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    LOS CAMINOS

    DE LA

    ECONOMIA DE

    SOLIDARIDAD

    Luis Razeto Migliaro

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    Preludio.

    En los doce captulos que forman este libro hablaremos muchascosas y expondremos muy variadas reflexiones. Su objetivo ms

    directo es presentar la economa de solidaridad como un fenmenoque empieza (o que vuelve) a existir por la accin de personas ygrupos que se han puesto a buscar nuevas formas de hacer lascosas. Compartiremos los motivos, preocupaciones y urgencias quelos mueven a hacerlos. Exploraremos junto a ellos los caminos queestn abriendo con su accin pionera. Nos aproximaremos a susnovedosas experiencias.

    Pero debemos advertir al lector que tenemos previsto tambinun ms amplio itinerario, que nos introducir en algunos gravesasuntos del mundo que vivimos y nos llevar a explorar ciertasfacetas menos evidentes de nuestra existencia personal.

    Lo que quisiramos hacer junto al lector es acceder a unlugar de observacin especialsimo, que existir solamente cuando

    lo construyamos dentro de nosotros mismos. Si lo alcanzamos se nosofrecer un punto de vista nuevo desde el cual podremos ver larealidad de cerca y de lejos al mismo tiempo. Un punto de vistaas no puede ser excluyente y unilateral sino muy amplio ycomprensivo. Habr, pues, que elevarse por encima de laexperiencia cotidiana hasta un observatorio elevado desde el cualverlo todo de lejos, hasta abarcar el panorama de una civilizacinentera; pero no podemos subir hasta all sino acercndonos a laspersonas y cosas que tenemos a nuestro lado, aguzando la miradapara verlas de cerca. Tendremos entonces la posibilidad de accedera una nueva visin del mundo en que vivimos y de nosotros en l.

    Desde ese lugar miraremos los caminos de la economa desolidaridad. La percibiremos como expresin de algo que vienedesde muy antiguo (tal vez desde los orgenes mismos de lasociedad) y que se proyecta hacia un futuro muy lejano (tal vezuna nueva civilizacin). A partir de pequeas experiencias quetrabajosamente pretenden consolidarse, buscaremos comprendernuestra sociedad en crisis e intentaremos vislumbrar los embrionesde una nueva poca.

    Claro es que las distancias que separan las experienciasconcretas de su posible proyeccin histrica son inmensas, y loscaminos que podran llevar desde lo pequeo existente a lo grandepensable no estn todava trazados. Lo que existe en realidad sonsenderos que estn siendo abiertos muy artesanalmente yavanzndose a tientas. Pero nosotros, mientras avanzamos por ellos

    iremos dibujando el mapa de los espacios abiertos y un plano delos posibles caminos por recorrer.La invitacin que hacemos al lector es a que nos acompae

    paso a paso hasta nuestro especial lugar de observacin. Solodebemos advertirle que si llega hasta all, tal vez no quieramirar las cosas como antes y se vea envuelto en insospechadasaventuras: explorando esos senderos, abriendo caminos, junto amujeres y hombres compaeros de ruta que aprender a reconocercomo hermanos.

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    Captulo 1. QUE ES LA ECONOMIA DE SOLIDARIDAD

    Pueden juntarse la economa y la solidaridad?

    Economa de solidaridad es un concepto nuevo, que si bienapareci hace pocos aos est ya formando parte de la culturalatinoamericana. Cuando empec a usar esta expresin y en 1984publiqu el Libro Primero de Economa de solidaridad y mercadodemocrtico, pude observar la sorpresa que provocaba asociar enuna sola expresin los dos trminos. Las palabras "economa" y"solidaridad", siendo habituales tanto en el lenguaje comn comoen el pensamiento culto, formaban parte de "discursos" separados."Economa", inserta en un lenguaje fctico y en un discursocientfico; "solidaridad", en un lenguaje valrico y un discursotico. Rara vez aparecan los dos trminos en un mismo texto,menos an en un solo juicio o razonamiento. Resultaba, pues,

    extrao verlos unidos en un mismo concepto.La separacin entre la economa y la solidaridad radica en el

    contenido que suele darse a ambas nociones. Cuando hablamos deeconoma nos referimos espontneamente a la utilidad, la escasez,los intereses, la propiedad, las necesidades, la competencia, elconflicto, la ganancia. Y aunque no son ajenas al discursoeconmico las referencias a la tica, los valores quehabitualmente aparecen en l son la libertad de iniciativa, laeficiencia, la creatividad individual, la justicia distributiva,la igualdad de oportunidades, los derechos personales ycolectivos. No la solidaridad o la fraternidad; menos an lagratuidad.

    Podemos leer numerosos textos de teora y anlisis econmicode las ms variadas corrientes y escuelas sin encontrarnos nuncacon la solidaridad. A lo ms, comparece en ocasiones la palabracooperacin, pero con un significado tcnico que alude a lanecesaria complementacin de factores o intereses ms que a lalibre y gratuita asociacin de voluntades. Una excepcin a esto seda en el discurso y la experiencia del cooperativismo; pero ste,confirmando lo dicho, ha encontrado grandes dificultades parahacer presente su contenido tico y doctrinario al nivel delanlisis cientfico de la economa. Charles Guide expres muy bienesta ausencia ya en 1921 en un clebre artculo tituladoprecisamente Por qu los economistas no aman la cooperacin.

    Algo similar nos ocurre cuando hablamos de la solidaridad. La

    idea de solidaridad se inserta habitualmente en el llamado tico ycultural al amor y la fraternidad humana, o hace referencia a laayuda mutua para enfrentar problemas compartidos, a labenevolencia o generosidad para con los pobres y necesitados deayuda, a la participacin en comunidades integradas por vnculosde amistad y reciprocidad. Este llamado a la solidaridad,enraizado en la naturaleza humana y siendo por tanto connatural alhombre cualquiera sea su condicin y su modo de pensar, haencontrado sus ms elevadas expresiones en las bsquedas

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    espirituales y religiosas, siendo en el mensaje cristiano del amordonde la solidaridad es llevada a su ms alta y sublimevaloracin.

    Sin embargo, desde la tica del amor y la fraternidad la

    relacin con la economa no ha sido simple ni carente deconflictos. Como en las actividades econmicas prima el intersindividual y la competencia, la bsqueda de la riqueza material ydel consumo abundante, quienes enfatizan la necesidad del amor yla solidaridad han tendido a considerar con distancia y a menudosospechosamente la dedicacin a los negocios y actividadesempresariales. Desde el discurso tico, espiritual y religioso locomn ha sido establecer respecto de esas actividades una relacin"desde fuera": como denuncia de las injusticias que se generan enla economa, como ejercicio de una presin tendiente a exigircorrecciones frente a los modos de operar establecidos, o bien entrminos de accin social, como esfuerzo por paliar la pobreza yla subordinacin de los que sufren injusticias y marginacin, a

    travs de actividades promocionales, organizativas, deconcientizacin, etc.

    La realizacin de actividades econmicas en primera persona,la construccin y administracin de empresas, con dificultad y porpocos ha sido percibida como un modo de actuacin prctica delmensaje cristiano, como una vocacin peculiar en la cual puedanconcretizarse los valores, principios y compromisos evanglicos.

    Se ha destacado s el contenido tico y solidario deltrabajo, pero al hacerlo no se ha tenido suficientemente en cuentaque el trabajo es slo una parte de la actividad econmica y nopuede realizarse sino inserto en organizaciones y estructuraseconmicas; de hecho la valoracin positiva del trabajo a menudofue presentada junto a enunciados crticos sobre la empresa y laeconoma en que se desenvuelve.

    Es as que por mucho tiempo los llamados a la solidaridad, lafraternidad y el amor han permanecido exteriores a la economamisma. Hemos comprobado esta distancia en la accin social queinstituciones cristianas realizan entre los pobres, que si biendan lugar a verdaderas organizaciones econmicas, difcilmente sonreconocidas como tales. A menudo se hace necesario un esfuerzoconsciente para superar las resistencias que ponen muchos de losms comprometidos con esas experiencias a considerarlas como nopuramente coyunturales o de emergencia sino como un modopermanente de hacer economa de manera solidaria.

    Muchas de esas resistencias se han ido superando entre

    nosotros desde que S.S. Juan Pablo II en su viaje a Chile yArgentina en 1987, y especialmente en su discurso ante la CEPAL,voce y difundi con fuerza la idea de una "economa de lasolidaridad" en la cual -dijo- "ponemos todos nuestras mejoresesperanzas para Amrica Latina". Tal llamado fue fundamental en ladifusin e incorporacin a la cultura latinoamericana de la ideade una economa de solidaridad; pero el contenido de ellapermanece indeterminado e impreciso para muchos. El enunciado delpontfice no proporciona suficientes elementos como para llenar decontenido una idea de la cual se esperan tantas realizaciones.

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    Poner unidas en una misma expresin la economa y lasolidaridad aparece, pues, como un llamado a un procesointelectual complejo que debiera desenvolverse paralela yconvergentemente en dos direcciones: por un lado, se trata de

    desarrollar un proceso interno al discurso tico y axiolgico, porel cual se recupere la economa como espacio de realizacin yactuacin de los valores y fuerzas de la solidaridad; por otro, dedesarrollar un proceso interno a la ciencia de la economa que leabra espacios de reconocimiento y actuacin a la idea y el valorde la solidaridad.

    Incorporar solidaridad en la economa.

    Cuando decimos "economa de solidaridad" estamos planteandola necesidad de introducir la solidaridad en la economa, deincorporar la solidaridad en la teora y en la prctica de laeconoma.

    Decimos introducir e incorporar solidaridad en la economacon muy precisa intencin. Como estamos habituados a pensar laeconoma y la solidaridad como parte de diferentes preocupacionesy discursos, cuando llegamos a relacionarlas tendemos a establecerel nexo entre ellas de otro modo. Se nos ha dicho muchas veces quedebemos solidarizar como un modo de paliar algunos defectos de laeconoma, de subsanar algunos vacos generados por ella, o deresolver ciertos problemas que la economa no ha podido superar.As, tendemos a suponer que la solidaridad debe aparecer despusque la economa ha cumplido su tarea y completado su ciclo.

    Primero estara el tiempo de la economa, en que los bienes yservicios son producidos y distribuidos. Una vez efectuada laproduccin y distribucin sera el momento de que entre en accinla solidaridad, para compartir y ayudar a los que resultarondesfavorecidos por la economa y quedaron ms necesitados. Lasolidaridad empezara cuando la economa ha terminado su tarea yfuncin especfica. La solidaridad se hara con los resultados -productos, recursos, bienes y servicios- de la actividadeconmica, pero no seran solidarias la actividad econmica misma,sus estructuras y procesos.

    Lo que sostenemos es distinto a eso, a saber, que lasolidaridad se introduzca en la economa misma, y que opere yacte en las diversas fases del ciclo econmico, o sea, en laproduccin, circulacin, consumo y acumulacin. Ello implicaproducir consolidaridad, distribuir consolidaridad, consumir con

    solidaridad, acumular y desarrollar con solidaridad. Y que seintroduzca y comparezca tambin en la teora econmica, superandouna ausencia muy notoria en una disciplina en la cual el conceptode solidaridad pareciera no encajar apropiadamente.

    Hace un tiempo escuch decir a un connotado economista al quese le pregunt por la economa de solidaridad, que es necesarioque exista tanta solidaridad como sea posible, siempre que nointerfiera en los procesos y estructuras econmicas que podranverse afectadas en sus propios equilibrios. Nuestra idea de la

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    economa de solidaridad es exactamente lo contrario: que lasolidaridad sea tanta que llegue a transformar desde dentro yestructuralmente a la economa, generando nuevos y verdaderosequilibrios.

    Si tal es el sentido profundo y el contenido esencial de laeconoma de solidaridad nos preguntamos entonces en qu formasconcretas se manifestar esa presencia activa de la solidaridad enla economa. Nuestra pregunta inicial: qu es la economa desolidaridad?, se especifica en esta otra: Cmo se puede producir,distribuir, consumir y acumular solidariamente?

    Podemos decir inicialmente que al incorporar la solidaridaden la economa suceden cosas sorprendentes en sta. Aparece unnuevo modo de hacer economa, una nueva racionalidad econmica.

    Pero como la economa tiene tantos aspectos y dimensiones yest constituida por tantos sujetos, procesos y actividades, ycomo la solidaridad tiene tantas maneras de manifestarse, laeconoma de solidaridad no ser un modo definido y nico de

    organizar actividades y unidades econmicas. Por el contrario,muchas y muy variadas sern las formas y modos de la economa desolidaridad. Se tratar de poner ms solidaridad en las empresas,en el mercado, en el sector pblico, en las polticas econmicas,en el consumo, en el gasto social y personal, etc.

    Hemos dicho poner "ms" solidaridad en todas estasdimensiones y facetas de la economa porque es preciso reconocerque algo de solidaridad existe ya en ellas aunque no se lo hayareconocido expresamente. Cmo no reconocer expresiones desolidaridad entre los trabajadores de una empresa que negociancolectivamente, an cuando los de mayor productividad podranobtener mejores condiciones hacindolo individualmente, o cuandoalgunos llegan a poner en riesgo su empleo por obtener beneficiospara todos? O entre los tcnicos que trabajan en equipo,compartiendo conocimientos o transfirindolos a otros menoscalificados? No es manifestacin de solidaridad el sacrificio demayores ganancias que algunos empresarios hacen a vecesmanteniendo empleos de los que podran prescindir, preocupados porlos efectos del despido en personas y familias que han llegado aconocer y apreciar?

    Se dir que esto sucede rara vez, o que las motivaciones nosiempre son genuinamente humanitarias, y puede ser cierto. Pero elhecho es que relaciones y comportamientos solidarios existen. Porlo dems, la solidaridad tiene grados y sera un error reconocerlasolamente en sus manifestaciones ms puras y eminentes.

    Se dice, y es cierto, que el mercado opera de manera tal quecada sujeto toma sus decisiones en funcin de su propia utilidad.Pero la existencia misma del mercado, no pone acaso de manifiestoel hecho innegable de que nos necesitamos unos a otros, y que dehecho trabajamos unos para otros? No quedan acaso excluidos delmercado aquellos productores que no estn muy atentos a satisfaceren buena forma las necesidades reales de sus potenciales clientes?

    Esta presencia parcial de la solidaridad en la economa seexplica por el hecho que las organizaciones y procesos econmicos

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    son el resultado de la accin real y compleja de los hombres queponen en su actividad todo lo que hay en ellos, y la solidaridades algo que, en alguna medida, est presente en todo ser humano.

    Con esto no queremos decir, por cierto, que la economa

    actual sea solidaria. Por el contrario, un anlisis de la mismanos pone frente a una organizacin social y econmica en quecompiten por el predominio los intereses privados individuales conlos intereses de las burocracias y del Estado, en un esquema derelaciones basadas en la fuerza y en la lucha, la competencia y elconflicto, que relegan a un lugar muy secundario tanto a lossujetos comunitarios como a las relaciones de cooperacin ysolidaridad. Los principales sujetos de la actividad econmicaestn motivados por el inters de ganancia y por el temor a losotros y al poder, ms que por el amor y la solidaridad de todos.La mencionada presencia de la solidaridad en la economa esciertamente demasiado escasa y pobre, pero es indispensablereconocerla, por tres razones fundamentales.

    La primera, por una exigencia de objetividad cientfica. Lasegunda, porque si no hubiera actualmente nada de solidaridad enla economa -en las empresas y en el mercado tal como existen- novemos cmo sera posible pensar en la economa de solidaridad comoun proyecto posible. En efecto, construirla implicara una suertede creacin ex nihilo, de la nada. De donde habra que traer esasolidaridad que habra que introducir en la economa, y cmoincorporrsela si sta fuera tan completamente refractaria que nohabra permitido hasta ahora ni su ms mnima expresin? No nosquedara sino reconocer que la economa y la solidaridad han demantenerse en su recproca exterioridad y separacin,definitivamente.

    Una tercera razn por la que es importante reconocer lapresencia de algo de solidaridad en las empresas y en el mercadoes la necesidad de evitar el que sera un grave malentendido:pensar la economa de solidaridad como algo completamente opuestoa la economa de empresas y a la economa de mercado. La idea y elproyecto de una economa de solidaridad no los pensamos comonegacinde la economa de mercado o como alternativa frente a laeconoma de empresas. Hacerlo sera completamente antihistrico eincluso ajeno al hombre tal como es y como puede ser.

    La economa de solidaridad no es negacin de la economa demercado; pero tampoco es su simple reafirmacin. Ella expresa msbien, como lo iremos apreciando a medida que avancemos por suscaminos, una orientacin fuertemente crtica y decididamente

    transformadora respecto de las grandes estructuras y los modos deorganizacin y de accin que caracterizan la economacontempornea.

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    Las dos dimensiones de la economa de solidaridad.

    Si la economa de solidaridad se constituye poniendosolidaridad en la economa, ella se manifestar en distintas

    formas, grados y niveles segn la forma, el grado y el nivel enque la solidaridad se haga presente en las actividades, unidades yprocesos econmicos. Por esto podemos diferenciar en ella y en elproceso de su desarrollo dos grandes dimensiones.

    Por un lado, habr economa de solidaridad en la medida queen las diferentes estructuras y organizaciones de la economaglobal vaya creciendo la presencia de la solidaridad por la accinde los sujetos que la organizan. Por otro lado, identificaremoseconoma de solidaridad en una parte o sector especial de laeconoma: en aquellas actividades, empresas y circuitos econmicosen que la solidaridad se haya hecho presente de manera intensiva ydonde opere como elemento articulador de los procesos deproduccin, distribucin, consumo y acumulacin.

    Distinguiremos de este modo dos componentes que aparecen enla perspectiva de la economa solidaria: un proceso desolidarizacin progresiva y creciente de la economa global, y unproceso de construccin y desarrollo paulatino de un sectorespecial de economa de solidaridad.

    Ambos procesos se alimentarn y enriquecern recprocamente.Un sector de economa de solidaridad consecuente podr difundirsistemtica y metdicamente la solidaridad en la economa global,hacindola ms solidaria e integrada. A su vez, una economaglobal en que la solidaridad est ms extendida, proporcionarelementos y facilidades especiales para el desarrollo de un sectorde actividades y organizaciones econmicas consecuentementesolidarias.

    En uno u otro nivel la economa de solidaridad nos invita atodos. Ella no podr extenderse sino en la medida que los sujetosque actuamos econmicamente seamos ms solidarios, porque todaactividad, proceso y estructura econmica es el resultado de laaccin del sujeto humano individual y social.

    Para expandir la economa de solidaridad es preciso quecomprendamos en profundidad la conveniencia, oportunidad e inclusonecesidad de construirla. Muchos hombres y mujeres, numerososgrupos humanos, han emprendido caminos prcticos de incorporacinde solidaridad en la economa, y as se ha venido y estconstruyendo economa de solidaridad tanto a nivel global como enun sector econmico especial. Tales procesos, por cierto,

    enfrentan mltiples obstculos y dificultades y deben hacer frentea tendencias adversas que parecen ser hoy las predominantes. Perolo que hacen no deja de dar resultados y abrir huellas que otrospodrn despus seguir con mayores facilidades. Conocer susmotivaciones y los caminos que estn siguiendo en sus experienciasnos puede proporcionar abundantes estmulos y razones para noobstaculizarlos en su trabajo, para apoyarlos positivamente y parasumarnos a sus bsquedas.

    Conocer esos motivos y caminos y aproximarnos a sus

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    experiencias nos llevar a comprender cules son las formas ycontenidos de la economa de solidaridad ms consecuentementedesarrollada.

    En efecto, pensamos la economa de solidaridad como un gran

    espacio al que se converge desde diferentes caminos, que seoriginan a partir de diversas situaciones y experiencias; o comouna gran casa a la que se entra con distintas motivaciones pordiferentes puertas. Diversos grupos humanos comparten esasmotivaciones y transitan esos caminos, experimentando diversasmaneras de hacer economa con solidaridad.

    Esas distintas iniciativas se van encontrando en el espacioal que convergen: all se conocen, intercambian sus razones yexperiencias, se aportan y complementan recprocamente, seenriquecen unas con otras. Los que llegan por un motivo aprenden areconocer el valor y la validez de los otros, y as se vaconstruyendo un proceso en el cual la racionalidad especial de laeconoma de solidaridad se va completando, potenciando y

    adquiriendo creciente coherencia e integralidad. Conociendo esosmotivos y caminos, esas bsquedas y experiencias, iremoscomprendiendo cada vez ms amplia y profundamente qu es laeconoma de solidaridad y encontraremos abundantes razones paraparticipar en ella.

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    Captulo 2. EL CAMINO DE LOS POBRES Y DE LA ECONOMIA POPULAR.

    La realidad de la pobreza.

    Un primer camino hacia la economa de solidaridad parte desdela situacin de pobreza y marginalidad en que se encuentrangrandes grupos sociales.

    Como consecuencia de las transformaciones que estexperimentando la economa contempornea y de las tendencias queestn predominando en la reorganizacin de los mercados, numerososgrupos humanos se han empobrecido y quedan al margen de losresultados del crecimiento. El predominio del pensamientoneoliberal y de las tendencias que enfatizan el mercado deintercambios como el modo principal para efectuar las aportacionesy retribuciones econmicas -para asignar los recursos y distribuirel producto-, junto a la disminucin del rol redistributivo del

    Estado, dejan fuera de las posibilidades de participar en laeconoma a todos aquellos que no tienen bienes para intercambiar,o que poseen poco dinero para comprar y una fuerza de trabajo demenor productividad que no encuentra ocupacin en las empresas oinstituciones.

    Reducidas para muchos las posibilidades de participar en laeconoma a travs de los dos grandes sectores -la economa deempresas y el mercado, y la economa pblica y estatal- que en laseconomas modernas permiten aportar a la produccin y obtener deella los bienes y servicios necesarios para satisfacer lasnecesidades bsicas, enfrentan un agudo problema de subsistencia.

    Marginados de la economa oficial, se ven en la necesidad dedesplegar verdaderas estrategias de sobrevivencia, realizandocualquier tipo de actividades econmicas informales y por cuentapropia para obtener los ingresos que les aseguren la satisfaccinde sus necesidades bsicas. Ha surgido as desde la realidad de lapobreza la (mal llamada) economa informal o economa invisible,que preferimos denominar economa popular en razn del hecho demayor trascendencia econmica y cultural que ella implica, cual esla activacin y movilizacin econmica del mundo popular.

    Para comprender el significado de este proceso, sutrascendencia, las racionalidades econmicas que se manifiestan ensu interior y el modo en que contribuye a la formacin ydesarrollo de la economa de solidaridad, es preciso examinar msde cerca sus dimensiones, las caractersticas de la pobreza en que

    se origina, sus causas estructurales y los diferentes componentesque configuran una tipologa que es posible construir a partir desu notable heterogeneidad y diversidad.

    La pobreza se ha expandido en las ltimas dcadasprcticamente en todos los pases latinoamericanos. Se haextendido en cuanto al tamao de la poblacin afectada, que havenido creciendo insistentemente hasta alcanzar en algunos pasesporcentajes cercanos al 60 % de la poblacin, y se ha profundizadoen cuanto a la radicalidad e intensidad que ha llegado a tener,

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    observndose una creciente distancia en los niveles de vida queseparan a los ricos y pobres de la regin. Pero ms significativaque la expansin cuantitativa de la pobreza es tal vez latransformacin cualitativa que en ella se est verificando.

    Transformacin de la pobreza.

    Dicho muy sintticamente, el mundo de los marginadosconsista hace dos o tres dcadas, bsicamente en aquella parte dela poblacin que no haba logrado integrarse a la vida modernadebido a que las infraestructuras urbanas (calles, viviendas, aguapotable, alcantarillados, etc.), productivas (industrias, puestosde trabajo) y de servicios (educacin, salud, etc.) no crecan losuficientemente rpido como para absorber la masa social urbanaque aumentaba aceleradamente por la explosin demogrfica y lasmigraciones del campo a la ciudad. Los extremadamente pobres eranquienes no haban experimentado un desarrollo cultural y laboral

    como el requerido por el proceso social moderno, y constituan uncierto porcentaje de la sociedad que se aglomeraba en la periferiade las grandes ciudades.

    En ltima sntesis, aquella marginacin resultaba de lareorganizacin de la economa y la estructura social que severificaba aquellos aos por la expansin de las formasindustriales y estatales modernas, que fueron desplazando ydesarticulando el tejido social y las actividades de produccin,distribucin y consumo tradicionales, afectando especialmente alos grupos sociales indgenas, campesinos y artesanales. Como elsector moderno creca y manifestaba capacidades para absorberfuerzas de trabajo y satisfacer demandas de consumo, se producaadicionalmente un efecto de atraccin para muchos que abandonaronprematuramente sus formas de vida tradicionales y emigraron hacialas ciudades en busca de otros modos de vida. Pero los que nolograron integrarse, no pudiendo tampoco darle en el contextomarginal urbano un uso a sus capacidades y destrezas laboralescorrespondientes a esos modos de produccin campesinos yartesanales, encontraban slo en la accin social del sectorpblico sus posibilidades de sobrevivencia y de reinsercin. Todasu activacin social tenda a expresarse, entonces, en trminosreivindicativos y de presin.

    Aquella pobreza y marginacin residual (por nombrarla dealgn modo), sigue existiendo en la actualidad. Pero el mundo delos pobres es hoy mucho ms numeroso, porque ha sido engrosado por

    una masa de personas que, habiendo anteriormente alcanzado algngrado de participacin en el mundo laboral y en el consumo y lavida moderna, han experimentado luego procesos de exclusin:cesanta, prdida de beneficios sociales, subempleo, etc. Esto,como consecuencia de nuevas transformaciones econmicas que se hanverificado en las industrias, en el mercado y en el sector pblicoa partir de mediados de la dcada del setenta. Lo que ha sucedidoes, en sntesis, que el proceso industrial y estatal moderno noslo no pudo absorber todas las fuerzas de trabajo y lasnecesidades sociales que crecan junto con la poblacin, sino que

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    incluso comenz a expeler a una parte de quienes haba en algnmomento incorporado.

    Esta masa social de personas que han sido excluidas despusde haber experimentado algn nivel de participacin e integracin,

    ha modificado la conformacin cultural, social y econmica delmundo pobre y marginal. Porque quienes han participado en algunaetapa de sus vidas en la organizacin moderna, aunque haya sidoprecariamente, son personas que han desarrollado ciertascapacidades, comportamientos y hbitos propios de la modernidad.Puede decirse que, as, el mundo marginal se ha visto enriquecidode conocimientos, destrezas laborales, niveles de conciencia,competencias tcnicas, capacidades organizativas y otras aptitudespresentes en una masa social numerosa que la sociedad "oficial" enun momento integr pero luego ha desechado.

    Se han venido a juntar, as, en el mundo de los pobres, losremanentes de la cultura y habilidades tradicionales con lasprecarias pero reales capacidades y destrezas adquiridas

    recientemente.

    La economa popular.

    Estas capacidades y competencias del mundo popular,excendentarias respecto a las demandas del mercado y del mundoformal, no han permanecido inactivas por el hecho de que lasempresas y el Estado no las ocupen. Habiendo sido excluidos tantode las posibilidades de trabajar como de consumir en la economaformal, quedando enfrentados ante un agudo problema de subsis-tencia, el mundo de los pobres se ha activado econmicamente,dando lugar a muy diferentes actividades y organizaciones queconfiguran la que denominamos "economa popular".

    Dicha economa popular combina recursos y capacidadeslaborales, tecnolgicas, organizativas y comerciales de carctertradicional con otras de tipo moderno, dando lugar a unincreblemente heterogneo y variado multiplicarse de actividadesorientadas a asegurar la subsistencia y la vida cotidiana. Ellaopera y se expande buscando intersticios y oportunidades queencuentra en el mercado, busca aprovechar beneficios y recursosproporcionados por los servicios y subsidios pblicos, se insertaen experiencias promovidas por organizaciones no-gubernamentales,e incluso a veces logra reconstruir relaciones econmicas basadasen la reciprocidad y la cooperacin que predominaban en formas mstradicionales de organizacin econmica.

    Es notable la variedad de experiencias que conforman laeconoma popular y no es posible referirse a ella de maneraadecuada en funcin de nuestro propsito de visualizar el caminoque conduce desde ella a la economa de solidaridad, si noefectuamos una tipologa que distinga sus diversasmanifestaciones. En efecto, encontramos en ella al menos lassiguientes formas principales:

    a) El trabajo por cuenta propia de innumerables trabajadoresindependientes que producen bienes, prestan servicios ocomercializan en pequea escala, en las casas, calles, plazas,

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    medios de locomocin colectiva, ferias populares y otros lugaresde aglomeracin humana; una investigacin realizada en Chile sobreestos trabajadores por cuenta propia lleg a identificar ms de300 "oficios" distintos ejercidos informalmente.

    b) Las microempresas familiares, unipersonales o de dos otres socios, que elaboran productos o comercializan en pequeaescala, aprovechando como lugar de trabajo y local de operacionesalguna habitacin de la vivienda que se habita o adyacente a ella;en los barrios populares de las grandes ciudades de Amrica Latinael fenmeno de la microempresa ha llegado a ser tan extendido quees normal que exista una de ellas cada cuatro o cinco viviendas.

    c) Las organizaciones econmicas populares, esto es, pequeosgrupos o asociaciones de personas y familias que juntan ygestionan en comn sus escasos recursos para desarrollar, entrminos de cooperacin y ayuda mutua, actividades generadoras deingresos o provisionadoras de bienes y servicios que satisfacennecesidades bsicas de trabajo, alimentacin, salud, educacin,

    vivienda, etc. Talleres laborales solidarios, comits de vivienda,"comprando juntos", centros de abastecimiento comunitario,"construyendo juntos", huertos familiares, programas comunitariosde desarrollo local, etc., son algunos de los tipos deorganizaciones econmicas populares ms difundidos.

    Causas estructurales de la economa popular.

    Una de las interrogantes que plantea la economa popular consus variadas manifestaciones apunta a identificar si se trata deun fenmeno coyuntural y pasajero o si estamos frente a unarealidad estructural y permanente, destinada a perdurar en eltiempo y que recin estara emergiendo como la parte visible de uniceberg. Para encontrar una respuesta es preciso profundizar enlas causas del fenmeno.

    La primera afirmacin que podemos hacer al respecto es que laexplicacin del fenmeno no se encuentra exclusivamente enprocesos internos de cada pas, ni se agota en el relevamiento delos efectos de las polticas neo-liberales que se han implementadolos ltimos aos en muchos de ellos. Tratndose de un fenmenoque se extiende por toda latinoamrica y en cierto modo por todoel mundo, debemos reconocer que sus races son mucho ms hondas,estructurales e internacionales.

    Nuestros pases estn siendo impactados profundamente portransformaciones y tendencias globales que afectan la economa y

    los mercados mundiales. En los pases de industrializacinavanzada se vienen extendiendo y acentuando tres grandes procesosque nos impactan sin que podamos hacer mucho por impedirlo.

    El primero es la impresionante concentracin de capitalesqueimplica la constitucin y desarrollo de las grandes empresas ytrusts multinacionales. Estos gigantes empresariales -que operanen las finanzas, la produccin y el comercio- han penetradoextensivamente nuestros mercados, de manera que gran parte de losbienes que utilizamos (no slo bienes de capital sino tambin de

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    consumo y de fcil produccin local) provienen de dichas multina-cionales. La economa mundial tiende a girar en torno a esasempresas, que utilizan los mejores recursos y factores disponiblesy que condicionan cada vez ms directamente los mercados y las

    economas locales. A medida que extienden el campo de susactividades, las posibilidades de competir con ellos se reducen,lo que significa la disminucin de las posibilidades de accineconmica para cualquier otro tipo de sujetos nacionales (includoel Estado).

    El segundo fenmeno es la competencia econmica entre lostres grandes centros del mundo desarrollado: Estados Unidos, laComunidad Europea y Japn con sus satlites. Est entablada entretales potencias econmicas una lucha por el control de losmercados, que se desenvuelve sin que nuestros pases puedan serotra cosa que territorios de la confrontacin. Impulsadas por esacompetencia las grandes empresas estn obligadas a racionalizarsus operaciones, elevar su productividad, perseguir crecientes

    utilidades y acelerar los retornos de las ganancias obtenidas ennuestros pases, para poder efectuar nuevas inversiones que lespermitan proseguir en esa competencia exacerbada.

    El tercer fenmeno, vinculado a los anteriores, es elacelerado proceso de innovaciones tecnolgicas:la informtica, larobtica, la bio-ingeniera, la revolucin verde, etc., que en suconjunto constituyen la denominada "revolucin cientfico-tecnolgica" que se extiende por todas las ramas de la producciny los servicios modificando los modos de trabajo y disminuyendo,alterando y cambiando los requerimientos de fuerza laboral.

    La combinacin de esos tres procesos impacta profundamentelas realidades econmico-sociales de los pases subdesarrollados.Dos son los efectos principales que aqu queremos destacar.

    El primero es el despliegue en nuestros pases de un procesodemodernizacin parcial,que alcanza a slo algunas ramas de laactividad econmica y a slo algunos sectores sociales ylaborales. En el afn por participar en la modernizacin para noquedar "fuera de la historia", nuestras sociedades estn haciendoesfuerzos enormes por mantener la vinculacin con los mercadosinternacionales y para asimilar algunos de los progresos habidosen el mundo desarrollado. Entre tales esfuerzos debemos contarlos que se hacen para pagar la deuda externa y sostener nuestra"credibilidad", para ampliar y diversificar las exportaciones,para ingresar capitales externos. Ello se traduce ensignificativas reestructuraciones que reorientan gran parte de la

    economa hacia afuera, lo que da lugar a especiales nfasis en laracionalizacin y la productividad. An as, los esfuerzosinternos no son suficientes para lograrlo y nuestras economas seabren a la inversin extranjera que viene a reforzar esaorientacin hacia afuera. Como resultado de ello en estos pasesse van introduciendo elementos de modernizacinincluso avanzada,pero a la cual accede slo una parte de la sociedad.

    Se trata, pues, de una modernizacinparcial y dependiente,atodas luces desequilibrada si la juzgamos desde el punto de vista

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    de las necesidades humanas y sociales, y que beneficia a slo unsegmento de la poblacin, el de elevados ingresos, con algnbeneficio limitado para sectores medios que tienen acceso alconsumo moderno y para sectores de trabajadores empleados en

    operaciones especializadas en las empresas del sector moderno.El segundo efecto consiguiente a la reestructuracin de losmercados mundiales es la disminucin de los roles redistributivosdel Estado, que se traduce en una creciente incapacidad de stepara responder a las demandas sociales. Desde hace varias dcadasel sector pblico vena creciendo en tamao y en funciones yactividades, y por tanto fue creciente la utilizacin por el mismode recursos materiales, financieros y humanos. En la actualidad,los mismos procesos de modernizacin parcial de la sociedad y laeconoma plantean exigencias de modernizacin del Estado respectoa sus sistemas administrativos, a los servicios de salud yeducacin, a sus aparatos y equipamiento militar y policial, etc.y exigen que las empresas que controla destinen tambin crecientes

    recursos a su modernizacin tecnolgica. Se lleg as a unasituacin de desfinanciamiento del sector pblico, que condujo adesequilibrios macroeconmicos de consideracin. Los fenmenos dehiperinflacin que afectaron a numerosos pases de Amrica Latinafueron en gran medida resultado de esta crisis. Las consiguientespolticas de ajuste, acompaadas de procesos de privatizacin deempresas y servicios tendientes a alivianar la carga del sectorpblico y a allegar recursos que permitieran cubrir los dficitfiscales, estn significando una reversin estructural muy rpidade aquellos procesos de expansin del Estado, que habamosexperimentado por varias dcadas.

    La expansin de la pobreza puede entenderse en gran medidacomo causada por los fenmenos descritos. En efecto, lamodernizacin parcial de la economa implica una reestructuracintecnolgica y econmica de las empresas, que reducen la demanda defuerza de trabajo e incluso expulsan trabajadores. Otras empresasson llevadas a la quiebra en cuanto no logran mantener el ritmo dela modernizacin ni sostener precios competitivos interna-cionalmente, en economas abiertas.

    A esto se agrega que el Estado -debido a su crisisfinanciera- tampoco est en condiciones de absorber fuerza detrabajo y tambin reduce sus plantas funcionarias e incluso seenfrenta a la necesidad de reducir su gasto social.

    De ah el fenmeno que sealamos: la necesidad de los pobresy marginados de encontrar en s mismos las fuerzas necesarias para

    subsistir, iniciando actividades por cuenta propia en cualquierade las formas mencionadas.

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    Economa popular y solidaridad.

    La economa popular en sus varias manifestaciones y formascontiene importantes elementos de solidaridad que es importante

    reconocer y destacar. Hay solidaridad en ella, en primer lugarporque la cultura de los grupos sociales ms pobres esnaturalmente ms solidaria que la de los grupos sociales demayores ingresos. La experiencia de la pobreza, de la necesidadexperimentada como urgencia cotidiana de asegurar la subsistencia,lleva a muchos a vivenciar la importancia de compartir lo poco quese tiene, de formar comunidades y grupos de ayuda mutua y derecproca proteccin. El mundo popular, puesto a hacer economa,la hace "a su modo", con sus valores, con sus modos de pensar, desentir, de relacionarse y de actuar.

    A ello se agrega el hecho de que cada persona o familia, aldisponer de tan escasos recursos para realizar sus actividadeseconmicas, necesita de los cercanos que enfrentan igual necesidad

    para complementar la fuerza de trabajo, los medios materiales yfinancieros, los conocimientos tcnicos, la capacidad de gestin yorganizacin y, en general, la dotacin mnima de factoresindispensable para crear la pequea unidad econmica que lespermita una operacin viable. As, no es difcil encontrarelementos significativos de solidaridad en las ferias populares,entre los artesanos pobres, entre los pequeos negocios y susclientelas locales.

    Buscando estos elementos de solidaridad, nuestra mirada sevuelve ms especfica o particularmente sobre uno de los tipos deexperiencias de la economa popular: aquellas formas asociativasque se presentan como organizaciones sociales o comunitarias y quedenominamos genricamente organizaciones econmicas populares. Lasenfocamos de manera especial precisamente porque, en razn de suparticular dimensin organizacional, podemos hipotetizar opostular respecto de ellas alguna ms definida conformacinsocial, alguna mayor potencialidad de ser sujeto y actor de unproceso de construccin de una economa de solidaridad, y algunacapacidad de ir a la vanguardia y de ser orientadora de un procesoms amplio de organizacin social de la economa popular.

    Lo que sostiene esta hiptesis es la observacin yrelevamiento de diez caractersticas relevantes compartidas por lamayor parte de estas organizaciones, cuales son:

    1.- Se trata de iniciativas que se desarrollan en lossectores populares, entre los ms pobres y marginados.

    2.- Son experiencias asociativas, del tipo "pequeos grupos"o comunidades. No son organizaciones "de masas", sinoasociaciones personalizadas cuyos miembros se reconocen en suindividualidad.

    3.- Son formas de organizacinen el sentido tcnico de lapalabra. Tienen objetivos precisos, organizan racionalmente losrecursos y medios para lograrlos, programan actividades definidasen el tiempo, establecen procedimientos de adopcin de decisiones,etc.

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    4.- Son organizaciones de claro contenido econmico. Hansurgido para enfrentar problemas y necesidades econmicas,realizan actividades de produccin, consumo, distribucin deingresos, ahorro, etc. Para ello racionalizan la utilizacin de

    recursos escasos. Se las puede reconocer como autnticas unidadeseconmicas, aunque extienden sus actividades hacia otrasdimensiones de la vida social.

    5.- Estas organizaciones buscan satisfacer necesidades yenfrentar los problemas sociales de sus integrantes a travs deuna accin directa, o sea, mediante el propio esfuerzo y con lautilizacin de recursos que para tales efectos logran obtener. Notienen, pues, carcter reivindicativo (en el sentido de presionarpara que otros se hagan cargo de sus problemas) sino que buscanresolverlos mediante la ayuda mutua y el autodesarrollo.

    6.- Son iniciativas que implican relaciones y valoressolidarios, en el sentido de que las personas establecen lazos decolaboracin mutua, cooperacin en el trabajo, responsabilizacin

    solidaria. La solidaridad se constituye como elemento esencial dela vida de las organizaciones, en el sentido de que el logro delos objetivos depende en gran medida del grado de cooperacin,confianza y comunidad que alcancen sus integrantes.

    7.- Son organizaciones que quieren ser participativas,democrticas, autogestionarias y autnomas,en el sentido de queel grupo de sus integrantes se considera como el nico llamado atomar decisiones sobre lo que se hace, derecho que deriva delesfuerzo y del trabajo que cada uno y el grupo en su conjuntorealizan.

    8.- Estas organizaciones no se limitan a un slo tipo deactividades, sino que tienden a ser integrales,en el sentido de

    que combinan sus actividades econmicas con otras sociales,educativas, de desarrollo personal y grupal, de solidaridad, y amenudo tambin de accin poltica y de pastoral religiosa.

    9.- Son iniciativas en las que se pretende ser distintos yalternativos respecto de las formas organizativas predominantes(definidas como "capitalistas, individualistas, consumistas, auto-ritarias, etc.), y aportar a un cambio social en la perspectiva deuna sociedad mejor o ms justa. El nexo entre la voluntadtransformadora y el ser alternativo es digno de destacarse, encuanto distingue estas experiencias la intencin de adoptar desdeya y en lo pequeo los valores y relaciones que se aspira difundiro implantar a nivel de la sociedad global.

    10.- Son organizaciones que buscan superar la marginacin y

    el aislamiento, conectndose entre ellas de manera horizontal,formando coordinaciones y redes que les permitan proponerseobjetivos de mayor envergadura. Del mismo modo, buscanactivamente la colaboracin de las instituciones no-gubernamentales que ofrecen servicios de capacitacin, asistenciatcnica y apoyos varios, o de instituciones pblicas y comunalescuando stas se abren hacia experiencias comunitarias.

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    Identidad y proyecto de la economa popular.

    La presencia de este conjunto de caractersticas distintivaslleva a definir en las organizaciones econmicas populares una

    identidad propia, distinta a la de otros tipos de organizacinpopular o a la de otros movimientos sociales. Ms precisamente,estas organizaciones econmicas parecen ser portadoras de unaracionalidad econmicaespecial, de una lgica interna sustentadaen un tipo de comportamientos y de prcticas sociales en que lasolidaridad ocupa un lugar y una funcin central.

    Las organizaciones econmicas populares son slo una parte deese mundo popular y de esa realidad de la pobreza desde la que seabre un camino hacia la economa de solidaridad. Pero es posibleobservar que desde estas experiencias asociativas y grupales seabre un proceso ms amplio que poco a poco puede ir englobando ams sectores de la economa popular en una perspectiva de economade solidaridad. En efecto, el testimonio de estas organizaciones

    demuestra y ensea que existen abundantes beneficios que puedenobtenerse mediante la asociacin y cooperacin entre personas yactividades econmicas individuales y pequeas. Operando juntos esposible desplegar actividades de mayor envergadura: se puede, porejemplo, acceder a mejores precios en el abastecimiento deinsumos, o llegar a complementar actividades productivasreduciendo costos, o sustituir intermediarios mediante lacomercializacin conjunta, o acceder a crditos mediante avalescruzados, o aprender nuevas tcnicas productivas y de gestin atravs del intercambio de experiencias, etc.

    Algunas experiencias asociativas ms avanzadas muestran quees posible que las organizaciones de la economa popular lleguen aoperar en adecuados niveles de eficiencia sin perder suscaractersticas distintivas. En su crecimiento, es probable quemuchas de estas unidades econmicas cambien de formas, de modos deorganizacin, de estructura funcional, etc., pero sin afectar porello el carcter solidario y alternativo que las distingue. Laperspectiva es que lleguen a configurar entre todas ellas -junto aotras formas de empresas alternativas, familiares, autogestiona-rias y cooperativas- un sectorde economa solidaria. Un sectorquiz pequeo pero dinmico y expansivo, que se inserte activamen-te en la economa nacional, aportando en ella no slo el resultadoconcreto de su trabajo, sino adems el estmulo renovador de susvalores propios, la fuerza innovadora de la creatividad popular,energas gestionarias y empresariales de nuevo tipo.

    La economa popular, en su actual heterogeneidad ydispersin, carece an de una definida identidad social y de unproyecto comn. Hacer de la economa popular una economa desolidaridadpuede llegar a configurar ese proyecto que hace faltapara que este sector de actividad se potencia y desarrollecoherentemente, haciendo un aporte sustancial a la superacin dela pobreza.

    Tal proyecto es posible porque, como hemos visto, existen enla economa popular grmenes o embriones de lo que puede ser una

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    economa solidaria fundada en el trabajo. Se despliega en ella unaracionalidad econmica peculiar, derivada del hecho de que en ellalos principales factores econmicos son el trabajo y lacooperacin. Estos inicios de economa de trabajo y solidaridad

    pueden ser potenciados y desarrollados, como lo demuestra laexperiencia de las organizaciones econmicas populares. En estesentido, hay un gran esfuerzo cultural y formativo que realizar.Descubrir el valor del trabajo bien realizado, del "buen trabajo",del "trabajo realizado en amistad". Descubrir y potenciar elsentido de solidaridad, de cooperacin, el valor de laorganizacin solidaria, la especial eficiencia del amor y lasolidaridad.

    Este es el primer camino hacia la economa de solidaridad,emprendido por muchos desde la realidad de la pobreza y a partirde las experiencias de la economa popular. Del encuentro de estasiniciativas con las que surgen desde otras realidades conmotivaciones diferentes adquiere mayor visibilidad la idea de un

    sector de economa de solidaridad.

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    Captulo 3. EL CAMINO DE LA SOLIDARIDAD CON LOS POBRES Y LOSSERVICIOS DE PROMOCION SOCIAL.

    Las donaciones econmicas.

    La realidad de la pobreza abre camino a la economa desolidaridad no slo por el esfuerzo de los mismos pobres parahacer frente a sus necesidades y problemas. El conocimiento ycontacto directo con el mundo de los pobres, por parte de personase instituciones que se sienten privilegiadas por las oportunidadesque han tenido de acceder a mejores condiciones de vida, mueve amuchos a incorporar solidaridad en su actuar econmico. En ciertosentido podemos decir que este camino parte de alguna situacin deriqueza -personas que tienen abundancia de recursos, un nivelprofesional elevado, etc.- que lleva a los ms generosos a asumirun compromiso solidario. Veamos qu significa esto en trminos

    econmicos.La teora econmica convencional hace el supuesto de que los

    sujetos econmicos son movidos por el inters y la bsqueda de supropia utilidad; pero ello no siempre es as. El homo oeconomicusde que nos habla esta disciplina, ese sujeto vido e interesado,maximizador de su propia utilidad, es una representacin abstractaque no corresponde a la realidad de los hombres tales como son. Enefecto, el hombre es un ser sensible y social que participa endiferentes tipos de comunidades o asociaciones y que es capaz desentirse identificado en alguna medida con otros hombres e inclusode percibir las necesidades ajenas como propias. Es as que,puesto en contacto con la pobreza a menudo extrema de otroshombres, es capaz de asumir las necesidades ajenas y de tenerlasen cuenta en su propia estructura de demanda y de gasto. Ello semanifiesta concretamente en la realizacin de donaciones.

    La donacin es una relacin econmica de algn modo anlogaal intercambio, en cuanto por su intermedio se verifica un flujode recursos, bienes o servicios entre dos sujetos. As lasdonaciones, como los intercambios y otros tipos de relacioneseconmicas que implican transferencias y distribucin de riqueza,son parte del proceso de circulacin econmica.

    A diferencia del intercambio, en que los activos econmicosfluyen entre dos sujetos de manera bi-direccional y en funcin dela utilidad de ambos, en la donacin el flujo es uni-direccional yse realiza en funcin del beneficio del receptor. A diferencia del

    intercambio, en que los sujetos participantes son movidos por elpropio inters, en la donacin la motivacin del donante es enmuchos casos altruista, manifestndose en un acto de gratuidad ygenerosidad. De este modo, al ser parte integrante del proceso decirculacin, las donaciones implican presencia de la solidaridadal interior del circuito econmico global.

    Las donaciones se efectan en cualquier tipo de activoseconmicos. Muchas donaciones se hacen en dinero, y en tal sentidoson un componente del proceso de circulacin monetaria. Pero son

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    an ms numerosas las donaciones que se efectan en bienes yservicios, incluyndose entre ellas todos los regalos que hacemosy recibimos y todos los servicios educativos y de salud queefectuamos o que nos hacen gratuitamente. Todo ello forma parte

    del proceso de distribucin del producto econmico. Igualmente, atravs de donaciones se ofrecen y asignan numerosos recursos yfactores econmicos: trabajo voluntario o no remunerado,transmisin de conocimientos tecnolgicos e informacioneseconmicamente tiles, aportes organizativos y de gestin que seefectan en la ms variada gama de organizaciones e instituciones,etc. Forman parte del proceso de asignacin social de losrecursos.

    Importancia econmica de las donaciones.

    Aunque la ciencia econmica prcticamente las desconoce oconsidera irrelevantes a nivel macroeconmico y hace el supuesto

    de que los bienes circulan a travs de puras relaciones deintercambio, la verdad es que las donaciones constituyen uncomponente decisivo de la economa. De hecho, el volumen total dedonaciones es enorme si se considera el conjunto de donacionesprivadas que efectan las personas. Gran parte del gasto queefectan los consumidores con sus ingresos corrientes estdestinado a hacer donaciones, siendo stas determinantes de ladistribucin social de la riqueza.

    En efecto, durante la mayor parte de nuestras vidas laspersonas vivimos de las donaciones que se nos hacen. Cuando niosy hasta la edad en que comenzamos a efectuar aportaciones medianteel trabajo, obtenemos casi todos los bienes y servicios con quesatisfacemos nuestras necesidades de las donaciones que nos hacenlas personas que obtienen ingresos directos por su actividadlaboral, empresarial o comercial. En la tercera fase de nuestrasvidas, desde la edad en que dejamos de formar parte de lapoblacin econmicamente activa (para los trabajadores en elmomento de jubilar), volvemos a convertirnos en receptores netosde donaciones. Aproximadamente los dos tercios de nuestra vidasomos "econmicamente inactivos" o pasivos, lo cual implica queaccedemos a la satisfaccin de nuestras necesidades en cuantoreceptores netos de donaciones. Y en el tercio restante, seguimossiendo objeto de ciertas donaciones y pasamos a ser donantes netosen beneficio de los inactivos que dependen de nosotros.

    La idea que tanto ha difundido el neo-liberalismo en el

    sentido de que cada uno posee tanta riqueza como la que ha sidocapaz de generar con su trabajo, sus negocios y su iniciativaindividual es completamente errnea. La verdad es muy distinta:nuestro nivel de vida, la clase social a que pertenecemos, lasoportunidades que de hecho se nos ofrecen en la vida, dependenfundamentalmente de la cantidad y tipo de donaciones que hayamosrecibido en nuestra infancia y juventud. Es preciso reconocer queel componente probablemente ms decisivo de la distribucin socialde la riqueza lo constituyan los flujos de donaciones.

    Resulta paradjico observar que los pobres son aquellos que

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    menos donaciones reciben en sus vidas. El "stock de riqueza" quereciben al nacer y que obtienen en su infancia se les agotatempranamente, debiendo incorporarse al mundo laboral y a lageneracin de ingresos por medio de intercambios, mucho antes que

    aquellos que reciben donaciones durante un perodo ms prolongadode sus vidas y que en base a ellas acceden a una educacin mscompleta. Su retiro a la inactividad les es posible cuando elciclo de sus vidas est ms avanzado, y en ese corto perodoreciben donaciones menores que las que obtienen quienes participanen sectores sociales ms ricos.

    En cualquier caso hay que reconocer que las donacioneseconmicas son muy abundantes y que la gratuidad constituye uncomponente ampliamente difundido en la economa. As, podemosdecir que en los procesos de distribucin de la riqueza y deasignacin de los recursos, la solidaridad se encuentra muypresente. Sin embargo, deber advertirse que efectuamos lasdonaciones normalmente en el marco de grupos humanos reducidos,

    siendo la mayor parte de ellas al interior de nuestras relacionesfamiliares. Son habitualmente mucho mayores las donaciones que seefectan entre iguales, e incluso las que hacen personas demenores ingresos a quienes tienen un nivel de vida superior, quelas que se hacen destinadas a personas de ms bajo nivel socialmotivadas en razones sociales. La razn de ello es que los flujosde donaciones se efectan normalmente al interior de grupos ycomunidades que constituyen sujetos colectivos de los que somos ynos sentimos parte integrante.

    En efecto, para hacer donaciones es preciso saberse ysentirse en comunidad con quienes beneficiamos al hacerlas. Parahacer donaciones a personas desconocidas, o a personas pobrescuyas necesidades y carencias conocemos ocasionalmente, es precisoque hayamos desarrollado en nuestra conciencia un sentido deidentificacin con ellos en cuanto las reconocemos personashumanas como nosotros; dicho en otras palabras, somos"humanitarios" en la medida que nos sabemos parte de la humanidady en que llegamos a identificar en otro ser humano a una personaigual a nosotros, a un hermano.

    Esto explica que todos los sujetos econmicos hacendonaciones en diferentes proporciones: unos ms y otros menos.Cunto de nuestros ingresos, de nuestras capacidades, riqueza yrecursos personales, estemos dispuestos a donar, identificanuestro grado de solidaridad. Cada persona manifiesta unadiferente "propensin a donar". Cunta de la riqueza y de los

    recursos socialmente disponibles en una sociedad sea destinada adonaciones, define el nivel de solidaridad presente en unaeconoma determinada. Cada sociedad manifiesta un grado distintode integracin solidaria.

    Ahora bien, como las donaciones se hacen en la medida de lapertenencia o identificacin con grupos o comunidades, el volumentotal de donaciones ser mayor o menor en relacin al grado dedesarrollo de los vnculos comunitarios que existan en unasociedad, y al nivel de integracin humana y social que severifique en ella. A la vez, las donaciones refuerzan los vnculos

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    de pertenencia y los lazos comunitarios. Cuando se efecta unadonacin se produce normalmente un acercamiento y una integracinentre el donante y el receptor, se establece un vnculo relacionalde participacin intersubjetiva, de manera que mientras mayores

    sean las donaciones probablemente mayores sern los grupos depertenencia y los sujetos comunitarios que se constituyan en lasociedad.

    Tipos y cualidad de las donaciones.

    De todos las donaciones econmicas interesa aqu hacerreferencia especial a aquellas que se hacen con motivacionesaltruistas destinadas a los pobres y a las personas que sufren yexperimentan mayores carencias. Esta es la solidaridadcualitativamente ms importante, en cuanto ella manifiesta una msalta presencia de amor y un mayor componente de gratuidad. Enefecto, la solidaridad ms perfecta es aquella que se efecta

    gratuitamente y se expresa en donaciones por las cuales no seespera una recompensa econmica. Obviamente, as son muchas de lasdonaciones que se efectan a los pobres, que en su pobreza poco onada tienen con qu recompensar al donante. Vale aqu la enseanzade Jess: "Si amis a los que os aman qu mrito tenis? Sihacis bien a los que os lo hacen a vosotros qu mrito tenis?Si prestis a aquellos de quienes esperis recibir qu mritotenis?".

    Donaciones existen de muchos tipos, y no todas ellas puedenconsiderarse verdaderamente solidarias. Estn las que se hacen conel propsito de obtener ganancias econmicas futuras, en cuanto ladonacin interviene en un circuito econmico y produce efectoslaterales que implicarn beneficios para el donante. Estn las quese hacen con el fin de promover alguna causa ideolgica y deobtener en tal modo cuotas superiores de poder; y tambin las queestablecen o refuerzan la subordinacin de los beneficiarios hacialos donantes, de tal manera que stos intentan por su intermedioejercer un control social sobre aquellos. Tales donacionesdifcilmente aportan al desarrollo de la economa solidaria porquede hecho no incorporan verdadera solidaridad en la economa.

    Por otro lado, dependiendo del modo en que se efectan lasdonaciones y del contenido de stas, producen distintos efectos enlos receptores. Hay donaciones que, siendo altruistas ysolidarias, se limitan a proveer al beneficiario de aquello conque puedan satisfacer sus necesidades; pero stas, al ser

    recurrentes, vuelven a presentarse pronto y el receptor, nohabiendo hecho esfuerzo por desarrollar sus propias capacidades,se torna dependiente de nuevas donaciones. Esto es lo que se llamahabitualmente asistencialismo. Hay otras donaciones que, encambio, promueven al beneficiario y favorecen la expansin de suspropias capacidades para satisfacer en el futuro de maneracrecientemente autnoma sus necesidades. Son las donaciones depromocin social y de desarrollo. Para que la donacin tenga stosefectos, es preciso que proporcione al receptor algo que necesita

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    para complementarsu propia dotacin de recursos, aportados por len base a su esfuerzo y trabajo; puede decirse que estasdonaciones se dan condicionadas, pero el condicionamiento no va enbeneficio del donante sino del receptor mismo que, con ello, en

    ltimo trmino ampla sus espacios de libertad y autonoma.De esto extraemos una afirmacin muy importante para eldesarrollo de la economa de solidaridad: las donaciones no sonfciles de hacer, siendo preciso aprender los modos en que ellassean verdaderamente solidarias. Esta afirmacin nos lleva haciaotro mbito de la economa de solidaridad.

    La economa de donaciones institucionales.

    Nos hemos referido hasta aqu a las donaciones comorelaciones econmicas simples en que intervienen solamente dossujetos: el donante y el receptor. Pero las donaciones hanoriginado procesos econmicos organizados, dando lugar a la

    formacin de instituciones o empresas que las canalizan,distribuyen, intermedian y ejecutan, y a la conformacin decomplejos circuitos y sistemas que pueden ser considerados como unverdadero "mercado de donaciones". Estas instituciones y circuitosconforman la que denominamos economa de donacionesinstitucionales, que puede considerarse parte integrante de laeconoma de solidaridad y que tiene gran relevancia para eldesarrollo de sta. Es preciso, pues, considerarla aqu msdetenidamente.

    La economa de donaciones institucionales est constituidapor el conjunto de actividades de significado y contenidoeconmico realizadas por asociaciones e instituciones quecanalizan y distribuyen recursos, bienes y servicios en carcterde donaciones; instituciones que no cobran a sus beneficiarios porlos servicios que les prestan, o los subsidian parcialmente, y queen todo caso operan sin fines de lucro.

    Instituciones donantes que pueden ser reconocidas comoexpresiones de esta forma econmica han existido desde laantigedad. Las ha habido de muy distintos tipos ycaractersticas, siendo su forma ms difundida y tradicional lasinstituciones o fundaciones de ayuda social a categoras depersonas desvalidas -enfermos, nios, ancianos, indigentes-, ycuyas actividades pueden ser comprendidas como de beneficencia. Noobstante las muchas crticas de que pueden ser objeto, a menudoestas instituciones cumplen tareas de hondo contenido humano y de

    indudable beneficio social, alcanzando en ocasiones grados desolidaridad que mereceran el calificativo de heroica.Estas formas tradicionales de la economa de donaciones han

    visto crecer una expresin moderna constituida por fundaciones deco-financiamiento, agencias de servicios, organizaciones no-gubernamentales, asociaciones privadas sin fines de lucro, gruposde animacin, centros de educacin popular, centros de promocin ydesarrollo, institutos de investigacin-accin en asuntossociales, etc. de diversa denominacin, origen y caractersticas.

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    En trminos generales, esta forma moderna de donacionesinstitucionales puede ser identificada por sus objetivos depromocin y desarrollo, en las distintas acepciones de lostrminos.

    En sus orgenes se encuentran, habitualmente, motivacionesaltruistas de ndole religiosa, tico-social, poltica ytecnolgica. Las actividades y funciones que cumplen son variadas,siendo las ms importantes la capacitacin social y tcnica, elfinanciamiento de organizaciones de base popular, la ayudamaterial para enfrentar problemas econmico-sociales urgentes, lapromocin social y cultural, la asistencia tcnica y la asesora apequeos grupos, el desarrollo de comunidades, el apoyo aorganizaciones sindicales, cooperativas, etc.

    La intermediacin solidaria de donaciones.

    Para comprender las caractersticas y el modo de operacin de

    estas instituciones es preciso distinguir diversos nivelesencadenados de instituciones que hacen fluir los recursos yservicios econmicos desde los donantes hasta los beneficiarios.En dicho encadenamiento encontramos fundaciones y agencias definanciamiento (que recolectan fondos para donaciones,especialmente en los pases desarrollados), instituciones deservicios profesionales (que obtienen financiamiento de lasprimeras para prestar servicios en los pases subdesarrollados), ygrupos de promocin y animacin, que trabajan directamente en labase social.

    Los vnculos y flujos econmicos entre estos distintosniveles de la cadena se establecen como relaciones de carctercuasi-contractual. El anlisis de estas relaciones y flujoseconmicos muestra que las agencias, institutos y grupos depromocin son, en realidad, instituciones intermediarias quecanalizanrecursos desde los donantes efectivos(que son los queaportan a la formacin de los fondos que las agenciasadministran), hasta los reales beneficiarios (que son laspersonas, grupos, organizaciones de base, aldeas, etc. que recibeno se benefician con la actividad de las instituciones deservicio).

    Las actividades que realizan son distintas segn los nivelesde la cadena: las fundaciones administran y asignan fondos, lasinstituciones y grupos locales transforman esos fondos enservicios (capacitacin, asesora, investigacin, etc.) que ponen

    a disposicin de los beneficiarios. As, las diversasinstituciones intermedian y ponen en contacto la voluntad de losdonantes (que se traduce en una oferta de donaciones) con lavoluntad de los beneficiarios (que se manifiesta como una demandade servicios).

    Un rasgo importante que distingue a las instituciones deintermediacin es su carcterprofesional, en el sentido que paraellas el hacer donaciones constituye una funcin tcnicaespecfica, para cuya realizacin disponen de un cuerpo de

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    funcionarios o de un personal especializado. Otro rasgo distintivode estas instituciones consiste en que tienen la obligacin dehacer donaciones con los activos disponibles al efecto, nopudiendo utilizar los fondos recibidos para otros propsitos. Los

    que aportan los recursos financieros los colocan en una agenciapara que los distribuyan y asignen de acuerdo a los objetivos delos donantes; en las agencias, el personal profesional prestadicho servicio siendo remunerado por su trabajo. Algo similarsucede en las instituciones de servicio y grupos de promocin: supersonal es pagado por las agencias para que realice estasactividades; en otras palabras, los donantes contratan serviciosde intermediacinen favor de terceros que desean beneficiar.

    Como todo cuerpo de profesionales y funcionarios, el personalde estas instituciones puede presentar grados diferentes deburocratizacin, ser ms o menos transparente en sufuncionamiento, tener diversos niveles de eficiencia en el uso delos recursos y en la ejecucin de las actividades. Al respecto, un

    serio problema consiste en que los sistemas de evaluacin ycontrol suelen ser poco exigentes debido a que quienes contratanlos servicios (los donantes) no son los que se benefician operjudican con ellos; y los beneficiarios, al no ser los que loscontratan, carecen de fuerza y condiciones para exigir la cantidady calidad de los servicios contratados en su beneficio.

    Consecuencia de esta situacin es que la validez de la accinde las instituciones depende directamente de la tica de susintegrantes, de su grado de compromiso y adhesin personal a losprocesos que sirven o apoyan, y de las rigurosas auto-evaluacionesque hagan peridicamente. Decisivo para cada uno de estos aspectosser la adopcin de mecanismos ampliamente democrticos,participativos y autogestionarios al interior de estas unidades ygrupos.

    El carcter solidario de las instituciones que intermediandonaciones depender, fundamentalmente, de las estructuras yprcticas internas, de su modo de relacionarse con losbeneficiarios (que puede ser ms o menos paternalista, indiferenteo solidario), y de los valores y contenidos ticos e ideales deltrabajo que realizan. Es esto lo que otorga a los serviciosprofesionales contratados y remunerados un valor de solidaridadreal.

    En tal sentido, cabe destacar la importancia de que en estasinstituciones se desarrolle un tipo de profesionalismo distintodel que se forma en las empresas privadas y en los organismos

    pblicos. Hay un tipo de vnculos subjetivos, una compenetracinen la problemtica de los sectores populares y de sus necesidades,un uso cuidadoso y austero de los recursos de modo que se maximiceel servicio a los beneficiarios y no la utilidad de lasinstituciones mismas o de su personal, que se traducen encomportamientos solidarios, en apropiados criterios de seleccinde las tcnicas y mtodos de trabajo, en tomar cuidadosamente encuenta la voluntad de los beneficiarios, y en la bsqueda departicipacin de ellos en los mismos planes de trabajo

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    institucional. En todo esto y no en el volumen de recursosacopiados o en el tamao de las actividades realizadas, reside sucapacidad de incorporar solidaridad a la economa y de hacereconoma con solidaridad, esto es, la adscripcin de las

    instituciones de intermediacin a la economa solidaria.Junto con determinar el carcter solidario de su organizaciny operaciones, la presencia de estos elementos de compromiso esdeterminante tambin de su eficiencia. Al analizarlo veremos cmola solidaridad no se contradice con la eficiencia, como algunospuedan pensar, sino que en gran medida coincide con ella,especialmente en unidades econmicas que operan con laracionalidad propia de este tipo de organizaciones.

    Racionalidad econmica de las instituciones sin fines delucro.

    Cada institucin que intermedia donaciones puede considerarsecomo una unidad econmica que forma parte del que denominamos"mercado de donaciones". Podemos incluso decir, en este sentido,que las instituciones donantes (empresas sin fines de lucro) sonempresas tpicas del mercado de donaciones, as como las empresasque buscan maximizar las propias utilidades lo son del mercado deintercambios. Dos tipos de empresas que se distinguen por operaren dos "mercados" diferentes, y que manifiestan en sus modos deser y de actuar racionalidades o lgicas operacionalesespecficas.

    Es importante tomar conciencia de la racionalidad particularde las empresas sin fines de lucro, hacerla explcita, pues ellopermite una toma de decisiones ms eficiente y transparente ysuperar eventuales problemas de funcionamiento. En particular, esesa racionalidad la que les permite efectuar su actividad deintermediacin en consonancia con los objetivos que tienen losdonantes al hacer donaciones y los beneficiarios al solicitarlas.

    Son varias las cuestiones de lgica operacional que requierenclarificacin terica, bsicamente: a) Cul es el objetivoeconmico racional de estas unidades econmicas; b) Con quindicadores puede evaluarse su eficiencia operacional; c) Cmodeterminar su "tamao ptimo.

    Una primera consideracin del objetivo operacional de lasinstituciones que intermedian donaciones nos lleva a identificarla maximizacin y optimizacin de la oferta efectiva de

    donaciones, esto es, que la cantidad y calidad de los bienes yservicios que transfieren a los beneficiarios sea la mayor y mejorposible. Una segunda consideracin nos permite comprender que elloes slo una parte del objetivo econmico racional, pues nonecesariamente el hecho de que se efecten ms donaciones y demejor calidad implica que el beneficio posible de generar con losrecursos disponibles para donaciones sea el ms elevado. Enefecto, podra haber muchas y buenas donaciones mal distribuidas,implicando ello deficiencias de la intermediacin. De ah que

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    aparezca como objetivo racional complementario maximizar yoptimizar la satisfaccin de la demanda potencial de donaciones.

    Si bien entendemos, no se trata de dos objetivos distintossino de dos componentes de un objetivo nico, cual es la

    maximizacin y optimizacin de las donaciones en trminos delbeneficio que ellas tengan para los receptores. En efecto, endicho objetivo coinciden los sujetos que hacen donaciones conquienes las reciben.

    Lograrlo implica varias cosas: a) Que la mayor parte de lademanda potencial de donaciones se convierta en demanda efectiva,motivando y suscitando las correspondientes decisiones desolicitarlas por parte de quienes las necesitan realmente. b) Quela demanda efectiva de donaciones se exprese de manera adecuada,esto es, mediante solicitudes y proyectos que demandenespecficamente aquellos recursos, bienes y servicios con quemejor puedan satisfacerse las necesidades que fundan la demanda.c) Que la mayor parte de la oferta potencial de donaciones se

    convierta en oferta efectiva, motivando y suscitando lascorrespondientes decisiones de ofrecerlas por parte de quienesestn en condiciones de hacerlo. d) Que la oferta efectiva dedonaciones sea adecuada y correspondiente a las demandas, esto es,que sean ofrecidos aquellos tipos de recursos, bienes y serviciosque puedan mejor satisfacer las necesidades de los demandantes. e)Que la distribucin de las donaciones de bienes y servicios,siempre escasas, de efecte de manera que la mayor proporcinposible de la demanda efectiva sea satisfecha, tomando en cuentala intensidad y la urgencia de las necesidades de los demandantes;distribucin que se refiere tanto a la seleccin de los sujetosbeneficiarios como al tipo y calidad de los bienes y servicios queel intermediario ofrece, transformando los recursos recibidos enlos servicios ofrecidos.

    Si tal es el objetivo racional de las instituciones queintermedian donaciones, su eficiencia operacionalser el grado enque lo cumplan en base a los recursos de que dispongan. Cmoevaluar y medir tal eficiencia? Naturalmente, es posible ynecesaria una evaluacin cualitativa que de hecho efectan enalguna medida, externamente, tanto los donantes como losbeneficiarios, e internamente los propios integrantes de losorganismos de intermediacin. Pero adems, al menos un aspecto deesta evaluacin puede hacerse cuantitativamente en forma rigurosa.

    Un concepto clave para ello es el de costos deintermediacin, entendidos como la diferencia entre los activos

    que la institucin recibe de los donantes (que constituyen eltotal de sus recursos disponibles para donaciones), y los activosque efectivamente transfiere a los beneficiarios. Tal diferenciase produce por varios motivos. En primer lugar, porque elfuncionamiento y la actividad de la propia institucin tienen uncosto (equipamiento, remuneraciones, gastos operacionales y deadministracin de los recursos, etc.) que ha de solventarse conlos activos en ingreso. En segundo lugar, porque los bienes yservicios que la institucin transfiere a los beneficiarios suelen

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    ser de distinto tipo que sus ingresos; en efecto, normalmente lainstitucin recibe un financiamiento en dinero pero entregaasistencia tcnica, capacitacin, bienes de consumo, crditos,etc. En tal sentido, un trabajo profesional de alto nivel puede

    significar un incremento de valor que se verifica durante latransformacin de los activos recibidos en los activostransferidos; por cierto, un trabajo de mala calidad implicar unaprdida de valor en la transformacin.

    Tenemos, as, que los activos transferidos (donacionesefectivas=D ef) sern equivalentes al total de los activosrecibidos por la institucin (donacin total=D tot), menos loscostos institucionales (C ins), mas (o menos) el valor agregado enel proceso de trabajo efectuado por la institucin al transformarlos recursos que recibe en los que entrega (valor detransformacin=V tr). As:

    D ef = D tot - (C ins +/- V tr)

    Con sta frmula puede medirse la eficiencia de la operaciny efectuarse comparaciones entre instituciones similares.

    El concepto de "costos de intermediacin" (C ins +/- V tr)permite asimismo encarar la cuestin del tamao ptimo de lasinstituciones. El problema tiene varias dimensiones, en cuanto eltamao se manifiesta en diferentes variables: el volumen de losactivos econmicos con que opera, la cantidad de beneficiarios alos que presta servicios, el tamao de la institucin misma encuanto a su personal profesional, instalaciones y equipamiento,etc.

    El ptimorespecto a cada una de ellas ser aqul tamao en

    el cual los costos de intermediacin permitan la mximasatisfaccin de la demanda potencial de donaciones por unidad deactivos recibidos. En distintos tamaos, los costos deintermediacin sern diferentes, pues se manifiestan distintaseconomas y deseconomas de escalaque es preciso detectar en cadacaso particular.

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    Diez criterios de la cooperacin solidaria.

    Pues bien, esta racionalidad econmica de las institucionesque intermedian donaciones se manifiesta en un conjunto de

    criterios que se han venido aplicando por parte de aquellasagencias de cooperacin y organizaciones no-gubernamentales que deun modo u otro adscriben su accin en una perspectiva de economade solidaridad.

    Un primer criterio corresponde a una opcin por los pobres,caracterizados con diferentes denominaciones y conceptos: losmarginados, los sectores populares, los trabajadores de menoresingresos, las clases dominadas, las categoras sociales excluidas,etc. Dentro de esta opcin general las instituciones se interrogansobre la conveniencia de favorecer a los sectores ms atrasados, obien a los grupos que teniendo ciertas capacidades ypotencialidades, estn en condiciones de iniciar algn proceso dedesarrollo autosostenido.

    Un segundo criterio consiste en apoyar preferentemente agrupos de base, especialmente aquellos que tienen un grado deorganizacin previa (aunque sea primaria, no constituidalegalmente), o que estn en curso de generar organizaciones. Alinterior de esta opcin general, la interrogante se refiere a laconveniencia de apoyar organizaciones de tipo tradicional o biengrupos nuevos que responden a experiencias emergentes y a laexperimentacin social que genera la creatividad popular.

    Un tercer criterio corresponde a la opcin en favor de gruposy actividades que se insertan en algn modelo de desarrolloalternativo, esto es, no basado en las relaciones socialespredominantes consideradas injustas y discriminatorias sino envalores y relaciones de cooperacin y solidaridad. En general, lasinstituciones de cooperacin al desarrollo que operan en estaperspectiva lo conciben como desarrollo integral, alternativo,comunitario, local, fundado en los intereses populares yprotagonizado por las organizaciones de base.

    Un cuarto criterio tiende a privilegiar aquellasorganizaciones y proyectos que den lugar abeneficios inmediatosde carcter econmico, social o cultural, y que al mismo tiempoaporten a mediano plazo algn tipo de soluciones permanentes a losproblemas. En este plano, las preferencias oscilan entre apoyargrupos y actividades de accin inmediata para solucionar problemasurgentes, o bien centros de capacitacin y promocin queincrementen las capacidades de las personas y organizaciones.

    Un quinto criterio orienta las donaciones y apoyosinstitucionales haciaprogramas de accin considerados integrales,en el sentido de que combinen funciones de investigacin,capacitacin, financiamiento, asesora y asistencia tcnica, etc.,o que integren actividades econmicas, culturales, organizativas ysociales.

    Un sexto criterio privilegia aquellas organizaciones que ensus estructuras internas son democrticas y participativas, nomanifiestan inflexibilidades burocrticas, y demuestran idoneidad

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    y eficiencia en sus actividades. Se aprecia que se hayan formadopor iniciativa y conviccin de sus propios miembros y se valora laindependencia que tengan respecto a los gobiernos e institucionespolticas.

    Un sptimo criterio consiste en propender consciente ysistemticamente a la autonoma, independencia y autosuficienciade los grupos beneficiados respecto de los serviciosinstitucionales y las donaciones. Se trata de evitar ladependencia que genera en ciertos grupos la recepcin dedonaciones.

    Un octavo criterio consiste en no apoyar actividadesdesconectadas y eventuales sinoproyectos y programas de trabajo,en que se articulen en el tiempo conjuntos de actividadescomplementarias tendientes al logro de objetivos generales yparticulares predefinidos. En algunos casos se propende a un nivelde articulacin y continuidad an superior, en el sentido deapoyar procesos, esto es, dinmicas sociales y organizativas

    sostenidas en el tiempo y que involucran mltiples sujetosorganizados. Los proyectos tienden a concebirse insertos en talesprocesos, encadenndose unos a otros como elementos de unaestrategia de accin coherente o en algn proyecto de desarrolloms amplio.

    Un noveno criterio corresponde a la preferencia por proyectosy actividades a escala humana, esto es,proporcionados al grado deconstitucin del sujetoque lo ha de realizar y gestionar, de modoque la organizacin pueda mantener bajo control el desarrollo delproceso y crecer con ste. Junto a ello est la tendencia adescentralizar los recursos materiales y humanos, racionalizandola especializacin y localizacin de las organizaciones apoyadas.

    Un dcimo criterio consiste enfundar las opciones dedonacin en evaluaciones lo ms rigurosas posibles, de las

    organizaciones, sus potencialidades, el contexto en que actan,sus capacidades de gestin, etc. A menudo una primera etapa de losapoyos consiste simplemente en el estudio de las realidadeslocales y organizacionales, con el objeto de hacer losdiagnsticos y proyecciones que permitan definir los programas deaccin ms adecuados. En el desarrollo mismo de stos se valora lacombinacin que se logre establecer entre la accin y lareflexin, de modo que se verifique un proceso de toma deconciencia de los problemas que se enfrentan y de los recursos ycapacidades de que se dispone para superarlos.

    En la medida que estos criterios impregnan la accin y las

    decisiones de las instituciones que hacen o intermediandonaciones, ellas colaboran eficazmente en el desarrollo de laeconoma de solidaridad.

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    Un sistema de apoyo a la economa popular y de solidaridad.

    Las unidades econmicas populares y solidarias en la mayorade los casos nacen con una gran precariedad de recursos, y

    enfrentan adicionalmente dificultades especiales para operaradecuadamente en el marco de una economa y de un mercado globalesorganizados en base a una lgica de competencia y acumulacin queno las favorece y que lejos de facilitar su insercin en losmercados les plantea dificultades para su afirmacin. Laexistencia de importantes flujos de donaciones aparece entonces,en muchos casos, como una condicin sin la cual difcilmentelleguen a constituirse y a ser econmicamente viables. La economade donaciones resulta ser determinante en el surgimiento de laeconoma popular y en el desarrollo de sta en la perspectiva deuna economa solidaria.

    Ciertos economistas tienden a ver en ste hecho unainconsistencia estructural de la economa popular y solidaria. Si

    sta no es capaz de operar eficientemente en el mercado careciendodel sostenimiento permanente de donaciones, habra queconsiderarla como una realidad econmica transitoria de la cual noes posible esperar su desarrollo autosostenido. Ello demostrarauna ineficiencia estructural de la economa solidaria. Es precisohacerse cargo de sta que se presenta como una objecin de fondo.

    Lo primero que hay que entender es que la precariedad derecursos con que parten las experiencias de economa popular ascomo su escasa capacidad de insercin en los mercados de proveedory consumidor es un dato, un punto de partida. Pero talesprecariedad y dificultad no se originan en la economa solidaria,no son causadas por sta sino, al contrario, por la economacapitalista predominante que genera exclusin y marginacin deciertos sectores sociales provistos de factores de menorproductividad y baja eficiencia. Estas, en consecuencia, no debenser atribuidas a la economa popular y solidaria sino a las formaseconmicas predominantes que operan eficazmente slo en la medidaque dispongan de los recursos y factores de mayor rendimiento yeficiencia.

    A la inversa, desde el momento que la economa popular ysolidaria exista, logrando operar aunque sea precariamente conaquellos factores de menor productividad y en aquella situacin demarginalidad respecto a los mercados, ella estara demostrandoposeer, en cuanto modo especial de organizacin econmica, unaespecial eficiencia en cuanto capaz de funcionar incluso con

    recursos precarios y all donde otras formas econmicas noresultan posibles.Establecido este punto, la cuestin se refiere a la capacidad

    que tenga esta economa solidaria de captar recursos y factores demayor eficiencia y de acceder a lugares crecientemente centralesdel mercado, compitiendo exitosamente con las otras formas deorganizacin econmica. Es aqu donde entra en escena la cuestinde las donaciones. Estas son, en efecto, uno de los modos propiosde la economa solidaria de captar y movilizar recursos y

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    factores. Cuando las experiencias de economa solidaria recurren aflujos de donaciones, ellas no estn recurriendo a elementosexternos que la sostengan desde fuera, sino que estn utilizandouno de sus mecanismos propios de captacin de factores,

    correspondiente a su lgica y racionalidad econmica especial.Sostener, pues, que la economa de solidaridad necesita dedonaciones para existir y desarrollarse no alude a algunadebilidad intrnseca suya; significa no otra cosa que decir que laeconoma de solidaridad no puede existir sin solidaridad, lo quees obvio. La economa de solidaridad sera transitoria eineficiente slo en el caso que las relaciones de donacin seantransitorias y que por su intermedio se movilicen recursos yfluyan factores de baja productividad.

    Un aspecto de la eficiencia de la economa de solidaridadestar dado, entonces, por su capacidad de hacer que los flujos dedonaciones sean permanentes, de lograr que los recursos y factoresobjeto de donacin sean abundantes y de alta y creciente

    productividad, y de llegar a asignarlos de manera particularmenteefectiva.

    Examinar estos elementos trasciende las pretensiones de estelibro. Para ello se precisa una compleja microeconoma de lasdonaciones, que presentamos en el Libro Primero de Economa deSolidaridad y Mercado Democrtico al que remitimos al lectorinteresado. Pero podemos hacer referencia a la experiencia, queest haciendo surgir en distintos lugares un verdadero y eficientesistema de apoyo a la economa popular solidaria basado en laintermediacin institucional de donaciones.

    La escasez y baja calidad de los recursos con que cuentan lasexperiencias de economa popular y solidaria y su precariainsercin inicial en los mercados originan numerosas y variadasdemandas de donaciones. El mencionado sistema de apoyo surge delrelevamiento de esas necesidades y demandas por parte de lasinstituciones de intermediacin, seguido del esfuerzo sistemticode stas por satisfacerlas adecuadamente.

    Las necesidades y demandas de donaciones surgen muyconcretamente de un conjunto de problemas reales y urgentes queenfrentan las organizaciones, a saber:

    a) Falta de financiamientopara instalacin, equipamiento yoperaciones, en razn de la imposibilidad de acceso al merca