EEcclesia in America. Implicaciones antropológicas,

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opinión

Un evento “de frontera”, según lo calificó el CardenalJaime Ortega, quien ideó este evento. Hubo realmente quetraspasar el espacio eclesial tradicional, pues ese espaciofísico de reuniones con que cuenta la Arquidiócesis paraencuentros como éste, la Casa Sacerdotal “Padre FélixVarela”, se encuentra en plena obra de reconstrucción. Sehizo necesario buscar un lugar apropiado para reunir, hos-pedar y dar alimento a cerca de ciento veinte personasprovenientes de todas las diócesis de Cuba, así como ainvitados de dentro y de fuera del País. Pero fue también“de frontera” porque se trataba de propiciar un espacio,ya no físico, sino intelectual y espiritual, en el que, ade-más de procurar la formación e información de los fielespara ayudarles en su trabajo pastoral de cara al nuevomilenio, teniendo como sustento el importante documentopostsinodal, se quiso que estuvieran presentes y participa-ran con pleno derecho como invitados, un grupo de cuba-nos que no son del ámbito eclesial, académicos e investi-gadores, marxistas y no marxistas, intentando reflexionaren cubano para cubanos. Esto fue positivo y también dioal simposio carácter exitoso.

Repasando las evaluaciones hechas por los mismos par-ticipantes al finalizar el encuentro, se percibe mejor el lo-gro. Para muchos fue “excelente” por la composición delos panelistas y los temas presentados; coincidieron casitodos en destacar un clima “bueno”, “cálido”, “acogedor”,“franco”, “fraterno y de respeto”, de “diálogo”, “toleran-te”, “abierto y respetuoso sin que ese respeto signifiquedejar pasar…” –escrito así mismo, por lo que debemosimaginarnos qué se quiso decir. Otro de los puntos de laevaluación se refería a “nuevos aportes” para los partici-pantes, donde una buena parte consideró que los aportesson muchos, porque los temas tratados ofrecieron unavisión más amplia de la realidad, tanto de Cuba como deotros lugares, sobre todo por las ponencias de economíaque impartieron conferencistas de aquí y de otros países,moviéndose casi todas estas exposiciones alrededor del inevi-

table fenómeno de la globalización y preguntándonos los delpatio, sin hallar respuesta cabal –al menos de momento-,cómo puede Cuba, con los cubanos, integrarse a este pro-ceso. Interesarnos en esto es interesarnos en el futuro, puesla globalización, a la cual es preciso darle un traje humano,viene a ser en nuestros días como la expansión de la revolu-ción industrial a mediados del siglo pasado: los países que,por determinadas y variadas razones, no lograron engan-charse en el tren, arrastran todavía los efectos del atrasoeconómico y social, limitados hoy en su potencialidad in-dustrial y casi imposibilitados de lograr metas tecnológicasavanzadas a las puertas del nuevo milenio.

Continuando con las evaluaciones, mención aparte me-rece la propuesta de algunos de los participantes para quese considere otro posible evento de este tipo, en esta u otradiócesis, con la presencia de más funcionarios del Gobier-no e incluso miembros del Partido. Estas personas invita-das, algunas de ellas militantes del Partido Comunista, noestaban allí por ser miembros del Partido Comunista sinopor el trabajo que realizan en Cuba como sociólogos, eco-nomistas o investigadores de otros campos de la sociedad,especialistas con abundante información en campos don-de la presencia de católicos o creyentes en general -des-afortunadamente para todos- es casi nula, y fueron ellos,con su actitud participativa y de diálogo abierto, quienescontribuyeron a dar mayor realismo a un evento que hu-biera pecado por defecto al pretender acercarse a la reali-dad cubana con una información parcial y muy limitada.

La exhortación apostólica “Ecclesia in America” quemotivó esta cita en La Habana, tal vez no sea novedosa ensu contenido para quien conozca la posición de la Iglesiafrente a los asuntos sociales y humanos. Pero su impor-tancia y novedad está, precisamente, en la renovación delcompromiso eclesial frente a los asuntos sociales y huma-nos, vistos ahora en el marco de América como un todo,en un momento singular de la historia humana, cuando loslíderes sociales han sido desplazados, u opacados, por loslíderes económicos y sus índices digitalizados, y la polí-tica, entendida como esa manifestación que nace de lapersona humana y regresa a ella, en un ciclo que pretendelograr el bien común de los componentes sociales, se mues-tra sólo con la ropa interior de toda aquella vestimenta moralque debe acompañarla.

No ignora la Iglesia la marcada diferencia social y eco-nómica entre el norte y el sur americano, pero la Iglesia esuna sola y el compromiso de un agente pastoral no es mayoro menor porque se encuentre al norte o al sur, o porquetrabaje en una diócesis que cuenta para su acción pastoral

POR ORLANDO MÁRQUEZ

xitoso pudiera ser el vocablo apropiado paracaracterizar el Simposio “Exhortación ApostólicaEcclesia in America. Implicaciones antropológicas,E

económicas y sociales en Cuba”, concebido hace cercade un año y organizado por la Arquidiócesis de La Habanacon ayuda financiera de instituciones eclesiales europeas.Los primeros tres días de Diciembre estamparon un selloparticular en quienes tuvimos la oportunidad de reunirnosen el Centro de eventos y congresos ORTOP, próximo alHospital “Frank País” de esta ciudad.

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en un año con ocho millones de dólares, o en otra conunos pocos miles, muchas veces recibidos en donación des-de otras instituciones caritativas. Más bien por esa dife-rencia, se debe insistir en la solidaridad con los más nece-sitados. Pero resulta, además, que los de menos posibili-dades económicas, pueden aportar a los de mayor solven-cia económica una riqueza espiritual y misionera única,casi desconocida ya en medio de tantas comodidades.

La Exhortación como verdadero programa de acción parala Iglesia en América es clara y sus propuestas muy defi-nidas: un mayor compromiso evangelizador que implicaun mayor compromiso social. La conversión cristiana noes sólo un cambio de modo de pensar o una mayor comu-nicación con Dios. Ese cambio de mentalidad o metanoia,tiene para el cristiano una dimensión social, es en la socie-dad donde la vida de fe se realiza, rebasando las cuatroparedes del templo, o no es real conversión. No somosuna secta.

Al terminar el Simposio, los participantes católicos nosllevamos en la mente y en el corazón la interrogante inelu-dible: a la luz de esta invitación de mayor compromiso delPapa Juan Pablo II, ¿cómo encarnamos -porque tenemosque hacerlo vida- este compromiso de ser Ecclesia in Cuba?Hay un compromiso evangelizador que entraña un com-promiso social. ¿Cómo anunciar el Evangelio y cumplircon mi Iglesia a la vez que promuevo la dignidad de mivecino?, y ¿cómo ocuparme sólo de la promoción de mivecino sin olvidar que es la fe y la comunión con la Iglesialas que deben inspirar mi acción, para no diluir mi esfuer-zo en una propuesta tal vez alejada del mensaje evangéli-co? Si nos hacemos la pregunta, hallaremos la respuesta,y si hallamos la respuesta debemos actuar. El reto no essólo para los católicos cubanos, es para todos en Améri-ca, pero a nosotros nos toca actuar en Cuba.

Además de esta acción pastoral, desde la Iglesia, está lavocación política del laico que actúa en la sociedad. LaIglesia no puede dejar de reconocer esa vocación, y “pro-mueve -lo ha dicho el Papa- la libertad política y la res-ponsabilidad de los ciudadanos”, lo que no significa apo-yar u obstaculizar una determinada línea política, porqueel fin último de esta acción política del laico debe ser lasalvación de todos, no el triunfo de uno sobre otro. LaIglesia anima a los laicos a que ejerzan la vocación políti-ca, siendo fieles al Evangelio, en la búsqueda del bien co-mún, al igual que otros actores políticos de la sociedad. LaExhortación Apostólica afirma que “convendrá atender ala creciente conciencia social de la dignidad de la perso-na y, por ello, hay que fomentar en la comunidad la soli-citud por la obligación de participar en la acción políticasegún el Evangelio. No obstante –aclara- será necesariotener presente que la actividad en el ámbito político for-ma parte de la vocación y acción de los laicos” (N° 27)Para evitar equívocos en un aspecto tan sensible, el docu-mento añade que es preciso tener muy claros aquellos

puntos que delimitan las relaciones entre la Iglesia y losgrupos políticos, para “distinguir claramente entre lasacciones que los fieles, aislada o asociadamente, llevan acabo a título personal, como ciudadanos, de acuerdo consu conciencia cristiana, y las acciones que realizan en nom-bre de la Iglesia, en comunión con los pastores” (N° 27).Pero la insistencia es clara: “En un Continente en el queaparecen la emulación y la propensión a agredir, la inmo-deración en el consumo y la corrupción, los laicos estánllamados a encarnar valores profundamente evangélicoscomo la misericordia, el perdón, la honradez, la transpa-rencia de corazón y la paciencia en las condiciones difíci-les”. Si es en este tipo de sociedad donde debemos vivir elEvangelio, entonces, “América necesita laicos cristianosque puedan asumir responsabilidades directivas en la so-ciedad” (N° 44).

Este documento mantiene un desafío no sólo para loslaicos con vocación política, sino para la misma sociedaddonde el laico cristiano debe actuar. Los cristianos debenbuscar su lugar en la sociedad, al mismo tiempo que lasociedad debe respetar ese interés del laico por aportar almedio en que vive, pues ambos se necesitan para trabajarpor el logro del bien común.

Hace falta también discernir y fomentar la paz y la soli-daridad en la convivencia civil. Porque la globalización noes simplemente cuestión de números, inversiones, expor-taciones y tratados aduaneros. Se trata además, de un pro-ceso que compromete a hombres y mujeres, con toda sudignidad, base de todos los derechos fundamentales de laspersonas. La globalización de la solidaridad propuestapor el Papa y muy bien acogida por las autoridades cuba-nas, cuyos resultados no pueden ser otros que la preser-vación de los valores culturales, la prosperidad económicade las personas y las sociedades, el compromiso comúncon la dignidad humana en cualquier lugar, debe primeroser asumida en el interior de cada nación, desde el corazón,o no será jamás lograda. El Simposio celebrado en ORTOPa instancias de la Iglesia católica habanera, es una posibili-dad entre otras, pero una prueba real de que es posible elencuentro, el diálogo y el consenso cuando los interesessuperiores que se persiguen -justicia social- son comunes,aunque las vías para lograrlos pudieran ser distintas.

El desafío es para todos. Los obstáculos son para todos.La valentía demandada es para todos, y no se trata única-mente de ser valientes para aceptar el riesgo, se precisa servaliente para acercarse al otro y aceptar compartir con él/ella el pan, el espacio, el presente y el futuro. El éxito o elfracaso depende de todos, nadie está exento de responsabi-lidad. Pero hay razones suficientes para esperar el éxito yno el fracaso. Ese, al menos, es el convencimiento de losque somos y queremos seguir siendo Iglesia en Cuba, mien-tras salimos del templo para caminar, junto a otros, hacia elTercer Milenio en este pedazo de suelo que llamamosCuba, un espacio hermoso y suficiente para todos.

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religión

Los ecos del Sínodo y la históricavisita del Papa Wojtila a Cuba, ahoraen vísperas de arribar a su segundoaniversario, promovieron la idea deconvocar al “Simposio ExhortaciónApostólica Ecclesia in America.Implicaciones antropológicas, econó-micas y sociales en Cuba”, celebradoen esta capital durante los pasados 30de noviembre al 3 de diciembre del añoque culmina. El evento, de alto nivelteórico, contó con las participacio-nes de de Su Excelencia MonseñorJean-Louis Tauran, Secretario de laSanta Sede para las Relaciones conlos Estados, Su Eminencia CardenalJaime Ortega Alamino, Arzobispo deLa Habana, y varios de los preladoscubanos.

El martes 30, luego de las gestionesde acreditación y hospedaje en el ho-tel ORTOP, perteneciente al complejoortopédico del hospital Frank País,ubicado en La Lisa, tuvo lugar, a las8:00 p.m., en la SMI Catedral de LaHabana, la Santa Misa de apertura delSimposio.

Al inicio de la gran Concelebración,en la que participó casi todo el clerode la Arquidiócesis, el Cardenal Orte-ga dio la bienvenida a MonseñorTauran, a quien reconoció como al “en-viado de la Santa Sede que dio los úl-timos pasos para que se concretaraaquella inolvidable visita del Papa JuanPablo II a Cuba”. Minutos despuésMonseñor Tauran presidió la Eucaris-tía que se distinguió por una Liturgiasolemne. En su homilía, de marcadocarácter catequético y exhortativo,Monseñor Tauran, en perfecto caste-llano, llamó la atención sobre lo ur-gente de la nueva evangelización en elContinente, en un momento como elactual, próximo a encarar el TercerMilenio de la Era Cristiana. En tal sen-tido dijo: “No nos preocupemos exce-sivamente por crear estructuras, porelaborar programas sofisticados, poresperar las condiciones mejores paraanunciar la única buena noticia que elmundo necesita y que San Pablo for-mulaba así: ‘Jesús es el Señor. Dios loha resucitado así de entre los muer-

tos. Por esto hemos sido salvados’. Heaquí el único acontecimiento de la his-toria. No tendrá lugar jamás otro acon-tecimiento de mayor importancia queéste. Por este motivo vamos a celebrarcon un fervor particular el dos mil ani-versario de la venida de Jesús a estemundo”.

Poco antes de concluir la SantaMisa, el Cardenal dio a conocer que elSanto Padre “en reconocimiento al tra-bajo desplegado por algunos sacerdo-tes en la preparación de su visita a Cubaha nombrado Capellanes de Su Santi-dad” con el título de Monseñor al PadreJosé Félix Pérez Riera, Director delSecretariado de la Conferencia de

A EVANGELIZACIÓN DE AMÉRICA NO ES SOLOun don del Señor, sino también fuente de nuevasresponsabilidades”, afirma el Papa Juan Pablo II en laIntroducción de la Exhortación Apostólica Ecclesia inL

America, texto que recoge las preocupaciones de los Obisposdel continente americano convocados para reunión sinodal afinales de 1997, en Roma.

POR EMILIO BARRETO

Foto: Javier Barral

En la Presidencia del Simposio,de izquierda a derecha:Monseñor Alfredo Petit,

Monseñor Pedro Meurice,Cardenal Jaime Ortega,

Monseñor Jean-Louis Tauran,Monseñor Luis Robles,

Monseñor José Siro González,Monseñor Salvador Riverón y el

señor José Ramón Pérez.

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Obispos Católicos de Cuba, al PadreRamón Suárez Polcari, Canciller delArzobispado de La Habana, y al PadreRodolfo Loiz, Maestro de Ceremoniasde la Arquidiócesis. Los Presbíterosrecibieron el nombramiento de manosde Monseñor Jean-Louis Tauran,quien después impartió a la Asambleala Bendición.

El miércoles 1 de diciembre, a las9:00 a.m., se le dio inicio al intenso yapretado programa del Simposio. Esedía estuvo dedicado a los temas so-ciales. El primer conferencista fueMonseñor Tauran, quien disertó so-bre Las relaciones Iglesia-Estado. Eltexto íntegro aparece al final de estanota. En ediciones sucesivas PalabraNueva irá dando a conocer las confe-rencias restantes. A la disertación delPrelado de la Santa Sede asistieronfuncionarios de la Oficina de AsuntosReligiosos del Comité Central del Par-tido Comunista de Cuba, así comoespecialistas e investigadores de cen-tros de estudios del Ministerio de Cul-tura y de otras instituciones del Esta-do. Estos intelectuales participaron entodo el Simposio. El segundo turnocorrespondió al Padre SegundoGalilea, de Chile, quien tituló su con-ferencia Encuentro con Cristo, funda-mento de la promoción del hombre. Atercera hora Monseñor Miguel Irizar,sacerdote español de la congregaciónpasionista y, desde hace años, Obispodel Callao, en el Perú, se refirió alEvangelio Social en la ExhortaciónEcclesia in America.

Para la sesión de la tarde se reser-varon las conferencias del DoctorGuillermo León Escobar, Embajadorde Colombia en la Santa Sede, tituladaLa Doctrina Social de la Iglesia des-de Medellín a Santo Domingo y LaExhortación Ecclesia in America y losdesafíos de la pobreza, del Doctor Al-berto Etchegaray, quien no pudo asis-tir al evento por razones de estrictoorden familiar, pero que envió su tex-to a La Habana. Finalizado el tiempode conferencias se abrieron los talle-res que resultaron ser dinámicos peroinsuficientes en tiempo para el debate

de los temas planteados. Este reporte-ro participó ese día en el dedicado a la“Responsabilidad individual en la so-ciedad”, tema que nos posibilitó des-plegar un amplio abanico de reflexio-nes en torno a la inserción del cubanoen la sociedad futura a mediano plazo.

La sesión de la noche contempló unarecepción en la Nunciatura Apostóli-ca con motivo de la visita de Monse-ñor Tauran y su presencia en el Sim-posio. Después de la recepción losdelegados al evento se trasladaron a laParroquia Santa Rita, en Miramar, don-de tendría lugar el concierto del Corode Niños de Philadelphia.

El jueves 2, dedicado a los temaseconómicos, comenzó con la confe-rencia La Economía Social de Merca-do al servicio del hombre. El DoctorJoseff Thessing, de Alemania, autorde esas cuartillas, tampoco pudo asis-tir a la cita, pero la lectura de su con-ferencia estuvo a cargo del DoctorGuillermo León Escobar. El segundoconferencista fue el Doctor PedroMonreal, del Centro de Investigacio-nes de Economía Internacional de laUniversidad de La Habana. La confe-rencia del Doctor Monreal, muy am-plia y graficada, cautivó a un elevadoporciento del auditorio; llevaba por tí-tulo Cuba: reinserción internacional yglobalización. Una reflexión sobre loseventos de los noventa. Al final de suintervención, el investigador cubanorespondió preguntas sobre el presentey el futuro de la economía cubana. Lasesión de la mañana terminó con el tra-bajo en los talleres. El autor de estaslíneas participó en uno dedicado a“Empresa Familiar como propósitoviable en Cuba”.

La segunda parte de la jornada nosdejó escuchar la conferencia Ética cris-tiana y globalización, del Doctor Ri-cardo Arias Calderón, de Panamá. Pos-teriormente, el Ingeniero mexicano,Alfonso Romo, le habló a los delega-dos acerca de la Creación de riqueza,eficacia económica y solidaridad. Entales sentidos, el empresario mexica-no, de manifiesta filiación católica, serefirió a la creación de líderes con una

ética que les facilite el sostenimientode un compromiso con la nación. Elingeniero Romo abordó detenidamentela relación entre Ser y Tener. A su jui-cio “para Ser hay que Tener”. Ello, po-dríamos concluir, redundaría en el cre-cimiento de la persona humana, es de-cir, en la autosuperación del individuo.Ese día las actividades del Simposio ce-rraron con un recorrido por el CentroHistórico de la Ciudad y una cena en elrestaurant La Mina, ubicado en la calleObispo, a un costado de la Plaza deArmas.

El viernes 3, el Profesor AndreaRiccardi, de Italia, abrió la agenda parareflexionar, en buen castellano, acercade Los Papas de este siglo, los dere-chos humanos y la paz. Luego volvi-mos a los talleres. Uno de los que másllamó la atención fue el relacionado conla “Promoción humana y la caridadcristiana”. Este taller reunió a católi-cos y no católicos que expusieron cri-terios en torno a la paz, la reconcilia-ción, la autenticidad y la capacidad deescucha para el diálogo. Después, laseñora Helen Alvárez, de los EstadosUnidos de América, pronunció en cas-tellano una conferencia titulada Cultu-ra de la vida y civilización del amor.La última conferencia del Simposio co-rrió a cargo de Monseñor Carlos Ma-nuel de Céspedes García-Menocal. Eltexto llevaba por título La ExhortaciónApostólica y los cambios culturales. Enel último tiempo para talleres tuvimosuno dedicado a la “Identidad cultural yla globalización” que también reunió avarios estudiosos de instituciones es-tatales y a católicos. Se habló de laglobalización como hecho insoslayable,de la identidad cubana como algo bienconstruido y definido, con una historiahecha con medios propios y originalespara enfrentar el fenómeno de laGlobalización.

El Simposio “Exhortación ApostólicaEcclesia in America. Implicacionesantropológicas, económicas y socialesen Cuba”, dejó en todos, además de unagrata impresión resultado del alto nivelacadémico, lo más importante: un granaliento esperanzador.

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El Papa ha hecho un don precioso a América Latinaentregando a la Iglesia que peregrina en esta parte delmundo la Exhortación Apostólica Ecclesia in America. Esuna herencia que los católicos cubanos han recibido condevoción y sentido de responsabilidad, conscientes de que«la Iglesia en América se siente particularmente impulsa-da a caminar en la fe respondiendo con gratitud al amorde Jesús, “manifestación encarnada del amor misericor-dioso de Dios” (cf. Jn. 3, 16)» (Exh. n. 75).

Una de las maneras de hacer fructificar la ExhortaciónApostólica es de tener un recto concepto de las relacionesentre la comunidad política y la Iglesia, que ocupa en todaslas sociedades de América un puesto único, en considera-

ción de su especial participación en su historia. “La Iglesia–leemos en la misma Exhortación Ecclesia in America–,que por razón de su misión y de su competencia no se con-funde en modo alguno con la comunidad política ni estáligada a sistema político alguno, es a la vez signo y salvaguar-dia del carácter trascendente de la persona humana” (n. 27).

Como Secretario para las Relaciones con los Estados,me siento inclinado a hablarles de las relaciones entre elEstado y la Iglesia en el marco de la sociedad moderna. Loharé a la luz de la doctrina social de la Iglesia Católica, queorienta la acción diplomática llevada a cabo por la SantaSede para favorecer y mantener armoniosamente este tipode relaciones.

Conferencia pronunciada por Su Excelencia Monseñor Jean-Louis Tauran,Secretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados, en lasesión inaugural del Simposio Exhortación Apostólica Ecclesia in America.Implicaciones antropológicas, económicas y sociales para Cuba.

UISIERA, ANTE TODO AGRADECERLES EL CALORde nuestra acogida y transmitirles también el saludoafectuoso y alentador del Papa Juan Pablo II, quiendesea éxitos a este encuentro.Q

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Las relaciones entre el Estado y la Iglesia han sido con-cebidas y vividas de maneras diversas, en una dialécticade tensión continua. Pero, en todo caso, tales relacionesson inevitables puesto que las dos partes tienen por objetoel bien material y espiritual de la persona humana mismaen un determinado momento de la historia, en la cual estáinsertada y de la que es parte integrante.

La Iglesia ha manifestado claramente cómo entiende supresencia y su actividad en el seno de las sociedadespluralistas de este final de siglo. Basta recordar lo que diceel n. 76 de la Constitución Gaudium et spes, del ConcilioVaticano II: “La comunidad política y la Iglesia son entresí independientes y autónomas en su propio campo... LaIglesia,... predicando la verdad evangélica e iluminandotodas las áreas de la actividad humana por medio de sudoctrina y del testimonio prestado por los fieles cristianos,respeta y promueve también la libertad y la responsabili-dad política de los ciudadanos... No pone, sin embargo,su esperanza en privilegios otorgados por la autoridad ci-vil; ... pero la Iglesia debe poner, siempre en todo lugar,predicar la fe con verdadera libertad, enseñar su doctrinasocial, ejercer sin impedimentos su tarea entre los hom-bres y emitir un juicio moral también sobre cosas que afec-tan al orden político cuando lo exijan los derechos funda-mentales de la persona o la salvación de las almas” (n. 76,3 y 59). No puede haber mejor introducción para mi pro-pósito.

1. ¿QUÉ ES EL ESTADO PARA UN CRISTIANO?Es la expresión jurídica y la personificación de la na-

ción. El que habla en nombre de todos los ciudadanos,tanto hacia adentro como hacia fuera. Está a su serviciopara protegerlos en sus actividades legítimas, pero tam-bién para impedir las que son ilegítimas. El Estado tienecomo objetivo el hacer converger armónicamente los inte-reses de todos y de cada uno hacia el bien común.

Desde una perspectiva cristiana, el hombre es siempreel sujeto, el fundamento y el fin, de la actividad política ysocial. Evidentemente, esto limita la competencia del Esta-do. A este respecto, es bien conocida la importancia que ladoctrina social atribuye al principio de la subsidiariedad,según el cual, ni el Estado ni ninguna sociedad más grandedebe suplantar a la iniciativa de las personas y de los cuer-pos intermedios. Este principio se opone a cualquier for-ma de colectivismo y traza los límites de la intervencióndel Estado, permitiendo asimismo mejor las relaciones en-tre los individuos y las sociedades.

Así pues, para nosotros el Estado no tiene un poder absolu-to sobre el ciudadano. La primera Encíclica del Papa JuanPablo II, la Redemptor hominis, es elocuente a este propósi-to. “El pueblo es soberano de la propia suerte”, dice añadien-do inmediatamente que “el bien común al que la autoridadsirve en el Estado se realiza plenamente solo cuando todoslos ciudadanos están seguros de sus derechos” (n. 17).

En este contexto, resulta claro que la democracia es elsistema que permite realizar mejor este ideal. La Iglesia,después de la experiencia dramática de la Segunda GuerraMundial, ha adoptado en estos últimos años una visióndecididamente positiva acerca de la democracia. Por mu-chos años todos los sistemas políticos han sido evaluadospor la Iglesia según su conformidad a la ley natural. Conla encíclica Centesimus Annus, de 1991, que conmemorala Rerum Novarum, del Papa León XIII, tenemos un do-cumento del magisterio que contiene apreciaciones explí-citas sobre la democracia. Dejemos la palabra, una vezmás, al Papa Juan Pablo II, esta vez en la encíclicaCentesimu Annus: “La Iglesia aprecia el sistema de la de-mocracia, en la medida en que asegura la participación delos ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a losgobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus pro-pios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamentede manera pacífica” (n. 46).

La democracia es pluralista por esencia: pluralismo deopiniones individuales y de su expresión política, separa-ción de poderes, control del ejecutivo. Todo esto suponedebates, confrontación, búsqueda de lo que es común paraun proyecto de sociedad que corresponda con la volun-tad, libremente expresada, de la mayoría. Supone tambiénla neutralidad ideológica del Estado, que no puede identifi-carse con ninguna ideología o religión, ni con una doctri-na antirreligiosa.

El Estado se presenta, pues, no como un patrono queimpone arbitrariamente su ley, sino como quien pone adisposición de todos un conjunto de instituciones y servi-cios que permitan a cada uno su desarrollo humano y es-piritual, acompañándolas de leyes y ordenamientos admi-nistrativos que garanticen adecuada y afectivamente la li-bertad de los individuos y el orden público.

Por eso, el Estado democrático que respeta todas lasopiniones ha de extender su protección igualmente alconjunto de las religiones, dado que la libertad religiosaes un aspecto de la libertad de opinión. Pero, llegados aeste punto, los responsables políticos se plantean unacuestión:

2. ¿QUÉ ES UNA IGLESIA?Desde el punto de vista jurídico, se debe constatar que

en muchas legislaciones nacionales modernas, estricta-mente hablando, no existe un concepto jurídico de Igle-sia. Se habla más bien de religiones (en plural), de cultos,de comunidades de creyentes. La Constitución de Cubade 1992, por ejemplo, afirma que “las distintas creenciasy religiones gozan de igual consideración” (art. 8). Peroaunque no se encuentre un concepto jurídico bien defini-do, existe con frecuencia un derecho positivo sobre nu-merosas categorías que se refieren a los aspectos públi-cos de la vida religiosa: la libertad de conciencia y de re-unión; el libre ejercicio del culto; la participación legal enel mantenimiento financiero de los edificios de culto, las

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escuelas, las universidades, los hospitales o las obras so-ciales; el acceso a los medios de comunicación social.

Las Iglesias y las comunidades religiosas organizadas,evidentemente, tienen una idea precisa de lo que son y loque viven. No dudan en definirse a sí mismas. Tomemosel ejemplo de la Iglesia Católica que nos interesa en prime-ra persona. Dice de sí misma que agrupa a los discípulosde Jesucristo bajo la dependencia del Espíritu Santo paravivir del Evangelio y de la Eucaristía y que, bajo de autori-dad de un obispo, forman una Iglesia particular, en gene-ral una diócesis. Por su comunión entre ellas, de la que elObispo de Roma, el Papa, es el garante en cuanto sucesorde Pedro, las Iglesias particulares manifiestan visiblemen-te la Iglesia universal.

Esta comunidad organizada agrupa a hombres y muje-res concretos, ciudadanos de todas las naciones que cu-bren la faz de la tierra. Hombres y mujeres que se adhierenpersonal y libremente a Cristo salvador. Pero su fe tieneinevitablemente también una dimensión colectiva. La feno se agota en una creencia sino que da lugar necesaria-mente a una práctica, cuyo libre ejercicio debe ser garan-tizado. Si se quiere garantizar plenamente la libertad reli-giosa es preciso asegurar el libre ejercicio de los cultos.Creer es, por tanto, tener derecho a organizarse libremen-te. Así pues, ¿qué pide la Iglesia a las autoridades legíti-mas de un Estado? Garantizar que los creyentes y los nocreyentes sean iguales ante la ley, sin discriminación algu-na; dotar a las Iglesias y comunidades religiosas, que prac-tican su fe en el marco constitucional de su Estado, delreconocimiento de un estatuto acorde con sus propias in-tenciones; respetar el derecho de estas comunidades a:

- establecer y mantener sus lugares de culto y reunión;- organizarse de acuerdo con su propia estructura jerár-

quica e institucional;- elegir, nombrar y sustituir libremente su personal se-

gún sus necesidades y reglas propias y, si fuera el caso,de conformidad con los acuerdos libremente establecidosentre ellas y el Estado;

- solicitar y recibir contribuciones voluntarias, financie-ras u otras;respetar el derecho de cada uno a impartir o recibir una edu-cación religiosa, a título individual o asociándose a otros;respetar, a este propósito, la libertad de los padres de ase-gurar la educación religiosa de sus hijos en conformidadcon sus propias convicciones; facilitar la existencia de es-

tablecimientos escolares y universitarios de inspiraciónreligiosa, como expresión de los creyentes al diálogo pú-blico y cultural; poder gestionar establecimientos de sani-dad y de obras sociales al servicio de todos, como expre-sión de la contribución de los creyentes a la solidaridadnacional; autorizar a las organizaciones religiosas a produ-cir, importar y difundir publicaciones y objetos religiosos;considerar favorablemente el interés de los cristianos aparticipar en el diálogo público, incluido el realizado a tra-vés de los medios de información.

He aquí lo que pide la Iglesia. Evidentemente esta libreorganización plantea el problema de las relaciones de lasIglesias con el Estado. ¿Qué tipo de relaciones pueden es-tablecerse: separación o colaboración?

3.LAS RELACIONES ENTRE EL ESTADOY LAS IGLESIAS

Las disposiciones constitucionales que regulan el lugary el papel de las religiones en la sociedad moderna sonmuy diversas y dispares, según la historia y las ideologíaspropias de cada sociedad.

Hay Constituciones que no tienen nada sobre la religión,otras que hacen referencia a la libertad en general (queincluye la libertad de religión) y otras aun que hacen deuna religión la “religión de Estado”. Están, en fin, las másnumerosas, que proclaman la libertad religiosa, entendidafrecuentemente de manera diferente: unas veces como lalibertad del ejercicio del culto. Se ha de mencionar tam-bién el caso en el que una parte significativa de la pobla-ción los problemas relativos al ejercicio público del culto.Este es el caso del Concordato, la forma más completa derelaciones contractuales entre el Estado y la Iglesia, por inter-medio de la Santa Sede, sujeto de derecho internacional.

Hoy día se privilegia un régimen de separación entre laIglesia y el Estado, con el fin de asegurar la neutralidad delos poderes públicos ante una opción religiosa determina-da. La Constitución cubana, por ejemplo, afirma: “El Esta-do reconoce, respeta y garantiza la libertad religiosa. En laRepública de Cuba las instituciones religiosas están sepa-radas del Estado” (art. 8). En estos casos se habla co-rrientemente de “Estado Laico”. A mí no me gusta estaexpresión, sin duda porque soy de origen francés y, en latradición francesa, “laicidad” significa en realidad “laicis-mo”: Dios no es parte de las explicaciones admitidas porlas ciencias, es una hipótesis que se ha de descartar por noser científica y, por tanto, inadmisible (M. Thorez). Según

Desde una perspectiva cristiana, el hombre es siempre el sujeto, el fundamento y elfin, de la actividad política y social. Evidentemente, esto limita la competencia del

Estado. A este respecto, es bien conocida la importancia que la doctrina socialatribuye al principio de la subsidiariedad, según el cual,

ni el Estado ni ninguna sociedad más grande debe suplantar a la iniciativade las personas y de los cuerpos intermedios.

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esta interpretación, la laicidad ya no es la desconfe-sionalización, sino lo anticonfesional. Estamos pues, enlas antípodas de la neutralidad.

Un Estado tolerante, en el sentido noble de la palabra,debiera en mi opinión practicar lo que yo llamaría una “neu-tralidad positiva”, esto es:

- reconocer todas las religiones y también sus mani-festaciones externas si no quebrantan el orden y la se-guridad públicos;

- mantener buenas relaciones con los responsables reli-giosos que guían a sus fieles y les orientan moralmente;

- no inmiscuirse en sus cuestiones internas;- subvencionar, si es necesario, actividades que tienen

un carácter general y un interés público, aunque se ejerzaen un cuadro profesional (escuelas, hospitales, etc.).

Un Estado moderno y tolerante permanece ciertamenteneutro, puesto que nunca sepreguntará qué es una religióndeterminada, dado que porprincipio no profesa ni reco-noce ninguna. Pero no puedeignorar el hecho social de laReligión y, si es democrático,debe asegurar prácticamente atodos y a cada uno, día a día,el libre ejercicio de su religión,esto es, poner a su disposi-ción, si es preciso, los mediosnecesarios para el ejercicio desus reglas (capellanes en lasprisiones; reglamento en elmodo de matar a los animalespara los judíos o musulmanes,etc.). Este es el motivo por elque soy de la opinión de queel Estado se debe mostrar másque “tolerante”; debe mani-festarse “acogedor” con todos los componentes cultura-les y espirituales que constituyen el tejido de la nación.

Para concluir, debo decir que el Estado y la Iglesia nopuede ignorarse, porque el hombre vive inevitablementeen la sociedad y es también un ser religioso. Pascal hadicho magníficamente que “el hombre supera infinitamen-te al hombre”.

Para unos, el Estado laico es el que respeta todas lasopiniones y tolera todos los comportamientos. Tal actitudlleva inevitablemente al escepticismo respecto a cualquiery al rechazo de todo Absoluto.

Para otros, el Estado laico es el que aplica una filosofíabien determinada, excluyendo todas las otras y, en parti-cular, la Religión. Nos encontramos así ante una “religiónsecular” y una laicidad de rechazo. ¡Esto es laicismo!

Pero existe otra concepción de la laicidad: la laicidad delrespeto. En este caso el Estado es neutro. Deja las cues-

tiones religiosas a las autoridades espirituales y deja a cadaciudadano la libertad de tener una religión, de no tenerninguna o de cambiar de una a otra. El Estado no tienecompetencia alguna en el campo de los valores que sonla razón de vivir de las personas. Es incapaz, por supropia naturaleza, de establecer los confines entre elbien y el mal, o de inspirar a los ciudadanos el amor albien o el odio al mal, e incluso de incitarles a practicarla virtud, sin la cual, como escribía mi ilustre compa-triota Bordelais Montesquieu en L’Esprit des Lois, noes posible la democracia.

El Estado se detiene allí donde cada hombre se remite alsantuario de su propia conciencia.

Todo esto implica evidentemente que el Estado laico re-conoce y respeta la competencia de otros en los ámbitosque conciernen los valores que son el alma de una nación

y el armazón de un Estado.El Papa Juan Pablo II, en lacitada encíclica CentesimusAnnus, decía: “si no existeuna verdad última, la cualguía y orienta la acción polí-tica, entonces las ideas y lasconvicciones humanas pue-den ser instrumentalizadasfácilmente para fines de po-der. Una democracia sin va-lores se convierte con faci-lidad en un totalitarismo vi-sible o encubierto, comomuestra la historia” (n. 46).

Por este motivo, creo yo,las relaciones armónicas en-tre el Estado y las Iglesias per-miten impregnar la esfera pú-blica con su reflexión, susenergías, sus experienciasespecíficas. Ciertamente, las

Iglesias no tienen el deber, y menos aun la ambición, deresolver los problemas de la sociedad. Sin embargo, por susentido de la persona, su interés por la solidaridad y su aten-ción a los más débiles, pueden contribuir a la instauración deuna vida social mejor.

Yo diría incluso que, desde un punto de vista de puraestrategia política, para los responsables políticos serásiempre provechoso el mantener relaciones de colabora-ción con los responsables de las comunidades de creyen-tes, a través de contactos personales e instrumentos decooperación jurídicamente idóneos, pues es siempre posi-tivo tener interlocutores autorizados y canales estables dediálogo para entenderse y evitar incomprensiones. Ade-más, los ciudadanos, al constatar concretamente que susrazones de vivir y sus convicciones espirituales son apre-ciadas y respetadas por los poderes públicos, estarán más

“Un Estado moderno y tolerantepermanece ciertamente neutro,

puesto que nunca se preguntaráqué es una religión determinada,

dado que por principio no profesani reconoce ninguna. Pero no puede

ignorar el hecho social de laReligión y, si es democrático, debeasegurar prácticamente a todos y acada uno, día a día, el libre ejercicio

de su religión...”

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dispuestos a participar en el proyecto de sociedad común.Lo harán con confianza y serenidad, lo cual redundará sinduda en beneficio de todos.

En el fondo, una laicidad abierta, construida sobre elrespeto y la colaboración, que reconoce la autonomía delo temporal y de lo espiritual, es una realidad cristiana; dara César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Setrata siempre de conciliar la lealtad debida a los Príncipesy el respeto de la conciencia inspirada por la ley de Dios.

Lo que es preciso evitar es que el Estado y la Iglesiadesconfíen uno de otro o, peor aun, se tengan miedo. Loshombres políticos tienen su papel específico en la direc-ción de los asuntos públicos, pero no son los únicos. Aque-llos y aquellas que tienen responsabilidades pastorales enla Iglesia han de hacer a los cristianos también más aten-tos a las tareas de la solidaridad. El ámbito de la coopera-ción es inmenso. La Exhortación Apostólica Ecclesia inAmerica es elocuente sobre este punto:

- el papel de los educadores en la formación de los jó-venes en sus responsabilidades como ciudadanos;

- el cuidado por la honestidad, el sentido del trabajo y lalucha contra la corrupción, para formar ciudadanos, es-pecialmente aquellos que tendrán responsabilidades en lasociedad, a ser desinteresados y disponibles;

- la colaboración en el campo de la sanidad, de la fami-lia, de la vida asociativa, donde creyentes y no creyentesse encuentran, asumen juntos los riesgos, crean y hacenjuntos un camino para bien de todos.

Estos no son más que algunos ejemplos que muestrancómo la separación que llevaría al Estado a ignorar a lasIglesias privaría a la sociedad de la fecundidad que aportasu colaboración. Ciertamente, ¡el Estado no debe pretenderque las Iglesias estén a su servicio! Pero, indudablemente,está en su derecho esperar su colaboración en todo aquelloque favorece objetivamente el bien común, es objeto delconsenso general y no va contra las exigencias de sus con-vicciones religiosas y morales. Obviamente, esto suponeque los creyentes tengan plena libertad de pensar, de expre-sarse y de actuar, incluida la libertad de disentir. Nunca sepodrá pretender que las comunidades de creyentes sean lasfuerzas de apoyo de un partido o de un programa político:eso sería una burda manipulación. Además, ¿de qué servi-ría una Iglesia que no dijera ni hiciera otra cosa que lo todoel mundo dice y hace? ¿Qué Iglesia sería la que no hacemás que reflejar el mundo y que, de hecho, estaría conde-nada a no ser más que su simple “duplicado”? A este res-pecto, me vienen espontáneamente a la memoria aquelloque afirma el Concilio Vaticano II: “la suerte futura de lahumanidad está en manos de aquellos que sean capaces detransmitir a las generaciones venideras razones para vivir ypara esperar” (n. 31, 3). En esto deben trabajar juntos lospoderes políticos y las autoridades espirituales!

La vitalidad de una sociedad, la congruencia de una po-lítica, requieren un pueblo de hombres que creen, que aman

y que esperan. Esto es lo que la Iglesia católica por suparte, en todas las partes del mundo, se esfuerza por sus-citar a través de la fe, la esperanza y la caridad de sushijos. Estas virtudes no son fuerzas de reemplazo que de-berían sustituir a las energías humanas desgastadas. Porel contrario, suponen las iniciativas de los hombres, abrién-dolas a un dinamismo más alto al concebir su cumpli-miento como una llamada y una exigencia de Dios. Loscristianos creen que su cualidad de creyentes puede ydebe fructificar en beneficio de la sociedad. ¡Sería unalástima que existieran todavía lugares en la tierra en losque se les niega aun esta oportunidad!

Cuando llegué a la Nunciatura en La Habana, el sábadopor la noche, encontré una tarja que el Papa Juan Pablo IIhabía destinado como regalo a la Universidad de esta Ciu-dad, como recuerdo de su visita a ese Centro Académicoy que tendría que ser pronto colocada en su lugar, esdecir, en el Aula Magna. Se puede leer un magnífico pen-samiento del Padre Félix Varela: “No hay Patria sin virtud,ni virtud con impiedad”. Es éste un mensaje no solo paraCuba. Es ésta la mejor conclusión a lo que me he esforza-do en ilustrarles a ustedes. Católicos y no católicos, cre-yentes y no creyentes, marchamos juntos en este mundoque se prepara a cruzar el umbral del Tercer Milenio de laEra Cristiana. Nosotros, católicos, continuaremos ofre-ciendo por todas partes, en los ámbitos de la vida pública,las riquezas espirituales del Evangelio de Jesús, las obrasde la Iglesia y los valores morales y cívicos de cada unode nosotros. Con su labor cotidiana, “en medio de laspersecuciones del mundo y los consuelos de Dios”, comoescribía San Agustín (De Civ. Dei, XVIII, 51, 2), la Igle-sia contribuirá al enriquecimiento de toda la sociedad.

Mis últimas palabras consistirán en hacer resonar aquílo que decía el Papa, frente a la Virgen de la Caridad, el24 de enero de 1998: “La Iglesia, inmersa en la socie-dad, no busca ninguna forma de poder político paradesarrollar su misión, sino que quiere ser germen fe-cundo de bien común al hacerse presente en las es-tructuras sociales... Todo lo que la Iglesia reclama parasí lo pone al servicio del hombre y de la sociedad...Defendiendo su propia libertad, la Iglesia defiende la decada persona, la de las familias, la de las diversas orga-nizaciones sociales, realidades vivas que tienen dere-cho a un ámbito propio de autonomía y soberanía(Centesimus annus, 45). En este sentido, “el cristiano ylas comunidades cristianas viven profundamente inser-tados en la vida de sus pueblos respectivos y son sig-nos del Evangelio incluso por la fidelidad a la Patria, asu pueblo, a la cultura nacional, pero siempre con lalibertad que Cristo ha traído” (Homilía, 4,4).

¡Estas palabras no pueden ser más que la mejor conclu-sión a mis consideraciones!

Gracias por su atención.

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(III parte y final)

Por otro lado, el desarrollo de los medios audiovisualespermitía que, tanto la voz como la imagen en vivo delpontífice, alcanzara hasta los últimos rincones del Orbe.En una palabra el Papa se hizo uno de los más importanteshombres públicos. Y esa imagen la inició Pío XII.

Para muchas personas, creyentes o no, el ir a Romaconllevaba ver al Papa. Cuando en 1950 se celebró el añojubilar, se calcularon 2 millones 500 mil peregrinos queacudieron a Roma.

Desde el pontificado de Pío XII se hicieron costumbrelos encuentros multitudinarios en la Plaza de San Pedropara escuchar al Papa y recibir su bendición.

LA SITUACIÓN DE LA IGLESIA EN EL PERÍODO DE LA POSGUERRA

Y LA “GUERRA FRÍA”Terminada la guerra en 1945, la geografía política de

Europa y Asia cambió considerablemente. Los ejércitosde la Unión Soviética liberaron y ocuparon a todos lospaíses del Este europeo incluyendo Polonia y parte de Ale-mania y antes de abandonarlos, en parte, dejaron consti-tuidos gobiernos socialistas regidos por los partidos co-munistas. En el oriente asiático, el Ejército Rojo dirigido

POR MONSEÑOR RAMÓN SUÁREZ POLCARI

STE ESTILO PROPIO DE PÍO XII IMPRIMIÓ UNA FORMA, SI SE QUIEREnueva, a la persona del Papa. El Pontificado había perdido el llamado “PoderTemporal” desde mediados del siglo XIX. Las figuras de los papas GregorioVII e Inocencio III habían quedado muy atrás. Si se podía hablar de un poderE

del papado debía circunscribirse en el ámbito de lo espiritual y de lo moral. En el ordeninterno de la Iglesia, el Papa constituía el centro de referencia doctrinal y disciplinario.

por Mao Tse-Tung desplazaba al vencido ejército impe-rial del Japón pero, también, al republicano de Chang Kai-Chek creando la República Popular China; más al Nortesurgirá la República Popular de Mongolia y la de Coreadel Norte; en años venideros, la de Viet Nam del Norte y

Pio XII

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las nuevas situaciones de antiguas colonias en el Sur deAsia, Medio Oriente y África.

En Europa el crecimiento del bloque socialista dio for-taleza a los partidos comunistas, principalmente de Italiay de Francia. Países como Polonia, Checoslovaquia, Hun-gría, Yugoslavia y Albania; un poco antes, las Repúblicasdel Báltico, que tenían Iglesias florecientes, se vieronconstringidas al status de “Iglesias del silencio”, los Ar-zobispos Beran de Praga, Stepinac de Zagreb y Mindzenty,primado de Hungría, fueron procesados y encarcelados;y el cardenal primado de Polonia, Wyszynski, internadoen un monasterio. Las órdenes religiosas masculinas yfemeninas quedaron, en su mayoría, suspendidas tenien-do que pasar a la clandestinidad y sus escuelas, monaste-rios y conventos ocupados por el Estado. En China se“inventó” una Iglesia Católica Nacional dependiente delEstado y tanto la Jerarquía como los fieles católicos quese mantuvieron unidos a Roma, perseguidos y encarcela-dos.

Todos estos problemas recaían sobre las espaldas delPapa que miraba con profunda preocupación el panora-ma de la Iglesia Universal, principalmente, la de Europa.En estas circunstancias no es de extrañar que en julio de1949 lanzara un decreto en que declaraba la excomunióna todos los católicos que fueran miembros de los partidoscomunistas o colaboraran activamente con sus Gobier-nos establecidos. Esta postura lógica de Pío XII conlle-vaba una seria dificultad, pues la Iglesia Católica parecíarepresentar al “Occidente” y a las clases conservadoras yadineradas frente a sistemas políticos que, aunque arre-metían contra la Iglesia pretendiendo hacerla desapare-cer, propugnaban el bienestar para los pobres y los traba-jadores.

Este fue el punto débil para atacar a la Iglesia con unapropaganda bien pensada y muy bien preparada que llenóun largo período de la llamada “Guerra Fría”.

Pío XII estuvo muy consciente de esta realidad y pro-curó destacar la universalidad de la Iglesia que no conocefronteras políticas, culturales ni sociales. Pío XII nom-bró un buen grupo de obispos africanos y asiáticos y losprimeros cardenales para estas regiones. El primer carde-nal de Cuba y del área del Caribe –extendida a México yVenezuela– Su Eminencia el Cardenal Manuel Arteaga yBetancourt le representó en distintos eventos religiososcelebrados en América, entre ellos, la coronación de Nues-tra Señora de Guadalupe como Emperatriz de América.Además, elevó a la dignidad cardenalicia a muchos miem-bros de naciones que nunca habían tenido esta distinción

Pero por más que quiso mantenerse al margen de laformación de bloques, su filosofía se vio identificada conel surgimiento de la OTAN y la formación de los partidosDemócrata-cristianos que jugaron un papel decisivo en elgiro de la política de la Europa Occidental con figuras dela talla de Konrad Adenauer, en Alemania Occidental (RFA),

y Achille De Gasperi, en Italia; o, en una línea parecida,con el General De Gaulle en Francia; sin embargo, otrosaprovecharon esta coyuntura para desarrollar políticas deextrema derecha como la cruzada anticomunista del sena-dor McCarthy en Estados Unidos, cargada de abusos einjusticias; las persecuciones dirigidas por muchos dicta-dores contra todo tipo de opositores, tildándoles siemprede comunistas. Muchos sindicatos y movimientos obre-ros de franca inspiración cristiana se vieron también afec-tados y disminuidos.

La experiencia de los Sacerdotes obreros en Francia,quedó suspendida por la Santa Sede en 1954.

Pío XII no vivió ajeno a los problemas sociales pero losenfocó desde una perspectiva de Cristiandad, es decir, pro-curar una sociedad cristiana donde se reconociera a la Igle-sia sus legítimos derechos y se aceptara universalmentesu autoridad en materia de religión y moral.

Paz, justicia, libertad, religión eran para el Papa Pacelliuna misma cosa, siendo la religión la garantía de todo lodemás.

Eugenio Pacelli poseía una inteligencia verdaderamentesublime que lo situaba por encima de todos los que le ro-deaban en la curia, esto le permitió poder enfrentarse atodos los auditorios: médicos, juristas, comadronas, his-toriadores, artistas, políticos, entre otros. Pero esta mis-

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ma “superioridad” lo fue aislando y haciéndolo autoritario.En los últimos años de su vida, la influencia que ejercíasobre todos los aspectos de la vida de Italia, llegó a pre-ocupar, incluso, a sus más fieles admiradores

No quiero terminar sin recordar que uno de sus Secreta-rios de Estado fue el Cardenal Montini a quien Pío XIInombró Arzobispo de Milán.

A las 4 de la tarde del 9 de Octubre de 1958, a los 84años de edad, Pío XII entregaba su alma al Eterno Padre.El mundo tenía la sensación de que había desaparecidouna de sus más destacadas figuras y tantos se pregunta-ban: ¿Quién podrá sustituirle?

Porque, para muchos, Pío XII era el Papa que más sa-bía, que más lenguas hablaba, que simbolizaba la gloria dela Iglesia Católica.

Ahora se congregaban los cardenales para la reunión másimportante que puedan tener los purpurados de la Iglesia:ellos eligirán un nuevo Papa y de ellos saldrá el nuevo Papa.

Hacía un poco más de 19 años que no se efectuaba uncónclave.

Los especialistas de los asuntos del Vaticano especulan:algunos piensan que habrá continuidad en la “política” dePío XII, otros hablan de la necesidad de un “aggiorna-mento”. Entre los primeros se nombran a los cardenalesOttaviani y Siri, para los segundos, el cardenal Lercaro o

Montini, que aún no es cardenal. Pero hay un tercer grupoque piensa que sería oportuno un papa de transición y lospropuestos, generalmente, deben ser entrados en años. Nofaltó quien pensó, con cierta ironía, en el Cardenal Patriar-ca de Venecia Angelo Roncalli porque tenía 77 años y pa-recía un viejo tranquilo, de buen corazón, pero no muyinteligente.

¿Qué pensaba el cardenal Roncalli sobre las condicionesdel nuevo Papa? Para él, el Papa debía ser “sabio y manso,santo y santificador”.

El día 28 de octubre a las 4 y 45 de la tarde y después deonce votaciones, la multitud congregada en la Plaza deSan Pedro vio aparecer la ansiada fumata bianca (el humoblanco) que anunciaba al mundo entero que ya la IglesiaCatólica tenía un nuevo Papa.

El cardenal Canali anunció desde la logia principal de laBasílica la noticia esperada. La elección recayó sobre elCardenal Patriarca de Venecia Angelo Giuseppe Roncallique, para asombro de todos, tomaba el nombre de Juanque desde hacia cinco siglos no aparecía en la lista de lospontífices. Lo hacía pensando en el Apóstol amado y ensu padre. Por el orden de los papas con ese nombre, sellamaría Juan XXIII.

Angelo Giuseppe Roncalli nació en el pequeño pueblo deSoto il Monte, Bérgamo, en el seno de una familia de hu-mildes labriegos, el 25 de noviembre de 1881. Gracias alPárroco don Rebuzzini pudo estudiar no sin grandes es-fuerzos. En 1893 comenzó los estudios en el Seminario deBérgamo. Estudió Teología en el Seminario romano del“Apolinar”. Recibió clases de Derecho Canónico del jovenprofesor don Eugenio Pacelli. A los veinte años tiene queinterrumpir, por un año, sus estudios por ser llamado alservicio militar. De vuelta a Roma, con el grado de sargen-to, se incorpora a los estudios de Teología.

El 10 de agosto de 1904 es ordenado de Presbítero en laiglesia de Santa María en Monte Santo y celebró su prime-ra misa al día siguiente ante la tumba de San Pedro.

Dos años después se doctoró en Derecho Canónico.Después de servir muy de cerca al Obispo de Bérgamo,

Mons. Radini y con el ingreso de Italia en la Guerra de1914, el Padre Roncalli servirá como sargento mayor en elcuerpo de sanidad.

Terminada la Guerra trabaja como profesor y directorespiritual de su Diócesis.

Aunque siempre deseo ser Párroco, no pudo. Cuandotenía 40 años le nombran para ocupar la oficina de Propa-ganda Fide.

COMIENZA LA CARRERA DIPLOMÁTICA:BULGARIA, GRECIA, TURQUÍA

Pío XI lo nombra Visitador Apostólico en Bulgaria, reci-biendo la consagración episcopal el 19 de marzo de 1925.En 1934, le nombraron Delegado Apostólico en Turquía yGrecia.

Juan XXIII

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Es la época de la gran revolución del joven general KemalAtaturk que echó por tierra al vetusto imperio musulmán.Cambió la capital de Estambul a Ankara, adoptó como siste-ma de legislación los existentes en Italia y Suiza, cambió el“viernes musulmán” por el domingo y asumió el alfabeto y elcalendario europeos. Prohibió cualquier manifestación reli-giosa de carácter público y declaró el Estado laico.

Desde su llegada en 1935, la situación se hace más difí-cil para la religión y, por supuesto, para todas las dependen-cias de la Iglesia Católica. Los institutos religiosos decidencerrar sus escuelas y demás obras y marcharse del país.Mons. Roncalli les dice a todos: Hay que quedarse.

Por disposición gubernamental todo religioso se presen-tará en público sin hábitos. El Patriarca ortodoxo decideno salir de su palacio; los dirigentes musulmanes se sien-ten heridos de muerte; algunas congregaciones católicasprefieren abandonar el país que salir sin hábitos a la calle.

Mons. Roncalli vuelve a hablarles con firmeza para ha-cerles entender que es más importante trabajar entre elpueblo como uno más, que abandonar a la grey. Duranteun buen tiempo, trabajará como Párroco ya que su condi-ción diplomática no es reconocida por el Estado.

A poco más de un año de iniciada la Segunda GuerraMundial, Mussolini, que ya ha invadido Albania, invadeGrecia sin lograr su “victoria fulgurante”. El odio griegohacia los italianos es tan grande que se le aconseja a Mons.Roncalli que no se mueva de Estambul. En la primaveradel 41, las tropas hitlerianas completan la ocupación deYugoslavia y Grecia.

En esta ocasión, Roncalli se traslada a Grecia y ordenaque se abran los conventos y las casas religiosas para aco-ger a los perseguidos, especialmente a los judíos; lograsuspender varias penas de muerte y hacer llegar ayudas devíveres desde la Santa Sede; para esto, se encontró con elPatriarca Ortodoxo –algo que no ocurría hacía siglos–,firmándose un documento dirigido a Pío XII para que in-tercediera ante el gobierno británico que tenía bloqueadolos puertos griegos. Las negociaciones tuvieron como re-sultado que barcos italianos pudieran descargar 8 mil to-neladas de trigo en los puertos griegos.

La actuación de Mons. Roncalli en el traslado de refu-giados judíos fue decisiva en aquella región, logrando lle-var a puerto neutrales, primero, un barco con mil niñosjudíos y, después, otros con 25 mil judíos escapados decampos de concentración.

En 1960, una delegación de judíos norteamericanos en-cabezada por el Rabino Friedman visitó en Roma al PapaJuan para manifestarles su agradecimiento por sus decisi-vas intervenciones.

Su último trabajo de importancia como Delegado Apos-tólico en Grecia – Estambul fue conseguir que se declara-ra a Atenas “ciudad abierta”, evitando que fuera destruidapor las tropas alemanas que antes de abandonarla tenían laorden de volarla.

NUNCIO APOSTÓLICO EN PARÍSPara diciembre del 44, Pío XII le nombraba Nuncio

Apostólico ante el Gobierno del General De Caulle que yahabía liberado París y otros territorios de Francia. Losalemanes seguían resistiendo hacia el norte, pero era ne-cesario un cambio de Nuncio y un encuentro rápido conDe Gaulle para aclarar las acusaciones falsas que se im-pugnaban contra los obispos franceses.

El 31 de diciembre presentó sus cartas credenciales enel Elíseo al jefe del Estado provisional, general De Gaulle.

Se presentó para el nuevo Nuncio un problema muydelicado. Los dirigentes comunistas de la Resistencia acu-saban a más de cincuenta obispos de ser traidores a laPatria por colaborar con el régimen de Vichy – Petain, ypedían la deposición inmediata de los mismos. La oposi-ción del ministro Bidault a estas demandas logra que lalista se reduzca a treinta. Mons. Roncalli, sin perder lacalma, inicia un serio proceso de investigación demos-trando la falsedad de las acusaciones y sí la participaciónactiva de los obispos albergando a judíos, asistiendo ysalvando a “partisanos” (guerrilleros) y escondiendo a jó-venes perseguidos por la Gestapo. De los treinta, sólotres tuvieron que presentar su dimisión.

En la Navidad de 1945, Pío XII elevaba a la dignidadcardenalicia a tres obispos franceses que se habían desta-cado por su oposición heroica al nazismo: Mons. Rocquesde Rennes, Mons. Petit de Rouen y Mons. Saliège deTolosa, este último se encontraba totalmente inválido.Francia aplaudió con gran júbilo la decisión del Papa.

Ahora tenía que enfrentar otra situación no menos deli-cada: los prisioneros de guerra alemanes que, aunque notenían responsabilidades directas en asesinatos y otros des-manes, se mantenían en los campos de prisioneros al oes-te de Francia. El militarismo hitleriano reclutó a cuantosjóvenes alemanes pudo y, aunque nos parezca extraño, sellegaron a reunir en el campo de prisioneros de Chartres a949 ex seminaristas que, a instancias del Padre Frank Stocky con el apoyo de Mons. Roncalli, continuaron sus estu-dios en lo que fue llamado el “seminario de las alambra-das”. Roncalli asumió una postura valiente no importán-dole que le tildaran de filo-alemán, y en la Semana Santade 1947, ordenó a algunos sacerdotes entre losseminaristas prisioneros. La postura de Mons. Roncalliayudó a que la Asamblea Nacional Francesa legislara afavor de la repatriación de los prisioneros de guerra.

La labor diplomática de Mons. Roncalli caracterizadapor su jovialidad, acercamiento a todos sin distinción yesas frases dichas en los momentos precisos, con apa-rente ingenuidad pero cargadas de las mejores intencio-nes, lograron que las relaciones de la Iglesia y el Estadofrancés volvieran a la normalidad y la buena compresión,aún cuando la presidencia fuera ocupada por socialistas olaicistas anticlericales.

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Una nota de disgusto fue, para el bueno de Roncalli, lasuspensión que hiciera Pío XII de la experiencia de lossacerdotes obreros iniciada por mandato del cardenalSuhard.

El 30 de noviembre de 1952 llega a la Nunciatura deParís un telegrama cifrado donde, Mons. Montini, susti-tuto de la Secretaría de Estado del Vaticano, le anuncia aRoncalli que él y Mons. Feltin, arzobispo de París, seránelevados a la dignidad cardenalicia en el próximo Consis-torio.

El 28 de diciembre, fallece el Patriarca de Venecia, Mons.Agostini, preconizado también para el cardenalato. Pío XII,designa a Roncalli para que ocupe esa importante sedeepiscopal.

Como algo extraordinario, Pío XII encargó al Presiden-te de Francia, Auriol, que entregara el birrete rojo al nue-vo cardenal. La ceremonia se realizó en el Elíseo en pre-sencia de todo el cuerpo diplomático. El Presidente le otor-gó la gran cruz de la Legión de Honor.

CARDENAL PATRIARCA DE VENECIA71 años tenía ya Roncalli cuando ocupó la sede

veneciana. Desde el primer momento, impuso un nuevoestilo: caminatas por la Plaza de San Marcos, por los par-ques, traslado en el vaporetto público, relación directa conla gente del pueblo, con los obreros de los astilleros.

EL PAPA BUENOEl primer enfrentamiento con las multitudes congrega-

das en la Plaza de San Pedro fue, si se quiere, poco feliz.El aplauso terminó rápido y hubo alguna que otra chanzasobre su cara o su gordura. Las llamadas excentricidadesdel nuevo Papa se harían muy pronto noticia tornando enpositiva su imagen popular. Suspendió la antigua costum-bre de prohibir a los visitantes subir a la cúpula de SanPedro o permanecer en el trabajo a los jardineros y ba-rrenderos cuando el Papa paseaba por los jardinesvaticanos. Ahí comenzaron sus diálogos con los trabaja-dores del Vaticano y sus “escapadas” – no bien vistas porla Curia – para irse a compartir un rato con esa gentesencilla, o las visitas intempestivas a las distintas depen-dencias del minúsculo Estado.

Las alocuciones públicas hechas con un lenguaje senci-llo y muy familiar o las visitas a hospitales y cárceles leganaron la simpatía del pueblo que sin demora le llamó elPapa Bueno.

Para otros el anciano papa era una incógnita. ¿Habríanelegido bien en el Cónclave? Además de su bondad, ¿esta-ría capacitado para enfrentar los retos de la época?

El primer signo de sensatez y mirada de futuro de JuanXXIII fue la elección de los nuevos cardenales que nom-bró en el Consistorio del 15 de diciembre de 1958. Eranveintitrés y, entre ellos, Juan Bautista Montini, arzobispode Milán y su futuro sucesor; Döpfner, el obispo del divi-

dido Berlín; König, arzobispo de Viena y el primero que sepondría en contacto con el Este europeo para dar inicio auna etapa de “deshielo” religioso y Cushing, arzobispo deBoston que pediría al Concilio el uso de las lenguas vernáculaspara que el Pueblo de Dios entendiera la Palabra.

Pasados unos cuarenta días, exactamente el 25 de enerode 1959, el Papa Juan XXIII reúne a diecisiete cardenalesy los invita a acompañarle a la basílica de San Pablo extramuros y, ya allí, celebra una misa no anunciada por loscatólicos chinos perseguidos. Terminada la misa entra conlos cardenales en el aula capitular del monasterio. Nadiesabe para qué. A la media hora se abren las puertas y loscardenales agitados anuncian que el Papa convocará unConcilio Ecuménico en el Vaticano, que no sólo atenderá ala “restauración” del gran edificio de la Iglesia Católica,

abriéndole puertas y ventanas para que entre el aire de losnuevos tiempos, sino también, buscará la unidad de los cris-tianos separados.

El trabajo de preparación de un Concilio es inmenso yalgunos protestan. El Papa responde diciendo: ¡Ánimo,pongámonos a trabajar!

El Cardenal Tardini firmó 2 700 cartas dirigidas a losobispos del mundo entero invitándoles a exponer losproblemas de cada uno de sus pueblos y por dónde creenque debe conducirse el Concilio.

El 11 de septiembre de 1962, Juan XXIII habla por te-levisión al mundo entero para anunciar que en un mes – 11de octubre – comenzará el Concilio Ecuménico Vaticano II.

El 4 de octubre, el Papa se dirige en el tren presidencial alSantuario de la Virgen en Loreto y de allí se dirige a Asís.Hacía cien años que un papa no salía de Roma. El papaquería encomendar la realización y los frutos del Concilioal amparo de María, Madre de la Iglesia y del “poberello deAsís.” En Loreto se venera la casa de Nazaret donde secrió Jesús; a San Francisco, Jesús le dijo: “Francisco, res-taura mi Iglesia.”

Para la sesión de apertura del Concilio han acudido aRoma 2 498 padres conciliares de Oriente y de Occidente.La procesión de entrada es impresionante; todos con mi-tras blancas, en representación de todos los pueblos que

Cuantos son responsables delpoder, con la mano en el corazónescuchen el grito de angustia queen todas partes de la tierra, desdelos pequeños inocentes hasta los

ancianos, desde los individuoshasta las colectividades, elevan al

Cielo: ¡Paz! ¡Paz![...](Juan XXIII, 27 de octubre de 1962)

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profesan la Fe Católica; millones de espectadores de Euro-pa y América contemplan, desde sus televisores, a travésdel Telstar, los detalles de la ceremonia; la doble fila de losobispos se abre paso por un mar de más de doscientas milpersonas que inundan la Plaza de San Pedro. Entre los pa-dres conciliares se destacan, por sus orígenes, el CardenalGracias, arzobispo de Karachi, nacido en el barrio pobrede la Capital del Pakistán; Mons. Mabathoana, experto enfilosofía bantú, nieto del “León de la montaña”, valientejefe de las tribus zulú, al sur de África; Mons. Dudd, naci-do en las sabanas del Sudán; el obispo de Cantho, KimDien, de sacerdote fue trapero como sus parroquianos,ahora, ha arrendado su palacio episcopal para ayudar a lospobres; Mons. Helder Cámara, acusado de comunista porvivir en las favelas de Recife, Brasil; Mons. Zohralian, oc-togenario, tiene las espaldas marcadas por los latigazos yha sido condenado dos veces a muerte, por salvar a másde diez mil niños armenios de la matanza.

Fue una ceremonia muy larga. El Papa y todos los pa-dres conciliares hacen el juramento de fidelidad a la Igle-sia, a la Sagrada Escritura y a la Tradición cristiana. Des-pués de la lectura del Evangelio, el Papa pronuncia el dis-curso más importante de su vida. Ya tiene 81 años y, aun-que su cuerpo está gastado, su espíritu conserva la fres-cura de la juventud para echar por tierra los malos presa-gios y los pesimismos de los que piensan que los proble-mas del mundo moderno no tienen posibilidad de solución;aunque su corazón late con dificultad, está inundado deEspíritu Santo para poder declarar que el Concilio será depaz y esperanza: “Nada de anatemas ni excomuniones con-tra nadie. A la Iglesia le basta la fuerza de su doctrina, laantigua doctrina de los Apóstoles, que exige se la presenteal mundo en forma moderna, apropiada a los tiempos y alos hombres de nuestra época.”

El 8 de diciembre se clausura la primera sesión del Con-cilio. A pesar del poco tiempo transcurrido, se han logradotrazar líneas directrices para los futuros documentos con-ciliares, hay una extensa gama de temas candentes plan-teados por la sociedad moderna y a los que la Iglesia quieredar respuesta evangélica. Queda por delante mucho quehacer. El Papa se despide de los padres conciliares hastadentro de nueve meses.

EL PAPA JUAN XXIII Y LA “CRISIS DE OCTUBRE”A los cinco días de iniciado el Concilio, en la Casa Blan-

ca, el presidente Kennedy recibe la noticia de que un aviónU-2, al sobrevolar el territorio cubano, ha obtenido fotosque revelan que técnicos soviéticos están montando ram-pas para cohetes de ojivas nucleares. Después de las deli-beraciones pertinentes, el Presidente norteamericano or-dena el bloqueo naval a Cuba.

El día 22, en su comparecencia por televisión, Kennedydeclara que todo cohete lanzado desde Cuba será conside-rado como un ataque de la Unión Soviética a los EstadosUnidos.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se re-úne con urgencia ante el peligro de una nueva guerra mun-dial, esta vez podría ser la última por su carácter nuclear.El embajador soviético suspende la sesión con el veto 101.

La flota del Atlántico se dirige a Cuba para iniciar elbloqueo. El trabajo de los técnicos soviéticos continua enforma rápida. Se ordena una gran concentración demarines y cohetes en todo el territorio de la Florida.

El 25 de octubre, Juan XXIII habla al mundo por lasondas de Radio Vaticana:

«“¡Señor, escucha la súplica de tus siervos que tementu nombre!” Esta mística plegaria acude hoy a nuestrostemblorosos labios desde el fondo de nuestro corazón,conmovido y afligido. Acaba apenas de empezar el Con-cilio ecuménico, entre la alegría y la esperanza de todoslos hombres de buena voluntad, y nubes amenazadorasvienen nuevamente a obscurecer el horizonte internacio-nal, sembrando el espanto en millones de familias. Cuan-tos son responsables del poder, con la mano en el cora-zón escuchen el grito de angustia que en todas partes dela tierra, desde los pequeños inocentes hasta los ancia-nos, desde los individuos hasta las colectividades, elevanal Cielo: ¡Paz! ¡Paz![...]

[...]Conjuramos a todos los gobernantes a que no per-manezcan insensibles a este grito de la humanidad. Haga-mos todo lo que está a nuestro poder para salvar la paz;así evitarán al mundo los horrores de una guerra, cuyasconsecuencias nadie puede prever.[...]

[...]Sigan, pues, conferenciando... Promover, favore-cer, aceptar negociaciones en todo nivel y tiempo es nor-ma de sabiduría y prudencia que propicia las bendicionesdel Cielo y merece la de los hombres[...]».

Ese día hay una gran tensión porque la flota soviéticaestá encargada de no permitir el bloqueo naval. Un buquepetrolero intenta pasar. En Washington no falta quien acon-seja dar la orden de desembarco de marines. Kennedyordena que se deje pasar al buque soviético en espera deuna respuesta concreta por parte de Kruschev.

La tarde de 27 es más tensa aún. Otro U-2 demuestracon fotos que se continúan construyendo las rampas.Cuba ha derribado, con anterioridad, un U-2. Kennedyenvía una última carta a Kruschev en la que le informaque si en el término de 24 horas no se desmantelan lasrampas, Estados Unidos recurrirá a las armas.

El Papa pasa toda la noche arrodillado rezando por lapaz del mundo.

A las nueve de la mañana del domingo 28 de octubreKruschev da la respuesta definitiva:

“He dado orden de desmantelar las bases de Cuba. Yano hay motivo para que existan, puesto que el presidenteKennedy me ha asegurado que la isla no será atacada.”

Ese domingo, Juan XXIII lo pasó dando gracias a Dios.

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Jesús hablaba de la muerte de Lázaro, mientras que susdiscípulos entendieron que se refería al sueño natural.

Entonces Jesús se expresó claramente: “Lázaro ha muer-to... Vamos, pues, allá”. Así, al llegar a Betania “... Jesússe encontró con que hacía ya cuatro días que Lázaro ha-bía sido sepultado...” Después de hablar con Marta y Maríay afirmar que Él era “la Resurrección y la Vida”, pidió lellevaran donde estaba sepultado Lázaro y orando al Padre,“exclamó con voz potente: –Lázaro, sal fuera–. El muertosalió del sepulcro... Jesús les dijo: –Quitadle las vendaspara que pueda andar”.

Este Lázaro, a quien Jesús resucitó, después de su muer-te en la cruz y declararse en Judea la persecución a loscristianos por parte de los judíos, huyó de Jerusalén alpuerto de Joppe, actual Jafa, donde lo apresaron con sushermanas Marta y María y numerosos cristianos fueronmetidos en un barco viejo y destartalado, sin velas, sinremos y sin timón, para que naufragaran y murieran aho-gados en el mar. Mas, los designios de Dios fueron otros

San Lázaro, el viejo Lázaro y

a Iglesia Católica celebra el 17 de diciembrela festividad de San Lázaro, Obispo y Mártir,el amigo de Jesucristo y hermano de Marta yde María. De él y de ellas se habla en losEvangelios, principalmente en dos ocasiones,cuando Jesús las fue a visitar (Lc. 10, 38-42)y cuando el hermano de éstas enfermó y lellamaron para que le sanara (Jn. 11, 1-6; 17-44). El Señor no acudió enseguida a casa deMarta y de María, sino que demoró un parde días y pasados éstos, dijo a susdiscípulos: “Nuestro amigo Lázaro se hadormido, pero yo iré a despertarlo”. Losdiscípulos comentaron: “Señor, si se hadormido es señal de que se recuperará”.

POR PEDRO A. HERRERA LÓPEZ

L

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y la nave llegó hasta las costas de Marsella en las Galias,ahora Francia, donde Lázaro fue su primer obispo y predi-có el Evangelio, logrando numerosas conversiones. A lostreinta años de estar en Marsella fue apresado durante lapersecución de Domiciano por orden del Gobernador ro-mano; por no someterse Lázaro a sus exigencias de adorara los dioses del Imperio, fue sometido a crueles tormentosy por último fue decapitado. Por eso se le representa convestiduras rojas de obispo y la palma del martirio1.

En el Evangelio según San Lucas (16, 19-31) se en-cuentra la parábola2 del pobre Lázaro y el rico Epulón3,donde el pobre mendigo lleno de llagas y tirado a la puertade la casa del rico, los perros de éste le lamen las llagas yél deseaba comer las migajas que caían de la mesa delbanquete, que nadie le alcanzaba, hasta el día en que murióy los ángeles llevaron su alma al Seno de Abraham, el Cielopara los judíos.

Estas llagas que padecía el pobre Lázaro no eran de le-pra, pues de haber sido, habría tenido que vagar por loscampos porque no hubiera podido entrar en lugar pobladosegún la ley de los judíos, sin embargo se ha dado en lla-mar a los enfermos de este mal: lazarinos, a los hospitaleso leproserías: lazaretos, y a la misma enfermedad: mal deSan Lázaro, porque hubo una orden religiosa hospitalariallamada de San Lázaro de Jerusalén, fundada por los cru-zados en el siglo XII, cuya misión era recoger y cuidar alos enfermos de lepra y de ahí el origen y difusión de estosnombres, aunque parece ser que ya antes los mendigos,leprosos y enfermos de llagas tenían por protector al Lázarode la parábola.

Por otro lado, tenemos aquí en Cuba otro San Lázaro,llamado vulgarmente “el de las Muletas” y por sus devotos“el viejo Lázaro” y entre los santeros lo identifican conBabalú Ayé.

Esta devoción nace, como todo el sincretismo religiosode origen africano, de identificar a los orishas o dioses dela teogonía4 yoruba con los Santos de la Iglesia Católicapor medio de los atributos que los representan, sus histo-rias y sus patronatos.

En relación con el mito de San Lázaro de las Muletas,representación de Babalú Ayé en el sincretismo, vamos aexponer lo que de él dice la Regla de Ocha o santería:“Babalú Ayé era mujeriego. Andaba continuamente de pa-rranda hasta que todo el mundo le perdió el respeto y lamisma Oshún, que era su mujer, lo abandonó. Un JuevesSanto, Orula le advirtió: hoy domínate y no andes conmujeres. Sin hacer caso del consejo de Orúmbila, esa no-che se acostó con una de sus amantes. Al otro día amane-ció su cuerpo todo cubierto de llagas purulentas. La gentehuía de él porque le tenía miedo al contagio y sólo le se-guían algunos perros, a los que les gustaba lamer las lla-gas. Por mucho que suplicó, Olofi se negó a perdonarle y,al fin, Babalú Ayé murió. Pero a Oshún le dio lástima ygracias a sus ardides consiguió que Olofi le devolviera la

vida. Ahora Babalú Ayé sabía bien lo mucho que sufren losenfermos y por eso regresó tan caritativo y misericordioso”.5

Ahora bien, en la representación iconográfica6 de Lázaro,el pobre de la parábola, no hay unanimidad entre los artis-tas. Cada uno lo representa según su parecer. Los artistassiempre han sido muy libres para representar a alguien. DeJesucristo y de su Madre, la Santísima Virgen María, sa-bemos que hay innumerables representaciones en todo elorbe cristiano y cada día surgen otras nuevas. Lo mismoha sucedido con muchísimos santos, máxime cuando deellos no existe un testimonio gráfico como ocurre entrelos más modernos en que sí existe la fotografía. Es poreso que los pintores y escultores lo han representado se-gún su época o gusto. Así hemos visto una fotografía deun cuadro de la Edad Media en el que el banquete del ricotiene lugar en un salón gótico con muebles y vestidos deesa época y al mendigo Lázaro vestido a la usanza delmomento. En la representación gráfica no hubo una tradi-ción ni una secuencia cristiana de representarlo con dosmuletas y con un perro a cada lado, por lo que esto loconsidero como un aporte nuevo introducido por elsincretismo afrocristiano, aun cuando algún artista anti-guo lo haya representado con muletas como los más lohan hecho sin ellas.

En la historia de Cuba tenemos que el primer hospital deleprosos, -vamos a llamarle así aunque no lo era-, fue unbohío que en el año 1662 acordó el Cabildo o Ayuntamien-to de La Habana se construyese para recoger en él a losque padecían del contagio de San Lázaro, en la Caleta deJuan Guillén, que era como se llamaba entonces la quedespués fue Caleta de San Lázaro, donde ahora se encuen-tra el Parque Maceo, parte del Malecón, el Torreón de SanLázaro y la misma calle San Lázaro, primero llamada Ca-mino del Monte Vedado y posteriormente Ancha del Nor-te. Como ven, este nombre de San Lázaro con el que co-nocemos todos estos lugares los recibió después que seconstruyó el verdadero hospital en la segunda mitad delsiglo XVIII, el cual sirvió como referencia.

Al mismo tiempo que el Cabildo habanero comisionaba aJosé Guillén para que recogiera a los lazarinos en el bohíode la Caleta, Don Pedro Alegre, natural de Madrid y llega-do a Cuba en 1635, hacía donación en 1661 de la estanciaLos Pontones, situada cerca de la conocida Esquina deTejas, en el Cerro; edificó una casa para uno de sus hijosque padecía de lepra y pidió se edificaran casas para losdemás dolientes de ese terrible mal. El hijo de Alegre falle-ció en 1668.

El ciclón de 1703 arrasó las construcciones de Los Pon-tones y el Cabildo ordenó que los enfermos se trasladarana la Caleta, lo que aprovecharon los herederos de Don Pe-dro Alegre para vender la estancia Los Pontones.

En 1704 el Cabildo construye unas barracas en la Caletapara recoger en ella a los enfermos que deambulaban porla Ciudad.

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A petición de los mismos enfermos, el Cabildo acuerdaen 1708 hacer un hospital y señala media caballería detierra en la Caleta, encomendando a Don Alonso Bernaldode Quirós la construcción de dicho hospital.

Al año siguiente de 1709 Don Alonso dona a los enfer-mos dos caballerías más, con lo cual pudieran tener suslabranzas y crías de animales.

Dos luchadores a favor del Hospital aparecen poco des-pués: el Presbítero Juan Pérez de Silva y el Protomédicode La Habana, el Doctor Francisco Tenesa, quienes en1712 elevaron un memorial al rey Felipe V, el cual expidióuna Real Cédula en el Pardo, Madrid, con fecha 19 dejunio de 1714 en la que ordenaba se fundara el hospital deSan Lázaro, y consignó dos mil pesos de una vez y cien alaño para una Capellanía y que se nombraran un capellán yun administrador que garantizaran la asistencia espiritual ycorporal a los enfermos.

El Padre Silva y el Doctor Tenesa tropezaron con nu-merosas dificultades con el Cabildo; pero no sólo tuvieronque vencer los contratiempos con los hombres sino tam-bién con los elementos naturales y así el ciclón de 1730derrumbó la ermita y las casas que había logrado levantarel Padre Silva.

En 1741 el Capitán General Don Dionisio Martínez de laVega legó dieciocho mil pesos para el Hospital. El PadreJuan Pérez de Silva falleció en 1750.

El Rey Fernando VI expide una nueva Real Cédula el 15de noviembre de 1748 para la construcción del hospital, elque se comenzó en 1756 bajo la dirección y planos delingeniero militar Jorge Abara, pero no es hasta 1781 quese termina el edificio.

El Hospital recibió mejoras en distintas épocas. En 1854se confió la dirección del mismo a las Hijas de la Caridadde San Vicente de Paúl, siendo la primera superiora SorPetra Moya, que pasó con cinco Hermanas más a tomarposesión del Hospital el 8 de noviembre.

El Hospital ocupaba el terreno que se encuentra entrelas calles de Marina, Vapor, San Lázaro y el mar, ahora elMalecón.

El 27 de noviembre de 1890 el Gobierno Colonial nom-bró una Junta de Patronos con el encargo de administrar-lo, dirigirlo y gobernarlo con un Director-Administrador.

Cuando se construye, el Hospital quedaba fuera y algodistante de la Ciudad, pero al ir creciendo ésta fuera de lasmurallas e irse urbanizando la zona del Vedado, se suscitóel problema de trasladar el hospital de San Lázaro fuera deLa Habana desde los primeros años del presente siglo.

En abril de 1914 se inicia la búsqueda de un compradordel viejo hospital. Transcurrido un año, el 31 de mayo de1915 fue adquirido el edificio y solares por el señor EloyMartínez por la cantidad de 376 079 pesos con 90 centa-vos oro americano.

Ahora había que buscar un nuevo local y construir unnuevo hospital. Luego de distintos tanteos se adquirió la

finca Dos Hermanos a la salida del pueblo del Rincón,frente a la carretera de San Antonio de los Baños, el 26 deenero de 1916. El 24 de julio se adjudicaron las obras alseñor Orbas Simón.

Llegó el día de abandonar el viejo hospital y el nuevoapenas estaba empezado por lo que los enfermos seríantrasladados al puerto del Mariel y alojados en unosbarracones que el Gobierno español utilizara para cuaren-tena de inmigrantes.

El 26 de diciembre de 1916 tuvieron que tomar un bar-co viejo y embarcar para el Mariel. Los enfermos se nega-ron por temor a que los echaran al mar durante la travesía.Pidieron una garantía: que las Hermanas de la Caridad seembarcasen con ellos. Sólo después de subir éstas al bar-co, subieron ellos.

Llegaron al Mariel y allí no había nada, ni camas, niropas, ni alimentos. Dos meses duró esa situación que lasHermanas trataron de aliviar como podían, hasta que el 25de febrero de 1917, insubordinados los enfermos y deses-perados dieron fuego a todos los barracones. Nuevo éxo-do sin medios adecuados y en carretas fueron trasladadosal Rincón.

¿Qué encontraron? “Unos cuantos pabellones a medioconstruir, en pleno campo, sin agua, sin calles, sin enfer-mería, sin casa para las Hermanas, un esqueleto de lazare-to, no más. Nuevas pruebas y nuevas muestras de cariñode las Hermanas de la Caridad para aquellos seres desgra-ciados”. Así comenzó su vida el nuevo hospital.

¿Qué fue del viejo edificio? El 22 y 27 de enero de 1917fue quemado el Hospital de San Lázaro de La Habana, loque se convirtió en un espectáculo teatral para un enormegentío que se congregó en los alrededores del viejo edifi-cio, que albergó a una de las más dolorosas y repugnantesmiserias que durante milenios ha aquejado a la humanidad.A las diez de la noche los bomberos designados para ellodieron comienzo al incendio que destruyó para siempre elHospital de San Lázaro. Ahora nadie puede reconocer, niremotamente pensar, que en ese sitio de la Capital existieraese edificio7.

NOTAS:1 Croisset, s.j., P. Juan. Año Cristiano, tomo 5to., p. 865,

Madrid, 1901.2 Parábola es una narración imaginaria con un fin religioso

o moral.3 Comelón y el que organiza banquetes.4 Origen y genealogía de los dioses con todos los vicios y

pasiones como los hombres y con poderes superiores parahacerles bien o mal.

5 Bolívar y Aróstegui, Natalia. Los Orichas en Cuba, p. 142,La Habana, 1990.

6 Descripción de imágenes, cuadros, estatuas o monu-mentos.

7 Chaurrondo, Pbro. C.M., Hilario. Las Hijas de la Cari-dad en el Hospital de San Lázaro- 1854-1954, pp. 14 y 98, LaHabana, 1954.

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En realidad, ya para esas fechas hacía tiempo que la vidadel Santuario había languidecido, y sus Obras Sociales ha-bían desaparecido, o habían pasado a ser gestionadas porel nuevo Estado. Así que lo sucedido con el alumbramien-to de las enormes construcciones en la vecindad, era unaespecie de lógica reducción de la gloria aparente del San-tuario, haciéndolo aterrizar en la verdad del aquí y ahora.

¿Quién se acordaba en los años 80 de aquel 23 de di-ciembre de 1949, en el que el Cardenal Arteaga bendecía elnuevo templo, o la Misa de gallo oficiada también por elCardenal en la noche siguiente, y con el templo a rebosar(840 personas sentadas y unas 400 en pie por los pasi-llos)? Cierto que ha sobrevivido la “misa de gallo” y siguesiendo la noche del 24 de diciembre la única ocasión en laque no alcanzan los bancos para los fieles que asisten (másincluso que en la fiesta patronal del 13 de junio). Pero hacemuchos años que el amplio parqueo trasero no se llenadominicalmente de máquinas. Ni siquiera se abre. Tan solopara alguna recepción en la Embajada de Rusia –ya no existela URSS–, o en la residencia del Embajador de Italia, situa-da al otro lado de la 5ª. Avenida.

En cuanto al Colegio San Antonio, Polita, una de las maes-tras fijas en esos años recuerda la forma definitiva que sele había dado al edificio para 1961. Les cuento que conmotivo de la visita del Papa a Cuba en enero del 98, se mepresentó en el templo de San Antonio un negro fuerte quevive en los Estados Unidos, exclamando con orgullo: “Yome formé en el Colegio San Antonio”. Llamé allí mismo aunos niños de la escuela que con su pañoletica estaban

A GLÁCIL SILUETA DE LA ALTA TORRE ALZÁNDOSEhacia el cielo desde la sólida masa revestida de piedra delSantuario Nacional de San Antonio de Padua en la 5ª.Avenida, quedó de pronto empequeñecida al culminar laL

POR FRAY PEDRO A. GARCÍA CHASCO OFM

construcción de la enorme mole de la Embajada Soviética en losprimeros años ochenta. Los cuarenta y cinco metros de la torrehasta la punta de la cruz perdieron su señorío en la zona, parareducirse a un pequeño episodio arquitectónico en las cercaníasdel enorme poderío de la URSS, simbolizado por su altísimatorre-castillo emergiendo de las enormes masas y flanqueada porun amplio edificio de viviendas para las familias del personal dela Embajada.

como otras veces haciendo sus signos de devoción antecada una de las imágenes de vírgenes y santos, y les pre-gunté: “¿Cómo se llama ahora la escuela de ustedes?”. “Co-legio Cesáreo Fernández”, me respondieron ante la sonri-sa del visitante.

Yo le conté que el Colegio que él frecuentó, como lofrecuentaban en aquella época los niños de las familiaspobres que vivían en aquellas casitas, casi bohíos, de lazona ocupada ahora por los hoteles Comodoro, Meliá Ha-bana, etc., y los niños de la servidumbre de la burguesíaalta y media que se venía expandiendo por Miramar a lolargo y en el entorno de la 5ª. Avenida; aquel Colegio, ajuzgar por el número de máquinas que se junta en la 3ª. A,tanto al comenzar el horario de clases como al terminarlo,ahora acogía a los niños de las gentes acomodadas de laactualidad, junto con los demás, naturalmente.

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Volviendo atrás, recordamos que el Padre EzequielIñurrieta (ver artículo en la revista La Quincena, de eseaño), hacía funcionar el Colegio San Antonio ya en 1954con más de 300 plazas gratuitas, con lo que eso significa-ba, es decir, además de los estudios gratuitos, vestimentay calzado.

Fallecido en el Convento franciscano de Santander, enEspaña, en 1995, el Padre Ezequiel Iñurrieta fue en losúltimos años 40 el que culminó la edificación del Santua-rio, obra modernizante y majestuosa de los arquitectosSalvador Figueras y Eloy Norman.

Pero, arrancando a la vez con su gran Obra Social, yapoyado en la Asociación Social Franciscana, promovióen los años 50, no solo el Colegio San Antonio para losniños de familias humildes, sino que además puso en mar-cha su Escuela Nocturna para Adultos –él mismo figura-ba como Director–, la Escuela de Corte y Confección parajovencitas, y el Internado “Mi Casa” para niños huérfanoso de familias pobres numerosas, dirigido por las religiosasFranciscanas del Buen Consejo, en las cercanías de la ac-tual Ciudad Libertad, verdadero hogar de unos 30 niños.

No paró aquí el impulso de la Acción Social Franciscanaen torno al Santuario de San Antonio de Padua. El álbumde fotos del Santuario editado en Boston, creo que en 1958,exhibe una foto-maqueta como cierre del álbum, titulada“Hospital Policlínico San Antonio”, y en su dorso afirmaque está “en construcción”. Se adelantaron los editores alas vicisitudes de la historia, ya que nunca se construyó.Cuando pregunto a la gente que vivía entonces por la zona,discrepan sobre la localización de este proyecto de inmi-nente realización, para beneficio de las familias pobres odesconectadas de las asociaciones regionales españolasque sí contaban con cobertura hospitalaria en condicio-nes bastante buenas. Parece que su localización iba a seren alguno de los espacios entre las calles 62 y 66, y entre9 y 13, en Miramar.

Lo que los Hermanos franciscanos de aquellos años lo-graron poner en marcha en este Santuario, presididos porel Padre Ezequiel Iñurrieta, puede ser juzgado a la distan-cia del tiempo, incluso por muchos católicos comprome-tidos, como “paternalismo bonachón de aquella época”,remiendos hechos con amor en aquel tejido social tan gra-vemente marcado por las desigualdades sociales, insufi-cientes para generar la justicia para todo el Pueblo ni laliberación plena de las clases política y socialmente opri-midas. Se necesitaba una transformación más fuerte delcontexto socio-político. Para muchos era necesaria laRevolución. Cuando ésta triunfó, fue considerada así porla mayoría.

Los Hermanos franciscanos, por vocación de fraterni-dad, no están por matar a nadie, ni siquiera a los malos.(Interesante lo publicado sobre el tiranicidio en nuestrarevista La Quincena en el año 1959). Pero que nadie de-forme su aportación e inserción en aquellos años. Con la

natural disparidad y variedad de criterios, hubo hermanosque sí influyeron en la formación y compromiso de losmilitantes en las juventudes universitarias de Acción Ca-tólica; escribieron artículos valientes en La Quincena (dosnúmeros de 1958 fueron echados al mar, su edición com-pleta, por las autoridades); escondieron a perseguidos (JoséAntonio Echeverría estuvo en el Convento de Aguiar, ves-tido de franciscano durante unos diez días, antes de salir ala muerte) –claro que también tras el triunfo de la Revolu-ción, porque para ayudar a tu hermano, tú no te preguntassi es bueno o malo.

También en el Santuario Nacional estuvieron escondi-dos algunos de los buscados por la policía de Batista. (Elloslo saben, pero consideramos que solo ellos pueden publi-car sus nombres. Lo contrario sería empequeñecer el ser-vicio hecho por nuestros Hermanos en aquellos años.)

En este Santuario, entre otros, el Padre Julián Bastarrica(fallecido en el año 1990 en el exterior), ayudó y asesoróa algunos, hizo de correo entre los de los frentes orienta-les y La Habana, pidió en alguna ocasión al Cardenal Arteagay con éxito que interviniera para evitar la pena de muerte aalguno de los revolucionarios detenidos en Oriente en 1958(ya entonces el Padre Lucas Iruretagoyana –vive en Es-paña– se desempeñaba como Capellán en el 2º. FrenteOriental). Al Padre Bastarrica le hubiera entregado JoséAntonio Echeverría su “Testamento Político”, pero la pre-mura de la situación hizo que se lo entregara al Padre Se-rafín Ajuria (fallecido en 1980 en este Santuario), precisa-mente en nuestro Convento de San Francisco, de la calleAguiar, en La Habana Vieja.

Repaso estas cosas porque al celebrar las Bodas de Orodel Santuario hay que recordar evidentemente aquellasBodas “de postín”, con Obispos celebrándolas y, entre lospadrinos, veo que en algunas ocasiones aparece hasta elPresidente Batista; hay que recordar los conciertos al Ór-gano del Padre Estanislao Sudupe (hace 28 años que nofunciona el Órgano, calificado por la prensa de los 50como uno de los mejores de Latinoamérica), y los con-ciertos del Orfeón Vasco. Pero creo que para ser fieles ala historia había que evocar toda la dinámica social quefloreció en torno a este Santuario, paternalista en parte,pero inserta también en lo que era vida para este pueblo.

Y después de aquellos años, está bien que recordemossus otros años de vida lánguida, y el pequeño y humildeservicio a su Comunidad Católica, que por mil razones–poca densidad de población en sus cercanías, hoteles ymás hoteles con católicos de paso, atención casi exclusi-va a las celebraciones litúrgicas (aparte la larga lista depobres atendidos semanal o mensualmente por el “Pan delos Pobres”)–, por estas y otras razones, es de las Comu-nidades que menos ha aumentado en estos años de creci-miento dentro de la Iglesia Católica. Aun así, la celebra-ción de esta efeméride no es un acta de enterramiento,sino una ocasión propicia para la renovación y la esperan-za, con nuestra Iglesia y con nuestro pueblo.

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1999 25 DE DICIEMBRE

Navidad. Apertura del Jubileoen la SMI Catedral.Procesión y Misa.

Plaza de la Catedral.

31 DE DICIEMBREPaso al Año 2000.Oración en familia .

20001 DE ENERO

Jornada Mundial de la Paz.SMI Catedral.

8 DE ENERO Jubileo de los Niños.

18-25 DE ENEROSemana de oración por la unidad

de los cristianos.

25 DE ENEROCelebración ecuménica. SMI Catedral.

2 DE FEBREROJubileo de la Vida Consagrada.

Parroquia de la Caridad.

11 DE FEBREROJubileo de los Enfermos.Santuario de El Rincón.

20 DE FEBREROJubileo de los Diáconos. SMI Catedral.

27 DE FEBREROJubileo de Artistas y Escritores.

SMI Catedral.

19 DE MARZOJubileo de los Trabajadores.

Santuario de Jesús Nazareno.

19-24 DE MARZOSemana Americanade Evangelización.

25 DE MARZOJubileo de la Mujer.

Parroquia de La Caridad.

14 DE ABRILJubileo de los Sacerdotes.

SMI Catedral.

23 DE ABRILPascua de Resurrección.

29 DE ABRILJubileo de los Jóvenes.

12 DE MAYOJubileo de los Obispos.

El Cobre.

14 DE MAYOComienzo de la Jornada Mundial

por las Familias.

27 DE MAYOJubileo de losEx-alumnos de

Colegios Católicos. SMI Catedral.

1-2-3 DE JUNIOEvento Laicado 2000.

4 DE JUNIOJubileo de los Comunicadores

SMI Catedral.

17 DE JUNIOJubileo de la Familia.

18 DE JUNIOClausura de la

Jornada por las Familias.

22-30 DE JUNIOSemana de Adoración Eucarística.

9 DE JULIOJubileo del mundo Carcelario.

La Caridad.

15 DE JULIOJubileo de los Educadores

SMI Catedral.

26 DE AGOSTOJubileo de la Tercera Edad.

SMI Catedral.

8 DE SEPTIEMBREFiesta de la Virgen la Caridad,

Patrona de Cuba.

22 DE OCTUBREJubileo de los Misioneros.

Santuario de Jesús Nazareno.

29 DE OCTUBREJubileo de los Deportistas.

11 DE NOVIEMBREJubileo de los Campesinos.

Santuario de El Rincón .

16 DE NOVIEMBREJubileo de la

Arquidiócesis de La Habana.SMI Catedral

3 DE DICIEMBREJubileo del Mundo de la Cienciay de la Medicina. SMI Catedral.

8 -10 DE DICIEMBRECongreso Eucarístico en La Habana.

25 DE DICIEMBRENavidad

31 DE DICIEMBREPaso a un nuevo Milenio.

20011 DE ENERO

Jornada Mundial de la Paz.

7 DE ENEROClausura del Jubileo. SMI Catedral.

Calendario Jubilar dela arquidiócesis de la habana

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EL NUEVO EMBAJADORDE CUBA ANTE

LA SANTA SEDE PRESENTASUS CARTASCREDENCIALES

u Santidad JuanPablo II recibió enla mañana del

jueves 2 de diciembre al señorIsidro Gómez Santos, quienpresentó ante el Sumo Pontíficesus cartas credenciales comonuevo embajador de laRepública de Cuba ante laSanta Sede.En su discurso, el Papasubrayó: “¡Qué nadie, ningunainstitución, ninguna ideología,ponga obstáculos para que todohombre pueda abrirse a Cristo!Éste es mi mayor deseo paratodos los ciudadanos de laquerida Cuba”.

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as Hermanas de la Congregación

POR LUIS PONS

Lde San Pablo de la Cruz, festejaron elpasado 16 de octubre en la Iglesia de losPadres Pasionistas de La Víbora, sus diezaños de presencia en nuestro país, con unaalegre Celebración presidida por el PadreCarlos Elizalde, Superior de laCongregación en la Isla.Tres días después tuvo lugar, en la mismaparroquia, otra Eucaristía presidida por elCardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispode La Habana, por la festividad de SanPablo de la Cruz, fundador de lospasionistas. Inspirada en el ejemplo de estecarismático Santo, María MagdalenaFrescobaldi instituyó en Italia, en 1815, elprimer grupo de las religiosas que hoycuenta con fundaciones en 23 países.Estas Hermanas desarrollan su apostoladoen La Habana, así como en San Luis, Pinardel Río, educando y orientando a madressolteras, a niños y jóvenes, auxiliados en sumisión por un movimiento de laicoscomprometidos de ambas provincias.Las celebraciones por sus diez años enCuba concluyeron el 23 de octubre en lalocalidad pinareña de San Luis, con unaMisa solemne presidida por Monseñor JoséSiro González Bacallao, Obispo de Pinardel Río, y la asistencia de las Hermanasjunto a representantes de la comunidadlaical pasionista.

Diez años de presencia en Cuba

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sociedad

POR SALVADOR LARRÚA

FUNDACIÓN DE LA ACADEMIAHace ochenta años, el 26 de octubre de 1919, se

inauguró oficialmente la Academia Católica deCiencias Sociales, centro concebido para es-tudiar los problemas que afectaban a la so-ciedad cubana y proponer las solucionespertinentes dentro del marco de la Doc-trina Social de la Iglesia, en un actosencillo pero no exento de solemni-dad, presidido por Monseñor TitoTrocchi, Delegado Apostólico paraCuba y Puerto Rico, y MonseñorPedro González Estrada, Obispo deLa Habana. La ceremonia se efec-tuó en el local que hoy ocupa –comoun símbolo profético– el Aula “FrayBartolomé de las Casas” que fue des-de entonces la sede de la Academiahasta su desaparición en la década delos 50s. En la recién creada instituciónse materializaba un proyecto humanista ela-borado por la Orden Tercera de Santo Do-mingo, los frailes predicadores del Conventode San Juan de Letrán, y el ilustre jurista y filó-sofo Doctor Mariano Aramburo y Machado, quienfue su primer Rector.

¿POR QUÉ ESTA INSTITUCIÓN?Al inaugurarse la República casi junto con el siglo XX,

Cuba vivía un momento muy difícil. Se acababan de rom-per las viejas estructuras del poder colonial, había finaliza-do la intervención norteamericana, y la Isla comenzaba suprimer ensayo de gobierno: difícil empeño cuando la eco-nomía aun no se había recuperado de los destrozos causa-

dos por la guerra, y la población había perdido 300 milhabitantes como saldo conjunto de la contienda, el ham-bre, el bloqueo y las epidemias.

Entonces no teníamos legislaciones obreras en la prác-tica y las existentes eran anacrónicas. Los obreros care-

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cían de instrucción en general, en su mayoría eran analfa-betos y no conocían otros derechos que los demasiado res-tringidos por la administración colonial. Las grandes masasincultas de antiguos esclavos (la esclavitud quedó abolidasolo dieciséis años antes de la proclamación de la Repúbli-ca) carecían por completo de instrucción y nunca se ente-raron de la existencia de sus derechos sino de forma con-fusa y desorganizada. Ellos, los más olvidados, nunca co-nocieron otro que el del látigo sobre sus espaldas.

Obreros y antiguos esclavos, ciegos de pronto por el res-plandor de la libertad estrenada, no tenían más preparaciónpara asumirla que la experiencia de sus sufrimientos, perocarecían de educación para saber qué hacer con ella. Fue-ron presa fácil de los capitalistas norteamericanos que co-menzaron a invertir en Cuba y buscaban mano de obra ba-rata, de los españoles que no se retiraron a pesar de la de-rrota, y de los no muy abundantes empresarios criollos (lamayoría de los ricos de Cuba perdió sus activos en la gue-rra). En su mayoría, esos personajes lucraron con la esca-sa instrucción de los más pobres, que no tenían leyes quelos protegieran. Si las leyes hubieran existido, pocos ha-brían podido apelar a ellas.

Desaparecido el dominio ideológico de España, no hubofreno para que entraran en la Isla las doctrinas extrañas.Seudosocialistas de todas clases, anarco-sindicalistas, caíansobre los trabajadores y hablaban a las masas incultas deobreros en un lenguaje del que no comprendían otras pala-bras que las que se asociaban a sus necesidades más impe-riosas: salario, viviendas, empleo, escuelas, justicia... todoesto y más se prometía, y los medios de su obtención erana veces demasiado radicales. Influencias ajenas que llega-ban de horizontes desconocidos, de culturas exóticas, devidas diferentes que se desarrollaron en países con otrassituaciones y estructuras sociales y que nada tenían quever con nuestra cultura y con nuestra sociedad, ambasgestadas en otras latitudes y marcadas por el humanismocatólico y el pensamiento cristiano.

Entonces, antes de que terminara el segundo decenio delsiglo XX, un grupo de hombres buenos, terciarios domini-canos y frailes predicadores, decidió fundar un Institutosingular que estudiara los problemas de la sociedad cuba-na, tan urgentes como graves, y propusiera las solucionesmás ponderadas y adecuadas para resolverlos de acuerdocon las posibilidades del País.

De aquella decisión surgió la Academia Católica de Cien-cias Sociales.

PRINCIPALES TRABAJOSY PROYECTOS DE LA ACADEMIA

1. EL PROYECTO DE CÓDIGO DEL TRABAJOPoco después de inaugurada la Academia se terminó su

primer Proyecto: el Código del Trabajo, en el que participa-ron todos los académicos numerarios, católicos prominen-tes por su prestigio y su alto nivel científico1.

Un conocimiento amplio de la religión, las ciencias so-ciales, el derecho y la economía, y un examen profundode la situación de Cuba en materia de legislación laboral yde los avances más relevantes de otros países en esta dis-ciplina permitieron elaborar un Proyecto que recogió enun cuerpo legal muy moderno, tanto que nunca se habíalegislado algo semejante a nivel mundial2, todas las cues-tiones vinculadas al trabajo, la jornada laboral, el salario, laprotección, las indemnizaciones, la seguridad social, y todoel andamiaje de sus procedimientos legales.

El Código fue presentado al Senado de la República el 20de julio de 1920 por el Rector de la Academia, DoctorMariano Aramburo, y se remitió una copia al Presidentede la Cámara de Representantes.

ALGUNOS ASPECTOS RELEVANTESEn la actualidad, el Proyecto de Código del Trabajo asom-

bra por su maciza coherencia. Nada quedó fuera de estedocumento que establece metas altas y soluciones auda-ces. La lectura de los Títulos del Código es atractiva hastapara los desconocedores del derecho. El Proyecto dispo-nía, en sentido general, la jubilación a los 65 años de edadcon veinte de trabajo, y que se percibiría el 75 por cientodel salario promedio de los últimos cinco años. En el casode las pensiones por muerte también fijaba para los hijos el75 por ciento, que administraría la madre. Si el trabajadorno tenía hijos, la esposa recibiría el 50 por ciento y si noera casado, los padres se beneficiarían con un 40 por ciento.

El Código disponía para la incapacidad parcial al menosel 50 por ciento del salario hasta que el obrero recuperarasu aptitud... en este documento no se olvidó ni quedó sinsalvaguarda ningún derecho.

LA ODISEA DE UN PROYECTO MAGISTRALSe dice que en 1920 el Código no se aprobó por falta de

presupuesto. Debe ser cierto, porque la Isla comenzaba aandar el espinoso camino de una crisis económica conenvergadura mundial. De no ser así, tal vez se hubieraimplantado a pesar de las erogaciones de su puesta en vi-gor y con el fin de conjurar la tempestad obrera que co-menzaba a formarse en el horizonte social del País.

En 1922, 1923, 1929 y 1930 se hicieron nuevas gestio-nes para implantar el Código. El Proyecto fue tan aprecia-do en el exterior por su contenido y alcance, que lo solici-taron los órganos legislativos de varios países latinoameri-canos para su estudio, y la República de Chile lo tomó demodelo para elaborar su propio Código en 19213.

Los doctores Mariano Aramburo, J.L. Vidaurreta y elsabio Don Fernando Ortiz4, científico cubano de talla mo-numental, redactaron una ponencia explicando la utilidadde la implantación del Código del Trabajo en Cuba, queadjuntaron a este Proyecto cuando fue presentado a la Or-ganización Internacional del Trabajo (OIT), órgano en-cargado de esta materia por la Liga de las Naciones. La

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alta instancia internacional, después de estudiar lafundamentación y el Proyecto, llegó a la conclusión deque “...el Proyecto cubano de un Código del Trabajo dehondo contenido social supera en materia de legislaciónlaboral a sus homólogos de otros países... lo que significa unadelanto de muchos años respecto a las demás naciones...”5

Pero “ningún profeta es bien recibido en su patria” (Lc4, 24) y el Código tuvo mejor acogida en el extranjero queen Cuba, aunque fue muy valorado por la Secretaría deEstado de nuestro país. A pesar de que esta legislación nopudo implantarse en nuestra Isla, el Proyecto fue altamen-te valorado por los juristas de más renombre. Una opiniónautorizada lo comentó de esta manera: “...deseo apuntarque dicho Código es obra notable que honraría a cualquierpaís que lo adoptase”6.

VIGENCIA DEL CÓDIGOEl Código no dejó de estar presente. Más de la mitad de

sus artículos, pertenecientes prácticamente a todos los tí-tulos y capítulos, finalmente garantizaron los derechosobreros en muchos puntos de material laboral. El Proyec-to de la Academia sentó las bases para legislaciones poste-riores en aspectos como las Bolsas de Trabajo, relacionescontractuales, arbitraje, protección de la mujer, descansoretribuido, salario mínimo, indemnizaciones por enferme-dad o accidente, y los seguros por ancianidad, invalidez ymuerte.

De los 172 artículos del Código del Trabajo redactadoen 1920, 129 formaron parte de diversas legislaciones la-borales posteriores.

2. OTROS TRABAJOS Y PROYECTOSDE LA ACADEMIA

Por primera vez en nuestra historia, la Academia Católi-ca de Ciencias Sociales elaboró un Proyecto de Ley sobrela Protección de la Mujer que complementaba a lo legisla-do en el Código del Trabajo y que se publicó en la RevistaAntillana, órgano de la Academia, en 1922. Un Proyectode Viviendas Económicas para Obreros, presentado a lasesión del Instituto el 5 de noviembre de 1920 por el aca-démico Juan Isern, resultó tan válido e impecable que elCongreso, por Ley de 18 de junio de 1922, votó la aplica-ción de 1 millón 300 mil pesos de las reservas nacionalespara construir 2 mil casas. Se aprobaron nuevos fondos yla iniciativa de la Academia hizo surgir, en las afueras deMarianao, un barrio bautizado con el profético nombre deRedención7 en el que se construyeron cientos y cientos decasas nuevas y sólidas que los trabajadores amortizaroncómodamente a plazos muy largos.

Sería muy extenso enumerar los planes y proyectos quela Academia llevó adelante. Merecen citarse las Conferen-cias Públicas para Obreros, que se dictaban semanalmen-te para elevar los conocimientos de los trabajadores a finde que pudieran reclamar sus derechos, y en las que brillóFray Francisco Vázquez, Prior de San Juan de Letrán, así

como la redacción de los Estatutos de la primera federa-ción obrera de la Isla: la Unión Nacional de Trabajadores.

Dos Proyectos, la Reforma Económica y la Reforma Polí-tica, llaman mucho la atención y forman una trilogía con elCódigo del Trabajo. Una reforma económica de acuerdo conlas ideas más modernas para elevar el nivel y la calidad de lavida y hacer que los obreros participaran tanto en la forma-ción del capital –como accionistas– como en los beneficiosdel trabajo, un Código que resguardara sus conquistas, y unareforma política que llegaría sola en la medida en que lostrabajadores llegaran a un posición decorosa en la sociedad yla alcanzaran también en el campo de las ideas con una con-ciencia clara de sus deberes y derechos como ciudadanos, yde lo que podrían esperar de la administración estatal...

CONCLUSIONESLa Academia Católica de Ciencias Sociales realizó trabajos

de tremenda repercusión en el mundo obrero, no solo porquefue una de las primeras instituciones de nivel científico supe-rior que examinó y estudió rigurosamente las cuestiones deltrabajo y la sociedad para hallar soluciones idóneas utilizandolas ideas más avanzadas y las normas de la Doctrina SocialCatólica –lo que constituía no solo una novedad para Cuba,sino para toda América Latina– sino porque fueron los aca-démicos los que pensaron y otorgaron a los obreros los Esta-tutos de la Unión Nacional de Trabajadores, primera organi-zación cubana de carácter masivo que enfocó la situación deltrabajo desde una óptica cristiana.

Con la Academia vio la luz en Cuba la primera entidadcatólica vinculada al carisma dominicano, que estaba com-prometida solo con la verdad y con la ciencia como instru-mento para conocerla.

NOTAS:1. Entre ellos, personajes tan destacados como el Rector Mariano Aramburo,

los Conciliarios Fray Francisco Vázquez O.P. y Fray Germán Hilaire O.P.,Monseñor Manuel Arteaga Betancourt (Cardenal-Arzobispo de La Habana),Monseñor Alberto Méndez, Secretario del Obispado, Monseñor Felipe Caballe-ro, Deán de la Catedral, y los doctores José María Chacón y Calvo, José GuerraLópez, Francisco Elguero Iturbide, José López Pérez, Domingo Villamil, Fran-cisco Lamelas, Juan Isern...

2. Aramburo, Doctor Mariano. Exposición del Proyecto de Código del Tra-bajo al Senado de la República de Cuba el 20 de julio de 1920. Imprenta Maza,Arroyo y Caso, La Habana, 1920, p. 4.

3. Cf. Aramburo, Doctor Mariano. Academia Católica de Ciencias Sociales.Discurso leído en la sesión de apertura del curso de 1922 a 1923 el 15 de octubrede 1922. Imprenta Maza, Arroyo y Caso, La Habana, 1922.

4. Don Fernando Ortiz colaboró con la Academia Católica de Ciencias Socia-les. Aunque no fue miembro de número hizo causa común con la Academia encuestiones tales como el Código del Trabajo. Es asombroso el paralelismo queexiste y las coincidencias presentes en los trabajos del sabio cubano que sonhomólogos de los de la Academia, como puede verse en el artículo “La crisispolítica cubana: sus causas y remedios” (Resumen de un libro que ya no seescribirá; Heraldo de Cuba, 23 de junio de 1919, pp. 1-18) que aparece en ellibro Órbita de Fernando Ortiz (Ediciones UNEAC, La Habana, 1973, p. 118).Desde el Código del Trabajo hasta la construcción de casas baratas para obreros,las ideas del sabio y las de la Academia van por el mismo camino.

5. Dictamen de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) sobre el Proyectode Código del Trabajo de Cuba, de fecha 15 de junio de 1929.

6. Boletín de Legislación Laboral, julio-septiembre de 1929. Citado porCarlos M. Morán en su obra Legislación del Trabajo, premiada por el Colegiode Abogados de La Habana en 1929 y editada en 1930 por Ediciones Cultural,S.A.

7. Ubicado en el territorio que ocupa en la actualidad el barrio denominadoPogolotti.

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Alquízar, pueblo cercano a San Cristóbal de La Habana,escuchó su llanto de saludo a la vida un día frío y gris. Sinembargo, aquel 20 de diciembre fue para Dolores yLuciano, sus padres, como una tarde de primavera. De lamadre heredaría las finas facciones, la voz melancólica,los claros cabellos, la fértil imaginación y una notoria sen-sibilidad ante la belleza en cualquiera de sus manifestacio-nes. Del padre –profesor recién graduado cuando lo besópor primera vez–, recibirá un estricto concepto del debery del honor; y las aptitudes para el quehacer intelectualacompañadas de una férrea voluntad. Cada uno le trans-

mitió sus valores conformándose, poco a poco, una indi-vidualidad que descollaría en su generación.

La circunstancia y el deseo de prosperar condujeron a lafamilia Martínez-Villena a trasladarse a la Capital; aquíLuciano continuó ejerciendo el magisterio y, con el tiem-po, obtuvo por oposición una Cátedra en la Universidad.

Rubén estudió en la Escuela Pública No. 37, en la barria-da del Cerro. Hacia allá iba cada día con sus condiscípu-los, alegres como si fueran a empinar papalotes o en buscade tomeguines. Allí los maestros Salvador de la Torre yLuis Padró llevaban a la práctica un experimento pedagó-gico: la organización de una república infantil –basada enel orden y la disciplina de los alumnos–, de la cual erapresidente Rubén Martínez Villena por elección de los pro-pios escolares.

Los testimonios revelan que, por los años en que cursóel bachillerato en el Instituto de La Habana, sintió el impul-so febril de dar forma verbal a las inquietudes de su espí-ritu y a sus íntimas emociones. Nacía el poeta: tan atra-yente por la cabellera revuelta del color del tabaco maduro

Figuras relevantes de la nacionalidad

L RELEER LAS PÁGINAS DELa pupila insomne la memoria quehonra recuerda que, casi al expirar elpresente siglo, se conmemora elcentenario del natalicio de este poeta,autor también de Hexaedro Rosa.

A

POR PERLA CARTAYA COTTA

“¡Oh mi ensueño, mi ensueño! Vanamenteme exaltas:¡Oh el inútil empeño por subir dondesubes...!¡Estas alas tan cortas y esas nubes tanaltas...!¡Y estas alas queriendo conquistar esasnubes...!”

R.M.V. (1923)

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como por la poesía de su mirada, según el decir de unajovencita que lo amó. Uno de sus mejores amigos afirmóque vivía en el verso y para el verso, entregándose en cadaestrofa sin pedir nada. Solía sorprender a los suyos condecisiones inesperadas, por ejemplo: prefería las cienciasy matriculó en la Facultad de Derecho.

El ambiente universitario y las charlas en el Patio de losLaureles, lo asomaron a un mundo que desconocía, el delas luchas políticas. Indagó críticamente en el pasado his-tórico. Leyó con fruición a un escritor que lo deslumbró:José Martí.

En 1819, trabajó por las tardes en el bufete de Don Fer-nando Ortiz y llegó a ser su secretario particular. Encabe-zará las protestas estudiantiles durante la década del 20. Yasiente desdén por la abogacía. Reflexiona y polemiza so-bre las circunstancias políticas del País.

Por esos años era común hallarlo –junto a otros escrito-res y poetas– en torno a una mesa del Café Martí; allí,cada noche, entretejían versos, trataban de componer elmundo e intercambiaban esperanzas y sueños entre risas ybromas. Discutían libre y respetuosamente el último libroque los atraía. Y cuentan que Rubén siempre hallaba losversos ajenos mejores que los suyos. Tras un año de exis-tencia, estas tertulias –que llegaron a tener fama–trasladáronse a El Fígaro, incorporándose Jorge Mañach,Félix Lizaso y José Zacarías Tallet. De ellas saldrían losmiembros del Grupo Minorista.

En junio de 1922 se graduó de Doctor en Derecho Civily Público pero, ante la sorpresa de su familia y de DonFernando Ortiz, rechazó ejercer como tal. Dijo sentir unafuerza interna, concentrada, colérica, desconocida. Ese“algo” encuentra su forma de expresión en La Protestade los Trece (1923), primera incorporación de los jóvenesintelectuales a la lucha política; y, pocas horas después, lacárcel lo acogería. Eco de aquel episodio fue su famosoMensaje lírico civil (dirigido al poeta peruano José TorresVidaurre). En una de sus estrofas dijo:

“Hace falta una carga para matar bribones,para acabar la obra de las revoluciones;para vengar los muertos que padecen ultrajepara limpiar la costra tenaz del coloniaje”.Aceptó la invitación de formar parte del Consejo Supre-

mo de la “Asociación de Veteranos y Patriotas”. Ya tieneen el pensamiento el criterio insurreccional, y en las ma-nos la posibilidad de la propaganda. Cuentan sus amigosque parecía complacerlo desafiar el peligro. Las peripeciasclandestinas lo arrastran a los Estados Unidos de América,país donde sufre prisión durante un mes.

De regreso a la Isla el prosista despunta; surge lo másintenso y fluido de su producción lírica, según el criteriode no pocos especialistas. El cuento –Un nombre, En au-tomóvil–, la crítica literaria y la crónica adquirieron unpeculiar colorido con su prosa. Creo que un trozo repre-sentativo de ésta es La lluvia en las calles.

No escasean los testimonio de su ejemplaridad comohijo y hermano. La larga agonía de la madre fue, para él, lamayor agonía.

Compartió con su amigo Julio Antonio Mella la organi-zación del Primer Congreso de Estudiantes. Ejerció comomaestro en la Universidad Popular José Martí. Fue miem-bro de la Liga Antimperialista. Solo actuó como abogadopara defender a sus amigos o a quienes consideraba dete-nidos injustamente. Llamó a Machado, de frente, “asnocon garras”. Incursiona en el periodismo. Lo designan Di-rector de América libre en plena protesta estudiantil con-tra la prórroga de poderes.

Ya enfermo de los pulmones ingresa, en 1927, en la Quin-ta de Dependientes, bajo la condición de “detenido”. Lainacción obligada alteraba su carácter rebelde; bajo su res-ponsabilidad logra abandonar la clínica. Vuelve a la lucha.Ingresa en el Partido Comunista. Contrae matrimonio conAsela Jiménez, quien lo acompaña en sus ideales y con-tiendas. Denuncia el asesinato de Mella en México (1929).Y en ese proceso –mientras trabaja y ama– su salud quedaatrás irremediablemente. El 19 de marzo de 1930, con fie-bre muy alta, arenga a los obreros para la Huelga Generaly, espectacularmente, logra escapar de los perseguidores.Pero tiene que partir de nuevo: New York, primero, y unsanatorio en Moscú, después.

Regresa a Cuba, mejorado por poco tiempo, el 19 demayo de 1933; momentos aquellos de pleno combate con-tra la dictadura machadista. Ya era apenas una sombra. Seesfuerza, desde el lecho, por organizar la Huelga Generalde Agosto. Sabía, cuando trató de hablarle al pueblo desdeel balcón de la Liga Antimperialista (Reina y Escobar), queera la última vez que lo intentaba; no podía estar ausenteaquel día en que recibía los restos de Mella, pero su vozapenas se oyó. No encontró fuerzas para rehusar el ingre-so en el Sanatorio La Esperanza.

Su vida se apagó como una llama expuesta al viento, unafría noche del primer mes de 1934. En su velorio soloestuvo ausente Rusela, su pequeña y única hijita.

Llovieron las rosas y las esperanzas sobre la tumba delpoeta que creyó sinceramente en las ideas que defendió. Talvez alguien, entre el público, desgranó bajito sus versos:

“¿Y qué hago yo aquí donde no hay nadagrande que hacer? ¿Nací tan solo paraesperar, esperar los días,los meses y los años?¿Para esperar quién sabequé cosa que no llega, que no puedellegar jamás, que ni siquiera existe?¿Qué es lo que aguardo? ¡Dios!¿Qué es lo que aguardo?” 1

REFERENCIA:Fragmento de El gigante, 1923.

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Nos referimos a la liberación de los esclavos de El Co-bre, hecho único en Cuba y, al parecer, en el resto deAmérica Colonial.

Para hablar de este tema se hace necesario retomar al-gunos datos referentes a las minas de cobre que fueronllamadas “Real de minas de Santiago del Prado” por suadministrador el Capitán de Artillería Francisco Sánchezde Moya cuando tomó posesión de las mismas en 1599 yque tan ligadas están a la historia de Nuestra Patrona. Pararealizar trabajos de extracción del cobre y los de la fundi-ción de piezas de artillería, fueron ofrecidos 200 esclavosreales (se daba esta denominación a los esclavos que eranpropiedad del Rey), los cuales nunca llegaron por lo queSánchez de Moya tuvo que procurarse 59 de un lote re-cién llegado de Santiago.

En 1607 la comunidad de Santiago del Prado contabacon 200 individuos de los cuales, el 70 por ciento eranesclavos y algunos indios.

Por esta época ocurrió el hallazgo de la imagen de laVirgen de la Caridad, en la que intervino Juan Moreno unesclavo del Rey que contaba entonces con 10 años.

Me parece oportuno nombrar aquí al “ermitaño de vidaejemplar” (Sánchez de Moya), el Hermano Mathías deOlivera, quien por las noches enseñaba y dirigía a los es-clavos en sus oraciones.

Sánchez de Moya no solo fue un magnífico administra-dor sino, también, un hombre de buenos sentimientos ygran capacidad para tratar con los esclavos, como constaen los informes que dirigió al Rey, de los cuales extraemoslos siguientes párrafos:

“[...]he hecho que los negros tengan sus conucos decasabe, cañaverales, mayces y platanares, así para queanden más sustentados y contentos, como para asegurar-les de levantamientos, porque teniendo labranza, se asegu-ra mucho este género de gentes [...]

“[...] Los negros es fuerza que tengan sus herramien-tas, no sólo para hacer sus labores en servicio de V.M.sino para hacer las suyas después que cumplen sus obli-gaciones y tareas... que el tener una labrancilla les tienequietos y siempre mantenidos, porque demás de los quese les da de la despensa de V.M., tienen ellos de suyo conque satisfacer su gula, porque estos angolas son grandescomedores [...].”

Estas concesiones dadas por Sánchez de Moya a losesclavos, además de permitirles una buena alimentación,les proporcionaba un remanente con el que podían acu-mular “reales” para comprar en un futuro su libertad deacuerdo con lo establecido por Orden del Rey Carlos I.

Por motivos de envidias y ambiciones, Sánchez de Moyafue separado del cargo y, la pésima administración colo-nial, concedió las mercedes de las minas a un personalincompetente que llevó al traste la producción de cobre,declarándose inútiles las minas. Mientras tanto, los escla-vos trabajaban para mantenerse: cultivaban sus tierras yfundían por su cuenta las viejas escorias y los granos demetal que arrastraban las crecidas del río Cobre.

La vida de aquella comunidad esclava continuó adelantecon la fundación de familias bendecidas por el sacramentodel matrimonio pues, tanto el Párroco como el Capellándel Santuario, siguieron atendiéndoles espiritualmente.

UNQUE NO TENEMOS LA FECHA COMPLETA,sino tan solo el año, no quisimos que finalizara esteúltimo año del siglo sin hablar de un hecho históricomuy importante y que, precisamente, cumple dos siglos.A

POR MONSEÑOR RAMÓN SUÁREZ POLCARI

(El Cobre)

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“La herencia del humanitario de Sánchez de Moya eravisible en la firme fe religiosa, centrada en el Santuario delCerro de la Mina y en la transmisión de oficios de abuelosa padres y de padres a hijos”. (Leví Marrero)

La Iglesia se preocupó de aquellos esclavos, hasta el puntode inquietar a la Corona. En una Real Cédula se incriminabaa los curas de Santiago del Prado por bautizar e inscribiren sus padrones, como libres, a los nacidos de madre es-clava.

Los Gobernadores hicieron todo lo posible por eliminarcualquier vestigio de libertad entre aquellos esclavos que,de facto, se habían acostumbrado a ella.

El Padre Juan Antonio Pérez, Párroco de El Cobre en lasprimeras décadas del siglo XVIII, elevó un alegato enérgi-co al Rey en defensa de los esclavos:

“[...] Ha, Señor, cerca de 60 años que cesó en este pue-blo la ... labor de las minas de cobre. En el decurso de estetiempo, se han mantenido (los esclavos), Señor, en virtud,en su pueblo, frecuentando el templo y sacramentos [...]

“[...] Y no sólo esto, como el haberse mantenido y cria-do a sus hijos honestamente, sin tener parte del Real haberde V.M. ni un cuarto para su sustento, que parece es co-rrelativo sustentar el amo al esclavo que le sirve; ingenián-dose algunos de ellos, desde entonces a rebuscar entre lasescorias... Otros, con sus labranzas de agricultura hanpasado a más [...].”

En la fiesta de Santiago de 1731, ocurrió la subleva-ción de las milicias de El Prado, retirándose al monte.Esta sublevación tuvo su origen en la actitud, cada vez,más intransigente del Gobernador de Santiago de CubaDon Pedro Ignacio de Ximénez: El Gobernador les ha-bía prometido montear el ganado cimarrón, cosa queestaba permitida en Cuba desde el siglo XVI, aprove-char las escorias de la fundición, y a los esclavos ma-yores, atender a sus familias, pues, hacía ya un tiempo,que los venía utilizando en la construcción de obrasmilitares en Santiago.

El día de la fiesta, se esperaba a las milicias del Pradopara que se sumasen al desfile de las tropas. Y no soloesto, sino que se fueron para el monte con todo el avitua-llamiento militar formando un campamento.

Fue entonces, cuando el Deán de la Catedral, LicenciadoMorell de Santa Cruz, intervino como mediador, lograndoun entendimiento pacífico entre las dos partes, pero no sindejar de escribir al Rey, denunciando los maltratos a queera sometida esa comunidad de esclavos.

Ximénez no quedó conforme e inició una pesquisa paradescubrir a los líderes de la sublevación, y los encontró.Los 36 implicados fueron juzgados y deportados: 18 paraMéxico y 18 para Cartagena de Indias.

El Rey Carlos I había promulgado, en el siglo XVI, unaley que permitía a los llamados esclavos “reales” comprarsu libertad, pagando el precio de cómo fuesen tasados enel momento de su liberación. Desde la fundación de las

Minas, algunos esclavos lograron, con sus ahorros, com-prar la ansiada libertad.Pero es sobre todo, después de los desmanes de Ximénez,que se van a dar casos de la hermosa solidaridad, dondeesposos compran la libertad de sus esposas, padres quelo hacen con sus hijos, tíos con sus sobrinos, y hasta lamadre que obtiene, con sus ahorros, la libertad del hijoque llevaba en su vientre aunque ella permaneciera comoesclava. Cuánto sacrificio implicaba estas compras, puesla Real Hacienda llegó a tasar esclavos en 2000 reales cuan-do el jornal de entonces era de 1 o 2 reales. No obstante,en 1755, 89 esclavos pudieron comprar su libertad.

Para 1779, el Rey Carlos III decidió entregar las minas ylos esclavos a la familia Garzón que, lejos de atender lasminas, utilizaron la fuerza esclava en sus haciendas o losalquilaron otros hacendados.

Esto provocó dos décadas de resistencia y persecucio-nes. Los cobreros libertos y los sacerdotes –el Párroco yel Capellán– buscaron líderes y terminaron designando unapoderado de Madrid que presentó los alegatos ante laCorona. De éstos, selecciono dos párrafos donde se habladel florecimiento de las Minas en la anterior administra-ción y del sentimiento religioso forjado en torno a la Vir-gen de la Caridad:

“[...] Además de asegurar con su trabajo e industria lamanutención, proveían en parte para el consumo del ve-cindario de Cuba (Santiago). Formaban un pueblo de 300casas; tenían muchas estancias y heredades de ganadosmayores y menores; cuidaban 75 vegas de tabaco y ha-bían fabricado 8 ingenios de azúcar [...]

“[...] El primer efecto de su próspera libertad se dirigió acostear la fábrica de un hermoso templo, con la advocaciónde su milagrosa Patrona, Nuestra Señora de la Caridad; laadornaron con alhajas de mucho valor; construyeron unacalzada de cantería de un cuarto de legua para subir altemplo desde la falda del monte en cuya cumbre se en-cuentra, en que se gastaron sumas considerables [...].”

No conformes con esto, dos capitanes de milicia, lospardos libres Gregorio Cosme Osorio y Carlos Ramos,embarcaron para Madrid a fin de defender a sus hermanosesclavos ante el Consejo de Indias. Mientras, Justo Cusata,dirigía la guerrilla en defensa de los ya 1065 esclavos delas minas. Apoyaban esta causa noble, el Párroco JoséPaz Ascanio y el Obispo Joaquín Osés.

Para suerte de esta justa causa, inició sus trabajos en laCorte, Don Gaspar Melchor de Jovellanos, quien logró, en1799, que el Rey Carlos IV, firmara la declaración de liber-tad para todos los esclavos de las minas de El Cobre.

El plan incluía la repartición de propiedades de tierra alos jefes de familia, pero el Cabildo de la Ciudad de Santia-go adujo carencias económicas que imposibilitaban la eje-cución del plan.

Esta “penuria” fue permanente, pues nunca les llegarona entregar las tierras.

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SEGMENTO

LO QUE UN VIAJERO HACE AL LLEGAR

La última vez que visité México tuvela dicha de hacerme acompañar de miesposa. Fue tanta la suerte de regre-sar a ese hermoso país y aún más ex-traordinario el hecho de poder salirjuntos de Cuba, que prometimos sinabordar todavía el avión, ir a visitarLa Villa tan pronto llegáramos, comoaquel viajero que según José Martí nose sacudió el polvo del camino hasta

presentarse frente a la Estatua del Li-bertador en Caracas. Prácticamente delaeropuerto viajamos rumbo al Nortede la Ciudad, a través de Insurgentes,rumbo al Cerro del Tepeyac, donde secuenta que hace 470 años hizo su apa-rición primera la Virgen de Guadalupe,una virgen morena y sencilla, comolos nativos de ese bello país.

La Basílica donde hoy se exhibe latela con la imagen guadalupana —lafigura que vemos no es una pintura alóleo sino una túnica rústica, de fibra

Mexicanos volad presurososdel pendón de la virgen en posy en la lucha saldréis victoriososdefendiendo a la Patria y a Dios.

Himno Guadalupano (fragmento).

POR FRANCISCO ALMAGRO DOMÍNGUEZ

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de maguey, con casi cinco siglos deexistencia2 — es una enorme y moder-na construcción que pertenece a unconjunto de templos de diversa data,el primero de los cuales comenzó aconstruirse en 1695. Dentro del gransantuario pueden caber cientos de per-sonas sentadas y tal vez miles de pie,todas siguiendo las misas que se pro-ducen cada media hora; eso sin con-tar otros cientos de personas que asis-ten a las misas dadas en capillas delpiso superior, peregrinos de toda laNación y de cualquier parte del mun-do. En la enorme plazoleta de la entra-da hay incontables pagadores de pro-mesas, los más variados y osados ar-tesanos vendiendo estampillas, figurasy rosarios.

Debajo de la Basílica, en un virtuallaberinto de tiendas que pueden sumardecenas, se ofrecen todo tipo de obje-tos religiosos. Al lado de La Villa exis-te una verdadera acampada donde hayincontables comerciantes que a pre-cios módicos venden desde alimentoshasta artificios electrónicos relacio-nados con la Fe. Subiendo la cuestadel Cerro, casi al llegar a la cima, hayun grupo escultórico de belleza y sig-

nificado único: la Virgen de Guadaluperecibe de los nativos, y de Juan Diego,el protagonista principal de la historia,los obsequios de la tierra mexicana.La Ofrenda, como se llama laestremecedora realización, está cercade una cascada que baja del Tepeyac;el conjunto termina por dar al visitanteuna paz interior pocas veces igualada.

Pero la imagen original se conservadentro de la moderna Basílica, sobreuna enorme columna en el centro delaltar, a donde se tiene acceso por de-trás, a través de un corredor. Existenesteras mecánicas frente a la prendaque facilitan a los visitantes —en unosminutos es posible oír todos los mati-ces del español americano y tal vezlenguas de tierras lejanas—pasar en unsentido y en otro cuantas veces lo de-seen. La tilma3 o prenda reposa den-tro de un cuadro a la altura de variosmetros y está cubierta por un vidrio;tiene un tamaño aproximado de 1.95centímetros por 1.05 de ancho.

La ofrenda habitual de los visitanteses llevar flores, sobre todo rosas, ydepositarlas cerca de la tilma, sobreuna pared cubierta de mármol que estáa un lado del púlpito. En La Villa so-

bran las flores de todos tipos y de to-dos los precios. De modo que los fo-rasteros cubanos que éramos mi mu-jer y yo, cumplimos con alegría la pro-mesa de depositar cerca de la imagenuna buena cantidad de rosas. He re-cordado mucho, desde entonces, alpatriota bolivariano, capaz de dar testi-monio de aquellos que le hicieron posi-ble estar presente frente al Libertador.

Escribir sobre este tema es para elautor un verdadero placer y una obli-gación con México y con América; elSanto Padre ha querido que la Virgende Guadalupe presida las celebracio-nes de nuestro continente por el se-gundo milenio del cristianismo. Inves-tigar y redactar estas líneas cumpletambién con el deber de servir, un com-promiso hecho de cuerpo presente alos pies de la Virgen de Guadalupe.

NICAN MOPOHUA(La narración más antigua de las apa-

riciones guadalupanas escrita ennáhualt y traducida al español).

Hace más de 450 años un tal Anto-nio Valeriano, indígena de gran presti-gio y cultura, puso en blanco y negrolas “apariciones de la Virgen” a unpobre nativo llamado Juan Diego. Eltexto, que se cree escrito entre 1545y 1550, ha desaparecido en su ver-sión original. Esta fue escrita en len-gua náhualt y traducida al castellanopor Primo Feliciano Velázquez. El en-vío a imprenta se le debe a Luis Lassode la Vega en 16494 . Los autores creenposible que Valeriano haya oído delpropio Juan Diego el relato de sus en-cuentros con la Virgen, porque teníadiez años cuando sucedieron los he-chos y veintiocho cuando murió elprotagonista5 . Como quiera que sea,la “versión” de Antonio Valeriano hallegado a nuestros días como un im-portante testimonio de lo que pasó enel Cerro del Tepeyac en los primerosdías de diciembre de 1531.

Cuenta el Nican Mopohua —quieredecir en náhualt aquí se ordena o secuenta, redundancia imprescindible—cómo la “Virgen Santa María, Madrede Dios, Nuestra Reina en el

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Tepeyácac6 , que se nombraGuadalupe”, se dejó ver de un pobreindio llamado Juan Diego. Son cuatrolas apariciones, la primera de ellas su-cedió diez años después de conquis-tada la Ciudad de México por HernánCortés.

Era sábado, de madrugada, cuandoel indio Juan Diego venía junto al Ce-rro y se detuvo al oír un precioso cantocelestial y después su nombre. Fuedonde le llamaban; vio una señora queestaba de pie y le dijo que se acercara.La señora se identificó como la Vir-gen María; de encomienda le dio a JuanDiego decir al Obispo de México, en-tonces Fray Juan de Zumárraga7 , quele edificara un templo. Juan Diegocumplió el mandato: contó lo que vioy oyó, pero el Obispo no le dio créditoy lo despidió. Ese mismo día el inditoregresó triste al cerro, donde la Seño-ra del Cielo lo esperaba. En esa, la Se-gunda Aparición, Juan Diego se dis-culpó por no haber podido convenceral obispo; la Virgen, en cambio, insis-tió en el mensaje y le recomendó me-ditación para lograrlo. Al día siguien-te, cerca de las diez, de nuevo se pre-sentó Juan Diego a Zumárraga; lloróy se humilló a sus pies; debía creerle.Esta vez no sólo se ignoró su peticiónsino que el Obispo exigió una “señal”de la presencia de la Virgen en elTepeyac y además, para cerciorarsede las reales intenciones del nativo, dioinstrucciones de vigilarlo de cerca. Sushombres lo siguieron, pero de una for-ma misteriosa perdieron el rastro cuan-do Juan estaba cerca del puente del Ce-rro. Atónitos regresaron y le dijeron quese debía castigar duramente al indio porengañar y mentir a un obispo.

En ese instante Juan Diego estabacon la Virgen. Era la Tercera Apari-ción. Ella lo oyó y le dijo que al díasiguiente lo esperaría para cumplir lapromesa de llevar la señal solicitada.Pero el lunes Juan Diego no volvió.Su tío Juan Bernardino estaba muygrave y fue primero a llamar a un mé-dico que nada pudo hacer; en la no-che agonizaba, así que entonces fue abuscar un sacerdote para darle la ex-

tremaunción al tío. Tuvo Juan Diegoel cuidado de pasar por el otro ladodel Cerro para que la Virgen no lo lla-mara. Pero cuando caminaba en di-rección a México, la Señora bajó delCerro y le salió al encuentro. En esta,la Cuarta Aparición, la Virgen deGuadalupe le pide que no se angustie,“no se turbe tu corazón” y que su tío“no morirá ahora …está seguro de queya sanó”. Le ordenó en cambio quesubiera al Cerro; allí encontraría flo-res. “Córtalas, júntalas, recógelas: enseguida baja y tráelas a mi presencia”.Las flores eran rosas de Castilla, queen esa época no se daban. Juan Diegoestaba asombrado por el milagro dever tantas rosas frescas en el Tepeyac.La Virgen dijo que esa era la señal. “Tueres mi embajador, muy digno de con-fianza…. Te ordeno que sólo delantedel Obispo despliegues tu manta y des-cubras lo que llevas”.

Se puso Juan Diego en camino aMéxico, muy contento, y al llegar alpalacio del Obispo Zumárraga salierona su encuentro el mayordomo y otrossirvientes. Ninguno quiso dejarlo pa-sar y él se mantuvo de pie, cabizbajo,con algo en el regazo. Les interesó loque traía el indio y se acercaron; vie-ron rosas de Castilla fragantes, abier-tas, y tanto fue su asombro que qui-sieron tocarlas, pero estas no se veíanentonces como verdaderas flores sinocomo pintura o bordados en la manta.Fueron inmediatamente a avisarle alObispo, quien sospechó que la pruebahabía sido enviada. Ante él Juan Diegocontó lo sucedido en el Tepeyac y abriósu manta dejando caer las flores. Lasorpresa fue mayor al ver en la capala imagen de la Virgen Santa María.Zumárraga y todos los presentes searrodillaron, se “entristecieron y acon-gojaron”. Con lágrimas de tristeza elfranciscano oró y pidió perdón. De-sató la manta del cuello de Juan Diegoy la puso en el oratorio. Un día máspermaneció el indito en la casa delObispo, y pedía que lo dejaran ir puesdebía ver a su tío, sanado ya por laVirgen. No le permitieron ir solo; alllegar comprobó que su tío se encon-

traba sano y contento y tenía ademásalgo que contarle: la Señora del Cielose le había aparecido también, curán-dole y pidiendo que fuera a ver al Obis-po para contar lo sucedido; debía exi-gir que su imagen fuera nombrada Vir-gen Santa María de Guadalupe. Traje-ron a Juan Bernardino ante el preladoy contó su historia. Después se erigióel templo de la Reina del Tepeyac y laciudad entera venía a “admirar su de-vota imagen, y a hacerle oración. Mu-cho le maravillaba que se hubiese apa-recido por milagro divino; porque nin-guna persona de este mundo pintó supreciosa imagen”.

DE LA LETRA A LA TELAEl Nican Mopohua pudiera pasar

como una ficción de un escriba abori-gen sorprendido por la valentía de JuanDiego o aplastado, como su Ciudadde Tenochtitlán, por la Conquista. Perocon toda intención he querido expo-ner la mayor parte de la historia por-que lo que no es ficción es la tilmaque ha llegado a nuestros días y existeuna relación estrecha, como veremos,entre el relato y la imagen de la Virgende Guadalupe.

El 7 de mayo de 1979 los científi-cos Smith y Callagan8 lograron, des-pués de muchos esfuerzos, fotogra-fiar la prenda con rayos infrarrojos ycon películas corrientes. Ellos dierona conocer un informe que sería tras-cendente9 : la tilma de Juan Diego ha-bía sido retocada ampliamente. Comosabemos, la fotografía por rayosinfrarrojos es utilizada en obras de res-tauración y estudios plásticos: lospigmentos emiten una longitud de ondaque es posible captar en el celuloide.Así descubrieron los siguientessobreañadidos: los rayos solares querodean a la Virgen, las cincuenta y seisestrellas del manto, los dibujos de latúnica, la luna y el ángel que están de-bajo, las nubes, una buena parte delrostro y las manos. Hay otros detallespero estos son los más importantes.Cuando observamos las fotografíasinfrarrojas a 8 centímetros de distan-cia podemos comprobar que la pintu-

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ra añadida se está cayendo, lo cualconfirma que es “de otro material”,distinto al resto de la “pintura origi-nal”. Fue posible determinar que lasmanos eran más largas, y que los de-dos fueron acortados para que pare-cieran manos indígenas. Por senci-llos cálculos según el deterioro de laspinturas, se pudo establecer que unosretoques antecedieron a otros, y qui-zás esas manipulaciones del originalempezaron antes del Siglo XVII.

Llegados a ese punto, ¿qué quieredecir esto? Muy sencillo: hay frag-mentos de la imagen de la Virgen deGuadalupe que son retoques, añadi-duras, manipulaciones humanas pos-teriores, pero también hay otra parteque no es pintura y Smith y Callaganno pudieron determinar a través de lafotografía de qué “expresión plásti-ca” se trata. En su informe llaman laatención sobre la brillantez de la túni-ca. Es como si hubiera sido mejoradacon barniz, pero el examen del celu-loide infrarrojo no pudo detectar se-dimentos de la resina. Creen que lasilueta tiene un resplandor indescifra-ble; ello hace al observador tener lasensación de que ha sido acabada depintar. La cara de la Virgen es otrodetalle interesante. Opinan que a pe-sar de haber sido retocada, se con-servan muchos rasgos originales. Talfisonomía provoca en el espectadorun extraño estado de fascinación,como si se tratara de una rostro vivocon enigmático semblante.

EN BUSCA DE LOS“CULPABLES”.

Parece que Smith y Callagan fue-ron más allá de la fotografía y su pes-quisa señaló como “retocador” al Pa-dre Miguel Sánchez. El autor del tex-to que nos guía10 cree no probableesa hipótesis, pues el Padre Miguelescribe sus intenciones en un textoaparecido en 1648, o sea, cuando yalas manipulaciones fundamentalesestaban hechas. Por otro lado, en elNican Mopohua, que data de 1545-1550, Antonio Valeriano describía laimagen con el ángel, la luna, las

estrellas…que son pinturas humanas.Existen reproducciones de laGuadalupe dentro del propio siglo XVIque ya contenían esas añadiduras, in-cluso “declarantes” que afirmaban en-tonces haber visto a la Virgen comohoy la conocemos. Pero existe unmargen entre 1531 y 1545-51, cuan-do fue escrito el Nican Mopohua, don-de se desconoce qué sucedió conexactitud.

Una pista frágil nos coloca en 1556.El fraile franciscano Francisco deBustamante la emprendió contra laprenda, a quién le adjudicaban mila-gros, y dijo que la había pintado el in-dio Marcos. De éste, al parecer fabu-loso pintor mexicano, hasta BernalDíaz del Castillo hizo referencia en suVerdadera historia de la Conquista dela Nueva España. Eso pudiera indicarque Bustamante “sabía algo” sobre aña-didos y retoques al ayate o túnica, puesde otra forma no hubiera tenido senti-do citar a Marcos como autor de la“pintura”.

Lo que sí parece tener seguidoreses el hecho de que la Iglesia mexicanaentre 1926 y 1929 manipuló en secre-to el rostro de la Virgen, al menos asílo expresa el investigador RodrigoFranyutti en El verdadero y extraordi-nario rostro de la virgen de Guadalupe(32 páginas). La historia comienza el18 de mayo de 1923 cuando ManuelRamos tomó fotos a la prenda y quepor su nitidez y calidad se considera-ron “oficiales”. En 1926 se desató unapersecución contra la Iglesia y casi elúnico templo no cerrado fue donde seexhibía la Virgen. Temiendo que losexcesos pudieran llegar a agredirla,hicieron traer de Puebla una copia yguardaron el original, con actas y tes-tigos mediante, en una casa de laicos.Fue posible restituir el original en 1930;se hicieron nuevas fotos y …¡sorpre-sa!: existían cambios en el rostro de laVirgen de Guadalupe, suficientes parasospechar retoques en ese tiempo declaustro confidencial. Esos supuestosincidentes no han sido confirmadosaún y sobre el asunto hay gran her-metismo.

LOS OJOS:¿ESPEJOS DE LA HISTORIA?Se le adjudica a Carlos Salinas y a

Manuel de la Mora (29 de marzo de1951) el descubrimiento de imágeneshumanas en los ojos de la Virgen. Perohoy muchos coinciden en afirmar quefue Alfredo Marcú, en 1929, quién pri-mero llamó la atención sobre una fi-gura que se reflejaba en la córnea dela Señora. Sucedió que entonces nohubo interés en el hallazgo o simple-mente se consideró inadecuado des-de el punto de vista político. Lo queMarcú como Salinas vieron a travésde la fotografía fue un busto humanoque desde entonces se conoce comoel “hombre con barba”. ¿Cómo pudoformarse esa imagen en una “pintu-ra”? ¿Quién era ese hombre barbado?

A partir de 1951 comenzaron a par-ticipar en los estudios guadalupanosoftalmólogos y cirujanos de renom-bre, el primero de ellos el reconocidoDoctor Javier Torroella Bueno, quiéncertificó, después de observar conoftalmoscopio11 los ojos de la Virgen,la existencia de una imagen humanaen su interior. Por su extensión debe-mos prescindir de los informes, por-que en pocos años más de veinte es-pecialistas hicieron exámenes ocula-res profundos y serios, todos coinci-diendo con el Doctor Torroella. El más“completo” puede ser el del DoctorTorija Lavoignet, el 20 de septiembrede 1958. Un dato curioso y muy inte-resante es que todos se sintieron frentea unos “ojos vivos”. El Doctor Enri-que Graue, una verdadera eminenciaen su época, confesó haberse sor-prendido al examinar durante casi unahora las córneas de la imagen y cuen-ta que en algún momento dijo: “porfavor, señora, mire usted un poquitohacia arriba”.

Los médicos coincidían en que seirradiaba una figura humana en losojos, exactamente igual que cómo re-fleja una persona viva la imagen quetiene enfrente, y la distancia entre laVirgen y el “hombre con barba” noera mayor de cuarenta centímetros.

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Todos dijeron, además, que era im-posible para un pintor del Siglo XVIhaber dibujado esa figura en la cór-nea, y que para un hombre del SigloXX también hubiera sido muy difícildadas las características de física óp-tica e inversión de imágenes que apre-ciaban en la exploración.

Los ojos de la Virgen se convirtie-ron en noticia que recorrió el mundo.Y comenzaron las especulaciones al-rededor de quién era el “hombre conbarba” y cómo su rostro había que-dado allí “impreso”. Personas muy ati-nadas plantearon varias dudas. En pri-mer lugar, no debía ser Juan Diegopues los indios eran lampiños. Comosegundo punto, recordemos el “mila-gro de las flores” contado en el NicanMopohua: fue cuando Juan Diegoabrió la túnica y cayeron las flores,que apareció la imagen impregnada enella. Por lo tanto, la Virgen miraba aZumárraga y quizás a otros presentesen ese momento, y no a un sólo hom-bre “barbado”.

CREER PARA VERComo sucedió con la Sábana San-

ta, las últimas tecnologías creadas porla mano del hombre están sirviendopara revelarnos la Verdad hasta enton-ces para algunos—incrédulos—bienoculta. José Aste Tonsmann es un in-geniero civil profesor de la Universi-dad de Cornell y que trabajaba en elCentro Científico de IBM en México.En 1979 utilizó un microdensitómetroy un sistema de computadoras aco-pladas para digitalizar las imágenes delos ojos de la Virgen de Guadalupe.Hablamos de equipos que diez añosatrás se consideraban muy novedosos,ya que eran capaces de aumentarcientos de veces el tamaño de unafotografía, cambiar las tonalidades decolor, el enfoque y hasta poner o qui-tar elementos. Hoy cualquierfotomecánica que se respete puedehacer cosas mucho más complejas ylos programas para ello caber en undisco compacto. No explicaremos elproceso hecho por Tonsmann y susequipos; sólo mencionar que el ojo

humano capta entre 16 y 32 tonalida-des de gris y esas computadoras másde 250. Cuando el investigador “pro-cesó” la(s) figura(s) de los ojos de laSeñora de Tepeyac descubrió que nosólo había un “hombre con barba”sino un conjunto de personas.

Cuenta el científico que los hallaz-gos se precipitaron de una forma “in-controlable” : un indio sentado y casidesnudo, la cabeza de un “anciano”,otro indio con sombrero que pareceextender su tilma ante los presentes,una mujer de raza negra, un hombrejoven ante el anciano, el ya famoso

“hombre con barba” de 1929 y otrasfiguras como una mujer, un hombrey dos niños, que pudieran ser una fa-milia. Todos se reflejan simétri-camente en los dos ojos de la Virgen,o sea, como si se tratara de una cór-nea viva en ese momento.

Después de diversos estudiosantropológicos y bibliográficos,Benitez afirma que se van identifican-do los personajes que la Virgen tuvoante sus ojos ese 12 de diciembre de1531. El hombre anciano, por las ca-racterísticas antropométricas de sucara y los retratos de la época bienpudiera ser el Obispo Zumárraga; asu lado, un traductor —el fraile nocomprendía náhualt—que posible-mente sea Juan González, llegado aMéxico en 1528. Al encontrar una

mujer de raza negra los investigado-res guadalupanos quedaron atónitos,pero documentos de esos tiempos re-velan que Cortés trajo sirvientes ne-gros que quedaron bajo órdenes delObispo de México. La figura de JuanDiego es enigmática, pues Tonsmannla identifica como un hombre de razaindia sin barba. Pero el desconciertoprosiguió cuando encontraron en el ojodel supuesto Juan Diego !otra figurareflejada!.

Aste Tonsmann, un hombre de cien-cia, tiene una hipótesis sobre lo ocu-rrido allí. Según el Nican y los hallaz-

gos, Juan Diego tuvo que esperar va-rias horas para ser recibido por el obis-po. Los sirvientes de Zumárraga que-daron intrigados por lo que el indioescondía en su regazo. No es extra-ño, dice el investigador, que cuandopor fin Juan Diego fue recibido porZumárraga, estuviera rodeado de va-rias personas. En su hipótesis, la Vir-gen estuvo presente todo el tiempo,mirando la escena, pero nadie se per-cató de su presencia porque no podíaser vista; era invisible para los ojoshumanos. Cuando fue abierto el ayate,y las flores cayeron al piso, la Virgense impregnó en la tela con el conjun-to de personas que veía una fracciónde segundo antes. De otra manera nohubiera podido quedar en sus ojos elreflejo de Juan Diego abriendo el ayate.

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OTROS HALLAZGOS,OTRAS INCÓGNITAS

No hay un explicación científica parala conservación de la imagen de la Vir-gen en la tilma durante casi cinco si-glos, tal vez por el más sencillo de to-dos los argumentos: la fibra de magueyes biodegradable12 . En la década del 30el químico alemán Ricardo Kuhn13 exa-minó un par de hebras de la prenda quese cree usaba Juan Diego el 12 de di-ciembre de 1531. Las conclusiones delgenio fueron importantes: “en las dosfibras—una de color rojo y otra de co-lor amarilla—no existen colorantes ve-getales, ni colorantes animales, ni co-lorantes minerales…”. Según sus con-clusiones, “aquella pintura” no era unaobra humana.

Tengamos presente que el atuendono siempre estuvo protegido por uncristal y ha sido víctima de “acciden-tes” y atentados14 . Cálculos conser-vadores dicen de al menos 116 añosexpuesto directamente a los fieles.Tampoco la zona donde se hallaba te-nía las mejores condiciones: el Tepeyacde hoy, mucho más entonces, es unlugar muy húmedo. En 1753 MiguelCabrera relató cómo durante dos ho-ras varios eclesiásticos, sin cristal pormedio, pasaron por encima del ayateimágenes, escapularios y medallas. Esaera, al parecer, una práctica frecuenteen los primeros cien años.

Relacionado con el Nican Mopohua,los investigadores no creen que en di-ciembre hubieran podido florecer ro-sas en el Cerro del Tepeyac. No exis-ten estudios de la flora mexicana delsiglo XVI, pero los botánicos afirmanque las características del suelo —pe-dregoso—y del clima para entonceshacían “imposible” el nacimiento derosas de Castilla.

REINA Y EVANGELIZADORADE AMÉRICA

Es muy difícil hallar en América unahistoria cristiana tan sublime como elNican Mopohua, y también una evi-dencia tan sugestiva, enaltecedora delHombre y su Fe, como la imagen de laVirgen de Guadalupe. La “magia” que

sigue ejerciendo sobre creyentes y nocreyentes, sobre mexicanos y extran-jeros, la convierte en un valor inesti-mable de nuestros pueblos. Es unapena que no se sepa, por ejemplo, queal igual que la Virgen de la Caridad delCobre presidió las campañas libertariasde nuestro mambises, en México laGuadalupe fue inspiración y alicienteen sus luchas emancipativas —me pa-rece estar viendo las pinturas de épo-ca, esos estandartes de las tropas deHidalgo, donde ondea la imagen. Meatrevería a decir que no comprende-remos su historia, o una parte impor-tante de su cultura, si no conocemosese elemento fundacional de la identi-dad del pueblo mexicano, y por ex-tensión de Nuestra América.

Pero faltaríamos a un elemental prin-cipio del periodismo responsable si nomencionamos que dentro del propioMéxico hay personas, incluso muybien preparadas científica yculturalmente, que impugnan la legitimi-dad de la Virgen. Algunos articulistashan sugerido que la “aparición” de laSeñora del Tepeyac sirvió a la iglesiacatólica para autenticar su superioridadsobre la cultura azteca. Puede ser unadeducción lógica para un país, un Con-tinente, América, donde el conquista-dor erigió sus templos encima de loscadáveres y las ruinas de una no me-nos sorprendente cultura aborigen.

De cualquier modo, al pisar tierramexicana se experimenta una insólitafascinación por conocer La Villa y laimagen. Al movernos debajo de suspies, sentimos, además del mayor omenor fervor religioso, que estamosfrente a más de cuatrocientos años dehistoria. La Virgen de Guadalupe si-gue siendo muy simbólica, paradigmadel crisol que somos o queremos ser,de lo que nos negamos o nos quere-mos los latinoamericanos. Así parecehaberlo comprendido el Santo Padre ypor eso ha sugerido que su imagen pre-sida el Jubileo del año 2000 para Amé-rica, confiado tal vez en que hallemosen esta parte del mundo el mensajeevangelizador, de reconciliación, tole-rancia y perdón que ella misma nos tras-mite con su presencia entre nosotros.

NOTAS:1 En la Exhortación Apostólica Postsinodal

“Ecclesia in América” del Santo Padre Juan PabloII, se califica a la Virgen de Guadalupe ‘Reina detoda América”. El Papa acoge la propuesta de losobispos sinodales de celebrar el 12 de diciembre entodo el Continente Americano la festividad de laVirgen de Guadalupe, Madre y Evangelizadora.

a El autor quiere agradecer la colaboración parahacer este artículo, en primer lugar, de René P.,lector de San Antonio de los Baños que sugirió eltema; a Orlando Márquez, Director de PalabraNueva que proporcionó parte del material bibliográ-fico y su entusiasmo; y de manera muy especial a lamadre mexicana María de la Luz, de la Compañíade María, sin la cual este escrito fuera otra cosa.

2 Es la única figura mariana que se considera divi-na, no hecha por la mano del hombre, pues lasvírgenes que conocemos son reproducciones a partirde la aparición en determinado lugar a determinadaspersonas.

3 Tilma o Ayate: se usan indistintamente paradenominar una prenda que los indios mexicanosllevaban como abrigo y servía a veces para cargarobjetos como frutas o piedras.

4 Nican Mopohua. Historia de las Apariciones.Obra Nacional de la Buena Prensa. A.C. México.D.F.

5 Benitez. J.J. El misterio de la Virgen deGuadalupe. Sensacionales descubrimientos en losojos de la virgen mexicana. Editorial Planeta. 1988:18.

6 En la versión que nos ha llegado se lee Tepeyácac.7 Zumárraga, Juan ( 1458-1548). Primer arzo-

bispo de México, franciscano, introdujo en Méxicola primera imprenta y realizó otros proyectos de inte-rés cultural. Su conducta, sin embargo, fue contro-vertida pues se le adjudican posiciones en defensa delos indios y al mismo tiempo ejecucionesinexcusables como la de Don Carlos Ometochtzin,hijo del señor de Texcoco.

8 Jody B. Smith: profesor de filosofía de Cienciay Estética de la Universidad de Miami. Trabajó en elequipo de la N.A.S.A. que estudió la Sábana deTurín. Callagan: astrofísico, PHD y especialista enpintura. Reconocido investigador de la N.A.S.A.dedicado a experimentos sobre los efectos de la in-gravidez en animales.

9 Hemos prescindido del enjundioso informe porel espacio disponible, pero se trata de una detalladainvestigación donde se reflejan los materiales y losmétodos utilizados para llegar a esas conclusiones.

10 Benitez. J.J. El misterio de la Virgen deGuadalupe. Ob. Cit. 106-107.

11 Instrumento que utilizan los especialistas paraexplorar el ojo.

12 Biodegradable: la acción de la humedad, losmicrobios, o la luz, hacen que esos materiales sedestruyan con el tiempo.

13 Nació en Viena, en 1900. Se le concedió elNobel de Química en 1938. El régimen de Hitler leimpidió recibir dicho premio.

14 No hemos relatado, por no tener más espacio,los “accidentes” o atentados sufridos por la tilma y ala cual ha escapado milagrosamente. El más conoci-do fue la bomba colocada en 1921 junto a ella queretorció un crucifijo de latón y rompió ventanales ymobiliario a su alrededor sin que a la imagen lepasara nada.

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Cien años de soledad vino a ser aca-so lo que en teatro resultó la avanzadade Henry Ibsen (Noruega, 1828-1906)con su más notoria pieza: Casa demuñecas, por lo que de revolucionarioimplicaba en la exposición de un dis-curso que rompía con esquemas an-teriores asumidos tras varios siglos dequehacer dramatúrgico, y no sólo eso,sino que expandiría un nuevo espaciode debate social.

Henry Ibsen, en su momento, dabapie al llamado teatro moderno. Asícomo García Márquez, hacía explo-tar todas las posibilidades hasta esafecha experimentadas por los narra-

UANDO APARECEvolcánicamente en elmundo editorial la novelaCien años de soledadC

(Gabriel García Márquez,Colombia, 1928), parecía que lasletras latinoamericanas (muy enespecial la narrativa) habíanlogrado lo que antes en el SigloXIX las europeas: ocupar unespacio preferencial no solo en elgusto del público, sino prepararuna nueva mentalidad de “lectura”que iría más allá de lo puramenteliterario para imbricarse a factorestales como la identidad (cultural ysocial) y la autorreconquista (másque re-conocimiento) de valorestan intrínsecos de la nacionalidadlatinoamericana en sus múltiplesmanifestaciones.

cultura y arte

POR DORIBAL ENRÍQUEZ

¿precursor del boom o su superación?

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dores modernos, ubicando Cienaños... junto con su noveleta (¿cuentolargo?) Crónica de una muerteanunciada, en un lugar preponde-rante en la historia de la literaturamundial.

Pero en otro contexto, ya había al-guien que se anunciaba con una obraprofundamente arraigada en la histo-ria, aventuras y desventuras,vericuetos incontrolables y abismossucesivos, que es el alma americanaen toda su extensión e intención. Ha-blo aquí del cubano Alejo Carpentier.

Tan alejadas su persona y su crea-ción de lo que sería el boom de la lite-ratura (el propio García Márquez,Vargas Llosa, Lezama Lima, entreotros), la obra de este escritor, que vi-vió la mayor parte de su vida en París,arroja luces profundamente convin-centes como para llevarnos a compar-tir, o no, la tesis que propongo: ¿esAlejo Carpentier un adelantado del lla-mado boom o justamente desborda susmárgenes sinuosos para alejarlo concreces de ese gran e importante mo-vimiento, situándolo en el ancho deltade confluencias sociológicas, idiosin-cráticas, naturales y políticas que noson otras (en suma) de lo que han ve-nido a ser nuestras repúblicas surame-ricanas, a lo largo de un proceso quecomenzó con la colonización españo-la y no termina aun impulsado porotros resortes tan diferentes a aque-llos?

Este ser orgánico e inorgánico a lavez que constituyen nuestras nacio-nes y culturas que van hacia el sur ygiran al este por el Caribe anglo-fran-co parlante, son la masa con que nues-tro Carpentier horneó todos los panesposibles e increíbles de su historia.

Muchos aun desconocen cómoGarcía Márquez lo reconoce, no solopor su interiorización contenidista, sinopor su sustrato estilístico. El célebrecolombiano no pudo escapar al mun-do fascinante y aglutinador, de evoca-ción, de evolucionismo, de intoleran-cia, de subdesarrollo en fin, que ema-nan de los conflictos, los personajes ylas descripciones carpenterianas.

De las narraciones del autor cubanobastaría solo uno de sus capítulos,tomado al azar, para afirmar que sin élno hubiera existido Macondo, ni esedeslumbrador espacio que constituyeel alma tan aparentemente cercana yciertamente diversa que resultan nues-tras hermanas naciones.

Alejo Carpentier nos regala el másvirtual panorama humano que ningu-na otra literatura hubiera intentado; talvez el mundo haitiano que halló y pin-tó Pablo Gauguin (Francia, 1848-1903) solo es comparable con sus tex-tos, pero el artista plástico se quedóen su impresión ecuatorial y casi sel-vática, donde no pudo ver la otra ma-ravilla: la del ser humano caribeño.

Carpentier no deslindó jamás el con-texto socio-histórico de sus persona-jes, como no regaló ni hizo concesio-nes de ningún tipo, a la hora de pre-sentar las historias y sus protagonis-tas. El reloj regulador latinoamericanoparece ser, entonces, el vaivén conti-nuo –revoluciones y dictaduras– (qui-zás un arquetipo a lo Sófocles o Es-quilo, pero sin ese destino manifiesto);vaivén entre la tragedia y la comedia;el despertar a una aurora de emanci-pación cultural y el oscurecimientoprovocado por el caudillismo (comooveja negra que recorre a América);el vaivén de lo fastuoso a la más inve-rosímil pobreza o ignorancia; la enjun-dia de culturas tan diferentes como laespañola (o inglesa, o francesa, o ita-liana), como la llegada de Norteamé-rica, y la mestiza (negra), hilvanándoseen laberintos étnicos y religiosos quealcanzan de este lado del mundo, unadimensión jamás pensada y cuyas so-luciones anímicas no parecen llegarnunca a la apoteosis.

Solo tomo su novela El recurso delmétodo, para indicar cómo se develanallí las aristas más tristes de esa tradi-ción política fallida desde su propiagénesis, cuando España injerta ennuestras geografías un modus viven-di tan impropio a estas tierras, comolo pudieran ser los gitanos en el árti-co. La indescifrable nostalgia india yafricana por un retorno que no se pro-

ducirá, se mezcla entonces con losarrebatos electoreros, las profecíasinalcanzables de los brujos y lasadivinadoras, incapaces todos juntosde atisbar un futuro medianamentecierto para quienes viven, desde susriquezas inmensas y pobrezas inson-dables, la inagotable orgía de las re-vueltas sociales, mejunjes que preten-den paliar las diferencias impuestassiglos tras siglos, con la cabeza vuel-ta hacia una tierra que cada vez pare-ce producir menos, y la falacia de unmejoramiento buscado hacia fuera denuestras fronteras.

En este abatimiento se mueve laobra carpenteriana, sazonada por lamúsica, las cenas, los incestos, lasluchas fratricidas por el poder, lossube y baja de las familias, burgue-sías venidas a menos y pobres alenta-dos a vivir un mundo que les es indi-ferente y ajeno; y con ellos la mássensible de las agonías: inoperancia delas estructuras semifeudales, corrup-ción, y la siempre frustración expec-tante detrás de cada puerta, puertaconstantemente cerrada y que se en-torna cuando oye una musiquita quepuede ser un vals, un cuplé, una con-ga o simplemente un bembé afro lla-mando a una posible conciliación delas almas por lo menos en el más alláo canjeado en el cuerpo de un animal.

Esta vorágine humana, que tomacuerpo poético en El reino de estemundo, no encuentra su solución sinoen el trueque espiritual y físico. Quie-nes asistimos al evento de la inmorta-lidad caribeña soñada en la transfigu-ración recurrente de la reencarnación,comprendemos que ello no es másque la búsqueda de un germen al pa-recer muerto tras muchas épocas dedesatinos y separaciones impuestas;es, pudiera decirse, la reencarnacióncultural con la que defendemos, en elfondo, la arbitrariedad del destino quenos tocó en suerte.

En El recurso del método, hay mo-mentos donde se dice, dentro de ungran parlamento y del que tomamoslos aspectos de mayor interés paranuestra reflexión:

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“(...); pero la política, la abyecta po-lítica, con sus alborotos, sus pugnasde partidos, sus feroces batallas parla-mentarias, estaban trayendo la confu-sión y el desorden en este país esen-cialmente razonable. Cosas como el es-cándalo de Panamá, el Affaire Dreyfus,hubiesen sido inconcebibles en tiem-pos de Luis XIV. (...) Mire los paísesescandinavos, ejemplos de orden y deprogreso, donde los estibadores traba-jan de chaleco y cualquier albañil tienesu reloj de leontina bajo la blusa. ElBrasil fue grande cuando tuvo un em-perador, como Pedro II (...). Méxicofue grande cuando tuvo a Porfirio Díazen una siempre renovada presidencia.(...) Aunque me jactaba –eso sí- deque, para mi país, tras de un siglo debochinches y cuartelazos, se habíacerrado el ciclo de revoluciones, re-voluciones que no pasaban de ser, enAmérica, unas crisis de adolescencia,escarlatinas y sarampiones de pueblosjóvenes, impetuosos, apasionados, desangre caliente, a los que era preciso,a veces, imponer una cierta disciplina(...). Había casos en que la severi-dad era necesaria, pensaba el Aca-démico. Además, bien lo había dichoDescartes: Los soberanos tienen elderecho de modificar en algo las cos-tumbres...” (pp. 35-36).

Y es que nuestro continente es unespejo frente a otro espejo donde serepiten secuencias infinitas y donde,al final supuesto se le pudieran su-mar las aspiraciones de un pueblo quejamás se olvida de sí mismo y quesabe convivir con las culturasforáneas, pero que todavía parece nosaber gobernarse.

Por eso no temo en afirmar que de-cididamente la obra de Alejo Carpentier,más que vislumbrar un mundo, retor-na constantemente, aunque sabe quees imposible, y la magia que desbordanuestras realidades como summum deambigüedades y tangibles esperanzas,está en todas partes.

Entiendo que las visiones deCarpentier y las del llamado boom acer-ca de la realidad americana tienen di-ferentes coordenadas, tanto en estruc-

turas literarias (casi se creó un mode-lo de “decir”), como en la dimensiónética de sus personajes.

Si el cubano fragmentaba en un irislas eventualidades dramáticas del tex-to, apoyándose en utilería tales comoel amplio conocimiento suyo de mú-sica, artes plásticas, historia, periodis-mo, cultura material en general, noescapa empero este relacionante paraque los personajes se movieran a gustoen este concierto, donde lo funcionalo aparentemente útil se imbrica en laconsecución de las actitudes, tanto enel orden protagónico como elgeopolítico en las que las ubica, pro-bando una y otra vez cada señal, cadaclave, sin denotar cansancio, aunquees de reconocer que una parte de loslectores refieren “agobio” ante tantotratamiento hipercognoscitivo, en pro-testa tal vez por un alargamiento de laanécdota por resquicios que sedesmembran y desmembran casi hastael infinito. En el caso de GarcíaMárquez (por citar solo un autor ypienso que el más resonante), estecampo visual de desarmonía, caosnatural y humano, sin llegar a lotangencial sino dérmico, reduce su usomás al aspecto técnico (recurso lite-rario aun utilizado por escritoras comoIsabel Allende), por situar la historiadel hombre americano como fruto deun injerto espiritual impuesto por la na-turaleza misma de nuestro ser,irrenunciablemente fatídica,melodramática, que a pesar de todoavance científico o tecnológico, norenuncia a una esencia que si no losingulariza del todo, por lo menos lopenetra de inhibiciones ancestrales eimpotencias políticas que pueden ob-servarse con claridad en la conforma-ción del eje familiar en que se desen-vuelven, cuyo sino es ese, el de estarvinculados a un cataclismo y una épi-ca que rebasa los límites de las revuel-tas sociales y ajiacos étnicos.

Por ello prefiero identificarme máscon el criterio de que Alejo Carpentier,aun con estos parecidos ingredientes,pero de una factura más propia, y contodo lo que de rechazo recibe de pri-

mera instancia una lectura de cual-quiera de sus novelas, él devela unametamorfosis en constante descala-bro y eternas utopías, signadas poraquel sinusoidal ritmo que han sidolas vidas de nuestros pueblos: revo-lución-dictadura, cuyas cimas y va-lles se marcan en extremo por mo-mentos, para volver a ser lo que son ,parte intrínseca de una idiosincrasiagastada hasta el hastío y cuya supe-ración, y ahí el gran valor que le pro-pongo a la obra carpenteriana, noestá en la disolución de su espíritu,sino en el autorreconocimiento defacultades (para bien o para mal) queen definitiva nos conforman y deta-llan hacia un porvenir que no nece-sariamente tiene que ser hipotético,holocáustico, simbreador, sino querompa con la tela de araña en que seha visto amarrada (o a la que la hansujetado).

Si ello resulta uno de los aportesmás significativos de su obra, que-de pues al lector (avezado o no enestas lides), insinuar un aliento a fa-vor del escritor cubano que, sin pre-tender nunca moldear categorías,pienso seriamente encaja en el lla-mado boom literario, al compartirloy sobrepasar con creces no solo susmotivos recurrentes (estructura na-rrativa) sino englobar algo más queuna historia, un mundo humano, ala vez que continental, universal,dadas las diversas herencias eviden-temente comprobables.

Carpentier gana, creo, en ese rue-do, y así podremos, además de ubi-carlo en el marco legítimo de esa ex-plosión de las letras hispanoameri-canas, replanteárnoslo más acá enel tiempo, como una profecía peren-ne de que el arte es capaz devindicarnos y ponernos en un justolugar (por lo menos implícitamentelo introspecta) dentro de la literatu-ra mundial de todos los tiempos.

REFERENCIAS:Carpentier, Alejo: El recurso del mé-

todo. Ediciones Huracán. Editorial deArte y Literatura. La Habana, 1974.

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CAPÍTULO IDONDE ESTELVINA NO DEJA

HABLAR AL SARGENTO–¿Cómo ven ustedes, que las prota-

gonizan, las telenovelas?– Nos gustan muchísimo –respon-

de Mario–. Las historias que se cuen-tan son atractivas... Están cargadas demelodrama, de un poco de folletín, unpoco de novela rosa, están dotadas detodos los resortes probados histórica-mente desde el teatro griego, y ade-más, las recibes en tu casa, en colo-res, y tienen un efecto sin dudas for-midable. Es el cuento de la Cenicientacontado de mil maneras distintas.

– Mario ha trabajado más en ellasque usted, la han encuadrado más den-tro del humorismo...

– Aunque yo procedo del teatro; soy

fundadora del grupo Rita Montaner.Empecé allí como cantante y actriz.Después pasé al Teatro Martí, dondehacía la damita joven. Trabajé allí jun-to a Candita Quintana, Alicia Rico,...

– Tú eres heredera de esa tradición...– Aunque no hacía allí el papel de la

mulata, en las comedias esas hacía ladamita con el galán, porque eran co-medias de situaciones, no como aho-ra que todo es el chiste por el chiste.

– Situaciones que no están en nin-gún lado ahora –tercia Mario–. Parahacer humor hay que ser como dosveces actores.

– En la televisión –vuelve Aurorita–,empiezo haciendo La Comedia delDomingo y San Nicolás del Peladero,que lo realicé por muchos años.

– San Nicolás... es el programa conque el pueblo los asocia...

– Allí estuve muchos años y eso me

marcó –continúa Aurorita–. Comotambién me marcó Alegrías de Sobre-mesa. Entonces, haciendo en la TV SanNicolás... con el Sargento Arencibia,y en la radio Alegrías... eso me mar-có, ya los directores te conciben conun esquema y te ponen la etiqueta y teencuadran. Yo he tratado de salir deeso. Ahora estoy haciendo en radioFiesta Guajira, como animadora. Enteatro he interpretado la Dolores San-ta Cruz, de Cirilo Villaverde.

– ¿A través del ICAIC, en las pelí-culas cubanas, tú has trabajado másque Mario?

– No. Yo he trabajado en películasque todavía no se han visto aquí.Bueno, hice Las profecías de Amanda-una escenita-, en colaboración. Tam-bién trabajé en Cuarteto de La Haba-na; otra escenita. Pero un papel en elICAIC, en sí, todavía no me lo handado. En la película brasileña Estor-bo, dirigida por Ruy Guerra, tengo másparticipación. Hice un personaje im-portante, en portugués. Es dramá-tico y tengo dos o tres escenas bue-nas dentro de la película... Sigo ha-ciendo Alegrías de Sobremesa. Hace 34años que trabajo allí, soy fundadora delprograma y voy a seguir trabajando enél. La gente me quiere mucho y Lubertaes una gente maravillosa. Yo le digo el

ARIO LIMONTA Y AURORA BASNUEVO NOnecesitan presentación. Bastan sus nombres para hacernossonreír. Él ha hecho del hombre duro una creación siempreM

POR ZITA MUGÍA SANTÍ YROGELIO FABIO HURTADO

Entrevista a Mario Limonta y Aurora Basnuevo

renovada. Ella ha enriquecido al tipo de mulata de rumba, agregándoleinteligencia a la gracia sensual. Como todos los grandes actores, amboshan incorporado frases y gestos al repertorio expresivo del cubano dehoy. Cuando llegamos, disfrutan de la novela de la tarde. El sobrioapartamento está presidido por un Payaso del excelente pintor que fuerasu amigo, el también excelente actor Idalberto Delgado.

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Zar del Humor, imagínense. Tengocomo seis Premios de la Popularidadpor el programa y este año gané en elFestival de la Radio como la mejor ac-tuación humorística.

CAPÍTULO IIESTRELLAS NACIENTES

– ¿El amor entre ustedes surgió aprimera vista?

– No, no surgió a primera vista. Éltuvo que correr detrás de mí durantemucho tiempo, mucho tiempo, perobueno, al final...

– ¿Como se conocieron?– En el programa de aficionados de

José Antonio Alonso. Nosotros em-pezamos ahí. Yo era Estrella Nacien-te. Empecé cantando, gané cantando,pero soy maestra normalista. Me pre-senté y obtuve el Primer Premio. Yaera “Estrella Naciente”. Al año de es-tar en el Programa, se presenta Mariocomo declamador; ganó también y sehizo “Estrella Naciente”. Entoncesempezó el romance entre nosotros yél me decía: “Ah, usted es normalis-ta...” y qué se yo cuántas cosas... Peroél era un guajiro y yo no estaba paraesas cosas de campesinos acabadosde llegar.

– ¡Ayyyyy! Pero qué barbaridad –interviene Mario–. Ella cuenta la his-toria a su manera. Esto es comoRashomon*.

– Eso era jugando –aclara Aurora,mientras nos regala su espumosarisa–. Entonces empezamos ese ro-mance entre canciones. Ese romancefue televisado...

– ¿Cómo fue eso?– Dentro del Programa yo cantaba

canciones de Isolina Carrillo, dirigi-das a él, con indirectas...

– Y yo le contestaba con poemas,según el caso.

– Aurora, ¿en su familia había ar-tistas?

– No, no.– En la mía sí –dice Mario–, por-

que mi papá era cantante de afición.Él era tabaquero y tú sabes que lostabaqueros siempre han tenido una vin-culación histórica con la trova, enton-

ces él cantaba, hacía un primo muybonito, y yo, desde chiquito, oía a lostabaqueros los sábados, cuando termi-naban de trabajar, en las trovas, laspoesías, o sea, que yo desde niño, niño,niño iba hasta la tabaquería y estabavinculado al canto. Lo que no he sidonunca es cantante porque soy muydesafinado, no tengo oído, no cuadro,pero todas esas canciones de la trovaantigua, de la trova tradicional, las oíayo en la tabaquería desde niño.

– Bueno, vamos a ver, ¿cómo es lahistoria del romance según Mario?

– Yo vengo a La Habana a estudiarDerecho en la Universidad en el año1956. Eso coincide con la época de laviolencia y la insurrección, entoncescierran la Universidad. En definitiva amí no me interesaba ninguna carrerauniversitaria, sino más bien ser artista,pero antes en Cuba eso era muy difícilporque no existían academias de artecomo hay ahora. Existía la AcademiaMunicipal de La Habana, pero yo notenía ningún vínculo. Yo era un guajirode Holguín, y existía el Teatro Univer-sitario, pero entonces había muchosprejuicios entre los compañeros, por-que yo estaba vinculado al movimien-to revolucionario y los compañerosmíos me decían: “Oye, ten cuidado conel Teatro Universitario...”. Había mu-chos prejuicios. Yo había trabajado enla Radio desde que tenía 15 años y losprimeros salarios que me gané fueronen la Radio diciendo poesías y traba-jando a veces de locutor. Entonces,cuando cierran la Universidad, me voya trabajar a una fábrica de tabaco enMarianao, que se llamaba Beck. Un díael lector se enfermó, y me dijeron quecogiera y empezara a leer, y desde en-tonces ya nunca más hice tabacos, puesme quedé leyendo. En eso triunfa laRevolución y encuentro el camino ex-pedito no para estudiar Derecho, sinopara ser artista. Y aproveché. Apareceuna convocatoria en el Teatro Nacio-nal de Cuba, me aprueban y entro, conla posibilidad de estudiar esta carreradesde el punto de vista académico. Allíhabía un curso por la mañana con

muchos profesores. Recuerdo al Doc-tor José Ángel Bustamante, quien nosimpartía Sicología. Nos daban tambiénHistoria del Teatro Clásico Español,Técnica de Actuación, un curso com-pleto de Danza (de gran calidad), etcé-tera, etcétera.

CAPÍTULO IIIDE CÓMO EL

SARGENTO ARENCIBIAFUE PRIMERO EL CABO LÓPEZ.

– Entonces por primera vezStanislawsky, un método de actuacióny posibilidades de desarrollo. Al mis-mo tiempo yo no había abandonado eltrabajo en la radio y la televisión. En1959, en la Novela Horizonte –equi-valente la telenovela de ahora–, hiceIndio, y en 1962 o 1963 hice Sandokan,un co-protagónico importante. Enton-ces en Horizontes hice un personajeque se llamaba el Cabo López, que ha-blaba así como el Sargento Arencibiadespués. Porque buscando y buscan-do que el personaje tuviera algo que locaracterizara, empecé con un tabacoen la boca y empecé a recordar al papáde Aurora, que me hacía unos cuen-tos, y dije: “Déjame asociar aquí”. Yasociando con el tabaco en la boca mesalió la forma de hablar del SargentoArencibia, que salió de esa telenovela.Por cierto, el personaje pegó porquefue la primera vez que se dijo una malapalabra en la televisión. Cuando yo dijeal terminar el capítulo: “Te voy a arran-car la cabeza, c...”. Al día siguientese cayó el teléfono del Canal 6 a lla-madas. Ese personaje ManuelCarballido lo vio y me preguntó que siyo estaba dispuesto a hacerlo en SanNicolás del Peladero. Le respondí quesí y el personaje pegó.

– ¿Cuántos años duró San Nicolás?– Veinte años y pico –dice Aurora–.

La calidad que tenía ese programa. To-davía la gente se acuerda de San Ni-colás del Peladero y me dicen por ahí“la guaricandilla”. La gente añora tam-bién Casos y cosas de casa y Detrásde la fachada, porque se ha perdido esetipo de humor, humor de situaciones.

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CAPÍTULO IVDONDE SE DISPUTA

SI SANDALIO “EL VOLAO”ES NOBLE O ZORRO

– ¿Cómo compaginan ustedes suvida privada y su vida artística?

– Nos compenetramos. Por ejem-plo, Mario es una gente muy culta. En-tonces cuando yo voy a hacer algúnpersonaje de época, él sabe situarmey me apoya indicándome libros. Haya veces también cosas de él que yodigo que no me gustan en cierto sen-tido, aunque a él no le gusta que locritiquen mucho, porque él es Don Per-fecto, pero si no me gusta se lo digopara que él lo analice... Yo me ocupomucho para que él se mantenga, paraque sea una persona que no se pongaviejo, y esas cosas, aunque él se ocu-pa de hacer sus ejercicios para man-tenerse, pero bueno. Él dejó la bebi-da, ya no toma nada, pero el cigarrono quiere dejarlo...

– Una pregunta cruzada, para losdos. ¿Cuál es la principal virtud y elprincipal defecto que cada uno en-cuentra en el otro?

– La principal virtud de Mario es queél es una gente muy noble y es una per-sona que no le hace daño a nadie, unapersona muy positiva, muy abierta, sunobleza es su principal virtud y su prin-cipal defecto es que es muy prepotente,demasiado machista –vuelve a reír–. Hasido toda su vida tratar de arañarme lapintura, pero no puede, yo soy de un13 de agosto y no puede. Él es muynoble, muy buena persona, pero quie-re imponerse. Es un zorro, pero es unapersona buena. No sé si será noble ozorro, está entre esos dos...

– Bueno, quizá la duda sea la quemantiene viva la relación.

– Yo voy a ser simple –sentenciaMario–. Lo mejor es la bondad, lo másmalo es la lengua...

(Risas generalizadas.)– Voy a hacer un poquito de café

–anuncia Aurorita y se retira momen-táneamente.

– Caballeros –toma la iniciativaMario–, ¿ustedes ven la telenovela?

¿Les gusta?– Yo, francamente, no la veo...– Yo sí –salva Zita la situación–. Y

ayer vi un panel con críticos...– Se dieron banquete –se queja

Mario–. Nos destrozaron.– ¿Qué opinión te merece la novela,

Mario?– Ahora yo no puedo emitir un jui-

cio imparcial, no es fácil, quizás den-tro de algún tiempo...

CAPÍTULO VDONDE SE TRATA ACERCA

DE LOS BUENOS Y LOS MALOS– Mario, ¿nunca le ha tentado la di-

rección?– Yo he dirigido teatro, radio, y una

vez en televisión. Me ha tentado diri-gir, pero bueno, hay algunas trabas detipo administrativo: para ser directortienes que presentar tal proyecto, yobtener una evaluación, si no, no pue-des dirigir, etc., etc. Y a mí no me hainteresado mucho eso.

– ¿Te gusta actuar?– Sí, me gusta mucho actuar. Las

ocasiones en que he dirigido fueroncuando estaba estudiando en el teatro.Entonces aprendí a dirigir.

– Él es muy buen director –inter-viene Aurorita que ya regresa con elcafé–. Los compañeros de las obrasque él ha dirigido lo saben, porque sabelo que quiere el actor, y decirle la for-ma de llegar a ello. Él debía dirigir, perono sé por qué, le gusta más actuar. Yacuando coja un poco más de años ysea un galán otoñal, porque él todavíase siente pepillo...

– No sé, ahora lo que me interesa esrecuperar el tiempo perdido, porqueestuve cuatro años sin hacer televisión,y entonces desde 1997 estoy traba-jando, y eso es lo que me interesa.

– Esos cuatro años sin hacer televi-sión fueron...

– Debido a la situación económicadel País. Eso fue en el 93, 94, 95 y96. ¡Candela! No había dinero parahacer programas, la etapa más críticadel período especial. Hice dos capítu-los de Día y noche, que era un casosobre la cervecera, que al fin no salió.

– Siempre te encasillan en el duro yen el malo.

– No, aquí era un dirigente, era delos buenos. Yo no creo en la separa-ción esa entre buenos y malos, sinoentre buenos personajes o malos per-sonajes, porque a lo mejor hay unobueno que es muy mal personaje, por-que es muy plano, no tiene matices,tiene una camisa de fuerzas, porquete dicen no -“acuérdate que éste es unhéroe”-, y entonces este hombre nopuede, tú me entiendes...

– Hay personajes que tienen posibi-lidades para que uno se destaque más–interviene Aurora–, porque tiene unabuena historia. Mira, el personaje esteque él está haciendo, Anselmo, es muyagradecido, está muy bien escrito. Esun malo al que se le puede sacar, alque le puedes dar vida...

– Mario expresa muy bien la violen-cia con economía de medios...

– El malo es por lo que haga, no porla cara que ponga –apunta Aurora.

– Miren –interviene Mario–, Ansel-mo es malo ¿no?, pero quiere a la mujerde verdad, porque el malo no es abso-lutamente malo, ni el bueno es absolu-tamente bueno –terminan riendo.

– La onda de los chinos, el Ying y elYang** -cita Mario-.

CAPÍTULO FINAL– ¿En qué año se casaron?– En el 60; el 27 de diciembre de

1960 –precisa Mario.– Cosas de orientales: diciembre, el

amor, siempre las bodas tienen que seren diciembre. Para celebrarlo todo junto.

– Síiiiii –enfatiza Mario.– ¿Entonces tú eras maestra....?– Estudié en la Escuela Normal de

La Habana, y después estudié en la Es-cuela de Artes y Oficios donde apren-dí repujado; soy artesana titular, aun-que nunca lo ejercí. Fui maestra deescuela primaria de 4to. grado. Al prin-cipio de la Revolución, cuando se fue-ron del País muchos maestros. Yohice hasta Kindergarten, y trabajé enescuelas nocturnas. Trabajé muchocomo maestra. También di clases enSecundaria...

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– Y antes cuando ibas allí, a la Juntade Educación –evoca Mario.

– A esperar para ir a “andar La Ha-bana”, sustituyendo a las maestras quefaltaban. Después de la Revolución medieron varias aulas como en tres o cua-tro escuelas, y además cantaba, car-gaba con mi bultico y para el ICR, peroél era muy celoso y no quería que yome metiera en el arte. El artista él, yyo, la Señora del artista...

– ¿Proyectos pendientes?– Yo tuve muchas oportunidades –

responde Aurorita–. Como artista mesiento realizada. Quiero hacer cosaspara mantenerme. Ahora me interesagrabar un disco (que no lo tengo); undisco de música variada cubana y se-guir en el cine, porque le cogí gusto alcine. Acabo de llegar de París, dondehice Salsa, una nueva película en laque interpreto un personaje que nadatiene que ver con Estelvina, ni con elPeladero... y con la fonética en fran-cés. Se trata de una cubana que haceveinticinco años que vive allí, que fuebailarina de Tropicana y tiene en Parísuna Academia de Baile y mi personajees como un hilo conductor de princi-pio a fin en toda la película.

– ¿De qué actores consideran haberaprendido?

– Bueno, de muchos artistas –siguediciéndonos Aurorita–. Nosotros tra-bajamos con la gente de la vieja guar-dia completa. María de los ÁngelesSantana, Enrique Santiesteban, Enri-que Arredondo...

– A mí Carlos Paulín me enseñó ahacer radio –apunta Mario.

– Raúl Selis me enseñó mucho enlas novelas dramatizadas de Radio Pro-greso cuando empecé. Lo que pasa esque después me tiraron para el humor,y eso me ocupa mucho tiempo. Nopuedo hacer novelas por la mañana yhumor por la tarde. El radio es muyexigente. Podría seguir nombrando:Abelardo Rodríguez, también muybuen director de radio. Y en el “Martí”:Candita, Alicia Rico, Américo Caste-llanos, Carlos Pous, me enseñaronmucho. Isolina Carrillo fue mirepertorista, mi profesora que me en-

señó a cantar. Recibí clases de ZoilaGálvez. En el Grupo Rita Montanercon Cuqui Ponce de León...

– ¿A qué dedican su tiempo libre?– A leer y conversar –nos dice

Mario–. Lo que pasa es que en es-tos tiempos ya uno no encuentramuy buenos conversadores. La con-versación en Cuba ya no se practi-ca mucho, pero me gusta muchoconversar.

– Y tú, Aurorita, ¿a qué lo dedicas?– A mi casa –que me envuelve– y a

mi único hijo. ¿Ustedes saben que yotengo un hijo? ¿Lo sabían?

– Sí, lo sabíamos.– Es el único hijo que tengo. Yo fui

parto con fórceps y me quedé conese nada más, así que es la gran tra-gedia que me ha marcado para todala vida. Porque hay que atenderlo. Élestá en la Quinta Canaria internado ysale los viernes, sábados y domingos,pero hoy tenemos esa actividad en laCUJAE entonces mañana lo vamos abuscar y lo traemos...

– Él se pasa con nosotros los vier-nes, sábados y domingos –enfatizaMario.

– ¿Y cómo se llama?– Mario Limonta Basnuevo –dice

Aurorita.– ¿Qué edad tiene?– Va a cumplir 38 años –dice Mario.– Yo no quise tener más... Miren,

aquí está Mayito –nos muestra unafoto reciente de los tres miembros dela familia–. Es mi hijo...

– ¡Ah!, pero se ve muy bien. Se veque está bien atendido.

– Aparentemente él no tiene nada –prosigue Aurorita–. Su coeficiente deinteligencia es normal bajo. Lo únicoque tiene es que es esquizoide, por lode los fórceps... Es muy bueno, nues-tro hijo, y lo queremos mucho.

– Las personas del pueblo que losaben siempre se muestran muy soli-darias con ustedes.

– Sí, como no. Yo lo sé –concluyeAurora.

– ¿Tienen alguna relación con la fe?En sentido general, ¿han tenido algu-na evidencia...?

–Yo sí –contesta Aurorita–. Yo creoen Dios, pero no soy una creyente or-todoxa, digamos. Yo creo en Dios,tengo fe en la Caridad del Cobre, en ira las iglesias de vez en cuando, yo mecrié en la religión católica...

– Y en San Lázaro –acota Mario.– A San Lázaro voy también y a ver

a la Virgen de Regla. Creo en la reli-gión tradicional que nos enseñaron acasi todos los cubanos, vaya, pero noestoy en la santería. Yo respeto, perono estoy en nada de eso. Mario no,yo nunca lo he visto con religiones...

– Yo respeto –nos dice Mario–. LaBiblia me la he leído, te voy a decir,como dos veces, porque me intere-sa como documento literario, comoparte de la cultura del hombre, túme entiendes, porque la religión esparte de la cultura del hombre. Nohe leído el Corán de los musulma-nes, ni la Torá de los hebreos, perosi me caen en las manos me los leotambién.

– Mario es una enciclopedia ambu-lante. Yo leo, pero no tanto como él.Él se duerme todos los días con unlibro.

– Me he leído todo lo que me hacaído en las manos. Hay historias enla Biblia que son tremendas. La deSalomón es fabulosa, los Salmos sonbellísimos. Cualquier persona que as-pire a ser culto tiene que conocerla.

– Como en los buenos programas,el tiempo no da para más. Para des-pedirnos le pedimos a esta pareja pararespetar un mensaje especial para loslectores de Palabra Nueva.

– Mario: ¡Qué el Amor los acom-pañe!

– Aurora: A los lectores de PalabraNueva les deseo mucha salud, muchoéxito en la vida, y un optimismo comodiría Estelvina: “¡Qué vida más sana,qué aire más puro!”

NOTAS:* Rashomon. Célebre novela de Akutagawa

Ryunosuke llevada al cine en 1950 por AkiraKurosawa, donde una misma historia es con-tada desde diferentes puntos de vista.

** Ying Yang. Según la antigua sabiduríachina, el mundo está compuesto por estos doselementos que se conjugan y se complementan.

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Niveles: diocesano y nacional. Se podrá concursar en los siguientes géneros: biografía yensayo: hasta 10 cuartillas de 25 líneas, artículo: hasta 5 cuartillas de 25 líneas.

Los trabajos deben indagar en la obra pedagógica formativa de José de la Luz yCaballero u otros maestros cubanos que aun se encuentran relegados en la memoriahistórica o sean insuficientemente conocidos. Se tomará en cuenta también la valoraciónque se haga sobre la significación y trascendencia de la labor educacional desarrolladapor los pedagogos tratados.

El jurado prestará especial atención a los siguientes requisitos: a) Fidelidad al tema. b)Trabajo inédito.

Podrán participar maestros y profesores (en ejercicio o jubilados), jóvenes (estudiantesy trabajadores) y adultos en general. Cada trabajo debe ser acompañado de un sobresellado con la información necesaria sobre el autor o autores (nombre y apellidos, edad,sexo, ocupación laboral -en el caso de los trabajadores-, parroquia, diócesis, direcciónparticular y teléfono). Los autores deben enviar sus trabajos al responsable diocesano dela Comisión de Cultura. En el caso de la Arquidiócesis de La Habana enviarlos al señorEmilio Barreto, en el Arzobispado de La Habana.

El plazo de admisión en las diócesis cierra el 20 de abril del 2000.

Jubileo del Educador

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Como parte de un trabajo coordinador, el Instituto deCooperación para el Trabajo Social Intercultural In-

ternacional (ISIS) y el Centro de Estudios de la Arquidiócesis deLa Habana (CEAH), perteneciente al Arzobispado de La Haba-na, órganos gestores de una acción cultural y social del laicadocubano y alemán, con experiencias comunes en la proyección deestas líneas y vinculados hace ya algún tiempo en la consecu-ción de intereses comunes, celebraron un Taller en nuestro país,entre los días 13 y 17 de septiembre pasado.En el orden personal, esta reunión sirvió para el reencuentro deintelectuales cubanos y alemanes, con contactos efectuados enEichstet (Alemania), y ahora en Cuba. En el plano científico fuemarco necesario para la concertación de acuerdos bilaterales,entre ISIS, CEAH y Cáritas Cuba.Este Taller –efectuado en la Casa Arzobispal- que, tanto en elacto inaugural y en el de clausura, contó con la presencia de SuEminencia el Cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana,logró aunar, además de los intereses ya mencionados, esfuerzosen pro de una gestión dirigida, primero al aseguramiento de unabase material y conceptual, tanto para uno como para otro, y lafirma de una carta de intención, concertada en el Acta Final de laReunión, en cuyos puntos fundamentales están recogidos losaspectos que atañen a esta labor, que necesitaba de una concre-ción in situ de los interesados en cuestión.El programa de reuniones desarrolló los siguientes temas: 1)Presentación de problemas teóricos de la Iglesia Católica (Padre

Marciano García, ocd). 2) Experiencia del C.E.A.H. como espacioconfigurante de la vocación dialógica de la Iglesia local en elproceso de reconciliación nacional (Doctora Ivette Fuentes). 3)Papel del laicado en las instituciones culturales y académicas.Experiencia alemana (Padre O. Noggler). 4) Iglesia, Estado, Aso-ciaciones civiles como proveedores del Trabajo Social y de dedi-cación social. Proyecciones cultural y docente-académica del tra-bajo social de la Iglesia (Profesor Peter Uraht). 5) Proyecto “Aco-gida a la vida”. Experiencia en Cuba (Sor Victoria Benéitez). 6)Cáritas en Cuba: antecedentes, realidades y perspectivas (Doc-tor Rolando Suárez Cobián). 7) Evaluación y discusión de lasposibilidades de cooperación a través de un programa de inter-cambio. Enfoques de promover la cooperación internacional (Pro-fesor Alexius Bucher, Licenciada Christel Wasiek y Profesor HorstSing).Se celebró además una mesa redonda con el tema: “Definición delos objetivos y enfoques de una posible cooperación, esbozo dela promoción de una red de planificación de la primera etapa decooperación”, donde se abordaron temas afines a ambas partes,y el último día de trabajo, fue dedicado a la confrontación paralograr la materialización de los proyectos propuestos y aproba-dos, tanto por Cáritas Cuba, como el C.A.E.H. El programa con-templó la presentación del libro La familia y sus raíces en lanación cubana, publicado por Ediciones Vivarium, que aborda elproblema en cuestión desde diferentes puntos de vista. Tambiéndurante cada día se efectuaron visitas a lugares de interés mutuo.

EN LA HABANA POR DORIBAL ENRÍQUEZ

TTTTTaller dealler dealler dealler dealler decooperación internacional

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apostillas POR MONSEÑOR CARLOS MANUEL DE CÉSPEDES GARCÍA-MENOCAL

Por consiguiente, toda situación vital, más allá del mar-co estrictamente académico, es una situación de posibleaprendizaje. Creo que vale esta afirmación para todos losmomentos de la duración de la existencia: niños, jóvenes,adultos, ancianos... Una edad tiene más facilidad que otraspara ciertos tipos de aprendizaje, pero éste nos convoca atodos. Nadie debería sentirse excluido de la posibilidad deincluir novedades a su tesoro interior o de realizar modifi-caciones en alguno de sus componentes. Otra cosa es quetengamos la disposición para el aprendizaje: la atencióndespierta, las antenas bien dirigidas, los ojos, los oídos, elcorazón y las entendederas bien abiertas y acogedoras y,por supuesto, los filtros en buen estado. Así como volun-tad de realizar el esfuerzo que todo aprendizaje requiere. Yesto tanto en nuestra más rutinaria y humilde vida cotidia-na –cada quien tiene la suya propia– cuanto en las situa-ciones que la rompen. Hay quienes pasan junto a las oca-siones de aprender algo bueno sin darse apenas cuenta o,aun percibiendo la oportunidad, se dejan dominar por lapereza demoledora, no reaccionan y la posibilidad de ese

preciso aprendizaje se les escapa, quizás para siempre. Eltiempo realmente perdido es lo único irrecuperable en lavida. Le doy gracias a Dios de que en ese pecadoexistencial nunca he caído. De otras cosas debo arrepen-tirme en mi ya no corta vida, pero no de falta de disposi-ción para aprender realidades muy disímiles, para com-prender situaciones humanas distintas, ni de esforzarmepor lograrlo. Me parece que el día en que caiga en tal pe-cado, habré dejado de ser yo mismo y no solo estaré yacomenzando a morir como ser humano, sino que ya habréempezado a corromperme y a convertirme en carroña, ensal que no sala y en luz que no alumbra.

En los meses de septiembre, octubre y noviembre hetenido la oportunidad de ejercitar las facultades del apren-dizaje, de manera muy especialmente intensa, con motivode viajes que me forzaron a incorporar realidades particu-larmente enriquecedoras y de las que ahora me siento deu-dor para con las personas que me rodean. Cuando se po-see algo de cualquier orden, material o espiritual, el estilocristiano de convivencia nos impele a compartir con quie-

ABITUALMENTE RELACIONAMOS EL APRENDIZAJE DE UNAdisciplina filosófica, científica, técnica o artística con la transmisiónsistemática del conocimiento por medio de clases, conferencias, estudiossistemáticos, trabajos prácticos de laboratorio o de análisis dirigido de laH

naturaleza, etc. Ciertamente estos medios son insustituibles, pero no son suficientespara adquirir un conocimiento integral que llegue a influir en la vida personal y,desde ella, en la de los demás. Como regla general, que siempre admiteexcepciones, esos medios requieren como complemento, también insustituible, lasrelaciones interpersonales, la observación penetradora de la realidad, tanto de lapersonal más íntima, cuanto de la exterior, ya que ambas deben conducir a lainteriorización fecunda. Las realidades externas no constituyen realidad paranosotros hasta que no nos apropiamos de ellas y las insertamos armónicamente ennuestro ámbito interior.

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nes nos rodean esa riqueza que nos es dada, no para otracosa que no sea servir mejor a los demás.

En septiembre realicé un corto viaje a Madrid pues ha-bía sido invitado a pronunciar una conferencia en la Casade América sobre Cuba aquí y ahora. Visión de un hom-bre de fe, en el marco de una serie de conferencias sobrecasi todos los países americanos, serie que se tituló Enbusca del paradigma perdido. Nada tengo que añadir eneste texto que no sepan los cubanos de Cuba acerca de mipensamiento. No suelo decir fuera de Cuba lo que no digoen Cuba y en Cuba se sabe muy bien qué pienso y quésiento, en la hondura más honda de mi ser, acerca de nues-tra Isla. Esta nueva y brevísima estancia madrileña mebrindó la oportunidad de revisar la edición en curso de unprecioso libro poético de la Biblioteca de Autores Cristia-nos, titulado Felicidades, Jesús, editado con motivo delnuevo milenio. Se eligieron poemas y prosas poéticas decasi un centenar de autoresen lengua castellana, todosacerca de los primeros dosmil años de presencia cris-tiana explícita en nuestro pe-queño mundo. El consejoeditor eligió un poema mío,¿Felicitarte, Jesús? Apare-cerá incluido en dicho libro,que ya debe estar saliendo deimprenta. También en eseviaje peregriné al pueblo deTembleque, en el que viviónuestro Jorge Mañach deniño. Precioso pueblo man-chego que Jorge Mañach nunca olvidó y que hoy hacepresente a nuestro pensador. En la casa en la que vivió, seencuentra una placa de cerámica con su retrato y datos desu vida. En esa misma casa nació su hermana y su padreejerció como notario. Con un sacerdote toledano, amigoentrañable, visité las parroquias de Carrascalejo,Navatrasierra y Talarrubia, pueblos pequeños en los queencontré castellanos de corazón grande, de lenguaje di-recto y alma limpia y bien templada. Pude escaparme, denuevo, al santuario extremeño de Nuestra Señora deGuadalupe y también a Toledo y Aranjuez, que hacía añosno visitaba, sitios todos en los que los libros de historiaadquieren nervio y músculo.

Poco después de mi regreso a La Habana emprendí unnuevo itinerario. Tratábase ahora de participar en tressimposios a los que había sido invitado. El primero enCracovia, en la Universidad Jagellonica, titulado Miste-rios, iniciaciones. El tema era, en el fondo, la relaciónentre el cristianismo y las religiones de “misterio”, desdelos misterios griegos del siglo I hasta nuestros días. A míme correspondieron las relaciones entre el catolicismo ylas religiones sincréticas, con componentes africanos, en

nuestro continente. Éramos aproximadamente treinta pro-fesores: la mitad polacos y la mitad de otras nacionalida-des. Entre los profesores polacos abundaba la tesis deque el cristianismo había matado la vitalidad del paganis-mo grecorromano del siglo I y que había que recuperarla,sin obviar, en el mundo occidental, la realidad del cristia-nismo, para ellos ambigua, pues según el criterio que mu-chos expusieron, está preñada tanto de valores como decontravalores. Esta “tesis”, evidentemente discutible, yame resultaba conocida por las obras de Peter Schaffer;de manera especial, Equs y Amadeus. Tengo la impresiónde que el único católico, entre los profesores participan-tes en este Simposio, fui yo; si había otro, no nos lo hizosaber.

Si me resultó interesante el Simposio y el trato con laspersonas participantes, más interesante me resultó Polo-nia en sí misma: es un país de mujeres hermosas y hom-

bres buenos mozos, de perso-nas correctas, amables, elegan-tes, cultas; Cracovia es una delas ciudades más bellas que heconocido y su Teatro de la Ópe-ra, en el que vi una muy buenapuesta de Tosca, es una mara-villa; el clima de transición, des-pués de los cambios de hacediez años, abordada con grantenacidad y esperanza por par-te de la mayor parte del pueblopolaco es difícil, pero no im-posible; la oleada “occidental”que les ha llegado con la liber-

tad de los intercambios de todo tipo, es multicolor; natu-ralmente, éstos producen efectos diversos, positivos ensu mayoría y positivos en la raíz que los genera, o sea, lalibertad matriz de responsabilidad y de adultez, pero tam-bién producen efectos negativos, nacidos del mal uso dela libertad; un gran regalo fue la visita a lugares ineludi-bles, como el impresionante santuario a Nuestra Señorade Jasna Góra, en Czestochowa, corazón del pueblo po-laco, en donde pude celebrar una de las Misas dominica-les, la casa natal de Su Santidad Juan Pablo II, en la pe-queña ciudad de Wadowice, y Auschwitz, el lugar máshorrífico que he conocido. Llegué a sentir hasta náuseasy fatigas físicas ante la visión interior desatada por lasimágenes externas: las fotos y películas vistas, por muyterribles que sean, no logran transmitir lo que en Auschwitzse palpa. Si no existiera el lugar testimonial, me resultaríauna narración inverosímil que las personas, después desiglos de cristianismo y de las revoluciones de la raciona-lidad, hayan inventado todo aquello simplemente para eli-minar al “otro”: al judío, al gitano, al homosexual, a cris-tianos comprometidos, al opositor político del nazismo...

Después de un paso de tres días en España (Madrid,

“...Auschwitz, el lugar más horríficoque he conocido. Llegué a sentir

hasta náuseas y fatigas físicas antela visión interior desatada por las

imágenes externas: las fotos ypelículas vistas, por muy terriblesque sean, no logran transmitir lo

que en Auschwitz se palpa...”

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Valencia, Sevilla y Carrión de los Céspedes) para gestio-nes personales, otro simposio. Esta vez en la sede de Cali(Colombia) de la Pontificia Universidad Javeriana, sobrecambios políticos y económicos, estudiados en cuatropaíses que se escogieron como “laboratorio”: México,Costa Rica, Colombia y Cuba. Me correspondió inaugu-rarlo con una conferencia magistral sobre los cambios enCuba a la luz de la enseñanza social de la Iglesia. Fue unSimposio espléndido por la calidad de los trabajos y porsu ejemplar organización. A mí me resultó particularmen-te gratificante la convivencia con el grupo de cubanosparticipantes, algunos residentes en Cuba, otros en Méxi-co o en Colombia. Yo había previsto “escaparme” de al-gunas sesiones, pues le temía a la aridez de la economía,pero, en realidad, participé en todas pues me interesaronsobremanera los trabajos presentados y las discusionesque, para mí, fueron un baño de realismo, del que tantonecesitamos los que nos movemos habitualmente en otrosámbitos del intelecto humano que tienden, si no los referi-mos a la realidad, a desorientarnos y conducirnos al quin-to anillo de Saturno, no a este planeta Tierra. Una vezmás, pude constatar como las disciplinas se complemen-tan y necesitamos asomarnos a todas, aunque nos dedi-quemos a alguna preferencialmente, si no queremos per-der piso, corriendo el riesgo de malcomprender la realidaden la que vivimos. Además, fuera del simposio, tuve a micargo una conferencia sobre sincretismo religioso y otrasobre la Iglesia Católica en Cuba hoy, en la misma sedeuniversitaria, un conversatorio con cincuenta profesoresde la Universidad San Buenaventura, en la misma ciudad,y una conferencia, sobre la Iglesia en Cuba y sus notaspeculiares, en el Seminario Arquidiocesano, en la que par-ticiparon los seminaristas, los profesores y un buen grupode sacerdotes de la Arquidiócesis.

En el paso hacia Cali, hice escala de cuatro horas en elaeropuerto de Bogotá, en el que me esperaba el antiguoNuncio en Cuba y hoy Nuncio en Colombia, Su Excelen-cia Monseñor Beniamino Stella, prendido todavía a susmemorias cubanas. Y en Cali pude compartir con un an-tiguo compañero de estudios, Su Excelencia MonseñorIsaías Duarte, hoy Arzobispo de Cali. Además, me hizopasar por su programa de televisión un cubano a quieneslos que ya no somos jóvenes conocemos bien; me refieroa José Pardo Llada, quien participó en varias de mis con-ferencias, en cenas en las que también yo participé y enuna Misa para la colonia cubana en el hermoso templo deNuestra Señora de la Merced.

Del cálido Valle del Cauca, me fui al ya frío otoño deNew York, para presentar mi biografía del Padre Varela,Pasión por Cuba y por la Iglesia, invitado por el Departa-mento de Pastoral Hispana del Arzobispado de New York,y para participar en un simposio sobre los 170 años depresencia de la cultura cubana en los Estados Unidos, enel Hall Juan Carlos I de la Universidad de la Ciudad de

New York. Me tocó estar en la primera mesa del Simposiopara hablar sobre el Padre Varela en los inicios de estapresencia cultural cubana en los Estados Unidos. La cali-dad de los trabajos también fue más que aceptable y elnúmero de participantes mucho más elevado que el queyo había calculado. No faltó una noche de ópera en elMetropolitan, teatro en el que pude ver Mefistófeles deBoito, ópera que no se ponía en el MET desde hacía se-tenta y cinco años. La puesta en escena no me entusias-mó, aunque musicalmente el espectáculo fue muy bueno.Particularmente bien estuvo Samuel Ramey en el papeltitular.

Después de seis días en La Habana, y mientras llegabanlos Jefes de Estado y de Gobierno para la Cumbre, volé aRoma para participar en la Asamblea del Consejo Pontifi-cio para la Cultura, del que soy Consultor desde hace quinceaños. El tema fue: Para un humanismo cristiano al albade un nuevo milenio. El espacio de una apostilla no mepermite extenderme. Básteme subrayar que, una vez más,me sentí no consultor, sino alumno en temas como: -eldesafío de los países secularizados para los pastores ypara los fieles; -condiciones necesarias para el diálogo yla evangelización de las culturas; -la inculturación del hu-manismo cristiano en el corazón de las culturas; -iniciati-vas apropiadas para el diálogo salvífico de la fe con lasculturas en los cambios culturales operados en la épocapost-comunista; -el testimonio cristiano de la cercanía deDios, el hombre y la creación. Además, en Roma, amigosde siempre, estudiantes eclesiásticos y... la misma Roma,aunque más desordenada que nunca debido a los prepara-tivos del Año Jubilar. Las restauraciones que se van termi-nando –como la espléndida fachada de San Pedro– nospermiten imaginar sin grandes dificultades cuanto máshermosa resultará la Ciudad después de este esfuerzo des-comunal de restauraciones incontables.

Paso rápido –dos días– por Madrid y de nuevo a LaHabana, en la que me esperaba, al día siguiente de mi lle-gada, la participación en el simposio organizado por laFundación Fernando Ortiz, que preside Miguel Barnet,sobre Transculturación, vanguardia y diversidad cultu-ral, en uno de cuyos paneles tuve una intervención. Tratode digerir todo lo asimilado en estos tres viajes recientes y,mayor esfuerzo, trato de proyectar lo asimilado en mi exis-tencia sacerdotal. En función de ella, del ministerio pasto-ral y del servicio a mi pueblo que ella comporta, me es-fuerzo por articular todo lo que hago. El cansancio y otrascontrariedades que, como humano, experimento, junto a lasinnúmeras satisfacciones, hasta ahora, no me detienen. Delo contrario, es decir, si no hubiera tal articulación dinámi-ca, no sería ni pastor, ni animador de vida cristiana, ni ciuda-dano útil de nuestra Isla, sino solo un espantapájaros ri-dículo. Y para esto, no vale la pena esfuerzo alguno.

La Habana, 27 de noviembre de 1999.

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Convocado por la Comisión Episcopal para la Cultura dela Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) enel Año Santo del Jubileo.

El objetivo principal de este Encuentro es colaborar en elrescate de la memoria histórica sobre el aporte del pensa-miento y la cultura católica al proceso de formación denuestra nacionalidad. Podrán enviar sus trabajos todos losinteresados. Los trabajos serán presentados en forma deponencia, sin límite de extensión y mecanografiados a dosespacios. Una copia, acompañada de un resumen, que noexcederá de una cuartilla, debe hacerse llegar antes del 11de marzo del 2000 al Obispado de la diócesis a la quepertenece el autor, dirigido a la Comisión Diocesana deCultura, o directamente a la Casa Diocesana de la Merced.La copia no será devuelta, pues pasará a los fondos deHistoria de la Comisión Episcopal para la Cultura.

Deben incluirse los siguientes datos: a) Título del traba-jo. b) Nombre y apellido del autor o autores. c)Profesión uoficio. d) Dirección particular. e) Teléfono. Antes del 20de abril del 2000 se confirmará o no la participación de losinteresados en el Evento, según la decisión de un jurado deadmisión creado para este fin. En el caso de varios auto-res, participará solo el autor principal, aunque todos reci-birán el Certificado de Participación. El Consejo de Re-dacción de la revista Enfoque, de la Arquidiócesis deCamagüey, elegirá, con vistas a ser publicadas en formatotal o parcial, las ponencias que considere. Se editarán,además, las Memorias del Evento. Siempre se consignaráel nombre del autor o autores.

Para la exposición del trabajo se dispondrá de 20 minu-tos y para la discusión y comentario se concederán 10minutos. A tales efectos serán ofrecidos los siguientes ser-vicios técnicos: proyector de diapositivas, retroproyectory reproductora de videos (Beta o VHS). Al enviar la copiay el resumen, el autor deberá indicar si necesita alguno deestos medios para su exposición. Los gastos relacionadoscon el alojamiento y todo lo concerniente a su estancia, enrelación con el evento, correrán a cargo de los organiza-dores. Los detalles serán explicados a cada participantessegún sea aprobada su ponencia, y en el momento de con-firmarse su participación.

Tema: Pensamiento y cultura católica en Cuba desde elsiglo XVI hasta 1960. Por otra parte, especialistas diserta-rán sobre el tema mencionado anteriormente y se ofrece-rán diversas actividades culturales dentro del Evento. Parasolicitar más información puede dirigirse a la ComisiónDiocesana para la Cultura de su diócesis o a: JoaquínEstrada Montalván. Casa Diocesana de La Merced. Plazade los Trabajadores No. 4. Apartado 72, Camagüey, CP:70100. Teléfono: 9 2783. Fax: (53) (322) 8 7143.

Del 11 al 14 de junio del 2000III Encuentro Nacional de Historia

“IGLESIA CATÓLICA Y NACIONALIDADCUBANA”

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Fe de errataEn el artículo titulado La Giraldilla y Doña Isabel de Bobadilla, publi-cado en la edición especial correspondiente a los números 80 y 81,dice en la página 32: “... piezas para los ingenios, los barcos y lasiglesias, de las que se conservan dos...” hubo un salto de línea y debedecir: “...piezas para los ingenios, chumaceras para las mazas de losmolinos y campanas para los ingenios, los barcos y las iglesias, de lasque se conservan dos...”

Teatro. Primer Premio: Lamisericordia de Dios es in-finita (adolescentes de SanFrancisco de Paula, 18 ni-ños). Segundo Premio: Lamisericordia de Dios (ado-lescentes del Cristo de Lim-pias). Mención: Juanelo.

Coros. Primer Premio:Abba de todos (San Nico-lás de La Habana Vieja, 4niñas). Segundo Premio:Corazón de María. Men-ción: Mi mejor canción(Lawton, Las Teresianas,11 niñas).

Conocimientos. Prime-ros Premios: Secundaria:Lisbet León López (SanFrancisco de Paula), Maríade Lourdes IglesiasRodríguez (Juanelo).Catecúmenos adultos:Ariadne Zapata Álvarez(Juanelo). Segundos Pre-mios: Secundaria: AntonioTejero (San Nicolás), RosaMaría Payá Acevedo (ElSalvador del Mundo, Cerro).Catecúmenos: Hugo Mar-tínez (San Nicolás).

Dibujo. Primeros Pre-mios: Preescolar: LauraFleites (Parroquia de laAsunción (Regla Guana-bacoa. Primaria: NasirPérez Martínez (Pasio-nistas, Víbora). SegundosPremios: Preescolar: JuanCarlos Rodríguez (La Cate-dral, La Habana Vieja). Pri-maria: Fernando P. Suárez(El Pilar, Cerro). TercerosPremios: Preescolar: Faus-to Enrique Faildes (Capillade Jesús María, Alta Haba-

na). Primaria: Claudia de laCaridad (Santa Cruz de Je-rusalén, Marianao). Men-ciones: Preescolar: JoséAlberto Martín (Corralillo,Bauta), Maikel Ortiz C. (Co-razón de María, Cerro),Francisco López (SantaCruz de Jerusalén, Maria-nao). Primaria: AdrianaMaría (San Judas y San Ni-colás), Henri M. García (Re-gla-Guanabacoa), ArialysG. Alí (Nuestra Señora dela Merced (Bauta).

Composición. PrimerosPremios: De cuarto a sex-to grado: Regla Vargas(Nuestra Señora de la Me-dalla Milagrosa, Víbora). Deséptimo a noveno: JulietSánchez (Sagrado Cora-zón de Jesús de Los Pi-nos). Segundos Premios:De cuarto a sexto: JenineEspinosa Quintana (Corra-lillo, Bauta). De séptimo anoveno: Yasser PeñaRodríguez (Parroquia Nues-tra Señora de la Caridad(Marianao). Terceros Pre-mios: De séptimo a nove-no: Laura Elena Pérez (Ca-pilla de Jesús María, AltaHabana). Menciones: Decuarto a sexto: FranciscoMartínez (Capilla MaríaAuxiliadora, Regla-Guana-bacoa), Maura Rábades(Santo Ángel Custodio, LaHabana Vieja). De sépti-mo a noveno: MarenaRuíz Bello (Capilla SanJosé, Regla-Guanaba-coa), Jadira Fagundo Bus-to (La Catedral).

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