El Diario Azul de Carlota

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El diario azul de Carlota GEMMA LIENAS

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  • Alguna vez has tenido un novio que te controle demasiado, que se enfade si sales con las amigas, que te enve ms de veinticinco mensajes al mvil durante el recreo y se ponga celoso si hablas con los chicos de tu clase? Has tenido algn amigo que, sin decirte nada, haya sufrido alguna formade violencia, ya sea fsica o psicolgica, en el colegio? Conoces a algn chico o chica vctimade la violencia en su casa?

    Carlota decide empezar un diario sobre la violencia de gnero, un problema que hace siglos que existe pero que no se ha hecho visible hasta los ltimos aos. A partir de testimonios que va recogiendo y de informacin que recibe, como siempre, de parte de su madre, su abuela y su ta Octavia, Carlota escribe este diario azul que tambin habla de la violencia escolar y la violencia infantil.

    El diario azul de Carlota no es exactamente una novela ni tampoco un diario, sino un libro a caballo entre la fi ccin y la no-fi ccin que trata todas estas formas de violencia y nos ofrece recursos para defendernos antes situaciones de peligro.

    Gemma Lienas

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    asEl

    diario

    azul

    de Ca

    rlota

    Gemma Lienas (Barcelona, 1951) es escritora y colabora habitualmente en varios medios de comunicacin. Ha escrito ms de cincuenta libros, algunos dedicados a los jvenes, como Callejn sin salida, As es la vida, Carlota (Mencin de Honor del IBBY 1990), El diario violeta de Carlota (Premio Unesco para la tolerancia), El diario rojo de Carlota, Billete de ida y vuelta (Premio La Odisea 1998) o la coleccin de Emi y Max; otros, dedicados a nios y nias, como la coleccin de misterio La Tribu de Camelot y la coleccin de educacin emocional Minty el hada; y tambin libros para adultos, como Atrapada en el espejo, El fi nal del juego (Premio Ramon Llull 2003) y Anoche so contigo.Ms informacin sobre la autora en su pgina web: www.gemmalienas.com

    Es ms, estoy segura de que muchas mujeres que han sufridoo que sufren violencia de gnero no son conscientes hasta que oyen hablar de ella.O sea, que hay que hablarlodigo yo, que empiezo a notarque una idea me ronda la cabeza.

    Fotografa de la autora: Ester LpezFotografa de cubierta: Rob Lewine/Tetra Images/Corbis

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    El diarioazul deCarlota

    GEMMA LIENAS

  • El diario azulde Carlota

    GEMMA LIENAS

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  • 9Nunca haba imaginado que llegaran a existir unoscuantos diarios de Carlota, cada uno de un color diferente.De hecho, cuando me invent este personaje pensaba queprotagonizara una novela As es la vida, Carlota, y yaest. Sin embargo, aos ms tarde, las ganas de rehabilitarlos trminos feminismo y feminista, ensuciados, vapulea-dos, adulterados, tergiversados, descafeinados y envene-nados por muchas personas todas ellas al servicio delorden establecido: el masculino y la necesidad de rei-vindicar una lucha la de los derechos de las mujerestodava lejos de haber conseguido sus objetivos, me im-pulsaron a convencer a Carlota para que lo contara ellamisma, con su voz y ejemplos propios, e intentara trasla-dar el mensaje a la gente joven. Y el mensaje del diariovioleta de Carlota cal no slo entre la gente joven, sinotambin entre la gente adulta. Bueno, si hay que ser fielesa la verdad: entre muchas adultas y unos cuantos adultos.

    Mientras Carlota escriba el diario violeta, yo me dicuenta de que haba aparecido un tema muy importante

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    que no poda liquidarse en tres o cuatro pginas: la sexua-lidad, pero en el diario violeta ya no haba espacio parahablar de l. Sin quererlo como me pasa con todas lasideas para mis libros, el embrin fue desarrollndose enmi cerebro, y cuandome di cuenta, haba crecido tanto quetuve que convencer a mi personaje para que escribiera Eldiario rojo de Carlota. Muy pronto tuvimos claro que sin laperspectiva de un chico, el libro andara cojo: dara el pun-to de vista femenino sobre la sexualidad, pero no el mascu-lino. Rpidamente me puse a crear un personaje adoles-cente que pudiera escribir un diario con ojos de chico,hasta que Carlota me dio un codazo y me record que yatenamos a uno: Flanagan, y que sus padres literarios, An-dreu Martn y Jaume Ribera, hombres polifacticos y connimo suficiente para apuntarse a cualquier locura, proba-blemente estaran encantados de participar en el experi-mento. El resultado El diario rojo de Carlota interesnuevamente a un pblico lector que oscilabasimis clcu-los no fallan entre los trece y los setenta y cinco aos.

    Y de nuevo, mientras Carlota tecleaba sin descanso yligaba con dos chicos de primera divisin, para qu negar-lo, yo era consciente de que haba aparecido un temaque empezaba a pedir otro diario. Cuando le dije ami ado-lescente de papel que bamos a escribir El diario azul deCarlota arrug la nariz. Explotadora!, me espet. Perocuando le cont cul sera el tema, cambi totalmente deactitud. Cuenta conmigo!, me dijo. Un diario sobre laviolencia de gnero es vital, porque en el mundo, cada die-ciocho segundos una mujer sufre una agresin por el he-cho de ser mujer, o sea, por culpa de los estereotipos degnero que pesan sobre ella.

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    Qu quiere decir esto? Que las mujeres tienen una na-turaleza que tiende a aceptar golpes? Rotundamente no.Que los hombres tienen una naturaleza que los incita a laagresin? De ningn modo. Esto quiere decir que, en todoel mundo, hay una estructura social la patriarcal quese fundamenta en las desigualdades entre hombre y mu-jer, concediendo preponderancia a los hombres. Para man-tener esta desigualdad, los hombres recurren a la violen-cia; la sociedad la tolera y las mujeres la sufren.

    Las mujeres luchan por desbaratar esos desequilibrios.A lo largo de la historia de la humanidad, lo han intentadovarias veces, pero slo ahora, a finales del siglo xx y prin-cipios del xxi, se han dado por primera vez en la historiaunas variables que pueden llegar a hacerlo posible:

    Las mujeres tienen cada vez ms acceso a la educa-cin. Hay menos probabilidades de que una mujer coninstruccin acepte un papel secundario. Una mujercon instruccin posee una independencia de criterioque la ayuda a no aguantar determinadas situaciones. Lasmujeres tienen cada vezms acceso a los mtodosanticonceptivos (a pesar de los esfuerzos en sentidocontrario por parte de grupos fundamentalistas mascu-linos). Una mujer que controla los embarazos y decidecundo y cuntos hijos e hijas quiere tener es una mujerque puede incorporarse al mercado de trabajo y quegoza, por tanto, de independencia econmica. La Tierra se est convirtiendo en un mundo globali-zado, lo cual tiene muchos aspectos negativos, pero al-gunos positivos. Uno de esos aspectos positivos es elhecho de que en el planeta haya una gran movilidad de

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    personas y, consecuentemente, de ideas. Y a medidaque esto vaya ams, serms difcil mantener a las mu-jeres aisladas para que no les lleguen las ideas de igual-dad. Y naturalmente, cada vez ms mujeres de todaslas culturas se apuntarn. Sin olvidar que las mujeres estamos creando redesgracias, entre otras cuestiones, a Internet, un mediobarato al que tenemos acceso, y estas redes nos per-miten transmitir mensajes de igualdad y llevar a cabocampaas de apoyo que nos mantienen estrechamenteunidas y esperanzadas.

    Dicho todo esto, podramos preguntarnos si estamoscerca o lejos de erradicar la violencia de gnero. Yo diraque lejos, muy lejos, pensamiento que puede calificarse depesimista, pero que yo veo ms bien realista. Cualquierrevolucin y la que estamos librando las mujeres en laTierra lo es se cobra vctimas. Las personas apegadas alpoder patriarcal no renunciarn fcilmente a ese poder.Por eso, durante unos aos todava veremos incrementarel nmero de vctimas. Lucharemos para que sean pocas,pero, en cualquier caso, los exabruptos del poder patriar-cal no harn fracasar la revolucin.

    Dado que otras violencias, como la escolar o la infantil,operan a partir de mecanismos similares a los de la violen-cia de gnero, Carlota convino conmigo en incluirlas en ellibro. Demodo que, finalmente, aqu tenis El diario azul deCarlota, cuyos testimonios son reales y actuales, y en losque slo se ha modificado el nombre de las personas yotras cuestiones que facilitaran su identificacin.

    Despus de escribir este diario, Carlota, que es un culo

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    inquieto, escribi dos diarios ms: El diario amarillo de Car-lota, sobre drogas, y el El diario naranja de Carlota, sobreinmigracin y derechos humanos. Os preguntaris si ha-br otro diario de Carlota... Pues ahora mismo no os loquiero decir. Y espero que Carlota guarde el secreto.

    Gemma Lienas

    Listado de pginas web:http://www.nodo50.org/mujeresred/http://www.mujeresenred.net/donesenxarxa/http://www.redfeminista.org/http://www.pangea.org/dona/http://www.acosoescolar.info/http://www.apramp.org/http://www.fbernadet.org/eshttp://www.fapmi.es/http://www.educarenigualdad.org/http://www.ahige.org/http://www.gemmalienas.com/

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    Berta se acerca hasta la escalera donde Mireya, Elisen-da y yo estamos sentadas, descansando. Con mucha habi-lidad, Berta aprovecha la baranda tubular que llega hastala escalera para hacer una pirueta. Salta encima del tubo,que queda colocado entre la segunda y la tercera rueda, yse desliza por encima convirtindolo en una suerte de riel.

    Ostras! Un grind perfecto! chilla Elisenda.Mireya se ha quedado con la boca abierta y yo grito

    entusiasmada:Ey! La bomba, Berta!Ms bomba es lo que os voy a contar ahora contes-

    ta ella, despus de saltar del tubo y frenar justo delante denuestros pies.

    Observamos expectantes cmo se saca el mvil del bol-sillo lateral de sus pantalones cargo ymueve a continua-cin el pulgar sobre las teclas del men para buscar en suagenda de direcciones.

    Miraddice triunfal, y nos planta el mvil debajo denuestras narices.

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    En la pantalla vemos escrito Narciso y debajo un n-mero de telfono.

    Hala! gritamos las tres a la vez. O tal vez no deci-mos lo mismo, pero s que expresamos igual admiracincon idntica intensidad. Y es que, francamente, haber con-seguido el telfono de Narciso tan pocos das despus dehaber empezado el curso es toda una proeza.

    Narciso es un chico nuevo de la clase. Est como unqueso. Las tiene locas a todas. A m, no...

    Os lo podis quedar digo.Mis amigas se lo toman en broma.Uuuuuuh! protestan a la vez para demostrar que

    no me creen.Lo digo en seriome reafirmo. Este ao he decidi-

    do que nada de novios. El lo que viv con Flanagan yKoert1y, sobre todo, haberlo dejado primero con Flanagany, unos meses despus, con Koert me ha dado ganas dedescansar.

    Ests segura? pregunta Mireya, que no se imagi-na la vida sin novios.

    Y tan segura! digo. Me declaro en vacacionessentimentales. Tengo ganas de disfrutar de m misma.No os habis fijado que ellos, los chicos, son capaces dehacerlo?

    Todas mueven la cabeza para decir que s.Pues he llegado a la conclusin de que ellos son capa-

    ces slo cuando son jvenes. Fijaos que, de mayores, siem-pre necesitan una mujer a su lado. En cambio a nosotrasnos pasa al revs. De mayores somos capaces de vivir so-

    1. Ver El diario rojo de Carlota. Gemma Lienas. Ediciones Destino.

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    las y pasarlo la mar de bien. Sin embargo, de jvenes, noentendemos la vida sin estar pegadas a un chico.

    Mis amigas reflexionan. Pronto empiezan a encontrar asu alrededor ejemplos de la teora que me he sacado de lamanga.

    S. Mi ta tiene cincuenta aos y se separ el ao pa-sado. Dice que ahora que est completamente sola, empie-za a vivir la vida.

    Pues mi to, al revs: se qued viudo a los cincuentay dos y le falt tiempo para buscarse una jovencita quetiene la edad de sus hijos.

    Y en casa, yo tengo el ejemplo de mis padres: mi pa-dre, que ya vive con Lidia; y mi madre, que no vive connadie digo yo. Y aado: Pues bien, no quiero esperara tener cincuenta aos para saber lo que es vivir conmigomisma.

    Dejamos la discusin en este punto porque tenemosque volver a casa; casi es la hora de cenar.

    A las nueve de la noche, me digo a m misma que hasido un domingo la mar de pacfico. Todo ha ido comola seda: he pasado el da leyendo tumbada en la cama, elchinche que tengo por hermano no ha puesto la msicaa todo gas, mam ha mirado la pila colosal de ropa enmi silla y ha hecho como si no la viera, he comido unsuculento arroz negro gentileza de mam y Marcos, y lapatinada de la tarde con la pandilla ha resultado per-fecta.

    En definitiva, pongo la directa en la recta final del do-mingo con un estado de nimo bastante bueno a pesar deque maana toca entrar en la rutina de la semana. Me re-

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    pantigo en el sof para ver el telediario, y dos minutosdespus siento, por decirlo de forma poco trgica, que elmundo est enfermo.

    Espantoso! dice mam.Qu horror! dice Marcos.Es evidente que el nimo de mi madre y el de mi her-

    mano sintonizan con el mo. Hay que ver, que slo dosminutos basten para dejarnos la moral bajo cero. Dos mi-nutos, los necesarios para que los titulares con que abrenlos telediarios nos hayan avanzado imgenes e informa-ciones para poner los pelos de punta.

    Las tres primeras noticias son de violencia domstica,dice la presentadora.

    Violencia de gnero rectifica mam, que ya lo hacede vez en cuando esto de corregir a todas las personas quehablan en la tele. Y aade: Despus os lo cuento.

    La presentadora prosigue explicando que entre el sba-do y el domingo ha habido en Espaa tres mujeres muer-tas a manos de sus parejas, ya fuera el marido, compaerosentimental, novio o ex. A una, de veintinueve aos, elasesino la ha matado de una paliza. Dice el to que estabandiscutiendo y que se le ha ido la mano, pero que no tenaintenciones de matarla.

    No, si ya se ve, ya dice mam con voz de acero.Intentaba resolver el conflicto pacficamente, verdad?

    A otra, de cuarenta y tres aos, contina la presentado-ra, el asesino la ha estrangulado con el cinturn. En lasimgenes del reportaje, un periodista acerca el micro a unvecino, que se apresura a dar su opinin: la mujer chatea-ba, y el marido, convencido de que se haba enamorado deotro por Internet, la ha liquidado.

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    Mosqueada, miro a mam. Como no dice nada, lo suel-to yo:

    Vaya jeta! exclamo. Aunque sea verdad, el tele-diario no tendra que emitirlo, no crees? Es un disparateponer la alcachofa en la boca del primero que pasa...

    Tienes razn. Planteada de esta manera, la informa-cin induce a interpretaciones retorcidas. Muchas perso-nas seguro que ya tienen en la cabeza, aunque sea de for-ma involuntaria, la idea de que l la ha matado, s, peroque ella, al provocarlo, se lo ha buscado.

    Tercera noticia: una chica de dieciocho aos ha sido ha-llada muerta en su casa con un cuchillo clavado en el cora-zn y signos evidentes de haber sido violada. Las pruebasinculpan al novio, la ltima persona con quien fue vista. Elnovio dice que no puede afirmar ni desmentir que hayasido l; que no se acuerda de nada porque iba ciego de al-cohol y cocana.

    Muy cmodo eso de no acordarse, no?Y qu burro el to! diceMarcos. No s por qu lo

    confiesa. Si tienes un accidente de coche y encima das po-sitivo en la prueba de alcoholemia, ests perdido! Te caeun puro ms gordo que si no estuvieras colocado. Y a l lepasar lo mismo...

    Pues no aclara mam. En este caso, la cocana yel alcohol sern atenuantes y no agravantes.

    Marcos me mira, perplejo. Yo tambin lo estoy. Mamhace un gesto para que nos callemos.

    Ms noticias de este fin de semana: dos coches bombaen Bagdad, con el resultado de ciento veinticinco muertosy un montn de heridos.

    Los efectos colaterales de la guerra de Irak que empe-

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    zaron Bush, Blair y Aznar contra la opinin de ciudadanosy ciudadanas del mundo digo.

    Al paso que van, pronto no quedar nadie vivo enese pas.

    Quiz sea eso lo que pretendan; de esa forma, Occi-dente consegua el control del petrleo dice mam soca-rronamente. Y aade: Ya se ve que el tro de la gasolinatambin haba hecho un cursillo intensivo sobre la resolu-cin pacfica de conflictos.

    Y todava ms noticias terrorficas: el huracn Katrinaha devastado la ciudad de Nueva Orleans. Ms de diezmil personas por cierto, todas negras, todas pobresestn esperando a que las saquen del centro de convencio-nes donde las obligaron a refugiarse antes de que la ciu-dad desapareciera bajo las aguas cuando los diques decontencin del lago Pontchartrain y del ro Misisip serompieron. Llevan tres das sin agua potable, sin comida,sin ningn tipo de higiene, sin informacin, totalmenteabandonados a su suerte...

    Como si estuvieran en el tercer mundo explicaMarcos.

    Ya ves, hay zonas de Estados Unidos que lo son, ypersonas que viven en condiciones muy precarias en elpas ms rico de la Tierra comento yo.

    Y en Pars dice mam sealando la pantalla, quemuestra ahora la imagen de un hotel en llamas.

    La presentadora cuenta que el fuego comenz proba-blemente por culpa de un cortocircuito. Parece ser que lasinstalaciones elctricas de algunos establecimientos hote-leros de baja categora son antiguas y roosas. Y tambin,que en estos edificios casi ruinosos es donde el gobierno

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    instala a los y las inmigrantes, de modo que entre las docepersonas muertas, no figura ni una francesa, ni de pielblanca, ni rica.

    Y en lo que llevamos de verano ya van tres incendioscolosales digo yo. Y me estremezco slo de pensar en lacantidad de nios y nias que se han quemado este agostoen la capital francesa.

    Cunta violencia! suspira mam.Mujer... quiere precisar Marcos, las muertes de

    lasmujeres y los atentados en Bagdad s que lo son, pero nocreo que las ciudades que se inundan por culpa de los hu-racanes o los edificios que se queman debido a un proble-ma elctrico tengan algo que ver con los actos violentos...

    Pues s, de alguna forma eso tambin es violencia.Mira lo que ha pasado en Nueva Orleans. Las autoridadessaben que el huracn ser realmente destructor y dan laorden de evacuar la ciudad. Pero t no dispones de cochepara marcharte, ni tampoco de tarjeta de crdito para so-brevivir en otro estado. Cmo pretenden que huyas? Yquines son los que estn atrapados en el centro de con-venciones, o sea, los que no han podido abandonar la ciu-dad? Los ricos que vivan en los barrios elegantes de laciudad o los ms desfavorecidos?

    Los que no tienen recursos dice Marcos. Que,por cierto, si te fijas son todos negros, porque yo no hevisto a blancos...

    Exacto! Es una forma de discriminacin y, por lotanto, de violencia. Como lo que ha pasado en Pars, don-de las personas muertas eran inmigrantes alojados en edi-ficios sin las condiciones mnimas.

    Ah! reclama Marcos. Nos tienes que contar por

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    qu hay que hablar de violencia de gnero y no de violen-cia domstica.

    As como tampoco de violencia familiar puntuali-za mam. Porque si usas las expresiones domstica, esdecir, dentro de casa, o familiar, o sea, relativa a la familia,parece que te refieras solamente a la que se produce den-tro de las cuatro paredes de casa.

    O sea, un hombre quemata a su ex pareja... apunto.S. O bien un hombre que la zurra. Pero en cambio,

    todas las situaciones de violencia social, que las hay y mu-chas, o las de violencia laboral quedan difuminadas detrsde las expresiones domstica o familiar. Adems, si lo dicesde esta forma, parece que ests hablando de una cuestinprivada, que debe resolverse en privado. No olvidis quedurante aos, y no hace mucho de eso, se considerabaque lo que pasaba dentro de casa afectaba slo a los de lafamilia y, por lo tanto, nadie deba intervenir.

    Entre marido ymujer nadie se puede meter, dice elrefrn les recuerdo.

    Mam asiente y contina:En cambio, si decimos violencia de gnero, queda

    claro que se trata de una cuestin pblica que afecta a todala sociedad y no nicamente al hombre que pega a su pa-reja. Adems, de gnero significa que es una violenciaespecfica que reciben las mujeres en todo el mundo por elhecho de ser mujeres, es decir, por su gnero...

    Sexo, querrs decir interrumpe Marcos.No, quiero decir gnero. O sea, es una violencia que

    no depende de la biologa, es decir, de tener un pene, sinode la cultura, de la forma en que han sido educados loshombres.

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    Mam nos mira con expresin dubitativa. En seguidacontina:

    Me parece que ya os lo he contado otras veces: el sexoes biologa. El sexo es la condicin orgnica con la que na-cemos los seres vivos, lo que hace que seamos hembras omachos. El gnero, en cambio, es cultura; son las caracte-rsticas que la sociedad establece para unamujer o para unhombre. Como se aprenden, son modificables. Por ejem-plo, en el siglo xviii el filsofo Rousseau escribi en un li-bro suyo muy conocido: A casi todas las nias pequeasles desagrada leer o escribir, en cambio, les encanta apren-der a coser.

    Puf! exclamo yo, a punto de tirarme por el sueloen un ataque de incredulidad. Nunca he soportado el temahilo y aguja y si he aprendido a coserme un botn o eldobladillo de los pantalones es porque en casa se han em-peado en que Marcos y yo seamos autnomos. Leer, encambio, es mi pasin, ms que para la mayora de chicosde mi clase.

    Es posible que en el siglo xviii las nias no tuvierandemasiado inters en aprender a leerdicemam, perono porque fuese una caracterstica sexual, sino porque erauna caracterstica de gnero, o sea, algo que aprendan.Durante siglos, a las chicas no les estaba permitido el acce-so a la formacin y, en cambio, les enseaban labores. Poreso mismo preferan la aguja. Pero ahora, tanto los chicoscomo las chicas tienen la obligacin de aprender a leer y,tanto unos como otras muestran inters por esta actividad.O sea, esta caracterstica de las nias se ha modificadoporque es una caracterstica de gnero, no de sexo.

    De acuerdodice Marcos, no s si ya me lo habas

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    contado alguna otra vez, pero ahora me parece que no loolvidar.

    La violencia de gnero, entonces mam reempren-de el discurso, es una violencia especfica que sufrenmu-chasmujeres en el mundo slo por el hecho de serlo, conse-cuencia de las desigualdades que tradicionalmente se handado entre hombres y mujeres. Estas desigualdades tienensu origen en la sociedad patriarcal, cuya idea bsica es quelos hombres son superiores a las mujeres. Educados en esaconcepcin, los hombres se consideran legitimados parautilizar la violencia contra lasmujeres. Y ellas, al haber sidoeducadas como seres inferiores, acaban por crerselo.

    Y esto de la sociedad patriarcal, cmo y cundo co-menz? pregunta Marcos.

    Suena el telfono. Mam dice que lo coja yo, que seguroque es alguna de mis amigas...

    Qu pesadas! aade Marcos.T s que eres un pesado! Me levanto para ir a

    buscar el telfono mientras digo: Mam, no contineshasta que yo vuelva.

    De acuerdo dice.Uno a cero a favor de mam: es Mireya.Tengo muy poco rato para hablar le digo porque,

    aunque me gusta charlar con ella, me pica la curiosidadpor lo que nos estaba contando mam.

    Control maternal? dice ella.Yo no le contesto y dejo que se imagine que tengo rde-

    nes estrictas de no colgarme del telfono ms de cinco mi-nutos.

    Como no te conectabas al Facebook, he tenido quellamarte se justifica.

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