EL DESCAMISADO - JUNIO 2011

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APUNTES, APORTES Y PROPUESTAS PARA LA DISCUSIÓN POLÍTICA Industria y Economía, 1976-2007 \ Pág. 4 La 125 \ Pág. 6 Hacia una Constituyente Social en la Argentina \ Pág. 9 Sindicalismo de base Entrevista a Daniel Fernández, delegado de los trabajadores del subterráneo (AGTS yP) \ Pág. 11 La Juventud Militante \ Pág. 12 El caso Noble-Herrera. Reportaje a David Lanuscou \ Pág. 16 CONRADO EGGERS LAN Los conceptos de Pueblo y Nación \ Pág. 20 La deuda progresista \ Pág. 30 AÑO X - Nº 15 - JUNIO DE 2011 - $6

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Apuntes, aportes y propuestas para la discusión política

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Apuntes, Aportes y propuestAspArA lA discusión políticA

Industria y Economía, 1976-2007 \ Pág. 4

La 125 \ Pág. 6

Hacia una Constituyente Social en la Argentina \ Pág. 9

Sindicalismo de base Entrevista a Daniel Fernández, delegado de los trabajadores del subterráneo (AGTS yP) \ Pág. 11

La Juventud Militante \ Pág. 12

El caso Noble-Herrera. Reportaje a David Lanuscou \ Pág. 16

ConRADo EGGERS LAn Los conceptos de Pueblo y Nación \ Pág. 20

La deuda progresista \ Pág. 30

Año X - Nº 15 - JuNio de 2011 - $6

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ablemos claro, sin estridencias ni discursos desorbitados. Clara men­ te, se observa un proceso domi­nante, socioeconómico y político,

que posibilita hasta hoy y al parecer sin solu­ción de continuidad, una irritante concen­tración de la riqueza en muy pocas manos; con una correlativa condena a una vida de extrema pobreza e indigencia a amplios sec­tores de la población, enmascarada en parte por la implementación de una política pre­suntamente distributiva del ingreso nacio­nal, NO de la riqueza y ni mucho menos de las oportunidades.

Claramente, se observa un cambio posi­bilitado por el manejo perverso de la tec­nología ahorradora de mano de obra e ins­trumento de la concentración de la riqueza, cuyos efectos sobre la mayoría de los habi­tantes de nuestro País, aun pueden ser mantenidos semiocultos por apabullantes discursos de progreso y promesas de un futuro venturoso. Los propietarios y rentis­tas del poder económico oligárquico man­tienen sus privilegios a buen resguardo hacia el largo plazo, a costa de millones de excluidos así como de la destrucción de una parte altamente significativa de los ecosis­temas, y del sometimiento de la economía nacional a un mercantilismo primario.

Es rotundamente falso que todo este estado de cosas no pueda ser modificado, y que tengamos que resignarnos a acep­tar que algunas de las medidas de polí­tica implementadas –a la retaguardia de las esperanzas y expectativas populares– constituyen, hasta hoy, el límite de hasta donde podemos llegar en democracia en la concreción de la Justicia Social, y que lo que pensamos que falta se concretaría en una fecha lejana, año 2020 quizás. Es rotundamente inaceptable que tengamos que darnos por satisfecho en cuanto a las expectativas y esperanzas de una calidad de vida DIGNA para todo el PUEBLO con estas “migajas superiores” y que por cuenta gotas vienen siendo implementadas para aflojar tensiones sociales, posibilitadas por

los resultados de “metas abstractas de la economía”.

No existen relaciones de fuerzas imper­turbables o estáticas que supongan que debemos aceptar acrítica y pasivamente que la minoría dominante y genocida, que por acción u omisión, “traba el desarro­llo de las fuerzas productivas, explotan al PUEBLO y disgregan la Nación”1 mantenga a buen resguardo sus intereses mal habi­dos, sus negocios ilegítimos y/o ilegales, y una irritante apropiación de exceden­tes. Por el contrario, conservamos un terri­torio nacional, con atributos geográficos, calidad en recursos humanos, infraestruc­tura productiva y de servicios, así como las oportunidades que conllevan, con holgada suficiencia y eficacia para satisfacer una elevada calidad de vida a todos los habi­tantes de nuestra Patria. En otras palabras, no está escrito en ningún lado y ni mucho menos es una calamidad caída del cielo que debemos aceptar esto niveles insopor­tables de injusticia e inequidad social y de entrega de Soberanía.

Y seamos más claros aún; esto es directa consecuencia de que la forma de hacer política no ha variado sustancialmente respecto a los anteriores gobiernos cons­titucionales, es decir: acumulación ili­mitada de poder personal, compartido a medias sólo con un reducido y oportunista círculo áulico; negación tanto a la discu­sión programática –“vamos bien sin saber adónde”– como a la agitación política y, por supuesto, abundante turismo cliente­lar masivo; con destellos de movilizacio­nes fuertemente “motivadas” y controla­das ¿Será la única forma posible de hacer política en la Argentina de hoy?

En esta perspectiva es absurdo reducir lo político al engañoso esquema de “oficialis­tas­opositores”; ni mucho menos de “kirch­neristas­antikirchneristas” o “no kirchne­ristas” en tanto versión de cabotaje del prisma eurocéntrico “derecha­izquierda”, ya que en todo caso son categorías de las

Las basessumario

equipo

Industria y Economía, 1976-2007 \ Pág. 4

La 125 \ Pág. 6

La decisión \ Pág. 8

Hacia una Constituyente Social en la Argentina \ Pág. 9

Congreso Federal en Mar del Plata La CTA de pie \ Pág. 10

Sindicalismo de base Entrevista a Daniel Fernández, delegado de los trabajadores del subterráneo (AGTS yP) \ Pág. 11

La Juventud Militante \ Pág. 12

Constitución y poder \ Pág. 14

El caso Noble-Herrera. Reportaje a David Lanuscou \ Pág. 16

Oposición y oposiciones \ Pág. 18

Cartón pintado \ Pág. 19

Los conceptos de Pueblo y Nación \ Pág. 20

Una nueva y gloriosa Nación, en el marco de la justicia social \ Pág. 22

Provincias: Salta, Río Negro, Corrientes, Córdoba, Rosario, Alte. Brown \ Pág. 24 a 28

A los trabajadores, ni justicia \ Pág. 29

La deuda progresista \ Pág. 30

DirectorRubén Humberto Famá

Consejo de RedacciónJosé Rey, Aníbal de los Santos, Marcelo Maldonado, Ricardo Luis Hernández, Oscar “Rulo” Frontera, Rubén Bonelli, Eduardo Quiroz, Rubén Portocarrero, Ricardo Cardone, Denni Fernández, Agustín Jofré, Ramiro Mases, Carlos Scally, Sol Ungar, Viviana Zecca, Sergio Bandini, Ricardo Escobar, Jorge Manuel Fernández, Héctor Sosa

ColaboradoresGustavo Karaman, Darío Quiroga, Justo Javier Correa, Pedro Maguida, Raúl Peñalva, Carlos Mansilla, “Cachito” Zorrilla, Juan José Castelli, Roque Manzini, Kabil Wayra, Leonardo Rossi

Diseño Gráfico: Nahuel Croza

Agradecemos la participación y colaboración especial del Compañero Juan Carlos “Pipón” Giuliani

Propietario y Editor Responsable “Creaciones El Descamisado” - José María García

[email protected] [email protected] www.eldescamisado.org

Teléfono: (011) 15-4-056-9305 / (011) 15-5-834-9183

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rencillas internas que se suscitan en este sistema político grotescamente elitista e ile­gítimo, desde el cual se pretende relegar a una inmensa mayoría popular al rol de sim­ples espectadores de un escenario mediá­tico lejano y confuso.

En este marco de situación; el tremen­dismo, el inmediatismo, la impaciencia y la búsqueda de espectacularidad en los resultados políticos, conspiran contra la voluntad de mantener encendida la llama de un auténtico proyecto transformador y revolucionario. Vemos que se está acti­vando un proceso de transición que abre una nueva etapa signada de nuevas y vie­jas discusiones. Aún no quedan para nada claro las causas y las consecuencias de la tragedia sufrida a partir de 1975­1976. Esto sugiere la necesidad de transitar del abso­lutismo político al pluralismo, lo que cues­tiona las tendencias totalitarias de cier­tos sectores de la sociedad y cuestiona en mayor medida a los grandes rentis­tas y propietarios oligárquicos que inte­ractúan en el sistema político como ten­dencia ideológica transversal a casi todos los partidos (no hay que olvidar que todos los golpes de estado se han llevado a cabo con apoyos sociales amplios, favorecidos por concepciones totalitarias en esos sec­tores sociales). Implica también la recom­posición de un activismo político, ideoló­gicamente desinhibido del terrorismo de estado, de la recomposición de la concien­cia histórica colectiva; en suma, la socie­dad argentina vive un estado de transición global que afecta a todas sus estructuras.

El otrora sueño industrialista argentino sucumbió ante la dictadura oligárquico­militar con Martinez de Hoz y Videla­Mas­sera­Agosti a la cabeza. La “sociedad del empate” fue “desaparecida” con su tejido social incluido. El arrollador cambio tec­nológico fue usado como un instrumento para reconfigurar por completo la discu­sión política nacional. No obstante ello, podemos asumir que en el País aún están presentes: potenciales industrias naciona­

les básicas; excelentes recursos humanos y naturales, con extensas superficies aptas para la producción agropecuaria y agroin­dustrial, si bien en un alarmante y cre­ciente vacío territorial.

Claramente, como elementos negativos, observamos la consolidación del aumento de la superficie cultivada con soja y maíz transgénicos y con algunos otros cultivos que en menor escala, respecto a los dos mencionados, tienen como principal des­tino el mercado externo, desplazando otras actividades productivas que tenían como destino principal el mercado interno. Una lectura lineal, lleva a la conclusión de que los decisores de la política en general y de la agraria en particular, renunciaron al uso del recurso tierra como instrumento idóneo para la generación de una ocupación digna y estable para el pueblo trabajador. Este sec­tor territorial y económico implementado en el marco de un nuevo Proyecto Nacio­nal debería tener como principal objetivo la erradicación del hambre, la desnutrición, la pobreza y la exclusión.

En este marco, es absurdo y muy poco serio exigirles desde la Presidencia de la Nación a los trabajadores organizados que no luchen por ocupación genuina, mejo­res salarios y dignas condiciones de labor; pero además es muy peligroso cuando se lo hace delante de un auditorio colmado de empresarios de gigantes monopólicos y en medio de un escenario de creciente conflic­tividad social. Sólo la implementación de un nuevo Proyecto Nacional que garantice el ejercicio de derechos y garantías que ya fueran puestas en práctica en nuestro país a través de la asunción del paradigma de la Justicia Social, ínsito en el texto de la Cons­titución Nacional de 1949 y en la obra de gobierno que encabezara el General Perón; puede otorgar una duradera y fructífera acción de gobierno hacia el largo plazo.

No se nos escapa el detalle que para avan­zar en la concreción de lo mencionado, será necesario modificar e incidir en el sistema

de poder, en los distintos estamentos de su configuración local, provincial y nacio­nal. La “ruleta electoral” vuelve a teñirse de imprevisibilidad; pensemos y planifi­quemos entonces hacia el mediano y largo plazo, actuando en la coyuntura en todos los frentes, pero asumiendo que este ciclo se está agotando –más allá de las estadísti­cas electorales– como consecuencia de sus propias limitaciones y que la dinámica del propio sistema de poder reclama un cam­bio. De cara a esta realidad sería saludable no perder de vista que un Proyecto Nacional Revolucionario no es un libro de adoctrina­miento abstracto, sino que es el objetivo de una política de poder, que no se logra con­sumar por cierto con una fuerza popular “ultra pura” del 2 o 3 %.

Necesitamos ampliar el ámbito de reso­nancia de nuestras reflexiones y propues­tas, conjugándolas con otras, para sumar y sumarnos desde estas condiciones a la construcción de una fuerza política plural, amplia y transformadora; que alcance el gobierno, que dispute poder, y que propi­cie la puesta en práctica de nuevas BASES PARA UNA ALIANZA CONSTITUYENTE DE UNA NUEVA ARGENTINA, orientadas bajo el influjo del paradigma de la JUSTICIA SOCIAL.

En consecuencia, desde nuestra digna

trinchera militante venimos a contri­buir con nuestro humilde esfuerzo a con­formar –como decía Don Raúl Scalabrini Ortiz– esa empresa más grande a nosotros mis­mos en donde podamos fundirnos, para empren­der la reconquista de lo elemental, terminar con los lugares comunes aprendidos de sociedades vetustas y desarrollar esa semilla de cultura que, entre los escombros del pasado, puja por ser presente.

Consejo EditorialRevista El Descamisado

1. Carta de Rodolfo Walsh a los genocidas de la junta militar, 24 de Marzo de 1977.

editorial

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NA de las características sobresalientes de la pos­convertibilidad es que la principal “política” hacia el sector manufacturero

ha sido el sostenimiento de una moneda nacional devaluada, por lo que puede afirmarse que desde 2002 no ha existido en el país una estrate­gia de desarrollo productivo en gene­ral ni industrial en particular. De lo que se sigue que para los defenso­res del actual esquema macroeco­nómico, el “dólar alto” constituye una condición necesaria y suficiente para avanzar en la reindustrializa­ción y la reversión de muchos de los legados críticos de la etapa 1976­2001. Así, la lógica del “piloto auto­mático” tan cara al neoliberalismo parecería seguir vigente, esto es, la idea de que la instrumentación de una “adecuada” política macroeco­nómica es la condición para resolver los problemas heredados, y que casi no se precisan políticas activas si “la macro funciona bien” y “los precios son los correctos”.

Numerosos analistas y cuadros orgánicos del sector empresarial, así como altos funcionarios públicos, han señalado reiteradamente que la industria logró ingresar en una etapa de crecimiento ininterrumpido e inédito en la historia argentina gra­cias a una política sustentada en el “dólar alto”. Indudablemente, luego de largos años de desindustrializa­ción y reestructuración regresiva del sector, la acelerada recuperación fabril registrada durante el quinque­nio 2003­2007 no deja de ser un dato a ser resaltado. No obstante, para dimensionar en su justa medida tales logros, cabe destacar que recién en 2005 lograron superare los regis­tros del año 1998, cuando se inició la prolongada fase recesiva que cul­

minó en el estallido de la converti­bilidad. Por otro lado, a partir de ese mismo año (2005), el crecimiento de la industria se ubicó por debajo del agregado, con la consiguiente reduc­ción en el aporte relativo del sector. Por último, si bien el período 2002­2007 emerge como una de las fases de mayor ritmo de crecimiento de la economía y la industria argentinas, a diferencia de la fase 1964­1974 (el lapso más prolongado de expansión initerrumpida de ambas), el sector manufacturero no parece ser, como entonces, el eje propulsor y dina­mizador de la economía en su con­junto, el núcleo central del modelo de acumulación y menos aún, el vec­tor “ordenador” y articulador de las relaciones económicas y sociopolíti­cas en el país.

De todas maneras, no puede sos­layarse que el perfil manufacturero afianzado en los últimos años no difiere sustancialmente del que fue consolidándose durante el decenio de los noventa. En otras palabras, el “dólar alto” o “competitivo” como rasgo preponderante de la “política industrial” contribuyó a profundizar algunos de los rasgos de una estruc­tura de especialización de escaso dinamismo a escala mundial (agroin­dustria y commodities fabriles), con acota­dos efectos locales en términos de empleo y encadenamientos vir­tuosos hacia crecien­tes estadios en mate­ria de productividad agregada. Se trata, en su mayoría, de manu­facturas que se carac­terizan por poseer estructuras de oferta oligopólicas y en la que los salarios des­

empeñan un papel mucho más aso­ciado a su condición de costo empre­sario que de factor dinamizador de la demanda interna.

Apenas cinco sectores de actividad dieron cuenta en 2007 de más de las dos terceras partes de la produc ción fabril, todos ellos con participacio ­nes crecientes respecto de los nive ­les promedio de los años noventa. La industrialización de recursos natu­rales (esencialmente agropecua rios, aunque también de hidrocarburos), los productos químicos, la siderur­gia, la producción de aluminio pri­mario y la armadu ría automo triz se consolidaron como los rubros cen ­trales del sector indus trial, en la generalidad de los casos a favor de crecientes exportaciones, como muy bajos salarios a escala internacio­nal y en condiciones externas suma­mente propicias.

Otro de los importantes aspec­tos que revela la considerable reac­tivación del sector manufacturero en la posconvertibilidad es el grado de ociosidad de la capacidad ins­talada en la industria. Al respecto, cabe notar que, durante la fase rece­siva, esta variable sobrepasaba hol­gadamente los requerimientos de la

contraída demanda interna y las posibili­dades exporta doras. Bastaba, en ese sen­tido, una mínima recupe ra ción del alicaído consumo doméstico y/o un nuevo y mucho más elevado tipo de cam­bio y/o una expan­sión del mercado mundial para modi­ficar el contexto en cuanto al grado de

utilización de la capacidad produc­tiva instalada. Y eso fue justamente lo que sucedió, a tal punto que una parte importante del crecimiento manufacturero de los últimos años tuvo como base de sustentación un mayor empleo de las propias poten­cialidades productivas sectoriales.

De todos modos no es menos cierto que de la mano del “dólar alto” no se produjo un cambio estructural en la industria doméstica, es decir, que no se avanzó en la redefinición del perfil de especialización produc­tiva resultante de las políticas del neoliberalismo. El argumento que postula que se trata de un lapso rela­tivamente corto luego de largos años por demás críticos para que pudieran registrarse modificaciones estructu­rales se ve rebatido en la medida en que no se han manifestado tenden­cias que permitan avizorar tal tipo de transformaciones en el perfil consti­tutivo del sector fabril.

Más allá de las respectivas espe­cifidades sectoriales, en la genera­lidad de los casos se trata de acti­vidades con estructuras de oferta fuertemente concentrada alrede­dor de un número muy reducido de grandes compañías y conglomera­dos empresarios –en su mayoría de capital extranjero–, escasas articula­ciones internas en el plano produc­tivo, relativamente poco deman­dantes de mano de obra, en las que los salarios bajos (en pesos y, más aún, en “moneda dura”) constitu­yen un dato, un comportamiento muy dependiente de los ciclos del mercado mundial en materia de precios y demanda (en la mayoría de estos rubros el país es “tomador de preciso”) y una tendencia secular a perder participación relativa en el comercio mundial.

Industriay Economía 1976-20071

daniel Aspiazu2 y Martín schorr3 han publicado recien temente un trabajo de investigación con el objeto

de ofrecer un panorama rico en información y nutrido en análisis para revisar el desempeño industrial en los últi­

mos treinta años. Así este trabajo aporta valiosos elementos de juicio para dilucidar si la industria argentina a partir del aban­

dono de la convertibilidad marcha hacia la sustentación de un nuevo modelo, más inclusivo, o si las huellas de lo acontecido entre 1976 y 2001

continúan expandiéndose y continúan definiendo el presente y las tenden­cias para el porvenir. reproducimos aquí algunos fragmentos referidos al período

comprendido entre 2002 y 2007 que ponen en evidencia lo acontecido en el proceso real.

“En este proceso la incorpo-ración de mano de obra en el sector en una proporción considerable se llevó a cabo con un costo netamente inferior al promedio (asa-lariados no registrados) y cuyo costo de expulsión es prácticamente nulo ante una eventual reversión del ciclo económico-fabril”.

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De lo expuesto surgen numerosos cuestionamientos en relación con dos argumentos ampliamente difundi­dos en el plano nacional durante los últimos años: a) que este perfil de especialización productivo­expor­tador es condición necesaria y sufi­ciente para que la Argentina ingrese en un sendero de desarrollo con cre­cientes niveles de inclusión econó­mico­social; y b) que la vigencia del “dólar alto” como eje ordenador y prác ­ ticamente excluyente de la “política industrial” posibilita una modifi cación positiva para la inserción nacional en los flujos mundiales del intercambio comercial manufacturero.

En definitiva, en la posconvertibili­dad se afianzó aún más un perfil de comercio exterior de la industria que expresaba el agudo proceso de rees­tructuración regresiva iniciado con la última dictadura militar, consoli­dado durante e gobierno de Alfonsín y profundizado a niveles extremos en los años noventa. Ello expresa la ostensible debilidad del sector en tér­minos internacionales, con la salve­dad de unos pocos espacios de acu­mulación caracterizados por un bajo “grado de industrialización” y con­trolados por grandes compañías y holdings empresarios con una signifi­cativa y creciente capacidad de coac­ción a partir de su posicionamiento estructural. Y refuerza lo señalado acerca de que en los años recientes no se manifestó un proceso de cam­bio estructural en el sector indus­tria. Es indudable que tal situación difícilmente pueda revertirse con la simple vigencia de un “dólar alto”, es decir, sin un conjunto articulado de políticas activa de fomento indus­trial que, inscriptas en una determi­nada estrategia nacional de desarro­llo, persigan, entre otras cuestiones relevantes, un profundo replan­teo de las formas de inserción de la Argentina en el comercio mundial de manufacturas.

En esta perspectiva las eviden­cias disponibles permiten reflexio­nar acerca de las continuidades y las rupturas entre el escenario de la postconvertibilidad y el “modelo financiero y de ajuste estructural”. Luego de experimentar una contrac­ción sumamente pronunciada entre 1998 y 2002, que derivó en una ele­vada subutilización de la capacidad instalada, la producción generada

en el ámbito manufacturero local se expandió muy fuertemente y de manera sostenida: entre el último año mencionado y 2007 acumuló un incremento del 73,5% (56,8% res­pecto de 2011). Este desempeño pro­ductivo impactó sobre la creación de puestos laborales, sin embargo en el transcurso del período señalado se asistió a un considerable incremento en la productividad de la mano de obra. A partir de este fenómeno y la evolución de los costos salariales, tuvo lugar un importante aumento el margen de explotación, lo que sig­nifica que el sector empresarial del sector se apropió de una proporción creciente del excedente generado en la órbita industrial.

Así puede concluirse que en los últimos años el sector manufacturero fue un impor­tante generador de puestos de trabajo. Sin embargo, no puede soslayarse que su desempeño luego de 2002 pivoteó una vez más sobre una fenomenal transferencia de ingresos desde los trabajadores hacia los empresarios. El carácter regresivo de la dinámica industrial reciente (asociada a la vigencia de bajos nive­les salariales y una elevada tasa de explotación de los obreros en acti­vidad) constituye una de las prin­cipales líneas de continuidad con el “modelo financiero y de ajuste estructural”.

Resulta interesante destacar que la brusca caída que sufrieron los sala­rios y los costos salariales luego de la “salida devaluatoria” de la conver­tibilidad, junto con el comporta­miento de la productividad laboral, motorizaron entre 2002 y 2007 una apropiación de excedente por parte de los capitalistas industriales que promedió los 19.737 millones de pesos por año (a precios constantes de 2007). Tal cifra supera holgadamente los sig­nificativos montos promedios anua ­ les captados por el sector empresarial durante la regresiva década de 1990.

Es importante tener en cuenta que mu chos de los nuevos obreros indus­triales –y una cantidad con siderable de los “viejos”– perciben un salario que no les permite acceder a una canasta básica de bienes y servicios. De acuerdo con la información sumi­nistrada por la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC (total de aglo­

merados urbanos), en el cuarto tri­mestre de 2006 los asalariados fabri­les recibieron en promedio un salario nominal de 556 pesos, mientras que la retribución media de trabajadores “en blanco” se ubicó en 1312 pesos (lo que da una media de 934 pesos). El fenómeno de los “trabajadores pobres por ingresos” constituye una nueva e ineludible constatación que explica por qué la distribución del ingreso siguió ubicándose en umbra­les que revelan una marcada regre­sividad.

En este proceso la incorporación de mano de obra en el sector en una proporción considerable se llevó a cabo con un costo netamente infe­rior al promedio (asalariados no registrados) y cuyo costo de expul­sión es prácticamente nulo ante una eventual reversión del ciclo econó­mico­fabril. Todo esto fue posible por la concurrencia de distintos ele­mentos, entre los que sobresalen: a) la vigencia de un corpus normativo heredado de los noventa que aún induce y convalida la precarización

laboral; b) la existencia de un “ejército de reserva” de cierta envergadura, con evidentes efectos disciplinadores sobre los obreros ocupados.

En síntesis; los análisis que anteceden ponen en evi­dencia la regresividad de

la dinámica manufactu­rera que se desplegó desde el

abandono de la convertibilidad hasta fines del gobierno de Néstor Kirchner, cuestión que se encuen­tra estrechamente relacionada con la baja de los salarios obreros (que se suman a las numerosas caídas que se habían acumulado desde media­dos de la década de 1970), así como la magnitud que cobró con la explo­tación de los trabajadores y la cali­dad de una parte importante del empleo generado. La considerable apropiación de excedentes, funda­mentalmente por parte de los gran­des capitalistas, sumada a los depri­midos niveles salariales indican que, a diferencia de lo que las múltiples instancias representativas del sec­tor patronal y diversos integrantes

del elenco gubernamental plantean de modo recurrente, aún queda por recorrer un camino para nada des­preciable con vistas a lograr la recu­peración de los salarios en el sector manufacturero.

En definitiva, la expansión reciente del sector manufacturero derivó en la consolidación de dos de los prin­cipales legados críticos del “modelo financiero y de ajuste estructural”: a) una estructura fabril desarticulada y trunca y b) una fuerte redistribución de ingresos en detrimento de los tra­bajadores y a favor de las fracciones más concentradas y transnacionali­zadas del capital.

NOTAS: 1. Este trabajo se terminó de redactar a fines de junio de 2009 y se realizó en el marco del Proyecto de Investigación Plurianual del ConICET “Desempeño y transformaciones de la cúpula empresaria argentina y la cúpula industrial entre 1991 y 2008. “Rupturas y continuidades entre la convertibilidad y la postcon-vertibilidad”. Siglo Veintiuno Editores Argentina S.A – 2010. 2. Licenciado en Economía por la UBA, investigador principal del Consejo nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (ConICET) y del Área de Economía y Tecnología de la FLACSo, Sede Argentina.3. Licenciado en Sociología por la UBA y Doctor en Ciencias Sociales por la FLACSo, investigador del Consejo nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (ConICET) y del Área de Economía y Tecnología de la FLACSo, Sede Argentina.

Por daniel Aspiazu y Martín schorr

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ESDE el año 2008, durante el denominado conflicto “del o con el campo”, quedaron en evidencia las tensiones entre acto­

res e intereses en nuestra sociedad, debido a la amplia difusión que ellas tuvieron en los medios de comuni­cación tanto oficiales como priva­dos. No obstante el alto nivel de exposición pública de la problemá­tica agraria que incluyó principal­mente una fuerte puja por el manejo y destino de la renta agropecuaria, poco se pudo discernir sobre la gama de actores involucrados en el desa­rrollo rural, ni respecto a los niveles de desigualdad y particularidades que subyacen en esta compleja terri to­rialidad.

Pero sí, dicho conflicto pudo expresar:

•losmecanismosy las formasdedisputa entre sectores concen­tradores de poder económico con manejo de resortes estatales.

•experiencias, objetivos y aspira­ciones de otros sectores rurales (comunidades integradas por des­cendientes de la primera ocupa­ción del territorio nacional; comu­nidades campesinas integradas por descendientes de las subsi­guientes ocupaciones del territo­rio; pequeños productores y tra­bajadores asalariados, formales e informales, permanentes y tran­sitorios) marginados y expuestos permanentes a ser víctimas del proceso de expulsión y desarraigo hacia los centros urbanos y pue­blos rural­urbanos. Con posibilida­des de mínima incidencia, dichos sectores venían desarrollando diferentes acciones en pos de visi­bilizarse, desde territorios especí­ficos, a través de la participación y búsqueda de alianzas con orga­nizaciones gremiales, territoriales y/o espacios gubernamentales.

Sintéticamente mencionaremos los orígenes del conflicto, amplia­

mente conocidos, como el resul­tado de la disputa por el manejo de parte de la renta agraria, en función a cubrir:

•losrecursosnecesariosparapolí­

ticas orientadas a mantener con­senso en los sectores que el gobierno prioriza como estratégi­cos para su sostén: grupos estraté­gicos concentrados en el manejo de la economía fuertemente vin­culados al aparato estatal y masi­vos sectores urbanos con apoyo de organizaciones gremiales y el con­trol de la estructura de partido que compartan el mismo camino de crecimiento de poder,

•elcumplimientodelasobligacio­nes ante los futuros vencimientos de deuda externa, previendo nece­sidades de financiamiento inter­nacional.

Como no creemos que el gobierno previera la crisis internacional

que se desataría posteriormente, pensamos que la desproporción que tomó el conflicto se debió a lo siguiente:

•fuertedesconocimientodelaes­tructura social del agro que se venía conformando con la presen­cia de una diversidad de actores, resultado de las transformaciones en el modelo de desarrollo imple­mentado en los últimos años. Tanto los aumentos de la superfi­cie cultivada como el incremento de áreas ganaderas se produje­ron con sustitución de insumos y técnicas, como así también de la ampliación de la frontera agrí­cola más allá de la denominada zona núcleo de la pampa húmeda tradicional productora de cerea­les y oleaginosas (en especial vin­culada a la expansión del cultivo de soja). Como correlato de estos cambios en la producción, el sur­gimiento de los nuevos actores, que se sumaron a los ya existen­tes productores tradicionales capi­talizados (que adhirieron a este proceso), tales como los contratis­tas de maquinaria y de mano de obra que se expandieron durante el mismo, los denominados pools de siembra, redes productivas a través de grandes empresas y cen­tros de servicios, rentistas, traba­jadores rurales permanentes más especializados/calificados, pro­fesionales vinculados al sector y gestiones de municipios del inte­rior dependientes del crecimiento

económico local para su financia­miento (en la medida que el grueso de los recursos presupuestarios siguen centralizados en la admi­nistración nacional y distribuidos discrecionalmente).

Es interesante ver que este desco­nocimiento por parte del gobierno

le impidió percibir con anterioridad los efectos que iban a generar las medidas de la Res. Nº 125, y que no solo fueron resistidas sino que ade­más en su defensa provocó la cons­trucción de un marco de alianzas entre sectores agropecuarios que incluso era impensable para sí mis­mos.

Pero además nos interesa remar­car dos cuestiones más:

•Sehaceinexplicablequelaadmi­nistración del gobierno haya des­preciado haber realizado sus pro ­ pios esfuerzos en gestión, convo­catoria, difusión y debate, desig­nación de equipos técnicos, con­ formación de nuevas estructu­ras (con el consiguiente gasto de recursos económicos), para esta­blecer definiciones sobre el sec­tor de los pequeños productores, incluyendo los vinculados a la denominada agricultura de base familiar y los más vulnerables.

•Quesuspropiasproduccionescon­ceptuales y acciones realizadas en la formalización de ámbitos insti­tucionales, hayan sido totalmente desatendidas (por no calificarlas de inútiles en respeto al esfuerzo, dedicación y trabajo de miles de personas), aunque sea para apro­vecharlas como una herramienta de caracterización del sujeto agra­rio sobre el cual accionar para no agrupar sectores en contra de sus propias medidas. Una explica­ción posible y forzada es que esta actitud haya sido producto de esa mirada alimentada de una suerte de subestimación y minimización de la importancia del sector del pequeño productor tanto por su peso económico como territorial.

No se puede comparar con la misma óptica, ni responsabilidad, a la

incapacidad que en tal caso expresó la FAA, de poder hacer visible no

solo ante el gobierno sino ante la sociedad la importancia del sector con la fuerza necesaria para man­tener el marco de alianzas previo, cuya definición sostenía como estra­tégico. Pero si es importante llamar la atención respecto a que la organi­zación gremial no pudo ampliar su marco de alianzas con sectores his­tóricamente más afines a los inte­reses de la lucha social y popular, quedando subordinada –aunque a veces se insinúe temporariamente– a los sectores que precisamente se benefician con la hegemonización del modelo productivo que, parale­lamente, FAA cuestiona y denun­cia como “una agricultura sin agri­cultores” (cuya expresión visible es el resto de las entidades agropecua­rias agrupadas en la Comisión de Enlace).

•Sinembargo,yapesardehaberlogrado retrotraer la medida gubernamental, más allá de la sensación de triunfo ante la salida política del conflicto, no logró obtener resultados beneficiosos concretos para la base que repre­senta. Es innegable que un impor­tante saldo tuvo que ver con el for­talecimiento de la organización gremial (amén de la pérdida de recursos económicos con la quita del manejo del sistema de “cartas de porte”, servicio que prestaba a los afiliados y por el cual percibía una importante retribución que se destinaba al funcionamiento orga­nizacional). Se recuperaron filia­les caídas, se organizaron nuevas, pero también se rompieron víncu­los con importantes sectores de la militancia popular rural y urbana que acompañaban las propues­tas estratégicas de recuperación territorial y desarrollo alternativo al actual modelo de concentración económica. Sin embargo se podría decir que la vorágine del conflicto tampoco alcanza para agotar el análisis: se puede cambiar la tác­tica en 24 horas, lo que no es reco­mendable es cambiar la estrategia.

Por otro lado, tampoco se puede verificar hacia el conjunto de

las organizaciones que apoyaron al gobierno, un avance en la aplica­ción de las políticas que se habían comprometido en el ámbito del Foro

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de Agricultura Familiar. Es más, la designación del ámbito institucio­nal reclamado como órgano con rango de Ministerio, resultó en una Subsecretaria que fue lanzada como respuesta (desdibujada) casi al final de conflicto, que aún cuenta con mínimo presupuesto y que no ha podido implementar el funciona­miento del Registro Nacional, pasa­dos casi tres años. Estas organiza­ciones no federadas tampoco han logrado avanzar más allá de una mínima esperanza de espera ante acciones del gobierno que retome con fuerza el camino iniciado en el ámbito del Foro ni tampoco convo­car nuevos sectores identificados con la problemática de la agricultura de base familiar, para revertir la dis­persión que continúa.

El otro elemento que nos interesa resaltar es el siguiente:

•Durante el desarrollo del con­flicto, el gobierno intentó alcanzar un nivel de polarización entre los representantes del campo, inten­tando instalar una versión demo­níaca del sector (con fundamento histórico, ideológico y político sus­tentado en la trayectoria antipo­pular de buena parte de las enti­dades de la Comisión de Enlace, en especial la SRA). Sin embargo esto no alcanzó ni para romper el tran­sitorio frente de acción de las enti­dades ni mucho menos para ais­lar a la población del interior de la conducción del conflicto. Al inicio, el avance y proliferación de los piquetes y cortes de ruta, fue pro­tagonizado más activamente por sectores de pequeños y medianos productores con alta participa­ción de población joven, a los que sumaron sectores vinculados a la producción, tales como contra­tistas, trabajadores de las indus­trias de maquinarias, entre otros. Haber desconocido el amplio arco de sectores que se iban sumando paulatinamente al desarrollo del conflicto, demostraba una miopía política propia de un gobierno que no podía discernir lo justo de lo injusto o desacertado de sus pro­pias acciones. El gobierno intentó ponerles freno en sus propios territorios, con la amenaza del

uso de las fuerzas de seguridad interior, con el apoyo de algunas agrupaciones de gremios vincu­lados al transporte. Ante la difi­cultad de evitar el avance y soste­ner la medida, prefirió apostar a la convocatoria de la movilización de sectores urbanos ahora sí en el terreno que se pensaba fuerte.

Este proceso finalmente terminó mostrando otros fenómenos:

•elpapel inesperadode represen­tación y dirección del malestar social, que pueden cumplir orga ni ­ zacio nes sociales de una magni tud inversa mente proporcional al poder esta tal en determinadas coyuntu­ras. A pesar que la FAA es una de las entidades gremiales tradiciona­les con mayor cantidad de afiliados, recordemos que los esfuerzos reali­zados con anterioridad al conflicto no podían lograr la convocatoria necesaria para poner freno a las medidas erróneas que el gobierno venía tomando hacia el sector;

•elmantenimientodeunaltonivelde movilización que terminó abriéndose camino hacia las urbes apostando a una salida política, vía tratamiento legislativo de la situación, con lo cual descartaba cualquier tipo de salida violenta y aparecía fortaleciéndose en el escenario institucional;

•unamedicióndefuerzasenelpro­pio escenario urbano que a la vez mostró “lo que voluntariamente no se movilizó en auxilio del gobierno” a pesar de los esfuer­zos gubernamentales por contra­rrestar con presencia de pobla­ción del conurbano y manejo de la estructura del aparato partida­rio. Evidentemente la población trabajadora y más pobre de los suburbios no sintió la pelea como propia ni se vio amenazada en sus intereses directos. Es probable que incluso haya participado expec­tante pero también con un conte­nido reflexivo acerca de la situa­ción actual del campo de donde provienen muchos de sus familia­res y antecesores. Amplios secto­res urbanos, más vinculados a la participación militantes de agru­paciones afines al gobierno, man­

tuvieron cierto apoyo en la medida que no eran forzados a confrontar directa y frontalmente en la calle como se intentó hacer desde las esferas oficiales (sin éxito) en las últimas semanas. Elementos éstos que seguramente fueron percibi­dos por los intendentes del conur­bano (con mayor experiencia en estos ejercicios) que no expresa­ron demasiado esfuerzo en utilizar su influencia en el manejo de las estructura de movilización, que si no escatiman en los procesos electorales y de disputa interna al interior de la estructura partidaria.

Lamentablemente, las acciones del gobierno y su accionar durante el

conflicto terminaron otorgando el certificado de defunción a la poca confianza que la representación gremial, en especial la Federación Agraria Argentina, había intentado conservar en su intento de lograr la realización de políticas orienta­das al sector que pretende conte­ner y representar, es decir, el de los pequeños y medianos productores. Es probable que en el actual período, inmediato posterior al conflicto, gran parte de la dirigencia rural ha optado por impulsar el conflicto abierto y por asociarse activa e insti­tucionalmente a proyectos políticos opositores a la actual gestión guber­namental, lo que constituye una gran dificultad para avanzar en el rediseño de políticas agropecuarias de mayor complejidad y de mejor calidad institucional.

Pero teniendo en cuenta las limi­taciones que posee el gobierno

en cuanto a la identificación de la complejidad en la problemática, sumado a los efectos del conflicto que durarán más tiempo (en cuanto a prejuicios y desconfianzas) se hace necesario además plantearse estra­tegias que puedan generar accio­nes de mayor autonomía principal­mente vinculadas a la producción y el acceso a los alimentos a los sec­tores populares a través de meca­nismos alternativos a la especu­lación intermediaria y parasitaria. Propuestas que retomen los esfuer­zos de articulación entre los secto­res afectados por el modelo concen­trador tanto en el campo como en la ciudad, que en su mismo desarrollo

vaya encontrar respuestas prácticas a problemas que suelen presentarse como estructurales o irresolubles en la suma de acciones cotidianas. Y este desafío involucra a muchos sec­tores de la producción y el trabajo, del campo profesional y académico, de la construcción político­institu­cional, de los movimientos de base ciudadanos en defensa de los dere­chos humanos básicos en sus dife­rentes expresiones y dimensión.

Más allá de las tensiones (que en algún momento mantuvieron en

vilo al conjunto de la sociedad), es indudable que el proceso de movi ­lización de los diferentes sectores vaya madurando con el tiempo hacia enseñanzas que solo con la perspec­tiva de la historia se podrán recono­cer.Queremosterminarresaltandoun aspecto que nos parece impor­tantísimo desde el punto de vista de la construcción/reconstrucción simbólica de los sectores populares durante este conflicto. En el período que va del 11 de marzo al el 17 de julio del 2008, paulatinamente la sociedad argentina reemplazó en los debates callejeros y las reflexio­nes cotidianas, con temas muchos más importantes, las ofertas super­ficiales de los medios de comunica­ción en torno al estilo de vida de la farándula o de sectores económica­mente altos que propugnan formas y modelos alejados de las mayo­ría, (propietarios permanentes de la atención pública en las pasarelas de la TV y demás medios de comuni­cación masivos). Por lo mismo cree­mos con una mirada positiva del conflicto, que lo más saludable del mismo fue generar un debate colec­tivo y público en torno al rol de los modos de producción, de los mode­los de “desarrollo”, de nuevas terri­torialidades de las cuales dependen y se asientan también las posibili­dades de transformación hacia ese modelo de sociedad más humani­taria, justa, libre, solidaria que en nuestro país se continúa anhelando por amplios sectores de la sociedad. La vieja y falsa dicotomía campo versus ciudad, pudo estar una vez más en discusión y afortunada­mente permitió abrir nuevas pers­pectivas y horizontes.

| Abril 2011

Por Gustavo Karaman

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Por Justo Javier correa

A decisión política fue insi­nuándose a últimas horas de la tarde de aquel jueves 23 de septiembre de 2010, y asumida plenamente a la

culminación del acto eleccionario de la ctA en el que participaron más de un cuarto de millón de trabajadores. Los protagonistas fueron los dirigentes del SUTEBA (sindicato docente de la pro­vincia de Buenos Aires adherido a la CTE­RA) encabezados por Yasky y Baradel, más algunos dirigentes de otras seccio­nales del sindicato docente nacional. La comunicación permanente con las más altas esferas del gobierno nacional no se detuvo un solo instante, en especial la mantenida con algunos operadores polí­ticos con base en la Secretaría General de la Presidencia de la Nación. Obviamente que allí resalta el accionar del dirigente del Frente Transversal Edgardo Depetri, lo que no debiera hacer perder de vista a otros operadores de mucho mayor fuste intelectual y capacidad de trabajo, como por ejemplo algunos viejos cuadros de la disuelta organización Montoneros fogue­ados durante décadas en “operaciones políticas especiales” y que respondían irres trictamente a un solo mando sin fi­suras: el de Néstor Carlos Kirchner.

la decisión política fue tomada en horas amargas y de desconcierto y no sin vehementes pases de factura entre los mismos protagonistas. Todo parecía nau ­ fragar en las impiadosas aguas de la derrota cuando a través de la cadena de mando se fijó el camino a seguir: no sólo no reconocer la derrota sino proclamarse victoriosos de manera irreversible a sólo una hora del cierre del comicio. Según “fuentes confiables” a las que hemos con­ sultado, el anuncio fue provocado en algo así como el primer capítulo de una obra trágica. Fue Baradel el primero en asu ­ mir su rol cuando comenzó a vociferar “...están denunciando fraude, están denun­ciando fraude, ganamos, ganamos!...”; luego casi superponiéndose en los gritos llegó el turno de Yasky “...es verdad, es verdad, es verdad... ganamos!”. Los registros fílmicos que pudieron capturar esas imágenes de Yasky dan cuenta de la incongruencia de su lenguaje gestual con sus palabras.

la decisión política indicaba que había llegado la hora de salir a escena. Yasky a no más de una hora del cierre de los comicios en todo el país, sin especi­ficar cifras concretas ni recurrir a fuente fidedigna alguna anuncia sin más ante el enjambre de periodistas: “sobre un total de un 33% escrutado obtenemos el 56% de los votos y la lista encabezada por Micheli el 36%”. El dirigente de ATE por su parte sólo se limitó a afirmar lo obvio, que era muy prematuro para aventurar resultados y que ninguno de los candidatos podía atri­buirse victoria alguna.

Con el transcurso de las horas comen­zaron a cotejarse las planillas que en defi­nitiva empezaban a ingresar a la Junta Electoral Nacional, las que como todos saben son provistas por los presidentes de mesa firmadas por los fiscales de ambas listas, y que también como todos saben cada fiscal guarda una copia para sí para informar de inmediato a su comando central electoral. Es decir; las dos listas ya tenían los resultados que la junta elec­toral nacional empezaba a contabilizar y ordenar prolijamente. Con estos datos en la mano es que el candidato de la Lista 1 Pablo Miceli anuncia casi a la medianoche del jueves 23/9/10 que escrutados casi el 70 % de los votos se imponía a nivel nacio­nal por más de 20.000 votos de diferencia sobre la Lista 10 encabezada por Yasky, reconociendo al mismo tiempo la derrota en la provincia de Buenos Aires y en la

de Santa Fe. A medida que transcurrían esas horas de la noche del jueves 23/9 y las primeras del viernes 24 el conteo de votos era proporcional a la cantidad de banderas de las agrupaciones kirchneris­tas de la Lista 10 que comenzaban a enro­llarse interrumpiendo la precocidad fes­tiva. Curiosamente el domingo siguiente 26/10 Horacio Verbitsky no escribía ni una palabra sobre el resultado de la elección, a pesar que el domingo anterior había men­cionado especialmente el tema y hasta incluso invitó panfletariamente a sus lec­tores a votar a Yasky.

La pregunta que se impuso a esa altura de los acontecimientos era en qué se basó Yasky para anunciar tan temprana­mente una victoria “irreversible” por más de 20 puntos de diferencia. No tuvo tiempo de contestarla. El viernes 24/9 por la mañana esos 20 puntos habían des­aparecido (sencillamente porque nunca existieron) y Yasky anunciaba: “...vamos a exigir que la junta electoral dé a conocer con celeridad los datos del escrutinio y que se expida además para que se pueda votar en Esteban Echeverría y Cañuelas donde se pro­dujeron incidentes y se suspendieron los comi­cios, lo mismo que en Mendoza...”.

Entre la noche del viernes 24/9 y la mañana del sábado 25/9 el docente Yasky ya apelaba al tribunal arbitral y hasta denunciaba fraude, de forma sub­sidiaria afirmaba que había ganado por una diferencia “exigua” que rondaría los 10.000 votos, no sin antes dirigirse con escribano público a la junta electoral nacional para indagar acerca de datos oficiales, para seguidamente convocar a una conferencia de prensa en el local de la CTA nacional de la calle Piedras al 1000 desafiando abiertamente básicos códigos de comportamiento en una confrontación de esta naturaleza. La prudencia de los dirigentes nucleados en la Lista 1 impidió el desencadenamiento de un escenario de violencia, el que a esta altura ya era propi­ciado por los “conductores” de Balcarce 50.

Pero, cabe preguntarse: ¿Cuál fue el objetivo que guardaba esa decisión polí­tica adoptada y que implicaba la incine­ración en las llamas del ridículo de un dirigente de la trayectoria de Yasky? Sin duda las crónicas de la prensa escrita, radial y audiovisual del día siguiente. Ese fue el punto. Con lo cual el objetivo de mínima asumido por los estrategas “profundizadores” ha sido ampliamente cumplido. Los titulares periodísticos lejos estuvieron de anunciar una derrota de las huestes de Yasky que hubiese sido leído –correctamente– como una derrota sobre Néstor Kirchner. Sin embargo el tema es que la derrota existió, y que más tarde o

más temprano así quedará establecido.El lenguaje para el kirchnerismo siem­

pre fue una dificultad de fondo (para Yasky en particular, a esta altura ya es un impe­dimento). Para sus principales mentores la realidad no es tal sencillamente por­que así se la señale, sino y por sobre todo por cómo se la enuncie. De esta forma la realidad se dimensiona como un artilu­gio platónico. He aquí una de las claves de su decisión tardía de confrontar pública­mente con algunos monopolios mediáti­cos, mientras intenta crear el propio.

Lo que sucedió en realidad es que Nés­tor Kirchner, Edgardo Depetri, Hugo Yasky y parte de esa amplia variedad de diri­gentes y militantes que habita en la mili­tancia oficialista, esperaban un triunfo holgado, cómodo, garantizado por silen­ciosas masas de trabajadores que movi­lizados para “profundizar” se volcarían sin dudar por el candidato docente. Soña­ron alcanzar el amanecer del viernes 24 emborrachados de festejos. Soñaron con tapas de diario oficialistas extasiadas de triunfalismo “profundizador”. Creyeron en “las bases” del SUTEBA, que olímpica­mente le dieron la espalda, creyeron en los trabajadores de las cooperativas que cuando pudieron mirar para otro lado esquivando la extorsión clientelista lo hicieron sin dudar un segundo, creyeron por último en un arrebato de picardías defraudatorias a destiempo, como por ejemplo el descaro de “dibujar” en la pro­vincia de Santa Fe un 60% de participación cuando la media nacional no superó el 20%, lo que evidenció el desquicio que en las urnas se encontraron más votos que votantes empadronados con un promedio de un voto cada 30 segundos, cayéndose de tal manera más de 7 mil votos conta­bilizados a favor de la lista de Yasky. Lle­gado el momento de la realidad; lo que tenían pensado informar a su jefe polí­tico Néstor Kirchner por esos momentos en Nueva York acompañando a su esposa no pudieron hacerlo y prefirieron montar esta parodia que seguramente causará daños todavía no mensurables en la cre­dibilidad y legitimidad de la central nacida en Burzaco en 1992.

Del otro lado, las voluntades encolum­nadas en la Agrupación Germán Abdala ­ Lista 1 han sabido demostrar una articu­lación militante por demás exitosa entre la logística sindical y las fuerzas territo­riales estableciéndose nuevos vínculos de lealtades perdurables.

A pesar de la contundencia de los hechos la decisión ya estaba tomada; ya no había límites ni inhibiciones para Yasky, Baradel y sus seguidores que “con el cerebro marchito y el corazón intimi­

dado” se precipitaron en el tobogán de la sin razón y optaron por la indignidad a la que fueron aleccionados desde Balcarce 50 por demiurgos oficialistas y gustosos asumieron ese rol. Garantizado el objetivo de neutralizar la noticia de la derrota en los titulares de prensa, se dispusieron a ir por más. El objetivo de allí en más quedó fijado de forma inocultable tal como así lo fueron indicando la sucesión posterior de los hechos, en inflingirle todo el daño posible a la CTA como estructura organi­zativa autónoma de los trabajadores. El viejo apotegma “lo que no controlo lo des­truyo” fue la triste insigne de estos hom­bres “enfermos de pequeñas cosas”.

De tal forma, la decisión continuó desconociendo los fallos del Tribunal Arbitral, luego las decisiones de la Junta Electoral y del Comité Ejecutivo Nacional en dos oportunidades siendo que el pro­pio Yasky fue el que lo convocó (en la pri­mera convocatoria su patetis mo llegó al extremo de no asistir a la reunión con­vocada por él mismo luego de más de tres horas de la fijada para su comienzo), luego se negaron a participar de las elec­ciones complementarias legítimamen te convocadas y llevadas a cabo el 9 de diciembre de 2010 y terminaron como intrusos usurpadores amparados en la firma del ministro Tomada y en la influen­cia del poder de Balcarce 50.

Por estos días ahí andan, travestidos en la agrupación “Sabatella Conducción”. Ni siquiera les dio el cuero para cumplir con las elecciones complementarias por ellos mismos convocadas para el pasado 17 de marzo. Sin pena ni gloria, apenas avisaron por los medios a sus militantes que no se llevaban a cabo y que se que­daban esperando la decisión de la jus­ticia. Hicieron bien; no vaya a ser cosa que se presentaban solos y aún así per­dían. Algunos cuentan que Yasky anda diciendo por ahí que al fin y al cabo las diferencias no son ideológicas. ¡Pobre! ya ni sabe dónde está parado.

En cuanto a la central de trabajadores de la Argentina, el 23 y 24 de marzo pasa­dos llevó a cabo su 1° Congreso Nacional Federal de Delegados en Mar del Plata, convocando a cerca de 10.000 delegados, militantes políticos sindicales, territoria­les y de la cultura. Allí se ha decidido por una CTA en la calle, un paro nacional para el 8 de junio al cumplirse las 1000 mar­chas de los jubilados y avanzar hacia una Central de cinco millones de afiliados que pueda elegir 100 mil nuevos delegados.

En el primer día de deliberaciones, ante un estadio colmado, el compañero Víctor De Gennaro manifestó: “Hay que pensar no solo en resistir, hay que ser feliz y bus-car la felicidad que tenían los treinta mil compañeros que ya no están. Ellos sabían que la felicidad está en la lucha. Se pueden construir muchos movimientos pero para que sean de liberación, se necesita de la clase trabajadora. Hay que construir una CTA que garantice la independencia de la clase tra-bajadora. La fuerza está en ustedes”, con­cluyó el histórico dirigente. Finalmente subieron al escenario representantes de 25 centrales sindicales de América para ratificar “nuestro compromiso de honor con los compañeros de la CTA y con Pablo Micheli”, según definió el coordinador de la central obrera uruguaya (PIT­CNT) y del Encuen­tro Sindical Nuestra América, Juan Casti­llo, “con quienes desde hace muchos años veni­mos construyendo sueños juntos”.

Casi dos meses después, el pasado 27 de mayo de 2011, el Juzgado Nacional de 1° Instancia del Trabajo N° 26 ratificaba con argumentos demoledores y casi inapela­bles que la Lista N° 1 fue la legítima gana­dora de la elección.

la decisión tuvo patas cortas y ridícu­los eternos.

La decisión

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OS 10 apartados del artículo 37 constituyen una radiogra fía del status alcanzado por la clase trabajadora a partir de un pro­ceso de cons truc ción colec tivo

donde la cultura de la delegación fue tro­cando en una cultura del protagonismo.

En la concepción liberal de democracia no existe la representación de los ciuda­danos más allá del voto para elegir algu­nos cargos de gobierno. Es decir, la demo­cracia representativa.

Los trabajadores eran actores colec­tivos con intereses sectoriales que no tenían canales de representación en el modelo político liberal, base indispensa­ble para ejercer la democracia social.

A esa concepción y a sus institucio­nes claramente elitistas y antidemocrá­ticas, se le agregaba el agravante de que durante la década de 1930 el acto electo­ral quedó aprisionado bajo la trampa de la “junta de electores” de la Década Infame.

El peronismo genera las condiciones para la apertura democrática sin fraude y sin proscripciones partidarias. A esa nueva práctica electoral abierta, le suma la elección directa de candidatos y, a par­tir de 1951, el voto de las mujeres.

La Constitución del 49 declara el dere­cho a trabajar, a una retribución justa, a la capacitación y a condiciones dignas de trabajo. El dato es desolador: sesenta años más tarde, la precarización laboral, el tra ­bajo en negro, la tercerización de ser vi cios, el desempleo y los magros salarios siguen siendo moneda corriente en un régi men económico signado por el saqueo, la desi gualdad social y la superexplotación.

Incluye otros derechos como los referi­dos a la preservación de la salud, al bien­estar, a la seguridad social, a la protección de la familia y al mejoramiento econó­

mico. Herramientas aptas para dignifi­car la vida del pueblo que alcanzan rango constitucional gracias a las transfor­maciones sociales desarrolladas en esa etapa política de nuestro país.

El décimo punto del artículo 37 se refie­ re al derecho a la defensa de los intereses profesionales y reza textual mente: “El dere cho de agremiarse libremente y de parti­ci par en otras actividades lícitas tendientes a la defensa de los intereses profesionales, cons tituyen atribuciones esenciales de los tra bajadores, que la sociedad debe respetar y proteger, asegurando su libre ejercicio y reprimiendo todo acto que pueda dificultarle o impedirlo”.

Aún hoy, y pese a los reiterados repro­ches formulados por la OIT al poder polí­tico, el reclamo por la vigencia de la liber­tad y la democracia sindical no ha podido doblegar la voluntad de los grupos econó­micos y la decisión del Gobierno nacio­nal de no reconocer la existencia de dos modelos sindicales en la Argentina.

Nueva experiencia de poder popular

El Movimiento hacia una Constitu­yente Social en la Argentina, iniciativa política de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) que prevé la con­vocatoria a una Asamblea Nacional en el transcurso de 2012, está inspirado en los postulados de la Constitución Nacio­nal de 1949, ese manifiesto de la Justicia Social parida al calor del protagonismo de las masas, que fuera abolida en 1956 por un decreto de la “Revolución Fusiladora”.

Después de la crisis de representación política que estallara en diciembre de 2001, asistimos a los estertores del ciclo histórico de la democracia demoliberal representativa. Se avisora el avance de organizaciones de nuevo tipo que plan­tean la necesidad de alumbrar un nuevo proceso institucional basado en la demo­cracia participativa. En ese tránsito, resulta imperioso promover los grandes consensos para refrendar un nuevo Con­trato Social.

No se trata de esperar de brazos cruza­dos que los cambios sucedan por sí solos. Más aún, conocemos por la propia histo­ria de nuestra clase que los cambios en los que no tienen incidencia los trabajadores terminan siendo siempre para beneficio de una minoría.

Se trata de que todos estén compren­didos en el Contrato Social, lo que implica una distribución de la Renta Nacional ins­pirada en la idea de que “habrá una Argen­tina para todos o no habrá Argentina para nadie”. Resolver el flagelo del hambre, producto de la desi gualdad social, se erige entonces como la prioridad absoluta de cualquier programa de unidad popular.

Hacia ese norte apunta la Constitu­yente Social. Una propuesta colectiva y multisectorial que permite debatir desde los distintos sectores del campo popular (trabajadores, pequeños y media nos pro ductores, pueblos originarios, deso ­ cupados, jubilados, jóvenes, científi cos e intelectuales) de todas las provincias un proyecto nacional que tenga la capa ­cidad de diseñar una nueva matriz de dis­tribución de la riqueza, sustentada en la justicia social y otro modelo productivo.

Distribución de la Riqueza, Sobera­nía sobre nuestros Recursos Naturales, Democracia Participativa e Integración Latinoamericana conforman la base de cualquiera de los derechos sociales y humanos en una sociedad libre, igualita­ria y fraterna.

Una justa distribución de la riqueza y un ejercicio cotidiano de soberanía popu­lar sobre los recursos naturales, el medio ambiente y el hábitat sólo son posi­bles en el marco de una transformación estructural en los modos de hacer polí­tica. Es menester impulsar un proceso integral de Democracia Participativa, en la que los ciudadanos, las organizaciones populares y todas las representaciones sociales estén articulados en una nueva institucionalidad.

Un modo de entender lo público, lo comunitario y lo estatal que supere la cul­tura de la delegación y promueva el com­promiso cotidiano de hombres y muje­res de a pié en la construcción del destino común, y no solamente en la elección de candidatos institucionales y partida­rios. La tan mentada crisis de represen­tación política no se resuelve con el cam­bio de representantes, sino con un poder distinto en manos de los representados.

Asambleas barriales y distritales hacia una Constituyente Social, Consulta Po ­pu lar, Presupuesto Participativo, Cabildo Abierto, son instrumentos creadores de una democracia real, en la que la comuni­dad pueda votar todos los días y sobre los problemas cotidianos, construyendo el

poder transformador que históricamente forma parte de la identidad del pueblo.

Romper el equilibrioCon sabiduría, el general Perón escri­

bía en su “Carta con motivo de la muerte del Che”, fechada en Madrid el 24 de octubre de 1967: “La hora de los pueblos ha llegado y las revoluciones nacionales en Latinoamérica son un hecho irreversible. El actual equilibrio será roto porque es infantil pensar que se pue­den superar sin revolución las resistencias de las oligarquía y de lo monopolios inversionis­tas del imperialismo. Las revoluciones socialis­tas se tienen que realizar; que cada uno haga la suya, no importa el sello que ella tenga. Por eso y para eso, deben conectarse entre sí todos los movimientos nacionales, en la misma forma en que son solidarios entre sí los usu­fructuarios del privilegio”.

El 12 de enero de 1982 el Consejo Supe­rior del Movimiento Peronista Montonero (MPM) da a conocer el documento “Bases para la Alianza Constituyente de una Nueva Argentina”. En uno de los pasajes de su introducción señala: “Pensar un país sin oligarquía y sin dependencia del imperia­lismo implica elaborar y pactar un Proyecto Nacional de largo alcance. No se trata en pri­mera instancia de convocar a elecciones para una Convención Constituyente que le haga reformas a la Ley Fundamental preexistente. Se trata de pactar un proyecto socioeconómico para la realización de los intereses de las fuer­zas constituyentes de la Nación. La superes­tructura jurídico­política nace de y obedece al proyecto social y económico para la salva­guarda de los derechos y garantías pactados y para la mayor eficiencia posible en la adminis­tración. Por eso hoy, al presentar nuestra pro­posición para las Bases de la Alianza Consti­tuyente, lo hacemos poniendo especial énfasis en los aspectos económicos y sociales. Si el frente nacional y popular acuerda un pacto sobre la armonización de los respectivos inte­reses económicos, no nos será difícil acordar luego las instituciones políticas partiendo del principio de la Soberanía Popular en un régi­men republicano, representativo y federal con pluralismo político y democracia social”.

El texto, de infrecuente lozanía, sub­raya que “en América Latina compartimos con nuestros pueblos hermanos los anhelos de integración fundados en razones histórico­culturales y en innegables ventajas econó­

la constitución de 1949 representa la institucionali­zación del más alto nivel de

poder acumulado por elMovimiento popular durante

el siglo pasado. Arturo sampay fue el artífice de

esa obra maestra del cons­titucionalismo social que

consagró los derechos his­tóricos de los trabajadores.

Hacia una ConstituyenteSocial en la Argentina Por Juan carlos Giuliani*

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Congreso Federal en Mar del Plata

La CTA de pieE todos los congresos de la CTA este primer Congreso Federal fue, sin dudas, el que más expectativas

pro vocó en propios y ajenos.

Así como las elecciones del 2010 no empezaron con la con­vocatoria oficial sino que fueron parte de un proceso iniciado, al menos, en el Congreso del 2006 1, tampoco desconocemos que cuestiones como estas no termi­nan el día de las elecciones y en ese sentido, este congreso forma parte de ese camino.

El desafío fue ser capaces de reencontrarnos y ponernos en debate colectivo para responder­nos algunas preguntas y formu­larnos otras nuevas. Empezar a cerrar ese proceso iniciado en el 2006, sabiendo que solo así pode­mos abrir nuevos caminos.

Fueron dos días donde con­firmamos que, en la CTA, la política es militancia, debate y emoción. Miles de compañeros llegados de todo el país, con dis­tintas expectativas y propuestas, con historias diferentes pero uni­dos por la necesidad de construir un espacio común para oír y ser escuchados, fue el marco donde

la CTA comenzó a definir su pro­grama político y un plan de acción.

El paro y jornada nacional de lucha del próximo 8 de junio, coincidente con la llegada desde Misiones del Movimiento de los chicos del pueblo y con la marcha número 1000 de los jubilados, fue una de las acciones centrales del Congreso y ser capaces de trans­formar el 24 de marzo en una jor­nada de debate en la construcción de poder popular de los trabajado­res fue, además, el mejor home­naje que pudimos hacer, no solo a nuestros 30.000 desaparecidos, sino a sus luchas y sueños.

El primer paso está dado, ahora debemos ser capaces de institucio­nalizar los debates que recorren a la CTA, cosa que se demostró posi­ble en este Congreso. Pero tam­bién garantizar las asambleas de la Constituyente Social en todo el país, ir a discutir la distribución de la riqueza al interior de las empre­sas eligiendo miles de delegados y fundamentalmente, darle forma desde la autonomía al Movimiento Político que nos exprese como tra­bajadores y construya la patria que queremos.

Resumiendo: dos días de

encuentro y debate, seis mil veinte congresales y dos mil novecientos ocho invitados dis­cutiendo juntos un programa y un plan de acción, seis comisio­nes, más de cuatrocientos expo­sitores, veinticinco centrales del mundo reconociéndonos como CTA y la marcha más impor­tante, por el 24 de marzo, en Mar del Plata.

Ese viernes, ya oscureciendo, dos cumpas que se habían cono­cido en una de las comisiones seguían debatiendo sin darse por enterados de la finalización del Congreso. Cuando los apura­ron para salir se abrazaron pro­metiendo volver a verse. Hasta la victoria gritó uno levantando su puño, venceremos le con­testó el otro haciendo la v: Desde los micros aplaudieron y los que mirábamos entramos a cantar CTA de los trabajadores... como dejando en claro que el compro­miso también era nuestro.

1. Miembro de AAPM, Secretario Adjunto de la CTA Capital.2. En el congreso del 2006 se ratificó la puesta en marcha de la Constituyente Social como parte del camino a construir el Movimiento Político Social y Cultural de Liberación, reafir-mando, de esa forma, lo dicho en la fundación de la CTA de que la raíz de nuestros problemas es política y nuestra res-puesta también debe serla.

Por Julio Macera*

micas que redundarían en mayor capacidad de decisión política soberana en el concierto internacional para el siglo venidero; un mer­cado común latinoamericano es el mínimo al que debemos aspirar y por el que debemos luchar. En el conjunto del Tercer Mundo com­partimos la necesidad del desarrollo, de rom­per él deterioro de los términos de intercam­bio y de resolver definitivamente el gravísimo problema de la dependencia financiera; no es impensable entonces que en el marco del Movimiento de Países No Alineados y del dia­logo Norte­Sur resolvamos nuestra propia deuda externa derivando su pago renegociado hacia un fondo común de desarrollo para el tercer mundo”.

La pregunta es sencilla y no admite respuestas ambiguas. ¿La celebración del Bicentenario, representa el continuismo de la maqueta de país neocolonial refren­dado por la Reforma Constitucional de 1994, hija del espurio Pacto de Olivos, o por el contrario, retoma las líneas eman­cipatorias del pensamiento nacional, popular y revolucionario que nos legaran los fundadores de la Patria?

La unidad nacional es producto de una larga destilación histórica signada por una intermitente guerra civil a veces encubierta y a veces violentamente desem bozada entre dos proyectos de Nación. Este enfrentamiento, aún incon­cluso, se inició en los albores mismos de la Independencia en 1810 y persiste a lo largo de casi 200 años, a pesar de las pro­fundas transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales. Hoy, como ayer, la contradicción principal sigue siendo la misma: Imperialismo o Nación; Liberación o Depedencia.

Permanecer enredados en el laberinto impuesto por la agenda mediática del poder, retrasa la unidad del campo popu­lar e impide evaluar con claridad las sen­das que conduzcan hacia la segunda emancipación de América Latina.

El análisis binario de la realidad es fun­cional al ideario gatopardista que campea desde el inicio de la transición democrá­tica. “Cambiar algo para que nada cam­bie”, he allí la viga maestra en la construc­ción de un relato posibilista que hace del doble discurso el pan nuestro de cada día.

El 9 de julio de 1947 Perón declaró en San Miguel de Tucumán la Independen­cia Económica. Tres días antes, afirmó que el coloniaje económico importa el vasallaje político y que el imperialismo capitalista interfiere la vida de los pue­blos en su desmedido afán de lucro, dos verdades que aún tienen plena vigen­cia. Para convertir en realidad esos prin­cipios, su gobierno nacionalizó los ser­vicios públicos y el comercio exterior, al mismo tiempo que repatrió la deuda externa e industrializó la economía.

“La Nación alcanza su libertad económica para quedar, en consecuencia, de hecho y de derecho, con el amplio y pleno poder de darse las formas que exijan la justicia y la econo­mía universal en defensa de la solidaridad humana”, asevera el Preámbulo del Acta de la Independencia Económica.

Si los que decidimos somos nosotros y no dejamos que otros lo hagan en nues­tro nombre, vamos donde queremos ir porque tenemos claro el rumbo; y nada ni nadie nos desviará de ese camino que no es otro que el de bregar por la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación.

* Secretario de Relaciones Institucionales de la CTA

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l Descamisado: Daniel, ¿cuándo entraste a trabajar en la empresa de subterráneos Metrovías S.A?

­En el 2004, cuando salieron las 6 horas, como contrato permanente en los talleres Rancagua de la Línea B.

E.D.: En ese entonces ya estaban los que se conocen como “metrodelegados”.

­Sí, sí, ya estaban.

E.D.: Y la UTA también, claro…­Sí, la claro la UTA también estaba y

está.

E.D.: Y contanos como te plegaste al movi-miento sindical hasta llegar a ser elegido dele-gado de base.

­De ver las boludeces, las chancha­das que hacía la UTA, me fui abriendo, empecé a escuchar a la gente, siempre estuve al lado de ellos, y de a poco me fui yendo de la UTA, esto me trajo repre­salias, amenazas, una golpiza, y cuando salió el tema del Sindicato no lo pensé dos veces y me postulé como delegado y gané ese sector. Jugué la interna la gané en mi sector, y mañana se cumplen los dos años de mandato de delegado, aun­que no se lo que está esperando el sindi­cato para convocar a elecciones, aunque esperamos que pronto se van a hacer.

E.D.: Contanos cuál es tu procedencia política.­Peronista a morir, de familia, de tra­

dición; mis hijos se llaman María Eva y Juan Domingo.

E.D.: ¿Y como es tu relación con los otros dele-gados de los partidos de izquierda? porque desde afuera del subte, desde la percepción el pueblo, la sociedad, se ve que si bien los dele-gados del subte han logrado reivindicaciones salariales, gremiales, realmente envidiables, son de izquierda; del PO, PTS, MST, etc., o como le llamamos nosotros “izquierda dogmática”; ¿cómo es tu relación, vos desde tu peronismo y los muchachos con esa otra mirada?

­En las asambleas y en los paros yo me les paro siempre a la izquierda a ellos, más a la izquierda, yo les digo “yo soy más zurdo que vos”, y se quieren matar!

E.D.: Pero a tu criterio ¿son buenos represen-tantes sindicales?

­Si, son orgánicos y democráticos, el tema de asambleas en el subte es fun­damental, ahí se hace lo que vota la

gente, por eso que los logros que tuvi­mos y los paros que siempre hicimos lo sostuvimos, cuatro días de paro hemos estado, y los compañeros allá abajo y las compañeras embarazadas tiradas en la vía, eso lo vi yo, no me lo contó nadie. El tema de la máquina expendedoras de boletos que no lo permitimos, el tema de las terciarizadas que tampoco lo per­mitimos.

E.D.: Nos decías que tu sector es el de los talle-res, el “Taller Rancagua” de la Línea B; es decir que no tenes contacto directo con los usuarios en tu jornada de trabajo, aún así contanos tus impresiones sobre la reacción de los usuarios ante las medidas de fuerza y como se pararon ustedes ante ello?

­La mayoría de las veces los usuarios estaban enojados, pero nosotros adop­tamos como tradición comenzar a avi­sar, terminar con los paros sorpresivos, lo que erradicamos completamente. Decidimos antes de tomar una medida avisar 24 horas antes.

E.D.: ¿Qué mirada tenés del sindicalismo argentino?

­Más que nada cuando surgió el tema este de nuestro sindicato, yo sueño con un sindicato clasista, combativo con independencia política, no me gusta la verticalidad, que los compañeros voten y nosotros los delegados tenemos que ejecutar, y no como hace la UTA que te impone, con amenaza, con miedo, con los negociados en el Ministerio de Trabajo, que más de una vez se lo tira­mos abajo, firmaron algo y no le levan­tamos la medida hasta que nosotros no estuviéramos de acuerdo o que nos dieran lo que nosotros queríamos, ese es el sindicalismo que yo quiero, el del Tosco, Atilio Lopez, el de esos compa­ñeros que fueron grandes referentes del sindicalismo.

E.D.: ¿Cual es tu mirada del gobierno nacional?­A mí lo que me duele es que digan

que es un gobierno peronista, para mi no es un gobierno peronista, no entiendo a los compañeros peronistas que apoyan este gobierno, yo creo que en donde hay un pibe con hambre no hay peronismo, eso me duele mucho, que se mueran tantos pibes por día de hambreesonoesperonismo.QueCris­tina se quiera comparar con Evita o que a Néstor lo quieran comparar con Perón,

están totalmente borrachos, totalmente drogados o borrachos.

A nivel sindical quisiera que volviera la militancia del peronismo a los con­flictos, que los compañeros peronis­tas cuando haya un conflicto en una fábrica, como en el subte, en cual­quier lado donde estén laburando esté el peronismo presente; porque de a poquito los compañeros de izquierda nos fueron ganando, sacando los tra­bajos, las fábricas, yo como peronista quiero que volvamos a esas épocas, de militancia, pero militancia de verdad, no militancia con un bombo en el Luna Park, yo quiero militancia peronista en la lucha.

E.D.: Te tiramos tres nombres y vos decinos lo que se te venga a la cabeza… Hugo Moyano:

­Hoy es traidor a los trabajadores. Conduce muy bien su sindicado de camioneros, eso hay que reconocerlo, pero para el resto es como si no existiera el Secretario General de la CGT, también sería fantástico que exista la libertad sindical, como lo empleamos en el subte y para nada ellos tienen ni quieren la libertad sindical.

E.D.: Bocha Palacios.­Muy inteligente, lo conocí personal­

mente, pero se tiró para el lado de la burocracia, de los gobiernos de turno. Aunque en la época de Menem cuando formamos el MTA, tanto Moyano como el Bocha, estuvimos en contra, pero fue lo último mejor que hizo Moyano y la UTA cuando formaron el MTA, pero después volvieron a su pasado, a la burocracia, al aprete, a las amenazas.

E.D.: Víctor De Gennaro.­No lo conozco personalmente, siem­

pre cuando lo vi a nivel sindical me pareció una buena persona, un buen dirigente, un líder natural de los traba­jadores; creo que tiene un techo muy alto para crecer a nivel general en lo político, yo le pongo una ficha.

E.D.: ¿La gestión de Macri optimizó el servicio, en cuanto a términos de eficacia?

­El servicio es un desastre, pero no viene tanto sólo por el lado de Macri, sino también por el gobierno nacio­nal, los coches los compra el gobierno, no Macri, y la empresa concesionaria Metrovías arregla las estaciones pone escaleras mecánicas, el tema de Macri en el subte por lo que yo vea solo hay algo en la Línea H, en las demás no tiene injerencia alguna. Hay falta de mantenimiento en los trenes y esca­sez de formaciones, y no hay muestras de que vengan a venir más trenes. En este servicio público que administra la empresa Metrovías, viajan un millón setecientas mil personas por día, y esa plata es toda para la empresa con una altísima renta más el subsidio que le da todos los meses el Estado, los aumentos de salario los paga el Estado.

E.D.: ¿Algo más que quieras decir?­Sí, que con respecto a mi sindi­

cato, también se esta creando un prin­cipio de burocracia, hoy la realidad del subte es que estamos peleando con tres, antes peleábamos con dos; la empresa y la UTA, ahora contra la empresa, la UTA y esta burocracia incipiente en nuestro propio sindicato. Tienen métodos y vicios burocráticos que ya están apareciendo; nosotros desde el sector de la B fuimos la línea que más veces paramos y la línea que más condiciones y ascensos consiguió para los compañeros, y los compa­ñeros de la actual comisión directiva del sindicato nunca estuvieron muy de acuerdo con nosotros. Pero bueno, todo pasa por las asambleas y las deci­siones de los trabajadores.

daniel Fernández, “el Gallego”, es un militante peronista sindical, actualmente delegado de los trabajadores de los talleres “rancagua” de la línea B de subterráneos. desde

su peronismo visceral convive con las más diversas expre­siones políticas de izquierda, contribuyendo a la consolida­ción de esta nueva experiencia del sindicalismo argentino,

como sin duda es la Asociación Gremial de trabajadores del subterráneo y premetro (AGtsyp). estuvimos con él

conversando de todo un poco, con especial énfasis en la cuestión sindical y sus implicancias políticas.

Sindicalismo de base

El “Gallego” Fernández (segundo desde la izquierda) y compañeros en los talleres Rancagua

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UCHO se habla últimamente sobre el fenómeno de “La juventud Militante”, es decir la tendencia creciente en la

juventud a volcarse de lleno a la acti­vidad política y militante, en con­traste con las generaciones prece­dentes, sobre todo las que vivieron su adolescencia y/o post adolescen­cia durante la década del noventa y el comienzo de este siglo, con la resignación y la aversión hacia la actividad política, como signo carac­terístico de esa época. En esta nota, nos proponemos caracterizar dicho fenómeno, indagando sus causas, remontándonos a su origen y ubi­cándolo dentro del desarrollo polí­tico de los últimos 30 años de histo­ria. Por otro lado queremos sentar nuestra postura y nuestra visión de la militancia política desde la juven­tud, así como sumar nuestra voz al debate no solo relativo a la Juven­tud, en esta etapa política tan parti­cular, sino a todo el campo popular en general.

Para empezar: Sí, efectivamente creemos que ha habido un incre­mento notable en la participación política a nivel juvenil, muestra evidente de ello es el significativo aumento de hechos políticos gene­rados por los jóvenes en todos los frentes, y la consecuente irrupción en la discusión política nacional. Ahora bien, cabe preguntarse, ¿cuál es el hecho histórico­político que determina esta tendencia?

A nuestro entender, para hallar los orígenes es necesario citar un acon­tecimiento histórico clave en la vida política de nuestro país en las últi­mas décadas: el 20 de diciembre de 2001. La revuelta que se sucedió en aquellos días, fue encarnada en la resistencia popular a las medidas de hambre y saqueo implementadas ininterrumpidamente por los gobier­nos surgidos desde 1983, que en lo estructural mantuvieron las bases implementadas de dicho modelo en 1976. En ese sentido, la revuelta sig­nificó un cambio total en la menta­lidad, de toda la sociedad (al menos hasta ese momento) pero principal­mente en la juventud, que veía por primera vez, siendo protagonista de la dignidad del pueblo alzado con­tra la ilegitimidad del sistema polí­tico rentístico, parasitario y corrupto. Aquella consigna que sintetizó dicho proceso, “Que se vayan todos” resu­mía el hastío de la población frente a esa clase dirigente que aplicó siste­máticamente medidas de exclusión social y que favoreció los intereses de los grandes grupos económicos con­

centrados en detrimento de la cali­dad de vida de nuestro Pueblo. Es a partir de entonces, con una resisten­cia en alza y la iniciativa que volvía a estar del lado del campo popular que se modifican los tiempos políti­cos: La movilización crece a niveles masivos, pululan las organizacio­nes políticas de todo signo, se conso­lida y define su fisonomía el nuevo actor surgido a mediados de los 90`s, los “Piqueteros” y sus organizacio­nes. Es en este clima, de acuerdo a nuestra visión, en el que se modifica la participación política de la juven­tud en relación a las décadas ante­riores, pues es en esos años posterio­res al 2001 en que surgen con mayor ímpetu iniciativas como asambleas barriales, los comedores, bibliotecas y bachilleratos populares, los micro emprendimientos productivos y la acción política popular generalizada en todos los frentes y con los jóve­nes participando y hasta protagoni­zando cada uno de ellos. A partir del año 2003, asume como Presidente un gobernador patagónico poco conocido, con el 23% de los votos y de la mano de Duhalde (responsa­ble de los asesinatos de Maxi Kos­teki y Darío Santillán, claros ejem­plos de la nueva militancia Juvenil) este ultimo, aparecía como aquel que había sido capaz de “ordenar “el país e iniciar una cierta reactivación económica. En este marco y con un enorme volumen de movilización social asume Néstor Kirchner, que comienza a emitir aparentes seña­les de acercamiento hacia los secto­res movilizados con medidas de alto contenido simbólico, festejadas den­tro del campo popular, como la recu­peración de la ESMA, la decapitación de las cúpulas policiales y militares y la depuración de la corte suprema menemista, que le permite ganar adhesiones de ciertos sectores socia­les y políticos vinculados a la resis­tencia al neoliberalismo, a la vez que adquiere una cierta imagen de polí­tico “diferente”. Concretamente en estos primeros años de gobierno, aquella gestión se dedica a acrecen­tar su poder político cuya estrategia inhiere necesariamente controlar la movilización popular amenazante de la estabilidad gubernamental, cosa que efectivamente ocurrió. Frente a este clima social, todos y cada uno de los gobiernos que suce­dieron a la Crisis del 2001 trataron ante todo de contener la moviliza­ción social valiéndose de diferentes mecanismos. Unos con la más cruda represión, otros con captación clien­telar, siendo esto no más que dos caras de un mismo proceso: legiti­mar el sistema político nuevamente.

Estos intentos que apuntaron muy claramente a encauzar y contener el proceso de movilización iniciado a partir de diciembre del 2001 que amenazaba con llevarse puesto cual­quier gobierno que intentara reto­mar la senda neoliberal. Los hechos están a la vista: la fragmentación y rupturas de casi toda organización militante, que hay que reconocer, por si mismas tampoco pudieron conducir el proceso de auge y movi­

lización. Y esto hay que remarcarlo: desde el campo popular no supimos crear las herramientas que estén a la altura de las circunstancias cuando estalló todo por los aires.

Hoy, el marco en el que se inscribe nuestra acción política, el situación estructural de fondo no ha cam­biado: un estado actual de cosas que se caracteriza por la existencia de un tercio de nuestra población al mar­gen de toda actividad productiva; la desenfrenada depredación y saqueo de nuestros recursos naturales y ecosistemas; el rumbo económico basado en el modelo de sojizacion que en esta etapa más se agiganta el volumen y la extensión de la produc­ción; la corrupción, el desmanejo y la ineficacia de la función pública; el desguace de la infraestructura pro­ductiva y de servicios; la inequitativa y disfuncional distribución de las tie­rras, la enorme desproporción de la distribución de las riquezas en bene­ficio de una elite oligárquica finan­cierizada e improductiva.

Los jóvenes en la calle

Volviendo al tema central, cree­mos preciso en este punto, enu­

merar y revisar los hechos políticos más relevantes del último año que tuvieron a los jóvenes como prota­

gonistas y actores fundamentales.

La toma de los secundarios de altí­sima repercusión, que fue encabe­zada por los centros de estudiantes más combativos, cuyas direccio­nes estaban principalmente en manos de agrupaciones que lucha­ron junto a los estudiantes por todas sus reivindicaciones conduciendo el masivo proceso. Se evidenció a todas luces el elevado estado de concien­

cia política de una enorme cantidad de jóvenes, que organizados o no supieron dar una pelea ejemplar en Capital Federal contra un gobierno como el de Mauricio Macri y a su modelo educativo, incompetente, privatista y excluyente, y en Cór­doba contra las reformas educativas.

Otro conflicto que tuvo a la juven­tud como protagonista fue el ini­ciado en las facultades de la UBA con la toma de la facultad de Cs. Sociales, tras la caída de una mampostería de vidrio en la entrada de la facultad que dejaba otra vez a las claras el pésimo estado edilicio de la facultad. Con asambleas de más de mil personas, con más de un mes de “toma” fun­cionando con numerosas comisio­nes, la facultad vivió un proceso polí­tico muy rico, donde las discusiones sobre “qué modelo de Universidad que­remos” inundaron todos los ámbitos, a la vez que se disparó la participa­ción masiva. El conflicto, como es de público conocimiento, terminó con la toma del Ministerio de Educación, lo que derivó en una victoria rotunda para los estudiantes: firma del pro­yecto de finalización de la obra por parte del decano, el rector y el mis­mísimo Ministro de Educación, para la construcción del adeudado Edi­ficio Unico. Además, se otorgó una partida de casi un millón de pesos para la reparación transitoria de los

La juventud militante

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edificios en los que se cursa actual­mente y otra suma considerable para becas estudiantiles, consagrando así una lucha histórica de los estudian­tes. En Filosofía y Letras, se dio un proceso similar, en cuanto a la parti­cipación asambleas masivas que no mermaban con el tiempo, profundas discusiones políticas a toda hora y un crecimiento cualitativo en la orga­nización de los estudiantes, aunque la resolución del conflicto no fue tan esplendorosa, tuvo un saldo positivo ya que se logró evitar que el nuevo edificio a construirse en la facultad correspondiera a actividades aran­celadas como post­grados pagos y el laboratorio de idiomas en detrimento de aulas para el cursado regular de materias, a la vez que una comi­sión de estudiantes designada por la asamblea formará parte de la elabo­ración del proyecto de edificio nuevo. Pero es interesante relevar el papel de quienes militan en concordancia con el oficialismo en estos conflictos, los cuales apuntaban directamente con tra el Gobierno Nacional en sus reclamos por un nuevo modelo edu­cativo. En consonancia hasta con la Franja Morada, codo a codo en cada asamblea intentaron levan­tar “la toma”, despreciando la movi­lización y participación estudiantil, jugando abierta y declaradamente a favor de los decanos “progresistas”, hablamos de Hugo Trinchero de FyL y de Caletti en Sociales, proponiendo en cada asamblea levantar la medida y siendo la voz de los decanos. El tiempo les mostró el garrafal error de esta postura, en cuanto al desen­lace del proceso que demostró que solo con lucha y movilización se con­siguen nuestras reivindicaciones. El reclamo en ambos conflictos fue dirigido contra el gobierno nacional, lo que condicionó la posición de los jóvenes oficialistas, que incapaces de establecer diferencias y generar una política propia e independiente, no pudieron estar a la altura de la movi­lización estudiantil.

Otro de los hechos más relevan tes, fue el trágico asesinato de Mariano Ferreyra militante del Partido Obrero a manos de una patota armada de la Unión Ferroviaria conducida por el sindicalista­empresario José Pedraza. Hecho que es sumamente significativo en cuanto a la situación política de la juventud y las implican­cias de este: un joven que apoyando un conflicto sindical, y que a su vez militaba en la universidad, es asesi­nado por una patota que responde al modelo sindical de la entrega, del sindicalismo­empresario que no quiere relegar ni un centímetro de poder que signifique el retroceso de sus negocios. Este hecho dejó al des­nudo contradicciones intrínsecas al modelo de construcción política por parte del oficialismo en los últimos años. Sólo la movilización popular y la consecuente presión política han permitido que se avance en la inves­tigación y posterior esclarecimiento del crimen.

Finalmente el conflicto por la toma de tierras en Villa Soldati, que nos mostró otro rostro de la juventud, los jóvenes que afrontan las más duras de las realidades: ver imposi­bilitada una perspectiva de futuro. La violencia que genera la exclu­sión estalla siempre con virulencia, es inconcebible pensar en mantener un clima de normalidad o paz social cuando anidan en el núcleo de nues­tra sociedad contradicciones huma­namente aberrantes. Es de una per­versidad inusitada pensar que es posible vivir en semejante estado de situación, aun para aquellos que tie­nen por estos momentos un buen pasar económico. Es por esto que el conflicto nos enseño sobre todo que los jóvenes que no pueden pagar una vivienda, acceder a créditos, que no pueden acceder a un trabajo digno y bien remunerado o soñar con hacer una carrera universita­ria son las principales victimas a las cuales confina este modelo, que no solo se plasma con exclusión social, sino con la salvaje materialidad de las balas policiales. Y quienes milita­mos en los barrios y asentamientos, más allá de las fronteras de la Gene­ral Paz, sabemos que las tomas de terrenos son más que habituales; en este caso particular la trascendencia

que tuvo lo de Soldati fue por haber ocurrido en la mismísima Capi­tal Federal. Pero la crisis social, que entre tantas cosas se traduce en cri­sis habitacional, sigue latente, lejos de las cámaras y las políticas estata­les que nunca llegan.

Hablemos claro

Y resulta que nosotros, jóvenes y militantes, estamos en la activi­

dad política por y junto a nuestra gente, a nuestro pueblo. La militan­cia no es una moda o una forma de aliviar nuestras conciencias, la mili­tancia es para nosotros el modo de enfrentar esta realidad de la manera mas digna, la posibilidad de resistir los embates de este sistema crimi­nal que genera hambre, exclusión y violencia, la oportunidad de resistir creando. Porque nos sentimos parte de este glorioso pueblo Argentino y latinoamericano, que lleva más de 200 años peleando por la liberación Nacional y Social, y que constituye una vasta tradición de lucha con­tra los enemigos del pueblo. Y no la encaramos espontáneamente, sino que inscribimos nuestra militan­cia en una lucha histórica de nues­tro pueblo, es decir, encarnar en la época que nos toca vivir los ideales de aquellos patriotas que cuando les tocó dieron su vida por la liberación Nacional y la felicidad del pueblo. Siempre que hubo injusticias, hubo resistencia, y es ese camino el cual elegimos: el de organizarnos, resistir y luchar en ésta que es nuestra hora. Por eso constituye hoy en día una tarea fundamental en la Juventud, volver a organizarse con la inten­ción y el convencimiento pleno de transformar a fondo la realidad, lo que equivale hoy a combatir más

allá de las personalidades y figuras individuales, las políticas que gene­ran hambre y miseria para la mayo­ría de nuestro pueblo,

Por eso militamos día a día en los barrios, en las universidades y en el laburo, convencidos de nues­tra tarea y vocación de transforma­ción, la que creemos es totalmente incompatible con lo viejo que repre­senta esa clase política rentística y parasitaria que nos llevó a la mise­ria absoluta. Ese es el primer gesto de una juventud que tiene vocación de transformación: romper con lo viejo, que se traduce en acabar con el bipartidismo, darnos nuestras propias formas de organización y acción en pos de constituirnos como expresión del poder de un pueblo que lucha por su libertad y felici­dad. Luchar hoy, es pelear por nues­tro futuro, ya que las consecuencias del actual modelo económico, polí­tico y social serán catastróficas en el largo plazo. Por eso no creemos en el modelo de militancia que nos con­vierte en funcionarios, que nos hace depender de la caja del estado, que se limita a “bancar” las decisiones que se toman en una mesa chica, la Juventud tiene la tarea histórica de constituirse en poder, por eso en esta etapa tenemos que avocarnos fundamentalmente a la formación de cuadros políticos desde el campo popular, generando políticas y pro­puestas superadoras. Militamos para brindar nuestro aporte y llevar adelante un verdadero Proyecto de Nación Justa, Libre y Soberana, Soli­daria y Participativa.

La tarea está en nuestras manos.

Juventud del Movimiento Peronista Auténtico

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A CASI totalidad de las propuestas publicitadas para salir de la “crisis”, en realidad de la catás­

trofe integral que implicó la des­trucción del Estado, perpetrada para aumentar aun más el nivel de ganancias de una minoría asociada o involucrada con capitales trans­nacionales, o las acumulaciones de los tradicionales y de los histó­ricos “capitales nacionales”, eufe­místicamente considerados como capitales de la “burguesía nacio­nal”, tienen como destino princi­pal el mercado externo, y para ello se insiste hasta el cansancio en la necesidad de producir “compe­titivamente”, lo que en este caso significa producir bienes y extraer recursos naturales, bajo criterios de uso de capital intensivo, lo que implica minimizar la ocupación de la mano de obra.

Si hoy el Gobierno Nacional se dispusiera a solucionar de manera permanente y en el menor tiempo posible el drama de la desocupa­ción y el hambre, y si solo se fijara en las posibilidades ocupacionales de la industria de la construcción, la respuesta desde el punto de vista sistémico no sería la correcta. Si a ello agregara la implementación de políticas tendientes al crecimiento

de la producción industrial meta­lúrgica y metalmecánica con des­tino principal al mercado externo, la escala y tecnología requeridas para ello implicaría una demanda mínima de fuerza de trabajo, y también en este caso la respuesta desde el punto de vista sistémico no sería la correcta. Y si a ello sumara la generación de empleo por la venta de servicios especia­les y la intensificación de la extrac­ción y venta de recursos naturales, la demanda ocupacional continua­ría siendo mínima, aun agregando a todo ello las demandas indirec­tas generadas por cada una de las mencionadas actividades, por lo tanto, la respuesta del Gobierno Nacional seguiría siendo incorrecta.

Para dar respuesta inmediata a los problemas planteados, es necesa­rio diseñar e implementar un per­fil productivo que parta del conoci­miento de las realidades concretas que atraviesan nuestros territo­rios, es decir, de las situaciones de desocupación, hambre, degrada­ción de recursos naturales reno­vables, tendencia al agotamiento de algunos no renovables, injusta distribución de la riqueza nacio­nal, concentración de los recur­sos naturales en pocas manos, así como de su uso y goce, entre muchos otros que nos condujeron a la situación de catástrofe integral actual, lo que exige lecturas, análi­sis y respuestas sistémicas.

Y en esa lectura y análisis aparece un sector, extraño o ajeno en las

postulaciones políticas y

econó micas de los argentinos “modernos”, tanto de los conser­vadores declarados y de los ver­gonzantes, como de los llamados “progresistas” que siempre inten­taron representar las demandas de los obreros industriales y las de los trabajadores del sector público. Dicho sector extraño es el que gené­rica y convencionalmente (aunque mueva a “escándalo”) denominare­mos agrícola ganadero, abarcando en él a todos los recursos naturales vegetales y animales, cultivados o no, criados o no por el hombre, así como a la agroindustria de escala familiar o comunitaria, ambas pequeñas o a lo sumo medianas en sentido estricto.

Poner en marcha dicho sector, en el marco de un Nuevo Proyecto Nacional que, entre otros objeti­vos, debe dar una respuesta sisté­mica a los problemas ya mencio­nados, implica asumir la decisión política de implementar un nuevo perfil productivo, basado en el aprovechamiento y uso integral de los recursos naturales, en el marco conceptual del desarrollo sustentable. Ello incluye, necesa­riamente, la introducción de un cambio sustancial en la estructura de tenencia de la tierra, con una marcha casi masiva de desocupa­dos y subocupados para incorpo­rarse a las actividades producti­vas y de servicios en el sector, no como asalariados sino como pro­ductores bajo diversas formas aso­ciativas de producción primaria, trabajo, agroindustria, servicios, comercialización, etc.

Es necesario asumir que el “mo ­

delo” implementado por los suce­sivos Gobiernos Constitucionales y las dictaduras cívico ­ milita­res, prácticamente desde media­dos de los años 70 del siglo XX, por solo referirnos a las décadas más recientes de la historia nacional, no dio ni podrá dar respuestas positi­

vas a la problemática socioeconó­mica de la mayoría de la población, aun cuando en algunos momen­tos y por cortos lapsos pueda llegar a percibirse una relativa atenua­ción de los efectos negativos del modelo, aun en el marco de una de las tantas crisis del capitalismo a nivel global. Ello implica asumir la certeza de que, de continuar en operaciones el actual modelo de “crecimiento”, no habrá soluciones de fondo, estructurales, a los pro­blemas que padece la mayoría del Pueblo Argentino.

Esta contradicción sustancial es el reflejo de la convivencia a lo largo de la historia política argen­tina de dos concepciones dife­rentes, antagónicas, de “Pue­blo” y de “Soberanía”, así como del tipo de Nación a que aspira­mos los argentinos. Una concep­ción formal, cuantitativa, atomi­zada, donde “Pueblo” es una mera noción demográfica, capaz de escindirse entre civilizados y bár­baros y reservando la atribución de “Soberanía” a los primeros y exclu­yendo a los segundos. Concep­ción que se articula en otro terreno con su espíritu utilitario, elitista y vocacionalmente extranjerizante. Concepción que en definitiva es el reflejo del proyecto hegemó­nico exterior de turno y los inte­reses específicos de sus testafe­rros nacionales. Y otra concepción dinámica, popular, y profunda­mente nacional donde el “Pueblo”

Constitucióny poder

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Por Juan Jose castelli

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no es una entidad abstracta, está­tica, sino algo vivo, que lucha por crearse a sí mismo. Concepción que acepta como única verdad aquella que es coincidente con los intereses populares, y reconoce la necesidad de una voluntad política democrática de transformación.

Esta voluntad política de transfor­mación se inscribe en el anhelo de restituir un marco de legitimidad y legalidad constitucional a nues­tra Nación, que fuera brutal y san­guinariamente interrumpido por la contrarrevolución llamada “Liber­tadora” de 1955 fuera de toda lógica y sustento normativo alguno. Allí, por un bando militar se derogó la Constitución Nacional sancionada y promulgada en 1949, que más allá de tecnicismos legislativos, constituía la cabal expresión de la inmensa mayoría del Pueblo Argen­tino. Ello quedó puesto de mani­fiesto el 27 de Abril de 1956 cuando el Presidente de facto Pedro Euge­nio Aramburu dictó una proclama declarando nula la reforma cons­titucional de 1949 e imponiendo la constitución de 1853, con las refor­mas de 1860, 1866 y 1898.

La ilegitimidad de la restauración de la constitución de 1953 quedó expuesta de forma elocuente en el llamado a elecciones constituyen­tes mediante la sanción del Decreto 3838/57, el cual dispuso para el desarrollo de la Convención un plazo absurdamente breve que no

podía superar los 45 días bajo san­ción de caducidad. Además lite­ralmente desde la hegemonía del poder de fuego del Estado Nacio­nal se prohibió la participación del peronismo. De tal forma el 28 de Julio de 1957 se llevan a cabo los comicios, imponiéndose los votos en blanco del peronismo con un total de 2.119.147 votos, seguido por la Unión Cívica Radical del Pueblo con 2.117.160, la Unión Cívica Radi­cal Intransigente con 1.821.459 y con el resto de los sufragios repar­tidos entre el Partido Socialista, el Partido Demócrata Cristiano, Demócrata del Centro, Demócrata, Demócrata Progresista, Comunista, Cívico Independiente, Laborista, de los Trabajadores y Unión Federal.

A ello hay que sumarle que una

vez constituida la Convención Constituyente en la Ciudad de Santa Fe a partir del 30 de Agosto de 1957 la UCRI y algunas faccio­nes menores retiran a sus repre­sentantes dejando a la Conven­ción nítidamente expuesta como una reunión de flagrantes sedicio­sos contra la Soberanía Popular. Es de destacar que el planteo de este sector consistió en tachar de nulidad a la Convención Constitu­yente, argumentando que un Pre­sidente de facto no tiene faculta­des para derogar una Constitución ni para declarar la necesidad de su reforma, señalando la ausencia de un marco democrático al pros­cribir a la fuerza política mayori­taria y denunciando que el verda­dero objetivo de la Convención es restituir la Constitución de 1953 para eliminar de forma defini­tiva las reformas introducidas en la Constitución de 1949. Resulta importante destacar asimismo que el principal argumento del otro sector que apoyó la vigencia y legitimidad de la Convención fue esgrimido por el convencional Alfredo Palacios del Partido Socialista invocando el derecho a la revolución.

De tal forma, sin obstáculos pero en una ilegitimidad vergonzante, el bando sedicioso resuelve tomar como base la Constitución de 1853, para de allí en más declarar proce­dente la reforma.

Toda esta ilegitimidad abierta­mente violatoria de la Soberanía Popular fue homologada nueva­mente a través de la sanción de la ley 24.309 del 29 de diciembre de 1993, el cual en su artículo 1° directamente negara la existen­cia de la Constitución de 1949 al disponer: “Declárase necesaria la reforma parcial de la Constitución

Nacional de 1853 con las reformas de 1860, 1866, 1898 y 1957”.

En consecuencia; es el derecho de las bestias, todavía hoy en nuestros días el sustento de nuestra orga­nización constituyente, lo que sin duda queda reflejado en la sucesión de catástrofes sociales que se han venido sucediendo en las últimas décadas.

Es por todo ello que se presenta como condición indisponible para la definitiva implementación de un Nuevo Proyecto Nacional bajo el imperio del paradigma de la Justi­cia Social retomar el camino de la normalización constituyente de la Nación bajo el irrestricto respeto de la Soberanía Popular, asumiendo que el fin natural de la comunidad, como así también de la Constitu­ción que la estructura, es conseguir que todos y cada uno de los miem­bros de la comunidad, a través de los cambios de cosas y servicios, obtengan cuanto necesiten para estar en condiciones de desarro­llarse integralmente de un modo acorde con su dignidad humana.

Lo constituyente es un proceso social movilizatorio de fuerte conte­nido ético y una decidida participa­ción popular protagónica, desatado al cuestionamiento del desarrollo de la constitución real (o lo que es lo mismo: un cuestionamiento al poder y al ejercicio del poder de las clases dominantes), trazando otro camino para la modificación de la distribución de poder en Argentina, mediante la elaboración y promul­gación de una nueva constitución jurídica del Estado que por su impe­ratividad normativa modifica la rea­lidad social reordenando y redis­tribuyendo las potencialidades, los activos y los pasivos constitutivos de nuestra constitución primigenia.

Rompiendo el cerco informativo

Nuestras noticiastodos los días en

www.agenciacta.orgLa agenciade noticias de la

“Manifestación”, de Antonio Berni

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l Descamisado: David, antes que nada, relatanos muy brevemente tu historia militante y la de tu hermano.

david lanuscou: Mi militancia co ­mienza en el año 1962. Me incorporo a las Fuerzas Armadas Revoluciona­rias (FAR) hasta que viene la fusión con Montoneros el 17 de octubre de 1973, organización de la que formo parte hasta que soy detenido a disposición del PEN.

Mi hermano Roberto, también mili­taba en Montoneros. Con él éramos lo que se llamaba “silvestres”, quería­mos el socialismo, queríamos hacer la revolución, y como éramos “silves­tres”, íbamos de lugar en lugar hasta que nos encuadramos en algo serio, primero la FAR y luego Montoneros.

De nuestra militancia, podría con­tarles innumerables anécdotas, pero especialmente me acuerdo de una, la primera experiencia militante del “Negro”, mi hermano Roberto: en el año 1966, cuando matan a Santiago Pampillón, nosotros estábamos en la toma del Clínicas, y en cuanto avanzó la represión, no nos quedo más opción que escaparnos junto a Roberto. Lo increíble era como la gente nos ofrecía sus casas para refugiarnos. Así nos res­cataron por la calle Neuquén. Roberto en ese momento no se llega a meter, y se sube un techo, lo ve una patota poli­cial y lo agarran, lo tiran del techo a un jardín y lo comienzan a matar a pala­zos. Ahí ya lo dieron por muerto y lo dejaron tirado.

Llegamos con el negro a casa, todo golpeado, mi madre llorando... esa fue su primera experiencia militante...

E.D.: Concretamente, contanos qué pasó con tu hermano Roberto.

­El 3 de septiembre de 1976 se pro­duce un operativo en la localidad de Martínez, partido de San Isidro, pro­vincia de Buenos Aires, al mando del Teniente Coronel Landa, quien al mando del Comando de Zona 4 de las Fuerzas Conjuntas, abre fuego y destruye la casa ubicada en las calles Asunción y Catamarca de dicha loca­lidad, cerca de los actuales talleres de TELEFE y muy cerca del hipódromo. Hay una resistencia de 4 horas, al cabo

de las cuales es asesinado mi hermano Roberto, su compañera Amelia Bár­bara Miranda de 27 años, y mis sobri­nitos Roberto de 6 años, Bárbarita de 4 años y Matilde de 6 meses.

Lo curioso es que justo al lado vivía una familia que también es masa crada por las balas y bombazos que tiraba el ejército. Uno de los hijos de la fami­lia tenía entonces 11 años y llegó a ver muchas cosas. Su nombre es Marcelo Turdó y se ha convertido en un cola­borador inestimable en la búsqueda de mi sobrina.

E.D.: ¿Mientras ocurría esto, donde estabas?­Yo estaba preso desde el 25 de enero

de 1976 al igual que mi compañera de entonces, Patricia. Me enteré en pri­sión pero recibiendo versiones dife­rentes, hasta que una vez en libertad, pude comenzar a reconstruir lo que había sucedido.

A partir de la vuelta de la demo­cracia, se descubren los archivos del cementerio donde estaban enterrados aparentemente los restos de mi fami­lia, y empiezan a ver que estaba todo fraguado, los documentos, la partida de defunción, todo.

Los muy turros habían corrido la voz de que mi hermano le había pegado un tiro en la cabeza a cada uno de los integrantes de su familia y que luego se suicidó.

Cuando logramos que se autorice la apertura de las cajas con los restos de mi familia, encuentro los restos de mi hermano, de mi cuñada y de los chicos más grandes, Robertito y Barbarita. Los cuerpos de los chicos no tenían heridas de balas, sino de esquirlas de los bala­zos y granadas producto del tiroteo.

Pero nada encontramos de Matilde. Apenas unos juguetes, y una manta. Ningún resto óseo, nada. Las Abue­las de Plaza de Mayo se interesan en el tema y traen a un muy prestigioso antropólogo yanqui, Clyde Snow, quien tampoco encuentra nada y nos asegura que jamás el cuerpo de la niña estuvo allí ni en la zona cercana al lugar de entierro.

Hasta que recibo la primer denuncia de unos vecinos que dicen haber visto a una persona con uniforme militar,

sacar un bebe envuelto en una manta luego del fin del tiroteo, sacándolo de entre los escombros. Ahí empiezan las sospechas más firmes. Comienzo a investigar muy cuidadosamente y sin que el tema trascienda, hasta que cuando Clarín se enfrenta con Carlos Menem, el tema se da a conocer y ahí todo toma estado público. Hasta ese momento, el tema se manejaba muy cautelosamente y apenas lo sabíamos la abuela materna de mis sobrinos y yo.

E.D.: ¿La causa cuándo se inicia en concreto?­En 1984, sólo que no se da a luz.

Luego comienzan a trascender infor­maciones y al menos en la militancia, se sabía que yo buscaba a mi sobrina Matilde y que había algunas informa­ciones que nos conducían a sospechar que la niña podría haber sido sustraída y entregada con otra identidad.

Luego, cuando se desata el conflicto Menem­Clarín, el tema comienza a conocerse y hasta que en Diciem­bre de 2002 el entonces Juez Marque­vich ordena la detención de la señora Ernestina Herrera de Noble, acusán­dola, entre otras cosas de la falsifica­ción de documentos públicos.

Posteriormente, se conoce la denun­cia de José Pirillo que fue Director de La Razón, en la que se afirma que el actual CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto en una reunión le pide que no se metiera con el tema de los hijos de los desaparecidos y desliza el problema de los chicos Noble. Y por supuesto, toda la información que vamos reuniendo con nuestra investigación.

E.D. Nosotros recordamos que por los años 2000 o 2002 quizá, cuando empezaban a funcionar los correos electrónicos entre la militancia, recibía-mos correos con la foto de tu sobrina y al lado la foto de Marcela Noble, y además de tener un parecido sorprendente entre ambas, lo concreto es que el tema comienza a tener cada vez más difusión e instalación en la opinión pública.

­Si, sobre todo en 2002 cuando es detenida la Señora de Noble Herrera. Hubo una explosión informaiva, salió en las tapas de las revistas y diarios de todo el país, el caso toma estado público, salen las fotos de los chicos Noble Herrera y al lado la foto de mi

sobrina y todo el mundo comienza a decirme “...pero si es la cara de Amelia, la sonrisa de Roberto...”

No se, yo no puedo afirmar más de lo que se. Pero la causa esta llena de irre­gularidades, y de mínima, debe inves­tigarse el origen de los chicos Noble Herrera, ya que sus partidas de naci­miento y documentos de adopción son, según consta en la causa y ha sido probado, absolutamente fraguados.

E.D.: ¿Tuviste contacto con el entorno familiar de los chicos Noble Herrera?

­No. Hace un tiempo se publicò una carta abierta firmada por la Señora Herrera de Noble que entre líneas deja entrever que los chicos pueden ser hijos de desaparecidos pero que ella los habría adoptado de buena fe.

Yo le dejé mi contestación en una Agencia que tiene el Diario Clarín acá en la ciudad de Córdoba, adjuntándole también la canción que le dediqué a mi sobrina. Por supuesto que nunca recibí contestación alguna.

E.D.: ¿Cómo siguió la causa?­Siguió con constantes chicanas y

dilaciones, hasta que el 17 de julio de 2007, en medio de todo el tema de la anulación de los indultos, la Corte Suprema ordena girar a la Cámara de Casación el tema de los análisis de ADN a los chicos Noble Herrera, dila­tándose una vez más el asunto.

Esto nos enteramos después, no fue información de acceso publico. No salió en los diarios, ni hablar en Clarín, fue algo gravísimo.

Casi al mismo tiempo se decreta la inconstitucionalidad de los indultos pero por otro lado, se dilata nueva­mente el tema de los ADN. Increíble.

E.D.: Coincidirás con nosotros que este tipo de causas no sólo se resuelven con la presión popu-lar sino con decisión política. ¿Cómo ves el rol de la dirigencia política en el caso de tu sobrina? ¿No te hace “ruido” que hoy, 2011, el tema sigue sin resolverse en los marcos de un poder político que se jacta de “luchar contra la impunidad”?

­Y sí, me hace mucho “ruido”. Pero ahora hay un doble discurso que es de terror.

Y cómo puede ser que en el 2002 la señora Noble Herrera estuvo detenida por haber falsificado la partida de naci­miento y el certificado de adopción de los chicos Noble Herrera. Y ahora, nada.

Entonces, acá hay por debajo de la mesa algo raro. Me aparto un poquito del tema puntual de la búsqueda de mi sobrina.

Yo sigo insistiendo, esta gente son los reyes del doble discurso. Un dis­curso muy progresista pero por abajo hacen lo mismo que el menemismo.

Se afanan todo con el asunto de las mineras, son los responsables de la sojización, estamos “para atrás” en la cuestión de Salud, la brecha entre ricos

El caso Herrera de NobleViajamos a córdoba para entrevistar al compañero david lanuscou, ex preso político por su militancia en la organización peronista Montoneros, poeta, exquisito guitarrista y actual militante de la agrupación Montoneros­córdoba. david cree que podría ser el tío de Marcela noble Herrera, la hija adoptiva de ernestina Herrera de noble, titular del Grupo clarín. y continúa una búsqueda que arranca en 1984, apenas sale en libertad, tratando de establecer el destino de su sobrina y de hacer justicia con su hermano, su cuñada y sus 2 sobrinos, todos asesinados por la dictadura en 1976. el reportaje tuvo lugar en una fría tarde cordobesa, en el local del MpA de la ciudad de córdoba, en el que david, popularmente conocido como “cabrito” por sus amigos y compañeros de militancia, nos brindó su testimonio.

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y pobres con el Tío Cámpora era de 7 a 1, ahora es de 33 a 1.

El PBI en 1973 era del 47% para los trabajadores, ahora esta por debajo del 23%. Cuantos años más van a tener que pasar para que distribuyan la riqueza, para terminar con la injusticia social? Ya pasaron 8 años de este “modelo”. ¿Quemás hay que esperar? ¿Quiénpierde siempre? Los pobres, el pueblo.

E.D.: ¿Cómo estas viviendo los juicios que se están llevando a cabo en estos días a los respon-sables de violaciones a los derechos humanos? ¿Qué opinas de la connivencia con civiles? ¿Cuál creés que fue el objetivo del golpe de 1976?

­Es importante resaltar que lo más tremendo del caso de Noble es la con­nivencia entre los civiles y la dictadura militar. Esta clarito en este caso, el rol de los medios de prensa. El silencio ante lo que pasaba y el secreto plan de quedarse con Papel Prensa.

Hay que analizar finamente que pasó con la dictadura militar y cual fue el rol de la clase política y la oligarquía. Ellos son los que ordenaron ejecutar el geno­cidio, para imponer el modelo neolibe­ral que encarnaba Martínez de Hoz.

Ahí hay que clarificar a los jóvenes. Por eso creo que hoy hay una política de derechos humanos a medias, por­que están condenando a los que “pusie ­ron picana” pero no a los que ordena­ron ponerla.

E.D.: David, hace unos años salió un libro que aborda el tema de tu familia, “Columna Norte, el Caso Lanuscou”. ¿Tenés una opinión al respecto?

­Sí. El objetivo de ese libro es usar el caso Lanuscou para difamar a la con­ducción de Montoneros. Y mienten. Porque mi hermano Roberto, era un compañero muy cercano al equipo de seguridad del Pepe (Mario Firmenich) y el libro aparece como que mi hermano era parte de una facción de la Columna Norte que estaban enfrentados con la Conduc ción, que estaban enfrentados por el tema Galimberti, y hasta dejan traslucir la idea que la Conducción mandó a reventar esa casa. Una men­tira elaborada que yo discutí con la autora. Y encima, lo que menos hace es hablar del tema de Noble.

E.D.: David, nos contaron que le escribiste algo a tu sobrina Matilde. Hablanos de eso, por favor.

­El tema es así. Con mi ex compa­ñera Roxana, que me ayudó mucho en

la letra, pensé en cómo hacer de algo tan trágico una letra con ternura, que no sea panfletaria, que diga nuestras verdades, y bueno, salió la canción.

Así fue que saqué un CD que se llama “Vuelo Libertario” que son todas las composiciones mías que hice en la cárcel, en situaciones extremas.

Entonces armamos un ciclo, “La resis­tencia en las cárceles de la dictadura a partir de la música y la poesía”. Lo hice en varios colegios secundarios, y salen unos deba tes impresionantes. Los pibes se entusiasman, preguntan, los profes también...

Mi obsesión es que las nuevas gene­raciones conozcan la verdadera histo­ria. Porque acá a nosotros nos echan la culpadetodo.Quienesresistieronaladictadura con su vida, son los malos de la película. Y los tipos que la apoyaron son los reyes de la televisión. Ponete a pensar. ¿Y eso le vamos a transmitir a las nuevas generaciones?

El NUNCA MÁS de la CONADEP yo lo sentí también como un “Nunca más a un cambio”, en el fondo. Nunca más tratar de cambiar esto.

Y la misión nuestra sigue siendo revindicar a los compañeros que lucha ­ron por la Justicia Social.

y para eso no hay que plantear un discurso opositor, sino un discurso alternativo al modelo. no hay que cambiar los presidentes en Argen­tina, hay que cambiar el modelo.

Lo que es fundamental que entien­dan los jóvenes es que las causas fun­damentales del enfrentamiento entre pueblo y oligarquía (y sus brazos ejecu­tores). Esto viene desde siempre, desde el nacimiento mismo de la Patria. Son dos proyectos enfrentados. O somos Patria o somos Colonia.

Y la lucha, con diferentes actores, se dio siempre. Ahí, en ese tema radica también la persecución al peronismo, las proscripciones, la represión a los trabajadores, estos son los factores que generaron la violencia.

Y así fue que en los años ’70 le logra­mos cambiar la relación de fuerzas a la oligarquía. Ahí se asustaron. Y por eso fue el golpe y la posterior desapari­ción de los 30.000 compañeros. Eso no se discute. Y la señora Noble Herrera y Clarín fueron tan sólo parte de ese proceso. Si no tenemos claro el pasado nos van a seguir cagando a palos todos los días.

E.D.: David, vos volviste al barrio donde ocurrió la masacre de tu hermano y su familia. ¿Te has encontrado con vecinos o con ocasionales testi-gos de esos momentos?

­Yo el primer acto lo hice a los 30 años del secuestro de Roberto. Des­pués se formo una Comisión de Home­naje a la familia Lanuscou por parte de los vecinos del barrio. Ahí se acercaron nuevos vecinos con algunos casqui­llos que dejaron los milicos, aún esta­ban las marcas de las balas en las casas inclusive. Y después instalamos una placa. Fue muy importante el hecho de ponerla y hasta un Sacerdote de San Isidro la bendijo. La placa habla de la historia de la familia e incluso termina diciendo que cayeron en combate defendiendo como peronistas monto­neros los intereses populares.

E.D.: Nos enteramos también de la historia de una cajita enterrada por tu hermano. ¿Es así?

­Sí. Roberto una vez lo sentó a mi padre y le dijo: “...mira que yo vivo no me entrego, se los aviso, eh...”. Y luego le dijo a sus suegros “...mirá: yo acá les dejo una cajita de lata. Adentro esta la dirección donde nos vamos, es una casa clandestina de la organización. Yo la voy a enterrar en el patio de la casa de ustedes, y si algún día pasa algo, o escuchan algo, la abren...”

Cuando pasa el hecho, van y la des­entierran. Cuando abren la caja y ven la dirección y nos enteramos luego, entonces, ahí empieza la búsqueda de la verdad.

E.D.: ¿Cómo sigue esto ahora? Las últimas noti-cias dan cuenta que se sigue en la indefinición del tema de los análisis de ADN. ¿Qué nos podes decir de ahora en mas?, ¿qué impulso se le está dando a la causa?

­Me han dicho que van a volver a insistir con otras partes de las prendas secuestradas, y que van a seguir insis­tiendo hasta que se logre la extracción de sangre de los chicos Noble Herrera.

E.D.: ¿Las autoridades judiciales intervinientes les merecen toda la confianza?

­A mí no me merecen confianza alguna.

E.D. Decimos esto porque la única posibilidad de que se haya filtrado información y hayan logrado contaminar las prendas secuestradas, o que hipotéticamente los chicos Noble Herrera hayan manipulado las prendas, es que del propio Juz-gado se haya filtrado la información.

­¡Pero sí! Deben estar corriendo vali­jas llenas de dólares. El caso es muy grave. No solo habla de la falsificación de documentos públicos, sino de apro­piación de menores, supresión de iden­tidad y encubrimiento de asesinatos.

E.D.: Y suponiendo que Marcela sea Matilde, y suponiendo también que hay una buena predis-posición y que tiene voluntad de juntarse con la familia tanto materna como paterna, ¿cómo te ves? ¿Estarías dispuesto a acompañar el pro-ceso de redescubrimiento de esta chica?

­¡Pero más vale! Si es el hecho viviente de mi hermano Roberto, de mi cuñada, de la militancia de esa época!. Imaginate, no le voy a cambiar la cabeza a su altura... le voy a decir que la hemos estado buscando toda la vida, y le diría, “...bueno, vos ahora sos totalmente independiente para deci­dir que vida querés, ya sabés quien sos de verdad...”.

Es más, yo tengo firmado que la única heredera de los bonos cobra­dos por las indemnizaciones por la muerte de mi hermano y su familia, es ella.Quiensea,cuandoaparezca.Ellaes heredera del dinero que he cobrado por la indemnización perci bida por la muerte de la familia de mi hermano. La única heredera es Matilde. Y eso quiero que lo marquen bien. Tengo ese compromiso.

Yo no paro hasta que yo esté bajo tierra. Después seguirán otros, mis hijos, no se. Pero esto es una bandera que no voy a bajar. Ella es el único hecho viviente de Roberto y su fami­lia. Es un caso emblemático, es una obligación histórica con los compa­ñeros, de encontrarla y devolverle su identidad.

E.D.: ¿Algo más, David?­Sí claro, el compromiso de seguir

luchando por alcanzar la justicia social, que fue por lo que lucharon y cayeron Roberto, mi cuñada y todos los compañeros. Eso es lo más importante. Es el desafío más grande que tenemos nosotros. Y esto se hace planteando una alternativa al modelo, como construir en serio un proyecto que permita una Argentina para todos.

Al terminar el reportaje, y antes de compartir el almuerzo con todos los presentes, David comenzó a entonar “a capella” la canción dedicada a su sobri­nita Matilde. En un fragmento de la misma dice: “...El sol araña las sombras, con sus espinas de tiempo, vuela, Matilde, paloma, a un horizonte de encuentros...”

Las lágrimas de muchos aflora­ron. Las gargantas se anudaron. Y el deseo de que se haga justicia de una vez, fue la consigna que nos unió a todos.

Reportaje a david lanuscou

“Yo sigo insistiendo, esta gente son los reyes del doble discurso. Un discurso muy progresista pero por abajo hacen lo mismo que el Menemismo”.

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Por darío Quiroga

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OS diversos partidos polí­ticos comúnmente lla­mados “la oposición”, integrados desde oríge­nes diversos en cuanto a

PRÁCTICAS, IDEAS Y PENSAMIEN­TOS, vienen demostrando en los últimos años cada vez menos cre­dibilidad y cada vez más extravío, básicamente porque son impoten­tes de alcanzar un perfil de diferen­ciación ideológica con el oficialismo y demarcar una estrategia de poder de cambio y transformación real. De tal forma sus principales exponen­tes llegan a ostentar una práctica oposicionista que se reduce a una crítica contra la corrupción y a favor de “la República”; y así hablan de “partido” de “núcleo duro” de “con­senso” y de “democracia”, y acerca de los que según su decisión deben ser ungidos como dirigentes “visi­bles” y elegidos mandatarios, solo porque así se han convencido entre ellos mismos.

La diversidad de PRÁCTICAS, IDEAS Y PENSAMIENTOS se expresa en la imposibilidad de construir un solo conjunto de oposicionistas, más aun cuando la calidad y can­tidad de cargos electivos a repartir no alcanza para satisfacer las ape­tencias de la totalidad de los inte­grantes de los “núcleos”. Ello hace que cada “núcleo” intente consti­tuirse en la segunda minoría (ya que los oposicionistas juegan a per­dedores), apostando a que en una segunda vuelta puedan verse favo­recidos, fortaleciendo así su capaci­dad negociadora con el partido que consideran alcanzará el triunfo en las elecciones. No aspiran a un cam­bio sustancial y ni mucho menos se organizan para ello. La ceguera que conlleva tal diversidad y tal falta de estrategia de poder, impide a los oposicionistas actuar en visión del mediano y largo plazo, o tal vez ello también reconoce cierto origen en la no diferenciación real con las PRÁCTICAS, IDEAS Y PENSAMIEN­TOS instrumentados por el Partido de gobierno, ya que los beneficia­rios son prácticamente los mismos (al menos es lo que se infiere de la lectura y análisis del libro “Hecho en Argentina”, que comentamos en otra nota en este número de la Revista), e incluso no se oponen al otorgamiento de paliativos para dis­minuir o suprimir tensiones socia­les generadas por la pobreza, la indigencia y la desocupación estruc­tural. Últimamente han encontrado una herramienta para disfrazar tal

indiferenciación en cierto discurso vulgar de lo “ecológico”; aunque su disfraz clásico siempre fue su fino lenguaje “republicano” y el culto al “honestismo”.

Lo anterior no debiera sorprender­nos si analizamos la conducta tradi­cional, por ejemplo de la UCR, donde la cantidad de miembros del “núcleo duro” terminó erosionando su cohe­sión y dividiendo al conjunto en variados subconjuntos cuyas PRÁC­TICAS, IDEAS Y PENSAMIENTOS son difíciles de diferenciar a partir de las historias de los integrantes de cada subconjunto, que llevan muchos años ocupando cargos electivos. Lo más curioso de todos los dirigentes de todos los subconjuntos de esta facción es que actúan como si para ellos el 19 y 20 de diciembre de 2001 y sus consecuencias jamás hubiesen existido. Aunque habrá que reco­nocer que esta característica tam­bién distingue a los dirigentes del ex “núcleo” FREPASO hoy diluidos en el oficialismo (como uno de sus tantos subconjuntos) quienes acompaña­ron al gobierno de De la Rua hasta la escalera del helicóptero.

Teniendo en cuenta las historias, tampoco resulta muy sorprendente que los denominados “nuevos diri­gentes” y fundadores o herederos de “núcleos” sean incapaces de crear una alternativa de poder auténticamente nacional­popular en una visión de mediano y largo plazo. Pareciera que la profundidad de los “ombligos” a veces avanza verticalmente y orada los cerebros.

¿Y por el lado de los pequeños conjuntos autodenominados de izquierda? Al contrario de lo que sos­tenía un “pequeño” dirigente de un cada vez mas pequeño “núcleo duro”, están condenados, no al éxito, sino al fracaso. Continúan cautivos de cons­tructores de PRÁCTICAS, IDEAS Y PENSAMIENTOS de otras latitudes y altitudes, siempre ajenos a la reali­dad nacional. Sería honesto sugerir a sus “núcleos duros” una revisión de la historia nacional, para no seguir dando lugar a la inmolación de valio­sos jóvenes idealistas, como instru­mentos de la presencia de dichos con­juntos en la vida política, e integrarse en las luchas por la Soberanía y la Jus­ticia Social. Sus adhesiones a PRÁCTI­CAS, IDEAS Y PENSAMIENTOS ajenos a la realidad nacional, los condena a continuas divisiones en otros sub­conjuntos enfrentados entre sí, prác­ticamente en actitudes histéricas, a

punto tal de estar dispuestos a dividir un átomo. ¿Es necesario identificar aquí a dichos pequeños conjuntos?

Pero también están aquellos “núcleos” que hasta sectores de la propia clase dominante desde sus propias entrañas ha lanzado al ruedo. De esta forma por ahí anda divagando el hijo de Don Franco, el niño Mauricio, y la comparsa que lo secunda improvisando lengua­jes postizos para atraer incautos ostentando esa sedicente superio­ridad sobre el resto de la población. El plan de mostrar desde las estruc­turas del Estado del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cierto efi­cientismo operativo para congre­gar voluntades a nivel nacional y seducir a otros “núcleos”, ha derra­pado en un fracaso total y en algu­nos aspectos rayando el ridículo. Por lo pronto el “núcleo” macrista y sus adyacencias han demostrado que a parte de irremediables gorilas tam­bién resultan ser inútiles impresen­tables en el manejo de los asuntos públicos de Estado.

¿Y NOSOTROS? A nuestro criterio, creemos que son tiempos de sentar las bases prácticas y teóricas de un renovado nacionalismo popular, con un programa de acción y de gobierno propios. Ante un sistema político que en sí mismo se ha transformado en un reñidero entre “oficialistas” y “oposicionistas”, por momentos incomprensible, confuso y siem­pre lejanamente mediático; aposta­mos al fomento de la discusión de temas claves, para la organización de una fuerza política con un fuerte arraigo popular y territorial. Porque en un país como el nuestro donde un pequeño grupo de oligarcas se llevan más del 50 % de la torta, triplicaron sus ganancias respecto a los noventa mientras explotan al doble la fuerza de trabajo del pueblo, lo urgente y necesario es sentido común. Sobre esta evidencia constatable con demoledores indicadores de realidad es que debe elaborarse un plan de acción a corto y mediano plazo para desatar una construcción nacional pujante detrás de un nuevo Proyecto de Nación Sustentable con Justicia Social, y para ello no sirve distraerse en las intrascendencias derrotistas de “las necesidades de la etapa” o los límites impuestos por supuestas “relaciones de fuerzas”, en los com­portamientos esquizofrénicos dig­nos de esta modernidad decadente y patética, en el discurso duro y el golpe blando.

Oposición yoposiciones

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OS estudios e investigaciones serios (denomi­nados así para diferenciarlos de las crónicas propagandísticas) sobre los distintos aspectos de la realidad nacional, que requieren la infor­mación de los últimos Censos realizados en el

País a nivel nacional, es decir los de Población, Hogares y Viviendas y el Agropecuario, así como los resultados de las Encuestas Permanentes de Hogares, y Agrope­cuaria, encuentran dificultades prácticamente insalva­bles en los últimos años, es decir desde que se estableció la “intervención” en el Instituto Nacional de Estadística y Censos, por erróneas decisiones de la misma que le impiden al organismo suministrar información creíble tanto sobre las características del sector agropecuario en el año 2008, como respecto a la concerniente a la pobla­ción, hogares y viviendas en el año 2010, anulando toda posibilidad de comparabilidad con los Censos de déca­das anteriores, para estudios de evolución, cambios, etc., y sus implicancias económicas, sociales, técnicas y polí­ticas, es decir, ambientales.

Algunos “consumidores acríticos” de la información estadística dan por creíbles los datos suministrados como resultado de los mencionados operativos censa­les, aceptando así las significativas disminuciones, por ejemplo, de desocupación, subocupación, tasa de nata­lidad, pobreza e indigencia, entre otros indicadores, sin efectuar una lectura comparativa de ellos con los resul­tantes de la observación de la realidad, por lo menos a nivel de algún centro urbano o rural, o Barrio de un cen­tro urbano, por ejemplo, del Conurbano Bonaerense. Es que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

¿O es que dichos “consumidores acríticos”, al igual que una porción significativa de decisores de políticas, supo­nen que existe una cierta porción de población “invisibi­lizada” en la planificación de la obra pública, transporte, educación, salud, generación de empleo productivo ten­diente a maximizar la ocupación de la mano de obra?, ¿O es que al igual que dichos decisores de políticas asu­men que el PUEBLO “marginado se irá extinguiendo” mansamente, mientras sobrevive con las migajas que recibe por derrame de los recursos provenientes de los denominados planes sociales?

De igual manera, algunos de dichos “consumidores acríticos” (denominados así suponiendo que obran por ingenuidad, ignorancia o buena fe) reciben con satisfac­ción los “retazos” de datos suministrados por un Censo Nacional Agropecuario, incompleto o “truncado”, sin tener en cuenta en sus análisis, las implicancias de la concentración de la tierra, la forma legal de tenencia de la misma, la disminución de la cantidad de productores y de trabajadores permanentes y transitorios, los tipos de componentes materiales de las tecnologías predomi­nantes, incluyendo en ellos no solo a los usados en las labranzas, labores culturales y cosechas, sino también en los de la denominada defensa sanitaria de los cultivos y restitución de nutrientes a los suelos, y los impactos sociales y ecológicos de dichos componentes materiales.

Los últimos dos censos dieron lugar a numerosos inte­rrogantes que mientras no sean develados invalidan sus resultados. Lo mismo ocurre con la Encuesta Perma­nente de Hogares Continua, respecto a la categorización de los ocupados, los subocupados (Población Económi­camente Activa demandante y Población Económica­mente Activa no demandante) y los desocupados. Así, persisten ya a esta altura perversamente en denominar:

• población económicamente Activa a “la población ocupada más la población desocupada”. No espe­cifican edades. Si éstas se tuvieran en cuenta, a los fines de la Encuesta Permanente de Hogares Conti­nua debería denominarse como Población Económi­

camente Activa a la población comprendida entre 15 y 75 años de edad.

• población ocupada “conjunto de personas que tiene por lo menos una ocupación, es decir que en la sema­na de referencia ha trabajado como mínimo una hora (en una actividad económica)”. En realidad se trata de una categoría que puede ser usada para encubrir des­ocupación o alguna de las actividades incluidas en los planes sociales. Esta categoría debería ser redefinida y desagregada en categorías que posibiliten cono­cer realmente el nivel de ocupación desde el punto de vista social en toda su magnitud. Lo que queda claro que a un compatriota que trabaja una hora por semana –básicamente por una cuestión de respeto–, no se lo debiera englobar como “población ocupada”.

• población desocupada, se refiere a personas que no teniendo ocupación, están buscando activamente trabajo. Esta categoría corresponde a la desocupación abierta. No incluye a personas que trabajan transito­riamente mientras buscan activamente una ocupa­ción; tampoco a las personas que trabajan involunta­riamente por debajo de lo normal; a los desocupados que han suspendido la búsqueda por falta de oportu­nidades visibles; a los ocupados en puestos por debajo de la remuneración mínina o en puestos por debajo de su calificación, etc. En síntesis, esta categoría intenta hacernos creer que un desocupado es sólo aquella persona que busca desenfrenadamente trabajo.

• población subocupada horaria, personas que traba­jan menos de 35 horas semanales por causas involun­tarias.

• población subocupada demandante, personas que buscan activamente trabajo.

• población subocupada no demandante, población dispuesta a trabajar mas horas, y que no está activa­mente en búsqueda de otra ocupación.

• población inactiva, no tienen trabajo ni lo buscan activamente. Es decir, esta categoría directamente es un “acta masiva de defunción”.

Si se analiza el Mercado de Trabajo usando la infor­mación generada por la Encuesta Permanente de Hoga­res Continua durante el período 2003­2008 (disponible), en nuestro país prácticamente no tendríamos que notar la presencia, hacia el final de ese período, de un gran conjunto de población desocupada. ¿Esa es la realidad?, no al menos la que observamos cotidianamente en los barrios marginales y no tan marginales de la mayoría de las Ciudades y Pueblos, y no solo hasta el 2008, sino en la actualidad.

Y así podríamos continuar negando toda coincidencia de los indicadores publicados por el INDEC y otros orga­nismos del Estado Nacional que realiza análisis e infe­rencias con esa información, respecto a las observacio­nes cotidianas de la realidad.

Para el INDEC actual, ¿cuál es la cantidad de perso­nas que forman parte de la Población Económicamente Activa?, ¿cuál es la cantidad de personas que actual­mente no buscan trabajo por tener la certeza de que acceder a ello es imposible?, ¿cuál es la cantidad de per­sonas hoy involucradas en las llamadas cooperativas del Plan Trabajar y semejantes, creadas para disimular la desocupación abierta?, así como la incapacidad del actual modelo para generar trabajo y posibilitar ingre­sos genuinos a la población en condiciones de trabajar?

¿Cómo pude comprenderse que a horas de iniciado el Censo de octubre de 2010 desde la autoridad oficial del INDEC se haya anunciado que en las ciudades de Mar del Plata, Córdoba y La Rioja, la población creció en pro­medio un 20% en relación a 2001, y que de extenderse esa tendencia a todo el país, habría en el territorio argen­tino 43 millones de habitantes, para luego anunciar dos

meses después también oficialmente que el total de población nacional es del 40.091.359?

¿es que nadie evalúa el daño que significa mentirse a sí mismos como gestores de un estado? ¿A nadie se le ocurre que distorsionar herramientas que deberían ser las necesarias para una correcta administración les hace equivocar las políticas implementadas? ¿piensan realmente que con esto la pobreza desaparece?

Así, podríamos llenar páginas con interrogantes, pero lo mejor es concluir demandando la recuperación de la confianza en las cifras brindadas por el Instituto Nacio­nal de Estadística y Censos de la Nación, a efectos de dar lugar a la generación de la información necesaria y suficiente para la planificación del desarrollo que tenga como objetivo la concreción de la justicia social.

Si algo caracterizó a la generación que provocó una ruptura revolucionaria con el eje de “desarrollo” estable­cido por la generación del 80 del siglo XIX, esa fue con toda seguridad la nacida en la última década de ese siglo y comienzos del siglo XX. Es decir; ni más ni menos que la generación de la que formaran parte Juan Domingo Perón, Ramón Carrillo, Arturo Sampay, Arturo Jauret­che, Scalabrini Ortiz, Rodolfo Puiggros, Pistarini, Mendé, Mercante, Miranda, Valle, Petinatto, Cooke, Hernán­dez Arregui, Homero Manzi, Castiñeira de Dios, entre muchísimos otros. Esta generación cultivó una mirada nacional de nuestra existencia en la que primó ante todo un diagnóstico a fondo de la realidad. Si algo cono­cían muy bien estos argentinos era de qué estaba echa Argentina, cómo estaba constituida su población, qué materialidades bullían en la realidad cotidiana. Inves­tigaron, conocieron y comprendieron la realidad despo­jada de todo lenguaje estadístico tangencial o superfluo. De allí –entre otros fermentos– proviene la gigantesca planificación puesta de manifiesto entre 1945­1955, que expandiera sus efectos en la realidad concreta hasta entrados los años 90 del siglo pasado, y que hasta hoy fue el período histórico –aún no sólo no superado sino ni siquiera aproximado– en que el paradigma de la Justicia Social primara en el acontecer institucional de la Nación y la realidad efectiva del Pueblo.

Lo demás, es cartón pintado.

Cartón pintadoPor roque Manzini

“Manipular y tergiversar las estadísticas públicas es un acto de traición a la Patria”.

Juan domingo perón

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Naturaleza y cultura

Para discernir mejor el concepto de “pueblo” del de “población”, y el de

“nación” del de “país”, apelaremos a una distinción que ha sido enfatizada desde el s. XIX, pero que deriva de los prime­ros sofistas griegos, de mediados del s. V a.C.: la delimitación entre “naturaleza” y “cultura”. Pues ya Protágoras decía que “la enseñanza requiere tanto del talento natural (physis) como del ejercitamiento” (D.­K. 80133); y Antifonte, por su parte, cuestionaba la diferenciación habitual entre “griegos” y “bárbaros”, ya que, adu cía, “por naturaleza hemos nacidos todos similarmente en todo sentido; todos, tanto griegos como bárbaros, res­piramos por la boca y la nariz, y come­mos con la ayuda de las manos” (D.­K. 87B44). Es decir, se comenzaba a descu­brir que, además de lo que existe cuando nace el hombre, existe, y como algo nuevo, lo que el hombre hace. Así, a grandes rasgos, pues, podemos caracteri­zar a la “cultura” como la acción específi­camente humana y sus productos (desde un pequeño crimen hasta la más excelsa obra de arte), a diferencia de los procesos meramente orgánicos y físico­químicos de toda índole en que no entra en juego la mente humana.

“Población” y “pueblo”

Veamos, pues el concepto de “pobla­ción”: este concierne a la totalidad de

habitantes de un lugar, aun cuando no exista otro rasgo en común que el de co­habitarlo, y el de poseer, mayoritaria o centralmente, la misma lengua y qui­zás el mismo origen étnico. Hasta cierto punto, entonces, podría considerarse la “población” como un hecho natural o casi­natural. De acuerdo con lo dicho, en cambio, “pueblo” configura una creación cultural. “Pueblo”, en efecto, designa una ligazón de los habitantes de un país en torno a un objetivo común, un vínculo que conlleva implícitamente una volun­tad de acción, o directamente un accionar conjunto. Esta diferenciación que hace­mos implica cuando menos la posibili­dad de que no todos los habitantes de un lugar participen o deseen participar en la persecución de una meta común.

Los objetivos del “pueblo”

Aquí ya debemos explicar, aunque sea del modo más esquemático, lo que

entendemos por “objetivos comunes” y por “meta común”. En términos genera­les, cabe afirmar que la meta común cuya búsqueda liga entre sí a los integrantes del “pueblo” es la realización humana, el ser­más de cada uno y a la vez de todos, la humanización cada vez más plena de los hombres. Un fin que es, pues, “meta­físico”, porque atañe al ser del hombre; lo cual no remite a un ámbito abstracta­mente misterioso, sino a lo que aquí des­cribiremos como la armoniosa conjun­ción de los siguientes objetivos:1. La satisfacción de las necesidades

humanas más elementales (de ali­men tación, de vestimenta, vivienda, atención de la salud, etc.);

2. El cumplimiento de un trabajo que permita desplegar al máximo posible las aptitudes creativas personales, o que deteriore lo menos posible tales aptitudes;

3. La disposición de un “tiempo libre” en el cual las aptitudes creativas persona­les se desarrollen al máximo o se dete­rioren mínimamente; en lo cual tene­mos en cuenta la indicación de H. Marcuse (One­dimensional Man, Lon­dres, 1964, p. 49, n. 38) de que en el s. XX existe en los países industrializados más “tiempo de ocio” (leisure time) que en el s. XIX, pero no más “tiempo libre” (free time), y de que el “tiempo de ocio” es manipulado por los medios de comunicación masiva de un modo que deteriora toda aptitud creativa perso­nal;

4. La organización del país en una nación independiente, en cuyas decisiones el hombre participe.

Esta enumeración de objetivos que acabo de hacer es puramente taxativa, de ningún modo cronológica o jerárquica.

Consciencia de la meta común

Por supuesto, no pretendemos que estos cuatro puntos sean asumidos

explícitamente en el proyecto vital de cualquier ser humano, sino solo que es muy probable que su postulación fuera admitida por la gran mayoría de los hombres; y también que de hecho ya se encuentran presentes, de un modo menos preciso y esquemático que el expuesto, en los anhelos y pensamientos de la mayor parte de los individuos y de los pueblos.

Podría argumentarse que el objetivo que mencionamos en cuarto término no es patrimonio más que de una élite inte­

lectual, extendido a los demás solo por un voluntarismo paternalista. Sin embargo, allí donde los pobladores se arraigan bus­can, por una necesidad bien concreta, organizarse en sus esfuerzos comunes por afirmar su propia existencia en el lugar; aun cuando, sin duda, la historia de la paulatina organización de un “pueblo” es una cosa muy lenta y larga. Y la conscien­cia de los objetivos que hemos descripto puede ser más lúcida o menos lúcida, más precisa o menos precisa; pero en la medi­ da en que esta consciencia sea común a los integrantes de un “pueblo”, proveerá a su accionar de una consciencia solidaria, una consciencia que podríamos conside­rar ético­metafísica, ya que promueve la realización plena como meta de los actos. Ahora bien, la detención en el cuarto de los objetivos que enumeramos nos lleva de la mano al concepto de “nación”, dado que en ese punto hemos subrayado el arraigo en un país y la organización en una nación independiente. Pues un “pue­blo” puede nacer en el desierto, como los hebreos conducidos por Moisés en su marcha a través del Sinaí; pero su pri­mera meta es “arraigarse” en un país, y a partir de allí “organizarse” para el logro de los objetivos comunes. Por consiguiente, la diferencia entre los conceptos de “país” y de “nación” reside en que con “país” se tiene en mente un “territorio poblado” –o al menos “poblable”–, en tanto que por “nación” entendemos la organización de un “pueblo”, arraigado en un “país’, a los fines de alcanzar solidariamente la realiza­ción humana. Al decir esto no estoy identi­ficando “nación” con “Estado”, por cierto. Mi intención no es ahora detenerme en el concepto de “Estado”, pero en cuanto toca a la definición que hemos dado, “Estado” menta el aspecto de “organi­zación”, mientras “nación” se refiere al “pueblo” como sujeto que se organiza. En ese sentido, podríamos decir que el con­cepto de “nación” implica algo personal, en tanto el de “Estado” algo cósico: cabe así decir que un “pueblo” tiene consciencia nacional, mientras hablar de “consciencia estatal” sería absurdo.

“Pueblo” y “anti-pueblo”

Volvamos ahora a la advertencia hecha sobre que el concepto de “pueblo”

implica, por definición, la posibilidad de que no todos los habitantes de un país participen o deseen participar en la bús­queda de una meta común. Inclusive, añadamos ahora, puede darse el caso de

que, dentro de la “población”, haya “indi­viduos” o grupos que se opongan al pro­yecto nacional del “pueblo”. Abarcaremos en el concepto de “no­pueblo” a los indi­viduos o grupos que, sin oponerse a dicho proyecto, no participan ni desean partici­par del destino común. Incluiremos, en cambio, en el concepto de “anti­pueblo” a los individuos o grupos que se oponen al “pueblo” en la consecución de sus objeti­vos. Estoy plenamente consciente de los riesgos implicados en el uso de expresio­nes tan esquematizantes como “no­pue­blo” y “anti­pueblo”; creo que vale la pena asumir tales riesgos, en vista de la ope­ratividad que, una vez precisados, vere­mos que ofrecen dichos conceptos, y que es sin duda mucho mayor que la operati­vidad acreditada históricamente por con­ceptos como el de “clase”. No obstante, y para evitar excesivas cacofonías, recu­rriremos a dos eufemismos, cuya inten­ción espero no sea malentendida como europeizante: “la Nobleza”, para remi­tir a nuestro concepto de “antipueblo”; y “el Tercer Estado”, para denotar nues­tro concepto de “no­pueblo”. Tratemos ahora de delimitar más claramente estos conceptos. ¿Podemos hacerlo en base a la cantidad, de modo tal que el “pueblo” fuese la mayoría de la “población” y la “Nobleza” una minoría? Sin embargo, de ser así, y teniendo en cuenta que sin duda la “Nobleza” cuenta también con objeti­vos comunes a sus integrantes ­en vista a los cuales precisamente combate al “pue­blo”­, faltaría la distinción cualitativa. En ese sentido, bien decía Aristóteles que el número “es accidental”, y que lo que hace la diferencia esencial es que, en el caso que él considera “correcto”, se atiende “al beneficio común”, mientras en el de los que denomina “desviaciones”; se mira “a los intereses particulares” (Política III 5, 1279a­b). Extraemos esta indicación aris­totélica del contexto en que se halla, por­que nos resulta esclarecedora para nues­tro análisis. En efecto, en lo que concierne a la descripción que hicimos de los cuatro objetivos que persigue el “pueblo”, pode­mos advertir que cada integrante del pue­blo quiere o puede querer tales objetivos para todos los pobladores del país. En lenguaje aristotélico, pues, lo que denominamos “pueblo” quiere “el bien común”. Pero la “Nobleza” no quiere ni puede querer “el bien común”, puesto que, por definición, se opone a la voluntad del “pueblo”; el “bien común” entraría en colisión con sus “intereses particulares”.

“Pueblo” y “anti-pueblo” en América Latina

Voy a ejemplificar con la experiencia que me es más familiar. Pienso, en

efecto, que ya resulta claro que, al hablar de “anti­pueblo”, no estoy rotulando un fantasioso producto de laboratorio, sino mentando una realidad tan concreta como cruda en América Latina, a saber, la oligarquía ligada a los centros inter­nacionales de poder financiero. En rela­ción con los cuatro objetivos comunes que enumeramos como constituyentes del proyecto de realización humana del pueblo, advirtamos que dicha oligarquía podría condescender en la búsqueda del primero de ellos (la satisfacción de las necesidades elementales), y quizá, en principio, decir que no es cosa suya el logro del segundo objetivo y del tercero. Pero jamás podría aceptar la aproxima­ción al cuarto, el referido a la organiza­ción de una nación independiente y a la participación del “pueblo” en las deci­

Los conceptosde Pueblo y Naciónel presente trabajo corresponde al texto de una ponencia que, con idéntico título, fue pre­sentada, por el dr. conrado eggers lan, en las Jornadas Bolivarianas organizadas por la uni­versidad Autónoma de México en agosto de 1983, sobre el tema “La filosofía doscientos años después”. consideramos que, a pesar del tiempo transcurrido y los cambios políticos en el ámbito mundial, el análisis de los conceptos de pueblo y nación mantienen plena vigencia.

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siones, pues esto quebrantaría las bases de su propio poder y de su misma exis­tencia; y no solo porque la participación popular en las decisiones deterioraría su privilegio, sino porque su poder secto­rial se apoya esencialmente en la dependen­cia de su país respecto de los centros interna­cionales de poder financiero. Precisamente por eso, cada vez que la “Nobleza” ataca, lo más probable es que en el bando de enfrente esté el “pueblo”. Si se tuviese esto en claro, no se habría producido ­ni persistiríaese fenómeno de autoen­gaño que hemos observado y seguimos observando en la Argentina, donde los teóricos de la política se niegan a hablar del peronismo como un movimiento popular –o, en el gobierno, como un gobierno popular–, y prefieren calificarlo de “populismo”, pretendiendo negarle su condición de “pueblo” y presentándolo como una aglutinación demagógica de una mayoría favorecida solo superfi­cialmente. Cualquiera que eche una mirada a la historia política argentina de los últimos cuarenta años puede adver­tir que la oligarquía agropecuaria ligada a los intereses extranjeros estuvo siem­pre en el bando opuesto al peronismo, y, en tal condición, derrotada claramente por este en todos los comicios y su ven­cedora solo merced a violentos golpes militares.

“Elite” y “pueblo”

En este punto, de todos modos, cabe señalar que el ser atacado por la

“Nobleza” no es por sí solo garantía de que el conjunto atacado sea el “pueblo”. Pues el ataque también puede desatarse sobre una “vanguardia esclarecida” que desafíe a la “Nobleza” en forma inclusive más clara y agresiva de lo que lo haría el “pueblo”, y se convierte entonces en chivo expiatorio, sea por el temor de la “Nobleza” de que el brote sea epidémico, sea porque ella se forja la ilusión de que está combatiendo a su real enemigo. En este segundo caso, la ilusión es por par­tida doble, ya qué no solo la “Nobleza” toma a la élite por “pueblo”, sino que esta también se ilusiona con que es “pueblo” o con que lo representa. Sin embargo, el “pueblo” jamás se forma o actúa en base a una “vanguardia esclarecida”. Y aquí sí, para advertir la diferencia, cuenta el número, ya que esa “vanguardia” es una pequeña minoría, en tanto el “pueblo” es siempre mayoría. De todos modos lo esencial a este sigue siendo la conscien­cia solidaria de los objetivos comunes, solo que estos objetivos también pueden ser postulados por esa “élite ilustrada”, y en forma más marcada y explícita. Por­que la consciencia que de sus propósitos tiene un individuo suele ser más clara que la de una pluralidad de individuos, máxime si ese individuo es intelectual y si esa pluralidad es muy vasta (aun­que la “sabiduría popular” es general­mente más profunda y duradera, quizá por formarse con la lenta sedimenta­ción de las experiencias). Y este hecho origina que tal individuo o una élite com­puesta por tales individuos enjuicien el comportamiento del “pueblo”, y el grado de consciencia alcanzado por este, dic­taminando que la consciencia del “pue­blo” está aún inmadura o no existe. En ese sentido persiste hoy en día el volun­tarismo liberal de la filosofía política de Hegel, quien parte del concepto de liber­tad como voluntad racional y univer­sal, entendiendo por voluntad univer­sal no lo que quieren todos o la mayoría

de los pobladores, sino la voluntad racio­nal que solo la “vanguardia ilustrada” puede poseer y que por sí sola acredita su universalidad. En cambio, dice Hegel, “el pueblo, en la medida que con esta palabra se designa una parte determi­nada del Estado, expresa la parte que pre­cisamente no sabe lo que quiere. Saber lo que se quiere y, más aún, lo que quiere la voluntad que es, en sí y para sí, la razón, es el fruto de un profundo cono­cimiento y sabiduría, que no son preci­samente cosa del pueblo”. (Grundlinien der Philosophie des Rechts § 301; 4a. ed., J. Hoffmeister, Hamburgo, 1955, pp. 261s.). Hemos hablado de élite o “vanguardia”, pero en rigor debemos usar el plural, ya que puede haber muchas y con una gran variedad de ideologías, que lleguen a ser inclusive “opuestas”, con la sola carac­terística común de “vanguardias ilustra­das”. En tanto tales, estas “vanguardias” no pueden integrarse en el “pueblo”, aún cuando eventualmente exista coin­cidencia de objetivos; los individuos que integran las élites sí pueden integrarse al pueblo, a condición de renunciar a todo carácter de “vanguardia esclarecida”, y sin perjuicio de sumar su aporte a los estudios teórico­prácticos que se hagan en el seno del “pueblo”. En cualquier caso, y siempre que una miopía total no las haga cómplices de la “Nobleza”, las élites no forman parte de esta, sino más bien de lo que denominamos “no­pue­blo” o “Tercer Estado”, y que ahora esta­mos describiendo.

“Sector neutro” y “pueblo”

El “Tercer Estado”, en efecto, dista de agotarse en las élites, sino que su

franja más amplia es ocupada por lo que bautizaremos como “sector neu­tro”, por el hecho de que es el único sec­tor o grupo que no se pronuncia a favor o en contra del “pueblo” (aloja, natural­mente, opiniones individuales o aisla­das, si no hay compromiso ni riesgos, pero que nunca abarcan a más de un individuo). Se trata de un conjunto de personas que pueden pertenecer a muy diversas clases sociales y estamentos, y que, aparte de las afinidades lingüísti­cas y étnicas, no cuentan con otros ras­gos en común que los de vivir en una misma región bajo las mismas leyes y costumbres. Alguien podría objetar aquí que rasgos comunes tales como los étni­cos y lingüísticos y la vida en un mismo país bajo las mismas leyes y costumbres son precisamente los rasgos que de ordi­nario se tienen más en cuenta al descri­bir el concepto de “nación” y al carac­terizar al “pueblo” que hay en ella. Y sin embargo, si se admite la noción de “consciencia nacional” como conscien­cia de un proyecto de realización común, deberá convenirse también en que no hay nada más ausente que ella en ese “sector” que denominamos “neutro”. Pues en dicho “sector” solo hay pro­yectos de uno, a lo sumo de dos, pero nunca más allá de un individuo o de una pareja. Y esta diferencia se hace en este caso más substancial que en las otras relaciones consideradas, ya que puede haber circunstancias en que la canti­dad de individuos que componen este “sector neutro” aumente hasta el punto que este sea numéricamente mayorita­rio dentro de la población. En tales cir­cunstancias no cabe hablar de “pueblo”, ya que el “pueblo” solo puede existir mayo­ritariamente. Así, de producirse eso, solo habrá “Tercer Estado” y “Nobleza”. No

obstante, ni aún en tales circunstancias estos dos conjuntos se identifican ni se asimilan entre sí. La “Nobleza” puede, ciertamente, instrumentar tanto al “sec­tor neutro” como a las élites para sus fines antinacionales, o, al menos, man­tenerlos bajo control. Lo que no veremos es que la “Nobleza” combata al “sector neutro”, sea este minoría o mayoría, en lo cual este se distingue claramente del “pueblo”.

“Anti-pueblo” sin “pueblo”

Aquí debemos modificar o al menos precisar nuestra caracterización ante­

rior de la “Nobleza”, en tanto la basamos en la oposición de esta al proyecto del “pueblo”, y ahora presumimos su exis­tencia incluso allí donde decimos que no hay ya “pueblo”, sino solo “Tercer Estado”, con un “sector neutro” mayori­tario que no tiene un proyecto común y que, por lo mismo, no es atacado en su accionar. Lo que sucede es que hoy en día ningún país de la tierra puede subs­traerse a la marcha de la historia, sino que siempre participa en esta, sea a tra­vés de un proyecto nacional o de un pro­yecto anti­nacional, por más efímero o incoherente que resulte. Y si no hay un “pueblo” que impulse un proyecto nacio­nal, el proyecto que se ejecute será anti­nacional, ya que frenará toda posibilidad de realización humana común y, ante todo, la de organización nacional. Y para ello siempre deberá haber una minoría anti­nacional que coincida con lo que hemos denominado “Nobleza”, aunque no esté su acción centrada en combatir al “pueblo”, sino a lo sumo en prevenir la eventual aparición del “pueblo”.

Surgimiento y evolución del “pueblo”

Cómo surge el “pueblo” allí donde no existía y la plaza mayoritaria era

ocupada por el “sector neutro”, consti­tuye para mí un problema del cual por ahora solo puedo tomar nota, ya que mi conocimiento de la historia de Amé­rica Latina no me permite más que con­jeturar que el surgimiento de un “pue­blo” no se sujeta a leyes históricas más o menos detectables, y como mucho advertir algunos hechos que facilitan la creación cultural de un “pueblo”, tales como la aparición de líderes y coyuntu­ras que propician la madurez de la cons­ciencia “popular”. Por lo demás, una vez en escena los “pueblos”, su evolución no es rectilínea hacia los objetivos, puesto que, por un lado, no basta la voluntad de lucha, creación y sacrificio y, por otro, la cosa se juega en buena parte fuera de los límites de una sola “nación” y de un solo “pueblo”. En esa evolución, el “pueblo” puede ser golpeado y sometido; pero en el lapso siguiente solo quedará aletar­gado, nunca extinguido: una vez que se toma “consciencia nacional” ya no se la pierde, y el “pueblo” solo puede cesar de existir con la civilización íntegra a que pertenece.

“Pueblo” y “nación” en Latinoamérica

Finalmente, queda aún por reflexionar sobre la posibilidad de aplicación de

los conceptos que he descripto al pro­yecto bolivariano de unidad latinoame­ricana. Hoy en día podemos discernir tres metas escalonadas en el cumpli­miento pleno de dicha propuesta, aun­que esta sea en principio explícita solo en cuanto a la segunda meta; la primera

sería “nacional” y la tercera “mundial”. En efecto, ningún individuo puede rea­lizarse en una comunidad que no se realice –esto es, en un país que no sea “nación”– y análogamente, ninguna “nación” de la tierra puede realizarse en un mundo que no se realice. Hablar de la realización humana en términos planetarios suena a utopía renacen­tista y parece convertir el análisis filo­sófico en fantasía pura. Y sin embargo, es lo mismo que, con un lenguaje polí­tico realista, plantean los representan­tes del Tercer Mundo ante los poderes hegemónicos en las conferencias inter­nacionales. Y precisamente la deno­minación “Tercer Mundo” designa una realidad socio­política más amplia que la “nacional” y más reducida que la mun­dial; realidad socio­política que es más concreta y homogénea aún si la restrin­gimos a América Latina. Vale decir, la unidad latinoamericana sería la segunda meta. La mayor dificultad estriba en que, de diversas maneras, el logro de la ter­cera meta condiciona la plenitud de las dos anteriores, especialmente porque el “anti­pueblo” sienta sus reales en ese nivel mundial, y es allí donde combate al “pueblo” de cada “nación” y de toda Latinoamérica. Por cierto que mi análi­sis se detiene aquí, ya que no cuento con la experiencia adecuada para responder a la pregunta de sí hay o puede haber un “pueblo” latinoamericano que haga suyo un proyecto de “nación” latinoamericana más allá de todo voluntarismo elitista. En este punto solo arriesgaría una con­jetura afirmativa, en base a la similitud de los procesos históricos, sociales, eco­nómicos y políticos en toda Latinoamé­rica y a la casi certeza de que hay un destino común que poco a poco se va asumiendo en todas partes. Por ello con­sidero que un análisis como el que bas­tante burdamente acabo de presentar podría ser afinado y precisado dialógi­camente, y de ese modo configuraría un aporte nada insubstancial de la filosofía a la propuesta de Bolívar de unidad lati­noamericana.

1927-1996. Profesor titular de la cáte-dra de Historia de Filosofía Antigua. Publicó traducciones de diálogos de Platón con ensayos preliminares y varios libros sobre el mundo griego. Fue investigador del Conicet y creó la Sociedad Internacional de Platonistas. Desde 1988 dirigió la revista Méthexis con colaboraciones de filósofos argen-tinos y extranjeros. Publicó varios libros sobre pensamiento nacional y contribuyó como pocos a la formación politica e intelectual de varias gene-raciones de dirigentes y militantes del campo del Pueblo de varios países de nuestra región.

Conrado Eggers Lan

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n Jujuy y Salta las Comuni­dades del Pueblo Qolla vie­ron en esta etapa política la posibilidad de concretar sus demandas de propiedad de

los territorios que, por legítimo dere­cho natural, les correspondía y el 31 de agosto de 1945, un numeroso grupo de dirigentes aborígenes de la Puna soli­citó por nota al entonces Consejo Agra­rio Nacional que les fueran restituidas las tierras a las Comunidades Aboríge­nes. En la nota recordaban a las Autori­dades que: “Nuestros padres, al igual que el resto de los argentinos, han derramado su sangre por la causa de nuestra inde­pendencia. Sin embargo, la Constitución Nacional no rige para nosotros los Aborí­

genes. Desde que fuimos despojados de nuestras tierras, hemos perdido la con­dición de hombres libres. En nombre de Dios rogamos a usted que nos libre de la esclavitud, expropiando la tierra y devol­viéndola para el uso y goce de las Comu­nidades Indígenas”.

El 17 de enero de 1946, el entonces Pre­sidente, el Gral. Farrel, dictó el Decreto de Expropiación. Pero, en ese mismo año, el Consejo Agrario Nacional pasó a depen­der del Banco de la Nación, dirigido por profesionales de “apellidos ilustres” con­trarios a la expropiación. Como prueba de ello, demoraron la concreción de las expropiaciones dispuestas por el Poder Ejecutivo Nacional, e incluso la autori­zación para depositar un cheque que ya estaba firmado.

El problema de la tierra indígena en Salta se vuelve paradigmático en torno

a las Fincas “San Andrés” y “Santiago”. Ambas estaban en poder de la familia Patrón Costas, cuyo miembro más céle­bre, Don Robustiano Patrón Costas, abo­gado salteño, ex ministro de Hacienda y de Gobierno, ex­Gobernador de Salta entre 1913 y 1916 y ex­Senador nacio­nal por la misma provincia (1916­1925 y 1932­1943), era el candidato para la suce­sión presidencial propuesto por el enton­ces Presidente Castillo. La nominación de Don Robustiano causó disgusto entre las filas nacionalistas, desencadenando el golpe de Estado ocurrido en junio 1943. Este golpe no sólo frustró la candidatura presidencial de Don Robustiano, sino también toda su carrera política.

Don Robustiano, era un ciudadano estrechamente emparentado con la elite salteña y con la Jerarquía Eclesial del NOA y socio de la Standard Oil –por

cuya instalación en Salta había llegado a enfrentar exitosamente al Presidente Justo–. Además, había comprado en 1930 la Finca “San Andrés” que el gobierno salteño rematara a precio vil como tie­rra fiscal, desconociendo la preexisten­ciaenelladecomunidadesQollas.Apar­tir de ese momento dichas comunidades debieron pagar arriendo y pastaje por sus propias tierras, para “tener derecho” a continuar viviendo en ellas con sus actividades productivas. Pero además, se vieron obligados a prestar servicios en el ingenio azucarero San Martín del Tabacal, propiedad de la familia de Don Robustiano. El hecho mencionado posi­bilitó una fractura en la política laboral de los ingenios azucareros salto­jujeños, que implicó la sustitución de la mano de obra chaqueña por la puneña.

Para consolidar dicha política laboral, algunos ingenios –y particularmente el denominado San Martín del Tabacal­ compraron superficies no aptas para el cultivo de la caña, pero densamente habitadas, es decir, con el único obje­tivo de tener “población cautiva” para ser usada en las labores del cultivo y cose­cha de la caña de azúcar en los ingenios. A partir de entonces el Ingenio San Mar­tín del Tabacal se vuelve paradigmático –compitiendo con el Ingenio Ledesma­ respecto al inhumano trato aplicado a la mano de obra en general, e Indígena en particular. Más aún, el carácter antiso­cial de la estrategia de Don Robustiano, agregó fuerza simbólica al conflicto y a la protestainiciadaporlosQollas.

En mayo de 1946 se vivía en la Argen­tina tiempos de cambio y de aspira­

ciones de concreción de la Justicia Social. Alrededor de siete meses antes, los tra­bajadores argentinos habían protagoni­zado el 17 de octubre, hecho que animó a los Pueblos Aborígenes de Salta y Jujuy a organizar un malón que los medios de comunicación de aquel entonces deno­minaron “El Malón de la Paz”.

El Malón de la Paz ingresó a Buenos Aires el 3 de agosto de 1946. Con la parti­cipación de grupos locales fueron al Con­greso de la Nación, donde fueron reci­bidos y homenajeados, luego de lo cual

marcharon a Plaza de Mayo. El ex Presidente Farrell, junto con el entonces Presidente Gral. J. D. Perón y otras autoridades, los saludaron desde el histórico bal­cón de la Casa Rosada.

Una vez concluido el acto en Plaza de Mayo fueron alojados en el Hotel de Inmigrantes, donde fueron visitados por el Gral. Perón.

Pero luego de las fiestas de recepción comenzó otra historia, muydistintadelaquelosQollassuponían que debería haber ocu­rrido teniendo en cuenta los antecedentes de esos días. En la nueva historia, el 27 de agosto el Gobierno Nacional decidió el regresode losQollasa su lugarde origen, es decir, a aquél terri­torio que les pertenecía por dere­cho natural, pero en el cual vivían como mano de obra cautiva de Don Robustiano, propietario por derecho positivo otorgado por sus pares del Gobierno Provincial. Cumpliendo órdenes del Gobierno Nacional, fuerzas de la Prefec­tura obligaron a los aborígenes a embarcarse en tren que los devol­vería al norte del País. Dionisio Viviano,diputadoQollaporJujuy,interpuso un recurso de hábeas

Una nueva y gloriosa Nación, en el marcode la Justicia Socialel entonces cnel. Juan domingo perón, en oportunidad de presentar el estatuto del peón rural en una conferencia de prensa desarrollada el 17 de noviembre de 1944, dijo: “La tierra no puede ser un bien de renta en nuestro País. El que tiene tierra tiene que sacarle el jugo, porque ella es la riqueza del Estado. (...) El día que pueda ponerse la tierra al alcance de la gente se solucio-nará el problema...”. de esta forma, en dicha oportunidad, el cnel. J. d. perón denunciaba la explotación de la que estaba siendo víctima el trabajador rural y advertía a los propietarios acerca de la forma en que el estado procuraría solucionar el problema.

Por Kabil Wayra

El conflicto que muestra Félix Díaz

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corpus.LosQollasresistieronlaordendeembarco, siendo reprimidos en el Hotel de Inmigrantes con gases lacrimógenos por la Policía Federal, mientras los aborí­genes continuaban resistiendo al grito de “¡Perón, Perón!”.

El 30 de agosto, la Corte Suprema de la Nación rechazó el recurso de habeas cor­pus presentado por Dionisio Viviano, por “no corresponder originariamente a la Corte intervenir en el mismo”. El2deoctubreelhermanoQollaTeó­

filo Gonza declaró al diario Critica: “Noso­tros estábamos muy creídos que con este gobierno todo acabaría. Nos decían que nos van a entregar las tierras de nuestro pasado. El señor Tanco vino a las fincas el 8 de febrero, pocos días antes de la elección, con el señor Iturbe. Ahora uno es senador y el otro gober­nador. Nosotros pusimos los votos. Pero ya no nos atiende”.

Un año después, tres senadores nacio­nales peronistas: Ernesto F. Bavio,

Alberto Durand (que luego fue goberna­dor de la provincia) ambos de Salta y, el antes mencionado, M. A. Tanco, de Jujuy, presentaron un Proyecto de Ley que fue discutido en la sesión del Senado de la Nación el 7 de agosto de 1947. El proyecto de Ley presentado propiciaba la expropia­ción de latifundios por considerar que fre­naban del progreso en ambas Provincias.

En los fundamentos del proyecto ex ­presaban: “Se trata del debatido tema de los grandes latifundios formados por la expolia­ción hecha a los auténticos aborígenes” (...) “despojo realizado con todo el conocimiento de la injusticia, además del derecho que asistía a sus verdaderos pobladores por la posesión de sus tierras desde tiempo inmemorial, la vigen­cia de la ley de 1835 (de Jujuy), reconociendo su propiedad inalienable y que la prepotencia de gobernantes hizo de esta Ley letra muerta”.

“Los gobiernos oligarcas que sucedieron al del año 1835, violando la Ley, han repartido esas tierras entre ciertos caudillos políticos, simulando subastas públicas o bien enaje­nándolas directamente” (...) “el despojo se hizo mediante masacres y fusilamientos ordenados por el Gobierno (por ejemplo, en el año 1874, en Quera) de los indígenas que querían defen­der sus derechos”. “... a partir de esta fecha, la esclavitud se hizo más intensiva. Con el creci­miento de la industria azucarera, la situación empeoró, por cuanto los magnates del azúcar descubrieron que los nativos representaban la mano de obra más barata y segura para acu­mular grandes fortunas”.

En el Proyecto de Ley proponían la expropiación de 670.000 hectáreas de propiedad “sui géneris” del Ingenio San Martín del Tabacal S.A. y Asociados, ubi­cadas en los departamentos de Orán,

Santa Victoria, Iruya y Molinos, y de otras fracciones menores localizadas en otros departamentos de la Provincia de Salta.

Además, incluía la expropiación de tie­rras originariamente de las Comunidades Aborígenes de Jujuy, localizadas en los departamentos Yavi, Santa Catalina, Rin­conada, Cochinoca, Humahuaca, Tilcara y Tumbaya, distribuidas entre magnates del azúcar y sus socios gobernantes, que abarcaban más de 2.000.000 de hectáreas.

¿Cuál fue el final del Proyecto de Ley mencionado?: las Comunidades de des­cendientes de los primeros ocupantes del territorio siguieron reclamando por sus derechos en las provincias de Jujuy y Salta, sin solución de continuidad, es decir, hasta el presente.

En los 55 años que transcurrieron desde la organización del Malón de la Paz,

muchas cosas ocurrieron. Entre ellas, el reconocimiento del Estado Argentino res­pecto a los derechos de los Pueblos Origi­narios –la minoría postergada, entre las más postergadas–, los que pasaron a tener, desde 1994, por primera vez un lugar de dignidad en el marco de la Constitución Nacional que, en su Articulo 75, inc. 17 reconoce: “...la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garanti­zar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitaria de las tie­rras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será ena­jenable, transmisible ni susceptible de gravá­menes o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones.”

Asimismo, la reforma de 1994 otorgó jerarquía constitucional a los tratados internacionales enunciados en el art. 75, inc. 22 de la Constitución Nacional. En ese sentido, la convención internacio­nal sobre la eliminación de todas las Formas de discriminación racial, en su preámbulo, manifiesta lo siguiente: “...convencidos de que toda doctrina de superiori­dad basada en la diferenciación racial es cien­tíficamente falsa, moralmente condenable y socialmente injusta y peligrosa, y de que nada en la teoría o en la práctica permite justificar, en ninguna parte, la discriminación racial...”.

Luego de la tenebrosa historia de la invasión y dominación colonial predo­

minantemente española, fue el racismo de los grupos dirigentes, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XIX,

el que legitimó ideológicamente un pro­yecto de Nación basado en el modelo cul­tural europeo, hoy todavía predominante en la gestión socio­política de la Ciudad de Buenos Aires.

Tal proyecto de Nación fue concretado mediante la aplicación de políticas repre­sivas y excluyentes. la historia está a la vuelta de la esquina, muy visible en tra­gedias como la que tuvo como escena­rio espacial a napalpi el 19 de julio de 1924, en el entonces territorio nacio­nal del chaco, que implicó la muerte de 200 aborígenes que reclamaban por sus salarios. Los asesinatos fueron cometi­dos por fuerzas policiales enviadas por el gobernador Centeno. También, siempre a título de ejemplo, podemos mencio­nar a la denominada “Matanza de rin­cón Bomba”, ocurrida en las cercanías de la hoy ciudad de las lomitas entre el 10 y el 30 de octubre de 1947, en el entonces territorio nacional de For­mosa, que concluyó con el asesinato de 700 integrantes de la Comunidad Pilagá, que solicitaban alimentos. El pretexto de la matanza, realizada por integrantes de la Gendarmería, fue la suposición de que la Comunidad atacaría al pueblo.

La realidad es que en la causa de los asesinatos subyace la negación sostenida por la cultura predominante en la Nación, al reconocimiento de que los Pueblos Ori­ginarios forman parte de nuestra socie­dad plurinacional, opuesta a la sostenida por aquella.

Por si hiciera falta otro ejemplo, muy contemporáneo por cierto, podemos

mencionar el nuevo “Malón de la Paz” que acampó en la intersección de la Ave­nida de Mayo y 9 de Julio por casi siete meses, invisibilizado en la considera­ción oficial hasta la reciente mediación de Organismos Nacionales e Internacio­nal de Derechos Humanos. El reclamo de este nuevo “Malón de la Paz” es por res­peto a la dignidad de las personas huma­nas que componen los Pueblos Origina­rios, ya que continúan siendo ignorados, atropellados, ofendidos, asesinados, sea por represiones violentas, o por aban­dono y de los Estados Provinciales, en este caso particular, por el de la Provin­cia de Formosa. en este reclamo, no pue­den permanecer ajenas las autorida­des nacionales de los tres poderes de la constitución nacional.

¿o no habrá llegado la hora de impul­sar un sustancial cambio de la consti­tución nacional, dando origen a una república, una nación, un estado, en el marco de la JusticiA sociAl?

DISCUTEN EL MODELO“La reivindicación indígena carece de concre-

ción histórica mientras se mantiene en un plano filosófico o cultural. Para adquirirla –esto es

para adquirir realidad, corporeidad– necesita convertirse en reivindicación económica y polí-tica. El socialismo nos ha enseñado ha plantear

el problema indígena en nuevos términos. Hemos dejado de considerarlo abstractamente

como problema étnico o moral, para reconocerlo concretamente como problema social, econó-

mico y político. Y entonces lo hemos sentido, por primera vez, demarcado y esclarecido”.

José Carlos Mariátegui, de “Indigenismo y Revolución Mundial”, 1927

Por Leonardo Rossi / “`Ustedes no pagan impues-tos, por eso no les construimos la calle ni les instalamos el agua´, me dijo un funcionario de la municipalidad”, narró un pilagá de Ensanche Norte, poblado ubicado en el centro de Formosa. “Si apoyás otra marcha de los indios vas a perder tu trabajo en la escuela”, amenazó el intendente de Ingeniero Juárez, Cristino Vidal Men doza, según contó Yanela, docente que acom pañó a las familias wichí una y otra vez en sus reclamos. Allí, además de robarles sus derechos básicos a la vivienda digna, educa-ción, salud, alimentación, les hurtaron sus DNI en las elecciones de 2009. A paso lento pero la respectiva causa avanza. “A mi hermano le intentaron ahogar en el río, lo apuntaron con un arma, se pudo zafar”, recordó un joven qom del paraje 503, lindero a la provincia de Chaco. Este hecho ocurrido en diciembre de 2010 se ins-cribe en las amenazas de los ganaderos de la zona que incluyen desde la imposición de alam- brados hasta la apropiación de cementerios. Cuando fueron a hacer la denuncia, la comisa-ría del pueblito se encontraba cerrada. También hay causa correspondiente, se tra mita en Las Lomitas. En Santo Domingo les quemaron en rei- teradas oportunidades las viviendas. Otra fami-lia ganadera. La misma perversión de apropiarse del cementerio ancestral y esas prácticas dignas de patrón de estancia. En este caso la comisa-ría no estuvo cerrada, funcionó de CENTRO para mantener en 2006 a los hombres durante una semana encerrados, sometidos físicamente.

A estos casos puntuales se suma el relato colectivo de pueblos indígenas a los que se les impuso, mediante represión física y moral, un modelo de vivir que les es ajeno. El Estado les llegó, pero no para tratarlos como ciudadanos sino para, en muchos casos, volverlos rehe-nes de la perversa limosna gubernamental. Sin forma de continuar con sus hábitos heredados de sus ancestros, deben conformarse con ser “los exlcuídos del interior”, esos que se meten bajo cuatro troncos con una frazada a pasar la noche, los que beben agua de los charcos, agua que ya no es lo que supo ser, y que deben sanarse como pueden porque el médico allí no va seguido y las curaciones que supieron con-seguir se perdieron por la tala indiscriminada del árbol genealógico.

El sistema extractivo, encarnado en esta pro-vincia en el modelo agrario, les quita día a día sus tierras. Y aunque se resiste, no son pocos lo que intentan encontrar nuevos caminos. El que trata de hacerse un lugar en ese mundo hasta ayer criollo parece tener poca perspectiva. O se resiente y termina cómplice de la perversión, explotador de sus hermanos, o fracasa en el intento y le hacen saber que su sangre india no cotiza en el mercado laboral.

Así las cosas hay potentes luchas de estos pueblos, que infatigables enfrentan una y otra vez a estas y estos salvajes graduados en la más canalla escuela de burocracia estatal y prác - ticas agro empresariales. Humanos con infinita memoria, que saben cómo se da cada bata-lla, afloran de los campos de Formosa y dan su enseñanza viva, real, presente. No son una página con tintes folclóricos, son indígenas que pelean por sus tierras, su agua, su salud, su vivienda. Discuten cada día su modelo social, económico y político. Ahí están para quien quiera verlos, oirlos y sentirlos.

Antes de la represión del 3/11/10, la comunidad qom Navogoh en asamblea sobre la ruta 86

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a región andina argentina tam­bién llamada puna o altiplano, tiene características especia­les, no solo en su geografía y sus paisajes, sino también en

lo especial de sus habitantes. La mayo­ría perteneciente en forma pura o a tra­vés del mestizaje a los pueblos originarios de la región. Vastos cerros cortados por quebradas, valles y mesetas a una altura increíble, se ven abrazados de una flora y fauna única en nuestro continente. Verde, rojo y marrón mas otros colores aleatorios deslumbran a quien lo visita. La quietud cortada solo por ráfagas de viento o alguna tropilla de animales nos hace dar cuenta que estamos despiertos.

Pero aquel 27 de febrero de 2010, las noticias en el mundo, se centraron en el terremoto producido en Chile, el mismo movimiento tectónico afectó la paz de laQuebradadelToroenlaprovinciadeSalta. Esta quebrada se inicia a unos 40 kms de la ciudad de Salta con un reco­rrido de aproximadamente 60 kms. Ese día quedará en las retinas de los poblado­res guardado por siempre en su memoria. El movimiento ondular de la tierra parece que “corría a los cerros” nos dice un luga­reño, “los animales corrían espantados monte adentro” describe otro y hasta una lagrima quiere salir del recuerdo.

El nevado de Chañi que se eleva a 5896 metros sobre el nivel del mar será testigo privilegiado de la desazón, pánico y trage­dia de aquel mediodía fatal.

La crónica mediática monopólica de Salta y Argentina solo dirán “...fallecie­ron un chico de 8 años y un hombre de 53 que vivían en la zona del Valle de Lerma”, como se observa quedarán sin nombre en la historia. Como se trata de pueblos ori­ginarios pues esa será la crónica.

El 11 de marzo de 2011 otro terremoto sacudía esta vez el país de Japón, donde las cámaras de TV y los flashes de las cámaras fotográficas hacían estreme­cer nuestros sentimientos al ver tanto dolor por el suceso. Estos recursos de los medios de comunicación no estuvieron enlaQuebradadelToro,nosupieronono quisieron mostrar al mundo la trage­dia de los Tastiles, (Tastiles se llama a una porción étnica del imperio incaico cuya civilización deslumbra en las ruinas de Santa Rosa de Tastil a propios y extraños).

Las casas construidas de adobe con techos de caña y barro, no soportaron tanta furia natural, aquel mediodía cin­cuenta familias quedaron sin casas, El Alisal, Potrero de Chañi, El Alfarcito, El Mollar y otras poblaciones vieron como

en 30 segundos sus casas se desploma­ban y sus pocas pertenencias se perdían.

El domingo 10 de abril de 2011 fecha en que había elecciones en la provincia de Salta y que resultara reelecto el actual gobernador Juan Urtubey terminamos de planificarelviajealaQuebradadelToro.Al día siguiente llegaríamos al lugar, sabiendo que aún cuando pasaron más de 400 días, no se brindó ayuda al total de los pobladores de este pueblo argen­tino que está olvidado por todos.

Varias sorpresas nos depararía el viaje, historias increíbles de contar, tanta nobleza y grandeza de esos pue­blos originarios como la pobreza y carencia en que viven. Encontramos a la mayoría de las casas con los sig­nos evidentes del sismo, vemos mate­rial de construcción en algunas listo para encarar lo que suponemos será una reconstrucción. La primer parada es al lado de una especie de iglesia pequeña con algunas casas alrede­dor, una moto estacionada sin meca­nismos de seguridad contra robos nos hace perfilar el modo y costum­bres de sus pobladores, muchos vinie­ron a saludarnos, pero no eran per­sonas sino una veintena de perros, que en primera instancia mostra­ron sus dientes, pero en menos de un minuto meneaban la cola y lamían nues tras manos, solo nos miramos y en ese pensamiento dijimos ...hasta los perros son tan amables y hospitalarios. Toque de manos de lejos y ninguna per­sona sale, nos acercamos a la puerta de entrada (siempre acompañados por la jauría que a esa hora ya eran nuestros amigos) y nadie sale, tuvimos que dejar el paraje con solo el testimonio de nues­

tros queridos canes que luego observare­mos están en todas partes.

Próximo lugar de intento de tener testi­monios: “El Alisal”, allí sí una vecina nos contó por más de dos horas lo del terre­moto, nos habló no solo de eso, sino que nos enseñó muchas cosas de los pueblos originarios en general y de los Tastiles

en particular, su simbiosis con el pueblo inca vecino y sus aportes culturales entre pueblos no agresivos, menos bélicos que supieron convivir y ayudarse.

Resulta que después de mas de 400 días no tienen la ayuda que los gobiernos nacional y provincial dicen haber desti­nado al lugar.

En los días previos al viaje y utilizando los recursos de internet, más lo insis­tente del tema de Japón con su terremoto, nos sorprendíamos de cómo el pueblo y gobierno japonés trataban de solucionar los inconvenientes producidos, en 24 horas habían restablecido la energía eléc­

trica en el 95% de los hogares, en 6 días reconstruyeron una autopista y , para que seguir...

Volvamos a nuestra realidad, maldita realidad, increíble realidad, funesta reali­dad... bueno, pongan el adjetivo que quie­ran porque seguro le viene bien.

Difieren los montos de ayuda a nues­tros hermanos tastiles: la nación habría aportado la “grandilocuente” suma de $800.000 para solucionar la devastación másterribledecincopueblosdelaQue­brada del Toro, pero esto es solo el prin­cipio, a esa suma se le agrega un aporte provincial que sería de $200.000, nadie sabe a ciencia cierta, pero lo peor es que todo se lo dieron al intendente de Campo Quijano (reelecto en las eleccionesdeabril de 2011 por si tienen dudas).

Este intendente aún no dio cuenta de los montos recibidos del gobierno ni de ONGs que brindaron su ayuda, tampoco sobre las familias que aún viven en tien­das de campaña en los cerros ni sobre los daños materiales causados por el sismo y, menos aún, de las ayudas materiales recibidas.

Uno de los testimonios fue “…Si no sos amigo del intendente no recibís nada...”.

El dedo índice se eleva hasta la altura de un cerro cuya cumbre no se ve porque una nube caprichosa la cubre. Bueno detrás de ese cerro viven familias. Nos explican que para llegar deberíamos hacerlo a lomo de burro y una travesía que duraría más de 8 horas por senderos que treparán a más de cuatro mil metros de altura.

Un “como pueden vivir allí” se nos escapó de la lujuria citadina que nos cubre en el sentimiento (aclaramos que quienes escriben esta nota pertenecemos a pueblos originarios). ¿De qué viven en esos cerros? ¿Tienen luz? ¿tienen agua? Bueno quisimos indagar ante la mirada atónita de nuestros interlocutores, “...allí

no hay nada...” balbucea un baqueano, “...no entras ni en una 4x4...” dice otro mien­tras se ríe cómplice con el anterior, otro vecino intenta justificar con su nobleza a los gobernantes, “...allí no puede llegar material de construcción, como lo hacen lle­gar...?”. A nuestras memorias viene Japón y su reacción ante el desastre..., o el mismo gobierno del General Perón ante el terrible terremoto de Caucete, provincia de San Juan... es decir, en 400 días no pueden hacer llegar la ayuda a nuestros hermanos tastiles?

Nos cuentan que “gracias” al terre­moto consiguieron 30 paneles sola­res que los distribuyeron por prioridad a los ancianos y familias numero­sas y que necesitan 25 paneles más, esto sería una erogación de $80 mil, (el sueldo de 6 diputados), pero que incluso aquel organismo que les pro­veyó de la primer etapa les exige que elaboren un proyecto completo para seguir con la entrega. Este lugar esta, en una zona donde no hay ener­gía eléctrica, ni computadoras y ni

siquiera donde conseguir los presupues­tos que exigen los proyectos hace impo­sible encarar la solicitud...

A su vez, nos dicen que los anteriores paneles solo sirven para lámparas incan­descentes por cuanto no se les proveyó el conversor a 220V que sale cada uno $300.

Pueden ustedes lectores, adjetivar lo que deseen, ante tanta desidia institu­cional. Esta primera nota llega a su fin, el final es abierto, como nuestras heridas por tanto abandono.

Walter Zárate - Rubén PortocarreroMovimiento Peronista Autentico, Provincia de Salta

Sobre terremotospropios y extraños

sAltA

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a expansión del modelo sojero puede considerarse un caso paradigmático del crecimiento de los agronegocios en nuestro país. La consolidación de este

modelo, iniciado en la década infame menemista, representa el continuismo del régimen de saqueo y entrega del patrimonio nacional que ya lleva 35 años.

Son múltiples las consecuencias de este modelo. Se constata como nuestro país va perdiendo su capacidad para pro­ducir los alimentos básicos de consumo popular masivo, o sea, va perdiendo su soberanía alimentaria. Por otra parte, tiene efectos medioambientales de largo y mediano plazo altamente perjudiciales como el desmonte, la pérdida de suelos fértiles y de la biodiversidad, entre otros. Asimismo la pérdida del territorio de los pueblos originarios por los desalojos vio­lentos y los corrimientos de alambrados.

Constituye un modelo que tiende a hacer desaparecer la tradicional agricul­tura familiar. Entre los censos de 1960 y 1988 desaparecieron 51.000 explotacio­nes agropecuarias, 1.800 por año. Entre los censos de 1988 y 2002 desaparecie­ron 87.000 explotaciones agropecuarias, esto es, 6.263 por año. Y las que desapa­recieron fueron, fundamentalmente, las de menos de 200 has (75.293 explo­taciones). Mientras que en el estrato de 200 a 500 has, desaparecieron 7.561. En cambio, aumentaron las de más de 500 has, particularmente las del estrato de entre 1.000 a 2.500 has. Se fue ejecutando inexorablemente la política cipaya de hacer desaparecer 200.000 productores agropecuarios, considerados “ineficien­tes por naturaleza”. El agro argentino se fue transformando a paso acelerado en una agricultura sin agricultores, ya que las explotaciones que desaparecieron fueron principalmente las medianas y las pequeñas.

Esto es inseparable del orden social que lo acompaña y justifica, generando éxodo rural, miseria e inseguridad en las ciudades, persecución y enfermedades para los habitantes de vastas zonas rura­les y pequeños conglomerados urbanos.

Existen dos factores internacionales que señalan elementos que impulsan

el modelo y los intereses involucrados en su expansión continua:

a) El impulso en América latina en torno a los biocombustibles debido al interés de Estados Unidos y demás potencias mundiales que pretenden sustituir su dependencia del petróleo por otras fuentes energéticas.

b) El papel que comienza a ejercer China en el panorama mundial, que la empieza a colocar como poten­cia mundial lo que la lleva atener nuevas necesidades y demandas a medida de sus exorbitantes tasas de crecimiento, que como consecuen­cia, la lleva a una creciente demanda de commoditties, entre ellos la soja.

Es en este último punto donde se en ­marca el proyecto sojero en la pro­

vincia de Río Negro, el cual da prioridad a los intereses de los agro­negocios, que detentan el poder económico, frente a los grandes intereses nacionales vinculados a los recursos naturales, y los del campe­sinado, productores agrícolas y del pue­blo en general.

El acto de entrega y saqueo se forma­lizó, en octubre pasado, en un docu­mento bajo el título “Acuerdo de coope-

ración para el proyecto de inversión agroalimenticia” que vincula a la provin­cia y a la empresa estatal china Heilin­gjiang Beidahuang State Faros Business Trade Group, representada en Argentina por Strong Energy. Catorce carillas han sido suficientes para plasmar las venta­jas de la empresa, donde aparece como “Parte B”, y las obligaciones de la provin­cia, la “Parte A”.

“La parte A (gobierno de Río Negro) rea­lizará todos los trámites a fin de aplicar las normas que exceptúen de todos los impuestos provinciales, tasas, ingresos brutos, sellos, patentes, etc.”, grafica el punto seis del acuerdo, y el punto siete establece: “(Río Negro) gestionará ante el gobierno nacional y el Banco Nación a fin de que los fondos de inversión de B (China) no estén alcanzados por encajes bancarios”.

El ítem once obliga a la provincia a “poner a disposición (privada) todos los téc­nicos de aguas” que se desempeñen en el Estado y los estudios que existan sobre el tema. También compromete que la “futura explotación” se realizará en 50 mil hectáreas de Valle de Colonia Josefa, 74 mil hectáreas de Valle de Negro Muerto, 38 mil de Guardia Mitre, 31.500 de Mar­gen Norte y 41 mil de Valle La Japonesa. Un total de 234.500 hectáreas rionegri­nas. Desde el Gobierno aclaran que la superficie bajo riego podría extenderse a las 320 mil hectáreas.

A partir de la carilla once comienza el “Anexo” del acuerdo. El Estado provincial se compromete a “ofrecer la mejor política de inversión, brindando garantía mediante la creación de leyes”. El párrafo siguiente es al menos llamativo: los capitales chinos se comprometen a instalarse en la pro­vincia, pero “el Estado de Río Negro se com­promete a brindar sin cargo algunos espacios para la oficina y vivienda, como también los medios de transporte (otorgamiento de un

sector del puerto provincial durante al menos 50 años) y equipamiento para la oficina”. La “inversión” china ni siquiera deberá adquirir computadoras o lapiceras, todo correrá por cuenta del Estado rionegrino.

El acuerdo destaca que China enviará “especialistas” para investigar la forma de inversión, pero “todos los gastos originados durante el período de estudio serán solventa­dos por A (gobierno de Río Negro)”.

También se obliga al propio Estado de Río Negro a “brindar sin cargo alguno 3000 hectáreas de tierra para un campo experi­mental”, y ceder “sin cargo alguno parte de la zona portuaria, cinco hectáreas”. Esta cesión del área estratégica de la provin­cia será durante 50 años y, una vez cum­plido el plazo, siempre según lo firmado por el gobernador, “se renovará automáti­camente”.

Los capitales chinos sólo se compro­meten a realizar las “tareas correspon­dientes a asegurar la siembra que seleccione” y a invertir, en un plazo no estipulado, 20 millones de dólares. Los funciona­rios provinciales, incluso el gobernador, difundieron que la inversión sería de 100 millones de dólares, pero en ninguna parte del acuerdo se explicita esa cifra.

Este proyecto conlleva el denominado “Corrimiento de la frontera agropecuaria”,

término técnico instalado en Argentina de la mano del actual modelo agrope­cuario que implicó, e implica, el avance sobre tierras dedicadas a otras produc­ciones y, sobre todo, provocó el desalojo de familias campesinas y pueblos indí­genas con posesión reconocida por ley. En el mercado de agronegocios mun­dial Argentina es visto como un alumno modelo. En 1997 se cosecharon en el país once millones de toneladas de soja trans­génica y se utilizaron seis millones de hectáreas. Diez años después, en 2007, la

cosecha llegó a los 47 millones de tone­ladas, abarcando 16,6 millones de hectá­reas. En la actualidad, la soja abarca 19 millones de hectáreas, el 56 por ciento de la superficie cultivada del país. Este pro­yecto entreguista significa el desembarco masivo de la soja en la Patagonia.

Por otra parte, la introducción de la soja transgénica en Argentina fue el meca­

nismo elegido por Monsanto para inun­dar de transgénicos América del Sur ya que fue desde nuestro país desde donde se comercializó, de manera ilegal, la soja transgénica a Brasil, Paraguay y Bolivia (donde los transgénicos estaban prohi­bidos).

Casi el 100% de la soja que se cultiva en nuestro país es soja transgénica resis­tente al herbicida Glifosato (SOJA RR). La SOJA RR es propiedad de Monsanto, la mayor empresa semillera mundial que controla el 90% de esta semilla que se comercializa a escala mundial.

Acatar el proyecto de sojización impul­sado por los gobiernos nacional y provin­cial es un suicidio cuando esta demos­trado médicamente que el Glifosato y otros agrotóxicos son generadores de enormes perjuicios para la salud, que en algunos casos llevan a la muerte.

La negación de la Soberanía Alimenta­ria que expresa el monocultivo de la

soja transgénica cierra con un plan conti­nental de infraestructura, el IIRSA, Inicia­tiva para la Integración de la Infraestruc­tura Regional Suramericana, en el marco de un discurso mentiroso de la Respon­sabilidad Social Empresaria, que busca legitimar el saqueo de nuestros recursos con alusiones a una inimaginable ética empresarial.

Por otro lado, ya estamos viendo, en nuestra provincia y en nuestra región, como la corporación gobernante y la clase política, rentística y parasitaria, está montando simulacros participativos que sólo buscan justificar una decisión impuesta a través de mecanismos que, bajo la apariencia democrática, escon­den la intención de negar, descalificar y criminalizar la Participación Protagónica del Pueblo.

En definitiva, nos proponemos dejar bien claro que la expansión exponen­

cial del monocultivo de la soja transgé­nica, experimentada en la Argentina en los últimos 15 años no se ha debido a la acción de 4 o 5 gobernadores inescrupu­losos o aventureros que salen a hacer negocios en el exterior, sino que, por el contrario, responde a una clara y soste­nida política entreguista de los distin­tos gobiernos nacionales hasta la fecha, subordinada a los intereses del gran capi­tal financiero internacional.

Desde el MOVIMIENTO PERONISTA AUTENTICO, en el marco de la resis­

tencia impulsada por las Asambleas Multisectoriales que tienen lugar en dis­tintos puntos de la provincia, CONVO­CAMOS AL PUEBLO RIONEGRINO, único protagonista capaz de pararle la mano al saqueo y entrega de nuestro patrimo­nio, a generar conciencia, organización y movilización para hacer frente a este megaproyecto sojero que pone en riesgo la integridad de nuestra región y de nues­tro país y que compromete seriamente a nuestras generaciones futuras.

Movimiento Peronista Auténtico Regional Río Negro

Ni soja ni china. Alimentosy soberanía

Ni soja ni china. Alimentosy soberanía

río Negro

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l Arroyo Ayuí Grande es un importante afluente del río Miriñay, está en corazón de la provincia de Corrientes, a 50 km de los esteros del Iberá. En

la provincia de Corrientes, el Ayuí tran­sita por los Departamentos de Mercedes, Curuzú Cuatiá, Paso de los Libres y Monte Caseros, antes de volcar sus aguas en el Río Uruguay.

En su trayecto, al arroyo acompañan “bosques en galería” los que están domi­nados por la especie “ingá”, un árbol de 15 metros de altura, con presencia de timbó blanco, laurel, orquídeas y epífitas. En el Ayuí existen especies animales amena­zadas de extinción que se verían despla­zadas de su hábitat, como por ejemplo el ciervo de los pantanos, el aguará guazú y el lobito de río, estas tres se encuen­tran protegidas como Monumento Natu­ral Provincial. La pretensión de represar el arroyo, además, haría desaparecer 50 Km. de costas, bosques de rivera, pastiza­les y pajonales que quedarían sepultados bajo un lago artificial más grande que la Laguna Iberá.

El último conflicto, que lleva poco más de tres años, respecto al arroyo Ayuí Grande, se genera ante la intención de las empresas arroceras Copra S.A. y Adeco Agro de represar el arroyo, sepultando 8.000 hectáreas bajo las aguas de un lago artificial, con el fin de irrigar nuevos culti­vos en un área de 28.000 héctareas. Siendo que del curso de agua del arroyo, también dependen otros productores a todo lo largo de su recorrido. Recordemos en este punto que; tanto el curso del arroyo, como parte del territorio circundante es un bien público y por ende regulado por leyes, regla­mentos, etc. para su uso y protección.

El proyecto de inundación del Ayuí Grande, huele mal; los personajes hue­len mal. Los gestores “interesados” en este proyecto de inundación fueron o son el titular del Instituto del Agua RUJANA, el ministro de la Producción AÚN, el ex gobernador ARTURO COLOMBI, el actual gobernador RICARDO COLOMBI Falta averiguar si estos son unos ineptos o incurren en delitos de la peor calaña. Del otro lado, no son empresas correntinas las que promueven el proyecto. Adeco Agro pertenece al grupo del financista (húngaro) internacional George Soros y el titular de Copra S.A. es José Aranda un conocido directivo del grupo Clarín.

Existen otras alternativas para irrigar cultivos en la zona, incluso aconseja­das por los mismos técnicos contratados por las empresas, como varias repre­sas menores ubicadas en cabeceras de cuenca, donde no hay bosques maduros por inundar. Su defecto es que no ten­drían la misma capacidad que el proyecto busca. Otros productores no acompañan este proyecto. En especial muchos gana­deros y arroceros ubicados aguas abajo temen por posibles accidentes (roturas del dique), falta de agua (no confían en que la empresa deje de retenerla en tiem­pos de sequía) y daños ecológicos (las producciones de la cuenca son depen­dientes del agua y del ecosistema).

El proyecto vulnera la Constitución Nacional, tratados internacionales, leyes nacionales y provinciales. Sin embargo, la antijuricidad manifiesta no impidió que la provincia “acompañe” en todo

momento el proceso. Con o sin Decreto de Bosques el proyecto es inviable. pues­tos de trabajo y donaciones a Hospitales locales: es lo que proponen las empresas a cambio de destruir el ecosistema y vul­nerar el acceso al agua a productores de la baja cuenca. El proyecto de inundación pretende atropellar la legalidad en tanto y en cuanto:

• No cumple varias leyes nacionales, la Nº 25.675 Ley General de Ambiente; la Nº 26.331 Protección de los bos-ques nativos; la Nº 25.688 - Régimen de Gestión Ambiental de las Aguas;

• No cumple varias leyes Provinciales, la N° 5067 Eva-luación de Impacto Ambiental; la N° 5175/’97 Preservación de Bosques Nativos; la N° 4.731 de Medio Ambiente;

• No cumple varios Artículos la Constitución Nacional; • No cumple la Constitución de la Provincia de Corrien-

tes - Art. 67.• Lesiona el derecho de los habitantes aguas abajo, con-

templado en el Art. 2647 del Código Civil que dice: “los terre-nos inferiores están sujetos a recibir las aguas que natural-mente descienden de los terrenos superiores, sin que para eso hubiese contribuido el trabajo del hombre”.

• No cumple el Código de Aguas de Corrientes (Art. 7) que establece la competencia de CoMITÉS DE CUEnCA, en este caso de las Cuencas del Ayuí y del Miriñay;

• Desconoce el Art. 2646 del Código Civil que dice: “Ni con la licencia del Estado, provincia ó municipalidad, podrá ningún ribereño extender sus diques de represas más allá del medio del río o arroyos”.

A todo esto, las empresas entendieron, sin embargo, que lo único que les impedía avanzar era la vigencia de la Ley Nacio­nal de Bosques, que congelaba los des­montes hasta que la provincia emitiera su Ordenamiento de Bosques Nativos. Entonces se retiraron de la escena nueva­mente, esta vez para empujar al gobierno de Corrientes a que emita un “Decreto de

Bosques Nativos” que los habilite para avanzar con su proyecto de represa. En el año 2009, habiendo obtenido el Decreto del Ejecutivo provincial (que lleva la firma del gobernador saliente Arturo Colombi), consiguieron un dictamen positivo de la oficina de Recursos Forestales. El Decreto de Bosques Nativos está en manos la Jus­ticia, desde que la Fundación Iberá pro­movió un Recurso de Amparo, solici­tando la nulidad absoluta e insanable del mismo.

Asumido el actual gobernador la pri­mera audiencia oficial que brinda es jus­tamente con José Aranda, del Grupo Cla­rín, y los representantes de Adecoagro, en una evidente muestra de la intención de favorecer a los empresarios. A partir de dicho momento y caído el decreto de Arturo Colombi por totalmente improce­dente, comienza una maratón en la legis­latura a fin de aprobar un dictamen que permita cumplir con el compromiso que asumiera Ricardo Colombi con los gru­pos económicos, el cual llegó en un claro fraude a la gente ya que desde el gobierno falsearon información que les era nega­tiva, ocultaron dictámenes adversos y falsearon el informe que determinaba que parte de los bosques que podían ser eliminados a fin de que todo el ecosis­tema del Ayuí quedara bajo los paráme­tros permitidos. A pesar de las pruebas de todos estos hechos presentadas por los legisladores de la oposición, el peso del número de los oficialistas, y tal vez del dinero, llevó a que se aprobara la cons­trucción de la represa.

En el mes de septiembre de 2010, el gobierno nacional presentó una “acción de amparo ante la Corte Suprema, ante la provincia de Corrientes” para dete­

ner la construcción de una represa en el Ayui Grande. La acción permitiría dis­poner la “paralización de cualquier obra que se haya iniciado en ese lugar. Por el daño ambiental que causa una represa de las características que se pretende construir”, además de “incurrir en res­ponsabilidades internacionales ante el incumplimiento del tratado del río Uru­guay”, Estando pendiente el fallo ante la Suprema Corte de Justicia.

El 13 de abril de 2.011 la policía corren­tina detuvo a 15 militantes de una orga­nización ambientalista, Guardianes del Iberá, entre ellos cinco menores, que rea­lizaban una protesta contra las arroceras que usan el agua de los Esteros del Iberá, en el marco de una gran polémica con el gobernador radical, Ricardo Colombi. Aunque esta vez la protesta no se realizó en la zona del Ayuí, Guardianes del Iberá acusó a Colombi de ordenar la deten­ción de los activistas que por la mañana acampaban al costado de un puente en el acceso a la localidad de Carlos Pellegrini, donde tenían previsto evitar la salida de camiones que transportan arroz.

“Por orden de Colombi, 60 uniforma­dos y 10 perros pertenecientes a la Policía de Corrientes, de la ciudad de Mercedes, despertaron a los jóvenes que descansa­ban en sus carpas y los obligaron a levan­tar el campamento. Posteriormente, los llevaron a todos detenidos a la comisaría de Pellegrini”, denunció la organización en un comunicado.

La entidad culpó al gobernador corren­tino de actuar “en defensa de los verda­deros criminales como las arroceras que lucran ilegalmente a costa de un patrimo­nio público”, en relación al uso del agua y a la contaminación del medio ambiente con el glifosato que se utiliza para el riego aéreo en la siembra de arroz. La Asocia­ción Guardianes del Iberá acusó al manda­tario de ordenar esa detención, al tiempo que el hecho se inscribe en la confron­ tación que la entidad tiene con el manda­tario en torno al proyecto Ayuí Grande.

El caso Ayuí es uno más de aquellos que dejan en evidencia las catastróficas políticas territoriales que no obedecen al interés público ni a la necesidad del espa­cio vital para los habitantes de buena fe, sino que dejan librado el uso de la tierra a las fuerzas del mercado acompañados por funcionarios corruptos en ejercicio del poder político. En el mismo sentido, la evidente falta de planificación es fun­cional a estos piratas con rienda suelta en ambos lados del mostrador. Solo la Jus­ticia pondrá las cosas en su lugar. Y sin lugar a dudas con el clamor de la gente de bien. Desde nuestro lugar, también pode­mos acreditar las razones por las cuales tenemos clara conciencia de los legítimos derechos y de las tradiciones jurídicas, políticas y culturales que los sostienen.

EDUARDO HéCTOR QUiRóZMovimiento Peronista Autentico, Corrientes,

en La Corriente Nacional por la Unidad Popular

corrieNtes La mega-represa en el Ayuí es ambiental y jurídicamente

José Aranda, Clarín Arturo Colombi George Soros

inaceptable

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córdobA

a verdad del cuento es que la magia del flautista consistía en hacerles escuchar lo que que­rían oír, sin más compromiso que seguir la música que los

encantaba, negándose a escuchar otra y sin ver que el camino conducía al abismo y que alrededor las ratas seguían estando.

Este fenómeno del resurgir de una mís­tica militante nacional y popular, que atrae fundamentalmente a jóvenes, y no tanto, que hacen su primera experiencia política, a intelectuales, a sectores de la cultura, a viejos militantes que regresan de su retiro, comenzó siendo una reconfortante pre­sencia de la política en la vida cotidiana, se volvía a hablar de soberanía, de distri­bución de la riqueza, de antimperialismo, de unidad latinoamericana, se volvían a ver flamear las banderas por las que lucho y sigue luchando históricamente nuestro pueblo y por la que dieran la vida miles de compañeros. A esta música la escu­chamos todos pero no todos nos confor­mamos con oírla. Muchos de nosotros, comprometidos mas con las realizacio­nes que con las enunciaciones nos gusto la música, pero pudimos ver que no refle­jaba lo que pasaba en la realidad.

Pudimos ver con claridad que 250 pesos por mes por hijo, algunos hijos, no todos, era ayuda económica o un plan, pero no justicia social, no universal y mucho menosinclusión.Que1000pesosmen­suales podía ser en el mejor de los casos

una pensión, un subsidio, pero no una jubilación. Pudimos ver que reabrir los juicios a la dictadura y juzgar a asesinos, secuestradores, violadores de derechos humanos, criminales de lesa humanidad, era justicia pero no es política de Dere­chos Humanos.

Pudimos ver el rol de Argentina en Sudamérica, al lado de Chávez y Correa cuando la agresión Colombiana, al lado de Evo Morales ante la agresión de la oli­garquía boliviana, junto a Cuba reducién­dole la deuda, impulsando la UNASUR y bloqueando las políticas del ALCA pero eso no es política antiimperialista y de Unidad Latinoamericana si sigo pagando la deuda externa ilegitima, si saco una ley antiterrorista para agradar a Estados Uni­dos, si no defino la unidad en serio con el Banco del Sur.

Pudimos ver que parar el contrabando de un avión oficial norteamericano era justicia, no soberanía, porque si no ten­dríamos que estar parando los que se van con nuestro oro y otros valiosísimos minerales del subsuelo de los argentinos saqueados por la Barrick Gold, empresa muy amiga del gobierno y de su goberna­dor mas influyente.

También podíamos ver que en la “gesta nacional contra la oligarquía del campo” y las retenciones como un acto de justicia había un discurso armado con palabras que son nuestras pero no había Junta Nacional de Granos ni IAPI y fundamen­

talmente que los empresarios premiados y amigos del gobierno eran realmente parte de la oligarquía agropecuaria como Grobocopatel y Urquía

También pudimos ver que era mejor queestascosassehicieranaqueno.Queel dinero en el bolsillo de las madres y de las amas de casa era mejor que en el de losgruposeconómicos.Que losgeno­cidasesténpresosesmuybueno.Queacompañar a los gobiernos latinoame­ricanos que llevan adelante procesos populares es bueno para la región y para nuestro pueblo y para la estabilidad de los procesos realmente populares que están viviendo estos pueblos hermanos.

No se hace Justicia Social con solo decir esas palabras, no se logra la inclusión social por el mero hecho de decir que tal o cual acción es incluyente. No se hace distribución de la riqueza por encontrar la forma estadística de mostrar que hay menos pobres.

Para hacer todo esto primero hay que tener la decisión política de patear el gran tablero nacional, porque hay que sacarle a los ricos para darle a los pobres. Y mucho. Tanto como lo que desde 1955 los ricos la sacaron a los pobres. Por­que sin pleno empleo, sin trabajo y sala­rios dignos, con salud y educación para todos, no hay inclusión. Porque sin recu­perar los recursos naturales en manos de multinacionales para ponerlos bajo las orbitas de la Nación, al servicio de la economía y esta al servicio del pueblo, no hay Soberanía. Porque si no dejamos de tener como socios a los reyes de la soja no vamos a poder dejar de producir gra­nos para biocombustibles o alimentos de chanchos chinos para hacer lo que tene­mos que hacer que es producir alimentos para los nuestros de Argentina y América Latina. No vamos a recuperar las indus­trias nacionales, no vamos a recuperar la capacidad de generar trabajo y dignidad.

No defiendo los derechos humanos solo con meter presos a aquellos que los violaron hace 35 años, si no combatiendo

a las personas, instituciones y políticas que los violan hoy. La judicialización de la protesta social, el gatillo fácil, la desapa­rición de personas en democracia, Julio Lopez, Luciano Arruga, la falta de libertad sindical, la pobreza, la desocupación, la mortalidad infantil, las enfermedades de la pobreza. Derechos Humanos son aque­llos por los que luchaban los compañeros que los militares desaparecieron, tortura­ron y mataron: erradicar la pobreza, que es un crimen, por trabajo y salarios dig­nos, por una Patria para todos y no para unos pocos.

Y cuando muchos compañeros, since­ramente dicen que hay que estar con el proyecto nacional y popular, lo que sig­nifica para ellos que hay que levantar la figura de Néstor Kirchner al nivel de Perón y seguir a Cristina en la construc­ción de una tierra feliz donde abundan los manantiales cristalinos y se multi­plican los árboles frutales... seguros de que están en el camino de la Liberación Nacional y Social, la Unidad Latinoame­ricana, de la Patria Justa, Libre y Sobe­rana que soñamos y necesitamos todos, no podemos dejar de pensar que el flau­tista de Hamelin esta transitoriamente logrando su objetivo, el dinero del pueblo.

Nuestra melodía puede ser muy pare­cida a veces a la del flautista, pero refleja realmente nuestro compromiso y nues­tras acciones, el compromiso del pero­nismo autentico, que no es otra cosa que la causa histórica del pueblo.

Aunque como siempre sucede, la flauta que más se oye es la del que la tiene más grande, tenemos el deber militante de seguir haciendo escuchar nuestros soni­dos, por que cuando el encantamiento desaparezca porque aparecen las verda­deras intenciones, los compañeros ho ­nes tos sabrán donde deben estar. Espe­remos que esto suceda antes del abismo y antes de que las ratas acaben con todo.

Movimiento Peronista Auténtico, Regional Có[email protected]

El locro del 1º de mayo del Frente Cívico CordobésLuis Juez gobernador

El 30/04/2011, en un acto del Frente Cívico Cordobés, con-memorando el día del trabajador, ante la presencia de más de 4000 compañeros, el candidato a gobernador, el

Senador Luis Juez hace uso de la palabra formulando un com-promiso al que definió como Contrato con los trabajadores, para que Córdoba sea mas rica, mas humana y que la garantía de esos logros sea la decencia, Juez, que ya nos tiene acostum-brados a la constante transgresión de lo políticamente correcto, asume el compromiso de erradicar el trabajo en negro y la pre-carización laboral, en el marco de un conflicto por la estabili-dad laboral de los mas de 1600 trabajadores municipales y de aproximadamente 4500 trabajadores estatales (provinciales).

Los trazos gruesos de ese compromiso son:CONTRATO CON LOS TRABAJADORES• DEL sECtoR PúBLICo: El gobierno aporta: Remuneración justa; condiciones dig-nas de trabajo, jerarquización de los trabajadores del estado; capacitación = promoción en la carrera.• DEL sECtoR PRIvADo

Juez se comprometió a la construcción de una alianza estraté-gica para la ejecución de las políticas de estado en base a un compromiso entre los trabajadores + el estado + las empresas.

Y que para el logro de estos objetivos el Gobierno aporta un Estado motor y no ancla del desarrollo productivo, con Políticas de Promoción para la Producción, que incluyen el financiamiento para la inversión, políticas tributarias de apoyo al crecimiento y la generación de empleo formal; Infra-estructura para la producción y el empleo; Capacitación para el empleo; Promoción para la innovación tecnológica.

En base a este compromiso Juez anuncia que no habrá trabajo en negro ni precarización laboral.

Para que no se sospeche de que este compromiso con los trabajadores es promesa de campaña, sino una ratificación de su accionar cuando se desempeñaba como intendente de la Ciudad de Córdoba –pidió la palabra en una asamblea de traba-

jadores municipales que se realizaba en las puertas del pala-cio municipal, porque estaban en plan de lucha por el pase a planta permanente de los contratados y monotributistas–, y en ella se comprometió a resolver el conflicto, y así se hizo.

Así el compañero Juez afirma sentirse orgulloso de ese hecho político, porque con el llevo tranquilidad y dignidad a miles de trabajadores y sus familias, conminando a todo los militantes a sentirse igualmente orgullosos y como frutilla del postre anun-cio que el 10 de diciembre de 2011 cuando asuma como gober-nador pasaría a planta a todos los precarizados de la provincia.

“Vamos a preservar las fuentes de trabajo existen-tes, vamos a mejorar su calidad y sustentabilidad y vamos a generar nuevas fuentes de trabajo” dijo Juez abriendo su discurso de poco más de 30 minutos.

Luego pasó a detallar algunos puntos que serán el eje de la acción de gobierno del FC: “Vengo a este encuentro de trabajadores a contarles lo que haremos. Vengo a decir-les a los que hoy no tienen la dignidad que da un trabajo

que todas nuestras medidas tendrán una sola dirección: mejorar el trabajo de los que están en el sistema pro-ductivo y generar empleos para los que no lo tienen.”

También se comprometió con los trabajadores jubilados diciendo que “la dignidad es para todos los trabajadores estén o no en actividad productiva”.

“Por eso quiero decirles que terminaremos con el trabajo en negro, que no habrá precariedad laboral, que no habrá empresas amigas, que todas las empresas cordobeses serán iguales ante el Estado y que, para que la inversión genere el trabajo que a los cordobeses les falta, propondremos reglas de juego claras y previ-sibles” apuntó Juez para cerrar el encuentro.

El MPA Regional Córdoba, estuvo presente en ese acto porque estamos convencidos de que derrotar a los partidos tradicionales que traicionaron sus orígenes y al Pueblo que alguna vez creyó en ellos y que asumieron el rol de gerentes de negocios de los grupos económicos. Que, además, esto se haga con una fuerza nueva, plural y con definiciones políticas que la ubican indudablemente de un lado del conflicto social histórico, el del Pueblo, es aportar a la urgente, imprescindi-ble y necesaria construcción una nueva síntesis histórica que permita vislumbrar en el corto plazo una realidad de justicia social, inclusión, soberanía, independencia y hermandad con los pueblos desde México al Sur.

El síndromedel flautistade Hamelin...notas tan dulces, tan melodiosas, como el más hábil músico había conseguido hacer sonar, encandilaban al que las oía......decía su melodía que nos llevaría a todos a una tierra feliz donde abun­dan los manantiales cristalinos y se multiplican los árboles frutales...

El Flautista de Hamelin. Hermanos Grimm

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casi un año del despido de 11 trabajadores y el cierre del Cen­tro de Distribución Rosario ha generado un conflicto laboral grave, incluyendo a 47 trabaja­

dores más. El conflicto laboral en SanCor Rosario, tiene un transformo poco visible en apariencia, pero concreto a la hora de la realidad, la pelea contra la Burocracia Sindical, entreguista de las luchas de los trabajadores, favoreciendo a las patrona­les y el “poder” de turno.

Cronología del ConflictoEste conflicto se hace evidente en mayo

de 2010 cuando cinco trabajadores del Centro de Distribución SanCor Rosario fueron despedidos, eran simples trabaja­dores, pero se destacaban por ser, miem­bros de la conducción de la intervenida y disuelta Seccional Rosario de la Asocia­ción de Trabajadores de la Industria Lác­tea de la República Argentina (ATILRA).. Uno de ellos el cro. Pedro Estrada y el otro cros Ariel Chávez, junto a tres trabajado­res más fueron despedidos bajo la causa de “alteración del orden interno”. una muestra clara de la persecución que hace la empresa a la actividad sindical, combativa que no responde a la burocra­cia sindical. La actitud de los trabajadores no se hizo esperar, conscientes de que sin pelear la clase trabajadora no consigue lle­var a buen termino sus conquistas, empe­zaron la lucha gremial. Como consecuen­cia hubo cuatro audiencias en el Ministerio de Trabajo de Santa Fe, y otras seis en el Ministerio de Trabajo de la Nación, sin lle­gar a ningún acercamiento de posiciones. No solo la lucha gremial utilizaron los tra­bajadores despedidos, sino que iniciaron a fines de agosto de 2010 una causa judi­

cial por considerar la maniobra de SanCor “discriminatoria, persecutoria y antisindical”. En septiembre de 2010 a raíz de la finali­zación de la relación comercial con la dis­tribuidora Marchisio, se suman otros 6 despedidos, también afiliados a ATILRA. Digamos que a esta altura del conflicto se nota clara la decisión de la empresa San­cor Rosario, junto con la participación de la burocracia de Héctor Ponce, el discipli­namiento a los afiliados de ATILRA. A raiz de los seis despidos que se sumaron a la lista de cinco, los trabajadores resolvieron el PARO y la instalación de una carpa en la puerta del depósito. Después de varias audiencias, en noviembre de 2010 pare­cía que la lucha lograría la reincorpora­ción de 4 de los 11 empleados despedidos. Instancia que no se concretó, y se agudiza con el anunció de la empresa Sancor del cierre del Centro de Distribución. Los tra­bajadores ya en agosto de 2009 anuncia­ron un plan de Sancor para el traslado de la Sucursal Rosario, comenzando con la quita de líneas de comercialización, plan­teando la posible pérdida de 100 puestos de trabajo en Rosario. Este plan denun­ciado por los trabajadores se llevo a cabo sin importarle a la empresa más que sus mezquinos intereses, dejando como saldo despidos y traslados de los trabajadores. Este traslado del sector logística a la locali­dad de Gálvez afecta a 47 trabajadores que diariamente tienen que viajar para llegar a su lugar de trabajo 140 kim, ida y vuelta. Por supuesto es un maltrato innecesario

que ejerce la empresa SanCor para con sus trabajadores. Diecinueve de ellos no aceptaron el traslado y la empresa los cas­tiga no pagándole sus salarios desde hace meses.

¿Que acuerdos hay entre el gremio ATiLRA y SANCOR ROSARiO?

ATILRA intercedió ante el Poder Ejecu­tivo de la Nación, a los efectos de que el Estado Argentino abonara a SanCor un monto de dinero que le adeudaba a la empresa en concepto de subsidio por retenciones. El posicionamiento de ATI­LRA se condice con la ausencia del gre­mio en los dos conflictos lácteos rosari­nos producidos luego de la disolución de la seccional Rosario: COTAR y el centro de distribución de SanCor. En síntesis, ATI­LRA intercedió por SanCor ante el ejecu­tivo nacional para aportar a su salvataje, pero no intercedió ante SanCor por los 300 puestos de trabajo en riesgo de sus afilia­dos rosarinos de COTAR y el depósito de zona norte. Ante el abandono producido por el gremio ATILRA, los trabajadores no dudaron en acudir a la Central de Trabaja­dores de la Argentina (CTA), la cual tomó la representación gremial de los trabaja­dores lácteos rosarinos.

¿El conflicto en estos momentos?La empresa no sólo violó las disposicio­

nes del Ministerio de Trabajo en torno a los 11 despidos por persecución gremial, sino que tampoco acotó el fallo judicial de

la doctora Prekins, que obligaba a reincor­pora a los trabajadores del Centro de Dis­tribución y ordeno a SanCor respetar las condiciones laborales de los trabajadores, quienes se niegan al traslado a la ciudad de Gálvez. Con el sólo objeto de intentar dividir a los trabajadores de depósito y los administrativos, la empresa SanCor pre­tende trasladar a los primeros a la ciudad de Gálvez, y los segundos fueron reubica­dos en la ciudad de Rosario. Actualmente, los trabajadores administrativos que desarrollaron sus tareas hasta fines de marzo en la sede de San Marco (empresa perteneciente a SanCor, instalada en el mismo edificio que la cooperativa COTAR) fueron trasladados a las oficinas de calle Wheerwright e Italia, solo una parte de quienes realizaban tareas de operarios, aceptaron ser trasladados a Gálvez para conservar sus puestos de trabajo.

¿Cómo sigue?este conflicto muestra la complici­

dad de la burocracia sindical junto a las patronales y el dejar hacer de los Gobierno de turno que beneficia a los intereses de las minorías y la concentra­ción de la riqueza. los trabajadores de sancor rosario junto a la ctA continúan su reclamo por la reincorporación de los trabajadores despedíos, la reapertura de la sucursal rosario y el cese a la persecu­ción gremial en la industria láctea.

ViViANA ZECCA - RiCARDO CARDONE Movimiento Peronista Auténtico Regional Rosario

En EL SUR DEL ConURBAno BonAEREnSE SE EnCUEnTRA EL BARRIo SAn JoSÉ , PARTIDo DE

ALMIRAnTE BRoWn. HASTA ALLí FUIMoS A EnCon-TRARnoS Con DoS MILITAnTES PoPULARES,

VECInoS DEL BARRIo, HISTóRICoS LUCHADoRES PoR EL PAn, PoR EL TRABAJo, PoR LA TIERRA, PoR

LA VIVIEnDA, PARA QUE noS CUEnTEn RESPECTo AL TRABAJo QUE ESTÁn DESARRoLLAnDo En LAS

CooPERATIVAS CREADAS En EL MARCo DEL PRoGRAMA ARGEnTInA TRABAJA.

Entre mate y mate, compartimos una charla con los com-pañeros, que siguen dando pelea, que no se conforman,

y que hoy, organizados en forma de cooperativa junto a otros vecinos, enfrentan a la miseria y a la desocupación traba-jando en los marcos del Programa Argentina Trabaja.

El DEscamisaDo: ¿Cómo es que llegaron a las cooperati-vas? ¿Cuánto hace que estaban sin trabajo?PEDRo MAGUIDA: Mi nombre es Pedro, y soy el Presidente de la Cooperativa “General Perón”. Vivo en el barrio desde hace mas de 30 años y me encontraba desocupado desde el año 2000, apenas haciendo algunas changas.RAúL PEñALvA: Yo soy Raúl, soy Presidente de la Coopera-tiva “Todos juntos por Brown” y también me encuentro sin trabajo desde hace años.E.D.: ¿Por qué no nos cuentan brevemente como se llegó a esto?PEDRo: Yo vine de Chile en el año 1977 y al poco tiempo con-seguí trabajo. Vine de Chile debido a la mala situación eco-nómica y a la situación política que sucedía entonces allá. Yo militaba en la Juventud de la UP (Unidad Popular) y tras el golpe de estado que derrocó al Presidente Allende, las cosas comenzaron a complicarse. Fue así que dejé Copiapó, la misma ciudad de los mineros que rehicieron famosos

hace unos meses al quedarse atrapados en una mina y me vine a la Argentina. Aquí me instalé en el Barrio San José, que estaba conformándose y comencé a trabajar en diferen-tes profesiones, en construcción, limpieza, chapista, hasta que con la crisis de 2000 me quedé sin trabajo y ya no pude volver a conseguir.E.D.: ¿Y cómo sobreviviste en esos años?PEDRo: Sobrevivimos como pudimos. Como todo el barrio. Con mucha solidaridad entre los vecinos, peleando por la vivienda, el trabajo y el plato de comida para cada uno de nosotros.RAúL: Yo era gastronómico y de un día para otro me quedé sin trabajo. A partir de ese momento, encontrar un trabajo se hacía cada vez más difícil. Sumarme a militar en el MPA me permitió conocer a otros compañeros y ver como se organi-zaba la lucha, porque se peleaba…quería recuperar la espe-ranza, la felicidad de poder llevar un plato de comida a mi casa. La verdad, la pasamos mal…E.D.: Me imagino que la solidaridad entre los com-pañeros, los vecinos, pudo ayudar a sobrellevar el momento… RAúL.: Claro, las mujeres, las madres, se pusieron al frente y empezaron a aparecer los primeros comedores barriales, los primeros emprendimientos productivos, íbamos al trueque, hacíamos lo que hubiera que hacer para conseguir el mangoPedro: Y comenzamos a ir a las movilizaciones, a reclamar a los distintos ministerios a que se ocuparan de la situación de tremenda miseria que había en nuestros barrios. Así conse-guimos alimentos, que comenzaron a distribuirse entre los vecinos, armamos el comedor en la Capilla, y empezamos a pensar y a pelear por trabajo genuino. Para ese entonces, mi mujer estaba al frente de un pequeño taller textil, que aún hoy funciona, pero veíamos que con eso solo no alcanzaba.E.D.: ¿Y cómo llegaron al Programa Argentina Trabaja?

RAúL.: En cuanto nos enteramos, en una reunión de nues-tra organización, inmediatamente nos fuimos con Pedro al municipio e iniciamos las averiguaciones.PEDRo: Se consiguió mediante la lucha. Al principio nos parecía difícil, veíamos que compañeros de otros lugares, de otros municipios no conseguían nada, que a las organiza-ciones sociales que no eran oficialistas eran ignoradas, pero seguimos reclamando y mostrando que éramos trabajado-res, que queríamos laburar, que necesitábamos una oportu-nidad. Así fue que ingresamos al Programa y aquí estamos, trabajando.E.D.: ¿Qué están haciendo, en concreto?PEDRo: nuestra cooperativa básicamente ha construído vere-das, le ha llevado a miles de vecinos la posibilidad de “salir del barro”. Ahora estamos reciclando viviendas sociales.RAúL: nosotros también, y mantenimiento de espacios verdes.E.D.: ¿Que les parece el Programa? RAúL: Me parece muy bien. El Pueblo tiene que poder traba-jar. El Estado tiene la obligación de devolver al Pueblo lo que le han sacado durante años y años. Y ojalá el Programa sea para todos. Aquí en Almirante Brown las cosas están funcio-nando bien, pero sabemos lo difícil que es en otros lugares.PEDRo: nosotros queremos que en todo el país se pueda acceder. Lo mejor sería conseguir trabajo genuino, en una fábrica, en un taller, pero este Programa al menos nos per-mite trabajar, capacitarnos y poder llevar el mango a casa. E.D.: ¿Hay cosas que deberían mejorarse del Pro-grama?PEDRo: Si, claro. A nivel distrital estamos conformes con el trato que recibimos de las autoridades, pero queremos que en el resto de la provincia, del país, no haya favoritismos ni discriminación. El trabajo tiene que ser para todos.otro tema es que necesitamos que las autoridades nacio-nales vean lo que está pasando con la inflación. Los precios aumentan día a día…RAúL: ¡Sobre todo en alimentos y remedios!PEDRo: Creemos que debe mejorarse el salario de la coope-rativa. Con los aproximadamente 1400 pesos que cobramos, hoy ya no podemos hacer mucho, y creemos que nos mere-cemos trabajar con sueldos dignos. o el Pueblo no puede tener derecho a progresar, a mejorar, a vivir mejor?

E.D.: ¿Y charlan estos temas con los demás compañe-ros de las cooperativas?PEDRo: Siempre estamos charlando, debatiendo. Es más, estamos pensando en una propuesta que consiste en que el Municipio logre que las compañías de transporte locales, nos emitan un carnet, como el estudiantil, para poder ir a trabajar sin gastar en boleto. Sería un ahorro que ayudaría…E.D.: ¿Qué expectativas tienen, compañeros?RAúL: Poder seguir trabajando. Capacitarme más. Poder mantener a mi familia, y que en mi barrio y en ningún barrio de Argentina haya más miseria. PEDRo: Lo mismo que Raúl. Trabajar. Porque queremos tener futuro, que las familias tengan esperanzas, que pue-dan progresar. Que le llegue a los mas jóvenes, sino, ¿qué les queda a los pibes de hoy? ¿La falopa? ¿El Paco? ¿Andar de choreo? Yo no quiero eso para mi Pueblo. no lo quiero. E.D.: Finalmente compañeros, ¿cómo imaginan el futuro del Programa?RAúL: Esperemos que continúe. Gane quien gane las elec-ciones, el Programa debe continuar. Esto se consiguió con mucha lucha, se lo debemos al esfuerzo que hizo el Pueblo en “hacerse escuchar” durante todos estos años. Y ojala que también pueda comenzar a aparecer trabajo en otros lados, en fábricas por ejemplo.PEDRo: nosotros vamos a pelear por trabajo. Siempre lo hicimos. Hoy logramos estas cooperativas. Es muy impor-tante. Hay muchísimos compañeros que pudieron volver a cobrar un sueldo, a tener un horario, a trabajar de un oficio, pero necesitamos más. Que mejore el salario es fundamen-tal, que obtengamos el boleto social, que podamos acceder a tarifas mas baratas de los servicios públicos.En definitiva, queremos ser tratados con dignidad. Somos trabajadores, hemos sido solidarios siempre, y no acepta-mos dádivas de nadie. Queremos trabajar.

La tarde se fue cerrando. La pava de mate ya se había vaciado. Pedro y Raúl, dos enormes compañeros, estaban contentos. Habían dado su testimonio para El Desca. Ahora, tienen otros objetivos: El comedor, el Centro de Capacita-ción Informática para los pibes, en fin, nuevos sueños que en definitiva, son los de todos: Alcanzar la justicia social.

rosArio Conflicto en el centro de distribución Sancor - Rosario

CAMInAnDo PoR LoS BARRIoS

LA ExPERIENCIA DEL “ARGENTINA TRABAJA”EN ALMIRANTE BROwN

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Por darío Quiroga

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l pasado 9 de mayo de 2011 la Cámara Nacional de Apelacio­nes del Trabajo emitió un fallo plenario en las actuaciones caratuladas: “FontAniVe,

MónicA liliAnA c/instituto nAcio­nAl de serVicios sociAles pArA JuBilAdos y pensionAdos (pAMi) s/diFerenciAs sAlAriAles”, expte. n° 15.071/2008.

Un fallo plenario es convocado por los jueces cuando llega un punto en que una cuestión sometida a controversia judicial adquiere diferentes soluciones tornando contradictorias las sentencias entre sí. El objetivo sustancial es unificar la jurisprudencia al respecto.

En esta ocasión la cuestión a dilucidar pasaba por decidir si se mantenía o no, un beneficio salarial a favor de los tra­bajadores del PAMI consistente en una bonificación por antigüedad instituido por Convenio Colectivo de Trabajo en noviembre de 1989, que habiendo sido homologada por el Ministerio de Tra­bajo pasó a ser de aplicación obligato­ria en el contrato de trabajo. Este bene­ficio salarial de origen convencional fue interrumpido de facto por el mene­mismo en 1996 a través de la sanción del Dto. 925, decisión que fue férrea­mente sostenida por la actual gestión desde 2003 en adelante.

Habiéndose flagrantemente violentado la propia normativización de la Justicia Social en el marco del Derecho Colectivo del Trabajo; comenzaron los juicios y una importante cantidad de jueces laborales comenzó a condenar al PAMI por haber violado la vigencia del convenio colectivo que estableció el pago de este rubro sala­rial. En rigor lo que estaba en discusión era la sustancia del Derecho Colectivo del Trabajo argentino.

Como se dijo, el órgano judicial encar­gado de emitir este fallo plenario fue la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo con sede en la calle Lavalle 1554. Este cuerpo colegiado integrado por 10 salas de 3 jueces cada una, durante todo el año pasado funcionó con un faltante de 15 jueces. Ello dio motivo a la desig­nación en Febrero pasado de nueve magistrados camaristas, todos ellos pro­venientes de juzgados de primera ins­tancia, entre ellos Enrique Arias Gibert (de estrecha relación con Hebe de Bona­fini) y Graciela Craig (la esposa del abo­gado laboralista de la CGT y actual Dipu­tado Nacional por el FPV Héctor Recalde). Seis de estos jueces (incluidos Craig y Arias Gibert) durante el ejercicio de sus funciones como jueces de primera ins­tancia emitieron sus sentencias durante los últimos 6 años en distintos proce­sos judiciales en que está cuestión fue ventilada, sistemáticamente por la pos­tura más beneficiosa a los trabajadores, es decir; por el sostenimiento del rubro salarial en cuestión. En el caso de Craig a cargo del Juzgado del Trabajo N° 55, y en

el de Arias Gibert del Juzgado del Trabajo N° 46. Asumidos estos nuevos jueces en la Cámara de Apelaciones en Febrero de 2011, obviamente se incrementó en la cámara la cantidad de jueces que esta­ban a favor de los trabajadores. En con­creto; con la nueva conformación de la cámara eran 14 votos por la posición más beneficiosa a los trabajadores y 10 votos por su derogación.

En el trámite de un “Plenario” la pos­tura votada mayoritariamente pasa a tener vigencia obligatoria para todos los jueces del fuero, tanto para los de pri­mera instancia como para los propios jueces de cámara, sea cual fuese la pos­tura sostenida con anterioridad por los mismos. Es decir que resuelve definitiva­mente la controversia sin dejar lugar a dudas, unificando la jurisprudencia.

Como se dijo; el desenlace de este “Ple­nario” se produce el pasado lunes 9 de mayo de 2011. ¿Y qué pudo haber suce­dido si como dijimos antes 14 jueces de cámara venían votando durante 6 años por la posición más beneficiosa a los tra­bajadores y 10 en contra?

Sucedió que dos de ellos; Arias Gibert (como ya se señalara, muy cercano a Hebe de Bonafini) y Graciela Craig (esposa de Héctor Recalde) sin explicación válida alguna votaron por la postura contraria a la que venían sosteniendo en los años previos en sus juzgados de primera ins­tancia. Literalmente cambiaron radical­mente su criterio y votaron en contra de los intereses de los trabajadores.

De esta forma la votación quedó empa­tada 12 a 12. ¿Y cómo se resuelve este empate? La ley procesal establece el voto doble para el juez que ocupe la Pre­sidencia de la Cámara de Apelaciones, que para este año 2011 recayó en la Dra. Estela Milagros de Ferreiros de la Sala VII. Esta jueza de renombrado prestigio en el fuero laboral durante décadas siempre votó en esta controversia sin excepción alguna y sin fisuras por la postura más beneficiosa para los trabajadores.

¿Y qué hizo al momento de ejercer el poder de su segundo voto la jueza Ferrei­ros; luego de haber votado en la primera oportunidad por la postura más benefi­ciosa a los trabajadores? Increíblemente votó por la postura contraria a los traba­jadores. En efecto; y aunque resulte difícil de comprender y desafiando una básica lógica aristotélica, esta Señora Jueza en una misma decisión, primero vota a favor y luego lo hace en contra. Con lo cual el “Plenario” arrojó una mayoría de 13 a 12 por la postura contraria a los inte­reses de los trabajadores.

Mientras se consumaba este verda­dero “golpe de estado” en el Derecho Colectivo del Trabajo Argentino, la jueza Ferreiros declaraba el pasado 20 de marzo de 2011 en el diario oficialista “Tiempo Argentino”: “Lo importante es que las instituciones no se conviertan en caminos de fraude para estafar a ninguna

de las partes y mucho menos a los trabaja­dores que son la parte más débil de la rela­ción”. Evidentemente no sólo se trató de una decisión arbitraria e irracional, sino y por sobre todo de una demostración de poder brutal que no termina de ser asimilada por los miles de trabajadores afectados, lo que no dudan en tildar esta decisión de perversa.

Nótese sino el comportamiento de otro Juez involucrado en este “Plena­rio”; el Dr. Luis Raffaghelli (Sala VI), pro­veniente de la Justicia del Trabajo de Necochea. Raffaghelli, víctima del terro­rismo de estado como ex detenido­des­aparecido formó parte de los nuevos jue­ces promovidos en febrero pasado como camarista y por ende también partícipe del “Plenario”. Sus antecedentes lo seña­laban como un juez pro operario. De todos modos; su voto fue en sentido contrario a los intereses de los trabajadores y a favor de la patronal (PAMI), debiéndose resal­tar –como atenuante– que era la primera vez que se pronunciaba en esta con­creta controversia judicial y no debía res­ponder éticamente por fallos anteriores como sí era el caso de Arias Gibert, Craig y Ferreiros.

El detalle es que el pasado 25 de abril –es decir a 14 días de emitir su voto en el “Plenario” a favor del PAMI y en contra de los trabajadores– un tal Juan Francisco Raffaghelli (CUIL Nº 20­29187781­9), a la postre el hijo del Señor Juez, era desig­nado como personal de planta del PAMI enlaAgenciaQuequén,dependientedela Unidad de Gestión Local XI – Mar del Plata por Resolución Nº 0482 suscripta por el Director Ejecutivo de PAMI, el Dr. Luciano Di Cesare. Las palabras huelgan.

Fuentes confiables (tanto del ámbito judicial, como sindical y político) han dejado trascender que la resolución de este “Plenario” habría sido asumida por el gobierno nacional como una “cues­tión de estado” en atención a que una resolución a favor de los intereses de los trabajadores hubiese significado según su mirada de la realidad una erogación monetaria inaceptable en concepto de salarios. Habrían mencionado más de 1000 millones de pesos destinados a los salarios, cuando en rigor no hubiesen superado los 500 millones, sin olvidar que el PAMI conserva actualmente en concepto de “ahorro” a través de Letras del Tesoro y plazos fijos en el Banco Nación aproximadamente 7 mil millo­nes de pesos.

Desde este temperamento, la Presi­dente Cristina Fernández habría ins­truido a su secretario Legal y Técnico Carlos Zanini, al ministro de Trabajo Car­los Tomada y al diputado Héctor Recalde a efectos de impedir a toda costa un fallo a favor de los trabajadores. Las mis­mas fuentes indican que varios jueces habrían sido “invitados” a reconsiderar su posición ya que un fallo a favor de los

trabajadores hubiese puesto en riesgo “el equilibrio entre precios y salarios” alcan­zado por los “éxitos” del “modelo”.

Evidentemente la “profundización” también se libra en este tipo de subte­rráneas batallas abiertamente contra el salario de los trabajadores.

Los jueces implicados; Graciela Craig (Sala VI), Enrique Arias Gibert (Sala V) Estela Milagros Ferreiros (Sala VII) y sus “operadores externos” están tratando que este escándalo ético, político y jurí­dico quede aprisionado entre los muros de sus recintos judiciales, seguros que no tendrán que absorber costo alguno.

De todos modos, algunos/as jueces que sostuvieron sin mácula y éticamente sus posturas –de ambos lados– estarían comenzando a manifestar su discon­formidad y en algunos casos hasta su indignación. El desconcierto entre jue­ces, secretarios, peritos, trabajadores y abogados ya ha excedido el fuero labo­ral y no termina de expandirse en todos los ámbitos de la justicia y de las orga­nizaciones sindicales. El presuntuoso e histórico “prestigio” de la Excelentísima Cámara Nacional de Apelaciones del Tra­bajo habría sido seriamente conmovido y cubierto por un manto de sospecha. Varios pedidos de nulidad ya han sido articulados criticando incisivamente la legitimidad, constitucionalidad y legali­dad de este bochornoso fallo plenario, y se esperan pedidos de inconstitucionali­dad ante la CSJN; y todo ello sin perjui­cio de las distintas manifestaciones que los trabajadores afectados seguramente llevarán a cabo para expresar su repudio.

A partir de ahora la sensación es que estos jueces ya habrían dejado de mani­festarse en los pleitos por intermedio de sentencias ajustadas a derecho, sino que éstas serían el vehículo de otros intere­ses inconfesables o por lo menos no cla­ramente explicitados. Sería importante y saludable para la integridad institucio­nal de la Nación y para el Derecho Labo­ral Argentino (que costó décadas ente­ras de lucha de varias generaciones) que este bochorno tome estado público y que estos jueces –mientras son suspendidos en sus funciones– pudieran tener la opor­tunidad de dar sus excusas en el marco de un ejemplar juicio político, puesto que a esta altura según la opinión de presti­giosos abogados laboralistas, su idonei­dad para el desempeño de sus funciones se ha visto seriamente cuestionada.

Mientras tanto, la firme sospecha es que estos jueces responderían abierta­mente y sin fisuras a precisas instruc­ciones emanadas desde la mismísima presidencia de la nación, dejando un peligroso precedente que –por qué no– puede volver a producirse o bien repli­carse en otros miembros de este Tribunal de alzada para otras cuestiones relevan­tes que a diario se suscitan en el Derecho Colectivo del Trabajo.

A los trabajadores, ni justicia Crónica de un escándalo ético, político

y jurídico en perjuicio de los trabajadores

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Por Marcelo Maldonado

NO de los componentes más importantes del modelo o “régimen de acumulación” implantado en nuestro país desde mediados de los años

1970 a esta parte lo constituye sin duda la política de endeudamiento externo. En efecto, la deuda externa crece inin­terrumpidamente a partir de entonces, constituyéndose en uno de los condicio­nantes más importantes de sucesivas estrategias económicas ensayadas por lo distintos gobiernos.

Durante los años sesenta persistían diversas estrategias económicas sistémi­cas enfrentadas entre sí. Por una parte, una estrategia que podríamos denomi­nar como “desarrollista” basada en inte­reses de una burguesía industrial, aliada, en algunos sentidos, con sectores sindi­calistas, ambos interesados en potenciar el mercado interno en base a procesos de industrialización por sustitución a las importaciones para lo cuál se proponían medidas proteccionistas y promociona­les de diversa naturaleza. Frente a estos sectores se configuraba una alianza de sectores agrarios y de la oligarquía terra­teniente, con el capital extranjero que planteaba la necesidad de lograr la plena

liberalización de la economía. Sus argu­mentaciones se basaban en la idea de que el sector agropecuario tenía ventajas comparativas respecto de otras activida­des económicas y que cualquier “inter­vencionismo estatal” generaba ineficien­cias inconvenientes para la evolución económica del país.

La estrategia exportadora industrialista que se avizoraba en ese momento signi­ficaba un enfrentamiento con los tradi­cionales intereses oligárquicos del sector agropecuario y con los del capital extran­jero. Asimismo, se insinuaba que habría de favorecer el avance de la clase trabaja­dora que era considerado perjudicial para esos intereses tradicionales.

La idea puesta de manifiesto a partir de 1975/76 fue secundarizar esta clásica disputa y pasar de aquel “modelo” desa­rrollista exportador por uno nuevo reves­tido de argumentos neoliberales que en última instancia habrían de privilegiar a intereses financieros.

Sin embargo es de destacar que ambas “opciones” jamás pusieron en tela de juicio la reestructuración del sector agro­pecuario, tanto en lo referente al redi­mensionamiento, ampliación y redistri­bución de sus activos fijos, así como la utilización de los excedentes de la renta producida. Durante casi todo el siglo XX el sector agropecuario fue considerado como un “orden natural de las cosas” establecido por una inapelable providen­cia. La absurda, disfuncional e inequita­

tiva tendencia de distribución de la tie­rra establecida en la segunda mitad

del siglo XIX (por decir lo menos y no mirar aún más allá) fue con­siderado un hecho casi sagrado ajeno a la voluntad humana.

Etapas en el proceso de endeudamiento

El gobierno militar que asume en 1976 impulsa la necesi­

dad de que las empresas públi­cas y el sector privado se financien

mediante recursos “genuinos” prove­nientes del exterior. Se trata del período

de la “bicicleta financiera” que inaugura una nueva era en el quehacer económico de nuestro país. La deuda externa pasa de 6 a 7.000 millones de dólares en 1976 a 46 mil millones al finalizar la dictadura

militar en 1983. Se trata de una deuda “odiosa” (contraída durante una dicta­dura militar) e “ilegítima” (gran parte de los capitales que ingresan pertenecían a nacionales que los tenían deposita­dos en el exterior). Se trataba de una deuda que, tras la crisis de 1981/82 y la consiguiente devaluación, es traspa­sada al estado. El gobierno de Alfonsín luego de algunos rodeos, no cuestiona ese endeudamiento. Por el contrario, lo acepta como válido e incluso sabotea la conformación de un Club de Deudores a nivel regional. A partir de entonces comienza el periplo de negociaciones con el Fondo.

Para ello el gobierno emite títulos públi­cos (el festival de bonos) que son toma­dos por el antiguo establishment que ya había traspasado su deuda al estado. La deuda externa sigue creciendo hasta alcanzar más de 63 mil millones de dóla­res en 1989. Esta etapa concluye con la crisis de 1989 tras el “golpe económico” que comienza ese año y que habría de generar las hiper inflaciones del período 1989­1991. La cúpula íntegra del PJ, en sus variantes de “ortodoxos” y “renovadores” y con los neoliberales acantonados en ambos “bandos”, fue el articulador polí­tico de la gestación de aquel “clima des­tituyente”.

La tercera etapa de la deuda comienza con la Convertibilidad en 1991 bajo el gobierno de Menem siendo impulsada por Cavallo. Se consolida con el Plan Brady, una nueva estratagema según la cuál, gran parte de la deuda es transfe­rida de los grandes bancos acreedores a pequeños ahorristas anónimos (pen­sionistas de los países llamados centra­les fundamentalmente). Asimismo, el esquema de la convertibilidad posibilita la aplicación extrema del modelo neoli­beral en nuestro país, basado en las pri­vatizaciones, y desregulaciones extre­mas (fundamentalmente del mercado laboral) y una apertura al exterior en particular para el sector financiero. Se trata de un modelo que requiere para su sustentabilidad del aumento conti­nuo de la deuda, que alcanza unos 146 mil millones de dólares en 1999. La cri­sis que comienza a partir del año 1998 y que se manifiesta plenamente en los años 2001/2002 es la culminación de este modelo. Los intentos por evitar el fin de la convertibilidad e incluso el default (blindaje y megacanje) fueron desastro­

sos. Una gran parte de la actual deuda fue contraída en ese período.

La deuda desendeudada

La ilegitimidad e ilegalidad de esta deuda o por lo menos de una parte

sustancial de la misma es ya un hecho no controvertido y documentado judi­cialmente en la causa “Olmos”1 habién­dose comprobado en proceso suma­rio durante 18 años, decenas de delitos de acción pública contra el patrimonio nacional de una gravedad inusitada. A pesar de ello, la clase política emer­gente a partir de 1983 se ha empeñado en homologar este fraude de las mil y un formas que tuvo a su alcance sosla­yando vergonzosamente las evidencias elocuentes de semejante despojo2.

Sin embargo esta defección fue objeto de una sistemática denuncia por parte de miles de expresiones militantes, partici­pativas, culturales, gremiales, científicas y profesionales, que se empeñaron a su vez en repudiar esta tropelía de malan­dras y genocidas.

Las manifestaciones de todo orden en contra de la deuda continuaron a través del transcurso de los años, como testi­monios tercamente inoportunos de la defección mediocre, cómplice y cobarde de la clase política. Todas y cada una de las formas que adoptara la continuación de este saqueo fueron oportuna y deta­lladamente denunciadas; la emisión de títulos públicos de Alfonsín, el plan Brady de Menem, el blindaje y mega­canje de De la Rúa.

El gobierno encabezado por Duhalde no fue la excepción, tampoco el de Kirchner y ni mucho menos el actual de Cristina Fernández.

En efecto; Duhalde fue el encargado de dar los primeros pasos de una nueva reprogramación y reestructuración de la deuda externa argentina. En esta ocasión el experto a cargo de los aspectos técni­cos en la materia fue Roberto Lavagna, conducido primero políticamente por Duhalde y luego por Kirchner.

El plan ya dispuesto por el Decreto N° 1735/04 del Presidente Kirchner consis­tió en un canje con “quita y espera” res­pecto a la deuda privada y en un pago por adelantado y sin quita para la deuda

La deuda progresista

1. Alejandro olmos radicó su denuncia en el Juzgado Federal de 1° Instancia en lo Criminal y Correccional Nº 2. Durante 18 años se acumularon pruebas tras pruebas en la causa titulada “olmos, Alejandro s/ Denuncia” con el número 14.467. Debido a la falta de información precisa y sin valor contable por parte del BCRA, el entonces juez de la causa decidió convocar a un cuerpo especial de peritos, especialistas en economía y finanzas, cuyo cometido consistía en averiguar a quién se debía, cuánto se debía y por qué; es decir: auditar la Deuda Externa. Sintéticamente, sus conclusiones fueron: que el acrecentamiento de la Deuda Externa privada y Pública entre 1976 y 1982, fue excesivo, perjudicial y carente de justificación económica, financiera y administrativa; los procedi-mientos utilizados por la autoridad económica conforman verdaderos actos ilícitos; las empresas Públicas fueron obligadas a endeu-darse; las reservas internacionales constituían un pasivo, que se colocaban en bancos extranjeros y era registrado en una libreta negra reservada; el Tesoro nacional otorgaba avales a empresas privadas que no afrontaron sus compromisos vencidos; el FMI fue corresponsable indiscutido del proceso de endeudamiento; se declinó la “jurisdicción del país, sometiéndolo a leyes extranjeras, lesionando el patrimonio y la dignidad nacional”; los dictámenes de endeudamiento de las empresas del Estado eran redactados por la banca acreedora extranjera, a través del Estudio Jurídico del funcionario Klein; la Deuda privada fue asumida por el Estado

mediante los “seguros de cambio; entre 1977 y 1982 se registró una salida de divisas por 35.102 millones de dólares computadas como “egresos sin especificaciones de motivo”. 2. Resultan harto elocuentes las conclusiones citadas. El 23 de febrero de 1984 se conformó en el Senado una “Comisión Investiga-dora de Ilícitos” cuya única actuación justificó su existencia: el 5 de septiembre de ese año fue allanado el octavo piso del estudio jurídico Klein-Mairal. Según las crónicas periodísticas, al ingresar la comisión parlamentaria dos abogados huyeron del lugar con valijas y carpetas. Esas dos personas eran José Alfredo Martínez de Hoz (h) y Mariano Grondona (h). Casi doscientas cajas y docu-mentos fueron secuestrados: intercambios entre el Estudio y los bancos acreedores estableciendo las condiciones de los préstamos; dictámenes redactados por la banca acreedora al Procurador del Tesoro y a los asesores legales de las empresas públicas; asesora-mientos a los bancos por el estudio sobre condiciones de préstamos, cómo eludir tasas y cargas impositivas; seguimientos de cues-tiones oficiales; poderes otorgados por los más importantes bancos acreedores de la Argentina. Era un búnker de negociados priva-dos, mantenidos entre funcionarios públicos y empresarios.

NOTAS:

Ilustración de un alumno dede la Cátedra Rico, Carrera de Diseño Gráficode la FADU-UBA. Gracias.

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mantenida con el FMI. El canje de deuda se llevó a cabo promediando el año 2005, en virtud del cual el Estado argen­tino emitió nuevos títulos de deuda aproximadamente por un total de 35 mil millones de dólares. De los más de 100 mil millones de dólares canjeados, 24 mil no aceptaron las condiciones del canje (son los denominados “holdouts” o “fondos buitres”), mientras que para el resto según datos oficiales quedó esta­blecida una quita aproximada del 55 %. En el mismo año el Congreso Nacional a instancias del Poder Ejecutivo Nacional sanciona la Ley N° 26017 (“ley cerrojo”), la cual prohibía taxativamente la reaper­tura del canje de deuda3.

Asimismo en el mes de diciembre de 2005 mediante la sanción del Decreto de Necesidad y Urgencia N° 1599/05 que en rigor modifica al Ley de Convertibilidad N° 23928 (que en varios aspectos conti­núa vigente) y la sanción del Decreto N° 1601/05 por el cual se dispone la cance­lación total con la deuda mantenida con el FMI con las “reservas de libre dispo­nibilidad”, Kirchner dispone destinar a dicha entidad 10 mil millones de dóla­res sin ningún tipo de espera y sin nin­guna quita.

“Saludo el pago por parte de Argentina de sus obligaciones pendientes con el Fondo”, afirmó el por entonces titular del FMI Rato en el texto, difundido aproximada­mente una hora después de la conferen­cia de prensa en la Casa Rosada. Apuntó también que “la decisión ha sido tomada por el Gobierno conforme a sus derechos como cualquier miembro normal del Fondo y refleja su confianza en que su posición externa es suficientemente fuerte como para garantizar un pago anticipado”.

Tras el anuncio del gobierno del Brasil que cancelaría de un solo pago la deuda con el Fondo –de US$ 15.000 millones–, Rato se había encargado de mostrar a Brasil como el camino a seguir. Y puntualizó que era “un ejem­plo” para Argentina.

Asimismo el Secretario del Tesoro de los EE.UU, John Snow, saludó la decisión del gobierno argentino asegurando que “el hecho de que esas deudas están siendo pagadas, demuestra buena fe”. “No tuve oportuni­dad de revisar las declaracio­nes del presidente Kirchner”, dijo Snow, agregando: “salu­damos el pago de esas deudas. Sabemos que Argentina tiene una fuerte posición de reserva”.

Esta decisión política fue enun­ciada hábilmente por el gobierno de Kirchner como de “desendeudamiento”

con una retórica fuertemente agre­siva respecto a los ya desprestigiados organismos de crédito internacionales. Sin embargo Kirchner jamás puso en duda el pago íntegro de la totalidad de la deuda externa en su actual configu­ración. No sólo desde el discurso, sino también y fundamentalmente desde los hechos. Más de 40 mil millones de dóla­res (las divisas abonadas por Kirchner y su esposa a los acreedores internaciona­les) son fieles testigos de lo recién mani­festado.

En cuanto a Cristina Fernández, basta recordar el anuncio efectuado, nada menos ni nada más que ante el Council on Foreign Relations4 (Consejo de Rela­ciones Exteriores) durante su visita a Nueva York el pasado mes de septiem­bre de 2008 relativo a la reapertura del canje con los bonistas que no aceptaron la renegociación en 2005 (holdouts).

En definitiva la discusión a la que esta­mos asistiendo y despejándola de dis­cursos desorbitados, sólo radica en cómo, con qué y de qué forma conti­nuar pagando la deuda externa argen­tina. Por lo tanto cabe preguntarse para qué, con qué pensamiento de país y en aras de qué clase de futuro se ha puesto de manifiesto tanta pasión, tanta garra y tanto discurso; tópico que intentamos desarrollar en los siguientes párrafos.

¿Para qué sirvió la deuda externa? ¿Para qué puede servir?

Para ubicar la coyuntura actual en cierta perspectiva, podríamos preguntar­

nos ¿para qué sirvió la deuda externa en el pasado? Desde ya sabemos que tuvo

bastante que ver con la crisis actual. Pero aún así, y haciendo oídos sordos por el momento a su carácter odioso e ilegí­timo, podemos reiterarnos la pregunta: ¿paraquésirvióladeuda?¿Quéfinali­dad tuvo más allá de favorecer los nego­cios financieros de unos pocos, aquí y en el exterior? ¿Para promover qué tipo de actividades?

Los “monopolios de la palabra” –en su faz privada u oficial– en concordancia con la clase política tienden a impulsar un cierto sentido común sustentado por “expertos” que nos indica que para que el país crezca y se desarrolle necesitamos abrirnos al capital extranjero y al mundo financiero en general. Y que no “inte­grarse al mundo” es ir en contra de la modernidad y la globalización, procesos estos que son inexorables en el mundo contemporáneo. Pero existen algunos datos contra fácticos que matizan o con­tradicen este “sentido común”. Por una parte, como se ha destacado frecuente­mente (incluso por los mismos “exper­tos”), la mayor parte de la inversión en el país es de origen local, no internacional, y la que más empleo genera es la que rea­liza la mediana y pequeña empresa. Por otra parte, cabría preguntarse acerca de la reciente expansión económica desa­rrollada en el país. Ésta precisamente se realizó con gran parte de la deuda privada en default, sin acceso a nuevas fuentes de endeudamiento externo, y sin la aplicación de las políticas de ajuste de rigor en otros períodos. Se trató efectiva­mente de un período en el que “vivimos con lo nuestro”. Podría vislumbrarse que ésta situación de crecimiento económico no se debió a la pura casualidad (aunque la crisis redujo las importaciones y el alza de los precios internacionales de algunos “commodities” incidieron significativa­mente sobre el valor de las exportaciones y sobre la balanza comercial favorable

que tuvo el país en años recientes) sino a que no fueron aplicadas las

políticas de ajuste al estilo de Menem y de la Rúa.

El período clave de endeudamiento externo fue durante la dictadura militar. Según diversos estudios la deuda fue utilizada para finan­ciar: la copa mun­dial de fútbol de 1978, para prepararse para la guerra con Chile, para construir alguna

que otra autopista y la extensión de la red gasí­

fera. Pero el grueso del endeudamiento externo

de ese período, 31 mil millo­nes de dólares tuvo como des­

tino las actividades financieras y la fuga de capitales.

Una vez legitimado ese endeudamiento externo bajo Alfonsín, Menem, De la Rúa­Alvarez, Duhalde, Kirchner y Fernández la deuda siguió creciendo como una bola de nieve: sirvió para financiar los nego­cios financieros de los grandes bancos y grupos económicos y la fuga de capitales.

Está claro que el país no se endeudó para su desarrollo sustentable, para aumentar el empleo o para mejorar las condiciones de vida de la población. Nada tuvo que ver la deuda externa con el desarrollo de la economía nacional o el bienestar social de la población en gene­ral. Todo lo contrario: sirvió para financiar un modelo altamente regresivo, exclu­yente para la mayoría de la población. Sus principales beneficiarios fueron los grandes intereses financieros, los gran­des propietarios y los dueños de los depó­sitos en el exterior.

Tal cuestión plantea de por sí una cuestión de justicia: el pago de la deuda (si es que debería realizarse) lo debe­rían hacer los que fueron sus principa­les beneficiarios; debería provenir fun­damentalmente de aquellos depósitos existentes en el exterior, que casi supe­ran al PBI de un año.

Sin embargo, el problema no es sólo quien paga la deuda, sino por qué seguir endeudándose. No quedan para nada claro las ventajas económicas y socia­les de seguir “integrándonos a la econo­mía financiera internacional” portándo­nos “tan bien” como lo hicimos durante la década de los noventa, si en el pasado nos fue tan mal con ello.

A pesar de no haberse registrado ni un solo antecedente en toda la histo­ria económica de nuestro país en que el endeudamiento externo haya servido sustancialmente para el desarrollo de algún sector, ni mucho menos para el mejoramiento de la calidad de vida de la población, la Presidente Cristina Fer­nández al suscribir el Decreto N° 2010, disponiendo el uso de reservas de BCRA para continuar pagando deuda externa, insiste en que: “…la obtención de un mayor financiamiento a menores tasas tanto para el sector público como para el sector privado tiene por objeto garantizar el sostenimiento de la inversión pública y privada, sostener el crecimiento de la eco­nomía, la creación de trabajo decente y genuino, llevando adelante a su vez inicia­tivas con criterio federal en etapas negati­vas del proceso económico. Que los recur­sos necesarios a tal fin, tienen que surgir de un uso más eficiente de las reservas del Banco Central de la República Argen­tina, buscando obtener de ellas no sólo el respaldo a la moneda, sino también la obtención de un mayor provecho para que coadyuven al mayor desarrollo económico interno...”.

3. La reestructuración de 2005, llevada adelante por el trío Kirchner-Lavagna-Nielsen, no produjo variaciones cuantitativas significati-vas. La Deuda Pública a fines de marzo de 2005 era de 190.000 millones de dólares, de los cuales 103.000 millones se encontraban en default (82000 por capital y 21.000 por intereses devengados e impagos). La deuda habría quedado en unos 122.000 millones. Pero las cifras oficiales olvidan contar a los holdouts, aquellos bonistas que no aceptaron el canje, que suman 20.000 de capital y unos 4.000 de intereses (el canje había sido aceptado por el 76% de los bonistas). Por lo que el monto efectivo de la Deuda Pública post canje sería de aproximadamente 150.000 millones de dólares. Pero a su vez, los nuevos bonos entregados capitalizan por anatocismo en 10 años parte de los intereses, monto que rondaría los 11.000 millones. La cuenta cerraría en 160.000 millones, ahorrando entonces tan sólo unos 30.000, computando una quita efectiva del 16%. También están los estímulos de los bonos que han quedado atados al PBI. Se otorga un plus a los tenedores de dichos bonos, premiándolos así por el esfuerzo de los trabajadores argentinos. Esto podría traer un costo de 30.000 millones de dólares durante todo el período de reestructuración.

Asimismo, seguimos sometidos a un estado de vulnerabilidad jurídica, y se ha perdido una nueva oportunidad óptima para objetar la

ilegitimidad e ilicitud de las acreencias. nuevamente se aceptó la prórroga de jurisdicción ante tribunales extranjeros y la no reten-ción ni deducción de impuestos.

4. Se trata, en rigor de verdad, del eje central de una verdadera red de hombres y mujeres poderosos, ya que el CFR es complementado por otras organizaciones análogas tanto estadounidenses como internacionales: The Hudson Institute, The RAND Corporation, The Brookings Institution, The Trilateral Commission, The World Economic Forum, Aspen Institute, American Enterprise Institute, Deutsche Gesellschaft für Auswärtigen Politik, y el Carnegie Endowment for International Peace, entre otros. Todos estos think tanks o bancos de cerebros como se los denomina en el país del norte, reúnen a los mejores hombres en sus respectivos campos, a condición de que estén claramente alineados con las premisas básicas de sus objetivos políticos: la creación de un gobierno mundial privado, la erosión sistemática de las estructuras de todos los estados-nación soberanos, la estandarización sociocultural, la imposi-ción de un sistema financiero globalizado especulativo-usurario y la administración de un sistema de guerra global que mantenga la cohesión de las masas a través del permanente azuzamiento contra algún “enemigo”, sea éste real o imaginario.

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somos críticos, no reaccionarios.somos militantes, no funcionarios.

somos pensantes, no repetimos lo que viene dado.

somos peronistas del Movimiento nacional, popular y revolucionario;

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