EDICIÓN ENERO 2015

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LIOLAEMUS TENIUS IGLESIA DE FREIRINA PULSO DE LA NATURALEZA ENERO 2015

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LIOLAEMUS TENIUSIGLESIA DE FREIRINA

PULSO DE LA NATURALEZAENERO 2015

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BIOMAVIDA AL SUR DE LA TIERRA

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EN ESTA EDICIÓN

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Parroquia Santa Rosa de Lima de Freirina, patrimonio en peligroEra un día de noviembre cuando estábamos de paso por Freirina, una visita de unos minutos, cuando lue-go de recorrer su larga calle principal...

Liolaemus tenius, vestida de colores En muchos lugares las lagartijas siempre están asociadas a dos formas de verlas, una es la clásica primera impresión...

Inolvidables VivenciasHa concluido un segundo año en el que he tenido el privilegio de compartir con ustedes sorprendentes vi-vencias ...

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Bio

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César Jopia QuiñonesDirector

Bienvenidos a esta nueva edición de Revista BIOMA

EDITORIALLa maravillosa aventura de descubrir nuevos lugares e historias para uste-des siempre representa para noso-tros una posibilidad para atesorar in-creíbles experiencias, que, por cierto, nos enseñan cada día un poco más a ser mejores.Nos resulta simplemente un honor, el cual asumimos con humildad, el po-der trabajar en terreno con nuestras cámaras, que por cierto la fotografía es una herramienta maravillosa de nuestros tiempos, para nosotros ha sido un conductor de sensaciones las que buscamos afanosamente para poder transmitirlas a ustedes en las ediciones mensuales de Revista BIO-MA.Cuando estamos en presencia de es-cenarios grandiosos o majestuosos, ya sea por su estado silvestre e indó-mito, o por su mística indescifrable y somos testigos de los comportamien-tos de la naturaleza y sus integrantes, en realidad, descubrimos algo nuevo en nosotros mismos, hallazgos que nos transportan hacia un estado de aprendizaje constante, donde pa-samos de ser observadores a ser un elemento más del paisaje, pero no invasivo, sino simbiótico.Revista BIOMA cada año se ha de-sarrollado y madurado, hemos reco-nocido nuestro rol en el ecosistema y gracias a ese nuevo panorama he-mos explorado no sólo la naturaleza de Chile sino a sus personas y las his-torias que los mueven y conmueven,

logrando con ello estrechar los lazos que nos relacionan con la biodiver-sidad.Esperamos que esta iniciativa no se detenga y eso será gracias sólo a vuestro interés y preocupación por la conservación del mundo que nos rodea.Así mismo, esperamos que el año entrante sea inspirador en todos los sentidos permitiéndonos magnificar y valorar la riqueza natural de nues-tro entorno tanto cercano como el más lejano para entender su delica-do equilibrio, amándolo como un integrante más de nuestra familia, como un hermano, como una hija o un hijo.Esa es la relación entre el ser huma-no y el planeta que soñamos inspirar al hacer Revista BIOMA, aunque se trate de un grano de arena en una interminable playa, todo lo que ha-gamos por poco e imposible que pa-rezca, valdrá la pena…

Un gran abrazo a todos

Revista BIOMA, para explorar… para descubrir… para conservar.

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Parroquia Santa Rosa de Lima de Freirina

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E ra un día de noviembre cuan-do estábamos de paso por Freirina, una visita de unos minutos, cuando luego de recorrer su larga calle prin-cipal pasamos por su plaza, ya la ar-quitectura de este poblado había despertado nuestra admiración, por ende esperábamos ver en la plaza los mejores ejemplos patrimoniales históricos, como suele suceder en muchas ciudades del mundo.Por lo pronto nos fijábamos en el edificio Los Portales, una fachada de madera con una serie de arcos de medio punto al final de la plaza que embellece el entorno con su ar-quitectura clásica cuando entre las palmeras surge una estilizada torre coronada por una solitaria cruz que domina el valle entero. A la distancia parece reluciente, con sus tonos blancos y cremas que la decoran sobriamente, pero al acer-canos nos damos cuenta por un lado de su impresionante presencia y por otro lado, más triste por cierto, su de-plorable estado de conservación. La poderosa figura de líneas rectas y rígida simetría, sólo interrumpida por tres portales con arcos de medio punto que rompen el esquema de su fachada, nos da la bienvenida, el cuadro general se muestra decora-do con vetustas palmas chilenas que permiten componer las fotografías, pero su desolada existencia nos da dos sensaciones distintas que nos su-mergen en una profunda reflexión.El atractivo que presenta como un monumento abandonado resulta in-creíblemente interesante para captar mil imágenes, pero a su vez su an-

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quilosado presente nos pide a gritos que difundamos su deterioro para alertar al Consejo de Monumentos Nacionales para retomar urgentes y necesarias acciones de restauración.Santa Rosa de Lima, comenzó a emer-ger del suelo freirino en 1886, una época tan lejana en el pasado que ahora nos cuesta imaginar, como debió ser su proyección que fue fi-nanciada en parte por el gobierno de José Manuel Balmaceda (1886-1891), la municipalidad y los mismos feligreses que aportaron fondos pro-pios para la obra que nacía.Ante nuestros ojos se nos presenta un maravilloso diseño tipo basilical huella del diseño de principios de siglo, nos inquietamos por ver su in-terior, ya que se encuentra cerrada desde el año 2002 por los serios da-ños estructurales que el tiempo, las palomas, las polillas y los sismos que la han golpeado, para ello nos diri-gimos a gestionar la imposible tarea de acceder a su interior, el párroco nos recibe amablemente y nos da la bienvenida, caminamos bajo una calurosa tarde desde la parroquia “alternativa” y por una gran puerta a un costado de la voluminosa iglesia, que parecía no haber sido abierta en mucho tiempo, entramos, esperába-mos un oscuro interior donde la luz externa nos obligaría a esperar que nuestras pupilas se dilataran lo sufi-ciente para apreciar sus secretos, sin embargo la sorpresa fue que la luz emergía por todos lados, dejando muy poco a las sombras, se alzaban ante nosotros tres naves con seis ar-cos de medio punto que parten de siete columnas de capiteles tipo dó-

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rico las que dividen simétricamente su interior, la bóveda se extiende desde la parte donde se ubicaba el coro, que encendía las almas de los feligreses al interpretar sus cánticos hasta el majestuoso altar que parece haber sido construido en el lugar por su magnífica presencia.Antes de levantar nuestra cámara para captar la arquitectura interior con su belleza oculta por el deterio-ro, giramos 180º como si estuviéra-mos rodeados por los espíritus de sus constructores que probablemente dejaron alguna marca oculta, como un vestigio de que estuvieron allí. So-bre el coro alto se alza la torre de ma-dera de tres por tres donde en su dis-tante interior guarda dos campanas de manufactura francesa (1870) y más arriba el mecanismo de relojería que culmina con la aguja de cuatro metros que domina todo el paisaje, de… probablemente, más de un par de kilómetros a la redonda.Es claramente visible el daño, en el cielo, las paredes y ciertamente en el suelo, de acuerdo a los comentarios del padre se han hecho sondajes del subsuelo y éstos han arrojado resul-tados poco esperanzadores para el futuro de los cimientos de esta tan-gible mole, testigo de la intangible fe del ser humano.Fotográficamente hablando, los de-talles, las formas, los decorados, las sombras y luces surgen por doquier, como un paisaje inhóspito para des-cubrir, un mundo de belleza mística que cualquier amante del arte gusta-ría de explorar. Son obras humanas que quedan como huellas digitales, ciertamente la arquitectura religiosa

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ha sido por miles de años un sello de las culturas, independiente de las deidades que las inspiraban. Y esta iglesia no es la excepción, requiere de un laborioso trabajo de rescate que no es menor, en lo absoluto.Esperamos que estos registros y esta experiencia de explorar su interior no sea el de los últimos que tuvimos el privilegio de conocerla, al contra-rio que éste sea un paso de inicio a un largo proceso de renacimiento.Al adentrarnos tras el púlpito, en el secreto rincón donde sólo los curas tenían acceso, vemos un hermoso confesionario de madera con sus cortinillas abiertas aún como espe-rando a creyentes para confesar sus más ocultos pecados, al otro lado un vetusto mueble con un sinfín de pequeños cajones donde se guarda-ban los documentos parroquiales. La luz que entra desde lo alto delata el polvo que flota en el aire y las tela-rañas que dominan cada pequeño rincón, pero no hay más, sólo polvo sobre polvo, un candelabro de loza quebrado, que seguramente no es original de la época, evoca un pasa-do en que las ofrendas florales que recibía la iglesia durante las festivida-des religiosas eran habituales hasta que sus magníficas puertas fronta-les se cerraron aparentemente para siempre.Es la iglesia Santa Rosa de Lima, que hoy nos ha enseñado su pasado y nos muestra asimismo su presente, sólo nos resta esperar para saber cuál será su futuro.

Texto y fotografías: César Jopia

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UNA ONG PARA LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO NATURAL & CULTURAL DE CHILE

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n muchos lugares las lagar-tijas siempre están asociadas a dos formas de verlas, una es la clásica primera impresión de desagrado, que incluso impulsa a las personas a intentar eliminarlas en cuanto se cruzan en el camino, y la otra es la total indiferencia, “son tan comunes” que a estas mismas personas no les importan.Sin embargo, a pesar de la eventual mala fama o mejor digamos poca fama, nos encontramos con una es-pecie endémica de nuestro país, un atractivo e interesante reptil de la fa-milia Tropiduridae que pertenece al género Liolaemus, mismo que identi-fica a todas las especies de lagartijas. Pero… ¿por qué atractiva? Por un sim-ple, pero magnífico antecedente que viene de su morfología, que hace re-ferencia al dimorfismo sexual* que este reptil exhibe llamativamente.El dimorfismo sexual es una caracte-rística que en el reino animal la po-seen normalmente los machos, ya que en ellos recae la labor de la con-quista de la pareja, recurriendo a un sinfín de triquiñuelas para agradar a la potencial pareja reproductora, por ejemplo en las aves este aspecto se muestra con especies increíblemente coloridas y ataviadas exageradamen-te con espectaculares adornos que incluso algunas aves tropicales se las ha llamado las aves del paraíso.En otros, como los mamíferos, estos dimorfismos se manifiestan con volu-men, es decir los machos son gran-des y poderosos, así y como sea en todos los casos las hembras no sólo presienten quién es el adecuado por instinto sino que pueden ver y esco-

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ger con facilidad a los mejores y sus genes perfectos para asegurar la con-tinuidad del más apto y que, además, ésta mejore generacionalmente.Claro está que en la madre naturale-za no todo guarda un orden, ni todo es una línea recta, por ejemplo los anfibios tropicales, como los Dendro-batidae, que son una familia de ranas venenosas, donde los colores vivos son un arma de defensa denomina-da “coloración aposemática”, como la rana dorada que es la más tóxica del planeta, con suficiente veneno para matar a diez personas adultas. Sin embargo, nuestra amiga la lagar-tija esbelta, como también es conoci-da, a pesar de su estrambótica vesti-dura no está en esa categoría.Los machos de la L. tenius están de-corados vistosamente con una se-rie de tonalidades que van desde el amarillo al verde en la mitad anterior y un exótico color calipso en la parte posterior, asimismo en la cola, que es equivalente a la 13/4 parte de su cuerpo, tiene coloraciones negras con turquesa y como si esta paleta de colores no fuera suficiente en su zona gular aparece el amarillo, el na-ranja, el rojo y/o el verde.A diferencia del engreído macho, las hembras son ligeramente más finas y el único color visible es un amari-llo gris en sus cabezas y resto de su cuerpo tiene unas barras negras con ribetes de color café y que se unen entre sí en algunas partes, pero eso es todo. A propósito de las hembras, esta lagartija es ovípara por lo que se entiende que puede llegar a deposi-tar hasta seis huevos.Esta especie, que llega a medir has-

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ta quince centímetros, tiene una población abundante en el país, lo que permite tener un rango de dis-tribución bastante amplio porque va desde la IV Región de Coquimbo hasta la X Región de Los Lagos, este factor habla, asimismo, de su adap-tabilidad, ya que en esencia es una especie arborícola, pero la constante ocupación humana de sus hábitats la han empujado a habitar construccio-nes artificiales como paredes o pircas que le permiten continuar captando su alimento que consta exclusiva-mente de insectos varios.Pero a pesar de lo que se puede pen-sar por la aparente buena salud po-blacional es considerada vulnerable en algunas regiones de nuestro país (VII a la IX) a pesar de esta clasifica-ción la UICN** la considera una es-pecie que no clasifica para ninguna categoría de amenaza, por lo que ese comité la cataloga de “preocupa-ción menor”.Lo que si queda claro es que en esta situación nos encontramos con una especie capaz de adaptarse a los cambios más dramáticos, pero eso no la convierte en indestructible o in-mortal, su habilidad para cazar insec-tos la transforma en una aliada más que en una enemiga digna de elimi-nar, estas especies por insignificante que nos parezcan por un lado repre-sentan una maravilla de la evolución y por otro lado un eslabón importan-te en la infinita cadena del equilibrio natural de los hábitats.

Respetemos el rol de la Liolaemus te-nius en la madre naturaleza, aunque desde nuestro punto de vista desde el prisma de la vida no nos parezca importante, desde el punto de visión de ella sí es vital para la continuación de la vida en el planeta.

*Aspecto de la fisiología de los animales que diferencia al macho de la hembra, y que puede tratarse de diferencias notorias tanto de coloración como dimensiones físicas. **Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza

Texto y fotografías: César JopiaRevista BIOMA 2015

BIOMA

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PRODUCCIONES AUDIOVISUALES

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El Pulso de la Naturaleza

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Inolvidables Vivencias

Ha concluido un segundo año en el que he tenido el privilegio de com-partir con ustedes sorprendentes vi-vencias en contacto directo con la naturaleza, a través de mi espacio El Pulso de La naturaleza en Revista BIOMA. El comentario que hice al ini-cio del año pasado, cuando reflexio-naba sobre las publicaciones del año anterior sigue tan vigente como en-tonces…“A veces me parece que las cosas sor-prendentes que veo, son el fruto del preciosismo insuperable del guionis-ta de una gran película, pero no es así, el entorno natural no es una fan-tasía, es real, es tangible, es una con-secuencia del preciosismo del todo, y esta al alcance de nuestra mano, o mas bien dicho de nuestra percep-ción”.En esta ocasión he querido hacer un recuento de los pasajes más emoti-vos de los relatos publicados duran-te el año pasado, para rememorar y compartir con ustedes las emociones casi indescriptibles de estos increí-bles acontecimientos. Recordar por ejemplo, la descripción de uno de los momentos más conmovedores al adentrarse en el mundo nocturno de la chinchilla… “Hasta los más inaccesibles parajes de la montaña semiárida, llegó la trampa y la piedra implacable a si-lenciar la voz de la chinchilla, el ba-queteo y otros métodos violentos, se hicieron presentes para arrancar-las de cuajo de sus cálidos refugios, despojándolas de su milenaria supre-macía nocturna, apagando la luz de

su vida que desde tiempos inmemo-riales, noche a noche se concertaba con la luz de las estrellas”.“Repentinamente, un sonido incon-fundible puso fin a mi visión de la tra-gedia, un canto metálico llegó hasta mis oídos como una esperanzadora noticia. Sí, era el canto de una chin-chilla que levantaba su voz sobre la brisa nocturna para decirme que aun había esperanzas.”Por su parte, muy dramático resul-tó el relato publicado en el mes de febrero titulado, “El Momento de Morir”, que cuenta la historia de un búho chileno herido que pese a los esfuerzos por ayudarlo, inevitable-mente murió dejando una profunda tristeza…“Permanecí a su lado convirtiéndo-me en testigo de su trágico desenla-ce; en un breve lapso de tiempo lo abandonó toda esencia vital, poco a poco su cuerpo se aflojó atraído por la fuerza gravitacional hasta quedar tendido en el piso en una posición inerte que indicaba que nada más se podía hacer por su existencia”.“Las causas específicas de su muerte no las puedo precisar, pudo ser un cuadro infeccioso pos operatorio o quizás un alto grado de estrés, eso nunca lo sabré, sólo puedo decir que le presté todo el apoyo que estuvo a mi alcance y que al final de este dra-mático proceso, estuve con el en uno de los instantes más difíciles y miste-riosos para una criatura viviente… el momento de morir”.En contraste con el episodio ante-rior, el relato de mi experiencia con el picaflor cordillerano en la pre cordi-llera de la Región del Maule, resultó

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muy reconfortante. De esta publica-ción seleccioné el siguiente párrafo… “De aspecto etéreo casi mágico, como si flotara en el aire, avanzó al-gunos centímetros hacia mí y luego retrocedió, inclinando levemente la cabeza hacia ambos lados analizán-dome con su mirada, luciendo una cola larga y ancha casi completa-mente blanca. En ese momento una suave brisa producida por sus alas envolvió mi rostro, como si el abani-co de un espíritu del bosque quisiera calmar mi agitación…”Muy impresionante resultó mi en-cuentro con un hermoso ejemplar de garza cuca en la desembocadura del río Limarí en los límites del Par-que Nacional Bosque Fray Jorge…“Repentinamente, esta formidable garza cobró vida como si despertara de un sueño profundo, lanzando un poderoso y sorpresivo picotazo en el agua, atrapando con la velocidad de un rayo a un sorprendido pez que se retorcía en sus fauces, emitiendo destellos metálicos antes de ser en-gullido irremediablemente”.Recuerdo como si fuera hoy que des-pués de un tiempo prolongado, esta enorme garza continuaba en el mis-mo lugar poniendo en práctica su sorprendente estrategia de caza…“Al volver mi atención hacia el sector en donde se encontraba la imponen-te garza cuca, comprobé que todavía permanecía en el mismo lugar. En ese momento un grupo de taguas de frente amarilla se le acercaban in-diferentes, empequeñecidas por su imponente figura, mientras que ella permanecía inmóvil en espera de una nueva presa con paciencia infi-

nita, imperturbable, completamente abstraída del tiempo y el espacio… como una verdadera estatua vivien-te”. En el mes de Mayo se publicó el re-lato Vocación de Solitario, en el que compartí con ustedes los detalles en torno a los días en que nuestro ami-go el zorzal mero, nos sorprendió al llegar hasta las mesas de la pérgola con tres hermosas crías…“Mientras almorzábamos, puntual-mente se instalaba con sus retoños en la mesa continua, luego volaba repetidas veces hacia nosotros, reci-bía comida de nuestras manos y se devolvía a la otra mesa alimentándo-los por turno uno a uno, con dedica-ción y admirable esmero”.“Así nuestro amigo muy especial iba y venía una y otra vez, entre nuestra mesa y la de sus crías, con una en-trega maternal o paternal digna de admiración, movido por un impulso que afloraba desde lo más íntimo de su naturaleza, como si fuera víctima de un inevitable sortilegio en pos de la perpetuación de su especie”.Los imperdibles detalles de la anhela-da lluvia que llegó en un afortunado día de invierno y se prolongó duran-te la noche, quedaron plasmados en los siguientes párrafos del relato titu-lado Llanto de Nubes…“El rumor de la lluvia se acentuó en la profundidad de la noche, elevan-do a los cuatro vientos un mensaje inequívoco, una buena nueva para la infinidad de criaturas vivientes de casi todos los reinos que habitan en este riguroso y a veces implacable ambiente”.“La intensidad de la lluvia parecía

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anunciar días mejores. Parecía poner término por fin, a las azarosas prue-bas de sobrevivencia de los estoicos seres de este mundo semiárido. Pare-cía neutralizar la implacable sequía levantando su voz en la oscuridad, como un prometedor concierto del más talentoso y consagrado coro de aguas”.La fragilidad de un nido de tórtola y la sorprendente sabiduría de la na-turaleza quedan de manifiesto en el relato publicado en el mes de Agosto titulado Una Cuna Muy Precaria…“Me deslicé cuidadosamente entre ramas y espinas hasta que mis ojos se asomaron a la intimidad del nido. En ese momento se desplegó ante mí la más tierna escena; dos pequeños y arrobadores polluelos cubiertos por suaves y ralas pelusas amarillas, con ojitos cerrados y movimientos tem-blorosos, permanecían en su preca-ria cuna como una inmejorable alu-sión a la fragilidad”.Este año la ansiada primavera se ma-nifestó tímidamente y sus detalles quedaron plasmados en el artículo de Septiembre titulado Aires de Pri-mavera…“Infinidad de frágiles y delgadas he-bras blanquecinas, emergían como si se desenrollaran desde el interior de las semillas, abriéndose paso en la tierra húmeda en una urgente búsqueda de la luz, movidas por un incontenible impulso conocido por los eruditos como fototropismo po-sitivo”.“Al llegar a la superficie, se asoma-ban a la luz del día investidas con el color de la clorofila, pintando el pai-saje a ras de suelo del más vivificante

verde primaveral, como una extensa alfombra tejida con gramíneas, alfile-rillos e infinidad de hierbas anuales, que cubrían planicies y faldeos cam-biando por un instante la impronta del paisaje semiárido”. En el mes de Noviembre publicamos Vivencias en el Guayacán, que entre otras cosas nos trajo interesantes en-tretelones de la vida de dos camadas de roedores cola de pincel, compar-tiendo su madriguera con un pollue-lo de turca, especie de ave terrestre…“La pequeña turca los observaba con interés, exhibiendo sobre su ca-beza unas largas y pintorescas pelu-sas desordenadas que acentuaban su encantadora condición infantil. Repentinamente y sin previo aviso desapareció en el interior de la am-plia cueva, abriéndose paso entre las crías de degus que entraban y salían de la misma madriguera”. “Al llegar el verano, las dos camadas de degus se veían muy saludables y eran una clara señal de la exitosa temporada reproductiva de la pujan-te colonia de roedores. Más de una docena de inquietos juveniles, pulu-laban alrededor del guayacán pro-tagonizando vivencias que nos pro-porcionaban detalles prácticamente desconocidos sobre su asombroso comportamiento”.El capítulo de los zorros publicado en Diciembre, nos trajo la nota de sus-penso y sobrecogimiento…“Una tarde observamos a la hembra con un diminuto y solitario cacho-rro llevándolo hasta el abrevadero. La hermosa cría caminaba vacilante entre las patas de su madre hasta lle-gar al borde de la pequeña poza de

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agua”.“En ese sobrecogedor momento pa-recía que el mundo se había deteni-do; casi todas las especies de fauna silvestre que normalmente deambu-lan por el lugar habían desaparecido poniéndose a buen resguardo, en prevención de un encuentro no de-seado con esta implacable cazado-ra”.Sin embargo en la naturaleza las si-tuaciones pueden pasar de un extre-mo a otro y esto quedó en evidencia en este relato titulado Entre Zorros…“Repentinamente el gran macho de cola prominente y calculadora mirada se levantó bruscamente in-terrumpiendo su sueño aparente, levantando una urgente mirada ha-cia el faldeo cercano, mientras emitía un gruñido nervioso que, pese a mi absoluto desconocimiento de su len-guaje, me transmitió una mezcla de advertencia y temor”.“Al instante, el resto de los zorros se-guidos por el vigilante macho, huye-ron velozmente hacia la parte baja del estero aledaño, provocando a su paso un sucesivo crujir de ramas que se quebraban en la desesperada huí-da, como si todos los miembros de la familia estuvieran repentinamente dominados por el pavor”.Que inolvidables vivencias. Queridos lectores de esta forma he querido re-sumir el fantástico itinerario del espa-cio El Pulso de La Naturaleza durante el año 2014, un espacio creado para maravillarse… para sensibilizarse… y por sobre todo para inspirar un pro-fundo amor por la naturaleza.

Texto: Mario Ortiz Lafferte

Dibujos: César Jopia Q.

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