Educación religiosa escolar en contextos plurales: Lectura teológica del caso colombiano

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Educación religiosa escolar en contextos plurales: Lectura teológica del caso colombiano Isabel Corpas de Posada 1 XVI Jornadas sobre Alternativas Religiosas en América Latina Area temática: GT 17 Cristianismo y educación: Experienia, diálogo y desafíos Punta del Este (Uruguay), noviembre 1 a 4 de 2011 Resumen Acercamiento teológico y al mismo tiempo interdisciplinar al cambio de paradigma representado en el paso de un mundo uniforme a un mundo plural y en los cambios en el campo religioso debidos a la diversificación religiosa de la población colombiana y latinoamericana que, por circunstancias históricas, era mayoritariamente católica, con el propósito de enmarcar las prácticas de educación religiosa escolar en el actual contexto colombiano, que es el ámbito que aborda la ponencia. Para identificar el cambio de paradigma, la ponencia se ocupa, de los contextos antecedentes, tipificándolos en textos representativos de un mundo uniforme correspondientes al contexto religioso y cultural que era la Europa cristiana y la eclesiología medieval que se prolongan en el siglo XIX y se reflejan en la legislación colombiana. Dichos contextos antecedentes se confrontan con el nuevo paradigma tipificado en la Constitución Colombiana de 1991 como texto representativo de un país plurirreligioso y multiconfesional que es el contexto actual en el que las prácticas de la educación religiosa escolar se enmarcan. La ponencia plantea la diferencia entre la educación de la fe y la educación religiosa escolar: la primera supone una intencionalidad dentro de la tradición religiosa del cristianismo católico mientras que la segunda consiste en presentar una visión general y universalista de las diversas formas de experiencia religiosa y sus correspondientes formas de expresión. La 1 Licenciada (1975), Magíster (1977) y Doctora (1984) en Teología por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Profesora en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá desde 1977 hasta 1997; Profesora Titular en la Facultad de Teología y de la Maestría en Estudios del Hecho Religioso de la Universidad de San Buenaventura Bogotá desde 2000 hasta 2010. Autora de libros y artículos publicados sobre temas especializados de teología. Miembro del “Grupo interdisciplinario de estudios de religión, sociedad y política” de la Universidad de San Buenaventura hasta 2010 y, actualmente, miembro del grupo de investigación “Teología y Género” de la Pontificia Universidad Javeriana y del grupo “Sagrado y profano” del Instituto Colombiano para el Estudio de las Religiones ICER. Miembro fundador de la Asociación Colombiana de Teólogas y de la Red de Teólogos Javerianos. Miembro del Instituto Colombiano para el Estudio de las Religiones ICER, de la Red Amerindia y del Centro Ecuménico de Formación e Investigación Teológica CEFIT. Madre de cinco hijos y abuela de doce nietos. [email protected]

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La educación religiosa en el contexto social

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  • Educacin religiosa escolar en contextos plurales: Lectura teolgica del caso colombiano

    Isabel Corpas de Posada1

    XVI Jornadas sobre Alternativas Religiosas en Amrica Latina

    Area temtica: GT 17 Cristianismo y educacin: Experienia, dilogo y desafos

    Punta del Este (Uruguay), noviembre 1 a 4 de 2011

    Resumen

    Acercamiento teolgico y al mismo tiempo interdisciplinar al cambio de paradigma

    representado en el paso de un mundo uniforme a un mundo plural y en los cambios en el

    campo religioso debidos a la diversificacin religiosa de la poblacin colombiana y

    latinoamericana que, por circunstancias histricas, era mayoritariamente catlica, con el

    propsito de enmarcar las prcticas de educacin religiosa escolar en el actual contexto

    colombiano, que es el mbito que aborda la ponencia.

    Para identificar el cambio de paradigma, la ponencia se ocupa, de los contextos

    antecedentes, tipificndolos en textos representativos de un mundo uniforme

    correspondientes al contexto religioso y cultural que era la Europa cristiana y la eclesiologa

    medieval que se prolongan en el siglo XIX y se reflejan en la legislacin colombiana. Dichos

    contextos antecedentes se confrontan con el nuevo paradigma tipificado en la Constitucin

    Colombiana de 1991 como texto representativo de un pas plurirreligioso y multiconfesional

    que es el contexto actual en el que las prcticas de la educacin religiosa escolar se

    enmarcan.

    La ponencia plantea la diferencia entre la educacin de la fe y la educacin religiosa escolar:

    la primera supone una intencionalidad dentro de la tradicin religiosa del cristianismo catlico

    mientras que la segunda consiste en presentar una visin general y universalista de las

    diversas formas de experiencia religiosa y sus correspondientes formas de expresin. La

    1 Licenciada (1975), Magster (1977) y Doctora (1984) en Teologa por la Pontificia Universidad Javeriana de

    Bogot. Profesora en la Facultad de Teologa de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogot desde 1977 hasta 1997; Profesora Titular en la Facultad de Teologa y de la Maestra en Estudios del Hecho Religioso de la Universidad de San Buenaventura Bogot desde 2000 hasta 2010. Autora de libros y artculos publicados sobre temas especializados de teologa. Miembro del Grupo interdisciplinario de estudios de religin, sociedad y poltica de la Universidad de San Buenaventura hasta 2010 y, actualmente, miembro del grupo de investigacin Teologa y Gnero de la Pontificia Universidad Javeriana y del grupo Sagrado y profano del Instituto Colombiano para el Estudio de las Religiones ICER. Miembro fundador de la Asociacin Colombiana de Telogas y de la Red de Telogos Javerianos. Miembro del Instituto Colombiano para el Estudio de las Religiones ICER, de la Red Amerindia y del Centro Ecumnico de Formacin e Investigacin Teolgica CEFIT. Madre de cinco hijos y abuela de doce nietos. [email protected]

    mailto:[email protected] Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltado
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    primera sera la educacin religiosa confesional para los catlicos, mientras la segunda es el

    estudio del hecho religioso en su diversidad y en su relacin con la vida de los grupos sociales.

    Para ordenar temticamente la presente intervencin desarm el ttulo, Educacin

    religiosa escolar en contextos plurales: Lectura teolgica del caso colombiano, en sus tres

    componentes: el primero, el horizonte epistemolgico de la lectura teolgica; el segundo,

    el actual contexto plural y sus antecedentes, concretado en el caso colombiano; el tercero, la

    educacin religiosa escolar como propuesta para la educacin formal no confesional y la

    pedagoga de la fe como alternativa confesional.

    Los tres componentes, me parece, permiten un acercamiento al cmo y al porqu de la

    educacin religiosa escolar, enmarcada en un mundo plural como es el mundo

    contemporneo. Y se trata de un acercamiento teolgico, o desde la teologa, porque yo soy

    teloga; pero, al mismo tiempo, un acercamiento como investigadora del hecho religioso en

    perspectiva interdisciplinar; y tambin como profesora de religin o de educacin religiosa

    escolar, actividad que compart con la ctedra universitaria durante casi 30 aos.

    Aclarada, as, mi vinculacin directa y experiencial con el tema, quiero compartir tambin con

    ustedes que la educacin religiosa es asunto que, desde siempre, me despierta honda

    preocupacin y serios interrogantes.

    1. Lectura teolgica desde la teologa hermenutica y en contexto

    La opcin teolgica que asume el presente trabajo es la perspectiva de la teologa

    hermenutica y contextuada, bien distinta de lo que muchos consideran que es la teologa,

    como simple repeticin de doctrinas. Es teologa que, desde la problematicidad y

    conflictividad de las actuales circunstancias sociales y culturales, interpreta la realidad a la

    luz de la Palabra de Dios y en la comunidad eclesial, al mismo tiempo que interpreta la

    Palabra de Dios y la experiencia eclesial desde los acontecimientos de la historia para

    descubrir en ellos en los signos de los tiempos, en la Palabra de Dios y en la Iglesia su verdad

    y su sentido2.

    2 Cf. Parra, Alberto. Fe e interpretaciones de la fe. (Bogot: Pontificia Universidad Javeriana. Facultad de

    Teologa. Coleccin Profesores, 1976): p. 31.

    Juan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroSubrayadoJuan Manuel GerreroSubrayadoJuan Manuel GerreroSubrayadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroSubrayadoJuan Manuel GerreroSubrayado
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    La lectura teolgica de la educacin religiosa escolar que pretendo hacer, como lectura

    hermenutica y en contexto, asume las lneas de Gadamer y Schillebeeckx, y la propuesta del

    telogo colombiano Alberto Parra. De Gadamer destaco que el autor y el texto tienen un

    contexto que condiciona lo que dice el texto e incluso la forma de decirlo, mientras el lector

    tiene un contexto que condiciona la lectura del texto y su interpretacin, pero, sobre todo, su

    mirada tiene una intencionalidad: es el desde de la lectura del texto. De Schillebeeckx, que

    los textos se enmarcan en un Sitz im Leben que se hace necesario identificar para

    interpretarlo y distinguir qu es lo cultural y cul es el contenido del texto, proceso que se

    conoce como crculo hermenutico3. De Alberto Parra me apropio de los tres momentos o

    elementos constitutivos de la elaboracin teolgica que l identifica: el texto, el con-

    texto y el pre-texto, que estn indicando, al mismo tiempo, recurso al mtodo

    hermenutico y a las mediaciones socioanalticas y prcticas, proponiendo abordar los

    textos se en su correspondiente con-texto con un pre-texto que define la

    intencionalidad de la lectura4.

    Desde este horizonte teolgico me propongo abordar algunos textos representativos del

    contexto uniforme y del contexto plural correspondientes a la educacin religiosa tradicional y

    a las propuestas actuales, como tambin las prcticas y normas de la educacin religiosa

    correspondientes al caso colombiano y en ambos contextos. Dichos textos estn enmarcados

    en su con-texto, es decir, en las circunstancias histricas y los marcos de pensamiento,

    como tambin en los antecedentes que, desde muchos siglos atrs les dieron forma, sus causas

    y motivaciones.

    El pre-texto desde el cual se hace la aproximacin al texto y a los textos es mi

    preocupacin por la escasa incidencia de orden prctico de la educacin religiosa escolar en la

    3 Se trata de un movimiento circular en el que la respuesta es condicionada en cierto modo por la pregunta que a

    su vez es confirmada, ampliada o corregida por la respuesta; de esta inteleccin surge una nueva pregunta, de forma que el crculo hermenutico se desarrolla en una espiral interminable. Schillebeeckx, Edward. "Hacia un empleo catlico de la hermenutica", en: Fin del cristianismo convencional, eds. Henri Fiolet y Heinrich Van Der Linde, (Salamanca: Sgueme, 1969): p. 65.

    4 Para su produccin teolgica y pastoral, los terceros mundos apropian la circularidad hermenutica que les

    permita la lectura del texto de tradicin, desde los contextos histricos de situacin, con el pretexto tico de nuestra liberacin en Cristo. [] El plano lineal de los elementos metodolgicos de texto, contexto y pretexto, o de comprensin, interpretacin y aplicacin, resultan en puro paralelismo o tangencialidad ocasional, si no opera una verdadera circularidad entre los elementos dichos, de modo que el pretexto de liberacin, modifique el anlisis de situacin y la comprensin de la tradicin: que el texto santo de tradicin divino-apostlica modifique el contexto y el pretexto; y que textos, contextos y pretextos jueguen la comprensin del sentido operativo y transformador de la existencia y del entorno. Parra, Alberto. Textos, contextos y pretextos: Teologa fundamental. (Bogot: Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Teologa, 2003): p. 37.

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    vida de los colombianos, preocupacin que sirve como teln de fondo para la lectura o

    interpretacin teolgica de la educacin religiosa escolar en un mundo plural.

    Es mirada teolgica y creyente que cuestiona el porqu, en un pas de mayoras catlicas, la

    violencia, la injusticia, la corrupcin y la intolerancia, por slo citar algunos de los sntomas

    de descomposicin social, son noticia diaria, y desde esta mirada teolgica y creyente, me

    pregunto con profunda preocupacin: los actores de este cuadro, en su gran mayora,

    recibieron el bautismo?, practican la religin catlica?, recibieron educacin religiosa como

    parte del pnsum escolar obligatorio?, qu les ensearon en las clases de religin catlica que

    durante ms de cien aos fueron obligatorias en todas las instituciones educativas?, ser que

    la fe se reduce a una prctica religiosa que asegura la otra vida pero no tiene consecuencias

    de orden prctico en la vida diaria?

    Otras preguntas se atropellan alrededor de la falta de respeto por la vida, por la honra y por

    los bienes de los dems que resulta evidente, da tras da, en todos los noticieros de

    televisin, en cada pgina de peridicos y revistas, en cualquiera de los programas de radio

    que se escuchan. Aparentemente, los catlicos estn ausentes del escenario colombiano. O

    son los actores del doloroso cuadro de violencia: las vctimas y los victimarios. Tambin, desde

    esta mirada teolgica y creyente, cuestiono que la relacin entre la religin y la poltica o

    entre la Iglesia y el Estado haya sido, en ocasiones, lucha de poder y enfrentamiento. O, peor

    an, motivo de manipulacin entre los intereses polticos del Estado y los intereses igualmente

    polticos de la Iglesia o del catolicismo.

    Y cuestiono la visin reduccionista de la fe como prctica religiosa que asegura la otra vida,

    que era como se entenda a s misma la Iglesia Catlica y como se interpretaba la salvacin

    antes del Concilio Vaticano II. Entiendo la fe no solamente como prctica de ritos. La fe en

    Jesucristo, que es el ncleo de la fe catlica, se manifiesta en un estilo de vida caracterizado

    principalmente por la solidaridad y el respeto vividos en el aqu y en el ahora. Nuestra fe

    cristiana y catlica conlleva un compromiso con la realidad: simplemente porque la comunin

    con Dios y entre las personas, consecuencia de la fe en Jesucristo, toca profundamente las

    relaciones econmicas, sociales y polticas, y se traduce en un proyecto real y efectivo de

    lograr la convivencia. Que es la responsabilidad de todos los bautizados y bautizadas,

    responsables de construir la convivencia social a partir del ejercicio de la justicia y la

    solidaridad, el respeto y el servicio.

    Juan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroSubrayado
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    2. Algunos textos y sus correspondientes con-textos representativos de un cambio de

    paradigma

    Para identificar el cambio de paradigma que representa el actual contexto pluralista en el que

    se enmarcan las prcticas de educacin religiosa escolar, tanto a nivel mundial como

    colombiano, considero necesario referirme al contexto antecedente para poder identificar el

    cambio de paradigma que implica el paso de un mundo uniforme a un mundo plural, y cmo

    este paso se refleja en el paso de Colombia como pas catlico a la diversificacin religiosa de

    la poblacin colombiana y su definicin como pas multiconfesional.

    Primer paradigma: algunos textos representativos de un mundo uniforme enmarcados en

    el contexto religioso y cultural de la Europa cristiana y de Colombia como pas catlico

    Para tipificar el cambio de paradigma que representa el paso de un mundo uniforme a un

    mundo plural, he escogido algunos textos representativos de un mundo uniforme enmarcados

    en su contexto religioso y cultural que era la Europa cristiana medieval que se prolongan en

    el siglo XIX, cuando Colombia se defini como pas catlico.

    El primer texto, en orden cronolgico, es la siguiente recomendacin del Concilio de Tortosa

    en 1492:

    Es muy conveniente a la salvacin de las almas que todos los fieles sepan lo que deben

    creer, esto es, los artculos de la fe; lo que deben pedir, a saber, lo que el Seor nos

    ense en la Oracin Dominical; lo que deben observar, que son los preceptos del

    Declogo; lo que han de evitar: los siete pecados; lo que deben desear y esperar: la

    gloria del paraso, y lo que han de temer, que son las penas del infierno. Es un breve y

    til eplogo de la doctrina cristiana que segn tenemos entendido ignoran muchos.

    El segundo texto es el requerimiento que el conquistador espaol lea a los pobladores de

    Indias al tomar posesin de su territorio en virtud del Patronato Regio por el cual el Sumo

    Pontfice haba confiado a los reyes de Espaa las tierras descubiertas por Coln,

    fundamentando en un derecho divino la autoridad que iba a ejercer sobre los indios:

    Dios Nuestro Seor, Uno y Eterno, crio el cielo y la tierra y un hombre y una mujer de

    quienes nosotros y vosotros y todos los hombres del mundo fueron y son descendientes.

    () De todas estas gentes Dios Nuestro Seor dio cargo a uno que fue llamado San Pedro

    para que de todos los hombres del mundo fuese seor y superior a quien todos

    obedeciesen y fuese cabeza del linaje humano, doquier que los hombres estuviesen y

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    viviesen. () Todos los otros que despus de l fueron al pontificado elegidos, su

    superioridad fue la misma que la del primer papa. Uno de los pontfices como seor del

    mundo, hizo donacin de estas islas y tierra firme del mar ocano a los catlicos reyes

    de Castilla5.

    Un tercer texto est tomado del Syllabus, ndice de 80 errores modernos o proposiciones

    errneas6, promulgado por el papa Po IX (1846-1878)7 en 1864 y en el marco de la

    romanizacin de la Iglesia Catlica representada en el Papado8. Precisaba el Syllabus por qu

    era necesario combatir dichas proposiciones y errores, defendiendo la conveniencia de la

    unin entre el sacerdocio y el imperio, al mejor estilo cesaropapista y con el argumento

    teolgico de que as lo haba dispuesto el mismo Fundador de la Iglesia:

    [Las proposiciones errneas] apuntan a impedir y eliminar aquella saludable influencia

    que la Iglesia Catlica, por institucin y mandamiento de su Fundador, debe libremente

    ejercer hasta la consumacin de los siglos (Mt 28,20), no menos sobre cada hombre que

    sobre las naciones, los pueblos y sus prncipes supremos y a destruir aquella mutua unin

    y concordia de designios entre el sacerdocio y el imperio que fue siempre fausta y

    saludable lo mismo a la religin que al Estado (Dz. 1689).

    El cuarto texto est tomado de la encclica Immortale Dei, del sucesor de Po IX, Len XIII

    (1878-1903), el autor de la encclica Rerum Novarum (1891) sobre la cuestin social. Si bien el

    tono resulta menos intransigente, la encclica evidencia cmo se entenda el papel de la

    Iglesia, interpretada como la jerarqua, y cul era el papel de los catlicos:

    Por este camino han de conseguir los catlicos dos cosas sobremanera preclaras, una,

    cooperar con la Iglesia en la conservacin y propagacin de la sabidura cristiana, y otra,

    5 Acosta, Joaqun. Historia de la Nueva Granada. (Medelln: Editorial Bedout, 1971): p. 49-52.

    6 Entre otras proposiciones errneas, el Syllabus condenaba la persecucin a las rdenes religiosas (Dz 1692); la

    prohibicin de legar limosnas y no trabajar los das festivos (Dz. 1693); el fundamentar la familia en la ley civil (Dz. 1694); la eliminacin de la influencia de la Iglesia catlica en la educacin (Dz. 1695); el someter al arbitrio de la autoridad civil la suprema autoridad de la Iglesia (Dz. 1698); que el Romano Pontfice pueda y deba reconciliarse y transigir con el progreso, con el liberalismo y con la moderna civilizacin (Dz. 1780).

    7 Fue el papa Po IX quien convoc y presidi el Concilio Vaticano I (1869-1870), reunido en medio de la guerra por

    la reunificacin del territorio italiano que amenazaba al Papado con la prdida de los Estados Pontificios. La circunstancia de esta guerra las tropas italianas ocuparon Roma y el papa se recluy en el territorio que los vencedores le haban concedido marcan el debate y las definiciones del Concilio: el primado del papa y la infalibilidad pontificia, pues el primado favoreca la centralizacin romana y aumentaba el poder espiritual del papa en el momento de perder el poder temporal.

    8 Plata, William. La romanizacin de la iglesia en el siglo XIX, proyecto globalizador del tradicionalismo catlico,

    en: Globalizacin y diversidad religiosa en Colombia, dirs. Ana Mara Bidegain Greising y Juan Diego Demera Vargas, (Bogot: Universidad Nacional de Colombia. Coleccin Sede, 2005): p. 107-147.

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    procurar un beneficio mximo a la sociedad civil, cuya salud est en gravsimo peligro

    por causa particularmente de malas doctrinas y concupiscencias (Dz. 1888).

    El quinto texto es de la Constitucin Colombiana de 1886 y del Concordato de 1887,

    representativo de un pas confesional que se declaraba catlico. La Constitucin de 1886,

    declaraba en su encabezamiento: En el nombre de Dios, fuente suprema de toda autoridad.

    Y en el Artculo 38, reconoca:

    La Religin Catlica, Apostlica, Romana, es la de la Nacin; los Poderes pblicos la

    protegern y harn que sea respetada como esencial elemento del orden social. Se

    entiende que la Iglesia Catlica no es ni ser oficial, y conservar su independencia.

    En continuidad con la Constitucin, se firm, al ao siguiente, el Concordato de 1887 entre el

    Estado colombiano y el Estado Vaticano, que estableca los lmites entre el fuero civil y el

    fuero eclesistico, y oficializ la entrega a la Iglesia Catlica, para su administracin, de los

    territorios que no haban sido colonizados el 70 por ciento del territorio patrio y que

    recibieron el nombre de territorios de misin. En su Artculo 1, el Concordato de 1887

    reconoca:

    La religin catlica, apostlica, romana es la de la nacin; los poderes pblicos la

    protegern y harn que sea respetada como elemento esencial del orden social".

    El ltimo grupo de textos est conformado por los catecismos que durante 500 aos sirvieron

    para dictar la clase de religin y aprender la doctrina. Se inspiraban en la directriz del

    Concilio de Tortosa (1492) y haban surgido de la recomendacin del Concilio de Trento, en el

    siglo XVI y en el marco de la polmica antiprotestante: el Catecismo de Trento o Catecismo

    Romano, elaborado por un equipo de telogos dirigido por San Carlos Borromeo y promulgado

    por Po V en 1566; los catecismos de San Roberto Belarmino en Francia, de San Pedro Canisio

    en Alemania, de los padres Ripalda y Astete en Espaa, as como los Catecismos de Indias,

    todos ellos publicados a finales del siglo XVI, que contenan cuanto era necesario saber y creer

    para salvarse y tenan como fuente comn el Catecismo Romano, tanto en cuanto a los

    contenidos como en cuanto al mtodo.

    Estos textos se enmarcan en el contexto religioso y cultural de cristiandad con la consiguiente

    visin geopoltica de la eclesiologa medieval que tambin caracteriza al siglo XIX . Un mundo

    en el que se hablaba una misma lengua, se adoraba a un mismo Dios, sus habitantes

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    pertenecan a una misma raza, haba una sola filosofa universal, se hablaba una misma lengua

    en el mundo del saber y del creer, y se acataba una misma autoridad la del papa que en esta

    sociedad teocrtica era reconocida como superior a la de reyes y emperadores. Adems, en

    este mundo uniforme, el cristianismo era la religin universal la catlica desde que se

    convirti, en el siglo IV, en la religin oficial del Imperio Romano y la nica religin

    verdadera, pretensin que haba sido expresada desde tiempo atrs como extra Ecclesia

    nulla salus, en actitud exclusivista que iba ligada a una valoracin negativa de las otras

    religiones9, al decir del telogo de la religin Jacques Dupuis.

    En este contexto, cualquier peligro para la unidad haba que desterrarlo, perseguirlo,

    condenarlo. Contra los enemigos externos, que pertenecan a otra raza y profesaban otra

    religin se organizaron las cruzadas. Contra los enemigos internos, que se levantaban como

    amenaza porque pensaban distinto, se cre el tribunal de la Inquisicin. Para esta Iglesia

    medieval, la misin consista en convertir a los infieles a la religin catlica y defenderse de

    los ataques de sus enemigos.

    Por eso fueron refutadas las corrientes de pensamiento que cuestionaron la visin teocntrica

    defendida por la Iglesia y condenados los movimientos de protesta contra el poder de la

    Iglesia, tales como los valdenses, los pobres de Lyon, los seguidores de Joaqun de Fiori, los

    ctaros o albigenses del sur de Francia, tambin Marsilio de Padua y Juan de Jandun,

    Guillermo de Occam (1290-1350) y Erasmo de Rotterdam (1469-1536). Pero las crticas de

    Martn Lutero (1483-1546) al papa y a la vida cortesana de la Iglesia de Roma, junto con las de

    Calvino (1509-1564), Zwinglio (1488-1531) y Melanchtn (1497-1560), fueron las ms

    significativas. Y un siglo despus, tambin fue refutado el absolutismo de los reyes franceses

    al querer apropiarse de los bienes de la Iglesia y de las conciencias de sus fieles en un nuevo

    movimiento antipontificio conocido como el galicanismo, que dio origen a otros movimientos,

    como el febronianismo y el josefinismo, partidarios de la separacin entre la Iglesia y el

    Estado.

    Con el surgimiento de los Estados modernos se debilit la supremaca del papa, anunciando,

    con ello, el final del sistema de cristiandad y el nacimiento del espritu laico, caracterizado

    por el cuestionamiento de la autoridad pontificia y el reconocimiento de la independencia del

    9 Dupuis, Jacques. El cristianismo y las religiones. (Santander: Sal Terrae, 2002): p. 23.

  • 9

    Estado frente al poder eclesistico. Este nuevo paradigma, junto con las nuevas ideologas,

    desplaz la religin del puesto que durante mucho ms de mil aos haba ocupado.

    Entonces, cuando en el siglo XIX, la Iglesia o, ms concretamente, el Papado se enfrent,

    entre otras, al racionalismo, a las ideas liberales, a la ciencia moderna, el magisterio

    eclesistico asumi una actitud defensiva para demostrar su autoridad y para no perder los

    derechos adquiridos en los siglos anteriores: los hombres de Iglesia haban dejado de ejercer

    el papel protagnico que haban ejercido y el Papado estaba a punto de perder los Estados

    Pontificios, lo cual debi traducirse en la actitud defensiva y apologtica que asumi la Iglesia

    de Roma, actitud que se concreta en su afn por romanizar a todos los fieles de la Iglesia

    Catlica mediante la centralizacin de la organizacin eclesistica y el fortalecimiento de la

    autoridad papal.

    Corresponda este papel a la imagen de la Iglesia medieval que recogiera el Decreto de

    Graciano, compuesto hacia el ao 1140:

    Hay dos gneros de cristianos, uno ligado al servicio divino [...] est constituido por los

    clrigos. El otro es el gnero de los cristianos al que pertenecen los laicos. Laos, en

    efecto, significa pueblo. A ellos les est permitido poseer bienes temporales, pero slo

    para las necesidades del uso, porque no hay nada ms miserable que menospreciar a

    Dios por el dinero. Se les concede casarse, cultivar la tierra, dirimir las querellas,

    pleitear, depositar ofrendas ante el altar, pagar los diezmos: as pueden salvarse si

    evitan siempre los vicios y hacen el bien10.

    Imagen que tambin tena la Iglesia del siglo XIX, al interpretarse a s misma como una

    sociedad perfecta y exclusivamente jerrquica, imagen de Iglesia que Len XIII defenda en

    1885 al decir que la Iglesia, no menos que la sociedad civil es una sociedad perfecta por su

    gnero y derecho (Dz. 1869) y que refleja la encclica Vehementer nos, escrita en 1906, por

    el papa Po X:

    10 Duo sunt genera christianorum. Est autem genus unum, quod mancipatum divino officio, et deditum contemplationi et orationi, ab omni strepito temporalium cessare convenit, ut sunt clerici, et Deo devoti,

    videlicet conversi. enim graecelatine sors. Inde hujusmodi nomines vocantur clerici, id est sorti electi. Omnes enim Deus in suos elegit. Hi namque sunt reges, id est se et alios regents virtutibus et ita in Deo regnum

    habent. Et hoc designant corona in capite. (...) Aliud vero est genus christianorum ut sunt laici. enim est populus. His licet temporalis possidere, sed misi ad usum. Nihil enim miseries est quam propter summum Deum contemmere. His concessum est uxorem ducere, terram colere, inter virum es virum judicare, causas agree, oblationis super altaris ponere, decimas reddere, et ita salvari poterunt, si vita tamen benefaciendo evitaverint. GRACIANO. Concordia discordantium canonum ac primae de Iure Divinae et humanae constitutionis. C 7, c. XII, q. 1. (P. L. 187): cols. 884-885.

  • 10

    La Iglesia es una sociedad desigual que comprende dos categoras de personas, los

    pastores y el rebao; los que ocupan un puesto en los distintos grados de la jerarqua y

    la muchedumbre de los fieles. Y estas categoras son tan distintas entre s que en el

    cuerpo pastoral slo residen el derecho y la autoridad necesaria para promover y dirigir

    los miembros hacia el fin de la sociedad En cuanto a la muchedumbre, no tiene otro

    deber sino dejarse conducir y, rebao dcil, seguir a sus pastores11.

    Por su parte, los textos que definen a Colombia como pas catlico, hay que leerlos en el

    marco de las guerras del siglo XIX colombiano ocho en total, adems de que sus

    antecedentes se remontan al encuentro del cristianismo europeo y el mundo americano12.

    Porque los espaoles que llegaron a Amrica, haban vivido durante casi 800 aos una cruzada

    para convertir o expulsar de sus tierras, que eran tierras cristianas, a los moros invasores. Lo

    haban logrado con la toma de Granada en el mismo ao en que Coln recurri a la ayuda de

    los Reyes Catlicos. Y en ese mismo ao, para conseguir la unidad poltica, los judos tambin

    fueron expulsados, con lo cual se consolidaba la nacin espaola alrededor de la fe. Desde

    esta mirada geopoltica, la conquista de Amrica era prolongacin de la cruzada contra los

    moros pues los habitantes de las Indias Occidentales profesaban otras religiones y,

    probablemente, veran la necesidad de convertirlos a la fe cristiana para incorporarlos al

    Imperio.

    El cristianismo medieval que lleg en las naves espaolas a las tierras descubiertas por Coln

    se encontr con culturas diferentes, con lenguas diferentes, con formas de organizacin

    familiar y social diferentes, con religiones diferentes, con costumbres diferentes. Y en este

    encuentro de culturas en el continente americano, las prcticas y criterios forneos triunfaron

    sobre las tradiciones y valores de los aborgenes: la "doctrina" sirvi para manipular al

    indgena y someterlo. Por eso el adoctrinamiento de los indgenas y su conversin a la fe

    catlica era preocupacin no slo de los misioneros sino de las autoridades civiles, como lo

    refleja la siguiente medida de la Real Audiencia de Santaf: que todos los indios e indias

    ladinos de servicio de los dichos espaoles que estn y residen en esta dicha ciudad, todos los

    das de fiesta que por tales la iglesia manda guardar, vayan a la iglesia del Monasterio de

    Santo Domingo a or misa rezada a la hora de las siete y en el mismo da vayan al dicho

    11 Po X. Encclica Vehementer nos.

    12 Corpas

  • 11

    monasterio a or la doctrina13. El incumplimiento de esta obligacin estaba penalizado con

    multa para los amos y con pena de azotes y corte de cabellos para los indios.

    Los espaoles tambin trajeron a Amrica el sistema de relaciones Iglesia Estado de la

    Monarqua Espaola que el patronato regio estableca y que conceda a la Iglesia Catlica un

    lugar privilegiado dentro del orden social, al mismo tiempo que la pona al servicio de ese

    orden social, circunstancia que tambin explica los enfrentamientos que, tras la

    independencia de la corona espaola, se sucedieron, ininterrumpidamente durante el siglo

    XIX, y en los que hubo alguna relacin con la fe catlica, sobre todo en relacin con la

    enseanza de la religin. En tales enfrentamientos se fue construyendo la nacionalidad

    colombiana desde una doble perspectiva y en franca contraposicin: una nacin de

    cristiandad o una nacin moderna liberal14, una mentalidad teocntrica y una mentalidad

    antropocntrica15, replanteando el sitio de la Iglesia en la sociedad civil: la Iglesia se haba

    encarnado en una sociedad esttica y rgidamente jerarquizada y pensaba las relaciones

    Iglesia Estado con base en el modelo ideal de la sociedad medieval, sin darse cuenta de la

    nueva sociedad que naca y se fortaleca16.

    En cuanto a la educacin religiosa escolar en este contexto, en el marco de la Constitucin del

    86 y hasta la promulgacin de la nueva Constitucin, debido a la obligacin de ensear

    religin catlica en las instituciones educativas que estableci la legislacin colombiana, un

    colombiano o una colombiana recibi obligatoriamente, durante los once aos escolaridad,

    tres horas semanales de clase de religin de 1 a 9 grado y una hora semanal en 10 y 11, lo

    que multiplicado por las 40 semanas del ao escolar da un total de 1.240 horas de clase de

    religin. Clases de religin que no repercutieron en sus vidas y que no resultaron

    convincentes.

    Posiblemente porque esta instruccin religiosa consista en ensear verdades que se

    aprendan de memoria y en las que haba que creer, con los mismos criterios con que se

    aprendan las tablas de multiplicar, el ao del descubrimiento de Amrica o la lista de

    volcanes y nevados de los Andes colombianos: verdades objetivas, verificables y unvocas que

    13 Fundacin Misin Colombia. Historia de Bogot. (Bogot: Salvat Villegas Editores, 1989): Tomo IV. p. 10.

    14 Arboleda Mora, Carlos. Guerra y religin en Colombia. (Medelln: Facultad de Teologa, Universidad Pontificia Bolivariana, 2005): p. 10.

    15 Ibdem: p. 75.

    16 Gonzlez Gonzlez, Fernn E. Poderes enfrentados. Iglesia y Estado en Colombia. (Bogot: Cinep, 1997): p. 153.

    Juan Manuel GerreroResaltado
  • 12

    no repercutan en la vida, quiz porque la religin slo serva para la otra vida: para la

    salvacin del alma. Y como estas verdades de la fe objetivas, verificables y unvocas se

    lean desde el mismo horizonte de comprensin desde el cual se lean los textos de historia o

    de las otras ciencias, resultaban, muchas veces, ms convincentes las verdades de la ciencia

    que las verdades de la fe. Alejada de la Biblia, marcada por el sentido individualista de la

    salvacin, en una Iglesia conformada por el clero y en la cual los laicos no eran sino receptores

    obedientes de la enseanza y de las disposiciones de los pastores, la instruccin religiosa no

    era el anuncio de las buenas noticias de la salvacin.

    Conviene mencionar, al respecto, el trabajo de dos investigadores colombianos, los

    historiadores Mara Teresa Cifuentes y Helwar Figueroa17, quienes han estudiado los

    antecedentes histricos de la educacin religiosa escolar en Colombia, remontndose, para

    ello, al siglo XIX.

    El nuevo paradigma: algunos textos representativos de un mundo plural enmarcados en

    el contexto religioso, cultural y eclesial actual

    Los textos del magisterio eclesial conciliar y postconciliar escogidos como representativos del

    contexto actual, evidencian un significativo cambio respecto a afirmaciones y posturas de

    pocas anteriores, como tambin los textos de la Constitucin Colombiana de 1991 y de la

    legislacin educativa que proviene de este documento. Al fin y al cabo, un cambio de

    paradigma.

    El primer texto es de la declaracin acerca de las relaciones de la Iglesia con las religiones no

    cristianas del Concilio Vaticano II, Nostra Aetate, que exhorta, por primera vez, al dilogo y a

    la colaboracin, al mismo tiempo que afirma: La Iglesia catlica no rechaza nada de lo que

    en estas religiones hay de santo y verdadero (NA 2).

    La humanidad espera de las diversas religiones la respuesta a los enigmas recnditos de

    la condicin humana que hoy como ayer conmueven su corazn: qu es el ser humano?,

    cul es el sentido y fin de nuestra vida?, qu es el bien y qu es el pecado?, cul es el

    origen y el fin del dolor?, cul es el camino para conseguir la verdadera felicidad?, qu

    es la muerte?, cul es aquel ltimo e inefable misterio que envuelve nuestra existencia,

    17 Cifuentes, Mara Teresa y Figueroa, Helwar. La enseanza religiosa en el sistema escolar colombiano: el predominio

    confesional, en: Hacia una educacin religiosa pluralista: Estudio diagnstico de la educacin religiosa en Chile y Colombia,

    coord. Abraham Magendzo, (Santiago de Chile: Universidad Academia de Humanismo Cristiano e Instituto Colombiano para el

    Estudio de las Religiones, 2008): p. 105-132.

    Juan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltado
  • 13

    del cual procedemos y hacia el cual nos dirigimos? (Concilio Vaticano II: Declaracin

    Nostra Aetate, 1-2).

    El segundo texto, con este mismo enfoque, son apartes del magisterio del papaa Pablo VI: de

    su encclica programtica del Concilio, Ecclesiam suam (1964), que planteaba el dilogo en

    crculos concntricos con el mundo, con las otras religiones, con las otras Iglesias y al interior

    de la Iglesia, aunque slo reconociera como nica verdadera la religin cristiana. Propona

    respetar los valores espirituales y morales de las diversas confesiones religiosas no cristianas;

    [a quienes] adoran al Dios nico y supremo, al mismo que nosotros adoramos; [] a los

    adoradores de Dios segn concepcin de la religin monotesta, especialmente de la

    musulmana, merecedores de admiracin por todo lo que en su culto a Dios hay de verdadero y

    de bueno; [] a los seguidores de las grandes religiones afroasiticas (ES 40). Nuevamente se

    pronunci acerca del dilogo con otras religiones en el discurso de apertura del Snodo de

    Obispos de 1974, cuando propuso que as religiones no cristianas no deben ser consideradas ya

    como rivales o como obstculo a la evangelizacin sino como zonas de vivo inters y de futura

    y ya iniciada amistad18. Y en la exhortacin apostlica Evangelii Nuntiandi (1975), volvi a

    referirse a la diversidad religiosa, tambin en la perspectiva de los crculos concntricos y

    afirmando la superioridad de la religin cristiana. Manifest respeto y estima por las

    religiones no cristianas por cuanto estn llenas de innumerables semillas del Verbo y

    constituyen una autntica preparacin evanglica (EN 53).

    El tercer grupo de textos corresponden al magisterio de Juan Pablo II. En su primera encclica,

    Redemptor Hominis (1979), emple los trminos que Pablo VI haba utilizado, estima y

    respeto, como sentimientos que deben guiar la actitud misionera en la relacin con otras

    religiones. Se ocup del dilogo interreligioso en Redemptoris missio (1990), al proponer las

    lneas para la misin ad gentes desde la conviccin de que la Iglesia es el camino ordinario de

    salvacin y que slo ella posee la plenitud de los medios de salvacin (RM 55) y plantear la

    cuestin de las otras religiones como mbito de la misin: El dilogo interreligioso forma

    parte de la misin evangelizadora de la Iglesia (Ibdem). La encclica Veritatis splendor

    (1993) reconoci que el sentido moral se encuentra en las tradiciones religiosas y

    sapienciales de Oriente y Occidente (VS 94).

    18 Citado por Alemany, Jos Joaqun. El dilogo interreligioso en el Magisterio de la Iglesia. (Madrid: Biblioteca de Teologa Comillas, 2001): p. 78.

    Juan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltado
  • 14

    El cuarto texto, tambin del magisterio eclesial, es de Benedicto XVI en su Discurso en el Aula

    Magna de la Universidad de Ratisbona, en septiembre de 2006, en el cual propuso una nueva

    relacin entre fe y razn para permitir el dilogo entre culturas y religiones. Dijo el Papa:

    Para la filosofa y, de modo diferente, para la teologa, escuchar las grandes

    experiencias y convicciones de las tradiciones religiosas de la humanidad, especialmente

    las de la fe cristiana, constituye una fuente de conocimiento; no aceptar esta fuente de

    conocimiento sera una grave limitacin de nuestra escucha y nuestra respuesta19.

    El quinto texto es la Constitucin Colombiana de 1991, que tambin representa un cambio, al

    no estar en su encabezamiento el nombre de Dios como fuente de autoridad y declarar en su

    articulado la libertad de conciencia y la libertad de cultos, como tambin el derecho de los

    padres a escoger el tipo de educacin para sus hijos y el derecho de las personas a no ser

    obligadas a recibir educacin religiosa en las instituciones estatales:

    Artculo 18. Se garantiza la libertad de conciencia. Nadie ser molestado por razn de

    sus convicciones o creencias ni compelido a revelarlas ni obligado a actuar contra su

    conciencia.

    Artculo 19. Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho a profesar

    libremente su religin y a difundirla en forma individual o colectiva.

    []

    Artculo 68. [] Los padres de familia tendrn derecho de escoger el tipo de educacin

    para sus hijos menores. En los establecimientos del Estado ninguna persona podr ser

    obligada a recibir educacin religiosa.

    El ltimo grupo de textos corresponde a las disposiciones respecto a la educacin religiosa

    escolar que establece la actual legislacin educativa colombiana en el marco de la nueva

    Constitucin y de la nueva composicin religiosa de la poblacin colombiana: Ley 115 de 1994

    o Ley General de Educacin, que regula la educacin como servicio pblico, estableci el rea

    de religin como una de las nueve reas obligatorias y fundamentales que las instituciones

    educativas tienen que ofrecer de acuerdo con el currculo y el Proyecto Educativo

    Institucional, sin perjuicio de las garantas constitucionales de libertad de conciencia y de

    cultos, y el derecho de los padres de familia de escoger el tipo de educacin para sus hijos

    19 www.vatican.va/.../speeches/2006/september/documents/hf_ben

    http://www.vatican.va/.../speeches/2006/september/documents/hf_benJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltado
  • 15

    menores, as como el precepto segn el cual las personas no pueden ser obligadas a recibir

    educacin religiosa20; Ley 133 de 1994 o Ley Estatutaria de Libertad Religiosa y de Cultos, que

    consagra el derecho de las personas de profesar y practicar las creencias religiosas que

    libremente elijan o de no profesar o practicar ninguna y de recibir e impartir enseanza e

    informacin religiosa o rehusarla21; Directiva Ministerial No. 002 del 5 de febrero de 2004, que

    establece que el plan de estudios debe obedecer a las orientaciones dadas por las autoridades

    competentes de cada confesin religiosa y resume los fundamentos de la educacin religiosa22;

    20 Artculo 23. Pargrafo. La educacin religiosa se ofrecer en todos los establecimientos educativos, observando la garanta

    constitucional segn la cual, en los establecimientos del Estado ninguna persona podr ser obligada a recibirla.

    Artculo 24. Educacin religiosa. Se garantiza el derecho a recibir educacin religiosa; los establecimientos educativos la

    establecern sin perjuicio de las garantas constitucionales de libertad de conciencia, libertad de cultos y el derecho de los

    padres de familia de escoger el tipo de educacin para sus hijos menores, as como del precepto constitucional segn el cual en los establecimientos del Estado ninguna persona podr ser obligada a recibir educacin religiosa.

    En todo caso la educacin religiosa se impartir de acuerdo con lo establecido en la ley estatutaria que desarrolla el derecho

    de libertad religiosa y de cultos.

    21 Artculo 6. La libertad religiosa y de cultos garantizada por la Constitucin comprende, con la consiguiente autonoma jurdica

    e inmunidad de coaccin, entre otros, los derechos de toda persona: a) De profesar las creencias religiosas que libremente

    elija o no profesar ninguna; cambiar de confesin o abandonar la que tena; manifestar libremente su religin o creencias

    religiosas o la ausencia de las mismas o abstenerse de declarar sobre ellas; b) De practicar, individual o colectivamente, en privado o en pblico, actos de oracin y culto; conmemorar sus festividades; y no ser perturbado en el ejercicio de estos

    derechos; [] g) De recibir e impartir enseanza e informacin religiosa, ya sea oralmente, por escrito o por cualquier otro

    procedimiento, a quien desee recibirla; de recibir esa enseanza e informacin o rehusarla; h) De elegir para s y los padres para los menores o los incapaces bajo su dependencia, dentro y fuera del mbito escolar, la educacin religiosa y moral segn

    sus propias convicciones. Para este efecto, los establecimientos docentes ofrecern educacin religiosa y moral a los

    educandos de acuerdo con la enseanza de la religin a la que pertenecen, sin perjuicio de su derecho de no ser obligados a recibirla. La voluntad de no recibir enseanza religiosa y moral podr ser manifestada en el acto de matrcula por el alumno

    mayor de edad o los padres o curadores del menor o del incapaz. 22 La Educacin Religiosa debe ofrecerse en todos los establecimientos educativos de carcter estatal y no estatal, de acuerdo

    con la Ley 115 de 1994 que la define como una de las reas obligatorias del conocimiento y la formacin.

    Los padres tienen el derecho de escoger el tipo de educacin religiosa y moral para sus hijos y es deber del Estado

    garantizarles una educacin acorde con sus propias convicciones, de conformidad con los Tratados Internacionales y con la Ley

    133 de 1994, que desarrolla el artculo 19 de la Constitucin Poltica.

    La Educacin Religiosa que los establecimientos educativos estatales tienen el deber de ofrecer es aquella que haya sido

    regulada por medio de acuerdos que el Estado haya suscrito con la Iglesia o Confesin de la respectiva religin, en el marco del

    artculo 15 de la Ley 133 de 1994, cuyo objeto incluya la educacin religiosa y la asistencia religiosa en los establecimientos

    educativos oficiales a quienes la deseen recibir.

    El Estado Colombiano, a travs de los establecimientos educativos que prestan el servicio pblico de la educacin, debe

    cumplir lo previsto en el artculo XII del Concordato suscrito en 1973 entre la Repblica de Colombia y la Santa Sede sobre la

    Educacin Religiosa Catlica, as como lo previsto en los artculos VII a IX del Convenio de Derecho Pblico Interno No. 1

    promulgado mediante decreto 354 de 1998 sobre la Enseanza Religiosa Cristiana no Catlica.

    Las instituciones educativas no estatales deben ofrecer el rea de Educacin Religiosa. En ejercicio del derecho de libertad de

    enseanza, estas instituciones tienen autonoma para determinar el tipo de educacin y asistencia religiosa que ofrecen y las

    condiciones de este servicio para sus usuarios, de acuerdo con el proyecto educativo institucional.

    []

    Juan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltadoJuan Manuel GerreroResaltado
  • 16

    Decreto 4500 de 2006, que establece normas sobre educacin religiosa en los establecimientos

    oficiales y privados de educacin preescolar, bsica y media repitiendo anteriores

    definiciones23.

    Los textos reseados del magisterio eclesial se enmarcan en el contexto religioso y cultural de

    la segunda mitad del siglo XX y de los primeros aos del siglo XXI con la correspondiente visin

    geopoltica de la Iglesia y la eclesiologa del Vaticano II.

    El nuevo panorama religioso y cultural est marcado por la pluriculturalidad caracterstica de

    nuestro mundo actual24, porque convivimos en medio de la diversidad cultural y/o estamos

    Estos programas [de educacin religiosa] deben estar articulados con la educacin ciudadana en aspectos como la convivencia y

    la paz, el desarrollo moral, la toma de conciencia de la propia identidad y al mismo tiempo el reconocimiento y respeto de la

    pluralidad cultural y religiosa, la resolucin pacfica de conflictos, el respeto de los derechos humanos, la proteccin del medio

    ambiente y la participacin en la sociedad democrtica.

    []

    La asignacin acadmica de educacin religiosa debe hacerse a docentes de esa especialidad o que posean estudios

    correspondientes al rea y tengan certificacin de idoneidad expedida por la respectiva autoridad eclesistica, segn lo

    establecido en el literal i) artculo 6 de la Ley 133 de 1994.

    23 Artculo 2. El rea de Educacin Religiosa. Todos los establecimientos educativos que imparten educacin formal, ofrecern,

    dentro del currculo y en el plan de estudios, el rea de Educacin Religiosa como obligatoria y fundamental, con la intensidad

    horaria que defina el Proyecto Educativo Institucional, con sujecin a lo previsto en los artculos 68 de la C.P.N., 23 y 24 de la

    Ley 115 de 1994 y la Ley 133 de 1994.

    Artculo 3. Desarrollo y contenido del rea. La intensidad horaria a que se refiere el artculo anterior, se determinar teniendo

    en cuenta que la educacin religiosa se fundamenta en una concepcin integral de la persona sin desconocer su dimensin

    trascendente y considerando tanto los aspectos acadmicos como los formativos.

    Artculo 4. Evaluacin. La evaluacin de los estudiantes en educacin religiosa har parte de los informes peridicos de

    evaluacin y del informe general del desempeo de los estudiantes y ser tenida en cuenta para su promocin. En todo caso, al

    estudiante que opte por no tomar la educacin religiosa ofrecida por el establecimiento educativo se le ofrecer un programa

    alternativo el cual deber estar previsto en el PEI con base en el cual se le evaluar.

    Artculo 5. Libertad religiosa. Los estudiantes ejercen su derecho a la libertad religiosa al optar o no por tomar la educacin

    religiosa que se ofrece en su establecimiento educativo, aunque no corresponda a su credo, y en tal caso a realizar las

    actividades relacionadas con esta rea de acuerdo con lo previsto en el Proyecto Educativo Institucional PEI. Esta decisin

    deber ser adoptada por los padres o tutores legales de los menores o por los estudiantes si son mayores de edad.

    []

    Artculo 6. Docentes. La asignacin acadmica de educacin religiosa debe hacerse a docentes de esa especialidad o que

    posean estudios correspondientes al rea y tengan certificacin de idoneidad expedida por la respectiva autoridad

    eclesistica, segn lo establecido en el literal i) artculo 6 de la ley 133 de 1994.

    Juan Manuel GerreroResaltado
  • 17

    expuestos al influjo de otras culturas a travs de los medios de comunicacin, tanto de los

    audiovisuales como de los de transporte. Adems, la sociedad postmoderna en la que nos

    movemos, se caracteriza por la fragmentacin de cosmovisiones globales, la relativizacin de

    cualquier absoluto y la consiguiente flexibilidad frente a diversas opciones, entre ellas las

    diversas ofertas religiosas.

    En este panorama religioso y cultural, la gran mayora de los habitantes del mundo pertenecen

    a religiones distintas del cristianismo. Hay lugares donde la religin catlica es la de una

    minora, lugares donde todava son la inmensa mayora y lugares donde los catlicos,

    simultneamente, son seguidores de otros cultos. Pero tambin hay lugares donde coexisten

    diversas culturas y religiones, con sus correspondientes cosmovisiones, en escenarios

    claramente pluralistas, unas veces, y otras, en situaciones conflictivas entre las diferentes

    tradiciones religiosas. Todos estos cambios en el mapa de las religiones muestran que estamos

    viviendo en un mundo multitnico, multicultural y multirreligioso.

    En este nuevo contexto se ubica la visin de Iglesia que propuso el Concilio Vaticano II. Al

    volver la mirada hacia los orgenes de la Iglesia y respondiendo a las circunstancias

    socioculturales de la segunda mitad del siglo XX: redescubri que la naturaleza de la Iglesia y

    su misin es la comunin y tom partido por una eclesiologa de signo comunitario que formul

    en la visin de la Iglesia como pueblo de Dios (Cf. LG 9), pueblo sacerdotal, proftico y real, y

    en la imagen de la Iglesia como sacramento, es decir, signo e instrumento de la unin de los

    hombres entre s y con Dios (Cf. LG 1).

    En esta Iglesia de comunin, la comunin se abre a la misin, hacindose ella misma misin

    (CL 31), como lo expres Juan Pablo II, pues la misin de evangelizar que consiste en

    anunciar el evangelio, la buena noticia del amor de Dios, a todas las gentes; en servir y

    transformar la realidad; en salvar a todos los hombres y mujeres se concreta en la comunin

    con Dios y la comunin fraterna como dimensiones inseparables de la Iglesia-Comunin:

    comunin de los cristianos con Cristo y comunin de los cristianos entre s (CL 19).

    24 La pluriculturalidad no es a su vez sino una manifestacin de una pluralidad que se hace visible en la pluriformidad y entrelazamiento de las manifestaciones de la realidad en los niveles polticos, sociales, econmicos y espiritual-cosmovisivos, en la disponibilidad y saturacin del mercado de las ideologas o en la interpenetracin de los distintos grupos humanos en un mismo mundo que dispone (aunque muy desigualmente de estrechas e interdependientes estructuras de informacin, relacin y comunicacin. Alemany, Jos Joaqun. Op. Cit.: p. 24.

    Juan Manuel GerreroResaltado
  • 18

    A este nuevo panorama religioso responde la teologa, como tambin los investigadores y

    estudiosos de las religiones, al proponer una teologa de las religiones o del pluralismo

    religioso, cuyas tesis para la lectura teolgica del dilogo interreligioso parece oportuno

    mencionar aqu. La tesis exclusivista es la pretensin de poseer la verdad y el camino de

    salvacin, marcada dicha pretensin, por un cierto etnocentrismo que comporta una actitud

    de conquista religiosa25. La tesis inclusivista corresponde a la propuesta de Rahner al hablar de

    los cristianos annimos, que tambin plantearon el Concilio Vaticano II, el magisterio

    postconciliar y, entre otros, el documento de la Comisin Teolgica Internacional titulado El

    cristianismo y las religiones: esta tesis no excluye ni verdad ni salvacin en las dems

    religiones pero mantiene al mismo tiempo la centralidad, definitividad y absolutez de la

    propia, que incluira la verdad de las dems26. Una tercera tesis es el pluralismo,

    representado por John Hick, para quien todas las religiones son, en definitiva, iguales:

    manifestaciones equivalentes en su valor salvfico y en su verdad, pues la diversidad nace

    nicamente de los diferentes contextos culturales en que se tematiza y concreta la

    experiencia de lo divino27.

    Tambin la Constitucin Colombiana de 1991 consagr el nuevo paradigma: Colombia no es un

    pas confesional como lo haba sido. Refleja la globalizacin del mundo contemporneo y la

    pluralidad de opciones religiosas que actualmente existen en Colombia y que han venido

    desplazando al catolicismo, desde la llegada de los protestantes, a finales del siglo XIX, hasta

    la irrupcin de los movimientos pentecostales que estn produciendo la recomposicin

    religiosa de la poblacin colombiana.

    As lo constat la encuesta realizada por el Observatorio de Diversidad Religiosa y Cultural

    de la Universidad de San Buenaventura: De las 1.797 personas encuestadas, 14 personas no

    respondieron, 1.657 se declararon creyentes (92.9 %), mientras 57 asumieron una posicin

    atea (3.2 %) y 69 una posicin agnstica (3.9 %). En cuanto a la religin que practica la

    poblacin creyente encuestada, de las 1.797 personas encuestadas, 50 no respondieron a esta

    pregunta y 126 se declararon no creyentes, lo cual deja en 1.621 el total de respuestas de los

    y las creyentes. La cifra ms significativa es el nmero de los catlicos: 1.337, lo cual equivale

    25 Bosch, Juan. Dilogo entre religiones como alternativa a la violencia, en: 10 palabras clave sobre paz y violencia en las religiones, ed. Juan Jos Tamayo, (Estella: Verbo Divino, 2004): p. 169-170.

    26 Torres Queiruga, Andrs. El dilogo de las religiones. (Santander. Sal Terrae, 1992): p. 9.

    27 Torres Queiruga, Andrs. Dilogo de las religiones y autocomprensin cristiana. (Santander. Sal Terrae, 2005): p. 25.

  • 19

    al 83.4% de quienes se declararon creyentes y 76.5% del total de la muestra. Y en el grupo de

    las grandes religiones hay, tambin, 1 protestante, 1 judo, 1 anglicano, 1 mormn, 2

    adventistas (.1 %), 1 hinduista y 11 testigos de Jehov (.6 %), pero no hay musulmanes, ni

    budistas, ni ortodoxos griegos. En cambio, es importante el nmero de los que declararon

    pertenecer a movimientos religiosos cristianos que suelen denominarse nuevos movimientos

    religiosos porque su presencia es reciente en nuestro pas: 19 evanglicos (1.1 %), 209

    cristianos (11.6 %) y 5 pentecostales (.3 %) aunque es posible que muchos de los que se

    declaran cristianos probablemente pertenecen a grupos pentecostales para un total de 233

    fieles de congregaciones cristianas (14.4 %). Las cifras de otras opciones del abanico religioso

    son prcticamente insignificantes: 1 paravidia, 1 gnstico y 1 de creencia muisca. Adems, 28

    personas que se declararon creyentes tambin se declararon sin confesin religiosa. Son los

    que creen a su manera y practican una religin desinstitucionalizada.

    En cuanto a la educacin religiosa escolar en el marco del actual pluralismo religioso de la

    escuela colombiana, vale la pena mencionar los trabajos del socilogo William Mauricio

    Beltrn28, particularmente la encuesta realizada en 187 colegios pblicos y privados de Bogot

    escogidos en forma aleatoria cuyo objetivo era explorar la diversidad religiosa en la poblacin

    estudiantil y las actitudes de los estudiantes en relacin con la clase de religin, y otra,

    aplicada a los profesores de religin de los colegios seleccionados con el propsito de indagar

    28 Beltrn Cely, William Mauricio. Actitudes y valoraciones de estudiantes y profesores alrededor de la clase de religin en los

    colegios de Bogot, en: Hacia una educacin religiosa pluralista: Estudio diagnstico de la educacin religiosa en Chile y

    Colombia, coord. Abraham Magendzo, (Santiago de Chile: Universidad Academia de Humanismo Cristiano e Instituto

    Colombiano para el Estudio de las Religiones, 2008): p.

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    acerca de sus actitudes frente al pluralismo religioso, al mismo tiempo que conocer el

    contenido de sus clases. Otros trabajos en torno a este tema son los de Fabin Sanabria y

    Constanza Fletcher29, y Sebastin Cuellar Sarmiento30 en relacin con el contexto y situacin

    actual de la educacin religiosa pluralista.

    Los trabajos mencionados analizan, con los instrumentos de las ciencias sociales y desde su

    marco terico, las caractersticas de la educacin religiosa escolar, tradicionalmente catlica

    y en proceso de cambio en el momento actual cuando comienza a redefinirse un nuevo

    panorama religioso.

    3. Educacin religiosa escolar en contextos plurales: confesional catlica o plural?,

    educacin religiosa o educacin de la fe?

    El actual contexto pluralista que enmarca las prcticas de educacin religiosa escolar no es el

    mismo de pocas pasadas, tanto a nivel mundial como colombiano. Hemos pasado, casi sin

    darnos cuenta, de un mundo uniforme a un mundo plural y, al mismo tiempo, la poblacin

    colombiana pas de catlica a la actual diversificacin religiosa. Se trata de un cambio de

    paradigma, circunstancia que plantea la necesidad de revisar criterios y enfoques en relacin

    con la educacin religiosa escolar: confesional catlica o plural?, educacin religiosa o

    educacin de la fe?

    Educacin religiosa no es lo mismo que educacin de la fe. Esta supone una intencionalidad

    dentro de la tradicin religiosa del cristianismo catlico mientras que la primera consiste en

    presentar una visin general y universalista de las diversas formas de experiencia religiosa y

    sus correspondientes formas de expresin.

    A mi modo de ver, la Educacin Religiosa Escolar es tarea de las instituciones educativas y, en

    principio, no debe ser confesional, aunque las instituciones pueden hacer esta opcin en sus

    PEI. En cambio, los responsables de educar en la fe son la familia como primer mbito de

    enseanza y aprendizaje religioso en cuanto los padres son los primeros educadores de la fe

    29 Sanabria, Fabin y Fletcher, Constanza. Diagnstico del contexto y la situacin actual de la educacin religiosa en las escuelas

    de Bogot, Colombia, en: Hacia una educacin religiosa pluralista: Estudio diagnstico de la educacin religiosa en Chile y

    Colombia, coord. Abraham Magendzo, (Santiago de Chile: Universidad Academia de Humanismo Cristiano e Instituto Colombiano para el Estudio de las Religiones, 2008): p.

    30 Cuellar Sarmiento, Sebastin. Percepciones sobre educacin religiosa pluralista en actores sociales de Bogot, en: Hacia una educacin religiosa pluralista: Estudio diagnstico de la educacin religiosa en Chile y Colombia, coord. Abraham Magendzo,

    (Santiago de Chile: Universidad Academia de Humanismo Cristiano e Instituto Colombiano para el Estudio de las Religiones,

    2008): p.

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    de sus hijos; y la parroquia como espacio en el que se construye la comunidad eclesial y se

    vive, en Cristo, la experiencia de Dios como Padre y de los otros como hermanos.

    En cuanto a la educacin de la fe conviene recordar la exhortacin apostlica Catechesi

    tradendae (1980), de Juan Pablo II, se refiere a la pedagoga de la fe como una pedagoga

    original: la originalidad irreductible de la identidad cristiana tiene como corolario y

    condicin una pedagoga no menos original de la fe (CT 58). Y su originalidad consiste en la

    originalidad de la experiencia cristiana que es experiencia de Dios y experiencia de

    fraternidad, la originalidad del lenguaje de la experiencia cristiana y la originalidad de la vida

    cristiana o nueva vida en Cristo, puesto que su tarea es la iniciacin a dicha experiencia, a

    dicho lenguaje y a dicho estilo de vida.

    En cuanto a la educacin religiosa, su propsito tendra que ser la experiencia religiosa en sus

    diversas manifestaciones, el lenguaje de la experiencia religiosa expresado en sus libros y en

    sus ritos, la dimensin tica de la experiencia religiosa, el lugar de las religiones en la vida de

    los pueblos.

    Ahora bien, vale la pena precisar que la experiencia cristiana es una manera de vivir la

    relacin con Dios, con las dems personas y con el mundo: relacin con Dios al estilo de Cristo

    que habla de Dios como su Padre y hace posible para los hombres y las mujeres ser hijos e

    hijas; relacin con los dems al estilo de Cristo que, al revelar a Dios como Padre, nos hace

    hermanos; relacin con el mundo al estilo de Cristo que con su vida dijo no a todas las

    esclavitudes y demostr que todo lo que hay en el mundo es para el servicio de todos. Ser

    cristianos, as, es una experiencia que invade todos los rincones de la vida, todas las semanas

    del ao, todos los das de la semana y todas las horas del da.

    Por eso, la educacin de la fe no es transmisin de conceptos. Su propsito tiene que ser

    posibilitar el encuentro con Dios por medio de su Palabra, de las celebraciones de la Iglesia y

    del compromiso con toda persona necesitada. Ni se trata de probar la existencia de Dios, sino

    de acompaar a descubrir, a sentir e interpretar la presencia de Dios en la propia vida y en los

    acontecimientos de la historia para poder vivir la experiencia personal de esa presencia.

    Y porque la educacin de la fe no es la enseanza de frmulas y prcticas sino el proceso

    mediante el cual el cristiano entra en contacto con el lenguaje de su fe, uno de los aspectos

    de la pedagoga de la fe es poner en contacto con la palabra de Dios, aprender a leer la

    Juan Manuel GerreroResaltado
  • 22

    palabra de Dios, que es la Biblia. Como tambin aprender el lenguaje de la Iglesia,

    particularmente de su liturgia.

    Por ltimo, la pedagoga de la fe es original porque es iniciacin a una experiencia original

    que tiene su lenguaje igualmente original pero, sobre todo, porque es iniciacin a un estilo de

    vida radicalmente original: la vida en Cristo o vida nueva que la accin del Espritu Santo

    hace posible en la vida de quien ha hecho opcin por Cristo y que se traduce en la

    responsabilidad que bautizadas y bautizados tenemos de construir en el mundo el reino de

    Dios, como compromiso comunitario y solidario con la humanidad, particularmente con todos

    los que viven en dificultad y esperan un cambio de situacin. Es el aspecto moral del

    cristianismo.

    Pero a veces se piensa que ser cristiano y vivir al estilo cristiano consiste en cumplir lo que

    manda la Iglesia, que se entiende ms como imposicin extrnseca que como consecuencia de

    una opcin. Por eso tanta gente no quiere saber nada de la religin, a la que cataloga como un

    obstculo para su realizacin. Y en buena parte tiene la culpa de esta opinin la forma como

    se dio la instruccin religiosa.

    En todo caso, una y otra, confesional o no confesional, catlica o de otra denominacin, la

    educacin religiosa escolar tendra que apuntar a educar ciudadanas y ciudadanos

    comprometidos con la realidad social en que viven y a crear actitudes de respeto y tolerancia

    hacia la diferencia.