Dinámica de pareja: vínculos afectivos.
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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS
(Universidad del Perú, DECANA DE AMÉRICA)
Facultad de Psicología
Psicología y Técnicas de Intervención Psicodinámicas
DOCENTE : Ramírez Sáenz, Natalia
ALUMNO : Haro Melgarejo, Paul
CÓDIGO : 11180113
TEMA : Ensayo
“Dinámica de pareja: vínculos afectivos”
Ciudad universitaria, 2013
Dinámica de pareja: vínculos
afectivosINTRODUCCIÓN
A lo largo de nuestra vida conoceremos diversas personas y con muchas de ellas
tal vez construiremos vínculos afectivos e íntimos. El presente ensayo versará
sobre los vínculos afectivos que construimos, tales como el complejo de Edipo y el
apego, en la infancia y las relaciones objetales vinculándolo con los problemas
más comunes que se presentan en las parejas actuales, como la inestabilidad
emocional y el cambio de pareja afectiva continuamente.
DESARROLLO
Comenzaré por mencionar que fue el psicoanálisis freudiano quien revolucionó la
concepción psicológica de la afectividad en el siglo XIX. Melero (2008) nos hace
un recuento de la concepción de los vínculos afectivos desde la óptica
psicoanalítica, y argumenta que fue S. Freud quien en sus obras, altamente
deterministas, consideraba la afectividad y sexualidad como aspectos
fundamentales en el desarrollo del individuo y las experiencias intrapsíquicas para
el desarrollo posterior. Así mismo, Ramírez (2010) argumenta que un desarrollo
emocional entorpecido en sus primeros años anida perturbaciones a futuro, por
ello se debe incidir en forjar adecuados vínculos por medio de madres
comprometidas para formar niños saludables y emocionalmente estables. De esta
manera, es evidente que la calidad de las relaciones tempranas forma el cimiento
de las diversas relaciones que estableceremos en el futuro.
En primera instancia veremos el complejo de Edipo, concepto que ha adquirido a
lo largo del tiempo muchas connotaciones tanto positivas como negativas; el
complejo de Edipo es un conjunto organizado de deseos amorosos y hostiles que
el niño experimenta respecto a sus padres (Laplanche, 2004). Freud llega a la
conclusión de que en los niños más pequeños operaban, muchas veces, impulsos
sexuales sin ninguna necesidad de estimulación externa; afirmaba Freud (1905)
que los niños tienen la capacidad para cualquier función sexual psíquica y par
amuchas somáticas, y que es erróneo suponer que su vida sexual comienza en la
pubertad (p. 115). El complejo de Edipo es vivido en su período de acné entre los
tres y cinco años de edad, durante la fase fálica; su declinación señala la entrada
en el periodo de latencia. Experimenta una reviviscencia durante la pubertad y es
superado, con mayor o menos éxito, dentro de un tipo particular de elección de
objeto (Laplanche, 2004).
El complejo de Edipo cobra importancia no por su aparición en un niño, sino por la
forma en que se resuelve, así Freud (1905), argumentaba que el complejo de
Edipo es el complejo nuclear de las neurosis, la pieza esencial del contenido de
estas; en él culmina la sexualidad infantil, que por sus consecuencias influye
decisivamente sobre la sexualidad del adulto (p. 206). El complejo de Edipo
desempeña un papel fundamental en la estructuración de la personalidad y en la
orientación del deseo humano; es un eje de referencia fundamental de la
psicopatología buscando determinar, en la labor psicoanalítica, para cada tipo
patológico, las modalidades de su planteamiento y resolución (Laplanche, 2004).
Sin embargo, sin recurrir a lo patológico, podremos ver que el complejo de Edipo
influirá en las relaciones interpersonales; en principio, para Freud en el complejo
de Edipo el niño debe desprender sus deseos libidinales hacia su madre para
orientarlos sobre un objeto real externo y posteriormente presentarse una
reconciliación con su padre (De Castro, 2006) . La investidura del complejo de
Edipo se desprende de sus objetos por la represión, proceso que conlleva una
desexualización. La libido reprimida conserva su objeto mientras la moción hostil
da lugar a una identificación que se diferencia del resto del yo en calidad de
superyó. El superyó –como heredero del complejo de Edipo- se apodera de dicha
investidura energética, que de este modo sufre la citada derivación tópica: pasa
del ello al superyó. Lo que desde el ello era angustia, ahora, mediando la
represión de la moción erótica, es culpa desde el superyó. De este modo la culpa
es una suerte de defensa que protege de la angustia. De este modo es que el
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individuo asumirá estos objetos reales externos, que en la adolescencia y la
adultez podrían traducirse en la búsqueda de pareja y la conformación del vínculo
con esta (Rodríguez, 2010).
Como es sabido, los primeros años de la infancia son para Freud los que mayor
impacto tienen sobre la vida psíquica del individuo. El Yo entonces se constituye a
partir de las cargas de objeto abandonadas, de las que en un comienzo el sujeto
se sintió atraído, y de esta manera contiene la historia de esas elecciones. Los
efectos de estas primeras identificaciones son las más generales y duraderas y
conllevan a vislumbrar el Ideal del Yo. Detrás de este se encuentra la
identificación más importante del sujeto, la identificación con ambos padres, que
se lleva a cabo antes de la carga de objeto. Al inicio simultáneamente se produce
en el niño la identificación con el padre y la carga de objeto con relación a la
madre, sólo cuando se percibe al padre como obstáculo del deseo de quedarse
con la madre, se abre paso al Complejo de Edipo. La identificación con el padre
se convierte en hostil y nace el deseo de que el padre desaparezca con la
finalidad de que sea sustituido por el niño, sin embargo, con el afecto que esto
conlleva, la relación permanece en la ambivalencia. Al disolverse el complejo de
Edipo, la carga de objeto hacia la madre es abandonada, y en cambio se
intensifica la identificación con el padre (Rodríguez, 2010).
Hasta aquí se ha evidenciado la influencia de las relaciones tempranas, desde la
óptica freudiana, y su impacto sobre el posterior desarrollo, a esto se le incluye el
complejo de Edipo, el cual tiene su dilema principalmente en la manera de
resolución o salida del mismo, puesto que representa un dilema moral que
posteriormente será instaurado. Se cimentan así algunas bases de las relaciones
afectivas posteriores, sin embargo, muchos otros autores nos dan cuenta de otros
conflictos y/o vicisitudes que pueden pasar los niños en el establecimiento de
vínculos con otras personas o, en el caso opuesto, en la destrucción de esos
vínculos.
J. Bowlby, con la teoría del apego, ofrece una alternativa explicativa del desarrollo
afectivo humano, esenciales para comprender la interacción humana, y
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centrándonos en este ensayo, la formación de vínculos que podrían convertirse en
precursores de relaciones poco estables o duraderas.
Tras su estudio, Bowlby enfatizó que la formación de una relación cálida entre
niño y madre es crucial para la supervivencia y desarrollo saludable del menor,
siendo esencial para la salud mental; por ejemplo, en adolescentes, en términos
generales, la inseguridad del vínculo se ha asociado con mayores niveles de
depresión, ansiedad, resentimiento, alienación y problemas con el consumo de
alcohol (Rosenstein, 1993 citado por Repeteur, 2005).
Bowlby, integrando la observación clínica de niños institucionalizados junto con los
hallazgos etológicos, pudo llegar a articular la Teoría del Apego, utilizando el
psicoanálisis como marco de referencia (Repeteur, 2005).
El punto central en la tesis de Bowlby será la existencia de una relación causal
entre las experiencias de un individuo con sus padres y posterior capacidad para
establecer vínculos afectivos, y que ciertas variaciones corrientes de dicha
capacidad, que se manifiestan en problemas conyugales y conflictos con los
hijos, así como los sistemas neuróticos y trastornos de la personalidad, pueden
atribuirse a determinadas variaciones corrientes de los modos de desempeñar los
padres correspondientes roles (Bowlby, 1986. pag. 163)
El comportamiento de apego es concebido como toda forma de conducta que
consiste en que un individuo consigue o mantiene proximidad a otra persona
diferencia y preferentemente individual y que es considerada, en general como
más fuerte y/o más sabia (Bowlby, 1986). También hace una distinción muy
importante1 entre el apego y la dependencia, de las cuales destacaremos cuatro
ajustándonos a la finalidad del presente ensayo:
- Especificidad: El comportamiento de apego está dirigido, tiene ordenes y/o
preferencias
- Duración: Persisten en grandes partes del ciclo vital.
- Intervención de emociones: Muchas de las más intensas emociones surgen
durante la formación, el mantenimiento, la ruptura y la renovación de las
1 Tomado de J. Bowlby (1986). Vínculos afectivos: formación, desarrollo y pérdida.
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relaciones de apego. La formación de un vínculo se describe como
enamorarse, mantener un vínculo como amar a alguien y, perder una
pareja como penar por alguien.
- Organización: el comportamiento de apego inicial se establece de modo
sencillo en base de respuestas organizadas. A partir del primer año se va
conformando a base de sistemas comportamentales cada vez mas
complejos, cibernéticamente organizado y que incorporan modelos
representativos del medio ambiente y de sí mismo. Activados y extinguidos
por determinadas condiciones. En base a ello se puede instaurar un patrón
de apego como el exploratorio.
Si extrapolamos estas características a una relación de pareja amorosa,
podremos apreciar que existirán algunas que se ajusten a las características de la
relación. Por ejemplo, en una pareja heterosexual monogámica “normal” el vínculo
construido con la pareja será exclusivo y dirigido, no existirá alguien más a quien
esté dirigido un tipo similar de apego. Tendrá duración determinada y las
emociones se entremezclaran con cada etapa del crecimiento del vínculo e
ineludiblemente en la separación también. Con respecto a la organización, ésta
podría darse en cuanto a la dinámica interna que ambas partes de la diada
mantengan, esto es, según uno o el otro respondan se establecerá una particular
forma de trato, convivencia o búsqueda.
Sin embargo, existen otros patrones de apego, formados en la infancia, que
influirán en las relaciones que establezcamos, por ejemplo la autoconfianza
compulsiva2, el cual es un patrón de comportamiento de apego que presentan las
personas con actitud de sujeto “duro”, tienden a hundirse cuando están sometidos
a stress; muchos de ellos inhiben el sentimiento de apego, rechazando, incluso
con burla, cualquier deseo de relaciones con quien les pudiese proporcionar amor
y cuidados. No obstante, como menciona Bowlby (1986), bajo una ligera
observación se dará cuenta que son personas profundamente desconfiadas en
sus relaciones intimas les asusta tenerse que fiar de alguien, en algunos casos a
fin de evitar el dolor de verse rechazados y en otro para eludir ser sometidos a la
2 Término utilizado por Parkes (1973) citado por Bowlby (1986)
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obligacion de convertirse en cuidador de otro. Relacionado a ello se encuentra la
prestacion compulsiva de cuidados, el cual refiere a una persona que puede
establecer muchas relaciones intimas, pero siempre en el rol de prestar cuidados,
no en el de recibirlos (pág. 167) Se señala ademas que este tipo de personas
provienen de madres que por alguna u otra capacidad no han podido cuidar de su
hijo, y en lugar de ello, deseaba que se le cuidase y solicitaba además ayuda para
cuidar a los niños más pequeños (Bowlby, 1986).
En base a ello podemos analizar nuevamente a las parejas afectivas. Muchas de
ellas con estos tipos de apego y, utilizando terminos freudianos, internalizadas de
forma inconsciente, darán ese aspecto inestable al instaurar una nueva relación,
por ejemplo, si un miembro de la pareja tiene el patron de prestacion compulsiva
de cuidados, posiblemente pueda quedar sometido a la otra persona y hasta
pudiera recibir maltratos por parte de su pareja. Bowlby (1986) argumentaba que
este tipo de personas tienden a sufrir depresiones tras una perdida o una
deparacion, encontrando dificultades con el conyuge cuando se casan y tienen
hijos. Exigen amor y cuidados o prestan sus cuidados con un resentimiento
latente, que no aparece hallar en la pareja.
Debido a ello, podemos hipotetizar sobre una insatisfacción al momento de
establecer el vinculo, pues la persona sufre internamente buscando conciliación
con las vivencias pasadas con su madre. Generando una ambivalencia entre el
querer vincularse y querer separase.
Asi mismo es preciso mencionar que cuando dos personas no se encuentran
vinculadas, la proximidad y comportamiento entre ellos será escazo. De acuerdo a
la ontogenia de los vinculos afectivos estos se desarrollan debido a auqe la cirtura
joven nace con una intensa endencia a rpoximarse a cieras clases de estimulos, y
preferentemene a los relacionados con la familia, asi como a evitar otras clases de
estimulos, sobre todo los extraños (Bowlby, 1986). De esta manera, si una joven o
joven decide empezar una relacion afectiva en primera instancia seleccionará en
él o ella aquellos rasgos con los cuales tenga familiaridad y si por el caso
contrario, comienza una relacion, tal vez por presión grupal, apresuradamente no
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conociendo estos ragos, posiblemente este aparente vinculo tienda a romperse
con facilidad.
Por ultimo mencionaré los aportes de Margaret Mahler a este respecto. En primer
lugar, las relaciones objetales bajo la teoría psicoanalítica representa el estudio
psicanalítico de la naturaleza y origen de las relaciones interpersonales y de las
estructuras intrapsiquicas que derivan de la relaciones internalizadas del pasado,
fijandolas, modificandolas y reactivandolas con otras en el contexto de las
relaciones interpersonales presentes (Ramírez, 2010).
De esta manera, en una relacion interpersonal como la que se da en una pareja
afectiva muchas de las relaciones objetales internalizadas influiran y en cierta
medida, determinarán las siguientes relaciones.
Para Margaret Mahler el proceso de internalización e identificación tiene lugar
fluidamente, lo cual aumenta la independencia en el funcionamiento del yo. La
importancia del desarrollo de la constancia del objeto libidinal no radica solamente
en que el niño puede integrar los aspectos amorosos y afectivos de su madre con
los hostiles e iracundos, sino también en que el niño tiene la seguridad de que su
relación afectiva se mantendrá a pesar de breves separaciones o de sentimientos
temporales de rabia y resentimiento (Ramírez, 2010). Podemos decir en base a
esto que un inadecuado desarrollo en la infancia sobre los vinculos afectivos
formados con la madre repercutiran en la confianza y seguridad que pueda tener
en su pareja, creando asi a una persona poco tolerante ante las diferentes
emociones de su pareja.
CONCLUSIÓN
En base a lo expuesto tenemos que:
- La dinámica de desarrollo de la infancia en cuanto a la afectividad dirigida
de los padres al niño, será la base para establecer posteriores relaciones
afectivas.
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- El camino hacia el establecimiento de vínculos afectivos consta de diversas
vicisitudes, muchas de ellas causantes de diversos desajustes a nivel
emocional.
- En las relaciones de pareja la construcción de un vínculo atraviesa un
proceso maduración. Este podrá lograrse en el interjuego de factores
internos de cada miembro de la pareja, basándose en los comportamientos
de apego ya introyectados y los nuevos establecidos.
- La independencia y el fortalecimiento del yo, facilitarán a una persona el
poder confiar en otras y valerse por sí misma.
- A nivel metodológico, son pocas las investigaciones versadas sobre esta
temática la cual debería tomarse como base de programas que promuevan
parejas saludables o prevención de la violencia de género.
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BIBLIOGRAFÍA
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Madrid: Morata.
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Paidós.
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y actitudes amorosas: consecuencias sobre la calidad de la relación.
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