Debemos quitar de nuestra vida lo que noagrada a Dios.

Esta no es una decisión fácil, pero esnecesaria para ver el fluir de Dios.

Es imposible crecer espiritualmente yalcanzar bendición, sino hacemos uncompromiso de buscar más de Dios.

Cuando le damos a Dios el primer lugar ennuestra vida, tendremos paz.

Tenemos una guerra espiritual y nopodemos bajar la guardia.

El enemigo no estará tranquilo mientras nosvea en bendición.

En los momentos de dificultad, cosechamosla bendición del compromiso.

Entre más grande sea la adversidad, enmayor manera veremos la mano de Dioshaciendo visible.