Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

download Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

of 15

Transcript of Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    1/36

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    2/36

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    3/36

    «PARA QUE APAREZCA LA DIVINIDAD

    QUE TRABAJA EN NOSOTROS»

    RECOPILACIÓN DE TEXTOS DE JOSEP M. PAÑELLA

    Joaquín Menacho

    PRÓLOGO (de Teresa Forcades) ..................................................................................

    I NTRODUCCIÓN ...................................................................................................................

    1. U NA MIRADA SITUADA ................................................................................................

    2. U N ANÁLISIS TRANSFORMADOR  ................................................................................

    3. U NA FUENTE MÍSTICA ..................................................................................................

    4. CONCLUSIÓN ..................................................................................................................

    13

    9

    5

    3

    21

    29

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    4/36

    Josep M. Pañella Mora, sj., párroco durante varios años en la Parroquia de Sant Pere

    Claver del Poble Sec (Barcelona), fue uno de los impulsores de  Arrels Fundació, entidad

    dedicada a la atención de personas sin hogar. Posteriormente, fue destinado a la Parroquia

    Mare de Déu de Bellvitge (Hospitalet de Llobregat), donde participó en la creación de la

    Fundació La Vinya. Escribió « Acercándose a los excluidos», un texto inédito que está en

    la base de este cuaderno.

    Joaquín Menacho Solá-Morales, profesor asociado Instituto Químico de Sarriá (IQS). Cola-borador del grupo LACS (Laboratorio de Análisis y Crítica Social). Fue director adjunto de

    Cristianisme i Justícia. Ha publicado en la colección Cuadernos El reto de la tierra. Ecología y 

     justicia en el s.  XXI , (Cuaderno 89) y ¿El cielo puede esperar? (Cuaderno 119). Es miembro

    del equipo de Cristianisme i Justícia.

    Edita Cristianisme i Justícia - Roger de Llúria, 13 - 08010 Barcelona

    Tel. 93 317 23 38 - [email protected] - www.cristianismeijusticia.net

    Imprime: Ediciones Rondas S.L. - Depósito Legal: B 8.900-2014

    ISBN: 978-84-9730-334-7- ISSN: 2014-654X - ISSN (ed. virtual): 2014-6558

     Abril 2014

    Traducción del catalán: Jordi Font Barris

    Revisión y corrección del texto: Pilar de la Herran

    Maquetación: Pilar Rubio Tugas

    La Fundación Lluís Espinal le comunica que sus datos están registrados en un fichero de nombre BDGACIJ, titularidadde la Fundación Lluís Espinal. Solo se usan para la gestión del servicio que os ofrecemos, y para mantenerlo informado de

    nuestras actividades. Puede ejercitar sus derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición dirigiéndose por escritoa c/ Roger de Llúria 13, Barcelona.

    Este cuaderno cuenta con la colaboración de la Direcció General d'Afers Religiosos

    del Departament de Governació i Relacions Institucionals

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    5/36

    PRÓLOGO

    Josep M. Pañella fue el primero que me habló de Jesús de una mane-ra que me afectó. Entonces tenía tan solo quince años. En el contextode un retiro escolar de fin de semana, Josep M. nos propuso la lecturasolitaria y silenciosa durante más de dos horas de diversas citas de losevangelios; como buen discípulo de san Ignacio, añadió la indicaciónde que en el momento en que sintiésemos que el texto nos afectabapersonalmente, nos detuviésemos y simplemente nos quedásemos en

    silencio, sintiendo, escuchando.Fue también él quien me dejó el primer libro de teología que leí: Jesu-cristo liberador , de Leonardo Boff. Todavía recuerdo la tapa que eraroja y tenía en el centro una reja negra que se rompía. Me explicó deforma sencilla su vocación: un día, cuando era adolescente, se miró lasmanos, extendidas delante de él, vacías, y comprendió que Dios le lla-maba a ponerlas al servicio de los otros.

    En la parroquia de sant Pere Claver del Poble Sec (Barcelona), con élprimero como vicario y después como párroco, experimenté durante

    más de diez años el inmenso gozo de compartir la fe en comunidad.Este descubrimiento me dejó convencida de que hemos sido creadospara amarnos los unos a los otros tal como Jesús nos ha amado, esdecir, del todo y sin condiciones; o como dice san Benito: soportándo-nos mutuamente las heridas, tanto físicas como morales, hasta queDios nos lleve juntos hacia la vida eterna (Regla Benedictina, cap. 72).

    Josep M. murió de repente el día 3 de septiembre de 2009, por lamañana. El fragmento del evangelio correspondiente a ese día contie-ne la frase que marcó su ordenación sacerdotal. Como mínimo, es la

    frase que me enseñó escrita en mayúsculas encima de una foto conotros cuatro o cinco compañeros jesuitas y con el mar al fondo. La fraseera «de aquí en adelante, os haré pescadores de hombres» (Lc 5,10).Recuerdo que esta frase no me entusiasmó demasiado: «Es lo contra-rio de Boff, ¿en lugar de liberar los hombres, los queréis meter en unared?». Pero no, es lo contrario, me dije. Y lo demostró de la únicamanera que se puede demostrar: creando a su alrededor allá por donde pasaba, espacios de solidaridad donde los excluidos eran reco-nocidos como predilectos de Dios y sacramento de su presencia.

    Teresa Forcades o.s.b

    3

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    6/36

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    7/36

    Su vida y su obra han impactado a mu-chos. Jesuita, vivió desde 1973 hasta1997 en el barrio del Poble Sec de Bar-celona, cerca del puerto y Ciutat Vella,atendiendo la parroquia de Sant PereClaver, desde donde impulsó la crea-ción de la actual Arrels Fundació, dedi-cada a la atención de las personas sinhogar. Solamente este servicio ya mere-

    ce el recuerdo y el reconocimiento, y justifica la edición de este cuaderno.Pero creemos que no sólo se trata de es-to. La vida de una persona que, a pesar de su modestia, deja tras de sí una este-la tan significativa nos conduce de in-mediato a cuestionarnos por las fuentesen las que bebió, por sus referentes y por el origen de tanta energía entrega-

    da. En estas páginas nos gustaría poder aportar algunas pistas para la respuesta.

     Nos hubiese gustado intentar aquí algo parecido a una «semblanza espiritual», pero creíamos que no disponíamos dela conveniente perspectiva para llevarloa cabo. Lo que ha llegado a nuestras ma-nos es un escrito suyo titulado «Apro- pant-me als exclosos» (Acercándome alos excluidos) y subtitulado «Reflexionssobre l’exclusió i la injustícia» (Refle-

    xiones sobre la exclusión y la injusti-cia), fechado en 1999, y en el cual serecoge toda una reflexión sobre el tra- bajo con los excluidos, visto desde la perspectiva ya madura de muchos añosde trabajo.

    «Acercándome a los excluidos» esun escrito de 170 páginas en el cual J.M. Pañella recopila, ordena y articula

    su pensamiento. Él mismo lo presentaasí, en el prólogo:5

    INTRODUCCIÓN

    Josep M. Pañella no fue famoso, pero fue importante para mucha

    gente. Su repentina muerte nos dejó, a quienes lo conocimos, conaquella especie de perplejidad que no entiende cómo el mundo puedeseguir dando vueltas sin personas como él.

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    8/36

    Pienso que, de hecho, nunca he dejadode reflexionar. Pero siempre ha sido«sobre la marcha», intentando resolver lo que la cotidianidad iba planteando.[...] Ahora, mientras vivo este curso sa-

      bático (1997-98) y durante el inviernosiguiente (1998-99) inevitablementeme ha surgido la necesidad de expre-sar alguna cosa de todo lo que he vivi-do estos años anteriores. Dis pongo detiempo, de tranquilidad y de lecturassugerentes para que haya brotado enmí la necesidad casi imperiosa de re-flexionar de forma global, de transcri-

     bir un acopio de vivencias y de inten-tar planteamientos de futuro, para míy para el mundo de la marginación(pág. 1).

    El escrito, tras una breve presenta-ción, empieza con una primera parte deintroducción y fundamentación. El restodel escrito desarrolla la exposición con

    una estructura de ver-juzgar-actuar, se-gún sus títulos: la exclusión social; cau-sas y responsabilidades; la respuesta:caminos de futuro. La primera parte deintroducción presenta los puntos de par-tida de la reflexión, desarrollada en loscapítulos posteriores, bajo los siguientesepígrafes: 1) introducción; 2) la reali-dad social de nuestro mundo; 3) punto

    de partida personal; 4) fundamentación bíblica; 5) fe y teología de la historia; 6)conclusión. Como se puede ver ya des-de el principio, el escrito no pretendellevar a cabo un estudio académico, en-cuadrable en ninguna disciplina, sinoque recurre a la superposición de múlti- ples puntos de vista que no se nieganentre sí sino que se complementan. Así

     pues, se trata de un escrito hecho «a pe-lo», con la honesta desnudez del pensa-

    miento que no pretende otra cosa queentenderse y explicarse para poder orientar el camino. Es un pensamiento«pobre y débil» si lo miramos desde un punto de vista convencional; pero se

     puede ver su fuerza y grandeza si nos lomiramos desde su intento globalizador y su voluntad transformadora. En las an-típodas de un discurso erudito, se tratade una confesión que apunta a aquellofundamental con toda la precisión yclarividencia de un espíritu profético.

    En esta recopilación hemos pretendi-do seleccionar algunos rasgos que apare-cen como fundamentales en los escritosde J. M. Pañella y que bien podrían con-figurar la estructura de una espirituali-dad. No sabemos si el autor de aquellas páginas añadiría, subrayaría o corregiríaalgunas cosas. Ciertamente, el escritono estaba pensado, al menos en la for-ma en que nos ha llegado, para ser  publicado. Su estilo es circular, de mo-do que las ideas principales aparecendesde el principio y se van desarrollan-do progresivamente, entretejiéndose yformando una visión global. Lo que he-mos hecho, pues, es recopilar algunosfragmentos, ordenándolos según una es-tructura que creemos puede representar una manera de entender lo que Pañellaquiso expresar y que marca una formade entender y de vivir el Evangelio deJesús. Por otro lado, la falta de acade-micismo de los textos resulta ser unaayuda para captar el mensaje que sequiere transmitir con toda su fuerza tes-timonial y, por tanto, transformadora.

    Finalmente hay que decir que J. M.Pañella es uno más de toda una genera-

    ción de religiosos (y también de sacer-dotes seculares y de laicos) que, en6

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    9/36

    Barcelona como en muchos otros luga-res del mundo, quiso enfocar su vidareligiosa hacia la solidaridad con losmás pobres de nuestras ciudades aco-modadas. Representan un movimiento,

    nada organizado pero sí real, que estáen una cierta continuidad y que a su vezse diferencia de movimientos como la«misión obrera» o la teología de la libe-ración, tanto por el contexto en el que sedesarrolla como por la perspectiva queadopta. Josep M. Pañella, como otrosdentro de este movimiento, hizo un via- je hacia «los márgenes» de la sociedad

     bien establecida y desde allí quiso releer el evangelio. Y en este via je utilizó unequipaje variado, en el que se mezclancosas de siempre con cosas nuevas, ide-ales luminosos y realizaciones novedo-sas, ideas sencillas e intuiciones místi-cas. Quizás es así como está construidosu discurso, de manera parecida a los

    carritos que empujan los hombres y lasmujeres sin hogar, que recogen aquí yallá lo que consideramos andróminas,reciclándolo todo de un modo que nos puede parecer incomprensible. Tam bién

    el pensamiento que se desarrolla a con-tinuación está hecho de mil referenciasimplícitas o explícitas, que han sidoreunidas, recicladas y combinadas paradar vestido a un espíritu que se percibefuerte, coherente, apasionado y vital.Este espíritu es el que queremos dejar hablar en las próximas páginas, paraque siga animando a los que se han

    comprometido en las fronteras de lamarginación, y también para que su palabra suene como un testimonio pro-fético, revelador e inspirador. Espe-ramos no haberlo hecho muy mal.

    Joaquín Menacho

    7

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    10/36

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    11/36

    1.1. Una espiritualidad conmovida por el sufrimientode las personas

    Éste es un primer rasgo de la espiritua-

    lidad de J. M. Pañella. Se trata de unaespiritualidad «de ojos abiertos», movi-da y conmovida por la visión del sufri-miento de las personas. Éste es el pun-to de referencia constante y principal.

    Hay una realidad que «me constitu-ye», como un referente permanentey esencial: la realidad de la pobreza y

    del sufrimiento de la humanidad. No puedo «estar» al margen de esto: dos

    tercios de la humanidad pasa hambre,250 millones de niños trabajan, en vezde estudiar y jugar... ¡No puedo vivir 

     prescindiendo de esta realidad! Repito,

    «me constituye». Yo «soy esto», tam- bién. Llevo atado a mí este enorme pe-so. Puedo cerrar los ojos e ignorarlo:seré un inconsciente. Puedo hacer ver que no lo sé: seré mentiroso. Puedo su-

     blimarlo: seré un cínico. Me puedo ob-sesionar hacia otros intereses, muysantos y justos, pero entonces seré unalienado, seré un no-hombre, no seré

    de esta humanidad... Porque «esta hu-manidad» es así, vive y sufre así (p. 16).9

    1. UNA MIRADA SITUADA 

    Pañella no es un hombre en búsqueda, sino un hombre comprometido.

    Ha elegido su lugar en el mundo y su mirada está marcada por estecompromiso: compromiso con una fe y compromiso con quienes vivenen los márgenes de la ciudad. Este lugar es su punto de vista y unaclave primera de interpretación de todas las cosas, una perspectivaque, como veremos, resulta reveladora del mundo y de Dios. La situa-ción de la mirada es el marco de referencia de su espiritualidad.

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    12/36

    Tan principal es esto que su contra-rio puede definir el mal:

    La malicia del sistema [que excluye]está en que olvida, o peor, ni le preo-

    cupa ni le interesa, el sufrimiento hu-mano que genera (p. 102).

    Por esto es importante no ser ciego aesta realidad, no dormirla o disimularla.De aquí proviene una fuerte negativa aexplicar o «integrar» el mal y el sufri-miento.

    En una primera aproximación, recojo

    y subrayo que el mal, el sufrimiento yla injusticia que sufre tanta humanidades (nos aparece como) sorprendente,no tendría que ser, no tiene sentido, noencaja... y, por esta razón, es inexpli-cable. No es adecuado pretender «ba-tallar contra el mal» con explicacio-nes, razonamientos, palabras... ya quesupondría otorgarle cierta razón de

    ser, cierta justificación. Jesús no pre-tende ni intenta nunca dar explicacio-nes. Jesús enfrenta el mal, lucha con-tra él. Lo que Jesús hace es ponerse allado de las víctimas, de los que sufrenel mal: son los destinatarios de laBuena Noticia. A causa de este poner-se al lado, Él también será víctima delmal y acabará en la cruz (p. 17).

    Éste no es sólo un rasgo del pensa-miento, sino que también es el motor dela actividad de la persona:

    Sólo seremos capaces de vivir una so-lidaridad positiva [...], sólo nos sacri-ficaremos, si no «sufrimos» que otrossufran (p. 135).

    El dolor que se siente por el sufri-miento de los demás, sin embargo, no

    ha de ser un dolor ciego y desesperado,sino que tiene que estar referido a unainstancia superior de misericordia.

    Tengo la impresión que de hecho todo

    este escrito, desde la primera letra has-ta la última, no tiene sentido ni podrátener efectividad, si no es contandocon la entraña conmovida: que la rea-lidad de la exclusión, que tiene rostrosconcretos, nos haga daño –incluso fí-sicamente hablando– y que el efectode este dolor sea generar en nosotrosentrañas de misericordia (no sólo de

    indignación o irritación contra unos«supuestos» culpables). A partir deaquí, y velando para que nunca desa-

     parezca la entraña de misericordia(amor, ternura, conmoción) hacia losque sufren, empezar a aplicar la inte-ligencia y los mecanismos de que dis-

     pone nuestro mundo de hoy (p. 112).

    1.2. La contraposición dela lógica de Dios y la lógica delmercado: fraternidad frente aautoafirmación

    Una segunda constante es la contrapo-sición de la «lógica de Dios», «la ma-nera de hacer de Dios» frente a una lógica contraria a él, la lógica de la au-

    toafirmación, que se personifica en «lasleyes del mercado». La lógica de Diosse describe bajo la analogía de las rela-ciones familiares, fraternas, y Pañella lacaracteriza por la igualdad de todas las personas.

    [En el antiguo Israel] Arrancando delmodelo de la ética familiar, el esfuerzo

    se centrará en construir una sociedadque sea igualitaria. El motor de este10

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    13/36

    esfuerzo es la convicción de que la ten-dencia de Yahvé, la «lógica de Dios»,es igualar, suprimir desigualdades. Por lo tanto, hay que retener claramenteque el problema que se quiere resolver 

    no es la pobreza, sino la desigualdadestablecida entre las personas. Cuandoel código del Deuteronomio (Dt 12-26)diseña una política para «eliminar» la

     pobreza y la marginación, no pretendesimple y primariamente «asistir» a los

     pobres en su necesidad, posibilitar susubsistencia. Proponerse este objetivosería dar por bueno el estado de po-

     breza, nacido de la desigualdad. La lí-nea de fondo de toda la Escritura esque todos somos iguales, miembros deuna misma familia, el Pueblo de Dios(p. 23).

    La identificación con la lógica deDios es el punto decisivo y el objetivode la vida espiritual.

    Es importante captar, comprender, ha-cernos propia esta lógica, porque «creer en Dios» es confiar en Dios y ensu lógica, es adherirse a ella. En estoconsiste el «ser creyente»: tener la «ló-gica de Dios» como «lógica» del sen-tir, pensar y actuar humanos (p. 22).

    Esta lógica se lleva a cabo de mane-

    ra ejemplar en la vida y testimonio deJesús de Nazaret.

    En Jesús se realiza la forma de vivir lavida humana tal y como Dios «la en-tiende y la vive» (p. 24).

    La contraposición entre dos orienta-

    ciones fundamentales es un tema cons-tante de la espiritualidad: los dos cami-nos ante los cuales se sitúa la libertad dela persona. Pañella sitúa este cruce fun-damental en la opción por dos estilos devida, por dos maneras de entender lascosas, que conducen a direccionesopuestas: igualdad y fraternidad, o biencodicia y dominio. Toda la realidad se

    interpreta desde esta opción fundamen-tal, y esto se hace a todos los niveles: lainterioridad, las opciones y los estilos devida, la organización social… quedanigualmente configuradas por esta elec-ción fundamental.

    * * *

    Pañella no habla de ello, pero podría-mos ver en estos dos temas recurrentesy transversales (la identificación con eldolor de los excluidos y la contraposi-ción de opciones fundamentales) una plasmación concreta de los temas de lallamada del rey eterno y las dos bande-ras de los ejercicios ignacianos. La op-

    ción fundamental, de finalidad y de ca-mino, que ilumina todo lo demás.

    11

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    14/36

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    15/36

    Su cuestionamiento de la realidad giraen torno a la opción por los excluidos,intentando encontrar la manera de redu-cir su dolor y de poner remedio a suscausas. Pero no es una mirada especia-lizada, sino que mira la realidad globalde las personas y de la sociedad y susconflictos.

    2.1. Una antropología relacional

    De un modo muy radical, para J. M.Pañella la persona humana se constituyeen relación con otros. Por esto la margi-nación es una situación propia y directa-mente in-humana.

    Insisto en el tema de las relaciones ro-

    tas como una de las causas de la mar-ginación [...]. En esta ruptura no sólo

    se tiene que considerar el efecto másinmediato o aparente de la descone-xión con los demás: falta de diálogo,etc. Cuando decimos que la persona«es un ser relacional» queremos decir que la relación la constituye, forma

     parte de su ser. Sin relación, la perso-na no es. La persona es relación. La

     persona es un nudo de relaciones. Alromper las relaciones, el nudo quedasin función, sin entidad, sin razón deser. Es una realidad absurda, frustra-da, inútil.

    «Las relaciones rotas» no es sólo unrasgo descriptivo del «estado» demarginación. La ruptura de relacionesafecta al núcleo de la persona. Afectaal «ser de la persona». Difícilmente

     podremos entender al marginado si nonos damos cuenta de que, al romperse

    13

    2. UN ANÁLISIS TRANSFORMADOR 

    Desde este punto de vista, comprometido con la suerte de los exclui-

    dos y situado respecto a una disyuntiva básica entre la dinámica de laigualdad y la del dominio entre las personas, la mirada de Pañella esactiva y transformadora.

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    16/36

    las relaciones, se ha roto su núcleo (p.104).

    Esta vocación a la relación interper-sonal se correlaciona con una cierta

     pobreza esencial del individuo, que no puede ser él mismo sin el otro. Inclusoen la muerte individual se manifiestaesta realidad esencialmente llamada ala relación.

    Entendida la persona como un ser lla-mado a la relación total y profunda, esuna suerte que llegue un momento, ennuestra trayectoria vital, que ya no te-

    nemos fuerzas para mantenernos orgu-llosamente por, o desde, nosotros mis-mos. Un momento, el de la muerte, enel cual entregamos nuestra última fuer-za, y nos abandonamos a la fuerza deamor de Otro que, en su amor inmen-so, nos abraza y nos acoge. Que llega-mos a la máxima expresión de pobrezade no poder ni tener la más mínima

    fuerza por aguantar de pie nuestra vida,que experimentamos profundamenteque nosotros mismos no nos sostene-mos, sino que nos sostienen (p. 124).

    Esta manera de entender el modo deser de la persona es probablemente frutode su experiencia de trato con muchas personas pero de forma especial con los

    excluidos. Se trata, de hecho, de una delas intuiciones fundamentales delCentre Obert d’Arrels que promovió: laconstrucción de relaciones interperso-nales es la herramienta básica del traba- jo de recuperación humana de las perso-nas sin hogar. Pero esta evidencia,aprendida entre los excluidos, es unaverdad general que abarca a todo el

    mundo y es una de las ideas omnipre-sentes en su pensamiento.

    2.2. El sistema excluyente (pecado estructural)

    El análisis de la sociedad se centra en larealidad de la exclusión, que no es un

    accidente inevitable, sino la consecuen-cia de un sistema que excluye, de unaestructura de pecado.

    El modelo neoliberal tiene como in-discutible que todo tiene que girar entorno a la idea de progreso. Y un pro-greso infinito en recursos y hacia el fu-turo. La lucha de cada día se estable-ce en el intento individual de ser de los

    que ejercen este «derecho» de estar  por encima. [...]A microescala condu-ce a una gran dureza y a una grave vio-lencia en las relaciones interpersona-les, a un gran olvido de la situación deaquellos que conviven con nosotros. Amacroescala, buscando la prepotenciay como consecuencia de las desigual-dades sociales, conduce a la generali-

    zación de los conflictos.En el corazón de la persona dominanvisiones, arquetipos y emociones queconducen a la exclusión y la violencia.El progreso de nuestro mundo (tecno-logía, informática...) ha generado unasubjetividad colectiva asentada en el

     poder, el estatus, la apariencia y una precaria comunicación de los unos

    con los otros (p. 122).

    El pecado estructurado así, nace deuna visión desorientada (el afán de«progreso») movida por una pasión cie-ga «de estar por encima» que es direc-tamente contraria a la igualdad fraterna.Esto produce una tal distorsión en el núcleo relacional de las personas (una

    «violencia en las relaciones interperso-nales» y un «olvido» de los demás), que14

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    17/36

    se difunde hacia fuera de la persona in-dividual (desigualdades sociales y con-flictos generalizados) y hacia dentro deella (valoración personal por el podery el estatus, y comunicación empo-

     brecida). De la desorientación originalcausada por la ceguera de la pasión (la«vanagloria» y la «soberbia» de losEjercicios Espirituales, EE 142) se siguela desestructuración del mundo humanoexterno e interno.

    En el extremo de este panorama so-cial, el marginado es empujado en unadinámica centrífuga que lo conduce a

    una exclusión creciente.Obtener, con carácter de urgencia, eldinero necesario para vivir y sobre-vivir se convierte en el motor de la actividad diaria en el mundo de la ex-clusión. Estas ansias de dinero, con-vertidas en objetivo principal, y prác-ticamente único, del vivir, y no

    teniendo la forma fácil y adecuada deacceso, conducen a la pendiente de buscar cualquier forma de obtenerlo.Fácilmente aparece la mendicidad, elengaño o la delincuencia. El desbara-

     juste de la vida conduce, a menudo, alexcluido a convertirse en delincuente(p. 109).

    Junto con la ruptura con la sociedad,

    hay una ruptura interior de la persona.La pérdida de la referencia a los demáslo sumerge en la anomia.

    El excluido tiene la profunda convic-ción de que su vida está bloqueada,que para él no hay futuro, no hay ca-mino. [...] Este «no tener futuro» seconvierte en el nervio estructurador de

    la vivencia de la exclusión. [...] Este bloqueo va acompañado de una fuer-

    te dosis de reflexión. El excluido ca-vila su situación. Pero es una reflexiónsin parámetros, sin interlocutores, sinelementos de contraste. Se agudiza elespíritu crítico. Crítica generalizada

    contra todo y contra todos, pero sobretodo contra él mismo. El sentido deculpabilización hacia uno mismo tie-ne un fuerte acento: se siente culpablede su suerte (p. 111).

    Y esta situación de destrucción de lahumanidad del excluido no es simple-mente un accidente del sistema, sino

    una consecuencia directa de la lógica dela desigualdad, de la no-fraternidad.

    [...] El Cuarto Mundo es una especiede subproducto del Primero. El CuartoMundo está formado por aquellas per-sonas que no son «útiles» al sistema.En su dinamismo actual el Primer Mundo no tiene como primer valor la

     persona humana: su valor máximo es

    el «mercado». Es «digno de conside-ración» el que es útil para la dinámicade producción-consumo. Quien no en-caja en esta dinámica, «queda fuera»,no interesa. [...] Dicho de otro modo:el Primer Mundo es una «gran máqui-na» que además del producto que in-teresa, genera un «subproducto»: la

     persistente marginación de muchas

     personas. Debido a su funcionamien-to acelerado, no sólo no estamos en ca-mino de disminuir la marginación ge-nerada, sino todo lo contrario: la

     perspectiva es el aumento, en exten-sión e intensidad, del mundo de los ex-cluidos (p. 133).

    Esta «gran máquina», sin embargo,

    se fundamenta en un trágico error quequeda oculto tras una brillante ilusión.15

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    18/36

    El sueño de un crecimiento ilimitadoha provocado el subdesarrollo de dostercios de la humanidad, ha generadola infrahumanidad de grandes bolsascrecientes de marginados. Sólo los

    más fuertes, hábiles, espabilados, dis- puestos a todo, bien situados y rela-cionados, pueden sobrevivir. [...] Handesaparecido del horizonte valores y

     bienes, como por ejemplo la armonía,el equilibrio, la moderación, la justi-cia, la sencillez, la cordialidad, la aus-teridad, la convivencia, la proporción,el respeto, la ternura, la discreción, la

    ecuanimidad, la generosidad... Seguir así será posible... mientras no explotetodo. Esta comprensión y este ritmono pueden ser eternos. [...] Esta civili-zación está generando su propio fin:tardará más o menos, pero llegará.[...] Mientras dura, hasta que llegue sufin, está generando dolor y destruc-ción, progresivamente agudizados, enun número creciente de personas (p.90).

    Este tipo de engaño y desorientaciónse mantiene socialmente, de modo inte-resado, y se realimenta a sí mismo.

    Los grandes medios de comunicación,en estrecha interacción con los intere-

    ses económicos predominantes, con-tribuyen a la difusión de un cierto«pensamiento único», según el cualsólo es posible el modelo de creci-miento vigente hoy en día, apuntaladoen el uso intensivo del capital, la in-tensa asimilación tecnológica, la su-

     bordinación incuestionable a las leyesy dinámicas del mercado. Supone

    también [...] la destrucción de los de-rechos sociales. No incorpora en sus

    valoraciones los intereses del conjun-to de la población (p. 92).

    Las consecuencias de esta forma dehacer se dejan ver en la humanidad y

    también en sus efectos sobre la natura-leza. Como un primer criterio de dis-cernimiento («por sus frutos los cono-ceréis»), la destrucción del medionatural puede llevar a desenmascarar lamalicia de nuestra forma de vivir.

    Los niveles de vida del Primer Mundoson posibles porque nos hemos lanza-do a un consumo sin medida que com-

     porta un desgaste de recursos que aho-ra tiene un ritmo insostenible; [esteritmo de consumo] no se puede plan-tear para toda la humanidad. Las posi-

     bilidades de la tierra son limitadas, nolo soportarían. Pero no es que la tierrasea pobre, sino que hay un abuso por 

     parte del primer mundo. Hay que en-contrar el dinamismo de un desarrollosostenible. Pero, que a su vez, sea de-sarrollo para todo el mundo (p. 135).

    La «austeridad solidaria» es la pro- puesta alternativa que Pañella piensacomo vía contraria a la lógica del mer-cado.

    Por esta razón [la necesidad de un

    desarrollo sostenible y para todo elmundo] pienso que hay que hablar de«austeridad solidaria». [...] El deseo,

     profundo y serio, de que todo el mun-do viva nos puede conducir a una aus-teridad con sentido: la austeridad por solidaridad. No hablamos, por lo tan-to, de la austeridad como valor por símisma. Ésta es una exigencia que pue-

    de nacer de una opción personal y quesiempre tendrá sentido si entra en la16

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    19/36

    mística de la persona. La austeridadque de algún modo se nos puede exi-gir a todos es la que viene motivada

     por razones de solidaridad (p. 135).

    Esta alternativa es estrictamente ne-cesaria desde de un punto de vista mo-ral y espiritual.

    Creo que es bien clara la necesidad deun nuevo diseño de sociedad. Nos ha-ce falta un esfuerzo realista, posibilis-ta, que tienda a crear posibilidades reales de vida para todos. [...] Se mehace evidente la necesidad de ir ima-

    ginando una nueva sociedad en la quese planteen alternativas al sistemaneoliberal vigente. Lo que es capaz degenerar este sistema ya es bien cono-cido. Para una exigencia de justiciahay que imaginar nuevos plantea-mientos (p. 113).

    La construcción de una sociedad di-

    ferente aparece, pues, como un com- promiso moral inevitable:

    Una nueva estructura social, un nuevo paradigma, que permita la vida paratodos, o al menos que la favorezca tan-to como sea posible; que no tienda ala exclusión de personas sino todo locontrario: que tienda a crear dinamis-mos de inclusión (p. 54).

    Pero el mal, nacido de una desorien-tación primera, se constata de tal modoomnipresente que hace dudar de la po-sibilidad de un cambio.

    Es ineludible la pregunta sobre la po-sibilidad real de generar una comuni-dad, «Pueblo de Dios», capaz de inte-

    grar al extranjero, al que es «diferente»,al «marginado». [...] Desde la dinámi-

    ca del Primer Mundo, parece que esim pensable, en el momento presente,el planteamiento del Deuteronomio:que los del «mundo normalizado» seacerquen e integren a los excluidos.

    Los marginados no resisten el ritmodel Primer Mundo y éste no querráaflojar su paso para reencontrarse conquienes han quedado excluidos (p.129).

    La sociedad desarrollada, industria-lizada y urbanizada es juzgada desde laexistencia de la exclusión, que la con-

    dena. La existencia de los excluidos, expulsados de la sociedad sin esperan-za de reintegración, es el síntoma extre-mo de una enfermedad social, del fra-caso moral de una manera de hacer. Lalectura de Pañella hace pensar en el«mundo» de Juan, un mundo estructu-rado por el mal y que destruye a las per-sones que viven en él. Un mundo que no

    es según la lógica de Dios. La sociedad,tal como es hoy, es vista como fruto dela opción equivocada, marcada por eldeseo de dominio sobre las cosas y las

     personas, en vez del deseo fraterno deigualdad.

    2.3. El mal que afecta al excluido

    y al excluyenteEl mal afecta a todas las personas, no só-lo a los excluidos, aunque en ellos lasseñales del mal son más evidentes y lasconsecuencias, más crudas y destructi-vas. La inhumanidad de este mal des-humaniza a las personas, deformando sunaturaleza hecha para la relación.

    Cuando la persona queda atrapada enel orgullo y la autosuficiencia, cierra17

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    20/36

    el paso al don de Dios. El vivir de Diosno puede penetrar en quien ya va lle-no, en quien pretende realizar su vidao por el camino del «yo» sin dar cabi-da al «tú» o por el camino de la pose-

    sión de la riqueza. Éste es el obstácu-lo de la «fuerza humana».

    Pero también existe el obstáculo des-de la «debilidad», aquello que podría-mos llamar el «obstáculo pasivo»: lamarginación y la exclusión de la per-sona. El marginado y excluido experi-menta la infravaloración de su vida: aojos de los demás y, a la larga, tambiéna sus propios ojos. [...] Vive encalladoen el menosprecio y en el olvido de losdemás, en el sin-sentido de su vida, enla ausencia de esperanza. [...] Sólo unamirada cálida, una palabra de amor,

     podrá derribar la muralla, le podrá ha-cer saber que el don de Dios tambiénes para él (p. 24).

    Éste es un punto muy significativodel pensamiento de J. M. Pañella. El malafecta a víctimas y a victimarios, por di-ferentes motivos y de diferente forma, pero igualmente los deshumaniza, mo-viéndolos en una dirección que los ale- ja de la vida, aunque en sentidos con-trarios. Esta forma de percibir el malhace que el dolor compasivo por el su-

    frimiento de las víctimas no conduzcaal odio sino sólo a una mirada diferente,que Pañella también encuentra en Jesús.

    Me parece entender que este posicio-namiento de Jesús [al lado de las víc-timas] es vivido con un doble corazón:con misericordia, conmoción interna,respecto a las victimas y los verdugos,

    y con una denuncia clara, atrevida, delmal y de quienes lo hacen (p. 17).

    La acción de Jesús, prototipo ejem- plar, va directamente a combatir la des-trucción producida en las personas ex-cluidas.

    La comunidad de discípulos llega a laafirmación y confesión «Jesús, hijo deDios», porque descubre y experimen-ta que el Dios de la salvación está sal-vando en Jesús. [...] La fuerza de losmilagros [narrados en los evangelios]se encuentra en mostrar el poder divi-no que tiene Jesús y que tenemos no-sotros: «el que cree en mí hará tam-

     bién las obras que yo hago; y haráotras todavía más grandes...» (Jn14,12). Este poder no lo tiene sólo, o

     principalmente, o específicamente, para curar enfermedades. Jesús no vi-no a hacer de «brujo sanador». Sufuerza sanadora se dirige, sobre todo,a quitar el pecado, a hacer que el hom-

     bre deje, en el futuro, de ser pecador.

    Jesús perdona abriendo camino haciael futuro: «Tampoco yo te condeno.Vete y no vuelvas a pecar» (Jn 8,11),(p. 31).

    Y esto enlaza una vez más con la ló-gica de Dios, que actúa de una forma di-ferente ante la injusticia: de una formaque es justa pero que no renuncia al per-dón, y nunca se desvincula de la mise-

    ricordia fundamental.¡[Dios] no viene para condenar, sino

     para salvar! No le interesa encontrar culpables, para hacerles pagar lafechoría. Lo que quiere es que todos,víctimas y verdugos, vivan de maneranueva. ¿Qué gana con castigar culpa-

     bles, si a Él lo que le importa es que la

    gente viva y que viva abundantemen-te? (p. 20).18

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    21/36

    La misericordia es un rasgo básico dela acción de Dios, es como lo irrenun-ciable que siempre está presente, el fun-damento de su lógica. Por este motivo,se puede decir que es la orientación ori-

    ginal, la alternativa fundamental a la ló-gica del mercado, que se fundamenta enel deseo de dominio y de superioridad.La orientación alternativa parte de la po- breza ineludible de la vida humana.

    A todos nos toca descubrir esta po- breza [inherente a la existencia huma-na] como estilo a conseguir. A unos les

    tocará abandonar el afán de apropia-ción, de prepotencia, de rapiña, de pre-tender ser a base de tener... A otros lestocará crecer en confianza en los de-más y en sí mismos. Creer que para éltambién existe un destino de vida quees posible por la libertad y el amor.Que el estilo a imitar no es la prepo-tencia y la pretendida grandeza de los

     poderosos. La grandeza que hace ser  persona, la que le da dignidad, es ser amada y amar. La persona es porquees amada y porque, hecha para amar,ama (p. 163).

    La actitud ante la pobreza radical puede ser de confianza o de huida me-diante el dominio y el poder. Por esta ra-zón, el reto radical de la persona huma-

    na tiene que ver con esta pobreza, y larespuesta a esta realidad marca el cami-no de las personas y de la misma socie-dad.

    Es muy evidente que, si lo miramos bien, todos, marginados y no-margi-nados, sólo tenemos una gran cuestióna resolver, la misma gran cuestión: qué

    hacemos de nuestra vida y de la de losdemás. Todos, juntos, somos protago-

    nistas en el descubrimiento del cami-no para la humanidad (p. 119).

    Así, la contraposición entre la lógi-ca de Dios y la lógica del mercado es el

    efecto de la decisión sobre cómo vivir la vida: fraternidad o competencia. Sila persona es «nudo de relaciones», esesencialmente necesidad de los demás.Ser persona comporta una pobreza radi-cal porque no se puede llevar a cabo por ella misma, sin los demás. Y dado quela igualdad es una condición necesaria para la relación humana, la persona no

    se puede realizar dominada por una vi-sión que persigue estar por encima delos demás. Aquí radica el error funda-mental, la desorientación primera queafecta a toda la sociedad y que se hace patente en el sufrimiento inhumano delos excluidos. A su vez, es precisamen-te la no aceptación de la pobreza propiade la persona (la necesidad de los de-

    más), lo que hace que nos dejemos lle-var por el deseo de poseer y dominar, pensando que la inseguridad radical po-drá ser superada por estos medios, sinver que la verdadera seguridad de la per-sona se encuentra precisamente en laigualdad y la fraternidad. De aquí la ne-cesidad de una «austeridad solidaria»,es decir, de someter los bienes y las ca-

     pacidades humanas a un proyecto fra-ternal, en el que la solidaridad y la igual-dad sean los valores superiores. Porqueéste es el camino saludable, la lógica deDios, en el que la persona puede llegar a ser verdaderamente persona con losdemás.

    Junto con la austeridad solidaria,Pañella considera que la acción en favor 

    de una sociedad alternativa tiene que pa-sar por una acción no-violenta.19

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    22/36

    Ante la fuerza y la magnitud de la in- justicia y del alcance mundial de la ex-clusión, será necesario que los hechosde la «no-violencia-activa» sean co-nocidos y solidarizados, también, a ni-

    vel mundial (p. 161).Se trata de una forma de actuar con

    una efectividad propia, que desvela elfondo impresentable de la lógica delmercado. Como estrategia, va dirigidadirectamente a desenmascarar la des-orientación original en que radica el mal.

    La violencia del «poderoso» no so-

     porta ser puesta a la luz pública: sufuerza radica en la apariencia de lega-lidad, su crédito radica en ser vista co-mo un afán por el bien común. La «no-violencia activa» hace aparecer lasverdaderas razones y los métodos in-

     justificables (p. 161).

    Por otro lado, la no-violencia escompatible con la misericordia de la quehemos hablado antes. Se enfrenta almal, intentando derrotar al opresor de- jándolo desarmado ante la verdad, paraque tenga que cambiar.

    Cuando Jesús le dice al soldado que loha abofeteado «¿Por qué me pegas?»(Jn 18,23), de hecho le está diciendo:«¡no te rebajes a ser servil!». Jesús, en

    su pregunta al soldado, está mostran-do su solidaridad, su preocupación ac-tiva por la pequeñez del otro. En Jesús,la persona se encuentra por encima de

    la naturaleza agredida y por esto es ca- paz de perdón. La palabra dirigida alsoldado es a la vez oferta de perdón yoferta de camino de crecimiento. Elefecto sociológico del perdón es la

    transformación del ofensor. La actitudno-violenta defiende al «oprimido»,intentando detener la violencia delagresor prepotente. Y defiende al«opresor», abriéndole los caminos dela reflexión y del cambio (p. 160).

    La mirada sobre el mundo y sobrelas personas se escapa de los caminos

    habituales, sean de indiferencia, sean deresignación, sean de maniqueísmo so-cial. El análisis de Pañella es propia-mente espiritual. Lo mira todo bajo laluz de la «lógica de Dios»: la persona ensu interior (actitudes y deseos) y en con-tinuidad con su exterior (la estructurasocial). El bien y el mal que pasan por la opción de los individuos, y que se

     difunden hacia dentro y hacia fuera deellos mismos. No excluye las razonesdel análisis científico (en diversos pasa- jes se lamenta de que le falten estas he-rramientas) pero su juicio no queda ensuspenso sino que se remite directa-mente a las razones «de fondo» de lascosas. Este tipo de audacia sencilla con-fiere a su pensamiento una profundidad

    y un despojo de cualquier parafernalia.Esto, junto con la coherencia de su vi-da, son rasgos específicamente proféti-cos.

    20

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    23/36

    3.1. La misericordia de Dioscomo fundamento

    El criterio final siempre es la misericor-dia, como rasgo característico de Dios.La lógica de Dios, como hemos visto

    antes, nunca prescinde de la misericor-dia, sino que ésta es un rasgo básico desu acción.

    La misericordia es central en el evan-gelio. [...] Jesús es la misericordia deDios en persona, la realización de lasoberanía de Dios. Éste es el amor «tí-

     pico», propio, característico de Dios:

    el amor que se inclina, generosa y hu-mildemente, sobre el débil, hasta tocar 

    su miseria y alzarla. El amor que seacerca, se hace solidario. Este «hacer»misericordioso de Jesús, esta praxis demisericordia, como realización terre-nal e histórica del «hacer» de Dios

    (=¡Dios es así!) es la presencia delReinado de Dios en nuestra historia terrenal (p. 27).

    La misericordia es también el motor de la historia de salvación, provocada por el sufrimiento de los seres humanos.Y la misericordia no es sólo un rasgo pa-sivo, la capacidad infinita de aceptación

    y de acogida, sino que es un dinamismogenerador.21

    3. UNA FUENTE MÍSTICA 

    En el capítulo anterior hemos comentado la coherencia y a la vez la

    sencillez de la visión con que Pañella analiza el mundo que le rodea ycon el cual se siente comprometido. La profundidad de su pensamien-to queda acentuada por esta simplicidad. Pero este rasgo no es sim-plemente una cuestión retórica, sino que más bien parece el efecto deuna poderosa atracción, una fuerza que lo atrae hacia un centro, haciaun punto de referencia absoluto, hacia una fuente desde donde todonace. Al igual que las torrenteras marcan inequívocamente la direcciónhacia la cima, el pensamiento de Pañella está marcado por surcos queindican una fuente única.

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    24/36

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    25/36

    Espíritu cuando dejamos que actúe ennosotros (p. 24).

    De esta manera, la humanización dela persona humana es a la vez un proce-

    so de divinización, término que Pañellano utiliza, ya que su lenguaje es siem- pre austero y alejado de la abstracción.

    [la Revelación hace] que el oyente se ponga en condiciones de escuchar, dedescubrir y de abrirse también él (eloyente, como Jesús) al «acontecimien-to» de Dios. Y que Dios pueda hacer,

     pueda darse, al máximo de lo que la

     persona humana le deje hacer. Ésta esla grandeza de la libertad humana: elsí o el no al hacer de Dios en nosotros.[...] [La narración de las parábolas deJesús] Sirve para «re-velar» lo queacontece en Jesús mismo. Nos quierehacer descubrir qué es. «Saca el velo»y nos dice que lo mismo puede «acon-tecer» en nosotros si dejamos que Dios

    actúe en nosotros, del mismo modoque actúa en Él (Jesús): en total pleni-tud, porque Jesús no opone ningunaresistencia. Desde este planteamiento,la ética cristiana es la coherencia entreel hacer humano y el hacer de Dios. Siestoy habitado por Dios puedo, con-viene y es coherente, que yo me com-

     porte como Dios mismo, «a la mane-

    ra de Dios», «Dios-mente». Desde estacomprensión, las bienaventuranzastienen sentido, son inteligibles y pue-den ser vividas (p. 26).

    La acción de Dios es a la vez huma-nizadora y redentora. Justicia y huma-nización se identifican en un mismomovimiento, el mismo desde el punto

    de vista de Dios que desde el punto devista del hombre, que también tiene que

    asumir su responsabilidad creadora y re-dentora.

    La justicia, la justicia de Dios, es el proceder de Dios creando al ser hu-

    mano en una creación continua. Ycuando Dios crea, mueve (las «mocio-nes» de san Ignacio). Nuestra justiciano ha de ser diferente. A menudo nos

     preguntamos: si Dios estuviese aquí,¿qué haría? [...] La pregunta adecuadasería ésta: si yo fuese Dios, ¿qué ha-ría? ¿...qué descubriría? Si yo me de-

     jo llevar, tanto como pueda, por el vi-

    vir de Dios, ¿qué tengo que hacer eneste caso concreto, en esta situación,ahora y aquí? (p. 26).

    Como consecuencia, la fe y la vidaespiritual se simplifican, unificando elcamino de humanización y de diviniza-ción, la lucha por la justicia y la trans-cendencia.

    La fe en Jesús radica en acoger, en ha-cer propia esta vida [de Dios]. Abrirnosa que nos sea dado el Espíritu de Jesús.La vida cristiana tiene esta dinámica:del pecado, de la tendencia a recoger y retener, a pasar a «ser hijos», a comu- nicar, a dar vida tal y como hace Diosmismo. A ser «transcendentes» comoÉl mismo. La vida de Dios es salir 

    «hacia fuera», en dirección a nosotros.Ésta es la «transcendencia»: que Diossale hacia nosotros, no que nosotros

     podamos salir hacia Dios. Nosotrossólo podemos «transcender», sólo po-demos «salir», hacia los demás. Todohumano es cristiano, aunque no lo se-

     pa: tiene dentro la vida de Dios y estádestinado a ser como Jesús: es la «cris-

    tificación». Es decir, ser humano quese deja llevar totalmente por la vida de23

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    26/36

    Dios. Toda experiencia verdadera deDios impulsa a salir de sí mismo en fa-vor del otro. Darnos a los demás por-que «experimentamos» que lo que«somos y tenemos» es el don de Dios

    mismo, que es «donación» (p. 25).Esta tarea no es a la medida del hom-

     bre, no está en su mano. La creaciónsiempre es obra de Dios.

    El camino de la salvación no consisteen lo que el hombre hace desde la pro-

     pia fuerza, desde el cumplimiento dela Ley y de la ofrenda de sacrificios.

    Jesús niega validez a este camino, aesta «religión». Jesús invita al hombrea dejar de estar encerrado en sí mismo,a dejar la pretensión de valerse por símismo, por la propia fuerza. En defi-nitiva: invita a dejar el camino de laautosuficiencia y a abrirnos a Dios pa-ra poder recibir y vivir la vida de Diosmismo. Obedecer a Dios no es «cum-

     plir sus mandamientos», sino dejarleespacio en nuestra vida para que seaÉl quien vive en nosotros. Pide reco-nocer nuestra pequeñez, para que Él

     pueda «hacer en nosotros obras prodi-giosas», tal y como canta María en elMagnificat (p. 31).

    La creación y la redención siempre

    son obra de Dios. La mirada mística es precisamente aquella que sabe ver la ac-ción de Dios como origen de la vida ver-daderamente humana, de aquello que elser humano tiene precisamente de hu-mano.

    Dios crea al ser humano «siendo» enél fuente de vida divina. Ésta es la ver-

    dad más profunda de la encarnación,que acontece totalmente en Jesús y

    que también se lleva a cabo en toda persona humana. El hombre «está me-tido» en la Trinidad: nosotros somosencarnación de «hijo de Dios», comoen el caso de Jesús (p. 31).

    Y entramos así en el núcleo místicoen el que confluyen (o, más bien dicho,del cual nacen) todas las líneas de pen-samiento que hemos ido describiendoanteriormente.

    Dios no crea al hombre de la «nada»,sino a partir de una materia finita, con-tingente que, por ella misma, tiene una

    fuerte tendencia a la autosuficiencia.Dios crea por «habitación de Él mis-mo». Cuando la materia y la evoluciónllegaron a la perfección de la cons-ciencia, creó el ser consciente, «habi-tando en él». Pero el hombre siempretiene tendencia a la finitud, a «aga-rrarse» a lo que cree que es su pose-sión y riqueza. El esfuerzo creador 

    (salvador) de Dios está en llenarnos(desplegar totalmente) de divinidad.La dinámica de la vida humana, vivir-la según Dios, es que el hombre seabra a la realidad divina, porque estarealidad no se dejó arrastrar por ella.Jesús nunca contradijo la voluntad deDios, el querer, el afán de Dios: llenar la vida humana de Él mismo. Éste es

    el contenido de nuestra afirmación:Jesús no tenía pecado (p. 32).

    Todos los grandes temas están aquí:el fondo divino de la persona humana,la tensión entre la finitud y el ansia dedominio, la conversión como dejar pa-so a la dinámica divina con su lógica defraternidad. La acción incansable de J.

    M. Pañella en favor de los excluidos noes una acción cualquiera, sino que está24

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    27/36

    definida por unos rasgos que nacen demanera fluida desde una mirada de fe so- bre cómo Dios es y cómo el hombre es.

    El lenguaje de Pañella parece resis-tirse a hacer grandes enunciados, y a

    servirse de grandes palabras y concep-tos, pero su pensamiento y su espíritu noquedan disimulados bajo sus sencillosropajes. Y, llegados a este punto, que pa-rece ser la fuente de su pensamiento, laidea de autodonación parece ser el co-razón del corazón, aquello que de algúnmodo iguala a Dios y al hombre, y quefinalmente se resume en el amor.

    Lo que nos salva es la donación, la en-trega de aquello que somos y tenemos,de la realidad divina que se encuentraen nosotros: «si un grano de trigo nocae en la tierra y muere, seguirá sien-do un solo grano; pero si muere, daráfruto abundante» (Jn, 12, 24). Nos sal-vamos ofreciéndola a los demás, tal y

    como hace Dios mismo. «Salvarse» esentrar en el hacer, en el vivir de Dios.«Dejando entrar a Dios» yo quedo sal-vado. «Dándome» a los demás, les ha-go llegar el vivir de Dios que es dona-ción, les hago llegar la salvación. Nossalvamos (=entramos en la esfera di-vina a la que estamos destinados)cuando nos damos a los demás, tal y

    como hace Dios mismo. Nos salvamossalvando. Nos salvamos dándonos,dando la vida que hay en nosotros.Darla, es vivir la vida de Dios.

    Dios habita en todo ser humano y loconvierte en palabra y acción salvado-ra para los demás. ¿Cómo? Haciendoyo comunión con el otro. Mi donación

    no la puedo hacer a Dios. Yo no pue-do saltar hacia Dios, pero sí hacia el

    otro y así hacer con el otro lo que Dioshace conmigo. Yo soy la solidaridadde Dios con el otro. Y, ¿cómo salvo alotro? ¡Dándome! El Espíritu de Diosse da (lo damos) envuelto en el «ser-

    vicio», revestido de servicio.El amor al otro (=«tú, para mí, eres al-guien importante») lo salva. El amor de Dios está en mí, cuando yo «noto»que amo. Dios se sirve de mí paraamar Él al otro: y lo sé cuando merompo, cuando vierto mi vida dándo-me. Los demás no son para mí «rostrode Dios», yo no tengo que buscar enellos el rostro de Dios. Lo que tengoque buscar es ser yo «rostro de Dios»

     para el otro (p. 33).

    La persona adherida a la lógica deDios, que deja entrar el amor y la vidade Dios en la propia vida, se hace así comunicador de vida. La vida no es pro- pia, sino recibida, pero se puede comu-

    nicar a los demás verdaderamente, di-rectamente. La persona se convierte eninstrumento y canal de la divinidad.

    Se trata de una espiritualidad, por sino hubiese quedado ya suficientementeclaro, totalmente extro-vertida, como lofue la vida de Pañella: volcada al servi-cio de los demás y sin permitirse el lu- jo de un tiempo «para él mismo». Una

    espiritualidad de servicio, pero de unservicio amoroso, entregado y confiado.Como testimonio insobornable, lamuerte es vista e iluminada desde esta perspectiva.

     Nuestro morir, máxima expresión delvivir –en que entregamos aquello quesomos–, nos habla de un darnos total-

    mente, de abandonarnos totalmente enlos brazos de Otro, que recoge nuestra25

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    28/36

    vida, en un gesto que es máxima deli-cadeza y acogida. Por nuestra parte esmáxima donación y abandono en elamor del Otro. [...] Desde aquí entien-do que vivir es entregarse por la con-

    vicción profunda, la confianza y la fe:lo hacemos en unas manos que nosquieren, ante unos ojos que nos mirancon amor total.

    Morir se convierte en un momento su- premo de amor, desde la aceptación denuestra pobreza: somos porque nosaman. De verdad no podemos llevar adelante nuestra vida si no hay unasmanos amorosas que la acogen. So-mos tan pobres que no somos si no nosaman. Somos tan grandes que somosdignos de ser amados. Pobreza y gran-deza de la vida humana (p. 124).

    La pobreza total del momento de lamuerte nos lleva a nuestra verdad últi-ma de pobreza, de criatura que ha sido

    invitada a la existencia y que al final hade remitirlo todo a aquél en cuyas ma-nos existe. La entrega confiada en estasmanos es el movimiento básico al quesomos llamados y que nos hace auténti-cos seres humanos e hijos.

    3.3. Palabras sobre la Iglesia

    Finalmente, unas palabras sobre la Igle-sia, que Pañella mira desde su compro-miso con el dolor de los excluidos, y ala luz de una espiritualidad en la cual,como hemos visto, se unifican humani-dad y divinidad, amor de Dios y servi-cio a los demás, misericordia y justicia.

    La primera palabra es sobre la acción

     pastoral de la Iglesia, y no sobre sus for-mas, sino sobre su orientación de fondo.

    Por honestidad humana, frente a la hu-manidad sufriente, no es plausible una

     pastoral que sólo pretenda la sensibi-lización «caritativa» de las élites aco-modadas. Esto sólo permite «mal-vi-

    vir» en la subsistencia, en la resistenciade todo ser vivo a morir. Tampoco es

     plausible desde la óptica de los esta-dos que pretenden hacer «justicia» so-cial, arbitrar ayudas (subvenciones)

     para una pretendida reinserción y queson ayudas que no llegan ni al teórico«salario mínimo». Hay que ir muchomás allá: hay que buscar una transfor-

    mación de los esquemas de vida de lahumanidad, un cambio de dirección delas fuerzas de vida de las cuales dis-

     pone nuestra humanidad. Lo que estáen juego es la vida de millones de per-sonas. [...] Hay que reforzar y dar nue-vo contenido a «la opción por los po-

     bres», que hoy tiene que ser opción por los excluidos (p. 36).

    La vida interna de la Iglesia tieneque estar marcada por este compromi-so. La Eucaristía, «fuente y culmen dela vida cristiana» según el Vaticano II,tiene que significar la realidad última dela donación, verdad radical de Dios yverdad radical del ser humano.

    La Eucaristía sólo es comprensibledesde el anuncio que Jesús está ha-ciendo. Es decir, de lo que acontece enÉl: la comunión de Dios en Él, que loconduce a hacer comunión con loshombres. Cuando Dios se comunica,da y comunica... lo que Él es: comu-nión, el espíritu de comunión. La per-sona humana, que se deja llenar de

    Dios, no puede hacer a su vez otra co-sa que vivir lo mismo que Dios vive:26

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    29/36

    comunión. Y no puede hacer comu-nión más que con los otros seres hu-manos.

    Por esto la expresión eucarística hablade un pan PARTIDO Y ENTREGA-DO y de una sangre DERRAMADA:

     partido, derramado, entregado a losdemás... Si el «comulgar con Jesús»no se traduce, no provoca en nosotrosuna vida partida, derramada, entrega-da... a los que tenemos a mano, a losdemás (a los que están con nosotros eneste mundo, cerca o lejos –y si estánlejos, haciéndolos cercanos–), nuestracomunión, nuestra eucaristía, esta va-cía, es falsa, no tiene contenido, es unengaño (p. 28).

    Como consecuencia lógica de este punto de partida:

    La comunidad no es para sí misma, si-no para los de fuera. Por esta razón elcristianismo no es una religión: todareligión es institución, pone fronteras,límites... para mantenerse. En cambio,ser cristiano es trabajar el intento deDios: edificar personas, «hijos deDios», tal y como Dios ama al ser hu-mano, tal y como Dios lo ha pensado.[...] Este «trabajo» no es posible si noes en base a una comunidad de her-manos iguales, que precisamente loque intenta es superar –suprimir– loslímites, las diferencias. Acoger, «in-cluir» al otro, lo que no es «yo y migrupo». Hacer el «nos-otros» «noso-tros + los otros» (p. 28).

    Alejados de toda «militancia» y detodo interés sectario, los cristianos estánllamados a realizar la lógica de Dios en

    el mundo.

    Jesús no formó una comunidad paratener a los futuros líderes de su obra oinstitución, sino para que surgiese«una comunidad de seres humanos»solidarios, testigos del Reino de Dios,

    del Dios que es y hace solidaridad.Una comunidad que imitara a Dios,que es solidario con el hombre, quefuese solidaria con aquellos con losque lo puede ser: los otros seres hu-manos y, principalmente, los más ne-cesitados del «amor que hace ser».Ante un mundo que, por in-solidari-dad, es violento e injusto, mostrar la

     posibilidad y la alternativa: el Reinadode la solidaridad, del «corazón solida-rio», del corazón de Dios (p. 27).

    La misión no es, pues, primaria-mente, una militancia o un combate ide-ológico o político. Se trata, primaria-mente, de un testimonio no hecho con palabras sino con la transparencia de la

     propia vida. Pero no se trata de un tes-timonio ejemplar, como un paradigma aser admirado o imitado, ni tampoco setrata propiamente del testimonio dado por el cristiano, sino del testimonio da-do por Dios mismo. Lo que se pide noes sino la transparencia a la acción deDios, de modo que sea Él mismo quien pueda llegar al mundo y dar su vida

    (aquella que sólo Él puede dar) a travésdel creyente.

    Comunidad de personas que sean solidarias y, en concreto, con los másfrágiles. Así, dar testimonio no es dar 

     buen ejemplo, sino dejar que se ma-nifieste, velar para que aparezca la di-vinidad que trabaja en nosotros (p.

    28).

    27

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    30/36

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    31/36

    4.1. El hombre entre la pobrezay la codicia

    Es necesario darse cuenta de que todaslas personas somos frágiles y necesita-das. La existencia humana es siempredependiente, somos seres necesitados.Tenemos, sin embargo, la pretensión de perdurar y hasta de «brillar». Por eso

    nuestra pobreza nos resulta frustrante ynos da miedo, y nos esforzamos en po-ner distancia respecto a ella, ocultándo-la y cubriéndola de pretendidas seguri-dades. Todos somos monas vestidas deseda. La realidad de la exclusión nos re-cuerda nuestra verdadera naturaleza, to-talmente dependiente de los demás; nosrecuerda que, sin nuestros «vestidos de

    seda», tal vez seríamos pobres criaturasno tan brillantes como soñamos.

    Lo que Pañella nos dice es que elverdadero camino comienza por asumir que «somos hermanos» de los exclui-dos, somos de la misma pasta: que aquélque vemos postrado en el margen es loque somos nosotros si nos falla el tejidode relaciones gracias al cual vivimos.Por lo tanto, la verdadera riqueza es lacomunidad de iguales. Son las relacio-nes que nos conectan con los demás loque nos sostiene en pie. Y de entre es-tas relaciones, son aquellas basadas enla igualdad y la solidaridad las que nosconstruyen. Dependemos de la buenavoluntad de los otros: esto que es una re-alidad patente durante nuestra infanciay nuestra vejez, forma parte de nuestra

    condición humana. La edad adulta es laedad de una cierta autonomía (nunca29

    4. CONCLUSIÓN

    Habiendo leído este breve resumen de lo que Pañella tal vez nos que-

    rría decir, cada uno puede sacar sus propias conclusiones. Para mí, eneste itinerario con los excluidos, hay una triple revelación: sobre Dios,sobre el ser humano y sobre el mundo. Intentaré explicarlo brevemen-te, en forma de tres afirmaciones.

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    32/36

    total independencia) que nos permiteservir a nuestras propias debilidades y alas de los demás para mantener la vida.Pero la pobreza nunca es eliminada. Por eso, la riqueza entendida como ausencia

    total de pobreza no es más que una ilu-sión narcisista. La codicia es el efectode este espejismo que nos hace desear estar «por encima» de los otros. Pero la pobreza no se supera mediante la pose-sión o el poder, sino mediante la solida-ridad y las relaciones de amor mutuo:«el que no ama a su hermano, está a os-curas y camina a oscuras, sin saber adónde va, porque las tinieblas le han ce-gado» (1Jn 2, 11). Así, plantearse la vi-da queriendo eliminar la propia pobre-za («caiga quien caiga») en lugar decompartirla es equivocarse desde elmismo inicio.

    La verdad de nuestra pobreza y de- pendencia de la buena voluntad de los

    demás, así como la vanidad de la rique-za material, ha de ser una convicción profunda y axiomática en la vida espiri-tual. Vivimos necesariamente con losdemás, y nuestra vida no puede ser ple-na sino en una comunidad de hermanos pobres. Pañella lo llama «austeridad so-lidaria». Este es, pues, el único medioen el que podemos vivir plenamente, y

    ésta es necesariamente la única utopía posible. Así puede entenderse aquellode «Bienaventurados los pobres, porquede ellos es el Reino de los Cielos».

    4.2. El mal del mundo es el retratode nuestra propia obcecación

    Está claro: el mundo humano es la ob-

     jetivación de aquello que hay dentro delhombre. El hecho de que los débiles

     sean excluidos no es más que la objeti-vación de nuestro rechazo a nuestra pro- pia pobreza. Y la suerte de los más dé- biles es la señal del grado de salud deuna sociedad. Nuestro pecado, nuestra

    ceguera fundamental y la vida extravia-da (desorientada) que llevamos, hanconstruido una sociedad que dificulta elcrecimiento de la solidaridad, y que creaexclusión. Nuestro pecado queda así es-tructurado, reproduciéndose. Nuestraconversión personal es imprescindible pero no suficiente. También es necesa-ria una transformación social. De hecho,

    así como el pecado nace dentro de la persona, pero queda objetivado en la so-ciedad y desde esta objetivación tiendea perdurar en el tiempo, del mismo mo-do el bien nace de las personas y ha deser traspuesto socialmente para quetienda a reproducirse en cada genera-ción. Así, cualquier paso adelante en laconversión personal acaba influyendoen la transformación social, y cualquier  progreso social favorece la mejora delas personas.

    El trabajo por un mundo más justoes, pues, una dimensión de la vida espi-ritual. Y precisamente porque forma parte de ella, debe realizarse bajo losmismos parámetros espirituales y debe

    tener una misma fuente y un mismo ob- jetivo que la espiritualidad entendidacomo tarea personal. Por ello, más queuna lucha contra el opresor, se trata dedeshacer las barreras que separan con elfin de poner en comunicación excluidoy excluyente. Poner en jaque las seguri-dades de los «ricos» de manera que en-tren en contacto con la pobreza que los

    otros sufren y así enfrentarlos a su pro- pia impotencia, y hacer participar a los30

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    33/36

    excluidos para que se fortalezcan y pue-dan expresar su riqueza. Acercar los ex-tremos sociales para que pueda haber comunicación y, desde aquí, vincula-ción e igualación.

    4.3. Dios puede actuar en nosotrosy a través de nosotros

    Dios es un misterio, y poco podemos de-cir de Él. Pero creemos que su Espírituhabita en la profundidad de nosotrosmismos. Y si esto es así, solamente po-demos decir de Él que es nuestra reali-dad más honda. Este pobre que yo soy,es un lugar donde Dios puede manifes-tarse. Su manifestación es el amor quetiende a crear un mundo de relacionesfraternas, esta comunidad utópica en laque la vida humana llega a su plenitud.La vida espiritual consiste, en primer lu-gar, en quitar de en medio todo lo que puede impedir o debilitar la vivencia deeste amor dentro de nuestra propia per-sona; en segundo lugar, consiste en de- jar que este amor se exprese por mediode las obras que le son propias. Liberar este amor y ejercitarlo podría ser un re-sumen de lo que llamamos vida espiri-tual: como quien dice «amar y servir».

    La convicción de que este amor es la

    fuerza de Dios es otro eje de la vida es- piritual. Porque la solidaridad se mani-fiesta con medios siempre débiles y

    siempre está amenazada, fácilmente lafuerza más aparente de la riqueza y el poder pueden hacernos retroceder o in-tentar pactar. La fe y la esperanza se ma-nifiestan en no dejarse apabullar por es-

    ta apariencia de poder y confiar en lafuerza del amor solidario. Así lo hicie-ron los israelitas que recordaban cómohabían podido escapar del poder delFaraón. Así lo hicieron también los pri-meros cristianos cuando se dieron cuen-ta de que el que había sido crucificadohabía sido exaltado y les había hechollegar su Espíritu. La vida espiritual se

    apoya en la fe en que Dios quiere des- plegarse dentro de nosotros y llevar atérmino su obra en nosotros y a travésde nosotros, de manera que se mani-fieste, como dice Pañella, «la divinidadque trabaja en nosotros». Somos llama-dos a confiar cada vez más en la fuerzade la fraternidad que nace de lo más pro-fundo de nosotros mismos.

    * * *

    El camino que hizo Pañella para acer-carse a los excluidos, movido por lacompasión, le llevó a interpretar la rea-lidad de una forma determinada. Su mi-

    rada nos aporta una perspectiva privile-giada sobre nosotros mismos y sobreDios.

    31

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    34/36

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    35/36

  • 8/9/2019 Eides 73, Para Que Aparezca La Divinidad que trabaja en nosotros - Joaquín Menacho

    36/36