Ecuentro009

4
“…Nuestra devoción filial a la Virgen María y su protección reiteradamente implorada acrecienta nuestras fuerzas para imitar vigorosamente su ejemplo de fidelidad”. Constituciones de la Orden las Escuelas Pías 58 www.vocacional.org.mx [email protected] 1

description

Conoce la historia de un hermano que, siendo migrante, encuentra a Cristo. También te invitamos a reflexionar con el hermano Pablo.

Transcript of Ecuentro009

“…Nuestra devoción filial a la Virgen María y su protección reiteradamente

implorada acrecienta nuestras fuerzas para imitar vigorosamente su ejemplo de

fidelidad”.

Constituciones de la Orden las Escuelas Pías 58

www.vocacional.org.mx [email protected] 1

Mi vocación Víctor Carreras F. Sch. P.

CHISTORÍN

Una señora se le acerca a un chavo

greñudo después de misa y le dice: “Joven, ¿por qué no se corta

el pelo?” El chavo le contesta: “¿No ha oído hablar del Nazareno?” La

señora, pensativa, le pregunta: “NO, eso

qué es, ¿un grupo de rock?”

Comparte con nosotros tu chiste a: [email protected]

SI HACES REÍR A

ROBERTITO SERÁS

PUBLICADO

Nací en Deseadilla, municipio de San Felipe,

Gto. Mi comunidad es pequeña, tendrá alrede-

dor de 250 a 300 habitantes. La mayoría de la

gente se dedica a sembrar maíz, frijol y calabaza.

Los jóvenes prefieren irse a las ciudades o a los

Estados Unidos a trabajar.

Mi llamado comienza a la edad de 8 años

, cuando el P. Juan Antonio me hace una invita-

ción a servir en el altar como acólito, sin pensar-

lo mucho acepté. Regresé a la casa y se lo dije a la abuela quien se puso

muy contenta brindándome su apoyo. Yo me sentía muy contento y

nervioso a la vez, por lo que me estaba pasando.

Llegó el gran día de mi debut como acólito, el estar junto al padre

en el altar, la iglesia a su máxima capacidad, todos mis amigos hasta

adelante para verme, hizo que sintiera cómo mi pequeño corazón

empezaba a latir cada vez más fuerte por la emoción. Durante la misa el

padre me apoyó en cada momento y con señas me iba diciendo que

seguía. Gracias a Dios todo salió bien. Al salir de misa no faltaron las

clásicas burlas de los amigos, unos me decían campanita, otros santito,

etcétera.

A partir de ahí se empieza a fraguar mi vocación: voy sintiendo en

mi interior una gran felicidad. Ya no me importaban las burlas ni el qué

dirán, sólo quería servir en el altar. El padre Juan me inspiró, veía todo

lo que hacía en misa y en la comunidad, mientras tanto yo por dentro me

decía: “cuando sea grande quiero ser como él.” También recuerdo que

en la casa lo imitaba, según yo celebraba misa, casaba a mis hermanos,

primos y amigos.

El tiempo seguía curso, el P. Juan dejó el cargo de párroco para

irse a Roma a estudiar. Yo continuaba de acólito en mi comunidad. Toda

la gente me decía que me metiera al seminario, esa era mi ilusión, pero

no tenía acompañamiento ni información. Me llegué a sentir solo,

frustrado, desilusionado porque miraba a mis papás, a mi abuela, que no

contaban con los medios económicos para ayudarme a estudiar.

2

1

Ante la situación, faltando 2 meses para cumplir 18 años, tomo la decisión de emigrar a los

Estados Unidos. Voy lleno de sueños e ilusiones, con muchos proyectos, pero lo principal era

ayudar a la abuela, a mis papás y a las personas que me ayudaron.

Esto fue toda una aventura porque: llegamos al Río Bravo, lo pasamos en bolsas negras

rellenadas con nuestra ropa, caminamos toda la noche, en la mañana descansamos hasta el medio

día, ya por la tarde seguimos hasta llegar al lugar donde nos iban a recoger para llevarnos a San

Antonio, Texas. Llegando ahí pagué el total del dinero al que nos cruzó y a partir de ahí quedé

libre para irme al estado de Georgia.

Cuando llegué mi hermano mayor me esperaba, me dio un abrazo y me dijo: “bienvenido”,

yo le contesté: “gracias, y gracias a Dios que me da la oportunidad de estar aquí”. Al poco tiempo

me di cuenta que no todo era como lo había pensado. En el barrio donde vivía había muchas

personas viviendo a la intemperie, ahí mismo cocinaban, tomaban cerveza, incluso se drogaban.

La mayoría eran mexicanos, y había uno que otro estadounidense. En la casa donde vivía la

convivencia a veces se ponía tensa porque unos se ponían a tomar cerveza, muchas veces a altas

horas de la noche con música incluida, esto era molesto porque el resto teníamos que trabajar al

día siguiente. Esto que pasaba el fin de semana muchas veces se repetía entre semana. Después

de mucho pensé: “si no puedes con el enemigo únete a él”.

A mis 20 años empiezo a tomar cerveza, a fumar, a faltar al trabajo y es así como comienzo a

caer en ese círculo vicioso del que tanto hui. Y en ese ambiente duré como dos años. En ese

tiempo no iba a misa, no hablaba con Dios, sólo miraba cómo mis sueños se iban diluyendo

cómo agua entre las manos.

Un día llegó a mi casa mi amigo Armando, me platicó que él había estado en un grupo

juvenil. Me llamó la atención y le dije que el próximo fin de semana buscaríamos una iglesia y

preguntaríamos por un grupo juvenil. El siguiente domingo nos recibieron el P. José Duván

González y la hermana Susana, franciscana, y de inmediato nos integraron al grupo juvenil

“Alma Misionera” en la Misión San Felipe de Jesús. Después de algunos años de no acolitar,

volví hacerlo en una misa juvenil y me sentí cómo la primera vez, fue algo muy especial. El

grupo fue mi tabla de salvación, el puente para reencontrarme con Dios que me daba otra

oportunidad, otra llamada y otra invitación a seguirle. Así como salí de ese círculo vicioso.

Dios me tuvo mucha paciencia y siempre estuvo ahí; era yo quien no me daba cuenta. Empiezo a

conocer nuevos amigos con quien me divertía sanamente, vuelvo a llenarme de sueños e

ilusiones. En pocas palabras, comienzo a vivir consciente de quién soy y para qué era llamado

por Dios.

3

1

Algo para reflexionar… Ne 2, 17.20

Jerusalén está en ruinas, sus puertas: incendiadas. Mira cómo quedó la po- bre Jerusalén; acaba de pasar una gran batalla. Mira sus murallas, han quedado en ruinas. Pobre Jerusalén: la han debilitado, ha sufrido un gran daño. Pero se puede reconstruir, así no se va a quedar. El Señor del cielo está con nosotros y hará que tenga- mos éxito en la reconstrucción. La gran batalla ha pasado, al menos eso creo, ¡por fin un momento de paz! –Se escucha dentro de la ciudad– es momento de reconstruir la muralla y reforzar las puertas que quedaron en pie, las demás hay que reconstruirlas más resistentes, para que no pueda entrar el enemigo. La batalla fue muy dura y obscura, ha habido pérdidas muy valiosas, el enemigo es poderoso, nos ha dejado en la ruina, pero con vida... El Dios del cielo salió a nuestro encuentro y nos ayudó. Ahora hay que reconstruir lo destruido, hay que levantar unas murallas más altas y más fuertes y unas puertas más resistentes... Jerusalén no te confíes. La batalla aún no termina, quizá apenas es el comienzo. El enemigo te está observando, ¡cuidado! Está planeando un nuevo ataque y éste será más fuerte que el anterior... ¡PREPÁRATE, NO BAJES LA GUARDIA! Derrumba esas falsas y débiles murallas para construir nuevas. Deja que Dios te acompañe y guíe hacia la victoria, pues cuando tus fuerzas se han debilitado, Él peleará por ti. No olvides: El Señor hará derivar hacía Jerusalén, como un río, la paz.

Alberto Roaro Moreno Sch. P.

Robertito informa:

06-10 octubre

Jornada Vocacional

Instituto Morelos

11-12 octubre

Jornada Vocacional

“San Juanita”

16-24 octubre

Jornada Vocacional

Veracruz

24-26 octubre

Retiro Vocacional Campeche

Si estás interesado en saber más dirígete a: www.vocacional.org.mx [email protected]

4

1