Educacion para el cambio y la competitividad

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EDUCACION PARA EL CAMBIO Y LA COMPETITIVIDAD 25/01/16 Vivimos en un mundo cambiante, nada es estático. Todo fluye de manera rápida: la tecnología, las economías, mercados, modas, maneras de hacer negocios incluso el clima. El catalizador más importante de ello: la globalización y el crecimiento exponencial del poder de procesamiento de datos, soportado por las TIC (Tecnología de la informática y la comunicación). Thomas Friedman, en su visión de globalización, plantea un mundo plano (nivelado por la globalización), y además, veloz. Cuando los cambios se producen de manera vertiginosa, las oportunidades y amenazas crecen. Y solo con posesión de: conocimientos, aptitudes, destrezas y habilidades cognitivas y tecnológicas oportunas, los individuos podrán situarse en la cresta de las olas de cambios. Más aún ser un factor de cambio. Esto nos enfoca a plantearnos: si verdaderamente el mundo está cambiando tan rápido, ¿cómo podemos prepararnos para ello?; más específicamente, ¿cómo pueden los sistemas educativos de países emergentes y en condiciones de profunda desventaja como el nuestro, preparar a los jóvenes para enfrentar los desafíos del mañana?. Si nos hacemos la misma pregunta enfocados en Venezuela, con el actual sistema educativo, sería una ilusión. Lamentablemente, aunque nos cueste aceptarlo, nos estamos quedando rezagados (como en un centenar de aspectos fundamentales más), con respecto al resto del mundo. La educación es la herramienta única que disponen los pueblos de superar la pobreza, atraso, desempleo, abandono, y sobre todo de ser presa fácil del populismo de estado. Venezuela no solo ha quedado en desventaja, incluso comparada con países de África subsahariana y del este, sino que ha dado gigantesco pasos de retroceso en los últimos diecisiete años, que nos remontan a viejas y atrasadas estructuras anacrónicas fusionadas con ponzoñosa filosofía marxista es trasnochada, que utiliza el sistema educativo como herramienta de adoctrinamiento y culto a la personalidad. La educación pública (esencialmente primer y segundo nivel), preparan al individuo simplemente para una cultura de dependencia; peor aún de sumisión ante un estado controlador, que todo lo resuelve ( a medias e incompleto). En definitiva es un sistema educativo sustentado en doctrinas populistas, carentes de principios y valores, que anulan la dignidad del individuo; y que tanto daño han ocasionado a nuestra sociedad. Este hecho unido a los patrones de conducta de una casta de dirigentes corruptos, cuyo mensaje es: “buscarse la vida aplicando el principio de mínimo esfuerzo”, de allí “el bachaqueo”, “matracas y peajes”, y un sinfín de “guisos criollos” más, han servido de caldo de cultivo para generar un individuo poco propenso al trabajo y a las responsabilidades básicas. En total contradicción con la idiosincrasia típica del venezolano de antes, que siempre fue ágil, proactivo al trabajo en todo nivel. Sin embargo considero que con voluntad, y una gran reserva moral que aún subyace en nuestro país, permitirá un cambio de paradigma en la educación. Y será un verdadero desafío transformar el enfoque de una educación de adoctrinamiento y servilismo a una educación para la competitividad. Para ello no es necesario inventar el “agua tibia”, simplemente propongo visualizar experiencias de otros países, y adaptarlas a nuestra realidad. Aplicar lo que ha funcionado en otras latitudes. Un buen

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EDUCACION PARA EL CAMBIO Y LA COMPETITIVIDAD

25/01/16

Vivimos en un mundo cambiante, nada es estático. Todo fluye de manera rápida: la tecnología, las economías,

mercados, modas, maneras de hacer negocios incluso el clima. El catalizador más importante de ello: la

globalización y el crecimiento exponencial del poder de procesamiento de datos, soportado por las TIC

(Tecnología de la informática y la comunicación).

Thomas Friedman, en su visión de globalización, plantea un mundo plano (nivelado por la globalización), y

además, veloz. Cuando los cambios se producen de manera vertiginosa, las oportunidades y amenazas crecen. Y

solo con posesión de: conocimientos, aptitudes, destrezas y habilidades cognitivas y tecnológicas oportunas, los

individuos podrán situarse en la cresta de las olas de cambios. Más aún ser un factor de cambio.

Esto nos enfoca a plantearnos: si verdaderamente el mundo está cambiando tan rápido, ¿cómo podemos

prepararnos para ello?; más específicamente, ¿cómo pueden los sistemas educativos de países emergentes y en

condiciones de profunda desventaja como el nuestro, preparar a los jóvenes para enfrentar los desafíos del

mañana?.

Si nos hacemos la misma pregunta enfocados en Venezuela, con el actual sistema educativo, sería una ilusión.

Lamentablemente, aunque nos cueste aceptarlo, nos estamos quedando rezagados (como en un centenar de

aspectos fundamentales más), con respecto al resto del mundo. La educación es la herramienta única que

disponen los pueblos de superar la pobreza, atraso, desempleo, abandono, y sobre todo de ser presa fácil del

populismo de estado.

Venezuela no solo ha quedado en desventaja, incluso comparada con países de África subsahariana y del este,

sino que ha dado gigantesco pasos de retroceso en los últimos diecisiete años, que nos remontan a viejas y

atrasadas estructuras anacrónicas fusionadas con ponzoñosa filosofía marxista es trasnochada, que utiliza el

sistema educativo como herramienta de adoctrinamiento y culto a la personalidad.

La educación pública (esencialmente primer y segundo nivel), preparan al individuo simplemente para una

cultura de dependencia; peor aún de sumisión ante un estado controlador, que todo lo resuelve ( a medias e

incompleto). En definitiva es un sistema educativo sustentado en doctrinas populistas, carentes de principios y

valores, que anulan la dignidad del individuo; y que tanto daño han ocasionado a nuestra sociedad. Este hecho

unido a los patrones de conducta de una casta de dirigentes corruptos, cuyo mensaje es: “buscarse la vida

aplicando el principio de mínimo esfuerzo”, de allí “el bachaqueo”, “matracas y peajes”, y un sinfín de “guisos

criollos” más, han servido de caldo de cultivo para generar un individuo poco propenso al trabajo y a las

responsabilidades básicas. En total contradicción con la idiosincrasia típica del venezolano de antes, que siempre

fue ágil, proactivo al trabajo en todo nivel. Sin embargo considero que con voluntad, y una gran reserva moral

que aún subyace en nuestro país, permitirá un cambio de paradigma en la educación. Y será un verdadero

desafío transformar el enfoque de una educación de adoctrinamiento y servilismo a una educación para la

competitividad. Para ello no es necesario inventar el “agua tibia”, simplemente propongo visualizar experiencias

de otros países, y adaptarlas a nuestra realidad. Aplicar lo que ha funcionado en otras latitudes. Un buen

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ejemplo de ello son los esfuerzos que realizan países del medio oriente y norte de África, con la ayuda del Banco

Mundial y el FMI.

Debemos crear un sistema educativo, primordialmente inspirada en valores familiares, ético-morales, y cívicos,

al mismo tiempo que es necesario fortalecer la educación en los siguientes tres aspectos fundamentales:

1.- Implementar mecanismos que faciliten la adquisición de habilidades, que estimulen el deseo al conocimiento

constante, desde niño hasta después de adulto: Entrenar para educación permanente.

2.- Fortalecer los puentes para una mejor y más fácil transición de la escuela al trabajo, desde cualquiera de los

niveles. Preparar al alumno para el mercado laboral: Educación para la inserción laboral.

3.- Mejorar el acceso desde el aula y en el aula, a habilidades del siglo XXI, así como valores que promuevan la

creatividad y la innovación para insertar y mantener al alumno en un mundo competitivo, así como una mayor

conciencia y participación social: Educación para el cambio.

El éxito de aplicar estos tres factores, pasa por la buena disposición, voluntad e inversión de recursos por parte

de un gobierno serio, responsable, despojado de todo oscurantismo ideológico. De igual forma, integrar

esfuerzos con empresas e instituciones docentes privadas, para crear sinergias productivas. Y muy importante

valorar y capacitar al talento docente.

Una educación que motive a los niños y jóvenes a aprender como estudiantes y como adultos, y poder llegar a

ser pensadores creativos independientes, les permite transformarse en protagonistas de su propio destino.

La educación para el trabajo, busca facilitar la transición de la escuela al trabajo. De allí la importancia que la

educación de calidad puede llegar a tener, para obtener habilidades cognitivas y de actitud, que los egresados

necesitan para tener éxito en el campo laboral.

Se debe promover la educación a través del cambio, a través de un conjunto de conocimientos, competencias,

aptitudes, valores éticos, que se consideran importantes para ser exitosos en la actualidad; a la vez permitirle al

joven adaptarse con mayor facilidad a los vertiginosos cambios de nuestra era.

Finalmente puedo asegurar categóricamente, que la diferencia entre un país pobre, atrasado, sin oportunidades

y otro próspero, con ventajas competitivas, y calidad de vida radica fundamentalmente en una educación

integral de calidad.

Pablo Gioveni

@kaiser0860