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  • 8/3/2019 El caso chileno pre y post transicin: la poltica en la reestructuracin econmica - Antonio Cirigliano

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    El CASO CHILENO PREY POST TRANSICION;LA pOliTICA EN LA REESTRUCTURACI6NECONOMICA

    por Antonio Cirigliano*

    IntroductionAun vista sin mayores exigencias analiticas, el caso chileno presenta

    diferencias claras respecto del resto de la region latinoamericana.Escenario de procesos sin precedentes tales como el acceso al poder

    gubernamental de un frente partidario de neta inspiracion rnarxista, medianteuna eleccion dernocratica (la "via chilena al socialisrno", como se la lIam6 enese momento) a la posteriorimplantaci6n de un modele liberal ortodoxo entiempos en que aun se privilegiaba el papel del Estado benefactor en laspoliticas regionales, Chile aparece como importante sujeto de analisis para elconjunto de lasdencias sociales ', Se vuelve necesaria, par consiguiente, laadopci6n de una perspectiva metodologica 1 0 suficientemente abarcativa delos difererites niveles de analisis, ya sean politicos, econornicos, institucionalesa socio-culturales, a fin de alcanzar cierta comprension de un procesofuerternente polernico tanto dentro como fuera del continente.

    En esta perspectiva privilegiarernos un enfoque diacronico que perrnitavisualizar -en terrninos sumarios, dado el caracter de estas publicaciones- elcomportamiento de los distintos actores del sistema politico chileno a partirde la instauraci6n de la dictadura militar del general Pinochet.

    Actual. titular de la Catedra Politica y Estado en America Latina (ex-titular: Mario R .dos Santos), Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Sociales, Carrerade Scciologia, E1presente traba]o fue realizado en el marco de la serie de Ensayosintroductorios. Democratizacion y reestructuracion econornica en casos naciona-reslatinoamericanos, en noviernbre/diciembre de 1994. Material preparado espe-cialrnente para la labor docente.La anticipaci6n de este modelo puede extenderse tambien hacia el centro, ya queel agotamiento del keynesianismo es posterior a laprimers crisis petrolera del 73.

    POSTDaea2, Nov/96 (pigs.7-37)

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    Con este proposito mencionaremos las diferentes poltticas estatalesantes, durante y despues de la crisis, y las incidencias y reacciones que lasmismas generaron en e1 seno de la sociedad chilena, en el comportamientode los diversos actores sociales.

    En un segundo apartado, haremos referencia al subsistema de partidos,para concluir aludiendo a algunos aspectos, tanto politicos como econ6micos,que inforrnan la problemitica del actual Chile dernocratico.

    Finalmente, de acuerdo con los objetivos didicticos de estos cuadernos,cerraremos esta introduccion suministrando una bibliografia que permitaaclarar y desarrollar los diversos temas que aqui s610 esquernaticamente hansido tratados.

    I.Las fuerzas armadas que derrocaron en1973 al presidente constitucional

    Salvador Allende caredan de un proyecto para gobernar, exceptuando daroesta, la Doctrina de Seguridad Nacional difundida ya en el continente en ladecada del '60. Contaban en cambio con una ideologia "en disponibilidad":el liberalismo ortodoxo del grupo de Chicago. La experiencia no era nueva,ya que a mediados de los '50, en el marco del programa Fullbright de asistenciatecnica se celebre un contrato entre la Universidad Catolica Chilena y 5 1 . 1 parde Chicago, mediante el cual esta ultima envio un grupo de profesores Conel fin de sondear las posibilidades de la ernpresa privada en la economianacional, argumentando el caracter desventajoso de la sustitucion de impor-taciones, entonces en auge. Reforz6 la escalada el diario El Mercuriopromoviendo Ia contratacion de la rnision Klein-Saks para combatir 1ainflacion y a 1ave! -decia- buscando "economistas objetivos y no sociologoscon preceptos ideo16gicos que terminarian introduciendo el socialismo"".

    La mision, que contaba con el apoyo de los partidos Liberal yConservador y e1 franco rechazo de la Confederacion Unica de Trabajadores(CUT') no logro sus objetivos (reducci6n del gas to publico, achicamiento

    CORREA,OFiA,"La derecha en la politica chilena de la decada de 1950", en Opciones,NQ9, Santiago de Chile, Editor C. Gazmuri, 1986, pig. 34.

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    burocratico l'rechazo a reajustes salariales) al ser irnpugnado suplan en elParlarnento par la presion del recien constituido Frente Revolucionario deAcci6n Popular (FRAP) -1956- l'la ya ascendente Democracia Cristiana. Quinceanos mas tarde, el regimen militar hizo suyo aquel proyecto, pero profundi-zandolo can politicas mucho mas drasticas y estructurales que las timidasmedidas ya mencionadas. En realidad, se forme de hecho un nuevo polohegemonico entre las fuerzas armadas l' los tecnocratas inspirados en laEscuela de Chicago, que al excluir no solo a la izquierda (antes nucleada enel FRAP). sino tambien al centro politico (la Democracia Cnstianaj.impusieronsu propio programa. Lo basaron en la doctrina de un liberalismo absoluto. Sibien los principios economicos esenciales de este Iiberalismo (privilegio delmercado y encauzarniento de la acumulaci6n capitalists bacia los sectores deventajas comparativas) guiaron permanentemente -incluso hasta hoy- laaccion del Estado, no es menos cierto que estese via forzado a modificar suestrategia ante la emergencia de la crisis en los comienzos de la decada del80. Adoptando el criterio de Pilar Vergara, Rodrigo Bafio y Eugenio Tironi, alos que seguirernoscasi puntualmente en las proxirnas Imeas, distinguirernosentonces a un Estado pre-crisis (1973-1981), tambien llamado par algunosautores Estado rninimo", un Estado frente a la crisis 0981-1985) y un Estadopost-crisis, denominado Estado activo".

    101 .En los primeros ocho afios de gestion militar -en la fase del Estado

    minimo- la dictaclura puso fin a L a experiencia planificadora comenzacla en1939 con la creaci6n de la Corporaci6n del Fomento de la Proclucci6n(CORFO), modificando ala vez toda la matriz sociopolitica chilena, mediantela adopcion de medidas de neto corte liberal entre las que hay que sefialar.

    Se 10 entiende como opuesto a Estado Benefactor, sin las connotaciones que elconcepto tiene en Kant, Stuart Mill y posteriormente en Popper.TlRONI, EUGENIO, VERGARA, PILAR Y BM~o, RODRIGO, "Chile en la postcrisis. Estadosubsidiario Yfragmentaci6n social", en "Hacia uri nuevo orden estatal en AmericaLatina? Democratizaci6n/Modernizaci6n y actores sociopoliticos, Buenos Aires,Clacso, 1988, Vol. 1 .

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    a) La privatizacion de doscientas sesenta y seis empresas de la ya citadaCORPO, permanenciendo s610 doce bajo control mayoritario delEstado.

    b) La devoluci6n a sus antiguos duenos del 29 par ciento de las tierrasexpropiadas por el gobiemo de Salvador Allende, en tanto que otro 16por ciento fueron transferidas a no eampesinos. En cuanto al 55 porciento restante de las tierras otorgadas con anterioridad, terminaronsiendo vendidas por los adjudicatarios por falta de credito". En poeaspalabras, se liquid6 la reforma agraria iniciada por el FRAP en 1970.

    c) El privilegio de la banca privada sobre la estatal a partir de ladesregulad6n del credito: los ban cos particulares que en 1970 contro-laban el 48 por ciento de los creditos aumentaron su participacion enlos mismos al 85,4 par ciento en 1982, con 10 que esos baneos lograronde heeho el dominio monop6lico del rnercado financiero."

    d) Una politica impositiva regresiva orientada -segun se dijo- a incrementarla inversion."

    e) Una amplia apertura comercial: el arancel baj6 del 90 por ciento allOpor ci~nto. 8

    f) La privatizacion de los servicios sociales basicos: salud, vivienda,educacion y prevision social.g) Una politica de subsidios para los excluidos que no podian acceder a!

    mercado.

    RUlZ TAGLE, ]i\lME, "Crisis y politicas econ6micas y sociales en Chile. Posicion de losactores y escenarios futures", en c'Hacia un nuevo orden estatal en A merica Laiina?Democratizaci6n/Modernizaeion y actores sociopoliticos, Buenos Aires, Clacso,1988, Vol. III, pag, 117.Ibidem.TmoNI, EUGENIO, VERGARA, PrlAR y BANO, RODRIGO, ob. cit., pag. 63 .

    8. Rurz TAGLE, JAIME, ob. cit., pig. 117.

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    h) Lasancion de una nueva ley laboral, HamadaPlan Laboral, que prohibialas huelgas y la participaeion en las negociaciones de los convenios dela federaciones y confederaciones, buscando atomizar las organizacio-nes sindicales y focalizar la acci6n sindical en el ambito micro de laempress."Estasdrasticas medidas se ejecutaron en elmarco de una institucionalidadque tendia claramente a separar 10 politico de 10 social, propiciando unasociedad apolitizada. La misma se basaba en tres pilares: el principio de lasubsidiariedad, una descentralizaci6n ad-hoc y una reorganizaci6n de las

    fuerzas armadas funcional a los nuevas roles gubernamentales que estasdeblan curnplir.Elprincipia de subsidiariedad establecia que el Estado solo podia tomara su cargo 10 que el sector privado no podia ni debia hacer, 0 todo aquelloen que demostrara su ineficiencia (en este caso el Estado actuaria "ensubsidio", en forma correctiva, no alterando su posicion no intervencionistaen la sociedad). Adernas, el Estado se reservaba para sl aquellas actividadesque por su coordinad6n se relacionaban con la esfera que no podiaabandonar (caso del cobre, considerado sector estrategico)."La descentralizacion, par su parte, se proyectaba en una dimensi6ntanto territorial como funcional.Par Ia descentralizaci6n territorial se dividia el pais en comunasgobernadas por alcaldes, las que a su vez se agrupaban en provincias regidaspar gobernadores, reagrupadas en regiones a cargo de intendentes regionales,

    que dependian directamente del presidente.La descentralizaci6n funcional pretendia simular una inexistente divi-si6n de poder. El organo depositario de la soberania era el Consejo deSeguridad Nacional compuesto por el presidente de la Republica, el presiden-te del Senado, el presidente de la Suprema Corte, los Comandantes en jefe delEjercito, la Marina y la Aeronautica y el Director General de Carabineros."

    TIRONI, EUGENIO, VERGARA, PIlAR Y BANO, RODRIGO, ob. cit., pig. 83 .to Idem, pig. 69.11 Idem, pig, 75.

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    El Congreso carecia de facultades para controlar al Ejecutivo, pudiendoen carnbio ser disuelto por este. Esta indefensi6n legislativa se acentuaba parla integraci6n del Senado, en donde ademis de los senadores elegidos porregion. se agregaban des ex-presidentes de la Republica, dos ex-rninistros dela Corte Suprema elegidos par esta, un ex-Contralor General de la Republica,tarnbien elegido por la Corte Suprema, un ex-Comandante en Jefe del Ejercito,uno de la Armada, otro de la Fuerza Aerea y un ex-Director General deCarabineros, elegidos par el Consejo de Seguridad Nacional, un ex-Rector dela Universidad y un ex-Ministro de Estado elegidos por el Presidente. Adernas,del total de senadores, un 25 par demo debia corresponder a militates.

    En cuanto a la Corte Suprema de justicia, cooptada por el regimen, teniarepresentantes en el Consejo de Seguridad Nacional y en el Senado, pudiendodesignar 2.1rnismo tiernpo tres miembros del Tribunal Constitucional, instanciapolltica-juridica suprema facultada para dirimir cualquier problema que sesuscitara entre los tres poderes (ademas de estes tres miernbros designadospor Ia Corte, este tribunal se completaba can dos miernbros nombrados porel Consejo, otro por el presidente y el restante por el Senado)."

    Como se aprecia facilmente, este complejo aparato burocratico enmas-caraba una verdadera suma del poder publico en el Presidente y las fuerzas"armadas. Cuando nos referimos a las fuerzas armadas, aludimos al Ejercito, yaque tanto la Marina como la Fuerza Aerea s610 adquirieron relevancia en losprimeros tramos del proceso, La presencia del Ejercito, en cambio, en loscargos publicos, tuvo una magnitud unica en la historiav.Esto generoprofundas rnodificaciones en la estructura intema del arma, como " e 1 aumentonotable en el mimero de generales (de 23 pasaron a 57), la creacion del cargode brigadier para los coroneles no ascendidos 0 el privilegio del rol politico-gubernamenta! sobre el profesional: el oficial designado para un cargo publicotenia mas autoridad que otro de igual graduacion pero sin cargo, aun cuandoeste ultimo tuviese mayor antiguedad. Adernas, el involucramiento de oficialesen funciones de gobierno se proyectaba tanto horizontalmente (ministerios,asesorias, todas controladas por la Secretaria General de la Presidencia, comoverticalmente (tambien son oflciales del Ejercito los intendentes y gobernado-res y estes oficiales, mientras se desempefiaban en esos cargos, retenian lajefatura de las unidades militares de cada jurisdiccion). 14

    Ibidem.'; En la Espana de Franco, por ejemplo, esta presencia se agoto en los prirneros afios,,4 Ibidem.

    J .2

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    POST'V4i4 2, El caso chilena ...

    Sin embargo, a.pesar de esta participacion masiva del Ejercito en lospuestos claves del gobierno, es preciso senalar una diferencia significativaentre el caso chilena y otros regimenes burocratico-autoritarios del Conti-nente. Mientras que Ongania, Lanusse 0Viclela en la Argentina, 0 en BrasilGarrastazu Medici, Castelo Branco 0Geisel erandesignados presidentes porlas fuerzas armadas conservando estas el control ultimo del poder, en Chile,e n cambia, los distintos sectores castrenses se aglutinaban subordinandoseal gran caudillo. En la Argentina y en el Brasil el dominium imperiipertenecfa a las fuerzas armadas; en Chile se encarnaba en Pinochet. Quizaspor esto Manuel Antonio Garreton, aun admitiendo la manipulad6nfraudulenta realizada en torno de los resultados del plebiscite de 1980,rescato de ella -como un hecho positive- [a desvinculaci6n de la permanen-cia del lider, de la duraci6n del regimen.

    Como ya dijimos, el Estado minimo rnarca el cornienzo de profundasrnodificaciones en la economia chilena. E[ anterior perfil keynesiano queacentuaba la importancia del mercado interne cedio paso a una nueva politicaque centraba el crecimiento en el aumento de los volumenes exportables, apartir de un creciente desarrollo del sector agro-industrial.

    La estructura social, como es logico, registro ostensiblemente el cambioen todos sus niveles. La reasignaci6n de recursos hacia el comercio exterior,que supone aquel modele, no fue el resultado de nuevasestrategias delernpresariado anterior, sino que precis6 de la instalacion en el pais demodernas ernpresas multinacionales declicadas a 1a agro-industria, provistasde adecuada tecno!ogia. De esta manera la reconversion se hizo a expensasde sectores tradicionales como la construccion y las industrias manufactureras,doblemente afectada esta ultima por la falta de protecci6n arancelaria."

    En ese contexto de pronunciada desindustrializacion e1 desempleo fabrilfue consecuencia obligacla: Ia tasa del mismo ascendio en todo este periodo al 20por ciento", y la canticlad de obreros desocupados triplico el numero detrabajadores sindicalizados. La nueva racionalidad economics afect6 profunda-mente 1a estructura de la clase obrera, no solo porque clisminuy6 su volumencuantitativo en la PEA, sino tambien porque la envejecio al reducir sensiblemente

    15 ABIl>l. ." ' IO, Luis, "El empresariado como actor social", en Proposicionesis? 20, Santiagode Chile, Sur Ediciones, 1991, pags. 132/133.

    1 6 R.UIZTAGLE~JAIME~ob. cit., pag. 118.13

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    el nurnero de trabajadores j6venes que se incorporaron a ella." La desocupaci6nse extendi6 simulraneamente al sector rural, aunque por razones diferentes. Eldeterioro de los fundos trigueros y ganaderos a raiz de la apertura comercial, lasexpropiaciones privatizadoras y las politicas oficiales respecto del regimen detenenda de tierras ya mencionadas, generaron- credentes contingentes decampesinos desposeidos entre los minifundistas, inquilinos, asalariados rurales yafuerinos (trabajadores voluntarios generalmente ocasionales que reciben unaracion de alimentos ademas del salario) del anterior sistema. Desocupados tantorurales como urbanos comenzaron a asentarse en las ciudades (especialmente enSantiago), agrupandose en los llamados barrios de pobladores, soportandocondiciones de pobreza cercanas a la indigencia. Los sectores medios, en tanto,mostraban una estmctura duaL Por una parte, el grueso del sector terciario,empleados administrativos publicos y privados, percibfan bajisimos salaries; pOl'la otra, una burocrada tecnocratica, tanto en agendas estatales como en empresasparticulares, estaban muy bien remuneradas."

    En el empresariado, la heterogeneidad era aun mayor. A la emergendadel dinimico sector agro-exportador ya mendonado, se le sumaba un grandesarrollo de empresas pequefias y medianas de servicios pero, comocontraparte, disminuia ostensiblemente el empresariado industrial ligado almercado interne.'? De todos modos, estos claroscuros, se diluian ante elsostenido crecimiento econ6mico que durante los primeros siete afios dedictadura mantuvo un promedio del 6 por ciento del Producto Bruto Interno. 20Sin embargo, este guarismo tan celebrado porIa ortodoxia liberal comoinvocado por el regimen militar en la campafia previa al primer plebiscite, noreflejaba la verdadera situad6n econ6mica chilena, ya que el mismo resultabade un formidable endeudamiento. EI flujo de creditos extemos en 1981alcanz6la cifra record de 14.738 millones de d61ares, en tanto que el endeudamientointerno privado se expresaba en altisimas tasas de interes cercanas al 39 porciento anual, descontada la inflaci6n.21,2217 TIRONI, EUGENIO, VERGARA, PrLAR YB.oIiiO, RODRIGO, ob. cit., pag, 82.18 Idem, pag. 85.19 C...,\.IPERO, GUILLERMO, "Los ernpresarios ante la alternativa democratica. el caso de

    Chile", en Empresarios y Estado en A merica Latina, Celso Garrido coordinador,Mexico, Eon Editores, 1988, pags. 248/9.

    20 RUIZ TAGLE, ]AlME, ob. cit., pig 117.Idem, pag, 118.1

    2 " - Comparativarnente en la Argentina, durantela vigencia de los programasheterodoxos,los rendimientos financieros de pequenos inversores y de los bancos estatales

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    POST'Daea. 2, E I caso chileno ...

    1.2.El brusco cambio en el rnanejo de las finanzas internacionales en el

    inicio de la decada del ochenta incidio negativamente, como era logico, en unesquema tan vulnerable. 23 E I credito externo disminuy6 en 1982 a 831 millonesde d61ares y descendi6 abrupramenre a s610 340 millones en elafio siguiente".E I sistema bancario qued6 en rojo y peligrosamente comprometido, ya que lacartera vencida de los bancos superaba en un 75% el total de sus capitales yrecursos". La receta de Chicago, religiosamente seguida por el gobiemornilitar hasta ese momento, culminaba en un desastre financiero de consecuen-cias imprevisibles para la estabilidad misma del sistema politico.

    Al cornpas de la crisis ya instalada, la situacion social se deterior6rapidamenre: la desocupaci6n, a pesar de los planes de ernpleo de emergen-cia, alcanz6 aI34,8% del PEA en 1983, los salarios reales disminuyeron un 37%y aun en las empresas mas modernizadas se registraron caidas superiores del10%26.

    Pese a los encomios de El Mercurio, el laissez faire ya no servia ni aldominante ni al dominado. EI Estado vicario de la voluntad capitalista -diriaHabermas- debia intervenir mas alla de toda ideologia, en defensa del sistema.Y 10 hizo.

    Las medidas anticic1icas que entonces adopt6 pueden resumirse en:a) politica irnpositiva regresiva, eliminando impuesto a personas y empre-

    sas, con 10 que se transferia recursos del. sector publico a1 privado;b) mayores inversiones en las empresas publicas, acompaiiadas por una

    reducci6n del personal y un aumento de las tarifas,c) operaciones de salvataje via creditos y subsidios a bancos y otras

    empresas, algunas de las cuales fueron momentaneamente reestatizadas,

    terrninaron siendo licuados por la inflacion, en tanto que los del interernpresarioy aun el call manry, desindexados fueron inferiores al rendimiento chileno.23 Ibidem.24 Ibidem.25 Ibidem.2 6 Ibidem.

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    d) socializacion de la deuda mediante el otorgamiento de avales estatalesy dolares preferenciales a los deudores privados, posibiliclades paradesdolarizar parte de los montos y finalmente la renegociacion deaquella con el FMF.Sibien la crisis desatada en 1981 afecto a toda la estructura social, fueron

    los pobladores asentados en Santiago los que manifestaron las reacciones masostensibles. las mismas consistieron en rnovimientos activos tales comocaceroIazos a actos relampagos y tambien en actitudes pasivas como no hacercornpras, no enviar chicos al colegio ni solicitar servicios. En realidad, estesmovimientos urbanos s610 constituyeron revueltas contra simbolos noinstrumentales, ya que no atacaron adversaries sociales, 1 0 que es explicabledada la naturaleza de los actores: excluidos, sin referentes sirnbolicos, con unaautoimagen deteriorada por el desempleo y carecientes de espacio paraexpresar sus demandas=.

    Adernas, en los liderazgos constituidos espontanearnente elf lapractica de los estallidos urbanos, coexistian logicas heterogeneas y auncontradictorias. revolucionarias anticapitalistas, reinvindicativas de caracterclasista, populistas, interpelando a la nacion, y comunitarias a milenaristasexaltanclo a los pobres y perseguiclos como pueblo "elegido" para salvar ala sociedad ".

    Pese a estas limitaciones, la creciente participacion que acompaii6 a lasprimeras movilizaciones suscit6 en la escena publica la creencia de que estasprotestas constituian el gerrnen de un gran movimiento social, una especie degran protosujeto popular erigido como polo condensador de todas las fuerzascontestatarias a la dictadura.

    No obstante, los hechos posteriores diluyeron estas expectativas.Abandonados por sus convocantes, los sindicatos y los partidos (de los quenos ocuparemos luego), por los pequefios empresarios que no se veianrepresentados y por los sectores medias temerosos de su radicalizaci6n, elmovimiento de pobladores fue percliendo paulatinamente su dinamismo y

    27 TIRONI, EUGENIO, VERGARA, PILI;_RY BANO, RODRIGO, ob. cit., pag. 61 .28 Idem, piig. 79.29 Idem, pag, 80.

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    POSroaf42, EI caso chileno ...

    termino por ser funcional al' sistema, al facilitar la acci6n represiva delregimen.".

    El protagonismo que, pese a su posterior declinacion, adquirieron losrnovimientos de pobladores urban os en la escena publica manifesto, par elcontrario, la ausencia en ellos de los movimientos clasicos. EI sindicalismochileno, uno de los ejes decisivos de la reivindicaci6n popular en las dosdecadas anteriores al regimen rnilitar, se encontraba sumido en la indefension,tanto en los anos del Estado minirno como en los de la crisis. Como pruebade ello basta con citar las reiteradas negativas de las bases a acompafiar lashuelgas generales y paras parciales imitilmente convocados por las cupulassindicales ". Razones bien precisas explicaban estos comportamientos. A losefectos cuantitativos y etarios ya mencionados, que produ cia ladesindustrializacion sobre los activos fisicos de la masa obrera, se le agregabala pronunciada heterogeneidad salarial existente entre los obreros de peque-fias empresas amenazadas por la competencia y los ocupados en la industriaagroexportadora 32.

    Por otra parte, el Plan Laboral, sancionado al inicio desu gestion porel regimen militar, termino por acotar la acci6n sindical a la negociacion deun rninimo de materias en el ambito unico de la empresa. Deteriorado su poderintimidatorio ante el empresariado, la dirigencia sindical, no pudo superar larigida trama institucional disefiada por el gobiemo de Pinochet, y su luchacontra este se limite a apoyar las movilizaciones de pobladores, en tanto queen lo.especificamente gremial sus objetivos se centraron en la canalizacion dereclamos sectoriales en el espacio micro de cada establecimiento fabril, LaIogica corporativa subrogaba as! a la logica politica 33.

    30 Ibidem.3; Idem, pag, 81.32 Idem, pag . 82.33 Idem, pag. 84.

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    1.3.Superada hacia 1985 la crisis economica, el Estado renovo su apuesta

    intervencionista 34, pero no en el sentido keynesiano produciendo bienes yservicios y fijando precios relativos, sino, por el contrario reactivando elmercado para aumentar la tasa de acumulaci6n. La nueva estrategia incluia:a). reprivatizacion de empresas publicas y privadas, incluyendo bancos,b) aumento del gasto estatal (la relacion de este con el PBI alcanzaba en

    1988 el 30%);c) medidas para la capitalizacion de la deuda interna y externa, tales como

    la aceptaci6n de titulos de la deuda con un 30% de descuento, canje detitulos por acciones de empresas publicas y compra de equipos viejosa precios de nuevos; .

    d) politica impositiva selectiva para facilitar la repatriad6n de utilidades."

    Pero si en 1 0 economico el Estado ya no retorno al baio perfil que sehabia impuesto antes de la crisis, profundizo en cambio su politica socialconsolidando institucionalmente los principios basicos estableddos en Iaconstituci6n del 80.

    De acuerdo can ella, se efectivizaron programas para erradicar lapobreza critica a traves de subsidios (mail as de seguridad), pero ciudandosiempre que la entrega de mercancias y servicios fuera ejercida par empresasprivadas, para salvaguardar el ya citado principio de subsidiariedad 36 Con esemismo criterio se encararon las modemizaciones que en 10 fundamentalconsistian en trasladar servicios basicos al mercado. Asimismo, en el area dela salud se descentralizo el antiguo Servicio Nacional de Salud en 27 serviciosregionales en los que se introdujo el sistema de medicina paga, ya que losservicios sanitarios proporcionados dependian de los aportes economicos de

    34 El debate teorico sobre las funciones que el Estado debe cumplir en el capitalismotardio excede los Iimites de este trabajo.

    35 Idem, pig. 64/5.36 Idem, pag, 69.

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    cada afiliado, en educaci6n se traspasaron las escuelas a las municipalidades,privatizandose al mismo tiempo las escuelas tecnoprofesionales, en materiahabitacional, la construccion de viviendas sociales quedo a cargo de empresasprivadas, reservandose el Estado solamente Ia funcion de adjudicar subsidiesy creditos a los sectores medias y altos can capacidad de ahorro (excepcio-nalmente, algunos pobladores marginales se beneflciaron can estos subsi-dios), finalmente en politica previsional se instaur6 por prirnera vez en laregion un sistema optativo de jubilaciones privadas, por medio de sociedadesanonimas autorizadas. La modernizacion tambien se proyect6 a la esferalaboral al modificarse el plan anterior, permitiendose huelgas y convenioscolectivos en las empresas privadas, pero sin la mediacion del Estado ni laintervenci6n de federaciones y/o confederaciones ",

    En definitiva, la politica social del Estado en la crisis y luego de ella, nointregraba sino que, par el contrario, propiciaba la exclusion social. Comosefialan Tironi,Vergara y Bafio, coexistian dos Estados: uno que preservabael mercado y otro que asistia rninimante a los cada vez mas numerosos sectoresde la poblacion que no podian acceder al mismo " .

    .Un modelo tan decididamente excluyente (desde lacrisis el indice depobreza se mantuvo en magnitudes cercanas al 40%)39 conto, sin embargo,con solidos y previsibles respaldos. La banca acreedora y los organismosintemacionales (FMI y EM) no podian negar su apoyo a un regimen que.cumplia puntualmente sus obligaciones en una decada, en la que, porcontraste, las heterodoxias, los atrasos en los pagos y las moratorias encubier-tas signaban la conduct a financiera de la regi6n. Analogo aliento recibiade leisEstados Unidos, aunque en este caso con las reservas que suscitaba ungobiemo autoritario, no precisamente coincidente con el disefio politicoinstitucional que lametr6poli consideraba adecuado para su hinterland. Juntoa esos aliados externos, el empresariado chileno completaba la triada en la quese sustentaba la dictadura militar.

    La adhesion - incondicional del empresariado iba mas alla de lasdiferencias que rnantenian -y aun hoy mantienen- los grandes empresarios37 Idem, pig. 66.38 Idem, pag, 68.39 GARRET6N, MANUEL ANrONlO Y EsPINOSA, MALVA, "lReforma del Estado 0 carnbio en la ,

    matriz sociopoIitica?", en Documento de Trabajo Ftacso, Programa ChileI SerleEstudios Sociales N'" 30, Santiago de Chile, 1992, pag. 15.

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    ligados a las multinacionales detentadoras del poder monop61ico y el accesoal credito Creunidos en la Confederaei6n de la Producei6n y el Comercio), conlos pequefios y medianos empresarios del Consejo de la Producci6n, elTransporte y el Comercio mas ligados al mercado interno y a una 16gicaproductiva antes que financiera 40 . Como subraya Campero, la heterogeneidaddel universo empresarial se homogeneizaba, por el contrario, en torno a losintereses de clases emblematizadosen la vigencia irrestricta del mereado y lainiciativa privada 41. Desde esta perspectiva comun a todo el empresariado, lapobreza, la marginaci6n y el desempleo eran condiciones neeesarias delajuste, leetura a la que no eran ajenas las mayores ganancias derivadas de losbajos salarios ". Ademas, la reivindicacion moral de la ganancia, tan cuestio-nada en tiempos del FRAP, y la exegesis del papel ernpresarial en larecuperacion nacional, contribuian desde el campo ideol6gico cultural areflejar el comportamiento politico del sector".

    Porsu parte, los sectores medios, favorecidos por el nuevo proceso,contribuian a reforzar el bloque que sostenia a la dictadura. Empero,contrabalanceando estos apoyos, al promediar la crisis se fueron produciendociertos "descuelgues", segun la grafica expresion de R . Bafio, Elcuestionamientoal modelo economico liberal de parte del empresariado productivo ligado almercado interno, la actitud cornbativa de los centros esrudiantiles, lasdemandas corporativas de gremios de sectores medios del comercio y deltransporte, el distanciamiento de ciertos sectores de la derecha y los intentosde independencia del Poder Judicial a partir de la designacion de R . Retamalcomo presidente de la Corte Suprema, contribuyeron al deterioro progresivodel regimen, reforzandose aSI el arco opositor anterior, integrado par lossindicatos, los pobladores y las dirigencias partidarias del centro y laizquierda".

    Defensores y detractores pudieron al fin confrontar electoralmente enel plebiscite de 1988. Alli Pinochet demand61a prosecuci6n de mandata como

    "0 CAMPERO, GUILLERMO, ob. cit., pag, 249.Idem, pag. 251."2 Idem, pag. 258.

    43 Idem, pags. 262/3.44 R:"'NO, RODRIGO, "Elementos de analisis de la crisis politica en Chile", en CALDERON,

    FERNANDO Y DOS SANTOS, MARlO R. (cornp.), Latinoamerica. 10 politico y lo social enla crisis, Buenos Aires, Clacso, 1987, pags. 198/9.

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    POS1"Data2 ..EI easo chileno ...

    Jefe de Gobierno. A diferencia del I S O , esta vez la urn as se la negaron. e155%de los votantes rechazo el proyecto continuista. Como consecuencia, al anasiguiente, tras una veda electoral que dur6 mas una decada y media, lasociedad chilena eligi6 a sus representantes. Comenzaba entonces Ia dificiltransici6n a la democraeia.

    II.La centralidad del sistema politico se desplegaba asi de los sectores

    corporativos a los partidos. Este nuevo protagonismo toma necesaria unareferencia eomparativa, as! sea breve, al comportamiento partidario enperiodos precedentes.

    El sistema de partidos ehilenos presento desde sus principios unformato multipartidista, fuertemente ideologizado en el continuo derecha-izquierda. La tendencia a la integra cion de coaliciones ha predominado en laestrategia de eada partido, aunque la conformaci6n y naturaleza de las mismasha variado de acuerdo con las distintas coyunturas.

    Hasta 1964 el multipartidismo se reparte en cuatro bandas- losconservadores y liberales conforman el polo de la derecha, los socialistas ycornunistas, aliados en el FRAP, el de la izquierda, el centro ofrece una bandaderecha ocupada por los radicales y otra izquierda en la que se situa laDemocracia Cristiana decididamente anticornunista, En 1965, se unifico labanda de centro (radicales y dem6cratas cristianos, resultando de esa maneralin sistema de tercios). los liberales y conservadores, aliados en el PartidoNacional, constituian el tercio de la derecha, en tanto que socialistas ycomunistas completaban el espectro como tercio de la izquierda. Laprofundizacion del conflicto social en el arco intemacional de la guerra fueagravada en la region por la presencia del castrisrno, espacio que termino alfinalizar la decada, bipolarizando el sistema: socialistas y comunistas en laUnion Popular y en oposicion a ella, la Confederacion Democratica (PDC, PRY PN), visiblernente apoyada por Estados Unidos. El gobierno de SalvadorAllende tensiono aun mas el sistema de partidos al desaparecer el centro comoopcion e inclinarse la derecha hacia una salida por la fuerza, la que finalmenteculmina en el golpe del 1 7 3 .

    Desde sus cornienzos, el gobierno de Pinochet se propuso despolitizarla sociedad, Para ella declare en receso a la DC (los partidos de derecha se

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    autoexcluyeron), considero a los partidos de izquierda como asociacionesilicitas, confiscando sus bienes y persiguiendo encarnizadamente a susmiembros, mientras que en el plano institucional disolvi6 el Congreso ydestruyo los padrones electorales ", .

    A diferenda de la modernizaci6n autoritaria brasilena, que fue acorn-paiiada por industrializaci6n, urbanizaci6n, expansion de la educad6n ysurgirniento de un empresariado aut6nomo, el desmantelamiento de lospartidos politicos chilenos provoc6 una crisis de identidad social, ya que Iadiferenciaci6n sectorial de la sociedad se encontraba, antes de la dictadura,cabalmente representada en las ofertas partidarias de las bandas y tercios yacitados. Aesta crisisde identidad contribuy6 significativamente la restauraci6nde una cultura del miedo (inseguridad material, represion estatal, violenciacotidiana, inestabilidad ocupacional y crisisde valores rnorales), en reemplazode una cultura politica anterior fuertemente apegada a las practicas democra-ticas, Ia concertacion partidaria y a la defensa de los derechos humanos=,

    Sin embargo, la consolidacion institucional qu-e el regimen militarchileno obtuvo en la constituci6n del 1 8 0 eelmandato de Pinochet se extendi6hasta 1989, pudiendo a partir de ese ano ser reelegido plebisdtariamente).provoco sin bus carlo la rearticulaci6n del sistema partidario. En efecto, como10 sen ala agudamente lechner, la inseguridad acerca de las coordenadas deespacio y tiempo ante un regimen a plazo y a Ia vez un plazo sin limite fijo,borra los limites entre 1 0 publico y 1 0 privado, ya que todo se ve en perspectivapolitica, no existiendo espacio politico como tal.

    Paradojicamente, al querer elirninar la politica se produce el efectocontrario. Toda la realidad es visualizada con expectativas politicas ", En eseclima, los principales partidos de oposicion abandonaron la actitud pasiva en~aque se habian refugiado, esperando el fracaso del regimen militar, Aunquesuspendido uno y perseguido el otro, el PDC y el PC, prodamaron sucateg6rica oposici6n < . ' I J plebiscito primero y a su resultado despues,

    45 LECHNER, NORBERT, "EI sistema de partidos en Chile", en MEYER 1. Y REYNA, J. 1.coordinadores, Los sistemas politicos en A merica Latina, Mexico,Universidad de lasNaciones Unidas, Siglo XXI, 1989, passim.

    46 Ibidem.47 Ibidem.

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    )

    POSrD.ua2, El easo chileno ...

    A partir de entonees y pese ala represi6n, todos los partidos ernpiezana contactarse y a deliberar. Ante la ausencia de reglas de juego y Iiimposibilidad de la comprobaci6n electoral de la representaci6n, eomienza afuncionar un mercado clandestino de la politica: el Parlamento Negro, como10 denomin6 Lechner".

    Ese parlamento en las sombras fue uno de los ejes convocantes de lasmovilizaciones de pobladores en la crisis. El otro gran eje fue, como ya se hadicho, la dirigencia sindical.

    Tambien desde ese ambito se transmitieron las diferentes l6gicas antesrnencionadas que impregnaron esos mismos movimientos. Precisamente enlas movilizaciones que acompafiaron a las sucesivas protestas vuelven arecobrar protagonismo los partidos politicos. Se conforman dos frenteopositores: la Alianza Democratica, liderada par la Democracia Cristiana y elMovimiento Democratico de fuerte inspiracion comunista ". Pero solo unia aestos frentes el rechaz6 al regimen militar. En cambio, los separaban visiblesdiferencias ideologicas, que se tomaban irreconciliables en la discusi6n sobrelas tecnicas estrategicas a emplear en h i . lucha contra el enemigo comun. Laconvocatoria .a 1a lucha armada propiciada par el PC se1l6 definitivamente 1adivision entre los campos operativos de la Alianza y el Movirniento'".

    Tras el posterior fraeaso de Ia a1temativa insurreccional, pereibida ya en1986, la DC se posicion6 como el gran eje politico de la oposici6n acompafiadopar el socialismo moderado de menor poder convocante ". A su vez, ante laproximidad del segundo plebiscite, la derecha tambien organiz6 sus partidosprincipales -RN y UD1- en apoyo a1regimen militar. Estos grandes referentespartidariosvertebraron los bloques por el No y por e1 S1respectivamente, queconfrontaron para decidir el futuro politico de 1a dictadura. .c

    Luego del triunfo del NO, la alianzas partidarias se prolongaron en laeleccion presidencial de 1989. Los partidos de la derecha eRN y UDI)

    48 Ibidem.49 TIRONI, EUGENIO, VERGARA, FILAR y'BANO, RODRlGO, ob. cit., pig. 88/9.;0 BANO, RODRlGO, "Coaliciones politieas y representad6n en Chile", en Las partidos y

    fa transformaciori politico de America Latina, Chile, Flacso, Manuel AntonioGarreton editor, 1993, pag, 90 ,

    51 Ibidem.

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    acordaron un pacta, mientras que la Democracia Cristiana, junto al PSy al PPD(tambien de tendencia socialista,moderado) integraron laHamadaConcertad6nde Partidos para la Democracia, can otros partidos menores.

    III.Estaultima coaHci6n consagr6 a PatricioAylwin como primer presiden-te de la transid6n con el 55%de los votes. Cuatro afios mas tarde, en 1993,la Concertaci6n reafirm6 su clara superioridad sobre el Pacto con la victoriade su candida to Eduardo Frei por abrumadora mayoria.Las nuevas coalidones implican una profunda transformaci6n en el

    sistema partidario tradicional anterior a la dictadura. De las tres bandastradicionales (izquierda, centro yderechaj.se ha pasado hoy a un sistema dedoble banda (Concertacion y Pacta), que a su vez tiene poco en comun canla bipolarizaci6n de los tiempos de Allende. En el '73 confrontaban dosproyectos antag6nicos defuertes contenidos clasistas. La doble banda actualsurge, en cambio, como reacd6n ante la existencia de los llamados enclavesautoritarios: continuidad de senadores digitados par Pinochet, legislad6nelectoral que establece la doble vuelta presidencial, un sistema bin aminal deelecciones parlamentarias, la inmovilidad de los mandos militates, etc ..

    Lapersistencia de estos islotes institucionales heredados forzosamente dela constitucion del '80y las inevitables tensiones entre ellosy los nuevos poderesdemocraticos explican por si rnismos el surgimiento de la nueva logicacoalicional, por sobre coincidencias ideo16gicasmas 0menos particulares.

    Ante la amenaza de llna restauraci6n autoritaria, improbable pero noimposible, la necesidad de una estrategia comun para impedirla de parte delos partidos de la Concertaci6n culminaria as! en aqueI comportamientovirtuoso dernandado par Lechner como requisite para la transicion y conso-lidaci6n de la democracia.

    Los objetivos mencionados par dicho autor, tales como desaparici6n delos partidos-eclessio, el reemplazo de planificaciones omniabarcativas exante= par precisas respuestas expos t , la flexibilizad6n de criterios, desechan-52 La internalizaci6n de la economia exticnde la pertinencia de este recaudo a todala region,

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    POST'Dcda 2, EI caso chileno ...

    do principios absolutos a p r io r i, son privilegiados en la alianza partidariagubernarnental para contrarrestar una tutela castrense que no termina deextingurrse >. Con todo, este abandono de dogmativos programaticos noobedece solamente a la presencia militar. Lo determina otro factor, de nomenos cuantia: la Concertaci6n en el poder y eJ pacto RN-UDI en la oposicion-pese a sus diferentes orientaciones sociales y criterios de aplicaci6n- hanmanifestado coincidencias basicas sobre el modelo socioecon6mico vigente.Puntualiza R . Bafio que este consenso homogeniza el sistema partidario anteuna sociedad claramente diferenciada en sus dernandas, 1 0 que obviamentetiende a separar progresivamente 10 politico de 10 social. De este modo,prosigue el aurar, la estabilidad actual puede operar en el mediano plazo endesmedro de la legitimidad de todo el sistema 54. Este deterioro de larepresentatividad se ha visto reflejado en todas las encuestas realizadas desdelos inicios de la transicion. A S 1 , par ejemplo, a fines de 1989 el mismo Bafio,utilizando los datos de una minuciosa encuesta realizada en el Santiagometropolitano 0Gran Santiago, analiza la cultura politica prevaleciente alasurnir Patricio Aylwin.". En ella distingue:

    a) La opinion de la ciudadania sobre los partidos.Se los reconoce como necesarios para el funcionamiento delregimen (solo un 12 % afirma que no sirven para nada), pero nocomo defensores de los intereses de la gente.

    25

    S61() se ve a los partidos como ideol6gicos (a pesar de ladesideologizaci6n ya mencionada) 0, en una segunda opcion,como de clase, pero nunca programaticos'".S610 el 8% de los encuestados es afiliado, en tanto que el 75 %reconoce no estar cerca de ningun partido.

    53 LECHNER, NORBERT , ob. cit ..54 BAj'iO, RODRIGO, ob. cit ..en nota 51, pag. 91.55 BANO, RODRIGO, "Lagente piensa algo sobre los partidos", en Documeruo de Trabajo

    Flacso, Pwgrama Chile, Serie Estudios Politicos NQ4, Santiago de Chile, 1990,passim.56 Idem, pags, 20/1.

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    . b) La ubicacion de los sectores sociales en el sistema partidario (aunquelos partidos no sean representantes especificos de ellos):

    Los empresarios muestran claramente sus inclinaciones par elUDI y el RN y en menor grado por el debilitado PN.Los sectoresmedios y las amas de casa se inclinan par la DC.. Los obreros y pobladores 10 hacen mucho mas par el PS que porelP07 .

    .c) En cuanto al forrnato, el sistema tripartidista es preferidomayoritariamente 58.d) Respecto de las expectativas que suscita la dernocracia. s6lo un 37%de los encuestados la concibe como un sistema de reglas de juego que perrnite

    la elecci6n de autoridades, en tanto que la mayoria tiene de ella una noci6ninstrumental (preservar el orden y la propiedad privada el34 % a como mediapara alcanzar la igualdad social el 2 6 % 59

    . e) Finalmente, acerca del caricter de la representaci6n, la encuestaconfirma la opini6n negativa de la sociedad sobre los partidos, al demandarun 67 % que el presidente mande sobre elias, y un porcentaje analogo que loslegisladores actuen segun su criteria, antes que obedeciendo las 6rdenespartidarias ~.

    Transcurrido el primer mandato de la transici6n, los resultados de laelecci6n de 1993no guarcIansignificativas diferencias can los anteriores. "Estaestabilidad -concluye Bano- no pare ceria, sin embargo, descansar en unestable compromiso con las grandes fuerzas en:pugna 0una fuerte fidelidadpartidaria" 61.

    57 Idem, pig. 32.sa Idem, pig. 3.59 Idem, pig. 40.60 Idem, pig. 26.61 B ANO, R OD RIG O, ob. cit. en nota 50, pig. 91.

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    POS1Vata. 2, El caso chileno ...

    Esto no s610porque la reciente recomposicion del sistema de partidosimpide pensar en fuertes y consolidados arraigos, sino porque todas las.encuestas publicas muestran una muy baja afinidad por partidos ...62 .

    "En estas condiciones, es posible afirmar que la estabilidad electoraldescansa firmemente en la falta de interes politico de la poblaci6n ...". Ahorabien, el desinteres 0apatia puede entenderse tanto por una vision de lacontingencia (principalmente definida por la situaci6n econ6mica) que noaltera la expectativa de los sujetos como por Ia creencia de que la acci6npolitica desplegada por el ciudadano no incide en ningun cambio en esascondiciones.. La primera vision, optirnista, es que no es necesario meterse en politicaporque las cosas estan bien. Lasegunda, pesimista, es que nada se gana conmeterse en politica pues "ahi no se decide nada" 63 . A esta indiferenda de lasociedad ante los partidos contribuye en gran medida lanaturaleza misma dela Concertaci6n. En ella, la autoridad presidencial es la que decide por sobrelas conducciones organicas de los partidos que integran la coalid6n. Para laintegraci6n del gabinete ministerial y los diversos equipos de gobierno seconvocan a-personalidades partidarias antes que a sus direcciones formales64.De esta manera se busca uniformar Iealtades en torno del regimen degobierno, exigencia inexcusable, por otra parte, en una coyuntura decohabitaci6n forzosa con el enclave autoritario.

    Lahomogeneizaci6n politica, aunque necesaria, opera en desmedro dela capacidad de los partidos para procesar las demandas sectoriales queinvocan representar. Es en esta crisisde representaci6n donde algunos autoresfundamentan -encuestas mediante- una nueva ideologfaglobalizante, segun .la mal los partidos del continuo derecha-izquierda setian incapaces deresolver los nuevos conflictos y demandas emergentes del. proceso demodernizacion=.

    27

    62 Ibidem.63 Idem, pag, 92.6 4 G AR RET6 N, M ANuEL ANTO NIO Y ESPlNOSA,MALVA, ob. cit. en nota 40 , pag, 99.65 GARRET6N,MANUEL ANToNIo, "Ni tanto ni tan poco. Cambro y continuidad enla politics

    chilena", en Documento de Trabajo Flacso, Programa Chile, Serie EstudiosPoliticos, NQ 18, Santiago de Chile, 1992, pags, 1/2.

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    En oposicion a ellos, Garreton cuestiona esos argumentos. En primerlugar -afirrna- las encuestas no se realizan en epocas preelectorales, cuandoel interes eiudadano par la poHtica se exacerba: sedan entonees encuestas"frias" 66 . Adernas, la especificidad y el caracter excesivarnente teorico de laspreguntas (caricter de la representacion, autoubicad6n en sectores sociales,estructuras partidarias intemas, etc.) relativizan el alcanee de las misrnas. Ensegundo lugar -prosigue- la modernidad no supone una desaparicion de lascorrientes politicas anteriores, sino la formacion de nuevas ofertas, ante lascuales la sociedad se ubicari desde sus posiciones anteriores'".

    En tercer lugar, los nuevos problemas de seguridad, ecologicos,defensa de generos, etc., y aetores informales y excluidos podrian serincorporados e interpretados en sus demandas por los partidos tradidonales.Ella requeriria la introduccion en la dinarnica partidaria de un intenso procesode aprenclizaje que redefiniese roles, estructuras y funciones en aquelladireccion'".

    El desafio -par otra parte cornun a todos los partidos de la region-podria ser superado con exito, para Garret6n, al menos en el caso ehileno.

    III. 1.Mas alla de la disension te6rica sabre los partidos, resulta casi obvio

    remarcar que el comportamiento de los mismos tiene que vel' obligadamentecon lasubsistencia del "enclave" autoritario antes mencionado. Es que esademocracia tutelada desde el primer gobierno de la transicion enfrent6la tareade recortar 1a institucionalidad no dernocratica heredada del pinochetismo yal mistno tiempo la redemocratizaci6n de la sociedad,

    No se trataba de restaurar er Estado anterior al 73 que multiplicaba susfunciones sin reestructurarse, sino de reasurnir el rol de mediador del conflietoa traves de la negociaci6n politica con los otros sectores sociales'". Can esros

    66 Idem, p~ig.4.67 Idem, pag" 9.e s Idem, pag. 18.69 GARRET6N, fv1ANUELANTONIO Y ESPINOSA, M~LVA, ob. cit. en nota 40, pag. 10.

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    POST'Z)414 2, El caso chileno ...

    objetivos, y a pesar de las limitaciones impuestas par la coyuntura, el gobiernode Aylwin implernento significativas reformas, referidas tanto al regimencomunal como al juridico institucional:a) La reforma municipal: los concejales resultan de elecciones directas y

    a su vez eligen al alcalde (si alguno de ellos obtiene mas del 35 % delos votos es autornaticamente nombrado alcalde."

    b) La reforma judicial:Modernizaci6n del sistema a traves de nuevos procedimientospara nornbrar jueces,Sanci6n de las lIamadas "leyes Cumplido" por el diputado quelas propuso (aceleran los juicios a presos politicos, perrnitenindultos, establecen reparaciones a farniliares de desaparecidosy crean oficinas de retorno para los exiliados),

    c) La reforma institucional:Disrninucion del quorum legal requerido para reformar laconstituci6n del '80.

    29

    Reducci6n del primer periodo presidencial de ocho afios acuatro,

    Aumento en el numero de senadores para equilibrar a los yadesignados por la dictadura,Derogacion de impedirnentos al pluralismo en Ia designacion defuncionarios,Designaci6n de ornbusdman".

    70 Idem, pig. 27.71 Idem, pag. 33 .

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    111.2.El eonjunto de medidas sumariamente meneionadas revela claramenteun nuevo rumbo, orientado hada la redemoeratizad6n del regimen politico.

    En el campo econ6mico, por el contrario, el gobierno civil mantuvo y aunintensifie6 la estrategia del anterior Estado Activo de Pinochet, 10 que resultafacilmente explicable si se considera la evolucion de la economia globalchilena, y se la compara con la de los restantes pafses de America Latina enla decada del '80.

    En esos alios, mientras I a recesron y la inflacion, productos delcompulsive pago de la deuda, caracterizaban a la mayoria de las economiasnacionales de la region, la chilena, en cambia, exhibia un envidiablecrecimiento que oscilaba en promedio entre el 5 % Yel 7 % anual n. Talcrecimiento (ahara genuino y no basado en creditos, como el anterior) seexplica en virtud de saldos fuertemente favorables en la balanza comercial,producidos por una notable expansion de las exportaciones, Desde mediadosde la decada del '80, las mismas registraron crecirnientos superiores al delproducto bruto, siendo las no cupriferas deterrninantes decisivas de estecornportamiento al erecer a un ritrno prornedio del 20% anual (el valor FOBde las exportaciones "agrfcolas y delrnar't", que en 1985 era de 515 millonesde d6lares, ascendia en 1992 a 1.220 millones de la rnisma moneda 74.

    Concurren a estes logros eficientes estrategias adoptadas tanto en elsector privado como en el estataL En el area privada los empresarios -mayoritariamente de multinacionales- han logrado incorporar nuevas tecno-loglas en las producciones de harina de pescado, frutales, celulosa y forestales(las ya citadas exportaciones no provenientes del cobre) can las queconsiguieron insertarse en nuevas dichos del mercado rnundiaL

    72 DAMlLL, MARlO, FANELLl, JOSE M A R l A , FRENKEL, ROBERTO Y ROZENWURCEL, GUILLERMO,"Crecirniento econ6mico en America Latina: experiencla reciente y perspectivas",en Desarrollo Economico, Buenos Aires, 1993, VoL 33, NQ130, pag. 252.

    13 As! se la denomina en el Informe Econ6mico y Financiero del Banco CentralChileno.

    74 Situacion Latinoamericana: Informes de coyuntura econ6mica, politica y social.Madrid, Cedeal, 1992, Ario 2, NQ8, pag, 99

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    POST!)",u 2, El caso chileno ...

    E i Estado, por su parte, reasigna recursos y subsidia esas exportacio-nes, asegurandoles un d6lar de exportaci6n alto (entre 1981 y 1985 creci6primero un 100 % y luego un 40 %, estabilizandose en ese nivel) medianteun sistema de minidevaluaciones (craw.{(ngpeg) y fa determinacion de unabanda de flotaci6n que 'impide oscilaciones mayores del 10 % en el preciode la divisa: el instituto emisor se compromete a comprar 0 vender si sesupera ese limite. Imports subrayar la importancia que la gestion financieragubemamental-tanto en tiempos de Pinochet como en los de Aylwin- otorgoa la fijaci6n y rnantenirniento del tipo de cambio real, ya que en virtud deel Chile pudo competir ventajosamente con los dernas paises del Cono sur,tradieionalmente aferrados a sus monedas naeionales sobrevaluadas75.

    Con ser el auge exportador el elemento mas dinimieo, otros faetorestambien contribuyeron a la recuperacion econornica operada desde mediados.de los '80. Apoyos financieros del FMl y del Banco Mundial, politicas fiscalesanticiclicas para mantener la inversion, fuertes reservas de divisas aseguradaspor la explotaci6n y comercializaci6n del cobre en manos estatales, aperturaeomercial contra balance ada por politicas proteccionistas selectivas eel arancelpromedio subio delIo % al 35%), privatizaciones de empresas publicas (menoslas del cobre), e inversiones extranjeras privadas a partir de la capitalizacion dela deuda 76, se aunaron al boomexportador para conformar un modele que losexegetas liberales (ignorando desde luego el fuerte intervencionismo estatal) seapresuraron a denominar como "el milagro chileno".

    La excelencia del proceso se desluce, empero, por su altisimo costo. social. Si bien en el gobierno civil los salarios aumentaron en algunasactividades, por efecto de nichos de productividad, los indices de pobreza hanido creciendo gradual y progresivamente en las des ultimas decadas, Asi, lapoblaci6n indigente que en 1969, en plena epoca del Estado Benefactor, soloconstituia un 6 % de la poblacion total, en 1982 representaba el 30 % de larnisma. Lejos de solucionarse, la situaci6n se agravo en los afios posteriores,como 10 sefiala el hecho de que en 1992, al finalizar la presidencia de Aylwin,el 40 % de los hogares padece situaciones de pobreza 77.

    75 DAMILL, MARIO, FANELLl,]OSE M A R l A , FRENKEL, ROBERTO Y ROZENWURCEL, GUIll.ERMO, ob. cit.,pag.253.

    76 Idem, pag, 25-2 .77 GARRET6N, MANUEL ANrONlO Y ESPINOSA, MALVA, ob. cit. en nota 40, pag. 15.

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    Es indudable, entonces, que las reformas instauradas en nombre deun capitalismo eficiente a1canzaron logros interesantes en el campo de losIndices macroecon6micos, pero no es menos cierto que, como contraparti-da, operaron como canales para una mayor fragmentacion de la sociedad yuna creciente dualidad social, Habria pues lin crecimiento meramentecuantitativo y no un desarrollo inc1uyente. Antes bien, ese crecimiento haintensificado -por 10 menos hasta ahora- el caracter franca mente regresivode la distribuei6n del ingreso, por otra parte nota cornun a toda la region.

    III. 3.MAs alla de sus implicancias sociales, al modelo se le presentan

    expectativas no del todo favorables. Como en toda America Latina en la decadadel '80, Chile privilegio la tendencia a pagar la deuda externa con saldoscomerciales elevados mediante restricciones a las importaciones. En la decadaactual, el cornportamiento se revierte. A partir de generosas aperturas forzadaspor los organismos intemacionales aumentan drasticamente las importacionesde toda la region. La financiaei6n de estas importaciones favorables a lasecorromias .centrales -dicho sea de paso- requiere una inversion de los flujosde capitales extemos que, de negativos en 1a decada anterior, pasan a serpositivos a partir de los '90. Las diferencias en las tasas de interes, ahorarnayores en la periferia, explican la nueva direccion de los flujos financieros.Los mere ados regionales se taman atrayentes para la inversion, generalmenteespecuhtiva, transformandose en nuevos mercados "emergentes" can laconsecuente oferta exceclente de divisas. En ese contexto, Chile, a pesar desus ventajas sabre otros paises (fuertes saldos exportables y recursos estatalesgenuinos provenientes del cobre), tiene dos tareas dificiles en el carta plaza.Primero, detener el creciente deficit de cuenta corriente (2 % del PBI en 1992y 4 % en 1993) 78, pese a su todavia superavitaria balanza comercial: lasexportaciones ascendieron a 10.000 millones de dolares en 1992 a 9.300millones en 199279. Segundo, neutralizar el eventual efecto que el flujo denuevas capitales'" puecla teller sabre el tipo de carnbio, deeisivo en unaestrategia basada, como ya se ha dicho, en la dinamica exportadora.

    73 D ..wILL, MARIO, FANELLI, JOSE MARlA, FRENKEL, ROBERTO Y ROZEN\1iiURCEL,GUillERMO, ob. cit.,pag . 254.79 Idem, pag. 253.so Actuahnente se fija plazas minirnos a los capitales especulativos.

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    POS'TVata 2, EI caso chileno ...

    Con todo, los mayores interrogantes se proyectan hacia ellargo plaza,dado el caracter "no industrializado" y el bajo grado de elaboracion de susexportaciones'". Ademas, tanto 1 a fruta como la madera y elpescado sonrecursos naturales y sus rendimientos no van a poder ser mantenidos en virtudde las limitaciones que impondria el paulatino agotamiento de sus reservas.En consecuencia, estas exportaciones generan una renta "perecible=", razonporla cualla CEPAL no las consideraria suficientes para asegurar 10 que eseorganismo considera una competitividad autentica 83.

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    En el plano politico, las altemativas de corto y mediano plaza parecenestar mas definidas, siendo entre elias la relacion Gobierno-FF.AA. la quegenera mayores temores en el proceso de Ia transicion. Por su parte, en 10especificamente partidario, la situaci6n se ha consolidado. La concertacion seproyect6 en el segundo gobiemo civil sin ostensibles competencias por elliderazgo presidencial, reafirmandose asi la tendencia centripeta del sistema 84.Los rnecanismos de reparto del poder han side similares a los de la anteriorgesti6n, pOl' 10 que el nuevo equipo presidencial ha visto facilitada su gesti6nadministrativa, soslayando debates ideo16gicos 0prograrnaticos que hubiesenpodido entorpecerla. Pese a ello, la estabilidad alcanzada no implica lasoluci6n de cuestiones que seguramente emergeran en la medida en queavance el proceso de democratizaci6n.

    En primer lugar, parece dificil mantener por mucho tiempo una alianzaentre partidos de contenidos diferentes nada mas que por arreglos cupulareso pOl' temor a llna restauraci6n autaritaria. Para ella se requeriria un marcoinstitucional del que hasta ahara la Concertaci6n carece. Vinculada a esainstitucionalidad faltante, puede plantearsele en el futuro a la Concertaci6nCalm hegemaneizada por la DC) una nueva disyuntiva, si campiten dentro deella dos candidatos presidenciales.

    En ese caso, Ia cloble vuelta electoral supondria alianzas de bajavisibilidad can partidos minoritarios, todo 10 mal operaria como fuerzacentrifuga que pondria en peligro la continuidad de 1a coalicion'" ..81 Jdem., pag. 155.8: Documento Cepal. "Transformacion productiva con equidad", pag. 14.83 Idem, pag, 70 .34 GARRETON, MO\NUEL .ANTONIO, ob. cit. en nota 50 , pag. 99.85 Idem, pags, 102/3.

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    Otro problema, incluso de mayor linaje que el anterior, 10 constituyeel hecho ya reiteradamente sefialado de que la indudable gobemabilidadalcanzada ha sido lograda en desmedro de la creatividad funcional de lospartidos ". En estes, el divorcio existente entre las dirigencias de los electora-dos tradicionales como la incorporaci6n de los nuevos actores emergentes dela moderruzaciorr".

    Esta no resuelta carencia de representaci6n agrega dena dosis deincertidurnbre en la trayectoria venidera del sistema de partidos, ya que si esprevisible la paulatina incorporacion por aprendizaje y practicas eontinuadasde los sectores incluidos al rnismo, no es tan seguro esc comportamiento enlos sectores que son estructuralmente excluidos. Podria entonees generalizar-se en ellos un creciente desinteres Yapatia por la politica, espaeio no deseableen el que encontrarian resonancias las apelaciones clientelisticas de lideresocasionales=. Esos excluidos sedan entonees, segun la expresion de Campe-ro, "sujetos en disponibilidad" para futures populismos, con los riesgos queella supone para la calidad dernocratica del regimen.

    IV.Desde un punto de vista estrictamente teorico, el caso que hernos

    descripto brevernente puede incluirse en un escenario definido "como el deuna modernizaci6n centrifuga con predominio de un proceso detradicionalizaci6n societal y en el que el Estado se subordina a los actoresernpresariales mas concentrados, combinando su acci6n entre la cooptaci6nsocial y la coercion politica, reiterando ajustes de corto plazo" 89.

    Sin embargo, demostrando la dificil correspondencia que inevitable-mente existe entre el modelo anaHtico y el modelo ernpirico, Chile presentaciertas particularidades que 10 proyectarian en algunos aspectos a niveles

    s s Idem, rag. 100.e: Idem, rag. 101.88 C.'u\IPERO, GlJ1l.l.ERMO, "Los actores sociales y Ia clase politica" en Documenio de

    Trabajo, Santiago de Chile, pag, 9.89 CALDERON, FERNANDO Y DOS SANTOS, MARIO, Bacia un nuevo orden estatal en America

    Latina. Veinte tesis sociopoliticas y uri corolario, Santiago, Fondo de CulturaEconomica, 1991.

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    cercanos a la modernizacion expansiva, caracteristica de otros escena-rios90.

    POSroak2, EI caso chileno ...

    Respaldado en su fuerte presencia en el imaginario simbolico de Iasociedad, forjada en un proceso historico que no podernos analizar aqui, yenlos recurs os genuinos que le reportan las divisas pn .venientes de lasexportaciones cupriferas en manos oficiales, el Estado chileno dispone de unadelta capacidad de negociacion con los restantes actores del sistema. Desdeluego que esta capacidad no alcanza, ni con mucho, al 1'01 fiscalizador quetenia en el anterior cielo de desarrollo, pero por 1 0 menos Ie permite, por unapane, concertar reformas, aun subordinandose a otros uctores sociales yecon6micos 9 \ y, por otra, resistir las presiones privatizadoras que fuertesgrupos empresariales intentaron sobre CODELCO.

    Pero mas alia de esos objetivos el Estado chileno ha privilegiado desde1985 una agresiva estrategia exportadora mediante politicas tales como subsi-dios, protecci6n arancelaria (especialmente en productos con desventajacornpetitiva), asistencia tecnica y financiera para la penetracion en mercadosexternos, franquicias tributarias para las grandes empresas, negociad6n deagencias gubemamentales para asignar cuotas comerciales, impedir restriccio-.nes no arancelarias y creditos blandos para pequerios y medianos empresarios.

    Adernas, y este no es un dato menor, ha desechado el ficil pero nocivoexpediente de cerrar la brecha fiscal con flujos financieros extemos queincrementan la cuenta de capital de la balanza de pagos, induciendo a lasobrevaluaci6n de la moneda nacional en detrimento de un tipo de cambioreal, estimulo decisivo para la reproducci6n del modelo adoptado ".

    En consonancia con estas politicas estatales, Chile cuenta, al decir deFoxIey, ministro de Hacienda de Aylwin, con empresarios nuevos, dinarni-cos, agresivos, sin cornplejos, capaces de confrontar mario a mana concompetidores extemos 93 . En este orden de cosas resulta oportuno recordar

    9.0 Ibidem.91 GARRET6N, .MANUEL ANTONIO Y ESPINOSA, Malva, ob. cit., pag. 2..'

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    la demanda incurnplida hasta hoy en Chile, que F. Calderon y Mario dosSantos expresan en la tesis 19 acerea de un ethos ernpresarial que combineel animals spirits de los capitalisras citados por Foxley con el Estado y lasnecesidades de otros aetores sociales para alcanzar una moclernizaci6nexpansiva 94.

    Empresarios y Estado han eonformado de esta manera un modele agro-exportador eeon6mico que se ha reinsertado en el comercio internacional, contal exito que ha llevado a algunos actores, especial mente en el camponeoconservador, a considerar a Chile como el quinto tigre, despues de loscuatro asiaticos. Pero a este nuevo tigre "le Ialta una pata y la otra la tiene coja",segun la gradosa afirmaei6n del mismo Foxley, en obvia referenda alinadecuado perfil productivo de su pais 95 .

    Ala ya mencionada "primarizacion" de sus exportaciones y el riesgode agotarniento progresivo de las reservas naturales se agrega otro factorestructural de importancia no desdefiable: Ia brecha de productividad -noresuelta por el rnercado- existente entre las empresas que producen bienesrransables ". En efecto, mientras algunas grandes ernpresas invierten partede sus capitales en la busqueda de incorporar valor agregado a susexportaciones, la inmensa mayoria de las restantes -especialmente laspequefias y medianas- carecen de 1 0 1 eapaeidad de inversion necesaria paraese intento?'. Esta asimetria adquiere particular relevancia si se tiene encuenta que la division establecida por el nuevo patron del comercio rnundialen bienes ricardianos -primarios- HO (rnanufacturados de baja garna) ycidos de vida (de alta incorporaci6n tecnologica) no obedece a criteriosabsolutes e irreversibles,

    As! como un bien cido de vida puede transformarse en un bien HO sise difuncle masivamente su consurno, rambien un producto ricardiano, si escapaz de satisfacer demandas m a s sofisticadas mediante aportes tecno16gicos

    94 [den I, pig. 4.Idem, pig. 2.

    % La homogeneizaei6n de la productividad entre los distintos aetores es uno de losrequisitos imprescindibles en la teoria necclasica para la optimizacion delfuncionarruento del mercado.

    97 Idem, pag. 4 .

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    POSroa/142. El caso chileno ...

    se posiciona mejor ante el deterioro de los terminos de intercarnbio, quehist6ricamente castiga a las materias primas sin valor agregado'".

    La falra de inversion privada, imprescindible para mejorar y diversificarlas exportaciones, no puede ser compensada poria inversion estatal en razonde la vulnerabilidad que caracteriza al conjunto de la economia, expresada enlas oscilaciones internacionales del precio del cobre que exporta y del petroleoque importa,

    En suma, pese a los avances citados, la reconversion de Ia economiachilena, nucleo central de escenarios mas prornisorios, no 11a sido aunalcanzada.

    De cualquier manera, la tare a mas apremiante de los gobiernos de latransicion rernite a la enorme deuda que el sistema politico ha contraido conla sociedad. Baste decir de ella que en la ultima decada, que 11aregistradoun crecimiento economico superior alSO % , el 20 % de la poblaci6n recibesolo el 4,6 % de la riqueza del pals, mientras que el 20 % mas rico retienee156,9 % (en terminos muy gruesos: la torta crecio, pero tarnbien la distanciaentre rices y pobres).

    Aun reconociendo que la desigual distribuci6n de la riqueza, Iaexclusion social y la marginacion integran la agenda de todos los paiseslatinoamericanos, es en Chile -sea eual fuera la naturaleza de su crecimiento-donde estarian dadas las mejores condiciones para alcanzar el tan declamado"crecimiento con equidad". Tal es el desafio mas urgente que hoy enfrenta laclemocracia chilena.

    98 HOPENHAYN, B. Y ROJO, P. Comercio Internacional y Ajuste Externo, Buenos lures,