federal de Radiodifusión), que

dependía de la Secretaría de Información Pública, calificaba los programas en NHM (no

en horario de menores) o NAT (no apto para televisión) y se elaboraban “orientaciones”,

“disposiciones” y “recomendaciones” acerca de los temas, los valores nacionales y los

64 Ulanovsky, Carlos. Óp. Cit. p 75.

Page 51: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

51

principios morales que debían promoverse desde la programación”65. Por otra parte, la

Junta extendió el lapso de las intervenciones a los canales de TV de los Decretos Nº

1.761/73 y 340/74.

Mientras tanto, en las radios y el cine, cientos de artistas eran incluidos en listas

negras, prohibidas sus producciones ya sean fílmicas o sonoras, al tiempo que decenas

de periodistas eran desaparecidos. El 24 de marzo de 1977, a un año del golpe, el

periodista Rodolfo Walsh escribió su “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar” que

fue enviada a la Casa de Gobierno y a diferentes medios de comunicación del país y del

exterior. Fue un desafío público al poder de la dictadura y su sentencia de muerte al

mismo tiempo. Un día después de conocerse la carta, un grupo de tareas lo secuestró y

asesinó. El cierre de diarios o el condicionamiento de su publicación no fue una excepción

dentro las arbitrariedades de la dictadura, en efecto, en abril de 1978 bajo el decreto 936

se prohibía la distribución, venta y circulación de la edición 2088 del diario La Opinión.

Misma suerte corrió el diario Crónica con su edición 4857 y su clausura transitoria. La

censura era parte constitutiva de la política mediática de la dictadura. El asesinato, su

máxima expresión.

Transcurría el segundo año del gobierno dictatorial y 1978 se convirtió en un año

clave para la estrategia discursiva de la dictadura. En una abierta tarea de erradicación de

las guerrillas y la persecución a cualquier tipo de oposición a la política de gobierno, la

realización de la onceava edición del Mundial de Fútbol en Argentina podría ser útil a los

fines de soslayar los sistemáticos abusos de los Derechos Humanos. El deporte era,

entonces, una manera de ocultar los vicios a los que estaba acostumbrada la Junta

Militar. De hecho, “el día del golpe, 24 de marzo de 1976, las radios y los canales de

televisión fueron intervenidos, se suspendieron sus programas habituales y transmitían en

cadena marchas militares y proclamas de la Junta. El único programa que se permitió

transmitir fue el partido entre los seleccionados de Polonia y Argentina, que se jugaba en

la polaca ciudad de Chorzow. Todo estaba prohibido menos el futbol. No podían dejar de

ver los militares en el Mundial una posibilidad única para lograr la “unidad nacional”, y a la

vez cambiar su imagen en el exterior”66. A medida que se avecinaba la Copa del Mundo,

se emprendió la construcción de un gran estadio y de diversas obras para asegurar la

65

Varela, Mirta. Los medios de comunicación durante la dictadura: entre la banalidad y la censura p 5. Disponible en: http://www.camouflagecomics.com/pdf/02_varela_es.pdf 66 Sebreli, Juan José. La era del futbol. Bs As: De Bolsillo, 2005. p 187

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infraestructura que permitiría su desarrollo. A su vez, la televisión también se transformó.

Un evento de tal envergadura ameritaba que la monocromática pantalla chica adquiriera

color. Para ello, el gobierno sancionó la ley 21.895 que adopta “el sistema alemán PAL,

en su norma N y se levanta en tiempo récord una flamante planta de televisión en la

avenida Figueroa Alcorta y Tagle. Los tiempos ya no dan para brindar en el mercado

interno el servicio de TV cromática y se resuelve transmitir en color exclusivamente para

el exterior mediante lo que, en principio, se denominará Argentina 78 Televisora, una

sociedad anónima del Estado”67. Las emisiones de televisión en color para el país recién

llegarían en 1979, posibilitado por la Ley Nº 22.103.

Finalizado el Mundial de Futbol, que coronó campeón a la selección nacional, la

Junta Militar consideraba exitosa la “gesta popular” resultante del éxito deportivo.

Significaba, en síntesis, la comodidad de instalarse en el poder bajo la aceptación de las

masas movilizadas. Los militares entendían que la “guerra antisubversiva” no sólo se

daba en el campo de la lucha armada sino también en el campo de los medios masivos

de comunicación, la cultura y lo simbólico. Signo de esto es que el 1 de agosto nace

Convicción, un diario vinculado a la Marina y sobre todo al Almirante Massera, integrante

de la Junta Militar. Una manera de conformar un arco mediático oficialista -por fuera de la

estructura del Estado- en contraposición a las publicaciones, ya clandestinas, de la

guerrilla. Pero, por sobre todo, lo que le permitiría a la dictadura mantener una dominación

más clara en el campo cultural sería una legislación que regulase a los principales medios

de comunicación masivos bajo el control de la Junta Militar. Es ahí cuando aparece en

escena la ley 22.285 de Radiodifusión sancionada y promulgada el 10 de septiembre de

1980.

El contexto en el que surge la nueva Ley de Radiodifusión, es el de la censura, la

del control de las publicaciones, la del manejo discrecional de los canales de TV por parte

de cada una de las fuerzas integrantes de la Junta, la de la desaparición forzosa de

periodistas y el exilio de intelectuales y reconocidos artistas. Impera en el “espíritu” de la

ley la Doctrina de la Seguridad Nacional, el control del contenido noticioso por aquello que

es “conveniente” u “oportuno” a los intereses nacionales y el veto de mención partidaria

alguna, entre otras características. Un caso paradigmático de aplicación de la ley de

radiodifusión de la dictadura fue la intervención militar en las Islas Malvinas donde hubo 67

La Nación, 18 de julio de 2010. “La TV se vale de los mundiales para avanzar” por Pablo Sirvén. Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/1285814-la-tv-se-vale-de-los-mundiales-para-avanzar

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un manejo discrecional y reservado de la verdadera situación de los soldados en guerra.

La información sólo era oficial, el periodismo debía tener cautela con los adjetivos

utilizados para describir el cuadro de situación, se empleó la adulteración de imágenes

para instalar un clima triunfalista, etc. Lo que dejaba en claro la aplicación de la ley de

radiodifusión en un acontecimiento belicoso, era que la legislación vigente no sólo

consideraba importantes cuestiones formalistas o técnicas sino que su uso afectaba la

práctica misma del periodismo y la credibilidad de los profesionales de prensa.

La Guerra de Malvinas, iniciada el 2 de abril de 1982, fue el último intento por parte

de la dictadura militar de perpetuarse en el poder con el apoyo colectivo de las masas que

aprobaban mayoritariamente la repatriación de las Islas. Sin embargo, el 14 de Junio se

produjo el cese de hostilidades dejando un nefasto saldo de 900 muertos entre bajas

argentinas y británicas. Tras la derrota argentina en la contienda bélica, la dictadura

preveía su fin, ante lo cual llamó a elecciones y finalmente en 1983 el orden constitucional

volvió a ser una realidad en la sociedad argentina acompañada del lema “Nunca Más”.

Ricardo Alfonsín fue el presidente electo tras la desastrosa intervención militar que dejó

como saldo 30.000 desaparecidos, una deuda externa exorbitante y el exilio de

intelectuales. Iniciaba la transición democrática y entre las medidas más importantes y

trascendentales post-dictadura estuvo el enjuiciamiento y condena de la Junta Militar. A

pesar de las medidas y acciones que la sociedad iba tomando en el curso de la vida

democrática aún restaban modificarse leyes y decretos legados del periodo dictatorial.

Una de ellas fue la Ley de Radiodifusión, que a pesar de presentarse una gran cantidad

de proyectos tendientes a reemplazarla, tan sólo pudo ser modificada a lo largo de los

diferentes gobiernos que se sucedieron en el Poder Ejecutivo. De esta manera, la ley

22.285 constituyó el último antecedente en materia de Radiodifusión previa a la sanción

de la ley 26.522.

Desde el retorno de la democracia, la fisonomía mediática cambió radicalmente de

la composición con que contaba al momento de la sanción de la ley 22.285. Durante los

gobiernos de Alfonsín, Menem, De la Rúa, y la primera etapa del kirchnerismo68, se

realizaron modificaciones a la ley de 1980, sin recurrir a reemplazarla. Los canales de

televisión ya no formaban parte del Estado, surgieron nuevos medios de comunicación,

con diferentes contenidos y en distintas plataformas, la era de la televisación por satélite

68 Hasta finalizada la presidencia de Néstor Kirchner 2003-2007

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54

se instaló por completo y se inició una era de progresivos avances tecnológicos que

supusieron un avance en la producción de los contenidos. Desde 1983 hasta el 2010, se

presentaron más de 40 proyectos de ley para regular el campo de la comunicación en

radio y televisión, sin embargo ninguno de ellos pudo ser aprobado, y muchos de ellos ni

siquiera abordados en el recinto parlamentario69.

Los medios de comunicación padecen o se benefician no sólo por la calidad de

sus productos sino también por las legislaciones que regulan su actividad. Desde las

primeras medidas sobre la imprenta en el siglo XIX en Argentina, hasta la actualidad,

cada gobierno imprimió a sus legislaciones y decretos la perspectiva de lo que debía ser

el campo de la comunicación. En ciertos casos, las normas adoptadas estuvieron

promovidas por cuestiones técnicas, por el progreso tecnológico y/o diversas

actualizaciones sobre el soporte de cada medio. En otras ocasiones, contaron con una

carga política mucho más fuerte que excedía la dimensión regulatoria de la actividad del

ejercicio periodístico y los aspectos técnicos. Por último, hay leyes que fluctúan entre

ambas vertientes pero, en definitiva, varían en tanto y en cuanto la sociedad haya

desarrollado su nivel de participación democrática ya que es ésta la que demandará su

cumplimiento o su rechazo. En fin, la ley cobra sentido en el contexto político y social en

el que emerge.

Cuando en tiempos del todavía Virreinato del Río de la Plata, una persona quería

abrir un diario debía contar con el permiso del Virrey, sin sometimiento alguno a cierto

criterio más que el arbitrio del representante de la corona española. Tras la Revolución de

Mayo, se abolieron estos mecanismos discrecionales, se suspendieron los permisos y la

posibilidad de hacer periodismo fue una verdadera garantía democrática tras la

emancipación de la metrópoli ibérica. Conforme fueron sucediéndose los años, el

periodismo -explícitamente ligado a la actividad política- fue adquiriendo mayor

importancia en la vida social de los argentinos y constituyó una herramienta de acceso al

conocimiento y cohesión de la nación. La constitución de 1853 contempla los derechos de

libertad de prensa, de expresión y mantiene una fuerte postura de rechazo frente a la

censura. Con el arribo del nuevo siglo, la década del ’30 ve nacer el primer Reglamento

de Radiocomunicaciones con la finalidad de ordenar las características, atributos y

69 Véase Schleifer, Pablo. El Senado y la Cámara de Diputados no resuelven: análisis de proyectos de ley de radiodifusión: 1983-2004. Bs As: Universidad de Buenos Aires, 2007 pp 81-82 Disponible en: http://comunicacion.sociales.uba.ar/tesinas_publicadas/1463.pdf

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permisos del medio de comunicación de vanguardia de la época: la Radio. Este es un

claro ejemplo de un decreto que sólo contempla cuestiones técnicas sin una

intencionalidad política explícita en la regulación de los medios de comunicación. El

decreto constituye toda una decisión política deliberada, pero la intencionalidad del

decreto es la puesta en orden de una estructura en un profundo y vertiginoso crecimiento,

no una regulación política de esos medios. Corrían tiempos de la primera dictadura militar

argentina y la radio era un medio absolutamente novedoso y vanguardista, la sociedad

aún no contaba con la presencia de la televisión y el principal núcleo informativo recaía

sobre la prensa, la cual sí era blanco de la mirada sigilosa de los generales en el poder.

Con el peronismo se perfila un modelo de medios al servicio del proyecto político

que encarnaban Perón y Evita. De hecho, la nacionalización de las estaciones radiales

fue la medida que encaminaba la construcción de un vehículo cultural y propagandístico

que haga posible la consolidación de las identidades del proceso político que atravesaba

la nación. A su vez, la implementación de la televisión permitió al gobierno explotar la

imagen de los líderes carismáticos de la revolución peronista. Los medios de

comunicación, que ya eran tres -prensa, radio y televisión-, estuvieron fuertemente

regulados por las disposiciones de la Secretaría de Informaciones de la Presidencia. La

oposición política al gobierno no tenía espacios en las radios, muchos periódicos fueron

clausurados y la televisión se concentró bajo la órbita del Estado, al igual que sucedió con

la radio cuando fuera estatizada. Ya durante ésta década, se comenzaron a formar grupos

concentrados de medios de comunicación y el monopolio de la información. Poco tiempo

después nació la primera Ley de Radiodifusión, a partir de la cual toda actividad mediática

estaba digitada y controlada por organismos dependientes del Poder Ejecutivo Nacional.

La ley establecida por el peronismo era de una intencionalidad netamente política, la de

afianzar el aparato cultural y simbólico, en manos del Estado, para profundizar las

identidades políticas del régimen.

La sucesión de dictaduras y gobiernos condicionados por las cúpulas castrenses

que se sucedieron tras la marginación del peronismo en la vida política legal argentina,

mantuvieron modelos mediáticos con características similares entre sí: explotación de

redes privadas de radiodifusión y televisión, veto de participación del peronismo en los

medios de comunicación, incorporación de productoras de contenido extranjeras,

condicionamientos a la actividad periodística y censura, etcétera. La ley 15.460 de la

dictadura antiperonista (1955-1958) constituyó una mixtura entre una ley con fuertes

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consideraciones políticas y el afán de reordenar el campo de los medios de comunicación.

Los gobiernos que siguieron, mantuvieron la normativa dictarorial de medios y tan sólo

agregaron o modificaron detalles puntuales a la ya existente. El caso de la

autodenominada “Revolución Argentina”, exacerbó la coyuntura de control y regulación

política del desempeño periodístico en los medios de comunicación al incorporar la

Doctrina de la Seguridad Nacional a la vida política argentina. Fue otra de las

herramientas destinadas a censurar escritos de la prensa que las autoridades podían

considerar como perturbadores del orden e incitadores de la violencia. Las guerrillas

empezaban a actuar.

Con el retorno del peronismo a la vida política (1973) el mapa mediático simula

modificarse pero, en concreto, no se crean las condiciones que posibiliten una legislación

en materia de medios de comunicación que permita un reordenamiento verdaderamente

democrático. La televisión pasa a manos estatales, se expropian las licencias de

explotación y se intervienen los canales. El vacío de poder, la represión parapolicial y los

desaciertos en materia económica provocan el descontento popular y el accionar militar

que da lugar a un nuevo golpe de estado. La última dictadura argentina del siglo XX

(1976-1983) toma el poder decidida a “instaurar el orden” al precio que sea, no sólo en el

ámbito político y social sino también en el cultural y mediático. En 1978 con la realización

del Mundial de Futbol en Argentina la Junta Militar vio la oportunidad de infundir una

imagen de ellos mismos y su política hacia el país y el mundo a través de la propaganda y

el control de cada publicación de la prensa y cada transmisión televisiva y radial. Tras la

experiencia del evento deportivo que desató la euforia popular y la fugaz “aceptación” del

gobierno de Videla, en 1980 se elabora una nueva Ley de Radiodifusión impregnada del

espíritu militarista que caracterizó a la dictadura. La ley, disponía un fuerte control de la

actividad de la prensa sobre lo que fuera conveniente a los intereses de la Nación, que

lisa y llanamente no fue otra cosa más que los intereses del gobierno de facto. Fue

condicionada directamente por los intereses políticos de la Junta Militar más allá de la

regulación de frecuencias y licencias. Nació en el contexto internacional de la Guerra Fría,

la polarización mundial entre oriente y occidente, el auge del conservadorismo político y el

liberalismo económico. La coyuntura social, política, económica y cultural en la que fue

gestada la ley dice mucho de sí misma y de los propósitos que persigue. La dictadura

planteó el carácter de la ley de radiodifusión como una herramienta más en la sistemática

Page 57: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

57

represión y aniquilamiento de la oposición, por una parte; y como una vía de control de la

palabra y adoctrinamiento social, por otra.

El recorrido histórico de la ley de medios por todo el siglo XX demuestra la puja

existente entre dos grandes modelos: la estatización de los medios y su explotación en

manos privadas. Estas dos variables presentadas como antagónicas por diferentes

intereses políticos de cada gobierno se concretaron necesariamente mediante leyes y

decretos. Sin embargo, la experiencia demuestra que prevalecieron los sistemas mixtos.

Durante el peronismo, existió un control mayoritario de parte del Estado y las

oficinas dependientes del Poder Ejecutivo sobre las radios, al tiempo que también

participaron empresarios allegados al poder70. Lo mismo sucedió cuando nació la

televisión, que contó con la activa participación empresarial de Jaime Yankelevich. En las

dictaduras que siguieron a la deposición del peronismo, los opositores de Perón tuvieron

espacios en las radios y desempeño en la prensa, mas no así los opositores a dichas

dictaduras. El Estado, encarnado en las Fuerzas Armadas, controló, incluso censuró el

ejercicio periodístico en la prensa y radio, más preocupados por los mensajes que por los

propietarios de esos medios. Durante la tercera presidencia peronista se estatizaron los

canales de televisión y sus productoras. No obstante, la propiedad de las radios y la

prensa no fueron modificadas como sucedió con la televisión. Durante la última dictadura,

como los canales de televisión ya formaban parte del Estado, los militares tan sólo

cambiaron la figura de los interventores en cada canal por un miembro de cada fuerza.

Así, los modelos de medios que planteó cada gobierno a través de sus legislaciones

estuvieron motivados por cuestiones políticas, técnicas, culturales o una mezcla de todas

ellas. La historia así lo demuestra. En ciertos períodos históricos el progreso tecnológico

de los medios demandó la regulación de ese campo, en otros fue la intervención política

de los mismos la que sentó las condiciones de su funcionamiento.

Por lo antedicho, es interesante analizar el caso de la ley 22.285 de 1980

sancionada en plena dictadura y el caso de la ley 26.522 que la reemplaza, sancionada

29 años después bajo régimen democrático. Ambas constituyen las dos últimas grandes

legislaciones regulatorias de los medios de comunicación. Son disímiles entre sí en su 70

Los propietarios de los medios eran empresarios peronistas que pudieron consolidar sus grupos de medios con la aceptación del Estado que los controlaba indirectamente. Radio Belgrano pertenecía Jaime Yankelevich, Editorial Haynes y Editorial Alea (ex democracia) era de Vicente Carlos Aloé, y Editorial la Razón y Red Splendid de Ricardo Peralta Ramos.

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58

origen y el contexto en el que nacen, pero para poder dilucidar todas las posibles

similitudes y diferencias, rupturas y continuidades, es necesario explorar las raíces que

conllevaron su elaboración, sus puntos más importantes y el propósito que rige a cada

una.

22..22 LLEEYY DDEE LLAA DDIICCTTAADDUURRAA VVSS LLEEYY DDEE LLAA DDEEMMOOCCRRAACCIIAA

“Una nueva ley de radiodifusión es la madre de todas las batallas”

Gabriel Mariotto, Interventor del Ex COMFER

Tanto en un sistema democrático como en uno dictatorial las leyes forman parte de

las herramientas con que cuenta el Estado para controlar las producciones sociales

públicas y privadas a través de concesiones, controles y el establecimiento de ciertos

límites a todas las actividades que rodean la vida de las personas.

En este sentido, la ley de medios de la dictadura operó como un instrumento

adecuado para llevar a cabo la dura intervención que el Estado, enmascarado en las

decisiones de la Junta Militar, consideraba necesario para concretar un proyecto político

que tenía como objetivo primario el aniquilamiento de la guerrilla y la instalación de un

modelo económico en beneficio de los grandes capitales. A su vez, la ley sancionada en

democracia, que reemplaza a la legada de la dictadura, también forma parte de un

conjunto de reglas que el Estado implementa para regular la comunicación. Según sus

apologetas, para generar mayores espacios de participación democrática en los medios y,

según sus detractores, para controlar la información y amordazar al periodismo.

El análisis que sigue a continuación indaga en las particularidades de cada ley,

análisis que no puede prescindir del estudio de la coyuntura histórica en la cual nacieron,

los motivos que la llevaron a su discusión y sanción y, por último, examina las rupturas y

continuidades que comportan ambas.

22..22..11 CCOONNTTEEXXTTOOSS

En 1980 la dictadura que tomó el poder el 24 de marzo de 1976 sancionó la ley

22.285 de Radiodifusión. Hacia 1980, la guerrilla había sido atacada hasta provocar su

aniquilamiento, toda voz de oposición política silenciada, los intelectuales disidentes al

Page 59: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

59

régimen exiliados y miles de argentinos detenidos/desaparecidos. En el contexto

internacional, Estados Unidos y la Unión Soviética se disputaban los principales espacios

de poder de la Guerra Fría en un mundo cada vez más polarizado. Europa atravesaba

políticas de gobiernos liberal-conservadores basadas en recortes del gasto público,

privatizaciones del activo estatal, desregulación de los mercados y flexibilización laboral.

En materia de medios de comunicación, la televisión en Argentina aún no había

incorporado la pantalla a color, las trasmisiones satelitales no eran habituales ya que

formaba parte de una tecnología en desarrollo e Internet era un medio inexistente. Los

medios de comunicación sólo estaban centrados en el circuito prensa-radio-televisión.

Con la realización del Mundial de Futbol en 1978 la televisión argentina logró un salto de

calidad adquiriendo color en sus pantallas dos años antes de sancionarse la ley de

radiodifusión. Sin embargo, el ejercicio periodístico se mantuvo bajo fuertes presiones de

los militares en el poder con el cercano antecedente de los asesinatos a periodistas y el

cierre de publicaciones.

La dictadura que usurpó el poder en 1976 aplicó sistemáticamente la tortura y la

desaparición forzada de personas, en este sentido, era inevitable que una ley como la

22.285 no adopte también alguno de esos rasgos característicos del gobierno genocida.

En efecto, el propósito de la ley no fue otro que el de constituir un marco legal que permita

las arbitrariedades y abusos a los que estaba acostumbrada la Junta Militar. La historia

pudo demostrar que la dictadura no sólo buscaba intervenir el campo de la cultura y la

comunicación para exaltar los valores nacionales y regimentar la sociedad sino también

para hacer posible la magnificación de la imagen gubernamental invisibilizando a los

enemigos políticos. Este es el contexto del nacimiento de la ley 22.285, el de la represión,

la desaparición de personas, el asesinato de periodistas, la censura, la persecución de los

disidentes y la “lucha antisubversiva”.

El fin de la dictadura y la instauración del “Nunca Más” consolidaron la conciencia

popular de evitar otro estallido de las cúpulas militares en un intento de asalto al poder. A

pesar de que muchas de las disposiciones legales heredadas del “Proceso” fueron

derogadas durante el período constitucional, la ley de radiodifusión de la dictadura nunca

logró ser reemplazada.

Hasta el año 2009.

Page 60: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

60

El 18 de marzo de 2009, la presidente Cristina Fernández de Kirchner encabezó

un acto en el Teatro Argentino de La Plata71 en donde presentó el anteproyecto de ley de

medios que reemplazaría a la ley de la dictadura. De la presentación participaron

miembros del gabinete de gobierno, representantes de organizaciones de Derechos

Humanos, artistas, sindicalistas y periodistas, entre otros. La presidente destacó que la

sanción de una nueva ley de radiodifusión que reemplace a la 22.285 es una deuda de la

democracia: “tuvimos una evolución tan vertiginosa en los últimos 20 o 30 años que

necesitamos un nuevo soporte legal para este nuevo sistema de comunicación. Y que sea

garantía de que todo el mundo pueda expresarse y que todos puedan acceder a la

comunicación. Y para que cada ciudadano pueda formar su propia opinión sin que nadie

le diga desde una radio o un diario que es lo que debe pensar"72. La mandataria también

se ocupó de aclarar que “este no es un proyecto de Cristina, ni del Gobierno, ni de un

partido, sino una propuesta que ponemos a consideración de los argentinos”73. En lo

sucesivo, el proyecto de ley sería sometido a debate durante tres meses en foros de

discusión públicos en sindicatos, organizaciones sociales y universidades de la que

participarían estudiantes, trabajadores de prensa, miembros de organizaciones sin fines

de lucro y de medios alternativos.

La medida anunciada desató la polémica en la oposición que consideró la

discusión del proyecto como parte de la estrategia política del gobierno mientras se

desarrollaba la campaña electoral legislativa. Asimismo, manifestaron que el debate de la

ley se producía en un espacio que no era el correspondiente, alegando que el ámbito de

discusión de todo proyecto de ley es el Congreso de la Nación. Por último, las denuncias

señalaban que la ley estaba dotada de una intencionalidad política destinada a erradicar

los medios de comunicación críticos del gobierno.

En realidad, el proyecto de ley nace resultado del trabajo de la Coalición por una

Radiodifusión Democrática conformada en 2004 por el Foro Argentino de Radios

Comunitarias (FARCO) que presentó 21 puntos básicos por el derecho a la comunicación

en donde sentaba las bases insoslayables que debía abordar la ley reemplazante de la

71

Fue el escenario donde Cristina Fernández lanzó su candidatura en 2005 a senadora y a presidente en 2007. 72

Pefil, 18 de marzo de 2009. “Cristina presentó el proyecto de ley de radiodifusión” En: http://www.perfil.com/contenidos/2009/03/18/noticia_0029.html 73

Clarín, 19 de marzo de 2009. “Cristina presentó el borrador del proyecto de ley de medios”, por Rodolfo Lara. Véase http://edant.clarin.com/diario/2009/03/19/elpais/p-01880339.htm

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61

22.285. De la elaboración del proyecto participaron miembros de organismos de Derechos

Humanos, de sindicatos de prensa, de universidades, radios comunitarias y asociaciones

no gubernamentales. El gobierno de Cristina Kirchner no fue partícipe de la gestación de

la ley sino de su promoción a través de los foros de debate y en la instalación del asunto

en la agenda pública. Si bien la posibilidad de una nueva ley de radiodifusión ya se

encontraba presente en la plataforma electoral74 con la que CFK llegó al poder, el

gobierno nacional tan sólo promovió el proyecto de la Coalición por una Radiodifusión

Democrática. Aún así, la oposición temía una ley de medios que cercenara la libertad de

expresión.

A pocos meses de asumir la presidencia, Cristina Fernández de Kirchner, a través

de su Ministro de Economía Martín Losteau anunció la aplicación de la Resolución 125/08

que establecía un nuevo esquema de retenciones móviles al agro. La medida provocó el

descontento de las principales entidades agropecuarias que denunciaron que se trataba

de una medida netamente recaudatoria y fiscalista. El 11 de marzo de 2008, la patronal

agropecuaria inició una fuerte protesta, con movilizaciones, tractorazos y cortes de ruta en

todo el país durante 129 días. Conforme pasaban los días, el descontento popular crecía;

el conflicto adquirió dimensiones cada vez más grandes afectando a diversos sectores de

la sociedad que se veían impedidos de acceder a productos de primera necesidad y a

circular normalmente por las rutas del país. La tensa relación establecida entre el

gobierno y el agro colocó a la sociedad en una disyuntiva. Lo que parecía ser tan sólo una

resolución ministerial destinada a “frenar la sojizacion” sin comprometer la rentabilidad del

sector, devino en una cruzada en la que, de repente, la sociedad entera se veía implicada.

Los grandes medios de comunicación nacionales no se mantuvieron ajenos a esta

disputa, por el contrario, contribuyeron a acentuar la polarización latente. Los canales de

televisión mostraban un gobierno confrontativo que no ofrecía respuestas al conflicto, la

prensa se hacía eco del malestar de las capas medias y altas de la sociedad que de

manera desorganizada protestaban al ritmo de las cacerolas. El gobierno, por su parte,

alentaba el conflicto con pautas publicitarias que arremetían contra las instituciones

agrarias y con verborragicos discursos presidenciales donde se ridiculizaba la protesta75.

74

Plataforma Electoral Frente Para la Victoria “El Estado: Arbitro de las relaciones sociales”. Véase: http://www.argentinaelections.com/PLATAFORMA%20ELECTORAL%20FPV.doc 75

El conflicto reavivó el glosario peronista de la década del ’50 en adjetivos como “gorila”, “oligarquía terrateniente”, “cabeza”, etcétera. Según Beatriz Sarlo: “Durante el conflicto con el campo, los intelectuales de Carta Abierta propusieron un adjetivo para calificar a los opositores y a sus acciones: destituyente, clima

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62

A dos semanas de iniciado el paro, la presidente fustigó: “Recuerdo esa Argentina de los

años 2003, 2002, 2001, miles de argentinos en piquetes, cortando calles, rutas porque les

faltaba trabajo, porque hacía años que habían perdido su trabajo o, tal vez, en el 2001,

porque se habían apropiado de los depósitos de pequeños ahorristas de la clase media.

Eran los piquetes de la miseria y la tragedia de los argentinos. Este último fin de semana

largo nos tocó ver la contracara, lo que yo denomino los piquetes de la abundancia, los

piquetes de los sectores de mayor rentabilidad. La Argentina ha cambiado, se ha

transformado de aquella tragedia a esto que parece casi un paso de comedia”.

Finalmente, “el 17 de junio la presidenta Fernández, envió al Congreso

un proyecto de ley sobre las retenciones a las exportaciones de granos y las

compensaciones a los pequeños productores, con el fin de que sea el Poder Legislativo el

que resuelva en definitiva la situación. En la madrugada del 17 de julio, la Cámara de

Senadores, en una votación que debió ser desempatada por el Vicepresidente de la

Nación, rechazó el proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo, que había sido

previamente aprobado con modificaciones por la Cámara de Diputados. El 18 de julio la

Presidenta de la Nación ordenó dejar sin efecto la Resolución 125/08, luego de lo cual

uno de los dirigentes ruralistas dio por terminado el conflicto”76.

Durante el período que comprendió el inicio y el final del “lock-out” patronal agrario,

sucedieron hechos destacables a la hora de analizar las denuncias de la oposición

respecto del proyecto de ley de radiodifusión auspiciado por el gobierno. No en cuanto a

la gestación de la ley sino en la coyuntura en la que emergió.

La demora en la resolución del conflicto implicó el descontento de las clases

medias que veían en el sector agropecuario una víctima arbitraria del gobierno que recién

asumía pero que mantenía continuidad con la gestión anterior. Por su parte, el gobierno

instaló la idea de que el campo buscaba desestabilizarlo en una clara maniobra

destituyente. Ante ello, los oficialistas recordaban el pasado de la Sociedad Rural, que

durante la última dictadura militar (1976-1983) apoyó las políticas neoliberales que

destituyente. Adoptado de inmediato por el gobierno, tuvo gran éxito. Fue el primer gran aporte de Carta Abierta al discurso kirchnerista […] Se usaron muchas otras palabras (oligarquía, clases dominantes, entre las más repetidas), pero “destituyente” alcanzó la máxima capacidad descriptiva y valorativa entre quienes apoyaban al gobierno y obligó a los demás a discutir su exactitud”. Véase La audacia y el cálculo. Bs As: Sudamericana, 2011 p 132 76

“Paro agropecuario patronal en Argentina de 2008” en Wikipedia, la enciclopedia libre. Véase: http://es.wikipedia.org/wiki/Paro_agropecuario_patronal_en_Argentina_de_2008

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63

acompañaron la cruenta represión social, mientras ahora veía sus intereses económicos

comprometidos por la resolución 125. Durante los cuatro meses que duró el lock-out, la

protesta adquirió dotes explícitamente políticos y, a su vez, polarizó a la sociedad entre

aquellos que estaban a favor de la protesta agropecuaria y aquellos que veían en ella un

intento golpista. A su vez, el gobierno agudizó su mirada sobre aquellos medios que

hicieron una cobertura periodística del acontecimiento que no favorecía la imagen

presidencial y la medida adoptada. Clarín y La Nación77, entre ellos.

A 26 días de iniciada la protesta del campo, Cristina Fernández dio a conocer la

creación de un observatorio de medios con fuertes críticas a la cobertura mediática del

conflicto agrario. En aquella oportunidad, destacó la condición de “golpistas” a los

ruralistas que mantenían el corte de rutas y a los medios de comunicación que

reproducían una sola versión de los hechos, a quienes ponderó como “generales

mediáticos”78. La reacción de los medios de comunicación79 y de las asociaciones de

prensa no se hizo esperar. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) emitió un

comunicado expresando preocupación por la medida gubernamental: “el Gobierno si

realmente quiere que haya mayor pluralidad de voces, debería de dejar de lado buscar

métodos sutiles de control sobre los medios a través de observatorios y, dedicarse, más

bien, a reinsertar el debate en el Congreso por una ley de acceso a la información pública

que incentivaría una mayor libertad de expresión en el país”80. A partir de aquí, el

gobierno iniciaría una abierta disputa política con el diario Clarín. La Cámpora,

organización formada por Máximo Kirchner, hijo de CFK, organizó escraches contra Clarín

y Todo Noticias, el canal informativo de televisión del Grupo Clarín. El 25 de marzo de

2008, a tan sólo 14 días de iniciado el conflicto del campo, en una marcha en apoyo a la

77

Clarín y La Nación, son las dos empresas que organizan anualmente la exposición agraria “Expoagro”. 78

Clarín, 5 de abril de 2008. “Cristina avaló un informe con críticas para el periodismo”. En: http://edant.clarin.com/diario/2008/04/05/elpais/p-1644092.htm. Cristina Kirchner en un acto en plaza de mayo, el 1° de abril, expresó: “En estos días de marzo, amigos y amigas, hermanos y hermanas, donde he visto nuevamente el rostro de un pasado que pareciera querer volver… Tal vez muchos no lo recuerdan, pero un 24 de febrero de 1976 también hubo un lock out patronal allá por febrero del 76. Un mes después, el golpe más terrible, la tragedia más terrible que hemos tenido los argentinos. Esta vez no han venido acompañados de tanques, esta vez han sido acompañados por algunos generales multimediáticos que además de apoyar el lock out al pueblo, han hecho lock out a la información, cambiando, tergiversando, mostrando una sola cara”. 79

Una recopilación de cómo los principales diarios del país abordaron el asunto, puede encontrarse en: http://seniales.blogspot.com.ar/2008/04/observatorio-de-medios-as-lo-vieron.html 80

“Preocupa a la SIP creación en Argentina de un observatorio de medios gubernamental”. Disponible en: http://archivo.abc.com.py/sipiapa/articulos.php?pid=408846

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64

gestión presidencial en Plaza de Mayo se presentaron grafitis, pintadas y carteles que

señalaban: “Clarín Miente”, “Todo Negativo” o “Clarín, el gran sojero argentino”.

A raíz del conflicto que enfrentó al gobierno nacional con las entidades

agropecuarias, la cobertura periodística fue el tema de debate en lo sucesivo. Cristina

Kirchner empezó a utilizar la cadena nacional y los actos proselitistas para referirse a los

términos en que los medios se referían a su gestión. La distinción política de oficialistas y

opositores fue introducida al campo del periodismo, y hasta empezó a hablarse de

periodismo militante para hacer mención a aquellos medios de comunicación que

embanderaban su labor periodística en la defensa del modelo que encaran Néstor y

Cristina. Si la cobertura periodística del paro agrario fue el eje que desató el conflicto del

gobierno con los medios de comunicación, pronto se empezaría a hablar con énfasis de la

posibilidad de crear un nuevo instrumento legal de radiodifusión que permitiera “incorporar

nuevas voces”81 a las tradicionales en el relato de los acontecimientos. La coyuntura que

envuelve el nacimiento de la ley 26.225 es la de un gobierno en pugna con un importante

y tradicional sector económico en la historia del país, como el campo, y con los grandes

medios de comunicación que durante el conflicto abordaron críticamente la labor

gubernamental.

22..22..22 MMOOTTIIVVOOSS

“¿Qué te pasa, Clarín? ¿Estás nervioso?”

Néstor Kirchner, durante un acto en el partido

de Tres de Febrero

Los militares que asaltaron el poder el 24 de marzo de 1976 se propusieron

erradicar la subversión y las causas que favorecieran su existencia. Durante los dos

primeros años de gobierno, la Junta Militar se preocupó obsesivamente en “restituir el

orden social”, lo que en realidad significaba aniquilar a la guerrilla. Con motivo del

Mundial de Futbol en 1978, la dictadura observó que la exaltación del éxito deportivo

podría ser extrapolada al campo de la política para ocultar sus crímenes, exaltar su

imagen en el exterior y capitalizar la legitimidad política puertas adentro.

81

Las comillas responden a la forma en que fue presentada La ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en múltiples foros de debate.

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65

La prensa, entonces, se mantuvo fuertemente condicionada mientras la censura

formaba parte de una rutina autoritaria que, en su máxima expresión, desaparecía y

torturaba a decenas de periodistas. Los canales de Televisión descansaban en manos de

las fuerzas que integraban la Junta, y sobre las radios recaía la atenta escucha de los

generales en el poder. La Doctrina de la Seguridad Nacional, incorporada durante la

“Revolución Argentina”, constituía una herramienta importante a la hora de restringir

ciertas libertades del oficio periodístico que podían ser perjudiciales para la dictadura. Sin

embargo, el gobierno de facto no contaba, en su estrategia política, con un marco jurídico

que le permitiera discrecionalidad en el control de los medios de comunicación. Por ello,

en 1980 la dictadura sancionó la ley de radiodifusión como un útil instrumento de

adoctrinamiento y consolidación de las identidades políticas del régimen.

El principal móvil de la ley fue mantener a una prensa en órbita con los objetivos

de la dictadura. La información periodística debía responder, no a los hechos de la

realidad, sino a los “intereses nacionales” que representaba la Junta. Los medios que no

reflejasen los ideales del “Proceso” padecían fuertes presiones, extorsiones y censuras.

La ley, constituyó el arma ideal para el amedrentamiento hacia la prensa independiente y

el camino hacia una prensa doctrinaria.

La ley de medios “de la democracia”, por su parte, encarna una distancia política

respecto de la ley de la dictadura. Sin embargo, el contexto de surgimiento de la ley

incentiva un análisis más preciso sobre los motivos que provocaron que el proyecto de ley

sea acompañado con tanto énfasis por el gobierno nacional. Amerita, en síntesis, abordar

el discurso utilizado para promocionarla.

En primer lugar, el oficialismo estableció la dicotomía entre una ley de la

democracia y otra de la dictadura. Es claro que la diferencia existe en cuanto a que

ambas se erigieron en épocas y contextos diferentes. Una bajo la peor de las dictaduras,

y la otra, en democracia. En efecto, la base social que legitima a ambas leyes es

diferente: por el modo de su sanción y el proceso que acompañó a la elaboración de cada

una. La 22.285 fue gestada por un grupo reducido de militares e ideólogos del modelo de

comunicación que identifica el periodismo como un órgano funcional a los intereses

nacionales, mientras que la ley 26.522 fue pensada por un conjunto de organizaciones

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66

sociales que establecieron 21 puntos básicos para una radiodifusión democrática82 y

cuyo proceso de discusión se desarrolló a través de foros organizados por el Estado. No

obstante, a la ley de la dictadura se le realizaron cerca de 207 modificaciones durante el

tiempo que se mantuvo vigente; una muestra clara del amparo recibido por los diferentes

gobiernos que se sucedieron en democracia. Por otra parte, es relevante destacar que a

menudo se han confundido los alcances de la ley con el sistema de gobierno que dio lugar

a su creación. Se dice que la nueva ley es democrática por el orden político en el cual

aparece en contraposición a la ley heredada de la dictadura, sin embargo, el hecho de

que sea aprobada por un régimen democrático no implica que los alcances de la ley sean

realmente tales.

Además de la dicotomía “ley de la democracia vs ley de la dictadura”, el Gobierno

y Clarín plantearon otra polarización: la de aquellos a favor de la ley de aquellos en

contra. En medio de esta lógica binaria, hubo sectores que repudiaron la ley de la

dictadura, que avalaron una nueva normativa en materia de medios, pero que rechazaban

la ley promovida por el oficialismo. Una situación similar sucedió mientras tenía lugar el

paro agropecuario, allí la dicotomía fue: apoyo a la Resolución 125, o bien, apoyo al paro

del campo. En ambos casos, contrariar el régimen de retenciones o desestimar el

proyecto oficial para regular la comunicación audiovisual era signo de alineamiento con la

oposición y los medios de comunicación concentrados. O blanco o negro, la disputa no

admitía grises. En palabras del periodista Luis Majul “de un lado, aparece el gobierno

denunciando un supuesto intento de desestabilización perpetrado por un pulpo informativo

cuyos dueños tienen ambición política, pretenden poner y sacar presidentes y utilizan su

poder de fuego mediático para quedarse con los más variados negocios. Del otro

lado, Clarín y sus aliados denuncian un desmesurado ataque a la libertad de prensa, el

periodismo y los periodistas supuestamente independientes”83. Lógicamente, se trataba

de una estrategia discursiva que establecía una falsa oposición. Establecer críticas al

proyecto forma parte de la discusión de una nueva ley, no implica defender a un grupo

empresarial de medios. “La argumentación que da lugar a una falsa oposición es siempre

dogmática: se trata de un ardid para imponer una opinión. Es un argumento que […] al

82

Al respecto véase: 21 puntos básicos para el derecho a la comunicación. Disponible en: http://es.wikisource.org/wiki/21_puntos_b%C3%A1sicos_por_el_derecho_a_la_comunicaci%C3%B3n 83

Hipercrítico.com, 15 de abril de 2008. “Diez claves para entender la pelea entre el Gobierno y Clarín” por Luis Majul. Disponible en: http://hipercritico.com/politica/673-la-pelea-entre-el-gobierno-y-clarin.html

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67

reducir la realidad a una sola alternativa con sus dos opciones opuestas -blanco, negro, sí

o no- impide el razonamiento”84.

Tomar en consideración la presentación discursiva de la ley de medios encarada

por sus defensores es importante a la hora de referir la disputa que mantuvieron, y aún

mantienen, Clarín y el Gobierno Nacional. El conflicto del agro dividió las aguas allí donde

antes existían relaciones estables entre ambos. El ex gobernador santacruceño inició su

acercamiento con el Grupo Clarín durante la campaña electoral del año 2003 cuando

mantuvo una serie de reuniones (que luego se harían habituales) con el CEO del grupo,

Héctor Magnetto. “[Kirchner] veía en Clarín mucho más que un diario, un canal de TV, una

red de cables, de radios, etcétera: lo consideraba uno de los más grandes factores de

poder en la Argentina […]”85. Durante el tiempo que este vínculo se mantuvo en pie, las

decisiones más importantes adoptadas por los funcionarios del gobierno gozaban de un

sobresaliente espacio en las tapas de Clarín. La visión de los medios que integraban el

Grupo reflejaba un país en pleno crecimiento económico, con estímulos al consumo,

avances en juicios por causa de lesa humanidad, progresos educativos, etc. En sí, un

panorama muy diferente del denunciado por CFK sobre la cobertura de estos medios tras

el conflicto agrario. Kirchner entendía las relaciones con el multimedio más grande de la

Argentina como una cuestión de sostén en la estabilidad de su mandato porque, de

hecho, consideraba al periodismo como una herramienta útil en el entramado del poder.

En efecto, la “buena prensa” con la que contaba el primer gobierno kirchnerista no era

gratuita. El gobierno avaló ciertas acciones del Grupo Clarín que lo beneficiaron

económicamente en la reestructuración de sus cuentas y la gestación de nuevos negocios

que ensancharon su poder empresarial86. Por supuesto, hubo quienes denunciaron el aval

del gobierno hacia el Grupo Clarín como parte del acuerdo entre ambos y quienes

consideraban que el “dejar hacer” del gobierno hacia Clarín formaba parte de un

saludable acuerdo político que permitía lograr la preponderancia del relato oficial.

84

Santamaría Suárez, L. y Casals Carro, M. J. La Opinión Periodística. Bs As: Docencia, 2000 p 267 85

Mochkofsky, Graciela. Pecado Original. Bs As: Planeta, 2011 p 158 86

A 24 días de asumido el gobierno de Néstor Kirchner, el Senado de la Nación sancionó la ley 25.750 de Preservación de Bienes y Patrimonios Culturales por iniciativa del saliente ex presidente Duhalde. Dicha ley fue conocida también como “Ley Clarín”. El 20 de mayo de 2005, el primer mandatario firmó el decreto 527/05 que extendía la duración de los plazos de las licencias de radiodifusión por diez años. Por último, el 7 de diciembre de 2007, a tres días de finalizar su mandato, aprobó la fusión de Cablevisión y Multicanal.

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68

La ruptura del vínculo Clarín-Gobierno evidenció una puja de intereses

contradictorios. Significó el abandono del sostén discursivo que la prensa como “El gran

diario argentino” podía darle a su gobierno, mientras que para el grupo mediático implicó

el reordenamiento de su lugar en la estructura de medios del país y la pérdida de ciertas

ventajas otorgadas durante la gestión de Néstor Kirchner. A partir de aquí, “el diario y el

canal de noticias se convirtieron, desde el conflicto con el campo, en centros opositores:

casi sin excepción, las noticias que involucraban al gobierno eran negativas, a veces, al

punto del absurdo. Cuando, el 1° de enero de 2011, asumió la nueva presidenta de Brasil,

Dilma Roussef, Clarín tituló en tapa: «Dilma asumió en Brasil pero no mencionó a la

Argentina». El retrato de país había cambiado radicalmente: del previo al conflicto, en

que, a través de los titulares, se pintaba un país en crecimiento que había salido

exitosamente de la crisis, tenía una nueva presidenta que planteaba «Una profunda

reforma del Estado», una economía que «Con ritmo menor […] igual creció el 8%», en el

que se «Esperan señales de acercamiento a los Estados Unidos» y se «Lanzan créditos

para sostener el consumo», se pasó sin transición a otro en el que «Se agrandó más la

brecha entre ricos y pobres», «Cristina necesita más plata y lanzan otra moratoria»,

«Beneficia a más aliados del poder la obra pública»; en suma, un país del que no podía

decirse nada bueno”87.

La disputa pública entre el gobierno kirchnerista y el Grupo Clarín evidenciaba los

temores que distintos organismos del sector periodístico88 y la oposición, compartían

sobre las motivaciones que urgían al gobierno a la sanción de una nueva ley de

radiodifusión. Ahí radica la importancia de la promoción discursiva de la ley que la

identifica con valores universales como el respeto por los DDHH, la libertad de prensa, la

pluralidad en la comunicación y el acceso a la información. El revestimiento lingüístico que

el oficialismo impartió sobre el proyecto de ley, soslaya la presencia de un conflicto de

intereses entre el gobierno de una nación y un multimedio, donde antes existía cohesión

en asuntos políticos y económicos. De esta manera, presentar a la ley como una

herramienta exclusivamente democrática evocando su contracara en la ley de la dictadura

desvía la mirada de la discusión sobre los motivos que llevaron al gobierno a preocuparse

87

Ibíd. Ob Cit. nota anterior. Pp 206-207 88

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) y la Asociación de Entidades Periodísticas (ADEPA), son algunos de los organismos periodísticos que plantearon señalamientos al proyecto de ley de radiodifusión.

Page 69: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

69

por su sanción, ya que evita discutir sobre la coyuntura que atraviesa la ruptura del

vínculo Clarín-Gobierno.

Recién, entonces, cuando el gobierno nacional rompe las relaciones que lo

vinculaban con el principal grupo mediático de la Argentina es que considera la posibilidad

de sancionar una nueva ley de radiodifusión. Si bien, como se explicó antes, constituía un

punto en la plataforma electoral con la que CFK alcanzó la presidencia, durante todo el

gobierno precedente (2003-2007) sancionar una ley que reemplace la normativa de la

dictadura no implicó una preocupación mayor89. Así, existen indicios para explicar que el

motor que impulsa la ley es la dañina pelea del Gobierno con Clarín, en dónde la posición

monopólica del grupo mediático debe reducirse para incitar la pluralidad de voces y lograr

la aparición de nuevos medios y actores sociales. En este sentido, la reducción de los

medios que componen el grupo reduce también su influencia. Kirchner observó que la ley,

en sus implicancias, podía afectar la estructura del holding mediático. Su promoción,

entonces, hacía un doble trabajo: discursivamente, constituía una medida progresista ya

que derogaba la ley de la dictadura, incluía un mayor incentivo hacia las producciones

culturales nacionales e impedía la conformación de monopolios. Políticamente, afectaba

la red de negocios del Grupo Clarín, que en parte, el Gobierno había contribuido a formar.

En palabras de Beatriz Sarlo “[…] el kirchnerismo sólo recordó que quería con urgencia

una nueva ley de medios audiovisuales cuando se agudizó la escalada contra el Grupo

Clarín, ese al que en los primeros años de gobierno había considerado su aliado. Como

sucedía con Kirchner, una ley que podría haber sido democrática y culturalmente

interesante fue un arma en la riña cotidiana y eso le dio su sesgo a aspectos

fundamentales, como la casi inevitable hegemonía del Poder Ejecutivo sobre los

organismos de control y administración del sistema de medios”90.

89 “Dentro de los ejes directrices que guiarían su gestión, Kirchner expuso un cuadro conceptual a seguir en materia de educación, salud, contención social, seguridad, economía, política internacional y derechos humanos. En este marco destaca la ausencia de mención alguna acerca de la comunicación o los medios

masivos […]”. Califano, Bernadette. Medios y Políticas de comunicación en Argentina bajo el gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) 2007, Tesis de Grado pp 31 Disponible en: http://sinca.cultura.gov.ar/archivos/documentacion/tesinas/Tesina%20Bernadette%20Califano.pdf Las cursivas me pertenecen. 90 Sarlo, Beatriz. La audacia y el cálculo. Bs As: Sudamericana, 2011 p 217

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70

22..22..33 RRUUPPTTUURRAASS YY CCOONNTTIINNUUIIDDAADDEESS

Anteriormente, se advirtió que para analizar cada una de las leyes en cuestión, era

necesario explicar el marco de surgimiento de ambas porque el proceso que exige la

formación de una legislación no puede estar aislado de su contexto. Por otra parte,

indagar en las motivaciones que tuvo cada gobierno para promover la sanción de las

leyes de radiodifusión explica parte de su contenido y la finalidad que persigue cada una.

Por ello, para explorar en las rupturas y continuidades, resulta indispensable la

comparación entre los principales puntos que abordan ambas leyes. Entre ellos: el objeto

de regulación y la libertad de expresión, licencias y licenciatarios, autoridad de aplicación

y medios públicos91.

22..22..33..11.. RRAADDIIOODDIIFFUUSSIIÓÓNN NNOO.. CCOOMMUUNNIICCAACCIIÓÓNN SSÍÍ..

Entre la norma sancionada en plena dictadura y la legislación que la reemplaza,

sancionada en democracia, existen notables diferencias. La ley 22.285 fija como objeto de

regulación a “los servicios de radiodifusión […] [que] comprenden las

radiocomunicaciones cuyas emisiones sonoras, de televisión o de otro género, estén

destinadas a su recepción directa por el público en general, como así también los

servicios complementarios” (art.1). La ley 26.522, en cambio, comprende ésos servicios

no en términos de radiodifusión, sino en términos de Comunicación Audiovisual. La

legislación reemplazante pretende regular los Servicios de Comunicación Audiovisual “en

todo el ámbito territorial de la República Argentina y el desarrollo de mecanismos

destinados a la promoción, desconcentración y fomento de la competencia con fines de

abaratamiento, democratización y universalización del aprovechamiento de las nuevas

tecnologías de la información y la comunicación” (art.1).

La principal diferencia que presenta el “espíritu” de la nueva ley de medios,

respecto de la precedente, reside precisamente en el término Comunicación. La ley

26.522 entiende el derecho a brindar y recibir información como partes fundamentales del

derecho a la comunicación, al que consideran un Derecho Humano. “Interpretando a la

comunicación como un derecho humano y no como un negocio, nuestros oyentes y

91 Fueron los temas que más polémica provocaron durante la discusión del proyecto.

Page 71: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

71

televidentes, serán considerados como ciudadanos, y no como meros consumidores”92,

explica un documento publicado por el Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO),

integrante de la Coalición por una Radiodifusión Democrática. La importancia de entender

a la comunicación como un Derecho Humano excede las implicancias relativas a la

actividad de los medios de comunicación. De este modo, la comunicación se erige en un

derecho fundamental para el funcionamiento de la democracia. El abogado y profesor

Ricardo Porto, especialista en medios de comunicación, explica “El derecho a recibir

información constituye uno de los pilares básicos en donde se asienta el funcionamiento

de la sociedad democrática. Si coincidimos con Nino en que la democracia es el gobierno

de la discusión por excelencia, y que la verdadera justificación ética de ese sistema se

basa en que las decisiones son tomadas en virtud de un debate amplio, libre y pluralista,

debe convenirse que el derecho a recibir información constituye el prerrequisito básico de

este sistema.

[…] El ejercicio de todos los derechos del hombre parte del supuesto del derecho a estar

informado, constituyendo tal prerrogativa el derecho originario, o, al decir de las Naciones

Unidas, en «la piedra de toque de las restantes libertades»”93. La diferencia conceptual,

entonces, no es menor. Comprender a la comunicación sólo en el marco de la

radiodifusión es acortar los alcances de la ley. Por el contrario, abordar la comunicación,

entendida fuera de las estructuras de la radiodifusión, configura un escenario de

regulación y participación social más inclusiva. De esta manera, el objeto de la regulación

de cada una de las leyes en cuestión difiere, en principio, por los términos en los cuales

entienden a la comunicación.

“La actividad realizada por los servicios de comunicación audiovisual se considera

una actividad de interés público, de carácter fundamental para el desarrollo sociocultural

de la población por el que se exterioriza el derecho humano inalienable de expresar,

recibir, difundir e investigar informaciones, ideas y opiniones. […] la comunicación

audiovisual en cualquiera de sus soportes resulta una actividad social de interés público

en la que el Estado debe salvaguardar el derecho a la información, a la participación,

preservación y desarrollo del Estado de Derecho, así como los valores de la libertad de

expresión”. Así declara, el artículo segundo de la ley 26.522, a la comunicación

92

Nueva Ley de Medios Audiovisuales. Desafío para los medios comunitarios y populares. FARCO p 10 Disponible en: http://www.farco.org.ar/audios/docs/CartillaFARCO-leySCA.pdf 93

Porto, Ricardo. Derecho a la información. Bs As, Asociación de Graduados en Derecho y Ciencias Sociales, 1991. Citado por Hugo Mulerio en Palabra por Palabra. Bs As: Biblos, 2002 p 22

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72

audiovisual en su carácter de interés público. “En la práctica, ello significa que el ejercicio

de la actividad radiodifusora no sería una facultad del estado y delegable a los

particulares, sino reconocer al sujeto universal su derecho a la información y de poder

informar por un medio en especial”94. Lo mismo cabe para la ley de 1980, sólo que, con

las precisiones marcadas en el párrafo anterior, se refiere a los servicios de radiodifusión.

En su artículo segundo, expresa taxativamente “Los servicios de radiodifusión se declaran

de interés público”. Cabe notar, que así como el Estado está obligado a garantizar el

derecho a expresión de todos los ciudadanos, la ley es tan sólo una herramienta para tal

fin. Como bien explica Muleiro “Si los habitantes del país tienen derecho a estar

informados de todo aquello que les concierne y de las acciones que influirán sobre su

suerte personal, la de su grupo más cercano de pertenencia y la de la comunidad que

integran, y si en esto se juega su suerte la calidad y profundidad de la democracia, queda

claro que la demanda de información no debe dirigirse exclusivamente al poder que reúna

el Estado o que al Estado le haya sido dejado, sino al poder en su concepción más vasta,

con todos sus componentes y actores”95.

El objeto de la ley, es decir, la regulación que se aplicará a partir de ésta, no puede

estar exenta del derecho a la libertad de expresión ya que la incidencia sobre los servicios

afecta el ejercicio en ellos. La normativa de 1980 establece que “Los servicios de

radiodifusión deberán difundir la información y prestar la colaboración que les sea

requerida, para satisfacer las necesidades de la seguridad nacional. A esos efectos el

Poder Ejecutivo Nacional podrá establecer restricciones temporales al uso y a la

prestación de todos los servicios previstos por esta ley” (art. 7). De esta manera, el

ejercicio periodístico se veía fuertemente condicionado por la Doctrina de la Seguridad

Nacional; la información publicada y emitida debía estar enmarcada en ella. De lo

contrario, la dictadura aplicaría sus sanciones abusivas. La legislación de 2009, por el

contrario, se ampara en la Convención Americana de Derechos Humanos, cuyo artículo

13 afirma “El ejercicio del derecho [a la libertad de pensamiento y expresión] no puede

estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores […]”. En este sentido, el

texto de la nueva ley no establece explícitamente algún condicionamiento a la libertad de

pensamiento, expresión, información o de prensa. Pero ciertos vacíos legales, que serán

94

Loreti, Damián M. El derecho a la información. Relación entre medios, público y periodistas. Bs As: Paidós, 1995 p 139 95 Mulerio, Hugo. Óp. Cit. p 23

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73

abordados al final de este capítulo, pueden dar lugar a situaciones que contradicen los

valores sobre los que se asienta la norma.

22..22..33..22.. ¿¿PPLLUURRAALLIIDDAADD DDEE VVOOCCEESS??

La ley, al entender a la comunicación como un derecho humano, establece una

lógica transversal entre libertad de expresión, pluralidad, la cuestión de las licencias

(titularidad y cantidad), y la concentración mediática.

De este modo, la libertad de expresión es a la vez causa y consecuencia de la

pluralidad de voces. Por una parte, que exista una amplia gama de comunicadores

contempla que los servicios de comunicación audiovisual puedan llegar a ser

desempeñados por diferentes posiciones y estilos comunicativos. En la otra cara de la

moneda, la pluralidad en el uso de las licencias compone un aspecto destacado de la

libertad de expresión en el intercambio de la información. Explica un documento de

FARCO “Quienes defendemos la posibilidad de que todas las personas podamos

expresarnos libremente sin censura, defendemos la “libertad de expresión” y el derecho a

la información. Eso supone asegurar la diversidad y pluralidad de medios”96, y agrega más

adelante “Cuando hablamos de pluralismo, nos referimos a un valor fundamental de la

democracia, que hace referencia a la posibilidad que distintas voces, distintas miradas, de

los más variados sectores sociales, tengan un espacio para decir, opinar, debatir, en

definitiva, participar en igualdad de condiciones en el diálogo democrático”97. Por

supuesto, la libertad de expresión y la pluralidad dependen, en la ley, de la cantidad límite

de licencias concedidas a los prestadores de los servicios de comunicación. Pero no sólo

de ello, sino también del sector al que pertenecen los licenciatarios.

La ley diferencia tres sectores: el comercial, el público y el tercer sector. En el

primer caso se trata de los medios de comunicación de gestión privada con fines de lucro,

mientras que el segundo se refiere a los medios de gestión estatal (art 21, ley 26.522). El

tercer sector incluye a los medios de gestión privada sin fines de lucro, entre los cuales

menciona a “los cultos religiosos, las sociedades de fomento, las mutuales, las

asociaciones civiles, los sindicatos y otros participantes de la vida cultural argentina”. Este

heterogéneo continente social es incorporado a la nueva ley y conforma una de las 96

Ibíd. nota 92. Nueva Ley de Medios Audiovisuales. Desafío para los medios comunitarios y populares. FARCO p 9 97 Ibíd. p 12

Page 74: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

74

rupturas más importantes con respecto a la normativa legada de la dictadura. La inclusión

de sectores postergados durante décadas, constituye un incentivo en favor del pluralismo.

El artículo 89 de la ley 26.522 inc. f señala que [En oportunidad de elaborar el Plan

Técnico de Frecuencias, la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual

deberá] reservar “f) El treinta y tres por ciento (33%) de las localizaciones radioeléctricas

planificadas, en todas las bandas de radiodifusión sonora y de televisión terrestres, en

todas las áreas de cobertura para personas de existencia ideal sin fines de lucro”.

No obstante, el reconocimiento de nuevos actores en el proceso comunicativo no

garantiza pluralidad sino establece, también, las herramientas que posibiliten la

permanencia y estabilidad de esos nuevos actores que se incorporan al campo de los

medios de comunicación. De esta forma, la distribución del espectro radioeléctrico es

espuria, porque los nuevos actores político-sociales del tercer sector, a quien la ley

reserva el 33% del espacio, al no contar con posibilidades de permanencia en el rubro ven

condicionado la explotación de las licencias mientras que los licenciatarios que se

mantienen de manera estable a lo largo de los años son aquellos que están a cargo de los

grandes medios con mayores ingresos económicos. En caso de presentarse esta

situación, se violaría el principio de la ley que establece considerar a la comunicación

como un derecho humano y no como una actividad sometida a las leyes de la rentabilidad

económica. De hecho, una de las principales críticas realizadas a la ley es que la

inclusión del tercer sector como prestador de servicios de comunicación audiovisual no

contempla sus mecanismos de sustentación económica. El artículo 151 autoriza a los

pueblos originarios a la instalación y puesta en funcionamiento de sus medios de

comunicación audiovisual; mientras que el 152 explicita sus medios de financiamiento,

entre los cuales destaca la asignación del presupuesto nacional, venta de publicidad,

donaciones, venta de contenidos de producción propia; auspicios, patrocinios y recursos

específicos asignados por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas. Estas

especificaciones no se aplican a los medios de las organizaciones civiles sin fines de

lucro.

El problema por el financiamiento no es menor, ya que no todas las organizaciones

del tercer sector están en igualdad de condiciones para acceder a la explotación de las

licencias. Existen fundaciones que se encuentran sostenidas por fondos provenientes de

grandes corporaciones lo que hace que cuenten con el capital económico necesario para

la instalación y el funcionamiento de sus medios, a diferencia de otros cuyo financiamiento

Page 75: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

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es insuficiente. Es ilustrativo comparar a instituciones como la Fundación Ford, la Iglesia

Católica y la Fundación Noble, de Clarín, con asociaciones barriales o radios

comunitarias. La brecha que separa el acceso a un adecuado financiamiento entre ellos

es enorme. Así, la imprecisión de los métodos de financiamiento de estos prestadores

condiciona el incentivo a la diversidad convirtiendo a ésta en una mera declaración de

principios.

Otra desventaja de la legislación vigente es que no discrimina entre las

instituciones que integran el tercer sector y las razones sociales que ameritan su

existencia. El ejemplo más claro lo representan los medios alternativos, comunitarios o

populares que no se encuentran reconocidos en la ley. El artículo 4, que presenta una

serie de definiciones técnicas nunca menciona a estos actores y tan sólo se refiere a las

emisoras comunitarias sin aplicar sobre ellas ninguna regulación en concreto. En un

comunicado difundido en mayo de 2010, la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA),

se mostró disconforme “[…] sabemos que no hay ley que por sí misma garantice la labor

de nuestros medios, pero también sabemos que el poder opera bajo su propio marco

jurídico y que con las palabras fácilmente se juega, por lo que la “democratización” puede

fortalecer los “amiguismos”, permitir el uso del espectro a ciertos sectores y dejar al

margen a otros medios populares/alternativos/comunitarios, sobre todo de carácter

independiente y autogestivo. Afirmamos que la libertad de expresión y el derecho a la

comunicación se garantizan no sólo evitando cualquier tipo de monopolio (privado o

gubernamental) si no resguardando los derechos de todos los sectores, pero sobre todo

de aquellos que día a día construimos una comunicación solidaria, participativa y plural.

Los medios alternativos/comunitarios/populares, cumplimos una función social distinta,

tenemos características especiales y proyectos diferentes a otros medios de

comunicación, aún de los llamados sin fines de lucro. Nuestros medios se construyen con

la participación de los sectores populares y de las comunidades, junto a las diversas

luchas de los movimientos sociales, políticos y culturales, lo que no es necesariamente

así en todos los medios sin fines de lucro”98.

98

Posición de la Red Nacional de Medios Alternativos sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Disponible en: http://www.rnma.org.ar/nv/index.php?option=com_content&task=view&id=997&Itemid=29

Page 76: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

76

22..22..33..33.. CCOONNCCEENNTTRRAACCIIÓÓNN,, MMEERRCCAADDOO YY LLIICCEENNCCIIAASS

La censura y la formación de monopolios, públicos o privados, afectan a la libertad

de expresión y la pluralidad de los actores que intervienen en el proceso de la

comunicación. La Constitución Nacional reconoce y repudia la censura en sus artículos 14

y 32. Por su parte, numerosos documentos jurídicos con rango constitucional reconocen

derechos y afirman garantías a partir de ello, al tiempo que destacan la importancia vital

de estos valores para el funcionamiento de una sociedad democrática.

La dictadura de 1976 no sólo ejerció la censura de manera sistemática e

indiscriminada, llegó incluso al asesinato de periodistas. La ley 22.285, gestada en este

contexto, no necesitaba referirse a la censura ya que en ella se establecían serias

limitaciones al contenido de la producción periodística. Sin embargo, la concentración

mediática de tendencia monopólica no se desarrolló durante este período. De hecho, es

un fenómeno desarrollado exclusivamente en el período democrático. En este sentido, la

ley 26.522 no representa una ruptura con la normativa de la dictadura sino con las

disposiciones incorporadas durante el menemismo, en democracia. “En 1989, recién

llegado a la presidencia, Carlos Menem derogó el artículo 45, que negaba a las empresas

periodísticas extender su actividad al campo de la televisión y radiofonía. Así quedaba

abierto el camino para la privatización de los canales 11 y 13 (que se hizo el 23 de

diciembre de ese año, cuando Televisión Federal y Artear se hicieron cargo de las

emisoras). Canal 2 y Canal 9 ya habían regresado a manos privadas en 1983, por una

decisión del general Reinaldo Bignone, tomada poco antes de las elecciones del 30 de

octubre”99.

Las medidas adoptadas por el menemismo en los albores de la década del

noventa constituyeron la esencia de la política estatal orientada a “achicar el Estado” para

“agrandar la Nación”. El 17 de agosto de 1989, se sancionó la ley 23.696 de Reforma del

Estado, que permitía la “privatización total o parcial o a la liquidación de empresas,

sociedades, establecimientos o haciendas productivas cuya propiedad pertenezca total o

parcialmente al Estado Nacional, incluyendo las empresas emisoras de radiodifusión y

canales de televisión […] que hayan sido declaradas "sujeta a privatización"”100. Esta

99

La Nación, viernes 9 de octubre de 2009. “De Videla a los Kirchner, la historia de la ley de radiodifusión”. 100

Ley 23.696 Capítulo II artículo 8. En el Anexo I de la ley figuran como privatizados: LS 84 TV Canal 11, LS 85 TV Canal 13, LR3 Radio Belgrano, LR 5 Radio Excelsior y todos los medios de comunicación del Estado

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77

medida -en conjunto con otras complementarias que sancionaría este mismo gobierno-

formó la base sobre la cual nacieron los multimedios y se gestó la concentración

mediática. Clarín, fue uno de los protagonistas de este fenómeno101.

El decreto 1062 de 1998 modifica el inciso f) del artículo 46 de la ley 22.285. Este

inciso además de prohibir la transferencia de “acciones del titular de una licencia radial sin

autorización del Comité Federal de Radiodifusión (Comfer), fijaba como condición sine

qua non que ese permiso fuera otorgado siempre que hubiesen transcurrido cinco años

desde la iniciación de las emisiones regulares de la frecuencia”102. De esta manera, la

concentración mediática fue posible gracias a que las licencias podían ser

comercializadas a un mismo propietario sin que en ello mediara el control del COMFER.

En la misma línea se ubicaba la última modificación al régimen de radiodifusión del

menemismo. El Decreto de Necesidad y Urgencia 1005/99 abordaba tres ejes

fundamentales que cambiaron el sentido de la ley sancionada en 1980, intensificando sus

males.

En primer lugar, amplía la cantidad de licencias de una persona física o jurídica.

Así lo explica el diario Página/12: “El punto central del cambio es que la nueva ley

establece que una misma persona jurídica y física puede explotar hasta 24 licencias de

radiodifusión --es decir emisoras de televisión y radio-- cuando hasta ahora el máximo era

de cuatro. Por otra parte, la nueva redacción fomenta la transmisión en red, lo que permite

que desde una cabecera en Capital Federal se forme una cadena nacional de difusión”103.

La nota periodística hace referencia al artículo 5 del decreto 1005 que modifica el artículo

exceptuados: LS 82 ATC-Canal 7, LRA 1 Radio Nacional Buenos Aires, Radio Difusión Argentina al Exterior (RAE) y las emisoras que integran el Servicio Nacional de Radiodifusión. 101

“En el año 1990, con la privatización de varios medios de comunicación, Clarín comienza a expandirse a otros medios. Primero adquiere Radio Mitre. Luego, gana la licitación para operar el Canal 13 mediante su subsidiaria Arte Radiotelevisivo Argentino (ARTEAR). También incursiona en la televisión por cable mediante Multicanal en 1992. En 1993, Artear lanza el canal de cable: Todo Noticias (TN), y en 1994, la señal Volver, que transmite series y programas históricos de la televisión argentina. En el año 1996 aparece la versión online de Clarín y sale a las calles el Diario Olé, especializado en deportes. Asimismo, se crea el portal Ciudad Internet en 1997. En ese mismo año, también crea la Compañía Inversora de Medios de Comunicación S. A. (CIMECO), junto al diario La Nación. La firma administra matutinos en el interior del país; entre ellos, La Voz del Interior y Los Andes. El Grupo Clarín se constituye formalmente como Sociedad Anónima en 1999 e introduce como accionista minoritario a Goldman Sachs” Véase: Grupo Clarín. Wikipedia, la enciclopedia libre. En http://es.wikipedia.org/wiki/Grupo_Clar%C3%ADn#cite_note-15 102

La Nación, viernes 2 de octubre de 1998. “Un decreto allanó el camino de Hadad” 103

Página/12, 29 de septiembre de 1999. "El decreto de la discordia" por Carlos Polimeni. En: http://www.pagina12.com.ar/1999/99-09/99-09-29/pag29.htm

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78

43 de la ley 22.285. Allí donde la ley establecía como máximo, la posibilidad de explotar

un total de (4) cuatro licencias por titular, el decreto con la firma del presidente Menem

establecía multiplicar por 6 esa cifra ya que el límite de cuatro licencias como máximo por

persona física o jurídica con fines de lucro “era congruente con un mercado

comunicacional poco desarrollado”.

En segundo lugar, consideraba “oportuno suprimir el concepto de intransferibilidad

de las licencias” y suspender el “impedimento para constituir redes privadas permanentes”

ya que el contexto mediático de la ley era anacrónico al actual, en donde el mercado “ha

variado dada la gran oferta de medios tecnológicos disponibles”. Por ello, el art. 7 del

decreto, que sustituye al art. 68 de la ley de radiodifusión, afirma que “se podrán constituir

redes privadas permanentes, con la previa autorización del COMITE FEDERAL DE

RADIODIFUSION". El art. 10 incorpora el inciso i) al art. 85 de la ley 22.285, posibilitando

“la transferencia de la titularidad de la licencia” dentro de los 180 días de otorgadas las

licencias con autorización del PEN o el COMFER.

Por último, el decreto 1005/99 desregula el tiempo de publicidad en los medios.

Bajo la nueva normativa, “la promoción de programas propios de la estación” no es

“computable como publicidad” (art. 8 inc. c). Además, dispone que la publicidad sea

acumulable hasta 6 horas como máximo dependiendo de las horas totales de emisión. De

esta manera, los 14 minutos en televisión y los 12 en radio que están dedicados a la

emisión de publicidad “podrán ser ubicados en el momento que las emisoras quieran,

acumulándolos hasta por un máximo de seis horas. Es decir que un canal podría

transmitir dos horas seguidas sin publicidad y luego sumar los 24 minutos en una sola

tanda”104.

El compendio de modificaciones que realizó el gobierno menemista a la ley de

radiodifusión de la dictadura, explicita de manera clara que aquella no favorecía o

incentivaba la formación de monopolios multimediáticos sino que ello fue posible gracias a

los cambios introducidos en la década del ‘90. En este sentido, como se dijo más arriba, la

ley 26.522 modifica, en última instancia, las reformas introducidas en democracia bajo el

menemismo.

104 Ibíd. nota anterior. “El decreto de la discordia” por Carlos Polimeni.

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79

Si la formación de monopolios afecta el derecho a recibir y brindar información,

por ende, también afecta el derecho que consagra la libertad de expresión. La Corte

Interamericana de Derechos Humanos en su opinión consultiva 5/85 explica: “Las dos

dimensiones mencionadas (supra 30) de la libertad de expresión deben ser garantizadas

simultáneamente [que nadie sea arbitrariamente menoscabado o impedido de manifestar

su propio pensamiento y el derecho colectivo a recibir cualquier información y a conocer la

expresión del pensamiento ajeno]. No sería lícito invocar el derecho de la sociedad a estar

informada verazmente para fundamentar un régimen de censura previa supuestamente

destinado a eliminar las informaciones que serían falsas a criterio del censor. Como

tampoco sería admisible que, sobre la base del derecho a difundir informaciones e ideas,

se constituyeran monopolios públicos o privados sobre los medios de comunicación para

intentar moldear la opinión pública según un solo punto de vista”105.

Dos de los mecanismos implementados para detener el proceso de concentración

de la propiedad de los medios de comunicación en el mundo, consisten en limitar esa

propiedad, por ejemplo, con un número fijo de licencias o estableciendo un porcentaje de

mercado106.

La ley 26.522 implementa ambos mecanismos. En primer lugar, modifica la

multiplicidad de licencias retocadas por el menemismo. Luego, impone un límite

porcentual a la explotación de las licencias en el mercado audiovisual.

El artículo 45, inciso b), establece que una misma señal de contenidos de servicios

de radiodifusión sonora o radiodifusión televisiva abierta puede contar cómo máximo de

hasta diez licencias en el orden nacional. Un poco más del doble de la cifra que la

dictadura ofrecía como tope para un mismo licenciatario (cuatro), y un poco menos de la

mitad de la que estableció el decreto 1005/99 (veinticuatro). No obstante, el inciso c) del

mismo artículo, admite “Hasta veinticuatro (24) licencias […] cuando se trate de licencias

para la explotación de servicios de radiodifusión por suscripción con vínculo físico en

diferentes localizaciones”. Es decir, veinticuatro licencias para la explotación de canales

de cable, a los que acceden sólo los abonados al servicio. Asimismo, aclara que “la

multiplicidad de licencias —a nivel nacional y para todos los servicios — en ningún caso

105

Corte Interamericana de Derechos Humanos. Opinión Consultiva OC-5/85 del 13 de Noviembre de 1985. Disponible en: http://www.corteidh.or.cr/docs/opiniones/seriea_05_esp.pdf 106 Así lo indica el párrafo siete de la nota que explica el artículo 45 de la ley 26.522.

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80

podrá implicar la posibilidad de prestar servicios a más del treinta y cinco por ciento (35%)

del total nacional de habitantes o de abonados a los servicios referidos en este artículo,

según corresponda”.

En el plano local, la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (SCA) establece

la posibilidad de que un mismo licenciatario posea una licencia para radio AM y una para

FM o incluso dos, en el caso de que “existan más de ocho licencias en el área primaria de

servicio”. En televisión, habilita a que un mismo licenciatario obtenga una licencia para

televisión abierta, en caso de no ser ya poseedor de una licencia para televisión por

suscripción. Lo mismo sucede en el caso adverso, se permite hasta una licencia para

televisión por suscripción, siempre y cuando éste, no sea titular de una licencia para

televisión abierta. De cualquier manera, el artículo 45 es claro cuando se refiere al número

total de licencias que un mismo licenciatario puede mantener en una misma localización.

“En ningún caso la suma del total de licencias otorgadas en la misma área primaria de

servicio o conjunto de ellas que se superpongan de modo mayoritario, podrá exceder la

cantidad de tres (3) licencias”.

Así, la ley 22.285 con las modificaciones realizadas a partir del Decreto 1.005/99,

establece también que, en el plano local, una misma persona física o jurídica puede

poseer una licencia de radiodifusión sonora, una de televisión y una de servicios

complementarios de radiodifusión, siempre que las dos primeras no sean las únicas

prestadas por la actividad privada (art. 43, inc. b). La ley del año 2009, a diferencia de la

de 1980, discrimina, en el plano local, la atribución de licencias entre servicio de

radiodifusión sonora de FM y AM. Del mismo modo que distingue entre los servicios de

radiodifusión televisiva abierta y los de televisión por suscripción.

La medida que incorpora la ley SCA de reducir la cantidad de licencias que un

mismo licenciatario puede tener en su poder, de veinticuatro a diez resulta progresiva, en

tanto y en cuanto, reduce el marco de acción en el cual es posible la formación de

monopolios. No obstante, el cuerpo de la ley no explica la razón por la cual un número

máximo de 10 licencias constituye un límite a la concentración mediática y la formación de

monopolios. Así como tampoco da cuenta de por qué el valor que representa el 35% por

ciento del total de abonados se considera un tope razonable al alcance de los servicios

por suscripción.

Page 81: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

81

La cuestión de las licencias guarda una conexión lógica con los límites a la

concentración mediática y, en este sentido, con las implicancias que recaen sobre la

libertad de expresión y el pluralismo. Explica la CIDH: “Son los medios de comunicación

social los que sirven para materializar el ejercicio de la libertad de expresión, de tal modo

que sus condiciones de funcionamiento deben adecuarse a los requerimientos de esa

libertad. Para ello es indispensable, inter alia, la pluralidad de medios, la prohibición de

todo monopolio respecto de ellos, cualquiera sea la forma que pretenda adoptar, y la

garantía de protección a la libertad e independencia de los periodistas”107. La ley 26.522

también establece que las licencias otorgadas sean de carácter intransferible (art. 41), lo

cual desestima la formación de redes de medios ya que, a su vez, evita el surgimiento de

un “mercado de licencias”.

Por otra parte, los artículos 24 y 25 se refieren a los requisitos que las personas

físicas y las personas de existencia ideal, respectivamente, deben reunir para estar en

condiciones de ser adjudicatarios de licencias de radiodifusión. También, en este caso, la

ley sancionada en democracia no presenta sólo diferencias con el texto de la ley que

planteó de la dictadura sino con las modificaciones incorporadas en la década menemista.

El 17 de agosto de 2005, el Congreso de la Nación sancionó la ley 26.053 que

sustituye el artículo 45 de la ley 22.285, en donde reconoce a las asociaciones sin fines

de lucro como licenciatarios para explotar los servicios de radiodifusión. Uno de los puntos

más importantes en los artículos citados, establecidos por la ley sancionada en 2009, es

que inhabilita a ex funcionarios de gobiernos de facto a acceder a explotar los servicios de

radiodifusión (art. 24 inc. c). Sin embargo, es importante no pasar por alto que en 2005, a

más de veinte años de recuperada la democracia, el Congreso sustituyó un artículo de la

ley de la dictadura, para que las entidades sin fines de lucro pudieran ser licenciatarias

admitiendo, a su vez, (en flagrante contradicción) que ex funcionarios de gobiernos de

facto pudieran hacer uso de radios o canales de televisión. En esto reside, precisamente,

una de las rupturas más importantes reconocidas en la ley SCA respecto de sus

antecedentes. Los artículos referidos a las condiciones de admisibilidad también señalan

la distancia que debe existir entre los licenciatarios y el sector comercial y público. El

inciso i) del artículo 24 expresa: “No ser director o administrador de persona jurídica, ni

accionista que posea el diez por ciento (10%) o más de las acciones que conforman la 107

Ibíd. nota anterior. Corte Interamericana de Derechos Humanos. Opinión Consultiva OC-5/85 del 13 de Noviembre de 1985.

Page 82: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

82

voluntad social de una persona jurídica prestadora por licencia, concesión o permiso de

un servicio público nacional, provincial o municipal”. El artículo 25, por su parte, referido a

las personas de existencia ideal, señala en su inciso d): “No ser titular o accionista que

posea el diez por ciento (10%) o más de las acciones o cuotas partes que conforman la

voluntad social de una persona de existencia ideal titular o accionista de una persona de

existencia ideal prestadora por licencia, concesión o permiso de un servicio público

nacional, provincial o municipal”. En ambos casos se indica que los licenciatarios no

pueden ser extranjeros, ni poseer vínculos con “empresas de servicios de comunicación

audiovisual extranjeras”.

Estas resoluciones no sólo plantean la creación de un marco de acción que

imposibilite la formación de un mercado oligopólico sino que también resguardan el valor

de la comunicación dentro de los límites nacionales. No obstante, si bien las medidas

planteadas en la ley protegen la pluralidad de voces y con ello, la diversidad de los

actores de la comunicación, su garantía no puede quedar sometida a un mercado de

medios desconcentrado solamente sino en la fehaciente diversidad de sus contenidos.

Como explican Becerra y Mastrini “históricamente se ha definido que la forma de

garantizar el pluralismo es a través de la diversidad de medios y de la expresión pública

de diferentes definiciones políticas. Este derecho no debe quedar confinado a la garantía

de una estructura de propiedad no oligopólica, sino que también debe asegurarse la

multiplicidad de contenidos en los medios. Esta diversidad de propietarios y contenidos

debe quedar reflejada en todos los niveles relevantes: el político, el cultural y el

lingüístico”108.

22..22..33..44.. AAUUTTOORRIIDDAADD DDEE AAPPLLIICCAACCIIÓÓNN

Previo a su sanción, uno de los aspectos que más polémica despertó durante el

debate de la ley de medios fue el referido a la Autoridad de Aplicación. La relación del

Gobierno con los medios de comunicación había padecido un giro de 180° grados tras el

conflicto agrario, y las denuncias presentadas por la oposición hacían suponer que la ley

de medios, que reemplazaría a la ley de la dictadura, sería arbitraria. Por supuesto, la

composición de los organismos capaces de velar por el cumplimiento de la ley es de

108

La concentración mediática argentina: de eso no se habla por Martín Becerra y Guillermo Mastrini, en Derechos Humanos en Argentina. Informe 2007. Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) p 462 Véase en: http://www.cels.org.ar/common/documentos/informe_anual_2007.pdf

Page 83: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

83

suma importancia ya que de ahí deriva el hecho de que la norma tenga un cumplimiento

arbitrario o no.

La ley de facto de 1980, creó el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER) como

“un organismo autárquico, con dependencia del Poder Ejecutivo Nacional. Su conducción

[era] ejercida por un Directorio formado por UN (1) presidente y SEIS (6) vocales

designados por el Poder Ejecutivo Nacional a propuesta del organismo que representan;

durarán TRES (3) años en sus funciones y podrán ser nombrados nuevamente por otros

períodos iguales”109. De esta manera, la designación del directorio que integra la autoridad

de aplicación quedaba sujeta a la total discrecionalidad del Poder Ejecutivo. En aquél

caso, bajo la autoridad de las fuerzas que integran la Junta Militar. En efecto, la ley aclara

que los integrantes del Directorio serán representantes de los “Comandos en Jefe del

Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea, Secretaría de Información Pública,

Secretaría de Estado de Comunicaciones y Asociaciones de Licenciatarios, UNO (1)

correspondiente a radio y el otro a televisión. Como órgano asesor del Directorio actuará

una Comisión formada por representantes de todos los Ministerios del Gobierno Nacional

y de la Secretaría de Inteligencia de Estado”110. Durante los años que siguieron a la caída

de la dictadura, ningún gobierno modificó este apartado de la ley 22.285. De ahí que el ex

COMFER fuera intervenido en cada recambio presidencial.

La ley SCA representa un avance en la medida en que desafecta este artículo

oponiendo uno de tendencias mucho más democráticas, pero al que es necesario

establecer algunas precisiones. El artículo 10 crea la Autoridad Federal de Servicios de

Comunicación Audiovisual (AFSCA) “como organismo descentralizado y autárquico”. Lo

que implicaría que las funciones que antes el COMFER realizaba dentro de la órbita

discrecional del Estado, ahora el AFSCA lo haría fuera de ella.

Al igual que en la ley de facto, el número de miembros del Directorio que plantea

la nueva ley también es de siete integrantes aunque varían diametralmente la procedencia

de los miembros y el mecanismo de su designación. Mientras que en la normativa de

1980 todos los miembros de la autoridad de aplicación eran designados por el Gobierno,

la ley que la reemplaza deja en manos del Poder Ejecutivo sólo la designación de su

presidente y un director. Sin embargo, también le corresponde a éste el nombramiento de

109

Ley 22.285 Título IX De las autoridades. Artículo 96 110 Ibíd. nota anterior

Page 84: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

84

los restantes integrantes del directorio111 que hayan sido propuestos por la Comisión

Bicameral de Promoción y Seguimiento de la Comunicación Audiovisual y por el Consejo

Federal de Comunicación Audiovisual. De ello se desprende que, si bien el hecho de que

las minorías representadas en el Congreso de la Nación cuenten con la posibilidad de

proponer los candidatos para ocupar el directorio representa un mecanismo más pluralista

que aquel que establecía la norma precedente, el método actual no cimenta la

independencia total de la autoridad de aplicación respecto del poder ejecutivo. Y es

sumamente importante, ya que entre sus funciones está la de “elaborar y aprobar los

pliegos de bases y condiciones para la adjudicación de servicios de comunicación

audiovisual”. Es decir, si parte de los funcionarios que integran la AFSCA se encuentran

en la estructura política de un gobierno, la asignación de las licencias puede verse

afectado por intereses políticos. Al respecto, la Relatoría para la Libertad de Expresión de

la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en su Informe Anual 2008, expresa:

“Es esencial que todo el proceso de asignación y regulación esté orientado por un órgano

técnico independiente del gobierno, que goce de autonomía frente a presiones políticas

coyunturales, que se encuentre sometido a todas las garantías del debido proceso y que

se someta al control judicial. Reglas como las anteriores permitirán proteger a las radios y

canales comerciales de injerencias abusivas y les darán la seguridad de que cualquiera

sea su orientación no serán objeto de decisiones arbitrarias”112.

Otro aspecto importante lo representa la duración de los cargos del presidente y

directores de la autoridad de aplicación. La ley SCA expresa que “el presidente y los

directores durarán en sus cargos cuatro (4) años y podrán ser reelegidos por un período.

La conformación del directorio se efectuará dentro de los dos (2) años anteriores a la

finalización del mandato del titular del Poder Ejecutivo nacional, debiendo existir dos (2)

años de diferencia entre el inicio del mandato de los directores y del Poder Ejecutivo

111

Ley 26.522 Título II, Capítulo I , Art. 14: “El directorio estará conformado por un (1) presidente y un (1) director designados por el Poder Ejecutivo nacional; tres (3) directores propuestos por la Comisión Bicameral de Promoción y Seguimiento de la Comunicación Audiovisual, que serán seleccionados por ésta a propuesta de los bloques parlamentarios, correspondiendo uno (1) a la mayoría o primer minoría, uno (1) a la segunda minoría y uno (1) a la tercer minoría parlamentarias; dos (2) directores a propuesta del Consejo Federal de Comunicación Audiovisual, debiendo uno de ellos ser un académico representante de las facultades o carreras de ciencias de la información, ciencias de la comunicación o periodismo de universidades nacionales”. 112

Relatoría para la Libertad de Expresión de la CIDH, Informe Anual 2008, Cap. V, pto. 5, ap. 106, p. 227. Citado en Aportes para la discusión legislativa sobre una nueva ley de servicios de comunicación audiovisual. Observaciones sobre autoridades de regulación y medios públicos. Asociación por los Derechos Civiles – Septiembre 2009. Disponible en: www.adc.org.ar/download.php?fileId=456

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85

nacional”. Aquí, es destacable que la duración de los cargos mencionados no coincida

con los términos de cada mandato presidencial. Si esto no fuera así, es decir, si la

duración de los cargos directivos del AFSCA coincidiera con la duración de la gestión del

Poder Ejecutivo, la independencia del organismo podría verse afectada.

Hasta aquí, el desarrollo de las rupturas y continuidades entre la ley 22.285 y la

26.522 ha atravesado las cuestiones atinentes al objeto de regulación, la libertad de

expresión, la multiplicidad de licencias y los principales aspectos de la estructura y

funcionamiento de la autoridad de aplicación. Por último, el análisis de los medios

públicos en el texto de ambas leyes es imprescindible.

22..22..33..55.. MMEEDDIIOOSS PPÚÚBBLLIICCOOSS

El sistema de medios de comunicación del Estado ha sido, tradicionalmente,

confundido con un sistema de medios gubernamental, cuya línea editorial corre a la par

de la política del gobierno de turno. La historia da cuenta de ello. Las radios fueron

estatizadas durante el peronismo, la primera transmisión de la Televisión Pública “mostró

a una Evita de piel y huesos, de trajecito negro, pronunciando su discurso póstumo. El

edificio donde todavía funciona se inauguró en 1978, cuando la dictadura militar inició las

transmisiones color de la Copa Mundial de Fútbol, con objetivos nada deportivos como

desviar los ojos de sus crímenes de lesa humanidad”113. Por otra parte, la presencia de

programas que explícitamente favorecen o benefician al oficialismo o grupos cercanos al

poder en la pantalla de la televisión pública y el aire de Radio Nacional, constituyen parte

de graves episodios a través de la historia, que generan inseguridad y confusión en la

ciudadanía acerca de lo público y lo gubernamental en el manejo de los medios del

Estado.

En tal coyuntura, la discusión de una nueva ley de medios ameritaba abordar esta

problemática. En el Congreso, los bloques opositores criticaron fuertemente la actual

política de medios públicos, denunciaban que la consecuencia inmediata de que un medio

público funcione como uno gubernamental es la restricción de la libertad de expresión por

cuanto no promueve la pluralidad de voces y, que de esta manera, también la diversidad

113

Todo o nada… Estado y Medios en pie de guerra por Ludueña, María Eugenia en ¿Por qué nos odian

tanto? Estado y medios de comunicación en América Latina. Omar Rincón [Editor]. Centro de Competencia en Comunicación para América Latina Friedrich Ebert Stiftung p. 275 Disponible en: http://www.c3fes.net/docs/porquenosodian.pdf

Page 86: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

86

de puntos de vista se ve afectada cuando se favorecen determinadas perspectivas

ideológicas en desmedro de otras.

En concreto, ¿qué es un medio público? La Asociación por los Derechos Civiles

(ADC) explica que “los medios públicos cumplen un rol fundamental para garantizar la

libertad de expresión, entendida como el derecho a emitir, recibir y buscar informaciones y

opiniones de toda índole, en condiciones que garanticen la pluralidad informativa, ya que

a través de ellos se puede ofrecer una pluralidad de perspectivas, dando voz a todos los

sectores de la sociedad, sin enrolarse en ninguna corriente específica de opinión, de

modo tal de asegurar el derecho de acceder a información diversa”114.

Ambas leyes, pecan de no definir qué es un medio público. El artículo 35 de la ley

de facto, explica su “cometido”, es decir, los objetivos fijados por la dictadura que debía

cumplir la televisión y radio estatales. La legislación actual, por su parte, a pesar de contar

con un apartado dedicado exclusivamente a definiciones115, tampoco puntualiza a los

medios de comunicación públicos. Sin embargo, indica los objetivos y obligaciones que

han de cumplir Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado (RTA S.E.) creados a

partir de la ley.

El hecho de que servicios tan destacados como lo son los medios públicos, no se

encuentren definidos en el texto de la ley, no es una cuestión de importancia menor. Al no

estar definidos, la norma legisla sobre algo impreciso. La inexactitud acerca de qué es y

qué función cumplen los medios propiedad del Estado da lugar a que su funcionamiento

sea el mismo del que tradicional y equivocadamente ha sido; el de su uso como medios

gubernamentales.

A pesar de ello, la ley vigente contempla otras cuestiones que la legislación

anterior pasa por alto. A los fines de garantizar que los medios públicos tengan igual

alcance que los medios privados, la ley sancionada en democracia considera a los

primeros como complementarios de los segundos, a diferencia de la anterior legislación

que señalaba que los medios públicos funcionarían “subsidiariamente respecto de las

estaciones privadas, cuando así lo exijan razones de seguridad nacional, solamente en

114

Ibíd. Óp. Cit. Aportes para la discusión… Asociación por los Derechos Civiles – Septiembre 2009 p 11 115 Véase Capitulo II Definiciones. Artículo 4 de la ley 26.522

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87

aquellos lugares adonde no concurra la actividad privada, por su baja densidad

demográfica o escaso interés comercial”116.

A pesar de que el texto de la ley no indique una definición de medios públicos, los

artículos 121 y 122 establecen sus objetivos y obligaciones que, de alguna manera suplen

la ausencia respectiva. De los primeros, se destacan la promoción y el desarrollo del

respeto por los DDHH, y el respeto y la promoción del “pluralismo político, religioso,

social, cultural, lingüístico y étnico”. Éste último, implica la búsqueda de una lógica

operacional diversa y plural, lo contrario de la negativa tradición que portan los medios

públicos117. De las obligaciones establecidas en la ley, se subraya la importancia de

“asegurar la información y la comunicación con una adecuada cobertura de los temas de

interés nacional, regional e internacional”, “difundir las actividades de los poderes del

Estado” y ofrecer el acceso global, en el conjunto de la programación de RTA S.E., a “la

participación de los grupos sociales significativos, como fuentes y portadores de

información y opinión”118.

Para que los medios del Estado sean asumidos como públicos, fuera de

injerencias gubernamentales y presiones partidarias, es necesario garantizar su

independencia e imparcialidad frente a los grupos de poder político y económico. En el

primer caso, la dirección de los medios de comunicación estatales debe ser plural e

independiente de las esferas políticas que intervienen en la sociedad. Para la

independencia económica, los mecanismos de financiación no deben quedar sujetos

exclusivamente a los ingresos por publicidad privada o, en otros términos, “que la

116

Ley 22.285 Título III Del Servicio Oficial de Radiodifusión (SOR) Art. 33 inc. c) No obstante, esta clausula ya había sido modificada en 2003. Explica Martín Becerra: “fue Eduardo Duhalde en marzo de 2003 con su decreto PEN 1.214 quien [modificó] una cláusula de la vieja ley de radiodifusión de Videla (artículo 11 de la ley 22285) que prescribía ese rol subsidiario al Estado en la prestación de los servicios audiovisuales. Precisamente porque los medios estatales actuaban con un rol subsidiario y habituados a su desprestigio, no representaban competencia ni molestia alguna al predominio que ejercieron (y ejercen) los medios comerciales privados”. Véase: Becerra, Martín. “Medios de comunicación oficiales: transgresión y propaganda”. Revista El Estadista n° 30. Disponible en: http://elestadista.com.ar/?p=582 117

“En nuestro país, los medios de comunicación audiovisuales gestionados por el Estado no se corresponden estrictamente con la definición de “medios públicos” ya que carecen de mandato de servicio público y su integración es definida, exclusivamente, por la decisión del Poder Ejecutivo Nacional, sin ningún tipo de participación del Congreso ni de la sociedad civil”. Ibíd. Óp. Cit. Aportes para la discusión… Asociación por los Derechos Civiles – Septiembre 2009 p 11 118 Incisos 4), 6) y 9) respectivamente, del art. 122 de la ley 26.522

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88

posibilidad de emitir publicidad no desvirtúe la razón de ser de las emisoras públicas ni

influencie su programación”119.

A los fines de garantizar la independencia política de los medios públicos, “la

estructura y designación de los miembros del Directorio deben tener por objetivo prevenir

una indebida influencia por parte de cualquier fuerza política particular”120. En relación a

esto, la ley SCA presenta notables diferencias respecto de la normativa precedente. La

ley de facto, entiende al Servicio Oficial de Radiodifusión como dependiente de la

Secretaría de Estado de Comunicaciones, que a su vez integra el COMFER, a su vez

integrado por representantes de las diferentes Armas que forman parte de la Junta Militar.

La existencia de un directorio que delibera y organiza los contenidos y recursos de los

medios del Estado, es nula. El conjunto de la sociedad civil, tampoco cuenta con

participación alguna en la estructura y organización del organismo. Peor aún, la injerencia

del poder político está permitida y de ello no se desprende ninguna garantía de

independencia. Sirva de ejemplo el art. 34 de la ley de facto, cuando expresa que la

Secretaría de Información Pública de la Presidencia de la Nación orientará y supervisará

la programación que elabore la Secretaría de Estado de Comunicaciones para su difusión

por las estaciones del Servicio Oficial de Radiodifusión (SOR).

La ley vigente, por su parte, no prohíbe expresamente que un medio público

favorezca a algunos sectores sociales en desmedro de otros. No obstante, plantea una

organización y administración de los medios públicos muy diferente de la establecida por

la dictadura.

Si bien la ley crea Radio y Televisión Argentina S.E. “bajo la jurisdicción del Poder

Ejecutivo” (art. 199), a su vez crea un organismo encargado de ejercer “el control social

del cumplimiento de los objetivos” fijados para los medios del Estado como lo es el

Consejo Consultivo Honorario de los Medios Públicos (art. 124). También habilita el

Directorio para administrar sus recursos y garantizar la calidad del servicio. De esta

manera, ninguna secretaría que trabaje dentro de la órbita del PEN interviene en la

gestión de los medios estatales. La cantidad de miembros que integrarán el Directorio y

las condiciones fijadas para su designación y permanencia son idénticas a las que la ley 119

Los medios públicos en la discusión por una nueva ley de radiodifusión por Califano, Bernadette y Rabinovich, Eleonora en Revista Tram[p]as de la Comunicación y la Cultura N° 67 Septiembre-Octubre 2009 p 56 Disponible en: www.adc.org.ar/download.php?fileId=475 120Ibíd. nota anterior

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89

aplica para el Directorio del AFSCA: un presidente y un director designados por el Poder

Ejecutivo Nacional, tres directores a propuesta de la Comisión Bicameral de Promoción y

Seguimiento de la Comunicación Audiovisual y, dos a propuesta del Consejo Federal de

Comunicación Audiovisual121.

El financiamiento fue otro aspecto de suma importancia en el debate suscitado

sobre los medios de comunicación del Estado. Desde luego, como servicio público, las

exigencias y obligaciones sobre estos medios no pueden ser las mismas que aquellas

demandadas hacia los medios de comunicación privados. Aquí, la lógica de

funcionamiento no está sometida al lucro comercial sino a satisfacer las necesidades de

un servicio de mandato público y, como tal, no solo adquiere relevancia de dónde

provienen los fondos sino también el porcentaje que representa cada uno de los ingresos

que requieren Radio y Televisión Argentina S.E. para su correcto funcionamiento.

La ley 26.522 especifica como mecanismos de financiación de los medios públicos

a un porcentaje del gravamen creado para la explotación de los servicios regulados,

asignaciones presupuestarias, la venta de publicidad, la comercialización de su

producción de contenidos audiovisuales, auspicios o patrocinios, y legados, donaciones,

etcétera122. La ley 22.285, por su parte, no sólo es más imprecisa para establecer las vías

de financiamiento sino también más arbitraria en su asignación. La Secretaría de Estado

de Comunicaciones, por ejemplo, es la oficina encargada de recibir las donaciones,

contribuciones, herencias, etc.; dentro de la órbita del Poder Ejecutivo. También la

asignación de fondos provenientes del Presupuesto General de la Nación es inexacta

(porque no da cuenta del porcentaje destinado a la radiodifusión estatal) y discrecional

(porque al estar suspendida la actividad legislativa, el presupuesto es elaborado por la

Junta Militar).

La legislación vigente admite un sistema de financiamiento mixto entre los fondos

públicos y los ingresos privados derivados de la venta de espacios publicitarios. Desde

luego, un presupuesto oneroso no determina la calidad de los contenidos, pero sí

condiciona el correcto desempeño de un medio público, por ende, como explican Calidano

y Rabinovich, su financiamiento “debe ser suficiente, apropiado y estable. Suficiente para

121

Véase nota 104 de este trabajo. 122 Ley 26.522 Título VII Capítulo IV art. 136 inc. a) a f)

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90

poder lograr sus objetivos, apropiado teniendo en cuenta el rol que cumplen, y estable en

el sentido de que el mismo sea sostenido a lo largo del tiempo”123.

Por otra parte, ¿qué sucede si los medios de comunicación estatales quebrantan

el cumplimiento de sus objetivos y obligaciones? ¿Y qué, si mantienen una lógica de

operación gubernamental y con ello restringen la libertad de expresión? En caso de que

los medios públicos sean vehículo de prácticas sometidas a las presiones del poder

político y económico comprometiendo su independencia e imparcialidad, ¿qué sanciones

le corresponden? El régimen de sanciones de la ley indica que quienes se encuentran

sujetos a sanciones son los titulares de licencias o autorizaciones, como así también “las

productoras de contenidos o empresas generadoras y/o comercializadoras de señales o

derechos de exhibición”124. Sin embargo, el texto no ofrece especificación alguna sobre

las sanciones que recaerán sobre las señales estatales en caso de incurrir en

incumplimiento sobre las disposiciones legales de la ley. Está claro, que los medios de

gestión estatal no tienen la misma razón de ser que los medios de comunicación privados,

por lo tanto, las sanciones que se aplican a los segundos no puede ser la misma que la

que debiera aplicarse a los primeros. Éstas no necesariamente deben ser económicas

hacia la radio y televisión públicas, ya que ello devendría en perjuicios para todos los

abonados pero sí, al menos, referidas hacia quienes deben velar por el correcto

desempeño y fortalecimiento de los medios públicos.

22..22..44.. VVAACCÍÍOOSS

“Hoy, estamos apretando a los periodistas (con un fuerte abrazo)”

Saludo de la Presidencia de la Nación por el día del periodista,

publicado en Clarín el 7 de junio de 2005

Así como es importante subrayar que la Ley de Servicios de Comunicación

Audiovisual habilita el marco jurídico para incorporar nuevos actores en la comunicación

social, que insiste en desarticular a los monopolios mediáticos y promover el pluralismo

imponiendo límites a la concentración –por citar sólo algunos ejemplos de las virtudes que

se le reconocen– es inexorable, también, destacar la persistencia de ciertos vacíos

legales de suma notoriedad no sólo heredados de la Ley de Radiodifusión de 1980 sino

123

Ibíd. nota 113 Óp. Cit. Los medios públicos en la discusión por una nueva ley de radiodifusión por Califano, Bernadette y Rabinovich, Eleonora p 56 124 Ley 26.522 Título VI art. 101

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91

intensificados bajo el período constitucional. “Es un triunfo haber doblegado cierta idea de

que no había que regular al sector. Ningún país de América Latina tuvo una ley integral

como ésta. Es muy buena, pero necesita leyes complementarias para no quedar en letra

escrita”125, puntualiza Martín Becerra, profesor de la Universidad de Quilmes.

La regulación de la pauta publicitaria oficial y el acceso a la información pública

constituyen dos problemáticas que no han sido claramente debatidas y estudiadas en

específico, ni aún contempladas en el marco legal vigente. La falta de una regulación

precisa sobre ambos asuntos crea el ámbito propicio para ciertos abusos que violentan

los principios en los que se erige la nueva ley de medios.

Actualmente, lo que debiera ser publicidad de las acciones del Estado es

propaganda política. Esto es posible debido, no sólo, a la ausencia de normas particulares

o escasos controles en la materia, sino porque existe un contexto jurídico que así lo

permite, o que en su defecto es tan general que resulta ineficaz. La única referencia hacia

la regulación de la pauta oficial en el texto de la ley 26.522 establece aspectos formales

en cuanto a la transmisión de los avisos oficiales y de interés público y, en términos

generales, declara que “el Estado deberá contemplar criterios de equidad y razonabilidad

en la distribución de la misma, atendiendo los objetivos comunicacionales del mensaje en

cuestión” (art. 76). El artículo citado evita especificar en qué consisten esos “criterios de

equidad y razonabilidad”, lo cual permite una interpretación arbitraria y profundamente

subjetiva.

El marco legal que, en la actualidad, organiza la distribución de la publicidad oficial

es el Decreto 14/2011, en el cual se faculta a la Secretaría de Comunicación Pública para

que planifique, ejecute y supervise las campañas de comunicación institucional del sector

público. Esta oficina funciona dentro de la órbita de la Jefatura de Gabinete de Ministros

de la Presidencia, una dependencia netamente política. El procedimiento de asignación

de publicidad estatal no está enmarcado dentro del accionar de organismos públicos

ajenos a interferencias políticas, por el contrario, es una estructura política la que decide

cómo, cuánto y a quién asignarla. En tal sentido, la distribución de la pauta oficial está

motivada por intereses políticos que, no sólo desvirtúan la razón de ser de la publicidad 125

Citado en Todo o nada… Estado y Medios en pie de guerra por Ludueña, María Eugenia en ¿Por qué nos

odian tanto? Estado y medios de comunicación en América Latina. Omar Rincón [Editor]. Centro de Competencia en Comunicación para América Latina Friedrich Ebert Stiftung p. 264

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92

de los actos del Estado transformándola en propaganda política sino que, a su vez,

condicionan los contenidos periodísticos de los medios de comunicación.

La Asociación por los Derechos Civiles menciona, entre otras irregularidades, la

asignación discriminatoria de la publicidad oficial a medios favoritos y aliados políticos, la

utilización de la pauta oficial con fines propagandísticos y la asignación injustificada en

ciertos diarios y canales de televisión126.

En un mercado mediático altamente concentrado como el de Argentina, la

competencia entre las diversas empresas periodísticas es inequitativa y despareja. Los

grupos empresarios de medios de comunicación concentrados tienen la posibilidad de ser

prestadores de una cantidad mayor de avisos publicitarios, lo que les reporta ingentes

ingresos económicos, en comparación con aquellos medios más pequeños y menos

desarrollados. “Para paliar esta dificultad, hay quienes sostienen la importancia de

distribuir de manera discriminatoria la publicidad oficial, permitiendo –gracias a los

recursos de la publicidad del Estado– ampliar la voz de periodistas y medios de

comunicación local, de los medios más pequeños y de los que critican a las empresas del

sector privado que se constituyen como principales anunciantes. Este criterio tiende a

confundir los objetivos de la publicidad oficial con los objetivos de una política de subsidio

estatal en el marco de una política comunicacional, que podría ser válida y aun necesaria.

Los recursos del Estado que se utilizan para el pago de la publicidad oficial tienen un

objetivo distinto a los objetivos que se pueden plantear para una determinada política de

comunicación social. La posibilidad de decidir discrecionalmente, sin reglas claras, cómo y

a quién se le otorga publicidad oficial abre la puerta a la arbitrariedad. La posible violación

indirecta a la libertad de expresión surge porque las decisiones arbitrarias conllevan el

riesgo de ser usadas como presión hacia los medios de comunicación críticos a la gestión

de gobierno”127.

El acceso a la información pública también es un derecho que no está

debidamente garantizado y respetado, y que la nueva legislación en medios de

comunicación pasa por alto. La herramienta legal que reglamenta el acceso a la

126 Véase: El precio del silencio: abuso de publicidad oficial y otras formas de censura indirecta en América

Latina. Bs As: Asociación por los Derechos Civiles; New York: Open Society Institute, 2008. Y: Una censura sutil: abuso de publicidad oficial y otras restricciones a la libertad de expresión en Argentina. Bs As: Open Society Institute, 2005. 127 Óp. Cit. Una censura sutil. p 6

Page 93: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

93

información pública es el decreto 1172/03 que tan sólo indica el mecanismo para

demandar la información requerida a los organismos, entidades, empresas, sociedades,

dependencias y todo otro ente que funcione bajo la jurisdicción del Poder Ejecutivo

Nacional. Aquí también, como en el caso de la administración de la pauta publicitaria

oficial, es una oficina dependiente de la Jefatura de Gabinete de Ministros de la

Presidencia la encargada del acceso a la información pública128.

Es significativo que en ambos casos, las decisiones que deberían ser tomadas por

organismos que trabajen fuera de la estructura de gobierno sean tomadas precisamente

por oficinas y dependencias organizadas en base a designaciones políticas. Ello también

importa a la hora de garantizar la libertad de expresión ya que, en ocasiones, “los

gobiernos le niegan el acceso a la información pública a un determinado medio en

particular, en represalia por haber efectuado una cobertura crítica”129, lo cual constituye

una de las formas que adquiere la censura indirecta.

Queda claro, entonces, que la exposición de los vacios legales que conlleva la

última ley de medios no está simplemente dirigida a establecer críticas hacia ella sino que

comporta un llamado a discusión de otros asuntos que complementan la eficacia

regulatoria sobre los medios de comunicación reduciendo el escenario en el cual se

desarrollan las violaciones a los derechos consagrados a partir de la ley de servicios de

comunicación audiovisual.

128 Se refiere a la Subsecretaria para la Reforma Institucional y Fortalecimiento de la Democracia. 129 Óp. Cit. El precio del silencio. p 13

Page 94: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

94

33.. EEXXCCUURRSSOO TTEEÓÓRRIICCOO

Page 95: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

95

El enfrentamiento político entre el Gobierno Nacional y el Grupo Clarín exige un

análisis exhaustivo por la complejidad de actores y sectores afectados y por la magnitud

del conflicto desatado.

Entre los historiadores es común señalar que el análisis de los episodios históricos

amerita una distancia no sólo temporal sino afectiva e intelectual, para evitar que la propia

experiencia afecte el curso del análisis y sean pasados por alto diferentes puntos de vista.

El conflicto que nos convoca merece integrarse en esta perspectiva. No obstante, a pesar

de la corta distancia histórica que separa a la actualidad de los hechos producidos tras la

disolución del tándem Clarín-Gobierno y del inicio de las discusiones sobre una nueva ley

de medios, es posible explorar algunos aspectos de este problema. El conflicto Clarín-

Gobierno representa todo un paradigma que pone en tela de juicio la función social de la

prensa, sus alcances y limitaciones, la labor del periodista y la manera en que el público

concibe la práctica periodística. Por otra parte, constituye un nuevo capítulo en la relación

histórica que liga a los gobiernos de turno con la Prensa. Así las cosas, el estudio de este

conflicto puede adquirir diferentes características y dimensiones adoptando como unidad

de análisis a distintos aspectos de los actores involucrados, Clarín y el Gobierno.

Como el título del trabajo indica, el estudio aquí es sobre el diario Clarín.

Particularmente sobre la forma en que sus editoriales construyeron discursivamente una

imagen específica, a diferencia de otros medios, sobre la ley de Servicios de

Comunicación Audiovisual y con ello de sus defensores e impulsores, como el mismísimo

Gobierno Nacional, entre el 27 de agosto y el 10 de octubre de 2009, lapso que

comprende el inicio y el cierre del debate parlamentario sobre el proyecto de ley

sancionado.

Page 96: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

96

Antes de emprender la tarea del análisis de los editoriales de Clarín, es preciso

establecer algunas consideraciones teóricas fundamentales que complementan las

Perspectivas reseñadas al inicio de este trabajo y que permitirán una comprensión global

del análisis que sigue.

33..11 LLAA PPRREENNSSAA:: IINNSSTTIITTUUCCIIÓÓNN,, EEMMPPRREESSAA YY AACCTTOORR

Se ha marcado, de manera insistente, que la prensa es una institución primaria en

el funcionamiento y fortalecimiento de la democracia. El extremo ha llegado a indicar que

“sin periodistas no hay democracia” o, a decir de Winston Churchill que “los periodistas

son los perros guardianes de la democracia”130. Si de confirmar o refutar estas

aseveraciones se trata, ante todo es necesario plantear ciertos interrogantes que permitan

dilucidar, en el intento de contestarlos, cuál es el rol y la función que la sociedad demanda

de la prensa.

El periódico, en tanto medio de comunicación, es una parte importante de las

relaciones entabladas en el seno de la sociedad. A simple vista cumple con el rol social de

informar, suple la necesidad demandada de obtener información de parte de la sociedad.

Esa información requiere de investigación, preparación, en fin, de una serie de recursos

con los cuales el periodista puede reconstruir un hecho cualquiera que merezca la

atención por parte de los lectores. Estos recursos son variados. Pueden ser económicos

como el dinero que el periodista necesitará para cubrir los viáticos, hacer llamadas

telefónicas o adquirir algún instrumento que le permita satisfacer las necesidades

laborales para hacer mejor su trabajo. Pueden ser intelectuales, y aquí se verá

involucrada la serie de aptitudes en el estudio de la comunicación, en la experiencia

realizando una entrevista o en la sagacidad para obtener información que es de difícil

acceso. Por otra parte, seguramente el periodista que está realizando la investigación

que el periódico publicará entre sus páginas, necesitará de la colaboración de otros

colegas que trabajarán conjuntamente con él. Al momento de la redacción, el periodista

también empleará un compendio de normas claras y preestablecidas para hacer la mejor

presentación posible de los hechos investigados, es decir que la narración tendrá un

esquema determinado según los géneros a los que se circunscriba. Una vez que cierre la

edición y las imprentas se encuentren ya imprimiendo el periódico que por la mañana 130

En este sentido, es dable citar a Thomas Jefferson quien expresó: “Prefiero periódicos sin Gobierno, que Gobiernos sin periódicos”.

Page 97: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

97

algún ciudadano recibirá en la puerta de su hogar, la lectura estará ceñida a los límites

impuestos por la estructura de la narración que mejor exponga los acontecimientos, algún

género periodístico cualquiera que el periodista juzgue adecuado para la exposición de la

información.

Así, la labor que un periódico tiene como objetivo primario, informar, compromete

una red de relaciones sociales, intelectuales, culturales y económicas que hacen de la

prensa una institución del sistema que cumple con demandas de la sociedad con un

grado de responsabilidad diferente al de cualquier otra institución social, la

responsabilidad de “un medio que trasciende la mera entrega de noticias”131. El carácter

institucional de la prensa –su legitimidad social– no nace per se con ella, por el contrario,

es adquirido a lo largo del tiempo debido principalmente a la credibilidad de los lectores

que diariamente pagan por el periódico, como dice Zegers “el reconocimiento de un

órgano de prensa como institución depende del consenso social”132.

El periódico, tiene la responsabilidad de fortalecer el derecho a brindar y recibir

información. Pero dados los alcances de la prensa, en tanto medio de comunicación

masivo, su responsabilidad social excede la libertad de expresión. Se espera de la prensa

que informe conforme sucedan los hechos de la realidad, lo más objetivamente posible.

“Lo que los medios de comunicación hacen es ofrecernos el presente social. Sin ellos, el

presente social resultaría pobre y encogido, sería apenas el de la familia, la vecindad más

inmediata, el medio de trabajo. Gracias a los medios, vivimos en el mundo y sabemos lo

que está pasando un poco en todo el mundo. Más aún, gracias a los medios percibimos la

realidad no con la fugacidad de un instante aquí mismo, sino como un período consistente

y objetivado, como algo que es posible percibir y comentar, como una referencia general.

[…] El conjunto de los medios forma hoy un círculo de realidad envolvente que se

convierte en referencia diaria de nuestra vida, telón de fondo de la vida en común”133.

La responsabilidad social de la prensa, entonces, excede “la mera entrega de

noticias” ya que conforma “el presente social de referencia”. No obstante, el interrogante

131

Zegers, Cristián. El diario considerado como institución. Discurso de incorporación a la Academia de Ciencias Sociales del Instituto de Chile, pronunciado el 8 de junio de 1988 en la Aula Magna Manuel José Irarrázaval de la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Chile. P 315 En: www.cepchile.cl/dms/archivo_1218_1150/rev32_zegers.pdf 132

Óp. Cit. p 317 133 Gomis, Lorenzo. Teoría del Periodismo. Barcelona: Paidós Comunicación, 1991 pp 14-15

Page 98: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

98

sobre la función social del periodismo aún no ha sido debidamente respondido. Lorenzo

Gomis orienta la respuesta; entiende al periodismo como “un método de interpretación de

la realidad social” en donde el periodista ocupa el rol de “operador semántico” encargado

de la “elaboración y presentación de los diferentes mensajes periodísticos” que, como tal,

“está obligado a manipular lingüísticamente una realidad bruta para conseguir elaborar un

mensaje adecuado mediante una acertada codificación”134.

Gomis, destaca la labor del periodista. No entiende a la prensa como una

institución homogénea de la sociedad exenta de contradicciones. Por el contrario,

entiende que la prensa, en su función de interpretar la realidad y hacerla aprehensible,

está sometida a debates internos, a la selección de los hechos de la realidad que el diario

mismo considera como importantes, a un proceso, en fin, que involucra diferentes puntos

de vista. Si la “interpretación de la realidad social” es la función social que cumple el

periodismo, entonces ello implica que la prensa no transmite fielmente la realidad social

tal como es, como profesa, sino que la interpreta y, a partir de ella, configura un modo de

mirar las cosas. Un modo de ver la realidad que propone el periódico para que forme el

“presente social de referencia” de los lectores.

Si los medios de comunicación del presente, entre ellos la prensa, constituyen el

marco de referencia a través del cual las personas conocen una realidad que le es ajena,

se debe a que esas personas confían en la información que los medios transmiten, la

consideran veraz. La credibilidad que los medios de comunicación reciben de parte de sus

públicos, se debe a estrategias comunicativas que muestran la distancia entre la realidad

y el medio, la neutralidad, la imparcialidad, la independencia.

A decir de los medios, la objetividad.

El diccionario de la Real Academia Española define al término como

“perteneciente o relativo al objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de

pensar o de sentir (o de las condiciones de observación) que pueda tener cualquier sujeto

que lo observe o considere”.

La prensa, por su parte, define su tarea en esos términos, esto es, que la

información que publica está ceñida a la realidad en sí misma, tal como los hechos

134 Óp. Cit. Teoría del Periodismo, pp. 35-38

Page 99: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

99

suceden, con independencia de la subjetividad de quienes hacen la noticia. Una tarea

imposible. No obstante, forma parte de la identidad que la prensa se ha adjudicado y que

el público ha consentido, otorgándole así su legitimidad institucional.

La profesora Ana María Miralles critíca el concepto de objetividad que la prensa se

atribuye. Según ella, de la pretendida objetividad de la prensa “surgió aquél dogma de la

información como “espejo de la realidad” y la necesidad de crear unos moldes

informativos llamados géneros periodísticos que dieran buena cuenta de ella.

“[…] La asepsia, el distanciamiento de los periodistas frente a los hechos, y la

redacción expositiva son los otros elementos que dan forma a la objetividad del discurso

periodístico. Esta ausencia de compromiso frente a los hechos, al menos en apariencia,

ha creado la sensación de que, tras el modelo liberal de la información, no hay un

proyecto político, que se trata de un modelo neutral. […] La objetividad –concluye

Miralles– se ha presentado como una estructura narrativa diseñada para mostrar la

realidad y al mismo tiempo para ocultarla […]”135.

La noticia, entonces, soslaya la subjetividad del periodista, es el periódico como un

todo, como medio, como institución legítima de la sociedad quien presenta la noticia. La

prensa evita toda referencia que indique la presencia del sujeto que la redacta. Al eliminar

toda marca personal, la prensa dota a la noticia de “objetividad”; no hay lugar para el

sujeto, por lo tanto, no hay subjetividad.

Reconocer a la noticia como objetiva es desconocer la labor del periodista y

desvirtuar la función social del periodismo. Es entender, erróneamente, al periodista y al

medio como ajenos a la realidad, como entes inertes que captan los hechos de la realidad

tal y cual son en verdad. Como señalan Vicente Leñero y Carlos Marín, “el tratamiento de

los hechos en cada medio informativo expresa un modo de percibir y enjuiciar la realidad,

proyecta una posición política frente a los hechos. El periodismo, entonces, es

intrínsecamente parcial”136.

¿La objetividad, entonces, es una cualidad periodística o una estrategia discursiva

que cumple roles económicos? Porque, si la prensa se proclama como objetiva a los fines

135

Miralles, Ana María. Periodismo, opinión pública y agenda ciudadana. Bogotá: Norma, 2002 p 37-39 136 Leñero, Vicente y Marín, Carlos. Manual de periodismo. México: Grijalbo, 1986 p18

Page 100: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

100

de ganar credibilidad, principal capital simbólico que se pone en juego en la relación

prensa-público, y a partir de esa credibilidad es que los lectores consumen el diario,

podría decirse que la objetividad es utilizada como una herramienta para captar lectores.

Para garantizar, en fin, que lo que dice el diario es Verdad. En efecto, la objetividad es un

atributo demandado por la sociedad. “La ciudadanía se indigna ante cualquier intento de

dirigismo político e ideológico. Sabedores de eso, la estrategia actual de los medios es

disimular a toda costa la intencionalidad para que pase inadvertida a las audiencias y

pueda ser efectiva. El objetivo es proporcionar (u ocultar) al lector, oyente o espectador

determinados elementos de contexto, antecedentes, silenciamientos o métodos

discursivos (en el caso de los medios audiovisuales las posibilidades son infinitas) para

que llegue a una conclusión y posición ideológica determinadas, pero con la percepción

de que es el resultado de su capacidad deductiva y no del dirigismo del medio de

comunicación. De ahí la importancia de denunciar las falsas objetividades y neutralidades

para dignificar un periodismo de principios y valores”137.

Así como es preciso entender a la prensa como una institución que suple la

necesidad social de recibir información veraz, es también posible comprenderla como una

empresa periodística. Si la prensa es también una empresa, entonces el periódico es el

producto y, dentro de él, las noticias son consumidas como tales. A su vez, los lectores

son entendidos también como consumidores del producto que la prensa como empresa,

vende: el periódico.

La prensa, como toda empresa capitalista, requiere del lucro, del rédito económico

para existir. La prensa, entonces, se define también por sus relaciones económicas. El

problema aquí, reside en la posibilidad de que dichas relaciones económicas afecten o

condicionen la práctica periodística y, con ello, el “marco social de referencia”. Si, como

explica Jürgen Habermas, “La información periodística profesional obedece […] a las

mismas leyes del mercado, a cuyo surgimiento debe ella su propia existencia”138,

entonces el periodismo se encuentra sometido a las fluctuaciones del mercado, a lo

vendible o consumible. Entonces sí, la disciplina económica de la empresa periodística

afecta y condiciona la labor periodística y, con ello, el contenido informativo y noticioso del

medio. “Implícita o explícitamente, cada texto periodístico entraña una carga subjetiva,

137

El periodista, la objetividad y el compromiso por Pascual Serrano en Sala de Prensa - Artículos Véase: http://www.saladeprensa.org/art1002.htm 138 Véase el primer capítulo de este trabajo.

Page 101: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

101

política, originada en la formación de cada periodista y en el interés económico, político,

ideológico, de cada empresa periodística”139.

Si la prensa, como institución social constituye el marco social de referencia

excediendo así la mera transmisión de noticias y las implicancias económico-comerciales

de la empresa periodística ¿de qué otra manera es posible entender la presencia de la

prensa en la sociedad? Para responder al interrogante planteado es preciso retomar las

perspectivas señaladas en el primer capítulo de este trabajo sobre las relaciones de la

prensa y la opinión pública. Allí se indicó que la prensa fue un articulador de la opinión

pública en la Europa de los siglos XVII y XVIII cuando el periódico era discutido en los

cafés y salones literarios. Aún hoy esa función es desempeñada por la prensa aunque con

diferentes matices por la presencia de nuevos medios de comunicación y el desarrollo de

nuevas tecnologías que permiten múltiples y variadas formas de acceso a la información.

Así, la prensa al constituirse como un fuerte articulador de la opinión pública adquiere, a

su vez, una función política clara. No permanece ajena a los conflictos sociales, al

contrario, se hace eco de ellos.

En síntesis, la prensa no es tan sólo un medio de comunicación masivo. El

desarrollo de las diferentes formas de abordar a la prensa permite identificar en ella a una

institución social, a una empresa periodística y a “un actor puesto en interacción con otros

actores del sistema social”. Para Héctor Borrat, el periódico en su interacción social

merece ser entendido como un actor político ya que “es capaz de afectar el proceso de

toma de decisiones en el sistema político. […] Su ámbito de actuación es el de la

influencia, no el de la conquista del poder institucional o la permanencia en él. El periódico

pone en acción su capacidad para afectar el comportamiento de ciertos actores en un

sentido favorable a sus propios intereses: influye sobre el gobierno, pero también sobre

los partidos políticos, los grupos de interés, los movimientos sociales, los componentes de

su audiencia. Y al mismo tiempo que ejerce su influencia, es objeto de la influencia de los

otros, que alcanza una carga de coerción decisiva cuando esos otros son los titulares del

poder político”140.

139

Ibídem nota 136 140

Borrat, Héctor. El periódico, actor del sistema político. Análisi 12, 1989 p 67 En:http://www.raco.cat/index.php/analisi/article/viewFile/41078/89080

Page 102: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

102

Ya que han sido contestados los interrogantes propuestos, se hace imperioso

dilucidar otros. ¿De qué manera es posible captar la dimensión de actor político de un

diario?

En primer lugar, es preciso notar que cuando se utiliza la terminología de actor,

significa que preexiste, en el seno de la sociedad, un conjunto de procesos y conflictos

que sobre los cuales la prensa toma partida. Borrat, insiste en que la dinámica de los

conflictos sociales es lo que motoriza la toma de posturas del diario, “Percibir al periódico

como actor del sistema político es considerarlo como un actor social puesto en relaciones

de conflicto con otros actores y especializado en la producción y la comunicación pública

de relatos y comentarios acerca de los conflictos existentes entre actores de ese y de

otros sistemas políticos.

“El conflicto se presenta así como la categoría clave para orientar esta búsqueda.

Como comunicador de un discurso polifónico sobre la actualidad política, social,

económica y cultural dirigido a una audiencia de masas, el periódico es narrador y

muchas veces también comentarista de aquellos conflictos noticiables que ha decidido

incluir y jerarquizar en sus temarios. Como grupo de interés, puede ser participante

directo de conflictos internos, de conflictos con sus pares y con los otros medios de

comunicación de masas y de conflictos con cualquier otro actor social”141.

El análisis de la prensa como actor político no puede prescindir del análisis de la

cobertura periodística que ella hace de esos conflictos sociales, de la representación

lingüística que hace el diario sobre la realidad que retrata o explica. Para ello es

imprescindible indagar en los modos de presentar los acontecimientos y qué estrategias y

herramientas son utilizadas para tal caso. Los géneros periodísticos operan en este

sentido. Constituyen la estructura narrativa en la cual los hechos de la realidad son

expuestos.

A grandes rasgos, la actividad periodística convive entre hechos (facts) y

comentarios (comment), entre la información y la opinión. Y entre ellos, hay quienes

destacan la presencia de los géneros interpretativos. Sin embargo, es a partir de estos

dos grandes grupos que se desprenden los géneros periodísticos, que han sido

elaborados y reelaborados históricamente en diferentes períodos de la historia de la

141Óp. Cit. Borrat, Héctor. El periódico, actor del sistema político. p 69

Page 103: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

103

prensa. Los géneros se clasifican atendiendo a la función comunicativa que mejor

desempeñan cada uno. Para Gomis “En el periodismo como método de interpretación

sucesiva de la realidad social corresponde a los géneros periodísticos cumplir distintas

funciones para responder también a diversas necesidades sociales y satisfacerlas. La

información y el comentario son dos necesidades sociales distintas. Necesitamos estar

informados para saber qué pasa y qué significa cada uno de los hechos en el conjunto de

los acontecimientos actuales. Necesitamos formarnos una opinión de las cosas y

comentarlas para saber en qué van a afectarnos y qué podemos hacer para sacar

provecho de ellas o hacerles frente eficazmente y evitar el mal que podrían

producirnos”142.

Sin embargo, existe también un orden que explica esas diferencias. La prensa

necesita primero aportar datos, narrar los hechos en bruto, lo más ceñido a cómo han

tenido lugar para recién, contextualizar, establecer juicios y hacer proyecciones sobre

consecuencias de los hechos relatados en el contenido noticioso del diario. El desarrollo

de la información importa a los géneros como la noticia, la crónica o el reportaje. A la

opinión le caben la crítica, la columna o el editorial.

Queda claro, entonces, que es la información, primero, la que prepara el terreno

para su valoración y enjuiciamiento, posteriores. Según Leñero y Marín, la noticia, como

vehículo más representativo de presentar la información, “es el género fundamental que

nutre a todos los demás [géneros]”143. A su vez, son los géneros de opinión los que

explican y orientan la interpretación de las informaciones que publica el mismo diario. En

este sentido se manifiestan Armañanzas y Díaz Noci, siguiendo a Gomis, cuando explican

que “la función de los comentarios es hacer comprender las informaciones, de la misma

manera que la función de la información es alimentar los comentarios. Según esto, la

noticia hace hablar a la gente, hace que piense, y lo que la gente piensa y dice cuando

conoce una noticia es el comentario”144. La prensa, entonces, es generadora de opinión:

“la información define al periódico, pero la opinión lo justifica”145.

142

Óp. Cit. Teoría del Periodismo, pp. 44-45 143

Leñero, Vicente y Marín, Carlos. Manual de periodismo. México: Grijalbo, 1986 p40 144

Armañanzas, Emy y Díaz Noci, Javier. Periodismo y argumentación. Géneros de opinión. Universidad del País Vasco, 2002 p 80 145 Santamaría Suárez, L. y Casals Carro, M. J. La Opinión Periodística. Bs As: Docencia, 2000 p 107

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104

La funcionalidad a que atiende cada género periodístico no es lo único que

distancia la información de la opinión, otro factor es la preponderancia de los primeros

sobre los segundos en la estructura del periódico. Es evidente que el contenido noticioso

excede ampliamente al contenido opinativo. Es dificultosamente probable que un

ciudadano común acceda a comprar el diario para leer, prioritariamente, la sección de

opinión antes que la informativa. Ello responde a que en primer lugar, es necesario

informar, narrar, responder a los interrogantes más acuciantes para captar la “esencia” de

los hechos para luego, en segundo lugar, explicar qué ha sucedido a través de los

géneros interpretativos y, en tercer lugar, calificar-los, enjuiciar-los y valorar-los en la

sección de opinión.

A pesar de las diferencias establecidas entre los diferentes géneros periodísticos

de información, interpretación y opinión, en la prensa, éstos no siempre se encuentran

claramente demarcados. Por el contrario, en algunos textos conviven estilos y fórmulas de

diferentes géneros primando la hibridez en ellos. Gonzalo Martín Vivaldi, explica que

“Como en todo campo artístico, y el periodismo es también arte, hay un entrecruce de

rasgos: artículos que tienen mucho de crónicas; crónicas que son propiamente artículos, y

reportajes especiales que, por su tono y enfoque, rozan el campo de la crónica o del

artículo”146.

33..22 LLAA IIMMPPOORRTTAANNCCIIAA DDEE LLAA OOPPIINNIIÓÓNN EENN EELL PPEERRIIÓÓDDIICCOO

Si como expresa Vivaldi, existe una problemática en torno a la definición y al

establecimiento de categorías claras sobre los géneros periodísticos en general, los

géneros de opinión no escapan a este planteo. Si bien no existe unanimidad en la

clasificación de los textos de opinión, Lorenzo Gomis sugiere como criterio de clasificación

de los mismos la funcionalidad a la que atiende cada uno de los géneros.

No obstante, a pesar de la confusión existente ante la variedad y la amplitud de las

clasificaciones elaboradas por diversos teóricos e investigadores del periodismo, es

146

Vivaldi, Gonzalo Martín. Géneros Periodísticos. Madrid: Paraninfo, 1979 citado en BERNARDI, María Teresa y Fabián BERGERO (2006) "Los géneros periodísticos: apuntes para una taxonomía propia". Red-

accion, sitio web del Área Periodismo de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. General Roca: Universidad Nacional del Comahue. Disponible en: http://red-accion.uncoma.edu.ar/asignaturas/generos.htm

Page 105: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

105

posible reconocer las características generales de los textos de opinión147. Según

Armañanzas y Díaz Noci, “Lo que presentan en común todos los géneros de opinión es

que trabajan sobre ideas, deducen consecuencias de unos acontecimientos más o menos

actuales. Si no lo son, tratarán de asuntos vigentes, es decir, que laten dentro de la vida

social, o recobrarán la actualidad a raíz de un hecho que acabe de ocurrir como por

ejemplo, el fallecimiento de un personaje que pone de actualidad acontecimientos que ya

pertenecen a la historia reciente”148.

Asimismo, existen dentro de los mismos géneros de opinión ciertos rasgos

diferenciales que distinguen, por ejemplo, el editorial de la columna o la crítica del

suelto149.

La columna, explican Santamaría Suárez y Casals Carro, es un “artículo firmado

que se publica con regularidad y que ocupa un espacio predeterminado en el periódico

[…] puede ser razonador o lo contrario, falaz; orientador o enigmático; analítico o

pasional; enjuiciativo o narrativo; y siempre valorativo, subjetivo, porque no puede ser de

otro modo”150. La crítica, por su parte, “es un género que está inserto en el mundo de la

cultura, del arte, y suele circunscribirse a un lector interesado por este ámbito y quizá por

ello es un género aparte. En concreto, se ocupa de la labor de un artista y no de sus

interioridades”151. El suelto, por su parte, puede señalarse como un subgénero debido a

que es una variante del editorial. Es definido como “la breve valoración, anónima o no, de

un hecho, expresada en un lenguaje muy desenfadado”152. A su vez, “suelen ser críticas

emocionales que permiten ver aspectos ideológicos con más transparencia que los

razonamientos de un buen artículo editorial”153. A pesar de las diferencias establecidas

entre los textos de opinión señalados, si hay algo común a ellos es que su presencia

puede convivir con los textos informativos o en diferentes secciones del diario. El editorial,

147

Texto de opinión o texto argumentativo es la expresión utilizada por Armañanzas y Díaz Noci para englobar a los genéricos términos de comentario y artículo según la denominación de otros autores. Considero pertinente emplearla para librar de ambigüedades a los géneros de opinión a desarrollar. 148 Armañanzas y Díaz Noci Óp. Cit. p 85 149

Se sigue aquí la clasificación de los géneros de opinión propuestos por Santamaría Suárez y Casals Carro en Óp. Cit. La opinión periodística… 150

Óp. Cit. p 303 151

Rasgos diferenciales de los géneros periodísticos de opinión por Pastora Moreno Espinosa en Sala de Prensa – Artículos. Véase en: http://www.saladeprensa.org/art501.htm 152

Armañanzas y Díaz Noci Óp. Cit. p 84 153 Santamaría Suárez y Casals Carro Óp. Cit. p 293

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106

por el contrario, está integrado en una sección particular, claramente identificable en la

estructura del periódico.

De los géneros de opinión indicados, el editorial es el que se destaca por ser el

vehículo ideológico que refleja el posicionamiento de la publicación frente a los

acontecimientos sobre los cuales ha informado. José Luis Martínez Albertos lo define

como el “artículo periodístico sin firma que explica, valora y juzga un hecho noticioso de

especial importancia. Este juicio colectivo e institucional se formula de acuerdo con una

convicción de orden superior que refleja la postura ideológica de cada periódico”154. La

importancia del editorial, entonces, es insoslayable. Es el espacio que se reserva el

medio, la empresa, la institución para destacar su pensamiento, su ideología, sus valores.

Es a través del editorial que la prensa se erige como “un máximo representante de las

corrientes ideológicas que discurren por las venas del cuerpo social. Por todo ello, el

rango del editorial es superior a todos los demás artículos de opinión que aparecen en los

diarios. Las columnas, las críticas, los otros artículos de opinión firmados –tribuna

pública– representan las ideas y razonamientos de quienes los firman que, aun estando

en connivencia ideológica con el periódico, no suelen alcanzar el eco político del editorial.

El editorial supone la identificación de la prensa como órgano de opinión y de

representación social”155.

El editorial, no sólo es el texto argumentativo que mejor representa a los géneros

de opinión, sino que, a su vez, excede la interpretación periodística ya que apunta,

inexorablemente, a la influencia.

La importancia del editorial en la estructura del periódico no sólo radica en hacer

explícita la perspectiva con la que la institución reflexiona sobre los hechos de la realidad,

sino que es a partir de él que se manifiesta el carácter de actor político del periódico al

trabajar en la influencia sobre los lectores y la formación de la opinión pública.

Muchos autores insisten en señalar que en realidad, es en la sección informativa

de un diario en donde más se ejerce la influencia comparado con la opinión que

desarrolla. No obstante, la opinión convive a lo ancho y a lo largo del periódico con la

información. Como explica Mónica Viada, la separación física (y conceptual) –entre

154

Martínez Albertos, José Luis. Curso general de redacción periodística. Barcelona: Mitre, 1983 pp 379-387 155 Santamaría Suárez y Casals Carro Óp. Cit. p 280

Page 107: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

107

información y opinión– “se mantiene hasta la actualidad, pero es más una ilusión que una

realidad porque hace ya varios años que ambos componentes aparecen diseminados en

todo el periódico, en una misma sección y hasta en la construcción de la noticia

misma”156. Es por eso que las autoras de La opinión periodística afirman que “[…] el modo

de presentar los hechos en las informaciones y el proceso de selección constituye un

modelo de persuasión basado en la selección previa con fines ideológicos. Esto influirá en

la forma de utilizar esos hechos con el objeto de construir un artículo de opinión en el cual

se juzguen y valoren y, además, sirvan como pretexto a la hora de sustentar opiniones

ideológicas. […] Por eso, no conviene considerar que la opinión de un periódico sólo

aparece en su página editorial. Todo el periódico es un discurso ideológico […]”157.

El periodismo de opinión, en donde prima el editorial, ha cobrado cada vez más

importancia con el paso del tiempo. Esto, en parte, está motivado por el vertiginoso

progreso tecnológico que afecta directamente a la comunicación de masas modificando

radicalmente los modos de hacer periodismo y las modalidades de acceso, procesamiento

y lectura de la información. Actualmente, con la aparición y el desarrollo del periodismo

digital, la información y las noticias están signadas por la velocidad, la rapidez y lo

inmediato. Ante tal coyuntura, el periodismo de opinión cobra un nuevo significado, se

destaca por ser el lugar donde existe un nuevo tiempo de asimilar la realidad, diferente al

de la inmediatez que ofrecen las nuevas plataformas informativas. El periodismo de

opinión, ocupa así, el lugar de la reflexión, del análisis pausado, más incisivo y, a su vez,

más intenso, que explora aspectos que la velocidad de la transmisión de noticias actual,

inevitablemente, pasa por alto. Los textos argumentativos le confieren, entonces, un

nuevo sentido a la lectura de la prensa gráfica, una revitalizada modalidad de lectura, un

nuevo acercamiento hacia la prensa, y con ello, a los géneros de opinión, en donde

destaca el editorial, portavoz ideológico de la publicación. Constituyen, a decir de Mónica

Viada, “una pausa oxigenante”.

Como se indicó anteriormente, siguiendo a Héctor Borrat, el diario como actor

político trabaja, no sobre la conquista del poder o la permanencia en él, sino sobre la

influencia que el público admite de parte de la prensa en su reconocimiento institucional.

156 Periodismo de opinión: una pausa oxigenante en la era del vértigo informativo por Mónica María Viada en Sala de Prensa – Artículos. Disponible en: http://www.saladeprensa.org/art500.htm 157 Santamaría Suárez y Casals Carro Óp. Cit. pp 41-42

Page 108: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

108

De esta forma, la prensa destaca su faceta formadora de opinión, sobre todo a partir de la

inusitada importancia que han recobrado los textos de opinión.

33..33 DDEELL PPEERRIIOODDIISSMMOO DDEE OOPPIINNIIÓÓNN CCOOMMOO DDIISSCCUURRSSOO YY DDEELL AANNÁÁLLIISSIISS CCRRÍÍTTIICCOO

DDEELL DDIISSCCUURRSSOO CCOOMMOO HHEERRRRAAMMIIEENNTTAA PPAARRAA DDEESSEENNTTRRAAÑÑAARR EELL CCAARRÁÁCCTTEERR DDEE AACCTTOORR

PPOOLLÍÍTTIICCOO DDEELL DDIIAARRIIOO

El periodismo de opinión, dentro del periódico, es una intervención con un objetivo

específico: provocar en el lector el convencimiento de que la postura expuesta en él, es la

correcta. Es el trabajo de la influencia, de la persuasión, de la presentación de las

ideologías latentes en el contenido informativo. En el particular caso del editorial, en

donde es el medio quien se pronuncia a raíz de los acontecimientos acaecidos en el seno

de la sociedad, la influencia se establece a partir de las ideas que transmite la prensa.

Esta lectura, permite entender al diario, a través del periodismo de opinión, como un actor

político que produce un discurso en el cual se explicita una ideología que, a su vez, es

luego sometida a la discusión pública, cultural, política y social, pero que junto al objetivo

de ser influyente pretende erigirse en dominante.

Quedan establecidos así tres conceptos ineludibles en el estudio presente:

discurso, ideología e ideología dominante.

El concepto de discurso nace entre 1960 y 1970 producto del abordaje de

múltiples disciplinas científicas entre las que destacan la semiótica y la lingüística. En el

campo de las ciencias sociales se han despertado innumerables discusiones en torno a

su significado dado los diversos enfoques a los cuales ha sido sometido. “En una

acepción amplia, el Discurso es una práctica social, un suceso de comunicación a través

del cual las personas utilizan el lenguaje para transmitir ideas o creencias, estableciendo

una interacción verbal”158. El discurso, entonces, inexorablemente implica la dimensión

lingüística pero su significado no se agota allí, ya que es comprendido en un sentido más

amplio, como práctica e interacción social.

158

Discurso por Carolina E. López, Universidad Nacional del Sur en Proyecto: Diccionario del pensamiento

alternativo. CECIES [Centro de Ciencia, Educación y Sociedad] Véase: http://www.cecies.org/articulo.asp?id=178

Page 109: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

109

Como explica Carolina López, los estudios sobre el discurso merecen

comprenderlo no “como producto, es decir, como una secuencia lingüística cerrada sobre

sí misma” sino como un proceso, “atendiendo a los aspectos dinámicos del concepto.

Bajo esta concepción, se considera que el Discurso es interactivo, porque los

interlocutores negocian enunciados entre sí, cada uno en función del otro; es una forma

de acción, al constituir un acto dirigido a modificar una situación; se desarrolla en un

contexto que le da sentido; es captado en un interdiscurso, pues sólo cobra sentido en el

interior de un universo de otros discursos a través del cual debe abrirse camino”159. De

esta manera, cabe identificar a Clarín como un actor que en tanto tal es, a su vez, un

interlocutor que negocia enunciados con otros interlocutores, o actores, cuyo discurso

está orientado a modificar una situación o, a decir de Héctor Borrat, afectar el proceso de

toma de decisiones del sistema político.

Así, el discurso es comprendido y analizado en torno a las relaciones e

interacciones sociales que provoca, rechaza o intensifica en la sociedad. Si Clarín

produce uno o varios discursos en el seno del periódico que luego son sometidos a la

valoración social, es él también parte de un discurso en un nivel más amplio y global. Para

el lingüista Teun A. van Dijk, “El discurso, y otras interacciones socialmente situadas

cumplidas por actores sociales, pertenecen típicamente a lo que se suele denominar el

«micro-nivel» del orden social, mientras que las instituciones, los grupos y las relaciones

de grupos, y por tanto el poder social, se emplazan usualmente en su «macro-nivel»”160.

Clarín, entonces, como empresa, institución y actor se integra en el macro-nivel, mientras

que el periódico y los discursos en él contenidos, se insertan en el micro-nivel.

La ideología, por su parte, se entiende -siguiendo a van Dijk- como parte de un

proceso cognitivo. En este sentido, es un sistema de ideas y creencias que opera en las

personas como representaciones y modelos mentales sobre la realidad. Sin embargo, la

ideología no queda circunscripta a la esfera individual, sino que, por el contrario, es

socialmente compartida por los actores sociales integrantes de grupos determinados que

comparten el mismo sistema de creencias. No obstante, las ideologías en tanto sistemas

de creencias no comportan valores y características estáticas, por el contrario, “organizan

159

Ibíd. Discurso por Carolina E. López 160

Teun A. van Dijk. El análisis crítico del discurso en Anthropos (Barcelona), 186, septiembre-octubre 1999, p 25. Disponible en: http://www.discursos.org/oldarticles/El%20an%E1lisis%20cr%EDtico%20del%20discurso.pdf

Page 110: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

110

las actitudes de los grupos sociales que consisten en opiniones generales organizadas

esquemáticamente acerca de temas sociales relevantes […]”161. Si la ideología, entonces,

comporta un conjunto de valores y creencias que moldea la forma en que se concibe la

realidad y es un catalizador de actitudes y, por ende, de acciones puntuales de grupos

sociales determinados; se expresa, comparte, transmite, re-significa y contradice,

ineludiblemente, a través de la interacción social que implican los discursos. Ello indica

que la ideología no puede comprenderse sólo a través del análisis de los esquemas

cognitivos sino a través de las relaciones sociales establecidas a partir de la producción y

re-producción de los discursos. Asimismo, al convivir, en el seno de la sociedad,

innumerables grupos sociales, cada uno con una ideología en particular, son ellos quienes

ponen en juego los discursos que cuestionan o sustentan el orden social imperante en el

intento de establecer un sistema de referencia social que prime sobre los restantes; en

suma, que sea dominante, a partir del cual, cada elemento que compone la red de

relaciones sociales cobra un nuevo valor ideológico.

Así, la sociedad entera se encuentra atravesada por relaciones de dominación. En

efecto, el profesor Alejandro Raiter plantea la “existencia de un discurso dominante en

toda comunidad lingüística”. Para él, el discurso dominante “es una red de referencias

conformadas por contenidos presentes en el sentido común que tiene la posibilidad –por

estar presente como tal en la inmensa mayoría de los miembros de la comunidad; por ser,

por lo tanto, aceptado como válido– de calificar todos los otros discursos posibles, todos

los otros contenidos del sentido común, de los sistemas de creencias, de establecer, en

definitiva, los valores concretos de la mayoría de los signos”162. Para que no queden

dudas, Raiter destaca que el discurso dominante no es algo abstracto, “sino que es algo

muy concreto, que usamos en todo momento que enunciamos. Cada momento oímos,

procesamos y enunciamos el discurso dominante como “materialización de la conciencia”,

expresión y refuerzo de las representaciones en nuestro sistema de creencias. Es este

discurso dominante el que determina qué es un saber y qué una “creencia sin

fundamento”, […] qué es oportuno y qué no en diferentes contextos para los roles

161

Teun A. van Dijk. Análisis del discurso ideológico. Traducción de Román Alvarado. En Versión (México D.F.), 6, 1996, pp. 15-43. Véase en: http://segundaslenguaseinmigracion.com/L2ycomptext/Anlisisideolgico.pdf 162

Raiter, Alejandro. Lenguaje y sentido común. Las bases para la formación del discurso dominante. Bs As: Biblos, 2003 p 171

Page 111: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

111

posibles que podemos desempeñar”163. Un ejemplo ilustrativo de ideología dominante lo

representa el discurso racista imperante en la sociedad norteamericana en la primera

mitad del siglo XX, ampliamente conocido bajo el rótulo de “segregación racial”. El rol que

le cabe a la prensa, como formadora de opinión y creadora del marco social de referencia,

en la institución de las ideologías dominantes es crucial, ya que opera como articuladora

de discursos que sustentan el orden social actual.

Las ideologías, por lo tanto, son articuladas a partir de las interacciones sociales

que implican los discursos o, en otras palabras, los discursos son articuladores de las

ideologías.

Ahora bien, planteados los conceptos precedentes ¿de qué manera es posible

desentrañar la relación existente entre ellos? ¿Cómo interpretar el discurso? Y, en

específico, ¿cómo explicar el carácter de actor político de Clarín en el estudio de sus

discursos y la ideología contenida en él?

A los fines del presente trabajo, el Análisis Crítico del Discurso (ACD) es la

herramienta que mejor responde esos interrogantes.

El ACD aborda el estudio del discurso a partir de una perspectiva social, política y

crítica de las relaciones de poder establecidas en la sociedad. Plantea, un análisis de la

situación comunicativa en un contexto amplio atendiendo a diversos factores que exceden

el mero análisis lingüístico. Es, por esto, que se lo considera supralingüístico, es decir,

que su análisis no se agota en el estudio de las estructuras lingüísticas inherentes al

discurso sino que su estudio plantea el abordaje de los contextos políticos, sociales,

culturales y económicos en que se producen y reconocen los discursos, y dentro de ellos,

las ideologías.

En palabras de van Dijk “El Análisis Crítico del Discurso está relacionado con el

poder y el abuso de poder y cómo estos son producidos y reproducidos por el texto y el

habla. El Análisis Crítico del Discurso se enfoca en los grupos e instituciones dominantes

y en la forma en la que éstos crean y mantienen la desigualdad social por medio de la

comunicación y el uso de la lengua. El ACD también centra su atención en la que los

grupos dominados se resisten y oponen discursivamente a dicha dominación. El ACD no

163 Ibíd. Raiter, Alejandro Óp. Cit. p 175

Page 112: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

112

es un tipo de método ya establecido de análisis del discurso; se trata más bien, de una

perspectiva o una actitud crítica enfocada hacia problemas sociales importantes”164.

A diferencia del Análisis del Discurso ordinario cuyo campo de intervención teórica

es más formal y circunscripto a las “interacciones verbales y la dimensión interpersonal”.

El adjetivo crítico del Análisis del Discurso plantea, a su vez, la postura que debe adoptar

el analista. “Como todos los investigadores –señala Van Dijk–, los analistas críticos del

discurso deberían ante todo ser críticos de sí mismos y de los demás en su propia

disciplina y profesión. La «crítica» a la que se refiere el adjetivo «crítico» en el ACD va sin

embargo más allá de las conocidas vigilancia y autocrítica profesionales. Los

investigadores críticos no se contentan con ser conscientes de la implicación social de su

actividad (como cualquier sociólogo de la ciencia lo sería), sino que asumen posiciones

explícitas en los asuntos y combates sociales y políticos. Y lo hacen no sólo como

ciudadanos, sino también en tanto que, precisamente, investigadores. Aspiran a producir

conocimiento y opiniones, y a comprometerse en prácticas profesionales que puedan ser

útiles en general dentro de procesos de cambio político y social, y que apoyen en

particular a la resistencia contra el dominio social y la desigualdad”165.

Otras voces autorizadas, como Norman Fairclough y Ruth Wodak, explican que “El

Análisis Crítico del Discurso interpreta el discurso como una forma de “práctica social”. El

hecho de describir el discurso como práctica social sugiere una relación dialéctica entre

un suceso discursivo y las situaciones, instituciones y estructuras sociales que las

enmarcan. Ahora bien, una relación dialéctica es siempre bidireccional: el suceso

discursivo está moldeado por las situaciones, instituciones y estructuras sociales pero a

su vez les da forma. Otra manera de expresar este fenómeno es decir que lo social

moldea el discurso pero que este, a su vez, constituye lo social: constituye las situaciones,

los objetos de conocimiento, la identidad social de las personas y las relaciones de estas

y de los grupos entre sí. Las constituye en el sentido de que contribuye a sustentar y

reproducir el statu quo social, y también en el sentido de que contribuye a

164

Teun A. van Dijk. Discurso y Dominación. Universidad Nacional de Colombia. Sede Bogotá. Facultad de Ciencias Humanas. Grandes conferencias en la Facultad de Ciencias Humanas, N° 4, Febrero de 2004. Diponible en: http://segundaslenguaseinmigracion.com/L2ycomptext/Discursoydominacion.pdf 165 Ibíd. Teun A. van Dijk. El análisis crítico del discurso pp 23-24

Page 113: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

113

transformarlo”166. Tanto Fairclough, Wodak y van Dijk entienden al ACD indisolublemente

ligado a las prácticas y acontecimientos sociales precisamente porque de ello se

desprende su condición crítica excediendo la mera cuestión lingüística.

No obstante, ello no debe impedir el análisis formal del discurso, ya que “el ACD

sólo puede realizar sus objetivos si es, ante todo, (buen) análisis del discurso”, por lo que

“Sus prácticas sociales y políticas no deberían contribuir solamente al cambio social en

general, sino también a avances teóricos y analíticos dentro de su propio campo”167.

La característica crítica del análisis del discurso evidencia la actitud del analista a

través del cual hace su acercamiento al estudio de ésas interacciones sociales. El ACD se

erige, entonces, como herramienta necesaria para desentrañar los elementos

condicionantes y determinantes contenidos en los discursos que afectan las prácticas

sociales. “A través de un enfoque lingüístico-discursivo, los analistas críticos tratan de

mostrar cómo las fuerzas dominantes de una sociedad construyen versiones de la

realidad que favorecen sus propios intereses”168.

El Análisis Crítico del Discurso, planteado en estos términos y, a los fines de este

trabajo, persigue la finalidad de explicitar la ideología subyacente a los discursos

presentes en los editoriales del diario Clarín, cuál es el modo de ver las cosas para el

periódico y la función que éstos cumplen durante el proceso de sanción de la ley de

Servicios de Comunicación Audiovisual; de qué manera Clarín construye -en el discurso

periodístico- la imagen de la ley y, a partir de ella, del gobierno como impulsor de ésta y

de los defensores de la nueva normativa en debate.

166 Norman Fairclough y Ruth Wodak, “Análisis critic del discurso”, en Teun van Dijk (comp.), El discurso

como interacción social, Barcelona, Gedisa, 2000, p. 367. Citado en: Narvaja de Arnoux, Elvira. Análisis del

discurso. Bs. As: Santiago Arcos Editor, 2006 pp 14-15 167

Teun A. van Dijk. Óp. Cit. El análisis crítico del discurso p 24 168

Ana María Franquesa S. Breve reseña de la aplicación del análisis crítico del discurso a estructuras léxico-

sintácticas. En Onomazein [Revista semestral de Lingüística, Filología y Traducción de la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile] 7 (2002) 449-462. pp 452 Véase en: http://onomazein.net/7/aplicacion.pdf

Page 114: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

114

44.. CCLLAARRÍÍNN

Page 115: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

115

“Un diario debe proveer no sólo el insumo informativo que requieren sus lectores

para manejarse cotidianamente. También debe orientarlos para poder descifrar

a cada paso las claves de un mundo en permanente cambio e ingresar con un

mayor bagaje de ideas en escenarios en los que hay un fuerte componente de incertidumbre”

Ernestina Herrera de Noble, directora del diario Clarín

“No hay ningún crimen que se cometa en el periodismo,

ni siquiera el de sensacionalismo espeluznante, ni el de inexactitud general,

que subvierta mas en el principio de la prensa libre y que sea más indefendible

que el crimen de dar cierta tendencia a las noticias, para que se ajusten

a la política editorial… Apartarse de lo objetivo en las columnas

dedicadas a las noticias no sólo es una sangrienta burla de la prensa libre,

sino que crea un arma innoble que se pone en manos de pandilleros del periodismo”

Grove Patterson

El 27 de agosto de 2009, luego de una serie de debates en canales de televisión,

de críticas y refutaciones en las páginas de los principales diarios y revistas del país, y de

una serie de foros públicos de debate, finalmente el proyecto de Ley de Servicios de

Comunicación Audiovisual que reemplazaría a la Ley de Radiodifusión de la última

dictadura militar, iba a ser discutida en el Congreso de la Nación. El hecho mismo de que

el proyecto sea parte de la agenda parlamentaria constituía todo un acontecimiento

destacable históricamente porque, por primera vez en más de veinte años de gobiernos

electos democráticamente, nunca ningún proyecto de estas características pudo ser

abordado en el recinto.

Desde el momento mismo en que la presidente realizó la presentación del

anteproyecto, todo lo relacionado a la ley adquirió relevancia social, no sólo por la

dimensión histórica que implicaba su discusión, sino también por el inminente reemplazo

de una normativa obsoleta legada de la última dictadura.

Page 116: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

116

Ante tal coyuntura, los medios cubrieron periodísticamente algunos de los debates

públicos, se generaron discusiones dentro de programas radiales o televisivos, y

numerosos columnistas sentaron posición sobre el tema. Sin embargo, la cobertura

periodística del asunto, no fue una cobertura cualquiera ya que al recaer sobre los

mismos medios de comunicación la regulación de la ley en debate, ellos ya eran parte

involucrada en los conflictos sociales que relataban sus propias noticias. Además, el

caldeado clima social desatado tras el paro patronal agropecuario había establecido la

disputa entre el Gobierno Nacional y Clarín169, lo que acentuaba las denuncias y críticas al

proyecto oficial y la cobertura de los medios.

Si bien la ley 26.522 no establece una regulación directa sobre la prensa, muchos

diarios y revistas son propiedad de un mismo grupo empresarial que posee también

radios y canales de televisión. Por lo tanto, la sanción de una ley como la citada si no

interviene directamente sobre la prensa, al menos sí sobre los medios que pertenecen al

mismo grupo empresarial, con lo cual se afecta a los mismos intereses económicos170. De

este modo, la cobertura periodística de parte de la prensa sobre el proceso de sanción de

la ley SCA se vio afectada, a su vez, por intereses empresariales. El diario Clarín, por

ejemplo, es integrante de un grupo mediático que integran, entre otros, Radio Mitre, la

señal televisiva de noticias TN o el canal de aire Canal Trece.

En este sentido, el caso del diario y el Grupo Clarín es paradigmático. Los

editoriales que el diario publicó en el lapso comprendido entre la fecha en que el proyecto

ingresó a la Cámara Baja del Congreso, hasta que el 10 de octubre fuera sancionada y

promulgada por la Cámara de Senadores, constituye una muestra de cómo diferentes

factores sociales, culturales, políticos, jurídicos, económicos, influyen en la manera en que

la institución, el medio y la empresa percibe la realidad, la interpreta y valora. Y evidencia,

por otra parte, el comportamiento de la prensa en un conflicto que la involucra, que la

afecta y de la que ella misma forma parte.

El estudio de los editoriales de Clarín permitirá entender cómo, a través de un

texto de opinión que refleja su pensamiento y posicionamiento ideológico frente a la

169

Véase al respecto en el capítulo 2 de este trabajo, los apartados Contexto y Motivos 170

El caso de diarios que pertenecen o están vinculados a un grupo empresarial que posee medios audiovisuales es numeroso. Por ejemplo: Clarín, La Nación, Ámbito Financiero, El Cronista, Diario Uno (Mendoza), La Capital (Rosario), La Voz del Interior (Córdoba), Los Andes (Mendoza), entre otros.

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117

realidad, el diario adquiere un rol político, se erige como actor político que interviene en el

proceso de sanción de la ley de medios.

44..11 EEXXPPRREESSIIÓÓNN OO EEXXTTOORRSSIIÓÓNN

La sección de Opinión de Clarín, publica los resultados de una encuesta disponible

en el sitio web del diario, las cartas de lectores, columnas destacadas bajo el rótulo de

Tribuna y Debate y, por supuesto, los editoriales que varían dependiendo de la

trascendencia social del asunto que trate. En ciertos casos publica dos editoriales, y en

otras oportunidades, tan sólo uno pero de una extensión mayor. Estos textos mantienen

un esquema fijo: el título que manifiesta el asunto a editorializar, el cuerpo argumentativo

y una conclusión destacada en Negrita que sintetiza las ideas principales.

El día en que el proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (SCA)

empezara a ser tratado en el Parlamento, Clarín publicó dos editoriales. El primero, y más

importante, se tituló “Fallo de la Justicia por Cromañón” y el segundo, más conciso, “Un

instrumento contra el delito”. Ese día, la presidente envió el proyecto de ley al Congreso

con fuertes críticas hacia los medios como Clarín y La Nación: “Conceptos como libertad

de expresión, libertad de prensa y derecho a la información –explicaba Cristina Kirchner-

deben ser concebidos e interpretados en su correcta interpretación. Libertad de expresión

no puede convertirse en libertad de extorsión. Libertad de prensa no puede ser

confundida con la libertad de los propietarios de la prensa. Derecho a la información

significa el derecho a toda la información, no al ocultamiento de una parte o a la distorsión

y la manipulación de la otra parte”. El contexto político social que enfrentaba al gobierno

nacional con el diario Clarín se había gestado hacía tiempo ya, y el conflicto había

atravesado por diferentes etapas. Al día siguiente, el 28 de agosto, el diario Clarín

motivado por el discurso presidencial publicó un editorial en respuesta a las declaraciones

presidenciales pero con referencias al debate parlamentario de la ley de medios.

Bajo el sugestivo título “Lo que molesta es la impotencia para controlar y manipular

a los medios”, Clarín desarrolla categóricamente la idea de que la ley es parte de una

nueva ofensiva contra el medio, al tiempo que, una herramienta para cercenar la libertad

de expresión. Ese mismo día, la nota principal -referida al tema que aborda el editorial-

titulaba “Presentan la ley para controlar a los medios” acompañada de otras nueve

noticias que retrataban diferentes aspectos del mismo asunto, entre ellas: “Las agresiones

Page 118: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

118

no cesan: más afiches, pintadas y ataques en contra de Clarín”, “El proyecto de ley

avanzó al ritmo de los conflictos” y “El proyecto del oficialismo mantiene todos sus

aspectos más polémicos”. El discurso periodístico del diario, bajo los ropajes de la noticia

objetiva, ya alertaba al lector acerca del carácter de la nueva ley. El editorial, no sólo

continúa con ese discurso sino que lo acentúa identificando a sus responsables en el

gobierno nacional. Así, desde el inicio, se lee:

“Existe una concepción muy particular de la democracia y de la libertad de expresión

en un Gobierno cuyos principales voceros, comenzando por la propia Presidenta, se

empeñan en señalar que los medios de comunicación independientes constituyen una

suerte de interferencia, estorbo o amenaza para la ciudadanía. En base a esa idea, se

ha lanzado una verdadera campaña de acoso contra las empresas periodísticas que

no pueden controlar, presentándolas como un obstáculo o una desviación del interés

colectivo.

“Para esto no sólo están haciendo un uso desvergonzado de las herramientas del

poder público, con acciones oficiales o paraoficiales, como lo es la propaganda

difamatoria en la Capital o en el interior del país, sino también confluyen otros factores

que tratan de esconder sin éxito, tras una pátina de pretendido profesionalismo, sus

desmesuradas ambiciones particulares. Confluyen así, objetivamente, con la

arrogancia y soberbia del poder.”

Es notable que, en primer lugar, en el editorial no se hace una referencia a un

nosotros sino a un ellos. Es decir, se enfatiza primero los atributos negativos del gobierno

respecto de los medios de comunicación, a modo de contexto y, luego, se describe alguna

de las acciones que caracterizan e identifican, según Clarín, al gobierno nacional. Todo

ello parte de una concepción muy particular de la democracia y de la libertad de expresión

que posee el gobierno, y por ende, en base a esa idea es que se han pergeñado los

ataques a las empresas periodísticas. En el primer párrafo de este pasaje se destacan

dos asuntos particularmente importantes. Primero, que la disputa que mantienen el

multimedio más grande e importante de Argentina con el Gobierno no es fruto, como se

explicó en los capítulos Contextos y Motivaciones, de un conflicto de intereses en pugna

sino de una concepción muy particular de la democracia inherente al gobierno de turno,

ocultando así los lazos que antes unían a ambos. De esta manera, es el gobierno quien

tiene una idea errónea y desacertada sobre la relación que debe mantener con los medios

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119

de comunicación, y es Clarín quien juzga al gobierno desde los valores que lo identifican

como lo opuesto a lo que el gobierno debería ser o hacer.

En segundo lugar, los editorialistas consideran que los ataques que denuncian

hacia los medios de comunicación de parte del gobierno nacional, se hacen contra las

empresas periodísticas que [los gobernantes] no pueden controlar. En este sentido, cabe

señalar que Clarín no habla sólo de medios de comunicación o de la prensa en general,

sino de las empresas que como tales, defienden negocios, es decir, rescata el valor

comercial de los medios de comunicación, dejando en claro que la ofensiva contra los

medios, en parte, ataca la libertad de expresión pero también sus relaciones económicas.

Además, Clarín no habla sólo en nombre de sí mismo, sino de las empresas periodísticas

que como el propio diario y el grupo empresarial que integra, se ven afectadas por la

legislación que se debate en el Congreso.

El discurso que emana del editorial referido distingue a Clarín y las empresas

periodísticas similares a él como parte de un grupo social de pertenencia o ingroup y al

gobierno nacional y sus acólitos como pertenecientes a un grupo ajeno o outgroup. La

selección léxica para hacer referencia a uno u otro grupo, entonces, pone de relieve la

estrategia discursiva establecida en el editorial en donde subyace la semántica ideológica.

“…En general –explica van Dijk– se tiende a describir en términos positivos a los grupos a

los que pertenecemos (ingroups) y a sus miembros, así como a sus amigos, aliados o

seguidores, mientras que a los grupos ajenos (outgroups), enemigos u oponentes se les

describe en términos negativos. […] Esto es, suponemos que las representaciones

mentales de estos grupos, en términos de esquemas de actitudes e ideologías

subyacentes, conllevan conceptos evaluativos globales que influyen también en la

selección léxica (otros aspectos –como las limitaciones de contexto– son equivalentes).

Esto no solamente queda claro en los adjetivos o los sustantivos usados para describir al

grupo al que se pertenece (ingroup) y a los otros grupos (outgroup) y sus atributos, sino

también en las estructuras complejas que relacionan a estos grupos con acciones,

objetos, lugares, o acontecimientos específicos”171.

Ya en el segundo párrafo del editorial, se describe a grosso modo algunas

actitudes que dan cuenta de la equivocada concepción de la democracia del oficialismo

171

Teun A. van Dijk. Análisis del discurso ideológico. Traducción de Román Alvarado. En Versión (México D.F.), 6, 1996, p 23-24http://segundaslenguaseinmigracion.com/L2ycomptext/Anlisisideolgico.pdf

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120

según Clarín, como por ejemplo el uso desvergonzado de las herramientas del poder

público destinadas a la propaganda difamatoria, en referencia a las agresiones que se

iniciaron desde la irrupción del conflicto que enfrentó a las patronales agropecuarias con

el oficialismo. Éstas consistieron en pintadas con la leyenda “Clarín Miente”,

intimidaciones a directivos del Grupo Clarín en sus viviendas particulares, ataques a las

corresponsalías de Clarín y pedradas contra una oficina de Cablevisión. En muchos

casos, las ofensivas llevaban la firma de “JP Descamisados”, una agrupación política afín

al oficialismo y, según la visión de Clarín, se intensificaron con motivo del inminente

debate parlamentario de la ley de medios. Los hechos descritos en las noticias del diario

efectivamente sucedieron, pero en el editorial son explícitamente referidos con juicios de

valor. Es por ello que, continuando con la estrategia discursiva de presentar las acciones,

actitudes y valores del gobierno como outgroup de manera negativa, se habla de la

arrogancia y soberbia del poder.

El 20 de agosto, siete días antes de que el proyecto de ley sea girado al Congreso,

CFK firmó un convenio entre la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y el Sistema

Nacional de Medios Públicos (SNMP) para la transmisión de eventos futbolísticos. Allí,

durante el acto que celebró el acuerdo, proclamó un discurso que generó inquietud por

una comparación entre la televisación del fútbol y la desaparición de personas durante la

dictadura:

“Hoy hemos dado algo más que un paso en materia deportiva, de promoción del

deporte, de acceso a mirar el deporte, hemos dado un paso grande en la

democratización de la sociedad argentina.

¿Saben por qué? Porque no es posible que solamente el que pueda pagar pueda

mirar un partido de fútbol, que además le secuestren los goles hasta el domingo

aunque pagues igual, como te secuestran la palabra o te secuestran las imágenes,

como antes secuestraron y desaparecieron a 30 mil argentinos.”172

Las declaraciones merecieron la cobertura periodística informativa de parte del

diario mas no así el análisis en la sección de opinión. Nueve días después, el editorial en

cuestión retoma los dichos de CFK a los que cataloga como una obscena demostración

172

Véase “Discurso de Cristina Fernández en el acto de firma de convenio entre la AFA y el SNMP”. En: http://es.wikisource.org/wiki/Discurso_de_Cristina_Fern%C3%A1ndez_en_el_acto_de_firma_de_convenio_entre_la_AFA_y_el_SNMP

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de pragmatismo y oportunismo ramplón debido a un peligroso clima de triunfalismo que

favorece esa incontinencia verbal. La mención de las excesivas declaraciones

presidenciales en el cuerpo argumentativo del editorial, constituye la exposición de un

antecedente consistente en demostrar que el exabrupto no es el único o el primero sino

que la referencia a la “libertad de extorsión”, expresada por la presidenta el día que el

proyecto de ley fuera girado al Congreso, es parte habitual del discurso presidencial.

Asimismo, el editorial insiste en señalar que lo que dice o piensa el gobierno es erróneo,

equivocado o inexacto al decir que la Presidenta cometió un gravísimo error al comparar

un negocio de la AFA, su actual socio, con los desaparecidos y también cuando expresa:

Ayer, al anunciar el envío del proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales volvió a cometer

otro grave error al desconocer no sólo los proyectos anteriores que habían sido remitidos

al Congreso sino las 147 reformas legislativas que se introdujeron a la actual ley.

Un párrafo más adelante retoma la insistencia en los errores del gobierno, esta vez

referidos a la victoria de la oposición en las elecciones legislativas de 2009:

“La creencia equivocada que la derrota electoral ha sido producto de la información y

crítica del periodismo independiente y, en particular, del Grupo Clarín, es una coartada

para ignorar la contundencia de la decisión popular, y ha determinado esta suerte de

declaración de guerra santa, con la activa colaboración de quienes, de manera

ilusoria, ingenua o interesada, creen que van a quedar a salvo de esta concepción

autoritaria que anima a esta administración”.

El 28 de junio se desarrollaron las elecciones legislativas para renovar las bancas

de la Cámara de Diputados y Senadores. Los comicios, que debían celebrarse el domingo

25 de octubre, fueron adelantados por iniciativa del oficialismo, a través de la ley 26.495

sancionada el 16 de marzo, bajo el argumento de que “Sería suicida embarcar a la

sociedad de aquí hasta octubre en una discusión permanente cuando el mundo se cae a

pedazos y estos se nos pueden caer encima”173 en alusión a la inminente crisis financiera

internacional. Sin embargo, una semana atrás se habían llevado a cabo las elecciones en

la provincia de Catamarca en donde el oficialismo fue derrotado en manos del Frente

Cívico y Social integrado por una mayoría de cuadros del radicalismo. La elección se

polarizó entre quienes respondían políticamente al Frente Para la Victoria kirchnerista y al 173

Clarín, 14 de marzo de 2009 “Movida kirchnerista: Cristina anuncia que adelanta la elección” Véase en: http://edant.clarin.com/diario/2009/03/14/elpais/p-01877105.htm

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122

Frente Cívico y Social, aliado al vicepresidente Julio Cobos, opositor desde el voto “no

positivo” que puso fin al debate parlamentario sobre la resolución 125.

Más allá de los argumentos referidos sobre la decisión de adelantar las elecciones

legislativas, la derrota electoral en Catamarca fue un hecho insoslayable en la decisión

presidencial. Una interpretación, no del todo desacertada, sobre el resultado de la

votación indica que el adelantamiento de los comicios legislativos fue motivado, en parte,

para evitar una tendencia desfavorable y generalizada en el resto del país a las

ambiciones kirchneristas. A tan sólo dos días de sancionada la ley que permitía adelantar

los próximos comicios legislativos, Cristina Fernández realizó la presentación del

anteproyecto de ley de radiodifusión entre aplausos de la centroizquierda y denuncias de

la oposición. La campaña política para conquistar los escaños del Congreso estuvo teñida

de ofensivas, denuncias, escraches y verborrágicos discursos entre los principales

referentes de las fuerzas políticas que pugnaban por incrementar el número de sus

congresistas o el acceso a ellos. A poco más de un mes de las elecciones, el Frente Para

la Victoria presentó al entonces Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, Sergio

Massa, y al Gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, como candidatos. El hecho

generó polémica debido a que éstos no tenían la intención expresa de asumir sus cargos

en caso de resultar electos. Clarín recurrió, entonces, a la categoría periodística de

“candidaturas testimoniales”.

En este sentido, los apoderados de los partidos UCR, ARI y GEN hicieron

presentaciones destinadas a impugnar las candidaturas de Scioli y Massa quienes, por su

parte, recurrieron a la Cámara Nacional Electoral a los fines de contrarrestar las

denuncias de la oposición, logrando así que las pretendidas impugnaciones fueran

desestimadas. Una situación similar atravesó el ex presidente Néstor Kirchner cuando se

planteó que no contaba con los años de residencia necesarios para candidatearse en

Buenos Aires. Imputación que también fue rechazada.

Finalmente, la elección tuvo lugar y los resultados no fueron los esperados desde

el oficialismo. El Frente Para la Victoria (FPV) obtuvo el 30,7% de los votos detrás del

Acuerdo Cívico y Social con el 30,9%. Una mirada superficial admitiría que se trata de un

empate. Sin embargo, las verdaderas conclusiones daban cuenta de que el oficialismo

había perdido escaños en ambas cámaras. Antes de las elecciones, el FPV contaba con

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123

116 diputados, mientras que luego de los sufragios el número se reducía a 87174. En la

Cámara de Senadores, según informó Clarín, “El Gobierno perdió cuatro bancas en el

Senado y con ellas el quórum, que es de 37. Con 36 senadores propios, necesitará al

menos de un aliado para tener mayoría, un hecho inédito de la administración

kirchnerista, si se descuenta la dramática sesión de las retenciones móviles”175.

En el marco de la derrota electoral, Kirchner renunció a la conducción del Partido

Justicialista y se produjeron cambios en el Gabinete de Ministros. El clima de

provocaciones y denuncias no había quedado circunscripto a la campaña, por el contrario,

continuaron incluso meses después de los comicios. Tal es el caso del diputado electo por

la provincia de Buenos Aires, Francisco de Narváez quien tras derrotar al kirchnerismo en

su distrito, declaró vulgarmente durante un acto en Guernica, ciudad cabecera del partido

Presidente Perón: "Estoy recorriendo la provincia y donde me encuentro con los vecinos

me dicen gracias por haberle roto el culo a los pingüinos".

Tanto la campaña electoral como las elecciones transcurrieron mientras el

anteproyecto de ley de medios era discutido en universidades, sindicatos, foros públicos y

los mismos medios de comunicación. Asimismo, se desarrollaron con la particularidad de

un gobierno enfrentado abiertamente con los medios de comunicación, lo que hacía

sostenible la hipótesis de que la cobertura mediática no sería imparcial. Los medios se

polarizaron así entre opositores y oficialistas, categoría empleada hasta entonces sólo

para hacer referencia a parcialidades políticas.

Tras la derrota, funcionarios del gobierno nacional indicaron que la manera en que

Clarín y los medios corporativos reflejaron los actos de campaña formó una tendencia

negativa sobre el oficialismo, lo que inexorablemente influyó en el resultado electoral. En

una entrevista concedida al sitio Política Argentina, el Subsecretario General de la

Presidencia, Gustavo López, consideró que “[los medios] Colaboraron a la derrota. […]

Los medios contribuyeron y mucho a que se produjera este resultado electoral. Hacía

años que no veía una manipulación tan feroz”176.

174

Para más detalles sobre éstos resultados electorales véase el artículo de Wikipedia “Elecciones de Argentina de 2009” en http://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_legislativas_de_Argentina_de_2009 175

Clarín, 29 de junio de 2009. “Senado: el kirchnerismo se quedó sin quórum propio” por Atilio Bleta. 176

Entrevista a Gustavo López, 30 de julio de 2009. Política Argentina, Volver al Debate Político. Véase en: http://www.politicargentina.com/2009/07/entrevista-a-gustavo-lopez/

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124

Ante la postura sostenida por miembros del gobierno, Clarín advierte que adjudicar

la derrota electoral a la influencia de los medios de comunicación es una creencia

equivocada que ha determinado una guerra santa contra el periodismo independiente y,

en particular, el Grupo Clarín. El editorial considera a los medios que integran el Grupo

Clarín como modelos representativos del periodismo independiente. En efecto, la señal

televisiva de noticias TN hace gala de ello con su slogan. Al mencionar el concepto de

Guerra Santa hace referencia a una idea asociada al terrorismo y al fanatismo religioso,

sobre todo a partir de los trágicos atentados a las Torres Gemelas y a las invasiones de

Estados Unidos a Irak y Afganistán. Con ello, Clarín asocia al gobierno con un fanatismo

que adopta como enemigos a los medios del Grupo Clarín a quienes, presuntamente,

pretende erradicar.

Hasta aquí, los editorialistas han caracterizado a las acciones del gobierno referido

a los medios de comunicación como equivocadas e incorrectas en expresiones como:

“…una concepción muy particular de la democracia y de la libertad de expresión…”, “En

base a esa idea…”, “…la Presidenta cometió un gravísimo error…”, “…volvió a cometer

otro grave error…”, “La creencia equivocada…”. Una vez establecidas las características

negativas del gobierno, Clarín se propone establecer las cualidades y valores que debiera

poseer una sociedad democrática en donde los medios de comunicación cumplen un rol

vital en el sostenimiento del sistema, contraponiendo así la postura oficial.

“Una sociedad libre y desarrollada se distingue como tal por la calidad y cantidad de

sus medios de expresión y comunicación. […]

En una concepción genuina y realista de la democracia, la actividad privada y la

acción pública no se plantean como constelaciones antitéticas sino como

componentes necesarios de la dinámica social, aun cuando puedan suscitarse

naturales conflictos y tensiones.”

Clarín habla de una concepción genuina y realista de la democracia en

contraposición a la concepción muy particular de la democracia sostenida por el

oficialismo, señalada más arriba. De esta manera, contrasta las ideologías del Gobierno y

del multimedio; es el momento del desarrollo de las características del ingroup o grupo de

pertenencia, en donde el diario se describe a sí mismo como un medio de comunicación

independiente cuya existencia se encuentra apoyada en pilares fundamentales entre los

que se destaca la credibilidad reflejada en

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125

“[…] la preferencia de lectores, televidentes, oyentes, cibernautas, clientes y

anunciantes, […] [esa credibilidad] no es factible sin un respaldo económico que

permita, precisamente, garantizar condiciones de independencia respecto de cualquier

manipulación o presión por parte de gobiernos, funcionarios o grupos de interés e

influencia.

Cuando una empresa periodística carece de rentabilidad, construida y obtenida en

base a reglas y a códigos de conducta, pasa a depender de los subsidios públicos o

privados, y en consecuencia inevitablemente queda asociada a los intereses de

quienes proveen su sustento. Su credibilidad, más temprano que tarde, se verá

mellada e irá desapareciendo.”

Apoyado en el valor de la credibilidad, que se refleja indefectiblemente en la

elección de los consumidores, quienes pagan por acceder a los contenidos que

proporcionan los medios del Grupo Clarín, el diario se presenta a sí mismo como

independiente y libre de presiones de gobiernos, funcionarios o grupos de interés e

influencia. Sin rentabilidad, dice, una empresa periodística pasa a depender

económicamente de subsidios públicos o privados, de tal manera que su independencia

se ve afectada y, por ende, su credibilidad. Aquí, Clarín omite el hecho de que su

credibilidad ya se veía afectada al desarrollarse el conflicto agropecuario y que, peor aún,

los negocios que comparte el multimedio del que forma parte sí afectan la tan mentada

independencia. De hecho, un informe elaborado en el año 2010 por el Laboratorio de

Industrias Culturales, dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación, que aborda el

estudio de “la pérdida de exclusividad y centralidad del diario como fuente de información”

da cuenta de ello. Tomando datos estadísticos ofrecidos por el Instituto Verificador de

Circulaciones, acerca de la cantidad de ejemplares vendidos desde mediados de siglo XX

hasta el año 2010, el informe arroja como resultados la tendencia “a la baja” de títulos y

ejemplares progresivamente en el tiempo, entre ellos Clarín. Si bien “En el período 1958-

1974, la Argentina alcanza los mayores índices de producción en cuanto a títulos y a

ejemplares de diarios de toda su historia, con el pico más alto en 1970 […] A partir de

1976, sobre la base de una doble combinación de represión social y política, destrucción

del aparato productivo y, por consiguiente, depresión del mercado interno, como en otros

aspectos de la economía y la vida social también las industrias culturales decaen”177. En

177

“Diarios. Concentración y caída en la venta de ejemplares”. Click 19. Boletín informativo del Laboratorio

de Industrias Culturales. Año 5. N° 19. Junio 2010 p2. Disponible en: http://sinca.cultura.gov.ar/archivos/documentacion/investigaciones/CLICK5-19-Concentracion_Caida_Venta_Ejemplares.pdf

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126

la década de los 80 los diarios más vendidos, Clarín y La Nación, acaparan el 20% y el

9% por ciento del mercado respectivamente, debido en parte a la adquisición de las

acciones de Papel Prensa, por parte de estas empresas. Sobre la última década del siglo

XX, el informe señala que existe una mayor producción de títulos mas no así de

ejemplares, habida cuenta de la creación de ediciones digitales de los diarios, lo que

muestra “de manera bastante directa, el impacto de las nuevas tecnologías”.

En la historia reciente, el documento indica que Clarín pasó de vender 397 mil

ejemplares diarios en marzo de 2008 a 320 mil en marzo del 2010. Esa depreciación es

explicada “bajo la hipótesis del declive general del diario en papel. En efecto, la tendencia

a la baja de Clarín como diario generalista podría vincularse en el largo plazo con la

pérdida de exclusividad y centralidad del diario en papel […] [de la misma manera que]

podría vincularse con la alta difusión de Internet y sus nuevos soportes, recientemente

alimentada por el desarrollo y oferta a escala masiva de mejores servicios de

conectividad, de la cual la expansión de las versiones digitales de los diarios es un

fenómeno creciente experimentado por los principales diarios del mundo”. No obstante,

las causas no se agotan en una interpretación formal, sino que abarcan móviles políticos

e incluso sociológicos entre 2008 y 2010. La baja en sus ventas, que conlleva la pérdida

de lectores, pone de “manifiesto el impacto sufrido en la credibilidad del diario,

entendiéndose ésta como valor intangible característico de un producto cultural. En tal

sentido, el contrato con 1 de cada 5 de sus lectores podría haberse visto afectado en el

contexto social y político en que, por un lado, se desarrolló el conflicto agropecuario

(2008) y, por el otro, se debatió y sancionó la ley de Servicios de Comunicación

Audiovisual (2009). Ambas situaciones explicitaron en el espacio público que los medios y

la “industria cultural”, lejos de funcionar en un terreno de “neutralidad informativa”, forman

parte de una trama compleja de intereses. Quizá como correlato de este fenómeno, el

segundo diario que evidencia una mayor caída en sus ventas es el cordobés La voz del

interior, también perteneciente al grupo Clarín”178.

En el progreso de la lectura del editorial, Clarín continúa desarrollando la

estrategia discursiva de contraponer los valores que identifican y representan al Gobierno

y al mismo medio.

178 Ibíd. p 4

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127

“Lo que verdaderamente molesta a los Gobiernos que se enfrentan a medios de

comunicación de amplia difusión, con calidad periodística y solvencia económica, no

es tanto dicha fortaleza como la impotencia para domesticar, controlar o manipular su

presencia y evitar el reconocimiento en la sociedad. Por eso es que se ataca sus dos

pilares: credibilidad e independencia. Recordamos así las campañas que se han

lanzado que rezan que "Clarín miente" en la que se involucró personalmente el

matrimonio Kirchner y cuyo punto de partida fue aquel insulto al prestigioso y célebre

artista, Hermenegildo Sábat.”

Nótese aquí que ya no se habla del gobierno de turno en singular sino en plural.

Se trata de una generalización, sitúa al gobierno de Cristina Fernández, implícitamente,

como representante de políticas que comparten gobiernos afines en la región

latinoamericana respecto de los medios de comunicación, entre los cuales se reconoce al

mismo Clarín como portavoz de los medios de amplia difusión, con calidad periodística y

solvencia económica, mientras en frente hay un gobierno que pretende, con impotencia,

domesticarlos, controlarlos o manipularlos y evitar su reconocimiento en la sociedad. Se

establece así la polarización: de un lado, un medio creíble e independiente que soporta

las ofensivas de un gobierno, situado del lado opuesto, que a partir de una idea incorrecta

sobre el funcionamiento de la democracia incurre en graves hechos que lesionan los

valores sobre los que se erige una sociedad libre y desarrollada. Ejemplifica esta idea con

el recuerdo de las campañas desatadas en todo el país con la consigna de “Clarín miente”

y la adjetivación de “cuasi mafioso” a una ilustración de Hermegenildo Sábat por parte de

la presidenta durante un acto en plaza de mayo en abril de 2008179.

Una vez señalados los contrastes, Clarín recurre nuevamente a marcar los errores

y defectos del gobierno en la interpretación que da a su relación con los medios de

comunicación. Habla ahora de “La concepción equivocada…”, “Esa creencia […] lleva a

cometer estos graves errores…”, “…esa idea distorsionada”, “…una visión estrecha,

simplista, ideologizada e interesada”.

Tras esto, se defiende de las acusaciones que identifican a los medios del Grupo

Clarín como defensores de negocios e intereses económicos argumentando que la

independencia de la prensa es entendida en relación a los poderes públicos. Para ello,

utiliza el argumento de autoridad citando una declaración de la UNESCO cuando instituyó 179 Véase Clarín, 2 de abril de 2009. “Cristina se enojó con un dibujo de Sábat”

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128

el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Según Santamaría Suárez y Casals Carro, “se

recurre a este argumento cuando el acuerdo sobre lo que se expresa corre el riesgo de

ser discutido; en este caso, la autoridad a la que se apela se la considera a priori

indiscutible, única razón: es la prueba”180. Clarín se apoya en la legitimidad de la

UNESCO para desestimar las acusaciones oficiales, dejando en claro que éstas no tienen

asidero sobre Clarín y que por lo tanto merecen ser desestimadas.

El editorial continúa con el establecimiento de los valores que Clarín considera

indispensables, no ya para una sociedad democrática, sino para el correcto

funcionamiento de los medios de comunicación en ella. No obstante, no deja de marcar la

defectuosa mirada del gobierno sobre la realidad argentina. En el tramo final del editorial,

se describe en términos muy precisos al oficialismo, no como Gobierno sino como

corriente ideológica:

“Si algún modelo sirviera de aproximación a la concepción verdadera del kirchnerismo

sobre la función y desempeño de los medios, habría que rastrearlo en los períodos

hegemónicos de los gobiernos ejercidos por Néstor Kirchner en Santa Cruz. En ellos

surge que a través de una combinatoria de medios adictos, sojuzgados por el arbitrio

de una pauta publicitaria diseñada para silenciar voces críticas, se impuso en esa

provincia un curioso reinado de la libertad proclamada sin libertades efectivas, como

no hayan sido las del poder sin límites y las expresiones disidentes conculcadas, las

mismas que ahora se presume defender.”

En los pasajes anteriormente citados, Clarín hacía mención de la errónea

concepción, idea o creencia del Gobierno sobre los medios de comunicación. Esta vez

reitera esa idea, pero apuntando categóricamente sobre quienes ejercen el poder, el

kirchnerismo.

A lo largo de la historia política argentina el uso del sufijo ismo ha sido

reiteradamente utilizado para catalogar a las diferentes corrientes y doctrinas que han

intervenido políticamente en el curso de la sociedad. Los ejemplos son vastos: sobre la

primera mitad del siglo XX, principalmente Radicalismo y Peronismo con una participación

más marginal del Socialismo (no marxista). Luego surgieron el Militarismo, el Frondizismo,

Alfonsinismo, Menemismo, en menor medida el Duhaldismo y por último, sobre inicios del

180 Óp. Cit. La opinión periodística p 252

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129

siglo XXI, el kirchnerismo. En la mayoría de los casos el sufijo está ubicado detrás del

apellido de la figura pública que representa una corriente o movimiento político. Ello es

así, debido a los personalismos en la historia política argentina y al sistema

presidencialista que ha contribuido con creces a este modo de entender los procesos

políticos. Puntualmente, se empezó a nombrar de manera habitual al kirchnerismo, a nivel

nacional, cuando Néstor Kirchner llegó a la presidencia.

Clarín trae a colación su paso por la gobernación de la provincia del sur, al que

denomina como “hegemónico”, para ilustrar que el germen del autoritarismo ya se

encontraba allí. Propone, sin precisar datos puntuales, recordar a medios adictos, la

asignación de la pauta publicitaria de manera arbitraria como método de censura indirecta

y que las únicas libertades en los casi doce años que gobernó Santa Cruz fueron las del

poder sin límites y las expresiones disidentes conculcadas. Esta caracterización del

kirchnerismo en el editorial opera en un doble sentido. En primer lugar, es una forma de

explicar que las acciones que desarrolla el gobierno de turno, respecto de los medios de

comunicación, no es coyuntural sino genética. Que es inherente al kirchnerismo utilizar a

los medios como una plataforma de sostén ideológico de las ideas y actitudes que

propone. Soslaya, de esta forma, la importancia que tuvo el paro patronal agropecuario en

el cambio de relaciones entre el gobierno y el multimedio. Así, debido a los antecedentes

acontecidos en Santa Cruz bajo el gobierno de Néstor Kirchner, es Clarín el blanco de las

ofensivas oficiales por el hecho de informar con independencia y realizar críticas sin

intereses mediatos, mientras el gobierno ataca a un medio de comunicación díscolo de la

política oficial. En segundo lugar, opera en el sentido de contextualizar sus acciones, de

situarlas históricamente. De la misma manera que antes el editorial se refiere al discurso

en el que CFK comparó la transmisión de futbol argentino de primera división con los

desaparecidos de la dictadura, se refiere ahora al pasado de Kirchner a cargo de Santa

Cruz, con el objeto de presentar un antecedente del comportamiento político del

kirchnerismo que evidencia un accionar que no es nuevo, sino que es parte esencial de

esa corriente ideológica.

Por otra parte, la mención del kirchnerismo como conducción del gobierno es una

identificación que sirve para describir una modalidad política personalista en el ejercicio

del poder. Es por ello que luego Clarín advierte cuál es la genuina representación

democrática que, no es precisamente, la que se concentra en una sola persona. Un

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eufemismo para decir que el Kirchnerismo no es ejemplo de una verdadera

representación democrática.

Conforme transcurre la lectura de los últimos párrafos del editorial es notable la

delimitación entre los valores que identifican al gobierno y los que representan a Clarín,

atribuyendo a los primeros características negativas y al segundo, principios

universalmente aceptados e institucionalizados181. Retoma explícitamente la idea de que

los abusos gubernamentales en materia de medios de comunicación no son exclusivos de

Argentina sino que son compartidos en gran parte de la América Latina bajo gobiernos

autoritarios, intolerantes y censores al tiempo que exhorta a éstos Gobiernos a aprender

de la historia. De esta manera Clarín acusa a los liderazgos latinoamericanos de cometer

los mismos errores del pasado socavando la existencia de medios independientes.

Si bien en todo el editorial no hay tan sólo una mención a la ley de medios ésta se

ve implícita en cuanto que forma parte de las incorrectas acciones del gobierno

destinadas a perjudicar a los medios independientes.

El carácter del editorial oscila entre un diálogo y un monólogo. Clarín desarrolla su

visión acerca de cómo el gobierno nacional ha efectuado todas sus acciones en materia

de medios de comunicación destinadas a silenciar las voces críticas de los medios

independientes. Habla de errores sí, pero los integra dentro del comportamiento político

inherente al Kirchnerismo. Le concede el lugar a la palabra al oficialismo sólo para dar

lugar a las respuestas que Clarín tiene para dar frente a las acusaciones que éste le

formula. El cuerpo argumentativo del editorial se convierte en un monólogo en tanto que

sólo suple la necesidad de aclarar que todas las características que el gobierno atribuye a

Clarín son apócrifas o “gratuitas” tal como reza la conclusión:

“La aventurada mención a la "libertad de extorsión" es una acusación gratuita y

debería ser dirigida a una administración que no ha hecho otra cosa que tratar de

silenciar al periodismo.

181

Sobre el oficialismo recaen adjetivos como arrogancias, soberbia, obscenidad, manipulación, presión, hostil al periodismo, hegemónico, silencia a las voces críticas, autoritarismo, intolerancia y censura. A Clarín, por su parte, se le atribuyen características de medio independiente, periodismo independiente, credibilidad, fortaleza, calidad periodística, solvencia económica y prensa libre. En el primer caso se trata de una lexicalización negativa, mientras que para el segundo se trata de lo contrario, la atribución de valores socialmente aceptados.

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131

No existe democracia sin pluralismo. La promoción de una prensa con libertad,

independiente y pluralista es un componente esencial de toda sociedad democrática.”

A su vez, el uso monopólico de la palabra que hace Clarín permite pasar por alto

algunos hechos destacados como cuando se refiere a que es un medio independiente de

presiones económicas o subsidios estatales por su solvencia económica. Así, omite

explicar que ello se debe a múltiples factores como leyes que favorecieron la

concentración de la propiedad de los medios, su relación con la última dictadura militar o

la adquisición de parte del paquete accionario de Papel Prensa en circunstancias no del

todo claras.

“Lo que molesta es la impotencia para controlar a los medios” es un editorial de

suma importancia al objeto de estudio de este trabajo no sólo por ser el primero en salir

publicado, a partir del ingreso del proyecto de ley al Congreso, sino por su extensión y

porque muestra cómo Clarín construye ideológicamente la imagen discursiva de lo que

representa el gobierno y, por extensión, todos sus proyectos políticos.

El establecimiento de una clasificación de los editoriales que dé cuenta de los

juicios vertidos en ellos y los recursos y argumentos empleados profundiza el abordaje del

diario como actor político ya que permite identificar cuál es el tono y la finalidad que

persigue cada texto de opinión. En este sentido, para Santamaría Suárez y Casals Carro

“Si hacemos una escueta clasificación de los juicios en los artículos editoriales, ésta nos

ayudará a comprender cómo se llega a determinadas conclusiones ideológicas y también

el verdadero sentido del discurso. […] Partiendo de estas bases elementales en cuanto al

estilo del artículo editorial, se puede emprender una clasificación de los editoriales que

dependerá de la forma de construir y presentar los argumentos y sentencias, es decir, del

modo de expresión elegido para pronunciarse sobre los hechos y las realidades”182.

Las autoras clasifican a los editoriales, según sus modos argumentativos, en

analítico o expositivo, explicativo, combativo, crítico, admonitorio, predictivo, apologético y

de diatriba. Atentas a que la clasificación se trata de un modelo de referencia “ideal” es

posible encontrar editoriales que se correspondan a una sola categoría, “aunque lo más

frecuente es que hallemos editoriales que correspondan a dos o tres de los tipos

182 Óp. Cit. La opinión periodística p 286 y ss.

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132

clasificados” ante lo cual advierten que “lo importante en esos casos es determinar cuál

de los tipos predomina para así comprender la función que determina al artículo editorial

analizado y, con ello, establecer la intención del editorialista y, a la postre, del periódico

como órgano vivo e ideológico”183.

El editorial analizado hasta aquí puede integrarse en dos categorías, cada una de

las cuales es necesario desarrollarlas. En primer lugar, se trata de un artículo combativo.

Este tipo de editoriales “es característicos de aquellos periódicos que mantienen una

posición ideológica en pugna con el poder instituido. Debido a esta postura doctrinaria y

hasta apasionada no es dialéctico en modo alguno, sino, por el contrario, se construye

como un instrumento de lucha de clases o de partidos, o como arma de reivindicaciones

de cualquier tipo: morales, sociales, políticas, económicas, religiosas, etcétera. […] Busca

una acción del receptor que se encamine hacia los pasos marcados por este tipo de

editorial. Para ello, emplea la denuncia, la visión unilateral de lo acaecido; y la exposición

de los datos que maneja han sido, por tanto, cuidadosamente seleccionados. Las

jerarquías de los valores son muy representativas de esta clase de editoriales. Y

atendiendo a esta jerarquización –el orden, el derecho, la patria, la libertad religiosa, la

libertad individual, etcétera,– acentúa las protestas contra todo aquello que considere que

pueda atentar contra el ordenamiento de los valores; los juicios son condenatorios con

frecuencia y la oposición ejercida, intransigente”. En el cuerpo argumentativo del editorial,

los ejemplos que ilustran la categoría de combativo son vastos. El contexto social y

político da muestra clara de que entre el Gobierno y Clarín hay una disputa pública en la

que las ideologías de cada uno se polarizan reflejando claramente los contrastes. La

selección léxica de los adjetivos que acompañan a las palabras asociadas a las acciones

y características del gobierno operan en este sentido. Se percibe, además, la función

apelativa que busca la adhesión del lector; que éste se pronuncie en contra de un

gobierno que hostiga a la prensa independiente y a favor de un medio cuya existencia es

vital en una sociedad democrática. Asimismo, se nota claramente, en el contraste de

valores que representan al Gobierno y a Clarín: un Gobierno autoritario y hostil al

periodismo, de un lado, y un medio que se erige en defensor de la libertad de expresión,

por el otro. El tono combativo es el preponderante del editorial.

183 Ibíd.

Page 133: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

133

Siguiendo con la clasificación, en segundo lugar se trata de un editorial

Admonitorio en donde se “exhorta al cumplimiento de reglas, advierte de los peligros,

señala experiencias anteriores como ejemplos a seguir o a evitar, llama a la concordia, al

orden, a la paz. Este tipo de editoriales se alzan como una voz superior que advierte de

los peligros de cualquier desviación que, por supuesto, supone una visión netamente

ideológica”. Esto se ve reflejado en varios pasajes del editorial en estudio, se señala la

experiencia kirchnerista en la gobernación de Santa Cruz, o las declaraciones en donde la

presidente compara a la televisación del fútbol con los desaparecidos al tiempo que se

indican los peligros que conlleva que ésa administración sea la que presida la nación.

Sobre el final del texto argumentativo hay una clara exhortación a “aprender de la historia”

dirigida a los gobiernos latinoamericanos. Por otra parte, cuando Clarín señala los valores

sobre los cuales debe asentarse una sociedad libre y desarrollada adopta una postura

moralista y de claro llamado a seguir esos lineamientos como una vía para alcanzar el

orden, la paz. Ello también puede leerse como una estrategia que expresaría un discurso

no sólo combativo sino conciliador, más racional, tendiente a aminorar el alcance de la

pelea Clarín-Gobierno y de esa forma proponer que en realidad es Clarín quien se

defiende de las acusaciones y ofensivas que la conducción kirchnerista le imputa al

medio.

44..22 LLEESSIIOONNEESS EE IINNTTIIMMIIDDAACCIIOONNEESS

La posición de Clarín respecto del gobierno y de la ley de medios es explícita y se

hizo evidente en la mayoría de los artículos editoriales que circularon durante el debate

parlamentario en los cuales se reiteran muchos de los elementos y recursos empleados

en el editorial analizado anteriormente.

El 31 de agosto Clarín publica dos editoriales concisos. El primero se tituló

“Tragedias viales por imprudencia” en donde el diario exhorta al cumplimiento de normas

y la aplicación de sanciones a las infracciones viales para evitar accidentes de tránsito

que dependen de la responsabilidad de los conductores. La relevancia social que tiene

para Clarín un tema como los accidentes viales en comparación con la ley de medios y el

conflicto que lo enfrenta al gobierno nacional es clara y se refleja no sólo en el tono en

que están redactados los editoriales sino también en los alcances y las responsabilidades

a las que lo atribuyen.

Page 134: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

134

El segundo editorial de ese día “Lesiones a la libertad de prensa” es también de

una extensión menor en comparación con el editorial del 28 de agosto pero no menos

importante por las ideas vertidas en él. Aquél editorial estuvo motivado por dos hechos

puntuales: el ingreso del proyecto de ley de medios a la Cámara de Diputados y el

discurso presidencial que hacía mención a la “libertad de extorsión”. La publicación de

“Lesiones a la libertad de prensa”, por su parte, fue producto de una solicitada formulada

por diferentes asociaciones de empresas periodísticas de Colombia, Perú, Bolivia, Chile,

Ecuador, Brasil y Argentina que advertían sobre el “Sostenido deterioro de la Libertad de

Expresión”184. La solicitada, publicada el 21 de agosto, fue cubierta por Clarín en tan sólo

una noticia185 el mismo día que fue emitido. A su vez, ningún texto de opinión abordó el

asunto, salvo este editorial diez días después. Que el pronunciamiento de las

asociaciones de prensa latinoamericanas haya sido el catalizador del editorial que lo

aborda diez días luego indica un uso estratégico de los editoriales de parte de Clarín.

Difícilmente un periódico se pronuncie ideológicamente sobre un suceso destacable a

nivel social a más de una semana de producido el hecho. Sin embargo, Clarín lo hace con

la declaración de las entidades que reúne a las empresas periodísticas latinoamericanas.

En este caso, el editorial no está directamente determinado por un hecho destacado en la

inmediatez; en la actualidad más próxima temporalmente, sino que es el contexto político

y social, la coyuntura del debate parlamentario sobre la ley de medios, lo que justifica el

abordaje del comunicado en el cuerpo del editorial. Asimismo es una manera de mantener

vigente la denuncia hacia los gobiernos latinoamericanos sobre la situación de los medios

de comunicación, en especial el caso de Argentina y la ley de medios. Por otra parte, esa

utilidad estratégica que el medio asigna a sus editoriales está orientada a un fin específico

que excede la mera declaración y el pronunciamiento político, apunta a incidir en el curso

de los acontecimientos de la realidad, a que la postura de Clarín se refleje en el debate

parlamentario y, en consecuencia, se adopte una medida favorable a los intereses del

medio; intereses que están asociados, en el discurso, a la libertad de prensa, a la

independencia política y económica y a la objetividad periodística.

184

Véase: Declaración Libertad de Prensa “Sostenido deterioro de la Libertad de Expresión”, 21 de agosto de 2009. ADEPA. En: http://www.adepa.org.ar/secciones/ldp/nota.php?id=249 185

Clarín, 21 de agosto de 2009. “Inquietud por el hostigamiento a la prensa en América Latina” http://edant.clarin.com/diario/2009/08/21/elpais/p-01982317.htm

Page 135: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

135

El análisis del editorial en cuestión exige un abordaje en dos partes. Una primera

parte, abarca su título y los dos primeros párrafos, mientras que una segunda parte

incluye los últimos párrafos y la conclusión.

El título del editorial, “Lesiones a la libertad de prensa” es particularmente

importante ya que equipara la mentada libertad de prensa a Clarín. Ya no se trata de una

asociación, sino de la afirmación de que Clarín representa la libertad de prensa. Por otra

parte, el adjetivo “lesiones” implica toda una carga ideológica, un juicio de valor, una toma

de postura. Sirva de ejemplo que cuando el diario informó sobre el comunicado de las

entidades que nuclea a las empresas periodísticas de Latinoamérica tituló “inquietud”,

mientras aquí habla de “lesiones”.

Los dos primeros párrafos sientan una denuncia contra el “hostigamiento” a los

medios periodísticos que no acompañan los intereses o políticas de los gobiernos

latinoamericanos. Justifica este punto de vista algunos ejemplos que caracterizan el

comportamiento de los gobiernos de estos países hacia sus medios de comunicación;

acciones que “se han convertido en recurrentes por parte de gobiernos o funcionarios

molestos por las críticas o investigaciones publicadas en los medios”. Nuevamente, la cita

de autoridad es uno de los argumentos utilizados para garantizar legitimidad en el

discurso ideológico de Clarín. En este caso “las entidades que nuclean a las empresas

editoras de diarios y periódicos de América Latina” son considerados jueces que emiten

una sentencia que, en este caso, alerta sobre los ataques a las empresas periodísticas

por parte de los gobiernos latinoamericanos. No obstante, es importante no pasar por alto

que quienes integran éstas entidades periodísticas son los empresarios dueños de los

medios de comunicación, por lo tanto, su visión está claramente afectada por los intereses

empresariales. En este sentido, el argumento de autoridad se convierte en falaz ya que el

uso de la cita no es ajeno a los intereses del diario sino que está comprometido en ello. La

cuestión no es menor, ya que a partir del comunicado de esas entidades es que es

presentado el editorial.

La segunda parte del editorial integra a los dos párrafos siguientes y la conclusión

remarcada en negrita. Allí ya no se trata de una denuncia sino del establecimiento de

cómo deberían ser tenidos en cuenta los medios de comunicación en el funcionamiento

de “una sociedad libre y democrática”. Aquí, al igual que en el editorial anterior, la función

que cumple este pasaje es el de contraponer la visión del diario con la acción ofensiva del

Page 136: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

136

Gobierno. Se trata implícitamente de una disyuntiva, de una apelación a que el lector

tome postura en la binaria disputa Gobierno vs Clarín.

Sobre el final, y como muestra de una continuidad discursiva e ideológica en los

editoriales aparecidos a partir del ingreso del proyecto de ley al Congreso nacional, uno

de los juicios concluyentes de “Lo que molesta es la impotencia…” es retomado para

concluir el editorial “Lesiones a la libertad de prensa”.

El primer editorial rezaba:

“Socavar la existencia de medios independientes no es otra cosa que socavar esos

fundamentos que nos alejan del silencio y del monólogo; que nos defienden de la

imposición de cualquier autoritarismo.”

El segundo, expresa:

“No está de más reiterarlo, socavar la existencia de medios independientes es

erosionar las herramientas que nos defienden de la imposición de cualquier tipo de

autoritarismo.”

Clarín insiste en este señalamiento para reafirmar su postura respecto del

gobierno. Los pasajes citados tienen la particularidad de articular tanto la denuncia de

Clarín hacia las políticas del Gobierno sobre los medios de comunicación, como también,

implícitamente, del establecimiento de la importancia de los medios en el funcionamiento

de la sociedad, en donde Clarín se asume como vital. En primer lugar, considera que la

existencia de los medios independientes es de suma importancia para contrarrestar

cualquier autoritarismo que proceda de las esferas de poder del Estado. En segundo

lugar, sin hacer mención al Gobierno se refiere a él en cuanto a que es el Estado quien

intenta, a través de legislaciones como la ley SCA, socavar o erosionar la existencia de

los medios independientes.

Por otra parte, es importante notar que en las citas de ambos editoriales hay una

marca lingüística que da cuenta de la presencia del locutor que a su vez integra al

alocutario. Se trata de la deixis, es decir, la identificación de la persona que habla en un

contexto espacio-temporal determinado. En específico, el pasaje argumentativo expresa

“… nos defienden de la imposición de cualquier autoritarismo”. El pronombre nosotros,

Page 137: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

137

primera persona del plural, es inclusivo, equivale al “yo” que habla y al “tú” plural al que se

dirige, en donde Clarín es tan importante como cada uno de los ciudadanos a quienes

está dirigido el discurso. El análisis de estas marcas textuales que permiten identificar al

sujeto de la enunciación implica, no el mero señalamiento lingüístico, sino la tarea de

revelar cuál es el sentido en el discurso ideológico del editorial. Al emplear el nosotros

Clarín hace que su discurso cobre una nueva legitimidad, es una apelación directa al

público no en tanto tal, sino en tanto ciudadanos a los cuales advierte por las

consecuencias de una política de estado tendiente a socavar la existencia de los medios

independientes. Es decir, Clarín advierte que las decisiones políticas ejecutivas y

legislativas promovidas por el oficialismo respecto de los medios de comunicación son tan

perjudiciales para el mismo diario como para la sociedad toda.

Siguiendo la clasificación establecida por Santamaría Suárez y Casals Carro, este

editorial se encuentra a mitad de camino entre el combativo y el admonitorio. Por una

parte, argumenta con una visión claramente parcial acerca de las acciones que presionan,

causan interferencias y “restricciones contra propietarios, periodistas y trabajadores de

medios de comunicación”. Ello se ve reflejado en la primera parte del texto argumentativo.

Por otra parte, el editorial cumple con las características de uno admonitorio en la

segunda sección del texto. Allí pretende mostrar un razonamiento sin una carga

semántica que aluda al Gobierno de manera directa en donde a su vez se muestra

equilibrado; “su tono quiere ser sereno y reflexivo”, toma cierta distancia de la denuncia

hacia las acciones hostiles para sentar su modo de ver las cosas. En esta parte,

“predomina una función expresiva, ya que la autoridad del emisor es la que advierte, la

que pone las cosas en su sitio. Y apela al receptor a preocuparse por los temas tratados”.

Ello es claro cuando emplea la primera persona del plural (nos) y equipara su

trascendencia social como institución a todos los miembros de la sociedad que peligran si

se socava la existencia de los medios independientes.

Mientras Clarín desarrollaba su discurso en los editoriales, la ley empezaba a ser

discutida en comisiones de la Cámara de Diputados. El jueves 3 de septiembre de 2009,

con la presencia del interventor del COMFER, Gabriel Mariotto, el proyecto oficial fue

analizado en la comisión de Libertad de Expresión, presidida por la radical Silvana Giudici;

Comunicación, tutelada por el oficialista Manuel Baladrón; y Presupuesto dirigida por el

diputado kirchnerista Gustavo Marconato. Según una noticia del diario Clarín, publicada al

día siguiente del inicio del debate en comisiones, “después de más de seis horas [de

Page 138: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

138

discusión, los diputados] aceptaron votar el cronograma y definieron una agenda acotada,

favorecidos por la mayoría de los integrantes de las dos comisiones que dominan [los

diputados kirchneristas]. De tal modo, el debate comenzará con una audiencia pública el

próximo martes, en el Congreso, que podrían extenderse no más allá del jueves. Para el

viernes convocarán de nuevo al plenario y allí el oficialismo podría emitir dictamen con el

fin de llevar el proyecto a votación en menos de quince días”186. Las instancias decisivas

que conducían a la media sanción del proyecto de ley estaban cada vez más próximas.

“Intimidación a la libertad de prensa” es otro editorial con características similares

al analizado recientemente. Publicado el 5 de septiembre, denuncia las acciones hostiles

al diario Clarín de parte de agrupaciones políticas afines al oficialismo. Una primera

similitud con el editorial del 31 de agosto es su título; ambos hacen mención a la libertad

de prensa como objeto de ofensivas. Antes fueron lesiones, ahora intimidación. Toda

ofensa, disputa o ataque al diario es inmediatamente asimilado a la libertad de prensa. Tal

como en el caso anterior, Clarín es la libertad de prensa. Se trata de la utilización de una

figura retórica, en este caso, la metonimia. Esta figura es “un fenómeno de cambio

semántico por el cual se designa una cosa o idea con el nombre de otra, sirviéndose de

alguna relación semántica existente entre ambas”187. En este caso, las agresiones

dirigidas hacia Clarín son dirigidas hacia la libertad de prensa. El mensaje que Clarín

pretende afirmar es el de que es víctima de los ataques del gobierno kirchnerista y no

parte del enfrentamiento con el Gobierno. De esta manera, impersonaliza la disputa, es el

Gobierno quien no solo afecta al medio sino que lesiona o intimida la libertad de prensa.

Sin embargo, pasajes más adelante hay un reconocimiento de la coyuntura política

cuando expresa que:

“Si bien las agresiones están dirigidas específicamente a esta empresa, deben

considerarse formas de rechazo y de intimidación al periodismo independiente en

general. Por ese motivo es preocupante que, al margen del enfrentamiento del

Gobierno con Clarín, las autoridades no hayan dado muestras de preocupación.”188

186

Clarín, 4 de septiembre de 2009. “El oficialismo limita el debate para apurar la ley de medios” 187

Metonimia, en Wikipedia, La enciclopedia libre. Véase http://es.wikipedia.org/wiki/Metonimia 188 Las cursivas no son del texto original.

Page 139: El diario como actor político. El caso de Clarín y la Ley de Medios

139

El editorial cumple un doble propósito. Por un lado sienta la denuncia hacia los

ataques vandálicos que padecieron los directivos y edificios del Grupo y el diario Clarín.

Por otro lado, acusa al gobierno nacional de mantener silencio e inacción sobre estos

acontecimientos vinculando, de esta manera, la complicidad oficial. A su vez, cumple el

cometido de establecer la idea de que no es parte de un conflicto con el Gobierno sino

que es éste quien emprende ofensivas contra los medios independientes y la libertad de

prensa. Clarín evita asumir ese rol como una estrategia discursiva. Pretende situarse a la

misma altura que la libertad de prensa y con ello, por fuera de la categoría de simple

diario o empresa periodística. En este caso, se trata de un editorial crítico en donde

“generalmente se manifiesta un juicio duro o en tono de advertencia […] y cuida de dar

una imagen de imparcialidad e independencia”.

Mientras tanto, el proyecto de ley pasaba a ser discutido en audiencias públicas de

la Cámara de Diputados entre los días 8, 9, 10 y 11 de septiembre, con una amplia

participación de figuras e instituciones que apoyaban el proyecto, mientras que la

participación de miembros de la oposición y entidades periodísticas críticas era

considerablemente inferior. Todo lo acontecido en las audiencias fue seguido por el diario

Clarín en donde las críticas a la ley eran parte constitutiva de la información publicada.

Las noticias del diario hacían sus críticas cada vez más manifiestas y entre las fuentes

más citadas se encontraban aquellas cuya visión del proyecto de ley era negativa. La

edición impresa de Clarín del 8 de septiembre contiene noticias en donde advierten que el

cronograma de audiencias planificadas por el oficialismo forma parte de una “estrategia

para apurar el debate y limitar en tres días las audiencias sobre el proyecto de Servicios

de Comunicación Audiovisual enviado por el Ejecutivo”189. Asimismo, otras noticias se

referían al proyecto como “ley mordaza”190 o de control estatal de medios191.

Lo llamativo de las noticias de Clarín publicadas durante el tratamiento

parlamentario de la ley de medios es que, en muchos casos, está presente una fuerte

carga valorativa en ellas en un grado similar al de los editoriales. El hecho no es menor,

ya que es el contenido informativo del diario, pretendidamente objetivo, el que ocupa

mayores espacios en la estructura del periódico. El editorial entonces, aborda los hechos

189

Clarín, 8 de septiembre de 2009, “Ley de Medios: la primera “audiencia pública” arrancará hoy sin público” 190

Ibíd. “El País de España habla de la “ley mordaza” de los Kirchner”, y “Una nueva “ley mordaza” que apunta a silenciar determinadas voces” del 6 de septiembre de 2009. 191 Ibíd. “Crítica europea al control estatal de los medios”

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140

con los juicios de valor que le competen a su tipología pero reforzando el mensaje

elaborado en las noticias.

La insistencia de Clarín en mostrar que es víctima de un Gobierno que presiona a

los medios independientes continuó en el único editorial publicado en la edición del 11 de

septiembre “Operativo de Intimidación a los medios de prensa”. El título reitera la palabra

intimidación cuando se refiere a los medios de comunicación. Aunque sin hacer alusión a

la libertad de prensa se trata del mismo recurso empleado en el editorial anterior cuando

se equipara al diario con un valor, derecho, idea o grupo social de relevancia. Mantiene el

recurso de la metonimia, en este caso, del cambio de la parte (Clarín) por el todo (medios

de prensa). La noticia que cubrió el acontecimiento tituló, en cambio, “Operativo oficial de

intimidación a Clarín”192 sin hacer referencia a la prensa en general sino al mismo diario

como único afectado. De esta manera, se delimita claramente la función informativa y la

enjuiciativa en cada uno de los textos. En la primera circunscripta a lo específico, en la

segunda, haciendo extensivo el nombre del diario a “los medios de prensa”.

El texto de ese editorial aborda el registro que la Administración Federal de

Ingresos Públicos (AFIP) llevó a cabo en la redacción del diario Clarín con la presencia de

alrededor de 200 inspectores. El procedimiento, considerado como una intimidación por

parte del diario, es atribuido a una noticia193 publicada el día anterior en la que se relata

una operación irregular de parte de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario

(ONCCA) en el otorgamiento de $10 millones de pesos en carácter de subsidios a una

empresa de engorde de ganado de la localidad de Carlos Casares, provincia de Buenos

Aires. Según la noticia, la ONCCA “responde al ultrakirchnerista Ricardo Echegaray”

titular de la AFIP, a quien el editorial le asigna una “responsabilidad, cuanto menos

indirecta, en el caso”.

“La inspección impositiva se produjo, además, en el contexto de una dura ofensiva del

Gobierno para hacer votar en el Congreso una ley de medios que acumula serias

objeciones incluso desde sectores cercanos al oficialismo, y en el curso de la cual,

funcionarios oficiales y el ex presidente Néstor Kirchner realizaron reiteradas críticas a

Clarín y a los medios de difusión independientes. Una de las más importantes

objeciones que se le formulan al proyecto, es que otorga al Poder Ejecutivo la

192

Clarín, 11 de septiembre de 2009, “Operativo oficial de intimidación a Clarín”. 193

Clarín, 10 de septiembre de 2009, “Pagan $10 millones de subsidios a una empresa sin habilitación” por Matías Longoni

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141

capacidad de decidir sobre la renovación de las licencias de medios de difusión. Por

esta cláusula, el gobierno de turno tendría una amplia capacidad para presionar sobre

medios que no respondan a sus intereses.

El operativo intimidatorio realizado por la AFIP, cuyo director es, por otra parte, un

firme seguidor del ex presidente Kirchner, aviva los temores por la eventualidad de

que el Gobierno cuente con facultades para influir sobre el destino de los medios de

prensa.”

Este pasaje es particularmente importante porque por primera vez, desde que el

proyecto de ley fuera girado al Congreso, un editorial de Clarín se refiere explícitamente a

la ley de medios. Además, reconoce la coyuntura política del enfrentamiento con el

gobierno y advierte sobre el futuro de la legislación teniendo en cuenta la acción de un

organismo como la AFIP.

Por otra parte, está claramente establecido lo que la ley de medios constituye para

Clarín, una ofensiva hacia los medios de comunicación. El calificativo ‘duro’ refuerza esta

idea. De hecho, la inspección impositiva de la AFIP es contextualizada en el marco de la

discusión de la ley de medios, la cual cuenta, según Clarín, con serias objeciones incluso

de parte del mismo oficialismo. Entre las objeciones que menciona el editorial se

encuentra la de la discrecionalidad del Poder Ejecutivo en “la renovación de las licencias

de medios de difusión”. Según el análisis realizado en el segundo capítulo de este

trabajo, dedicado al estudio de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la

Autoridad de Aplicación no garantizaba la independencia del Gobierno aunque tampoco

su necesaria discrecionalidad. No obstante, es preciso señalar que la posición de Clarín

en sus editoriales es sobre el proyecto que se debatía en la Cámara de Diputados, no

sobre la ley finalmente sancionada. El texto del proyecto oficial expresaba que la AFSCA

se desempeñaría dependiendo de la Secretaría de Medios de Comunicación de la

Jefatura de Gabinete de Ministros, lo que sí afectaba la independencia del organismo

respecto del Poder Ejecutivo194. En este sentido, las advertencias de Clarín tienen

asidero, a pesar de pecar de alarmistas.

Por otra parte, hay una fuerte mención a las intenciones del Gobierno de “hacer

votar” la ley. La oración tiene el propósito de dar a entender que el oficialismo busca no

sólo una rápida sanción de la ley sino que ésta es forzosa, es decir, a pesar de la 194

Esta parte de la ley fue modificada. El texto sancionado habla de la autoridad de aplicación como un organismo descentralizado y autárquico.

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142

resistencia de algunos legisladores. Todas estas expresiones ilustran las acusaciones que

el medio formula al kirchnerismo sobre su modus operandi. El editorial denuncia una

actitud avasallante del oficialismo sobre la oposición. En efecto, las noticias del diario así

lo atestiguaban195. El Gobierno tenía un interés real en que la ley fuera sancionada antes

del recambio de bancas en el Congreso, que se concretaría el 10 de diciembre. La

oposición mantenía el mismo interés pero en la situación contraria: que el proyecto sea

tratado pasada esa fecha. El oficialismo, que había sido derrotado en las pasadas

elecciones legislativas, ya no contaba con quórum propio y esa coyuntura era claramente

desfavorable a las modificaciones y concesiones que podían realizarse al proyecto oficial.

De ahí la insistencia del Gobierno en que el proyecto fuera sancionado con la

composición parlamentaria en la que el oficialismo contaba con la mayoría y el quórum

propio.

Sobre el segundo párrafo del pasaje citado arriba, al referirse a Ricardo

Echegaray, director de la AFIP, Clarín no recurre a una lexicalización negativa. Por el

contrario, asocia su nombre al del Néstor Kirchner como un “firme seguidor”. De esta

manera, lo ubica en la misma categoría a la del ex presidente, es decir, con sus mismas

características y atributos. Se trata de una comparación negativa. Por ello, el párrafo

siguiente trae a colación ciertas actitudes de Kirchner en relación a la prensa que lo

identifican con el operativo desplegado por la AFIP a cargo de Echegaray, su director:

“Cabe recordar que, desde el comienzo de su gestión, el ex presidente Kirchner dio

muestras de un profundo malestar con la prensa independiente y realizó diferentes

formas de presión sobre la misma. Esta conducta fue seguida por los funcionarios y

grupos políticos adictos y por el actual Gobierno.”

El editorial cierra con un mensaje claro: la inspección impositiva de la AFIP, en el

contexto de discusión parlamentaria de la ley de medios, constituye un escenario de

creciente amenaza sobre los medios de comunicación y los periodistas independientes,

escenario que puede agravarse en caso de aprobarse la ley en debate. El cometido de

este editorial es advertir al lector de los males que se avecinan. Para ello, los editorialistas

incorporan al texto palabras que grafican el estado de alerta, entre ellas: intimidación,

amenaza, presiones, operativo intimidatorio, capacidad de presión, actuaciones

arbitrarias. Se trata de advertir que el proyecto oficial está viciado de los males que le son

195 Clarín, 7 de septiembre de 2009. “Mariotto confía en que se aprueba antes de diciembre”.

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143

inherentes al kirchnerismo respecto de los medios de comunicación. Un mensaje de

características similares al de este editorial fue difundido por el canal de noticias del

Grupo Clarín, en el cual se advertía: “TN puede desaparecer”. El canal de cable Volver,

propiedad del mismo grupo empresarial, también difundió un spot en el que rezaba:

“Volver será la primera víctima de la nueva Ley de Medios. Y no será la última. No

perdamos la memoria”. Tanto el propósito del mensaje editorial de Clarín como los

anuncios televisivos de TN y Volver, reflejan una postura corporativa de los medios del

Grupo Clarín sobre la nueva ley de medios.

Las acciones desarrolladas por los agentes de la AFIP, hacen del medio parte de

sus propias noticias, que Clarín sea la noticia y que la información publicada, al tiempo

que constituya una denuncia hacia el gobierno, sea autorreferencial y permita reforzar la

idea del diario como principal perjudicado por la nueva ley de medios.

Como se observa, el editorial refuerza la carga ideológica que subyace en el

contenido noticioso del diario con el enjuiciamiento propio del texto argumentativo.

“Operativo de Intimidación a los medios de prensa” se inscribe a mitad de camino entre el

editorial de tipo explicativo y el predictivo. Justifica la primera clasificación, los pasajes

descriptivos del editorial en donde se relatan las acciones llevadas a cabo por inspectores

de la AFIP y las razones que explican las mismas. Para las autoras de La opinión

periodística el editorial explicativo “Manifiesta desde el principio las presuntas causas de

los acontecimientos y relaciona los hechos en busca de una comprensión clara y

dialéctica, intentando con ello poner de relieve los diferentes motivos que hayan podido

provocar los hechos a los que se refiere…”. Por otra parte, es predictivo porque “… sobre

la base del análisis de situaciones, diagnostica resultados de tipo social y político […]

Utiliza el método de la interpretación de las causas de un modo determinista para prever

las consecuencias de una determinada acción o hecho”. Ello se ve en los últimos párrafos

del editorial en donde se alerta sobre el futuro del periodismo teniendo en cuenta las

acciones hostiles a un medio de prensa como Clarín en el marco del debate parlamentario

de la ley de medios: “Todo configura, por lo tanto, un escenario de creciente amenaza

para el trabajo de los medios de comunicación y de los periodistas independientes, que

puede agravarse de aprobarse un nuevo régimen legal que amplíe la capacidad de

presión o de actuaciones arbitrarias de este o de futuros gobiernos” concluye el texto de

opinión.

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144

Las denuncias de Clarín no se agotaron en ese editorial, por el contrario,

continuaron durante la semana. La tapa de la edición dominical del 13 de septiembre

rezaba en su título principal: “Hubo 15 operativos simultáneos para intimidar a Clarín”. El

editorial de aquella edición, “Distorsiones en el funcionamiento del Estado”, no hace

mención explícita de la ley de medios o la coyuntura del debate parlamentario, pero

menciona “la utilización del aparato del estado con fines intimidatorios sobre el sector

privado” en referencia a los procedimientos fiscales llevados a cabo por la AFIP. El texto

retoma el concepto de intimidación y la ofensiva padecida por el sector privado en manos

del Gobierno, ambos temas presentes en los editoriales analizados previamente. La

comprensión del editorial, sin ser específico, depende de la intertextualidad, es decir, la

relación entre textos en los cuales hay una vinculación implícita o explícita sobre los

temas abordados. Una categoría más específica, aplicable al caso, es el de la

intratextualidad, o relación entre textos de un mismo autor. Aquí, el vínculo es entre los

editoriales del diario Clarín en los cuales hay una referencia, implícita, sobre los mismos

hechos en el marco de la discusión de la ley de medios. Sobre el final del editorial hay un

desarrollo más claro de la idea vertida en el inicio:

“También han tenido lugar, finalmente, numerosos casos de utilización de la posición

estatal para presionar al sector privado, como ha sucedido largamente en las

negociaciones sobre fijación de precios. Esta conducta tuvo, días pasados, una

manifestación aguda, con el envío de unos doscientos inspectores al diario Clarín, así

como a domicilios de directivos del Grupo y a empresas pertenecientes o vinculadas a

personas de la oposición.”

Clarín enfatiza sus advertencias sobre la conducta del Gobierno, a través de

organismos oficiales, en el marco del debate por la ley de Servicios de Comunicación

Audiovisual ante la eventual media sanción del proyecto. En efecto, el 16 de septiembre,

el proyecto oficial estaba listo para ser abordado en el recinto luego de recibir la mayoría

de firmas entre los miembros que formaron parte del plenario de las comisiones de

Comunicación, Presupuesto y Libertad de Expresión. El Frente Para la Victoria, que

impulsó la normativa, obtuvo 57 firmas en el dictamen de mayoría con el apoyo de los

bloques de Encuentro Popular y Social, Solidaridad e Igualdad, el Partido de la

Concertación y el Partido Socialista196, quienes habían formulado modificaciones que

196

Según el portal de noticias La Campana Web “El dictamen de mayoría reunió 57 firmas: 13 de la comisión de Libertad de Expresión, sobre los 23 diputados que la integran; 25 de la comisión de

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145

fueron integradas al texto que sería debatido en el recinto parlamentario. Tras la

obtención del dictamen de mayoría, la Cámara de Diputados sesionó a partir de las diez

de la mañana en una jornada que duró hasta las primeras horas del día siguiente. El

resultado de la maratónica sesión fue la media sanción de la ley que contó con 147 votos

positivos, 4 en contra y una abstención. La oposición, que participó del debate, se retiró

en los instantes previos a la votación.

El día que la ley se debatía en el recinto de la Cámara de Diputados, Clarín publicó

dos editoriales: “El aporte del Rojas a la cultura” referido a los 25 años del Centro Cultural

Ricardo Rojas de la Universidad de Buenos Aires, y “Signos de peligro para la ciudadanía”

dedicado al funcionamiento discrecional de un organismo como la AFIP. La publicación de

ambos editoriales es llamativa por un doble motivo. Por un lado, dada la relevancia del

tratamiento del proyecto, que Clarín cataloga en sus noticias como “mordaza” o “de

control de medios”, se espera que el diario se pronuncie de manera clara y exhaustiva

sobre los acontecimientos que indefectiblemente irían a producirse en la jornada

parlamentaria del 16 de septiembre. Por otra parte, no sólo no publica un editorial que dé

cuenta de ello sino dos, en los cuales no existe tan sólo una mención a la ley ni a los

acontecimientos por venir, sobre los que el periódico ya venía alertando en ediciones

pasadas. No obstante, el hecho de que la publicación portavoz de la ideología del medio

no aborde el tema no indica que en el resto de la sección de opinión no haya siquiera una

columna dedicada a ello. En efecto, sólo en la columna de opinión del periodista Eduardo

van der Kooy “La pieza clave de los Kirchner en el intento por reflotar el plan del 2011”,

hay un tratamiento del proyecto de ley enmarcado en las ambiciones políticas del

oficialismo en vista de las próximas elecciones presidenciales.

El texto “Signos de peligro para la ciudadanía” cobija en su título la misma señal de

advertencia que los editoriales anteriores mantenían en sus juicios, sólo que de una

manera más explícita al emplear los conceptos de peligro y ciudadanía. Desde el inicio del

editorial, Clarín siembra inquietud y despierta incomodidad:

Presupuesto, sobre un total de 49; y 19 de la comisión de Comunicaciones, sobre un total de 31”. En: http://lacampanaweb.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=2159%3Aley&catid=1%3Alatest-news&Itemid=57

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146

“El operativo intimidatorio de la AFIP contra Clarín, realizado el pasado jueves 10,

plantea serios interrogantes sobre el funcionamiento del Estado y una sombra de

peligro para la ciudadanía.”

Del pasaje citado se desprenden algunos elementos a tener en cuenta. En primer

lugar, el editorial afirma que el operativo de la AFIP, realizado 6 días antes, ya no sólo es

intimidatorio, como planteaba anteriormente, sino que es un ataque contra Clarín. En

segundo lugar, cuando alude a los serios interrogantes que presenta el operativo

intimidatorio de la AFIP, lo que busca es generar inquietud, dudas y preguntas que los

lectores se plantearan respecto de los organismos del Estado en busca de respuestas

que Clarín pretende responder o, al menos, orientar. En tercer lugar, emplea una metáfora

que intensifica el mensaje alarmista en la frase “sombra de peligro para la ciudadanía”

insinuando que se avecinan tiempos negros, oscuros, difíciles. Ello genera alarma y

preocupación en los lectores ya que está asociado con un concepto que, en las culturas

occidentales, es símbolo del mal, de lo impuro. La sombra representa lo negro, es decir,

lo opuesto a la luz, a la claridad y a la pureza. Es común, en las sociedades occidentales,

el uso de ciertas expresiones que asocian lo negro con hechos negativos o luctuosos. En

numerosas ocasiones se habla de lista negra (lo indeseable), mercado negro (lo ilegal),

oveja negra (lo indisciplinado), entre otras. La afirmación de Clarín se inscribe en esta

misma línea discursiva.

Por otra parte, Clarín hace extensiva su condición de agredido, no ya a los medios

de prensa, sino al conjunto de la sociedad. Es decir, amplía los alcances de las acciones

desarrolladas por el Estado.

“En este sentido, el operativo intimidatorio realizado por la AFIP contra empresas y

directivos del Grupo Clarín, representa una potencial amenaza para el conjunto de los

contribuyentes que pueden ser objeto de una acción semejante.”

El empleo de ese recurso retórico pretende no sólo generar una sensación de

inseguridad ante los organismos estatales gerenciados por funcionarios oficialistas sino

ubicar, en la misma categoría política y social, a un multimedio con gran poder económico

y de influencia como el Grupo Clarín a la par de cualquier ciudadano común. La

relevancia de la oración viene dada, no por lo que expresamente dice el editorial sino por

lo que intenta comunicar. En este caso que, si un grupo empresarial de la magnitud de

Clarín puede ser víctima de la arbitrariedad de entidades públicas también pueden serlo,

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147

de la misma o “semejante” manera, toda la sociedad. Es un razonamiento silogístico,

tautológico y reduccionista cuyo fin es apelar directamente a las emociones de temor e

inseguridad de los lectores:

La AFIP intimida a Clarín

Clarín es parte integrante de la Sociedad (en tanto institución social)

Por lo tanto, la AFIP intimida (o puede llegar a hacerlo) a la Sociedad (o ciudadanía)

Es esto, precisamente, lo que justifica la aplicación de palabras y oraciones de

fuerte carga emotiva como “peligro”, “amenaza”, “riesgo”, “seria preocupación”, “situación

de extrema gravedad” y “acciones delictivas de los funcionarios”. Sin embargo, no es la

primera vez, desde que el proyecto de ley empezara a recibir tratamiento legislativo, que

un editorial de Clarín recurre al empleo de esta herramienta discursiva. De hecho, ha sido

utilizada en la mayoría de los editoriales publicados en ese período, en particular el de la

edición del 11 de septiembre, “Operativo de intimidación a los medios de prensa”.

Por último, como en “Lesiones a la libertad de prensa”, otro de los textos

estudiados, en donde Clarín emplea el nosotros para equipararse a sus lectores, aquí

también está presente el uso del deíctico, la marca lingüística de la presencia del locutor:

Sin embargo, según el Gobierno, la responsabilidad de los hechos no es de la

dirección de la AFIP sino de un funcionario desleal y, posiblemente de una operación

de los servicios de inteligencia.

Si la versión oficial no es una excusa destinada a deslindar graves responsabilidades,

nos está diciendo que el organismo recaudador es una suerte de tierra de nadie fuera

del control de su director y del Gobierno, lo cual refuerza el riesgo a que están

sometidos los ciudadanos.”

La utilización del “nos”, primera persona del plural, persigue la finalidad de reforzar

la idea expresada anteriormente, de una supuesta igualdad social entre Clarín y cada uno

de los ciudadanos. Además, retóricamente plantea un compromiso de parte del diario con

la sociedad que, en tanto tal, unifica la defensa de los derechos de ambos frente a un

mismo adversario que pretende avasallarlos. Si de establecer una clasificación se trata,

“Signos de peligro para la ciudadanía” se encuentra a mitad de camino entre el editorial

crítico y el admonitorio. Del primero cobra relevancia “el juicio duro o en tono de

advertencia”, mientras que del segundo se destaca la exhortación al cumplimiento de

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148

reglas, la advertencia de peligros, etc. “Este tipo de editoriales se alzan como una voz

superior que advierte de los peligros de cualquier desviación que, por supuesto, supone

una visión netamente ideológica […] apela al receptor a preocuparse por los temas

tratados”197.

Si bien el último editorial analizado fue publicado el mismo día en que se aplicó la

media sanción, llamativamente los editoriales de los días sucesivos tampoco abordaron el

asunto, salvo algunas columnas de opinión198 en las cuales se hicieron mínimas

acotaciones sobre la ley. Recién la versión dominical del 20 de septiembre admite un

tratamiento más profundo en la sección de Opinión. En aquella edición cuatro columnas

están dedicadas a explicar, desde distintas perspectivas, las implicancias de la nueva

etapa que se abre tras la media sanción del proyecto oficial. El editorial “Un proyecto que

habilita presiones sobre los medios” es el único, hasta aquí, que aborda en específico la

ley medios incorporando juicios sobre datos y hechos coyunturales. El texto se ubica,

cronológicamente, entre la media sanción del proyecto y el inicio de su tratamiento en el

Senado. Por ello, cumplirá un doble objetivo: retomar el hecho acaecido en la Cámara

Baja y hacer una proyección sobre lo que sucederá, a partir del día siguiente, en la

Cámara Alta. En este sentido, el editorial dirige sus críticas en una doble vertiente. En

primer lugar, establece críticas acerca de la metodología llevada a cabo por el oficialismo

para lograr la media sanción. En segundo lugar, denuncia las maniobras que impartirán

los senadores “K” a los fines de lograr su sanción final.

En los hechos, dada la aprobación del proyecto oficial en Diputados, en la cual

Clarín no pudo influir de manera determinante para evitar la sanción o al menos inducir

algún cambio medular, este editorial constituye una bisagra en el seno de los

acontecimientos en curso porque busca producir algún efecto que no pudo lograr

mientras el proyecto se discutía en las distintas comisiones de la Cámara Baja. Por ello,

destaca las falencias e irregularidades que tuvo su discusión para advertir las

características que hereda la media sanción en vista del debate en el Senado. Es posible

notar estas características negativas en diferentes pasajes del texto:

197

Óp. Cit. Santamaría Suárez y Casalls Carro, p 290-291 198

Entre ellas se encuentran “Ley de necesidad y urgencia” por Ricardo Roa, editor general adjunto de Clarín, del 17 de septiembre de 2009; “Crítica privada, apoyo público”, por Ricardo Kirschbaum, editor general de Clarín, y “Los Kirchner rehacen un polo de poder para la transición y después”, por Eduardo van der Kooy, éstos últimos de la edición del 18 de septiembre

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149

� El oficialismo ejerció presión

“La media sanción al proyecto de ley de medios en la Cámara de Diputados bajo la

presión del oficialismo, crea la perspectiva de crecientes dificultades para la libertad

de expresión a la vez de la posibilidad de que sean lesionados derechos adquiridos.”

� Esa presión se manifestó en la urgencia por aprobarlo rápidamente, por un

interés meramente político “El kirchnerismo gobernó durante seis años con la legislación vigente hasta que, por

razones de interés político, comenzó a presionar por la aprobación de una nueva ley.”

� La presión del oficialismo, en la que insiste Clarín, alteró las normas y

procedimientos establecidos en la Cámara de Diputados.

“En esta línea, se promovió una aprobación en la Cámara de Diputados, impidiendo

un análisis detallado de una legislación de enorme complejidad e incurriendo incluso

en alteraciones de las normas de procedimiento del Cuerpo.”

Como se observa, la ley está teñida de todos los males que se le imputan al

kirchnerismo. Hay énfasis en demostrar que la media sanción fue ilegítima y que, por

ende, todo el procedimiento siguiente también lo será. Como se explicó recientemente, el

editorial está dividido en dos partes, no delimitadas gráficamente, que ponen de

manifiesto las dos vertientes en las que se bifurcan las críticas: sobre la media sanción,

por un lado, y sobre el consiguiente debate, por otro. El primero es evidente en los

párrafos citados. El segundo, ilustra, de manera indirecta, el espacio que abre la ley de

medios:

“La posibilidad de que un gobierno tenga capacidad para presionar a los medios de

difusión es siempre preocupante, pero mucho más cuando esa posibilidad cae en

manos de uno que ha demostrado una reiterada hostilidad con la prensa

independiente.”

Para Clarín la ley abre la posibilidad de presionar a los medios ya que es

entendida como un instrumento de presión. A su vez, el kirchnerismo representa un

gobierno hostil a la prensa independiente. Aquí, es relevante centrar el análisis en el

concepto de independiente, porque el mismo plantea la existencia de medios que no

revisten tal condición. A partir de este concepto, Clarín considera que el gobierno tiene un

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150

trato agresivo hacia los medios independientes, admitiendo que existen otros medios cuya

independencia está afectada o es directamente nula, con quienes la relación es

diametralmente opuesta. Es decir que el editorial denuncia un trato preferencial de parte

del Estado hacia los medios afines a la política del Gobierno Nacional. Asimismo

establece una delimitación entre “medios independientes”, entre los cuales se integra

Clarín, y “medios dependientes”. El texto omite emplear la categoría de “medios

dependientes”, pero asume su existencia al marcar que el diario pertenece al grupo

opuesto199.

Por otra parte, el editorial destaca los atributos que considera negativos, polémicos

y peligrosos del texto de la ley. Entre ellos menciona la violación de los derechos

adquiridos, el agravamiento de la inseguridad jurídica y el aumento de la discrecionalidad

de los gobiernos en la toma de decisiones que afectan a los medios de comunicación.

Todas estas características condensan lo que expresa el título del editorial, las presiones

de las que habla el texto argumentativo.

Ya sobre el final del texto, el último párrafo denuncia una estrategia de las

bancadas oficialistas tendiente a restringir el debate y apurar la aprobación del proyecto:

“El propósito de acelerar la aprobación del proyecto oficial y de impedir el debate

profundo y el consenso se repite en la estrategia oficial de demorar el envío del

proyecto al Senado, para reducir el tiempo disponible para su discusión. Con ese

objeto, se utilizó una chicana de procedimiento por la cual se evitará que el proyecto

sea presentado en la Cámara Alta por su presidente, Julio Cobos, quien considera

necesario girarlo a cinco Comisiones que entienden en temas vinculados con la

comunicación”.

Según explicaron las noticias de Clarín, el bloque oficialista pretendía que el

proyecto sea discutido en tan sólo dos comisiones, al tiempo que planteaban que la

sesión se realice el 7 de octubre. La bancada Radical, por su parte, tenía intenciones de

que el texto se discuta en cinco comisiones con un debate de tres semanas con fecha de

sesión para el 14 de octubre. Claramente, las posturas contrastaban y las razones que

199

De hecho, en el primer editorial analizado en este capítulo, ya se había empleado el distintivo de “medios adictos” para describir y graficar la situación de los medios de comunicación en la Santa Cruz gobernada por Néstor Kirchner. Si hay una característica que adoptaron los medios de comunicación en la coyuntura política del conflicto patronal agropecuario, primero y, durante el debate por la ley de medios, después, es la oposición binaria de medios oficialistas y opositores. Véase: en el capítulo 2, el apartado Contextos.

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151

argüían de uno y otro sector también. Los senadores kirchneristas consideraban suficiente

la discusión en las comisiones de Presupuesto y Hacienda; y Sistemas, Medios de

Comunicación y Libertad de Expresión. Con ello la sanción se haría en menor tiempo, lo

que la oposición, encabezada por el Radicalismo, consideraba que acortaba los alcances

del debate parlamentario y constituía toda una artimaña destinada a votar el proyecto con

la menor cantidad de modificaciones. De esta manera, se pensaba en la disyuntiva de que

el oficialismo restringía el debate, mientras la oposición buscaba ampliarlo.

En los días sucesivos a la media sanción del proyecto, en el oficialismo se debatía

internamente las estrategias a desarrollar para lograr un tratamiento rápido y con la menor

cantidad de modificaciones posibles. El vicepresidente Julio Cobos, ya había manifestado,

en consonancia con las bancadas opositoras, su intención de girar el proyecto a cinco

comisiones, lo que iba a contramano de las aspiraciones oficiales. Por ello, el

kirchnerismo especulaba con la posibilidad de girar el texto con media sanción al Senado

en los días en que Cristina Fernández realice una gira de viajes al exterior, con lo cual

Cobos ocuparía la Presidencia de la Nación y José Pampuro, la Presidencia Provisional

del Senado. De esta manera, las bancadas proclives a la aprobación de la ley podrían

discutir el texto en las dos comisiones mencionadas evitando que el proyecto sea

presentado por el vicepresidente.

Por ello, el párrafo final del editorial se refiere al uso de una chicana. En el

contexto del editorial, esta palabra está empleada en referencia a la primera acepción del

término que señala la Real Academia Española (RAE): “Artimaña, procedimiento de mala

fe, especialmente el utilizado en un pleito por alguna de las partes”. Sin embargo, la

palabra se inscribe en un contexto y un lugar específicos en donde chicana admite,

también, una acepción más ligada al ámbito de las provocaciones políticas. En Argentina,

chicana, incorporada al habla cotidiana por la jerga del lunfardo, implica una actitud

provocadora, desafiante, irónica, sarcástica, sin argumentación, sin discusión, tendiente a

señalar errores y contradicciones. Es utilizado de manera jocosa, jactanciosa e incluso

burlista. Ahora bien, circunscripto a un diario argentino y en específico a un editorial que

denuncia un conflicto de intereses políticos, el empleo de esta unidad léxica no es casual

u azaroso, sino que admite una doble interpretación. Una, es la señalada arriba que

convalida la RAE, y la otra, es la que señalaría que el oficialismo “pasa por encima” la

autoridad del vicepresidente Julio Cobos, quien intentaba que el número de comisiones

que estudien el proyecto sean más que las propuestas por las bancadas oficialistas. En

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152

efecto, los editorialistas de Clarín son conscientes de ello. De hecho, el editorial del día

anterior, es decir, del sábado 19 de septiembre, defiende la legitimidad política de la figura

del vicepresidente200.

Finalmente, el 21 de septiembre el proyecto con media sanción ingresó al Senado

para ser abordado en las dos comisiones propuestas por el kirchnerismo. En la edición de

Clarín de aquél lunes el editorial, que rezaba en su título “Normas contra la libertad de

prensa”, se refería, no al debate parlamentario de la ley de medios, sino al proyecto de ley

girado por la propia presidente al Congreso el 11 de septiembre, que despenaliza el delito

de calumnias e injurias. Recién dos días después de ingresado el proyecto a la Cámara

Alta se decidió hacer lugar a los pedidos de la oposición ampliando el número de

comisiones a cuatro, incorporándose a las establecidas las de Asuntos Constitucionales y

la de Industria y Comercio. Una vez que fueron conformadas las comisiones en las que se

debatiría la ley, el 24 de septiembre el Senado dio inicio a la discusión en diferentes

plenarios que se extendería hasta el 2 de octubre, día en el cual los senadores fijaron la

fecha de sesión de la Cámara para una semana después, es decir, para el 9 de octubre.

Las instancias finales estaban cada vez más próximas y los tiempos para

incorporar modificaciones se acortaban cada día más. Mientras los plenarios tenían lugar

en el Senado, en las tapas de Clarín el tema no tenía preponderancia y escasas columnas

de opinión rozaban el tema. De hecho, en la semana que va del lunes 21 de septiembre al

domingo 27 en ninguna edición el debate por la ley de medios del Senado mereció la

primera plana y tan sólo tres de las siete ediciones se ocuparon del caso en pequeños

recuadros de la tapa. Con los editoriales sucedía lo mismo. Tan sólo dos ediciones

publicaron editoriales que guardaban relación con la discusión en curso. Uno, fue el del

viernes 25 de septiembre, que reflexionaba sobre las leyes que no han sido

reglamentadas por el Poder Ejecutivo al tiempo que señalaba la falta grave institucional

que esto implica. Su título era “Leyes suspendidas por el Ejecutivo”. El segundo fue el de

la edición dominical, “Incertidumbre por el deterioro de la seguridad jurídica” que, si bien

menciona al proyecto de ley de medios, no constituye el tema central del texto. No

obstante, reviste una relevancia considerable porque juzga a la ley situándola en el marco

de la inestabilidad jurídica y sus consecuencias. Además es relevante porque define una

200 Se trata del editorial titulado “La responsabilidad del vicepresidente”.

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153

mirada corporativa y empresarial de otros conflictos, lo que también es aplicado al

conflicto que enfrenta a Clarín con el Gobierno.

La Seguridad Jurídica, a grosso modo, constituye la garantía otorgada por el

Estado de que el conjunto de legislaciones y derechos establecidos en una sociedad sean

respetados o, en el caso de que sean violentados, existan procedimientos y mecanismos

que permitan el resguardo y resarcimiento de los daños producidos. Es, también, el grado

de certeza con que cuenta la sociedad de que el marco legal vigente sea respetado. La

Inseguridad Jurídica, por su parte, implica lo contrario. La incertidumbre o falta de

certezas en el cumplimiento de las normativas que la sociedad se ha dado. La figura de la

inseguridad jurídica es usualmente empleada cuando, por ejemplo, se estatizan empresas

ya que se considera que el Estado quebranta el derecho a la propiedad privada. En este

marco, se considera que las acciones llevadas a cabo por el Estado desalientan las

inversiones privadas y disipan la confianza en las garantías que él mismo compromete.

Este es el eje fundamental del editorial que se analizará a continuación y en el cual la ley

de medios está enmarcada.

En primer lugar, es importante señalar cómo está organizado el texto. El título

indica claramente la materia sobre lo que se va a editorializar. Su contenido consta de

diez párrafos y la conclusión remarcada en negrita que sintetiza los argumentos. Los

primeros cuatros párrafos forman parte de una presentación general del problema de la

inseguridad jurídica que Clarín considera un viejo problema argentino que se agrava en

estos días a causa de diversos aspectos de la política gubernamental, y que tiene

repercusiones tanto en el interior del país como en el exterior. Para el diario, la cultura del

respeto a los contratos es una condición de la seguridad jurídica y un estímulo al ahorro y

la inversión. Por el contrario, la inseguridad jurídica o la ausencia de esas condiciones

conducen necesariamente al debilitamiento económico y las turbulencias políticas. Como

se observa, estos primeros párrafos introductorios delimitan las causas y consecuencias

de la inseguridad jurídica. Más adelante, las sitúan en el contexto de los gobiernos de

Néstor y Cristina Kirchner en los cuales se han producido reiterados episodios de

desconocimiento de reglas de juego establecidas y de agresión a las instituciones. En ese

marco, en esos episodios, es que Clarín enmarca la ley de medios:

“Entre los últimos episodios del fenómeno referido es la inclusión, en el proyecto de

ley de medios que actualmente se discute en el Senado, de una cláusula que, de ser

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154

aprobada, obligaría a varias empresas, incluida Clarín, a vender en tiempo perentorio

alguna de sus empresas.

Esto implicaría un desconocimiento de derechos adquiridos en base a contratos

realizados con el Estado, que afectaría los planes de expansión de las firmas y

ocasionaría importantes pérdidas por la desvalorización de los activos que deberían

ser liquidados, así como pérdidas de empleos.”

Estos dos párrafos son de un valor fundamental para el análisis de la importancia

que Clarín le otorga a la ley de medios. Son, precisamente, estos párrafos los que

ameritan el abordaje del texto argumentativo. Es claro notar que no emplea recursos

retóricos destacados o alguna unidad léxica en particular que dé lugar a dobles

interpretaciones. Es concreto y taxativo en su mensaje: La ley de medios contempla, en

su artículo 161, el plazo de adecuación a la normativa para desmonopolizar a los grandes

conglomerados mediáticos. Esto se ve implicado en el marco de la inseguridad jurídica

por cuanto desconoce derechos adquiridos. Las consecuencias: desvalorización de los

activos y despidos. Esto evidencia la postura que asume Clarín frente a la ley de manera

diferente a como había abordado el conflicto en los editoriales precedentes. Ya no se trata

de una violación a derechos y valores socialmente aceptados como la libertad de

expresión y la libertad de prensa sino que, en este caso, se destacan las afecciones

económico-empresariales que implica la nueva ley de medios. Muestra, manifiestamente,

una postura corporativa, empresarial y patronal del problema planteado por el artículo que

fija los plazos de adecuación a la ley.

Una discusión netamente formal del texto y de la interpretación de la ley apuntaría

a clarificar lo que reza el artículo 161 (adecuación) y lo que interpreta Clarín

(desinversión). Sin embargo, ese no es el problema principal que plantea el análisis del

editorial, sino el por qué el editorial enfatiza esta cualidad de la ley y por qué juzga a la ley

en los términos planteados. Y la respuesta necesariamente se traduce en la mirada

aplicada a la ley en vista del problema que se plantea al conjunto de medios que integran

el Grupo Clarín, respuesta ésta que nada tiene que ver con la Libertad de Prensa sino con

el resguardo de la propiedad de esos medios de comunicación y sus correspondientes

contratos y negocios económicos. Esto se ve claramente evidenciado en las

consecuencias que deduce Clarín con la aplicación de la ley: la desvalorización de los

activos de los medios y el despido de los trabajadores de esos medios. Éste último efecto

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155

es un claro indicador de las acciones que llevaría a cabo la dirección empresarial de

Clarín en caso de sancionarse la ley. Un ejemplo claro e ilustrativo de las secuelas

económico- sociales que se derivan del conflicto entre Clarín y el Gobierno Nacional,

secuelas que recaerían indefectiblemente sobre la situación de los trabajadores de

prensa.

Por otra parte, es importante destacar que, en el marco de la discusión por una

nueva ley de medios en el Senado, la apelación de parte de Clarín a la seguridad jurídica

está orientada a solicitar la intervención del Estado, en tanto y en cuanto, no violente el

esquema de propiedad de los medios del Grupo Clarín. En este sentido, apelar a la

seguridad jurídica forma parte de una exhortación institucionalista a respetar derechos

adquiridos, lo que en términos concretos es mantener intacta la propiedad de los medios

de comunicación. De esta manera, Clarín desarrolla un punto de vista liberal-

conservador201. Rechaza de plano la regulación del Estado en el mercado. No desea la

intervención del Estado en la regulación de los medios audiovisuales sino en la garantía

de que el régimen de propiedad existente se mantenga. Esto se expresa con más

contundencia en el último párrafo que cierra el editorial, cuando toma en cuenta otro

conflicto social considerable y lo juzga a partir de la inseguridad jurídica y la participación

estatal:

“Cabe señalar finalmente, la prolongada ocupación de la planta de Kraft en Pacheco,

que ha violado la libertad de trabajo y usurpado una propiedad durante más de un

mes, y que pudo extenderse por la ausencia de una intervención adecuada del Estado

para resguardar los derechos de la empresa.”

El pasaje se refiere a las medidas de fuerza llevadas a cabo por los 160

trabajadores despedidos por Kraft Foods el 18 de agosto que, para la fecha en que se

publicó el editorial, llevaba ya cinco semanas. Ese conflicto nació producto de la

organización de los trabajadores para exigir medidas higiénicas y sanitarias elementales

como alcohol en gel y toallas de papel. Todo ello en el contexto del pico epidemiológico

de la Gripe A. Ante los pedidos de los trabajadores, la empresa contestó con despidos.

Ante la coyuntura profundamente desfavorable, los despedidos tomaron la fábrica.

201 Esto es: liberal en materia económica y conservador en lo político.

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156

Clarín, entonces, se refiere al conflicto como una manifestación de violación a la

libertad de trabajo y usurpación de la propiedad. La mención de las medidas de los

trabajadores despedidos de Kraft es particularmente importante a la hora de analizar la

postura que adopta Clarín y el modo en que entiende este conflicto ya que opone los

derechos y libertades propios de los trabajadores a los derechos y libertades de la

empresa productora de alimentos. Considera que la toma de la fábrica no constituye el

ejercicio del, constitucionalmente reconocido, derecho de huelga sino que constituye un

atentado a la libertad laboral. También desconoce la libertad sindical y la legitimidad del

reclamo oponiéndolo a la modalidad que reviste: la toma de la fábrica que Clarín define

como usurpación. La toma de posición de Clarín en el conflicto que plantea la nueva ley

de medios es la misma postura que plantea frente a la protesta social de los trabajadores

de Kraft: la defensa de la propiedad empresarial y la exigencia de la intervención del

Estado para resguardo de los derechos que la afectan202.

Siguiendo con la clasificación establecida, “Incertidumbre por el deterioro de la

inseguridad jurídica” se inscribe a mitad de camino entre el editorial Explicativo y el

Crítico. Justifica la primera clasificación, las descripciones que señalan causas y deducen

consecuencias. Ello es claro cuando señala como factores que contribuyen a la

inseguridad jurídica la manipulación de las estadísticas oficiales, la toma de la planta de

Kraft o el artículo 161 que fija los plazos de adecuación a la ley de medios. De todos ellos,

se establecen como consecuencias la desinversión, el estancamiento económico y las

turbulencias políticas. Es característico de este tipo de editoriales el uso de juicios

sintéticos. Para Santamaría Suárez y Casals Carro, “todos los juicios sintéticos son a

posteriori, es decir, implica el conocimiento de unas causas y el establecimiento de unas

consecuencias deducibles. Esta clase de juicios son los más frecuentes en los artículos

editoriales porque obliga al análisis y a la deducción sintética, al pronunciamiento

202

Esta misma postura mantuvo el editorial del 27 de junio de 2002, al día siguiente del crimen de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán en la Estación Avellaneda. El editorial de aquella edición, “La crisis, la violencia y las políticas públicas”, tilda a los piqueteros como “grupos provocadores”, prioriza el método por sobre el contenido, critica la pasividad e ineficacia del accionar policial y concluye, no acerca del crimen de los manifestantes, sino sobre las incidencias del hecho en la economía: “Este escenario puede tener, finalmente, consecuencias políticas adversas ya que, tanto en el país como en el exterior, sucesos como los vividos ayer serán tomados como indicadores de falta de gobernabilidad e inestabilidad. Eso actuará como un desincentivo para el respaldo al sistema institucional o a la inversión productiva, lo cual indica la urgencia de actuar para ofrecer mejores condiciones de vida a la población y enfrentar con eficacia los conflictos que se presenten”. La tapa de aquella edición mostraba una fotografía del crimen difusa y el título principal fue: “La crisis causó dos nuevas muertes”. Las mismas tesis se encuentran en el editorial del 6 de octubre de 2009, “Preocupación por la escalada de conflictos sociales”.

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157

ideológico”. La segunda clasificación, se caracteriza por el tono en que está redactado el

editorial. Hay una reflexión en torno a un problema en específico que afecta directamente

los intereses del diario y el Grupo Clarín, pero a diferencia de otros textos de opinión

analizados aquí, en este caso en particular no hay una apelación a las emociones sino a

la relación encauzada entre las causas y consecuencias planteadas. Según las autoras

citadas, el editorial crítico “manejará el análisis de las causas y la síntesis de las posibles

consecuencias para persuadir por la racionalidad de lo que juzga. Cuida con un tono frío y

firme, de crear una imagen de intelectualidad o de raciocinio que supera cualquier

tentación emocional”203. Ello se manifiesta, en el editorial, en las reiteradas citas en

defensa de los derechos adquiridos, el respeto a las leyes y la demanda de que el Estado

intervenga para resguardo de los derechos y garantías. La ley de medios, entonces, es

comprendida como un factor de desestabilización jurídica que afecta diferentes relaciones

sociales pero, por sobre todo, relaciones e intereses económicos.

44..33 CCOONNSSTTRRUUYYEENNDDOO MMEEDDIIOOSS

Si el editorial estudiado recientemente asocia el pronunciamiento ideológico del

diario y los intereses empresariales de sus propietarios, el mensaje del Grupo Clarín

publicado en la edición impresa del domingo 4 de octubre del 2009, titulado “64 años

creyendo en el país y construyendo medios argentinos” acentúa aún más esa relación ya

que hay ciertos elementos que dan cuenta de una gran similitud entre los argumentos

vertidos en los editoriales y las ideas desarrolladas en el mensaje corporativo que, en el

plano de la influencia y la intervención política, no es casual.

Si bien el estudio de los géneros de opinión planteados en este trabajo sólo aborda

los editoriales que directa o indirectamente se refieren a la ley de medios y el debate en

curso, el mensaje del Grupo Clarín plantea la posibilidad de analizar la ligazón que une la

ideología desarrollada en los editoriales y la postura empresarial adoptada frente a la

discusión de la ley de medios. Por lo tanto, el análisis que sigue a continuación, persigue

la finalidad de dilucidar los nexos que ligan a ambos textos.

En primer lugar, es preciso situar contextualmente el texto. Como se mencionó fue

publicado en la edición dominical del 4 de octubre, cuando ya habían sido consumadas

las siete audiencias del plenario de las comisiones que estudiaban el proyecto. La ronda 203 Santamaría Suárez y Casals Carro. Óp. Cit. pp 286-291

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158

de plenarios se desarrolló entre el 24 de septiembre y el 2 de octubre. El Grupo Clarín

tenía prevista su participación en el último plenario pero se abstuvo de participar. Las

razones que argüían los directivos del grupo es que mientras tenía lugar el debate y aún

cuando no se había agotado la lista de oradores, el bloque oficialista de senadores

planteaba la firma del dictamen para su votación en la Cámara Alta. El hecho recibió

duras críticas de parte de las bancadas opositoras quienes consideraban que se estaba

suprimiendo el debate para así votar rápidamente la ley. En este sentido, Jorge Rendo,

director corporativo de Relaciones Externas del grupo Clarín, expresó: “Visto el curso de

los acontecimientos producidos esta tarde en ese plenario, resulta claro que nuestra

presencia no se traducirá en una contribución real al debate"204.

Dos días después, el Grupo Clarín emite su comunicado motivado principalmente

por la ausencia de su participación en la ronda de plenarios. El texto es una defensa de

todas las acusaciones que se le han formulado a los medios del grupo en el marco de la

discusión de la nueva ley de medios. Está redactado en la primera persona del plural de

principio a fin, algo que en algunos editoriales sólo lo hacía como parte de una estrategia

discursiva tendiente a situarse en la misma categoría social que los lectores, con la

salvedad de que en este comunicado el nosotros no es inclusivo, es decir, no pretende

incluir al lector sino que es un nosotros exclusivo en el que hablan directamente los

directivos del Grupo: “Usted conoce Clarín. Somos un diario que nació en 1945 con una

mirada nueva”, reza la primera oración.

No obstante, lo más destacado del mensaje, no se encuentra en el nivel léxico-

sintáctico sino en las ideas plasmadas en él que explicitan la relación con las ideas

desarrolladas en los editoriales. El mensaje puede fragmentarse en tres partes.

Una primera parte, es la que destaca el nacimiento del diario Clarín, su crecimiento

en otras áreas de la comunicación y la propiedad de los mismos bajo capitales

nacionales.

Una segunda parte, en donde se refutan las acusaciones que pesan sobre el

diario. “Clarín está siendo estigmatizado con intenciones políticas. Por eso vale aclarar

algunos puntos”, sostienen. En esta parte, Clarín niega ser un monopolio amparándose en

204

Véase: Clarín, 2 de octubre de 2009. “Ley de medios: el oficialismo apuró la clausura del debate en comisión”, por Atilio Bleta.

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159

la competencia con otros medios nacionales, desmiente que haya intenciones ocultas en

la adquisición de nuevos medios de comunicación y subraya la legalidad del grupo “Cada

uno de nuestros pasos los dimos cumpliendo la ley”.

En tercer lugar, establece críticas hacia la ley de medios al tiempo que el discurso

se enfoca más en la coyuntura que antagoniza a Clarín y el Gobierno Nacional. Esta

tercera parte, de un contenido categóricamente más político, e incluso retórico, es la más

importante para establecer los nexos con los otros editoriales analizados hasta aquí.

El editorial del 28 de agosto “Lo que molesta es la impotencia para controlar y

manipular a los medios” manifiesta, ya desde su título, parte del contenido del mensaje

empresarial. Allí está presente la denuncia sobre la persecución que hace el Gobierno

Nacional contra Clarín:

“[…] Se ha lanzado una verdadera campaña de acoso contra las empresas

periodísticas que no pueden controlar, presentándolas como un obstáculo o una

desviación del interés colectivo.”

Mientras que en “64 años creyendo en…” esa idea persiste:

“En los últimos meses, se ha emprendido una batalla contra un grupo periodístico

nacional. No es inusual que los gobiernos se molesten con los medios: la tensión

prensa-poder es natural en la democracia.”

En ambos casos, y con matices diferentes, la idea subyacente es la misma: los

grupos y empresas periodísticas son agredidas por el Gobierno. En el primer caso se

habla de “campaña de acoso”, mientras en el segundo de “batalla”. Nótese que la unidad

léxica campaña, presente en el primer editorial analizado en este capítulo, está también

presente en el comunicado corporativo:

“Una campaña direccionada a Clarín pero que lo excede como destinatario. Y que

revela un objetivo muy claro: desacreditar a los medios de comunicación como

contrapeso en la democracia.”

De este pasaje, las dos oraciones que lo componen guardan estrecha relación con

pasajes de otros editoriales y las estrategias discursivas desarrolladas en ellos. En primer

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160

lugar, en la primera oración está plasmada una de las estrategias establecidas en el

editorial “Lesiones a la libertad de prensa”. Allí se expresa que:

“Si bien las agresiones están dirigidas específicamente a esta empresa, deben

considerarse formas de rechazo y de intimidación al periodismo independiente en

general.”

Es decir que en ambos textos se formula la misma idea: una campaña con

agresiones que direccionada o dirigida específicamente a Clarín, a esta empresa, lo

excede como destinatario ya que afecta al periodismo independiente en general. La

estrategia se revela en la intención de que la disputa Clarín vs Gobierno se extienda al

conjunto de los medios de prensa, a que sean más los afectados por las acciones

oficialistas y por la legislación en debate. Ciertamente, pretende despertar la reacción de

otros medios de comunicación.

Con la segunda oración del pasaje citado sucede lo mismo. La similitud de sus

planteos se encuentra ligada al editorial “Lesiones a la libertad de prensa” y también a “Lo

que molesta es…”, ya que ambos sostienen la misma tesis

“No está de más reiterarlo, socavar la existencia de medios independientes es

erosionar las herramientas que nos defienden de la imposición de cualquier tipo de

autoritarismo.”

Tanto el debilitamiento del que habla el comunicado como la socavación que

pronuncian los editoriales apunta a la misma idea. De hecho, debilitar y socavar, son

sinónimos. Además, ambos textos definen a los medios de comunicación como

“contrapeso de la democracia” o como “herramientas” de defensa ante los autoritarismos,

destacando así la función de los medios en el sistema.

Por último, y en términos más generales, ciertos pasajes del comunicado guardan

relación con otros textos analizados previamente. Por ejemplo, cuando el mensaje del

Grupo Clarín señala:

“No estamos en guerra con nadie. Aunque nos ataquen seguiremos contando lo que

entendemos le pasa y le interesa a la sociedad. Eso quizás molesta. Y por eso las

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161

campañas sucias, los panfletos paraoficiales, las intimidaciones de la AFIP, el uso de

organismos públicos como herramientas de apriete.”205

Las mismas referencias son claras en la mayoría de los editoriales denunciativos.

Las campañas sucias y los panfletos paraoficiales en los editoriales del 28 y 31 de agosto

y del 5 de septiembre. Las intimidaciones de la AFIP y los organismos públicos en

“Operativo de intimidación a los medios de prensa” y “Signos de peligro para la

ciudadanía”. A su vez, hay una demanda a la protección de la seguridad jurídica y los

derechos empresariales del Grupo Clarín, íntimamente ligado a los planteos volcados en

el último editorial analizado en este trabajo, titulado “Incertidumbre por el deterioro de la

seguridad jurídica”.

Como se observa, los lazos existentes entre la ideología expuesta en los

editoriales y la desarrollada en el mensaje empresarial son reales y muy concretos. No

sólo teniendo en cuenta las similitudes de los planteamientos y los argumentos

empleados en ambos, sino también si se atiende a que el Mensaje del Grupo Clarín

suplanta al editorial en la edición del domingo 4 de octubre y que acompaña al resto de

los editoriales de la semana hasta el viernes 9, día en que sesiona el Senado. Es decir, el

diario se pronuncia ideológicamente a través de su editorial pero acompañado, durante

toda la semana, del mensaje del grupo propietario del medio. Ello pone de manifiesto la

estrecha relación existente entre la ideología del periódico y la ideología de los dueños de

los medios.

44..44 NNUUEEVVAA OOFFEENNSSIIVVAA

Todo el proceso iniciado desde que el anteproyecto de ley de radiodifusión fuera

presentado en sociedad por la presidente –pasando por las discusiones en foros

organizados por el Estado hasta su discusión en el Congreso de la Nación– llegaba a su

fin el viernes 9 de octubre cuando el proyecto se tratara en el recinto del Senado. La

ronda de plenarios había finalizado el viernes 2 y recién siete días después sesionaría la

Cámara Alta. Como durante toda esa semana no hubo actividad legislativa las noticias de

Clarín sobre la ley de medios se enfocaron en dos asuntos. Por un lado, las estrategias y

alianzas planeadas por el bloque oficialista para sumar votos positivos a la hora de votar

el proyecto. Por otro lado, las voces de figuras e instituciones contrarias a la aprobación

205 El resaltado no pertenece al texto original.

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162

de la ley, independientemente que éstas fueran legítimas o especialistas en la materia206.

En la sección Opinión, mientras tanto, el mensaje del Grupo Clarín “64 años creyendo en

el país y construyendo medios argentinos”, ‘acompañaba’ cada uno de los editoriales

publicados en los días previos a la sesión del Senado.

En el día decisivo, las puertas del Congreso se abrieron temprano en la mañana.

El cuerpo tenía previsto el inicio de la sesión para las 10am. Previo al tratamiento, se

rindió homenaje a la cantautora Mercedes Sosa, quien había fallecido el domingo pasado.

Se estipulaba que la sesión duraría como mínimo doce horas. De hecho, la votación en

general del proyecto se dio recién a las 2:26 de la madrugada del sábado 10 de octubre,

habiendo transcurrido alrededor de catorce horas y media de exposiciones y debates. En

la edición del viernes 9, Clarín publica el editorial “Nueva ofensiva oficial contra la libertad

de prensa” junto al mensaje corporativo del Grupo Clarín. El título reitera el discurso de

otros editoriales y se destaca por dos motivos. Por un lado, que sea una nueva ofensiva

habla de la existencia de otras ya conocidas públicamente que, luego, en el cuerpo

argumentativo están claramente especificadas. Por otra parte, Clarín vuelve a hacer

extensiva su condición de agredido a un derecho socialmente reconocido y fundamental

en la coyuntura del debate parlamentario como lo es la libertad de prensa.

El tema que aborda el texto no es el de la votación de la ley de medios sino la

denuncia de las intenciones oficiales de expropiar la empresa productora de papel de

diarios, Papel Prensa S.A., en la cual Clarín y La Nación tienen participación accionaria

junto al Estado Nacional207. En esto, precisamente, reside la ofensiva oficial que Clarín

atribuye al objetivo primario de controlar la información.

“La ofensiva gubernamental se debe, por lo tanto, a su objetivo de controlar la

información el cual reconoce varias etapas. Desde las primeras instancias de su

gobierno, el ex presidente Néstor Kirchner manifestó en forma sistemática su enojo

con las informaciones y opiniones críticas, y el nivel de agresividad de su actitud fue

creciendo con el correr del tiempo, despertando la preocupación y la crítica en

asociaciones periodísticas y de medios de comunicación en la Argentina y en el

exterior. A esto le siguió una ofensiva directa contra el Grupo Clarín que se cristalizó 206

La tapa de Clarín del martes 6 de octubre de 2009, reza: “Ley de Medios: el campo cuestiona el apuro oficial”. 207

Véase: “Moreno reveló un plan oficial para expropiar Papel Prensa” y “”Mis muchachos, expertos en partirle la columna al que hable”, ambas publicadas en la edición impresa de Clarín del jueves 8 de octubre de 2009.

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163

en ataques verbales, ataques a locales del diario y en un operativo de inspección de la

AFIP, dirigida por un fiel seguidor de Kirchner. Finalmente el ataque se extendió a la

amenaza de intervención de Papel Prensa.”

Para el editorial, la tentativa de expropiación del gobierno sobre Papel Prensa S.A.

constituye el último episodio de la ofensiva contra la libertad de prensa, precedida por las

pintadas, escraches, operativos intimidatorios de la AFIP, etc. Todos hechos, que

oportunamente denunciaron algunos editoriales previos. En la misma categoría se incluye

a la ley de medios. No de manera directa en el editorial presente, pero sí de manera

asociada. De hecho, sus noticias lo confirman. La tapa de Clarín de ese mismo día

expresaba “Entre sospechas y denuncias votan la ley de medios”, mientras que la del día

siguiente, cuando el proyecto se convirtió finalmente en ley, decía “Kirchner ya tiene la ley

de control de medios”. Por su parte, uno de los habituales columnistas del diario, Eduardo

van der Kooy, asocia ambos asuntos tras la aprobación de la ley. Él dice que:

“Resulta imposible, a esta altura, desgajar la ley de medios que el kirchnerismo

aprobó -en general- con holgura en el Senado de la furiosa irrupción que Guillermo

Moreno, el secretario de Comercio, hizo hace diez días sobre la empresa Papel

Prensa.”208

En este sentido, el editorial considera que, en caso de aprobarse la ley de medios,

se otorgaría una herramienta al Gobierno para el cercenamiento de las libertades de

prensa y expresión, lo que indefectiblemente allana el camino para este tipo de presión

mafiosa, característica del kirchnerismo.

“La perspectiva de que un Gobierno hostil a la prensa y capaz de utilizar métodos

mafiosos para presionar a las empresas y a sus propios funcionarios, obtenga el

control de la distribución del papel entre los diarios es un peligro para la libertad de

prensa. Mucho más si logra imponer una ley de medios que le otorgaría más armas de

coacción contra los medios.”

Las palabras empleadas para describir la coyuntura tanto de Papel Prensa como

de la ley de medios son contundentes e ilustran a qué asocia, Clarín, la ley resultante de

la discusión en el Congreso. Ya no se plantea al kirchnerismo como un gobierno hostil a la

prensa sino ya como un gobierno con métodos mafiosos que apunta a manipular a los 208

Clarín, 10 de octubre de 2009. “Otro paso de los Kirchner en una ofensiva que no encuentra límites” por Eduardo van der Kooy.

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164

medios y controlar la información. Además, la ley es presentada como un “arma” de

coacción contra los medios. Lo cual establece la idea de que la legislación se convierte,

así, en un instrumento para producir daño, herir o matar. Desde luego que las armas

también pueden entenderse como elementos para una defensa, pero no es este el caso

ya que Clarín sólo se afirma como víctima de este enfrentamiento, no como victimario.

Ello, además, forma parte de asumir que el contexto de discusión de la ley es la ‘batalla’

del Gobierno contra Clarín en donde la ley opera como un arma para derrotar a un

adversario, en este caso del primero contra el segundo.

La mañana del sábado 10 de octubre, las principales portadas de diarios y titulares

de noticieros radiales y televisivos relataban lo que era la noticia del día y quizás de los

últimos veinte años en materia de comunicación: la ley 26.522 de Servicios de

Comunicación Audiovisual, reemplazante de la ley 22.285 de Radiodifusión, constituía el

nuevo marco legal que reglamente el desenvolvimiento de los medios de comunicación

audiovisual. La votación se resolvió con 44 votos a favor y 24 en contra.

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165

55.. CCOONNCCLLUUSSIIÓÓNN((EESS))

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166

““Cuando se descubrió que la información era un negocio,

la verdad dejó de ser importante”

Ryszard Kapuscinski

Si existe una constante en este trabajo, esa ha sido destacar la importancia de

prestar especial atención al contexto político social en el que se insertan los conflictos y

polémicas desatadas en el curso de los acontecimientos que tienen lugar en el seno de la

sociedad. El contexto forma parte de la base real y concreta sobre la cual se cimentan

todas las discusiones y debates. En este sentido, la presente tesis se inserta también en

un marco social mucho más vasto y del cual da cuenta.

Los estudios sobre los medios de comunicación se remontan a principios del siglo

XX y se han extendido hasta la actualidad. Una actualidad atravesada por la dinámica que

imponen las nuevas modalidades comunicativas de los medios de comunicación y sus

plataformas. Actualmente, al progreso tecnológico que acompaña el desarrollo de los

mass media se lo ha catalogado como una ‘revolución’. Se habla, de manera insistente,

de una ‘revolución tecnológica’. La irrupción de nuevas modalidades comunicativas ha

puesto en crisis los modos tradicionales de comunicación y ha abierto, de manera

simultánea, nuevas formas de aprehensión de la realidad circundante. Con ello, no sólo

aparecen en escena nuevas maneras de interpretar y criticar la realidad de la

comunicación mediada tecnológicamente sino también nuevas interpretaciones y criticas

que reflejan, indefectiblemente, posiciones emergentes de nuevos actores sociales, con

sus consecuentes planteos políticos, culturales, económicos, etc.

Es la misma construcción de la realidad la que se ha puesto en el primer plano de

la discusión. Con ello, los medios de comunicación han sido el eje de críticas y miradas

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167

centradas principalmente en la construcción de la noticia, la participación democrática en

ella, la agenda de los grandes medios de comunicación, etcétera.

El criticismo hacia los medios de comunicación tradicionales se ha generalizado y

con motivos totalmente válidos. Se discute, nada más ni nada menos, que la propia visión

de mundo y de sociedad difundida mediáticamente.

Este debate ha brotado con inusitada intensidad en la última década en Argentina

y ha cobrado una marcada relevancia social a partir del conflicto patronal agropecuario de

2008, que enfrentó a Clarín y el Gobierno. Además, la irrupción de una nueva ley de

radiodifusión aumentó también la discusión sobre el rol de los medios de comunicación en

la sociedad y la intervención del Estado en su regulación.

Los medios, desde luego, no fueron ajenos a esta discusión sino que formaron

parte activa de la misma. En este sentido, el caso de Clarín y la Ley de Medios, es

paradigmático ya que el diario adquiere un rol marcadamente político y se erige como

actor político.

55..11 EELL GGRRAANN DDIIAARRIIOO AARRGGEENNTTIINNOO

Durante los cuarenta y cinco días que duró el debate parlamentario de la ley de

Servicios de Comunicación Audiovisual, Clarín dedicó pocas tapas relacionadas con la ley

y tan sólo ocho editoriales se refirieron a ella directa o indirectamente. Ello, sumado al

hecho de que la ley haya sido finalmente sancionada, podría llevar a pensar que la

influencia de Clarín fue nula o escasa frente a su tratamiento parlamentario. Sin embargo,

el análisis de las características de actor político del medio, en el estudio de sus

editoriales, exige un abordaje que supera las categorías cuantitativas.

En los editoriales de Clarín están presentes caracterizaciones sobre la realidad

política del país, de sus gobernantes, de sus leyes, de sus instituciones y de las

responsabilidades que le caben a sus ciudadanos. En el marco de una fuerte y abierta

pugna con el Gobierno Nacional, Clarín explica en qué consiste la ley de medios, qué

implica y cuáles son sus consecuencias. En este sentido, las propiedades que Clarín

adjudica al kirchnerismo son las mismas que luego asocia a la nueva normativa.

En primer lugar, hay una clara delimitación entre los valores y actitudes que

diferencian a Clarín y al Gobierno. El primero se presenta a sí mismo como un modelo

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168

representativo de medio de comunicación independiente mientras que el segundo es

presentado como una amenaza a la existencia de éstos. La polarización entre ambos es

acentuada y los contrastes, evidentes.

En todo momento, los editoriales de Clarín apuntan a soslayar el conflicto que

antecede (y que atraviesa de principio a fin) el debate parlamentario de la nueva ley de

medios. Por ello, se describe a sí mismo como víctima de los ataques pergeñados por el

kirchnerismo sin explicar el proceso que conlleva a la ruptura del vínculo que antes existía

y que llegó a su fin tras el lock-out patronal agropecuario. Así, en frente del periódico

fundado por Noble, el Gobierno K es el victimario que entiende a los medios de

comunicación ‘críticos’ como un obstáculo en la consecución de los fines políticos que

persigue. Ya en el primer editorial analizado en este trabajo se manifiesta una idea central

en la manera en que Clarín entiende el conflicto. No se trata de una puja de intereses,

sino de una actitud inherente al propio kirchnerismo. Por ello, los textos hablan de una

concepción o idea errónea de la democracia y los medios de comunicación. En este

sentido, la ley de medios es también parte de la idea de comprender a la democracia y a

los medios de este modo. Por lo tanto, la ley está impregnada de las características que

Clarín le adjudica al gobierno kirchnerista.

Tal como se explicó en el capítulo Leyes, la nueva legislación de medios afecta los

intereses económico-empresariales del Grupo Clarín, propietario del matutino porteño. El

oficialismo, por su parte, se encargó de señalar que la nueva normativa establecería la

apertura de más medios de comunicación, de más trabajo para los periodistas, de una

comunicación plural y democrática, y de otras particularidades que la presentaban como

una medida de carácter netamente progresista. No obstante, el contexto en el que se

inscribe y las características que adoptó el debate civil y parlamentario ponen de

manifiesto otras cualidades ineludibles que no fueron tenidas en cuenta. En este marco, la

estrategia discursiva de Clarín consistió en transmitir la idea de que no era sólo él o el

grupo mediático al que pertenece sino un conjunto de actores y derechos sociales más

amplios los afectados –entiéndase perjudicados– por la ley. Por ello, expresa que la

libertad de expresión y de prensa o el conjunto de la ciudadanía son los que están en

riesgo en caso de aprobarse y aplicarse la ley de medios. Clarín, al hacer extensiva su

condición de afectado por la ley, apela al pronunciamiento de las instituciones y

asociaciones en defensa de los derechos y garantías que se ven avasallados por la nueva

norma. Esos derechos afectados y la falta de garantías están basados en la defensa de

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169

los intereses que la empresa periodística considera fundamentales para su existencia

como la defensa de la competencia, la seguridad jurídica y el resguardo de la propiedad

privada. Clarín entiende el ataque a la libertad de expresión y de prensa a partir de estos

preceptos que, bajo el nuevo marco legal, afectan directamente la estructura de propiedad

del holding mediático. El gobierno, por su parte, también comprendía la batalla por la

“democratización de la palabra” en esos términos: la desarticulación de los monopolios

periodísticos con Clarín como principal referente. Esta posición ideológica se hace

explícitamente manifiesta cuando, en el transcurso de la última semana previa a la

sanción de la ley de medios, los editoriales van acompañados de un mensaje corporativo

de los propietarios de la empresa.

Si algo tienen en común todos los editoriales analizados aquí, es que enmarcan la

ley de medios en las actitudes que le son propias a la corriente política que la impulsa.

Las críticas no son unidireccionales sino que varían dependiendo de lo que acontece en el

Congreso. Por ello, en los primeros textos se expresa, en términos generales, la ofensiva

que, afectando a Clarín, es extensiva a otros actores de la comunicación o a las libertades

de prensa y expresión. Más adelante, el discurso está enfocado en la particularidad

específica de los artículos 45 y 161 que afectan directamente la arquitectura mediática

sobre la cual se edifican las propiedades del Grupo Clarín.

En concreto, la ley fue finalmente aprobada en concordancia con las intenciones

oficiales ya que, además, el proyecto no recibió modificaciones medulares que impliquen

una orientación diferente y, verdaderamente, más profunda en la democratización de la

comunicación.

Entonces, ¿por qué considerar a Clarín como un actor político mientras el debate

por la ley de medios tenía lugar en el Poder Legislativo?

Para responder al interrogante planteado, es preciso reconsiderar los elementos

que forman parte de la respuesta. En primer lugar, la coyuntura político-social en la cual

se asienta la nueva ley de medios: el conflicto entre Clarín y el Gobierno Nacional. En

segundo lugar, la nueva legislación bajo tratamiento parlamentario y, por último, los

editoriales del diario Clarín que desarrollan una perspectiva ideológica totalmente opuesta

a la ley.

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170

Si se entiende al discurso como práctica e interacción social, un género

periodístico de la talla del editorial merece ser comprendido como tal ya que emprende

una interacción comunicativa sobre la base de la influencia y la persuasión. Para Héctor

Borrat, la cualidad de actor político de un diario es entendida a partir de la capacidad de

afectar el proceso de toma de decisiones en el sistema político. En este sentido, los

editoriales de Clarín representan toda una toma de postura ideológica cuya finalidad

reside en incidir en el terreno de los acontecimientos. En efecto, la finalidad de cualquier

editorial implica el convencimiento del lector. Es por ello que, el editorial en tanto discurso,

no puede prescindir de las características que rodean el entorno social pues de ello se

nutre y a ello intenta modificar o sostener. En esto reside, precisamente, la dialéctica de

los discursos de los cuales hablan Fairclough y Wodak.

En el contexto en el que se inserta el debate por la nueva legislación de medios,

Clarín es parte afectada y, por ende, un actor fundamental en este proceso. Si como se

explicó anteriormente, los medios de comunicación forman el marco social de referencia,

al estudiar un diario como Clarín, que integra uno de los grupos mediáticos más grandes

de habla hispana, esa consideración exige ser abordada con los alcances que esto

implica. Como un medio cuyos alcances, por sus características monopólicas, abarca a

una gran cantidad personas y sus modos de entender el presente.

Clarín, entonces, es un actor político no sólo por estar afectado por la nueva

normativa, sino porque elabora una construcción discursiva específica que persigue el

objeto de intervenir en el proceso de toma de decisiones. Es por ello, que la cualidad de

actor político no puede entenderse sólo a partir del abordaje de categorías cuantitativas,

ya que no existe una ligazón correlativa entre lo que postula Clarín y lo que efectivamente

sucedió en el Congreso de la Nación. Por ello, el hecho de que la ley haya sido

sancionada, a contraluz de lo que planteaba Clarín, no necesariamente explica que éste

no haya actuado en un sentido político tendiente a modificar los sucesos en curso. El

mismo Borrat establece que el carácter de actor político está explicitado por la afectación

de la toma de decisiones, es decir, de su condicionamiento mas no así de su

determinación.

Por otra parte, el empleo del ACD como herramienta metodológica para captar la

condición de actor político del diario amerita, indefectiblemente, tomar en cuenta la

ideología contenida en su discurso ya que, de esa manera, se entiende a raíz de qué

aspectos el diario interviene en los diferentes procesos sociales. El estudio de los

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171

editoriales mostró cómo Clarín desarrolla un punto de vista que contrasta claramente con

los valores que identifican al Gobierno. Pero, por otra parte, también muestra que las

verdaderas preocupaciones volcadas en los editoriales están estrechamente relacionadas

con los intereses económicos y empresariales que se ven afectados. De esta manera, el

carácter de actor político de Clarín se manifiesta en tanto y en cuanto se vean violentados

los aspectos económicos de la empresa periodística. Es decir, la orientación de la crítica

política-ideológica de Clarín se expresa en la medida en que la ley limita el desarrollo y la

expansión económica del grupo empresarial propietario del medio. O bien, en otros

términos, son las condiciones y características económicas del contexto las que

determinan las ideas desarrolladas políticamente en los editoriales del diario. Todo un

indicador de la comunicación entendida en términos capitalistas y lucrativos. Esta

situación pone de manifiesto que la verdadera preocupación del diario, en tanto es un

reflejo de la ideología corporativa, no está enfocada en la libertad de expresión o la

libertad de prensa sino en el resguardo de los intereses de la empresa que garantiza la

existencia del diario en tanto medio e institución social. Lo cual, también explica parte de

los debates que tuvieron lugar sobre los medios de comunicación y la ley de Servicios de

Comunicación Audiovisual.

55..22 UUNN DDEEBBAATTEE NNEECCEESSAARRIIOO

En específico, la discusión por una nueva ley de radiodifusión se enmarca en el

contexto de una puja de intereses. Pero, a su vez, bajo un orden económico que preexiste

a la ley y que corre paralelo al desarrollo del periodismo. El capitalismo.

Jürgen Habermas fue quien se encargó de señalar que el nacimiento del

periodismo fue producto de una serie de condiciones mercantiles que hicieron posible,

asimismo, el establecimiento del capitalismo. Para él,

“La información periodística profesional obedece a las mismas leyes del mercado, a

cuyo surgimiento debe ella su propia existencia”

Es decir, que la actividad periodística se encuentra indisolublemente ligada a las

características que reviste ese orden económico. No obstante, ello no formó una parte

constitutiva fundamental en las instancias de debate en las que se produjo la discusión de

una nueva ley de medios. La lógica de funcionamiento de los medios de comunicación

bajo el sistema capitalista jamás fue cuestionada. Por el contrario, las dicotomías bajo las

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172

cuales fue presentada la nueva normativa (ley de la democracia vs ley de la dictadura, o

ley de medios K vs Clarín) acortaba gravemente los alcances de la discusión ya que

necesariamente pasaba por alto el esquema económico bajo el cual operan los medios de

comunicación.

Si bien la ley 26.522 comprende el objeto de regulación en un sentido más amplio

que el de la 22.285, ambas coinciden en la lógica de gestión y funcionamiento de los

medios de comunicación. De hecho, la ley sancionada en 2009 expresa, incluso en el

primer artículo, el fomento a la competencia. Es decir, ambas comparten el hecho de

comprender a los medios de comunicación en el marco de una competencia capitalista.

En este sentido, los contenidos que producen y difunden los mass media son entendidos

como productos sometidos a las leyes de la oferta y la demanda, a las fluctuaciones del

mercado. Es decir, como mercancía. Así, si la comunicación está atravesada por

intereses económicos en los cuales se destaca la búsqueda de ganancia, en síntesis, de

la obtención del lucro, la información no estará orientada a satisfacer las necesidades

sociales o crear el marco social de referencia en el cual se fomente la participación

democrática y pluralista sino a la satisfacción de necesidades de consumo. Y a partir de

allí, de comprender a los comunicadores no como tales sino como consumidores, algo

que contrasta tajantemente con lo que propone FARCO que destaca que la ley SCA

considera a la comunicación como un Derecho Humano y no como un negocio, cuando en

realidad se trata de todo lo contrario. La nueva ley no sólo no cuestiona el carácter

lucrativo de la comunicación bajo el sistema capitalista, sino que le da un nuevo impulso

ya que fomenta la competencia. Es más, bajo un marco legal que admite la competencia y

los intereses económicos que median en la comunicación, la libertad de prensa y

expresión no está garantizada sino negociada. Sirva de ejemplo que bajo la finalidad de la

desconcentración y democratización de la comunicación, se admite la competencia

capitalista que es la misma que lleva consigo la tendencia a la concentración de los

medios de producción y, en este sentido, también al de los medios de comunicación. Es

decir, es bajo el mismo sistema económico en el que se generaron las condiciones de

creación y consolidación de los monopolios mediáticos que atentan contra la ‘pluralidad

de voces’ en el que se admite ahora la ‘competencia’ con la finalidad de impedir que se

conformen nuevos conglomerados concentrados de medios de comunicación. Toda una

contradicción.

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173

Por otra parte, una ley que pretende garantizar la libertad de prensa no puede

prescindir de quienes trabajan en la elaboración de la noticia. Si otra cualidad en común

tienen la ley de medios de la democracia y de la dictadura es que en ambas no hay una

sola mención a los trabajadores de prensa o al Estatuto del Periodista Profesional. Lo que

es un claro indicador de la orientación social de la nueva ley. En este sentido, ¿sobre

quienes recaen las libertades de expresión y de prensa si los propios periodistas no están

contemplados en tan sólo un artículo del texto de la ley?

La discusión por la democratización de la comunicación debería atender a dos

problemas. El funcionamiento y gestión de los medios de comunicación, por un lado, y el

marco legal sobre el cual estos operan, por otro.

Sobre el primer punto, los medios de comunicación poseen una orientación que

responde a los intereses económicos y no al fomento del debate y la discusión pública.

Actualmente, las mediciones de audiencia siguen siendo el parámetro sobre el cual se

sostienen determinadas producciones audiovisuales atendiendo a lo vendible y

consumible y no a las necesidades sociales en materia de información. Es por ello que,

como demuestra la investigación realizada sobre los editoriales de Clarín, bajo la gestión

capitalista de los medios de comunicación el diario se erige en actor político en tanto y en

cuanto se ven beneficiados o perjudicados sus intereses económicos. Bajo una

orientación diferente, contraria a la actual, los medios de comunicación debieran funcionar

como actores políticos que atiendan a las necesidades sociales y al desarrollo y fomento

de las discusiones que afectan, directa o indirectamente, al conjunto de la sociedad.

Sobre el segundo asunto, el marco legal sobre el que se desenvuelva la actividad

de los medios de comunicación debiera comprender a los procesos sociales fuera de la

lógica mercantil bajo la cual actúan los medios y, desde luego, integrar la labor de los

trabajadores de prensa que son los principales afectados por el funcionamiento

comunicacional de la empresa periodística que amolda los hechos a la política editorial en

pos de concretar sus objetivos que, antes que todo, privilegia el rédito económico.

Las limitaciones de la ley de medios son visibles en la actualidad en donde no se

han generado espacios de participación democrática de la comunicación que sean

socialmente significativos y que constituyan una bisagra en los modos de hacer del

periodismo y la comunicación precedentes. La lógica de funcionamiento capitalista de los

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174

medios de comunicación, cuya información obedece a las leyes del mercado sobre la

cuales se asienta, no se han modificado y la concentración mediática aún persiste.

La reflexión sobre el rol de los medios y la participación del Estado, en la

implementación de leyes que regulan la comunicación, merece un debate más profundo

libre de dicotomías reduccionistas y que, inexorablemente, amplíe los alcances de sus

críticas, incluso para cuestionar la lógica de funcionamiento de los medios de

comunicación y el sistema que la posibilita. Sólo en el marco de ese debate, necesario,

podrán sacarse conclusiones que apunten a otro tipo de medios y, desde luego, a otra

comunicación.

Si algo pretende este trabajo es, precisamente, contribuir a ese debate.

Entender la dinámica de los medios de comunicación bajo el sistema capitalista

amerita una lectura que implica, inexorablemente, una alternativa comunicacional

diferente que apueste a un desarrollo de medios plurales y despojados de una lógica de

funcionamiento mercantilista. A su vez, implica comprender que detrás de cada línea del

periódico median intereses políticos determinados económicamente. Por lo tanto, el diario

debe ser encarado en ese sentido: políticamente.

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66.. AANNEEXXOOSS

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176

66..11 CCRROONNOOLLOOGGÍÍAA DDEELL TTRRAATTAAMMIIEENNTTOO PPAARRLLAAMMEENNTTAARRIIOO DDEE LLAA LLEEYY DDEE

SSEERRVVIICCIIOOSS DDEE CCOOMMUUNNIICCAACCIIÓÓNN AAUUDDIIOOVVIISSUUAALL

� Luego de una serie de foros públicos de debate en gran parte del país, el 27 de

agosto de 2009 el proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual fue

enviado al Congreso de la Nación.

� El 3 de septiembre, la Cámara de Diputados de la Nación inicia el tratamiento del

proyecto en plenario de las comisiones de Comunicación, Presupuesto y Libertad

de Expresión. En dicha oportunidad, se resolvió la convocatoria a audiencias

públicas.

� El 8 de septiembre se llevó a cabo la primera audiencia pública desde las 9.30 de

la mañana, en la cual hubo 44 oradores anotados. La participación de la oposición

fue reducida.

� La segunda audiencia se realizó el miércoles 9 de septiembre. De la jornada

participaron la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) y la

Asociación de Radiodifusoras Privadas Argentinas (ARPA) que sumaron críticas al

proyecto oficial. Además, contó con la participación del cineasta Juan José

Campanella y del Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.

� La tercera audiencia de la Cámara de Diputados fue el 10 de septiembre. Contó

con la participación de la Iglesia, a través del presidente de la Comisión Episcopal

de Comunicación Social, arzobispo Agustín Radrizzani quien se mostró favorable

al proyecto. La Asociación Argentina de Televisión por Cable (ATVC), que no pudo

participar de la primera audiencia, también fue parte de la jornada sumando sus

críticas a la ley.

� La cuarta y última audiencia, se desarrolló el 11 de septiembre y contó con 62

oradores. Entre ellos, se hicieron escuchar las voces del Grupo Clarín: Rubén

Corda, gerente general de Radio Mitre y el gerente de Asuntos Jurídicos de Artear.

Entre las voces que adhirieron al proyecto de ley, sobresalió la participación del

periodista uruguayo Víctor Hugo Morales quien criticó fuertemente la actitud

adoptada por los medios del Grupo Clarín.

� El 14 de septiembre, convocada por la bancada opositora y la Cámara de

Diputados de Mendoza, se realizó una audiencia en esa provincia con 90

expositores de los cuales 74 se mostraron a favor de la ley y 16 en contra. El foro

de debate duró aproximadamente 13 horas. El mismo día, en Casa Rosada,

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177

Cristina Fernández de Kirchner junto al titular del COMFER, Gabriel Mariotto,

anunció en conferencia de prensa que el artículo que permitía a las empresas

telefónicas participar de la explotación de canales de televisión sería eliminado del

proyecto oficial. “Lo hacemos para desterrar las excusas para no tratar la ley”,

explicó.

� Las comisiones de Comunicación, Presupuesto y Libertad de Expresión se

reunieron en plenario el 15 de septiembre en donde se dieron a conocer las

modificaciones realizadas al proyecto. De los 157 artículos del texto original, 101

recibieron cambios. De esta manera, el proyecto que originalmente contaba con

157 artículos pasó a tener 166 tras las modificaciones incorporadas.

� Finalmente, la Cámara de Diputados sesionó el 16 de septiembre para tratar los

dictámenes elaborados en los plenarios de comisiones. Luego de un debate que

duró más de 10 horas, el 17 de septiembre a las 1:15 de la madrugada la ley de

medios obtuvo media sanción. Votaron a favor del proyecto 147 diputados, 4 en

contra y sólo una abstención. Al momento de la votación, había 153 bancas

ocupadas y 104 ausentes. Los bloques parlamentarios opositores abandonaron el

recinto arguyendo objeciones reglamentarias y procedimentales.

� Cuatro días después de la media sanción de la Cámara de Diputados, el 21 de

septiembre el proyecto ingresó al Senado para ser abordado en dos comisiones:

Presupuesto y Hacienda; y Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de

Expresión del Senado de la Nación.

� El 23 de septiembre, se sumaron al tratamiento del proyecto las comisiones de

Asuntos Constitucionales y la de Industria y Comercio. De esta manera, el Senado

abordaría la ley de medios en cuatro comisiones.

� El 24 de septiembre inició la ronda de plenarios de las comisiones intervinientes.

Al igual que en Diputados, contó con la presencia del ex interventor del COMFER,

Gabriel Mariotto y la participación del cineasta Tristán Bauer, director del Sistema

Nacional de Medios Públicos. Las principales críticas y refutaciones de la jornada

estuvieron enfocadas en la composición de la Autoridad de Aplicación y el artículo

161 que fija la fecha límite para la adecuación a la normativa.

� La segunda reunión del plenario de comisiones del Senado tuvo lugar el viernes

25 de septiembre. Expusieron representantes de radios comunitarias, cooperativas

telefónicas y pueblos originarios quienes respaldaron la nueva normativa en

debate.

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� Tras el fin de semana, el plenario de comisiones retomó la actividad el lunes 28 de

septiembre. En el Senado, desfilaron organizaciones sociales sin fines de lucro

como la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), el Centro de Implementación

de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) y el Centro de

Estudios Legales y Sociales (CELS). La participación más destacada fue la de

Hebe de Bonafini, de Madres de Plaza de Mayo, quien se mostró a favor de la

aprobación de la ley, “si no estás con esta ley y querés la que está, es porque

estás con la dictadura sangrienta a la que no vamos a olvidar ni a perdonar”,

sentenció.

� El martes 29 de septiembre se desarrolló el cuarto plenario de comisiones que

contó con la participación de especialistas en derecho, constitucionalistas y

medios de comunicación.

� Durante la quinta audiencia en el Senado, realizada el 30 de septiembre, se

oyeron fuertes críticas al proyecto provenientes de entidades que nuclean a los

propietarios de medios de comunicación. En este sentido, la Asociación Argentina

de Televisión por Cable (ATVC), la Asociación de Radiodifusoras Privadas

Argentinas (ARPA) y la Asociación de Teledifusoras Argentinas (ATA) se

mostraron reticentes a la aprobación del proyecto.

� De la sexta audiencia de comisiones del Senado participaron los gobernadores de

San Luis, Alberto Rodríguez Saa, y del Chaco, Jorge Capitanich. El primero se

mostró contrario al proyecto, mientras el segundo se declaró a favor. A su vez, la

comunidad universitaria participó del debate a través de Aldo Caballero, Rector de

la Universidad Nacional de Misiones y de Juan Carlos del Bello, Rector de la

Universidad Nacional de Río Negro, en representación del Comité Universitario

Nacional, que nuclea a Universidades Nacionales, Institutos Universitarios y

Universidades Provinciales reconocidas por la Nación. Los rectores se mostraron a

favor del proyecto. La cita tuvo lugar el 1 de octubre.

� La séptima y última reunión del plenario de comisiones se desarrolló el 2 de

octubre. En aquella oportunidad los directivos del Grupo Clarín, que iban a ser

partícipes del debate, se abstuvieron y desestimaron la posibilidad de sentar una

posición oficial del grupo empresarial en el seno del debate en curso. Quienes sí

expusieron en aquella oportunidad fueron, Gabriel Mariotto, interventor del

COMFER, y Ceferino Namuncurá, de la Comisión Nacional de Comunicaciones

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179

(CNC). En el trámite de la reunión, se firmó el dictamen que resolvió abordar el

proyecto en el recinto parlamentario en siete días, es decir, el 9 de octubre.

� El viernes 9 de octubre fue la instancia decisiva para la sanción de la ley de

Servicios de Comunicación Audiovisual. En una sesión que inició en horas de la

mañana y que se extendió por alrededor de quince horas, el proyecto fue

finalmente aprobado por 44 votos a favor y 24 en contra en la madrugada del 10

de octubre. Ese mismo día, la Presidente de la Nación, Cristina Fernández de

Kirchner promulgó la ley.

� El 22 de octubre de 2009 se sancionaron dos decretos bajo la nueva legislación de

medios. El decreto 1525/09 que crea la Autoridad Federal de Servicios de

Comunicación Audiovisual y el 1526/09 que crea Radio y Televisión Argentina

Sociedad del Estado.

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66..22 EEDDIITTOORRIIAALLEESS

11.. viernes 28 de agosto de 2009

EDITORIAL

Lo que molesta es la impotencia para controlar y manipular a los medios Existe una concepción muy particular de la democracia y de la libertad de expresión en un Gobierno cuyos principales voceros, comenzando por la propia Presidenta, se empeñan en señalar que los medios de comunicación independientes constituyen una suerte de interferencia, estorbo o amenaza para la ciudadanía. En base a esa idea, se ha lanzado una verdadera campaña de acoso contra las empresas periodísticas que no pueden controlar, presentándolas como un obstáculo o una desviación del interés colectivo. Para esto no sólo están haciendo un uso desvergonzado de las herramientas del poder público, con acciones oficiales o paraoficiales, como lo es la propaganda difamatoria en la Capital o en el interior del país, sino también confluyen otros factores que tratan de esconder sin éxito, tras una pátina de pretendido profesionalismo, sus desmesuradas ambiciones particulares. Confluyen así, objetivamente, con la arrogancia y soberbia del poder. La obscena demostración de pragmatismo y oportunismo ramplón al anunciar un acuerdo para televisar el fútbol, en el que la Presidenta cometió un gravísimo error al comparar un negocio de la AFA, su actual socio, con los desaparecidos sólo ha sido posible por ese peligroso clima de triunfalismo que favorece esa incontinencia verbal. Ayer, al anunciar el envío del proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales volvió a cometer otro grave error al desconocer no sólo los proyectos anteriores que habían sido remitidos al Congreso sino las 147 reformas legislativas que se introdujeron a la actual ley. La aventurada mención a la "libertad de extorsión" es una acusación gratuita y debería ser dirigida a una administración que no ha hecho otra cosa que tratar de silenciar al periodismo mediante la presión directa, la descalificación y la extorsión económica. El manejo arbitrario de la pauta publicitaria, premiando a los amigos y sofocando a los enemigos, es una demostración palmaria de los que utilizan los métodos que cínicamente denuncian. La creencia equivocada que la derrota electoral ha sido producto de la información y crítica del periodismo independiente y, en particular, del Grupo Clarín, es una coartada para ignorar la contundencia de la decisión popular, y ha determinado esta suerte de declaración de guerra santa, con la activa colaboración de quienes, de manera ilusoria, ingenua o interesada, creen que van a quedar a salvo de esta concepción autoritaria que anima a esta administración. Una sociedad libre y desarrollada se distingue como tal por la calidad y cantidad de sus medios de expresión y comunicación. Las libertades, la igualdad de oportunidades y las posibilidades de generar prosperidad económica se articulan con el ideario democrático no sólo como preceptos constitucionales o promesas abstractas sino como valores concretos, encarnados en las prácticas individuales y sociales.

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En una concepción genuina y realista de la democracia, la actividad privada y la acción pública no se plantean como constelaciones antitéticas sino como componentes necesarios de la dinámica social, aun cuando puedan suscitarse naturales conflictos y tensiones. El presupuesto básico de la existencia de medios de comunicación independientes está apoyado en pilares fundamentales. Uno de los principales es la credibilidad. No existe fortaleza posible si un medio no es creíble en las informaciones que transmite, en las interpretaciones y análisis que difunde, en las visiones alternativas y enfoques que puede ofrecer para la mejor formación de la opinión pública. Esta fortaleza que se refleja en la preferencia de lectores, televidentes, oyentes, cibernautas, clientes y anunciantes, no es factible sin un respaldo económico que permita, precisamente, garantizar condiciones de independencia respecto de cualquier manipulación o presión por parte de gobiernos, funcionarios o grupos de interés e influencia. Cuando una empresa periodística carece de rentabilidad, construida y obtenida en base a reglas y a códigos de conducta, pasa a depender de los subsidios públicos o privados, y en consecuencia inevitablemente queda asociada a los intereses de quienes proveen su sustento. Su credibilidad, más temprano que tarde, se verá mellada e irá desapareciendo. Lo que verdaderamente molesta a los Gobiernos que se enfrentan a medios de comunicación de amplia difusión, con calidad periodística y solvencia económica, no es tanto dicha fortaleza como la impotencia para domesticar, controlar o manipular su presencia y evitar el reconocimiento en la sociedad. Por eso es que se ataca sus dos pilares: credibilidad e independencia. Recordamos así las campañas que se han lanzado que rezan que "Clarín miente" en la que se involucró personalmente el matrimonio Kirchner y cuyo punto de partida fue aquel insulto al prestigioso y célebre artista, Hermenegildo Sábat. La concepción equivocada de que los votantes dan un gigantesco cheque en blanco a los gobernantes lleva invariablemente a considerar hostiles al periodismo que, desde la autonomía, ejerce la crítica y mantiene el escrutinio permanente de funcionarios, gestión pública y sistema político. Esa creencia de "democracia delegativa", lleva a cometer estos errores graves que son, en realidad, el afán e interés de mantener el control del poder con una concepción autoritaria, aunque se envuelvan en banderas "democráticas". Solamente esa idea distorsionada, la que coloca a los gobernantes como exclusivos representantes de la voluntad popular y de los intereses de la Nación, puede llevar a confundir el lugar de los medios de comunicación independientes con el de una corporación cerrada, un competidor político o, en el peor de los casos, un enemigo existencial que hay que destruir. También se pretende desvirtuar esa condición de independencia asociándola a los intereses económicos del medio, como si éstos fueran en detrimento de su credibilidad. La declaración de la UNESCO que instituyó el Día Mundial de la Libertad de Prensa, es muy clara al respecto: "Por prensa independiente debe entenderse una prensa sobre la cual los poderes públicos no ejerzan ni dominio político o económico, ni control sobre los materiales y la infraestructura necesarios para la producción y difusión de diarios, revistas y otras publicaciones periódicas".

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Los medios de comunicación no son meras correas de transmisión entre la sociedad y el Estado (o entre el Estado, el Gobierno, y la sociedad), como lo sostiene una visión estrecha, simplista, ideologizada e interesada. Los medios, hay que recordarlo, son fundamentalmente un vehículo para ejercer un derecho fundamental de los ciudadanos. En las sociedades actuales, y merced a las formidables oportunidades y herramientas surgidas de la revolución tecnológica, los nuevos soportes y formatos, los medios de comunicación -diarios, canales de televisión, radios, portales, blogs, etc.- son también espacios sociales donde se desarrollan intercambios, se reflejan temáticas e inquietudes, se denuncian negociados y corruptelas, se originan proyectos, se debaten ideas, se polemiza apasionadamente, se construyen proyectos. Lo peor que pueden hacer los Gobiernos es pretender apropiarse de esos espacios de libertad, orientarlos y maniatarlos, con el pretexto de que se está "democratizando" la información. Un Gobierno que sistemáticamente ha sido enemigo de la práctica profesional del periodismo, trabando y obstaculizando la labor de informar, manipulando las estadísticas oficiales a su gusto, oscureciendo su gestión e impidiendo un seguimiento cercano de los actos oficiales, en todas sus etapas, no puede arrogarse banderas que en sus manos se convierten en mentiras verdaderas. Si algún modelo sirviera de aproximación a la concepción verdadera del kirchnerismo sobre la función y desempeño de los medios, habría que rastrearlo en los períodos hegemónicos de los gobiernos ejercidos por Néstor Kirchner en Santa Cruz. En ellos surge que a través de una combinatoria de medios adictos, sojuzgados por el arbitrio de una pauta publicitaria diseñada para silenciar voces críticas, se impuso en esa provincia un curioso reinado de la libertad proclamada sin libertades efectivas, como no hayan sido las del poder sin límites y las expresiones disidentes conculcadas, las mismas que ahora se presume defender. La genuina representación democrática no es la que se concentra en una persona, figura o institución: es el resultado del libre juego entre las instituciones, representaciones y mediaciones políticas y sociales. Es por eso que no existe democracia sin pluralismo. Una democracia es débil y pobre cuando sus medios de comunicación son débiles y maleables. La democracia se desvirtúa cuando los gobernantes se atribuyen la exclusividad de la representación popular y se disfrazan de víctimas frente a las manifestaciones plurales de una sociedad libre. La promoción de una prensa con libertad, independiente y pluralista es un componente esencial de toda sociedad democrática. La ausencia de democracia coarta la libre expresión, pero el deterioro de la libertad de prensa afecta inequívocamente la vigencia plena de las libertades e instituciones democráticas. La Argentina y gran parte de la América latina lo han experimentado en carne propia a lo largo de décadas de autoritarismo, intolerancia y censura. La existencia de gobiernos democráticos no es, en tal sentido, un punto de llegada sino el requisito mínimo para la vigencia y desarrollo de las libertades y las oportunidades. Socavar la existencia de medios independientes no es otra cosa que socavar esos fundamentos que nos alejan del silencio y del monólogo; que nos defienden de la imposición de cualquier autoritarismo.

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Los Gobiernos deberían aprender de la historia. Los aliados circunstanciales, también. La aventurada mención a la "libertad de extorsión" es una acusación gratuita y debería ser dirigida a una administración que no ha hecho otra cosa que tratar de silenciar al periodismo. No existe democracia sin pluralismo. La promoción d e una prensa con libertad, independiente y pluralista es un componente esencia l de toda sociedad democrática.

22.. Lunes 31 de agosto de 2009

EDITORIAL

Lesiones a la libertad de prensa Varios países de la región están sufriendo un hostigamiento manifiesto hacia los medios periodísticos que no acompañan los intereses o políticas de los gobiernos. Preocupadas por esta tendencia, las entidades que nuclean a las empresas editoras de diarios y periódicos de América Latina denunciaron días atrás "el sostenido deterioro de la libertad de expresión", haciendo un recuento de los numerosos casos registrados en los últimos tiempos. Este hostigamiento abarca desde presiones e interferencias indirectas hasta restricciones y medidas de carácter regulatorio, judicial o tributario contra propietarios, periodistas y trabajadores de medios de comunicación. Incluye también la caducidad injustificada de licencias de estaciones de radio y televisión, la injerencia y cooptación gubernamental de medios privados y la asignación arbitraria de publicidad estatal, que se han convertido en prácticas recurrentes por parte de Gobiernos o funcionarios molestos por las críticas o investigaciones publicadas en los medios. Una sociedad libre y democrática se distingue como tal por la existencia de medios de expresión y comunicación independientes de los poderes gubernamentales y abiertos al pluralismo y la crítica. Por eso la democracia se deteriora cuando se pretende debilitar, manipular o cercenar la actividad de las empresas periodísticas y los medios de comunicación. No está de más reiterarlo, socavar la existencia de medios independientes es erosionar las herramientas que nos defienden de la imposición de cualquier tipo de autoritarismo. En varios países de la región existe un clima de ho stigamiento hacia los medios periodísticos que no acompañan los intereses o polí ticas de los gobiernos.

3. Sábado 5 de Septiembre de 2009 EDITORIAL

Intimidación a la libertad de prensa

En las últimas semanas, varios directivos del Grupo Clarín, así como edificios de empresas del mismo o vinculadas a su actividad han sufrido ataques vandálicos y otras formas de agresión, con pintadas y expresiones oficialistas.

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Las autoridades no sólo no han producido ninguna muestra de inquietud oficial por los hechos, sino que el interventor del CONFER, Gabriel Mariotto, justificó las pintadas, en una explícita apología de la agresión y el patoterismo a la prensa. Los dos últimos hechos de esta serie han sido las pintadas en una receptoría de avisos del diario Clarin y una pegatina de afiches con expresiones agraviantes para un directivo del Grupo. En estos casos se han producido daños materiales y afectado la vida y el honor de las personas atacadas. Si bien las agresiones están dirigidas específicamente a esta empresa, deben considerarse formas de rechazo y de intimidación al periodismo independiente en general. Por ese motivo es preocupante que, al margen del enfrentamiento del Gobierno con Clarín, las autoridades no hayan dado muestras de preocupación. El silencio y la inacción ante grupos que agreden a un medio de difusión remite a tiempos oscuros de peligro para el periodismo y a la situación de otros países donde esas prácticas son parte de la política oficial habitual. Es de esperar, por lo tanto, que las autoridades asuman la situación en curso, para evitar eventuales daños mayores o una naturalización del ejercicio de la violencia contra la prensa independiente. La serie de ataques a Clarín, con términos del disc urso oficial, son una intimidación para la prensa independiente. Las autoridades no se han pronunciado sobre el tema.

44.. Viernes 11 de septiembre de 2009

EDITORIAL

Operativo de intimidación a los medios de prensa

En la tarde de ayer, la AFIP realizó un operativo de inspección en la sede de este Diario que, por sus características y por el contexto en que tuvo lugar, sólo puede considerarse como un acto de intimidación contra Clarín y contra la prensa independiente en general. En horas de plena tarea de la redacción, casi 200 agentes de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) se presentaron para realizar una inspección, en un operativo inhabitual, por la cantidad de inspectores involucrada, aún en casos de extremada importancia y gravedad. Por otra parte, la empresa editora de Clarín, no está siendo investigada por cuestiones fiscales, por lo cual nada justificaba un operativo que excede largamente los procedimientos de inspección legales y normales a los que debe someterse cualquier empresa. Tres horas después de comenzado el operativo, que fue virtualmente transmitido por radio y televisión desde su comienzo, Ricardo Echegaray, titular de la AFIP, informó que no lo había ordenado. Esta sorprendente explicación -que de ser cierta pondrían de manifiesto un estado de descontrol en el órgano recaudador- no anula el hecho, más aún porque los inspectores permanecieron en la empresa. La medida de la AFIP puede explicarse por varias razones. Una de ellas, de orden puntual, puede ser que, en su edición de ayer, Clarín publicó una nota en la que daba

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cuenta que, hace cinco días, la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA), otorgó un subsidio de 10 millones de pesos a una firma pecuaria de Carlos Casares que no contaba con permiso para operar, por lo que se trataría de un procedimiento irregular. La ONCCA fue dirigida, hasta 2008 por Ricardo Echegaray y, cuando éste se hizo cargo de la AFIP, la oficina de control se integró a la misma, por lo cual el funcionario tiene una responsabilidad, cuanto menos indirecta, en el caso. La inspección impositiva se produjo, además, en el contexto de una dura ofensiva del Gobierno para hacer votar en el Congreso una ley de medios que acumular serias objeciones incluso desde sectores cercanos al oficialismo, y en el curso de la cual, funcionarios oficiales y el ex presidente Néstor Kirchner realizaron reiteradas críticas a Clarín y a los medios de difusión independientes. Una de las más importantes objeciones que se le formulan al proyecto, es que otorga al Poder Ejecutivo la capacidad de decidir sobre la renovación de las licencias de medios de difusión. Por esta cláusula, el gobierno de turno tendría una amplia capacidad para presionar sobre medios que no respondan a sus intereses. El operativo intimidatorio realizado por la AFIP, cuyo director es, por otra parte, un firme seguidor del ex presidente Kirchner, aviva los temores por la eventualidad de que el Gobierno cuente con facultades para influir sobre el destino de los medios de prensa. Cabe recordar que, desde el comienzo de su gestión, el ex presidente Kirchner dio muestras de un profundo malestar con la prensa independiente y realizó diferentes formas de presión sobre la misma. Esta conducta fue seguida por los funcionarios y grupos políticos adictos y por el actual Gobierno. Todo configura, por lo tanto, un escenario de creciente amenaza para el trabajo de los medios de comunicación y de los periodistas independientes, que puede agravarse de aprobarse un nuevo régimen legal que amplíe la capacidad de presión o de actuaciones arbitrarias de este o de futuros gobiernos. La AFIP realizó un masivo operativo de inspección e n Clarín. Por la magnitud del mismo y por el contexto en que se desarrolló sólo p uede caracterizarse como un acto de intimidación contra el diario y contra la p rensa independiente en general. Clarín publicó una nota sobre una irregularidad de un organismo que depende del jefe de la AFIP. Esto se da en el contexto de las p resiones para aprobar una peligrosa ley de medios.

55.. Miércoles 16 de septiembre de 2009

EDITORIAL

Signos de peligro para la ciudadanía El operativo intimidatorio de la AFIP contra Clarín, realizado el pasado jueves 10, plantea serios interrogantes sobre el funcionamiento del Estado y una sombra de peligro para la ciudadanía.

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Los organismos recaudadores tienen un papel clave en la estructura del Estado y de la sociedad, porque están a cargo de la recaudación de los impuestos y porque maneja información confidencial de los contribuyentes de todo el país, tanto particulares como empresas, locales y extranjeras. Por estas condiciones deben operar con eficiencia y transparencia, y estar a salvo de cualquier sospecha de discrecionalidad o corrupción. En este sentido, el operativo intimidatorio realizado por la AFIP contra empresas y directivos del Grupo Clarín, representa una potencial amenaza para el conjunto de los contribuyentes que pueden ser objeto de una acción semejante. Sin embargo, según el Gobierno, la responsabilidad de los hechos no es de la dirección de la AFIP sino de un funcionario desleal y, posiblemente de una operación de los servicios de inteligencia. Si la versión oficial no es una excusa destinada a deslindar graves responsabilidades, nos está diciendo que el organismo recaudador es una suerte de tierra de nadie fuera del control de su director y del Gobierno, lo cual refuerza el riesgo a que están sometidos los ciudadanos. También implicaría que hay sectores de los servicios de inteligencia autónomos y con una enorme capacidad operativa, incluso para movilizar a centenares de funcionarios que no están bajo su competencia, lo cual es otro motivo de seria preocupación. Sea cual fuere el origen de los operativos, se trata de una situación de extrema gravedad, por lo cual es indispensable una investigación judicial profunda para establecer responsabilidades y, fundamentalmente, para proteger a la ciudadanía de las acciones delictivas de los funcionarios públicos, sea cual fuere su área de trabajo. El operativo de la AFIP contra Clarín pone de manif iesto que ese ente o los servicios de inteligencia, están virtualmente fuera de control y pueden representar un peligro para los ciudadanos.

66.. Domingo, 20 de septiembre de 2009

EDITORIAL

Un proyecto que habilita presiones sobre los medios La media sanción al proyecto de ley de medios en la Cámara de Diputados bajo la presión del oficialismo, crea la perspectiva de crecientes dificultades para la libertad de expresión a la vez de la posibilidad de que sean lesionados derechos adquiridos. Debido a su influencia en la vida ciudadana, el establecimiento de un nuevo régimen sobre medios de comunicación requiere una amplia y profunda discusión sobre el tema, como la búsqueda de consensos entre las partes involucradas, de la sociedad civil, el sector privado y el Estado. El kirchnerismo gobernó durante seis años con la legislación vigente hasta que, por razones de interés político, comenzó a presionar por la aprobación de una nueva ley.

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La estrategia no es sorprendente porque tanto el anterior como el actual Gobierno se han basado en la búsqueda de confrontación y la manipulación institucional en función de objetivos de poder. En esta línea, se promovió una aprobación en la Cámara de Diputados, impidiendo un análisis detallado de una legislación de enorme complejidad e incurriendo incluso en alteraciones de las normas de procedimiento del Cuerpo. Además, el oficialismo consiguió votos de último momento a cambio de introducir modificaciones cosméticas y, posiblemente, según surge de numerosos indicios, a cambio de favores políticos o de financiamiento para el futuro. Uno de los puntos modificados fue el sistema de licencias, que dejaba virtualmente en manos del Poder Ejecutivo el control de los medios. No obstante, según las cláusulas finalmente aprobadas, el Ejecutivo seguirá teniendo una decisiva cuota de presión. La posibilidad de que un gobierno tenga capacidad para presionar a los medios de difusión es siempre preocupante, pero mucho más cuando si esa posibilidad cae en manos de uno que ha demostrado una reiterada hostilidad con la prensa independiente. En el proyecto aprobado han permanecido, además, una serie de condiciones que obligarían a medios de difusión a desprenderse de parte de sus empresas en un tiempo perentorio, en una abierta violación de derechos adquiridos y en lo que constituye un nuevo aporte a la inseguridad jurídica que, desde hace años, está afectando al sistema institucional y a la economía. El proyecto incluye requisitos sobre contenidos que, bajo el argumento de fomentar la industria y la cultura nacionales, abren también la puerta a la discrecionalidad de los gobiernos sobre los medios de comunicación y la industria cultural. Tanto el oficialismo como quienes lo acompañan argumentan que con el proyecto se propone ampliar la diversidad de los contenidos y el mensaje emitido por los medios de difusión. Sin embargo, ese objetivo no se logra aumentando la capacidad de los gobiernos para presionar a los medios, sino ampliando los márgenes de libertad. El propósito de acelerar la aprobación del proyecto oficial y de impedir el debate profundo y el consenso se repite en la estrategia oficial de demorar el envío del proyecto al Senado, para reducir el tiempo disponible para su discusión. Con ese objeto, se utilizó una chicana de procedimiento por la cual se evitará que el proyecto sea presentado en la Cámara Alta por su presidente, Julio Cobos, quien considera necesario girarlo a cinco Comisiones que entienden en temas vinculados con la comunicación. El proyecto de ley de medios, aprobado a marcha for zada por Diputados, tiene cláusulas que permiten la presión de los gobiernos sobre los medios de difusión, viola derechos adquiridos y pueden dar lugar a arbi trariedades en materia cultural. Es grave considerando la actitud confrontativa del kirchnerismo y su hostilidad con la prensa independiente. Una ley de esta naturaleza requiere consultas y consensos.

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EDITORIAL

Incertidumbre por el deterioro de la seguridad jurídica La falta de reglas claras y de previsibilidad jurídica constituyen un viejo problema argentino que se agrava en estos días a causa de diversos aspectos de la política gubernamental, y que tiene repercusiones tanto en el interior del país como en el exterior. En las últimas décadas, en base a investigaciones históricas y a desarrollos teóricos, se ha consolidado la convicción de que la cultura del respeto a los contratos es un requisito fundamental para el desenvolvimiento de las economías porque estimulan el ahorro y la inversión. Sobre esta base puede asegurarse que la ausencia de esas condiciones condena a los países al debilitamiento económico y las turbulencias políticas. La Argentina se ha caracterizado históricamente por la debilidad de sus instituciones y por la vulneración de derechos adquiridos, dando lugar a un escenario de casi permanente inseguridad jurídica. La consecuencia de esta situación ha sido la incertidumbre de los agentes económicos, la cual se reflejó en la baja de la inversión y el consiguiente estancamiento. Desde el comienzo del gobierno de Néstor Kirchner y en el de Cristina Fernández de Kirchner se han producido reiterados episodios de desconocimiento de reglas de juego establecidas y de agresión a las instituciones. Estas conductas no se han traducido en crisis económicas por las excepcionales condiciones del mercado mundial. Pero la crisis ha reducido esa salvaguardia y ahora se plantea, en forma cada vez más aguda, la posibilidad de que la conducta oficial afecte las posibilidades de recuperación así como las negociaciones que se están emprendiendo con el FMI y el Club de París. Entre los últimos episodios del fenómeno referido es la inclusión, en el proyecto de ley de medios que actualmente se discute en el Senado, de una cláusula que, de ser aprobada, obligaría a varias empresas, incluida Clarín, a vender en tiempo perentorio alguna de sus empresas. Esto implicaría un desconocimiento de derechos adquiridos en base a contratos realizados con el Estado, que afectaría los planes de expansión de las firmas y ocasionaría importantes pérdidas por la desvalorización de los activos que deberían ser liquidados, así como pérdidas de empleos. Otro factor de incertidumbre es la continuidad en la manipulación de las estadísticas oficiales, a pesar de las promesas oficiales de revertir esa práctica. La publicación de un índice de pobreza que sigue bajando a pesar de evidente deterioro del mercado de trabajo y de los ingresos de la población -esto último incluso considerando el distorsionado índice de precios oficial- es un nuevo golpe a la credibilidad de los instrumentos utilizados para el cálculo económico y para la evaluación de los fenómenos económicos y sociales.

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La credibilidad de las instituciones se deteriora también cuando se utilizan los instrumentos del Estado para intimidar y presionar al sector privado, como ha sucedido con la inspección de la AFIP a Clarín y a otras empresas, y las crecientes evidencias de maniobras de corrupción que comprometen a funcionarios cercanos al matrimonio Kirchner y a ellos mismos. Cabe señalar finalmente, la prolongada ocupación de la planta de Kraft en Pacheco, que ha violado la libertad de trabajo y usurpado una propiedad durante más de un mes, y que pudo extenderse por la ausencia de una intervención adecuada del Estado para resguardar los derechos de la empresa. La falta de reglas claras y la violación de los con tratos generan incertidumbre y afectan las decisiones económicas de largo plazo y el prestigio del país en el exterior. Este problema histórico de la Argentina s e presentó en forma reiterada en el anterior y el actual Gobierno. El proyecto de le y de medios tiene cláusulas que afectan derechos adquiridos y que incrementan la de sconfianza sobre el nivel de seguridad jurídica.

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MENSAJE DEL GRUPO CLARIN

64 años creyendo en el país y construyendo medios argentinos Usted conoce Clarín. Somos un diario que nació en 1945 con una mirada nueva. La de ser un diario masivo y de calidad. Que pueda llegar a todos. Que privilegie la información y que desde lo editorial apueste al desarrollo integral de la Argentina. Clarín fue asentándose: con los años se convirtió en el primer diario nacional y uno de los líderes de habla hispana. Sostenido por el trabajo de sus periodistas y el acompañamiento sus lectores. Cuidando la independencia empresaria como reaseguro de la periodística. Con una visión focalizada en el crecimiento del paí s, Clarín no sólo quiso ser espectador, sino protagonista de los cambios que vi vieron los medios y las audiencias en las últimas décadas. No hicimos nada diferente de lo que hicieron grande s medios alrededor del mundo. Decidimos acompañar la evolución tecnológica. Inver timos para llegar a nuestros públicos a través de otros lenguajes, audiovisuales y digitales. Lo hicimos conscientes de que los medios de comunicación se globalizan cada vez más y creyendo importante preservar nuestro rol como actores argentinos. Actores con la dimensión suficiente para competir sin diluirse frente a los conglomerados internacionales que llegaban al país. Para sostener nuestros valores y nuestra identidad. Para producir, informar y entretener con nuestro acento. Así fuimos conformando el Grupo Clarín. Una compañía de capitales argentinos, cuyos accionistas y números son de dominio público. Aunque somos más pequeños, nuestra

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estructura es similar a la de otros grupos de medios de Iberoamérica, como Prisa de España, Globo de Brasil o Televisa de México. No fue fácil hacerlo desde aquí, en un país con discontinuidades, un menor tamaño relativo y contando únicamente con recursos propios. Si nos comparamos con el mundo, nuestra facturación es 66 veces menor a la de Telefónica, 40 veces menor a la de Time Warner y 24 veces menor a la de CBS. Nuestras inversiones, plantadas aquí, superaron los 20.000 millones de pesos en los últimos 20 años. Hoy cotizamos en las Bolsas de Londres y Buenos Aires pero tenemos el orgullo de haber crecido en la Argentina, de haber decidido quedarnos pese a las ofertas de compra de grupos extranjeros. E incluso de tener operaciones en Uruguay, Paraguay y México. Para cualquier país, una empresa como Clarín suele ser un exponente del emprendimiento privado, un motivo de orgullo nacion al. Porque se trata de una voz de peso local en un mercado cada vez más transnacio nal. Porque genera empleo calificado y configura una importante industria cul tural. Pero en la Argentina de hoy eso parece no contar. Clarín está siendo estigmatiz ado con intenciones políticas. Por eso vale aclarar algunos puntos. En ninguna de sus actividades el Grupo Clarín es un monopolio. De hecho, el mercado argentino de medios es uno de los más diver sos del mundo. Y Clarín actúa en cada segmento compitiendo intensamente. Nos gust a la competencia. Nos estimula y estamos acostumbrados a ella. En Buenos Aires, Clarín compite con 12 diarios nacionales pagos de interés general, número muy difícil de encontrar en las principales capitales del mundo. Compite en los kioscos con La Nación, La Prensa, Diario Popular, Crónica, Página/12, Crítica de la Argentina, Bae, Buenos Aires Herald, El Cronista, Ambito Financiero, Perfil y Miradas al Sur. En el país compite con más de 200 diarios regionales y locales que son voces de referencia en su zona, donde los diarios nacionales tienen una inserción reducida. En televisión abierta, el grupo es titular de Canal 13, una de las cinco estaciones que se reciben en el Gran Buenos Aires. Allí mismo también se escuchan más de 550 radios. De todas ellas, Clarín participa en una AM y una FM (Mitre y La 100). Hay varios grupos que tienen más radios que las permitidas. No es nuestro caso. En canales de noticias, la Argentina cuenta con 5 señales nacionales, todas de dueños diferentes (Crónica TV, América 24, C5N, Canal 26 y TodoNoticias). Una de ellas, TN, es de Clarín. No hay otro país en el mundo con una oferta semejante. En Internet, cualquier persona puede distribuir contenidos. De los sitios más visitados del país, Clarín.com ocupa el puesto número 10. Los anteriores no son argentinos. Estamos orgullosos de sostener esta presencia en un espacio donde lo nacional suele caer en la insignificancia. En el mercado del cable, Clarín viene invirtiendo, desde 1993, en la conformación de una red que hoy encabeza Cablevisión. Es el primero entre más de 700 operadores, y siempre compite con otras opciones, en cable o en satélite. Conformó la primera red alternativa a las grandes telefónicas. Así logró, por ejemplo, una presencia en Internet que dinamizó el mercado de banda ancha.

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Se ha llegado a decir que Clarín tiene el 73% de las licencias de radiodifusión del país. Es falso. Para que quede claro: e n todo el país, Artear posee cuatro licencias de televisión abierta, sobre 42 existentes. Radio Mitre posee 9 licencias, sobre más de 5.000 existentes. El cable no es radiodifusión porque no usa éter: sus licencias son locales (a diferencia de la TV satelital, que goza de una licencia nacional). Cablevisión tiene un 47% de participación en ese mercado. Este porcentaje es similar o está por debajo de los mayores operadores de cable de países como Francia (65%), Italia (75%), España (57%), Alemania (52%), Reino Unido (50%), Chile (67%), Perú (82%) y Venezuela (50%), Brasil (46%), Colombia (46%) y México (46%). Clarín ha invertido siempre en la Argentina con una misión central: el periodismo y los medios de comunicación. Por eso tenemos los equ ipos de periodistas más numerosos y premiados del país. Por eso, muchos de los profesionales más prestigiosos han surgido de nuestros medios o elige n trabajar en ellos. En 1995, cuando se constituyó como tal, el Grupo se definió en esta actividad. No nos dedicamos a otra cosa. Clarín tiene medios porque e sa es su razón de ser. No los tiene para otro fin. Somos el principal multimedios del país, pero no el único. Y nos gustaría que hubiera varios más. Lamentamos que colegas que iniciaron proyectos parecidos hayan decidido vender a lo largo de estas décadas. O que grupos fuertes, que parecían de largo aliento, se desarticularan según los ciclos políticos y económicos. Cada uno de nuestros pasos los dimos cumpliendo la ley. En 1990, cuando Artear se presentó a los concursos de Canal 11 y Canal 13, ganó los dos. Obtuvo los máximos puntajes y optó por la frecuencia del 13. Fue el único canal que no cambió, en 20 años, su composición accionaria. El único que no se vendió, que apostó siempre a la producción nacional, que se especializó en ficción y noticias. En paralelo, Artear generó señales nacionales para alimentar una grilla de cable donde hasta las noticias y el deporte venían desde afuera del país. Nos propusimos hacer contenidos argentinos, que reflejaran nuestra realidad, nuestra identidad, nuestra diversidad, nuestro talento, nuestra cultur a. Así nació TN, realizado con los más altos estándare s periodísticos y tecnológicos. O Volver, que se convirtió en un resguardo entrañab le de la historia del cine y la televisión argentinos. O TyC Sports, con foco en los deportes y los deportistas nacionales. O Quiero, pensado para difundir la música de nuestros artistas. Canales de libre creación que no usan espectro radi oeléctrico. Que contribuyen a dar trabajo, a generar y preservar contenidos nacio nales. Sin razón técnica alguna, el proyecto de Ley de Medios pretende limitar o sil enciar esas voces. ¿Eso es promover la diversidad? En el cable, Clarín comenzó con una operación en San Pedro. Fue creciendo en una industria madura, conquistando nuevos abonados y a partir de cables existentes. En los 90, el sector se extranjerizó: vinieron las grandes compañías norteamericanas: US West, Continental, TCI, Hicks, Liberty. Clarín hizo el esfuerzo y se mantuvo como el segundo operador nacional. Luego vino la crisis, con la deuda en dólares. El 95% de ella tomada en el exterior, por lo que se multiplicó por tres. Tuvimos que desprendernos de compañías importantes, como

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CTI y DirecTV. Reestructuramos esa deuda de manera privada, con recursos enteramente propios. Y tras la recuperación, volvimos a apostar en el país. Nadie nos regaló nada. En 2006 adquirimos el 60% de Cablevisión, lo que permitió que una compañía extranjera vuelva a ser argentina. Desde entonces, la empresa sumó 1000 nuevos empleados, no distribuyó dividendos e invirtió más de 550 millones de dólares en redes y digitalización. Como sucede en varios países de Europa y América, los cables se consolidaron para generar masa crítica y prepararse para competir con las grandes empresas de telecomunicaciones. Claro que mientras los países serios equilibran los mercados para que compitan entre iguales, aquí se quiere fracturar en partes a los locales. Sabemos que el futuro de nuestra industria pasa en gran medida por la banda ancha. Y esto requiere dos cosas, que el proyecto de ley desconoce. Primero, promover la inversión en redes alternativas y la competencia en Internet, para lograr mejor capacidad, velocidad y precio. En lugar de eso, se limita arbitrariamente el alcance de los cables y se destruyen sus inversiones recientes, discriminándolos frente a las telefónicas que pueden llegar al 100% de los hogares. Segundo, promover sólidas empresas audiovisuales para que nuestro talento no se diluya en un mar de contenidos globales. Los países del mundo y de la región lo entienden así, y por eso en lugar de ponerle trabas, acompañan a sus grupos de comunicación. No parece ser la intención hoy en la Argentina. La paradoja es que en varios aspectos, este proyecto se emparenta con la vocación de fragmentar y controlar que tenía la ley de la dictadura. Parece que se quiere regular para un escenario de hace treinta años, donde sólo existían la radio y la TV abierta. Hoy el cable, Internet y la digitalización multiplican al infinito las posibilidades. Deberíamos apostar a que nuestras producciones puedan llenar esos espacios. Sin embargo se imponen restricciones arbitrarias y alejadas de los ejemplos internacionales. ¿Cuál es la lógica de prohibir a un grupo tener un cable y un canal abierto en la misma área? Uno produce y otro transporta lo que producen muchos. Esta exclusión no existe en todo el mundo. ¿Cuál es la lógica de limitar a sólo una señal la que pueden producir los canales abiertos o los cables? Afuera sucede todo lo contrario: los canales abiertos y los cables son los principales productores de contenidos. Las cuatro cadenas privadas de televisión de EE.UU. producen señales de noticias propias (MSNBC, Fox News y CBS News) y otras señales temáticas (History Channel, ESPN, Disney Channel, Fox Sports, National Geographic, Bravo, USA Network, Discovery, etc). Lo mismo sucede con operadores de cable importantes, como Time Warner, que produce HBO, Cinemax, CNN o Cartoon Network. En los últimos meses, se ha emprendido una batalla contra un grupo periodístico nacional. No es inusual que los gobiernos se molest en con los medios: la tensión prensa-poder es natural en la democracia. Lo que sí resulta inaudito es que se haya puesto todo el aparato estatal (el formal y sus res ortes más oscuros) para amedrentar, a través la estigmatización política y la difamación personal. Una campaña direccionada a Clarín pero que lo excede co mo destinatario. Y que revela un objetivo muy claro: desacreditar a los medios de comunicación como contrapeso en la democracia.

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No estamos en guerra con nadie. Aunque nos ataquen seguiremos contando lo que entendemos le pasa y le interesa a la sociedad. Eso quizás molesta. Y por eso las campañas sucias, los panfletos paraoficiales, las intimidaciones de la AFIP, el uso de organismos públicos como herramientas de apriete. 16 mil personas trabajan con nosotros. Somos uno de los principales generadores de empleo calificado en el país. Todas nuestras ope raciones cumplen la ley. Quizás por eso quieren hacer una ley para que no la podamos cumplir. Coincidimos en que la democracia se debe una nueva ley de radiodifusión. Este proyecto pregona la democratización pero consagra u n poder discrecional sobre los medios. Además busca atomizarlos y debilitarlos . Para que no se escuchen y dependan de las dádivas oficiales. O directamente p ara acallarlos. Este proyecto deja a los medios en estado de precar iedad absoluta, al no respetar las licencias vigentes, algo que ni siquiera sucedi ó en Venezuela. Y autoriza que la única red de radio y TV que llegue a todo el país s ea la del Estado. Cuando las leyes son pensadas contra algunos, cuando el personalismo utiliza el poder del Estado y no encuentra freno en las instituciones, están en riesgo las garantías de todos. Esto es parte de lo que el Grupo Clarín tenía pensado decir en el Senado de la Nación, antes de que se anticipara el final del debate en Comisión. Queremos compartirlo con los senadores y con toda la sociedad. Creemos que de nada sirve nuevamente forzar la polarización de un debate. Desde nuestro lugar apelamos a la racionalidad. A que se proteja no sólo la seguridad jurídica sino nuestro derecho a seguir apostando en el país. Confiamos en que el debate legislativo pueda servir para tener una mejor ley, que permita preservar la libertad de expresión, el desa rrollo de la industria audiovisual y el acceso de más ciudadanos a los nuevos medios. Desde Clarín seguiremos trabajando, como siempre, e n comunicar a los argentinos en su mismo idioma. Grupo Clarín Buenos Aires, 4 de octubre de 2009.

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EDITORIAL

Nueva ofensiva oficial contra la libertad de prensa

La ofensiva del Gobierno contra Papel Prensa es una pieza más de un proyecto destinado a controlar la información, en la materia y en sus relaciones con la empresa privada en general.

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En una reunión con los representantes del Estado en la empresa Papel Prensa, el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, comunicó que los directores oficiales debían obedecer a Beatriz Paglieri, quien está propuesta como directora para la empresa, pero aún no asumió. En la ocasión Moreno afirmó que "con ley o sin ley, la que manda es Paglieri, por expresas instrucciones de la Señora Presidenta". El principal antecedente de Paglieri es que siguió las órdenes de Moreno en el área de Precios, cuando se intervino el INDEC en enero de 2007. Cabe recordar que el primer objetivo de esa intervención fue manipular el índice de precios al consumidor para que no reflejara la inflación real, una práctica que se mantiene inalterada hasta el presente, y que se extendió a otras estadísticas. El secretario acusó a Papel Prensa de ejercer un monopolio en la provisión de papel para diario y afirmó que el Ejecutivo podría intervenir la empresa mediante un decreto de necesidad y urgencia e incluso expropiarla. La realidad es que Papel Prensa abastece a más de 170 diarios y que su desempeño fue acompañado y aprobado por los directores nombrados por el Estado, que tiene el 27,5% de las acciones, incluso en los seis años que lleva la administración kirchnerista. La ofensiva gubernamental se debe, por lo tanto, a su objetivo de controlar la información el cual reconoce varias etapas. Desde las primeras instancias de su gobierno, el ex presidente Néstor Kirchner manifestó en forma sistemática su enojo con las informaciones y opiniones críticas, y el nivel de agresividad de su actitud fue creciendo con el correr del tiempo, despertando la preocupación y la crítica en asociaciones periodísticas y de medios de comunicación en la Argentina y en el exterior. A esto le siguió una ofensiva directa contra el Grupo Clarín que se cristalizó en ataques verbales, ataques a locales del diario y en un operativo de inspección de la AFIP, dirigida por un fiel seguidor de Kirchner. Finalmente el ataque se extendió a la amenaza de intervención de Papel Prensa. Esta última avanzada tuvo rasgos de presión mafiosa que, también, están en línea con actitudes anteriores del kirchnerismo. Desde el comienzo de su gestión, Kirchner realizó reiteradas ofensivas contra empresas privadas utilizando organismos del Estado y, en ocasiones, grupos políticos o sindicales adictos. El secretario Guillermo Moreno, que permaneció en su cargo en el actual Gobierno, fue el principal ejecutor de las presiones y amenazas hacia los empresarios. En esta ocasión, Moreno, amenazó a los directores del Estado con mandarle a sus matones, "expertos en partir la columna y en sacar ojos al que hable", si no seguían las directivas de la Presidenta. Como consecuencia de este episodio, dos directores estatales de Papel Prensa renunciaron y un consejero representante del Estado presentó una denuncia penal. El Grupo Clarín hizo lo propio. La perspectiva de que un Gobierno hostil a la prensa y capaz de utilizar métodos mafiosos para presionar a las empresas y a sus propios funcionarios, obtenga el control de la distribución del papel entre los diarios es un peligro para la libertad de prensa. Mucho más si logra imponer una ley de medios que le otorgaría más armas de coacción contra los medios. El avance del Gobierno para controlar Papel Prensa es parte de su hostilidad a la prensa independiente. El secretario Guillermo Moren o profirió amenazas de carácter mafioso. La perspectiva de que un Gobierno que apela a estos métodos pueda controlar la distribución del papel de diario s es un peligro para la libertad de

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prensa. Mucho más, si también logra imponer una ley de medios que le otorga armas de coacción contra los medios.

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OOTTRRAASS FFUUEENNTTEESS

La Cocina. En el medio hay una ley [Documental]. Dirección de David Blaustein y Osvaldo Daicich. Buenos Aires: Zafra Producciones, 2011 80 minutos.

La crisis causó dos nuevas muertes [Documental]. Dirección de Patricio Escobar y Damian Finvarb. Buenos Aires: producción independiente. 2006 85 minutos.