Ejemplos de éxitos

Enero de 2017

2017

Okayama: los sectores público y privado unidos en pro de la educación para el desarrollo sostenible

Por Rika Usami

La ciudad de Okayama, que tiene una población de 720.000 habitantes, está situada en la prefectura de Okayama, a unos 700 km al oeste de Tokio. Para llegar a esta zona de 790 km2 desde la capital del Japón se tardan tres horas y media con el tren bala. Dos largos ríos que nacen en las montañas del norte atraviesan la ciudad, y la tierra recuperada a lo largo de la costa del Setonaikai o mar interior de Seto es un gran centro de producción de arroz, verduras y frutas. Protegida de desastres naturales como tifones y seísmos, y con un gran número de horas de luz solar, la ciudad de Okayama es uno de los mejores lugares del Japón para vivir. Pero la ciudad ofrece algo más que un estilo de vida agradable; también es pionera mundial en la promoción de la educación para el desarrollo sostenible (EDS).

© Okayama ESD Promotion Commission

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En 2016, el Programa de EDS de Okayama promovido en la ciudad recibió el Premio UNESCO-Japón de Educación para el Desarrollo Sostenible. El programa fue galardonado por su forma de enfocar la EDS englobando a toda la ciudad y haciendo participar a las escuelas, el gobierno municipal, las empresas, las ONG y otras asociaciones de la sociedad civil. Más de 260 grupos de ciudadanos, desde niños a personas mayores, han participado hasta ahora, trabajando día tras día para conseguir objetivos como la conservación del medio ambiente, el conocimiento global y la reducción de desastres. ¿Cómo surgió este “modelo Okayama” y cómo se extendió tan rápidamente?

El señor Hirofumi Abe, de 62 años, vicepresidente de la Universidad de Okayama y presidente de la Comisión para la Promoción de la EDS, explica:

“En toda la ciudad de Okayama, nuestro objetivo es conseguir una sociedad sostenible combinando la educación en las escuelas y las actividades prácticas en las comunidades. En 2005, la secretaría del Programa tenía su sede en el Ayuntamiento. En la actualidad la División para la Promoción de la EDS ejerce la función de secretaría y apoya plenamente la iniciativa, tanto en el aspecto financiero como de recursos humanos. Si bien las actividades de las ONG y otras entidades tienen una función fundamental, por sí solas no son suficientes para darle la difusión necesaria a la idea. Cuando el gobierno local se puso en marcha para recabar la intervención de empresas, escuelas y grupos de la sociedad civil, se produjo una notable transformación.”

“Cuando el gobierno local se puso en marcha para recabar la intervención de empresas, escuelas y grupos de la sociedad civil, se produjo una notable transformación.” Hirofumi Abe, Vice-Presidente de la Universidad de Okayama et Presidente de la Comisión de la ciudad

de Okayama para la promoción de la EDS

En Okayama, la educación para el desarrollo sostenible empieza en la enseñanza primaria. En la Escuela Primaria Daisan Fujita, ganadora en 2016 del 7º Premio de Educación para el Desarrollo Sostenible en la Escuela Primaria, las clases semanales de EDS empiezan en tercer curso con el tema “Encontremos los tesoros de Fujita”. Durante todo un año, los alumnos visitan las granjas locales y se encuentran cara a cara con los llamados “tesoros humanos”, personas mayores con un conocimiento especializado de la zona. Los alumnos de cuarto curso aprenden sobre el medio ambiente del planeta y acerca del reciclaje de desechos con el tema “¿Qué es la basura?”, mientras que los de quinto curso estudian la agricultura con la cooperativa local (Cooperativa Agrícola del Japón o JA) y

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© Okayama Daisan Fujita Elementary School

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participan en la siembra del arroz. A los de sexto curso les toca dirigir la mirada más allá del Japón para descubrir “¿Qué es la felicidad?” mediante su trabajo con la ONG “Corazón de Oro”, comunicándose con escuelas de otros países a través de Skype y con actividades de captación de fondos.

Las tres escuelas elementales del Distrito de Fujita comparten temas, pero los contenidos pedagógicos varían. Mayumi Itakura, de 49 años, pionera en la EDS en una de las escuelas en 2009, cuenta que ha visto los resultados en estos últimos años: “Cada mañana, nuestros niños y niñas atraviesan los arrozales para venir a la escuela, pero antes de las clases sobre ESD muy pocos se interesaban por lo que allí crecía. Las clases los han cambiado sustancialmente. Ahora indagan sobre los diferentes tipos de arroz y algunos vienen a preguntarme cómo se cultiva. Uno de los niños se ha propuesto hacerse cargo de la granja familiar en el futuro.”

La señora Itakura destaca la importancia de conectar el pensamiento con las medidas concretas. “Al final, debatimos ‘¿Qué podemos hacer ahora?’. El año pasado, después de una lección sobre agricultura, uno de los niños propuso preparar un bento –recipiente japonés para comer fuera de casa– con alimentos cultivados a escala local en el distrito de Fujita. Para ello, pidió ayuda a estudiantes de economía doméstica de un instituto cercano y juntos prepararon bentos con productos locales.” Además, diseñaron un cartel sobre “Los niños de la agricultura” para exponerlo en la cooperativa agrícola, y realizaron un anuncio para promocionar el arroz cultivado en Fujita. Los niños escribieron el guión y lo representaron, y la señora Itakura grabó y editó el vídeo. El trabajo terminado se colgó en el sitio web de la ciudad de Okayama. “Poder convertir en realidad tus ideas te da confianza en ti mismo. Cuando aprendes algo, es importante traducirlo en acciones en la medida de lo posible”, cuenta la señora Ikatura.

Otros escolares trabajan en torno a la EDS como voluntarios fuera del horario de clases. En el Instituto de Secundaria Okayama Ichinomiya, perteneciente a la Red del Plan de Escuelas Asociadas a la UNESCO, se fundó hace 14 años un Club UNESCO que incluye entre sus actividades talleres de comercio justo y venta de productos del comercio justo. Los miembros interaccionan con organizaciones externas y han participado en una actividad de comercio justo con AEON Retail Company Ltd., conocida por su gran implicación en la creación de valor compartido.

Fue a uno de los miembros del Club UNESCO, Kinari Yamasaki, de 18 años, a quien se le ocurrió el nombre “Fururi” para un paraguas de plástico desechable diseñado por AEON Retail. Lo explicaba así: “El año pasado, un representante de AEON Retail vino a la escuela para hablarnos sobre comercio justo. Durante su charla nos explicó un proyecto para fabricar paraguas en Camboya, en el que un porcentaje de los beneficios se donaba al país. Yo justamente acababa de volver de un viaje de estudios a Camboya con la UNESCO y pregunté si había algo que yo pudiera hacer. Así fue como empecé a participar en el proyecto de los paraguas. © Rika Usami

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Al estar interesada en las cuestiones internacionales desde su infancia y saber que la Conferencia de la UNESCO de 2014 se iba a celebrar en Camboya, Kinari se matriculó en el Instituto de Enseñanza Secundaria Okayama Ichinomiya porque tenía un Club UNESCO. Se presentó voluntaria para ayudar a los invitados extranjeros y, de este modo, pudo asistir a toda la conferencia. “Me inspiró profundamente ver a gente de mi generación participando activamente. Tuve oportunidades de viajar a muchos lugares fuera del Japón durante el instituto, y ahora me gustaría centrarme más en lo que está sucediendo dentro del país. Cuando esté en la Universidad, quiero continuar estudiando con una perspectiva ‘mundial’, explica.

Los centros de aprendizaje comunitarios –denominados kominkan en japonés– son uno de los principales rasgos del “Modelo Okayama”, ya que actúan como centros neurálgicos para la EDS. En un principio, se crearon para que los ciudadanos participasen en el desarrollo de la comunidad, y tras la Segunda Guerra Mundial fueron alentados y promovidos por el Estado. En la actualidad hay 37 centros de aprendizaje comunitarios en Okayama, uno por cada distrito escolar, y se asignan funcionarios municipales a cada centro. En 2007, en colaboración con otros centros de aprendizaje comunitarios de otros países asiáticos, se celebró la “Cumbre de Kominkan de Okayama: Desarrollo de la Comunidad y Fomento del Desarrollo de la EDS”, y se aprobó la Declaración de Okayama, en la que se definen las funciones de los kominkans y los centros de aprendizaje comunitarios. Desde entonces ha proseguido la interacción con centros extranjeros, y los kominkans de Okayama han servido de puentes con otros centros de todo el mundo.

El kominkan del distrito de Kyoyama es uno de los muchos kominkans activos, y se dedica especialmente a la educación para el desarrollo sostenible. Mitsuyuki Ikeda, de 57 años, que nació y creció en este distrito y que hoy es el Director del Consejo para la Promoción de la EDS en el Distrito de Kyoyama, trabajaba como consultor medioambiental cuando se abrió el

kominkan de Kyoyama e inició su relación con él hace 20 años.

“Nos ocupamos de la educación para el desarrollo sostenible con el propósito de construir una sociedad sostenible. Por tanto, es importante hacer realidad esta visión, no simplemente aprender sobre ella. Es fundamental que los ciudadanos y los gobiernos locales trabajen en estrecha colaboración”, explica el señor Ikeda. El desafío actual es formar a futuros líderes. Hoy en día hay más personas implicadas en la EDS, pero la iniciativa es “insostenible” si no cuenta con grandes líderes. Es por eso que hace ya diez años el señor Ikeda y su equipo crearon el sistema de “Becas Kyoyama de Educación para el Desarrollo Sostenible”.

“Nos ocupamos de la educación para el desarrollo

sostenible con el propósito de construir una sociedad

sostenible. […] Es fundamental que los ciudadanos y los

gobiernos locales trabajen en estrecha colaboración.”

Mitsuyuki Ikeda, Director del Consejo para la promoción de la EDS, del distrito de Kyoyama a

Okayama

Según explica, “empezamos dando certificados por realizar cursos de Educación para el Desarrollo Sostenible. Nuestro objetivo es tener 1.000 becarios cada año en el Distrito de Kyoyama. De esta manera, en un plazo de 5 años podríamos lograr que 5.000 personas, es decir, el 20 por ciento de la población de

© Rika Usami

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nuestro distrito –de 25.000 habitantes– hayan recibido esta beca. Cuando el 20 por ciento de la población modifica su comportamiento, la repercusión sobre el conjunto de la población es total. Y esa es la revolución social que persigue la Educación para el Desarrollo Sostenible”.

Hacer lo que se puede, por pequeño que sea, para construir una sociedad sostenible: ese el espíritu con el que Okayama, con un enfoque que engloba a toda la ciudad, está cambiando con éxito a los ciudadanos y las comunidades. Si conseguimos extender el “Modelo Okayama” por todo el mundo, puede que veamos el día en que hayamos transformado el planeta entero.

Contacto: UNESCO Sector de Educación, Sección de Educación para el Desarrollo Sostenible y la Ciudadanía Mundial

esd@unesco.org

http://es.unesco.org/themes/educacion-desarrollo-sostenible