DIVERSIDAD CULTURAL Y CONCEPCIONES DE BIODIVERSIDAD...

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1 DIVERSIDAD CULTURAL Y CONCEPCIONES DE BIODIVERSIDAD DE DOCENTES EN FORMACIÓN INICIAL DE LICENCIATURA EN BIOLOGÍA. MARÍA ROCÍO PÉREZ MESA UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN DOCTORADO INTERINSTITUCIONAL EN EDUCACIÓN BOGOTÁ D.C. 2016

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DIVERSIDAD CULTURAL Y CONCEPCIONES DE BIODIVERSIDAD DE

DOCENTES EN FORMACIÓN INICIAL DE LICENCIATURA EN BIOLOGÍA.

MARÍA ROCÍO PÉREZ MESA

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN

DOCTORADO INTERINSTITUCIONAL EN EDUCACIÓN

BOGOTÁ D.C. 2016

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DIVERSIDAD CULTURAL Y CONCEPCIONES DE BIODIVERSIDAD DE DOCENTES

EN FORMACIÓN INICIAL DE LICENCIATURA EN BIOLOGÍA

MARÍA ROCÍO PÉREZ MESA

GRUPO INTERCITEC

LÍNEA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS Y CONTEXTO CULTURAL

Este trabajo es presentado al programa de Doctorado Interinstitucional en

Educación-UD. Facultad de Ciencias y Educación de la Universidad Distrital

Francisco José de Caldas para optar al título de Doctor en Educación.

Directora:

ADELA MOLINA ANDRADE

Lic. En Biología. Master en Educación y PhD. en Educación

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN

DOCTORADO INTERINSTITUCIONAL EN EDUCACIÓN

BOGOTÁ D.C. 2016

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Notas de aceptación

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Presidente del Jurado

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Jurado

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Jurado

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Jurado

Bogotá, Febrero 17 de 2016

4

La universidad no será responsable de las

ideas expuestas por el graduado en la Tesis doctoral

Según el artículo 117, del

acuerdo 029 del Consejo Superior de la

Universidad Distrital Francisco José de

Caldas, expedido en Junio de 1988

5

Reconocimiento.

A la Doctora Adela Molina Andrade

por trazar un camino para la educación del país

al invitar a pensar que es posible una educación en ciencias

desde la diversidad cultural y la diferencia

6

Agradecimientos

A mi hermosa hija Laura Sofía, quien con sus risas e inquietantes preguntas, permiten

comprender la inagotable creatividad y la inmensa bondad y amor, que se constituyen en

fuente de inspiración en cada instante de nuestras vidas.

A mi esposo Yair, por su incondicionalidad y amor que permite tomar fuerzas y seguir

construyendo el camino, con sus palabras de aliento.

A mi mamá Imelda, mi hermana Angélica y mis hermanos Jaime y William quienes han

apoyado todos mis sueños y proyectos con su amor.

A la profesora Adela Molina, quien con su sabiduría e infinita generosidad, acompaña el

camino e invita a pensar en otra posibilidad de construir el mundo.

A Constanza quien con su mirada profunda de la educación invita al dialogo y al

intercambio para hablar de lo intercultural.

A los estudiantes de la licenciatura en Biología de la Universidad Pedagógica Nacional de

las sedes Bogotá y La Chorrera-Amazonas y a los estudiantes de la Universidad Distrital

Francisco José de Caldas, quienes mostraron un firme compromiso por participar y sentirse

parte de esta investigación. También a la organización indígena AZICATCH y a la

comunidad Uitoto-muruy, por abrir las puertas y permitir el diálogo, en el que quedan

muchos aprendizajes y retos para la educación y la formación de profesores de ciencias.

A Mauricio Nieto profesor e investigador de la Universidad de los Andes y Astrid Ulloa,

profesora e investigadora de la Universidad Nacional, quienes me brindaron el espacio y

sus conocimientos para adelantar la pasantía con sus valiosas enseñanzas.

A la Universidad Pedagógica Nacional por otorgarme la comisión de estudios que me

permitió adelantar mi formación doctoral.

Al profesor Frederico Loureiro por sus valiosas contribuciones, cuidadosa lectura y su

mirada profunda, de una apuesta por construir nuevos horizontes para la formación de

profesores de ciencias.

A los profesores Nidia Tuay y Andres Venegas por sus aportes, lectura y mirada

proyectiva.

Al centro de investigaciones de la Universidad Distrital (CIDC) por el apoyo económico y

académico que me fue otorgado.

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Resumen

Esta investigación elabora una interpretación de las concepciones de biodiversidad,

expresadas en las narraciones de dos docentes en formación inicial de Licenciatura en

Biología. Uno de ellos perteneciente a la etnia Uitoto- Muruy, adelanta sus estudios en La

Chorrera Amazonas, y la otra estudiante (urbana) de ascendencia campesina, desarrolla su

proceso de formación en Bogotá (Colombia). El problema de investigación se refiere a la

emergencia y la configuración de las concepciones de biodiversidad de docentes en

formación inicial de biología en dos contextos culturalmente diferenciados, en torno a la

pregunta ¿qué se concibe por biodiversidad?

Para atender al problema de investigación, se orientó con una metodología de corte

cualitativo desde el enfoque interpretativo. Para ello se empleó el concepto semiótico de

cultura (Geertz, 1987, 1996, 2005), los procesos de significación (Bruner, 1984, 1988,

2006) y la propuesta de la cultura en términos adjetivos (García, Canclini, 2004). Estos

referentes permiten comprender las formas de enunciación y significación desde el lugar de

la cultura y la elaboración de sentido para referirse a la biodiversidad como nuevo énfasis

de la naturaleza, desde sus marcos de referencia (Geertz, 1987), y la relación entre el

sentido y la referencia (Molina, 2012).

La perspectiva que se asume en la investigación toma en consideración la cultura, el

contexto cultural, el encuentro entre diferentes y la diversidad cultural en términos

adjetivos (García Canclini, 2004), como expresión de las sociedades contemporáneas y la

interculturalidad que hace parte de la configuración histórica del país. Así, la cultura como

un sistema de significados, implica tener en cuenta las formas de enunciar y significar la

realidad por parte de los docentes en formación, donde lo cultural se constituye en un

recurso heurístico para hablar de la diferencia, de los contrastes y las comparaciones

cuando los grupos y los sujetos entran en relaciones de intercambio que comprenden la

negociación de los significados y el cruce de fronteras, de acuerdo con las experiencias y

los contextos en el reconocimiento de la diferencia y la otredad.

El proceso metodológico de la investigación contempló: la revisión documental en relación

con la configuración conceptual de la biodiversidad y su consideración como nuevo énfasis

de la naturaleza en contextos de diversidad cultural (primer capítulo); la orientación del

enfoque y categorías metodológicas; explicitación de los supuestos metodológicos, diseño,

validación y consistencia interna de los instrumentos (protocolo, entrevistas

8

semiestructuradas desde el planteamiento de situaciones para la elicitación de

concepciones -entrevista en profundidad-); realización del proceso de campo; la entrevista

a actores sociales, el proceso de triangulación de los datos (la validez de los textos de

interpretación y análisis) y el establecimiento de dimensiones que emergen de las

concepciones (capítulos tres y cuatro). De modo que, en esta investigación se vislumbra la

complejidad de las concepciones de biodiversidad de los docentes en formación inicial, al

contemplar un sujeto situado en un contexto cultural, que reconoce las formas de

enunciación para referirse a la biodiversidad, desde el lenguaje propio y las formas de

significarlo.

De acuerdo con lo anterior, las dimensiones que emergen son: la dimensión ontológica,

epistémica, ética, educativa, cultural, biocultural, histórica y política. Estas dimensiones

posibilitan la construcción de modelos de las concepciones de biodiversidad de los

participantes, que expresan una multidimensionalidad del ser con diferentes formas de

configuración, dinamicidad e intercambio.

Este trabajo también convoca la historia y la cultura viva de la etnia Uitoto-Muruy y de

la cultura campesina del altiplano cundiboyacense (que sería territorio Muisca en la época

precolombina y objeto de mestizaje), como parte de la ascendencia de la estudiante de

Bogotá. A través del proceso metodológico, se logró una comprensión de los

significados, en relación con la cultura Uitoto-Muruy y la cultura occidental y mestiza.

Así mismo, emergen los conocimientos científicos que les han sido impartidos en la

formación occidental escolar y docente, donde se presentan choques y negociaciones de

significados como una forma de ampliar los universos discursivos acerca de la

biodiversidad y sus prácticas.

Esta investigación permitió el reconocimiento de la experiencia respecto a las relaciones

que establecen los docentes en formación inicial con la biodiversidad desde la perspectiva

cultural. La referencia del sistema de significados tejidos en las culturas, se expresa en sus

narraciones que forman parte de su universo discursivo para referirse a la biodiversidad

desde su lugar de enunciación y comprensión del mundo (dimensión ontológica,

epistémica, biocultural y ética), así como los intercambios, confrontación y negociación de

significados (dimensiones educativa, histórica y política). Estos conocimientos manifiestan

formas particulares de comprender el mundo, con diferentes posibilidades de

9

relacionamiento entre la cultura de origen y la cultura occidental, que les permite

configurar modelos, para explicar la naturaleza, encarnados en su ser cultural.

Por último, se plantea la importancia de vincular los saberes tradicionales y ancestrales en

la formación inicial de profesores de ciencias, que contemplen un diálogo intercultural

(Baptista, G. C. S, 2014), con una formación en ciencias más realista y significativa. Todo

esto, con un acercamiento epistemológico, para aportar a las realidades de país, donde el

maestro se constituye en un mediador para agenciar una formación educativa que articule

la diversidad cultural y el pluralismo epistémológico (Olivé, 2009; Cobern y Loving, 2001;

Taylor y Cobern(1998), y de esta forma facilitar el diálogo entre culturas y las diferentes

maneras de relacionarse con la biodiversidad; aspectos que vinculan el reconocimiento del

otro y de la comunidad, como horizontes posibles para crear nuevos mundos y fortalecer

las culturas, al viabilizar la negociación de las diferencias y la apuesta por la formación de

profesores de ciencias con una sensibilidad intercultural (Yuen, 2009).

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CONTENIDO

PRESENTACIÓN I-

X

1 UNA MIRADA A LAS CONCEPCIONES DE BIODIVERSIDAD, LA CULTURA

Y LOS ENFOQUES EN LA ENSEÑANZA Y LA FORMACIÓN DE PROFESORES DE

CIENCIAS ...................................................................................................................... 33

1.1 INTRODUCCIÓN ........................................................................................... 33

1.2 LA BIODIVERSIDAD COMO NUEVO ENFASIS DE LA NATURALEZA34

1.2.1 Origen del término .................................................................................... 36

1.2.2 La biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza ............................ 42

1.2.3 Miradas de las relaciones entre la Biodiversidad como nuevo énfasis de la

naturaleza y lo humano. .......................................................................................... 45

1.2.4 Emergencia de lo diverso: concepciones de biodiversidad ...................... 49

1.3 LA CULTURA COMO REFERENTE DE LA INVESTIGACIÓN EN LA

CONFIGURACIÓN DE LAS CONCEPCIONES ..................................................... 53

1.3.1 La cultura .................................................................................................. 54

1.3.2 Lo cultural ................................................................................................ 57

1.3.3 Biocultura. ................................................................................................ 62

1.4 LA EDUCACIÓN EN CIENCIAS. UNA MIRADA EN EL ACONTECER

NACIONAL. ............................................................................................................... 65

1.5 EL ESTUDIO DE LAS CONCEPCIONES EN LA EDUCACIÓN EN

CIENCIAS Y APROXIMACIONES DESDE EL ENFOQUE CULTURAL ............ 80

1.5.1 Concepciones de los profesores de Ciencias ............................................ 84

1.5.2 Concepciones de ciencia de los profesores y la enseñanza ...................... 85

1.5.3 Concepciones de Biodiversidad................................................................ 89

2 LA INVESTIGACIÓN DESDE LA CULTURA Y LO CULTURAL EN EL

CONTEXTO EDUCATIVO. DEFINICIONES DE NUESTRO LUGAR

METODOLÓGICO ........................................................................................................ 96

11

2.1 INTRODUCCIÓN ........................................................................................... 96

2.2 LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA: EL CAMINO QUE SE RECORRE.98

2.2.1 Hermenéutica .......................................................................................... 100

2.2.2 El Otro Situado ....................................................................................... 102

2.2.3 La Cultura y lo cultural ........................................................................... 104

2.2.4 Pluralismo cultural y epistémico ............................................................ 106

2.2.5 Las Concepciones ................................................................................... 109

2.3 LOS SUPUESTOS METODOLÓGICOS DE LA INVESTIGACIÓN ........ 110

2.4 PROCESO Y DISEÑO METODOLÓGICO DE LAS CONCEPCIONES DE

BIODIVERSIDAD DESDE LA DIVERSIDAD CULTURAL Y LA DIFERENCIA.112

2.4.1 Criterios de selección del lugar de Estudio y perspectivas de los

participantes. ......................................................................................................... 113

2.4.2 Diseño Metodológico de la Investigación .............................................. 120

2.5 INSTRUMENTOS: CONCEPTUALIZACIÓN Y RIGOR METODOLÓGICO

124

2.5.1 Entrevista Semiestructurada basada en Situaciones (Textos virtuales) .. 124

2.5.2 Entrevistas semiestructuradas de profundización: .................................. 127

2.5.3 Entrevista a otros actores sociales (Maestra uitoto, Sabedor Uitoto, Profesor

universitario –citadino-). ....................................................................................... 128

2.5.4 Diario de Campo ..................................................................................... 129

2.5.5 Validación del Instrumento. Entrevista semiestructurada basada en

situaciones como textos virtuales. ......................................................................... 132

2.5.6 Validación del Texto de Interpretación .................................................. 133

2.5.7 Triangulación de la información............................................................. 135

2.6 DIMENSIONES INICIALES Y EMERGENTES QUE FORMAN PARTE DEL

ANALISIS ................................................................................................................ 136

2.6.1 Histórica ................................................................................................. 136

2.6.2 Dimensión Política ................................................................................ 137

12

2.6.3 Dimensión Educativa ............................................................................. 139

2.6.4 Dimensión Cultural ................................................................................ 141

2.6.5 Dimensión Biocultural ........................................................................... 142

2.6.6 Dimensión Diversidad Epistémica. ........................................................ 143

2.6.7 Dimensión Ontológica ........................................................................... 144

2.6.8 Dimensión Ética ..................................................................................... 145

2.7 NUESTRO LUGAR METODOLÓGICO: CIERRE DEL CAPÍTULO ....... 147

3 CONCEPCIONES DE GIL SOBRE EL MONIFUE .......................................... 149

3.1 GIL JAIRO .................................................................................................... 149

3.2 EL MONIFUE (ABUNDANCIA) COMO COMPLEJIDAD Y EMERGENCIA

DE LAS DIMENSIONES DE LA CONCEPCIÓN DE GIL JAIRO, SOBRE LA

DIVERSIDAD DE LA VIDA. ................................................................................. 151

3.2.1 Dimensión Ontológica ............................................................................ 153

3.2.2 Dimensión Epistémica: El Monifue como representación de Abundancia del

Conocimiento. ....................................................................................................... 165

3.2.3 Dimensión Educativa .............................................................................. 181

3.2.4 Dimensión Ética del cuidado. Gil Jairo, ................................................ 194

3.2.5 Dimensión Cultural ................................................................................ 202

3.2.6 Dimensión Biocultural. ........................................................................... 209

3.2.7 Dimensión Histórica ............................................................................... 214

3.2.8 Dimensión Política. ................................................................................ 218

3.3 SINTESIS DE LA CONCEPCIÓN DE BIODIVERSIDAD DE GIL JAIRO

DESDE SU CONTEXTO CULTURAL INDIGENA UITOTO-MURUY Y FUTURO

MAESTRO DE BIOLOGÍA ..................................................................................... 224

3.4 LO CULTURAL: IR DE LO PROPIO A LO AJENO Y VOLVER

FORTALECIDO. PENSAMIENTO UITOTO-MURUY ........................................ 226

3.5 DIALOGO CON OTRAS INVESTIGACIONES ......................................... 230

4 CONCEPCIONES DE BIODIVERSIDAD DE SARA ........................................ 237

13

4.1 Sara ................................................................................................................ 237

4.2 VARIABILIDAD-RELACIONES DE LO VIVO Y LA EMERGENCIA DE LAS

DIMENSIONES QUE CONFIGURAN LAS CONCEPCIONES DE SARA, SOBRE

LA BIODIVERSIDAD. ........................................................................................... 238

4.2.1 Dimensión Ontológica ............................................................................ 240

4.2.2 Dimensión Epistémica ............................................................................ 249

4.2.3 Dimensión Educativa .............................................................................. 262

4.2.4 Dimensión Ética ..................................................................................... 272

4.2.5 Dimensión Cultural ................................................................................ 279

4.2.6 Dimensión Biocultural ............................................................................ 283

4.2.7 Dimensión Histórica ............................................................................... 286

4.2.8 Dimensión Política ................................................................................. 292

4.3 SINTESIS DE LA CONCEPCION DE BIODIVERSIDAD DE SARA COMO

FUTURA MAESTRA DE BIOLOGIA .................................................................... 295

4.4 LO CULTURAL: CHOQUES, NEGOCIACIONES E HIBRIDECES ........ 297

4.5 DIALOGO CON OTRAS INVESTIGACIONES ......................................... 301

5 CONCLUSIONES ................................................................................................ 309

5.1 INTRODUCCIÓN ......................................................................................... 309

5.2 LAS CONCEPCIONES DE BIODIVERSIDAD COMO NUEVO ENFASIS DE

LA NATURALEZA DESDE LA DIVERSIDAD CULTURAL ............................. 315

6 REFLEXIONES Y PROSPECCIÓN EN EL CAMPO EDUCATIVO ................ 333

6.1 INTRODUCCIÓN ......................................................................................... 333

6.2 FORMAS DE ENUNCIAR Y SIGNIFICAR EL MUNDO .......................... 334

6.3 RECONOCIMIENTO DE SABERES Y CONOCIMIENTOS EN LA

FORMACION INICIAL DE PROFESORES DE CIENCIAS ................................. 338

6.4 LOS PROGRAMAS DE FORMACIÓN INICIAL DE PROFESORES EN

CIENCIAS. UNA POSIBILIDAD PARA CONSIDERAR LAS EXPERIENCIAS DE

VIDA Y LAS DIFERENTES FORMAS DE PENSAR. .......................................... 346

14

6.5 LA FORMACION DE PROFESORES DE CIENCIAS COMO POSIBILIDAD

PARA EL DEBATE DE LAS DIFERENCIAS Y LA APUESTA POR LA

INTERCULTURALIDAD. ...................................................................................... 352

REFERENTES BIBLIOGRÁFICOS ....................................................................... 364

LISTADO DE FIGURAS

Figura 1 Mapa Departamento del Amazonas. .............................................................. 115

Figura 2 Mapa Ciudad de Bogotá D.C. ........................................................................ 115

Figura 3 Proceso y Diseño Metodológico .................................................................... 121

Figura 4. Concepción de Biodiversidad de Gil Jairo. Monifue (Abundancia) ............. 151

Figura 5 Concepción del Monifue “Saber cuidar la Vida” ........................................... 224

Figura 6 Concepción de Biodiversidad de Sara. Variabilidad-Relaciones de lo vivo .. 239

Figura 7. Concepciones de biodiversidad de Sara. ....................................................... 296

Figura 8 Imagen social de la ciencia y del científico ................................................... 339

Figura 9. Comparación entre formas de conocimientos articulados por las etnociencias.340

Figura 10 La ciencia como sistema Cultural. ............................................................... 341

Figura 11 Propuesta para la formación inicial de profesores de ciencias. .................... 357

ANEXOS ............................................................................................................................... 390

15

PRESENTACIÓN

Esta investigación elabora una interpretación de las concepciones de biodiversidad,

expresadas en las narraciones de dos docentes en formación inicial de Licenciatura en

Biología. Uno de ellos perteneciente a la etnia Uitoto- Muruy, adelanta sus estudios en La

Chorrera Amazonas, y la otra estudiante (urbana) de ascendencia campesina, desarrolla su

proceso de formación en Bogotá (Colombia) en la Universidad Pedagógica Nacional. Las

discusiones y narraciones de los estudiantes participantes, giran en torno a la pregunta:

¿qué se concibe por biodiversidad?

A través del proceso interpretativo de narraciones y diálogos con los docentes en

formación inicial, actores locales, referentes histórico-culturales locales y de

conocimientos de la biología y su enseñanza, se logró una comprensión de los significados

implícitos y explícitos a través del empleo del concepto semiótico de cultura (Geertz,

1987, 1996), los procesos de significación como referente de la explicación sociocultural

para la construcción del conocimiento (Bruner, 1984, 1988, 2006) y la propuesta de la

cultura en términos adjetivos (García, Canclini, 2004). Estos referentes permiten

comprender las formas de enunciación y significación desde el lugar de la cultura y la

elaboración de sentido para referirse a la biodiversidad, desde sus marcos de referencia

(Geertz, 1987), por la relación entre el sentido y la referencia (Molina, 2012), desde la

cultura y las diferentes formas de significarlo.

Así, en las concepciones de biodiversidad emergen diferentes dimensiones que señalan la

complejidad que detentan, y las formas en que se encuentran interrelacionadas estas

dimensiones, donde es necesario retomar la historia y la cultura viva de la etnia Uitoto-

Muruy y rastrear aspectos de la historia y la cultura relacionados con la ascendencia

campesina y mestiza (altiplano cundiboyacense) de una estudiante (urbana) - territorio que

fuera ocupado por los Muiscas- y a su vez, el abordaje de la ciencia (como otra cultura) en

el contexto educativo. En síntesis, la presente investigación elabora una interpretación

cultural de los significados, los sentidos y el reconocimiento de la experiencia respecto a

las relaciones que establecen los docentes en formación inicial con la biodiversidad de dos

contextos culturales.

De acuerdo con los diferentes diálogos realizados, se evidencian las relaciones entre las

expresiones de los participantes, que tienen un asidero cultural (Geertz, 1987 y 1996), así

como los intercambios de contenidos y la negociación de significados donde el contexto

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cultural adquiere protagonismo. De esta forma, para la presente investigación, se asume

que las concepciones de los estudiantes están sujetas a cambios como parte de los procesos

históricos y de los intercambios culturales, que permiten apreciar las ideas en el contexto

de las culturas, las posibles hibrideces y cruces de fronteras en la ampliación de los marcos

explicativos del mundo y la toma de decisiones y las prácticas (Elkana, 1983; George,

2001; Jegede, 1995; Jegede & Aikenhead, 1999; Molina y Mojica, 2013).

En el ámbito académico y científico, las concepciones de biodiversidad permite ubicarlas

como un tema emergente y trascendental en los debates contemporáneos, tanto en

educación en ciencias, como en las propias disciplinas científicas (Pérez, 2013a; 2013b),

así como en la esfera de lo político, donde subyace una diversidad de posturas y

definiciones, sin que exista un acuerdo definitivo (Koricheva & Siipi, 2004; Oksanen &

Pietarinen, 2004; Takacs, 1996). Así, en el ámbito de la ciencia, la biodiversidad

comprende las diferentes escalas del mundo viviente y sus múltiples interrelaciones de

corte ecológico y/o evolutivo (Díaz & Cabido, 2001; Hamilton, 2005; Heywood & Baste,

1995; Jeffries, 1997; Maclaurin & Sterenly, 2008; Noss, 1990; 1999; Oksanen &

Pietarinen, 2004; Rozzi, 2001; Wilson, 1994; 1992).

Las concepciones de biodiversidad, en el ámbito de la ciencia, como sistema cultural

(Elkana, 1983) o como una cultura (Cobern y Aikenhead, 1998), tiene implicaciones a

nivel educativo, al mantener una separación entre lo vivo y lo no vivo; entre el ser humano

y la biodiversidad; entre cultura y naturaleza, aspectos que comprenden una ruptura

ontológica y epistémica que deviene de la modernidad en sus diferentes fases y en las que

persiste una idea de dominio y subordinación (Nieto, 2006). De otra parte, en los ámbitos

antropológico y sociológico, se plantea que las concepciones de biodiversidad como nuevo

énfasis de la naturaleza para diversos pueblos originarios de Latinoamérica y pueblos

afrodescendientes, comprende una relación de respeto, de defensa de la biodiversidad y en

otras ocasiones, de subordinación (Escobar; Escobar; Pazmino y Ulloa, 2005; Escobar,

1999a; 1999b; 1999c; Pitrou, 2012; Molina, et ál., 2005). Desde una perspectiva oriental,

se hacen explícitas relaciones de igualdad y armonía con las demás formas de vida (Ma,

2009), que se comparten con algunos aspectos de la cultura Uitoto-Muruy. En estas

propuestas se expresa la diversidad de formas de concebir la biodiversidad desde las

culturas y las relaciones entre diferentes culturas, como negociación y choque de

significados.

17

En el caso de la comunidad Uitoto-Muruy de la Chorrera-Amazonas (donde se realizó

parte de esta investigación), las concepciones de biodiversidad desde su lugar de

enunciación y significación, están orientadas por el plan de vida y los escenarios de

aprendizaje propios como: la maloca, la chagra, el río y la selva, además de

autodenominarse como cuidadores del conocimiento y señalar su territorio como centro de

origen de su pueblo y de las demás formas de vida (Azicatch, 2007; Farekatde y Henao,

2009). En tal sentido, es necesario considerar que el mito de origen de esta comunidad y su

mitología se entretejen con las diferentes formas de vida, como se manifiesta en las

prácticas culturales y su participación en la producción de la biodiversidad, a través de la

chagra y el conocimiento sofisticado de las plantas medicinales en el cuidado de la salud,

conocimientos que contribuyen a mantener el principio del cuidado de la vida acorde con

su cosmovisión. Al igual que la consideración de los contextos y mundos en los que circula

Sara, estudiante urbana, con ascendencia campesina-mestiza del altiplano cundiboyacense

(territorio que fuera ocupado por la cultura Muisca).

Problema de Investigación

La presente investigación se ubica en el campo la Didáctica de las ciencias y la enseñanza

de la biología, particularmente desde el estudio de las concepciones de docentes en

formación inicial, fundamentada en un enfoque cultural, que da apertura al diálogo entre

culturas, para trascender junto con los aportes de los enfoques históricos, antropológicos y

sociológicos, la visión hegemónica y universalista en la enseñanza de las ciencias,

particularmente en la enseñanza de la biología, que ha invisibilizado los saberes y visiones

de las diferentes comunidades que configuran la sociedad colombiana.

Es claro que en el campo de la didáctica, el estudio de las concepciones ha ocupado un

lugar central, al reconocer su importancia e incidencia en la enseñanza y el aprendizaje de

las ciencias, así diferentes investigaciones han mostrado que existe una relación entre las

concepciones de los profesores y sus propuestas de enseñanza, como se explicita en

Porlán, Rivero y Martín, (1998) y Perafán (2004). La mayoría de estos estudios durante las

últimas décadas destacan una mirada de las concepciones sobre la naturaleza de la ciencia

y su relación con prácticas transmisionistas por parte de los profesores (Tobin y Espinet,

1989), de modo que, la mayoría de estos esfuerzos se han enfocado hacia la indagación

sobre concepciones en ciencias y enseñanza de las ciencias desde perspectivas

internalistas, esto es, desde la lógica interna de la misma ciencia (Molina, 2009).

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Por tanto, el estudio de las concepciones desde un enfoque cultural implica comprender el

papel del contexto y la diversidad cultural como vía para la caracterización de las mismas.

(Molina et al, 2009). De esta forma, la presente investigación se fundamenta en el

enfoque cultural que atiende a múltiples relaciones desde perspectivas más externalistas,

con lo cual, se busca aportar conocimientos acerca de las concepciones de biodiversidad en

relación con la diversidad cultural y específicamente sobre la biodiversidad de nuestro

país en el ámbito educativo, dado que aún son incipientes las investigaciones que

permitan documentar esta relación.

De igual forma, se encuentra que la mayoría de investigaciones sobre concepciones de

biodiversidad, buscan indagar que tan próximos o distantes están los sujetos de la

definición de referencia proporcionada por el conocimiento científico, sin considerar los

contextos culturales y la elaboración de significados, aspectos que simplifican la realidad

(Pérez, 2013ª; 2013b), y dejan de lado, la diversidad cultural y su relación con la

biodiversidad como problemática contemporánea, que requiere una comprensión de este

fenómeno complejo, para aportar en el replanteamiento de las relaciones biodiversidad-

cultura.

De otra parte, son escasas las investigaciones que abordan las concepciones de

biodiversidad desde un enfoque cultural relacionadas con la formación inicial de

profesores, puesto que los trabajos encontrados son fundamentalmente de tipo

antropológico. Otro aspecto, corresponde a lo expuesto por Lindemann et al.,(2011),

quienes en una investigación adelantada en cuatro países europeos, concluyen que son

pocos los intentos para integrar la biodiversidad en los programas de formación del

profesorado. Asuntos que se constituyen en desafíos para reflexionar respecto a la

educación, la formación de profesores de ciencias, la enseñanza de la biología y el

abordaje de la biodiversidad más allá de las miradas clásicas de la educación en ciencias.

Desde el punto de vista de las disciplinas científicas, la biodiversidad se ha constituido en

un pilar de la investigación contemporánea, al ser un concepto transversal que emerge

hacia mediados de los 80s, con la propuesta de Walter Rosen (1985, citado en Tacaks,

1996) al hacer uso del neologismo “biodiversidad”, en la antesala del Foro Nacional sobre

Biodiversidad, realizado en Washington. Término popularizado por Wilson, a través de las

memorias del evento bajo el título “Biodiversidad”, que trascendió del campo de la

biología a las diversas esferas de la sociedad, con un importante reconocimiento científico,

19

social, político y económico, en medio de una fuerte tensión entre una visión global del

mundo y los saberes locales que conducen a nuevas formas de interpretación del mismo.

Así, la biodiversidad, implica un cambio paradigmático, que supera perspectivas de la

historia natural, la taxonomía, la sistemática y la biogeografía; al constituirse en una nueva

noción que provee lenguajes y símbolos para dar soporte a otras formas de organización

política del ser humano y sus formas de intervención en las diferentes escalas de la

biodiversidad. Por tanto, la diversidad biológica se convierte en biodiversidad al constituir

una complejidad soportada de una parte en argumentos científicos como la teoría de la

evolución y la ecología, y de otra en justificación de objetivos geopolíticos y económicos

que amplifican las discusiones y tensiones sobre los conocimientos y la propiedad del

germoplasma. (Toro, 2004; Leff, 2002).

La biodiversidad se configura de manera compleja y pone en diálogo ideas y prácticas

dotadas de historia desde los diferentes grupos y sectores de la sociedad. Su abordaje en el

dominio público se encuentra estrechamente relacionado con un problema de fondo como

es su vertiginosa pérdida que interpela al modelo occidental de la sociedad capitalista,

urbano-industrial y sacudir los cimientos de la “civilización”, como expresión de la

llamada modernidad. Asunto que lleva a señalar que más allá de una crisis ambiental, el

mundo se encuentra en una crisis del conocimiento (Leff, 2006), anclada en una relación

entre conocimiento y poder (Nieto, 2006); con las subsecuentes implicaciones en la

diversidad cultural, la soberanía alimentaria, la conservación de la biodiversidad, del

oxígeno y el agua, entre otras.

El problema se complejiza al observarse una estrecha correlación entre la pérdida de la

biodiversidad y la pérdida de la diversidad cultural, dado que diversos grupos étnicos, y

afrodescendientes han sido desplazados y marginalizados de diferentes regiones

llevándolos a la pérdida de su territorio de sus conocimientos y de su lengua. (Contreras,

2009). Por su parte, Maffi, (2005); (2002); Harmon y Loh (2004); Loh y Harmon (2005),

en sus investigaciones muestran una alta correlación entre las áreas de elevada

biodiversidad y las de gran diversidad cultural, así en dicho estudios se reconoce cómo los

conocimientos ecológicos históricos locales, que forman parte de los pueblos tradicionales

encarnados en las lenguas, se están extinguiendo.

Así mismo, la escuela como institución de la modernidad ha incorporado un proyecto

cultural occidental, que en aras de la igualdad, instaló una forma de conocimiento y unas

20

prácticas en la idea de civilizar al otro, sin considerar la diferencia. En este sentido,

autores como Quintriqueo y McGinity, (2009); O´Hern, (2010); Contreras, (2009);

Contreras y González, (2009); Millaqueo, (2005); manifiestan que la educación en ciencias

en los países occidentalizados esta soportada en un modelo de contenidos educativos mono

culturales occidentales, que ha afectado a los grupos étnicos al invisibilizar sus

conocimientos ancestrales en el aula, situación que ha provocado una erosión de dichos

conocimientos y de las identidades, además de privar a la humanidad de comprender que

existen otras formas de concebir el mundo (diferentes a la ciencia), que han aportado

significativamente al conocimiento y conservación de la biodiversidad.

Al respecto, los avances en la política educativa colombiana frente a la interculturalidad se

fundamentan en la idea de inclusión, situándola como un asunto exclusivo de los grupos

étnicos, como se expresa en los lineamientos de política educativa para la atención a

población vulnerable (2005): “la prestación del servicio etno-educativo se debe

fundamentar en los principios de interculturalidad” (p. 19). Así mismo, en esta política se

propone que “las instituciones de educación superior con facultades de etno-educación

deben incluir en sus currículos y planes de estudio la temática de la diversidad cultural”

(MEN, 2005, p.19), elementos que poco contribuyen a pensar una educación intercultural

para la sociedad colombiana. Solo de manera reciente, en el Decreto 2450 de Diciembre

de 2015, que regula el otorgamiento y renovación del registro calificado de los programas

académicos de licenciatura, se plantea: “el fomento a la diversidad, la interculturalidad y el

desarrollo de enfoques en educación inclusiva” (p.5), en lo relativo a la flexibilidad

curricular para la formación de inicial de profesores.

En tal sentido, si bien se reconoce la diversidad cultural en el marco de las políticas

educativas públicas, aún prevalece la idea de una inclusión en un modelo que sigue situado

en una educación diferencial exclusiva para poblaciones minoritarias, sin considerar una

educación intercultural, que permita comprender y atender pedagógicamente estas

realidades educativas. De esta manera, resulta fundamental establecer puentes que

favorezcan el diálogo de saberes y construir desde el encuentro, el reconocimiento y la

cooperación, otras formas de interpretar y construir realidades, a favor de la biodiversidad

y la diversidad cultural, para pensar en una educación en ciencias y una formación inicial

de profesores desde la interculturalidad para todos.

21

Estas reflexiones también deben incidir en los currículos y en la formación de profesores,

quienes a futuro tendrán el reto de educar, desde una visión más sustentable, plural y

solidaria a los tomadores de decisiones y a los ciudadanos en general. Por tanto, resulta

prioritario desde la academia y particularmente la educación en ciencias, adelantar una

investigación para caracterizar las concepciones sobre biodiversidad desde un enfoque

cultural con profesores en formación inicial de biología, dado que no existen

investigaciones de esta naturaleza, que permitan comprender la complejidad de este

fenómeno, en un país que ha estado atravesado por el conflicto, la marginalización de las

culturas minoritarias y la pérdida de la biodiversidad, para poder aportar conocimientos

que contribuyan a los procesos de formación inicial de profesores de ciencias hacia la

interculturalidad.

De acuerdo con lo anterior, la pregunta que orienta la investigación es:

• ¿Qué se concibe por Biodiversidad?. Pregunta que se aborda desde un enfoque

cultural, con profesores en formación inicial de la licenciatura en biología, de dos

contextos culturalmente diferenciados, correspondientes a la etnia Uitoto-Muruy de La

Chorrera -Amazonas y citadinos (mestizos) de Bogotá D.C.

Preguntas orientadoras:

¿Cuáles son las perspectivas teórico metodológicas que han orientado el estudio de

la concepciones sobre biodiversidad en profesores en formación inicial en el campo

de la Educación de las ciencias?

¿Qué tipo de dimensiones teórico metodológicas emergen en el estudio de las

concepciones sobre biodiversidad con un enfoque cultural en profesores en

formación inicial?.

¿Qué tipo de modelos de concepciones sobre biodiversidad emergen desde la

diversidad cultural?

¿Qué tipo de relaciones son posibles entre las concepciones de biodiversidad y el

contexto cultural?

El abordaje de las concepciones implica considerar referentes contextuales y

socioculturales que inciden en su configuración, en un despliegue de diversidad y

22

complejidad de las mismas, que justifican la investigación, como aporte a la formación de

profesores de ciencias en una sociedad con una historia de constitución intercultural.

Objetivos

El objetivo de esta investigación es caracterizar las concepciones de biodiversidad de los

profesores en formación inicial de la licenciatura en biología en dos contextos

culturalmente diferenciados –La Chorrera Amazonas y Bogotá. El cual, aborda la

interpretación cultural en las formas de enunciación y significación de la biodiversidad,

que parte de las voces de los sujetos situados en los contextos culturales y de la

recuperación de la experiencia y las prácticas relacionadas con la biodiversidad, al

visibilizar las intersecciones de la formación educativa escolar y profesional, con la

formación desde los marcos culturales en los que se movilizan.

Objetivos específicos

Identificar las perspectivas teórico-metodológicas, para orientar el estudio de las

concepciones sobre biodiversidad en profesores en formación de Biología,

mediante una revisión de la producción bibliográfica.

Analizar las dimensiones teórico-metodológicas que emergen en el estudio de las

concepciones de biodiversidad desde la perspectiva de la diversidad cultural.

Establecer relaciones entre las concepciones de biodiversidad y el contexto cultural

como aportes al campo de la educación en ciencias y la formación de profesores.

Construir los modelos de concepciones sobre biodiversidad, de los profesores en

formación inicial de la licenciatura en Biología de dos contextos culturalmente

diferenciados.

Aportar elementos para una propuesta alternativa de formación inicial de profesores

en enseñanza de las ciencias en el marco de la interculturalidad.

Justificación

La importancia de la presente investigación se centra en aspectos como, su valor político

nacional, la consideración de la biodiversidad como un asunto relevante para la educación

del país y la producción de conocimiento para el abordaje de la diversidad cultural y sus

23

relaciones con la biodiversidad en la formación inicial de profesores de ciencias y la

enseñanza de la Biología.

En primer lugar se puede establecer que después de 20 años de la nueva constitución

colombiana, se asume como una realidad nacional el carácter de la diversidad cultural de la

sociedad, la cual, se ha complejizado aún más con el fenómeno de desplazamiento y el

incremento de los intercambios entre las culturas a través de los procesos de globalización,

las intercomunicaciones, el acceso a Internet, entre otros. Sin embargo, no existen

suficientes investigaciones que caractericen este fenómeno, particularmente en la

educación en ciencias para aportar al diseño de políticas públicas en educación, el

currículo, la formación de profesores y la construcción del conocimiento escolar en

relación con la Biodiversidad y la diversidad cultural del país.

Así mismo, es necesario plantear una educación desde las mismas condiciones sociales y

culturales del país en relación a la enseñanza de las ciencias y en particular de la Biología,

dado que no se ha abordado el estudio de la Biodiversidad local desde las diferentes

construcciones socio-culturales (conocimiento científico, saberes tradicionales y locales,

conocimiento cotidiano) que involucran perspectivas éticas y práxicas. Si bien en los

lineamientos en Ciencias Naturales y Educación Ambiental, (1998), se propone “la

construcción de una nueva ética”; y en los estándares básicos de competencias en ciencias

naturales y ciencias sociales (2004); se espera que los estudiantes logren unas

competencias en el abordaje de la biodiversidad; aún se evidencia una visión hegemónica

de la ciencia, sin contexto, ni reconocimiento de la biodiversidad local y de la diversidad

cultural, ausente de un diálogo intercultural. De de modo que se requiere un tratamiento de

esta problemática que permita aportar en la comprensión de estas relaciones y posibilitar

en la educación en ciencias y la enseñanza de la biología una mirada integradora y

compleja de la realidad que promueva el reconocimiento de la biodiversidad y la

diversidad cultural del país.

De igual manera, al aceptar que Colombia es un país pluriétnico y multicultural, así como

uno de los cinco más biodiversos del planeta, muestra señales de los fuertes vínculos entre

estas dos diversidades. Autores como Maffi (2006); Hamer (2004); Posey (1999) y Cocks,

(2006), Toledo y Barrera (2008), lo conciben como una diversidad biocultural, que si bien

involucra un conocimiento potencial, a su vez, son proclives a las diferentes fuerzas

sociales y económicas que han impactado la diversidad lingüística, la diversidad cultural y

24

la diversidad biológica, en diferentes regiones del planeta, bajo el proyecto moderno de la

sociedad capitalista, urbano-industrial (Dussel, 1994; Loureiro, 2006), que demanda su

necesaria reflexión y abordaje crítico en las diferentes esferas sociales incluido el sector

educativo.

En tal sentido, se busca ampliar las discusiones y reflexiones que visibilicen las asimetrías

de conocimientos que han prevalecido en el ámbito escolar, especialmente en los espacios

de formación en ciencias bajo la idea de un conocimiento universal lógico y racional frente

al conocimiento propio de los pueblos originarios y mestizos. Elementos que implican

reconocer la diversidad y la diferencia en contraposición con la visión esencialista de la

cultura, y la homogenización del pensamiento. Así como una mirada frente a la escuela y

la formación como maestros de ciencias que sea más realista y aporte en la construcción de

un país biodiverso, pluriétnico e intercultural.

Por último, es preciso señalar que no existen investigaciones que aborden el estudio de las

concepciones de biodiversidad desde un enfoque cultural con profesores en formación

inicial de biología, ni trabajos de esta naturaleza con la etnia Uitoto-Muruy, en el contexto

colombiano, por lo cual, resulta especialmente relevante para la educación del país. En

esta investigación se encuentran resultados inéditos que de una parte permiten comprender

las formas de significar y dotar de sentido el mundo desde la cultura (Geertz, 2005), al

igual que brinda un marco de aproximación a la negociación de significados; cruce de

fronteras entre culturas (García Canclini, 2004) y resistencias, especialmente desde la

experiencia en los procesos de educación en ciencias y los procesos de formación como

futuros licenciados de Biología.

De esta manera, se pretende avanzar en la producción teórica y metodológica, en

investigaciones de esta naturaleza, como referentes que contribuyen al fortalecimiento de

la línea de investigación Enseñanza de las Ciencias, Contexto y Diversidad cultural del

Doctorado Interinstitucional en Educación y a la ampliación de la agenda investigativa en

esta materia, para el país. Aspectos que posibilitan la comprensión y caracterización de la

complejidad del fenómeno, al proveer elementos que pueden aportar a la elaboración de

una propuesta alternativa intercultural en la configuración de programas de formación

inicial de profesores de ciencias que brinden un horizonte de sentido en torno al

reconocimiento de la diversidad cultural, el contexto cultural y la biodiversidad en su

complejidad, que debe incluir el replanteamiento de las relaciones sociedad-cultura-

25

naturaleza, en un diálogo que se requiere construir en la práctica docente vinculada a la

comprensión crítica de los intereses, las necesidades y los conflictos establecidos

(Loureiro, 2006) por el territorio, la explotación y pérdida de la biodiversidad, y la

invisibilización de las culturas, en un momento histórico y político de reconciliación en el

país, acorde con los desafíos del mundo contemporáneo.

Configuración de los Capítulos

La investigación se enmarca en las perspectivas emergentes de las concepciones de los

profesores en formación inicial de ciencias en clave cultural, pues como señala Molina;

Mosquera; Utges; Mojica; Cifuentes; Reyes; Martínez y Pedreros, (2014), la mayoría de

investigaciones de concepciones han estado orientadas al estudio de la naturaleza del

conocimiento científico y el aprendizaje, pero son incipientes las que han caracterizado la

relación con la diversidad cultural (p. 18), así como, sus implicaciones en la enseñanza de

las ciencias y la formación inicial de profesores, desde la otredad, la diferencia, la

diversidad y los contextos culturales. En tal sentido, se presentan los argumentos que

fueron desarrollados y construidos en la tesis doctoral, organizada en cuatro capítulos junto

con un capítulo de conclusiones y un capítulo de reflexión y prospección para el campo

educativo, como se exponen a continuación:

Primer capítulo. Una Mirada a las Concepciones de Biodiversidad, la Cultura y los

Enfoques en la Enseñanza y la Formación de Profesores de Ciencias.

El capítulo se diseña a partir de las formas de concebir la biodiversidad que se

fundamenta desde diversas perspectivas culturales. Se hace una revisión del origen del

término, que permite comprender las dinámicas socioculturales e históricas, así como el

reconocimiento que hacen algunos autores al considerar esta expresión como un nuevo

énfasis de la naturaleza (Ulloa, 2011). Neologismo que transmite un mensaje muy similar

al de naturaleza (Takacs, 1996), promueve la emergencia de una serie de debates

epistemológicos, como aportes a un marco de interpretación de la biodiversidad, en

especial en el campo educativo.

La revisión del término biodiversidad entraña lo fronterizo y lo transversal. Invita a

considerar el lugar del ser humano en la naturaleza y las formas de conocer aspectos que

proponen la reflexión sobre las maneras de concebir y significar esta expresión. Ello, desde

elaboraciones del contexto occidental, al igual que otros contextos culturales, como

26

horizontes que posibilitan ampliar el panorama y la pluralidad de formas de crear la

realidad y que transcurren en la simultaneidad, en las posibles intersecciones y en las

diferencias, desde unos modos de ser y de actuar en el mundo.

De igual forma, la investigación reconoce la diversidad cultural y el encuentro entre

diferentes, que hace parte de la configuración del país y de las condiciones actuales de las

sociedades contemporáneas. Por esta razón, se apoya en una perspectiva antropológica, que

parte del concepto de cultura de Clifford Geertz (1987, 1996, 2005), quien proporciona

una visión socio-semiótica que rompe con los dualismos instituidos desde la modernidad

como proyecto unívoco y hegemónico fundado en una idea de progreso (Dussel, 1994),

para asumir la cultura desde una perspectiva local.

Otro de los referentes lo constituye García Canclini (1990 y 2004), quien propone lo

cultural en términos adjetivos, en relación a un mundo globalizado que ha provocado una

celeridad en los “intercambios y las intersecciones entre culturas, en el marco de los

procesos sociales de producción, circulación y consumo de la significación social” (García

Canclini, 2004, p. 34), como piezas fundamentales para abordar una perspectiva de la

enseñanza de las ciencias desde la diversidad cultural. Asimismo, el capítulo explora otros

aspectos relevantes para el marco investigativo al contemplar la diversidad biocultural

como una perspectiva que busca trascender las dicotomías del mundo moderno, en

correspondencia con aspectos propios de la investigación, y la emergencia de las

dimensiones que muestran la complejidad de las concepciones en relación con los

contextos socioculturales.

Con base en lo anterior, se aborda el estudio de las concepciones en la educación en

ciencias y la formación de profesores desde el enfoque cultural, en el cual, se presentan

elementos relacionados con diversas investigaciones acerca de las concepciones de los

profesores de Ciencias y las Concepciones de enseñanza de las ciencias de los profesores,

así como, las concepciones de los profesores desde perspectivas más contextuales que

revisten especial interés para la presente investigación. Igualmente, se exponen las

categorías que emergen en relación con los estudios de concepciones de biodiversidad en

el contexto educativo mundial, categorías en su mayoría fundamentadas en el

conocimiento científico occidental como referente de los currículos y prácticas de

enseñanza en ciencias, que destacan las hegemonías frente al escaso reconocimiento e

27

incorporación de otras formas de conocimientos (tradicionales y ancestrales) en los

programas de formación de profesores y la educación en ciencias.

Por último, la configuración de las categorías teóricas permite considerar la riqueza de

perspectivas en la elaboración de las concepciones de biodiversidad, tanto en el contexto

científico como en otros contextos culturales. En este sentido, la cultura entendida en

términos semióticos (Geertz, 2005), adquiere especial relevancia para la investigación en

enseñanza de las ciencias desde la perspectiva cultural (Elkana, 1983; Jegede, 1995;

Molina, 2012, 2005). De igual forma, la cultura en términos adjetivos (García Canclini,

2004) aporta en la comprensión de la diversidad, la diferencia y los contrastes entre

culturas, como acontece en el espacio escolar, desde el encuentro entre la enseñanza de

las ciencias, los niños y jóvenes y su ser cultural. Estos aspectos contemplan las barreras

culturales y los cruces de fronteras, para ofrecer una educación científica y una formación

docente más realista (Aikenhead, 1997; Cobern & Loving 2000; El-Hani & Mortimer,

2007; George, 2001; González y Contreras, 2013, 2009; Jegede, 1995; Jedege &

Aikenhead 1999; Ma, 2009; McKinley & Stewart, 2012; McKinley, 2008; Molina, 2007;

Molina y Mosquera, 2011; Molina y Mojica, 2013; Molina, et al., 2014).

Segundo Capítulo. La Investigación desde la cultura y lo cultural. Definiciones de nuestro

lugar metodológico

El presente capítulo expone los aspectos metodológicos de la investigación que

comprende los fundamentos teóricos y epistemológicos. Al ser una investigación de corte

cualitativo en el campo de la enseñanza de las ciencias, aborda las concepciones de los

profesores en formación inicial de la Licenciatura en Biología desde una perspectiva de la

diversidad cultural, la cual otorga un valor preponderante a los procesos de significación

atribuidos a las concepciones de biodiversidad, como nuevo énfasis de la naturaleza. Así

mismo, explicita los supuestos teóricos y metodológicos que permiten mostrar el camino

que se construye para emprender esta apuesta, en cuyo recorrido subyace una postura

política en relación con lo humano y la otredad. Junto con el diseño de la investigación, los

instrumentos empleados para recolectar la información, los fundamentos de carácter

teórico que se fueron configurando en el proceso para dialogar con los datos, son referentes

de la interpretación y análisis de las concepciones de biodiversidad desde la cultura como

trama de significados (Geertz, 2005), lo cultural (García, 2004) y los procesos de

significación desde el enfoque sociocultural para la construcción del conocimiento

28

(Bruner, 1988) que permiten una aproximación a los marcos de referencia (Geertz, 1987)

y la relación entre el sentido y la referencia (Molina, 2012).

El proceso metodológico de la investigación implicó: la revisión documental en la

configuración de las concepciones de biodiversidad en el contexto científico y en otros

contextos de diversidad cultural (primer capítulo); determinación del enfoque y categorías

metodológicas; la explicitación de los supuestos metodológicos, diseño, validación y

consistencia interna de los instrumentos (protocolo, entrevista semiestructurada, entrevista

en profundidad, entrevista con actores locales); realización de proceso de campo; análisis,

interpretación y modelos de las concepciones de biodiversidad desde las formas de

enunciación y significación de los docentes en formación inicial (capítulos tres y cuatro).

Para finalizar, el capítulo se expone el apartado “Criterios para el análisis”, en el cual se

incorporan los aportes metodológicos de la línea de investigación Enseñanza de las

Ciencias, Contexto y Diversidad Cultural, y se toma como referencia el estudio,

“Concepciones de los profesores sobre el fenómeno de la diversidad cultural (Molina, et

ál., 2014), donde se verifica la pertinencia del uso de categorías que se asumen como

dimensiones: histórica, política, educativa, cultural y diversidad epistémica, las cuales se

consideraron y, derivado de la sistematización y hallazgos, fueron ampliadas con las

dimensiones que emergieron para la presente investigación, además de discutir con

diversos autores las categorías y dimensiones emergentes (ontológica, ética y biocultural).

Tercer Capítulo. Monifue: Concepción de Bioidiversidad desde la abundancia, Gil Jairo

El capítulo se refiere a las concepciones de biodiversidad de Gil Jairo que parten de su

lugar de enunciación y significación desde la lengua propia, que en adelante se denominará

Monifue. Se inicia con una presentación de Gil Jairo, que vincula algunas notas biográficas

y características relevantes para la interpretación. Luego se presenta “El Monifue”

(abundancia), como complejidad y emergencia de las diferentes dimensiones que

configuran sus concepciones acerca de la Diversidad de la Vida, en la cual se expone una

interpretación que reconoce la voz del otro y su lugar de enunciación (Vasilachis, 2006).

Así mismo, se hace una síntesis de la concepción de biodiversidad de Gil Jairo “Monifue”

desde su contexto cultural indígena Uitoto-Muruy y como futuro maestro de biología, que

29

permite caracterizar su concepción de biodiversidad desde el concepto semiótico de cultura

(Geertz, 2005).

De igual forma, se expone lo cultural en términos adjetivos (García Canclini, 2004), que

para la cultura Uitoto-Muruy se enuncia como: ir de lo propio a lo ajeno y volver

fortalecido, donde es posible apreciar las diferencias y contrastes, entre la cultura propia y

la cultura occidental, que evidencian aquellas dimensiones que se constituyen en pilares de

sus concepciones desde las culturas y las dimensiones que implican más opciones de

intercambio y posibles hibrideces en el marco de sus concepciones. A su vez, estos

hallazgos se ponen en discusión con algunas investigaciones y autores que trabajan desde

este enfoque cultural, con las cuales es posible comprender de una parte, la profundidad y

complejidad del pensamiento Uitoto-Muruy que trasciende los marcos explicativos sobre

los cuales la mayoría de investigaciones pretenden indagar las concepciones de

biodiversidad desde la definición instituida y la riqueza que ofrece el abordaje de las

concepciones en clave cultural, así como, la potencialidad de las dimensiones ontológica,

epistémica y biocultural en el estudio de las concepciones de los profesores en formación

inicial en ciencias.

Cuarto Capítulo. Concepciones de Sara sobre la Biodiversidad. Variabilidad-Relaciones

de lo vivo.

El capítulo expone las concepciones de biodiversidad de Sara, docente en formación

inicial de la licenciatura en Biología de Bogotá, quien enuncia la variabilidad-relaciones

de lo vivo, para referirse a la biodiversidad. Se inicia con una presentación de Sara que

vincula algunas notas biográficas y características relevantes para la interpretación al ser

citadina con ascendencia campesina-mestiza del altiplano cundiboyacense. De igual forma,

se presentan las diferentes dimensiones que configuran sus concepciones acerca de la

Diversidad de la Vida, en la cual se elabora una interpretación que deja ver los dos mundos

en que se moviliza, como son el académico escolar y su formación docente y el mundo

cotidiano que comparte con su familia y que permite apreciar lo expuesto por Jegede

(1995), y su aprendizaje colateral que le posibilita cruzar fronteras sin mayores

interferencias. Así mismo, se hace una síntesis de la concepción de biodiversidad de Sara

tanto de los contextos en los que se moviliza y su orientación como futura maestra de

biología, que permite caracterizar su concepción de biodiversidad desde el concepto

semiótico de cultura (Geertz, 2005).

30

Por último, se presenta lo cultural, en términos adjetivos (García Canclini, 2004) que

vinculan la experiencia, el reconocimiento del otro y la diferencia en correspondencia con

la matriz cultural occidental en la que se ha formado, y la prevalencia de ciertas tradiciones

campesinas como expresión de la hibridez cultural que emerge en las dimensiones

ontológica, epistémica, cultural, biocultural, e histórica. En dichas dimensiones es posible

considerar diferencias inasimilables (García, 2004), choques de significados, así como el

establecimiento de puentes (Molina y Mojica, 2013) e interfaces que muestran en sus

narraciones los intercambios, contrastes y confrontaciones, como acontecimientos y

condiciones de posibilidad que problematizan la relación con la diversidad de la vida al

hacer parte de la complejidad de su pensamiento. Por esta razón, es importante

comprender la historia y el peso de los contextos culturales en los cuales se ha movilizado

como formas de concebir el mundo, que sin duda requieren ser considerados en la

enseñanza de las ciencias y la formación de futuros licenciados en biología.

Quinto Capítulo. Conclusiones

Este capítulo presenta una reflexión del proceso adelantado en el desarrollo de la

investigación, para lo cual, se retoman las concepciones de biodiversidad como nuevo

énfasis de la naturaleza de los docentes en formación inicial de la Licenciatura en Biología

de la etnia Uitoto y de Bogotá, con el propósito de establecer un panorama general que

comprende la configuración de las concepciones desde una mirada de las culturas Uitoto y

occidental (mestiza) y sus relaciones con el conocimiento científico escolarizado. Para ello,

retoma hallazgos, además de reconocer los conocimientos y prácticas asociadas con la

biodiversidad, fundamentadas en las voces y explicaciones aportadas por los docentes en

formación que participaron en la investigación, quienes muestran una visión compleja de

las concepciones en las cuales emergen dimensiones de lo ontológico, lo epistemológico,

lo ético, lo educativo, lo cultural, lo biocultural, lo histórico y lo político, que expresan las

múltiples relaciones que se entretejen y posibilitan una mirada de la cultura y lo cultural

como pilares de la experiencia y permiten afirmar la importancia del enfoque semiótico de

la cultura adoptado.

Así mismo, el tratamiento de las concepciones de biodiversidad como nuevo énfasis de la

naturaleza desde los contextos culturales de la Chorrera-Amazonas y Bogotá, en la

31

interpretación de los dos casos, evidencia la validez del enfoque adjetivo de la cultura

(García Canclini, 2004). De esta manera, es posible manifestar que los saberes

tradicionales y ancestrales que forman parte de nuestras culturas, tienen un trasfondo

ontológico, epistémico, ético y biocultural (como fueron tratados en los capítulos 3 y 4),

que permite reconocer las diferencias culturales y también los intercambios y choques de

significados desde el acontecer histórico, político y educativo, al hacer evidentes tensiones

y posibles hibrideces que requieren ser abordados no como obstáculos, sino como

potencialidad en la formación de profesores y la enseñanza de las ciencias, en un país que

se ha proclamado desde la Carta Constitucional de 1991, como pluriétnico y multicultural

y que se ha catalogado como uno de los más biodiversos del planeta.

Sexto Capítulo. Reflexión y prospección en el campo educativo.

Este capítulo comprende el cierre de la investigación y se concluye que las concepciones

de biodiversidad de los docentes en formación inicial de la Licenciatura en Biología son

multidimensionales y complejas, como se hacen explícitos de forma abierta en los

diálogos con Gil Jairo, así como con Sara -aunque de forma diferenciada- como también

acontece con la formación que han recibido en la educación formal y su proceso de

formación como futuros Licenciados. De esta manera, se encuentra un cuidado y respeto

hacia la vida y su diversidad desde diferentes orillas y contextos culturales, así como

amplios conocimientos de la biodiversidad que se relacionan con las dimensiones

ontológicas, epistémicas, éticas y bioculturales que han configurado desde la cultura, en la

que muestran diferentes formas de relacionarse, conocer y valorarla, así como la

posibilidad de contrastarlo con la cultura occidental.

Este resultado plantea la posibilidad de potenciar una formación de profesores de ciencias,

que contemple la constitución intercultural de las sociedades latinoamericanas, desde una

posición crítica frente a las hegemonías de las ideas predominantes (Aikenhead, 1997;

Ainkenhead y Ogawa, 2007; Cobern, 1996ª; 1996b; Cobern y Loving, 2000; 2001;

Gonzáles y Contreras 2013; Snively & Corsiglia 2001; Maddock, 1981; Nieto, 2000;

Quintriqueo & McGinity 2009), derivados de los procesos de colonización en los que se

discute aspectos políticos, ideológicos, económicos y epistémicos (Bossi, 1998; Cobern y

Loving, 2001; García, 2004; Nieto, 2006), que han permeado diversos procesos sociales

como es el caso de la educación en ciencias (Molina, Martínez, Mosquera y Mojica, 2009)

y la formación de profesores (Mato, 2008; Molina, et al., 2014; Molina y Utges, 2011), así

32

como la posibilidad de generar otras miradas sensibles a los contextos culturales (Baptista,

2014; Yuen, 2009) y de inclusión desde perspectivas interculturales (Castaño, 2009), que

invitan a la generación de una propuesta alternativa para los programas de formación de

profesores de ciencias.

Por último, se destaca que los saberes tradicionales y ancestrales al igual que los

conocimientos occidentales elicitados por los profesores en formación inicial, brindan una

oportunidad para considerar procesos de formación de profesores que vinculen maneras de

conocer e interpretar el mundo desde la complejidad que entrañan las concepciones de

biodiversidad en su multidimensionalidad e interrelación, donde es posible reconocer la

diferencia y generar puntos de intercambio y negociación de significados que comprenden

el choque y el cruce de fronteras desde las culturas, y de posibles hibrideces, así como el

reconocimiento del otro y la mediación entre conocimientos y prácticas que aporten al

empoderamiento de los sujetos y comunidades y cuidado de la vida.

33

1 UNA MIRADA A LAS CONCEPCIONES DE BIODIVERSIDAD, LA

CULTURA Y LOS ENFOQUES EN LA ENSEÑANZA Y LA FORMACIÓN DE

PROFESORES DE CIENCIAS

1.1 INTRODUCCIÓN

El presente capítulo examina los referenciales logrados en el proceso de la investigación y

la relación con el espacio conceptual-teórico configurado, en el estudio, comprensión e

interpretación de las concepciones de biodiversidad de profesores de biología en formación

de dos comunidades culturalmente diferenciadas. En primer lugar, expone las

elaboraciones del término biodiversidad desde diferentes perspectivas culturales. Para

ello, se toma como punto de partida una revisión del origen del término, que permite

comprender las dinámicas socioculturales e históricas, y el reconocimiento por parte de

algunos autores, al considerar esta expresión como un nuevo énfasis de la naturaleza; por

lo cual, emergen una serie de debates epistemológicos, como aportes a un marco de

interpretación de la biodiversidad, en especial en el campo educativo.

Así mismo, se presenta el concepto de cultura desde los planteamientos de Clifford Geertz

(1987, 1996, 2005), quien proporciona una visión sociosemiotica de cultura, basada en los

tejidos de significados públicos, que rompe con los dualismos instituidos por la

modernidad como proyecto unívoco y hegemónico fundado en una idea de progreso

(Dussel, 1994), para asumirla desde una perspectiva local. Otro de los referentes lo

constituye Néstor García Canclini (1990 y 2004), quien propone lo cultural en términos

adjetivos al considerar el mundo globalizado que ha provocado una celeridad en “los

intercambios y las intersecciones entre culturas, en el marco de los procesos sociales de

producción, circulación y consumo de la significación social” (García Canclini, 2004, p.

34), como piezas fundamentales para abordar una perspectiva de la enseñanza de las

ciencias desde la diversidad cultural. Al respecto se exploran otros aspectos relevantes

como la biocultura y la diversidad.

34

Otro apartado refiere a la educación en ciencias en el contexto nacional, y busca establecer

sus orígenes desde la colonización, en este caso del papel de Mutis como educador y

promotor de la ciencia desde la historia natural, sujeta al establecimiento de un orden

natural y social (Nieto, 2006); que además de orientar las prácticas sociales y educativas,

marcadas por la desigualdad y la alterización, también promueve la traducción de saberes a

una ciencia ilustrada sustentada en la exploración de la diversidad de la Flora y la Fauna.

Así mismo, se exponen algunos desarrollos de la educación en ciencias, la biología y los

objetos de enseñanza, que muestran continuidades y discontinuidades, así como sus

implicaciones en los procesos de formación, aspectos que permiten mayor comprensión de

la perspectiva de Gil Jairo y Sara (capítulos tercero y cuarto)

Por último, se aborda “El estudio de las concepciones en la educación en ciencias con un

enfoque cultural”, que contempla varios aspectos: diversos trabajos acerca de las

concepciones de los profesores de Ciencias; las Concepciones de ciencia y de enseñanza

de los profesores; y concepciones de los profesores desde perspectivas más contextuales

que revisten especial interés para la presente investigación. En segunda instancia, se

exponen los trabajos relativos a las concepciones de biodiversidad en el contexto educativo

mundial, que en su mayoría se desarrollan desde el contexto cultural occidental. Así

mismo, se destacan relaciones del término Biodiversidad y las prácticas de enseñanza,

que adquieren importancia para la educación en ciencias y la formación inicial de

profesores.

1.2 LA BIODIVERSIDAD COMO NUEVO ENFASIS DE LA NATURALEZA

La revisión y caracterización de las concepciones de biodiversidad permite ubicarlas como

un tema emergente y trascendental en los debates contemporáneos, tanto en educación en

ciencias, en particular, de la Biología y la Educación Ambiental, como en las propias

disciplinas científicas, al igual que en la esfera política. Así, la construcción social de la

biodiversidad responde a una forma de replantear las relaciones de la sociedad y del ser

humano con el medio natural, al presenciar, durante el siglo XX y los albores del siglo

XXI, uno de los mayores eventos de devastación de la naturaleza (Wilson, 1994, 1992;

Eldredge, 2001; Erlich, P y Erlich 1992; Wilson, K., Underwood, E., Morrison, S.,

Klausmeyer K. & Murdoch W., 2007), fundada en el proyecto de la modernidad como

período histórico de consolidación del modelo eurocéntrico de la sociedad capitalista,

burguesa, urbano-industrial (Dussel, 1994); con un intenso y sostenido proceso de

35

explotación, cuyas raíces devienen del período de colonización en América Latina (Nieto,

2006).

De esta forma, comprender los actuales debates sobre biodiversidad implica reconocer una

estrecha relación con la historia que encarna la modernidad, al ser un proyecto totalizante

que implicó la ocupación del suelo, la explotación de la naturaleza, la dominación de los

nativos y de las mentalidades de los pueblos originarios, en el llamado proceso civilizatorio

(Bosi, 1998). Proyecto que trajo consigo un marco de aparente “emancipación” sobre la

base de una acción violenta y sacrificial hacia los pueblos indígenas, como lo explicita

Dússel (1994).

La Modernidad, en su núcleo racional, es emancipación de la humanidad del estado

de inmadurez cultural, civilizatoria. Pero como mito, en el horizonte mundial,

inmola a los hombres y mujeres del mundo periférico, colonial (Dussel, 1994,

p.147).

Lo anterior, conlleva una reflexión crítica en relación al proyecto cultural moderno que

impone un orden natural y un orden social bajo criterios clasificatorios de clase, raza y

jerarquización de las relaciones (Nieto, 2006), que irrumpen en el mundo con importantes

consecuencias en lo que ha sido denominada la crisis de la biodiversidad. Por tanto, sería

inapropiado desligar esta crisis de un proyecto moderno que no solo impulsó un modelo

civilizatorio fundado en poner precio a la vida y naturalizar la negación del “otro”, con

las repercusiones nefastas para las culturas, los territorios, y la biodiversidad, en el marco

del liberalismo del siglo XIX, bajo la defensa de la propiedad privada de la tierra y de una

ciudadanía individualista, que profundizó en mayor medida la visión de la naturaleza como

“recurso” para ser dominada, explotada y mercantilizada por el “hombre”, a la par, que se

establecían algunas zonas de reserva para la vida silvestre, alejadas de lo humano.

La época colonial dominó a los indios de manera sistemática, pero admitiendo, al

menos, un cierto uso comunitario tradicional de la tierra, y una vida comunal

propia. En realidad el segundo golpe fatal lo recibirán del liberalismo del siglo

XIX, que pretendiendo imponer una concepción de la vida "ciudadana" abstracta,

burguesa, individualista, comenzó a imponer la propiedad privada del campo, y

luchó contra la "comunidad" como modo de vida, lo que hizo aún más difícil que

antes la existencia del indio. (Dussel, 1994, p.151).

36

Bajo esta forma de dominación y explotación de la naturaleza, como expresión máxima de

la “civilización”, y el modelo de desarrollo y de sociedad fundados en la idea de progreso,

se empieza a proveer nuevas formas de relacionamiento de la humanidad con la base

natural y el establecimiento de un nuevo orden social, que permea la orientación de los

procesos educativos en los que se reproduce un modelo monocultural occidental

homogenizante, y también emergen las resistencias, que visibilizan la pluralidad de

conocimientos y permiten entender los nuevos escenarios de negociación, resignificación y

confrontación, asociados con las formas de concebir la biodiversidad y las relaciones

cultura-naturaleza de manera compleja (Ulloa, 2011).

En tal sentido, es oportuno señalar que desde el enfoque cultural, el conocimiento no se

entiende como una propiedad individual, al reconocer que éste es compartido por

colectivos que proporcionan a sus miembros ideas, palabras, imágenes y percepciones, que

se dinamizan como referentes de construcción del mundo, sin que se soslaye las relaciones

de poder. Estas formas de conocimiento, diferenciadas del conocimiento científico

universal y deslocalizado, por el contrario se encuentran relacionadas con el lugar que se

habita (Escobar, 1999; Leff, 2014), y solo recientemente se empieza a entender la

importancia de las tres diversidades: Lingüística, cultural y biológica,especialmente en un

momento que ha sido catalogado como de crisis ambiental, que en última instancia

corresponde a una crisis de la civilización (Leff, 2006), razón que invita a reflexionar

acerca de la conservación de la biodiversidad y la continuidad cultural.

1.2.1 Origen del término

El origen de la expresión biodiversidad aparece en el ámbito político (Ghilarov, 1996) y se

le atribuye una estrecha relación con el ambiente, la tecnología y la política, más que con la

misma ciencia. Sin embargo, fue asimilado rápidamente por los científicos como una vía

para el fortalecimiento de investigaciones y la obtención de financiamiento en las áreas de

la sistemática y la ecología. Este aspecto permite recordar que “la búsqueda de

conocimiento rara vez está aislado de intereses políticos y económicos” (Nieto; 2006, p.

15). De acuerdo con Jeffries (1997), durante la década del ochenta, Lovejoy; Norse y

McManus producen documentos para el Gobierno estadounidense, en los que incorporan el

término “diversidad biológica”. Por su parte, Lovejoy (1980), lo emplearía para referirse

al número de especies y abordar diversos temas ambientales globales en el Reporte Global

37

2000, dirigido a la Casa Blanca; mientras Norse y McManus (1980) lo utilizaron para

designar un concepto que incluía tanto la diversidad genética como la diversidad ecológica,

al equiparar esta última con el número de especies, como se registra en el capítulo

undécimo del Reporte anual del Consejo de Calidad Ambiental de la Casa Blanca (Pérez,

2013b).

Así la diversidad biológica como expresión acuñada por Lovejoy (1980), sería objeto de

mayores refinamientos, como se aprecia con Norse et al., (1986), quienes propusieron una

definición más amplia de diversidad biológica para agrupar los tres ámbitos: diversidad

genética, diversidad de especies y diversidad ecológica. En este proceso de construcción,

sería Walter Rosen (1985), citado en Tacaks, (1996, p.37) quien propuso el neologismo

“biodiversidad”, en reunión previa del Foro Nacional sobre Biodiversidad, realizado en

Washington, auspiciado por la Academia Nacional de Ciencias y el Instituto Smithsoniano;

dicho termino que fue popularizado por Wilson, al editar las memorias del evento bajo el

título Biodiversidad, con importantes repercusiones desde la década del noventa hasta el

presente.

Para Jeffries (1997) y Ghilarov (1996), el origen de la noción no se produce al interior de

la comunidad científica en sí misma; más bien, tiene lugar desde la esfera de lo político y

trasciende a otras esferas de la sociedad, evento que muestra el interés por conocer y

ejercer un control sobre la biodiversidad con renovadas formas hegemónicas de poder y

gobernabilidad como reinvención del tercer mundo que sirve como fuente de recursos

genéticos y de conocimientos insertos en los grupos étnicos (Santos, 2009), circunscritos a

las ideas de bienestar y seguridad alimentaria de la humanidad. A su vez, tiene una

conexión con el discurso ambientalista instalado en los movimientos sociales y la

academia, en donde confluyen la biodiversidad y la multiculturalidad.

En este sentido, lo biológico como hecho social entra a formar parte del proyecto cultural

del norte, que opera sobre la idea de bienestar como vía para intervenir en los países del

sur, (Toro, 2004). Tras la preocupación de científicos al respecto de la pérdida de la

diversidad biológica que configura la llamada crisis de la biodiversidad (Díaz, Fargione,

Chapin III, y Tilman, 2006; Eldredge, 2001; Oksanen & Pietarinen, 2004; Wilson, 1994;

2006), y las elaboraciones de los académicos, se construye un escenario para el debate

global acerca del futuro de la humanidad y de la biodiversidad. Así, en la Convención de

la Diversidad Biológica (CDB), en el marco de la Cumbre de Río, 1992, se realiza un

38

reconocimiento oficial por parte de representantes de más de noventa países sobre la

importancia de la biodiversidad y se proporciona una definición al mundo como se

referencia:

[…] la variabilidad de organismos vivos de todo origen comprendido, entre otros,

los ecosistemas terrestres, acuáticos y los complejos ecológicos de los cuales hacen

parte; ello comprende la diversidad en el seno de las especies y entre las especies

así como la de los ecosistemas (CDB,1992).

La dimensión global que adquiere la diversidad biológica y su relación con temas de orden

ambiental, económico y político proporciona representaciones asociadas tanto con el valor

directo de la biodiversidad y su uso potencial en las industrias farmacéuticas y la

agricultura, entre otros, como con el reconocimiento de su condición necesaria para el

funcionamiento de los ecosistemas naturales y los servicios para la salud del planeta. En tal

sentido, estas formas de concebir la biodiversidad permiten configurar un horizonte de

investigación, cuyo objeto de estudio desborda las fronteras de la ciencia biológica

(Jeffries, 1997), para dar paso a la elaboración de redes interdisciplinares que movilizan

una lógica de conocimiento, uso y conservación de la biodiversidad, que entra en tensión

con grupos minoritarios (Ulloa, 2004).

Sin embargo, en este mismo escenario se inaugura una nueva forma jurídica para regular el

acceso, el conocimiento y la distribución de beneficios sobre la biodiversidad que, a su

vez, hace de la diversidad genética un recurso de mercantilización (Toro, 2004), por medio

del sistema de patentes como forma de privatizar e intervenir la vida en las diferentes

escalas (Shiva, 2010; 2004); acontecimiento que profundiza la ruptura ontológica y

epistémica de la biodiversidad y la humanidad desde el mundo occidental.

Ante la definición aportada por la Convención de la Diversidad biológica (1992), se

encuentran una serie de capas de discusión por parte, de diferentes científicos que

visibilizan la dificultad que aparece en el origen mismo del término, cuya expresión aún

carece de una definición universalmente aceptada por la comunidad científica (Koricheva

& Siipi, 2004) al tener “cargas semánticas divergentes” (Gallini, 2012, p. 379), situación

que se ha convertido en fermento de diferencias y fuertes polémicas que hacen de su

construcción un tema apasionante, en cuya trama se develan las diferentes definiciones que

subyacen al término. Como lo reseña DeLong, (1996), en su estudio presenta 85

definiciones, mientras que Tacaks (1996), explicita las diferencias en las formas de definir

39

la biodiversidad por parte de aquellos biólogos de la conservación de reconocimiento

mundial, al entrar en juego las entidades y los procesos.

En tal sentido, Sarkar (2008) plantea que la "biodiversidad" al referirse a todas las

entidades biológicas, se convierte en toda la biología, aspecto que conlleva serias

implicaciones al momento de concretar acciones para la Conservación, dado que “todo el

mundo viviente se convertiría en un objetivo de conservación” (Sarkar, 2008, p. 180),

mientras que Solbrig, (1994), define la biodiversidad como la propiedad de los seres vivos

de ser diferentes entre sí, por lo que estima que no es una entidad sino una propiedad. Por

su parte Jeffries (1997), se remite a los procesos y patrones ecológicos y evolutivos que

dan cuenta de la biodiversidad en el tiempo, de tal forma que esta es una muestra de las

diferencias en cuanto a las dimensiones y aspectos que se contemplan en tal definición.

Así, autores como koricheva & Siipi (2004); Swingland (2001); DeLong, (1996),

advierten que la falta de unidad en la definición del término constituye un serio obstáculo

para la investigación de la biodiversidad, la gestión y la generación de políticas de

conservación, aspecto que recuerda la visión de un modelo de ciencia que proporciona una

única definición para ser aplicada de modo universal, sin considerar la diversidad cultural y

las formas de conocimiento.

Con frecuencia, el término biodiversidad es interpretado como la riqueza, variedad, y

variabilidad de los organismos (Heywood, Baste & Gardner, 1995; Pearce & Moran, 1994,

Oksanen & Pietarinen, 2004; Jeffries, 1997). El término en esta perspectiva es abstracto.

Se refiere a toda la vida sobre la Tierra en sus múltiples manifestaciones e interacciones y

los procesos que intervienen en diferentes lugares y tiempos (Takacs, 1997). Estas

definiciones permiten observar convergencias con fundamento en las perspectivas

ecológicas y evolutivas. Por su parte, Wilson (1997) vincula todos los niveles de

organización biológica y hace énfasis en las comunidades, las interacciones y los procesos

e incorpora la escala local, en su interés por señalar el riesgo que representa para la

humanidad perderla.

Frente a las diferentes formas de concebir la biodiversidad, Sarkar (2008) señala que una

definición operativa de la biodiversidad es la que se emplea en la práctica de la biología de

la conservación. Esta definición no solo obedece a un orden teórico, sino que se construye

desde su praxis. Así, para los biólogos de la Conservación, la biodiversidad es representada

bajo un esquema jerárquico de organización biológica, que va desde los genes hasta los

40

paisajes e incluye los atributos referidos a la composición, estructura y función (Noss,

1990; 1999; Rozzi, 2001), lo cual, muestra la magnitud y la complejidad del término

(Oksanen y Pietarinen, 2004; Sarkar, 2014), además de evidenciar la falta de acuerdo para

contar con una definición universalmente aceptada por la comunidad científica (Koricheva

& Siipi, 2004; Oksanen & Pietarinen, 2004), aspecto que se concibe como un tema que es

tan grande como el mundo mismo (Takacs, 1996), además de mostrar dificultades en su

materialización para los propósitos de la conservación.

Aun bajo los señalamientos de amplitud y complejidad de las definiciones, la biodiversidad

es a menudo asumida como la riqueza de especies, es decir, solo como el número de

especies presentes en un área (Iltis y Pimentel, citados en Takacs, 1996; Maclaurin &

Sterenly, 2008; Hamilton, 2005; Heywood & I. Baste, 1995; Díaz & Cabido, 2001),

situación que se aprecia en diversas publicaciones al mencionar las tasas de extinción de

especies para referirse a la pérdida de biodiversidad (Chapin III et al., 2000), perspectiva

que deja de lado otros componentes del concepto (Tilman, 2000). Tal vez, el peso dado a

la especie, puede obedecer en parte a la tradición que deviene de la historia natural, al

hacer de la descripción y la taxonomía su fundamento para construir un orden natural

(Nieto, 2006) y ver en la especie “la unidad para el estudio de la biodiversidad” (Wilson,

1994, p. 46). En tal sentido, Callicot et al., (2006), señala que el concepto diversidad ya era

parte de la Ecología desde mediados del siglo XX y se entendió, de manera implícita,

como la riqueza de especies de una comunidad biótica, supeditada a nociones taxonómicas

(Pérez, 2013b).

La diversidad funcional aparece como una categoría que impacta las visiones clásicas de la

ecología en la última década, puesto que le confiere un papel activo a la biodiversidad que,

en otras palabras, se constituye como un determinante de los procesos ecosistémicos y de

los servicios que se obtienen de ellos (Díaz, Fargione, Chapin III y Tilman, 2006; Hooper,

1998). Para Naeem (2002), la diversidad funcional es un nuevo paradigma que centra la

atención en el significado más amplio de la biota terrestre, dado que los ecólogos se

fundamentan menos en la diversidad como se conceptualizó mediante nociones

taxonómicas y se movilizan hacia un concepto más inclusivo de la diversidad biológica.

Sin embargo, aún quedan abiertas las preguntas: ¿Qué conservar? ¿Para quién conservar?.

De otra parte, el término ha ganado rápidamente popularidad fuera del ámbito científico, y

se ha convertido en una palabra familiar ampliamente utilizada por los políticos, los

41

medios de comunicación, y también en cierta medida por el público en general, aunque

“su significado difiere de las definiciones científicas” (koricheva & Siipi, 2004, p.27),

situación que para algunos crea confusión, al considerar que la palabra ''biodiversidad' es,

por su mismo origen, fundamentalmente indefinible” (Swingland 2001, p. 379). Al

respecto es importante destacar que difícilmente un concepto logra captar toda la realidad

ya que en el proceso de comprensión hay pérdida de información (Ibáñez, 2007).

A pesar del rápido despliegue del término, y de la interacción cotidiana del ser humano

con la diversidad biológica, existe el interés de dotar de significado al término a través de

procesos educativos (Pérez, 2013a), que contribuyan al reconocimiento de la diversidad

local, además de proporcionar una formación que brinde a las personas conocimientos y

valores para la toma de decisiones en favor de la conservación de la biodiversidad (Ehrlich

& Pringle, 2008). Así mismo, la amplitud del término y la dificultad en su definición,

permite hacerlo más próximo a los medios de comunicación y a diferentes esferas sociales

que le imprimen otros significados. De esta forma, el objetivo de la biodiversidad como

una construcción sociopolítica es “llamar la atención de las personas frente a la crisis

ambiental que se manifiesta en las tasas de extinción sin precedentes” (Takacs 1996, p.

79).

Otro aspecto que emerge frente a la complejidad del término de biodiversidad, obedece al

lugar de los seres humanos en la naturaleza. De acuerdo con Callicott; Crowder; y

Mumford (1999), la pregunta sobre la conservación como composicionalista o

funcionalista se traslada a las escuelas de filosofía. De modo que, para los funcionalistas,

“los seres humanos son parte de la naturaleza, y consideran que las especies exóticas,

domésticas, e incluso los organismos transgénicos, son parte de la biodiversidad”.

(koricheva & Siipi, 2004, p.34). Por su parte, los composicionalistas consideran a “los

seres humanos como una especie evolucionada aunque escindida de la naturaleza, al ser

determinante como fuerza destructiva externa a la biota, que altera el entorno natural para

adaptarse a sí mismo” (Callicott et al. 1999, p. 24). Desde este punto de vista, todas las

modificaciones de la naturaleza humana son artificiales, y los elementos humanos

generados no deben ser considerados como parte de la biodiversidad. De esta forma, la

postura de la escuela composicionalista permite contribuir a la normatividad de las áreas

de reserva naturales, mientras que “la escuela funcionalista acoge la relación entre

humanos y biodiversidad en espacios que cuentan con una mayor ocupación humana”

42

(koricheva y Siipi, 2004, p.34). Estas perspectivas según Callicott, et al (1999), pueden

constituirse en escuelas complementarias hacia una filosofía de la conservación más

unificada en el mundo contemporáneo.

1.2.2 La biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza

El término biodiversidad se constituye en una estrategia para la defensa de una

construcción social de la naturaleza que reconoce y analiza la pérdida vertiginosa de la

vida en la tierra, como se sustenta en los registros proporcionados por la ciencia durante las

últimas décadas (Wilson, 1994; Eldredge, 2001). En tal sentido, se han estructurado

diferentes modelos que intentan dar cuenta de la naturaleza y su relación con el ser humano

a través del tiempo en el que operan diferentes formas de concebir la naturaleza, que la

hacen claramente imaginable, inteligible, además de validar su agencia para incidir en los

asuntos humanos.

De esta forma, la invención del término biodiversidad, “busca focalizar la atención de

diferentes públicos, sectores políticos y centros de poder” (Tacaks, 1996, p.2),

acompañadas de diversas prácticas en favor de la conservación que vinculan valores

humanos, hábitos culturales y el reconocimiento de ideas acerca de la naturaleza, así

como, el interés por revitalizar las investigaciones, para ampliar los inventarios de la

diversidad biológica. Dicha labor tuvo inicio desde los albores de la modernidad con la

historia natural, y el auspicio de quienes detentaban el poder y buscaron extender su

dominio por las diferentes regiones del mundo a través de las grandes expediciones que

acompañaron el proceso civilizatorio en América.

“La caracterización de la biodiversidad se originó hace cerca de dos siglos con el

trabajo de Alexander von Humboldt y la Expedición Botánica del Nuevo Reino de

Granada” (Política Nacional de Biodiversidad, 1995, p.11).

Para Tacaks, (1996), el término biodiversidad sirve mejor a los propósitos de la biología

que el de vida silvestre, al igual que el de naturaleza, pues como señala Max Oelschlaeger

(1996), la idea de la vida silvestre poco interés reviste para las personas, aspecto que se

atribuye a su falta de especificidad y de precisión (Maclaurin & Sterelny, 2008). Sin

embargo, Sarkar (2008), desglosa las diferentes acepciones que se le han dado a la

naturaleza, que en algunos momentos se circunscribe a la expresión de “vida silvestre” en

cuyo fondo se rastrea la dicotomía entre el ser humano y la naturaleza, sin soslayar el

43

contexto cultural que reviste de historicidad la construcción de las ideas de naturaleza,

vida silvestre y biodiversidad.

El humanismo de la Ilustración trajo consigo una concepción de la individualidad

que celebró la libertad como algo sagrado y la razón como la fuente de todo lo que

es valioso en la cultura (…) La edad de oro también se asocia con otro mito

generalizado de gran fuerza emotiva: el mito de la naturaleza virgen, con paisajes

naturales en lo que se considera que son sus estados primitivos. (Sarkar, 2008, p.

38)

De esta forma, Sarkar (2008), destaca en el mito de la vida silvestre una forma de combinar

la conservación de la biodiversidad con procesos de preservación, en especial de las

sociedades del norte que operan con una geopolítica de la vida. Estas prácticas tienen

arraigo en su historia cultural y su poderío que se hizo extensivo desde las grandes

expediciones y que se actualizan a través de su incursión con las nuevas agendas políticas a

nivel mundial; cuya concreción tiene lugar en la Convención sobre la Diversidad

Biológica, al hacer alusión explícitamente a la vida silvestre como un objetivo de

conservación de la biodiversidad y su repercusión en las formas de gestionar y administrar

la diversidad biológica a escala planetaria.

Sin embargo, la expresión de vida silvestre, entra en tensión con la biodiversidad, al

fundamentarse en “aquellos sistemas ecológicos que no se encuentran afectados por las

actividades humanas, como expresión asociada con una alta diversidad y con la presencia

de especies endémicas y especies amenazadas, sin considerar que no hay bosques

tropicales vírgenes” (Maclaurin & Sterelny, 2008, p.3). Lo anterior, muestra las

implicaciones del término y el alcance de las definiciones, que no solo se limitan a un

campo disciplinar científico, sino que trascienden a nivel político, social y cultural. Así,

algunos defensores de la preservación de la vida silvestre conciben las selvas tropicales,

como espacios libres de comunidades humanas y plantean acciones de preservación de

aquello que se estima natural. Este movimiento “ignora a menudo el papel definitivo que

tienen los seres humanos en la creación de estos hábitats” (Sarkar, 2008, p.38).

La designación de áreas naturales, basadas en la lógica de la vida silvestre, dio lugar a la

expulsión deliberada y forzada de los residentes humanos (en este caso, las Primeras

Naciones). De esta forma, países como los Estados Unidos, elaboraron una legislación para

44

la creación de áreas de reserva y parques naturales con “la premisa de la preservación de

vida silvestre, como fuera el caso de Yellowstone en 1872 y el consecuente desplazamiento

de sus habitantes” (Sarkar, 2008, p.40). Estas iniciativas hacia la segunda mitad del siglo

XX, también entran a formar parte de las políticas nacionales, al propiciar la creación de

los parques naturales en Colombia, como una vía para la preservación de la vida silvestre

que busca mantener la frontera entre los humanos y la diversidad biológica.

De igual forma, la expresión “vida silvestre” tiene varias connotaciones según el

continente y/o país, así de acuerdo con Rubiano, (2011), el término “vida silvestre” se

establece y desarrolla en los Estados Unidos de América a comienzos del siglo XX, pero

su origen puede rastrearse desde la Inglaterra medieval. Así, la idea de vida silvestre se

encuentra asociada a la vida salvaje con especial referencia a la fauna, cuyas prácticas se

extienden a las leyes de caza, al establecer no solo un marco deportivo de la nobleza

europea, sino una distinción de clases, puesto que las normas impuestas producen claras

restricciones a los denominados “pobres”, sin que dicha normatividad incluyera una idea

de protección de lo silvestre; mientras que, para el caso de los Estados Unidos, la vida

silvestre constituye un llamado de alerta sobre su posible exterminio sustentado en un

marco científico y moral, como antesala de la llamada conservación, que busca restringir

la caza comercial y conservar el hábitat y el paisaje, bajo una visión estética del mundo.

En Inglaterra, la “propiedad” de la vida silvestre, descansa principalmente en los

dueños de tierra (Lueck, 1989), las leyes de los Estados Unidos sostienen que es el

Estado y no los dueños de la tierra, quien ejerce el control y las políticas de

protección de la vida silvestre. (Rubiano, 2011, p. 99)

La vida silvestre, se encuentra como base de referencia para hablar de biodiversidad, al

servir de fundamento para legislar sobre la diversidad biológica “nativa”, que despoja de

cualquier posibilidad la intervención por parte de las poblaciones humanas para su

producción y facilita las funciones de administración y gestión de la biodiversidad.

Aspecto que mantiene una tradición moderna de escindir al humano de la naturaleza, así

como, la posibilidad de intervenir desde la distancia, para mantener un dominio sobre la

biodiversidad, como proyecto cultural de occidente (Nieto, 2006), que requiere de la

ampliación de los inventarios y un conocimiento profundo de sus beneficios, amparado en

la idea de bienestar y supervivencia de las diferentes formas de vida.

45

El término biodiversidad también ha sido objeto de debate por su falta de novedad, pues

como lo expresa Takacs (1996) antes que se acuñara (biodiversidad o diversidad

biológica), los biólogos empleaban otros términos y conceptos tales como: naturaleza,

vida silvestre, variedad natural y diversidad ecológica, que transmiten un mensaje muy

similar. Así mismo, Ghilarov (1996) señala el amplio marco investigativo acerca de las

especies y la diversidad durante los años 60s y 70s, que da cuenta, de los desarrollos en el

campo biológico al respecto. Sin embargo, Takacs (1996), plantea que más allá de

incorporar un nuevo término al vocabulario científico, implica dimensionar el momento e

implicaciones para el campo de la ciencia, al contemplar un enfoque interdisciplinar que

integra diferentes conocimientos desde la biogeografía, la botánica, la biología de la

conservación, la ecología, la biología evolutiva, la genética, la paleontología, sistemática, y

la zoología, como una forma de dar cuenta de la complejidad que encarna y los retos que

demanda para su estudio y conservación.

1.2.3 Miradas de las relaciones entre la Biodiversidad como nuevo énfasis de la

naturaleza y lo humano.

La expresión de biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza (Escobar, 1999; Ulloa,

2011); implica un rastreo en el que se encuentran una variedad de posiciones

epistemológicas y ontológicas desde referentes documentales que remiten a la pregunta

por las relaciones entre la naturaleza y los seres humanos. En tal sentido, se dota de

historicidad a esta relación que involucra el contexto cultural occidental, y los diferentes

posicionamientos del conocimiento y su producción. Conocimientos que se encuentran

articulados con unas prácticas y de igual forma, aparecen referentes ontológicos que

comprenden la reflexión del ser y la búsqueda de sentidos.

El conocimiento de la naturaleza plantea un panorama en el que se hace explícita la

pluralidad de modos de concebir el mundo y los significados que se asignan, los cuales,

están asociados con el contexto cultural, y las prácticas que se ejercen, como concreción de

unas formas de pensamiento. Esta pluralidad no solo permite reconocerlas en un marco

histórico, sin pretensión de circunscribirlas a una linealidad, sino de poder indagarlas como

posibles horizontes que transcurren en la simultaneidad, en las intersecciones y en las

diferencias, que envuelven unos modos de ser y de actuar en el mundo desde los sujetos y

los grupos.

46

De acuerdo con Escobar (2011), el conocimiento de la naturaleza, no solo obedece a

aquello que es objeto de explicación por parte de la ciencia, o un asunto que puede

incorporar las elaboraciones culturales y sus formas de interpretación; puesto que

demanda una mayor atención frente a cómo se asume la llamada crisis ambiental, que

también contempla la denominada crisis de la biodiversidad, motivo por el cual, presenta

en forma esquemática diferentes perspectivas ontológicas y epistemológicas en cuyo

trasfondo se encuentran aspectos de orden político y económico, que permiten presentar

los mitos fundacionales y suposiciones ontológicas del mundo desde las ciencias naturales

y las ciencias sociales modernas, las cuales, resultan determinantes en las formas de ser y

de estar en el mundo entre el esencialismo y el constructivismo que dan forma a aquello

que se concibe por naturaleza.

El esencialismo es la concepción de que las cosas poseen un núcleo inalterable,

independientemente del contexto y la interacción con otras cosas, y que el

conocimiento puede conocer progresivamente. […] El mundo, en otras palabras, es

siempre predeterminado desde lo real. Al contrario, el constructivismo acepta la

inevitable conectividad entre el sujeto y el objeto del conocimiento, y, en

consecuencia, la relación problemática entre el pensamiento y lo real; por lo tanto,

el constructivismo epistémico implica mucho más que la afirmación de que la

realidad es socialmente construida. (Escobar, 2011, p. 52).

La exposición de las perspectivas epistemológicas y ontológicas, pretende brindar algunos

elementos de referencia respecto a las formas de conocer la naturaleza y de concebir el

mundo, como un posible camino que permite mantener la pregunta por las relaciones entre

el ser humano y la naturaleza. Al respecto, se presentan tres perspectivas que

corresponden al realismo epistemológico, como expresión del pensamiento moderno, el

constructivismo epistemológico y por último, se alude a aquello que se ha denominado el

neo-realismo epistemológico, perspectivas que aportan en la problematización de las

relaciones desde dichos marcos.

El realismo epistemológico, remite al proyecto fundacional de la modernidad para hacer

explicita su postura en relación a un mundo que es cognoscible, objetivable, y que opera

sobre una estructura de lo escindido, al establecer una división entre la naturaleza y la

cultura, entre muchas otras dicotomías que proliferan y cobran fuerza en la sociedad. De

acuerdo con Ángel Maya (2000) “El mundo ecosistémico, con su regulada armonía

47

orgánica, queda relegado como un penoso recuerdo primitivo” (P. 14). El hombre es libre y

obedece a la razón, es el centro del universo, en un inusitado giro que despliega su ser y su

actuar con una idea de dominio sobre la naturaleza, que tendrá repercusiones en las

prácticas sociales, políticas y económicas al privilegiar un interés por conocer y conquistar

el mundo bajo el paradigma de la razón lógica e instrumental.

Estas expresiones, empiezan a ser objeto de debate por parte de aquellos que confrontan la

mirada esencialista de la naturaleza y de las dicotomías que abogan por la purificación de

los órdenes social y natural, fundadas en la razón instrumental como posibilidad única de

conocer. El constructivismo epistemológico, se constituye en otra perspectiva de pensar el

mundo y producir conocimiento acerca de las relaciones del ser con la naturaleza, sin que

ello implique una sola forma de asumir esta perspectiva, o de establecer fronteras entre

escuelas, sino de posiciones parcialmente superpuestas como señala Escobar (2011), al

registrar las diferentes posturas que se inscriben en el constructivismo dialéctico, el

interaccionismo constructivista, las perspectivas fenomenológicas y el pos-estructuralismo

antiesencialista.

De acuerdo con lo anterior, el constructivismo dialéctico toma como sustrato la dialéctica

marxista, que cuestiona la fragmentación del conocimiento y las dicotomías de un mundo

escindido y que desconoce a la humanidad como una unidad dialéctica con la naturaleza,

(Loureiro, 2003), además de su intento por mostrar conectividad, relacionalidad e

integridad (totalidad), “el marxismo dialéctico representa un programa constructivista

fuerte” (Escobar, 2011, p.55)., que sitúa la fuente de conocimiento en la relación entre los

sujetos y su ambiente de forma concreta, además de señalar procesos de construcción

mutua entre los organismos y el ambiente al interpretar los cambios como

manifestaciones materiales de la relación dialéctica a nivel de los paisajes y los sistemas

ecológicos.

Por su parte, el interaccionismo constructivista propone confrontar la epistemología

dualista dominante entre lo construido y lo preprogramado («realidad»), para empezar a

transgredir fronteras y señalar la relación activa de los sujetos con la naturaleza, sin que

ello represente una contaminación, al considerar esta relación una condición necesaria

para la generación del conocimiento, perspectiva que sustenta desde “las críticas a las

explicaciones de la evolución genecentradas que reducen posibilidades para pensar las

48

relaciones entre la ontogenia y la filogenia”, (Oyama, 2000, p. 150), razón por la que apela

a un enfoque dinámico y holístico de los procesos biológicos.

En el caso de las fenomenologías constructivistas, se debate por el lugar del sujeto, quien

siempre está implicado en el mundo y en el conocimiento mismo, y por tanto, hace parte de

la naturaleza, de la biodiversidad. De esta forma, seguir manteniendo las dicotomías se

hace insostenible, pues como señala Ingold (1986), el mundo en que vivimos es continuo e

interrelacionado en un proceso de co-construcción que vincula la naturaleza y la cultura,

además de hacer de la experiencia vivida un lugar central frente al conocimiento teórico.

Para el pos-estructuralismo antiesencialista, el conocimiento se concibe como parcial y

situado, en tal sentido, Donna Haraway (1991), expresa su postura frente a las dicotomías

del proyecto de la modernidad que designan oposiciones ficticias para aumentar el estado

de un término sobre el otro, y las relaciones de poder opresivas. En tal sentido, señala la

ausencia de identidades claramente delimitadas que incluyen a la naturaleza, por lo cual,

abre un camino que contempla la hibridez entre las producciones científicas, tecnológicas y

la propia naturaleza, como nuevos ensamblajes, que hacen difícil mantener la separación y

esencialización de las entidades, como una epistemología alternativa que subyace en un

mundo complejo, donde se ha surtido una proliferación de Híbridos (Latour, 2007).

Otra perspectiva epistemológica que emerge corresponde al denominado Neo-realismo

epistemológico, como lo expresa Enrique Leff (1986) quien reconoce la naturaleza como

un dominio ontológico real además de advertir que éste se ha hibridizado cada vez más

con la cultura y con la tecnología, en esta formulación hace especial referencia a la

epistemología ambiental que se abre al saber para pensar la relación del ser con el saber,

como una nueva comprensión del mundo con una nueva racionalidad que no se fija en la

relación entre la teoría, los conocimientos y lo real. “El ambiente pasa de ser un objeto,

para convertirse en fuente de pensamiento, sensaciones y sentidos como complejidad

emergente” (Leff, 2006, p, 136). Esta perspectiva también es compartida por Ingold (2000)

quien señala el carácter profundamente relacional de la realidad y la configuración del

ambiente, así, tanto la naturaleza como los humanos participan en su construcción (Ingold,

2012).

Este marco, en el que se inscriben las diferentes epistemologías de la naturaleza, se

constituyen en manifestaciones diversas de concebir el mundo, y de vincularse en él,

como referentes para comprender las relaciones que se han tejido y que tienen una

49

poderosa influencia en el pensamiento, las palabras y las acciones, para nombrar,

significar e intervenir el mundo, bien sea como parte de la naturaleza o como exterioridad,

así como, la apertura hacia nuevos ensamblajes que hacen difusas las fronteras en una

profusa era de producción de híbridos, que sacuden los cimientos de aquello que se

pretendía escindido desde el contexto occidental moderno y que sugieren nuevas

comprensiones de la realidad, bajo una nueva racionalidad que se teje con los sentimientos

y las emociones desde una complejidad emergente.

1.2.4 Emergencia de lo diverso: concepciones de biodiversidad

Abordar las concepciones de biodiversidad desde una perspectiva cultural supone el

reconocimiento de lo diverso, de lo diferenciado, de donde emerge el sujeto situado,

perteneciente a un colectivo, cuyos conocimientos son compartidos y forman parte de los

marcos de interpretación de realidades asociadas con la biodiversidad. En estos términos,

las concepciones de biodiversidad, plantean una pluralidad epistémica y ontológica, así

como una dimensión ética, que permite considerar otras lecturas de las relaciones entre los

grupos culturales y la biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza. Así, las

diferentes concepciones de biodiversidad implican el reconocimiento de ésta como una

construcción en el contexto cultural que se dinamiza y transforma, de acuerdo con, las

condiciones históricas y sociales particulares, al pasar por procesos de negociación y

conflictos sobre su significado.

Esta perspectiva da un giro respecto a los propósitos de la modernidad que, en sus

pretensiones de universalidad, ha invisibilizado a los “otros” y ha producido un proyecto

totalizante soportado que provee una serie de dicotomías hombre-mujer, razón-emoción,

naturaleza - cultura (Escobar, 2003), sin lograr la construcción de una realidad total. El

mundo contemporáneo da apertura a la confrontación del proyecto de la modernidad

respecto a la pluralidad de formas de pensamiento y conocimientos (Olivé, 2009) en el

seno de las culturas, que han aportado otras formas de concebir la biodiversidad tras hacer

borrosas las fronteras entre naturaleza y cultura, pues no está representada en niveles o

jerarquías, ni en los enfoques de conservación, conocimiento y uso (Ulloa, 2004), puesto

que, abarcan perspectivas holísticas e integrales (Estermann, 1998).

Las comunidades indígenas precolombinas establecieron formas de manejo del entorno

natural y configuraron un conocimiento mediante las experiencias, la observación

50

cuidadosa y la experimentación constante e incorporaron conocimientos, prácticas e

innovaciones externas (Grenier, 1998). De acuerdo con estudios arqueológicos, parte de la

biodiversidad actual es fruto de la manipulación e intervención de los ecosistemas y

especies que diferentes culturas ejercían sobre su entorno (Ulloa, 2004). La llamada “vida

silvestre encontrada por los colonizadores europeos, había sido el resultado del manejo de

la tierra por los nativos americanos”, como se ha descrito por diferentes autores (Cronon,

1983, p.12; Denevan, 2001, p.7; Takacs, 1996, p. 42), aspecto que se afirma con los

grupos indígenas del Amazonas quienes han dado un manejo holístico e integral a la

naturaleza desde tiempos milenarios (Toledo y Barrera-Bassols, 2008).

Diferentes investigadores se han ocupado de indagar en diferentes etnias, las formas de

concebir la biodiversidad, pues, si bien es un término occidental, ha sido objeto de

negociación y transformación de acuerdo con sus formas de conocimiento y sus prácticas

culturales. Al respecto, se destacan las concepciones de biodiversidad desde las etnias, las

cuales, pueden ser interpretadas en las culturas orales desde una filosofía basada en un

saber práxico mediante el mito, en el cual, la palabra tiene un lugar privilegiado como

gestora de saber y recuerdo, abierto al cambio (Rozo, 2005; Montoya, 1994)

Las concepciones de biodiversidad desde las etnias, están fundadas en sus cosmogonías

como parte de sus sistemas de creencias y representaciones simbólicas, asociadas con el

conocimiento del entorno y la praxis materializada en comportamientos y formas de

relacionarse con la naturaleza, así como, en la contradicción y apertura al cambio en

relación con los otros y sus saberes. De esta manera, emergen diferentes formas que

plantean una interrelación entre los seres humanos y la naturaleza, sin escisiones que

orientan el conocimiento y sus formas de producción, con un sentido relacional que vincula

al humano con la naturaleza.

[…] en las comunidades embera, cuando nace un niño o niña este se asocia a un

animal, que será el encargado de cuidarlo durante su trayecto en la tierra y de

otorgarle muchas de sus características. Para las culturas indígenas, el ser parte de

la naturaleza en la que vivimos es un hecho que marca el conocimiento y la cultura

(Escobar, M. 2007, p. 137).

Las diferentes formas de concebir la biodiversidad, posicionan otras lógicas que señalan la

manera en que “el ser humano no capta la realidad como algo ajeno, sino la hace co-

presente como un momento mismo de su ser junto, de la originariedad holística”

51

(Estermann, 1998, p.92). En estos términos, su conocimiento se encuentra entretejido con

los relatos míticos que remiten al origen y dan cuenta de la vida de su diversidad y de las

relaciones entre los mundos material y espiritual, aspectos ontológicos y epistemológicos

que trascienden no solo desde un nombrar el mundo y de buscar sentidos, sino de las

implicaciones que se derivan al incluir o excluir estas cosmovisiones con respecto a las

visiones hegemónicas y las maneras de intervenir el mundo.

[…] en la cosmovisión del pueblo Wayúu todos los componentes de la naturaleza

están dotados de vida; en este sentido es muy difícil decir qué es biodiversidad y

qué no, porque para mucha gente algunas cosas que no tienen vida no son

biodiversidad, pero para los wayúu las piedras, los arroyos, los vientos, la tierra,

todo tiene espíritu; entonces podría decirse que al interior de las comunidades

wayúu, todo absolutamente es considerado como biodiversidad. (Ramírez, 2005,

p.40).

Román (2005), perteneciente al pueblo Uitoto, expresa que “la chagra sostiene el polen de

la vida del bosque primario” (p. 36). En otras investigaciones sobre concepciones de

biodiversidad, los pueblos indígenas Wayuu, Uitoto Sikuane y Bará, la conciben como

parte integral del territorio y de su universo cultural. Estas concepciones se remiten a las

cosmogonías articuladas al concepto “vida”, en relación con los mundos determinados por

el génesis y su interrelación. Para estas comunidades, todos los componentes de la

naturaleza están dotados de vida —porque todo tiene espíritu—. En tal sentido, todo es

considerado como biodiversidad (Jiménez, 2004; De la Hoz, 2007; Ramírez, 2005). De

modo similar, para los Mayas la biodiversidad se asume como la vida misma sobre la

tierra, que incluye la vida humana y el sustento de los procesos vitales que la mantienen

(Pérez, 2007).

Otra dimensión que emerge en la construcción de la categoría de biodiversidad, no solo

tiene un sustrato ontológico y epistémico, sino a la par modula un componente político que

establece una relación entre las formas de nombrar, las formas de significar y las

intencionalidades entre la realidad, los sentidos y la defensa del lugar (Escobar, 1999),

elementos que entrañan un pensamiento crítico y una acción reflexiva, con respecto a

formas hegemónicas de poder que operan y proponen conceptos y definiciones de

porciones de la realidad. Estas formas de concebir el mundo conllevan luchas y tensiones

52

frente a la biodiversidad y el territorio, al cual, se encuentran vinculadas diferentes culturas

que contemplan formas de organización y resistencias desde lo local.

Los activistas han introducido una serie de innovaciones conceptuales importantes.

La primera es la definición de la biodiversidad como “territorio más cultura”. El

área de la selva húmeda del Pacífico como una “región-territorio de grupos

étnicos”, es decir una unidad ecológica y cultural amalgamada por las prácticas

cotidianas de las comunidades. La región-territorio se concibe asimismo en

términos de “corredores de vida” que unen a las comunidades, sus actividades y el

medio ambiente natural. (Escobar, 1999b, p.18).

En tal sentido, se contempla una política del lugar, una defensa del territorio en el pacifico

colombiano, que se encuentra entretejido con los principios de autonomía, la producción de

conocimiento y las practicas colectivas con una conexión integral (Escobar, 1999ª, 1999b)

en uno de los centros más biodiversos del planeta que cuenta con una importante

diversidad cultural; territorio en el que se superponen diferentes tensiones y conflictos por

el uso, acceso y explotación de la biodiversidad. Esta definición no solo plantea el

reconocimiento de una realidad, sino que incorpora una perspectiva epistémica y

ontológica que se apoya en una visión integral como un poderoso referente en la

orientación de las prácticas culturales.

Otros trabajos asociados con las concepciones de biodiversidad corresponden a las ideas

de naturaleza en los contextos culturales en oriente. En este sentido, Ma (2009) recupera la

revisión de Masía (1988), sobre la expresión Shizén (del vocablo japonés según Genkyo

Hirose) que es definida como el equivalente del término naturaleza “todo lo que se

encuentra en el mundo afectando nuestros sentidos se llama naturaleza y abarca todo lo

que existe”. (p.180). Por su parte, Ma (2009), toma como punto de partida las filosofías

tradicionales chinas y su lectura acerca de las relaciones dadas entre naturaleza y los seres

humanos, que permiten resaltar dos perspectivas diferenciadas sin que resulten opuestas:

una de ellas enfatiza en las similitudes entre la naturaleza y los seres humanos, y la otra

hace referencia a las diferencias.

Por su parte, Shiva (2004), reseña dentro de la cosmología en la India, la forma de

concebir la naturaleza desde su origen, que se manifiesta a través de “una tensión entre

los opuestos, de la que surge el movimiento, la cual, es descrita como la primera aparición

de la energía dinámica –shakti” (p. 77). La existencia de toda forma de vida brota de esa

53

energía primordial al ser la sustancia de todo, así la manifestación de esa energía, recibe

el nombre de naturaleza (Prakriti). Todas las diversas formas de existencia provienen de la

madre naturaleza como expresión del juego creativo de su pensamiento, de esta forma la

madre naturaleza es creadora de vida. “En la cosmología india se mantiene un principio de

unidad entre persona y naturaleza (Purusha-Pakriti), al concebirlos como complementos

inseparables naturaleza-mujer-hombre. Desde el punto de vista ontológico no hay dualismo

entre el ser humano y la naturaleza, al reconocer la naturaleza en calidad de Prakriti como

sustento de la vida, como un todo inviolable”. (p.79).

De igual forma, desde el principio ecofeminista, Shiva (2004), reivindica tanto a la

naturaleza como a la mujer al ser partícipes en la producción de vida. Así manifiesta que

“la mujer no sólo recoge y consume lo que crece en la naturaleza sino que hace crecer las

cosas” (p, 83). Aspecto que plantea unas maneras de conocer la diversidad de la vida y

sus múltiples interrelaciones en el mantenimiento de los ciclos ecológicos para poder

participar de forma activa en su producción, a través del principio femenino que vincula la

diversidad como pluralidad de la vida y el compartir que se traduce en las prácticas

basadas en el conocimiento propio de cada lugar, con una visión holística que produce y

protege la vida, de modo que, “mujer y naturaleza están asociadas no en la pasividad, sino

en la creatividad y el mantenimiento de la vida” (Shiva, 2004, p. 88); en una relación

vinculante que se opone a cualquier dicotomía y apela por unas relaciones de

horizontalidad entre lo humano y la biodiversidad.

1.3 LA CULTURA COMO REFERENTE DE LA INVESTIGACIÓN EN LA

CONFIGURACIÓN DE LAS CONCEPCIONES

Para estudiar las concepciones de biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza, desde

la perspectiva de la diversidad cultural, se toman en consideración los contextos culturales

de origen de los sujetos y su historicidad. Para ello se propone como marco interpretativo

los desarrollos proporcionados por Geertz (1989) y García Canclini (2004).

Para Geertz (1989) la cultura se entiende como redes de significación, comprende

acciones simbólicas, y también de comunicación, como despliegue de expresiones

individuales y colectivas de los grupos humanos que integran una misma sociedad y

posibilitan la comprensión del mundo.

54

En términos metodológicos, implica procesos de interpretación del universo interpretativo

del otro. De esta forma, en términos de Wertsch (1993), en su lectura de Geertz, asume la

perspectiva interpretativa no como algo cerrado e inscrito en la mente de los individuos,

pues al contrario, concibe la mente como algo más allá de la piel, en función de sus

propiedades sociales.

De otra parte, García Canclini (2000 y 2004) plantea que los estudios culturales deben

considerar una perspectiva adjetiva, en referencia a la emergencia del sentido cuando se

ponen en contacto las culturas. En esta vía, plantea la discusión entre las visiones

sustantivas y adjetivas de cultura, al cuestionar de las primeras su interés por enfocar los

estudios en la caracterización de un grupo en particular, y a su vez, abre un camino para

superar las oposiciones urbano o rural; moderno o tradicional, lo cual, permite hacer una

lectura en términos contemporáneos de los intercambios, choques y contradicciones entre

culturas, con una visión de lo social a partir de lo cultural. Así, la cultura se propone como

un sistema de relaciones de sentido y significado, que toma distancia de las visiones

universalizantes y se sitúa en el reconocimiento de las diferencias de cada cultura y su

interacción con otras.

1.3.1 La cultura

El estudio de las concepciones de biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza,

acoge lo propuesto por Geertz (2005) quien aborda la cultura como un proceso que tiene

su acontecer en la acción comunicativa del ser humano y en sus diversas manifestaciones.

Es decir, que la construcción de significados que hacen los sujetos acerca de la naturaleza,

se organizan en un sistema de símbolos, los cuales cobran importancia en un contexto

cultural específico. Geertz (2005), plantea una nueva manera de asumir los estudios

culturales que entrañan no solo un concepto, sino una definición que de soporte a su

propuesta. De esta forma, “la cultura es esencialmente un concepto semiótico, y el

análisis de la cultura ha de ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes,

sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones”. (p. 20). La cultura en estos

términos, inaugura una manera para interpretar fenómenos, procesos, acontecimientos

sociales, simbolismos, formas de conducta, e instituciones, así como, las relaciones entre

el ser humano y la naturaleza.

55

El enfoque semiótico de cultura propuesto por Geertz (2005), comprende en estos

términos los procesos de producción, circulación y consumo de la significación en la vida

social, que al decir de García Canclini (2004) es relevante, al proporcionar “un marco

interpretativo para los estudios culturales, al evitar caer en dualismos entre lo material y lo

espiritual, lo individual y lo colectivo, lo económico y lo simbólico” (p.39), desde una

mirada procesual y cambiante. Propuesta que para la presente investigación permite tomar

en consideración la búsqueda de significaciones en las concepciones de biodiversidad de

los docentes en formación inicial de licenciatura en Biología, en relación con los contextos

culturales e históricos en los que se han configurado.

Geertz (2005), destaca en su enfoque de la cultura, “la visión del hombre como un animal

inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido, en comunión con lo expuesto

por Max Weber” (p.20), y sitúa a la cultura, como un esquema históricamente transmitido

de concepciones heredadas y expresadas en formas simbólicas, es decir que la

comunicación que se establece y se comparte en los colectivos humanos, dan cuenta de un

pensamiento y unas formas de concebir el mundo que se configuran en el contexto cultural.

Por tanto, este enfoque es una invitación a interpretar los universos discursivos de las

personas, desde perspectivas culturales.

De acuerdo con lo anterior, Geertz (2005) manifiesta que “la cultura es pública porque la

significación lo es” (p.26). Así, el pensamiento está vehiculado por el lenguaje, el cual

puede entretejerse con las acciones y los modos de actuación no lingüísticos, de modo

que el ser humano y su ser lingüístico, no resultan privados ni ajenos del mundo social.

Wittgenstein en Geertz (2005) expresa que el significado de una palabra no es solo su uso,

sino el modo en que su uso se entreteje con la vida. En estos términos, el lenguaje reside

en la cultura, por tanto, la vida del símbolo es su uso, puesto que desde esta perspectiva, es

posible comprender un lenguaje cuando se configura en una cultura. En tal sentido, la

significación viene determinada por su uso público, de manera que pensamiento y lenguaje

se comparten en un colectivo, en su articulación con el mundo.

[…] el concepto semiótico de cultura, entendida como sistemas en interacción de

signos interpretables (que, ignorando las acepciones provinciales, yo llamaría

símbolos), la cultura no es una entidad, algo a lo que puedan atribuirse de manera

causal acontecimientos sociales, modos de conducta, instituciones o procesos

56

sociales; la cultura es un contexto dentro del cual pueden describirse todos esos

fenómenos de manera inteligible (Geertz, 2005, p.27).

La cultura, se constituye en el contexto en el que es posible describir las formas de

concebir el mundo, de significar la realidad. De esta manera, la cultura se construye desde

lo público de forma colectiva y simbólica que como lo expresa Geertz (2005) hace del

hombre un animal inserto en una trama de significaciones, a través de la cual, teje la

realidad en su interacción con los otros y la naturaleza. Aspectos que resultan relevantes al

hacer un trabajo de investigación acerca de las concepciones de la biodiversidad como

nuevo énfasis de la naturaleza, desde la diversidad cultural, al permitir de una parte,

interpretar las formas de concebir la diversidad de la vida, no solo desde el nombrar, sino

la manera en que su uso se entreteje con la vida.

El concepto de cultura que yo sostengo no tiene múltiples acepciones ni, por lo que

se me alcanza, ninguna ambigüedad especial: la cultura denota un esquema

históricamente transmitido de significaciones, representadas en símbolos, un

sistema de concepciones heredadas y expresadas en formas simbólicas por medios

con los cuales los hombres comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento y

sus actitudes frente a la vida. (Geertz, 2005, p.88).

La cultura se comprende como un texto desde el cual, se reconocen las diferentes maneras

en que las personas conciben el mundo, así como, las acciones de los demás miembros del

colectivo social, e incorpora un esquema de significaciones que se tejen y se dinamizan

en los grupos, por medio de símbolos y procesos, y es a través de ellos como los seres

humanos comparten, comunican y otorgan significados a sus acciones a través del

lenguaje, el cual posibilita el desarrollo del conocimiento mediante las interacciones con la

naturaleza. Así, los sistemas simbólicos suministran modelos para explicar la realidad, en

tal caso, la formulación de interrogantes que incorporan la pregunta por la vida, el origen,

su diversidad y las formas de existencia, entre otras, permiten no solo configurar un

sistema de significados que se transmiten históricamente, donde los miembros en cada

cultura crean sus propios términos significantes, pues también se articulan con unas

maneras de ser, de actuar y de relacionarse con el mundo.

En congruencia con lo planteado por Geertz (2005), el pensamiento es público y tiene

lugar en el mundo social, de manera que, es a través de los símbolos, que se puede

reconocer las formas en que los individuos y los grupos conocen, razonan, valoran y

57

actúan. A este respecto, las concepciones de biodiversidad como nuevo énfasis de la

naturaleza, no solo parten de considerar las formas de nombrar la diversidad de la vida,

sino que obedecen a las tramas de significación que se han tejido históricamente en las

diferentes culturas, de modo que, comprenden no solo su enunciación, sino su uso y

articulación a las prácticas, circulación e importancia de las estructuras simbólicas y

discursivas.

Los símbolos pueden ser cualquier tipo de objeto, acto, acontecimiento o cualidad

que posibilite vehicular ideas o significados, por tanto los símbolos se constituyen

en fuentes de información al proporcionar un modelo en virtud del cual se puede

dar una forma definida a procesos exteriores o fenómenos que son compartidos y

permiten organizar la experiencia en su acontecer histórico y sus relaciones

sociales. Geertz (1996, p.21).

Los sistemas de símbolos como modelos de realidad aportan en la estructuración de otros

procesos de pensamiento y a la vez, pueden constituirse en modelos para la acción por

parte de los individuos y los grupos.

Los símbolos se configuran en lo social, al vincular la participación activa de los sujetos en

los procesos de construcción de significado en el contexto de la cultura, aspecto que

supone una relación entre la acción y la significación. Estas interacciones favorecen los

intercambios culturales e intercambios de significados que entran a formar parte de lo

expresado por Geertz (2005), en términos del despliegue que pueden llegar a tener los

símbolos, en tanto integración cultural, cambio cultural o conflicto cultural que reside en

las experiencias de los individuos en relación a la forma como se entiende el mundo, en

cuya dinámica alberga la posibilidad de su reformulación como parte de estos encuentros e

intercambios y tensiones entre culturas.

1.3.2 Lo cultural

Al hablar de las culturas en el mundo contemporáneo es importante considerar las

transformaciones entre lo multicultural como yuxtaposición de etnias en una nación junto

con lo intercultural en la escena global. En este panorama García (2004) propone lo

multicultural como “la diversidad de culturas, subrayando su diferencia, bajo políticas

relativistas de respeto que en ocasiones refuerzan la segregación, mientras que la

interculturalidad remite a la confrontación y el entrelazamiento cuando los grupos entran

58

en relaciones e intercambios” (p.15). Cada expresión contempla unos modos de concebir la

producción de lo social, de tal manera que, lo multicultural comprende un reconocimiento

de la diferencia, sin embargo, lo intercultural en estos términos supone la diferencia entre

culturas que entran en relaciones de negociación, tensión, conflicto y préstamos recíprocos,

que visualiza una dinámica del mundo y otras maneras de comprender la cultura.

De esta forma, García Canclini (2004) establece una redefinición del objeto de los

estudios culturales al atender a la heterogeneidad y a la hibridación multicultural, al tomar

distancia de aquellas políticas basadas en un monoculturalismo que reducen la mirada

fundada en la idea de una inconmensurabilidad, sin considerar las negociaciones

epistemológicas y morales que se pueden dar entre culturas, razón por la cual, invita a un

desplazamiento hacia las intersecciones. En este sentido, se refiere a la configuración de

las sociedades latinoamericanas como híbridas, cuyas formas de actuar y concebir la

realidad están mediadas por la intercomunicación entre diferentes actores, medios y otras

culturas, además de señalar la movilidad de las poblaciones entre países y regiones. En

esta vía, permite contemplar procesos marcados por la construcción de mundos de

significados entretejidos, que ofrecen choques de significados y cruces de fronteras.

Lo anterior, demanda una lectura de la constitución de los pueblos latinoamericanos

forjada en los entrecruzamientos de los grupos y tradiciones indígenas e hispano-

coloniales, sin que se limite a una noción del mestizaje, por lo cual, García Canclini

(1990), propone hablar de la noción de hibridación como un concepto social, y recuerda

que la heterogeneidad es multi-temporal entre la tradición y lo nuevo, entre la cultura

escrita y la cultura oral, las expresiones políticas, económicas, comunicativas y educativas

que forman parte del acontecer latinoamericano, en el cual, se inscriben formaciones

híbridas que conjugan la coexistencia de mundos, la circulación de nuevas significaciones,

que hacen parte de la experiencia de los sujetos, con diferentes capas de interconexión,

confrontación y resignificación.

Esta heterogeneidad recuerda la configuración de la sociedad colombiana y la diversidad

que entraña, en las culturas indígenas, campesinas, mestizas, rom, afros, entre otras, desde

la diferencia y la multiplicidad de intercambios e hibridaciones, en las que sus sistemas de

conocimiento y sus prácticas en relación con la naturaleza y sus formas de concebir el

mundo se han visto transformadas de forma diferencial entre las diversas culturas, aunque

cada vez, se suman esfuerzos para alentar mayores intercambios, por lo cual, resulta

59

insostenible la idea de una cultura sin puntos de intersección. Con esta nueva perspectiva,

se visibilizan otras formas de concebir la cultura, desde referentes socio históricos que

comprenden las dinámicas y cambios que se propician entre culturas y al interior de cada

cultura.

La dimensión adjetiva enunciada por García Canclini (2004) para referirse a la cultura,

proporciona otra capa de relaciones diferente a la visión sustantiva, al considerar que ésta

no puede circunscribirse exclusivamente a una entidad o paquete de rasgos que

diferencian a una sociedad de otra, por el contrario, concibe lo cultural como un sistema

de relaciones de sentido que reconoce las diferencias, contrastes y comparaciones (p.21),

entre grupos culturales, lo cual, le permite pensarla “menos como una propiedad de los

individuos y de los grupos, más como un recurso heurístico que podemos usar para hablar

de diferencia” (p. 39). De esta forma, García anota:

Esta reconceptualización cambia el método. En vez de comparar culturas que

operarían como sistemas preexistentes y compactos, con inercias que el populismo

celebra y la buena voluntad etnográfica admira por su resistencia, se trata de prestar

atención a las mezclas y los malentendidos que vinculan a los grupos. Para

entender a cada grupo hay que describir cómo se apropian de y reinterpretan los

productos materiales y simbólicos ajenos. […] Tampoco se trata de pasar de la

diferencia a las fusiones, como si las diferencias dejaran de importar. En rigor, se

trata de complejizar el espectro (García, 2004, p. 21).

En relación con lo propuesto, García (2004), señala que los aportes dados por la

antropología desde “la perspectiva emic siguen siendo valiosos en términos éticos y

epistemológicos para entender lo social, así la cultura es concebida como el conjunto de

procesos sociales de producción, circulación y consumo de la significación en la vida

social” (p.34). Al respecto, el valor de un objeto y el cambio de significado puede tener

lugar al pasar de un sistema cultural a otro, así cada grupo cultural cambia la significación

y los usos, que cruzan por interpretaciones desde la dimensión comunicativa, al igual que

las relaciones de poder en un despliegue de fuerzas que operan para cambiar la

significación de un objeto, así la cultura no es un telón de fondo que decora el mundo o

que genera entretenimiento, ya que es constitutiva de las interacciones cotidianas en las

que se desenvuelven procesos de significación de los sujetos y los grupos culturales.

60

Los cambios que se producen en el mundo globalizado suponen un giro en las definiciones,

así la definición sociosemiotica de cultura propuesta por Geertz (2005), preserva su

vigencia, en tanto supera toda suerte de dualismos (entre lo material y lo espiritual, lo

económico y lo simbólico, lo individual y lo colectivo), al asumirla como procesos de

producción, circulación y producción de significados. Sin embargo, esta definición deja

escapar una perspectiva de las culturas como es la diferencia entre culturas y los

intercambios o interacciones, por lo que García Canclini (2004) propone la cultura en

términos adjetivos como lo manifiesta:

Lo cultural facilita hablar de la cultura como una dimensión que refiere a

diferencias, contrastes y comparaciones, permite pensarla menos como una

propiedad de los individuos y de los grupos, más como un recurso heurístico que

podemos usar para hablar de la diferencia. (p.39).

Lo anterior permite considerar lo cultural como el choque de significados en las fronteras;

donde la cultura conserva su carácter público y es localmente interpretada, y a la vez,

avanza hacia la comprensión en “las intersecciones de los intercambios, las negociaciones

de significados, las relaciones con los otros, las zonas de disputa entre sistemas

socioculturales diversos, así, lo adjetivo sofistica o interseca el sentido sustantivado”

(García, 2004, p. 48). De esta manera, es posible pensar lo cultural, en términos de

relaciones, choques de significados y transformaciones que posibilitan otras formas de

concebir el mundo y la naturaleza, entre culturas y considerar esta propuesta como un

referente a propósito de la educación en ciencias en la cual aún prima una visión

monocultural hegemónica de un saber que deviene de la modernidad, sin considerar la

relación entre sistemas culturales y diferentes culturas en el ámbito escolar.

Vale la pena destacar que al hablar de la diversidad cultural en el contexto

latinoamericano, se abre un nuevo marco político. Desde hace tres décadas la mayoría de

las constituciones, promulgan el carácter multicultural y pluriétnico de sus naciones y se

plantea la discusión en relación a la complejidad de las identidades culturales; los choques

entre lo universal y lo local y las tensiones frente a procesos de homogenización, exclusión

e inequidad que involucran a diferentes sectores incluido el educativo, en un mundo

globalizado.

En este escenario, se suscitan discusiones entre lo multicultural y lo intercultural, que

llevan a plantear diferentes posicionamientos frente a los alcances de cada término

61

especialmente en términos políticos, culturales y educativos. Así, Olivé (2011), recuerda

una distinción necesaria entre multiculturalidad y multiculturalismo, al designar para la

primera un sentido descriptivo, que refiere a “las situaciones de hecho en las que co-

existen pueblos y culturas diversas” (p.22), es decir, que ésta expresión comprende un

hecho social e histórico de la configuración cultural. En el caso del multiculturalismo, es

catalogado como un término con un sentido normativo circunscrito a “modelos de

sociedad que pueden servir de guía para establecer o modificar relaciones sociales, para

diseñar y justificar políticas públicas, tomar decisiones y realizar acciones” (p.22). De

manera, que en este marco, hay diversas manifestaciones en su interpretación, frente a las

orientaciones que se adoptan en términos políticos, sociales y educativos, para los

diferentes países.

El multiculturalismo ofrece una multiplicidad de significados que se han elaborado, en un

escenario de debates, así para Zizek y Jameson (1998), se entiende como la “coexistencia

híbrida de mundos diversos culturalmente” (p. 175); mientras que en el contexto

anglosajón y la corriente liberal se asume como “la idea de que las sociedades humanas

son meras asociaciones de individuos” (p.23). Por su parte, Walsh (2009), expresa en esta

perspectiva una reflexión crítica fundada en que más allá de ofrecer un marco de

reconocimiento y respeto a la diversidad cultural “se convierten en una nueva estrategia de

dominación, que apunta no a la creación de sociedades más equitativas e igualitarias, sino

al control del conflicto étnico y la conservación de la estabilidad social” (p.3), y

económica. De esta forma, lo multicultural constituye un referente del acontecer nacional

en que se plantea un modelo de sociedad con un marco jurídico que incluye a las minorías

étnicas en medio de tensiones entre el multiculturalismo, las hegemonías y la desigualdad.

De otra parte, la interculturalidad se constituye en posibilidad para pensar más allá del

reconocimiento de la diversidad cultural al proponer unas relaciones de intercambio,

confrontación y negociación de significados (García Canclini, 2004), como una práctica en

que los diferentes grupos y actores sociales participan en la construcción de alternativas,

de modo que incorpora una visión dinámica de la cultura y centra su atención en el

contacto, la interacción y la hibridez cultural, entre otros, no solo al interior de un territorio

o nación, sino en un mundo global de permanentes intercambios.

Para Walsh (2009), resulta indispensable hacer una distinción entre las formas como se ha

asumido la interculturalidad y sus prácticas en América Latina, por tanto, logra establecer

62

dos perspectivas: la primera de ellas denominada relacional que hace referencia “al

contacto e intercambio entre culturas, (…) que podrían darse en condiciones de igualdad o

desigualdad” (p.2); la segunda corresponde a la interculturalidad funcional, focalizada en

“el reconocimiento de la diversidad y diferencia culturales” (p. 3), que establece dentro de

sus metas la inclusión de las minorías a la estructura social establecida. Sin embargo,

propone, la interculturalidad crítica, cuyo foco de atención es “el problema estructural-

colonial-racial” (p, 4.), como un proyecto por construir en Latinoamérica, sustentado en la

ruptura de las relaciones hegemónicas, para pensar en relaciones más horizontales y la

necesaria transformación de las estructuras institucionales y sociales, pensadas desde la

diversidad y la diferencia mediante relaciones sociales con equidad, igualdad, simetría y

legitimidad.

En estas discusiones se expresa la interculturalidad como una pieza fundamental del

mundo contemporáneo que comprende elementos de orden político, cultural, social,

epistémico y ontológico, frente a la diversidad cultural y la diferencia, aspectos que

plantean nuevos retos a la educación desde un pensamiento crítico y transformador. En este

marco, se hace necesario el diálogo intercultural en la educación y la formación de

maestros de ciencias, que permita de una parte reconocer las diferentes formas de concebir

el mundo; así como la comprensión de las relaciones que se tejen entre las comunidades,

los contextos culturales y la naturaleza, en un país ambientalmente complejo, que exige

otras formas de apropiación del conocimiento y de relacionamiento entre culturas para

pensar la educación intercultural que demanda el planteamiento de otras formas de

relaciones sociales más justas, y de estrechar el vínculo en la apuesta por la permanencia

de la diversidad de la vida y de las culturas.

1.3.3 Biocultura.

En el mundo contemporáneo la biodiversidad es asumida por algunos académicos como

un nuevo énfasis de la naturaleza (Ulloa, 2011), además de ser considerada

simultáneamente real, colectiva y discursiva (Escobar, 1999). Así, la diversidad

biocultural, permite reconocer la estrecha conexión entre lo humano y la naturaleza, como

real, y como una producción discursiva y de significación, que fuera por siglos

invisibilizada (Toledo y Barrera, 2008). Para Maffi (2005, 2002), el campo de la diversidad

biocultural durante la última década, se ha planteado como un área de investigación

transdisciplinaria relacionada con los vínculos entre la diversidad lingüística, cultural y

63

biológica del mundo, asumiéndolas como manifestaciones de la diversidad de la vida.

Estas nuevas reinvenciones de la naturaleza y del llamado tercer mundo, incorporan otras

formas de aproximarse al conocimiento de los “otros” para entender cómo las culturas de

tradición oral han logrado sobrevivir, y a su vez, conservar la biodiversidad.

En este sentido, la biodiversidad también es coproducida por la creatividad humana,

mediante el conocimiento de los grupos étnicos, quienes han tejido una serie de relaciones

de orden simbólico y material, basadas en economías descentralizadas con unos sistemas

de producción que utilizan y recrean la biodiversidad (Posey, 2008; Toledo y Barrera,

2008; Shiva, 2010). Este conocimiento, sofisticado de las culturas es reconocido por la

UNESCO, institución que proclamó en 1989, la necesidad de salvaguardar la cultura

tradicional y popular, como un nuevo enfoque de respeto a las culturas tradicionales con el

fin de permitir una toma de conciencia del valor y necesidad de protegerlas.

La diversidad es creada a través de la imaginación (como un plan de juego y acción

contextual) y de la creatividad de los actores (como trabajo o labor). En la

producción y reproducción de diversidad está también la producción de

experiencia. Como una consecuencia, la pérdida de diversidad significa la extinción

de experiencia biológica y cultural, implica la erosión del acto de descubrir y la

reducción de la creatividad. La memoria biocultural representa, para la especie

humana, una expresión de la diversidad alcanzada y resulta de un enorme valor para

la cabal comprensión del presente, y la configuración de un futuro alternativo al que

se construye bajo los impulsos e inercias actuales. (Toledo y Barrera, 2008, p. 190).

Considerando las geopolíticas del conocimiento, es importante señalar que estas

diversidades y formas de producción de conocimientos, han perdurado, se han actualizado

y reinventado a través del tiempo; no en vano, se intersectan estas diversidades (biológica,

cultural y lingüística), al reconocer que 10 de los 12 países “megadiversos” definidos por

la UICN, como centros de diversidad biológica y cultural, cuentan con la mayor

diversidad lingüística, distribuidos entre los países de Latinoamérica; el centro de África

meridional y sudoriental; y el Pacífico (Maffi, 2005).

Con estas nuevas aproximaciones a las relaciones entre cultura y biodiversidad, existen

diferentes escalas de apreciación de las relaciones entre los humanos y la naturaleza, así

para las comunidades afrodescendientes del pacifico colombiano, la biodiversidad es

definida como “territorio más cultura”, que amplia y enriquece la definición dada por la

64

convención de Diversidad Biológica (1992), al destacar su fuerte vínculo con toda la

selva del Pacífico, como una “región-territorio de grupos étnicos”, interpretada como

unidad ecológica y cultural, articulada por las prácticas cotidianas de éstas comunidades,

que incorporan principios locales de autonomía, conocimientos, identidad y economía

(Escobar, 1999). Estos posicionamientos, constituyen un proceso de resistencia alternativa

desde lo cultural, frente a los procesos de modernización y mercantilización de la

biodiversidad, aspectos que son compartidos por diferentes grupos étnicos en el contexto

colombiano.

Así mismo, para muchas etnias la dualidad que mantiene occidente entre naturaleza y

cultura, se reafirma en la forma de definir la biodiversidad, al involucrar solo aquellos

componentes como son los genes, las especies, las comunidades y los ecosistemas en sus

diferentes niveles de interacción, que deja por fuera los demás componentes de la

naturaleza dotados de vida; dado que para estos grupos -todo tiene espíritu-, como el agua,

las piedras, entre otros, razón por la cual, todo es considerado como biodiversidad,

(Jiménez, 2004; De la Hoz, 2007; Ramírez, 2005).

Estas formas de significar la biodiversidad muestran cómo estas comunidades mantienen

un vínculo ontológico que plantea otras formas de concebir el mundo y de relacionarse

con la biodiversidad como integralidad, expresadas en sus prácticas y acervos culturales,

con un posicionamiento político e identitario, el cual, es objeto de fuertes presiones dado

que en la actualidad no solo se está produciendo un proceso de extinción de la

biodiversidad (Wilson, 1994; Eldredge, 2001), sino que a la par y de forma más acelerada

se están erosionando los conocimientos ancestrales (Maffi, 2005), agenciados por procesos

de desplazamiento, por actividades extractivas y de mercantilización de la biodiversidad,

que hacen vulnerables a las culturas minoritarias.

En décadas recientes se señala que tanto la diversidad biológica como la diversidad

cultural se encuentran amenazadas por las mismas causas: las tendencias de »progreso« y

»modernización« bajo el esquema de desarrollo fundamentado en principios como la

competencia, la especialización, la hegemonía y la uniformidad. Sin embargo, solo en años

recientes, se empieza a estimar que el conocimiento local y la memoria cultural son

cruciales para la conservación de la biodiversidad, porque ambos sirven como depositarios

de opciones alternativas que mantienen la diversidad biológica y cultural floreciendo en

nuestro planeta (Nazarea, 2006).

65

De otra parte, la desvalorización del saber local, la eliminación de los derechos locales y

simultáneamente, la creación de derechos para los monopolios sobre la utilización de la

biodiversidad sustentadas en la novedad que tributan las multinacionales, resultan ser las

claves de acceso y privatización del conocimiento y de la biodiversidad (Shiva, 2010). Sin

embargo, ante la ambivalencia que soporta el reconocimiento del saber ancestral y el

acceso y despojo de los recursos genéticos, bajo regímenes jurídicos que inciden en los

derechos de propiedad intelectual, se presentan vías alternas como la realización de

esfuerzos en Cuzco-Perú, para retornar a los agricultores quechuas, cientos de las

variedades locales de papa de la Internacional Potato Center, que permitan complementarse

con iniciativas para documentar los sistemas de agricultura y revivir las tradiciones

culinarias en los Andes (Nazarea, 2006), como estrategias de protección de los

conocimientos y prácticas de las culturas, la seguridad y soberanía alimentaria y la

conservación.

De acuerdo con lo anterior, se requiere reconocer de una parte la alta diversidad

biocultural presente en nuestro territorio, los conocimientos que han favorecido el cuidado,

la preservación y uso de la biodiversidad, así como las amenazas a las que están expuestos.

Por tanto, es necesario adelantar un programa de investigación sobre estas realidades, y

problematizarlas no solo desde la antropología, la historia, la sociología y la ecología

política, pues también deben ser objeto de debate por parte de la educación y didáctica de

las ciencias y la formación de profesores, que con miradas clásicas de la enseñanza de las

ciencias, no han dimensionado la diversidad biocultural, lo contextual y sociocultural que

atraviesa las realidades del país. Vale la pena preguntarse por el conocimiento que se

enseña en las aulas, el cual, contempla una tradición de la educación en ciencias que se

instituyó desde el periodo colonial y que aún preserva elementos asociados con las

ausencias de un diálogo fértil entre saberes y el reconocimiento de las diferentes formas de

conocimiento. Aspectos que pueden aportar en la comprensión de nuevos significados de

la naturaleza; la re-significación de las relaciones biodiversidad-cultura, con perspectivas

críticas y creativas que contribuyan en la construcción de propuestas educativas

alternativas con un sentido de realidad.

1.4 LA EDUCACIÓN EN CIENCIAS. UNA MIRADA EN EL

ACONTECER NACIONAL.

66

La educación en ciencias en el contexto colombiano contempla la incorporación de un

proyecto cultural moderno impulsado durante la colonia con importantes repercusiones a

través del tiempo, que han incidido en la educación, las instituciones educativas y los

sujetos, soportadas en una serie de reformas educativas en las que se entretejen relaciones

de poder, expresadas en procesos de desigualdad, alterización e invisivilización de los

saberes ancestrales, con diferentes desarrollos y transformaciones. Lo anterior, en medio

de tensiones y resistencias que forman parte de la historia social y cultural del país,

aspectos que también inciden en la configuración de las concepciones respecto a la

naturaleza, lo cultural y el ensamblaje de nación.

Sin pretender hacer una cronología lineal, ni una historia de la educación, se busca destacar

los acontecimientos relacionados con la educación en ciencias, que señalan tensiones, y

transformaciones, en cuya trama, la Historia Natural no desaparece con la emergencia de la

Biología, de acuerdo con las reformas y decretos proferidos, como se manifiesta en parte

de los textos educativos durante buena parte del siglo XX, así como los objetos de estudio

en la escuela, permeada por intereses políticos, económicos y desarrollistas que pasan de

ser un asunto nacional a un problema de orden mundial. Por último, no se debe olvidar el

lugar de la Biodiversidad, la diversidad cultural y su emergencia en los discursos

educativos del siglo XXI, en este ejercicio de continuidades y discontinuidades.

1.4. 1. Educación en Ciencias Naturales desde la Colonia

Los procesos colonizadores se fundaron en prácticas de dominación que implicaron la

implantación de nuevas ideologías y conocimientos correspondientes con el proyecto

cultural occidental de la modernidad, y también a una apropiación e invisibilización de los

saberes locales, que conlleva “la alterización, proceso simbólico de generación y

construcción de la categoría del otro” (Sánchez, Sepúlveda y El-Hani, 2013, p. 61), que

influyó en el establecimiento de jerarquías desigualdades sociales, así como, el despojo de

cualquier posibilidad de reconocimiento de la diversidad cultural y sus epistemes, ante el

nuevo orden que se instauraba bajo la premisa de asimilar al “otro”, acorde con los

modelos educativos de la época.

Durante la colonia se inaugura una forma de educación que comprende un tejido de

relaciones asociadas con las instituciones, los conocimientos a enseñar, las ideologías, el

poder y la desigualdad. En este sentido, se avanza en la fundación de colegios en la Nueva

Granada a cargo de los Jesuitas, como fuera el caso del colegio San Bartolomé en 1605,

67

en el cual, se imparten las asignaturas tradicionales y la enseñanza de la física y

cosmografía (Ahern, 1991). Sin embargo, esta educación estuvo estrechamente vinculada

a procesos de alterización como se advierte en los inicios del Colegio Mayor de Nuestra

señora del Rosario (fundado en el año de 1653), institución que se reservaba el derecho

de admisión para aquellos jóvenes que pudieran probar la pureza de sangre y la nobleza y

honor de su linaje, con el auspicio de la corona (Ahern, 1991; Nieto, 2006).

Sin embargo, hacia finales del siglo XVII, la población neogranadina contaba con una

serie de mezclas entre poblaciones de indígenas, blancos y negros, que señalaban las

hibrideces y contactos entre los pueblos y culturas con sus respectivos descendientes

(Saldarriaga, 2009). Esta diversidad e hibrideces en su momento pasaban por la rejilla de

categorías raciales que revalidaron la alterización frente a aquellos nobles, blancos y

europeos o descendientes de noble cuna. Estratificación racial que impregnó las

instituciones y se naturalizó al punto de instaurar un orden social tanto en colegios y

escuelas como instituciones de control social, al despojar de cualquier posibilidad de

acceso educativo a “indios, negros, mulatos, zambos y niñas blancas de familias

adineradas” (Saldarriaga, 2009, p.4).

La hegemonización del pensamiento occidental desde la ilustración, se constituyó en

referente de la educación en ciencias en la Nueva Granada, cuya concreción tuvo lugar en

la reforma del plan de estudios elaborada por Don Francisco Moreno y Escandón, bajo el

reinado de Carlos III, entre los años 1774 a 1778; tiempo en el que se da una nueva

orientación a la educación bajo la concepción de una enseñanza práctica, así como un

impulso hacia las ciencias experimentales, “se generalizaron las ciencias naturales, las

ciencias aplicadas y experimentales” (López, 2010, p. 17). Este plan de estudios estaría

más acorde a las expectativas de la educación colonial del Virrey Caballero y Góngora, y

sus intercambios con Mutis, como lo reseña Gómez, (1992):

Todo el objeto del plan se dirige a subsistir las útiles ciencias exactas en lugar de

las meramente especulativas en que hasta ahora lastimosamente se ha perdido el

tiempo; porque un Reino lleno de preciosísimas producciones que utilizar, de

montes que allanar, de caminos que abrir, de pantanos y minas que desecar, de

aguas que dirigir, de metales que depurar, ciertamente necesita más que sujetos que

sepan conocer y observar la naturaleza y manejar el cálculo, el compás y la regla,

que de quienes entiendan y discutan el ente de razón, la primera materia y la forma

68

sustancial. […] En cuanto a este Reino valdría no se excusasen las de Botánica,

química y metalurgia, necesarias en el país de los metales y preciosidades (p. 21)

Planteamientos que señalan abiertamente el vínculo entre ciencias útiles, educación y

poder, en este modelo colonial. Así, la ciencia es la forma de conocer y la educación se

constituye en la instancia para reproducir una idea de dominio y explotación de la

naturaleza, junto con la transformación del paisaje, precedidos de intereses económicos

con un ideal de progreso, que construye la categoría de naturaleza como “recurso” e

invisibiliza a los pueblos originarios y sus saberes. Así mismo, esta reforma señala su

desacuerdo con la educación escolástica, al estimar como un desperdicio el tratamiento

dado a la enseñanza de las ciencias sin utilidad alguna, dada su poca o nula intervención en

la realidad local.

Sin embargo, esta renovada forma de concebir la enseñanza e implementar las ciencias fue

objeto de fuertes tensiones entre dos perspectivas culturales; la primera centrada en la

tradición arraigada en la escolástica y la segunda amparada en la modernidad representada

en el Racionalismo y la ilustración, asunto que derivó en una nueva reforma hacia 1778,

por parte de la Junta de Estudios, que retorna a la educación escolástica (González, 2005)

donde la iglesia ejerce su papel de control social y moral al establecer el tipo de

conocimiento a enseñar y la formación a seguir.

El arribo de José Celestino Mutis en 1760 a la Nueva Granada demarcaría un importante

impulso en consonancia con el ambiente científico de la época del contexto europeo, a

través de su participación como maestro en el Colegio Mayor de Nuestra señora del

Rosario. Mutis, sería el encargado de inaugurar la cátedra de matemáticas y difundir las

teorías de Newton, Copérnico y Galileo (González, 2005; Helg, 1987), que aportarían los

cimientos de una revolucionaria forma de concebir el mundo, sustentado en la razón

humana para explicar los fenómenos de la naturaleza bajo el nivel de leyes y teorías que

apelan a la universalidad del conocimiento y la búsqueda de la verdad. De esta forma,

Mutis infunde las nuevas ideas tanto en ciencia como en pedagogía, como lo expresa

Wasserman (2010), al destacar que este personaje promovió el “método científico basado

en la duda metódica”, como un aporte a la educación en ciencias, basado en la indagación

y la investigación de la época. Aspecto discutido por Restrepo (1986), quien sostiene que

solo se hizo un cambio de un modelo escolástico por otro, dado que los científicos

69

ilustrados se limitaron al discurso ideológico de la ciencia sin trascender hacia proyectos

de aplicación del conocimiento.

Esta faceta de Mutis muestra un distanciamiento de la educación escolástica del Trivium y

el Cuatrivium, al orientar la enseñanza de las ciencias con un nuevo método, y de otra

parte, señalaría su interés por adelantar la más ambiciosa empresa científica que se

cristalizó en la Expedición Botánica, como una de las obras más importantes de Historia

Natural en América, con el auspicio de la corona (Becerra y Restrepo, 1993, p. 4), aspecto

que recuerda el vínculo entre la historia natural y la política “[…]como medio para

construir una naturaleza doméstica y una humanidad colonizada. Por lo tanto, la historia

natural y la política deben ser consideradas expresiones de la misma estructura de poder”

(Nieto, 2006, p.15). Afirmaciones a las que bien puede incluirse la educación colonial

como otro eje que opera bajo la misma estructura de poder.

La expedición Botánica, para algunos comprende un acontecimiento científico de gran

envergadura en la historia de la ciencia, que exalta al sabio y su conocimiento desde una

visión de ciencia y de científico en la Nueva Granada, que corresponde a la obra de un

“genio”, mezclada con su papel de educador, sin embargo, sin restar el mérito de tal

empresa, desde la historia social de la ciencia, es posible hacer otra lectura, donde la

Historia Natural como disciplina se construye sobre redes como lo señala Nieto (2006):

Las muestras del mundo natural, los objetos de estudio del naturalista, tienen que

ser movilizados desde los lugares remotos hacia el centro; para que esto sea posible

tienen que desarrollarse técnicas de preservación de los objetos, vivos o disecados,

o técnicas de representación que permita su apropiación “virtual”. Son éstas redes

las que generan la necesidad de sistemas “universales” de códigos y reglas bien

definidas para poder acumular información en centros como París, Londres o

Madrid. (p.55).

Esta construcción en red comprende la participación de personas, objetos, instrumentos e

instituciones, así como, el establecimiento de códigos universales y reglas como el sistema

de clasificación binomial propuesto por Linneo, para facilitar la comunicación y establecer

un orden natural. No solo para elaborar un inventario, sino para avanzar hacia el

reconocimiento de la utilidad que pudieran albergar la diversidad de flora y fauna del

trópico para el imperio. Esta expedición opera sobre la base de saberes locales y

ancestrales que fueron objeto de apropiación y “traducción” a una ciencia ilustrada (Nieto,

70

2006; 2009). Por tanto, no se desestima el esfuerzo de Mutis por dedicar parte de su

trabajo en hallar propiedades medicinales de diversas plantas en la Nueva Granada, como

la Quina, del género Cinchona (nombrada así por Linneo), al ser de gran interés comercial

para la corona por sus reconocidas propiedades en el control de la fiebre, “virtudes que

eran conocidas y empleadas por las culturas locales entre otras plantas con propiedades

terapéuticas de América, antes que por los españoles” (Nieto, 2008, p.40; Vezga, 1934, p.

194).

De acuerdo con lo anterior, se advierte una conjunción entre la perspectiva científica de la

época como fue la historia natural y el imperio, que gozaba de una sólida estructura de

poder con unas prácticas de dominio que legitimaron una visión de mundo, al objetivar la

naturaleza, como exterioridad para su posesión y explotación, bajo una perspectiva

universalista del conocimiento científico. Además se incorpora la idea de superioridad del

civilizado y la asimilación del “otro”, agenciadas por instituciones de control social, que

encarnan desde su inicio una asimetría de conocimientos, un desconocimiento de la

diversidad cultural y una desigualdad que se perpetúa durante la colonia y que también

permea a las instituciones educativas. Sin embargo, en el marco de las ideas de libertad y

progreso que irrumpen en la Nueva Granada, se dará un giro a la historia del país. Por

tanto, el interés radica en explicitar la ruptura que se pretende en la educación y la

educación en ciencias como pilar para el ensamblaje de la naciente república al considerar

algunos acontecimientos que aportaron a tal propósito, así como las dificultades que

propiciaron desarrollos desiguales a este respecto.

1.4.2. Educación, educación en ciencias y República

El giro de un gobierno monárquico de los reyes, al gobierno democrático del pueblo que

“acoge los Derechos del hombre en la libertad, la igualdad y la propiedad privada, para el

ensamblaje de un nuevo Estado Nacional, democrático y republicano” (López, 2010, p.14),

requirió de ingentes esfuerzos para adoptar esta nueva condición, que sin duda se apoyará

en la educación como instancia para fortalecer la formación del ciudadano en un estado

democrático (Zuluaga, 1995). Así, se introduce la primera reforma de la educación a través

de la expedición del Decreto del 6 de Octubre de 1820, por Francisco de Paula Santander,

que pretende organizar el sistema educativo desde la primaria para instruir a niños y niñas

en los derechos y deberes para ejercer la ciudadanía. Además de enunciar que los niños

71

indígenas debían ser educados en las mismas condiciones que los niños blancos (Ahern,

1991).

Estas ideas incorporan algo novedoso como fue la creación de la educación primaria, así

como, la promoción de una educación pública, en cuanto institución que acompañaría el

proceso libertario y la construcción de nación (Zuluaga, 1995), así como, la posibilidad

de brindar el acceso a la educación escolar, sin distingos de clase o “raza” o recursos

económicos, que auspiciaría una educación en condiciones de igualdad para blancos e

indígenas; aspectos que señalan una ruptura con lo que fue el modelo educativo, elitista y

excluyente de la colonia. Así mismo, esta reforma buscó transformar la idea de maestro

que orientaría la formación de los nuevos ciudadanos, aspecto que contempló un modelo

de formación, a través de la creación de escuelas normales en Caracas; Bogotá y Quito,

mediante Decreto en 1822, que ordenaba su creación, al estimar que en el ensamblaje de

nación los maestros serían artífices de un proceso de carácter político que demandaba una

formación académica con las calidades requeridas, para cumplir ante aquellos propósitos

de gestar una transformación en la educación influenciado por el Método Lancasteriano

(Ahern, 1991), para solventar la falta de maestros y atender la mayor cantidad de alumnos.

Las tensiones con la jerarquía eclesiástica y su injerencia en la educación se expresaban en

la continuidad de las “prácticas de enseñanza que correspondían al régimen colonial y

no resultaban fáciles de desarraigar” (Zapata y Ossa, 2007, p.180). Sin embargo, la

Historia Natural contó con una aceptación de la jerarquía eclesiástica, al justificar su

ejercicio en términos teológicos como demostración de “la existencia de Dios a través de

sus obras”, junto con sus metáforas sociales que favorecían la idea de “una sociedad

estática, ahistórica y jerarquizada” (Becerra & Restrepo, 1993, p. 4). Aunque, esta visión

pasaría a ser objeto de debate por parte de las nuevas disciplinas como la Biología y la

geografía, sobre la base de un mundo cambiante y en permanente movimiento. Ideas que

fueron objeto de resistencia en sus inicios, por aquellos maestros que defendían la

educación tradicional frente a la exigencia de instruir a sus alumnos en estas nuevas ideas

(Ahern, 1947).

De otra parte, la Comisión Corográfica (1850 y 1859), constituye otro referente de

investigación científica durante el gobierno de José Hilario López, que permitió definir la

cartografía del país, así como el estudio de su naturaleza física y humana (Barrios, 2014;

Becerra & Restrepo, 1993), al brindar nuevos conocimientos acerca de la diversidad

72

biológica, mineralógica y cultural del territorio. Así mismo, la conformación de la

Sociedad de Naturalistas, y los desarrollos en materia de investigación hacia finales del

Siglo XIX, se materializaron en estudios acerca de la diversidad en flora y fauna y las

riquezas mineralógicas, geológicas y arqueológicas del país (1881-1883), a través de la

Comisión Científica (Restrepo y Becerra, 1993).

En este flujo del acontecer histórico y político de la República, la educación en ciencias

naturales se orienta hacia la enseñanza de “nociones de física, mecánica, química, historia

natural, fisiología e higiene”, como se registra en el artículo 46, del decreto Orgánico de

Instrucción Pública (1º de Noviembre de 1870). Así mismo, la organización de las escuelas

normales, adoptaron las recomendaciones, de la primera Misión Pedagógica Alemana que

se trajo a Colombia en 1872, conformada por nueve educadores conocedores de las

teorías de Pestalozzi y Froebel (Barrios, 2014). Sin embargo, la Constitución de 1886,

restituyó el poder a la Iglesia en su férrea defensa por mantener los preceptos de una

educación contraria a las ideas de corte liberal que fueron cuestionadas por los jerarcas de

la Iglesia (Barrios, 2014; González, 2005).

Esta época muestra un interés por incorporar desde los primeros grados de escolaridad el

área obligatoria de Historia Natural, como se presenta en la Ley 39 de 1903 denominada

Ley Orgánica de Instrucción pública, Capítulo V del Decreto 491 de 1904. Sin embargo,

se cuestiona el método autoritario de la escuela tradicional y los castigos que seguían en

boga en gran parte del territorio nacional como domesticación del cuerpo y de la mente,

por lo cual, se dio impulso a la denominada “Escuela Activa” en cabeza del intelectual

Agustín Nieto Caballero, que fue incorporada posteriormente en las escuelas normales

hacia finales de los años 40, (Sáenz, Saldarriaga y Ospina 1997). En tal sentido, se

mantiene una crítica a “la fragilidad en la formación de maestros” (Sáenz, 2010, p.111), al

igual que a la falta de titulación de quienes ejercían este rol, como lo señaló en su

momento Zapata Ramón (1932): “El personal de maestros urbanos sin título que tenemos

hoy sube a 64%; el de maestras urbanas en las mismas condiciones, asciende a 55%,

Maestros rurales sin título, 93% y maestras rurales sin grado, 92%” (p,19), cifras que

muestran un panorama desolador.

Esta época también está marcada por los discursos modernistas, en los cuales, la biología

y las teorías evolucionistas ocuparon un lugar central, con diversas interpretaciones. Así,

durante la primera mitad del siglo XX, la educación fue permeada por nociones médicas e

73

higiénicas, ante los cuestionamientos de la élite frente al atraso del país y el estado de

desnutrición y enfermedad de los infantes de las poblaciones marginales, que hicieron a

los indígenas y negros, responsables de tal atraso, lo que en su momento se denominó, “la

degeneración racial”, inspiradas en la Eugenesia que requería de medidas regenerativas de

orden moral y social (Martínez et al., 2003; Sáenz, 2010; Sáenz et al., 1997). Aspectos que

se estimaban necesarios para alcanzar el desarrollo trazado por los países industrializados

propios del proyecto de la modernidad de la sociedad capitalista, burguesa, (Dussel, 1994),

donde la escuela estaría a cargo de disciplinar el cuerpo con referentes higienistas y de

asimilar al “otro” con estos nuevos modelos y teorías.

La formación de maestros en el área de las ciencias naturales se encuentra atravesada por

los programas de higienización, dicha formación, fue objeto de debate y solo hasta la

década del cincuenta se dará otra connotación a la formación docente, al pasar de una

formación circunscrita a las Normales superiores para trazar un horizonte hacia su

profesionalización con la creación de la Universidad Pedagógica de Colombia con sede en

Tunja y posteriormente en 1955 el paso de la Escuela Normal Universitaria Femenina de

Bogotá, a la Universidad Pedagógica Femenina (Barrios, 2014); lo anterior, con la

expectativa de incidir en una educación con mejores niveles de formación para la

población colombiana.

Los cambios que se introducen en la educación, también se traducen en la sofisticación de

los métodos de evaluación de la población educativa, de esta forma, hacia 1968, con la

creación del ICFES, se incorpora un modelo de evaluación que no solo estaría

comprometido con valorar las aptitudes y conocimientos para la selección y admisión de

aspirantes a la educación superior, como se trataba en años anteriores, sino que también

buscó aportar en la orientación de la educación, así desde 1964, las pruebas indagaron

conocimientos en áreas específicas como Biología, Física y Química, las cuales, han

perdurado hasta el presente (Rocha, Hernández, Rodríguez, s.f.).

Este modelo evaluativo comprende la estructuración de instrumentos sustentados en

principios de la racionalidad moderna, para evaluar el conocimiento de la población

bachiller, bajo una prueba estándar, que conlleva repercusiones negativas en la

autonomía profesional de los docentes (Martín y Cervi, 2006), además de dejar por fuera la

consideración de las desigualdades anidadas en el desarrollo de la educación del país, en

especial entre las urbes y las regiones apartadas, así como, el desconocimiento de los

74

contextos y las culturas, dado que para esta época, se mantenían los postulados de la

constitución de 1886, soportados en la idea de una nacionalidad mas no de la diversidad

cultural y la diferencia, como rasgos del ocultamiento e invisibilización de las culturas que

han hecho parte del territorio, aspectos que inciden en la orientación de políticas para la

educación de la población colombiana.

La educación está sujeta a tensiones que se circunscriben entre los criterios de

homogenización del conocimiento mediante la prescripción de estándares y el

sometimiento a pruebas estandarizadas, tanto en el plano nacional como internacional,

acorde con las nuevas políticas y la injerencia de las agencias y organismos internacionales

que pretenden evaluar la calidad de la educación, acorde con las lógicas del desarrollo y la

globalización (Martínez; Noguera y Castro, 2003). Pero, sólo hasta finales del siglo XX,

se busca dar un giro hacia el reconocimiento de la diversidad cultural, como se expresa en

la Carta constitucional de 1991, que se hará extensiva a las políticas educativas. Así en los

estándares se establece que: una adecuada formación en ciencias fomenta el respeto por la

condición humana y la naturaleza, que se traduce en una capacidad para tomar decisiones

en todos los ámbitos de la vida y sus implicaciones […] para poblaciones de diversas

etnias y condiciones socio-culturales, animales, plantas, recursos hídricos y minerales

(Estándares Básicos de competencias en Ciencias sociales y ciencias naturales, 2004, p.

107), referentes que entran a formar parte de las metas educativas. De igual forma, se

empieza a enunciar en términos de estrategias y valores esta diversidad, como parte de los

Lineamientos de calidad para las Licenciaturas en Educación del Ministerio de Educación

Nacional (2014), al proponer la necesidad de incorporar en la organización de las

actividades académicas, valores de respeto a la diversidad cultural y al entorno natural.

En tal sentido, gestionar un cambio educativo, no supone esperar necesariamente a que se

introduzcan las innovaciones exclusivamente por decreto (Martín y Cervi, 2006, p.429) en

especial, en un país que conserva la concepción de naturaleza como “recurso” y observa en

la “diversidad cultural y la diferencia” un asunto “novedoso”, despojados de historicidad

sin un abordaje crítico. Aspectos que exigen el desarrollo de investigaciones que permitan

reconocer las concepciones de estas diversidades biológica y cultural, para poder aportar

al campo de educación en ciencias y la formación de profesores.

1.4.3. Educación en Ciencias, biología y su enseñanza. Elementos de discusión.

75

La Historia Natural se constituyó en referente de la educación durante la colonia, cuyo

objeto de enseñanza reproduce un modelo cultural que para entonces está centrado en una

visión de mundo acorde con los preceptos teológicos que señalaban en la diversidad de

flora y fauna la obra de un creador, sustentada en una visión estática y ahistórica

susceptible de ser ordenada a partir del establecimiento de jerarquías en el marco de la

clasificación taxonómica, además de interrogar la utilidad de las plantas esenciales en las

prácticas de conocimiento y apropiación del nuevo mundo al servicio de la corona. De esta

forma, la Historia Natural se vincula con las grandes expediciones científicas como la

Expedición Botánica del Nuevo reino de Granada en cabeza de José Celestino Mutis, que

trascendió en las ideas de los intelectuales que participaron en la Independencia al

apreciar en la ciencia una visión de progreso, y libertad como expresión del Racionalismo

y la ilustración.

En esta visión es preciso señalar que aún está ausente la disciplina biológica, puesto que la

Historia Natural durante el siglo XVIII, realiza un importante inventario y clasificación de

la naturaleza, sin ocuparse del análisis de los fenómenos relacionados con los seres vivos,

razón por la cual, en ese momento “la vida” no existe como problema de estudio (Foucault,

1979). A finales del siglo XIX, se empezarán a presentar agitados debates, en el escenario

universitario en relación con los desarrollos de la perspectiva evolucionista y sobre la

naturaleza orgánica de los seres vivos, debates que llevan a la implementación de las

cátedras de biología en las instituciones de educación superior dirigida a juristas, médicos

y letrados, que adquirieron un tinte ideológico (Chona, et al, 1998), aunque con la

celebración del Concordato, entre la Iglesia Católica y el Estado colombiano se impidió su

desarrollo (Restrepo, 1984).

En los inicios del Siglo XX, la biología en Colombia transita hacia una de las mayores

polémicas como fue la denominada degeneración de la “raza”, al poner a disposición su

saber para evaluar la condición de la población y su posible estado de degeneración y

decadencia (Chona, et al, 1998; Restrepo, 1984), con el ánimo de dar una explicación

racional, así como la búsqueda de justificaciones a la intervención y posibles soluciones a

los problemas sociales que adquirieron un papel determinante en las políticas educativas,

como fue la incorporación en el plan de estudios la obligatoriedad en la formación de

hábitos morales e higiénicos de la población, sin olvidar que a través de estos discursos se

acentuaron las diferencias apoyadas en los rasgos y signos de lo corporal y lo “racial”

como diferencias de clase (Runge y Muñoz, 2005, p. 163), referentes que nutren un

76

escenario para descalificar y subordinar a los “otros” (Indígenas, afrodescendientes, entre

otros) y hacer de la educación la vía para asimilar al diferente.

En este contexto la enseñanza de la biología en la escuela incorpora la “vida” como

objeto desde una perspectiva orgánica, que le permite tomar distancia de la Historia

Natural (Chona et al, 1998), al establecer otras relaciones con los saberes relativos a la

higiene, la anatomía, la fisiología, la química y la física; además de incorporar aspectos de

la perspectiva evolutiva que en su momento encontraba como marco de referencia a la

eugenesia y el evolucionismo social, asociados con la idea de progreso perpetuo,

civilización, perfección, raza y selección natural, entre otros, además de introducir la idea

de cambio en los procesos biológicos (Runge y Muñoz, 2005).

Sin embargo, los ritmos de cambio en las propuestas educativas son diferenciales a este

respecto, como se registra en la Cartilla Guía para el desarrollo de la enseñanza primaria de

1963, en la que prevalece el discurso y prácticas higienistas, adscrito al área de Ciencias

Naturales, el cual se organiza y distribuye a lo largo del año escolar para los diferentes

grados de escolaridad, y se demarca la labor docente que debe ceñirse fielmente a los

objetivos trazados para cada área.

“El bienestar y el progreso del hombre dependen en grado eminente del dominio

que éste logre ejercer sobre la naturaleza. Y “La naturaleza no se le domina sino

obedeciendo sus leyes”. Por eso una educación para la vida exige un estudio

razonado y aplicado de los seres y fenómenos naturales”. Afortunadamente el

estudio de la naturaleza es una actividad de suyo placentera para el niño […]

Corresponde al maestro conservarle ese encanto natural, evitando el convertir tan

agradable estudio en disciplina tediosa y verbalista” (Cartilla Guía. Desarrollo de

los programas de Enseñanza Primaria, 1963, p. 595).

En este texto también es posible apreciar, para el área de ciencias naturales el estudio de

las plantas, los animales y los minerales, la organización interna y externa que posibilita

el funcionamiento de los seres vivos, (reproducción, nutrición, respiración). Además se

puede advertir la prevalencia de ciertos rasgos que devienen de la Historia natural al

promover objetivos como: a)“Aprovechar el contacto inteligente del niño con el mundo

natural que le rodea, para elevar su mente al reconocimiento fundado de la sabiduría y la

omnipotencia del creador, reflejadas en el admirable concierto de sus obras”, b) “Formar

hábitos de observación e investigación”; c) “Enseñar a hacer un uso prudente de los

77

recursos naturales” (Cartilla Guía. Desarrollo de los programas de Enseñanza Primaria,

1963, p. 595). Estos aspectos muestran las tensiones y dicotomías que devienen de la

colonia en relación con los modelos de enseñanza, al exhibir una mezcla de saberes que

reproduce la idea de la naturaleza como un “recurso”, y como un acto de creación para ser

apreciada y valorada con criterios éticos y estéticos. Conocimientos que se conjugan en

este caso con la disciplina del cuerpo, la moral y la higiene (Runge y Muñoz, 2005).

El discurso biológico y su incorporación en el ámbito universitario para la formación

docente, se articula con los procesos de transformación de las escuelas normales en

Universidades formadoras de licenciados en ciencias como la Pedagógica y Tecnológica

de Tunja y la Pedagógica Nacional de Bogotá con la influencia de misiones extranjeras, en

especial la Segunda Misión Alemana, que incidió en la institucionalización de la

enseñanza de la biología en el sistema escolar colombiano (Chona et al, 1998). Así, se

busca aportar en los procesos de comprensión e interpretación de lo vivo desde los

desarrollos propios de la disciplina biológica y su articulación con el discurso pedagógico,

que posibilita el trabajo orientado hacia el conocimiento y valoración de la diversidad

biológica desde referentes ecológicos y evolutivos con particular atención a la flora y fauna

y su problematización para la enseñanza de la biología.

En este escenario, la formación de profesores de Biología en la universidad Pedagógica

Nacional marcó un derrotero en la década de los 70, al centrar la formación de los futuros

licenciados en una “Preparación metodológica para organizar y administrar contenidos’

(Gutiérrez, Sierra, Valbuena, 2008, p.41), como expresión de la instrumentalización de la

enseñanza que dejaría la Misión pedagógica alemana en el país (Martínez, Noguera,

Castro, 2003). Este plan de estudios sería objeto de reforma en la década de los 80, para

adoptar una estructura conceptual de la Biología, acorde con los niveles de complejidad y

organización biológica, así para el ciclo de fundamentación cada semestre llevaría por

nombre: Introducción a la biología; Célula, Organismo, Ecosistemas, y de igual forma, se

designaría en el ciclo de profundización a cada semestre como sigue: microbiología;

vegetal; animal y humana; organización que si bien hizo énfasis en lo biológico, también

integró un abordaje histórico, pedagógico y didáctico (DBI, 1984), inspirado en el

movimiento pedagógico que reclamaba la visibilización del maestro como un sujeto de

saber, lo cual, ofrece un espacio de reflexión y debate a propósito de la enseñanza de la

biología. Discusiones que se proyectan en la reforma del 2000, para configurar un proyecto

curricular que piensa la formación de profesores de manera integral en ambientes de

78

formación disciplinar; pedagógico y didáctico; y humanístico que reflexiona sobre las

realidades educativas.

Cabe señalar que la biología que se institucionaliza y enseña en el sistema escolar no

corresponde a un ejercicio de transmisión y recepción de los conocimientos científicos en

la educación en ciencias (Gil, Pérez, 1994), al estimarse que en la escuela se construyen

saberes en relación con las disciplinas científicas como lo expresa Álvarez (2003) el saber

escolar no necesita del saber científico. Sus relaciones son de complicidad y de mutuas

legitimaciones. (p. 290). De igual forma, como se plantea desde el movimiento pedagógico

en la década de los ochenta, el rol del maestro no es el de un reproductor de las teorías

científicas, sino que éste se asume como un sujeto de saber, que se resiste al modelo

instrumental de la enseñanza.

En este contexto de tensiones y aperturas al desarrollo de la enseñanza de la biología, se

pretende a inicios del nuevo milenio una Revolución Educativa centrada en la equidad

social, que busca promover con los estándares en ciencias el desarrollo de habilidades

científicas y actitudes requeridas para explorar fenómenos y resolver problemas. Al

respecto, se propone incorporar el estudio de lo vivo a través de las teorías biológicas que

contemplan, los niveles de organización de los seres vivos, la función de los órganos y

sistemas, la clasificación taxonómica, así como aspectos de la ecología, la evolución, y la

genética, que especialmente se ubican en los últimos grados de escolaridad.

En este proceso de reformas educativas, llama la atención la tardía adopción del término

biodiversidad, que se promueve en la Convención de Diversidad Biológica de 1992, el

cual, aparece enunciado en los estándares para los grados octavo y noveno una década

después:

“explico la variabilidad en las poblaciones y la diversidad biológica como

consecuencia de estrategias de reproducción, cambios genéticos y selección

natural”, estándar que incluye dentro de las acciones de pensamiento: “establezco

la importancia de mantener la biodiversidad para estimular el desarrollo del país”,

MEN, (2004, p. 20). Por su parte, para los grados décimo y undécimo, se designa

como estándar básico de competencia “explico la diversidad biológica como

consecuencia de cambios ambiéntales, genéticos y de relaciones dinámicas dentro

de los ecosistemas” en la que se plantea como acciones de pensamiento: “explico

79

la relación entre el ADN, el ambiente y la diversidad de los seres vivos” MEN,

(2004, p.22).

De acuerdo con esta referencia, se aprecia la administración de un conocimiento que

vincula el término de biodiversidad en los contenidos de la enseñanza de las ciencias, sin

embargo, se mantiene una dicotomía entre: ser humano y biodiversidad; cultura y

biodiversidad; como parte de la tradición proporcionada por el proyecto de la modernidad,

que poca discusión ha tenido y que se sustenta en una idea más cercana a la categoría de

“Vida silvestre”, como exterioridad, bajo la lógica de “recurso” para conocer y gestionar

en función del “desarrollo del país”. Situación que también se expresa en la Política

Nacional para la Gestión Integral de la Biodiversidad y sus servicios ecosistémicos del

Ministerio de Ambiente y Desarrollo sostenible (2012), la cual, propone “se fomente la

participación social y el reconocimiento de la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos

como un valor público, […] para aumentar de manera sostenible la productividad y la

competitividad nacional, al tiempo que se protegen y mantienen las riquezas naturales y

culturales del país”(p.18). Llama la atención que solo se enuncia una sola vez, en el

documento a la educación, la cual, es presentada en el apartado de “Instrumentos de

información”, que reitera una visión reducida e instrumental de la educación, lo cual, poco

contribuye en los procesos de formación ciudadana y en la articulación de sectores en favor

de la transformación de realidades, más allá de las dualidades.

Los elementos anteriores, permiten apreciar una transición de una educación

fundamentada en la Historia natural hasta mediados del siglo XIX, sujeta a describir y

clasificar la naturaleza (estática y ahistórica) y reproducir un orden social y natural, bajo

los preceptos de la educación religiosa y una educación fundada en una idea de libertad y

progreso, en la que subyace una carga ideológica y política que forma parte de las

tensiones y discontinuidades hasta el siglo XX. En este panorama sigue ausente el

reconocimiento de las diferencias, al acentuarse una de las mayores polémicas como fue la

denominada degeneración de la raza y la Eugenesia, que auspiciaron la adopción de otros

saberes para higienizar a la población colombiana, de la mano de la educación en ciencias

y los fundamentos biológicos, con un nuevo referente como es la incorporación del

fenómeno de la vida como problema. En este marco se destaca un vínculo entre

conocimiento, poder y vida, que en su momento profundiza la desigualdad, y la negación

de la diversidad cultural.

80

Sin embargo, con la carta constitucional de 1991, se establece una nueva relación entre el

estado colombiano y la diversidad cultural, que implica una transformación de las

relaciones entre los diferentes grupos y culturas que integran la sociedad colombiana;

aspecto que conlleva a la valoración y reconocimiento de la diversidad del país, lo cual

implica desarrollar procesos educativos para avanzar en tal propósito. No en vano se

plantea en los estándares de Ciencias naturales una educación para la equidad, que valore

la diversidad cultural de una parte, a la vez que propone dar un mayor énfasis a la

explicación de fenómenos del mundo viviente desde referentes ecológicos y evolutivos.

Estas reformas, requieren de un cuidadoso trabajo de investigación que contribuya en estas

nuevas configuraciones, dado que aún prevalece en los textos, los discursos de los

estándares y las políticas de Biodiversidad, la afirmación de la naturaleza como “recurso”

para el desarrollo del país, aspecto que se remonta a la época colonial y se suscribe dentro

de los retos para el nuevo milenio. Así mismo, es necesario considerar el rol de la

educación, pues como señala Molina (2010), se requiere implementar en la educación en

ciencias el reconocimiento de la diversidad cultural al enriquecer las perspectivas

conceptuales y epistemológicas con enfoques semánticos, culturales e históricos, por lo

cual, se requieren investigaciones que permitan comprender el fenómeno. Pues como se

observa en los estándares, si bien se habla de un conocimiento aportado desde el área de

ciencias naturales para la toma de decisiones, no es muy clara su formulación en relación

con los contextos, los saberes locales, las concepciones de biodiversidad y el papel de las

culturas en el conocimiento, cuidado y valoración de la diversidad biológica y cultural,

aspectos en los que aún subyace la dualidad entre lo humano y la naturaleza.

1.5 EL ESTUDIO DE LAS CONCEPCIONES EN LA EDUCACIÓN EN

CIENCIAS Y APROXIMACIONES DESDE EL ENFOQUE CULTURAL

Hablar de concepciones en el campo educativo, implica una reflexión que inició en la

década de los ochenta con diferentes abordajes, desarrollados ampliamente en la didáctica

de las ciencias, orientados en primera instancia hacia la exploración de las ideas de los

estudiantes, que derivaron en diferentes lecturas del problema de estudio, considerándolas

como obstáculos epistemológicos para el aprendizaje (Bachelard, 2000), o como errores

en relación con el conocimiento científico, o como punto de partida y posibilidad para

avanzar en la construcción del conocimiento de los sujetos (Molina, 2004).

81

El estudio de las concepciones propone la reflexión acerca de las formas de construcción

del conocimiento, que busca comprender el lugar del sujeto, su relación con el

conocimiento y las formas de actuar, de tal manera que, se establecen diferentes

posiciones, desde la psicología cognitiva, la psicología social y el enfoque cultural para

dar cuenta del fenómeno.

De acuerdo con las diferentes tradiciones de las disciplinas que estudian las concepciones,

aparecen algunos elementos comunes como la continuidad o cambio y otros que difieren

en su formulación. Así, encontramos en Giordan, (1988), la definición de concepción como

una construcción personal, una trama de análisis de la realidad, una especie de

decodificador que le permite comprender el mundo, para afrontar nuevos problemas, e

“interpretar situaciones inéditas, razonar para resolver una dificultad o responder de

manera explicativa, o también para incorporar las informaciones exteriores previamente

seleccionadas, que le son comprensibles las cuales, integrará en su sistema de

conocimiento” (Giordan, 1988, p.118). En este planteamiento se privilegia la concepción

como una construcción personal de un sujeto activo, que le permite razonar y resolver los

problemas cotidianos, además de incorporar informaciones exteriores que son filtradas.

Elementos afines se encuentran en la propuesta de Cubero (1996), quien define las

concepciones como sistemas de ideas dinámicos que se construyen, se transforman y

evolucionan (Cubero, 1996). En esta perspectiva se podría considerar las concepciones

como una manera de ver el mundo y de organizarlo. Otra definición que amplía el

panorama la ofrece Vijil (1998), quien propone que las concepciones pueden ser un tipo de

conocimiento particular propio de cada individuo y que éstas son construidas en sus

interacciones con su medio ambiente y con los demás, de modo que proporcionan al sujeto

formas de razonar frente a diferentes situaciones que se presentan en su cotidianidad,

además de caracterizarlas como estables en la memoria semántica de los sujetos, motivo

por el cual, estima deben ser activadas y actualizadas, en una tensión entre continuidad y

cambio. Así, en este planteamiento emerge el rol de lo social y del entorno, en los procesos

de construcción de las ideas de los sujetos.

Finalmente, la perspectiva cultural considera que estas construcciones tienen origen en lo

sociocultural y son compartidas por los grupos. De manera que, en este enfoque el

conocimiento no se concibe como propiedad de mentes individuales, sino como artefacto

de las comunidades. (Rodrigo, Rodríguez y Marrero, 1993), así se plantea que la finalidad

82

de estas formas de construcción proporcionan a sus miembros ideas, palabras, imágenes y

percepciones sobre el mundo que les rodea. Así mismo, Martín y Cervi (2006), señalan

que “la mediación social no sólo se ejerce con los otros sociales, sino también a través de

herramientas culturales que ayudan a la explicitación, porque facilitan la toma de

conciencia” (p. 429).

Frente a este panorama, el estudio de las concepciones ha fortalecido una de las líneas más

importantes en el campo de la didáctica de las ciencias, particularmente aquellas que se

han orientado hacia los profesores y docentes en formación, respecto a las formas de

concebir la ciencia y la naturaleza del conocimiento científico, al ser un pilar en la

enseñanza de las ciencias, además de tratar de dar respuesta a la creciente preocupación

fundada en el bajo interés de los estudiantes hacia las ciencias naturales desde etapas

tempranas de escolaridad, que pueden incidir a futuro en la elección de carreras

profesionales diferentes a las ciencias básicas, y de otra parte, servir a las nuevas

generaciones, para participar de manera fundamentada en la toma de decisiones en la

sociedad.

Sin embargo, aparecen otros elementos en el debate contemporáneo relacionados con el

contexto cultural y la diversidad cultural, que complejizan el problema. De manera que al

indagar las concepciones, se requiere de una interpretación que trascienda el nivel

declarativo y profundice en su génesis, que aporte pistas para comprender sus relaciones

con la cultura de la que hacen parte los diferentes individuos y grupos sociales.

Una posible ruta de trabajo es la propuesta por Rodrigo, Rodríguez y Marrero (1993),

quienes a través del estudio de las Teorías Implícitas presentan una génesis que parte de

dos perspectivas como son: los que abordan dichas teorías desde lo individual

(psicogénesis) y los que lo abordan desde una mirada colectiva, social y cultural, que en el

caso de los autores no las ven como excluyentes sino como posibilitadoras para dar sentido

a las formas en que se producen dichas concepciones. Así, incorporan los planteamientos

de Durkheim, para argumentar que “las representaciones colectivas describen un amplio

rango de formas intelectuales que incluyen la ciencia, la religión, los mitos, así como

cualquier tipo de idea o emoción que ocurra en una comunidad” (p.43). Rodrigo et al,

(1993) incorporan en esta propuesta la definición de las Representaciones sociales

aportada por Moscovici (1983), como una forma particular de adquirir el conocimiento

[…] como una forma particular de comunicar el conocimiento que ya ha sido adquirido

83

(Rodrigo, Rodríguez y Marrero, 1993, p.44), además de precisar que tales representaciones

son dinámicas y admiten cambios en esa permanente interacción.

A este respecto, es importante considerar que tanto en las concepciones como en las

representaciones sociales subyace lo cultural a lo largo de la historia, al estar constituidas

por creencias ampliamente compartidas, valores y referencias históricas y culturales que

forman parte de la memoria colectiva y la identidad de los grupos sociales que materializa

en las diversas instituciones sociales, por ejemplo la lengua y en general en todos los

objetos materiales (Araya, 2002). De acuerdo con lo expresado por los diferentes autores

en relación a las concepciones desde el enfoque sociocultural y constructivo, pueden

entenderse como:

“Las concepciones corresponden a construcciones con un origen sociocultural,

representadas en un sistema de ideas, signos y símbolos acerca del mundo, que

evolucionan en un contexto de práctica, fundadas en significados públicos y

compartidos por un colectivo, que en su historicidad se materializan a través de las

instituciones sociales, y que suponen su transformación y complejización

(multidimensional) en el intercambio cultural tanto en relaciones intraculturales

como interculturales, mediante procesos de negociación de significados, que

permiten a los seres humanos desarrollar conocimientos; asociados con formas de

ser, actuar, habitar y construir el mundo” (Pérez, 2015, elaboración personal).

De acuerdo con estos planteamientos, se puede apreciar el papel de la cultura en la

configuración de las concepciones de los individuos y del colectivo expresado en las

instituciones sociales, campos intelectuales o conocimientos (ciencia, conocimiento

común, concepciones alternativas, mito, etc), en los grupos sociales y en el lenguaje, al

aportarle marcos de referencia para interpretar el mundo e interactuar y construir realidades

en su cotidianidad. Así el estudio de las concepciones desde la perspectiva de la diversidad

cultural está sujeto a procesos de negociación al entrar en contacto con los grupos y los

individuos (Molina, 2004), que se dinamizan, transforman y complejizan en el despliegue

multidimensional (en lo epistemológico, lo educativo, lo cultural, entre otros) que se

complejiza y permite ser considerado como una forma alternativa a los modelos de

enseñanza convencionales.

84

1.5.1 Concepciones de los profesores de Ciencias

Durante las últimas tres décadas, se han presentado importantes avances en la enseñanza de

las ciencias, auspiciadas por una serie de investigaciones e innovaciones que incorporan el

estudio de las concepciones de los profesores y sus implicaciones en la formación inicial

y permanente de profesores(as) (Porlan, Martin y Rivero, 2000; Barajas, 2005; citados

por Molina et al., 2009), quienes desde diferentes ángulos resaltan las imágenes de ciencia

y las tendencias en las concepciones sobre el conocimiento científico, que señalan el

predominio de una mirada absolutista de la ciencia. De otra parte, Carrascosa et al. (1993)

destacan algunas de las visiones deformadas sobre la ciencia y el trabajo científico que

tienen los profesores de enseñanza secundaria, así mismo, Hodson (1993) manifiesta que

las creencias inadecuadas del profesorado sobre la naturaleza de la ciencia, obedecen a su

propia experiencia de aprendizaje escolar y universitario. Mientras que los autores

Fernández, Gil, Valdés y Vilches, (2005) apoyados en los resultados de diversos estudios

concluyen que la enseñanza transmite visiones de la ciencia empobrecidas y

distorsionadas que generan el desinterés, cuando no el rechazo, de muchos estudiantes y se

convierten en un obstáculo para el aprendizaje (Fernández, Gil, Carrascosa, Cachapuz, y

Praia, 2002).

A nivel nacional también se han adelantado diferentes investigaciones que buscan

auscultar las concepciones de los profesores sobre la ciencia, la naturaleza del

conocimiento científico y su enseñanza, trabajos en los que se explicita una relación con el

conocimiento y la acción docente, en los que se destaca la prevalencia de una visión de

ciencia empirista e instrumentalista (Barajas, 2005; Chona et al, 1998); sin embargo, en

otras investigaciones se avanza hacia la caracterización de una diversidad epistemológica

en los profesores, como un aspecto fundamental para el mejoramiento de la enseñanza de

las ciencias (Reyes, Salcedo y Perafán 2001; Perafán, 2004).

Otras investigaciones como la de Harres (1999), apoyado en los resultados de otros

estudios (Ledermann, 1992; Koulaidis y Ogborn, 1995; Porlán y Rivero 1998), y sus

propios resultados, establece que los presupuestos epistemológicos y metodológicos, de

las investigaciones realizadas entre las décadas del sesenta y ochenta, se desarrollaron

independientemente del contexto cultural, de la experiencia docente y de su contexto de

acción. Así mismo, señala la importancia de tomar en consideración las concepciones de

los profesores al constituirse en una auténtica epistemología sobre el conocimiento escolar

85

que afecta en sus intervenciones prácticas. Además, se encuentra a favor de la

construcción de actividades educativas para que los estudiantes se involucren en temas

relevantes a su contexto social. De esta forma, se propone con García (1998), que el

desarrollo de un enfoque pragmático, menos autoritario y más incluyente de la diversidad,

depende de la superación de puntos de vista tradicionales sobre el conocimiento de la

escuela y la enseñanza clásica de las ciencias.

1.5.2 Concepciones de ciencia de los profesores y la enseñanza

El enfoque Crítico centrado en la investigación para la transformación de las prácticas de

los profesores, comprende un ejercicio de indagación de las concepciones de ciencia y

enseñanza de las ciencias de profesores, que puede aportar de forma significativa a los

procesos de comprensión de las prácticas de enseñanza, y trascender la mirada de un

proyecto educativo monocultural que reproduce una forma de conocimiento, para

considerar otras epistemologías acerca del conocimiento de la naturaleza, en la articulación de la

enseñanza de la biodiversidad con el contexto cultural; la diversidad cultural y democratización de

los conocimientos acorde con las realidades del acontecer nacional..

En esta revisión de investigaciones sobre concepciones, aparece una tendencia

mayoritaria a concebir la enseñanza como una actividad centrada en la explicación de

contenidos en la que el profesor dirige y controla la clase, además de señalar que las

concepciones sobre el conocimiento científico de los profesores están asociadas con sus

prácticas (Porlan et al., 1998). Sin embargo, otras investigaciones aportan otros resultados

como los de Perafán (2004) quien establece la complejidad que denomina polifonía

epistemológica.

Otro referente de discusión en el campo de la didáctica de las ciencias, corresponde a la

enseñanza desde perspectivas multiculturales, que son interpretadas por Hodson (1993)

como una perspectiva que ofrece varios significados, de una parte, se asume como un

conjunto de estrategias para enfrentar la diversidad étnica y cultural del aula o, también se

interpreta como una serie de propuestas curriculares para aumentar la autoestima de grupos

minoritarios que usualmente han sido excluidos o alienados por la ciencia o, como una

forma de crear conciencia sobre el racismo y marginalización dentro de la ciencia o la

enseñanza de las ciencias (Molina, et, al, 2009). Autores como Ogawa (1995), Stanley y

Brickhouse (1994, 2001); Snively y Corsilia (2001) argumentan que las propuestas de

86

enseñanza de las ciencias desde perspectivas clásicas propugnan por una visión

universalista que desconoce la diversidad cultural, y señalan sus limitaciones al estar

basadas en una política de exclusión, razón, que les lleva a proponer la inclusión de los

TEK (Traditional, Ecological, knowledge) en el currículo de ciencias.

Sin embargo, surgen otras propuestas que discuten la perspectiva multiculturalista como

señala Molina et al., (2009) en relación con las propuestas de Cobern y Loving (2000); El-

Hani y Bizzo (2002); Mortimer (2000); El-Hani y Mortimer (2007), quienes formulan una

visión pluralista epistemológica, que se fundamenta en la necesidad de establecer un

criterio de demarcación entre el conocimiento científico y los demás saberes, al considerar

que el conocimiento científico es una forma específica de conocimiento, sin que por ello

se deba hacer una sobrevaloración del mismo en detrimento de otros conocimientos, lo

cual, tiene implicaciones para la educación en ciencias.

De otra parte, el reconocimiento del encuentro de diversas culturas en el espacio escolar,

ha motivado la discusión respecto a los aprendizajes de los estudiantes en especial de los

no occidentales cuando se enfrentan a la educación monocultural en ciencias. Al respecto

Jegede (1995), en su estudio con estudiantes africanos destaca que la ciencia es vista como

un sistema específico de conocimiento basado en una cultura positivista, empirista y

mecanicista que no interfiere necesariamente con el modo antropomórfico, racionalista y

cosmológico del pensamiento no occidental, referentes que le permitieron postular el

“aprendizaje colateral” como un mecanismo de acomodación para la resolución conceptual

de principios potencialmente conflictivos en la estructura cognitiva de una persona, de

manera que, los seres humanos parecen funcionar en dos dominios y aprender

colateralmente tanto de las ciencias como de los conocimientos tradicionales.

Autores como Molina et al, (2014) y Yuen (2009), proponen avanzar hacia perspectivas

más contextuales, que involucran dos tendencias como son la perspectiva situada y la

cultural, las cuales, pueden constituir aportes relevantes para el desarrollo conceptual de

esta categoría desde la perspectiva de la diversidad cultural. Las concepciones de ciencia y

su enseñanza, están fuertemente determinadas por los contextos socio- políticos, históricos

y culturales, razón por la que es necesario adelantar investigaciones en esta vía, dado que

son pocos los trabajos sobre concepciones de los profesores y docentes en formación,

respecto a las ciencias y su relación con la diversidad cultural, así como, sus implicaciones

para la enseñanza, dado que, la mayoría de trabajos se han orientado a valorar las

87

concepciones desde el ámbito de la ciencia occidental, pero son incipientes las

investigaciones que interpreten estas concepciones en relación con el contexto cultural.

De acuerdo con Lyn Carter (2003), la mayor parte de la atención se ha centrado en la

interculturalidad, y el encuentro entre la cultura normativa de enseñanza de las ciencias, y

la diversidad cultural y lingüística (Lemke, 2001). Este creciente interés en la diversidad es

una consecuencia de las transformaciones complejas de encuentros entre culturas de un

mundo que se globaliza rápidamente. Así, “la globalización ha dotado de celeridad los

intercambios entre culturas que permiten a su vez, reconocer la diversidad, la pluralidad, la

hibridez, la dislocación, y la discontinuidad, los cuales, se han convertido en leitmotiv de

la era global”. (Molina, 2012b).

Esta vertiente de trabajo en educación en ciencias, propende por atender a las diferencias

culturales, al reconocer aspectos multiétnicos y pluriculturales que en suma son

invisibilizados por la enseñanza tradicional, lo cual hace perentoria la necesidad de

promover la sensibilidad cultural con el objeto de fortalecer la identidad y la equidad

cultural. Al respecto, Gay (2013) define la Enseñanza Culturalmente Sensible como “el uso

de los conocimientos culturales, las experiencias previas, los marcos de referencia y los

estilos de rendimiento étnicamente diversos de los estudiantes, para hacer encuentros de

aprendizaje más relevantes y eficaces para ellos" (Gay, 2013; pp. 49-50). En este sentido,

Snively y Corsiglia (2001) aplauden estas perspectivas culturalmente sensibles y sugieren

que la educación científica ha comenzado a explorar lo que significa preparar a los

estudiantes para un mundo culturalmente diverso.

La emergencia de un movimiento educativo abierto a la diversidad cultural y la diferencia

en las aulas de clase, que trascienda la definición de lo “multicultural” circunscrita a

aquellos procesos de contacto entre personas con orígenes culturales diferentes, con miras

a un desarrollo de reflexiones e investigaciones enfocadas al estudio de las concepciones

de los docentes en formación inicial, es lo que algunos autores han denominado la

transición de un modelo monocultural a otro intercultural (Aaronshon, 1995). De acuerdo

con Causey, Thomas y Armento (2000, p. 33) uno de los factores que obstaculiza el

desarrollo de actitudes sobre la diversidad, es la tenacidad con la que los profesores en

formación inicial se aferran tanto a los conocimientos previos como a las creencias, que

construyen sobre las otras personas. Estos autores sostienen que mientras las escuelas son

cultural, social y lingüísticamente diversas, prevalece un estereotipo en los profesores en

88

formación inicial sobre procesos educativos enfocados a la población blanca, de clase

media y monolingüe. Estas concepciones defienden un igualitarismo ingenuo, en el que se

piensa que “los niños son niños, independientemente de su origen cultural o que la misma

buena pedagogía es efectiva para todos los estudiantes” (Causey, Thomas y Armento,

2000, p. 34).

De acuerdo con Tanase y Wang (2010), las creencias iniciales de los futuros profesores

sobre la enseñanza y el aprendizaje, podrían describirse de acuerdo con dos tendencias. La

primera de ellas idealista, asociada a una experiencia escolar estereotipada, al observar en

las descripciones de subgrupos de clase media, una limitación a la hora de reconocer la

diversidad, ya que prevalece una experiencia muy limitada acerca de las personas que

provienen de diferentes orígenes culturales y sociales. La segunda creencia, relacionada

con la observación de la práctica educativa, supone que los futuros profesores construyen

creencias sobre la enseñanza y el aprendizaje, resistentes al cambio, en el mismo momento

en que adelantan interacciones cercanas con los contextos de aprendizaje concretos, esto es

cuando inician su proceso de práctica en las instituciones educativas. Por su parte Stockall

y Davis (2011) sostienen, en relación con esta segunda concepción, que una hipótesis

relacionada con el afianzamiento de los sistemas de creencias de los profesores en

formación inicial, es que estos carecen de la experiencia práctica, que les permite construir

conocimientos sobre la enseñanza, lo que se convierte en un obstáculo en el momento de

transformarla en una actividad reflexiva.

Un común denominador en estos estudios, es la necesidad de considerar las epistemologías

personales, particularmente las relacionadas con la enseñanza y el aprendizaje, como

puntos de referencia para la caracterización y estudio de concepciones sobre la naturaleza y

validación del conocimiento. Las creencias epistemológicas son aquellas creencias que

tienen las personas sobre la naturaleza del conocimiento y sobre el mismo conocimiento.

Al analizar diferentes estudios sobre las creencias epistemológicas de los profesores,

Brownlee et al., (2008) concluyeron que:

“las personas evidencian tres tipos de creencias epistemológicas: a) absolutista, en

donde se concibe el conocimiento como absoluto, inmutable e irrefutable,

característico de contextos en donde es necesario formular afirmaciones de tipo

correcto o incorrecto. b) múltiple o multiperspectivo, en el cual, se asocia el

conocimiento con una construcción personal, y las afirmaciones se catalogan como

89

solo opiniones que no es necesario validar. c) evaluativo, se percibe el

conocimiento como una construcción personal, pero a diferencia del

multiperspectivismo, se deben sopesar las afirmaciones con pruebas para lograr una

comprensión. Esta perspectiva se considera evolutiva, tentativa y basada en la

evidencia” (p.142).

En este sentido, algunos autores prefieren utilizar el término competencia cultural, como

“la capacidad de comunicarse de manera efectiva y apropiada con personas de orígenes

culturales diferentes al propio” (Keith et al., 2014, p.14). De igual manera, resulta

conveniente reconocer la relación entre competencia cultural y humildad cultural, un

concepto reciente que se resume como “el deseo de acercarse a un encuentro intercultural

con respeto hacia el otro y su visión del mundo, y la oportunidad de aprender acerca de él,

ella o uno mismo” (Keith et al, 2014; p.15). Con el ánimo de desarrollar una visión

compleja de la competencia intercultural y la humildad intercultural, Arasaratnam (2011),

utiliza el concepto “espacio intercultural” para centrar la discusión en torno a la

comunicación intercultural, y define dicho espacio como “una representación simbólica de

una instancia cuando la comunicación entre los individuos se ve afectada por las

diferencias culturales, de una manera que no serían notables en la ausencia de dichas

diferencias" (pp vii-viii).

1.5.3 Concepciones de Biodiversidad

En diferentes investigaciones durante las dos últimas décadas, se empieza a abrir un nuevo

escenario de discusión, en el cual se aprecia un interés por abordar las concepciones sobre

biodiversidad en diferentes poblaciones (escolares, docentes en formación o

profesionales), con una diversidad de planteamientos asociados a la ciencia y los valores,

en las cuales, también se encuentran implícitas perspectivas históricas y sociales y

políticas, que permiten enriquecer el debate respecto al conocimiento de la población sobre

la biodiversidad; el papel de la educación en ciencias; el rol del maestro de ciencias y los

contextos culturales en la configuración de las concepciones, a propósito de considerarlo

por algunos autores como un concepto estructurante de las ciencias y su enseñanza (Castro

y Valbuena, 2007); o un concepto metadisciplinar García, (1998), que puede ser

integrador, dada la complejidad que le asiste.

90

En tal sentido, se encuentran estrechos vínculos con una lógica universalista frente a la

ciencia y su enseñanza, con un marcado “etnocentrismo epistemológico”, que subordina

los conocimientos propios a los científicos y no considera los contextos culturales de los

estudiantes para la comprensión de las concepciones. De hecho, algunos autores califican

como erróneas las concepciones de biodiversidad que emergen de los resultados de sus

investigaciones en contextos occidentales, bien sea por confusión del término (Menzel y

Bögeholz, 2010), porque no están relacionadas con la definición proporcionada por la

ciencia (Andriguetto y Cunha, 2004; Bizerril, 2004; Bizerril, Louzada, Rocha, Peres y

Furoni, 2007; Urones, Vacas y Sánchez-Barbudo, 2010; Yorek, Aydin, Ugulu y Bardel,

1997; Sterling, Bynum, Gobbs y Porzecanski, 2005), o porque se asumen como obstáculos

para el aprendizaje, pues presentan contradicciones con el concepto de referencia, que no

se superan en discusiones guiadas por meras opiniones (Bermudez y De Longhi, 2008;

Carvell, Inglis, Mace y Purvis, 1998; Bizerril et al., 2007). Lindemann-Matthies y Bose

(2008) advierten que los conceptos erróneos relacionados con los principios ecológicos son

importantes limitaciones en la conservación de la biodiversidad.

Frente a esta perspectiva, los investigadores determinan que la dificultad en el manejo de

los conceptos se traduce en concepciones individuales equívocas, consideradas como

obstáculos, porque entran en contradicción con el “saber erudito” que proporciona la

ciencia. Estos resultados pasan por la rejilla de una visión moderna y universalista, al

considerar que el conocimiento científico puede ser transferido a diferentes contextos

culturales de manera aséptica, sin cambio en sus definiciones, sin valor y sin ideología,

además de marginar otras formas de concebir el mundo.

De igual forma, existe preocupación por parte de académicos y políticos acerca de la falta

de conocimiento de la biodiversidad y las problemáticas asociadas con su pérdida. A pesar

que el uso del término lleva más de veinte años, los resultados de los estudios muestran un

panorama poco alentador. En primer lugar, se presenta un desconocimiento del concepto,

como se explicita en los resultados de investigaciones realizadas en varios países europeos

(Lindemann-Matthies y Bose, 2008; Menzel y Bögeholz, 2010; The Gallup Organization

Hungary, 2007); en segundo lugar, existe mínimo conocimiento de la biodiversidad local,

como lo señalan en sus investigaciones Bizerril et al., (2007), Buijs, Fischer, Rink y Young

(2008), Scott et al., (2011); Lindemann et al., (2011), sobre todo en el reconocimiento de

especies animales y vegetales.

91

En tercer lugar, aparece un desconocimiento de las causas de pérdida de biodiversidad

(Hunter y Brehm, 2003; Durand y Lazos, 2008). Estos resultados permiten discutir lo

planteado por Núñez, González y Barahona (2003), quienes advierten que, aun cuando el

ser humano interactúa con la diversidad biológica de manera cotidiana, el significante

“biodiversidad” no ha creado imágenes claras, lo que puede incidir en su desconocimiento

o en su manejo confuso. Resultados que sirven de argumento a investigadores para señalar

la necesidad de una alfabetización científica.

Otros investigadores proponen la necesidad de volver a conectar a los estudiantes con la

biodiversidad local, dada la ruptura epistémica y ontológica que subyace en estas

concepciones. Lindenman y Bose (2008), Menzel y Bögeholz (2010), Bizerril et al.,

(2007), Tanner (2010), Ballouard, Brischoux y Bonnet (2011), Scott et al (2011), Randler

(2008), Benkowitz (2010), Buijs (2009) Ramadoss y Poyya (2011) y Lindemann-Matthies

(2006), reconocen que, si bien existe el interés de los estudiantes por temas relacionados

con la biodiversidad, presentan dificultades en la comprensión de la pérdida de

biodiversidad y concluyen que la educación debe proporcionar experiencias frecuentes con

el medio natural para fomentar el sentido de pertenencia, el valor de la naturaleza

(Buijs,2009; Wang et al., 2007) y la comprensión de la biodiversidad local.

De otra parte, un estrecho número de investigaciones sobre concepciones de biodiversidad

ha empezado a indagar las relaciones con la diversidad cultural, que abren un panorama de

fuertes tensiones en relación con los modelos hegemónicos de enseñanza de las ciencias.

En esta perspectiva aparecen preguntas por lo cultural, lo diverso y el contexto local, en

relación con la enseñanza de las ciencias. Así, en investigaciones sobre la etnia mapuche se

evidencian procesos de marginalización y discriminación, dado que la escolarización de

niños mapuches se ha realizado con base en contenidos educativos monoculturales

occidentales, (Quintriqueo y McGinity, 2009; Contreras, 2009). De igual forma, en su

investigación con estudiantes y profesores de Kenya, O’Hern (2010) muestra la influencia

occidental de las ciencias en el currículo escolar, pues no les es posible deconstruir el

paradigma colonial y hegemónico, con lo que dejan por fuera su conocimiento ancestral.

Contreras (2009) advierte que al invisibilizar los conocimientos ancestrales sobre plantas

silvestres, se puede producir un proceso de erosión en los conocimientos ancestrales

mapuches.

92

Así mismo, se observa un reducido número de trabajos interesados en el estudio de la

biodiversidad desde la diversidad cultural en el contexto escolar. Dopico y García (2011)

proponen la enseñanza del ambiente por medio de la investigación con las prácticas

culturales tradicionales. Por su parte, Baptista y El-Hani (2009) elaboran material didáctico

que involucra el conocimiento tradicional y el conocimiento científico, para favorecer el

aprendizaje de los estudiantes procedentes de comunidades tradicionales.

Finalmente, la pregunta por la educación en biodiversidad y la formación de profesores,

señala la necesaria apertura de una línea de investigación en este sentido, puesto que son

escasos los trabajos que se han adelantado a este respecto. Así, Lindemann y otros, (2011),

expresan que ha habido pocos intentos para integrar la biodiversidad a los programas de

formación del profesorado, como parte de los hallazgos derivados de la investigación

realizada en cuatro países de Europa, en los cuales, logra establecer una correlación

positiva entre las experiencias teóricas y prácticas durante la formación del profesorado y

la capacidad para aplicar los elementos de la educación ambiental y la biodiversidad como

futuros maestros en la escuela; mientras que aquellos programas de formación que solo se

ocuparon del tema desde perspectivas teóricas pueden dejar de aumentar la confianza y

competencia en los futuros docentes en su reconocimiento de la biodiversidad, visión

compartida por Urones et al., (2010) y Gayford (2006).

Lo anterior muestra que la educación relativa a la biodiversidad en la formación docente

aún presenta desarrollos incipientes en materia de investigación, así mismo, la

investigación de concepciones de biodiversidad desde lo cultural, sigue ausente en los

debates de la educación en ciencias, como se advierte en la mayoría de estudios, razón por

la cual resulta pertinente generar propuestas en este campo, que problematicen la

biodiversidad y su enseñanza más allá de lo teórico centrado en el conocimiento

monocultural occidental, hacia perspectivas contemporáneas, críticas y sensibles a los

contextos de diversidad cultural. En tal sentido, se requiere avanzar en el desarrollo de

propuestas de investigación, que propendan por una educación acorde con las realidades de

un país reconocido como biodiverso, pluri-étnico y multicultural.

1.6 UNA FORMA DE CONCLUIR

Ahora bien, las reflexiones expuestas en este capítulo han presentado y desarrollado, desde

diferentes fuentes (en un diálogo y debate crítico con ellas), el espacio conceptual-teórico

configurado, que permiten el estudio, comprensión e interpretación de las concepciones de

93

biodiversidad de profesores en formación inicial de biología, de dos comunidades

culturalmente diferenciadas. Así, se consideraron varios ejes dentro de los que se destaca:

la biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza; la cultura como referente de la

investigación en la configuración de las concepciones; la educación en ciencias desde una

mirada del acontecer nacional y los desarrollos de investigaciones en el campo de la

educación en ciencias, específicamente en el ámbito de las concepciones desde el enfoque

cultural.

En este capítulo se han mostrado los soportes teóricos que dan cuenta del origen del

término “biodiversidad” como construcción social, el cual, entraña un vínculo con lo

histórico, lo cultural y lo político, que revela diversas formas de definirlo, incluso por parte

de la comunidad científica que escapan a antiguas formas de la pretendida universalidad de

un término. (Sarkar, 2008; Koricheva & Siipi, 2004; Tackacs, 1996; DeLong, 1996). Sin

embargo, la definición proporcionada en la Convención de Diversidad Biológica,

inaugura un marco político y jurídico del mundo occidental, que establece un ejercicio de

control y gestión sobre las diferentes escalas de organización biológica, soportada en la

idea de biodiversidad como “recurso”; definición en la que subyace una dualidad entre lo

vivo y la vida y entre lo material y lo espiritual (Roman, 2005; Descola, 2012). Aspectos

que son objeto de debate y confrontación desde las voces de los pueblos milenarios,

afrodescendientes, entre otros; que afirman su desacuerdo con la definición elaborada por

occidente, al dejar por fuera las demás formas de existencia (agua, aire, rocas) y su vínculo

con lo espiritual. Este panorama contribuye a entender las formas de concebir la

biodiversidad de Gil Jairo y Sara, como se presentan en los capítulos tres y cuatro.

Así mismo, se referencia la cultura, en términos adjetivos de García Canclini (2004),

como un marco de investigación para la enseñanza de las ciencias, que posibilita el

abordaje de las concepciones de biodiversidad de los docentes en formación inicial de

licenciatura en biología de dos contextos culturales diferenciados, en relación con las

formas de dar significado y sentido a los mundos y experiencias (Molina, 2014, 2012a,

2011; Bruner, 1984, 1988, 2006; Bruner y Haste, 1990). De igual forma, se consideran los

aportes de Geertz (2005,1996) sobre la cultura en términos sustantivos, en la constitución

de los sujetos y la elaboración de significados que se comparten en el colectivo como

acontecimiento público. De esta manera, se examina una emergencia de enfoques

culturales en la enseñanza de las ciencias, que toma distancia del modelo tradicional

fundado en un proyecto educativo monocultural hegemónico, para considerar desde una

94

reflexión crítica, la importancia del reconocimiento de la diversidad cultural, de la otredad,

de los contextos y de las formas de concebir la biodiversidad (Aikenhead, 2001a; 2001b;

Molina, 2014, 2011, 2005; Jegede, 1995; Yuen, 2009).

Lo anterior, contempla una mirada de la educación en ciencias en el acontecer nacional,

en la cual, es posible entender cómo se ha configurado un campo de formación, que ha

estado sujeto a procesos de desigualdad e invisibilización de saberes ancestrales, desde el

periodo colonial a través de las instituciones de control social. Esta revisión, muestra la

prevalencia y sobrevaloración del conocimiento científico frente a otras formas de

conocimiento, que sólo en la historia reciente del país empieza a ser objeto de

consideración en las reformas educativas y documentos oficiales como se expresa en los

Estándares Básicos de competencias en Ciencias Sociales y Ciencias Naturales (2004), de

la educación básica y media.

Sin embargo, la biodiversidad que aparece enunciada de manera tardía en estos

documentos educativos, se concibe como un “recurso”, en el que se esgrime su

importancia para el desarrollo (económico) del país. De igual forma, acontece en los

planteamientos del Ministerio de Educación Nacional (2014) frente a la formulación de

Lineamientos de calidad para las licenciaturas en educación, que demanda en la

organización de procesos académicos, la inclusión de una formación en valores hacia el

respeto de la diversidad cultural y el entorno natural. De esta forma, se observa las

continuidades y discontinuidades que permiten discutir su incidencia en las concepciones

de biodiversidad desde la perspectiva cultural, así como, las resistencias y posibles

hibrideces que hacen parte de las realidades de los docentes en formación.

En esta dirección, la revisión de diferentes investigaciones sobre el reconocimiento del

pensamiento del otro, y de las concepciones de biodiversidad, proveen un camino para la

investigación desde la perspectiva de la diversidad cultural, en la configuración y

expresión de las ideas sobre biodiversidad (como nuevo énfasis de la naturaleza). En tal

sentido, se puede entender los marcos de interpretación, sentidos y significados

particulares, de acuerdo con las dinámicas socioculturales e históricas de cada sociedad y

contexto específico, que pueden vincularse con las perspectivas semióticas de la cultura

(Geertz, 1987), y a la conceptualización de las culturas en términos adjetivos (García

Canclini, 2004). Aspectos que favorecen el entendimiento de la concepción de

biodiversidad de Gil Jairo, que vincula el mundo espiritual, los mitos de origen, las

95

relaciones entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual, y de Sara, quien expresa los

mundos en que se moviliza (procesos de hibridación cultural) y los aprendizajes

colaterales, como se presenta en los capítulos tres y cuatro.

Finalmente, estos aspectos reclaman por una enseñanza de las ciencias y una formación de

profesores de biología, que responda a las realidades del país, lo cual, supone contemplar

la complejidad que alberga en su diversidad cultural y biológica. En tal sentido se pretende

trascender la propuesta de Cobern (1990), situada en una ciencia multicultural, para ser

tratada desde referentes epistemológicos, ontológicos, históricos, políticos, éticos, y

bioculturales, entre otros, que propicien una deconstrucción de las hegemonías y señale

diálogos más horizontales. En consecuencia, la enseñanza de las ciencias requiere ajustarse

a las realidades y complejidades regionales y locales del país, que comprendan las

manifestaciones de la diversidad, lo cual, implica una formación de profesores de ciencias

que sea culturalmente sensible y que contribuya a salvaguardar la la biodiversidad con una

idea de otredad, una pedagogía, una ética y una política de la vida como perspectivas que

pueden resultar innovadoras para construir nuevas formas de ser y habitar el

mundo(Molina, 2014; 2011; 2005; Yuen, 2009; Toledo & Barrera, 2008; Leff, 2014).

96

2 LA INVESTIGACIÓN DESDE LA CULTURA Y LO CULTURAL EN EL

CONTEXTO EDUCATIVO. DEFINICIONES DE NUESTRO LUGAR

METODOLÓGICO

2.1 INTRODUCCIÓN

El presente capítulo expone los aspectos metodológicos de la investigación, la cual,

comprende los fundamentos teóricos y epistemológicos. Al ser una investigación de corte

cualitativo con un enfoque cultural, se otorga un valor preponderante a las significaciones

atribuidas a la biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza.

En este sentido, se caracteriza las concepciones de los profesores, lo cual ha requerido una

serie de supuestos teóricos y metodológicos que junto con una postura ético-política en

relación a la alteridad, que comprende el encuentro, la comunicación y la política de

reconocimiento (Vásquez, 2014); fundamentan el camino que se construye para emprender

esta apuesta. Este recorrer también comprende el diseño de la investigación, los

instrumentos empleados para recolectar la información, los fundamentos de carácter

teórico que se configuraron en el proceso para constituir y dialogar con los datos, como

referentes de la interpretación y análisis de las concepciones de biodiversidad desde las

culturas vistas como tramas de significado (Geertz, 2005); lo cultural (García, 2004) y los

procesos de significación desde el enfoque sociocultural(Bruner, 1988).

El capítulo se organiza desde una fundamentación de por qué la presente investigación se

enmarca en la metodología cualitativa, en la cual se expresa su pertinencia y relevancia

(Vasilachis, 2009; 2006; Strauss y Corbin 1990, p.17; Packer, 2013; Flick, 2007; Arráez,

Calles y Moreno, 2006; Geertz, 1995; Molina, 2004; García, 2004). Además, se presenta

el apartado “La Hermenéutica”, en el que se expone su relevancia en el proceso de

interpretación (Kincheloe, J. y McLaren P., 2012; Ferraris, 2005; Gadamer, 1993), al

ocuparse de las formas en las que los participantes producen activamente las realidades a

través de los significados atribuidos a ciertos acontecimientos y objetos. Un referente no

menos importante lo constituye la idea del “otro”, que en el marco de la presente

97

investigación se sustenta desde lo aportado por Molina, (2005); Geertz, (2005); Nates,

(2011); Vasilachis, (2009); como sujeto situado y sujeto de saber. En este tejido, la cultura

y lo cultural, también hacen parte de esta construcción como fundamentos teóricos

partiendo en principio de su origen etimológico (Eagleton; 2000), para situarse en la

perspectiva de la cultura como sistema de significados (Geertz, 2005) y lo cultural en

términos adjetivos, como el choque de significados en las fronteras (García, 2004),

referentes que tienen implicaciones para la formación inicial de profesores y la enseñanza

de las ciencias (Molina, 2010), frente al modelo monocultural sobre el que ha estado

soportada la educación en ciencias, junto con el estudio de las concepciones en la

formación de profesores de ciencias y sus actuales debates (Molina et al., 2014).

Finalmente se plantean los supuestos metodológicos, orientadores del camino que se

recorre y que forman parte del tejido que configura este proceso.

El capítulo continúa con el diseño metodológico, que contiene a) Los criterios para el

estudio de las concepciones de Biodiversidad; b) el diseño y la validación de instrumentos,

como la entrevistas semiestructurada que se fundamentan en seis situaciones (Textos

virtuales, Bruner, 1990; Molina 2012; Molina et al., 2014), la entrevista de profundización,

y la entrevista a actores sociales; c) el diario de campo como instrumento de registro; d)

enfoque y proceso de triangulación de los datos y validación de los textos de

interpretación, que buscan la coherencia al reconocer la relación entre el sujeto

cognoscente, el sujeto conocido y el contexto cultural, como referentes del trabajo y el

rigor en la recolección de información, posterior interpretación y análisis, así como el

consenso desde una presencia no oscurecida de los participantes que condujo a la

construcción de dos narrativas.

El último apartado “Criterios para el análisis”, incorpora los aportes metodológicos de la

línea de investigación Enseñanza de las Ciencias, Contexto y Diversidad Cultural, y se

toma como referencia el estudio, “Concepciones de los profesores sobre el fenómeno de la

diversidad cultural (Molina, et ál., 2014), estudio que muestra la pertinencia de la

estructuración de situaciones (Textos virtuales, Bruner, 1990), y la obtención de categorías

que se asumen como dimensiones: Histórica, política, educativa, Cultural y Diversidad

epistémica, las cuales fueron ampliadas para la presente investigación. Además se discute

con diversos autores las categorías y dimensiones emergentes, desde las narraciones de los

participantes que permiten enriquecer el proceso de interpretación y análisis, de esta

forma, se configura el camino y se avanza en los siguientes capítulos.

98

2.2 LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA: EL CAMINO QUE SE RECORRE.

En este apartado se presentan los aspectos metodológicos de la investigación, cualitativa,

“en tanto conjunto de prácticas, abarca constantes tensiones y contradicciones dentro del

proyecto mismo, incluyendo sus métodos y las formas que toman sus hallazgos e

interpretaciones”. Nelson et al. (1992, citado en Denzin, 2005, p. 4). En su abordaje

epistemológico, asume la construcción del conocimiento, sustentado en las relaciones

entre el sujeto cognoscente, el sujeto conocido y el contexto cultural. Vasilachis, (2009) en

su revisión y reflexión del paradigma cualitativo, ofrece un panorama amplio

fundamentado desde diversos autores, que expresan una manera en la que “el mundo es

comprendido, experimentado y producido por las personas en sus interacciones con el

mundo” (Strauss y Corbin, 1990, p.17); además considera la perspectiva de los

participantes sobre sus propios mundos, para ver en ellos, a través de tales perspectivas

puentes que conectan mundos. Así mismo, se pregunta por los sentidos, y significados que

se expresan a través de las narraciones personales, los relatos, las experiencias, el

lenguaje de los actores, y sus prácticas, como formas de conocer.

En este enfoque, el “otro” se constituye en sujeto de investigación, como una relación

intersubjetiva, en la cual se construye el conocimiento de forma cooperativa, donde su

presencia no es oscurecida, sino integralmente respetada (Vasilachis, 2009). En tal sentido,

la presente investigación es de carácter interpretativo, al centrarse en la práctica situada,

en el contexto cultural del sujeto conocido, que asume un proceso interactivo entre el

investigador y los participantes reconocidos desde su diversidad y su diferencia.

En concordancia, el método interpretativo que se fundamenta en comprender el sentido de

la acción social en el contexto del mundo de la vida, desde la perspectiva de los

participantes. Vasilachis (2009), afirma que no se puede conocer a la persona sino situada.

De esta forma, existe un interés por aproximarse al sujeto participante, sin dejar de lado su

contexto cultural en el que se producen diferentes simbolismos y circulan significados que

se comparten diferencialmente, pero en estas circunstancias, el significado puede volverse

ambiguo por lo que el contexto cultural se hace necesario.

Así, la presente investigación incorpora los elementos de la investigación cualitativa,

caracterizados por Vasilachis (2009), al estar:

99

a) Fundada en una posición filosófica que es ampliamente interpretativa en el

sentido en que se interesa por las formas en las que el mundo social es interpretado,

comprendido, experimentado y producido, b) basada en métodos de generación de

datos flexibles y sensibles al contexto social en el que se producen y c) sostenida

por métodos de análisis y explicación que abarcan la comprensión de la

complejidad, el detalle y el contexto. (p. 25).

A este respecto, es importante considerar los supuestos del investigador respecto a lo

humano su diversidad y las relaciones con el mundo que se habita, así como las formas de

concebir el conocimiento y la realidad, que hacen de la investigación cualitativa un

potencial en relación con las formas de vida humanas, los entornos materiales, las formas

de tejer el conocimiento y sus aprendizajes, así como, aspectos poco explorados de las

relaciones entre los seres humanos y el mundo, que pueden contribuir a mejorar la vida en

el planeta (Packer, 2013).

En estos términos, se requiere de una investigación que aporte en la comprensión de

nuevas realidades ante un mundo complejo, dinámico y cambiante que desborda una

mirada universalizante y absoluta de explicar la realidad, así para Flick, (2007) se debe

considerar la pluralización de los mundos vitales, como anota:

Esta pluralización requiere una nueva sensibilidad para el estudio empírico de los

problemas. Los defensores del postmodernísmo han afirmado que la era de las

grandes narraciones y teorías ha pasado: en la actualidad se requieren narraciones

limitadas local, temporal y situacionalmente. (p.15).

De igual forma, la investigación cualitativa se orienta cada vez más al uso de estrategias

inductivas, al tomar distancia de aquella investigación que parte de teorías para su

comprobación. En este sentido, Flick (2007), señala que las teorías se desarrollan a partir

de estudios empíricos, de manera que el conocimiento y la práctica debe estudiarse desde

los sujetos situados y los contextos socioculturales, aspectos que adquieren especial

relevancia en relación a los significados subjetivos, las prácticas y las narraciones, para la

presente investigación.

De acuerdo con lo anterior, los docentes en formación inicial que participaron en la

investigación (estudiantes de la Licenciatura en Biología de las sedes de la Chorrera

Amazonas y de Bogotá de la UPN), se constituyen en los sujetos conocidos, quienes a

100

través de sus concepciones de Biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza,

permitirán acceder a las formas en las que el mundo es interpretado, comprendido,

experimentado y producido, donde los significados son públicos y se comparten en el

contexto cultural (Geertz, 1995; Molina, 2004). Así mismo, la configuración de las

concepciones en el seno de las culturas, reconoce la pluralidad epistémica, el cruce de

fronteras, las tensiones y negociaciones de significados (García, 2004).

La investigación cualitativa, en estos términos, es una posibilidad para abordar los

significados que se configuran en los contextos culturales, donde también emerge la

experiencia, se dan los intercambios y choques en las fronteras de las culturas, que se

expresan en las narrativas de los sujetos, y que se sustentan en condiciones históricas

específicas del contexto colombiano. De esta forma, se busca comprender e interpretar los

significados de los docentes en formación inicial, al considerar para ello la hermenéutica,

la cual plantea “un continuo, que hace entender que la interpretación humana y la

comprensión serán siempre finitas e históricas” (Arráez, Calles y Moreno, 2006, p.181).

2.2.1 Hermenéutica

La Hermenéutica como actividad interpretativa, se ocupa de la búsqueda de comprensión,

como una característica fundamental de la existencia humana (Kincheloe, J. & McLaren P.,

2012, p.256). Desde la hermenéutica romántica, se plantea que plantea que “la

comprensión significa realizar un acuerdo entre interlocutores a partir del lenguaje, para

alcanzar consensos” (Gadamer, 1993, p. 462), razón por la que se requiere comprender el

contexto en el que vive el otro interlocutor; comprensión que sitúa el sentido como valor

central.

En su origen la hermenéutica, alude a Hermes, el mensajero de los dioses, quien se

encargaba de transmitir a los hombres los mensajes, anuncios, amonestaciones y profecías,

como actividad de tipo practico en cuanto ejercicio transformativo y de comunicación, al

buscar que los mensajes fueran comprensibles para los mortales como forma de exaltar el

arte de la interpretación (Ferraris, 2005).

Actualmente, la hermenéutica se configura como corriente filosófica que surge a mediados

del siglo XX. De acuerdo con Arráez; Calles y Moreno, (2006) la fenomenología de

Husserl (1859-1938), posibilita describir y clarificar la experiencia tal como ella es vivida

para comprender el contenido y la dinámica del sujeto, que busca estructurar una

101

interpretación coherente del todo. Esta apertura de la hermenéutica durante el siglo XX,

cobra especial significado para las ciencias del espíritu como tendencia anti-positivista que

se hace manifiesta frente a la ciencia moderna y su pretensión de universalidad de una

metodología científica. (Gadamer, 1993)

La hermenéutica, comprende un proceso de integración que reconoce la interacción entre

el sujeto cognoscente y el objeto conocido, cuyo sentido va mucho más allá del

objetivismo propuesto por las ciencias de la naturaleza (Ferraris, 2005), como otra vía para

conducir a la comprensión no solamente de textos y discursos, sino de signos que más que

buscar una universalidad como acontece en las ciencias naturales, se interesa por situar la

interpretación en relación con el sujeto y el contexto, como experiencia del ser en el

mundo.

En tal sentido, la interpretación es una interacción en la que ni el intérprete ni el texto se

puede salir de su contexto histórico (Packer, 2013). El acto de comprender un texto sitúa

su importancia en el presente, lo que para Gadamer (1993) corresponde a la “aplicación”

como un uso práctico de lo que aprendemos, siempre abierto a las preguntas que surgen de

nuestro tiempo. El significado del texto, es una experiencia que depende del lenguaje, el

cual es cultural e histórico para el colectivo, “comprender un texto significa siempre

aplicárnoslo y saber que, aunque tenga que interpretarse en cada caso de una manera

distinta, sigue siendo el mismo texto el que cada vez se nos presenta como distinto”

(Gadamer, 1993, p.245). Desde esta perspectiva, el significado del texto puede ser

dinámico, cambiante y múltiple, de manera que el sentido de un texto puede actualizarse,

y responder a preguntas actuales cuya comprensión no está libre de prejuicios.

El intérprete está ubicado históricamente, desde allí, Gadamer (1993) propone esta

ubicación como un horizonte, que permite situar al intérprete en el mundo, y lo asume

como la posibilidad de todo lo que puede ser visto desde una posición particular, “el

horizonte no es una frontera rígida sino algo que se desplaza con uno y que invita a seguir

entrando en él” (Gadamer, 1993, p.156). De esta forma, el horizonte es móvil y flexible

como parte de la experiencia con el mundo, que también señala la incompletud del

conocimiento de sí mismo. Así, comprender implica apertura, que se reafirma en el

carácter histórico de la existencia humana, en especial en el caso de las concepciones que

acompañan al ser desde las cuales, se comprende y también se contempla cómo éstas se

102

transforman, junto con el horizonte y las preguntas que emergen en el evento de la

interpretación (Packer, 2013).

Así, el acto hermenéutico de interpretación supone encontrar sentido a lo observado y que

comunique comprensión (Kincheloe, J. & McLaren P., 2012). De esta forma, la

investigación y la percepción misma, se constituyen en un acto de interpretación, sobre

aquello que se problematiza y que exige el intento de lograr significado, de encontrar

sentido por parte del investigador, al considerar relaciones de la dinámica histórica y

social. Interpretaciones recientes del principio hermenéutico señalan la importancia de

comprender la investigación en términos más interactivos y dialógicos entre el

investigador y el mundo de la persona a quien se investiga en relación con las realidades

locales.

Estas relaciones entre el sujeto cognoscente, el sujeto conocido y el contexto, se conjugan

en un dialogo, a través de la vivencia dialógica de preguntas y respuestas en una co-

construcción cuyos horizontes se interceptan y dan cuenta de la búsqueda de comprensión

que no es absoluta, sino finita e histórica (Arráez; Calles y Moreno, 2006). De igual forma,

“los participantes producen activamente las realidades a través de los significados

atribuidos a ciertos acontecimientos y objetos” (Flick, 2007, p. 44) que forman parte de la

experiencia.

Desde esta perspectiva, la presente investigación busca comprender e interpretar las

concepciones de la biodiversidad de los docentes en formación inicial de dos contextos

culturalmente diferenciados, en una apertura hacia las formas de nombrar y significar que

emergen en el discurso cuya comprensión implica realizar un acuerdo entre interlocutores a

partir del lenguaje, para alcanzar consensos, lo que a su vez demanda la comprensión del

contexto en el que se inscriben los participantes, tanto de la Chorrera-Amazonas como de

Bogotá.

2.2.2 El Otro Situado

De acuerdo con el enfoque metodológico adoptado y en concordancia con lo anterior, es

importante considerar al “otro” situado, inmerso en un contexto cultural específico. Lo

que supone su abordaje desde la cultura que corresponde a un concepto semiótico,

interpretable como “tramas de significación que tejen los hombres y que se constituye en

el mismo contexto para interpretar el mundo” (Geertz, 2005, p.20). De esta forma, la

103

cultura como texto, es un documento activo de carácter público se puede interpretar en

términos de “un esquema históricamente transmitido de significados representados por

símbolos, un sistema de concepciones heredadas y expresadas en formas simbólicas por

medio de las cuales los hombres comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento y

actitudes hacia la vida”. Geertz, (2005, p.88). De manera que las representaciones, las

formas de concebir el mundo se encuentran dinamizadas por la cultura y se constituyen en

un ejercicio intelectual para pensar la tradición al ser transmisibles y compartidas por los

miembros de una comunidad (Nates, 2011), que son susceptibles de ser interpretadas,

desde la vivencia dialógica y las realidades locales de quienes participan en la

investigación.

La interpretación permite el acercamiento al universo del otro, entender al ser humano en

el mundo. Así, “la reflexión sobre el otro permite un acercamiento al tema de la

subjetividad, la identidad cultural y la concepción de un sujeto localizado y

contextualizado en un marco de interpretación cultura” (Molina, 2005). De esta forma, el

trabajar con docentes en formación inicial de Licenciatura en Biología de dos contextos

culturalmente diferenciados, implica considerar el lugar de la cultura, de manera que no

se buscaría leyes sino significados de acuerdo con la perspectiva de Geertz (2005) ya que

la importancia de este tipo de hallazgos reside en su especificidad y su circunstancialidad

(Vasilachis, 2009).

Desde esta perspectiva, la realidad es construida por las personas que participan de la

situación analizada, al ser una postura ontológica, que permite advertir sobre la

multiplicidad de realidades y diversidad de posturas, a la vez que profundiza en las

diferencias entre contextos situacionales y procesos, así como en el reconocimiento de

posibles encuentros a través de los intercambios entre culturas que forman parte de nuestra

sociedad pluriétnica, multicultural y mestiza (Walsh, 2009). En esta configuración cultural,

los universos de significados de los sujetos de acuerdo con García Canclini (2004), están

localizados en los espacios fronterizos, cuyas tramas se tejen y destejen en la comunidad y

en el espacio compartido con otras comunidades. Esta pluralidad puede constituirse en una

vía para la producción de conocimientos que aporten a la comprensión de las relaciones

entre culturas y naturalezas, que tributen a la formación inicial de profesores y aporten a

través del reconocimiento de otras formas de conocer y de ser en una sociedad plural y

diversa.

104

2.2.3 La Cultura y lo cultural

Al hablar de la cultura, aparecen diversas acepciones como lo refiere Eagleton (2000)

quien presenta la etimología y las transformaciones de esta palabra, al asociar su origen a

un concepto derivado de la naturaleza. Así, uno de sus significados originales es

“producción”, que refiere un control del desarrollo natural. Mientras que en Ingles la

palabra “coulter” de la misma familia de la palabra “cultura” designa la reja del arado, e

indica en su origen actividades asociadas a la agricultura y el cultivo. De manera que, en

principio, «cultura» designó un proceso profundamente material que luego se vio

metafóricamente transmutado en un asunto del espíritu y en su desarrollo semántico

muestra el transito histórico de la humanidad del mundo rural al urbano.

Eagleton (2000), discute la cultura, como un producto social e histórico y por lo tanto

involucra los procesos sociales que definen la sociedad. Así, en el proyecto cultural

moderno amparado en la ilustración “la cultura” se asimila a la idea de civilización como

progreso intelectual, espiritual y material, al servir como un modelo de refinamiento social,

que abarcaría la vida política, económica y técnica, en un engranaje de la sociedad

capitalista urbano-industrial, auxiliado por la ciencia, como expresión de la razón lógica e

instrumental. Cabe señalar que en la sutil relación entre cultura y civilización también se

adquiere un tinte universalista asociado con el imperialismo y ocultamiento del “otro”

diferente; además de promover un modelo de organización y estratificación social y hacer

de la naturaleza un objeto, para conocer, dominar y mercantilizar.

Pero el término cultura también señalaría una crítica de la primera fase del capitalismo

industrial. Para Eagleton (2001), el origen de la idea de cultura como una forma

característica de vida que se erige sobre los valores espirituales y de las artes; se plantea en

oposición a la perspectiva de la cultura asociada con la idea de civilización y progreso

material, propuesta como expresión máxima del ideal del ser. En tal sentido, se promueve

en la cultura el valor de lo singular, aspecto que se constituye en posibilidad de reflexionar

sobre el lugar de las culturas en el mundo contemporáneo.

Las tensiones que emergen en estas consideraciones se mantienen y dinamizan, así para el

siglo XX, la idea de una civilización mundial sustentada en el conocimiento científico y el

progreso serviría de marco inspirador para los procesos de la modernización y,

posteriormente de la globalización, como el horizonte hacia el cual debería tender la

105

humanidad. De esta forma, la cultura desde lo singular, se constituye en un obstáculo para

el modelo de modernización e industrialización y las lógicas del mercado. En esta

perspectiva se promueve la universalización de la cultura occidental que busca permear

tanto social como espacialmente los diferentes lugares del planeta y en esta avasallante

tarea también se ve confrontada por la diversidad cultural existente.

Por tanto, la consideración de las culturas locales, en que se asume lo particular, lo

singular, lo diverso en movimiento, genera tensiones entre lo ideal y lo material,

especialmente entre la lógica dominante de “materialización contextual basada en la

expropiación y apropiación desigual del patrimonio natural, la racionalidad instrumental y

la cosificación de la naturaleza” (Lourerio, 2006, p.46), aún vigente en un mundo de

dicotomías; y la posibilidad de pensar la diversidad cultural más allá de una serie de grupos

anclados a una temporalidad pasada, ausente de presente.

Al respecto, Geertz (2005), debate la idea de una cultura universalista, al cuestionar una

imagen de la condición humana atemporal y deslocalizada que adopta como principios de

lo humano, lo constante y lo universal; sin referencia alguna a los espacios sociales y

simbólicos de los seres humanos, a los contextos y la diversidad cultural, de modo que

demanda una deconstrucción de esta noción de la condición humana homogenizante. Así,

se advierte que cada cultura se instala en un lugar y tiempo, en el que se configura un

espacio social y simbólico como un proceso en el que se comparten y transmiten

significados desde las experiencias y las prácticas culturales, que imprimen unas maneras

de ser y de habitar el mundo.

Por su parte, Molina (2010) señala la importancia de retomar una de las críticas de Geertz

a la visión de cultura basada en la forma particular de vida, de gente, de un periodo, o de

un grupo (cultura Muisca, Maya); esta perspectiva enfatiza en la apreciación del análisis de

elementos como valores costumbres, normas, estilos de vida, la organización social,

política, etc. Así, la historia de la constitución intercultural de las sociedades

latinoamericanas ha puesto en discusión aspectos políticos, ideológicos, religiosos y

económicos de las relaciones coloniales (Bossi, 1998; Nieto, 2006; García, 2004; Cobern y

Loving, 2001), y cómo éstas han incidido en las demás esferas de la vida, como es el caso

de la educación en ciencias (Molina, Martínez, Mosquera y Mojica, 2009; Mato, 2008).

Aspectos que sirven a la discusión respecto a las formas de abordaje de la diversidad

106

cultural en Colombia en la enseñanza de las ciencias sustentado en un proyecto educativo

monocultural.

De acuerdo con García Canclini (2004), para las sociedades actuales la cultura se entiende

en términos adjetivos, es decir, la cultura es la que le da sentido a su vida social, de manera

que lo cultural facilita hablar de la cultura como una dimensión que refiere a diferencias,

contrastes y comparaciones, al permitir pensarla menos como una propiedad de los

individuos y más como un recurso heurístico para hablar de la variedad. Bajo esta nueva

perspectiva, propone, pasar de la idea de cultura como un sistema de significados, a la

manera de Geertz, (2005), hacia una idea de cultura en términos adjetivos, que entiende lo

cultural como el choque de significados en las fronteras. En estos términos, provee

posibilidades para discutir las relaciones que se establecen entre culturas, al ser dinámicas

y encontrarse en contacto e intercambio como acontece en la escuela con la educación en

ciencias y la diversidad cultural del país, en medio de las tensiones entre la realidad

nacional y la globalización.

El papel de la Diversidad cultural en la configuración de las concepciones de

biodiversidad, como nuevo énfasis de la naturaleza, involucra diferentes perspectivas que

ponen en dialogo ideas y prácticas asociadas con la biodiversidad, desde construcciones

histórico-políticas, la caracterización de las relaciones entre humanos y naturaleza, y de los

conocimientos situados (Ulloa, 2011) que se desinstalan de visiones esencializadas y de los

dualismos propugnados por occidente y la visión universalizante de la cultura desde la

modernidad, para dar lugar al reconocimiento de las prácticas, las relaciones de poder y la

negociación de la diferencia cultural en un mundo que ha alentado el intercambio a través

de los medios de comunicación, el internet, las redes sociales, como nuevas perspectivas

respecto al lugar social y físico que los grupos sociales y/o étnicos se asignan o asignan a

otros y las posibles relaciones que se tejen. (Nates, 2011). Como se verá más adelante, esta

perspectiva permitió la estructuración del protocolo de la entrevista con la introducción de

situaciones que abordan esta perspectiva.

2.2.4 Pluralismo cultural y epistémico

Como parte de los actuales procesos de reconocimiento de la diversidad cultural (en el

marco de la multiculturalidad), se entiende como un rasgo característico de las sociedades

contemporáneas en la escala global. De igual forma, en Colombia desde la carta

107

constitucional de 1991, se hace un reconocimiento de la diversidad étnica y cultural, que

comprende un nuevo escenario para reflexionar acerca de lo que esto representa

históricamente para el país, y los retos que demanda para la educación. En tal sentido,

requiere considerar las formas en que se ha abordado el multiculturalismo. El cual, se ha

asumido desde dos referentes, el primero de ellos orientado a un esquema de acción

institucional que se define por los propósitos, mecanismos y discursos relativos a la

multiculturalidad y el segundo de ellos, como expresión de un proceso histórico en los que

se han constituido las representaciones de la diferencia desde la colonialidad de América y

la invención del otro, bajo formas de subordinación social, política y epistémica (Rojas y

Castillo, 2006).

Si bien se reconoce un modelo de sociedad multicultural en la Constitución Política de

Colombia (1991), donde existen y conviven pueblos diferenciados culturalmente, en un

marco de interacciones, tensiones, conflictos y negociaciones, también, comprende una

diversidad de formas legítimas de conocer e interactuar con el mundo y concebir lo que es

moralmente correcto. Desde esta perspectiva, se hace hincapié en la posibilidad de

comprender las diferentes culturas y formas de ver el mundo mediante procesos de

interpretación y aprendizaje, sin que ello implique traducir completamente un lenguaje al

otro (Olive, 2011).

Así, la epistemología pluralista, procura un análisis crítico de las prácticas cognitivas,

mediante las cuales se produce, aplica y evalúa las diferentes formas de conocimiento,

perspectiva que contrasta con la concepción tradicional de la epistemología centrada en

explicitar los principios del conocimiento y las razones que lo constituyen en fundamento

de todo conocimiento (Olivé, 2009). De acuerdo con Olivé (2009), las practicas

epistémicas se entienden como prácticas sociales constituidas por diferentes grupos

humanos que se sustentan en acciones y fines determinados, al considerar no solo la

pluralidad de formas de conocimiento de las culturas, sino que además al interior de cada

cultura tienen lugar una pluralidad de formas de pensamiento que se configuran en el

contexto cultural y forman parte de la subjetividad, en las cuales los seres humanos son

agentes que realizan acciones, para alcanzar unos fines determinados en relación con los

valores y normas constitutivas de las diferentes prácticas de los colectivos.

En tal sentido, es importante señalar que el pluralismo epistémico asumido por El Hani y

Bizzo, (1999); Cobern y Loving, (2001); El Hani y Mortimer, (2007), considera el

108

conocimiento científico como una forma específica de conocimiento (demarcación), sin

que ello implique la discriminación de otras formas de conocimiento y la sobrevaloración

del conocimiento científico sobre otras formas de conocimiento. Elementos que invitan a la

reflexión en el escenario educativo, en el cual, se ha situado en un proyecto monocultural

occidental que ha privilegiado una forma de conocimiento hegemónico, por tal razón, se

estima considerar:

-Que la cultura es un marco de significación y de producción de conocimientos (Geertz,

2005), que se comparten en el colectivo, se fortalecen y dinamizan en las diversas

interacciones.

- Desde la perspectiva de “lo cultural” de acuerdo con García Canclini, (2004), el

conocimiento se teje y se desteje en el cruce de fronteras, el choque de significados y la

negociación respecto a las formas de significar y comprender el mundo. En tal sentido, lo

plural epistémico, trasciende la perspectiva de demarcar los conocimientos y relativizar las

culturas y lo epistemológico, para asumir los complejos procesos de negociación que se

dan entre conocimientos (cultura occidental hegemónica y las culturas locales) y las

tensiones que subyacen.

-En este sentido, las culturas locales dinamizan sus formas de conocimiento en relación

con lo que acontece en sus interacciones con el entorno y a su vez, con las perspectivas del

conocimiento colectivo, así como en las interacciones con otras culturas y epistemes, que

les permite ampliar, fortalecer, enriquecer o hibridizar su conocimiento desde lo que

resulta relevante, creíble y que dota de sentido sus formas de concebir el mundo.

Por tanto, el abordaje de la investigación desde el pluralismo cultural y epistémico, no solo

contempla el reconocimiento de dos comunidades culturalmente diferenciadas, sino

además, las diversas formas de conocer e interrelacionarse con el mundo desde la

pluralidad de formas de pensamiento de cada miembro a propósito de las concepciones de

biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza, que vincula las prácticas epistémicas

de los sujetos desde lo axiológico y las acciones guiadas por representaciones

(concepciones, creencias, teorías y modelos), así como, por el conocimiento tácito que es

público y forma parte de los intereses y dinámicas históricas de los grupos y contextos

culturales, para ser consideradas en la formación de maestros que sean sensibles a la

diferencia y la diversidad de formas de producción del conocimiento (Yuen, 2009).

109

2.2.5 Las Concepciones

El estudio de las concepciones de los profesores de ciencias de la naturaleza se pregunta

por las epistemologías y la enseñanza en el campo de la didáctica, valorándolas en función

del conocimiento científico que se ha legitimado en el mundo occidental, sin considerar

otros conocimientos y la redefinición de formas de producción del mismo, sin cuestionar

las formas que aún perviven de subordinación de los conocimientos y las culturas en el

devenir histórico, de manera que es posible propiciar un descentramiento de lo

epistemológico y lo didáctico (Molina et al, 2014) que contribuya a replantear la

hegemonía epistémica en la que se ha sometido a los saberes subalternos. Así, los trabajos

acerca de las concepciones de los profesores desde los estudios culturales y las

perspectivas contextuales se constituyen en un campo complejo y problemático de

investigación aún no resuelto. En tal sentido, la presente investigación, busca caracterizar

las concepciones de biodiversidad de los profesores en formación inicial de Biología

desde la perspectiva de la diversidad cultural y la diferencia.

De igual forma, el trabajo sobre concepciones de Biodiversidad, desde la perspectiva de la

diversidad cultural y la diferencia, pretende aportar otra mirada que supere la dicotomía

entre lo humano y la biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza, donde ésta última,

se constituye en una dimensión de actor a la manera de Latour (2001) y de sujeto (Mejía,

2013). Es decir, que la biodiversidad, deja de ser un objeto exterior, asumido como la

expresión de todas las diferentes formas de vida en las diferentes escalas de la organización

biológica, al ser estudiada, ordenada y subordinada como telón de fondo ante la acción

avasallante de la llamada civilización, sustentada en la circulación de representaciones

coloniales que legitiman el dominio y explotación de la naturaleza. Así, se constituye en

un coprotagonista junto con lo humano (Gallini, 2012) en la construcción de realidades en

la continuidad de la vida.

El trabajo de concepciones sobre biodiversidad, desde la perspectiva de la diversidad

cultural y la diferencia, permite comprender el universo interpretativo de los docentes en

formación de Bogotá y de los pertenecientes a la etnia Uitota, frente a sus formas de

nombrar y relacionarse con la biodiversidad, a partir del acuerdo para alcanzar consensos

en la interpretación, entre el sujeto cognoscente y el sujeto conocido. Así el estudio de las

concepciones busca comprender los tejidos de significación de los participantes que

pueden involucrar cosmogonías, mitos, valores, creencias y la misma ciencia, como

110

formas de adquirir el conocimiento y de comunicarlo, dinamizado a través de las culturas,

que evidencian las construcciones personales sujetas a procesos de negociación en los

contextos culturales y las fronteras.

Abordar el estudio de las concepciones de la biodiversidad, permite ampliar los marcos de

discusión relacionados con la enseñanza de las ciencias, la biología y la formación de

profesores, desde las discusiones emergentes en el campo de la didáctica de las ciencias.

Así el estudio de las concepciones de los docentes en ciencias ha mostrado una estrecha

relación entre las concepciones de la ciencia, fuertemente vinculadas con sus prácticas

educativas, de modo que, caracterizar las concepciones en profundidad ofrece un horizonte

para discutir la hegemonía epistémica y visibilizar una pluralidad epistémica que en lugar

de ser obstáculo, se puede constituir en potencialidad para aportar al campo de la

educación y a la construcción de una sociedad plural a propósito de la diversidad cultural

y biológica, aspectos que cruzan por la reflexión necesaria acerca de las formas de agenciar

su enseñanza y de permear la formación de profesores de biología.

2.3 LOS SUPUESTOS METODOLÓGICOS DE LA INVESTIGACIÓN

En relación con los trabajos de Molina et al. (2014), Bruner (1988), Bruner y Haste (1990)

desde la psicólogía culturalista; y de Geertz (2005), García (2004), e Ingold (2012), la

presente investigación doctoral considera los siguientes supuestos metodológicos que

sirven de orientadores del planteamiento y desarrollo de la investigación, en relación con

los cuales se teje su abordaje metodológico.

Primero, los jóvenes elaboran sus propios significados, en relación con sus

experiencias y los significados de sus actos, pensamiento e ideas en el seno de las

culturas. De esta forma, los jóvenes cuando se refieren a la biodiversidad como

nuevo énfasis de la naturaleza, expresan significados que han construido en su

cultura y en las diferentes experiencias en el colectivo social, así como en su

interacción con la naturaleza, que complejizan su concepción de mundo.

Segundo, los significados construidos culturalmente por los jóvenes influyen en el

conocimiento del mundo; así la elaboración de significados con referencia a la

biodiversidad, permite que los sujetos tengan experiencias únicas con el mismo, las

cuales, son exhibidas en su discurso y forman parte de sus prácticas.

111

Tercero, las formas de nombrar la biodiversidad como nuevo énfasis de la

naturaleza, llevan una carga de significado, como formas elaboradas, abiertas, no

absolutas, que se sustentan en el seno de las culturas, donde la palabra adquiere

especial centralidad, en tanto, su estudio se realiza a partir de sus manifestaciones,

sus formas, sus símbolos, entre otras.

Cuarto, el carácter construido de la biodiversidad como nuevo énfasis de la

naturaleza, no significa negar la existencia de la naturaleza como tal. De esta forma,

su construcción social contempla una perspectiva interdependiente e interactiva

entre los sujetos, la biodiversidad y las relaciones entre las culturas.

Quinto, La diversidad cultural como expresión de la diferencia, plantea

particularidades y formas de atribuir significado al mundo, bajo categorías de

organización que se comparten en el colectivo. Y a la vez, plantea la posibilidad de

encuentro y de contacto que permite la confrontación, el cruce de fronteras, y la

negociación, aspectos que complejizan las formas de concebir el mundo.

Sexto, las formas de enunciación de los jóvenes plantean a un sujeto situado y un

sujeto de saber, quienes según el lugar en que se ubiquen, despliegan sus

conocimientos especializados que les permite generar un espacio discursivo, de

acuerdo con el contexto (cultural, familiar, escolar, entre otros) y los posibles

puentes entre conocimientos y acuerdos, para argumentar sus formas de concebir la

biodiversidad desde la diversidad cultural y la diferencia.

Séptimo, los lugares de enunciación de los docentes en formación se encuentran

configurados desde la base cultural y el intercambio con otras culturas. El contexto

escolar universitario y la educación en ciencias puede implicar procesos de

aculturación (occidentalización), o diálogo de saberes como un dialogo intercultural

que señala la importancia de las culturas presentes en el contexto educativo

(Baptista, 2014) y/o resistencias (que en términos de lo pedagógico no se reduce a

lo establecido y formalizado por un proyecto absoluto y universal, como lo refiere

Giroux, 1999), en particular en su proceso de formación como licenciados en

biología. Así a través de los diálogos y entrevistas se explicitan en el discurso los

referentes culturales que dotan de significado la biodiversidad, y el énfasis desde el

cual se nombra y se construye su concepción de mundo en relación con sus

experiencias.

112

De acuerdo con lo anterior, la caracterización de las concepciones de biodiversidad desde

un enfoque cultural posibilita abordar el rol de la diversidad cultural en la producción de

significados y la variedad de formas de concebir el mundo, donde están insertas las ideas,

los pensamientos y las prácticas de los sujetos situados, que permiten comprender el lugar

de la cultura frente a las formas de significar la biodiversidad y las relaciones que se tejen

entre humanos y no humanos, así como, las diferencias, negociaciones y contrastes que se

pueden expresar a través de las concepciones de los docentes en formación que pertenecen

a pueblos milenarios y mestizos, que hacen parte de la realidad del país.

2.4 PROCESO Y DISEÑO METODOLÓGICO DE LAS CONCEPCIONES DE

BIODIVERSIDAD DESDE LA DIVERSIDAD CULTURAL Y LA

DIFERENCIA.

Como ya se anotó, el diseño metodológico de la presente investigación doctoral se

enmarca en la investigación cualitativa. En este sentido, las concepciones de biodiversidad

y su relación con los contextos culturales abordados, evidencian características

diferenciadas desde una pluralidad epistémica que muestra realidades particulares y

formas de significar la biodiversidad, desde la relación entre el sujeto conocido- el sujeto

cognoscente y el contexto cultural (Vasilachis, 2006), en tal sentido, se busca comprender

e interpretar las características del fenómeno de la diversidad cultural y la diferencia y su

relación con las formas de concebir la biodiversidad por parte de los docentes en

formación inicial en biología de dos comunidades culturalmente diferenciadas.

Al ser una investigación de naturaleza inductiva (Flick, 2007), posibilita la emergencia de

categorías, en la medida que avanza la investigación. Aunque se hizo una revisión

documental previa, la singularidad de los sujetos y los contextos culturales donde se

desarrolla la investigación, permiten considerar y hacer una lectura de la pluralidad de

visiones y formas de concebir la realidad, que dan forma y sentido al problema de

investigación. En este proceso también se aprecian puntos de encuentro y diferencias de

quienes participan en la investigación.

De acuerdo con lo anterior, el diseño de la investigación, más que fijar una ruta

metodológica de pasos, plantea un proceso que considera las condiciones del contexto, los

sujetos participantes y la comunidad que representan, a partir de acuerdos con grupos

113

étnicos, para poder adelantar la investigación; acuerdos, que refieren una ética y un

reconocimiento de sus saberes milenarios como colectivo, así como, el conocimiento del

propósito de la investigación por parte de los diferentes participantes. De igual forma, se

destaca, su connotación para el campo de la educación y especialmente para la formación

de profesores de Biología desde la perspectiva de la diversidad cultural, que aún es un

horizonte de investigación incipiente en el país.

Si bien se hace una inmersión en la población de estudio -que involucra recopilación de

información, registros del lugar y de los diferentes actores-, también implica una movilidad

y flexibilidad del proceso de investigación, frente a los objetivos formulados. En tal

sentido, la planeación se va ajustando a las condiciones del contexto, y a las posibilidades

que se generan para registrar los datos, sistematizarlos y analizarlos, los cuales pueden

propiciar la generación de resultados inéditos en el sentido de Vasilachis (2006), al

brindar la posibilidad de producir conceptos y/o teorías respecto a otras formas de conocer

y de nuestras sociedades, para un proyecto de nación más plural.

2.4.1 Criterios de selección del lugar de Estudio y perspectivas de los participantes.

La caracterización de las concepciones contempla las condiciones particulares del país en

relación a su condición multicultural y su biodiversidad relevantes para la educación y la

formación de profesores de ciencias, de esta forma, se contemplan los siguientes criterios:

a) La perspectiva multicultural y la diversidad cultural; b) los territorios geopolíticamente

estratégicos, c) los referentes teóricos de la diversidad cultural, d) el fenómeno de la

diversidad cultural, e) emergencia de las relaciones entre biodiversidad y diversidad

cultural, y el f) Concepciones de los profesores en formación inicial de ciencias (de

biología), g) perspectivas de los participantes; como se explicitan a continuación:

a) En relación con la perspectiva multicultural y la diversidad cultural, es importante

considerar, la configuración histórica del país desde las diferentes culturas y el territorio

que han habitado, en tal sentido, implica una tensión (como dualidad) entre la unidad

colonial y la diversidad prehispánica como base del sistema colonial moderno (Tovar,

1992), sin embargo, este “encuentro” de culturas bajo relaciones de poder, confluye en

procesos de mestizaje (Carrizosa, 2014). Así, la región andina central, donde se encuentra

Bogotá como ciudad capital, es caracterizada por Gutiérrez (1975) en Molina y otros

(2014), tanto a nivel geográfico en relación con la espacialidad y ubicación representada

por los departamentos de Boyacá y Cundinamarca. Esta región fue habitada por la etnia

114

Muisca (Correa, 2004), y en la actualidad cuenta con una población mestiza con un

sustrato hispano fuerte.

En relación con la región del Amazonas al sur del país, registra la presencia de 379 grupos

étnicos (Ruíz y Valencia, 2007), que en tiempos precolombinos ocuparon los territorios de

la cuenca amazónica, y establecieron complejos circuitos de intercambio comercial entre

las diferentes etnias, que fueron posteriormente interrumpidos por la conquista (Reichel,

1987).

Esta perspectiva muestra una importante diversidad de grupos y culturas que forman parte

del complejo cultural con identidades y potencialidades desde la pluralidad de visiones,

conocimientos, concepciones y prácticas que configuran el territorio nacional y que solo

hasta la Carta Constitucional de 1991, se reconoce como país pluriétnico y multicultural,

sobre lo cual se requiere investigar y dotar de significado estas expresiones en el ámbito

educativo y social, al ser un componente de la presente investigación, que busca

caracterizar las concepciones de biodiversidad desde la perspectiva de la diversidad

cultural y la diferencia.

b) Territorios geopolíticamente estratégicos: la región del amazonas es reconocida a nivel

mundial por la diversidad biológica y cultural, conformada por tres complejos

socioecológicos como son: Áreas de selva húmeda del piedemonte y andes amazónicos;

áreas de selva húmeda de la llanura amazónica; y el área del trapecio amazónico, esta

región junto con la ecorregión de los Andes tropicales adyacentes del norte de Suramérica

han sido catalogadas como las más ricas del planeta en cuanto a diversidad biológica

terrestre y dulceacuícola. La oleada de procesos de ocupación por colonos, y la

transformación de la cuenca amazónica producto de actividades extractivas principalmente

el caucho para mercados internacionales a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX,

impactaron la base biofísica y cultural de la región (Urbina, 2010).

115

Figura 1. Mapa Departamento del Amazonas.

Fuente: https://www.google.com.co/mapa+fisico+del+amazonas.

De otra parte, la región andina comprende una diversidad de ecosistemas de bosques

andinos y altoandinos con una importante presencia de páramos, región en la que se

encuentra ubicada la capital de Bogotá, con un proceso de ocupación desde el periodo

precolombino y que se acentuaría durante la colonia mediante la apropiación, expansión y

transformación del territorio, como parte del proceso modernizador y de progreso en la

construcción de nación. De tal forma, que la presente investigación se desarrolla tanto en la

Chorrera-Amazonas como en la ciudad de Bogotá, ubicados en los complejos amazónico

y andino.

Figura 2 Mapa Ciudad de Bogotá D.C.

Fuente: https://www.google.com.co/ mapadeBogotá

c) La noción de diversidad cultural que permite comprender las concepciones desde la

literatura antropológica, se constituye en otro referente a considerar, el cual, aporta al

116

entendimiento del problema (Molina et, al., 2009; 2014). De esta forma, la diversidad

cultural, se asume desde diferentes perspectivas, una de ellas designa la multiplicidad de

grupos culturales que comparten un conjunto de valores, ideologías y prácticas en una

temporalidad y territorio. También, en un contexto de mestizaje social, describe la

cohabitación de diferentes sistemas culturales (Ruiz y Valencia 2007).

En medio de estas diferentes formas de abordar la diversidad, también se deben considerar

perspectivas antropológicas para referirse a la cultura y la producción de significados, que

circulan en los grupos humanos. En tal sentido, para Mauss (1979) el cambio es un

denominador común de un gran número de sociedades, y la humanización del hombre se

realiza a través de un modo de existencia particular que comprende la internalización de la

diversidad cultural (Molina et al., 2014). Así destaca las relaciones que existen entre los

seres, las ideas entre sí y el conocimiento. Por su parte, Bruner (1991), señala que las

diversas formas de conocer y comportarse en el mundo (moldeados por estados

intencionales) solo pueden ser comprensibles en el contexto de un sistema cultural

determinado, así la cultura moldea las vidas y las mentes humanas y confiere significado a

la acción, lo que se constituye en guía respecto a las formas de concebir y ordenar el

mundo.

De otra parte, Geertz (2005), da un carácter particular a la cultura en tanto es pública y se

trata de una urdimbre de significados en cuya trama se encuentra inserto el hombre y es allí

donde se comparten procesos y circunstancias históricas, sociales, religiosas, políticas,

entre otras, que configuran formas de entender el mundo, que de acuerdo con Molina et

al., (2014), implica valores, creencias, acciones, concepciones que orientan las formas de

pensar y actuar de los sujetos, así, la forma de vida adaptada a la cultura depende de los

significados y conceptos compartidos (Bruner, 1991). Por su parte, Geertz (2005), afirma:

“los humanos piensan en el mismo lugar -el mundo social-, en que hacen todo lo demás,

de manera que la integración, el cambio o el conflicto cultural se debe buscar en las

experiencias de los individuos y grupos, cuando guiados por símbolos, perciben, razonan,

juzgan y obran” (p. 334).

d) El fenómeno de la diversidad cultural en el contexto de las sociedades latinoamericanas.

En tal sentido, se propone pensar la diversidad cultural más allá de la esencialización de las

culturas y de la invisibilización del otro frente a la cultura occidental hegemónica, para

situar “lo cultural” como un recurso heurístico que permite comprender las sociedades de

117

corte intercultural, al situar la variedad de culturas en términos de relaciones que implica

encuentros, conflictos y negociaciones (García, 2004; Molina, et al., 2014).

La diversidad cultural supone considerar las relaciones que se establecen en la vida de los

pueblos, en cuanto al poder, el sentido de las prácticas, así como la negociación de la

diferencia cultural, que plantea la coexistencia y la intermediación en un mundo que ha

incrementado las opciones de intercambio a través de las autopistas de información, el

internet, las redes sociales, entre otras. Este proceso de relaciones plantea formas de ver,

nombrar y concebir el mundo (Nates, 2011), a través de la negociación se da apertura a la

circulación de lenguajes, de símbolos, como fuente de intercambio de conocimientos que

adopta otras texturas y entramados entre culturas. Cada cultura construye un modelo de

realidad configurado históricamente y sobre el cual se tejen las prácticas y se dinamiza la

cultura.

Sin embargo, desde otras posturas críticas se advierte en la diversidad cultural, una

irrupción de un mundo moderno colonial, en el que históricamente los conocimientos

subalternos fueron excluidos e invisibilizados desde la ilustración (Nieto, 2006) al

considerarlos premodernos, precientificos e inferiores en relación con el conocimiento

científico europeo (Castro y Grosfoguel, 2007). Visiones que evidencian relaciones

asimétricas entre culturas y las formas de conocimiento desde espacios semióticos

específicos (epistemes), que tendrán importantes repercusiones en la educación en ciencias.

e) La emergencia de las relaciones entre biodiversidad y diversidad cultural. Este aspecto

se refiere a las relaciones entre la cultura y la naturaleza con un nuevo énfasis en la

biodiversidad, que en la actualidad permite ampliar la discusión al atender a los cambios en

la concepción dual de naturaleza/cultura, (instalada desde la modernidad), al integrar lo

local, lo regional y lo global (Ulloa, 2011). De esta forma, la naturaleza y la cultura se

plantean como construcciones sociales con una perspectiva interdependiente e interactiva,

en la cual, ambas se ven afectadas recíprocamente (Descola, 2012; Escobar, 1999; Ulloa,

2011). Así mismo, la dimensión temporal ofrece nuevas perspectivas de análisis, al situar

la interrelación de los humanos con el entorno en procesos históricos específicos; que a su

vez, permiten comprender la formación de culturas y paisajes, así como los procesos de

diversificación biológica, cultural y lingüística. (Toledo y Barrera, 2008).

Desde la orilla de las perspectivas críticas, se advierten en las relaciones entre cultura y

naturaleza, relaciones de poder que devienen de la modernidad; así, el concepto de

118

colonialidad, aplicado al conocimiento y al poder (Quijano, 2000), también aplica para la

naturaleza (Escobar, 2011). En tal sentido, se esencializa la naturaleza, convirtiéndola en

objeto de dominación, de forma sostenida desde la llamada “conquista de América”. De

esta forma, se advierte que los discursos moderno/coloniales no solamente producen

subjetividades y territorialidades, sino también “naturalezas”, es decir, es posible

evidenciar una “colonialidad de las naturalezas” (Cajigas, 2007, p.169), como formas de

representación y apropiación

Así, la diversidad cultural comprende formas de entender el mundo y de habitar en él,

formas de conocimiento asociados a la naturaleza, de acuerdo con la configuración de la

realidad donde estos se producen y adquieren significado. Además, nuevos enfoques

contemporáneos buscan trascender la idea dual entre naturaleza y cultura para proponer

perspectivas alternativas que sugieren que el conocimiento de la realidad se adquiere en el

encuentro activo con el mundo (Ingold, 1992), Así, estas construcciones pueden ser

contempladas como formas en las que “los seres humanos son concebidos en su ambiente,

creando su ambiente y así mismos, por medio de las acciones en las que se involucran”

(Wertsch, 1993, p.25) y también como resultado de un proceso de co-construcción, en el

cual, la percepción del ambiente es una forma de relación activa con el mundo y no un

modo desligado de construcción de él (Ingold, 1992, p.44), que para Posey (1999)

comprende el vínculo indisoluble entre diversidad biológica y cultural.

f) Concepciones de los profesores en formación inicial de ciencias (de biología)

El estudio de las concepciones de los profesores de ciencias, presenta una importante

tradición de más de tres décadas, las cuales se orientaron desde sus inicios en indagar por

la naturaleza del conocimiento científico y el aprendizaje, entre otras (Porlan y Rivero,

1998; Perafán, 2004). Sin embargo, desde hace dos décadas se empieza a desarrollar un

trabajo profuso en el marco de los estudios socioculturales en la enseñanza de las ciencias

(Abel y Lederman, 2014, 2008; Fraser; Tobin y McRobbie, 2012) y de manera incipiente

en el contexto colombiano, al caracterizarlas desde la diversidad cultural (Molina y Utges,

2011; Molina, 2012; Molina et al, 2014) y sus implicaciones en la enseñanza de las

ciencias, enfoque que contempla nuevos retos para la formación inicial de profesores de

ciencias.

Desde esta perspectiva se aborda el presente estudio con profesores en formación inicial de

la licenciatura en Biología de dos contextos culturalmente diferenciados como son la

119

Chorrera-Amazonas y Bogotá, con estudiantes de la etnia Uitoto-Muruy y citadinos

(mestizos), para caracterizar las concepciones de biodiversidad desde la diversidad y

diferencia cultural.

g) Los participantes del proceso de Investigación

Los participantes de la investigación, son estudiantes de últimos semestres de Licenciatura

en Biología tanto de la Universidad Pedagógica Nacional como de la Universidad Distrital

Francisco José de Caldas, quienes se forman en un proyecto curricular que articula el

conocimiento disciplinar biológico y el saber pedagógico y didáctico como propuesta para

la formación inicial de profesores, con diferentes acentos y focos de atención. En el caso

de la Universidad Pedagógica que es de carácter Nacional, ha empezado a adelantar un

proceso de formación apenas en años recientes en contextos campesinos mestizos e

indígenas en un país multiétnico y pluricultural, que históricamente ha estado atravesado

por condiciones de exclusión e inequidad de las culturas; la subordinación de

conocimientos en la escuela y el antagonismo que actualmente se establece en el abordaje

de la biodiversidad, al ser explicada y enseñada desde el conocimiento biológico sin

considerar los conocimientos ancestrales que han aportado a los procesos de cuidado de la

vida en todas sus diversas manifestaciones, en el territorio colombiano y que son

pertinentes para la enseñanza de la biología y la formación de profesores de ciencias.

A este respecto, el trabajo con estudiantes indígenas de la etnia Uitoto-Muruy de la

Chorrera-Amazonas, tiene una connotación histórica y política, al ser una etnia que estuvo

al borde del exterminio a comienzos del siglo XX, por la penetración y explotación de la

industria cauchera (Urbina, 2010), en una de las regiones del planeta con la más alta

diversidad biológica y que desde la cosmogonía Uitoto se concibe como un lugar sagrado,

en donde se creó el mundo; razones por las cuales, para los ancianos y caciques el

conocimiento ancestral del cuidado de la vida, es altamente valorado. Así, para la

Universidad Pedagógica, y la comunidad indígena se adelantó un dialogo encaminado a

propiciar una formación de maestros que integre los conocimientos occidentales y los

conocimientos propios, como parte del currículo, con una cohorte que abordó

Conocimientos de la Disciplina Biológica, la educación y la didáctica, además del diseño

de espacios conforme al plan de vida de la comunidad como fueron: Cosmovisión,

Naturaleza y Plan de Vida; Construcción de Mundo, Aprendizaje y Cognición; Territorio,

120

Cultura e Identidad; Lengua Propia, Pensamiento Profundo, Desarrollo Sustentable y

Amazonía (Castaño, 2009), en el contexto de la Chorrera.

En cuanto a los participantes, de Bogotá, son estudiantes citadinos (mestizos), que también

se encuentran en los últimos semestres y que adelantan un proceso de formación. Así para

los estudiantes de la licenciatura en Biología de la Universidad Pedagógica, se incluyen

en su plan de estudios los conocimientos tanto de la disciplina biológica, como de la

pedagogía y la didáctica, y también incorpora espacios de formación humanística, y de

investigación. De modo similar, la formación para los estudiantes de la Universidad

Distrital que hacen parte de la Licenciatura en Biología, se orienta hacia un desarrollo

integral como docentes-investigadores en la búsqueda de soluciones a problemas

inherentes con la disciplina de la Biología, sus métodos y su enseñanza, enmarcados dentro

del concepto de equidad social. En ambos escenarios de formación se destacan

componentes que abordan la diversidad biológica desde perspectivas ecológicas y

evolutivas, acorde con el conocimiento biológico, sin que se haga explícito en sus planes

de estudio la inclusión de conocimientos ancestrales, y su problematización para la

enseñanza.

De acuerdo con este panorama se plantea como posibilidad adelantar el trabajo con la

participación voluntaria de estudiantes de Bogotá y de la Chorrera-Amazonas, en

concordancia con el propósito de la investigación, sobre la base de una ética investigativa.

2.4.2 Diseño Metodológico de la Investigación

A continuación se presenta el diseño metodológico de la investigación, fundamentada en

aquellos elementos aportados por los investigadores sociales y los referentes de la línea de

investigación en Enseñanza de las Ciencias, contexto y diversidad cultural, y la experiencia

vivida en este proceso; así, como la orientación del proceso investigativo.

Por tanto, se establecen tres momentos como son: (a) reconocimiento de la comunidad de

estudio; (b) diseño de instrumentos de recolección de información y visitas a la

comunidad; (c) Interpretación y análisis de las concepciones y emergencia de las

dimensiones que configuran las concepciones de los docentes en formación inicial de la

121

Licenciatura en Biología de dos comunidades culturalmente diferenciadas: Estudiantes de

la etnia Uitoto de La Chorrera- Amazonas y estudiantes de Bogotá.

Figura 3. Proceso y Diseño Metodológico

Fuente. Elaboración propia.

Primer Momento: Reconocimiento de la comunidad de estudio

Comprende dos etapas: la primera, corresponde al “Relevamiento bibliográfico”, sobre

documentos e investigaciones relacionadas con la comunidad indígena Uitoto-Muruy de la

Chorrera-Amazonas, asociados con aspectos culturales, demográficos, educativos e

históricos, y de documentos que posibilitan indagar acerca de las relaciones entre la

biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza y las cosmovisiones.

La segunda etapa, denominada: “Encuentro con la comunidad”, implicó el diálogo con las

autoridades y representantes de la etnia Uitoto-Muruy, en la cual se presentó discutió y

difundió la propuesta de investigación con la organización Indígena AZICATCH; en

dichas sesiones, se realizaron preguntas frente a la naturaleza de la investigación y el

campo de acción, educativo. En este proceso, de encuentros y diálogos finalmente se

brindó el aval de la organización Indígena para el desarrollo de la investigación. Así, vale

la pena destacar la participación y apoyo de uno de los líderes de la comunidad, quien

facilitó la convocatoria con la comunidad, la cual, después de debatir la pertinencia de la

investigación, y seguir los marcos normativos de su cultura (Uitoto), aprueba la

participación de varios jóvenes de la etnia en la investigación, y por primera vez, se hace

una excepción especial para que participen mujeres, dado el carácter patriarcal de su

sociedad.

Proceso y Diseño Metodológico

Primer Momento:

Reconocimiento de la comunidad de

Estudio

Segundo Momento:

Diseño de instrumentos de recolección de

información y visitas a la comunidad.

Tercer Momento:

proceso de

Interpretación y análisis de las

concepciones de Biodiversidad.

Dialogo con la comunidad. Acuerdo

colectivo

Texto de Interpretación. P.

Dialógica

122

En esta fase, se establece un acercamiento con la comunidad, los líderes y posteriormente

con los jóvenes Uitoto-Muruy (hombres y mujeres), quienes en ese momento adelantaban

sus estudios con la Universidad Pedagógica Nacional, en convenio con el CERES de la

Chorrera-Amazonas, para el desarrollo de la Licenciatura en Biología desde un enfoque

intercultural en esta región del país, siendo un programa pionero para la formación de

Licenciados indígenas en contexto. Este proceso aportó a la configuración de la

metodología que permitió complejizar la mirada epistemológica de la investigación y

fortalecer el diálogo con representantes de la comunidad Uitoto-Muruy y los estudiantes de

Licenciatura en Biología de la ciudad de Bogotá. También fueron tomados en cuenta los

desarrollos conceptuales de la Línea de Investigación Enseñanza de las Ciencias, Contexto

y Diversidad Cultural, en relación con los trabajos y publicaciones de la Doctora Adela

Molina, además de la revisión documental, aspectos que se complementaron y permitieron

configurar el proceso metodológico y la elaboración de instrumentos y la posterior

sistematización e interpretación de los resultados.

Segundo Momento: Diseño de Instrumentos y Visitas a la Comunidad

Posterior al encuentro con la comunidad, los estudiantes de la Licenciatura en Biología de

la etnia Uitoto-Muruy y los estudiantes de la licenciatura en Bogotá, se dio paso a la

formulación, diseño y validación del instrumento inicial, para la recolección de la

información que posibilitara un estudio comparado de las dos comunidades culturalmente

diferenciadas.

Durante el proceso se configura un instrumento para abordar las concepciones de

biodiversidad con un enfoque cultural, en tal sentido, se elaboraron diferentes situaciones,

que se construyeron a partir de la revisión documental relativa a las perspectivas históricas,

educativas, culturales y políticas asociadas con la diversidad cultural y la denominada

biodiversidad, aspectos que cruzan los desarrollos de la Línea de Investigación y el campo

de los estudios culturales de la educación en ciencias. El diseño del Instrumento, contó con

la elaboración de un protocolo sobre la base de las cuatro dimensiones referenciadas, su

posterior validación por parte de un grupo de doctorandos, validación por expertos,

validación de un profesor catedrático que orienta las prácticas pedagógicas de futuros

maestros de biología y cuenta con más de 20 años de experiencia en la educación básica y

media, y con una entrevista piloto; este proceso permitió hacer los respectivos ajustes para

su posterior implementación.

123

Una vez, ajustado el instrumento se procedió a adelantar la fase de campo, en la cual se

desarrollaron diversos diálogos, se reiteró el propósito de la investigación y se contó con el

consentimiento informado de los participantes, como parte fundamental del trabajo y la

consecuente implementación del instrumento con estudiantes de origen urbano de

Licenciatura en Biología de Bogotá y estudiantes de la etnia Uitoto en la Chorrera-

Amazonas. Al ser un estudio que se pensó para dos contextos culturalmente diferenciados,

era importante que las situaciones presentadas fueran las mismas para los dos contextos.

Este trabajo, estuvo acompañado de un diario de campo en el cual se registraron aspectos

que forman parte de las categorías y prácticas culturales especialmente de la etnia Uitoto-

Muruy, así como el dialogo con los mayores (caciques y sabedores), y las mujeres de la

comunidad, esta información se obtuvo como resultado de la convivencia en el contexto

cultural Uitoto-Muruy. Después de la implementación de la entrevista semiestructurada, y

el correspondiente procesamiento de la información emerge la necesidad de aplicar un

segundo instrumento como fue la entrevista en profundidad, al constituirse en una forma de

ahondar en las narraciones de los participantes y sus concepciones, acerca de los

significados y fundamentos que orientaron los diálogos; como otro momento del trabajo de

campo lo cual, permitió ampliar el marco interpretativo de la investigación.

Estos dos momentos, requieren de un proceso de sistematización e interpretación de

resultados en la ciudad de Bogotá. Meses después se procede a realizar el tercer momento

del trabajo de campo que comprende la elaboración del texto de interpretación de las

concepciones de los profesores en formación inicial de la Licenciatura en Biología de la

Chorrera Amazonas y de los futuros licenciados de la ciudad de Bogotá, con quienes se

dialoga y se discute las narrativas (resultado del proceso de interpretación), como otra

forma de validar los resultados. Finalmente, estos instrumentos serán explicados con

mayor detalle en otro apartado del presente capitulo.

Tercer Momento: Proceso de interpretación de las concepciones de

Biodiversidad desde la perspectiva de la diversidad cultural y la diferencia.

Con referencia a los postulados de Molina et al., (2014) el proceso de análisis e

interpretación de las concepciones de biodiversidad desde la perspectiva de la diversidad

cultural, comprende: las narrativas, el contenido semántico, y el contexto cultural e

interpretación comparada e histórica.

124

Al tener en cuenta estos aspectos de orden teórico, a continuación se exponen los pasos

seguidos:

Trascripción de entrevistas semi-estructuradas fundamentadas en situaciones;

Lectura conjunta de las seis situaciones

Establecimiento de categorías iniciales

Planificación de las entrevistas semiestructuradas con preguntas orientadoras

Transcripción de entrevistas semiestructuradas con preguntas orientadoras

Triangulación y análisis de la información y afianzamiento de categorías.

Interpretación de las concepciones de biodiversidad

Rastreo histórico con referencia a las afirmaciones de los estudiantes Uitoto a

través de los diálogos con sabedores y mujeres Uitoto, así mismo, revisión de

documentos históricos, antropológicos, documentales sobre afirmaciones de los

estudiantes de origen urbano.

Construcción del texto de interpretación, elaborado a partir de la triangulación de

las entrevistas de cada uno de los participantes.

Socialización, discusión y validación de los textos de interpretación mediante

dialogo con cada participante que permite la configuración de un documento

dinámico en el que se presenta la complejidad de las concepciones de cada uno de

los participantes.

2.5 INSTRUMENTOS: CONCEPTUALIZACIÓN Y RIGOR METODOLÓGICO

Los referentes para el diseño del protocolo de la entrevista fueron, las perspectivas de las

investigaciones sobre concepciones de los profesores de ciencias y su indagación desde la

diversidad cultural, las posturas culturales frente a la enseñanza de la biodiversidad, las

concepciones de biodiversidad y su enseñanza y la formación docente en el contexto

colombiano; la estructuración se realizó en principio, en cuatro dimensiones: histórica,

política, educativa y cultural, así como la emergencia de otras cuatro dimensiones durante

la sistematización e interpretación de las entrevistas, que serán descritas posteriormente.

2.5.1 Entrevista Semiestructurada basada en Situaciones (Textos virtuales)

125

Al tomar en consideración las elaboraciones de orden metodológico de la línea de

investigación se optó por la construcción de seis situaciones, que se presentaron a manera

de narraciones, con el propósito de permitir a los participantes a través de los “textos

virtuales”, elicitar las propias historias, en las que se tejen relaciones entre personajes, el

ambiente y la acción, que conllevan a mostrar el mundo subjetivo de los participantes, del

pensamiento narrativo como “formas de ordenar la experiencia y construir la realidad”

(Bruner; 1988, p.49), así, los textos virtuales (los relatos grabados de los entrevistados)

conducen a la expresión del “mundo subjetivo de los participantes” (Molina, et al., 2014,

p.46).

La presente investigación retoma lo propuesto por Molina et al., (2014), para la

elaboración de la entrevista semiestructurada basada en seis situaciones, al contemplar tres

aspectos centrales como son, a) el contexto, más que el texto; b) las intenciones tanto del

narrador como del lector, es decir, de los participantes de la entrevista, y c) el

conocimiento de los antecedentes históricos de los participantes.

a) La relevancia del contexto en los procesos de interpretación suscitados por las

situaciones referidas, funcionan de diversas maneras (Molina, 2012), al considerar al

sujeto situado, en la cual, sus ideas se configuran desde el propio contexto histórico y

cultural y no de forma aislada. Así el diseño de las situaciones suscita evocaciones que

puede constituirse en contextos para explicitar creencias, valores, concepciones (Molina, et

al., 2014). Las narraciones del sujeto situado permiten apreciar la construcción de

significados y las experiencias de su ser en el tiempo, que pueden ser próximas o lejanas

lo que a su vez, implica su transmisión y sedimentación, éstas pueden ser expresadas de

forma simbólica, como es el caso de las concepciones.

b) De las intenciones de los participantes; en el caso del narrador, representado en la

investigadora quien diseñó las situaciones, sus intenciones se revelan mediante la

presentación del texto que contiene el formato de consentimiento informado, en el cual se

expone el propósito de la investigación y su naturaleza, además de solicitar permiso para

conversar en torno a las situaciones. De igual manera, la interacción durante la entrevista

permite que quienes interpretan las situaciones (los entrevistados) conozcan más acerca de

las intenciones de la investigadora. En tal sentido, se propicia una apertura para el dialogo

y la posibilidad de dar lugar a la emergencia de las concepciones, como se presenta en el

proceso de interpretación.

126

c) En relación con el conocimiento de los aspectos históricos de los participantes,

para el caso de los entrevistados, se puede observar en el conjunto de las entrevistas tanto

semiestructurada como la entrevista en profundidad, los diálogos y entrevista abierta a

mujeres y hombres en posteriores momentos del proceso, como en la triangulación y la

construcción de modelos. En Pérez (2013a), se presentan algunos referentes, en los cuales

fueron importantes sus relaciones con el sistema educativo convencional, sus perspectivas

de la ciencia y sus procesos de aprendizaje, así como la relevancia del contexto histórico y

cultural en las formas de concebir la biodiversidad y su experiencia en la práctica

pedagógica dentro de su proceso de formación como futuros licenciados. Con respecto a la

investigadora y sus niveles de formación en el campo educativo, permiten discutir y

aportar en el proceso de interpretación y también tener apertura a otras formas de

elaboración de significado desde la cultura.

Lo anterior recoge aspectos planteados por Bruner (1988) en cuanto a la importancia del

texto, al señalar que cualquier texto posibilita lecturas alternativas y la producción de

múltiples significados, así el lector puede seguir diferentes niveles de interpretación, quien

organiza y da significado al texto, en relación con su visión de mundo y la cultura en la que

se encuentra inmerso, al emplear una serie de recursos (lenguaje, conocimientos

anteriores, entre otros) que orientan su interpretación del texto. De acuerdo con Bruner

(1997), los individuos organizan su experiencia y la memoria de la humanidad en forma de

narraciones, transmitidas culturalmente, por lo cual, las producciones de sus propios textos

como parte del proceso de interpretación adquieren gran relevancia.

En tal sentido, Montealegre (2004), señala que el texto virtual, permite reconstruir su

significado; y al afectar al lector, lo conduce a la comprensión, al descubrimiento, a la

abstracción de sus componentes esenciales, y a la interpretación o explicación. Desde esta

perspectiva anota:

Los textos literarios llevan a producciones de significados y no formulan realmente

significados en sí. Lo anterior es posible debido a las siguientes características del

texto: a) la presuposición o creación de significados implícitos en lugar de

significados explícitos; b) el subjetivismo o descripción de la realidad a través del

filtro de la conciencia de los protagonistas de la historia; e) la perspectiva múltiple

o captación de cada una de las partes del mundo por medio de una serie de prismas.

(2004, p.51)

127

De acuerdo con Montealegre (2004), lo anterior no solamente lleva a captar el sentido del

texto, sino a la producción de significados, de manera que la interacción texto-lector lleva

al lector a la construcción del texto virtual, el cual adquiere un sentido polisémico. Estos

referentes, permiten considerar en la estructuración de las situaciones, las perspectivas

sobre Diversidad cultural, así como de la biodiversidad como nuevo énfasis de la

naturaleza, y a la vez, las construcciones epistémicas del docente en formación, la

comprensión de las concepciones de la historia de la ciencia y la enseñanza de la

biodiversidad, derivado también de una extensa revisión documental y de experiencias en

contextos educativos y de intercambio en comunidades académicas. Estos aspectos se

ensamblaron e incorporaron también en la construcción de los textos, con dilemas que

permitieran a los participantes adoptar un punto de vista en el cual desarrollaran sus

argumentos. (Ver anexo Tabla No. 1. Situaciones y preguntas orientadoras. Entrevista

Semiestructurada).

La primera entrevista basada en 6 situaciones, fue desarrollada con 5 profesores en

formación inicial de Licenciatura en Biología de Bogotá y 5 profesores en formación

inicial de la Licenciatura en Biología de la etnia Uitoto en la Chorrera-Amazonas. Cada

una de las entrevistas fue grabada en audio con el consentimiento informado de cada uno

de los participantes, reiterando para el caso de los estudiantes de la Chorrera, que además

de esta aprobación también se contó con la aprobación preliminar de la organización

Indígena AZICATCH. Para todos los participantes se les aclaró sobre la naturaleza de la

investigación dentro del campo educativo y que la importancia de sus respuestas y el uso

de las mismas era para fines investigativos. También se presentó la opción de modificar

sus nombres con fines de confidencialidad. Las entrevistas fueron transcritas haciendo uso

de las normas API (Gail, 1984) que destacan los aspectos fonéticos de importancia para

procedimientos posteriores de análisis del discurso y análisis del contenido (Molina, et al.,

2014).

2.5.2 Entrevistas semiestructuradas de profundización:

De acuerdo con los elementos que emergieron de la primer entrevista, se procedió a la

elaboración de la segunda entrevista, con preguntas que permitieron profundizar en

aspectos relacionados con las formas de concebir la biodiversidad y la diversidad cultural,

de cada uno de los participantes (citadinos y Uitoto), también se ampliaron y reafirmaron

otras enunciaciones por parte de los docentes en formación. De esta manera, se

128

desarrollaron preguntas más o menos abiertas, contenidas en la guía de entrevista, que

tomaron en consideración las particularidades y visiones aportadas por cada uno de los

participantes; de esta forma, se favorece que los participantes expresen sus puntos de vista

al ser una entrevista relativamente abierta, además de posibilitar que en el transcurso de la

misma, se puedan realizar otras preguntas asociadas con el tema de interés (Flick, 2007).

Este segundo momento de la entrevista, se adelantó con cada uno de los participantes, para

acceder al contexto verbal de los entrevistados, en el cual se evidenció el interés de cada

uno por participar en este proceso investigativo. Este se constituye en otro aspecto

relevante para este tipo de entrevistas, dado que permite en las diferentes interacciones

entre investigadora y participantes crear un espacio de confianza y de dialogo fluido, sin

que se sientan interrogados y por el contrario, se posibilite a través del encuentro “obtener

descripciones del mundo vivido por parte de las personas entrevistadas” (Martínez, 2004,

p. 95).

De acuerdo con lo anterior, Raposo (2009) señala como a través de la entrevista

semiestructurada es posible captar la realidad de los sujetos situados desde sus

configuraciones históricas y culturales además de señalar que los relatos orales permiten

explicitar la memoria, los recuerdos de aquellos acontecimientos que cobran especial

significado para los entrevistados. En tal sentido expresa que: “El contenido del relato oral

es el recuerdo parcial y seleccionado de aquello acontecido y memorizado, por lo que en

este sentido si bien informa sobre una realidad, […] la recrea y reproduce como una

realidad interpretada y significada. (p. 80). De igual forma, estas entrevistas reconocen en

llos relatos, unos modos de conocimiento y de presentar las experiencias personales que

permite al entrevistador acercarse al mundo de la experiencia de los sujetos (Flick, 2007) y

en su ejercicio interpretativo reconocer las redes de significaciones del entrevistado, que

en este caso comprende las concepciones de biodiversidad y su relación con la diversidad

cultural.

2.5.3 Entrevista a otros actores sociales (Maestra uitoto, Sabedor Uitoto, Profesor

universitario –citadino-).

Para el desarrollo de la investigación, se contó con la participación de otros actores

sociales quienes desde sus experiencias aportan aquellos significados que circulan en los

contextos culturales de estudio, en relación con las concepciones de biodiversidad desde la

129

perspectiva de la diversidad cultural. Las entrevistas se hicieron a una maestra y un

sabedor Uitotos, además de realizar un registro de las prácticas culturales de estos actores

en el contexto local. Este abordaje fue necesario, dado que una investigación de esta

naturaleza no se ha llevado a cabo en la Chorrera-Amazonas y tanto el sabedor como la

maestra de la etnia Uitoto, son sujetos situados, que a la vez, representan fuentes primarias

de información de este grupo cultural.

Por lo anterior, se realizó una entrevista semiestructurada con algunas preguntas frente a

las formas de concebir el mundo, la naturaleza y sus relaciones; así como, sus formas de

producción del conocimiento; (que tienen en cuenta la biodiversidad como nuevo énfasis

de la naturaleza). Para ello, se adelantaron estas entrevistas en los lugares donde tiene lugar

la palabra y las prácticas culturales que expresan su articulación. Así, para el caso del

sabedor Uitoto, el lugar fue el mambeadero (espacio de intercambio del conocimiento,

vinculo de lo humano-la naturaleza y lo espiritual) y con la maestra Uitoto, el lugar fue su

casa y la chagra (Lugar de materialización del conocimiento).

En relación con el profesor universitario de Bogotá, se consideró su participación mediante

entrevista por hacer parte de programas de formación inicial de profesores de Biología

tanto en la ciudad capital, como en contextos rurales, que le han permitido trabajar con

poblaciones de estudiantes citadinos como campesinos e indígenas, además de tener una

formación disciplinar biológica asociada con la biodiversidad. Estas entrevistas, se

contemplaron en el proceso de triangulación de la información, dada la importancia de

vincular otros actores locales para aportar al proceso de interpretación de las categorías y

dimensiones de la investigación en relación con el problema de estudio.

2.5.4 Diario de Campo

De acuerdo con Bonilla y Rodríguez (1997), el diario de campo se constituye en un

instrumento indispensable que posibilita al investigador describir en forma detallada el

proceso de observación, al tomar nota de aspectos que se consideran importantes para

organizar, analizar e interpretar la información que se está recogiendo, en relación con las

personas, las prácticas las situaciones y los contextos en los cuales se adelanta la

investigación. Así mismo, “el diario de campo permite incorporar experiencias y vivencias

generadas en el trabajo de campo” (Ameigeiras, 2006, p.136), acompañadas de reflexiones

del investigador acerca de sus ideas y sentimientos que se transforman en el transcurso de

130

la investigación. En esta misma perspectiva Sandoval (1996) refiere el uso del diario de

campo como un registro de impresiones de todo lo acontecido durante el proceso de

investigación.

El diario se constituye en un ámbito fundamental para organizar la experiencia de la

investigación para exponer nuestras intuiciones a partir de los referentes empíricos

que uno ha relevado en el campo. […] la relación entre lo personal, lo emocional y

lo intelectual se transforma mediante el análisis reflexivo que encuentra en el diario

de campo. (Ameigeiras, 2006, p. 136).

El empleo de este registro permite reconocer todos los aspectos que conlleva la

construcción de un texto en el que confluyen las ideas, las preguntas, los comentarios, las

descripciones de los acontecimientos y situaciones, así como la consideración de los

sujetos y los escenarios donde se teje una serie de relaciones y se configura un entramado

de significaciones, que posibilitan su manifestación y dinamización dentro del proceso

investigativo. Desde esta perspectiva, el diario de campo puede aportar una considerable

información del trabajo en campo, la cual fija aspectos que emergen en el proceso de la

observación y que pueden ser materia de revisión permanente y de mantener un referente

activo de lo registrado en campo que puede servir en la reformulación de problemas y/o en

la profundización de la información en posteriores visitas.

En tal sentido, el diario de campo fue empleado en los dos contextos culturales de Bogotá

y La Chorrera-Amazonas, como posibilidad de registrar diversos acontecimientos,

especialmente con la cultura-Uitoto, en atención a sus prácticas y relaciones con los

escenarios de aprendizaje, a través de diálogos con diferentes miembros de la etnia Uitoto

y las visitas a las malocas; la chagra; el río y la selva, junto con las reflexiones e

interrogantes que movilizaron los diálogos en los contextos de trabajo.

De acuerdo con Martínez (2007), el diario de campo permite enriquecer la relación teoría–

práctica, de modo que éste no se redujo a un instrumento para recopilar información, sino

que también se constituyó en un valioso referente del trabajo investigativo, al enriquecer el

informe de investigación tanto en lo descriptivo como en lo interpretativo. Estos elementos

posibilitan el acceso a diversos aspectos como son las descripciones del lugar, las

relaciones y situaciones de los sujetos, aun cuando el investigador ya haya concluido el

trabajo de campo. De igual forma, se busca capturar los significados desde el lugar de los

participantes y la cultura, (Woods, 2007).

131

• Interpretación de las entrevistas y construcción de modelos individuales

La interpretación de las entrevistas contempla una lectura global de los textos virtuales

producidos por los participantes, en tal sentido, se lograron caracterizar diferentes códigos,

que expresan los contenidos de los enunciados verbales correspondientes a las formas de

concebir la biodiversidad, la diversidad cultural y su relación con la enseñanza, teniendo en

cuenta que los participantes son estudiantes que cursan estudios, como docentes en

formación inicial de Licenciatura en Biología de dos contextos culturalmente

diferenciados.

La codificación permite la organización, recuperación e interpretación de los datos, así, la

codificación aporta en la identificación de datos significativos además de establecer el

escenario para interpretar y formular conclusiones. De esta forma, los códigos se

constituyen en principios organizadores que pueden ser modificables en las interacciones

repetidas con los datos de los cuales subyacen las categorías, además de constituirse en

elementos para pensar de acuerdo con el problema de investigación de forma organizada y

sistemática (Coffey y Atkinson, 2003).

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la segmentación del texto en fragmentos

demasiado cortos a los que se les asigna los respectivos códigos, puede conllevar a la

pérdida de importante información contextual y de los significados aportados por los

participantes, razón por la cual Weaver y Atkinson (1994) en Coffey y Atkinson (2003)

proponen incluir códigos de diferentes grados de generalidad que faciliten la recuperación

de datos a diferentes niveles, en este proceso, es importante ir más allá de los códigos y

segmentos de la información para captar la imagen total de los datos.

Las entrevistas fueron procesadas con apoyo del software de Análisis de Datos Atlas Ti, al

ser una herramienta informática que facilita la organización de la información en unidades

de grandes volúmenes de datos para el análisis cualitativo. Esta herramienta fue empleada

al inicio del trabajo de sistematización, en la segmentación de los datos y la asignación de

unos códigos preliminares, algunos de los cuales fueron modificados durante el proceso,

en especial al considerar la imagen total de los datos, dada la complejidad del pensamiento

de los participantes, de modo que fue necesario revisitar las categorías y hacer una lectura

global de las entrevistas para capturar la riqueza y profundidad de su pensamiento, sin

fragmentar en una multiplicidad de códigos y descriptores que si bien responden a estas

formas de inscripción, podía perderse información del contexto y el sentido de las

132

narrativas asignado por los entrevistados, por tanto, se configuraron nuevas categorías

durante el proceso para el tratamiento de los datos.

2.5.5 Validación del Instrumento. Entrevista semiestructurada basada en situaciones

como textos virtuales.

Una vez estructuradas las situaciones y preguntas, sobre la base del protocolo de entrevista

acompañado con preguntas orientadoras que recogieron las discusiones y desarrollos frente

al problema de investigación, la revisión documental y de dialogo con expertos

investigadores (Doctores en Antropología, Historia y Ssociología del Cconocimiento

Científico, y Educación en Ciencias), se propone validar el instrumento para su posterior

implementación. Esta etapa comprendió:

Entrevista piloto:

El desarrollo de la entrevista piloto se realizó con una docente en formación inicial de la

Licenciatura en Biología de la Universidad Pedagógica Nacional de últimos semestres,

quien aceptó participar bajo el consentimiento informado en el cual se le explicó el

propósito de la investigación y del instrumento. Este ejercicio arrojó información valiosa

para el estudio, al evaluar las diferentes situaciones (Textos virtuales) en las cuales, se

explicitaron las narrativas asociadas con las concepciones de biodiversidad y las preguntas

orientadoras que contemplaron la claridad y comprensión de los textos virtuales y las

preguntas, el orden de las situaciones y de las preguntas, la claridad de las orientaciones.

Validación por Jueces:

Se realizó con un equipo de profesores universitarios (3) y docente de Básica secundaria

(1), quienes se han formado y se desempeñan en áreas de ciencias naturales, ciencias

sociales y ambientales, todos ellos doctorandos del DIE-UD, pertenecientes al grupo de

investigación Enseñanza de las Ciencias contexto y diversidad cultural del énfasis de

educación en ciencias.

Por tanto, se solicitó que el instrumento se evaluara teniendo en cuenta si su estructuración

por situaciones y preguntas problema permitía recoger información para abordar el

problema de investigación; si el instrumento propuesto responde a los objetivos de la

investigación; si la estructura del instrumento es adecuado; si la secuencia presentada

facilita el desarrollo del instrumento; si las situaciones son claras y entendibles; si el

número de situaciones y preguntas es adecuado para su aplicación.

133

Validación por maestra universitaria y educadora de la Educación Básica y Media

La maestra universitaria trabaja en la universidad con tradición y experiencia en

formación de profesores de Ciencias. Es maestra catedrática en el programa de formación

de Licenciados en Biología de la Universidad Pedagógica Nacional, en la cual, se

desempeña como asesora de estudiantes de últimos semestres que adelantan sus prácticas

pedagógicas en instituciones educativas; además es maestra en el ciclo de la educación

Básica y Media en el área de Ciencias Naturales, en la Institución Educativa Distrital

Miguel Antonio Caro.

Validación por Experto

La validación del instrumento por experto se realizó con una maestra y Dra. En educación,

quien cuenta con una importante trayectoria en docencia e investigación. En tal sentido,

realizó la valoración del instrumento, con los criterios anteriormente señalados, además de

aportar sus valiosos puntos de vista como todos los demás participantes de este proceso.

2.5.6 Validación del Texto de Interpretación

Una vez validado el instrumento, a través de las diferentes instancias descritas, se procedió

a realizar los respectivos ajustes, de acuerdo con los aportes proporcionados por cada uno

de los grupos y personas que participaron en el proceso de validación, así mismo, la

entrevista piloto arrojó datos relevantes y se delimitaron dos preguntas. Respecto a la

mirada global del instrumento, tuvo una importante recepción y se contrastó con el

problema y propósito de la investigación, así como con el protocolo de dicho instrumento

en relación con criterios de contenido y de forma que fueron valorados y sobre los cuales

se tomó la decisión de seleccionar seis situaciones(ver anexo No. 1),. Lo anterior, con el

fin de poder realizar una entrevista extensa que lograra captar las experiencias y formas de

significar la diversidad cultural, la biodiversidad y su enseñanza de los entrevistados,

quienes pertenecen a dos contextos culturalmente diferenciados, como forma de obtener

información detallada, densa y completa que permita una mejor comprensión del problema

de estudio (Mendizábal, 2006).

Dentro de los procesos relativos a la validez de la investigación cualitativa, se requiere

considerar diferentes aspectos, como es el denominado “control de los miembros”, que

comprende una forma de validación comunicativa, la cual pretende:

134

[…] dejar constancia de que se solicitará a los entrevistados una lectura crítica para

que evalúen la calidad de las descripciones, el relevamiento de todas las

perspectivas y la captación de su significado. (Mendizabal, 2006, p.94).

En tal sentido, como parte del proceso de interpretación es necesario producir los textos de

interpretación para cada uno de los participantes, proceso en el cual, se tomó como punto

de partida su forma de nombrar la Biodiversidad y también su forma de significarla, al

reconocer que cada uno de los participantes es un sujeto situado y que pertenece a un

contexto cultural en el cual, se tejen una serie de significados que fundamentan sus formas

de conocer y relacionarse con el mundo. Desde allí se construyó el texto en el que se

hicieron explicitas sus voces y las dimensiones que emergieron en la interpretación, para

dar cuenta de la complejidad de las concepciones de biodiversidad desde la perspectiva de

la diversidad cultural y la diferencia.

Este texto de interpretación contempló otro espacio de encuentro y de diálogo en el cual se

expuso el texto a la lectura minuciosa de cada participante (ejercicio que se adelantó con 5

estudiantes de la Chorrera Amazonas y 5 estudiantes de Bogotá), en la tercer visita a los

dos contextos tanto de la Chorrera Amazonas, como de Bogotá, para que a partir de la

mirada de cada uno de los docentes en formación inicial de la licenciatura en Biología, se

hicieran explicitas sus apreciaciones y con su reconocimiento, como parte de la rigurosidad

metodológica con la que se llevó a cabo el presente trabajo.

La validez dialógica en los estudios culturales es tomar con seriedad las realidades

locales. La validez dialógica tiene sus raíces en el proyecto etnográfico y

hermenéutico clásico de capturar el punto de vista del nativo. […] Las

interpretaciones más recientes del principio hermenéutico de comprender las

realidades locales consideran la investigación en términos más interactivos como

sucede en el espacio dialógico entre el self del investigador y el otro mundo de la

persona a quien se investiga. (Saukko, 2012, p. 325).

Así mismo, este encuentro y diálogo posibilita que los participantes expresen sus

emociones, sus ideas y pensamientos respecto a la configuración del texto, además de

destacar la complejidad de su pensamiento a través de las dimensiones que forman parte de

sus concepciones, de esta forma, se pretende evitar traducciones poco apropiadas y

respetar su presencia y lugar de enunciación, en la relación entre el sujeto cognoscente, el

sujeto conocido y el contexto.

135

2.5.7 Triangulación de la información

Como parte del proceso de investigación, es importante considerar la triangulación, sobre

la cual, diversos autores la definen como “la combinación de dos o más teorías, fuentes de

datos, métodos de investigación, en el estudio de un fenómeno singular” Arias (2000, p.

3). Por su parte Flick (2007), plantea que la triangulación se utiliza en “la combinación de

métodos, grupos de estudio, entornos locales y temporales y perspectivas teóricas

diferentes al ocuparse de un fenómeno” (p.243). Este momento de la investigación

posibilita la búsqueda por parte del investigador de aquellos elementos de convergencia en

el proceso de interpretación al enfatizar una visión global del fenómeno.

A través de la triangulación, el investigador puede aumentar la confianza en los datos, sin

olvidar que el conocimiento es una creación a partir de la interacción entre el investigador

y lo investigado, que da cabida a que existan múltiples versiones de la realidad igualmente

válidas (Flick, 2007, p.120). Sin embargo, Richardson y St. Pierre (citados en Denzin,

2005), discuten la utilidad del concepto de triangulación, al afirmar que la imagen central

para la investigación cualitativa debería ser el cristal, y no el triángulo. Es decir que no hay

una forma única, absoluta y correcta de contar una historia, puesto que cada relato, podría

relacionarse con la luz que golpea un cristal, el cual refleja una perspectiva diferente sobre

este incidente, que también implican tensiones en los hallazgos (Denzin, 2005).

Contar con la participación de los docentes en formación inicial de la licenciatura en

Biología de los dos contextos culturales con quienes se adelantaron los tres momentos de

interacción, el empleo de los instrumentos enunciados en líneas anteriores incluido el

diario de campo; así como, el diálogo con otros actores sociales locales, permite que se

evalúe el fenómeno desde una perspectiva diferente y plural, cada una de las cuales

muestra una de las facetas de la realidad en estudio, motivo por el cual la triangulación

termina siendo una potencialidad que enriquece las categorías y el análisis mismo. La

triangulación es vista también como un procedimiento que disminuye la posibilidad de

malos entendidos, al producir información redundante durante la recolección de datos que

esclarece de esta manera, significados y verifica la repetibilidad de una observación. De

esta forma, resulta pertinente para identificar las diversas formas de concebir el mundo,

también considerar adicionalmente los contextos socioculturales, así, la triangulación

posibilita validar la información, y también permite ampliar y profundizar su

comprensión.

136

2.6 DIMENSIONES INICIALES Y EMERGENTES QUE FORMAN PARTE

DEL ANÁLISIS

Esta fase del proceso se construyó, a partir de la revisión de trabajos sobre concepciones,

diferentes perspectivas culturales en la enseñanza de las ciencias, referentes históricos y

políticos del ámbito educativo en el escenario nacional, así como, la revisión de

investigaciones relativas a las concepciones sobre biodiversidad en educación a nivel

nacional e internacional, que condujeron al diseño del protocolo de la entrevista, como se

observará en el apartado XX. Se consideraron en principio cinco dimensiones: Lo

histórico, lo político, lo educativo, lo cultural, y lo epistémico. Así mismo, dentro del

proceso emergieron tres dimensiones (ontológica, ética y biocultural).

Es importante de aclarar que si bien se establecieron inicialmente unas posibles

dimensiones, estás se redefinieron y ajustaron tanto en el proceso de revisión, como en el

proceso de análisis y triangulación de la información contenida en las entrevistas, diario de

campo y dialogo con actores sociales locales (Ver anexos 3 y 4); por lo tanto se puede

señalar que las categorías y códigos se constituyeron mediante un proceso emergente (ver

anexo 2); lo anterior en concordancia, con los puntos de vista de los participantes y

preguntas de la entrevista semiestructurada basada en seis situaciones; la entrevista en

profundidad, el texto de interpretación, el dialogo con actores sociales locales. Como

resultado se puede anotar que las categorías posibilitaron condensar la naturaleza y

simbolizaciones de las concepciones de biodiversidad desde la perspectiva de la diversidad

cultural y la diferencia; y también como se observa en los capítulos 3 y 4, éstas se

articularon a las dimensiones iniciales y emergentes, que también permitieron hablar de un

proceso que no fue lineal y que por el contrario plantea una urdimbre de relaciones.

A continuación se presentan las dimensiones que emergen en el proceso de interpretación.

2.6.1 Histórica

La comprensión de la diversidad cultural y específicamente para el caso colombiano

requiere contemplar la constitución histórica que se ha tejido en el devenir de los pueblos

milenarios y el mestizaje que se pronunció durante el periodo colonial, esto para entender

el contexto en el cual se han desarrollado las propuestas educativas que implican indagar

acerca de cómo se ha concebido al otro diferente y de cómo se ha establecido la relación

entre el humano y la llamada biodiversidad, aspectos que resultan relevantes para la

137

educación y la enseñanza de la biología, así como, la elaboración de propuestas educativas

alternativas en especial en la formación inicial de profesores, que aporten a la construcción

de significados frente a la consideración de ser un país biodiverso, plurietnico y

multicultural.

En tal sentido, es necesario reconocer la desigualdad que ha imperado desde el periodo

colonial y sus alcances en el acontecer de la escuela actual, como por ejemplo las

condiciones generadas a las etnias por las políticas educativas públicas, que han impactado

las culturas y sus identidades mediante procesos de discriminación e invisibilización

(Quintriqueo y McGinity, 2009). Otro aspecto a considerar al respecto son las tensiones

entre el centro y la periferia y, las relaciones del conocimiento científico y los saberes

locales; al respecto, desde la historia de la ciencia (Nieto, 2006; Restrepo y Becerra, 1993)

se puede comprender tanto su constitución como el reconocimiento de los conocimientos

ancestrales (Molina et al., 2014), y su influencia en la enseñanza de las ciencias.

La emergencia de la diferencia y el reconocimiento del rol de las mujeres de los pueblos

indígenas, permite considerar unos conocimientos y prácticas basados en complejas

concepciones de la naturaleza y lo que en la actualidad es llamado por occidente la

biodiversidad, al estar articuladas con la tradición histórico cultural, que proyectan una

visión de la vida y empiezan a ser reconocidas en los escenarios internacionales y

nacionales, ante la llamada crisis ambiental y la destrucción de la biodiversidad agenciadas

por el capital y el conocimiento moderno (Escobar, 1999) que hacen de la supervivencia

humana y la diversidad de la vida en general un problema fundamental.

2.6.2 Dimensión Política

Los aspectos políticos se encuentran asociados con el ejercicio de poder, las asimetrías de

los conocimientos, pero también a las políticas educativas que posibilitan comprender la

manera que se ha empezado a reconocer la diversidad cultural y la diferencia, en el

contexto de la educación en ciencias en un país que cuenta con diversos grupos culturales y

que desde la carta constitucional de 1991, plantea la configuración de una nueva sociedad,

aspecto que implica el reconocimiento de los diversos sistemas de conocimiento.

De otra parte, las políticas asociadas con el conocimiento, acceso y conservación de la

biodiversidad, emergen como un llamado frente a las formas de concebir y actuar en

relación con las diversas formas de vida y su estrecha relación con los diversos sistemas de

conocimiento. En tal sentido, se confronta la visión hegemónica que deviene del modelo

138

colonial moderno, para conocer, dominar y explotar la naturaleza (Escobar, 1999; Ulloa,

2004), como una estrategia global de gestión y apropiación (Toro, 2004), sin reconocer las

estrechas relaciones entre la biodiversidad y la diversidad cultural.

Los sistemas de conocimiento locales acerca de la biodiversidad, han propiciado su

reposicionamiento en el escenario político tanto nacional como internacional, al ser desde

la época colonial objeto de traducción por la ciencia ilustrada (Nieto, 2006) e

invisibilizados y que en la actualidad, empiezan a ser objeto de reconocimiento; esto, sin

que se tenga la suficiente claridad acerca de las implicaciones para los pueblos en dichas

condiciones. Las asimetrías y desigualdades que han formado parte de la historia del país,

también han reservado un capitulo para señalar que en medio de estas tensiones se han

generado resistencias respecto a la defensa del lugar que involucra la permanencia de las

culturas y la protección de la biodiversidad frente a procesos de globalización y mercado,

siendo ejemplo de ello la etnia Uitoto entre otros grupos del territorio colombiano.

Sin embargo, los programas de educación en ciencias se han basado en su mayoría, en un

modelo mono-cultural occidental (Molina, et al. 2014; Ohern, 2010; Quintriqueo y

McGinity, 2009) que poco ha contemplado los contextos y diversidad cultural en paises del

hemisferio sur. De igual forma, los sistemas de evaluación mediante las pruebas de estado

han privilegiado una forma de conocimiento para ser valorado (Molina, et al., 2014). así

mismo, la falta de una visión crítica de estos programas de educación, acentúan la

permanencia de modelos coloniales de la enseñanza (Molina y otros, 2014; Mickenly,

2008) y el desconocimiento de las realidades del país y la pluralidad de visiones.

Estas consideraciones también son tema de debate académico en cuanto a la dificultad de

lograr la diferencia en la igualdad, pues desde la perspectiva histórica solo se reconoce al

otro en la diferencia como inferior para dominar, o se reconoce al diferente como igual,

para ser asimilado como parte del proyecto colonial moderno (Escobar, 2005).

En tal sentido, la dimensión política y su relación con la biodiversidad permite neutralizar

la tendencia de reducir todo a lo económico desde un mundo global; al considerar diversas

concepciones y prácticas culturales que se encuentran en la base de la valoración y relación

de los grupos culturales con la naturaleza. Las diferencias en las concepciones y prácticas

que se tengan de la naturaleza pueden incidir en la conservación o degradación de los

sistemas ecológicos; la geopolítica instaurada con los procesos de colonización y

mercantilización, fundamentan diferencias en cuanto a modelos culturales de la naturaleza

139

entre grupos culturales; entre regiones rurales y selváticas de los países del sur, frente a

visiones dominantes de países del norte que obedecen a una modernidad capitalista

(Escobar, 1999). Diferentes comunidades en el mundo dan un significado a su entorno

natural, que contrasta con la visión dominante de concebir la naturaleza como algo externo

a los humanos que puede ser objeto de apropiación, (Descola y Pálsson 1996); de esta

forma, se puede reconocer la importancia respecto a los modos de conciencia dadas a las

prácticas sociales y educativas, con visiones pluralistas, basadas en el lugar. En la reciente

revisión realizada por Chinn (2012), sobre un enfoque del PCK basado en «el lugar», se

encuentran diferentes argumentos para considerar que la formación de profesores debe

tener más en cuenta lo local, esto es, el lugar donde se realiza su actividad (Molina et al,

2014, p. 22).

2.6.3 Dimensión Educativa

En esta dimensión, se vinculan elementos y procesos relativos a la educación en ciencias,

en especial las formas de relación con la diversidad cultural y la diferencia en el contexto

colombiano y las posibles transformaciones que se han dado. En tal sentido, se destaca el

aporte de Bruner (1998), al señalar que la cognición se configura culturalmente, a partir de

la relación de un mundo interior de creencias y deseos y el mundo externo en el que se

comparten significados que le permiten en su interacción transformar las creencias y

acciones así como su entorno, aporte que muestra unas formas de comprender el mundo

natural, además de destacar la importancia de las narraciones y la negociación en la

construcción de significados, que tiene implicaciones en la enseñanza de las ciencias.

Igualmente, en el campo de la antropología es importante la precisión hecha por Geertz

(1983) al concepto de cultura como tramas de significaciones, de significados públicos, así

se podría considerar la clase de ciencias como una de las instancias culturales de

configuración de significados.

El marco de la enseñanza de las ciencias en el contexto educativo colombiano ha contado

con una importante influencia de un modelo monocultural occidental que ha incidido en

los espacios escolares al privilegiar el conocimiento científico como punto de partida y de

llegada de la enseñanza de las ciencias, particularmente del etnocentrismo epistemológico

(Molina y Mojica, 2013), que referido a la formación científica ofrecida en la Escuela no

considera otros sistemas de conocimiento en la constitución de las propuestas educativas

oficiales. De esta forma, autores como El-Hani y Mortimer, (2007); Quintriqueo y

140

McGinity, (2009), señalan la tensión y asimetría que se promueve al sobrevalorar el

conocimiento científico y subvalorar los conocimientos locales, por un marcado

cientificismo que detenta la sociedad (Cobern y Loving, 2001).

Así, la educación científica se ha convertido en un área de investigación hace varias

décadas, que ha movilizado preguntas frente a cómo enseñar la ciencia en un entorno

multicultural (Maddock, 1981; Wilson, 1981; Hodson, 1993; Stanley y Brickhouse, 2001)

y el reconocimiento de las tensiones existentes entre conocimientos que entrañan

relaciones de poder cuando se considera la hegemonía de una visión cientificista frente a

otros sistemas de conocimiento, que históricamente, en los procesos de escolarización, se

ha sustentado en proyectos educativos monoculturales occidentales que generan un

conflicto sociocognitivo en la construcción de la identidad individual y sociocultural

(Quintriqueo y McGinity, 2009).

De igual forma, resulta necesario considerar la relación de la educación en ciencias y las

visiones plurales (pluralismo epistemológico en enseñanza de la ciencias); lo anterior

desde el lugar de la cultura, la educación propia, y las posibles aperturas a una perspectiva

intercultural que posibilite una interacción entre conocimientos científicos y

conocimientos ancestrales (George, 2001; Molina, 2010; Yuen, 2009) acerca de las formas

de concebir las relaciones con la biodiversidad y las formas de interactuar o intervenir en el

mundo, que enriquecerían las experiencias en los procesos de enseñanza y aprendizajes.

El conocimiento ancestral y su enseñanza (educación propia), se constituyen en posibilidad

para comprender otras formas de construir significados e interactuar con la naturaleza,

desde el reconocimiento de diversos sistemas de conocimiento y las relaciones entre

culturas que permitan ampliar las perspectivas y la pluralidad de visiones, lo anterior para

la configuración de una educación que puede tender puentes y establecer intercambios

entre conocimientos con diferentes orígenes culturales (Molina y Utges, 2011) y formas de

significar la realidad.

Los aprendizajes se constituyen en procesos de construcción, que hacen parte de las

experiencias de los sujetos al contemplar tanto aspectos históricos y culturales como parte

de los procesos cognitivos desde una perspectiva contextual, que en ocasiones no son

considerados en los procesos educativos institucionales, de manera que el conocimiento

científico que se enseña en la escuela sin mediaciones ni reconocimientos produce

resistencias frente a la homogenización y asimilación que fundamentan el conocimiento

141

universalizado que se imparte. Aspectos que forman parte de las discusiones

contemporáneas en el campo de la enseñanza de las ciencias desde enfoques

socioculturales.

2.6.4 Dimensión Cultural

La Dimensión cultural incorpora la multiculturalidad como una forma de referirse a la

diversidad cultural, rasgo de la actual sociedad globalizada, así lo multicultural hace

referencia a sociedades donde conviven grupos de diversas culturas. (Olive, 2011, p.21).

En tal sentido, lo cultural toma como punto de partida la configuración histórica de la

diversidad de culturas que forman parte del territorio nacional, y que han sido reconocidas

como tal recientemente desde los marcos políticos constitucionales.

Pero la idea de multiculturalidad tiene diferentes miradas, al referirse a la coexistencia de

diversas culturas y lenguas en un mismo espacio, con características o atributos que

distinguen a un grupo, referencias que revelan la heterogeneidad de las sociedades

latinoamericanas (López, 2004). Así mismo, designa una situación de hecho, como es la

diversidad y el multiculturalismo, término acuñado en el contexto anglosajón que se

vincula con una vertiente del pensamiento liberal y define a “las sociedades humanas como

meras asociaciones de individuos”, (Olivé, 2011, p.23), con implicaciones para el campo

de la ética y la política en términos de derechos morales al ser contemplados solo los

individuos, sin que necesariamente se tenga el mismo reconocimiento para los grupos

(Olivé, 2011). El multiculturalismo obedece a una ideología que reclama una política del

reconocimiento de las diferencias identitarias (Bolívar, 2004), aspecto que forma parte de

la realidad social de nuestro país. En tal sentido, desde el multiculturalismo crítico y de

resistencia se discute acerca de la trasformación, asumiendo la diversidad como un

producto de la historia, el cual reivindica la lucha en torno de las cuestiones de la identidad

nacional, la construcción de la memoria histórica, la finalidad de la enseñanza y el

significado de la democracia y la diferencia (Giroux, 1997).

Otra perspectiva de la diversidad cultural se asume desde la pluriculturalidad, para referirse

a la simultaneidad en la coexistencia de pueblos y culturas diversas (Olive, 2011). De otra

parte, para García (2004), la diversidad cultural puede ser pensada más allá de las

concepciones multiculturalistas que en ciertos casos refuerzan la segregación para hablar

desde un enfoque intercultural que contempla la confrontación y el entrelazamiento basada

142

en relaciones de negociación, conflicto e intercambio entre diferentes. (García Canclini,

2004).

Así mismo, es importante considerar la relación de la diversidad cultural y la

biodiversidad, pues la cultura como lugar de producción de prácticas, imaginarios y

representaciones ha influido en el flujo de la historia en la transformación y dinámica de

los ecosistemas. (Gallini, 2012) en una interacción entre humanos y demás formas de vida

(Ingold, 2012), entre imaginarios de progreso y salvajismo, sin embargo el esfuerzo por

mantener las demarcaciones entre cultura y naturaleza se ha hecho borroso, ante realidades

que señalan la proliferación de híbridos, entre el dominio de lo natural y el dominio de lo

cultural. (Valero, 2012).

2.6.5 Dimensión Biocultural

Esta superfamilia emerge en la interpretación de las entrevistas e incluye las formas de

significarlas, según diferentes sistemas de conocimiento y prácticas culturales, que

permiten apreciar el estrecho vínculo entre las diversidades biológica y cultural. Al

respecto, el termino Diversidad Biocultural, acuñado por Posey (1999), se refiere al

vínculo indisoluble entre diversidad biológica y cultural, que se ha documentado en

particular con grupos minoritarios, pueblos milenarios que cuentan con una distribución

que se correlaciona con los centros de mayor diversidad en el planeta (Maffi, 2005).

De igual forma, autores como Toledo y Barrera, (2008), se refieren al vínculo entre varios

procesos de diversificación y, específicamente, entre la diversidad biológica, genética,

lingüística, cognitiva, agrícola y paisajística, que conforman un complejo biológico-

cultural, originado históricamente, producto de miles de años de interacción entre las

culturas y sus ambientes naturales, como un proceso de carácter simbiótico o coevolutivo,

que reconoce las habilidades de la mente humana al aprovechar las singularidades del

entorno, en función de las necesidades materiales y espirituales de los diferentes grupos

humanos (Toledo y Barrera, 2008, p.27).

Esta perspectiva también es discutida por Ingold (2012), en su interés por superar la

dicotomía naturaleza-cultura, como parte de la tradición occidental moderna, al considerar

la evolución biológica e historia, más allá de líneas que se bifurcan, para entablar una

conexión en un solo proceso de desenvolvimiento de sistemas de desarrollo, donde la única

historia es la vida misma, que involucra el interjuego de diversidad de humanos y no

143

humanos, en su mutua constitución (p.13), que conjuga procesos y prácticas que dan

cuenta de la diversidad biocultural como vida en movimiento. Aportes que hacen parte del

debate contemporáneo y merecen ser tratados y reflexionados en el campo de la educación

en ciencias, en la enseñanza de la biología y la formación de profesores, desde una visión

articuladora que integra la pluralidad de formas de percibir, significar e interactuar con la

biodiversidad.

2.6.6 Dimensión Diversidad Epistémica.

La Diversidad epistémica si bien se podría considerar como horizonte de posibilidad de las

relaciones entre los diferentes grupos culturales y sus sistemas de conocimiento, es

importante destacar la emergencia, en la interpretación de las entrevistas, tanto de la

perspectiva epistémica de dos grupos culturalmente diferenciados, como de los aportes en

la perspectiva de género. La emergencia, de estas dos perspectivas permiten reconocer

las formas de validez de los diferentes conocimientos y su relación con la biodiversidad,

así como, con su enseñanza y aprendizaje en el contexto cultural y escolar, las fuentes de

conocimiento y las tensiones entre sistemas de conocimientos.

De acuerdo con Molina y otros (2014), existen diversas tensiones y aproximaciones entre

la perspectiva universalista, multiculturalista, pluralista e interculturalista, que permiten

establecer un amplio marco para la interpretación de las diferentes posturas epistémicas en

las entrevistas, que en algunos casos son móviles y también conservan rasgos que

posibilitan una caracterización. Así para los universalistas existe un conocimiento superior

del mundo natural en comparación con el pensamiento “pre-moderno” de las culturas no

occidentales que se concibe como menos digno, según Stanley y Brickhouse, (2001); y

que para Molina (2013), se puede considerar como un etnocentrismo epistemológico, al

evaluar las diversas formas de conocimiento y epistemes en función de la racionalidad

moderna, desconociéndolas y negándolas. De esta forma, los conocimientos ancestrales

medicinales de los pueblos originarios en la Nueva Granada fueron objeto de sujeción y

traducción a la ciencia ilustrada (Nieto, 2006).

Las discusiones del mundo contemporáneo, plantean una apertura crítica respecto a las

variadas formas de producción del conocimiento que confrontan el etnocentrismo del

pensamiento moderno, al reconocer que la vida se organiza y experimenta de varios

modos. En esta relación, entre humanos y naturaleza, se produce conocimiento a través de

144

diversas estrategias y procesos de imaginación y acción, que no solo corresponden a la

diversidad de culturas, sino que también, al interior de cada cultura puede desarrollarse una

pluralidad de formas de pensamiento (Olive, 2009, p.13) como acontece en los diferentes

clanes y etnias, entre hombres y mujeres, pues no hay una única forma de pensar y

conocer. Así, las mujeres indígenas se reconocen como conocedoras de su ambiente,

quienes tejen una relación con la biodiversidad al formar parte constitutiva de sus formas

de vida (Ulloa, 2005).

2.6.7 Dimensión Ontológica

La pregunta por la diversidad de formas de establecer relaciones entre los grupos humanos

con sus ambientes biofísicos plantea maneras de concebir la biodiversidad y de ser en el

mundo. Así desde la perspectiva cartesiana la realidad humana parte de una escisión entre

naturaleza -carente de sentido- y espíritu -como conciencia dotada de sentido absoluto-

que legitima la imagen de sujeto-objeto, e impone el establecimiento de un orden a priori

fundado en la razón (Ponty, 1993), al hacer de la naturaleza un objeto para manipular y

dominar, visión que ha tenido una importante influencia en el pensamiento occidental al

considerarla como un ámbito ontológico independiente. (Escobar, 2011, p. 52).

Esta perspectiva ontológica de occidente ha sido objeto de fuertes debates que confrontan

las dicotomías propugnadas por la modernidad al escindir la naturaleza de la cultura y lo

vivo de lo no vivo, así para Ingold, (2012), resulta indispensable superar tal dicotomía al

apelar a la fenomenología, que hace énfasis en el ámbito corporalizado de todo

conocimiento y experiencia, de esta forma, busca destacar el encuentro activo de lo

humano con el mundo que se habita, antes de cualquier objetivación, aspecto que involucra

el interjuego de diversidad de humanos y no humanos en su mutua constitución, como

devenir que se entreteje en el flujo de la vida. Desde esta perspectiva, los seres vivos no

tienen un destino prefabricado y las cosas no vivas tienen también su historia y se vuelven

contexto y son contextualizados por la acción de los seres vivos. (Ingold, 2012, p.14).

Así, desde la fenomenología el mundo es primero y después conocido, al dar prelación a

la experiencia vivida respecto de los conocimientos teóricos. La percepción y la conciencia

forman parte del existir humano, donde la percepción es la apertura del sentido del ser, la

cual es histórica como relación explicita entre el ser y el tiempo (Heidegger, 1927). En esta

línea, para Merleau Ponty (1993), “el mundo es lo que percibimos, de modo que no se

puede comprender al hombre y al mundo más que a partir de su facticidad” (p. 16). El

145

sujeto se encuentra implicado en el mundo y en el conocimiento mismo, y en

correspondencia los diversos tipos de conocimientos son considerados en pie de igualdad

(Escobar, 2011, p. 59).

En esta dimensión, es importante destacar de acuerdo con Descola, (2012) que las nociones

occidentales resultan insuficientes para explicar las relaciones entre humanos y las

entidades no humanas en culturas milenarias, así como sus formas de concebir la

naturaleza. Lo ontológico, para el caso de la etnia Uitoto, se sustenta en la idea de una

estrecha relación entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual, con la premisa de un

funcionamiento armónico, como un sistema complejo en el que se inscribe la existencia e

integralidad que constituye las condiciones propias para la vida, donde emerge la palabra,

el totemismo, las experiencias desde las prácticas culturales que aluden a la continuidad y

el movimiento, así como su claro posicionamiento frente a la diversidad de la vida y sus

vínculos, en este sentido, para el Uitoto, todo tiene vida, todo está dotado de espíritu, sin

escindir lo vivo de lo no vivo; aspectos que constituyen los ámbitos de su ontología.

2.6.8 Dimensión Ética

La dimensión ética emerge en la interpretación de las entrevistas, cuando los participantes

se refierien a las relaciones entre lo humano y la biodiversidad. Al respecto, lo ético se

vincula con el ethos o morada en sentido existencial, como una red de relaciones entre el

medio físico y el ser humano. La relación convoca la idea de cuidado como sentimiento de

pertenencia con el mundo, la humanidad y la diversidad de la vida, al reservar una porción

del mundo para organizar, cuidar y construir la morada (Boff, 2002). En esta co-presencia,

se apela a la existencia y también a lo normativo, como ámbitos constitutivos de una ética

que contempla una forma de reflexión y consciencia del fenómeno de la biodiversidad en

la que el ser humano se encuentra inserto, en un tejido de la vida como devenir.

El ethos se constituye en un conjunto ordenado de principios, valores y motivaciones

últimas de las prácticas humanas, personales y sociales (Boff, 2011), que se configuran en

el seno de las culturas, como se expresa en la cultura Uitoto al hacer del cuidado un

principio de vida, aunque con otros principios como la relacionalidad y la espiritualidad,

que se diferencian del mundo occidental. Por su parte, para Heidegger (1927) el cuidado

es el a priori ontológico, aquello que debe existir antes para que pueda surgir el ser

humano, como esencia del ser humano. Aspecto que toma diversos matices por parte de las

146

personas y grupos sociales, en relación con el contexto cultural en el que se inscriben. En

estos contornos se abre paso la persona cuyos valores se fundamentan en el respeto a la

vida en todas sus formas y la responsabilidad compartida y diferenciada respecto a las

acciones frente a la permanencia y fluir de la vida y de la humanidad, que vinculan el

cuidado del otro, el cuidado de la vida, los valores y la biodiversidad, la relación de lo

ético, lo estético y lo emocional, aspectos que enriquecen y complejizan el vínculo entre lo

humano y lo no humano como modo de ser. Lo anterior en el caso en que estos valores

hagan parte constitutiva del ethos de sus culturas. Se trata de “[…] una síntesis de lo que se

conoce sobre el modo de ser del mundo, sobre la cualidad de la vida emocional y sobre la

manera que uno debería comportarse mientras está en el mundo” (Geertz, 1987, p.118).

En esta dimensión se presenta una tensión entre la ética moderna sustentada en una idea de

universalidad del contexto occidental europeo, frente a la vida cotidiana de las culturas

que ofrece otra perspectiva de una ética que se construye en simultaneidad con la cultura

“como un denso tejido de valoraciones desde el colectivo, que posibilita el establecimiento

de relaciones entre los humanos y los diferentes escenarios en los cuales se da este

acontecimiento como permanente y vivo” (Noguera, 2004, p.149), así aparece una tensión

entre cuidado y conservación de la diversidad de la vida en cuya trama se encuentra inserto

el ser humano y que inciden en las maneras de ser y de actuar en el mundo. La primera

pensada desde el lugar de la cultura y la segunda como una forma de ser universalizante

que desdibuja la alteridad como posibilidad de encuentro entre diferentes y como política

de reconocimiento (Vásquez, 2014). Otra tensión aparece entre las formas de vida humana

en los ambientes urbanos y en los ambientes rurales, pues como lo expresa Wilson (2006),

las personas que habitan en las ciudades han perdido la noción de ser parte de la naturaleza

y reconocer su interdependencia que posibilita la propia existencia.

Las categorías y su articulación en dimensiones muestran la riqueza y amplitud con la que

se contó en la obtención de la información con los docentes en formación inicial de la

Licenciatura en Biología en los dos contextos culturalmente diferenciados (Ver anexo No.

2), que permitieron apreciar el lugar de la cultura y lo cultural, la relevancia del contexto

en la producción de significados, así como los procesos de significación elaborados por los

participantes, en relación con las formas de concebir la biodiversidad como nuevo énfasis

de la naturaleza, además de la posibilidad de considerar la movilidad de las categorías y su

reensamblaje en virtud de las dinámicas en el proceso mismo de la investigación, que

contempla la pluralidad de formas de conocimiento y las formas de concebir el mundo.

147

2.7 NUESTRO LUGAR METODOLÓGICO: CIERRE DEL CAPÍTULO

Los referentes metodológicos configurados en el presente capitulo sitúan la investigación

en el campo de la enseñanza de las ciencias concordante con una perspectiva que asume la

importancia de la cultura (Geertz, 2005) y de lo cultural (García, 2004), así como, de los

procesos de significación de los sujetos (Bruner, 1988, 1990), desde la perspectiva del

sujeto situado (Vasilachis, 2009; Molina, 2010) y la pluralidad epistémica (Olivé, 2009,

2011). De esta manera se establece la forma de comprender el planteamiento de la

investigación, como fundamentos de carácter teórico necesarios en el recorrido que se

emprende y en la constitución de los datos, que orientan el tipo de instrumentos a emplear

en relación con las particularidades de cada grupo y los contextos, para recoger la

información y adelantar el proceso de triangulación.

El abordaje de las concepciones de los docentes en formación inicial, comprende las

formas de nombrar y significar la biodiversidad. Se considera para ello a Bruner (1990)

desde la psicología culturalista y Molina et al., (2014), así como los aportes de diversos

autores en este ámbito. De esta forma en la interacción a través de los encuentros y

diversos diálogos, se retoman de sus narraciones los significados sobre el mundo y de la

naturaleza, que se comprenden en relación con el contexto cultural y los diálogos con otros

actores sociales. En este proceso emergen las configuraciones de las concepciones que

muestran el lugar de la cultura y lo cultural como expresiones de los significados que se

tejen y hacen parte de una urdimbre de relaciones, prácticas e institucionalidad, que entran

a formar parte de sus elaboraciones y producción de realidades. Así, las explicaciones

presentadas a través de las entrevistas fundamentadas en situaciones (textos virtuales), los

diálogos y preguntas en profundidad y los registros del diario de campo, permiten

considerar un origen en la constitución cultural de las sociedades del territorio colombiano,

para este caso particular en la Chorrera- Amazonas y Bogotá, como referentes de las

regiones amazónica y andina con una importante diversidad de culturas y de diversidad

biológica, aspectos relevantes al momento de desarrollar el proceso de interpretación que

contempla el marco histórico-cultural, al formar parte de las experiencias de los docentes

en formación inicial de los dos contextos. Como señala Geertz (2005), esta labor exige una

interpretación de significados que son públicos y por tanto, tienen un trasfondo social

(Bruner, 1990).

148

La Diversidad cultural que forma parte de la realidad del país, provee una importante

connotación para el campo de la enseñanza de las ciencias y la formación inicial de

profesores, al ser un eje de discusión que implica reflexionar críticamente acerca del mapa

político de la educación en ciencias (Molina, 2012) al reconocer desde una pluralidad

epistémica las formas de conocer e interactuar con el mundo. En este caso, con la

biodiversidad, como nuevo énfasis de la naturaleza, que muestra unas formas de producir

la realidad y de relacionarse con ésta, como parte de un proceso histórico cultural. De esta

forma, es importante para la presente investigación la interpretación de las concepciones

de los participantes, desde la fundamentación de la cultura como tramas de significado

(Geertz, 2005) y los procesos de significación (Bruner, 1988, 1990), así como la

comprensión de las relaciones entre cultura y naturaleza (Ingold, 2011; 2012), que dan un

panorama importante en relación con la diversidad biocultural.

De acuerdo con lo anterior, los capítulos tercero, cuarto y quinto, que le preceden,

explicitan los análisis e interpretación de las concepciones de los docentes en formación

inicial de la Licenciatura en Biología, en los cuales, se enriquecen las categorías y

dimensiones del enfoque metodológico, que fueron presentados de forma resumida en los

cuadros de este capítulo, sobre la base de las narraciones de los estudiantes, desde un

proceso inductivo y el replanteamiento de algunas categorías en el proceso de

sistematización e interpretación. Así, estos capítulos permiten un avance empírico de la

implementación de los estudios de las concepciones de biodiversidad desde la perspectiva

de la diversidad cultural, al producir categorías y dimensiones emergentes que permiten

comprender la complejidad de las concepciones que trascienden las miradas estéticas y

contemplativas del fenómeno, para señalar la relevancia de la pluralidad epistémica y de

trascender la visión dualista entre naturaleza y cultura, de gran alcance para pensar la

formación inicial de profesores de biología, además de realizar un proceso de

contextualización e interpretación histórico-cultural más allá del previsto por Molina et al.,

(2014), lo cual, representa un aporte a la línea de investigación Enseñanza de las

Ciencias, Contexto y Diversidad Cultural en la cual se inscribe la presente investigación.

149

3 CONCEPCIONES DE GIL SOBRE EL MONIFUE

“Los Uitoto somos, “D+oma o D+onuy-Uruk+”, “el hombre que cuida el

conocimiento de la vida”. AZICATCH, 2007

3.1 GIL JAIRO

Clan: Jeia+ (Madurez de la palabra)

Etnia Uitoto (Gente de centro, donde se originó el mundo) Hijos del Tabaco

Es un Joven perteneciente al clan Jeia+ de la etnia Uitoto-Muruy, quien ha vivido en el

territorio de sus ancestros conocido como La Chorrera, corregimiento ubicado en el

departamento del Amazonas colombiano. Su participación siempre abierta permitió

compartir sus visiones de mundo y sus formas de concebir la diversidad de la vida, desde

sus experiencias y conocimientos que se encuentran entretejidos con su contexto cultural.

Gil Jairo nos muestra cómo el conocimiento se constituye en el referente de su cultura, en

especial cuando nos habla con la serenidad y la profundidad de lo que para ellos representa

el Conocimiento sobre el cuidado de la vida, desde allí permite el acceso a la complejidad

del pensamiento Uitoto-Muruy que seguramente tendrá tensiones con el pensamiento

occidental frente a las formas de ver la vida y las relaciones de lo humano-lo espiritual y la

naturaleza.

El dialogo en los diferentes momentos permite apreciar en Gil Jairo a un joven que siente

la responsabilidad de cuidar los principios de su cultura y “amanecer en obra la palabra

de cuidado de la vida”. Gil Jairo dedica su tiempo a escuchar y aprender las enseñanzas del

mayor del clan (Abuelo o Sabedor), y considerar lo que el abuelo le indicaba como es

estar dispuesto a prender en todo momento durante la vida, tanto en la maloca, el

mambeadero, la chagra, el río y la selva, que son considerados los escenarios de

aprendizaje para los hijos del Tabaco, la coca y la yuca dulce, además de cuidar de su

familia y desarrollar las labores cotidianas como parte de su experiencia en la chagra, la

150

caza, la pesca y demás actividades de acuerdo con las épocas del año como se sintetiza en

el calendario etno-ecológico, expresión del conocimiento ecológico ancestral.

La Amazonía Colombiana y en especial La Chorrera, lugar donde Gil Jairo ha desarrollado

su vida, es reconocida como una de las regiones más biodiversas del mundo y también

diversa culturalmente al contar con la presencia de las etnias Uitoto, Bora, Muinane y

Okaina. La Chorrera tiene una amplia extensión de selva y fuentes hídricas como el rio

Igará-Paraná, con un importante caudal, zonas de rebalses y monte que forman parte de

este complejo ecológico, que se constituye en escenario de aprendizaje de este grupo, al

configurar un conocimiento sofisticado de la selva como oportunidad para un vivir bien, de

esta cultura milenaria.

Así mismo, adelanta sus estudios universitarios para ser maestro de Biología, toma el

conocimiento desde su contexto cultural y las posibilidades de pensar la biología y su

enseñanza desde una perspectiva intercultural, sin dejar de lado, las consideraciones de los

mayores quienes enuncian como principio “Ir de lo propio a lo ajeno y volver

fortalecidos”, que muestra su transitar en la educación propia y la educación escolar

occidentalizada. Experiencias que le permiten expresar sus posturas acerca de las formas

del conocimiento, de sus asimetrías, rupturas y los posibles puentes, que se pueden tender

entre occidente y los Uitoto-Muruy; seguramente como parte de su formación en una

Licenciatura en Biología con un enfoque intercultural que posibilita incorporar los

intercambios de Gil Jairo (como Uitoto-Muruy) con las etnias Bora, Okaina y Muinane y

también con occidente. Estos aspectos que se desarrollan en el presente capítulo, muestran

que, pueden ser potencializados para reafirmar su diferencia, y pertenencia al territorio,

cuando Gil Jairo reflexiona acerca de su ser y su quehacer como Uitoto- Muruy, como hijo,

como padre, como compañero, como Licenciado en Biología y quien seguirá su formación

tradicional en el campo de la medicina y en especial en la comprensión de las

enfermedades que se producen en la niñez, con una pasión por el conocimiento que para él

siempre está en movimiento y proporciona matices a su concepción de la diversidad de la

vida.

Al respecto, se muestran las dimensiones que emergen de los tres momentos de extensos

diálogos con Gil Jairo (triangulación), que corresponden tanto a la entrevista

semiestructurada basada en situaciones, la entrevista en profundidad y la Interpretación

como texto (presentadas por separado en el anexo), así como, el diario de campo y los

151

diálogos con sabedores; las cuales permiten en el proceso de interpretación (Capítulo

segundo), la emergencia de (8) dimensiones que comprenden: la dimensión educativa, la

diversidad Epistémica, lo Ontológico, lo ético, lo cultural, lo biocultural, lo histórico y lo

político que configuran su concepción del Monifue (abundancia), como forma de nombrar

la diversidad de la vida, sus significados y sentidos que constituyen una expresión de la

complejidad de su pensamiento y de sus experiencias arraigados en su contexto cultural,

cuando los situamos en una cultura de tradición oral que hace de la palabra y el mito la

forma de construir su visión de mundo y dar cuenta de su existencia.

3.2 EL MONIFUE (ABUNDANCIA) COMO COMPLEJIDAD Y

EMERGENCIA DE LAS DIMENSIONES DE LA CONCEPCIÓN DE GIL

JAIRO, SOBRE LA DIVERSIDAD DE LA VIDA.

En este apartado se realiza el análisis, que toma como referencia los aspectos histórico-

culturales del pueblo Uitoto-Muruy, para la interpretación de las concepciones del

Monifue, en relación con la emergencia de las diferentes dimensiones que dan cuenta de la

complejidad del pensamiento de Gil Jairo. En tal sentido, en el proceso de interpretación y

construcción de la narrativa se aborda el entramado histórico-cultural que forma parte de

su concepción, e incluye las voces de los sabedores, como fuente primaria de gran

relevancia, al ser ésta una investigación inédita en este campo con los Uitoto-Muruy de La

Chorrera-Amazonas. Igualmente, se acudió a los aportes de diversos autores que se han

aproximado desde diferentes ángulos y de manera parcial, a estas discusiones, por lo que

comprende un ensamblaje que busca dar cuenta de la envergadura de tal complejidad

Figura 4. Concepción de Biodiversidad de Gil Jairo. Monifue (Abundancia)

152

Fuente. Elaboración personal.

En sentido general, existe una importante determinación de las dimensiones ontológica,

epistémica, ética, cultural y política que fundamentan las bases de la configuración de las

concepciones de biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza; las cuales, orientan la

forma de concebir el mundo de Gil Jairo, desde el sentido del “ser relacionado”, al apelar a

una visión holística del todo integrado, que se sustenta en el cuidado del conocimiento

como política del plan de vida, erigiendo como principio el cuidado de la vida, a través del

MONIFUE

ONIFUE

Dimensión Ontológica

Todo tiene vida, todo tiene espíritu,

todo es diversidad.

Unidad de sentido: la naturaleza-lo humano y lo espiritual

(NHE).Principio de relacionalidad.

Monifue. La palabra construye el mundo.

Tótem. Principio del ser relacionado

con la vida Monifue: abundancia del conocimiento

para el cuidado de la vida.

Dimensión Diversidad

Epistémica

Holismo: todo se encuentra

integrado. Desde el mito de

origen, las prácticas epistémicas asociadas con el cuidado de la

vida, se constituyen en prácticas

de vida (consejo, cantos, bailes, medicina)

Especialidad del conocimiento:

baile, medicinas, consejo, chamanismo.

Orden cósmico: vínculo entre el

espacio y el tiempo con (NHE).

Dimensión Educativa El cuidado del conocimiento se vive a

través de las prácticas del cuidado de la

vida. Se educa en la vida y para la vida. El

contexto cultural determina los esquemas

de significación asumidos históricamente

en los escenarios de aprendizaje propios:

maloca, chagra, río, selva. La enseñanza

del cuidado de la vida: conocimiento del

orden cósmico, la diversidad de la vida, las

funciones e interacciones como un todo

integrado. El conocimiento escolar impone

una forma de conocer la realidad, de

Dimensión Cultural

Cuidar el conocimiento para conocer.

Controlar y cuidar la vida como mandato.

Construcción de su ser social y cultural a

través de narraciones de mitos, elaboración

de cantos y bailes que giran en torno al

cuidado de la vida, como proceso

pragmático de integración simbólica en la

transmisión de la cultura. La maloca y el

mambeadero: espacios para recorrer el

mundo con la palabra, conocer y cuidar la

vida, La medicina como práctica del cuidado

de la vida reafirma la identidad cultural.

Dimensión Ética

La diversidad de la vida comprende el

conocimiento de la vida como

acontecimiento vivo, donde todo se

encuentra interrelacionado. La armonización

de las relaciones entre (NHE, es un

organizar la casa en el flujo de su devenir.

Otredad: La Naturaleza se concibe como

sujeto dotado de espíritu. El conocimiento

debe ser dietado como cuidado de la vida al

regular el comportamiento y las acciones.

Dimensión Histórica

Relaciones de desigualdad y discriminación

étnica como tensión entre el centro y la

periferia especialmente a nivel educativo,

político, económico y social. Desigualdad

Estado-contexto social: Las políticas

educativas homogenizan el pensamiento,

traen desorden e impactan la vida y la

cultura al ser asimiladas a ese Estado-

Nación y al modelo de globalización.

Dimensión Biocultural

El cuidado del conocimiento de la vida:

entreteje el conocimiento de las relaciones

de la diversidad biocultural como corpus

configurado históricamente en su relación

con la selva, el río y la chagra. Expresión de

su mutua constitución. El conocimiento

sofisticado del contexto amazónico y su

ecología le permiten reconocer la

creatividad de la naturaleza y de forma

equilibrada se participa en la producción de

la vida y en el mantenimiento de su

diversidad, así como el cuidado de la vida

Dimensión Política

Compromiso con el cuidado del

conocimiento como política de vida. Visión

crítica frente a la polaridad de políticas

relacionadas con el sistema educativo y los

conocimientos propios, así como de las

pruebas de estado que homogenizan y

privilegian un conocimiento universal.

Tensión entre las culturas locales y el

occidente global frente a las formas de

intervenir la biodiversidad.

Plan de vida: proyecto político que dota de

sentido a la existencia basada en el cuidado

153

cual, se construye una manera de ser, de hacer y de habitar el mundo, que dota de sentido

la existencia del Uitoto- Muruy.

El cuidado del conocimiento, se basa en el principio de relacionalidad entre la naturaleza-

lo humano y lo espiritual, que simboliza la unidad ontológica del todo integrado. Se conoce

el mundo desde la experiencia, desde los trayectos del ser, que se entretejen con el

colectivo, a través del cual, se comparten los significados que posibilitan configurar un

conocimiento situado que privilegia el cuidado de la vida como filosofía de existencia. Así

se explicitan, desde las narraciones, los alcances de estas dimensiones que facilitan el

reconocimiento y comprensión de la concepción de biodiversidad de Gil Jairo; las cuales

se refieren al pensamiento, la historicidad, los conocimientos, las prácticas y las emociones

que se articulan de forma directa e indirecta con las demás dimensiones (Histórica,

educativa y biocultural).

De esta manera, se presentan las dimensiones y categorías que dan cuenta de la

complejidad del pensamiento de Gil Jairo, así como de las relaciones que emergen. De esta

forma, Gil Jairo, reafirma su forma de nombrar y significar la biodiversidad con el

Monifue (abundancia), que expresa su conocimiento del cuidado de la vida, en el marco de

las relaciones entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual. En estas interrelaciones se

expresa el paradigma del “saber cuidar la vida”, en un flujo del cual hacen parte los

intercambios con otras etnias asentadas en parte del territorio de la Chorrera- Amazonas,

así como, las tensiones y choque de significados en las fronteras con la cultura occidental;

aspectos que dinamizan y añaden sentido a su forma de concebir el mundo.

3.2.1 Dimensión Ontológica

El dialogo con Gil Jairo, se aprecia la emergencia de lo ontológico, al hacer de su

narración una forma de visibilizar su pertenencia e interacción con el mundo, sin pensarse

fuera de él. Ciertamente, lo ontológico aparece para señalar de una parte, lo relacional a

través del vínculo entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual como unidad que atraviesa

la vida de los sujetos y del colectivo clanico y de otra parte, hace de la palabra el

fundamento de la construcción de mundo de los pueblos del Tabaco, la coca y la yuca

dulce. Estos referentes, se constituyen en una forma de organización de conocimientos y

prácticas, así como del espacio y el tiempo, inspirada en el mandato del cuidado de la vida,

bajo el compromiso de mantener relaciones armónicas entre humanos y no humanos. Este

154

conocimiento es nombrado por Gil Jairo como Monifue, expresión de la abundancia, que

constituye otra forma de significar la diversidad de la vida desde el clan Geia+ de la etnia

Uitoto-Muruy.

La vida y su diversidad o Monifue es pensada desde la vida misma, desde su experiencia y

de su transitar en el colectivo clanico. La unidad ontológica (relaciones naturaleza-lo

humano y lo espiritual) y la palabra, se constituyen en fundamento del pensamiento Uitoto-

Muruy, que hace del conocimiento un proceso de encuentro activo con el mundo a través

de las tradiciones, rituales y prácticas para conocer, desarrollar habilidades y compartir

significados del mundo. La forma en cómo se presenta esta dimensión no pretende

fragmentar la riqueza de su sistema de pensamiento holístico y complejo, sino mostrar un

énfasis en las relaciones que permitan una interpretación adecuada.

Lo ontológico cobra fuerza en el discurso al mostrar a) El Uitoto-Muruy, como individuo

perteneciente a un clan asociado con la existencia de un elemento en el mundo, b) el Clan

Totémico Geia+, como colectivo que comparte las virtudes de un No humano, en este

caso de un animal que representa para el clan “madurar la palabra”, c) la palabra

construye el mundo, la palabra está vinculada con el origen de la vida y la diversidad de

todos los existentes, expresada en la naturaleza-lo humano y lo espiritual, pertenecientes a

una misma categoría ontológica, d) lo relacional: la naturaleza-lo humano y lo espiritual

como unidad, plantea el vínculo de pensar la vida y su cuidado desde la vida misma, e) la

Maloca y el mambeadero como lugar de transmisión de la palabra, del conocimiento en el

devenir del ser social y su relación activa con el mundo, f) la chagra y la diversidad

representa el vínculo con la madre de abundancia, el conocimiento de la diversidad de

formas de vida, el alimento y la memoria biocultural en la producción de vida, g) el

monifue y la selva: constituye un espacio de adquisición de conocimiento a través de la

relación activa con los animales, las plantas y seres espirituales y el desarrollo de

habilidades, h) el monifue y el río: se establece como un escenario de aprendizaje cuyo

origen se simboliza con la caída del árbol de la abundancia, todos ellos permiten reafirmar

la unidad ontológica y la palabra como creadora del mundo.

Este panorama no se cierra a la mirada de lo propio, también vincula la diversidad y la

diferencia ontológica respecto a occidente, en un asunto que comprende la indagación de

las concepciones de biodiversidad, para reconocer de una parte la perspectiva del Gil

Jairo, y de otra, capturar su desacuerdo con la ruptura ontológica que sostiene occidente

155

entre lo vivo y lo no vivo y lo vivo y la vida, como expresión del choque de significados

en las fronteras (García, 2004) y que se considerará en principio, para dar posterior

desarrollo a las categorías por asociación reseñadas en líneas anteriores.

De la unidad ontológica, la controversia con occidente y la emergencia del Monifue

La unidad ontológica entre la naturaleza, lo humano y lo espiritual, controvierte el

dualismo propugnado por occidente, para advertir el vínculo de las entidades humanas y no

humanas fundadas en un mismo origen, de la mano del creador “Moo” quien a través del

sueño tiene la capacidad de inventar y modelar las diferentes formas del mundo dotadas de

vida, acompañado de la palabra, en la cosmogonía Uitoto-Muruy.

De igual forma, desde el pensamiento y ontología del Uitoto-Muruy le permiten reconocer

las diferencias de las posiciones con occidente y la ciencia positivista, al señalar que la

vida y su diversidad no se reducen a un atributo o condición de existencia de los seres

vivos; la cual, es delimitada por occidente desde la lógica racional amparada en los

fundamentos de la disciplina biológica, sino que se extiende, a otras entidades de la

naturaleza como las rocas, el agua, el aire entre otros. Así mismo, la naturaleza- lo humano

y lo espiritual se encuentran estrechamente articulados de forma simétrica sin

subordinaciones ni inferiorizaciones, como principio de la relacionalidad y de

armonización de las relaciones en una co-existencia que se comparte en la trama de la vida

de todos los existentes de la que se es parte, además de explicar el valor atribuido a las

entidades y las interacciones como se advierte en la ley de Vida de los pueblos del Tabaco,

la coca y la yuca dulce.

yo tengo que comenzar desde lo que yo soy, en lo que me he formado o sea todo lo

que he experimentado desde que fui niño hasta ahora y en eso la cultura y los

mismos abuelos influyen mucho y eso pues también hace como creer, porque se

demuestra y en ese sentido profe para nosotros realmente todo todo tiene vida,

todo!, desde una piedra todo lo que vemos tiene vida- entonces en esa medida si

usted hace un uso exagerado por ejemplo una pesca o usted va y caza animales sin

límite, ahí usted mismo se va a enfermar porque ese dueño le va a reclamar a usted

pero no así, sino por medio de una enfermedad. (Gil Jairo, 2012).

Esta forma de concebir la vida y su diversidad, parte de su lugar de enunciación, de su

ontología del ser-relacionado (Marleau-Ponty, 1993; Estermann, 1998), como forma de

156

percibir, comprender y significar el mundo, desde el lugar de la experiencia en su devenir

que se explicita en sus narraciones. La vida es transversal para la cultura uitoto, sin

rupturas entre el mundo material y espiritual, así toda la naturaleza incluido el humano

están dotados de espíritu. Esta diversidad de formas de vida en su materialidad y

espiritualidad trascienden la idea de biodiversidad definida por occidente, que al

fragmentar y limitar su significado a lo vivo en sus diferentes escalas de organización, deja

por fuera a la vida y todos los existentes, razón por la cual, para Gil Jairo la forma de dar

cabida a todos los existentes y sus relaciones puede ser nombrado como Monifue.

El monifue, relaciona todo lo que existe ¡todo lo que existe!, pero aquí, la parte que

lo vuelve monifue, monifue es todo la naturaleza todo, hasta el mismo hombre, ahí

está, pero entonces ya para que sea monifue o sea que ya se pueda tener vida, que

le ayude al hombre, todo eso está regulado es por la palabra, ahí está la clave de

esta palabra, […] pueden ser frutales, pueden ser peces, ser animales, todo es

monifue todo es monifue, ¡todo! Gil Jairo, 2012.

El Monifue representa la abundancia, representa la diversidad de la vida, en la que todo

está dotado de espíritu, y las diferentes entidades para que tengan vida deben estar

reguladas por la palabra que remite a un origen compartido y comprende la continuidad de

las interioridades entre humanos y naturaleza (Descola, 2012), como se reafirma en los

diferentes diálogos con Gil Jairo.

[…] Todos están dotados de espíritu, para nosotros todo tiene espíritu, si, así sea

una piedra, un pez pequeño, el más el más sencillito, todo todo tiene, tanto es asi,

profe, que algunos pues lo hemos asumido, como el tótem o el clan que decimos.

Gil Jairo (2012)

[…] la vida realmente para nosotros es una sola y para nosotros es un solo orden y

todos tienen dueño, todo tiene espíritu. (Faredkade. Sabedor Uitoto, 2013)

Desde esta perspectiva que forma parte de su experiencia, reafirma la diferencia desde la

unidad ontológica del ser interrelacionado, que por tanto, le llevan a nombrarla como

Monifue- abundancia. Si bien, la categoría de Biodiversidad no ha sido ajena a su

formación escolar y al currículo intercultural de su formación universitaria, sin embargo,

desde su contexto cultural, Gil Jairo realiza una apropiación ontológica del mundo, que a

su vez, le permite reconocer otras formas de concebir el mundo como las del dominio

157

ontológico occidental que separa la vida de lo vivo, (Escobar, 2011, p.67) dentro de las

múltiples dualidades producidas desde la modernidad. De esta forma, se reconoce la

diferencia ontológica entre occidente y la concepción de Gil Jairo como es nombrar y

significar la diversidad de la vida desde sus referentes culturales.

a) El Uitoto-Muruy: Ontología, vínculos e identidades

En el pensamiento uitoto se aprecia un conocimiento de la naturaleza, que contiene una

concepción acerca de la vida, su diversidad de formas y sus múltiples relaciones, que

trasciende la idea del establecimiento de un orden clasificatorio circunscrito a ubicar

características y propiedades. Por el contrario, se basa en considerar el vínculo de la vida

del Uitoto-Muruy, como individuo perteneciente a un clan, con la existencia de un

elemento en el mundo (planta, animal, fluido, piedra, etc), que como lo expresa Gil Jairo

en su relato, la relación puede darse entre un humano y una planta. Aspecto que hace de la

diversidad un proceso más amplio al comprender el crecimiento, la producción y

mantenimiento de la vida, como parte de su interrelación y observación cuidadosa de la

naturaleza y de las virtudes de las diferentes entidades que le permiten realizar un

reconocimiento, al llevar por nombre el de alguno de estos seres; que no solo debe dotar de

identidad a un integrante del grupo clanico, sino que a su vez, comprende un

comportamiento conforme al nombre que representa.

[…] por lo menos mi abuelo yo le decía, él tiene un nombre tradicional y el nombre

de él es (esazilla) y (esazilla) quiere decir el reverdecer del tabaco, yo siembro el

tabaco y a los quince minutos esta verdecito, verdecito, es el nombre que él tiene y

ese nombre pues no puede hablar de violencia, sino hablar como de los niños, de

cómo hacer crecer [la vida]

b) El Clan Totémico Geia+: compartir la virtud de “madurar la palabra”

El totemismo aparece como un aspecto central en la enunciación de Gil Jairo, para referirse

a su clan y su lugar en el grupo étnico. Esta nominación ha sido objeto de trabajo en el

campo de la antropología, en especial para expresar “una forma de organización social en

la cual los humanos se reparten en grupos interdependientes al tomar sus caracteres

distintivos del reino de las especies naturales” Descola, (2012 p.378). El totemismo en el

caso del presente trabajo, permite evidenciar la emergencia de dos perspectivas que se

describen a continuación: en primer lugar como un vínculo con lo No humano, al

158

especificar sus formas de organización social, y el reconocimiento de virtudes físicas y

morales de animales, plantas, el viento, y otras entidades que pueden constituirse en un

referente simbólico denominado tótem para los diferentes clanes; en segundo lugar, el

tótem puede apreciarse como una forma de diferenciación respecto a otros clanes que

hacen parte de la misma etnia, al reconocer en el tótem una virtud que se comparte y

representa a cada clan. En tal sentido, se encuentra estrechamente relacionado con lo

propuesto por Geertz (2005) al apreciar en estos sistemas de símbolos un marco

significativo que orienta sus relaciones de reciprocidad, (en relación con el mundo del

cual forman parte, y en su relación consigo mismos), como forma de dar sentido a su

existencia.

c) La palabra asociada con el origen

La palabra emerge como categoría ontológica asociada a un mismo origen, el de los

humanos y las demás formas de vida, que a su vez expresa el vinculo entre la naturaleza-lo

humano y lo espiritual, como se recoge en el mito de origen, al ser “una teoría portadora de

esquemas de explicación del fenómeno de la vida” (Pitrou, 2011, p.33), que reconoce la

creatividad en la palabra como instancia creadora del mundo desde la intención de quien

diseña (creador) la vida. En su concreción aparece el espacio de relación entre el sueño

concebido como pensamiento que se enuncia a través de la palabra, que no es prefijada,

para detenerse en una forma, sino que implica un proceso del pensamiento para dar

continuidad a la creación hasta su materialización. La palabra posibilita la creación y con

ella, la transformación desde un nombrar que cambia a través de la palabra, para

continuar la creación del mundo que se materializa de acuerdo a un orden, como lo

expresa Gil Faredkatde sabedor Uitoto-Muruy:

[…] Todo comenzó todo inició de la nada y tuvo un proceso en el que el mito en la

narración en el (Zomarafue), dice que primero tiene que ver con una forma de

traslado, de superación que va cogiendo esa esencia de vivir y entonces tiene que

ver primero que eso va cambiando prácticamente va superando etapas […] para

conseguir lo que en su sueño en sus concentraciones daba, tuvo que precisamente

revisarse a él mismo, cambiar de nombre porque era lo que no le dejaba avanzar.

Comunicación oral, 2012. La Chorrera-Amazonas.

La palabra que se transmite a través de la tradición permite una forma de adquisición del

saber y de mantener la memoria acerca del origen como unidad ontológica que se hace

159

pública (Geertz, 2005); para responder a una pregunta común a todas las culturas acerca

del origen de la vida y sus diversas formas, con las diferentes elaboraciones inherentes a

cada cultura y que en el caso de la etnia Uitoto-Muruy, se establecen desde la palabra de

vida como lo enuncia Gil Jairo:

En todo ese conjunto de mitos y leyendas lo que hace todo que desde lo espiritual

se vuelva materia se vuelve y en esa búsqueda aparecieron animales, aparecieron

peces de todo, (kaƗkomuya JagƗyƗ) con ese aire se vino a transformar y ahí apareció

todo.

En el mito de origen se visibiliza la intención del acto creador como un proceso que busca

dar respuesta al origen y existencia del humano y de las demás formas de vida, desde el

plano espiritual y su transformación en materia a través del aire de vida <Ta+noJagƗyƗ>.

Las diferentes entidades no humanas están dotadas de espíritu y en la búsqueda del hombre

aparecen modeladas las diferentes formas de vida que dan cuenta de la diversidad de seres

existentes, de manera que “puede resolver una de las características de la vida como es

crear formas estables a nivel filogenético y ontogenético” (Pitrou, 2011, p. 32), además de

compartir un mismo origen como lo expresa Gil Faredkade sabedor uitoto-Muruy:

[…] puedo afirmar que la vida es una sola para la cultura y su relación tiene un

mismo origen, esto hay varias formas de explicar, por ejemplo si vamos a explicar

el origen del mundo únicamente, el origen del hombre, el origen de los clanes, el

origen de cada una las especies, tiene un solo origen tiene un solo principio,

entonces este principio obedece precisamente a lo que en nuestra cultura está dado

prácticamente por el orden de la creación. (Farekatde, 2013. Sabedor Uitoito).

d) Lo relacional: la naturaleza-lo humano y lo espiritual. Pensar la vida y su cuidado desde

la vida misma.-Transformismo.

El mito se configura como una fuente de enseñanza, que acompaña el transitar del Uitoto-

Muruy en la búsqueda de sentido, al pensar la vida y su cuidado desde la vida misma. Así,

Gil Jairo, se refiere a Monigo Buinaima como ser que forma parte de la mitología uitoto,

para expresar el reconocimiento de este ser que se transforma en una planta con ciertos

atributos como su olor y su poder de curación, en el que se advierte el vínculo entre la

naturaleza-lo humano y lo espiritual. Ante su desaparición, es en la instancia del sueño en

la que se precisa su transformación en planta como otra manifestación de la interacción

160

entre humanos y no humanos a través de la espiritualidad, interacción común a las

diferentes entidades; además de ubicarla en un lugar o unidad del paisaje amazónico.

Aspectos que reafirman un conjunto de relaciones que configuran sus formas de

conocimiento y sus prácticas, al hacer parte de su sistema de conocimiento sobre la selva y

su contexto cultural, como se referencia:

[…] esa mujer (monigo Buinaima) ella no se va pal/ ella se desaparece o sea se

desaparece misteriosamente y en sueños fue con esa tristeza que él queda en

sueños, ella le dice no se ponga triste, sino que ella está ahí alrededor de la casa de

él, que la encuentre y así venían los olores o sea que estas plantas son bien olorosas,

eso es como la condición de ellas eso/ eso es lo que cura dicen y entonces ese

olorcito es el que llegaba así a él en sueños ¡tienes que buscarme en el monte!. Gil

Jairo (2012).

Así mismo, en esta narración también se puede apreciar el cuidado del conocimiento

ancestral que mantiene la unidad ontológica entre humanos y no humanos, además de

hacer explícito el principio del cuidado de la vida, mediante el conocimiento de las

diferentes formas de existencia y sus propiedades de curación, de manera que a estas

plantas se les reconoce como vivas, además de sus atributos, también porque “participan

en una actividad como es el cuidado y mantenimiento de la vida” (Pitrou, 2011, p. 143). A

su vez, se constituye como una memoria viva que no se confina al pasado, sino que

reafirma las propiedades y bondades de estos seres en el presente; como señala Descola

(2012), “rara vez los personajes de los mitos quedan confinados en el pasado indefinido en

el cual se dice que adquirieron sus propiedades distintivas, pues los efectos de sus acciones

benévolas u hostiles se hacen sentir hasta nuestros días”. (p.208). Así, para Gil Jairo, el

monifue como abundancia del conocimiento, también se expresa en el conocimiento de la

medicina ancestral para la curación y el bienestar del clan.

e) La Maloca y el mambeadero, lugar de transmisión de la palabra, del conocimiento.

La maloca y el mambeadero se constituyen en el lugar de transmisión del conocimiento a

través de la palabra, y a su vez, sirve de morada. Allí se mantiene la memoria donde se

enseña lo que el Uitoto-Muruy debe saber para el devenir del ser social y la construcción

de su ser cultural, que recuerda la relación entre el individuo y la madre naturaleza, el

orden del todo, de acuerdo con su filosofía de vida y su búsqueda de sentido, que

161

constituye un complejo conocimiento de la vida y su cuidado, en su relación activa con el

mundo, como cumplimiento de su mandato.

[…] los que no tienen maloca no quiere decir que no saben eso saben lo que pasa es

que ellos lo practican pero a nivel familiar, dentro del núcleo familiar; pero los que

ya hacen maloca, es para mirar la situación el análisis y la protección de la vida del

orden ya social, entonces esa es la diferencia, pero todos tienen el mismo

conocimiento, entonces esta situación ya los maloqueros lo manejan lo utilizan, lo

plantean lo protegen, lo viven, precisamente desde el Zomarafue. (Farekatde, 2013.

Sabedor Uitoito).

La maloca, simboliza la historia de los pueblos del Tabaco, la coca y la yuca dulce,

condensa el conocimiento de la cultura, y a su vez, “simboliza a la madre naturaleza que

refleja la estructura del universo y su proceso cosmogónico”. (Urbina, 2010, p. 45). Allí, se

estrecha el vínculo entre materialidad y espiritualidad para proteger la vida, conocimiento

que es orientado por el sabedor mediante complejas practicas ceremoniales y rituales para

armonizar las relaciones de la naturaleza-lo humano y lo espiritual, el cuidado de la salud,

del alimento, monitorear el territorio y alinearlo con el cosmos, como se expresa en el

Plan de vida de Azicatch, (2007).

Los cantos son una expresión del conocimiento de la etnia Uitoto- Muruy, son parte de su

acervo cultural, además de mantener la cohesión del colectivo, que hace de la maloca el

lugar de convocatoria, y de los clanes la instancia para apoyar a los jefes de maloca

quienes a través de los cantos y los bailes buscan armonizar las relaciones entre humanos y

no humanos, como forma de protección en la que subyace el principio del cuidado del

conocimiento y de la vida.

[…] el canto lo que dice inicialmente es toda la parte como de origen, o sea toda la

parte como de conflicto, de guerra que hubo inicialmente en la creación digamos de

la tierra, del hombre y de los animales, toda esa parte es como mala, es lo que

alguna vez yo le dije que era como la ley de origen y eso es algo como prohibido

para nosotros porque la ley de origen no trae cosas buenas, entonces esa es la

primera parte que se nombra, después de eso ya se dice que ese mismo, no es el

mismo (Sakuda Buinaima) que estuvo en el comienzo, ya acá arriba ya aparece

como un Buinaima y, hay un clan que está trayendo ese baile, entonces se nombra

al clan y se nombra al dueño del baile, entonces hay como ese segundo momento

162

importante dentro del canto. Después se nombra a la dueña, bueno ya en ese

momento, de ahí para arriba ya el canto habla de monifue o sea este señor que

quiere arreglar eso que está mal. Gil Jairo. (2013)

Los cantos y bailes como prácticas sociales o prácticas de conocimiento (Olivé, 2009),

mantienen viva la memoria que se materializa en obra, y de acuerdo con la tradición de la

etnia Uitoto-Muruy, permiten recordar su origen desde el mito y su puesta en práctica

mediante los rituales y ceremoniales orientados por el sabedor. Este conocimiento es

compartido con los diferentes clanes de la etnia, al ser socializados con niños, jóvenes y

mujeres como proceso para afianzar la memoria, armonizar las relaciones y “arreglar lo

que esta mal” para el dueño de maloca o su gente. Además se recuerda el origen y la

emergencia del conflicto en las diferentes versiones de mundos, hasta llegar al Monifue,

como una manera de diferenciar lo humano y la posibilidad de convertir “en alimento, en

abundancia” aquello que es para el consumo del humano, de modo que la maloca se

constituye también en referente de conocimiento y origen de la chagra.

f) La chagra y la diversidad

La chagra representa el vínculo con la madre de abundancia, así como el conocimiento de

la diversidad de formas de vida y del alimento, que robustecen la memoria biocultural en

la producción de vida. Para la etnia uitoto, el vínculo entre lo material y lo espiritual se

revalida en sus prácticas culturales, a través de la palabra, del dialogo; para pedir permiso a

los dueños o seres espirituales, para llevar cualquier acción de intervención humana como

la apertura de chagra, la pesca o la cacería, que recuerda el compromiso con la palabra y el

principio de cuidado de la vida, como enuncia Gil Jairo

[…] para usted sacar una chagra pues usted no va a si de una, y que no aquí voy a

hacer una chagra, ¡no!, sino que usted tiene que comenzar con el dialogo, entonces

el dialogo le va a decir en este pedazo yo voy a sacar mi chagra, entonces ahí ¿qué

palos hay?, ¿qué dueños hay?, entonces pide permiso, yo voy a sacar esto, si hay

ahí cocos de monte, si hay bejucos, o sea ¡todo lo que hay!, entonces eso es lo que

yo voy a reemplazar después ya con mi siembra, cuando usted va a sembrar, esos

que se arrastran, esos que suben, entonces eso mismo es lo que uno reemplaza.

(2012)

163

La chagra se configura como la expresión del conocimiento sofisticado que se tiene de la

selva, de su diversidad y de las dinámicas como complejo ecológico. Las prácticas de

cultivo involucran las interrelaciones de las diferentes unidades de paisaje, para poder

hacer una intervención del ecosistema, a través del reemplazo de las plantas existentes para

el establecimiento de la chagra, ocupándose de mantener la misma organización que se

encuentra en la selva.

g) El Monifue y la selva.

La selva se constituye en un espacio de adquisición de conocimiento mediada por los

mayores en la relación activa con los animales, las plantas y seres espirituales, que

representan otra dimensión del Monifue. La selva como parte de su devenir del mundo

permite complejizar su sistema de conocimiento y el desarrollo de habilidades en relación

con sus formas de apropiación.

Los más recientes filósofos de nuestros pueblos reiteraron ese mandato, diciendo a

los cuatro puntos cardinales de la cultura del tabaco, coca y yuca dulce en la selva:

“que solamente bajo el buen uso de la palabra de vida, conseguiremos lo que

necesitamos para nuestros pueblos y sus criaturas.” Esto es algo que jamás debemos

negar, al contrario es un principio que tenemos que reproducir al interior de nuestro

corazón antes de sembrarlo en la tierra. Azicatch, (2007, p.8).

La selva es el lugar de existencia y parte de su contexto cultural, que comprende

conocimientos, relaciones, fuentes de alimento, medicinas, vestidos, utensilios y materiales

para la edificación de las malocas, las canoas y la producción de chagras que permiten

apreciar la relación con este complejo ecológico, su cuidado y permanencia como co-

presencia y co-existencia de la materialidad y la espiritualidad que reiteran el cuidado de la

vida.

h) El monifue y el río

Se constituye en un escenario de aprendizaje cuyo origen se simboliza con la caída del

árbol de la abundancia, el cual trasciende la idea de un elemento que forma parte del

paisaje, para ser incorporado como parte de un proceso más amplio de la creación de las

diferentes formas de vida que mantiene la unidad. Su presencia se considera necesaria en

los demás procesos de la vida, como la producción y el crecimiento de plantas y las buenas

164

frutas, de las plantas ceremoniales y la presencia de los peces. Como se enuncia en el Plan

de vida, (Azicatch, 2007).

Este árbol cayó y cosecharon, la rama que cayó por esta parte de Chorrera el centro,

pues allá donde verdaderamente la tradición, las buenas frutas, coca, piña, tabaco,

todo lo que es bueno cayó en el centro y por parte de la izquierda cayó por parte de

los bora, los muinane, donde ellos no alcanzaron a tejer rápido sus canastos y

quedaron con puro almidón, sustancia o bagazo, por eso su cazabe es de almidón,

mientras que en el centro Uitoto se tiene el cazabe verdadero. (p. 15)

i) Las continuidades, controversias y distinciones entre humanos y no humanos

De acuerdo con la realidad contextual, Gil Jairo, estima que la biodiversidad ha sido objeto

de transformación, de manera que el ser humano ha intervenido en los procesos ecológicos,

por lo que no es posible considerar una diversidad biológica sin la interacción con

humanos, como lo expresa Ingold (2012) “la vida misma, involucra el interjuego de

diversidad de humanos y no humanos, en su mutua constitución” (p.13). Así mismo,

establece un tiempo y un espacio, en el que el hombre desde un inicio ha transformado el

entorno como una forma de pertenecer e interrelacionarse con la naturaleza.

En la mitología Uitoto se comparte un origen común, pero se advierte una distinción entre

humanos y no humanos que va más allá de las fisicalidades. Tal distinción esta asociada

con ciertos rasgos morales y comportamentales en los que el Tabaco se constituye en un

poderoso diferenciador de lo humano y lo no humano, al dotar de una condición humana al

grupo étnico, como señala Gil Jairo:

Entre los animales ellos no distinguen ¿quién es el papá?, ¿quién es el hermano?,

¿quién es el tío?, entre ellos pelean, si uno mira un grupo de micos pues ellos no

respetan el vinculo con el papá o con la mamá, lo mismo los tigres, los tigres viven

es bravos entre ellos mismos, entonces ¡eso es lo que ya el tabaco debe humanizar!,

(lengua Uitoto, no comprensible), el tabaco es lo que ya nos vuelve como humanos

a nosotros, esa partecita (2012).

El Tabaco humaniza al hombre, acto que se fundamenta en el aire y que hace de éste un

criterio de distinción de las entidades humanas y no humanas, cuya expresión tiene lugar

en los comportamientos que diferencian a los humanos de los animales y que el encuentro

165

de éstas entidades y sus aires diferenciados puede constituirse en algunos casos en una

relación de conflicto.

[…] el tabaco, entonces para nosotros >todo el aire debe ser frio<, por eso es que

hablan de la yuca dulce, nosotros debemos comportarnos o sea amable con el

compañero, con la mujer, con el hijo, ese es el aire que nos caracteriza a nosotros,

entonces si vemos esos dos aires pues siempre van a estar como chocando (Gil

Jairo, 2013).

Lo anterior, recuerda lo expresado desde el plan de Vida (Azicatch, 2007), acerca del

pueblo del Tabaco, al representar la sabiduría y el cuidado del conocimiento de la vida,

que se constituye en pilar de la educación del Uitoto-Muruy.

De esta forma, se aprecia la unidad ontológica entre la naturaleza-lo humano y lo

espiritual, a través de diferentes manifestaciones que recuerdan el origen y el mundo que se

comparte con las diferentes formas de vida amparada en el orden del todo, bajo el

principio del cuidado de la vida y de la madre naturaleza. La unidad se reafirma desde su

identidad individual a través del nombre tradicional que los vincula con un elemento de la

naturaleza y el tótem que recuerda las virtudes de otras entidades no humanas que se

comparten desde el colectivo clanico. Así mismo, la palabra de cuidado de la vida, se

encuentra entretejida con la educación propia que vincula los cuatro escenarios de

aprendizaje (maloca, chagra, río y selva) y alienta su participación en la producción y

cuidado de la vida. El compromiso del cuidado involucra el recuerdo del conflicto entre

humanos y no humanos (en el origen) y su diferenciación a través del aire, además de

apreciar en el Tabaco la fuente de la humanización, aspectos que representan la

complejidad de su pensamiento.

3.2.2 Dimensión Epistémica: El Monifue como representación de Abundancia del

Conocimiento.

El Monifue desde la perspectiva de Gil Jairo, representa la Abundancia del conocimiento

acerca de la vida, en su relacionalidad con la diversidad, aspecto que plantea una

coherencia con la filosofía del Uitoto-Muruy, cuando se reconocen como cuidadores del

conocimiento. Este conocimiento se edifica a través de la palabra junto con el mito de

origen y se constituye en el mandato que orienta sus prácticas sociales, como practicas

epistémicas, de acuerdo con Olivé, (2009), para cumplir con el principio rector de los

166

pueblos del Tabaco, la Coca y la Yuca Dulce, como es el cuidado de la vida. Así las

prácticas sociales constituidas por los sujetos y el colectivo clanico, permiten a sus

miembros desarrollar diferentes acciones, que comprenden un conjunto de normas y

valores evaluados en función de los fines que se han configurado en la etnia Uitoto-Muruy.

Estas prácticas sociales como practicas epistémicas interrelacionan la naturaleza-lo

humano y lo espiritual como unidad ontológica y epistémica al tejer el conocimiento de

forma colectiva, como producción del mundo que se sostiene desde la maloca, la chagra, el

río y la selva, lugares donde se producen las prácticas y se asumen diferentes roles, de

acuerdo con un conocimiento congruente con un “vivir bien”, que comprende el cuidado

de la vida humana y la madre naturaleza, a través de la palabra que regula toda acción. Lo

anterior, muestra el reconocimiento de la diversidad epistémica en las formas de producir

el conocimiento, las relaciones que se tejen en estos procesos y el contexto cultural en el

que se desenvuelve el Uitoto-Muruy y que a su vez, permiten a Gil Jairo dialogar con

perspectivas occidentales, al establecer puntos de encuentro, acuerdos, posibles puentes y

diferencias, como reconocimiento del otro y del conocimiento occidental.

La dimensión epistémica se encuentra presente en el discurso de Gil Jairo, al contemplar:

a) La palabra creadora del mundo (Mito), b) los niveles del conocimiento; c) el

conocimiento colectivo; d) La Validez del conocimiento; e)Las Prácticas de cuidado:

dietas, bailes y cantos; f) Fuentes del conocimiento, g) Pluralismo epistémico-controversias

y posibles puentes entre conocimientos. Estas asociaciones reconocen la complejidad de su

pensamiento Monifue o de Abundancia del conocimiento, como expresión que comprende

lo que sería para Gil Jairo la diversidad de la vida, interpretación basada en su contexto

cultural. Esta, refiere a una relación activa con el mundo en una urdimbre de relaciones que

se tejen colectivamente, de manera que el conocimiento hace parte de la configuración de

las experiencias vividas, en su relación con el mundo y sus prácticas en el contexto

cultural, acorde con lo que su clan representa Geia+ “Madurar la palabra” que permite

apreciar la madurez del conocimiento, orientado por el principio de la relacionalidad que

en últimas implica el cuidado de la vida humana en un interjuego entre la diversidad de lo

humano y lo no humano, en una mutua constitución.

a) La Palabra creadora del Mundo. El origen

Puedo afirmar que la vida es una sola para la cultura y su relación tiene un mismo

origen, esto hay varias formas de explicar, el origen del mundo únicamente, el

167

origen del hombre, el origen de los clanes el origen de cada una de las especies,

tiene un solo origen tiene un solo principio, entonces este principio obedece

precisamente a lo que en nuestra cultura está dado prácticamente por el orden de la

creación, porque la expresión que se dice (Tan non JagƗyƗcomuya), o sea la

expresión es que todo comenzó todo inició de la nada y tuvo un proceso en el que el

mito en la narración en el (Zomarafue), dice que primero tiene que ver con una

forma de traslado, de superación que va cogiendo esa esencia de vivir y entonces

tiene que ver primero que eso va cambiando prácticamente va superando etapas y

esa etapa que es para todos. […]para conseguir lo que en su sueño en sus

concentraciones, tuvo que precisamente revisarse a él mismo, cambiar de nombre

porque era lo que no le dejaba avanzar. […]

La palabra fue creando la vida y eso finalmente una vez creado eso se ubica en el

viñe con cada uno de los espacios dentro de la misma palabra, cuando ya termina

ubicas todo, por ejemplo aquí el que tiene que ver con yura buinaima que son los

conocedores del bosque, todos esos conocimientos desde el más pequeños hasta el

más grande ellos se ubican cada uno y después de eso purifican eso ya los purifica

los vuelve monifue-alimento. (Comunicación oral, Farekatde. Sabedor Uitoto-

Muruy, 2013),

Hablar de la vida y su diversidad, remite al origen que convoca el “acto creador”, en el

cual la existencia primera es la nada y el sueño es el punto de partida, instancia del

pensamiento para crear a través de la palabra, el mundo como realidad. Lo soñado es el

mundo de los Uitoto-Muruy, plantas, animales, colores y aromas del paisaje forman parte

del pensamiento que se vuelve realidad y a través de la palabra Comuya Buinaima- la

palabra de multiplicarse, de abundancia, se consolida el proceso de formación de la vida

(Farekatde. Sabedor Uitoto-Muruy, 2013). La palabra representa la historia misma de esta

cultura, sus formas de conocer y aprender el mundo, en ella se condensa el origen del

mundo y de la vida como un proceso que implica un cambio en el nombrar; cada nombre

alberga un significado y cada creación debe ser reconocida desde un nombrar que no

pretende fijar el objeto, sino que a su vez plantea una transformación.

Un mismo origen, es la forma de explicar la aparición de la vida y su diversidad, donde la

naturaleza no es pre-discursiva, sino que se construye en la simultaneidad a través de un

acto creativo, que también supone desde su inicio tanto una vía para dar cuenta de las

168

formas del mundo, como un acto de diferenciación entre humanos y no humanos, que

obedece al aire de vida (frío o caliente) para dotarlos de tal condición. La humanización

esta mediada por el tabaco como expresión del conocimiento del “padre creador”, de tal

manera que se puede interpretar en su concepción que la vida es el resultado de un “acto

creador”, el aire de vida diferencia las formas de vida (caliente, frío) y el conocimiento

humaniza, como lo expresa Gil Jairo,

Para el caso del hombre entonces el aire es diferente ¡ya! porque el aire del hombre

pues ya no va a ser fuerte, ya no va a ser caliente, ya no va a ser de pelear, porque o

sea, el aire que a nosotros nos diferencia es que por lo menos, decía mi abuelo,

entre los animales ellos no distinguen ¿quién es el papá?, ¿quién es el hermano?,

¿quién es el tío?, entre ellos pelean, si uno mira un grupo de micos pues ellos no

respetan el vínculo con el papá o con la mamá, lo mismo los tigres, los tigres viven

es bravos entre ellos mismos, entonces ¡eso es lo que ya el tabaco debe humanizar!,

(lengua Uitoto, no comprensible), el tabaco es lo que ya nos vuelve como humanos

a nosotros. Gil Jairo, (2013)

El mito presenta tanto una forma de conocimiento, de expresar valores y enseñanzas que

posibilitan dotar de significado estas elaboraciones para mantener la memoria y explicitar

los principios que los acompañan. En tal sentido, ofrece una forma de responder a los

interrogantes de diversas culturas acerca de ¿cuál es el origen de la vida?,¿por qué hay

diversidad de formas de vida? y ¿Qué nos hace humanos? Como un asunto que va más allá

de la forma y la dotación biológica, para pensar en el ser humano y la forma en que

conoce, produce el mundo y su existir (Pitrou, 2011).

Así mismo, se encuentra cargado de significados respecto al sentido de la familia y

del colectivo, que salvaguarda unas formas de hacer del respeto una vía para

mantener la cohesión del colectivo y reconocer los roles y las jerarquías al interior

de los grupos como permanencia, siguiendo la palabra de consejo dada por el

"abuelo tabaco" (Azicatch, 2007).

[…] Es que en una narración dice que se probaron ¡todos los tabacos!, desde el más

pequeño y esos pues se fueron rechazando porque no servían, unos daban pereza,

el otro daba como los micos que son necios, así, otros eran bien dormilones, bueno,

hasta que finalmente llegó al (comiure -no comprensible), dos o sea tabaco de

hombre y la coca de hombre (lengua Uitoto) o sea de humanización, y esta es la

169

palabra, entonces hay ahí como unas leyes para cumplir, unas leyes generales para

todo humano, para que pueda vivir bien. (Gil Jairo, 2013)

El conocimiento ancestral se constituye en una manifestación de la vida, para el Uitoto-

Muruy la naturaleza no es “lo otro” como un objeto independiente en el mundo, al

contrario se le reconoce como sujeto con quien se realiza un conocimiento mutuo

(Lenkersdorf, 2011) a través de la comunicación entre humanos y no humanos. De igual

forma, estas relaciones y producción del conocimiento que se sintetiza en los mitos,

forman parte de la tradición oral y orientan las formas de comportarse y de seguir los

principios del cuidado de la vida como mandato de la Ley de vida, para un vivir bien.

El conocimiento mítico se constituye en la manifestación de las relaciones entre humanos y

no humanos que comparten una red de iguales con funciones diferenciadas. Estas

múltiples experiencias de la cultura Uitoto-Muruy, son objeto de sistematización para dar

cuenta de la realidad, en la cual, se considera la naturaleza-lo humano y lo espiritual y sus

interacciones, como una forma de concebir el mundo y de relacionarse con él. Para Rozo

(2005), “el mito indígena, en cuanto palabra, manifiesta el saber práctico de los amerindios

en su cotidianidad, en su filosofar y en su mitopoiesis”. (p. 82). El mito forma parte del ser

y de su experiencia, donde las acciones cotidianas y el logro de los fines se comparten y

cobran significado en el contexto cultural. En el caso de los niños y niñas sikuani y

llaneros “su conocimiento acerca de los animales incluye las diferentes porciones que cada

cual requiere para alimentarse, la diversidad de estos y la dieta de algunos de ellos”

(Venegas, 2015, p. 124); perspectivas que se identifican con el Mito de Origen del Rey

Zamuro que es compartido por estas dos comunidades. La profundización en el

conocimiento de las ideas de naturaleza de los niños y las niñas, mostró que este personaje

mítico expresa también conocimientos empíricos y naturalistas de estas culturas.

b) Niveles del conocimiento y el conocimiento colectivo

La postura frente al conocimiento y saber, emerge en el diálogo con Gil Jairo, de modo

que, le permite establecer una distinción particular, al plantear que el conocimiento

constituye una forma de ordenar el mundo desde la relacionalidad, como es el caso de la

diversidad de la vida, que para la cultura Uitoto comprende la organización de los seres en

relación con sus espacios de vida (unidad integrada), como los seres del agua, los seres

terrestres y los seres del aire; por lo que se designa como un conocimiento que es público

para los diferentes miembros de su cultura. Así, para Gil Jairo, el conocimiento es algo

170

general, se refiere a la ordenación de la naturaleza: seres del agua, de tierra, trepadores

entre otros, mientras que el saber, enfatiza en que tanto de cada nivel del conocimiento se

interpreta o se domina y se conoce el su origen y se vuelve práctica cultural. Gil Jairo,

(2014)

Es así, que el saber para Gil Jairo, comprende la interpretación de cada nivel del

conocimiento, niveles asociados con la construcción de un mundo interrelacionado a

manera de espiral que se complejiza a lo largo de la vida, de acuerdo con la capacidad de

interpretar cada uno de los niveles y su organización. El origen desde los mitos se erige

como pilar del sistema simbólico y su materialización en las prácticas sociales, a manera

de interrelaciones entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual, que comprenden unos

principios con miras a adelantar una acción o una actuación posible, desde el contexto

cultural, con un conocimiento más especializado.

[…] Precisamente el saber es más explícito en lo que se adquiere cuando se es un

anciano. Ese conjunto de conocimiento teórico lo vuelve práctica y por ende tiene

autoridad porque conoce sus orígenes, sus relaciones y sus funciones.

(Comunicación oral, Gil Jairo, 2014).

El saber se edifica a lo largo de la experiencia de vida de los sujetos, el conocimiento

teórico presente en el mito como construcción de realidades a través de la palabra, se

constituye en síntesis para ordenar el mundo y la diversidad de la vida y en su

ordenamiento reconocer las diferencias y distinciones entre humanos y no humanos, como

expresión del pensamiento que se teje y en el que se integra su filosofía de vida, para dar

soporte a la teoría (Mito). El sabedor se constituye en un cuidador del conocimiento y el

guía para la acción práctica del clan que representa. Esta distinción permite esclarecer toda

una teoría del conocimiento uitoto que se ha elaborado históricamente, y que hace del

saber un conjunto complejo del conocimiento que se domina y dota de sentido las acciones

y los fines acorde con la significación del origen de los existentes y los principios que

procuran mantener el orden.

El conocimiento ancestral se reconoce y se aprecia en las acciones como practicas

epistémicas que para Gil Jairo se constituyen en formas de conocer, asociadas con la

especialidad que se organiza en carreras tradicionales de la etnia Uitoto como pueblo del

Tabaco; así se presentan los diferentes conocimientos, como son: (1) el conocimiento de

los bailes; seguido de (2) el conocimiento de la medicina; (3) el conocimiento del consejo

171

del abuelo tabaco y (4) el conocimiento de los guerreros o chamanes. Cada uno desde sus

formas de concebir el mundo, desarrollan una serie de prácticas en un encuentro activo con

el mundo y sus formas de significar la vida, como acciones que se producen en función de

los fines o principios de la etnia que confluyen en el cuidado del conocimiento para el

cuidado de la vida como aprehensión de la experiencia y del complejo de experiencias

bajo un proceso de aprendizaje disciplinado (Jorge Gasché, 2009) de largo aliento que

prepara al Uitoto-Muruy para desarrollar una práctica social, dentro de las enunciadas.

Pues yo estoy tratando de seguir o de aprender todo lo que tiene que ver con la

parte de medicina, si, ese es mi, pues no todo, pero si como cuidar a un niño,

porque la medicina es muy amplia. (Comunicación oral, Gil Jairo, 2013)

Se reafirma que todos los miembros del clan tienen acceso a un conocimiento general que

forma parte de las prácticas en su cotidianidad, sin embargo, se enfatiza en el sabedor

como aquel que detenta un saber profundo y especializado que se dinamiza a lo largo de

la vida para contribuir a la permanencia de la comunidad. Este saber práctico comprende

“la palabra viva, que no se atrapa ni se fija, sino que se moviliza en el colectivo como un

saber de lo posible, abierto al cambio” (Rozo, 2005, p.82). El conocimiento público, se

teje colectivamente y se explicita en un conocimiento práctico, que señala su amplitud y

complejidad, razón por la que se distribuye y agencia en los integrantes del clan, derivado

de un conocimiento sofisticado y milenario, orientado por el mandato de la ley de vida.

c) El clan y el conocimiento colectivo

El conocimiento ancestral se teje en el colectivo, así, en el caso del clan Geia+ al que

pertenece Gil Jairo, representa la madurez de la palabra, la madurez del conocimiento, que

se cuida a través de las prácticas sociales como prácticas epistémicas (Olivé, 2009), que

tienen lugar en el grupo, y forman parte de su filosofía de vida como cuidadores del

conocimiento, actividad dinámica que se realiza mediante diálogos y prácticas, que

permiten la actualización y cumplimiento a los principios de los pueblos del Tabaco, la

Coca y la Yuca dulce. En este proceso se visibiliza la pluralidad epistémica entre clanes,

como señala Gil Jairo:

[…] y aquí si aquí si profe se particulariza eso con el clan ya entonces por lo menos

el conocimiento del clan es algo no es por egoísmo sino que para no tener que ir a

172

otro grupo a hacer pregunta usted tiene que valorar lo que tiene y mantener eso.

(Comunicación oral, Gil Jairo, 2012).

El conocimiento que se teje colectivamente al interior de los clanes y entre clanes, ofrece

una consideración como es el establecer unas formas de interpretar el mundo que podrían

mostrar la pluralidad del pensamiento y su relación con las experiencias que se comparten

de acuerdo con la particularidad del clan totémico y su especificidad respecto a otros

clanes y etnias, dado que su pensamiento ancestral vincula la vida del clan con la

existencia de cada componente en el mundo y desde esa instancia se piensa como parte del

todo que se cuida.

d) Validez del Conocimiento

La validez y valoración de los conocimientos, comprende el reconocimiento de los saberes

y su complejidad, las relaciones y su funcionalidad, como expresión del saber milenario y

sofisticado de la diversidad de la vida, del orden del cosmos, la comprensión de las

relaciones entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual y sus funciones como un sistema

complejo de conocimiento que condensa el mayor o sabedor y se legitima por el colectivo

como la palabra de autoridad. Por tanto, desde el pensamiento mítico se aporta al colectivo

los modelos de acción, reglas y valores para un actuar bien, para sostener las practicas

epistémicas en la construcción de una realidad bajo el principio del cuidado de la vida.

En el baile se pone a prueba el conocimiento del cacique, por eso él se prepara 15

días antes con dieta. (Pérez, 2013. Diario de campo)

El rozi, es el inicio del año para la cultura Uitoto-Muruy, se representa como un periodo

del ciclo anual, simbolizado en el calendario étnico como expresión del ordenamiento del

mundo, a través del conocimiento mitológico que integra las dinámicas naturales,

condiciones climáticas, relaciones entre las diferentes formas de vida, entretejidas con las

prácticas culturales, que permiten regular las formas de interacción entre materialidad y

espiritualidad; prácticas valoradas y evaluadas de acuerdo con los fines que se persiguen a

lo largo del año. Este conocimiento se valida de acuerdo con la funcionalidad que

posibilita la permanencia de la cultura y el cuidado de la vida en el complejo ecológico del

que forman parte.

173

[…] por ejemplo desde el rozi, además de ser una mitología es algo que es

evidencia, o sea el tiempo del friaje llega, y ese es un espacio que, se aprende todo

eso, así como hablábamos antes, también se aprende. (Gil Jairo, 2012)

El calendario está organizado en anillos concéntricos porque es un sistema que

cierra un círculo. Cada cierre del círculo es un cierre de ciclo, que inicia en el rozi

(friaje, las heladas). Cada ciclo enseña el comportamiento humano que debe

enseñarse diariamente, para no cometer errores con eño. (Farekatde y Henao, 2009,

p.128).

El mito, manifiesta el saber práctico y se constituye en la forma de enseñanza del

conocimiento ancestral. La referencia del calendario étnico, se construye a través de eño,

madre universal que integra el orden del cosmos y la tierra en un tejido cuya urdimbre

vincula el trabajo, la abundancia y la humanización del pensamiento Uitoto-Muruy. Se

revalida la unidad entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual, a través de la palabra

mítica para que se concrete en la actuación del colectivo. Estas enseñanzas, se reconocen

y valoran por el grupo por hacer parte de su realidad y se validan porque se demuestran,

en su contexto situacional (local), conocimientos que se comparten y forman parte de la

experiencia, como ya lo enfatizaba Gil Jairo.

Como parte de la perspectiva plural de conocimientos de la cultura Uitoto-Muruy, el

conocimiento medicinal emerge como otra forma de conocimiento que comprende unas

prácticas epistémicas, para tratar enfermedades que pueden corresponderse con un

desequilibrio de las relaciones entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual, de manera que

se debe atender de forma integral y ser curadas por el sabedor, quien a través de la

palabra de autoridad que representa la sabiduría, está dotado de un saber práctico para

cumplir con el mandato de la Ley de vida. En tal sentido, la validez de los conocimientos

de esta medicina milenaria que se actualiza, es reconocida por su funcionalidad, dado que

se demuestra en el tratamiento y bienestar de los integrantes del grupo.

yo percibía de la ciencia era algo que se debe comprobar ¿si? algo que debe ser

demostrado pero cuando por lo menos hablando de medicina aquí en el campo que

estoy trabajando ¿cómo yo voy a comprobar que una oración cura un (genuisa)?,

[…] si miramos que era como difícil entrar a unir esos dos conocimientos pero

ahorita con lo que tengo entonces, tendrá sus explicaciones de acá lo mismo que el

otro son válidos tanto este cura pero el de nosotros cura y lo demuestra, no corren

174

el mismo procedimiento pero ambos cumplen el objetivo, o sea yo he llegado a esa

conclusión. Gil Jairo (2012)

El conocimiento de la medicina ancestral es un conocimiento que es válido en el colectivo,

al hacer de esta práctica una expresión de la articulación entre el mundo material y el

mundo espiritual, que cuenta con el saber especializado que permite dar tratamiento a las

enfermedades, en el cual se sigue un orden que incluye el conocimiento de las plantas

medicinales, la naturaleza y dinámica de la selva, así como, el vínculo con lo espiritual. Al

respecto, se enfatiza en que no es suficiente con aplicar un tratamiento con ciertas plantas

porque lo que garantiza la cura es la oración- la palabra. Prácticas que se valoran de

acuerdo con las acciones y los fines, que recuerdan la importancia de cuidar la vida y para

ello se requiere de la armonización de las relaciones como un ordenar la casa “del ser

Uitoto-Muruy”.

[…] Si no se dieta y no se hace toda la preparación del conocimiento especializado

por parte del dueño de maloca, se pone en evidencia, ante el pueblo porque para el

baile se debe tener control de la lluvia, reconocer lo que en los cantos se le pone

como adivinanzas” (Pérez, 2013. Diario de campo).

[…] Si los padres no dietan y siguen el consejo del mayor, antes que nazca el

nuevo integrante, esto se va a ver, porque el niño va a ser rebelde”, (Pérez, 2013.

Diario de campo).

De esta manera, el conocimiento se valida en el colectivo de acuerdo con la autoridad de la

palabra del sabedor o del cacique, el seguimiento de normas, el cumplimiento de la

palabra, y amanecer en obra ese pensamiento, que determina de una parte la validez

situada y de otra la funcionalidad de ese conocimiento que se expresa en el cuidado de la

vida y el vivir bien de la comunidad.

e) Prácticas de cuidado: Bailes, cantos, Dietas.

Las prácticas sociales de la cultura Uitoto-Muruy, acogen una pluralidad de formas de

conocer, desde el estudio de los procesos e interrelaciones con la naturaleza y su relación

con los procesos sociales y políticos como pueblo originario. (Olivé, 2009). En tal sentido,

los bailes, los cantos, las dietas, la chagra, se constituyen en prácticas sociales generadoras

de conocimiento, de cohesión social, bajo referentes axiológicos como reconocimiento de

una interioridad asociada a lo espiritual a la conciencia, la subjetividad y aptitud para soñar

175

y significar a la vez que se edifica cuando se comparte un mismo origen que representa una

misma categoría ontológica entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual (Descola, 2012)

sobre esa base se construye una concepción del mundo, de la vida y su diversidad.

El conocimiento de la etnia Uitoto-Muruy, no es simplemente aplicado por las diferentes

generaciones, sino que es generado en el curso de las experiencias vividas, al aportar

innovaciones en sus interacciones con la naturaleza y la diversidad de formas de vida

(Escobar, 2011), en beneficio de la comunidad para un vivir bien. Estas prácticas

epistémicas proveen las condiciones de la organización del conocimiento, de lo social y lo

político, a través de la participación de los integrantes en sus diferentes roles en la

resolución de problemas que se pueden presentar, por lo que exige una preparación y un

dominio de los conocimientos y su despliegue a través de las experiencias prácticas. Al

respecto Gil Jairo se refiere al baile y al canto que se desarrolla en la maloca:

[…] bueno como tal el canto, lo que dice inicialmente es toda la parte como de

origen, toda la parte como de conflicto, […] toda esa parte es como mala, es lo que

alguna vez yo le dije que era como la ley de origen y eso es algo como prohibido

para nosotros porque la ley de origen no trae cosas buenas […] ya acá arriba ya

aparece como un Buinaima y que hay un grupo, hay un clan que está trayendo ese

baile, entonces se nombra al clan y se nombra al dueño del baile, entonces hay

como ese segundo momento importante dentro del canto. Después se nombra a la

dueña, bueno ya en ese momento, de ahí para arriba ya el canto habla de monifue, o

sea este señor que quiere arreglar eso que está mal, de aquí en adelante ya nos

presenta a monifue, primero pues no hay nada que comer, ya acá hay comida, ya se

nombra monifue, todo lo que es monifue, y finalmente ya como el canto, dicen que

estos pues se despiden. (Gil Jairo, 2013)

En los cantos hay un contenido simbólico que además alberga en cada palabra una amplia

información y un sentido para interpretar el mundo. El abuelo o mayor del clan, es quien

enseña a través de la memoria como recurso para registrar este conocimiento que se

transmite mediante la oralidad. Su aprendizaje se hace a partir de la escucha,

concentración y repetición (en todo momento), hasta su apropiación.

Estas prácticas epistémicas siguen reglas para legitimar ese conocimiento que pretende

cumplir con el ethos Muruy como es el Cuidado de la Vida, es también un momento para

narrar los mitos en un lugar especial como es la maloca que además de servir de morada es

176

símbolo del universo y la historia que condensa lo espacial, lo temporal y la memoria,

(Urbina, 2010). En este espacio el conocimiento se colectiviza, se valora y se evalúa, de

manera que ese conocimiento y esa resolución del problema también se reconocen desde el

principio de la reciprocidad que se establece entre las partes convocadas. Este

conocimiento plural, ordenado por la palabra, se hace obra en el baile, como posibilidad

para reafirmar la cultura y armonizar las relaciones con el universo.

f) Fuentes del Conocimiento

El pluralismo epistémico, admite la existencia de diversas fuentes de conocimiento, se

valoran de manera plural dada la importancia conferida a diferentes conocimientos y

experiencias (Molina et al., 2012); así para Gil Jairo es importante reconocer el

conocimiento propio de la cultura Uitoto-Muruy condensado en los mayores-sabedores

que provee una forma de concebir el mundo, así como la existencia de otras fuentes que

devienen de las culturas locales, que forman parte del territorio ancestral y de otra parte,

del conocimiento occidental al que ha tenido acceso a través del proceso de educación

formal por el que ha transitado y ha establecido distinciones, posicionamientos y

perspectivas críticas que enriquecen su construcción de realidad.

Al respecto, reconoce como fuente de conocimiento en el contexto de su cultura al mayor,

abuelo o sabedor, quien es el depositario del conocimiento ancestral y cuidador del

conocimiento para ser enseñado a los miembros de la etnia. El mayor, curandero o médico

es a quienes se les consulta, porque han adquirido un conocimiento especializado que

contribuye al mantenimiento de la cultura. Este conocimiento tiene aspectos tanto teóricos

(Mito), como prácticos (prácticas sociales) que forman parte de la experiencia, como es el

caso de la medicina tradicional, la cual se enseña desde el buen nombrar de las plantas, su

distribución en el territorio y las propiedades que representa (Pérez, 2013. Diario de

campo) y que cobran significado en el devenir del grupo.

El escuchar y luego practicar […] después que usted practica ya usted lo enseña

nuevamente ese conocimiento y de ahí lo que hacen los abuelos qué es, es cuidar,

cuidar ese conocimiento, por ejemplo ahorita mi abuelo él dice, ya yo no voy a

hablar, hable usted lo que sabe, yo simplemente voy a estar viendo en qué momento

usted está por fuera de lo que tiene que hablar […] o sea él ya está en el cuidado,

creo que esos son como los espacios de nosotros, pero todo es integral. (Gil Jairo,

2013)

177

La palabra de poder del mayor se relaciona también con el pensamiento, y a través de ella

se establece una comunicación con el Creador y la sabiduría que representa, como unidad,

mediante prácticas que tienen lugar en el mambeadero y la maloca, así el mayor y su

sabiduría reside en el escuchar y practicar, enseñar y cuidar el consejo (Azicatch, 2007)

que apela al cuidado de la vida humana. Igualmente la palabra está relacionada con las

plantas medicinales y el uso del tabaco, la coca y la yuca dulce, plantas de donde brota la

palabra (Urbina, 2010).

Como ya se anotó, también se observó la aceptación de otras fuentes de conocimiento

como las proporcionadas por las demás culturas (Okaina, Bora, Muinane) que comparten el

territorio, en especial a partir de su experiencia de formación como maestro y el trabajo de

la práctica pedagógica, las cuales le permiten reflexionar acerca del conocimiento de las

otras culturas y acudir a las formas de enseñanza ancestrales desde la tradición mitológica

cuya fuente es el mayor de la etnia Okaina, como emergencia de la alteridad (sujeto de

conocimiento y reconocimiento) al igual que el conocimiento de los niños acorde con sus

experiencias y espacios de vida sin jerarquías en el aula. Así, para poder abordar el tema de

la biodiversidad en el contexto escolar durante su experiencia de práctica pedagógica,

retoma las fuentes de conocimiento de la etnia Okaina, más allá de lo que representa el

texto escrito (como una fuente del conocimiento occidental) para la enseñanza escolar,

como lo explicita:

Tuve un tema específico, entonces ahí para abordar eso pues hay unos contenidos

dentro ya de un libro pero es un contenido que habla por decir de la costa, se habla

con esos ejemplos, entonces para hablar de eso, la mejor metodología primero

sentarme, porque el abuelo estaba ahí, entonces eso pienso que es como uno de los

métodos, buscar explicaciones ejemplos, mitos narraciones cantos, que hablen de

diversidad, que hablen de abundancia. Gil Jairo, 2012

Para Gil Jairo, es importante tomar como punto de partida la enseñanza del conocimiento

propio y llevarlo al contexto escolar, desde el reconocimiento del sabedor, su experiencia y

sabiduría que se continúan en el aula, a la vez, que también implica reconocer el

conocimiento y las experiencias de los niños indígenas okainas acerca de sus relaciones

con la selva, el rio, la chagra y el conocimiento empírico de los diferentes procesos

ecológicos, que suponen una apertura en el espacio escolar, como lo presenta:

178

[…] finalmente pues uno ya pues uno termina también por otro lado, pues uno no

tiene claro, sencillamente eso es la cadena alimentaria, pero es que ellos ya lo

tienen o sea la misma experiencia también de ellos, ya tienen eso sí y muchas veces

uno con lo que uno le plantea, y si les da el concepto pues será que uno piensa que

están aprendiendo cosas nuevas y resulta que ellos ya lo tienen, claro desde su

propia experiencia, desde su mismo contexto digámoslo así donde ellos están. Gil

Jairo, 2012

Venegas (2015), a partir de la propuesta de Cobern (1994) sobre la “fuerza y alcance de un

concepto”, establece que:

[…] en la fuerza de las categorías río, monte, cultivo, morichal y establo se aprecia

que todos los niños y las niñas se refieren a ellas constantemente ya que: vinculan

explicaciones y descripciones a estos espacios; se refieren a las cosmovisiones y

ethos llaneros y sikuani que implican prácticas sociales, creencias, mitos,

ceremonias, fiestas y rituales” (Venegas, 2015, p.238).

Otra fuente de conocimiento es la proporcionada por la ciencia y en especial por la

medicina occidental, las brigadas de salud, se constituyen en experiencias que le permiten

reconocer la pluralidad de conocimientos, de fuentes de conocimiento, con prácticas

diferenciadas que se fundamentan en las formas de ver la salud y la enfermedad. Así,

desde la perspectiva occidental la prevención se sustenta en una ontología escindida, que

separa lo material y lo espiritual, y el tejido de relaciones entre la naturaleza-lo humano y

lo espiritual, mientras que para el Uitoto-Muruy, la prevención está asociada con seguir el

consejo de mantener la armonización de las relaciones entre la naturaleza, lo humano y lo

espiritual. Si no se atiende el consejo se puede manifestar en un desorden que se debe

restablecer a través de la palabra y las plantas mediadoras en su tratamiento, razón por la

que estima se debe reafirmar el conocimiento ancestral al ser más integral, como lo refiere:

[…] cada conocimiento es válido allí y es posible de alguna manera relacionarlo,

si, claro que si se puede relacionar, por decir algo yo hablo del tema que estoy

trabajando, hay unos programas en salud que vienen acá a la Chorrera y trata sobre

prevención entonces hay unas charlas que el mismo responsable va y hace las

charlas, pero así mismo, dentro del conocimiento de nosotros hay o sea todo el

(yetarame) para mi es todo lo de prevención entonces antes de traer eso acá, es

179

mejor potencializar ese conocimiento de los abuelos. (Comunicación oral, Gil Jairo,

2012)

La perspectiva del pluralismo epistémico, permite distinguir en las diferentes fuentes de

conocimiento, el reconocimiento de los sabedores de la etnia Uitoto-Muruy y de los

sabedores de otras etnias, de acuerdo con las experiencias de los sujetos y el colectivo y su

interrelación con la naturaleza y lo espiritual, acerca del conocimiento en sí, de su origen y

validez, de acuerdo a los contextos de uso. Así mismo, el reconocimiento de la perspectiva

occidental a través de la medicina con prácticas diferenciadas, pero con la posibilidad de

un establecimiento de puentes ante un propósito común como es el cuidado de la vida

humana.

Así mismo, el conocimiento escolar aparece como una fuente de conocimiento, aunque se

plantea ir más allá de los contenidos occidentales, para vincular el conocimiento local y

las experiencias de los niños y jóvenes, que le llevan a Gil Jairo a reivindicar la relevancia

de los conocimiento ancestrales (no asimilados, pero si en diálogo con el conocimiento

escolar occidental), para que tengan continuidad en el aula, aspecto que plantea una

ruptura con la escuela occidental y la tradición, que de fondo comprende una postura

epistemológica y un posicionamiento político, para dar legitimidad a sus conocimientos en

los contextos escolares como un cruce de fronteras a través de las prácticas de

socialización, como posibilidad para cuidar el conocimiento que se dinamiza e incide en el

fortalecimiento de su cultura.

g) Pluralismo epistémico- posibles puentes y Controversias

La Pluralidad epistémica que emerge en el dialogo con Gil Jairo, permite apreciar el

reconocimiento de otras formas de conocimientos, de sus prácticas y su valoración. Al

respecto se puede reconocer la adquisición del saber tanto en su tradición cultural y los

conocimientos occidentales en el contexto escolar que comprenden diferentes formas de

relación, y que se entenderán medinate la categoría de “puentes entre conocimientos”,

dados en procesos educativos formales e informales de acuerdo con Molina y Mojíca,

(2013), y visibilizan perspectivas morales y humanistas; o plurales epistémicas y

ontológicas; o perspectivas contextuales; el análisis permite apreciar el lugar de los que

ocupan diferentes sistemas de conocimientos sus posibilidades de encuentro y

complementariedad. De otra parte emergen las controversias en cuanto a las formas de

180

conocer y apropiar la naturaleza y la diversidad de la vida por parte de occidente frente a

las culturas locales, que le permiten adoptar una postura crítica al respecto.

Voy a decir mi idea, el herbario es como más objetivo, más de estudio, por decir, es

la clasificación ya, pero entonces cuando, es bueno conocer de la taxonomía […]

que se explique, tal árbol pertenece a tal familia, eso es bueno, pero también que

eso se complemente diciendo que este árbol también desde la parte cultural sirve

para esto, se clasifica dentro de esto porque sí!, entonces es como más

enriquecedor, o sea no solamente mirar que hay un nombre científico.

De esta forma, se reconoce un conocimiento occidental como mecanismo para ordenar la

naturaleza, pero en el que se advierte un reclamo por hacer explícito el conocimiento

propio como complementario, que da cuenta de un sistema de conocimiento complejo, el

cual va más allá del nombrar que objetiva el mundo y dicotomiza la relación entre cultura y

naturaleza, para hacer explícita las relaciones objetivas y subjetivas de los sujetos y el

colectivo en su devenir histórico y cultural. Gil Jairo, reconoce en los escenarios formales

la posibilidad de ampliar las formas de concebir el mundo acojiendose a una apuesta más

plural del conocimiento, que se corresponde con la perspectiva plural epistémica y

ontológica propuesta por Molina y Mojica (2013). Como una ampliación de la alteridad;

mediante la consideración de aspectos epistemológicos, acerca de las interacciones entre

conocimientos occidental y ancestral y el tratamiento de los conocimientos de los

estudiantes indígenas en el aula de clase.

El conocimiento ancestral, no se puede desligar de la educación de los niños y jóvenes, así

como su enseñanza desde la experiencia práctica. De esta forma, se establece un contraste

entre el conocimiento propio, que se construye en la oralidad, y el conocimiento

occidental al fundamentarse este último en lo teórico, bajo la palabra escrita que se fija en

los textos y desde ellos se enseña, sin la presencia de la experiencia, de lo espiritual, de los

olores, de los sabores y del sentir de la vida y su diversidad, como lo explicita Gil Jairo:

Los mitos hay unas cosas que se evidencian […] hay unas cosas valiosas!, y

también hay unas cosas para que uno vaya investigando ya! con su familia más a

profundidad, […] porque sería como algo raro, nosotros enseñar diversidad o

biodiversidad desde los textos.

181

El reconocimiento de la pluralidad epistémica en el contexto local y escolar , y su

experiencia como docente en formación inicial, le llevan a considerar la idea del maestro

como mediador, al plantear el papel activo que éste debe tener en relación a la forma de

tratar las diferentes formas de conocimiento y sus fuentes, así considera que en la

adquisición de ciertos conocimientos se puede acudir al mambeadero como recinto del

conocimiento ancestral y de la comunidad en su cotidianidad, de manera que los puentes

no solo implican a individuos, sino a las comunidades con claros roles educativos

(Castaño, 2009), donde los significados son compartidos por el colectivo para poder tratar

aquellos conocimientos en contexto y no solo quedarse con los conocimientos que se

deben enseñar en la escuela.

El conocimiento empírico y su historia como pueblo, permite dar cuenta de las relaciones

entre cultivar la chagra y cultivar la vida, dado que el conocimiento de las plantas, y su

cuidado permite tener fundamentos para preservar la salud de la etnia. Se privilegia lo

natural porque ahí está la esencia de la salud, así, el cultivo de la chagra representa tanto el

cultivo del alimento, de la salud y lo espiritual, sin transformaciones mediadas por

artefactos biotecnológicos. (Puentes, 2015).

[…] porque así mismo para nosotros cada planta que se siembre cumple una

función en la alimentación de nosotros, por ejemplo, el abuelo decía que hay unos

frutos especiales que se sembraban para que limpiaran la sangre, otro para que

mejorara la articulaciones cada uno tiene una función! . (Gil Jairo, 2012)

Los conocimientos ancestrales respecto a la chagra, expresan el tipo de relación entre

materialidad y espiritualidad, como parte de la dinámica del complejo ecológico

selvático, que les permite reconocer las potencialidades y limitaciones de dicho sistema,

conocimientos que se han organizado en el calendario étnico y que van de la mano con las

prácticas de cuidado, reguladas por la Ley de vida.

3.2.3 Dimensión Educativa

La Dimensión Educativa comprende el contexto cultural, como escenario de negociación

de significados de la etnia, así, Gil Jairo, muestra a través de su relato, lo que se podría

llamar una pedagogía del Cuidado de la Vida, que explicita las lógicas del pensamiento

Muruy y su filosofía a través de la constitución de saberes, asociados a prácticas de

enseñanza y aprendizaje, objeto de reflexión del clan, sustentados en la expresión: “La

182

palabra se debe amanecer en obra”. Así, la forma de aprehensión del conocimiento propio

(ver figura No. 1) y sus prácticas como expresión del Monifue, le permiten dialogar e

interpelar el conocimiento escolar, respaldado en sus experiencias, para exponer sus

puntos de vista respecto al reclamo de una educación más justa y simétrica, como una

forma de reivindicar su cultura al confrontar la hegemonía de un proyecto educativo y

cultural occidental que deviene del periodo colonial.

A continuación se presenta esta dimensión a partir de dos referentes que emergen en la

conversación como son de una parte la educación propia que muestra la coherencia de su

filosofía y pedagogía del cuidado de la vida amparada en el Monifue como abundancia del

conocimiento y de otra, su experiencia con la educación occidental institucionalizada de

los niveles básico y medio y superior universitario con un enfoque intercultural. a) La

educación propia incluye: cuidar el conocimiento; educación desde el vientre; las

enseñanzas y los aprendizajes; y las formas de enseñanza. b) La experiencia con la

educación occidental comprende: Lo Cognitivo; el conocimiento escolar y la emergencia

de Tensiones entre el Aprendizaje, la enseñanza y las perspectivas en el contexto escolar.

a) Educación propia: Pedagogía del Cuidado de la Vida

Según Gil Jairo, el cuidado de la vida se constituye en la filosofía y ethos del Uitoto-

Muruy, como eje ordenador del conocimiento y la preservación de la cultura que se

sustenta en el Monifue fundamento de la educación propia, de acuerdo con la visión de Gil

Jairo.

• Cuidar el conocimiento

El principio del ethos Muruy obedece al Cuidado del Conocimiento de la Vida, que se

constituye en eje central de la Ley de Vida a través del “pensamiento-la palabra y la

obra”, así en la educación tradicional de la cultura del tabaco, éste principio comprende un

proceso de aprendizaje del conocimiento y de la vida, que se despliega en cuatro

momentos: escuchar, practicar, enseñar y cuidar (Farekatde y Mejía, 2009). De esta forma,

las diferentes etapas de la vida humana, se entrelazan con el principio de cuidado apoyado

en las prácticas culturales que permiten tanto la cohesión social como compartir los

significados acerca de sus formas de concebir el mundo.

Para el Uitoto-Muruy, las diferentes etapas de la vida del humano, están asociadas a las

formas de conocer. Así se plantea una educación propia basada en cuatro momentos (ya

183

enunciados), que guiaran el conocimiento de las nuevas generaciones. El punto de partida

“escuchar”, hace parte del compromiso de los padres quienes deben estar en disposición de

escuchar los consejos de los mayores –abuelos y del clan para guiar al niño, de manera que

éste continúe con la práctica de escucha del conocimiento de la cultura, dinamizado por el

clan. En este transitar colectivo, y de acuerdo con su condición de jóven puede poner en

práctica el conocimiento, al seguir los principios y valores en los que se ha formado en el

colectivo. Este joven cuando sea padre o madre, puede enseñar el consejo a sus hijos y

cuando llegue a ser mayor (eikome), tiene como compromiso cuidar el consejo, que

corresponde al conocimiento estrechamente vinculado con los valores para ser enseñados,

entre los que se destacan ser trabajador, honrado, obediente y respetuoso. Estas

enseñanzas permiten cuidar al humano de aquello negativo que se concibe como

enfermedades materiales y espirituales, bajo la protección del tabaco, la coca y la yuca

dulce, de acuerdo con Farekatde y Mejía, (2009).

Estos ejes de la educación propia son descritos en detalle por Gil Jairo, quien muestra la

relación entre el conocimiento y las prácticas en su relato:

[…]estamos hablando de ¿cómo educar?, entonces el niño escucha todavía, esta con

la mamá, esta con el papá, él va a escuchar, así mismo él va a escuchar al abuelo

hasta donde le dé sueño, por ahí hasta las nueve, ya, se quedó dormido, ¡hasta ahí el

escucha! y así cuando él va siendo más joven, pues le escucha más cosas pero ya

eso que él va escuchando ya lo va haciendo práctica o sea, si él escuchó que

mañana tenemos que hacer chagra él ya ayuda, si hay que traer canastos, si hay que

hacer cacería va cogiendo, o sea ya todo lo va volviendo como práctica y ya cuando

él ya es joven, ya pone en práctica eso y cuando ya tiene su compañera y tiene sus

hijos, ya lo que hace es seguir poniendo en práctica eso pero también ya ir

enseñando también eso que él aprendió, enseñarlo a sus hijos (Gil Jairo, 2012).

La capacidad de escucha cuando se está en el vientre se privilegia desde las edades

tempranas para aprender el conocimiento de la cultura y sus prácticas, así como, el brindar

el conocimiento desde el ejemplo, por parte de los padres, del mayor y en general del

colectivo clanico es lo que va a favorecer una buena educación bajo los principios del

ethos Murury, así se habla de una educación a lo largo de la vida y para el cuidado del

conocimiento de la vida.

• Educación desde el vientre

184

La vida del humano se entreteje con el conocimiento, las formas de ser, de estar y habitar

el mundo. Para el Muruy la vida humana exige un compromiso de cuidado, desde que se

está en el vientre materno, al constituirse en aprendiz, abierto a las enseñanzas de sus

padres y del clan, como una forma de mantener vivo el pensamiento de la cultura. Esto

muestra como ciertas pautas de crianza permiten orientar la formación del nuevo ser, que

reafirma el pasado en la idea de una producción secuencial (Edward y Mercer, 1988 en

Molina, 2012), que permite dar continuidad al pasado, el cual informa y reforma el

presente. Así, los mayores quienes condensan el conocimiento de la etnia, enseñan a los

padres a dietar para comportarse bien y trabajar, al considerar que desde la formación en el

vientre se puede percibir lo que los padres dicen y hacen, de manera que pensar y actuar

incide en la configuración del nuevo ser y su comportamiento. A través de la palabra de

consejo y sus prácticas socialmente compartidas se reconstruye y se mantiene la memoria

viva, reflejada en el hijo y su forma de ser, como señala Gil:

[…] entonces aquí en lo que estos señores hablan, ellos hablan de que por ejemplo

desde el embarazo, desde el momento en que esta la concepción, desde ese

momento comienzan las dietas, tanto el papá y la mamá, entonces los primeros

meses le dicen a uno que desde la formación del bebe, y como es formación de un

ser humano eso pues desprende, o sea en la mamá le va a dar reacción, o se va a

alterar, le va a dar sueño, bueno cualquier cosa le va a suceder, entonces ahí usted

debe dietar eso, no alegar, no hacer pereza, no dormir, todo eso usted lo debe. Lo

mismo no discutir, hacer las cosas bien, o sea toda esa dieta hay que hacerla, si

usted dieta bien esos momentos el niño ya está escuchando, según nosotros ya está

viendo qué es lo que usted como papá está haciendo, desde ahí comienza la

educación para nosotros. (Gil Jairo, 2012)

De acuerdo con lo anterior se hace explicito el reconocimiento de una nueva vida desde

que se está en el vientre para ser protegida, cuidada y también educada bajo los principios

del ethos Muruy. Estas formas de pensamiento representan una forma sofisticada de

constitución de saberes y de elaboración simbólica, representadas a través de la palabra de

consejo que no solo se constituye en una forma de expresión sino que está respaldada en

las prácticas de cuidado como una pedagogía propia que busca la coherencia a lo largo de

la vida en cada uno de los miembros de los clanes y la etnia. Aquellos padres que se

apartan de estas orientaciones, experiencias y conocimientos, cuyo actuar es de pereza o

185

pelea, encontraran en su hijo la misma actitud como una expresión de las ausencias, o

faltas de cuidado y educación que se manifiestan en comportamientos de desobediencia.

• De las enseñanzas y los aprendizajes

El mayor se le reconoce como una persona sabia que condensa el conocimiento de la

cultura, además de ser considerado, una autoridad a quien se respeta y del cual se aprende,

esta instancia no es cerrada, por el contrario existen aperturas hacia el dialogo con otros

mayores que posibilitan el encuentro, e intercambios. Así mismo, los aprendices pueden

movilizarse, escuchar y preguntar sobre una multiplicidad de conocimientos que se

comparten y dinamizan en este proceso. Esta educación no tiene un punto de culminación,

aspecto que fundamenta el interés por mantener una disposición a aprender como una

pedagogía del cuidado en movimiento, y una educación para la vida y durante la vida,

como lo expresa Gil Jairo en su relato:

[…]como dice mi abuelo la educación para nosotros es de por vida, o sea desde el

momento que usted, le dicen a uno ¡usted ya consiguió esa mujer!, le dicen a uno,

entonces esa mujer va a querer que le den de comer, va a querer, entonces ya usted

tiene que dedicarse a eso, es un compromiso que usted está haciendo, todas las

veces usted tiene que trabajar sobre eso, es de por vida, entonces hay unas cosas

que le enseña el abuelo de uno, pero hay otras cosas que uno aprende afuera, […]

pero usted va y pregunta las cosas, como si usted no tuviera ningún conocimiento

por ese principio que yo le decía que uno no debe decir que ¡yo sé!. (Gil Jairo,

2012).

Los procesos de enseñanza-aprendizaje, para la etnia Muruy no tienen una periodicidad,

sino que se plantean como un proceso transversal y continuo a lo largo de la vida de cada

miembro de la etnia, es decir que se aprende y se enseña a lo largo de la vida desde los

escenarios de aprendizaje, a través de la palabra y experiencias de los mayores (en especial

en la maloca como recinto del conocimiento que se acompaña de lo material y lo

espiritual). El conocimiento en la etnia Muruy no es una unidad cerrada, ni absoluta o

totalitaria, tampoco se encuentra reservado para una sola persona como depositaria de todo

el conocimiento de la cultura, y tampoco, es un conocimiento que se reclame como autoría

de un solo individuo, por el contrario este conocimiento se teje colectivamente, y se

dinamiza en el grupo, siguiendo la Ley de vida.

186

• Formas de enseñanza

Las formas de enseñanza van asociadas a diferentes prácticas culturales a lo largo de la

vida, las cuales están entrelazadas con el complejo ecosistémico de la selva en cuatro

escenarios de aprendizaje, como son la Maloca, la Chagra, el río y la selva. (Azicatch,

2007) Estos escenarios forman parte de las diferentes etapas de la vida, siendo accesibles

a los diferentes miembros de la etnia. Así los saberes de la cultura son enseñados en estos

espacios guiados por los mayores, y el colectivo clanico, para compartir sus significados y

renovar estas prácticas. Como lo enfatiza Gil Jairo:

Entonces profe mire, hay que tener claro también o sea, que son dos, tres o cuatro

cosas que son digamos específicas, pero por ejemplo yo le hablo del grupo de

nosotros, […]ahí la forma de enseñar puede integrar, porque el que escuchó antes,

tiene más claro las cosas, pero los que estamos iniciando pues apenas estamos, y

¡así! pero en la medida en que él se preocupe él profundiza, ya, yo escuche de eso,

entonces ¿qué hay más de eso? en esa medida como la enseñanza es para todos, ahí

si es como del gusto de cada uno, entonces, si a mí me gusta la parte de medicina

pues sobre eso yo voy a seguir investigando, si al otro le gusto de cantar, de hacer

baile pues de eso va a seguir. (2012)

El conocimiento del cuidado de la vida es amplio y complejo, por lo que se ha logrado

establecer la configuración de cuatro carreras tradicionales que permiten mantener estos

conocimientos, los cuales son de libre elección por parte de los miembros de los diferentes

clanes. Su organización contempla las carreras de Bailes, medicina, consejo o

chamanismo. Este conocimiento, es enseñado por los mayores quienes contribuyen a la

formación en las carreras de los jóvenes y a su vez, la elección y aprendizaje de estos

conocimientos debe partir del interés por aprender de parte de los jóvenes. El conocimiento

ancestral constituye un todo integrado, donde se establecen relaciones entre naturaleza,

humanos y divinidad, no es un mundo escindido, sino que se asume como una

interrelación. Jafaik+, es el origen de todo, representa una deidad, quien a través del aire de

vida, transforma lo espiritual en materia y da cuenta de la diversidad de la vida, incluido el

hombre, además se constituye en un principio que es transversal a todo, que forma parte de

la ley de vida de la etnia Uitoto- Muruy.

b) Encuentros y desencuentros con la educación Occidental

187

Desde los enfoques multiculturales e interculturales en la enseñanza de las ciencias

naturales, se han tratado de comprender lo que acontece cuando diferentes formas de

conocimiento se ponen en contacto en el ámbito escolar (Molina, 2005, 2002; Aikenhead,

2001ª, 2001b; Cobern 1994, 1996b; Cobern y Aikenhead, 1998; El Hani y Sepúlveda,

2006). Al respecto es importante señalar que Gil Jairo ha estado en contacto con la

educación propia de la etnia Uitoto- Muruy hasta el presente y también ha transitado por la

educación escolarizada occidental, situación que le ha permitido reflexionar sobre estas

formas de conocimiento y su enseñanza. En un primer momento deja ver las dificultades

respecto a las rupturas generadas por la escuela y sus formas de concebir el mundo, y en un

segundo momento muestra que pertenecer a una licenciatura en Biología con enfoque

intercultural le permite dar sentido a su quehacer como maestro y pensar en el

establecimiento de posibles puentes y acuerdos entre conocimientos, como ampliación de

su universo discursivo, además de enriquecer sus prácticas como futuro maestro.

De acuerdo con la experiencia vivida en la educación formal occidental, Gil Jairo, expresa

desde su historia personal, las consideraciones sobre lo cognitivo, el conocimiento escolar,

el aprendizaje y la enseñanza, así como su concepción de la diversidad cultural en relación

con las miradas de la biodiversidad que plantea occidente.

• Lo Cognitivo

Lo cognitivo de acuerdo con lo expresado por Gil Jairo puede ser considerado desde el

contexto cultural el cual, proporciona a niños y jóvenes escenarios de aprendizaje propios

a partir de las experiencias directas, la observación, y el conocimiento de los mayores,

quienes con sus enseñanzas aportan a la configuración de un conocimiento del cuidado de

la vida y su diversidad, que vincula las funciones e interacciones como un todo integrado.

[…] usted profe a cualquier mayor usted le pregunta y él siempre le va a hablar del

(jafaikƗ), o sea es algo transversal a todo todos le van a hablar que nuestro

principio viene de (jafaikƗ) [que es el dios] ¡exactamente!, en ultimas es el mismo,

o sea si es algo que no se ve, algo que es de donde procede la vida pues es del

padre creador (Gil Jairo: Entrevista).

La etnoeducación no es una preocupación, la preocupación es que tantos métodos

de enseñanza que se han ofrecido han conducido al desorden. La educación propia

188

que imparten los mayores desde el mambeadero sigue su método de enseñanza sin

los Vaivenes de las modas pedagógicas (Farekatde y Henao, 2009, p.125)

Las condiciones del contexto cultural y la escuela son constitutivos del aprendizaje, aunque

de manera diferenciada según la constitución histórica de los conocimientos acerca de la

vida y su diversidad, puesto que desde la educación propia se plantea desde una

perspectiva holística como un todo integrado y localizado, que tiene una forma de

enseñanza, que vincula los mitos y las prácticas de cuidado del conocimiento, mientras que

la escuela vehicula el conocimiento universal, deslocalizado, objetivado y fragmentado de

la ciencia y sus métodos diversos de enseñanza alteran el orden.

Es curioso cómo nos enseñan la biodiversidad de la selva, así en una salida de

campo nos tocaba hacer parcelas, trazando unos transectos y poniendo nombres,

sin pedir permiso al dueño, y hay sí, entonces nosotros para nosotros ¡todo está

relacionado!, en la selva no hay esas divisiones (Pérez, 2013. Diario de campo)

Su conocimiento empírico sobre la dinámica de la selva, los periodos de lluvias y veranos

y su incidencia en los caudales de los ríos, la dinámica de aguas bajas y altas, los rebalses y

el monte, les permite tener un conocimiento relacional e integrado que se condensa en el

calendario étnico al vincular lo material y lo espiritual, donde lo humano y su origen se

explicita al igual que el de los animales y las plantas como una forma de mantener y

armonizar las relaciones a través de la palabra entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual.

Este se constituye en un saber importante que debe ser escuchado y preservado a lo largo

del año, al ser un conocimiento que fue dado por el creador, Moo siendo deber del uitoto-

Muruy cuidar este conocimiento, el cual, se encuentra representado como eño (maloca o

madre) protectora del tiempo y el espacio, que simboliza una forma de organización del

trabajo, la abundancia y la humanización del pensamiento indígena objeto de enseñanza

(Farekatde y Mejía, 2009) con la intención de armonizar las relaciones entre humanos y no

humanos para un vivir bien.

[…]desde el rozi, además de ser una mitología es algo que se evidencia, o sea el

tiempo del friaje llega, y ese es un espacio que, se aprende todo eso, así como,

hablábamos antes, también se aprende. […] Ahí, después que ya uno es mambeador

o que uno está en esa preparación pues por eso le recomiendan a uno pues

presentarse todas las noches, yo creo que ahí el dialogo que uno realiza es

precisamente para uno mirar todo el trabajo del mañana, la cacería, o si voy a

189

trabajar la casa o si voy a sacar leña, bueno, esa noche usted organiza, bueno voy a

hacer esto mañana, ahí organiza esa parte y entonces en ese momento si va a hacer

chagra usted está pidiendo el permiso, si, es en esa medida, no entrar directo sino

siempre pedir permiso.

El calendario se constituye en expresión de la complejidad del pensamiento Muruy, como

registro de un saber encarnado que se enseña, así los aprendizajes al respecto ocupan una

centralidad en la educación que orienta y determina el significado de las acciones del

grupo étnico.

• Conocimiento escolar y la emergencia de Tensiones

Su experiencia educativa en la escuela occidental, le llevan a señalar la necesidad de

abordar el contexto cultural, dado que, sus conocimientos propios se han visto

invisibilizados en el espacio escolar, con el agravante de ser reemplazados por los

proporcionados por el conocimiento científico escolar, lo cual, representa una asimetría

con los conocimientos propios. Así el proyecto educativo cultural, que sigue la perspectiva

centralizada del estado, inspirado en la Constitución Política de 1886, paradójicamente

basa su búsqueda de una idea de igualdad en la negación de la heterogeneidad y diversidad

(Gutiérrez, 1997; Molina et al, 2009), también como una clara asimetría en los

conocimientos, así el proyecto cultural educativo escolar que sigue la perspectiva

centralizada del estado en una idea de igualdad que homogeniza, golpea el proyecto

cultural educativo del pueblo Uitoto-Muruy. De esta forma, se señala una tensión entre los

conocimientos ancestrales y los conocimientos científicos escolares, como lo expresa Gil

Jairo: “[…] ahorita lo que se ve es un distanciamiento, la escuela lo que ha hecho es

separar ese conocimiento desde la familia por otro, o sea reemplazar. Es necesario

unificar eso, es muy necesario unificarlo”.

Otra tensión que emerge es la del centro y la periferia, encarnada por las instituciones del

estado y las políticas centralizadas que pretenden dar soporte a un proyecto educativo

cultural que se evalúa bajo la lógica de una ciudadanía deslocalizada y descontextualizada,

para atender los criterios de evaluación de las pruebas ICFES y SABER, que no solo

miden unos conocimientos universalizados, sino que a su vez desplazan las lenguas propias

y evalúan desde la lengua castellana, además de evaluar las competencias de una lengua

extranjera como el Inglés, sin considerar los contextos culturales, así las políticas de

190

evaluación de la educación persisten en dejar por fuera los conocimientos de estas culturas

milenarias, aspectos que son objeto de reclamo por parte de Gil Jairo:

Las pruebas, las pruebas, profe del caso mío voy a hablar, por ejemplo hay unas

cosas, no sé si por la distancia, por ejemplo aquí dentro hay unas cosas que nosotros

jamás lo vimos jamás ¡no!, ni siquiera lo experimentamos ¡nada!, y sin embargo,

era algo que debíamos responder, por ejemplo en el caso de Ingles, por ejemplo

nada de Ingles y es un espacio, y así ¡hartas cosas!. (Comunicación oral, Gil Jairo,

2012)

Ante esta situación vivida, se plantea la necesaria lucha que permita pensar una educación

más contextualizada (Molina, 2012; Molina y Utges, 2011), que posibilite la negociación

de los significados y reconozca la condición de ser un país diverso culturalmente, de

manera que se desplace la idea de evaluar con base en conocimientos que homogenizan el

pensamiento y las culturas, además de estratificar a las poblaciones y se mantienen ciertas

hegemonías y que observan en la diferencia una dificultad, traducida en bajos resultados

y fracaso escolar:

[…] O sea debe ser una lucha fuerte de saber cómo se, pues no tanto medir el

conocimiento, que tanto se aprende o que tanto desea realmente, uno no sabe que

es lo que sabe, ¡que es lo que sabe!, más que todo es ¿cómo? haber, bueno de

alguna manera profe, o sea ubicar esto como más contextualizado.

• Aprendizaje: miradas en el contexto escolar

Tanto los contextos culturales, como los escenarios de aprendizaje de la etnia se

constituyen en referentes importantes para comprender la diversidad de la vida. De otra

parte, los conocimientos aportados por la escuela respecto a la biodiversidad, pueden

enriquecer las experiencias de los niños indígenas, sin embargo, este aprendizaje no debe

limitarse al grado de conocimientos que se tenga, sino a la actitud que se asuma frente a la

biodiversidad, es decir que estos temas hagan parte de la realidad del estudiante.

Aquí como yo hace rato dije, o sea la situación de que se mantenga, de que se

proteja o no la diversidad, esta no tanto en el grado de conocimiento, o sea todo el

conocimiento que se le esté dando a la vida, sino finalmente es en la actitud que el

niño tenga frente a eso que es diversidad, mas voy por ese lado, no tanto de que se

191

va a enseñar sino la actitud que él vaya a tomar finalmente frente a eso, que se

llama biodiversidad.

Aprender esta entrelazado con el vivir de cada miembro del clan, es decir que el

conocimiento acerca del cuidado de la vida, no es un conocimiento absoluto y acabado,

que puede tener una periodicidad para ser aprehendido, por el contrario es un conocimiento

que se teje colectivamente y que es susceptible de ser aprendido en todo momento, no se

restringe a un escenario especifico o a un orden particular. Se aprende a partir de la

experiencia vivida, en la interacción entre humanos y no humanos. Así mismo el contexto

cultural contribuye en la producción de significados que se comparten desde un nombrar y

unas prácticas que entrelaza la naturaleza-lo humano y lo espiritual, por lo que puede

resultar diferenciada de la forma en que es concebida y nombrada por occidente como

biodiversidad.

[…] hace poco los maestros que hicimos la práctica pedagógica, o sea una

experiencia buena también, porque no lo hice dentro del grupo étnico de los uitoto

¡yo le digo muruy! sino que escogí trabajarlo con los Okaina, me fui con Ferney,

entonces precisamente para buscar otra forma pero en ultima […]ellos tiene la

misma forma de enseñar (la educación propia), solo que cambia ya es su lengua.

[…]dice el abuelo es que uno aprende es a todo momento, por el camino, en las

noches de todo eso que usted está usted está concentrado ahí, por eso antes de usted

acostarse usted debe pasar una o dos horas meditando lo que usted hablo, o sea, así

sea reflexionado o sea volviendo y después usted vuelve y todo lo que el abuelo

narro y narro le va a quedar algo. (Gil Jairo, 2012)

El aprendizaje permite estrechar la relación entre niños-jóvenes y los mayores para

mantener el conocimiento en movimiento, a través del cual se cuida aquello que es

considerado esencial en la cultura y que debe ser aprendido por las diferentes generaciones

aspecto que trasciende la idea de una visión limitada a la supervivencia, para pensar en una

pedagogía acerca del cuidado de la vida, del cuidado del otro y de la madre tierra, que

posibilite la reflexión acerca de las formas de ser y de habitar el mundo a través de la

mediación de la lengua.

• Enseñanza y contexto escolar

192

En relación con la enseñanza en el contexto escolar, se propone construir puentes entre

conocimientos ancestrales y conocimientos científicos, respecto a las formas de concebir

la diversidad de la vida, así mismo, se plantea como puente la acción mediadora del

maestro, y las estrategias docentes. De esta manera, se muestra la relevancia que pueden

tener las diferentes formas de conocimiento para ser reconocidos y enseñados en el

contexto escolar, como una vía para reivindicar la igualdad de estos conocimientos. De

acuerdo con los diálogos e interpretaciones que hace Gil Jairo de las situaciones planteadas

y que interpreta en el marco de su experiencia como docente en formación en el desarrollo

de su práctica pedagógica.

[…]también podemos ver la fauna del río si ya, y es más relacionado, por ejemplo

yo hacía un trabajo cuando hacíamos lo de las cadenas alimentarias con los niñitos,

entonces yo no le plantee como era lo de las cadenas, sino que ellos pensaran en

tiempos de cuando florece tal tal y tal semilla, ¿qué pasa?, cuando el sol calienta

eso hace que revienten esas semillitas caen al agua, entonces uno ahí si comienza a

mirar ahí sí que llega tal pescado, y tal, bueno! y entonces ellos mismos iban

creando esas esas [esas relaciones] sí. (Comunicación oral, Gil Jairo, 2012)

De acuerdo con la experiencia adquirida en la práctica pedagógica, la indagación de las

ideas de los niños tiene sentido al reconocer en ellos conocimientos empíricos acerca de

la aprehensión de su entorno como parte de su conocimiento ecológico ancestral, con un

significado que da cuenta de las relaciones entre lo humano y la naturaleza. Este

conocimiento es visibilizado por el maestro en formación en coherencia con su reclamo

por lograr una simetría de los conocimientos en el espacio escolar, al mostrar la necesidad

de establecer puentes entre la mediación simbólica y la mediación conceptual, para

enriquecer las experiencias de los estudiantes y las del maestro, en una relación más

horizontal del conocimiento y del proceso de enseñanza y aprendizaje.

Así mismo, el maestro puede constituirse en mediador de las diferentes formas de

conocimiento, en este caso del occidental y ancestral, al hacer uso de los recursos y

fuentes del conocimiento que forman parte de las culturas implicadas; además se les

reconoce el papel activo de su quehacer al propiciar dicha movilización y explorar los

diversos espacios de conocimiento.

[…]¡claro profe! O sea eso también implica que tanto la persona que enseña o sea

el profesor, él también tiene que hacer, él tiene que movilizarse dentro de ese

193

conocimiento, no solamente con lo que aparece y ¡ya! no solamente con lo que está

interno, sino que hay que buscar otros espacios, el mambeadero, dentro de la

comunidad y cuando uno investiga más hacia la cultura uno puede llegar e

identificar yo pienso que no es solo una palabra, el error en lo que hemos caído el

grupito es buscar una palabra para definir, sino que nosotros tenemos muchas

formas de definir la vida. (Comunicación oral, Gil Jairo, 2012).

La experiencia de pertenecer a una cultura y asumir la experiencia de la practica

pedagógica de otro grupo diferenciado culturalmente, muestra su apertura hacia el

reconocimiento de otras culturas es decir, de la diversidad cultural que se comparte en este

lugar junto con la diversidad biológica, aspectos que son generadores de reflexión desde su

ser y su hacer que le permiten reconocer en un mismo tiempo y lugar tres diversidades

como son la diversidad biológica, cultural y Lingüística.

[…] porque sería como algo raro, nosotros enseñar diversidad o biodiversidad

desde los textos, si eso sería como algo muy muy, [como algo contradictorio?] y de

la misma biodiversidad si! sino como buscando como los escenarios propios.

(Comunicación oral, Gil Jairo, 2012).

La enseñanza de la biodiversidad, pensada desde el escenario amazónico, y sustentada en

el conocimiento empírico, permite un aprendizaje de los niños y niñas Okaina, en relación

con su contexto cultural. En dichas circunstancias, la condición de docente en formación

también le permite distinguir el contexto occidental del contexto cultural local, con lo

cual, proyecta los procesos de enseñanza, manteniendo el vínculo con el complejo

ecológico del cual hace parte y distanciándose del uso de los textos escolares.

A este respecto se puede apreciar la emergencia de dos aspectos relevantes que deben ser

objeto de discusión en los procesos de formación en ciencias, desde perspectivas

culturales. El primero enfocado en la tensión entre escritura y oralidad presente a lo largo

de la historia que priorizan para la lectura e interpretación de ciertos significados que

exhiben los sistemas culturales y las estructuras de poder (Soler, 2013), y que circulan en

el contexto escolar y en las tradiciones de la ciencia escolar y las culturas de tradición oral.

El segundo enfatiza más en el reconocimiento de la experiencia en el encuentro activo con

la selva y los conocimientos locales, que en las teorías y conceptos universales, abstractos

y deslocalizados que se imparten en las clases de ciencias. De tal manera, Gil Jairo, opta

por una enseñanza basada en las formas de conocer y concebir el mundo desde los

194

contextos culturales locales y toma la experiencia y el contacto directo, como punto de

partida para la enseñanza de la diversidad de la vida, sus procesos e interrelaciones que le

confieren un significado acorde con las realidades locales y perspectivas del contexto

cultural.

3.2.4 Dimensión Ética del cuidado. Gil Jairo,

La relación perfecta está entre lo divino lo humano y la naturaleza y para nosotros

de manera directa yo dijera de relación de igual a igual, hombre igual a

naturaleza, naturaleza igual a lo divino o viceversa. (Faredkade, 2013. Sabedor

Uitoto-muruy)

Durante los diferentes diálogos con Gil Jairo, aparecen expresiones sobre el cuidado de la

vida y el cuidado del conocimiento, las cuales guardan una profunda relación con la Ley de

vida, fundamento del ethos uitoto-muruy. “El cuidado se vislumbra como un fenómeno

para la consciencia, que se lleva a la experiencia, y toma forma en las prácticas de los

sujetos” (Boff, 2002, p. 171), tanto en el plano individual como en el colectivo. En este

sentido, hablar del cuidado, no es algo independiente del sujeto, por el contrario implica

una dimensión ontológica que entra a formar parte en la constitución del ser humano. Así

se reafirma, que el cuidado es propio de la existencia humana y por tanto se debe cumplir

con este mandato que vincula la vida del ser y reconoce a las demás formas de vida como

co-existencias con las que se convive y se interrelaciona en un proyecto de ser en el

mundo.

El monifue o abundancia representa un “ver crecer su gente” que se advierte en el

conocimiento y las prácticas de cuidado de la vida humana, que apela a todo lo que el ser

humano emprende, proyecta y hace (Heidegger, 1927), en tal sentido, Gil Jairo, enfatiza

especialmente sobre el cuidado al orientar el pensamiento, la palabra y la obra, en la

cotidianidad del individuo y del colectivo clánico. Al respecto plantea sobre diferentes

aspectos que complejizan su forma de ser y de habitar el mundo: a) el cuidado del

conocimiento como eje central de su cultura, b)la Otredad: distinción entre humanos y No

humanos que remite al mito de origen, y la responsabilidad que les asiste acerca del

cuidado del conocimiento que comprende el cuidado de la vida humana y de manera tácita

el cuidado de lo otro (diversidad de la vida); c) la idea de cuidado que entrelaza el vínculo

195

entre humanos con los demás existentes y el manejo que le debe dar a la naturaleza; d) el

modo de ser en el mundo que vincula el cuidado con las prácticas y el trabajo.

a) Cuidado del conocimiento:

El cuidado del conocimiento comprende un proyecto cultural que se re-crea a través de la

forma como el Uitoto-Muruy conoce el mundo, de su ser individual y colectivo como

pilares de esa relación a través de la palabra que construye una manera de ser y de hacer,

que busca la permanencia del grupo y de su cultura. El conocimiento se erige como aquello

que favorece la realización del colectivo en un vivir bien, orientado por el sabedor o

mayor del clan en el transitar que actualiza y enriquece la experiencia, conocimiento que se

construye a través de la palabra que dota de significados las experiencias de búsqueda, de

encuentro y de posibilidad como horizontes de sentido que se tejen colectivamente en su

tradición oral. Como lo expresa Gil Jairo, 2012

[…] por ejemplo de aquí de nosotros eh, para conservar, realmente para conservar,

no se tiene que/ que proteger los árboles, no se tiene que proteger los animales así

directamente, sino se debe que proteger es el conocimiento, el conocimiento que

reciben los mayores, eso o sea proteger, para que haya protección de eso.

(Comunicación oral, Gil Jairo, 2012).

El cuidado del conocimiento, es el principio de todo, al respecto, se explicita que en la

cultura Uitoto-Muruy el conocimiento refiere a toda una posibilidad de producir una

realidad que va más allá de lo que occidente ha valorado como es situarles en la categoría

de grupos humanos que conservan la biodiversidad sin mayores transformaciones

“guardianes de la selva”. Les advierte que el conocimiento que detentan va más allá de una

ubicación geográfica, o de un estar en la naturaleza, junto con las plantas los animales y

otros seres humanos, para señalar que este conocimiento implica una forma de existir y de

coexistir con los demás grupos humanos, de navegar por la realidad y relacionarse con

todas las formas de vida (Boff, 2002), Se trata de una parte de su filosofía, de su ley de

vida que acude al mito para explicitar que la sabiduría entregada por el “creador”,

simbólicamente está en el aire del tabaco disponible para los hombres a través de los

sabedores quienes transmiten este conocimiento del cuidado a las nuevas generaciones.

b) Otredad: El cuidado del otro

196

En la cultura del uitoto-muruy, lo humano comprende la palabra, el consejo y el

conocimiento que permite reflexionar sobre el modo de ser y de estar en el mundo, por

ello, se emplea el Tabaco de los humanos a diferencia del tabaco de los animales, porque

se erige sobre el respeto hacia la familia y el clan, al ser lo regulado, lo social y

humanamente correcto que corresponde a un vivir bien. Esta distinción en términos de lo

humano y lo no humano, de una parte señala el aire del “abuelo tabaco” como diferente del

tabaco de los animales, al ser un mediador entre el creador y los humanos para brindar el

conocimiento y su buen uso, acompañado por el respeto y cuidado del otro, y de otra

parte, reitera el vínculo entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual que se simboliza en el

tabaco, lo humano y el consejo. La ética del cuidado, muestra la profundidad del

pensamiento de la etnia Uitoto-Muruy y las acciones que para ellos son socialmente

correctas.

[…] con el tabaco que es de nosotros sino que estamos es trabajando con ese tabaco

de los animales, entonces me parece que está ahí en la palabra, digamos el tabaco,

el tabaco frio, creo que eso es lo que nos diferencia, la palabra, la orientación que

existe es lo que nos diferencia. […] Lo que distingue al ser humano de otras formas

de vida es su aire frio, de endulzar la palabra y comportarse amable con la familia,

respetar a los demás. (Comunicación oral, Gil Jairo, 2013).

Las otras formas de vida no humanas se reconocen y se respetan, al remitirse al mito de

origen en el que se visibiliza la diferencia de las otras formas de vida y el lugar en el que se

encuentran. También se respeta desde aquello que diferencia y que a su vez es prohibido

para los humanos, por ser reservado como lugar de vida de los animales desde la creación,

que sirve para regular las intervenciones y usos de ciertas unidades de paisaje por parte de

la etnia.

ya estamos en los de la tierra, ya van los micos, los micos también lo mismo,

entonces se nombran esos animales que hacen así, o sea en el caso de la tierra, pero

también hay algo importante en esas curaciones y es cuando nombran a los salados,

o sea el salado se dice que es la primera Caguana que existió, ¿si? y es como la

representación también del seno de la Madre Tierra, ese es como el salado para

nosotros, entonces ahí es donde que todas las criaturas van a tomar, por eso ellos

van allá, entonces ahí es que toca tener cuidado ¡de nombrar eso!, o sea como el

primer Caguana, pero que no es de nosotros sino de los animales.

197

La palabra de cuidado que se constituye en pilar del ethos del Uitoto- Muruy, construye

una realidad dotada de significado, que se orienta hacia el cuidado de la vida humana, al

reiterar que el cuidado no es un objeto independiente de lo humano, sino por el contrario

forma parte de su ser y fundamenta su modo de ser, de pensar y de experimentar el

cuidado. Se cuida la vida humana, se cuida al otro en la emergencia de la otredad, así el

otro, es con quien se comparte unos principios y en el vivir bien, se encuentran

entrelazados los demás seres, que se constituyen en otra instancia del cuidado porque

forman parte de la existencia y de la permanencia del grupo clanico.

c) El cuidado como vínculo entre lo humano y la naturaleza

El cuidado de la vida humana se sustenta en el conocimiento del mundo, que se ha

configurado históricamente y que ha prevalecido en el contexto selvático. Estas

experiencias se entretejen y se renuevan en una cultura milenaria como la Uitoto-Muruy

que ha sabido interpretar los ciclos de la naturaleza y las condiciones climáticas, para

poder armonizar las practicas al realizar la chagra, la pesca o casería, reguladas desde

referentes espirituales, como forma de reconocer el vínculo y la coexistencia con los

demás seres. Este vínculo se traduce en un reconocimiento de lo otro –naturaleza- no como

objeto escindido de la existencia, sino como un sujeto activo que forma parte del ser en el

mundo y se simboliza a través de rituales y ceremoniales para pedir permiso al dueño(s)

de manera que se puedan llevar a cabo ciertas acciones y a su vez controlar esas dinámicas

de la selva desde el conocimiento de los mayores quienes desde su saber y consejo

favorecen el cuidado de la salud, en este caso el cuidado de la vida.

[…] entonces pide permiso, yo voy a sacar esto, si hay ahí cocos de monte, si hay

otro bejucos, ó sea ¡todo lo que hay!, entonces eso es lo que yo voy a reemplazar

después ya con mi siembra, cuando usted va a sembrar, esos que se arrastran, esos

que suben, entonces eso mismo es lo que uno reemplaza […]así mismo uno dice

bueno, por esa parte por ahí tienen casa las avispas, ahí tienen casa los micos, los

pajaritos, por ahí hay caminos de los animales entonces yo voy a hacer hay por

favor hagan su camino por otro lado, yo no los quiero, y el que ya como dicen es

terco, el que ya no quiere hacer caso pues está ahí y cuando se está en el trabajo

pues se muere porque ya no obedeció eso que él quiso hacer ¡bien!, entonces es

como la forma de trabajar esa parte. (Comunicación oral, Gil Jairo, 2013).

198

Estas expresiones hacen del cuidado una forma de reconocer las demás formas de vida y

las relaciones que se entretejen con lo humano, lo que se puede entrever como una forma

de existir y de coexistir, en este complejo de la vida que muestra una forma de habitar el

mundo, de recorrerlo y de establecer múltiples relaciones con sus diferentes componentes,

en los cuales los dueños espirituales administran ciertos sectores o ecosistemas y formas

diversas de la vida, así a través de la palabra de autoridad del sabedor se dialoga con estos

seres para establecer acuerdos sobre el acceso y manejo de plantas, animales, fuentes

hídricas y suelos cultivables, (Urbina, 2010, p. 34) que permiten el manejo armonioso de

las relaciones entre materialidad y espiritualidad y a la vez, construir su propio ser, su auto-

conciencia y su propia identidad (Boff, 2002), como Uitoto-Muruy.

[…] es como vivir unido en la diversidad también, porque eso implica la chagra

(Gil Jairo, 2012).

En la chagra pueden cultivarse la espinaca y el maní (se mezclan), no tienen

problema, ahí ellas mismas se ayudan, se entienden (Maestra uitoto, 2012).

De esta forma se revalida el vínculo entre la diversidad de la vida y lo humano, que se

expresa en la chagra, como parte de la existencia, del vivir en unidad, como un todo, que

orienta el principio de convivencia para mantener la armonía entre la naturaleza-lo humano

y lo espiritual. En tal sentido, la chagra se constituye en expresión del cuidado que

permite ver los demás seres, como valores y símbolos que forman parte de una realidad,

en la que el ser humano es consciente y asume el proyecto de producir la vida y cuidarla.

d) El modo de ser en el mundo que vincula el cuidado con las prácticas y el trabajo

El cuidado del conocimiento representa el cuidado de la vida como ethos fundamental de

la cultura Uitoto-Muruy, se constituye en un modo de ser que cobra forma en las prácticas

de cuidado de la vida, asociadas con la curación, ayudar a crecer la vida, a producir la vida

y comportarse acorde con las normas que demanda la “ley de vida” con un contenido

histórico social que comprende las experiencias ancestrales y sociales del colectivo y que

se actualizan en la medida en que se enfrentan a nuevas realidades. El cuidado se

constituye en fundamento de interpretación del ser humano (Heidegger, 1927) y en tal caso

en sustrato de interpretación del ethos del Uitoto-Muruy, ya que la existencia del otro

también tiene importancia para sí, como una actitud de cuidado hacia los demás y que

propicia un sentido de responsabilidad del vivir juntos.

199

Una de las expresiones del cuidado, se relaciona con la medicina tradicional para poder

tratar las enfermedades, de manera que su conocimiento de la naturaleza, el acervo cultural

y el contexto, le permiten actuar para poder sanar no solo desde lo material, sino desde lo

espiritual, al integrar plantas, oraciones y su conocimiento, para armonizar las relaciones

entre la naturaleza-humano-lo espiritual en el tratamiento de enfermedades. Sin embargo,

Gil Jairo, expresa que las oraciones no son cosas complejas, de acuerdo con su proceso de

preparación en el manejo de enfermedades de la niñez (Genuisa).

Por ejemplo en el caso de la medicina es alguien que o sea continuamente el

estado del hombre cuando se enferma o no se enferma siempre el abuelo está

pendiente (Gil Jairo, 2012).Profe y las oraciones no son cosas del otro mundo,

como le digo son cosas elementales, por ejemplo una picada de una conga, ¿Cuál es

la oración para la picada de una conga? іY es la cosa más sencilla que puede

existir!, ahí le dicen pues que la parte en que él tiene digamos el venenito, nosotros

le decimos, eso simplemente se nombra de esas uvitas que son bien dulces, de miel,

bolitas de esas de miel, eso, y el Pareca, todas esas cosas dulces, eso no más!, uno

nombra eso y le dice pues que eso no debe afectar a la persona, ¡listo!.

(Comunicación oral, Gil Jairo, 2013)

El conocimiento de los mayores está al servicio del cuidado de la vida de la comunidad.

Las prácticas del cuidado de la vida forman parte de su cosmogonía, además de hacer parte

del plan de vida de los Hijos de la coca, el tabaco y la yuca dulce. Para recordar el deber

ser y el hacer de quienes orientan con sus conocimientos el cuidado de la vida de la

comunidad.

Otra práctica de cuidado está relacionada con la chagra como cultivo del alimento y

conocimiento que vincula la vida humana con las demás formas de vida y armoniza el

trabajo con la interacción que se entreteje en el contexto selvático, como alteridad que se

reconoce y se cuida. Las prácticas del cuidado de la vida forman parte de su cosmogonía.

[…] ahí mismo donde usted abre ese pedazo de dónde va la chagra ahí mismo

habían unos árboles que tenían frutos, habían otros que tenían espinas habían

bejucos decimos nosotros, entonces de esa misma manera usted tiene que

reemplazar la chagra entonces por eso se siembra yuca se siembra este el

chontaduro que tiene espinas se siembran todos los batatas. (Comunicación oral,

Gil Jairo, 2012).

200

Las prácticas de cuidado de la vida están relacionadas con el conocimiento, valoración y

manejo de la selva y demás existentes, así se hace un sistema de dialogo que reconoce el

vínculo con las demás formas de vida y sus dinámicas, componentes y procesos que se

esperan mantener en este sistema ecológico y complejo eco-cultural. El conocimiento de

la selva se expresa en la apertura de las chagras, para sembrar plantas con características

similares a las existentes para procurar el cuidado y armonizar las relaciones entre

humanos y naturaleza.

Para cuidar la vida se debe cuidar el conocimiento ancestral, que fue entregado por el dios

creador al hombre en el humo del tabaco (Azicatch, 2007) y que se constituye en la

conexión entre el Hombre, la divinidad y la diversidad de la vida. La situación planteada se

asocia fundamentalmente con el cuidado del conocimiento y se traslada a la propia realidad

cultural, al señalar que cuando se habla de cuidar el ambiente (término extranjero),

realmente se debe entender como el cuidado del conocimiento ancestral.

[…] como le digo de todas formas el hombre, por eso cuando yo decía en el caso

de los abuelos, pues ellos dicen cuidar el ambiente , aunque es un término muy/,

pero si uno le pregunta qué significa eso, es precisamente con la palabra, la palabra

lo que hace, es/, decimos que todos los organismos tiene su calor o su aire, y en la

medida en que esos le afectan al hombre y el hombre los afecta, o sea la armonía

realmente es el resultado de un desequilibrio entre estos ya!, eso es lo que garantiza

la biodiversidad, [el desequilibrio] exactamente. (Gil Jairo, 2012)

Este pensamiento y expresión del cuidado desde la cultura Uitoto-Muruy, se contrasta con

la idea de conservar y valorar la biodiversidad por parte de occidente que recorre diferentes

vías como la educación y los medios de comunicación, al plantear una visión diferenciada

de la selva, que objetiva la naturaleza y construye una idea de recurso desde una

perspectiva uilitarista y de control de la vida en la que subyace una idea de mercado.

En la forma de valorar la biodiversidad, si hay diferencias, hay diferencias en la

valoración [que hace occidente], porque o sea lo que se estudia de acuerdo a lo que

se estudia por ejemplo decir que vamos a hacer un uso racional o un estudio para el

aprovechamiento es eso precisamente estudiar qué riquezas hay en la selva o en la

tierra con fines de aprovechamiento (por parte de occidente). (Gil Jairo, 2012)

201

El conocimiento de la vida debe ser cuidado por lo humano, así, se plantea una mirada

holística del mundo donde todo está relacionado. Desde el mismo nombre tradicional se

estrecha el vínculo con los procesos y formas de vida de la naturaleza, como es el caso del

abuelo o mayor del clan de Gil Jairo, quien tiene por nombre (esazilla), que se refiere al

reverdecer del tabaco el cual es interpretado por Gil como “hacer crecer la vida", nombre

que no es al azar, sino que tiene un significado profundo y que apela a una ética del

cuidado de la vida, por lo cual su pensamiento y obra deben ser consecuentes, es decir que

no se debe hablar de violencia por ser contrario a su significado.

• Armonización de las relaciones

El canto se constituye en una de las prácticas de cuidado y en instancia del conocimiento

colectivo ancestral que mantiene la memoria viva de su acervo cultural, en donde se habla

de las leyes que los rigen, de aquello que es el conflicto en el origen y lo que se arregla a

través de la intervención de deidades y de lo humano, para armonizar las relaciones y

recordar lo prohibido, lo que no se debe hacer. Y de cómo el mundo de "acá" es un mundo

donde se busca arreglar las relaciones, mantener el orden del cosmos, en las diferentes

acciones de los humanos, que buscan experimentar la palabra de cuidado de la vida

humana, a través del monifue, de la abundancia del conocimiento, del alimento y de la

salud del colectivo.

El canto lo que dice inicialmente es toda la parte como de origen, o sea toda la parte

como de conflicto, […] entonces hay como ese segundo momento importante

dentro del canto. Después se nombra a la dueña, bueno ya en ese momento, de ahí

para arriba ya el canto habla de monifue o sea este señor que quiere arreglar eso que

está mal. (Gil Jairo, 2013).

Los cantos y bailes, posibilitan el encuentro, la memoria y el reconocimiento acerca del

cuidado de la vida humana, como un modo de ser y de saber que se comparte en el

colectivo étnico, al expresar una forma de ser y de habitar el mundo que funda las

relaciones con todas las diversas formas de vida, como formas de construir la realidad, en

un proyecto común que comprende el conocimiento del mundo, a través de relaciones de

convivencia que se armonizan a través de la palabra y de las acciones que contribuyen a

aportar una visión del mundo de ser y de actuar, lo cual influencia a niños, mujeres y

jóvenes hasta los mayores al respecto de su relación con las diferentes formas de

202

existencia, determinaciones que permiten reconocer y vivir la reciprocidad y la alteridad

como experiencia fundamental del encuentro, reconocimiento y valor del otro y de lo otro.

3.2.5 Dimensión Cultural

A lo largo de los diferentes diálogos, se muestra la importancia que para Gil Jairo,

representa hablar desde la cultura, al explicitar los conocimientos y significados que se

comparten en el clán y las etnias, así como los debates y tensiones que se han establecido

con occidente. Los conocimientos que circulan en los pueblos del Tabaco, la coca y la yuca

dulce, permiten mantener la memoria, y transmitir los conocimientos en formas simbólicas

que se actualizan (Molina; El Hani & Sánchez, 2013) como parte del Monifue o

abundancia del conocimiento, que comprende tanto los procesos mentales y sociales,

como las acciones personales bajo criterios de selección, que posibilitan construir un

conocimiento activo e interactivo, dotado de sentido y significado en el escenario cultural,

como parte de un proceso histórico y social en el devenir de su pueblo milenario.

Así mismo, para Gil Jairo, la diversidad cultural entraña diferencias y contrastes (García,

2004), de manera que, parte del reconocimiento de sí y del otro diferente, evidencia una

relación en la que emergen tensiones entre lo propio y lo ajeno, en especial entre su cultura

y occidente, acerca de las relaciones de orden histórico que plantean asimetrías entre

conocimientos a la vez, que la interculturalidad también comprende la confrontación y

entrelazamiento en las interacciones e intercambios que se aprecian en la hibridación de

conocimientos como formas de dar cuenta del mundo. Estas apreciaciones emergen cuando

se habla desde la cultura Uitoto-Muruy, que también reconoce la cultura occidental, en

especial a través de las experiencias educativas en el espacio escolar como estudiante y

como docente en formación.

Al respecto emergen diferentes relaciones que expresan las ideas sobre la diversidad

cultural, a través de la a) Interculturalidad y enseñanza; b)Interculturalidad y desigualdad;

c)Significados y contextos culturales; d) Formas de interculturalidad; e) Rupturas; y f)

Hibridez de conocimientos, aspectos que se desarrollan a continuación:

a) Interculturalidad y enseñanza

La experiencia de la práctica pedagógica adelantada por Gil Jairo como parte de su

ejercicio como estudiante de la Licenciatura en Biología, le permite considerar la

203

posibilidad de trabajar con una cultura diferente a la Uitoto-Muruy, y optar por desarrollar

dicha práctica con la etnia Okaina, con el rol de maestro, para establecer un intercambio

con otro grupo cultural, al que reconoce cercano en cuanto a las prácticas de enseñanza del

conocimiento propio, aunque diferenciado en la lengua, y con el cual plantea establecer

puentes entre los conocimientos ancestral y escolar.

Escogí trabajarlo con los okaina, me fui con Ferney, entonces precisamente para

hacer esa, buscar otra forma pero en última es la misma o sea ellos tiene la misma

forma de enseñar, solo que cambia ya es su lengua. (Comunicación oral, Gil Jairo,

2012).

Si bien se comparte el territorio, Gil requiere desplazarse al lugar que ocupan los Okaina,

y también acercarse a otras formas de concebir el mundo, que sugieren un dialogo entre el

conocimiento del Uitoto-Muruy- el conocimiento de los Okaina y el conocimiento escolar,

como posibilitador de encuentro, hace que su rol de maestro lo conduzca a ser mediador al

modo de Latour, (2008), dado que no solo transporta un significado, sino que lo transforma

y agrega complejidad, de manera que le permite establecer criterios de selección de los

conocimientos a enseñar dotados de sentido y significado y que comprenden procesos de

negociación entre culturas, así como posibles tensiones (García, 2004) que se dinamizan

desde las experiencias de Gil Jairo como Uitoto-Muruy y como docente en formación, que

configuran una forma de producción de lo social.

b) Interculturalidad y desigualdad

La interculturalidad, no necesariamente se produce en igualdad de condiciones, dadas las

particularidades de los grupos y sistemas de conocimiento, que operan bajo diferentes

intereses en cuyas relaciones de orden histórico, político y económico, se han perpetuado

formas hegemónicas de poder, de control y privatización de la vida (Toro, 2004; Ulloa,

2004; Nieto, 2006). Las cuales, en la actualidad se expresan a través de cultivos

transgénicos y organismos genéticamente modificados, prácticas que fracturan su realidad

y generan confrontaciones y tensiones entre las culturas, así como la erosión de los

conocimientos ancestrales y la transformación de las practicas, entendidas como una seria

amenaza para la tradición y el mantenimiento de la cultura (Maffi, 2005) al reconocer que

bajo el principio de relacionalidad, la Naturaleza y lo humano se constituyen mutuamente.

204

Aquí a nuestro medio si ha llegado, por lo menos todo lo que son cereales o todos

los granos que son para mí que tienen ese origen, porque o sea es el mercado que

ya/ y eso profe de alguna manera pues ya crea también dependencia, o sea se olvida

las prácticas tradicionales de la chagra porque ya está el kilo de arroz y también se

cambian como las formas tradicionales de alimentarse. (Comunicación oral, Gil

Jairo, 2012).

Esta afirmación reconoce que esos intercambios han provocado la transformación de las

prácticas culturales como el cultivo de la chagra, que se traduce en una dependencia, que

entraña la afectación de la soberanía y seguridad alimentaria al verse comprometida la

autonomía en la producción de alimento y el mantenimiento de los conocimientos

ancestrales asociados a la chagra (Ulloa, 2004; Shiva, 2010; 2004). Así mismo, irrumpe en

la alteración de las relaciones entre el ser humano-la naturaleza- y la divinidad.

c) Significados y contextos locales.

Para la etnia Uitoto-Muruy el conocimiento ancestral sobre las plantas medicinales es

fundamental para el cuidado de la salud; sin embargo, este se debe articular con las

oraciones como formas simbólicas que permiten visibilizar las interrelaciones entre los

conocimientos y la cultura, dado que se comparten significados que pueden ser

funcionales, al operar sobre la enfermedad con un amplio alcance social, además de

estrechar las relaciones entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual, bajo el ethos Uitoto-

Muruy. En este proceso se escucha al mayor o sabedor quien es depositario de un saber

ancestral, como una forma de conocer con un gran interés por aprender.

[La oración para curar] cuando lo escucha al comienzo yo pensaba que eso eran

pues cosas como, pero sin embargo, profe hay palabras que son como, dentro de

las mismas palabras que son como muy claves, hay que decirlas, ¡esas son las que

cumplen! como le decía, ellos van del gusanito, de ahí van al ratoncito, luego los

más grandes, luego los micos, de ahí a los loros, si eso va como en un orden,

después que nombra ¡todo eso!, ya usted nombra ya el tabaco, y todo eso que son

hijos de tal persona. (Gil Jairo, 2013).

De esta forma, se hereda un conocimiento milenario, que se transmite a través de la palabra

y las experiencias prácticas que en el devenir del pueblo Uitoto-Muruy, este conocimiento

es objeto de actualización. Estas formas de ordenar la naturaleza en las que se encuentran

205

todas las expresiones de la diversidad de la vida, plantean una forma de concebir el mundo

en donde todos los existentes se reconocen y emerge una relación, en la cual, el ser

humano se encuentra inserto. Aspectos que manifiestan un esquema histórico transmitido

de significaciones representadas en símbolos como lo señala Geertz (1989), que se

comparten y dinamizan en el colectivo además de regular las acciones y actitudes frente a

la vida y su diversidad que contemplan la armonización de las relaciones entre la

naturaleza-lo humano y lo espiritual.

d) Formas de interculturalidad como confrontación de saberes

Al retomar las experiencias escolares de Gil Jairo y su transitar entre lo propio y lo ajeno,

aparecen posibles puentes entre conocimientos asociados con las formas en cómo se

concibe y se conoce la biodiversidad. Al respecto, se reconoce que las formas de

conocimiento occidental y los saberes locales, pueden ser complementarios para abordar

este tema; conectarlos para democratizar las relaciones entre conocimientos subvierten el

orden histórico planteado por occidente, como es el caso de la historia natural, las

perspectivas clasificatorias y taxonómicas occidentales (Nieto, 2006), y así lograr una

visión más plural y simétrica de los conocimientos en la enseñanza de las ciencias.

[se plantea la opción entre el herbario y/o los saberes locales acerca de los

ecosistemas para la enseñanza de la biodiversidad] uno propone hacer un herbario

Y el otro dice que la diversidad está relacionada con los ecosistemas y ya; son dos

cosas a mi forma de ver complementarios. (Gil Jairo, 2012)

Las experiencias en relación con las pruebas de Estado permiten contrastar sus visiones de

apertura y pluralidad entre conocimientos, en relación con las asimetrías que se perpetúan

por parte del Estado-Nación, al privilegiar una forma de conocimiento occidental

hegemónica que opera en la perspectiva del conocimiento universal y deslocalizado

(Molina y Utges, 2011). Esta situación hace visible las asimetrías y la confrontación de

saberes, que plantea relaciones de control y poder, como se aprecia en lo expuesto por Gil

Jairo, cuando se sometió a las pruebas de Estado, en las que se le evaluó sus competencias

en Inglés, sin considerar que su segunda lengua es el Castellano.

La educación en las regiones y a nivel local no ofrece las mismas oportunidades que en los

centros urbanos. Se privilegia una forma de conocimiento como es el occidental sustentado

en la constitución histórica, en el ámbito escolar, que desconoce las realidades de los

206

contextos locales rurales, así como la invisibilización de la Lengua propia (Quintriqueo y

McGinity, 2009) y la valoración del Inglés, que es ajena y no ha hecho parte de su proceso

de formación.

e) Rupturas

El encuentro con otras culturas como la occidental en los escenarios educativos formales,

señala algunos procesos de hibridación de los conocimientos a través de la interacción

entre culturas y a su vez choques de significado en las fronteras (García, 2004), en últimas

comprende un proceso político que enfrenta a los mayores o sabedores de los colectivos

clánicos con la cultura occidental, además de reafirmar la diferencia entre los sistemas de

conocimiento y el orden social que se produce, como formas de entender lo cultural y su

significación social. Así la tradición oral a través del mito, permite preservar unos códigos

cifrados en la “ley de vida”, para cuidar el conocimiento condensado en los mayores.

[…] todo mito tiene una enseñanza, todo mito tiene una oración, y todo mito tiene

un, una consecuencia, por decir si usted no lo no lo [asume] si eso un poco, por eso

a veces los abuelos son como recelosos, cuando ellos miran que los muchachos

pues no tiene como esa capacidad de responder a un mito, por eso muchas veces

ellos lo enseñan como muy [general] , dicen puros títulos no más porque no se

meten. (Gil Jairo, 2012)

El mito de la abundancia como instancia narrativa contiene una serie de rituales que

contemplan un cuerpo de conocimientos configurados históricamente y que se conservan

como parte de la tradición; sin embargo, estos mitos exigen el cumplimiento de normas de

comportamiento frente a la sociedad y todas las formas de vida. Algunas de estas normas

se interpretan como un sacrificio para algunos jóvenes quienes no están dispuestos a

seguir tales exigencias, razón por la que los mayores hacen una crítica a las nuevas

generaciones frente a su falta de interés y compromiso para responder a un mito, lo que se

percibe como una ruptura particularmente si se consideran los modelos que ofrece

occidente a través de la educación, las telecomunicaciones y el internet. De manera que el

choque de fronteras entre conocimientos se traslada al interior de los miembros de la etnia

Uitoto-Muruy, como un proceso de negociación que a su vez plantea la defensa de las

estructuras inconmensurables, como pilar que asiste a una idea de continuidad de los

grupos y la cultura que representan los mayores (García, 2004).

207

f) Hibridación de los conocimientos

La hibridación de los conocimientos se aprecia en el encuentro entre la cultura Uitoto-

Muruy y las formas evangelizadoras que devienen desde el periodo colonial y que

perduran hasta el presente, a través de procesos de interacción, confrontación y

negociación, que pueden ser re-conceptualizados y dotados de significado en valores

simbólicos y prácticas que en este caso están asociados con el cuidado de la vida humana,

como formas de gestionar las diferencias, con una idea de apertura a lo intercultural

(García, 2004), que no desconoce lo ajeno y tampoco se subordina lo propio.

[…] uno nombra eso y le dice pues que eso no debe afectar a la persona, ¡listo!, esa

es la gran oración que hay, así él no la dice, lo que pasa es que usted tiene que estar

bien ó sea, los abuelos dicen fe, porque ellos ya están con la parte religiosa, pero es

más bien usted tener como esa confianza de que usted si va a curar, porque si usted

no va a curar usted hace las veces del dueño, o sea porque las oraciones son del

padre creador. (Gil Jairo, 2013)

Al elemento extraño, el indígena le da el nombre genérico de Huisinamui y va

diferenciándose paso a paso de él, excluyendo paralelamente lo no perteneciente al

universo propio. Con esto arroja el uitoto finalmente una mitología que no

desconoce lo extraño, sin dejar de estimar lo propio en gran medida. Montoya

(1994, p. 28).

En tal sentido, ideas como la fe que hacen parte de la evangelización, se trasladan al

campo de la medicina tradicional para atribuirle un lugar de significación que permite

hacer de la práctica y la oración una instancia que escapa a cualquier explicación de la

lógica racional e instrumental y la sitúa en un nivel de relación entre lo material y lo

espiritual que comprende otras lógicas acordes con la efectividad en la curación, que

tienen relación con estar en disposición para sanar, recibir la oración y seguir el consejo.

Así mismo, otra forma de hibridez emerge en el dialogo con Gil Jairo, quien expresa la

importancia de la tradición oral y la lengua propia que comprende un sistema de

conocimiento milenario dinámico. Sin embargo también deja entrever una situación que

recorre diferentes escenarios culturales como son las posibles rupturas que se pueden

presentar entre conocimientos, dado que la mayoría de niños y jóvenes hacen uso de la

lengua oficial de la nación y empiezan a dejar de lado la lengua propia, en gran medida por

208

el sistema educativo formal que reciben, aspecto que ha sido en algunos casos considerado

como una posible erosión de los conocimientos ancestrales (Quintrique y McGinity, 2009;

Contreras, 2009).

[…] cuando uno aprende el canto, o sea los cantos hay unos cantos muy bonitos, y

cuando a uno le enseña el abuelo primero todo lo que es, y el abuelo comienza el

canto, muinaima una, dos tres veces, y yo como soy el que menos el idioma

entendía entonces a mí me tocaba escribir. (Gil Jairo, 2012)

La hibridación entre las formas de conocimiento, puede apreciarse de una parte porque el

conocimiento ancestral se sustenta en la oralidad, en la memoria, mientras que el

occidental se preserva a través de una instancia teórica mediada por la escritura de los

textos. Así el hecho de acudir a la maloca como un recinto para tejer colectivamente el

conocimiento en forma oral desde la lengua propia y aprender estos cantos, representa un

desafío al no manejar la lengua propia, razón por la que se acude a la escritura (rasgo de la

cultura occidental) que si bien deviene del periodo colonial y se introdujo como una forma

de poder y de exclusión a lo largo de la historia, que constituye un elemento ordenador del

mundo físico (Soler, 2013), en el caso de Gil Jairo, se apropia la escritura para recoger su

tradición oral y afianzar su cultura(García, 2004), como mecanismo para aprender y

preservar este conocimiento.

De otra parte, transitar en dos sistemas de conocimiento, le permite a Gil Jairo dar cuenta

del origen de la diversidad de la vida, desde la teoría de la evolución propuesta por Darwin

y el creacionismo que apela a una visión mítico-religiosa, las cuales, evidencian una

negociación y confrontación de saberes que señalan formas diferenciadas de conocer y de

establecer un orden del mundo.

Yo una vez hice esa pregunta y yo diría que para uno también hay como evolución

pero es como desde el creacionismo, porque va a apareciendo esto, no es que

vuelven sino que van es apareciendo entonces si hay como dicen que la primera

planta que apareció es, nosotros le decimos musgo, pero yo me vine a dar cuenta

ahorita con el profe, que el (mogougue) es un helecho. Gil Jairo, 2013

Las formas de explicar la diversidad de la vida y en este caso de las plantas desde la

perspectiva de la etnia Uitoto-Muruy parten de un mito de origen que narra cómo pudo

ser su origen, sin embargo, el paso por la formación escolar occidental y el encuentro en su

209

formación universitaria de un programa con un enfoque intercultural permite, introducir

términos que son propios del contexto occidental como el de evolución. El curso de esta

circulación de conocimientos, muestra, que aunque, en su discurso se explicita el

creacionismo como forma de dar cuenta de esa diversidad, sin embargo, no se soslayan los

procesos históricos y las prácticas cotidianas que dan sentido y significado acerca de la

comprensión de la diversidad de la vida y su origen en el contexto cultural del Uitoto-

Muruy.

3.2.6 Dimensión Biocultural.

El conocimiento en el complejo biológico y cultural de la Chorrera, configurado

históricamente, se deriva de las múltiples relaciones en el devenir de los pueblos

originarios y los ambientes naturales de la amazonia durante miles de años, en

correspondencia con otras regiones del planeta que cuentan con la mayor biodiversidad y

están habitadas por pueblos indígenas y tradicionales (Posey, 1999; Maffi, 2005; Cocks,

2006). Las prácticas epistémicas permiten recuperar la experiencia (Olivé, 2009), y

establecen formas de socializar este conocimiento, de aquello que ha sido valorado y

evaluado en correspondencia con los fines de la etnia cuyo principio se fundamenta en el

cuidado de la vida humana (Azicatch, 2007) y a su vez, se refiere al cuidado del

conocimiento. En tal sentido, se aprecia, un estrecho vínculo entre la diversidad cultural y

la biodiversidad, con una amplia variedad de prácticas de interrelación.

Si bien la expresión Diversidad Biocultural ha sido acuñada por Posey (1999), para

referirse al vínculo indisoluble entre diversidad biológica y diversidad cultural, es

importante enfatizar que para Gil Jairo el termino biodiversidad es limitado para su cultura;

al incluirse dos dualismos, con este término, que de una parte separa lo vivo de la vida y de

otra separa la cultura de la naturaleza, razón por la cual, considera que uno más integrador

en su lengua sería el Monifue- “abundancia”, el cual plantea diferentes ángulos para

hablar de la diversidad de la vida. En esta dimensión emerge el reconocimiento de: a) la

diversidad biocultural; b) las prácticas de manejo de la biodiversidad y socialización; c)

producción de la vida; d) creatividad de la naturaleza y valores.

a) La diversidad biocultural:

210

Plantea un vínculo entre los pueblos originarios y la naturaleza, esta interacción

comprende un conocimiento sofisticado de la selva y unas prácticas que han permitido

prevalecer y a la vez cuidar de la diversidad de la vida (Monifue), como un proceso

colectivo que hace de cada parte un componente indispensable y articulado en la trama de

la vida como construcción de una compleja colección de sabidurías locales (Toledo &

Barrera, 2008).

[…] entonces en ese momento para usted sacar una chagra pues usted no va a si de

una, y que no aquí voy a hacer una chagra, no, sino que usted tiene que comenzar

con el dialogo, entonces el dialogo le va a decir en este pedazo yo voy a sacar mi

chagra, entonces ahí ¿qué palos hay?, ¿qué dueños hay?, entonces pide permiso, yo

voy a sacar esto, si hay ahí cocos de monte, si hay otro bejucos, ó sea ¡todo lo que

hay!, entonces eso es lo que yo voy a reemplazar después ya con mi siembra,

cuando usted va a sembrar, esos que se arrastran, esos que suben, entonces eso

mismo es lo que uno reemplaza. (Gil Jairo, 2012).

Las formas de interpretar los componentes y procesos de la selva, se expresan en un

conocimiento, valoración y manejo de este complejo ecológico, así las acciones que se

establecen para su uso, buscan mantener la dinámica de este sistema ecológico al abrir las

chagras, mediante un dialogo con los dueños espirituales para poder intervenir el monte

de manera regulada; así, las prácticas de siembra procuran mantener un orden al

reemplazar parte del bosque con plantas de características similares, para el alimento,

siembra de frutales, plantas ceremoniales, que se constituyen en base para el

sostenimiento de la cultura a través de la armonización de las relaciones entre la

naturaleza-lo humano y lo espiritual. Estas chagras, constituyen una forma de

conocimiento de la etnia, al demandar un cuidadoso estudio del ciclo anual que se concreta

en el calendario étnico y se regula con las prácticas de socialización o practicas epistémicas

(Olivé, 2009) que permiten hacer un uso apropiado del complejo ecológico, que se

salvaguarda en la memoria histórica colectiva.

Ahí mismo donde usted abre ese pedazo de dónde va la chagra ahí mismo habían

unos árboles que tenían frutos, habían otros que tenían espinas habían bejucos

decimos nosotros, entonces de esa misma manera usted tiene que reemplazar la

chagra entonces por eso se siembra yuca se siembra este el chontaduro que tiene

espinas se siembran todos los batatas. (Gil Jairo, 2013).

211

Las chagras para la cultura Uitoto-Muruy se constituyen en la concreción del pensamiento

y la palabra en obra, al materializar el saber (Román, 2005) ancestral que hace de la

chagra la producción del alimento como algo sagrado, además de servir como experiencia

y recuerdo que se articula con la educación, la salud y la seguridad alimentaria, al ser

transmitida a las diferentes generaciones para cumplir con el mandato fundado en el

cuidado de la vida, como memoria que se expresa en una diversidad biocultural.

b) Las prácticas de manejo de la biodiversidad y las relaciones sociales (Co-

construcción)

Las prácticas de manejo de la chagra como una expresión del conocimiento acerca de la

biodiversidad y dinámicas de la selva, a su vez se constituye en instancia para comprender

la vida como una realidad de relaciones y no de cosas (Lenkersdorf, 2011), en tal sentido,

la relación que se establece para el cuidado y manejo de la biodiversidad, también se

extienden a la manera de pensar las relaciones sociales y los valores con los que se educa

al Uitoto-Muruy, como un conocimiento ecológico y plural que comprende la diversidad

de los ecosistemas como el de las culturas (Shiva, 2004) y los diferentes clanes en relación

con el mandato de la “Ley de vida”.

Aunque en la chagra hay el veneno que le decimos hay unos con espinas hay otros

que se arrastran, está la yuca al lado hay otro, hay muchas cosas que se siembran,

pero nunca el barbasco, o nunca la yuca va a ser barbasco aunque se siembran ahí

mismo, nunca le va a robar esas propiedades, ni la papaya eso se va a volver

amarga porque está al lado del ya, entonces eso mismo enseña que lo social ¿si?

como vivir unido en la diversidad también, porque eso implica la chagra

¿cierto?[mmm] entonces cuando hablamos solamente de la papa, estamos hablando

solamente de una sola, no mirar una cosa como más sana, entonces aquí en vez de

buscar una sola especie o variedad de papa es como además de papa que otras

cosas podría pero naturales (Gil Jairo, 2012)

De igual forma, la experiencia de la diversidad de la vida, lo colectivo y la convivencia a

través de la chagra como producción social y creación de relaciones sociales (Roman,

2005), es contrastada por Gil Jairo, es así que las prácticas de los campesinos han tenido

una influencia de occidente, que han producido monocultivos como la papa. Al respecto se

observan dos puntos críticos; de una parte, se expresa una escisión con lo colectivo y las

interrelaciones que se desdibujan, y de otra, hacer de la papa un recurso de

212

comercialización, sin una clara trascendencia en términos de las prácticas sociales y la

educación que de ello se deriva. Así mismo, expresa su desacuerdo con los cultivos

transgénicos (como se explicitaba en la situación de la entrevista semiestructurada), que

comprometen la salud de las personas, por lo que considera, se debe pensar en términos de

diversificar los cultivos con plantas “más naturales”, es decir menos intervenidas por la

Biotecnología.

c) Producción de la vida

La producción de la vida, se sustenta en el reconocimiento de la creatividad de la madre

naturaleza frente a las diversas formas de vida en cuya trama se encuentra inserto el ser

humano. En esta relación se producen una serie de conocimientos que permiten mantener

las dinámicas de la selva, recuperar semillas e implementar policultivos transitorios que

imitan la organización del complejo ecológico selvático, para experimentar una armonía

entre seres humanos y naturaleza. Así mismo, para abrir la chagra no es suficiente con

conocer las condiciones acerca del estado del tiempo durante el ciclo anual, y la

clasificación de plantas y animales que hacen parte de este complejo sistema, sino también

comprende el vínculo con lo espiritual, para hacer crecer y dejar crecer, mediante el

dialogo con los dueños de esta diversidad. Al respecto, se busca reemplazar cada planta y

su función ecológica para que no se altere la dinámica de la selva.

Yo creo que aquí lo que más es como puntual así que haya como tiempos definidos

lo que yo puedo decir es lo relacionado con las chagras, eso sí es unas actividades

que están reguladas por el calendario, digamos tiempos de lluvia, tiempos secos,

tiempos de verano, tiempos, o sea sobre eso está como, que usted ¡si tenga

producción o no tenga!, pero también, esto, los mismos cambios por decir ya el

tiempo del canangucho, el tiempo del Juansoco, o el tiempo de otros frutos así

silvestres que hay, eso ya es como una idea, para usted saber donde ya hay y usted

puede hacer cacería y donde no puede fallar, ¡si!, esos también son como unos

tiempos, claro que en este tiempo, ahorita ya están cayendo los cananguchos,

entonces usted seguro va y mata borugo o puerco o danta ¡porque ellos se alimentan

de eso!. (Gil Jairo, 2013)

El calendario etno-ecológico, se constituye en una representación de su pensamiento y

conocimiento holístico, en el cual, están presentes todas las relaciones en aspectos

climáticos, y dinámicas de la selva, cambios en el ciclo anual y momentos de siembra y

213

pesca. Estos conocimientos forman parte de su acervo cultural que se ha cristalizado y

representado a través del calendario etno-ecológico, como expresión de lo que se entiende

por producción y protección de la vida.

[…] digamos en este calendario hay unos tiempos, dependiendo del tiempo o sea ya

uno sabe que eso hay que hablarse, entonces el tema de fondo ya es el tiempo,

estamos en creciente, estamos en subienda de pescado, estamos en tiempo de

enfermedad, estamos en tiempo de verano. (Gil Jairo, 2013)

La complejidad del conocimiento ecológico ancestral de la etnia Uitoto-Muruy,

condensado en el calendario etnoecológico, como vía para plasmar las dinámicas de

factores climáticos, en especial las épocas de lluvias (aumento del caudal de los ríos y

zonas de inundación), y las épocas de verano, articuladas con los procesos de producción

de frutos, y con la fauna del lugar, permiten orientar las prácticas culturales en relación

con la apertura de chagra, siembra y recolección, así como los momentos y lugares para la

pesca y cacería. Todo se encuentra integrado tanto en lo material como en lo espiritual,

donde también está presente el Monifue o abundancia que expresa la producción de vida.

d) Creatividad de la naturaleza y valores

La madre naturaleza se reconoce como fuente primordial de la vida y la fertilidad, como

parte del acto creador, así se estrecha el vínculo entre la naturaleza-lo humano y lo

espiritual, en cuya relación el ser humano reconoce la diversidad, la armonía y la

capacidad de la selva, el río y todas las unidades de paisaje, para sustentarse a sí mismas

con principios organizativos que han servido de guía al conocimiento y las diferentes

prácticas culturales de la etnia Uitoto-Muruy a lo largo del tiempo y que se recuerdan en la

“Ley de vida”. En esta relación no hay asimetrías o desigualdades, puesto que todos

comparten un mismo origen.

[…] la relación perfecta está entre lo divino lo humano y la naturaleza y para

nosotros de manera directa yo dijera de relación de igual a igual, hombre igual a

naturaleza, naturaleza igual a lo divino o viceversa, porque es que todo tenemos que

pedirle permiso para hacer algo, el incumplimiento de eso es lo que nos ocasiona un

poquito al final lo que sería la muerte. (Gil Faredkade. Sabedor Uitoto-Muruy.

2013)

214

Las prácticas de cuidado de la vida están relacionadas con el conocimiento, valoración y

manejo de la selva, así se hace un sistema de dialogo por parte del mayor del clan que

busca mantener la dinámica de este sistema ecológico y de este complejo ecocultural y a

su vez, del cuidado de la salud humana.

¿las plantas también tienen ese aire? Gil: ummm, las de ellas también son fuertes,

¡son fuertes!, ahí, o sea lo voy a decir así, por ejemplo, dentro de los árboles se

distinguen dos grupos grandes, unos que son los que cultivamos que les decimos

(moriare- lengua Uitoto) porque se siembran y otros ya son (jatik-lengua Uitoto) o

sea el monte como tal, entonces dentro de eso hay. (Gil Jairo, 2013)

Se establece una distinción y a su vez un reconocimiento de dos tipos de diversidad de

plantas, aquellas que se consideran de monte como expresión de la creatividad de la

naturaleza y aquellas plantas que son empleadas por la etnia Uitoto-Muruy en las prácticas

de cultivo, como una naturaleza producida, en los cuales, estos grupos han intervenido en

su mantenimiento a través de la siembra, para la obtención de alimento, así como plantas

ceremoniales, rituales y medicinales.

Los valores culturales, en relación con la diversidad de la vida y su cuidado, se encuentran

protegidos por lo espiritual, al estar circunscrito a la ley de origen y el acto creador, valores

que se traducen en prácticas culturales por parte de la comunidad al atribuir significados

simbólicos a las diferentes unidades de paisaje, que han perdurado a pesar de las fuerzas

que se han tratado de ejercer por occidente, siendo reconocida la Chorrera-amazonas como

uno de los importantes reservorios de biodiversidad local, en la región del Amazonas

Colombiano. Los valores culturales mediados por tabúes religiosos y su connotación de

sagrados se comparten con otros centros de diversidad biocultural en el mundo como se

manifiesta por parte de diversos investigadores (Posey, 1999; Maffi, 2002; Cocks, 2006;

Toledo & Barrera, 2008), aunque estos valores, no solo se limitan a la proximidad o

espacio de vida, sino que también se hacen extensivos a la experiencia de la vida en todas

su formas y lugares, sin una idea de dominio, sujeción, explotación o privatización.

3.2.7 Dimensión Histórica

215

La dimensión histórica emerge en el relato de las relaciones entre la cultura Uitoto-Muruy

y occidente a través de procesos educativos y políticos cuyas prácticas incorporan una

configuración histórica de poder (Castro, 2000) y hacen del sistema educativo una vía para

reproducir una cultura que impone simbolismos y significados bajo un orden

universalizado de conocimientos que entraña formas de poder homogenizantes a la vez

que invisibiliza la diversidad cultural y los saberes locales, impulsados por políticas

centralizadas que operan de manera arbitaria sustentadas en modelos evaluativos y de

reproducción de unas prácticas educativas y culturales (Bourdieu y Passeron, 1996), que

devienen del periodo colonial hasta nuestros días.

La mirada histórica de la diversidad cultural, ofrece un panorama de desigualdades que

forman parte de los procesos centralizados de modernización y su traslado a las periferias

como una forma de circular y consumir bienes, sin que sean consideradas las diferencias y

los contextos que apelan a otras formas de asumir la diversidad desde visiones más plurales

e igualitarias sin descaracterizar a los pueblos originarios (Santos, 2004). En tal sentido, se

plantean posturas que muestran en la interacción de las culturas, las confrontaciones y

negociaciones que pueden bosquejar la generación de propuestas alternativas para dar

cabida a otras visiones, hacia una articulación de los conocimientos con una visión

multidimensional del país y de sus diversidades.

Al respecto, se aprecian diferentes formas de expresar los problemas de la desigualdad

histórica que perduran en el tiempo y se explicitan en especial en los procesos educativos

que en algunos casos muestra la heterogeneidad como parte de la configuración histórica y

cultural como se registra en a) La desigualdad centro-periferia; b) desigualdad del

conocimiento; c) Desigualdades ofertas educativas locales y d). Desigualdad Estado-

contexto local

a) Desigualdad Centro-periferia

Los procesos educativos en el ámbito formal van acompañados de procesos evaluativos

que obedecen a unas políticas de estado. Estas políticas se constituyen en mecanismos

externos que definen formalmente un tipo deseable de subjetividad moderna (Castro,

2000), así desde la vivencia se plantea cómo el profesor se encuentra inserto en estas

estructuras que le llevan a operar y legitimar dichas prácticas bajo ideales regulativos, que

sirven de base para mantener una homogenización del conocimiento desprovisto de sujetos

pertenecientes a diversas culturas y contextos.

216

[…] lo que yo propondría aquí, por lo menos está en la parte así como lo asume el

profesor él se centra más ¿en cómo responderle a estas exigencias?, en el caso de

las pruebas ICFES, tienden más a responder, unas exigencias del estado, mas no de

la localidad o del individuo. (Gil Jairo, 2012)

Aspecto, que se expresa no solo en los contenidos que se seleccionan para ser enseñados en

la escuela y evaluados por el estado, sino que en el marco de los proceso de formación de

profesores indígenas en etnoeducación como política educativa para la multiculturalidad

del país, se siguen procesos de formación sin considerar los contextos culturales. […] los

docentes indígenas con título de licenciados en etnoeducación parten de una concepción

teórica que está lejos de la aplicación pedagógica propia. (Farekatde y Henao, 2009).

De esta forma, se hace una crítica a la educación escolar y en este caso, el profesor, asume

su rol en función de las exigencias del estado para responder a unas pruebas de

conocimientos que homogenizan, descuidando al estudiante y su contexto local, de manera

que estas pruebas se reservan la potestad de definir qué tipo de conocimiento es el que se

debe valorar, apoyado en una educación que se constituye en artífice de su materialización

(Castro, 2000) y deslocalización.

b) Desigualdad del conocimiento

Se pone en evidencia como una situación vivida por Gil Jairo, la ruptura que se produce

entre la educación propia y la educación formal en relación con los conocimientos y

proyectos culturales, cuando son invisibilizados por la escuela los conocimientos propios.

Situación que rememora una forma de imposición de simbolismos y significados como

dispositivo de poder que reprime las diferencias (Castro, 2000), como una manera de

pensar y asumir las relaciones en el mundo.

En la práctica docente si se puede (articular los conocimientos ancestrales) y es

necesario o sea no es que se pueda en este momento es necesario porque el lugar

del mambeadero si, debe tener continuidad en el aula de clase, porque es muy

importante ahorita lo que se ve es un distanciamiento la escuela lo que ha hecho es

separar ese conocimiento desde la familia por otro, o sea reemplazar, es necesario

unificar eso es muy necesario unificarlo. (Gil Jairo, 2012).

217

En esta postura de Gil Jairo, puede entreverse la necesidad de alterar el proyecto político y

cultural de la escuela que se ha cifrado sobre una modernidad, que alberga una violencia

epistémica al movilizar una idea de conocimiento y disciplina(Castro, 2000), que

subordina e invisibiliza los conocimientos propios en tal sentido, Gil Jairo, plantea la

apertura hacia otras formas de conocimiento, por lo que considera necesario dar

continuidad al mambeadero y a la maloca como recintos del conocimiento configurados en

su contexto histórico y cultural para ser llevados al espacio escolar, en una idea de

igualdad, a través de la construcción de puentes entre conocimientos como afirmación de la

diversidad y la diferencia cultural.

c) Desigualdades- ofertas educativas locales

La educación en las regiones y a nivel local no ofrece espacios académicos de formación

con las mismas oportunidades que en los centros urbanos (Molina, 2012). Se privilegia una

forma de conocimiento como el occidental que forma parte de la constitución histórica del

ámbito escolar, que desconocen las realidades de los contextos locales rurales. Se reitera

una asimetría en los conocimientos a evaluar y un desconocimiento de los contextos

locales, así como la invisibilización de la lengua propia, y la valoración de lenguas

extranjeras como el inglés, que nunca ha hecho parte de su proceso de formación escolar.

Las pruebas, las pruebas, profe del caso mío voy a hablar [mmm] por ejemplo hay

unas cosas, no sé si por la distancia, por ejemplo aquí dentro hay unas cosas que

nosotros jamás lo vimos jamás no, ni siquiera lo experimentamos nada, y sin

embargo era algo que debíamos responder, por ejemplo, en el caso de inglés, por

ejemplo nada de inglés y es un espacio, y así hartas cosas. (Gil Jairo, 2012).

Esta experiencia de Gil Jairo, advierte sobre las dificultades que siguen soportadas en un

modelo educativo monocultural, que excluye de su imaginario la hibridez, la multiplicidad,

la pluralidad y la contingencia (Castro 2000), al reproducir la cultura occidental moderna

sobre la enseñanza de asignaturas con marcos referenciales disciplinarios, particularizados

(Núñez, 2004) objeto de evaluación estatal que desconoce los saberes locales y mantiene

hegemonías de la cultura dominante, que más que apreciar las diversidades epistémicas,

introducen desigualdades con normas definidas y legitimadas como imperativos de control

que recrean una configuración histórica de poder y de ocultamiento del otro (Dussel,

218

1994); que hacen parte de procesos de marginalización en contextos rurales como la

Chorrera-Amazonas.

d) Desigualdad Estado Contexto Local.

Así mismo, Gil Jairo expresa su visión de la educación y las pruebas de estado que operan

dando prelación a conocimientos occidentales, que ignoran tanto los conocimientos locales

como los contextos culturales, y refiere la tensión entre el centro y la periferia en pleno

siglo XXI; asunto que entraña un problema sustentado en la idea de ciudadano para el

estado-nación, ya que soslaya la idea de ser un país multiétnico y pluricultural, aspecto

que le lleva a considerar la reformulación de las propuestas educativas orientadas hacia

una mayor pertinencia social y cultural (Nuñez, 2003) para reducir las desigualdades desde

perspectivas reconstructivas y dialógicas.

[La educación y la evaluación de las pruebas ICFES] pero profe, la realidad de

Bogotá es una realidad diferente a la que tenemos acá, si en esa medida nosotros

tenemos otras preocupaciones u otros retos en términos ambientales, en términos

de, si!, entonces en ese sentido pienso que debe ser como más contextualizado al

menos no sé si por regiones, alguna otra cosa, pero más que apunte al contexto. Gil

Jairo, 2012.

Para Gil Jairo es importante reconocer la diferencia de culturas, saberes y contextos y un

espacio escolar propicio para poder trabajar en estas realidades, razón por la cual expresa

su postura crítica, respecto a la educación desligada de las mismas, al plasmar una idea de

cambio con consideraciones que buscan más que crear distanciamientos y demarcaciones,

avanzar hacia el planteamiento de sinergias entre saberes (Nuñez, 2003), y fundada en

una idea de diversidad cultural que más que obstáculo permita asumirla como

potencialidad (Molina, 2012) para responder a los retos ambientales locales, cuidar el

conocimiento y la diversidad de la vida.

3.2.8 Dimensión Política.

De acuerdo con las narrativas construidas a partir de los relatos de Gil Jairo, la dimensión

política aparece articulada con los conocimientos y prácticas culturales basadas en el

219

lugar, como una forma de ensamblar el vínculo entre cultura, biodiversidad y territorio

colectivo que hace parte de su historia constitutiva, como se registra en el mito de origen al

ubicar a la Chorrera como el centro de origen de los pueblos del tabaco, la coca y la yuca

dulce (Azicatch, 2007; Urbina, 2010). En la emergencia de lo político, subyacen unas

formas de organización y de relación entre los diferentes seres que co-existen y co-habitan

en armonía con la madre naturaleza. La Chorrera, como territorio ancestral de la etnia

uitoto-muruy, se cuida desde el conocimiento ancestral –Monifue- al servir de fundamento

en su relación con la naturaleza y su identidad, como una experiencia compleja, histórica y

espacialmente situada (Escobar, 2010).

En tal sentido, se plantea la forma de experimentar la cultura, el territorio y la defensa de

los conocimientos ancestrales con una visión que vincula la cultura y la naturaleza, por lo

que se hace explicita su clara oposición a ciertas prácticas que devienen de occidente en

tanto están asociadas a la privatización y mercantilización de la vida, ; prácticas que

plantean una postura política y advierten la diversidad desde varios ángulos para ser

considerados a partir de los siguientes aspectos como: a) defensa y soberanía del territorio,

b) defensa del territorio y tecno-naturaleza, c) soberanía y seguridad alimentaria, d)

conocimiento y territorio e) identidad y f) movimiento colectivo.

a) Defensa, Biodiversidad y Soberanía del Territorio

El conocimiento ancestral, para Gil Jairo se constituye en el referente de su cultura, al

producir significados que se comparten a través de prácticas significantes, el cual, se

explicita en su ontología y diversidad epistémica como formas de producir la realidad,

donde subyace una política del reconocimiento tanto del colectivo cultural como de la

naturaleza, coherente con sus prácticas sociales, fundadas en la ética del cuidado, razón

que le permite reafirmar su compromiso con las luchas emancipatorias de su pueblo y que

cuestionan las políticas y formas de intervención de occidente, ancladas en un mundo que

objetiva la naturaleza para su dominio, explotación y mercantilización (Santos, 2009;

Escobar, 2010), así como, la invisibilización de las culturas y el deterioro de la

biodiversidad.

[…] nada de afuera puede entrar acá, ¿si?, por decir otras cosas, otras personas, la

minería siempre esas cosas, ni de como volver a hacer más productiva la tierra, o

sea, siempre se debe conservar es el conocimiento. Gil Jairo, 2012.

220

Estas expresiones dan soporte a la crítica del conocimiento occidental, a su orden

epistémico, que objetiva el mundo y ejerce un dominio de la naturaleza desde una

racionalidad instrumental, que separa la cultura de la naturaleza, y promueve formas de

explotación y mercantilización que van en contravía de los principios y las prácticas

culturales cifradas en la “Ley de vida” de la etnia Uitoto-Muruy.

b) Defensa del Territorio y Tecno-naturaleza

El territorio se ha ido entretejiendo a lo largo de los diferentes diálogos vinculado con las

diferentes unidades de paisaje como la selva, el rio, el monte, los salados, relacionados con

la maloca y la chagra; unidades que se reconocen en el conocimiento ancestral –monifue- y

en sus prácticas al formar parte del proyecto de vida comunitario (Escobar, 2010) como se

instituye en el plan de vida de los pueblos del tabaco, la coca y la yuca dulce. A la vez, se

esgrime una clara defensa del lugar, como una construcción política del territorio-región

(Escobar, 2010), que permite advertir la relevancia del conocimiento ancestral sofisticado

configurado históricamente como una forma de mostrar la defensa y la sustentabilidad que

se aprecia en la producción y cuidado de la vida de estos pueblos milenarios y su

diversidad.

[…] si se traen nuevas cosas, nuevas tecnologías, podría ocasionar otros, o sea la

vocación de estas selva pues no es para la agricultura [mmm] realmente no es para

la agricultura, para la ganadería, no sirven para eso!, entonces, más bien dejar eso

quietico ahí, de esa manera, vamos a conservar nuestro territorio. (Gil Jairo, 2012)

Estos conocimientos empíricos permiten establecer un manejo sustentable de la naturaleza

a través de policultivos, de la rotación, de la diversificación y de los procesos de manejo

del bosque, como prácticas culturales del cuidado de la vida, coherente con un “vivir bien”

y cuidar la vida, como expresión de la complejidad de los procesos biológicos y culturales

que se han configurado históricamente. Lo anterior, constituye una referencia para

cuestionar el uso de técnicas y tecnologías occidentales empleadas en la producción y

mercantilización de la naturaleza mediante la agricultura con monocultivos intensivos y

ganadería extensiva, que resultan ser inapropiados para este sistema selvático, además de

constituirse en una seria amenaza para la permanencia de la cultura y la biodiversidad, al

221

vulnerar la soberanía sobre el territorio, el conocimiento y las prácticas culturales

ancestrales.

c) Soberanía y seguridad Alimentaria

El conocimiento ecológico ancestral de la cultura uitoto-muruy cuenta con marcos

sofisticados que les permite mantener su lucha por la emancipación y por el cuidado de la

vida, ante cualquier tipo de intervención globalizadora económica y de mercado, de

modelos culturales y de conservación, así como de las biotecnologías y de la introducción

de organismos genéticamente modificados (OGM) por parte de la ciencia y la tecnología,

que podrían llegar a afectar la salud en todas sus dimensiones, que para la etnia Uitoto se

asume como un desequilibrio de las relaciones entre la naturaleza-lo humano y lo

espiritual. Para Gil Jairo, la Chagra es la expresión del conocimiento, las prácticas y las

políticas de manejo que apelan al ethos del cuidado de la vida humana y el cuidado de la

madre Tierra, razones por las cuales se legitiman estas prácticas sociales en el colectivo.

[En Colombia se están empezando a trabajar en cultivos transgénicos…], estamos

hablando de cultivo ¿si? [mmm] entonces yo inmediatamente lo relacionaría con la

chagra, y de la yuca que es lo que más sé, algo natural, algo que no contiene nada

de transformaciones porque ahí está la esencia diría yo, de la salud. (Gil Jairo,

2012)

El conocimiento de la diversidad biológica y de sus procesos, le permite señalar la

relevancia del conocimiento ancestral, del monifue- como producción de vida, que le lleva

a tomar distancia del complejo que suponen las políticas de occidente, las economías de

mercado y el modelo cultural hegemónico con los OGM y la agricultura transgénica, que

descontextualiza la relación entre los sistemas naturales y los sistemas culturales. Al

respecto, se enfatiza las perspectivas plurales y la diversidad que se condensan en la

chagra, como una forma de reafirmar la identidad, las prácticas culturales y la defensa del

territorio de manera tácita.

d) Conocimiento y Territorio: local-global

Los conocimientos locales de las etnias acerca de la biodiversidad han permitido regular

las prácticas culturales para hacer uso del ambiente natural de forma sustentable sin

222

perjuicio de su propia supervivencia, y de la biodiversidad, de manera que es a través de

los conocimientos, experiencias y prácticas locales que se deben considerar las posibles

estrategias de gestión sin el sometimiento a políticas y modelos de conservación exógenos

que desconocen a los grupos culturales y sus territorios.

[de acuerdo con la situación planteada] el hecho de ver que ese grupo indígena

llevaba tantos años, cuidando ese o sea, yo pensaría que lo mejor sería es dejar

quietos, [mmm] durante mucho tiempo eso garantiza que mucho más tiempo

puedan estar, y si se mantiene ese conocimiento, porque es el conocimiento, de ese

medio es lo que garantiza que se cuide, no es otra cosa. (Gil Jairo, 2012)

e) Identidad.

La identidad del Yo forma parte de la identidad étnica, producto de un proceso histórico,

dinámico y relacional, como enunciación de la diferencia. Se parte de la identidad del Yo

articulada a un colectivo, que ha aportado en su formación y en la configuración de su

conocimiento y experiencia a lo largo de su vida, como construcción y afirmación de su

identidad.

Aquí desde mi forma de ver esto, yo tengo que comenzar, desde lo que yo soy, en

lo que me he formado, o sea y todo además de esa formación, todo lo que he

experimentado, desde que fui niño hasta y en eso la cultura y los mismos abuelos

influyen mucho y eso pues también hace como cree, porque se demuestra. (Gil

Jairo, 2012)

La identidad, comprende para Gil Jairo una forma compleja del entendimiento de sí

mismo, desde los conocimientos ancestrales y las prácticas culturales como recursos en un

contexto histórico particular, que “utiliza todos los saberes y experiencias para construir

una identidad que comporta una intersección entre la persona, el colectivo y las culturas a

través del dialogo que plantea bordes a veces difusos entre el individuo y el colectivo”,

(Escobar, 2010, p.248).

f) Movimiento colectivo

223

El planteamiento de un movimiento de la comunidad étnica, sugiere tanto la visibilización

de sus conocimientos ancestrales respecto al manejo y cuidado de la biodiversidad, como

de sus procesos organizativos relacionados con la identidad cultural, la soberanía territorial

y la autonomía, con una perspectiva dialogante entre occidente y su sistema cultural.

[…] definitivamente nosotros si nos quedamos acá pues no o sea no vamos a poder

representarla y eso se hace mediante la educación, la academia, se hace en lo

político, entonces cada uno de esos sectores deben aportar, o sea no es solamente

del profesor que va a enseñar, ¡no! sino que debe haber un movimiento más de la

comunidad para cambiar eso, pero si pienso que esto puede aportar, cada uno desde

su punto, cada uno desde lo que es. (Gil Jairo, 2012)

La autonomía y autodeterminación de los pueblos originarios y el reconocimiento de su

cultura se plantea en el encuentro desde los diferentes sectores como el educativo, político,

entre otros, para construir de manera articulada sociedades justas e incluyentes (Mato,

2009), como un movimiento que surja del colectivo, para cambiar la historia de

marginalización y visibilizar todo lo que representa su cultura y dar sentido a la idea de ser

un país pluriétnico y multicultural.

Con estos relatos, se puede apreciar las intersecciones de la persona y la sociedad, del

individuo y de lo colectivo en un mundo situado localmente, construido culturalmente y

organizado socialmente (Escobar, 2010), con una capacidad de invención y de re-

significación de las experiencias y los conocimientos, donde la palabra permite comunicar

y producir un dialogo con el otro diferente y la producción de un mundo que plantea una

realidad discursiva de “crisis global” como forma de ejercer control, poder y apropiación

de la diversidad, razón por la que Gil Jairo, expresa que el conocimiento propio –monifue-

abundancia, está orientado hacia el cuidado de la vida y de la diversidad biocultural, a

través de este conocimiento se reconoce la naturaleza, se produce un conocimiento y se

comparten sus significados en el colectivo, en una relación entre el complejo territorio-

cultura-naturaleza. Esta postura política, señala la relevancia del conocimiento local en los

debates alrededor de la conservación de la diversidad biológica, las formas de intervención

de la biotecnología a través de los OGM, los alimentos transgénicos y el cuestionamiento

de la privatización de la vida, la vulneración de la cultura y la degradación de la diversidad

biocultural, que plantean una forma más amplia de comprender las políticas, la ética, la

224

igualdad y la justicia social, con referentes históricos que permiten construir posibles

caminos hacia políticas de la diferencia y políticas de la igualdad. (Santos, 2006).

3.3 SINTESIS DE LA CONCEPCIÓN DE BIODIVERSIDAD DE GIL JAIRO

DESDE SU CONTEXTO CULTURAL INDIGENA UITOTO-MURUY Y

FUTURO MAESTRO DE BIOLOGÍA

La Concepción de Biodiversidad de Gil Jairo, como nuevo énfasis de la naturaleza le

permite tomar como punto de partida la forma de nombrar y significar la diversidad de la

vida desde su lugar de enunciación como indígena Uitoto-Muruy y docente en formación

inicial de una licenciatura en Biología, con lo cual es posible caracterizar su concepción de

biodiversidad desde la perspectiva de la diversidad cultural, aspecto que comprende la

necesaria consideración de su contexto cultural y de cultura, desde la perspectiva de

Geertz,(2005), como tramas de significado que se tejen en el colectivo, esto es se tramas de

significación públicas.

De esta forma, Gil Jairo expresa que desde su cultura, todo tiene vida, todo tiene espíritu,

motivo por el cual, todo sería biodiversidad, desde las rocas, el agua, las plantas, el

humano, es decir todas las diferentes manifestaciones de vida. Así, en sus narraciones se

remite al mito de origen como forma de explicar el origen y la diversidad de la vida que

vincula lo material y lo espiritual, mediante el cual, da cuenta de un proceso de

transformación y de versiones de mundos que se construyen a través de la palabra. El

principio de relacionalidad de los existentes, donde el humano se encuentra inserto en el

mundo de la vida, hace de la etnia uitoto una cultura de la vida.

Figura 5 Concepción del Monifue “Saber cuidar la Vida”

225

Fuente. Elaboración propia.

El conocimiento del cuidado de la vida, se fundamenta en una visión holista del todo

integrado que también incorpora el conflicto en sus dinámicas y busca mantener el orden

del cosmos a través de la armonización de las relaciones entre la naturaleza-lo humano y lo

espiritual. Este conocimiento se materializa mediante las prácticas de cuidado de la vida.

Los mitos, cantos y bailes, estos recursos rituales y ceremoniales se constituyen en

procesos pragmáticos de integración simbólica, en forma de transmitir la cultura desde

edades tempranas, en el que participan niños, jóvenes, mujeres y sabedores.

De esta forma, el Monifue (Abundancia) como forma de nombrar y significar la

biodiversidad, se concibe como “Saber cuidar la vida”, concepción que se entreteje con lo

que simboliza su clan totémico como un madurar el conocimiento, que muestra un vínculo

con el tiempo y sus trayectos de vida que se configuran en el colectivo clánico, étnico,

interétnico e intercultural. Esta expresión vincula la relacionalidad entre la naturaleza-lo

226

humano y lo espiritual, además de reafirmar la diferencia como pueblo milenario que cuida

el conocimiento para mantener la vida en movimiento, sin subordinaciones ni

inferiorizaciones de los demás existentes, desde la coexistencia y su mutua constitución.

El Monifue (Abundancia) como “Saber cuidar la vida”, acoge el principio de la ley de

vida, del cuidado del conocimiento, como acontecimiento vivo, que forma parte del flujo

de la vida, el cual, se experimenta, se construye, se re-construye y se actualiza, con una

participación activa en su constitución. El monifue representa para Gil Jairo el

conocimiento a través del cual se cuida la vida humana, así mismo, el monifue representa

la abundancia del alimento, de la producción de vida al sembrar la chagra y compartir la

vida con otros, del conocimiento de la naturaleza para cuidar la salud, y cuidar la madre

naturaleza, este conocimiento se materializa en obra a través de las prácticas de cuidado y

de la regulación de la vida. Desde esta forma de concebir el mundo, Gil Jairo manifiesta la

defensa de la cultura y el lugar, en una historia que ha estado interpelada por la cultura

occidental hegemónica basada en relaciones asimétricas especialmente en el plano de lo

educativo, lo político y lo cultural. Y también plantea su apertura a los intercambios y

negociación de significados en un mundo que se piensa como habitación desde lo

comunitario, el cual contrasta con el occidente globalizado y las nuevas formas de

irrupción, intercambio y producción de híbridos.

3.4 LO CULTURAL: IR DE LO PROPIO A LO AJENO Y VOLVER

FORTALECIDO. PENSAMIENTO UITOTO-MURUY

Lo cultural, de acuerdo con García (2004) permite hablar de la cultura en términos de

diferencias, contrastes y comparaciones, de modo que trasciende la idea de pensarla como

propiedades de los individuos y grupos para asumirla como un recurso heurístico que

permite hablar de la diferencia, (p. 39), en un país que en décadas recientes se reconoce

como plurietnico y multicultural. En esta perspectiva, Gil Jairo, quien pertenece a la

cultura Uitoto y que en discusiones recientes en su colectivo clánico proponen ser

nombrados Muruy, como parte de su autodeterminación, comparte el territorio de la

Chorrera Amazonas con las etnias Bora, Muinane y Okaina, además de contar con la

presencia de instituciones como la escuela, el ejército, la iglesia y el centro de salud, y

semanalmente con un vuelo aéreo nacional que conecta la capital con esta región del

227

amazonas profundo, cada uno como expresión de la cultura occidental, del conocimiento y

las prácticas que se han instalado en este territorio y que permiten reconocer lo

heterogéneo, los choques de significados, los contrastes, la negociación de significados en

las fronteras y los intercambios que configuran la diversidad cultural como horizonte de

posibilidad.

Lo cultural desde la cultura uitoto-muruy se reconoce y manifiesta en la premisa: “Ir de lo

propio a lo ajeno y volver fortalecidos”, como expresión de lo intercultural. En este

sentido, se aprecia el reconocimiento de la multiculturalidad y la apertura para el

establecimiento de puentes entre diferentes, que les permite dialogar, recorrer el camino,

poner en discusión las formas en que conciben o comparten sus cosmovisiones así como

las formas de gestionar las diferencias y que en palabras de García (2004), corresponden a

un proceso político acerca de sus proyectos culturales y su permanencia. “Así, la tensión

entre lo propio y lo ajeno, no lo propio y aislado, configura las escenas de identificación y

actuación” (p.49). De esta forma, la diversidad cultural, puede representar múltiples formas

de interacción dado que de una parte, permite reafirmar la identidad cultural, la

pertenencia, los principios de la ley de vida, y la política de vida, en una negociación de

significados con las demás etnias y también con la cultura occidental, así como, establecer

contrastes y choques de significados en las fronteras desde las diferencias.

En este proceso de investigación, es posible reconocer la experiencia que ha tenido Gil

Jairo, al encontrase en un escenario multicultural con diversas matrices culturales y formas

de significar el mundo, dentro de las cuales, ha tenido intercambios además de haber

transitado por la educación escolarizada occidental, en una simultaneidad e intersecciones

de mundos, que le han permitido gestionar las diferencias con las demás etnias y señalar

las relaciones asimétricas con occidente que añaden complejidad a su pensamiento en la

confrontación y negociación de significados, aspectos que imprimen formas de dinamizar

y concebir el mundo. Además de apelar por el reconocimiento de la diferencia y la

generación de políticas educativas que contemplen un conocimiento contextualizado e

intercultural.

En tal sentido, se propone presentar desde las diferentes dimensiones que emergieron en el

abordaje de las concepciones de biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza, lo

cultural, expresión de la diversidad y los matices de lo intercultural, como referentes que

permiten comprender de una parte, aquellos intercambios, choques y negociaciones de

228

significados y de otra, reconocer como señala García (2004), “los núcleos o estructuras

inconmensurables, no reducibles a configuraciones interculturales sin amenazar la

continuidad de los grupos que se identifican con ellos” (p.55), y que también resultan ser

una expresión de la diferencia, (ver anexo No. 3).

La complejidad de las dimensiones que emergen en la configuración de la concepción de

biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza, permite apreciar que lo ontológico, lo

epistémico, lo ético y lo biocultural, se constituyen en el núcleo fuerte de su concepción, a

pesar de la movilidad que ha tenido en las matrices culturales de su etnia, de las etnias

Okaina, Bora y Muinane, así como, en la cultura occidental inmersión propiciada por la

educación escolarizada en la que ha transitado y le ha permitido confrontar, reflexionar y

establecer algunos puentes que cruzan al ser reconocida la diferencia de las culturas y la

protección de estas diferencias inasimilables de gran relevancia cultural y política como

señala García (2004). Este núcleo que configura su concepción, no es cerrado ni absoluto,

al estar asociado con la dimensión cultural a través de la cual se comparten significados y

se dota de sentido el mundo, al involucrar el principio de relacionalidad entre la naturaleza-

lo humano y lo espiritual como un todo integrado que se construye colectivamente.

La dimensión educativa es quizás en la que mayores procesos de hibridación se han

gestado, sin que sean simultáneos, ni simétricos en su experiencia de vida, como parte de

su experiencia en el sistema educativo escolarizado, el cual plantea un encuentro con el

mundo occidental desde relaciones de desigualdad, en tanto se desplaza la lengua propia y

se enseña desde la lengua oficial, la escritura y la lectura de textos que fijan conceptos y

explicaciones de los fenómenos naturales desde referentes universales, además de transitar

en una escuela fragmentada y compartimentada en áreas de conocimiento, con un énfasis

“teórico” y algunas experiencias prácticas en las que se aprecia asimilación a la cultura

hegemónica.

Esta experiencia, le permite reflexionar desde su propia práctica pedagógica, para generar

condiciones de posibilidad hacia una interculturalidad que contemple desde la escuela otro

lugar al conocimiento propio, así como a los métodos de enseñanza tradicionales de la

educación propia, además de hacer del maestro un mediador que logre tender puentes y

negociar significados. En tal sentido, Gil Jairo, apela a una educación que no siga

aumentando las desigualdades y que aprecie en la diversidad cultural y la diferencia una

229

potencialidad para ser abordada como compromiso del ser maestro que permita dinamizar

el conocimiento, construir colectivamente desde la diferencia y fortalecer la cultura.

La Dimensión cultural, muestra que el reconocimiento de la diferencia está asociada con

lo ontológico, lo epistémico y lo ético de su etnia Uitoto y que en su interior en los clanes

se comparten principios y también se establecen sutiles diferencias entre conocimientos

que son activos y se dinámizan en el mismo colectivo. De igual forma, reconoce su

inclusión en la cultura occidental hegemónica, en la educación escolar, las tecnologías, los

medios de comunicación y la religión, que le permiten comprender las formas en cómo es

ordenado el mundo por occidente y la forma de significar la diversidad de la vida, que

contrasta y confronta su visión de mundo.

Así mismo, es importante señalar que la Dimensión histórica no se encuentra escindida de

la dimensión cultural, al plantear la realidad de un país que ha vivido un proceso

sostenido de desigualdad al que han sido sometidos los pueblos originarios desde la

colonización, la configuración del estado nación y los actuales procesos de globalización

como alterización (Sánchez; Sepulveda y El Hani, 2013) del otro diferente que ha sido

objeto de asimilación y la naturaleza que ha sido objeto de apropiación y explotación. De

igual forma, la dimensión política, señala en el cruce de fronteras con occidente un reclamo

en defensa de la diferencia desde la pluralidad cultural en particular con las políticas

educativas y el sistema de evaluación, así como su postura crítica a las formas de intervenir

la naturaleza y de mercantilizar la vida.

En tal sentido, las dimensiones educativa, cultural, histórica y política, son las que

muestran a través de las narraciones de Gil Jairo, los mayores intercambios, contrastes y

confrontaciones, como acontecimientos y condiciones de posibilidad que problematizan y

también dotan de sentido su forma de concebir el mundo, además de aportar en la

dinamización de la cultura al representar estas dimensiones un campo dinámico y

cambiante que como señala García (2004), hace de la interculturalidad un eje para la

comprensión de las prácticas y construcción de políticas educativas que contemplen la

diferencia y lo cultural como oportunidad y potencialidad para el intercambio, para pensar

la vida desde la vida misma, en especial cuando en la actualidad se sitúa a Colombia y la

región del Amazonas como una de las más biodiversas del planeta, donde también se

encuentra una importante presencia de diversas culturas que muestran otras posibilidades

de cuidar y producir la vida. Lo anterior puede tener importantes implicaciones a

230

propósito del fenómeno de la diversidad cultural, la enseñanza de las ciencias y la

formación inicial de profesores.

3.5 DIALOGO CON OTRAS INVESTIGACIONES

El presente capitulo, abordó las concepciones de biodiversidad desde la perspectiva de la

diversidad cultural en las narrativas con Gil Jairo (Bruner, 1990) que muestran la

complejidad de su pensamiento a través de las dimensiones que emergen en la

interpretación; las cuales se fundamentan en la cosmovisión Uitoto, desde una perspectiva

relacional. De igual forma, se reconoce en su discurso las tensiones, intercambios y cruces

de fronteras entre conocimientos que conlleva negociación de significados (García

Canclini, 2004) sustentados en la educación propia y la formación que ha recibido

mediante el proceso de escolarización occidental, su inclusión en un programa de

formación inicial de profesores de Biología con enfoque intercultural y los diferentes

contactos entre su territorio con la nación; aspectos, que le proporcionan variados, matices

con respecto a otras maneras de ver el mundo y de comprender las realidades y que pueden

ser considerados ejemplos del pluralismo epistémico (Olivé, 2009; 2011).

Estas narrativas fueron interpretadas y entretejidas junto con el proceso de

contextualización histórica, que permitió la comprensión del sentido y el significado de las

concepciones de Gil Jairo en el marco de la cultura Uitoto-Muruy, en la que se encuentra

en discusión su nombrar como etnia pues para la academia han sido denominados Uitoto,

pero al interior del colectivo se reclama el Muruy, como referente identitario y expresión

de una cultura activa. Para ello, se vinculan otras voces como las de sabedores y mujeres

de la etnia Uitoto quienes son depositarios de un conocimiento y unas prácticas que forman

parte de su acervo cultural y constituyen la misma historia de este pueblo milenario.

Gil Jairo, plantea en el Monifue-abundancia una manera de comprender el mundo como

instancia para negociar y renegociar los significados a través del cual se interpreta la

realidad (Bruner, 1990). En sus narraciones se aprecia un pensamiento holístico y

relacional al igual que su postura frente a la biodiversidad y la diversidad cultural. A este

respecto, es necesario señalar que la investigación en este campo es incipiente en

Colombia, pues solo en años recientes se adelantan investigaciones como la de Molina et

al., (2014) que indaga por el fenómeno de la diversidad cultural y sus implicaciones en la

Enseñanza de las ciencias con profesores del territorio nacional, trabajo con el cual se

231

dialoga y se establecen aspectos convergentes y divergentes con una potencialidad que

permite enriquecer el campo de la educación en ciencias y reflexionar en relación con la

formación de profesores de biología.

• Concepciones de diversidad cultural y sus implicaciones en la enseñanza de las

ciencias

En el trabajo de Molina et al., (2014), se encuentra que en las concepciones de los

profesores acerca del fenómeno de la diversidad cultural emergen cuatro dimensiones en la

interpretación; como son la epistémica, la histórica, la cultural y la educativa, y sobre las

cuales se presenta la discusión. En tal sentido, la diversidad epistémica permite establecer

algunas convergencias en las que se reconoce que “la validez de los conocimientos es

relativa a los contextos específicos” (Molina, 2014, p.149), aspecto que también emerge en

la dimensión epistémica de Gil Jairo, quien se refiere a la validez del conocimiento

ancestral como la del conocimiento occidental en el cuidado de la salud. Señala

diferencias en sus formas de producción y sus procedimientos pero considera que cada uno

cumple un mismo propósito como es el cuidado de la vida. Así mismo, plantea la

relevancia que tiene el mito como síntesis del conocimiento ancestral que permite

comprender el origen de la vida y su diversidad, que podría vincularse al espacio escolar,

aspecto que diverge de los hallazgos en Molina et al (2014), en los cuales, algunos

profesores aprecian estas formas de conocimiento locales como punto de partida para ser

explicados desde la ciencia, con una perspectiva universalista y cientificista (p. 123, 145),

se defiende que el conocimiento científico es el único que explica el mundo (Matthews,

1994).

En esta misma perspectiva, Molina et al (2014), encuentran que algunos profesores

“manifiestan que los conocimientos tradicionales se aceptan por su carácter práctico, y por

su funcionalidad, pero estiman que estas experiencias deben ser colocadas en términos de

montajes experimentales o ser reforzados por el conocimiento científico” (p.149), para ser

enseñados en la escuela. Aspecto que recuerda una tradición del periodo colonial en la cual

se llevó a cabo la traducción de los saberes locales a una ciencia ilustrada (Nieto, 2006),

pues si bien se evidencia una interacción de diferentes formas de conocimiento que pueden

tener lugar en el espacio escolar, “prevalece una perspectiva asimilacionista, en la cual, los

conocimientos ecológicos tradicionales (TEK), se traducen al lenguaje universal de la

ciencia” (Molina y Mojica, 2013, p.39). Aspecto que muestra una clara confrontación por

232

parte de Gil Jairo quien reconoce la relevancia del conocimiento ancestral que puede ser

considerado en el aula de clase y que el maestro puede incidir en el establecimiento de

puentes con el conocimiento científico escolar desde una perspectiva plural epistémica, sin

subordinaciones, ni traducciones.

En relación con la dimensión educativa, especialmente en la valoración de lo cognitivo, el

conocimiento escolar y el aprendizaje, Molina et al., (2014), encuentran en un grupo de

profesores que estos aspectos “son considerados desde una perspectiva sociocultural, por la

importancia dada a los contextos culturales y a las acciones educativas” (p.150). Estos

hallazgos, se relacionan con la postura de Gil Jairo, quien se moviliza en los dos

escenarios educativos tanto el propio como el occidental escolarizado, que le permiten

situar su práctica pedagógica en un escenario culturalmente diferenciado al tratarse de

niños y niñas de la comunidad Okaina, a quienes reconoce como sujetos de saber, que

cuentan con una destacada experiencia con la naturaleza, configurada históricamente desde

las relaciones de éste grupo étnico con el contexto amazónico en una activa producción de

significados (Bruner, 1990), que dan cuenta del mundo desde edades tempranas. De igual

forma, se encuentra que algunos profesores privilegian el conocimiento científico en su

práctica educativa por encima de otros conocimientos (Molina et al., 2014), mientras que

para algunos maestros es necesario que a través de la acción docente se establezcan

puentes entre conocimientos, perspectiva que se comparte con la postura de Gil Jairo,

quien estima que el maestro debe ser un mediador que favorece el cruce de fronteras y la

negociación de significados en contextos de diversidad cultural.

Otro aspecto que se destaca, corresponde a la distinción que hace Gil Jairo de la enseñanza

de un modelo cultural occidental, que parte de conceptos y teorías, que se ordenan en los

libros de texto para explicar las relaciones y procesos ecológicos como parte de la

enseñanza de la biodiversidad, por lo que estima relevante considerar las experiencias de

los niños y jóvenes quienes mediante sus conocimientos empíricos y prácticas culturales,

pueden tener una mejor comprensión que trasciende los conceptos y sus definiciones

limitadas, al estar estructuradas desde una visión fragmentada de la realidad, en relación

con el conocimiento cultural sustentado en un pensamiento holístico y relacional en el que

cobra sentido la pedagogía del cuidado de la vida. Lo cual contrasta con los hallazgos de

Molina et al (2014), que aunque muestran una relevancia de los contextos, sin embargo no

consideran el pensamiento relacional y su abordaje contextual, dado que como se expresa,

233

“el conocimiento escolar se encuentra circunscrito a las pruebas de estado y los estándares

del MEN”. (p, 140).

Así mismo, en la dimensión histórica (Molina et al., 2014), se encuentra que “la diversidad

cultural está afectada en la manera como se asocian las desigualdades, heterogeneidad y

calidad de la educación todo ello originado por conflictos de la regionalización” (p.107).

En tal sentido, para Gil Jairo, la desigualdad se expresa de múltiples maneras a nivel

educativo, (a) de una parte manifiesta su desacuerdo con las pruebas de estado que evalúan

un conocimiento hegemónico y no se contemplan los conocimientos ancestrales y los

contextos locales; (b) además de integrar la prueba de inglés que afecta la valoración y

puntaje, al ubicar a los estudiantes de esta comunidades en una valoración en porcentaje

bajo e inadecuado como otra forma de marginalizar las culturas e invisibilizar sus saberes;

(c) así mismo, señala la prevalencia de varias asimetrías entre conocimientos, al

privilegiarse el conocimiento occidental que forma parte de la constitución histórica del

ámbito escolar, frente al conocimiento propio. Por lo cual, plantea la necesidad de

considerar los contextos socioculturales en la elaboración de dichas pruebas, para,

reconocer las realidades de los contextos locales rurales, situación que aunque hace parte

de las orientaciones de la Carta Constitucional de 1991, que reconoce la diversidad cultural

del país, sin embargo, aún hay un camino por recorrer en el que se dote de significado este

constructo en el contexto social y educativo del país de un multiculturalismo hacia una

educación intercultural (Walsh, 2007).

En cuanto a la dimensión Política, se aprecia en el trabajo de Molina et al., (2014), “el

reconocimiento de las tensiones originadas por las perspectivas universalistas y

occidentalizadas y la globalización en la educación planteadas por profesores” (p,152).

Parte de la discusión está centrada en las pruebas de estado y los regímenes de la

globalización que generan una competencia articulada con la idea de calidad de la

educación, sin considerar los contextos y las realidades de diferentes grupos culturales

como bien lo destaca Gil Jairo, que muestran en sus narraciones la relevancia de la

autonomía y autodeterminación de los pueblos originarios y el reconocimiento de su

cultura que comprende el encuentro con diferentes sectores como el educativo y político,

entre otros, para construir de manera articulada sociedades justas e incluyentes (Mato,

2008), lo cual implica reconsiderar las desigualdades que han estado ancladas en el tejido

histórico y en el ensamblaje de nación, aspectos que devienen de la colonización y que se

acentúan con la idea de un proyecto mono-cultural civilizatorio y capitalista como

234

expresión de la modernidad (Dussel; 1994; Loureiro, 2006); lo cual, requiere de una

reflexión crítica y deconstrucción, que permita dimensionar un sentido de lo multiétnico y

pluricultural que involucre la interculturalidad.

• De las concepciones de biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza desde la

diversidad cultural

A pesar de encontrarse una serie de investigaciones que abordan el estudio de las

concepciones de biodiversidad en el escenario educativo internacional, se observa que la

gran mayoría de trabajos se orientan a valorar qué tanto se aproximan éstas concepciones,

con las definiciones científicas y convencionales de referencia de forma apolítica y neutral

(Pérez, 2013b), a nivel de niños, jóvenes, profesores en formación y público en general en

el mundo occidental y proporcionar propuestas educativas para alfabetizar a las personas

en esta materia. De manera que, el abordaje de las concepciones de biodiversidad desde el

enfoque cultural, aún es incipiente en el ámbito educativo como se aprecia en el escaso

nivel de producciones científicas (artículos) en el escenario mundial, puesto que la mayoría

de desarrollos se encuentran en el campo antropológico, situación que amerita la

generación de líneas y programas de investigación en educación al encontrarnos en un país

que se ha catalogado como uno de los más biodiversos del planeta con una importante

presencia de diversos grupos culturales.

De acuerdo con lo anterior se destaca que si bien el mundo occidental construye una

realidad y produce conceptos y definiciones como es el caso del neologismo de

biodiversidad (Takacs, 1996; Guilarov, 1996; Oksanen & Pietarinen, 2008) y su

correspondiente universalización, también es preciso señalar las tensiones que para la

mayoría de los pueblos originarios produce, al no ser consideradas sus cosmovisiones y

formas de comprender y nombrar la biodiversidad. A este respecto Ramírez (2005),

confronta la definición aportada por la convención de diversidad biológica al situar la

biodiversidad como todo lo vivo, visión que contrasta con “la cosmovisión del pueblo

wayuu, para quienes todos los componentes de la naturaleza están dotados de vida, por lo

cual, todo sería biodiversidad”. (p. 40). Esta forma de concebir la biodiversidad es

compartida por la cultura Uitoto-Muruy y se reafirma con lo expresado por Gil Jairo, quien

señala que todo está dotado de espíritu y todo tiene vida, el agua, las rocas, y demás

existentes como se recuerda desde el mito de origen, en referencia a la madre tierra, y a

235

Moo como deidad que representa la creación en el aire de vida y la materialización del

sueño (Farekatde, 2013).

Así mismo, lo referencia Urbina (2010), quien en su investigación antropológica de la etnia

Uitoto, registra en su texto el mito del “árbol de la abundancia”, para referirse a la forma

en como este grupo cultural expresa el origen de la Amazonía a través de un gran

organismo que en su constitución integra un conjunto de ecosistemas, que involucra de una

parte el mundo tangible y también el mundo intangible que se expresa en los dueños

espirituales que administran los ecosistemas. Este conocimiento visibiliza unas formas

particulares de tejer significados y comprender el mundo, que sirven para regular y equilibrar las

relaciones y el uso de este patrimonio. Aspectos que hacen parte de las narraciones de Gil

Jairo, como saberes que permiten un manejo armonioso de las relaciones entre la

naturaleza-lo humano-lo espiritual.

En esta misma perspectiva, Venegas (2015), en su investigación de las ideas de naturaleza

en los niños llaneros y sikuane, encuentra que aquellos que descienden de sikuane, desde

edades tempranas reconocen la naturaleza como dotada de espíritu, “el proceso de

contextualización histórica permitió la comprensión del sentido y significado de los relatos

de Juan en el marco de su cultura, que encuentra una fuerte incidencia de la idea de “madre

naturaleza”, (p.144), al hacer parte del acervo cultural y la cosmovisión sikuane. De igual

forma, aparece la dimensión espiritual en el pueblo Bora, al reconocer la chagra como

expresión de la diversidad de plantas y semillas, en cuya producción están presentes lo

material y lo espiritual (Teteye, et al., 2013), al igual que lo expresado por Roman (2005),

perteneciente a la etnia Uitoto, lo cual demanda una mirada más amplia y compleja que

permite advertir puntos de encuentro en la forma de concebir la naturaleza de los pueblos

originarios que habitan el territorio colombiano y de otra entrañan una tensión con

occidente y su visión que se circunscribe a lo vivo, sin considerar la vida y sus diferentes

manifestaciones.

Así mismo, se encuentra otro componente que es común a las investigaciones como es el

principio de la relacionalidad que vincula la naturaleza-lo humano y lo espiritual como un

todo integrado, componente que aparece en los diálogos con Gil Jairo y el sabedor

Farekatde y también lo expresa Venegas (2015) en su investigación respecto a la

perspectiva holística de la naturaleza que reconoce en las ideas de niños y niñas llaneros y

sikuanes, por lo cual considera inadecuado que se ignoren en el contexto escolar. En tal

236

sentido, se aprecia una forma de concebir el mundo con diferentes matices acorde con la

diversidad de culturas presentes en el territorio colombiano, cuyas cosmovisiones persisten

ante la mirada fragmentada de occidente que cosifica y objetiva el mundo además de

escindir la vida de lo vivo.

Finalmente, se encuentra una relación respecto a las mitologías asociadas con lo ético, al

considerar el cuidado de la vida desde diferentes perspectivas tanto de los sikuane como de

los Bora y los Uitoto, en las cuales, se condensan los significados que se comparten en el

colectivo y que plantean unas formas de regular las acciones humanas en relación con el

acceso y uso de la diversidad como lo expresa Venegas (2015), “La utilización adecuada

de la naturaleza (CU) se encuentra en relación con su compresión de posturas éticas y

relaciones mitológicas que ostentan la importancia de la conservación, del cuidado, de la

belleza, de la vida y del espíritu de la naturaleza”. (p.145). En este sentido, Teteye et al

(2013) manifiestan que para el pueblo Bora en cada mito, se origina un comportamiento; es

decir, una enseñanza para el ser humano, (p. 34). De igual forma, Gil Jairo, hace explicito

el vínculo entre los mitos como síntesis del conocimiento ancestral y las normas que se

instituyen para regular los comportamientos desde un sentido del cuidado de la vida como

principio del ethos Uitoto-Muruy, aspectos que para Urbina (2010) corresponden a una

eco-sofía, al integrar en una relación armónica la unidad ontológica como un todo

integrado.

De esta forma, para la presente investigación, las diferentes dimensiones que emergen en

la configuración de las concepciones de biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza,

en el caso de Gil Jairo, muestran de una parte la profundidad y complejidad del

pensamiento Uitoto-Muruy que trascienden los marcos explicativos sobre los cuales la

mayoría de investigaciones pretenden indagar las concepciones de biodiversidad desde la

definición instituida, como referentes de un conocimiento que se pretende sea universal,

sin considerar la riqueza de epistemes alternas y contextos culturales diferenciados y los

posibles intercambios, que pueden aportar a la comprensión de la complejidad de las

formas de concebir la biodiversidad. Aspecto que recuerda la relación de las zonas más

biodiversas del planeta con las regiones que cuentan con las más altas concentraciones de

diversidad biológica, diversidad cultural y diversidad lingüística en el mundo (Maffi, 2005;

Posey, 1999), como es el caso del Amazonas, en tal sentido, la caracterización de las

concepciones de biodiversidad en clave cultural, representa un avance tanto en lo

metodológico como a nivel interpretativo.

237

4 CONCEPCIONES DE BIODIVERSIDAD DE SARA

“Variabilidad-Relaciones de lo vivo como forma de concebir la biodiversidad”

4.1 Sara

Es una Joven Bogotana, quien ha crecido en la ciudad junto a sus padres que tienen raíces

campesinas, por parte de sus abuelos quienes habitan en el sector rural. Su participación y

disposición siempre abierta, amable y crítica permitió compartir sus visiones de mundo y

sus formas de concebir la biodiversidad, a partir de los conocimientos que se encuentran

entretejidos con sus experiencias de vida, la hibridez de las culturas y el cambio cultural,

como ruptura de la continuidad en su movilización entre los contextos rural-campesino y

urbano, en los que se ha configurado su ser histórico y su formación académica. Sara nos

muestra cómo el conocimiento del contexto cultural occidental se constituye en el referente

de su concepción; pero también, como subyace en su acervo cultural el conocimiento

tradicional campesino, el cual es expresado por momentos durante los diferentes diálogos

y que expresan tensiones y puntos de encuentro frente a las formas de ver la biodiversidad

y las relaciones de lo humano-lo espiritual y la naturaleza.

Sara es una joven que siente un amor profundo por la profesión docente y manifiesta su

entusiasmo y compromiso con la enseñanza de la biología, a través de sus experiencias

educativas que se concretan en la práctica docente; la incursión en proyectos con

instituciones del Distrito y la participación en un club de ciencia escolar, que le han

aportado en su formación, además de resaltar su gusto por la biología y su enseñanza

contextualizada con las realidades del país, desde una mirada amplia, y también con

interrogantes frente a la orientación educativa para la conservación de la biodiversidad, que

le permiten hablar desde el lugar de su experiencia acerca de la vida y su diversidad,

aspectos que serán desarrollados en el presente capítulo.

238

4.2 VARIABILIDAD-RELACIONES DE LO VIVO Y LA EMERGENCIA DE LAS

DIMENSIONES QUE CONFIGURAN LAS CONCEPCIONES DE SARA,

SOBRE LA BIODIVERSIDAD.

Las diferentes situaciones planteadas permitieron el desarrollo de un amplio diálogo con

SARA, quien en sus narraciones muestra la complejidad de las relaciones entre humanos

y naturaleza, al ser componentes integradores que constituyen su visión acerca de la

diversidad de la vida, nombrada como La Variabilidad- Relaciones de lo vivo. De igual

forma, expresa su postura desde lo político, lo histórico y lo educativo y la emergencia de

tensiones y posibles puentes entre el conocimiento occidental y el conocimiento ancestral,

que reflejan la riqueza y profundidad de su forma de concebir el mundo como se presenta a

continuación.

La concepción de biodiversidad de Sara, involucra la diversidad de seres vivos en las

diferentes escalas (genes-ecosistemas), incluido el humano, como referente de su

formación académica. Así mismo, en sus relatos emerge lo espiritual como un vínculo

entre lo humano y la naturaleza, al referirse a su mundo cotidiano y al acervo cultural

campesino que ha formado parte de su familia. Perspectivas que muestran una tensión

entre la forma convencional de nombrar y significar la biodiversidad por occidente al

limitarla a “lo vivo”, y la dualidad entre lo humano y la naturaleza que deviene de la

modernidad; aspectos que permiten a Sara, explicitar su postura acerca de “la variabilidad

y la relación de lo vivo” como una forma de asumir la coexistencia entre humanos y demás

seres vivos, que plantea una conexión, y confronta la idea de un mundo escindido.

Al respecto, se muestran las dimensiones que emergen de los tres momentos de extensos

diálogos con Sara, correspondientes tanto a la entrevista semiestructurada basada en

situaciones, la entrevista en profundidad y la Interpretación como texto, que forman parte

de la triangulación. Se presentan (8) dimensiones que emergen en la concepción de Sara: la

dimensión educativa, la diversidad epistémica, lo ontológico, lo ético, lo cultural, lo

biocultural, lo histórico y lo político que configuran su concepción de biodiversidad

(Variabilidad-Relaciones de lo vivo) como forma de nombrarla. Expresión de la

complejidad de su pensamiento desde la formación escolarizada y la emergencia de

conocimientos tradicionales campesinos.

239

Figura 6 Concepción de Biodiversidad de Sara. Variabilidad-Relaciones de lo vivo

Fuente. Elaboración Propia.

De igual forma, se incorpora otra voz que corresponde al profesor Mario, biólogo de

profesión y especialista en el campo de la biodiversidad quien ha participado como

profesor de futuros licenciados en biología tanto en el contexto de Bogotá como en la

Chorrera Amazonas, al proporcionar una visión del conocimiento científico a enseñar y

que permite entender algunas de las afirmaciones de Sara de lo que debe saber y saber

enseñar un profesor de Biología, desde la lógica de la academia. Además se incluyen

aportes de autores que brindan diferentes perspectivas a estas discusiones, e igualmente se

hace una aproximación a referentes histórico culturales (campesinos y Muiscas) que

pueden aportar en la comprensión de algunos elementos que configuran su concepción de

biodiversidad.

Dimensión Educativa

El conocimiento escolar puede considerar los conocimientos previos y profundizar en el

conocimiento científico acerca de la biodiversidad.

La enseñanza de las ciencias debe abordarse desde las competencias científicas

Las aulas diversas, requieren de estrategias pedagógicas especiales para tratar la diversidad. Se valoran otras formas de

conocimiento y la necesidad de establecer puentes entre conocimientos.

Dimensión Diversidad Epistémica

Etnocentrismo epistemológico La diversidad biológica se explica mediante la Teoría científica de la

evolución. Los conocimientos ancestrales son

locales y los conocimientos de la ciencia son universales.

Los conocimientos ancestrales son

paralelos a los de la ciencia y se

aplican de acuerdo a los contextos

académicos y cotidianos.

Dimensión Histórica La historia de la ciencia occidental

muestra los grandes relatos de científicos y teorías como la T. evolutiva

para explicar la diversidad biológica. La teoría evolutiva ha tenido una

importante influencia en la sociedad. Los conocimientos ancestrales se diferencian de los conocimientos

científicos porque se basan en creencias.

Dimensión Ética Los conocimientos científicos y los

sentimientos de las personas movilizan una ética del cuidado de la biodiversidad.

Mirada crítica frente a la idea de superioridad del hombre sobre otras formas de vida y a la visión teleológica que se puede tener del ser

humano como finalidad de la evolución. Valores Intrínsecos y estéticos, se expresan

en apreciación y valoración de la biodiversidad.

Dimensión Cultural

Se reconoce la diversidad cultural en el aula como

multiculturalidad y la importancia de explorar los

conocimientos “previos”. Se otorga mayor relevancia al conocimiento científico acerca

de la biodiversidad, junto con la imagen de ciencia y de

científico a enseñar en la clase de ciencias.

Dimensión Política Visión Crítica frente a situaciones de subordinación y dominio de la

naturaleza, en especial de la biodiversidad, por parte de los

países del norte sobre los países del sur.

La política está estrechamente relacionada con el modelo cultural

de desarrollo occidental que se apropia de la naturaleza y de las

mentalidades.

Dimensión Ontológica y Contextos *Contexto académico y escolar: Se distingue lo

vivo de lo no vivo. Una roca no tiene vida. El ser humano forma parte de la biodiversidad y

su origen se explica desde la perspectiva evolutiva

*Contexto cotidiano y tradición familiar: El vínculo humano con otras formas de vida no solo obedece

a una explicación racional científica. Emerge la alteridad y la sensibilidad que reconoce a la

naturaleza como a un otro con quien se dialoga.

Dimensión Biocultural Se asume como co-existencia e interrelación

entre las culturas y la biodiversidad. La tradición familiar de ascendencia

campesina le ha permitido aprender valores y prácticas de cuidado de las diferentes formas

de vida y reconocer la importancia de las diversidades biológica y cultural.

Conocimientos y prácticas que también integra con las propuestas de la conservación de acuerdo con su formación en favor de la

vida

Variabilidad- Relaciones de lo vivo

240

En sentido general, se aprecia la relevancia que tienen las dimensiones epistémica,

ontológica, educativa, cultural y ética al constituirse en pilares de la concepción de

biodiversidad de Sara, las cuales orientan la forma de construir la realidad y concebir el

mundo, en la que se hace explicita la influencia de la cultura occidental y los dualismos

que operan en contextos académicos y escolares. Aspectos en los que influye una

perspectiva etnocéntrica epistémica (Molina y Utges, 2011) y la coexistencia con el saber

tradicional que hace parte de su acervo cultural y la ascendencia campesina, lo cual

informa sobre aspectos de la hibridez y mestizaje que se han configurado desde el periodo

colonial (Álvarez, 1997) y de las resistencias que se manifiestan en ciertas prácticas y

saberes. Influencias que se concretan en un aprendizaje colateral (Jegede, 1995).

Así se explicita en las narraciones, el alcance de estas dimensiones que comprenden el

pensamiento, la historicidad, los conocimientos, la hibridez de las prácticas y las

emociones que se articulan de forma directa e indirecta con las demás dimensiones

(histórica, política, y biocultural), como formas que facilitan el reconocimiento y

comprensión de la concepción de biodiversidad de Sara junto con las dimensiones y

relaciones que emergen. De esta forma, Sara nombra y significa la biodiversidad como “La

variabilidad-relaciones de lo vivo”, así en los diferentes diálogos destaca las relaciones

del mundo de lo vivo, y las tensiones y el cruce de fronteras entre su formación académica

en la cultura occidental y los saberes tradicionales que hacen parte de su configuración

histórica y que añaden sentido a su forma de concebir el mundo.

4.2.1 Dimensión Ontológica

El dialogo con Sara, permite apreciar inicialmente la emergencia de la dimensión

ontológica, que puede entenderse como un dualismo entre lo humano y la naturaleza, al

hacer de la biodiversidad un objeto para estudiar y clasificar taxonómicamente, como

forma de legitimar el establecimiento de un orden de la naturaleza. Sin embargo, también

aparece la idea de un “origen común” adoptado del pensamiento darwiniano cuando se

refiriere al ser humano y su vínculo con las demás formas de vida. Estas perspectivas

ontológicas aparecen como formas de dar cuenta de la diversidad de la vida en el contexto

académico (educación escolarizada), pero que en el contexto cotidiano y en el seno de su

familia con ascendencia campesina, se desplaza para dar cabida a una perspectiva que

hunde sus raíces en la unidad ontológica: la naturaleza-lo humano y la emergencia de lo

espiritual (lo intangible).

241

Lo ontológico se expresa desde tres perspectivas, las dos primeras están asociadas con

espacios académicos y escolares occidentales y la tercera se encuentra asociada con el

ámbito cotidiano y su experiencia familiar que han aportado a la configuración de su ser

histórico y cultural, en relación con la forma de concebir la biodiversidad como se

presenta a continuación en los siguientes apartados: a) La objetividad y la clasificación

taxonómica; b) El vínculo entre humanos y biodiversidad desde la perspectiva Darwiniana;

c) La emergencia de la unidad ontológica en escenarios no académicos, d) Hibrideces

desde la experiencia como referentes que permiten apreciar la configuración de su

concepción de Biodiversidad.

a) La objetividad y la clasificación taxonómica

De acuerdo con las situaciones presentadas (Entrevista semiestructurada), la postura inicial

de Sara expresa cómo el conocimiento científico le sirve de fundamento a su formación

como futura licenciada en Biología, con el cual, da cuenta de un fenómeno que le resulta

de interés como es la biodiversidad y su abordaje para la enseñanza. Manifiesta su acuerdo

con ciertas prácticas relacionadas, en este caso, con el empleo de colecciones biológicas

(que han formado parte de la Historia Natural y de los inventarios de la biodiversidad),

como estrategia didáctica para acercar a sus estudiantes a este fenómeno, pero estima que

esta estrategia no es suficiente para alcanzar la totalidad de los estándares, en el espacio

escolar.

Si tú haces una colección de plantas tienes la oportunidad de incluir y reconocer

parte de la diversidad biológica por medio del reconocimiento de ellas, pero no se

cumplirían todos los estándares, al igual no significa que porque no se cumplan los

estándares, no haya un aprendizaje. (Sara, 2012)

Entonces la comunidad académica también se mueve en eso, siguen haciendo

descripciones de especies, documentando la diversidad del país, eh pues gracias a

ellos sabemos que por ejemplo en aves somos el país más diverso, gracias a la

tradición de hacer taxonomía, entonces es importante que siga existiendo (Profesor

Mario, 2014).

Las colecciones biológicas permiten conocer, clasificar y ordenar la biodiversidad,

siguiendo los cánones de la ciencia, que objetivan la naturaleza y trazan una línea divisoria

entre el observador y lo observado, como una legitimación del saber botánico que forma

242

parte de procesos históricos y políticos (Nieto, 2006); conocimientos que según Sara

pueden servir al aprendizaje de los estudiantes sobre diversidad biológica, pero que a la

luz de la ciencia escolar y los estándares educativos le resultan insuficientes, para alcanzar

una adecuada formación. Conocimiento que defiende el profesor Mario, al señalar la

relevancia de mantener la taxonomía como instancia para conocer la biodiversidad y como

práctica en los procesos de formación en ciencias.

b) El vínculo entre humanos y biodiversidad desde la perspectiva Darwiniana.

Para Sara el ser humano como ser biológico, es una especie más en la trama de la vida, por

tanto, busca hacer manifiesto el vínculo entre humanos y demás seres vivos (Capra, 1998),

que de cierta forma le permiten confrontar el dualismo propugnado por la modernidad

entre el hombre y la naturaleza al ver en ésta un objeto de conocimiento y apropiación,

para revalidar el vínculo que plantea una ontología de lo vivo en red (trasciende una visión

mecánica a una visión ecológica), más que en escalas jerárquicas, como lo expresa Sara

(2012) “El ser humano forma parte de la biodiversidad, no está por fuera de ella” postura

que se relaciona con lo expresado por el profesor Mario “[…] de eso es lo que yo sé, de

biodiversidad, eso es lo que hago, yo soy biodiversidad” (Profesor Mario, 2014). Se

reconoce al ser humano como ser biológico y que forma parte de la biodiversidad desde

referentes ecológicos y evolutivos.

La relación entre humanos y demás seres vivos, que ha configurado en su formación en el

contexto educativo institucionalizado y en especial en su carrera de Licenciatura en

Biología, le sirven de argumento para dar cuenta de la biodiversidad desde la perspectiva

evolutiva (Ancestro común, Selección Natural), como teoría explicativa (Wilson, 2006;

Darwin), para ser enseñada en el contexto escolar, como anota Sara:

A nivel de estrategias didácticas, un organismo, pongo yo el caso de un caracol,

entonces bueno este caracol, (como especie) tuvo todo un proceso evolutivo si y

este caracol ahí donde usted lo ve, tiene un ancestro común como nosotros, y

¿ancestro común que es?, bueno es un ser del cual surgieron todas las especies, si!

y a partir de eso tal vez, como hallar la ilación entre, no por el hecho de que sea

más pequeño es diferente a nosotros, en parte en forma si y tal vez en todos sus

procesos de complejidad es diferente, pero tiene el mismo valor como parte de la

historia evolutiva. (Sara, 2012)

243

[…] desde la historia de la diversidad en el planeta, o sea porque se concentra allí,

pues es por mayor radiación y por mayores interacciones biológicas que promueven

mayor diversidad en términos digamos desde genes hasta biomas, desde la genética

de los organismos pasando por especies, comunidades y ecosistemas, ¿sí? Hasta los

grandes biomas (Profesor Mario, 2014)

De esta forma, se muestra la prevalencia en Sara del referente científico racional para

hablar de biodiversidad y la explicación de su origen desde aspectos evolutivos para su

enseñanza. En tal sentido, describe y señala el vínculo de lo vivo y lo humano a través de

sus propiedades compartidas, sustentado en un marco conceptual esencialmente científico

(Molina, 2005) que entrelaza la historia evolutiva de las especies (diversidad de formas y

procesos), con argumentos de moralidad (Wilson, 2006) en tanto, manifiesta que el

proceso evolutivo y la especie en sí merecen igual valoración bien sea un humano o un

caracol. De igual forma, el profesor Mario, expresa que al referirse a la diversidad

biológica se debe argumentar desde la evolución como fundamento para explicar la

diversidad actual en sus diferentes escalas (genes hasta biomas).

[…] entonces digamos acá también se muestra que ha sido un proceso natural e

independiente a los seres humanos, no solamente, porque nosotros también

hacemos parte de la biodiversidad aunque también destruimos otras cosas de ella

pero también hacemos parte de ella, hacemos parte de la naturaleza. (Sara, 2012)

Sara reconoce la diversificación de la vida como un proceso natural, que se fundamenta en

la teoría evolutiva donde el ser humano como especie biológica también forma parte del

mundo de lo vivo, sin hacer explícito el papel que éste tiene en la producción de la

biodiversidad. Así mismo, señala en la intervención humana un elemento negativo que se

cristaliza en la destrucción de la diversidad biológica. Esta perspectiva muestra a un

humano que comparte las características de otros seres vivos, pero que mantiene una

disyuntiva en su forma de apropiación del mundo.

c) La emergencia de la unidad ontológica

La emergencia de la otredad en la narración de Sara, parte del reconocimiento de los

pueblos originarios y la validez del conocimiento ancestral, para salvaguardar la

biodiversidad, en tal sentido, valora la conexión de estos pueblos con la “Madre Tierra” -

dotada de vida- , al asumirla como una relación fundada en un sentir, que involucra

244

materialidad y espiritualidad. De igual forma, valora el conocimiento indígena y su

participación en la producción de la vida y cuidado de la tierra. Aspectos que se resaltan

en el trabajo de Bohórquez (2008), al señalar que “las ideas de Tierra generatrix y Mutter

erde contienen un mensaje claro: el humano es hijo de la tierra, por eso su actitud con ella

es una actitud filial, amorosa” (p. 149).

Diversos autores como Correa, (2004) y Bohórquez, (2008), muestran en la reconstrucción

de la historia mítica de los pueblos indígenas Muiscas que ocuparon el altiplano

cundiboyacense, una estrecha relación entre humanos-naturaleza y deidades, que

configuraron comunidades agrarias de cazadores, orfebres y tejedores, en la cual, lo

mítico-religioso se constituye en pilar del pensamiento de diversas culturas precolombinas.

En tal sentido, Sara quien tiene ascendencia campesina (Cundinamarca), manifiesta una

sensibilidad hacia otras culturas y sus mitos, como es el caso de los Uitoto, pues no solo se

refiere a los conocimientos y valores, sino al vínculo con lo espiritual que lo lleva al plano

de su propia experiencia con las plantas.

No sé, me llama mucho la atención la convivencia, si la convivencia entre todos los

seres, entre que vamos viendo los Uitoto, entre que vamos viendo los animales, las

plantas y que todos vamos conviviendo poco a poco y la dotación de espíritu, esa

parte de la dotación de espíritu me parece algo que si puede llegar a ser muy cierto

e incluso me acuerdo de la planta, de lo que yo te comentaba ahorita, esa dotación

de espíritu. (Sara, 2012).

Este árbol tiene espíritu, el lago tiene espíritu, el animal tiene espíritu, el aire tiene

espíritu, el sol tiene espíritu, la laguna tiene espíritu, la piedra tiene espíritu para el

indígena, todo es fuerza y energía o si no vallan estudien la física cuántica a ver si

una piedra no tiene espíritu. (Xieguazinsa Ingativa Neusa. Gobernador indígena del

Pueblo Nación Muisca- Boyacá Chibcha, en Barrero, 2013, p.80)

La convivencia aparece como un valor indiscutible que fortalece el vínculo entre humanos

y naturaleza. Este reconocimiento también va acompañado de la emergencia de lo

espiritual, que no solo atañe a los indígenas, en tanto, Sara acepta su acuerdo con las

cosmovisiones indígenas al considerar que los seres vivos pueden estar dotados de

espíritu. De esta forma, es en la experiencia cotidiana, en la cual, Sara vincula

materialidad y espiritualidad, postura que tiene fuente en su tradición familiar, y muestra

245

una tensión frente a su formación académica fundada en un conocimiento científico “a

enseñar”.

Yo lo coloco en el caso particular de una planta que tengo en la casa y ella cuando

nosotros no le hablamos se pone pues triste y se achila y demás, no sé qué conexión

y desde la parte científica puede que no tenga ninguna conexión, pero de pronto hay

otro tipo de conexión dile tu espiritual o alguna otra cosa rara que el hecho de que

uno le hable a esa planta se ponga bonita, el hecho que uno la consienta se ponga

bonita. (Sara, 2012).

Yo digo uy he sido como mala y de pronto he pasado por el lado de ellas, y ni he

volteado a mirarlas y se recienten, esa es la forma de decir delicar. […]Se recienten

entonces hay que hablarles, venga les buscamos las hojitas, muchas veces es con la

palabra otras veces es con el tacto, es como ese, ese traspaso de energía, son cosas

que uno no ve, pero que siente (Sara, 2013)

Nosotros somos este planeta […] nosotros somos como un compendio de cosas, de

nuestros hermanos y hermanas, mis hermanas la plantas, y mis hermanos los

animales todos en absoluto, somos tan amigables que las bacterias viven dentro del

cuerpo” (Fonseca, exgobernador Cabildo Muisca, en Barrero, 2013 p. 84)

Se plantea una distinción entre las formas de explicar los fenómenos por parte de la ciencia

y la forma en cómo se da tratamiento a éstos desde la cotidianidad. Así, desde la

racionalidad instrumental científica se objetiva el mundo y se edifica una ruptura

ontológica que separa la naturaleza de lo humano, para salvaguardar la idea de verdad de

toda perturbación que entraña el mundo sensible; mientras que en el conocimiento

cotidiano se percibe una conexión entre materialidad y espiritualidad que se valida en la

relación de lo humano con la naturaleza como un vínculo que no se circunscribe

únicamente a la relación de lo viviente desde el árbol filogenético en el plano material, sino

que opera desde otras lógicas que se aproximan al pensamiento indígena y el saber

campesino. Las plantas no son objetos, sino sujetos (Fonseca, en Barrero, 2013), con

quienes se dialoga (Lenkersdorf, 2011) y se entabla una comunicación en la que se

atribuyen sentimientos, perspectivas que recorren los saberes locales y la cotidianidad en el

contexto familiar de Sara.

246

Entonces yo creo que esa conexión espiritual que ellos tienen con ese ecosistema,

con esa selva permitió el surgimiento de especies, subespecies y demás y permitió

que diferentes formas de vida se ajustaran a ese ecosistema y de pronto al ya no

haber esa intervención pudo haber otro, no sé pudo, es lo primero que se me ocurre,

como entristecer la naturaleza o algo así. (Sara, 2012).

Yo soy el territorio. Porque todo lo que sucede en mi sucede a fuera, si yo tengo

desorden en mí, afuera hay desorden, si yo tengo alegría, afuera hay alegría, si yo

tengo paz, afuera hay paz, todo es de yo, por eso nosotros decimos Hycha iemuyes,

porque yo soy, yo soy el territorio!” (Fagua en Barrero, 2013, p.77)

Para Sara la interacción de grupos étnicos con la naturaleza y su conexión espiritual puede

aportar en la producción de la vida y su conservación. Así mismo, retoma expresiones

propias del conocimiento científico para dar cuenta de la intervención humana de grupos

minoritarios que aportarían en el “surgimiento” de especies y subespecies, como

planteamiento que esgrime para reflexionar acerca de la situación propuesta (ver entrevista

semiestructurada). De acuerdo con lo manifestado por Sara se explicita la hibridez de

conocimientos, al tomar conceptos de la ciencia y algunas prácticas de grupos originarios,

para explicar las repercusiones de la ausencia de dichas comunidades en la pérdida de

biodiversidad, que se expresaría en una reacción de un sentimiento humano considerado

por Sara como el “entristecer de la selva”. Aspecto que hace de la naturaleza un “sujeto”

dotado de espíritu desde el “sentir”, que subyace en la relación de lo humano y la

biodiversidad.

[…] pues bueno mis papás tienen como la concepción de que ellas (las plantas)

logran captar las malas energías, esa concepción la tienen muy apropiada, si, la

apropian, se la creen y demás, entonces generalmente cuando digamos de pronto

algún estado de ánimo de alguno de los tres, porque nosotros solo vivimos los tres,

está por el piso, o problemas de diferente índole, generalmente en específico esa

plantica porque es como muy consentida por decirlo de esa manera capta como esa

energía, entonces toca como también decirle, como bueno…, no te tienes que

poner achilada, ¡No! ¡Mira como estas de bonita!; no sé qué explicación darle a eso,

las energías, tantas cosas, pero la planta por decirlo de algún modo renace y se pone

mucho más bonita, incluso uno le habla y no sé de pronto desde la visión que

247

tenemos la sentimos como que se pone como creída, ¡es como un sentir!

(Sara,2013).

En la tradición familiar de Sara, de ascendencia campesina, se reconoce y acepta un

vínculo con las plantas que trasciende lo material, en la cual, el diálogo a través de la

palabra permite hacer de un ser vivo como la planta “otro sujeto” con el que se entabla una

comunicación que cruza el mundo de lo sensible y de las emociones; perspectiva que

muestra una forma diferente de comunicar mediante lo corporal y lo estético, donde lo

científico racional se desplaza para entablar otras formas de conexión entre lo humano y lo

natural como un habitar juntos. En tal sentido, se muestra una cierta unidad ontológica

entre la naturaleza, lo humano y lo que podría ser un plano espiritual, como parte del

acervo cultural que recorre aquellos escenarios cotidianos y su tradición familiar, sin que

exprese un conflicto con su postura inicial (conocimiento académico).

d) Hibrideces desde la experiencia

En otra instancia del diálogo, Sara refiere su experiencia académica, para hacer énfasis en

la explicación racional científica y también expone las vivencias personales que pueden

entretejerse en la experiencia de interacción con otros compañeros y sus formas de

concebir el mundo. Sara hace especial referencia a una salida de campo al páramo de

Sumapaz (zona rural de Bogotá), como actividad académica, para enfatizar aquello que no

es explicable, a partir de la razón científica, pero que funciona desde ciertas prácticas

rituales que tienen un transfondo cultural amerindio.

[…] me acorde de una cosa que nos sucedió cuando fuimos al páramo de Sumapaz

en una salida de campo, una compañera, llegamos a una laguna, un paisaje

preciosísimo, en donde hay muchísimas especies, hacia un lado está la laguna y

volteas a mirar hacia el otro y esta una cantidad de frailejones impresionante, y

llego una compañera y dijo, -pues bueno no sé qué tanto crean ustedes en eso pero

quisiera que nosotros hiciéramos una oración para llegar a visitar este lugar,

nosotros dijimos como -bueno si está bien…, nos arrodillamos, tocamos la tierra,

nos tomamos de las manos y empezamos como por decirlo a orar entre comillas,

empezamos a decir bueno pacha mama venimos acá a conocer tu aposento, no

vamos a intervenir, venimos a apreciar tu hermosura, venimos a no sé qué…,

terminamos de hacer como el pequeño ritual, y di tú a los cinco minutos empezó el

sol a resplandecer, esa laguna se puso azul hermosísima y cosas como esas es algo

248

que no tiene explicación científica y es algo que uno dice como ¡wow! Que

hermosura, que belleza que nosotros la hayamos apreciado y que de pronto ella

renazca y nos diga si mire me puse bonita para ustedes, si, algo como esa clase de

cosas es algo a lo que yo no le hayo una explicación pero que de igual manera es

algo del sentir que no se puede explicar. (Sara, 2012)

Sara explicita otra forma de relacionarse con la naturaleza distinta a la forma convencional

académica de desarrollar una salida de campo, la cual, opera con unos cánones de la

ciencia biológica basados en unos protocolos previamente establecidos para estudiar el

Páramo. Sin embargo, por iniciativa de una compañera se lleva a cabo un pequeño ritual

que recupera ciertas prácticas simbólicas y expresiones de los pueblos originarios, a través

de la “oración”, acción que permite experimentar la majestuosidad del lugar, y reafirmar

en la comunicación a través de la palabra con la “Pacha mama”, su manifestación desde un

lenguaje estético. Esta experiencia para Sara, no puede explicarse en clave racional

científica, ya que se refiere a una relación entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual

como unidad ontológica, cuyo trasfondo señala dos lógicas diferenciadas para apreciar y

valorar esos vínculos.

Bachue, además de seguir siendo fuente de la fertilidad conservó su status de madre

primigenia, manifestación y dueña de las aguas. […] Bachue era objeto de

veneración y de ofrendas en todos los lugares donde hubiera aguas: lagunas, ríos,

cascadas, chucuas, fuentes, pozos, manas, nacimientos. […]El elemento central de

la admiración y el respeto por los bosques en el muisca, enmarca una frontera

borrosa y a veces imperceptible entre lo ético y lo religioso, entre lo cultural y lo

ecológico, y entre lo mítico y lo sagrado (Bohórquez, 2008, p 167)

En la cultura Muisca se observa una articulación entre la naturaleza-lo humano y las

deidades que acompañadas de rituales y ceremoniales, proveen un significado simbólico a

la naturaleza y buscan mantener una armonía. De acuerdo con Correa (2004) se trata de

prácticas que se constituyen en “el ajuste del comportamiento cultural a la experiencia

social en la naturaleza” (p.121). En tal sentido, según lo narrado por Sara, la visita a estos

lugares permite la contemplación, admiración y oración, como una forma de rendir culto.

De esta manera, ciertas prácticas ancestrales prevalecen y/o son reivindicadas, y generan

asombro ante aquello que resulta inexplicable.

249

[…]tal vez también hace parte como de lo espiritual, esa conexión que de pronto

pueda tener una similaridad con la condición que los indígenas puedan tener hacia

las plantas, también puede tener una condición similar y puede haber ahí como una

similaridad, no sé cómo decirlo. (Sara, 2012).

En la narración Sara encuentra una similitud de las relaciones entre lo humano-lo natural y

lo espiritual de los pueblos originarios y su conexión con las plantas, en la cual, expresa la

prevalencia de una tradición cultural campesina en ella. Lo espiritual señala un vínculo

entre lo humano y lo natural; la emergencia de lo “otro”, “la biodiversidad”, se constituye

en este caso en un sujeto, con el que se dialoga mediante la palabra (Lenkersdorf, 2011).

Así mismo, la comunicación de lo “otro” (las plantas, la laguna, el páramo) se expresa a

través de lo estético y lo sensible. Aspectos que permiten a Sara apreciar puntos de

encuentro con las concepciones y creencias de los grupos indígenas, los campesinos y los

saberes locales.

Los diferentes marcos explicativos empleados por Sara, no solo hacen parte de su

pensamiento, sino que adquieren relevancia en las prácticas y las acciones, de acuerdo con

los contextos en los cuales se moviliza y se desenvuelve, además de establecer posibles

bisagras entre contextos. Al respecto, las diferentes perspectivas de lo ontológico que

forman parte de la concepción de Sara muestran matices que pueden posiblemente

entenderse desde la configuración histórica del país, atravesada por procesos de mestizaje

(que entraña mezclas) e hibrideces culturales y la formación académica occidental fundada

en una visión científica racional moderna. Sin embargo, desde los saberes locales y

conocimientos cotidianos se dinamiza una idea de unidad ontológica que como lo

explicita Sara puede co-existir como expresión de la historia de la hibridez de las culturas,

aspectos que pasan inadvertidos en la escuela como institución moderna al invisibilizar

otras formas de conocimiento (Walsh, 2007; Mato, 2008; Contreras, 2009).

4.2.2 Dimensión Epistémica

La complejidad del pensamiento de Sara manifestada en sus relatos, permite advertir en la

configuración de sus conocimientos, elementos del contexto cultural occidental, y de las

raíces campesinas que hacen parte de su acervo cultural como formas de concebir el

mundo. Estos conocimientos son valorados y validados por Sara de acuerdo con los

contextos situacionales o eventos naturales específicos (Molina, 2012, p. 144). En tal

250

sentido, se interesa por la apropiación y enseñanza del conocimiento científico occidental

en los espacios educativos escolarizados, que por momentos navega en un “etnocentrismo

epistémico” (Molina, Utges, 2011), al considerar el conocimiento científico biológico

como la forma de explicar el fenómeno de la biodiversidad. Sin embargo, reserva el saber

tradicional, parte de su acervo cultural, a espacios no convencionales, más familiares y

personalizados, perspectiva que corresponde más a un “multiculturalismo

epistemológico”.

La dimensión epistémica se encuentra presente en el discurso de Sara, al contemplar: a) el

conocimiento científico e imagen de ciencia; b) el etnocentrismo epistémico; c) las formas

de conocimiento; d) la validez del conocimiento; e) los puentes entre conocimientos; f) el

conocimiento y la perspectiva de la Tecno-posnaturaleza.

a) Conocimiento científico e imagen de ciencia

La valoración de los conocimientos de la ciencia emergen en los diálogos con Sara al

referirse concretamente a los aportes de Darwin para explicar el fenómeno de la diversidad

de la vida, como se encuentra plasmado en su obra titulada “El origen de las especies”

(Wilson, 2006). Darwin se constituye en un célebre personaje del mundo científico

occidental moderno que según Sara por su indiscutible aporte a la ciencia, se le diferencia

de los demás moradores de occidente y lo salvaguarda de todo el contexto social, político y

cultural de la época, al recrearlo bajo la imagen de un genio (Molina y Mojica, 2013).

Si tal vez, no hay que generalizar, no, por algo de Inglaterra salió Charles Darwin y

a partir de todo el viaje y todo ese recorrido que hizo para, para la publicación de

su libro, eh pues también intervino como en ese conocimiento que se da, sobre la

diversidad y el origen de las especies, como la denominación de su libro mmm y tal

vez como semejanza seria el hecho de valorar la especie porque ya se va a acabar.

(Sara, 2012)

[…] tenemos que hablar de Humboldt, y tenemos que hablar de… pues en el

contexto colombiano no podemos hablar de Darwin no podemos hablar porque no

paso por acá. Pero eh un poquito posterior a Darwin, pero si en un contexto

mundial Humboldt porque fue él quien dio a conocer la expedición botánica

(Profesor Mario, 2014).

251

De esta forma, se privilegia una mirada de la ciencia en la producción del conocimiento

científico, con la idea de un naturalista que construye una obra de grandes proporciones a

través de su viaje de exploración del mundo, para ser descubierto mediante la agudeza de

su observación y la brillantez de su pensamiento (Nieto, 2006), bajo una imagen de

ciencia y de científico que se perpetúa y manifiesta en los profesores noveles: “Estas

visiones no han superado una enseñanza científica con una orientación epistemológica

propia del positivismo más fuerte de fines del siglo XIX” (Quintanilla, 2003, p. 6). De

igual manera, se expresa el reconocimiento que hace el profesor Mario de la importancia

que tiene una autoridad científica como Humboldt al pasar por el territorio neogranadino

para dar validez y divulgar la obra de la Expedición Botánica.

El conocimiento científico se constituye en la manera de definir y explicar la

biodiversidad, dando forma al contenido de la ciencia, y así, legitimar un saber y

autoafirmar su postura de aceptación y apropiación del conocimiento biológico, que en su

divulgación hace gala de una identidad profesional al adscribirse a una comunidad de

biólogos que contribuyen en la producción de significado en los escenarios educativos

institucionalizados, como un etnocentrismo epistemológico (Molina, Utges, 2011) que se

legitima en contextos específicos para su uso y divulgación de la ciencia.

[…] definir, lo que es la biodiversidad, tal vez, los biólogos pensamos más como

desde la parte académica y la parte de la definición y de qué es lo vivo. (Sara,

2012)

La biodiversidad o diversidad de… de lo vivo desde los genes hasta los biomas

incluyendo las interacciones, entonces es una definición que engloba casi todo

(Profesor Mario, 2014)

Apropiar la definición de biodiversidad desde el conocimiento biológico con un marco

occidental del conocimiento científico, se expresa en el énfasis dado a los niveles de

organización de los seres vivos designados por la ciencia biológica (genes, especies,

ecosistemas, biomas e interacciones entre las entidades), e incide en las perspectivas que

se adopten acerca de lo vivo, como referentes de una visión universalista de inventariar,

rotular y clasificar la diversidad biológica circunscrita a lo vivo, que guardan estrecha

relación con la definición de referencia.

252

[…] tal vez nosotros no podemos decir bueno tal vez una roca está viva!, pero sí,

pero no desconocemos eh toda la parte que la ha llevado a su formación, ya sea una

roca ígnea, una roca metamórfica si, o sea uno ya va como conociendo toda esa

parte de su formación. (Sara, 2012)

De acuerdo con lo anterior, Sara hace explicita la demarcación entre lo vivo y lo no vivo y

entre lo vivo y la vida, erigiendo una frontera que legítima una forma de significar la

biodiversidad y que de acuerdo con su formación académica sustentada en disciplinas

científicas, le dotan de un cuerpo de conocimientos para explicar la naturaleza (Hills,

1989) y los procesos que tienen lugar. Emplea para ello expresiones de la ciencia, que

buscan dar validez a su respuesta.

[…] ya la biodiversidad sería más fácil definir, ¡lo que és! Más no lo que no es,

entonces digamos ya desde la formación que he tenido uno como que siempre se

cuestiona, y dice bueno, puede ser variedad, variabilidad o un conjunto de

especies, ecosistemas, comunidades en las que se da como una interacción de

genes entre esas especies, entonces yo puedo llegar a decir si la biodiversidad es lo

que acabo de definir, pero si digo la biodiversidad no es esto, como que es más

complicado llegar a decir biodiversidad no es, sino más bien biodiversidad es.

(Sara, 2012)

Se presenta una concepción cientificista de la docente en formación (Molina, et al., 2014).

El conocimiento científico recibido durante la formación académica universitaria ha

incidido en su forma de significar la biodiversidad con una correspondencia en los

contextos de uso, es decir, que este tipo de conocimiento académico es abordado en su rol

como docente en formación en los contextos de educación formal. Para Sara es más fácil

señalar lo que es la biodiversidad de lo que no lo es, aspecto que recuerda la dificultad que

entraña definir ¿qué es la biodiversidad?, pues de acuerdo con Sarkar, (2010),

prácticamente la biodiversidad se refiere a todas las entidades biológicas, que en suma

representaría toda la biología, lo cual, ha sido motivo de fuertes debates en su abordaje

para la gestión y conservación.

b) Etnocentrismo epistémico.

253

Para Sara, la explicación proporcionada por la disciplina biológica respecto a la

biodiversidad, contempla un proceso en la historia evolutiva que lleva a considerar tanto la

diversidad de formas del mundo de lo vivo mediada por la selección natural, como las

conexiones entre humanos y otras especies próximas, a la luz de la información genética.

Argumento que valida cualquier resquicio de duda y da sustento a una perspectiva de

vínculo frente a una forma de ordenar el mundo que se universaliza en categorías

taxonómicas desde Linneo y que puede ser representada a través de un árbol filogenético,

como soportes de una naturaleza dinámica que se transforma en el tiempo. De esta forma,

el conocimiento científico es la fuente por excelencia para explicar dicho fenómeno

(Molina y Utges, 2011).

[…] no hay que negar que nosotros tenemos nuestros rasgos genéticos con los

homínidos y que eso también hace parte de una vinculación de la naturaleza con

nosotros, o sea no de pronto no compartimos todo el material genético pero si

tenemos un noventa y tanto por ciento de vinculación con los homínidos, igual los

homínidos tienen su vinculación con los mamíferos y nosotros como mamíferos

tenemos también la vinculación con los cordados y así, y ahí se arma todo un árbol

filogenético en el cual nosotros estamos de cierta manera relacionados con todas las

especies que habitan el mundo y desde un ancestro común. (Sara, 2013)

El conocimiento científico se constituye para Sara en un conocimiento que se legitima, por

ser demostrable por la ciencia convencional, en este caso por explicar la diversidad

biológica y el vínculo entre humanos y demás formas de vida. Específicamente, los genes

sirven de fundamento para explicitar la proximidad entre las especies; de esta manera, se

muestra un énfasis en lo señalado por Sara respecto a su forma de nombrar la

biodiversidad “variabilidad- relaciones de lo vivo”.

c) Formas de conocimiento

Sara, expresa cómo el conocimiento tradicional forma parte de su acervo cultural,

configurado como construcciones sociales tejidas en el seno de su familia, en las

experiencias y conocimientos de sus padres y abuelos de origen campesino con un amplio

conocimiento empírico de la naturaleza y su relación con la tierra, especialmente al

considerar la atención y cuidado de la salud a través del conocimiento de las plantas y sus

propiedades medicinales, que aún en el contexto urbano, se mantiene y transmite con sus

prácticas de uso, como lo refiere:

254

[…]eso ha sido como, como un conocimiento tradicional, que se ha generado por

parte de las dos familias, digamos en este caso la de mi mamá y la de mi papá, eh,

por parte de las dos familias digamos, ya sea por las vivencias por lo que mis

abuelos vivieron en el campo, entonces ellos utilizaban como más ese tipo de

plantas para curar algunas dolencias (Sara, 2012)

De esta forma, los conocimientos empíricos sobre plantas medicinales de la cultura

campesina, se siguen transmitiendo y son aceptados porque funcionan en la práctica, en

espacios cotidianos familiares y personales que mantienen la vigencia de esta forma de

conocimiento intergeneracional, como lo expresa Sara: “Pues si principalmente, lo que más

se utiliza es la hierbabuena o la manzanilla, para, digamos dolores de estómago entre

otros”. (Sara, 2012).

El conocimiento tradicional de plantas medicinales ha resistido a la idea de un

conocimiento universalizado por la ciencia, para mantener un lugar en el pensamiento y las

prácticas de pueblos originarios, campesinos y mestizos, que sin mayores intermediarios y

por fuera del mercado de las empresas farmacéuticas, acceden al uso de plantas

medicinales cultivables, para dar tratamiento a ciertas dolencias. De esta forma, estos

conocimientos son apropiados por Sara, sin que generen conflicto con la influencia del

conocimiento científico que ha hecho parte de su proceso de formación académica. Sin

embargo, en el contexto colombiano el conocimiento medicinal y tratamiento de

enfermedades es realizado por profesionales en el campo de la salud y los medicamentos

proporcionados son los elaborados por las industrias farmacéuticas.

Sara reconoce que existen otras formas de conocimiento diferentes al conocimiento

científico que permiten estrechar el vínculo entre lo humano y la naturaleza, que conectan

lo material y lo espiritual. Considera que esta relación no puede explicarse desde la

racionalidad científica, pero a partir del conocimiento de sus padres y ancestros se

interpreta como una capacidad de percibir por intermedio de las plantas el estado de ánimo

de la familia que se manifiesta en la belleza o deterioro de la planta. En tal sentido, esta

perspectiva podría aproximarse a lo señalado por Goodwin (2007 en Escobar, 2011), quien

estima que los significados, el lenguaje, los sentimientos y la experiencia no son exclusivos

de los seres humanos, ya que se encuentran en todos los seres vivos.

[…] la planta por decirlo de algún modo renace y se pone mucho más bonita,

incluso uno le habla y no sé de pronto desde la visión que tenemos la sentimos

255

como que se pone como creída, ¡es como un sentir! Es algo más allá de un sentir, es

algo que no necesitamos de una explicación científica para decir hay algo ahí que

hace que esa planta se ponga bonita, (Sara, 2012).

De esta forma, se plantea de acuerdo con Escobar (2011) el reconocimiento en los demás

seres vivos su capacidad de comunicar y expresar con referentes estéticos en su

corporeidad, “como una biología que se abre al rol epistemológico de los sentimientos y

las emociones” (p. 62). En tal sentido, se constituye en una perspectiva que añade una

nueva forma de establecer una mirada del conocimiento sobre la biodiversidad. Así, en los

relatos de Sara, aparecen visiones tradicionales de la ciencia convencional, en tanto se

constituyen en fundamento para explicar la biodiversidad como realidad exterior en el

mundo académico y escolarizado, y también incorpora nuevos elementos que podrían

formar parte de la categoría propuesta por Escobar (2011) como el Neo-realismo

epistemológico, que emerge en los contextos cotidianos en los que Sara se desenvuelve.

Estas formas de relación pueden derivar de las hibridaciones de culturas (Muisca, española,

entre otras) dadas desde la colonia y con ellas sus conocimientos y prácticas que se han

dinamizado en el tiempo.

Para Sara las creencias tienen algo de realidad, al formar parte de la experiencia de los

sujetos, y de los referentes de las tradiciones históricamente situadas y que construyen

realidades, al formar parte de las prácticas cotidianas, las cuales son asumidas como

conocimientos que tienen un origen y un carácter público (Geertz, 2005) socialmente

compartido, que trascienden en el tiempo, al ser dinamizadas intergeneracionalmente.

Yo digo que todo, todas las creencias tienen algo de realidad y tienen algo, algo

de… cómo se le dice, cuando trasciende de generación en generación, o sea esos

conocimientos son inter-generacionales y si están es porque hubo un antes que lo

planteó y que de pronto de alguna forma se llegó a vivir. (Sara, 2012)

Además, en estos pueblos, la historia mítica estructuró y codificó un tipo

experiencia relacional humano-naturaleza, dando como resultado, comunidades

agrarias, cazadores y orfebres, con fuerte influencia-dependencia de su hábitat o

entorno natural. (Bohórquez, 2012, p. 223)

Se hace un reconocimiento de los mitos como parte de la historia cultural de los pueblos

originarios y su transmisión permite que se mantengan y se actualicen en tanto se plantea

256

que su construcción original puede diferir de las versiones actuales, como formas

diferenciadas de interpretación, sin que se vea totalmente afectada su veracidad para el

grupo étnico, a diferencia del conocimiento científico y la manera de establecer

definiciones que precisan unas formas de nombrar y significar la realidad.

[…] pues digamos que desde el conocimiento ancestral, desde el conocimiento que

tengan las comunidades étnicas ellos pudieron haber realizado procesos de

preservación de pronto desde su conexión con la tierra, de pronto es lo primero que

se me ocurre, desde esa conexión con la tierra desde ese querer, desde ese sentirla

como viva, sí, eso también influye mucho en que un ecosistema también surja o que

una planta también surja. (Sara, 2012)

[…] hay alguna relación, entre la diversidad biológica y la diversidad cultural, o sea

eh la diversidad del entorno natural promueve mayor diversidad lingüística y

cultural o sea las formas de relacionarse con el entorno natural promueven esa

diversidad en diferentes formas de concebirla, de relacionarse con ella (Profesor

Mario, 2014)

Sara, hace un reconocimiento de la diversidad epistémica (sistemas de conocimiento) de

los grupos étnicos relacionada con los conocimientos que tienen acerca del manejo y

cuidado de la biodiversidad, de su conexión con la tierra que representa una valoración de

la misma, al estrechar el vínculo entre lo material y lo espiritual y unas formas de entablar

las relaciones entre humanos y no humanos. Por su parte, el profesor Mario estima que es

la diversidad del entorno natural la que promueve una diversidad lingüística de diversos

grupos culturales que posibilita otras formas de conocimiento.

El comportamiento de la naturaleza conocido por las gentes era el que ajustaba las

actividades económicas. Era su conocimiento el que regía las actividades

ceremoniales y rituales que a pesar de su primera presentación epifenoménica, no

eran otra cosa que el ajuste del comportamiento cultural a la experiencia social en la

naturaleza (Correa Rubio, 2004, p.121).

Estas formas de relación entre cultura y naturaleza, se constituyen en marcos de

inspiración que movilizan la construcción de representaciones y simbolismos de los

fenómenos naturales, organizados en ceremonias de carácter colectivo, como formas de

mantener la memoria y educar a las diferentes generaciones en el cuidado, uso y manejo

257

del medio natural, a través de un “lenguaje que se constituye en el medio para hacer

posible el intercambio de realidades creadas en una cultura” (Bruner, 1990, p. 21).

d) Validez de los conocimientos

El criterio de validez y valoración de los conocimientos se vinculan con su rol de profesora

en formación inicial, al señalar que cada niño tiene un conocimiento propio el cual debe ser

reconocido por los maestros en el contexto escolar. Dicho conocimiento se puede constituir

en punto de partida para promover a partir del interés del niño su aprendizaje, tanto de las

ciencias como de otras áreas de conocimiento, de manera que, este conocimiento sirve de

base para poder avanzar en la formación de un conocimiento científico escolar (Molina y

Mojica, 2013).

[…] eso también es misión de nosotros como maestros, llegar a reconocer el

conocimiento de los más pequeños y decir sí ese conocimiento que usted tiene es

válido desde promover lo que a ellos les gusta, no solo para el nivel de ciencias, sí.

(Sara, 2012)

[…] ellos tienden mucho a conocer los animales, y que porqué este animal vive acá,

y que porqué acá, y cómo así que existe esto, y cómo así que existe lo otro, yo creo

que hay que tomar y rescatar esos intereses de los niños por conocer todas esas

formas de vida (Sara, 2013)

Desde su formación inicial como maestra, reconoce que los niños y jóvenes cuentan con

un conocimiento propio, que debe ser considerado, como una forma de legitimar una

visión constructiva del conocimiento y hacer menos jerárquica la relación maestro-

estudiante, al reconocer en el otro un sujeto de saber, con motivaciones e intereses que

pueden incidir en su proceso de aprendizaje, cuya exploración se constituye en parte de la

misión del ser maestro.

Si bien Sara, muestra en primer instancia un “etnocentrismo epistemológico” (Molina y

Utges, 2011), para explicar y resolver problemas asociados con el fenómeno de la

biodiversidad en su experiencia académica escolar y universitaria, en su narración, realiza

un sutil viraje, al situarse en el rol de maestra, que comprende el encuentro y

reconocimiento del otro diferente (estudiante), donde no solo el conocimiento científico

escolar y el conocimiento del docente son válidos para dar cuenta del mundo, sino que

258

además los conocimientos cotidianos y los conocimientos ancestrales también lo son, si se

consideran sus contextos de uso (Molina, Utges, 2011); como reconocimiento de una

diversidad epistémica que se relativiza, al considerar que todos los conocimientos tienen la

misma validez, como lo anota:

Aparte de implementar nuevas estrategias académicas, como se les pueda llamar, en

el aula, yo creo que el conocimiento de la comunidad de los Uitotos también es

igualmente valido al conocimiento que tenemos cualquiera de nosotros. (Sara,

2012)

Así mismo, Sara reflexiona sobre los saberes ancestrales de pueblos originarios como los

de la cultura Uitoto, y estima que estos se ubican en un mismo nivel que los conocimientos

científicos que le han sido impartidos en su formación académica, al ser conocimientos que

producen significados y operan en los respectivos contextos culturales, aspecto que le lleva

a considerar otras realidades y a su vez, repensar la labor docente ante esta diversidad, y la

necesidad de generar nuevas propuestas de enseñanza a propósito de la diversidad y el

aula, desde una relación simétrica que promueva la igualdad en tanto sea una alternativa

para visibilizar otras formas de conocimiento en el espacio escolar.

Las comunidades indígenas y en el amazonas, ellos tienen…, o sea su

concomimiento es totalmente valido, ellos tienen una apropiación desde la creación,

desde la mitología, desde la aceptación y lo que aprecian a las otras especies,

entonces yo creo que si es una muy buena estrategia para la clase de ciencias. (Sara,

2012).

Se reafirma la validez de otras formas de conocimiento como parte del sistema de

conocimiento diferenciado de los pueblos indígenas, sustentado en perspectivas

creacionistas y mitológicas como parte de su cosmogonía, en el cual, lo ético y lo estético

se constituyen en piezas fundamentales al apreciar en estos grupos su forma de valorar la

vida, que reafirman una imagen del indígena como protector de la biodiversidad (Ulloa,

2004), aspecto que adquiere importancia para su incorporación como estrategia para la

enseñanza de las ciencias de la naturaleza.

[…] sería muy importante que los saberes locales se reconocieran como parte del

conocimiento que se está formando en la escuela, o sea como ya lo mencionaba

ahorita, hay unos saberes con los cuales viene un niño y a medida que se va

259

formando, él va cogiendo de la escuela, él va cogiendo de la familia, él va

cogiendo de la sociedad, y así se va configurando su conocimiento, entonces si

sería importante los saberes locales, claro que si, al igual que son importantes los

que se dan en la escuela, también son importantes los que tiene la escuela, los que

tiene la comunidad, los que tiene el abuelo, los que tiene la familia, si los que se

han dado ancestralmente. (Sara, 2012)

En relación con las perspectivas que muestra Sara a lo largo de los diálogos, puede

apreciarse cierta contradicción entre la visión de la enseñanza del conocimiento científico

(Etnocentrismo epistémico), que estima debe darse con un rigor y cumplimiento de la

totalidad de las competencias científicas de acuerdo con las situaciones planteadas. Sin

embargo, en sus relatos emerge el reconocimiento del “otro” en el espacio del aula, así

como, la flexibilidad para empezar a considerar que la diversidad cultural forma parte del

contexto socio-histórico del país y que el aula de clase se revela como diversa. Estas

situaciones le alientan a considerar la validez de otras formas de conocimiento como los

saberes locales y los conocimientos cotidianos de los niños/as, confiriéndole una igualdad

en términos de su reconocimiento (Relativismo epistemológico). Así mismo, expresa que

el aula puede ser un espacio de dialogo y se pueden posibilitar puentes entre

conocimientos como punto de partida en la configuración del conocimiento de los

escolares.

e) Puentes entre conocimientos

El conocimiento tradicional que Sara ha recibido en su familia sobre el uso de plantas

medicinales y el conocimiento científico que ha hecho parte de su formación académica

escolar y universitaria, le llevan a considerar la posibilidad de establecer un puente entre

estas formas de conocimiento, para que éstos puedan ser comprendidos en términos del

beneficio humano y su funcionalidad, en el tratamiento de enfermedades que permitan la

permanencia de la vida humana.

En la medicina alternativa, muchas veces se utiliza también no solamente la parte

natural, sino la parte de medicina química para la sanación de algún tipo de

enfermedad, entonces si es bueno como llegar a relacionar y llegar a la utilización

de los dos, sí, pero desde una manera que se pueda articular, no todo el mundo lo

260

puede hacer debido al conocimiento que sea o debido al conocimiento que tiene,

pero si se puede llegar a una articulación de los dos. (Sara, 2012)

El conocimiento tradicional sobre las plantas medicinales, le permite hacer empleo de las

mismas para tratar ciertas dolencias, porque es un conocimiento y una práctica que

funciona y se privilegia por “ser natural”. Mientras que la medicina occidental y

especialmente los medicamentos que se producen en la industria farmacéutica, le llevan a

tomar distancia de su uso, por el conocimiento recibido en su formación académica acerca

de la producción y contenido de ciertos medicamentos y sus posibles efectos secundarios.

Conocimientos que contribuyen en la toma de decisiones, para optar por lo natural, como

forma de atender el cuidado de sí y de su salud.

Si, pues generalmente cuando uno presenta algún tipo de dolor u otra cosa, pues

debido a la carrera que también uno estudia, por las consecuencias que uno conoce,

generalmente uno no recurre a las medicinas, a los medicamentos de las farmacias,

sino uno recurre más a lo natural. (Sara, 2012)

Digamos que lo que se ha creado también es ese pensamiento de que lo natural eh

puede conllevar a una sanación tal vez como más adecuada, […] pero hay casos

extremos en los que digamos una migraña no lo va a curar una agüita natural, sí, y

ahí hay que recurrir a la medicina occidental que también es válida y pertinente.

(Sara, 2012)

De acuerdo con Sara, los conocimientos que puede tener un campesino o un indígena

podrían articularse de forma simétrica con las grandes empresas en favor de la

conservación, sin embargo, aclara que esta articulación se puede ver afectada porque el

interés de las industrias biotecnológicas se da en términos de producción y

mercantilización de la vida, sin importar lo que piense el "otro" diferente (campesino o

comunidad étnica), donde el conocimiento científico obra en función de un capital privado,

cumpliendo unos fines preestablecidos, de manera que el conocimiento científico y su

producción se encuentran asociados con una política y un mercado que dificultarían el

establecimiento de dichos puentes, situación que es compartida por el profesor Mario quien

manifiesta que esto daría lugar a “una gran dificultad para la conservación, por el modelo

económico hegemónico imperante”.

f) Conocimiento y tecno- naturaleza

261

Ciertamente el conocimiento sobre la biodiversidad para Sara representa un dominio

ontológico real (Escobar, 2011), el cual, se ha complejizado a través de las relaciones

entre la naturaleza-la ciencia y la tecnología, que ha derivado en la generación de una

tecno-naturaleza, en especial, con los avances en el campo de la biotecnología como es el

caso del ensamblaje de alimentos transgénicos, que ha hecho difícil establecer fronteras

entre lo vivo y lo tecnológico ante la producción de estos híbridos que comprenden la

emergencia de la llamada pos-naturaleza (Escobar, 2011, 1999; Ulloa, 2011).

yo digo que como tal, se debe respetar que la biotecnología también ha tenido un

avance, si, obviamente, hay que respetar los diferentes ámbitos pero yo me voy

más como hacia la defensa de la especie como tal, si, le inyectamos para que

produzca más, todo va hacia el nivel de producción, si tu produces va a haber un

avance tecnológico allí y va a haber una avance no solo a nivel industrial, sino un

avance también digamos en cuanto a los conocimientos que tenemos nosotros, ahí

se va dando todo va siendo avance, pero entonces todo va corriendo tan rápido que

uno no alcanza, a empaparse de un tema cuando ya está pasando al otro. (Sara,

2012)

La biotecnología se constituye en una forma de conocimiento reconocida por los avances

que produce y la transformación que introduce en el mundo viviente, como nuevos

ensamblajes de lo tecnológico y lo natural, sin embargo, se plantea la importancia y

defensa de lo natural y la expresión de su creatividad sin que sea atrapada en los circuitos

de la producción y mercantilización de la vida en favor de las industrias (Toro, 2004).

Ante los cambios y el vertiginoso avance del conocimiento de la tecnociencia, para Sara

resulta difícil profundizar en dichos conocimientos, porque aparecen nuevas invenciones

que amplían las fronteras del conocimiento y la proliferación de híbridos.

Si, digamos que ya si la intervención de la mano humana en mejorar la especie no,

no le hayo el beneficio digamos en cuanto a lo que yo considero (Sara, 2012)

Si hablamos de bioinformática pues hay unas razones muy al tanto de la

información genética y molecular y… y de una forma muy reduccionista pues están

preocupados en caracterizar esa diversidad desde ahí y reconocerla a partir de

técnicas de laboratorio y todo eso y protegerla, todas esas cosas y usarla incluso

(Profesor Mario, 2014)

262

Al respecto, Sara hace una crítica en la intervención humana a través de la biotecnología

(occidental), para la producción de híbridos (tecnonaturaleza), que buscan mejorar especies

de interés comercial en la alimentación y las medicinas, al observar en estas prácticas un

mecanismo alejado de la creatividad de la naturaleza, por lo que desde su postura no le ve

ningún beneficio. Sin embargo, Sara deja por fuera la relación entre cultura y naturaleza,

cuando se refiere a las prácticas de cultivo y la selección de semillas, entre otras, que han

aportado tanto en la dieta de las poblaciones como en la diversificación de la vida, en

especial por parte de los pueblos originarios (Toledo, 2010), que pueden entenderse como

el resultado de los gustos e intereses de los seres humanos generados históricamente los

cuales han estado asociados con las transformaciones naturales y culturales (Ulloa, 2011).

De igual forma, el profesor Mario, expresa que las nuevas formas de producir

conocimiento como la bioinformática, la biología molecular, se constituyen en instancias

para explorar la diversidad de la vida en las diferentes escalas y relaciones a nivel de

laboratorio, desde una “visión reduccionista de la diversidad” como recurso genético

(Toro, 2004) que perfila la idea de un conocimiento que se privatiza para servir a intereses

particulares (Shiva, 2010).

4.2.3 Dimensión Educativa

Sara, expresa su perspectiva de lo Educativo, en la que resalta la importancia del

conocimiento científico para comprender el mundo y la necesidad de potencializar y

fortalecer las competencias científicas en los estudiantes y sin embargo, también da

apertura al reconocimiento de otras formas de conocimiento como los mitos indígenas que

pueden incluirse como estrategias educativas al aportar a una ética del cuidado y una

formación en valores de las nuevas generaciones hacia la conservación de la biodiversidad.

Así mismo, vislumbra el aula de clases como un escenario de negociación de significados,

que toma como punto de partida las concepciones de los estudiantes y su aproximación al

conocimiento científico escolar sin que esto implique deslegitimar otras formas de

conocimiento.

La dimensión educativa es caracterizada por Sara, a partir de a) lo cognitivo; b) la

enseñanza, c) enseñanza de la biodiversidad; d) enseñanza- puentes entre conocimientos;

e) enseñanza del conocimiento científico; f) enseñanza y diversidad cultural; g)

aprendizaje; i) pruebas de estado y conocimiento; j) estrategias didácticas y aprendizaje;

como se presenta a continuación:

263

a) Lo cognitivo

La diversidad cultural comprende una diversidad cognitiva que complejiza la labor

docente. Al respecto Sara expresa la necesidad de tomar como punto de partida los

conocimientos de los estudiantes concibiéndolos como “ideas previas” que se han

configurado en los contextos culturales y la información proporcionada por los medios de

comunicación, los cuales deben ser tratados en el aula de clase, al ser parte de sus

aprendizajes y de su historia.

Yo digo que en el campo ya académico, uno como maestro debe llegar a articular

las dos partes, no debe desligar un conocimiento del otro, porque al igual, los

chicos tienen unos conocimientos previos unas ideas sobre lo que es sobre lo que

han aprendido, ya sea culturalmente o por medios de comunicación, no identificar

ese conocimiento tal vez sería como decir no, a lo que ya se ha planteado a lo

largo del aprendizaje que se ha tenido, entonces a la hora de llegar a colocar

ejemplos a la hora de la enseñanza, es como bueno llegar a unir los dos, de pronto

por medio de estrategias didácticas (Sara, 2012)

Los saberes que tú has adquirido a través de la experiencia, ni pueden desligarse del

conocimiento académico que tú tienes en la universidad, esas dos cosas deben tener

una articulación para que tú puedas llegar a un salón de clases a dar tu clase y que

también tenga una articulación con los saberes que los estudiantes tienen, es como

un todo que te va a formar una idea (Sara, 2013)

Señala que el maestro debe articular las dos formas de conocimiento, pues estos no deben

desligarse, la fuente del conocimiento escolar no solamente comprende el conocimiento

científico, sino el conocimiento aprendido en la cultura, por lo cual deben ser reconocidos

y articulados en la práctica docente. En tal sentido, se busca brindar una mayor interacción

entre el maestro, los estudiantes, los conocimientos y los contextos culturales que permiten

la formación de niños y jóvenes como lo respalda Mckinley y Stewart (2012) al afirmar

que los profesores de ciencias son los encargados de facilitar a los(as) estudiantes el cruce

de fronteras desde el contexto cultural hacia la enseñanza de las ciencias.

b) Conocimiento escolar

En el contexto de la clase es relevante indagar las concepciones de los niños y niñas acerca

de la naturaleza y la diversidad, para poder establecer puentes entre sus conocimientos y el

264

conocimiento científico. Sin embargo, se enfatiza en la necesidad de abordar la enseñanza

de las ciencias desde los relatos y biografías de grandes científicos que inspiren el

aprendizaje y el desarrollo de actitudes hacia la ciencia.

Usted puede llegar si, cada, tal vez cada niño tiene sus diferentes intereses y desde

los intereses partir de ahí, para que sean uno de los grandes, uno nunca sabe cuándo

pueda ser profesor de un gran pensador del siglo XXI, uno nunca sabe entonces

desde ahí, desde ahí eh aportar a la educación en ciencias y no solo ahí sino en las

diferentes disciplinas (Sara, 2012)

La enseñanza de las ciencias puede inspirar a los estudiantes de la escuela desde edades

tempranas para seguir el camino de las ciencias o de otras disciplinas de acuerdo con sus

intereses, razón por la que el profesor puede tener una importante injerencia en la

educación en ciencias y la orientación académica a futuro de sus estudiantes.

b) Enseñanza

El maestro no puede desligar la experiencia de los aprendices en el proceso de enseñanza,

al ser sus conocimientos parte de la experiencia de vida que les permite explicar y

establecer puentes con los conceptos de la ciencia (George, 2001; Molina y Mojica, 2013;

McKinley, 2008). Se proponen puentes entre los saberes de los niños y niñas con los

conocimientos científicos, a su vez, se plantea como puente la labor del maestro y las

estrategias didácticas.

A veces los chicos le salen a uno con unas, que uno dice pero de donde conoce

usted tanto de física, de donde usted conoce tanto de Química, de donde usted? y

es porque a ellos les gusta leer, pero eso también es motivación del profesor, uno

también tiene que como, que incentivar al chico a que venga lea y los chicos desde

sus intereses se van metiendo por ahí, dan ideas, ideas muy, ideas espectaculares

que a veces tienen chiquitines de 12 años, que uno dice ¡uy! pero eso también

desde la motivación de uno como maestro. (Sara, 2012)

El maestro tiene un papel fundamental para motivar el aprendizaje de la ciencia en los

escolares y también se reconoce la lectura como una fuente de aprendizaje que permite a

los estudiantes mantener la curiosidad y la capacidad de interrogarse ante ciertos

fenómenos, aspectos que llevan a reflexionar a Sara sobre su papel como futura docente.

265

c) Enseñanza de la biodiversidad

La enseñanza de la biodiversidad, puede apoyarse en el empleo de recursos como el patio

de la escuela, para poder describir las especies del lugar y clarificar la idea de

biodiversidad e incluir al humano como parte integrante de la diversidad biológica, no solo

en términos de características biológicas, sino de las formas de pensar, de sentir, de ser y

de actuar.

Digamos todo lo que hay ahí en ese patio sería diversidad, mas no todo sería

biodiversidad, porque no todo tendría vida, tal vez, justificar desde esa parte, […]

yo trataría de hallar una diferenciación entre biodiversidad, entonces les diría,

bueno biodiversidad, cuantas especies creen que hay acá, […] nosotros somos una,

no! […] y tal vez hallar como la parte de la diversidad, llevándola como a lo social,

a lo social, entonces nosotros somos diversos, no solamente por el color de nuestra

piel, sino por las formas de pensar, por nuestras formas de vestir, por nuestras

formas de ser, por nuestras formas de actuar. (Sara, 2012)

Para reconocer la diversidad biológica, digamos hay desde lo biológico y las

técnicas estandarizadas, y hablamos en lo técnico de caracterizar, diferentes grupos

de organismos teniendo en cuenta diferentes técnicas de campo para saber cuántos

organismos, cuantas clases de organismos hay (Profesor Mario, 2014)

El Patio de la escuela se configura como una propuesta didáctica para la enseñanza de la

biodiversidad y su demarcación frente a aquello que no es considerado biodiverso, así

como, posibilidad para situar la diversidad, en tanto seres humanos, para advertir la

diferencia y su ser social, con una distinción adicional entre lo social adscrito a lo humano

y lo biodiverso centrado en lo vivo. En tal sentido, el profesor Mario acentúa su postura de

abordar la enseñanza de la biodiversidad desde el empleo de técnicas de campo que

permita reconocer diferentes organismos y especies en un lugar determinado, como parte

del modelo educativo occidental para estudiar la biodiversidad.

De acuerdo con Sara la enseñanza de la biodiversidad debe contemplar la producción del

conocimiento científico y los aportes del campo pedagógico para tratar las situaciones de

la clase, así como el reconocimiento del estudiante como un sujeto de saber, quien se

interesa por conocer e indagar acerca de la biodiversidad como parte de su proceso de

aprendizaje.

266

[…] hay que tomar y rescatar esos intereses de los niños por conocer todas esas

formas de vida y desde ahí implementar esa estrategia por proteger, por conservar

la biodiversidad, porque si ellos rescatan esas formas de vida es porque les interesa,

y hay que rescatar ese interés y llevarlo al aula y ejercer digamos ahí.., ejercer las

estrategias para la conservación de la biodiversidad, o sea desde la formación de los

niños, recordemos que se va a formar un adulto y ese precisar que nosotros

adquiramos con los niños es lo que se va a ver reflejado cuando seamos adultos

(Sara, 2013)

De pronto lo más importante, y más desde el medio educativo es tener proyectos,

ojala con continuidad donde se propicie ese reconocimiento y valoración desde lo

cultural pero también desde lo biológico de esos entornos naturales (Profesor

Mario, 2014).

La educación y el rol del maestro pueden servir para incidir desde edades tempranas en

un pensamiento conservacionista mediante el diseño de estrategias que involucren los

intereses de los niños y niñas por conocer acerca de los animales y otras formas de vida lo

que asegura Sara, se verá reflejado a futuro en el adulto. De igual forma, el profesor Mario

resalta la importancia de adelantar proyectos a nivel educativo que propicien el

reconocimiento y valoración de la diversidad biológica y cultural, como posibilidad de

edificar sobre las bases de una investigación, una vía para el fortalecimiento de la

formación de niños y jóvenes sobre la biodiversidad del país.

Desde edades tempranas se estima necesario canalizar y potencializar el interés de los

niños y las niñas por conocer todo acerca de los animales, como estrategia de enseñanza

para fomentar el cuidado y conservación de la biodiversidad, responsabilidad que se

incorpora en el ejercicio profesional docente para las nuevas generaciones, al tener un

papel protagónico en las formas de interpretar y relacionarse con la biodiversidad.

d) Enseñanza- Puentes entre conocimientos

Las formas de conocimiento occidental y ancestral, pueden ser involucradas en el aula de

clase, valiéndose de la experiencia a través de la formación académica y la experiencia

cotidiana, para poder hacer uso de estrategias y herramientas que permitan la articulación

de estos conocimientos.

267

A la hora de la enseñanza, es como bueno llegar a unir los dos, de pronto por medio

de estrategias didácticas o de alguna manera se va buscando el progreso, o el

proceso más bien, para, llegar a enseñar por esos dos caminos, porque al igual no

se debe desconocer un conocimiento del otro, o sea, sería reconocer lo dos y los dos

hacen parte del aula. (Sara, 2012)

A propósito de esas experiencias en diferentes contextos, pues es muy importante

hablar con la gente local, sobre todo los que lleven más tiempo conviviendo con

esos ecosistemas, conocer cómo se relacionan con esos ecosistemas, con esas

especies, con esas comunidades, con esas poblaciones; que tanto saben ellos de eso,

a veces sus propias técnicas, pueden contribuir en mas o en menos en algún grado

de ese conocimiento de la diversidad, a veces hemos llegado a técnicas combinadas

de reconocimiento de la diversidad, y de todas esas formas de conocer (Profesor

Mario, 2014)

De igual forma, el profesor Mario señala la posibilidad de estudiar la biodiversidad con la

participación de actores locales, al reconocer unas prácticas y conocimientos asociados

con el entorno, los cuales, aportarían al reconocimiento de la biodiversidad a través de la

combinación de técnicas que pueden constituirse en oportunidad para ampliar el

inventario. Sin embargo, es necesario considerar las formas de producción del

conocimiento, su relación con los contextos culturales y la relación de las culturas con la

naturaleza, que van mas allá de clasificar e imponer un orden (Nieto, 2006), aspectos que

deben ser objeto de reflexión crítica en los procesos de formación de licenciados en

biología.

La enseñanza también se entiende como posibilidad de tender puentes entre diferentes

disciplinas, como es el caso de las ciencias de la naturaleza y el Lenguaje para abordar

ciertas temáticas al emplear como perspectiva didáctica la resolución de problemas

asociada con la enseñanza de la biodiversidad. En tal caso, se propone que la enseñanza de

la Biodiversidad, no se reduzca a la pérdida de los ecosistemas, pues también se estima

que el conocimiento experiencial de los estudiantes puede favorecer un aprendizaje

significativo en el espacio escolar.

e) Enseñanza del conocimiento científico

268

El conocimiento científico en el espacio escolar, se reconoce como un conocimiento

fundamental para la formación de los niños, niñas y jóvenes como una forma de

comprender el mundo, de la diversidad biológica el cual es de interés para la docente en

formación inicial, y que ante las preguntas que subyacen muestra cómo este fenómeno

puede ser explicado desde la teoría de la evolución.

[…] tal vez explicar la biodiversidad como desde la parte evolutiva podría, podría

ser desde allí. (Sara, 2012)

La biodiversidad como la conocemos actualmente ya hace más de unos 500

millones de años siempre ha estado concentrado en la zona de mayor radiación pero

los continentes como se han movido pues esas concentraciones de biodiversidad

han cambiado, la concentración de la biodiversidad actual se explica desde ahí,

ahora, que eso coincida políticamente con los países que llamamos en desarrollo

pues ya tiene, razones históricas de migraciones de la especie humana desde hace

más, pues por lo menos doscientos mil años, entonces ya tiene sus razones

históricas (Profesor Mario, 2014)

La docente en formación recurre a los contenidos científicos de la disciplina biológica para

enseñar la biodiversidad, al señalar que se basaría en la explicación desde el conocimiento

de la evolución como se presenta en otras investigaciones con profesores noveles quienes

establecen una jerarquización del conocimiento científico (Azcárate y Cuesta, 2005). En tal

sentido, el profesor Mario recurre a la explicación científica para hablar de biodiversidad

al incorporar el tiempo geológico profundo y los eventos asociados con la diversificación

de la vida en clave evolutiva, para dar cuenta del origen y diversidad biológica actual, lo

anterior, al ser el referente de su formación académica y sobre la cual funda su ejercicio

docente.

[…] si tú haces una colección de plantas tienes la oportunidad de incluir y

reconocer parte de la diversidad biológica por medio del reconocimiento de ellas,

pero no se cumplirían todos los estándares, al igual no significa que porque no se

cumplan los estándares, no haya un aprendizaje. Y digamos en lo otro, en los

ecosistemas y la pérdida de estos ecosistemas sería como sólo una lectura y eso no

me llevaría bien a reconocer, si hay o no hay diversidad, yo digo que debería ser

como un, como un conocimiento también experiencial, que se vea que hubo tal vez

un aprendizaje significativo, tratar de hilar todas esas cosas en una unidad didáctica,

269

para que, para que se vea digamos que hubo que hubo aprendizaje dentro de la

misma (Sara, 2012)

La docente en formación plantea la enseñanza de la biodiversidad, desde el desarrollo de

competencias, que involucra el uso del herbario como recurso para conocer parte de la

diversidad biológica, sin considerar su referente histórico, pero advierte sobre los

limitantes para desarrollar todas las competencias en los escolares, aunque reconoce que es

una posibilidad que puede aportar en el aprendizaje de los estudiantes. Se da prelación al

conocimiento científico para la enseñanza, sin que se especifique la manera en que se da

participación a los saberes locales y los saberes de los estudiantes en el contexto de la

clase.

f) Enseñanza y diversidad cultural

Se muestra una apertura hacia el conocimiento de los niños como una visión restringida de

la alteridad (Molina y Mojica, 2013), al reconocer que el niño es un sujeto de saber,

amparado en su experiencias y aperturas en un mundo dinámico y conectado, en el cual,

dicho sujeto se moviliza y se forma en las instituciones como son la familia y la escuela,

las cuales dan forma a su conocimiento.

[…] o sea como ya lo mencionaba ahorita, hay unos saberes con los cuales viene un

niño y a medida que se va formando, él va cogiendo de la escuela él va cogiendo

de la familia, él va cogiendo de la sociedad, y así se va configurando eh su

conocimiento, entonces si sería importante los saberes locales, claro que si, al igual

que son importantes los que se dan en la escuela. (Sara, 2012)

Los saberes locales también hacen parte en la configuración de los conocimientos de los

niños, que de acuerdo con Sara circulan como una exterioridad a la escuela y que tienen la

misma relevancia de los conocimientos escolares, aspectos que muestran la complejidad

del conocimiento de los estudiantes.

yo pensaba que eso no era tan posible, que cada uno iba pues a seguir su forma de

ver el mundo, es decir como que no iba a ser posible ese dialogo de ambas partes, si

validación de ambas partes, no tanto con estudiantes como con gente de la

comunidad, como con los sabedores locales de mayor trascendencia, pues nos

dimos cuenta que hablando nos podemos entender, que hablando ambas partes

270

podemos aprender, que hablando ambas partes podemos enseñar y que esto pues es

como un inicio (Profesor Mario, 2014).

Para el profesor Mario la disciplina biológica en la que se ha formado y forma a los futuros

licenciados de biología, le permite concebir el mundo desde una perspectiva occidental

científica en particular para significar la biodiversidad, sin embargo en su interacción con

estudiantes de la Chorrera-Amazonas, han propiciado otros diálogos y el reconocimiento

de otras formas de conocimiento. En tal sentido, el dialogo con sabedores como

acontecer, amplía el horizonte en el encuentro de visiones diferenciadas, como un

aprendizaje y enseñanza para reflexionar y producir entendimientos entre las partes.

g) Aprendizaje

Se plantea que la enseñanza de la Biodiversidad, de acuerdo con la situación tratada no

debe quedarse en el abordaje de la pérdida de los ecosistemas, sino que debe buscar tener

un conocimiento experiencial que le permita un aprendizaje significativo al estudiante, de

manera que la enseñanza de la ciencia sea pertinente (Seiler, 2011).

yo digo que siempre hay una tendencia más que todo en los niños de conocer

diferentes formas de vida digamos, de pronto puede ser una falencia, pero ellos

tienden mucho a conocer los animales, y que porqué este animal vive acá, y que

porqué acá, y cómo así que existe esto, y cómo así que existe lo otro, yo creo que

hay que tomar y rescatar esos intereses de los niños por conocer todas esas formas

de vida y desde ahí implementar esa estrategia por proteger, por conservar la

biodiversidad (Sara, 2013)

De acuerdo con Sara, los niños y las niñas muestran desde edades tempranas su interés por

conocer y aprender sobre los animales, situación que se expresa en las diferentes preguntas

e interrogantes acerca de estos seres, por lo que, se debe potencializar este interés en favor

del cuidado y protección de la biodiversidad.

h) Pruebas de Estado, competitividad y región.

De acuerdo con Sara las pruebas de estado se constituyen en un mecanismo jerarquizado

para medir el nivel de conocimiento, desde un interés comparativo en el marco de las

instituciones, la ciudad, el país y la región, como un asunto exterior a las prácticas

271

educativas que inciden en la labor educativa, al considerar que éstas operan como una

meta a alcanzar por parte de las instituciones:

El interés de que se mejore en las pruebas, ya sería un interés inculcado si se

podría decir, sobre el colegio, porque al final eso todo tiene ilación, el interés del

profesor es para que el colegio suba y eso también es un interés del rector y no

solamente del rector hacia su colegio, sino en que la localidad suba y entonces para

que también Bogotá se encuentre en este caso, no, para que también Bogotá se

encuentre en un nivel más alto, entonces Bogotá se encuentra y entonces Colombia

también y así, en Suramérica se encontrara en un nivel más alto. (Sara, 2012)

Estas pruebas son exteriores en su producción como mecanismo para regular los

conocimientos impartidos en los escenarios escolares de forma estandarizadas (Rocha,

Hernández y Rodríguez, s.f), las cuales, se constituyen en instrumentos que sirven para

establecer criterios de comparación bajo una mirada homogénea del conocimiento que no

considera la diversidad cultural y los contextos regionales que hacen parte de la

configuración histórica del país.

i) Estrategias didácticas y aprendizaje

La evaluación externa de las pruebas de estado, tiene incidencia en la labor docente al

considerar que los resultados deben llevar a mejorar los procesos de enseñanza, (Martín y

Cervi, 2006), razón por la cual, se debe incidir tanto en la enseñanza de una ciencia teórica

como experimental, el desarrollo de estrategias didácticas como propuestas de innovación

que permitan mejorar la enseñanza y el logro de un mejor nivel de conocimiento y

apropiación por parte de los estudiantes.

Para la mejora de esos resultados sería bueno que el profesor articulara […] un

trabajo experimental, o incluya acá otra serie de cosas que le pueden ayudar

también a que su didáctica surja y al igual también eh, surjan las personas y

aprendan y tal vez tengan un nivel de conocimiento un poco más alto a los que se

le aplique dicha unidad didáctica (Sara, 2012)

De esta forma, las didácticas del profesor, se constituyen en un medio para que los

estudiantes logren un aprendizaje adecuado de la ciencia escolar, orientada por el

referente del proyecto educativo escolar occidental, aspecto que tensiona, los posibles

puentes entre conocimientos en el contexto escolar, al dar una mayor prelación a las

272

propuestas de enseñanza del conocimiento científico escolar como lo reseña Sara, de

acuerdo con su experiencia en el sistema educativo.

4.2.4 Dimensión Ética

A través de los diferentes diálogos, Sara plantea su postura Ética en la que emerge una

relación entre los conocimientos científicos, los conocimientos tradicionales y los

sentimientos hacia la biodiversidad; plantea una consciencia (Boff, 2002) y un compromiso

de responsabilidad, que no solo atañe a un acto racional humano, sino a un sentimiento de

pertenencia asociado con una visión filogenética del mundo de lo vivo que evoluciona y se

transforma en el devenir histórico. El humano es una especie más en la trama de la vida,

aspecto que inspira otras formas de comprender las relaciones amparadas en una ética que

vincula un sentir que forma parte de su ser emocional, en el que se reconoce y valora a las

demás formas de vida, elementos que hacen parte de su discurso y de su acervo cultural y

que toman forma en sus prácticas cotidianas.

Según Sara, la diversidad del mundo viviente en las diferentes escalas de organización

biológica y sus múltiples relaciones, comprendida desde su formación académica, se

entiende como la coexistencia entre el ser humano con las demás formas de vida. De igual

manera, se explicita el reconocimiento de otras formas de conocimiento y prácticas

culturales que han favorecido la conservación y el vínculo a través del sentir como forma

de experimentar la vida y su relación con lo vivo, en el ámbito cotidiano que transcurre de

forma paralela a los contextos educativos escolares. En tal sentido, esta dimensión vincula:

a) La Valoración de la biodiversidad; b) La Ética y las culturas; c) La Ética y el cuidado de

la Biodiversidad; d) Lo Ético-Estético-Emocional.

a) La Valoración de la Biodiversidad

De acuerdo con lo expresado por Sara, la biodiversidad se configura como una entidad que

si bien es objeto de estudio de la ciencia, también provee conocimientos científicos

relevantes para advertir su devenir histórico en el tiempo, aspecto que merece toda

consideración sin importar el tamaño y complejidad de las especies, como realidad

ontológica que vas más allá de una idea de telón de fondo para señalar su valor instrínseco

y su utilidad en la supervivencia de la especie humana (Koricheva y Siipi, 2008), razón

por la cual, estima se debe pensar en términos de igualdad de las relaciones frente al valor

273

de existencia de la biodiversidad, incluido el ser humano y el deber ético que le atañe para

su conservación:

Es por la permanencia de la naturaleza, no tanto por la permanencia del ser

humano, porque el ser humano no debe considerarse como la especie cumbre de

todas las especies, sino que todas las formas de vida merecen respeto, merecen estar

acá por algo, tuvieron que pasar millones de años, procesos de evolución,

coevolución, adaptación y demás para estar acá, para que uno no las quiera

conservar , […] nosotros no buscamos ese valor, no le atribuimos ese valor que de

verdad deben tener creyéndonos la especie superior que realmente no somos (Sara,

2012).

En toda Latinoamérica o de pronto en todo el planeta cuando consideramos esas

visiones y es que la tierra no pertenece a nosotros, sino que pertenecemos a la

tierra, entonces, esa frase resume mucho esa visión que respecta al entorno y que

incluyendo todo obviamente, especies, comunidades, poblaciones, agua, suelo,

aire. […] pero sí hay una crisis, porque si uno le pregunta a cien personas, pues el

gran porcentaje no tiene en cuenta esa visión tradicional, de respeto a la tierra

(Profesor Mario, 2014)

Sara reconoce la dificultad que impone el modelo cultural occidental que en su acontecer

histórico, ha edificado una idea de conocimiento, dominio y apropiación de la

biodiversidad por parte de los seres humanos; con una perspectiva antropocéntrica fundada

en un dualismo entre cultura- naturaleza, mente-cuerpo, razón-emoción, que se ha

constituido en poderoso referente de una idea de superioridad y subordinación frente a las

demás formas de vida. En tal sentido, el profesor Mario, apela a una frase propia de los

pueblos amerindios como es la pertenencia a la Tierra que involucra relaciones

horizontales y sin embargo, desde el modelo hegemónico dominante se toma distancia de

esta visión de mundo con profundas implicaciones que se manifiestan en lo que autores

como Wilson, (2006); Andrade, (2011); Eldredge, (2001), denominan una crisis de la

biodiversidad.

E: Cuál sería nuestro vínculo con esa biodiversidad?

S: Yo digo que es más un vínculo como de apreciación, de llegar a reconocer la

importancia, de llegar a reconocer que es tan o más importante que uno mismo se

274

considere, lo que yo mencionaba ahorita, ese valor intrínseco y ese respeto que tú

le das como tal a lo que te rodea desde la planta pequeñita que está sembrada al

frente de tu casa, hasta la gran ballena que tú puedes llegar a ver en un viaje en

algún mar del mundo, todo eso como tal tiene su valor. No por ser grande, no por

ser pequeño, sino llegar a apreciar eso a sentir por ese otro (Sara, 2012)

Lo ético, también se articula con lo estético, como forma de apreciar la diversidad del

mundo viviente, relación que no se restringe a una especie en particular, sino que puede

contemplar las diferentes formas de vida, desde aquellas que le son próximas como

aquellas que se encuentran en otros lugares y que para Sara cuentan con un valor

intrínseco, asociado a su vez, con una relación de lo estético y lo emocional, como una

forma de apreciación y valoración de la biodiversidad. Esta categoría “Ética-Estética-

Emocional permite observar que la naturaleza significa belleza y provoca sentimientos de

espiritualidad, como también una serie de juicios éticos en niños y niñas de origen urbano

y campesino; en cuanto a la biodiversidad asocian lo bello a la variedad y cantidad”

(Molina, Mojica y López, 2005, p. 53).

b) La Ética y las culturas

Las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza, no son homogéneas ni universales,

puesto que están mediadas por construcciones culturales (Ulloa, 2011; Escobar, 2011),

que para Sara permiten establecer diferenciaciones entre occidente (en particular de los

países desarrollados), y las culturas étnicas, respecto a las formas de habitar la tierra, de

regular las relaciones y valorar la biodiversidad en las que se entretejen su sentido de lo

ético, lo estético y lo emocional como sigue:

Desde esa conexión con la tierra desde ese querer, desde ese sentirla como viva, sí,

eso también influye mucho en que un ecosistema también surja o que una planta

también surja (Sara, 2012)

Cuando ahondamos en lo cultural, de esos territorios ancestrales y hablamos con las

personas de mayor tradición, hablo de un campesino que lleve varias generaciones

viviendo en un territorio, o de un indígena; pues si encontramos una relación más

fuerte con esos entornos, un respeto, una mejor relación y ya no una visión

utilitarista o recursista, sino una visión más como no sé desde lo sagrado, desde un

respeto propio (Profesor Mario, 2014)

275

De una parte, se legitima la unidad ontológica entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual

que detentan los pueblos indígenas y posibilita no solo una relación material, sino

espiritual que estrecha el vínculo y hace del indígena un nativo ecológico (Ulloa, 2004),

que valora, cuida e incide en la producción de la biodiversidad. Esta visión se aleja de las

formas de explicar el mundo desde el conocimiento científico que opera con la razón

lógica e instrumental fundado en un dualismo que no contempla “el sentir de lo humano y

el entristecer de la naturaleza”. En este mismo sentido, el profesor Mario reconoce una

conexión entre el campesino y la tierra y entre los pueblos milenarios y el territorio

sustentada en la producción de conocimientos y prácticas que muestra el respeto hacia la

naturaleza e incluso explicitan lo sagrado como un valor que estrecha el vínculo entre lo

material y los espiritual (Posey, 1999), en su constitución histórico-cultural donde el

arraigo con el entorno es importante.

yo digo que hay de los dos, pero hay más diferencias, o sea hay también

semejanzas, pero hay como más diferencias, digamos que el pensamiento de los

países desarrollados es que como tal se de una producción, una economía y eso los

lleva a intervenir sobre los países subdesarrollados como lo es el caso de Colombia

y los puede llevar como a una explotación de recursos y el caso que más se ha

mencionado últimamente, es el del Páramo de Santurban, entonces llegar al

páramo a hacer, decirle a los campesinos, vengan, trabajen aporten esto les va a

generar más dinero , pero en realidad donde queda toda la fauna y la flora de dicho

páramo?, ese páramo como tal contiene una riqueza hídrica y una riqueza de

diversidad bastante grande. (Sara, 2012).

Es una perspectiva que favorece al modelo económico para mantener un dominio

sobre esos territorios más ricos en diversidad, pero pues yo creo que estos pueblos

están despertando en los diferentes continentes, tanto en África, como Asia, como

en América (Profesor Mario, 2014)

La biodiversidad es valorada por los países industrializados por su producción material y

mercantilización de la vida. Lo anterior ha conllevado procesos de intervención y

explotación por parte de grandes consorcios y multinacionales como formas renovadas de

lo que fuera la colonización y que en algunos casos se abrogan el derecho de penetrar hasta

las capas más profundas para extraer recursos mineros. Prácticas que plantean un dilema

ético, respecto a la posibilidad de generar fuentes de empleo en grupos sociales

276

vulnerables que forman parte de territorios locales de interés para la explotación de

“recursos” y de otra, la destrucción de la biodiversidad afectada por macro proyectos

mineros (Andrade, 2011), en un mundo globalizado, que ha acentuado los desequilibrios

en la base natural, aunque desde la postura del profesor Mario, advierte un despertar de los

pueblos “en vías de desarrollo”, como un nuevo horizonte hacia una ética menos

antropocéntrica (Novo, 2003).

c) Ética y cuidado de la Biodiversidad

Para Sara, la conciencia que se tenga de la biodiversidad, no solo se restringe a una

reflexión de las relaciones, sino a trasladar estos pensamientos en acciones prácticas en

favor de las demás formas de vida. En tal sentido, emerge la perspectiva del ser humano

como regulador de la biodiversidad, que reconoce en la intervención de grupos étnicos un

importante referente que inspira otras formas de establecer relaciones con el mundo

viviente. Se destaca en estas prácticas ancestrales, la manera en que se cuida la vida sin

agotarla y su participación en la producción de la biodiversidad (Shiva, 2010).

[…] porque esa intervención humana por parte de ellos debió ejercer algún

mecanismo de control o mecanismo de permanencia de varias especies o del

conjunto como tal del ecosistema, […] puede ser algún esparcimiento de semillas o

algo así que haya sido ejercido por parte de los indígenas y que haya permitido el

florecimiento de vida y que pues ahorita al no estar ellos pues ya no se da de la

misma forma, lo cual lleva a desaparecer esa selva. (Sara, 2012)

Conozco casos. Todavía los casos Colombianos no. Hay que documentar, es

posible que sí, o por lo menos yo no los conozco. Y en las comunidades indígenas

que he podido participar, pues el impacto que esas comunidades han tenido desde

una perspectiva académica, ha sido más pues sobre la diversidad biológica, ¿Sí?,

desde esa perspectiva ha sido más nocivo que benéfico; pero tiene que ver más con

los eventos históricos y sociales a los que se han abocado esas comunidades por lo

menos las que yo conozco (Profesor Mario, 2014)

Para Sara, el florecimiento de la vida en manos de los grupos étnicos, muestra el papel de

la cultura, sus creencias y formas de comprender el mundo (Rappaport, 2008) como

referentes de toda ética del cuidado de la vida, en la que el humano forma parte y que a su

vez, interviene en su producción (Shiva, 2010). Por su parte, el profesor Mario, expresa

277

que pueden existir casos en que grupos humanos han intervenido en favor de la

biodiversidad, pero manifiesta su desconocimiento de experiencias de esta naturaleza en el

contexto colombiano, por lo cual, señala la necesidad de adelantar un proceso de

documentación de posibles casos que den cuenta de estos procesos.

Digamos que nosotros tratamos de ilar, en otras partes, si vemos un organismo

caminar, decimos no lo toquen y otra persona, ya sea un mosquito otra persona de

una a matarlo! Si!, O a hacerle daño! porque nosotros no solamente le damos como

ese valor de que sea una especie, sino ese valor intrínseco que se le debe dar al

organismo. (Sara, 2012)

La experiencia personal y la formación académica de Sara, le permiten señalar su interés

por proteger la biodiversidad en sus prácticas cotidianas. Sin embargo, insiste en que el

desconocimiento de algunas personas sobre el papel de ciertas especies que pueden ser

consideradas como molestas o peligrosas, puede llegar a poner en riesgo la permanencia

de dichas especies, razón por la cual, considera fundamental reconocer el valor intrínseco

de toda forma de vida.

[…] de pronto no desde la realización de proyectos o algo así no, sino de pronto

con decir bueno no lastimen esta planta, si bueno por lo menos si el jardín que está

en frente de mi casa, ese jardín yo lo cuido y lo riego y no sé qué, para cuidar ese

solo individuo de esa especie, yo creo que desde solo ese hecho ha sido también

contribuir en la permanencia de ese individuo y la permanencia de la especie (Sara,

2012)

[…] desde lo que he aprendido durante mi vida, si, a nivel familiar, entonces ha

sido siempre como el aprendizaje o bueno los saberes que te deja tu familia, que

siempre como que han propiciado ese cuidado por las diferentes formas de vida,

entonces desde los abuelos, los tíos, los primos, si, que te llevan como a que

cuides… a que cuides la planta, a que convivas con las diferentes formas de vida

(Sara, 2013)

Para Sara una forma de contribuir con el cuidado de la biodiversidad, no solo se traduce en

grandes proyectos, como las formas de gestión y administración de la biodiversidad por

parte del occidente global, puesto que también se puede incidir con acciones más locales y

cotidianas que contribuyen en el cuidado y permanencia de un ser vivo como puede ser una

278

planta del jardín de la casa. En tal sentido, el cuidado se constituye en el referente que ha

hecho parte del sentir, pensar y actuar de su familia en la cual se ha forjado esa forma de

valorar la diversidad de la vida que se entiende como una convivencia entre humanos y no

humanos.

Tal vez la semejanza no sería en cuanto a países sino en cuanto a personas, que

tengan un mismo ideal de conservación, podría pensarse desde ese modo. (Sara,

2012)

Sara considera que más allá de las semejanzas en las formas de valorar la biodiversidad

entre los países del norte y los países del sur, sugiere que una forma de hacer frente a la

destrucción de especies, puede ser compartir como ideal “la conservación de la

biodiversidad” (Posey, 1999; Gudynas, 2011), como una ética que desdibuja fronteras y

plantea un convivir planetario.

d) Ético-Estético-Emocional

Para Sara el criterio Ético se encuentra asociado con el valor de existencia de otras formas

de vida, que hace énfasis en el cuidado (Boff, 2002). Lo ético se encuentra asociado con el

valor de lo estético, que se refiere a una idea de respeto y responsabilidad basada en la

protección de la biodiversidad, así mismo, se vincula “lo emocional” en tanto, se reconoce

como parte de la naturaleza humana que entrelaza las diversas formas de vida como un

“compartir” que trasciende una explicación teórica de corte evolutivo, para señalar en las

prácticas cotidianas una forma de materializar esta relación de lo Ético, lo estético y lo

emocional.

[…] no lastimar una planta, sino apreciar su existencia, si, su valor existencial,

apreciar cuando hay una salida de campo y ver esa inmensidad de la naturaleza y

ver lo hermoso que es y poder contemplarla, y no intervenirla y no dañarla, yo creo

que eso es una intervención para proteger la biodiversidad. (Sara, 2012)

Yo que vivo allá en la zona de Usme uno puede ir hasta el pueblo y así sea muy frio

sentir ese ambiente de plantas, sentir como ese… ese campo, de cómo las personas

bajan en su ruanita, su sombrerito, las abuelitas, para mí eso es muy bonito (Sara,

2013).

279

Así mismo, Sara traslada su experiencia a un contexto cercano que le permite apreciar la

diversidad tanto cultural como biológica, y valorarla interrelacionando lo estético y lo

emocional como manifestación de un vínculo con la naturaleza, como un disfrute desde su

ser, que forma parte de su vida cotidiana en la configuración de una ética del cuidado y de

la convivencia.

4.2.5 Dimensión Cultural

Sara explicita los conocimientos y significados que comparte tanto en el contexto de la

educación escolar occidental como en el contexto de su familia de origen campesino del

altiplano cundiboyacense. Estas experiencias señalan en sus relatos diversos momentos

que se refieren a contextos y prácticas culturales diferenciadas, en tanto, en el primer

escenario se da prelación a la razón y la objetividad, al estudiar la naturaleza, mientras que

en el segundo emergen las creencias, los valores y las emociones. Sin embargo, también

muestra la hibridez que relaciona lo natural y lo cultural a través de su movimiento en

diferentes contextos, así como las tensiones y los intercambios que hacen parte de su

experiencia.

De esta manera, se hace explicita, su sensibilidad frente a otras formas de vida como parte

de los aprendizajes que ha compartido con su familia en una relación de igualdad con otras

formas de vida a través de las prácticas de cuidado, que ayudan a producir significados

sobre el mundo natural y el mundo social no solo desde lo discursivo, sino desde las

prácticas cuyos significados también cobran sentido en dicho contexto. De igual manera,

presenta su visión de diversidad cultural asociada con las diferentes formas de concebir el

mundo y las desigualdades socioeconómicas.

Al respecto emergen diferentes relaciones que expresan las ideas sobre la diversidad

cultural, a través de: a) Diferencias en las formas de concebir el mundo; b)

Multiculturalidad interculturalidad; c) Hibridez del conocimiento.

a) Diferencias en las formas de concebir el mundo.

El origen de la vida y su diversidad, se constituye en un punto de choque de significados

para Sara, cuando reconoce que existen otras maneras de dar cuenta de este fenómeno,

como el mito de origen de la etnia Uitoto; igualmente, muestra su inclinación por las

explicaciones del conocimiento científico al conferirle un estatuto de cientificidad a la

280

complejidad de dicho evento, y la forma en cómo se organiza y se representa, a partir de

una visión objetiva de la naturaleza. Si bien este ha sido un interrogante que ha formado

parte de diversas culturas, la visión aportada por la ciencia se constituye en la fuente de

explicación verdadera.

Me queda como en duda, y no sé por qué el que primero hay vida en la parte

terrestre, luego el aire y luego el agua, me queda como en duda porque digamos

desde la biología lo primero en lo que hay forma de vida es el agua, es la primera

parte en donde hay forma de vida, los microorganismos, amebas, y demás

organismos pequeños, por decirlo de esa manera, es en el primer lugar en que se

forma la vida es el agua, entonces se me hace raro cuando ellos dicen es que lo

primero es lo terrestre, después el aire y luego el agua, se me hace raro, si me queda

como esa inquietud (Sara, 2012)

Para Sara resulta importante comprender por qué desde el mito de origen de un grupo

étnico se plantea una forma de organización de la vida que se aparta de la explicación

científica aportada desde la perspectiva evolutiva, lo que le genera interrogantes, y choques

en las fronteras de los conocimientos de la cultura occidental y en las culturas étnicas.

Nosotros no solamente le damos como ese valor de que sea una especie, sino ese

valor intrínseco que se le debe dar al organismo, tal vez nosotros no podemos decir

bueno tal vez una roca está viva!, pero sí, pero no desconocemos eh toda la parte

que la ha llevado a su formación, ya sea una roca ígnea, una roca metamórfica si, o

sea uno ya va como conociendo toda esa parte de su formación (Sara, 2012)

Hablando de evolución en la escala geológica del tiempo, han habido alrededor de

cinco extinciones masivas, o sea que casi se acaba la vida en el planeta (…)la

comunidad académica, sigue haciendo descripciones de especies, documentando la

diversidad del país, pues gracias a ellos sabemos que por ejemplo en aves somos el

país más diverso (Profesor Mario,2014).

Sara reconoce una continuidad “lo vivo”, lo cual, hace de la ciencia un campo específico

de producción de significados sobre la realidad, que se apropia para explicar el mundo

desde esta perspectiva. De esta forma, apela al conocimiento científico que ha hecho parte

de su proceso de formación, para señalar la distinción entre “lo vivo y lo no vivo” desde

un orden basado en los constructos de la razón que se contrasta con la visión indígena. Esta

281

perspectiva también es enunciada por el profesor Mario quien señala que para hablar de la

vida, su origen y diversidad, se debe tener en cuenta lo aportado por la ciencia y la

comunidad científica desde una perspectiva evolutiva que permite comprender los eventos

de extinción y diversificación como referentes científicos que dan cuenta del mundo.

b) Multiculturalidad-interculturalidad

En los diferentes diálogos Sara muestra un interés por desarrollar el conocimiento

científico asociado con la idea de calidad educativa; sin embargo, posteriormente, muestra

una apertura hacia otras formas de conocimiento de las culturas indígenas del país, que

pueden ser consideradas en el espacio escolar para formar parte de la enseñanza de las

ciencias.

La idea es reconocer que estamos en un país pluriétnico y multicultural, entonces

también podría ser implementada en otras regiones obviamente sin desmeritar a la

región que se llegue y sin imponer el conocimiento sino tratar de ver las diferentes

cosmovisiones que hay a partir de un conocimiento en específico, si por ejemplo la

creación, o sea respetar las cosmovisiones que hay, tratar de ilar y ver que hay

diferentes partes de Colombia digamos en este caso, en donde se reconocen

diferentes cosmovisiones del mundo (Sara, 2012)

La reflexión que realiza Sara, acerca de la condición histórica, política y cultural del país,

como pluriétnico y multicultural, que la llevan a contemplar como posibilidad la

construcción de propuestas educativas que trasciendan lo inscrito en la Carta Constitución

y su materialización en los procesos educativos mediante el reconocimiento de la

pluralidad de cosmovisiones, donde la educación escolar y el maestro de ciencias puedan

constituirse en un puente entre conocimientos para impulsar los procesos de intercambio y

una educación intercultural en la formación de las nuevas generaciones.

Yo considero que se debe hallar como una ilación entre esos dos conocimientos,

siempre, siempre respetar ese conocimiento tradicional, ese conocimiento local, y

también respetar el conocimiento científico y tratar como de unirlos y no

desconocer ninguno de los dos, pues al igual son importantes y pertinentes y por

algo se han creado a través ya sea de la experiencia o a través de la escuela (Sara,

2012).

282

El que actúa en su rol de profesor, no sabe todo, ¿Sí?, también puede aprender y

puede estar al lado del otro y no de forma vertical, y puede aceptar no tener la

razón, puede aceptar no conocerlo todo; pero también es muy valioso que la otra

persona, desde otra forma de ver el mundo, reconozca y valore lo que la academia

puede aportar (Profesor Mario, 2014)

Sara reitera la importancia de las diferentes formas de conocimiento que se han construido

en las culturas, razón por la cual, apela a su reconocimiento y valoración como formas de

producción de significados que en su devenir histórico han propiciado acciones culturales

que pueden contribuir en una relación dialéctica entre las esferas natural y cultural, razón

por la que se manifiesta la posibilidad de establecer puentes entre estos conocimientos,

dado que ambos pueden tener cabida en la escuela (Molina y Mojica, 2013). Así mismo, el

profesor Mario valora desde su experiencia de trabajo, el reconocimiento de otras formas

de conocimiento y de igual manera, a partir de su formación disciplinar biológica expresa

que se debe valorar el conocimiento de la academia en un mutuo reconocimiento.

c) Hibridez del conocimiento

Además de la formación recibida en los escenarios escolarizados que le han llevado a dar

legitimidad al conocimiento científico occidental frente a otras formas de conocimiento,

emerge lo híbrido, al hacer parte de una familia con ascendencia cultural campesina con

unos conocimientos y prácticas que ofrecen otras posibilidades de concebir el mundo de

modo que se diferencian de la explicación científica racional, al vincular las creencias, los

sentimientos, la tradición oral y ciertas prácticas culturales que permiten afianzar el

vínculo con otras formas de vida no humanas con las cuales se entabla una comunicación,

un dialogo, que se enuncia desde la palabra y se dota de sensibilidad y capacidad de

respuesta a través de lo estético.

Si, yo lo coloco en el caso particular de una planta que tengo en la casa y ella

cuando nosotros no le hablamos se pone pues triste y se achila y demás, no sé qué

conexión y desde la parte científica puede que no tenga ninguna conexión, pero de

pronto hay otro tipo de conexión dile tu espiritual o alguna otra cosa rara que el

hecho de que uno le hable a esa planta se ponga bonita, el hecho que uno la

consienta se ponga bonita, entonces yo creo que esa conexión espiritual que ellos

tienen con ese ecosistema, con esa selva permitió el surgimiento de especies,

subespecies (Sara, 2012)

283

Hay que hablarles (a las plantas), venga les buscamos las hojitas, muchas veces es

con la palabra otras veces es con el tacto, es como ese… ese traspaso de energía,

son cosas que uno no ve, pero que siente (Sara, 2013).

Para Sara la forma de entender la situación respecto a la relación entre un grupo étnico y la

selva, se puede interpretar desde el conocimiento tradicional que forma parte de sus

ancestros frente al cuidado de la vida, a través de lo que ella denomina una "conexión

espiritual", que sigue siendo parte de su ser histórico y cultural, como vínculo que

muestra la hibridez del conocimiento y su emergencia ante situaciones que no pueden ser

explicadas desde la racionalidad de la ciencia, sino con el conocimiento ancestral que

vincula materialidad y espiritualidad (Descola, 2012); como parte del mestizaje cultural

que deviene de la época de la colonia, lo cual, requiere ser considerado en el estudio de las

concepciones para el campo educativo, como posibilidad para comprender el choque y la

negociación de significados (García, 2004).

4.2.6 Dimensión Biocultural

De acuerdo con las apreciaciones de Sara, sobre las relaciones entre las esferas de la

cultura y la naturaleza, presenta diferentes posturas, en términos de la diversidad biológica

y cultural; muestra que las diferentes culturas pueden entablar diversas construcciones de

la realidad, pero estas construcciones no constituyen la visión total del mundo, aspecto que

le permite moverse entre diferentes situaciones y manifestar las diferentes relaciones que

se configuran entre la cultura y la biodiversidad. No solo se puede experimentar desde un

solo contexto, sino que se puede reconocer en otros el vínculo entre estas diversidades.

De esta forma, el reconocimiento de la pluralidad de formas de diversidad biocultural no

solo entran en el terreno de las interacciones y producción de significados desde los

contextos locales, sino que a través de dichas experiencias le pueden enriquecer el

panorama para conocer e incidir en el cuidado y manejo de la diversidad biológica, el cual,

se salvaguarda en la memoria (Toledo, 2008); de modo, que esta apertura se constituye en

oportunidad de apelar a un interés como es la conservación de la biodiversidad.

Si bien la diversidad biocultural, expresión acuñada por Posey (1999), que se refiere al

vínculo indisoluble entre diversidad biológica y diversidad cultural, circunscrita a los

grupos étnicos, en su relación directa con la naturaleza; también puede ser objeto de

abordaje desde las experiencias de la tradición campesina y el mantenimiento y

284

dinamización de ciertas prácticas como el empleo de plantas medicinales y la idea de

cuidado de la biodiversidad que forman parte del acervo cultural de Sara, así como su

postura y reflexiones acerca de las relaciones entre estas diversidades (Cocks, 2006). De

esta forma, emerge el reconocimiento de: a) Diversidad Biocultural como co-existencia e

interrelación; b) Diversidad biológica y conservación como invención de occidente; c)

Diversidad biológica y la idea de servicio.

a) Diversidad Biocultural como co-existencia e interrelación

La interpretación de Sara acerca de las relaciones entre cultura y naturaleza en los pueblos

milenarios, le permite reconocer una continuidad ontológica, que bajo una matriz cultural,

la producción de significados y prácticas, configuran una relación ecológica en la que no

existen subordinaciones, sino que se cuida y protege la diversidad para la permanencia de

la vida (Toledo y Barrera, 2008), como un mecanismo de supervivencia que se basa en la

interacción y cooperación donde se co-existe y se convive con las demás formas de vida

(Ulloa, 2011).

[…] ya que cuando ellos abandonaron, esa selva y ésta empezó a desaparecer es

porque esa intervención humana por parte de ellos debió ejercer algún mecanismo

de control o mecanismo de permanencia de varias especies o del conjunto como tal

del ecosistema (Sara, 2012)

Desde lo que he aprendido durante mi vida, si, a nivel familiar siempre como que

han propiciado ese cuidado por las diferentes formas de vida, entonces desde los

abuelos, los tíos, los primos, si, que te llevan como a que cuides la planta, a que

convivas con las diferentes formas de vida (Sara, 2013).

La diversidad del entorno natural promueve mayor diversidad lingüística y cultural

o sea las formas de relacionarse con el entorno natural promueven esa diversidad en

diferentes formas de concebirla, de relacionarse con ella, de expresarse en términos

de… de lingüística (Profesor Mario, 2014)

Ante situaciones de intervención respecto a las formas de administrar y gestionar la

biodiversidad por occidente que desde perspectivas históricas han llevado a separar a

grupos milenarios y/o comunidades tradicionales de entornos naturales, pueden generar

una irrupción en las interacciones de un macro sistema ecológico y cultural, así Sara, de

una parte reconoce la creatividad de la vida, y de otra, hace del humano un actor con

285

capacidad de acción que incide en la producción de la vida y su protección, con una visión

dinámica que se construye a nivel social y cultural como también ha sido el caso en su

grupo familiar de ascendencia campesina, que de forma directa e indirecta han contribuido

en su conservación. En este sentido, el profesor Mario, manifiesta la confluencia de las

diversidades lingüística, cultural y biológica en ciertas regiones del planeta que han

empezado a ser motivo de investigación (Posey 1999; Maffi, 2005; Toledo y Barrera,

2008).

b) Diversidad biológica y conservación como invención de occidente

Para Sara resulta importante poder conservar la biodiversidad, en todas sus

manifestaciones con especial referencia a las diferentes especies, puesto que estima que la

desaparición de una especie clave puede afectar la permanencia de otras y llevarlas a su

extinción en el tiempo, haciendo visible la fragilidad de la vida que puede verse reflejada

en la pérdida de especies y su impacto en la trama de la vida, situación que ha sido

denominada como “la crisis de la biodiversidad” (Wilson, 2006; Eldregde, 2001; Andrade,

2011), que solo puede ser contenida y transformada mediante una cruzada global en razón

de su conservación.

La biodiversidad es no solamente de plantas, animales sino también de

microorganismos, o sea todas las formas de vida existentes se deben llevar a la

conservación buscando métodos para su permanencia, […] no solamente la especie

clave sino también el recurso clave, y eso también pues depende de la especie, o sea

muchas, el hecho de, de pronto de llevar a la extinción de una sola especie va a

llevar progresivamente a la extinción de demás especies y eso a término medio o a

corto plazo va a acabar con la diversidad de las especies, especies que nos aportan

tanto no solamente a nosotros sino a la naturaleza, o sea es por la permanencia de la

naturaleza, no tanto por la permanencia del ser humano (Sara, 2012)

De esta forma, se legitima un modelo de intervención sobre la biodiversidad que permite

ser monitoreada desde el mundo global, y a la vez, la conservación de la biodiversidad se

constituye en la instancia de gestión y control (Ulloa, 2004; Toro, 2004; Gudynas, 2011),

con la implementación de políticas de orden internacional que buscan determinar lo que

debe ser objeto o no de conservación y la consecuente estructuración de políticas

nacionales para la Conservación de la biodiversidad, que reducen el papel de la educación

respecto del conocimiento, protección y valoración de la biodiversidad nacional. Esta

286

perspectiva pondera al ser humano como regulador de la biodiversidad, amparado en un

conocimiento tecno científico en el cual, subyace una idea de supervivencia del mundo

vivo en el que se encuentra inserto el ser humano y de otra parte, plantea la emergencia de

valores que hacen parte del discurso biocultural que contempla los valores intrínsecos de

la biodiversidad (Cocks, 2006).

c) Diversidad biológica y la idea de servicio

Para Sara la biodiversidad no debe reducirse a la idea de un servicio para el ser humano

(Gudynas, 2011), al contrario, estima que se debe reconocer el valor en sí mismo de las

diferentes formas de vida, junto con el devenir histórico que les confiere un valor

intrínseco; y a la vez, retoma la idea de la convivencia y la coexistencia como parte de su

interpretación, para apelar a la igualdad de relaciones entre humanos y biodiversidad.

Desde mi punto de vista no debería verse como un servicio que presta a, porque la

diversidad está ahí para existir y nosotros coexistir con ella, no tanto como servicio,

es que porque me ofrece un servicio es importante, ¡no! O sea es importante

porque tiene el mismo derecho a estar como lo tenemos los seres humanos, tiene el

mismo derecho a coexistir con nosotros, y el mismo valor existencia, el mismo

valor intrínseco diría yo, para convivir con nosotros, la palabra servicio

ecosistémico de pronto no me gusta (Sara, 2012)

La biodiversidad en si misma tiene un valor que es independiente de la utilidad que le

pueda brindar al ser humano, de manera, que Sara reafirma su visión acerca del valor de las

diferentes formas de vida con las cuales el ser humano comparte su existencia (Koricheva

y Siipi, 2004) pero que no deben ser sometidas a una idea de servicio en referencia a los

ciclos ecológicos y la biodiversidad, como también lo expresa Gudynas (2011); se

tergiversan los valores éticos, estéticos y culturales frente a los intereses del mercado en

una idea de la naturaleza como capital.

4.2.7 Dimensión Histórica

A lo largo de las entrevistas con Sara (profesora en formación inicial), emerge la

dimensión histórica que comprende aspectos relativos a la constitución del conocimiento

científico, y los relatos de grandes científicos para ser tratada en la clase de ciencias, así

como la importancia del conocimiento científico en el ordenamiento de la naturaleza desde

287

perspectivas clasificatorias y taxonómicas como formas de conocimiento y poder para

establecer un orden del mundo (Nieto, 2006), la apuesta de expediciones científicas para

ampliar el inventario de la biodiversidad inexplorada (Wilson, 2006), y la producción de

textos, como formas de comunicar una visión de mundo. De otra parte, también aparece la

desigualdad entre culturas como problema que se remonta al periodo de la colonización

que detenta relaciones de dominio y poder.

Las posturas que expresa Sara se presentan a continuación: a) Conocimiento científico; b)

Clasificación y ordenamiento de la naturaleza e interdisciplinariedad; c) Producción de

textos y conocimiento; y d) Desigualdad socio-histórica entre culturas.

a) Conocimiento científico e imagen de científico

Sara, aborda una perspectiva histórica del conocimiento científico para hablar de la

biodiversidad, a partir de la teoría de la evolución elaborada por el científico Inglés Charles

Darwin, que le permite mostrar cómo puede explicar el origen y la diversidad biológica y

cómo ha influido en la sociedad. De igual forma, reconoce el trabajo de José Celestino

Mutis, dentro de la Historia Natural, al considerarlo un científico que aportó al

conocimiento de la diversidad de la flora y fauna como referente de lo que actualmente

representa el territorio colombiano.

Yo digo que, que sería como también incentivar a los pequeños que están, los

pequeños que tenemos como estudiantes a que eso si se podría realizar, si, entonces

bueno, sí, José Celestino Mutis, en el caso de la expedición Botánica, eh pudo

realizar toda esa expedición y conocer y entonces porque, y era colombiano,

entonces, y también una persona del común también puede llegar a eso (Sara,

2012)

Tenemos que hablar de Humboldt, y tenemos que hablar de pues en el contexto

colombiano no podemos hablar de Darwin no podemos hablar porque no paso por

acá. Pero un poquito posterior a Darwin, pero si en un contexto mundial Humboldt

porque fue él quien dio a conocer la expedición botánica (Profesor Mario, 2014)

Se propone incluir como referente de la educación en ciencias “la Expedición Botánica” en

Cabeza de José Celestino Mutis, como un modelo de científico y la expedición como una

forma de hacer ciencia, que permite hablar de la constitución del conocimiento científico

desde una perspectiva histórica, para motivar a los estudiantes en el aprendizaje y

288

desarrollo de competencias científicas. Sin embargo, no se tiene clara la procedencia de

Mutis y los roles que tenía en el periodo colonial, especialmente en la apropiación y

traducción de los saberes locales de las plantas a la ciencia ilustrada (Nieto, 2006). En esta

perspectiva, el profesor Mario ubica la expedición botánica como un hito en el estudio de

la diversidad biológica en América y a Humboldt como su divulgador en el mundo.

De igual forma, el conocimiento científico producido por personajes reconocidos durante

el periodo colonial y el periodo actual del territorio colombiano, se constituyen para Sara,

en un aporte invaluable para la educación en ciencias, al reconocer esta producción del

conocimiento como una “hazaña de genios” que con su labor han contribuido al campo de

las ciencias y su historia.

Si Manuel Elkin Patarroyo que también fue colombiano pudo llegar a desarrollar la

vacuna contra la malaria, entonces usted porque no? Si!, si Einstein que no le iba

bien en el colegio y pudo llegar a ser uno de los pensadores más grandes de la

historia, usted porque no?, si, es más incentivar desde la, desde la escuela y decir si

usted puede, eso también es misión de nosotros como maestros, llegar a reconocer

el conocimiento de los más pequeños y decir sí ese conocimiento que usted tiene es

válido desde promover lo que a ellos les gusta (Sara, 2012)

La inclusión de los relatos de científicos, proveen referentes y modelos de inspiración para

los niños y jóvenes en el espacio de la clase de ciencias, de manera que, según Sara es

labor del maestro mostrar a estos personajes para motivar el interés de los estudiantes en

la clase de ciencias con un enfoque histórico, además de considerar los conocimientos de

los niños/as y sus intereses, para que se puedan orientar hacia una forma de conocer e

interpretar el mundo.

b) Clasificación y ordenamiento de la naturaleza e interdisciplinariedad

Ante la posibilidad de conocer la biodiversidad inexplorada (Wilson, 2006), Sara propone

desarrollar una expedición en el territorio nacional, para poder enriquecer el inventario de

un país que ha sido reconocido como mega diverso y que aún se desconoce un importante

porcentaje de especies, sin embargo, este proyecto solo es posible con la participación de

un equipo interdisciplinar de expertos y la participación de saberes locales a través del

289

conocimiento empírico del campesino como un sujeto de conocimiento que contempla otro

tipo de relaciones más allá de nombrar las plantas y establecer un orden.

Yo creo que para que tenga éxito, una expedición botánica yo digo que hay que

coger de todos lados, digamos escoger desde la persona, desde el campesino que te

pueda decir ¡pilas que esa planta que está ahí, te puede chuzar! Te puede picar o

puede ser venenosa, hasta un taxónomo, coger también de un biotecnólogo, de un

biólogo, de un ambientalista, coger de todos lados, de todas las profesiones, para

que se dé una expedición botánica exitosa, para que se articule todo ese tipo de

conocimientos, y se pueda llegar a un consenso, a algo que se articule de buena

manera, al igual utilizando implementos metodológicos, como microscopios, bueno

no sé, ahorita no se me viene a la cabeza como cosas así como muy grandes, pero

tal vez algunos implementos para, que se utilizan a nivel instrumental dentro de la

biología y tal vez las diferentes profesiones pueden aportar para que se de esa

expedición botánica y tenga éxito.

[…] esas colecciones de Lineo y esas colecciones de Coubier en Francia y de los

diferentes personajes que recibían material de estas tierras, especímenes de estas

tierras, pieles hasta organismos vivos llevaban en esos barcos; pues claro hablan

de… de una diversidad abrumadora con respecto a la diversidad que ellos tienen

allá (Profesor Mario, 2014)

Así mismo, se propone a través de esta expedición, impulsar los procesos de intercambio

entre la comunidad científica y los campesinos poseedores de saberes locales, actividad

que permita tender puentes entre conocimientos, a propósito de la ampliación de las

formas de clasificar y ordenar la naturaleza como vía para conocer la biodiversidad. En

esta propuesta expedicionaria se da prelación al conocimiento experto, mediante un

proceso complejo que incorpora técnicas, instrumentos y metodologías en la producción

de significados y formas de representar la biodiversidad. En relación con lo expresado por

el profesor Mario, se hace explicito no solo el reconocimiento de la historia natural como

punto de partida para el estudio de la diversidad biológica en la llamada expansión del

mundo por parte de los imperios, sino de una vía que legitima el conocimiento y

apropiación de especímenes como expresión del conocimiento y poder que se exhibe en

los museos y hacen visible esta diversidad que adquiere toda validez, al ser ordenada bajo

unos esquemas clasificatorios que imponen un orden natural (Nieto, 2006).

290

Sin embargo, Sara considera que el herbario como forma de ordenar y clasificar la

naturaleza es un instrumento jerárquico, que debe atender los métodos y protocolos de la

ciencia desde una perspectiva taxonómica, razón por la cual, si bien sirve para conocer, no

posibilita alterar el orden establecido, “como una verdad que descansa sobre un discurso

científico y las instituciones que han legitimado dichas prácticas” (Pohl-Valero, 2011,

p.408).

En la realización de un herbario, hay una intención mas no un propósito, si hay la

intención de conocer, pero como tal tu no propones cuando haces un herbario, tal

vez un orden de clasificar, pero no de clasificar no porque al igual ya está

clasificado (Sara, 2012)

En tal sentido, el herbario se asume como una fuente de conocimiento que podría servir a

la enseñanza de la biodiversidad, (aunque haya una cierta resistencia), al observar en este

artefacto la idea de un conocimiento científico acabado, absoluto, en el que el estudiante o

el docente no pueden proponer otras formas de organización de la naturaleza.

c) Producción de textos y conocimiento

Para Sara, es importante que el conocimiento producido sobre la biodiversidad mediante

proyectos y expediciones, no quede archivado en una biblioteca, sino que éste se divulgue

como parte de la comunicación del conocimiento científico en revistas especializadas, que

favorezcan los procesos de circulación y apropiación del conocimiento de la biodiversidad,

y de las prácticas e instrumentos que dan cuenta de un mundo para conocer. (Pohl-Valero,

2011, p. 401)

Yo creo que a través de publicaciones porque lo que uno no escribe está condenado

a olvidarse, si y lo que decía alguna vez un profesor, ni la mejor de las mentes

puede superar a la peor de las tintas, si tu no escribes quedas condenado a perder, si

al igual las publicaciones que se puedan llegar a realizar con una programación, no

sé en un canal de televisión, bueno no se me ocurre más, pero ante todo son más

como las publicaciones en revistas renombradas o algo así se puede llegar como a

una divulgación bien, pero también, tal vez utilizaría los medios de comunicación

porque la gente del común no siempre tiene el hábito de leer (Sara, 2012)

Cada vez es más estándar, exigen eso, decir como bueno ¿Qué ha hecho el Profesor

en estos cinco años?, ¿Cuál es su producción científica?, entonces nos aboca a eso,

291

decir, si usted está estudiando la diversidad pues básicamente es ¿Qué tantas

especies ha escrito? ¿Qué tantos ecosistemas ha visitado? ¿Cuántas listas de

especies tiene de diferentes regiones? Y para hacerlo pues hay que aplicar las

técnicas estandarizadas (…) Eso me hace cuestionar ¿para qué?, entonces el ¿para

qué? es para llevarlo a la gente. (Profesor Mario, 2014).

Sin embargo, también plantea la importancia de emplear otro tipo de medios de

comunicación masiva que amplíen el círculo y se de una apropiación del conocimiento

sobre la biodiversidad por parte de la “gente del común”, en el que establece una clara

distinción entre el hombre ilustrado que hace parte de un selecto grupo y quien tiene la

posibilidad de decodificar los textos especializados, frente a una mayoría (la masa), que no

tiene un interés por la lectura. Así mismo, muestra una tensión entre la relación de la

cultura occidental, la producción del conocimiento científico y su comunicación a través

del texto escrito, y las culturas locales, sus saberes situados y sus tradiciones orales.

d) Desigualdad socio-histórica entre culturas

Los países desarrollados valoran la biodiversidad como un recurso para explotar y

mercantilizar la vida traspasando fronteras, que trasgreden los territorios e impactan las

mentalidades, desde un pensamiento eurocéntrico y anglosajón que deviene de la

colonización. Aspectos que se han extendido en el tiempo y profundizan los problemas

asociados con la pérdida de la biodiversidad, el aumento de la pobreza y la marginalización

de las culturas.

al igual, el día de mañana tú con plata no podrás comprar tu salud, porque, debido

a la contaminación que se haya creado debido a la industrialización, (…)pero hay

personas que tal vez no tienen ese nivel sin demeritar que ya tienen sus

conocimientos no tienen ese nivel educativo para decir no si, conservémoslo

cuando su familia o sus descendientes se están muriendo de hambre y no tienen

recursos económicos para alimentarse, entonces digamos que ese pensamiento el

europeo o el estadounidense que viene sobre las personas de bajos recursos,

siempre interviene en el pensamiento que tienen las personas (Sara, 2012)

De acuerdo con lo expresado por Sara se establece una relación entre conocimiento y

poder, que se ejemplifica desde el mundo occidental en su proyecto transnacional para

apropiar y dominar la biodiversidad, las poblaciones y las mentalidades de aquellos que

292

son más vulnerables aspecto que se remonta al periodo colonial, y opera con renovadas

formas de intervención (Osorio y Delgado, 2011). La apropiación de la biodiversidad por

empresas multinacionales de los países del norte, se acentúan según Sara ante la dificultad

de acceso a la educación de poblaciones marginales que resultan fácilmente manipulables,

frente a aquellos que cuentan con conocimientos especializados en el tema que reafirman

las diferencias y desigualdades entre conocimientos y culturas.

De otra parte, Sara reconoce que el país es pluriétnico y multicultural, es decir que

considera que además del conocimiento científico, existen otras culturas y formas de

conocimiento que también podrían ser consideradas en la enseñanza de las ciencias, a

propósito de sus formas de producción de significados y sus prácticas en favor de la

permanencia de la biodiversidad como en diferentes momentos lo ha enunciado.

la idea es reconocer que estamos en un país pluriétnico y multicultural, entonces

también podría ser implementada en otras regiones obviamente sin desmeritar a la

región que se llegue y sin imponer el conocimiento sino tratar de ver las diferente

cosmovisiones que hay a partir de un conocimiento en específico, si por ejemplo la

creación, o sea respetar las cosmovisiones que hay, tratar de ilar y ver que hay

diferentes partes de Colombia digamos en este caso, en donde se reconocen

diferentes cosmovisiones del mundo (Sara, 2012).

Desde el periodo colonial se han invisibilizado los derechos de los pueblos indígenas,

negando su espacio y sus epistemes, en las diferentes esferas de la sociedad colombiana

incluido el sector educativo y sólo hasta 1991 en la Carta Constitucional se reconoce a

Colombia como un país Plurietnico y multicultural; sin embargo, Sara propone incluir las

diferentes cosmovisiones sin imponer unas formas de conocimiento sobre otras, como un

nuevo espacio de construcción que posibilita entablar puentes entre conocimientos

(George, 2001; Molina y Mojica, 2013), reducir la brecha entre naturaleza y cultura, ;

brecha, que ha hecho parte de la historia social, y preserva la separación entre las llamadas

ciencias de la naturaleza y las ciencia sociales que sostienen una mirada fragmentada del

mundo.

4.2.8 Dimensión Política

Los aspectos políticos que están implicados en la diversidad cultural son expresados por

Sara a través de las diferencias y desigualdades entre economía y cultura, donde la

293

naturaleza, el conocimiento y poder buscan una homogenización a partir de la cultura

dominante en el marco de la globalización, sin considerar la diversidad del orden simbólico

y cultural que subyace en materia de “la política de la diferencia” (Leff, 2006, p.28).

Estas perspectivas retoman el despojo histórico de la naturaleza y la subordinación de las

culturas, así como, las resistencias frente a la homologación de valores y procesos

simbólicos, ecológicos, epistemológicos y políticos, en el marco de la modernidad, que ha

hecho de la biodiversidad un recurso para explotar y alterar los significados culturales,

acción justificada en la idea de progreso, que no considera la diversidad y la diferencia.

Ante la desigualdad también se señalan procesos de homogenización que se ejercen desde

las pruebas de estado en el caso del ámbito educativo, desconociendo las particularidades

de las regiones y las diferentes epistemes.

a) Tensión Local- Global

Se expresa una tensión local-global bajo formas renovadas de apropiación y subordinación

de la naturaleza que hunden sus raíces desde el periodo colonial y se actualizan con la idea

de desarrollo de los países del norte hacia los países del sur, al hacer de la biodiversidad un

recurso para explotar y mercantilizar y a su vez, hacer de la minería un eje de desarrollo

que impacta la conservación de la diversidad, aspectos que le llevan a evocar el caso del

páramo de Santurbán y los intereses de capital extranjero para la extracción de oro.

[…] hay como más diferencias, digamos que el pensamiento de los países

desarrollados es que como tal se de una producción, una economía y eso los lleva a

intervenir sobre los países subdesarrollados como lo es el caso de Colombia y los

puede llevar como a una explotación de recursos y el caso que más se ha

mencionado últimamente, es el del Páramo de Santurban, […] ese páramo como tal

contiene una riqueza hídrica y una riqueza de diversidad bastante grande, también

de abundancia y tal vez que la gente tenga ese pensamiento de cómo voy a tener

plata, entonces ya pueden intervenir (Sara, 2012)

Reconocer la diversidad con una perspectiva también de lo cultural, si logramos eso

en las próximas generaciones tendríamos personas defendiendo, respetando,

orgullosas de su identidad, de su territorio y ojala viviendo en otros modelos de

desarrollo, otros modelos económicos, de relación con el mundo (Profesor Mario,

2014).

294

De esta forma, se discute de una parte, una política de la conservación de la biodiversidad

y de otra, la distribución equitativa del acceso a los recursos, al poner un valor a la

naturaleza desde la externalidad; en cabeza de los países llamados desarrollados y

corporaciones multinacionales con una idea de mercado global que genera una tensión en

los contextos locales, donde la naturaleza opera bajo referentes simbólicos diferenciados

desde lo ético y lo estético como de la propia supervivencia.

Para Sara las formas de intervención de las empresas multinacionales, siempre se dan a

través de acuerdos que generan inequidad y pueden marginar las culturas locales y destruir

la biodiversidad, aspectos que encarnan un conflicto respecto a la visión de recurso para

dominar y explotar mediante la tecnología de una cultura dominante que busca imponer

sus intereses de mercado, de esta forma, manifiesta su postura como una defensa de la

biodiversidad y la resignificación de las relaciones entre culturas locales y naturaleza.

b) Diferencia cultural e inequidad

El pensamiento occidental dominante constituye un proyecto cultural de apropiación de la

naturaleza y de las mentalidades, con un pensamiento unitario y universal, para someter la

diversidad ontológica y epistémica a un pensamiento único, donde la biodiversidad se

encasilla a una idea de recurso y mercado en el mundo globalizado.

Digamos que ese pensamiento el europeo o el estadounidense que viene sobre las

personas de bajos recursos, y de bajo nivel educativo eh siempre interviene en el

pensamiento que tienen las personas […] para que hagan parte de estas empresas de

extracción (Sara, 2012)

Para mí los países más ricos en diversidad son los más ricos del planeta, aunque el

modelo diga lo contrario (Profesor Mario, 2014)

La irrupción de una cultura hegemónica de los países “desarrollados” en los países

llamados en vías de desarrollo , se constituye en un ejercicio de poder, que según Sara se

aprovecha de las limitaciones que pueden presentarse a nivel socioeconómico y educativo

por parte de las poblaciones marginadas históricamente y que las hace vulnerables. En tal

sentido, se plantea un conflicto respecto a las formas de valorar la naturaleza por el

mercado, el empobrecimiento de las poblaciones, la inequidad y alteración de los símbolos

culturales, ante lo cual, plantea su postura crítica de tal situación que se ha gestado desde

el periodo colonial y sigue perpetuándose en la actualidad. Así para Sara, en su rol de

295

maestra en formación inicial, la educación se constituye en una vía para conocer y

defender la biodiversidad y los valores culturales.

4.3 SINTESIS DE LA CONCEPCION DE BIODIVERSIDAD DE SARA COMO

FUTURA MAESTRA DE BIOLOGIA

La Concepción de Biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza (Ulloa, 2011), toma

como punto de partida la forma de nombrar y significar la diversidad de la vida desde el

lugar de enunciación de Sara como docente en formación inicial de licenciatura en

Biología. Al caracterizar su concepción de biodiversidad desde la perspectiva de la

diversidad cultural, se incluye la consideración del contexto cultural; la cultura entendida

como tramas de significado que se tejen entre los sujetos y con el mundo, (Geertz, 2005); y

lo cultural como recurso heurístico para hablar de las diferencias, los contrastes y

comparaciones (García Canclini, 2004).

Sara concibe la biodiversidad como todas las manifestaciones de lo vivo que incluyen las

diferentes escalas de organización del mundo viviente e incluye al ser humano como parte

integral en la trama de la vida, desde una perspectiva evolutiva, que vincula la idea de

cambio y diversificación de lo vivo, y permite desde el mundo racional científico dar

cuenta del fenómeno de la biodiversidad. Sin embargo, también emerge una visión que

vincula la naturaleza y lo humano junto con un valor espiritual como relación ontológica-

epistémica y cultural que comprende la coexistencia de los saberes locales (de su acervo

cultural campesino) y el conocimiento biológico occidental.

Lo anterior muestra en parte el mestizaje que recorre la historia latinoamericana desde los

procesos de colonización, referentes de la hibridez de las culturas (García, 2004) que se

aprecian en el pensamiento de Sara, quien influenciada por su ascendencia campesina

muestra la prevalencia de ciertos saberes y prácticas en relación con la naturaleza, sin que

éstos representen mayores conflictos, con su formación académica, dado que en sus

relatos cada forma de conocimiento responde a un contexto particular dentro de los cuales

se moviliza y desenvuelve (Contexto cotidiano familiar y contexto académico-escolar),

perspectivas que confluyen en su idea de cuidado y conservación que muestran su postura

ética y política frente a la defensa de la biodiversidad local.

296

Figura 7. Concepciones de biodiversidad de Sara.

La idea de cuidado ha formado parte de su tradición familiar y acervo cultural, la cual ha

dotado de significado acompañada de unas prácticas como lo explicita a lo largo de los

diferentes diálogos, en las cuales, logra articularla con la idea de la interrelación del mundo

viviente desde perspectivas evolutivas que muestran en la filogenia un vínculo que se

explica desde lo evolutivo y que también le llevan a dimensionar la fragilidad de la vida;

razón por la cual, señala al humano como parte integral de la trama de la vida promovida

por una idea de igualdad, que le permiten oponerse a toda idea de superioridad y revalidar

el vínculo con lo vivo desde una postura que ha configurado en su formación como futura

licenciada de biología y que busca llevarla consigo en su ejercicio docente.

La concepción de la variabilidad-relaciones de lo vivo, le llevan a reflexionar sobre su

visión de mundo y la relevancia que representa la diversidad biológica que detenta el país y

que aún se desconoce desde los sistemas taxonómicos (Wilson, 2006; Andrade, 2011).

Además de las formas de valorar la vida, aludiendo a las diferentes relaciones que se tejen

con lo vivo en su tránsito académico y su contexto cotidiano que le permiten ensamblar

una forma de concebir la biodiversidad como creatividad de la naturaleza que no se debe

reducir a una idea de “recurso” o de “servicio” como se enuncia por parte de las grandes

297

organizaciones del mundo, sino que debe considerarse su existencia plena a través del

tiempo y del espacio.

Desde mi punto de vista no debería verse como un servicio que presta, porque la

diversidad está ahí para existir y nosotros coexistir con ella. (Sara, 2012)

Así mismo, Sara reconoce la relevancia de la diversidad cultural, que puede encontrar en

el aula, en este sentido, si bien le da un mayor énfasis a las formas de conocer y nombrar la

biodiversidad por occidente desde el conocimiento científico, también estima relevante

poder indagar y tomar como punto de partida las ideas y saberes de los niños y niñas en el

aula de clase a quienes reconoce como sujetos de saber, ante lo cual expresa la necesidad

de contar con una mayor preparación en la formación como futura licenciada para poder

afrontar pedagógicamente dicha diversidad.

“de la universidad, es un conocimiento que toca retomar, con lo que uno sabe antes

de ingresar a la universidad ¿sí? Y Con lo que los chicos saben, es la reunión de

todo, de un todo valorando lo que yo sabía antes, lo que sé ahora, lo que los chicos

saben ¿sí? es el complemento de todo” (Sara, 2013).

Lo anterior, destaca su interés para aportar a la enseñanza de la biodiversidad en

Colombia, al tomar en consideración el valor en sí mismo de la diversidad de la vida y su

cuidado, no solo desde referentes teórico-conceptuales científicos, sino desde dimensiones

éticas que pueden a través de la educación posibilitar su conocimiento y cuidado, de

acuerdo con los contextos y realidades en las que se desenvuelven los niños, niñas y

jóvenes como pueden ser los centros urbanos o los escenarios rurales, a través del

establecimiento de posibles puentes entre conocimientos, donde hace explicita su postura

por la defensa y cuidado de la vida, que a la vez, genera tensiones y choque de

significados en las fronteras entre el mundo global y el contexto local.

4.4 LO CULTURAL: CHOQUES, NEGOCIACIONES E HIBRIDECES

Los diferentes diálogos adelantados con Sara, respecto a sus orígenes culturales y la

procedencia de su familia de origen campesino de los municipios de Choachí y Caqueza

cercanos a Bogotá y pertenecientes al altiplano cundiboyacense, así como el

mantenimiento de ciertas prácticas culturales, moviliza un rastreo histórico que destaca la

298

hibridez cultural producto del mestizaje desde el periodo colonial (Lobo Guerrero y

Gaitan, 2008, p. 213) en el encuentro entre el mundo hispano y el mundo indígena que

implicó procesos de transformación de prácticas culturales de los muiscas (Henrik

Langebaek, 2005) y los potenciales focos de resistencia, de ciertos saberes y prácticas que

aún se mantienen y dinamizan en lo relativo al conocimiento y uso de plantas medicinales

y el cuidado de la vida desde la experiencia cotidiana, donde el vínculo entre lo humano-lo

natural y el valor espiritual que circula en el contexto familiar, pondera la vida como algo

sagrado razón por la cual debe respetarse.

En el caso particular de su experiencia con las plantas deja entrever un reconocimiento de

otra forma de vida, con la que establece una comunicación y un entendimiento que se

manifiesta en su experiencia social con la naturaleza y el correspondiente comportamiento

de las plantas (Correa Rubio, 2004, p. 121). En esta relación, la naturaleza no es un

objeto, sino que se constituye en un sujeto con el que se dialoga y se expresan sentimientos

como una convivencia en una situación de mutua influencia (Lenkersdorf, 2011, p.315),

experiencia que atribuye como similar a lo experimentado por los pueblos indígenas en

tanto, encuentra que lo espiritual puede ser un punto de convergencia que estrecha el

vínculo entre la naturaleza y lo humano.

Esta perspectiva contrasta con la formación académica que ha recibido, en donde el

conocimiento científico disciplinar biológico es el fundamento para dar cuenta del origen y

la diversificación de la vida, como forma de explicar el mundo, de manera que aparecen

dos contextos el académico escolar y el cotidiano familiar que en su discurso se aprecian

por momentos como escindidos, pero que encarnan su ser y su hacer. Situación que puede

estar relacionada con los estudios de Quintriqueo y McGinity, (2009) sobre las

implicaciones de un modelo curricular monocultural, en el que se ha estructurado la

educación Latinoamericana en particular en Chile, con una carga y valores culturales

occidentales, en la cual, la ciencia escolar adquiere un lugar preponderante que oscurece

otras formas de conocimiento, al igual que lo expresado por McKinley (2008) al indicar

que los currículos y textos escolares traen consigo procesos de colonización que deben ser

clarificados, los cuales pueden estar incorporándose de manera acrítica en los países del

sur (Medina-Jerez, 2008), como lo anotan Molina y Mojica (2013), se requiere deconstruir

una perspectiva asimilacionista y orientar procesos de enseñanza que tengan en cuenta el

establecimiento de puentes entre conocimientos.

299

Desde esta perspectiva, lo cultural en términos adjetivos (García, 2004), posibilita apreciar

las visiones de mundo que pueden coexistir en los sujetos “Así, la tensión entre lo propio y

lo ajeno, no lo propio y aislado, configura las escenas de identificación y actuación” (p.49).

De esta forma, la diversidad cultural, puede representar múltiples formas de interacción

dado que de una parte, permite reconocer en su acervo cultural los orígenes de ciertas

prácticas culturales que se han dinamizado inter-generacionalmente y que perduran en el

seno de su familia, así como la influencia del conocimiento occidental que se ha forjado

desde sus padres y en especial por la educación escolar de influencia occidental en la que

ha transcurrido su vida que permiten apreciar posibles hibrideces negociar significados, así

como, establecer contrastes desde las diferencias. (ver anexo No.4)

En este proceso, es posible advertir la experiencia en las matrices culturales en las que se

ha movilizado Sara, donde lo occidental se ha constituido en pilar de su formación

académica sin que sea algo definitivo o absoluto, puesto que también plantea aperturas a

otras formas de conocimiento y prácticas, al tomar en consideración su ascendencia

campesina que muestran las confrontaciones y negociación de significados que

complejizan y dinamizan sus formas de concebir el mundo.

En tal sentido, se propone presentar “lo cultural” desde las diferentes dimensiones que

emergieron en el abordaje de las concepciones de biodiversidad, como expresión de la

diversidad y los matices de lo intercultural que emergen en la presente investigación y que

posibilita comprender aquellos intercambios y reconocer como señala García (2004), “los

núcleos o estructuras inconmensurables, no reducibles a configuraciones interculturales sin

amenazar la continuidad de los grupos que se identifican con ellos” (p.55). Aspectos que

plantean puntos de convergencia, posibles hibrideces y diferencias que forman parte de su

pensamiento.

La complejidad de las dimensiones que emergen en la configuración de la concepción de

biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza, permite apreciar que lo ético se

constituyen en el núcleo fuerte de su concepción, al hacer visible la relevancia que

representa la vida y su cuidado desde su valor intrínseco y espiritual, sobre lo cual defiende

su postura y se apoya tanto desde los referentes occidentales para argumentar su postura

biocéntrica, como desde los saberes y prácticas ancestrales que forman parte de su acervo

cultural y toman forma en las demás dimensiones.

300

La dimensión política permite reconocer su postura crítica y de defensa de la

biodiversidad en la que el ser humano es una pieza más en la trama de la vida, en oposición

a lo pautado por la modernidad desde la época de la colonia, al confrontar la idea de

superioridad del “hombre” sobre la naturaleza, y la categoría de “recurso” que ha

legitimado un régimen de explotación y mercantilización sostenido. De esta forma, la

dimensión política se encuentra articulada con la dimensión ética, donde el ser humano no

es exterior a la diversidad de la vida y cuenta con un alto compromiso en su cuidado y

conservación, de igual forma, se visibiliza la situación de desigualdad que se preserva

desde las políticas públicas educativas, asociadas con las pruebas de estado, al valorar una

forma de conocimiento sobre otras y estratificar bajo criterios de calidad el campo de la

educación, sin considerar la diversidad cultural y las diferencias.

En tanto, la dimensión educativa permite apreciar distinciones entre el proceso de

escolarización (formación académica) y la educación en las tradiciones de su familia y

advertir que en su experiencia, hace uso de los conocimientos y prácticas de acuerdo con

los contextos en los que se encuentre, sin que ello represente mayores conflictos como una

co-existencia de mundos y racionalidades. Sin embargo, desde su rol de futura maestra,

comprende que el encontrase con un aula diversa culturalmente representa un desafío en el

cual es necesario no solo enseñar el conocimiento científico escolar, sino reconocer los

saberes de los niños, niñas y jóvenes y establecer puentes entre conocimientos en cuyo

trasfondo aparece un reconocimiento de la diferencia (Leff, 2014), en la que el maestro se

constituye en un mediador, que requiere de recursos pedagógicos y didácticos para tal

propósito, situación que muestra un posible tránsito o giro entre lo multicultural y lo

intercultural.

Sara manifiesta en su experiencia de vida cómo la matriz cultural occidental en la que se ha

formado junto con la prevalencia de tradiciones campesinas son expresión de la hibridez

cultural que emerge en las dimensiones ontológica, epistémica, cultural, biocultural, e

histórica, en las cuales es posible considerar diferencias inasimilables (García, 2004),

choques de significados, así como el establecimiento de puentes (Molina y Mojica, 2013) e

interfaces que muestran en sus narraciones los intercambios, contrastes y confrontaciones,

como acontecimientos y condiciones de posibilidad que problematizan la relación con la

diversidad de la vida al hacer parte de la complejidad de su pensamiento y que permiten

desde la perspectiva de la diversidad cultural, comprender la historia y el peso de los

contextos culturales en los cuales se ha movilizado como formas de concebir el mundo, lo

301

cual es importante de ser considerado en la enseñanza de las ciencias y la formación de

futuros licenciados en biología.

4.5 DIALOGO CON OTRAS INVESTIGACIONES

En el presente capitulo, fue abordada la concepción de biodiversidad desde la perspectiva

de la diversidad cultural en las narrativas con Sara (Bruner, 1990) en las que se expresa la

complejidad de su pensamiento a través de las dimensiones que emergen en el proceso de

análisis y de interpretación, las cuales, muestran la hibridez cultural como concreción del

mestizaje que deviene del periodo colonial, aunque con un mayor énfasis de lo que ha sido

la cultura occidental dominante inserta en los procesos educativos y los medios de

comunicación que han hecho parte de su proceso de formación, así como el

reconocimiento de las prácticas y saberes que forman parte de su acervo cultural y su

ascendencia campesina que subraya la existencia de diferentes formas de concebir y

valorar la relación con la biodiversidad que plantean tensiones, intercambios y cruces de

fronteras entre conocimientos (García, 2004), al dar matices a su forma de concebir el

mundo y de comprender las realidades que se erigen desde un etnocentrismo

epistemológico que se lleva a la acción en el contexto académico y un movimiento hacia

un pluralismo epistemológico que plantea “una demarcación del conocimiento científico

sin que se discriminen otras formas de conocimiento” (El-Hani y Mortimer, 2007, p.664).

Las narrativas de Sara como profesora en formación inicial de la licenciatura en biología

fueron interpretadas junto con la incorporación de otras voces como la del profesor Mario

quien ha participado en la formación académica en el área de la biodiversidad de futuros

licenciados en Biología tanto en Bogotá como en contextos regionales como la Chorrera-

Amazonas, quien en su experiencia profesional como biólogo y educador de educadores,

permite ampliar y contrastar la concepción de mundo que emerge en los diferentes

diálogos con Sara, además de la discusión con otros autores respecto al abordaje de las

concepciones de biodiversidad, así como las concepciones de los profesores de ciencias

sobre el fenómeno de la diversidad cultural, que permiten comprender la “Variabilidad-

relaciones de lo vivo” como forma de concebir la biodiversidad.

• De las concepciones de diversidad cultural y sus implicaciones en la enseñanza de

las ciencias

302

En cuanto a las dimensiones que emergen en la investigación sobre las concepciones de

biodiversidad desde la perspectiva de la diversidad cultural, se encuentra que es posible

entrar en discusión con el trabajo “Concepciones de los profesores de ciencia sobre el

fenómeno de la diversidad cultural” elaborado por Molina et al (2014), en el cual, se

indagan las concepciones de diversidad cultural en profesores de ciencias y se estructura

sobre cuatro dimensiones como son la epistemológica, educativa, política e histórica. En

este sentido, se presentan puntos de convergencia y posibles diferencias de acuerdo con los

hallazgos de las investigaciones en referencia.

En relación con la Dimensión epistémica, se encuentran algunas coincidencias como lo

señalado por Molina et al., (2014), en cuanto que “la validez de los conocimientos es

relativa a los contextos específicos” (p.149), en esta misma vía Sara expresa que “las

comunidades indígenas y en el amazonas, ellos tienen…, o sea su concomimiento es

totalmente valido, es misión de nosotros como maestros, llegar a reconocer el

conocimiento de los más pequeños y decir sí ese conocimiento que usted tiene es válido”.

De esta forma, se reconoce una relación entre los conocimientos y los contextos culturales,

como epistemes alternas que forman parte de las diferencias entre el conocimiento,

ancestral o local y el conocimiento científico escolar. De igual forma, así se señala en el

trabajo de Molina et al., (2014) que la cultura de cada sujeto implica conocimientos

diversos que deben ser considerados, para que el estudiante aprenda el conocimiento

convencional.

Sara, desde su rol de maestra en formación, observa en el conocimiento científico un

recurso para definir y explicar la biodiversidad que puede ser adecuado en el contexto

escolar, lo cual, está en relación con lo expuesto por Hills (1989) quien encuentra que los

profesores dan mayor importancia a la explicación de conceptos científicos. Sin embargo,

Sara reconoce otras formas de conocimiento como los mitos de pueblos milenarios o las

ideas de los estudiantes que pueden ser consideradas en la enseñanza de las ciencias, como

una perspectiva pedagógica plural que da apertura a otras formas de concebir el mundo,

aspecto que contrasta con lo hallado por Molina et al. (2014) al señalar que “la postura de

una maestra no supera el etnocentrismo epistemológico, aunque adopta una posición de

respeto por las ideas de los estudiantes” (p. 142), perspectiva, que difícilmente logra

descentrarse del conocimiento científico para explicar el mundo, al ser la base de la

formación de dicha maestra en ejercicio.

303

De igual forma, se enfatiza en la narrativa de Sara las distinciones entre conocimientos y

formas de explicar determinados fenómenos como anota: “es algo que no necesitamos de

una explicación científica para decir, hay algo ahí que hace que esa planta se ponga

bonita”; aspecto que contrasta con lo señalado anteriormente, cuando acude a otra forma

de conocimiento y explicación en el contexto cotidiano, situación que recuerda lo

expresado por George (2001) al indicar que aprender ciencias en la escuela implica para

algunos estudiantes cruzar las fronteras entre el contexto cultural de su hogar, la familia y

la comunidad y el contexto cultural de la ciencia occidental. De esta forma, se presenta

una movilidad y cruce de fronteras por parte de Sara entre el contexto académico

institucional y el contexto cotidiano y familiar, acorde con los contextos de uso.

Sara reconoce la importancia de los conocimientos empíricos tanto para la enseñanza de

las ciencias en las que detalla aspectos de la observación de plantas y otros organismos con

criterios clasificatorios, como en la experiencia cotidiana que se asocia con la tradición

acerca del conocimiento y uso de plantas medicinales “mis abuelos vivieron en el campo,

entonces ellos utilizaban como más ese tipo de plantas para curar algunas dolencias”, estos

conocimientos y prácticas se relacionan con lo encontrado por Molina et al., (2014) en las

narraciones de maestros de ciencias que explicitan “Las observaciones empíricas son

válidas para el conocimiento científico y tradicional porque se fundamentan en la

experiencia y los hacen creíbles” (p. 66). De manera, que la experiencia que se ha

movilizado tanto en el contexto educativo escolar y el contexto cotidiano, señalan prácticas

y formas de conocimiento que han formado parte en su concepción de mundo en donde

aparece un énfasis del conocimiento científico como la emergencia del conocimiento

cotidiano, familiar y tradicional, que da apertura de un etnocentrismo epistemológico hacia

un pluralismo epistémico.

En cuanto a la dimensión histórica, emergen dos perspectivas, la primera corresponde a

los relatos de “hombres de ciencia” y la constitución del conocimiento científico, con un

claro impacto en la sociedad frente a la forma de concebir el mundo; y la segunda, expresa

en la desigualdad un problema de fondo que ha hecho parte del acontecer histórico de la

nación. En relación con la primera perspectiva, Molina et al (2014) anota: “el desarrollo

histórico de la ciencia y su relación con la sociedad, muestra que la aplicación de la

ciencia influye en el entorno y cotidianidad de los sujetos” (p. 134), para referirse a la

orientación que da el profesor a la clase de ciencias desde el desarrollo histórico y su

articulación con el contexto social. Frente a la segunda perspectiva, Molina, et al., (2014)

304

destaca en sus resultados que la mayoría de maestros coinciden en señalar “la existencia de

la desigualdad y discriminación y su impacto en la enseñanza de las ciencias”, (p.151). Lo

anterior, en parte, por la organización de currículos centrados en modelos monoculturales

como también lo advierten Quintriqueo y McGinity, (2009), y en este mismo sentido, Sara

reconoce que en un país plurietnico y multicultural, aparte del conocimiento científico,

existen otras culturas y formas de conocimiento que podrían ser consideradas en la

enseñanza. De esta forma, Mckinley, (2008) y Molina et al., (2013) proponen el abordaje

de una visión crítica de la ciencia que discuta la perspectiva asimilacionista y las relaciones

de poder que subyacen para avanzar en el reconocimiento del otro en la enseñanza de las

ciencias.

En relación con la dimensión educativa, los resultados y análisis de Molina et al (2014),

destacan que las “valoraciones sobre lo cognitivo, el conocimiento escolar y el aprendizaje,

son considerados desde una perspectiva sociocultural por la importancia dada a los

contextos culturales y a las acciones educativas” (p.150), como lo expresan la mayoría de

profesores que participaron en el estudio. A este respecto, se encuentran puntos de

convergencia en Sara quien considera en cuanto a lo cognitivo, que los conocimientos de

los estudiantes catalogados por ella como “ideas previas”, han sido configurados en los

contextos culturales y la información proporcionada por los medios de comunicación, los

cuales deben ser tratados en el aula de clase, al ser parte de su aprendizaje y de su historia.

De igual forma, se plantea la emergencia del maestro como mediador entre los

conocimientos culturales y la educación en ciencias (Molina, et al, 2014; Mckinley et al.,

2012). Así destaca Molina et al (2014) que en relación con la enseñanza los profesores del

estudio “coinciden en que se debe establecer puentes entre conocimientos científicos

escolares y tradicionales” (p.150). Aspecto que también ha sido examinado por George

(2001), al referirse a la metáfora de puente, para indicar el mecanismo por el cual este

cruce de ida y vuelta, podría tener lugar. En esta misma perspectiva Sara considera que

tanto las formas de conocimiento occidental y ancestral, pueden ser involucrados en el aula

de clase; el profesor y profesora valiéndose de la experiencia en su formación académica, y

al hacer uso de estrategias y herramientas pueden facilitar la articulación de estos

conocimientos. Así mismo, Sara reconoce que existen aprendizajes situados en contextos

culturales, como es el caso de las plantas medicinales y su uso a través de la tradición

ancestral indígena y campesina, los cuales deben ser valorados por el profesor.

305

En cuanto a la Dimensión Política, Molina et al., (2014), encuentra que frente a las

políticas públicas educativas se develan “posturas críticas debido a que éstas se

contraponen al reconocimiento del otro, pero de otra parte, deben aplicarse para disminuir

las desigualdades de las ofertas educativas” (p. 152). Al respecto, Sara fija su postura

crítica respecto a las pruebas de estado dado que no pueden determinar el conocimiento

que ha configurado un niño en su experiencia escolar y su subjetividad, pues dado el

carácter masivo y homogéneo de las pruebas, sólo permite establecer comparaciones y

contrastes, ante lo cual, Molina et al., (2014), se pregunta sobre la constitución de la

identidad del otro en el campo educativo, como también lo contemplan Quintriqueo y

McGinity (2009), en su investigación.

De otra parte, Molina et al (2014) destaca en sus resultados y análisis “las tensiones

originadas por perspectivas universalistas y occidentalizadas y la globalización en la

educación planteada por los profesores”, que confrontan la diversidad de epistemes

alternas con riesgo de erosionar conocimientos ancestrales (Quintriqueo y McGinity,

2009; González y Contreras, 2013), aspectos que son considerados por Sara, aunque los

lleva a un plano que involucra aspectos políticos asociados con la diversidad cultural a

través de las diferencias y desigualdades entre economía y cultura, donde la naturaleza, el

conocimiento y poder, forman parte de una matriz cultural occidental hegemónica que

bajo renovadas formas y la sofisticación tecno científica han impactado las relaciones entre

cultura y naturaleza y profundizado la homogenización del pensamiento frente a la forma

de intervenir en la biodiversidad, aspecto que trasciende lo educativo para advertir la

irrupción de un modelo cultural, político y económico-capitalista que mantiene procesos de

desigualdad social y reproduce relaciones de poder, que van en contravía de la

diversificación y cuidado de la vida.

• De las concepciones de biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza desde la

diversidad cultural.

En años recientes se observa un importante desarrollo de investigaciones sobre

concepciones de biodiversidad en estudiantes, docentes en formación y personas del

común, a raíz de lo promulgado desde la Convención de Diversidad Biológica (CDB) en

1992 y que ha movilizado el interés por reconocer la producción de significados y el

abordaje a nivel educativo primordialmente en el mundo occidental. En tal sentido, la

mayoría de trabajos toman en consideración el llamado de la CDB, en relación con la

306

generación de estrategias para su preservación y conservación, en especial en lo atinente al

artículo 13, denominado educación y conciencia pública (Pérez, 2013), de igual forma

acogen la definición propuesta por la CDB (Ballouard, et al., 2011; Bizerril, et al., 2007;

Bizerril, 2004; Buijs, et al, 2008; Kelemen, et al., 2011; Kilinc, et al, 2013; Lindemann y

Hyseni, 2009; Hyseni, 2008; Lindemann, 2009; Moore, et al., 2009; Ozaoy, 2010;

Schwarz, et al., 2012; Urones, et al., 2010; Yorek, et al., 2008).

De acuerdo con lo anterior, durante los diálogos con Sara, se pudo establecer que ella

propone “La variabilidad-relaciones de lo vivo” como su forma de nombrar la

biodiversidad al concebirla como: “Variabilidad y relaciones entre especies, relaciones

entre las especies y el ecosistema, relaciones entre los genes y las especies; podría ser

desde esa palabra de relaciones como tal”, la cual, tiene una alta aproximación con lo

propuesto por la CDB, al plantear la variabilidad de la vida en las diferentes escalas de la

organización biológica, además de involucrar las relaciones que se entretejen entre éstas,

en cuyo trasfondo se vinculan procesos ecológicos y evolutivos como lo expresa en

diferentes momentos de sus narraciones, lo cual, aspecto que obedece a la formación

recibida como también lo enfatiza el profesor Mario al mostrar desde su experiencia

docente la fundamentación teórica a nivel evolutivo, taxonómico y ecológico para

comprender la complejidad de la biodiversidad desde el conocimiento científico, en

correspondencia con lo propuesto por Bermúdez y De Longhi (2013), para su enseñanza.

El orden natural comprende una construcción social del conocimiento que deviene de la

Historia Natural y se expone desde referentes taxonómicos y clasificatorios que se

enseñan a los docentes en formación para ser replicados en su práctica docente, por lo cual

se estima necesaria su comprensión para que contribuya a la enseñanza de las ciencias y en

este caso de la biodiversidad. Aspecto que se transmite en los diferentes países

occidentales y occidentalizados como se encuentra en Benkowitz y Kohler, 2010; Urones,

Vacas, y Sánchez, 2007; Lindemann, 2006; Randler, 2008; Scott et al., 2011; Fen Yen;

Wei Yao y Chih chiu, 2004; Yorek, et al., 2008, Bizerril, et al., 2007). De modo, que se

experimenta el mundo, desde la instauración de un orden natural que se universaliza a

través de currículos fundados en un modelo monocultural, donde se espera no solo dotar

de significado al término de referencia, sino reproducir unas prácticas en la enseñanza,

que posibiliten perpetuar un modelo de naturaleza y de biodiversidad. Ante lo cual, Sara

expresa su postura respecto al empleo de herbarios “si hay la intención de conocer, pero

como tal tu no propones cuando haces un herbario, tal vez un orden de clasificar, pero no

307

de clasificar no porque al igual ya está clasificado”, con lo cual toma distancia de esta

práctica y enfoque.

De otra parte, se reconoce en la separación del ser humano de la naturaleza una dualidad

que forma parte del proyecto de la modernidad como modelo eurocéntrico de la sociedad

capitalista, urbano-industrial (Dussel, 1994) sustentado en un engranaje entre ciencia y

progreso; y solo en años recientes se empieza a reflexionar cómo esta ruptura ontológica y

epistémica, que se materializa en la llamada crisis de la biodiversidad (Leff, 2006),

empieza a plantear una necesaria reflexión y un llamado a la reconexión entre el humano y

la naturaleza desde el mundo occidental (Lindemann‐Matthies et al., 2011; Lindemann y

Bose, 2008; Shwarz et al., 2007), ante lo cual, Sara enfatiza que el ser humano forma parte

de la biodiversidad y es biodiversidad. Por tanto, se estima desde el contexto educativo

occidental que la enseñanza de la biodiversidad debe empezar a contemplar la promoción

y desarrollo de experiencias prácticas como salidas de campo para posibilitar un mayor

conocimiento de las especies y ecosistemas locales, dado que el desconocimiento por parte

de niños, niñas, jóvenes y comunidad en general poco contribuye en su conservación,

perspectiva que es compartida por Sara, quien estima necesario el desarrollo de este tipo

experiencias no solo para su conocimiento sino en su valoración y cuidado.

Otro aspecto que expresa la problematización de las relaciones entre el ser humano y la

biodiversidad, comprende la distinción entre los contextos urbanos y rurales, donde lo

urbano implica la transformación de relaciones y el distanciamiento con el medio natural,

con un importante incremento en la concentración de población desde la llamada

revolución industrial hasta la actualidad. En este sentido, se destaca que la enseñanza de

la biodiversidad debe tener en cuenta los contextos y realidades de las personas, de acuerdo

con lo enunciado por Sara al indicar que: “a nivel citadino siempre se lleva al niño a

conservar que porque es importante, para la plantica para nosotros mismos, pero digamos

que en el campo la situación, puede variar en la medida en que también se puede ver como

un recurso alimenticio”. Aspecto en el que convergen en parte los resultados de Medina-

Jerez, (2008), al encontrar que el discurso de los estudiantes citadinos está más

influenciado por el discurso de la ciencia occidental moderna, mientras que los estudiantes

de zonas rurales están más preocupados por problemas ambientales. Al igual que Orr,

(2004), relaciona los procesos de urbanización con la pérdida de conocimiento del lugar,

los valores y prácticas para vivir de forma sustentable, lo que se constituye en una clara

expresión del proyecto de la modernidad que deslocaliza, y hegemoniza una forma de ver

308

el mundo, sustentado en la idea de progreso, que promueve una ruptura entre el ser

humano y la naturaleza.

El abordaje de las concepciones de biodiversidad, plantea un reto a nivel de la formación

de profesores, en el que autores como Lindemann et al., (2011), proponen que los

programas de formación pueden lograr mayor eficacia en la educación en biodiversidad si

logran alcanzar un equilibrio entre el conocimiento disciplinar biológico, el conocimiento

pedagógico y las prácticas que favorecen procesos de innovación además de incidir

favorablemente en su enseñanza, después de realizar un estudio comparado en 4 países

europeos, en la lógica de relacionar teoría-prácticas y contexto. Por su parte, Bermúdez y

De Longhi, (2013) coinciden en que “el abordaje didáctico de la biodiversidad exige la

revisión disciplinar, una adecuada transposición y la elección de un enfoque que le otorgue

a la propuesta de enseñanza un sentido ecológico y social” (p, 148). Sin embargo, lo

expresado en los diálogos por Sara plantea la necesidad de considerar los contextos

culturales, los saberes locales y el establecimiento de puentes entre conocimientos(George,

2001; Molina y Mojica, 2013) como un cruce de fronteras, entre los mundos personales y

los mundos de la ciencia, que posibilita el reconocimiento de la diversidad de epistemes y

realidades para favorecer la enseñanza sin subordinaciones ni inferiorizaciones, en favor de

la diversidad biológica y cultural que revalorice y resignifique el cuidado de la vida.

309

5 CONCLUSIONES

5.1 INTRODUCCIÓN

Este capítulo presenta una reflexión del proceso adelantado en el desarrollo de la

investigación, para lo cual, se retoman las concepciones de biodiversidad como nuevo

énfasis de la naturaleza de los docentes en formación inicial de la Licenciatura en Biología

de la etnia Uitoto-Muruy de la Chorrera-Amazonas y de la estudiante de Bogotá. El

propósito es establecer un panorama general que comprende la configuración de las

concepciones desde una mirada de las culturas Uitoto y occidentalizada (mestiza) y sus

relaciones con el conocimiento científico escolarizado. Para ello, se retoman los hallazgos

de la investigación, además de reconocer los conocimientos y prácticas asociadas con la

biodiversidad, fundamentadas en las narraciones y explicaciones aportadas por los

docentes en formación que participaron en la investigación, quienes muestran una visión

compleja de las concepciones, en las cuales, emergen dimensiones de lo ontológico, lo

epistemológico, lo ético, lo educativo, lo cultural, lo biocultural, lo histórico y lo político,

que expresan las múltiples relaciones que se entretejen y posibilitan una mirada de la

cultura y lo cultural como pilares de la experiencia y de una relación activa con la vida en

sus diversas manifestaciones y la reflexión frente a relaciones desiguales y jerárquicas que

se reproducen en el contexto educativo.

En este trabajo es importante considerar que la configuración de las concepciones obedece

a procesos históricos y culturales, como formas particulares de comprender el mundo. En

tal sentido, se constituyen en referentes de las formas de conocer y relacionarse con la

naturaleza sustentadas en los mitos de origen y la construcción de marcos explicativos,

para dar cuenta de las realidades y los interrogantes acerca del origen de la vida, de su

diversidad y de lo humano, cuyo horizonte es posible de ser abordado desde el enfoque

semiótico de la cultura (Geertz, 2005). Así mismo, el tratamiento de las concepciones de

biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza desde los contextos culturales de la

Chorrera-Amazonas y Bogotá, en la interpretación de los dos casos, evidencia la validez

del enfoque adjetivo de la cultura (García Canclini, 2004). De esta manera, es posible

manifestar que los saberes tradicionales y ancestrales que forman parte de nuestras

culturas, tienen un trasfondo ontológico, epistémico, ético y biocultural (como fueron

310

tratados en los capítulos 3 y 4), que permiten reconocer las diferencias culturales y también

los intercambios y choques de significados desde el acontecer histórico, político y

educativo, al visibilizar tensiones y posibles hibrideces, los cuales, necesitan ser abordados

no como un obstáculo, sino como potencialidad en la enseñanza de las ciencias y en la

formación de profesores, en un país que se ha proclamado desde la Carta Constitucional de

1991, como pluri-étnico y multicultural y como uno de los más biodiversos del planeta.

Reflexiones iniciales.

El problema de investigación formulado, es un tema reciente en el campo de la enseñanza

de las ciencias y la formación de profesores sobre las concepciones de Biodiversidad; por

lo tanto, es necesario considerar que lo analizado desde la perspectiva cultural hace parte

de esta novedad. De igual forma, Cabe destacar que esta investigación se constituye en un

trabajo pionero para el campo educativo en su abordaje del contexto cultural Uitoto, dado

que la mayoría de estudios relacionados con la cultura Uitoto son de corte antropológico.

En tal sentido, la revisión documental, desde diferentes fuentes (en un diálogo y debate

crítico con ellas), configuran un espacio teórico-conceptual que muestra un panorama para

la comprensión e interpretación de las concepciones de biodiversidad de profesores en

formación inicial de biología, de dos contextos culturalmente diferenciados.

Estas reflexiones se abordan desde los hallazgos del trabajo y su relación con una mirada

crítica a las hegemonías que devienen del periodo colonial. Así mismo, se muestran las

posibles relaciones de acuerdo con lo hallado y sus implicaciones en la formación de

profesores de ciencias.

Lo hallado

El futuro profesor de ciencias tiene un papel fundamental como trabajador de la cultura y

agente de transformación social que opera en un campo de tensiones frente a determinantes

sociales. En tal sentido, el proyecto cultural occidental moderno y la estructura social sobre

la que se edifica, afecta las formas de concebir el mundo y las prácticas educativas que

inciden a futuro en las generaciones de niños(as) y jóvenes que hacen parte de este

proceso. De acuerdo con lo hallado, se observa que desde el periodo colonial se instaura un

modelo cultural fundado en la idea de una racionalidad, civilidad y progreso que hace de la

naturaleza un “recurso” como exterioridad y del indígena el lugar de la “inferioridad”; por

tanto, será desde la racionalidad sustentada en la ciencia, la forma de imponer un orden

311

natural y un orden social que legitima unas prácticas asociadas con el conocimiento y

explotación de la naturaleza y de “asimilación del otro diferente”. Estos elementos han sido

objeto de reproducción en espacios sociales como la escuela y solo en años recientes

empiezan a ser objeto de reflexión crítica, por parte de algunos investigadores en la

formación inicial de profesores de ciencias.

En la categoría de sujeto el estudiante indígena Gil Jairo se encuentra ubicado en un lugar

geográfico, temporal y culturalmente diferenciado del contexto urbano del mundo global-

universal. En este transitar señala la relevancia de su cultura Uitoto-Muruy, al ser

“Cuidadores del conocimiento para el cuidado de la vida”, y de su clan Jeiag+ “Madurez

del conocimiento”, que no solo constituye un nombrar, pues éste se materializa en las

prácticas colectivas que configuran su ser cultural. La unidad ontológica de la naturaleza,

lo humano y lo espiritual, que dota de sentido su existencia, se ve interpelada por la acción

de la escuela y la ruptura que instaura con su cultura, al reproducir un mundo fragmentado

que administra una forma de conocimiento bajo un modelo monocultural occidental, que

opera sobre una idea de igualdad que homogeniza, sin considerar la diversidad cultural y la

diferencia, situación que conlleva una tensión entre la propuesta educativa de la escuela y

su cultura, lo cual, le lleva a reivindicar sus conocimientos, prácticas y sentidos como

resistencia y también como posibilidad para que hagan parte de la acción escolar, en una

idea de complementariedad de los conocimientos (sin subordinaciones), como se presentó

en el capítulo tres.

Por su parte, Sara se encuentra ubicada en un lugar geográfico, temporal y culturalmente

urbano del mundo global-universal. Sara dialoga desde su experiencia en la que subyace

una hibridez de conocimientos, que de una parte, comprende la formación recibida en su

paso por el sistema educativo escolarizado occidental dentro del contexto urbano, y de

otra, emerge el contexto familiar y sus raíces campesinas, que muestran otras formas de

concebir el mundo y de actuar en él, los cuales, reflejan la complejidad de su pensamiento

al transitar en dos mundos, sin que ello implique un conflicto(aprendizaje colateral) entre

el contexto académico y el contexto cotidiano familiar; mundos que revelan la cultura

occidental escolarizada (COE) y la cultura campesina (mestiza). De esta forma, Sara

muestra un referente común en su concepción de biodiversidad como trama de relaciones

(Mundo material (COE) / Mundo material y espiritual), que de una parte comprende la

continuidad del mundo viviente, y de otra, plantea un compromiso con su conservación,

concepción que adecúa en relación con los contextos de uso. Elementos que no han sido

312

objeto de reflexión crítica en su proceso de formación respecto al cruce de fronteras, como

se presentó en el capítulo cuatro.

Lo anterior, lleva a considerar que la investigación de las concepciones desde la

perspectiva de la diversidad cultural, puede constituirse en un programa de investigación

que involucre los contextos culturales de los participantes y los procesos formativos desde

referentes histórico-sociales que enriquecen los elementos de análisis, para pensar la

formación de profesores de ciencias desde un enfoque intercultural.

El Contexto

Si bien desde la Carta Constitucional de 1991, se asume como un país pluriétnico y

multicultural, y se despliega un horizonte para la formulación de políticas educativas,

decretos y resoluciones que hacen referencia a la promoción de estrategias para una

educación que reconozca estas diversidades en un abanico de posibilidades que van desde

la llamada inclusión hasta su consideración intercultural; las experiencias de los

participantes en su formación escolarizada señalan una escaza atención a estas políticas

que se manifiestan en procesos de desigualdad y asimetría de los conocimientos.

En tal sentido, es necesario posibilitar a través de procesos de investigación, la

caracterización de estas realidades que aporten propuestas para la deconstrucción de las

hegemonías, puesto que de acuerdo con lo hallado, la escuela sigue manteniendo un

modelo mono-cultural occidental que se encarga de preservar una forma de conocimiento

hegemónico (científico-occidental-escolar), y unas prácticas, sin que se generen

reflexiones críticas en relación con los conocimientos científicos, los conocimientos

ancestrales y los contextos culturales, a propósito de la importancia de biodiversidad y la

diversidad cultural, tanto en los centros urbanos como en las periferias, lo cual requiere de

su abordaje en las propuestas de formación inicial de los profesores de ciencias.

En lo hallado, se presentan tensiones entre una educación igualitaria y una educación que

piensa la diversidad cultural y la diferencia, así, la formación de profesores y la enseñanza

de las ciencias en la escuela se ve confrontada por los lineamientos de calidad y los

Estándares de Ciencias Naturales, como formas de organización y administración del

conocimiento a enseñar, fundados en la base de una educación en condiciones de igualdad,

supeditada a parámetros de calidad que se develan, a través de evaluaciones como las

pruebas de estado, que de acuerdo con las experiencias de los profesores en formación

313

inicial, se erigen sobre un conocimiento universalizado, hegemónico y descontextualizado

que opera sobre datos estadísticos y parámetros de comparación. Se enseña con la lengua

oficial como pilar de la educación colombiana y con contenidos centrados en los

conocimientos científicos occidentales que se han asumido desde diversos focos en la

historia de nuestro país y que en la actualidad responden a políticas internacionales que

privilegian los conocimientos científicos occidentales, sin considerar los conocimientos de

los pueblos milenarios y campesinos, entre otros. En tal sentido, los proyectos de

enseñanza de las ciencias y de formación de profesores de ciencias desde una perspectiva

intercultural son aún incipientes.

El trabajo adelantado permite apreciar que en materia de políticas y acciones se mantiene

escindida la diversidad cultural de la biodiversidad. Si bien se habla de una

interculturalidad, no se hace explicito el abordaje pedagógico y/o didáctico en la escuela,

que vincule las prácticas epistémicas asociadas con la naturaleza por parte de los pueblos

milenarios y comunidades campesinas entre otros, a pesar de encontrarse que los centros

con mayor diversidad biológica del planeta son aquellos donde hay una alta presencia de

comunidades indígenas, y que siguen siendo objeto de fuertes presiones y marginalización,

como acontece en la región del amazonas.

En este orden de ideas, la caracterización de las concepciones de biodiversidad desde la

perspectiva de la diversidad cultural, de los profesores en formación inicial de la

Licenciatura en Biología, permite dimensionar la complejidad que entrañan al

considerarlas desde el lugar de enunciación de los participantes y los contextos culturales

de los cuales hacen parte y/o transitan. Así para Gil Jairo, quien es Uitoto-Muruy,

encuentra en la forma de concebir la “Biodiversidad” por occidente, una restricción, al

encontrar que la definición dada se reduce al mundo de lo vivo (material), motivo por el

cual, desde su contexto cultural la nombra como “Monifue” –Abundancia del

conocimiento del cuidado de la vida-, que vincula lo vivo y la vida, en una relación de

igualdad entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual. Por su parte, Sara nombra la

biodiversidad como “Variabilidad-relaciones de lo vivo” que muestra correspondencia con

la construcción que ha logrado elaborar en su proceso de formación escolarizada fundada

en el conocimiento científico occidental que opera sobre el mundo de lo vivo.

En tal sentido, la concepción de Gil Jairo como “Monifue” –Abundancia del conocimiento-

señala en su nombrar la construcción sociocultural del Uitoto-Muruy, expresión

314

representada a través de signos y símbolos que forman parte de su cultura (como parte de

la mitología) y que se materializa en las prácticas culturales, como prácticas epistémicas,

que se producen desde lo colectivo a través de instituciones como la maloca y el

mambeadero, y que se complejizan y dinamizan en el intercambio con otros clanes, etnias

y occidente, mediante procesos de negociación de significados que señalan desequilibrios

en las relaciones y una apuesta por la unidad entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual,

desde su lugar como Uitoto-Muruy y como futuro profesor de biología, con un

compromiso por fortalecer su cultura, dialogar con occidente y contribuir en el

conocimiento del cuidado de la vida.

La concepción de Biodiversidad de Sara, es enunciada como “Variabilidad relaciones de lo

vivo”, la cual, expresa la construcción con un origen sociocultural occidental

representado a través de un modelo del mundo de lo vivo, sustentado en un referente

evolutivo, como un conocimiento válido que se imparte en la escuela y en su formación

como futura maestra de biología, el cual, se ha complejizado y dinamizado a través de

intercambios especialmente en el contexto escolar y algunos elementos de su contexto

familiar, como parte de los procesos de negociación de significados que le llevan a situar

al humano como ser biológico inserto en la trama de la vida, sin jerarquías ni ideas de

superioridad respecto a otras formas de vida, desde su experiencia y su lugar como futura

licenciada en biología que destaca su compromiso por aportar en los procesos de

conocimiento y conservación de la biodiversidad.

Lo anterior reafirma la importancia de adelantar investigaciones que aporten en la

caracterización de las concepciones de biodiversidad en clave cultural. En tal sentido, la

construcción metodológica desde la perspectiva semiótica de cultura de Geertz; y lo

cultural, en términos adjetivos de García Canclini; que acompañaron los procesos de

interpretación y análisis, favorecen un acercamiento a las experiencias y formas de

concebir el mundo de los participantes y sus contextos, así como, el reconocimiento de la

complejidad de dimensiones que emergen en la comprensión de la diversidad cultural y la

biodiversidad, para la formación inicial de profesores de ciencias como a continuación se

presentan.

315

5.2 LAS CONCEPCIONES DE BIODIVERSIDAD COMO NUEVO ENFASIS

DE LA NATURALEZA DESDE LA DIVERSIDAD CULTURAL

Las concepciones de biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza permiten

comprender su complejidad a través de las narraciones y explicaciones de los docentes en

formación inicial de la licenciatura en Biología, desde el enfoque semiótico de la cultura

(Geertz, 2005) y lo cultural en términos adjetivos (García Canclini, 2004). Al respecto, en

las concepciones de biodiversidad, emergen diferentes dimensiones, en cuya trama se

encuentran adheridos lo ontológico, lo epistémico, lo ético, lo educativo, lo cultural, lo

biocultural, lo histórico y lo político, que muestran una configuración compleja en la

elaboración de significados que dan cuenta del mundo, los cuales serán retomados en los

siguientes párrafos en relación con lo hallado.

La dimensión ontológica emerge en el diálogo para expresar el sentido del ser en relación

con el mundo, a través del cual, es posible apreciar, para el caso de los Uitoto, el vínculo

entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual como unidad de sentido, que explicita una

visión relacional del todo integrado. Perspectiva que se diferencia de la biodiversidad que

define occidente, al involucrar las diferentes escalas y procesos de lo vivo (Sarkar, 2010),

motivo por el cual, se asume otra forma de nombrar y significar desde la lengua propia el

Monifue, “expresión de la abundancia”, que no se circunscribe a lo vivo desde una visión

jerárquica y objetiva de la naturaleza, sino que comprende la unidad ontológica en

interrelación con el todo. Esta mirada desde lo ontológico en términos culturales, no

uniformiza, sino por el contrario se constituye en expresión de la diferencia que no solo

tiene lugar entre culturas sino al interior de la misma. De modo que, si bien se habla de una

unidad entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual de acuerdo con su concepción, también

se dinamiza y se configuran nuevas formas de apropiación.

Lo ontológico, desde la cultura Uitoto se sustenta en el cuidado del conocimiento como

política del plan de vida, erigiendo como principio el cuidado de la vida, a través del cual,

se construye una manera de ser y de habitar el mundo que dota de sentido la existencia del

Uitoto- Muruy. Esto se constituye en uno de los pilares de esta concepción. Así, para el

Uitoto, el conocimiento del mundo tiene lugar desde la experiencia y trayectos del ser que

se entretejen con el colectivo, con el que se comparten los significados de la cultura y

permiten configurar un conocimiento situado, fundado en el cuidado de la vida como

filosofía de existencia. Estos referentes, se constituyen en una forma de organización de

316

los conocimientos, las prácticas, así como del espacio y el tiempo, inspiradas en el

mandato del cuidado de la vida, que señala el compromiso de mantener relaciones

armónicas entre humanos y no humanos, como instancia de regulación que vincula una

postura ética, en conjunción con las prácticas culturales para viabilizar la permanencia de

la vida (diversidades biológica, lingüística y cultural).

De acuerdo con lo anterior, los conocimientos y prácticas del Uitoto-Muruy, se encuentran

entretejidas desde la unidad ontológica (La Naturaleza- Lo humano y lo espiritual) que

establece un horizonte de sentido, en el que subyace la vida del Uitoto. De igual forma, lo

ontológico en dicha cultura, comprende la construcción del mundo desde la palabra,

aspecto que reafirma la importancia de ser abordado desde la perspectiva semiótica de

cultura de Geertz, (2005). En tal sentido, lo ontológico permite considerar su afirmación

de la vida, que pretende una coherencia entre el pensamiento, la palabra y la obra,

referente desde el cual se alienta una serie de articulaciones, como formas de mantener la

unidad y la palabra, no desde una mirada esencial de la existencia, sino desde una relación

dinámica que opera bajo la idea del cuidado de la vida.

Para los Uitoto todo tiene vida, todo tiene espíritu. Este es un pensamiento compartido por

diferentes grupos étnicos en Colombia (Escobar; Escobar; Pazmino & Ulloa, 2005), así

como por diversas culturas latinoamericanas, aspecto que entraña un vínculo espiritual y

una relación de la vida y de lo vivo sin dicotomías. Este pensamiento se constituye en una

diferencia de orden ontológico entre la cultura occidental y la cultura Uitoto, que se

manifiesta en las prácticas culturales, razón por la cual, el nombre en lengua propia, para

cada miembro de la etnia, pretende mantener una coherencia entre la palabra y las acciones

del ser. De igual forma, la nominación del clan en alusión al tótem señala el vínculo entre

humanos y no humanos, al referirse a la virtud que se comparte entre un animal, planta u

otra entidad natural y el clan, como fuera reseñado por Levy Strauss (1986) y Descola

(2012), y que forman parte de las diferentes prácticas culturales que cobran especial

significado para los Uitoto.

Así, en la tradición oral de la etnia, el poder de la palabra, en tanto acto de creación del

mundo, sintetiza un conocimiento milenario en el mito de origen, con la palabra de vida,

que da cuenta de la diversidad de formas de existencia sustentado en un mismo origen que

entreteje y fortalece la unidad ontológica (la naturaleza-lo humano y lo espiritual),

aspectos que permiten comprender en la palabra la búsqueda de sentido.

317

En el caso de Sara, estudiante de licenciatura en biología quien ha vivido en la ciudad de

Bogotá, es posible apreciar lo ontológico articulado con la configuración histórico cultural

del país, al explicitar una orientación del pensamiento occidental que le ha sido impartida

desde las instituciones educativas en las que ha transitado y en las que cobra especial

significado la objetivación del mundo y la imposición de un orden natural (Nieto, 2006),

sin que en su proceso de formación se expliciten reflexiones críticas de un conocimiento

hegemónico que reproduce relaciones de poder, sustentadas en un mundo de dicotomías y

desigualdades. Sara proyecta su rol como maestra sobre las experiencias personales, pues

de una parte estima necesario que los niños y niñas se formen con excelencia desde los

conocimientos que proporciona la educación en ciencias y de otra, reconoce el contexto

cotidiano en el cual, aparecen sus raíces campesinas, como expresión de las mezclas e

hibrideces que se acentuaron desde la época de la colonia entre poblaciones indígenas y

españolas y que aún prevalece. Es así, que aparece en su concepción un vínculo entre la

naturaleza-lo humano y lo espiritual, y el valor de la palabra como acto comunicativo que

vincula y propicia relaciones más simétricas entre lo humano y la naturaleza.

Estas ontologías expresan las configuraciones que se han establecido de una parte, en lo

relacionado con lo institucional escolarizado que selecciona unas formas de conocimiento

al adoptar currículos basados en un modelo mono cultural (Contreras, 2009; Molina, 2005)

y de otra parte, aparece el contexto cotidiano, en el que circulan conocimientos y prácticas

de la tradición oral que forman parte de la historia cultural, de su ser y su habitar, sin que

se generen mayores conflictos, como parte de la hibridez cultural, de las resistencias y de

la forma de movilizar sus conocimientos de acuerdo con el contexto de uso. Como también

lo expresa Jegede, (1995) quien en sus hallazgos lo enuncia como un aprendizaje colateral.

Los estudios sobre concepciones de los profesores desde el enfoque cultural como el

adelantado por Molina, et al., (2014), representan un aporte relevante a la educación en

ciencias, sin embargo, lo ontológico no aparece como parte de las discusiones y hallazgos

del estudio acerca de las concepciones de los profesores sobre el fenómeno de la diversidad

cultural. De esta forma, lo ontológico requiere ser considerado en la Educación en

Ciencias, la didáctica y la formación de profesores, puesto que la mayoría de trabajos se

han enfocado hacia aspectos de orden histórico y epistemológico sobre la naturaleza de la

ciencia. En tal sentido, para la presente investigación la dimensión ontológica se

constituye en un núcleo fuerte de las concepciones de los profesores en formación inicial

318

que forman parte de contextos culturales diferenciados. Esto se constituye en un hallazgo

de la presente investigación como se presentó en los capítulos 3 y 4.

En consecuencia, lo ontológico como dimensión que emerge en las concepciones de

biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza, evidencia un sentido profundo de la

vida, de las interacciones, del conocimiento de la naturaleza y de las prácticas asociadas

con la biodiversidad. De acuerdo con Aikenhead (2000) corresponde a una conexión

directa con la madre tierra, desde lo físico-material, lo emocional, lo mental y lo espiritual

como sustrato del compromiso que se manifiesta en el respeto por ella, perspectiva que

contrasta con la orientación positivista donde la existencia de la naturaleza constituye un

ámbito ontológico diferente (Escobar, 2011). En esta vía, Ogbu (1982) establece una

distinción entre culturas y formas de relacionamiento entre el ser humano y la naturaleza,

así para este autor la cultura norteamericana hace hincapié en el dominio del hombre sobre

la naturaleza, mientras que en la cultura hispana, el hombre se somete a ella. De modo que,

el reconocimiento de otras ontologías como las de culturas amerindias; campesinas y

mestizas puede aportar en modo significativo a la comprensión y planteamiento de

alternativas de los problemas contemporáneos como la pérdida de biodiversidad y de la

diversidad cultural, así como la oportunidad de reflexionar en relación con las formas de

ser y de habitar el mundo.

A partir de las narraciones de los docentes en formación inicial emerge la dimensión

epistemológica, que nos muestra otras formas de concebir la biodiversidad como nuevo

énfasis de la naturaleza, de una parte desde el pluralismo epistemológico (Olivé, 2009)

como lo expresado por Gil Jairo y de otra, la ambivalencia entre un etnocentrismo

epistémico (Molina y Utges, 2011; y Molina y Mojica, 2013) y un giro hacia un pluralismo

que se expresa en las narraciones de Sara. En primer lugar, desde el Uitoto-Muruy, aparece

una perspectiva holística e integral acerca de la relación entre la Naturaleza- lo humano y

lo espiritual, que plantea una coherencia con su filosofía, al autodenominarse “cuidadores

del conocimiento”. Así las prácticas sociales constituidas por los sujetos y el clan,

permiten a sus miembros desarrollar diferentes acciones, que comprenden un conjunto de

normas y valores evaluados en función de los fines que se han configurado en la etnia

Uitoto-Muruy, como formas de constitución del conocimiento, soportadas en las

experiencias que se dinamizan desde lo colectivo. Mientras que en el caso de Sara, se

manifiesta una objetivación del mundo para ser explicado desde marcos teórico-

conceptuales que se han estructurado en el campo de las disciplinas científicas en especial

319

en los contextos educativos escolarizados en correspondencia a un etnocentrismo

epistemológico (Molina y Utges, 2011), para poder dar cuenta de la biodiversidad. Sin

embargo, desde el contexto cotidiano y sus raíces campesinas emergen otras formas de

conocimiento y prácticas que se mantienen como parte de la tradición familiar sin que

resulte conflictivo, al establecer distinciones entre los conocimientos, los contextos, sus

prácticas y formas de explicar el mundo.

Cabe resaltar, que si bien, el Uitoto-Muruy, establece distinciones entre las formas de

producción del conocimiento occidental y su cultura de base, como es el caso del

conocimiento de la biodiversidad y su importancia en la medicina, se reconoce que ambos

contribuyen a un mismo propósito, como es la salud de los humanos al constituirse en

fundamento del cuidado de la vida como principio de existencia. De modo que, el

conocimiento tiene un sentido para los Uitoto, que supera una visión del conocimiento por

el conocimiento, para situarlo como un conocimiento que sirve a la vida y cuida la vida

misma. En tal sentido, el conocimiento no es algo neutral ni apolítico, pues cobra sentido

en el marco de la cultura y de sus prácticas de carácter público para conectar diferentes

generaciones y mundos (material y espiritual). Dicho conocimiento goza de validez

amparado en su funcionalidad, el cual, se teje desde lo colectivo que convoca la unidad

entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual, para armonizar las relaciones y mantener la

vida.

La investigación también contribuye a la discusión y aportes a propósito del pluralismo

epistemológico, al valorar aquellos elementos que emergen como criterios de validez del

conocimiento en el contexto cultural Uitoto-Muruy, que se derivan del proceso

interpretativo, así las prácticas sociales se asumen como generadoras de conocimiento, en

las que subyace una estructura axiológica, así como las normas y valores epistémicos, que

se encuentran articulados a un contexto social, cultural y específico (Olivé, 2009). Los

criterios de validez de una parte permiten comprender una forma de conocimiento

que se dinamiza y de otra, pueden favorecer el establecimiento de puentes entre

conocimientos.

Por tanto, se tiene en cuenta la palabra del sabedor, producto de la experiencia, que

vincula el ordenamiento del cosmos en los Mitos, el inter-conocimiento con otros

sabedores de otros clanes y etnias, el conocimiento colectivo, y la praxis (articulados en los

320

cantos, bailes, dietas) que estrechan el vínculo de la naturaleza- lo humano y lo espiritual,

cuya concreción tiene lugar en las prácticas culturales, como a continuación se presentan:

- Los mitos como forma de ordenar el cosmos: estos comprenden un marco explicativo

acerca del origen de la humanidad y de las demás formas de vida, desde un acto de creador

en interrelación con la creatividad y la fuerza generativa de la “madre tierra”.

- El conocimiento etno-ecológico como ordenador de las prácticas culturales y regulador

de las relaciones: el conocimiento de los ciclos de la naturaleza y sus interrelaciones con

lo humano y lo espiritual a través del mito, se constituyen en el ordenador de las prácticas

culturales y la regulación de las relaciones entre los diferentes componentes del mundo

tangible e intangible que se tejen con el colectivo en coherencia con un pensamiento

holístico, cíclico y relacional.

- Armonización de las relaciones: Los conocimientos que se han configurado

históricamente en el seno de la cultura, se materializan en los rituales y ceremoniales,

como prácticas epistémicas, que requieren de una cuidadosa preparación por parte del

mayor-sabedor o cacique cuyo conocimiento se pone a prueba frente a los diversos clanes

para armonizar las relaciones entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual.

- La curación como práctica epistémica: esta práctica comprende un conocimiento

profundo tanto de las propiedades de ciertas plantas medicinales y de animales, como de

las oraciones del mayor o sabedor, pues es a través del poder de la palabra, que se puede

curar la enfermedad, la cual se asume como un desequilibrio de las relaciones entre la

naturaleza-lo humano y lo espiritual, que deben ser armonizadas.

-Los cantos como práctica epistémica: son otra forma de conocimiento que se teje desde el

colectivo, como otra instancia narrativa de la memoria biocultural, para armonizar las

relaciones de la naturaleza -lo humano y lo espiritual. Este exige un conocimiento por parte

del Cacique, mayor o sabedor, desde el mito de origen, como un saber cuidar la vida, que

se comparte con el colectivo.

- Las dietas como práctica e instancia para validar el conocimiento: están asociadas con

un proceso de preparación que permite entretejer lo mitológico (teoría) con las prácticas

(del cuidado), para armonizar las relaciones. Así mismo, hace parte de la formación de los

miembros del clan, de acuerdo con los roles que cada uno cumple, (niños, niñas, jóvenes,

mujeres y mayores), a lo largo de las experiencias y lo instituido por la ley de vida. Estas

321

dietas se asocian con el tipo de alimento que se consume, la palabra empleada, así como,

con los comportamientos que se deben cumplir para ser un buen sabedor y/o especialista en

la carrera tradicional que se sigue.

Estos criterios de validez del conocimiento Uitoto-Muruy, forman parte de las prácticas

sociales constituidas por los sujetos y el colectivo, a través de los cuales, se desarrollan

acciones que posibilitan cuidar el conocimiento, que en última instancia representa el

cuidado de la vida, con un despliegue de normas que hacen parte del plan de vida,

instaurados desde su cosmovisión y su ethos. Estos criterios de validez, son evaluados en

función de los fines que se han configurado en la etnia, y que comprenden una visión

holística e integral del mundo, mediante la cual, se teje la cultura y se es consecuente

desde las prácticas.

En el caso de Sara, se privilegia el conocimiento científico, como la forma de explicar

fenómenos asociados con el origen y la biodiversidad, así como, otros fenómenos

naturales, al reconocer en la ciencia una institución con autoridad y validez que

proporciona leyes, principios y teorías soportados en unos métodos que permiten contar

con un conocimiento del mundo que se aborda en la institución escolar (Pérez, 2013a). De

manera que, la selección e incorporación de unos contenidos en los currículos del sistema

educativo, se constituyen en mecanismos que legitiman un tipo de conocimiento

(monocultural occidental), para ser enseñado y aprendido, como ha sido su propia

experiencia. Aspectos que inciden en la reproducción de una forma de conocimiento con

unas imágenes de ciencia y de científicos como grandes instituciones y genialidades que

contribuyen a comprender el mundo desde un etnocentrismo epistémico, categoría que

también se presenta en los resultados de investigación de Molina y Utges, (2011),

asociadas con maestros en ejercicio, que sostienen una visión hegemónica del

conocimiento científico.

El encuentro con el otro en el aula diversa, implica en Sara un giro sutil, al situarse en el

rol de maestra, y dimensionar el reconocimiento del otro diferente, como un sujeto de

saber, con experiencias de su contexto cotidiano donde no solo el conocimiento científico

escolar y el conocimiento del docente son válidos para dar cuenta de la biodiversidad;

también los conocimientos cotidianos y los conocimientos campesinos y ancestrales

resultan válidos, en relación con los contextos de uso (Molina, Utges, 2011), El

descentramiento de un etnocentrismo epistémico a un pluralismo epistémico, surge en

322

el encuentro con el otro en el aula diversa e implica una negociación de significados,

sobre la base de un principio como es el compromiso por la vida. Es decir que estos

conocimientos se legitiman inspirados en referentes ontológicos y éticos que subyacen en

su concepción respecto a la valoración de la biodiversidad como principio relacional y

conector de mundos.

A partir de los diálogos con los docentes en formación inicial en el contexto de la

Chorrera-Amazonas y de Bogotá, se resalta el compromiso ético del cuidado de la vida, de

la naturaleza, de la biodiversidad, al constituirse lo ético en una dimensión innegociable

que alude al respeto y cuidado de la vida sustentada en la reciprocidad, que se

despliega en las interrelaciones humanas, y los diferentes tipos de interacción sea

entre individuos y colectivos, entre el ser humano y la naturaleza o entre el ser

humano y lo espiritual; dimensión que forma parte del núcleo fuerte de las

concepciones. Este aspecto no solo comprende un actuar desde una racionalidad, sino un

deber del ser humano por participar en el cuidado de la vida, que también vincula

sentimientos, emociones y estéticas, (Estermann,1998; Boff, 2002); como lo reseña Molina

et ál. (2005), en su trabajo con cuatro comunidades (citadina, inmigrante campesina de la

zona u´wa, campesinos de origen u´wa y u´wa ), al encontrar que la naturaleza significa

belleza, provoca emociones, sentimientos, posiciones éticas y comprensión del mundo

natural. Así mismo, Boff (2002) recuerda que en el cuidado se encuentra el ethos

fundamental de lo humano, amparado en actitudes y valores que se traducen en un “vivir

bien”.

Desde el Uitoto-Muruy, la diversidad de la vida comprende el conocimiento de la vida,

como acontecimiento vivo en permanente interrelación. La reciprocidad, forma parte de su

cosmovisión y ethos que remite a lo mítico, a través del cual, se construye el mundo

sustentado en un mismo origen con diferencias y tensiones, que se resuelven a través de la

armonización de las relaciones, para mantener la unidad entre la naturaleza-lo humano y lo

espiritual. La naturaleza se concibe como sujeto dotado de espíritu, como referente de la

otredad, y que en coherencia con su pensamiento, plantea relaciones de igualdad entre la

naturaleza-lo humano y lo espiritual, despojando de cualquier posibilidad una idea de

dominio sobre las demás entidades, en correspondencia con la ley de vida.

El cuidado se lleva a la experiencia, y toma forma en las prácticas de los sujetos (Boff,

2002). Así, este principio fundante de la etnia hace parte del pensamiento, la palabra y la

323

obra, que se teje desde el colectivo y se lleva a la experiencia cotidiana, desde las prácticas

de cuidado, cuya expresión tiene lugar en los rituales y ceremoniales, en las dietas, cantos,

bailes, así como en el cultivo de la vida desde la chagra y el cuidado del conocimiento

medicinal ancestral para el cuidado de la vida humana desde una visión holística del

mundo, como se concreta en el calendario etno-ecológico. Todo ello, forma parte de las

prácticas de cuidado de la vida que permiten regular el comportamiento y las acciones de

los individuos y el grupo, desde las cuales cobra sentido y significado el principio del

cuidado para el Uitoto-Muruy.

Para Sara, los conocimientos científicos y los sentimientos de las personas gozan de una

misma importancia, al movilizar acciones hacia una ética del cuidado de la biodiversidad.

Por lo tanto, la conciencia que se tenga de la biodiversidad, no solo se restringe a un

conocimiento científico y su reflexión frente a las relaciones en la esfera de lo social, sino

a materializar estos pensamientos en acciones prácticas en favor de las demás formas de

vida. Aspecto que incorpora una mirada crítica frente a la idea de superioridad del hombre

sobre otras formas de vida y a la visión del ser humano como finalidad de la evolución.

Desde esta mirada, lo ético, tiene una relación estrecha con la dimensión ontológica y

epistémica en el marco de las culturas, es decir que la ruptura ontológica y epistémica de

occidente ha inaugurado una forma de pensamiento y de acciones basadas en relaciones de

dominio y explotación de las demás formas de existencia que contrastan con las ontologías

y epistemologías de las culturas étnicas y locales.

En tal sentido, la experiencia personal, su tradición familiar y la formación académica,

hacen parte en la configuración de una postura ética que le proporciona otras lógicas y

maneras de valorar las demás formas de vida, al advertir su interés en proteger la

biodiversidad, desde la palabra y las acciones mediadoras, tanto a nivel personal, familiar,

como en su rol de futura maestra. Adopta así, una visión del ser humano como regulador

de la biodiversidad, al reconocer otras experiencias como es el caso de la intervención de

grupos étnicos que inspiran otras formas de establecer relaciones con el mundo viviente,

respecto a la manera en que se cuida la vida sin agotarla y de participar en su producción

como una forma que vincula la vida del ser con las demás formas de vida, entretejida con

las experiencias estéticas y emocionales, como co-existencias con las que se convive y se

interrelaciona en un proyecto de ser en el mundo y que hacen de la dimensión ética un

claro componente de lo que se pudiera denominar el núcleo fuerte de las concepciones de

biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza. Dichas fuerzas, se comparten desde

324

lugares, contextos y prácticas diferenciadas, como otra arista de lo cultural en términos

adjetivos (García, Canclini, 2004), sustentados en el principio del cuidado de la vida.

Las explicaciones proporcionadas por los docentes en formación permiten visibilizar la

educación como pilar de la cultura. En estos diálogos emerge de una parte la educación

propia, la educación en el contexto de la familia y la tradición y la educación escolarizada.

Estos ámbitos educativos comprenden unos escenarios de negociación de significados en

los que se configuran sus formas de concebir el mundo. Desde la etnia Uitoto-Muruy, se

aprecia la relevancia de la educación propia como lo manifiesta Gil Jairo, a través de las

prácticas del Cuidado de la Vida, que explicitan las lógicas del pensamiento Muruy y su

filosofía, a través de la constitución de saberes asociados a prácticas de enseñanza y

aprendizaje. Esto es objeto de reflexión de los clanes sustentados en la expresión: “la

palabra se debe amanecer en obra”. Así, desde la forma de aprehensión del conocimiento

propio y de sus prácticas como expresión del “Monifue”, de acuerdo, a sus experiencias de

vida y su lugar de enunciación, le permite dialogar e interpelar al conocimiento escolar,

además de expresar a través de sus narraciones, cruces de fronteras, choques de

significados y posibles hibrideces que comprenden posicionamientos políticos, al señalar

las desigualdades de las que ha sido objeto frente al modelo mono-cultural educativo que

deviene del periodo colonial.

La educación propia muestra la coherencia de su filosofía y pedagogía del cuidado de la

vida amparada en el “Monifue” como abundancia del conocimiento, en cuyo proceso se

contemplan diferentes momentos relativos al escuchar, practicar, enseñar y cuidar

(Farekatde y Mejía, 2009). De igual forma, en el contexto se comparten significados, así

como, la construcción de sentidos acerca del mundo, de su relación con la vida y la

diversidad desde las prácticas en el seno de la cultura, educación que transcurre a lo largo

de la vida del Uitoto-Muruy. Sin embargo, en su apertura hacia los procesos de

escolarización bajo el modelo occidental, les permite comprender las formas de concebir el

mundo por parte de occidente y a su vez, fortalecer el conocimiento propio. Así mismo,

desde su experiencia en el proceso de formación como futuro docente de licenciatura en

biología, reconoce en el maestro un mediador de los conocimientos ancestrales y del

conocimiento científico escolar, al apelar a una simetría de los conocimientos que vincule

las formas de enseñanza de la educación propia y su articulación con los conocimientos

escolares que explicite las lógicas y formas de conocimientos, respecto a las formas de

concebir el mundo.

325

En este mismo sentido, Sara resalta la importancia de una enseñanza que articule el

conocimiento teórico-práctico como instancia para conocer y apropiar el mundo, además

de posibilitar la explicación de fenómenos naturales como la biodiversidad, desde el

discurso de las competencias. Sin embargo, reconoce en la educación escolar un lugar

diverso, en el cual emergen otras formas de conocimiento que deben ser consideradas en el

espacio del aula, sin que resulte claro de manera explícita el camino respecto al diálogo

intercultural (Baptista, 2014). En tal sentido, la diversidad epistémica en la que se

desenvuelve, contempla las tensiones, e hibrideces, derivadas de su formación escolar y

su educación familiar (tradiciones que devienen de sus raíces campesinas) y los respectivos

contextos culturales, que han configurado su forma de concebir el mundo. Al respecto,

Molina et al., (2014), encuentra en su investigación que “las prácticas sociales en relación

con las actividades docentes fortalecen el campo educativo al apreciarse polaridades,

tensiones, contradicciones que se evidencian en el discurso, se reproducen y marcan

caminos de transformación didáctica” (p. 144).

En referencia a lo hallado en el trabajo, es necesario que desde los programas de formación

de profesores de ciencias se explicite una reflexión crítica del proyecto cultural y

civilizatorio de la modernidad y los impactos que históricamente han comprometido la

continuidad de las culturas y la permanencia de la biodiversidad, para pensar en una

sociedad que reconoce la diversidad y la diferencia, de manera que desde la educación en

ciencias se adelanten propuestas pedagógicas que propicien una ruptura de las hegemonías

en la escuela, es decir que se requiere una reinvención para democratizar los

conocimientos a través del reconocimiento de la configuración histórico-cultural del país,

que permitan viabilizar otras formas de relacionamiento social. En este sentido, el maestro

tiene un papel preponderante como mediador en los procesos de reconocimiento de la

diversidad cultural; la negociación de significados y el establecimiento de puentes entre

conocimientos con una visión de presente y de futuro de una educación que piense la vida,

forme para la vida y contribuya en la continuidad de la biodiversidad, como se aprecia

tanto en las narraciones de Gil Jairo y de Sara, que demandan una reflexión en la

formación inicial de profesores de ciencias.

La posibilidad de desarrollar una investigación con enfoque cultural, permite comprender

las formas de concebir el mundo, y de enunciar la biodiversidad desde la perspectiva

semiótica de cultura a la manera de Geertz (2005). Así, el diálogo con los docentes en

formación en sus contextos culturales, abre paso a la complejidad del pensamiento y las

326

cosmovisiones que erigen toda una configuración de las concepciones que se refieren a la

vida y su diversidad, como un conocimiento que se dinamiza, bajo otras formas de

organización de la naturaleza. Aspectos que manifiestan un esquema histórico transmitido

de significaciones representadas en símbolos, como lo señala Geertz (1989), de esta forma

la cultura comprende, un sistema de concepciones heredadas y expresadas en formas

simbólicas que se reproducen y dinamizan intergeneracionalmente además de estar

articuladas con lo normativo como instancia para regular las acciones y actitudes frente a

la vida y su diversidad.

En el marco de la cultura Uitoto-Muruy, a través de la palabra se construye el mundo y se

organiza el cosmos. El mito de origen se comparte y las prácticas culturales dinamizan el

sistema de concepciones heredadas. Desde los colectivos clánicos se aprecia una

diversidad como expresión de una cultura viva. Así, para Gil Jairo, quien pertenece al clan

Jeia+ “Madurez de la Palabra”, la biodiversidad se nombra como “Monifue” que

representa la abundancia no solo de seres, pues comprende el conocimiento como

fundamento, el alimento, la salud, la producción de la vida y la permanencia de su pueblo,

siguiendo una visión holística y de reciprocidad que mantiene la unidad entre la naturaleza-

lo humano y lo espiritual, acorde con sus prácticas culturales en las que cobra especial

significado.

Por su parte, Sara nombra la biodiversidad como variabilidad-relaciones de lo vivo, que le

permiten no solo hablar de las entidades biológicas, sino de las relaciones entre las

diferentes escalas de la organización biológica en el marco del contexto cultural occidental,

donde establece una diferencia entre lo vivo y lo no vivo, como referente de la educación

escolarizada, desde la cual estructura esta forma de concebir la biodiversidad. Sin

embargo, en su tradición familiar y cotidiana reconoce otro tipo de relaciones en las que

emerge la otredad, que no se circunscribe exclusivamente en la esfera de lo social, sino que

comprende la relación con seres vivos, como las plantas, con las cuales se dialoga en un

espacio de comunicación que hace del otro un sujeto a través de la palabra (Lenkersdorf,

2011). El reconocimiento de la comunicación de lo “otro- planta” se manifiesta desde lo

estético y lo sensible. Estas situaciones señalan puntos de encuentro en las concepciones y

creencias de grupos indígenas, campesinos y mestizos (urbanos), que se pueden remitir a

los procesos de intercambios, entre culturas e hibrideces que devienen desde la

colonización y que emergen en los diálogos con Sara.

327

La interculturalidad, no necesariamente se produce en igualdad de condiciones, dadas las

particularidades de los grupos y sistemas de conocimiento que operan bajo diferentes

intereses en cuyas relaciones de orden histórico, político y económico, se han perpetuado

formas hegemónicas de poder, de control y privatización de la vida (Toro, 2004; Ulloa,

2004; Nieto, 2006). En esta misma lógica, la acción educativa escolar como institución de

la modernidad impulsó un modelo de conocimiento y progreso en el país con diferentes

fases desde la colonización con una educación excluyente y elitista y de modernización en

que se privilegia una idea de igualdad sin considerar las diferencias y que en territorios

marginalizados como la Chorrera-Amazonas, se han impuesto simbolismos y significados

que generan un distanciamiento de la mayoría de niños y jóvenes de la lengua propia, en

gran medida por el sistema educativo escolarizado que reciben del estado, aspecto que ha

sido en algunos casos considerado como una posible erosión de los conocimientos

ancestrales (Quintrique y McGinity, 2009; Contreras, 2009). De esta forma, es necesario

reconocer la importancia de la diversidad cultural y lingüística sin que sean esencializadas

y propiciar una transformación que permita una educación intercultural.

En la interculturalidad es posible establecer intercambios, así, el ir de lo propio a lo ajeno

para volver fortalecidos, como expresión de los Uitoto-Muruy, señala el cruce de fronteras,

la negociación de significados y una forma de afirmar la diferencia (García Canclini,

2005), que permite mantener el contacto y dinamizar la cultura. De esta forma, el

conocimiento ancestral se sustenta en la oralidad, en la memoria, mientras que el

occidental se preserva a través de una instancia teórica mediada por la escritura de los

textos. En tal sentido, si adelantan ciertas prácticas culturales como participar en la maloca

donde se teje colectivamente el conocimiento desde la lengua propia y se aprenden los

cantos, para Gil Jairo, representa un desafío al no manejar plenamente la lengua propia,

razón por la que se acude a la escritura (rasgo de la cultura occidental) que si bien deviene

del periodo colonial y se introdujo como una forma de poder y de exclusión a lo largo de

la historia, al constituirse un elemento ordenador del mundo físico (Soler, 2013), en el caso

de Gil Jairo, se apropia la escritura para recoger su tradición oral y reforzar su cultura

(García, 2004), como mecanismo para aprender y preservar este conocimiento.

Lo intercultural, también plantea una configuración de las sociedades latinoamericanas

desde su acontecer histórico, en tanto ha tenido lugar una serie de contactos, intercambios e

hibrideces, no solo en términos del mestizaje, sino de las negociaciones de significados y el

choque de significados en las fronteras (García Canclini, 2004). Así, en los diferentes

328

diálogos con Sara, emerge lo híbrido, al hacer parte de una familia con ascendencia

cultural campesina del altiplano cundiboyacense, territorio que en la época precolombina

fuera ocupado por la cultura Muisca. De manera que posibilita involucrar otras

consideraciones aparte de las explicaciones proporcionadas desde el conocimiento

científico racional (Nieto, 1995), para contemplar las creencias, los sentimientos, la

tradición oral y ciertas prácticas culturales, que dan cuenta de las relaciones con la

biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza, bajo otras lógicas que comprenden de

una parte lo aportado desde la tradición científica de la cual se hace uso en los contextos

académicos y de otra, aparecen los saberes tradicionales y las apreciaciones estéticas y

emocionales que posibilitan otras formas de concebir lo vivo como transcurre en el mundo

de la vida y de su cotidianidad, que entraña diferencias y contrastes (García, 2004).

Lo biocultural, expresión acuñada por Posey (1999), para señalar el vínculo indisoluble

entre diversidad biológica y diversidad cultural, se ha circunscrito a los grupos étnicos,

como una relación directa. Para el caso de la presente investigación se reafirma el

vínculo entre biodiversidad y diversidad cultural de la etnia Uitoto-Muruy y se

propone incluir en esta expresión a campesinos y mestizos en el contexto

latinoamericano, quienes son depositarios de conocimientos que se dinamizan a través

de prácticas asociadas especialmente con el empleo de plantas medicinales y la idea

de cuidado de la vida y su diversidad, como referentes de valores que hacen parte de la

relación biocultural y que pueden contribuir de mejor manera en los procesos de

sustentabilidad que aquellos que se decretan desde marcos legislativos.

Sara, reconoce que las diferentes culturas pueden entablar diversas construcciones de la

realidad, pero estas construcciones no constituyen la visión total del mundo, ni son

exclusivas de las experiencias directas, sino que es posible reconocer en otros contextos

culturales el vínculo entre estas diversidades bajo una mirada más plural del mundo. Así,

al referirse a la diversidad biocultural no solo se introduce al terreno de las interacciones y

producción de significados desde los contextos locales, sino que a través de dichas

experiencias y el intercambio de significados en las fronteras es posible enriquecer el

panorama para conocer e incidir en el cuidado y manejo de la diversidad biológica, el cual

se salvaguarda en la memoria (Toledo, 2008), como se reconoce en las narrativas de Gil

Jairo y Sara, además de brindar otras posibilidades en favor del conocimiento y cuidado de

la biodiversidad.

329

De acuerdo con lo expresado por Gil Jairo, se reconoce la creatividad de la vida, y el ser

humano se constituye en un actor con capacidad de acción que incide en la producción de

la vida y su protección desde una visión dinámica que también hace un proceso de

construcción a nivel social y cultural. La chagra como expresión del conocimiento acerca

de la biodiversidad y dinámicas de la selva, se constituye en instancia para comprender la

vida como una realidad de relaciones y no de cosas (Lenkersdorf, 2011), al ser la

concreción del pensamiento y la palabra en obra para la cultura Uitoto-Muruy, (Román,

2005), como otro de los escenarios donde se construye el ser cultural, además de constituir

la producción del alimento como algo sagrado, servir de fundamento en el proceso

educativo, aportar a la salud y la seguridad alimentaria. Por esta razón, es transmitida a las

diferentes generaciones para cumplir con el mandato fundado en el cuidado de la vida,

como memoria que se expresa en una diversidad biocultural.

La dimensión histórica emerge en el relato de las relaciones entre la cultura Uitoto-Muruy

y occidente a través de procesos educativos y políticos cuyas prácticas incorporan una

configuración histórica de poder (Castro, 2000) y hacen del sistema educativo una vía para

reproducir una cultura que impone simbolismos y significados bajo una visión

universalista de conocimientos impulsados por políticas centralizadas que operan de

manera arbitraria, sustentadas en modelos evaluativos y la reproducción de unas prácticas

educativas y culturales (Bourdieu y Passeron, 1996), que devienen del periodo colonial

hasta nuestros días. Estos simbolismos pueden llegar a constituirse en un choque de

significados que pueden ocasionar tensiones y desigualdades al formar parte de los

procesos centralizados de modernización y su traslado a las periferias como una manera de

circular y consumir bienes, sin que sean consideradas las diferencias y los contextos

locales.

Lo histórico desde la experiencia de Sara comprende la emergencia de aspectos relativos a

la constitución del conocimiento científico y los relatos de grandes científicos, desde una

perspectiva histórica para ser tratada en la clase de ciencias, así como la importancia del

conocimiento científico en el ordenamiento de la naturaleza desde perspectivas

clasificatorias y taxonómicas como formas de conocimiento y poder, para establecer un

orden del mundo natural(Nieto, 2006), y la apuesta de expediciones de la ciencia como

estrategia para ampliar el inventario de la biodiversidad inexplorada (Wilson, 2006). De

otra parte, se explicita una apertura hacia el intercambio y diálogo de saberes, que

comprende diferentes cosmovisiones, sin imponer unas formas de conocimiento sobre

330

otras, como un nuevo espacio de construcción que posibilita entablar puentes entre

conocimientos (George, 2001; Molina y Mojica, 2013), así como la posibilidad de

propiciar una reconexión que permita resignificar las relaciones entre el ser humano y la

naturaleza más allá de la dualidad que se erigió desde el proyecto fundacional de la

modernidad (Escobar, 1999; Descola, 2012), lo cual, supone un campo promisorio para la

enseñanza de las ciencias y la formación inicial de profesores.

La dimensión política, en el caso de Gil Jairo, comprende los conocimientos y prácticas

culturales basadas en el lugar, como una forma de ensamblar el vínculo entre la cultura, la

biodiversidad y el territorio colectivo que hace parte de su historia constitutiva, como se

registra en el mito de origen, al ubicar a la Chorrera como el centro de origen de los

pueblos del tabaco, la coca y la yuca dulce (Azicatch, 2007; Urbina, 2010). En sus

narraciones es posible evidenciar unas formas de organización del mundo en relación con

su ethos y su cosmovisión, así el principio del cuidado de la vida se constituye en

pensamiento, palabra y obra, que se regula en las acciones y se entreteje con una postura

ética de la vida que reconoce la alteridad y concibe la madre tierra como fuente generativa

de la vida, además de señalar un mundo interconectado que preserva la unidad entre la

naturaleza- lo humano y lo espiritual. De manera que, en esa relación, el conocimiento

ancestral –“Monifue”- tributa al cuidado de la vida, como una experiencia compleja,

histórica y espacialmente situada (Escobar, 2010).

Gil Jairo, en sus experiencias y narraciones manifiesta los choques y confrontaciones con

las condiciones que establece el Estado (siguiendo un proyecto de modernidad en su fase

de un capitalismo, urbano-industrial), al acentuar una relación de centro y periferia que se

concreta en este caso, en instituciones como la escuela y las políticas educativas que

regulan y seleccionan los contenidos a enseñar y a evaluar de un proyecto monocultural

occidental desde el cual se han invisibilizado los saberes y contextos, razón que le lleva a

proponer una relación mas simétrica de los conocimientos en los escenarios educativos

escolares, sin que sean excluyentes y por el contrario se puedan considerar en ciertos

aspectos como complementarios.

En el caso de Sara es posible apreciar su postura frente a las situaciones de desigualdad

relacionadas con los modelos económicos que vinculan relaciones de conocimiento y

poder al situarlo en el marco de la globalización, que puede impactar las diversidades

biológica y cultural, bajo procesos de homogenización, explotación y mercantilización de

331

la vida. En estas perspectivas también aparecen ciertas resistencias asociadas a una ética

y una postura ante la vida, que confrontan procesos simbólicos, ecológicos,

epistemológicos y políticos, que devienen de la modernidad y que han hecho de la

biodiversidad un recurso para explotar, bajo la idea de progreso, sin considerar la

diversidad y la diferencia, y en esta perspectiva se observa en la educación escolarizada un

mecanismo para reproducir modelos hegemónicos que deslocalizan el conocimiento y

plantean otros valores y perspectivas de mundo, (Leff, 2006,). Desconociendo así, las

particularidades de las regiones y las diferentes epistemes, lo que compromete las formas

de regular las acciones en la conservación de las diferentes formas de vida.

El trabajo investigativo y sus hallazgos, permite trascender la propuesta de Cobern

(1990), situada en una ciencia multicultural, para ser tratada desde referentes

epistemológicos, ontológicos, históricos, políticos, éticos, y bioculturales, entre otros,

que pueden aportar desde una reflexión crítica a una deconstrucción de las

hegemonías y propiciar diálogos mas horizontales, hacia una educación intercultural,

como una apuesta por la vida en el conocimiento, cuidado y sustentabilidad de la

biodiversidad y la diversidad cultural. En consecuencia, la enseñanza de las ciencias y la

formación de profesores de ciencias debe ajustarse a las realidades y complejidades

regionales y locales del país con un dialogo abierto y en discusiones con el mundo global,

que posibilite comprender las manifestaciones de la diversidad y su complejidad y aportar

alternativas a los problemas contemporáneos que comprometen la permanencia de la vida

en sus diferentes expresiones.

Con los anteriores argumentos se concluye que los docentes en formación inicial de la

Licenciatura en Biología de los contextos de la Chorrera Amazonas y de Bogotá, emplean

en sus narraciones formas diferenciadas para referirse a la biodiversidad (desde la lengua

propia), así como, formas de significarla en relación con sus contextos culturales donde lo

ontológico, lo epistémico, lo cultural y lo ético, se constituyen en pilares de sus

concepciones. Además, en las dimensiones: histórica, biocultural, educativa y política, es

posible apreciar diferentes posturas que plantean puntos de mayor intercambio y

negociación de significados así como de mayores tensiones que complejizan la

configuración de las concepciones, desde una mirada dinámica de la cultura y lo cultural.

Así, la biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza, en esta investigación no se

reduce a valorar las concepciones en función del termino de referencia, sino en considerar

la amplitud y diversidad que representa su abordaje en clave cultural, al visibilizar un

332

posicionamiento desde la diferencia, que reconoce otras ontologías y epistemologías, así

como, la comprensión de unas dimensiones ética y cultural, histórica y política que

confronta las hegemonías y propone otra mirada de lo que se concibe por biodiversidad.

En esta investigación también se reconocen aquellos cruces de fronteras, choques de

significados, intercambios y posibles hibrideces que permiten visibilizar, de una parte, el

empleo de conocimientos propios y conocimientos científicos escolares para referirse a la

biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza, y de otra, señalar un horizonte de

sentido desde el cual, las concepciones cobran un significado al proporcionar contrastes

entre los contextos culturales en los cuales, se tejen los significados, como fuera el caso de

Gil Jairo, representante de la etnia Uitoto-Muruy. Esto hace evidente una concepción

holística, integral y relacional entre la naturaleza-lo humano y lo espiritual al nombrarla

como “Monifue- abundancia” expresión de una cultura viva. De igual forma, para Sara la

forma de nombrar la biodiversidad corresponde a la “variabilidad relaciones de lo vivo”,

que señala un marco cultural, en el cual, cobra sentido dicha expresión, como referente de

las construcciones desde el contexto educativo occidental en el cual, ha transitado.

En síntesis, se plantean estos argumentos como punto inicial para reconocer que la

educación en ciencias y la formación de profesores, requieren de una propuesta alternativa

que contemple la complejidad de la configuración de las concepciones desde perspectivas

culturales, lo cual cruza por la consideración de lo ontológico en el marco de las didácticas

de las ciencias además de las otras dimensiones que emergen, así como la oportunidad para

pensar en una formación de profesores de ciencias sensible a los contextos culturales, la

diversidad y la diferencia (Molina et al, 2014; Yuen, 2009). Esto implica proveer

condiciones para gestionar las diferencias, además de ampliar la mirada frente a otras

formas de conocimiento que han aportado en la producción de la vida y su cuidado, desde

tiempos milenarios y que en la actualidad parte de estos conocimientos y prácticas

posibilitan incluir a Colombia como uno de los países más biodiversos del planeta, lo cual

debe tener una mayor visibilidad en los procesos educativos, sobre la base de una

educación más centrada en las realidades del país, que contribuya en la construcción de

sociedades más justas con equidad y sustentabilidad de la vida.

333

6 REFLEXIONES Y PROSPECCIÓN EN EL CAMPO EDUCATIVO

6.1 INTRODUCCIÓN

En este capítulo se abordará la importancia del reconocimiento de saberes, en la formación

de profesores de ciencias, la relación de la enseñanza de las ciencias y el contexto cultural

(Ogbu, 1982; Aikenhead, 1999; Cobern y Loving, 2001; Molina, 2010; Hills 1989), que

aborda el estudio de la diversidad cultural, como perspectiva para el desarrollo de

propuestas educativas alterativas en ciencias. En esta vía, se tiene en cuenta la importancia

de los contextos culturales y la recuperación de la experiencia de los sujetos (Aikenhead,

1998; Cobern, 1991; El-Hani y Mortimer, 2007; Molina y Mojica, 2013; Molina 2000;) al

brindar un punto de partida para una enseñanza de las ciencias y una formación de

profesores sensible a la cultura de los sujetos y el contexto (Yuen, 2009). En tal caso, se

plantea el rol fundamental del maestro para viabilizar de una parte el diálogo intercultural

entre las ciencias en el contexto educativo y los saberes locales con una visión más

simétrica de los conocimientos y de otra, hacer de la clase de ciencias un espacio que

reconozca la diversidad y la diferencia, desde la experiencia y la configuración de marcos

decisorios para la apropiación y construcción de conocimientos (Molina, López y Mojica,

2005; Elkana 1983). Aspectos que se fundamentan en los procesos de negociación de

significados desde una mirada de lo cultural en términos adjetivos (García Canclini, 2004),

y de igual manera, contempla los consensos y confronta las hegemonías de la educación en

ciencias y la formación de profesores, para trascender hacia perspectivas interculturales

que piensen y aporten en la transformación de las realidades educativas de país.

De acuerdo con lo anterior, se discute la posibilidad de potenciar una formación de

profesores de ciencias, que considera la constitución intercultural de las sociedades

latinoamericanas desde una posición crítica frente a las hegemonías de las ideas

predominantes Snively y Corsiglia (2001), Nieto (2000), Cobern (1996b), Maddock

(1981); Wilson (1981), Quintrique y McGinity (2009), Gonzáles y Contreras (2009),

Cobern y Loving (2001), Ainkenhead y Ogawa, (2007), derivados de los procesos de

colonización en los que se involucran aspectos políticos, ideológicos, económicos y

334

epistémicos (Bossi, 1998; Nieto, 2006; García, 2004; Cobern y Loving, 2001) que han

permeado diversos procesos sociales, como es el caso de la educación en ciencias (Molina,

Martínez, Mosquera y Mojica, 2009) y la formación de profesores (Molina, et al., 2014;

Molina y Utges, 2011; Mato, 2008), así como la posibilidad de generar otras miradas

sensibles a los contextos culturales (Yuen, 2009) y de inclusión desde perspectivas

interculturales (Castaño, 2009), que invitan a la generación de propuestas de

investigación, asociadas con la incorporación de saberes y conocimientos, para fortalecer

y enriquecer los programas de formación de profesores de ciencias como se evidencia en el

abordaje de las concepciones de biodiversidad desde la perspectiva de la diversidad

cultural.

Por último, se destaca que los saberes tradicionales y ancestrales al igual que los

conocimientos occidentales expresados por los participantes, brindan una oportunidad

para considerar procesos de formación de profesores que vinculen maneras de conocer e

interpretar el mundo, desde la complejidad que entraña las concepciones de biodiversidad

en su multidimensionalidad e interrelación. Es allí donde es posible reconocer la diferencia

y generar puntos de intercambio y negociación de significados que comprenden el choque

y el cruce de fronteras desde las culturas, y de posibles hibrideces, así como el

reconocimiento del otro y la relevancia de la biodiversidad para el país. En este sentido, se

desarrollan cuatro apartados que sintetizan los aportes para la enseñanza de las ciencias, en

el ámbito de la formación inicial de profesores de ciencias desde la perspectiva de la

diversidad cultural.

6.2 FORMAS DE ENUNCIAR Y SIGNIFICAR EL MUNDO

Un primer referente a tratar en el presente apartado corresponde al lugar de la cultura y la

emergencia del otro, en los procesos de formación inicial de profesores de ciencias. En tal

sentido, es necesario considerar las maneras de nombrar y significar la realidad en el

contexto cultural, así las ideas expresadas por los profesores en formación inicial (de La

Chorrera-Amazonas, pertenecientes a la comunidad indígena Uitoto y de Bogotá Capital y

centro económico y político del país), señalan las diferencias, las complejidades y

emergencias de sus concepciones, que se configuran en los contextos culturales, de los

cuales, hacen parte y donde adelantan sus estudios y prácticas educativas como futuros

licenciados en Biología.

335

Un aporte de la presente investigación se refiere a la existencia de una diversidad de

formas de significar el mundo, las cuales, están articuladas a los saberes tradicionales y

ancestrales de la etnia Uitoto en particular del clan Jeia+, de Gil Jairo, así como de la

cultura occidental y la herencia mestiza que se revela en Sara, como expresión de la

condición intercultural del país en su acontecer histórico. De una parte el contexto

cultural Uitoto permite reconocer y valorar la relevancia del lugar de la cultura y de las

formas de enunciación y significación del mundo en la enseñanza de las ciencias y la

formación inicial de profesores. De igual forma, desde el contexto occidental y la

ascendencia mestiza en el caso de Sara, permite considerar otro vértice para pensar las

discontinuidades culturales (Ogbu, 1982) entre lo que se enseña en los programas de

formación de profesores y lo que se aprende en el contexto de los estudiantes como

aprendizajes colaterales (Jegede, 1995).

El nombrar de la biodiversidad, desde la cultura Uitoto, destaca un lugar de enunciación en

el cual la visión semiótica de cultura de Geertz (2005), permite una comprensión de las

relaciones entre la acción simbólica y demás acciones humanas (Molina, 2010). Así, la

expresión en lengua Uitoto -“Monifue”- simboliza la abundancia no solo de seres vivos,

sino del conocimiento como pilar de la cultura, de la salud, del alimento, de la producción

de la diversidad de la vida y del “ver crecer a su pueblo”, en donde convergen relaciones

entre el mundo físico y el mundo espiritual, que a su vez, se articula con las prácticas

culturales, como acciones contextualizadas dotadas de sentido y significado para Gil Jairo.

Referentes que para Blikstein (1985) comprenden la relación entre praxis y significación,

al afirmar que sin praxis no hay significado. Por tanto, no solo es un asunto de un nombrar

diferente, sino de un percibir diferente, que destaca la diversidad cultural y lingüística,

asociado con las prácticas epistémicas (Olivé, 2009), expresión de la cultura como

acontecimiento vivo.

Así mismo, para Sara la expresión “variabilidad-relaciones de lo vivo”, muestra, de una

parte, la concreción de la propuesta educativa occidental, que se sustenta desde las teorías

científicas para dar cuenta de la biodiversidad, al contemplar un mundo que se transforma

y que sostiene una distinción entre lo vivo y lo no vivo, dentro del marco educativo

occidental como sustento explicativo de la lógica racional para hablar de la diversidad de

los sistemas vivientes. Por otra parte, desde el mundo de la vida permite apreciar con más

detalle y de manera más abierta otras lógicas, estéticas, sensibilidades y relaciones en las

que el tejido histórico cultural de sus ancestros emerge como discontinuidad y brinda otras

336

perspectivas y complejidades de su pensamiento y de sus prácticas, que advierten un

compromiso ético bajo la idea de un mundo interrelacionado, en donde aquellas formas de

vida distintas a lo humano emergen como otredad. Tal vez, sea el compromiso ético un

punto de articulación que le permite valorar la biodiversidad y encuentra en los discursos

de la conservación, y la educación impartida en la tradición familiar, la idea de un mundo

sin superioridades ni jerarquías de lo humano sobre los demás seres vivos, al ofrecer una

resistencia a las hegemonías imperantes que devienen de la modernidad.

Los diálogos con cada uno de los docentes en formación inicial, permiten dimensionar la

complejidad de sus concepciones de biodiversidad como nuevo énfasis de la naturaleza

(Ulloa, 2011) y la relevancia que adquiere la diversidad cultural, desde sus experiencias,

conocimientos y contextos en la elaboración de sentido (Bruner, 1995). Aspectos que

merecen ser considerados en la formulación de orientaciones, para la formación de

profesores de ciencias al reconocer en la diversidad una potencialidad y no un obstáculo

para la enseñanza de las ciencias (Molina, 2012). En tal sentido, es necesario vincular las

diferentes formas de significar el mundo, que favorezcan un abordaje de diversas

epistemes más equilibrado frente a los procesos de asimilación que se han

institucionalizado históricamente en los diferentes niveles de escolaridad, bajo la premisa

de un único modo de conocer y explicar la realidad, desde los procesos colonialistas, que

en palabras de Grosfoguel (2011), conllevan a un racismo epistémico sustentado en una

tradición de pensamiento hegemónica del mundo occidental.

Estos saberes, conocimientos y experiencias, se constituyen en un gran potencial para la

formación inicial de profesores de ciencias. Al aportar miradas complejas de la realidad, -,

los nuevos horizontes respecto a la diversidad epistémica, ontológica, ética, estética,

cultural, política, educativa e histórica, que pueden ser consideradas en una formación

intercultural. En tal sentido, se requiere de diálogos más horizontales en la negociación de

significados y establecimiento de acuerdos entre diferentes, que posibilite la construcción

de conocimientos y la ampliación de opciones para resolver problemas y participar en la

transformación de realidades y en el cuidado de la vida.

Así en el caso de Gil Jairo, se explicita un pensamiento integrado y relacional, que

desborda a todas luces la noción de la biodiversidad y la definición aportada por occidente,

para señalar el entramado de relaciones y significados que permiten comprender la unidad

ontológica entre la naturaleza- lo humano y lo espiritual, las prácticas epistémicas, las

337

formas diferenciadas de construir el conocimiento, sustentado en un ethos como horizonte

de sentido de su pueblo, en un mundo sin rupturas ontológicas o epistémicas. Esto puede

leerse como una relación entre cultura y naturaleza (Escobar, 1999; Ulloa, 2011), más allá

de los dualismos (Descola, 2012), como acontece en el Amazonas y en particular La

Chorrera y la diversidad biocultural que detenta bajo el principio del cuidado de la vida, (a

pesar del etnocidio del que fueron objeto hace más de un siglo, y de la explotación

sostenida por la industria cauchera), región declarada en la actualidad como uno de los

centros de mayor diversidad biocultural en el mundo, pero con un alto riesgo de

vulnerabilidad ante las intervenciones y modelos de explotación de occidente, además de la

poca visibilidad de sus conocimientos, elementos que ameritan su reconocimiento y

articulación en los procesos de formación de profesores de ciencias.

De igual forma, desde la narrativas de Sara se plantean retos a la educación, frente a

posibles formas de establecer puentes entre conocimientos, como aquellos que hacen parte

de su tradición cultural en la enseñanza impartida por sus padres y abuelos de origen

campesino, así como los conocimientos adquiridos en su recorrido por la educación

escolarizada, que le llevan a establecer una postura ética ante la vida en el reconocimiento

de relaciones y valoración de la biodiversidad. Estos elementos contribuyen en la

perspectiva de una formación intercultural en ciencias que contemple negociaciones

culturales, puesto que, en el caso de Sara se evidencia la navegación en dos mundos como

son el mundo académico escolarizado y, el mundo de la vida que mantiene unas prácticas

culturales campesinas, sin que exista un maestro mediador, ni una educación en ciencias

que reflexione y reconozca este cruce de fronteras.

Este referente se constituye en un insumo para potencializar la formación docente

articulada con las diversas formas de conocimientos, las experiencias, las emociones y las

actitudes críticas, relevantes para la formación ciudadana y para un futuro profesor en

ciencias comprometido con la permanencia de la vida, además de valorar la diversidad

cultural del aula de clase y el reconocimiento de diversas formas de conocimiento que

propicien un descentramiento del etnocentrismo epistémico (Molina y Utges, 2011;

Molina, Mojica; 2013). Lo anterior, supone hacer explícito en los programas de formación

de profesores una discusión acerca del reconocimiento de diferentes formas de

conocimiento, para romper con las hegemonías y la asimilación a un modelo monocultural

(Seiler, 2011), además de empezar a considerar el encuentro entre los estudiantes, los

338

profesores y la enseñanza de las ciencias como relaciones entre culturas (Molina, 2007;

Cobern y Loving; 2001).

De acuerdo con lo anterior, las formas de enunciar y significar el mundo requieren del

reconocimiento del otro como diferente, cuyas formas de concebir el mundo contemplan

las formas de tejer significados desde lo colectivo (Geertz, 2005). Igualmente, desde la

posibilidad de asumirlo en un mundo de encuentros y desencuentros, donde es necesario

comprender el choque de significados en las fronteras y la negociación de significados,

para hablar de lo cultural desde las diferencias, los contrastes y las posibles hibrideces

(García, 2004). Así, la formación de profesores de ciencias no puede ser ajena al fenómeno

de la diversidad cultural que ha sido abordado por diversos autores (Molina et al., 2014;

Molina, 2000, 2002, 2005; Molina et al., 2009; Cabo y Enrique, 2004; Cobern y

Aikenhead, 1998; El-Hani y Bizzo, 2002; El-Hani y Sepulveda; El-Hani y Mortimer, 2007;

Wilson, 1981; Cobern, 1993, 1996; Aikenhead, 1996; Cobern y Loving, 2001;), quienes

señalan la necesidad de considerar la diversidad cultural en la enseñanza de las ciencias y

la formación de profesores, desde diferentes posicionamientos.

Lo anterior implica, considerar otro componente fundamental en el campo académico

como es el contexto. La educación en ciencias y la formación de profesores, deben ser

próximos a las realidades de país, de modo que en la enseñanza se explicite y reconozca

las interrelaciones entre la diversidad biológica y la diversidad cultural del territorio,

aspecto que no se reduce a una educación para unos grupos determinados, o para caer en

esencialismos, sino para valorar la diversidad que transita por las aulas y fuera de ellas, en

su relación directa e indirecta con la biodiversidad, más allá de los dualismos (Descola,

2012; Toledo y Barrera, 2008; Cock, 2006), por lo que implica una mirada innovadora e

investigativa en la formación de profesores y la enseñanza de las ciencias en contextos

locales.

6.3 RECONOCIMIENTO DE SABERES Y CONOCIMIENTOS EN LA

FORMACION INICIAL DE PROFESORES DE CIENCIAS

El campo de la enseñanza de las ciencias en el mundo contemporáneo, plantea la

confrontación de la visión unívoca y universal del conocimiento científico y su

sobrevaloración frente a otras formas de conocimiento (El Hani y Mortimer, 2007; Cobern

y Loving, 2001), así como la reflexión crítica respecto a la imagen social que se tiene de la

339

ciencia y del trabajo científico que se encuentra distorsionada, al mantener ciertos

estereotipos que en parte son reforzados por el contexto social y la escuela, ( Liguori y

Noste, 2007). Debates que cruzan por la constitución del sujeto y la homogenización de la

educación en el contexto nacional, como una discusión necesaria y pertinente en la

formación inicial de profesores de ciencias.

Figura 8 Imagen social de la ciencia y del científico

Fuente: Tomado y Adaptado de Liguori y Noste, (2007)

A este respecto se realiza un reconocimiento de los saberes culturales de los docentes en

formación y de las comunidades en la escuela, y la apertura hacia la incorporación de las

dimensiones culturales en los planes de estudios. Estas perspectivas corresponden a los

enfoques socio-culturales y contextuales (Cobern, 1991, 1996; Gurgel, 2003; Molina,

340

2000, 2002, 2009, 2010; El-Hani y Mortimer, 2007; Wells, 1998; Barnet y Hodson, 2001,

McKinley, y Stewart, 2012), que controvierten las visiones individuales y objetivistas de

la construcción del conocimiento científico, sustentadas en el enfoque de cambio

conceptual, para otorgar importancia al papel de la cultura en el desarrollo y validación de

creencias individuales, además de discutir la inserción de la ciencia, mediante su

enseñanza, en contextos socioculturales específicos no occidentales, en que las prácticas y

creencias tradicionales guían las acciones cotidianas (George, 2001). En este sentido, se

entiende a la ciencia como una segunda cultura para los estudiantes (Elkana, 1983; Molina,

2012), lo cual implica considerar la conceptualización de los procesos de enseñanza en los

programas de formación de profesores, desde enfoques que reconozcan estas diferencias

(Castaño, 2009).

Figura 9. Comparación entre formas de conocimientos articulados por las etnociencias.

Fuente. Tomado de Martínez (2015).

A este respecto, se han propuesto programas de ciencias significativos para los estudiantes

en ambientes tradicionales. Esto implica el contraste de la ciencia convencional, con los

saberes locales, al abordar las creencias y habilidades en contextos tradicionales, como un

proyecto epistemológico y educativo (George, 2001) promisorio, que requiere de mayores

aportaciones para el campo de la enseñanza de las ciencias. Por tanto, conocer las

concepciones de biodiversidad de los profesores en formación inicial de Licenciatura en

Biología, desde la perspectiva de la diversidad cultural, puede aportar en la formulación de

341

orientaciones, para la formación de profesores que desde reflexiones críticas conlleven

unos conocimientos, prácticas y actitudes de responsabilidad y compromiso ante la

diversidad cultural y la biodiversidad, dado que, en Colombia aún son incipientes las

investigaciones de esta naturaleza en el ámbito educativo (Molina et al., 2014; Pérez ,

2013).

Parte de estos esfuerzos son reseñados en la historia de las ciencias al incorporar en sus

investigaciones “cómo las observaciones de pueblos originarios resultaron pioneras en

cuanto a la perspicacia y al empirismo respecto de los saberes occidentales” (Martínez,

2015, p. 202). Así mismo, en el contexto nacional se encuentran trabajos como el de

Florentino Vezga (1936), quien advierte que buena parte de los adelantos de la ciencia

(médica) europea, obedecen al conocimiento empírico de los pueblos milenarios, aspecto

que profundiza Mauricio Nieto (2006) como una traducción de los saberes locales a una

ciencia ilustrada. Referentes poco tratados en los programas de formación en ciencias, que

ameritan su abordaje para entender las relaciones entre conocimientos desde el proyecto

fundacional moderno que permitirían dimensionar desde la perspectiva histórica las

asimetrías del conocimiento y las potencialidades de abordar la formación y la enseñanza

de las ciencias desde un pluralismo epistémico, más cercano a las realidades del país.

Estas reflexiones también comprometen una discusión frente a las imágenes de ciencia y

de científico que aún prevalecen, motivo por el cual, cabe señalar que el tratamiento de la

ciencia debe ser objeto de transformación, de modo, que la apuesta es que ésta sea

reconocida como un sistema cultural, dotada de historicidad. De esta forma, es posible

facilitar un dialogo con otros sistemas culturales que se preguntan e interrogan por

fenómenos del mundo. Así el tratamiento de enfermedades no solo ha sido un asunto que

ha recibido un manejo por parte de la ciencia, pues también desde un conocimiento

empírico por parte de los pueblos milenarios, comunidades campesinas y demás grupos

minoritarios se ha dado tratamiento a diversas enfermedades, como lo expresan Gil Jairo y

Sara en sus narraciones y de investigadores que han documentado dicho fenómeno. (Nieto,

2006; Vezga, 1936; González y Contreras, 2013).

Figura 10 La ciencia como sistema Cultural.

342

Fuente. Tomado y Adaptado de Hacking (2002, 2009)

De acuerdo con Hacking (2002, 2009), es posible considerar que la empresa científica

puede entenderse como una actividad hecha por humanos, en la cual subyace una ontología

histórica de las ciencias que construye los objetos de conocimiento como objetos de

estudio, a partir de lo real. Para ello, establece métodos como prácticas científicas que

abordan problemas específicos y derivan en la producción de un conocimiento práctico,

que se comparte y dinamiza, en la comunidad científica. Por su parte, Elkana (1983),

propone asumir la ciencia como un sistema cultural.

. “Ya sea que queramos indicar por ciencia la suma total de las ideas sobre el

mundo o, más estrechamente hablando como un conocimiento organizado, o

también la ciencia como construcción histórica y que está sometida a standards de

juicio históricamente definidos, la ciencia puede ser cuestionada, discutida,

afirmada, formalizada, enseñada, y sobre todo teniendo en cuenta que varía en

forma extrema de una persona a otra; así mismo en algunos puntos, puede variar de

una disciplina a otra, y sin duda variar en forma extrema de una época a otra”. (p.4).

En esta vía, resulta promisorio abordar las ciencias como sistema cultural, que permita

desestructurar la imagen que ha prevalecido de la misma y que ha llevado a una

sobrevaloración del conocimiento científico respecto a otras formas de conocimiento. En

tal sentido, estas discusiones han enriquecido la línea de investigación de concepciones y

creencias de los profesores sobre la naturaleza de las ciencias, en cuyos resultados se

encuentra una correlación de las creencias de los profesores acerca de la ciencia y sus

prácticas de enseñanza (Liguori y Noste, 2007). Elementos que reafirman la necesidad de

hacer un análisis crítico a este respecto, en los programas de formación inicial y continua

de profesores de ciencias.

343

La enseñanza de las ciencias vista como una relación entre culturas, reconoce los tipos de

enseñanza, el establecimiento de relaciones entre conocimientos de diferentes culturas, y el

reconocimiento del otro. De acuerdo con Molina (2012, 2005), existen diferentes formas

de considerar al otro. Sin embargo, lo importante de la discusión es entender si en todos los

casos, el “otro” es realmente reconocido como un sujeto situado desde lo cultural. Aspecto

que contempla la diversidad ontológica y epistémica, al ser relevante en la forma de

comprender al otro en las concepciones halladas, como un referente fundamental para

hablar de la diferencia y lo cultural, en términos adjetivos (García, 2004).

Lo anterior, se aprecia en los diálogos con Sara, al manifestar en sus narraciones iniciales

un etnocentrismo epistemológico (concepción Cientificista) al hacer del conocimiento

científico, el fundamento para explicar los fenómenos naturales y discutir los problemas

asociados con la biodiversidad en el contexto educativo, dada la influencia del proceso de

formación escolar que ha recibido a lo largo de su vida y como mecanismo para resolver

problemas en el mundo académico. Sin embargo, al situarse en el contexto familiar y

cotidiano, da cabida a otras formas de conocimiento que hacen parte de prácticas culturales

ancestrales, dadas sus raíces campesinas, que se revelan como coexistencias para resolver

situaciones en el mundo cotidiano. Así mismo, al proyectarse en su rol como futura

maestra emerge un descentramiento del etnocentrismo epistemológico, al aceptar la validez

de los conocimientos ancestrales que cumplen con otros criterios en su comprobación y

que estima podrían considerarse en un aula diversa.

Lo ontológico, a su vez, se constituye en pilar de las concepciones y en el caso de Sara,

muestra dos referencias al señalar en el mundo académico una separación de los órdenes

ontológicos en correspondencia con el etnocentrismo epistemológico. No obstante, en su

cotidianidad ofrece un giro, que plantea unas posibles conexiones y continuidades de una

tradición cultural mestiza y campesina, al vincular los saberes de la medicina tradicional;

el diálogo con las plantas y una visión espiritual que expresan otras formas de

relacionamiento con la vida.

Por su parte, en el caso de Gil Jairo, se aprecia un pluralismo epistémico que considera las

diferencias en clave cultural (García Canclini, 2004), al referirse en principio desde sus

experiencias y conocimientos ancestrales, como fundamentos para comprender el mundo.

También reconoce en el conocimiento científico, otra forma de conocimiento que se

produce bajo otros mecanismos y métodos. Sin embargo, estima que tanto un conocimiento

344

como el otro pueden llegar a ser complementarios como acontece en el cuidado de la salud.

De igual forma, señala las distinciones en cuanto a las formas de conocer el mundo desde

su cultura y las formas que proporciona la enseñanza de las ciencias, donde la primera,

considera las experiencias empíricas, que comprenden saberes milenarios, con un

conocimiento que se teje colectivamente desde la tradición oral, remitiéndose a los mitos y

su inserción en las prácticas culturales bajo un pensamiento holístico, integral y relacional,

los cuales, contrastan con el conocimiento científico escolar, que opera desde una lógica

racional e instrumental y fragmentada, desde teorías y conceptos para ordenar la

naturaleza, bajo unas perspectivas jerárquicas que despojan de todo valor espiritual las

relaciones entre cultura y naturaleza. Aspectos que se reafirman, de una parte, en la unidad

ontológica y la construcción y sostenimiento del mundo a través de la palabra, que se

manifiesta a lo largo de las diferentes narraciones como expresión de la ontología de su

etnia y la tensión con un mundo fragmentado y jerarquizado, que se dinamiza en el

contexto escolar y la enseñanza de una ciencia convencional.

El establecimiento de un dialogo entre el conocimiento científico y los saberes indígenas,

debe pensarse en términos de posibilidad de reconocer lo ontológico y lo epistemológico,

dimensiones que comprenden un conocimiento profundo de la naturaleza, como se

explicita en la cultura Uitoto-Muruy y lo correspondiente a la ciencia occidental como

sistema cultural. Se trataría entonces de considerar las oportunidades que derivan de estos

dialogos como lo expresan diversos autores (George, 2001; Molina, 2012; Riggs, 2005

Baptiste y El-Hani 2009), al proporcionar otras posibilidades en la estructuración de una

enseñanza que problematice las complejas relaciones ambientales y etno-biológicas, de

modo que, se cuente con un panorama amplio para crear alternativas de solución, en un

mundo, dinámico y cambiante. En tal sentido, implica repensar “el ser” del mundo

complejo (Leff, 2006). De esta forma, la educación puede abrir nuevas vías para vincular

otros saberes, como proyección del pensamiento y la reconstrucción del mundo, desde los

intercambios, la negociación de significados y posibles hibrideces, como un proyecto de

reconstrucción que reconoce al otro diferente y a la diversidad en la constitución de un

mundo interconectado y complejo.

De acuerdo con lo hallado en los diálogos con los docentes en formación inicial, se

vislumbra la necesidad de proveer programas de formación en ciencias más realistas y

significativos, que contemplen un acercamiento epistemológico desde perspectivas más

plurales, que permitan contrastar la ciencia moderna que se enseña en los diferentes niveles

345

educativos con los conocimientos tradicionales y ancestrales (George, 2001). Dichos

niveles, detentan un conocimiento profundo de la naturaleza los cuales no se reducen a una

forma de nombrar y ordenar el cosmos, puesto que cada palabra se constituye en una forma

de construir el mundo que se comparte desde el colectivo. Así, la diversidad de diferentes

formas de vida, ofrece una fuente inagotable para el desarrollo del pensamiento indígena,

donde la cultura cobra especial relevancia en los procesos de ordenación de la realidad

(Pitrou, 2011).

Para Gil Jairo, el sistema de clasificación que establece la ciencia occidental puede ser útil,

aunque estima que puede complementarse con el saber de la cultura Uitoto-Muruy, pues,

las clasificaciones propias, no solo consideran a las plantas, animales y otras entidades,

sino además expresan un conocimiento de las relaciones ecológicas y las unidades de

paisaje así como el vínculo entre materialidad y espiritualidad. De esta manera, es posible

conocer relaciones alimenticias, épocas de floración y reproducción de ciertas especies,

interacción entre diferentes grupos, ciclos de crecimiento y desarrollo, el papel del sol y de

las lluvias, en el contexto amazónico, conocimientos que se concretan en el calendario

etno-ecológico, el cual, es un ordenador de las prácticas culturales, que tienen que ver con

los períodos de caza y pesca y el cultivo de la chagra. Todo ello, bajo referentes

normativos que favorecen la regulación frente al uso de las fuentes alimenticias. Estas

clasificaciones también comprenden el conocimiento sofisticado de las plantas

medicinales, asociadas con el cuidado de la vida, categorías que se pueden discutir en la

comprensión de la biodiversidad del Amazonas y la relevancia de las culturas milenarias

en un mundo interrelacionado.

Otro aspecto, comprende el interés por asumir con responsabilidad el rol del ser maestro,

más allá de la obtención de un título. Si bien se constituye en un requisito de la educación

escolarizada, los participantes trascienden esta mirada para situarse en el ejercicio de su

profesión en tanto estiman, es una responsabilidad con su cultura para aportar al

fortalecimiento de ésta (Gil Jairo). Además, facilita una mayor interlocución entre el centro

y la periferia, de modo que, se pueda viabilizar un dialogo más horizontal que permita

sacudir los cimientos de una tradición escolar moderna que fijó su atención en un proyecto

educativo monocultural homogenizante, que ha impactado la diversidad lingüística, la

construcción de significados y la invisibilización de saberes propios en detrimento de su

identidad cultural (Quintriqueo y McGinity, 2009; y O´hern, 2010, Molina et al, 2014). Por

su parte, Sara expresa su compromiso con la formación de calidad en ciencias de sus

346

estudiantes y por tanto, asume que se debe contar con un fundamento conceptual, y

también con una formación ética para educar al futuro ciudadano en el manejo responsable

del ambiente, la conservación y defensa de la biodiversidad.

De acuerdo con Bruner (1995), el uso de una misma gramática implica una mutua

comprensión. Esta afirmación invita a considerar las diferentes formas de nombrar y

significar la biodiversidad, desde las palabras de la ley de Vida del pueblo Uitoto-Muruy,

así como las de otras culturas, que hacen parte del aula de clase, (nominaciones que se

encuentran estrechamente relacionadas con el nombre de cada sujeto y del colectivo

clánico asociado al tótem). En estas formas de nombrar, que remiten a los mitos de origen,

Pitrou (2011) advierte que “pueden ser considerados como metateorías, al ser portadores

de esquemas explicativos de los procesos implicados en el fenómeno vital” (p.33). De esta

forma, su incorporación en los programas de formación de profesores, permite trazar

nuevos horizontes hacia una perspectiva intercultural, como formas de potenciar la

creatividad y aportar en la reflexión crítica de las relaciones naturaleza y cultura. La

visibilidad de los saberes y conocimientos como posibles diálogos e intercambios entre

culturas, se constituye en un aporte al proceso de formación, además de vincular la

recuperación de las experiencias de los sujetos culturales, al igual que la sensibilidad

intercultural (Yuen, 2009), y la articulación de perspectivas contextuales en la discusión

sobre las concepciones de los profesores de ciencias (Molina, 2012).

6.4 LOS PROGRAMAS DE FORMACIÓN INICIAL DE PROFESORES EN

CIENCIAS. UNA POSIBILIDAD PARA CONSIDERAR LAS

EXPERIENCIAS DE VIDA Y LAS DIFERENTES FORMAS DE PENSAR.

Las experiencias de vida de los docentes en formación comprenden a un sujeto situado

que teje significados en el seno de la cultura, donde ha configurado su ser histórico y

cultural, ha ganado experiencias, conocimientos, valores y formas de pensar que pueden

diferir en mayor o menor grado con los conocimientos elaborados desde la ciencia

convencional (George, 2001). Su inclusión en la clase de ciencias y en los procesos de

formación amplían las fuentes de conocimiento (Elkana, 1983) que entran en juego, como

una forma de reconocer al otro, así como sus valores y formas de concebir el mundo.

347

La formación de profesores de ciencias desde una perspectiva intercultural comprende

entonces el reconocimiento de la diversidad cultural y su participación activa en el

encuentro entre culturas (educación que no se reduce a las poblaciones indígenas). De

acuerdo con Valladares Riveroll, (2011), estos procesos de interculturalidad deben verse

reflejados en los currículos, en materiales didácticos y en la formación docente. De

manera que, se propende por confrontar un espacio clausurado hacia un espacio dialógico

desde los diversos saberes que aportan a una comprensión compleja de mundo. Esta

instancia, recuerda que el encuentro con el otro se constituye a su vez en una experiencia

estética y sensible frente a las maneras de conocer y relacionarse con la naturaleza y las

diversas formas de vida, además de ser un espacio de reflexión ética desde el

reconocimiento de sí y del otro, como espacio de emancipación, que altera el panorama

político de la educación en ciencias (Molina, 2005).

El reconocimiento de las concepciones de biodiversidad de los docentes en formación

inicial y su abordaje desde la diversidad cultural, permite poner en evidencia las

experiencias y su importancia tanto en términos culturales como ontológicos, epistémicos,

afectivos, éticos, históricos y políticos. Estas dimensiones, muestran la complejidad de las

concepciones, al considerar a un ser cultural, multidimensional y dialogante con el mundo,

aspectos relevantes que requieren de su consideración en cuanto a su relación con la

biodiversidad y las formas de significarla, además de manifestar sus posturas críticas ante

las formas hegemónicas y dominantes que constriñen las culturas y socavan la

biodiversidad, bajo unos conocimientos y racionalidades que codifican la realidad como un

mundo-objeto y una economía-mundo (Leff, 2004). Dicha perspectiva es discutida desde

los diferentes lugares de enunciación, donde las producciones tecno-científicas resultan

insuficientes para tratar temas tan sensibles y significativos, por lo cual, la pluralidad de

visiones ofrece una potencialidad frente a las problemáticas y realidades de país.

En tal sentido, , la formación de profesores de ciencias implica reflexionar acerca de la

necesidad de reconfigurar las prácticas pedagógicas en contextos de diversidad cultural,

hacia la constitución de un pensamiento sensible a lo intercultural (Molina, 2012), como

que dote de significado a lo señalado en la Carta Constitucional, como es el

reconocimiento de un país pluri-étnico y multicultural en el campo educativo. Lo cual no

implica soslayar el papel del conocimiento científico en las sociedades modernas y

contemporáneas. Esta perspectiva contempla una comprensión integral de lo humano, sin

que ello implique una homogenización, al promover el desarrollo de actitudes de respeto y

348

valoración de la diversidad cultural, como lo expresan Sara y Gil Jairo, al igual que su

participación en la construcción de realidades que contribuyan a la reducción de las

desigualdades y el reconocimiento de las diferencias en una sociedad plural.

De acuerdo con los resultados de investigación de Smolen, Colville-Hall, Liang y Mac

Donald (2006), es necesario que los profesores discutan las adaptaciones del currículo,

menos en términos de las características individuales del estudiante y más en contextos de

diversidad cultural. Así mismo, Baptista y El-Hani (2009), plantean que los programas de

formación inicial y continuada de maestros, deben propiciar la adquisición de habilidades

para gestionar las posibles tensiones y conflictos en el salón de clases originados por la

falta de comprensión de las diferencias culturales (Molina, 2012).

Por tanto, se requiere una discusión frente a los objetivos sociales de la enseñanza de las

ciencias, la formación de profesores y las realidades del contexto colombiano. De manera

que el enfoque intercultural requiere de la deconstrucción de las hegemonías (Snively y

Corsiglia, 2001; Cobern, 1996; Maddock, 1981; Wilson 1981; Quintrique y McGinity,

2009; Gonzáles y Contreras, 2009; Cobern y Loving, 2001; Ainkenhead y Ogawa, 2007;

O´hern, 2010) y el reconocimiento de las diferencias que eviten oscurecer las otras

miradas, para constituir un proceso de formación que valore la diversidad epistémica y

ontológica, y la emergencia de la alteridad en la pluralidad de formas de conocer, producir

y proteger la biodiversidad. Para ello, se requiere de la construcción de currículos

pertinentes para la formación de maestros de ciencias en contexto (Castaño, 2009) que

reconozcan los saberes locales y su relación con la naturaleza, así como, la comprensión

del contexto para el fomento de experiencias enriquecidas frente a modos de pensar y

maneras de hablar (Molina, 2012), fundados en una educación científica alternativa más

realista.

El reconocimiento de las concepciones de biodiversidad en clave cultural, permite

profundizar en la comprensión de cómo se han dado las relaciones entre contexto cultural y

enseñanza de las ciencias, y la orientación en ideas de la ciencia de los profesores en

formación inicial y de sus prácticas. En tal sentido, Rudolph (2003), destaca en su análisis

las influencias de los contextos históricos, en la diversidad de prácticas científicas. Estos

nuevos aspectos permiten conformar visiones más amplias de la ciencia que involucran

varios sistemas de conocimientos indígenas. De igual forma, Wells (1998), formula una

visión de la enseñanza basada en un enfoque socio-cultural, donde el pasado de los

349

profesores, sus creencias, valores, dificultades y potencialidades se constituyen en

referencias para la formación, o como lo refiere Barnett y Hodson (2001), ubican al

profesor dentro de una sociedad con creencias, expectativas y valores que conforman los

conocimientos del profesor y se manifiestan en la práctica y en las decisiones. Estas

perspectivas son compartidas por autores como Aikenhead y Huntley (1999), Smolen,

Colville-Hall, Liang, Xin y Mac Donald (2006); Sawyer (2000); Rudolph (2003); Cobern y

Loving (2001); Ainkenhead y Ogawa (2007); Ma (2009). De modo que las concepciones

de biodiversidad desde los contextos y la diversidad cultural, requieren ser considerados en

los programas de formación de profesores, tanto para configurar un conocimiento complejo

y dinámico que responda a las realidades locales, y también involucre las diferencias

culturales como un marco educativo y político de una educación intercultural, que ponga

en diálogo las diferentes visiones mediante la participación, la creatividad y la toma de

decisiones, en favor de la pluralidad epistémica y la protección de la biodiversidad.

Los procesos de formación han otorgado especial relevancia para educar al otro, sin que se

involucren los contextos de los cuales hacen parte. De esta forma, Chinn (2012), en una

revisión exhaustiva, encuentra que la formación de profesores debe tener más en cuenta

las culturas y los contextos locales. De igual forma, en Colombia se han adelantado

investigaciones que vinculan la educación en ciencias y el contexto cultural (a)

Molina(2000, 2002, 2007, 2011) y Molina, López y Mojica (2005); Castaño y Leudo

(1998) y Venegas (2015, 2013), para indagar las relaciones entre las ideas de los niños y

niñas acerca de la naturaleza y el contexto cultural al que pertenecen, como es el caso de

comunidades indígenas, campesinas, urbanas, entre otras, trabajos en que se incluyen

varios enfoques como el semántico, epistemológico e histórico. Estudios que pueden

incidir en las concepciones y la acción docente, al brindar elementos de interpretación y

comprensión del pensamiento de los estudiantes acudiendo a sus orígenes culturales.

El reconocimiento del otro desde una perspectiva histórico-cultural, comprende una

instancia para la formación culturalmente sensible, en la cual se toma como punto de

partida la configuración del sujeto, desde sus orígenes culturales, que permiten reconocer

la diferencia cultural y las posibles hibrideces, desde su propia genealogía familiar, como

parte de la dimensión humanística y sociocultural, al hacer explícitas las dinámicas de la

población con el lugar, su movilidad, el vínculo con la biodiversidad, los referentes

históricos, políticos y educativos, y las formas de concebir la realidad que visibilizan el

reconocimiento de sí mismo y, a su vez, el reconocimiento del otro y del contexto. En este

350

sentido, Weinstein, Curran y Tomlinson-Clarke (2003), consideran que una Gestión de la

Clase Culturalmente Sensible (GCCS) hace parte de un proceso de formación a largo

plazo, en el cual es importante adquirir "el conocimiento del contenido cultural”, bajo el

entendimiento del "yo", del "otro" y del “contexto”. Por esta razón, reafirman la

importancia de aprender, acerca de los orígenes familiares de los estudiantes, sus

experiencias previas educativas, normas de su cultura y las maneras como sus culturas

conciben el mundo. Este escenario posibilita que los maestros vinculen los conocimientos

culturales, para aprender acerca de los aspectos de la cultura que son importantes para los

estudiantes y sus familias (Mishne, 2000), en relaciones más horizontales de la enseñanza

y el aprendizaje de las ciencias.

Otro elemento emergente comprende el rol del maestro como mediador entre culturas y

formas de conocimiento. Esta referencia es expuesta por Gil Jairo quien, desde su

experiencia vivida como estudiante de una institución educativa escolarizada en la

Chorrera-Amazonas, destaca la ruptura evidenciada entre el conocimiento escolar y el

conocimiento ancestral, al privilegiarse un proyecto educativo monocultural occidental.

Esta experiencia, le lleva a reflexionar desde su proceso de formación como futuro

profesor, acerca de la importancia que tiene el maestro como mediador entre

conocimientos. Este aspecto comprende el proceso de enseñanza de las ciencias en la

escuela y la diversidad cultural del aula, como un encuentro entre culturas (Elkana, 1983).

El aprendizaje, por su parte, se constituye en el traspaso de fronteras, entre el mundo de la

ciencia y los mundos personales de los estudiantes (Costa, 1995; Ainkenhead y Jegede,

1999; Ainkenhead, 2001; George, 2001; Medina-Jerez, 2008) mediados por el profesor.

Las oportunidades de realizar puentes dependen en gran medida del profesor. En esta

dirección, McKinley y Stewart (2012) afirman que es el profesor de ciencias el encargado

de facilitar a sus estudiantes el cruce de fronteras de sus propias culturas hacia la educación

en ciencias, en busca de la igualdad y equidad de todos.

De acuerdo con lo anterior, para autores como Molina y Mojica (2013), la atención se

dirige hacia los procesos de enseñanza y el establecimiento de puentes entre los

conocimientos ecológicos tradicionales (CET) y los conocimientos científicos escolares

(CCE), procesos que destacan cuatro perspectivas de puentes, al entrar en juego una

comunicación con intersecciones y convergencias en algunos aspectos, que permiten

apreciar posibles similitudes y diferencias, y el reconocimiento de la otredad en una

enseñanza de las ciencias alternativa.

351

En este sentido, emergen tres modalidades de puentes que merecen ser tratadas en los

programas de formación de profesores, derivados de las experiencias con los docentes en

formación inicial, como la perspectiva moral y humanista, que comprende una actitud del

profesorado hacia el reconocimiento del otro, lo cual supone la deconstrucción de las

perspectivas asimilacionistas (Verrangia y Silva 2010; Delizoicov, 2008), sin

discriminaciones (respeto por la diferencia). Otro aspecto corresponde a la perspectiva

plural ontológica y epistémica (se explicita con Gil Jairo) que sirve de referente en el

establecimiento de puentes para implementar los intercambios entre los CET y los CCE,

como ampliación de la alteridad mediante la consideración de aspectos ontológicos y

epistemológicos que vinculan las experiencias y saberes ancestrales y tradicionales de los

estudiantes. Un tercer puente que emerge es la perspectiva contextual, que hace del

contexto un eje central para la configuración del conocimiento, en el cual se articulan tanto

los conocimientos científicos escolares y los conocimientos ecológicos ancestrales, como

en el caso del conocimiento sofisticado de las plantas, que puede ser tratado desde los CET

en articulación con los CCE. Esto supone otro nivel de complejidad, dado que estas formas

de conocer incorporan dimensiones ontológicas, epistémicas, éticas, estéticas, educativas y

culturales que trascienden la idea de imponer un orden de la naturaleza, desde una retícula

del conocimiento lógico racional.

En esta perspectiva, el proceso de la enseñanza vincula la interacción entre la diversidad

cultural y heterogeneidad del aula, las diferentes formas de conocimientos, el maestro

como sujeto de conocimiento y el contexto, que configuran un sistema complejo de

relaciones histórico-culturales. Allí, el maestro se constituye en un posibilitador para

agenciar una formación educativa que contemple las diversas epistemes y el diálogo entre

diferentes formas de conocimiento, y el reconocimiento de las prácticas, que plantean unas

maneras de relacionarse con la otredad con la biodiversidad. Así, el conocimiento para la

etnia Uitoto es colectivo y por lo tanto, participa de forma activa en los procesos de

configuración de las concepciones de los miembros de la comunidad. En tal caso se

establece un puente, tanto con los sujetos como con el colectivo (que incorporan el mundo

material y el mundo espiritual) a través del diálogo entre conocimientos como formas de

crear nuevos mundos o entidades emergentes (Molina y Mojica, 2013).

Estos puentes plantean interrogantes frente al papel del maestro mediador, y el sentido del

conocimiento en el mundo contemporáneo, pues como enunciaba Leff (2006), nos

encontramos en una crisis de civilización que en últimas, corresponde a una crisis del

352

conocimiento y por tanto, muestra que aquel conocimiento científico especializado que

dividió los mundos natural y social, requiere ser repensado, en especial, ante los

problemas asociados con el conocimiento, manejo y explotación de la biodiversidad que

devienen desde la colonización y su explosión en la era tecnificada e industrializada como

objeto de dominio para alcanzar el progreso, con consecuencias nefastas en cuanto a la

marginalización de las culturas, la pérdida de biodiversidad, la pérdida de la diversidad

cultural y lingüística (Maffi, 2005; Toro, 2004; Ramírez, 2005). De igual forma, el modelo

educativo basado en proyectos educativos monoculturales ha propiciado un incremento en

la erosión de los saberes ancestrales (O´Hern, 2010; González y Contreras, 2013;

Quintriqueo y McGinity, 2009). Como consecuencia, se requiere una reflexión crítica de

este modelo desde referentes sociales, históricos y políticos en el establecimiento de

puentes entre conocimientos que amplíe la alteridad y permita responder ante los retos

actuales que propenden por un mundo plural, la defensa del lugar y la protección de la

biodiversidad, así como posibles aportes para la formulación de políticas educativas, en

favor de la diversidad cultural y de la biodiversidad.

6.5 LA FORMACION DE PROFESORES DE CIENCIAS COMO

POSIBILIDAD PARA EL DEBATE DE LAS DIFERENCIAS Y LA

APUESTA POR LA INTERCULTURALIDAD.

En este apartado se expone la importancia de considerar en la formación de profesores de

ciencias, el debate de las diferencias culturales y posibles rutas para pensar en una

educación en ciencias alternativa, desde la interculturalidad (Molina et al, 2014; Molina y

Mojica, 2013; Molina y Mosquera, 2011; McKinley, 2008 y Medina-Jerez, 2008). Así

mismo, se propone una formación que vincule como ejes estructurantes la diversidad

cultural y la biodiversidad, que busque debatir las dicotomías entre naturaleza y cultura

(Ulloa, 2011; Descola, 2012; Escobar, 1999, Ingold, 2012). Todo esto, desde un abordaje

educativo que implica confrontar las hegemonías y aportar otras visiones desde la

comprensión de la complejidad de las concepciones en clave cultural, que permiten

ampliar la alteridad, además de posibilitar otras emergencias en la enseñanza de las

ciencias.

353

La interculturalidad en la enseñanza de las ciencias implica un abordaje crítico de las

hegemonías dominantes en la formación de profesores, para deconstruir las perspectivas

asimilacionistas de las ciencias, dado que la mayoría de las veces obedecen a procesos

educativos institucionalizados que residen en las prácticas docentes, la normatividad y los

contenidos de la enseñanza (Molina y Mojica, 2013). Ello, deviene de la dinámica de la

modernidad/colonialidad, al comprender no solo los mecanismos de circulación y

enseñanza desde una perspectiva funcional del conocimiento, sino la regulación de los

conocimientos que se consideran válidos, al establecer un orden y jerarquía epistémica

(Rojas y Castillo, 2006). Esta situación, para algunos autores se constituye en una

sobrevaloración del conocimiento científico (Ogawa, 1995, Pomeroy, 1992; Stanley y

Brickhouse, 1994, 2001; Snively y Corsilia, 2001), e invita al necesario debate por

democratizar la enseñanza de las ciencias, para dar cabida a los conocimientos ecológicos

tradicionales (TEK) en el currículo en ciencias. Estas posturas han animado el debate, en el

cual emerge la postura de los pluralistas epistemológicos (Cobern y Loving, 2001; El-

Hani y Bizzo, 1999, 2002; Mortimer, 2000; El-Hani y Mortimer, 2007), quienes con

diferentes argumentos, esgrimen que el conocimiento científico es una forma específica de

conocimiento que se diferencia en su producción de otros conocimientos, sin que ello

implique la discriminación y jerarquización frente a otras formas de conocimiento.

Estos debates permiten perfilar un abordaje crítico que se empieza a configurar para pensar

en una formación de profesores de ciencias, desde una perspectiva intercultural. Este

asunto, implica aspectos epistémicos, ontológicos, éticos, culturales, políticos e históricos

que hacen parte de la multidimensionalidad de cada sujeto, donde emerge la pregunta por

el otro y la constitución de la identidad en el campo educativo (Molina, 2005). A este

respecto, Walsh (2009) señala que la educación intercultural comporta una estrategia,

acción y proceso permanentes de relación y negociación entre condiciones de respeto,

legitimidad, simetría, equidad e igualdad (p.4) y lleva su propuesta a un umbral en el que

afirma que, este camino requiere un cambio de relaciones, estructuras, condiciones y

dispositivos de poder que mantienen la desigualdad y discriminación de saberes,

conocimientos y valores de los sujetos.

En concordancia con lo anterior, McKinley (2008) y Medina-Jerez (2008), señalan la

importancia de contar con un tratamiento crítico para aclarar las relaciones entre enseñanza

de las ciencias y colonización, poder e ideología. En tal sentido, para el contexto

colombiano vale la pena destacar las discusiones acerca de la incorporación de la ciencia

354

al país, desde el período colonial, como lo expresado por Obregón (2000, p. 541) quien

señala a la Expedición Botánica, como “el mito de origen, que se convirtió en institución

legitimadora de la actividad científica en América y la Nueva Granada”, y que a su vez, se

constituyó en pilar de la explotación de la vida y bajo la connotación de recurso para servir

al progreso. De igual forma, Nieto (2006) advierte la desigualdad de los conocimientos y la

traducción de los saberes indígenas a una ciencia ilustrada que alimentó una forma de

conocimiento y comercio, en estrecha relación con la empresa científica. Esta asimetría de

conocimientos contribuye a cuestionar y redefinir esas hegemonías hacia una formación en

ciencias que asuma de forma crítica los procesos colonialistas y su ruptura, en favor del

reconocimiento de la diversidad cultural y epistémica.

En este debate, Molina y Mojica (2013), argumentan que “se requiere una visión crítica de

la ciencia, que implica hacer visible la dominación de una cultura sobre otra, para poder

avanzar en su propósito de lograr el respeto del otro en el campo de la enseñanza de las

ciencias” (p. 42). Así, una educación intercultural contempla la posibilidad de construir un

proyecto educativo plural, que deconstruya la visión hegemónica y universalizada del

conocimiento científico y la consecuente subordinación de saberes ancestrales y

tradicionales, así como, la esencialización de la otredad instaurados como un nuevo orden

social, cultural y epistémico, desde la colonización. En tal sentido, es necesario involucrar

sistemas de conocimientos indígenas, y de otros grupos culturales no occidentales, como

lo refieren en sus propuestas, Hodson (1999); Kawagley, Norril-Tull y Norris-Tull (1998);

Snively y Corsiglia (2001) y Stanley y Brickhouse (2001).

Otro elemento que emerge es la importancia de articular la cultura y los saberes locales

con el lugar. Así, para Jegede y Okebukola (1991) y George (2001), el papel del «lugar» y

la cultura es central para un aprendizaje auténtico, que aumente el interés de los

estudiantes indígenas y marginados. En este sentido, Gil Jairo, ha vivido una realidad

educativa escolar que busca homogenizar el pensamiento y deslocalizar el conocimiento,

sin considerar las diferencias culturales en las que subyace una tensión entre el centro y la

periferia. Esto implica un cuestionamiento de estas formas de subordinación epistémica y

cultural, para poder avanzar hacia un diálogo de saberes y un cruce de fronteras, donde las

experiencias basadas en el “lugar” adquieren otras dimensiones, que dan apertura a otras

comprensiones de la vida y la diversidad.

355

De acuerdo con Escobar (2000), en los debates contemporáneos de un mundo globalizado,

vale la pena considerar el lugar donde se producen conexiones entre la naturaleza y la

cultura; se construye la vida y se valora el lugar que se manifiesta en un sentido de

pertenencia. Aspecto que merece ser contemplado en los programas y planes de formación

en ciencias, para vincular los diferentes modelos de la naturaleza basados en el lugar, en

los cuales se encuentran practicas epistémicas, culturales, ecológicas y económicas, que

ofrecen otros marcos explicativos de las relaciones, en pro de una revalorización de las

culturas, de los conocimientos y prácticas que abren nuevas posibilidades en la producción

del conocimiento, así como en la protección y manejo responsable de la biodiversidad.

Lo anterior comprende, la formulación y desarrollo de propuestas de formación de

profesores de ciencias y de la enseñanza de las ciencias, que no se limiten a mantener una

forma de conocimiento hegemónico en las aulas, puesto que buena parte de las

investigaciones sobre Concepciones de Biodiversidad en el contexto educativo, se han

ocupado por indagar dichas concepciones en contextos educativos occidentales y

occidentalizados, en las cuales prima un interés por determinar qué tan próximas o

distantes se encuentran dichas concepciones del conocimiento erudito y la definición

oficial (Bizerril, 2004; Bizerril, et al., 2007; Buijs, et al., 2008; Casagrande, 2004; Fen

Yen, 2004; Hyseni, 2008; Kelemen, et al., 2011; Kilinc, et al., 2013; Köhler, 1999;

Lindemann y Hyseni, 2009; Lindemann, 2009; Moore, et al., 2009; Özsoy, 2010; Schwarz,

et al., 2012; Urones, et al., 2010; Yorek, et al., 2008; Bermúdez y De Longhi, 2012), sin

considerar los modelos que subyacen en las culturas locales.

Por tanto, es indispensable al hablar de la formación de profesores de ciencias, considerar

de una parte, la necesidad de reconocer las formas de conocimiento que emergen de las

relaciones de los grupos culturales con la biodiversidad, como nuevo énfasis de la

naturaleza, al involucrar una nueva perspectiva biocultural. Dicho término acuñado por

Posey (1999), para referirse al vínculo indisoluble entre naturaleza y cultura, que no solo se

reduce a los grupos indígenas (Cock, 2006), sino que puede abarcar a diferentes grupos que

tienen formas diferenciadas de relacionamiento con la naturaleza, tanto en contextos

urbanos como rurales, contemplan diferentes conocimientos, valores y significados

asignados a la naturaleza (Leff, 2014). De esta forma, es importante avanzar hacia un

reconocimiento y reapropiación de la biodiversidad en el contexto colombiano, que a su

vez, vincule desde la educación estos ámbitos en concordancia con las problemáticas del

contexto local de los estudiantes, además de fomentar el debate y la crítica fundamentada

356

frente a las formas de dominio, explotación y marginalización de las culturas y la

biodiversidad. Así, la elaboración del sentido en términos de Bruner (1990), permite un

espacio abierto para la crítica y el diálogo, además de propiciar la negociación de

significados, que no debe ser ajeno en los procesos de formación docente, donde el maestro

es un sujeto de conocimiento, un mediador entre culturas y epistemes, y un agente

transformador.

En tal sentido, Baptista y El-Hani (2009), argumentan que los programas de formación

inicial y continuada de maestros deben ayudar a gestionar las posibles tensiones y

conflictos en el salón de clases, originados en la falta de comprensión de la diversidad

cultural, así como la falta de interés por el estudio de la naturaleza en el espacio escolar.

Así mismo, es oportuno considerar la discusión propuesta por Jegede (1995), en relación

con los aprendizajes colaterales cuando los estudiantes se mueven en los dominios del

contexto cultural local y el dominio del conocimiento científico que se enseña en la

escuela, en los cuales, se traspasan fronteras sin que se generen conflictos. Por lo cual, se

requiere la construcción de puentes que contemple la coexistencia de los mundos en los

que se movilizan varios sujetos y comunidades como en el caso de Sara, (representante de

la hibridez de las culturas y del mestizaje), que invita a una discusión de orden epistémico,

ontológico y ético en la redefinición de las formas de producción del conocimiento y la

posibilidad de considerar horizontes culturales diversos que forman parte de su historicidad

y de su ser cultural.

A este respecto es necesario reivindicar el saber milenario de las culturas como se explicita

con los docentes en formación inicial de la etnia Uitoto, así como, de otros grupos

culturales con un profundo conocimiento de la biodiversidad y su cuidado. Entre ello cabe

destacar, que los centros de mayor biodiversidad a nivel mundial se intersectan con la

presencia de diversidad cultural y lingüística (Maffi, 2005; Harmon, 2002; Toledo y

Barrera, 2008), siendo uno de éstos centros el Amazonas. Dichos aspectos contribuyen de

forma significativa a repensar las relaciones entre cultura y naturaleza que involucren la

cosmovisión de pueblos milenarios en el territorio nacional, al ser un patrimonio

biocultural que requiere de su abordaje en la formación de profesores de ciencias, en una

propuesta que compromete un proyecto educativo político y epistémico para que la

sociedad avance en la transformación de la idea arraigada de la biodiversidad como

“recurso” -para conocer y explotar- hacia una perspectiva de trama de la vida en la que se

encuentra inserto el ser humano como coexistencia.

357

Finalmente, la invitación de organizar las diferencias culturales (García, 2004), comprende

la discusión de fondo respecto a las asimetrías del conocimiento, las desigualdades y la

esencialización del otro y de la naturaleza, para avanzar hacia una formación de profesores

de ciencias desde una perspectiva intercultural, donde se de apertura y viabilidad para

propiciar el cruce de fronteras, que reconozca a los sujetos y grupos culturales que han sido

marginalizados históricamente, como productores de saber. Así a través del diálogo es

posible la apertura a nuevos significados y la construcción de conocimientos no

excluyentes, en el despliegue hacia una reapropiación cultural de la naturaleza y la

reconstrucción de territorios de vida (Leff, 2014, p.272).

PROPUESTA

Caracterización de los docentes en formación inicial: las instituciones encargadas de la

formación de profesores se encuentran en su mayoría ubicada en centros urbanos, a los

cuales accede población de diferentes lugares del país, como acontece en la ciudad de

Bogotá, por tanto se estima oportuno partir de la realización de un trabajo de indagación y

socialización en relación con las Identidades y contextos, como la emergencia del “otro”:

saber quiénes son, de dónde vienen, porqué se encuentran en la Universidad, cuál ha sido

el contexto cultural y las experiencias educativas especialmente en el área de las ciencias y

la diversidad cultural?

Figura 11 Propuesta para la formación inicial de profesores de ciencias.

Fuente. Elaboración propia.

358

UNA FORMACIÓN ALTERNATIVA INTERCULTURAL EN CIENCIAS: “MÁS

ALLÁ DE LA DUALIDAD”

Esta formación contempla en buena medida el entrelazamiento de las dimensiones que

emergen en el trabajo de investigación y la enseñanza de las ciencias en el contexto

colombiano.

DIMENSIONES HISTÓRICA Y POLÍTICA

Estas dimensiones pueden ser abordadas desde los ejes “ambiente de formación en

ciencias” y “ambiente de formación pedagógico y didáctico”, que hacen parte del proceso

de formación:

• Ambiente de formación en ciencias: Historia social de la ciencia en el contexto

Colombiano. En tal sentido, se espera abordar la relación de la ciencia como parte del

proyecto fundacional de la modernidad y los procesos de colonización en América, los

diferentes focos y formas de apropiación desde las Grandes expediciones hasta el presente.

De igual manera, se considerarán otras formas de conocimiento de pueblos milenarios, en

relación con la construcción social de la naturaleza. (como ejercicio de deconstrucción y

debate de las hegemonías, que permita construir desde la pluralidad y la

complementariedad, en aspectos relativos a las formas de interrogar y comprender el

mundo).

Para ello, se considerarán diferentes autores colombianos que cuentan con importantes

trabajos de investigación, de los cuales, se han realizado publicaciones de libros y

artículos. (Diana Obregón; Olga Restrepo; Mauricio Nieto; entre otros)

• Ambiente de formación pedagógico y didáctico: Reconocer la historia de los

pueblos milenarios y campesinos, sus aportes a la cultura colombiana a través de la

formulación de proyectos pedagógicos y didácticos, sobre saberes y prácticas locales

relacionadas con la naturaleza en diálogo con la ciencia como sistema cultural. Así

mismo, McKinley (2008) y Medina-Jerez (2008), plantean la importancia de contar con un

tratamiento crítico para aclarar las relaciones entre enseñanza de las ciencias y

colonización, poder e ideología.

DIMENSIONES ONTOLÓGICA Y EPISTÉMICA

359

De acuerdo con la relevancia que presenta para la formación de los profesores de ciencias,

se propone su abordaje desde los siguientes referentes:

• Ambiente de formación en ciencias: Se espera reflexionar acerca de la Naturaleza

de la ciencia convencional, y las nuevas perspectivas de la epistemología y ontología

histórica de las ciencias (Hacking, 2002; 2009). Así como, el tratamiento del pluralismo

epistemológico que se empieza a trabajar en el campo de la enseñanza de las ciencias

desde la perspectiva sociocultural, que den espacio a preguntas acerca de la búsqueda de

sentidos y formas de conocer el mundo, de modo que, favorezca un análisis crítico por

parte de los docentes en formación.

Se sugiere trabajar con los resultados de la presente investigación y de otras

investigaciones en este campo, así como, con estudios de caso que permitan elicitar las

concepciones de los profesores en formación inicial, frente a las diferentes perspectivas

epistemológicas y ontológicas, para ampliar el horizonte que se tiene sobre la naturaleza

del conocimiento, como parte de su propio proceso formativo.

• Ambiente de formación pedagógico y didáctico: Se propone realizar un proyecto

que incorpore la revisión de experiencias en enseñanza de las ciencias, respecto al

contraste de la ciencia convencional, con los saberes locales, en cuanto a las formas de

producción, organización y validación del conocimiento (Tradicionales, ancestrales, y/o

campesinos-mestizos, entre otros). Ejemplo de ello puede ser el conocimiento asociado con

las plantas medicinales y el tratamiento de enfermedades, que permitan discutir su posible

complementariedad entre la unidad y la diversidad cultural. Aspectos que contribuyen a la

investigación formativa como aporte al campo de la enseñanza de las ciencias con un

enfoque intercultural.

DIMENSIONES CULTURAL Y BIOCULTURAL

En el proceso de formación de los profesores de ciencias, se considera pertinente ir

complejizando la mirada de las relaciones entre diversidad cultural y biodiversidad, frente

a las formas de significar el mundo y de establecer relaciones con la naturaleza.

• Ambiente de formación en ciencias: En este espacio se considera necesario que los

estudiantes empiecen a reconocer en la diversidad cultural una potencialidad para la

enseñanza de las ciencias, al tomar como punto de partida algunos interrogantes o

preguntas orientadoras ¿Cuál es el origen de la vida?, ¿cómo se entiende la diversidad de

360

formas de existencia?, ¿Qué lugar ocupa el humano en la naturaleza?, ¿Cómo participa en

el conocimiento y producción de la biodiversidad?, así como, la emergencia de otras

preguntas de los profesores en formación inicial, que inviten a explorar tanto las

elaboraciones por parte de la ciencia como de diferentes culturas que hacen parte del

territorio nacional y/o de Latinoamérica, como formas de significar la naturaleza, en las

que se discuta lo mecanismos de resolución y los posibles contrastes, entre los diferentes

sistemas culturales y sus universos discursivos.

El abordaje de la diversidad biocultural abarca a diferentes grupos que tienen formas

diferenciadas de relacionamiento con la naturaleza, tanto en contextos urbanos como

rurales (Posey, 1999; Cock, 2006; Toledo y Barrera, 2008), que merecen ser tratados desde

la educación al ofrecer diferentes conocimientos, valores y significados asignados a la

naturaleza (Leff, 2014).

Este trabajo también busca indagar relaciones entre las prácticas culturales y naturaleza,

para lo cual, es necesario contar con diferentes espacios para su resolución como son:

revisión documental; reconocimiento de las propias experiencias de los docentes en

formación, quienes pueden tener diferentes procedencias (desplazamiento de sus familias

de otras regiones y contextos culturales); el diálogo con representantes y/o comunidades

indígenas, campesinas, afrodescendientes, entre otros; salidas de campo a territorios que

permitan reconocer los saberes y prácticas locales en diálogo con las producciones

científicas, y la comprensión de la diversidad biocultural en el territorio nacional.

• Ambiente de formación pedagógico y Didáctico: Dado que son pocas las

producciones de material didáctico que hagan explícitas las relaciones de la diversidad

cultural y la biodiversidad para el territorio nacional, se espera que con el trabajo del

ambiente de formación en ciencias y la fundamentación del ambiente pedagógico y

didáctico, los docentes en formación tengan elementos para desarrollar a manera de

proyecto, el diseño de material didáctico, que recoja de forma sistemática esta experiencia

(previa autorización de la comunidad), para discutir la posibilidad y pertinencia de Una

pedagogía del cuidado de la vida y de otra parte, las relaciones y tensiones con la

perspectiva de la conservación.

DIMENSIÓN ÉTICA

361

Lo ético es transversal a la formación de los profesores de ciencias, en tal sentido, requiere

de su abordaje al considerar de una parte su compromiso con los procesos de formación de

niños(as) y jóvenes, como su compromiso con el conocimiento y cuidado de la diversidad

de la vida, de la cual, el ser humano hace parte.

• Ambiente de formación en ciencias: El trabajo en enseñanza de las ciencias en el

mundo contemporáneo, ofrece un marco de conocimientos para comprender el medio

natural, que requiere de la necesaria reflexión y discusión frente a los beneficios que ha

aportado el conocimiento científico a la humanidad, como los impactos y desequilibrios

generados, que han llevado a señalar como una crisis de civilización o del conocimiento

(Leff, 2006;2014; Santos, 2009). Para ello, se trabajaran diversos autores y se revisaran

casos relacionados con problemáticas que devienen de la colonización y que aún se

presentan bajo renovadas formas de poder. En tal sentido, se discutirá sobre la dualidad

impuesta como proyecto de la modernidad, que implicó la “asimilación del otro” y la

objetivación de la naturaleza como recurso a explotar; la asimetría de los conocimientos;

la invisibilización de las culturas; la traducción de saberes ancestrales a una ciencia

ilustrada; la bio-prospección y producción de patentes como formas de privatizar la vida;

desde un abordaje crítico y propositivo. De igual forma, se presentarán casos asociados con

la diversidad cultural del país y su ethos, acerca de las formas de habitar el mundo y

relacionarse con la vida, aspectos que permitirán enriquecer y complejizar las miradas, por

parte de los docentes en formación en ciencias.

• Ambiente de formación pedagógico y didáctico: Se propone articular el trabajo del

ambiente de formación en ciencias con las discusiones frente al papel del maestro de

ciencias en contextos educativos multiculturales. Ello implica, la realización de un

proyecto de caracterización de un “Aula diversa”, que no solo obedece a las regiones más

apartadas del país, sino a la diversidad que se encuentra en las escuelas de las ciudades,

como Bogotá. En tal sentido, se busca problematizar en la clase de ciencias la organización

del conocimiento a enseñar; las tensiones entre las exigencias externas en términos de la

administración de contenidos de la enseñanza de las ciencias y las posibilidades del

maestro titular en su autonomía de la clase; la caracterización del grupo escolar en

relación con aspectos socioculturales; las interacciones en el aula diversa entre estudiantes;

estudiantes-profesor(a); estudiantes-profesor(a)-conocimientos y estudiantes-profesor(a)-

conocimientos y contexto; trabajo que requiere de la respectiva sistematización y análisis,

en relación con las realidades de la enseñanza de las ciencias en contextos educativos

362

multiculturales y las propuestas que se derivarían, acompañadas de reflexiones que

posibiliten una “sensibilidad intercultural” en el proceso de formación de los futuros

profesores de ciencias. (Yuen, 2009; Molina, 2012)

Estos elementos contribuyen a un proceso de formación a largo plazo, que vincula "el

conocimiento del contenido cultural”, que comprende el entendimiento del "yo", del

"otro" y del “contexto”, en los espacios educativos multiculturales, para un trabajo que

avance hacia una interculturalidad en la enseñanza de las ciencias. (Weinstein, Curran y

Tomlinson-Clarke, 2003; Mishne, 2000).

DIMENSIÓN EDUCATIVA

Esta dimensión es transversal al proceso y se va complejizando a manera de espiral al

considerar aspectos de orden histórico y cultural que requieren ser tratados en la formación

de profesores de ciencias.

• Ambiente de formación en ciencias: Se propone un trabajo que parte de preguntas

orientadoras que toman como referente los conocimientos sobre biodiversidad, de

acuerdo con diversos sistemas culturales y sus formas de circulación y apropiación, que a

continuación se presentan: ¿Quiénes acceden a esos conocimientos?, ¿es posible establecer

puentes entre conocimientos?, ¿es posible hablar de conocimientos híbridos?, ¿de qué

manera esos conocimientos contribuyen a la resolución de problemáticas en favor del

cuidado de las diferentes formas de vida incluida la vida humana?, ¿De qué manera

participa en los procesos de producción y circulación de conocimientos?, así mismo, se

espera la emergencia de otras preguntas por parte de los docentes en formación inicial, y su

discusión y resolución en grupos.

• Ambiente de formación en pedagogía y Didáctica: El trabajo de formación

comprende el papel determinante del profesor de ciencias como mediador entre sistemas

culturales. En tal sentido, se contempla el aprendizaje como un traspaso de fronteras entre

el mundo de la ciencia y los mundos personales de los estudiantes (Costa, 1995;

Ainkenhead y Jegede, 1999; Ainkenhead, 2001; George, 2001; Medina-Jerez, 2008;

363

McKinley y Stewart, 2012), mediados por el profesor de ciencias, quien facilita el cruce de

fronteras de los estudiantes.

FORMACIÓN INVESTIGATIVA

El maestro como productor de saber: En la propuesta de formación se espera contar con un

trabajo que provea elementos de análisis de las realidades locales, regionales y/o

nacionales a través de experiencias de contextualización y caracterización que permitan la

discusión y formulación de problemas de investigación que sean abordables para el campo

de la enseñanza de las ciencias, desde la diversidad cultural, los saberes y prácticas

asociadas con la biodiversidad, en dialogo con la ciencia como sistema cultural.

El ejercicio de investigar promueve en el docente en formación conocimientos y

capacidades investigativas que le permiten aportar conocimientos al campo de enseñanza

de las ciencias, enriquecer y transformar las prácticas educativas en relación con el

conocimiento científico escolar en interacción con otras formas de conocimiento y

realidades del contexto; generar material educativo y participar de forma activa en la

promoción de la diversidad cultural, la diferencia y el conocimiento y protección de la

biodiversidad, como una opción política de vida y un proyecto educativo para el país. (La

investigación formativa es transversal al proceso de formación de los profesores). Este eje

de formación puede formar parte del programa de investigación “formación de profesores

de ciencias desde una perspectiva intercultural”.

EVALUACIÓN, DINAMIZACIÓN Y CAMBIO

La evaluación se asume como un proceso transversal para los profesores en formación

inicial que permite reflexionar, dinamizar y generar cambios, en relación con, las

elaboraciones pedagógicas y las prácticas educativas en la enseñanza de las ciencias desde

una perspectiva intercultural, con miras a fortalecer los procesos de formación que

demandan un trabajo colectivo entre la universidad, la comunidad educativa y el contexto,

en el cual, se presentan tensiones, choque en las fronteras y negociación de significados

(Bruner, 1990), que permiten trabajar en una relación plural y dialogante teniendo en

cuenta los hallazgos de la presente investigación, como elementos que permiten apreciar en

las concepciones de biodiversidad la complejidad y riqueza, las cuales, representan una

potencialidad en los procesos de investigación, las prácticas y la formación pedagógica,

con miras a ir más allá de la dualidad.

364

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