EDUCACIÓN UNA EDUCACIÓN PARA GANAR EL FUTURO · El futuro de un país se prepara en su escuela....
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EDUCACIÓN UNA EDUCACIÓN PARA GANAR EL FUTURO El problema de los malos resultados de la enseñanza escolar en España Francisco López Rupérez, ex-secretario general de Educación Fachada exterior de un Instituto Público de Madrid. El futuro de un país se prepara en su escuela. Una escuela efectiva y de calidad, que inculque los valores del mérito y del esfuerzo; unas aulas que, en un ambiente ordenado, fomenten la perseverancia y valoren la excelencia son la mejor inversión para el futuro de España. El conocimiento es cada día más decisivo en este mundo global que compite por mejorar. El sistema educativo español, ordenado por la legislación socialista, ha demostrado su fracaso. Diferentes informes internacionales así lo atestiguan. El drama educativo generado por las leyes socialistas no sólo radica en la mediocridad de sus resultados sino también en su tendencia al empeoramiento. Y, lo que es más grave, el análisis objetivo de sus causas ha sido marginado en los procesos de decisión. ¿Por qué no se ha analizado con rigor y en profundidad el origen de nuestra situación? ¿Acaso se teme que una realidad tozuda eche por tierra esas concepciones pedagógicas –desacertadas e inamovibles– que han inspirado las leyes socialistas? El coste social de este dogmatismo es demasiado alto. El futuro de los españoles merece y necesita una educación de calidad que alcance a todos y garantice su progreso. FOTO: ALFAQUÍ 13/02/08 Nº64
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EDUCACIÓN
UNA EDUCACIÓN PARA GANAR EL FUTURO
El problema de los malos resultados de la enseñanza escolar en España
Francisco López Rupérez, ex-secretario general de Educación
Fachada exterior de un Instituto Público de Madrid.
El futuro de un país se prepara en su escuela. Una escuela efectiva y de calidad, que inculque los valores del mérito y del esfuerzo; unas aulas que, en un ambiente ordenado, fomenten la perseverancia y valoren la excelencia son la mejor inversión para el futuro de España. El conocimiento es cada día más decisivo en este mundo
global que compite por mejorar. El sistema educativo español, ordenado por la legislación socialista, ha demostrado su fracaso. Diferentes informes internacionales así lo atestiguan. El drama educativo generado por las leyes socialistas no sólo radica en la mediocridad de sus resultados sino también en su tendencia al empeoramiento.
Y, lo que es más grave, el análisis objetivo de sus causas ha sido marginado en los procesos de decisión. ¿Por qué no se ha analizado con rigor y en profundidad el
origen de nuestra situación? ¿Acaso se teme que una realidad tozuda eche por tierra esas concepciones pedagógicas –desacertadas e inamovibles– que han inspirado
las leyes socialistas? El coste social de este dogmatismo es demasiado alto. El futuro de los españoles merece y necesita una educación de calidad que alcance a todos y
garantice su progreso.
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Los resultados de la educación española en un contexto internacional: la estrategia de Lisboa y el informe PISAEn la Unión Europea la puesta en marcha en el año 2000 de la Estrategia de Lisboa –que pretende hacer de la Unión “la economía basada en el cono-cimiento más competitiva del mundo con más y mejor empleo y una mayor cohesión social”– ha llevado consigo el situar la mejora de los resultados de la educación y la formación de los países miembros entre sus pilares funda-mentales. Es en este contexto en el que es preciso considerar el problema de la educación española. No cabe, pues, recrearnos en lo mucho que han mejorado nuestras cifras de escolarización con relación a las de hace medio siglo, ni buscar disculpas inconsistentes al bajo rendimiento de nuestro siste-ma educativo, sino mirar con ambición hacia el futuro comparándonos con los mejores, aceptando nuestra preocupante realidad educativa, identificando sus causas y concibiendo, aplicando y evaluando políticas efectivas, basadas en conocimientos y en evidencias y no en dogmas o en ocurrencias.
“De los cinco indicadores clave considerados en la estrategia de Lisboa tres conciernen a las enseñanzas
escolares previas a la Universidad: la falta de competencia lectora, el abandono educativo temprano y la graduación
en educación secundaria superior”
El pasado mes de noviembre, la Comisión Europea publicó su último infor-me periódico sobre los progresos hacia los objetivos de Lisboa en materia de educación y formación. De los cinco indicadores clave considerados en la estrategia de Lisboa tres conciernen a las enseñanzas escolares previas a la Universidad: la falta de competencia lectora, el abandono educativo temprano y la graduación en educación secundaria superior. El primero se mide por el porcentaje de alumnos de 15 años que, de acuerdo con las pruebas del pro-grama PISA de la OCDE, tienen un nivel de competencia lectora deficiente o muy deficiente. El segundo se mide por el porcentaje de la población entre 18 y 24 años que o no ha terminado la educación secundaria inferior (ESO en el sistema educativo español) o, en caso de haberlo hecho, no prosigue ninguna formación posterior. El tercero se define como el porcentaje de la población entre 20 y 24 años que ha concluido los estudios de esa etapa educativa (Bachillerato o Formación Profesional de Grado Medio en nuestro sistema educativo).
“Nuestro actual sistema educativo, que es el de la LOGSE perpetuado en la LOE, está averiado en tanto que instrumento de progreso personal, social y económico”
Cuando se centra la mirada en el caso español, lo primero que llama la atención del estudio es que España es el único país de la Unión Europea am-pliada a los 27 que, situado por debajo de la media en los tres indicadores
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antes citados, empeora en todos ellos durante el intervalo de referencia 2000-2006. Si se consideran los valores de las correspondientes magnitudes la imagen que resulta es más precisa y también más severa. La Tabla 1 resume lo esencial de la comparación.
TABLA 1. LA EVOLUCIÓN DE LOS RESULTADOS HACIA LOS OBJETIVOS DE LISBOA
COMPETENCIA LECTORA ABANDONO EDUCATIVO GRADUACIÓN EN EDUCACIÓN DEFICIENTE PREMATURO SECUNDARIA SUPERIOR (15 AÑOS; %) (18-24 AÑOS; %) (20-24 AÑOS: %)
Objetivos U.E. 2010 15,5 10,0 85,0
Niveles U.E. 2000 19,4 17,6 76,6
Niveles España 2000 16,3 29,1 66,0
Niveles U.E. 2006 19,8 * 15,3 77,8
Niveles España 2006 25,7 29,9 61,1 (*) Correspondiente a 2003Fuente: Comisión Europea y OCDE
De su análisis se concluye que la educación española, en materia de re-sultados, se aleja de Europa y, lo que es peor, lo hace asimismo en cuanto a tendencias. Nuestros resultados se separan de los objetivos de Lisboa para 2010 y también de los valores medios correspondientes a la Europa de los 27 que, por el contrario, reflejan una lenta pero progresiva mejoría. El hecho de que en nuestro país el fenómeno del abandono educativo haya repuntado a partir de 2000 constituye uno de los indicios más importantes de que nuestro actual sistema educativo, que es el de la LOGSE perpetuado en la LOE, está averiado en tanto que instrumento de progreso personal, social y económico.
“El hecho de que el nivel de incompetencia lectora medido a los 15 años se haya incrementado entre 2000 y 2006 en cerca de un 60% es probablemente el elemento de mayor
gravedad”
La alta tasa de abandono educativo temprano explica, en buena medida, (en más de un 80%) la baja tasa de graduación en educación secundaria superior y es una manifestación de que tampoco las etapas anteriores están funcio-nando como cabría desear. Pero el hecho de que el nivel de incompetencia lec-tora medido a los 15 años se haya incrementado entre 2000 y 2006 en cerca de un 60% es probablemente el elemento de mayor gravedad y un predictor de una mala evolución futura de los otros indicadores, si se acepta acríticamente la solución de estabilidad en el sistema educativo que propone el Gobierno socialista –es decir, la ausencia de reformas o de reajustes clave–.
El análisis comparado de los datos básicos de PISA1, referidos al mismo
período, resulta consistente con el cuadro anterior y proyecta para el caso es-
1 Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (OCDE).
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pañol la imagen de un sistema de resultados mediocres, situado en el furgón de cola de los países desarrollados y con tendencia a empeorar, en especial en el caso del nivel de comprensión de lo que se lee.
TABLA 2. RESULTADOS DE LA EDUCACIÓN ESPAÑOLA EN LAS DIFERENTES EDICIONES DE PISA
PISA AÑO POSICIÓN DE AÑO POSICIÓN DE AÑO POSICIÓN DE 2000 ESPAÑA 2003 ESPAÑA 2006 ESPAÑA
Lectura 493 18º/27 481 22º/29 461 26º/30Matemáticas 476 21º/27 485 23º/29 480 24º/30Ciencias 491 19º/27 487 21º/29 488 23º/30
NOTA: El valor medio de las puntuaciones, para los países de la OCDE, es 500Fuente: OCDE
“El problema de resultados que presenta el sistema educativo español constituye una de nuestras debilidades nacionales que compromete el futuro individual de muchos
ciudadanos, en términos de desarrollo personal y de prosperidad, e hipoteca nuestro futuro económico y social” La Tabla 2 resume lo esencial de los resultados obtenidos por España en
las sucesivas ediciones de PISA con relación a los países de la OCDE. Las diferencias que se observan en los ámbitos de Matemáticas y de Ciencias no son significativas estadísticamente, lo que indica que el sistema educativo español no ha sido capaz de mejorar los rendimientos de los alumnos de 15 años en ese periodo de tiempo. Sin embargo, la caída acelerada de los resul-tados en comprensión lectora resulta mucho más preocupante no sólo por su magnitud sino también por el carácter básico de dicha competencia para el desarrollo de la mente y el aprendizaje intelectual.
La todavía escasa participación en dichas pruebas del alumnado inmigran-te –un 3% en 2003 y un 6,1% en 2006 pertenecientes a la primera genera-ción– induce necesariamente a la siguiente reflexión: si el modelo educativo socialista, en condiciones de población relativamente homogéneas, no ha sido capaz de adaptarse a la necesidades de eficacia, eficiencia y equidad propias de un sistema educativo moderno, ¿cómo podrá hacerlo en un contexto mucho más complejo en el que la población en desventaja se ha ido incorporando a los centros educativos a raudales y en condiciones de partida bastante pre-carias?
El impacto de nuestros pobres resultados educativos en el ámbito personal, social y económicoEl problema de resultados que presenta el sistema educativo español consti-tuye una de nuestras debilidades nacionales que compromete el futuro indivi-
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dual de muchos ciudadanos, en términos de desarrollo personal y de prosperi-dad, e hipoteca nuestro futuro económico y social. Ese 30% de jóvenes espa-ñoles que abandonan prematuramente el sistema ganarán, en promedio, a lo largo de su vida activa, un 20% menos que si hubieran terminado sus estudios secundarios postobligatorios. Pero, además, buena parte de ellos, por su mí-nimo nivel de cualificación inicial –que les dificulta el acceso a una formación posterior generadora de empleo– estarán condenados al trabajo precario, a la rotación laboral con etapas de paro intermitente, al desempleo prolongado en periodos de crisis económica y, en el límite, a la marginación social. Es ésta una de las advertencias contenidas en el informe de la OCDE de 2007 sobre el empleo juvenil en España.
“La Unión Europea incrementaría en 1,4 puntos porcentuales su productividad si se eliminara el abandono
educativo temprano”
La agregación de los efectos individuales del abandono educativo tem-prano y de la infracualificación, se traduce en efectos sociales y económi-cos mensurables a escala macro. Diferentes países desarrollados han hecho esos cálculos. Así, Canadá concluyó que ahorraría 26.000 millones de dóla-res si fuera capaz de reducir 24 puntos porcentuales su tasa de abandono educativo en el periodo comprendido entre 1989 y 2000. Más recientemente, EEUU ha calculado que el costo del abandono educativo temprano para las arcas públicas, per capita y a lo largo de toda la vida activa del individuo, es de 450.000 dólares. En ese cómputo se toman en consideración tanto la re-ducción de ingresos por vía fiscal como el incremento del gasto social. En el ámbito de la Unión Europea se ha estimado que la Unión incrementaría en 1,4 puntos porcentuales su productividad si se eliminara el abandono educativo temprano.
Aunque no disponemos de estimaciones de esta naturaleza referidas a Es-paña, la misma lógica de cálculo permite entrever la magnitud del impacto individual, social y económico de las abultadas cifras de abandono temprano que presenta nuestro sistema educativo.
Sobre el origen de nuestros problemas y sus solucionesLos factores que pueden explicar, en su conjunto, el origen de nuestro proble-ma de resultados son variados y están, en ocasiones, entremezclados. Sin embargo, apelar como factor esencial a nuestro inferior nivel de desarrollo cultural o socioeconómico, en definitiva, a nuestro retraso histórico, es una fea disculpa para no reconocer que el único modelo educativo que desde 1990 se ha venido aplicando ininterrumpidamente no está produciendo los resulta-dos que de él esperaban sus conceptores. El trasladar las políticas desde el papel del Boletín Oficial del Estado a una realidad social dinámica y compleja requiere marcos mucho más flexibles, actuaciones mejor fundamentadas y una mayor atención al error y a su corrección.
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Hay, al menos, tres grupos de razones empíricamente fundadas que de-muestran la debilidad de tal argumento. En primer lugar, los sucesivos infor-mes PISA nos han recordado la influencia significativa del nivel socioeconómi-co de los alumnos sobre sus resultados escolares, pero han situado su fuerza en nuestro país en torno al 14% (PISA, 2006). Queda, pues, un margen de un 86% para operar desde el lado de las políticas y de su grado de acierto. En se-gundo lugar, en el análisis comparado tanto de los indicadores de la estrategia de Lisboa como de los resultados del informe PISA, proliferan los países que en sólo seis años han sido capaces de mejorar sus resultados, incluso desde posiciones aventajadas lo que, a simple vista, parece una superación más di-fícil. En tercer lugar, cuando se analiza el “efecto prosperidad” de la sociedad española en los quince últimos años –medido por el incremento sostenido de su PIB per capita– sobre el sistema educativo, se advierte que dicho efecto se ha trasladado íntegramente a la educación universitaria en términos de acce-so y permanencia; pero ha tenido, sin embargo, un impacto considerablemen-te inferior sobre las enseñanzas anteriores, aún a pesar de la extensión hasta los 16 años del tramo obligatorio. Algo, por tanto, no se estará haciendo bien en estas etapas educativas. En lo que sigue, se pondrá la atención en sólo tres factores causales: el problema de la estructura del sistema educativo, la cuestión de los valores y el desinterés por los resultados.
“Las causas inmediatas del abandono temprano residen en la falta de adecuación de la respuesta
del sistema a los intereses de los alumnos, en las escasas expectativas familiares con respecto a la prosecución de los estudios y en el coste de oportunidad vinculado
a la no incorporación al trabajo”
El abandono educativo temprano, que afecta en mayor medida a los sec-tores socioculturales menos favorecidos, es uno de los exponentes de que, desde la educación infantil, no se están compensando eficazmente los déficit de origen. Hay que actuar, consiguientemente, desde edades tempranas. Pero, además de esas políticas con efectos sobre el largo plazo, resulta necesario arbitrar medidas que operen en el corto plazo. Ni la sociedad española ni sus ciudadanos pueden esperar tranquilamente doce años más para apreciar los efectos de tales políticas de mejora.
Sabemos que, junto con los desfases educativos acumulados, las causas inmediatas del abandono temprano residen en la falta de adecuación de la respuesta del sistema a los intereses de los alumnos, en las escasas expec-tativas familiares con respecto a la prosecución de los estudios y en el coste de oportunidad vinculado a la no incorporación al trabajo. Se hace, por tanto, imprescindible reajustar la estructura de la Educación Secundaria, de modo que se remuevan los obstáculos de naturaleza académica y se desplacen los incentivos del exterior del sistema reglado al interior del mismo. Ello requiere modificar primero la estructura de la Educación Secundaria Obligatoria, recupe-
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rando los Programas de Iniciación Profesional –contenidos en la Ley de Calidad que fue derogada por el Gobierno socialista antes de que pudiese desplegar sus efectos–, de modo que no sólo se asegure una formación adaptada y una cualificación con valor económico sino que conduzcan al título de Graduado y habiliten al alumnado para realizar recorridos formativos posteriores. Pero, además, se hace necesario reforzar la integración entre formación y empleo en la Formación Profesional de Grado Medio, adoptando modelos duales o com-puestos escuela-empresa, recuperando la figura del aprendiz e incorporando la remuneración de la actividad laboral como ingrediente esencial del modelo. La introducción de becas-salario ha de servir para salvar los obstáculos de ca-rácter económico vinculándolas, no obstante, al aprovechamiento. Finalmente, el sistema ha de contemplar para estas opciones recorridos flexibles hacia la educación superior.
“Las leyes socialistas han optado por una suerte de facilismo como alternativa a la pedagogía del esfuerzo y, con la intención de compensar las desigualdades,
han asumido la política de exigir cada vez menos conocimientos a cada vez más alumnos”
Un segundo grupo de factores causales tiene que ver con la esfera de los valores. El esfuerzo, la perseverancia, la autoexigencia y el mérito han desa-parecido progresivamente del panorama educativo español en favor de la con-vivencia, la tolerancia y la solidaridad, que han desplazado a los anteriores en vez de integrarse con ellos en el discurso formativo de la llamada “educación en valores”. Las leyes socialistas han optado por una suerte de facilismo co-mo alternativa a la pedagogía del esfuerzo y, con la intención de compensar las desigualdades, han asumido la política de exigir cada vez menos conoci-mientos a cada vez más alumnos. Disponemos de suficiente evidencia empí-rica como para saber que la receta más eficaz de compensación educativa es la combinación de un alto nivel de exigencia institucional y la dispensación de ayuda y de apoyos afectivos. Sólo desarrollando en la escuela robustos hábi-tos de la mente, todos los alumnos, y en especial los procedentes de clases socialmente desfavorecidas, podrán seguir avanzando con relativa facilidad en los aprendizajes posteriores.
“‘Todo hombre puede convertirse, si se lo propone, en el escultor de su propio cerebro’, nos recordaba
don Santiago Ramón y Cajal”
“Todo hombre puede convertirse, si se lo propone, en el escultor de su propio cerebro”, nos recordaba don Santiago Ramón y Cajal. Esa concepción incrementalista de la inteligencia humana ha estado, en lo esencial, ausente en las políticas educativas socialistas. El desafío consiste, pues, en situar estos principios en el frontispicio de las leyes educativas, trasladarlos a la
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institución escolar, a su visión, a su cultura y a su organización, incorporarlos a las prácticas docentes e implicar a la propia sociedad en la tarea mediante una acción efectiva de pedagogía social.
“La recuperación de evaluaciones externas al final de cada etapa educativa que alcancen a todos
los alumnos, constituye una actuación indispensable si se pretende corregir, en el menor tiempo posible,
el actual estado de cosas”
En tercer lugar, cuando se analizan los rasgos comunes a los sistemas oc-cidentales que mejores resultados obtienen en las pruebas PISA, la existencia de pruebas generales externas de final de etapa se muestra como uno de sus elementos característicos. Investigaciones rigurosas y recientes han identifi-cado, asimismo, ese tipo de prácticas como factor clave y como condición ne-cesaria para hacer eficaces otras políticas. Sin embargo, el sistema educativo español ha vivido durante décadas de espaldas a sus resultados, con la con-siguiente ausencia de la idea de responsabilidad o de rendición de cuentas y de sus benéficas consecuencias. La recuperación de evaluaciones externas al final de cada etapa educativa que alcancen a todas las Comunidades Au-tónomas, a todas las provincias, a todas las poblaciones, a todos los centros educativos y a todos los alumnos constituye una actuación indispensable si se pretende corregir, en el menor tiempo posible, el actual estado de cosas.
El funcionamiento ineficiente de nuestro sistema educativo que revelan los estudios internacionales no es ninguna suerte de maldición bíblica, sino el re-sultado de unas políticas desacertadas y de la incapacidad para rectificar. La mejora de la educación española, además de necesaria, es posible siempre y cuando estemos dispuestos a corregir nuestros errores y a aprender de la experiencia.
