EDAD DE ORO. XXVII (2)

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  • MARA JESS ZAMORA CALVO 421

    Francisco de Vitoria despleg un talante intelectual diferente en su De arte magica38, incluida dentro de las Relectionum theologicarum que surgieron como resultado de su docencia universitaria en el colegio de San Esteban de Salamanca hacia 1540. En ella se plante de forma sistemtica y magistral la naturaleza del poder mgico. Comenz cuestionndose si realmente exista la magia, es decir, si era cierto que los hombres disponan de un arte o un poder facultassi era cierto que los hombres disponan de un arte o un poder facultassi era cierto que los hombres disponan de un arte o un poder para realizar aquellos prodigios y maravillas que se contaban de los magos, o si, por el contrario, eran todos vanos, imposturas solo credas por la ligereza del vulgo39. Confi rm que algn tipo de magia poda llamarse natural y estar libre de toda sustancia espiritual; pero, al mismo tiempo, consider que las obras que sobre-pasaban la facultad natural las realizaban los magos por virtud, poder y pactocon los demonios, siendo esta la verdadera arte mgica y demoniaca.

    Martn del Ro encarn la complejidad y la inestabilidad que todo cambio ideolgico genera40. Su erudicin y su credulidad con respecto a la magia y a sus manifestaciones, sorprendieron y admiraron a sus contemporneos. En un momento en el que la Inquisicin espaola se mostr ms cauta respecto a los asuntos relacionados con la brujera, la adivinacin, la hechicera, los malefi cios, la nigromancia, es decir, todo lo que poda estar vinculado con el diablo, surgi su tratado Disquisitionum magicarum libri VI (1599)41, sntesis y compendio de pensamientos y preocupaciones propios de esta poca. En sus seis libros se recogieron documentos antiguos y modernos, junto con textos curiosos e ins-litos, sobre las brujas, los demonios, los malefi cios, la adivinacin, los remedios lcitos e ilcitos, los procesos, etc.

    Gaspar Navarro en su Tribunal de supersticin ladina42 pretendi poner fi n al dao que las creencias profanas estaban causando entre sus contemporneos, ya que segn su parecer con mscara de virtud y religioso culto engaan tantas

    38 Francisco de Vitoria, De arte magica, Relectionum theologicarum, Ingolstad: Wolfgang Ederum, 1580, t. ii, fols. 538-80.

    39 Ibid.40 Jess Moya, Introduccin a Martn del Ro, La magia demonaca, Madrid: Hiperin, 1991,

    pgs. 9-45; Julio Caro Baroja, Martn del Ro y sus Disquisiciones mgicas, El Seor Inquisidor y otras vidas por ofi cio, Barcelona: Altaya, 1996, pgs. 171-245; Daniel Pickering Walker, Spiritual and demonic magic from Ficino to Campanella, London: The Warburg Institute, 1958, pgs. 178-85; Joseph L. Laurenti, Martn del Ro, S. J. (1551-1608), Anales de Literatura Espaola, Alicante: Universidadde Alicante, 1986-1987, t. v, pgs. 231-49; y Carlos Sommervogel, Bibliothque de la Compagnie de Jsus, Paris: Alphonse Picard, 1891, t. II.

    41 Martn del Ro, Disquisitionum magicarum libri VI, Lyon: Horacio Cardon, 1612.42 Gaspar Navarro, Tribunal de supersticin ladina, explorador del saber, astucia, y poder del

    demonio; en que se condena lo que suele correr por bueno en hechizos, ageros, ensalmos, vanos salu-dadores, malefi cios, conjuros, arte notoria, cabalista, y paulina y semejantes acciones vulgares, Huesca: Pedro Blusn, 1631.

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