Documento Tu libertad no tiene precio
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Campaña Redentora 2013- 2014Orden de la Merced
en Argentina
NO TIENE PRECIOTu Libertad
DOCUMENTO DE TRABAJO
NO TIENE PRECIOTu Libertad
QUE NO TE ENGAÑEN
QUE NO TE VENDAN
QUE NO TE EXPLOTEN
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PRÓLOGO
La Merced en Argentina convoca a toda la familia mercedaria en el mundo, y quienes estén interesados, a participar de la Campaña Redentora 2013-2014 “Tu libertad no tiene precio” contra la trata de personas.
Tenemos que escuchar el clamor del cautivo, saber mirar la dura realidad. Esto forma parte de la vida y espiritualidad mercedaria. Y eso se transforma en compromiso de vida, un compromiso que lleva a poner la vida al servicio de los cautivos, a la manera de Jesús que da la vida por sus amigos.
Con esta campaña queremos mostrar esa realidad dura de la trata de personas, una esclavitud y cautividad de nuestro tiempo.
Esta situación degrada a la persona humana hasta ser solamente una mercancía. Donde pareciera que se pierde toda esperanza de salir, allí los mercedarios queremos decir presente y abrir caminos de liberación.
La Campaña es una invitación a que sepamos escuchar estos clamores que llegan al cielo, que sepamos mirar esta terrible realidad, y por otro lado decirle al Señor cuándo pregunte: “a quién enviaré”, decirle ACÁ ESTAMOS. Que sepamos como María decirle que SI con la vida.
Tu libertad no tiene precio, porque la vida no tiene precio, es don, regalo del Dios de la Vida, por eso ponemos nuestras vidas al servicio de los cautivos.
Fray Carlos Alberto GómezSuperior Provincial
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FUNDAMENTACIÓN
Con espíritu redentor podemos decir que la trata de personas es una nueva cautividad que atenta contra la dignidad y los derechos humanos, y por tanto, pone en peligro la fe de los hijos de Dios.
La Orden de la Merced, con motivo de celebrar los 800 años de su fundación (1218-2018), y animada por este mismo espíritu redentor, confía a la Provincia Mercedaria Argentina la Campaña Anual en favor de las Víctimas de Trata de Personas (2013 – 23 de Septiembre – 2014): “Tu libertad no tiene precio”.
La finalidad de la Campaña Anual es animar y promover nuevos compromisos contra la trata de personas en toda la familia mercedaria.
Lo realizaremos mediante la sensibilización y concientización de agentes preventores sobre la problemática, con fuerte referencia a nuestra historia, identidad y carisma.
El objetivo anual de la recaudación de fondos es fortalecer casas de asistencia a víctimas de trata de personas en Argentina.
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ETAPAS Y OBJETIVOS
Primera etapa (2013 – 23 de septiembre – 2014)
Sensibilizar, concientizar y capacitar sobre el problema de la trata de personas a la familia mercedaria y potenciales agentes de prevención (jóvenes, padres, docentes, agentes sanitarios, de seguridad o transporte).
Promover la formación de laicos/religiosos mercedarios en el trabajo directo con la problemática de la trata de personas (en organizaciones religiosas y civiles).
Promocionar e informar sobre la recolección de fondos en la Orden de la Merced.
Analizar, reflexionar y orar sobre la trata de personas como una “nueva forma de cautividad” (COM 16) en la que estamos comprometidos por nuestro “cuarto voto” y “espíritu redentor” (COM 9).
Segunda etapa ( al finalizar la recolección de fondos de la Campaña)
Asistir a víctimas de trata de personas y acompañar a poblaciones vulnerables a esta situación, con el fin promover sus derechos y plena autonomía.
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LA TRATA DE PERSONAS COMO NUEVA CAUTIVIDAD
La trata de personas es una esclavitud contemporánea. Para la familia mercedaria es también una nueva forma de cautividad porque pone en peligro la fe de los cristianos.
Las víctimas de trata por explotación sexual pueden ser niños, niñas o mujeres adultas, que son reducidas a objeto de consumo sexual, y en donde la violencia de género alcanza su mayor expresión.
En la explotación laboral las víctimas pueden ser familias, grupos o etnias, y su fuerza de producción es reducida a ser un bien de comercialización.
El común denominador de la trata es la reducción de personas a objetos de comercio y consumo para sostener el sistema capitalista global. Y si no tomamos conciencia, podemos no visibilizar los rostros y situaciones de quienes sufren estas diversas formas de violencia y dominación física y simbólica.
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LA TRATA DE PERSONAS COMO NUEVA CAUTIVIDAD
Siguiendo los criterios de discernimiento de las nuevas formas de cautividad de la Constituciones de la Orden de la Merced N°16, y releyendo el Mensaje del último Capítulo General de la Orden, podemos decir que la trata de personas: 1°) es opresora y degradante de la persona, ya que niega su libertad y reduce a mercancía su condición humana;
2°) es un crimen organizado transnacional opuesto al evangelio, que nace de principios materialistas (economicistas) en el actual sistema capitalista global;
3°) pone en peligro la fe de los cristianos porque es un atentado a la dignidad y derechos de todos los seres humanos como hijos de Dios,
4°) ofrece la posibilidad de ayudar, visitar y redimir a las personas que están en esta situación injusta, para salir del sometimiento y la servidumbre, aún a riesgo de su propia vida.No podemos dudar que la trata y tráfico de personas es un campo propio de nuestra misión redentora.
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La trata de personas como una nueva cautividad y
nuestra misión redentora como familia mercedaria
P. Fr. Sergio Augusto Navarro (O. de M.) *
1. Introducción
Cuando los cristianos y mercedarios hablamos de la libertad de los cautivos no siempre nos detenemos a pensar que hasta
hace pocas décadas la esclavitud era legítima en muchos de nuestros pueblos y culturas. Recién con la “Convención sobre
la esclavitud” (Ginebra, 25/08/1926) la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se propone prevenir, reprimir y suprimir
la esclavitud en todas sus formas. Y aunque muchos Estados ya la habían suprimido en sus Constituciones Nacionales, no
siempre fue inmediato en los hechos. El sometimiento a esclavitud hoy nos resulta extraño y como cosa de otra época… pero
la trata de personas victimiza a millones de personas1, y constituye uno de los tres delitos internacionales más redituables,
junto con el tráfico de armas y el narcotráfico.
Para entendernos mejor empecemos por algunas definiciones generales que usaremos en adelante para lograr una reflexión
actualizada sobre nuestra misión redentora. Esclavo2 es la persona sobre la que se ejercen derechos de propiedad, es decir,
es un objeto de uso, consumo o comercialización. Cautivo3, originalmente para nosotros, es el cristiano esclavizado que
está en peligro de perder su fe. Y actualmente la trata de personas4 consiste en el delito de captación, traslado y reducción
a servidumbre con fines de explotación sexual, laboral o por tráfico de órganos. Estas tres definiciones tienen en común
la negación práctica de la libertad de las personas, su reducción ontológica de un humano a objeto, y la clara finalidad
económica de esta negación y esta reducción en los sistemas esclavistas5. Solo la cautividad hace referencia a la confesión
religiosa del sujeto esclavizado. Es por eso que, como mercedarios, la cautividad ha sido durante siglos nuestro motivo de
observación, reflexión y misión. 7
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Para nuestros fines prácticos y pastorales vamos a hablar de esclavitud y trata de personas como sinónimos, y propongo
reservar el término cautividad cuando se quiera hacer referencia a la esclavización como forma de persecución religiosa,
en nuestro caso, de cristianos. Más adelante veremos que el magisterio eclesiástico habla directamente de esclavizados
o nuevas formas de esclavitud, sin distinguirlo de cautivo o nuevas formas de cautividad, cuando tiene que afirmar su
compromiso por los derechos humanos. Esto nos permite “traducir”, por decir así, nuestra expresión redención de nuevos
cautivos por liberación de esclavizados sin mayor detrimento del sentido de nuestra misión, ya que en una y otra está en
juego la promoción de la dignidad y derechos humanos.
Con una actitud de diálogo abierto con el mundo contemporáneo es que la Provincia Mercedaria Argentina propone la
Campaña Redentora contra la Trata de Personas, cuyo lema es “Tu libertad no tiene precio”. No queremos imponer este
compromiso como la única misión redentora de la Orden de la Merced, como en otros tiempos de nuestra historia reciente
se pretendió con ciertos ministerios liberadores. Tampoco queremos considerarla como una acción pastoral entre otras,
porque creemos que presenta características que nos identifican en nuestra misión redentora, y asumirla nos volvería más
significativos tanto social como eclesialmente.6 Queremos abrir un espacio de sensibilización, concientización, diálogo y
compromiso redentor sobre la trata de personas como una esclavitud contemporánea que atenta contra la dignidad y los
derechos humanos, y por tanto, contra la fe cristiana.7
2. Ver con ojos nuevos los rostros de los cautivos
Para involucrarnos en la comprensión de la trata de personas y nuestro posible papel de liberadores comencemos por
plantearnos un problema que puede habernos pasado desapercibido en nuestra formación sobre historia de la Iglesia y de
la Orden.
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Desde nuestro origen hemos entendido que la redención de cautivos para la Orden de la Merced consistía en la liberación
de los cristianos esclavizados en peligro de perder su fe. Hasta acá todos conocemos, más o menos, nuestra historia. Pero
pensemos en un problema histórico-antropológico que no siempre se plantea con crudeza: Si redimir cautivos consistía en
liberar cristianos esclavizados ¿Por qué no se consideraba redención de cautivos liberar a los esclavos ya bautizados (negros
africanos o afrodescendientes esclavizados por europeos en América o en otras Colonias) que también se sentían en peligro
de perder su fe? ¿Por qué la “ceguera” de recaudar limosnas para los cristianos cautivos en poder de los musulmanes y no
ver a los cristianos esclavizados en las propias sociedades y conventos? ¿Por qué el cautivo era siempre un otro-igual (en
etnia, lengua o religión), pero nunca un otro-como-otro, un otro-diverso (justamente, por su diferente etnia, lengua o religión)?
Hay una “ceguera histórica” por parte de los cristianos y mercedarios en no considerar al otro-diverso como digno de libertad,
más aún, en considerarlo como un ser humano de menor dignidad.8 El gran problema antropológico radica en ese desigual
reconocimiento de la humanidad del otro.
Esta “ceguera histórica” no es una falta de fe o caridad de nuestros antepasados, sería un injusto anacronismo pensar de esa
manera. Este “no poder ver” es propio de lo que en ciencias sociales se denomina la naturalización de un arbitrario cultural,
es decir, la operación de eternizar una creencia histórica como algo propio de la naturaleza humana. Y esta imposibilidad
de reconocimiento del otro-como-humano es una forma de violencia simbólica, de ejercicio de poder simbólico.9 Podemos
decir entonces que la “ceguera histórica” de nuestros antepasados mercedarios es propia de la cristiandad occidental, que
en continuidad con el antiguo mundo greco-romano, naturalizó y legitimó el sistema esclavista de economía, verdadero
fundamento de las razones del derecho colonialista (con las leyes que regulaban el comercio de esclavos) y de muchas
creencias religiosas de la época (con creencias acerca de la fatalidad divina de haber nacido esclavo). Es más, la abolición de
la esclavitud fue una conquista histórica, conflictiva y despareja, muchas veces en contra de intereses de naciones que se
denominaban cristianas (católicas o protestantes). Y esta conflictiva historia de la conciencia de la igualdad y libertad entre 9
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todos los seres humanos, de la igual dignidad y derechos de los humanos, es aún una historia pendiente, abierta, donde los
cristianos y mercedarios también tenemos que despertar de las “cegueras” que aún nos pueden estar condicionando.
La perspectiva histórica nos permite comprender las “cegueras” de nuestros antepasados, pueblos, culturas e instituciones
que han negado en los hechos la igual dignidad y derechos de los seres humanos. Necesitamos ahora entonces “abrir los
ojos” sobre nuestras propias “cegueras actuales” para lograr vivir una “mística de ojos abiertos”.10 No sea cosa que se nos
escapen hoy las razones históricas de la esclavitud y cautividad, no simplemente para entenderlas, sino para no repetirlas ni
reproducirlas como cómplices.
Para comprender en qué sentido la trata de personas es una nueva cautividad para los mercedarios les propongo hacer
memoria de nuestros orígenes de Orden redentora de cautivos, reconocer la lucha histórica que significó la abolición de
la esclavitud y la conquista de la libertad como un derecho humano en occidente, y comprender así como hoy la trata de
personas alcanza las condiciones constitucionales de nueva cautividad (cf. COM. N° 16).
3. Somos herederos de una original pasión por la libertad…
Para comprender la pasión por la libertad de Pedro Nolasco y los primeros mercedarios no podemos remitirnos a escritos
suyos, ni siquiera a testimonios biográficos de personas cercanas a su tiempo. Solo tenemos el testimonio de su vida en su
obra, la redención de los cautivos. Es a partir de esta identidad entre su obra y su vida que podemos acercarnos al carisma
que lo apasionó. Nos ceñiremos entonces a los pocos datos acerca de su vida y la fundación de la Orden de la Merced.11
San Pedro Nolasco nació entre el 1180 y 1182 en “Mas de las Santas Puellas” (según la tradición de Gaver y Cijar, s.XV), diócesis
de San Pablo, entre Narbona y Carcasona, que en aquella época era parte de Francia. Cuentan que sus padres fallecieron
entre sus 15 y 24 años (primero su padre, luego su madre), por lo que se traslada a Barcelona y se radica en esta ciudad. Ya en
1203 hay testimonios de su asociación con otros jóvenes (testimonio de documentos notariales de la época). Pedro Nolasco 10
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continúa su camino hasta el momento en que la tradición puntualiza la aparición de María en la noche del 1 al 2 de agosto de
1218. En este momento, por inspiración divina, proyecto y fundó la “Orden de la Virgen de la Merced de la Redención de los
cautivos de Santa Eulalia de Barcelona”, con el aval legal del rey Jaime I y la presentación del Obispo de Barcelona, Berenger
de Palau. Fue así iniciador de una Orden de características especiales para la época, ya que estaba formada por caballeros
(con una organización militar y religiosa) que se dedicaban a la compra de cristianos esclavizados (como mercaderes),
usando la “limosna de los cautivos” recogida en los pueblos (como mendicantes), quedándose a veces en rehenes a riesgo de
morir (con fe martirial) si no llegaba el rescate.
La primera casa fue el Hospital de Santa Eulalia, al lado del Palacio Real. Pedro Nolasco le dio a la Orden una organización
basada las costumbres de las Ordenes de caballeros. Podemos seguir su actividad solo con fuentes de documentos notariales
de actos públicos (limosnas, donaciones, compra-venta de bienes, redenciones, etc.) y las Constituciones de 1272 (escrita en
lengua vulgar, testimonia una buena organización de la recolección de limosnas por “cuestores”, con regiones divididas como
“bailías”, en un modo de vida sencillo y laical), lo que muestra una gran capacidad organizativa para hacer eficiente la obra
redentora. La fecha de su muerte tradicionalmente fue fijada el 13 de mayo de 1249,12 pero hoy la hipótesis más probable es
que fue el 6 de mayo de 1245 en Barcelona.
Es interesante observar que en nuestros orígenes la redención de los cautivos consistía en usar del mismo sistema esclavista
de compra-venta de personas para lograr la libertad de los cristianos esclavizados. Estaban en el negocio, pero para salirse
con la suya: la liberación de los cautivos. La misión redentora no podía ser ajena a su tiempo, se realizaba dentro de la lógica
de comercialización de los esclavos, pero para romper con sus propios presupuestos de dominación, ya que los mercedarios
gratuitamente liberaban y hasta llegaban a “dar la vida” si fuera necesario por el cristiano cautivo.
Las primeras Constituciones de 1272 (Constituciones Amerianas, llamadas así porque fueron redactadas por Pedro de Amer,
cf. ANEXO 1), constituyen un documento invalorable por el perfil espiritual del fundador y de los primeros mercedarios que 11
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ofrece.13 Es significativo que esta Constitución haya sido redactada por fr. Pedro Amer revisando los escritos de los Maestres
anteriores y las reglas de vida dispersas en las comunidades, recogiendo así la tradición vivida hasta ese momento. Y es
muy significativo también que fuera redactada en “lengua laica” (lemosín, provenzal en su variante catalana) y no en latín
(lenguaje del clero, exclusivo de los documentos eclesiásticos), para que todos los hermanos la comprendieran bien. La
relectura del Proemio de las Constituciones Amerianas nos ofrece trazos muy claros sobre la espiritualidad de Pedro Nolasco
y los primeros mercedarios:
a. En el comienzo del texto está la figura de Jesucristo Redentor como modelo a imitar por Pedro Nolasco y sus
amigos. Les resulta vitalmente intenso el amor a Jesucristo enviado para “visitar a todo el linaje humano que se hallaba como
en cárcel (...) para visitar y sacar a todos sus amigos (...) y colocarlos en su gloria (...)”, y en él fundamentan su amor redentor.
b. Jesucristo es enviado por “Dios, Padre de misericordia”, y “de semejante manera el Padre, Hijo y Espíritu Santo (...)
decretaron fundar y establecer esta Orden (...) y para que ejecutara lo decretado constituyeron (...) a Fray Pedro Nolasco”. Él es
“servidor, mensajero, fundador y adelantador” desde Dios-Trinidad, y hacia este Dios-Comunión orienta toda la redención.
c. María por primera vez en la historia es llamada “Virgen de la Merced de la redención de los cautivos”, y por primera
vez una Orden religiosa toma su nombre de una advocación mariana. No se llamarán nolasquinos, como los franciscanos
o dominicos, que toman el nombre de su fundador. Esto indica una devoción mariana muy fuerte en Pedro Nolasco y sus
amigos, que se desarrollará en toda la tradición mercedaria con mucha intensidad.
d. Toda la acción de Pedro Nolasco y sus amigos se focaliza en “mantener y aumentar obra de tan gran misericordia,
esto es: visitar y liberar a los cristianos cautivos en poder de los sarracenos (...)” y con este fin “todos los frailes de la Orden
(...) estén siempre alegremente dispuestos a dar sus vidas, si es menester, como Jesucristo la dio por nosotros (...)”, ya que
Jesucristo se identifica con los cautivos de la historia (en la línea de Mt 25). De este modo, su seguimiento de Jesús (redentor
de todo hombre y sufriente en los pobres) se concreta en la obra en favor de los cautivos.12
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Podemos decir que estos serán los cuatro motivos fundamentales de la vida de la Orden de la Merced a lo largo de ochocientos
años: a) la redención como imitación de Jesucristo Redentor; b) la Trinidad como origen y destino de la comunión humana;
c) la Orden es de María que hace la Merced de redimir cautivos, d) los mercedarios como enviados a visitar y liberar a los
cautivos hasta dar la vida. Estos son aún los motivos más profundos de nuestra espiritualidad mercedaria, lo que nos permite
comprender el sentido, esperanza y horizonte de nuestra pasión por la liberación de los cautivos a lo largo de los siglos.
Históricamente no fue fácil para los mercedarios comprender que la abolición jurídica de la esclavitud no significaba la
disolución de su razón de ser, su extinción por falta de misión. La modernidad, enarbolando los ideales de la Revolución
Francesa de libertad, igualdad y fraternidad, fue promoviendo la lucha de los movimientos independentistas y abolicionistas
de América y África, y han ido gestando la conciencia de que la primera conquista de las personas y los pueblos es la
libertad. En este proceso histórico la Merced misionera en América Latina fue descubriendo nuevas formas de inculturar el
evangelio con las advocaciones marianas “militares”, que asumen la lucha por la soberanía de los pueblos.
Pero será recién en la segunda mitad del siglo XX cuando la Merced puede tomar plena conciencia de la necesidad de pensar
y buscar la libertad de una forma muy diferente a la que estaba acostumbrada. A instancias del proceso de diálogo con la
modernidad inaugurado por el Concilio Vaticano II fue acuñando la expresión “nuevas formas de cautividad”,14 hasta lograr
la definición aún vigente en las Constituciones:
“Las nuevas formas de cautividad constituyen el campo propio de la misión y cuarto voto mercedarios, se dan
allí donde hay una situación social en la que concurren las siguientes condiciones: 1ª. es opresora y degradante
de la persona humana; 2ª. nace de principios y sistemas opuestos al evangelio; 3°. pone en peligro la fe de los
cristianos; y 4°. ofrece la posibilidad de ayudar, visitar y redimir a las personas que se encuentran dentro de
ella.” (Constituciones Orden de la Merced, 1986: N° 16). 13
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Esta definición heurística de las nuevas formas de cautividad y misión redentora es un punto de llegada de toda la Merced,15
y ofreció un punto de partida para que cada Provincia discierna cuales son las situaciones sociales en las que concurren
estas condiciones y puede ejercer el cuarto voto, priorizando diferentes ministerios de acción liberadora.
4. Libertad… promesa pendiente de la modernidad, esperanza cristiana
La abolición de la esclavitud en occidente fue un proceso histórico conflictivo, desparejo y muy lento. Repasemos algunos
acontecimientos fundamentales para comprender lo difícil que fue la abolición del sistema esclavista y por qué decimos que
la trata de personas sigue siendo una esclavitud contemporánea.
Portugal, uno de los imperios que más se benefició del sistema esclavista, fue también la nación pionera del abolicionismo.
El Marqués de Pombal abolió la esclavitud el 12 de febrero de 1761, pero recién el 25 de febrero de 1869 se produjo finalmente
la abolición completa de la esclavitud en todo el imperio portugués. Tras la Revolución francesa se abolió la esclavitud en
Francia el 4 de febrero de 1794. Sin embargo, la abolición definitiva llegó recién luego del gobierno imperialista de Napoleón,
el 27 de abril de 1848. Por otro lado, en el Reino Unido recién el 23 de agosto de 1833 se aprobó la “Ley de abolición de la
esclavitud”, por la que desde el 1 de agosto de 1834 quedaban libres todos los esclavos de todas las colonias británicas.
En los Estados Unidos el proceso abolicionista fue más complejo, gradual y signado por luchas entre el norte y sur. El
movimiento abolicionista se consolidó en los estados del norte. Todos los estados al norte de Maryland abolieron la esclavitud
entre 1789 y 1830, gradualmente y en diferentes momentos. Sin embargo, la esclavitud permaneció inalterada en el sur, y las
costumbres y el pensamiento público evolucionaron en defensa de la dominación esclavista. Mediante la “Proclamación de
Emancipación” (promulgada por el presidente Abraham Lincoln), los abolicionistas americanos obtuvieron la liberación de
los esclavos. El movimiento abolicionista abonó el campo para el futuro “movimiento para los derechos civiles” en Estados
Unidos, entrado ya el siglo XX.14
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España fue reticente en abolir la esclavitud, más aún que las colonias emancipadas. Aunque el abolicionismo tuvo
precedentes desde comienzos del siglo XIX, ninguno de ellos fue trascendente. Cuba y Puerto Rico, las últimas colonias
españolas en América, tenían como recurso económico importante la esclavitud, sobre todo en la industria del tabaco y el
azúcar. Las sucesivas sublevaciones en Cuba del último tercio del siglo XIX, hasta la Guerra de Independencia cubana de
1895-1898, tuvieron como una de sus causas las polémicas entre esclavitud y abolicionismo. Estas pugnas llegaban hasta
el poder español, en cuyo territorio se fundó la “Sociedad Abolicionista Española”, tras la Revolución de 1868, e impulsó
fuertemente la ley de vientres libres o de libertad de vientres en 1870. Con ella se concedió la libertad a cualquier nacido
posteriormente al 17 de diciembre de 1868, así como a los esclavos mayores de 60 años.
En Argentina el abolicionismo fue más prematuro que en España, aunque no tanto como en el mundo anglosajón, y tuvo dos
hitos importantes. Como ya dijimos, la “libertad de vientres” se decretó el 31 de enero de 1813 por la Asamblea General del Año
XIII. La concreción de estos derechos se realizó de forma muy gradual y poco vigilada por un Estado aún en construcción. La
“abolición de la esclavitud”, como tal, recién se declaró en la Constitución Nacional de 1853, pero en Buenos Aires no fue sino
hasta 1861 que se instrumentó, cuando la ciudad suscribió a la reforma de la Constitución recién promulgada.
En el fondo, occidente entre el siglo XVIII y el siglo XX va despertando a una inédita conciencia sobre los valores de libertad,
igualdad y fraternidad como aplicables a todos los seres humanos. Podemos decir que hay una progresiva conciencia de
una común dignidad humana, que se fue expresando en declaraciones universales no siempre bien recibidas. Las primeras
declaraciones universalistas de igualdad son de la Revolución norteamericana y de los “Derechos del Hombre”, en la
Revolución francesa. A partir de allí, encontramos una intensa historia de discusiones y conquistas sociales a la par de la
construcción de los Estados modernos, que, luego de las guerras mundiales, se proclaman en la “Declaración Universal de
los Derechos Humanos” por la Organización de las Naciones Unidas (1948).
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Recientemente se han seguido ampliando esta conciencia en términos más globales, con la Declaración Universal de los
Derechos Humanos Emergentes (DUDHE) primero en Barcelona (2004) y en México (2007), entendidos como nuevas formas
de articular legal y políticamente las demandas propias de la sociedad civil. Podemos decir que el proceso abolicionista y las
declaraciones universales de Derechos Humanos van de la mano históricamente. Por distintos motivos e intereses, el mundo
anglosajón y las confesiones protestantes fueron protagonistas en esta lucha, mientras que en el mundo hispanoamericano
y católico no fueron tan propugnadas estas banderas, salvo honrosas excepciones.
En el catolicismo hay que esperar recién al Concilio Vaticano II y el Magisterio posterior para que la Iglesia abrace sin titubeos
los Derechos Humanos comprendiéndolos como expresión de la dignidad humana,16 que radica en la común y universal
dignidad de ser “creado a imagen y semejanza de Dios” (cf. Gen 1, 27).
Actualmente podemos decir que la abolición de la esclavitud y la realización de los derechos humanos son promesas
aún pendientes de la modernidad. Si la esclavitud parece que fue la forma más universal y antigua de reducción de una
persona a objeto ¿Cómo es que llega a lograrse la conciencia de la necesidad de su “abolición”? La “abolición de la esclavitud”
es, en realidad, una invención moderna, occidental y de profundas raíces cristianas. A grandes rasgos podemos decir
que la modernidad inauguró en la historia occidental una conciencia inaudita hasta ese momento: todo ser humano “es”
(ontológicamente) y “debe ser” (ética y políticamente) un libre, igual y hermano. No podemos dar un paso atrás en estas
conquistas de la conciencia humana. Sabemos que la libertad del hombre creado a “imagen y semejanza de Dios” es un don
(una dimensión ontológica), pero esa condición creatural de libertad se realiza como derecho a partir de pugnas económicas,
políticas y religiosas.
De todos modos, no siempre que se enarbolan las banderas de los derechos humanos se está cuidando del bien común, o
mejor, del bien de “las víctimas”. Si la guerra del Golfo o de Kosovo se realiza en nombre de una “justicia infinita” o en “defensa
de la libertad”, dejando miles de víctimas, es que hay algo que está fallando en los argumentos políticos, sobre todo en 16
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conceptos como los de “guerra preventiva” o “defensa armada de la paz” .17 Por eso es importante ejercer una racionalidad que
vigile los argumentos universalistas desde el particular “lugar de las víctimas”, y no sólo como una cuestión de compasión,
sino de conciencia crítica. Esta conciencia crítica18 es también esperanzada, ya que sin estar atada a ningún dogmatismo
ideológico, se cuestiona la realidad desde el “lugar de las víctimas”, buscando así realizar un mundo más humano para las
generaciones futuras.
5. La trata de personas como nueva cautividad para los mercedarios
Como venimos diciendo, la abolición real de la esclavitud real y la promoción de los derechos humanos es una deuda pendiente
de la modernidad y una esperanza que nace de nuestra fe cristiana. Hoy ya no nos hace falta diferenciar demasiado entre
liberación de esclavos o redención de cautivos o de nuevas formas de cautividad, porque el mismo magisterio eclesiástico
no hace esa diferencia, hablando llanamente de nuevas formas de esclavitud como una de las violaciones a los derechos
humanos.
La solemne proclamación de los derechos del hombre se ve contradicha por una dolorosa realidad de
violaciones, guerras y violencias de todo tipo: en primer lugar los genocidios y las deportaciones en masa; la
difusión por doquier de nuevas formas de esclavitud, como el tráfico de seres humanos, los niños soldados,
la explotación de los trabajadores, el tráfico de drogas, la prostitución: También en los países donde están
vigentes formas de gobierno democrático no siempre son respetados totalmente estos derechos. (Pontificio
Consejo Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, CEA, Buenos Aires, 2005, artic. 158. Cf.
ANEXO 2)
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Siguiendo los criterios de discernimiento de las nuevas formas de cautividad de la COM. N°16, y releyendo el Mensaje del
Capítulo General del 2010, podemos decir que la trata de personas es: 1) opresora y degradante de la persona, ya que niega
su libertad y reduce a mercancía su condición humana; 2) es un crimen organizado transnacional opuesto al evangelio,
ya que nace de principios materialistas (economicistas) en el actual sistema capitalista global; 3°) pone en peligro la fe de
los cristianos porque es un atentado a la dignidad y derechos de todos los seres humanos como hijos de Dios, 4°) ofrece la
posibilidad de visitar a las personas que están en esta situación injusta para ayudar a rescatarlas y redimirlas, aún a riesgo
de la propia vida. No podemos dudar que la trata y tráfico de personas es un campo propio de nuestra misión redentora.
En primer lugar, la trata de personas supone una reducción de una persona humana a la condición de propiedad como
ejercicio del poder simbólico. El poder simbólico tiene que ver con la forma en que se percibe, piensa y se elabora un lenguaje
sobre el mundo, y el poder no coactivo de hacer a otros ver el mundo como tal (Bourdieu, 1999). Se trata de estar convencido y
de convencer cual es la verdad sobre el mundo y su mejor ordenamiento. Por ejemplo, un juez en tiempos de la Colonia podía
estar convencido de que los negros esclavos eran inferiores, pretendía explicarlo con razones teológicas y enseñaba a las
autoridades que el trato a los negros era cosa de poca monta. Lo mismo que ocurría con los jueces y abogados en la Colonia,
pasa con los religiosos y laicos, los maestros y alumnos con creencias racistas o machistas… y no es sólo por “mala fe”, sino
por la fuerza de la creencia de que ese otro-diverso es menos humano que nosotros. Las dominaciones de clase, género, etnia
y generación se sostienen sobre lo “obvio” de una desigualdad naturalizada.
Como podemos entender, mucho de las “cegueras” o la “naturalización” de la trata de personas se juega en el campo de la
percepción, del lenguaje y sus esquemas mentales. De eso se trata cuando se justifica la prostitución y el proxenetismo con
afirmaciones machistas sobre las necesidades que los varones tienen de divertirse con mujeres que se reduzcan a objetos de
comercio. Es lo que sucede cuando se afirma que hay pueblos o razas inferiores que deben hacer el trabajo que no deseamos
para los de nuestra propia familia o nacionalidad. 18
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El poder simbólico es estructurador de los campos lingüísticos, culturales, educativos, científicos, artísticos y religiosos,
porque su ejercicio tiene que ver con la producción y reproducción de sentido, del sentido reflexivo (o ideológico) de las
prácticas y discursos. Creer y hacer creer, mirar y no querer ver, buscar la verdad o manipularla según un interés sólo
materialista… insistir en un rezar lo correctamente instituido o clamar a Dios en solidaridad con las víctimas… son formas
muy diferentes del ejercicio del poder simbólico, ya que pueden ser ideológicas (de reproducción de la dominación), o por el
contrario, profundamente liberadoras (emancipatorias). Y esto se revela en el lenguaje, en las formas de comunicación, en
los estilos pedagógicos, en el modo crítico de hacer cualquier tipo de disciplina o ciencia. No hay conocimiento o producción
simbólica neutra, o es humanamente promotora de un desarrollo integral, o bien es inhumano, en cuanto reproductor de
dominaciones y nuevas formas de esclavitud. Aquí es donde pueden encontrar un sentido profundamente liberador y
redentor las actividades formativas, educativas, preventivas.
En segundo lugar podemos decir que la trata de personas es un crimen organizado que se asocia fuertemente con el
narcotráfico, el tráfico de armas y la corrupción del Estado, con características transnacionales y globalizadas. El traslado
de personas dentro de un territorio o como tráfico de un país a otro no es posible sino a través de redes de narcotráfico y
con complicidades estatales. Los prostíbulos suelen ser lugares donde se consume y distribuye drogas, y la iniciación a las
adicciones es un modo de someter a las víctimas de trata. En los países con conflictos armados el tráfico de armas y el uso
de niños soldados en los combates es algo que se naturaliza por motivos de guerra. La trata de personas, el narcotráfico,
el tráfico de armas, la corrupción de funcionarios estatales tienen algo muy básico en común: la convicción de que “toda
persona tiene precio”. Si es posible comprar a una mujer para prostituirla, a pagar traficantes de drogas o armas, o ponerle
precio a los favores o negligencias de un funcionario público, es porque todo se reduce implacablemente al dinero. Ese es el
“sentido común” de estas formas del capitalismo más salvaje, en donde todo se justifica con una tautología: “los negocios son 19
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negocios”. Es el imperio del capital sin lealtad ni patria, globalizado según la conveniencia de los mercados financieros donde
se impone como un dios-dinero ante quien se inmolan vidas y pueblos.
Contra este arrollador “sentido común” del dios-dinero es que los mercedarios venimos a poner la libertad de las personas
en el centro del Plan salvífico de Dios. “No pueden servir a dos señores, porque amarán a uno y odiarán a otro. No pueden
servir a Dios y al dinero” (Lc. 16, 13). El uso del dinero como medio de liberación y nunca como un fin en sí mismo viene a
contradecir al mundo que endiosa el dinero. Pero ese uso está lejos de demonizarlo, ya que no es el dinero en-sí-mismo ni
bueno ni malo, sino que puede ser instrumento de dominación o liberación según el lugar que ocupa en el corazón de las
personas y los pueblos. Convocar a las personas honestas a formar comunidades y redes de participación ciudadana donde
realizar sus vidas en libertad y democracia es ya un modo de prevenir la manipulación social, las formas de asociación ilícita
más complejas o las complicidades con el crimen organizado.
En tercer lugar, para los mercedarios queda un camino abierto… ¿Cómo entender la “visita” y “redención”, gestos propios
de nuestra espiritualidad, cuando hablamos de la trata de personas? En nuestro caso, la visita del mercedario/a no puede
entenderse como una mera observación de la situación, una mirada periodística o investigativa, una simple comprensión
empática del sufrimiento de las personas. La visita ha de ir acompañada de gestos y procesos de liberación, de la promoción
de los derechos humanos de las víctimas. Como mercedarios, tengamos en cuenta algunas condiciones concretas de acción:19
a. La trata de personas es un crimen organizado transnacional que exige entonces acciones multi-institucionales,
ya que se debe atender a las víctimas y perseguir un delito complejo. No es posible actuar por cuenta propia, individual
o institucionalmente, si no es contando con otras organizaciones civiles (foros sociales o redes), la justicia y las fuerzas de
seguridad del Estado. Y a su vez, los Estados nacionales tienen que poder implementar políticas públicas de prevención, 20
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persecución del delito y asistencia a las víctimas, contando con las organizaciones civiles experimentadas, que en el caso de
la Iglesia católica, tiene dimensiones transnacionales.
b. Siendo la trata de personas un delito global, exige también actuar localmente con sentido global. Si lo pensamos bien,
son inmensos los recursos de comunicación, organización y traslado de personas con que cuentan las iglesias cristianas,
y particularmente, las congregaciones religiosas. Sus presencias están en las fronteras, no sólo territoriales, sino también
existenciales, de la formación humana y las posibles pérdidas de sentido. La trata de personas no es sólo un problema
de migrantes o de pobreza, sino también de adolescentes en buena situación económica que sin contención familiar han
incursionado en las drogas, la prostitución por cuenta propia o la incorporación a pandillas. Hay que pensar localmente, en
las personas concretas de las comunidades locales, pero conscientes de los condicionamientos globales, de las formas en
que la mentalidad materialista y el delito organizado termina asfixiando lo mejor de nuestras vidas.
c. Si la trata de personas exige acciones multi-institucionales y de sentido local-global, también supone compromisos
íntimos, apasionados, que se hacen públicos y efectivos. Nuestra familia mercedaria cuenta con laicos comprometidos desde
su profesión, y nos hemos consagrado a la misión liberadora con voto de redención. Tenemos que ser capaces de formarnos
y especializarnos en la ayuda a víctimas y en la prevención civil del delito. Tenemos que animarnos a cultivar los “talentos”
que Dios nos concedió para realizar nuestra vocación, como lo hizo Pedro Nolasco y los primeros mercedarios, de forma
esperanzada, inteligente, en verdaderas redes de liberación…
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6. Conclusiones. Nuestra razón de ser como liberadores hoy
Me parece honesto concluir con una pregunta que seguramente desveló a más de un mercedario en nuestra historia…
¿Dónde están y quiénes son los cautivos por los que hoy hago voto de “dar la vida”?
La experiencia nos enseña que cada ámbito en el que nos atrevemos a observar las formas de violencia y dominación de
clase, género, etnia y generación son espacios donde hay personas que sufren opresión y corren peligro de perder la fe.
Un niño o niña en situación de calle o abuso sexual en la familia, una familia en situación de violencia que se niega a una
posibilidad de cambio, un joven que ya no comprende lo que significa trabajar y recibir una retribución justa porque no
encuentra empleo… son algunos rostros, voces y situaciones que ponen en peligro la fe. La “heroicidad martirial” o el “ejercicio
del 4to voto” no parece radicar sólo en la situación del destinatario, sino sobre todo en la disponibilidad martirial de “visitar y
redimir” a los cautivos ahí donde están, ya sea en la escuela, la calle, el barrio o la cárcel.
Sin embargo, la trata de personas conjuga situaciones que se parecen mucho a las esclavitudes y cautividades de otro tiempo.
Actualmente las víctimas de trata por explotación sexual pueden ser niños, niñas o mujeres adultas, que son reducidas a
objeto de consumo sexual, y en donde la violencia de género20 alcanza su mayor expresión. Las víctimas de explotación
laboral pueden ser familias, grupos o etnias, cuyas fuerzas de producción es reducida a ser un bien de comercialización.
El común denominador de la trata es la reducción de personas a objetos de consumo para sostener el sistema capitalista
salvaje. Y como en otros tiempos, podemos no visibilizar los rostros y situaciones de quienes sufren esa violencia física y
simbólica.
Quisiera terminar diciendo que este compromiso con la prevención civil y asistencia a las víctimas de la trata de personas
supone una “mística de ojos abiertos”, un pensamiento crítico y esperanzado, la pasión por la libertad y la certeza sobre el
protagonismo de las víctimas en su liberación. La problemática de la inmigración ilegal como tráfico de personas, la captación
por secuestro o engaño, las amenazas contra la integridad de la propia vida o la de familiares, y el sometimiento a servidumbre 22
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provocan intensos sufrimientos a las víctimas, y pone en riesgo a todos quienes tratar de denunciar, ayudar o prevenir
dicha situación, porque atenta contra los intereses mafiosos del narcotráfico, empresas inescrupulosas o complicidades de
funcionarios públicos. No es un terreno para francotiradores, ni siquiera para una institución heroica, por más prestigio o
recursos con los que cuente. Se trata de entrelazar vínculos de redes entre los recursos de diversas organizaciones civiles,
confesionales o no, y un Estado con políticas efectivas de persecución del crimen organizado, pensando de forma global una
problemática que aprovecha las fragmentaciones locales.
La mística mercedaria “de ojos abiertos” nos exige vivir la unidad con Cristo Redentor desde el lugar de las víctimas, con
una conciencia crítica de las causas históricas, denunciando a los responsables y objetivando los mecanismos estructurales
que reproducen la dominación… tal vez sea este un nuevo camino de “santidad comunitaria y en red”, en el que se nos exija
el amor y la pasión de los mártires de siempre, pero con una lucidez crítica moderna, desde la cual visibilicemos con mucha
claridad quienes son las víctimas, los victimarios, los clientes y los que se benefician de la complicidad.
Para crecer en espíritu redentor, compartamos esta oración pidiendo la intercesión de nuestra Madre, María de la Merced de
redimir cautivos.
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ORACIÓN
Oración a María por nuestra misión redentora.
María, Madre de la Merced, redentora de cautivos, como familia mercedaria nos sentimos heridos e indignados por la situación
de hombres, mujeres, niños y niñas secuestrados, engañados, traficados y explotados para saciar la codicia de tratantes y
esclavistas. Ellos le han puesto precio a todo, pero sabemos que nuestra libertad no tiene precio.
Clamamos con las víctimas por justicia y dignidad, para que sean reconocidos sus derechos y su condición de hijos tuyos
y hermanos nuestros.
Como hace ocho siglos, danos un corazón apasionado por la libertad para visitar los lugares de esclavitud y ayudar a rescatar
a quienes sufren cautividad. Que seamos mansos y astutos para descubrir, con los redimidos, nuevos caminos de liberación.
No nos dejes solos, nada podemos si no es en comunidad, con redes y alianzas que contengan, protejan y construyan un
mundo más humano para todos.
Te pedimos que cuides a todo tu pueblo, especialmente a los más vulnerables de tus hijos e hijas, para que no sufran los
graves crímenes que violentan su cuerpo y dignidad.
Madre nuestra, te damos gracias por escucharnos, consolarnos y enviarnos una vez más a ser testigos del amor de Jesús y
de su esperanza que no defrauda.
María, Madre de la Merced, confiamos en tu presencia maternal que nos guía y fortalece.
Amén.
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NOTAS
1. Según datos y cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT): “a) Casi 21 millones de personas son víctimas del
trabajo forzoso: 11,4 millones de mujeres y niñas, y 9,5 millones de hombres y niños. b) Alrededor de 19 millones de víctimas
son explotadas por individuos o empresas privadas y más de 2 millones por el Estado o grupos rebeldes. c) De aquellos que
son explotados por individuos o empresas, 4,5 millones son víctimas de explotación sexual forzosa. d) Aquellos que imponen
o promueven el trabajo forzoso generan ganancias ilegales enormes. e) El trabajo doméstico, la agricultura, la construcción,
la manufactura y el entretenimiento se encuentran entre los sectores más afectados. f) Los trabajadores migrantes y los
pueblos indígenas son especialmente vulnerables al trabajo forzoso.” (http://www.ilo.org/global/topics/forced-labour/lang--es/
index.htm el 19/09/2013).
2. “La esclavitud, que implica un derecho de propiedad sobre determinadas personas, sometidas así a la voluntad de
su amo, es una institución que existió desde la más remota antigüedad con diversas modalidades.” CHUMBITA, Hugo,
“Esclavismo” en: DI TELLA, Torcuato et al., Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas, Ariel, Buenos Aires, 2004, pag. 226.
3. Alfonso el Sabio, en las Siete Partidas, define al cautivo como al hombre que cae en manos de enemigos que profesan
otra religión, sufriendo tormentos o servicios de esclavos (Leyes de Partida, part. II, tit.XXIX, ley I). Y, por otro lado, el Corán
dice: “Cuando encuentren infieles, ¡y bien!, mátenlos, haciendo una gran carnicería, y aten fuertemente las cadenas de los
cautivos” (Corán, cap. XLVII, vers. IV). Como vemos, cautivo es una categoría religiosa, un fiel de la propia religión que cae en
poder de enemigos de la fe.
4. Cf. ANEXO 3. ONU (2004), “Convención de Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional y sus
Protocolos”, (2004). (http://www.unodc.org/documents/treaties/UNTOC/Publications/TOC%20Convention/TOCebook-s.pdf
en: 19/09/2013)
5. Entendemos por sistema esclavista a un sistema económico legitimado por un pueblo, nación o Imperio donde gran
parte de la fuerza de producción es esclava. Por ejemplo, en el mundo judío de los relatos bíblicos encontramos infinidad de 25
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NOTAS
esclavos y esclavas. En las civilizaciones precolombinas de América también podemos identificar sistemas esclavistas de
economía. En el Imperio grecorromano, en la cristiandad medieval y en la conquista de América encontramos también una
economía que legitima el sistema esclavista de producción y comercialización, reglamentado de forma única por la Corona
española. Cf. BONTE, Pierre; MEILLASSOUX, Claude (2008), “Esclavitud” en: Etnología y antropología, Akal, Madrid.
6. Basta pensar el compromiso que vienen logrando algunos países occidentales, y lo significativa que fue la primera visita
del Papa Francisco fuera de Roma: la isla de Lampedusa, donde denunció la “globalización de la indiferencia” ante la muerte
de migrantes africanos, víctimas de la pobreza, el tráfico y la trata de personas. (http://www.vatican.va/holy_father/francesco/
homilies/2013/documents/papa-francesco_20130708_omelia-lampedusa_sp.html)
7. Cf. PONTIFICIO CONSEJO DE JUSTICIA Y PAZ, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, CEA, 2005, Cap. III.
8. Es memorable la defensa que fr. Bartolomé de las Casas hace de los pueblos originarios de América en la discusión de si
“tenían alma” y, por tanto, si podían ser bautizados o acceder al sacerdocio. Logra prohibir la esclavización de los aborígenes
y sienta las condiciones jurídicas de la evangelización en la Colonia, pero no ve necesaria ni exige la liberación de los esclavos
africanos, institución claramente regulada por la Corona española.
9. CHEVALLIER, Stéphane; CHAUVIRÉ, Christiane, “poder simbólico” en: Diccionario Bourdieu, Nueva Visión, Buenos
Aires, 2011.
10. Cf. METZ, Johann Baptist, Por una mística de ojos abiertos. Cuando irrumpe la espiritualidad, Herder, España, 2013. No
desarrollaremos la riqueza de su diferenciación entre la “mística de ojos cerrados”, propia de la búsqueda de interioridad
como intemporal y posible fuga mundi, y la “mística de ojos abiertos”, consciente y crítica de la historia como camino de
salvación donde Dios se revela por su Espíritu. Vale la pena plantear que para el autor son caminos complementarios de la
espiritualidad. Considero que estamos llamados a “ver con ojos nuevos”, respondiendo fiel y creativamente, desde nuestras
tradiciones liberadoras, a los urgentes desafíos actuales. 26
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NOTAS
11. Seguiremos en este apartado la historiografía básica de nuestra Orden, sin pretender cuestionamientos o aportes propios
de la disciplina histórica, objetivo que excedería la finalidad de este artículo. Cfr. INSTITUTO HISTÓRICO DE LA ORDEN DE
LA MERCED. La Orden de Santa María de la Merced (1218-1992). Síntesis histórica. Edita Curia General de la Orden de la
Merced, Roma, 1997, Biblioteca Mercedaria VI. pags. 21-23.45-46.
12. GAZULLA, Faustino Decoroso. La Orden de Nuestra Señora de la Merced. Estudios históricocríticos (1218-1317). Edita
Monasterio del Puig, Valencia, 1985. pag. 51. Esto lo cita de P. Gaver (1445) en su Speculum Fratrum.
13. Cfr. PIKAZA, Xavier. “La vida mercedaria según las Constituciones y la Regla” en: INSTITUTO HISTÓRICO DE LA ORDEN
DE LA MERCED, Espiritualidad Mercedaria. Cristo Redentor, nuestro maestro y modelo, suscita la obra de “visitar y redimir”
a los cautivos. Edita Curia General de la Orden de la Merced, Roma, 1999, pags. 263-367.
14. Es preciso releer como fuente documental: ORDEN DE LA MERCED, La palabra mercedaria desde el Concilio Vaticano
II. Capítulos Generales y Reuniones de Provinciales, Roma, 1993. Y como comentario crítico que permite dar cuenta del
nacimiento y evolución de los términos: DE BRITO, Luis, Misión redentora y nuevas formas de cautividad. Reflexiones sobre
la palabra mercedaria, Roma, 1996.
15. “Un primer fruto positivo ha sido la clarificación y distinción entre nuevas esclavitudes y nuevas cautividades. En los
primeros momentos posconciliares la terminología era oscilante. Aún hoy, a veces lo sigue siendo, pero la interpretación es
más clara. Me parece posible sintetizarla así: del mismo modo que la esclavitud jurídica hizo soporte a la cautividad entre
musulmanes en otros tiempos, ahora existen otras esclavitudes, no jurídicas, que subyacen a la cautividad actual. Es decir,
atentaba contra la fe a través de un modo de dominación que era la esclavitud. De igual modo la cautividad actual no se
reduce a la opresión, pero encuentra en ella un modo de agredir la fe cristiana.” (DE BRITO, Luis, Misión redentora y nuevas
formas de cautividad. Reflexiones sobre la palabra mercedaria, Roma, 1996, 98)
16. Cf. PONTIFICIO CONSEJO DE JUSTICIA Y PAZ, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, CEA, 2005. Ver ANEXO 2.27
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NOTAS
17. HINKELAMMERT, Franz J. (1999), “La inversión de los derechos humanos: el caso de John Locke” en: Revista Pasos 85,
Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI), San José de Costa Rica
18. “La ciencia crítica (…) En vez de centrarse en problemas puramente académicos o teóricos, tiene como punto de partida
los problemas sociales predominantes, y por ello escoge la perspectiva de quienes más sufren para analizar de forma crítica
a quienes poseen el poder, a los responsables, y a los que tienen los medios y la oportunidad de resolver dichos problemas.”
VAN DIJK, Teun, (2003), Ideología y discurso. Una introducción multidisciplinaria, Barcelona, Ariel
19. Cf. UNICEF; Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación (2012), “Capítulo IV: Modalidades de intervención”,
en: Trata de personas. Una forma de esclavitud moderna. Un fenómeno mundial que afecta principalmente a niños, niñas y
adolescentes (http://www.unicef.org/argentina/spanish/Trata2012(1).pdf).
20. BOURDIEU, Pierre (2005), La dominación masculina, Barcelona, Anagrama, España.
21. “Las primitivas Constituciones de la Merced” en INSTITUTO HISTÓRICO DE LA ORDEN DE LA MERCED. Analecta
Mercedaria. Periodicum historiae et spiritulitatis. Edita Curia General de la Orden de la Merced, Roma, 1997, Annus II.
22. PONTIFICIO CONSEJO DE JUSTICIA Y PAZ (2005), Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, CEA, Cap. III, pags. 81-111.
23. ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (ONU), “Convención de Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional y sus Protocolos”, (2004). (http://www.unodc.org/documents/treaties/UNTOC/Publications/
TOC%20Convention/TOCebook-s.pdf)..
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CHEVALLIER, Stéphane; CHAUVIRÉ, Christiane, Diccionario Bourdieu, Nueva Visión, Buenos Aires, 2011.
CHUMBITA, Hugo, “Esclavismo” en: DI TELLA, Torcuato et al., Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas, Ariel, Buenos Aires,
2004.
DE BRITO, Luis (1996), Misión redentora y nuevas formas de cautividad. Reflexiones sobre la palabra mercedaria, Subsidios
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DEVESA BLANCO, Juan (1983), Las Primitivas Constituciones de la Orden de la Merced o “Constituciones Amerianas”. Códice
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WILLIAMS, Eric (2011), Capitalismo y esclavitud, Traficantes de sueños, Madrid.
* AUTORIA: El artículo ha sido escrito con ocasión de la Campaña Redentora de la Orden de la Merced 2013-2014: “Tu
libertad no tiene precio”. El autor es P. Fr. Sergio Augusto Navarro (O. de M.), religioso y sacerdote mercedario, Prof. Filosofía y
Ciencias de la Educación con orientación en Pastoral Juvenil (Don Bosco), Lic. en Ciencias Sociales y Humanidades (UNQ),
Mg. en Ciencias Sociales orientación Sociología (UNQ), Diplomado en Trata, Narcotráfico y Procuración de la Justicia (UNVM).
Actualmente es Consejero de Pastoral y Misión de la Provincia Mercedaria Argentina.31
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795 años de la Fundaciónde la Orden de la Merced
1218-2013
477 años de la llegadaEvangelizadora de los
Mercedarios a la Argentina1536-2013
420 años de la Fundación de la Provincia Argentina
1593-2013
NO TIENE PRECIOTu Libertad
NO ENGAÑES
NO VENDAS
NO EXPLOTES
No a la trata de personas
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