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    Estudio introductorio:

    Jos Eleuterio Gonzlez(1813-1888) y la escritura de

    la historia

    Edgar Ivn Espinosa Martnez

    UNIVERSIDAD AUTNOMA DE COAHUILA

    COORDINACIN GENERAL DE ESTUDIOS DE POS GRADO E INVESTIGACIN

    ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES

    2013

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    Reconocimientos

    El presente trabajo es resultado del apoyo y ayuda de ciertas personas e instituciones queen algn momento se involucraron.

    La Universidad Autnoma de Coahuila, a travs de la Escuela de Ciencias Sociales, meotorg una beca para concentrarme en la presente investigacin; con dicha institucinestoy muy agradecido. Asimismo, el personal del Archivo General del Estado de NuevoLen me atendi con su habitual amabilidad. Tambin debo agradecer a quienes meatendieron en la Sala de Historia de la Capilla Alfonsina de la Universidad Autnoma deNuevo Len.

    A Carlos Recio -actual Director de la Escuela de Ciencias Sociales-, le debo haber dado elvisto bueno para que fluyeran los recursos y realizar el trabajo.

    Al escribir estas breves lneas, hay algo que me provoca cierto malestar: no s cmoagradecer con la propiedad debida a Carlos Manuel Valds Dvila. Como primerDirector de la Escuela de Ciencias Sociales, Valds Dvila me invit a participar en lalicenciatura en historia, gestion la beca mencionada y movi los hilos para realizar la

    presente publicacin. Por su fuera poco, como conocedor de la historia colonial revis deforma minuciosa la versin final del texto. Para l, reitero la expresin de mi ms sinceragratitud. Si he de ser franco, tanto Valds -quien desde un principio acept y tom como

    propia la propuesta de este proyecto- como Recio, tambin son participes del presentevolumen (aunque en l no aparezcan sus nombres).

    Una anotacin final (y no por ello menos importante): suele pensarse que cuando sepublica un libro se ha concluido el proceso y logrado el objetivo. Discrepo de esa idea. Entodo caso, considero que ahora falta lo ms importante: que las y los interesados en losprocesos histricos de la etapa colonial de Coahuila -y del norte de Mxico- hagan suyoeste trabajo. Al consultarlo, entonces culminar esta aventura.

    Monterrey, primavera 2013

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    La escuela metdicaen Mxico

    La profesionalizacin de la historia como disciplina se inicia en nuestro pas en los aos

    de 1940. Instituciones como la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, la Escuela

    Nacional de Antropologa e Historia y El Colegio de Mxico comenzaron entonces adesarrollar proyectos acadmicos destinados a producir y difundir conocimiento sobre el

    pasado.1Muestra de ello son las ofertas de licenciaturas y posgrados, multitud de

    publicaciones y la organizacin de eventos donde se discute lo realizado en dicho oficio.

    Sin embargo, es necesario advertir que en Mxico desde mucho tiempo antes se haba

    articulado un mbito en el cual prominentes hombres pblicos investigaron, escribieron y

    publicaron trabajos sobre el pasado nacional. Los postulados metodolgicos empleados en

    tales propuestas historiogrficas, en particular aquellas ubicadas en la segunda mitad del

    siglo XIX, corresponden a la llamada escuela metdica.2

    Dicha propuesta cientfico-idealista se encuentra en su forma ms acabada en los

    postulados de Leopold von Ranke (1795-1886). El objetivo era aproximarse a la verdad

    histrica a partir del reconocimiento y trabajo de fuentes primarias que den

    exposicin rigurosa de los hechos del pasado. Lo anterior representa el inicio de la

    forma moderna del oficio.3 Tales hechos, como factores efectivos de sucesos histricos

    1lvaro Matute, La teora de la historia en Mxico (1940-1973), 1974, pp. 15-29; Guillermo Zermeo, Lacultura moderna de la historia, 2002, pp. 166-183.2 Franois Dosse, La historia. Conceptos y escrituras, 2004, pp. 29-36. El trmino escuela metdica fueacuado y propuesto por Gabriel Monod en el primer nmero de Revue Historique-de vocacin republicana,espritu liberal y herencia erudita- en 1876. A su vez, Monod estaba inspirado en lo que al respecto se hacaen lo que hoy es Alemania (Ranke, Droysen, Humboldt, Treitschke, Sybel, Bernheim). Dosse encuentra endicho editorial-manifiesto los planteamientos que regirn la historia cientfica como se practic a lo largodel siglo XIX: marcha hacia el progreso, visin lineal de la historia, aporte de las ciencias auxiliares,la historia como ciencia singular y acceder a un conocimiento indirecto. Muchos mexicanos estudiososdel pasado nacional elaboraron sus propuestas historiogrficas al amparo de tales postulados, entre ellos JosEleuterio Gonzlez.3Juan A. Ortega y Medina, Teora y crtica de la historiografa cientfico-idealista alemana, 1980, pp. 97 y

    98. Adems de Ortega y Medina, otros historiadores coinciden en sealar los planteamientos del pensadoralemn como el inicio de una forma cientfica de estudiar el pasado. Por ejemplo, Guillermo Zermeo, alargumentar el proceso mediante el cual la historia consigue su estatus cientfico en el siglo XIX, toma como

    punto de partida la propuesta de Ranke en Alemania que llegara a Mxico a travs del krausismo espaol.Dicho modelo planteara acercarse al pasado considerndolo objeto de estudio e ir al encuentro con losdocumentos de los archivos. Por su parte, Peter Novick destaca las innovaciones que aport el historiadoralemn como los mtodos documentales y filolgicos, un tratamiento crtico de fuentes o el desarrollo deseminarios para la formacin acadmica, todo ello delineado por una veneracin panteista al Estado y unimpulso romntico. Asimismo, Franois Dosse al estudiar la propuesta de la escuela metdica, pondera deAlemania la capacidad de organizar una enseanza universitaria eficaz, cuyo basamento est en la doctrina

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    nicos, deban considerarse en su relacin con una experiencia ms amplia, con el todo.

    Asimismo, la lnea metodolgica de Ranke tuvo implicaciones de tipo poltico-ideolgico al

    considerar a ciertas instituciones (la Iglesia, el Estado) como imprescindibles para

    acceder a la civilizacin, el progreso y la modernidad.4Y si la aspiracin era un entorno

    moderno, civilizado y estable, el estudio del pasado deba insertarse en dicho proceso. De

    ah el objetivo de desmarcar a la historia del carcter teolgico, filosfico o literario que

    hasta entonces la defina.

    El proceso se afianz durante la segunda mitad del siglo XIX al menos en dos aspectos:

    por un lado, comenzaron a circular publicaciones peridicas de estudios histricos cuyas

    principales propuestas se desarrollaron en lo que hoy es Alemania [Historische Zeitschrift,

    1859], Italia [Rivista Storica Italiana, 1884], Inglaterra [English Historical Review, 1886]

    y la citada propuesta en Francia; por otro, dos trabajos esquematizaron dichos postulados

    como fueron el Lehrbuch der historischen methode und der gescchichtsphilosophiede Ernst

    Bernheim publicado en 1889 y la Introduction aux tudes historiquesde Charles Langlois y

    Charles Seignobos del ao 1898. Es necesario sealar que esta nueva forma de apropiarse

    y representar el pasado -definida por conceptos como modernidadyprogreso-, se fragu a

    fines del siglo XVIII.5

    Es posible rastrear tales planteamientos en la historiografa mexicana de la poca? Para

    abordar el punto, tomamos dos proyectos culturales de gran relevancia los cuales nos

    sirven de referencia: por un lado, el Diccionario Universal de Historia y de Geografa,

    monumento en cuanto a una forma de estudio del tipo erudito y con notable influencia del

    pensamiento ilustrado que se public entre los aos 1853 y 1856; por otro, el Mxico a

    cientificista de Ranke.Ver: G. Zermeo,La cultura, pp. 77-110; P. Novick,Ese noble sueo, 1997, pp. 39y 40; F. Dosse,La historia en migajas, 2006, pp. 46 y 47.4 Hayden White, Metahistoria, 2001, pp. 170-172. Para White, este realismo doctrinario propuesto por

    Ranke posee implicaciones conservadores, ya que el devenir civilizatorio y moderno de la humanidadslo es posible en el contexto de instituciones como el estado y la iglesia.5 Reinhart koselleck, Futuro pasado, 1993, p. 256. El autor argumenta: Desde entonces la historia nosignifica ya nicamente relaciones de acontecimientos pasados y el informe de los mismos. Ms bien se haceretroceder su significado narrativo y, desde finales del siglo XVIII, la expresin descubre horizontes deplanificacin sociales y polticos que apuntan al futuro.Y agrega: Se trata del resultado de lo que se hadenominado modernidad, que slo lleg a concebirse como tiempo nuevo a finales del siglo XVIII. En elconcepto de progreso que entonces coincida ampliamente con historia, se capt un tiempo histrico que

    se va sobrepasando continuamente. El resultado comn de ambos conceptos consisti, pues, en queampliaron de nuevo el horizonte de expectativas del futuro.

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    travs de los siglos, sntesis de la historia nacional por excelencia que fuera respaldada

    por la triunfante faccin liberal entre 1884 y 1889. En lo que respecta al estudio del

    pasado, ambas obras destacaron la necesidad de consultar las fuentes primarias -en

    especial las oficiales- como una forma de darle solidez a sus investigaciones. Tal premisa

    supuso alejarse de nociones como la de testigo ocular o superar la idea de que el estudio

    del pasado se hace desde la literatura; los aspectos mencionados haban dominado la

    escritura de la historia desde haca siglos. En lo general, se trat de una poca en la que

    se propiciaron los primeros planteamientos, prolijos y de alto nivel en torno a una

    actividad que pretenda encarar y resolver al menos dos preocupaciones especficas: la

    intencin de posicionar al estudio de la historia como un ejercicio cientfico practicndola

    desde las profesiones liberales, y la utilidad que de dicho oficio se poda tener segn las

    coyunturas poltico-ideolgicas de ese momento. La escritura de la historia tuvo, por tanto,un carcter estratgico -al menos durante ese lapso- y la obra de prominentes personajes

    nacionales (Orozco y Berra, Riva, Prieto, Iglesias, Larranzar, Roa Brcena) es muestra de

    ello.6

    As, encontramos que los hombres pblicos de aquella poca, ocupados en profesiones

    reconocidas ahora como liberales y ejercidas particularmente en entornos urbanos

    (periodistas, literatos, abogados, ingenieros, mdicos), habran empezado una reflexin en

    dos sentidos: por un lado, la posibilidad de practicar una investigacin y escritura de lahistoria que se alejara de meras preocupaciones estilsticas o especulaciones filosficas;

    por otro, que la historia como disciplina pasara a formar parte de las ciencias modernas.

    Aquellas generaciones plantearon de forma estratgica una bsqueda, organizacin y

    crtica de documentos (mtodo) para elaborar una representacin de verdad histrica

    (escritura), que se caracteriz por un sentido tico (carcter cvico) y un uso poltico-

    ideolgico (identidad nacional mexicana). Lo anterior advierte la existencia de un mbito

    desde el cual se inici una nueva etapa en la tradicin historiogrfica mexicana.

    Como seaprecia, al instaurarse la profesionalizacin de la historia en nuestro pas casi al mediar el

    siglo XX, ya haba un camino recorrido cuyo propsito fue ejercer el oficio a partir de

    preceptos cientficos.

    6Edgar Ivn Espinosa Martnez, En busca de un mtodo: la escritura de la historia en Mxico, 1853 -1889,Relaciones. Estudios de historia y sociedad, El Colegio de Michoacn, nmero 123, verano 2010, pp. 21-58.

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    Jos Eleuterio Gonzlez, liberal romntico

    Si tales preceptos estn presentes en la obra historiogrfica de los grandes personajes

    nacionales, cabe preguntar qu esfuerzos se realizaron, desde las regiones, encaminados a

    lo que entoncesse consider labor estratgicapara configurar y promover una memorianacional.

    Jos Eleuterio Gonzlez naci en Guadalajara en febrero 20 de 1813 y muri en

    Monterrey en abril 4 de 1888. Lleg a la capital de Nuevo Len a los veinte aos de edad y

    se convirti en el prototipo del ilustrado7 mexicano de la poca: ejerci la medicina,

    promovi proyectos educativos que siguen vigentes (el Colegio Civil de Monterrey en

    1859), ocup -de forma temporal- cargos pblicos estratgicos como la gubernatura de la

    citada entidad y estudi el pasado colonial. En este ltimo aspecto inici un rescate ydivulgacin de fuentes y documentos ubicados en archivos civiles y eclesisticos sobre la

    etapa novohispana de la mencionada entidad y de la regin de la cual formaban parte

    (Provincias Internas de Oriente).

    Desde un punto de vista generacional, consideramos dos propuestas que pueden ser tiles

    para ubicarlo. Quiz la ms conocida es la de Luis Gonzlez, para quien el ilustrado que

    radic en Monterrey formara parte de lo que el historiador michoacano concibe como la

    plyade de la Reforma. Es decir, se encontrara entre aquel puado de quienes lahistoriografa considera como prceres y notables que vieron la luz entre 1806 -con Jurez

    como decano- y 1820.8Dicha generacin romntico-liberalfue una elite en el sentido ms

    estricto del trmino, un grupo cuya condicin de clase le permiti tener una vida con

    ciertas ventajas. As, la gran mayora de ellos habra nacido en entornos urbanos con

    poblaciones en algn grado densas, desde un punto de vista racial pertenecieron a una

    7 Erika Pani seala que la clase poltica y los hombres pblicos del siglo XIX en Mxico fueron

    herederos de la Ilustracin y de las revoluciones atlnticas, siendo una constante en dicho proceso tratar deasimilar, amoldar y depurar dicho legado ideolgico. En el terreno de las ideas, aquellos ilustrados -entre loscuales se encuentra nuestro personaje- crearon a partir de ese influjo una postura intelectual y acadmica

    propia segn las condiciones sociales y polticas de la sociedad mexicana de la poca. En lo que cor respondea una forma de investigar y escribir historia, lvaro Matute advierte el desarrollo de un pensamientohistoriogrfico mexicano que, si bien basado en los modelos europeos, se ha adaptado a la realidad nacional.Ambos planteamientos son tiles para analizar cmo los ilustrados mexicanos devenidos historiadoreselaboraron sus propuestas. Ver: Erika Pani, Para mexicanizar el Segundo Imperio, 2001, p. 26; lvaroMatute,Pensamiento historiogrfico mexicano del siglo XX, 1999, pp. 13 y 14.8Luis Gonzlez,La ronda de las generaciones, 1997, pp. 17-32.

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    minora blanca y la formacin que tuvieron sealaba oficios como el sacerdocio, la

    actividad poltica, el quehacer cultural, la vida castrense o la ciencia mdica, con lo cual,

    necesariamente, se infiere que fueron individuos con acceso a algn tipo de instruccin.

    En el mismo sentido pero centrando sus argumentos en las ideas y pensamiento de aquellospersonajes, Charles Hale advierte que se trat de liberales mexicanos quienes elaboraron

    y difundieron intelectualmente la Reforma. Para el historiador estadounidense, ilustrados

    como Otero, Arriaga, Lerdo de Tejada, Ocampo, Ramrez y Prieto, nacidos entre los aos

    de 1810 y 1820 y ejerciendo por lo general la abogaca, habran conformado una

    generacin romntica.9 Un par de aspectos destacan entre los miembros de dicha

    generacin: creer en el devenir histrico (romanticismo)10y apelar a la gua de un estado

    rector (liberalismo).11 Para ellos como parte de una elite progresista era necesaria una

    transformacin que implicaba acabar con ciertas condiciones del Antiguo Rgimen que

    an permanecan (clasificacin tnica, desigualdad econmica, ausencia de

    reconocimiento poltico). En contraste, sus aspiraciones (repblica federal democrtica,

    instituciones representativas, sociedad secularizada, desarrollo de la libre empresa,

    salvaguardar los derechos individuales) apuntaban hacia un modelo que impulsara la

    modernizacin y el progreso. El sustento de tales planteamientos era el liberalismo en su

    9Charles Hale,La transformacin del liberalismo en Mxico a fines del siglo XIX, 2002, p. 22.10El movimiento romntico se origin y propag en Europa entre 1760 y 1830 con ondas repercusiones en loscampos artstico, filosfico y literario. Un rasgo que defini al romanticismo fue interesarse y valorar el

    pasado ms remoto, ya que en l podran encontrarse logros de otros momentos histricos (para Occidente, laetapa anterior al cristianismo) u otras culturas (egipcia, china, india). En Mxico, dicha corriente de

    pensamiento tuvo su auge entre 1836 y 1867. En ese lapso, contribuy de forma decisiva a construir ydifundir un sentido de pertenencia nacional. Dicha representacin de mexicanidadse manifest a travs de

    pinturas, dibujos, fotografas, novelas, poesa, diarios de viaje y, por supuesto, el trabajo de los historiadores.Para los historiadores mexicanos de la poca, el estudio del pasado era un reencuentro con el origen mediantelo cual elaboraron y difundieron un sentido de pertenencia. Jos Eleuterio Gonzlez, como historiador einmerso en el romanticismo, fue a ese encuentro con el origen (estudio cientfico del periodo colonialtemprano) para dotar a su regin de un pasado que la ubicara en el devenir histrico nacional. Puede decirse

    que el influjo del romanticismo impuls el carcter cientfico de la historia durante el siglo XIX.11Los planteamientos e ideas liberales durante el siglo XIX se centraron en otorgar primaca -y en ciertaforma exaltar- a los modernos estados nacionales. Para la situacin de Mxico independizado a principios deesa centuria, en automtico entr en la tesitura: la prioridad era, por tanto, constituir el estado nacionalmexicano. La lite entonces activa en los planos intelectual y poltico reconoci tal prioridad y se sum a ello,al organizarse en espacios especficos (sociedades, clubes, agrupaciones) para desarrollar sus tareas yactividades de forma articulada (literatura, periodismo, opinin pblica, programas de gobierno). En esaintervencin estratgica dirigida a propiciar gobernabilidad, los historiadores desempearon un papelrelevante ya que con su obra ayudaron a modelar al ciudadano mexicano al darle a conocer su pasado en unsentido ideogrfico.

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    fase estatista, lo cual supona que el individuo slo poda ser libre dentro de los mrgenes

    del estado.12

    De la medicina a la historia

    Jos Eleuterio Gonzlez fue mdico de profesin, y en dicho rubro realiz proyectos y

    actividades (acadmicas, polticas pblicas) destinadas a mejorar su entorno inmediato.13

    Adems de advertir que es una de sus facetas que sigue descuidada por los estudiosos de

    los procesos regionales del siglo XIX mexicano, queremos sealar el vnculo que -en su

    caso- tuvieron ambas disciplinas. Este ltimo punto lo desmarca de buena parte de sus

    contemporneos interesados en la historia.

    Qu lugar socialocup el mdico en el Mxico de la segunda parte de aquella centuria?

    Para desarrollar el argumento, partimos de un dato: durante los aos de la Repblica

    12 En su forma moderna -en particular durante el siglo XIX-, el Estado fue una construccin conceptualformalistacuya composicin bsica era de tres elementos: soberana(poder poltico), pueblo(ciudadanos) yterritorio(espacio geogrfico). Lo anterior obedeci al objetivo de constituir una organizacin coercitiva paraordenar a las sociedades. Jaime del Arenal toma como ejemplo el derecho, la norma, la ley y la justicia quedurante dicha centuria el estado mexicano se apropi hasta tener el monopolio de su correcta aplicacin. Loanterior llama la atencin, si se toma en cuenta que durante la etapa colonial se desarrollaron mltiples formasde ordenamientos jurdicos no estatales (indgenas, religiosos, corporativos, etc.). Dicho absolutismo

    jurdico decimonnico tuvo como objetivo controlar y modelar las acciones de los individuos en todas lasesferas de la vida. En cuanto al vnculo entre Estado e historia, Enrique Florescano seala que la constitucindel Estado moderno (suma de todas las instituciones, autoridad pblica suprema y, por tanto, el granreferente), supuso una confrontacin con los diversos grupos, segmentos y estratos al imponer unauniformidad a travs de una legislacin general, una administracin central y un poder nico. En lo queconcierne a la escritura de la historia, Florescano destaca la funcin que tuvo en dicho proceso la elaboraciny difusin de una historia patriaque se encargara de justificar, difundir y promover dicha uniformidad. Parala experiencia mexicana de la segunda mitad del siglo XIX, la obraMxico a travs de los sigloslogr abonaren la consecucin de tal objetivo estratgico. Ver: Jaime del Arenal, El discurso en torno a la ley, 2008, pp.303-322 y Enrique Florescano,La funcin social de la historia, 2012, pp. 88-96.13J. E. Gonzlez. Los mdicos y las enfermedades en Monterrey, 1881 , 1968, pp. 96 y 98. Este documentohistrico notable encontrado y editado por Francisco Guerra ofrece una estampa del Monterrey de aqueltiempo, adems de tener un carcter autobiogrfico. Respecto a cmo obtuvo su ttulo de mdico, nuestro

    personaje comenta: Aunque desde el ao de 1826 tena el Gobierno facultad para mandar examinarmdicos y titularlos, no hizo uso de esta prerrogativa hasta principios del ao de 1842, que el GeneralOrtega, siendo Gobernador, nombr, instancias de la Junta Departamental, la primera Junta de Sanidad,

    que la compusieron los Dres. Arjona, Ayala y Tams. Ante esta junta me present yo, y fui examinado yaprobado, por lo que el Gobierno me extendi el ttulo de Mdico Cirujano el da 8 de Marzo del mismo aode 1842. Tena yo para entonces ms de seis aos de ser Director del Hospital. Por lo que toca a la fundacinde un nuevo hospital -imperativo para Monterrey y Nuevo Len, ya que el Hospital de Rosario, fundado en1793, para 1853 haba dejado de ofrecer sus servicios- escribi: No quedndome arbitrio para realizar miplan, por falta de un hospital, me limit a establecer una Ctedra de Partos, para hombres y mujeres,ponindola bajo los auspicios del Consejo de Salubridad. En 10 de diciembre del mismo ao de 1853, se meextendi el ttulo de Catedrtico en Obstetricia cuya ctedra he desempeado hasta ahora. Desde entoncescomenc a promover la ereccin del Hospital Civil, preliminar indispensable para poder fundar la Escuelade Medicina; pero no logr que se comenzara la obra hasta el ao de 1859.

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    Restaurada [1867-76] se fragu y consum una recomposicin y reacomodo dentro de la

    lite intelectual y polticamente activa. En dicha cpula, que vena siendo dominada por

    los abogados al ocupar puestos clave en distintos gobiernos para encausar el devenir del

    Estado mexicano, la presencia y el actuar de los mdicos poco a poco se habra ido

    imponiendo -tanto en nmero como en posiciones- lo cual influy en la toma de decisiones

    en el poder poltico y en la esfera pblica.14La figura que a nivel nacional encabez dicho

    proceso que supuso la medicalizacin de la poltica mexicanafue Gabino Barreda quien, a

    su vez, sistematiz la introduccin en Mxico de las doctrinas filosfico-pedaggicasen la

    instruccin pblica durante la etapa republicana. El nuevo credodel proyecto liberal, cuyo

    objetivo era restructurar e imponer un efectivo esquema normativo para la sociedad de la

    poca, qued manifestado en la Oracin Cvica.

    Esta tesis llevada al escenario local de Nuevo Len permite ubicar el pensamiento y la

    accin de Jos Eleuterio Gonzlez como parte de esa renovacin, cuyo objetivo era curar

    las patologas tanto fsicas (tratamiento de enfermedades comunes, estudio y control de

    epidemias) como sociales (prostitucin, crmenes, vagancia). Asimismo, el mdico tuvo la

    conviccin de constituir un nuevo entorno poltico y social forjando un ciudadano

    preparado y con conocimiento. Y lo que como historiador va a desarrollar nuestro

    personaje a partir de ese emblemtico ao de 1867, lo presenta como parte activa en el

    concierto de voces autorizadas que consideraban a la historia como instrumento para unaeducacin integral.

    En un contexto en donde la estabilidad nacional estaba por encima de cualquier otra

    vicisitud, se pensaba que aquella cpula letrada y culta en su mltiple campo de accin

    tambin deba abonar a ello, en este caso mediante el engrandecimiento de las llamadas

    ciencias, por supuesto siempre con un cariz patritico. En dicha corriente de pensamiento

    14Elas Jos Palti, La invencin de una legitimidad, 2005, pp. 312 y 313.Palti argumenta:...mientras que la

    profesin legal segua siendo an a fines del siglo XIX muy mal vista, la revolucin mdica iniciada porPasteur... no slo haba comenzado a erradicar epidemias, sino tambin a controlar algunas de lasenfermedades ms comunes, lo que elevara a los mdicos a la posicin de simultneos portadores de un tipode saber indisputable y benefactores de la humanidad. stas fueron las bases para la medicalizacinde lapoltica mexicana, la cual supuso un doble desplazamiento dentro del aparato burocrtico del Estado,alterando de este modo su composicin. Los hombres de ciencia remplazaron a los abogados (y literatos) desu anterior posicin en la elaboracin de las polticas pblicas... al mismo tiempo que la medicina emergacomo el paradigma de una disciplina a la vez fundada tericamente y orientada a intervenir en la prctica -y,por lo tanto, adecuada a la resolucin de los asuntos sociales; esto es, curar las tan mentadas patologassociales y culturales mexicanas.

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    se distingue una metodologa que privilegia, entre otras cosas, atenerse a los hechos tal y

    como se presentan, para lo cual se toma como base la observacin. Observacin, valga

    decirlo, que deba ser desinteresada y libre de todo prejuicio.

    El planteamiento anterior brinda una pauta respecto a la distincin que se pretendesealar, reconocer y analizar en la propuesta de escritura de la historia elaborada por el

    personaje aqu aludido. Y es que el mtodo mediante el cual Jos Eleuterio Gonzlez se

    desenvuelve como recuperador de testimonio, tiene su base en una de sus premisas que

    como mdico utiliza: se trata de la observacin. Dicha relacin que el doctor Gonzlez

    perciba entre ambas actividades es lo que permite distinguirlo de buena parte de las

    propuestas historiogrficas elaboradas por sus contemporneos, ya que entonces la

    mayora de las propuestas arrancaban de lineamientos derivados del campo literario o del

    jurdico.15

    Para sustentar lo anterior, tomamos un prrafo que se encuentra en el opsculo Algunos

    preceptos tiles, que pueden servir de introduccin al estudio de la clnica, dados a los

    alumnos de la Escuela de Medicina de Monterrey, publicado en 1870 que cuenta con 108

    pginas, en donde este mdico expona lo siguiente respecto al modo de redactar una

    observacin:

    No basta al mdico saber observar y curar los enfermos, aunque esta sea la parte capital del arte,sino que es tambien indispensable para ayudar su memoria, perfeccionar su prctica, y transmitir

    sus psteros los resultados de su experiencia, saber consignar en el papel sus observaciones, esdecir, el arte de escribir. Al escribir sus observaciones, el mdico desempea el papel de historiador,debe por tanto, escribir con mucha verdad, con mucha claridad y con mucha concisin. Debe tenertambien mucho discernimiento para escoger todo lo til y desechar lo intil. Supuestas estas cosas,debe, como todo historiador, distinguir y separar muy bien lo que se sabe de oidas, de lo que ve y loque piensa: de aqu es que toda observacin debe tener tres partes principales. En la primera,deber ponerse todo lo que el mdico sabe por la relacion con el enfermo y de los circunstantes decualquier otro medio; y esta parte se llama Conmemorativo: en la segu nda se escribir con todafidelidad lo que se ve y se tiene presente: en la tercera escribir el mdico lo que piensa, lo quediscurre y lo que juzga, sobre el caso que acaba de referir; y esta parte suele llamarse Reflexiones,

    Notas Notas Retrospectivas. Adems, es preciso poner, para poner bien ordenadas lasobservaciones, un rotulo antes del conmemorativo, que indique la enfermedad de que se trata y el

    15Un ejemplo es la propuesta historiogrfica de Vicente Riva Palacio (1832-1896), quien entenda que lahistoria era una rama de la literatura (aunque en la bsqueda de reglas propias para definir su campo deestudio). Otro ejemplo lo brinda Manuel Orozco y Berra (1818-1881), para quien la historia deba ofrecer laverdad sobre el pasado (en este caso, a partir de una bsqueda exhaustiva de documentos). Loshistoriadores mexicanos del siglo XIX construyeron una nocin de verdad histrica tomando elementos desus distintos mbitos de accin; as, desde la literatura, la abogaca o el periodismo, elaboraron dichas

    propuestas acompaadas de procesos de investigacin cientficos. Como se seala, el doctor Gonzlez desdela medicina hizo lo propio.

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    resultado que tuvo, y un prrafo en que conste el nombre del enfermo, su edad, su temperamento, suestado, su profesin, la fecha en que se vi y tambien el lugar donde se encontr.16

    La obra que como mdico realiz Jos Eleuterio Gonzlez (clnica, anatoma, higiene,

    botnica, moral mdica) sigue a la espera de un estudio acucioso y puntual por parte de

    los historiadores interesados en la segunda mitad del siglo XIX. Al parecer en aquelmomento sus trabajos tambin fueron un tanto ignorados, o al menos eso seal un

    contemporneo suyo quien lamentaba la indiferencia que exista hacia las investigaciones

    del ilustrado.17

    Ms all de cualquier conjetura, para 1870 el mdico ya haba iniciado su faceta de

    historiador, puesto que tres aos antes present su primer libro sobre historia estatal. Para

    el propsito del trabajo este punto es medular, ya que al encontrar una relacin de mtodo

    entre el quehacer del mdico y del historiador (observacin metdica) logra desmarcarsede buena parte de sus contemporneos interesados en el rescate del pasado. Si bien en la

    cita se refiere a la medicina como un arte, su planteamiento y desarrollo lo expone a

    manera de una totalidad deductiva ntegra y organizada. Como lo muestra el prrafo, el

    doctor Gonzlez practic su profesin con un modelo cognitivo cientfico cuya base fue la

    observacin y la experimentacin. Amparado en este proceder emprico desde la ciencia

    mdica, nuestro personaje elabor una escritura histrica que se encuentra en el mbito de

    la referida escuela metdica. Al igual que otros ilustrados de su tiempo, abogados yliteratos que se esforzaron por elaborar un estudio del pasado de forma sistemtica y

    totalizadora, su posicionamiento es el de un cientfico que se acerca al hecho, a la

    realidad efectiva sobre la cual trabaja.

    Al trasladar dicho modelo cognitivo al estudio de la historia -la observacin sobre los

    hechos del pasado-, el ilustrado estaba seguro de obtener una versin verdadera,

    16 Jos Eleuterio Gonzlez, Algunos preceptos tiles, que pueden servir de introduccin al estudio de laclnica, 1870, pp. 84 y 85.17Manfredo Tijerina escribi: Hay mucho que estudiar, nos dice un jven mdico colaborador nuestro. Enefecto, hay mucho que estudiar en nuestro propio pas y causa pena que algunos extranjeros hayan venido, yaenviados por sociedades cientficas, ya por su propia cuenta estudiar las naturales producciones de nuestrosuelo; y se puede asegurar sin temor equivocarse, que conocen mejor nuestro terreno, y los productos de l,las naciones extranjeras que nosotros mismos, porque si hay algun sbio en nuestro pueblo que se ocupe desu estudio, como lo ha hecho el Dr. Gonzlez, apenas, si, se leen sus obras; tanta indiferencia observamospor los estudios patrios!El Escolar Mdico, marzo 15 de 1888, p. 4.

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    clara, concisa, certera, cientfica de lo que haba ocurrido con el devenirde un

    pueblo, de una cultura, de un estado, de una nacin.

    Desde un punto de vista metodolgico derivado de la prctica mdica (en particular de la

    clnica), es posible encontrar a partir de la referencia anterior algunas premisas quedelinean la propuesta historiogrfica del personaje. Por ejemplo, llama la atencin que al

    sealar la semejanza entre la labor del mdico y del historiador cuyo basamento es la

    observacin metdica (escribir con mucha verdad, mucha claridad y mucha concisin),

    advierta una de las condiciones del conocimiento histrico como es su carcter selectivo, lo

    cual en la actualidad es ampliamente admitido por los historiadores profesionales. Jos

    Eleuterio Gonzlez como historiador entendi que el pasado posee una variedad de

    relaciones infinitas, por lo cual es necesario detectar lo importante o fundamental

    (lo til dira) para representar una historia particular. Lo anterior remite a otra

    condicin como el carcter nico de los hechos histricos, y es que tal individualidad

    de un suceso (acontecimiento, personaje, institucin, estadio) se basa en su condicin de

    irrepetible. As, lugares, pocas y sus respectivos vestigios (documentos, por ejemplo) dan

    cuenta situaciones histricas especficas. Un punto ms que puede sopesarse y que guarda

    relacin con los anteriores -as sea de forma implcita- es el sentido de perspectiva; es

    decir, nuestro personaje interesado en la historia entendi que ese pasado que estudia

    tiene su propia dinmica y contexto. El reconocimiento de dicha alteridades de relevancia,medular para la investigacin histrica, ya que permite distinguir entre objeto histrico

    (ubicado en el pasado) y sujeto histrico (quien lo aborda desde su presente). En tal

    sentido, el doctor Gonzlez como historiador entendi que existe una distancia temporal

    entre l (presente republicano) y su objeto de estudio (experiencia novohispana). Estos

    aspectos le sirvieron de pauta para elaborar la primera propuesta historiogrfica

    cientfica sobre el pasado de Nuevo Len y, como lo muestra el trabajo que ahora se

    presenta, tambin de Coahuila.

    Nuestro personaje es ejemplo de la intencionalidad de los historiadores mexicanos del

    siglo XIX, siendo uno de los objetivos descubrir la verdad del pasado. El basamento

    cientfico lo tomaron del ejercicio de sus respectivas profesiones liberales, el lugar social

    desde donde hicieron sus propuestas de representacin. Propuestas que a ms de un siglo

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    de distancia son tomadas como objeto de estudio, como vestigio de una forma de

    apropiarse del pasado que ya no se practica.

    Distinguir a nuestro personaje del resto de sus contemporneos interesados en el estudio y

    la escritura de la historia, implica destacar la relacin que l pens exista entre lamedicina y la historia. En tal sentido, ese conocimiento sobre el pasado tuvo en el caso que

    ahora se aborda una base cognitiva indicial, conjetural, indirecta, propia del

    proceder mdico que trabaja sobre situaciones particulares (esto es, el carcter

    sintomtico de enfermedades y patologas). Si como profesional de la medicina se

    concentr en detectar las anomalas en el individuo valindose de la observacin, como

    historiador se dirigi a procesos especficos siempre a partir de ciertas huellas (diarios,

    cdulas, cartas, misivas, informes, etc.), cuyo tratamiento demand cierta intuicin. As, la

    estrategia de estudio de este ilustrado -tanto en la medicina como en la historia-, sera

    ejemplo de lo Ginzburg llama sintomatologa, paradigma de indicios que comenz a

    utilizarse en las ciencias humanas entre los aos de 1870 y 1880. 18

    La idea de historia

    Para nuestro personaje, qu utilidad tena la historia durante la segunda mitad del siglo

    XIX en una sociedad como la mexicana? Si bien ya se han sealado pistas al respecto, el

    inters en este momento es aclarar qu impuls al doctor Gonzlez a estudiar el pasadocolonial de la regin referida y, al propio tiempo, cules razones consider importantes

    para difundir dicho conocimiento. Un indicio lo encontramos en un manuscrito indito

    intitulado Sobre el estado actual de las Provincias Orientales; en l, nuestro personaje

    expone planteamientos bastante adustos -demoledores, podra decirse- acerca de cmo se

    encontraba la citada zona.

    Es mxima tan antigua como cierta que el comercio hace ricas y opulentas las naciones. Las cultivae instruye por la comunicacin que se hace de las ciencias y progresos de unos otros pueblos; maspara ser til debe ser mixto, esto es, externo e interno, y ser ms ventajoso para aquellos quetengan mayor numero y cantidad de efectos que exportan. Nuestras provincias sin agricultura, niindustria, solo han conocido un ramo del comercio interno que lejos de serviles de cultura ycivilizacin, contribuido a su embrutecimiento; porque como he dicho, su riqueza est circuladaen la cra de ganados y, por consiguiente, el principal ejercicio de la gente comn es el pastorio conmuy cortas siembras. No se necesita otra prueba para calificar su rusticidad e ignorancia y ladificultad de instruir a tanto infeliz esparrancado en tan dilatadsimos terrenos, cuyo trato continuo

    18Carlo Ginzburg, Indicios. Races de un paradigma de inferencias indiciales, 1999, p. 144.

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    es con las bestias. La porcin de habitantes que llamamos decentes vive en una perfecta ociosidad eindolencia, madre fecundsima de los vicios; redcense sus ocupaciones generales pedir una dosveces al ao cierta cantidad de efectos a sus amos, los comerciantes de Mxico ( quienes ellosllaman corresponsales), y expenderlos por mano de un cajero dos los miserables rancheros, loscuales pagan con ganado que despus remiten en cambio de los efectos Quertaro, Mxico yPuebla. Este es el nico trfico y comercio que han conocido hasta que brot la brbarainsurreccin y el que se ha sustituido por el puerto de Altamira Veracruz.19

    Se trata de un texto de nueve cuartillas escritas por ambos lados, carece de firma y fecha y

    es uno de los expedientes anexos que conforman los Apuntes para la historia de Coahuila.

    Asimismo, por el tipo de diagnstico, es probable que el mdico e historiador lo haya

    elaborado a principios de los aos de 1870, justo cuando ocup de forma interina la

    gubernatura de Nuevo Len. Adems, haca apenas unos aos que se haba dado la

    coyuntura que favoreci al bajo ro Bravo con la Guerra Civil en los Estados Unidos

    [1861-65], mientras nuestro pas emerga con el triunfo republicano.

    Varias son las urgencias que se denuncian en el prrafo: necesidad de un sistema federal

    para una nacin que trataba de reorganizarse con una nueva repblica (desarrollar

    vnculos con igualdad entre estados y regiones); apego a las premisas del liberalismo

    (comercio interno y externo sin restricciones); atraso de las entidades que componen el

    espacio territorial referido (sin industria, sin agricultura). Adems de lo anterior, el

    doctor Gonzlez seala un asunto toral para el presente trabajo: el comercio no supone

    nada ms intercambios de tipo material, tambin implica la circulacin de ideas y

    conocimiento. As, mientras las actividades comerciales se practicaban de forma marginal

    y limitada (pastorio, cortas siembras), ello habra incidido en el carcter y condicin

    de sus habitantes (rusticidad, ignorancia, indolencia, ociosidad).20

    Aqu encontramos la razn que impuls a nuestro personaje a llevar a cabo su mltiple

    obra: sacar a la mencionada regin de ese marasmo que aun afectaba en plena

    restauracin republicana y tom al estudio del pasado como instrumento. Hay que decirlo:

    su preocupacin raya en la arrogancia ya que, al encontrarse en un lugar con tanto

    19AGENL, Sobre el estado actual de las Provincias Orientales, Fondo Colonial, caja 1, exp. 22, ao 1810,fojas 2 y 3.20 En 1969, el historiador Isidro Vizcaya refrend los argumentos del doctor Gonzlez respecto a ladecadencia del comercio en la regin. Entre otras causas, Vizcaya seala el trmino de la lucha intestina en

    Norteamrica [1865], en Mxico la confrontacin entre republicanos e imperialistas [1864-67] y la posteriorRevolucin de La Noria [1870-72]. A partir de los aos ochenta, los historiadores profesionales profundizarnen este y otros puntos respecto al bajo ro Bravo. Ver: Isidro Vizcaya, Los orgenes de la industrializacin deMonterrey, 1969, pp. 18-20.

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    infeliz esparrancado, cuya condicin autrquica ha propiciado su embrutecimiento,

    quien sino lpodra sacarlos de semejante situacin y civilizarlos. Es necesario matizar

    el comentario anterior, ya que como buen romntico entendi que, adems de ser

    coparticipe de la educacin formal de un sector privilegiado como lo fue el Colegio Civil

    (donde se preparaban bachilleres, farmacuticos, abogados o mdicos), tambin deba

    instruirse a las masas, al pueblo. Pero cuidado, por pueblo no hacemos alusin al uso

    que de dicho trmino hacen hoy algunos polticos o ciertos periodistas (por lo general

    empleado a la ligera y cargado de demagogia). En Mxico, para los hombres pblicos de

    la segunda mitad del siglo XIX, dirigirse al pueblo (de forma verbal al tomar la palabra en

    plazas pblicas o por escrito mediante peridicos, revistas, panfletos o libros),21 tena la

    finalidad de construir modelos de conducta(fomentar el compromiso, reactivar la lealtad,

    restablecer jerarquas), ya que se trataba de aspectos que haban sido socavados tras larevolucin de Independencia y las posteriores inestabilidades que acompaaron a la nueva

    nacin (guerras civiles, invasiones, crisis polticas).22

    En esta tarea estratgica cuyo objetivo era reinventar a la sociedad mexicana de la poca,

    para el mdico e historiador era importante contemplar al pasado para sacar lecciones de

    l; es decir, ver en la historia a la maestra de la vida. Recurrimos a otro pequeo

    trabajo tambin indito del doctor Gonzlez, carece de ttulo y firma y estimamos que fue

    elaborado en los ltimos aos de su vida [ca. 1886]:

    Echad rpidamente sobre el haz de la tierra una mirada investigadora y veris cmo se afanan todoslos seres animados por imitar los de su especie. Desde la pequea abeja que no hace ms queconstruir un panal idntico aquel en que vio la primera luz, hasta el corcel generoso, en el que yaencontramos un principio de emulacin cuando en la veloz carrera no se contenta con igualarse sucompetidor, sino que hace poderosos esfuerzos por ir adelante y as vencerlos con ligereza; desde elestpido salvaje que vive errante en los desiertos porque as vivieron sus progenitores, y adereza lasmiserables pieles con que mal cubre su desnudez, hasta el hombre ms civilizado y progresista queexamina con la ms profunda atencin las mejores obras de sus contemporneos y de susantepasados, y si es posible las corrige y las mejora. En todas partes se ve esa propensin innata,

    21

    Escapa a los propsitos del presente estudio introductorio reflexionar sobre el grado de analfabetismo y loshbitos de lectura entre los mexicanos de entonces. De hecho, un primer problema sera la obtencin de datosestadsticos, ya que los primeros censos sistemticos y cientficos datan de 1895. Sin embargo, es necesarioconsiderar el uso de ambas formas de lenguaje (oral y escrito) por parte de aquellos ilustrados, aunque ahoraslo nos centremos en un producto de la palabra escrita (la historiografa). La razn es que, si bien se da porsentado que entonces en Mxico las personas que saba leer eran pocas, en aquella poca se practic mucho lalectura en voz alta. Como acto colectivo en los mbitos privado (casa, familia) o pblico (plazas, quioscos,explanadas), la lectura en voz alta fue una estrategia efectiva que la lite activa en los planos poltico eintelectual utiliz para difundir ideas, preceptos, motivos, aspiraciones y noticias. 22E. J. Palti, Op. Cit., p. 409.

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    ese instinto irresistible con que los seres dotados de sensibilidad son arrastrados por el torrente dela imitacin.23

    Considerar a la historia como maestra de la vida es un planteamiento de una tradicin

    muy antigua, cuyo propsito es construir, presentar y difundir ejemplos para formar a los

    individuos. Para los historiadores mexicanos de ese tiempo, ello supuso un uso poltico delpasado al identificar el lugar que le correspondera en la memoria nacional a ciertos

    procesos y personajes (a quienes exaltar y a quienes condenar, o de plano olvidar). Por

    otra parte, llama la atencin que nuestro personaje apele al evolucionismo. Dicha

    tendencia de pensamiento tuvo entre sus rasgos principales invocar al progreso y al

    optimismo; as, distinguir lo simple de lo complejo en el mbito de la biologa, el

    planteamiento fue llevado al plano social para advertir lo homogneo de lo diferenciado

    cuya meta era el perfeccionamiento. Estos postulados el autor los entrelaza con los del

    romanticismo, al rescatar la figura y obra de los hroes insurgentes, los padres de la

    patria con el propsito de representar, difundir y exaltar su legado. En un sentido ms

    amplio, es posible hacer tal aplicacin a los conquistadores y colonizadores del

    septentrin novohispano, quienes con sus sacrificios impulsaron el poblamiento de esta

    vasta regin. El doctor Gonzlez estaba convencido de que sus contemporneos deban

    aprender de esas lecciones para poder construir un pas moderno y civilizado, de ah que

    las estudiara y difundiera.

    Lo nacionaldesde las regiones

    La tarea de constituir el estado mexicano fue el gran asunto que ocup a los hombres

    pblicos durante buena parte del siglo XIX. Sin embargo, al menos desde la Revolucin de

    Independencia hasta el Porfiriato, lo que priv en Mxico fueron las dinmicas regionales

    23 Archivo Mndez Plancarte, Material del Dr. Gonzalitos, Biblioteca Miguel de Cervantes Saavedra,Tecnolgico de Monterrey, caja 11, foja 115. Se trata de una pequea caja de cartn que contiene manuscritos

    que el personaje escribi y nunca public. Por la fecha que estimamos, su autor debi haber necesitado de unamanuense, pues para entonces su salud estaba muy deteriorada (de hecho, ya se haba sometido a doscirugas en sus ojos). En otro de sus trabajos, el doctor Gonzlez admite las circunstancias anteriores:Hace unao que escrib un pequeo discurso sobre el estudio de la botnica, y cre que ese sera mi ltimo trabajo,atendido el mal estado de salud de mis ojos; pero despus, aunque mi vista ha empeorado ms y ms, hevuelto a escribir algunas obrillas instancias de mis amigos y discpulos, ayudndome ellos, ya escribiendolo que yo les digo, ya leyndome cuando quiero, ya corrigiendo lo escrito y lo impreso, de manera que elloshan trabajado ms que yo: as se escribieron y se estn imprimiendo las Lecciones orales de historia deNuevo Len, y as se est haciendo este opsculo. Ver: J. E. Gonzlez, Un punto de higiene pblica, 1882, p.3.

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    (precisamente como respuesta a la ausencia de una estructura de orden nacional). La

    historiografa sobre el periodo mencionado arroja conclusiones contundentes acerca de

    las contradicciones imperantes: si bien se logr romper con el Antiguo Rgimen

    (colonial), por mucho tiempo fue imposible instaurar otro estable y duradero; tambin

    estn documentadas las incontables luchas intestinas que por distintos motivos

    (monrquicos-republicanos, centralistas-federalistas, conservadores-liberales, regiones-

    centro) se desataron en una sociedad heterognea (mestizos, criollos, indgenas, mulatos,

    negros); otro aspecto conocido es el poco desarrollo de las vas de comunicacin en el

    territorio nacional lo que incidi en el atrincheramiento de las regiones, en la irrupcin de

    cacicazgos, incluso en la separacin de entidades (Texas lo consigui, Yucatn lo intent);

    asimismo, ciertas investigaciones indican la condicin precaria -podra decirse al borde

    del colapso- de la economa nacional; por si todo esto fuera poco, hay que recordar lasinvasiones de los ejrcitos estadounidense [1846-48]y francs [1862-66].

    En un escenario por dems desventajoso que atent contra la formacin del estado

    mexicano, se deduce que las crisis polticas, militares y econmicas fueron durante varias

    dcadas obstculos para la conformacin y consolidacin de lo nacional. Dicho sentido del

    sernacional logr constituirse desde otro mbito -un tanto despreciado ahora por las y los

    historiadores profesionales- como lo es el de las ideas, las palabras, la escritura, la

    literatura. Muestra del planteamiento anterior lo encontramos en un sin fin de esfuerzoseditoriales producidos a lo largo y ancho del pas durante aquella centuria (peridicos,

    revistas, catecismos, historias, biografas, crnicas, novelas, cartillas, folletera,

    diccionarios) teniendo entre sus objetivos construir y fomentar un sentido de pertenencia.

    En otros trminos, mientras las estructuras poltica o econmica fueron incapaces por un

    tiempo de propiciar las condiciones necesarias para la constitucin de la nacin, los

    proyectos desde donde se difundan las ideas, las palabras, el pensamiento, lograron dotar

    de sentido a ese ente nacional. Por tanto, consideramos que las letras mexicanas duranteel siglo XIX tuvieron una funcin estratgica.24Pero lo nacional, lo mexicano representa

    algo plural, mltiple, amplio, variado y, como se explic, en ocasiones contradictorio. Por

    ello consideramos que es posible encontrar un sentido de mexicanidaden cada regin; de

    24 Arturo Sobern Mora, Las armas de la Ilustracin: folletos, catecismos, cartillas y diccionarios en laconstruccin del Mxico moderno, pp. 431-444, enEmpresa y cultura en tinta y papel (1800-1860), 2001.

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    hecho, los proyectos mencionados del Diccionario Universal de Historia y Geografay el

    Mxico a travs de los siglos, fueron posibles en gran medida a la informacin y

    documentos que desde distintos puntos del pas trabajaron infinidad de personas. Es desde

    tal argumento que sopesamos la aportacin historiogrfica de nuestro personaje.

    Como historiador, Jos Eleuterio Gonzlez comenz a publicar a mediados de los aos de

    1860 la paleografa de los documentos que encontraba. Para ello aprovech el apoyo de

    ciertos proyectos oficiales en los cuales era participante asiduo. Uno de esos proyectos fue

    La Revista de Nuevo-Len y Coahuila, publicacin mensual auspiciada por el entonces

    gobernador Santiago Vidaurri que vio la luz en noviembre de 1863.25Como la mayora de

    los proyectos editoriales de entonces, dicha revista tuvo poca fortuna ya que cinco meses

    ms tarde apareci el ltimo nmero.26En 1867 -fecha axial para la historia mexicana-

    present su primer libro intitulado Coleccin de noticias y documentos para la historia del

    Estado de Nuevo Len.27 Este esfuerzo fue apreciado en su momento por Vicente Riva

    Palacio en el segundo tomo del citado Mxico, donde aborda la historia del virreinato;

    ah se apoya en la obra del mdico -le llama respetable historiador- al estudiar la parte

    que corresponde a la historia del Nuevo Reino de Len, como parte de las antiguas

    25La Revista de Nuevo-Len y Coahuila, tomo I, Entrega num. 5, Imprenta de Gobierno, Monterrey, 1864, p.106. Aqu se anuncia la participacin de Jos Eleuterio Gonzlez: Entre los papeles del Presbtero, D.Francisco Javier Trevio y Pereyra, Maestro de Ceremonias que fu de la iglesia catedral de esta ciudad, seencontraron los fragmentos de un diario formado en 1815. Dan principio con parte de lo acaecido el 10 dejulio y concluyen el da 28 de agosto, del ao espresado, faltndole las 22 primeras fojas. Sentimos que noeste completo este diario, pero por lo que de l tenemos se deduce en parte lo que falta, considerando lapoca que se refiere. Hoy, comenzamos su publicacin, consignando aqu el reconocimiento nuestro

    colaborador el Dr. Jos Eleuterio Gonzlez que nos proporcion esos apuntes curiosos. Como se ver a lolargo del manuscrito (y en el resto de sus libros de historia), nuestro personaje advierte que varios de losdocumentos ya haban sido publicados en este proyecto. El nico ejemplar de dicha revista que he podidoubicar y consultar se encuentra en la Sala de Historia de la Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria, UANL.26Edgar Ivn Espinosa Martnez, La construccin de lo nacional desde las regiones. La Revista de Nuevo-Len y Coahuila, 1863-64, Vetas. Revista de El Colegio de San Luis, nm. 30, ao X, enero-junio 2009, pp.103-120.27El libro volvi a editarse en el segundo tomo de las Obras Completas[1885-88], en una versin aumentada.En 1975 fue publicada por tercera ocasin cuando la Universidad Autnoma de Nuevo Len, a travs delDepartamento de Difusin, lo edita en forma facsimilar.

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    Provincias Internas de Oriente.28Guillermo Prieto fue otro contemporneo que ponder la

    obra del historiador avecindado en Monterrey.29

    Existe aqu una condicin relevante desde el punto de vista historiogrfico, debido a que

    aquella plyade de ilustrados tuvo algo que -desde nuestro presente- puede considerarseuna ventaja decisiva para interpretar mejor el pasado yreinventar a la nacin: conocer

    el desenlace histrico de 1867.30 Esa segunda independencia -como se le llam

    entonces-, abri paso al triunfo liberal y a la estabilidad que le acompa -relativa si se

    quiere-, lo cual permiti a los historiadores de esa poca contar con una perspectiva nica

    para representar el pasado y proyectar el futuro. Puede dimensionarse dicho aspecto en

    las propuestas historiogrficas elaboradas antes de la fecha mencionada. Tomemos como

    ejemplo la Historia de Mjicode Lucas Alamn (1792-1853) publicada entre 1849 y 1852.

    De condicin criolla e identificado con el conservadurismo de la poca, el historiador

    concibi la obra en medio de los innumerables problemas y diversas disputas presentes en

    buena parte de aquella centuria; al no conocer el desenlace, Alamn expone un tono

    pesimista y sombro sobre el devenir de la nacin mexicana. Superada la disputa poltico-

    ideolgica (al menos en lo esencial), los historiadores pudieron valorar el pasado (en el

    caso de nuestro personaje, la poca colonial) y concebir un futuro para elaborar y

    difundir una historia acorde a los propsitos de la nueva circunstancia: esto es, promover

    28Vicente Riva Palacio, Mxico a travs de los siglos, t. II, 1889, pp. 771 y 772. Ambos personajes como

    historiadores mantuvieron contacto epistolar lo que les permiti el intercambio de textos, datos e informacinque utilizaron para desarrollar sus respectivos trabajos. Ver: Edgar Ivn Espinosa Martnez, Jos EleuterioGonzlez, historiador, 2010, pp. 62-64.29Guillermo Prieto, Obras Completas, t. XIX, 1996, p. 155. Prieto, en El Semanario Ilustradode octubre 30de 1868, seal: Contentos nosotros, hemos recorrido las noticias de Nuevo Len, que sin estrpito avanza;se dedica a mejoras positivas, y consolida la paz con tacto y con prudencia. Nuestro amigo el seor doctorGonzlez acaba de publicar en Monterrey una interesantsima Coleccin de documentos, o mejor dicho, unEnsayo histrico de Nuevo Len, profundo y sesudo, como todo lo que sale de la pluma de este sabio y

    modesto amigo nuestro. Gonzalitos es un luminar para la ciencia, para la juventud un tesoro, para lahumanidad doliente un tierno y generoso consuelo, y para Monterrey un justo ttulo de orgullo. Su obra, deque nos ocuparemos muy en breve, es no slo importante para los estudios especulativos, sobre los queproyecta luz vivsima, sino para cuestiones prcticas que tienen de ofrecerse en la frontera, sobre puntosadministrativos y polticos. Nosotros, que somos honrados con la amistad del doctor Gonzlez, le enviamoslas ms sinceras felicitaciones por su trabajo.30Ch. Hale, Op. Cit., p.15. Hale afirma que despus de 1867 el liberalismo dej de ser una ideologa enlucha contra unas instituciones, un orden social y unos valores heredados, y se convirti en un mito polticounificador. Dicho proceso tuvo un efecto profundo y duradero en la historiografa mexicana a partir de esafecha al hacer un uso poltico del pasado.

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    de Geografa y Estadstica public dos de sus trabajos: El 15 y el 16 de septiembre33yel

    multicitado Algunos apuntes y datos estadsticos que pueden servir de base para formar una

    estadstica del Estado de Nuevo Len.34 Este indicio, adems de su vnculo con Riva y

    Prieto, muestran a Jos Eleuterio Gonzlez como miembro activo y distinguido de su

    generacin.

    Sobre los Apuntes para la historia de Coahuila

    Existen archivos de mexicanos eminentes de distintas generaciones cuyas pertenencias

    (cartas, diarios, memorias, fotografas o manuscritos) se encuentran debidamente

    organizadas, ya sea en recintos de nuestro pas o en el extranjero. Tomemos como

    ejemplos los casos de Lorenzo de Zavala o el ya citado Vicente Riva Palacio, quienes

    tienen su archivo personal resguardado en una institucin acadmica de Estados Unidos(la Universidad de Texas en Austin). Si se compara esta situacin -tanto la del yucateco

    como la del capitalino- con la de nuestro personaje -conocido en el plano local, quiz

    regional-, al acercarnos a su pensamiento y obra nos encontramos con la desventaja de no

    contar con suarchivo personal. Es de relevancia lo anterior, pues el manuscrito que ahora

    se rescata y presenta forma parte de un material indito elaborado por el historiador del

    cual, hasta la fecha, solo se conocen fragmentos.

    Al problema del material indito que en este caso se encuentra disperso, se le suma otracircunstancia como es el hecho que en ciertos lugares -sealadamente el mbito pblico

    por lo general con presupuestos miserables- ni siquiera recibe el cuidado debido por parte

    de las burocracias encargadas de su resguardo. Pongo el siguiente caso a manera de

    contraste: la Biblioteca Miguel de Cervantes Saavedra del Tecnolgico de Monterrey, tiene

    en el Archivo Mndez Plancarte una pequea pero relevante cantidad de manuscritos

    atribuidos a Jos Eleuterio Gonzlez donde aborda diversos temas. En lo que corresponde

    a la obra que ahora se presenta, la historiografa regional la identifica como los Apuntes

    para la historia de Coahuilay permanece en el Archivo General del Estado de Nuevo Len

    33Boletnde la Sociedad Mexicana de Geografa y Estadstica, 2a. poca, 1870, t. II, pp. 221-233.34Boletnde la Sociedad Mexicana de Geografa y Estadstica, 3a. poca, 1873, t. III, pp. 213-272. En cuantoa la recopilacin, organizacin y publicacin de datos estadsticos en la regin, cabe mencionar los esfuerzosque en ese rubro hicieron Alejandro Prieto [Historia, geografa y estadstica de Tamaulipas, 1873] y, aosms tarde, Esteban L. Portillo [Anuario coahuilense, 1886]

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    (AGENL). Al material lo componen un conjunto de documentos (expedientes, cartas,

    manuscritos) sobre distintos asuntos y de diferentes pocas que conforman anexos. Las

    condiciones en las que se encuentran los materiales referidos son muy distintas: mientras

    en el Tecnolgico mantienen los documentos en un muy buen estado, en la institucin

    oficial el trabajo referido est por convertirse en polvo (si bien lo escanearon, lo

    anterior sera una razn ms para justificar su publicacin).

    Por otra parte, respecto a los estudios sobre el ilustrado en cuestin encontramos que es el

    aspecto biogrfico el que ms pginas acumula (desde las tempranas versiones elaboradas

    por Hermenegildo Dvila en 1869 y 1888, hasta el cmulo de publicaciones hechas a lo

    largo del siglo XX). Lo anterior se entiende si tomamos en cuenta que se trata de la figura

    prominente por excelencia en Nuevo Len. Al propio tiempo, aspectos puntuales relativos a

    las distintas facetas que desarroll -por ejemplo, su quehacer como mdico o sus

    composiciones lricas- siguen sin llamar la atencin de investigadores en distintas reas.

    Las aristas mencionadas son una paradoja: por una parte, indican algunas razones por las

    cuales buena parte de la obra del doctor Gonzlez representa -en varios sentidos-

    silencios; por otra, esos huecos impulsan -al menos en mi caso- la necesidad de

    explorarlos con acuciosidad.

    En medio de estas deficiencias y vacos, destacan dos esfuerzos importantes. Uno de ellos

    se le debe al mdico espaol Francisco Guerra (1916-2011). Guerra estudi el quehacer

    de los mdicos en los pases de habla hispana en el siglo XIX, por lo que conoci la

    actividad desarrollada por el mdico mexicano radicado en el norte de la Repblica. As,

    encontr y public en 1968 Los mdicos y las enfermedades en Monterrey, 1881, un

    manuscrito indito de nuestro personaje y que su editor acompaa con un esbozo acerca

    de sus mltiples actividades. Aos ms tarde, otra aportacin la realiz Aureliano Tapia

    (1931-2011); sacerdote e historiador michoacano avecindado en Monterrey, conocedor y

    estudioso de temas coloniales, Tapia se ocup de recuperar y difundir parte de la obra de

    este hombre pblico del siglo XIX. As, elabor El Doctor D. Jos Eleuterio Gonzlez,

    historiador del noreste de Mxicoe hizo una edicin facsimilar de lasLecciones orales de

    moral mdica [1878], ambas en 1976. El rescate y presentacin que ahora se hace est en

    la lnea ya trazada por Guerra y Tapia.

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    Qu lugar ocupa el trabajo indito que ahora tomamos como objeto de estudio en la

    produccin historiogrfica regional? Ciertas referencias pueden darnos algunas pistas,

    como pueden ser las alusiones al material que se han hecho en distintos momentos. As, la

    mencin ms antigua que he podido identificar de estos Apuntes, es la que hace Rafael

    Garza Cant en el texto Algunos apuntes acerca de las letras y la cultura de Nuevo Len,

    en la centuria de 1810 a 1910 [1910]. Despus, a lo largo del siglo XX, el manuscrito con

    una introduccin y 16 apartados, ha sido identificado por Guerra [1968], Tapia [1976]y

    Leticia Martnez [1995]. Segn Martnez -entonces directora del AGENL-, el trabajo

    habra sido encontrado hace poco ms de veinte aos gracias a un grupo de archivistas

    -encabezados por Jess vila y Hctor Jaime Trevio- que hizo el hallazgo. Durante el

    proceso se elabor una primera paleografa. Aparentemente, el doctor Gonzlez dej el

    material en manos de Hermenegildo Dvila.35A fines del siglo XIX, en pleno Porfiriato,durante el gobierno estatal que encabez Bernardo Reyes, el material habra pasado al

    archivo del estado.36

    El primer contacto que tuve con estos Apuntes fue mientras elaboraba mi tesis de

    doctorado (entre 2004 y 2007). Mi inters entonces se centr en estudiar la propuesta de

    escritura de la historia elaborada por Jos Eleuterio Gonzlez a la luz del horizonte

    cultural mexicanode la segunda mitad del siglo XIX. Al hacer el anlisis historiogrfico de

    dicha obra, incorpor el manuscrito con la intencin de aclarar ciertos puntos (porejemplo, su atencin al pasado colonial de la entidad vecina o el probable ao en que

    escribi el trabajo). En esta versin, el material se presenta con una paleografa propia y

    se le insertaron notas a pie de pgina donde se consider conveniente para dar cierta

    orientacin al lector. Asimismo, la grafa del autor se alter ligeramente para adaptarla al

    espaol actual: as, se sustituyeron las ypor ien algunas palabras (yntroduccin oreyno);

    35Con una relacin muy cercana al mdico, Dvila tiene el mrito de ser pionero en abordarlo desde el plano

    biogrfico. En dicho trabajo, Dvila pondera al personaje como historiador en los siguientes trminos:Instruccin geogrfica y poltica, fidelidad y exactitud, imparcialidad, discernimiento y moralidad, todoconcurra en el Dr. Gonzlez para escribir sobre la historia de la frontera, despus de haber durante muchosaos podido su costa reunir los preciosos elementos que tuvo la mano. Su estilo es fcil, naturalsimo,revelando que al escribir historia se hallaba al gnero que ms se acomodaba su inclinacin de superspicaz conocedor del corazn humano. Por su rectitud fue digno de juzgar nuestros antepasados. H.Dvila,Biografa del Dr. Jos Eleuterio Gonzlez, Monterrey, 1888, p. 181. En 1975, Aureliano Tapia hizouna edicin facsimilar de este libro con un esbozo biogrfico de Dvila.36Leticia Martnez, Apuntes para la historia de Coahuila. Examen de esta obra indita de Gonzalitos, pp.353 y 354, en Semanas de la Historia,1984-1994. Memoria, t. II, 1995.

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    otras palabras (fu)y letras ()que en ese momento se acostumbraba acentuar, tambin se

    adecuaron.

    Cmo podra valorarse una historia colonial de Coahuila escrita en la segunda mitad del

    siglo XIX? Para abordar el aspecto anterior, a continuacin sopesamos y ponemos aconsideracin del lector tres aspectos presentes en el texto, los cuales estimamos

    medulares para la comprensin del mismo. Uno refiere a la concepcin del mbito

    regional en cuestin; otro a la informacin y datos que emple y su respectivo tratamiento,

    as como a la composicin narrativa del relato; y, por ltimo, se aborda el significado que

    el historiador otorg al virreinato, considerndolo el inicio de un destino histrico: el

    Mxico de signo republicano y conviccin liberal, periodo en que el autor concibi su

    obra. Los aspectos mencionados muestran que nuestro personaje percibi y estudi el

    pasado de una regin (en este caso, las Provincias Internas de Oriente) de manera ntegra;

    es decir, que los acontecimientos ocurridos en el espacio territorial en cuestin conforman

    un proceso histrico ms amplio de carcter nacional.

    La nocin de unidad regional

    Por qu el doctor Gonzlez se interes en hacer una historia sobre el periodo colonial de

    Coahuila? Ya se seal un primer indicio con la referencia a La Revista de Nuevo-Len y

    Coahuilaen los ltimos momentos de la hegemona de Vidaurri en la regin del bajo roBravo. En esta publicacin, nuestro personaje comenz a publicar la paleografa de

    documentos, expedientes, protocolos, autos, cedulas, informes, diarios y dems fuentes que

    iba encontrando (podra decirse de forma arqueolgica) en diversos archivos civiles y

    eclesisticos. Entre ese cmulo de fuentes estaban datos relacionados no slo con el Nuevo

    Reino de Len, sino con el resto de las Provincias Internas de Oriente. Puede decirse que

    como historiador, Jos Eleuterio Gonzlez fue el primero en advertir de forma metdica y

    sistemtica los vnculos (histricos, culturales, organizacin administrativa) entre las

    entidades mencionadas desde los tempranos procesos de conquista y colonizacin. De

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    hecho, su propuesta historiogrfica sirvi de base para posteriores estudios elaborados en

    el siglo XX como es el caso de Vito Alessio Robles.37

    En esa lnea, otra pista la encontramos en el primer libro de historia que public, la cual

    tiene que ver con un sentido de unidad regionalque -como historiador- percibi entorno alro Bravo. En la parte final de la referida Coleccin de noticias y documentos, el doctor

    Gonzlez escribe: Tambin publicar, si mis ocupaciones me lo permiten, algunos

    documentos que tengo reunidos y ordenados, sobre el descubrimiento y colonizacin de las

    provincias de Coahuila y Texas. Cosa que me parece muy til para la historia de Nuevo-

    Len, porque estas provincias forman parte de la Comandancia General de las Provincias

    Internas de Oriente y del Obispado de Linares.38 Ahora sabemos que se trata de los

    Apuntes Dos aspectos llaman la atencin desde el punto de vista historiogrfico: por un

    lado, para nuestro personaje los procesos histricos ocurridos en la citada zona se

    encuentran entrelazados y van ms all de las convencionales delimitaciones geogrficas y

    administrativas de cada entidad (incluso de pases distintos como supuso la configuracin

    de la frontera internacional en el ro Bravo desde 1848); por otro, con dicho planteamiento

    abri una veta que a lo largo del siglo XX ser profundizada por otros historiadores

    (muchos de ellos profesionales y con el concepto de noreste histrico mexicano) bajo

    distintas pticas, enfoques y objetivos.39

    Acompaa a los Apuntes otra interrogante que es desconocer la fecha en la cual fueron

    escritos. Para tratar de dar una respuesta, debo comenzar por el propio manuscrito. En la

    pgina 23 del mismo, se hace referencia a un documento cuyo ttulo indica Expediente de

    37Vito Alessio Robles ponder dicho aspecto as:La ntima conexin que existe entre la historia de Coahuilay la de Nuevo Len, por razones de vecindad, por haber sido los primeros pobladores de Nuevo Lenmiembros de las fuerzas de Urdiola que fundaron la villa de Saltillo; por haber partido de Monterrey losprimeros pobladores de Monclova; por haber sido la colonia tlaxcalteca de San Esteban de Nueva Tlaxcala,contigua a Saltillo la colonia madre de donde salieron los fundadores de muchas poblaciones del NuevoReino de Len y por haber unido el Gobernador de Nuevo Len, Vidaurri, al Estado que gobernaba con el de

    Coahuila, hacen de las obras del erudito y concienzudo historiador doctor Gonzlez, una magnfica fuentepara la historia de Coahuila y creemos hacer un gran servicio a quienes se dedican a investigacioneshistricas sealando los asuntos que trata el doctor Gonzlez, relacionados con la historia de Coahuila . Ver:Vito Alessio Robles,Bibliografa de Coahuila. Histrica y geogrfica, 1927, p. 99.38Jos Eleuterio Gonzlez, Coleccin de noticias y documentos para la historia del Estado de Nuevo Len, enObras Completas, t. II, 1885, p. 740.39Como ejemplo podemos mencionar: Isidro Vizcaya, En los albores de la Independencia, 1976; Ronnie C.Tyler, Santiago Vidaurri and the Southern Confederacy , 1973; Mario Cerutti, Economa de guerra y poderregional en el siglo XIX, 1983; Octavio Herrera, La zona libre, 2004; Ricardo Elizondo, Pliegues en lamembrana del tiempo, 2006; Manuel Ceballos, La configuracin del noreste histrico mexicano, 2006.

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    la conquista de Coahuila, el cual ya haba sido publicado en La Revista...El prrafo es el

    siguiente:

    Desde que la audiencia de Guadalajara, supo los descubrimientos de los misioneros y que habanpedido auxilios al gobernador de Durango para poblar aquella tierra, determin ocupar la

    providencia de Coahuila y conquistarla, como posesin abandonada del Nuevo Reino de Len, queconforme a las leyes de Indias, haba perdido el derecho por no haber dejado en ella misioneros yguarniciones, dio aviso a la corte, como hemos visto y antes de recibir la autorizacin del rey,nombr primer alcalde mayor de la provincia de Coahuila a don Antonio Balcrcel Rivadeneira ySoto Mayor, a quien dio desde luego los recursos y autorizacin competentes, para que desde luegoemprendiera la conquista sobre la entrada de Balcrcel a la Nueva Extremadura, tenemos elExpediente de la Conquista de Coahuila publicado en la revista hace diez aos, por el licenciadodon Manuel G. Rejn.40

    Si tomamos en consideracin que la puesta en marcha del proyecto en torno a La Revista...

    se llev a cabo durante los ltimos meses del gobierno encabezado por Vidaurri

    (noviembre de 1863 a marzo de 1864), y puesto que el doctor Gonzlez aqu asevera que

    retoma dicho documento ya presentado un par de lustros antes, entonces es posible deducir

    que el mdico elabor el trabajo entre los aos de 1873 y 1874. Seran estos Apuntes...,

    por tanto, su segundo trabajo de recopilacin para elaborar una historia estatal a partir

    del rescate de fuentes existentes. As las cosas, considero que con la publicacin de este

    texto quedara completo el trabajo medular que como historiador elabor Jos Eleuterio

    Gonzlez, lo cual ira en la lnea de sus ya referidas Obras Completas.

    Aos ms tarde -en 1886-, Esteban L. Portillo publicar Apuntes para la historia antigua de

    Coahuila y Texas,que represent la primera gran aportacin al estudio de la regin en el

    mbito de una historia cientfica.41 Si bien ambas investigaciones guardan coincidencias

    en el ttulo, fuentes, contenido y ruta expositiva, se trata de trabajos independientes.

    Adems, no encontramos evidencia alguna de que el historiador coahuilense conociera el

    texto que ahora presentamos, aunque s seapoyaen el primer libro de historia publicado

    por nuestro personaje. En todo caso, es posible consignar dos situaciones relevantes en los

    40 AGENL, Manuscrito de la obra Apuntes para la Historia de Coahuila del Dr. Jos Eleuterio Gonzlez,Fondo Colonial, caja 1, exp. 19, ao 1810, foja 20.41En el Prlogo, el autor justifica su trabajo con argumentos muy parecidos a los utilizados por Jos EleuterioGonzlez:Los primeros colonos espaoles que osaron pisar el virgen suelo de Coahuila, no encontraron msque desiertos e inmensas soledades, recorridas por tribus belicosas, que se encontraban en humildesaduares; nada de ciudades y palacios, nada de teocallis dolos. En cambio los archivos del Estado, nossuministran datos muy preciosos para la historia de Coahuila y Texas; que hasta ahora permanecanolvidados, sin que estuviesen al alcance del pueblo, que tanto necesita conocer su historia local. Esteban L.Portillo,Apuntes para la historia antigua de Coahuila y Texas, 1886. En 1984, la Universidad Autnoma deCoahuila volvi a editar el texto.

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    planteamientos expuestos tanto por Portillo como por el doctor Gonzlez: por un lado,

    reconocen la aportacin de la historiografa colonial (P. Fuentes, J. Arlegui, M. Mota);

    por otro, la obra de ambos servir de pauta para proyectos posteriores (V. Alessio Robles,

    E. del Hoyo).

    Fuentes y arquitectnica de la obra

    Por lo que toca a las fuentes a las que el doctor Gonzlez acudi para elaborar su

    propuesta historiogrfica, se ha sealado que son variadas.42 Acorde con el resto de su

    obra historiogrfica, en estos Apuntes el historiador se basa principalmente en

    documentos de la poca que estudia (Colonia), entonces resguardados por los gobiernos

    de Nuevo Len y Coahuila; en ese sentido, destaca su fidelidad al documento (como se

    ver, en varios apartados del manuscrito aparecen dichas fuentes tal cual prolongndosepor hojas). En la presente publicacin, la paleografa de dichos materiales elaborada por

    nuestro personaje -as como la informacin que toma de fuentes bibliogrficas- estn en

    cursivas. Aqu aparece un asunto trascendente: es necesario sealar que los documentos

    que nuestro historiador encontr, paleografi y public para el presente trabajo -y de sus

    otros textos- ya no existen. Por desgracia esto no es una sorpresa, pues debe recordarse

    que durante el siglo XIX invaluables materiales (documentales y bibliogrficos, pblicos o

    privados) acabaron en el extranjero -como botn o como obsequio-, o fueron destruidos

    como resultado de las convulsiones experimentadas en nuestro pas (ya advertidas lneas

    arriba). A lo anterior debe agregarse el desinters de la clase gobernante y el poco

    profesionalismo de buena parte de la burocracia encargada de cuidar y resguardar dicho

    material en las instituciones pblicas.

    Por lo que toca a las fuentes bibliogrficas, en este caso tambin se apoya en la obra de

    historiadores coloniales (en particular Fuentes, Mota y Morfi). En este punto llama la

    atencin que en otro de sus libros manifest su escepticismo respecto a ese tipo de datos,

    los cuales contrast con la informacin documental que buscaba y encontraba. 43Sealado

    42 Israel Cavazos, Gonzalitos: sus fuentes como historigrafo, pp. 323-336, en Semanas de la Historia(citado); Espinosa, Op. Cit., 2010, pp. 166 y 167; 178 y 179.43J. E. Gonzlez,Apuntes para la historia eclesistica, en Obras Completas, t. III, 1887, p. 232. Aqu el autorafirma: De ah que se necesita leer los cronistas y sus copiadores con mucho cuidado y desconfianza,concordarlos con los documentos existentes de la poca que se refieren, y ratificar sus aserciones con

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    el matiz anterior, debe decirse que el corpus de Jos Eleuterio Gonzlez puede

    considerarse como laprimera fuentepara el estudio de la etapa novohispana; al ponderar

    el documento como la piedra angular para representar el pasado -segn lo postula la

    referida escuela metdica-, el mdico devenido historiador muestra que estaba enterado de

    las propuestas entonces consideradas de vanguardia.

    Por otra parte, la ruta expositiva presente en los Apuntesnos da una idea de cmo el

    doctor Gonzlez representa el periodo colonial de Coahuila que se prolong durante los

    siglos XVII y XVIII. Para empezar, la palabra apuntes como parte del ttulo puede dejar

    la impresin que se trata de algo breve; sin embargo, al abordarlo nos topamos con un

    trabajo slido cuya base son fuentes documentales (actas, expedientes, autos, informes,

    cdulas) de la poca en cuestin. No obstante, el trabajo es complementado con las

    referencias a los primeros estudiosos sobre el tema: la Historia de la villa del Saltillode

    Pedro de Fuentes, la Historia de la Nueva Galicia de Matas de la Mota Padilla y los

    Viajes de Indias y diario de Nuevo Mxico de Jos Agustn de Morfi. Al principio y de

    pasada, alude a la Crnica de la provincia de Zacatecasde Jos Arlegui. Tambin se apoya

    en datos e informacin de un mapa de fines del siglo XVIII que la tradicin historiogrfica

    atribuye a Melchor Nez de Esquivel.44A los autores mencionados y su obra (a pesar de

    sus imprecisiones), el doctor Gonzlez les otorga el respectivo crdito; lo anterior cobra

    relevancia, si tomamos en cuenta que actualmente los historiadores profesionales tienen unpeculiar desprecio -que, de hecho, raya en la arrogancia- por todo aquello elaborado por

    quienes de forma despectiva llaman cronistas (en cierta forma, la propia faceta de

    historiador desarrollada por nuestro personaje todava padece tal desprecio). Asimismo,

    se apoya en trabajos entonces contemporneos como el mencionado Diccionario

    Universaly el Boletnque publicara la Sociedad Mexicana de Geografa y Estadstica

    (en este caso, un artculo de Manuel Payno).

    muchsimo trabajo. Esto es lo que yo he procurado hacer valindome de lo que he ledo de otros autores y delos documentos antiguos que he podido haber en mis manos.44 En este aspecto, existe algo que llama la atencin en la postura que como historiador asume el doctorGonzlez: en su primer libro de historia advierte los yerros de los personajes mencionados (y otros ms), peroen los Apuntes para la historia de Coahuila-como se ver-, toma y expone la informacin de esos mismoshistoriadores coloniales. Como se explicar ms adelante, el trabajo que como historiador hizo el ilustradotambin ser objeto de lecturas cada vez ms puntuales y rigurosas por las generaciones posteriores. Ver: J. E.Gonzlez, Op. Cit., 1885, pp. 10-12.

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    Por lo que corresponde a los procesos, lugares y personajes, a lo largo del manuscrito

    nuestro historiador se concentra en los grandes eventos, en los sitios relevantes, en los

    principales personajes, en los protagonistas del drama; as, en los apartados saltan a la

    vista las principales poblaciones (Saltillo, el pueblo contiguo de San Esteban, el antiguo

    Almadn, Parras) y los conquistadores (Carvajal, de Len, Zavala, Montemayor). Estos

    hroes tomaron como base al Nuevo Reino de Len, para desde ah dirigir sus esfuerzos

    hacia la entidad vecina. Pese a lo anterior, la propuesta historiogrfica no se queda slo

    con los nombres consagrados por la historiografa regional; al hacer la lectura del

    manuscrito, llama la atencin que su autor seale y valore aspectos como la

    evangelizacin (en especial destaca la funcin de la Iglesia a travs de las misiones) y el

    mestizaje, los cuales muestra como procesos decisivos y definitorios de las empresas de

    conquista y colonizacin en la regin. Asimismo, a lo largo de las pginas tambin sehacen mltiples referencias a las familias espaolas y tlaxcaltecas que arribaron a lo que

    hoy es Coahuila en calidad de colonos. Otros indgenas tambin ocupan un lugar en el

    relato -as sea de forma marginal-, como son los lderes de los nativos nmadas oriundos

    de la zona en cuestin (Pedrote, Dieguillo, Nicolasillo y otros ms); con ellos, los recin

    llegados -espaoles, tlaxcaltecas y, aunque nuestro historiador no los menciona, poblacin

    de origen africano- no siempre pelearon a muerte por sus territorios, pues en ocasiones

    debieron hacer acuerdos para convivir en paz.

    Los puntos destacados muestran que nuestro personaje estuvo en consonancia con los

    planteamientos que Clavijero expuso en el siglo XVIII en su Storia Antica del Messico:45

    esto es, reconocer que el Nuevo Mundo ha forjado su propia tradicin (en este caso, la

    cultura novohispana y -de paso- cuestionar el eurocentrismo).46 Si bien el historiador

    decimonnico no cita al sacerdote jesuita precursor del pensamiento criollo, como l

    abon con su trabajo a crear una nocin de cultura nacional-desde una regin y en otra

    45Los jesuitas fueron la lite intelectual criolla en Nueva Espaa y, a la larga, su labor humanista result elpreludio de las aspiraciones independentistas. La Corona espaola -con razn- percibi en ello un peligro,disolvi su Compaa y los expuls de sus territorios en Amrica durante la segunda mitad del siglo XVIII.Francisco Xavier Clavijero (1731-1787) fue parte de esa generacin de novohispanos desterrados y se refugien lo que hoy es Italia. Instalado en Bologna, Clavijero escribi y public dicha obra [1780-81]. La traduce alcastellano Jos Joaqun de Mora [1826] y el original en espaol lo publica Mariano Cuevas [1945]. LaStoriamarca el inicio de una tradicin de pensamiento nacional que por ms de dos siglos se ha cultivado

    bajo distintas circunstancias y con diversas preocupaciones (desde C. Bustamante y S. Mier, pasando por J.Vasconcelos, S. Ramos y O. Paz, hasta las reflexiones ms recientes de R. Bartra y J. Castaeda).46Jos Emilio Pacheco, La patria perdida. Notas sobre Clavijero y la cultura nacional, 1983, pp. 11-50.

  • 7/24/2019 Edgar Ivan Espinoza Martinez. Estudio introductorio: Jos Eleuterio Gonzlez (1813 - 1888) y la escritura de la historia

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    poca- a partir de la ponderacin de condiciones de tipo tnico (herencia indgena) y

    religioso (cultura catlica).47 Lo expuesto presenta a Jos Eleuterio Gonzlez como un

    historiador completo; es decir, adems de curtirse en un trato directo y constante con

    documentos (dispersos y desorganizados cuyo contenido versaba sobre distintos temas

    coloniales), tambin fue un conocedor de la tradicin mexicana (tanto la virreinal como la

    que en ese momento l y sus contemporneos construan) y la occidental.

    La Colonia, inicio de la tradicin mexicana

    Llama la atencin que un personaje ilustrado, al tanto de los adelantos y avances

    cientficos de su poca en las distintas tareas que desarroll e identificado con los

    postulados liberales, como historiador se haya interesado en la etapa virreinal. Lo anterior

    viene a cuento, pues recordemos que durante los lustros posteriores al triunfo liberal y larestauracin republicana, hubo un particular desprecio hacia todo lo que represent la

    tradicin novohispana. Para muchos, la justificacin de tal argumento radicaba en que si

    el pas tena mil problemas, se deba a lo que se arrastraba desde los tiempos de la

    conquista y posterior colonizacin.

    En tal sentido, cmo entender que un liberal le otorgara algn valor a una etapa

    considerada por los radicales de atraso?, qu relevancia ponder el doctor Gonzlez

    de la historia colonial en un mbito regional especfico? Un primer aspecto pararesponder a los planteamientos anteriores tiene que ver con el rescate y estudio de su obra

    historiogrfica. A partir de dicho ejercicio, encontramos matices que nos permiten

    entender la funcin social del historiador en Mxico en la segunda mitad del siglo XIX.

    Una de las tareas de esa funcin era -como ya se plante- construir un sernacional capaz

    de reconocerse en l y de distinguirse ante el m