Editorial thomson 10 a

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TABLA PERIODICA PAGINA 1 a tabla periódica de los elementos clasifica, organiza y distribuye los distintos elementos químicos, conforme a sus propiedades y características; su función principal es establecer un orden específico agrupando elementos. L Suele atribuirse la tabla a Dimitri, quien ordenó los elementos basándose en las propiedades químicas de los elementos 1 , si bien Julius Lothar Meyer, trabajando por separado, llevó a cabo un ordenamiento a partir de las propiedades físicas de los átomos. 2 La forma actual es una versión modificada de la de Mendeléyev; fue diseñada por Alfred Werner. EDICION 1 HISTORIA La historia de la tabla periódica está íntimamente relacionada con varios aspectos del desarrollo de la química y la física: El descubrimiento de los elementos de la tabla periódica. El estudio de las propiedades comunes y la clasificación de los elementos. La noción de masa atómica (inicialmente denominada "peso atómico") y, posteriormente, ya en el siglo XX, de número atómico. Las relaciones entre la masa atómica (y, más adelante, el número atómico) y las

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TABLA PERIODICAPAGINA 1

a tabla periódica de los elementos clasifica, organiza y distribuye los

distintos elementos químicos, conforme a sus propiedades y características; su función principal es establecer un orden específico agrupando elementos.

LSuele atribuirse la tabla a Dimitri, quien ordenó los elementos basándose en las propiedades químicas de los elementos1 , si bien Julius Lothar Meyer, trabajando por separado, llevó a cabo un ordenamiento a partir de las propiedades físicas de los átomos.2 La forma actual es una versión modificada de la de Mendeléyev; fue diseñada por Alfred Werner.

EDICION 1HISTORIA

La historia de la tabla periódica está íntimamente relacionada con varios aspectos del desarrollo de la química y la física:

El descubrimiento de los elementos de la tabla periódica.

El estudio de las propiedades comunes y la clasificación de los elementos.

La noción de masa atómica (inicialmente denominada "peso atómico") y, posteriormente, ya en el siglo XX, de número atómico.

Las relaciones entre la masa atómica (y, más adelante, el número atómico) y las propiedades periódicas de los elementos.

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El descubrimiento de los elementosAunque algunos elementos como el oro (Au), plata (Ag), cobre (Cu), plomo (Pb) y el mercurio (Hg) ya eran conocidos desde la antigüedad, el primer descubrimiento científico de un elemento ocurrió en el siglo XVII cuando el alquimista Henning Brand descubrió el fósforo (P). 3 En el siglo XVIII se conocieron numerosos nuevos elementos, los más importantes de los cuales fueron los gases, con el desarrollo de la química neumática: oxígeno (O), hidrógeno (H) y nitrógeno (N). También se consolidó en esos años la nueva concepción de elemento, que condujo a Antoine Lavoisier a escribir su famosa lista de sustancias simples, donde aparecían 33 elementos. A principios del siglo XIX, la aplicación de la pila eléctrica al estudio de fenómenos

químicos condujo al descubrimiento de nuevos elementos, como los metales alcalinos y alcalino–térreos, sobre todo gracias a los trabajos de Humphry Davy. En 1830 ya se conocían 55 elementos. Posteriormente, a mediados del siglo XIX, con la invención del espectroscopio, se descubrieron nuevos elementos, muchos de ellos nombrados por el color de sus líneas espectrales características: cesio (Cs, del latín caesĭus, azul), talio (Tl, de tallo, por su color verde), rubidio (Rb, rojo), etc.La noción de elemento y las propiedades periódicas

Lógicamente, un requisito previo necesario a la construcción de la tabla periódica era el

descubrimiento de un número suficiente de elementos individuales, que hiciera posible encontrar alguna pauta en comportamiento químico y sus propiedades. Durante los siguientes dos siglos se fue adquiriendo un gran conocimiento sobre estas propiedades, así como descubriendo muchos nuevos elementos.La palabra "elemento" procede de la ciencia griega, pero su noción moderna apareció a lo largo del siglo XVII, aunque no existe un consenso claro respecto al proceso que condujo a su consolidación y uso generalizado. Algunos autores citan como precedente la frase de Robert Boyle en su famosa obra El químico escéptico, donde denomina elementos "ciertos cuerpos primitivos y simples que no están formados por otros cuerpos, ni unos de otros, y que son los ingredientes de que se componen inmediatamente y en que se resuelven en

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último término todos los cuerpos perfectamente mixtos". En realidad, esa frase aparece en el contexto de la crítica de Robert Boyle a los cuatro elementos aristotélicos.A lo largo del siglo XVIII, las tablas de afinidad recogieron un nuevo modo de entender la

composición química, que aparece claramente expuesto por Lavoisier en su obra Tratado elemental de química. Todo ello condujo a diferenciar en primer lugar qué sustancias de las conocidas hasta ese momento eran elementos químicos, cuáles eran sus

propiedades y cómo aislarlos.El descubrimiento de un gran número de nuevos elementos, así como el estudio de sus propiedades, pusieron de manifiesto algunas semejanzas entre ellos, lo que aumentó el interés de los químicos por buscar algún tipo de clasificación.

EVOLUCION

La evolución de la tabla periódica, desde la primera ordenación de los elementos, ha tenido lugar a lo largo de más de un siglo de historia y ha ido pareja al desarrollo de la ciencia. Aunque los primeros elementos conocidos, como el oro y el hierro se conocían desde antes de Cristo (recuérdese que el hierro, por su importancia en la evolución de la humanidad ha dado nombre a una época), todavía hoy se investiga la posible existencia de elementos nuevos para

añadir a la tabla periódica. Como en la naturaleza la mayoría de los elementos se encuentran combinados formando compuestos, hasta que no fue posible romper estos compuestos y aislar sus elementos constituyentes, su conocimiento estuvo muy restringido. Fue en el año 1800 cuando se descubrió el fenómeno de la electrólisis (ruptura de un compuesto mediante el uso de energía eléctrica). Este descubrimiento impulsó un salto hacia delante en el descubrimiento de nuevos elementos. Así, de poco más de diez que se conocían hasta el Siglo XVIII, en el que se habían descubierto los elementos gaseosos (hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y cloro) y algunos metales (platino, níquel, manganeso,

wolframio, titanio vanadio y plomo), en las primeras décadas del siglo XIX se descubrieron más de 14 elementos, y posteriormente, a ritmo algo más lento se siguieron descubriendo otros nuevos. Así, en 1830 se conocían ya 55 elementos diferentes, cuyas propiedades físicas y químicas variaban extensamente. Fue entonces cuando los químicos empezaron a interesarse realmente por el número de elementos existentes. Preocupaba saber cuántos elementos diferentes existían y a qué se debía la variación en sus propiedades. Sería Berzelius quien llevase a cabo la primera agrupación de los elementos, ordenándolos alfabéticamente e incluyendo el dato de su peso atómico. Sin

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embargo, esta agrupación no atrajo el interés de los científicos de la época. Hasta ese momento, nadie parecía haber advertido la posible periodicidad en las propiedades de los elementos químicos, entre otras razones, porque el número de elementos que quedaban por descubrir dejaba demasiados huecos como para poder atisbar orden alguno en las propiedades de los mismos. Además, todavía no existía un criterio claro para poder ordenar sus propiedades, ya que el peso atómico de un elemento, que fue el primer criterio de ordenación de los elementos, no se distinguía con claridad del peso molecular o del peso equivalente. El químico alemán Döbereiner realizo el primer intento de establecer una ordenación en los elementos químicos, haciendo notar en sus trabajos las similitudes entre los elementos cloro, bromo y iodo por un lado y la variación regular de sus propiedades por otro. Una de las propiedades que parecía variar regularmente entre estos era el peso atómico. Pronto estas similitudes fueron también observadas en otros casos, como entre el calcio, estroncio y bario. Una de

las propiedades que variaba con regularidad era de nuevo el peso atómico. Ahora bien, como el concepto de peso atómico aún no tenía un significado preciso y Döbereiner no había conseguido tampoco aclararlo y como la había un gran número de elementos por descubrir, que impedían establecer nuevas conexiones, sus trabajos fueron desestimados. Ante la dificultad que la falta de definición del concepto de los pesos de las especies suponía, y el creciente interés que el descubrimiento de los elementos y de otros avances científicos suscitaba, otro ilustre químico, Kekulé, tomo una histórica iniciativa, que consistió en convocar a los químicos más importantes de toda Europa para llegar a un acuerdo acerca de los criterios a establecer para diferenciar entre los pesos atómico, molecular y equivalente. Esta convocatoria dio lugar a la primera reunión internacional de científicos de la historia y tuvo consecuencias muy importantes, sobre todo gracias a los trabajos del italiano Avogadro, que brillantemente expuestos en la reunión por su

compatriota Cannizzaro, llevaron a la consecución del esperado acuerdo que permitiría distinguir al fin los pesos atómico, molecular y equivalente. Así, algunos químicos empezaron a realizar intentos de ordenar los elementos de la tabla por su peso atómico.

Fue en 1864 cuando estos intentos dieron su primer fruto importante, cuando Newlandsestableció la ley de las octavas. Habiendo ordenado los elementos conocidos por su peso atómico y después de disponerlos en columnas verticales de siete elementos cada una, observó que en muchos casos coincidían en las filas horizontales elementos con propiedades similares y que presentaban una variación regular. Esta ordenación, en columnas de siete da su nombre a la ley de las octavas, ya que el octavo elemento da comienzo a una nueva columna. En algunas de las filas horizontales coincidían los elementos cuyas similitudes ya había señalado Döbereiner. El fallo principal que tuvo Newlands fue el considerar que sus columnas verticales (que serían equivalentes a períodos en la tabla actual) debían tener siempre la misma longitud. Esto provocaba la coincidencia en algunas filas horizontales de elementos totalmente dispares y tuvo como consecuencia el que sus

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trabajos fueran desestimados.Más acertado estuvo otro químico, Meyer, cuando al estudiar los volúmenes atómicos de los elementos y representarlos frente al peso atómico observo la aparición en el gráfico de una serie de ondas. Cada bajada desde un máximo (que se correspondía con un metal alcalino) y subido hasta el siguiente, representaba para Meyer un periodo. En los primeros periodos, se cumplía la ley de las octavas, pero después se encontraban periodos mucho más largos. Aunque el trabajo de Meyer era notablemente meritorio, su publicación no llego a tener nunca el reconocimiento que se merecía, debido a la publicación un año antes de otra ordenación de los elementos que tuvo una importancia definitiva.

Utilizando como criterio la valencia de los distintos elementos, además de su peso atómico, Mendeleiev presentó su trabajo en forma de tabla en la que los periodos se rellenaban de acuerdo con las valencias (que aumentaban o disminuían de forma armónica dentro de los distintos periodos) de los elementos. Esta ordenación daba de nuevo lugar a otros grupos de elementos en los que coincidían elementos de propiedades químicas similares y con una variación regular en sus propiedades físicas. La tabla explicaba las observaciones de Döbereiner, cumplía la ley de las octavas en sus primeros periodos y coincidía con lo predicho en el gráfico de Meyer. Además, observando la existencia de huecos en su

Tabla, Mendelevio dedujo que debían existir elementos que aun no se habían descubierto y además adelanto las propiedades que debían tener estos elementos de acuerdo con la posición que debían ocupar en la Tabla. Años más tarde, con el descubrimiento del espectrógrafo, el descubrimiento de nuevos elementos se aceleró y aparecieron los que había predicho Mendeliev. Los sucesivos elementos encajaban en esta tabla. Incluso la aparición de los gases nobles encontró Un sitio en esta nueva ordenación. La tabla de Mendeliev fue aceptada universalmente y hoy, excepto por los nuevos descubrimientos relativos a las propiedades nucleares y cuánticas, se usa una tabla muy similar a la que él elaboró más de un siglo atrás.

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ESTRUCTURA ATOMICAPartículas subatómicasA pesar de que átomo significa ‘indivisible’, en realidad está formado por varias partículas subatómicas. El átomo contiene protones, neutrones y electrones, con la excepción del hidrógeno-1, que no contiene neutrones, y del ion hidronio, que no contiene electrones. Los protones y neutrones del átomo se denominan nucleones, por formar parte del núcleo atómico. El electrón es la partícula más ligera de cuantas componen el átomo, con una masa de 9,11 · 10−31 kg. Tiene una carga eléctrica negativa, cuya magnitud se define como la carga eléctrica elemental,

y se ignora si posee subestructura, por lo que se lo considera una partícula elemental. Los protones tienen una masa de 1,67 · 10−27 kg, 1836 veces la del electrón, y una carga positiva opuesta a la de este. Los neutrones tienen un masa de 1,69 · 10−27 kg, 1839 veces la del electrón, y no poseen carga eléctrica. Las masas de ambos nucleones son ligeramente inferiores dentro del núcleo, debido a la energía potencial del mismo; y sus tamaños son similares, con un radio del orden de 8 · 10-16 m o 0,8 femtómetros (FM).4

El protón y el neutrón no son partículas elementales, sino que constituyen un estado ligado de quarks u y d, partículas fundamentales recogidas en el modelo estándar de la física de partículas, con cargas eléctricas iguales a +2/3 y −1/3 respectivamente, respecto de la carga elemental. Un protón contiene dos quarks u y un quark d, mientras que el neutrón contiene dos d y un u, en consonancia con la carga de ambos. Los quarks se mantienen unidos mediante la fuerza nuclear fuerte, mediada por glotones —del mismo modo que la fuerza electromagnética está mediada por fotones—. Además de estas, existen otras partículas subatómicas en el modelo estándar: más tipos de quarks, leptones cargados (similares al electrón), etc.

El núcleo atómicoLos protones y neutrones de un átomo se encuentran ligados en el núcleo atómico, la parte central del mismo. El volumen del núcleo es aproximadamente proporcional al número total de nucleones, el número másico A,5 lo cual es mucho menor que el

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tamaño del átomo, cuyo radio es del orden de 105 FM o 1 ångström (Å). Los nucleones se mantienen unidos mediante la fuerza nuclear, que es mucho más intensa que la fuerza electromagnética a distancias cortas, lo cual permite vencer la repulsión eléctrica entre los protones.6

Los átomos de un mismo elemento tienen el mismo número de protones, que se denomina número atómico y se representa por Z. Los átomos de un elemento dado pueden tener distinto número de neutrones: se dice entonces que son isótopos. Ambos números conjuntamente determinan el núclido.

El núcleo atómico puede verse alterado por procesos muy energéticos en comparación con las reacciones químicas. Los núcleos inestables sufren desintegraciones que pueden cambiar su número de protones y neutrones emitiendo radiación. Un núcleo pesado puede fisionarse en otros más ligeros en una reacción

nuclear o espontáneamente. Mediante una cantidad suficiente de energía, dos o más núcleos pueden fusionarse en otro más pesado.

En átomos con número atómico bajo, los núcleos con una cantidad distinta de protones y neutrones tienden a desintegrarse en núcleos con proporciones más parejas, más estables. Sin embargo, para valores mayores del número atómico, la repulsión

Mutua de los protones requiere una proporción mayor de neutrones para estabilizar el núcleo.7

Nube de electronesLos electrones en el átomo son atraídos por los protones a través de la fuerza electromagnética. Esta fuerza los atrapa en un pozo de potencial electrostático alrededor del núcleo, lo que hace necesaria una fuente de energía externa para liberarlos. Cuanto más cerca está un electrón del núcleo, mayor es la fuerza atractiva, Mayor por tanto la energía necesaria para que escape. Los electrones, como otras partículas, presentan simultáneamente propiedades de partícula, y tienden a formar un cierto tipo de estacionaria alrededor del núcleo, en reposo respecto de este. Cada una de estas ondas está caracterizada por un orbital atómico, una función matemática que describe la probabilidad de encontrar al electrón en cada punto del espacio. El conjunto de estos orbitales es discreto, es decir, puede enumerarse, como es propio en todo sistema cuántico. La nube de electrones es la región ocupada por estas ondas, visualizada como una densidad de carga negativa alrededor del núcleo. Cada orbital corresponde a un posible valor de energía para los electrones, que se reparten entre ellos. El principio de exclusión de Pauli prohíbe que más de dos electrones se encuentren en el mismo orbital. Pueden ocurrir transiciones entre los distintos niveles de energía: si un electrón absorbe un fotón con energía suficiente, puede saltar a un nivel superior; también desde un nivel más alto puede acabar en un nivel inferior, radiando el resto de la energía en un fotón. Las energías dadas por las diferencias entre los valores de estos niveles son las que se observan en las líneas espectrales del átomo.

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AFINIDAD ELECTRONICALa afinidad electrónica (AE) o electroafinidad se define como la energía involucrada cuando un átomo gaseoso neutro en su estado fundamental (de mínima energía) que captura un electrón y forma un ion mono negativo: Dado que se trata de energía liberada, pues normalmente al insertar un electrón en un átomo predomina la fuerza atractiva del núcleo, que tiene signo negativo. En los casos en los que la energía sea absorbida, cuando ganan las fuerzas de repulsión, tendrán signo positivo; AE se expresa comúnmente en el Sistema Internacional de Unidades, en kJmol. También podemos recurrir al proceso

contrario para determinar la primera afinidad electrónica, ya que sería la energía consumida en arrancar un electrón a la especie anicónica mono negativa en estado gaseoso de un determinado elemento; evidentemente la entalpía correspondiente AE tiene signo negativo, salvo para los gases nobles y metales alcalinotérreos. Este proceso equivale al de la energía de ionización de un átomo, por lo que la AE sería por este formalismo la energía de ionización de orden cero.Esta propiedad nos sirve para prever que elementos generaran con facilidad especies anicónicas estables, aunque no hay que relegar otros factores: tipo de contraión,

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estado sólido, ligando-disolución, etc.PROPIEDADES QUIMICASUna propiedad química es cualquier propiedad evidente durante una reacción química. Cuando se enfrenta una sustancia química a distintos reactivos o condiciones experimentales puede o no reaccionar con ellos. Se determinan por ensayos químicos y están relacionadas con la reactividad de las sustancias químicas. Si no experimentan reacciones de descomposición son elementos químicos y si lo hacen son compuestos.Las propiedades químicas pueden ser usadas para crear clasificaciones y la identificación de los elementos

químicos. Por ejemplo los metales alcalinos reaccionan con el agua para formar hidróxidos y la plata no reacciona con el ácido clorhídrico pero si con el ácido nítrico, los gases presentan como propiedad la química. Otra propiedad puede ser el comportamiento frente al oxígeno, al calor, etc. En cuanto a los compuestos permite clasificarlos en de acuerdo a sus funciones químicas y son utilizadas en la nomenclatura química. Las propiedades químicas pueden ser contrastadas con las propiedades físicas, como el estado de agregación o el punto de fusión las cuales pueden discernirse sin enfrentar la sustancia a otros reactivos.Las propiedades físicas y químicas dependen de la estructura química.

JOHANN DOBEREINERJohann Döbereiner (Hof, 13 de diciembre de 1780 - Jena, 24 de marzo de 1849) fue un químico alemán. Profesor en la Universidad de Jena, estudió los fenómenos de catálisis y realizó algunos intentos de clasificación de los elementos conocidos (tríadas

de Döbereiner),1 2 agrupándolos por sus afinidades y semejanzas: cloro, bromo y yodo; litio, sodio y potasio; azufre, selenio y teluro.En 1829 hizo uno de los primeros intentos de agrupar los elementos de propiedades análogas, señaló que en ciertos grupos de 3 elementos había

un cierto parecido, de ahí el nombre Tríos.John Alexander Reina NewlandsJohn Alexander Reina Newlands (26 de noviembre de 1837 - 29 de julio de 1898) fue un químico inglés que preparó en 1864

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una tabla periódica de los elementos establecida según sus masas atómicas, y que señaló la ley de las octavas según la cual cada ocho elementos se tienen propiedades similares. A esto lo ayudó su bagaje musical. Fue ridiculizado en ese tiempo, pero cinco años después el químico ruso Dimitir publicó (independientemente del trabajo de Newland) una forma más desarrollada de la tabla, también basada en las masas atómicas, que es la base de la usada actualmente (establecida por orden creciente de números atómicos).

Dimitri Ivanovich MendeleievDmitri Ivánovich Mendeléiev (transliteración del círilico ruso: Дми ́трий Ива ́нович Менделе ́ев) (27 de enerojul./ 8 de febrero de 1834greg., Tobolsk - 20 de enerojul./ 2 de febrero de 1907greg., San Petersburgo) fue un químico ruso, creador de la Tabla periódica de los elementos.Sobre las bases del análisis espectral establecido por Bunsen y Kirchoff, se ocupó de problemas químico-físicos relacionados con el espectro de emisión de los elementos. Realizó las

determinaciones de volúmenes específicos y analizó las condiciones de licuefacción de los gases, así como también el origen de los petróleos.Su investigación principal fue la que dio origen a la enunciación de la ley periódica de los elementos, base del sistema periódico que lleva su nombre. En 1869 publicó su libro Principios, en el que desarrollaba la teoría de la Tabla periódica de los elementos.

CIENTIFICOS

DESCUBRIMIENTO IMAGEN REFERENTE

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Jacobus Henricus van't Hoff Descubrimiento de las leyes de la dinámica química y de la presión osmótica en soluciones. 

Hermann Emil Fischer Trabajo en la síntesis del grupo de las purinas.

 Svante August Arrhenius  Contribución al desarrollo de la química con sus experimentos en el campo de la disociación electrolítica.

Átomo Electrones Protones Neutrones

A T O M O A Q E C O E D V O L U M E N R T Y U I H

Z B Y V X C Z L K X D J H F G F G D M S H A P O I

N P O T A S I O Q I M W E R O T P Y O U I O P A D

A S D F G B H J K D L E Z F N G H I L N X C V B R

A B N T M Q T W B O V I T C A E R T E Y U O I P O

L R K J U H A G F S D A P O M I Q U C F D I S A X

Q L O Z X C B C V B N D M Q WE T R U T Y D U O I

U A R E R V L G G H C V J H L R I G L F D A S P D

I Q U W WX A A S A A C I D O S R A A D J R K H O

N M B L T S P B S C D E C N K X J F R F K B F F S

O A R H E N E R G I A C E V J S T S O D I O V B N

S P A T N O R A Z T C S Y C B F M D H F L N C B M

A D C F E S I D F I A G G F I R I S O M E R O E C

S A O F L F O L O L O F U G O U D D U G I H E B A

Y T R G I H D I S O L V E N T E B V H S J H T Y R

A E D D O E I F A R E V X A H V G P T H T I D X U

M N I E D V C B M T S G T R H W N R M A R Y J D T

I Q H W F T A D V C B E L E C T R O N E S B V S A

N V B I S F T T V E G A D F A D F T A G E W Y E R

O S G E D H E V Y A R F D S A F G O G V H E H S E

A Q WE T R Y U I E O P A O S D F N G H J K L Z P

C V B N M Q I W E R T Y U M I O P E A S D F G X M

I P U Y T R A D V C X Z L T K J H S O L U T O G E

D S D F G H J K O Z X C V A B N M Q WG H J K L T

O X I G E N O Y G S H J K L Z X C V B M A S A N M

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Tabla periódica Óxidos Anhídridos Hidróxidos Ácidos Alquinos Aminoácido Atmosfera Disolvente Energía Molécula Hidrocarburo Isómero Masa Electrolítica Temperatura Volumen Soluto Reactivo Oxigeno Sodio Potasio Elio Radio

Iba un átomo caminando por la calle con cara de preocupación. Un átomo conocido lo ve y le pregunta:Que tal amigo, ¿Por qué tan estresado?Es que perdí un electrón, respondió.¿Estás seguro?Sí, estoy completamente positivo.

Un físico, un biólogo y un químico iban al océano por primera vez...El físico vio el océano y estaba fascinado por las olas. El dijo que quería hacer algo de investigación en la dinámica del líquido de las olas y caminó metiéndose al océano. Obviamente el se ahogó y nunca regresó.El biólogo dijo que él quería hacer investigación en la flora y fauna dentro del

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océano y caminó dentro del océano.El también, nunca regresó.El químico esperó un largo rato y después escribió la observación. El físico y el biólogo son solubles en el agua del océano.

Una vez está un profesor que tenía entre sus alumnos la fama de ser un tacaño estaba enseñando la disolución de los metales en los ácidos. Entonces toma una moneda y les dice a los alumnos: vean como esta moneda se disolverá en el ácido, a continuación un alumno le replica: profesor eso no es cierto y entonces el profesor extrañado le pregunta por qué? Y el muchacho le contesta: porque si fuera a disolverse usted no la pondría allí.

¿Cuál es la formula química del agua bendita? H-DIOS-O

"El químico y la hormiga”Había una vez, hace mucho, mucho tiempo, una hormiguita muy, pero muy chiquitita que se llamaba Chiquita. Era una hormiga muy vivaracha y le gustaba comer hojitas y correr en la pradera. Pasaba sus días jugando y corriendo, corriendo y jugando.

Pero un día, correteando por el bosque, se encontró con un bicho raro, muy raro, era gigante, tenía solo dos patas con las que caminaba (Nota del Autor: obvio) y vestía de blanco. Chiquita se acercó temerosa a una de sus enormes patas y le gritó:

- Hola ¿quién eres?

- Hola - le respondió - soy un hombre y mi nombre es Químico. (Nota del autor: el tipo tenía un oído excelente)

- Químico! ¿Qué nombre más extraño? Le respondió la hormiga. ¿De dónde vienes?

- Vengo de otra parte del bosque, se llama 47 y 115* y allí hay muchos como yo; somos personas (Nota del autor: ?) dedicadas a encontrar y crear los materiales más maravillosos, para que todos los habitantes del bosque puedan vivir mejor con ellos. (Nota del autor: Se recuerda que el presente escrito se trata de una obra de ficción).

- ¿Y qué haces por estos lares? Volvió a preguntar el himenóptero (Nota del Autor: la hormiga).

- Estoy buscando un balón, le respondió el químico.

- ¿un balón? ¿Es que acaso juegas a la pelota? Consultó Chiquita.

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- No - dijo el hombre - un balón es un recipiente esférico de vidrio en el que normalmente se colocan líquidos.

- Eso a mí me suena a botella - comentó Chiquita, un poco incrédula, pero sin embargo decidió ayudar al extraño - Te propongo ir a consultar a mis amigos del bosque a ver si pueden ayudarte.

Y así fueron a ver al Oso Pegajoso, el Búho Cabezón, la Ardillita Tripera y el Mono Navarro Montoya, pero ninguno los pudo ayudar. Finalmente fueron a consultar al León Sabio (Nota del Autor: Entiendo que resulte poco creíble la presencia de un león en un bosque, visto

que se trata de un felino oriundo de llanuras con pastizales, pero si se creyeron lo que escribí antes sobre los químicos no creo que tengan problema con esto).

- ¿y para qué quieren ese "balón"? preguntó el León.

- Es que deseo mezclar unos líquidos y agitarlos en él - le respondió - para eso también se necesita de un buzo.

- ¿buzo? ¿Tienes frío? Puedo decirle a Doña Leona que teja una bufanda.

- No, je, je, je - comentó sonriendo el químico con menos paciencia - no me refiero a ese tipo de buzos.

- ¿pero acaso ese "balón" que buscas es tan grande que en su interior puede entrar una persona con tubo de aire y escafandra? - Volvió a preguntar la hormiguita que para esa altura lo debería tener podrido.

El hombre sacó de su bolsillo una pequeña pieza cilíndrica de metal cubierta por un plástico blanco y la sostuvo con dos de los dedos de una de sus dos manos.

- Esto es un buzo - señaló el químico a la hormiga y el León.

- Lo que sucede - comentó el felino - es que eso que tu llamas buzo, nosotros en el bosque lo llamamos supositorio.

El químico no lo resistió y se dirigió hacia la salida con ganas de usar realmente su buzo como supositorio, y solo se vio impedido de hacerlo debido a que resultaba extremadamente grande para usarlo con la hormiga y extremadamente peligroso para su uso en el león. Chiquita (que realmente era bastante pesada) lo siguió, gritándole:

- No huyas químico, no huyas, aún puedo ayudarte a encontrar lo que buscas.

Y entonces lo condujo a un lugar que muy pocos conocían aparte de las hormigas, un lugar donde se decía se podía encontrar la sabiduría y el conocimiento completo con solo un suspiro (Nota del Autor: No se trata de ninguna Facultad), un lugar aislado, de difícil acceso en el que se encontraban un millar de hormigas sentadas y calladitas en fila.

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- Aquí es - dijo la hormiga - haz tu pregunta y todas te responderán como un solo ente en comunión, ellas se encuentran en su estado más alto de concentración (Nota del Autor: Tratándose de hormigas no debería ser tan alto).

- Bueno - respondió el hombre, con su paciencia a punto de agotarse - es que solo deseo obtener un poco de ácido.

- ¿Ácido? - Respondieron todas las hormigas al unísono - ¿todo eso es para comer un caramelo?

Y el Químico no resistió más, tomó con sus manos unas rocas del tamaño de un adoquín que se encontraban amontonadas cerca del lugar y comenzó a aplastar una por una a las hormiguitas. Finalmente y diciendo:

- Estos bichos que hablan me tienen podrido.

Agrupó a todas las inmóviles y pobres hormiguitas (Nota del Autor: No digo que son sus cadáveres porque se trata de un cuento para niños) y, haciendo gala de habilidades que solo un químico posee, extrajo el ácido fórmico y volvió a su hogar, feliz, con su ácido, silbando bajito y caminando por el bosque.

Y colorín, colorado, este cuento ha terminado.